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Arte germánico[editar]

Iglesia visigoda de San Juan, en Baños de Cerrato (Palencia).

La invasión del Imperio romano por los pueblos germánicos supuso la fragmentación del


territorio en diversos reinos, donde los pueblos invasores pasaron a ser la clase dirigente, si
bien subsistió la cultura romana entre las clases humildes. Esta convivencia cultural generó la
aparición de las lenguas vernáculas y la creación de nuevas entidades políticas y culturales,
que se irán afianzando a lo largo de la Edad Media hasta formar las diversas nacionalidades
existentes en la actualidad en el mundo occidental.
Las primeras manifestaciones arquitectónicas de estos pueblos fueron de escasa relevancia,
debido a la pobreza de los materiales usados y a la falta de un programa constructivo de
envergadura. Se solían aprovechar instalaciones y materiales romanos, generalizándose el
uso del arco de medio punto y la bóveda. Destacan las construcciones ostrogodas en Italia,
como el Mausoleo de Teodorico en Rávena. En escultura destacó el relieve, como los
de Poitiers en Francia o de Cividale en Italia. La pintura se desarrolló en la miniatura, como
vemos en los sacramentarios de Luxeuil y Gelasiano (Vaticano).
Entre los pueblos germánicos conviene destacar el visigodo, asentado en la península ibérica,
que desarrolló un estilo propio de gran relevancia. La arquitectura destacó por el empleo de la
sillería, el arco de herradura y la bóveda, bien de cañón o de aristas. Desarrollaron tres tipos
de iglesias: la basilical de tres naves (San Juan de Baños), la de una nave con cámaras
laterales (San Pedro de la Mata) y la de cruz griega (Santa Comba de Bande). En escultura,
es de destacar la incorporación de la escultura figurativa a las iglesias, sobre todo en frisos y
capiteles, como en Quintanilla de las Viñas ) y San Pedro de la Nave). Destacó también la
orfebrería, sobre todo en coronas y cruces, como los hallados en los tesoros
de Guarrazar y Torredonjimeno.43

Arte prerrománico[editar]
Artículo principal: Arte prerrománico
Interior de la Capilla Palatina, en Aquisgrán.

Se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa desde la coronación


de Carlomagno (año 800) hasta alrededor del año 1000, donde la aparición
del románico supondrá la divulgación de un mismo estilo unitario a lo largo de todo el
continente europeo. Esta acepción es simplemente una forma de englobar una serie de estilos
independientes y con pocos o ningún factor común, con el único aglutinante de ser
predecesores de la internacionalización del románico.

 Arte carolingio: la coronación de Carlomagno supuso en cierta forma la restauración


del Imperio Romano, lo que conllevó un renacer cultural y un primer retorno a la cultura
clásica como fuente de inspiración, aunque matizada por la religión cristiana.
La arquitectura carolingia se basó en el uso del pilar en vez de la columna, con arcos de
medio punto y cubiertas de madera o bóvedas de cañón. Ejemplos de ello son la Capilla
Palatina de Aquisgrán y monasterios benedictinos como Sankt Gallen, Fulda y Corvey. La
escultura se produjo sobre todo en marfil y bronce, como la Estatua ecuestre de
Carlomagno (Louvre). La pintura se circunscribió a la miniatura, con varias escuelas como
la palatina, la de Tours, la de Reims y la de Saint-Denis.

 Arte otoniano: se denomina así por coincidir con los reinados de Otón I, Otón II y Otón
III. Arquitectónicamente son herederos del arte carolingio: el modelo de Aquisgrán se
percibe en el coro de la abadía de Essen y en Ottmarsheim, mientras que el modelo
basilical benedictino se halla presente en San Ciriaco de Genrode, San Miguel de
Hildesheim y la catedral de Espira. En artes plásticas se percibe la influencia bizantina,
debido al matrimonio de Otón II con Teófano de Constantinopla: en escultura destacan las
obras en bronce, como las puertas de San Miguel de Hildesheim; en pintura, cabe citar los
frescos de San Jorge de Oberzell.

 Arte celta: en las islas británicas, recientemente evangelizadas, tuvo una época de


esplendor el arte celta. En arquitectura se conservan pocos restos, ya que generalmente
se construía en madera: cabe destacar las iglesias de Deerhurst y Bradford-on-Avon. En
escultura destacan las grandes cruces irlandesas, decoradas en relieve, como las
de Moone, Kells y Monasterboice. La miniatura tuvo influencia carolingia, destacando la
escuela de Winchester, a la que perteneció el Pontifical de San Aethelwold (British
Museum).

 Arte vikingo: la arquitectura era en madera, destacando las iglesias de forma piramidal,
de tejados apuntados y salientes de gran verticalidad, al estilo de las salas de reunión
vikingas, como la iglesia noruega de Borgund. Destacan asimismo los trabajos de
orfebrería, especialmente las fíbulas con largas agujas y las espadas con botón terminal y
anillos en la empuñadura.

 Arte asturiano: con la invasión islámica de la península ibérica, los cristianos se vieron
reducidos a la región de Asturias, que vio florecer notablemente el arte sobre todo en
arquitectura, donde se distinguen tres etapas, en función del reinado de Ramiro I:
prerramirense, ramirense y posramirense. Se caracteriza por el empleo de muros
de sillarejo, arcos de medio punto —a veces peraltados—, bóvedas de cañón con arcos
fajones y contrafuertes exteriores. La tipología principal es la basilical de tres naves, con
amplio crucero y tres capillas rectangulares a la cabecera. En el primer periodo destaca
la iglesia de San Julián de los Prados; en el ramirense, Santa María del Naranco, San
Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena; y en el posramirense, San Salvador de
Valdediós.

 Arte mozárabe: se denomina mozárabes a los cristianos que vivían bajo la dominación


islámica, y que, al pasar de nuevo a territorio reconquistado por los cristianos, practicaban
un tipo de arte de gran influencia islámica. Se desarrolló sobre todo en el siglo X,
principalmente al norte del Duero, en el alto Ebro, sur de Galicia, Cantabria y Pirineos. La
arquitectura destaca por el uso del arco de herradura califal, más cerrado que el visigótico,
así como el uso de dos tipos de bóveda: de nervios de tipo califal, formada por arcos que
se cruzan, y la de gallones; también son característicos los aleros muy sobresalientes.
Son iglesias generalmente de pequeño tamaño, con gran variedad en la tipología de su
planta, destacando Santa María de Melque (Toledo), San Cebrián de
Mazote (Valladolid), San Baudelio de Berlanga (Soria), San Millán de la Cogolla (La Rioja)
y San Miguel de Escalada (León). Cabe destacar en miniatura los beatos, ilustraciones
del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.44
La literatura medieval es heredera de la tradición clásica grecorromana, aunque con un claro
componente teocéntrico y de exaltación de la religión cristiana. Enmarcada en el terreno
eclesiástico, que es el encargado de la conservación del antiguo legado cultural, la producción
literaria es enteramente en latín, generalmente sobre temas morales y de retórica, como se
percibe en la obra de Sidonio Apolinar, Boecio, Casiodoro, san Isidoro, san Gregorio
Magno, Venancio Fortunato, etc. También destacó la escuela irlandesa (san Columbano,
san Beda el Venerable) y la carolingia (Alcuino de York, Teodulfo de Orleans, Rabano
Mauro).45
En esta época, la música va experimentando sucesivos avances: la música carolingia fue la
primera en incorporar instrumentos musicales, además del canto de tipo gregoriano; surgen
las primeras piezas musicales sin texto, en incisos a los cantos litúrgicos (tropos a medio
texto, y secuencias al final); en el siglo VIII comenzó un tipo de escritura musical diferenciada
del alfabeto, con una serie de grafismos (neumas) actualmente no identificados.46

Iglesia otoniana de San Miguel de Hildesheim.


 

Cruz de Brompton (Irlanda).


 

Iglesia vikinga de Borgund.
 

Santa María del Naranco, principal exponente del arte asturiano.


Arte bizantino[editar]
Artículo principal: Arte bizantino

Iglesia de Santa Sofía, Estambul.

Pese a la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró —conocido


como Imperio bizantino—nota 3 hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por
los turcos otomanos. Heredero del arte helenístico, el arte bizantino recogió las principales
tradiciones artísticas orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte
bizantino influyó en el arte prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino tres
«edades de oro»: una primera en el siglo VI, coincidiendo con el reinado de Justiniano; una
segunda desde el siglo IX hasta la toma de Constantinopla por los cruzados el 1204; y una
tercera en el siglo XIV, con la dinastía Paleólogo.
En arquitectura se empleó la piedra y el ladrillo, con recubrimientos exteriores de placas de
piedra con relieves e interiores de mosaico. Abundó el uso de la columna, con
capiteles cúbicos decorados con relieves a dos planos, o bien en forma de avispero. Se utilizó
el arco de medio punto y la bóveda con cúpula sobre pechinas. La tipología más utilizada fue
la de planta centralizada —quizá por la importancia otorgada a la cúpula—, con un atrio de
entrada, nártex, presbiterio y coro al fondo, con dos cámaras o sacristías laterales y el altar
bajo un baldaquino. Las primeras manifestaciones, de época de Justiniano, son las más
monumentales: iglesia de los Santos Sergio y Baco, de Santa Irene y de Santa Sofíanota 4 en
Constantinopla; en la segunda edad dorada destacan la catedral de Santa Sofía de Kiev y San
Marcos de Venecia; y en la tercera cabe mencionar los conjuntos de Mistra, Salónica y monte
Athos.
Las artes figurativas tuvieron en época de Justiniano influencia paleocristiana, a la vez que
recogieron diversas tradiciones anteriores, especialmente la helenística y la siria neoática,
destacando los conjuntos musivarios de San Demetrio de Salónica y San Vital de Rávena. En
la segunda edad dorada se establecieron la estética y la iconografía bizantinas, sobre todo en
torno a los iconos, con una fuerte carga simbólica de las imágenes, con figuras estilizadas y
perspectivas jerárquicas (el tamaño de la figura depende de su importancia religiosa).
La escultura solía ser en relieve, sobre piedra o marfil, destacando las imágenes de
«consagración imperial» (Cristo con las manos sobre las cabezas de los emperadores). En la
tercera edad dorada la pintura sustituyó al mosaico, sobre todo los iconos de pintura sobre
tabla, destacando las escuelas de Chipre, Salónica, Creta, Venecia y Moscú (donde
descuella Andrei Rubliov).47

Arte islámico[editar]
Artículo principal: Arte islámico

Gran Mezquita de Córdoba.

Con la Hégira de Mahoma en 622 surgió una nueva religión, el islamismo, que tuvo una rápida
difusión desde el Próximo Oriente por el norte de África, llegando a Europa con la conquista
de la península ibérica y con la zona de los Balcanes tras la caída del Imperio bizantino. Con
el tiempo, la nueva religión aglutinó a una gran diversidad de pueblos y culturas, siendo su
arte el reflejo de esta disparidad, teniendo numerosas manifestaciones y variantes estilísticas
según la región donde se produjese. La mayor parte de las manifestaciones del arte islámico
son obras de arquitectura —en las que se incluyen magníficas ornamentaciones esculturales o
de otro tipo—. En cuanto a pintura y escultura, la prohibición religiosa de representar
imágenes figurativas conllevó que se desarrollase sobre todo como ornamentación, en
motivos abstractos o geométricos; las escasas muestras de obras figurativas se dieron
habitualmente en ámbitos privados como los palaciegos.
La arquitectura destacó por el uso del arco apuntado —que en al-Ándalus fue de herradura
por herencia del arte visigodo—, usado a veces en superposiciones y entrecruzamientos,
surgiendo más adelante el arco lobulado, generalmente de tres o cinco lóbulos. Se utilizaban
diversos tipos de bóveda, como la de gallones y la de crucería. Se otorgó gran relevancia a la
decoración ornamental, generalmente de yesería, alabastro, mármol, mosaico o pintura, que
era de signo abstracto, con motivos epigráficos, vegetales o de lacería. La principal tipología
es la mezquita, compuesta habitualmente por un amplio patio (sahn), la torre o alminar y la
sala de oración (haram), en cuyo fondo (quibla) se sitúa una hornacina llamada mihrab,
precedida en ocasiones de un espacio con arquerías (macsura). Destacan las mezquitas
de Damasco, la de la Roca y al-Aqsa de Jerusalén, la de Samarra, la de Ibn Tulun en Egipto,
la de Isfahán, la de Tamerlán en Samarcanda, la Mezquita Azul de Estambul, etc.
En al-Andalus el arte islámico tuvo su momento de esplendor en el emirato de Córdoba: la
arquitectura cordobesa era heredera de las formas hispanorromanas y visigodas, como
demuestra el uso del arco de herradura, que es enmarcado en alfiz y al que se añade una
característica alternancia de sus dovelas en color rojo y blanco. Su principal monumento es
la Mezquita de Córdoba, compuesta de once naves perpendiculares a la quibla, con una serie
de arcadas superpuestas, de medio punto en la parte superior y de herradura en la inferior,
con la tradicional alternancia blanco-rojo. También cabe destacar la Mezquita de Bab al-
Mardum en Toledo y el Palacio de Medina Azahara. Otras importantes manifestaciones del
arte islámico en la península fueron las producidas en Sevilla durante la
dominación almohade, destacando la Giralda y la Torre del Oro; y el arte nazarí en Granada,
que tiene su principal expresión en la Alhambra.48

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