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Partir de lo que somos

Ciudad Bolívar, Tierra, Agua y Luchas

Nemias Gómez Pérez


Investigador

Oscar Benavides Acosta


Yeisón Robayo
Asistentes de investigación

ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ


SECRETARÍA DE GOBIERNO
ALCALDÍA LOCAL DE CIUDAD BOLÍVAR
COSPACC
JUNTA ADMINISTRADORA LOCAL CIUDAD BOLÍVAR
ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ
SECRETARÍA DE GOBIERNO

ALCALDE MAYOR DE BOGOTÁ


Gustavo Petro Urrego

ALCALDE LOCAL - CIUDAD BOLÍVAR


Juan Carlos Amaya Pico

Supervisor: Pedagogía de la memoria:


Abraham Hidalgo Mendoza
Carlos Didier Quintero
Representante legal (E) Violencias locales y formación de ciudadanías
COSPACC: activas
Ulvio Martín Ayala
Luz Dary Ayala y Geidy Mártinez
Coordinación General: Historia e historias de la localidad 19
Judith Suárez Obando
Heriberto Flor Quiroga y Diana Mosquera
Director de Investigación: Experiencias y modelos sociales creativos para
Nemias Gómez Pérez la construcción de memoria histórica
Facilitadoras: Tatiana Alexandra Pinilla
Maribel Salamanca Guzmán Luchas y movilizaciones en la construcción de
Andrea Yara Rodríguez localidad
Asistentes de investigación: Andrey Tellez González y Luis Enrique Orduz
Oscar Benavides Acosta Ciudad Bolívar y Ambiente
Yeison Robayo

Laboratorio de Diseño y diagramación:


Creación Artística: Marcela Vega Vargas
Edit Gutiérrez
Paola Alejandra López Fotografía de carátula:
Judith Suárez
Logística:
Daniel Camilo López Este libro se realizó en el marco del
María Mora Convenio 042 del 2013:
Memoria histórica local para la construcción
Documental: de tejido social
Felipe Ávila Gómez
Página web:
Fotografía: http://memoriahistoricacb.blogspot.com.
Miguel Castel Álvarez Correo electrónico:
memoriahistoricacb@gmail.com
Muralista: Facebook: Memoria Historica CB
Rosa Ballesteros Twitter: @MemoriaCB

Escultor:
Harol Bustos Impreso en Bogotá, junio de 2014
Contenido

Presentación  7

Introducción 9

Capítulo I
Historia local 13

Dinámicas de poblamiento del Territorio 21


El barrio, territorio que cohesiona y teje procesos 21
La participación en la construcción de los procesos Sociales 44
Historias de vida, historia de una lucha  44

Capítulo 2
Movimientos sociales locales 59
La organización, experiencia de lo comunitario 94
La Organización Social y la lucha
por la construcción de lo colectivo 94

Capítulo 3
Violación de derechos humanos 117

Las dinámicas juveniles en el tejido social  120


Los Jóvenes y la construcción de procesos de defensa de los
Derechos humanos 120
Víctimas, legado de una obra inconclusa  136
La Persecución a quienes defienden el territorio 136
Capítulo 4
La loma, territorio de estigmatización
y apropiación 157

Múltiples miradas un solo territorio 165


La memoria como tejido de las historias 165
Medio Ambiente, Paisaje y Asentamiento  185
Una localidad que en la actualidad
defiende el Medio Ambiente 185

De la noción a una memoria colectiva 199

Bibliografía 203
Presentación
Ciudad Bolívar no es un territorio cualquiera. Desde la misma
configuración espacial es posible entender que es un cuerpo de montañas
con alma viva, que ha venido desarrollándose desde el mismo momento
en que los mismos pobladores ancestrales optaron por llamarlo “Hogar”.

No es posible entender en ese sentido la construcción progresiva de


imaginarios colectivos sobre lo que la historia de Ciudad Bolívar puede
ser, sin que se tenga en cuenta que los procesos sociales, aquellos que
reivindican la memoria colectiva, que han llevado a crear una noción
confusa pero existente sobre lo que pueden ser las identidades del
territorio.

El proyecto enmarcado en el Convenio de Asociación 042, desarrollado


en conjunto con la Corporación COSPACC, le ha permitido a los y las
habitantes de la localidad 19 de Bogotá acercarse y recobrar algunos de
esos elementos que en los imaginarios de la historia local, la relación
histórica con el ambiente, las violencias endógenas y exógenas al
territorio y las experiencias que desde dentro de la comunidad pueden
constituirse como aquellos hilos humanos necesarios para tejer aquello
que desde esta investigación ha procurado presentarse y entenderse
como “Memoria Colectiva”.
Par tir de lo que somos

De parte de la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, en el marco de la


importante apuesta por los derechos y el reconocimiento de las voces
escondidas que desde la Bogotá Humana se hace, invitamos a todas
aquellas personas interesadas en abrir una nueva ventana de Ciudad
Bolívar a que usen y dispongan de este material como un esfuerzo
colectivo que sale desde la experiencia más íntima de quien procura
contarles un poco sobre lo que ha sido y será nuestra localidad.

JUAN CARLOS AMAYA PICO


Alcalde Local Ciudad Bolívar

8
Introducción
El presente documento es producto de la investigación que se realizó
con base en la interpretación de la relación entre las categorías y los
conceptos de Memoria Colectiva, Historia, Movimiento social, Violencia
y el concepto de localidad en el escenario de los grupos sociales. Para
lograrlo se analizaron diferentes núcleos teóricos y conceptuales que
posteriormente se entramaron con las “sabidurías convencionales” y el
“sentido común” cimentado, evidenciado desde las fuentes primarias a
partir de entrevistas semiestructuradas, la observación y el acercamiento
con las comunidades; entrevistas aplicadas a personas vinculadas a los
grupos sociales locales, entre ellos: integrantes de grupos de adultos,
adultos mayores y jóvenes, organizaciones sociales y comunitarias,
habitantes de la localidad y líderes.

Es así como en el proceso los y las habitantes de Ciudad Bolívar (localidad


19) en su recorrido a través de la memoria histórica, manifestaron haber
vivido una de las experiencias más fuertes, pero a su vez hermosa en el
momento de recordar el antes y el ahora, también afloran historias más
recientes aunque no menos importantes, son los recuentos que buscan
demostrar un avance y una evolución del desarrollo local.

Está investigación pretende fomentar diferentes procesos de memoria


en la localidad, que giran alrededor de temáticas fundamentales
como el desarrollo de luchas sociales, la defensa de los derechos
Par tir de lo que somos

fundamentales y la construcción progresiva del territorio desde


las prácticas comunitarias. Es así como en un primer capítulo se
estudia la recuperación de la historia local dentro de las dinámicas
de poblamiento del territorio, la participación en la construcción de
los procesos sociales, y las historias de vida. Un segundo capítulo,
evidencia los movimientos sociales locales con sus dinámicas de
luchas como procesos de defensa del territorio y de organización
como experiencia de lo comunitario en la construcción de lo
colectivo. El tercer capítulo, trata temas alrededor de la situación
de Derechos Humanos relacionando las dinámicas juveniles en el
tejido social, con los jóvenes como protagonistas en la construcción
de procesos de defensa de los Derechos humanos y de las víctimas
como legado de una obra inconclusa, y por último en el cuarto
capítulo, se encuentran escritos sobre la loma, como un territorio de
estigmatización y de apropiación a través de múltiples miradas sobre
el territorio, trabajando la memoria como tejido de las historias y
su estrecha relación con el ambiente, el paisaje y los asentamientos
como temas actuales de la localidad, concluyendo con una noción de
la memoria colectiva.

En este proceso de recuperación de la memoria se rescata el trabajo


realizado en el laboratorio de creación artística, en el que niños, niñas
y jóvenes de la localidad han generado un espacio de recuperación
de memoria histórica a partir del ensamblaje de una danza como
resultado del ejercicio de exploración sustentado en la valiosa
información hallada en los distintos -Módulos de la memoria-, cuyas
metodologías diseñadas desde las técnicas de Educación Popular se
implementaron acorde a las características específicas de los grupos
conformados, teniendo en cuenta su nivel de escolaridad, edad,
rasgos socioculturales e intereses; se hizo presencia en ocho sectores
de la localidad, Las Huertas - Perdomo Alto, Nueva Argentina,
Potosí, Paraíso, Bella Flor, Alameda, Arborizadora Baja y Madelena
donde se materializo una apuesta por el diálogo de saberes a través
del encuentro intergeneracional con el circulo de la palabra como
excusa para encontrarse en un espacio donde se pudiera conversar.
10
C iuda d B olí v ar, Ti erra, Ag u a y L u ch as

La práctica investigativa como proceso permitió conquistar,


profundizar y divisar todos esos oyentes que históricamente se les ha
hecho invisibles, personas de las zonas altas y bajas de la localidad,
que luchan por aportar en la construcción de un territorio amable y
lleno de esperanza para todos y todas, ya que la falta de servicios
públicos, la construcción colectiva de las casas, la conformación de
grupos culturales, sociales, los comités de barrios como escenarios
de resistencia y permanencia forman parten de la manifestación de
las necesidades y el continuar en la construcción de comunidad con
respeto por el otro.

11
Capítulo I
Historia local
No como mera o simple reconstrucción arqueológica ni
tampoco en los términos de un discurso futurista, pero
si en un proceso que contribuya a tomar conciencia de
lo que ocurrió en el momento que ocurrió y por qué se
desarrollaron los procesos que tuvieron lugar allí.

Hugo Zemelman

El escrito de historia local hace referencia a los hechos y personajes que


han jugado un papel protagónico, por su trascendencia en el devenir de
sus comunidades y los territorios que estos ocupan, desde sus procesos y
luchas significativas se hilan las narraciones que estructuran un sentido
de historia local, se parte de hacer un breve contexto de la apropiación
del concepto de historia como una obra para signar el horizonte de los
relatos surgidos de la memoria colectiva en sus procesos y en la formas
de relacionamiento del individuo.

Así la localidad es defendida con la asociación indistinta de gente y


terreno, el territorio local, que no es ajeno a las disputas que se presentan
Par tir de lo que somos

en el mundo contemporáneo y en los campos para definir su devenir


histórico y en establecer una historia verdadera entre protagonismos
y juegos de poder, la historia refleja y sirve al poder para validar sus
acciones en el transcurso del tiempo. Definir una historia local pasa,
por segregar miradas, posturas y vivencias válidas para algunos
grupos, en los cuales esta vez como en otras ocasiones se tomará la voz
de -los de a pie1- para escribir esta historia, que no es historiografía,
ni se ciñe a la fuente oficial, se cimenta sobre el imaginario colectivo,
el recuerdo y la remembranza de sus habitantes - no de todos- pero
que permiten reflejar lo que en múltiples escenarios es considerado
el sentir local.

Para abordar los relatos locales se proponen tres componentes


estudiados de las categorías y los conceptos planteados por los autores
y reforzados desde la memoria colectiva, nociones, subjetividades y
sentidos comunes instalados de las dinámicas de poblamiento del
territorio, sus historias de vida en relación con la estructura social.
Pero claro un tema es la creación de jurisdicciones por norma y
otro la historia de sus habitantes, por eso se remonta a los primeros
indicios que se ubican sobre este territorio.

Según los relatos de los abuelos Muiscas de Cota y Suba, el territorio


que hoy día abarca Ciudad Bolívar era en la época de nuestros
ancestros, antes de la invasión española, una de las zonas a donde
se expulsaba aquel que se portaba mal; su comunidad lo mandaba a
las montañas a purgar su castigo. Por eso creen que entre más arriba
de las montañas de Ciudad Bolívar se viva, la vida le tendrá a sus
habitantes pruebas más duras (Suárez Obando Citada por Mendoza
Chadid, 2009).

Cuenta de la presencia muisca en estos territorios se evidencia en


los sitios que conservaban pintura rupestre de esta cultura, como las
1
Es un término coloquial para referirse a la gente del común,
aquellos que no están inmersos en las esferas de poder, para algunos
también indica que sus ingresos los ubican en la línea de la pobreza
o apenas por encima de ella. La gente de la barriada, de los sectores
populares, los humildes, las connotaciones pueden ser múltiples según
la determinación del mínimo económico.

14
Hi s t o ri a l o cal

15
Mapa 1: Violencias Locales y Nuevas Ciudadanías
Par tir de lo que somos

16
Mapa 2: Ubicación de organizaciones comunitarias
Hi s t o ri a l o cal

piedras de Quiba y en la cueva de los indios ubicada en la vereda


de Pasquilla, en este sitio por las gestiones de algunos funcionarios
del corregimiento en un pleno acto de desconocimiento en temas
arqueológicos combinado con ingenuidad –y tal vez de omisión
administrativa, por no buscar asesoría especializada-, repisan las
escenas de pintura rupestre luego de un taller de artes con niños
del sector, buscando resaltar las ya casi indelebles figuras, sumado
a los constantes saqueos en buscan de alguna guaca, haciendo de
este vestigio muisca una pérdida invaluable para el patrimonio
arqueológico nacional.

Como eje de construcción se toma la definición de historia, como


“la necesidad que siente cada grupo humano en cada momento de su
evolución, de buscar y de poner de relieve, en el pasado, los hechos,
los acontecimientos, las tendencias que preparan el tiempo presente
y que permiten comprenderlo, que ayudan a vivirlo” (Chesneaux, J.
2000). Y en esencia que la historia como acto humano, no es neutral,
ha sido el resultado del trabajo de escribas, cronistas e historiadores
que tienen un sesgo de identidad nacional, de ideología o religión,
creando héroes o villanos según el lado desde el que se cuentan los
hechos, y de esta forma el imaginario que se tiene de los pueblos
del pasado, viene con el velo puesto por la tinta de las narraciones
con las que los describieron sus rivales o conquistadores y en este
mismo acto cubriéndose así mismo con aires de grandeza y hazañas
históricas. De esta forma surge lo que se puede referir como historia
oficial la cual se encuentra marcada por el grupo dominante de
cada momento histórico, que recurre a su poder para oficializarla
en beneficio de los intereses del proyecto social y económico que
impone.

Con esta perspectiva, se hace el ejercicio de construir un análisis de


historia local, desde la memoria colectiva, no con sustento en los
documentos y la fuente oficial del registro cronológico de sucesos,
sino como la cuestión social, fuertemente ligada a las identidades y
sentido común instalado en la memoria de los grupos sociales en los
territorios; para entender su pasado, remembrarlo en el anhelo de
17
Par tir de lo que somos

trazar y consolidar el proyecto de nación, pero también en reclamo y


reivindicación de las afrentas cometidas y las deudas sociales.

Para dar una línea de tiempo en la intencionalidad de esta construcción


histórica local, se asume como la
[...]relación dialéctica entre pasado y futuro, hecha a la
vez de continuidad y ruptura, de cohesión y de lucha” es
una relación activa de un pueblo con su pasado, y este
cuenta “por lo que significa para nosotros… nos ayuda
a comprender la sociedad en la que vivimos a saber que
defender y preservar pero también que derribar y que
destruir (Chesneaux, J. 2000).
Estas nuevas lógicas de entender y contar la historia se han sumado
a la definición de la Cultura Popular que se releva como válida y
protagónica en los hechos que configuran el país pero que en las
nuevas lecturas se debe tener un tamizaje riguroso para no recaer en
el academicismo de la Cultura Popular y en los planteamientos que
propone Canclini2; que no toda manifestación popular es resistencia,
sino manifestación y expresión cultural de un pueblo y por este
hecho no necesariamente está ejerciendo actos de resistencia al
poder hegemónico.

En este trasegar y encuentro de pueblos, culturas, prácticas sociales


y tendencias políticas marcadas inicialmente por tendencias
liberales, correspondientes a la identidad partidaria de las primeras
oleadas que se asientan en estos terrenos, se marcan lugares como
emblemáticos para el imaginario colectivo, por lo menos en el ámbito
de la organización social. Los grupos políticos en estos escenarios
se vinculan con personajes y formas organizativas que marcan un
periodo particular, apuestas colectivas o hechos victimizantes contra
un grupo, que en el contexto urbano y por la magnitud del hecho,
es la población juvenil quien más ha padecido de estas prácticas
delictivas, así sectores como Juan Pablo II, Nueva Argentina, Media
2
Se atribuye propiedades de resistencia contra el poder a fenómenos
que son simples recursos populares para resolver sus problemas u
organizar su vida al margen del sistema hegemónico (solidaridad
barrial, fiestas tradicionales). (Canclini )Diálogos en la acción 2004.

18
Hi s t o ri a l o cal

Loma, Lucero, Paraíso, Santa Viviana, Altos de la Estancia y Villa


Gloria en otros son sectores donde se han presentado los hechos
más impactantes desde la denominada “limpieza social”, atentando
contra la vida en especial de los jóvenes, pero también contra líderes
que en sus dinámicas de participación política, comunal, social han
enfrentado micro poderes que controlan el territorio y en su accionar
ven como obstáculo las dinámicas sociales de organizaciones y
líderes que promueven y defienden los derechos humanos.

Ahora bien, en la densificación que vivió Bogotá, iniciando el siglo


XX, comenzando a extenderse por la sabana, sobre las márgenes
de los caminos que la unían con las poblaciones vecinas, algunas
todavía de alta presencia indígena como Bosa y Suba, pronto
entró a regirse por las lógicas de concebir el espacio desde los
planteamientos normativos llegando a la operativización del Plan
de Ordenamiento Territorial en el presente. Creando divisiones
sobre las cuales, las dinámicas poblacionales y el diario interactuar
de sus pobladores cargan de significado territorial a estas estas
fracciones del espacio geográfico, se crea un sentido de pertenencia
desde los líderes y actores que reconocen el manejo administrativo,
las organizaciones que fincan su accionar en áreas de influencia
y asumen con resistencias las nuevas divisiones de Unidades de
Planeamiento Zonal, remembrando los anteriores sectores A, B y
C, respondiendo a otras lógicas de planeación urbana de la ciudad
en su momento, pero que de igual forma generaron un sentido de
apropiación territorial por las organizaciones y líderes de vieja
data. Estos elementos en la definición del territorio marcados por
las decisiones administrativas de una ciudad que retrae su mirada
al margen sur del río Tunjuelito, queriendo ordenar lo que antes se
había dejado avanzar sin regulación en el avance de la ciudad hacia
el sur.

Los barrios que la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar reconoce


legalmente constituidos son 254, pero se conoce de la existencia
aproximada de 360 barrios o más. Esta diferencia se evidencia por las
cifras que maneja Catastro y las que oficialmente tiene la Secretaría
de Planeación Distrital (Mendoza Chadid, 2009). Teniendo presente
19
Par tir de lo que somos

que Catastro genera una división para atender sus funciones de


mantener el inventario inmobiliario de la ciudad que se denominan
sectores catastrales, y los barrios que se crean por asociación de sus
habitantes en Juntas de Acción Comunal son los que se registran
en Secretaria de Planeación, por esto la discordancia de cifras, que
regularmente lleva a la confusión, en particular en estos sectores
donde se presenta una dinámica urbana irregular.

De acuerdo con la Alcaldía Local,


Ciudad Bolívar enfrenta graves problemas sociales debido
a la existencia y proliferación espontánea de barrios
marginales que, por ser urbanizaciones sin ningún tipo de
planeación previa, carecen de servicios públicos básicos.
Esta problemática va en aumento con los asentamientos
a los que llegan familias o ciudadanos y ciudadanas
desplazadas por la violencia (Mendoza Chadid, 2009).
Por la cantidad de barrios es difícil de definir la legalidad de muchos,
la cantidad de nuevas tomas de tierras y los tamaños minúsculos
de algunos. “Hay muchos barrios de dos o tres cuadras, por
ejemplo el caso de Tesorito I, II y III. Las fuentes consultadas de
orden gubernamental y de diferentes investigaciones no llegan a un
consenso real o formal” (Mendoza Chadid, 2009). Otra problemática
es que existen muchos asentamientos nuevos de los cuales no se
tiene información actualizada.

20
Hi s t o ri a l o cal

Dinámicas de poblamiento del Territorio

El barrio, territorio que cohesiona y teje procesos

La territorialidad se asocia con apropiación y está


con identidad y afectividad espacial, que se combinan
definiendo territorios apropiados de derecho, de hecho
y afectivamente … derivando en diversas formas
de percepción, valoración y apropiación, es decir,
de territorialidades que se manifiestan cambiantes
y conflictivas. Las lealtades al Territorio nacen del
grado de territorialidad, y en un mismo espacio de
pueden yuxtaponer varias lealtades a distintos actores
territoriales.

Gustavo Montañez

Lejos y casi imperceptibles en la memoria quedaron las haciendas de


la sabana, fruto de la repartición del botín de la invasión española, del
arrebato de las tierras de la confederación muisca que en su momento
perteneció a la jurisdicción de Bosa bajo el cacique Techotiba y
su sucesor el Sagipa. De estas haciendas, las de mayor relevancia
de la localidad de Ciudad Bolívar están la Hacienda Casa Blanca,
Meissen y La Camelia, que con el paso del tiempo sus dueños fueron
abandonando, y dejando las haciendas en manos de cuidadores. Con
los límites de la ciudad cada vez más cerca, se dinamiza el mercado
de tierras, fraccionando estas en fincas, aún por fuera del perímetro
de la urbe las cuales se convierten en terrenos propicios para tres
fenómenos que surgen del análisis de la historia local. El primero
la instalación del sector industrial con empresas que se convierten
en focos de urbanización, con la motivación de reducir los tiempos
y distancias de desplazamiento al trabajo, el segundo dado por las
características geológicas sedimentarias de la cordillera, se convierte
en un sector para la extracción de materiales de construcción, como
21
Par tir de lo que somos

piedra, arena, emplazamientos de chircales y ladrilleras y también


con la presencia de vetas de carbón con marcada participación de
casos de prácticas de minería ilegal, y el tercero los urbanizadores
piratas que pulularon en las décadas de los 70 y 80 en las ciudades
del país.

Estos tres fenómenos se constituyen en desencadenantes que sumados


a la necesidad de los nuevos pobladores de la capital de acceder a
un techo, tuvieron como única alternativa buscar estas soluciones
por fuera de los alcances de la ciudad planificada, en la ciudad que
quedaba al otro lado del río Tunjuelito, es así que se presentan a
partir de estos relatos seis procesos diferenciados de poblamiento de
la localidad, el primero la parcelación de las zonas planas cercanas
al sector industrial, en un ejercicio regular aunque no planificado de
mercado de tierras que hicieron directamente los dueños del terreno;
el segundo, el loteo de fincas de forma ilegal y el intercambio por
bienes de diversa índole a cargo de urbanizadores piratas; el tercero
por la invasión y toma de tierras; el cuarto la compra colectiva de
terrenos y su posterior división entre socios, como quinto proceso la
venta por intermediación de las agencias del Estado en programas
como el de lotes con servicios de la Caja de Vivienda Popular3 o
unidades residenciales básicas, y el sexto y último proceso la compra
a firmas constructoras bajo el nuevo paradigma de ciudad.

Con la revisión de los desencadenantes y la diferenciación de los


procesos de poblamiento que se desarrollan en la localidad se hace
la particularidad de cada uno, en la voz de quienes los vivieron,
así, partiremos por los relatos del Ismael Perdomo asociado a los
emplazamientos industriales como lo presenta Juan Carlos Toro4
“El Perdomo tiene más o menos un proceso de poblamiento a
principios de los años 40 o 50, y obedece a dos fenómenos, uno la
necesidad de la gente de algunos sectores de la ciudad de venirse a
los sitios de trabajo que les quedaba más cercanos, aquí teníamos
varios procesos industriales andando, fabricas reconocidas como

3
Procesos urbanizadores de la Caja de Vivienda Popular
4
Líder Cívico, Edil de la Localidad de Ciudad Bolívar (periodo 2012
– 2014).

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Hi s t o ri a l o cal

la General Electric, Pavco, Colinagro, las Carrocerías Superior


que era una empresa que proporcionaba bastante empleo, pero
sobre todo la General y Pavco, entonces la gente vio la necesidad
de venirse cerca de donde podía conseguir trabajo o ya tenían el
trabajo y se vinieron a poblar acá… otra característica de la gente
que vino en esas épocas eran los que venían a trabajar también en
la explotación de las canteras, la mayoría de la gente que inmigro
aquí vino a trabajar en el tema de canteras…”

Estas oleadas inciden en el auge industrial y crecimiento económico


de la época al contar con una masiva mano de obra en la ciudad
lo que abarata por la ley de la oferta y demanda los gastos de la
industria, precarizando la situación de los trabajadores y los nuevos
asentamientos que son empujados cada vez más a la periferia,
tomando vía ocupación los frentes de explotación de minería ilegal
(canteras) en los bloques montañosos de la ciudad, pero que a su
vez eran fuentes de trabajo y de materiales de construcción para los
nuevos moradores.

Otro de los factores de poblamiento se da por las dinámicas de


migración, que pueden ser de varios tipos, económica, educativa
o un simple mejoramiento de la calidad de vida, pero en mayor
medida la migración forzada por factores humanos (violencia,
persecución, amenazas, asesinatos, ataques a poblaciones, entre
otros) desplazamientos forzados inicialmente, hoy reconocidos como
desarraigo y destierro. Los cuales han marcado la historia del país de
los últimos 65 años, en principio por la dinámica de confrontación de
la violencia política bipartidista que principalmente se desarrolló en
los departamentos del Tolima, Santander, Cundinamarca y Boyacá
con la arremetida de las cuadrillas conservadoras hacia las facciones
liberales gaitanistas por grupos como los chulavitas y los pájaros,
que provocaron la salida del campo de múltiples oleadas de personas,
que ven como lugar de refugio y posibilidades, las grandes ciudades
del momento, en particular la capital del país. Y en el transcurrir del
tiempo los nuevos habitantes se ven obligados a ubicarse cada vez
más arriba, ellos evidencian en sus rostros y acentos las zonas que
azota la guerra como el Magdalena medio en los noventa, los llanos
23
Par tir de lo que somos

orientales en la década del 2000 y hoy los provenientes del pacífico


y el sur del país.

Como lo narra Juan Carlos Toro “mucha de esa gente venía también,
lo que ahora se denominan desplazados, en ese tiempo se llamaba
migrantes por la violencia que se estaba dando en el campo sobre
todo en sectores de Boyacá, Tolima, algo de Santander, esos fueron
los primeros asentamientos” en los que “la mayoría, por las
características de la gente, si, Cundinamarca, Boyacá, porque en
esa época estaban siendo desplazados los pueblos liberales por
los conservadores, lo mismo estaba ocurriendo en el Tolima, es la
geografía de la violencia en ese tiempo, Boyacá, Cundinamarca,
Tolima, Santander”

Del relato de Juan Carlos Toro también se evidencia como ocurre


ahora, que llegados al sector se encontraban con la misma dinámica
de confrontación política, “en el Perdomo se encuentran que yo sepa
por lo menos 3 o 4 casos, de gente que por una u otra razón venían
de otros sectores, un señor muy famoso acá, que venía del Huila y en
su pueblo era liberal y cuando llego acá se convirtió en conservador
y otro con una historia más oscura todavía era conservador en su
pueblo, chulavita, cuando llego aquí se dio cuenta que la mayoría
eran liberales y por ello se convirtió en el mismo para tapar la
historia, porque el tipo era un asesino por allá en el Tolima muy
famoso también”.

Andretti Menjura5 también describe en términos más amplios el


origen y las circunstancias que trajeron la gente a poblar la loma,
“Bella Flor está conformada por diferentes poblaciones… unas
poblaciones están arraigadas aquí en Bogotá y otras han llegado
de otras zonas del país, pues han llegado desplazados por la
problemática que vivimos aquí en el país, hay personas de muchos
departamentos de Colombia”.

Ranchos, detalle las condiciones de la ladera. Tres Reyes, 2013

5
Líder social y comunitario del sector de Bella flor

24
Hi s t o ri a l o cal

25
Par tir de lo que somos

26
Hi s t o ri a l o cal

Cecilio Uribe6 en el sector de la Alameda también referencia el origen


de los pobladores “en ese entonces en el barrio empezaron a vender
lotes y la gente empezó a hacer ranchos en paroi, en madera, en
ese tiempo aquí venía pura gente campesina, gente de los diferentes
departamentos que fueron poblando la localidad, empezando porque
yo soy santandereano, empezó a llegar gente de otros departamentos
y empezaron a comprar los lotes y a poblar… posteriormente ya
inicio más fuertemente el poblamiento, ya se consiguieron unas
casetas donde ahorita queda el colegio León de Greiff, ahí se inició
el trabajo con dos casetas pero ya existía el colegio Alameda, un
colegio privado, era muy pequeño, para primaria solo tenía primero
y segundo creo y posteriormente se crearon dos casetas para el
colegio León de Greiff y de ahí empezó a crecer hasta el día de hoy
que es un colegio muy grande”.

Christian Robayo7 del mismo modo evoca las causas del poblamiento
y las circunstancias que llevaron a la toma de tierras, “específicamente
en el sector de Potosí hay que decir que luego de múltiples y de
diferentes procesos de desplazamiento en Colombia y por supuesto
en diferentes regiones del país, las comunidades que empiezan a
llegar a estas zonas del sur de Bogotá específicamente a la zona de
Bosa, Tunjuelito, lo que se conoce como Usme, la misma Soacha
y posteriormente lo que se llama o se denominó el plan Ciudad
Bolívar y que en ultimas, termina siendo la localidad de Ciudad
Bolívar, fue un proceso arduo progresivo y bastante complejo, donde
las comunidades en varias de las zonas de Jerusalén, donde hay
una población creciente y en donde se está poblando partes de
las montañas de esta zona y de los diferentes terrenos, que en ese
momento estaban habitados de manera esporádica y a unas distancias
entre las casas bastante dispersas” y por qué buscar “un espacio
donde meter a su familia y donde construir los sueños truncados
en los diferentes territorios del país, por la violencia política, por
la violencia directa, por la violencia física y por supuesto por el
conflicto armado que vive este país desde hace bastantes décadas,
entonces en ese escenario lo que empieza hacer Jerusalén, múltiples
6
Líder social y comunitario del sector Alameda
7
Activista social y líder comunitario sector Potosí

27
Documento de transacción de la compraventa de lotes. 1974
Par tir de lo que somos

comunidades llegadas de diferentes zonas: Tolima, Valle, Antioquia,


Boyacá, Cundinamarca, del oriente, de la parte de la costa, del
pacifico, pues empiezan a ubicarse en estas zonas”.

Por las condiciones en que llega la población migrante, se ven


obligados a ubicarse en las periferias de la ciudad, inicialmente
conformando los barrios obreros en lo que hoy es Barrios Unidos,
pero a medida que avanzaba la ciudad, esta se normatiza controlando
el mercado de tierras, haciendo que las nuevas oleadas de personas
se asienten en las laderas de la ciudad, tomando terrenos hacia el
sur, por lo asequible de los lotes, en términos de su nula regulación
o control estatal.

La venta de lotes como se dio en los sectores de Jerusalén, Potosí,


Paraíso, Bella Flor, Juan Pablo II entre otros, dinámica promovida
por personajes como los tierreros, urbanizadores piratas, que
se vuelven en el aliado perfecto para los sin techo, que buscan
prontamente un refugio en la capital del país (donde se concentra
el poder y la riqueza de la nación), y por esta misma razón vienen
tras la ilusión de encontrar nuevos rumbos o el hecho de poder tener
vivienda propia. Así como lo narra Sixta Tulia Torres8 “yo llegué
aquí en el año de 1973, el 10 de febrero de 1973… en una salida de
un colegio que yo trabajaba, en los barrios cercanos se hizo una
salida a la parte alta con los niños a conocer los potreros y había
un aviso de que vendían lotes y entonces averigüe y fui y me compre
en el barrio Lucero un lote de $1.500, que era muy costoso. Esto
eran solo potreros únicamente se veía era por ahí ganado, ovejas
y cuando yo llegue a vivir a la parte alta, únicamente éramos muy
pocas las familias que vivíamos en esa parte alta y sufríamos por el
agua, por los servicios, porque no había luz, no había transporte”.

Dinámica que también se ve reflejada en la historia de Francisco


Galán Moreno9, “en el sector de Juan Pablo, eran caseríos aislados,
me acuerdo que éramos muy pocas las familias que llegábamos a los

8
Lideresa local y fundadora de la asociación cívico popular zona sexta
ASOSEXTA
9
Artista del Barrio Juan Pablo II

28
Hi s t o ri a l o cal

sectores más por venta de lotes. Se compraban lotes muy económicos,


creo, en ese momento”.

Juanita Lloreda10 además cuenta que vino en busca de poder tener


casa propia, “yo compré mi lote, me valió cuarenta mil pesos, aquí
uno compraba su lote y tenía que cuidarlo, porque eran tan picaros
los que ofrecían estos lotes, que en ese tiempo yo le compré a Cordero
y estaba Pacho Bulla que era vendedor de Cordero y había muchos
otros que estaban vendiendo lotes y yo compraba por decir algo
hoy y si no cogía la posesión al otro día ya le habían vendido a otra
persona y habían lotes que los habían vendido tres, cuatro y hasta
cinco o seis veces y por esa práctica anormal hubo gente muerta,
porque hubo gente que vendió lo que tenía para comprar su lote,
inicialmente cambiaban un lote por una nevera, por un televisor
inicialmente, cuando yo fui a comprar ya estaban a cuarenta mil
pesos en el 82”.

Una década después el proceso de asentamiento se repite en


condiciones similares como lo relata Andretti Menjura, “bueno yo
llegué a Bella Flor hace ya 22 años y cuando yo llegué a Bella
flor, eran muy escasas las casas y no eran casas sino ranchos,
digamos aquí era una, por allá como a tres cuadras era la otra
casa y así, habían unas 50 casas, por bajito en todo Bella flor y
desde ese momento, hasta el día de hoy se ha ido poblando, poco a
poco, han venido llegando familias de diferentes partes de Bogotá,
de Colombia, se ha venido poblando por ese lado y ya hoy en día
contamos con más de 700 predios construidos aquí en todo el
territorio”.

Cecilio Uribe refiere como se busca aprovechar hasta el último


metro de tierra para entrar en el mercado informal de venta de tierra
“entonces todo el mundo le tenía miedo aquí, vinieron los mismos
propietarios, los familiares de los propietarios de la finca decidieron
vender el terreno, entonces dijo: no, la mejor forma de venderlo
es urbanizándolo. Entonces empezaron la venta de lotes y se llamó

10
Lideresa social del Barrio Jerusalén

29
Par tir de lo que somos

inicialmente, urbanización Alameda. Este sector Alameda vendieron


los lotes con servicios”.

Por otra parte de esas grandes haciendas en otros tiempos, engalanadas


por los señores de la sabana, con el transcurrir de los años quedaron
en manos de cuidadores a los que no les faltaron ofertas para las
posteriores escenas de urbanización. En su momento dedicadas al
cultivo de trigo, producción venida a menos en esas décadas por las
políticas agrarias de los Estados Unidos que llevaron a un competencia
en la que el agro colombiano perdió. Esto hace que los proyectos de
tomas de tierras incentivados por los grupos subversivos que entran
en escena con mayor fuerza en los años sesenta, escudados en la falta
de planeación urbana sumado al desinterés de las esferas del poder
en la capital a lo que sucedía al margen sur del río Tunjuelito, en
áreas que pertenecían al municipio de Bosa que ante la ocupación y
el crecimiento de la urbe se conurba con varios municipios aledaños
y Rojas Pinilla anexa estos municipios a la capital en 1954. La
ocupación forzosa o toma de tierras fue la dinámica de urbanización
que con más fuerza se dio en el sector.

En relación a lo anterior Juanita Lloreda dice que “el 24 de


diciembre del 80, esa noche, anocheció el terreno limpio y al otro
día amanecieron más de cien ranchos, sí como quien dice, el 24
en la noche invadieron a Jerusalén, el 25 habían ranchos en el
terreno… invasión, esto fue invasión, se llamaban unos tipos que
cuidaban estos terrenos, eran Noemí Ríos y la otra era de apellido
Cholo, María Cholo, a ellas las engañaron unos profesionales, que
supuestamente las convencieron que era mejor asociarse con ellos
para lotear, todos estos terrenos que pertenecen a la familia Gaviria
Restrepo y así empezaron a lotear, todo esto era zona de matorrales,
esto no tenía señas de que iba a ser un barrio, lo que es hoy en día.
Y esto fue una invasión, después de esta invasión a Jerusalén, vino
la toma de terrenos en Paraíso, porque los mismos que invadieron
en Jerusalén, fueron e invadieron en Paraíso”.

Los movimientos armados también hacen incidencia en estos


procesos de poblamiento, como Juanita Lloreda lo narra, “y estaban
30
Hi s t o ri a l o cal

en el proceso de invasión cuando se dio el proceso de desmovilización


del M19, y empezó a fundarse lo que hoy es Santo Domingo, Santa
Viviana, todo la parte de Cazuca, pero nosotros no tenemos barrios
en Cazuca, los de nosotros son Altos de la Estancia, que empezó
con San Antonio del Mirador que desapareció, Cerros del Diamante
que desapareció, estos son los barrios, la Primavera desapareció, el
Espino II desapareció, parte del Porvenir de la Estancia también,
todo eso está donde se tuvo que sacar la gente, reubicarla, porque
hubo un deslizamiento subterráneo. A partir de ese barrio, fue Santa
Viviana y los barrios que estoy diciendo que desaparecieron, Santa
Viviana, Santo Domingo Ciudad Bolívar, que es Santo Domingo
II, el Espino I, el Espino II, que desapareció, los tres reyes I y II,
San Isidro si es más viejo, pero ahí viene y hecha a nacer lo que es
hoy en día el Mirador de Primavera que es al lado de Casabianca,
esos barrios fueron nuevos, como hoy en día Edén del Paraíso es
nuevo, el Edén I, Edén II es nuevo, Puertas de Paraíso es nuevo, el
Mirador del Paraíso es nuevo, hay partes pongamos, arriba en los
Alpes está Alta Loma eso es nuevo, eso también es invasión, está
pongamos lo que es el Divino Niño, todo el Divino Niño es invasión.
Estando viviendo acá me di cuenta como se fueron naciendo todos
esos barrios”.

Cuentan algunos habitantes del territorio de Perdomo que entre los


años 1983 y 1984 se comenzó a generar la división por barrios, en
Altos de la Estancia, unos por toma de tierras como Casa Grande y
Casa Loma, los otros en el loteo del mercado regular de tierras como
Las Huertas y otros como el caso de María Cano que se originó con
la compra colectiva del terreno por intermedio del padre Saturnino
Sepúlveda generando el desarrollo del sector, pero manifiestan que
no hay que desconocer que los barrios de los alrededores de estos
fueron producto de las invasiones.

Sobre el proceso en Juan Pablo II Harold Bustos11 dice, ”básicamente


lo que se hace es que ese lugar, según dicen, pertenecía a Forero
Fetecua y llegan unos tipos y empiezan hacer loteo, los chacones
empiezan hacer loteo del lugar, lotes de seis por doce y ese lugar
11
Líder social y artista plástico

31
Par tir de lo que somos

eran barrancos, realmente la parte plana era como lo que es un poco


el plan, si de resto todo era plano, y la gente iba llegaba, compraba
el terreno e inmediatamente tenía que empezar a construir, bien sea
poner por lo menos a si sea una cerca, porque esos lotes normalmente
los que estaba ahí haciendo la venta, podían perfectamente vender
ese lote dos o tres veces, entonces la gente tenía que compraba y de
una vez tenía que empezar a colocar los palos de cerca”.

Para el caso de Bella Flor Andretti Menjura recuerda como llego él


con su familia, “Bella Flor esto es una finca que le pertenece a un
señor que se llama Víctor Cangrejo… ha sido un proceso porque
esto era una finca y desde hace como 28 años atrás, ya casi 30 años,
las primeras familias que llegaron acá a Bella Flor se posesionaron
de aquí, de la finca, se metieron, invadieron y así comenzaron a
llegar más personas. Entre ellas estamos nosotros que llegamos
aquí a Bella Flor, y esto no tenía nada”.

Complementa Christian Robayo desde un punto de vista crítico


“que ese proceso de poblamiento tiene como parte fundamental el
derecho a la tierra y el derecho a la tierra no solo del campo, de la
concepción del mundo de lo rural sino que hay una concepción de
lucha de la tierra en lo urbano y esa representación de lucha por la
tierra en lo urbano es lo que posteriormente se llama o se fundamenta
en tener un terreno para construir la casa, el hogar de cada familia,
lo que diríamos una conexión con el derecho a la vivienda; ese
derecho fundamental vulnerado en los diferentes territorios del país
pues hace que las comunidades empiecen a generar estrategias de
recuperación de tierras y que las comunidades empiecen a buscar
espacios donde los lotes y los terrenos sean muy económicos y
donde la autoconstrucción con diferentes recursos sea el elemento
fundamental para empezar a construir un hogar, una vivienda”.

Otro sector, entre tantos que se originaron en la toma de tierras es


la Acacia, que es relevante en estos procesos porque cumplió un
papel importante desde los años 80 en las luchas por la consecución
de los servicios públicos, básicamente porque tiene una posición
estratégica en términos de su localización espacial ya que el sector
32
Hi s t o ri a l o cal

lo bordea la avenida Boyacá y la avenida Villavicencio, las cuales se


han bloqueado para hacer cualquier exigencia.

Los procesos de toma de tierras no se dieron únicamente en las


décadas de los 70 y 80, sino que hacia finales de los noventa aún
se presenta este fenómeno, como el caso del barrio Casa Grande en
Altos de la Estancia que fue fundado entre los años 1996 y 1997,
con tan solo 16 familias y que en la época les toco armarse para no
dejarse sacar del sector.

Como se estableció anteriormente no todo el proceso de urbanización


se hizo por urbanización pirata o los procesos de toma de tierras,
como lo cuenta Juan Carlos Toro en referencia a Perdomo “valga
decir que la característica que tiene este barrio y en general el sector
posteriormente, salvo algunas excepciones, en algunas partes sobre
todo en las partes donde empieza la loma, la característica es que se
hizo legalmente, los predios los vendieron legalmente”.

En la actualidad estas tierras que fueron objeto de ocupación en las


que sus dueños no podían ser sino de las elites sociales que detentan
el poder político y económico, entran en escena desde el rol de
los herederos a reclamar las antiguas propiedades de sus familias
en una pugna que aún se mantiene en ciertos sectores, queriendo
apropiarse de la plusvalía que genera un terreno valorizado por
el paso de su condición rural a urbana, cambiando la relación de
ingresos de hectárea a metro cuadrado, en una ciudad que requiere
terrenos para la construcción de nuevas unidades para el mercado
inmobiliario. Es un negocio que no quieren dejar perder, valiéndose
de todo tipo de argucias en los procesos de titularidad que se lleva en
sectores de Jerusalén o la batalla ya perdida en el Perdomo sector la
marranera donde hoy se erigen torres de más de veinte pisos después
de la expulsión de sus ocupantes previo incendio de los ranchos
construidos a mediados de los noventa.

Los procesos de urbanización en el marco de la legalidad y bajo las


normas urbanísticas y que también hace parte del cuadro general
de poblamiento, se ven con mayor presencia en las partes planas en
todo el corredor de la avenida Villavicencio. Es importante como la
33
Par tir de lo que somos

historia avanza y así también evoluciona el barrio asumiéndolo por


parte de sus habitantes como una unidad orgánica que tiene vida en
relación al tejido social y el entorno físico, así Arborizadora Baja
resalta sus líderes. Es para mostrar, toda la zona era escombros y ya
cuenta con colegios y edificios. El barrio se empieza a desarrollar
más o menos en 1987 o 1988 por auto construcción; los vecinos del
sector se repartieron en grupos de trabajo para construir las casas,
esto sumado a una organización que a través de rifas se definía la
ubicación las mismas familias y su caso el plano general, el primer
grupo de habitantes fue el que está junto al CADE12, aparecieron las
primeras casas de los grupos seis y siete las cuales entregaron en
1991, entregaron 126 lotes básicos este fue el grupo más grande. La
cuota básica de pago de los lotes era de cincuenta y seis mil pesos.

En todo este proceso de compra de lotes y la consecución del terreno,


empezaba la lucha, la construcción de los ranchos, la consecución de
los servicios básicos, proveerse de agua, construir el barrio, en el
progresivo acceder a derechos colectivos e individuales. Dentro de
estos procesos que por la naturaleza de la precariedad tuvo que ser
un esfuerzo colectivo, por la misma circunstancia del problema y
a su vez la que más cohesiono esfuerzos comunitarios fue la lucha
por el agua, materializándose en la construcción de acueductos
primigenios hasta conseguir la expansión de las redes del distrito
con agua potable y forzando a cambiar la cota de servicios públicos.

Es así que Juanita Lloreda refiere cómo fue el paso del ejercicio
individual de armar el rancho al colectivo de adecuar las condiciones
del terreno para convivir en comunidad, “la gente vivía en ranchos
con pisos en tierra, ranchos de paroi, de latas, en tablas, no había
agua, no había luz, nos tocaba alumbrar con velas, después viene
un proceso que se organizó en el 80. Fue pa’ diciembre del 83 que
se organizó una projunta que es como la primera Junta de Acción
comunal que se dio, con la intención de ponerle normas a los
habitantes y empezaron conseguir los transformadores y como no se
pudieron conseguir, la gente empezó a robarse la luz de Candelaria

Centro de Atención Distrital Especializado, ubicado en el barrio


12

Arborizadora Baja.

34
Hi s t o ri a l o cal

y conseguimos los cables, la gente ayudó con los palos, unos a abrir
chambas, abrir huecos y otros a enterrar, y empezamos a extender los
cables desde la cuarta etapa de Candelaria, de los transformadores
de allá; pero cuando la luz llegó arriba al Tanque de Jerusalén,
alumbraba más una vela porque eso no tenía fuerza, no tenía
potencia para darle el alumbrado al barrio, era una brega para
que alumbrara un bombillo y como algunos prendían el televisor,
cuando eso los televisores eran de tubos se quemaban”.

Sobre cómo fueron las condiciones en que tuvieron que habitar esos
primeros años, Harold dice:“el recuerdo para mí más difícil de todo
esto era, saber que veníamos de casas, en material en baldosín o
tablado y saber que teníamos que llegar a vivir en un lugar, de barro
de tierra, y el piso era en tierra y cuando llovía pues igual, pues
un problema que no eran construidas directamente con tejas, si no
que era todo en paroi y en tela asfáltica, nosotros llegamos y pues
teníamos que chuparnos el que si llovía muy fuerte, Colocar toda
las ollas y los baldes para uno poder estar ahí y seguir viviendo
sin ningún problema, entonces baldes, ollas esa es la imagen que
tengo, o colgadas del mismo techo las cosas para protegerlas”.
Complementa Francisco Galán Moreno “y generalmente se
empezaba a construir en lata y en paroi, era tanto el venteo que uno
no construía las casas altas, si no se construían las casas a mitad,
la gente entrabamos agachados, uno de pequeño entraba normal,
pero los adultos entraban agachados, porque el viento en la noche,
tumbaba las casas realmente”.

Para resaltar los procesos de poblamiento Christian Robayo narra


cómo estos tuvieron lógicas de planificación urbana desde la misma
comunidad, “sobre los años 80 empieza a ver una multiplicidad de
llegada de personas que empiezan a comprar lotes de vendedores
que también empiezan a aprovechar este auge y a lotear terrenos,
concretamente en toda la zona, esa primera generación de
poblamiento, ocurre de manera masiva, las parcelas que se empiezan
a diseñar por autoconstrucción y por supuesto la venta de los lotes
y de los terrenos empieza a ser una fuente de ingresos para algunas
personas, pero también en otros casos de proyectos o de procesos
35
Par tir de lo que somos

comunitarios colectivos que empiezan a distribuir a organizar el


territorio, un territorio organizado alrededor de procesos colectivos
y también alrededor de obtener las mínimas condiciones para poder
vivir con la familia, eso hace que el poblamiento sea de acuerdo a
las necesidades de la gente y de las comunidades, es un poblamiento
independiente, autónomo, es un poblamiento con características
también multiculturales porque se empiezan a diseñar donde
quedan los parques, cuales lotes serían los más importantes para las
escuelas, donde tendrían que quedar las fuentes de agua o las pilas
de agua, donde podrían tenerse los espacios comunitarios, algunas
zonas verdes, que en este caso serían mínimas”.

En la misma línea de la planeación colectiva Christian Robayo


puntualiza como era el enfoque de lo comunitario, “dado la
ausencia de una vivienda y de un terreno y de un hogar para las
familias que iban llegando, entonces, una de las formas particulares
y trasversales de autoconstrucción es empezar a conseguir los
maderos, las tablas, el alambre, la cerca, por lo menos para ir
ubicando donde iban cada una de las viviendas y ese poblamiento
no era solo en términos materiales, sino también en términos
culturales pues exige que empiecen a darse unas relaciones de
poder en el territorio. Unas relaciones de organización de la gente,
unas relaciones de colaboración, unas relaciones de solidaridad y
de convite, el convite campesino, la minga, el trabajo colectivo para
solucionar los problemas es aún más fuerte, dada la necesidad y el
importante activismo de las comunidades para empezar a concretar
los primeros barrios de estas zonas”.

En la historia local sobre el territorio surge un personaje emblemático


por su fuerza, un animal, el burro; que dadas las condiciones de
los sectores y lo distante de los puntos para la provisión del agua,
requirieron constante ayuda de los mulares para la carga, no solo de
galones de agua, sino que era el encomendero para los trasteos y las
necesidades de materiales para la construcción de los ranchos.

A partir de aquí Sixta Tulia Torres empieza su labor comunitaria, “yo


me conseguí quince burritos y en esos quince burritos cargamos el
36
Hi s t o ri a l o cal

agua de Santa Lucía en tarros de aceite y de lata, y se le daba a cada


persona se le daba a 20 centavos el tarro de agua, a 15 centavos, a
10 centavos se les vendía y así fue como yo me di a conocer con la
poca población que había”.

Entre las necesidades apremiantes de los primeros pobladores era la


labor doméstica del lavado de ropa, esto llevo a que se organizaran
los puntos de lavaderos colectivos, sobre las quebradas que surcan
la montaña. Eran los niños y los jóvenes quienes tenían que cargar
con los bultos de ropa mientras la mamá lavaba, según recuerda
Francisco Galán Moreno “se iba y se lavaba mucho la ropa en la
quebrada, de ahí de Sauces, de Villa Gloria, la quebrada Limas, el
agua era limpia entonces uno iba, pues a uno lo llevaban con sus
costales de ropa para allá, la mamá lavando y uno devuélvase”.

Los habitantes rememoran que hace 40 años cuando llegaron no


contaron con ningún tipo de servicio en el territorio de Paraíso, las
casas estaban hechas en paroi o eran cambuches, el agua la subían en
galones al hombro o en burro y para poder lavar iban a la quebrada
Limas desde las 3 o 4 de la mañana, después lograron gestionar para
que un carro tanque del acueducto subiera al menos una vez por
semana con agua apta para consumo humano.

Estas condiciones de acceso y el tiempo destinado a proveerse


del líquido, hace que se busquen soluciones que permitan que la
comunidad se provea de agua hasta conseguir el servicio domiciliario.
Así los primeros vestigios de acueducto llegan por vía de mangueras
para conectar las pilas, puntos con llaves que por turnos y por
horas se debía hacer fila para conseguir el agua. Algunas de estas
conexiones se instalaron a fuentes desde la vereda más próxima,
Quiba, por medio del sistema de gravedad y las otras conectadas a
las incipientes redes del acueducto que intentaba expandirse al ritmo
de la ciudad. Estos puntos por la necesidad y la falta de presión en
la transmisión hacia que la tarea y la logística fueran complejas por
lo que se empezaron a nombrar coordinadores de pila, para que
regularan el acceso al agua.
37
Par tir de lo que somos

Entre los relatos aparecen diversas formas de acceder a los recursos


para proveerse de las mangueras necesarias para el suministrar el
agua, entre otras, solicitando apoyo a personajes que no salen bien
librados en la historia de la ciudad como lo relata Juanita Lloreda, “y
a Rafael Forero la gente le pidió porque éramos muy pobres a ver si
él nos podía colaborar, porque el tipo era multimillonario y él nos
regaló unas mangueras y con esas mangueras la gente de Jerusalén
se organizó y fueron hasta Quiba donde estaba la poceta del agua en
la que tomaba el ganado de los ganaderos arriba, de una quebradita
y ahí se puso la manguera y de ahí se cogía el agua que venía para
acá, cuando llegó el agua, después vino que se organizaron para
poder repartir el agua a todos los sectores, entonces se construyó el
tanque que está en lo que se conoce como Tanque Laguna. Ese tanque
que anteriormente estaba pintado de rojo, que es un símbolo, ese
tanque es el símbolo del agua en Jerusalén… es el símbolo porque el
agua que venía de Quiba por esa manguera, esa agua llegaba a ese
tanque y ahí se montaban unas telarañas, como unas redes y de esas
redes, salía la manguera digamos que iba para Nueva Argentina,
la manguera para Santa Rosita, la manguera para Bella Vista, la
manguera para Paraíso, la manguera para Pradera Esperanza,
la manguera para el lado del Puente del Indio, la manguera para
Potosí. Pero nos tocaba por horas y cuando llovía o era invierno el
agua bajaba sucia, en el día no podíamos coger, porque nos dieron
permiso fue en la noche, en la noche el ganado no tomaba agua y esa
agua la tomaba era “el otro ganado” que éramos nosotros. Entonces
en el día estaba el ganado que tomaba agua de esa poceta y en la
noche se ocupaba esa agua para nosotros, si iban y quitaban algo
que tenía y quedaba el agua para consumir, no era todos los días,
era cada tres días, en la noche, toda la noche pasábamos, nosotros
teníamos cantidad de mangueras, había gente que le daba pereza
entonces nos doblaban la manguera, no nos dejaba bajar el agua,
nos tocaba de a galón de agua, esa agua sucia la gente se agarraba,
esa agua amarilla, en varias ocasiones cuando lográbamos coger
con la manguera, el agua había que dejarla asentar, porque esa
agua venía muy sucia y eso salía por lo menos un cuarto de caneca
de barro y filtrábamos eso y cuando uno iba a votar el barro, habían
lagartos, habían bichitos que salían por la tubería”.
38
Puente del indio, atribuido a las comunidades indígenas. Arborizadora Alta, 2005
Par tir de lo que somos

40
Hi s t o ri a l o cal

Cecilio Uribe también recuerda el proceso de la provisión del agua


“posteriormente ya colocaron las tres llaves y quedaban aquí en la
carrera 17 entre las calles 67a y 67b, ahí colocaron tres llaves, ahí
se iba a surtir la gente de este sector, de la Laguna y del sector de
Lucero Medio, ahí llegaban a surtirse de agua, eso era una lucha
para coger un poco de agua, porque era muy difícil, eran tres días
no más, y para la cantidad de gente que venía del todo sector a
recoger el agua ahí… no había alcantarillado era un pozo séptico,
era un hueco donde le colocaban una tapa de cemento ahí, y el agua
se traía de las 10 llaves. Las diez llaves ese fue el segundo proceso
del agua, porque el primer proceso fue en el Meissen, donde estaban
las primeras llaves que colocaron en ese sector, ya posteriormente
colocaron 10 llaves donde ahoritica funciona el centro educativo
Distrital Ciudad de Montreal, ahí le llamaban las 10 llaves y de allí
nos surtíamos todos el agua, esas 10 llaves las colocó la alcaldía”.

Como referencia en el tema de los servicios y la evolución en su


acceso Andretti Menjura menciona, “cuando nosotros llegamos
aquí no había ningún servicio público, aquí el agua nos tocaba ir
hasta Quiba, nos tocaba ir con galones, nos tocaba ir a traer el agua
a Quiba, el galón nos valía en ese tiempo como 50 pesos y así nos
tocaba llenar canecas de agua y así sucesivamente fueron llegando
los servicios, pues la luz la traíamos de Vista Hermosa, porque
ni Paraíso, ni Bella flor ningún barrio de aquí arriba, teníamos
servicios públicos y comenzamos a traer la luz, después comenzamos
a traer el agua a través del sistema de mangueras, de unos tanques
que hicimos arriba en el barrio que queda arriba del sector la Torre.
Hicimos unos tanques en los cuales con mangueras ya más grandes
repartíamos el agua a diferentes sectores de Bella Flor y ya después
comenzó a llegar que carro tanques y así sucesivamente hasta el
día, ya hace como unos 12 años, comenzamos a tener, no más hace
ya como unos 16 años que llegó la energía, ya legalmente que la luz,
ya llegó el agua, llegaron los servicios de teléfono, gas y hoy en día
tenemos ya los servicios completos”.

Juan Carlos Toro dice que “salvo en algunos casos fue solamente
el terreno, los vendían sin servicios, los servicios se fueron
41
Iglesia de la vereda Quiba Baja. Quiba Baja, 2007
Par tir de lo que somos

consiguiendo con el tiempo, le digo salvo algunas excepciones pero


en la mayoría de los barrios que se crearon alrededor ya tenían esa
posibilidad, incluso cuando el Perdomo tenia servicios fue mucho
más fácil acceder a los servicios públicos por parte de los otros
barrios”.

Las situaciones que se originaban en los puntos de recolección de agua


se prestaban para el reconocimiento del otro, desde allí se construyó
el tejido social del sector, como lo expresa Cecilio Uribe, “…pero
era un sitio de encuentro, la gente se concentraba ahí e inclusive
muchos se madrugaban a ir a enamorar las muchachas que llegaban,
porque llegaban ahí, y uno como hombre decía mire aquella, ¡uy,
aquella se está poniendo! Entonces era un sitio de encuentro ahí
y cuentan las malas lenguas, los mitos que siempre salen de esos
encuentros, que había una mujer muy hermosa que vivía aquí en la
Alameda, una mujer muy hermosa, y en ese tiempo se usaba mucho
el vestido largo, casi no utilizaban bluyín, ni nada de pantalón, sino
vestidos y cuenta la gente, cuenta muy jocosamente, que se reunían
ahí, que les gustaba venir a los muchachos porque venía una mujer
muy hermosa, una muchacha como de unos 20 años, que usaba su
vestido, pero como aquí hacia mucha brisa se le levantaba el vestido
a la china y se empieza a soplar y la muchacha no usaba pantaletas,
entonces ellos se venían ahí a mirar la muchacha. Le estoy hablando
de hace 42 años”.

Pero, no eran las únicas condiciones que predominaban, también


había que adecuar el paso, trazar los caminos, por lo escarpado del
terreno y por la fragmentación que dejaron los frentes de explotación
de las canteras que fueron abandonas o arrebatadas a la minería por
los procesos de urbanización. Así lo describe Cecilio Uribe, “esto
era un terreno plano, era lo más plano que había en este sector, pero
la gente le tenía miedo por lo fangoso, por lo que había barro, por
lo que entraba mucha agua sucia de la parte alta, una cosa por la
que también le tenían mucho miedo era porque en el sector donde
ahorita funciona el barrio Alameda II sector, ahí fue donde existió
la primera mina de explotación de la central de mezclas de CEMEX,
esa fue la primera mina, con esa mina que sucedió, empezaron a
42
Hi s t o ri a l o cal

hacer la mina, empezaron a extraer materiales pero posteriormente


se dieron cuenta que no era productiva y abandonaron la mina y
al poco tiempo se presentó un derrumbe que inclusive sepultó una
maquinaria, entonces la dejaron abandonada y desde ahí empezaron
a mandarle todas las aguas negras de la parte alta, porque esto no
tenía conectores, entonces ahí llegaban todas las aguas negras de
la parte alta y esa fue la famosa laguna, muy peligroso porque eran
semanalmente uno o dos muertos que aparecían ahí”.

Para la apertura de las vías de comunicación se usaron diferentes


métodos uno en particular lo referencia Francisco Galán Moreno “la
entrada de ruta, yo me acuerdo que había una entrada de ruta de
transporte pero entraban por la parte del Lucero, ahí subían a la
loma, no era que hubiera una carretera si no que se fue armando
el camino, se fue armando camino al llegar al plan, para llegar los
trasteos, para llegar todo ese tipo de cosas de las primeras casas …
la carretera la empezaron a construir con la gente que iba a robar a
esos sectores, los mismos manes que lotearon cogían a los ladrones
y los ponían a echar pica y pala armando carreteras hasta llegar
a la entrada del Lucero, de ahí empiezan a surgir las carreteras en
ese sector”.

Como cierre de este primer capítulo se hace referencia a la explicación


que hace Harold Bustos sobre la constitución de la localidad “Ciudad
Bolívar es un engaño fue un robo, porque Ciudad Bolívar, para
la época que fue planeada iba hacer el ejemplo de radicación de
pobreza de toda América Latina, iba hacer exactamente algo como
así, como una Ciudad Kennedy, con su hospital, y un poco de cosas y
sus universidades, y todo ese rollo, pero terminan es armando como
tres grupos no más, de la urbanización como tres... o dos grupitos,
que eso la tienen es detrás del Rodrigo Lara Bonilla, son esas casitas
que están en la parte de arriba, eso fue lo que construyeron, la plata
no se sabe que fue lo que pasó se perdió, y había mucha plata para
esa vaina, todo se pierde, todo se olvida y termina siendo una ciudad
olvidada, es una burla para la misma sociedad”.

43
Par tir de lo que somos

La participación en la construcción de los


procesos Sociales

Historias de vida, historia de una lucha


Las consecuencias de la colonización cultural no
fueron solamente terribles para los “indios” y para
los “negros”. Ellos fueron, es verdad, obligados a la
imitación, a la simulación de lo ajeno y a la vergüenza de
lo propio. Pero nadie pudo evitar que ellos aprendieran
pronto a subvertir todo aquello que tenían que imitar,
simular o venerar.

Aníbal Quijano
El poblamiento del sector, las tomas de tierra o la adquisición por vías
ortodoxas al sueño de tener casa propia, es un proceso que lo hicieron
personas, que tuvieron que convertir sus vidas y las de sus familias
en una lucha permanente, tanto que lo que recoge la historia local no
es la configuración y expansión urbanística de la zona urbana, sino
el tejido humano creado a partir de cada vivencia individual, que se
hace colectiva en la medida que los sueños e intereses compartidos,
son la base para la construcción de los procesos sociales.

Así es que en este aparte se hace una relación individual, para exaltar
desde el relato las vivencias particulares, extraerlas de la historia del
barrio y de la evolución de la comunidad dejarlas en su condición
humana en el cotidiano vivir y porque no, la anécdota.

Como acto cohesionador social era el compartir colectivo en


actividades que convocaban a la comunidad como el día domingo,
cuando la gente bajaba al pueblo Bosa para hacer mercado y se iba a
lavar al río Tunjuelito o a la quebrada Limas; de esto, eso hace unos
32 años. Por esa época comenzaron a verse los principales cambios
en la población en temas como en el transporte, las edificaciones
entre otros. Viajaban en Troli en el que debían pagar 80 centavos por
44
Hi s t o ri a l o cal

pasaje, este sistema de transporte recogía a los habitantes desde el


Lucero Medio y con rutas hasta Santa Bárbara y antes del troli estaba
el tranvía cuyo trayecto era más corto. El transporte llegaba hasta las
zonas planas, de allí les tocaba subir a pie y para poder ir a trabajar
debían salir desde las 4:00 a.m. Esto los obligó por fuerza de las
circunstancias a buscar medios de transporte que fueran acortando
las distancias y en el proceso se fueron convirtiendo los senderos en
trochas y después en vías, por las que transitaron diferentes medios
desde el querido burro, los camperos, hasta que se consiguieron las
rutas operadas por empresas de transporte, y en algunos sectores aún
se cuenta con los carritos, en la “Ye”, en el cruce, en el puente, estos
los suben hasta los barrios ubicados en la loma.

Es así que los habitantes evocan sus vivencias entre el sufrimiento


que tuvieron que padecer y la nostalgia de una comunidad unida,
doña Blanca Rodríguez que vive hace 35 años en el barrio Paraíso,
cuenta que cuando llegó al barrio tenía 21 años y en ese entonces
sólo había cambuches. Igual que ella doña Dirley llegó al barrio hace
20 años y recuerda que vendían la caneca de agua por $200, tenían
que ir a lavar la ropa a las quebradas y cuando ya no había agua
debían ir a San Francisco a lavar allí.

En aquel tiempo la caneca de agua costaba doscientos pesos después


le subieron a quinientos, esto fue sobre los años 1994 y 1995, cada
familia tenía derecho a dos canecas y los jardines tenían derecho
a cuatro canecas, cuando llovía la gente recogía de tres a cuatro
canecas de agua, como forma de ahorrar la que dejaba el carro-
tanque. También existía un nacedero donde se recogía el agua y para
llevarla a la casa se alquilaba un burro por trescientos pesos, este
servicio en Paraíso los prestaban don Jesús y don Jorge y antes que
instalaran el acueducto se alcanzó a pagar mil pesos por los viajes y
pagaban dos mil por los cuatro galones de agua. Derly recuerda que
las madres comunitarias se tuvieron que unir para protestar porque a
los jardines que había en el sector solo les daban dos canecas de agua,
con esta protesta lograron que les suministraran cuatro canecas, de
esto hace más o menos 12 años.
45
Par tir de lo que somos

Una vez el carro tanque no subío a Paraíso durante 20 días y la gente


tuvo que manifestarse en el acueducto con tapas, ollas, galones,
canecas para protestar, llevaron hasta las fotos de los niños que se
encontraban en los jardines sin agua, en su mayoría las personas que
se manifestaron eran mujeres porque los hombres se tenían que ir a
trabajar.

En 1989 doña Luz Mary Ariza Hernández tuvo su casa en Paroi, en


un lote que le valió doscientos mil pesos. Para ella antes todo era
muy tranquilo, se reunían diez personas en una cuadra y los 24 de
diciembre se tomaban un vinito y vivían muy tranquilos, traían el
agua desde Quiba y hubo una pileta grande donde hacían fila para
sacar el agua, pagaban al fontanero, porque pusieron unas mangueras
debajo de la tierra que traían el agua a cada casa pero la misma gente
la taponaba y se iba el agua, las personas pagaban trescientos pesos
a quienes cuidaban las canecas en los paraderos, cada paradero tenía
su propio color de caneca.

El carro tanque llegaba a cada paradero cada 8 días a dejar agua, se


contaba con el conductor, el ayudante y el coordinador que era quien
verificaba que en ese paradero no hubieran canecas de otros colores,
además verificaba a la gente de la lista. Otra forma de suplir esta
necesidad era madrugar a lavar en la quebrada Limas, iban temprano
para poder coger los primeros puestos o los primeros lavaderos a
pesar de que era muy peligroso, también lo hacían “para no tener
que lavar con la mugre del otro”.

Estas dificultades para acceder al agua se fueron agudizando con


el aumento de la población, es así que Doña Teofilde Cruz quien
llegó hace 32 años al barrio Paraíso le tocaba traer agua de Fontibón
bajarse en San Francisco y empezar a subir la loma para Paraíso
con agua y gasolina. Y doña Ana María León que vive allí hace
28 años, iba a lavar a Quiba, ella compró un lote por cuarenta mil
pesos después de pagar arriendo 8 meses; traían el agua con una
manguera de barrios más Altos. Para esa época vendían unos filtros
que se ponían a las llaves para poder tomar el agua porque esta venía
muy amarilla, entonces lo que las personas hacían era filtrar el agua
46
Hi s t o ri a l o cal

con piedra lumbre., además recuerda que antes a los ladrones les iba
muy mal, se linchaban, en una de esas ocasiones “a un hombre le
sacaron hasta los ojos por violar a una niña, todo el mundo empezó
a salir con machetes y palos lo lincharon y lo dejaron en frente de
la quebrada Limas”.

“Las ciudades destruyen las costumbres” dice la Señora Merceditas


que compró en el barrio Potreritos como se conocía anteriormente
un sector de Ciudad Bolívar, ubicado arriba de la Alameda, pero
a ella no le gustaba el barrio por que quedaba muy arriba, además
las calles estaban sin pavimentar, ella solo iba de visita los fines
de semana a donde el jefe de su marido que vivía por allí cerca, un
chico que vivía en la finca que ella visitaba los bajaba a recoger a
lo que hoy se conoce como la avenida Boyacá, con un burro que le
ayudaba a subir a su hijo quien era muy pequeño y no caminaba.

Don Gonzalo que compró su lote en el barrio Lucero en la década


de los 80 y le costó treinta y cinco mil pesos, cuenta que en esa
misma época se ofertaban lotes en Patio Bonito, pero cuando fue a
conocerlos con su esposa, los lotes estaban inundados y por supuesto
no compraron, entonces un compañero del trabajo le recomendó
visitar el barrio Lucero, se contaba con el servicio de transporte, era
la empresa de buses verdes Coceves.

Los procesos comunales también hacen parte de estas vivencias


a unos se les recuerda con mucho aprecio, a otros ni nombrarlos
quieren, como lo relatan a continuación.

Para doña María Edilia Tarazona quien vive en el barrio Alameda


desde hace 35 años dice que el barrio era muy feo porque era solo
una laguna, de una laguna cercana a esta sacaban el agua para los
demás barrios, debido a esto solo se daban querellas entre la gente, y
recuerda a un señor vecino de ella (y lo recuerda porque era terrible,
él ayudaba a que se inundaran las casas). Para conseguir luz la
gente ponía palos en los postes y se robaban la luz de esa forma, el
presidente que ayudó a esto, para que la gente no se quedara sin luz
era el señor Raúl Rodríguez quien buscaba muchas cosas buenas
para la comunidad, él formo la junta desde que se empezaron a
47
Par tir de lo que somos

construir los lotes, con la señora Esperanza formaron el colegio, la


rectora del colegio de hace más o menos 30 o 35 años.

La señora Nayibe a quien se le inundó la casa por un tiempo


aproximado de dos años, por culpa de una mala pavimentación en
el sector Nueva Argentina, ella dice que entuteló a la alcaldía, al
acueducto y que no tuvo respuesta alguna que afortunadamente su
esposo logro hacer mejoras en su casa y arregló el problema, pero
que ningún presidente de junta o líder comunal le colaboró.

La vocación por el trabajo comunitario es parte del legado que se deja


a las nuevas generaciones, donde los jóvenes ven en el trabajo de los
adultos o sus propios padres y/o madres un ejemplo a seguir, como
el caso de Stiven Clavijo, un joven de 16 años que vive en el sector
de Altos de la Estancia quien dice: “mi mamá que es la presidenta
del barrio” y por eso ha estado cerca al trabajo comunitario y la
lucha desempeñada por su madre, la señora Bertilda Salas, razón
por la cual se encuentra comprometido con su formación para poder
ayudar al surgimiento y esperanza no solo de su barrio sino de
toda la localidad, desde la organización CAIMACAN13, donde ya
acompaña el proceso de niños de 7 a 12 años. Profundiza en este
aspecto Fabio Alvarado, para quien la principal motivación en el
avance en la construcción de su barrio es “el trabajo social y las
ganas de algunas personas por construir tejido social”. Él hace
parte de la mesa técnica14, proceso que le permite construir bien
común.

Como pauta en el sector Altos de la Estancia se recuerda que el salón


comunal de Las Huertas fue producto de un trabajo mancomunado,
desde la posesión del lote hasta su posterior construcción, en jornadas
13
Agrupación juvenil y cultural del barrio Casa Grande, sector Altos de
la Estancia.
14
Mesa Técnica Altos de la Estancia, espacio de interlocución y
participación al que se encuentran vinculados representantes de 18
barrios cuyo objetivo es la construcción del territorio; trabaja en los ejes
de vivienda, servicios públicos, gestión de riesgo, movilidad, seguridad
y convivencia, ambiente, social y educación y cultura (Fundación
armando Armero, 2014, pág. 55).

48
Hi s t o ri a l o cal

desarrolladas los fines de semana. O como se ve en Juan Pablo II,


un sector con una marcada trayectoria de organizaciones juveniles
y culturales, en las que hay un traspaso del trabajo colectivo de los
primeros moradores a la siguiente generación.

Francisco Galán conocido como “Pacho Pacandé” por la agrupación


folclórica que dirige, recuerda que cuando se empieza a poblar Juan
Pablo II, “se decide por parte de las mujeres dejar un terreno para la
escuela, y al iniciar la propuesta, se acude a la Escuela de Artillería
que envía soldados que ayudan en la construcción, este trabajo que
se realizaba los domingos, en el cual se hacía un trabajo común, así
se logró la primera forma de educación en el sector, que fue dictada
directamente por los soldados, que no eran docentes y no estaban
preparados pero ellos fueron los que empezaron”.

Harold Bustos al respecto recuerda que el papá, dijo “vamos a ver


si el coronel nos escucha, y nos ayuda con la construcción de la
escuela y de la iglesia que ya que tenemos el terreno, y el hombre
se va para allá y efectivamente lo escuchan, y a los manes les gusto
la vaina y empiezan, y vamos hacer que la gente también colabore,
ellos dan una parte pero que la comunidad de otra parte, se hicieron
marchas de ladrillos, de varillas, de materiales de todo lo que se
necesitaba. Las marchas de ladrillo me acuerdo que era yo quien
llevaba tanto y entre tantos se compraba un bulto de cemento, y así
se fue construyendo de esa manera- Me gustó porque fue un acuerdo
popular, entonces la gente que no podía dar eso, podía dar una libra
de papa y el otro daba una libra de carne y entonces por este lado
se iba construyendo y se organizaba la cuadrilla de la gente para la
obra y los otros a la cocinar para los obreros”.

“Así mientras unos echaban pala y los otros llegaban a cocinar, a


nosotros también nos tocó trabajar en eso, nos tocó ayudar a pasar
ladrillos a pasar no sé qué más, lleve leña para los fogones, ayudar
a pelar papa, lo que fuera nos ponían hacer, cargar agua y eso se
organizaba por sectores hoy le toca al sector tal, inicialmente no
habían direcciones estaba dividido por nombres de cuadra y cada
casa tenía un número, entonces estaba la calle de los ángeles, la
49
Par tir de lo que somos

calle de los comuneros, donde yo vivo es la calle de los comuneros


entonces. Salía la gente a trabajar y se organizó bonita la gente y
todo ese rollo, después todos los problemas que tuvimos fue por el
comercio y los mismos militares parece que empezaron a organizar
limpiezas en el barrio. Se construye esa escuela y se deja un espacio
para un centro de salud donde hoy es Fe y Alegría y nunca supimos
porque no se construyó. Con el tiempo resultó siendo el Jardín Fe y
Alegría”.

La defensa del territorio en toda la localidad y de la tierra acarreaba


algunas complicaciones y por la contienda que en las narraciones de
los habitantes manifiestan haber aprendido a defender los mismos.
Cuentan por ejemplo que en su mayoría todos eran campesinos, que
en su momento no sabían cómo dialogar para defenderse, pero por las
circunstancias les toco aprender. “Tuve que soltar la lengua para no
perder los lotes…. ya que existían algunas personas que le ofrecían
los lotes a los policías para propiciar el desalojo y claro nos daban
más duro”, así la señora Doris quien cuidaba el lote colectivo de
María Cano continua, “nuestro rancho eran de paroi y aquí tuvimos
muchos problemas, para no dejarnos sacar de lo que era nuestro”.

Este territorio se ha construido con y por personas desplazadas,


que han luchado por tener lo que hay hoy en día. Son personas
trabajadoras como Elvia, Rosa, Elena, Víctor y el chulo que luchan
por lo que quieren y lo hacen partiendo de sus necesidades, no por
lujos sino por la lucha por la tierra. Para la construcción de las casas,
se adquirían materiales en los alrededores de Colmotores donde se
compraban viajes de madera, entre otros; el agua y la luz tocaban
de contrabando y cuentan que compraron 5000 metros de manguera
con la cual traían agua, también se alumbraban con mecheras de
petróleo y cocinaban con leña.

El papel protagónico jugado por varios habitantes en su momento


ha contribuido a conformar lo que se encuentra actualmente, así
recuerda Sixta Tulia Torres que participó en el control sanitario,
que “es como decir ahora las UPZ, íbamos y se les decía este
barrio pertenece al distrito este no pertenece, ese era el control
50
Evaristo Bernate Castellanos, Asesinado en 1991, al lado de Leónidas Ospina y Héctor
Hi s t o ri a l o cal

51
Par tir de lo que somos

52
Hi s t o ri a l o cal

sanitario. En 1974 se hizo el levantamiento del control sanitario,


me nombraron como la jefe de todo, para hacer el levantamiento
de control sanitario con Naciones Unidas viajando por todas las
veredas. Así se definió la zona sexta, que venía por todo lo que es
el Tunal, el Carmen, Fátima, la vereda de Usme de lo que hoy en
día es Monte Blanco, Santa Bárbara, todo eso era. Me nombraron
secretaria de la inspección de policía en Pasquilla, se atendía los
Jueves, a las 8 de la mañana que subía el camión que traía la leche,
si el camión me dejaba, me tocaba irme a pie, entonces ensillaba
un burro y me montaba hágale ahí pa’ arriba, llegaba como a las
diez de la mañana y encontraba la gente, hay doña Tulia que tal
cosa, que la demanda, que unos se agarraron y yo a arreglar esos
problemas. Hernando Peñalosa que ya falleció que era un sargento
de la policía ya pensionado, era el inspector de policía, pero ese no
hacía, yo era la que hacía todo, que las demandas, les ponía caución
a la gente, que el vecino me quitó unos centímetros de tierra, que así
no era el lindero, entonces ¿qué hacía? vaya y visite la finca. Esos
eran los conflictos que tocaba resolver y por la tarde cuando me iba
a venir llegaba toda la gente con remolacha, cebolla, zanahorias,
huevos, queso, pan, con guacales, eso era un mercado. Los pelados
buscaban como divertirse, explorando cuando todavía se podía
caminar entre las montañas sin encontrase con muros que limitaran
la vista o frenaran el espíritu aventurero de los muchachos”.

Los lugares de recreo eran los barrancos recuerda Harold Bustos,


andaban “con palos y piedras para espantar la ‘perramenta’ que
empezó a llenarse en esos lados pero era una cosa muy interesante
porque para uno los caminitos que como dice pacho la gente iba
formando, esos caminos de ida y vuelta se convertían en autopistas,
yo me acuerdo que yo jugaba a las motos ahí, y yo tengo una moto
debe ser por eso, yo agarraba un palo y empezaba a decir que estaba
jugando motocross y escalaba, para mí los barrancos eran espacios
para escalar, los totazos me los di, pero se aprendió también”.

“Íbamos a pescar y coger juanchos, recuerda Juan Carlos Toro,


eran unos lagartos que habían por la zona de terreros o la muralla,
estaba la planada, que es donde puede estar lo que hoy es Sierra
53
Abuela Gabriela Lozano. Asoelsemi. Ismael Perdomo, Años 90
Par tir de lo que somos

Morena y Jerusalén, la hondonada que era una laguna donde mucha


gente aprendimos a nadar que es donde hoy está el barrio el Tanque
Laguna, las murallas un poco más lejos, más hacia arriba, era hacia
donde está el puente de los indios, terreros, por esta misma zona de
Perdomo pero hacia Soacha”.

Al ingresar al trabajo comunitario, se presentaron disputas y


constantes contratiempos, en donde algunos formaron el carácter y
cargaron su vida de experiencias, para no perder el rumbo cuando este
trabajo no es recompensado. En el trabajo con comunidad nosotros
hablamos de la carreta comenta Harold Bustos, “porque cuando
nosotros empezamos a hacer el trabajo de formación, me acuerdo
de una película que me marco pero para el miedo, porque no se
hizo el trabajo como se debió haber hecho, y es que nos muestran la
película reunidos en una casa, “La noche de los lápices”, es clásico
pero detrás de la película tiene que haber un diálogo porque si a
usted le muestran la película y lo mandan a la casa a dormir, marica,
y no se dialoga usted que va a querer volver hacer pintas, usted que
va querer güebonear con un carné como pasa en la película y más
con lo que nosotros hacíamos, dure un tiempo paniqueado. Compré
la película hace poco y no he sido capaz de volverla a ver, porque
siempre me quedó la vaina, uno ya sabe cómo pilotear la vaina pero
es porque fue justamente en una época cuando empezaron aparecer
las listas negras, ponen la película pero no hay un diálogo, no hay
una reflexión no hay una vaina entonces uno dice estos manes, tenían
huevo”.

“Cuando yo empecé a trabajar con comunidad” agrega Harold


Bustos “lo hice básicamente por imitación, porque me iba con
mi papá a las reuniones, me la pasaba por el barrio para arriba
y para abajo, después por mi cuenta decía quiero ayudar, quiero
meterme en algo. Me metí en la Defensa Civil y fue importante en
ese momento, porque como no había carretera, no había carros,
pero sí había mucho abaleado, mujeres en embarazo, entonces
muchas veces cuando sucedía algo, que hirieron a alguien, entonces
al rancho le llegaban a las doce de la noche o una de la mañana,
tres de la mañana; mijo un servicio que hay por ahí un abaleado y
54
Hi s t o ri a l o cal

corra para el otro lado, vaya por la camilla y póngase las prendas y
salga a recoger a la embarazada, al que fuera, y eche caminando en
una camilla de esas de tubo viejísimas, muy pesadas y nos íbamos
hasta llevar a la gente al hospital, lo que nosotros sabíamos de
primeros auxilios era muy poquito y con eso intentábamos hacer
algo. Nos tocaban cosas duras por ejemplo los levantamientos, los
mismos de la Sijín venían y revisaban y decían “chino ayúdeme
aquí” entonces uno vaya y agárrele la cabeza con la sangre y con
todo eso sin guantes ni nada, y dele la vuelta, el tipo empezaba a
revisarlo, le tomaba fotos y ahora cárguelo a la camilla, a la lata,
entonces, de alguna manera naturalizamos o le perdí como miedo
al muerto. Y eso hace que la gente también lo conozca, ¡ah esos son
los chinos de la defensa! y saqué gente enferma o herida a punta de
camilla, tocaba pasar en medio de zanjones y como habían lotes,
levante el alambre de la cerca para no dar la vuelta y llegar rápido
al centro médico”.

“Hubo momentos en los cuales algunas de las mismas compañeras


y compañeros nos decían ’a ustedes les falta compromiso’, porque
nosotros no nos metimos más allá, a trabajar en la urbana y llega
un momento que eso lo raya, porqué si tú no estabas en el grupo,
con la célula de tal grupo entonces tú no estás en nada, mejor dicho,
no eres parte del proceso. Mientras que nosotros acompañábamos
a las madres comunitarias donde fuera que nosotros estuviéramos,
ellas sentían un gran apoyo con nosotros, con lo que hacíamos y el
trabajo de base era el cargar ladrillos, pero era muy comprometido,
estábamos muy pendientes de todo lo que sucediera. Para que estos
manes vinieran a decir que el compromiso era llevar una bandera”.

Como parte de su historia Harold comparte hechos que marcaron su


vida, “es que en una ocasión en una gran marcha aquí en Bogotá,
no me acuerdo cual, nos fuimos con las madres comunitarias, con
los niños y las niñas, nos fuimos con las madres y padres los que
quisieron acompañarnos, Mencoldes consiguió buses y nos llevó a
todo el mundo y nos habíamos organizado de tal manera que teníamos
el Grupo de Seguridad y en ese grupo de seguridad estaba yo, y
cuando íbamos llegando al Palacio de Justicia a mis compañeros
55
Par tir de lo que somos

ya no los vi. Estaba ubicado en una parte de la fila de este lado


y empiezo a buscar los compañeros y empieza uno a encontrase
a gente como pasa en toda marcha y usted empieza a hacer vida
social en una marcha, y los compañeros se les olvido que teníamos
una obligación -un objetivo- y era proteger a esta gente. Llevamos
unas pancartas grandes y ahí estaban los palos, si estos manes nos
tiraban nosotros teníamos con que defendernos, no nos iban a dar en
la jeta, entonces organizábamos las pancartas por si cualquier cosa
cada uno sabía dónde sacaba sus palos e iba y frentiaba a la policía,
unos trataban de evacuar y otros tropeleabamos, y cuando llegó el
momento en el cual alguien tiro gases con lo de siempre y les tiro
piedras y los manes nos encerraron y cuando yo fui a mirar, recibo
un bolillazo. Teníamos una señal, ya no me acuerdo cual fue, y no
vi a ninguno, los manes se habían largado, de dieciséis personas
quedamos como tres del equipo de seguridad para el combo con el
que íbamos con niñas, niños y todo el mundo, yo era del equipo del
que iba a evacuar la gente, ayudar a abrir camino mientras que los
otros se quedaban frenteando, y cuando voy agarrar el palo y como
los otros manes se habían perdido le habían dejado la pancarta a
una señora y las señoras se asustaron y con la misma pancarta iban
encerrando a la gente, me pillo la vaina cojo a la señora, le quito
esa vaina saco el palo y empezamos a darnos palos con los tombos
y en una de esas me gané un culatazo y me mandaron para el piso
reventado. Después unas señoras, no me acuerdo quien me levantó,
vi a la novia que estaba histérica al lado mío y yo no tenía ni puta
idea, todavía estaba volando y ensangrentado, bajamos por la plaza
de Bolívar y ahí nos llevaron, santo remedio y nunca más volví a
meterme en esas vainas. Hoy en día que voy a las marchas, uno se
acuerda y uno dice quien estará aquí de seguridad, entonces uno ve
y la gente, haciendo vida social”.

En otro de los territorios de la localidad en el barrio Potosí, se


encuentran en desarrollo procesos como el ICES propuesta de
formación cimentada en el programa Escuela Comunidad que ha
sido eje de la transformación social del sector, y en el tema de niños
y niñas esta ASODENFA, con el comprometido trabajo de madres
comunitarias, que trascendieron a los espacios de la defensa de los
56
Hi s t o ri a l o cal

derechos humanos y el trabajo articulado por la comunidad. Desde


allí se recoge la voz de algunos de sus integrantes.

La señora Rosita en su relato cuenta que ella llego en el año 1985,


“cuando solo habían 5 casas en barrio Potosí y a pie del palo del
ahorcado quedaba una quebrada limpia, donde se podía ir a lavar,
o a recoger agua para comer, pero desde que se empezó a poblar el
sector la quebrada se llenó de trapos y botellas, también por que
como llego minería al sector se terminó de contaminar y se secó la
quebrada”. Jesús David, tiene 14 años, vive en Potosí hace unos 6
años, es consciente de que en Ciudad Bolívar a veces hay violencia,
pero también sabe que hay muchas ayudas y que hace parte del
proceso que desarrolla IDIPRON15 en el barrio, del que rescata de
este su ayuda al medio ambiente, con la denuncia por la explotación
que se presenta en las canteras de la localidad, y para Vicente que
lleva viviendo en Potosí 14 años, “la localidad es todo, donde vivo”
los chicos no reconocen que la localidad tenga una gran parte de
zona rural, que la conoció gracias al proceso de TANGAKAMENA16
en el que estaba vinculados las integrantes de ASODENFA. Estos
procesos han contribuido a cambiar la mirada sobre cómo trabajar el
ambiente y empezar la protección de aquello que no lo ha alcanzado
la mancha de concreto que expande la ciudad. Edith Gutiérrez ha
realizado su trabajo en la localidad desde la danza, para ella Ciudad
Bolívar es: “un hogar, el espacio en el que ha construido su familia,
amistad, lazos fraternales, también se ha sufrido pero esto ha sido
el motor de la lucha”. Para Maicol Stiven Acosta quien estudia en
el colegio ICES, Ciudad Bolívar es “igualdad, somos iguales a los
picados del norte, generamos nuevas ideas”.

Agrega que Rosa Elvira que lleva 34 años en el barrio, para ella la
localidad es “la cuna de mis hijos” seguirá viviendo en el sector,
15
Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, es una
Entidad descentralizada, funciona desde 1970, conforma con la SDIS,
el Sector de Integración Social.
16
Producto de experiencias compartidas con organizaciones sociales
y personas que trabajaban en la recuperación ambiental a partir de las
prácticas agroecológicas, para garantizar una alimentación sana y sin
químicos y alrededor del trabajo organizativo.

57
Par tir de lo que somos

no ha pensado en irse, Pilar, para ella Ciudad Bolívar hace parte de


su vida, ella no se crió en la localidad pero sí lleva mucho tiempo
viviendo allí, así que hace parte de su vida, “cuando hablan mal
de Ciudad Bolívar, me siento mal, porque yo soy Ciudad Bolívar,
creo que las personas que hacen esas apreciaciones no conocen la
localidad, aquí encontramos de todo y siento que aquí nos tratamos
con más respeto”. Juan Manuel, estudia en el ICES, hace 7 años que
llegó a la localidad, para él Ciudad Bolívar es una “ignorancia falsa,
a medida que pasa el tiempo me doy cuenta que la gente sabe más
de lo que aparenta y eso no lo ve el Estado” se refiere al proceso que
realiza en el IDIPRON como un proceso de concientización, para el
barrio, la gente, el pueblo, en busca de soluciones.

Desde las historias y sentires de estos personajes se teje una visión


de localidad fuertemente arraigada a la lucha social, que no es más
que la constante búsqueda de la satisfacción de las necesidades
propias, que son necesidades colectivas, puestas en el lenguaje de las
reivindicaciones de los derechos humanos y los derechos del pueblo.

58
Capítulo 2
Movimientos sociales
locales
La movilización social como apropiación de procesos
de defensa del territorio.
Los movimientos sociales en Colombia, son corrientes
prácticas reactivas, nucleadas por aspiraciones
comunes.

Mauricio Archila
Los campos como el conocimiento, la cognición y la información,
dan una jerarquización en las normas y valores que calan en las teorías
tradicionales de la cultura que dan sentido estético del sentimiento
como fenómeno social y el del razonamiento cotidiano (Di Giacomo,
1984). El discurso podría sintetizarse como lo expresado en el
producto de lo subjetivo, pero toda síntesis es simplificación y con
ello hay pérdida de significado (Heller, 1987).
Par tir de lo que somos

En Ciudad Bolívar los colectivos, grupos y agremiaciones se


organizan desde lo social, tal es el caso de los promotores de juntas
de acción comunal, ONG, asociaciones, entre otros. Esto se hace a
través de divisiones por sectores, en algunos casos con personería
jurídica, se asocian y algunos líderes con reconocimiento social y
entendidos del territorio, promovidos por partidos políticos, otros
desde la participación y las luchas políticas desarrollan liderazgos,
donde la influencia de la mujer como sujeto político proporciona
un sentimiento de hermandad que impacta en la memoria de la
localidad.

Los movimientos sociales, juegan un papel importante en la lucha


por la consecución de planes democráticos alternativos. Fals Borda
(1989) muestra que los movimientos surgieron casi espontáneamente
desde las bases y periferias sociales, en sitios específicos y por
necesidades concretas; los dirigentes de los movimientos sociales
en sus inicios en América Latina, eran personas preocupadas por
el estancamiento económico y el militarismo, frustradas por la
verticalidad y el sectarismo de grupos vanguardistas revolucionarios;
académicos y maestros que desertaban de colegios y universidades
incapaces de responder a los desafíos de los tiempos; sus líderes
resultarán igualmente cooptables por los políticos y eran susceptibles
de ser víctimas de la represión oficial. Así ocurrió en muchísimos y
dolorosos casos, desde Tlatelolco hasta los Mapuches. No obstante,
empezó a crearse una concatenación de conflictos que obligaron a
ligar una protesta o lucha por derechos y servicios con otra, a buscar
aliados firmes de diferentes orígenes sociales y a conformar redes
de apoyo mutuo y coordinadoras a varios niveles. Un mecanismo
ágil y eficaz fue el de los foros, encuentros o festivales por temas
específicos.

Con lo mencionado por Fals Borda, hay que destacar que los procesos
de movilización en Colombia y en especial en Ciudad Bolívar,
intentan generar niveles de conciencia con planteamientos políticos,
de quienes habitan el territorio, este proceso de organización y
de lucha que ha permitido lo que hoy existe, es lo que más nivel
de recordación tiene; las luchas populares que se han dado en la
60
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

localidad, dan evidencia de los liderazgos colectivos y voluntarios,


como lo fue el caso de los grupos de salud organizados en los años
90. Esta lucha unida a la compra y venta de lotes, de los servicios y
de la ilusión de tener un hogar, esta lucha por los servicios públicos
siempre bajo la luz de la movilización social, generan procesos de
unidad en los primeros años de nacimiento del sector, especialmente
por el tema del agua, las necesidades básicas y la vivienda.

Recuerdan algunos habitantes que en los inicios de construcción del


territorio se armaban los ranchos y no habían pasado las 24 horas
cuando la policía venía a tumbar y quemar las viviendas. Así, ellos
llamados invasores por la autoridad, volvían a los terrenos cuando
se iba la policía y en este ir y venir se desarrolló la disputa por la
posesión de los terrenos.

En el caso de la Señora Rosa, la localidad se han presentado


movilizaciones por el agua, por la salud, por educación “todo ha
sido una lucha, nada ha llegado gratis”, y pide a los jóvenes que
sigan construyendo la localidad desde la paz pues en los barrios la
situación ha estado muy tensa últimamente y los jóvenes deben tomar
conciencia de ello. De la misma manera la señora Aura Gutiérrez
quien lleva 17 años viviendo en la localidad y quien pertenece a la
asociación ASODENFA, reconoce que a través de esta organización
ha aprendido a querer a Ciudad Bolívar -“mis hijos estudiaron en
el colegio ICES”- razón por la que estuvo en una pelea de mucho
tiempo con otras personas del sector para que el colegio tuviera el
ciclo de bachillerato.

Los liderazgos en los sectores en conjunto, deben demostrar -lo


bueno y bonito- del lugar, dicen los adultos de la localidad, que
en todos los sectores deben hacer referencia de la importancia de
la aparición de grupos culturales y ambientales, y estos aparecen
más o menos desde el año 2000 proponiendo la implementación de
propuestas culturales, de huertas agroecológicas y comunales entre
otros, por lo que Aura Gutiérrez enfatiza que “si se hace memoria
en la localidad esta debe representarse en todo lo bueno que se ha
conseguido en la vidas de quienes habitan la localidad, las vidas
61
Par tir de lo que somos

que se han perdido, pero también hay que recordar lo malo y lo


ganado en el paro del 93”.

El paro cívico de 1993, organizado por la coalición de muchos sectores


y líderes de la localidad, entre juntas de acción, organizaciones
juveniles, políticas y culturales, realizan la toma y bloqueo de tres
vías estratégicas para movilidad de la ciudad, la Avenida Boyacá, la
Avenida Villavicencio y la Autopista Sur, logrando por la fuerza, la
resistencia y la masa sentar a la administración a negociar un pliego
conjunto de peticiones que resumía las necesidades más apremiantes
de ese momento y la forma de cómo solucionarlas. Fue un punto
de alta agitación social y articulación organizativa, lo que permitió
que la realización del paro fuera exitosa, por lo que se mantiene
en la memoria colectiva por uno de los momentos de mayor nivel
organizativo y de unión de la localidad.

Frente a este suceso Frank Molano17 en su exposición en el Foro


Memoria Visible18 señala que las razones originarias del paro 1993
se explican porque “la construcción de las localidades, municipios y
naciones no se decretan, los seres humanos construyen los espacios
colectivamente; la gente construye la localidad, no los políticos. Los
líderes sentían como un error la forma como se estaba pensando
y administrando la localidad. La localidad nunca se pensó con
escenarios deportivos, recreativos, centros de abastos, terminal
de transporte, no se vio que había jóvenes, niños, mujeres. No se
partió de las necesidades de los habitantes. Cuestiona el modelo de
ciudad y la noción de ser ciudadanos con derechos. Para algunos
acaparadores de la tierra, la localidad se convirtió en un negocio
bastante lucrativo. La emergencia de nuevos liderazgos: nuevos
17
Profesor universitario e investigador en temas de movimiento social
y protesta urbana, fue docente en un colegio del sector Lucero Bajo.
Participa en el foro con la ponencia ’El paro del 93 como movimiento
social’.
18
Foro realizado en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas,
sede tecnológica el 25 de abril de 2014 en las acciones del proyecto
Memoria Histórica para La Construcción del Tejido Social; proceso que
se desarrolló en conjunto con varias Organizaciones Sociales de Ciudad
Bolívar.

62
Wilson Castellanos, cantando en la sede de Mencoldez. Juan Pablo II, 1989
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

63
Par tir de lo que somos

64
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

comunales, nuevas juventudes, que tenía nuevas formas de entender


y leer el mundo. Cuyos referentes eran la libertad, la democracia y
mayor autonomía. Se empezó a entender que eran ciudadanos que
tenían derechos”.

Presenta las generalidades de un trabajo investigativo realizado a


propósito del paro cívico-comunitario de 1993 en la localidad de
Ciudad Bolívar, el ejercicio consistió según Frank en “indagar
las razones que dieron origen a esta gesta colectiva y a tratar de
sacar las enseñanzas que dejó. La premisa fue la noción de un paro
triunfante, el paro de 1993 fue uno de los pocos paros locales en
la historia del país en lograr sentar a las autoridades de turno –
locales, distritales y nacionales- para que respondieran de manera
clara las exigencias plasmadas en el pliego de peticiones construido
por las comunidades”. Para Frank el paro fue un triunfo de las
comunidades. “Un ejemplo concreto de triunfo popular, es la sede
tecnológica de la universidad Distrital, logro palpable del paro de
octubre de 1993. A lo anterior habrá que sumarle la producción
de estrategias creativas plasmada en coplas, canciones, volantes,
artículos, entre otros, que abarrotaron la memoria colectiva”.

Afirma que “la memoria y la historia son fundamentales en los


procesos de recuento histórico”, de estos dos ejes plantea que “el
paro de 1993 puede leerse desde la perspectiva de movimiento
social, para hacer este análisis parte del concepto de energía social.
En el caso del paro fueron dos los componentes de la energía social
desplegada, el primero los problemas no resueltos y el segundo
que hacer para resolverlos. El paro es una estrategia colectiva que
buscaba la solución conjunta de las necesidades, problemáticas, los
sueños y la esperanza. El paro local más exitoso se materializó de
dos maneras: la primera en la inversión social lograda, visible en
la construcción de vías, CADES, parques, la universidad, cobertura
de servicios públicos, entre otros. Y el segundo en el cambio de
imaginario de la localidad, a través de una acción colectiva que
logro hacer valer los derechos de las comunidades. La energía social
es una fuerza que se puede dilatar, pero también se puede volver a
juntar para resolver los problemas que todavía nos aquejan. Uno de
65
Betty Melo, líder y soñadora. QEPD. Zona rural, 1992. Codiepsir
Par tir de lo que somos

ellos que continúa y ha sido recurrente en la historia de la localidad


es el asesinato de los jóvenes, este es un problema por resolver en la
localidad. Por último hay que resaltar la importancia de conocer la
historia, para tener memoria de lo que hemos hecho, lo cual es vital
para las comunidades y recordar que de este paro quedó el pliego,
el cual hay que retomar para saldar las deudas pendientes con esta
localidad”.

Desde otra perspectiva que atañe no solo las agudas problemáticas


sociales sino en el contexto nacional, Christian Robayo19 en
intervención en el foro Memoria Visible, menciona, “algunos
antecedentes históricos que dan origen a la localidad de Ciudad
Bolívar y que guardan a su vez una relación directa con el paro
Cívico-comunitario de 1993. El primero de ellos, es el conflicto
social armado como factor determinante en la constitución y
desarrollo de la localidad, la guerra que vivimos en nuestro país,
el drama de millones de desplazados y desterrados de sus tierras de
forma violenta y que han buscado refugio en las zonas periféricas de
las grandes ciudades, en este orden de ideas, hace que a los terrenos
que hoy se conoce como Ciudad Bolívar lleguen personas de todos
los rincones de la geografía nacional. La lucha que estas personas
empiezan a dar por conseguir un techo, un pedazo de tierra y
proteger su vida, es la sustancia de mucho de lo que tenemos ahora
en nuestra localidad”.

Un factor que resalta Robayo es la falta de autonomía territorial y


administrativa “el territorio que hoy se conoce como Ciudad Bolívar,
dependía en su tiempo geográficamente de Bosa, de Tunjuelito y
hasta de Usme. Es decir no hubo nunca un proyecto planificado de
la localidad. Según una anécdota memorística contada, la localidad
fue en un primer momento pensada desde el aire, un grupo de los
dueños de este país sobrevoló estos terrenos y desde allí decidieron
que este era el lugar perfecto para traer los problemas de la ciudad,
era el espacio para traer la población desplazada y los pobres
indeseables, era el espacio perfecto para quitarse ese problema

Activista social y vocero delegado de la Coordinadora Cívico Popular


19

de Ciudad Bolívar.

66
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

de encima”. En estos planteamientos argumenta que fueron parte


del cumulo de condiciones que sembraron la idea en varios de sus
habitantes para protestar y hacerlo con fuerza para que los escucharan.

El acumulado de luchas por dignificar el territorio incluye para


muchos las luchas por los servicios públicos en especial el agua y
el alcantarillado, los efectos de la inseguridad del sector, situaciones
que han sido recurrentes y que asumieron desde el voluntariado en
algunos casos y el compromiso comunitario de quienes se hallan
inmersos en esta realidad. Que al referirse a estas vivencias se acuña
la frase “venga haga memoria” para esbozar un cuadro de la situación
en la que se hallaba la localidad en sus inicios y que propicio las
manifestaciones y protestas sociales, “territorios que eran loma y
estaban llenos de potreros”, condición que constituía una barrera
geográfica que impedía la materialización de muchas de estas
exigencias, o era la excusa, para no darles viabilidad desde los entes
correspondientes, lo que llevo a buscar estrategias de organización
para hacer frente a las múltiples necesidades sin solución plausible,
y que por la vía individual o exigencia fraccionada no se conseguiría.

Como alternativa para establecer un dispositivo que permitiera la


integración y coordinación de las múltiples voces que hacían eco
en los diferentes sectores, se organiza la unidad cívico comunitaria,
como un escenario colectivo que fue clave para realizar el paro
de 1993, se construye a partir de trazar una agenda colectiva de
movilización y acción, desde los diagnósticos territoriales que las
comunidades tenían de sus barrios, como aporte significativo en
esta materia. El carácter popular y los objetivos de este esfuerzo
permitieron avanzar hacia una nueva forma de movimiento mucho
más cualificado, hacia otras formas de entender la comunidad y por
lo tanto hacia una forma distinta de pensarse como localidad.

Los desacuerdos en la política social entre el Estado y la comunidad


es parte de lo que llevo a la comunidad a realizar el paro del 93, del
relato de Juanita Lloreda (aunque manifiesta no haber participado,
no por falta de pretensiones sino porque su trabajo no se lo permitió)
“siempre se ha dicho que Ciudad Bolívar, tiene el mayor presupuesto
67
Par tir de lo que somos

del distrito, pero ¿dónde estaba ese presupuesto? no se evidenciaba,


porque muchas escuelas que hay hoy en Ciudad Bolívar fueron por
autoconstrucción, sí autoconstrucción, porque la misma comunidad
ayudó a construir, a pegar ladrillo, yo ayude a -abrir chambas- a
cargar, cuando eso era una obligación de la Secretaría de Educación
cercar esos lotes y construirlos con ayuda de la Alcaldía Local o la
Alcaldía Mayor, habían muchos desacuerdos, vías sin pavimentar,
se estuvo peleando también la legalización, porque una cosa es la
legalización de escrituras públicas y otras cosa son las que salen de
un decreto, pongamos ‘lo que sucedió con Jerusalén’, en 1989 todos
estábamos unidos y salió un decreto donde se legalizaba a Jerusalén
en servicios públicos, ese fue un triunfo que tuvimos las nueve juntas
de Jerusalén, porque conseguimos que nos legalizaran los servicios
públicos, al legalizar los servicios públicos no se tenía escrituras
pero nos tenían que dar algunos beneficios estatales, entre esos el
agua, el alcantarillado, y construir el alumbrado legal”.

Para Juanita Lloreda fueron muchas las situaciones que se fueron


sumando llegando a un punto que la única opción fue protestar,
manifestarse para exigir. “Cuando las cosas no se dan, nos toca
marchar y no te puedo decir exactamente como lo dije anteriormente
que pasó en el paro del 1993, si bien recuerdo que había un cierto
apoyo por detrás invisible, habían muchas cosas porqué marchar
por ejemplo, la matanza de jóvenes en Ciudad Bolívar, los servicios
de algunos sectores que no tenían, por algunos colegios que no
existían, mejor dicho fue una serie de problemáticas que tenía
Ciudad Bolívar que rebozó la copa a los habitantes y todo Ciudad
Bolívar, la mayoría de líderes y gente consciente marchó porque
había un objetivo porque marchar, no simplemente por romper
vidrios o por armar escándalo, no, había algo grande y además no
nos estaban cumpliendo, era una desconfianza que se tenía hacia el
alcalde distrital, y hacia el alcalde local donde no se hacía, lo que
había de hacer en la localidad y después las autoridades visitaban a
los barrios con el trabajo de la comunidad, con el trabajo que habían
hecho las comunidades donde ni siquiera sabían de donde había
salido tal trabajo, entonces con eso estábamos en desacuerdo”.
68
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

Dice además, sobre la situación de los jóvenes, que ha sido


permanente y que fue el detonante del paro, como consecuencia
de las condiciones sociales y económicas de las familias y del
contexto urbano “desde hace muchos años se viene decepcionando
la población desplazada y a los campesinos, jóvenes del campo
que llegan a una Ciudad no encuentran nada que hacer, no tienen
colegio, no tienen trabajo y empiezan a organizarse en grupos y
empiezan por lo más fácil que es metiendo vicio, de pronto por ahí
quitando algunas cositas para mantener el vicio, esa es una de las
cosas; otra cosa que se ve son los mismos grupos armados, porque a
Ciudad Bolívar han llegado diferentes grupos armados a reclutar a
nuestros hijos, nuestros muchachos, no podemos decir que las Farc,
que los paras, todos los grupos armados que hay en Colombia han
tenido asentamiento en Ciudad Bolívar y han reclutado nuestros
hijos y eso no podemos decir que es mentira, porque esa es una cosa
que viene de toda una vida, desde que yo conozco Ciudad Bolívar
se ha dado esta práctica, que cuando los jóvenes se niegan, viene
su asesinato, les dicen bueno ustedes no sirven para apoyar tal
cosa, pero sí están haciendo esto, entonces se organizan y resultan
diciendo que la mano negra, que una cosa que otra, ahí nacen las
tales limpiezas”.

El nivel de agresión y por las formas como fueron resueltas las


problemáticas juveniles, con el exterminio físico, es un mensaje de
alerta a la comunidad local para denunciar y visibilizar las situaciones
que se estaban presentado en cada uno de los barrios, así para Harold
Bustos y Francisco Galán Moreno “el paro del 1993 tiene sus inicios
con la masacre del 91 en Juan Pablo II con la problemática se genera
un punto de impacto en cada sector, cuando comienzan a moverse
las masas, fueron jornadas donde se reunían en casas, se reunía uno
desde las 8 de la noche y organizaba y preparaba todo, eran como
unas ollas comunitarias, uno traía chocolate, el otro traía leche y
los ‘croasanes’ salíamos, era por grupos cuando se complicaban las
cosas se corría a San Francisco o a Candelaria porque de pronto
los policías le pegaban a uno; Hay que recordar a tantas personas
que desaparecieron a través de esa historia, sujetos que ayudaron
a construir hace 20 años y que esto generó tejido social, y todo
69
Par tir de lo que somos

esto quedó en los grupos juveniles, ya hay como tres generaciones,


la vieja guardia, la media guardia y los jóvenes de la actualidad,
realmente, la concepción es que de allí salieron grandes cosas,
recordar esto, es como la batería que hacía falta para inyectarle
energía a la lucha”.

Sobre el paro de 1993 Cecilio Uribe cuenta que a pesar de las


critica situación social la unión de la comunidad en sus expresiones
organizadas era sólida “fue la marcha fuerte de Ciudad Bolívar,
todo comenzó por lo que es Potosí, Lucero Alto, Estrella, todos los
habitantes de la parte alta del sector, bajó porque la inseguridad, la
violencia, la pobreza que había y los habitantes no pudieron aguantar
más el hambre, este fue el elemento que movilizó y en ese tiempo la
gente ya estaba ’mamada’ y cansada y bloquearon totalmente por
todos lados y la policía empezó a incentivar la violencia atacando
a la gente y aquí, por lo menos aquí abajo en la Boyacá en la parte
del puente peatonal, en la parte del antiguo puente peatonal, a esa
casa le prendieron candela, esa casa la incendiaron, hubo varios
heridos, eso fue terrible, ese día fue tenaz, los antiguos que estamos
aquí no nos hemos podido olvidar de esa movilización, que fue la
última movilización que se hizo fuerte, grande, Ciudad Bolívar fue
fuerte en ese tiempo”.

Resalta Cecilio Uribe que la situación del momento que motiva la


organización social a realizar el paro es similar a la actual, salvo
por las actuaciones de la administración distrital que no ataca a la
población en sus formas de sustento no formal, “en ese momento
estábamos en un proceso muy parecido a lo que vivimos hoy,
porque es que no se conseguía trabajo, pero aparte de eso y lo
que ha cambiado entre esos tiempos y lo que tenemos hoy, hay
que reconocer a las autoridades sobre todo al gobierno distrital,
que bueno ha retenido un poquitico el detonante de no combatir a
los vendedores ambulantes, los han dejado trabajar, al menos los
ha dejado conseguir algo, la comida y en ese tiempo el detonante
fue que inclusive combatieron a la gente que trabajaba en la calle
porque no se le permitió a la gente conseguir trabajo, entonces pues
imagínese un padre de familia con dos o tres hijos, aguantando
70
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

hambre y en la casa ya que lo echan porque no paga arriendo y


pues la gente se desespera y ese fue el detonante porque la gente
no aguantó más. Uno de los logros más representativos fue que el
gobierno nacional y los burócratas se dieron cuenta de que cuando
el pueblo tiene hambre y si lo reprimen es muy peligroso, un pueblo
con hambre sin trabajo, acorralado es muy peligroso”.

Las ganancias del paro fueron parciales para Cecilio, dentro de


las deudas tanto para la localidad como para el resto del país son
las oportunidades de trabajo en condiciones dignas, “a raíz de ese
paro se mejoraron muchas cosas, se empezó a organizar el tema
de la salud un poco, al tema de la educación empezaron a ponerle
cuidado, se fortalecieron algunos colegios, el León de Greiff, por lo
menos empezaron a darle un cambio fundamental, se empezaron a
abrir cupos a raíz de eso, se empezaron a hacer los convenios con las
instituciones privadas para que atendieran, porque el Estado no tenía
la capacidad de infraestructura para poder atender una cantidad de
niños que habían sin estudiar y yo creo que en el sector laboral,
uno dice que se mejoró pero lo que hizo el Estado fue colocarle
un pañito de agua tibia porque de ahí dependió, sí, se abrieron un
poco de posibilidades pero de ahí empezó la implementación de
la famosas cooperativas y los contratos, entonces el Estado ya no
contrataba directamente sino que empezaban a contratar personas
por prestación de servicios, que con el cuento de que para dar más
espacio porque había mucha gente sin trabajar, fueron muchas
cosas, yo creo que los movimientos sociales y la presión que hace el
pueblo obliga al Estado a abrir un poco los espacios”.

El impacto que genero el paro en la localidad y en la ciudad, pero


también la imagen que proyectó de un entramado de organización
social y comunitaria fortalecida en la lucha conjunta es para Juan
Carlos Toro uno de los mayores réditos que dejó el paro donde
argumenta que “es necesario e importante que se tenga resultado
frente a la movilización de la comunidad así sea temporalmente,
pero que haya un nivel de organización y de coalición, ese fenómeno
de la movilización no solo de taponamiento en algún sector de la
localidad si no que el resto se dé cuenta, que se enteren en los medios,
71
Par tir de lo que somos

que se busque un trasfondo y eso fue lo que en su tiempo sucedió en


localidad y todo Bogotá se enteró que había un paro en Ciudad
Bolívar, un paro cívico, que era un fenómeno de los municipios del
país, pero no en una ciudad grande y mucho menos en la ciudad
capital y eso es una ganancia en términos de las posibilidades
que tiene la organización comunitaria, la organización popular de
convocar y llegar a un punto”.

Pero igualmente reflexiona como en el momento de algidez se


muestra una localidad fuerte para exigir pero en el seguimiento a
las soluciones se diluye la organización, que por la misma estructura
del Estado, la forma como se toman las decisiones, las instancias
que se deben surtir hacen que las respuestas y soluciones a las
problemáticas no se den con la rapidez con la que son exigidas o su
concreción se convierta en un acto descontextualizado del momento
de la manifestación, el paro “se desarrolló, para que los habitantes
se dieran cuenta que a través de la movilización y algunos niveles
de organización se hacían reclamos justos, lamentablemente
cuando la gente se moviliza, reivindica algo la solución la quiere
inmediatamente y lo que paso aquí es que esa reivindicación no fue
inmediatamente y eso desanimó, la gente pidió la posibilidad de
solucionar la necesidad colectiva; se ha logrado muchas cosas con
el tiempo, como el Plan Ciudad Bolívar donde se tenía la solución
de problema de la vivienda pero es muy difícil en Bogotá que cuando
se cumple la meta se dan cuenta que el déficit de vivienda es tres
veces más grande de lo que se habían planteado inicialmente, y
entonces quedamos como en la misma, y eso desanima, pero también
posibilita que en otros sectores digan si en otra época se pudo lograr
que aquí hubieran colegios y pudieran poner los servicios públicos y
si nosotros nos movilizamos podemos hacer lo mismo.”

La relación de movilización social y política es lo que Fals


Borda (1989) muestra como el dilema por el cual deben pasar los
movimientos avanzados: o persisten en la acción política amplia
y creadora que ya emprendieron, es decir, sin claudicar como
movimientos ni tenerle miedo o repugnancia a plantear visiones
72
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

políticas compartidas o pasan a ser partidos nuevos o a reforzar


algunos de los existentes al inducir la necesaria renovación.

Escobar, A. Álvarez, S. Danigno, E. (2001) afirman que un elemento


que llama la atención en los movimientos sociales de los últimos
tiempos, ha sido la apropiación de la noción de ciudadanía, que hace
operativa su visión amplificada de la democracia. Los movimientos
sociales de finales de los años 70, buscaban reivindicar las carencias
o necesidades sociales como un derecho; en el caso de movimientos
sociales como el ecológico, los de las mujeres, los negros, los
homosexuales y otros, centran su lucha por el derecho a la igualdad
y a la diferencia, apoyada en una nueva noción de ciudadanía,
justificados en ser sujetos portadores de derechos, ciudadanos
iguales a los demás. (pág. 73 – 74)

Las características más prominentes que podrían permitir la


continuidad y reforzamiento de los movimientos sociopolíticos
democráticos más avanzados son: su naturaleza civilista y pacífica;
su empeño descentralizador y autonómico; y su tolerancia pluralista
ante la diversidad cultural y humana. Estas características han pasado
a ser preocupaciones fundamentales para construir su estructura,
conformar su ideología y darles una visión coherente y dinámica que
las acerque a un nuevo tipo de democracia de índole participativa y
directa. Son una respuesta positiva, una salida a la violencia y a la
confrontación armada.

Desde lógica del actuar del movimiento social Juanita Lloreda nos
introduce en un término en el que hay trabajar; lo comunitario como
identidad política, “hay varios conceptos porque vivir la política,
vivir es una política. Porque uno tiene que luchar para sobrevivir, es
una meta hacer todo eso del engranaje social, que uno quiere que la
gente surja y no se quede en el olvido y se es respetado y reconocido
y todo eso es una política, una política que no es partidista, es una
política común, de progreso, de ayuda social, esa es una política”.

Decir lo comunitario tiene relación directa con un actuar político, del


que se dice es un actor político, tiene unos principios y códigos éticos
que los que superpone el bienestar colectivo sobre el interés personal,
73
Par tir de lo que somos

y no debe confundirse y mezclarse con las prácticas viciadas de la


política que degeneran en la -politiquería- Juana Lloreda lo expresa
como, “la política partidista es un fraude, porque se tiene en cuenta
y se le mide por colores, no se le mide el estómago a la gente y
es que la gente no cocina solo banderas partidarias, la gente no
come por decir votante, o vistiéndose de amarillo, la gente no come
por vestirse de rojo porque es liberal, la gente no come por vestirse
de azul porque es conservador, porque son cosas que no tienen
sentido, es que una cosa es la política y otra cosa es la politiquería
y Colombia se convirtió fue en politiquería, se busca haber cual
habla más, cual tiene mejor verbo para engañar la gente, yo creo
que la política es más sana, la más sana que hay, en mi posición es
la social, es buscar ayudar, apoyar y buscar que la gente no quede
en la ignorancia, ni olvidado, siempre se lucha por un mejor futuro
para los hijos no importa si no son hijos de uno, pero uno tiene que
tener una mirada muy amplia, la gente no tiene la filosofía clara
sobre lo que es la política, una cosa es la política social donde uno
llegue y participe y decida, dar participación; hacer un estudio de
cuál es la necesidad más sentida que tiene la gente y hagamos un
proyecto que busque cómo podemos solucionar el problema a la
gente, eso sí es una política, eso que me elijan y después yo me hago
el loco y no me dejo ver eso no es política”.

Cecilio Uribe también comparte esta visión de la política desde


la lógica del trabajo comunitario, y enfatiza en su carácter
participativo, “la política para los líderes es una vivencia entre
dos clases de política, la política comunitaria que hace dentro de
las posibilidades de los líderes, trabajo comunitario, trabajo de
organización en los diferentes sectores y barrios, trabajo fuerte,
trabajo de presión, de organización, de ideas, esta es una forma de
hacer la política; política de aquellos que no tienen la posibilidad
económica de desarrollar todas sus capacidades y la otra política
de aquellos líderes, grandes líderes que es bienvenida también, pero
que tienen las condiciones económicas de poder desarrollar otra
clase de necesidades que también tiene los pueblos, pero la política
es una situación muy amplia de participación, de organización
74
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

Medios de comunicación alternativos. 1993 75


Par tir de lo que somos

76
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

de las diferentes comunidades para que haya un beneficio común,


esencialmente eso”.

Para Carlos Andretti Menjura es un proceso colectivo, anidado a la


organización social, “la política es una construcción de ideas, una
construcción de procesos, es fortalecer los procesos que hay dentro
de un territorio, pero no solamente de una persona, sino de toda una
comunidad, entonces en política existen muchos procesos dentro de
las localidades, Ciudad Bolívar es una de las localidades que más
procesos tiene, la gente está muy organizada, pero esa organización
no sé, no se refleja. Debería verse reflejado con menos problemáticas
sociales, pero es una de las localidades que tiene más problemática
social, deberíamos tener unas políticas sociales, pero es que no se
refleja”.

Christian Robayo diferencia el ejercicio democrático de la política


como poder popular, que debe ser una constante en la organización
social, “lo político como un ejercicio de construcción permanente,
es un ejercicio de construcción de ser gobierno y de ser poder, y el
gobierno y ser poder es muy diferente a ir a que le den un tamal e
ir a votar, entonces aquí habría que hacer una diferenciación entre
lo que para unos es lo político en el sentido amplio profundo, lo
democrático que significa el término, lo político es un ejercicio
amplio, profundo que le permite a los sujetos construirse como ser
social y construir como sujeto social y también como comunidad,
como lo colectivo y lo amplio, las comunidades construyen lo
político y las organizaciones construyen lo político desde un
escenario mucho más amplio y profundo que el marco de lo que
nos han propuesto este Estado de democracia liberal, democracia
representativa, entonces para nosotros lo político es permanente, es
la posibilidad de potenciar las comunidades y los sujetos para que
gobiernen sus vidas y para que gobiernen su territorio, construyendo
el tejido que les permita ser poder, construyendo el tejido que les
permita esa dualidad de ser gobierno y ser poder de una manera
correlacionada y permanente”.
77
Marcha de la Coordinadora Cívico Popular de Ciudad Bolívar. Media Loma, 2012
Par tir de lo que somos

En el mismo sentido que lo expresa Juanita, Christian Robayo


diferencia lo político de la -politiquería- como practica enquistada
en las esferas del poder Estatal y su impacto en la dinámicas sociales
y organizativas, “lo que se le ha vendido a las comunidades y al
conjunto de la sociedad, casi que del país, es que lo que hay que hacer
es politiquería, la diferencia es que la politiquería es un escenario
que instrumentaliza a la gente, la politiquería es un escenario que
manipula a la gente, la politiquería es un escenario que le quita la
esencia a lo político y la politiquería es la manera como se práctica
hoy en día la consecución de algunos escaños y de algunos poderes
en lo que tenemos como la organización y la estructura del Estado
y las estructuras de gobierno, entonces la politiquería ha hecho
mella nefasta en las comunidades, la politiquería ha vulnerado sus
derechos, la politiquería se ha hecho como un instrumento para
no permitir que la gente se gobierne y que la gente construya esos
poderes, porque la politiquería utiliza las dadivas, la politiquería
utiliza los intereses particulares y los beneficios propios, la
politiquería compra votos, la politiquería compra cargos, la
politiquería negocia con la vida, con los territorios”.

Dentro de los impactos que comenta Robayo está la ilegitimidad de la


participación democrática como expresión de la voluntad ciudadana,
“este escenario es en el que viven varias comunidades y en el caso
de Ciudad Bolívar aquí se negocia con los votos de la gente, se
negocian los cargos, se negocian los presupuestos, en Ciudad
Bolívar y varias partes del país y de las ciudades de Colombia la
politiquería aún hoy gobierna y eso que hoy llaman mermelada y
le empiezan a dar unos símbolos y unas palabras diferentes no es
más que politiquería y esa es la que le ha hecho daño a la gente,
a la gente la han desmovilizado a través de la politiquería, la han
permeado de unas prácticas que no son propias y de los espacios
democráticos que tiene la gente, los valores democráticos que tiene
la gente”.

En cuanto a la política resalta su objetivo como estructura del poder


popular en contraposición a las prácticas de los representantes electos
en los cargos del Estado, “entonces que hacer entre la política real y la
78
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

política irreal en los territorios, una política que defienda la vida, una
política que defienda la armonía entre los sujetos, las comunidades,
la armonía entre inversión y desarrollo, la armonía entre desarrollo
propio, desarrollo para el buen vivir, esa es la diferencia que hay
entre un escenario de ser gobierno y ser poder, desde los territorios,
desde las comunidades, bajo mandatos populares, que controlen a
aquellos que salen como voceros de las comunidades, la política es
aquella que permite vocerías, esas vocerías están controladas por
unos colectivos o unas organizaciones, por unas plataformas y por
unos planes de acción, por unos programas, aquí en la politiquería
los que son representantes no le responden a nadie, no hay quién los
controle, no responden a un programa colectivo, no les interesa lo
colectivo, sino les interesa apropiarse de lo colectivo para beneficio
propio”.

Por lo tanto lo político es el escenario “que le permite a los sujetos,


a las comunidades, a las organizaciones y a la sociedad en general,
construir el buen vivir y construir el buen vivir bajo una mirada
de controles colectivos, de programas colectivos, de vocerías más
que de representantes, de sujetos que respondan a un territorio
a una organización o a las organizaciones y los territorios a los
cuales fueron enviados con un propósito, y lo político no se reduce a
participar en el esquema de democracia liberal”.

Entonces lo político es un ejercicio crítico, del pensamiento y la


unidad de acción del movimiento social que Christian Robayo lo
fundamenta en función de la defensa de los derechos humanos y de las
autonomías territoriales, “lo político es el ejercicio del pensamiento
crítico y de pensarse nuevas maneras de organizar el territorio,
lo político es defender los derechos, lo político es entrecruzar las
diferentes manifestaciones de reivindicación y emplazamiento de los
gobiernos, ahí está lo político y lo político es un eje que permite
construir lo democrático, que permite construir la democracia,
que permite ir hacia una democracia más allá de la democracia
delegativa que tenemos y ahí es una diferencia que hacemos, lo
político es el escenario para construir la vida, para construir el
territorio y para construir por supuesto al nación que necesitamos,
79
Par tir de lo que somos

no la nación que necesitan unos pocos politiqueros que piensan que


teniendo la estructura del Estado van a someter a la gente y van a
conducir por sus caminos al pueblo”.

Desde el recorrido trazado del concepto de política con la noción


instaurada en los personajes entrevistados, se precisa la política como
parte inherente a las comunidades y sus expresiones organizadas con
su actuar territorial, en palabras de Christian Robayo, “la política
yo creo que ha estado siempre en las comunidades de alguna u
otra manera, lo que pasa es que la mirada cultural hegemónica
que tenemos trata de invisibilizarla y someterla a una mirada
precisamente hegemónica de lo que hoy día se llama la politiquería
y la representatividad, cuando lo que se ha generado en las
comunidades es una política colectiva, un política para el buen
vivir, una política de armonía entre los sujetos, el territorio y sus
diferentes variables y una política ética, profundamente ética, una
política profundamente arraigada a programas, a unos valores y a
unos intereses colectivos, una política arraigada en el personalismo,
una politiquería arraigada al interés particular, a la negociación de
cargos y a la desaparición de control y de cualquier respuesta a un
bien colectivo. Ahí está la diferencia en lo que nosotros hacemos, de
lo que es lo político y lo politiquero”.

Lo político y la participación pueden verse descritos de diferentes


formas según el grupo social, movimiento social o las subjetividades
trazadas, pero en general es la cultura de la puesta en común de
los sentidos y los significados de los individuos que constituye
a una percepción de mundo. Pero hay que tener en cuenta que la
cultura política y participación dentro de lo cultural, según Bourdieu
(1991) en el concepto de estructura participativa remite al Habitus,
entendido como estructuras mentales o cognitivas para manejar
el mundo social y al de Campo como redes de relaciones entre
posiciones objetivas. (Gómez y Pérez. 2011).

La participación es punto fundamental en la construcción de lo local,


es el ejercicio de cohesionar el ser individuo, donde Juanita Lloreda
afirma que “prácticamente la participación de la gente ha sido el
80
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

proceso de construcción de la localidad en todos los sectores, las


luchas de las comunidades que sienten la necesidad de organizarse
y exigir a las instituciones para que satisfagan las necesidades y que
de alguna manera nos ayuden a solucionar nuestras problemáticas”.

Dentro de los procesos de participación el que más recuerda


Juanita Lloreda en Jerusalén fue cuando “se organizó la Junta de
Acción Comunal, ya que este territorio era un lío, se hicieron unas
delimitaciones que no fueron muy correctas y empezaron a decirle
a la gente que barrio le correspondió y empezaron a sectorizar,
porque dijeron que no podía haber una sola junta por el tamaño
de Jerusalén y que había que distribuir por sectores, ellos hicieron
una repartición los más equitativa que pudieron y a cada sector se
le dio un módulo, pero eran las mismas necesidades, no era que
el Tanque tuviera una necesidad, Canteras tuviera otra, Argentina
otra o Santa Rosita, todos teníamos la misma necesidad, cuando se
siente que todos tenemos la misma necesidad y empezamos a sentir
que la tenemos, cuando se hace un llamado o convocatoria se tenía
la ‘verraquera’ de enfrentarnos a cualquier institución y decirle que
necesitamos cosas concreta”.

La participación más allá de ser un acto de la necesidad de interactuar


en sociedad, se da como resultado de la necesidad de buscar una
salida conjunta a las necesidades de los territorios que se expresan
en formas de manifestación social, que según Juanita Lloreda su
origen en la localidad “se remonta a 1984, esto surgió del vínculo
de unos talleres que le decían talleres zonales, que empezaron a
organizar unos líderes de Ciudad Bolívar y empezaron a dejar
ver otra visión de cuáles eran las necesidades que teníamos como
comunidad y de ahí, de la misma organización y de la necesidad
y del mismo manoseo a las comunidades, se dan las marchas y
movilizaciones porque cuando Jerusalén no tenía agua nosotros
reunimos muchos buses y nos fuimos a la Empresa de Acueducto y
les dijimos necesitamos el agua, esta es un necesidad y se mandó un
oficio con las firmas de toda la comunidad que nos quiera apoyar y
las firmas se le pasan al ente de control, al alcalde, al secretario de
gobierno, al presidente, al Concejo, al Senado, mejor dicho hasta
81
Par tir de lo que somos

el que no tiene que ver, pero es una necesidad, cuando eso no se


cumple, cuando en Ciudad Bolívar se están quedando cinco mil,
seis mil niños sin estudio, que toca hacer pues, hacer una marcha
para que nos construyan la escuela o el colegio, o que nos consigan
cupos para nuestros hijos , para que nuestros niños no se queden
ignorantes”.

En la conformación de las juntas una década antes expresa Sixta


Tulia Torres la trascendencia que tuvo para el sector este hecho,
quien comenta que sobre el año de 1968 “el Alcalde Mayor de
Bogotá de la época, el doctor Virgilio Barco, subió a posesionarnos
en el Minuto de María que era un potrero, fue una fiesta asistieron
como 70 personas en ese tiempo, pero todos salimos, toda la gente
salió, porque era una novedad, entonces seguimos trabajando con
las cinco juntas, yo fui tesorera de la Junta de Acción comunal del
barrio del Tesoro; ya en vista de que era difícil y que las juntas
no podían solucionar nada, dijimos vamos a visitar políticos y nos
fuimos al Concejo y la que nos acompaño fue Ilda Martínez de
Jaramillo y tras de ella, Ricardo Vaquero Mariño, Alegría Fonseca,
Luz Castillo que la llamaban la media panela, porque ella nos hacía
unos mercados y compraba la panela y la partía por mitad y a cada
mercado le echaba media panela; entonces le pusimos la media
panela”.

Posterior a la creación de las juntas de acción comunal, deciden


la conformación de una organización de segundo nivel a partir
del trabajo cultural que venían realizando las mujeres sector. “nos
iniciamos como gestoras de la defensa de la mujer, como lo que
hago hoy en día, entonces les dije a las mujeres bueno, vengan
nosotras vamos a hacer una organización, un comité y vamos a
hacer danzas ‘¿y eso para que nos sirve?’, no para divertirnos, pues
mientras ellos trabajan, nosotras hacemos danzas, bailamos y así
en la casa del Tesoro instalamos el local, se le puso las pilas al
radio y así la música que daba la emisora Mariana que era la que
estaba, con esa ensayábamos nosotras e inventábamos pasos y de
todo, bueno; entonces ya llegamos a organizar en el año 1978 con
el grupo de mujeres ASOSEXTA y entraron hombres, es que como
82
Marcha Ciudad Bolívar Territorio de Paz Para Que La Vida Siga Siendo Joven. 2005
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

83
Par tir de lo que somos

84
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

en ese tiempo una organización es lo que hoy llaman federación de


todas las juntas, ya habían más juntas del río hacia arriba y las del
río hacia allá, el Carmen, Fátima entre otras”.

Las estrategias a las que recurre la comunidad para gestionar la


solución a sus problemáticas varían según la efectividad en su
concreción, es así que Sixta Tulia Torres comenta como lograron
el apoyo de instancias distritales para resolver algunas necesidades
del sector, “en 1976 una delegación de líderes y lideresas se fueron
al concejo de Bogotá a invitarlos a conocer la situación local y
que también invitaron a la federación de cafeteros, la delegación
asignada por el concejo aceptó el llamado y se habló de tanto
sufrimiento como de la necesidades locales, se le mostraron los
burros donde se cargaba el agua, la cantidad de agua que se cargaba
y se dijo que se iba a ayudar desde el Concejo; unas de la soluciones
fue la compra de las tres bombas de las que se está consumiendo el
agua en parte de la localidad que se encuentra en la parte de arriba
en Lucero Alto, la que está en Altos de Jalisco, aunque alguna parte
de la localidad ya no se abastece de esta bomba que viene de arriba
de la parte norte, si no de la Regadera”.

Además Sixta Tulia Torres revela detalles de la construcción de la


represa “hasta ahora lo voy a decir aquí públicamente, porque a
nadie se le había dicho, el doctor Palacios contrató a Oche de China
pero quienes hicieron la obra de la regadera fueron los mexicanos
en la parte de arriba en el nacimiento del río Tunjuelito, arriba en la
laguna de los Tunjos, eso se ve como si fuera un huequito pequeño,
pero eso tiene yo creo que más de 1.000 metros cuadrados por lado
y lado, eso es muy profundo, yo creo que eso pasa como los 2.000 o
3000 metros de profundidad del tanque que hicieron para depositar
el agua, entonces cuando se terminó la obra, fueron a mirar la obra
como había quedado y el ensayo y el agua y toda esa cosa, entonces,
los mexicanos o los españoles, no sé cómo fue la cosa, ellos querían
que el distrito les comprara la maquinaria, pero eso valía mucho y
no había como comprarla, ¿qué hicieron los contratistas? metieron
toda la maquinaria allá y le echaron cemento y allá está toda la
85
Celebración del día de los Pueblos Latinoamericanos. Potosí, 1995
Par tir de lo que somos

maquinaria enterrada y ahí nos pusieron el agua que estamos


consumiendo”.

Para Sixta Tulia Torres las primeras formas de manifestación social


se dieron por la problemática del agua, “la primera marcha que
se hizo fue en el gobierno del doctor Lleras, solicitando el agua
para el barrio San Francisco. Eso fue como en el año 78, en el
gobierno del doctor Lleras, resulta cuando eso estaba de moda el
chispas o el bandolero como con el padre Camilo Torres, es así que
no nos arreglaban el agua, entonces yo y la mayoría como buenos
revolucionarios, le decíamos a todos que sacaran sus ollas, sus tapas,
para protestar, en ese tiempo la avenida Caracas no es lo que hoy
es, era un solo carril y en doble vía, no estaban las dos vías, porque
eso lo dejo el doctor Alfonso Palacios Rivas, cuando fue Alcalde
Mayor de Bogotá y nos fuimos hay para arriba a salir a la plaza
de Bolívar por detrás del palacio San Carlos, con el cacerolazo,
con mucha gente haciendo bulla, esos cacerolazos de ahora no es
que, aquí cuentan las jóvenes de todos y gritábamos, llegamos al
palacio de San Carlos como unas 50 personas, entonces llegamos y
nos dijeron no pueden entrar nos dijo un policía, hicimos resistencia
ahí hasta que por fin nos atendió y ahí fue que nos donaron una
manguera para traer el agua. Pero esa no era agua limpia, esa fue
la primera manifestación”.

Las manifestaciones que recuerda Sixta Tulia, las asocia por su


impacto en la dinámica local, las causas que la provocan, y el grupo
social que la organiza, así “la segunda manifestación fue cuando
mataron los 15 muchachos arriba, los falsos positivos del barrio
Juan Pablo II y la otra manifestación fue la marcha de los bastones
porque nosotros los adultos no contábamos para nada, en esa nos
ocasión reunimos con bastones o con palos de escoba y nos fuimos
allí a la Alcaldía Local en la autopista cuando la trasladaron allá,
porque la primera alcaldía no fue ni en el Meissen sino en Lucero
Bajo, prácticamente en la Alameda y fue German el primer alcalde
y el segundo fue Jairo Pérez, el hijo del dueño de la casa donde está
la fiscalía y de la casa del frente. Recuerda que en el paro del 93
hubo mucha gente, que por allá se perdieron algunas personas”. En
86
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

este sentido Sixta Tulia afirma que todo lo anterior se generó porque
“el apoyo ha sido muy pobre, y se han logrado cosas es con la lucha
de nosotros, porque los funcionarios no vienen con la mentalidad
de trabajar por una comunidad, sino que vienen es por el sueldo
que ganan, ellos están cuando los obligamos, porque en cualquier
reunión los cogemos y los abrochamos, pero de resto no”.

La valoración de participación de Carlos Andretti Menjura Rojas


sobre su sector está dada por la consecución de los servicios y el
reconocimiento del barrio por parte de la institucionalidad, “en Bella
Flor la organización social ha sido muy fuerte, desde el momento
en que nosotros pisamos el territorio nos ha tocado guerrearla,
tanto para hacernos sentir, como para valorar y luchar por nuestros
derechos, si porque a nosotros nos han discriminado mucho, hasta el
día de hoy nos han discriminado, primero por estar en la parte alta de
Ciudad Bolívar, segundo porque un barrio cuando no es legalizado
se les cierran mucho las puertas y tercero porque lamentablemente
cuando en un barrio ni hay los servicios fundamentales y no hay lo
que la gente necesita y se generan muchos conflictos, esto hace que
la convivencia no es la que uno espera, en esto nos ha tocado estar
ahí guerreando, haciéndonos sentir y luchando por lo que queremos
y ha servido para hoy en día tener las cosas, que fue muy difícil todo
esto por no estar legalizado”.

Añade en forma de denuncia que cuando se comenzó con el tema


de los liderazgo en el sector y empezaron a tocar las puertas de las
instituciones no recibieron la atención requerida pero que con el
transcurso del tiempo han logrado la presencia estatal desde políticas
sociales, “en ningún lado querían saber de Bella Flor, la demora era
que se dijera yo soy de Bella Flor y lo mandaban a uno a sentarse 2
o 3 horas, nunca subían al sector, los proyectos se los llevaban para
otro lado, siempre decían que para este sector no había presupuesto,
no había nada que porque todo era para la parte de abajo y siempre
nos discriminaron de esa manera, las instituciones fueron subiendo a
medida que fueron llegando procesos aquí a Bella Flor, un ejemplo,
una forma de que las instituciones empezaran a llegar aquí a Bella
Flor fue a través de los comedores comunitarios, pero ya hoy en día
87
Par tir de lo que somos

ya existen instituciones que están asentadas en el territorio, ya están


viniendo más seguido y están mostrando interés en el territorio”.

Cecilio Uribe asume la participación como el paso del plano


individual al colectivo marcado por el liderazgo, “la lucha social de
procesos que realizan personas, algunos líderes preocupados por el
bienestar de una comunidad, pero debe partir de un ser o un proceso
limpio, debe ser un proceso con compromiso, el liderazgo aquí en
Ciudad Bolívar, ha tenido muchos matices, han aparecido lideres
buenos, muy buenos y han salido también muy regulares, muy
politiqueros, pero afortunadamente existen lideres comprometidos
con la causa, porque es que hay que anteponer muchas cosas, el
líder tiene que anteponer la familia, el dinero y las comodidades
para poder desarrollar una labor que tiene y va a tener muchas
cosas en contra y una de esas cosas es el Estado, el Estado cuando
ve que el líder empuja, que el líder trabaja, empieza a mirar como
lo opacan, como lo eliminan, como lo callan, eso es una lucha muy
fuerte, ese tema del liderazgo no es nada fácil, ni es tan cierto que el
líder nace, como también que el líder se hace, el líder, primero nace
con una preocupación de trabajo hacia la comunidad, pero tiene
que esforzarse, tiene que formarse”.

Así Cecilio Uribe comenta desde su experiencia personal como


inicio su trabajo como líder social en el año 1995: preocupado
por el sector educativo, al que se vinculó siendo varias veces
presidente de organizaciones de padres de familia, “así empecé en la
participación en el sector educativo, creamos en Ciudad Bolívar la
liga de asociaciones de padres de familia, que agremiaba todas las
organizaciones del sector educativo de Ciudad Bolívar y nos juntamos
con otros líderes de otras localidades y creamos la confederación
distrital de asociaciones de padres de familia, después de ese lapso
y un poco de tiempo, como presidente en la año de 1998 en la Junta
de Acción Comunal del barrio Alameda, donde ejercí tres periodos
consecutivos como presidente, la junta tenía personería jurídica
desde año 1974 y me vinculé a la Comisión de Conciliación de
ASOJUNTAS, estuve trabajando un tiempo en dicha Comisión como
director de la misma, había que mejorar el tema comunal, así que
88
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

allí estuve, participé en temas comunales y tres periodos atrás se


analizó dejarle espacio a otros líderes que vienen empujando atrás,
en la actualidad trabajo con adultos mayores desde el año 2001 y en
2002 creamos la Federación de Organizaciones de Adulto Mayor ”.

Sobre el sector poblacional en el que ha centrado su trabajo como


líder de adulto mayor, Cecilio Uribe amplia el contexto en él se
desarrolla la Marcha de los Bastones que comentó Sixta Tulia,
“en Ciudad Bolívar en ese tiempo habían aproximadamente unas
35 organizaciones de adulto mayor y en la actualidad ya tenemos
aproximadamente unas 250 organizaciones, sin contar los comités
de las Juntas de Acción Comunal, en el 2003 organizamos la
primera marcha de adulto mayor que se llamó ‘La marcha de
los bastones’ con la cual nos tomamos la Alcaldía Local, tuvimos
problemas con la policía como siempre, porque la policía no nos
quería dejar, inicialmente nos dieron permisos fuimos a sacar
permiso y nos dijeron que no, que no había problema, que antes
nos mandaban policía para que nos ayudaran a los viejitos, vayan
marchen pero se encontraron que el día de la marcha eran más
de lo que ellos pensaban ya que esperaban que se movilizaran no
más de cincuenta viejitos y en ese tiempo movilizamos como mil
cincuenta, cuando empezaron a llegar los viejos, la policía comenzó
a comunicarse dijeron que no se podía marchar, la convocatoria fue
en la Universidad Distrital y el objetivo era salir por toda la avenida
Villavicencio y llegar a la autopista sur, bajarnos por la autopista
sur y llegar a la alcaldía y nos dijeron ‘ustedes no pueden ya que
van a inmovilizar a Bogotá, nos van a inmovilizar el sur’, pero como
cada viejito llevaba un garrote en la mano, entonces a última hora
les tocó a la policía conciliar y nos empezamos a movilizar y nos
metieron tanquetas en la entrada al Perdomo, fuimos a salir allá
a la alcaldía y nos tomamos la alcaldía en ese tiempo, esa fue la
primera movilización que hicimos de adulto mayor”.

“Las comunidades son las que han construido y han definido en


gran parte lo que posteriormente las administraciones o las políticas
públicas convierten en su caballito de batalla o en su escenario de
gobernabilidad” afirma Christian Robayo Arias, explicando además
89
Par tir de lo que somos

cual es la base de la sociedad, “las comunidades son en últimas como


lo decía Simón Rodríguez que precisamente en eso estamos, en eso
andamos, , en los escenarios de Simón Rodríguez, él planteaba la
pregunta concreta de quienes sostenían un país, un territorio, una
ciudad, el campo o la nación colombiana, pues la sostienen las
comunidades, si se viviera en una monarquía si se muere el rey pues
ponen a otro o ponen al heredero y si se acaba ese heredero miraran
que hacen, pero si no hay maestros, si no hay trabajadores, si no
hay trabajadoras, si no hay maestras, si no hay comunidades que
le aporten su trabajo o su saber, si no hay juventudes organizadas,
si no hay el conjunto de la ciudadanía luchando por construir país
y haciendo país diariamente se estancaría la nación, porque los
territorios son sustento de las comunidades, son los trabajadores,
las trabajadoras, es la señora del tienda del barrio, es el señor que
sale todas las mañanas a buscar el salario a su casa, como traer los
recursos a su hogar, es la madre que cuida niños, es cada uno de los
actores barriales que es aquel que siempre está en la supervivencia
y en el rebusque, ellos son los que hacen la nación y la construcción
de territorio”.

Por lo que la participación comunitaria está relacionada con la


construcción de un nuevo modelo de país y esta se genera desde la base
“para construir barrio, para construir territorio específicamente
es indispensable y es vital, y ha sido una participación dinámica y
también cambiante, hay que decir que en los años setenta, ochentas,
la participación en la construcción de comunidades fue muy
diferente a la participación de comunidades hoy en el año 2014,
ha sido diferente y tiene sus escenarios y sus diferentes variables,
pero en específico las ciudades de Colombia yo creo que su mayoría
han sido construidas por el trabajo persistente y permanente de la
comunidades y por los grupos de ciudadanos organizados, que de
alguna u otra manera le han buscado salida a sus necesidades y han
revindicado sus derechos e incluso han hecho posible escenarios
de construcción como la constituyente y escenarios de construcción
como la octava papeleta, escenarios de construcción como las
diferentes dinámicas que se ha movido en este país y que de alguna u
otra manera han permitido también que hoy en día esté el escenario
90
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

colombiano con un proceso de paz, de negociación, de unos actores


que de alguna u otra manera vienen de esos conflictos rurales,
sociales y de abandono. Entonces el país que tenemos y el país
que queremos, depende en gran parte de las comunidades y de un
escenario de concientización de estas, para mejorar las condiciones
que tenemos en este momento”.

Una de las características de la conformación poblacional de la


localidad como se dejó en claro en el primer capítulo, es como
consecuencia del conflicto y el destierro como una de sus principales
manifestaciones, aun así, para Robayo esto no constituye un
menoscabo en la participación social de las comunidades, “la gente
tiene unos saberes, las comunidades que fueron desplazadas, el
árbol que siempre cortan y retoña, es el árbol que también deja
una enseñanza y así más o menos les pasa a las comunidades,
han tratado de cortar sus saberes, les han tratado de encerrar su
territorio, les han tratado de aniquilar en sus regiones, han utilizado
desde diferentes ángulos las elites de este país, la vulneración de los
derechos de las mayorías de colombianos y los diferentes actores
que de alguna u otra manera ha venido en esa dinámica de dejar en
el medio de este conflicto a la gente”.

Basado en sus saberes y su tradición cultural, define el porqué de sus


resistencia, “esas comunidades tienen memoria, esas comunidades
tienen prácticas, esas comunidades dejan material, dejarán parte de
su historia, pero tienen que recuperarse y resurgir de esas cenizas
que deja la marca un conflicto como el colombiano y ese resurgir o
ese saber que se traslada es como el saber originario de los afro,
que organizaban sus palenques como una manera de resistencia y
de autonomía, dignidad y eso también acurre con las comunidades
venidas de los territorios, esa dignidad esos valores profundos
como proceso de construcción de colombianidad o procesos de la
identidad de lo que somos, es los que permite en estas localidades
y específicamente en el territorio de Ciudad Bolívar que persistan
y existan organizaciones y comunidades que se resisten al dominio
total de la vida y ese resistir y ese actuar de manera directa cuando
sus derechos son vulnerados.”
91
Par tir de lo que somos

Estas prácticas con fuertes arraigos ancestrales permean las


dinámicas organizativas locales, que Robayo lo plantea como
resistencia al modelo económico con “unos saberes como la
cultura deliberativa que tienen las comunidades y que así no tengan
claridades conceptuales, con claridades prácticas y claridades del
saber popular que les permiten de una u otra manera enfrentar lo
que pasa en los territorios golpeados y que ha sido reducido en el
escenario especifico del mundo que vivimos, un mundo conexo a
unas prácticas económicas, a una apropiación de los territorios, a un
sometimiento de las comunidades, a un estilo de vida de consumo, a
un estilo de vida que privilegia el tener, que privilegia la acumulación
de capital, pues esto también ha hecho mella en las comunidades y
de una u otra manera estas han tenido que utilizar su creatividad,
han tenido que buscar la innovación, han tenido que hallar nuevos
caminos para defender sus valores y para defender sus territorios.
Y en el caso de Ciudad Bolívar hay experiencias específicas que hoy
sobreviven a todo ese debate y a la etapa neoliberal en Colombia,
esos valores y esas prácticas son las que hacen que la gente diseñe
instrumentos y métodos de lucha directa que le permitan revindicar
sus derechos y sus territorios”.

En tono de mensaje Robayo aduce que existe un ambiente adecuado


para que la gente crea que es posible construir una democracia
de otro tipo, que “se evidencia en la emergencia de múltiples
formas organizativas. En este marco una de las primeras apuestas
organizativas en Ciudad Bolívar conocida como JERUCOM,
producto del esfuerzo que articuló el trabajo comunitario de las
juntas de acción comunal del barrio Jerusalén y que en ese tiempo
los y las comunales no se movían como ahora, antes era ‘¿por
cuánto dinero me toca a mí por el proyecto?’ o por la politiquería
que llegaba cada cuatro años, hoy se mueve por un bien colectivo
y por el continuo histórico, el trabajo de las madres comunitarias y
organizaciones juveniles, afrodescendientes, entre otros, que siempre
le han aportado su trabajo a la construcción de la localidad”.

El movimiento social en Ciudad Bolívar desde su carácter barrial


y popular, con influencia organizativa del movimiento campesino
92
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

por vía de sus integrantes, que fueron desplazados forzadamente


y su posterior asentamiento en la localidad, presento momentos
pico, coincidentes con la grave situación social y económica de los
habitantes y de las extremas condiciones de hábitat en los barrios,
estos momentos se expresan en manifestaciones que son recordadas
como escenarios de confrontación con el estamento y que en voz
de los entrevistados fueron exitosos en la medida del nivel de
organización y cohesión social que lo desarrolló, en esta escala se
remembra el Paro Cívico del 93 como el mayor relevancia, por su
impacto, tanto en los territorios, como en la imagen proyectada al
resto del país de una fuerte base organizada, así mismo por los logros
en el cumplimiento de los acuerdos pactados en las negociaciones
con los representantes del gobierno a nivel local, distrital y nacional.

El planteamiento anterior es indispensable para entender en la


actualidad el anhelo en el esfuerzo organizativo conocido como la
Coordinadora Cívico Popular, un elemento que busca restaurar la
creatividad de las comunidades y desde allí construir colectivamente
un plan mínimo, un plan estratégico para la localidad. La
Coordinadora Cívico Popular busca constituirse en un movimiento
de movimientos que vaya más allá de los límites de la localidad, un
movimiento que logre integrar a los demás sectores de la ciudad e
impulse las transformaciones necesarias para el buen vivir de los
pueblos. La necesidad de una escuela diferente para los jóvenes y
niños, una escuela que posibilite pensar y sea garante de la libertad.
Se necesita una universidad que acompañe a las comunidades de la
localidad, que se piense más allá de las cuatro paredes del aula de
clase. Lograr construir un liderazgo colectivo que permita cambios
significativos y así avanzar hacia escenarios distintos de construcción
de una verdadera paz.

93
Par tir de lo que somos

La organización, experiencia de lo
comunitario

La Organización Social y la lucha por la construcción


de lo colectivo

Que la ciudadanía sea entendida como el “derecho a


tener derechos”

Hannah Arendt

La Subjetividad Política y el mundo de lo subjetivo tienen una


aparición cuando no hay linealidad en el comportamiento del
individuo, cuando convergen aspectos que están más allá de
la situación objetiva visible y están presentes en el sentido de la
situación como intento de delimitarla en la colocación. Por eso es
imposible ver separada la subjetividad política de la creación de
nuevos movimientos sociales ya que la subjetividad política es un
momento de la subjetividad social, que puede estar atravesado al
mismo tiempo por elementos del comportamiento del sujeto.

Cuando hablamos de subjetividad política, en ella, está la religión,


están las creencias, están los mitos de un determinado país, región o
territorio, y una cantidad de elementos que en sentido estricto forman
parte de la actividad de la organización política. Esa subjetividad
política en síntesis es una subjetividad social con desdoblamientos
infinitos, de allí cuesta trabajo seccionar la subjetividad, es decir
separarlos del dominio de la subjetividad política. (Gómez y Pérez.
2011).

Ciudad Bolívar es producto de la lucha de distinta gente, lucha que


va de la mano de la construcción y de la forma como el individuo
se conecta con el territorio con lo que genera subjetividades, tal
es esto, que lo que más recuerdan sus habitantes son las luchas
94
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

populares que se han dado en la localidad y la comunidad en general


no están separadas de esas subjetividades políticas, las comunidades
siempre se organizan a causa de la violación de algún derecho o un
conjunto de los DDHH; esta lucha se ha dado a través de marchas y
pronunciamientos que organizan líderes en el tránsito por la solución
en temas como el agua, el transporte y la tierra, que en el territorio
han construido en conjunto con y por las personas, en su mayoría
desarraigadas, una la lucha por tener y ser lo que hoy son. En su
mayoría son personas trabajadoras que luchan por lo que quieren y
lo hacen partiendo de sus necesidades, no por lujos sino por ganar
la dignificación del ser humano local; hay que traer a la memoria
como ejemplo particular el barrio Las Acacias, población que por
su ubicación cumplió un papel importante desde los años 80 en las
luchas por los servicios públicos y la tierra donde sus habitantes
bloqueaban la Avenida Boyacá y la Avenida Villavicencio, buscando
el cumplimiento de las exigencias realizadas para el sector.

En Ciudad Bolívar como en cualquier otro territorio del país, no es


fácil trabajar con y por la comunidad; liderar pasiones y necesidades
de personas es un trabajo de voluntariado y quienes lo asumen están
comprometidos con los procesos locales. La organización social
es liderada en su mayoría por grupos o colectivos agrupados por
comités de trabajo, sectores culturales, comunales entre otros que
sectorizan el territorio, para poder obtener personería jurídica en
el caso de la conformación de las Juntas de Acción Comunal, y la
dinamización de los espacios de participación que fueron y son una
lucha política, con liderazgos creados en espacios de formación, en
especial el liderazgo de la mujer como sujeto político, de todo lo
anterior se conforman grupos fuertes en su actuar, su vocación de
trabajo comunitario y social y de su presencia territorial.

El surgimiento de los liderazgos colectivos e individuales y el


trabajo comunitario es un fenómeno que ha creado territorio y
fortalecido el tejido social. aunque esto se asocia a la lucha social
de connotación política, también ha generado grupos vinculados a
la práctica del deporte, con escuelas deportivas como (saltarines,
patinaje, taekwondo) además del popular futbol, grupo de niños
95
Par tir de lo que somos

en escuelas de formación artística y grupos culturales, procesos de


creación de instituciones educativas, donde este tipo de organización
también ha realizado movilizaciones con participación de liderazgos
juveniles como lo fue la marcha de niños y niñas con cerca de
cuatrocientos que deciden salir a proteger los lotes de las escuelas;
otra movilización no menos importante fue la que se realizó hasta
“el Acueducto de Bogotá, donde cerca de 60 buses con personas de
la localidad fueron en defensa de los servicios”.

El estado de seguridad en los sectores también ha sido uno de los


componentes en el camino por dignificar el territorio, vista como la
inseguridad vinculada algunas veces a la invasión -la posesión de
la tierra- y la respuesta que esto ocasionó hacia quienes lideraron
estos procesos, como el asesinato de algunos líderes, así lo cuentan
habitantes del sector de Perdomo, recordando personajes como
Jimmy Parra, conocido también como ‘Jimmy Yomper’, que en su
tiempo emprendió las invasiones en la loma, con varios grupos de
familias, y esta acción le costó la vida, fue asesinado en el barrio
Santo Domingo en el año 92 y dando prever su vinculación según
algunas autoridades y habitantes locales con las milicias del M-19,
de él dicen los pobladores de este sector que trabajo duro en los
temas de toma de tierra y que del mismo modo manifestaba no
tener miedo a la persecución estatal. Como este caso también se
referencian eventos ocurridos entre los años 1992 y 1993, cuando se
desato la persecución hacia los ‘invasores’ y la aparición de personas
asesinadas en el barrio el Espino y otros sectores, conllevando
a la sensación de miedos generalizados sumado a la llegada y
establecimiento de gente armada a las partes altas de la localidad.

Sin adentrarse en las violaciones a los derechos humanos y


las víctimas que esto ha generado tema que se trabajará en el
siguiente capítulo, se debe decir que las situaciones de violencia
como manifestaciones de la cruda situación económica, la falta de
oportunidades condujeron a algunas personas a tomar el camino
rápido para la solución de sus problemas familiares y personales
recurriendo a ejercer la delincuencia como medio de sustento
atentando contra sus propios vecinos, también la persecución
96
Marcha - performance Homenaje a las Victimas. Candelaria, 2014
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

97
Par tir de lo que somos

98
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

sistemática a líderes y organizaciones que tenían un acercamiento


a los planteamientos y discursos de la izquierda como vertiente
política o por enfrentar focos delictivos, fueron factores que llevaron
considerar a varios sectores como inseguros, y por esta etiqueta
fundamentada en no pocos casos a tomar la seguridad como un eje
de trabajo para la organización comunitaria, a implementar medidas
y a denunciar, protestar y manifestarse por diferentes medios cuando
este fenómeno social golpeaba con fuerza, y arrebataba la vida de los
líderes sociales y de jóvenes, como una de las poblaciones que ha
puesto la mayor cantidad de muertos.

Este fenómeno social trae consigo la estigmatización tanto del


territorio como de sus habitantes, situación que la organización
comunitaria ha enfrentado con diversas estrategias, singulares según
la población afectada, desde la movilización que ha llevado a las
personas a buscar y conformar procesos sociales como los trabajos
con y por el adulto mayor que desde 1994 han tenido gran relevancia
en lo local, para la atención y defensa de los derechos y la dignidad
de las personas mayores tanto en el campo cultural, deportivo,
social y en los procesos formativos. Pero es desde el campo cultural
donde la organización comunitaria encontró la forma más efectiva
para hacer contrarrestar los factores generadores de inseguridad y la
estigmatización como consecuencia adjunta.

Entre los procesos culturales que mayor recordación tiene es el


Festival por la vida y los derechos humanos de Altos de la Estancia,
como evento anual que incluye de formación en danza, teatro
y música, el cual se desarrolla gracias al esfuerzo de los líderes
comunales, quienes en este momento se encuentran organizados en
el espacio denominado la Mesa Técnica, espacio reconocido por su
firmeza en la agenda de exigibilidad con las instituciones por mejorar
las condiciones de vida del sector, caracterizado por que su dinámica
avanza a través de actividades de resistencia. El festival se gesta
inicialmente como un escenario de integración de las comunidades
del sector, pero a raíz del asesinato de German Sastoque uno de sus
promotores, el festival se transforma en un conjunto de acciones por
reivindicar el derecho a la vida.
99
Plaza tradicional de los Luceros. Lucero Bajo, 2005
Par tir de lo que somos

El festival ha sido el escenario de encuentro de variadas formas


organizativas como lo expresan en el componente pedagogía de la
memoria al que acudieron integrantes de grupos como Caimacan y
Cuyeca a Obsun20, quienes realizan su trabajo alrededor de la defensa
de los derechos de los niños y las niñas y los procesos de formación
artísticos a través de la recuperación de la memoria con pedagogías
de acercamiento del dialogo intergeneracional, del mismo modo
representantes de la Mesa Técnica, presidentes de JAC, entre
otros, que han enfocado su trabajo desde lo artístico, participación
e incidencia política en diferentes espacios dentro y fuera de la
localidad en defensa de los Derechos Humanos y el territorio, y
mostrar a la ciudad y ciudadanos, no lo malo de Ciudad Bolívar sino
como desde las bases se realizan procesos que buscan fortalecer los
diferentes sectores y a sus pobladores para que se sientan orgullosos
de vivir aquí.

Además de los trabajos comunitarios, políticos y sociales en lo local


se han forjado y fundado organizaciones que trabajan lo ambiental
desde el nivel barrial, en conjunto con las autoridades locales y con
presencia de la empresa de Aseo de Bogotá, dinamizaron estrategias
de recuperación del medio ambiente, acabando con los basureros en
los que se habían convertido los paraderos de buses, esto de la mano
de los líderes de las Juntas de Acción Comunal de los sectores, y
en el espacio donde quedaban estos basureros ahora han instaurado
parques, con el sembrado de árboles. En este sentido la señora
Amparo Araos menciona que fue líder además del programa Familias
en Acción por casi 6 años, también en este momento está vinculada
a un colectivo que se llama Soberanía y seguridad alimentaria21,
cuyo objetivo es defender lo proveniente del campo y trabajan en la
intensión de abrir comedores en el sector.

20
Organización que trabaja en la promoción, divulgación, protección
y defensa de los Derechos Humanos con programas, proyectos,
investigaciones y propuestas de desarrollo comunitario y pedagógico y
en la dinamización de la Casa de la Cultura de Perdomo Alto.
21
Colectivo de trabajo vinculado al comedor comunitario de Las Huertas,
que promueven el consumo consciente y producción agroecológica.

100
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

El trabajo audiovisual como un catalizador para el trabajo comunitario


es lo que destaca Ángela Rubiano22 desde su intervención en el Foro
Memoria Visible Loc. Cit. como forma de comunicar y divulgar el
trabajo que han desarrollado las mujeres y hombres en el territorio
y como desde el lenguaje cinematográfico se puede afianzar estas
reivindicaciones, “la propuesta artística y profesional ayuda en lo
se conoce como muestra itinerante ‘derecho a ver’ así que el cine
se debe entender como un lenguaje, es una forma de proyectar y de
pensar el mundo; en Colombia el cine esta renegado a los circuitos
de la burguesía, es decir reproduce sus intereses y proyectos. En este
escenario el trabajo cinematográfico ha sido instrumentalizado;
funcionando como aliciente del cerco mediático. Es importante
romper el cerco mediático en nuestro país, máxime cuando nuestra
memoria como país en guerra es prácticamente inédita”.

Ella se pregunta “¿Cuántas películas se han producido sobre la


masacre de las bananeras, cuántas nos cuentan sobre lo que ha
ocurrido en el país con la irrupción de las empresas multinacionales
y transnacionales?” dice además que Colombia no ha producido
memoria propia en un siglo. “La cinematografía en Colombia es un
modelo de representación que da cuenta de un discurso hegemónico,
por eso hay que enfrentar el cerco mediático y reflexionar sobre
nuestra propia realidad; es decir, es necesario construir una mirada
distinta del cine, en Colombia se ha convertido en una máquina,
allí se producen novelas baratas que estereotipan el hombre y la
mujer ’perfecta’, excluyen la diversidad y hacen apología a la
violencia. En nuestro país es necesaria una legislación nueva
sobre la cinematografía, hay que partir desde las necesidades que
como sociedad se tenga. Son necesarios procesos y ejercicios de
emancipación del lenguaje audiovisual hegemónico. Ejercicios que
lleven a una mayor apropiación e identidad sobre el territorio”.

El panorama que esboza Ángela Rubiano, da una medida de los


retos que se ha trazado la organización comunitaria para reivindicar

Cineasta y promotora del de la muestra itinerante de documentales de


22

Derechos Humanos ‘Derecho a ver’. Participa del Foro con la ponencia


‘Comunidades y Resistencias Culturales – El audivisual’.

101
Par tir de lo que somos

sus procesos históricos, desde diferentes lenguajes y códigos que


buscan traspasar el imaginario creado como halo estigmatizador,
lograr producciones audiovisuales y cinematográficas que permitan
recontar la historia desde una óptica más afín al movimiento social,
pero es en la última década que este forma de comunicar tiene
protagonistas relevantes, que antes por los costos de los equipos
necesarios para desarrollar esta forma de lenguaje no eran de fácil
adquisición de los sectores populares, pero el avance de la tecnología
y el mismo efecto del modelo económico ponen en marco de alcance
estas alternativas, paradójico, por cuanto es uno de los elementos
que conllevan la crítica y pugna del movimiento social al modelo
económico.

Al volver con los entrevistados sobre el trabajo comunitario, se


reconocen en el proceso organizativo iniciativas de comunicación
alternativa como los relata Juanita Lloreda “vivimos un proceso, que
fue bastante duro, yo no sé si usted alcanzó a conocer un periódico
que se llamaba ‘Hola’, eran un grupo de jóvenes de Bella Vista, ellos
empezaron a trabajar con un periódico, fue un proceso muy bueno, ellos
empezaron a informar -cuando fue el proceso de descentralización-,
en el año empezó la descentralización administrativa de Ciudad
Bolívar y que tendría sus propias autoridades, cuando nacieron las
JAL (Juntas Administradora Local), y cuando se comenzó con los
procesos de jóvenes organizados que se reunían en ‘Celodije’23; el
periódico Hola, publicaba lo que estaba pasando en Jerusalén y no
solamente en Jerusalén sino en otros barrios, era un periódico de
todo Ciudad Bolívar, pero también había en Bella Vista y Jerusalén.
A mí me pareció muy bueno ese proceso”.

Sobre la identidad de los procesos y las organizaciones locales


dice, “en Jerusalén, habían muchos procesos, también en Nueva
Argentina y en Potosí son territorios donde se existían iniciativas
más duraderas, pero a pesar de eso han sido menos manoseados,
que lo que sí ha pasado en otros sectores, hay que recalcar que
Potosí ha sabido tener un poco más de resistencia, ha sido más

Centro local de desarrollo integral de Jerusalén, ubicado en el sector


23

Bellavista la Ye.

102
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

celoso en cuanto a que se filtren personas de afuera, ese cuidado


no se ha tenido en otros barrios; en estos procesos de la comunidad
no falta algún ladrón que se infiltra, que los utiliza para sacar
beneficios propio o también llega otra gente de afuera a llevarse
el conocimiento, la historia, la pedagogía y todo eso, y se lo llevan
para aplicarlo en otros barrios de Ciudad Bolívar”.

Independiente de la filiación administrativa en las cuales fueron


inscritos los territorios que hoy conforman Ciudad Bolívar, se
mantuvo una identidad territorial y esto se expresó en formas de
organización comunitaria que según como lo narra Sixta Tulia
Torres, dieron las bases para la posterior estructuración de figuras
como Asojuntas, “cuando yo compré esto era municipio de Bosa24,
los impuestos había que pagarlos a Bosa y ni Bosa tenía servicios
mucho menos en esta parte del municipio ni para la zona rural,
ya en el año 1959 de un momento a otro resultamos adscritos a
Usme, pero del río Tunjuelito hacia la parte alta, a la parte rural”,.
esto hizo que estos sectores establecieran una unión más formal para
poder gestionar con mayor fuerza, “por ejemplo los presidentes de
las Juntas de Tunjuelito, Abrahán Lincoln, el Carmen, San Benito,
Venecia entre otros se organizaron y realizaron una de las primeras
asociaciones en su tiempo denominada ASOSEXTA con estatutos
propios y con representación de una persona de cada barrio, se le
llamó así porque este territorio todavía pertenecía a la Zona Sexta de
Tunjuelito, y que fue la organización que ocasionó que se realizaran
obras de Tunjuelito hasta arriba la parte rural”.

24
En la década del 50 del siglo pasado se produce la anexión
propiamente dicha. Esta decisión fue tomada en un Consejo de
Gobierno el 17 de diciembre de 1954 en Villa de Leyva, por el gobierno
de facto del General Gustavo Rojas Pinilla. Se anexaron entonces seis
municipios vecinos (Usaquén, Suba, Engativá, Fontibón, Bosa y Usme)
sin tener en cuenta que en el acto legislativo de 1945 se establecía
que las tres cuartas partes de los concejales de cada municipio vecino
debían proponer a Bogotá su anexión. La decisión fue tomada al
amparo del artículo 121 de la constitución sobre el estado de sitio, sin
que se tenga claridad sobre los motivos para invocar esta excepción
(Cortés Díaz, 2005).

103
Par tir de lo que somos

Como estrategia de gestión utilizaron la fuerza acumulada en esta


alianza para poder ejercer mayor presión demostrando capacidad
organizativa, se “le solicitó al acueducto enviar los carros tanque
de agua porque no había acueducto, cada integrante tenía un carnet
porque firmaba a nombre de su Junta de Acción Comunal, y todos
firmábamos y mostrábamos fuerza, y se dieron cuenta que era una
organización fuerte, fue un ejercicio de ser una de las primeras
asociaciones interlocal que existió en Bogotá y en esta localidad.
Juan Francisco Samper Pizano, hermano de Ernesto Samper
Pizano el expresidente, fue director de Acción Comunal en ese
tiempo, cuando quedaba en la avenida Jiménez con carrera sexta la
acción comunal, él con base en lo que vio en ASOSEXTA replicó la
experiencia de la organización de juntas”.

La invasión de tierras y la urbanización ilegal, tuvo varios


patrocinadores desde el poder político de la ciudad, que en palabras
de Sixta Tulia Torres fueron quienes directamente se apoderaron de
estos terrenos, “Luis Alfredo Prada, procedente de Pasto - Nariño
era en ese entonces alcalde de la localidad de San Cristóbal, quien
con el doctor Hernando Campusano y Virgilio Barco alcalde de la
ciudad -en ese momento nombrado- por el presidente de la república
Carlos Lleras Restrepo; Prada y Campusano quienes hicieron una
visita a la localidad en su tiempo decidieron apoderarse de los
terrenos que van desde Candelaria hacia arriba hasta el Alto de la
Cruz, Juan José Rondón, entre otros, los tomaron en invasión Luis
Alfredo Prada, y en esos terrenos estaba incluido San Francisco;
en casi esta misma ubicación vivía en la loma un par de adultos
mayores que sembraban cebolla, tenían gallinas, tenían papa, tenían
un sembrado hermoso, y Luis Alfredo Prada habló con ellos, les
trajo mercado y obsequios, cuentan que emborracho a los ancianos
porque estaban solo los dos y les hizo poner la huella y los robó, él
no les pago nada a ellos, menos mal ellos antes de morir alcanzaron
a hacer su escritura”.

Para poder proceder con el negocio que habían montado, estos


personajes tuvieron que recurrir a los líderes del sector en su
momento, “lo que hoy fue Juan Pablo II y sus alrededores,
104
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

fueron terrenos de los Martínez Torres que ya fallecieron, Prada


y Campusano al invadir la loma se les confrontó y ellos dijeron
‘doña Tulia ¿cuántos lotes usted quiere?’, ‘para mí no, yo tengo
la casa mía y yo no necesito lotes’ y me dijo, hagamos un negocio
déjeme vender los lotes, porque cuando eso los vendía a mil a dos
mil o a cinco mil pesos a plazos; entonces le dije déjeme diez lotes
para estas personas que lo necesitan y así fue como algunos de ellos
todavía están viviendo allá y en el Paraíso fue Martínez, que había
hecho lo mismo cuando empezó a lotear todo”.

También recuerda como otro personaje que quedó en la historia como


uno de los mayores urbanizadores pirata de la ciudad y de sus tácticas
para ganarse el apoyo de la gente, “recuerdo que una vez llegó un
buen día mi casa el finado Rafael Forero Fetecua, a decirme que
trabajara con él, me dijo camine doña Sixta me acompaña que se les
quemaron las casas a unas personas aquí para arriba. Cuál fue mi
sorpresa cuando me dio un maletín para que yo lo llevara, llegamos
cerca de la estación de gasolina que estaba antes de llegar a la que
hoy es la Universidad Distrital y nos encontramos con una señora
que tenía la intención de instalar un jardín infantil, pero no tenía
los recursos para la comida, no tenía para comprar losa, bueno no
tenían nada y entonces Rafael Forero me dijo ‘doña Tulia abra el
maletín, saque y dele plata’, yo no había visto nunca tanta plata,
yo temblaba, era un maletín con cantidades de billetes, cantidades,
traía billetes de quinientos, cien y doscientos pesos; ese día me
lleve un buen susto, había monedas de centavo ‘de diez centavos’
monedas de todo tipo; entonces le hice firmar un recibo a la señora y
empezamos ahí para arriba en unas casitas un muchacho necesitaba
plata para sacar su libreta militar y le dio la plata y la mamá no lo
creía, ese día se repartió ¡una cantidad de plata!”.

La construcción de lo comunitario se dio cuando la población se


había asentado, o en su proceso, pero para que esto se diera, y
con todos los cuestionamientos que hoy se podrían hacer a estas
prácticas, personajes como los que refiere Sixta Tulia son relevantes
por la función que cumplieron para facilitar el acceso a la tierra de las
familias que se fueron llegando, aunque promovieron esta actividad
105
Par tir de lo que somos

lejos de ser un acto altruista para proveer de refugio a los sin techo
su objetivo era lucrarse de un actividad ilícita y usurpando las tierras
a sus propietarios legales, dejando la posterior batalla jurídica en
manos los nuevos moradores.

La vinculación de los lideres a estrategias partidistas para acceder


al poder, era constante, debido a su contacto directo con la gente,
pero además su credibilidad que era un factor que han buscado las
colectividades políticas para obtener réditos electorales, en algunos
casos y apoyo en sus planes programáticos, entre otros, en el caso
de Sixta Tulia Torres postulada como candidata, “bueno en 1982,
Álvaro López dueño del matadero de Tunjuelito y de la plaza de
Tunjuelito era Concejal de Bogotá y Forero Fetecua estaba buscando
ser candidato al Concejo de Bogotá, de manera que a mí, Álvaro
López me traía casi todas las semanas una bola de pierna a la casa,
plátano, yuca, de todo, pero yo no sabía porque él estaba haciendo
todo eso… pero que rico para comer y si me ofrecía, pues que rico;
el doctor López y el doctor Lleras Presidente de la República, me
invitaban a la sede liberal, en la Jiménez entre octava y novena, en
un edificio grande, nos dijo que había que hacer en todos los barrios
comités, porque era para ganarle en ese entonces a Pastrana el viejo.
Yo vine hice los comités acá en los siete barrios que habían y Álvaro
López sabía que yo estaba haciendo los comités y después el doctor
López nos citó en la casa del señor Martínez en el barrio el Carmen
donde había un salón grande y allá dijeron, que se postularan los
que quisieran al Concejo de Bogotá y yo levanté la mano y dije yo;
yo como no era boba, escuchaba y apuntaba para saber cómo era
que iba a ser esa elección, como se hacía para quedar”.

Buscar la opción de llegar a los escaños de poder es un de las muchas


apuestas que intentan los líderes comunales y comunitarios para
lograr hacer una gestión de mayor impacto para la solución de las
problemáticas de sus respectivos sectores, Sixta Tulia Torres fue una
de ellas, “entonces yo me vine y empecé a escribir en la máquina de
escribir -Sixta Tulia al Concejo de Bogotá- y eran como 18 barrios,
entonces cuando llegaron todos los que me acompañaban, yo era
la única mujer inscrita, de resto solo hombres, pero a mí mujeres y
106
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

hombres me acompañaban y como yo cantaba rancheras, yo llegaba


cantando y bailando y gritando, entonces, cuando dijeron como va
hacer la postulación, que levanten la mano y yo la levanté y le dije
no señor que sea con voto escrito. Entonces todos dijeron que sí,
‘como dice Sixta Tulia, con votos’. Yo ya los llevaba contaditos y
mientras Álvaro apuntaba en la agenda y contaba los votos y los
llenaba, yo ya los había repartido y todos los votos salieron Sixta
Tulia, como 13 votos y otro que se postuló sacó 8 votos, el concejal
sacó tres votos. Tocaba llevar los resultados a la dirección liberal,
en ese tiempo el doctor Alfonso López, el doctor Virgilio Barco, el
doctor Lleras le decía a Álvaro, ‘Álvaro pero como es que usted se
deja ganar de esta mujer, un concejal de Bogotá, esto no puede ser,
usted no ha hecho ningún trabajo, que ha hecho la plata del Concejo,
luego usted no llevaba los votos, ya se le había dicho, eso es cuestión
de inteligencia, es cuestión de uno ir preparado’; por cantidad en
mi precandidatura, saqué más que todas las otras localidades, me
gané el segundo puesto al Concejo, en ese tiempo 20 principales y
20 suplentes y yo gané el segundo renglón de principal”.

Al líder popular no le facilitan las opciones si pone en riesgo la


curul de algún capo de la política, “nos invitó el doctor Lleras a
un desayuno en la sede del colegio las Mercedes, yo no tenía plata,
se necesitaban como $5.000 para esa campaña, no tenía porque lo
que ganaba era para darle estudio a mis hijos, entonces ¿qué hice?
me fui a la calle y mande hacer unos afiches con el lema que decía
-Sixta Tulia al Concejo haga rendir su voto-, los afiches existen, los
tengo. Le decía a la gente présteme una camisa y la marcábamos,
con el lema, se pusieron avisos en los buses, en las zorras - Sixta
Tulia al Concejo haga rendir su voto -, el día que nos invitaron al
desayuno estaba José Rubio que ya falleció, del barrio Restrepo,
estaba Ramiro Carranza el hijo del poeta Carranza de filiación
conservadora”.

En medio de la pugna bipartidista, lograr el apoyo de las directivas


del partido requería demostrar la capacidad de movilizar a los
votantes, así lo relata Sixta Tulia Torres que ”en reunión con el
doctor Lleras el expresidente y el doctor López Presidente de la
107
Par tir de lo que somos

República empezó la distribución de candidatos y fue terrible, eran


38 candidatos, resulté en el puesto 18 en la lista, me acompañaban,
jóvenes de la Universidad Nacional, la Gran Colombia, la Libre, la
Pedagógica, porque yo era liberal, figúrese que saque 250 votos y
hubo compañeros que contaron 280 votos, pero quería demostrar
que tenía poder, que sí tenía un fortín político, que sí había trabajado
en Bogotá y por todo Bogotá existieron votos y cantidad de gente,
estampaban las camisetas y ayudaban a trabajar, con este esfuerzo
y no fui Concejal”. También se evidencia como el panorama político
de la época entre las fuerzas hegemónicas y su expresión local, “en
México yo creo que no había unos 200 votos y el segundo puesto de
votación en la localidad era San Francisco donde en las primeras
elecciones no salieron sino cuatro votos liberales, el resto fueron
conservadores, porque a San Francisco llegó mucha gente de
Boyacá, otros llegaron de los Santanderes y vino mucho paisa que
son de filiación conservadora, en las elecciones de mi candidatura
votaron empezaron a ganar el partido liberal, porque a raíz de
Alfredo Prada el ex-alcalde, trajo a vivir mucha gente y a todos
nos puso a votar por el partido liberal y así fue como le ganamos al
partido conservador”.

Como relación de los motivos que llevaron a Sixta Tulia para poner
su nombre como candidata para el ente legislativo del Distrito
expresa que “por trabajar por el mejoramiento de la calidad de
vida de las personas que vivíamos en la localidad, poder tener unas
instituciones, tener unos colegios donde estudiar, porque no había
nada de eso. El primer colegio que hubo en Ciudad Bolívar fue el
de México y luego el Lara Bonilla de bachillerato, habían escuelas
como Minuto la María, Rafael Uribe de arriba de Vista Hermosa,
construcción solicitada por ASOSEXTA, la escuela de San Francisco
y la escuela que había en el Perdomo, no eran sino cuatro escuelas,
pero miren que lo que ha representado la lucha social, miren lo que
tenemos ahora”.

Para Carlos Andretti antes de realizar las labores de gestión de


recursos y proyectos para el sector, primero tuvieron que trabajar en
la identidad como territorio, “a nosotros nos ha tocado organizarnos
108
La preparación de la olla comunitaria, símbolo del trabajo colectivo. Pasquillita, 2014
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

109
Par tir de lo que somos

110
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

y comenzar a tener sentido de pertenencia por el territorio, un


ejemplo es que llevamos 22 años aquí en Bella Flor, pero nunca
existió organización, en su momento todos éramos como grupos
de personas que no encontrábamos coincidencias, pero llegó el
momento en que nos organizamos y ya que no estábamos legalizados,
no teníamos servicios, empezamos a organizar y a sacar a Bella Flor
a la luz, porque estaba escondida, como que hay veces se decía ¿en
dónde queda ese barrio? Ni la misma alcaldía, ni los ediles sabían
dónde quedaba el barrio, entonces comenzamos a organizarnos y
gracias a esa organización comenzamos a poner a Bella Flor en
lugares de privilegio ahí en la entidades públicas”.

Los procesos colectivos por la resignificación del territorio han


tenido el impacto esperado según Carlos Andretti Menjura, que se
refleja en la intencionalidad con la que actúan los líderes y habitantes
de la localidad, “años atrás no se veía que la gente quisiera hacer
cosas por el sector pero al mismo tiempo, se tenían ideas, pero no se
aportaban o se quería que la otra gente hicieran las ideas que ellos
traían; hoy en día ya hay muchas personas que ya se amarran las
botas por la localidad y el sector, personas de las comunidades que
están dispuestas a luchar por su barrio, hay sentido de pertenencia
por sacar los diferentes procesos sociales, de infraestructura y
comunitarios adelante, la gente ya no está esperando que haga
algo la junta o esperando que hagan algo las organizaciones, uno
ve procesos organizativos dentro de las mismas comunidades y eso
refleja que la gente quiera sacar adelante su localidad, la gente ya
quiere su localidad, eso era lo que no se veía antes, hace algunos
años atrás a la misma gente le daba como pena decir ‘yo vivo en
Ciudad Bolívar’, hoy en día no sucede. La gente ya está cansada y
ya no tolera todo, por ejemplo la política, ya hace años atrás llegaba
un político y la gente se disipaba y hoy en día no, la gente es más
autónoma en tomar decisiones, entonces gracias a eso somos más
decisivos y se está aportando más a la localidad”.

Si bien el esfuerzo de la comunidad ha permitido que se hallan logrado


importantes avances en la superación de las difíciles condiciones que
afectado la vida de los pobladores, en el momento existen sectores
111
Niños participantes del proceso de Memoria Histórica del sector. Las Huertas, 2014
Par tir de lo que somos

que padecen esas mismas problemáticas sin solución, “últimamente


la instituciones han querido hacer muchas cosas, pero falta mucho,
en las problemáticas que hay en Ciudad Bolívar falta mucho por
hacer y las instituciones deben aportar a la localidad no con pañitos
de agua tibia, porque generalmente es a la comunidad a quien le
toca empotrarse, y de verdad se tienen es que meter y hacerle lo
que es a la localidad, porque por ejemplo aquí tenemos como cinco
barrios que quedan al frente del barrio Bella Flor, barrios que no
tienen agua, estamos en el siglo XXI y encontramos barrios que no
tienen el servicio potable de agua y uno va a la alcaldía de Ciudad
Bolívar y no pasa nada, uno va a otro punto a Santo Domingo, allá
a Santa Viviana a esos barrios y pues son partes que sufren el mismo
problema, en Caracolí la problemática está más evidenciada que
en otro lado. A las entidades públicas les falta mucho todavía por
aportar”.

Por eso resalta Andretti, que “la organización comunitaria es la unión


de ideas, reunirse a si sea con dos o tres amigos y sacar adelante
una idea por un bien común, eso es la organización comunitaria.
En Bella Flor por ejemplo hay experiencias de organización
comunitaria, varias organizaciones que han comenzado a trabajar
por la comunidad y hoy en día han aportado mucho a solucionar
la problemática tanto infantil, juvenil, con el adulto mayor, con las
madres cabezas de familia y gracias a ese trabajo se han solucionado
los diferentes conflictos que tienen esas personas”.

La organización comunitaria ha tenido diferentes expresiones, y


por la época se asentaron formas organizativas ligadas al conflicto
armado nacional, algunas estableciendo campamentos propios de las
dinámicas de la confrontación que se ha llevado en escenarios de
conflicto como lo describe Christian Robayo Arias, “los conflictos
que se han vivido en el país de diferente índole, bajo la mirada de
diferentes fuerzas incluso político militares, impacta también en
los territorios y un impacto específico es la localidad de Ciudad
Bolívar, en donde hay que decirlo hay un forcejeo en esos años,
como cordones estratégicos de caminata de campamento, de
lucha social organizativa de varios de estos grupos, tanto de la
112
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

mirada de izquierda como de la mirada posterior con el auge de


la apropiación de las ciudades y el repliegue de varias fuerzas y
también el control territorial que se empieza a ejercer en los años
90 específicamente del paramilitarismo, entonces todo eso aunado a
las diferentes necesidades en los territorios tubo su impacto y estas
zonas periféricas donde hay una conexión cercana con las partes
rurales pues fueron escenarios de esa disputa y por supuesto de
organizaciones de lucha política y organizativa como el M-19 que
en su momento tenía campamentos en algunos de estos territorios y
donde tenían un trabajo específico de organización comunitaria”.

El trabajo realizado por estas organizaciones que en su momento


optaron por la lucha armada, en cuanto a conformación urbana fueron
los artífices de la toma y repartición de tierras, como parte de su agenda
de política, “del lenguaje clásico de la organización de masas y de
la reivindicaciones concretas nacen en parte territorios como Juan
Pablo, Villa Gloria, Potosí, Arabia, diferentes zonas de la Estancia,
de lo que se conoce como parte Alta, hoy en día de la UPZ 6-98 que
también tuvo bastante influencia y luego control territorial.”, las
dinámicas del juego de poder a nivel nacional tiene implicaciones
palpables en los territorios “el repliegue por la negociación en el
nivel nacional, en el 89, 90, 91 que da como el marco de una nueva
constitución, de la asamblea constituyente en los territorios pues
también eso se siente y también hay un auge del narcotráfico en
las ciudades y del paramilitarismo y del sicariato que se conoció
en su momento, patrocinado y apoyado por diferentes fuerzas y por
diferentes organizaciones, el empresariado también que de alguna u
otra manera está involucrado en esos procesos y en Ciudad Bolívar
también se ha venido presentando ese fenómeno y particularmente
en los territorios, las organizaciones comunitarias, cívicas de la
época, tuvieron que vivir en ese escenario y bajo esas condiciones;
entonces ha sido un poblamiento no aislado de la política nacional
y no aislado de los conflictos que ha vivido el país y por supuesto
también con autonomías territoriales que han permitido de alguna
u otra manera que las comunidades se organicen para solventar y
salir a flote de este tipo de circunstancias que en los territorios son
evidentes y específicas”.
113
Par tir de lo que somos

La incursión de organizaciones que se fundaron sobre la base de la


lucha armada y de expresiones políticas y populares que eran afines,
repercutió en muchos procesos comunitarios en aspectos negativos,
primero por el señalamiento del que fueron objeto por parte de
organismos de seguridad del Estado, y de fuerzas paramilitares, pero
también en el ataque y desvirtuamiento del trabajo popular por no
alinearse a las agendas de estas organizaciones y sus estrategias de
intervención social, en este sentido Robayo presenta un cuadro de
la diversidad de apuestas sociales y formas de afrontar los retos de
construcción de territorio y comunidad, “hemos sido atravesados
por diferentes formas de organización comunitaria y estas tienen
diferentes modalidades, diferentes formas, diferentes despliegues
y diferentes escenarios de consolidación y de construcción, en
la manera clásica de las luchas sociales se entendía que en la
organización comunitaria, habían unas únicas formas, unas únicas
maneras y muchas veces se redujo al tema de la organización
para el partido, la organización para los partidos, sí, en este caso
creemos que la organización comunitaria es mucho más amplia, la
organización comunitaria pasa desde los comités de base, desde los
consejos comunales, la organización comunitaria pasa por entender
que hay que encontrarnos con lo que nos une y en lo que nos afecta,
para buscarle salidas concretas a esas situaciones y conllevando
incluso a un escenario de continuidad generando organizaciones y
movimientos sociales”.

En las estructuras de las bases sociales se han desarrollado formas


concretas de participación democrática que se expresan como formas
de poder popular que Robayo las plantea como la alternativa para
definir un nuevo de gobierno, “creemos que un elemento que puede
contribuir a fortalecer una estrategia de lucha y de construcción
de país y de nuevas formas de inclusión de los que siempre han
estado excluidos es la organización comunitaria, una organización
comunitaria que entendemos debe ser el escenario de democracia,
un escenario de construcción de democracia, una democracia
plena, incluso asamblearia y de tipo directo, esa democracia
plena, la organización comunitaria está aliada a un escenario de
democracia mucho más profunda y entendemos la organización
114
Mo v i m i en t o s s o ci al es l o cal es

comunitaria como un elemento que permite ir abonando terreno


en la construcción de democracia y de mejores condiciones de
participación de la gente y de toma de decisiones”.

Como ejemplo de lo anterior, Robayo describe la estructura


organizativa que se ha desarrollado en el sector de Potosí, “la
organización comunitaria o los elementos que han atravesado al
Proyecto Escuela Comunidad, este tiene que ver con recoger en
diferentes escenarios y bajo diferentes modalidades las necesidades
y los sueños de la gente y de las comunidades, entonces si antes
se hablaba que el único mecanismo eran los consejos comunales,
que en el caso de nosotros funcionamos como consejo comunal,
en otros territorios le apuestan todavía a la Junta de Acción
Comunal, creemos que hay otras formas de organizarse y hay otras
posibilidades de que la gente también vaya ideando sus maneras y
sus formas de organización comunitaria, en nuestro caso están: el
Consejo Comunal, está otra forma son los coordinadores de cuadra,
está otra que es el subproyecto pedagógico, esta otra que es los
proyectos productivos pedagógicos laborales que es ya un escenario
específico educativo , estarían también las organizaciones ya más
territoriales”.

Las expresiones organizativas que se han dado en la localidad


responden a un contexto especifico de tiempo y lugar, pero que no
se pueden desprender del influjo contemporáneo, de la globalización
tanto por las consecuencias directas en lo local de las políticas
internacionales y nacionales, como por las alianzas de procesos
similares en otras realidades geográficas, pero también de las
dinámicas de los sectores vecinos, no puede ser una organización
aislada, pretendiendo que los conflictos y problemas tiene causas
endógenas exclusivas del territorio.

“En Ciudad Bolívar hemos tenido por ejemplo escenarios de


coordinación como la Unidad Cívico Comunitaria, otro espacio
que se llamó JERUCOM, diferentes escenarios, la coordinadora
de procesos juveniles” procesos que refiere Christian Robayo
“entonces la organización comunitaria tiene sus variables, sus
115
Par tir de lo que somos

métodos, pero esos métodos también tienen que definirse en unas


condiciones y territorios específicos y también con una realidad de
ciudad y de país, no podemos considerar la organización aislada de
unos escenarios globales, de unos escenarios nacionales y de unos
escenarios territoriales; creemos que aunque hayan organizaciones
comunitarias muy localistas, muy específicas, también tienen que
tener una mirada de lo que ocurre en el mundo, en el continente y en
el país y por supuesto en el territorio”.

Entonces se ve la organización comunitaria como un escenario de


construcción colectiva, que expresa la creatividad de las comunidades
y como escenario que posibilita una estrategia de conexión de un
mundo que ya no es único, de un mundo que es multipolar, de un
mundo con diversidad de pensamientos, de culturas y de visiones, por
lo tanto es un mundo que necesita formas de desarrollo diferentes,
particulares para cada caso, que conlleva organizar el territorio,
la comunidad, para trascender a la organización de la nación y
entendida como el continente latinoamericano.

116
Capítulo 3
Violación de
derechos humanos
Nunca creí en las esencias ni en las claridades
celestiales. Es todo cuestión de lucha, de pelea.
Poco más o menos. Por eso no creo en el Derecho
Natural como fundamento de los Derechos humanos:
demasiados tratados, componendas, borradores y,
sobre todo, demasiados cadáveres han quedado en el
camino para creer que el cielo los ilumina. Son cuestión
de griterío, de barricada, de bronca y, más que nada
de convicción y fuerza. Luego vienen los papeles, los
tratados, las componendas y los borradores, pero,
primero, el grito.

Miguel Osset
Par tir de lo que somos

Los derechos humanos como producto histórico e inacabado de la


humanidad, son la expresión fehaciente de la disputa y confrontación
entre fuerzas sociales antagónicas en determinado periodo histórico.
Los derechos humanos son huella, pero también proyecto de
dignidad humana.

Para el profesor (Medina2010) “el discurso de los derechos humanos


da testimonio de la existencia de unas abiertas relaciones de lucha
y conflicto en los distintos ámbitos del ejercicio de poder entre los
que usufructúan todas las posibilidades de vida y quienes carecen
de lo esencial para dignificar su existencia”. En estas condiciones
lo que se ha verificado en la práctica social es la confrontación entre
racionalidades o matrices filosóficas distintas de comprender y vivir
los derechos humanos.

En este marco, el discurso y la práctica de los derechos humanos en la


sociedad moderna, han sufrido por una parte, la instrumentalización
ideológica y política de los grupos dominantes y por otra, han sido
vehículo de la reivindicación existencial de los de abajo (pueblo). Lo
que se conoce en la literatura como las generaciones de los derechos
humanos es la forma como se ha reivindicado la condición humana
históricamente, en el marco de las relaciones sociales de poder y
clase.

Desde esta perspectiva y, asumiendo a su vez, los derechos


humanos como lugar de enunciación e historización del sujeto,
podemos encontrar en la diversidad de prácticas y discursos sobre
los derechos humanos una posibilidad de reconocer la diferencia y
desde allí una posibilidad real de construir democracia. Lo anterior
significa que “los derechos humanos pueden ser considerados
un medio de producción societal. De esta forma, en modo alguno
son mera “ideología” o “conciencia cultural”; producen sujetos
y, transmitidos por ellos a la población, realidades societales”
(Medina 2010).

La concepción sobre los derechos humanos que se ha venido


mostrando, permite comprender porque históricamente sectores
sociales partiendo desde sus necesidades, sueños y proyectos de
118
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

mundos posibles, han desplegado acciones colectivas que buscan


reivindicar sus intereses de clase, genero, etnia, entre otros. Dichas
apuestas se desarrollan en medio del modelo social capitalista,
que por sus características de forma y contenido ha perpetuado la
miseria, exclusión y la infelicidad a millones de seres humanos.
Desde la perspectiva crítica de los derechos humanos se entiende
que los mismos no se agotan en la positivización por medio de
constituciones o tratados internacionales (se reconoce la importancia
de este aspecto en la lucha por la dignidad humana, especialmente
para los sectores subalternos), los derechos humanos desde el
posicionamiento crítico se definen como un “campo de significación
política que fundamentalmente se ocupa de referenciar las
relaciones de dominación, discriminación, poder y control, tal como
se manifiestan, a través del tiempo, en contextos específicos de lucha
por condiciones de existencia digna” (Medina, 2010).

Con este esbozo introductorio que sintetiza -difícilmente- la posición


asumida con respecto al discurso y práctica de los derechos humanos;
la cual guió el despliegue investigativo. Se exponen algunos de los
elementos más relevantes, encontrados alrededor de los procesos
juveniles, violación de los derechos humanos de la población juvenil,
imaginarios preponderantes sobre el joven y por último el tema de
víctimas y su legado como obra inconclusa.

119
Par tir de lo que somos

Las dinámicas juveniles en el tejido social

Los Jóvenes y la construcción de procesos de defensa


de los Derechos humanos
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

José Martí
El ejercicio investigativo muestra por lo menos dos elementos
fuertes sobre lo que ha sido el papel jugado por los jóvenes en la
construcción de la localidad de Ciudad Bolívar; en la primera se
reconoce la importancia histórica de la población juvenil como
sujetos políticos y sociales, quienes a través de procesos organizativos
han contribuido en la construcción del tejido social y comunitario en
los territorios que componen la localidad. Su diversidad de apuestas
están dirigidas al cambio social y a la consecución plena del goce
de los derechos humanos; sus luchas en torno a la reivindicación
de las libertades políticas, los derechos económicos y sociales y sus
recientes manifestaciones en defensa de los derechos colectivos y
ambientales, muestran una mirada integradora y complementaria
sobre los mismos y dejan entrever la necesidad de superar el orden
social vigente.

Como segundo elemento encontramos, la violación sistemática de


los derechos humanos que ha sufrido históricamente la población
juvenil de la localidad de Ciudad Bolívar, hechos que van desde
la estigmatización y el señalamiento, hasta el genocidio, la
desaparición y las ejecuciones extrajudiciales25. Según lo encontrado
en el territorio se puede visualizar la perpetuación constante de
violencias, que han causado la denigración de la población juvenil

Coloquialmente llamados falsos positivos, para referir una baja no


25

efectiva por parte de las fuerzas militares hacia las fuerzas insurgentes,
porque esta persona eliminada físicamente no correspondía al objetivo
militar. Que se generalizo como forma de obtener beneficios en la
medida de producir mayor número de bajas al ‘enemigo’.

120
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

en la localidad. A continuación se profundiza sobre estas versiones


que conciernen al sector juvenil, dándole preeminencia a las fuentes
primarias consultadas.

La incidencia social y política de los jóvenes en el proceso de


construcción de la localidad y la lucha que los mismos han dado
en torno a la defensa de los derechos humanos, son elementos que
han marcado la memoria colectiva de las comunidades y habitantes
de Ciudad Bolívar. Como lo refiere Christian Robayo, “los
procesos juveniles como escenario específico de organización y de
construcción de localidad han sido valiosos, aunque han tenido sus
altibajos, en la época de los 80 y 90, el auge de organizaciones
juveniles fue gigantesco, organizaciones juveniles que se recorrían
el territorio, que conocían de primera mano la geografía local, que
caminaban de alguna u otra manera con sus métodos la geografía
local, esos grupos juveniles han sido muy importantes para la
construcción de la localidad, esos grupos de jóvenes que desde su
escenario y su energía de rebeldía, su pensamiento, sus prácticas, su
búsqueda siempre de escenarios de quebrar lo existente, de buscarle
otra salida a lo que existe, mirar con otros ojos la misma realidad,
buscar escenarios culturales y de pensamiento diferente, alternos,
diversos, es lo que ha permitido también a la construcción de esta
localidad, una localidad que por supuesto no la ha tenido nada fácil,
que nada ha sido decretado, que todo ha sido luchado y que todo
ha sido producto de la presión social, del mitin, de movilizaciones,
de agendas compartidas, de lo cultural como escenario también
de disputa del modelo de localidad y del modelo de territorio que
queremos”.

Así Robayo considera que “hoy los jóvenes tienen y tenemos un reto
gigantesco, el reto de fortalecer la unidad de los procesos juveniles,
fortalecer un camino conjunto que le permita a las organizaciones
juveniles, culturales, artísticas, deportivas, de investigación,
carnavalescas, un escenario de apropiación de los territorios y
creo que hoy en día en los años que vivimos específicamente hay un
resurgir del movimiento juvenil, incluso con otros símbolos y con
otras formas de entender la realidad que vivimos, y esos jóvenes y
121
Par tir de lo que somos

esos otros grupos que han surgido en Ciudad Bolívar tienen mucho
que decir y tienen mucho que aportar para seguir construyendo el
territorio y en este caso la localidad que queremos, a esos grupos
juveniles no solo los mueve los juegos autóctonos o los mueve las
piquis, o lo que antes movía a la juventud de los años 80 y 90”.

La dinámica juvenil siempre con altos niveles de activismo se


cimentan más allá de sus propias expresiones culturales indentitarias,
sobre la base de la defensa de la vida, del derecho a vivir y transitar el
territorio, lo que Robayo describe como la resignificación constante
del ser joven. “Hoy los mueve otras formas, otros elementos, otros
símbolos, los mueve la posibilidad incluso de vivir, porque también
hasta eso se ha venido perdiendo en algunos territorios y en algunos
espacios de la ciudad y por supuesto de la localidad, la vida hoy
en día de los jóvenes está en disputa y está en un escenario de
lucha concreta contra proyectos que privilegian la muerte, contra
proyectos que privilegian el sometimiento de la juventud y el
ahogamiento de sus sueños por métodos de exclusión y exterminio,
por métodos de no acompañar y de fortalecer sus intereses, sus
sueños y sus potencialidades, en una ciudad que excluye también,
en una ciudad que se organiza a través de no permitirle al otro
la existencia; entonces en ese escenario están los jóvenes, en
ese escenario estamos y también hay diferentes organizaciones y
procesos que hoy en día en la localidad revindican la participación
juvenil como un elemento que potencia e inclusive que rompe las
dinámicas de acomodo y de tranquilidad en la que nos quieren meter
los medios. No, la juventud lo que está haciendo en estos momentos
es buscar los escenarios para visibilizar una sociedad diferente, una
sociedad que mire en la rebeldía una posibilidad también de ser,
una posibilidad de borrar eso que ha sucedido con las generaciones
anteriores”.

En la interpretación que hace Juan Carlos Toro sobre la reticencia


a la participación juvenil en la vida del barrio y sus decisiones fue
uno de los factores que propicio su movilización, “la organización
juvenil se dio como respuesta precisamente al menosprecio de las
mismas organizaciones en especial de las organizaciones comunales
122
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

hacia los jóvenes, las juntas de acción comunal tradicionalmente


y ahora todavía se mantiene el fenómeno de ciertas personas de
cierta edad, pareciera en los barrios más viejos de la localidad y
también en los barrios que se están creando quienes asisten a las
organización comunal, quienes se organizan entorno a la acción
comunal, quienes acceden a cargos directivos en acción comunal
son personas mayores, y hay como una especie de menosprecio,
como de no querer involucrar al joven y lo que eso propicio junto
con otras situaciones es que se empezó a ver al joven en Ciudad
Bolívar como un joven problema, entonces, desde muchas miradas,
se empezó a estigmatizar al joven, siempre decimos que es que
los medios masivos de comunicación estigmatizan, los dirigentes
políticos nacionales o distritales, nos estigmatizan, pero la misma
dirigencia barrial, ha señalado y ha estigmatizado al joven”.

También hace un paralelo en la forma como ha variado la dinámica


juvenil y como las expresiones de articulación pudieron ser más
efectivas en otros momentos, “los jóvenes se empezaron a organizar
en torno a algo, a reivindicar su razón de ser como joven, y ese
fenómeno empezó a llamar mucho la atención de los jóvenes de
querer hacer cosas, de querer sobresalir, de quererse reivindicar,
de querer incluso de llamar la atención, los jóvenes se organizan,
nos organizamos incluso, en diferentes épocas, en diferentes etapas,
de diferentes maneras, y esa dinámica hoy en día se mantiene, en
otra época había muchas organizaciones pero de alguna manera
se juntaban más entorno a tres o cuatro, podríamos llamarlo ejes,
hoy en día hay muchas más organizaciones pero no se juntan, ya
están como más segregadas, como más sectorizadas, entonces
intentar lo que alguna vez se pudo aquí de tener dos vertientes de
organizaciones juveniles, no lo veo tan fácil, pero valga también
decirlo que muchas de las organizaciones que nacieron que se
mantienen incluso, surgieron de allí, esas dos vertientes como
tal no existen, ya no está ni la coordinadora juvenil ni la red de
jóvenes, ni otra que intentó por los lados de Jerusalén donde estaba
centralizado toda la organización comunitaria y barrial hoy en día
pueden estar o pueden tener rezagos de esa época pero ya no se
123
Par tir de lo que somos

mantienen ni se juntan, se juntan para alguna actividad, pero no


para dinamizar un trabajo”.

En el cambio de condiciones, de las formas de trabajo con el


joven, Sixta Tulia, comenta sobre el proceso juvenil que ayudó a
organizar, “yo inicié en danzas allá en el Lucero Alto, en el año
creo que 76, ya son señoras, ya son abuelas, ellas les cuentan,
me gustaría que fuera por boca de ellas, las primeras chinas que
empezaron el proceso de las danzas y fue muy bueno porque eso
fue como un cuello de botella para amarrarlas y con eso se evitó
tanta delincuencia, yo lo veo muy favorable, porque es ocupar el
tiempo libre de la juventud, enseñarles a conocer, a acariciar, que
sepan cómo es que uno acaricia el suelo con los pies, que es lo más
hermoso y ojala fuera en tierra, es sentir la tierra, es sentir nuestra
madre tierra, lo linda, lo preciosa, con base en ella es que estamos
viviendo, porque ella es la que nos da la vida, ella es la que nos da
todo lo que nosotros comemos, todo gira alrededor de la tierra por
eso es que nuestros indígenas la llaman ‘nuestra madre tierra’, ella
es la que nos mantiene aquí donde estamos”.

Como se ve a partir de los relatos, el proceso organizativo de los


jóvenes en Ciudad Bolívar, se remontan a los inicios mismos de la
localidad, la dinámica de trabajo popular y comunitario desarrollado
por los jóvenes se ha mantenido (con sus diferencias y cambios)
hasta el día de hoy; según las fuentes consultadas el sector juvenil
fue el primero en empezar a romper las barreras existentes en el
territorio y a proponer espacios más amplios de coordinación y
encuentro. Producto de esta mirada innovadora para el momento
se constituye la Red de jóvenes y la coordinadora juvenil, espacios
que aglutinaron desde sus diferencias a distintas organizaciones de
jóvenes y que posteriormente iban a cumplir un papel determinante
en el paro cívico comunitario de 1993.

Para Toro, “la coordinadora y la red era un nivel de interlocución


de diferentes organizaciones juveniles de diferentes barrios, de la
localidad, que funcionaba de acuerdo a las dinámicas propias,
incluso por empatías, por alguna situación de relación del mismo
124
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

trabajo, de pronto con algún tipo también de formación política,


valga decirlo había buenas relaciones a pesar de algunas cosas
tirantes que se presentaron pero cada una tenía su propia dinámica
en cuanto a la ubicación política“.

Las razones que conllevan a establecer este nivel articulación según


Toro tienen que ver con las estrategias de interlocución con el Estado,
“digamos que ese nivel de organización no surge esporádicamente.
Eso no se dio por que un grupo de jóvenes dijo ‘venga vamos a
organizarnos en una línea, vamos a llamarnos coordinadora y los
otros nos organizamos en…’ no, eso se dio porque en ese proceso de
reivindicar la situación de los jóvenes en la localidad por el tema de
las desapariciones, de las masacres, de lo que aquí se conoció como
la limpieza social, se llamó la atención del Estado para que volcara
recursos, volcara la atención hacia los jóvenes y efectivamente
hubo una propuesta de parte de la Presidencia de la República
para ayudar, aunque no es la mejor definición, para potenciar esas
organizaciones, pero una de las condiciones que pusieron era que
no hubiera ni 20 ni 30 sino que se pudieran recoger en más pocas
para poder canalizar mejor los recursos, finalmente la interlocución
se dio con esas dos organizaciones, esas organizaciones juveniles
que se empezaron a juntar, porque esas rompieron mucho antes
la frontera física del barrio, porque se relacionaban con gente de
diferentes barrios de diferentes sectores, empezaron a decir en mi
barrio pasa lo mismo, en mi barrio también nos falta aquello, el
paro no lo podemos ver aislado de los antecedentes que se dieron”.

En este sentido, Christian Robayo cree que la coordinadora juvenil y la


red de jóvenes, fue “un escenario de participación en la construcción,
en los primeros años, los primeros 15 años de esta localidad se
lograron coordinaciones interesantes, donde se construían agendas
juveniles desde las realidades que querían las nuevas generaciones,
de sus sueños y de sus intereses, de su construcción de liderazgos,
de su apropiación del territorio, entonces ha sido muy importante”.

Otro elemento significativo que dejo huella en la memoria colectiva,


además de las diferentes marchas y movilizaciones en torno a los
125
Par tir de lo que somos

derechos de los jóvenes; fue el foro “Para que la vida siga siendo
joven”26. Dicho espacio ayudó a articular agendas con otros actores
y acordar diversas estrategias para actuar colectivamente.

El foro ‘Para que la vida siga siendo joven’ permite poner y


compartir en la agenda local las estrategias que venía desarrollando
el movimiento juvenil, y a este escenario se atribuye que los demás
fuerzas vivas de la localidad se sumen a esta forma operativa y
consoliden la idea del paro, Juan Carlos Toro lo presenta en este
sentido, “se dio antes del paro como tal, ya -se había realizado-
como un experimento de movilización, y la movilización de los
jóvenes entorno a ese mismo foro y algunas del tipo paro, si el deseo
era el de taponar calles, de hacer manifestaciones en la vía pública,
en algunas dependencias de la localidad como la alcaldía, estas ya
se había dado con los jóvenes, como que eso animó a otros líderes
de otras organizaciones a decir como que sí, aquí deberíamos hacer
una movilización local, para reivindicar no solamente a los jóvenes
sino todo esto de lo que estamos hablando, que es común en diferentes
sectores, incluso, el papel que juegan las acciones comunales es
desde su mismo barrio es irradiar esa convocatoria que se había
hecho, que pasaba por lo sectorial, del barrio a lo sectorial, había
unos niveles que podían llegar a eso, y como fenómeno se dio la
posibilidad de establecer, en términos del paro un solo pliego de
peticiones local”.

Desde estas percepciones se hace la interpretación del papel jugado


por los jóvenes y las dificultades que este sector ha tenido para
configurarse como fuerza organizativa con presencia constante, que
se exponen a continuación, son: la falta de continuidad y de apoyo
tanto de las instituciones del Estado, como de la misma comunidad;
las falencias que se observan con respecto a formación política y por
último un elemento que ha truncado el trabajo organizativo de los
jóvenes es la estigmatización y las repetitivas y graves violaciones
de sus derechos.

Foro que se realizó como respuesta a la oleada de asesinatos selectivos


26

de jóvenes en la localidad y por cese de la impunidad.

126
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

127
Afiche del grupo de rap Peligro Social. Media Loma, Años 90
Par tir de lo que somos

128
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

Cecilio Uribe señala como parte de esta percepción de estancamiento


en otros campos diferentes al cultural como un comportamiento
estructural, es que “el movimiento juvenil ha sido un movimiento
muy débil, demasiado débil, el mayor movimiento que ha habido es
por el lado de la cultura, pero de resto no se ve movimiento juvenil en
ningún lado, las clases, las instituciones educativas no promueven
dentro de su estructura y dentro de su capacitación a los jóvenes la
participación en política”.

El acompañamiento al proceso juvenil de forma constante es para


Sixta Tulia uno de los elementos que debe trabajarse para impulsar
las dinámicas de esta población, “no ha sido un proceso juvenil de
continuidad, porque si hubiese sido que una sola persona hubiera
tenido continuidad como ha sido el caso de ASOSEXTA, hacen un
buen proceso cultural, pero vienen procesos, vienen tallercitos y
empiezan a darle a los jóvenes, los entretienen seis meses y vuelven y
los sueltan, los muchachos que hacen, volver a estar con sus amigos,
con sus compañeros en las esquinas, por allá haciendo maldades,
pero si lograran darle continuidad, yo creo que eso sería lo mejor”.

El lazo de comunicación entre los nuevos procesos barriales


conformados por jóvenes y la organización con trayectoria
comunitaria o con las instituciones, no es funcional, Juanita Lloreda
puntualiza “que los nuevos líderes que están participando no están
haciendo las cosas como deben ser, es decir, porque esos procesos
deben estar atados a otras cosas, deben estar arraigados a los
barrios, que tengan reconocimiento en los barrios, porque si se
empieza un proceso en un barrio y no se socializa, nosotros somos
jóvenes y estamos aspirando a hacer esto y lo otro, y los mecanismos
son estos y si tiene un buen enfoque y tiene buenas intenciones,
esos procesos salen adelante y con ellos logran rescatar muchos
jóvenes”.

Pero también es un asunto de no tener la capacidad y voluntad de


atender y abrir espacios a esas nuevas propuestas, nuevas expresiones,
“hay veces que lo que más afecta a los jóvenes es la indiferencia
de la comunidad, la falta de escucha, hay veces que a nosotros se
129
Niñas artistas en el Carnaval por los Derechos de los Niños y las Niñas. 2011
Par tir de lo que somos

nos olvida que uno fue joven y que necesitaba que lo escucharan.
La falta de oportunidades, eso también afecta a los jóvenes, hay
jóvenes que son bien emprendedores pero no se les tiene en cuenta
sus conocimientos, todo lo que ellos pueden aportarle a la sociedad;
cuando la gente ni escucha, ni le respeta el trabajo a los jóvenes,
ni se le valora, pues ellos se sienten en el baúl. Eso es una cosa que
debemos pensar”.

Para Andretti Menjura, la percepción sobre la organización juvenil


se configura desde una disputa intergeneracional, donde el adulto es
el llamado a entender las dinámicas juveniles por cuanto ya vivió
esa etapa, y no el joven entender al adulto, porque aún no sabe lo
que es ser adulto, “los jóvenes no han sido un problema para la
localidad, la población juvenil no es el problema, siempre ha sido
la fuerza del presente y del futuro, una cosa es que uno como joven
vive sus momentos y eso es lo que de pronto a la gente se le olvida,
hace unos días atrás yo le decía a uno de los vecinos, una persona
adulta como de 52 años, quien tenía problemas con los hijos, le
decía, ‘usted se le olvido que usted también fue joven y se quedó
callado’, porque uno puede tener 50 años, pero así como hoy tengo
50 años también tuve 15 años, de pronto en ese momento yo no viví
las mismas experiencias que hoy tienen los jóvenes, pero también
viví el momento en esa época, entonces, para mí lo que hoy en día
viven los jóvenes es la vida y toca saberles llevar su momento, por lo
menos lo que nosotros hacemos es saber comprender a los jóvenes,
hacerles un acompañamiento, en sus situaciones y saberlos guiar”.

Bajo el anterior planteamiento, sostiene que “hay mucho joven que


de pronto vive en el anonimato, son jóvenes que tiene muchas ideas,
que tienen muchas cosas por explotar, pero son jóvenes que no les
gusta mostrarse, un ejemplo los jóvenes de aquí de Ciudad Bolívar
que quieren trabajar y quieren salir adelante y quieren aportar
ideas, pero no hay quien los apoye, entonces los jóvenes lo que están
buscando es apoyo, aportarle a la comunidad y sucede es que no
tienen apoyo y no hay entidades o no hay organizaciones que se
interesen en lo que piensan y quieren”.
130
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

Según las nociones y el sentido común instalado de los entrevistados


en los procesos de construcción de Ciudad Bolívar, el joven ha sido
protagonista de cambios y de procesos que contribuyen al desarrollo
social y cultural de la localidad, han emprendido luchas que en
otros sectores no se han atrevido a dar, luchas que han cualificado el
carácter rebelde y libertario de la juventud, luchas que han roto las
miradas acomodadas, pesimistas e indiferentes y eso en cualquier
parte de nuestro país tiene consecuencias. En Ciudad Bolívar el
hecho de ser joven es para muchos sinónimo de problemas y más
si el joven ha aprendido por su vivencia propia las injusticias y se
ha erigido frente a ellas. El joven ha sufrido la instrumentalización
del narcotráfico, las ejecuciones extrajudiciales, las masacres, el
exterminio y la persecución política y la vinculación por la fuerza
o por cooptación a los grupos denominados de delincuencia común,
entre otras. Estos hechos han marcado la memoria local.

El ejercicio sistemático de criminalización del joven o de controlar


las expectativas de vida es para Christian Robayo parte del
modelo económico imperante, “hay que decir que los jóvenes en
esta localidad han sido golpeados permanentemente y ha sido un
ejercicio sistemático de actores estatales y actores paraestatales y de
intereses de lo que en el territorio se conoce como microtráfico que
está conexo a una mirada de control territorial de la pobreza, como
un elemento de control, la necesidad de la gente como un elemento de
control y de proponerle al joven un escenario de consumo y de vida
resplandeciente y de consecución de sus sueños de manera rápida y
sin mucho esfuerzo, como bien digo rápida y sin grandes sacrificios
en términos de pensamiento; entonces también está esa mirada en la
localidad y esa mirada ha hecho daño, ha dejado heridas profundas
y ha dejado también víctimas y olvido de los organismos estatales
y de los institucionales, pero las organizaciones no olvidan eso,
no dejan aislado que es un fenómeno que se ha dado en el país
y se ha dado en los territorios y por lo tanto seguiremos adelante
derrotando el miedo con el que nos quieren paralizar”.

De estas lógicas se produce el señalamiento social a las expresiones


juveniles, “hay que decir que una de las edades o de los espacios más
131
Par tir de lo que somos

golpeados ha sido la juventud en Ciudad Bolívar, generalmente ha


habido una mirada que minimiza las capacidades, que criminaliza
al joven y que lo ve como una amenaza, esa ha sido un poco la
situación del joven en la localidad”.

En su relato a continuación Cecilio Uribe muestra como al tratar de


buscar soluciones y partiendo de la buena fe de las autoridades del
momento, gestiona un encuentro donde se abordaría el tema de la
inseguridad y la falta de oportunidades en los jóvenes, lo cual evitaría
la entrada en el barrio la Alameda de la llamada eufemísticamente
limpieza social, método que este líder rechaza contundentemente
por considerarlo una medida inhumana, impresentable; método que
estaba siendo implementado en ese momento en toda la localidad.
Este encuentro sirvió según Cecilio para denunciar y rechazar un
centro de tortura que funcionaba en ese momento en la localidad.

“Con los jóvenes de la UPZ, se realizó una actividad un ‘paseo’, Se


dio y allá llegó la policía, allá hizo presencia derechos humanos,
hizo presencia el comandante de la policía de Bogotá, hizo presencia
el alcalde y otras personalidades y a raíz de ese mal llamado
‘paseo’, porque así le decía la gente, salí muy cuestionado porque
me tildaban de que me había sacado a pasear a 45 ladrones, eso era
lo que decía la gente, se fue a pasear con 45 ladrones, ‘imagínese
sacó a pasear a los ladrones’, decían unos con otros, los viejitos se
reunían y decían ‘mire el presidente de la Junta, don Cecilio el de
la Junta se fue a pasear con 45 ladrones a ellos sí los lleva a pasear
y a nosotros no’; a raíz de esa salida y de esos diálogos que se
realizaron allá se clausuro el centro de tortura de Ciudad Bolívar,
que estaba ubicado donde está ahora el salón cultural de San
Francisco primer sector, eso era de la Junta de Acción Comunal de
San Francisco ahí funcionaba el CAI, que quedaba en una casa de
bajadita, al centro de tortura donde llevaban a todos los ladrones,
los viciosos, toda la gente mala y todos los que cometían alguna
irregularidad los llevaban allá, contado por los mismos ladrones
que asistieron esa vez a ese paseo y ahí los torturaban, ellos decían
que tenían una silla de hierro, que era la silla que yo no sé cómo
era que la llamaban y ahí en esa silla los sentaban, los amarraban y
132
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

les metían… la silla tenía un hueco por debajo y les metían un cable
con corriente en el ano. Ahí los torturaban. A raíz de eso eliminaron
totalmente ese lugar, ese fue uno de los acuerdos, que sacaran de
ahí el CAI, eliminaron ese puesto de policía de ahí y se hicieron
otros acuerdos con la policía y ellos se comprometieron a tratar
de cambiar y dijeron que no iban a dejar de robar del todo pero
que sí que iban a bajar un poco el volumen, pero sí se mejoró la
seguridad”.

Los resultados en términos del cambio de vida se perciben hoy,


“en este tiempo que ha pasado, contamos con unos dos o tres, o
cuatro tipos que asistieron en ese tiempo y que eran los malosos, los
comandantes en ese tiempo, ya tienen su familia y están muy bien,
tienen su casa y con su familia se recuperaron e inclusive dan los
agradecimientos por esa gestión que se hizo en ese tiempo”.

En el proceso de construcción de la memoria local se menciona


en varios sectores -las listas- que particularizaban la amenaza
directa a la vida e integridad de los jóvenes, en “muchos sectores
de la localidad es recurrente la existencia de listados de jóvenes
completos que en su mayoría se convertían en víctimas y después
de cierto tiempo desaparecían, apareciendo cierto tiempo después
como desconocidos como el gobierno los denomina NN, el fenómeno
del desplazamiento, la inseguridad, la violencia contra la mujer,
entre otros, son las causas de amenazas más frecuentes, es así que
aparecían jóvenes muertos por ventas de alucinógenos; uno de esos
ejemplos fue lo sucedido el 6 de agosto de 1997 cuando aparecieron
7 jóvenes asesinados en la zona de la Candelaria, hecho que se
utilizó para aterrorizar a las personas, es decir semana tras semana
asesinaban a la plaga, jóvenes de sectores diferentes a los territorios
y que ocasionaban problemas en las zonas”.

También se señala por los habitantes de la localidad, como parte de


esta persecución se ha enfocado a los procesos organizados, “los
jóvenes en su mayoría fueron víctimas, especialmente jóvenes que
pertenecían o pertenecen a procesos juveniles de lucha locales, los
cuales fueron atacados por las fuerzas que decían ser estatales y
para-estatales”.
133
Par tir de lo que somos

Uno de los hechos que mayor impacto generó en la memoria colectiva


fue la masacre ocurrida en Juan Pablo II, a lo que Juana Lloreda
se refiere, “no recuerdo la fecha exacta, había un grupo como de
seis jóvenes, que estaban en un parque, uno apodado chapito o algo
parecido, estaban ahí reunidos, ellos se reunían allá como vienen
estos muchachos aquí a rapear, a cantar y todo eso. Y una noche
que estaban reunidos los mataron a todos, fue la primera masacre
que hicieron y fue en Juan Pablo II y después al año mataron como a
unos 16 jóvenes, desde debajo de Candelaria subiendo, todo lo que
es la vía de la curva de allá de CAMI27 Manuela Beltrán, saltando
por Bella Vista, saliendo a Nueva Argentina, todo eso eran cadáveres
de jóvenes desde los 12 hasta los 22 años, hubo 16 muertos. Eso fue
doloroso”.

Estas masacres, cuyas víctimas principales han sido los jóvenes


de la localidad, son mencionadas con frecuencia por los habitantes
de diferentes territorios, especialmente la masacre perpetuada
en Juan Pablo II, que se ha quedado en la memoria colectiva de
muchos pobladores, quienes a pesar de los años recuerdan la
barbaridad de aquel hecho y siguen adelante, como es el caso de
algunas organizaciones que se mantienen y desarrollan procesos
comunitarios en este sector.

A pesar de este panorama oscuro para los intereses del sector juvenil
y para las comunidades en general, se puede aseverar que por fortuna
hoy en día los procesos juveniles siguen existiendo y mantienen su
incidencia en el propósito de construir una localidad digna para sus
habitantes. Colectivos y organizaciones como Cuyeca A Obsun,
Movimiento Rock28, Asojuvenil29, Semillas30, Caimacan¸ Mesa Local
27
Centros de Atención Médica Inmediata, fueron creadas como unidades
especiales de urgencias, que prestan los servicios de: Atención de partos
de bajo riesgo, Urgencias, Consulta externa y Cirugía Ambulatoria.
28
Movimiento de artistas, que muestran una mirada diferente del
roquero y plataforma de trabajo en derechos humanos.
29
Asociación Juventudes Compartir, cuyo trabajo se centra en formar
sujetos críticos que sean capaces de crear cambios
30
Semillas Creativas proceso educativo y artístico de la biblioteca
comunitaria en Juan Pablo II

134
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

de Jóvenes31, Sentipensantes32, Tejiendo Vida y Cultura33, Kirius34,


Gemanar35, Oposición 1936, CAI (Centro Artístico Integral)37,
Saltimbreaking38, Contrapeso39; y otros grupos como Formato 19K40,
Red Juvenil de DH41, Libertatia42 y otros muchos. Quienes desde su
constitución han implementado procesos de lucha y resistencia en
contra de la persecución y las violencias hacia los jóvenes; logrando
en gran medida cambiar la conciencia y los imaginarios que tenían
muchos habitantes hacia los jóvenes. Pero aún queda mucho por
caminar, la limpieza social, el abuso de autoridad, la discriminación,
las ejecuciones extrajudiciales, el paramilitarismo, el narcotráfico,
sigue siendo una amenaza para los jóvenes en particular y para la
población en general. El trabajo barrial, las barricadas y trincheras
siguen siendo necesarios.

31
Espacio de interlocución de organizaciones juveniles para constituir
un movimiento local en defensa de los derechos de los jóvenes. Con
trabajo entre los años 2005-2009.
32
Colectivo de teatro del barrio Potosí.
33
Colectivo artístico del barrio Potosí.
34
Colectivo que trabaja con todas las culturas juveniles con proyección
al barrio que busca desde la expresión juvenil, revindicar los derechos
del pueblo principalmente el derecho a una sociedad más justa para las
mayorías, con principios antifascista y revolucionarios.
35
Organización juvenil de Verona.
36
Grupo juvenil
37
Centro de formación artístico ubicado en la Estrella.
38
Grupo de formación en break dance
39
Movimiento artístico en Hip Hop
40
Organización que trabaja en la configuración de nuevos imaginarios
y el posibilitar la construcción de sujetos autónomos, a través de la
enseñanza y la producción audiovisual.
41
Red Juvenil e Infantil de Derechos Humanos de Ciudad Bolívar
42
Colectivo de trabajo político de Arborizadora Alta.

135
Par tir de lo que somos

Víctimas, legado de una obra inconclusa

La Persecución a quienes defienden el territorio

Es un tiempo de inventar sueños y futuros libres abiertos


a todos.

Carlos Pizarro León Gómez


En este aparte del tercer capítulo se recogen las percepciones y
experiencias que han tenido habitantes de la localidad de Ciudad
Bolívar en relación al tema de las víctimas y los distintos tipos de
violencias que han afectado al conjunto de la población. Aunque estos
dos aspectos (víctimas y violencias) son de la mayor complejidad,
el esfuerzo emprendido es apenas un acercamiento a esta realidad
que ha vivido Ciudad Bolívar; al igual que en momentos anteriores
se prioriza las nociones que han construido el sujeto desde sus
experiencias e interpretaciones, desde el sentido común o saber
popular.

Lo abstracto que puede llegar a ser una mirada de las víctimas en


una localidad que se ha constituido a partir de diferentes procesos de
victimización, un territorio que ha sufrido y reproducido múltiples
tipos de violencias y que al igual que en el resto del país, estos
dos elementos aparecen como fenómenos naturales o propios
de la idiosincrasia nacional. Pero que al ir un poco más allá de lo
aparente, muestra la violencia y los procesos de victimización como
instrumentos predilectos de perpetuar los intereses de clase y las
relaciones de poder establecidas.

Como se ve a continuación el concepto de víctimas y el de violencia


puede llegar a tener múltiples acepciones según los relatos y diálogos
sostenidos en el proceso de investigación por medio de entrevistas,
módulos de la pedagogía de la memoria y el foro que se realizó, pero
a pesar de esta complejidad se puede establecer una tendencia en la
cual se manifiesta la interdependencia de la violencia local con la
136
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

violencia nacional, en la cual se entrecruzan víctimas locales con las


víctimas nacionales. Es decir se establece la relación concomitante
entre estos dos fenómenos sociales y estos a su vez como expresiones
de la violencia de tipo estructural y del conflicto social y armado que
afecta la vida cotidiana de la sociedad colombiana.

Desde esta óptica para Carlos Andretti Menjura, una víctima “es una
persona que ha sido maltratada en sus derechos, se le han violado
sus derechos fundamentales, tanto físicos como intelectuales, por
ejemplo yo me considero una víctima, digamos uno nace no en sillas
de ruedas y no es natural la discapacidad, en mi caso, yo soy víctima,
a mí me fijaron unos tiros por un conflicto interno, por la violencia,
entonces hay veces que digo y porque uno está en silla de ruedas, si
era un joven que me gustaba la rumba y hacia esto y lo otro, y por un
conflicto pendejo hoy estar así en una silla de ruedas, entonces yo
me considero víctima por ese lado y me considero víctima también
por la discriminación que hay con las personas en situación de
discapacidad”.

Con esta concepción de lo que implica ser víctima, Andrety realiza


un contexto de las violencias y la victimización en Bella Flor, “en
este barrio y no solamente aquí sino en toda la localidad, encuentra
uno historias de personas que han sido víctimas del conflicto que
vivimos a diario, tanto urbano como rural, al igual acá en este sector
tenemos problemas de limpieza social, por grupos paramilitares,
hay muchas familias que han perdido sus hijos, sus hermanos, su
esposa, por caer en estas batidas que hacen estos grupos, entonces
son víctimas, tenemos el maltrato intrafamiliar, tenemos muerte
violenta, tenemos el microtráfico porque esa es una violencia, no
se me vienen a la mente esos otros tipos de violencia, tal vez la
generada por los grupos al margen de la ley, y eso es lo que hay,
tenemos maltrato de los policías hacía los jóvenes, a mí una vez me
iba a levantar un tombo, entonces también los soldados llegan acá y
hacen batidas y sin decir nada, se van llevando los jóvenes, ya que
a los que más se le vulneran sus derechos son los jóvenes que están
en edades de 13 a 25 años”.
137
Par tir de lo que somos

Las políticas de atención por parte del Estado para las víctimas
es para Cecilio Uribe una forma de continuar la victimización, en
“Bogotá estamos llenos de víctimas, aquí está llegando gente todos
los días, y todos los días el Estado les está mamando gallo, porque
yo no sé qué será lo que hace con la tal reparación, estas cosas que
se inventaron, justicia, reparación, una persona que durante 40 o
50 años duró trabajando en el campo ¿qué hace en la ciudad? ¿qué
lo pueden poner a hacer en la ciudad?, lo que lo están volviendo es
limosnero, los están convirtiendo en limosneros, les están dando un
mercado, les están dando tres meses de arriendo y después el Estado
los abandona y por eso uno encuentra una cantidad de víctimas por
todos los semáforos y por todas las calles, prácticamente limosneros
pidiendo monedas, porque no tienen más que hacer, entonces a parte
de esas, hay otra clase de víctimas que son aquellas que no se les
respetan los derechos, hablar uno de esa clase de víctimas no es
nada fácil”.

Comenta un caso particular de las múltiples formas como se


victimizan a los habitantes de la localidad, Cecilio comenta, “mire
antier estaba yo visitando a una señora aquí en el barrio las
Quintas, es la mamá de un expresidente, de un líder de aquí, de este
sector, duró de líder muchos años, murió de cáncer y vivía solo con
la mamá y la mamá ahoritica tiene cáncer, totalmente abandonada,
por el Estado y por las comunidades, después de que el hijo trabajó
durante muchos años haciendo esfuerzo, mirando que podía hacer
por las comunidades, ella ahoritica está totalmente en el abandono
y le violan sus derechos, porque dice que va reclamar a la EPS los
remedios y no se los entregan y la mandan de un lado para otro y
así la mantienen, entonces ha habido una cantidad y siguen siendo
una cantidad de víctimas que uno no sabe ni porque lado afrontar
esas situaciones, son muchos los problemas que se dan a diario
con las personas, por la violación por parte del Estado, es que las
comunidades no le violan los derechos a las personas, es el Estado
el que le viola los derechos a las comunidades y ¿quién es el Estado?
los mismos funcionarios, pero funcionarios que el Estado los coloca
ahí y les paga y los cohíbe de cumplir unas obligaciones”.
138
Panorámica de la zona rural local. 2007
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

139
Par tir de lo que somos

140
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

La victimización no solo es directa, se genera una cadena de hechos


que termina con la victimización de todo del núcleo familiar, lo
que complejiza esta situación, así como lo detalla Juanita Lloreda,
“hay un desacuerdo, una falta de valores y a raíz de esa falta de
valores se dan las víctimas y las víctimas son pongamos las que
produce la violencia, pero no solamente es eso, se habla de víctimas
los muertos, ellos son víctimas culpables o no ellos son víctimas y
¿las victimas vivas? ¿quién las tiene en cuenta? porque todas esas
personas que en este momento no tiene vivienda, no tienen trabajo
y que tienen hijos, no tiene que comer es una víctima de la sociedad
y quien los tiene en cuenta, si no puede llegar aquí porque no tiene
como desplazarse, a decir ayúdeme y si llega a buscar ayuda le
dicen le vamos ayudar, pero vuelva en quince días y en quince días
donde esta esa persona quien le atendió no aparece, ¿No cree que
esa es una víctima? es una víctima viva y estamos generando más
víctimas, porque los hijos de él también son víctimas, es que es como
tan complicado hablar el tema de víctimas, porque es que hay varias
clases de víctimas, algunas de ellas fueron obligadas a salir de su
casa o los mataron y nadie sabe quién los mató, eso es un víctima
inocente”.

Como un ejemplo de las múltiples víctimas y de su trascendencia en


el movimiento social “fue el de Evaristo Bernate, a quien mataron,
nunca se supo porque lo mataron, nosotros nunca supimos, él era un
hombre muy polémico, no estaba de acuerdo con algunas entidades,
no estaba de acuerdo, viniera el que viniera, él se le paraba en la
raya y le decía no estoy de acuerdo en esto y esto y esto, y era un tipo
muy inteligente, muy estudioso, entonces hay quienes se preguntan
¿quién lo mató? ¿Lo mato alguien del barrio? ¿Lo mató alguien de
la Junta? ¿Lo mató alguien de algún comité? o ¿vinieron de afuera y
la mataron? Para callarlo, ahora sí te das cuenta como es de difícil
hablar del tema, es decir, que hay unas víctimas directas y otras no,
que se quedan viviendo en el territorio y que siguen con esa carga
encima, esas son las víctimas”.

Como se ve en los relatos anteriores se establece una mirada acerca


de las víctimas que plantea procesos concomitantes de victimización,
141
Panorámica de Caracolí. Potosí, 2009
Par tir de lo que somos

donde el Estado ha jugado un papel central como principal victimario


y vulnerador de los derechos humanos, ya sea por situaciones de
violencia estructural, que tiene que ver con la responsabilidad que
tiene el Estado de garantizar, proteger y materializar el disfrute
de los derechos humanos de los ciudadanos y/ o también por la
práctica recurrente de métodos de exterminio y represión (donde
se encuentran involucrados militares, policías y paramilitares) por
parte del Estado y la clase dirigente contra los procesos disidentes
políticamente (violencia política), como se presenta a continuación.

Para Sixta Tulia Torres el secuestro, la desaparición y el posterior


asesinato de su hijo están directamente relacionados con una
política sistemática del Estado, es un caso que no es muy diferente
a lo sucedido cotidianamente en la localidad y en el país. “El
primer muerto que hubo en la localidad, fue mi hijo secuestrado
y asesinado, William Andrés Torres, un joven de 22 años, yo no sé
porque el doctor Alfonso Palacios Luna lo llamaba aquí a la casa,
esa mañana, a mí se me hacía extraño, yo no creía que fuera él,
pero sí, una vez contesté y sí, era la voz del doctor Palacios. Le dije
¿doctor Palacios? dijo sí, le dije mi presidente buenos días y me dijo
¿con Sixta Tulia? le dije sí, páseme a su hijo yo le pase a William mi
hijo, quién sabe qué le dijo. Y él dijo ya me voy, de todas maneras
desde ese día no volví a ver a mi hijo, desapareció, gracias al Señor
lo pude encontrar muerto y sé dónde lo tengo, en comparación con
aquellas madres que no saben si está vivo o si está muerto. Y aquí en
las noches han desaparecido, aquí de la localidad”.

Ella asocia el caso de su hijo a la práctica homicida de suplantar


personas como delincuentes para demostrar efectividad en las labores
de seguridad, “Las causas son los falsos positivos y yo creo que mi
hijo fue uno de los falsos positivos de la localidad, él trabajaba en
el Ministerio de Comunicaciones y estaba delegado a la postal del
Dorado, él ese miércoles me llamó, -es algo que yo digo hasta hoy en
esta entrevista por primera vez-, el me llamó a medio día y me dijo
mamá de la presidencia tenían que llegar nueve sacos asegurados
y no llegaron sino ocho, yo le dije mijo, por favor haga un acta y
hágala firmar del que está encargado, para que la hagan llegar;
142
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

porque los sacos de la presidencia es donde se depositan todo lo


que están haciendo, él hizo el acta y luego más tarde me llamó y
me dijo que tenía que retirarla, porque o sino lo iban a sancionar.
No sé, lo único fue que cuando ya lo encontré, - es por eso que yo
quiero mucho a la doctora María Victoria Vargas, la concejala en
la actualidad porque fue una mujer de las que más me apoyó, ella
supo que se me desapareció mi hijo- y ella metió el carro de ella,
con conductor a buscarlo por todas partes, fuimos a medicina legal,
a todos los hospitales, donde llevaban todos los detenidos, aquí a
Restrepo, en ese entonces, que era la comisaría y por ninguna parte
lo encontré“.

Un día yo iba como a las 3 de la mañana en el barrio Minuto de


Dios y le dije a un agente, -yo llevaba la foto de mi hijo en la mano,
dije ‘señor agente no lo encuentro, ya llevo varios días’, me dijo
‘usted ya fue al hospital’, y le dije ‘ya he ido a todas las clínicas,
hospitales y nadie me da razón’, dijo ‘¿usted ya fue a la policía
de Cundinamarca? no y ¿a qué voy allá?, de pronto está muerto y
le dije: No, él no puede estar muerto, ¿dónde queda la policía de
Cundinamarca?; me dijo, eso queda en la avenida las Américas y
me dio las señas. Yo llamé a mi nuera y le dije que nos viéramos
ahí en la trece con Caracas, que de ahí salían los buses para abajo
para coger la trece y así fue, cogimos el bus y llegamos a la policía
de Cundinamarca, pregunté y allá nos dijeron que habían varios
muertos, uno en Yacopí, otro en Apulo, otro en Fusa, casi con las
mismas características físicas de mi hijo pero con la ropa diferente.
Entonces, salimos ahí a la trece y vimos un bus que decía Fusa y
le dije camine, me preguntó ¿usted que plata tiene? y le dije tengo
diez mil pesos y usted ¿cuánto tiene? (eran como mil pesos). Ella
llevaba mi nieto como de 5 meses de nacido y me dijo ‘esa plata
no nos alcanza’, ‘no tranquila que a mí me conocen en todos los
pueblos de Cundinamarca’, porque yo trabajé en la Contraloría de
Cundinamarca yo era la que iba a hacer controles a los hospitales
y a la tesorerías, debe haber gente que si necesitamos me pueden
dar comida, me da posada, me da plata. Y nos fuimos y cuando
pasaba el bus por el frente de la policía, me dijo, ‘mire el puesto de
la policía acá’, ‘déjenos aquí señor conductor háganos el favor’,
143
Par tir de lo que somos

entonces llegué y saludé a un agente, le dije ‘señor agente yo vengo


buscando a mi hijo a él (mostrándole la foto) le dije él es William
Mayorga’; y yo que me iba a imaginar… estaba muerto ¿dónde
está?, en el cementerio, me dijo, ‘queda derecho aquí para allá’, y yo
arranque a correr, cuando yo llegué dije ¡señor sepulturero! ¡Señor
sepulturero! ¿Quién atiende acá? y gritaba, me dijo que se le ofrece,
le dije señor (estaba haciendo un hueco) necesito ver el muerto que
está aquí y me dijo ¿por qué señora? porque me ‘digieron en el
puesto de policía que tal vez era mi hijo’, yo iba acelerada, me dijo
¡así no! cálmese. Me calmé y anduve por el cementerio y luego me
llevó y abrió la puerta y lo conocí de inmediato por lo velludo y
dije: es mi hijo, ¡ay mi Dios, es mi hijo, es mi hijo! y me boté y lo
saqué, estaba mi hijo muerto, mi amigo, mi compañero, mi cómplice.
Porque con él era que yo iba cada ocho días a la discoteca, me lo
habían matado.

Luego empecé a llamar a Juan Martín Caicedo, quien era el Alcalde


Mayor de Bogotá, y seguí llamando a los conocidos”.

En voz de Sixta, menciona quien pudo estar detrás del asesinato de


William, “cuando llegamos a la casa con mi hijo, empezó a llegar
una cantidad de gente, en esas cuadras eso era así, en la casa no
cabía, mucha, mucha gente, porque a él lo querían mucho aquí en
la localidad. Ese lunes siguiente, timbró el teléfono y Alexander mi
hijo menor contestó y le preguntaron ¿usted que es de William? él
le dijo, el hermano, entonces dígale a su mamá que por William
pagaron 20 millones de pesos un alto ejecutivo de la república para
que lo mataran… Y hasta ahí se sabe”.

En su relato dice como hoy por su ejercicio como líder comunal


también se ha sentido víctima, “aquí hay muchas, muchas víctimas,
yo he tratado de desahogarme, de pasar esa etapa, muchas callan
la boca por temor, porque en mi caso no fueron grupos armados,
fue la presidencia y ahora por lo que estoy diciendo, es que estoy
amenazada, tengo protección, tengo cuatro medidas de protección,
por querer servirle a la comunidad. Me dejé convencer de unos
compañeros que fueron para que encabezara una plancha a la
144
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

junta, para poder sacar el elemento malo que había en la junta y


yo les dije, si ustedes no me van a colaborar, para que me endulzan
el oído, me dijeron ‘pues diga que vamos a hacer’, como primera
medida yo no gasto cinco centavos en publicidad, la segunda yo
hago una plancha de mujeres y yo las escojo y me dijeron, bueno y
si no se va a hacer publicidad entonces como vamos a hacer, muy
sencillo como aquí me conoce toda la gente, ustedes van y golpean
y le dicen a la gente que Sixta Tulia va a encabezar una plancha a
la junta y esa fue la consigna, yo no gaste sino doce mil pesos para
mandar hacer unos folletos del programa de trabajo. Y por haber
ganado… haberlos barrido, porque fue que los barrí, al que era
presidente le gané por 71 votos y al que había sido presidente por
tres periodos, le gane por 96 votos, fue una barrida; me llamaron
a decir que ‘renuncie o la acompañaran cuatro velas’. Ahí me han
puesto acciones de tutelas las he ganado, me tienen denunciada
ante la Fiscalía, en tres fiscalías por cosas que no existen… bueno
y la persecución, cuando hago una asamblea van allá la sabotean,
ponen pasquines pegados en las paredes, bueno de todo conmigo,
pero yo sigo ahí. La violencia y las victimas se están dando en todas
las edades”.

La violencia ha marcado los cuerpos y la mente de los habitantes


de Ciudad Bolívar, dicho fenómeno también ha dejado huella en el
territorio, en la geografía local han quedado marcados los rastros
del karma violento. La violencia se ha convertido en un elemento de
control territorial y social, de miedo y parálisis social.

En algunos sectores fue tan marcado el miedo colectivo y la


percepción de inseguridad que los organismos responsables del tema
no hacían presencia cuando se les requería, por lo que los conflictos
escalan y generan aun mayor inseguridad, en ese sentido Juanita
Lloreda dice que “existió algún tiempo que a partir de las seis de
la tarde en la parte alta de Ciudad Bolívar no subía la policía,
porque decían que no, que los linchaban, al otro día subían cuando
ya no había nada que hacer, cuando habían dos o tres muertos a
levantarlos, entonces si se diera que en el momento que uno llamara
y aparecieran, yo creo que se podría frenar un poquito y decir bueno
145
Par tir de lo que somos

es que la autoridad está pendiente y no tienen por donde escapar. En


Jerusalén, en Nueva Argentina hubo un enfrentamiento de una gente
que vivieron ahí y mataron treinta y ocho personas y subían la gente
y toma, sin que nadie hiciera nada”.

Aunque se hace un permanente llamado por denunciar para combatir


la delincuencia, se dieron casos en que la gente sabía que si lo hacia
ellos podrían constituirse en una nueva víctima, más en sectores
donde se presentó el sicariato (asesinos a sueldo), así lo describe
Juanita Lloreda, “en ese tiempo digamos que desde el 85 como hasta
el 92, 93, 94, estuvieron matando y eso es lo que uno alcanza a
contar, porque supuestamente estaban los que llamaban asesinos a
sueldo y todos sabían dónde vivían y nadie podía hablar nada; no
te puedo decir nombres porque no es prudente, pero ellos tuvieron
asentamiento ahí en Nueva Argentina, inclusive fue tan así que al
finado Jaime Laso que era de la junta se Santa Rosita, ellos fueron
los que lo mataron. Lo que cuentan es que a ese fulano no lo podían
mirar porque de una vez te cogían entre ojos, decían que pertenecían
a ciertos grupos que a la hora de la verdad no se supo a cuál. Pero
de todas maneras llegó el tiempo en el que la gente reaccionó y
terminaron en la cárcel y así en gran parte de los barrios de Ciudad
Bolívar, siempre ha habido gente como esa, se inventa su limpieza
social, en todos los barrios, gente que no gusta de ciertas cosas y se
inventan su cuento, entonces que hace uno frente a eso, si digamos
dentro de ellos, había una persona que era hermano del papá de los
que mataban, y era de la policía. El hermano del policía matando
la gente de Jerusalén, como hace uno para informar cuando era
un familiar y así ha sido todo el proceso, por eso, uno dice ¿en qué
estamos?, todos se quedan callados, aquí es la ley del silencio, uno
tiene que quedarse callado, porque el que hablara mucho, de una
vez lo asesinaban”.

Además Juanita recuerda la violencia a su llegada a Jerusalén y


como la mujer y los niños y niñas han sido de las poblaciones más
vulnerables a delitos sexuales, “a nuestros hijos no los podíamos
mandar a escuelas muy lejos, porque eran víctimas de violación y de
muchas otras cosas… cuando yo llegué a Nueva Argentina no existía
146
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

Santa Rosita, cuando eso era Argentina I y Argentina II; Argentina


I era donde estábamos nosotros y la II era donde está Santa Rosita.
En ese tiempo no se podía, como no había luz en ese tiempo… uno no
podía dejar después de las seis de la tarde a las hijas solas, tenía que
estar ahí porque o sino las violaban”. Y referencia casos generales
pero que fueron comunes, “la violencia que he visto, como la de
una mujer que a las nueve de la noche cuando sale de trabajar, y en
la loma subiendo por Canteras, por el lado de Bella vista, cogerla
abajo uno, dos o tres de esos delincuentes que se hacen llamar
sementales y violarla y volverla nada y hacerla perder su hogar. Y
el marido decir ‘eso usted quería que la violaran, porque le dije que
no trabajará’, le decía, pero, entonces que hacía ¿se quedaba en la
casa aguantando hambre? O la violencia de un grupo de estos de
coger a su marido y tenerlo ahí y hacer lo que quieren con su mujer
y decirle ’ahora hable para darle chumbimba’, Eso es violencia.”.

También reseña como la violencia se reproduce en lo cotidiano


vivir del barrio, “violencia es que tú mandes a la tienda a tu hijo a
comprar el pan y hay dos, tres, jóvenes drogadictos que le quitan el
billete y le dan su cachetada, lo patarribean allá y el quitan el billete
para ellos consumir y llega el niño a la casa, mamá, me quitaron el
billete y saca la mamá y le da su garrotera ¿por qué? porque se dejó
quitar la plata. Y la violencia de una reunión supuestamente, donde
después de dos cervezas los mejores amigos se matan”.

En todos los ámbitos se presentaron situaciones que el afectado,


la víctima era el ciudadano –de a pie- y en muchos casos con las
anuencia de las autoridades, “a decir verdad lo que pasa es que hay
cosas que uno dice y que uno ve, cuando empezó pongamos en el
caso de Nueva Argentina y eso paso en muchos barrios, resulta que
habían policías ayudando a los de los lotes y eran amigos de los
vendedores de lotes. Entonces, yo compro mi lote, el señor va y se
lo vende a otro, yo busco ayuda de un policía y le digo mire fue
que yo compré y le muestro mis documentos y el otro señor tiene
un documento y el policía en lugar de darme la razón a mí, le da la
razón al señor que le puede pagar cinco mil pesos, entonces en que
estamos y se supone que ellos representan la autoridad”.
147
Par tir de lo que somos

La ausencia del Estado genera condiciones que constituyen una


violencia generalizada así es para Juanita Lloreda, “ahora cuando
el Estado se hace la ciego ante la necesidad de una comunidad, eso
es una violencia, cuando el Estado se hace el ciego, cuando se ve
tanta necesidad, cuando no se cumple, cuando a la comunidad no
se le cumple y no es que nos tengan que dar todo, no, lo mínimo que
nosotros pedimos como comunidades son los servicios públicos, si la
comunidad carece de estos, eso es una violencia. Porque nos están
obligando a coger la delincuencia, porque hay una necesidad, esa es
una violencia y es una violencia sutil, esa es una violencia. Y cuando
nos señalan y nos dicen es que en Ciudad Bolívar ‘hubieron’ robos,
y qué pasa cuando roban en el centro, cuando roban en Chapinero,
cuando roban en Suba, o en la 104 o en la 106, que hay un atraco,
nadie dice como se le ocurre que disque en la 106 con trece, disque
atracaron a fulano de tal, lo robaron. Pero si fuera en Ciudad
Bolívar sí se haría el despliegue más grande, porque es la forma de
ensuciarnos y de hacernos más miserables de lo que somos, eso una
forma de violencia, una violencia sutil, es una violencia que digo
yo, eso tiene un nombre ‘que nos están marcando’ cuando nosotros
vamos a pedir trabajo en otro lado, nunca nos lo dan porque nosotros
somos señalados como lo peor, eso es una violencia”.

Christian Robayo hace un análisis referido a las violencias y las


víctimas, donde describe la conexión entre los distintos formatos de
la violencia, el Estado, el modelo de sociedad y de país.

“Primero hay una violencia estructural, del modelo de desarrollo y


del modelo de nación que tenemos, ese es un elemento fundamental
porque aquí ni a los campesinos, ni a los afros, ni a los indígenas,
ni a las minorías nunca se les consultó, nunca se les propuso como
era el modelo de país que querían y nunca se les escucho, y entonces
eso ha generado en Colombia esos conflictos y de esas modalidades
de lucha que ha tenido el país, pues se ha originado por ese tipo de
exclusión, por ese tipo de manejo incluso desde la Colonia hasta
nuestros días y posterior a lo que se llamó la República que fue para
unos, y que siguió siendo la oportunidad para unas minorías, desde
ahí, desde ese escenario hay una violencia estructural, permanente
148
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

y sistemática, de lo que llamamos el establecimiento, y esa violencia


se replica en los territorios, esa violencia está enmarcada en la
pobreza en la desigualdad, en la injustica social, está enmarcada en
que la gente no tenga ni siquiera para sobrevivir, está enmarcada en
privilegiar una manera de sociedad pensada para algunos y no una
sociedad para todos, entonces, eso es un tipo de violencia específica
y contundente”.

Después del contexto nacional particulariza para el caso local, las


deudas en materia social, “Ciudad Bolívar tendría que desde hace
muchos años, haber sido declarada un territorio en emergencia
social, un territorio donde a través de diferentes modelos y miradas
pudiera dinamizar y construir de otra manera, y gobernados de otra
manera, con inversión, con fortalecimiento de sus procesos, con el
fortalecimiento de sus prácticas, de los proyectos que tiene la gente,
con una mirada diferente del territorio, no una localidad pensada
para los intereses de megaproyectos mineros, no una localidad
pensada por ejemplo para sostener un basurero, que lleva más de
20 años en esta localidad, una localidad pensada, incluso desde
su nacimiento como la oportunidad para que los desplazados y las
diferentes personas que han sido vulneradas y expropiadas de su
territorio llegaran a este punto, a esta geografía, a estos terrenos”.

“La localidad nunca fue pensada como una localidad armoniosa


con diferentes parques y proyectos, sino fue un interés particular
de un grupo y de grupos de poder que gobernaron esta ciudad,
para quienes había que enviar a esa gente a unos terrenos que no
estuvieran en el centro político de la ciudad, que no estuvieran en
el centro donde se define prácticamente la dinámica de gobierno y
de poder de esta ciudad y de este país. Entonces había que generar
un terreno, un espacio comprado con inversiones del Banco
Interamericano de Desarrollo e incluso se dice en la historia de la
gente antigua que desde helicópteros se definieron prácticamente
planos y mecanismos de cómo iba a quedar este territorio. Durante
varios años siempre dependió de Soacha, de Bosa o de Tunjuelo
o incluso en algún momento de Usme, no tuvo una construcción,
una mirada de terreno planeado a unos años, sino como un foco
149
Par tir de lo que somos

de recolección de eso que arroja el conflicto, y entonces habría que


ubicarlos en las periferias de la ciudad”.

“Ciudad Bolívar viene de esa mirada del poder minoritario que


ha gobernado este país, una mirada excluyente, una mirada
colonialista, patriarcal, una mirada hegemónica y de una mirada
única que no permite la diferencia, entonces, claramente esa
violencia y la violencia que ha vivido el país, tiene también sus
fuentes en la violencia física, en la desaparición, en el asesinato, en
la muerte violenta de la diferencia, en la muerte de otras miradas,
de otros pensamientos, de otras posibilidades de ser, y por supuesto
esa violencia simbólica que también ha marcado esta localidad,
donde si usted es de Ciudad Bolívar, del sector tal, o de los sectores
que pertenecen a este territorio es discriminado, excluido e incluso
en entrevistas de trabajo, hubo una época donde eso fue muy fuerte
en Ciudad Bolívar, la violencia simbólica ¿de dónde eres y cómo
eres? y que imaginarios se han construido, un imaginario incluso
construido por algunos medios que hacen resonancia a esos
intereses particulares y de gobierno, de un grupo minoritario y de
sometimiento que ha tenido este país. Entonces eso no ha sido ajeno
en Bogotá y específicamente en la localidad, la violencia simbólica,
la exclusión simbólica, el no permitirle al joven ser, ni a la mujer
construir sus sueños, el no permitirle a las comunidades tener sus
escenarios de pensamiento, de construcción colectiva, ha hecho que
se constituya una violencia simbólica, física, estructural y política”.

Como territorio del que han surgido múltiples expresiones


organizadas que para las lógicas del poder imperante, se constituyen
en una amenaza, es parte de la respuesta que se siente del Estado
hacia la localidad como la plantea Christian Robayo, “La violencia
política en Ciudad Bolívar ha sido recurrente, aquí hay territorios
y escenarios donde pensar diferente y pertenecer a un grupo con
otra mirada y específicamente a los movimientos de izquierda, los
ven como el enemigo interno de esa política internacional que se
definió en los países del norte y que fue implementada también en
los territorios y específicamente por la elite colombiana. Entonces
hay violencia política, hay violencia estructural, hay violencia
150
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

directa y esa violencia viene afectando también a los jóvenes y a


los territorios y hay diferentes elementos que nos permiten decir
que también en ese sentido esa violencia estructural tiene que ver
con la violencia de exclusión donde la gente no tiene los recursos y
los elementos de supervivencia, una violencia económica que no le
permite pues aflorar todo un potencial”.

De este análisis que presenta Robayo, se entiende que estas realidades


no han logrado menoscabar el espíritu organizativo y de lucha social,
por el contrario hace que se tenga que buscar estrategias para hacerle
frente y consolidar alianzas, “la gente ha resistido a esos tipos de
violencia y ha construido otras maneras para construir la localidad
que tenemos, para salir abantes y construir unos imaginarios
diferentes y en construir una ruta que nos permita salir de esas
violencias y decirle al conjunto de la ciudad que aquí hay sueños,
que aquí hay procesos, que aquí hay potencialidades. Que aquí lo
que se necesita es que entiendan al conjunto de la ciudadanía de
Ciudad Bolívar y que la fortalezcan y le profundicen sus saberes
y sus potencialidades para gobernar, para llegar a los diferentes
espacios donde se necesita llegar y para definir los proyectos y las
investigaciones y los escenarios común y corriente que cualquier
sociedad y comunidad debe tener”.

Frente a lo que se conoce en la localidad como limpieza social, Robayo


comenta como fue y ha sido una práctica recurrente de aparición
periódica, “los asesinatos de la gente de diferentes comunidades
y específicamente de diferentes sujetos en diferentes momentos
ha sido permanente en Ciudad Bolívar, ha habido altibajos, ha
habido momentos críticos, hay momentos en que eso se queda un
poco calmado, pero reaparece y hay que decir que esa mal llamada
limpieza social, es asesinato directo a la gente, un asesinato para
desaparecer, para borrar, para aniquilar, ha hecho mucho daño
y ha sido una constante, ¿por qué? porque en los 80 asesinaron
líderes, jóvenes, en los 90 hicieron lo mismo, hay que recordar la
situación de Juan Pablo II, una de las tantas que ha ocurrido en esta
localidad, pero de las que ha dejado una huella muy profunda en los
grupos juveniles y en la localidad de Ciudad Bolívar, en el año 1992
151
Par tir de lo que somos

un aproximado de 11 jóvenes fueron asesinados en el sector de Juan


Pablo II”.

Describe como la práctica de limpieza social se ha implementado


como una estrategia de control poblacional, “en Potosí, en Caracolí,
yo creo que si nos ponemos a contar los barrios de Ciudad Bolívar
en cada sector, en cada barrio ha existido este tipo de asesinato en
diferentes momentos, bajo diferentes modalidades y bajo diferente
enfoque comunicativo hacia lo sociedad; ese ha sido un mecanismo
de control territorial, el asesinar al otro, el desaparecerlo, es un
mecanismo de control territorial, es un mecanismo de privilegiar la
muerte sobre la vida, es el abandono de soluciones intersectoriales,
de soluciones gubernamentales, el abandono de soluciones del
gobierno, del poder, que permitan otra forma de solucionar los
problemas de la localidad; se le ha dejado a otros actores esa
decisión, otros actores que se autodeterminan y autodenominan los
salvadores de un territorio, como los que permiten la seguridad en
un territorio y como los que van a hacer un barrido de lo que no sirve
en la sociedad y entonces, ahí estamos devolviéndonos a un modelo
inquisidor, a un modelo de persecución, a un modelo de control, a
un modelo armamentista y por lo tanto a un modelo dictador de
solucionar los problemas de esta localidad”.

En el marco de la actual coyuntura nacional de dialogo y


perspectivas democráticas, Robayo alude a la difícil concreción
de estos acuerdos, “cuando estamos proponiendo un escenario
de resolución de conflictos, un escenario de lo pedagógico, en un
escenario de reconocer la diferencia, un escenario de las libertades,
un escenario de ampliación de lo que hoy llamamos la democracia;
pero para estos grupos esa democracia no existe, para estos grupos
los conceptos no existen, para estos actores que deciden quitarle la
vida a un ser humano, los cuales ven como objetos, como desechos
que hay que recoger, ni siquiera recoger, que hay que desaparecer,
que hay que, incluso descuartizar, que hay que incluso utilizar como
ejemplo y simbología de unos intereses también de ultraderecha y
unos intereses de control territorial y de sometimiento de los cuerpos
y de la vida de la gente”.
152
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

Pero dentro de este difícil escenario, estas prácticas delictivas


benefician económicamente a los micropoderes fundados sobre
la mercantilización de la vida y la dignidad de las personas que
carecen de los medios de susbsistencia, “entonces este método aquí
responde también a una dinámica económica que sostiene a algunos
grupos y que sostiene a un modelo narcotraficante y a un modelo
narco-paramilitar en el país y que en el caso de Ciudad Bolívar
por donde vallamos vamos a encontrar en lo específico, pues lo que
se conoce como las ollas, lo que se conoce como el microtráfico,
lo que se conoce como el alquiler de armas en la geografía local;
esa dinámica de asesinato responde a una dinámica económica de
control territorial y a una dinámica que beneficia a algunos que para
muchas autoridades no tiene rostro o que para muchas autoridades
quieren que no tenga rostro, para muchas autoridades es más fácil
apresar al ciudadano que se roba un pan en una panadería, apresar
al ciudadano del común que de alguna u otra manera tiene que, para
sobrevivir hacer algo, que aquellos que definen cual es el control
territorial y el proyecto de muerte, incluso la trata de mujeres y de
jovencitas en esta localidad, en esta localidad tenemos todo eso y en
esta localidad una manera de seguir manteniendo las condiciones
que le sirven a unos pocos, tiene que ver con el asesinar, tiene que
ver con el desaparecer, tiene que ver con plantearle a la juventud
una manera de vivir en una burbuja que es temporal, que incluso
utiliza a los jóvenes para que luego asesinen a sus propios amigos,
a sus propios vecinos, a la gente con la que ha crecido“.

Pero el objetivo no es solo por el beneficio económico, sino también


el político, en favor de las elites que detentan el poder, para mantener
un estado de cosas que inviabilice el surgimiento del poder popular,
“entonces en esta localidad se mueve eso, en esta localidad ha sido
sistemático esa desaparición, ese asesinato, esa intimidación, esa
forma de someter e involucrarle miedo a nuestras generaciones,
de meterle miedo a nuestras comunidades, de instrumentalizar los
territorios y las necesidades de la gente como una manera de que
no surjan nuevos liderazgos y nuevas formas de organización en la
localidad y también hay aliados que no solamente asesinan con un
arma, sino que lo hacen con patrocinio, con disputa política, con
153
Par tir de lo que somos

elementos ideológicos que también responde de una u otra manera


a un encadenamiento con esas propuestas, lo que pasa es que no
son visibles y el que las hace visibles en este territorio y en el país,
pues hay que acabarlo, hay que organizarle un encarcelamiento,
organizarle un desprestigio, organizarle su funeral esa es en ultimas
la visión que tenemos en ese sentido y que el asesinato responde
a una dinámica a una postura más estructural y responde a unos
intereses políticos y económicos y de disputa también de un conflicto
que vive la nación y que vive el país”.

Camilo Castellanos43, investigador social puntualiza el cómo hacer


frente a este contexto victimizador, “la violencia nos marca y en
el caso de Ciudad Bolívar, es necesario afianzar nuestra identidad
y memoria colectiva por lo que hemos hecho, por lo que hemos
construido sin el Estado, contra el Estado y a pesar del Estado,
por eso es tan importante que los jóvenes, niños, líderes y lideresas
conozcan los procesos constituyentes de lo que hay, que ganen
identidad y se reconozcan desde lo que hemos hecho”.

Pero esto requiere del estudio, investigación y análisis, para


comprender las raíces y el objetivo que persigue, “analizar el
periodo de violencia en el país, lejos de la coyuntura, es recordar,
es preguntarnos ¿la violencia de dónde surgió?, hay que hacer
memoria para superarlo. También tendríamos que preguntarnos
sobre la violencia y su relación con el poder político o la violencia
para hacer poder político. La violencia como generadora de riqueza
y como generadora de ruina y muerte. Habrá que preguntarnos por
las causas de fondo de lo que ha generado la violencia, para eso nos
tiene que servir la memoria”.

En la intervención de Alirio Uribe Muñoz44 en el Foro Memoria


Visible, deja en claro que hablar de luchas, no es en el ánimo de
generar conflicto, sino la salida que han encontrado las comunidades

Op. Cit.
43

Congresista de la República de Colombia, Defensor de Derechos.


44

Ponencia ‘Derechos Humanos y sistemática violación en el territorio


local’.

154
Viola ci ó n d e Derech o s Hu m an o s

para conquistar la realización de los derechos, “la localidad de


Ciudad Bolívar es producto de la lucha histórica por los derechos,
el desplazamiento forzado, la toma de un pedazo de tierra para allí
construir los ranchos, fue lo primero, luego la lucha por el agua, los
servicios públicos, la educación, la salud, el trabajo. Es la lucha de
una localidad que se construyó contra la voluntad y la indiferencia
del Estado. Es un deber, un imperativo rescatar las luchas sociales
y entender que si podemos construir nosotros mismos territorios
dignos para nuestra vida. Todas y todos, nosotros y nosotras somos
defensores y defensoras de derechos humanos, es preciso movilizarse
por los derechos, ya sabemos que ‘Derecho que no se defiende,
derecho que se pierde’. Rescatar las prácticas organizativas,
construir agendas sociales por la paz y para derrotar la estrategia
de muerte que algunos ha diseñado para Ciudad Bolívar”.

También se rescata el objetivo de la memoria en los procesos


sociales, no solo para escribir la historia sino para definir los criterios
políticos con los cuales actuar desde las bases organizadas. “Los
asesinatos en Ciudad Bolívar, han dejado muchas víctimas, detrás
de cada víctima hay una historia, un recuerdo que pide justicia,
verdad, reparación. Es indispensable rescatar las luchas sociales
que han dado las comunidades en los territorios y buscar realizar
esos sueños de transformación de la realidad. Nuestros victimarios
quieren decretar el olvido, han diseñado una estrategia para que
se olvide que las víctimas tienen proyectos de sociedad que se han
querido eliminar. La guerra sucia contra agentes del cambio y la
transformación social, el asesinato de líderes y lideresas en todo
el país es un proceso sistemático, por eso nuestra tarea es develar
ese plan, esa estrategia de horror, es derrotar esa lógica. Por eso es
importante nombrar una comisión de la verdad y el esclarecimiento
del conflicto y la guerra, que le permita al conjunto de la sociedad
colombiana conocer y tomar posición frente a esta realidad. Hay que
crear y fortalecer si ya existen, estrategias para rescatar la memoria
histórica, ha llegado la hora de cambiar este país y construir una
sociedad nueva”.

155
Par tir de lo que somos

La lucha actual por la memoria, se inscribe en la rememoración


de un pasado vivo, un pasado reivindicado desde las exigencias
del presente por actores que históricamente han sido excluidos,
silenciados o exterminados, pero que se resisten al olvido decretado
desde las elites en el poder. La memoria es ante todo un elemento
de disputa política; del conocimiento y la comprensión del pasado
que una comunidad o un pueblo tengan, depende en gran medida la
efectividad de las apuestas presentes y futuras.

Hoy en día en comunidades y territorios se siguen escuchando


nombres como los de German Sastoque, Evaristo Bernate, Jaime
Laso, Luis Arismendi entre muchos otros, que han perdido la vida
en la batalla por hacer de Ciudad Bolívar una localidad justa y digna
para sus habitantes.

156
Capítulo 4
La loma, territorio
de estigmatización y
apropiación
Cuando la sociedad actúa sobre el espacio, no lo hace
sobre los objetos como realidad física, sino como
realidad social, formas-contenidos, es decir, objetos
sociales ya valorizados a los cuales la sociedad busca
ofrecer o imponer un nuevo valor.

Milton Santos

Según Montañez y Delgado (1998) quienes realizan un ejercicio de


revisión teórica, señalando que, en principio, el territorio y la región
son expresiones de la espacialización del poder y de las relaciones de
cooperación o de conflicto que de ella se derivan. Espacio, territorio
y región, y los procesos derivados de sus dinámicas, constituyen
la esencia de la espacialidad de la vida social; ellas mismas son
Par tir de lo que somos

formas creadas socialmente; no son meros vacíos, sino que según


Soja, (mencionado en Montañez y Delgado, 1998) participan
activamente en los sistemas de interacción, y son el producto de la
instrumentalidad de espacio/poder/saber, que proveen las bases para
espacializar y temporalizar el funcionamiento del poder. El territorio
se refiere Geiger, (mencionado en Montañez y Delgado, 1998) a una
extensión terrestre delimitada que incluye una relación de poder
o posesión por parte de un individuo o un grupo social. Contiene
límites de soberanía, propiedad, apropiación, disciplina, vigilancia y
jurisdicción, y transmite la idea de cerramiento.

Cabeza (2000) manifiesta que en Colombia, la construcción del


nuevo orden político administrativo se fundamenta en la definición
que la Constitución hace del Estado colombiano, al caracterizarlo
como “Estado social de derecho, organizado en forma de República
unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades
territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en
el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad
de las personas que la integran y en la prevalencia del interés
general” (Art. 1, C.P). En esta definición se establecen las bases
para el fortalecimiento del proceso de descentralización y autonomía
territorial y de democracia participativa sobre la base de la unidad
nacional. El Artículo 286, a su vez, establece nuevas entidades
territoriales como los territorios indígenas, territorios afros o
palenques y distritos y abre la posibilidad de dar este carácter a las
provincias y regiones que se constituyan.

Se ha dicho entonces, la nueva Constitución establece formas


estructurales y territoriales de organización del sistema político-
territorial del país, en coincidencia con viejas aspiraciones
colectivas, tales como la descentralización y autonomía territorial y
cambios sustanciales a la obsoleta división político-administrativa,
especialmente con la introducción de regiones y provincias. El autor
continúa reseñando, que ha sido muy notorio en este proceso el
despertar de las colectividades locales, provinciales y regionales, las
cuales, después de mantener más de cien años de mutismo, ante el
centralismo enervante y excluyente, están intentando recuperar su
158
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

capacidad de actuación en la construcción de los nuevos escenarios


de administración y desarrollo territorial. Este despertar ha puesto al
descubierto que las fuerzas políticas y económicas dominantes en el
proceso de construcción de los escenarios estructurales y espaciales
del país, en los últimos cien años, no han logrado borrar del todo, la
memoria histórica de muchas provincias y regiones que ven en su
constitución como entidades territoriales autónomas, una oportunidad
para desarrollarse, para ser sujetos activos de su destino. Simultáneo
a éste proceso, se encuentra la proposición para construir un nuevo
estilo de desarrollo, fundamentado en un concepto culturalmente
aceptable, económicamente viable, ecológicamente sustentable y
espacialmente equilibrado.

En atención a lo anterior, Ciudad Bolívar como territorio local fue


nombrado de esa forma como homenaje al Libertador Simón Bolívar
en el bicentenario de su natalicio, cuando fue creada oficialmente la
localidad mediante Acuerdo 14 de 1983 firmado el 7 de septiembre,
convirtiéndose así en una subdivisión administrativa del Distrito
Especial de aquel entonces, con el consiguiente reordenamiento de
los límites de las localidades de Bosa y Tunjuelito que se repartían la
jurisdicción de lo que hoy es Ciudad Bolívar. Este acto administrativo
tenía un propósito y era la implementación de conjunto de acciones
gubernamentales con el apoyo de recursos internacionales para la
construcción de un modelo urbano de superación de la pobreza,
propósito que no fue concretado y se diluyó en el tiempo.

Una historia común a todas las grandes ciudades latinoamericanas


enclavadas en la cordillera de los Andes, es el rápido crecimiento
sin planificación urbana hacia los bordes, sobre zonas rurales,
zonas de alto riesgo de remoción en masa (laderas y rondas de
los cursos de agua), que aceleran los procesos naturales debido
a la presión ejercida sobre los suelos en su capacidad portante,
situación asentada entre otros aspectos por la precarización de las
condiciones de vida, la ausencia de infraestructura de comunicación,
de transporte, dotacional y el hacinamiento en un juego de doble vía
entre la estigmatización, la falta de oportunidades y las necesidades
apremiantes; constituyen una combinación perfecta para que afloren
159
Par tir de lo que somos

las manifestaciones de violencia cotidiana, la violencia intrafamiliar


que es un conducente a la conformación de grupos delincuenciales con
un particular rasgo de conformación juvenil. Para el respectivo caso
colombiano a nivel continental, con el fenómeno de desplazamiento
forzado, el destierro, ocasionados directamente o indirectamente en
la búsqueda de tierras libres para los grandes enclaves de producción
y explotación impulsados por proyectos financiados con recursos
internacionales, que acarrean la explotación exacerbada de los
recursos del subsuelo, y la depredación de los factores ambientales,
esto hacen que migren los habitantes de estas tierras presionados por
agentes armados; para resguardar su integridad y la de sus familias o
por el constante deterioro de las condiciones de vida en las regiones
rurales que hacen que este sea uno de los detonantes en el acelerado
crecimiento urbano, precarizado, informal y subnormal.

Estos elementos configuraron para que se diera la ocupación de


los terrenos de la periferia urbana (caso Ciudad Bolívar), bajo las
modalidades de compra colectiva como el caso de María Cano y
Manuela Beltrán, la compra individual a los tierreros en loteo al
menudeo, la ocupación forzosa o tomas de tierras y la compra de
unidades familiares en proyectos urbanísticos de interés prioritario,
que reducen el espacio de habitabilidad al mínimo. Así se condiciona
inexorablemente que los nuevos migrantes sean empujados a los
bordes de la ciudad, sembrando los cinturones de marginalidad,
conformando la periferia no solo en términos espaciales sino sociales
y económicos y con un diferencial que incide en la marginalidad;
es el factor renta de segregación, que consiste en tener un nivel
de ingresos promedio para adquirir la capacidad de mantener un
estilo de vida en determinados sectores de la ciudad, que se refleja
directamente en el valor de la tierra y por consiguiente en el monto
de los arriendos, conllevando a que estas familias sean expulsadas
silenciosamente si se intentan ubicar en determinados puntos
de la ciudad cuando arriban a ella, por no tener un nivel de renta
que le permita ingresar a estas esferas sociales, conduciéndolas al
hacinamiento en los inquilinatos del centro o barrios históricos de
carácter popular como Egipto, Girardot o buscarse un terreno en las
periferias.
160
Laguna el Chimborazo. Quiba Alta, 2007
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

161
Par tir de lo que somos

162
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Así la carga histórica es un factor clave en la conformación territorial,


la que traen consigo los nuevos pobladores, provenientes de todos los
rincones de la geografía nacional, combinando historias, tristezas,
pero también enfrentamientos ideológicos, donde el ámbito local
se vuelve otro escenario de confrontación en el marco de la guerra
nacional, provocando como respuesta de aquella ciudad ordenada
y regulada, inasequible; la represión y control por la fuerza de las
manifestaciones y brotes de delincuencia, real o del espejismo
formado por miedo al diferente, al obrero, al joven, aquel que no
lleva la etiqueta de ciudadano, en la imagen trabajada y reforzada
permanentemente por los medios de comunicación masiva, para
señalar y estigmatizar a los que habitan al interior de los límites
de las zonas marginales. Pero ante estos síntomas de malestar
social, se gestan propuestas y acciones que buscan contrarrestar la
realidad cotidiana y darle un nuevo rumbo a las comunidades que
se encuentran inmersas en estas dinámicas, como respuesta surgen
las organizaciones sociales, que ante la ausencia del Estado, en su
incapacidad o inoperancia, asumen, lo que por contrato social es
función del Estado, es así que se gestan proyectos educativos, de
bienestar social y culturales, de economías alternas, que han ido
evolucionando y cambiando de perfil o perfeccionándose con el
avance de la presencia estatal en el cubrimiento de las necesidades
que se reclamaban en su momento. Así el territorio local identificado
por su historia, la de sus organizaciones y líderes corre paralela
y entrecruzada con las dinámicas del poder y de los pueblos
victimizados a nivel nacional.

En este marco la conformación de identidad local se constituye de


factores externos como la migración forzada, la renta de segregación,
la ciudad no planificada, la urbanización informal y la sectorización
administrativa que a su vez han marcado la movilización social en
agendas reivindicativas del estado de cosas, consolidado una visión
local de gente luchadora, a tal punto que los referentes obligados
en la historia local son las marchas, las manifestaciones y las
permanentes confrontaciones con el Estado por obtener de él lo que
es su obligación. Pero desde un marcado arraigo rural de la mayoría
de migrantes se construye un imaginario colectivo sobre referentes
163
Dibujo realizado por Arquímedes Roa. Alameda, 2014
Par tir de lo que somos

e hitos que marcan la hibridación cultural entre lo urbano y lo rural;


el palo del ahorcado, la piedra del muerto, la piedra del púlpito,
el puente del indio, que reflejan un anhelo de identificarse con el
nuevo territorio y generar raíces en su nueva realidad, que se mezcla
con los proyectos urbanísticos que van llenando los vacíos de esa
mancha gris que se expande en la ciudad, rompiendo de alguna
manera el cuadro rural que aún se siente vivo en algunos sectores,
reflejo de las tradiciones de sus habitantes entremezcladas con las
nuevas tendencias del urbanismo, que inducen a la ciudad compacta,
de usos regulados, y conjuntos de vivienda encerrados.

Para comprender el territorio, este se debe leer a partir de las


miradas de los diferentes actores que sobre él actúan, analizando
sus relaciones, construcciones de poder e identidad, el impacto de
sus dinámicas y como este se transforma, construye, y reconstruye,
como muta continuamente para responder a las necesidades de la
sociedad que lo apropia como soporte para su habitar, y en esta
relación dialéctica entre tierra, espacialidad y grupos humanos,
hallar la particularidad histórica de un pueblo.

164
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Múltiples miradas un solo territorio

La memoria como tejido de las historias

Allí, en el territorio, está registrado todo el camino de


la comunidad, todos sus sucesos; allí esta consignada
toda la experiencia cultural. El territorio es lo biofísico,
pero detrás de él está el territorio mental y el territorio
espiritual. Este se cuida, este se canta, este se danza,
este se camina sentado, sentado se camina, este se
recorre en espíritu, pensamiento, este se poporea, este
se mambea, este se hila y se teje en la dimensión de la
realidad real.

Hate Kulchavita

Cuando se discute sobre el arraigo territorial y la territorialización


se relaciona con la construcción de los movimientos sociales, como
por ejemplo, aquel comportamiento mostrado por los “sin tierra”
de Brasil con la creación de pequeños territorios autogestionados,
los indígenas ecuatorianos que expandieron sus comunidades
hasta construir sus propios territorios étnicos en el ámbito rural,
o la creación de asentamientos en predios ocupados en el ámbito
urbano. La segunda característica hace referencia a la autonomía y
separación material o simbólica de los movimientos sociales como
los cocaleros bolivianos o los piqueteros argentinos, de partidos
políticos o del propio Estado. La tercera característica apunta a la
revaloración de la cultura y la afirmación de identidad; la política
cultural de afirmar diferencias étnicas y de género, como en los
movimientos indígenas y de mujeres, tienen como fin buscar un
nuevo concepto de ciudadanía, de donde sean reconocidos y no sean
excluidos. La cuarta característica muestra que los movimientos
se han apropiado de la formación de sus líderes; en otras palabras,
ideologías traídas –desde fuera- como sucedía en épocas anteriores,
165
Par tir de lo que somos

están siendo remplazadas por criterios pedagógicos y de formación


propia. La quinta característica señala el papel preponderante que ha
tomado la mujer tanto en los movimientos sociales, como también en
puestos o lugares de representación popular y política. Y, finalmente,
la sexta característica que se comparte por los movimientos sociales
latinoamericanos, tiene que ver con la preocupación de la equitativa
organización del trabajo, y el cuidado del medio ambiente.

Todas estas características de construcción de territorio no son


ajenas a los habitantes de la localidad 19 Ciudad Bolívar donde la
defensa del territorio es el hilo conector de cohesión y la tierra el
espacio de construcción de la comunidad y la familia. En el que hay
un reconocimiento que visualmente “no es bonito”, pero si tiene un
nivel de empoderamiento e identidad fuertemente arraigados.

En esta defensa particular del territorio local, uno específico que


reluce por el arraigo y el orgullo que genera entre los habitantes, es la
extensa zona rural que conforma la localidad, así hay unos sectores
que se nombran con más fuerza como Quiba, proveedor de agua,
Mochuelo que soporta la presión de los desechos de la ciudad y es
fuente del material que caracteriza la urbe, el concreto y el ladrillo.
Pasquilla que crea un halo de puro campo, con una fuerte tradición
histórica, de ella dicen estaba conformada por 3 haciendas que
pertenecían a la familia Ramírez, con la presencia de iconos que son
antiguos para los referentes locales, fundado como centro poblado
en 1911, el cementerio creado en 1930, la iglesia en 1915, las casas
de la haciendas la Camelia y la Estancita, esta última operó como
cuartel en otra época de dolor nacional -la guerra de los mil días-
uno de los tantos periodos en lo que como país se han encontrado
motivos para exterminar al otro. Y Quiba Baja engalanada con su
arquitectura, erigida por el poeta Rojas, que es centro de visita y
paseo dominical.

Las organizaciones que en su práctica realizaban la defensa de lo


local, utilizaban mecanismos como murales, tomas culturales,
eventos artísticos, boletines, artículos, asambleas y todo aquello que
esté a la mano como medio de movilización, de concienciación y
166
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

trasformación del territorio y de las mentes; ocasionando cambios


de imaginarios; jóvenes, hombres y mujeres que han ayudado en el
cambio la localidad, en la actualidad hay muchas reivindicaciones
que buscan cambiar la concepción que se tenía de localidad y todavía
estar marginados como lo decía y dice Wilson Castellanos45 “del
puente pa’ acá”. En la percepción que pasando el puente se acaba
la ciudad de Bogotá. Castellanos comenta que en su obra artística
parte de la realidad social, se centra en el desplazamiento forzado,
las víctimas del conflicto social y armado, y en sus letras recoge las
imágenes, visiones y anhelos de sus habitantes.

En la radiografía de la localidad Ciudad Bolívar se ve una realidad


confrontada por las riñas de vecinos, borracheras, y grescas
por cuestiones políticas como las que protagonizaban godos y
cachiporros y cuentan algunos entrevistados de esta investigación
que cuando llegaron hace 20, 40, o 60 años todo eran barrancos y
potreros, los que llegaron, eran personas cuyo anhelo era “quiero un
lotecito”. Se les acercaban todos los invasores que les denominaban
“los mayoristas” a los que les pagaban entre mil y catorce mil pesos
por un pedazo de tierra, y lo señalizaban con unas estacas para de esa
forma reconocer el lote. Así comenzaba un proyecto de familia, de
generaciones, construir la casa, la historia de la familia se entreteje
con cada ladrillo y muro que se levantaba, al fundir la placa “echar
la plancha” se celebraba, convite al que acudía el barrio. Y así se
construía el barrio, con cada casa erigida que borraba el potrero y
se sembraba concreto con mezcla de sueños y anhelos. Las faenas
populares para abrir las vías, adecuar los terrenos, turnarse para
construir las escuelas, jardines y salones comunales para solucionar
las necesidades colectivas. Pero también el construir en conjunto
la casa del otro, la del vecino, como lo desarrolló el programa de
lotes con servicios y las casas de la Caja de Vivienda Popular, que
como proyecto de autoconstrucción adjudicaba lotes y los habitantes
ejercían la mano de obra; así en el barrio Arborizadora Baja, dicen
los habitantes que en conjunto con la fundación Social y el INURBE

Fundador de la comuna de San Francisco, compositor de canciones


45

emblemáticas del movimiento juvenil y político de la localidad en los


años 90. Ponencia ‘Estrategias de resistencia cultural años 90’.

167
Par tir de lo que somos

lograron construir sus casas hacia los años 89 y 90, con esto se
generó sentido de pertenencia proyecto en el que se logró vincular
el trabajo juvenil.

Muchos entrevistados dicen que 22 años atrás, comenzaron a


aparecer sitios de recreación en la localidad como los parques y
polideportivos, con la existencia de otro tipo de espacios, cuentan
que alguien “adquirió una pieza de tabla de más o menos 40 años de
existencia para realizar una cancha de tejo” comenzando a aparecer
estos escenarios en los diferentes barrios; en 1985 algunos de los
terrenos de la localidad eran solo desierto y en el caso de los suelos
cerca del palo del ahorcado (ahora lo llaman el palo de la paz) era
todo desolado, estos terrenos servían para subir a los terrenos de los
Cobos, terrenos que tienen documentos de posesión desde 1926, y que
en su proceso de parcelación estuvieron asociados a delincuencias
donde involucraban a quienes se acercaban a urbanizar.

No había buen transporte, había que entrar a pie por el barrio el


Carmen, y desde Candelaria era una hora para subir hasta la parte
alta de la localidad, esto no era obstáculo ya que los entrevistados lo
que más reafirmaron en sus intervenciones es que venían en busca
de “un lotecito”, y entraron en relación con las canteras que existían
como la de Santa Rita de la cual extraían piedras, explotaciones que
sirvieron como fuente de trabajo para unos, y para otros, obtener a
bajo precio o sin costo los materiales bases para iniciar la edificación
de sus casas. Entre la adecuación de espacios comunitarios, las
calles que no existían, la lucha por dignificar la vida, la lucha por
los servicios públicos, los sacrificios por vivir en los ranchos, hacen
que fortalezcan a sus habitantes y sus lazos con el nuevo hogar, con
sus vecinos y así elaboraron su noción de territorio, entre el terreno
ocupado y apropiado y las relaciones con la comunidad.

En Altos de la Estancia se están comprando terrenos por parte de


los que están realizando el parque minero, dicen los moradores, y
agregan no estar de acuerdo con dicho parque y este tema ha hecho
parte de la lucha por el territorio, en especial por la conservación de
168
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

sus lotes y viviendas, y no seguir depredando el poco verde que aún


queda.

El cambio de las condiciones como mejoramiento de la vivienda


permitió que se combatiera la intimidación contra los jóvenes,
que se daba de muchas maneras como: la violencia intrafamiliar,
violencia de género y está fundamentada a partir de la mala imagen
de la localidad difundida por los medios de comunicación, creando
imaginarios que existen de los jóvenes de ser el ladrón, el malicioso
o por simplemente generar un liderazgo frente a los demás.

La localidad 19, Ciudad Bolívar ha encontrado un sentido de


pertenencia hacia la luchas por la violencia contra los jóvenes que
se da de muchas maneras y en su tiempo entabla una disputa por la
instalaciones de los CAI, ya que en ese tiempo el CAI y la policía
se veía como algo que “daba miedo” manifiestan algunos de los
entrevistados y decían que la policía no subía a las partes altas de
la localidad, que incide también que funcionarios de las demás
entidades también evitaran ingresar a los territorios.

Para conocer la localidad hay que recorrerla, entrar en contacto con


su gente, se ve mucha pobreza, pero también procesos comunitarios
como Escuelas de Formación deportiva, la Casa de la Cultura
que visibiliza a los grupos artísticos, jardines infantiles, canchas
deportivas, salones comunales, la Universidad Distrital, Colegios
Distritales y Privados, bibliotecas comunitarias, entre otros, que
aunque existen como infraestructura su capacidad operativa no da
abasto y por lo mismo no suplen la necesidad de infraestructura que
requiere la localidad.

Mientras Fernández Aúz, plantea igualmente desde Foucault la


subjetividad como aquello que da evidencia de la presencia del sujeto
histórico, definiendo la subjetividad como resultado de un proceso de
individualización entendiendo éste como las circunstancias históricas
que dan forma a una serie de elementos que operan en el individuo
que caracterizan de manera constante la subjetividad colectiva en la
que el individuo participa. Y es desde esta individuación que se da la
individualidad que corresponde únicamente al sujeto, dicho de otra
169
Par tir de lo que somos

manera la individualidad es particular y la individualización es un


asunto general, que transmite de manera colectiva ciertos elementos
con el fin de configurar un tipo social diferenciado (Fernández. 2000,
p. 20).

La Territorialidad que forja subjetividad, es el grado de control de


una determinada porción de espacio geográfico por una persona,
un grupo social, un grupo étnico, una compañía multinacional,
“un Estado o un bloque de estados” la territorialidad se asocia
con apropiación y ésta con identidad y afectividad espacial, que se
combinan definiendo territorios apropiados de derecho, de hecho y
afectivamente.

La territorialidad, está asociada con el regionalismo, el cual se basa


en una geografía del poder, se puede argumentar que la territorialidad
y el regionalismo segregan y compartimentan la interacción humana
formando subjetividades, puesto que controlan la presencia y la
ausencia, la inclusión y la exclusión. Ambos expresan las relaciones
de poder y son la base para su espacialización y temporalización.
La territorialidad regionaliza el territorio, es decir, lo delimita
en divisiones espacio-temporales de actividad y de relación
denominadas regiones. Es esa diferenciación regional, la que
constituye el escenario del regionalismo, expresión de la dinámica
del poder entre las regiones.

Ya en cuanto a la Personalidad y Subjetividad, la personalidad es


el sistema que tiene el momento organizativo de la subjetividad
individual, pero ésta no se reduce a la personalidad porque es una
subjetividad que existe en un sujeto en acción, en un sujeto en
relación y por lo tanto permanentemente confrontada en un contexto
(Gómez, 2009).

Es por eso que se hace necesario desde el estudio de las subjetividades


en la investigación escuchar la forma como ven el territorio los
habitantes de la localidad 19, Ciudad Bolívar y no callar esas voces
que a diario viven, habitan, transitan y se apropian del territorio; a
continuación relatamos la forma como los entrevistados describen el
territorio donde viven y su percepción del mismo.
170
Ejercicio de memoria histórica. Con el apoyo de Fundescolpaz. Paraíso, 2014
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

171
Par tir de lo que somos

172
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Sobre Ciudad Bolívar pesa una imagen creada intencionalmente


desde los medios que pertenecen a los grandes grupos económicos
y financieros del país, no solo desde la subjetividad del individuo
-ciudadano- habitante de la ciudad, es en estos términos que Christian
Robayo Arias observa que “la percepción de algo o los imaginarios se
construyen socialmente, pero esa percepción socialmente hoy en día
tiene unos actores directos y concretos de lo local, la han generado
los medios masivos de comunicación, que son precisamente un eje
de disputa y de poder que las comunidades no pueden abandonar.
Hoy en día en la sociedad tenemos la televisión, tenemos los medios
masivos de comunicación, en específico es un instrumento, la
televisión es un instrumento, pero en ultimas esos medios que son
masivos en Colombia y que responden a unos intereses económicos y
políticos y que tienen una mirada de la realidad y tienen un mensaje
y un interés particular por decir han hecho mella y han construido
imaginarios de nuestra localidad y yo creo que de la sociedad
colombiana, muchos de esos medios sobreviven con la chiva, con el
amarillismo, con la noticia mal contada, como dice ‘Calle 13’ ‘una
noticia mal contada es un asalto a mano armada’ y eso es claro y
evidente”.

Los externos a la localidad se han creado una imagen bastante


negativa de ella, producto del constante bombardeo mediático que
solo cubre los aspectos negativos, como muestra de esto se extracta de
la entrevista con Juanita Lloreda las circunstancias por la que llegan
y como se confrontan con los imaginarios que tienen de la localidad
contra lo que hallan en la realidad: “gente que viene a trabajar aquí
dicen que llegan a Ciudad Bolívar por castigo, porque que es lo
peor que hay en el distrito y cuando un trabajador la embarraba
lo mandaban para Ciudad Bolívar, como quien dice llegar aquí es
por castigo, después de la gente ya estar aquí y ve, y vive y recorre
las calles y tiene contacto con la comunidad y hace visitas y todo
eso, descubren que todo lo que le habían dicho era una mentira,
que no era lo que decían, entonces la gente dice a mí me dijeron
esto, pero no, eso es mentira, es así, hay cosas, pero eso es en todas
las localidades, aquí no es la única parte donde roban, donde hay
violaciones, ni la única parte donde muere gente, eso es así. En este
173
Proceso de Memoria Histórica con el apoyo de Nugesi XXI. Bella Flor, 2014
Par tir de lo que somos

territorio hay una población que es firme, que permanece aquí hace
muchos años y hay una población que es rotativa, que son gitanos,
que andan de un lado a lado y no dicen la verdad, de pronto dicen,
es que yo viví en tal parte y me tocó irme porque es horrible, había
esto y esto, para que lo acepten en otro lado, y cuando ya se van a
otra parte a vivir entonces hacen lo mismo, de esa manera le han
creado la mala imagen a la localidad”.

Carlos Andretti Menjura también presenta ejemplos del cotidiano


vivir sobre la imagen creada de las subjetividades de sus propios
habitantes, “hay veces que las personas le tienen mucho miedo
a Ciudad Bolívar, hay personas que no les da miedo venir a la
localidad, miren que las noticias relatan que en el territorio roban
y eso es en todos lados, un ejemplo los taxistas no suben a Ciudad
Bolívar, ni de día, ni de noche, ni a ninguna hora y muchos por
temor a que los roben, que los maten, porque los atracan, esto
todo por causa de la estigmatización que existe en la localidad. Y
hay que ver que es lo contrario, considero que los habitantes de
la localidad les da orgullo decir que es de Ciudad Bolívar, aunque
también hay comunidades en la localidad que les da vergüenza
decir que viven en Ciudad Bolívar, un ejemplo la señora de aquí al
lado llega a donde la patrona y le dice; es que en mi barrio hay una
muchos pandilleros, que en mi barrio los jóvenes son drogadictos,
los habitantes de la localidad deben siempre estar dando buenas
noticias de la localidad, pero lo que hacen es que es decir lo que la
gente repite afuera, que aquí viven solo mariguaneros y pandilleros;
aunque ya no están estas manifestaciones, ya no hay grupos que uno
que se diga están haciendo violencia, sí lo existió en la época del
paramilitarismo sí estuvo marcado mucho el tema”.

Ejemplos como los anteriores abundan en las entidades, por eso


Christian Robayo reafirma que “esa es la sociedad que tenemos
hoy en día también, una sociedad donde el poder de los medios
masivos de comunicación es gigantesco, es hegemónico, responde
a unos grupos y esos grupos necesitan responder a unas decisiones
políticas y a unas particularidades, entonces yo creo que el mayor
daño que le han hecho a la sociedad colombiana y en este caso a
174
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

la localidad de Ciudad Bolívar es que esos medios no investigan,


esos medios que no contextualizan, esos medios que definen desde
los escritorios sus pautas, sus mensajes, sus reportajes, sus maneras
de comunicar y que por lo tanto, someten a la opinión pública y
someten al conjunto de la gente a creerse unos imaginarios y a
pensarse y a realizarse unas ideas en su cerebro, en su pensamiento
y en su actuar, entonces los usos y consumo de los medios han hecho
bastante daño a la localidad de Ciudad Bolívar”.

Como contra propuesta se ha gestado de las comunidades, de la


organización diversas formas de comunicar, de transmitir a la
sociedad, al público en general esa visión de país, de nación en
construcción que no es concomitante con el modelo hegemónico,
como lo plantea Christian Robayo, “por eso también las comunidades
de Ciudad Bolívar deben generar otros medios, otras formas, un
sistema nacional alternativo, independiente de comunicación que
permita ver otras miradas y por eso Ciudad Bolívar tiene unos
medios comunitarios de comunicación alternativa que muestra las
potencialidades que tenemos, yo creo que hoy en día el internet,
las redes sociales son otra manera de contradecir, esa mirada
única de algunos medios masivos y, no es porque no haya en la
localidad desde antes que se hicieran las redes sociales y todos estos
mecanismos, otros imaginarios y otras formas de ver la vida, ya
que como hemos relatado han existido en Ciudad Bolívar hombres y
mujeres comprometidos no solo con su barrio, no solo con su casa,
no solo con los servicios, no solo con su estudio sino con una mirada
de país, con una mirada de aportarle a la construcción de ciudad,
y en muchos de los casos eso nunca ha sido visible para unos, pero
para los que vivimos acá, para los que diariamente caminamos este
territorio hay que decir que esos imaginarios están conexos, esos
imaginarios que vienen de Ciudad Bolívar, una Ciudad Bolívar
violenta, atrasada, que no tiene proyecto de localidad”.

Partiendo de su historia de vida, y en su camino como líder Juanita


Lloreda exalta con orgullo que “Mi localidad es lo más bonito,
porque mira, esta localidad me enseñó a ser una mujer responsable,
me enseñó a trabajar por los demás cuando yo nunca lo había hecho,
175
Par tir de lo que somos

aprendí de la gente, la gente me hizo líder, yo no era líder, yo no


puedo decir yo soy líder, porque yo no soy líder, a mí la comunidad
me hace líder, la comunidad es la que descubre mis cualidades,
unas capacidades, es la comunidad la que le dice usted puede, es la
comunidad la que lo ayuda a uno a surgir, entonces yo no soy líder
porque a mí me hicieron líder, eso se lo debo, el reconocimiento
tanto barrial, local, distrital, nacional, porque con todo respeto,
creo que una de las mujeres que ha tenido mayor reconocimiento a
nivel distrital, local y público, ese que por medio de los medios de
comunicación, por medio de la televisión, la prensa, he sido yo ¿y
porque?…, había en Ciudad Bolívar un mito, ¿qué cómo una mujer
negra?¿De dónde vengo yo? del departamento de Chocó, que me
vine muy joven, de Tadó, Choco, ¿cómo podía hacer?, como podía
ayudar a gente aquí y los medios de comunicación me llamaban y
me decían, a nosotros nos dicen que usted es una líder en Ciudad
Bolívar, pero también nos dicen que usted es una persona de color.
Es que la necesidad no tiene color, la pobreza no tiene color, el
hambre no tiene color, las necesidades, el hambre, la pobreza y
muchas cosas más, eso no tiene color”.

En la interpretación de la percepción y sus procesos subjetivos sobre


la filiación social Juanita Lloreda dice que “todos somos iguales, ahí
no importa que si soy flaco, que si soy negro, que si es niño, todos
somos iguales, todos sentimos hambre, todos tenemos ciertas clase
de necesidades y desde ahí podemos trabajar juntos. Entonces la
gente siempre dijo, cómo es posible que esa negra trabaje por unas
comunidades blancas y a mí me decían, algunos grupos de negros
me decían ‘oiga paisana y usted porque no ayuda, usted porque no
fortalece el movimiento de nosotros’ y yo les contestaba ‘es que yo
en el movimiento de ustedes no me siento identificada’, porque que
ellos no fueron los que me hicieron líder, como te digo yo, a mí
me hace líder una comunidad que es mestiza prácticamente, que es
revuelta, que hay blancos, negros, mulatos, indios, mejor dicho hay
de todo, sí y son los que me hacen líder y después un solo grupo,
una sola etnia quiere que yo la apoye y entonces me critican porque
yo les colaboro a los que me hicieron líder, cuando de ellos fue que
obtuve ayuda, no de los que me quieren acaparar ahora que tengo
algún reconocimiento”.
176
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Desde su relación con el territorio y la subjetividad política Juanita


Lloreda agrega que “El progreso de Ciudad Bolívar para lo que
era antes ha sido monstruoso, es que en treinta años es mucho lo
que Ciudad Bolívar ha cambiado, treinta y dos años llevo yo en
Ciudad Bolívar, son muchos los barrios que han nacido, entonces
es mucho lo que ha cambiado. Como le dijera viendo aquí cuando
hacen una convocatoria y la gente no se puede imaginar la cantidad
de profesionales que tiene Ciudad Bolívar, es que la localidad no es
solamente gamín o como se decía anteriormente que las prostitutas
eran de Ciudad Bolívar, que los ñeritos eran de Ciudad Bolívar, que
los ladrones eran de Ciudad Bolívar, que los mariguaneros eran de
Ciudad Bolívar. Ciudad Bolívar no es eso, yo no digo que no exista
la población porque es que una comunidad y en una comunidad
una madre que tiene diez hijos, los diez hijos no son iguales y habrá
alguno que se tuerce pero no se tuercen los diez, se tuerce uno y así
es la comunidad, de hecho Ciudad Bolívar frente a otras localidades
es grande, Ciudad Bolívar no es cualquier cosa, no solamente en
territorio, es conocimiento, es que en Ciudad Bolívar hay mucha
gente inteligente, aquí lo que no se ha podido como unificar o llegar
a acuerdos, pero aquí hay gente inteligente, gente pensante, gente
muy echada para adelante, gente que mejor dicho que es trabajadora
y tiene ganas de visibilizar la localidad de Ciudad Bolívar que es lo
que nos ha hecho muy visibles y yo pienso en realidad que a veces
es como envidia de otras localidades, porque hay otras localidades
que son muy viejas y no tienen este desarrollo y no han subido como
ha subido Ciudad Bolívar”.

Para ella el potencial de la localidad radica en la capacidad de su


gente para superar la adversidad, centrado en la apoyar los procesos
de formación y profesionalización. “Ciudad Bolívar es de mostrar
no es de mantenerla por ahí escondida, ¡Ciudad Bolívar es de
mostrar! porque aquí la gente trabaja, no todos son ladrones, y
cuando se consiguen las cosas honestamente se ven las obras y la
gente surge y las escuelas y colegios. Lo único que sí hace falta es
que la gente, los padres de familia no se conformen con que sus
hijos sean bachilleres, se necesitan que vayan a la universidad y
se labren un destino diferente, y va a ver que en Cuidad Bolívar
177
Par tir de lo que somos

llegará el día, que digan ’este intelectual nació en Ciudad Bolívar’,


’este periodista es de Ciudad Bolívar’, ’este arquitecto es de Ciudad
Bolívar’, aquí hay ingenieros, hay de todo, somos nosotros mismos
que a veces nos mantenemos opacados, pero si hiciera un sondeo en
todos los barrios de Ciudad Bolívar y decir cuántos profesionales
hay en cada barrio y de que carreras, se puede descubrir que en
Ciudad Bolívar hay una gran cantidad de profesionales y eso es
grandeza, el conocimiento no necesita riqueza; si tú tienes la riqueza
aquí en la cabeza, no necesitas tenerla en la mano. Porque con lo
que tienes en la cabeza te da para ir adelante”.

Es, por eso que de las referencias de mayor impacto social en


el sentido de romper los imaginarios creados, de transformar
subjetividades, se encuentran en la construcción de procesos que
brindan formación y capacitación a los habitantes de la localidad a
lo que Robayo agrega, “hay que decir que aquí sí hay proyectos de
localidad, que aquí hay proyectos y potencialidades de la gente, que
aquí hay muchas personas día a día en este territorio, que aquí han
salido valiosos aportes para la sociedad y para la ciudad, y para
el mundo, entonces ejemplos concretos de eso que podemos hablar,
aquí está la universidad Distrital que le ofrece oportunidades
a la gente, el centro de educación superior en Potosí, que le está
ofreciendo oportunidades de educación a 1500 personas de toda
la ciudad y de la localidad, aquí tenemos proyectos comunitarios
como proyecto Escuela Comunidad, Semillas Creativas, proyectos
deportivos como el club de deportistas, el ejercicio contundente de
las madres comunitarias que diseñaron políticas públicas que no se
hacen ni a nivel nacional”.

El sentir sobre el territorio se manifiesta en miradas subjetivas


afianzadas por la historias de vida como lo relata Sixta Tulia Torres,
quien dice que “desafortunadamente, mundialmente nos tienen
como la zona más roja del distrito o de la capital, cuando a mí me
dicen que si Ciudad Bolívar es roja, yo digo sí Ciudad Bolívar es roja
porque hay muchos liberales. Es la respuesta que les doy, porque si
encuentran por allá en el centro, no es que en Ciudad Bolívar no
se puede hacer esto, no es que en Ciudad Bolívar nos persiguen,
178
Detalle de las técnicas constructivas. Alpes, 2007
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

179
Par tir de lo que somos

180
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

a mí me dicen y me han preguntado muchos periodistas, les digo


Cuidad Bolívar ’es lo más lindo porque la conocí siendo potrero’,
en Ciudad Bolívar es donde están los trabajadores, la gente de la
barriada, yo soy feliz porque parí cinco hijos, tengo cuatro todos
profesionales y nacieron en Ciudad Bolívar; hay uno que trabaja
en tres universidades, que es master en ingeniería, dos que trabaja
en educación, el otro que trabaja en diferentes partes ¿y nacieron
dónde? en Ciudad Bolívar”.

En este recorrido de construcción del territorio y sus modos de verlo


y entenderlo, Carlos Andretti Menjura, hace interpretaciones desde
su noción concebida en las posturas de la dinámica juvenil, “Ciudad
Bolívar no es como nos la pintan sino como nosotros la pintamos, y
es mostrarle a la gente que en Ciudad Bolívar, como dijo un amigo
que vive en Potosí, James Rendón que Ciudad Bolívar es una cuna de
campeones, lo que nosotros hemos querido mostrarle a la gente de
afuera, es que Ciudad Bolívar no es como la gente lo ve, que llegan
aquí a Meissen o llegan a los lineamientos de Ciudad Bolívar y ya
llegando a esos lineamientos se devuelven, no sino mostrarle a la
gente que Ciudad Bolívar es una localidad amable, es una localidad
que recibe a sus visitantes con los brazos abiertos, que lo que va
a encontrar aquí adentro, sí, tenemos problemas como cualquiera,
¿En qué localidad no hay problemas? Pero somos una localidad que
a pesar de las dificultades que tenemos, estamos dispuestos a luchar
por ella, a luchar por mejorar la imagen de ella y a luchar por lo que
nosotros queremos, por nuestros sueños, por nuestras metas y por
un futuro mejor aquí en la localidad y luchar por ver unos jóvenes
llenos de metas, de sueños y con un futuro mejor, unos jóvenes
dispuestos a guerreársela por sacar a su localidad adelante, hoy
ya los encontramos cuando uno va a cualquier barrio y los jóvenes
son los que están liderando procesos y eso es muy importante y eso
lo alienta y lo llena de mucha esperanza. Ciudad Bolívar es una
localidad de Luchadores, Ciudad Bolívar es una localidad donde de
verdad nos ha tocado amarrarnos las botas y lo que tenemos no ha
sido gratis, lo que tenemos nos lo hemos ganado con esfuerzo, con
sudor y eso es lo que vale”.
181
Abuelas en montaje de danza contemporánea, Casa de la Cultura de Ciudad Bolívar, 2009
Par tir de lo que somos

La concepción y la mirada local no se aparta o se diferencia mucho


de quienes participaron del proceso de recuperación de la memoria
colectiva, las mismas versiones de territorios, los mismos conceptos,
las mismas subjetividades vistas desde diferentes ópticas pero
llegadas a una misma postura, querer y amar el territorio. Y en esta
concepción, de una mirada de referencia positiva sobre el territorio,
es el acumulado de trabajo social, comunitario, político y cultural el
eje fundamental sobre el cual se ha estructurado las subjetividades de
los habitantes locales que construyen nuevos referentes de identidad
territorial.

En estos temas que cruzan lo cultural, patrimonial y organizativo


Robayo hace el balance sobre el potencial social, “tenemos diferentes
grupos culturales, tenemos grupos de investigación, tenemos
gente que reivindica el territorio, los bienes de la naturaleza, que
reivindica la vida digna, tenemos los que privilegian la vida como
la Mesa Técnica de la Estancia, tenemos gente en la zona rural
que día a día nos proveen de los productos necesarios en parte de
nuestra localidad, gente que está protegiendo la zona rural, que
están protegiendo el campo, tenemos elementos simbólicos como
el Árbol de la Vida, el Puente del Indio, la Piedra del Muerto, las
Iglesias de Quiba Baja, de Quiba Alta, tenemos una cantidad de
sujetos organizados y pensando en esta localidad, tenemos grandes
maestros, docentes, que toda su vida han hecho de este otro territorio
y por supuesto tenemos organizaciones políticas, que construyen
permanentemente esta localidad, y organizaciones comunitarias
que han demostrado otra forma de hacer este territorio, entonces
esos imaginarios que ven en la localidad solo una visión, pues
muchas veces son distraídos y son canalizados por algunos medios
y por algunas personas; esta localidad es múltiple, es diversa, es
compleja, y al ser compleja, diversa y múltiple, no puede construir
unos únicos imaginarios, y eso le hace daño a la mirada de
localidad, nosotros no podemos encerrarnos en mirar la localidad
de una única manera, la localidad tiene diferentes miradas, y tiene
diferentes potencialidades, así como tiene diferentes problemáticas
que ya hemos nombrado a lo largo de la entrevista”.
182
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Una de las entrevistas que más hace referencia al trabajo cultural local
es la realizada a Cecilio Uribe quien menciona que “hay un principal
elemento para ir de una vez a la raíz de los problema locales, y es el
tema cultural que ha venido creciendo fuertemente en la localidad
y es un tema muy representativo, pero tenemos un problema, que
aquí en la localidad hay muy pocas organizaciones que pueden
contratar, entonces que es lo que pasa con el tema cultural, unos son
los que trabajan y nos toca importar de otras localidades para que
vengan a contratar nuestros proyectos, porque nosotros no tenemos
la capacidad económica, ni la capacidad de infraestructura para
poder contratar esos proyectos y desarrollarlos y eso nos cohíbe
el crecimiento y los cambios que nosotros debemos tener, sí, la
localidad desarrolla el tema cultural bastante amplio, hay mucho en
que meterse es un tema muy bueno para las comunidades porque esa
en una de las posibilidades de mejoramiento económico que pueden
tener los jóvenes en nuestra localidad y no solamente jóvenes, sino
adultos y adultos mayores”.

Como desarrollo cultural, no solo están las actividades artísticas, sino


el crecimiento personal y profesional de los lideres, como el caso
que trae en referencia Cecilio Uribe, “un caso de restablecimiento
de derechos en el tema cultural, que iniciamos con una gran líder en
el tema del adulto mayor y cultura, porque ella ha trabajado el tema
cultural, Aura Calimán, a ella le restituyeron los derechos, ¿porque?
porque ella empezó, ella se recuperó e hizo su bachillerato, después
de haber terminado su bachillerato entonces entró a la universidad
apoyada por la alcaldía, el tema que estaba trabajando en cultura, se
hizo profesional, concursó en una licitación abierta de contratación
que hizo la Secretaría de Integración Social y salió contratada,
ya está caminando, esa es la restitución de los derechos, nosotros
necesitamos que nos restituyan los derechos, la población necesita
que le restituyan los derechos no que la enseñen a ser limosnera,
sino que nos pongan trabajar, que nos capaciten, que nos den las
herramientas para que ellos puedan valerse por sí solos”.

Junto con la concepción de localidad que creció en la lucha también


están la percepción de sus liderazgos, como cuenta Cecilio Uribe,
183
Par tir de lo que somos

“aquí hay una muy buena cantidad de líderes, muy buenos,


tenemos representación, hemos optado por captar esos espacios de
participación no solamente a nivel local, sino distrital y nacional,
por fuera de la localidad los líderes son muy respetados, los líderes
de Ciudad Bolívar son propositivos, son verracos y echados pa’
lante y han dado muy buen resultado, en muy buenos proyectos y se
tiene una percepción muy alta de los líderes de Ciudad Bolívar, se
ha cambiado bastante en ese sentido porque anteriormente la gente
hablaba de la localidad de Ciudad Bolívar y la gente decía yo por
allá no voy, ahora no, ahora han cambiado esa percepción e inclusive
dicen hay localidades mucho más peligrosas que Ciudad Bolívar,
Ciudad Bolívar ha mejorado en esa percepción y eso con base en el
trabajo no precisamente del Estado, sino de las comunidades y de
los líderes, que han hecho un esfuerzo por cambiar esa percepción
de la localidad”.

184
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

Medio Ambiente, Paisaje y Asentamiento

Una localidad que en la actualidad


defiende el Medio Ambiente
“…todo fenómeno y todo proceso social posee una
dimensión espacial que es reconocible como producto
y como medio social”

Edward Soja

A medida que las áreas urbanas pasan a constituirse en nodos de


la dinámica económica globalizada, como lo plantea (Torre, n.d.)
Comienzan a producirse cambios en su organización y forma de
funcionamiento. El principal cambio es el de la expansión territorial
impulsada por el entrecruzamiento de múltiples redes y donde
dominan nuevos proyectos de desarrollo urbano: barrios cerrados
y pueblos privados que se entremezclan con barrios antiguos, otros
construidos por el Estado o con asentamientos inestables, las que
crecen debido a las condiciones de pobreza y marginación.

En este esquema de economía globalizada apalancada en el desarrollo


científico y tecnológico conlleva a desequilibrios en la sostenibilidad.
La riqueza como posibilidad de satisfacer las necesidades de consumo
es un generador muy activo en el deterioro ambiental. Por un lado,
los grandes volúmenes de residuos desprendidos dentro del proceso
de elaboración de productos, y de otra parte, la inmensa cantidad
de productos y de artefactos que pierden vigencia, ya sea, por los
avances acelerados de la ciencia y de la tecnología que los convierte
en obsoletos en cortos periodos de uso, o por su deterioro natural
van a engrosar los botaderos o rellenos sanitarios de las grandes
ciudades, los cuales son desestabilizadores de los ecosistemas.

185
Par tir de lo que somos

Además de la riqueza generadora de sobreconsumo, la pobreza


también conlleva en gran medida al desequilibrio ambiental. Este
factor está plenamente identificado desde las conferencias mundiales,
Estocolmo (1972) y Río (1992), en donde han identificado y
discutido los factores aceleradores de deterioro ambiental. Las
comunidades o poblaciones con necesidades básicas no satisfechas
acuden a los recursos naturales para la supervivencia. Construyen
soluciones subnormales de vivienda en zonas de alto riesgo de
inestabilidad, vierten sus aguas residuales en forma directa a las
fuentes de agua, deforestan y desarrollan prácticas de cultivos y de
crianza de animales sin planificación ambiental. Tanto la pobreza
como la riqueza sin sostenibilidad son consecuencia de la falta de
responsabilidad social, tanto de la entidad gubernamental, de la
sociedad civil y de la empresa privada.

Con muchas evidencias, podremos decir que el problema del


desequilibrio ambiental está directamente asociado con la relación
discordante en la relación hombre-naturaleza- sociedad. El hombre
hace parte de la naturaleza, pero como tal, rompe toda posibilidad
para integrarse a los ecosistemas. En esa ruptura antropocéntrista
empieza a visibilizarse la relación ética desde lo humano hacia la
naturaleza. Aparece aquí la posibilidad de evaluar el valor que el
hombre le atribuye a la naturaleza como ecosistema del cual no se
permite formar parte. Es decir podremos conceptualizar aquí los
valores que desde la ética misma se pueden observar y evaluar. El
hombre en su afán por satisfacer necesidades ve a todos los elementos
y especies de los ecosistemas como recursos que se pueden tomar
para sí y transformarlos, sin considerar su importancia ecosistémica
como factores que integran y hacen posible la cadena de la vida, lo
cual constituye evidentemente una ruptura entre el hombre dotado
de razón y la naturaleza como objeto que se conoce, se debe y se
puede transformar.

Por todo lo anterior cuentan los habitantes de la localidad de Ciudad


Bolívar que quienes llegaron para el poblamiento de la localidad
encontraban en estos terrenos caolín, carbón, arenas, arcilla entre
otros recursos naturales, que no dudaron en iniciar la explotación
186
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

minera ilegal, particularizada por prácticas artesanales en algunos


casos pero en su mayoría con precariedad en procedimientos técnicos
en los cuales está ausente toda opción de regulación ambiental, así
tras su abandono dejaron marcas indelebles en las lomas, frentes
de explotación (canteras) abandonados que con el desarrollo
urbano local se convirtieron algunos en parques, otros definen el
trazado urbano, dándole una morfología que crea islas urbanas
por lo escarpado que quedo el terreno, así en su gran mayoría se
constituyen en una amenaza permanente para los habitantes, por el
material suelto, la no estabilización del talud, en estas condiciones se
recuerda la emergencia de Altos de la Estancia donde por efectos de
las explotaciones mineras abandonadas, la urbanización, las aguas
servidas a cielo abierto en terrenos arcillosos, y la falta de previsión
en los trabajos del acueducto; dinamitan la roca para abrir los
túneles de la tubería, todos estos factores acumulados ocasionan el
colapso de los terrenos de los barrios Espino I, Cerros del Diamante
y la Carbonera, y con ello el deterioro de las casas y la posterior
reubicación de las familias allí asentadas, con efectos físicos y
geológicos que avanzan hacia Santa Viviana. Otros barrios también
sufrieron cambios en su parte urbana por los problemas ocurridos,
los desastres y las reubicaciones, es así que estos barrios han estado
desapareciendo, junto con sus comunidades.

Los habitantes de la localidad tienen el recuerdo de las aguas limpias


en las quebradas y que se iban a lavar al río Tunjuelito o a la quebrada
Limas, de las que se surtieron, mientras estas soportaron cierta
cantidad de gente, después tuvieron que crear la infraestructura para
traer el agua desde Quiba para varios sectores. Construida esta red,
conllevó la organización para cuidar y administrar las pilas en la
repartición del agua, en este contexto surge la expresión, “Ciudad
Bolívar no era bonita, pero sus habitantes si eran unidos”.

Los recursos naturales han estado siempre en disputa en cuanto a los


problemas de desastres y las reubicaciones por los que se quieren
apropiar del territorio, los que explotan la tierra fueron los culpables
y son responsables de la contaminación del agua y el suelo, esto unido
a la falta de alcantarillado en algunos sectores, las inundaciones y a
187
Par tir de lo que somos

la falta de agua potable en algunos barrios y algunos asentamientos


locales. Es una visión compartida de los habitantes de la relación
entre las situaciones ambientales y los intereses de los poderes
económicos, políticos y sociales.

En consonancia con la temática ambiental, hacen el relacionamiento


de varios ámbitos de la vida diaria, las afectaciones sociales y
culturales con el deterioro y explotación de los recursos naturales
hallados en la localidad. En estos las problemáticas de salud, son
de las más comunes, se ven en las filas para atención en los centros
de salud, aparte de tener que ir “espichado para que lo atiendan”,
o si una persona no paga salud, no lo atienden. Lo que más aqueja
es la gripe, les da fiebre, algunos casos intoxicaciones, otros sufren
de estrés.

Estas afectaciones son generadas por las basuras, el taponamiento


de las alcantarillas, las partículas suspendidas como producto de
la explotación minera (el polvo que sale de las canteras), el ruido
que generan carros, talleres, empresas, los hedores que emanan del
botadero doña Juana y las curtiembres de San Benito. Las quebradas
que antes eran limpias ahora son consideras las principales fuentes
y focos tanto de contaminación de todo tipo como de la causa de
las constantes enfermedades que sufren las personas y los más
afectados, niños, niñas y abuelos.

En el tema de las basuras “aparte de que dejaron el relleno doña


Juana, se desborda en el año 1996, generando malos olores que
recorrieron gran parte de la localidad, ahora con lo que dicen que
van a pagar eso ya no sirve de nada si por culpa de esos malos
olores una persona adquirió una enfermedad, o ya está muerta o
el dinero igual no cubrirá la deuda de la salud”. También está la
forma como se tratan las basuras desde la casa, no se recicla, las
personas botan basura a las alcantarillas y estas se tapan ocasionado
inundaciones en épocas de lluvias, inundaciones que son de aguas
negras. Y los que trabajan en el reciclaje algunas veces rompen
estas bolsas y dejan desechos que los perros esparcen por el sector
o atraen otros animales y se cultivan moscos. Así mismo, un niño
188
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

reciclador de Nueva Argentina, dice “si nos quieren ayudar en serio,


es separar la basura en la casa”.

Desde que llego la minería al barrio, se nota la diferencia, “el


ambiente sí se siente más contaminado”, hablan las personas de
barrios en los que antes no se presentaba explotación minera, los
barrios que quedan en el borde del perímetro urbano y comienzo del
parque minero industrial, parque que ha sido planeado para que opere
en la localidad. Y plantean la necesidad “de dejar de dar permisos
para abrir minas ya que estas consumen mucha agua, contaminan
el aire, y no genera reales oportunidades de trabajo”. No solo se
explota la montaña, también se explota a las personas.

Ante estas problemáticas esbozadas por los habitantes, hacen


presencia organizaciones preocupadas por el tema medio ambiental,
como Cecudec, ICES, el Acueducto, el Colectivo soberanía y
naturaleza, Colectivo no le saque la piedra a la montaña, el Jardín
Botánico. Hasta ahora es que la comunidad está empezando a darse
cuenta de la importancia de pensar en el futuro y en la importancia
de cuidar el medio ambiente.

Para los relatos que buscan la recuperación de lo ambiental Roberto


un habitante de la localidad dice tener un proceso de huerta urbana
y lombricultivo hace dos años pero en este momento no tiene como
sostenerlo por falta de semillas para cultivar, ya que la alcaldía
no colabora. Comenta Germán Bueno (líder comunitario), “se
desarrolló el programa de agricultura urbana, se tenía sembrado
zanahoria, remolacha, un proceso que tuvo inversión del Acueducto
y el Jardín Botánico, se desarrolló en un espacio de Guatiquia; que
fue invadido por una organización privada”.

También comenta Roberto que tiene como proyecto la recuperación


de caños ya que se evidenciaron problemas ambientales, que se
agravan en época de lluvias a razón de las pendientes de las lomas
y la infraestructura urbana, que existe en varios sectores, que no
fue diseñada para soportar los flujos de agua, que se forman cuando
llueve, y convierten las calles y escaleras en verdaderos arroyos,
arrastrando basura, tierra, combinado con aguas negras que generan
189
Par tir de lo que somos

bastante daño a las viviendas, por estas razones la misma comunidad


construye elementos para mitigar los efectos de estos fenómenos
naturales, “se tuvo que hacer un policía acostado para que cuando
lloviera las aguas no bajaran con tanta presión y no se llevaran
nada a su paso”, esta estructura disminuye la fuerza mecánica de las
corrientes de agua y regulan los flujos para que los cauces naturales
no se contaminen y no ocasionen inundaciones en las partes bajas.

Para Juanita Lloreda sobre los temas medioambientales dice que


el “cambio ambiental local han sido muy duro, empecemos por
la quebrada Limas, la quebrada Limas era un agua que cuando
empezó Paraíso y Bella Flor, la gente lavaba en la quebrada, la
gente nadaba en la quebrada, lo único por ahí sucio era el ganado
de arriba pero no había otra cosa, no es que todo el ganado venga
a hacerse en la quebrada y la que caía se lavaba; yo estuve cuando
en el noventa y dos, en el noventa y uno la gente todavía utilizaba
al agua de la quebrada, era todavía limpia, se veía limpia. Han
habido muchos nacimientos de agua que la misma comunidad los
ha secado, porque han destruido los árboles, han contaminado todo,
somos la peor plaga, en este sentido del medio ambiente, porque
nosotros no pensamos que nuestros hijos, nuestros nietos, tienen
vida, si acabamos con lo poquito que hay que le va a quedar a los
otros, si acabamos con los nacimientos de agua, que agua van a
consumir nuestros descendientes”.

Juanita Lloreda perfila el estado actual de la explotación minera y las


consecuencias ocasionadas y las que podrá ocasionar en el avance,
de la extracción minera, “eso empezó hace muchos años, yo me
acuerdo que las canteras ya existían hace treinta años, las canteras
llevan muchos años, esa cantera de allí (se refiere a la cantera
que empieza en la parte baja del Paraíso y cruza hasta llegar a
Arborizadora Alta) empezó ya donde va, eso lleva mucho tiempo,
llevan años, abajo en Brisas del Volador ahí donde hicieron una
cosa del acueducto eso era un cantera, abajo en Villas del Diamante
les ha tocado reubicar la gente porque la dinamita les daño todos
los cimientos de las casas, la gente que lleva treinta o cuarenta años
fue perjudicada, porque la misma dinamita se encargó de hacer
190
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

perder la contextura del terreno, entonces el daño de esas canteras


ha sido irreparable, el Paraíso, por detrás viene todo el corte de las
canteras”.

Adonde van a parar los beneficios del negocio montado sobre


el detrimento ambiental, es una pregunta que deja abierta Juanita
Lloreda, “del medio ambiente no solo se ha beneficiado una sola
familia, se benefician los ricos, porque los dueños de esa cantera
no son los pobres, que yo no sé quiénes son los dueños, pero eso
no lo han podido quitar, tendrán por allá respaldo en el Senado
o no sé, pero nadie los denuncia. Cuál es la diferencia pongamos
una comparación aquí en las curtiembres, ahí deben haber unos
intereses muy berracos, cuando toda la gente de alrededor tiene que
aguantarse ese olor y quién hace por quitarlo, ni siquiera el hospital
del Meissen han presentado la queja; cuando queman todos esos
residuos allá llega todo ese olor y nunca se han movido a decir
nos estamos contaminando con el mal olor de las curtiembres. Eso
mismo pasa con las canteras, eso son poderes muy fuertes, ahora
como se le ocurre que todo eso hasta arriba hasta Quiba Alta lo
tengan catalogado como zona minera, entonces es un poder muy
fuerte”.

El relleno sanitario Doña Juana, lo refiere Juanita Lloreda como una


mala experiencia, que podría convertirse en una fuente de recursos
para la comunidad, “cuando yo fui a Pasquilla, ya estaba doña
Juana, yo empecé a ir a Pasquilla en el noventa y cuatro, ya estaba
el basurero, no estaba como ahora pero ya empezaba; ya había un
aviso. Dese cuenta como nos tiene la administración que somos los
que tenemos que cargar con el mal olor de toda Bogotá, sí, todo
el mugre vienen y lo botan a Ciudad Bolívar; a nosotros no nos
deberían cobrar el gas natural, porque ahí hay una fuente de gas,
en otros países utilizan eso para sacar gas, claro e indemnizan a la
gente que está alrededor de esos basureros y con ese gas beneficiar
a la población. Aquí no, aquí no se para que familia lo están
guardando”.

191
Par tir de lo que somos

De los impactos que dejo el relleno, fue convertir los epicentros de la


vida social y natural en corredores de muerte, como lo expresa Sixta
Tulia, “a nosotros nos contaminaron nuestra localidad, desde que
pusieron el botadero de doña Juana, ya no es igual, porque uno nos
contaminaron el río, nos contaminaron las quebradas, en la quebrada
el Infierno era donde yo lavaba que pasa por San Joaquín, pero
nos trajeron doña Juana y nos contaminó todo, estamos enfermos,
ahorita hay mucha muerte por culpa de la contaminación”.

Carlos Andretti Menjura esboza que el deterioro ambiental es una


consecuencia directa del progreso, del modelo actual de desarrollo,
“la quebrada Limas siempre ha existido, pero en ese tiempo era
el agua tan limpia que uno podía ir a lavar la ropa allá, aquí no
teníamos servicios y agarrábamos los bultos e íbamos allá y
lavábamos la ropa. Y hoy en día la quebrada le da a uno pesar
porque baja hasta con espuma, contaminada ya le da a uno pesar
por cómo se ha ido como dañando ya el medio ambiente, se ha
descuidado. Un día una señora se quejaba y le decía al alcalde, al
anterior alcalde de Ciudad Bolívar, están trayendo cosas pero nos
están dañando los jóvenes y el alcalde le decía es que a medida
que se haga proceso en un barrio se van viendo otras cosas y así
mismo pasa con el medio ambiente, se están viendo muchas cosas de
infraestructura pero se están dañando otras, que de pronto la gente
no lo ve por ese lado, pero es parte fundamental de nuestras vidas”.

En la relación campo ciudad Andretti, explica el porqué de una


relación conflictiva entre ambas poblaciones, “en cuanto a la
zona rural por lo general ellos son muy distanciados de aquí de
los barrios, aún es muy complicado, uno porque es líder pero por
ejemplo, si va un grupo de 10 o 15 jóvenes a subir a la parte rural,
es muy complicado porque los campesinos son muy esquivos con las
personas de lo urbano, sí porque ellos siempre piensa que los van a
ir a robar, les van a robar el ganado, entonces ha habido como una
barrera ahí entre lo rural y lo urbano, hemos querido acercar lo
urbano con lo rural, pero ha sido difícil por la problemática social
que se vive en los barrios y pues ellos son muy esquivos a eso”.
192
Rumbo a la marcha para que la vida siga siendo Joven. Perdomo Alto, 2005
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

193
Par tir de lo que somos

194
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

El cambio de mentalidad que se requiere para proteger y preservar


el ambiente ya se está dando según argumenta Cecilio Uribe, “la
localidad ha cambiado, la apropiación por el medio ambiente ha
cambiado, la gente se ha dado cuenta de la necesidad de que nosotros
debemos hacer respetar y cuidar los pocos árboles que tenemos, se
ha dado cuenta que esas empresas son las que generan esa polución y
todos esos daños al medio ambiente y han empezado a denunciarlos.
Hay mucho que hacer en Ciudad Bolívar, porque en Ciudad Bolívar
arborización no tiene, precisamente la semana antepasada tuvimos
un problema con el Jardín Botánico porque nos iban a tumbar cinco
árboles del único parque infantil arborizado que tenemos en el
sector, los iban a talar y nos tocó que parárnosle, porque no los
dejamos talar, es el único pulmón que tenemos, entonces la gente ha
tenido conciencia de que los árboles son muy necesarios y que estas
sequías que existen en el mundo es precisamente porque la gente no
ha cuidado la naturaleza”.

Pero este cambio de mentalidad y actitud sobre el tema ambiental,


no se dio por generación espontánea, se requirió sufrir las
consecuencias del descuido y de la presión normativa por parte del
Estado, visto desde las vivencias que narra Cecilio Uribe. Él dice
que “no se tenía ese cuidado con el medio ambiente; ahora, otro de
los cambios que ha habido es que a raíz de la administración actual
de la Bogotá Humana que le ha cambiado en ese sentido, ya la gente
entra por lo menos a separar las basuras, en la casa se preocupan,
anteriormente no, anteriormente ni pensaban en eso, ahoritica ya
están empezando a abrir la mirada y el pensamiento, el plástico
no lo echemos allá donde están las demás basuras, entonces han
empezado a cambiar esa percepción y el cuidado hacia el medio
ambiente; doña Juana en un tiempo le hizo mucho daño a Ciudad
Bolívar y no solamente a Ciudad Bolívar, a Kennedy, a Bosa, yo
me acuerdo de esas inundaciones que se presentaban en ese tiempo
a causa de la deforestación de la invasión de los espacios de los
ríos, de las quebradas, todo eso propiciaba en esos tiempos y ha
propiciado que y la gente ha entendido que a un río no se le puede
cambiar el cauce, pero la memoria no la pierde y dentro de cinco
o diez años él recupera la memoria y dice no yo iba era por acá y
195
Danza contemporánea Cuerpo Movimiento y Memoria. Pasquillita, 2014
Par tir de lo que somos

esos son los daños que está causando porque los afluentes, ellos no
permiten que les cambien la corriente que llevan, ellos tienen una
memoria y saben por dónde es que van“.

En referencia a los diversas estragos generados por el mal manejo


de los afluentes y la ocupación de sus zonas de amortiguamiento
hídrico, por causas que han sido ampliamente detallados en el
documento, Cecilio recuerda una de ´mayor impacto generó, “el
problema es grande, el desbordamiento del río Tunjuelito fue tenaz
porque eso implicó una muy alta cantidad de población que quedó
en la miseria, porque se desbordó el río y se desbordó no solamente
en uno o dos barrios de Ciudad Bolívar, sino en tres localidades, hizo
estragos en Ciudad Bolívar, en Tunjuelito, en Kennedy, en Bosa, en
cuatro localidades; eso fue culpa de las cementeras porque es que
las cementeras le cambiaron el curso al río Tunjuelito y por eso
yo les refería anteriormente que los ríos, los caños y los afluentes
no permiten que les cambien su curso y ellos se encargaron para
poder extraer el material, se encargaron de cambiarle el curso al
río Tunjuelito y esto fue uno de los problemas que se presentó por
esa inundación, le cambiaron el curso al río y el río en ese momento
pues recupero su afluente normal y ahí se presentó ese desastre tan
recordado por mucha gente, estamos hablando más o menos del año
2000 o 2001”.

En este relato, también identifica uno de los mayores causantes de


contaminación, generado desde la lógica del mercado, “ahora hay
unos depredadores que usted me pregunta, hay unos depredadores
que nosotros no hemos calculado, no hemos mirado, no hemos
trabajado en eso, que son las industrias, yo fui tendero y hace
treinta años tengo tienda y yo me daba cuenta, mire el plástico es
uno de los artículos más dañinos para la naturaleza y yo en la tienda
diariamente saco dos bultos de plásticos, porque ahora todos los
empaques son en plástico, todo los empaques que nos llegan a los
tenderos son en plástico y si nosotros vamos a hacer cuentas, una
estadística aquí en el barrio la cantidad de tiendas que hay, cuanta
cantidad de plástico se va al carro de la basura y se va para allá
pa’ doña Juana, es incalculable, eso es una cantidad tremenda,
196
La loma , te rritorio de est i g m at i zaci ó n y ap ro p i aci ó n

quien está propiciando eso, los industriales pero el Estado que no


le ha puesto cuidado a eso, no ha desarrollado una política para
prohibir que utilicen, mire cambiaron anteriormente en las tiendas
trabajábamos era con bolsas de papel y ahoritica ninguna tienda
trabaja con bolsas de papel, es plástico, plástico y eso es lo más
dañino y eso no lo han empezado a combatir”.

El cuadro ambiental de causa-efecto, en los que hay una combinación


de múltiples factores y actores, para Cecilio el camino iniciado en
una nueva forma de ver la problemática, o verla, es positivo en
términos de las voluntades, en la relación entre comunidad y los
principales focos. “Se ha mejorado porque las cementeras se han
dado cuenta, primero que ellos tienen una responsabilidad bastante
grande en lo que tiene que ver con el medio ambiente, segundo,
que en eso si hemos fallado fuertemente, es que esas industrias que
extraen ese mineral del piso y que están volviendo la naturaleza
nada, no están invirtiendo lo que deberían invertir en el sector, en la
localidad, no nos hemos dado la pela en la localidad ¿para dónde
se van la regalías?, sí se las entregan al Estado y el Estado que hace
con esas regalías, no las regresa a la localidad, pueden ser unas
regalías bastantes fuertes y esas regalías se están perdiendo, ellos
nos están dando migajas pero ahora se están dando cuenta de las
necesidades y al menos están regresando algo, alguna parte, pero sí
ha mejorado la relación“.

En los relatos y en las diferentes intervenciones se evidencia el cambio


de mirada, hacia la lógica con la que debe abordarse el tema ambiental,
y como actuar al respecto, tanto de los lideres, organizaciones y
habitantes, que en un primer momento se consideró, empujados por
la necesidad apremiante, de aprovechar los recursos disponibles a la
mano, pero en una dinámica de tanta gente que llegó a poblar, que
en su momento no tenían las herramientas, ni los conocimientos,
así como el norte político en lo ambiental, el cual que empieza a
tomar auge en los años noventa en el sector académico, pero es en la
última década que los habitantes de la localidad incorporan el tema
ambiental en sus acciones y planes organizativos.
197
Par tir de lo que somos

Con una mentalidad que no solo es de los habitantes de la localidad


sino que ha sido una constante en el país, fue la instrumentalización
de los recursos naturales para suplir necesidades, y sin posibilidades
por las circunstancias de implementar prácticas que lleven su
protección o lograr generar un punto de equilibrio entre su
explotación, conservación y restablecimiento. Así es que se llegó
en un momento a talar las pocas especies de arbustos para poder
preparar alimentos sin sembrar nuevos árboles, extraer piedra y
arena, tomar agua de las afluentes y allí mismo verter las aguas
servidas de las viviendas. Recientemente el discurso del cuidado y
protección ambiental ha ido incorporándose no solo a la reflexión
sino en las prácticas diarias de las organizaciones en procura de
cambiar la relación hombre-naturaleza en el territorio, y figurar el
ambiente como el eje paisajístico y de sustento para la vida en la
relación hombre-tierra-sociedad.

198
De la noción a
una memoria colectiva
Lo visible en la ciudad es como la mariposa que muere
en su vuelo y nunca cae sobre la tierra, y si de pronto
su cuerpo cayera sobre la tierra, en la tierra se abriría
un pequeño hueco como presencia y constancia de lo
cotidiano; después el pequeño hueco desaparecerá como
realidad y quedará impreso en nosotros, como imagen que
se repite.

Arturo Alape

El activista y artista, Wilson Castellanos cantautor que hizo tránsito en


Ciudad Bolívar en los años 90. Quien hace referencia a la lucha local,
comenta que en esta localidad todo ha cambiado y nada ha cambiado,
la Ciudad a pesar de los cambios que ha vivido en las tres últimas
décadas, no ha cambiado mucho sigue siendo una ciudad excluyente
y opulenta, es decir que la otra ciudad del puente de la Boyacá para
acá, sigue siendo un lugar olvidado y menospreciado y recuerda que
hace tres décadas habían factores y actores, que impedían una vida
digna en la localidad, como el desplazamiento forzado, la pobreza, la
Par tir de lo que somos

exclusión, el abandono estatal, la estigmatización, el narcotráfico, el


paramilitarismo, la guerrilla, la impunidad y el silencio pero también
había organizaciones que alzaban su voz contra toda esta injusticia
y buscaban el buen vivir, entre ellas Tierra de Hombres, CEPAL,
las Juntas de acción comunal, organizaciones de jóvenes, entre
otras. Era un montón de gente trabajando y luchado por construir
una localidad mejor. Muchachos que querían transformar a Ciudad
Bolívar, visibilizar sus problemas y construir algo diferente.

El defensor de derechos humanos, miembro del colectivo José Alvear


y congresista Alirio Uribe Muñoz, pregunta ¿Por qué es importante
la recuperación de la memoria histórica de la localidad, de Ciudad
Bolívar en el momento actual? ¿En la coyuntura actual en que el
país está clamando la paz, es bueno hacer recuento de la historia?
En estos momentos de disputa entre fuerzas sociales contradictorias:
por una parte sectores minoritarios, guerrerista, retardatarios que
han empobrecido este país, siguen insistiendo en la vía militar como
forma de resolver los graves problemas del país y por otro, el pueblo
de a pie, las grandes mayorías que reclaman parar la guerra y exigen
una salida negociada al conflicto social armado. En este complejo
escenario se impone y toma fuerza la recuperación de la memoria
histórica.

Las luchas, las movilizaciones, y las formas directas de reivindicar


los derechos y de reivindicar la localidad han sido una manera que
ha impactado y ha diversificado y transformado esta localidad,
es así que la apuesta gubernamental, se da a raíz del ejercicio de
emplazamiento de una u otra manera que se le ha hecho al Estado
colombiano y al Estado bogotano, y a los gobiernos que han pasado
por ese Estado; la aplicación de una nueva manera de participación y
de gobernabilidad y de inversión, han propiciado por ejemplo luchas
como las del paro del 93, donde se logró ubicar a Ciudad Bolívar en el
ojo de la ciudad y el país y se consiguieron algunos avances como: la
casas culturales, la Universidad Distrital sede Tecnológica, rutas de
transporte e infraestructura vial, colegios, casas vecinales, inversión
para proyectos de la Caja de Vivienda Popular en Arborizadora Baja
y Alta, Sierra Morena entre otros y diferentes programas de vivienda
200
De la noció n a u n a m em o ri a co l ect i v a

a lo largo y ancho de la localidad que permitieron por lo menos


unas viviendas diferentes a las viviendas precarias que se tenían, la
inversión en redes de servicios públicos y la presencia de organismos
y entidades tanto distritales, como nacionales e internacionales.

Pero si bien es cierto que se ha mejorado la localidad, se ha


transformado, pero hoy día hay unos terrenos y espacios que no se
han ganado, el tema de infraestructura aún es muy complejo, por lo
menos de los planes iniciales de explotación minera y que se tenían
en la localidad, se han logrado frenar algunos, otros siguen vigentes,
eso también ha sido un cambio importante en la localidad, el freno
aún más de la expansión de ese Parque Minero Industrial y esas
propuestas de megaproyectos que se han tenido en la localidad.

Hoy día se puede decir que la localidad se ha transformado en


términos de sus nociones y de los sentidos comunes instalados en la
población, a partir de los imaginarios de la población, en términos
de las luchas históricas. Hoy se ven otros actores en la localidad,
de manera que han venido surgiendo en el camino conflictos que
se reflejan en los fuertes intereses representados por proyectos de
construcción y extracción que privilegian el cemento y no la vida,
con la incursión de algunos grupos económicos con intereses
puntuales, para lo que se requiere diagnósticos más cercanos a las
dinámicas locales y espacio-temporales, en el que las organizaciones
deben hacer énfasis critico en lo que significan para la localidad. Se
debe construir una ruta y un plan estratégico que permita alcanzar lo
que se sueña y lo que se quiere, porque ha habido un agotamiento de
esa mirada de los ochenta y de los noventa, hay que tener una mirada
clara de los supuestos que se mueven en la localidad, en temas de
organización y canalizarlo porque hoy son muchas las variables que
están en juego.

La localidad de hoy ha cambiado, los territorios se han expandido,


la cantidad de población es gigantesca, la respuesta de las
organizaciones no es suficiente para el conjunto de la localidad, las
respuestas del Estado no las suple, gobernar y administrar a Ciudad
Bolívar, va más allá de la mirada clásica y de la mirada inicial de
201
Par tir de lo que somos

esta localidad y para eso tiene que haber una reflexión profunda
del conjunto de actores de la localidad, se necesitan procesos
específicos y particulares de lo que significa Ciudad Bolívar y su
presencia es un llamado a construir y reconstruir nuestras formas de
organización, los programas de las organizaciones y los programas
unitarios, a enfilar una ruta que permita una unidad tripartita social,
una unidad política y una unidad de gobierno, no solo en el diálogo y
en el discurso que permee la práctica y que nos permita nuevamente
desde ahora, desde ya y no solo desde Ciudad Bolívar, sino desde
el sur, desde las otras localidades, con las cuales acordar programas
que necesita la gente. La tarea de cómo concretar esos programas y
consolidarlos como plataformas de emplazamiento de los gobiernos
actuales y venideros.

Ciudad Bolívar como territorio complejo, diverso, con controles,


con bastantes injusticias, con luchas ya ganadas, pero con luchas
venideras, y luchas que no se han cristalizado, genera una
comprensión, discusión, desarrollos de sus nociones y los nuevos
sentidos comunes, en la que se tiene un saldo histórico que cubrir, las
exigencias que quedaron pendientes del paro del 93, de los acuerdos
incumplidos, aún se ven esqueletos de concreto diseminados por el
territorio local, como la casa del adulto mayor, la casa de la cultura
de Perdomo Alto, la Casa de la cultura de Nueva Argentina, de Media
Loma, sedes comunales, espacios adecuados para la recreación y el
deporte, y en términos fundamentales las viviendas que permitan las
condiciones para una vida digna de las familias. El restablecimiento
de las condiciones ambientales de los cursos de agua, alcantarillados,
el agua potable para las partes altas, entre otras, y la políticas sociales
y educativas acordes a la proyección que requieren los habitantes
para superar la pobreza, la segregación y la exclusión social, el ser
parte de un proyecto de nación que aún está en construcción. Estos
elementos son claves en las agendas de reivindicación y defensa del
territorio tanto urbano como rural, en una dinámica que ha sido la
permanente del actuar de sus habitantes.

202
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