Está en la página 1de 6

SIN DICCIONARIO LATÍN

1. PLAUTO
1.1. PRÓLOGO (VERSOS 1-76)
Os anuncio primero al principio saludos propios
a mí y a vosotros, espectadores. os traigo a
Plauto – con la lengua, no con la mano,
Pido que lo percibáis con oídos benignos.
Ahora escuchad el argumento y prestad atención; [5]
Con las menos palabras posibles os diré.
Los poetas hacen esto en las comedias;
afirman que todo el asunto ha tenido lugar en Atenas,
para que a vosotros os parezca aquello más griego;
No diré ningún sitio, excepto donde se dice que ocurrió. [10]
Y de hecho, este argumento habla griego, sin
embargo, no ático, sino siciliano.
Este argumento tuvo este prólogo
Ahora a vosotros os daré un argumento medido,
No es modio, ni trimodio, sino con el mismo granero
(entero): [15]
tanta bondad hay para narrar este argumento.
Hubo una vez en Siracusa un viejo
mercader
al que le nacieron dos hijos gemelos
los niños eran tan parecidos en aspecto, que ni su propia madre
no podía reconocerlos, la que les daba la teta, el pecho, [20]
y ni siquiera su propia madre que los había parido,
(Sin duda, según me dijo el que había visto a los
niños:
Yo no los vi, por (para que ninguno de vosotros
piense) si alguno de vosotros lo piensa)
Después de que los niños tuvieran siete años,
(fueran de siete años), el padre
cargó un gran barco con muchos mercancías; [25]
embarcó a un gemelo en la nave,
(Al mismo tiempo) Lo transportó hacia Tarento consigo al mercado (a la vez)
Dejó al otro en la casa junto a la madre.
Por casualidad estaban los juegos en Tarento cuando llegó allí.
Muchas personas, como (sucede a) a los juegos, se habían reunido; [30]
El niñó se separó del padre entre las personas.
Allí estaba cierto comerciante de Epidamnio,
Cogió al niñó y se lo llevó a Epidamnio.
En cambio, su padre después de que perdió al
niño,
perdió el ánimo, y él por esta enfermedad [35]
Pocos días después murió en Tarento.
Después de que llegó la noticia a Siracusa, sobre
este asunto
al abuelo de los niños, que había secuestrado a uno
de los niños
y que el padre del niño había muerto en Tarento,
El abuelo cambió el nombre a este otro gemelo; [40]
Así amó a (aquel) otro que fue secuestrado:
le dio su nombre al que estaba en casa,
Menecmo, el mismo nombre que tuvo el otro;
y (incluso) el mismo abuelo se llamaba (se
llamó) con el mismo nombre
(Recuerdo más fácilmente el nombre de aquel, [45]
porque vi llamarlo a gritos) –
Para que no os equivoquéis luego, ya lo digo ahora antes;
Ambos hermanos gemelos tienen el mismo
nombre.
ahora debo volver (se debe volver por mí) a Epidamno a
pie
para exponer este asunto a vosotros con exactitud [50].
Si alguien de vosotros quisiera encargarme algo para Epidamno,
que me lo encargue y me lo diga sin miedo,
Pero de forma que me de de donde pueda administrar esto
pues si alguien me da plata, va a conseguir
tonterías;
el que me de, va a conseguir muchas más tonterías. [55]
Pero allí regreso de donde me fui, y me detengo en un solo lugar.
Aquel de Epidamno, al que, hace algún tiempo
había mencionado,
el que se llevó a aquel otro de los gemelos,
no tenía nada de hijos (ningún hijo) excepto
riquezas:
adopta a aquel niño secuestrado [60]
como su propio hijo y a él le da una mujer con dote,
Lo hizo heredero cuando enfrentó su día (murió).
Pues cuando iba al campo de casualidad, como
había llovido mucho,
al meterse en un río bravo, no lejitos de la ciudad,
la corriente arrastró los pies del raptor de niños [65]
Y se llevó al hombre a la peor de las torturas.
A aquel le sobrevino una gran riqueza.
Él vive allí el gemelo raptado.
ahora aquel gemelo, que vive en Siracusa,
hoy vendrá a Epidamno con un eslcavo suyo [70]
A buscar a este hermano gemelo suyo.
Esta ciudad es Epidamno mientras se escenifica esta
obra:
cuando se haga otra, se hará otra ciudad;
Así como suelen cambiarse también las familias:
unas veces habita en ella un proxeneta, otras un joven, otras un viejo, [75]
Un pobre, un mendigo, un rey, un parásito y un adivino.
1.2. ACTO I (VERSOS 77-109)
La juventud me llamó Penículo
Porque limpio la mesa cuando como
los que atan a los hombres cautivos con
cadenas
y los que colocan grilletes a los siervos
fugitivos, [80]
Hacen una tontería de las grandes según mi
opinión.
pues si a un hombre desgraciado se le añade un mal a
mal (a otro mal).
es mayor su deseo de escapar y comportarse mal. [...]
Ante una mesa llena, atarás el rostro de un hombre;
mientras que tú ofrezcas a aquel de comer y de beber, [90]
Cada día hasta la saciedad según su opinión,
Por Pólux, nunca huirá, incluso aunque hiciera un
crimen capital (cometiera),
Lo conservarás con facilidad, mientras lo ates con
esta cadena,
Así son de duraderas esas cadenas alimenticias:
que cuanto más las extiendas, tanto más se estrechan. [95]
pues yo ahora voy a casa de este Menacmo, por el qua ya hace
tiempo
fui juzgado; voy por voluntad propia para que me ate.
Pues allí el hombre no alimenta hombres, sino que
los cría,
Y los engorda: nadie hace mejor medicina.
así es el joven: él mismo da las cenas de
mucha comida de Ceres (el pan), [100]
Así amontona platos,
Grandes cantidades de guisos dispone [...]
Ahora voy a verlo, pero la puerta se abre.
Aquí veo a Menecmo en persona, sale fuera.
1.3. ACTO I (VERSOS 110-124)
Men: Si no fuera mala, ni estúpida, ni indómita ni impulsiva, [110]
Odiarías lo que ves que odia tu marido.
de ahora en adelante, si después de este
día me haces algo así
Haré que repudiada te vuelvas con tu
padre.
pues siempre que quiero salir, me retienes, me haces volver,
me interrogas,
que a dónde voy, qué hago, qué negocio llevo, [115]
Qué busco, qué traigo, qué he hecho fuera.
Me he casado con un barquero, ahora necesito contarte todo
El asunto, lo que hice y lo que hago.
Yo te tuve demasiado mimada, ahora te voy a decir
cómo me voy a comportar o qué voy a hacer.
puesto que yo te ofrezco esclavas, despensa, [120]
lana, oro, vestido, púrpura, y no careces de nada (no te falta de nada),
Harás bien si sabes guardarte de lo malo, deja de vigilar a tu marido.
y para que no me vigiles en vano, por ese motivo, hoy
Voy a llevar una prostituta una cena y me voy a ir fuera a cenar con alguien
(con cualquiera).
1.4. ACTO I (VERSOS 127-181)

Men: ¡Bravo! Por Hércules, por fin eché fuera de la puerta a


mi mujer con la niña.
¿Dónde están los maridos mujeriegos? ¿Por qué todos tardan
en entregarme los regalos felicitándome porque he luchado
valientemente?
Hace un instante robé dentro este manto a mi mujer, lo llevo a la
prostituta. [130]
Así conviene esto, con gracia engañar a la astuta guardiana.
esta hazaña es bella, es excelente, es ingeniosa, es un hecho de
artesanía:
Por mi mal le robé (arrebaté) esto a la malvada, se lo llevo a mi condena.
Sustraje el botín de los enemigos para salvación de nuestro aliado:
Pen: ¡Eh, joven! ¿Hay alguna parte en este botín para mí? [135]
Men: He muerto, he caido en una emboscada.
Pen: Al contrario, en un puesto seguro, no temas.
Men: ¿Quién es?
Pen: Soy yo.
Men: Oh, ventaja mía, oh, mi oportunidad, hola.
Pen: Hola.
Men: ¿Qué haces?
Pen: Tengo en la mano derecha a mi genio.
Men: No pudiste llegar a mí más a tiempo de lo que llegas.
Pen: Así lo tengo por costumbre: conozco todas las partes de la ventaja. [140]
Men: ¿No quieres tú contemplar un hecho extraordinario?
Pen: ¿Qué cocinero lo ha cocinado?
Ya sabré si algo ha dado un traspiés, cuando vea las sobras.
Men: Dime, ¿nunca has visto un cuadro en la pared
donde un águila rapta a Ganimedes o cuando Venus a Adonis?
Pen: Sí, pero, ¿qué tienen que ver conmigo estos cuadros?
Men: ¡Venga, mírame!, ¿no me parezco mucho? [145]
Pen: ¿Qué es ese adorno tuyo?
Men: Di que soy un hombre muy gracioso.
Pen: ¿Cuándo vamos a comer?
Men: Di esto que te ordeno.
Pen: Lo digo: eres un hombre muy gracioso.
Men: ¿Acaso no te atreves a añadir a eso algo de ti?
Pen: Y muy alegre.
Men: ¡Sigue, sigue!
Pen: No sigo, por Hércules, si no sé a cuento de qué. [150] La discusión es con
tu mujer
De ahí, yo me cuido más cautamente de ti (tengo más cuidado de ti).
Men: A escondidas de mi mujer donde pasemos el día y le demos sepultura.
Pen: Vamos pues, cuando tú digas que es apropiado (creas), ¿en qué momento
enciendo la hoguera) (pira).
Sin duda, ya el día ha llegado al ombligo medio muerto. [154-55]
Men: Te entretienes cuando me interrumpes.
Pen: Menecmo, ¡sácame los ojos por el suelo (y tíralo al suelo), si dije una
palabra
Sin que lo hayas ordenado!
Men: Aléjate de la puerta hasta aquí.
Pen: Como digas.
Men. Aléjate hacia aquí aun más.
Pen. Vale.
Men: Aléjate todavía ahora valientemente de la cueva de la leona.
Pen. ¡Ah, por Pólux! Tú verdaderamente, según creo yo, serás un
conductor/cochero excelente. [160]
Men. ¿Por qué?/¿Cómo?
Pen: Miras detrás constantemente para que tu esposa no te siga.
Men: ¿Pero qué dices?
Pen: ¿Yo? Pues lo que tú quieras, afirmo esto y lo niego.
Men: ¿Qué podrías conjeturar de un olor si tú lo olieras? [...]
Men: Venga, huele este manto de mujer que yo tengo, ¿a qué huele? ¿te alejas?
Pen: Conviene oler desde lo alto el vestido de la mujer,
Pues desde ese lugar se contamina la nariz con un olor elodado.
Men: Pues huele aquí, Penículo, gracioso cómo me fastidias!
Pen. Vale.
Men. ¿Pues qué? ¿A qué huele? Contesta.
Pen: A robo, a prostituta, a comida. [170] [...]
Men: Ahora se la llevaré a esta amiga mía, la prostituta Erotio.
Le mandaré que sirva ya una comida para mí, para ti y para ella.
Pen: ¡Bien!
Men. Desde entonces beberemos sin interrupción hasta la estrella diurna de
mañana. [175]
Pen: ¡Bravo! Eso es hablar con propiedad. ¿Golpeo ya la puerta?
Men: Llama o bien aguarda un poco.
Pen: Has retrasado mil pasos la copa.
Men: Llama suavamente.
Pen: Temes, creo, que las puertas sean de Samos.
Men: Espera, espera, por favor, por Hércules: mira, aquí sale ella misma, ¡oh!
¿Acaso no ves cómo el sol [179-80] se oscurece ante los resplandores de este
cuerpo?

1.5. ACTO I (VERSOS 183-218) (ER. PEN Y


MEN I)

Er: Vida mía, Menecmo, hola. Pen: ¿Y yo qué? Er: Para mí estás fuera de cuenta.
Pen: Esto mismo suele ocurrir a los otros supernumerarios en la legión.
Men: Yo he ordenado que sea preparado un combate para mí en tu casa. [184-85]
Er: Hoy esto ocurrirá. Men: En dicho combate ambos beberemos; Allí uno será hallado como el
mejor guerrero con la copa, la legión es tuya: decidirás con cuál de los dos estarás esta noche.
[190] ¡Cuánto odio a mi mujer cuando te contemplo!

También podría gustarte