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¿Se puede aprender a hacer fenomenología?


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Lester Embree

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“La!blusa!amarilla”!
Obra!de!Augusto!Eguiluz!
Copyright!©!Todos!los!derechos!reservados!!
PORTALdeARTE.cl!
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¿Se puede aprender a hacer fenomenología?

por

Lester EMBREE
Florida Atlantic University
2012
Embree@fau.edu!
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Traducido del Inglés por Luis Román Rabanaque

Primera versión 10/14/2012

No dude en compartir este pequeño libro con sus colegas y especialmente con los
estudiantes.
¡Los comentarios y sugerencias para mejorarlo son bienvenidos!

www.reflectiveanalysis.net
4

Este texto está dedicado


con afectuoso recuerdo
a mi amigo Herbert Spiegelberg,
cuya obra encuentra un eco aquí.
5

Introducción

Dadas las miles de entradas bibliográficas no puede haber duda acerca de


que puede aprenderse la habilidad para interpretar textos fenomenológicos. Mas la
fenomenología no es interpretación de textos sino más bien observación reflexiva,
análisis, y descripción eidética de los fenómenos, es decir, de los procesos
mentales y las cosas-en-cuanto-intencionadas o encontradas en ellos, y no hay en
ninguna parte miles de entradas de este tipo y ello a pesar de las descripciones
metodológicas que se hallan en obras tales como las Ideen (1913) de Edmund
Husserl. Uno puede preguntarse por qué.
En vista de los ejemplos no sólo de las Ideen sino también de Sein und Zeit
[Ser y Tiempo] (1927), L’être et le néant [El ser y la nada] (1943),
Phénoménologie de la perception [Fenomenología de la percepción] (1945), Le
deuxième sexe [El segundo sexo] (1949), etc., son comprensibles las vacilaciones
motivadas por modestia de parte quienes no somos gigantes en nuestra tradición
para intentar producir realmente fenomenología en obras de esa envergadura. Mas
como alternativa existe el intentar componer trabajos concisos de alrededor de
3.000 palabras en un género que llamo “análisis reflexivo”. A fin de evitar la
confusión con la erudición, dichos análisis deben tener poca o ninguna mención de
autoridades, poca si alguna referencia a la literatura, escasas notas al pie, escasas
citas, etc. Deberían incluir empero la clarificación de la terminología clave y
ejemplos cuidadosamente seleccionados. Sobre todo, un “AR” trata acerca de
alguna de las cosas mismas.
Tengo la esperanza de que este estudio de los análisis reflexivos pueda
motivar en el estudiante alguna observación reflexiva de las cosas mismas que son
referidas, o sea, de algunos fenómenos y, más allá de eso, que motive incluso el
intento de verificar las descripciones y, donde dichos análisis se revelen falsos,
corregirlos fenomenológicamente y, donde se muestren incompletos, extenderlos,
de nuevo fenomenológicamente. Por medio de tales esfuerzos un individuo que
trabaja solo puede, según creo, mejorar su habilidad para la reflexión (creo que
todo adulto normal tiene ya alguna habilidad para reflexionar por cuenta propia
sobre sí mismo y sobre otras vidas mentales), mas también creo que esta mejora
puede efectuarse mediante la enseñanza en la que los estudiantes estudian un
6

análisis reflexivo por su cuenta y luego se reúnen con un profesor que procede de
manera socrática. Los parágrafos en los capítulos de este pequeño libro están
numerados a fin de facilitar la discusión en las clases.
Y a medida que la habilidad propia y la confianza crecen, uno debería
procurar componer un análisis reflexivo propio y compartirlo con colegas en
sintonía. La modesta colección presente es de tal tipo. Soy autor de diez AR aquí y
promuevo que esta colección pueda ser copiada para el uso de estudiantes y
colegas interesados. Estos AR fueron escritos para ocasiones diferentes y tienen
importantes superposiciones de contenido, de manera que los capítulos pueden ser
enseñados por separado y espero que ello no resulte demasiado distractivo. Los
primeros dos capítulos son más extensos que los restantes y podría resultar
interesante retroceder y estudiarlos nuevamente antes de haber tratado los demás.
No soy ciertamente la única persona que ha ensayado hacer realmente
fenomenología. Permítaseme por ello pedir a los lectores que me envíen no sólo
cualquier AR nuevo que hayan escrito sino igualmente cualquier AR hallado en la
obra de otras personas (y no sólo en los gigantes de nuestro pasado); ello puede
hacerse en lenguas distintas del inglés pues la enseñanza se efectúa en las lenguas
locales, a la que pueden ayudar los AR en lengua local. Mi ambición consiste en
publicar más colecciones, especialmente las realizadas por otras personas.
Como probablemente sepa el lector, he publicado ya dos textos que
contienen AR y que pueden ser utilizados (los asteriscos más abajo designan las
publicaciones disponibles en Amazon.com y/o Kindle):

Análisis reflexivo. Una primera introducción a la Fenomenología /


Reflective Analysis. A First Introduction to Phenomenology, texto bilingüe,
traducido al castellano por Luis Román Rabanaque (Morelia: Editorial Jitanjáfora,
2003, 543 pp.). El original en inglés fue editado por separado como Reflective
Analysis (Bucarest: Zeta Books, 2006, 196 pp.; 2da edición, 2011)*; Traducciones:!
Лестер Эмбри Рефлексивный анализ. Первоначальное введение в феноменологию,!
trad. Victor Moltchanov (Moscú: Triquadrata, 2005, 223 pp.);! ! (Tokio,
2007); Analiza refleksyjn, (Varsovia, 2006);!! !(Taiwan, 2007;
también por la Peking University Press, 2007, segunda reimpresión 2008); Analiza
Reflexivă (Cluj Napoca: Casa Cărţii de Ştiinţă, 2007); Analyse réflexive, trad.
Mathieu Trichet (Bucarest: Zeta Books, 2009)*; Analisi riflessiva. Una prima
introduzione all’investigazione fenomenologica, trad. Angelo Bottone (Roma:
7

Edizioni Studium S.r.l, 2011)*; Análise reflexiva: Uma primeira introdução na


investigaçã fenomenológica, trad. Antonieta Lopes, revisión científica de Pedro
Alves (Bucarest: Zeta Books, 2011)*; [Traducción al noruego en preparación;
Refleksiv analyse; Ei første innføring i fenomenologisk gransking. Traducido por
Kåre S. Fuglseth (Trondheim: Tapir akademisk forlag, previsto para 2012); la
traducción al lituano está buscando editorial.]
Environment, Technology, Justification. (Bucarest: Zeta Books, 2008, 173
pp.);* Ambiente, Technología, y Justificación, trad. Luis Román Rabanaque
(Bucarest: Zeta Books, 2010), 210 pp. [se espera la publicación en chino y en
japonés].
Lester Embree
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Contenido

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

I. ¿Qué es el análisis reflexivo?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

II. Reflexión sobre Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

III. El encuentro indirecto analizado reflexivamente. . . . . . . . . . . . . . . . 27

IV. Perfecta irreflexividad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

V. Algunos análisis reflexivos en torno a la rememoración. . . . . . . . . . 39

VI. Figuración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

VII. La derivación de los Tener-que y los Deberes a partir de los Eses. . 56

VIII. La justificación de normas analizada reflexivamente. . . . . . . . . . . . 65

IX. Análisis reflexivo en torno al modo de componer análisis reflexivos . .


. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73

X. Una manera de enseñar análisis reflexivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

Observación final: La necesidad de los análisis reflexivos . . . . . . . . 91


9

I.

¿Qué es el análisis reflexivo?

1. “Análisis reflexivo” es otro nombre para la fenomenología, una escuela de


pensamiento iniciada en 1900 por Edmund Husserl (1859-1938). Husserl deseaba
desarrollar una metafísica o filosofía primera que fuera una ciencia estricta y que
por ende mereciera ser una “-ología”, mas la expresión “análisis reflexivo” refleja
mejor lo que es la fenomenología como enfoque que puede ser adoptado en
muchas disciplinas.
2. En estos tiempos en los que la mayor parte de la fenomenología es, en
realidad, erudición acerca de textos, se plantea la necesidad no sólo de entender
sino también de entrenarse en este enfoque, puesto que se trata del modo como las
afirmaciones fenomenológicas pueden ser evaluadas y, a la vez, como la
investigación fenomenológica puede progresar.
3. En el presente ensayo intento mostrar algunos aspectos de lo que este
enfoque es en general. Mientras que los textos de o sobre fenomenología en su
mayoría son escritos por profesionales en filosofía y se dirigen a otros colegas
10

profesionales, yo me dirijo también a profesionales de otras disciplinas, así como a


estudiantes universitarios no comprometidos con una disciplina, y no presupongo
ningún conocimiento de la filosofía. Tal vez este boceto introductorio pueda ser
discutido con provecho en las clases y a ello contribuirá la numeración de los
párrafos. Mas puede ocurrir que algunos de los temas abordados tampoco resulten
familiares a los profesores.
4. Se empleará aquí poco de la terminología técnica existente. Procederé en
su lugar a introducir a medida que avance un número de expresiones técnicas,
subrayándolas usualmente, aunque no siempre, con las llamadas “comillas dobles”
[“scare quotes”]. Estas expresiones técnicas se desarrollan por lo general partiendo
de palabras del lenguaje corriente y se clarifican mediante ejemplos. Los análisis
reflexivos bien hechos incluyen buenos ejemplos.
5. Para comenzar, supongamos que nos hallamos en una actitud en la que se
puede describir lo que ilustra la fotografía del inicio como el rincón de una
habitación con un cuadro colgado de la pared encima de una cama deshecha. Las
paredes, la cama, la ropa de cama, las almohadas y el cuadro son objetos culturales
que obviamente pueden ser descritos con mucho mayor detalle. Mas podemos
también advertir, por medio de un cambio familiar de actitud, que la actitud en la
que habíamos comenzado es una actitud directa o, quizás mejor, una actitud
“irreflexiva” (”unreflective”) en la que pasamos por alto, por así decirlo, una gran
cantidad de cosas que incluyen: (a) la “manera de darse”, de acuerdo con la cual lo
dado en la ilustración más arriba es visto de modo predominantemente visual y no
se lo toca, si bien también se lo encuentra como tangible, (b) el hecho de que la
escena, que es parte de una situación mayor, es vista por medio de “apariciones”
tales que, si nos aproximáramos o nos alejáramos, nos harían parecer más grande o
más pequeño el cuadro sobre la pared, a la vez que creeríamos que el cuadro
mismo conserva su tamaño, (c) que el cuadro tiene algún valor estético positivo y
que las ropas de cama arrugadas son un poco feas, y (d) que para poder hacer la
cama deshecha se requiere de una acción volitiva.
6. La actitud en la cual podemos observar y describir tales “cosas” (en la
significación por la que todo es una cosa) previamente pasadas por alto puede
llamarse actitud “reflexiva”. Y el recurso a esta segunda actitud hace posible decir,
como acabo de hacerlo, que la cama, las paredes, etc. se ven predominantemente,
que se ven mediante apariciones visuales, que poseen para nosotros una variedad
11

de valores y que estamos dispuestos a realizar alguna acción respecto de alguna


cosa que se halla dentro de esta situación.
7. Adoptando un ángulo diferente de reflexión podemos advertir, al observar
el rincón de la habitación representado, “correlaciones” en razón de las cuales hay
(a) un percibir visual, (b) un valorar y (c) un posible querer en relación con lo que
acaba de distinguirse y, además, desde un tercer ángulo de reflexión, se hallan las
actitudes irreflexiva y reflexiva, en medio de otras cosas tales como las
disposiciones, que pueden también reconocerse con bastante facilidad. Por su
parte, en lo que respecta al percibir visual, es diferente del percibir auditivo que se
viviría si se arrojara una pelota contra la pared y rebotara sobre la cama y luego
sobre el suelo, mas se trata únicamente de una posibilidad análoga a la del percibir
táctil que tendríamos si deslizáramos la mano por la pared y no de algo
efectivamente real. Además, en el “experienciar” que se hace efectivamente real
aquí, la “cosa-en-cuanto-experienciada” en él, así como él mismo, acontecen en lo
que podemos llamar el “ahora” (pues la palabra “presente” será empleada más
abajo con otro propósito descriptivo) y es mejor caracterizarlo como “perceptivo”.
8. En lo que respecta a las cosas reales, el experienciar perceptivo contrasta,
por una parte, con el “rememorar” y, por otra, con el “esperar”. (Las “cosas reales”
están en el tiempo mientras que las “cosas ideales”, tales como las significaciones
de las palabras, no lo están, mas no es preciso decir nada más acerca de las cosas
ideales en el presente ensayo). En el experienciar rememorativo se observa que el
experienciar tiene lugar en el ahora, mientras que lo experienciado en él está en el
pasado, y en el experienciar expectante lo que es esperado normalmente es una
posibilidad en el futuro, mientras que se observa que el esperarlo tiene lugar en el
ahora.
9. Junto con las tres especies de experienciar cosas reales que acabamos de
distinguir se encuentran las diferencias aludidas entre la valoración positiva y
negativa y asimismo entre percibir y querer inactual y actualizado, en correlación
con los diferentes aspectos de la escena en el rincón de nuestra habitación
representada arriba. El valorar y el querer y, en este sentido, el creer son especies
de lo que puede llamarse “poner”. Más generalmente, las experiencias y las
posiciones son clases de componentes de algo cuya mejor denominación es
“encuentros”. Se podría estar tentado de emplear “experienciar” en una
significación amplia que cubriera todos estos componentes, mas el usar
“encuentro” de este modo permite reservar “experienciar” específicamente para el
12

percibir, el rememorar y el esperar y en contraste con el creer, valorar y querer


como especies de posición.
10. Los oyentes y lectores de este ensayo deberían poder buscar y observar
si las cosas que se han descrito hasta el momento son tal como las he descrito. Las
descripciones se basan en algo que puede llamarse “observación reflexiva”, que
posee los tres ángulos descritos y, correlativamente, los encuentros, las cosas-en-
cuanto-encontradas y las actitudes de encuentro son verificables de modo
observacional-reflexivo. Un breve esquema clasificatorio puede resumir nuestros
hallazgos hasta el momento (las cosas-en-cuanto-encontradas pueden ser añadidas
si se lo desea):
ENCUENTROS
I. Posiciones
A. Voliciones
B. Valoraciones
C. Creencias
II. Experiencias (de realidades)
A. Esperas
B. Rememoraciones
C. Percepciones

11. Tres preguntas podrían guiar al oyente o al lector para buscar por sí
mismos lo que se ha esbozado hasta ahora:
(1) En el rememorar y respectivamente en el esperar, ¿pueden meramente
advertirse tan sólo cosas-en-cuanto-previamente-encontradas y cosas-a-ser-
encontradas, o bien es preciso advertir también los encuentros pasados y futuros y
las actitudes de encuentro correlativas de ellos?
(2) Es bastante sencillo reconocer que las valoraciones no sólo son positivas
y negativas sino a veces también neutrales; por ejemplo, mientras que nuestro
cuadro podría ser un poco atractivo y las arrugadas ropas de cama, un poco feas, la
pared en el rincón de la habitación podría no tener para nosotros un valor positivo
o negativo. Si ello es así, ¿existen estas mismas tres “modalidades” análogas, como
podría llamárselas, en los casos del querer y el creer?
(3) En el pensamiento tradicional la imaginación se considera como una
facultad mental a la par de la sensación, la memoria, la emoción, la volición, etc.
Creo que esto es falso. ¿No es cierto acaso que podemos no solamente fingir que
13

vemos en nuestra ilustración un segundo cuadro a la derecha de la pared, sino


también fingir que recordamos haber comido algo en el almuerzo de ayer que no
recordamos seriamente haber comido, fingir que nos gusta alguien que no nos
gusta, fingir que estamos haciendo algo así como agitar los brazos en el aire sobre
nuestras cabezas y que en realidad no estamos haciendo seriamente? Si esto es así,
¿no hay entonces una versión “ficta” de cada especie de posición y experiencia
“serias” distinguidas arriba, y no está la imaginación a la par de las otras
facultades?
12. Hasta ahora hemos visto que el análisis reflexivo se puede dirigir a
encuentros, cosas-en-cuanto-encontradas y actitudes de encuentro. Podemos ahora
ampliar el alcance de nuestro observar reflexivo. Si seguimos observamos
reflexivamente nuestro percibir predominantemente visual del rincón de la
habitación, podemos producir una serie de encuentros ligeramente diferentes que
varían con respecto al tema al que se presta atención o, mejor, hacia el que “se
pone el foco”. Podemos así poner el foco en el cuadro, ponerlo en el rincón
formado por las dos paredes, en la cabecera con listones de la cama, en una
almohada, en la otra, en la pila de sábanas y mantas y, finalmente, en el colchón.
Son siete puestas en foco. A pesar de sus semejanzas, su rasgo más llamativo
consiste en que forman una secuencia temporal dentro de aquello que puede
llamarse “vida mental”. Cada uno de ellas transcurre durante un breve rato y es
seguida por otra que hace lo mismo.
13. Algunas veces estos percibires que difieren en cuanto al foco se llaman
“procesos mentales”, una expresión bastante neutral que puede ser modificada
convenientemente, mas yo prefiero llamarlos “encuentros” porque esta expresión
plantea inmediatamente las preguntas acerca de qué es lo encontrado y cómo es
encontrado. Los siete encuentros focalmente diferentes son encuentros de cosas
más allá o, mejor, “trascendentes hacia afuera” (outwardly trascendent) del curso
de vida mental en el que ocurren en sucesión. Esto es algo tan interesante como
obvio. Igualmente interesante, sin embargo, es el modo como dichos encuentros se
encuentran unos a otros en el interior de o, mejor, “inmanentemente en” la vida
mental. Cuando un encuentro encuentra inmanentemente un encontrar en su futuro,
puede decirse que es “protentivo de” él, y cuando encuentra inmanentemente un
encuentro en su pasado, se puede decir que es “retrotentivo” de él.
14. “Protentividad” y “retrotentividad” son especies de una propiedad
notable que Husserl, siguiendo a su maestro Franz Brentano, llama
14

“Intentionalität”; yo prefiero seguir a mi maestro (y discípulo de Husserl) Dorion


Cairns llamándola “intentividad”.1 Quizás convenga empezar por los encuentros
que tienen lugar en el ahora y son intentivos de cosas trascendentes de la vida
mental, tales como las almohadas en la cama. No hay nada como ello. Mas para
hallar aquello a lo se alude con esta palabra podría ser de ayuda ponderar el hecho
de que los encuentros, en una primera aproximación, “apuntan significativamente”
a las cosas encontradas en ellos.
15. La objeción a un error puede ayudar a que el oyente o el lector de este
ensayo pongan el foco en la intentividad. Muchos pensadores han sostenido a lo
largo del tiempo que existen las llamadas “imágenes de la memoria”, de modo que
cuando uno recuerda una escena de la propia juventud hay realmente una imagen
en el ahora junto con el rememorar y esta imagen representa entonces la escena
pasada. Mas cuando reflexionamos no hallamos semejantes imágenes y podemos
preguntarnos por qué se cree en tales cosas. Aquello que efectivamente halla la
reflexión es el rememorar que tiene lugar en el ahora, la pasada escena-en-cuanto-
rememorada en el pasado, y el hecho de que el rememorar es intentivo de
acontecimientos en el pasado. Puede resultar útil a veces referirse al encuentro
intentivo como “noesis” (su adjetivo es “noético”) y a la cosa-en-cuanto-
encontrada como “noema” (su adjetivo es “noemático”), tal como lo hace Husserl.
Hay entonces un reflexionar noético, un reflexionar noemático y el rememorar
directo. Peor que la teoría de la rememoración como imagen de la memoria es la
teoría de la percepción según la cual de algún modo tenemos representaciones
entre el percibir y la cosa “real” percibida, que a su vez consiste en fotones
incoloros. (Tal vez los fotones existan y sean las causas, mas no los objetos, del
ver).
16. Permítaseme ahora describir cómo se puede construir un diagrama que
hace posible clasificar las cosas que acabamos de analizar, aunque la construcción
del diagrama la dejo en manos de los oyentes o de los lectores de este ensayo. En
primer lugar los encuentros podrían representarse con líneas verticales cortas
provistas de puntas de flecha que apunten hacia arriba en dirección a las cosas
trascendentes al curso de vida mental, y hacia la izquierda y la derecha para

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1
Para un análisis reflexivo efectuado por Cairns que va más allá del ensayo presente y describe
síntesis intentivas de varias clases véase Dorion Cairns: “The Theory of Intentionality in
Husserl,” Journal of the British Society for Phenomenology, 32 (1999), pp. 116-124.
15

representar la retrotentividad y la protentividad (la actitud podría ser indicada en la


base de la flecha vertical, mas no es necesario hacerlo ahora):

17. En segundo lugar se podrían trazar líneas horizontales para representar


los márgenes, por así decirlo, del curso de vida mental y para incluir nuestros siete
encuentros en su secuencia dentro del curso e intentivos unos respecto de los otros,
así como respecto de cosas trascendentes tales como el revoltijo de ropa de cama
en nuestra imagen.

18. Y en tercer lugar se puede considerar que nuestro curso fluye desde el
futuro a la derecha, atraviesa el ahora y desaparece en el pasado a la izquierda.
(Tomamos “naturalmente” este fluir temporal como parte de la espacio-
temporalidad de la naturaleza experienciada, mas se trata de una creencia que
puede ser cuestionada).
19. Una vez introducidos el enfoque y los conceptos, el oyente o el lector de
este ensayo puede advertir que es posible realizar investigaciones de esa manera
anticuada que William James llamaba introspectiva en 1890. En realidad se pueden
desarrollar muchas más cosas a partir de aquí, pero se puede comenzar por el
requisito de una psicología introspectiva o, mejor, fenomenológica.
20. En la mayor parte de la investigación anterior, si bien no en toda, se ha
usado la primera persona (“nosotros” y “nuestro”). No se trata meramente de una
cuestión de estilo. La escena de la cama, la pared, el cuadro, etc. es originalmente
para nosotros objetiva o, dado que la palabra está sobrecargada de connotaciones,
podemos decir más bien que es “pública”. En otras palabras, es vista o es al menos
visible por más de una persona. Se presenta aquí la fascinante cuestión de cómo las
personas que encuentran o que son capaces de encontrar la escena se experiencian
también unos a otros y conforman por ende una intersubjetividad o, hablando
menos técnicamente, un grupo que comparte el encuentro. Así “nosotros”
16

encontramos el rincón de la habitación. Hasta el momento en que descubro que el


amigo que está mirando el rincón de la habitación conmigo aprecia la ropa de cama
y el cuadro de modo diferente que yo, he supuesto que la apreciaba del mismo
modo que yo y viceversa. Y si aprendo que tenemos preferencias contrarias, ellas
son sin embargo intentivas de las mismas cosas básicas pero con valores opuestos.
Mi amigo es trascendente al curso de mi vida mental, mas aún así tenemos una
vida mental común o compartida dentro de la cual hay especies de experiencia
recíproca que se pueden discernir reflexivamente.
21. Ahora bien, si se reconoce que comenzamos originalmente en una
actitud en la que compartimos cosas públicas, puede plantearse la cuestión acerca
de si existe alguna alternativa a dicha actitud. La respuesta es que esta “actitud
intersubjetiva” puede ser “reducida” a una “actitud egológica”. Todas las otras
cosas son entonces consideradas únicamente en relación con una sola persona y
pueden llamarse por contraste “privadas”. Mi amigo pasa, podría decirse, de ser un
“co-sujeto” a ser otro objeto para mí. Podemos preguntar no sólo cómo lo que se
representa en el cuadro del rincón de mi habitación aparece para mí sino
igualmente cómo aparece para mi amigo o para cualquier otra persona individual.
22. Creo que una reducción egológica semejante es necesaria para la
investigación psicológica y ella incluye tanto investigaciones respecto de los otros
individuales como respecto del sí mismo individual propio. Con demasiada
frecuencia parece que los fenomenólogos creen que el análisis reflexivo se limita a
la auto-observación en la actitud egológica, mas se trata de un error. No sólo hay
observación-de-otro individual sino observación de grupos, y los grupos son
fundamentales en las ciencias sociales e históricas más que los individuos
investigados por la psicología. Quizás este comentario baste para sugerir que
podemos comenzar por lo analizado más arriba en la Parte I y proseguir luego
haciendo filosofía o teoría de la ciencia. Para tener la objetividad de los resultados
científicos es preciso retornar de la actitud egológica a la actitud intersubjetiva.
23. En este punto de la exposición se puede someter a consideración del
oyente o del lector otra breve descripción. Al ver una almohada sobre la cama
podemos advertir que en nuestro percibir hay una cara que mira hacia nosotros y
que es intencionada en el componente “presentante” de nuestro experienciar, y que
la cara opuesta es “apresentada”. Aquello que se percibe es una almohada con no
sólo los “exteriores” mencionados sino también con “interiores”. Sin tener que
abrir la almohada de un tajo para que se presente el interior podemos simplemente
17

darla vuelta de modo que aquello apresentado afuera se presente mientras que la
cara antes presentada se apresente. Sobre esta base y sin entrar en el problema de
cómo se la establece originalmente, podemos decir que el cuerpo de otra persona,
incluyendo sus posturas, gestos, productos, etc., apresenta su vida mental, si bien
en este caso no hay para nosotros un punto de vista desde el cual lo apresentado
pueda presentarse tal como siempre se puede presentar para ella.
24. Es preciso decir también algunas cosas acerca de la ilustración empleada
aquí. Para mí al escribir este ensayo es algo percibido directamente, como lo son
también los encuentros que he descrito. Mas para el oyente o el lector de este
ensayo se trata desde luego de una fotografía y nuestras descripciones son palabras,
y yo he sacado ventaja del hecho de que estamos entrenados para poner en tales
casos el foco no las representaciones sino en aquello que es representado. Al
analizarlo reflexivamente, se puede observar que el “experienciar representacional”
tiene una estructura estratificada en la que el infraestrato es intentivo de la
representación (la palabra o pintura) y el superestrato es intentivo de la cosa que la
representación representa. Así puede decirse globalmente que se trata de una
experiencia indirecta aun cuando esta estructura sea pasada por alto. Y esta
descripción, como las otras ofrecidas aquí, debería ser confirmada, corregida si es
necesario y extendida por el oyente o por el lector mediante sus propios análisis
reflexivos.
25. Deberíamos asimismo decir alguna cosa respecto de las actitudes,
comenzando por aquella que introdujimos al comienzo de este trabajo. Tanto las
actitudes no reflexiva como reflexiva pueden ser llamadas “contemplativas” u
“observacionales” porque en ellas simplemente miramos e informamos lo que
vemos. En cuanto tales estas dos actitudes contrastan con otras dos clases que
también poseen especies. La clase más fundamental de actitud es “práctica” y en
cuanto tal se ocupa de lo que sucede (happens), buscando a menudo ejercer
influencia sobre ello mas a veces procurando dejar que algo suceda. Mientras que
el pensar y el experienciar predominan en las actitudes contemplativas, la volición
o el querer predominan en las actitudes prácticas. Una tercera clase de actitud tiene
como rasgo predominante el valor y podría llamársela la actitud de “disfrute” o
recreación. La determinación de las especies de estas tres clases de actitudes es
otro ejercicio para cuya realización el oyente o el lector podrían querer emplear
análisis reflexivos.
18

26. Se podrían hacer algunas observaciones, para finalizar, acerca de la vida


mental y del mundo. Lo que tradicionalmente se ha llamado en la fenomenología
“actitud natural” parece mejor que se denomine “actitud mundana”, pues, mientras
que la naturaleza sin duda es algo fundamental, hay más en el mundo que la sola
naturaleza y, para comenzar, lo más notoriamente prominente es que el mundo es
“socio-cultural”. Esto significa que el mundo contiene objetos culturales tales
como la cama en el rincón de mi habitación, tiene valores y usos, personas y
animales no-humanos al igual que humanos. En la actitud mundana creemos que
hay un único gran sistema de cosas vinculadas fundamentalmente mediante
relaciones espaciales, temporales y causales, y que este sistema incluye las vidas
mentales, las cuales tienen al menos relaciones causales con otras cosas, con
nuestros cuerpos, inmediatamente y con las otras cosas, mediatamente.
27. Husserl y sus seguidores más cercanos no aceptan que no haya una
alternativa a la actitud mundana y niegan, correlativamente, que todas las cosas
sean siempre sólo alguna cosa “en el mundo”. Sostienen que mientras
reflexionamos sobre la vida mental podemos temporariamente suspender la
creencia-en o neutralizar nuestro creer-en la condición de en-el-mundo de la vida
mental, y que mientras mantenemos esta “actitud trascendental” alternativa, la vida
mental no es mundana y puede servir a la función fundamentadora requerida por la
filosofía primera trascendental. Como muchas otras cosas, estas cuestiones pueden
proseguirse por medio del análisis reflexivo, mas dije al comienzo que no
supondría ningún conocimiento de filosofía. Espero que los colegas de otras
disciplinas puedan advertir diferentes aplicaciones no filosóficas del enfoque que
aquí se llama “análisis reflexivo”.

!
!
19

II.

Reflexión sobre Otros

!
1.—La compleja cuestión del Otro o, mejor, de los “Otros”, ha sido por
mucho tiempo tema de la fenomenología. Alfred Schutz, por ejemplo, se interesa
especialmente por el modo como los otros interpretan sus propias acciones, a sí
mismos, mutuamente, sus acciones, sus grupos, sus productos y sus situaciones. En
contraste, Edmund Husserl se centra en el modo como los Otros son constituidos
originariamente por un sí mismo mediante transferencia de sentido y apresentación
en la pasividad primaria. El tema del presente análisis puede ubicarse entre los
intereses de Husserl y de Schutz. Se dará simplemente por supuesto que nosotros
encontramos siempre ya Otros y que por abstracción podemos dejar de lado el
modo como los Otros interpretan sus propias acciones, productos, etc. En lugar de
ello el interés aquí radica en si, y en qué respectos, los Otros pueden en general ser
observados reflexivamente. La importancia de esta cuestión debería hacerse más
clara a medida que la exposición avance.
20

2.—La palabra “Otros” no quiere referirse aquí sólo a los individuos


separados sino también a los grupos; además se refiere no solo a los animales
humanos sino también a los no humanos. La “observación” puede ser directa o
reflexiva. En la observación directa, el yo no advierte sus propios encuentros de
cosas ni las cosas-en-cuanto-encontradas ni tampoco a sí mismo. Mas bien se
tematizan exclusivamente cosas. En algunas tradiciones de la filosofía y de la
ciencia es una obviedad que la observación es directa, y este hecho puede dificultar
el aprendizaje de la reflexión. En otras tradiciones, incluyendo la de la
fenomenología, la reflexión es central al enfoque mismo. La propia tematización,
análisis y descripción de la diferencia entre la observación sobre el Otro directa u
“olvidada de sí” (“self-oblivious”), por un lado, y la observación reflexiva, por el
Otro, es algo que requiere por sí mismo reflexión.
3.—La mayor parte de la reflexión en la historia de la fenomenología es
auto-observación, donde los encuentros y las cosas-en-cuanto-encontradas
pertenecen al mismo curso de vida mental que la reflexión sobre ellos. Mas éste no
es el único tipo de reflexión. Aquí el interés radica en las “reflexiones sobre los
Otros”, donde “reflexión” no significa automáticamente que aquello sobre lo cual
se reflexiona tenga que pertenecer al mismo curso mental que el “reflexionar”. En
su lugar, lo que hace en general “reflexiva” a la observación es su tematización de
lo que técnicamente se llama las correlaciones noético-noemáticas. Por medio de
la auto-observación uno puede observar cómo uno encuentra cosas y,
correlativamente, cómo las cosas son encontradas tal-como-son-encontradas-por-
uno. En contraste, la reflexión sobre los Otros se centra en el modo como los Otros
encuentran cosas y, correlativamente, en las cosas en-cuanto-encontradas-por-
ellos. Hay por ende dos especies de reflexión. Los Otros observados
reflexivamente pueden estar directamente en el olvido de sí o reflexionar sobre sí,
o bien pueden estar reflexionando sobre Otros –incluyendo por ejemplo a alguien
que a su vez los está observando. Y también esto puede ser establecido mediante
reflexión sobre los Otros.
4.—En razón de los siglos de representacionismo en la filosofía moderna,
algunas personas pueden ser reacias a reconocer incluso la factibilidad de la
reflexión sobre los Otros. Mas cualquiera que haya dado clase reconoce si los
estudiantes prestan atención o si están soñando despiertos, si están atendiendo a
otra cosa en el aula (tal como Otro estudiante), etc. De modo más sutil, se puede
observar que quienes siguen lo que se trata de enseñar pueden (a) comprender, (b)
21

no comprender, (c) experimentar la transición entre no comprender y comprender,


o (d) ¡quedarse cada vez más perplejos!
5.—Antes de pasar a aquello que de manera más general se puede querer
observar reflexivamente en los Otros, es preciso decir algo respecto de lo que se
deja de lado aquí por abstracción –o sea las interpretaciones propias y de los
Otros—así como respecto de la observación de Otros que permanece intocada por
dicha abstracción. ¿Cómo hay que caracterizar a ésta última? La observación-de-
Otro presupone el encuentro de Otros que acontece del modo más claro cada vez
que se perciben o recuerdan seres vivientes (especialmente los que tienen órganos
de sensación y movimiento). Cuando semejantes cosas son directamente
experienciadas, es decir, presentadas, las psiques son apresentadas “en” ellas y las
cosas inmediatamente experienciadas son aprehendidas como los somas u
organismos que se hallan (en mayor o menor medida) sometidos a las psiques de
esos Otros. 2 Hay más cosas respecto de ese encuentro primario de los Otros, mas
sólo necesitamos hacer aquí una observación adicional, que se refiere a que
semejante encuentro primario acontece automáticamente. En otras palabras, el yo
no está ocupado en llevar a cabo este proceso de apresentar –y ciertamente no
puede hacerlo.
6.—En contraste, la observación sobre los Otros llamada aquí reflexión es
un tipo de encuentro secundario. Originalmente es una operación en la que está
comprometido un yo, aunque puede tornarse habitual o incluso, para grupos
especificables (por ejemplo, psiquiatras) un tipo de encuentro tradicional. Tiene la
misma estructura presentativa/ apresentativa del encuentro primario; pueden
distinguirse por ende el soma y la psique del Otro y, hasta cierto punto, puede
incluso tematizarse su soma tal como se presenta para él, algo que a veces hacen
los médicos. Como regla, empero, lo que se enfoca en la observación-de-Otro es la
psique del Otro. Se dirá más acerca de esta forma de observación dentro de un
momento. Es preciso considerar primero la cuestión de las autointerpretaciones del
Otro.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
2
Se puede advertir que se evita aquí la expresión usada por Husserl, Einfühlung, que literalmente
se traduce al castellano como “empatía”. La razón es que parece haber fenomenólogos que se
han deslizado de la significación técnica, esencialmente cognitiva, a la significación ordinaria y
predominantemente afectivo-valorativa por la cual mediante sentimientos se empatizan los
sentimientos del Otro.
22

7.—Comprender a los Otros por medio de sus propias interpretaciones de


sus acciones, sí mismos, productos, etc. es un enfoque en realidad muy confiable
que muchos emplean regularmente en las disciplinas culturales en el curso de la
observación participante y el estudio de discursos y textos. Mas se puede preguntar
si Otro es mentiroso, si se autoengaña o es meramente inepto para observarse a sí
mismo e informar sobre sí. Ser una persona cortés implica mentir levemente acerca
de una variedad de cosas triviales, y muchas ocupaciones, v.g. la venta de coches
usados, exigen una gran destreza en el engaño. El hecho de que uno puede
autoengañarse es un problema demasiado elaborado como para abordarlo en esta
ocasión. Finalmente, la destreza en la observación de uno mismo, de los encuentros
propios y de las cosas-en-cuanto-encontradas propias varía considerablemente (e
incluso algunos soi-disant fenomenólogos no parecen hacerlo muy bien).
8.—Mas si se pone en tela de juicio la confiabilidad de los auto-informes y
de las autointerpretaciones expresadas en ellos, ¿cómo pueden resolverse las
cuestiones y cómo puede afirmarse, como acaba de hacerse, que la comprensión de
los Otros mediante sus autointerpretaciones es realmente muy confiable? Una base
para esta confiabilidad es, desde luego, la consistencia interna de los auto-
informes. Otra es la conformidad de las autointerpretaciones con el sentido común.
La manera crucial, sin embargo, es el acuerdo entre estos informes con lo que
puede observarse de modo no interpretativo mediante la reflexión sobre los Otros,
por ejemplo, alguien que dice que no está enojado, ¿está o no enojado de modo
observable? Esta es una base decisiva para reconocer la mendacidad, el
autoengaño, etc. (así como para reconocer la honestidad –consigo mismo y con los
Otros—e igualmente cualesquiera destrezas desarrolladas para autointerpretarse).
9.—Otra consideración es relevante aquí. Los auto-informes de los Otros se
expresan en una u otra lengua. Quienes leen más de una lengua saben ya que los
idiomas no son isomórficos. Se puede creer que las cosas principales acerca de los
encuentros y las cosas-en-cuanto-encontradas pueden expresarse en las lenguas
vernáculas ordinarias. Sin embargo, el lenguaje ordinario puede inducir a error y
con frecuencia resulta deseable desarrollar una terminología técnica que permita
expresar descripciones que otros colegas fenomenólogos pueden querer verificar.
10.—Puede ahora emplearse un conjunto de términos refinados
principalmente mediante auto-observación con el fin de guiar la reflexión sobre los
Otros haciendo abstracción de las interpretaciones de sentido común. En primer
lugar es necesario un concepto y expresión generalísimos para aquello de lo que se
23

ocupa temáticamente la observación reflexiva. La palabra de Husserl es Erlebnis,


que frecuentemente se traduce al francés como vécu y que el castellano ha vertido
como vivencia. En inglés quienes pertenecen a la tradición analítica parecen
preferir mental act, que es problemática porque los procesos en cuestión son en su
mayoría pasivos, mientras que en la tradición fenomenológica algunos emplean
experience, mientras que otros usan lived experience [experiencia vivida],
expresión que plantea la cuestión acerca de qué podría ser una experiencia no-
vivida. Dorion Cairns empleó primero awareness [percatación] para traducir
Erlebnis, luego subjective process [proceso subjetivo] –lo que consideró como su
mayor error—y al final prefirió mental process para las traducciones y intentive
process para sus investigaciones propias.
11.—Sin embargo, la expresión general que se usará aquí es “encuentro”
[encountering]. Ella connota un proceso e informa que algo es encontrado. Además
se especifica con facilidad no sólo como encuentro cognitivo sino también como
encuentro valorativo y encuentro volitivo, lo que es preferible si es preciso evitar el
intelectualismo (intelectualismo connota aquí un centramiento habitual en el
experienciar, pensar y creer, desestimando relativamente el valorar y el querer
voluntario). “Encuentro” expresa un concepto general y puede ser cualificado para
conceptos y expresiones más específicos. Con todo es crucial recordar que
únicamente los encuentros son concretos mientras que palabras como
“rememoración”, “volición”, etc. se refieren a componentes abstractos dentro de
aquellos.
12.—Asimismo resulta crucial recordar que todo encuentro necesariamente
incluye todos los componentes básicos. Llamar percibir a un encuentro, por
ejemplo, enfatiza su tipo de experienciar (o sea, de cosas presentes y de cosas
directas más que indirectas) y des-enfatiza el creer, el valorar y el querer que
también están incluidos en el encuentro. Las cosas reales en-cuanto-encontradas
son siempre percibidas, rememoradas, esperadas o representadas y—al menos en
algunos modos—igualmente creídas, valoradas y queridas. Constituye una falacia
de la concreción mal aplicada (fallacy of misplaced concreteness) pensar, por
ejemplo, que las cosas-en-cuanto-percibidas y sus percibires correlativos son
componentes noemáticos y noéticos concretos y no abstractos de los encuentros.
13.—La división más general entre componentes dentro de los encuentros es
la que tiene lugar entre la “posicionalidad” por una parte y lo que puede llamarse
“experienciar” por la otra. De hecho, otra ventaja de la palabra “encuentro” como
24

término generalísimo es que permite reservar “experienciar” para expresar un


concepto más estrecho. “Experienciar” puede incluso emplearse técnicamente para
los casos de encuentro de cosas ideales tales como los números y las esencias
universales, que es una clase de “experienciar directo”, mientras que el
“experienciar indirecto” es intentivo de sus cosas sobre la base de representaciones
que pueden ser indicativas, pictóricas o lingüísticas. El encuentro original de y la
reflexión sobre los Otros son ambas indirectas, aun cuando no siempre se tiene
conciencia explícita de ello. El experienciar tiene tal riqueza de tipos y aspectos
que la obsesión tradicional por él es algo comprensible, aunque desafortunado.
14.—Es algo desafortunado porque la posicionalidad es igualmente
importante y por ende no debería ser desatendida o subestimada. La especie más
obvia de posicionalidad parece ser la afectivo-valorativa. En términos coloquiales,
se trata del agradar, desagradar, amar, odiar, la apatía, etc. Tales expresiones con
frecuencia connotan irracionalidad y los fenómenos comenzaron a ser analizados
intensivamente en la filosofía occidental sólo a partir del siglo dieciocho. De ahí
que resulte prudente adoptar la expresión artificial “valorar”. Como el creer, el
valorar puede ser positivo, negativo o neutral, y existen valores correlativos
positivos, negativos y neutros que pueden discernirse en las cosas-en-cuanto-
encontradas. Los tres tipos de posicionalidad tienen variados grados de firmeza en
sus modos positivos y negativos, o sea, resolución o indecisión positivas o
negativas en el querer, certeza y conjetura en el creer, así como el valorar firme o
vacilante.
15.—¿Cómo se puede usar esta taxonomía como una guía para la reflexión
sobre Otros? Se pueden derivar de ella preguntas acerca de lo que podría
observarse reflexivamente en los encuentros y las cosas-en-cuanto-encontradas en
los Otros, tanto colectivos como individuales, así como no humanos y humanos. La
manera más efectiva de establecer rápidamente posibilidades es describir ejemplos.
Este esbozo es sólo un comienzo. Una investigación más profunda debería ser
capaz de producir descripciones más refinadas.
16.—Si bien pueden discernirse por abstracción componentes de los tipos
que acabamos de enumerar en los encuentros y en las cosas-en-cuanto-encontradas,
no ocurre como si los encuentros estuvieran desprovistos de toda diferencia
intrínseca. La mejor palabra para emplear en el reconocimiento de las diferencias
principales entre encuentros es “predominio”. Así un encuentro concreto es a veces
predominantemente volitivo y debido a ello se lo llama con propiedad una
25

volición. Ello no significa que no haya también componentes de creencia y


valoración en el encuentro, que los hay, sino tan sólo que predomina el
componente volitivo. De modo análogo el percibir puede predominar en el
componente de experiencia, mas también tiene lugar de manera subordinada un
rememorar y un esperar junto con él.
17.—Muchos ejemplos relativos al animal no humano pueden ser útiles en
este momento. Hablando ahora de manera personal, cuando era niño tuve un perro.
Cada día cuando regresaba de la escuela me resultaba patente a mí y a mi familia y
amigos que el perro estaba contento de verme. Ahora puedo decir que nosotros
encontrábamos el encuentro de mí que acontecía en la psique de mi perro con
ocasión de mi regreso. Nuestro encuentro de su psique se fundaba en nuestro
percibir sensible de sus ruidos y movimientos. El tipo de posicionalidad que
predominaba en su encuentro de mí era volitivo y su modo era positivo. Asimismo
resultaba claro que yo era lo que él valoraba y que para él yo tenía un valor
positivo. Del mismo modo puedo recordar un día en que estaba enfermo en cama
cuando tenía mi perro. No recuerdo qué enfermedad tenía pero recuerdo bien que
la casa se mantenía en silencio y que el doctor volvía reiteradamente. Además
recuerdo que mi perro estaba triste. Esto se apresentaba con facilidad en su postura
y en sus movimientos. En este caso su actitud hacia la situación centrada en mí era
valorativa y negativa.
18.—En lo que respecta a los componentes de experiencia en los encuentros,
estos dos casos eran ambos perceptivos en la significación amplia de percibir como
experienciar cosas en el presente (una significación que incluye la apercepción).
No era sin embargo únicamente perceptivo porque el percibir estaba acompañado
de un valorar positivo y negativo. Podría haber sucedido que el encuentro que el
perro tenía de mí tuviera un carácter más de espera que de percepción cuando yo
llegaba a casa, que mi perro “esperara” ser recibido, que le rascara las orejas y que
saliéramos a jugar. Ello se manifestaba en su ir y volver corriendo de mí a la
puerta.
19.—En cuanto a encontrar a mi perro rememorando, puedo recordar casos
en los que los dos regresábamos después de un tiempo de ausencia a algún lugar
familiar y él hacía algo así como una ronda de inspección a fin de comprobar,
según parecía, si algo había cambiado. Este caso parecería incluir la rememoración
como base para reconocer la presencia o la ausencia de cosas esperables y
familiares, mas no se trata de un atender, en las operaciones rememorativas, a los
26

acontecimientos pasados de la misma manera como yo lo hago cuando recuerdo


mis encuentros pasados. Respecto de los seres humanos, sin embargo, hay veces en
las que el Otro es encontrado recordando, es decir, rememorando activamente, así
como hay otras veces en las que los acontecimientos pasados se le imponen a la
atención por sí mismos. En ambos casos se presenta una declinación, si no el cese,
de la atención sobre aspectos de la situación actual; además a la atención que
encontramos en el Otro en tales ocasiones a menudo parece faltarle la resolución
continuada que acompaña la deliberación en torno a las posibles acciones.
20.—Los hechos esbozados eran primariamente encuentros de Otros en el
pasado y luego reflexiones sobre ellos en la rememoración. Para los propósitos de
establecer posibilidades es suficiente que los oyentes o los lectores de este ensayo
puedan figurarse casos de estas clases, lo que significa que pueden simular
recordar haber encontrado tales cosas o incluso que simulan actualmente
encontrarlas. Del mismo modo, las descripciones son bastante generales; incluyen
los encuentros apercibidos en Otros, sus tipos fundamentales y sus modos de
posicionalidad, así como los tipos de experiencia concurrentes. No se requiere de
un detalle fino cuando la cuestión tiene que ver meramente con la posibilidad de
reflexión sobre Otros (lo que no quiere decir que no pueda alcanzarse una mayor
especificidad con más esfuerzos y bajo circunstancias adecuadas).
21.—Si ha sido dicho lo suficiente a fin de establecer que uno puede
encontrar—y sobre esta base observar—el valorar y el experienciar en los Otros,
no humanos y humanos, ¿qué sucede con las otras especies de posicionalidad?
¿Pueden observarse reflexivamente los Otros como resueltos en su esfuerzo,
observar (al menos hasta cierto punto) hacia qué dirigen su esfuerzo y luego
observar reflexivamente no sólo los fines inmediatos para ellos sino también
algunos de sus medios? Parece tan patente que es así que no necesitamos de un
ejemplo mas, sólo para estar seguros, permítasenos sugerir que los deportes pueden
proporcionar muchos ejemplos.
22.—Para el análisis están las modalidades ya mencionadas, por ejemplo,
alguna volición es positiva, lo que incluye apoyar lo que hacen los Otros, alguna es
minadora, y puede haber un querer volitivo destructivo tanto como creativo.
Quizás el modo más interesante de encuentro predominantemente volitivo que
podemos observar en los Otros reflexivamente sea la neutralidad volitiva, por
ejemplo, el Otro resuelve no tomar parte o, como se dice, no involucrarse.
27

Usualmente parece que se halla combinada con la apatía en el componente


valorativo.
23.—¿Qué sucede en cuanto al creer? Una vez que uno se halla instalado en
una actitud teorética de auto-observación puede parecer que el creer, junto con el
experienciar en el que por regla general se funda y que lo motiva, son las cosas
más manifiestas en un encuentro. Pero esto puede ser un producto del
intelectualismo, si no del naturalismo. Si uno resiste la tendencia de mucha gente
educada en las disciplinas prácticas y teoréticas a desatender (o subestimar) no sólo
la valoración y los valores sino también el querer y los correlativos usos o
características prácticas en las cosas-en-cuanto-encontradas, si, en otras palabras,
uno se atiene a las cosas como las cosas culturales que son originariamente,
entonces el creer es meramente uno de los tres tipos principales de posicionalidad
en un encuentro cultural concreto.
24.—Y respecto de las creencias en cuanto encontradas en otros seres
humanos considero, de nuevo, que es obvio el hecho de que esos Otros son
encontrados a veces como ciertos y a veces como dudosos, y que estos grados de
certeza tienen lugar en formas tanto negativas como positivas. La certeza es el
creer firme. “Duda” empero es ambigua tanto en el castellano corriente tanto como
en el filosófico. Dudar puede significar “descreer”, mas igualmente puede
significar neutralidad dóxica. “Escepticismo” es igualmente ambigua en castellano.
El modo neutral está acompañado a menudo por la neutralidad valorativa o la
apatía.
25.—Otro problema concierne a la imaginación o, mejor, figuración.
Mediante la auto-observación se puede confirmar que todos los componentes de un
encuentro serio tienen versiones cuasi, como-si o simuladas. Se puede simular
recordar, simular percibir, simular valorar, simular querer y así sucesivamente.
Figurar o simular se manifiesta con frecuencia como juego y los cachorros
ciertamente juegan.
26.—Como ya se indicó, los “Otros” en este ensayo comprenden tanto los
grupos los como individuos. Y con facilidad puede observarse reflexivamente que
al menos los grupos pequeños persiguen propósitos compartidos por medios
compartidos, percibiendo, esperando y valorando juntos lo que son las mismas
cosas para los miembros del grupo. Esto puede ser manifiesto en los equipos
deportivos y para jaurías de perros cazando.
28

Sería preciso hacer explícito que la reflexión sobre los Otros tiene una
función cognitiva o epistémica. Mientras que siempre encontramos ya a los Otros
en la vida cotidiana, la reflexión sobre los Otros viene por añadidura y no sólo
tiene el componente de creencia como predominante sino que también, en lo que
respecta al experienciar, puede ser perceptivo y rememorativo de maneras fictas
tanto como serias. Más significativo es, quizás, el hecho de que el percibir o el
rememorar los encuentros y las cosas-en-cuanto-encontradas en los Otros son
aquello que puede justificar la creencia no sólo en los casos reales presentes y
pasados, o sea, en los hechos, sino igualmente en los eidê o esencias universales. Si
bien no fueron elaborados metodológicamente, los casos aducidos más arriba
querían clarificar las especies eidéticas y el género de la reflexión sobre los Otros.
29

III.

El encuentro indirecto analizado reflexivamente

INTRODUCCIÓN

1.—Existe una diferencia entre los encuentros de cosas directo e indirecto.


El énfasis en la historia de la fenomenología, como en el resto de la filosofía
moderna, ha sido puesto en el encuentro directo. Ello obedece a razones
epistemológicas. Cuando hay un conflicto entre lo que es encontrado
indirectamente y lo que es encontrado directamente, lo encontrado directamente es
lo decisivo en última instancia. Mas al menos en las sociedades industrializadas
hay familiaridad con muchas más cosas mediante encuentros indirectos que
mediante encuentros directos y, en consonancia, para aquellos que viven en dichas
sociedades el encuentro indirecto necesita ser comprendido y apreciado.
2.—En la exposición que sigue se procurará en primer lugar una
clarificación de lo que es en general un encuentro y, a continuación, se explorará la
diferencia entre el encuentro directo e indirecto. Aunque hay una literatura vasta
sobre este tema, este ensayo no es resultado de la erudición, ni siquiera de una
erudición crítica—que podría llenar un libro—sino una modesta investigación que
invita al lector a verificarla, corregirla y ampliarla. Si contiene algo original, tiene
que ver con la terminología, el género y el énfasis secundario en los componentes
téticos o posicionales del creer, el valorar y el querer. El enfoque será el
fenomenológico, que puede caracterizarse alternativamente como “análisis
reflexivo”.
3.—“Análisis” significa aquí no sólo la distinción entre componentes dentro
de la cosa analizada sino también el resultado, que puede ser descriptivo en
términos tanto particulares como generales. La descripción será aquí en términos
generales, con referencia a los individuos particulares sólo como ejemplos de
universales generales y específicos. “Reflexivo” se refiere aquí ante todo al
centramiento teorético en los procesos de encuentro pero inmediatamente incluye
asimismo las cosas-en-cuanto-encontradas, de modo que lo que se analiza tiene un
doble tema. (En realidad hay un cuádruple tema cuando se reflexiona sobre la
30

participación del “yo” en el estrato operativo del encuentro, mas para los
propósitos presentes puede desatenderse ese lado de la situación sobre la que se
reflexiona). Y para los propósitos presentes será asimismo necesario abandonar la
actitud natural o, mejor, mundana.

ENCUENTRO EN GENERAL

4.—Se podría decir que el concepto central de la fenomenología es aquello


que Husserl expresa con la palabra “Erlebnis”. Por décadas esta palabra ha sido
traducida al inglés de una cantidad de maneras. Algunos colegas la vierten como
“experiencia”, en tanto que otros usan “proceso mental” y otros incluso emplean
“experiencia vivida”. El término “experiencia” subestima los componentes
valorativos y volitivos discernibles en las Erlebnisse, algo a lo que nos hemos de
oponer más abajo. “Proceso mental” le parece a muchos demasiado psicológico.
En cuanto a “experiencia vivida”, puede preguntarse cómo sería una experiencia
no-vivida, es decir, qué beneficio proporciona el adjetivo calificativo. “Experiencia
vivida” parece ser una traducción de “expérience vécue”, que el francés ha
empleado para verter el término husserliano Erlebnis, mas “experiencia vivida” no
parece connotar la subjetividad y el proceso que la traducción de la expresión
francesa podría reflejar mejor con “vivido mediante experiencia” o “experiencia
viviente”.

5.—Frente a las expresiones mencionadas en inglés para el concepto


expresado por la Erlebnis husserliana, recomiendo usar la palabra “encuentro”
[encounter] o, mejor, “encontrar” [“encountering”]. La razón es que permite
connotar más fácilmente los componentes de valoración y volición al igual que los
de creencia en sus significaciones amplias y puede emplearse también para
especificar el término genérico. Así algunos encuentros son “encuentros
valorativos” en los cuales predomina el gustar, el disgustar o la apatía acerca de
algo, otros son “encuentros prácticos o volitivos” en los que predominan un querer-
a-favor, un querer-en-contra o un ser volitivamente neutral respecto de la
existencia continua o inactual y otros, por su parte, son—para emplear el término
de Husserl—“encuentros dóxicos” en los que predomina el creer en, el descreer en
o la neutralidad escéptica respecto de algo.
31

6.—Además de incluir los que en general podrían llamarse componentes


téticos o posicionales recién enumerados, los encuentros pueden incluir también
componentes experienciales de percepción, rememoración y espera de cosas reales,
e incluso la experiencia de cosas ideales tales como los conceptos y las esencias
universales. Tradicionalmente la fenomenología ha enfatizado el estrato de lo que
podemos llamar aquí en general “experienciar”, algo que promueve y se beneficia
de traducir Erlebnis como “experiencia”, mas—nuevamente—su traducción como
“encuentro” puede ayudarnos a recordar que debemos incluir los componentes de
creencia, valoración y volición.
7.—Como correlatos de los componentes mencionados en los encuentros
pueden discernirse las cosas-en-cuanto-encontradas y se las puede describir
respecto del modo como son experienciadas, es decir, en-cuanto-percibidas, en-
cuanto-rememoradas y en-cuanto esperadas o en-cuanto-intencionadas-idealmente,
así como respecto del modo como son puestas, o sea, en-cuanto-creídas, en-cuanto-
valoradas y en-cuanto-queridas. En éste último respecto las cosas pueden ser
queridas-a-favor por sí mismas, es decir, como fines, y pueden ser queridas en
función de otras cosas, o sea, como medios, y es posible distinguir los “usos”
intrínsecos y extrínsecos que pueden tener esas cosas-en-cuanto-queridas. De
manera análoga pueden discernirse los valores intrínsecos y extrínsecos que poseen
las cosas-en-cuanto-valoradas, e incluso las características intrínsecas y extrínsecas
de creencia que poseen las cosas-en-cuanto-creídas, por ejemplo, como efectos y
causas.
8.—Estos términos pueden aclararse si se los relaciona con ejemplos en la
sección siguiente.

COMPARACIÓN ENTRE LOS ENCUENTROS DIRECTO E


INDIRECTO

9.—Como parte del esfuerzo por conseguir un permiso de obra para realizar
algunos trabajos en mi casa, recientemente obtuve de la oficina de permisos en mi
ciudad una copia de un mapa y un plano del terreno. Parece mostrar lo que uno
vería desde alguna posición sobre la propiedad si se removieran el tejado de la casa
y los árboles. Tiene líneas y da las distancias de la cerca, la calle y los muros
alrededor de y entre las habitaciones dentro de la casa. También se indica la
dirección al norte. Es en blanco y negro y no se han dibujado muchas cosas tales
32

como las ventanas, los muebles, los árboles y el césped. No tengo dudas acerca de
que es proporcionalmente exacto en cuanto al área y la estructura.
10.—Este mapa es una clase de “representación pictórica” de mi casa y del
terreno anexo a ella. En base a verlo puedo experienciar mi casa de una manera
bastante inusual. Para comenzar se trata de un caso de experiencia indirecta y,
analizado reflexivamente, se puede advertir que posee dos estratos, por un lado un
ver el papel con líneas dibujadas inmediatamente delante de mí y, sobre esta base,
otra experiencia de la disposición de mi casa y del terreno. Puesto de una manera
más precisa, encuentro el retrato y sobre la base de encontrarlo encuentro mi casa,
aunque indirectamente y no directamente, como es usual.
11.—¿Qué otra cosa descubre el análisis reflexivo en un caso como éste?
Para comenzar no sólo veo la hoja de papel con líneas, palabras y números escritos
sobre ella sino que también creo en ella como una cosa física sobre el escritorio
delante de mí, y la valoro positivamente como una representación exacta y en
verdad fascinante. Tiene además un uso práctico para mí y para mis albañiles al
señalar en qué lugares las autoridades de la ciudad permiten hacer obras.
12.—Mas aquello que está representado por este retrato también es
encontrado. La primera cosa que hice fue seguir con la vista las rutas a través del
edificio desde la puerta de entrada, pasando por el recibidor hasta la cocina y el
comedor, y de allí a los dormitorios y finalmente saliendo por la puerta trasera
hasta el jardín. Estas rutas son prácticas. Hasta cierto punto se las experiencia de
manera mnémica, mas se las experiencia también de una manera ficta que es tanto
expectativa como perceptiva y mnémica, sin duda porque se trata de algo
profundamente familiar. Una parte del plano de la casa familiar representado es su
comodidad, es decir, el modo como es valorada positivamente por mí. Es
concebible que alguien sin familiaridad con estas cosas pueda valorar
negativamente algún aspecto u otro, por ejemplo que el segundo cuarto de baño se
halla muy próximo al recibidor.
13.—El infraestrato de este encuentro es predominantemente visual mas
también secundariamente táctil mientras recorro o soy consciente de poder recorrer
con mi dedo sobre el retrato el modo como uno podría desplazarse dentro o
alrededor de la edificación en la que vivo. Pero cuando no estoy distinguiendo y
analizando reflexivamente este infraestrato es el lugar retratado lo que es temático.
Se puede bien decir que se “pasa por alto” que se trata de un lugar retratado y que
no hay una conciencia explícita de que el encuentro es indirecto o representativo.
33

Aquello que difiere de lo usual es, como mencionamos, el punto de vista desde lo
alto sobre la propiedad y la omisión del techo y los árboles.

CONTRA EL REPRESENTACIONISMO TRADICIONAL

14.—Existe un planteo tradicional de la experiencia que todavía merece ser


denunciado hoy después de más de cien años de la publicación de las
Investigaciones lógicas. Se trata del planteo según el cual lo que se experiencia
directamente incluso en el percibir y el rememorar son “ideas”, como las llamó
John Locke, que se hallan “en” la mente de uno y que son diferentes de las
realidades externas mismas. Se puede afrontar este planteo por medio del análisis
reflexivo, el cual muestra que no hay diferencia, para comenzar, entre lo que se
experiencia directamente y la cosa directamente experienciada. Es verdad que en el
caso de las cosas físicas percibidas siempre se presenta un aspecto, como el frente,
mientras que los otros aspectos, incluyendo la parte de atrás y el interior, son
apresentados, mas la relación entre lo presentado y lo apresentado no es la supuesta
relación entre la idea y la realidad que supuestamente representa, aunque más no
sea porque se puede hacer presente lo apresentado moviéndose alrededor de la cosa
física y mirando dentro de ella, mientras que nunca hay un acceso directo a las
realidades externas en el planteo representacionista tradicional.
15.—El planteo representacionista tradicional se puede originar además en
el hecho de que las apariciones de las cosas físicas cambian cuando cambia la
distancia entre ellas y nuestros órganos de sensación como, por ejemplo, nuestros
ojos. En esos casos las apariciones visuales se hacen más grandes o más pequeñas
a medida que nos acercamos o nos alejamos de la cosa, mas con todo a través de
ellas percibimos la cosa física y ella misma no cambia su tamaño físico. (Dicho sea
de paso, la fenomenología no se limita a las apariciones sino que se ocupa de todas
las cosas –en la significación por la cual todo puede ser una cosa—que se
presentan o pueden hacerlo).
16.—Puede que el tradicional planteo representacionista resulte más
atractivo cuando se ocupa de comprender la memoria. Cuando era niño tuve un
perro y puedo recordar con claridad un tiempo hace más de sesenta años en el que
el perro corría por la calle aullando agitado para recibirme a mi regreso de alguna
parte, probablemente de la escuela. Alguien podría decir que debe haber en mi
mente una pequeña imagen, incluso alguna clase de pequeña película o de video,
34

como objeto inmediato en el ahora cuando recuerdo cariñosamente a Skipper en


esa ocasión. Puede ocurrir también que se conciban entonces las ideas como
palabras, de modo que la referencia lingüística a los objetos podría realizar la
acción de alcanzar el pasado que en verdad lleva fenomenológicamente a cabo la
intentividad de una operación de rememoración. En todo caso el problema con el
representacionismo tradicional consiste en que cuando reflexiono lo que hallo es la
operación de rememoración que transcurre en el presente de mi vida mental y,
correlativamente, hallo a su objeto intencional, el perro agitado en aquel tiempo
hace más de sesenta años, y nada más en el medio, nada de imágenes, móviles o
no, nada de palabras ni de imágenes mnémicas.
17.—Otra posible fuente del planteo representacionista de la rememoración
y de la percepción (y con facilidad puede ser extendido a la espera) es que se
generaliza y aplica a ellos la descripción de la experiencia indirecta, de tal manera
que todo experienciar y por ende todo encuentro es considerado como indirecto o
representacional. Poseo una fotografía de Skipper en la que aparece sentado con
gran dignidad en una silla donde no se supone que debería estar. Analizado
reflexivamente, puedo discernir el infraestrato de mi encuentro que consiste en ver
un pedazo de papel pequeño, plano y multicolor y, sobre esa base, la experiencia
mnémica de mi perro sobre el sofá hace mucho tiempo. En un caso así encuentro
normalmente a mi perro sin ninguna conciencia explícita de que lo hago en base a
ver esta fotografía. El infraestrato y el carácter representativo de la fotografía son
pasados por alto. Mas si la percepción o la rememoración son de este modo puedo
distinguir y describir reflexivamente en ellas dos estratos que puedo describir con
respecto al encuentro de un objeto mediante una fotografía. No puedo en cambio
hacer lo mismo con el recuerdo de Skipper. El recuerdo, la espera y la percepción
no están estratificados de esa manera.
18.—Esto basta en cuanto a desafiar el planteo representacionista
tradicional.

CONTINUANDO EL ANÁLISIS REFLEXIVO

19.—Los casos de los dibujos arquitectónicos de mi casa y de la fotografía


de mi perro pertenecen a la especie de encuentro indirecto cuyo mejor nombre es
encuentro pictórico. Esta caracterización enfatiza el infraestrato de experiencia,
mas espero que mi esbozo al menos de recordar a Skipper con y sin la fotografía
35

pueda dar a entender que yo lo amaba y que por ende tenía para mí un valor
positivo. Puedo mencionar además su papel como compañero, al que
posteriormente llegué a comprender que mi madre consideraba como una
protección para mí que era niño –era un perro muy protector según puedo recordar
ahora—lo cual era algo práctico y volitivo al menos para ella, mientras que para mí
era simplemente útil para divertirnos juntos y, desde luego, era una realidad
psicofísica en la que sin duda creíamos los dos.
20.—Hay otros dos por así decir tipos puros de experiencia indirecta. Uno
tiene lugar mediante palabras y el otro, mediante indicaciones. Espero que el lector
serio de las presentes observaciones, descriptivas en su mayoría, no las siga
ciegamente sino que procure observar reflexivamente si las cosas acerca de las
cuales estoy hablando son tal como digo que son. Por ejemplo, el creer, el valorar y
el querer en significaciones amplias, ¿son componentes distinguibles en los
encuentros? (Incluyo de paso el calificativo “en la significación amplia” porque se
puede discernir dichos componentes no sólo en las operaciones en las que un “yo”
obra activa o pasivamente, sino del mismo modo en los encuentros habituales e
incluso en los automáticos, en lo que Husserl llama sekundäre y primäre
Passivität).
21.—Por otra parte, ¿tienen el creer, el valorar y el querer en sus
significaciones amplias modalidades positivas, negativas y neutrales? ¿Pueden
hallarse entonces nueve ejemplos claros que abarcan desde la creencia positiva en
la silla percibida al otro lado de la sala, pasando por el intento de prevenir
empaparse bajo la lluvia mediante el uso de un paraguas, hasta la apatía relativa al
resultado de alguna competencia deportiva? Y además, ¿son el percibir, el
rememorar y el esperar distinguibles según sus objetos se hallen en el ahora, en el
pasado o en el futuro de los encuentros de ellos, y no comparten el hecho de que
son directamente intentivos de sus objetos? Al reflexionar sobre este breve
ejercicio uno debería ser capaz de diferenciar el oír los sonidos o el ver las
manchas, el pensar las significaciones que portan y las cosas que son aquello a lo
que se refieren las expresiones significantes. Se trata entonces de otra especie de
encuentro indirecto. En ella el percibir y el pensar en los que se constituye la
expresión normalmente son pasados por alto y lo que se tematiza son las cosas
referidas, más aún en tal caso no son tematizadas en-cuanto-cosas-referidas.
Únicamente gracias al análisis reflexivo se advierte cuánta estratificación implica
escuchar o leer acerca de las cosas. En realidad, cuando uno escucha o lee acerca
36

de las cosas simplemente encuentra las cosas referidas y pasa por alto el creer-en,
el agradar o desagradar e incluso el sentirse inclinado a apoyar u oponerse a su
acontecer, o al menos esto es lo que pasa con los textos serios. La literatura de
ficción es otro caso ligeramente diferente que puede ser ignorado aquí. Y la
segunda especie de encuentro indirecto puede llamarse “encuentro lingüístico”,
siempre que el uso de un lenguaje artificial como, por ejemplo, el de los símbolos
matemáticos, sea considerado como lenguaje.
22.—Existe una tercera especie de encuentro indirecto que puede llamarse
“encuentro indicativo”. Tuve un colega en una universidad en la que daba clases
cuyo horario se superponía más o menos con el mío y con el que disfrutaba charlar
acerca de los variados eventos de la vida universitaria y del ancho mundo. De
camino a mi oficina habitualmente yo salía del ascensor, daba vuelta a la esquina y
miraba si había luz bajo su puerta. Si la había era una indicación confiable de que
se encontraba allí y yo usualmente golpeaba entonces a su puerta y conversábamos
un rato.
23.—Ahora bien, la luz bajo la puerta de mi colega no es una expresión
verbal. Tampoco se parece a lo que representa tal como ocurre con una fotografía.
Sin embargo, al analizarla reflexivamente puedo hallar la misma clase de
estratificación que hallo en los encuentros lingüístico o pictórico. Se halla el
percibir la luz bajo la puerta y sobre su base se halla el encuentro del colega en su
oficina. Los encuentros pictórico e indicativo difieren del encuentro lingüístico en
el hecho de que no incluyen necesariamente significaciones, y difieren uno del otro
en el hecho de que la reflexión puede revelar semejanzas entre la pintura y la cosa
pintada, mientras que mi colega, por ejemplo, no se asemeja a una franja de luz
que brilla bajo la puerta.
24.—Este análisis ha procurado centrarse en casos simples, mas
patentemente hay casos compuestos puros y mixtos. En un caso compuesto
puramente lingüístico uno habla, comprende, escucha o escribe acerca de una
representación lingüística y hay entonces una representación lingüística de una
representación lingüística. Una representación pictórica de una representación
pictórica es igualmente posible. En cuanto a los casos compuestos mixtos, puede
haber una fotografía mía escudriñando la luz bajo la puerta de mi amigo que es
descrita en palabras y, por consiguiente, una pintura de un caso de encuentro
indicativo puede ser encontrada lingüísticamente. A fin de advertir que esas
complejidades no necesitan ser estáticas es preciso tan sólo considerar el encuentro
37

por medio de las películas y el video, donde las cosas son encontradas
indirectamente a la vez en base a las palabras, las pinturas y la música que indica
estados de ánimo. Y a su vez estos encuentros poseen siempre componentes de
creencia, valoración y volición que pueden discernirse reflexivamente en ellos.

*
* *
25.—Permítaseme concluir haciendo referencia a mi observación inicial.
Para los bosquimanos del Kalahari, por ejemplo, al menos antes de que la
civilización los alcanzara y cuando eran todavía inocentes respecto de los
materiales escritos, las fotografías, la radio y la televisión, podría hacer sucedido
que el encuentro indirecto tuviera lugar solamente mediante el habla, las huellas de
los animales, quizás trazos en el suelo y, por supuesto, las vidas mentales
apresentadas de los otros animales humanos y no humanos; para la gente de las
sociedades industrializadas, por el contrario, el peso abrumador de la familiaridad
con las cosas en el mundo procede por encuentro indirecto mediado por los libros y
revistas, la radio, las películas y la televisión, y esta es la razón por la cual vale la
pena ensayar un análisis reflexivo como éste, que desde luego puede corregirse y
refinarse en análisis reflexivos ulteriores. Y, podría añadir, el encuentro indirecto
es mucho más propenso al error y a la decepción que el encuentro directo.
38

IV.

Perfecta irreflexividad

1.—Jiten Mohanty y yo estábamos sentados juntos en el avión de Nueva


Delhi a Nueva York tras el congreso sobre “Fenomenología y filosofía hindú” en
enero de 1988. En la conferencia habíamos conversado con un amigo acerca de si
se puede o no ser consciente de algo sin ninguna percatación del tiempo, y él me
preguntó qué pensaba yo. Inmediatamente y sin reflexionar sugerí que uno podría
centrarse exclusivamente en un objeto ideal y al hacerlo olvidarse de cualquier
cosa temporal. Jiten sonrió de su manera característica y continuamos discutiendo
otras cosas.
2.—Ha pasado algún tiempo, pero me gustaría aprovechar esta oportunidad
para retomar aquella sugerencia, esta vez pensando un poco o, más precisamente,
con un poco de reflexión fenomenológica. Quiero comenzar con una clarificación
del concepto de actitud para luego describir cómo puede uno percatarse de algo sin
percatarse del tiempo. Podría haber recurrido a la doctrina de la conciencia
marginal desarrollada por Aron Gurwitsch si hubiera sentido la necesidad de
apoyarme en una autoridad, pero escogí no hacerlo.
3.—El siguiente no es un ejercicio de filología sino de fenomenología. Esto
quiere decir que mi informe puede ser examinado por otros o incluso por mí
mismo en un momento posterior mediante la observación reflexiva ya sea seria o
ficta de casos de vida mental de las clases mencionadas y su posterior ideación
[eideating]. Cuando sea evidente que las cosas son tal como las describo mi
informe será confirmado, y cuando mi informe esté equivocado o incompleto,
aliento a mi lector para que lo corrija o lo complete fenomenológicamente.
4.—Muchos fenomenólogos dirían que lo primero que se halla cuando se
reflexiona son procesos o incluso actos de percepción sensible. Yo sospecho, en
cambio, que se trata de un producto del naturalismo que infesta a la filosofía en
nuestro tiempo. Para aquellos cuya perspectiva no ha sido naturalizada por el
estudio de la ingeniería, la ciencia naturalista y ciertos tipos de filosofía, lo que
39

primero se halla al reflexionar son las actitudes, y ellas se caracterizan antes que
nada por sus componentes posicionales. Si se pregunta a un estudiante no graduado
varón por su actitud hacia el fútbol profesional, típicamente responde que le
agrada. No se trata de un sentimiento pasajero sino una actitud permanente y tiene
más carácter valorativo que perceptivo.
5.—Una investigación y reflexión ulteriores revelan con facilidad que un
estudiante así ha encontrado el jugar ese juego de manera principalmente
representacional mirando televisión, y que se trata de una observación social de
jugadores y por ende, precisamente en estos dos respectos nuevamente no es un
acto de percepción sensible. Por otro lado, la primera cosa que él destaca es el
componente afectivo positivo del agrado. Correlativamente es probable que diga
también: “el fútbol profesional es bueno”.
6.—Las actitudes afectivas se pueden clasificar de diversas maneras. Por
ejemplo se las puede clasificar de acuerdo con la temporalidad del objeto. En
nuestro ejemplo del fútbol la temporalidad es vaga, es decir, es indeterminado si la
referencia a los juegos es ahora, pasada, futura o en todos esos tiempos. No
obstante, cuando se reflexiona resulta claro que los juegos de fútbol, cuando tienen
lugar, tienen lugar en el tiempo. Se puede recordar con agrado tal o cual juego o,
de modo más indeterminado, simplemente que el fútbol se jugaba mucho más
maravillosamente en algún tiempo pasado.
7.—La nostalgia, el arrepentimiento, la culpa, la vergüenza y el orgullo son
actitudes afectivas retrospectivas fácilmente ilustrables. Las actitudes hacia el
futuro incluyen la esperanza, el miedo y la angustia. Y además de actitudes
prospectivas y retrospectivas hay actitudes hacia objetos en el ahora. Si se
interroga a un estudiante mientras está observando el juego probablemente
responda que le agrada lo que está viendo.
8.—Hay otras actitudes posicionales hacia objetos en el tiempo. Las
actitudes del tipo práctico o volitivo pueden ser negativas al estar dirigidas a
esfuerzos para destruir, prevenir, disminuir, etc., o positivas al estar dirigidas a
esfuerzos para crear, preservar, aumentar, etc. Es interesante sin embargo el hecho
de que no hay actitudes prácticas directamente intentivas de objetos presentes o
pasados, aunque se las puede intencionar indirectamente en forma positiva cuando
se quiere su preservación o su restauración.
9.—Si uno ha quedado expuesto a mucha ciencia naturalista y a la filosofía
reciente, probablemente tienda no sólo a ser naturalista sino también a tener una
40

orientación intelectualista. Esto significa que se inclina a desatender el interés por


los componentes afectivos y conativos de las actitudes a favor del pensar, creer y
evidenciar. Con todo, una vez presentados más arriba nuestros respetos a las
actitudes afectivas y conativas, podemos dirigirnos ahora a las actitudes más
intelectuales.
10.—En el nivel del pensamiento de sentido común, del pensamiento en las
disciplinas culturales así como en las formales y naturalistas, e incluso de la mayor
parte de la filosofía, se halla la preocupación por el modo de llamar a una cosa, qué
decir acerca de ella, si hay que creer o no en ella y cómo se justifica tal creer por
medio de la evidencia. Cuando prevalece la actitud cognitiva puede hallarse
todavía al sentimiento y el impulso en el trasfondo.
11.—En el mayor nivel de generalidad hay dos clases de objetos. Existen los
objetos reales o, mejor, temporales. Para los fenomenólogos trascendentales,
incluyen la vida consciente en su estatuto no-mundano, así como casas,
automóviles, goma de mascar, etc. Existen además los objetos ideales. Los seres
humanos adultos normales también tienen latentemente familiaridad con varias
clases de ellos.
12.—A menudo la familiaridad patente con los objetos ideales se genera en
los cursos introductorios de lógica. Allí uno puede ganar habilidad para reconocer
las formas lógicas que tienen los juicios particulares y las teorías edificadas sobre
ellos. Uno puede también volverse experto, se lo acepte o no en la escuela teórica
de la lógica suscripta por el profesor, en el reconocimiento de las formas
universales o eidéticas que ejemplifican las palabras o los estados de cosas.
13.—O bien, para tomar en consideración un poco de aritmética, los
nombres de números “uno, dos, tres” son conceptos expresivos, en realidad,
conceptos formales. Cuando no se especifica verbalmente lo que es enumerado,
pueden ser re-expresados con símbolos, y se los puede combinar de modo tal que
haya 1+2=3, 3-2=1, etc. Además uno se puede percatar clara y distintamente de los
universales formales de la unicidad o unidad, la duplicidad o dualidad y la
triplicidad o trinidad que son ejemplificados por los conceptos formales expresados
por “uno, dos, tres” o les son conferidos habitualmente a las cosas en el proceso de
contarlas.
14.—Es preciso mencionar una distinción más entre las actitudes. Cuando se
pregunta al estudiante acerca del fútbol profesional, él puede reflexionar. No es
improbable que responda en base al hábito o, en realidad, por lo que otros han
41

dicho frecuentemente o por lo que siempre se ha esperado que dijera. Mas también
puede dirigirse a esta actitud y observarla y analizarla, aunque sea breve y
superficialmente, y producir así, con la justificación de una cantidad módica de
evidencia, la afirmación “Me gusta” o la afirmación correlativa equivalente “Es
bueno”.
15.—Los intelectuales, especialmente en las humanidades y en algunas
escuelas de pensamiento en las ciencias sociales, habitualmente reflexionan mucho
y quizás no aprecien que un científico natural usualmente no lo haga. Un
astrónomo, por ejemplo, no se preocupa regularmente por el modo como se le
aparecen las estrellas y son puestas por él, o cómo son percibidas con o sin los
instrumentos por medio de los cuales se percata de aquellos. Luego están las
características de creencia constituidas en componentes dóxicos de su vida
consciente, los estados de cosas estelares constituidos en su pensamiento y el
hecho de que algunos objetos pueden ser tácitamente buenos o malos o, al menos,
atractivos, poco atractivos o feos.
16.—Junto a esta irreflexividad en ciertos tipos de ciencia hay una
irreflexividad de la vida cotidiana. Cuando uno está conduciendo el coche puede
desde luego reflexionar acerca del hecho de que la carretera se presenta como
correlativa del encuentro que uno tiene con ella, especialmente si uno se aburre
durante la conducción (¡e influenciado por la fenomenología!), pero se trata de
algo inusual. Lo usual es ignorar o pasar por alto no sólo el encuentro y sus
componentes sino también el objeto-en-cuanto-encontrado. En el centro de
atención se hallan entonces simplemente la carretera y los otros coches. Aquello
que se evidencia cuando se reflexiona es una actitud perfectamente irreflexiva.
17.—¿Es posible percatarse de algo sin un sentido del tiempo, sin
percatación de objetos como ubicados en el tiempo, como presentes, pasados o
futuros, o como marchando en el tiempo, sea que permanezcan iguales o que sean
cambiantes? Para el presente autor es algo difícil de hacer. Se halla demasiado
habituado a reflexionar. Mas reconoce que su tendencia a reflexionar es
inusualmente fuerte y también habitual. Y sin embargo tiene confianza en que
podría capacitarse por su cuenta o ser capacitado por otros para ser perfectamente
irreflexivo a propósito y, además, serlo en una actitud especial que se dirige
exclusivamente a los objetos ideales, tales como 1+2=3, que no son temporales.
Tal posibilidad es clara.
42

V.

Algunos análisis reflexivos en torno a la rememoración

En la rememoración mi atención retrocede hasta alguna experiencia pasada que


había sido abandonada y que capto nuevamente. Rememoro no solo la cosa que
experienciaba en el pasado sino el contexto entero—el trasfondo presentado y
apresentado como pasado, y a mí mismo como percipiente pasado.3

INTRODUCCIÓN

1.—Cuando estaba buscando otra cosa en el Nachlass de Dorion Cairns


advertí una cantidad de menciones acerca de la rememoración. Mientras que la
palabra “memoria” aparece unas pocas veces y “recuerdo”, o versiones de ella,
especialmente “yo recuerdo”, aparecen mucho más, “rememoración” o una versión
de ella aparece frecuentemente. El estudio mostró que “rememoración” es el tema
de las observaciones más significativas de Cairns, por ejemplo, “rememorar es
rememorar algo” (037936) y por esa razón lo usaremos para nombrar el tema de
este análisis.
2.—Las dispersas observaciones de Cairns sobre la rememoración se hacen
usualmente al pasar y casi siempre de modo breve. El epígrafe de arriba parece ser
la afirmación más completa. En la exposición que sigue se hallarán algunas citas
de páginas del Nachlass, mas únicamente una cita adicional y dos referencias a
publicaciones de Cairns. Habría que enfatizar que lo que aquí expreso es lo que he
aceptado de él de manera fenomenológica. Tal es el modo como mi maestro se
relacionó con su maestro, Edmund Husserl, es decir, no expresando
interpretaciones de textos sino expresando aquello que, con el auxilio de los
escritos del maestro, era capaz de observar reflexivamente, corregir y extender por
sí mismo.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
3
Legado de Dorion Cairns, p. 037275. Citado a partir de aquí con los numeros de seis dígitos
entre paréntesis dentro del cuerpo de texto.
43

3.—Un ejemplo corriente nos será útil y puede, primero que todo, ayudar a
clarificar el marco conceptual general. Aquí puedo rememorar algo que sucedió
cuando tenía más o menos nueve años. Sucedió quizás un mes después de que
recibiera un magnífico perro de la perrera de aproximadamente dos años de edad y
que ya tenía el nombre de Skipper, que rápidamente aceptó que ésta era su nueva
familia y al que podía soltarse en el vecindario y esperar que regresara a casa para
la hora de la cena, pero que tendía a permanecer en el frente de nuestra casa y,
como decía mi madre, “veía pasar el mundo”.
4.—Lo que rememoro de modo especialmente vívido es una vez que Skipper
me vio caminando por la calle volviendo de la escuela, se precipitó sobre mí
ladrando, gimoteando y meneando la cola con tanta fuerza que casi se cayó, y
finalmente me tiró al suelo en un intento por lamerme la cara. Desde luego que yo
tenía una familia que indudablemente me quería, mas ésta ha sido siempre la
expresión más grande de amor incondicional que puedo rememorar. Él y yo fuimos
compañeros durante una década hasta que un coche lo atropelló durante mi
ausencia en la Infantería de Marina. He rememorado muchas veces el modo como
fui recibido aquella tarde de camino a casa volviendo de la escuela hace unos
sesenta y cinco años.
5.—En sus dispersas observaciones en torno a la rememoración mi maestro
Cairns tomaría un ejemplo semejante y lo limitaría a la rememoración del percibir
sensible de una cosa física (011120, cf. 011066). Hacerlo sin duda simplifica el
caso, pero creo importante dejar claro desde el comienzo que lo que hallamos
cuando reflexionamos sobre nuestras vidas mentales puede ser llamado encuentro
de cosas culturales (y en mi ejemplo se trata de una cosa cultural animada, un perro
querido). Aunque en ocasiones voy a hablar de “procesos intentivos”, el
equivalente que Cairns finalmente prefirió para el término “Erlebnisse” de Husserl,
expresión que también acepto, no debería olvidarse que los “encuentros”, como yo
prefiero decir, incluyen no sólo el experienciar (del cual el percibir sensible es una
de las especies más significativas) sino también los componentes téticos o
posicionales que pueden denominarse, en significaciones amplias, creer, valorar y
querer, y que igualmente pueden llamarse dóxicos, páticos y prácticos. Si se habla
con Cairns únicamente del percibir sensible y de las cosas físicas, se han abstraído
una buena cantidad de cosas.
6.—Correlativamente, en sus análisis de aquellas cosas que encontramos
como objetos culturales concretos Cairns hace abstracción de las cosas físicas,
44

animadas o no animadas. Se trata de objetos que esencialmente incluyen en cuanto


tales usos como fines y/o medios, valores intrínsecos y/o extrínsecos, y
características de creencia, todas correlativas de la especie correspondiente de
posición en los encuentros de ellos. En consecuencia, aquellas cosas que se
rememoran concretamente son encuentros que son, técnicamente hablando,
intentivos de cosas y—en la significación amplia por la cual todo es una cosa—
cosas-en-cuanto-encontradas. Y si se reflexiona sobre el rememorar algo en cuanto
rememorado, se puede advertir que éste también es un encuentro de la cosa
rememorada como cosa-en-cuanto-encontrada-rememorativamente. En lo que
sigue los encuentros se diferenciarán usualmente de acuerdo con el tipo de
experienciar que los funda, es decir, como perceptivos, rememorativos o
expectativos en significaciones amplias, incluidos el percibir cosas animadas o
empatía, como se la llama, así como la observación reflexiva; sin embargo, en
estas expresiones simplificadas están siempre implicados en su totalidad los
encuentros a los que especifican dichos tipos de experiencia. Mi maestro era
plenamente consciente de todo aquello que intento capturar con el concepto que
expreso con “encuentro” (por ejemplo, 013065), mas no ofrece palabra alguna
excepto “intencionar”, que no he advertido que él aclarara en ese uso.
7.—Si regresamos ahora al momento en que Skipper me recibió hace tanto
tiempo, ciertamente me percibió cuando se acercaba corriendo, mas también lo
movía la valoración positiva de su esfuerzo por hacer lo que hacía. Del mismo
modo recuerdo el gozo que yo sentía cuando se aproximaba y el hecho de que él
sentía correlativamente gozo por mí. Además, cada vez que recuerdo lo que
sucedió aquella tarde en una calle en San Francisco hace tanto tiempo, ciertamente
creo en ello, si bien lo que predomina en mi recuerdo es mi gozo, es decir, un
valorar positivo intenso. En resumen, hay un encuentro rememorativo del lejano
encuentro en el tiempo con Skipper y, de aquí en más, cuando hable de recordar,
los sentidos en los que es preciso comprender el recordar y lo recordado en él son
implícitamente cuestiones de encuentros y cosas-en-cuanto-encontradas. No creo
que mi maestro estuviera en desacuerdo con ello, aunque no ví que aclarara el
asunto como se debería hacer al comenzar. (Aquello de lo que uno se acuerda
(recollected) no puede llamarse un “acordado” (“recollect”) tal como lo que es
percibido se llama “percepto”, mas si fuera preciso se podrían emplear las
desusadas expresiones “recollectum” y “recollecta”).
45

8.—Al final se mostrará que la importancia de este informe es de tipo


epistemológico; en la mayor parte de los casos se trata, sin embargo, de
distinciones verificables que configuran un análisis. Ahora bien, para poder limpiar
el terreno es necesario atacar una teoría que yo llamo teoría zombi. Se trata de la
llamada teoría de las imágenes de la memoria, que es una especie del
representacionismo que ha contaminado por siglos a la filosofía y la psicología
modernas. De acuerdo con esta teoría hay una imagen o representación que
acontece al mismo tiempo que el acto de rememoración y que ocupa el lugar del
hecho pasado. Sin duda existe lo que podemos llamar experiencia representativa,
por ejemplo, la experiencia que tengo de mi perro cuando miro su fotografía, y
puede haber rememoración de casos de experiencia representativa, mas es un error
grave creer que toda experiencia es representativa.
9.—No puedo explicarme la atracción que ejerce esta tan difundida teoría
falsa, aunque sospecho que la motivación incluye aceptar la tesis de que una
expresión verbal, una pintura u otra representación es capaz de referirse a cosas
distantes en el espacio y/o en el tiempo, y que los procesos mentales en los que se
centra el fenomenólogo no pueden intencionar dichas cosas, lo cual es un error. Tal
vez el error estriba en el “pensar cósico”, en virtud del cual se confunden los
procesos mentales con los procesos somáticos que inseparablemente los
acompañan en el percibir sensible y se reduce en cierto modo la referencia a las
conexiones causales, si bien, y esto es interesante, la rememoración no está
encarnada como sí lo está el percibir sensible. Y quizás la imagen de la memoria se
origina en una supuesta compatibilidad entre las cosas en cuanto percibidas y las
cosas en cuanto entendidas matemáticamente en la física y a las que se les concede
prioridad. 4
10.—El problema con esta teoría a la que han matado y ha resucitado
muchas veces consiste en primer lugar en la cuestión de cómo se puede decir que
la imagen de la memoria corresponde o no con fidelidad al hecho pasado si uno no
tiene acceso independiente a ese hecho pasado. Por otro lado, cuando recuerdo el
querido encuentro con Skipper hace sesenta y cinco años y a unos 5.000 kilómetros
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
4
Probablemente juega también un papel la preocupación que tienen muchos colegas por el
lenguaje. Sin duda es posible rememorar operaciones de expresión y comprensión y asimismo
variadas clases de operaciones sintácticas que tienen lugar allí, mas su exploración extendería
excesivamente el presente análisis y por ende tal tarea puede quedar pendiente para otro día y/o
para otros investigadores.
46

de donde estoy escribiendo ahora, no hay nada semejante a una breve película que
se proyecta “en mi cabeza”, como dicen algunos, simultáneamente con la
operación de rememoración. Fenomenológicamente no puedo hallar ninguna
imagen de la memoria ni en el ahora, ni en mi cabeza ni en ninguna otra parte.

ALGUNOS ANÁLISIS REFLEXIVOS

11.—Los informes fenomenológicos no son explicaciones lógicas con


premisas y conclusiones, así como el método fenomenológico no es argumentativo
sino descriptivo. Esto quiere decir que se clarifica una serie de distinciones gracias
a las cuales alguna cosa que al comienzo era comprendida de acuerdo con el
sentido común es ampliada y, de ser necesario, corregida, de modo que al final uno
posee una comprensión más profunda de la cosa o cosas en cuestión.
12.—En primer lugar el rememorar puede ser directo o reflexivo. Si es
directo uno observa aquello que previamente había sido encontrado, por ejemplo, a
Skipper corriendo por la calle hacia mí, desatendiendo el encuentro de él y cómo es
en-cuanto-encontrado. En la rememoración reflexiva, sin embargo, uno no sólo
incluye en el tema que trata los encuentros previos sino también aquello que es
encontrado tal-como-es-encontrado, en cuyo caso hay mucho para analizar y
describir, como por ejemplo que la aparición visual del perro se hizo más grande y
que las apariciones auditivas de sus alegres sonidos se hicieron más fuertes a
medida que se iba acercando a mi mismidad encarnada, mas igualmente la simple
existencia y el intenso valor que tenía para mí cuando lo encontraba. Los
husserlianos hablan en este sentido de análisis noético-noemático y es
particulamente en este respecto que el presente análisis ha ilustrado ya al inicio la
clarificación de los conceptos de encuentro y cosas-en-cuanto-encontradas y puede
ser ampliado en detalle. Dicho sea de paso, mientras que puede ser fácticamente
imposible recordar alguna cosa encontrada previamente, es posible hacerlo
idealmente. Si se tiene en cuenta la posibilidad de la reflexión, a menudo es
conveniente enfatizar la rememoración directa.
13.—En segundo lugar el rememorar, como todos los encuentros de
realidades, puede ser serio o ficto (“intención ficta” es, siguiendo a Cairns, un
término preferible a “imaginación” porque no hay en él una alusión verbal a
47

imágenes).5 Recuerdo seriamente mi encuentro con Skipper, si bien podría


igualmente figurarme un vecino a quien no recuerdo y que se halla al otro lado de
la calle atestiguando lo que sucedió desde su lugar y, por ende, desde un punto de
vista diferente del mío, en una perspectiva diferente y por medio de apariciones
diferentes, o también alguien que observa desde un coche en movimiento y tiene
una aparición cambiante. Puedo además mejorar fictamente lo que recuerdo
seriamente, puedo por ejemplo suponer que Skipper tenía una campanilla que
sonaba cuando se aproximaba.
14.—En tercer lugar, mientras que se puede decir metafóricamente que las
cosas en el pasado se desvanecen a medida que continuamente se vuelven “más y
más pasadas”, cabe afirmar que las cosas esperadas del futuro se vuelven “más y
más inminentes” antes de suceder. En cuanto a lo que Husserl llama la “manera de
darse” existe una diferencia entre las cosas en el pasado y en el futuro que puede
ser deslindada reflexivamente. Es posible durante un tiempo seguir observando
alguna cosa justo después de que dejara de suceder, es decir, de que fuera
“impresional” y comenzara a ser pasada; rememorar es empero lo que sucede tras
haber dejado partir o haber abandonado la cosa previamente encontrada y el
encuentro de ella y luego retomarla, lo cual puede acontecer muchas veces, tal
como hice a lo largo de los años con aquel recibimiento de Skipper. En términos de
Husserl, la rememoración no es pues una memoria primaria sino secundaria. Por lo
general aquello que se rememora primero es más claro y más amplio de lo que será
más tarde (016486).
15.—En cuarto lugar Husserl distingue entre la pasividad primaria y
secundaria y los actos mentales que tiene el ego o yo ocupado en ellos. Cairns
prefiere llamar “automaticidad” a la pasividad, y yo voy a dar un paso más y
hablaré de “operaciones” en lugar de actos, lo que facilita una distinción ulterior
entre las operaciones activas y receptivas. En la rememoración hay siempre ya
muchos aspectos automáticos, y las similaridades y los contrastes con lo retenido
automáticamente pueden afectar a las operaciones de rememoración (037277), así
como puede hacerlo el relieve original del hecho (037280), por ejemplo, el
encuentro con Skipper, y hay mucho que aprender de la observación experimental
en este sentido. La vez que traté de rememorar cómo y cuándo había adquirido los
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
5
En lo que toca a los objetos ideales, como son atemporales no pueden ser rememorados
directamente; sin embargo los procesos intentivos de ellos, incluida la evidencia, están en el
tiempo y pueden rememorarse reiteradamente.
48

muchos automóviles que he tenido desde los quince años, se trató de una operación
activa de rememoración. Hay pues una diferencia entre las rememoraciones que
buscan o exploran el pasado propio y los recuerdos que sobrevienen y a veces
estimulan operaciones.
16.—En quinto lugar, lo que se rememora es rememorado en un ambiente
cultural con dimensiones espaciales, temporales y causales, tal como ocurre con los
ambientes esperados y los percibidos, que son mundanos y por ende algo más que
naturaleza. Experienciamos las cosas no sólo como habiéndose presentado ellas
mismas sino también como apresentando mucho más, lo que incluye tiempos,
lugares y causas más allá de lo que habíamos encontrado con anterioridad y que
por ende no podemos recordar, así como las cualidades táctiles y los sonidos de
cosas que fueron únicamente vistas. Si mantenemos otras cosas igual, existe una
semejanza entre las cosas que son anteriores en el pasado para el rememorar y las
que están espacialmente lejanas para el percibir. Hay además una similitud entre el
ubicar las cosas en relación con otras cosas y el fechar las cosas en relación con lo
que se rememora como simultáneo, anterior y posterior inmediata y mediatamente,
así como trascendente e inmanente en la vida mental.
17.—En sexto lugar, Cairns observa que la secuencia de hechos puede ser
rememorada únicamente en el orden concreto en el que aconteció originalmente y
en consecuencia no puede serlo marcha atrás, por así decirlo, si bien es posible
rememorar tramos separados fuera de su orden original (037279), como por
ejemplo puedo recordar primero a Skipper corriendo hacia mí y luego en segundo
término puedo recordarlo advirtiéndome y comenzando a correr. Añadiría que con
frecuencia vale la pena comparar lo rememorado con lo esperado y que una serie
esperada de acontecimientos, como subir una escalera, se puede esperar en
cualquier orden, especialmente si se la figura (si bien es posible también esperar de
manera ciega aunque seria). Sin embargo, algo pasado puede ser figurado en
cualquier dirección. La espera a menudo refleja especularmente a la rememoración,
hay, por ejemplo, una espera primaria y una secundaria, mas no siempre, por
ejemplo, se puede recorrer algo esperado tanto hacia atrás como hacia adelante.
Además es posible rememorar la espera, esperar un recuerdo, esperar una espera,
rememorar un recuerdo, figurarse recordando una percepción seria, etc., etc. En
realidad con cada operación de rememoración hay siempre un horizonte de
rememoración previamente actualizada y actualizable en el futuro, así como de
otros encuentros del mismo “recollectum”.
49

18.—En sexto lugar, mientras que no es posible ocuparse de los procesos


primariamente automáticos y es posible ocuparse de los procesos automáticos
habituales y tradicionales pero no necesariamente, las operaciones del tipo de la
rememoración son activas y/o receptivas y en ellas el yo se ocupa activa o
receptivamente. El yo es trascendente a la vida mental mas del lado interno y no
del externo. Puede rememorárselo reflexivamente de manera seria y asimismo de
manera ficta. Cairns escribe (traduciendo Erlebnis como “percatación”),
La identidad del ego no es meramente una identidad en la retención,
una cuestión de evidencia habitual. En la medida que se rememora una
percatación pasada, ella es dada en una percatación presente como una
percatación en la que evidentemente un ego, dado ahora como “pasado”, ha
vivido actual o potencialmente cuando la percatación rememorada era
impresional. El recuerdo presente es intrínsecamente una percatación que
pertenece a un ego, el ego “presente” o dado impresionalmente. En la
percatación presente, el ego dado impresionalmente y el ego dado
rememorativamente, retenido, se parifican y forman una síntesis evidente de
identificación. El yo que ahora recuerda es el mismo que entonces percibía.
Este ego fundado, idéntico y duradero puede ser captado reflexivamente en
evidencia. 6
El campo entero de la rememoración se estructura, en términos husserlianos, como
ego-cogito-cogitatum.

RELEVANCIA EPISTEMOLÓGICA

19.—La definición de Dorion Cairns, que comparto, considera a la


epistemología como disciplina relativa a las creencias justificadas en las cosas (la
teoría de los valores y la ética son disciplinas paralelas que se dedican,
respectivamente, a la valoración y el querer) (023095). El problema de la
justificación presupone una comprensión del tipo de creencia implicado, en este
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
6
(018091). Acerca de la síntesis de identificación, véase Dorion Cairns (ed. Lester Embree, Fred
Kersten, y Richard M. Zaner), “The Theory of Intentionality in Husserl,” Journal of the British
Society for Phenomenology, 32 (1999): 116-124. Reimpreso en Dermot Moran y Lester Embree,
eds., Phenomenology: Critical Concepts in Philosophy, 5 vols., Londres: Routledge, 2004, I, pp.
184-192.
50

caso, la rememoración, y tal vez el análisis que hicimos más arriba sea suficiente
para comenzar. A menudo las breves y dispersas observaciones de Cairns
comparan y contrastan útilmente –para dar los títulos completos— el encuentro
rememorativo y el encuentro perceptivo. Así los dos incluyen un experienciar
directo de las cosas intencionadas en ellos, mas el percibir es original y el
rememorar es derivado (031518). Además, ambos son “protodóxicos”, es decir, tal
como el percibir es un creer, el rememorar es igualmente un creer. En otras
palabras, la percatación de lo que aparece inmediatamente funda y motiva un creer
positivo simple que se mantiene a menos que sea modalizado como una duda o
como un descreer.
20.—A fin de poder ir más allá de una justificación prima facie, o sea, de
mostrar la justificación o injustificabilidad de algo rememorado, puede apelarse a
más y mejores ejemplos de rememoración y/o de percepción en algunos casos
(011151). Hay siempre el impulso por tornar más claro lo oscuro. La
rememoración reiterada, incluso años más tarde, es confirmatoria. Se asemeja al
caso en el que lo esperado se confirma o se cancela cuando la cosa esperada llega a
ser impresional o es rememorada claramente. Cuando se cancela una creencia en el
pasado, hay la creencia en algo que es de otra manera. El peso de lo presentado
originariamente en la percepción supera el peso de lo rememorado cuando entran
en conflicto, mas lo rememorado parece pesar más que lo apresentado (010946).
21.—Puede haber ilusiones en la rememoración del mismo modo que las
hay en la percepción (011336), si bien las cosas inicialmente se aceptan como
verídicas y únicamente se reconocen como ilusorias en base a más recuerdos y
quizás incluso al encuentro perceptivo. En este último respecto, podría haber
encontrado al comienzo a Skipper corriendo a saludarme y luego verlo al final
pasar de largo y saludar a su antiguo dueño que se aproximaba a mis espaldas. En
lo que concierne a una ilusión en el recuerdo, no he podido pensar el caso en el que
Skipper recuerda que me está saludando, mas si uno recordara haber puesto un
billete de cien dólares en el monedero que uno usa siempre y luego no hallara el
billete allí cuando nadie tuvo acceso al monedero, el recuerdo sería declarado
ilusorio. Fuera de las ilusiones y otros problemas, el rememorar se justifica
críticamente por medio de más y más rememoración confirmatoria y hasta en
ocasiones de manera intersubjetiva, con lo cual queda entonces justificado
objetivamente.
51

22.—La rememoración seria justifica la creencia en cosas particulares


previamente actualizadas, por ejemplo, el comportamiento de Skipper en aquel
tiempo inolvidable, y la rememoración ficta, por ejemplo, del vecino figurado que
presencia la escena al otro lado de la calle, justifica la creencia en una posibilidad,
a la vez que la actualidad rememorada también justifica la posibilidad de la cosa
actual pasada. El rememorar serio y ficto claro y distinto son así evidenciaciones
de la actualidad y/o posibilidad de las cosas intencionadas en ellos y sobre su base
puede haber verdades proposicionales acerca de ellos.
52

VI.

Figuración

Todo a lo largo del universo de los procesos mentales posibles hay una clase de procesos
fictos (procesos de la fantasía, procesos como-si) que se corresponde con cada clase
particular de procesos no fictos. Luego: las percepciones fictas corresponden a las
percepciones; las rememoraciones fictas, a las rememoraciones: los procesos de
pinturidad (picture-c’ness) ficta, a los procesos de pinturidad. Del mismo modo: el
agrado ficto corresponde al agrado y el querer ficto, al querer (Dorion Cairns, 15 de
diciembre de 1959).

1.—Este trabajo no es una obra de erudición sino que se basa en la


investigación de algunas cosas mismas. Probablemente la evidencia a partir de la
cual se desarrolla se halla en Husserl en alguna parte aunque, como se expresa en
el epígrafe precedente, yo la obtuve de las lecciones impartidas por Dorion Cairns
en la New School. Con un análisis reflexivo el lector es invitado a observar por sí
mismo si las cosas en cuestión son como se afirma aquí. No se trata de filología
sino de fenomenología.
2.—Regresaré más tarde a la defensa de la tesis enunciada en el epígrafe,
mas es preciso establecer previamente algo de terminología. La mayor parte de la
gente diría que esta investigación trata acerca de la “imaginación”, pero yo me
opongo al uso técnico de esta expresión porque, si bien parece contener una
metáfora muerta y lo más importante de las metáforas muertas es que están
muertas, no estoy seguro en absoluto de que éste sea el caso. La razón de ello es
que sospecho que mucha gente cree que el objeto inmediato de esta clase de
proceso mental o intentivo es siempre una imagen, y las imágenes desde luego
están en lugar de o representan otras cosas. Sin duda es posible figurarse una
imagen, digamos una fotografía de una persona famosa, y en ese caso la imagen
figurada es una representación y hay algo que es representado en ella, por ejemplo,
la persona famosa. Ahora bien, ¿no es posible simplemente figurarse una persona
directamente, es decir, sin intervención de una representación mediadora?
3.—Algunos pensadores emplean la palabra “retratar” en lugar de
“imaginar” pero esta palabra es más obviamente representacional. Un motivo
53

mayor que lleva a estas expresiones erróneas es el representacionismo, llamado a


veces “el camino de las ideas” en la epistemología occidental que se retrotrae a
Locke y Descartes. De acuerdo con este representacionismo hay siempre “ideas”
entre los procesos mentales o intentivos y sus objetos. Esta doctrina ya fue refutada
por Hume en 1739, si bien pocos advierten que luego, a comienzos del siglo veinte,
Husserl volvió a refutarla nuevamente. Se trata de una posición imposible
simplemente porque si no se tiene acceso directo a la cosa misma representada,
algo que la tesis de que todo proceso intentivo es representacional excluye, no hay
un punto de vista desde el cual juzgar si una representación representa una cosa
representada y cómo lo hace. Por otra parte, empero, algunas especies de procesos
intentivos, por ejemplo, los que incluyen fotografías, son representacionales, mas
en tales casos existe al menos en principio la posibilidad de acceso directo o
presentativo a la cosa representada con la cual puede ser comparada la
representación.
4.—Si las expresiones “imaginación” y “retrato” son engañosas, por fortuna
otras expresiones pueden resultar más aceptables. Puede emplearse “figuración”,
“figurar” en todas sus formas y “ficto” (“fictamente”), así como también el verbo
“fingir” [“pretend”], el adjetivo “fingido” y el sustantivo “fingimiento”;7 además
el calificativo “cuasi-“ parece ser seguro y la posibilidad de tener una multiplicidad
de expresiones equivalentes permite alguna variación estilística en la exposición.
Así puedo figurarme un gato sentado sobre mi escritorio, es decir, puedo fingir que
está allí, y puedo prestar atención al color ficto de este gato fingido, del que no
puedo decir que es una realidad sino una cuasi-realidad. Y mientras lo estoy
figurando puedo cambiar el color del gato, figurar que se mueve de aquí para allá,
etc., exactamente “como si” estuviera real o seriamente ahí.
5.—En cuanto al opuesto de lo ficto, se lo puede llamar “real” en contraste
con lo “cuasi-real” relativo al objeto ficto, a la “ficción” o “fictum”; quizás la
expresión “fáctico” también resulte atractiva, si bien deberíamos reservarla para
contrastar con “eidético” en la fenomenología. A menudo basta con usar “no-“

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
7
Algunas veces tanto “figuración” como “fingimiento” incluyen una intención de engañar, por
ejemplo, si uno finge que le agrada el jefe al que uno desprecia, mas aquí excluimos la
significación con esta intención. “Figuración” en esta acepción no-engañadora tiene lugar en
forma adjetiva en: Dorion Cairns, “Perceiving, Remembering, Image-Awareness, Feigning
Awareness,” en F. Kersten y R. Zaner, ed., Phenomenology: Continuation and Criticism: Essays
in Memory of Dorion Cairns (The Hague: Martinus Nijhoff, 1973).
54

como calificativo, como sucede en el epígrafe más arriba, mas “serio” parece
funcionar bien en la mayoría de los contextos.
6.—En la psicología tradicional de las facultades, así como en el inglés o el
castellano ordinarios, la imaginación es considerada como una capacidad o
facultad mental entre otras y, en realidad, es puesta a la par de los sentidos, la
memoria, el juicio, las emociones, la voluntad, etc. La tesis sostenida aquí y en el
pasaje citado tomado de una lección de mi maestro Cairns dice que se trata de un
error y que a cada tipo de intención seria le corresponde una versión ficta. Puedo
así fingir, por ejemplo, que Marilyn Monroe fue mi compañera en el baile de
egresados de la secundaria, lo que significa que recuerdo fictamente algo que no
puedo recordar real o, mejor, seriamente.
7.—A fin de sustentar esa tesis quiero describir un número de ejemplos de
clases de figuración y objetos-en-cuanto-fictos e invitar al oyente o lector de esta
exposición a intentar la verificación de mis descripciones. En términos
metodológicos, pido la realización de análisis reflexivos y, más allá de eso, que mi
oyente o lector cuente con lo que técnicamente se llama “epoché fenomenológico-
psicológica, reducción y purificación”. Dicho de manera simple, se puede por
ejemplo creer en fotones, ondas de sonido, procesos neurológicos, etc., y en las
maneras como ellos afectan al menos a la percepción sensible, mas a fin de
centrarse más efectivamente en los diversos tipos de figuración o fingimiento y sus
correlatos fictos o cuasi-reales, es mejor hacer provisionalmente abstracción de
tales factores.
8.—LOS SENTIDOS. Aceptando para los propósitos presentes que hay
cinco sentidos y, puesto que los seres humanos somos “animales visuales”, vamos
a comenzar con la VISTA, centrándonos en el proceso intentivo, es decir, en el ver,
más que en la capacidad. Mucha gente parece considerar a todo fingir una cuestión
de figuración visual, lo que constituye un completo error. ¿Se puede figurar un
gato sentado sobre un libro al otro lado del escritorio frente al cual uno está
sentado? Mucha gente llamaría a lo que uno se figura en ese caso una “imagen
visual”, mas sabemos ya que no lo es puesto que lo figurado no representa alguna
otra cosa, de manera que la llamaré una cosa ficta, fingida o cuasi-real, además de
reconocer que no está en el lugar de otra.
9.—OÍDO. Supongamos ahora que uno se figura un gato ficto que ronronea.
Podemos centrarnos en la “figuración auditiva”, quizás con los ojos cerrados, y
también fingir que nos balaceamos hacia adelante y hacia atrás. ¿No es posible
55

acaso hallar apariciones auditivas fictas que se tornan más fuertes o más débiles
mientras que el ronroneo mismo no lo hace? Quizás las cosas sean semejantes en el
caso del olor ficto del gato. En cuanto al gusto y al tacto, en ellos se requiere el
contacto y me parece tan difícil decir de qué modo siente gusto un gato como decir
cómo siente los olores. Mas puedo con facilidad figurarme el TACTO ficto si finjo
que acaricio táctilmente el suave pelaje del gato. Los sonidos fictos y los tactos
fictos son claramente diferentes de las vistas fictas y es por ende claro que no toda
figuración es visual.
10.—REMEMORACIÓN. Si al ver, oír, oler, gustar y tocar se los
denominara tipos de percibir, podría resultar más fácil advertir el rememorar ficto
no sólo de perceptos fictos pasados sino también de percepciones pasadas
figuradas, tales como mi ver figurado de mi cita figurada para el baile y ya
mencionada más arriba. Hoy puedo fingir recordar mi alegría por la cita ficta.
11.—ESPERA. Probablemente sea más frecuente para la mayor parte de la
rememoración ficta la figuración de procesos futuros y de lo intencionado
figuradamente en ellos. ¿Se puede figurar en forma de espera el gusto de algo en la
próxima comida, quizás al mismo tiempo que estamos decidiéndonos en el
restaurant y figurar además el gusto futuro figurado? ¿No hay acaso versiones
fictas de tipos serios de rememoración y espera, al igual que de percepciones, las
que pueden especificarse también con respecto a los cinco sentidos mencionados?
13.—REFLEXIONAR. A su vez, aquello que puede llamarse reflexionar o,
mejor, “percibir reflexivo serio de procesos intentivos”, no es sensible y lo hemos
indicado ya en los casos de percepciones pasadas y futuras serias o fictas. En otras
palabras, hay un percibir no sensible. Quizás hayamos expresado ya lo suficiente
como para invitar a la observación reflexiva y el análisis de múltiples tipos de
figuración que corresponden a los procesos intentivos serios vinculados a los
sentidos corporales y a la reflexión sobre ellos. ¿No es posible acaso percibir
figuradamente procesos intentivos?
13.—La vida mental incluye muchas más cosas que el percibir. Si arriba se
ha interrogado lo suficiente a los procesos no representativos o, mejor, “procesos
intentivos presentativos”, por ejemplo el percibir, rememorar y esperar, como para
estimular al oyente o lector a buscar por sí mismo y ganar así evidencia del modo
como son las cosas en cuestión, puede entonces pasarse ahora a la “experiencia
representativa”. Puede tratarse de indicaciones, pinturas o textos. No parece haber
un título tradicional en la psicología tradicional de las facultades para la capacidad
56

o capacidades aludidas aquí. Los procesos intentivos de estos tres tipos incluyen
dos estratos.
14.—EXPERIENCIA INDICATIVA. En base a ver el ceño fruncido en el
rostro de alguien puedo apercibir en el Otro el proceso intentivo de desaprobación
de algo. Puesto que no hay semejanza entre una configuración facial vista y un
proceso intentivo, la experiencia es “indicativa”, es decir, el ceño fruncido indica
los procesos intentivos de desaprobación. Para el propósito general del presente
análisis se puede plantear ahora simplemente la pregunta acerca de si es posible o
no figurarse un ceño fruncido y con él aquello que indica en Otro.
15.—EXPERIENCIA PICTÓRICA. Si hay por el contrario alguna
semejanza entre la representación y la cosa representada, puede hablarse de
“experiencia representativa pictórica”. A menos que se considere que esta
expresión se refiere únicamente a los casos visuales, tenemos el ejemplo de oír a
alguien cantando en una grabación de audio por la radio y de experienciar
apresentativamente el sentimiento detrás de la voz del Otro. Y así como ello puede
suceder para los casos serios, ¿no es posible con facilidad figurarse un sonido que
“pinta” la emoción de Otro?
16.—EXPERIENCIA LINGÜÍSTICA. Por otra parte, experienciamos
“expresiones lingüísticas” provenientes de los Otros. A veces experienciamos el
pensamiento del Otro en base al oír serio de sonidos, al ver marcas o señas y, con
el lenguaje Braille, al tocar puntos en relieve. Las representaciones de estos tipos
pueden ser serias mas, ¿no podemos también figurarlas? Especialmente en el caso
de las expresiones lingüísticas, la manera como indican el pensamiento y la
producción de sonidos, marcas, señas y puntos Braille son una cosa, y aquello a lo
que las expresiones se refieren, por ejemplo, cuando nombran, es otra cosa.
17.—Si se ha expresado preliminarmente lo suficiente acerca de la
experiencia representativa y presentativa, tanto ficta como seria, quedan todavía
por analizar los tipos serios y fictos de lo que los fenomenólogos llaman
“posicionalidad”.
18.—CREENCIA. A menudo, si no usualmente, en la psicología tradicional
de las facultades el “juicio” es principalmente una cuestión de creencia. Pueden
creerse proposiciones y testimonios, mas aquí pondremos el foco en el “creer en”
objetos. Según parece es usual que uno crea de modo serio y positivo, mas también
se puede descreer seriamente que, por ejemplo, la luna está hecha de queso, y se
puede descreer figuradamente en la silla sobre la que uno está sentado. Para poder
57

advertir estas formas fictas y serias de creencia es preciso reflexionar sobre dichos
tipos de creencia. Y ello a su vez requiere distinguir el componente de creencia de
la experiencia presentativa y representativa, por un lado, y el de las otras formas de
posición, por el otro. En cuanto a la tesis general de esta investigación, la
imaginación no es una capacidad a la par del juicio o la creencia sino que hay un
creer ficto paralelo al creer serio, del mismo modo que hay un presentar y un
representar fictos paralelos a la especie de experiencia seria.
19.—EMOCIÓN. En sus lecciones Cairns emplea el ejemplo de la vecina de
al lado. ¿Se puede fingir amarla incluso si uno lo la ama? Se trataría de una
emoción positiva de tipo ficto. Por desagradable que resulte, ¿no se puede acaso
fingir que se odia, por ejemplo, a la propia madre? Y junto a estos procesos
emocionales positivos y negativos, ¿no se puede ser apático respecto, por ejemplo,
de los candidatos políticos?
20.—VOLICIÓN. Hay formas positivas, negativas y neutrales, tanto fictas
como serias, no sólo de la emoción y la creencia sino también del querer
voluntario. Así es posible esforzarse seriamente por lavar los platos y quemar la
basura, en un caso un querer positivo los platos limpios y en el otro un querer
negativo de basura destruida. Y si éstos pueden ser casos de querer serio, ¿no
pueden figurarse también versiones fictas de ellos, tal vez fingiendo, en contraste,
que rompemos los platos sucios y lavamos la basura? Por otro lado tenemos el
movimiento de los planetas alrededor del sol, otro ejemplo que recuerdo de las
lecciones de Cairns. Aquí se puede ser volitivamente neutral y no procurar ni
ayudar ni estorbar a los movimientos planetarios.

*
* *
21.—Este análisis puede ser continuado, comenzando quizás por los fines y
los medios fictos en relación con el querer y por los valores fictos intrínsecos y
extrínsecos en relación con el valorar, mas probablemente se ha ofrecido ya lo
suficiente como para mostrar que la llamada imaginación no es una capacidad a la
par de los sentidos, la creencia, la emoción y la voluntad, sino que la palabra
denota versiones figuradas que son paralelas al percibir, el creer, el sentir y el
querer. Ahora bien, para poder estar de acuerdo con esto es preciso mirar por sí
mismo y observar reflexivamente.
58

VII.

La derivación de los Tener-que y los Deberes a partir de los Eses

1.—La imposibilidad de derivar lógicamente los “tener-que” (“oughts”), es


decir, las normas o, mejor, las proposiciones valorativas, a partir de los “Eses”
(“ises”), o sea, de las afirmaciones teóricas o, mejor, de las proposiciones
cognitivas, es algo generalmente admitido hoy en día. El hecho de que se hayan
consagrado tantos esfuerzos a este problema de la derivación sugiere, no obstante,
que oscuramente se ha vislumbrado alguna cosa. Quizás la derivabilidad sea de
otra índole que la directamente lógica.
2.—No parece en general apreciarse el hecho de que Edmund Husserl ha
diferenciado las proposiciones de estos tipos. En el ensayo siguiente se procurará,
primero, complementar su elucidación de las normas o proposiciones valorativas
con una exposición de lo que puede llamarse “deberes” (“shalls”), o sea,
imperativos, o mejor, proposiciones volitivas, para luego explorar de manera
analítico-reflexiva la derivación de la justificación de proposiciones valorativas y
volitivas a partir de las proposiciones cognitivas presentes en la vida consciente
antepredicativa.
3.—Un ejemplo corriente será de utilidad. Hace algunos años la lectura de
un artículo persuadió a este autor de que subir uno o dos tramos de las escaleras
cada vez que fuera posible promovía un corazón más saludable. Posteriormente se
le ocurrió también que hacerlo resulta a menudo una alternativa a tomar el
elevador, lo que a su vez, especialmente si lo hace mucha gente, economiza
electricidad y disminuye la necesidad de reparar o reemplazar los elevadores, es
decir, conserva los recursos. Persuadido por semejantes beneficios tanto para el
ambiente como para la salud procuró con éxito instituir el hábito de tomar las
escaleras cada vez que le fuera factible. ¿Cómo se podría mostrar que esta
preferencia y elección, así como el eidos que ejemplifican, son correctos?
4.—La exposición que hace Husserl en el capítulo 2 de los Prolegómenos a
la lógica pura en las Investigaciones lógicas (1900) plantea que las que aquí
llamamos proposiciones valorativas, por ejemplo:
59

Uno tiene que tomar las escaleras,

son equivalentes de proposiciones cognitivas, como por ejemplo:

Una persona que toma las escaleras es buena.

5.—Aunque ha sido llamada tradicionalmente juicio de valor, esta última


proposición es tan cognitiva como lo es, por ejemplo:

Tomás toma las escaleras.

6.—En este último caso el todo, “Tomás”, es aprehendido con el término


sujeto, y una parte, por ejemplo, una actividad en una situación, es aprehendida con
el término predicado y se la predica del todo. El rasgo distintivo de un juicio de
valor consiste en que se predica, es decir, se afirma o se niega, un valor.
7.—Apartándonos de la letra pero no del espíritu de Husserl en los
Prolegómenos, las proposiciones que por su semejanza con las “proposiciones
valorativas” y “cognitivas” pueden llamarse “proposiciones volitivas”, por
ejemplo:

Tú debes tomar las escaleras,

son analizables de un modo análogo. Desde el punto de vista lingüístico,


“tener que” [“ought”] se usa en inglés corriente no meramente para expresar un
consejo, sino a menudo para expresar indirecta y cortésmente un imperativo, mas,
si lo que se busca es la claridad, las expresiones que indican en el hablante el
querer volitivo y no la valoración se pueden construir rigurosamente usando
“deber”.* Cuando se someten a discusión la acción y, por ende, la volición, no es
infrecuente que se haga referencia al trasfondo valorativo. Uno no busca
estrictamente hablando el bien sino el propósito correcto, que se vuelve correcto
porque es bueno.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*
El contraste ought/shall no tiene equivalente en castellano, y ambos términos podrían traducirse
como “deber”. A fin de evitar confusiones, “tener-que” alude aquí a “tener-que-aceptar
(normas)”; “deber”, a “deber obediencia (a imperativos)”. “Eses”, escrito siempre con
mayúscula, expresa el plural de “es”. [Nota del traductor]
60

8.—El equivalente volitivo de

Tomás debe tomar las escaleras

es, extrañamente tal vez,

Que Tomás tome las escaleras es útil.

9.—Se puede pensar que esta formulación es extraña porque lleva al lector
inmediatamente a preguntar: ¿útil para qué y/o para quién? Quizás “bueno” no es
un término tan tendencioso, por así decirlo, como “útil”, debido a que es más
familiar o se refiere con facilidad a un contenido que tiene una característica
posicional, o sea, un valor intrínseco, pero en realidad hace referencia a cuestiones
de valor extrínseco. Necesitamos reconocer tanto los usos como los valores
intrínsecos y extrínsecos, incluso si su empleo lingüístico no nos resulta familiar y
por ende nos parece extraño.
10.—Los “Eses” o proposiciones cognitivas, es decir, las proposiciones de la
forma “S es P”, pueden ser sometidas a comprobación. De este modo, si y sólo si el
estado de cosas es tal como se afirma, por ejemplo que sea algo útil para la salud y
para el planeta que Tomás tome las escaleras, entonces la afirmación es verdadera.
Es posible que esta consideración haga también más atractiva a la expresión
“proposición cognitiva”. Mientras que sus proposiciones equivalentes son
únicamente cognitivas, las normas valorativas y los imperativos volitivos no lo
son, pues las normas pueden afectar el curso de los acontecimientos si se las acepta
o se las rechaza, al igual que los imperativos si se los obedece o no.
11.—Parece posible construir un cuadrado de oposición para los deberes tal
como Husserl lo hizo para el caso de los tener-que, mas una solución al problema
de la derivación requiere investigar por debajo del nivel lógico, y como punto de
partida para ello son suficientes las proposiciones de las formas positivas universal
y particular.
12.—No es un asunto claro para este autor si la vida consciente incluye
siempre la predicación o incluso el pensamiento, aunque ciertamente incluye
siempre la creencia, la valoración y el querer. Así puede volverse temático para
nosotros el hecho de que nuestro amigo Tomás toma rutinariamente las escaleras
en lugar del elevador. (Se puede comenzar la reflexión con un caso de la vida de
61

otro, en vez de la vida propia.) Difícilmente dudaríamos del hecho de que una
persona con experiencia que ingresa a una cierta situación, quizás a un edificio de
oficinas, cree que tanto las escaleras como el elevador conducen a los pisos
superiores. Si dejamos de lado los casos en los que el piso adonde se va es
relativamente alto, digamos tres o más pisos arriba, ¿qué elementos comprende el
tomar las escaleras?
13.—Considerado reflexivamente, el encuentro escalera versus elevador es
un asunto sobre el cual se puede reflexionar noemáticamente de manera seria o
ficta, es decir, la alternativa-encontrada-en-cuanto-encontrada, así como
noéticamente se halla el encuentro de la alternativa escaleras/elevador en cuanto
intentivo. Si bien volveremos sobre este aspecto más tarde, en este momento no
resulta relevante saber si el encontrar es un Akt o, mejor dicho, una operación en la
que está incluido el yo, o si es una operación de la pasividad secundaria o, mejor
dicho, habitual. En todo caso es posible distinguir abstractamente cuatro estratos
correlativos noéticos y noemáticos en el encuentro observado e interrogado
reflexivamente: percatación, creencia, valoración y volición.
13.—La percatación o, mejor, experiencia en la que es encontrada la
alternativa elevador/escaleras es la percepción sensible. Es poco lo que se necesita
repetir aquí respecto de la fenomenología de la percepción sensible y los objetos en
cuanto percibidos. Algo más interesantes resultan la creencia y los objetos en
cuanto creídos. En ausencia de suficiente motivación contraria, se cree con certeza
positiva en lo percibido sensiblemente. En la mayoría de los casos las personas con
experiencia perciben que los elevadores y las escaleras se dirigen del primer piso o
de la planta baja a las partes del objeto perceptivo que no aparecen, o sea, a los
restantes pisos del edificio, tal como puede ocurrir cuando, al aproximarse a un
edificio por el frente, se percibe que posee otros lados que no aparecen. A la vez,
se cree que el elevador y las escaleras conducen a, o sea, son vías hacia otros pisos
y, con ello, hacia otras salas y habitaciones dentro del edificio.
14.—Hablando estrictamente, no deben utilizarse expresiones tales como
“elevador”, “escaleras”, “edificios”, “pisos”, “salas” y “habitaciones” para
describir lo que es encontrado en cuanto encontrado en el estrato abstracto de
percatación que es la percepción sensible, puesto que se trata de nombres de
objetos funcionales, de uso o, mejor, culturales, los cuales, hablando de nuevo
estrictamente, indican el estrato del querer, y dicho estrato es parte de lo que se ha
abstraído en el presente análisis; una vez dicho esto, empero, la confusión debería
62

ser evitable. Si se requiriera precisión y detalle se podrían describir los colores,


figuras, olores, sonidos, texturas, etc. de los objetos en cuanto percibidos de modo
puramente sensible.
15.—Especialmente interesante aquí es el hecho de que una persona puede
también creer que subir escaleras en lugar de tomar el elevador puede tener efectos
ambientales y cardíacos, quizás debido a la confianza en el consejo experto de
ingenieros y médicos. Además de que hay que trascender el ámbito espacial y
temporal para incluir las determinaciones causales del objeto sensible complejo
que es el edificio, donde la persona encuentra la alternativa elevador/escaleras
como vías hacia el piso, la sala y la habitación adonde se dirige, es preciso contar
con los efectos sobre el organismo de la persona en la cual acontece el encuentro.
Más aún, parecería necesario que hubiera una base más allá de la percepción
sensible para creer que el elevador requeriría menos energía y duraría más si
menos gente lo tomara a lo largo de los años para subir uno o dos pisos en el
edificio, y que lo mismo valdría para los corazones bajo las mismas circunstancias.
Más adelante volveremos también sobre esta cuestión. Por ahora puede advertirse
que es posible creer en más de lo que se percibe.
16.—Pasando ahora a la valoración, o sea, al valorar y a los componentes de
valor que se pueden observar reflexivamente de modo abstracto en la nóesis y el
correlativo noema del encuentro de la alternativa elevador/escaleras, la escalera es
la vía para subir del primero al segundo o al tercer piso que se prefiere; dicho de
otra manera:

Las escaleras son mejores que el elevador.

17.—Mientras que la pregunta apuntada “¿para quién?” puede parecer


extraña a la actitud no reflexiva que asumimos tácitamente más arriba, resulta útil
aquí y puede responderse, reflexivamente, sobre la base de las creencias
mencionadas: “para la Tierra y para Tomás”. Al menos él prefiere las escaleras al
elevador y lo hace porque valora un planeta y un corazón más saludables. Mejor
dicho, un corazón y un planeta más saludables tienen valores intrínsecos positivos,
y para él tomar las escaleras por un tramo o dos cada vez que sea posible tiene con
respecto a ellos un valor extrínseco positivo más alto que tomar el elevador.
18.—Es análoga la situación que se verifica en el estrato volitivo observable
abstractamente. La palabra “uso” puede emplearse análogamente a “valor” y en ese
63

caso los medios son objetos con uso extrínseco en relación a los propósitos, fines u
objetos con uso intrínseco. Dicho de diferente manera, algunas cosas, tales como
los corazones y los planetas más saludables, se quieren por sí mismas y el uso de
otras cosas, tales como elevadores y escaleras, se quiere por cosas de la primera
clase, es decir, los fines o propósitos, cosas que tienen un uso intrínseco
correlativo. La similitud estructural entre el querer y lo querido-en-cuanto-querido,
así como entre el valorar y lo valorado-en-cuanto-valorado, con frecuencia parece
inducir a su confusión, pero se puede mantener la diferencia entre ambas mediante
una reflexión y una terminología cuidadosas. (No es necesario ocuparse aquí de la
interesante cuestión de si hay características de creencia intrínsecas y extrínsecas
en los objetos en cuanto encontrados, es decir, objetos creídos en función de sí
mismos y objetos creídos en función de objetos creídos en función de sí mismos, o
sea, efectos y causas o viceversa.)
19.—Los usos extrínsecos pueden ser inmediatos o mediatos, y asimismo
múltiples. Así, para la persona que ingresa al edificio, tomar las escaleras (o el
elevador) es el medio inmediato para llegar a un cierto piso de la construcción, el
corredor es un medio mediato, y habitación hacia la que se transita es otro medio
mediato cuando el fin es la visita a una persona ubicada allí, mas la salud del
visitante y del planeta son también fines. No es preciso ocuparse aquí de la
cuestión del fin humano último. Las escaleras pueden caracterizarse también como
un medio para llegar al corredor, que es entonces el fin inmediato, pero a menudo
se requiere diferenciar fines relativos y últimos, así como preguntar por el alcance
de la acción, o sea, la persona que toma las escaleras, ¿lo hace para llegar al
corredor, a la habitación o para encontrarse con la otra persona? Se pueden trazar
distinciones análogas con respecto al valorar y a los valores intrínsecos y
extrínsecos, en lugar de hacerlo con el querer y con los usos de fines y medios
empleados en su constitución.
20.—En virtud de ciertos cambios de actitud que no es menester investigar
aquí, la vida no predicativa puede originar proposiciones. Éstas pueden ser
proposiciones cognitivas del tipo original que comienza con la creencia en el
objeto y sus determinaciones naturalistas, tales como su forma o su actividad
animada, o bien pueden ser valorativas, por ejemplo:

Tomás tiene que tomar las escaleras,


64

o volitivas, por ejemplo:

Tomás debe tomar las escaleras.

21.—Estos casos indican los encuentros y actitudes en los cuales


predominan el creer, el valorar y el querer. Los deberes, en particular, apuntan a la
creación, destrucción, promoción, impedimento, preservación, protección o, al
menos, cambio de las cosas, incluyendo las vidas humanas.
22.—Tomás puede referir los deberes, así como los tener-que, a sí mismo o
bien otros pueden referirlos a él, los pronombres, incluyendo el impersonal “uno”,
pueden ser sustituidos por el nombre sujeto, etc. Como se ha mostrado, las
proposiciones valorativas y volitivas tienen sus equivalentes cognitivos
susceptibles de comprobación, mas dicha circunstancia no debe distraer la atención
del hecho de que tales proposiciones tienen formas originarias, las cuales surgen de
los encuentros antepredicativos de objetos en donde predominan el valorar y el
querer que, a su vez, no se dirigen al conocimiento sino que procuran influenciar el
curso respectivamente de los acontecimientos y de la obediencia.
23.—Cuando se analiza noético-noemáticamente un encuentro concreto de
un objeto en sus componentes abstractos de percatación, creencia, valoración y
volición, los psicólogos, historiadores y otros científicos culturales se inclinan a
buscar explicaciones en términos de causas y propósitos, pero los filósofos se
inclinan a indagar cuestiones de justificación. Así la creencia en el edificio con sus
habitaciones, corredores, escaleras, elevadores, etc. puede justificarse en términos
de percepciones previas tanto como actuales del mismo edificio o de
construcciones similares. Análogamente, el querer una alternativa puede
justificarse por el valorar que reflexivamente es susceptible de evidenciarse como
fundado en y motivado por él, verbigracia, el querer la salud sobre la enfermedad
se justifica mediante el valorar la salud sobre la enfermedad.
24.—La mayoría de los filósofos seguramente se resistirá empero a la
sugerencia de que la creencia puede justificar la valoración, tal vez porque los
valores y los sistemas de valores parecen ser mucho más diversos que las creencias
y los sistemas de creencias, algo que puede ser alentado por el énfasis en la ciencia
y por la ignorancia de la vasta diversidad de sistemas de creencia religiosos y de
sentido común. No es ésta la ocasión para justificar esta afirmación acerca de la
justificación; bastará con proceder hipotéticamente. No obstante, si se mostrara
65

científicamente que tomar las escaleras en lugar del elevador produce en verdad
efectos adversos sobre el corazón, entonces la mayoría de las personas enteradas de
ello comenzaría a tomar más frecuentemente el elevador; algunos podrían incluso
afirmar que este nuevo querer está justificado por la valoración justificada por la
nueva y mejor justificada creencia.
25.—Si la creencia en que tomar las escaleras en lugar del elevador conduce
a la salud cardíaca y ambiental justifica intrínsecamente la valoración de dichos
efectos, y por ende extrínsecamente la preferencia por la escalera, y si la valoración
justificada justifica a su vez el querer, se podría hablar entones de la derivación de
la justificación del querer inmediatamente a partir del valorar, mediatamente a
partir de la creencia, y últimamente a partir de los tipos de percatación, o sea, de
evidencia. Y si las proposiciones volitivas y valorativas surgen de los encuentros
de objetos en los cuales predominan los factores de querer y valorar, del mismo
modo como las proposiciones cognitivas surgen de los encuentros en los que
predominan las creencias, entonces podría hablarse de una derivación de deberes y
tener-que a partir de los Eses por medio de la reflexión sobre la vida consciente
antepredicativa. Quizás haya sido una percepción vaga de esta posibilidad lo que
motivó el intento de derivar por medios meramente lógicos las proposiciones
valorativas y volitivas a partir de las cognitivas en las tendencias filosóficas en las
que la filosofía es lógica aplicada.
26.—Puede añadirse que la verdad no es la justificación, que la palabra
“salud” tiene connotaciones valorativas de las que, con todo, se puede hacer
abstracción, y que la elección en cuanto volitiva puede distinguirse de la
preferencia en cuanto valorativa. Vale la pena reiterar que las personas con
autoridad a menudo emplean la expresión “tener-que” cuando se refieren, sin
embargo, a imperativos y, por ende, quieren decir “deber”. Además, mientras que
uno puede, en cuanto yo, ocuparse de ejecutar lo que pueden llamarse
“operaciones”, la mayor parte de la vida consciente es habitual en los individuos y
tradicional en los grupos, y puede por consiguiente haber esfuerzos por alterar lo
que Husserl llama “pasividad secundaria” de modo tal que quede mejor justificada,
o sea, que la cultura resulte más justificada o más racional. Finalmente,
agreguemos que es posible hablar de tomar las escaleras a la vez como algo bueno
y útil, e igualmente como correctamente bueno y/o útil, a fin de expresar que
detrás de tales afirmaciones hay una justificación, o bien la expresión “tener-que”
frecuentemente connota también eso.
66

*
* *

27.—En suma, mientras que los tener-que y los deberes no pueden derivarse
de los Eses lógicamente, tales proposiciones pueden indicar valoraciones y
voliciones justificadas derivadas a partir de creencias justificadas
fenomenológicamente.
67

VIII.
!
La justificación de normas analizada reflexivamente

INTRODUCCIÓN

1.—En sus Prolegomena zur reinen Logik (Logische Untersuchungen


[1900]), Edmund Husserl (1859-1938) ofrece un análisis y un ejemplo
verdaderamente memorables de lo que es una norma (para quienes no estén
familiarizados con el texto, en el Apéndice I de este ensayo se halla la traducción
al castellano de los pasajes más relevantes): “un guerrero debe ser valiente” es
equivalente a “un guerrero valiente es bueno”. Claramente esta ecuación
transforma una norma en un juicio de valor. Husserl expresa dicha equivalencia en
una actitud directa, o sea, no analiza y describe el modo como las normas se
constituyen y se justifican. No he advertido la presencia de un análisis reflexivo
semejante que se refiera a este asunto en las otras publicaciones hechas durante su
vida, y si acaso existe algún análisis semejante proveniente de su legado tampoco
estoy familiarizado con él. El presente informe no es, en todo caso, una
interpretación de textos de Husserl sino un breve ensayo de fenomenología
constitutiva a la manera del Husserl maduro, es decir, un análisis reflexivo.
2.—En la primera sección procuro desarrollar de la manera gráfica el
ejemplo que proporciona Husserl; en la segunda tomo un referente puramente
posible de estas proposiciones como índice para mostrar los componentes del
encuentro en el cual se constituye dicho caso; y en la tercera considero brevemente
el modo como pueden justificarse las normas.

LA CONDUCTA DURANTE UNA BATALLA

3.—Es algo improbable que el oyente o el lector del presente análisis haya
estado en combate, mas es probable que haya visto material de noticieros o
representaciones en películas de ficción referidos a situaciones como la siguiente, y
68

con facilidad puede figurarla como posibilidad. En una batalla con armas de fuego
hay dos grupos de guerreros al alcance uno del otro, que disparan fusiles y se
cubren detrás de cosas como rocas y árboles. Los miembros de cada grupo buscan
matar a los miembros del otro grupo, y su motivación es, por lo menos, la de
“matar o morir”. A fin de apuntar y disparar los fusiles con efectividad, un
guerrero tiene que exponer parte de su cabeza y con ello tiene que correr el riesgo
de que lo alcance una bala. Hacer esto es valiente. Mantener la cabeza gacha y no
disparar, o bien disparar el fusil propio al aire, son acciones cobardes.
Aparentemente, la cobardía puede comprenderse y excusarse en el caso de los
guerreros que se hallan en su bautismo de fuego, o bien que sufren de algún tipo de
lesión mental o física. Mas para el caso de los guerreros saludables y
experimentados, queda claro lo que es ser valiente y ser cobarde.
4.—Referirse a un ejemplo como éste es centrarse en cosas situadas por
debajo del estrato de la vida mental donde se forman y conectan las proposiciones,
mas los tipos pertinentes de cosas referidas son co-intencionados –los tipos son
esencias universales no clarificadas o eidē—, de modo que el ejemplo tiene
implícitamente un alcance general. Los eidē, dados vagamente en anticipación,
pueden clarificarse mediante la libre variación en la fantasía, mas parecen ser estar
bastante claros para los propósitos presentes. Y en base al encuentro de un ejemplo
así de valentía (o de cobardía) guerrera uno puede pensar y expresar las
proposiciones siguientes: “un guerrero tiene que ser valiente” y “un guerrero
valiente es bueno”, así como poner o afirmar su equivalencia. (También se puede
formular: “un guerrero no debe ser cobarde” y “un guerrero cobarde es malo”, mas
en lo que sigue mi exposición dará prioridad a la valoración positiva).
5.—Para poder afirmar que “un guerrero valiente es bueno” se necesita, en
primer lugar, ser capaz de reconocer a un guerrero y a la clase de conducta
considerada valiente. Cubrirse, disparar y ser alcanzado por un disparo son
conductas de guerrero, y exponerse al fuego enemigo a fin de disparar tiros bien
dirigidos es una conducta de guerrero valiente. Se puede afirmar la valentía de un
guerrero y luego puede predicarse del contenido llamado “guerrero valiente” un
valor positivo objetivado o “bondad”. Esto no es difícil de advertir, así como
tampoco parece serlo la equivalencia entre una proposición de esa estructura y la
proposición: “un guerrero debe ser valiente”, en cuanto a que se refiere al mismo
contenido y es equivalente, aunque no idéntica, a la primera proposición. Tal vez
sea ésta la razón por la que Husserl no prosigue el análisis de esta cuestión.
69

6.—Desde luego que se puede abstraer el contenido y producir la siguiente


combinación de formas proposicionales: “un S tiene que ser, hacer o tener P” es
equivalente a: “un S que es, hace o tiene P es bueno”. La primera proposición en
esta combinación es la forma de una norma, también llamada a menudo en la
filosofía angloparlante “ought” (“tener-que”), es decir, una recomendación hecha a
otro o a uno mismo, y no un imperativo, orden o “deber” (“shall”), tal como
“¡debes ser valiente!”, si bien a veces en el habla cotidiana se los confunde, pues
allí lo que en realidad son órdenes se expresa “cortésmente” bajo la forma de
recomendaciones.

LA CONSTITUCIÓN DE UNA NORMA

7.—Lo dicho hasta ahora ha sido llevado a cabo en la actitud directa o no


reflexiva, es decir, se han descrito cosas ideales lo mismo que reales, y fictas
cuando no serias, sin hacer referencia al modo como son intencionadas, incluyendo
las síntesis. Aquello que uno encuentra cuando reflexiona es lo que Husserl
denomina en general Erlebnisse (y además, y quizás de modo más sutil, cosas-en-
cuanto-intencionadas). La expresión de Husserl, Erlebnis, se suele traducir al
castellano como “vivencia”, mas en inglés ha sido vertida de varias maneras, por
ejemplo, como “experiencia” (“experience”), “proceso mental” (“mental process”)
e incluso como “experiencia vivida” (“lived experience”), lo que parece una
desmañada traducción mecánica de “expérience veçue”; yo prefiero, empero,
utilizar alternativamente las expresiones “proceso intentivo” (“intentive process”)
y “encontrar” o “encuentro” (“encountering”), pues me parece que ambas abarcan
mejor los modos del creer, el valorar y el querer, así como del pensar y el
experienciar.
8.—Siguiendo en última instancia a Samuel Alexander, pongo el énfasis en
la diferencia –en inglés— entre las palabras terminadas en “-ing” y en “-ed”. En la ∗

reflexión el fenomenólogo puede no sólo observar seria o fictamente y luego


analizar los encuentros (encounterings), sino también las cosas en-cuanto-
encontradas (as-encountered), incluyendo a los guerreros en combate. En otras
palabras, se puede practicar lo que Husserl llama análisis noético-noemáticos. En
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

La terminación inglesa “-ing” marca la forma del participio presente o del gerundio castellano,
mas en inglés puede emplearse también con el valor de un infinitivo; la terminación “-ed” marca
la forma del participio pasado [N. del trad.].
70

el ámbito noemático pueden discernirse cosas tales como maneras de darse, valores
y usos, mas aquí voy a centrarme en el lado noético, aunque de ningún modo en
forma excluyente.
9.—Para analizar el constituirse de una cosa se toma la cosa encontrada (o
intencionada) puramente posible como índice del modo como se constituye, y
luego se reflexiona sobre encuentros serios o fictos de ella. Tomar como índice las
proposiciones que ofrece Husserl llevaría a un análisis reflexivo del pensar y
juzgar correlativos. Es mejor tomar como índice un caso al que las proposiciones
puedan referirse, como por ejemplo el de un guerrero en una batalla. Hay allí al
menos un caso figurado reflexivamente de encuentro de un guerrero que es
valiente (o cobarde). Dicho encuentro puede ser experienciado directamente en la
batalla por los camaradas que observan su conducta o bien pueden encontrarlo
indirectamente los miembros de un comité de condecoraciones (o de una corte
marcial), que dependen del testimonio de los camaradas miembros de su pelotón,
así como de otros datos que hoy en día pueden incluir videos satelitales.
10.—Me parece que para un análisis de este tipo es suficiente una taxonomía
algo simplificada de los componentes de los procesos intentivos. En dicha
taxonomía hay dos géneros de componentes.8 En el nivel del experienciar se halla
el experienciar indirecto por parte del comité de condecoraciones (o de la corte
marcial), y esto es lo que hace que su encuentro sea indirecto. El encuentro por
parte de los camaradas miembros del pelotón en la batalla es relativamente directo,
y ciertamente es perceptible externamente, aunque sólo de manera apresentativa.
(Dudo en llamar a este experienciar “empatía”, pues he advertido que esta palabra
afecta a muchos husserlianos anglohablantes, quienes parecen considerar esta
“experiencia-de-otro”, como prefiero llamarla, como un proceso
predominantemente valorativo y no experiencial). El guerrero se encuentra
también a sí mismo mediante la experiencia de sí y por cierto de una manera
presentativa.
11.—La segunda clase de componente discernible en una Erlebnis es tético
o posicional y, dejando a un lado el problema del desear, hay tres especies, que
pueden llamarse creer, valorar y querer. (El hecho de que dichas posiciones, al
igual que las experiencias, pueden ser primaria o secundariamente pasivas además
de ser Akte, es algo que no tomamos en cuenta para los presentes propósitos). No
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
8
Véase Apéndice II.
71

parece haber dificultades en lo que toca al creer. Si se ve al camarada miembro del


pelotón usando su fusil de una cierta manera, es valiente (y si lo hace de otra
manera, es cobarde). El ver justifica aquí prima facie el creer en él y es Evidenz,
término que prefiero traducir como “evidenciar”, ya que, con harta frecuencia,
“evidencia” en el inglés tanto corriente como jurídico, significa cosas diferentes de
los procesos intentivos. Husserl dice en alguna parte que “Evidenz ist Erlebnis”, lo
que quiere decir que, por ejemplo, no es el cuchillo con las huellas digitales de la
persona acusada y con sangre de la víctima lo que Husserl considera Evidenz sino
el verlos por parte del técnico laboratorista que está testificando en la corte.
12.—Hay asimismo un componente de querer volitivo en el caso que
analizamos. El guerrero puede querer obrar valientemente y su jefe de pelotón
puede ordenarle que lo haga. Mas para la constitución de las normas la cuestión
crucial es la del valorar implicado. Antepredicativamente el guerrero puede
aprobar su propia conducta valiente (o desaprobar su propia cobardía) y los jefes
de su pelotón, así como el comité que le podría dar una medalla (o someterlo a una
corte marcial), pueden también valorar (o disvalorar) su conducta. El valorar es
una cuestión central a la hora de determinar si puede predicarse de su conducta
valiente (o cobarde) el ser buena (o el ser mala). En otras palabras, el valor de la
conducta se constituye en el valorar y éste predomina en el encuentro de su
conducta.

LA CUESTIÓN DE LA JUSTIFICACIÓN

13.—Si lo dicho hasta ahora resulta suficiente para mostrar cómo es


encontrada antepredicativamente la valentía (y la cobardía), se puede a renglón
seguido llegar al nivel de las proposiciones de Husserl por medio de la formación
categorial del sujeto y la objetivación y predicación del ser bueno y del ser malo.
Mas esto sólo da cuenta del hecho de que podemos decir que cierta conducta de
guerrero es buena (o mala), y que en verdad puede recomendarse adoptarla (o no
hacerlo). Este análisis no se ha ocupado aún del problema de la justificación, o sea,
de si la valentía es correcta o racional y la cobardía no lo es.
14.—Según comprendo a Husserl, una posición está justificada cuando se
funda sobre y está motivada por un evidenciar. Ya se trate de una cuestión de
experiencia de sí directa o de experiencia-de-otro directa o indirecta, hay un
experienciar que puede desempeñar el papel del evidenciar en el caso analizado.
72

Las personas son siempre motivadas por los encuentros pasados a comportarse y a
valorarse a sí mismos y a los otros de maneras diversas. Éste es el momento en el
cual el examen crítico necesita considerar no sólo la motivación, sino también el
carácter fundado (foundedness) del componente de valoración en el evidenciar y,
correlativamente, el valor y la donación de la cosa valorada discernibles
reflexivamente. Si uno es un ardiente pacifista no trata de matar a otros aun cuando
los otros estén tratando de matarlo a uno. El valorar la conservación de la vida
propia por los otros puede ser un motivo poderoso, y por parte del guerrero puede
estar relacionado sólo débilmente con el evidenciar la necesidad de disparar más
efectivamente contra el enemigo.
15.—En este contexto tiene al menos la misma importancia el hecho de que
el valorar que realizan los camaradas miembros del pelotón y el comité de
condecoraciones (o la corte marcial) no sólo está motivado por el evidenciar la
conducta del guerrero, sino también está fundado firmemente en dicho evidenciar.
Hablando en términos más coloquiales, estos otros pueden basar su valoración en
un serio o ficto “ver realmente” cuál fue la conducta en la situación. (Hay aquí una
segunda norma que se refiere al modo como están obligados a proceder quienes
juzgan, que parece analizable en términos similares y que no desarrollaremos en
este lugar). Y sobre la base de dicho valorar justificado los jueces pueden proceder
a construir y expresar proposiciones de dos clases, así como la equivalencia entre
ellas, como hace Husserl en los Prolegomena. En otras palabras, es correcto que
los guerreros tengan que ser valientes en lugar de cobardes. Y con ese tener-que así
justificado, un fenomenólogo constitutivo puede proceder a investigar un “deber”,
o sea, un imperativo u orden, mas ello se encuentra más allá de los objetivos de
esta breve reflexión, que ha procurado únicamente mostrar el modo como se
constituyen y justifican los tener-que.
16.—En suma, el presente análisis acepta la tesis de Husserl según la cual un
tener-que o norma implica un juicio de valor y procede a tomar un referente
puramente posible de un juicio semejante como índice para mostrar los
componentes de encuentro en los cuales el referente se constituye
antepredicativamente, incluyendo en especial el evidenciar y el valorar, para
examinar, finalmente, el modo como el evidenciar puede justificar el valorar en el
que se constituye el valor atribuido.
73

APÉNDICE I

“’Un guerrero debe ser valiente’ significa más bien: sólo un guerrero
valiente es un ‘buen’ guerrero; y esto implica que un guerrero que no sea valiente
será un ‘mal’ guerrero, puesto que los predicados de bueno y malo se reparten la
extensión del concepto de guerrero. Porque este juicio de valor es válido, tiene
razón todo aquel que exija de un guerrero que sea valiente. Por el mismo motivo es
deseable, loable, etc., que lo sea. Y lo mismo en otros ejemplos. ‘El hombre debe
amar al prójimo’, es decir, quien no lo haga no es un hombre ‘bueno’; y es eo ipso
un hombre ‘malo’ (en este respecto). ‘Un drama no debe disolverse en episodios’;
de lo contrario, no es un ‘buen’ drama, no es una ‘verdadera’ obra de arte. En todos
estos casos hacemos depender nuestra valoración positiva, la concesión de un
predicado de valor positivo, del cumplimiento de una condición, cuyo
incumplimiento trae consigo el predicado negativo correspondiente. En general
podemos considerar como iguales, o al menos como equivalentes, estas fórmulas:
‘un A debe ser B’ y ‘un A que no es B es un mal A’ o ‘sólo un A que es B es un
buen A’.” [Edmund Husserl, Investigaciones lógicas, trad. de M. García Morente
y J. Gaos (Madrid: Alianza Editorial, 1982), vol. I, p. 60)].
74

APÉNDICE II

Taxonomía de 17 (?) componentes de procesos intentivos

Desiderativo (?)

no querer
Volitivo neutralidad
querer
Poner
disvalorar
Valorativo “apatía”
valorar

descreer
“Dóxico” neutralidad
Encontrar creer

“pensar”

“Experienciar” “lingüístico”
Indirecto pintar
indicar

percibir
Directo rememorar
esperar
75

IX.

Análisis reflexivo en torno al modo de componer análisis


reflexivos

1.—La historia que se esconde detrás del presente análisis se cuenta


rápidamente. Al igual que a otra gente ha llegado a preocuparme el hecho de que
muy pocos colegas en nuestra tradición fenomenológica se dediquen realmente a
efectuar investigaciones fenomenológicas en lugar de hacer erudición en torno a
textos. En otras palabras, la mayoría de los fenomenólogos habla principalmente y
escribe acerca de lo que otros han escrito previamente en nuestra tradición y lo
hace con métodos que no difieren mucho de los empleados para estudiar a
Aristóteles o a Kant. Uno puede preguntarse si estos “fenomenólogos” son en
verdad fenomenólogos.
2.—Como respuesta he publicado un pequeño libro escrito en los términos
más simples que pude encontrar acerca del enfoque básico en general de la
fenomenología tal como he llegado a entenderla, un enfoque cuyo mejor nombre es
“análisis reflexivo”. En él este enfoque es tomado en serio. Mi libro se llama
Análisis reflexivo y se dirige principalmente a los alumnos avanzados aún no
graduados y a los estudiantes recién graduados en filosofía, si bien espero que
también sea leído por otras personas de mayor sofisticación y en disciplinas
distintas de la filosofía.
3.—Cuando tuve la oportunidad de enseñar con mi texto descubrí que las
preguntas al final de cada capítulo y los diagramas resultaban útiles y que los
estudiantes apreciaban la terminología simple, mas que sin embargo exigían
investigaciones más concretas de las que podían imitar cuando trataban de producir
análisis reflexivos propios, que es lo que más espero que puedan aprender a hacer.
Esta experiencia en la enseñanza me llevó a reunir una cantidad de análisis
reflexivos que había escrito durante años en una colección que pudiera emplearse
también para enseñar.
4.—Puede decirse que estoy bogando por un género de escrito
fenomenológico que elude, ante todo, la referencia a figuras, textos, citas, notas a
76

pie de página y otro aparato semejante relevante para la erudición y que en su lugar
invoca únicamente la autoridad de las cosas mismas. El autor de un análisis
reflexivo apela al lector para confirmar, corregir y/o extender el análisis mediante
su propia reflexión sobre cosas del mismo tipo.
5.—Además, un análisis reflexivo se escribe con la terminología técnica más
simple que sea posible y es conciso, por lo general con una extensión de unas tres
mil palabras. Un texto semejante no sólo puede ser estudiado por los alumnos antes
de su discusión en clase sino que puede ser leído en congresos por los colegas
profesionales en aproximadamente treinta minutos, lo que da luego tiempo para
discutir y para hacer una breve pausa antes de la siguiente sesión de una hora.
6.—Finalmente, mientras que en el contexto de una conferencia profesional
se puede contar con las preguntas de los colegas, puede ayudar a los profesores
confeccionar grupos de preguntas y distribuirlas por anticipado de tal modo que los
estudiantes puedan preparar respuestas que sirvan de punto de partida para las
discusiones en clase. Yo incluí preguntas en mi librito pero creo que los profesores
deberían preparar sus propias cuestiones a fin de acomodarse a sus situaciones
pedagógicas. Además los estudiantes quedan impresionados con los análisis
reflexivos que su profesor ha preparado por sí mismo, de modo que es algo
recomendable.
7.—A continuación se me ocurrió aproximarme a cerca de una docena de
colegas que tenían familiaridad con mi texto por la lectura, la reseña crítica y/o la
traducción y los invité a componer análisis para otro libro de texto del que podrían
aprender los estudiantes. Varios de estos colegas me informaron, empero, que este
desafío a ocuparse de la investigación fenomenológica les había resultado difícil, y
dos de ellos me pidieron sugerencias para proceder. El presente análisis es mi
intento por cumplir con ese pedido. Describo en él el modo como compongo los
análisis reflexivos, si bien debo enfatizar que se trata de meramente de mi manera
y no de la única manera de hacerlo.
8.—Paso 1. ¡Hallar un tema! Si uno está formado en una disciplina hay
temas sobre los cuales reflexionar que emergen del propio campo, mas hablando
muy en general, vivimos en mundos socioculturales y éstos tienen muchos
aspectos, grandes y pequeños, que invitan a la reflexión. Con respecto a la
enfermería en la conexión anterior, por ejemplo, un tema famoso consiste en la
diferencia entre el cuidar y el curar, aunque este asunto, por lo demás excelente, es
demasiado amplio para los propósitos presentes. Necesitamos aquí un tema más
77

modesto con el que los lectores estén probablemente familiarizados en la vida


cotidiana, sobre el que no hayan reflexionado previamente y sobre el cual pueda
decirse algo interesante en unas diez páginas.
9.—Como tema adecuado para la presente ocasión se me ocurrió el hecho de
que no sólo encontramos lo que podríamos llamar “residencias permanentes” sino
también varias clases de “residencias temporarias”. A qué se refieren estas
expresiones es algo que debería quedar claro a medida que avancemos. El tema
procede de la vida cotidiana, se lo nombra metafóricamente y no parece ser
específico de una disciplina sino que podría resultar relevante para varias de ellas.
El análisis reflexivo del modo como son encontradas las cosas así como el
encuentro de ellas puede ilustrar cómo desarrollo un análisis reflexivo, y espero
que sirva de incentivo y de guía para otros.
10.—En lo que concierne al marco de referencia y a la terminología, empleo
“encuentro” como expresión técnica amplia para algo en lo cual se pueden
discernir el querer, el valorar, el creer y diversas clases de experiencia, y empleo la
expresión “cosa(s)-en-cuanto-encontrada(s)” a fin de incluir los correlativos usos,
valores, características de ser creído en, así como las diversas maneras de darse,
por ejemplo, las cosas-en-cuanto-esperadas y las cosas-en-cuanto-rememoradas.
Mucha gente usa “experiencia” o incluso “experiencia vivida” para expresar esta
significación, aunque estos colegas a menudo son tardos en mencionar los
componentes de volición y valoración en sus análisis, algo que yo trato de no ser.
11.—Paso 2.--¡Buscar un buen ejemplo! Los ejemplos o ilustraciones
suelen ser útiles para comunicar los pensamientos a los otros. En un extremo,
algunas exposiciones no incluyen ningún ejemplo y entonces uno no está seguro de
qué es lo que se está analizando y, en el otro, muchas exposiciones incluyen
demasiados ejemplos y entonces las ilustraciones distraen e incluso parecen
sustituir la expresión de los conceptos. Así en algunas discusiones sobre arte hay
colegas que a veces parecen tratar de describir meramente mediante los ejemplos
que ofrecen. Tener un ejemplo principal y volver a él repetidamente en el curso de
una exposición sirve usualmente mejor al propósito de centrar la atención sobre
aquello que el ejemplo ejemplifica. A veces advierto un caso concreto que se
convierte en mi ejemplo principal antes de que conciba y comience a analizar mi
tema.
12.—Una vez que tengo un tema no suele resultar difícil hallar un buen
ejemplo corriente. En el presente caso, verbigracia, a menudo he viajado a otras
78

ciudades y he dormido en un hotel y luego he salido de allí rumbo a otros lugares


con variados propósitos, y este comportamiento es similar al que tengo en el lugar
donde vivo, donde duermo en y salgo de y más tarde regreso a casa. Se puede decir
que mi casa es mi residencia permanente y que los hoteles donde duermo cuando
viajo son residencias temporarias. En lo que respecta a las residencias, puede
haberlas secundarias tanto como primarias. La primera es probablemente aquella
donde uno conserva cosas tales como la ropa, usualmente toma el desayuno y la
cena y duerme la mayoría de las noches. La segunda podría ser la oficina de uno u
otro lugar donde se pasa regularmente buena parte del día y de donde se sale y a
donde se regresa. Puede haber más de una residencia permanente secundaria en la
vida de uno.
13.—Una vez impartí un curso en otro país durante una semana y mi hotel
constituyó entonces mi residencia temporaria; desde allí viajé a otros lugares,
incluyendo una cantidad de restaurantes y el aula donde me encontraba con los
estudiantes. El aula, mas ninguno de los restaurantes, podría ser considerada como
una residencia temporaria secundaria. Las residencias, permanentes o temporarias,
son lugares que son centrales en relación con otras ubicaciones. No sólo se sale de
ellas sino que se regresa a ellas como a casa.
14.—Ha quedado ya claro que los términos “permanente” y “temporario”
son términos relativos. Mientras que uno espera confiadamente regresar una y otra
vez durante largos períodos de tiempo, posiblemente durante toda la vida, a una
residencia permanente primaria, una residencia temporaria es usada por un corto
tiempo, quizás por un día o incluso menos. Las residencias permanentes se tornan
altamente familiares, mientras que las temporarias tienden a ser menos familiares,
y puede haber otras diferencias. De manera más general, residencias de grado
diverso de permanencia y originariedad son inherentes a los sistemas de lugares en
los que nos detenemos y avanzamos a lo largo de nuestras vidas. No es necesario
investigar aquí el modo como pueden estar estructurados otros sistemas de lugares,
si los hay. Las residencias permanentes y temporarias conforman el tema de esta
investigación.
15.—Paso 3.—¡Desempaquete las metáforas principales! Una buena
cantidad de metáforas acontece en el lenguaje y es inútil tratar de reducirlas a
expresiones literales. Habría no obstante que hacer al menos un comentario
respecto de las metáforas principales, ya sea cuando podrían resultar equívocas o
cuando hacerlo sirve a los propósitos de la exposición. Así por ejemplo la
79

expresión “residencia” en inglés (“home base”) está tomada en préstamo del


deporte del béisbol, uno de los deportes más familiares internacionalmente. La
residencia es el lugar en el campo de juego donde se coloca un bateador y trata de
golpear la pelota que le han lanzado y, si tiene éxito, es el lugar desde donde
procura moverse en torno a otras tres bases con el fin último de regresar “a casa” y
así anotar una vuelta. En efecto, el comienzo del análisis en el paso 2 ha
desempaquetado ya esta metáfora en una medida considerable.
16.—Los problemas relativos a la referencia literal de una metáfora pueden
ser útiles no sólo para formular preguntas a los estudiantes sino también para
desarrollar los análisis propios. Así, ¿qué clases de lugares son las posiciones de
los jugadores de béisbol cuando su equipo está a la defensa, es decir, cuando les
toca a los miembros del equipo contrario batear sucesivamente, qué clase de lugar
es el banco donde los jugadores esperan su turno para batear? (¿Podría el banco ser
algo más parecido a una residencia que aquello que oficialmente se llama
“residencia”?). ¿Cómo se relacionan dichos lugares, qué cosa además de las
actividades que se desarrollan en él o en relación a él determinan lo que son? y
¿hay estructuras similares en otros deportes, por ejemplo, hay “residencias” en el
billar o en el basquetbol?
17.—Paso 4.—¡Reflexione! Tiendo a llamar a lo que hago en esta etapa no
sólo “reflexionar” sino también “ponderar” o incluso “meditar sobre las cosas”.
Este es el paso más importante y desafortunadamente aquel en el que puedo ofrecer
menos guía. La meta es una descripción de lo que incluyen principalmente las
cosas de la clase que uno tematiza y que ejemplifica el ejemplo que uno emplea.
La reflexión comienza efectivamente cuando se escoge un tema y se continúa hasta
terminar de escribir, mas para mí al menos llega un momento en el que mi informe
es suficientemente claro como para empezar a tratar de escribirlo. Esto no significa
que todo lo que se va a decir esté comprendido antes de escribirlo. En el caso
presente, las observaciones acerca de que las residencias permanentes y
temporarias son tipos de lugares es algo que no había advertido inicialmente y por
ende fueron añadidas durante la primera revisión de mi exposición.
18.—Algunas veces un análisis reflexivo es una respuesta a un problema
obviamente significativo. En el análisis anterior, por ejemplo, procuré responder la
pregunta acerca de qué es la tolerancia; la evidencia mayor a la que arribé en mi
ponderación de este tema se centró en el hecho de que cuando uno es tolerante no
deja de desvalorar a la persona, la actitud o el comportamiento que es tolerado sino
80

que, por alguna razón, uno no reacciona con respecto a esa desvalorización. Podría
entonces hacerse una aproximación a la cuestión acerca de qué cosa podría impedir
la voluntad-contra aquello que uno sigue desvalorizando.
19.—Para mí al menos, hay tres cosas que es preciso evitar cuando se
reflexiona. Una es la consideración extensa de lo que otros han dicho respecto del
tema. Por supuesto que hemos siempre aprendido muchas cosas de otros y estamos
entonces gustosamente bajo su influencia, y los eruditos pueden con frecuencia
discernir los efectos de tales influencias en nuestros análisis. En un análisis
reflexivo, sin embargo, no se deberían usar los nombres de otros (¡como yo acabo
de hacer!) a fin de persuadir al lector u oyente acerca de alguna cosa. Tal vez no
sea posible evitar completamente la alusión a los otros, mas en un análisis
reflexivo el autor habla por sí mismo acerca de las cosas en cuestión en lugar de
exponer lo que otros han dicho. Guiar a los estudiantes a ensayar sus propias
investigaciones es además algo más prioritario que impresionar a los colegas
profesionales.
20.—Otra cosa que me parece mejor evitar es buscar una tesis de la cual se
puedan deducir consecuencias de manera lógica. En mi opinión al menos un
análisis reflexivo no es sensu stricto una argumentación sino una narración
descriptiva al final de la cual el lector no posee una conclusión deducida sino que
ha obtenido evidencia más profunda respecto de la cosa en cuestión. Al igual que
la erudición en torno a lo que otros han expresado, el evitar lo que puede llamarse
la “caza de premisas” y “crítica lógica” puede contrariar nuestra formación, si bien
sugiero que hay un tercer enfoque en el que ni la forma lógica ni las opiniones de
otros ocupan un lugar central. El interés se puede centrar en las cosas en cuestión,
o sea, en la actitud de tolerancia o el encuentro de residencias permanentes y
temporarias.
21.—La tercera cosa que me parece que es útil evitar en la ponderación es
apurarse a emplear el conjunto de distinciones hechas en mi libro, algo que puede
resultar extraño que sea dicho por el autor de un libro, pero soy consciente del
hecho de que los resultados fenomenológicos se refinan en última instancia
partiendo de encuentros de cosas en el mundo de la vida, de que posiblemente no
puedo haber reconocido todas las diferencias importantes entre las cosas, de que el
lenguaje técnico se refina análogamente a partir del lenguaje ordinario, y de que no
debería considerarse ningún análisis como definitivo. Mi libro de doscientas
páginas tan sólo esboza la superficie y siempre es preciso cavar más hondo.
81

22.—Paso 5. ¡Haga distinciones en relación con el ejemplo! Hacer


distinciones es algo que está incluido desde el comienzo. Puede ofrecer un
bosquejo en la cabeza de uno, como se dice, o bien sobre el papel donde uno
elabora el orden en el que las cosas necesitan describirse. Hice esto a fin de
distinguir los pasos en este análisis. Alguna gente nunca lo hace, otros siempre lo
hacen y yo tiendo a hacerlo cuanto más complicadas son las cosas y menos
adelantada está mi ponderación (y hacerlo así no siempre acelera mi esfuerzo).
Algunas veces el análisis parece mejor si se lo dispone de una manera sistemática,
de modo que uno procede de lo general a lo específico, algunas veces es mejor ir
de lo específico a lo general, y son posibles una variedad de combinaciones.
Aquello que hace que un análisis reflexivo merezca el título de “análisis” es la
serie de distinciones clarificadas mediante el uso de ejemplos con referencia a
aspectos de la cosa en cuestión.
23.—Así, más allá de la distinción entre las residencias permanentes y
temporarias se halla la cuestión acerca de qué es un lugar. Es claro que un lugar es
algo ubicado en el espacio y en el tiempo, por ejemplo, en esta o aquella calle entre
el momento en que fue establecido y el momento en que se demolerá. Un lugar
puede ser también percibido sensiblemente, por ejemplo, se puede oír que tiene un
sonido distintivo, o bien se puede tocar una alfombra tupida con el pie cuando uno
está parado y caminar sobre ella, mas también puede ser rememorado cuando se lo
ha abandonado permanente o temporariamente, y puede ser esperado cuando uno
está yendo hacia él por primera vez o, de modo algo diferente, cuando uno regresa
a él. Se pueden decir más cosas acerca de un lugar en este nivel. Tal nivel, que
puede llamarse “experiencia”, es abstraído del encuentro, que posee otros
componentes.
24.—Cuando se percibe un lugar o cualquier otra cosa en la espacio-
temporalidad también se cree en él con certeza, salvo que exista alguna motivación
para ponerlo en duda, por ejemplo, hasta que demuestra ser un espejismo o una
ilusión. Por regla general las residencias son asimismo valoradas positivamente.
Incluso si la residencia de uno es una celda de prisión, puede ser valorada así
porque es más segura que cualquier otro lugar en la prisión. Más importante aún,
los lugares y por ende las residencias son, en una significación amplia, queridas
voluntariamente. Pueden ser queridas activamente cuando, por ejemplo, uno
escoge su hotel, o queridas pasivamente, cuando uno acepta el hotel elegido por el
82

anfitrión. Además se puede hallar por reflexión que la casa donde uno vive ha sido
por largo tiempo aceptada volitivamente de una manera rutinaria.
25.—Para usar un sinónimo interesante, se puede decir que las cosas en esta
significación amplia son “usadas”. Una residencia puede así usarse para descansar
en ella y también para prepararse a salir hacia otros lugares y por ende puede servir
como medio para los fines ulteriores de un esfuerzo mayor, y puede también usarse
como el fin inmediato del movimiento inicial o subsiguiente que hace uno en el
contexto de dicho esfuerzo. La reflexión descubre que las cosas-en-cuanto-
queridas poseen características que pueden llamarse usos intrínsecos y extrínsecos.
26.—Como dijimos, usamos a veces los lugares no sólo como residencias
permanentes sino como residencias temporarias. Esto se puede relacionar con la
tecnología específica. Un buque puede tener un puerto de residencia y utilizar otro
puerto temporariamente. Ocurre algo similar con los aviones y los aeropuertos y
con los garajes en la casa y en el trabajo para los automóviles. Y las residencias, si
no todos los lugares, contienen rutas para moverse entre ellas. Si analizamos
reflexivamente el modo como encontramos lugares en general y residencias
permanentes y temporarias en particular, podemos hallar y describir muchas cosas
acerca del encuentro y de la cosa-en-cuanto-encontrada correspondientes.

_____________________________________________________________
Figura 1.
Lugares

residencias otros lugares


permanentes
temporarias

27.—A veces un diagrama que combine las distinciones puede ayudar no


sólo a que el lector comprenda la descripción sino que puede motivar a un autor a
extenderla. Otros aspectos del tema pueden ser advertidos durante la construcción
del diagrama. Por ejemplo, se puede preguntar en referencia a la Figura 1 si hay
diferencias entre lo permanente y lo temporario en lugares distintos de las
residencias. Del mismo modo, ¿cómo podría modificarse este diagrama a fin de
acomodar las residencias primarias y secundarias?
83

28.—Paso 6. ¡Revise la exposición! Nuevamente es preciso resistir la


tentación de hacer mención de autoridades, de citar autores o textos, y de
entregarse a la erudición. Lo que se necesita hacer es describir lo que puede
observarse y analizarse reflexivamente. La gran esperanza consiste en que el lector
u oyente observe reflexivamente por sí mismo, vea las cosas que uno describe y
sea persuadido entonces por ellas y por nada más. Hay residencias permanentes y
temporarias y otros lugares donde la gente hace diferentes cosas en sus vidas.
Puede no tratarse de una evidencia que cause terremotos, pero al menos puede
mejorar ligeramente el conocimiento que uno tiene de la vida en un mundo
sociocultural, en lo que los fenomenólogos llaman un “mundo de la vida”.
29.—De ninguna manera queda excluida la posibilidad de que nuevos
aspectos entren en consideración durante el proceso de composición. Un mundo de
la vida no es sólo cultural en la significación estricta por la que sus contenidos
tienen usos, valores y características de creencia que se aprenden, sino que también
es social. Se plantea así la cuestión del papel que cumplen las relaciones y las
interacciones sociales y del predominio que pueden tener en lo que hace que un
lugar sea de un tipo o de otro. Para continuar con nuestro ejemplo, ¿puede el hogar
propio ser el lugar donde está la familia propia y no es acaso el llegar a casa
realmente más una cuestión de reunirse con la esposa y los hijos tras haber estado
todo el día afuera que una cuestión de ingresar en un edificio, incluso si estar
afuera consiste en permanecer en una segunda residencia hasta que termina el
turno del béisbol y por ende sin estar con el equipo propio en el banco o en el
campo de juego? ¿Puede ser un hogar si no se lo comparte con otros sino que uno
vive solo con las cosas importantes propias, tales como los libros, y uno desarrolla
las actividades que más le importan en ese lugar, tales como no sólo comer y
dormir sino también mirar televisión y componer análisis reflexivos en la mañana
antes de salir para la universidad a dar clase?
30.—Por otra parte, una formación militar que está en movimiento puede ser
la residencia de una patrulla que es enviada y regresa con informaciones sobre el
enemigo, y algo similar puede ocurrir con una flota y sus aviones de
reconocimiento. Una residencia temporaria puede tener entonces un lugar
cambiante y no fijo en el espacio-tiempo experienciado, mientras que la residencia
permanente es una barraca o un puerto de origen. ¿O podrían algunas residencias
permanentes estar siempre en movimiento?
84

31.—Paso 7. ¡Examine el borrador! Este es el punto donde espero que mi


libro tenga su mayor utilidad. Una vez más, empero, espero que se recuerde que
mis resultados son únicamente un mapa de superficie en base al cual se puede
cavar más hondo y que otras personas no deberían dudar en hacerlo. Permítaseme
ofrece algunas preguntas que derivan de él y que pueden formularse en relación
con un borrador de análisis reflexivo. Podría así ayudarse al menos a tener más
confianza en la cobertura general.
a.—¿Es la diferencia entre experienciar y poner, por un lado, y las cosas-en-
cuanto-experienciadas y las cosas-en-cuanto-puestas, por el otro lado, algo
relevante y explícito en el borrador?
b.—Si resulta relevante, ¿se ha hecho clara la distinción entre el experienciar
cosas reales o, mejor, temporales, e ideales o, mejor, atemporales?
c.—En lo que respecta a las cosas reales, ¿se consideran el percibir,
rememorar y esperar y las correlativas cosas-en-cuanto-percibidas, las cosas-en-
cuanto-rememoradas y las cosas-en-cuanto-esperadas y sus grados de importancia?
d.—¿Se toman en cuenta cuando es pertinente el creer, el valorar y el querer,
así como sus correlatos y modalidades?
e.—¿Es explícita o implícitamente apreciado el papel de la figuración en la
investigación, es decir, se percata uno de la diferencia entre las afirmaciones acerca
de cosas individuales, sean serias o fictas, y las evidencias generales obtenidas en
base a ellas como ejemplos? 9
f.—¿Es necesaria la justificación en el análisis y si lo es, se satisface dicha
necesidad? Y si no, ¿por qué no?
g.—¿Se ha construido la exposición de modo tal que el estudiante obtenga
más y más evidencia a medida que progresa en su camino?
32.—Los pasos 4 y 5 me parecen los más importantes y no obstante los
menos metódicos. No puedo predecir con regularidad cuánto tiempo tomará que mi
análisis sobre un tema se asiente lo suficiente como para escribirlo. Y las
circunstancias varían. Algunos obtienen ideas mientras conducen hacia el trabajo,
otros, mientras luchan contra el insomnio, o cuando se cepillan los dientes, etc.,
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
9
¿Era necesario salir y observar residencias permanentes y temporarias o hubiera bastado
rememorarlas en el ejemplo corriente de este ensayo y, además, ocuparse ocasionalmente de
figurarse casos particulares? Las afirmaciones hechas aquí, ¿giran en torno a si éste o aquel lugar
es una residencia de un tipo o el otro, o en torno a la cuestión de cuáles son el género y las
especies de residencias?
85

etc. Quizás la cosa más importante en relación con el enfoque que me parece seguir
es que la puesta por escrito y el examen en términos de las siete preguntas
formuladas en el paso 7 sólo prestan su ayuda después de que la ponderación está
básicamente terminada.
33.—Su manera de proceder es seguramente distinta de la mía. ¿Está usted
tan sorprendido como yo respecto de todo lo que puede decirse con alrededor de
tres mil palabras? Se puede esperar que los estudiantes dominen esa cantidad antes
de llegar a clase el día siguiente para su discusión entre ellos y con el profesor. Si
se puede proporcionar suficiente práctica concreta junto con el estudio
metodológico, podemos no sólo llenar un semestre de clases sino también
posiblemente producir nuevos fenomenólogos que mostrarían merecer tal título al
componer sus propios análisis reflexivos.

COMENTARIOS ADICIONALES

34.—Los fenomenólogos sofisticados habrán advertido que no he clarificado


muchas cosas importantes en el análisis precedente. La razón de ello es que estoy
interesado en promover aquellas cosas que son básicas para nuestro enfoque. Por
ello no he dedicado una página o dos a la diferencia entre tematización directa y
tematización reflexiva sino que me he apoyado en la capacidad del ser humano
adulto normal para reconocer que el análisis de lo que llamo encuentro y cosas-en-
cuanto-encontradas difiere de la discusión, a menudo tan sólo olvidada de sí, de las
llamadas “cosas objetivas”, sin ocuparse en absoluto del modo como las
encontramos. Distingo sin embargo en los encuentros los componentes de creencia,
valoración y volición de los componentes de experiencia, así como en las cosas-en-
cuanto-encontradas, las correlativas características de creencia, los valores y los
usos, de las maneras de darse.
35.—Además no abordo la cuestión acerca de si el análisis que ofrezco
corresponde a la fenomenología mundana o a la trascendental. Desde mi punto de
vista los análisis reflexivos se pueden especificar para distintos propósitos y
existen más de tres docenas de disciplinas que tienen tendencias fenomenológicas.
Se puede tener el propósito de fundamentar el mundo trascendentalmente, mas hay
diferentes propósitos en otras versiones de la fenomenología filosófica, así como
también en otras disciplinas fuera de la filosofía, como por ejemplo, en la
enfermería fenomenológica. De modo tácito, sin embargo, nos apoyamos más
86

arriba al menos en una epoché, una reducción y una purificación psicológicas, pues
en ninguna parte hago alusión al hecho de que lo experienciado puede ser
explicado en términos de fotones, ondas de sonido y otros factores de interés
central para la psicología fisiológica y la ciencia naturalista.
36.—De manera similar no planteo la cuestión de la derivación de la
fenomenología egológica a partir de la fenomenología intersubjetiva, ni aludo
tampoco al método de Abbau-Aufbau. Salvo por una alusión al origen del querer
pasivo secundario en las operaciones volitivas activas y pasivas, el análisis
precedente es una pieza de fenomenología estática.
37.—Por su parte la mayoría de los colegas en nuestra tradición
simplemente da por sentado que la fenomenología trata acerca de la conciencia
humana individual. Podría haber analizado, aunque no lo hice, el modo como las
vidas individuales se distinguen de las vidas de los otros en los grupos en los
cuales vivimos originalmente, o de qué modo se diferencia la vida humana de la
vida no humana.
38.—Aquí y en otros análisis reflexivos me apoyo también implícitamente
en el método eidético y tampoco digo mucho acerca de lo que se trata. El hecho de
que me apoyo en él queda indicado porque aquello que trato de comunicar no se
refiere meramente a alguna cosa particular, como tal o cual hotel en esta o aquella
ciudad, sino incluso en el nivel más específico a cualquier hotel en cualquier lugar
por el que se ha viajado y en el que se ha permanecido por un corto tiempo. De
manera más general, hay eidê de las residencias permanentes y temporarias. La
descripción que hace Husserl de la ideación y del poder aclaratorio de la libre
variación en la fantasía es la mejor metodología que ha sido desarrollada en este
sentido hasta el momento. Mas estoy convenido también de que los seres humanos
adultos normales idean espontáneamente en forma regular y no sólo expresan con
frecuencia conceptos acerca de esencias universales sino que igualmente
comprenden dichos conceptos con facilidad. Hacer hincapié en este procedimiento
distraería de las cosas fundamentales para este enfoque básico que espero que los
estudiantes puedan aprender.
39.—Las cosas fundamentales son el reflexionar sobre, el analizar y el
describir en términos específicos y generales los encuentros y las correlativas
cosas-en-cuanto-encontradas que corresponden a un tema. Una vez que ha sido
aprendido esto pueden tomarse en consideración procedimientos adicionales que
podrían seguirse.
87

X.

Una manera de enseñar análisis reflexivo

INTRODUCCIÓN

1.—El título de esta investigación es ambiguo. “Análisis reflexivo” podría


aludir a mi libro Análisis reflexivo, escrito para ser enseñado a estudiantes aun
cuando podría también ser empleado por alguien que ya no es estudiante en un
esfuerzo de auto-instrucción. Por otra parte, sin embargo, el enfoque al que se
refieren o del que tratan la expresión y el libro se llama propiamente “análisis
reflexivo”. De modo que este esfuerzo podría concernir al libro o al enfoque de
investigación. En cualquiera de los sentidos que sea tomado el título, este ensayo
trata acerca de la enseñanza en relación con el análisis reflexivo.
2.—Este ensayo tiene dos partes. La primera trata acerca de un modo de
enseñanza muy extendido con respecto a la fenomenología, que es un nombre más
tradicional y menos obviamente metodológico para el análisis reflexivo y, como
sostendremos, no enseña el enfoque muy bien. Luego la segunda parte trata acerca
de la manera de enseñar el enfoque. La meta no consiste en producir más eruditos
en fenomenología sino más fenomenólogos, más investigadores en fenomenología,
de los cuales llamativamente no hay muchos hoy en día.

LA ENSEÑANZA ACERCA DE LA FENOMENOLOGÍA

3.—Si bien la fenomenología ha estado en la filosofía por más de un siglo y


asimismo en más y más disciplinas fuera de la filosofía, en primer lugar en la
psiquiatría, por casi el mismo tiempo, en la actualidad existen proporcionalmente
cada vez menos fenomenólogos en sentido estricto, algo que no parece advertirse
ampliamente pero merece hacerlo.
4.—Hay sin duda una gran cantidad de libros y artículos dedicados a la
enseñanza de la fenomenología, y muchos congresos donde los colegas hablan
88

acerca de tal o cual aspecto de aquello que tal o cual gigante fenomenológico en el
pasado ha escrito o dicho acerca de una cosa u otra. Lamentablemente algunas de
esas reuniones no parecen más que grupos de estudio bíblico en los que uno u otro
gigante del pasado son considerados como si fueran dioses. El enfoque general
adoptado puede llamarse con generosidad “erudición” y los productos literarios
incluyen estudios comparativos, ediciones, interpretaciones, reseñas y
traducciones. Ciertamente la erudición es muy necesaria en la tradición
fenomenológica en razón de la dificultad de comprensión que ofrece la mayoría de
los gigantes del pasado. En parte esto ocurre porque hay poca terminología en
común, no sólo las mismas palabras sino los mismos conceptos. Y si se consideran
los problemas más importantes, como por ejemplo la experiencia de los Otros,
rápidamente se advierte que hay bastante poco acuerdo entre los gigantes del
pasado y por ende, quizás, los estudios comparativos son lo más necesario en lo
que respecta a la erudición. Sin embargo hay que decir la verdad y las obras de
erudición son tan sólo contribuciones a la literatura secundaria. Tratan acerca de la
fenomenología pero no se meten en ella. Lamentablemente sus autores a menudo
no comprenden esto aunque es una característica de grandeza en aquellos que se
estudian.
5.—Probablemente se alienta más la producción de erudición en los
estudiantes graduados y en los académicos principiantes. Si se hallan mortalmente
sujetos al juicio de otras personas, especialmente de quienes provienen de escuelas
de pensamiento no fenomenológicas, es más seguro hablar acerca de lo que pensó
un gigante creíble del pasado que sostener abiertamente una posición original en la
propia disciplina en torno a un problema o un método. Por ejemplo, la lógica tiene
a lo sumo una importancia marginal en el método fenomenológico aunque es un
punto central para lo que ha investigado Edmund Husserl, mas decir esto a un
filósofo analítico puede hacer que instantáneamente pierda su atención respecto de
lo demás que uno tiene para decir. O bien incluso decir que uno se apoya
fundamentalmente en la observación reflexiva de los procesos mentales, o que se
interesa profundamente en el hecho de que los individuos son miembros de grupos
sociales, puede hacer que uno sea rechazado por introspectivista o sociologista –
cuál puede ser peor para la mayoría de los filósofos anglosajones es algo difícil de
decir. De modo que la erudición es más segura cuando uno es vulnerable. Y la
buena erudición es más fácil de apreciar desde otros puntos de mira.
89

6.—De alguna manera es natural pues que se pueda hablar de fenomenología


más que hacerla. Podría por ejemplo hablarse del siguiente modo acerca de las
Cartesianische Meditationen de Edmund Husserl: como dice en alguna parte el
último asistente y colaborador del maestro, se trata de una repetición de las Ideen
de Husserl, que comienza como una conferencia en la Sorbona y se estructura para
honrar al filósofo más grande de Francia, se basa desde el inicio no sólo en la
epochê, reducción y purificación fenomenológica trascendental sino también
tácitamente en la epochê, reducción y purificación egológicas, mientras que la
epochê, reducción y purificación eidéticas, que constituían el tema prominente en
la primera parte del libro primero de las Ideen, curiosamente son relegadas a la IV.
Meditación. Hasta que las abandona a favor de la Krisis, que aborda no sólo el
proyecto de la Wissenschaftslehre estrictamente sino también los tiempos terribles
de la década del veinte y el treinta especialmente en la Alemania de posguerra,
Husserl las consideraba como un pronunciamiento definitivo. En cuanto al texto
completo, se trata en realidad de dos textos: uno es un análisis bastante continuo en
las primeras cuatro Meditationen, de las cuales la cuarta, como se acaba de decir,
contiene en efecto variados apéndices relativos al tema de las Meditationen I-III,
mientras que el otro texto es un tratado sobre la constitución de los Otros. Y
muchos consideran a esta obra como esencialmente epistemológica e
intelectualista, aunque si se mira con más cuidado se hallan en ella algunas
alusiones a la teoría fenomenológica de los valores y de la acción.
7.—El parágrafo anterior podría ser interesante mas, ¿muestra la manera de
hacer fenomenología? En su espíritu podrían elaborarse afirmaciones
metodológicas, por ejemplo, la epochê, reducción y purificación eidéticas, diciendo
que Husserl sostuvo tempranamente que podemos ver de alguna manera esencias
universales à la Platón, si bien este “ver” está fundado en una experiencia seria o
ficta de un caso particular que se torna así ejemplo de una esencia universal o
eidos. Además Husserl hace progresar substancialmente a la metodología de la
evidencia eidética cuando describe el papel que juega la llamada “variación en la
libre fantasía” en la clarificación de lo que puede denominarse “esencia pura”.
Mas, ¿se ha mostrado con ello la manera de ver una esencia?
8.—Me temo que el lector ha leído o escuchado tantas afirmaciones del
tenor de las que acaban de ofrecerse como para que le cueste concebir otra clase
más. Después de todo los devotos de Aristóteles o Hegel raramente ofrecen
90

exégesis aristotélicas o hegelianas de cosas que esas figuras no ponderaron. ¿Se


puede enseñar a hacer fenomenología en lugar de enseñar en qué consiste?

UN POCO DE INTERROGACIÓN

9.—Quizás la manera de enseñar que sigue es socrática, pues incluye la


interrogación por parte del maestro y busca desarrollar las evidencias en los
estudiantes. Hablando en general, sin embargo, Sócrates también supone, según
creo, que los interlocutores tienen una comprensión vaga y les pide ejemplos a fin
de clarificarla, mas yo me he dado cuenta de que esto funciona. En este enfoque le
digo a los estudiantes que les voy a hacer preguntas acerca del análisis central en
Análisis reflexivo y que espero respuestas con buenos ejemplos, y luego procedo de
manera sistemática. Junto a la siguiente lista de preguntas hay preguntas de
seguimiento añadidas entre paréntesis, y se alienta al instructor a que desarrolle
otras nuevas. Algunas de las cuestiones que siguen son “preguntas capciosas”, o
sea, preguntas que parten de supuestos falsos, pues es preciso advertir a los
estudiantes acerca de tales cuestiones.
#1. ¿Qué es común a la experiencia de todas clases y a la posicionalidad de
todas clases y en qué difieren específicamente? (¿En qué se asemeja esta cuestión a
la pregunta por las plantas y los animales? Y las cosas acerca de las cuales se
pregunta, ¿son concreta o sólo abstractamente diferentes? Y a medida que procedo
observo a los otros estudiantes para ver si están de acuerdo o no con el estudiante
que responde, y con frecuencia le pregunto a alguno de ellos en cuáles ejemplos
están pensando.)
#2. Hay dos especies de experiencia y tres subespecies en cada especie; para
comenzar, ¿qué es lo que las especies comparten y en qué difieren? (¿Qué cosas
inobservables están incluidas en cualquiera de ellas? ¿Podemos observarlas en los
Otros de alguna manera o solamente en nosotros mismos? ¿Tienen que ser nuestros
ejemplos serios o pueden ser fictos?)
#3. ¿Hay alguna razón para comenzar por la experiencia directa? Y entre los
tres tipos de experiencia, ¿hay una razón para comenzar por la percepción?
#4. ¿En qué se diferencia el percibir del rememorar y el esperar? (¿Es
preciso que la experiencia sea únicamente de cosas físicas? ¿Cómo varían los
intermediarios en estos tres tipos?)
91

#5. ¿Son los intermediarios diferentes en la experiencia indirecta y en la


experiencia directa? (¿Qué diferencia hay entre las experiencias que contiene el
experienciar indirecto en oposición al experienciar directo?)
#6. Supongamos que se recuerda algo dos veces. La cosa rememorada, ¿es la
misma cosa o hay dos cosas y en qué difiere (o difieren)? (¿Pueden formularse las
mismas preguntas acerca de una cosa (o cosas) en el futuro y, si ello es posible,
cuál(es) es/son la(s) respuesta(s)? No olvidar el uso de ejemplos tanto como se
pueda.)
#7. ¿Es preciso que los objetos de las tres clases de experiencia indirecta se
hallen en zonas temporales definidas como ocurre con los objetos de la experiencia
directa? En este caso, si hay tres tipos de experiencia de realidades y tres zonas
temporales (constrúyase una clasificación cruzada de 3 x 3), ¿qué ejemplos se
ajustarían a las nueve clases bi-determinantes? (¿Son realidades todos los objetos
de experiencia? y si no es así, se requieren entonces tres o seis clases más de
ejemplos, y si ello a su vez es así, ¿cuáles son?)
#8. ¿Hay grados de confianza negativos y neutrales, así como positivos, en
la creencia? ¿Puede cambiar el grado de confianza?
#9. ¿Las mismas preguntas en relación al valorar y el querer?
#10. ¿En qué son similares y en qué difieren el gustar del amar? ¿Hay grados
de valoración?
#11. ¿Puede quererse querer? ¿Tal como creer? ¿Qué otros componentes son
como éste?
#12. ¿Se puede gustar y querer volitivamente recordar y percibir? ¿Puede
haber encuentros en los que no tengan lugar tales reflexividades?
#13. ¿Se puede percibir el organismo propio de más de una manera?
¿Visualmente? ¿Auditivamente? ¿Táctilmente? ¿Privadamente?
#14. ¿Qué tiene que suceder en el organismo para que uno vea y toque su
propio pie? ¿Se puede percibir la parte trasera de la cabeza propia? ¿Cómo? o, en
caso contrario, ¿por qué no?
#15. ¿En qué se asemejan y en qué no el tocar la mano de Otro y el tocar la
mano propia?
#16. ¿Qué le sucede a un olor cuando uno se tapa la nariz?
#17. ¿En qué respectos una cama y una silla son similares y diferentes?
¿Guantes y zapatos?
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#18. ¿Cómo algo puede aparecer más grande y más ruidoso cuando
disminuye la distancia entre él y el organismo propio?
#19. Si prescindimos de la mediación del lenguaje, ¿cómo se puede estar
seguro de que los Otros perciben la misma cosa?
#20. ¿Cómo se puede estar seguro de que una cosa no está viva? Si no se
puede, ¿por qué no?
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Observación final:

La necesidad de los análisis reflexivos

Durante los últimos cuarenta años he asistido probablemente a cuatro


congresos de fenomenología por año y he escuchado al menos seis conferencias en
cada uno de ellos. Ello equivale aproximadamente a unas 1.000 presentaciones,
además de las cuales he leído también en esos años una cantidad al menos
semejante de artículos en revistas y capítulos de libros que se consideran
fenomenológicos. Puedo informar sobre esta base que prácticamente todas esas
expresiones que se consideran fenomenológicas en realidad son erudición en la que
se ofrecen interpretaciones a veces penetrantes de los usualmente dificultosos
escritos de los gigantes en el pasado de nuestra tradición. Disfruto mucho
escuchando y escribiendo semejante erudición y yo mismo he contribuido a varias
docenas de cuestiones en lo que respecta a Dorion Cairns, Aron Gurwitsch y
Alfred Schutz, al igual que a Edmund Husserl, Maurice Merleau-Ponty y Jean-Paul
Sartre, e incluso al proto-fenomenólogo norteamericano William James, y no sólo
participo con alegría de dicho trabajo erudito sino que reconozco a la vez que es
profundamente necesario y siempre lo será para poder ayudarnos a obtener el
mayor beneficio de nuestro gran pasado. Y en lo concerniente a la erudición, mi
único deseo sería que hubiera más trabajos donde se compararan aspectos de las
posiciones de nuestros gigantes, pues, según creo, ello podría promover más
fenomenología.
Sin embargo, casi todo a lo que me acabo de referir pertenece
fundamentalmente al tipo de investigación que es mejor llamar erudición. A
menudo utilizo “filología” como sinónimo de “erudición” porque contrasta
bonitamente con “fenomenología”. Esta erudición o filología es literatura
secundaria y no primaria. Por cierto, muchas de las interpretaciones que he
escuchado y leído son indicativas de compromisos con posiciones preestablecidas,
usualmente la del autor del texto interpretado. Son raras las objeciones a éste o
aquel aspecto de la posición interpretada y más raras aún son las alternativas
fenomenológicas propuestas a los aspectos objetados, es decir, las correcciones
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fenomenológicas, para no hablar de las ampliaciones que profundizan las


descripciones de las cosas en cuestión.
En aquellos casos en los que lo indicado es el acuerdo con la posición
interpretada es también algo raro que se diga que tal acuerdo se basa en la
observación reflexiva de las cosas en cuestión. En este sentido he desafiado
amablemente a algunos amigos dentro de nuestra tradición y a veces me dicen que
pueden ver las cosas en cuestión incluso cuando interpretan estos textos de otros.
Cuando sigo preguntando por qué no lo dijeron o, algo más importante, por qué no
continuaron refinando la posición que habían interpretado, mis amigos típicamente
no tienen respuesta alguna. Tampoco tienen respuesta cuando les pregunto si
tienen objeciones fenomenológicas, objeciones basadas en la observación de las
cosas mismas en cuestión.
Una interpretación es en cuanto tal verdadera si lo que se afirma en ella
puede hallarse expresado o implicado en los escritos de su autor. (Es interesante
que ello puede ocurrirle al propio autor como el autor que los interpreta, por
ejemplo, cuando un autor interpreta sus propios textos más tempranos). Si lo que se
afirma en la erudición no puede ser hallado en los textos del autor interpretado, la
interpretación en cuanto tal es falsa. Podría ser verdadera respecto de las cosas
mismas en cuestión, mas esto no es lo mismo que el ser verdadero respecto de los
textos.
En contraste con la erudición o filología, que a su vez es verdadera o falsa
con relación a textos ya producidos, la especie de informe producida en lo que yo
prefiero llamar “investigación” –y que en nuestra tradición a menudo se ha
llamado “descripción”- es verdadera o falsa con respecto a las cosas. Es posible
que las cosas en cuestión sean textos y en ese caso uno deba proseguir con
preguntas tales como: ¿qué es un texto?, ¿cómo se refieren los textos o los
discursos a las cosas y asimismo a otros textos y discursos?, ¿cómo es la verdad o
la falsedad de un texto respecto de textos o discursos, así como respecto a otras
cosas?, etc., y de ese modo desarrollar una fenomenología de la interpretación o
hermenéutica. Usualmente, empero, una descripción es verdadera o falsa respecto
de una cosa en cuestión que es distinta de un texto y su verdad o falsedad se juzga
en fenomenología sobre la base de la observación reflexiva de las cosas en
cuestión.
El resultado de lo que estoy diciendo es que poca cosa de lo que se llama o
se querría llamar “fenomenología” por parte de sus autores en las tal vez 2.000
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expresiones en nuestra tradición que he escuchado o leído a lo largo de mis años es


en absoluto fenomenología, sino más bien erudición o filología. En este punto,
como ya lo he mencionado, soy culpable en alguna medida, si bien desde mi
primer ensayo y crecientemente en los últimos tiempos he estado procurando
producir textos fenomenológicos de un género que ahora llamo “análisis
reflexivo”. Estos análisis tratan de las cosas mismas y están escritos de un modo tal
que, según espero, el oyente o el lector efectivamente no pregunte: “¿dónde
expresa una gran figura del pasado esto que aquí se afirma como interpretación?”,
sino que se dirija a las cosas en cuestión y se pregunte si son tal como he afirmado
que son. La mención de grandes autoridades, las citas y las notas a pie de página se
encuentran entre las maneras como puede dirigirse el oyente o el lector a examinar
lo que uno expresa como pieza de erudición, mientras que es mejor incluir poco o
nada de tal “aparato erudito” en una descripción o análisis reflexivo basado en el
análisis reflexivo de las cosas en cuestión.
Si se pregunta por la audiencia de las aproximadamente 2.000 conferencias y
textos que he tratado de entender a lo largo de los años, la respuesta se encuentra
con facilidad: típicamente se trata de mis colegas profesionales que son expertos en
tal erudición técnica y por ende pertenecen a una cierta especialidad, escuela de
pensamiento o, al menos, disciplina. Si por contraste se pregunta a quiénes podrían
también dirigirse las investigaciones distintas de la erudición, se podrían incluir
oyentes y lectores no necesariamente versados en aparatos técnicos y puede
pensarse en colegas profesionales de otras especialidades, escuelas de pensamiento
o disciplinas, mas, sobre todo, puede pensarse en los estudiantes. Dejando de lado
a los colegas profesionales, ¿qué aprenden los estudiantes además del modo de
hacer erudición si todo lo que escuchan y leen es erudición? ¿Es acaso otra cosa
que aprender a hacer más erudición y no son acaso los métodos de la erudición más
la interpretación de textos que la observación reflexiva de las cosas en cuestión,
que usualmente no son textos? No es sorprendente que un puñado de colegas se
haya preguntado si nuestra magnífica tradición no está degenerando en un mero
tipo curioso de historia de la filosofía del siglo XX. A fin de evitar que ello ocurra,
afirmo que necesitamos mucha más enseñanza y escritura no de filología sino de
fenomenología o, nuevamente, de análisis reflexivos. Desde luego que he
publicado un texto en ya diez idiomas y próximamente en más, acerca de lo que
creo que son los análisis reflexivos, y lo imagino incluso como un análisis
reflexivo del enfoque del análisis reflexivo. (He alentado las traducciones en las
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lenguas más restringidas y asimismo en los idiomas mundiales que son el


castellano, el inglés, el francés, el portugués y el ruso porque, mientras que cada
vez más la comunicación de profesional a profesional tiene lugar en inglés, los
colegas me dicen que enseñan mayormente en sus lenguas locales y pueden utilizar
para los estudiantes más cantidad de materiales escritos en dichas lenguas). Mi
texto reconoce en un parágrafo a las figuras de las que he aprendido, tiene tan sólo
una nota a pie de página y ninguna cita textual. (Véase la Introducción al
comienzo.)
Y con seguridad no soy el primero en producir textos que se ajustan a este
género, pues en nuestra tradición pueden ser hallados cantidades de ellos,
comenzando al menos por The Principles of Psychology (1890) de William James.
Dicho sea de paso, los gigantes de nuestra tradición a los que deberíamos emular
hicieron muy poca erudición.
Lo que espero que suceda es que estas descripciones hechas por mí y por
otros sean enseñadas asignándolas de a una por vez a estudiantes avanzados no
graduados o graduados para que las estudien la noche previa, de modo que luego
las sesiones de seminario conducidas por el instructor puedan tener lugar de un
modo socrático mediante preguntas tales como: ¿cuál es el tema de este análisis
reflexivo?, ¿hay un nombre mejor para eso?, ¿lo ha pensado alguna vez?, ¿puede
usted hallar en su propia vida mental ejemplos serios o fictos de las cosas en
cuestión?, ¿son tal como se las describe en este análisis reflexivo? Si no lo son,
¿cómo podría describírselas mejor? ¿Encuentra correcciones y refinamientos
expresados por los estudiantes que sean verdaderos? Si los encuentra verdaderos
hasta cierto punto, ¿puede hacerlos progresar más, es decir, refinarlos con
descripciones basadas en nuevos análisis reflexivos? Para comenzar, todos
poseemos alguna noción de nuestras vidas mentales y por ende podemos,
especialmente con ayuda, seguir refinándola con una práctica intensa hasta adquirir
destreza. Espero que de esta manera puedan producirse en el futuro más
fenomenólogos que filólogos. La necesidad es que haya más fenomenólogos, y los
análisis reflexivos son un medio para el fin de satisfacer dicha necesidad.
No dirijo actualmente estudiantes de doctorado, mas si lo hiciera les
enseñaría en primer lugar análisis reflexivo y por ende a ser fenomenólogos. A la
vez los alentaría a publicar erudición principalmente una vez que se hayan
graduado y hasta que tengan un puesto permanente. Ello se debe a que la erudición
es más fácil de hacer y puede ser producida año tras año, a que es más fácil de
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entender para los colegas que se encuentran en otras escuelas de pensamiento y a


que es más segura porque se apoya en pasajes escritos por autoridades reconocidas
y no por las observaciones reflexivas propias, que exigen confirmación por parte
de otros mediante análisis reflexivos. Mas igualmente les recomendaría que, una
vez obtenido el puesto, recuerden producir más y más fenomenología y de ese
modo sean los fenomenólogos que se prepararon para ser.
Una razón por la cual los estudiantes y muchos profesionales ya establecidos
dudan en producir fenomenología es que los gigantes del pasado a menudo han
producido enormes análisis de la extensión de un libro que pocos de nosotros nos
sentimos capaces de emular. Pero les pido que, para comenzar, consideremos
reflexionar sobre cosas cuya comprensión puede ofrecerse en quizás una docena de
páginas, algo que yo he intentado hacer. Otras razones por las que uno podría
dudar en hacer fenomenología en lugar de filología han de incluir aquello que uno
se ha habituado profundamente a hacer y también aquello que uno ve que hacen los
otros. Si se observa en cambio nuevamente lo que han hecho los gigantes de
nuestro maravilloso pasado, pueden advertirse tanto análisis reflexivos breves
como extensos y uno puede entonces resistir el conformismo y hallar el coraje para
luchar contra el hábito mediante una disciplinada práctica continua. Y sin duda los
análisis reflexivos requieren práctica.
La recomendación de hacer mucho más fenomenología y mucho menos
filología de ninguna manera es una originalidad mía. Puede resultar inusual tan
sólo mi exhortación explícita a realizar el género de análisis reflexivos concisos y
centrados en las cosas para una enseñanza socrática en grupos pequeños. Si no se
enseña y no se practica la destreza para el análisis reflexivo en la próxima
generación, nuestra tradición está muerta.

finis

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