En el artículo 1512 del código civil se define así:
Error sobre la persona Error acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar, no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa principal del contrato. Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado tendrá derecho a ser indemnizada de los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato. Este es menos común, pero suele suceder que una persona firma un contrato convencido que lo hace con determinada persona, pero luego resulta que debió hacerlo con otra, y de haberlo sabido no hubiera firmado el contrato.
Error sobre la sustancia o cualidades.
El art. 1.266 cc se refiere al error motivo o error propio y en él se especifican aquellos errores que invalidan el contrato: A) Error sobre la sustancia o cualidades. Según el párrafo 1º de aquel precepto: «para que el error invalide el consentimiento, deberá recaer sobre la sustancia de la cosa que fuere objeto del contrato, o sobre aquellas condiciones de la misma que principalmente hubiesen dado motivo a celebrarlo». Esta clase de error no solo se refiere a las cosas sino también a las prestaciones pactadas por las partes. Con carácter genérico recibió el nombre de error in corpore o in re por referirse a los elementos sobre los que recae el consentimiento contractual (De Pablo Contreras, 2000). Según Puig Brutau: (1986), el precepto parte de la idea de que el error sustancial es de tal gravedad que debe considerarse determinante, mientras que en el caso de error sobre las cualidades o condiciones del objeto, estas han de ser las que efectivamente hayan inducido a contratar. El primer supuesto es el que los romanos denominaban error in substantia. Ej. Alguien compra un caballo creyendo que era el que había probado en el tentadero o compra un cuadro creyendo que era de Goya y en realidad es de otro pintor contemporáneo. El segundo caso fue denominado error in qualitate. Sería por ejemplo compramos una lámpara de plata maciza cuando en realidad solo lleva un baño de ese metal. FUERZA “La fuerza o la violencia, es aquella amenaza ejercida sobre un contratante para obtener de él que consienta la celebración de un contrato” (SAADE, 2010) Es decir, a partir de una presión física o psicológica, se obliga a una persona a que acepte la celebración de un contrato. Esta fuerza o violencia empleada, vicia el consentimiento y se constituye una causal de nulidad relativa. Sin embargo, esta fuerza debe reunir unos requisitos, debe ser: Grave, puesto que debe causar una fuerte impresión y justo temer por parte de la persona al verse expuesta a una mal irreparable y grave. Debe ser: determinante; dicho de otro modo, el contrato ha debido nacer como producto de la amenaza de ese mal futuro. Por último, debe ser: ilícita o injusta de quine provenga. DOLO El dolo puede definirse y entenderse como un quebrantamiento intencional de a buena fe en el contrato. Aludiendo al Código Civil, nos encontramos con que el artículo 63 lo define como: “la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro”. En ese orden, el dolo en un contrato, es una tendencia a ejercer el engaño o el fraude sobre otro individuo para que así manifieste su voluntad de contratar. Se entiende que el dolo causa un vicio de consentimiento, cuando su titularidad la ejerce una las partes contratantes y su ejercicio es determinante para expresar la voluntad. Cuando se carezca de uno de estos elementos, no habrá vicio en el consentimiento, pero cuando se configura es sancionado el contrato con una nulidad relativa.