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Índice
Sinopsis Capítulo 14
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 2
Capítulo 17
Capítulo 3 Capítulo 18
Capítulo 4 Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 5
Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
3 Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 8
Capítulo 25
Capítulo 9 Capítulo 26
Capítulo 10 Capítulo 27
Capítulo 11 Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 12
Sobre la autora
Capítulo 13
MODERADORA DE TRADUCCIÓN
TRADUCTORAS CORRECTORAS
RECOPILACIÓN Y
REVISIÓN FINAL
DISEÑADORA
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Sinopsis
Tirado en el suelo del subterráneo de la ciudad del Nueva York, observé a mi
prometida tomar sus 3 últimas respiraciones.
En ese momento, todo cambió.
El Krane Hensley en que me había convertido porque Zoë se desvaneció.
Mi vida inmediatamente se destruyó en pedazos.
Ahora, vivo en una misión de sobrevivir cada día y se ha convertido en mi
lucha más grande.
Tomo mi venganza en la jaula, peleando con quien sea y cualquiera que se
me pare enfrente. Me da un alivio fugaz, pero pronto el dolor se estrella de nuevo a
mi alrededor. Así que me he volcado en Ivy, mi salvación de la agonía que es mi
vida.
¿El problema? Ivy es la hermana de Zoë.
¿Podemos Ivy y yo superar el dolor del pasado que nos conecta y encontrar
5 un futuro juntos?
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Prólogo
―Por Krane y Zoë ―dice Logan, levantando su cerveza. Los vítores se hacen
eco en el salón y alzo mi vaso. Baja del escenario, dejando que la banda vuelva a
tocar mientras Zoë suspira suavemente sobre mi cuello. Su pequeño gesto me
excita como la mierda.
―Te deseo ―susurra, llenando inmediatamente mi mente con imágenes de
follarla.
Al mirar sus preciosos ojos verdes, también la deseo.
―Lo sé ―respondo, burlándome de ella, y eso hace que niegue en mi
dirección.
―Sabes, si quieres sobrevivir a este compromiso, será mejor que empieces a
cuidar de mí.
Está bromeando, pero la insinuación de que no cuido de ella me pone como
loco. Es mi mundo y la única mujer que he amado. Levantando su pequeño culo
del suelo, la pongo sobre mi hombro para “cuidarla”, sin importar si estamos en
un bar de Nueva York o no. Grita:
―Bájame, cariño. ―Golpea mi espalda. Nadie parece notarnos mientras la
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multitud está absorta en la banda, en la que, estoy seguro, Logan gastó mucho
dinero para que tocara para nosotros esta noche… sus padres son ricos y
definitivamente se aprovecha de ello.
―Oh, te bajaré en un minuto. ―Le doy una palmada en el culo, abriendo la
puerta del baño de una patada. El único cubículo está abierto y solo hay un tipo
ahí. Lo único que debo hacer es darle la mirada, esa que dice lárgate de aquí o te
arrancaré la cabeza y desaparece.
Dejo a Zoë en el suelo y se tambalea un poco, se pasa los dedos por su jodido
cabello, sabiendo lo que me provoca el gesto.
―No hagas eso.
―¿Por qué? ―pregunta, apoyando sus manos atrás sobre uno de los
lavamanos.
―Sabes por qué.
Sonríe y me hace señas con un dedo para que me acerque. Ambos estamos
ebrios; la conexión que compartimos es como ninguna otra cosa, combínala con
alcohol y somos inflamables. Mirar sus ojos hace que todo mi mundo esté
completo. Enredando mis dedos en la parte trasera de su cabello, presiono mis
labios contra los suyos; sabe a tequila Patrón y a Zoë, la maldita combinación
perfecta.
Gime, envolviendo sus piernas a mi alrededor y pasa sus manos por mi
espalda, enviando un escalofrío a mi polla. Dejando caer mis manos, agarro sus
muslos y la llevo hasta la puerta. Sabiendo que no hay cerradura tendré que
follarla justo ahí para mantenerla cerrada. Si no fuera Zoë, no me importaría una
mierda que nos vieran.
Su lengua acaricia la mía, sin ceder. Mi polla está tan dura que duele.
Presionándome contra ella, gimo, necesitando estar en su interior.
―Bájame ―pide, necesitándolo tanto como yo.
―Mantén la espalda contra la puerta ―le digo, bajando su blusa y
exponiendo sus duros pezones rosas. Mi boca se traslada a ellos y succiono con
fuerza, moviendo mi lengua de un lado a otro en una de mis partes favoritas de su
cuerpo. Se baja sus vaqueros y luego se encarga torpemente de los míos. La punta
de mi polla está entumecida por tensarse contra la tela áspera, palpitando por ella.
Finalmente, deja libre mi polla y suelto un suspiro, mirando sus manos
mientras acaricia mi eje. La sensación es una de las cosas por las que vivo.
Estirando la mano, tomo su muñeca junto con la otra, levantando sus brazos sobre
8 su cabeza. Empuja sus caderas hacia adelante con sus piernas bien abiertas. La
miro rogarme con su suave voz sexy:
―Por favor, fóllame. ―Todavía sosteniendo sus dos manos con una de las
mías, agarro mi polla con la otra y me froto contra ella.
Mierda, está mojada.
Frotándome contra su clítoris, gime y mueve aún más sus caderas. Me
encanta jugar con ella… tentarla. En especial cuando está así de excitada.
―Retira lo que dijiste.
―¿De qué hablas? ―pregunta, sin aliento y confundida.
―Sobre que necesito empezar a cuidar de ti.
―Me retracto. Sabes que estaba bromeando, cariño.
Con una sonrisa triunfal en mi rostro, suelto sus manos y la levanto de nuevo,
sabiendo que soy muy alto para follarla mientras está de pie. Se aferra a mí y
ambos miramos mi polla hinchada mientras entra en ella con suavidad. Entonces
fijo mis ojos en los suyos, todo en este momento se congela. Está jadeando mientras
comienzo a acariciarme dentro de ella y esto me hace aumentar el ritmo. El sonido
de su culo golpeando la puerta hace eco en el lugar.
Dios, su coño es mi paraíso.
La puerta se abre un poco y la presiono contra ella, enterrándome un poco
más en su coño.
―Ocupado ―gruño.
―Lo siento ―dice la persona al otro lado. Zoë se cuelga de mi cuello y me
acaricio en su interior, sintiendo su calidez y fuerza. Amando lo que su cuerpo le
hace al mío. Presionando mis labios en su cuello, succiono con fuerza, sintiendo mi
semen acumularse.
―Mierda, cariño ―grita, y me echo hacia atrás. Su piel está sonrojada y sus
ojos cerrados. Mis bolas se aprietan mientras tensa su coño a mi alrededor y la
observo caer de este mundo. Aguantando mi orgasmo tanto como puedo, la miro.
Mierda, es tan preciosa, la cosa más hermosa que haya visto. Se estremece y
tiembla contra mí mientras me empujo dentro de ella tanto como puedo.
Entonces… llego. Gruño, bombeando mi polla hasta que mi semen se dispara
en su interior. Gradualmente, desacelero mis movimientos y descanso mi frente
contra la suya.
―Te amo, nena ―le digo, retirándome de mi lugar favorito.
―Te amo ―responde y agarra una toalla de papel para limpiarse. Lucho por
9 meter mi polla en mis pantalones, sosteniendo la puerta cerrada. Mirándola, sé que
podría correrme un par de veces más, pero tendré que esperar hasta que estemos
en casa.
―¿Lista? ―pregunto, ofreciéndole mi mano mientras sube el cierre de sus
pantalones.
―Síp ―dice y me sonríe mientras salimos del baño. Enlazando mis dedos
con los suyos, me detengo en la barra y nos pido dos cervezas más. Ambos nos
damos la vuelta y buscamos a nuestros amigos en la multitud.
―Sabes que nuestra cena de compromiso con ambas familias no será tan
divertida ―dice.
―Haremos que sea la mejor y nos divertiremos como siempre hacemos, nena.
Tu mamá estará ebria, así que la acompañaremos.
Tomando un sorbo de la cerveza que me da el camarero, no puedo evitar
perderme en su belleza.
Bebe de su cerveza mientras tomo su mano y la llevo a la pista de baile para
bailar con nuestros amigos y festejar el resto de la noche.
Diez cervezas, siete chupitos, y algo más que no puedo recordar, después, es
hora de irse. Todo el mundo se ha ido y Zoë está casi dormida en mis brazos.
―Vámonos, animal fiestero.
Me mira con el cabello en su rostro y lo único que puedo ver son sus dientes.
No puedo evitar reírme; oh, mañana lo va lamentar. Envolviendo mi brazo a su
alrededor, salimos a tropezones hacia la fría noche de primavera. La estación del
metro se encuentra a solo una cuadra y después de quince minutos de viaje,
estaremos en casa.
―¿Estás bien? ―pregunto a Zoë mientras caminamos.
―Ajá ―responde, siguiéndome el paso. La ciudad todavía está vibrando,
juro que Nueva York jamás duerme y es por eso que me encanta. Al entrar en las
escaleras del metro, comenzamos a bajar y Zoë se tambalea.
―Sujétate de mí, ¿está bien? ―La cargo mientras bajamos.
―Mmmm ―murmura mientras su barbilla choca con su pecho.
Esperamos en la plataforma y no hay nadie más aquí, con excepción de un
vagabundo durmiendo en un banco. Sentándome junto a ella, envuelvo un brazo a
su alrededor y se acurruca contra mí.
―¿Estás bien? ―inquiero.
10 ―Sí. ¿Cariño? ―pregunta.
―¿Ajá?
―¿Mañana podemos ir a Long Beach?
―Claro ―respondo, sabiendo que no querrá hacer nada más que dormir
todo el día, pero siendo un hombre inteligente, le sigo la corriente.
―Lo digo en serio.
―Claro que sí.
El metro acelera por los rieles meciéndonos de un lado a otro un rato, y
descanso mi cabeza contra la suya. Me concentro en los asientos naranjas y
amarillos frente a nosotros. Entonces, el licor hace efecto y mis ojos se cierran. Mi
mente vuelve al sexo con ella en el baño.
De repente, mi fantasía es interrumpida. Zoë se sacude violentamente en mi
abrazo.
―Nena ―grito sosteniéndola.
No responde, sus ojos están en blanco y sé que debo hacer algo. Ha tenido
ataques antes, pero no desde hace mucho tiempo y nunca conmigo. Sé que debo
protegerla hasta conseguir ayuda en la próxima parada.
Tendiéndola en el suelo del metro, acuno su cabeza, con sus brazos y piernas
sacudiéndose. Mi interior se rompe, ardiendo con el dolor de verla lastimarse así.
―Nena, por favor ―ruego, llorando, sosteniéndola, pero no se detiene y no
sé qué más hacer. Saliva blanca sale por el costado de su boca, seguida de sangre, y
me temo que se haya mordido la lengua―. ¡Zoë! ―grito, enloqueciendo,
mir{ndola así, tan… indefensa.
Finalmente, su cuerpo empieza a parar y mi corazón da un vuelco.
―Zoë, oh, nena. ―Sollozo, limpiando mis ojos para poder verla claramente y
rodearla. Mientras me cierno sobre ella, todavía sigue retorciéndose un poco y
espero a que vuelva en sí, acunando su cabeza en mis manos―. Despierta
―susurro, descansando mi frente contra la suya, queriendo calmar su cuerpo. El
anuncio de la próxima parada suena, así que no pasará mucho hasta que pueda
sacarla de aquí. Mi pecho se siente pesado viendo sus respiraciones entrecortadas.
Está luchando―. Nena, por favor, resiste ―susurro, mirándola mientras el tren
empieza a desacelerar.
Entonces, su cuerpo se queda quieto y todo en ella se tranquiliza.
¡Gracias a Dios!
¡Va a estar bien! Tiene que estarlo. Cuento su respiración, esperando a que
11 vuelva a mí. Uno… dos… tres… y entonces… nada. Entro en p{nico, mir{ndola a
los ojos, están ligeramente abiertos y brillantes. Mira a la nada, no a mí.
―¡No, Zoë! ―grito, sacudiendo sus hombros―. ¡No puedes dejarme!
El tren se detiene en la estación y grito por ayuda cuando las puertas se
abren, incluso aunque sé que es demasiado tarde. Mirando su cuerpo, me paso los
dedos por mi cabello, horrorizado. Su pecho está inmóvil.
Las lágrimas nublan mi visión mientras la levanto en mis brazos. Sosteniendo
su cuerpo sin vida contra el mío, me siento, llorando, revolcándome en la agonía
de enfrentar mi más terrible pesadilla.
Todo a mi alrededor da vueltas.
Dios, esto no puede ser real.
Sollozo contra su cuello, mi Zoë, mi mundo, mi todo… por última vez.
Capítulo 1
Cerrando mis ojos, me siento en la arena de Long Beach después de otra
carrera infernal y respiro el aire fresco del mar. Mi pecho se siente pesado y
desearía que el dolor por correr borrara mi mente, pero no lo hace.
Vivo en un constante infierno.
La penosa realidad de mi vida está plagada con imágenes de Zoë muriendo
frente a mí. En mis brazos. Hago mi mejor esfuerzo por alejar esos jodidos
pensamientos y concentrarme en lo que tuvimos. Eso, si puedo concentrarme lo
suficiente. Algunas veces puedo y cuando eso sucede, todavía soy capaz de olerla e
imaginar su rostro, sus ojos, su cuerpo, su risa, todo sobre ella está al alcance de
mis manos, tan cerca, pero no lo suficiente para alcanzarla. Incluso con las
ilusiones a las que me aferro, no es suficiente. Ya no está aquí conmigo.
No quiero aceptar el hecho de que jamás volveré a verla o tocaré su suave
piel, pero debo hacerlo, porque de verdad se ha ido. Tan jodido como estoy… sé lo
que es real y lo que no. Jamás sentiré sus caricias o sus labios o la miraré a los ojos.
Así que por ahora, esto es lo único que me queda, y me lleva tan cerca de ella como
es posible.
12 Puede que dejara este mundo inesperadamente hace cinco meses, pero en mi
cabeza, todavía se siente como si hubiera sido ayer. La herida está fresca y arde con
cada minuto del día. El dolor de perderla es como nada que haya experimentado.
Incluso respirar es brutal, mi vida de verdad no tiene ningún propósito ahora y es
difícil encontrar una razón para abrir mis ojos cuando despierto cada día. Todo el
mundo dice que las cosas mejoran con el tiempo, pero no me creo esa maldita
mentira… no lo har{.
Escuchando el sonido de las olas estrellándose contra la orilla, me pregunto
por qué Dios no me llevó a mí, ¿por qué a ella? No hay razón para que ese fuera su
momento. Los malditos doctores dicen que murió de SUDEP, es decir, muerte
súbita e inesperada por epilepsia, lo que en mi mente es una completa tontería y
confuso… tal vez creen que si le ponen un maldito acrónimo, entonces cuenta
como una explicación. Pero solo significa que no saben una mierda.
Mi teléfono suena y me duele abrir los ojos… lo atribuyo al cansancio y al
tequila que todavía recorre mis venas de anoche. Bajo la mirada al teléfono a través
de mis oscuras pestañas, es mi mamá, mi dominante y controladora madre. No soy
tan tonto como para ignorarla; simplemente vendrá y me buscará.
―Hola, mamá.
―¿Cómo está la playa? ―pregunta, sabiendo que vengo aquí todas las
mañanas. Lo he hecho desde que perdí a Zoë, sin ser capaz de detenerme. Antes de
que muriera, le hice una promesa de traerla aquí, y por esa razón es aquí donde me
siento más conectado con ella.
―Está bien, mamá. ―Hay una nota de exasperación en mi tono. De verdad
no quiero hablar con ella en este momento.
―Genial, bueno, solo quería recordarte la boda de tu hermana y que
necesitas…
―Lo sé, mamá.
―Bueno, si lo sabías, debiste haber ido a tomarte las medidas para el
esmoquin. Tu papá va ahora. Si quieres encontrarte con él, puede pagarlo.
―Sí, claro.
―Te amo, Krane.
―También yo. ―Cuelgo y me recuesto sobre la arena, cerrando los ojos.
A pesar de que Zoë se fue, la conexión que siento con ella aquí es muy fuerte.
No quiero irme, nunca quiero, pero conociendo a mi papá, se molestará si llego
tarde. Me levanto y agarro la toalla, mirando hacia el vasto horizonte y el océano
13 sin fin.
Hasta mañana, hermosa.
Entrando en mi camioneta, conduzco desde Long Beach hasta Oceanside, la
ciudad de la que somos Zoë y yo. Me mudé de nuevo aquí después de perderla.
No podía soportar volver a nuestro apartamento en la ciudad con todas sus cosas
en éste… simplemente era demasiado. Así que alquilé un pequeño apartamento y
dejé todo como estaba. Llámame cobarde o lo que quieras, pero perderla me ha
jodido en muchas formas.
Cruzando hacia la calzada para salir de nuevo a tierra firme, un auto rojo
deportivo se me cruza. Toco mi bocina y grito:
―¡¿Qué demonios, idiota?!
El pequeño y calvo conductor alza el dedo del medio y acelera.
¡Maldito imbécil!
Mi sangre hierve; quiero seguirlo, retorcer su maldito cuello y sacar algo de la
agresión reprimida. Noto su matrícula, completamente estúpida, que dice RPIDO.
Quito el pie del acelerador cuando entra un mensaje en mi teléfono de parte de Ivy,
la hermana de Zoë. Ella está luchando tanto como yo. De inmediato, suelto el
acelerador y leo sus palabras.
¿Tienes el iPod de Zoë?
Mi mundo de vueltas pensando en Zoë y su amor por la música. Bajo la
mirada hacia el viejo y gigante iPod que está conectado a mi estéreo, claro que lo
tengo.
Saliendo a la carretera, llego a un semáforo en rojo y le escribo.
Sí, lo tengo. ¿Por qué?
Continúo de camino a ver a mi papá, esperando por Ivy, pero no responde.
Estacionando en la sastrería, deseo tener una botella conmigo para poder darle un
trago. Veo a mi papá por la ventana, vestido como si ya fuera a la puta boda. Me
echo un poco de desodorante Axe y espero que enmascare el olor de la borrachera
de anoche y mi sudor de la playa.
Al salir, me paso las manos por el cabello en un intento por domarlo, pero es
inútil. Mi reflejo en el vidrio de la puerta muestra lo horrible que me veo. Mi ropa
se ve como el infierno por recogerlas del suelo después de salir a tropezones de la
cama.
Al entrar, mi padre se gira para mirarme, la decepción está escrita en todo su
14 rostro. Él y mamá no entienden por qué estoy así, pero en realidad, no me importa;
no necesitan hacerlo. No son yo, y no tienen que vivir con los recuerdos con los
que vivo.
―Hola, papá ―digo, inclinándome para abrazarlo.
―Hijo ―responde y me da una palmadita en la espalda. Nos apartamos y
levanto mis gafas de sol, la luz del interior de la tienda lastima mis retinas, como si
un cuchillo las cortara―. Dios santo, Krane, te ves horrible ―me regaña.
―Gracias, papá. ―Sé que me veo como una mierda, pero es como si matara
al hombre darme un maldito descanso de vez en cuando.
―¿Qué está pasando contigo?
―¿De verdad tienes que preguntar? ―Niego, sintiéndome a punto de perder
el control―. Estoy jodidamente muriéndome por dentro, papá.
Camina hacia afuera y lo sigo, poniéndome de nuevo las gafas. Me trata como
a un jodido niño a pesar de que tengo casi treinta años. No necesito aguantar
tonterías como éstas de su parte.
―Krane…
Lo interrumpo:
―Si vas a darme un sermón, ahórratelo. ―Aparto la mirada, esperando su
respuesta.
―Estoy preocupado por ti… eres mi único hijo y no eres tú mismo en este
momento. ¿Por cuánto tiempo va a continuar así? Estás molesto, bebes demasiado
y haces solo Dios sabe qué cosas más. ¿Qué hace falta para que salgas de esto?
Mi mente recalibra… de verdad no tiene ni idea del impacto que me ha
provocado perder a Zoë.
―Si perdieras a mamá, ¿cómo estarías después de unos meses?
―Unos meses, Krane, casi han pasado seis.
―Te hice una pregunta ―espeto, ya que está evadiendo la respuesta. Piensa
en mi pregunta parpadeando un par de veces. Puedo ver la mirada en sus ojos y
me molesta. Necesito irme antes de que esto empeore. Soy jodidamente
impredecible y si esto va más lejos, no ayudará en nada.
―Eso es completamente diferente.
―Y una mierda que lo es ―bramo y me alejo.
―¡Krane, espera! ―grita, pero no miro hacia atrás.
Si no puede entenderlo, entonces que le jodan. Estuve con Zoë durante años.
Era mi mundo, la única que me entendía. Me robó el corazón y me domó cuando
15 estaba fuera de control. Muy similar a lo que mamá hizo con papá, así que pensé
que él entendería, de todas las personas. Pero ese no es el jodido caso.
Capítulo 2
―¿Puedes estar aquí en una hora? ―me pregunta Ling.
Examino mi apartamento vacío, como si tuviera otra cosa más que hacer.
Sabe que puedo estar allí en cualquier momento, así que la pregunta es irrelevante.
Especialmente porque pelear en luchas clandestinas para él, es mi única fuente de
ingresos dado que dejé la ciudad y la vida que Zoë y yo teníamos donde estaba
entrenando todos los días con Logan. Solía tener un plan para algún día llegar a
pelear por un título, pero eso fue antes de que lo perdiera todo.
―Sí, ¿en el almacén de siempre?
―Síp.
―Nos vemos pronto.
―¿No quieres saber contra quién vas a pelear?
―No importa.
Cuelgo y busco entre mi ropa unos pantalones cortos. Todo está en una pila,
la ropa limpia y la sucia se ha mezclado y me parece recordar que lavé algo de
ropa la noche anterior; caminando hacia la secadora, me alegro al ver que hay ropa
16 limpia dentro. Saco un par de pantalones negros, los meto en mi bolsa del
gimnasio y rebusco dentro de ella para asegurarme que tengo todo lo demás antes
de cerrarla.
Abriendo la nevera, tomo una botella de agua y agradezco el no haber bebido
mucho hoy. Salgo, meto todo en mi camioneta y hago el viaje a Jersey. Dado que es
ilegal pelear en Nueva York, trato de evitarlo si puedo. No me importa si voy a la
cárcel o no, pero si acabo allí no puedo beber, y eso probablemente me forzaría a
enfrentarme a muchos demonios que todavía no estoy preparado para confrontar.
Mi teléfono suena y respondo tan pronto como empiezo a conducir.
―¿Hola? ―No hay respuesta y miro la pantalla. Es Ivy―. Solo respira, chica.
La escucho exhalar y digo:
―Tómate tu tiempo, sabes que no iré a ningún lado. ―Miro las luces de los
otros autos mientras me pasan, sus silenciosos sollozos se desvanecen al otro lado
de la línea. Ivy es realmente la única persona con la que he sido capaz de
relacionarme desde que perdí a Zoë. A ambos nos ha destruido la pérdida.
―Yo… ―Su voz se desvanece y llora más fuerte.
―Respira, Ivy.
Profundos sonidos de aire se oyen a través del teléfono y sé que lo está
intentando. Para distraerla de lo que la tiene tan molesta, digo:
―Cierra tus ojos, vamos a algún lugar juntos. ¿Qué ves?
―Nada.
―Vamos, Ivy, puedes hacer esto, llévanos a algún sitio.
Guarda silencio y después finalmente susurra:
―La jungla.
Me rió.
―Bien, la jungla, déjame llegar allí.
Se ríe un poco, supongo que sabiendo que probablemente mi cerebro
masculino está pensando en otra cosa.
―¿Qué ves?
Sorbe unas cuantas veces, por suerte calmándose, y sé que mi táctica de
distracción ha funcionado.
―El sol es brillante, todo es tan verde y hermoso.
―Siempre vas a sitios brillantes ―bromeo.
―Es mejor que alguno de los agujeros a los que nos has llevado.
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Recuerdo unas cuantas conversaciones parecidas y es verdad que nos he
llevado por algunas oscuras carreteras.
―¿Qué te está molestando, chica? ―pregunto, ahora que he distraído su
atención, manteniendo mis ojos en la carretera.
―Encontré una tarjeta que compré para Zoë. La compré para ella cuando
consiguió su último ascenso en el trabajo, pero nunca se la envíe porque estaba
demasiado ocupada cuidando solo de mí. ―Se atraganta―. Dios, Krane, fui una
hermana tan terrible.
―Detente, no lo fuiste. Zoë te amaba. Sí, se separaron un poco, pero viajabas
mucho por trabajo y ella se hallaba ocupada con la transición a la ciudad. A veces,
la vida interfiere, pero eso no te hace una hermana terrible.
―Gracias por decir eso, pero no puedo evitar sentirme así. Apesta que ahora
que me he dado cuenta de lo que es importante… ella se ha ido.
Escuchar sus palabras me hace desear poder resolver mis asuntos.
―¿Qué piensas que diría Zoë? ―le pregunto a Ivy, esperando que ella misma
pueda poner algo de claridad en las cosas.
―Te diría que la dejes ir, que siguieras con tu vida y que fueras feliz.
―Eso no es lo que he preguntado. ―No dice nada más, así que inquiero―:
Quiero decir, ¿qué te diría a ti?
―Que me ama y siempre lo har{… ¡sin importar el qué!
―Ves, Ivy, esas palabras que dices, también tienes que creerlas.
―Lo sé… simplemente no puedo dejar de arrepentirme.
―Tienes que hacerlo, por Zoë.
―Lo intento, pero…
La interrumpo.
―Entonces tienes que intentarlo más.
―Está bien ―susurra.
―¡Bien! Escucha, odio dejarte, pero voy a pelear esta noche y acabo de llegar
―digo.
―No te preocupes, ve. Gracias por calmarme. Cuídate.
Terminamos la llamada y las palabras de Ivy resuenan en mi cabeza: Déjala ir,
sigue adelante y sé feliz.
No creo que Zoë dijera eso, pero no importa lo que piense porque no está
18 aquí para decirme otra cosa. Saliendo de mi auto, camino hacia la parte trasera del
almacén industrial donde uno de los hombres de Ling vigila la puerta. Asiente
hacia mí y después la abre. Entro, el sonido de la multitud coreando y gritando
hace eco a través de los pasillos ante otra pelea. Dando la vuelta a la esquina,
encuentro mi nombre en un papel pegado a la puerta de la habitación en la que
Ling habitualmente me deja cambiarme.
Dirige el lugar como una máquina bien engrasada. Es tan cerca de ser
legítimo como cualquier asociación de peleas clandestinas puede ser. Excepto que
todo el mundo aquí apuesta por los luchadores, así que se vuelve ruidoso y loco de
vez en cuando. Ahora, al entrar en una pelea, tengo una mentalidad diferente de la
que tenía cuando Zoë estaba a mi lado. Pelear se ha convertido en un medio para
sobrevivir. Una manera de liberar la agresividad y la rabia inamovibles que viven
dentro de mí.
No peleo por un futuro o una carrera como una vez soñé. Lucho para matar a
mi oponente, para desatar sobre él lo que el universo se niega a soportar. Me visto,
me siento en el banco y comienzo a envolver mis nudillos. Mientras miro mis
manos, estirando la cinta blanca, hay un golpe en la puerta.
―Entra ―grito y Ling mete su cabeza.
―¿Qué pasa, hombre? ―pregunta.
―No mucho, solo envolviéndome los dedos ―respondo, elevando mi puño
hacia él.
―¿Necesitas algo? ―cuestiona. Niego―. ¿Tienes a alguien que esté en tu
esquina?
―No, pero estoy bien, no pasará de la primera ronda.
Se ríe en voz alta.
―Ni siquiera sabes con quién vas a luchar.
―Te lo dije, no importa.
Asiente.
―Bien, haré que Bo esté allí en caso de que continúe hasta la segunda ronda.
Levanto mi barbilla en conformidad mientras se va y termino de envolver mis
manos. Mirándolas, se ven bastante horribles. Pero este no es mi fuerte; Logan
siempre solía hacerlo por mí. Sin embargo, todo eso está en el pasado; le di la
espalda a él y al resto de personas que me ayudaron a tratar de alcanzar mi sueño
la noche en que perdí a Zoë. Es lo mejor. No necesitan que los hunda.
Especialmente Logan… tiene un brillante futuro por delante y no necesita perderlo
19 tratando de ayudarme. Ya nadie puede ayudarme.
Levantándome, me estiro para preparar mi cuerpo, después doy golpes en el
aire para que mi corazón se acelere. Dos rápidos golpes suenan en la puerta y Bo
mete su cabeza.
―¿Preparado, hombre?
―Sí. ―Tomo mi botella de agua, que está en el suelo, y me la quita. Jodido
Ling, probablemente le dijo que se quedara en mi esquina toda la noche. Sin
embargo, en el momento en que la campana suena, todo lo que veo es rojo.
Saliendo, mantengo mis ojos en la jaula y busco a mi oponente. Pelear es tan
mental como cualquier otra cosa. Una vez que lo veo, todo cambia. No quiero más
que arrancar su cabeza, demolerlo en el ring y hacerle sentir algo del dolor que
siento.
La multitud vitorea ante mi entrada. He luchado para Ling una docena de
veces y dice que le traigo las mayores ganancias. No hace diferencia para mí. El
árbitro me detiene antes de que entre en la jaula, mirando mis manos,
asegurándose que están apropiadamente envueltas. Después, le muestro mis
dientes para probarle que tengo un protector bucal y salto en mi lugar, angustiado,
enfadado, necesitando luchar.
Una vez que me da el “adelante”, entro corriendo al ring directo a mi
oponente, atrapándolo con la guardia baja mientras me alzo sobre él y presiono mi
frente contra la suya, mirando sus pequeños ojos como perlas.
El árbitro me aparta y la multitud vitorea mientras me abalanzo sobre él. Pero
una mano en mi pecho me detiene. Me paro allí esperando mientras nos presentan
a ambos y gritan las reglas. Siento que estoy gruñendo, esperando, como si una
bestia fuera a salir de mi interior.
Entonces suena la campana y me abalanzo sobre él, moviéndome ferozmente.
Se agacha y se libra de mis golpes; el pequeño hijo de puta es rápido. Me aparto,
necesitando actuar con inteligencia y mantenerme bajo control. Uso mi juego de
pies y puedo escuchar las palabras que Logan solía gritarme cuando entrenábamos
juntos. Afloja un poco, haz que el tipo se sienta más seguro. Se mueve de un lado a otro
como un maldito boxeador y espero que ataque. La multitud grita y noto que en
realidad no levanta sus pies. Golpeando tan fuerte como puedo, conecto con sus
dos piernas y lo hago caer.
La habitación resuena y me precipito sobre él, dándole golpe tras golpe. La
sensación que cada impacto envía a través de mi sistema es jodidamente increíble.
Tan estimulante. Pero es un alivio pasajero del dolor y la agonía que es mi vida,
porque sé que esta liberación acabará en el momento en que termine la pelea. Su
20 ojo se abre y sangre se derrama de allí. Sin embargo, no me detengo, sabiendo que
el árbitro pronto acabará la pelea y solo quiero disfrutar el momento.
Así que me pongo de pie, como si le diera una oportunidad de levantarse…
parpadea unas cuantas veces, aclarando su visión, cuando le doy un codazo en la
nariz. Comienza a sangrar y el árbitro se mete entre ambos. Lo miro, viendo que
mueve sus brazos mientras finaliza la pelea y después me alejo.
La multitud grita por mí, pero la satisfacción de ganar no es nada. Mientras
reviso la multitud, recuerdo que Zoë no está aquí y mi realidad rápidamente toma
lugar. Los tres minutos de pelea me han hecho olvidar las cosas brevemente, pero
es solo una tirita, como todo lo demás en mi vida ahora mismo. Es un arreglo
temporal, pero… es lo único que tengo.
Capítulo 3
Sentándome en mi sofá, miro la botella de tequila medio consumida y el
anillo de compromiso de Zoë delante de mí en la mesa. Paso mis manos por mi
rostro mientras me levanto y voy al lavabo. Cristo, me veo como la mierda.
Mirando al reflejo borracho en el espejo, abro el agua y echo algo en mi rostro antes
de pasarla por mi cabello. No he dormido nada; el dolor parece que nunca para.
Dirigiéndome de nuevo al comedor, miro el anillo de Zoë y sé que necesito
salir de aquí. Si me siento aquí y lo sigo mirando, me volveré jodidamente loco. Es
lo suficientemente tarde, así que Ling no me llamará para pelear esta noche.
Tomando mi teléfono y la billetera, pienso a dónde ir. Mientras bajo las escaleras y
salgo de mi edificio, decido ir al bar justo calle abajo. Con mis manos en los
bolsillos, camino dejando que el aire frío me rodee.
Zoë y yo solíamos venir aquí antes de que nos mudásemos a la ciudad.
Recuerdo caminar esta misma ruta con ella. Al acercarme al bar, no está muy lleno,
y entonces veo el mismo auto rojo deportivo con la matrícula RPIDO del idiota que
me cortó el paso el otro día.
Las ruedas dentro de mi cabeza empiezan a girar… cualquier cosa que me
21 saque a Zoë de la cabeza, estoy dentro. Entro al tenuemente iluminado
establecimiento, Hazel, la camarera habitual, me ve y sonríe, la saludo y tomo
asiento en uno de los taburetes de la barra.
―¿Qué tal? ―pregunta, pasándome una Budweiser y después poniéndome
un trago de tequila.
―Bien, ¿tú?
Mueve su mano hacia fuera, a los clientes desperdigados por el bar.
―Solo esto ―dice. Bebo ante su comentario, inclinando mi cerveza hacia ella
cuando la bajo―. ¿Te está yendo bien? ―pregunta.
Encojo mis hombros, no queriendo hablar, y levanto el trago antes de
bebérmelo entero. Me mira, y sabiendo que Hazel no es de las que deja las cosas,
asiento.
―Me está yendo bien. ―Me sonríe―. Oye, ¿sabes de quién es el auto rojo
brillante que está en la parte delantera del bar?
Señala a un grupo de hombres jugando al billar en la esquina.
―Creo que es del cabeza rapada. Lo vi estacionar cuando entré hoy.
―El jodido imbécil me cortó el paso el otro día.
―Suena como algo que haría él; parece ser un imbécil, hace que su chica pida
sus bebidas toda la noche. ―Me fijo en una chica sentada a su lado, enviando
mensajes por el móvil.
―¿Esa es? ―pregunto, señalando.
―Sí.
Tiene el cabello corto y negro y se ve miserable, pobre chica. Toma un trago
de una Bud Light y me giro hacia Hazel.
―¿Me darías una cerveza Bud Light, por favor?
―Joder no ―grita, sabiendo lo que voy a hacer―. Ya te cubrí la semana
pasada.
―Esta vez lo haré fuera, lo prometo.
Hazel conoció a Zoë ―todos fuimos a la escuela juntos―, así que en algún
nivel, puede empatizar con lo que estoy pasando, porque también la ha perdido.
Es por eso que acepta esta jodida rutina borracha en la que estoy. Niega sin
concordar conmigo, pero aun así me da una Bud Light; sabía que no podría decir
que no.
Levantándome, tomo mi cerveza y la de la chica y camino directo hacia la
miserable novia del imbécil. Poniendo la mejor sonrisa arrogante en mi rostro,
22 inclino la cerveza hacia ella y alza la mirada, atrapada con la guardia baja.
―Un hombre de verdad nunca dejaría que tuvieras que pedir tu propia
bebida, cariño.
Me sonríe y alcanza la cerveza. Se la doy y puedo sentir unos ojos en mi
espalda. Manteniendo mi promesa, salgo por la puerta principal y voy hacia el
auto rojo del idiota.
―¿Dónde demonios vas? ―dice una estridente voz masculina desde atrás.
Tomo un trago de mi cerveza mientras doy los últimos pasos y me giro, saltando
en la parte de atrás de su estúpido auto. Viendo como él y sus dos amigos me
miran sorprendidos―. Bájate de mi auto, idiota.
―¿O qué? ―lo reto.
―O te obligaré. ―Él y sus amigos no parecen poder hacer mucho. Amaría
luchar con los tres. Les daría una buena paliza a todos a la vez.
Bebiendo el último trago de mi cerveza, me inclino y descanso mis codos
sobre mis rodillas, golpeando con la botella su auto.
―Estoy esperando, hijos de puta. ―Levanto mis cejas y puedo ver que está a
punto de estallar.
Se abalanza sobre mí y con la botella sujetada por el cuello, la lanzo sobre su
cabeza. El vidrio se rompe con un sonido fuerte y satisfactorio y cae al suelo, sus
dos amigos se quedan allí congelados, mirándome.
―¡Vamos, ataquen, maricas! ―grito con la adrenalina bombeando, pero se
alejan y luego su novia sale corriendo, asustada cuando lo ve en el suelo. Si no
estuviera totalmente noqueado, lo hubiera atacado, pero al mirar su rostro… est{
echándose una siesta, el pobre chico debía estar cansado.
Me alejo y saludo a Hazel cuando me encamino hacia mi apartamento, ya que
está parada en la entrada del bar. Me mira estupefacta y solo niega. Es momento de
que vuelva a casa. No tengo ganas de lidiar con la policía por esta mierda.
23
Capítulo 4
―Krane, realmente necesitas comer más ―dice mamá, llenando mi plato con
una ración abundante de huevos.
Miro hacia el viscoso desorden amarillo y sé que tiene razón. Pero pierdo el
apetito cuando la razón por la que no he estado comiendo me golpea.
―He estado comiendo, mamá, te lo prometo.
Pone la sartén en el fregadero y me mira, inclinándose sobre la barra de
desayuno.
―Tu papá me dijo que discutieron. Los dos estamos preocupados por ti,
cariño. ―Pongo mi tenedor en el plato de cerámica y la miro a los ojos―.
Necesitamos hablar de lo que ocurrió ―suplica.
―¿Qué quieres que diga, mamá? ―pregunto, completamente frustrado―.
Zoë murió en mis brazos y no pude hacer una maldita cosa para salvarla. Sin ella,
no me importa mi vida, puto fin. No puedo superar eso como todo el mundo
quiere que haga. Cada vez que cierro mis ojos, soy perseguido por esas visiones.
Las lágrimas brillan en los ojos de mi mamá. No he hablado de lo que le pasó
a Zoë, excepto con los policías la noche que ocurrió. Revisar los acontecimientos
24
me rompe y estoy a punto de perder el control. Inclinándome hacia mi madre, beso
su frente, sosteniéndola de la parte trasera de la cabeza y luego huyo de su casa.
No puedo hacer esto.
Solloza mientras la dejo y me siento muy mal, pero no hay nada que se pueda
decir. Estoy cansado de que la gente me diga cómo tengo que estar, cómo seguir
adelante. Esta es mi vida y la voy a manejar de la maldita manera en que lo
necesite. Volviendo a casa estoy agitado, perdido. Mi mente está obsesionada con
imágenes terribles de los peores días de mi vida y, de alguna manera, termino en el
trabajo de Ivy.
Mirando por la ventana, no estoy seguro de porqué estoy aquí, o cómo me
puede ayudar. Pero sé que no va a juzgarme. Los sentimientos dentro de mí en este
momento están jodidos y es la única que entiende mi dolor. Enviándole un texto,
pregunto:
¿Puedes tomar un pequeño descanso y salir?
No responde y siento que es un error de mi parte cargarla con mis problemas
cuando está trabajando. Todo esto ha sido muy duro para ella también. Incluso ha
sido duro volver al trabajo. Poniendo en reversa mi camioneta, miro a mi alrededor
antes de dar marcha atrás y la veo salir del edificio. Me detengo de inmediato,
estaciono el vehículo y desbloqueo las puertas.
Entra y se ve agotada.
―¿Estás bien? ―pregunta, preocupándose por mí inmediatamente. ―Paso
las manos sobre mi rostro y dejo escapar un profundo suspiro frustrado―. Solo
respira ―dice, utilizando mis propias palabras.
Dejo lo que estoy haciendo y la miro por el rabillo del ojo. Le doy una
pequeña sonrisa y confieso:
―No sé qué más hacer, Ivy. Me levanto todos los días y trato de encontrar un
propósito para saber por qué estoy aquí, pero… ―Mi voz se desvanece,
angustiado con el estado mental en el que actualmente me encuentro.
―Krane, no es tu trabajo averiguar la razón por la que estás aquí y Zoë no.
Tienes que creer que era su momento. ―Recuesta su cabeza, su suave cabello
meciéndose por el aparato de aire acondicionado.
Dios, es tan fuerte.
―¿Cómo sigues adelante como lo haces?
―No tengo mucha elección. Me quedé en cama durante más de un mes y
estuve a punto de perder mi empleo. El trabajo me mantiene ocupada, una buena
25 distracción, supongo. ¿Has pensado en volver a la ciudad y al entrenamiento con
Logan? ―cuestiona.
Niego.
―Sin Zoë, no creo que pueda volver a mi antigua vida.
Alcanza mi mano y la toma, descansando ambas sobre mi muslo.
―Necesitas empezar a sanar, por Zoë. Ella no querría verte así.
Asiento, reconociendo sus palabras, pero no teniendo ni idea de cómo
hacerlo.
―Vamos a entrenar esta noche. Podemos ir al gimnasio en mi apartamento y
simplemente hacer un entrenamiento ligero. Tal vez ayude a despejar tu mente.
Acepto, por alguna razón desconocida de Dios. Un entrenamiento en
conjunto es la última cosa que quiero. El olvido es la única cosa llamándome. Pero
tal vez estar cerca de Ivy me recuerda a Zoë en el buen sentido. O tal vez estoy
demasiado jodido como para tomar una decisión por mi cuenta en este momento.
―Bueno, salgo a las siete. Ahora, ve a casa y toma una siesta; luces agotado
―dice.
Asiento y la abrazo mientras se apoya en mí, el calor de su cuerpo tan
relajante.
―Te enviaré un mensaje ―anuncia y la veo salir de mi auto. Lleva
pantalones ajustados y mis ojos siguen su culo mientras camina alejándose.
De vuelta en casa, estoy destrozado por la culpa de tanto mirar el culo de Ivy,
profanando su memoria por notar cualquier culo que no es el de Zoë, sabiendo que
tendría mi cabeza en una puta bandeja por mirar a otra chica, y probablemente
sacando mi cabeza de esa bandeja y pasándola a través de una picadora de carne
por ser el de su hermana. Y entonces, un rayo de agonía se dispara a través de
mí… todo lo que quiero es a Zoë. Tanto. Así que me detengo para recoger una
botella de tequila para adormecer el dolor y la vergüenza. No es lo correcto, pero
en este momento, nada de lo que hago lo es.
Volviendo a mi auto, escucho mi nombre siendo llamado detrás de mí.
―Krane, espera, hombre.
Me giro para ver a Rod, un viejo amigo con el que me divertía mucho antes
de que las cosas se pusieran serias con Zoë, y realmente no lo he visto mucho
desde entonces, pero sabe todo lo que pasó.
―¿Cómo diablos estás? ―pregunta―. ¿Lo llevas bien? ―Hay una sonrisa
genuina en su rostro, que no se parece al egoísta Rod.
26 Bajando la mirada al pavimento, pateo la grava frustrado, sabiendo que es
mejor simplemente mentirle y decirle que estoy bien, a decirle la verdad.
―¿Estás bien, hermano?
―Sí ―miento, incapaz de obligarme a mirarlo.
―¡Bien! Me alegro de haberte encontrado. Sé que estás superando mucho,
pero quería invitarte a reunirnos en mi casa esta noche. Me encantaría pasar el rato
de nuevo y ponernos al día. Como en los viejos tiempos.
Asiento, recordando las noches que teníamos juntos, en las cuales
terminábamos desvaneciéndonos en la nada.
―Sí, hombre, claro.
―Genial, ¿a las seis?
Acepto y lo veo volviendo a su Mercedes. Han pasado años desde que nos
reunimos. Zoë odiaba a Rod. Era una mala influencia para mí, a ciencia cierta.
Siempre celebraba fiestas sucias y había algo más que bebida allí, seguro. Bajo la
mirada al tequila que estoy sosteniendo, algo más podría ser justo lo que necesito
ahora mismo.
27
Capítulo 5
Ivy me envía un mensaje.
¿Quieres ir por algo rápido para comer antes de hacer ejercicio?
¡Mierda! Olvidé por completo que había hecho planes con ella esta noche.
Pasando los dedos por mi cabello, pienso en cómo manejar las cosas. Mirando el
reloj, supongo que lo mejor que puedo hacer es ignorarla, especialmente con los
pensamientos que tuve antes. Es la hermana de Zoë… su culo debe ser inexistente
para mí. Pero es la única que me entiende, así que manejaré el hacer frente a las
repercusiones mañana.
Sentado frente a la casa familiar de Rod delante del océano, mi mente se
inunda con muchos recuerdos de tiempos pasados y ninguno de ellos fue con Zoë.
Es extraño para mí, pero también una especie de alivio, porque todos mis
recuerdos últimamente han sido consumidos por los momentos que hemos
compartido. Al mirar mi asiento de pasajeros vacío, duele no tenerla conmigo,
aunque seguro como la mierda que ella no hubiese querido estar aquí. Tomando
otro trago del borrador de cerebros líquido, me hago una promesa: esta noche no
voy a pensar en Zoë y en todo lo que perdí… solo pensaré en el futuro, tan triste
28 como pueda parecer en este momento.
Saliendo de mi auto, cruzo la calle vacía, la música de su casa se oye por el
aire. Subo por el camino de entrada, la puerta está abierta y hay un montón de
gente dispersa por todo el frente. Entro y busco a Rod, pero en su lugar detecto un
barril en la esquina de la habitación. Me lleno una copa y planeo pasar gran parte
de mi noche aquí.
―¿Qué pasa, hombre? ―dice Rod, viniendo desde afuera.
Sonrío y levanto mi copa hacia él.
―No mucho. Acabo de llegar.
―No bebas esa mierda, voy a buscar algo para ti ―comenta.
Termino la cerveza porque, para mí, cualquier bebida es buena. Rod abre el
congelador y saca una botella de Patrón. No solo es mi favorito, también el suyo.
Vertiendo un vaso del líquido frío para cada uno, dice:
―Me alegra que vinieras esta noche.
Nos dirigimos a la fogata al aire libre que está rodeada por un grupo de
personas, afortunadamente todos extraños para mí. Mientras cada uno toma una
silla, fuerzo una pequeña charla, cuando lo único que quiero hacer es terminar
todo mi vaso y dejar que el alcohol se haga cargo.
―¿Qué están celebrando? ―pregunto.
―En realidad nada, me conoces, solo quería reunir algunos amigos y hacer
una fiesta. ―Síp, eso suena como Rod, siempre de fiesta sin una buena razón―.
¿Sigues luchando?
―Un poco… ―Pero pierdo la noción de mis palabras mientras mis
pensamientos son interrumpidos. Mis ojos están pegados en la puerta, donde una
ex novia y su idiota novio, con el que me engañó, entran.
Rod me mira, notando la razón por la que dejé de hablar y dice:
―Ahh, mierda, hombre. No tenía ni idea de que iban a estar aquí.
―Está bien ―comento, importándome una mierda realmente. Lo nuestro
pasó hace tantos años que no me podría importar menos. Pero por alguna razón,
no puedo quitar mis ojos de ellos. Ella no se ve feliz como la recuerdo, y él ni
siquiera la reconoce, ocupado en su teléfono, completamente ajeno al mundo.
―¿Está bien? ―pregunta Rod.
―Por supuesto, hermano. No causaría problemas en tu casa. Además, eso es
noticia vieja.
Tomo otro chupito antes de cepillarme los dientes, el alcohol fluye por mi
sistema y agradezco que Ivy vaya a llevarme. Su suave golpe en la puerta me
sobresalta, incluso cuando sabía que iba a venir. Corriendo al cuarto de baño, tomo
un rápido trago de elixir bucal para ocultar la evidencia del alcohol.
Abriendo la puerta, me deja sin respiración. Tiene el cabello suelto y
despeinado, nunca la había visto así, entonces paso la mirada por su cuerpo y alejo
los pensamientos inapropiados.
―Entra ―le indico, inclinándome y dándole un abrazo y un suave beso en la
mejilla―. Te ves bien, realmente bien ―la halago.
39
―Gracias, tú también. Esto se ve bien, ¿limpiaste el lugar?
―Sí, hoy tuve un poco de tiempo; se estaba poniendo bastante asqueroso.
Se ríe y se dirige al sofá, sigo con la mirada su culo metido en unos
pantalones cortos muy ajustados. Sus piernas perfectas me hacen pensar cómo
sería follarla. Paso las manos por mi rostro intentando alejar los pensamientos
sucios de mi mente y le digo:
―Solo tengo que peinarme, después podemos irnos.
Se sienta en el sofá y alza el anillo de Zoë. No pude soportar hacer algo con él
cuando limpié hoy, todavía lamentando no dejarlo con ella cuando fue cremada.
Hay muchos recuerdos y mucho dolor que me llenan cuando siquiera pienso en
moverlo.
Entrando al lavabo, me echo un poco de agua en el rostro y la paso por mi
cabello. Mirando mi reflejo en el espejo y el hombre en el que me he convertido,
casi no me reconozco. El pasado me ha jodido, todo con Zoë me partió a la mitad y
ahora, simplemente estoy perdido, consumiéndome.
Secándome las lágrimas de los ojos, insisto en que tengo que hacer un
cambio, tengo que intentar superar todo esto lo mejor que pueda y, de algún
modo, encontrar al hombre que se supone que soy. Porque el hombre que era,
murió cuando Zoë tomó esas tres últimas respiraciones.
Volviendo a la sala de estar, Ivy está jugueteando con el anillo y lo vuelve a
colocar sobre la mesita de café. Me mira como si hubiese hecho algo malo y me
siento a su lado, mirando al oro que brilla bajo la luz del sol, el diamante
centelleando como el día en que se lo di a Zoë.
―¿Tomarás su anillo por mí? ―le pregunto a Ivy.
Me mira, sujetándolo de nuevo y cuestiona:
―¿Por qué?
―Ya no puedo seguir teniéndolo aquí. Es el objeto más pequeño de la
habitación, pero todo lo que veo.
―¿Por qué no lo guardas, o lo llevas de nuevo al apartamento del centro?
Le doy una media sonrisa y me levanto del sofá. Obviamente, estoy mucho
peor de lo que se da cuenta. Bajando la mirada hacia ella, tomo una gran bocanada
de aire para aclarar mi frustración y mantener mis emociones a raya.
―No puedo hacer nada de eso. No puedo hacer nada sin ella. ―Se me llenan
40 los ojos de lágrimas y me aparto, soy un pedazo de marica.
Entrando en la cocina, tomo la botella de tequila, dándole un gran trago.
Quema mucho, pero no es peor que el dolor que quema en mi interior. Ivy viene
detrás de mí y me abraza. Miro a sus manos y las sujeto.
―Sé que a veces se siente de ese modo ―comenta a mi espalda―. Pero no es
así. Solo toma cada momento como llegue y déjate llevar. Eso es lo que me has
enseñado a hacer, y ayuda.
Asiento, tomando otro trago de tequila.
Ivy me suelta y me gira hacia ella. Miro al vacío, incapaz de mirarla a los ojos
cuando los tengo llenos de lágrimas y los cierro, herido y apesadumbrado. Sin
embargo, me toma con la guardia baja al sentir sus suaves dedos cuando me toma
el rostro entre las manos. Abro los ojos y la miro.
Me da una pequeña sonrisa alentadora y comenta:
―Simplemente respira, Krane.
Dejo salir el aire contenido y recompongo mi mente. Tengo que dejar ir a Zoë,
no va a volver, sin importar qué. Necesito escuchar a Ivy y centrarme en cada
momento… porque ahora mismo, es todo lo que tengo. Es todo lo que cualquiera
de nosotros tiene realmente, y sé mejor que nadie cómo puede cambiar todo.
―Gracias ―digo, poniendo las manos sobre sus hombros.
―¿Te estás burlando de mí? Has hecho mucho por mí, Krane. Me sacaste del
abismo más veces de las que puedo recordar. Es lo mínimo que puedo hacer.
Dándole un beso en la frente, la acerco para abrazarla con fuerza y apoyo la
barbilla en la cima de su cabeza.
Huele muy bien. Maldita sea, Krane, contrólate.
―¿Estás lista? ―pregunto.
―Sí, si tú lo estás.
Tomando una de sus manos en la mía, empiezo a salir. Se aferra a mí y tomo
mis llaves y teléfono de la mesita de café, notando que el anillo de Zoë ya no está.
Estoy tan agradecido de tener cerca a Ivy, de más maneras de las que nunca sabrá.
41
Capítulo 8
La esposa de Logan, Victoria, nos pasa una cerveza fría a cada uno. Doy un
trago y bajo la vista hacia mi plato. Esta es realmente una de las pocas cenas que he
comido y disfrutado en meses. Ivy picotea su pescado frito y no puedo evitar
molestarla un poco:
―¿Necesitas ayuda con eso?
Me fulmina con la mirada y Logan susurra en mi oído:
―¿Ustedes están saliendo?
Niego y levanta sus cejas hacia mí, riendo y dando un trago de su bebida.
Miro a Ivy, todavía luchando con su pescado y agarro su plato. Lo deja ir, le quito
el hueso al pescado y luego lanzo el esqueleto en el fuego cuando he acabado.
Entregándole su plato de nuevo, dice con sarcasmo:
―Gracias.
Logan mira entre nosotros y comenta:
―¿Estás seguro?
―Sí ―gruño.
42 ―Está bien. Entonces, ¿qué es necesario para que regreses al gimnasio
conmigo?
―Un puto milagro ―respondo, agradeciendo que ha sido genial esta noche
con no sacar el pasado… hasta ahora.
―Vamos, hombre, dijiste que todavía estás peleando. Incluso si es
clandestino, necesitas ejercitarte para que no te pateen el culo.
―Hago mi cardio. En este momento, eso es todo lo que puedo tomar.
Todavía no he perdido una pelea.
Patea la arena, hundiendo su pie un poco más y pregunta:
―¿De verdad no quieres regresar y empezar a competir por un cinturón?
Eres el luchador más natural que he visto en mi vida.
Niego y lanzo mi plato de papel al fuego.
―Ese era el antiguo yo, ahora solo quiero sobrevivir cada día. ―Me levanto
de la silla en la que estoy sentado y me alejo. Sé que Logan y todos los demás aquí
solo quieren lo mejor para mí. Pero ya no me importan una mierda esas cosas.
Caminando hacia el agua, observo el océano. Esto no es Long Beach, pero
todavía puedo sentir a Zoë conmigo. Su alma vive en el agua. Mi corazón duele;
sentirse así de cerca de ella, pero tan lejos, y aparto mis ojos de la vista masiva.
Caminando sin rumbo fijo lejos del ruido, doy tragos a mi cerveza porque mi
cabeza ya no puede soportar todo esto.
―Krane. ―Escucho a Ivy llamar de detrás de mí. Miro hacia atrás, está
trotando hacia mí y sonrío al verla.
―Siento haberte dejado ―le digo.
―No hay problema, ¿estás bien?
―Supongo ―respondo y extiendo la mano hacia ella. Baja la vista hacia el
gesto antes de mover la mano hacia mí. Con su mano apretadamente en mi agarre,
empezamos a caminar por la playa. No estoy seguro de cuál es mi plan, o lo que
estamos haciendo, pero todo lo que sé es que se siente muy bien tenerla a mi lado.
Mirando hacia adelante, veo algo blanco siendo arrastrado en la costa. Nos
acercamos cuando está a punto de ser tragado de nuevo por el mar:
―¿Qué es eso? ―pregunta Ivy mientras lo saco del agua.
Le entrego un erizo de mar perfectamente redondeado y se queda mirando
como si le acabara de dar un montón de dinero.
43
―Nunca encuentras uno intacto y tan… perfecto ―dice.
―Debe ser tu día de suerte. ―Mi teléfono suena y me mira con los ojos más
increíbles, tan claros y hermosos.
Sacando mi teléfono, dudo en contestar cuando veo que es Ling. No quiero
que esta noche termine, pero no puedo dejar ir su llamada.
―¿Qué pasa, Ling?
―Krane, tengo una oportunidad para ti esta noche, mi hombre.
―¿Qué? ―pregunto.
―Una pelea en el Bronx contra el mismísimo Resolution.
Ahora puedo ver por qué me dio todos los detalles por adelantado, sabiendo
que no he dado dos mierdas en el pasado sobre con quién peleo. Pero Resolution
estaba en la lista negra de la lucha profesional por usar HGH 1 hace casi un año, así
que no está jodidamente bromeando. Pienso en la oferta. Generalmente saltaría
sobre una pelea, necesito el dinero, pero luchar en cualquier parte en el estado de
Nueva York es ilegal. Todas mis peleas normalmente tienen lugar en Jersey o
Boston:
―No lo sé, hombre, no estoy seguro de que valga la pena.
―Vamos, será seguro. Tengo el lugar perfecto instalado, con algunos de los
de primera categoría de Nueva York en mi nómina para mantener un ojo fuera.
Incluso doblaré tu pago normal y digamos que si ganas te daré un extra.
―¿A qué hora?
―Ocho. ¿Debo enviarte la dirección?
―Sí.
Cuelgo y miro a Ivy. Hay preocupación en sus ojos.
―¿Una pelea? ―asume, conociéndome tan jodidamente bien.
Enfrentándola, asiento.
―Gracias por todo lo de hoy. Lo siento por cortar las cosas esta noche, pero
necesito el dinero.
―No lo sientas. Entiendo. Puedo ir contigo, si quieres. Probablemente no
deberías conducir.
―No, no tienes que hacerlo, tomaré un taxi.
44
Ahueca mis mejillas y me apoyo en su toque; su calidez se siente tan bien.
―Quiero hacerlo. ―Cierro los ojos y sé que yo también la quiero allí conmigo
esta noche.
―¿Segura? ―pregunto.
Asiente y la tomo del cuello, besando su frente. Un mensaje de Ling aparece
en mi teléfono con la dirección y reviso la hora.
―Tenemos que irnos.
Saca las llaves de su bolsillo trasero y dice:
―Estoy lista.
Le envío un texto a Logan:
1 HGH: Human growth hormone, hormona del crecimiento. Previene el envejecimiento biológico e
invierte signos y síntomas asociados con el envejecimiento.
Feliz cumpleaños hermano, lo siento, me llamaron para una pelea. Te quiero,
amigo.
48
Capítulo 9
Moviendo mi cuerpo para ajustarme un poco, estoy dolorido como la mierda.
Cuando abro mis ojos, miro al techo y luego a la habitación. Estoy en mi sofá, como
de costumbre, pero me encuentro sentado. La tensión de mi piel me dice que mi
rostro está jodido.
Maldición, tengo que orinar.
Intento levantarme, pero me detengo en seco. Ivy está durmiendo
tranquilamente en mi regazo. Aún está usando su ropa de ayer y me rompo la
cabeza para recordar qué pasó para despertar así. Me acuerdo de la pelea y que
después me trajo a casa, debimos habernos dormido hablando, porque es lo último
que recuerdo.
Viéndola tumbada tan perfectamente, no puedo evitar tocar su rostro,
rozando el dorso de mis nudillos por su mejilla. Ambos hemos pasado por mucho
y me hace feliz verla en paz. Se mueve un poco, así que dejo de tocarla, temiendo
despertarla, y efectivamente, lo hace. Sus ojos cansados se abren tan
inocentemente.
―Hola ―digo con una sonrisa en mi rostro.
49 ―Buenos días. ¿Qué hora es? ―pregunta.
―No estoy seguro, aunque es de día.
Parpadea unas cuantas veces y mira por la ventana de mi balcón. Sin
embargo, no se apresura a sentarse. No sé qué está pasando entre nosotros, pero
disfruto estar cerca de ella en este momento. Me mira nuevamente y dice:
―Oh, Dios, Krane, en verdad necesitamos poner hielo en tu rostro.
―No, estaré bien. Pero sí tengo que orinar, si me dejas levantar.
―Sí, lo siento ―dice y se sienta bruscamente.
―No lo hagas. ―Llevo mi pulgar y dedo índice a su barbilla, alzando sus
ojos para encontrarse con los míos. Me mira con incertidumbre y paso mi pulgar
sobre su labio inferior, antes de marcharme y entrar en el baño.
Cristo, mi rostro en verdad está jodido.
Mirando fijamente mi reflejo en el espejo, el enojo hierve dentro de mí. No
hay razón por la que debí haber dejado que esto pasara. Si hubiera escuchado mi
instinto y lanzado a Resolution al suelo al principio, podría haber terminado las
cosas con solo unos cuantos golpes. Pero también tengo que admitir que fue la
atracción de Ivy anoche la que puso mi rostro en esta situación. ¿Qué demonios
pasa conmigo?
―Me daré una ducha ―le grito a Ivy―. Siéntete libre de hacer algo de café, si
quieres.
―De acuerdo.
Abriendo la ducha, me despojo de la ropa y entro. El agua solo está tibia y
envía un escalofrío por mi columna. Se calienta rápidamente y una vez así,
contengo mi aliento poniendo mi rostro debajo de ella. Dejo que queme cada corte
y abrasión, así puede quitar toda la sangre seca y quizás despejar mi mente.
Descansando mis manos en la pared frente a mí, inclino mi cabeza hacia abajo y
respiro profundamente. El agua que se cuela por el desagüe es rosada. Espero a
que se aclare y sé que entonces al menos la punzada se detendrá, incluso si mi
cabeza no puede arreglarse.
―¿Krane? ―llama Ivy golpeando la puerta.
―Sí.
―¿Puedo entrar y orinar?
Me río, imaginándola aquí conmigo, entonces alejo los pensamientos.
―Por supuesto.
54
Capítulo 10
Sentado solo y sobrio por primera vez en una semana, estoy perdido. No he
hablado con Ivy. Sé que la lastimé, no responde a mis mensajes o llamadas, por lo
que no puedo culparla. Como sea, con la inminente boda de Mia, deseo ahora más
que nunca tener a Ivy para apoyarme.
La secadora zumba y tomo las últimas prendas de vestir que necesito antes
de salir a la carretera. Agarrando mi teléfono y el cargador, veo un mensaje de mi
hermana.
¿Te asegurarás de asearte y prepararte antes de la boda?
¿Qué mierda significa eso? Colocando mi teléfono dentro de mi bolsillo,
camino hacia el cuarto de baño y observo mi cansado reflejo en el espejo. Mi
cabello esta largo y enmarañado, necesitando un corte, lo cual Zoë solía hacer por
mí. Y mi rostro aún se encuentra jodido desde la última pelea, con costras y
moretones. Si me presento en la boda luciendo de este modo, toda mi familia
tendrá un maldito ataque. Así que tomo la máquina para cortar el cabello de
debajo del lavabo y la enchufo. Zumba y vibra en mi mano. Mientras la miro, aún
puedo recordar a Zoë sosteniéndola mientras cortaba mi cabello meticulosamente.
55 Mierda, algunas veces duele hacer las cosas más simples.
Tras haber perdido a Zoë, mis padres fueron a nuestro apartamento para
traer mi ropa y algunas cosas esenciales, y esta máquina fue una de las cosas que
me trajeron. No estoy seguro de la razón; no la pedí. Pero en este momento, estoy
agradecido. Colocando el frío metal en la base de mi cabeza, la llevo hacia arriba y
así continúo, rasurando todo mi cabello. Ni siquiera estoy seguro de en qué nivel
se encuentra esto o cuáles son los ajustes, pero si Mia me quiere aseado, bueno,
aquí jodidamente lo tiene.
Repito el movimiento una y otra vez y luego paso mis manos por mi
pulcramente afeitada cabeza. Mirándome un poco desconcertado, estoy muy
confundido con el hombre en que me he convertido. Me he alejado tanto de donde
solía estar.
Quitando el cabello extra con una toalla, necesito salir a la carretera, cuanto
más rápido llegue, más rápido podré beber. Tomo mi bolsa y me meto en mi
camioneta para dirigirme hacia los Hamptons, un lugar en el que seguro como el
infierno no voy a encajar.
Luego de una hora y media conduciendo, estoy hambriento y ansioso. En el
lujoso hotel que Mia reservó, busco un lugar para estacionar. No encuentro ningún
lugar y decido buscar al valet, luego entro, con mis gafas de sol puestas, sabiendo
que cuanto más pueda esconder las marcas en mi rostro, mejor.
Al entrar, diviso el escritorio de recepción y escucho mi nombre detrás de mí
antes de llegar allí.
―Krane ―llama mi madre de nuevo. Lentamente, giro para verla a ella, a mi
padre, a Mia, Wayne y Shannon, la amiga de Mia y creo que es la dama de honor,
todos mirándome. Tanto como no quiero hacerlo, sé que debo quitarme las gafas y
sus expresiones lo dicen todo. Ambas, mi madre y Mia, jadean.
―¿Qué, en el nombre de Dios, te ha sucedido? ―pregunta mi padre.
―Tuve una dura pelea.
―Oh, por Dios, Krane ―gimotea Mia―. ¿Te das cuenta de en cuántas fotos
vas a estar?
―Y tu cabello ―agrega mi madre―. ¿Qué has hecho?
―Mia me pidió que me aseara, así que lo hice. Todos ustedes saben lo que
hago para vivir, así que mi rostro no debería ser una sorpresa.
Todos parecen estar horrorizados por mi apariencia, excepto por Shannon…
ella solo me mira como si quisiera saltarme encima. No estoy seguro de la razón
por la que a algunas mujeres les excitan los hombres que pelean, pero como sea.
56 Mia se va gruñendo, como la reina del drama que es. Wayne y Shannon la
siguen y mi padre dice:
―No sabía que habías vuelto a luchar.
―Bueno, lo he hecho. ¿Cómo crees que he estado pagando mis facturas y dos
apartamentos?
Mi madre da un paso hacia mí y ahueca mi mejilla.
―Deberías ver a un doctor. Esto parece infectado. ―Mira atentamente un
corte bajo mi ojo y aparto su mano.
―Estoy bien, mamá, en serio. ―Niega ante mi respuesta y mira alrededor.
Fui un poco ruidoso con mi reacción y claramente no desea atraer más atención―.
Iré a registrarme, los veré más tarde.
―Aquí está tu llave ―dice mi padre entregándome una pequeña tarjeta―. Es
la habitación ciento diez.
La tomo de su mano y me retiro, dejándolos a él y a mi madre, porque,
francamente, necesito alejarme. Estar aquí solo es aún más difícil de lo que creí que
sería. Si tuviera a Zoë, o incluso a Ivy, ahora mismo, manejaría esto de forma
totalmente diferente. Pero ya que ambas se han ido, estoy jodidamente enojado y
perdido.
No haber tenido a Ivy esta semana para depender de ella como lo había
estado haciendo, ha sido difícil. Me sostuvo a través de tanto estos últimos seis
meses y ahora porque no puedo abrirme a ella y darle más, la he perdido.
Abriendo la puerta hacia la ridículamente elegante habitación, coloco mi bolsa
sobre la cama y me río. Mi hermana es realmente un caso serio, reservar una
habitación como esta y sin pensar dos veces acerca de gastar el dinero en ello.
Mientras saco la pequeña botella de tequila que traje conmigo, cuento con los
próximos tragos para aliviar el dolor. Sirviéndome un enorme vaso, bebo un gran
trago y me recuesto en la cama.
Pensar en cómo mis padres y Mia reaccionaron, me estresa por tener que
pasar toda esta mierda. Sacando mi teléfono, le marco a Ivy. Necesito hablar con
ella y espero que conteste. Pero mi llamada va directamente al correo de voz y
cuelgo, enfadado.
Hay un golpe en mi puerta y considero no contestar, pero conociendo a mi
loca familia, no tengo otra opción. Poniéndome de pie, abro la puerta para
encontrar a Wayne mirándome. Doy un paso al costado y le indico que pase. Ve la
bebida en mi mano y digo:
―Si has venido aquí para darme un sermón, ahórratelo, hombre.
Toma asiento en una de las sillas del rincón y niega.
57
―Sabes que no estoy aquí por eso. Debes comprender a tu hermana. Se siente
muy feliz de que estés aquí, solo se encuentra muy estresada.
―¿No lo estamos todos? ―respondo en voz baja.
―Tiene la idea de que la boda debe ser perfecta, hombre, y sigo diciéndole
que no será así, que nada es perfecto, pero ya sabes cómo son las mujeres; dale su
espacio.
Asimilo sus palabras, sin realmente comprar la mierda que está vendiendo.
Estresada o no, Mia necesita cerrar la maldita boca y dejarme en paz.
―¿Quieres beber? ―pregunto, rellenando mi vaso.
―Claro. ―Le entrego un vaso y tomo asiento en la otra silla esperando por lo
que tenga que decir. Conozco a Wayne, no vino aquí solo para decirme que Mia se
encuentra feliz con que esté aquí y que debo darle un respiro.
―Krane, perdí a una novia en la universidad. ―Se detiene mirando la
alfombra y mientras lo observo, puedo ver el dolor retorciendo su rostro.
―¿En serio? ―inquiero, sorprendido por su confesión.
―Sí, fue mi primer amor ―dice, con una amplia sonrisa al recordarla―.
Teníamos tantos planes para el futuro, y entonces una noche, tuvo una sobredosis.
Estábamos de fiesta y la encontré en el baño. Lo que intento decir es que he estado
donde tú estás, hermano. Ni siquiera recuerdo el año después de su muerte, era un
puto zombi. Así que comprendo por lo que estás pasando, y sé que todo se siente
imposible y que nada vale la pena, pero mejorará, y un día, seguirás adelante.
Cuando conocí a tu hermana, fue cuando menos lo esperaba, y me sacó de la
oscuridad en la que vivía. No creí que jamás volvería a amar y, gracias a ella, lo
hago. Sé que es dura contigo, pero es porque te ama y quiere lo mejor para ti. La
familia no es perfecta, hombre, sabes eso, pero dales a ella y a tus padres un respiro
de vez en cuando.
Termino mi bebida con lágrimas en los ojos, como un marica. Sus palabras
me llevan de vuelta a la noche en la que perdí a Zoë… era mi mundo, mi todo.
―No sé cómo vivir sin ella. Estoy tan perdido y furioso por dentro.
―Debes dejar ir el enfado, por Zoë, y solo ser tú mismo.
―Lo he estado intentando, pero el hombre en que me he convertido no es lo
suficientemente bueno para nadie, especialmente para mis padres y Mia. Todos
ellos continúan molestándome como si no los hiciera felices. No importa lo que
haga, no es lo bastante bueno.
―¿Sabes qué, Krane? Debes ser sincero contigo mismo ahora. No hay nadie
58 que vaya a cuidarte, excepto tú mismo. Intenta encontrar a la persona que debes
ser ahora mismo. ―El teléfono de Wayne suena y lo revisa―. Es Mia; tenemos el
ensayo a las tres.
Asiento y lo veo contestar.
―Hola, nena ―dice inmediatamente, puedo escuchar a mi hermana enojada
a través del teléfono. Lo aleja de su oído y me dice―: Debo irme. Escríbeme si
necesitas hablar, hermano. ―Asiento y lo escucho calmar a mi hermana mientras
deja mi habitación. Nunca hubiera pensado que había experimentado algo tan
similar.
Wayne siempre ha sido estable. En realidad, ha sido alguien a quien he
admirado. Es por eso que conectamos. Pero viendo el dolor en sus ojos a la vez que
hablaba de la chica que perdió, me demuestra que no importa cuánto tiempo pase,
nunca mejora realmente. Perder a la persona que más amas, te lastima y persigue
durante años. Sí, ha podido seguir adelante con Mia, pero la sonrisa que había en
su rostro al recordar el pasado no es algo que haya visto en él. He tenido esa
sonrisa y estoy convencido de que jamás la tendré otra vez.
59
Capítulo 11
―Por Mia y Wayne ―me obligo a anunciar. El alcohol fluye por mi sistema,
aturdiéndome para superar las próximas horas.
La habitación irrumpe en vítores y he acabado mi acto para el fin de semana.
He sido falso como la mierda, lo cual es lo que mi hermana necesitaba de mí, y
ahora… jodidamente he terminado. Salgo, el océano Atl{ntico brilla con la luz de la
luna. Las olas salpican contra la orilla, haciendo que mis inestables pies se sientan
en tierra mientras observo su rítmico movimiento. Dios, amo esta sensación, tan
borracho que nada más importa.
Ni Zoë, ni Ivy, nada. Puta vida. Jodidamente soy insensible a todo.
Caminando a un lugar desolado, me acerco lo suficiente para sentir el agua
del océano y luego me siento, dejando mi cerveza en la arena. Cuando me tumbo
de espaldas, miro las estrellas y veo la transformación del cielo, girando por el
alcohol recorriendo mis venas. Cierro los ojos, enfocándome en lo que hay dentro
de mí.
Me río cruelmente de mí mismo.
No siento nada.
60
Todo lo que solía ser se ha ido ahora.
Estoy vacío.
No había mucho antes, de todos modos, solo agonía y arrepentimiento. La
agonía sobre perder a Zoë y el arrepentimiento por no ser capaz de ser un buen
amigo para Ivy. Estoy jodido. Pero cortar lazos con ella es lo que tenía que hacer.
No soy bueno para ella. Solo le haré daño a la larga y merece a alguien muchísimo
mejor.
Alguien que pueda darle el mundo.
Enderezándome, termino lo último de mi cerveza y me echo hacia atrás
apoyándome en mis codos, dejando escapar un profundo aliento. Mi teléfono
suena y forcejeó para sacarlo de mi bolsillo. Contesto sin siquiera mirar la pantalla:
―¿Qué pasa? ―pregunto y espero, pero no oigo a nadie al otro extremo.
―Sí, ¿está Samantha ahí? ―pregunta un caballero mayor.
―Te has equivocado de puto número ―grito y cuelgo. Mirando la pantalla,
es un número que no reconozco. Pero mientras miro con fijeza al registro de
llamadas de los últimos días, muestra que he llamado a Ivy una docena de veces. Y
le he mandado mensajes al menos el doble de eso.
¡Soy tan patético!
No ha respondido ni una vez y supongo que debería intentar respetar el
límite que obviamente está tratando de dibujar.
Jódeme.
Revisando mis contactos, elimino su número. Es la única manera de que
pueda asegurarme de dejar de acosarla.
Claramente, no quiere tener nada que ver conmigo y tal vez es lo mejor. Una
vez que su número ha desaparecido, elimino el registro de llamadas y los mensajes
y bebo lo último de mi cerveza de un trago.
Levantándome de la arena, regreso al hotel y voy hacia el bar donde Shannon
está sentada y le pregunto:
―¿Está este asiento ocupado?
Me mira con su apretado vestido negro distrayéndome y responde:
―Nop.
Me siento y noto que su vaso está casi vacío.
―¿Qué bebes?
61
―Merlot.
―¿Puedes ponerle otro Merlot? ―le pido al barman, atrayendo su atención
mientras habla con otro empleado.
Llena su vaso y le paso mi cerveza vacía. Me entrega una nueva y ella tiene
una enorme sonrisa en su rostro.
―Gracias. He estado intentado llamar su atención por cerca de diez minutos.
―Por supuesto. ―Tomo un sorbo y siento su mirada fija en mí. Como ha
hecho todo el fin de semana. Al mirarla, se está inclinando sobre la barra,
básicamente echando sus tetas sobre ésta, y no estoy seguro de qué decir.
―¿Cómo estás, Krane? ―pregunta.
―Bien, cuando estoy borracho.
―Amen a eso ―dice tomando un sorbo―. ¿No hay nada que pueda hacerte
feliz, sin embargo? He oído que has vuelto a luchar.
―Solo por el dinero, en realidad.
―Sabes, soy enfermera, puedo limpiar tu rostro si me dejas.
―No, estoy bien ―respondo.
―¿En serio? ―Se inclina y susurra en mi oído―: Tú te lo pierdes. ―Es un
poco obvia en su intento de tirarme los tejos, pero por alguna razón, me gusta.
Apartándome de ella, doy un golpecito en el taburete al lado del mío y se
desliza sobre él. Me inclino en su oído y pregunto:
―Dime, ¿qué me estoy perdiendo?
Mis ojos revisan su apretado cuerpo metido en su pequeño vestido y toma un
enorme trago de vino, apoyando su codo en la barra. Pasa su lengua por sus labios
y dice:
―Bueno, mis labios para empezar, me encantaría envolverlos alrededor de tu
polla.
Mi polla crece al instante, despertando mi cuerpo con sus palabras.
―¿Puedo correrme profundamente en tu garganta?
Asiente y de inmediato la tomo de la mano, sintiéndome inestable, pero sin
importarme. La llevo lejos de la barra y hacia mi habitación. Cuando miro sus rojos
labios, mi polla late. Abro la puerta de mi habitación y la apresuro a entrar. Se
quita sus altos tacones negros y me mira quitarme mi pajarita, luego da un paso
hacia mí y hábilmente desabrocha mi camisa. Me quedo allí y la dejo hacer
62 conmigo lo que quiera, apoyando mi peso en la pared junto a mí.
Con solo mis pantalones, bajo la mano y agarro un poco de una de sus tetas.
Estoy girando mientras gime por mi toque, empujándome hacia atrás. Caigo
encima de la lujosa cama y la observo bajar las mangas de su vestido y entonces,
lentamente, lo desliza por el resto de su cuerpo.
No lleva sujetador y cuando me apoyo en mis codos, se quita las bragas.
Jesús, quiero follarla.
Me inclino hacia atrás cuando se arrodilla en la cama junto a mí y frota mi
polla por encima de mis pantalones, espero su próximo movimiento. Su toque se
siente tan bien que largos parpadeos se apoderan de mí mientras disfruto esto.
―Tócame ―instruye, y abro mis ojos, acunando su sexo. Desabrocha mis
pantalones liberando mi polla. Toma agarre de mí y alcanzo su coño, moviendo
dos dedos. Está húmeda y tomo la oportunidad de penetrarla. Jadea, empujando
hacia abajo y se frota contra mi mano.
Está cachonda y me encanta.
Sabiendo que le gusta esto, muevo el dedo duro y rápido. Se pierde en el
momento, agarrando mi polla.
―Chúpame ―le ordeno. Cae hacia delante, labios primero, y toma mi polla
en su boca.
Alzo mis caderas, dándole un poco más de mi longitud, y ambos nos
encargamos del otro. Yo con mis dedos metidos apretadamente en el interior de su
coño y ella inclinada hacia abajo con mi polla frotando la parte de atrás de su
garganta. Mis bolas se aprietan y el placer recorre mi cuerpo.
Me chupa bien, haciendo arder todo en el interior. Quiero follarla
desesperadamente mientras mis bolas empiezan a estallar y gime, causando que
me corra más duro. Soltándolo con mis ojos cerrados, lleno su boca con mi semen.
Por un muy breve momento, olvido toda la mierda mala del pasado y
encuentro una paz que reside profundamente dentro de mí.
Sin embargo, rápidamente termina y cuando abro mis ojos, estoy
determinado a recuperarlo. Apartando mi polla de ella, le pregunto:
―¿Tienes un condón? ―Alcanza su bolso y me entrega uno. No pierdo
tiempo abriéndolo y poniéndolo en mi duro eje―. ¡Fóllame! ―Entonces la pongo
encima de mí. Parpadea un par de veces, respirando con jadeos y gimiendo
mientras entro en ella. Alcanzo su clítoris, frotándolo con mi pulgar mientras me
observa y entonces echa su cabeza atrás. Me acaricio dentro de ella. Las paredes de
su coño son muy cálidas mientras me envuelve.
63 Aferrando sus costados, la ayudo a subir y bajar mientras muevo mis caderas
junto con ella. Apoya su peso en mi pecho y salta arriba y abajo.
―Joder, sí ―grita.
―Te gusta follarme, ¿no es así? ―gruño. Su satisfacción está por encima de la
mía y mi polla complaciéndola me hace sentir muy bien. Disfruto embistiendo su
coño. Su largo cabello negro toca mis hombros cuando su cabeza cuelga hacia
abajo.
―Fóllame ―ruega.
―¿Así? ―pregunto, apretando nuestros cuerpos.
―¡Más fuerte! ―exige.
La aparto de mí y la pongo bocabajo en la cama. Incluso estando borracho,
me mantengo en control. Bajando la mano, me agarro y la embisto desde atrás.
Grita y dice:
―¡Sí, así!
―¡Toma mi polla! ―La embisto una y otra vez.
―¡Sí! ―chilla.
Su piel está roja y apoyo mi mano en la parte baja de su espalda mientras la
follo.
―Oh, Dios, Krane, hazme corr… ―Sus palabras se convierten en un grito y
tiembla violentamente debajo de mí.
―Eso es, córrete en mi polla ―gruño.
Su cuerpo se relaja y salgo de ella, levantando su culo, así está perfectamente
alienado conmigo. Pasando mi antebrazo por mi frente, limpio el brillo de sudor y
me impulso dentro de ella. Inclinándome hacia delante, embisto a un buen ritmo
perdiéndome en la sensación antes de soltar otra carga de semen, gruñendo
salvajemente, poseyendo este placer… de nuevo.
64
Capítulo 12
Despierto junto a Shannon, está envuelta en mis brazos, con su cálido cuerpo
todavía desnudo, y me pregunto cómo en el mundo terminamos juntos en la cama
anoche. Mi cabeza está palpitando y mi cerebro se siente flojo. Cierro mis ojos,
evocando los eventos que tuvieron lugar y todo lo que puedo recordar es embestir
en ella una y otra vez.
Hombre, fue un buen polvo y una buena distracción.
Bajando la mirada hacia ella y a esos labios, puedo imaginarlos envueltos
muy apretadamente alrededor de mi polla. Me encantaría correrme en ellos de
nuevo.
―Buenos días ―dice, parpadeando lentamente.
―Buenos días.
Se da la vuelta y mira el reloj.
―Oh, mierda.
Entonces su teléfono suena y sale de la cama de un salto, apresurándose
alrededor intentando encontrar su bolso. No puedo evitar reír.
65 ―¿Cuál es la prisa? ―La boda ha terminado, así que no veo razón para
apurarse.
Preferiría que se quedara y me follara de nuevo, pero se pone su ropa interior
y dice:
―Llego una hora tarde al trabajo.
Estoy en silencio mientras se pone el vestido por la cabeza y domestica su
cabello frente al espejo, mirándome en el reflejo.
―Gracias por anoche.
Parpadeo y entonces recoge sus zapatos y su bolso del suelo. Pero antes de
que pueda contestar, se ha ido. Estoy un poco perplejo por lo que acaba de pasar.
Sin embargo, considerando cómo estoy ahora, es mejor que se haya ido; fue una
buena distracción y un buen polvo, eso es todo. Me levanto y me ducho para lavar
los remanentes de anoche. Dejando que el agua caiga sobre mí, no puedo evitar
pensar en Ivy mientras miro con fijeza el interior de la cortina de la ducha y
recuerdo no hace mucho tiempo cuando se sentó al otro lado. Aunque la he alejado
de mi mente todo lo posible, nunca la olvidaré.
Poniéndome la ropa interior, salgo del baño y me sobresalto por mi madre
recogiendo mi esmoquin del suelo.
―¿Qué pasa, mamá?
―Hola, Krane, siento irrumpir, pero tu padre guardó la llave extra.
Por supuesto que lo hizo.
Gracias a Dios que no entró anoche.
―Simplemente recogía tu esmoquin; te lo voy a devolver cuando estemos en
casa.
―Gracias, mamá. Creo que dejé mi abrigo en el bar anoche.
―Lo encontraré, cariño. ―Me mira con la bola de ropa fuertemente
agarrada―. Gracias por todo lo que has hecho por Mia este fin de semana. ―Se va
a ir y le detengo.
―Mamá.
―Sí, Krane.
―Gracias por aguantarme. Sé que soy difícil.
―Es mi trabajo, eres mi único hijo. Estoy preocupada por ti. Solo quiero lo
mejor para ti y, a veces, no sé cómo ayudarte, pero no me rendiré. Siempre estoy
aquí si alguna vez quieres hablar.
66
Preferiría no agobiar a mi madre con mis problemas. La beso en la mejilla y
cierro la puerta detrás de ella, rezando para que mi disculpa compense mi
comportamiento de mierda de estos últimos meses. La mirada en sus ojos era
optimista, una gran cosa para ver, pero no durará mucho. La decepcionaré de
nuevo; siempre lo hago.
Empacando mi bolsa, veo una llamada perdida de un número desconocido.
Hay un mensaje y cuando lo reproduzco, mi mundo, una vez m{s… se derrumba a
mi alrededor.
―¿Qué quiere decir con que tengo hasta final de mes? ―pregunto a la
excesivamente grosera mujer al otro lado de la línea.
―Lo siento, señor Hensley, pero la señorita Winslow y usted solo firmaron
un alquiler por un año. Me temo que este es su último mes y con la economía
actual, las tarifas han subido. Puedo buscar y ver si tenemos un apartamento más
barato al que mudarse.
―¿No oyó lo que dije? Zoë está muerta y yo ni siquiera vivo allí ya.
―Entonces, ¿cuál es el problema con mudarse?
Le cuelgo. No estoy a punto de meterme más en mi vida personal de lo que
ya he hecho. He sabido por un tiempo que esto se aproximaba; ahora acabo de ser
obligado a hacerlo de verdad. Esto cae sobre mis hombros. Zoë era mía, era mi
prometida y pronto habría sido mi esposa, así que tengo que encargarme de sus
cosas.
Pero imaginar hacerlo sin Ivy es casi imposible. Buscando en mis contactos,
entro en pánico por la necesidad de hablar con ella. Y entonces recuerdo lo que
hice anoche. Joder, realmente desearía no haber eliminado su número. Mirando
por la ventana, la resolución se asienta sobre mí.
Tengo que ir a verla para hacer bien las cosas y no es porque la necesite en
este momento. Es porque cuando pienso en lo que hice anoche, estoy más y más
convencido de que no es la persona que quiero ser. Ivy me hace mejor y una
semana sin ella me ha roto incluso más de lo que los seis meses sin Zoë ya han
hecho. Bebo incluso más ahora. Extraño a mi amiga, simple y llanamente. No
quiero nada más que ver su sonrisa y estar ahí el uno para el otro como solíamos
hacer.
67
Trotando por las escaleras de mi apartamento, me meto en mi camioneta y
miro la hora. Ella todavía debería estar trabajando, así que me dirijo allí, esperando
no molestarla al aparecer.
Estacionando en el primer lugar que veo, entro con una misión. Mientras la
busco alrededor como loco, estoy decepcionado al no localizarla, así que le digo a
la recepcionista:
―Estoy aquí para ver a Ivy Winslow, por favor.
Parpadea un par de veces y luego dice:
―Lo siento, pero ya no trabaja aquí.
―¿Qué? ―pregunto a la chica, con confusión.
―Ya no trabaja aquí ―repite la mujer despacio, como si fuera un puto idiota.
―¿Desde cuándo? ―cuestiono, agitado, aferrando el mostrador.
―No tengo autoridad para…
La corto, molesto, y me inclino más abajo, metiéndome en su rostro.
―¿Desde cuándo? ―pregunto de nuevo, con voz baja y profunda.
Mira alrededor de la habitación y entonces susurra:
―Desde la semana pasada. Simplemente dejó de venir, es todo lo que sé.
Niego, enfermo con miedo, y golpeo el mostrador una vez antes de irme. ¿Por
qué en el mundo dejaría de ir a trabajar? Conduzco hacia su apartamento tan
rápido como puedo, zigzagueando dentro y fuera del tráfico, temiendo que esto
sea mi culpa.
Me detengo en su casa y veo su auto estacionado en su lugar habitual
mientras apago mi mente.
Mejor que esté jodidamente bien.
Apresurándome a la puerta, toco y espero. Dentro está silencioso y siento
algo raro.
―Ivy ―grito, y toco de nuevo, pero no hay respuesta.
¡Joder!
Mirando mi teléfono, me devano los sesos para recordar su número de
teléfono, pero no puedo.
―¿Ivy? ―grito y golpeo mi puño otra vez, pero no viene a la puerta. Cuando
empiezo a entrar en pánico, trato de racionalizar qué ha podido pasar en realidad.
Pero las campanas de alarma suenan en mi cabeza; si dejó de ir a trabajar hace una
68 semana, algo va mal. Alcanzando el pomo de la puerta, lo giro y lo encuentro
desbloqueado.
Maldita sea, mi corazón trastabilla.
Mi mente está girando con un millón diferente de escenarios, todos destellos
de la imagen de Zoë cuando los policías me alejaron de ella.
―Ivy ―grito entrando en su oscuro apartamento, cerrando la puerta detrás
de mí.
El lugar está hecho una mierda. Su gato salta en la encimera y me maúlla.
Rasco su cabeza al pasar, mirando a los restos. Alguien saqueó el lugar. Las
estanterías con todas sus cosas están vacías. El suelo se halla lleno de desechos y
ella no se encuentra en ninguna parte. Así que me dirijo a su dormitorio y
vacilantemente coloco mi mano en el pomo de la puerta.
Despacio, abro la puerta asustado de lo que podría encontrar y ahí está, en su
cama. Mis ojos se mueven a su pecho y cuando capto movimiento, lentas y firmes
respiraciones saliendo de ella, puedo respirar de nuevo al ser aparente que está
dormida. Las lágrimas llenan mis ojos y dejo caer mi mano del pomo que me ha
estado sosteniendo antes de caminar a su cama. Contemplando la habitación, veo
el erizo de mar que le di colocado en el centro de su mesita de noche. Con una de
mis manos, aparto suavemente el cabello de su rostro.
Cristo, es hermosa cuando duerme.
Se mueve un poco y cuando fijo mis ojos en sus labios, no puedo evitar pasar
mi pulgar sobre ellos. Estar en la misma habitación con ella de nuevo, hace que
todo en mi mundo esté bien. El dolor se reduce y todo es un poquito más tolerable.
La agonía que normalmente carcome mi interior se ha calmado.
Inclinándome hacia abajo, presiono mis labios en su frente, inhalándola. Es
tan especial para mí. Ella y Zoë son tan diferentes. Ivy es independiente, tan
hermosa y única.
Alejándome, no estoy seguro de qué hacer a continuación y noto que me está
mirando. Limpio mis lágrimas, sin querer verme como un marica por llorar, y
digo:
―Hola.
―Hola ―responde en voz baja y una inundación de lágrimas llena sus ojos.
―No, no llores, Ivy.
Extiende la mano hacia mí y me quito mis zapatillas, tumbándome a su lado,
envolviendo un brazo debajo de su almohada y con el otro, aferro su mejilla,
secando sus lágrimas. Llora más fuerte y la atraigo a mi pecho, enredando mis
69 dedos en la parte de atrás de su cabello. Su cuerpo se balancea mientras sorbe y
simplemente me aferro a ella, dejándola tranquila.
Pasando mi mano por la parte de atrás de su cabeza, finalmente digo:
―Lo siento. ―Cuando empieza a calmarse un poco, repito―: Lo siento por
todo.
―Yo también.
―No necesitas pedir perdón ―le digo negando.
Se echa hacia atrás y me mira a los ojos.
―Pero lo hago. Arruiné esto… a nosotros. ―Su mirada baja a nuestros
cuerpos entrelazados.
―No arruinaste nada ―digo. Suelta una risita y acaricia con su nariz mi
pecho―. Lo digo en serio, Ivy, fui el grosero y el que no pudo contestarte a una
pregunta simple.
―No tienes que hacerlo ―dice―. Solo te necesito. Realmente quiero que las
cosas sean como eran.
―También quiero eso.
Ninguno dice otra palabra. Mientras yacemos juntos, puedo sentir mi corazón
regularizándose. Una cosa sobre Ivy: me calma como nadie más puede. Cerrando
mis ojos, me odio por acostarme con Shannon anoche. Debería haber hecho las
cosas bien con Ivy antes de la boda, pero no lo hice y sé mejor que nadie que
insistir en el pasado no va a cambiar una puta cosa. Así que ahora, voy a vivir este
momento, con Ivy, tomando cada respiración como si pudiera ser la última.
70
Capítulo 13
Despertar junto a Ivy es la mejor sensación que he tenido en mucho tiempo.
Deja su lector electrónico y pregunto:
―¿Qué hora es?
―Casi las siete, te quedaste dormido y no quise despertarte.
―Gracias. ―Me estiro y apoya su mano sobre mi cabeza.
―¿Qué le pasó a tu cabello?
―Me lo corté para la boda, m{s que nada como un “que te jodan” a mi
hermana.
―Es lindo, me gusta ―dice.
―¿Eso crees?
―Sí. Y tu rostro se ve mejor.
Lo toca suavemente y sujeto su mano, llevándola a mis labios.
―¿Qué le sucedió a tu casa? ―cuestiono, preocupado.
―Me volví un poco loca después de irme de tu casa y no he sido capaz de
71 obligarme a hacer nada.
―¿También dejaste tu trabajo?
Frunce el ceño, obviamente sorprendida por mi pregunta.
―No, pero falté un par de días y ya tenía una advertencia por ausentarme,
así que me dejaron ir.
―¿Por qué no contactaste conmigo?
―Estabas ocupado con la boda y no quería distraerte.
―Dios, Ivy, no puedo decirte cuánto lo siento.
―Sabía que si faltaba más días, me despedirían, así que es mi culpa. Pero, al
mismo tiempo, no me importa.
Su estómago gruñe, desviando mi atención.
―¿Cuándo fue la última vez que comiste?
Se encoge de hombros y la miro con molestia; la manera en la que actúa no
me sienta bien. Necesita cuidarse. Salgo de la cama y voy a la cocina, evitando las
pilas de basura en el camino. Su gato maúlla de nuevo y veo su bol de agua vacío
en el suelo. Lo lleno y salta al suelo, bebiendo como un camello deshidratado.
Abriendo el refrigerador, busco algo que pueda comer, pero no hay nada. Sus
escasos armarios no son mucho mejores.
Volviendo al dormitorio, está leyendo otra vez y le quito su lector electrónico.
―¿Por qué ha sido eso?
―NO tienes comida en tu puta casa. ¿Tienes deseos de morir o algo?
―¿Y tú? ―pregunta en respuesta.
La fulmino con la mirada y arrojo su lector a un lado. Subiendo a la cama,
cubro su pequeño cuerpo mirando la manera en la que se congela debajo de mí.
―Será mejor que cuides tu puta boca. ―No puedo evitar sonreír cuando
asiente―. Iré por algo de comer. Quiero que te duches, y no te atrevas a volver a
esta cama, ¿entendido?
Asiente una vez más y beso su frente, dejándola jadeando debajo de mí.
74
Capítulo 14
―De verdad no puedo creer que me hayas hecho ver esa película ―se queja
Ivy mientras pasan los créditos en la pantalla.
―¿A qué te refieres? ―pregunto, ofendido de que dijera eso.
―Krane, ¿qué te hace pensar que me gustaría un documental así?
―Está basado en un éxito de ventas ―discuto.
―No me importa qué es, fue horrible ―afirma y levanta su cabeza de mi
regazo. No me gusta el sentimiento de no tenerla cerca.
―Vuelve. ―Doy un golpecito a mis piernas y se recuesta de nuevo, recoge su
despeinado cabello castaño y lo extiende sobre mis muslos. Tomo el control remoto
y apago la televisión. Necesito hablarle acerca de limpiar el apartamento en la
ciudad. Me ha estado carcomiendo y no tengo dudas de que puede agregar algo de
claridad a las cosas.
Pasando mis dedos por su cabello, me mira y pregunta:
―¿Cuál es el problema?
―Recibí una llamada esta mañana de ese lugar en Nueva York. El contrato
75 de arrendamiento termina a fin de mes y necesitan que saque todo.
―¿No puedes firmar otro contrato para tener algo de tiempo?
―Podría, pero el alquiler subió a casi setecientos dólares al mes y apenas
puedo mantenerlo como ahora, y eso ha sido así porque he aceptado todas las
llamadas de peleas que he recibido. Si eso termina, voy a perderlo.
―Mierda ―dice.
―Lo sé.
―Entonces, ¿cuál es tu plan?
―No lo sé. Pensar sobre todas nuestras cosas allí me causa un torbellino de
ansiedad. No creo que pueda hacerlo, Ivy.
―No digas cosas como esa, Krane. Puedes hacer cualquier cosa. Tienes que
hacerlo. Te ayudaré también.
―No quiero poner esa carga sobre ti.
―No es una carga. Zoë en mi lugar lo haría en un segundo. Ambos
necesitamos vivir más como ella. He estado intentándolo, esa es la razón por la que
perder mi trabajo no me molestó tanto. Zoë vivía creyendo que las cosas suceden
por una razón, y vamos a estar mejor si vivimos de esa forma también. Estoy
segura que mi mamá estaría feliz de venir y ayudarnos.
―Ivy, tu mamá jodidamente me odia.
―No, no lo hace.
Pongo los ojos en blanco, sabiendo que es verdad. Su mamá, Brenda, me hace
responsable de la muerte de Zoë. Puede que no venga y lo diga, pero lo piensa. Sin
embargo, no puedo culparla; si fuera mi hija, le echaría la culpa a alguien más
también.
―Puedes preguntarle si quieres, pero no creo que venga.
―Vendrá. ¿Qué planeas hacer con todas sus cosas?
Pasando mis manos por mi rostro, recuerdo a Zoë en nuestro apartamento,
pintando; amaba ese lugar. Siempre fue su sueño mudarse a la ciudad, y cuando lo
hicimos, su vida estaba completa.
―No estoy seguro. ―Niego como respuesta y me muevo ligeramente en mi
asiento, pero sigo manteniendo su cabeza en mi regazo―. Estaba esperando que
me ayudaras a decidir.
―¿Qué tal si contratamos a alguien para que empaque todo y los ponga en
un almacén? ―pregunta.
76
―Pensé en eso, pero solo sería colocar una tirita al problema. Con el tiempo,
voy a tener que enfrentar las cosas.
Ivy se levanta y se pone de rodillas a mi lado. Miro el vacío de nuevo en mi
regazo y ella levanta mi barbilla.
―Vamos a revisar sus cosas poco a poco, juntos, solo tú y yo, luego mi mamá
puede venir a ayudar, ¿bien? ―No estoy seguro de cómo es tan fuerte. Asiento,
desando que su plan sea tan fácil como suena. Pero saber que en realidad debo
hacerlo es una cosa completamente diferente.
Ivy se sube a mi regazo y pasa sus brazos alrededor de mí. La abrazo, la
cercanía calmándome, y me pregunto cómo hace para estar tan tranquila. Hace que
todo sea mucho mejor. Toda esa mierda mala ha desaparecido y solo somos ella y
yo.
Bostezo y eso señala que debo ir a casa. Ha sido un largo día, después de un
fin de semana aún más largo.
―Voy a tener que irme.
―¿Por qué? ―pregunta, confundida.
―Porque es tarde y estoy cansado como el infierno. Necesito dormir un poco.
―Asiente rápidamente, como si la hubiese atrapado con la guardia baja―. Al igual
que tú.
―Lo sé. Es solo que me gusta tenerte aquí, eso es todo. Puedes quedarte a
dormir, si quieres.
Pienso en su sugerencia y no sé si puedo soportar dormir en la misma casa
que ella. Mi polla ya está al límite por tocarla y besarla. Probablemente voy a
correrme si mira en esa dirección de nuevo.
―Quédate ―susurra, besando mi cuello hasta mi mandíbula. Estar así con
ella es algo a lo que no estoy acostumbrado. Y la culpa sigue creciendo dentro de
mí, insistiendo en que estoy engañando a Zoë con cada toque. Pero Zoë no está, e
Ivy tiene razón, ella querría que encuentre la manera de llevar su amor y nuestros
recuerdos conmigo mientras sigo adelante con quien estoy destinado a estar. Y
amo los sentimientos que Ivy causa.
Dios, dame la fuerza para dormir esta noche y no follarla como la mierda toda la
noche.
―Está bien, me convenciste. ―Y me recompensa al instante con sus labios. El
gesto le envía una llamada de atención a mi polla. Peleo en mi mente para
calmarme, pero mientras ella se retuerce encima de mí, moviendo su coño sobre
77 mí, es demasiado tarde.
He luchado contra mis sentimientos por ella durante el tiempo suficiente.
Estamos juntos ahora por una razón clara, y nada puede cambiar eso. Pero también
temo que hacer más de esto va a arruinar nuestra amistad.
―Detente ―le ruego mientras continúa besándome.
―¿Por qué?
―Porque yo…
―Hacer esto no cambiará las cosas, lo prometo. ―Lee mi mente mientras me
mira a los ojos y por mucho que mi cuerpo me esté diciendo que la folle una y otra
vez, mi cerebro está gritando lo contrario. Su calidez sobre mí es algo que necesito
ahora mismo, pero no con el riesgo de perderla.
Capítulo 15
Puedo ver el dolor en el rostro de Ivy mientras se tumba a mi lado. Me mata
haberle hecho esto, pero algo no me dejó seguir adelante anoche y amarla de la
manera que merece. Mirando el techo blanco desnudo, me pregunto si las cosas
serían tan incómodas si hubiésemos follado.
Acercándome más a Ivy, coloco su cuerpo contra el mío, pero se pone rígida,
el afecto de ayer ha desaparecido. Como todo lo demás en mi vida, jodí esto
también.
―Lo siento ―digo, como si una disculpa en realidad hiciera una diferencia.
Es un poco demasiado tarde para eso ahora.
―Yo también ―replica.
Tenerla en mis brazos se siente tan bien; es por esto sé que hice lo que debía.
La necesito, esta conexión. No puedo vivir sin esto.
―¿Es porque no soy Zoë? ―cuestiona. Su pregunta de inmediato me atrapa
con la guardia baja.
¿Qué mierda pasa por su mente?
78 ―Dios, no, Ivy. ¿Por qué me preguntas eso?
―¿Por qué no?
Suspirando profundamente, pienso en cómo responder esto.
―De una forma, se debe a que no eres ella. Eres exactamente lo opuesto. Sí,
nos hemos acompañado al perderla, pero cuando estoy contigo, es una de esas
únicas veces en que mi mente está completamente vacía de los problemas que
tengo. No quiero perder eso. La semana pasada, estar separados fue horrible. Bebí
más de lo que jamás he hecho y no actuaba normal. He cometido muchos errores
en mi vida, especialmente desde que perdí a Zoë, y estoy asustado de que si
presiono las cosas para que vayan más rápido y hacemos algo de lo que alguno
puede arrepentirse o tener remordimientos, esto desaparecerá. Entonces, no sé qué
haré.
―Así que, ¿eso es lo que significa dormir conmigo, solo arrepentimientos?
La volteo sobre su espalda, acuno suavemente su rostro con mis palmas.
―Un arrepentimiento es la última cosa en este mundo que eres. Eres el único
destello de luz que me queda.
Frunciendo el ceño, me inclino y poso mis labios sobre los suyos. Acepta mis
besos y, nuevamente, la cercanía pone a mi cuerpo a toda marcha. Todo lo que ha
estado dormido por tanto tiempo, se despierta, Ivy me estimula a un nivel
diferente en que nadie más lo hace. Pensar en estar con ella por primera vez, hace
que mi corazón lata con fuerza y de verdad me siento seguro de bajar la guardia.
Extendiendo la mano hasta su camiseta, deslizo mi mano hacia arriba por su cálido
cuerpo y aprieto con fuerza su pecho, provocando que grite. Abre sus piernas y me
coloco sobre ella. Nuestras lenguas se entrelazan. Moviéndose juntas, cada caricia
envía una sacudida de éxtasis a la punta de mi polla.
Nuestros cuerpos se alinean y empujo mi polla contra ella. Sus bragas
húmedas hacen que mi pene goteé por ella.
―¿Es esto lo que quieres? ―pregunto, apartando las sábanas y mirándonos.
―Sí.
Levanto su camiseta, dejando libres sus hermosas tetas, admirando su
belleza. Luego, mientras llevo mis labios alrededor de sus pezones, pasa sus dedos
por mi espada y voy más lento, tomándome mi tiempo para provocarla. Si vamos a
hacer esto, vamos a hacerlo a mi manera. Gime de nuevo y digo:
―Dime que me deseas.
―¡Te deseo!
79 Dios, me excita.
Incluso con algo de ropa entre nosotros, sé que estar dentro de ella será la
mejor sensación en todo el mundo. Moviendo mi polla sobre su clítoris, digo:
―Dime que nada va a cambiar.
―Sabes que no.
―¡Dime! ―gruño.
―Nada va a cambiar, Krane.
Moviendo mi cuerpo junto al suyo, beso su cuello y deslizo mi mano dentro
de sus bragas.
Cristo, está jodidamente mojada.
Su coño suave me excita. Necesito verlo, le quito su ropa interior y bajo la
mirada a su piel blanca y suave. Mirando su cuerpo, su camiseta está por encima
de sus tetas y desde allí hacia abajo está desnuda. Moviendo mi pulgar de un lado
a otro sobre su clítoris, mantiene sus ojos en mí. Mirando todo mi cuerpo tatuado.
Pasa su mano por mi costado y tira de mi boxer.
―Quítatelos.
No me gusta dejarla ir, pero liberar mi polla es vigorizante. Enderezándose,
toma mi polla acariciándola, y por la forma en que me toca, sé que este será un
orgasmo increíble. La miro a los ojos mientras sus labios se envuelven alrededor de
mi eje y luego desciende lentamente. Estar en este momento con Ivy, hace que todo
valga la pena.
Aparto su cabello así puedo ver sus labios, tan estirados y húmedos mientras
chupa. Cada movimiento lo sigue con uno de su mano, y después de esto, nunca
más tendré los labios de una mujer en mí. Mis bolas están apretadas mientras le
pregunto:
―¿Quieres mi semen?
Se aparta, aún acariciándome, y coloco mi mano sobre la de ella para cesar
sus movimientos. Se arrodilla junto a mí en la cama y se inclina para besar mi
cuello y chupar un poco en el camino y dice:
―En mi coño.
―¿Qué? ―cuestiono, asegurándome de que he oído bien.
―Quiero que te corras en mi coño. Me tomo la píldora, así que sin condón.
Quiero sentir cada parte de ti.
Se quita su camiseta antes de recostarse de nuevo. Extendiendo su mano
80 libre, hace pequeños círculos en su coño y estoy condenado. Duraré más o menos
treinta segundos dentro de ella.
Aprieto mi polla con fuerza observándola. Comienza a gemir mientras se
frota más rápido y aparto su mano colocando mi polla en su entrada. Mi
respiración es rápida y me muevo lentamente mientras entro en su cuerpo. Cada
centímetro se siente más asombroso de lo que jamás imaginé.
Ivy agarra las sábanas, gritando de placer y en cuanto estoy completamente
dentro, ordeno:
―No te corras, lo que sea que hagas, no te corras hasta que te lo diga.
―¿Por qué?
―Porque quiero disfrutarte. ―Salgo un poco y luego entro con fuerza.
―¡Joder! ―grita.
―Cuando te corras, perderé el control, ¿bien?
Asiente rápidamente y acuno su rostro con mis manos. La beso con ternura,
al igual que los largos y lentos movimientos de mí polla dentro y fuera de ella. Se
siente tan jodidamente bien que todo dentro de mi cuerpo casi duele.
Sus piernas están laxas a sus lados y me muevo sobre ella, observando lo que
mi polla le hace. Cada empuje hace que sus pechos erguidos reboten. Sus ojos
están cerrados y mueve su mano, apretando con fuerza uno de sus pezones.
―¡Oh, mierda! ―gruño mientras se pellizca con fuerza.
No puedo verla de esta manera. Saliendo de su centro celestial que se aprieta
alrededor de mí, la doy vuelta. Su espalda es hermosa mientras se arquea de la
manera más sexy. Mueve su culo para mí y lo agarro mientras entro de nuevo en
ella.
El ángulo es mucho más profundo. Sujetándola con fuerza, me recuerdo en ir
lento y tomarme mi tiempo. Cuando reduzco la velocidad para controlar mi
impulso de correrme, se mueve, siguiendo mis movimientos y me quedo quieto.
―Mmm, así es, fóllame ―le ordeno. De inmediato, se mueve hacia arriba y
está gritando sobre sus manos y rodillas.
―¡Oh, Dios mío, Krane!
Mis manos no pueden dejar de vagar por su cuerpo y empieza a temblar un
poco, como si estuviera a punto de correrse, me aferro a ella, cesando el
movimiento.
―No te corras, todavía no.
81
Asiente y se tumba completamente inmóvil debajo de mí. Tomando ambas
manos, las coloco sobre su cabeza, y luego, de a poco, empiezo a moverme. Con su
cuerpo extendido debajo de mí y con el control absoluto, me muevo como quiero.
Mi semen está surgiendo desde lo más profundo de mí. Cada terminación
nerviosa está tensándose.
―Córrete ―ordeno y espero a que empiece a gemir. Lo hace, mientras el
semen comienza a llenarla, dejando libre el animal dentro de mí.
Me muevo dentro de ella más fuerte, gruñendo ferozmente, aplastándola
contra el colchón, amando la forma en que se corre debajo de mí. Se estremece y
sacude, apretando mi polla frenéticamente. Luego, cuando la última de gota de
semen sale de mí, no puedo dejar de moverme, pero libero sus manos,
moviéndome a su lado y continúo moviéndome con fuerza dentro de ella.
―¡Oh, Krane! ―grita, extendiendo las manos para aferrarse a algo mientras
me corro de nuevo, de un golpe violento llenándola. Ivy se corre conmigo.
Nuestros cuerpos moviéndose tan bien juntos, como si estuvieran destinados a ser
uno. Ambos experimentamos el placer más grande del mundo, unidos por el dolor
más horrible, y por alguna extraña razón, hemos encontrado aceptación dentro de
los límites de nuestra relación. Una bendición de Zoë resuena en mi cabeza,
mientras sus palabras se repiten una y otra vez como un disco rayado.
Todo sucede por una razón.
82
Capítulo 16
―¿Cuánto tiempo corres generalmente? ―me pregunta Ivy mientras
estiramos en Long Beach antes de hacer una carrera.
―Por lo general, hasta que no puedo sentir mis piernas ni respirar.
―Cállate ―dice y me da un golpe fuerte.
―Es la verdad ―respondo bloqueándola.
―Me gustaría sentir mis piernas y seguir respirando, si no te molesta.
―Bueno, hoy a mí también ―respondo besándola. Un gesto que es muy
nuevo para mí, pero se siente tan bien―. ¿Lista?
Nos dirigimos a la playa, el caluroso sol empieza a salir. Jamás he estado aquí
tan temprano, pero Ivy dijo que teníamos que ver el amanecer. Las olas rompen a
lo largo de la orilla y la miro correr, y no podría estar más feliz.
Corremos por solo unos minutos y luego se detiene y la miro confundido.
―¿Qué?
Señala el sol que sube en el horizonte Mis ojos se dirigen hacia allí y estoy
impresionado con la rapidez con la que se eleva. Pasando un brazo alrededor de
83 ella, sostengo a Ivy cerca de mí. Inhaló su aroma embriagador. El viento mueve su
cola de caballo y la tomo en mi mano, manteniéndola en su lugar. Puedo ver la
sonrisa en su rostro mientras apoya su cabeza en mi hombro.
El sol sale completamente a la vista y tiro de su cabello, moviendo su rostro
hacia el mío.
―Gracias por todo ―digo, necesitando sacar esto. Ha hecho tanto por mí…
por nosotros.
Presiona sus labios contra los míos y me mira con esos ojos. Los mismos ojos
que provocaron que la follara ayer.
―Gracias.
―No me mires así.
Sonríe como si no estuviera haciendo nada malo y se aparta. La atraigo hacia
mí por su cabello y digo:
―Nunca huyas de mí.
―No lo haré.
Continuamos nuestro recorrido, ninguno dice mucho, pero ambos estamos
disfrutando de estar aquí. En este lugar, un lugar que nos mantiene cerca de Zoë, la
persona que ambos amamos y que, en última instancia, nos ha unido.
―¿Has pensado cuándo quieres ir a la ciudad? ―pregunta mientras
regresamos a mi camioneta.
Niego, colocando mi mano en la manija de la puerta antes de abrirla.
―Nunca ―respondo. Sé que regresar allí solo me joderá mentalmente y
posiblemente me hará cuestionar todo lo que estoy haciendo.
―¿Vamos hoy?
Mirándola a los ojos, no puedo responder. Suavemente cierro su puerta y
camino hacia mi lado. Mirando hacia el gran océano, es hermoso y por primera vez
desde que perdí a Zoë, no digo, hasta mañana, hermosa. No estoy seguro de por
qué las palabras no salen de mi boca, pero simplemente no se sienten necesarias.
Irme de aquí con Ivy es como si una parte de mí hubiera dejado ir a Zoë. Y
aunque quizás debería ser contradictorio, siento su aprobación. Entro en la
camioneta, Ivy me está mirando preocupada e inquiere:
―¿Estás bien?
―Sí. ¿Dices en serio lo de ir hoy a la ciudad?
―Si estás listo, también yo. Conozco a mi hermana, y puedo oír lo que nos
84 diría que hiciéramos. Sus pertenencias, por muchos recuerdos que posean, no son
ella. Tú y yo sabemos quién era ella y tenemos que recordar lo que hubiese
querido. No querría que cargáramos con esto más; querría vernos felices.
―Está bien, entonces vamos. ―Arranco mi camioneta y nos dirigimos a la
ciudad. Ivy tiene razón. El apartamento tiene muchos recuerdos, pero también mi
cabeza, y nadie nunca podrá borrarlos.
Después de una hora conduciendo, llegamos. Al entrar en el garaje del
apartamento, Ivy está dormida. Estaciono la camioneta en su lugar y paso mis
nudillos por su mejilla.
―Despierta, Ivy.
Mira alrededor del garaje oscuro y luego a mí, un poco confundida.
―¿Dormí todo el viaje? ―pregunta.
―Ajá.
Su estómago gruñe y retraso ir arriba, aprovechando la excusa. Solo estar de
nuevo aquí es jodidamente duro.
―Vamos a que comas algo antes de entrar. ―Salimos de la camioneta y en el
segundo que mis pies tocan el suelo, regreso al día que Zoë y yo nos mudamos.
Estaba tan feliz y emocionada. Subiendo en el mismo ascensor al vestíbulo con Ivy,
no puedo evitar perderme en mis pensamientos.
La puerta hace un sonido al abrirse y entramos al lugar luminoso y vibrante
que una vez llamé casa. La familiaridad es difícil de procesar y tomo la mano de
Ivy, llevándola al otro lado del vestíbulo, hacia las puertas. En el segundo en que
salimos a la ciudad de Nueva York, puedo respirar de nuevo.
―¿Por qué la prisa? ―pregunta Ivy mientras la alejo del edificio.
―Mierda, lo siento ―respondo y bajo la velocidad―. Es solo que necesito
comer.
―Está bien. ―Camina un poco más rápido para ir a paso conmigo y luego,
entramos a la primera cafetería que vemos.
Ivy y yo ordenamos y nos sentamos afuera. Mientras esperamos nuestra
comida, estoy pensativo, perseguido por tantas cosas del pasado. Cosas que nunca
pensé que regresarían. La forma en que el mármol del edificio me recuerda a Zoë y
que hacía que nuestra casa fuera exagerada, o que los sonidos de las sirenas en la
distancia me llevan de nuevo a esa noche. Mi mente da vueltas como un jodido
tornado y no estoy seguro de cómo detenerlo. Mientras miro a toda la gente que
85 pasa, Ivy toma mi mano y dice:
―Si no estás listo para esto, no tenemos que hacerlo.
Mirando sus ojos, aprecio su preocupación. Me entiende bien.
―Yo… no sabía que la iba a sentir tanto al venir aquí. ―Las lágrimas llenan
mis ojos mientras suelta mi mano―. No hagas eso ―suplico, alcanzando su mano.
La toma y mientras nos miramos a los ojos, me aseguro que no importa qué tengo
que enfrentar o los obstáculos que estén frente a mí, siempre y cuando tenga a Ivy,
estaré bien.
―Krane, lamento haberte dicho que deberíamos hacer esto hoy.
―No lo hagas. No es tu culpa, solo intentabas ayudar. Soy yo. Estoy en las
nubes. Necesito recordar qué es real y concentrarme.
Todo lo que puedo hacer es vivir en el momento. No puedo seguir adelante
por mí mismo, porque eso solo hace que las cosas se salgan de control. Cada
momento, cada respiración, cada segundo es en todo en lo que puedo
concentrarme.
―¡Krane! ―grita alguien mientras Ivy yo salimos del café y levanto la mirada
para ver a Logan caminando hacia nosotros―. ¿Qué pasa, hombre? ―pregunta
enérgicamente.
―No mucho ―respondo―. Recuerdas a Ivy. ―Estrechan las manos y él baja
la mirada a nuestros dedos entrelazados, luego me sonríe.
―¿Estás bien, hermano?
Asiento y sonríe.
―Bien. Oye, estaba de camino al gimnasio. Deberías venir.
―Lo haría, hombre, pero necesitamos ir a…
―No, no debemos hacer nada ―interviene Ivy y la miro―. Podemos
tomarnos una hora.
―¿De verdad? ―grita Logan como una niña y cuando veo su entusiasmo, me
siento terrible por darle la espalda. Es mi mejor amigo. Estuvimos juntos todos los
días, entrenando duro. Algunas veces, pensé que quería que lo lograra más que yo.
―Claro, hombre ―agrego.
―Los chicos van a estar encantados de verte.
86 ―¿Entrenas con alguien? ―pregunto mientras los tres comenzamos a
caminar juntos.
―En realidad no, principalmente he estado ayudando a Ethan.
―¿Tú?
―No, sabes que no haría eso.
Mientras vamos por la esquina, el gimnasio aparece a la vista y me hace
sonreír. Tengo tantos buenos recuerdos aquí. Este era mi escape de casa. Este lugar
entrenó a algunos buenos luchadores y estoy orgulloso de decir que soy uno de
ellos.
―¿Cuánto tiempo llevan entrenando? ―pregunta Ivy.
Logan deja de caminar y mira entre nosotros.
―Casi cuatro años.
Continuamos mientras digo:
―Fueron buenos tiempos. Entrenaba para la pelea de mi vida cuando
est{bamos juntos, pero… ―Me detengo―. Nunca hice esa pelea.
Logan abre la puerta para mí y los ruidos invaden mis sentidos. Mis ojos
miran a todos lados, observando todos los rostros, algunos que reconozco,
mientras que otros no. Logan silba, como solía hacer cuando dejaba mi
entrenamiento y mis oídos zumban como los del resto de la gente. Toda la atención
está en mí, y cuando los chicos con los que he entrenado por mucho tiempo me
reconocen, soy bombardeado.
―Mierda, Hensley regresó ―grita Ethan, el dueño, y la siguiente hora me la
paso rememorando. Nunca me di cuente de cuánto extrañaba este lugar, o a estos
chicos, pero ahora sí.
―Mil dólares a que ninguno de ustedes, coños, puede quedar de pie en un
round con Hensley ―desafía Ethan, y luego mira a Ivy y se disculpa por la
referencia a los coños.
―Lo voy a tener en el piso a medio round ―dice un tipo de mi tamaño desde
el otro lado del gimnasio.
―No lo hagas, Brock ―comenta uno de los chicos.
La mano de Ivy sigue en la mía y generalmente no me molesta nada, pero
este idiota ha estado callado toda mi visita, como si fuera arena en su ropa interior,
y cada vez que lo miraba, sus ojos estaban en Ivy.
Aprieto su mano una vez antes de soltarla y dar un paso adelante. Un rugido
87 de aplausos irrumpe en la habitación y el imbécil se levanta del banco de pesas,
como si fuera duro. Quitándome mi camiseta, se la arrojo a Ivy y doy un paso
hacia él.
Ethan salta entre nosotros, manteniéndonos separados.
―No vamos a pelear con los nudillos desnudos. Vístanse.
―¡No, a la mierda eso! ―grito y me muevo alrededor de Ethan, apartando al
chico hacia atrás.
―¿Piensas que eres duro? ―pregunta.
―Sí, y estás a punto de descubrir lo duro que soy. ―Lo empujo fuera de mi
camino y salto hacia el ring improvisado en el que he luchado y entrenado tantas
veces. Inclinándome, estiro la espalda y las piernas, y luego levanto mis puños.
―Cierra la puerta ―grita Ethan y salta al ring, nos sostiene apartados―. Si
los dejo pelear así, cuando lo diga, se terminó, ¿entendido?
Asiento una vez y veo a Ivy mirándome mientras golpeo mis puños. Tenerla
cerca de mí otra vez mientras lucho se siente bien. Sobre todo porque esta vez sé
que está a salvo. Ethan da un paso atrás y dice:
―Empecemos.
Los diez chicos en la habitación empiezan a aplaudir, pero a pesar de todo, la
voz de Logan es alta y clara. Lo escucho mejor que a nadie; diablos, confío en él
más que en nada. A medida que nos miramos y calculamos, y dando unos golpes
aquí y allí, voy a un buen ritmo, pero quiere tirarme al suelo para tratar de acabar
rápidamente, y no dejaré que suceda esa mierda. Prefiero golpearlo como la
mierda por cuatro minutos y medio, y luego derribarlo.
Lanzo un gancho de izquierda, se agacha y me atrapa con un puñetazo. La
sangre se acumula en mi boca y le sonrío, tomando las cosas en serio. Lo mantengo
cerca de las cuerdas mientras me desplazo alrededor del ring, dando golpe tras
golpe. Gruñe por cada golpe, cansándose pronto, y la satisfacción de tenerlo
rápidamente solo aumenta mi adrenalina.
Dando un paso atrás, lo miro y puedo ver el dolor en su rostro cuando
exhala. Es evidente que no está bien entrenado en resistencia. Moviendo sus pies,
contemplo mi próximo movimiento, luego, Logan ve una oportunidad que yo no y
grita:
―Luxación 2. ―Y tomo su brazo, extendiendo mi agarre. Sosteniéndolo de la
forma correcta, estiro su codo y coloco la presión suficiente para derribarlo, pero
no para romperlo, aunque quiero hacerlo. Miro a Ivy y veo la sonrisa en su rostro.
88 Sus gruñidos son de dolor mientras me aparta y retuerzo su brazo hacia atrás un
poco más fuerte, entonces siento su mano libre golpeándome una y otra vez.
Ivy aplaude mientras Ethan finaliza la pelea. Dando saltitos, levanta ambas
manos en el aire emocionada. Aflojando mi agarre, el idiota se aparta de mí y me
pongo de pie, abrazando a Logan mientras me felicita junto con el resto de los
chicos en el gimnasio. Estar de vuelta aquí me muestra lo mucho que he echado de
menos a todo el mundo. Fue estúpido de mi parte darles la espalda a estos chicos
cuando más los necesitaba. Pero, al hacerlo, me volteo hacia Ivy y mientras
envuelve sus brazos alrededor de mí, siento profundamente hasta mis huesos que
por todo lo que he pasado me ha traído a este momento. Porque todo sucede por
una razón.
2 Luxación: Es una llave de agarre destinada a híper extender el codo para causar dolor en
ella y/o incapacitar el oponente.
Capítulo 17
―Estoy orgullosa de ti por lo de hoy ―dice Ivy. La miro un poco confundido,
no estoy seguro de por qué podría estar orgullosa de mí. Me negué completamente
a entrar a mi antiguo apartamento―. No me mires así.
―Lo siento, no entiendo por qué dirías eso.
―Ehh, le diste una paliza a ese tipo en el ring. Ya sabes, realmente me
encanta verte luchar. Puedo ver lo feliz que te hace. Lo llevas en la sangre y verte
volver a conectar con los chicos fue realmente impresionante. Me alegra que
hayamos ido.
―Eso es lindo, pero no hicimos lo que teníamos que hacer.
Se acerca a mí y abraza mi cintura.
―Y eso está bien, podemos hacerlo en otro momento. Realmente no puedes
poner tantas expectativas sobre ti. A veces, hay que vivir el momento y dejar que
suceda lo que tiene que suceder. Hoy no era el día para ir a ese apartamento. No
teníamos cajas, o un lugar de almacenamiento, por lo que habría sido un
desperdicio.
Bajo la mirada y asiento, de acuerdo con ella. Tiene razón, siempre la tiene, y
89
tengo que recordarlo con más frecuencia. Escuchando sus palabras y viviendo este
momento, presiono mis labios contra los suyos. La sensación me calma
inmediatamente. Sosteniendo su cabeza con mucha ternura, la beso, permitiendo
que nuestros cuerpos nos lleven a donde sea.
Es tan apasionada cuando besa. La forma en que sus manos recorren mi
cuerpo y mueve su coño contra mi polla, combinado con sus gemidos de placer,
todo me excita. Levantando su camisa, se la quito por la cabeza, rompiendo el beso
solo por un breve instante. Entonces desabrocho su sujetador, liberando sus tetas
perfectas.
―Te necesito ―susurro entre besos.
Lleva su mano hacia la parte delantera de mis pantalones cortos y dice:
―Entonces fóllame.
Cerrando sus delicados dedos alrededor de mi eje, me acaricia y me baja los
pantalones, quitándolos de su camino. Busco a tientas sus pantalones para
desabrocharlos y una vez hecho, se los quita. Entonces la tomo en brazos,
llevándola al sofá, donde la recuesto. Quitándome la camisa sobre mi cabeza, la
miro a los ojos y me recuerdo tomarme mi tiempo. Me inclino y cubro de besos su
cuerpo, presiono mis labios sobre cada centímetro de su piel sensible provocando
que se retuerza debajo de mí.
Apartándome, adoro su belleza. Nunca tendré suficiente de esto, o de ella. Mi
polla ha esperado lo suficiente. Mientras me coloco en su centro, me deslizo en su
interior. Me acepta, como si hubiésemos follado un millón de veces. El interior de
su coño provoca un escalofrío en mi cuerpo. Presionando mi barbilla contra mi
pecho, me tomo un momento para recobrar la compostura.
Sujeta mi culo y me insta a moverme, así que empiezo a follarla, moviendo
cada centímetro de mí dentro y fuera de ella. Con cada empuje, gruño. La
sensación es jodidamente increíble. Deja escapar un gemido ruidoso y bajo la
mirada mientras Ivy levanta la barbilla y sujeta mis bíceps. Mis tatuajes parecen
sucios contra la perfección de su piel de porcelana.
Tiene la respiración entrecortada, la piel enrojecida, y es la cosa más sexy que
he visto en mi puta vida.
―Sí, Krane, así.
―Te gusta tomar mi polla, ¿verdad? ―pregunto, aumentando la velocidad y
tomando sus dos pechos. Juego con sus pezones perdiéndome en este gran mundo
que creamos juntos. Mi eje se mueve dentro y fuera de ella, y estoy perdido en el
consuelo que implica la conexión que siento con ella.
90
Finalmente, me mira. Sus grandes ojos son tan ardientes y no puedo
controlarme. Soltando sus tetas, levanto sus caderas y empujo lentamente tan
profundo como puedo. Mientras gime debajo de mí, ambos nos congelamos y
mantengo mi polla profundamente en su interior, meciendo las caderas un poco,
acariciando ese punto dulce.
―¡Joder! ―grita, estremeciéndose, extendiendo las manos para aferrarse a
cualquier cosa.
―Así es, toma mi polla.
―¡SÍÍÍ! ―Su palabra cambia a un grito, luego se deja ir, la llevo al orgasmo
con fuerza. Verla así me excita, y espero todo el tiempo que puedo, deteniendo y
saboreando mi orgasmo. Frotarme en el interior de su coño mojado y apretado es
la mejor sensación del mundo.
Aún continúa su orgasmo cuando me dejo ir, mientras una violenta explosión
de semen crece en mis bolas y empapa su interior. Me recuerdo mantener el
control, disfrutarla a ella y a este momento. Bajo el ritmo de mis movimientos y me
pierdo en sus besos, cuando finalmente nos apartamos con mi polla todavía en su
interior, dice:
―Amo cuando me haces correrme.
La vuelvo a besar antes salir de su interior y respondo:
―Me encanta hacerte correrte. Y follarte y verte desnuda. ―Mi polla
comienza a endurecerse y ella baja la mirada, riéndose de mí.
―Puedo ver eso.
Me levanto de la cama, entro en el baño y abro el grifo de la ducha. Miro
sobre mi hombro y veo a Ivy acercándose a mí. Me hago a un lado y la coloco
frente a mí. El agua caliente rodea nuestros cuerpos mientras cierro la puerta
detrás de nosotros.
Mirándola a los ojos, es tan hermosa. Me siento muy afortunado de estar en
este momento, es diferente a cualquier otra persona en este mundo. Y haber
encontrado una conexión de este tipo con ella, sobre todo después de perder Zoë,
es irreal.
91
Capítulo 18
―¿Qué es eso? ―pregunta Ivy mientras sostengo frente a mí la sudadera
favorita de Zoë de la universidad.
Girando, le muestro la descolorida sudadera con capucha azul oscuro y le
provoca una sonrisa.
―Oh, eso definitivamente es algo para guardar. Puedo imaginarla
llevándolo.
―Yo también ―comento y se la paso a Ivy, así puede guardarla en una de las
cajas de cosas que llevaremos a un almacén. Esto es mucho para que mi mente
pueda procesar. Pero después de discutir durante días con respecto a cuándo
podríamos volver aquí, decidimos programarlo, alquilar un camión de mudanza y
lo estamos haciendo… o, al menos, intent{ndolo. Incluso cuando ahora mismo es
muy doloroso, tenemos que hacerlo… Zoë no hubiera querido que yo peleara para
pagar por un lugar vacío donde mantener un montón de cosas materiales.
―Fue amable la ayuda de los chicos ―menciona Ivy desde el baño. Ha
estado hablando mucho. Creo que para mantener la mente ocupada y yo también.
Es una distracción agradable, cuando normalmente me encuentro en un
92 aturdimiento sin sentido.
―Sí, lo fue. ―Logan y un par de chicos del gimnasio vinieron temprano,
sacaron todas las cosas grandes por nosotros y las llevaron al almacén. Acabando
con lo último de la habitación, me dirijo al baño para comprobar a Ivy. Está
sentada en el suelo, rodeada por un desorden de cosas―. ¿Cómo va eso?
―Bien. Tienes muchos productos para el cabello.
Sonrío, pasando los dedos por mi cabeza afeitada y me sonríe.
―Bajaré estas cajas y comprobaré el parquímetro.
―Está bien. ―Vuelve a bajar la mirada, removiendo el resto de cosas bajo el
lavabo.
Tomando dos cajas de la cocina, bajo por el ascensor y dejó salir un suspiro
que parezco haber estado conteniendo.
El sol se ha puesto y hoy me he agotado, probablemente más de lo que me di
cuenta. Metiendo las cajas en la parte trasera del camión, me siento cansado.
Pensar en guardar todo en el almacén y luego hacer el viaje a casa es insoportable,
así que estoy agradecido de haber reservado un hotel.
No he conseguido mucho dinero extra cuando las peleas clandestinas se
redujeron, pero una noche para relajarse después de un día difícil es justo lo que
ambos necesitamos. Además, será una buena sorpresa para ella. Meto unos
cuantos centavos más en el parquímetro y compruebo los neumáticos para
asegurarme de que el encargado del parquímetro no los ha marcado. Volviendo a
subir, Ivy ha limpiado el baño.
―¿Quieres que me lleve éstas? ―pregunto.
―Sí ―contesta, recogiendo el resto de basura y dejando el suelo limpio.
Después de unos viajes, el camión está lleno y mientras permanezco de pie en
el lugar que una vez fue mi hogar, miro alrededor, a las marcas de los clavos en las
paredes hechos para las pinturas de Zoë. Era una artista increíble y había cubierto
estas paredes con imágenes tan coloridas que su personalidad brillaba a través de
ellas.
―Lo hicimos bien ―indica Ivy, entrelazando nuestros dedos.
Llevándome su mano a los labios, respondo:
―Sí… Sí, lo hicimos.
―¿Lo echarás de menos?
Pienso en todos los recuerdos que creamos en este lugar y estoy muy
93 contento de que sean míos para siempre y se hallen guardados en mi memoria.
Con una expresión honesta en el rostro, miro a Ivy y contesto:
―No, no lo haré.
Inclina la cabeza, perpleja ante mi comentario, y suelto su mano, recogiendo
del llavero las llaves de la puerta. Mientras la llave plateada gira una y otra vez, le
aseguro a Ivy:
―No ha sido mi hogar desde hace tiempo. Estoy preparado para dejarlo ir.
―¿A dónde vas? ―pregunta Ivy, cuando paso la salida hacia la autopista y
continuo hacia el hotel.
―Ya lo verás.
Puedo verla mirándome por el rabillo del ojo. Bosteza y pregunto:
―¿Estás cansada?
―Ajá.
―¿Hablaste con tu madre sobre ayudar con el apartamento? ―le pregunto
un poco tarde, pero el pensamiento de que ella no participó me vino a la mente. No
me responde y la miro―. ¿Ivy?
―No.
―¿Por qué no?
―Cada vez que hablo de ti… explota.
―Me importa una mierda, ¿no crees que le hubiese gustado que le hubiesen
dado la oportunidad de estar allí? Además, te dije que me odia.
Se ríe.
―Bueno. Ahora es demasiado tarde.
La miro, adentrándome más en la ciudad y vuelve a preguntar:
―¿A dónde vamos?
―Sé paciente.
―¡Argh! ―Reclina la cabeza con frustración―. Bueno, la bolsa que guardo
con las cosas de Zoë tiene muchas cosas para mi madre. Estoy segura de que lo
entenderá.
―Solo asegúrate que sepa que quería que estuviera allí y que no fue
94 intencionado que no preguntásemos. ¿Podrías decirle que lo hicimos por capricho
o algo?
―Me ocuparé de ella, Krane.
Su madre ya tiene un mal concepto en lo que a mí respecta y ahora que
hicimos esto sin consultárselo, aunque fuese mi apartamento, aumentará las cosas
si no se lo toma bien. Deteniéndome en el hotel, llevo la camioneta al
estacionamiento y me recibe de inmediato un valet.
Ivy me mira con sorpresa.
―Vamos, vayamos a relajarnos.
―Y a ducharnos ―añade, bajando la mirada a sus vaqueros, insinuando que
están sucios. Coloco un brazo sobre sus hombros y beso la cima de su cabeza
mientras avanzamos hacia la entrada.
―Apestas un poco.
Intenta alejarse, pero la acerco más.
―Gracias por hacer esto por nosotros.
―Cualquier cosa por ti ―aseguro.
Nos registro en un instante y descubro que fui a la escuela con el tipo que
trabaja en la recepción. Cuando entramos en la habitación de hotel, puedo ver que
la eligió para nosotros esta noche. Este lugar es gigantesco, todo está abierto e
iluminado. Revisando la chimenea cuando entro en la habitación, Ivy comenta:
―¿Reservaste esta habitación? Pensé que le dijiste al tipo de recepción que
querías una habitación king.
Me tiro sobre la cama de espaldas, mirando al techo y respondo:
―Es una habitación king. ―Se tumba sobre mí casi acariciándome y aunque
por momentos hoy fue insoportable, lo superamos―. Gracias por todo ―comento,
dándole un beso sobre el hombro.
―No puedo creer que hayamos terminado con todo.
Repasar todo el apartamento y dejarlo vacío fue todo un trabajo,
especialmente hacerlo todo en un día. Pero también me permitió liberarme de
parte de mi pasado. Bajando la mirada a Ivy descansando tan tranquilamente sobre
mi cuerpo, todo merece la pena. Su respiración es regular y odio despertarla, pero
necesitamos una ducha.
―Quédate aquí ―le pido y me alejo. Entrando en el baño, que en su mayoría
es de granito, enciendo el agua de la enorme bañera, sabiendo que le encantará
relajarse un rato. Regreso y la levanto de la cama―. Vamos, nena, levántate.
95
El término cariñoso se me escapa de los labios y ambos nos miramos. Nunca
se lo he dicho antes y sonríe mientras sostengo su cansado cuerpo contra mi pecho.
Llevándola al baño, la siento junto a la bañera. La habitación está empezando a
llenarse de vapor y ajusto el agua antes de quitarle la ropa, tomándome mi tiempo
para prestarle atención a todas sus zonas sensibles.
―¿No nos enjuagaremos primero? ―pregunta.
―Probablemente sea inteligente ―contesto y abro el agua de la ducha antes
de desvestirme.
No enjuagamos rápidamente y luego mientras le tomo la mano, caminamos
cuidadosamente sobre el piso húmedo y pregunta:
―¿Simplemente me sostendrás?
Ambos nos sumergimos en la bañera y me muevo primero, sentándome en el
agua caliente que aguijonea mi piel. Permanece de pie frente a mí y se agacha,
tomando un puñado de agua que se echa sobre el cuerpo. Cuando se inclina, su
culo y su coño se extienden frente a mi rostro.
―Vuelve a hacer eso y vas a montar mi polla.
Me mira y apoyando el peso en los altos laterales de la bañera, se sienta frente
a mí. Mi polla está erecta y deseándola, pero respeto sus deseos y la envuelvo en
mis brazos, acercándola a mí.
―¿Crees que alguna vez le hablarás a tu madre sobre nosotros? ―cuestiono,
pensando en nuestra charla anterior.
―Claro, en el momento correcto.
―Deberías darle a tu madre la imagen que Zoë pintó de Long Beach.
Se gira entre mis brazos y pestañea un par de veces antes de volver a girarse.
―¿Por qué?
―Porque la haría feliz.
No puedo cambiar la animosidad que Brenda siente por mí, o hacerle
entender lo que Zoë significaba para mí, especialmente cuando averigüe sobre Ivy
y yo, pero lo que puedo hacer es seguir mi instinto y hacer lo que creo que haría
feliz a Zoë. Recuerdo escucharla al teléfono con su madre después de pintar, estaba
tan entusiasmada y orgullosa. No podía esperar a compartirlo con ella. Puede que
sea un gesto pequeño, pero ahora mismo, lo tomaré. Haré cualquier cosa que
pueda para demostrarle a la mujer que más me odia que, después de todo, no soy
96 un monstruo.
Capítulo 19
Observando la vista de Central Park mientras bebo el café, los sonidos de las
bocinas y las sirenas son familiares en la distancia. Este momento me lleva de
vuelta a cuando me mudé aquí por primera vez. Amaba la ciudad de Nueva York,
aún lo hago, honestamente. Pero estar aquí es duro, mi mente no puede descansar
porque los sonidos en mi cabeza son fuertes.
Me suena el teléfono, trayéndome de vuelta al presente. Es Logan.
―¿Qué pasa, hermano? ―respondo, reclinándome en la silla.
―No mucho, amigo, acabo de llegar al gimnasio y tengo un pequeño dilema.
Tomo un sorbo de mi café y comento:
―¿Y me estás llamando? Probablemente soy la última persona que pueda
ayudar a nadie.
―Oh, pero creo que puedes. Además, me debes una por lo de ayer.
―Tienes razón. ¿Qué sucede?
―Cam se rompió tres costillas entrenando anoche.
―¿Con quién estaba entrenando?
97
―Brock.
―Tienes que echar a ese tipo, es realmente malo. ―Alzo la voz y no quiero
despertar a Ivy. Mirando dentro, veo su culo asomándose bajo las sábanas. Está
durmiendo muy cómodamente.
Cristo, es hermosa.
―Lo sé, pero ese es problema de Ethan.
―Entonces, ¿qué tienen que ver las costillas de Cam conmigo?
―Estaba programado que luchase esta noche contra Ronnie Shone, para
ACM. Ahora tenemos que encontrar un luchador de reemplazo y Ethan y yo
queremos que seas tú.
―De ninguna manera, me encuentro en baja forma y no estoy preparado
para volver allí, especialmente con ACM. ―American Cage Maniacs es una de las
grandes compañías de lucha en Estados Unidos. Si peleo para ellos sin estar
preparado y pierdo, arruinaría cualquier oportunidad para una carrera real―. Lo
siento, pero de momento voy a tener que pasar.
―Vamos, hombre. Pagan cinco mil y si ganas la pelea tienes un extra de dos
mil. ―Joder, podía usar esa cantidad de dinero. Unos miles aquí y allá son
agradables, pero a veces no es suficiente y Ling no me ha llamado en un tiempo.
Hace que me preocupe de si le atraparon o algo―. Por favor, hombre, Ethan y yo
te guardaremos las espaldas. No te lo pediríamos si no creyésemos que puedes
machacar a este tipo. Te vimos en el ring con Brock. No has perdido un ápice de
tus habilidades. Sé que es con poca antelación, pero tendré todo allí para ti, todo lo
que tienes que hacer es aparecer y pelear. ¿Lo pensarás al menos? ―cuestiona.
―¿Cuándo necesitas una respuesta?
―Pronto. ¿Puedes decidirlo en los siguientes treinta minutos?
―Sí, déjame hablar de ello con Ivy, luego te lo haré saber.
―Genial, gracias, hombre.
Cuelgo y miro dentro. El perezoso culo de Ivy aún está dormido, así que
gasto este tiempo en buscar a Ronnie Shone en internet y veo qué tipo de luchador
es y cuál es su récord. Lleva invicto las últimas diez peleas y solo ha perdido una
en su conjunto de récord de “Gran 20”. Kilo a kilo, encajamos bien. Volviendo al
buscador, pincho otro enlace y leo un artículo con relación a esta pelea que se
suponía que era él contra Cam. Le gusta hablar mierda. Es un jugador mental,
como yo. Luchar contra él puede llevarme de nuevo a la luz pública y si gano,
98 puedo arrancar mi carrera profesional, pero por otro lado, si pierdo podría
acabarlo todo directamente.
Mirando a Ivy, pienso en qué hacer. No puedo decidirlo sin hablar con ella,
así que me levanto y entro, dejando mi taza de café vacía en la mesa antes de
tumbarme suavemente a su lado. Cuando le aparto el cabello de la espalda y
deslizo los dedos sobre su piel, se sobresalta y dice:
―Solo cinco minutos más.
―Ya son casi las once, nena.
Abre sus adormilados ojos y me mira con una expresión muy linda.
―Me gusta cuando me llamas así.
―Lo sé.
Sigo moviendo los dedos por su espalda una y otra vez y cierra los ojos.
―Vamos. Despierta, bella durmiente ―pido y dejo de mover la mano.
Gime en protesta, mirándome.
―¿Por qué?
―Porque tenemos que marcharnos pronto y necesito hablar contigo de algo.
Abre los ojos y se gira, pasándose las manos sobre el rostro. Su pecho se alza,
y lo tomo, masajeándolo.
―¿Qué sucede?
―Logan llamó.
―¿Sí, qué tenía que decir?
―Quiere que entre en una pelea esta noche en lugar de Cam de su gimnasio
contra un tipo en el ACM.
―¿Por qué tú?
Le doy todos los detalles.
―¿Estoy loco por considerarlo siquiera?
―No, puede ser enorme para tu carrera.
―Pero, algunos días, ni siquiera estoy seguro de querer una carrera.
―Pero hay días en los que estás seguro.
Ivy y yo continuamos discutiendo esto, detallando los pros y los contras y
después de mirar algunos vídeos de él en Youtube aún no puedo decidirme.
―Es un gran riesgo.
―Creo que deberías tomar la oportunidad y hacerlo ―asegura.
99
―¿Por qué?
―Porque sé que puedes vencer a ese tipo. Simplemente hay algo que me dice
que deberías hacerlo.
Mirándola a los ojos, puedo ver la certeza que necesito.
―¿Estás segura? ―cuestiono.
Asiente y su certeza es contagiosa, también puedo sentirlo.
―Está bien, déjame mandarle un mensaje a Logan.
Tomando el teléfono del bolsillo, le mando un mensaje dándole luz verde.
Luego una corriente de adrenalina que no he sentido en mucho tiempo, me recorre,
sabiendo que estoy a punto de dar un paso de vuelta en el mundo de la lucha legal
que dejé atrás.
Ivy salta de la cama y se dirige al baño, desnuda y sexy. Me estiro sobre el
edredón esperando que vuelva, pensando en su coño, pero sabiendo que no puedo
tenerlo ahora que tengo programada una pelea para esta noche.
―La colada está de vuelta, si quieres vestirte.
―No, gracias ―responde y sale corriendo del baño, saltando sobre mí.
Me rio fuerte mientras me cubre con su cuerpo desnudo. Me llena de besos,
frotando ese delicioso coño muy fuerte contra mi polla, pero tengo que ponerle fin
a esto. Girándola, la inmovilizo debajo de mí y me siento. Luce perpleja y alcanza
dentro de mi ropa interior. Sujetándole ambas manos, las sostengo sobre su cabeza
y froto la nariz contra la suya.
―No.
―¿Qué? ¿Por qué?
―Porque me hiciste aceptar una pelea esta noche.
―Me importa una mierda ―grita y se retuerce debajo de mí.
Aprieto mi agarre en sus muñecas para mostrarle que voy en serio, me repito
de nuevo:
―No va a suceder.
―¿Por qué no?
―¿Sabes la energía que gasto follándote y corriéndome? Necesito guardarla
para esta noche, especialmente con mi entrenamiento siendo como ha sido.
―¿Así que nada de sexo? ―pregunta con una mirada triste en el rostro.
―No, no hasta que gane, nena.
100 Libero mi agarre, odiando no poder darle lo que quiere. Desearía poder, pero
las complicaciones si follamos pueden ser nefastas, y ahora ella también lo sabe.
Quiere que gane tanto como quiero yo. Pero aún puedo complacerla. Levantando
su culo, la deslizo por la cama, abriéndole las piernas. Su coño rosado brilla,
húmedo para mí, y paso la lengua sobre él, deseando que simplemente pudiese
deslizar dentro mi polla. Para sentir sus paredes rodeándome, cómo se aprietan y
se expanden por lo que le hago. Pero no puedo, así que pongo la boca alrededor de
su clítoris, tocando y chupando una de mis partes favoritas de su cuerpo.
Se retuerce y gime por mis actos y me pierdo complaciéndola, llevándola al
límite. Me doy cuenta en este instante que, de ahora en adelante, este es realmente
un nuevo comienzo para nosotros. Consiguiendo el dinero que puedo ganar esta
noche, puedo cubrir la renta de nuestros pisos por un tiempo. No quiero que se
estrese en buscar un nuevo trabajo. Simplemente quiero que estemos juntos, todos
los días.
―¡Oh, Dios mío, Krane! ―chilla y le sujeto las tetas, apretándole los pezones.
Cierro los ojos llevándola a un fuerte orgasmo que tiene su cuerpo enrojecido.
Levanto la mirada cuando abre los ojos finalmente y sigo chupándole el
clítoris. Gime de placer y se frota contra mí.
―¿Est{s seguro de que no puedes follarme?
Cuando me alejo, soplo aire frío en ella y se ríe.
―Confía en mí, quiero… pero estoy seguro. Vístete, quiero llevarte a un sitio.
Sonríe y se gira, corriendo al baño, entusiasmada de un modo que no he visto
en mucho tiempo. Demasiado tiempo.
101
Capítulo 20
―Siempre me ha gustado Central Park ―dice Ivy mientras paseamos y
bebemos nuestros cafés después de dejar el hotel y explorar este lugar. Hemos
caminado a través de tanto del parque esta mañana, que ha sido una buena manera
de empezar el día.
―¿Querrás alguna vez vivir en la ciudad? ―inquiero.
Piensa en mi pregunta antes de responder.
―Tal vez si me dieran un trabajo aquí. Pero me gusta el océano demasiado.
¿Recuerdas ese lugar en Long Beach que te mostré el otro día?
―Lo recuerdo ―respondo, rememorando que habló con entusiasmo de
aquellos condominios cuando fuimos a correr la semana pasada.
―Si pudiera elegir cualquier lugar, sería ese. ¿Y tú?
―No creo que jamás quiera vivir aquí de nuevo. Pero hablando de un
trabajo... esta pelea paga una buena cantidad de dinero y como ya no tengo el pago
extra del apartamento aquí, no quiero que te estreses por el trabajo o el dinero ni
nada de eso por un tiempo, ¿de acuerdo?
102 Frunce las cejas hacia mí.
―No puedo permitir que pagues por mis cosas. Tengo ahorros para durar un
tiempo.
―Puedes y lo harás. Ivy, eres mi novia ahora y voy a cuidar de ti.
―¿Novia? ―cuestiona como si la asombrara, colocando su mano sobre su
pecho―. ¿Me ibas a preguntar primero?
―No, no iba a hacerlo porque ya sabes dónde nos encontramos y cuando
hablamos de las cosas, solo complica toda la situación.
―Novia... ―dice en voz baja.
―¡Sí, acéptalo! Ahora ayúdame a despejar mi cabeza para esta noche. Estoy
empezando a ponerme ansioso.
―No te pongas ansioso.
―Ja, qué útil ―farfullo―. ¿Has mirado en las redes sociales en... no sé... los
últimos diez minutos?
―No, no lo he hecho y no debes tampoco. Dame tu teléfono. ―Estira la mano
hacia mí y a regañadientes extiendo la mano hacia ella. Sin embargo,
conociéndome, es la mejor decisión. Tengo que mantener la concentración.
Lo mete en su bolsillo de atrás y digo:
―Si Logan llama, más vale que me lo des.
―Lo haré, bicho raro.
Estallo en carcajadas. Ivy sonríe, envolviendo su brazo alrededor de mi
cintura, y dejamos el parque, en dirección a ver a Logan en el gimnasio y hacer un
plan de ataque para esta noche. En camino, suena el teléfono de Ivy.
―Mierda, es mi madre.
―Entonces contéstale.
Pone los ojos en blanco.
―Hola, mamá ―dice en un tono alegre.
Brenda está gritando de nuevo y puedo jurar que escucho mi nombre. ¿Cómo
podría cualquier madre tratar a su hija en la forma en que lo hace, sobre todo
cuando acaba de perder una?
―No sé ―discute.
Brenda grita otra vez y juro que escucho mi nombre.
―Le preguntaré. No pagues esta mierda conmigo.
103 Un par de momentos de silencio en el extremo de Ivy.
―No ―chilla Ivy.
Brenda grita de nuevo y la escucho decir mi nombre en voz alta y clara. Se
acabó. Le arrebato el teléfono a Ivy. Me mira con los ojos enormes y le doy un
minuto para detenerme, pero no lo hace.
―Brenda, soy Krane ―interrumpo y la callo―, ¿puedes decirme por qué tu
hija está llorando?
―Oh, qué moral tienes, joven. Después de lo que le hiciste a Zoë, ahora estás
con…
―No le hice nada a Zoë excepto tratar de salvarla, ni se te ocurra
jodidamente olvidar eso.
―Eso es lo último que has hecho, si no se hubiera encontrado contigo, estaría
viva.
―Lo que le pasó a Zoë estaba fuera de nuestro control. Falleció de muerte
súbita en mis putos brazos y ahora tengo que vivir con esas imágenes todos los
días. Brenda, entiendo que estás sufriendo, pero, por favor, no lo pagues con Ivy.
―Puedes llamarlo como quieras, joven, o convencerte de cualquier cosa para
sentirte mejor. Pero se encontraba borracha en el medio de la noche en un desolado
metro de Nueva York, sola, contigo y nadie más. Así que es difícil no echarte la
culpa.
―Por qué no dejas de jugar a quién tiene la culpa, porque nada nunca va a
traer de vuelta a Zoë. ―Me tiemblan las manos al verme obligado a volver a esa
noche. Fue horrible la forma en que su cuerpo se sacudió sin control, la sangre, los
ruidos... todo. Después contar sus últimas tres respiraciones y estoy de vuelta allí.
Ivy envuelve una de sus manos alrededor de la mía, devolviéndome a la realidad,
y eso me tranquiliza―. ¿Alguna vez has tratado de entender quién era tu hija?
―Sé quién era ella, maldita sea ―grita Brenda sollozando―. Mantente
alejado de Ivy, Krane, hablo en serio.
―Lo siento... pero no puedo.
104
Capítulo 21
―Ochenta y dos kilos ―dice Logan y bajo de la báscula.
―Así que, ¿nunca tienes que bajar de peso? ―me pregunta Ivy.
―No, en general no. ―Ajusto la cintura de mis pantalones cortos y tomo un
trago de agua.
―Oh, ha tenido que hacerlo antes y mejor que estés atenta porque es
aterrador ―advierte Logan.
―¿Qué significa eso? ―pregunto ofendido.
―Ehh, que actúas como loco, todo agitado y malhumorado, como una perra.
Me rio recordando una vez que bajé de peso.
―Eso cuando me hiciste tomar una pelea de peso wélter3 cuando estoy en
peso medio.
―No ―niega riendo―, no te obligué a hacer nada. Querías pelear contra ese
imbécil, ¿recuerdas?
―Es igual, me animaste y luego me dejaste aceptarlo, antes de que supiera las
ramificaciones.
105
―Lo que sea, pateaste su culo.
Logan se pone los guantes de golpeo y salto, dando puñetazos cada vez que
alza una mano hacia mí. Mi corazón bombea con fuerza. Aunque este es el aviso
más breve que he aceptado alguna vez para una pelea seria, no puedo esperar para
entrar en el ring. Mientras estoy frente a frente con Logan, golpeando
repetidamente una y otra vez, los ojos de Ivy se fijan en mí. No puedo evitar
mirarla y Logan me golpea en la parte de atrás de la cabeza.
―¿Qué mierda, hombre? ―grito, dejando caer mis brazos.
―Te has distraído, por lo que sea que es esto. ―Apunta entre nosotros dos―.
No puede interferir en tu mente esta noche.
3Peso wélter: es una categoría competitiva del boxeo y otros deportes de combate que agrupa a
competidores de peso intermedio. En el boxeo profesional la categoría abarca a los púgiles que
pesan más de 63,503 kilos y menos de 66,678 kilos. En el boxeo amateur (varones mayores) la
categoría abarca a los boxeadores que pesan más de 64 kilos y menos de 69 kilos.
―No lo hará, idiota. ―Asiento, tomando una toalla y secando el sudor de mi
rostro. Hay un ligero toque en la puerta y Logan contesta. Su esposa, Victoria, y
Ethan entran. Las chicas se conocieron en el cumpleaños de Logan y parecieron
conectar, afortunadamente. Quiero decir, abraza a Ivy delante de mí―. ¿Qué soy
yo, insignificante?
Ella sonríe y me abraza.
―De ninguna manera, ¿cómo te sientes?
―Muy bien.
Ethan y yo chocamos puños.
―¿Estás listo? ―pregunta.
―Demonios, sí.
―Bien, es una puta locura ahí fuera ―dice Ethan.
Nunca he sido de los que se ponen nerviosos, la exageración y adrenalina de
una multitud loca simplemente acompaña una intensa pelea, lo cual me anima.
Pero esta es la ciudad natal de Ronnie, así que me pone un poco inquieto. Hay otro
toque en la puerta y Ethan abre.
―Hensley, subes en cinco. ―Tomo mi último trago de agua y me pongo una
fina capucha blanca para salir. Logan tenía razón cuando dijo que él venía con
todo. Tenía un completo conjunto de lucha con patrocinadores y todo en la ropa.
Ivy se levanta, metiendo las manos en sus bolsillos de atrás. La mirada en sus
106 ojos es un poco rara.
―¿Estás bien? ―pregunto, viendo que obviamente está nerviosa. Dando un
paso hacia ella, coloco mis manos en sus caderas esperando una reacción―. No te
estreses, nena.
La habitación se silencia por mis palabras, pero no me importa. Mira al suelo
y niega.
―Oye. ―Levanto su barbilla para que me mire a los ojos―. Quería decirlo,
Ivy, necesito que me animes. ¿Me oyes?
Asiente y la atraigo contra mi cuerpo. Inclinándome hacia abajo, la beso con
fuerza, después de ser privado de sus labios durante demasiado tiempo. La
habitación se silencia, nuestro afecto atrapa a todos fuera de guardia. Puedo
imaginar todos sus ojos en nosotros. Cuando se retira, su expresión ha cambiado,
los nervios de antes se han desvanecido. Hay un golpe en la puerta y Ethan abre.
―Su turno, muchachos ―dice un tipo bajo y fornido.
―Dime que puedes con esto ―solicita Ivy.
―Sabes que lo hago, nena. ―La tomo de la mano y todos salimos al pasillo.
El ruido de la multitud mientras rodeamos la esquina, enciende el fuego en mi
interior. Podría ser el primero en salir, pero esta es mi puta noche. La multitud
ruge y cuando aparezco, la habitación irrumpe en bajos y retumbantes abucheos.
Siempre he sido el favorito de los fans, así que no estoy acostumbrado a esta
reacción. Pero esta es la ciudad natal de Ronnie y la multitud lo hace saber. Ivy
aprieta mi mano y luego las chicas se desvían a sus asientos mientras Logan, Ethan
y yo continuamos.
―Recuerda mantener tus manos arriba y usa tus patadas ―dice Logan
mientras el árbitro revisa mis manos y brazos antes de darme luz verde para entrar
en la jaula.
Los abrazo a ambos antes de subir las escaleras y tomar mi lugar en el
octágono. La canción cambia en preparación para la llegada de Ronnie. Con mi
espalda hacia la entrada, escucho a Logan y Ethan mientras vigilan la jaula. La
multitud corea el nombre de Ronnie… esperando.
―¡Tienes esto, Krane! ―grita Ethan.
Asiento, oyendo sus palabras y volviéndome para mirar a Ivy. Esta será la
última vez que pueda mirarla hasta que esto termine. Ella y Victoria están sentadas
rodeadas de chicos del gimnasio. Me siento seguro al saber que van a mantener un
ojo sobre ella. Nuestros ojos se encuentran y le guiño mientras el maestro de
ceremonias anuncia la entrada de Ronnie. Todo el mundo se vuelve loco y
entonces mis ojos están pegados a los suyos como los suyos a los míos. Corre a la
107 jaula, impaciente por entrar, moviéndose y zigzagueando mientras el árbitro lo
revisa, luego, en dos pasos rápidos, sube las escaleras. Pero no me dejo intimidar,
no sucumbiendo a su agresión. Conozco las reglas para una pelea de este calibre.
No puedo arremeter contra él o volverme loco como puedo hacer en el mundo
clandestino. En su lugar, lo observo, estudiando todo sobre él, enfocándome en la
manera en que sus manos se mueven cuando da puñetazos en el aire y cómo
planta sus pies.
Es un golpeador, así que sé que tengo que llevar esto al suelo. El árbitro nos
llama al centro y declara las reglas, luego pregunta:
―¿Estás preparado? ―Asiento una vez y le pregunta a Ronnie lo mismo.
Cuando está de acuerdo, el primer round comienza. Me concentro en la voz de
Logan, como siempre hago, sus palabras son mi llave a la victoria. Pero antes de
que pueda reaccionar a algo que me está diciendo, una patada vuela sobre mi
cabeza. Me agacho, apenas evitándola, y contraataco. Peleamos de pie, cada uno
midiendo al otro, dando algunos golpes aquí y allá.
Doy un buen gancho de derecha, pero contraataca con uno de izquierda.
Ambos estamos tranquilos, ninguno luchando por respirar, y me conformo por un
tiempo.
―Usa tus piernas ―me recuerda Logan y empiezo a mezclar golpes de
pierna entre mis puñetazos. También es un hablador de mierda, pero no escucho
sus palabras. La voz de Logan es lo único que oigo. Doy un sólido golpe de cuerpo,
pero me llega con fuerza a la mejilla. Continuamos trabajando al otro una y otra y
otra vez, y antes de que lo sepa, la campana de diez segundos suena y entonces
estoy en la esquina con Logan y Ethan. Logan pone una bolsa de hielo en mis
hombros mientras Ethan limpia mi rostro.
―Tienes que tirarlo al suelo. No quieres que esto dure los tres rounds
completos de pie. ―Asiento, tomando un trago de agua que escupo.
Aunque doy todo lo que tengo en la lucha mano a mano, simplemente es tan
bueno como yo, sino un poco mejor.
―Usa tu pierna, esa es tu arma, hombre.
El descanso acaba y tanto como mi cabeza está en esta pelea, aun así no
puedo esperar para que termine para poder estar a solas con Ivy de nuevo. No
puedo contener la sonrisa que se extiende por mi rostro al pensar en ella. El
segundo round empieza y me enfoco más en mis patadas para intentar llevarlo al
suelo. Es implacable, sin embargo, y en un último esfuerzo, lo presiono contra la
jaula, acabando con él con tantos golpes de cuerpo como puedo dar, haciendo mi
mejor esfuerzo para derribarlo. El round termina y estoy molesto conmigo mismo.
108
¡Joder!
―No te frustres, hombre. Este es tu round… ahora ve a terminar esta mierda.
Al empezar el tercer round, puedo ver el cansancio empezar a afectar a
Ronnie; sus manos están más bajas de lo que lo han hecho en toda la pelea. Tal vez
no está tan bien entrenado en resistencia. O eso, o está siendo arrogante.
Golpeándolo hacia atrás, lo guío hasta la jaula. Entonces sostengo mi
antebrazo con fuerza en su cuello, bajo la mano y agarro entre sus piernas en lugar
de golpear sus pies.
Esto es hacer o morir. Con toda mi fuerza, agarro duro, levantándolo tan alto
como puedo. La habitación se silencia mientras me preparo para dejarlo caer,
Logan y Ethan gritan animando. Cuando lo lanzo al suelo, sigo su cuerpo para
asegurarme de estar encima de él, aterriza de la manera más incómoda sobre su
cuello, claramente aturdido pero no noqueado. Tomo control del costado y doy
codazo tras codazo, viéndolo doblarse y quedarse indefenso. La multitud ruge,
instándolo a levantarse, y pasan otros diez segundos de esto antes de que el árbitro
llame. Me aparto de Ronnie de un salto, gritando como un puto animal con todos
los músculos de mi cuerpo flexionándose. Saltando al lateral de la jaula, abrazo a
Logan y Ethan. Mirando a la multitud, están molestos. Alentarlos será un
movimiento de verdadero imbécil, y estúpido como la mierda, así que me aparto
de la valla. Cuando encuentro a Ivy, tiene la más grande sonrisa en su rostro y me
hace muy feliz haber cumplido mi promesa.
Soy breve en mi entrevista y luego bajo las escaleras trotando hacia el coro de
abucheos. Pero no me afecta ni un poco. Los chicos están detrás de mí e Ivy se
encuentra en mi vista, pero justo antes de llegar a ella, alguna chica se lanza hacia
mí, atrayéndome hacia ella como si me conociera y toma mi rostro para plantar sus
labios en los míos. La alejo, con la ira ardiendo dentro de mí.
―¿Qué mierda?
―¡Pateaste su culo! ―grita Shannon, de la boda de mi hermana, borracha y
tambaleándose.
Mantengo mi brazo extendido, conteniéndola, pero no necesito hacerlo
cuando Ivy tira de la parte de atrás de su cabello y la abofetea en el rostro,
maldiciéndola. Me quedó atónito, inseguro de cómo intervenir. Ethan se adelanta
para separarlas y subo un brazo para detenerlo. No puedo mentir, me gusta este
lado de Ivy.
―No sé quién mierda eres, puta borracha, pero Krane es mío.
Shannon se ríe a carcajadas y se balancea, apoyando su borracho culo contra
109 la pared. La multitud se acumula detrás de nosotros.
―¿Estás segura de eso? Se encontró muy feliz de follarme en la boda de su
hermana.
―¡Estoy segura de que no lo estaba! ―Ivy toma el rostro de Shannon
mientras su borracha cabeza cuelga riendo―. ¿Por qué no te callas de una jodida
vez, mientras lo dejo claro? Mantente jodidamente lejos.
―¿O qué?
Ivy le da un puñetazo a Shannon con fuerza en el estómago, dejándola caer
de rodillas.
―Suficiente ―grita Ethan―. Váyanse, chicos. Yo me encargo.
Paso mi brazo por el hombro de Ivy y nos vamos.
―Por favor, dime que no te acostaste con ella.
La meto rápido en el vestuario y asiento, incapaz de confirmar las palabras en
voz alta.
―Lo siento, estaba borracho y tú y yo no nos hablábamos y pensé que era
todo, que habíamos terminado, y solo quería olvidarme de todo por un tiempo.
Estaba en un lugar jodido sin ti.
Ivy alza una mano.
―Basta. Realmente no me importa lo que hiciste antes de que nos
convirtiéramos en esto. Pero que sepas que no tengo problema defendiendo lo que
es mío.
―Puedo ver eso, y lucías muy sexy haciéndolo. ―Inclinándome hacia abajo,
reclamo su boca. Cristo, sabe tan increíble―. Quiero follarte tan
desesperadamente.
―Mmmm, yo también.
Extendiendo mis manos detrás de ella, acuno su culo justo cuando Ethan
entra, y lo miro sobre el hombro de Ivy.
―Mierda, lo siento, pero vas a tener que salir de aquí.
―¿Por qué? ―pregunto confundido.
―Los paramédicos acaban de llevarse a Ronnie en una camilla.
―¿Qué?
―Sí, estaba quejándose de entumecimiento en sus piernas o alguna mierda
así. Solo deja tus cosas aquí, las recogeré por ti. La multitud está jodidamente
molesta.
110 Logan asoma su cabeza.
―Lo siento, tengo que sacar a Victoria de aquí. ¿Están listos? La mierda se
está poniendo estúpida muy rápido fuera.
―Sí.
―Dame tus llaves y me encargaré de tu camioneta. ―Ivy las saca de su bolso
y se las entrega a Logan, que se va deprisa. Me quito los finos guantes que cubren
mis manos y tomo la de Ivy, sosteniéndola apretadamente con la cinta todavía
cubriendo mis nudillos. Deja escapar un ruidoso aliento tenso por la beligerante
multitud.
―No te preocupes, estaremos bien. Solo tenemos que movernos rápido.
Tomo una toalla, presionándola contra mi rostro mientras salimos de la
habitación. El pasillo está vacío y noto cuando rodeamos la esquina dirigiéndonos
hacia la puerta de atrás que hay un enorme grupo de gente gritando maldiciones.
La seguridad apenas los contiene, y acelero nuestro paso.
―Vamos a decir que patear el culo de North Rutherford no sienta bien a los
fans ―dice Ethan abriendo la puerta trasera. No miro atrás, pero suena a que la
multitud se acerca más y estos cabrones parecen buscar sangre. Logan chilla y
estaciona mi auto. Apresuro a Ivy dentro y entonces rápidamente salto en el
asiento del conductor.
―Hablaremos más tarde ―dice Logan―. Ethan o yo iremos por tu dinero.
Solo sal de aquí.
―Gracias por todo, chicos. ¡Tengan cuidado!
Subo mi ventana y piso el acelerador, viendo a los primeros fans enojados
saliendo del edificio y una botella de cerveza vuela hacia nosotros,
afortunadamente con puntería de mierda.
―¿Estás bien? ―le pregunto a Ivy, sintiendo que se encuentra un poco
agitada.
―Sí, eso fue mucho que manejar.
―Normalmente no es así, pero luchar con alguien de la cuidad siempre
puede ponerse loco. Aunque ha terminado ahora.
―No me refiero a eso.
Mierda, esperaba que dejara la cosa de Shannon.
Supongo que mi convencimiento de distraerla con sexo solo funcionó por un
breve momento.
111 ―Tienes que saber que el que me acostara con esa chica no significó nada.
Fue una cosa de una sola vez. Estaba borracho y enojado de que no nos
habláramos. Confía en mí, me arrepiento. Debería haber arreglado las cosas
contigo y llevarte a la boda de Mia.
―No puedes cambiar el pasado. Quién sabe, si hubieras hecho eso, entonces
tal vez nos habríamos acostado en ese momento y luego ambos lo hubiésemos
lamentado al suceder tan pronto.
―Nunca lamentaré estar contigo. Lo sé con certeza.
Ivy echa su cabeza hacia atrás y envuelve su mano alrededor de la mía.
―¿Quieres que quite tu cinta?
―Cuando lleguemos a casa; por ahora, solo sostén mi mano.
Capítulo 22
Sentándome, dejo que Ivy limpie mi rostro. Es muy gentil y me encanta la
forma en que entrecierra los ojos mientras me cuida meticulosamente. Zoë y yo
siempre tuvimos el sueño de que lo lograría alguna día, pero jamás me ayudó a
limpiarme después de una pelea; la sangre y la mierda como esa la asustaban. Pero
Ivy es muy atenta.
Estamos sentados en el sofá y cuando se arrodilla a mi lado, sus tetas
sobresalen por la fina camiseta blanca. Mi polla está pensando cosas muy malas,
pero no me muevo, viendo lo mucho que disfruta cuidar de mí. Mis ojos sin
embargo si miran su cuerpo, subiendo y bajando, sobre todas sus curvas. Sus
piernas, bragas, tetas, todo, me imagino mis manos sobre toda ella.
Su teléfono vibra en la mesa por cuarta vez esta noche y pregunto:
―¿Vas a contestar eso?
―Es solo mamá.
―Lamento haber explotado con ella antes.
―No lo hagas, necesitaba escuchar lo que dijiste.
112 ―No sé, pero no podía dejar que te molestara así.
Pone una capa de Neosporin en mis cortes y luego se sube sobre mi regazo,
descansando sus brazos en mis hombros.
―Así es; está molesta y tiene que dejar ir el dolor que se encona dentro de
ella. No es una forma saludable de vivir. Lo hice hace algún tiempo y eso fue lo
que me hizo pasar por todo esto.
―Eres fuerte.
―Lo soy porque tengo que serlo; eso es lo que Zoë querría de mí. No puedo
romperme y rendirme, eso sería lo último que quería. Ha habido muchas veces en
que las que he querido, pero soy una sobreviviente. Quiero decir, todos lo somos,
solo hay diferentes formas de mostrarlo.
Levantando mis manos, sostengo su rostro. Me sorprende cada día, su
fortaleza de verdad es algo especial.
―Muy bien dicho. Ivy… ―Me callo, aferrándome a ella mientras me mira.
Está esperando pacientemente mi respuesta. Quiero decirle muchas cosas, pero
ninguna me saldrá ahora mismo, así que presiono nuestros labios juntos y muevo
mis manos por su cuerpo hasta agarrar sus muslos. Levantándola, la cargo fuera
de la sala de estar. Se ríe contra mi boca mientras nos movemos y, una vez que
estamos en mi cuarto, la lanzo a la cama―. Desnúdate ―le ordeno.
―Tú primero ―me desafía. Dejo caer mi sudadera, dejándola arremolinarse
en mis tobillos y agarro mi polla.
―¿Por qué? ¿Quieres esto?
Asiente, colocando sus manos a los lados de sus bragas y lentamente
quitándoselas. La miro con cada movimiento, acariciando mi polla mientras lo
hago.
―Tócate.
―¿Así? ―pregunta colocando su mano sobre su sexo y lentamente
frotándose de atrás adelante.
Mirarla jugar consigo misma me excita como nada más. Con mi mano
envuelta con fuerza alrededor de mi eje, me acaricio y me subo en la cama,
arrodillándome al lado de su boca.
Mira mi polla y sonríe. Entonces echa su cabeza hacia atrás y gime
sonoramente. Estirando mi mano libre, levanto su cabeza y guio su boca a la punta
de mi polla. Está tan ansiosa como siempre, complaciéndose y moldeando sus
apretados labios a mi alrededor. Agarro la parte de atrás de su cabeza
deslizándome dentro y fuerza.
113 En la distancia, mi teléfono suena, pero nada podría detenerme ahora mismo.
Liberando mi polla, estiro una mano y aparto la suya, deslizando dos dedos dentro
de su coño.
―Mmmm, estás mojada como una buena niña.
Empiezo a masturbarla y mi teléfono suena otra vez. Se aparta y pregunta:
―¿Quieres contestar eso?
―¡Mierda, no! ―Tomo su cabeza y guio esos perfectos labios de nuevo
alrededor de mí. Su boca es una maldita mina de oro, complaciéndome de la forma
más indescriptible.
Con cada tirón y empuje de mis dedos, lo imita con sus labios y eso me hace
casi correrme. Pero me controlo y me retiro mientras ella llega al orgasmo. Muevo
mi cabeza sonriendo cuando su cuerpo se sacude fuera de control.
Mi mano se mueve brutalmente disfrutando de que se corra y entonces su
cuerpo se queda quieto. Muevo su cuerpo a un lado, dejando su culo hacia mí.
Bajando la mirada, puedo ver un poco de su delicioso coño y me muevo, frotando
mí polla contra ella, entonces pregunta:
―¿Puedo follarte?
No tiene que pedírmelo dos veces.
Recostándome, coloco mis manos tras mi cabeza y la dejo tomar el control.
Me monta quitándose su camisa y exponiendo sus respingonas tetas. Hago señas
para que se incline y me las dé, pero no lo hace. Aprieta mi polla, enterrándome
profundamente dentro de ella.
―Mierda ―murmuro, disfrutando de su calidez y estrechez.
Estira las manos, colocándolas detrás de su cabeza, sosteniendo su cabello en
un montón sobre su cabeza. Hace los sonidos más sexis deslizándose de arriba
abajo en mi polla. Todo lo que hace me lleva tan cerca del clímax, pero no quiero
dejarlo ir, así que con mis dos manos la sujeto de las caderas, deteniendo su
movimiento. Me mira confundida.
―Las tetas en mi boca, ¡AHORA!
―Pero me gusta montar tu polla.
―Y amo tu coño. ―La bajo hacia mí, con mis ojos en sus duros pezones―.
Pero no quiero correrme todavía. ―Envuelvo mis labios alrededor de su suave
piel, succionando y lamiendo, provocando que gima placer y empieza a mover su
culo, aplastando su coño sobre mí.
114 La fricción es muy dura. Nuestros cuerpos calientes y sudorosos están juntos
en una perfecta melodía y cuando me muevo a su otro pezón, se aparta,
sentándose derecha y follándome con fuerza. Veo su cuerpo y el impacto contra mi
polla hace rebotar sus tetas.
―Fóllame, cariño ―le ordeno, sintiendo mi orgasmo comenzar. Se mueve
más rápido y la miro tanto como puedo. La perfección que es su cuerpo sobre el
mío me empuja sobre el borde y me dejo ir, cerrando mis ojos con fuerza y
empujando las caderas hacia arriba. Rebota hacia abajo, moviéndose contra mí, y
me corro con una fuerza tan intensa y tan jodidamente deliciosa que tengo que
darle la vuelta, embistiendo en su interior―. Te gusta rudo, ¿verdad? ―pregunto,
follándola vigorosamente.
―Sí ―dice con la respiración entrecortada, envolviendo una pierna a mi
alrededor. Inclinándome, dejo mi peso sobre un costado de ella y agarro su muslo
con la otra mano perdiéndome en este momento, en este deseo, con Ivy.
Sosteniéndola con fuerza mientras follamos, nada más importa mientras esté
dentro de ella, todo el dolor de nuestros pasados se desvanece.
Capítulo 23
―Krane ―murmura Ivy en la almohada y me codea despertándome.
―¿Qué?
―Tu teléfono.
En la distancia, puedo escuchar el sonido, pero el calor y el consuelo de esta
cama son demasiado buenos para hacerme salir ahora mismo.
―Que se vaya al diablo.
El sonido se detiene y acerco el cuerpo desnudo de Ivy más al mío,
acurrucándola. Gime un poco y acarició su cuello con mi nariz inhalando su
aroma. Huele jodidamente maravillosa. La plenitud del momento me vuelve a
hacer quedar dormido…
De repente, me sacude despertándome. El maldito sonido del teléfono ha
empezado de nuevo y aparto las sábanas. Ha estado sonando desde anoche.
―¿Qué? ―respondo gritando al teléfono.
―Lamento llamar tan temprano Krane ―dice Logan.
―Será mejor que lo estés, perra. ―Miro el reloj, son las 6:46 de la mañana.
115
―Lo estoy, traté de llamar un par de veces anoche, pero no me contestaron.
Después de que ustedes se fueron anoche, las cosas se fueron a la mierda.
―¿Qué demonios pasó?
―Cállate ―grita Ivy desde el cuarto y cierro la puerta para que la perezosa
pueda dormir más.
―Mucho, hombre; el pronóstico para Ronnie no es bueno en absoluto y los
fans se volvieron locos. Y eso ni siquiera fue lo más grande. Entonces Ethan y yo
decidimos salir pitando de allí, y de salida uno de los reclutadores de ACM se nos
acercó. Están interesados en hablar de tus opciones para pelear para ellos. Pero va
a venir con un precio.
―¿Qué demonios? Ni siquiera sé cómo asimilar todo esto. Entonces, primero,
¿qué pasó con Ronnie?
―No puede moverse de la cintura para abajo.
―Mierda, ¿hablas en serio? ―pregunto, sintiéndome terrible. He visto cosas
como estas suceder antes. Es un riesgo que todos asumimos, pero siempre es
horrible.
―Sí, es bastante malo. No estoy seguro si es temporal o qué, pero no es algo
que alguien quiera en ningún momento.
Mierda, saber que le hice esto hace que mi cabeza de vueltas.
―¿Entonces qué, ACM quiere que simplemente sea el reemplazo de Ronnie?
―No lo creo, parecían sinceros con su interés. Hay mucho en todo esto y
ganarle a Ronnie, con tu anterior historial, te deja en el top veinte de los de tu peso.
―Hace una pausa y no me imagino llegar tan alto en la lista.
―Sin importar cuál sea mi posición, no quiero darle una paliza a Ronnie
hasta que no pueda caminar para que mi carrera ascienda. Eso es muy jodido.
―Vamos, hombre, ganaste justamente. Él sabía tanto como tú las
implicaciones de la pelea. Siempre has sabido antes de entrar al octágono que algo
puede salir mal.
―¿Y qué? ¿Gano la única pelea que puede establecerme un futuro, pero viene
con una tonelada de maldita culpa? ¿Me subo en esta tragedia para llegar a la
cima?
―No lo pienses así. Mantengamos la esperanza de que mejore. Y quien sabe,
podrías tener la revancha con Ronnie algún día. Creo que la ACM habla muy en
serio sobre ti, ¿entonces qué piensas de que te represente?
116
―¿Crees que todo esto es legítimo? ―pregunto.
―Absolutamente.
―Eres uno de los pocos tipos en este mundo en quien confío, así que por
supuesto.
―Bien, gracias, hombre. Estaré en contacto dentro de poco y, por favor, no te
castigues demasiado. Oh, sí, y olvidé mencionarte que tengo tu cheque de anoche.
Ganaste la pelea de la noche, así que deberías tener dos de los grandes extras ahí.
―Muy bien, hombre, gracias.
Al colgarle a Logan, mi mente empieza a procesar todo. No estoy seguro de
que una carrera en las peleas sea lo que quiero. En especial, si tengo la capacidad
de lastimar a alguien permanentemente y sigue añadiendo más a mi tormenta de
mierda del karma, entonces pelear puede que no sea para mí después de todo.
Pero hay muchas posibilidades, si puedo sacar una carrera de eso.
Mierda, estoy empezando a sudar, mi garganta se siente tensa y toso para
aclararla. Las ciudades natales de Ronnie y yo no están tan lejos, y si no se mejora,
entonces algún idiota podría hacer algo y probablemente herir a alguien que
quiero y no me arriesgaré a eso… no puedo.
Comienzo a hacer café y busco el nombre de Ronnie en Google para ver si
puedo conseguir información de su condición. Solo necesito un haz de esperanza
ahora mismo para ayudar a que mi cabeza se sienta bien, pero no hay nada. No
quiero despertar a Ivy, y cuando cruza mi mente, puedo sentir a Zoë saltando al
frente de mis pensamientos.
Es difícil imaginar hacer algo de esto sin ella. Esto era tanto su sueño como el
mío.
Le escribo una nota a Ivy y la dejo sobre el mostrador.
Fui a Long Beach a despejar la cabeza. ―K
Sé lo que tengo que hacer. Voy a necesitar la fuerza de Zoë para pasar por
esto. Ella será capaz de decirme que hacer.
126
132
Capítulo 26
―¡Quiero otro chupito! ―grita Ivy, completamente borracha y no puedo
evitar reír ante el puño que levanta.
―¡No! ―Niego y la pongo en mi regazo. El club en el que nos encontramos
está lleno de gente y ruidoso, pero de alguna forma, Logan nos encontró una mesa
en la zona VIP, lo que nos da un poco de privacidad.
―Sabes, realmente eres controlador a veces ―dice, cruzando los brazos sobre
su pecho.
―¡Te gusta!
Apoya su cabeza en mi hombro y se acomoda.
―¿Es porque Zoë murió después de beber mucho? ―pregunta.
―¡Detente! Es porque no quiero que te sientas como una mierda mañana.
―¿Cómo podría hacerlo, despertando a tu lado?
―Oh, podrías, el alcohol te hará sentir como... ―Dejo de hablar y me pierdo
en sus ojos, mientras me miran. Apartándome, miro la pista de baile. Logan y
Victoria están en el medio de una multitud de personas bailando, lo cual no es mi
133 escenario. Prefiero estar aquí, con Ivy en mis brazos.
―¿Como qué? ―cuestiona.
―¿Eh?
―¿Cómo me hará sentir el alcohol?―dice arrastrando las palabras,
recostándose y mirándome, con sus ojos brillantes tan hermosos y cansados.
Oh, está borracha.
Le digo que se ponga de pie.
―Ven, vamos a tomar un poco de aire fresco, hermosa.
―No lo necesito.
―Sí, lo necesitas.
Dejamos el club juntos, la música detrás de nosotros se amortigua mientras el
caluroso aire de Las Vegas se envuelve alrededor de nuestros cuerpos y
caminamos hasta un enorme lago con un espectáculo de agua iluminado. De pie
juntos, tengo mi brazo alrededor de Ivy, los dos observando el espectáculo frente a
nosotros. Entonces, su cabeza empieza a bajar, está en silencio y me pone nervioso.
El mundo a mi alrededor se detiene, llevándome de regreso al viaje a casa en metro
la noche en la que no hace mucho perdí a Zoë.
Levantando su barbilla, la miro a los ojos, necesitando saber que está bien.
Pero hay lágrimas en ellos. Acercándola a mi pecho, la abrazo fuertemente y le
pregunto:
―¿Qué sucede?
―Nada, solo estoy feliz.
―Entonces, no llores.
Asiente y veo a Logan y Victoria caminar por la calle. Él tiene su brazo
alrededor de ella y está susurrando en su oído.
―Lo digo en serio, nena, disfruta de cada segundo que tenemos juntos, no
desperdicies lágrimas en ninguno de ellos. ―Echo un vistazo a Logan, cuando me
ve levanta la barbilla. Cuando se acercan, le pasa a Ivy una botella de agua.
―¿Podrían dejar de actuar como si estuviera borracha?
―Lo haríamos, si no estuvieras borracha ―dice.
Pone los ojos en blanco y dice:
―Ustedes chicos, apestan.
―Sí, tú lo haces ―bromeo y me golpea con su hombro―. ¿Listos para
regresar?
134
Todos estamos de acuerdo y decidimos caminar.
―¿Han estado alguna vez en Las Vegas? ―pregunta Victoria. Ambos
negamos y dice―: A Logan y a mí nos encanta, casi nos casamos aquí.
―¡Cállate! ―exclama Ivy―. ¡Me encantaría una boda en Las Vegas!
―¿En serio? ―pregunto, tomado completamente por sorpresa por esta
bomba.
―¡Sí! No me tomaría meses de mi vida planearla, sin mencionar cuán libre de
estrés sería.
―¿No es eso lo que todas las chicas quieren, la planificación? ―cuestiona
Logan.
―Algunas... quizás, pero no yo ―dice Ivy.
Estoy seguro de que una boda en Las Vegas sería lo mejor para Ivy, sobre
todo ya que perdió a su padre cuando era un adolescente en un accidente de auto y
sin Zoë alrededor, puedo ver de dónde viene. Más adelante hay una capilla de
bodas. Cuando una pareja joven emerge a través de las puertas delanteras riendo y
tomados de la mano, enciende algo dentro de mí.
He vivido esta vida con demasiados malditos arrepentimientos. Demasiada
pérdida de tiempo. Ya no quiero eso. Si el sueño de Ivy es tener una boda en Las
Vegas, entonces le daré una. Con mi mano envuelta firmemente alrededor de la
suya, veo la forma en la que sus ojos brillan en la luz de la señal.
Dándole la vuelta para enfrentarla, me pongo sobre una rodilla. Logan y
Victoria se detienen de golpe, mirándonos sorprendidos. La mano de Ivy vuela
sobre su boca mientras me mira y alejo el resto del mundo.
―Ivy Amaranth Winslow, te amo más que a nada en este mundo. Mi corazón
estuvo roto durante mucho tiempo antes de ti. Pero ahora tengo un propósito. Eres
la razón de mi existencia; me has mostrado lo que es amar de nuevo. Sé que
nuestro amor apenas está comenzando, pero nos encontramos por una razón. Y no
quiero perder la oportunidad de comenzar nuestro futuro. ―Con la sonrisa más
grande que he tenido en mi rostro, llevo su dulce mano a mis labios y pregunto―:
Ivy, ¿quieres casarte conmigo esta noche, aquí y en este momento?
Asiente antes de que incluso pueda terminar la frase y beso su suave dedo
anular, deseando tener un puto anillo para ponerle. Al levantarme, lanza sus
brazos sobre mis hombros y me besa más fuerte que nunca. Entonces, aplausos y
silbidos suenan a nuestro alrededor, una multitud se ha reunido para ver la
propuesta.
Mientras la abrazo fuerte e inhalo su dulce aroma, entierro mi rostro en la
135 comodidad de su cuello, muy agradecido de que por una vez en mi vida, todo va
de acuerdo al plan.
Capítulo 27
Estirando los brazos por encima de mi cabeza, dejo escapar un bostezo. Mi
mano golpea la cabecera y el sonido del metal golpeando la madera, me lleva de
vuelta a anoche. Parpadeando un par de veces, observo la habitación y luego
levanto mi mano delante de mi rostro.
Devolviéndome la mirada, hay un anillo de bodas. Los eventos inundan mi
mente y cada uno me hace sonreír. Desde la propuesta, al cursi imitador de Elvis, a
Ivy caminando por el pasillo y luego diciendo esas dos pequeñas palabras: sí,
quiero.
Me doy la vuelta y está desmayada. La piel de su hombro expuesto atrae mis
labios a él y busco su mano izquierda donde un anillo extravagante brilla.
Tomando su mano en la mía, me aferro a ella y me acurruco a su lado. Mientras
juego con el diamante, se despierta.
―Buenos días ―le susurro al oído.
Gime mientras se estira y me atrapa tocando su anillo. De repente, sale de la
cama desnuda. Allí de pie, observándome, respirando con dificultad, mira el anillo
en su mano izquierda.
136 ―Oh, Dios mío, Krane, ¿qué hemos hecho?
Inclino la cabeza sorprendido, no estoy seguro de qué decir o cómo
tranquilizarla en este momento.
―¿No te acuerdas? ―pregunto, con miedo de su respuesta.
―¡Estaba borracha! ―chilla.
―¡Maldición! ―grito, incorporándome y pasando mi mano por mi rostro
Corea:
―¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Por favor, dime que no lo hicimos.
Estoy desconcertado por su respuesta. Pero no tengo más remedio que ser
honesto y asiento.
―Lo hicimos.
―¡Maldita sea!
―Vamos, Ivy, no estabas tan borracha.
Me mira y luego a su anillo.
―Lo sé, lo recuerdo todo y me encantó cada segundo de ello. ―Su rostro se
transforma en una enorme sonrisa.
Solo se burlaba de mí. Tomándola por la cintura, la arrojo sobre la cama.
―¿Por qué haces eso?
―La venganza por joderme cuando firmaste. Además, tenía que asegurarme
de que no huirías. ―Utiliza mis palabras en mí otra vez y ni siquiera puedo
responder.
―¿Así que lo recuerdas todo?
―¡Sí, estúpido, te dije que no estaba borracha! Krane, ayer por la noche
hiciste realidad mis sueños. Soy la mujer más afortunada del mundo.
―¿Entonces no te arrepientes?
―No, de ningún modo. Convencer a mi madre va a ser bastante difícil, pero
lo haremos juntos.
―Creo que tengo algo en mente.
El teléfono de la habitación suena y respondo.
―¿Cómo están los recién casados? ―pregunta Logan.
―Estamos bien, sólo superando nuestros arrepentimientos, eso es todo.
―Cierra la boca.
137 ―Bromeo. ¿Qué pasa?
―Victoria y yo íbamos a desayunar antes de irnos, ¿quieren unirse, chicos?
Mi mano libre vaga por el cuerpo de Ivy quedándose en su sexo. Empujando
mi dedo en su abertura, respondo:
―Sí, hermano, bajaremos en unos minutos.
Ivy me mira mientras trabajo en su coño y luego estiro mi cuerpo sobre ella
cuando cuelgo el teléfono.
―Será mejor que estés bromeando.
―Oh, ¿como tú esta mañana? ―Alzo las cejas y hundo un dedo dentro de
ella. Gime y acaricio su interior, viendo lo mucho que disfruta, girando y
retorciéndose debajo de mí. Entonces me aparto y me levanto, tomando un par de
pantalones cortos de mi bolsa.
―Oh, Dios mío, ¿en serio? ―grita, enojada y excitada.
―Sí, la venganza es una perra. Vamos, Logan y Victoria están esperándonos.
Mueve su mano por su cuerpo, tocándose, sabiendo que es mi punto débil.
―Oh, no, no. ―Arranco las sábanas de su cuerpo y alejo su mano―. Vístete.
―No puedes decirme qué hacer. ―Aprieta sus tetas, mirándome con esos
ojos.
―Como la mierda no puedo; eres mi esposa. Ahora viste tu culo sexy y no
toques mi coño de nuevo a menos que te dé permiso. ―Llevo mi cepillo y mi pasta
de dientes al baño, viéndola levantarse de la cama en el reflejo del espejo. Esta
frustrada, pero se siente tan bien jugar con ella de esta manera. Ya puedo ver que
nuestra vida juntos va a ser un montón de diversión y no podría estar más feliz.
138
Capítulo 28
―¿Qué pensaste de él? ―pregunta Logan después de nuestra reunión con un
nuevo potencial entrenador de boxeo.
―Parecía bueno. ¿Qué pensaste?
―Me gusta. Trabaja con algunos de los mejores boxeadores del mundo. Creo
que puede llevarte a donde necesitas para ser un golpeador inteligente en los
próximos meses.
Desde que volvimos de Las Vegas, Logan y yo empezamos nuestra rutina de
entrenamiento y he estado trabajando en el gimnasio más duro que nunca.
Mi teléfono suena, puesto en el borde de la colchoneta.
―Espera un segundo ―le digo a Logan.
―Señor Hensley ―dice una voz familiar―. Soy Will del Terrace. Quería
decirle que todo para esta noche en orden. ―Estoy ansioso por esta noche y sé que
Ivy va a estar emocionada cuando la lleve allí. Mencionó este lugar de pasada hace
un tiempo y no tenía ni idea de que estaba tomando notas entonces.
―Perfecto, estaremos allí sobre las seis.
139 ―Le veré entonces, señor Hensley. ―Cuelgo y llamo a Ivy.
―Hola, cariño ―responde sin respiración.
―Hola, ¿qué haces? ―pregunto.
―No mucho, solo envuelvo cosas en mi apartamento.
―¿Hablaste con tu madre acerca de esta noche? ―cuestiono.
―Ahh, no exactamente.
―¿Qué significa eso? ―inquiero, poniéndome un poco molesto de que
comunicarse con su madre sea tan difícil.
―Le dije que nos gustaría cenar con ella esta noche. Y dijo que lo pensaría. Le
está costando aceptar las cosas.
Desde que Ivy le dio las noticias a su madre de nuestra boda en Las Vegas,
todo ha cambiado. Ya no está dispuesta a trabajar en superar nuestras diferencias.
―Lo siento, nena.
―No es tu culpa.
―Sí, lo es un poco.
―No, no lo es. Ni siquiera vayas allí. La llamaré después cuando haya tenido
algún tiempo para calmarse.
―De acuerdo, ¿todavía quedamos para el almuerzo?
―Absolutamente, necesito un descanso.
Colgamos y miro con fijeza la pantalla de mi teléfono, una imagen de Ivy y yo
la mañana después de casarnos me mira de vuelta. No quiero que todo esto caiga
sobre sus hombros. No debería tener que tratar con esto de su propia madre.
Saliendo del gimnasio, marco el número de Brenda. No hemos hablado desde el
día en que discutimos por teléfono hace unas semanas.
―¿Hola?
―Hola, Brenda, soy Krane. ―No responde, claramente infeliz conmigo, así
que continúo con mi propósito―. Brenda, sé que no eres mi fan, ¿pero puedes
escucharme, por Ivy? ―Sigue en silencio y miro a la pantalla para ver que no ha
colgado―. Ivy está muy molesta con en lo que se ha convertido su relación. Ambos
la amamos muchísimo y lo que estás haciéndole es un tortura. No hagas miserable
el que debería ser el momento más feliz de su vida. Por favor, cena con nosotros
esta noche. Estaremos en el Terrace en Long Beach y entonces puedes ver que la
amo y la hago feliz.
La línea está en silencio y esta vez sé que ha colgado. No hay realmente nada
140 más que pueda hacer. Si Brenda va a aferrarse a su odio por mí por encima de su
amor por Ivy, entonces, solo tengo que hacer a Ivy feliz y mantener a su madre
fuera de su mente.
―¿Está la gente mirándonos? ―pregunta Ivy, sentada a mi lado con los ojos
vendados mientras nos dirigimos a cenar.
―No, por supuesto que no. ―Me río―. Esto es normal para Nueva York.
―Extiende su brazo para golpearme y lo agarro―. Podría tener que vendarte más
a menudo si vas a ser tan luchadora.
Sigo echándole vistazos mientras conducimos. Sus manos están colocadas
cuidadosamente en su regazo. Se mantiene mirando alrededor como si pudiera ver
a través de la venda. Lo que sé que no puede. Solo la usé para ocupar su mente,
apartarla de la mierda negativa con su madre.
Está molesta porque su madre nos haya dejado plantados esta noche, pero
espero que mi sorpresa lo compense. Brenda le envió un mensaje y le dijo que no
podía venir. Eso me molestó, así que le mandé un mensaje y arremetí contra ella
diciendo algunas cosas de las que nunca podré retractarme. Pero al menos defendí
a Ivy y ahora sabe lo que siento realmente.
Estacionando en el Terrace, le quito la venda. Sonríe en el segundo que ve
dónde estamos. Cuando salimos de la camioneta, le entrego las llaves al valet y
camino alrededor tomando la mano de Ivy en la mía, nunca cansándome de la
sensación de su anillo contra mi piel.
―Te acordaste.
―Por supuesto que lo hice. Recuerdo todo lo que dices.
La anfitriona nos sienta en una mesa con vistas al vasto océano de Long
Beach, un lugar que se ha convertido en uno de nuestros favoritos.
Tomo las manos de Ivy en las mías sobre la mesa y me mira con tanto amor y
adoración.
―Gracias por salir conmigo esta noche. Sé que es difícil que tu madre no
acepte las cosas.
Sonríe y asiente, apretando mis manos.
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Capítulo 29
Después de decir adiós a su madre, pulso el botón del ascensor, las puertas se
abren y empujo a Ivy al interior.
―¿A dónde vamos? ―pregunta aferrándose de mi mano con fuerza,
viéndome pulsar el botón correspondiente a la vigésimo primera planta.
―A casa.
El ascensor sube a la planta superior y solo puedo imaginar lo que está
pasando por la mente de Ivy. Mientras caminamos por el pasillo, meto la mano en
mi bolsillo sacando las llaves. Con éstas apretadas firmemente en la palma de mi
mano, nos detenemos frente a la puerta blanca con una placa en el lado que lee dos
mil cien.
Abriendo mi mano, le muestro a Ivy las llaves. Su expresión no tiene precio.
Me encanta la emoción inmediata que aparece en su rostro.
―Bienvenida a casa, nena.
Poco a poco, toma las llaves que le paso y desliza una de ellas en la cerradura.
Gira sin esfuerzo y luego abre la puerta a nuestro nuevo apartamento. El gran piso
abierto es espectacular, pero la pared de ventanas de vidrio que dan a la playa es la
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guinda del pastel.
Ivy gira hacia mí, asombrada, y lanza sus brazos alrededor de mi cuello.
―¿Cómo se siente estar de pie en el medio de nuestro nuevo hogar?
―Krane, estoy... ―Une sus dedos detrás de mi cuello―. Estoy sin palabras.
―Bien, eso es lo que esperaba.
―Este lugar es increíble y la vista. ―Se acerca a la ventana del balcón―.
¿Dijiste en serio lo de antes sobre enamorarte de mí ahí abajo? ―Señala el punto en
el cual nos paramos en una de nuestras carreras matutinas y puedo recordar el
instante como si fuera ayer.
―Por supuesto que lo hice. En ese momento, no podría habérmelo admitido,
pero sé que fue en ese momento cuando sucedió.
Mientras estamos de pie juntos y miramos a la vista que vamos a compartir el
resto de nuestras vidas, la abrazo fuertemente, con su espalda firmemente contra la
parte delantera de mi pecho, e inhalo su aroma, tan excitado por el simple olor que
emana. Extiende su mano hacia atrás, agarrando mi cuello y frota su culo contra
mí. Empujo mi polla hacia ella, necesitándola.
Volviendo su rostro hacia el mío, mi boca se encuentra con la de ella y
reclamo sus labios. Los labios de mi esposa.
―Mmm. ―Gime y no creo haber disfrutado un beso más. Tomando los
tirantes de su vestido, empujo ambos sobre sus hombros y veo como el tejido
suave se desliza por su cuerpo, juntándose en un montón a sus pies. Dando un
paso atrás, apago la luz y admiro su sujetador de encaje blanco y las bragas con la
luz de la luna que brilla en la habitación.
―Tan hermosa ―susurro, pasando mis manos sobre sus curvas. Ahueca mi
polla, excitándome y respondo rasgando el lado de su ropa interior―. Lo siento.
―Se ríe, y luego se las quito por completo.
Tomándose su tiempo, me desnuda, nuestras bocas atacándose entre sí, lo
que hace que sea más difícil desnudarnos.
Dios, la amo.
Tomando su labio inferior entre mis dientes, tiro hacia arriba y la miro a los
ojos. La conexión que compartimos es una línea recta hasta la punta de mi polla.
Sus besos se conectan directamente con la misma.
―¡Sujetador fuera! ―Lo desabrocha mientras me quito por completo mis
pantalones―. Date la vuelta ―le ordeno. Cumple con mi petición, y me da la
mejor vista en el mundo. Su cuerpo una silueta contra el telón de fondo del cielo de
146 medianoche limitado por la luz de la luna. Acariciándome mi eje duro, alcanzo
alrededor de su cuerpo y extiendo su coño empujando dentro de ella, centímetro a
centímetro. Se inclina hacia atrás agarrándome y susurro en su piel―: Te amo.
En mitad de un gemido de placer provocado por mi polla, responde:
―Te amo.
A medida que nuestros cuerpos se mueven juntos, me empujo muy fuerte en
ella, sin mostrar ninguna piedad con mis largas embestidas. Sé que sin importar lo
que suceda en mi vida, Ivy es con quien estoy destinado a estar. Todo lo que he
sufrido hasta este punto, todo el dolor y la angustia que he vivido, fue lo que me
trajo aquí, hasta este momento, con ella.
No me importa si pierdo mi próxima pelea o fallo por completo en una
carrera en las artes marciales mixtas, porque sé que Ivy siempre estará esperando
por mí. Presionando mis dedos en su piel, la abrazo fuertemente, dejando una
muesca, marcándola a mi propia forma.
Estar con ella me ha sanado.
Ivy es el espejo de mi alma.
Bombeando mi polla con fuerza en el interior de su coño celestial y dulce, mis
ojos se dirigen hacia el mar y el lugar donde me enamoré de ella. Estoy seguro de
que lo que tenemos va a durar para siempre. Hasta que el océano se seque y la luna
dé su último destello de luz. Ella es mía.
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Sobre la autora
La autora internacional de éxitos de ventas, LK Collins, escribe emocional y
sexualmente fascinantes novelas de romance erótico. Sus historias son absorbentes
y te atraerán desde la primera página, y con giros a lo largo del camino, siempre
mantiene a sus lectores cautivados hasta el final. Cuando LK no está perdida en las
mentes de sus personajes, puedes encontrarla en la playa con su familia, y con su
marido y compañero escritor, “The Prezident”, seguro est{n trazando su próxima
historia.
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