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Clase 3
Esta clase está pensada como una guía práctica para fomentar la investigación
filosófica. Para ello, ofrece algunos apuntes acerca de la comunidad de investigación y
el rol del docente. Además, es importante prestar atención al espacio físico donde se
van a realizar las actividad y sesiones de FpN. Finalmente, la explicación de los pasos a
seguir se acompaña de una serie de actividades y recursos útiles para poner a los
estudiantes ante una situación provocadora, que resulte motivadora y que permita el
desarrollo de sus habilidades de pensamiento y actitudes éticas.
Splitter y Sharp (1996) señalan una serie de consideraciones que no debemos dejar de
tener en cuenta y que pueden servir como guía de lo que significa construir una
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2.- El diálogo refleja el mapa de intereses de los participantes. Esto se consigue cuando
los participantes se identifican de manera personal con el material didáctico y sus
experiencias, o bien se encuentran ante alguna situación problemática que les despierta
perplejidad.
4.- Los participantes intercambian ideas y opiniones relacionadas entre sí. Esto se
consigue cuando el grupo interioriza el concepto de comunidad. Las intervenciones no
se dirigen únicamente al facilitador, sino que se distribuyen entre los participantes,
compartiendo sus puntos de vista.
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Las reglas del juego del diálogo. A menudo nos podemos encontrar con estudiantes
que no participan en el diálogo y se mantienen en silencio, frente a otros que tienden a
fagocitar el diálogo, o bien porque intervienen demasiado o bien porque enuncian sus
opiniones con excesiva vehemencia. Aquí el papel del docente se parece más al de un
árbitro o dinamizador del diálogo, vigilando que el estudiante callado no esté distraído,
sino simplemente concentrado en el hilo de razonamientos, y velando por que cada uno
se tome el tiempo necesario para expresarse, pero evitando largas intervenciones que
monopolicen el diálogo.
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Otra función importante del docente consiste en reconocer las grandes cuestiones
filosóficas que surgen en la discusión, reformulando los discursos y estableciendo
relaciones con los autores y sus obras. También puede iniciar a los participantes en el
arte de la argumentación, exigiendo claridad y pertinencia en las intervenciones, e
identificando fortalezas y debilidades en las argumentaciones.
Brevemente, los pasos que se siguen en la aplicación del método en el aula se podrían
resumir del siguiente modo:
3. Se pide a los estudiantes que formulen alguna pregunta o cuestión que les haya
sugerido la lectura. También para esto se pueden emplear diversas dinámicas de trabajo:
por ejemplo, organizarlos en grupos.
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5. Terminado el listado de cuestiones, se les pide que seleccionen aquella o aquellas que
deseen comenzar a tratar. Aquí, el docente puede animar a los estudiantes a que
clarifiquen sus preguntas, si es que lo requieren, y evalúen si es problemática, si
necesita ser reformulada, etcétera.
6. Con la primera pregunta elegida comienza el diálogo, siguiendo las pautas que hemos
ido señalando a lo largo de esta clase.
7. Para orientar y ayudar al diálogo, también se pueden utilizar los ejercicios que
aparecen en el manual del profesor correspondiente a cada una de las novelas. En el
manual se ofrecen, además, planes de discusión, textos, etc. que el docente puede
utilizar en su trabajo de orientación y coordinación.
9. Después de cada sesión, se pide a los estudiantes que hagan han un pequeño resumen
y valoración de lo que han dialogado juntos, ya sea en el cuaderno de clase, ya sea a
través de alguna actividad plástica. En cualquiera de los casos, es importante recoger
todo lo que se aportó. Si se opta por la opción plástica, más adecuada para alumnado de
infantil y primer ciclo de primaria, se puede utilizar algún espacio del aula
específicamente reservado para colocar los resultados de la investigación.
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Habilidades de percepción
Percibir viene del verbo latino percipere y significa “concebir por los sentidos”. Así,
percibir quiere decir descubrir cosas, darse cuenta de algo, y ello requiere atención,
concentración y paciencia. Percibir es un acto común en los humanos a través de
sentidos como la vista, el gusto o el tacto, pero mejorar nuestras habilidades de
percepción, para ser buenos observadores, buenos oyentes o degustadores, es necesario
compartir nuestras impresiones con los otros y constatar que lo que nosotros no hemos
visto lo han visto otros, o que lo que otros no han escuchado, lo hemos escuchado
nosotros. De este modo, aprendemos a percibir mejor con la ayuda del otro, al tiempo
que ponemos en juego otras habilidades de pensamiento, como comparar, ordenar o
contar. Las habilidades de percepción son: observar, escuchar atentamente, saborear,
oler, tocar, percibir movimientos y conectar sensaciones.
Para trabajar esta habilidad, un recurso muy conveniente es la obra de arte ya que
permite prestar atención a los matices en el color, los trazos, la composición o la luz.
Se elige un cuadro, preferentemente abstracto o surrealista, y se corta en piezas para
formar un puzle. Se reparte cada pieza (por ejemplo, en grupos) y se pregunta a los
estudiantes qué es lo que ven, razonando sus respuestas. A continuación, se unen las
piezas para ver cada parte integrada en el conjunto y se comienza el análisis. Las
preguntas pueden ir de menor a mayor complejidad en función de la edad de los
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Focalizado fundamentalmente en el tratamiento de las habilidades, este proyecto educativo lleva el
nombre de la atracción de feria porque pretende ofrecer algo semejante en relación con el pensamiento.
De la misma manera que la Noria permite contemplar el paisaje desde distintas alturas, el objetivo del
Proyecto es que los niños y niñas aprendan a pensar y a actuar considerando distintas perspectivas, y que
lo hagan con placer.
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participantes: ¿Cuántos colores hay? ¿Cómo son las pinceladas? ¿Hay personas?
¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Qué hacen? ¿Qué representa esa escena? ¿Qué puede
ser? ¿Nos gusta? Además, con esta misma actividad se pueden trabajar otras habilidades
como la sinestesia: al sugerir que bailen los movimientos contenidos en la obra.
Habilidades de investigación
Son las habilidades que se usan preferentemente en la ciencia para explorar un tema que
se considera problemático o importante. En esa exploración hay momentos de búsqueda
y estimaciones que nos ayudan a predecir e identificar causas y consecuencias. Las
habilidades de investigación son: adivinar, averiguar, formular hipótesis, buscar
alternativas, anticipar consecuencias, seleccionar posibilidades, imaginar (crear,
inventar, idear).
Actividad “Adivinanzas”
Este tipo de juegos y acertijos captan la atención de los estudiantes de forma amena y
divertida, poniendo su máximo interés por descubrir cuál es la solución. Aprenderán a
conectar ideas a través de las pistas y acabarán formulando hipótesis acerca de cuál
pueda ser la respuesta. Es importante dejarles que opinen, que busquen alternativas y
seleccionen posibilidades. Constantemente se pregunta por las razones que tienen para
apoyar sus opiniones. Al finalizar, se puede discutir también el grado de dificultad que
han encontrado. El diálogo puede seguir el siguiente esquema de preguntas-guía: ¿Por
qué dices eso? ¿Qué puede ser una pista? ¿Crees que es una buena pista? ¿Puedes poner
un ejemplo de lo que dices? ¿De qué otra manera podemos considerar la cuestión? ¿Hay
alguna otra manera de resolver el tema? ¿Crees que es útil lo que ha dicho el otro?
Habilidades de conceptualización
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Una actividad divertida para abrir la sesión puede ser el juego de la gallinita ciega.
Durante el juego suena una canción. Cuando se para, cada estudiante tiene que decir una
palabra que se corresponda con lo que está tocando. Cuando ya se ha jugado unas
cuantas veces, se forma un círculo y se pregunta: ¿Hay alguna palabra para expresar
cómo nos hemos sentido? El diálogo puede ser muy rico. Para aprovecharlo se pueden
hacer intervenciones como las siguientes: ¿Alguien podría expresarlo de otra manera?
¿Puedes poner un ejemplo? ¿Siempre ocurre de la misma manera? ¿Conoces algún caso
diferente? Finalmente, un buen ejercicio para llegar a definiciones claras y precisas es
establecer semejanzas y diferencias entre las propuestas en el diálogo: ¿En qué se
parecen las definiciones que se han dado? ¿Qué diferencias hay?
Habilidades de razonamiento
Son las habilidades que permiten ampliar y justificar nuestro conocimiento. Es decir,
además de conocer a través de los sentidos y la propia experiencia, el razonamiento nos
permite descubrir conocimientos adicionales gracias a la regla de la lógica. De ahí la
importancia de distinguir entre razonamientos mejores y peores, buenas y malas
razones, opiniones y decisiones más o menos razonadas, etc. En general, es
recomendable que cuando los alumnos hagan una intervención se pida que den razones,
mostrando la necesidad de hacerlo: ¿Por qué dices eso? ¿En qué te basas? Las
habilidades de razonamiento son: buscar y dar razones, inferir, razonar analógicamente,
relacionar causas y efectos, relacionar partes y todo, relacionar medios y fines,
establecer criterios.
Ante varias láminas, cada estudiante escoge el cuadro que más le gusta y explica por
qué. También se les puede pedir que expongan los criterios que han utilizado para
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decidir que un cuadro es bonito y otro no. De este modo, la actividad puede servir para
clarificar qué se entiende por gusto, bello o feo ¿Qué razones tenemos para decir que un
cuadro es bonito, feo, triste o alegre? ¿Es bello porque nos gusta o nos gusta porque es
bello? A partir del cuadro que se ha escogido, también se puede intentar descifrar qué
nos dice el cuadro: ¿Qué podemos inferir del autor? ¿En qué época vivió? ¿De dónde
era? A continuación, se agrupan a los estudiantes en varios grupos. Por ejemplo, entre
los que escogieron el mismo cuadro. A cada grupo se le pide que imagine una historia a
partir de un elemento o detalle del cuadro que le haya llamado la atención. De este
modo, crean un todo (una obra propia) a partir de una parte: ¿Encaja la historia con el
cuadro? Además, también nos permite ver el cuadro como un medio para un fin: ¿Cómo
hemos llegado a esa historia?
Habilidades de traducción
Son las habilidades que tienen que ver con las distintas formas de expresar el
pensamiento. En este sentido, nos periten potenciar la relación entre pensamiento y
lenguaje. Si atendemos a su definición clásica, “traducir” es pasar una palabra o frase de
un idioma a otro sin que pierda su significado original. En un sentido más amplio,
“traducir” supone preservar el significado original de un mensaje, pero utilizando
lenguajes alternativos, como por ejemplo el lenguaje oral, el lenguaje escrito, el
lenguaje corporal o gestual, el lenguaje musical, etc. Las habilidades de traducción son:
Explicar: narrar y describir, interpretar, improvisar, traducir del lenguaje oral a la
mímica y viceversa, traducir del lenguaje oral al plástico y viceversa, traducir a varios
lenguajes: musicales y otros, resumir.
Actividad “Cuentacuentos”
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Empatía
Proveniente de la palabra griega empatheia, se suele traducir como “la capacidad para
ponerse en el lugar del otro”. Al adoptar la perspectiva del otro, la empatía nos permite
extender nuestra comprensión de la realidad hasta la realidad del otro y, desde ahí,
hacerla nuestra. Y como nadie desea el daño propio, aquellos que hayan desarrollado
una actitud empática hacia el otro se prevendrán de dañarlo. De este modo, la empatía
se convierte en una actitud cuidadosa y en una poderosa vacuna contra la violencia. Ese
otro puede ser, además de otros sujetos humanos, los animales no humanos, la
naturaleza, otras sociedades y los distintos aspectos culturas que las definen.
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terminado el tiempo, cada uno escribirá una carta a su amigo explicándole lo que ha
observado de él. Luego cada uno se lleva su carta y la lee. Al día siguiente de la lectura,
será interesante iniciar un diálogo para compartir los sentimientos vividos. El objetivo
es someter a los alumnos al esfuerzo de tratar de comprender a los demás, reconocer las
emociones ajenas y las conductas de los demás, y entender que todos y cada uno de
nosotros somos diferentes.
Coherencia
Consiste en colocar en un rincón del aula una caja con tarjetas en blanco, de modo que
los alumnos puedan escribir los malestares que hayan sentido a lo largo del día. Al
finalizar la jornada, cada alumno tomará una tarjeta de la caja y la leerá. El ejercicio
consiste en proponer una solución o un comentario agradable para aliviar el problema
de la otra persona. De todos es conocida la afirmación “del dicho al hecho hay mucho
trecho”. Resulta muy fácil dar consejos, pero la dificultad reside en predicar con el
ejemplo. Con esta actividad se pretende acortar ese “trecho” haciendo a los alumnos
conscientes de que solo tendrán credibilidad si hacen lo que dicen, y que decir lo que no
se piensa no ayuda a nadie. Esta actividad es además una excelente oportunidad para
generar un clima de comunidad, animando a los alumnos a que interactúen entre ellos.
El docente puede animar el diálogo con las siguientes intervenciones: ¿Qué te ha
parecido lo que ha dicho tu compañero/a? ¿Crees que es sincero/a? ¿Te ha servido lo
que ha dicho? ¿Crees que es posible hacer lo que dice? ¿Quién piensa de otra manera?
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Contextualización
Significa considerar el contexto, es decir, tener en cuenta todas las circunstancias que
inciden sobre una determinada realidad, idea o acción. Se trata de una actitud ética de
enorme importancia ya que una misma acción puede ser buena o dejar de serlo si
cambia el contexto. Por eso, a la hora de emitir un juicio debemos analizar la situación
como un todo, considerando todos los hechos.
Philippa Foot propuso en 1967 el siguiente experimento imaginario: “Por una gracia del
azar, te encuentras con la siguiente situación: en una vía de tranvía se encuentran atadas
cinco personas y el tranvía se dirige a toda velocidad hacía ellas, por lo que atropellará a
las cinco antes de frenarse y las matará. Entonces descubres que a tu lado hay una
palanca con la que puedes hacer un cambio de unión en las vías y conducir el tranvía en
otra dirección. Pero, por desgracia, alguien ha atado a una persona a esa vía, de modo
que si tiras de la palanca morirá”. Para resolver el dilema, se puede organizar la clase en
grupos de 4, de manera que tengan que llegar a un consenso acerca de la siguiente
pregunta: Qué es lo moralmente correcto ¿dejar la situación tal y cómo está, de modo
que la persona que se va a salvar se salve, o intervenir accionando la palanca, y
condenar a muerte a una persona para salvar a un número mayor de personas? Durante
el diálogo, el docente pueda ofrecer preguntas-guía para orientar y ayudar al
intercambio de opiniones. Un posible plan de discusión sería:
- Para aquellos que deciden accionar la palanca ¿Tu decisión cambiaría si conocieras a
esa persona? ¿Por qué?
- Para aquellos que deciden dejar la situación como está ¿Tu decisión cambiaría si esa
persona fuera un asesino? ¿Por qué?
- ¿Hay vidas que valen más que otras? ¿En qué te basas?
- ¿Cuáles serían los criterios para establecer el valor de una persona?
- ¿Quiénes serían las personas encargadas de establecer esos criterios?
- ¿El valor de una persona se puede establecer de manera racional?
- Si no lo podemos establecer de manera racional ¿De qué otro modo podemos decidir?
- ¿Qué crees que piensa la persona que está atada? ¿Crees que estaría de acuerdo con tu
decisión?
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- Si pudieras explicarle por qué has tomado tu decisión ¿Lo harías? ¿Crees que eso la
convencería/tranquilizaría?
- Tú también puedes parar el tranvía si te interpones en su camino ¿Lo harías? ¿Por qué?
Considerar intenciones
Las intenciones definen la calidad de las acciones. Una acción que es fruto de una buena
intención es diferente de una acción con mala intención. Ahora bien, eso no significa
que buenas intenciones siempre generen buenas acciones. Para que una acción sea
considerada buena se necesitan otros elementos, como por ejemplo la adecuación de la
acción a la realidad en la que se da. Comprender estos elementos es lo que nos permite
comprender una determinada acción. De nuevo, esta actitud exige una constante
revisión, autocrítica y autocorrección de las propias motivaciones.
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- Entonces, ¿cuándo estaría mal, siempre mal, mentir? ¿Cómo podría estar seguro de
que estaría mal?
- No sé con absoluta certeza, pero creo que podrías estar bastante seguro si supieras que
lo que dices es falso, que quieres molestar a alguien, y que si lo dices haría más mal que
bien.
- ¿Son esas las tres cabezas del gigante?
- Sí. Ésas son las tres cabezas del gigante. Pero quiero advertirte que rara vez encuentras
las tres cabezas, y si sólo puedes ver una o dos, tienes que adivinar.
- Papá, ¿puedes explicarme mejor qué pasa cuando sólo ves dos de las cabezas, en lugar
de las tres?
- Por supuesto, pero tienes que aguantar que te cuente una anécdota. ¿Crees que podrás
soportarlo?
- Lo intentaré. Lo que sea.
- De acuerdo. Esto..., es un recuerdo personal…
- ¿Quieres decir que es verdad?
- Qué te dije sobre ese tipo de preguntas.
- De acuerdo, cerraré el pico. Cuéntamelo, exactamente como lo recuerdes.
- Cuando era pequeño, mucho más pequeño que tú, mi madre decidió hacerme una
fiesta de cumpleaños, y que invitara a todos mis compañeros de clase. Así pues, me dijo
que escribiera las invitaciones a todos, diciéndoles que vinieran a mi fiesta la tarde del
14. Primero escribí a Kenny, pero a mí no me gustaba Kenny y quería ofenderlo.
Deliberadamente le dije que viniera el 16. Pero descubrió que la fiesta era en realidad el
14, que es cuando apareció, y lo pasó estupendamente.
Harry levantó la vista atentamente.
- ¡Ajá! Tú mentiste, y tu intención no era buena, pero no causó mucho daño.
- Correcto. Luego le escribí a Rally, a quien yo no podía soportar. Le dije que viniera el
14, y también que la encontraba odiosa.
- Entonces -interrumpió Harry-, lo que dijiste era verdad, pero tratabas de ofenderla.
- Y lo conseguí. Luego invité a mi amigo Sam, que no estaba en la clase. Le dije que mi
madre quería que viniese, lo cual no era verdad. Pero no quería hacer daño. Sam vino y
lo pasó muy bien.
- ¿Alguno más?
- Sólo mencionaré a una, Linda. Me caía muy bien Linda, pero por error la invité para el
16. Se perdió la fiesta y se ofendió mucho.
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Para establecer relaciones positivas con los demás y alcanzar una buena convivencia, las
personas ponemos normas. Buena parte de nuestra vida se desarrolla en lo que hemos
llamado el ámbito público: convivimos en clase, en la calle, en el parque, en la
biblioteca, etc. Y en cada uno de estos lugares debemos respetar unas normas de
convivencia. Estas normas no son arbitrarias, sino que son la expresión de unos valores.
Por ejemplo, el respeto, la justicia o la igualdad son valores que están detrás de muchas
normas, tanto morales como legales. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos es un ejemplo de normas que descansan en valores éticos. Un buen ejercicio
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para ayudar a los alumnos a establecer la relación entre normas y valores es animarlos a
crear su propia declaración de derechos. También es válido como ejercicio para crear las
normas de clase. Primero, se pide que piensen valores éticos que consideren importantes
para la convivencia. Una vez anotados en la pizarra, se les invita a que piensen, para
cada valor, una norma que queremos que se cumpla. A continuación, se puede dedicar
el resto de la sesión a crear carteles con cada norma para decorar las paredes del aula.
Proyectar un yo ideal
El punto de partida es la siguiente pregunta: “si nos tuviéramos que identificar, ¿qué
cosas diríamos de nosotros mismos?” Para responderla, se propone utilizar un lenguaje
muy particular, el collage, y se proporciona cartulinas, tijeras, pegamiento, revistas,
recortes, dibujos y distintos recursos plásticos para que los estudiantes construyan sus
representaciones de ellos mismos, su modo de “contarse”. La consigna debe ser clara:
¿Qué imágenes representan mejor las cualidades propias de cada uno? A través de esas
imágenes, los estudiantes podrán construir su identidad en un diálogo interno con ellos
mismos y luego externo con los demás, presentando su pequeña obra arte. A
continuación, el docente modera un debate en torno a las siguientes preguntas-guía y las
respuestas ofrecidas: ¿Qué representa cada imagen? Las cosas que nos gustan, ¿nos
definen? ¿Crees que el físico influye en nuestra personalidad? ¿Crees que elegimos
nuestra personalidad? ¿Qué cosas crees que influyen en nuestra personalidad? ¿Qué es
la personalidad elegida?
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Como en el caso anterior, estamos ante una actitud cuidadosa que nos permite
plantearnos preguntas como: ¿En qué mundo queremos vivir? ¿Es posible un mundo
mejor? ¿Cuál es mi contribución personal a la construcción de un mundo mejor? Se
trata de un ejercicio de creatividad ética para guiarnos en la relación con el otro y con el
entorno.
En el Capítulo de Los Simpson titulado “Das bus” o “El autobús de la muerte”, los
chicos de la escuela viajan a una conferencia de las Naciones Unidas cuando el autobús
se cae al agua. Los niños logran nadar hacia una isla desierta. Una vez allí, no
encuentran comida. Tan solo cuentan con la nevera que llevaban en el autobús para la
excursión. Hay que repartir, entre todos, la poca comida que les queda, pero ¿cómo? El
episodio es una parodia de la primera y más célebre novela del premio Nobel de
literatura William Golding, El señor de las moscas (1954), donde un grupo de
estudiantes sobreviven a un accidente de avión y nadan hasta una isla desierta donde
deberán crear una nueva sociedad. Al igual que hizo Golding, se pide a los estudiantes
que inventen una isla y dibujen un mapa de ella. Se deben asegurar de incluir todas las
características de una sociedad imaginara, pensando en las personas y animales que la
habitan, así como el tipo de organización social y política, las instituciones, creencias y
costumbres de la isla. Una vez que han terminado, se les pide que dialoguen en
pequeños grupos sobre ese mundo imaginario: ¿Te gustaría que todas las cosas en el
mundo fuesen como las has imaginado? ¿Crees que ese mundo sería mejor? Finalmente,
se guía un diálogo a partir de las contribuciones de cada grupo.
Bibliografía
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