Nuestro punto de partida será la agricultura después de la segunda guerra mundial, es decir, durante los años 50. En este período, en Europa, los desafíos se relacionaban con la autosuficiencia alimentaria. La agricultura se benefició de innegable progreso tecnológico y de las investigaciones en química efectuadas durante la guerra. El objetivo se centraba en el rendimiento de la producción. Latinoamérica, Asía y Norte América no fueron ajenas a dicho proceso. La “Revolución Verde” se inicia en esos años, como estrategia para elevar la productividad agraria bajo el discurso de la creciente demanda de alimentos para una población mundial en expansión. Dicho modelo tecnológico se basó en nuevas semillas de alto rendimiento (especialmente híbridos de trigo, arroz y maíz con proteínas de baja calidad y alto contenido en hidratos de carbono), los abonos artificiales, los plaguicidas químicos, la mecanización y sistemas de riego. El término "Revolución Verde" fue utilizado por primera vez en 1968 por el ex director de la United States Agency for International Development1 (USAID), William Gaud, quien dijo: «estos y otros desarrollos en el campo de la agricultura contienen los ingredientes de una nueva revolución. Yo la llamo la revolución verde». Para atender el objetivo de aumentar el rendimiento, la agronomía se desarrolla como una ciencia “problem-oriented” (orientada a problemas). Se adjudicó la estabilidad de los agro-sistemas a la racionalización y la reducción de la diversidad ambiental (el tratamiento o desaparición de los bordes de los campos, el desarrollo del monocultivo). Las ciencias agronómicas se especializaron y orientaron hacia un reduccionismo que transformaba a las cuestiones complejas en objetos mono disciplinarios (Refundar la investigación agronómica, en Chevassus-au-Lois, Los desafíos de la agricultura en el siglo XXI. Lecciones inaugurales del grupo ESA, 2006).
La naturaleza como un recurso para administrar
Esta agricultura productivista viene de la mano de una visión administrativa de la “naturaleza”, una visión fundada sobre una aproximación técnica, es decir, dándole a la técnica y al tecnicismo un lugar predominante. El objetivo es controlar el ambiente integrado con el recurso. Dicho de otra manera, el hombre occidental se considera el centro del universo. La agricultura de post-guerra está entonces ligada a una cierta visión del mundo. Su triunfo es posible si se considera a la naturaleza como un conjunto de recursos al servicio de la humanidad, recursos que la misma debe administrar y a la cual, en el mejor de los casos, debe cuidar. Pero esto induce a pensar que la humanidad se distingue del ambiente, precisamente para poder administrarlo. Esto es a lo que se denomina separación hombre/naturaleza o ecosistema/cultura.
1 Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.