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Operaciones combinadas

En una conferencia dada el 14 de agosto de 1923 en Ilkey-Yorkshire, Steiner señala: “El punto fundamental
es que todo procedimiento usual por medio del cual se transmite al niño la aritmética, o incluso la
operación de contar, aniquila algo del organismo humano. Poner una pieza tras otra para llegar al
resultado es destruir el organismo del hombre. Pero si, en primer lugar, despertamos la captación del
conjunto, el organismo se hace vitalmente consciente de este todo. La vida entra en el objeto cuando
partimos, no de las partes de la adición, sino de la suma total… Al igual que, para manejar un caballo, no lo
enjaezamos por la cola, en la enseñanza de la aritmética hemos de tomar la dirección debida: comenzar
desde un todo presente en todas las cosas; desde una realidad, de lo que existe como conjunto, y después
pasar a las partes separadas; más tarde encontraremos nuestro camino de vuelta a la suma ordinaria.
Continuando de este modo, desde el conjunto vivo a las partes separadas, se entra en contacto con la
realidad subyacente a todos los cálculos aritméticos, esto es, con la puesta en vibración del cuerpo de
fuerzas formativas. Este cuerpo necesita de un estímulo vivo para su actividad formadora y plasmadora,
que persistirá, sin necesidad alguna de la presencia del cuerpo astral y del Yo con sus perturbadores
elementos.”
La vida surge desde una unidad (todo) que contiene la potencialidad de lo que devendrá. Laten en ella las
múltiples variables de lo que será. Todo proceso creador comienza en el caos. Allí, indefinida, se encuentra
la realización: la obra; que irá surgiendo a medida que el caos original vaya determinándose.
Introducir estos temas respetando el principio: “del todo a las partes” desarrolla esa potencia creadora que
anida en el ser humano.
Esta forma de enseñar acompaña la necesidad de libertad inherente al pensar. No nos gusta que nos digan
“qué tenemos que pensar”, en nosotros late un anarquista. Por eso es bueno enseñar de manera tal que los
niños y jóvenes se sientan activos y protagonistas de sus desafíos. La libertad los acompaña al construir sus
propias operaciones combinadas paso a paso. Los ayuda a construir un marco, un límite, una estructura
dentro de la cual la libertad es posible. La meta de mi libertad es el encuentro de la verdad.

1) Remedando la forma de introducir las operaciones en un primer grado, he aquí algunos ejemplos de
cómo iniciar este tema desde “el todo” (aproximadamente a los trece años).
En el caso de la matemática “desde el resultado”.
Planteamos: “¿A qué es igual 1? ¿Con qué cuenta puedo arribar a ese resultado?”
La respuesta podría ser: “5 - 4”
Sigamos: “¿Y este 5, con qué cuenta se puede construir?” Elegimos: 3 + 2.
“¿Y el 4? Utilizaremos: 2 x 2
Vamos escribiendo los pasos uno debajo de otro, respetando los lugares de los signos.

El trabajo queda así:

Un hermoso triangulo

Si todo ha sido correcto, si hemos elegido bien nuestros senderos, entonces al desandarlo deberemos
retornar al lugar del cual salimos, es decir: el 1.
Debemos partir de la suposición de que nuestros alumnos aún no saben sobre reglas para resolver este
tipo de operaciones. Así que seguramente al querer desandar solos el camino, hagan lo siguiente:
Resuelven una cuenta detrás de la otra. Primero 3 + 2 = 5; a ese resultado parcial le restan el siguiente:
5 – 2 = 3; a éste resultado lo multiplican: 3 x 2 = 6… ¡Y no llegan al “1”!
Preguntamos: ¿Por qué no da el número de origen? ¿Qué es lo que está mal? ¿Qué hay que hacer para
llegar a él?
Dejamos que prueben, si es necesario damos alguna pista y, por ensayo y error descubrirán que el 4 (de la
primera descomposición) se ha formado multiplicando. Para llegar al 1 hay que tomar los senderos
correctos.
Luego preguntamos: ¿Siempre habrá que hacer lo mismo?
Probando, probando con los ejemplos correctos llegaremos a: ¡Sí!
Podemos determinar una regla:
Las multiplicaciones debemos resolverlas en primer lugar.
Por un camino similar los guiamos para que descubran que con las divisiones sucede algo similar y nuestra
regla dirá:
Las multiplicaciones y las divisiones debemos resolverlas en primer lugar.

Algunas veces será necesario construir vallas para separar las cuentas y determinar el orden en el cual
deben resolverse. Paréntesis y corchetes nos facilitarán la tarea.

Por ejemplo:
Si tenemos lo siguiente:

Y nos atenemos a lo que descubrimos en el ejercicio anterior nos enfrentamos a un serio problema. Ya que
si resolvemos primero la multiplicación va a pasar lo siguiente:
En este caso deben resolverse otras cuentas antes que la multiplicación….restas! Para no contradecir la
regla anterior usamos vallas que nos indican qué cuentas se deben hacer primero (cuando de sumas y
restas se trata).
Hay que establecer una nueva regla:
Cuando necesito resolver sumas o restas antes que una multiplicación o división debemos usar “vallas”.

Nuestro triángulo se completa en un rombo.

Usando los paréntesis logramos resolver correctamente.

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2) Un nuevo desafío:

Paso a paso podemos volver al punto de origen. Desenredamos la madeja realizada y volvemos al 1 inicial.
Al desenredar volvemos a hacer hincapié en la necesidad de las “vallas” para saber qué cuenta
corresponde resolver para retornar al punto de origen.
A partir del esquema triangular percibimos el inicio de la tarea como un punto de creación. En ese punto
todo es posible. A medida que avanzo encuentro límites, debo hacerme cargo de las decisiones tomadas y
continuar el trabajo tomando en cuenta lo que de ellas resulta.
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3) Otro:
A los once- doce años trabajamos las fracciones de manera tal que generen una operación combinada muy
simple.
Por ejemplo:
Nuevamente tengo por objetivo: el 1.
Partiendo del 1, recordamos:

Nos quedamos con el último y comenzamos a bucear en su interior. ¿Cómo?


Poco a poco…paso a paso… hago mi camino…
Ahora ya se ve mejor…es todo un ejercicio que podemos presentar al revés….y ver cómo volvemos al
punto de partida!!!!

Sabemos el resultado, es decir, adónde queremos ir…. “¿a Roma quizá?” nos guía un plano…las cuentas,
¿llegaremos? ¿arribaremos a Roma?...

Sigamos complejizando, ya que de hecho por ahora sólo hay sumas.


… pero podría haber restas…
A los doce el desafío debe ser mayor:
Agreguemos una multiplicación y una división:

¿Logramos llegar sin tropiezos al desandar el camino?

Cuando los jóvenes intentan resolver las cuentas para llegar al número inicial, no resulta suficiente que
sepan el resultado ya que van a comprobar que existe un sendero especial que conduce a la meta. En
algunos lugares hay desvíos que se prestan a engaños y hay que conocer el terreno para no equivocarse.
Así van practicando la regla de los signos y solos se dan cuenta de qué corresponde aplicar en cada caso.
Ensayo y error es la clave. Saben cuál es el resultado al que hay que arribar…si no lo logran, se
preguntarán: ¿por qué no da?
Formularse preguntas lleva al conocimiento. Y como la respuesta a esos interrogantes va a llegar
acompañado de un Eureka….no lo van a olvidar!
Lo maravilloso de este sistema es que nunca se acaba, porque podemos seguir transformando y
transformando indefinidamente.
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4) A partir de los trece las dificultades se incrementan.


Ejercicio:
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5) Otro ejemplo:

Seguimos:
Un poco más:

Bueno, por ahora….ya está, aunque esto puede continuar….


¡Miren qué hermosa cuenta!

Y sabemos cuál es su resultado!!!! ¿Podremos volver al 2?


Introducir los contenidos nuevos por esta vía del todo a las partes es hacerlo de manera orgánica. Lleva
implícito el devenir de la metamorfosis. El pensar navega por estos mares y se hace idóneo para
comprender y “pensar” la metamorfosis. Si transformamos en formas cada operación matemática
logramos un hermoso cuadro.
Implica respetar la individualidad en desarrollo brindándole herramientas para que se exprese. Un ejercicio
interesante resulta del proponer que cada uno “invente” una operación a su gusto y luego la intercambie
con la que ha creado un compañero. Cada uno resolverá la que ha recibido y corregirá la que entregó y
resolvió su compañero.
¡Todo un desafío! ¡Para el maestro también!

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