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La ceniza y los detritos de grano más grueso expulsados de un volcán activo llueven
sobre el área circundante formando una cubierta de depósitos piroclásticos. La erupción
del Monte Santa Helena, en mayo de 1980,
depositó varios metros de depósitos
piroclásticos en un radio de 10 - km con
respecto al volcán y varios centímetros de
cenizas sobre gran parte de Washington,
occidente de Montana y norte de Idaho.
Algunos de estos depósitos piroclásticos
exhiben una delicada graduación de partículas
gruesas en la base y finas en la cima. Otros
contienen una mezcla no clasificada de
tamaños y bloques grandes, de rocas y bombas
volcánicas que pueden encontrarse embebidos
en las cenizas.
Cuando los depósitos piroclásticos se asientan en el agua llegan a interestratificarse
con otros sedimentos. Cuando son depositados en tierra pueden quedar sepultados por
las primeras lavas extruidas y siguen siendo sepultados por las coladas de lava, de
manera que se llega a formar una sucesión de estratos en una secuencia alternante de
rocas ígneas extrusivas y rocas piroclásticas sedimentarias.