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Pongámosle freno a la corrupción

José Miguel Alzate


Los colombianos estamos hastiados de la corrupción. Saber que miles de millones de pesos
terminan en los bolsillos de políticos corruptos nos causa desazón. Ver cómo Alejandro Lyons
Muskus, que se apropió de recursos del departamento de Córdoba en cuantía exorbitante,
disfruta en Estados Unidos de prisión domiciliaria nos produce rabia. Y nos causa más rabia
saber que una vez regrese al país solo pasará cinco años en prisión después de entregar una
mínima parte (4.000 millones de pesos) del dinero que se robó, gracias a un principio de
oportunidad firmado con la Fiscalía. 

Este es uno de los casos que nos hace pensar en la necesidad de que se apruebe una ley
anticorrupción que castigue en forma severa a quienes traicionen la confianza ciudadana.
Esta es una de las razones que debe motivarnos a acudir a las urnas este domingo para votar
la consulta anticorrupción. Contestar sí a las siete preguntas es una oportunidad que
tenemos de exigir castigo para aquellos políticos que esquilman el Estado. Si queremos
ponerle freno a la corrupción que asfixia al país, si queremos que la plata para la alimentación
de los niños no se la roben, si queremos que los recursos para la salud se manejen de forma
transparente, debemos ir masivamente a las urnas para notificarles a los corruptos que
estamos cansados de tanto saqueo del erario público. Duele saber que Odebrecht les entregó
a Bernardo ‘Ñoño’ Elías y a Otto Bula miles de millones de pesos para que le fuera adjudicado
el contrato de la Ruta del Sol. Contra eso vamos a votar.

“Los congresistas no van a renunciar a sus privilegios. Llevamos veinticinco años


tratando de que esta corporación apruebe leyes que castiguen la corrupción, y no lo
hemos logrado.”

Una de las consecuencias graves que trae la corrupción es el sobrecosto en las obras
públicas. Los contratistas saben que, si quieren ganar una licitación, deben untarles la mano a
los funcionarios encargados de adjudicarla. Esto eleva los costos. Así las cosas, una obra
contratada por el Gobierno se triplica en su valor. ¿Cuántas calles se habrían pavimentado con
la plata que les entregó Odebrecht a los políticos? El dinero que esta constructora dio en
sobornos no fue de sus arcas. Fue plata del Estado, que es como decir plata nuestra, de los
colombianos que pagamos impuestos. Ese dinero salió del contrato firmado con el Estado. Si
se contesta sí a la pregunta sobre los pliegos tipo en la contratación, que busca la
transparencia en los procesos, estaremos cerrándole puertas al soborno.

Los colombianos no podemos esperar a que el Congreso de la República se autorregule. Eso


nunca va a pasar. Los congresistas no van a renunciar a sus privilegios. Llevamos veinticinco
años tratando de que esta corporación apruebe leyes que castiguen la corrupción, y no lo
hemos logrado. De votarse como exige la ley, es decir, más de doce millones de votos por el sí
en la consulta, y seis millones favorables a cada pregunta, la propuesta se convierte en
mandato. Entonces el Congreso estaría en la obligación de convertir en ley esos
enunciados. De no hacerlo, el Presidente de la República lo haría a través de decretos con
fuerza de ley. Sobre todo porque es la voluntad del pueblo la que se está expresando. Así de
sencillo.

¿Cómo se le puede poner freno a la corrupción? La consulta pregunta si se está de


acuerdo con que a un condenado por este delito se le dé detención intramural en vez de
casa por cárcel. Si los colombianos contestamos sí a esta pregunta, será un arma efectiva
para tratar de disuadir a quienes pretenden apoderarse de recursos del Estado. Igual sucedería
con la expropiación de sus bienes. Cuando un corrupto se apropia de dineros públicos es
porque sabe que pagará poca cárcel y, después, saldrá a disfrutar de lo robado. Y como la
nuestra es una sociedad permisiva, que no ejerce condena moral, la plata lo hará ver como
alguien digno de respeto. Por todo lo anterior es que debemos salir este domingo a votar sí en
la consulta anticorrupción. Solo así podemos exigir transparencia en la contratación.

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