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Capítulo Tercero

LA CAUSA EN EL NEGOCIO JURÍDICO

125. El problema de la causa. El art. 1445 / una frondosa bibliografía que contribuye a
Nº 4 señala, entre las condiciones esenciales oscurecer la cuestión. Y dos son los aspectos
del contrato, la causa ilícita. El art. 1467 in- que han preocupado a los juristas en torno
iste en lo mismo al indicar que "No puede a la causa: por una parte, su noción jurídica
haber obligación sin una causa real y lícita". y, por otra, el rol que debe asignársele.
ie'ndo nuestro Código de elaboración clá- Aparentemente, se trata de una cuestión
sica, la causa ha sido reglamentada a propó- sencilla y clara: 'debe o no darse carácter
sito de los contratos, y es, por lo demás, en obligatorio a cualquier obligación o debe
torno a ellos que se ha construido la teoría exigirse que ella sea lícita y razonable. En
de la causa, aunque no se observan incon- la solución de esta disyuntiva, intervienen
venientes para hacer de ella un elemento cuestiones de política jurídica qve se tra-
general de los negociosjurídicos. ducen en innumerables teorías cada una
No obstante, debe advertirse que para de las cuales pretende encubrir con una
muchos negocios jurídicos las concepcio- creación técnica propósitos que están más
nes tradicionales deban ser revisadas y es allá de una pura visiónjurídica. La moral
incluso posible que para algunos la noción formalista y la libre lucha social se enfrentan
carezca de significado práctico. aqili con concepciones de una moral más
Se advertirá, por otra parte, que las dis- realistas y de intervención en las negocia-
posiciones citadas se refieren más bien a ciones privadas en aras de la protección de
la causa de la obligación y no a la causa un interés general.
del negocio, o que es exp icable, porque,
Bibliografía. Es imposible hacer aquí
como se dijo, la teoría de la causa ha gira-
una mención siquiera sumaria de las in-
do en torno a los cm 1tratos,-que son, por
numerables obras y trabajos dedicados a
esencia, creadores de obligaciones. Pero al
la causa. Por ello, nos limitamos a citar las
acentuar la idea de que son las obligacio-
obras más conocidas y algunos artículos que,
nes las que tienen causa y no los negocios
por encontrarse en revistas accesibles en
mismos que las generan o que a ellas se
nuestro medio, pueden ser consultados.
refieren, se puede caer en la creencia de ·
Obras especialmente dedicadas a la cau-
que cada obligación tiene su causa, cuando
sa son numerosas en la literatura jurídica
en realidad se debe tratar de la causa de la
francesa, desde que se ha podido sostener
s1
relación obligatoria que se establezca, To o
,...
allí que "la teoría de la causa es una pieza ::¡
que es uu tener presente para negocios en o
maestra del sistema francés de las obliga- z
que existen obligaciones recíprocas. ;:.
ciones, del que constituye uno de los cuatro ~
Por otra parte, hay variantes doctrinarias
pilares' .1 Así, Timbal, De la Cause dans les
que sostienen la necesidad de una causa del
Contrats et les Obligations en Droit Romain et en
negocio y de una causa de la obligación.
DroitFran<;ais, Tesis, Toulouse, 1882; Artur,
A estas advertencias preliminares debe
agregarse que la causa en fos negocios jurí-
dicos ha sido uno de los temas más debati- 1
Ph. Malaurie et LaurentAynes, Les Obligations,
dos por la doctrina, lo que ha dado lugar a Nº 603, 3ª ed ic., París, 2007. :S

151 EDI TORIAL JU.RlDl.CA DE C~ILE .@.


Teoi-ía general del negocio j u i-ídico

De la Cause en Droit Romain et en Droit Frani;ais, Sección 1


Tesis, París, 1878; H . Capitant, De la Causa
EL CONCEPTO DE CAUSA
de las obligaciones, Madrid, 19?8; J. Maury,
Essai sur /,e R.ól,e de la Notion d 'Equival,ence en
126. Antecedentes históricos. El término
Droit Frani;ais, Tesis, U. de Toulouse, 1920,
causa se encuen tra en el Derech o Ro ma-
y el Concept et /,e Rol,e de la Cause des Obliga-
-Q.2., particularmente en textos de Ulpia,n o
tions dans la jurisprudence, en Rev. Int. de
(Dig. 2, 14, 7 Par 4) . A partir de ellos, se
Der. Comp., París, 1951, págs. 481 y sgtes.;
elaboró más tarde la teoría d e la causa,
Hamel, La Notion de Cause dans /,es Libéralités,
aunqu e no parece h aberse in terpretado
Tesis, U. de París, 1920; Ionasco, Les R.écents
correctamente los textos latinos, por lo
destinées de la Théorie de la Cause en Droit Civil,
cual la teoría causalista debe h acerse nacer
en Rev. Trim. Dr. Civ., París, 1931, págs.
más exactamente en los can onistas de la
29 y sgtes.; L. Josserand, Los Móvil,es en los
Actos Jurídicos de Derecho Privado, edic. en Edad Media influenciados por la filosofía
español, México, 1946;]. Dabin, La teoría de esca ástica. De ella se toma la idea de ca a
la causa, edic. en español, Madrid, 1955;]. final, es decir, aquello para lo qu e algo se
Rochfeld , Cause et type de contrat, París, 1999; hace . Los canonistas entiend en que las
Jacques Ghestin, Cause de l'engagement et va- sim 1§..pro sas son obligatorias, pues la
lidité du contrat, París, 2006. En el derecho pa abra empefi.ada vale tanto como el jura-
español, entre muchas obras y artículos, mento proferiqo, pero se cautela la licitu
pueden citarse: Dualde, Concepto de causa, de a obli ación, condenándose los act~
Barcelona, 1949; Roca Sastre, La causa en el po~ ilícita o inmorai. Más tarde, 1
negocio jurídico, en Estudios de Derecho Privado, doctri a fran<;es~ior al CódigQ. Ci' ·
t. l, págs. 49 y sgts., Madrid, 1948; D'Ors, establece el principio fundamental de qu
Sobre la causa de los actos jurídicos, en An. ningún convenio obliga sin cau sa. Deb
Der. Civ., 1956, pág. 578; M. Albaladejo, anotarse en especial. las explicacione
La causa, en Rev. de Der. Priv., págs. 315 y Domat y luego las de Pothier, cuyas ob
sgts.;J.L. de los Mozos, La causa en el negocio contienen ya la e laboració n ' d e la teo
jurídico, en Rev. Der. Not., 1961 (3), pág. 274, de la causa, que sería más tarde acogí
y Causa y tipo en la teoría del negocio jurídico, por la codificación napoleón ica.
en Rev. Der. Priv., 1970, págs. 739 y sgts.; · Para Doma existen cuatro especie
Martín Ballestero, De la causa de los negocios convenciones: aquellas en que las partes se
jurídicos contractual,es, en Rev. Gen . de Leg. recí roq)Jl nte una cosa por otra; aqu
y Jurisp., Madrid, 1956, Nº 104, págs. 705 en que una hace algo y otra dona; aqu
y sgts.; L. Diez-Picazo, El concepto de causa en que cada parte hace algo por la otra· I
en el negocio jurídico, en An . Der. Civ. , 1963, último, aquellas en que una parte ac d
págs. 3 y sgts. En Argentina, Gorostiaga, algo y la otra nada da' a cambio. "En
La causa en las obligaciones, Buenos Aires, tres primeras especies de convencion
1944; Videla Escalada, La causa final en el realiza un comercio en que nada es gra
derecho civil, Buenos Aires, 1968; J. Melich y el com romiso .Qe uno es el fundam
Orsini, La causa en la teoría del contrato y sus del otro. Y en las convenciones mism ru
diversasa funciones, en An. Der. Civ., 1984, que u-no solo parece estar obligado,
págs. 3 y sgts. En nuestro derecho, Mera en el préstamo de dinero, la obligació
Molina, Explicación de la doctrina de la causa, aquel que toma en préstamo ha sido
memoria, Santiago, 1940; A. León Hurtado, cedida por parte del otro por aquello
La causa, Santiago, 1961. debía dar para formar la convención
De más está advertir que las obras gene- la obligación que se forma en estas e
rales de Derecho Civil, como de las obliga- de convenciones en beneficio de u
ciones o de los contratos, contienen amplios los contratantes tiene siempre su ca
desarrollos de la cuestión. la otra parte; y la obligación sería m

.@. EDJTORJAI. JURIDICA DE CH ILE 152


P1imera Parte. La estructura del negocio jurídico

en. verdad, ella no tuviese causa". 2 Agrega- cio. Nos~ trata pues de buscar los motivos
ba Domat que "En las donaciones y en los que se han tenido para celebrar el negocio,
otros contratos en que uno solo da o hace, porque ellos son causa remota y no próxima,
·mmo y el otro no hace ni da nada, la aceptación directa e inmediata, que es lo que el juez
~oma­
forma la convención: y el compromiso de debe buscar en todo contrato.
aquel que da tiene su fundamento en algún De este modo, se llega a una formulación
pia,no
motivo razonable y justo, como un servicio de la causa según los tipos de negocios: en
os, se
prestado, o algún otro mérito del donatario, o los onerosos, la obligación de cada parte
:a usa,
el solo placer de hacer el bien. Y este motivo tiene por causa la obligación de la otra, o,
~ tado
sirve de causa de parte de aquel que recibe y de modo más general, la ventaja que se es-
·orlo no da nada". 3 Tal es, en general, la llamada pera obtener del negocio. Y las obligaciones
nacer teoría clásica de la causa, que sería, como se de cada parte se sirven recíprocamente de
de la dijo, tomada por las legislaciones posteriores, causa. En los contratos unilaterales, como
1sofia aunque con interpretaciones de los textos el comodato o el mutuo, si alguna de las
ca sa en que se inspiraron, que no siempre han partes se obliga a devolver la cosa o la suma
gos sido aceptadas. Más tarde Pothier retoma los entregada, es porque la otra parte le ha hecho
1e las mismos conceptos: "Toda ol;>ligación debe antes la prestación de la cosa o suma y esa
1esla tener una causa honesta. En los contratos entrega anterior es la causa de la obligación
jura- de interés recíproco la causa por la que uno que surge del contrato. Cuando se trata de
citud se obliga a otro consiste en lo que este da a negocios gratuitos, el solo ánimo de hacer
acto aquel, o en la promesa que hace de darle, o la lib.e ralidad sirve de causa.
le, la en el riesgo a que por su bien se expone. En Esta fue la teoría que recogió el Código
Civil, los contratos de beneficiencia la causa está Civil chileno, aunque, como se verá, no
:que en la liberalidad de una de las partes". 4 siempre ha sido admitida la conclusión que
~ ben aquí se afirma. Basta observar el tenor del
~s de 127. La doctrina clásica de la causa y el art. 1467, para observar que su texto repite
1bras Código Civil. Como se acaba de expresar, nociones típicas en esta teoría. Por otra
:o ría la doctrina tradicional de la causa encuen- parte, toda la construcción de la técnica
gida tra sus orígenes en Domat y, para nuestro contractual reposa en la afirmación de los
Código Civil, especialmente en Pothier. conceptos clásicos de la causa. Ello es par-
:s de El Código francés recoge las ideas de ticularmente notorio cuando se trata de
:dan estos autores y declara que "la obligación sin contratos bilaterales, en los que la idea de
ellas causa, o sobre una falsa causa, o sobre una que la obligación de una parte sirve de causa
ellas causa ilícita, no puede tener ningún efecto" a la obligación de la contraparte, justifica
: por (art. 1131). Los comentaristas posteriores instituciones como las contenidas en los arts.
igna hacen el estudio particular en la teoría y 1552, 1489 y otras, que oportunamente son
formulan lo que hoy se conoce como la estudiadas en el derecho de las obligaciones,
~Stas
teoría clásica de la causa. las que, si bien también se han explicado
~s se
Ella sostiene que la causa d~l contrato de modo diverso, son consecuencia de la ~
..lito, :::
~nto
se encuentra en el fin perseguido por las teoría clásica de la causa. Así, por ejemplo, z
partes, pero distingue fin y motivos. Estos es posible determinar el origen del art. 1552 5
sen son individuales, propios a cada parte, tal en las enseñanzas de Domat 5 Este afirma
1

)mO
f2
::;
vez desconocidos de la otra y <listín tos en que "En todas las convenciones, el com- p
1 de cada caso. La causa, por el contrario, es promiso de uno siendo el fundamento del z
::.
pre- siempre la misma para cada tipo de nego- otro, el primer efecto de la convención es "'""
que que cada uno de los contratantes puede
o
Así, "'::;"'
2 Les Lois CiuUes, Lib. I, Tit. I, sec. I, par. 5, CEuures
ol;>ligar al otro a ejecutar su compromiso, p
cíes ejecutando el suyo por su parte". ~

•de de Domat, edic. De J. Remy, t. l, París, 1835. o


3 Cita anterior, par. 6. 8
len 4 Pothier, Obligations, cap. 1, sec. l ', art. III,
~
:i. si, par. Vl. 5 Les Lois Civil.es, Lib. I, sec. III, Nº 2. :S

153 EDITORIAi. JURIDICA DE CHI LE .@


/
Teoría general de l negocio jurídico

La teoría así construida tiene una apa- negocios gratuitos, el ánimus donandi está
rente simplicidad y lógica, pero su análisis desprovisto de contenido y se confunde con
detenido, hecho por la doctrina desde fi- el consentimiento. Por otra parte, en los
nes del siglo pasado, demuestra sus debili- contratos sinalagmáticos las obligaciones
dades. Desde luego, no existe en ella una de ambas partes nacen simultáneamente
concepción unitaria, puesto que en cada y así es imposible que una sirva de causa
caso se toman como causa puntos de vista a la otra.
diferentes. Por otra parte, evidentemente, Y siendo la causa siempre la misma para
con tal concepción Ja causa resulta siendo cada tipo de negocio, no presta ninguna
una noción puramente objetiva y que im- utilidad al jus:?, confundiéndose a vece
pide el control de los móviles,' es decir, de con el objeto del negocio y otras con l
los motivos que han llevado a consentir en consentimiento.
el acto por parte del juez. La crítica de los anticausalistas a la doc-
No pasaría mucho tiempo, luego de ser trina clásica es certera en cuanto se refi -
formulada por el Código de Napoleón y sus re a los contratos reales, porque si no ha
comentaristas, para que surgieran fuertes existido entrega de la cosa, hay claramen L
• • 1
cnucas en su contra. ausencia de objeto y así la causa no tiene
utilidad como concepto y en los contral
128. La posición anticausalista. Ya hacia gratuitos también es fundada la crítica e
1826, según enseña la tradición en esta ma- cuanto a que la intención liberal, concebi-
teria, un profesor belga, Ernst, inició toda da así abstractamente, es lo mismo que e
una corriente doctrinaria que propugna consentimiento. Los que podrían ser iücit
eliminar Ja causa de entre los elementos del son los motivos psicológicos personal
negocio jurídico. 6 A él siguieron otros juristas, pero no la intención liberal pura.
como Laurent, Artur, Timbal,7 Huc, Dabin 8 Pero, como se ha observad!>, la crítica n
y especialmente Planiol, entre otros. es fundada en los contratos sinalagmátic
En un resumen muy general, puede de- En efecto, si en ellos no existiere la ca
cirse que se reprocha a la teoría clásica el como elemento autónomo, la falta de
ser históricamente falsa, porque supone obligación de una de las partes producir.
una construcción a partir del Derecho Ro- la nulidad de la obligación de la otra p
mano, el que j amás concibió la causa en el .pero subsistiría la obligación contraria.
sentido de causa final. Pero todavía más, que resultaría absurdo. 9 Es porque en
se agrega que es ilógica e inútil. Ilógica, caso el contrato carece de un eleme1
porque la idea de causa es usada en ella que todo él es nulo y no sólo una de 1
co_n variado sentido, pues en los contratos obligacionés.
sinalagmáticos hace las veces de un efecto Cabe advertir que nllomero__§_as legislaci
más que de un elemento del negocio, o al han abandonado la exigencia de la
menos concurre al mismo instante de surgir como requisito del neg (::iO. Desde lue
los efectos del contrato, mientras que en derecho alemán no conti~he esta exige
los reales se trata más bien de una causa aunque, como se ha hecho notar, con
eficiente, anterior a la obligación. En los numerosas nociones que se aprox
la de causa. 10 El art. 138 del Código
6 Ernst "La cause est-eUe une condition essentieUe
(BGB)dispone que "Un negocio ju ·
pour la validité des conventions", Bibliotbeque du ju- que atente contra las buenas cosluru
risconsu lte et du publiciste, t. 1, p ágs. 250 y sgts. es nulo'', con lo cual el juez puede h.¡
Bruxelas, 1826. control de la licitud del negocio, cu
7
J. Timbal, De la cause dans les contrats etl,es obliga- que en el derecho francés y los que le _
tions en Droit Romai et en droit fran cais, Étude critique,
1
tesis, Toulouse, 1882.
8 9 Así,]. Flour, J. L. Aubert y E. Savaux,
J. Dabin , La théone de la cause, Bruxelas, 1919,
edic. española, en traducción de F. Pelsmaeker, Ma- Nº 261.
drid, 1929. 1
º Así,J. Ghestin, ob. cit., Nº 32.

m
EDITORIAL JURlDJCA DE CH U.E 154
Primera Parte. La estructura del negocio jurídico

posible hacer a través de la noción de 130. Las teorías subjetivas. No es posible


ausa ilícita. El Código del Brasil de 2004 referirse a una teoría subjetiva de la causa,
no menciona la causa como requisito del como a veces se lee en algunas obras, re-
:-iegocio jurídico, tampoco lo hace el Có- sumiendo en una sola concepciones que
jgo portugués ni el Código peruano. En alcanzan matices diversos.
uan to a los diver~os proyectos europeos Con todo, puede decirse que existe una
de contratos, tampoco contienen la alusión concepción subjetiva de la causa en la medida
la idea de causa. 11 en que ciertos autores dejan de concebir en
forma drástica la separación entre causa y
129. Las tendencias modernas. A pesar motivo que hacía la teoría clásica.
de las críticas, la causa ha seguido siendo Las posiciones, desde este punto de vista,
una noción que preocupa a los juristas. van desde el llamado "subj etivismo mode-
En gran parte, ello se ha debido a que la rado", de Capitant, 12 hasta las posiciones
j urisprudencia, en muchos países, no ha acentuadamente subjetivas, como las de
eguido las elucubraciones de la doctrina Josserand y otros autores.
1 ha utilizado la causa como medio de va- En una obra, ya clásica y justamente
ne loración y control moral de los negocios célebre, Henri Capitant trató de elaborar
lo jurídicos. La observación es particularmente una concepción de la causa que partiendo
en valedera para el caso de Francia, en que de la teoría tradicional, pudiese respon-
bi- los tribunales han utilizado la exigencia de der a las críticas de los anticausalistas,
. el una causa lícita para anular convenciones manteniendo la distinción entre motivos
to destinadas a graficar prestaciones inmo- y causa, acepta, sin embargo, en esta ú l-
e. rales, entrando en un análisis subjetivo de tima noción, ciertos motivos individua-
los motivos de las partes y sirviéndose de les. La causa es definida por él como el
no ella.para introducir, según los términos de motivo que las partes tienen al celebrar
o. Ripert, la regla moral en las obligaciones el negocio jurídico, pero ese motivo no
i a civiles. Para hacerlo han debido sobrepa- es la obligación de la contraparte en los
la sar la teoría clásica, pues en esta, con una negocios bilaterales, sino la voluntad de
ría concepción objetiva extrema, la ilicitud de obtener el cumplimiento de la obligación
te· la causa resultaría extremadamente difícil correlativa. Pero entre los motivos que
lo y además solo aseguraría la protección de inducen a celebrar el negocio, hay algunos
!Se una de las partes; pero no la protección del subjetivos y variables de persona en perso-
ltO interés social o general del negocio. na, que el derecho no puede considerar,
las Es por ello que, junto a la supervivencia ya que están fuera del campo negocia!,
de la causa en lajurisprudencia, nuevas no' son conocidos de la contraparte o,
1e posiciones doctrinales renuevan la concep- si lo son, no forman parte del negocio
isa ción de la causa, pero concebida de manera mismo. Sin embargo, es posible, para él,
, el diversa a la idea clásica. Surgen así variadas que esos motivos individuales hayan sido
:ia, doctrinas, que pueden agruparse en tenden- considerados por las partes y en función
ne cias subjetivas y objetivas, aunque lo que las de ellos se haya celebrado nego ·o. En
l a separa es la mayor o menor amplitud que tal caso, entran en la idea de causa.
ivil se deja al ontrol judicial para calificar la Es así como los negocios pueden ser
.co 1
licitud y carácter del negocio. anulados por causa inmoral, si el fin que
res En .el fondo , todas estas tendencias se se han propuesto las partes es contrario a la
· el han influenciado mutuamente y cada una moral, si la causa impulsiva y determinante
ón pretende alcanzar la máxima armonía entre es un fin no aceptado por el derecho.
en los postulados teóricos y las exigencias de
ra práctica jurisprudencia!. 12
H. Capitant, De la cause des obligations (Contrats,
:it., • Engagements 1.1.nilatéra1.1.x, !.egs), 3ª edic., París, · 1927,
1 11 Sobre esos proyectos y la noción de causa, edición española, traducción de E. Tarragato y Con tre-
J. Ghestin, ob. cit., N°• 41 y sgts. ras, Madrid, 1928.

155 ED ITORIAL JURIDICA DE CHlLE .@.


;
Teoría general del negocio jurídico

Otros autores, y particularmenteJosse- un rinci io determinante, es decir, un


rand13yRipert, 14 van má lejos y han pro- móvil. í, a idea de ausencia de causa se
puesto dar cabida a los motivos individuales. trad ce más bien en la idea de falsa causa,
No desdeñan la causa clásica, objetiva e o en otros términos, de error sobre la exi -
inmutable según el tipo de negocio, pero tencia de la causa. 15
agregan la necesidad de considerar, al menos
en ciertos casos, los motivos personales. De 131. Elretornoalacausaobjetiva. Lado -
este modo, la teoría de la causa,junto con trina contemporánea vuelve, en las explica-
hacerse subjetiva, entrega al juez una herra- ciones sobre la causa, a ideas objetivas.
mienta para controlar el fin del negocio y El mantenimiento de la distinción entre
la moralidad de los propósitos per~eguidos causa y motivo es característica de las m cr-
por las partes. dernas concepcio'nes, aunque no siempr
Muy vecinas a estas posiciones están las dicha distinción sea absoluta.
de los autores que, como Ferri en Italia, Imposible es enumerar la variedad d
sostienen que la causa es el fin del nego- doctrinas y tendencias, por lo cual no h-
cio singular, el de la voluntad cabida en el mitamos aquí a reproducir algunas de 1
negocio que se analiza. posiciones más relevantes por su influe
Pero, en todo caso, es curioso anotar cia. Y entre ellas, hemos acogido la id
que las teorías subjetivas, con mayor o me- de causa como atribución patrimonial ~
nor énfasis, han surgido más bien como causa como función del negocio.
explicación de la práctica de los tribunales Particularmente importante es, resp
en ciertos países. No ha venido la teoría a a la primera posición, la teoría susten ta
impulsar una renovación, sino a explicar lo por el decano Jacques Maury. Para 'l
que, con independencia de las posiciones causa tiene un doble rol en el negoci
clásicas, cen los tribunales. Y ello, por- rídico. Y es a partir de ese rol que deb
que en realidad la moralidad del negocio concebida, abandonando, en aras de
jurídico, el respeto del orden público, hace visión funcional, las concepciones tradi
inútil la teoría por falta de función práctica nales que parten del aspecto concep
verdadera. de la causa. Este doble rol se aprecia . .
Con todo, las concepciones subjetivas no una parte, en cuanto a que la causa
han logrado la adhesión de la doctrina en elemento necesario para la existencia
forma general y apenas si pueden justificar, obligación, y tiene entonces como fu n
con una construcción aparentemente téo1ica, la defensa o protección individual )·
el movimiento jurisprudencia! en algunos otra parte, es un medio para aprec· ·
países, motivado más por consideraciones licitud del negocio jurídico, cumpli
prácticas que por fidelidad a una teoría. en ton ces una función social fren le
Por otra parte, también las concepcio- excesos de la autonomía privada. 16
nes subjetivas, y muy particularmente las La concepción de la causa es ........_...___,_
posiciones más extremas, tienen graves de- doble, pues a cada función corre
fectos técnicos que las hacen criticables. Si una idea diferente de causa. En cuan
esas teorías explican y justifican la idea de causa como elemento de la obliga
causa ilícita, no hacen posible situaciones define Maury combinando ideas ob·
de ausencia de causa, ya que al identificar subjetivas, pues para el lo que deb
causa y motivo se llega a la conclusión de es "combinar los puntos de vista
que, salvo en casos de error o de demencia,
no es posible que una voluntad no tenga
15
Sobre este punto, vid. Maury, Le,.
role de la cause des obligations dans la jurispn.
13
L. Josserand, Los móviles en /,os actos jurídicos de In t. de Droit Comparé, 1951 , pág. 492.
derecho privado, edic. mexicana, Puebla, 1946. 16
J. Maury, La notion d'équivaúmce, e·
14 G. Ripert, La regle morale dans les obligations
231 y sgts., y P. H ébraud, intervenció n p
civiles, N 05 31 y sgts. , París. Rev. lnt. de Der. Comp., 1951, págs. 509

EDITORIAi. JURJ DlCA DE CHLLE 156


Primera Parte. La esU1Jctura del negocio jurídico

bjetivos y limitar, por la consideración sujeto a la regulación que cada cual hace
elementos objetivos, la búsqueda de la soberanamente de sus intereses, las concep-
nción". 17 En otros términos, se trata de ciones individuales subjetivas u objetivas de
- ar la intención, pero por medio de los la causa no pueden satisfacer. Por ello, un
roen tos objetivos. No se trata entonces de fuerte sector doctrinario pone el acento en
plorar los motivos con una investigación la idea de que el derecho acepta que ciertos
la voluntad interna, sino encontrar la intereses sean regulados por los particulares,
ención por los elementos objetivos que pero para cumplir ciertos valores sociales o
tregue el negocio. Así, sostiene que en económicos. La causa es entonces definida
contratos a título oneroso la causa se como "la función económica-jurídica del
icuentra en la equivalencia buscada por negocio", 18 o bien, como "la función eco-
da parte, tal cual existe o debe existir al nómico-social del n egocio" reconocida y
mento de la formación del negocio. En garantizada por el derecho.19 Así, en los
1anto a los motivos que han servido de negocios onerosos, la causa consiste no en
tecedente al acto de voluntad, que son motivos personales, ni aun en motivos indi-
ticulares a cada deudor, deben también viduales objetivos de equivalencia, sino en
r retenidos en la idea de causa, siempre su función propia de producir un cambio
ue hayan sido objeto de una previsión de de prestaciones.
partes y que sirvan para la determina-
·ón del equivalente o, en otros términos, 132. Conclusión. En las explicaciones
1motivo debe traducirse jurídicamente en anteriores se ha tratado de hacer un resu-
a naturaleza del equivalente deseado. Así, men, muy somero por lo demás, del nunca
en una compraventa, el comprador da su concluido debate de la causa. Imposible es
·oluntad porque desea un equivalente, que exponer las decenas de posiciones doctri-
es la cosa comprada, pero esta cosa tiene narias. Hemos tenido que dejar de lado las
un que ser apta para el uso a que se le destina, explicaciones de Hamel, de Lucas, las con-
.icio- ya que de otro modo no habría causa. Y cepciones germánicas y, desde luego, toda la
cuando se trata de un negocio gratuito, la elaboración del Common Law, que aborda
causa será justamente "la ausencia querida esta cuestión con la idea de "consideration".
de un equivalente económico". Arriesgado es entonces pretender, con una
Pero tratándose de la causa como fun- visión somera de la doctrina, obtener una
:ión ción social, el decano Maury adopta una conclusión.
por posición más subj etiva. Se trata, entonces, Con todo, no puede dejar de anotarse
.r la de una protección social, y para ello es que aquí se revela uno de los defectos de
ndo menester buscar la causa en motivos más las concepciones jurídicas romanistas: la
lo lejanos que en la simple idea de equiva- excesiva preocupación por las categorías,
lencia, y la intensidad de esa bú queda es los conceptos, definiciones y teorías univer-
1ién variable según la' protección buscada: la del sal~s. 20 Como ya se ha anotado más arriba,
1de obligado, la de la equidad, la de protección las preocupaciones jurisprudenciales en
a la de la sociedad. los países mismos de origen de las doctri-
, la Otra corriente doctrinaria, de especial nas causales más importantes no han sido
3.SY importancia en Italia, donde incluso ha j amás las de responder en sus soluciones
rse recibido acogida en el propio Código Civil a una idea universal y elaborada de la cau-
vos de 1942, tiene raíces filosóficas más acen-
tuadas. Se trata de la idea de causa como
función social del negocio. A quienes no 18
N. Coviello, Doctrina GeneraldelDerecho, part. 130,
~t/,e págs. 430 y sgts., México, 1949.
aceptan que el negocio sea un medio in-
lev. 19
Cariota Ferrara, ob. cit., pág. 489, Nº 120.
dividual de creación de normas y que esté 20 Sobre ell o es interesante observar Ja impresión
igs. que tiene un jurista d el common law sobre nuestro
en 17 Maury, ob. cit, Rev. Int. Droit Comparé, 1951, sistema: Merryman , H. , The Civil Law Tradition,
pág. 493. Stanford, 1969.

157 EDITORIAL JURlDlCA DE CHILE .@.


/
Teoría general del negocio jurídico

sa. Su preocupación fundamental ha sido La causa es, entonces, siempre el fin


el control de la licitud del negocio y de perseguido por la voluntad, fin que pre-
que responda a los intereses sociales y a senta, más que diversas funciones, diversos
la equidad. La causa ha sido, en muchos aspectos que el juez debe considerar para
casos, el medio técnico utilizado para ese el control del negocio.
control. La doctrina, sin embargo, se esfuerza Pero mientras no se reconozca el rol
por reducir las soluciones de la práctica a jurídico de la causa y su función de control
moldes técnicos que, con la construcción de la voluntad privada, la teoría causalista
de una teoría, expliquen cabalmente una no tendrá mayor relevancia que la de un
visión unitaria. concepto acentuadamente técnico.
Y mientras se mantenga la pretensión de Esto es, justamente, lo que ha sucedido
construir esa doctrina ideal por su perfec- entre nosotros.
ción técnica, el debate causal en la doctrina
continuará, pero sin frutos prácticos para 133. La teoría de la causa y el derecho
el derecho. chileno. Algún sector de la doctrina nacicr
Entendemos, por el contrario, que la nal ha adherido a las posiciones subjeti'
causa es un elemento del negocio jurídi- y se ha pretendido, incluso, encontrar par.;
co, en cuanto por su intermedio es posible ella una base en los textos, desde que
controlar por el juez la autonomía privada, art. 1467 define la causa como "el mo ti\
que induce al acto o contrato"21 , doctri
en su licitud y en sus propósitos de lucro
que a veces recibe aplicación práctica.-
excesivo. Si el negocio jurídico responde
Pero aquellas son opiniones aisladas
a una concepción voluntarista, porque es
pugnan con la historia misma del Código
regulación de intereses por la voluntad de
claro que Bello siguió a Domat y Pothi r
los particulares, debe ofrecer, sin embar- que se aprecia con los ejemplos mismo.
go, un medio al juez para verificar que los art 1467 inc. 3º, que son propios de la te
acuerdos de voluntad de los particulares clásica. De ahí que la doctrina haya
respeten las normas de moral y de equidad derado en forma mayoritaria que la e
que, en el momento, sean consideradas aceptada por el Código sea la clásica.
como esenciales. Uno de esos medios de En el mismo sentido se han pronw1
control es la causa, porque ella significa los tribunales de justicia. Así, se ha d
que el negocio no es simplemente constata- que "La causa de un contrato es el i . ·
ción de la existencia de una manifestación jurídico que induce a las partes a con ~
de voluntad, sino que esta voluntad tiene interés que es distinto e independien·
propósitos que se persiguen por las partes, móvil utilitario o subjetivo y que las
de índole práctica, y que el juez puede, a hayan podido tener en cuenta al mor
nombre de la sociedad, controlar. de celebrar el contrato. Así, en los co
Es claro que esta función de la causa no bilaterales, la causa para una de las
puede ser cumplida sino admitiendo una la constituye la obligación contraída
indagación de los motivos de cada parte, y el otra, la prestación que esta debe sac.:.·_..__.._
problema no es tanto de distinguir motivo Son aj enas a la de terminación de L
de causa, sino de señalar hasta dónde debe las modalidades de la obligación e
o puede llegar el juez en la búsqueda de da".23 También que en una compra
los motivos, cómo controlar en los negocios
bilaterales los motivos de una parte, teniendo 21Así, Somaniva, Las obligaciones y ÚJsc
en cuenta, al mismo tiempo, los de la otra /.a jurisprudencia, 0
221 , pág. 171 , 2ª edic.
y su conocimiento o desconocimiento de Do mínguez Benave nte, Santiago, 19 4;
los motivos contrarios. Esta labor podrá ser Apuntes de C/.ase, 1934.
22 Así, sentencia Corte Santiago, 4
hecha con ayuda de los elementos técnicos
2008, rol civil 3215-2007.
que entregan las teorías, pero, en último 23
Corte Supre ma, 10 de septiembre
término, tendrá que estar encargada a la de Der., t. 24. sec. 1ª, pág. 678; C. Talca. _
prudencia del juez. de 1931, Rev. de Der., t. 30, sec. 2", p'

EDITORIAL JURJDICA DE CHILE 158


Primera Parte. La estructura del negocio jurídico

para cada parte está constituida por falta de causa la cláusula penal contenida
ligación contraída por la otra parte, en un contrato de /,easing si el arrendatario
o ese interésjuríco el que las induce hace entrega de la especie a que se refiere
n tratar; para el vendedor es el precio el contrato, porque en ese evento la cláusula
.u-a el comprador, la cosa comprada. 24 penal carecería de sustentación jurídica en
el arrendamiento las prestaciones a que una obligación correlativa. 29 Por excepción,
-·procamente se obligan los contratantes sin embargo, existen negociosjurídicos en que
tituye la causa del contrato. 25 Y en el se hace la separación, y el derecho atiende
mo, la causa es la entrega de la cantidad exclusivamente a la voluntad manifiesta y no
dinero que se presta, de forma que si no a su causa. Tales son los llamados negocios
credita esa entrega, el contrato carece jurídicos abstractos, que, entre nosotros, son
causa. 26 excepcionales.
in embargo, la doctrina más reciente Por otra parte, la causa sirve para controlar
cica la visión extremadamente formal y el fin del negocio jurídico, de forma que este
nica de la idea de causa. Desde luego, no atente contra el orden público, la ley y
y quienes sostienen que cuando se trata las buenas costumbres, es decir, de manera
e analizar la licitud de la causa, el juez que el negocio jurídico sea efectivamente
ebe considerar los motivos en concreto, una regulación voluntaria de intereses que
decir, los motivos individuales que han la ley permite que queden bajo la tuición
ncluido al negocio. 27 Y otros están por un privada, de los cuales se excluyen, desde
álisis de los motivos, en todo caso, para luego, motivaciones e intereses ilícitos y
r a la causa el rol de herramienta para contrarios a las normas esenciales para la
on trolar que el negocio jurídico respete convivencia social. Por faltar a esas exigen-
erdaderamente el orden público y las bue- cias, se ha declarado nulo, por ejemplo, el
nas costumbres.28 contrato simulado en que un padre conviene
con un hijo estipulaciones aparentemente
onerosas en vista de burlar los derechos he-
Sección 11 reditarios de otros hijos, 30 o las compraventas
simuladas con las que un marido pretende
EL ROL JURÍDICO DE LA CAUSA defraudar a su cónyuge en la liquidación
de la sociedad conyugal. 31 Y se ha resuelto
134. Doble rol de la causa. La causa, como también que para llevar a cabo el control de
resulta de las teorías que la aceptan en cuan- eticidad, la causa final no puede desligarse
to elemento del negocio jurídico, aparece de los motivos psicológicos que inducen a
como un procedimiento técnico del derecho contratar, o sea, de la causa ocasional. Pero
destinado a proteger la voluntad negocial. En antes se ha fallado que el motivo consiste
general, no es posible en el derecho chileno en la razón intelectual de los sujetos que los
que una voluntad pueda ser considerada por empuja a o.brar en un acto jurídico, con lo
el juez en forma separada de su causa. De
allí que en lajurisprudencia más reciente
se haya declarado nula, por ejemplo, por 29 Por ejemplo, entre numerosos casos, Corte

Santiago, sentencias 4 de julio de 2008, rol civil


2843-2008; de 3 d e julio de 2008, en causa rol civi l
24 Corte Valdivia, 30 de septiembre de 1947, Rev. 2195-2007; y de la misma fecha en causa rol civil
de Der., t. 48, sec. 1", pág. 171. 5626-2007; sentencia de 20 de mayo de 2008, causa
25 Corte Suprema, 24 de octubre de 1939, Rev. rol civil 6443-2006; de 29 de diciembre de 2006, rol
de Der., t. 37, sec. l ", pág. 383. civil 6037-2001.
26 Corte Suprema, 15 de abril de 1993, Rev. de
°3 Corte Santiago, 28 de septiembre de 2009,
Der., t. 90, sec. l ", pág. 43; 20 de marzo de 1942, Rev. causa rol civil 10.017-2006.
de Der., t. 39, sec. l ", pág. 505. 31 Corte Santiago, 26 de diciembre de 1957, Rev.
27
Así, A. León H., ob. cit., pág. 30. de Der. t. 55., sec. 13, pág. 188. En el mismo sentido,
28 Así, B. Gesche M.,]urisprudenciaDinámica, págs. sentencia de 12 de noviembre de 1968, Rev. de Der.,
92 y sgts., Santiago, 1971. t. 65, sec. 1ª, pág. 344.

159 EOJTOR!Al JURIDICA Dli CHJLE


Teoría general del negocio jurídico

que no se comprenden los motivos internos En términos generales, se entiende por (


o psicológicos y además se ha exigido que negocio abstracto aquel en que, por arti- s
tales motivos aparezcan revelados de alguna ficio, se separan los efectos y la voluntad F
manera en el acto mismo. 32 de su causa, de forma que el fundamento a
Ambos roles resultan de la ley misma, pues de la prestación no condiciona su validez.
el art. 1445 Nº 1 exige que la declaración de Se separa o independiza el negocio de su t
voluntad tenga una causa, con lo cual une causa, se hace abstracción de ella. Por ello F
estrechamente la voluntad a su causa, y pide mismo se prescinde de esta en tales negocios. a
además que esa causa sea ilícita, con lo que Anótese que se define como un artificio, 1:
quiere manifestar que también el derecho porque la verdad es que, salvo hipótesis de d
entrega al juez el control de la causa del demencia o de algunas especies de error, ji
negocio. De la misma manera, el art. 1467 una voluntad tiene siempre una causa, en p
d ice que no puede existir obligación sin el sentido que siempre va dirigida a un fin.
causa real y lícita y, aunque aquí seii.ala la Lo que sucede en los negocios abstracto
causa como elemento de la obligación, es no es que no tengan causa, sino que esta no p
claro que está tratando de actos y decla- es considerada por el derecho. La validez p
raciones de voluntad, por lo que también del negocio está en ese caso fundada en la Í1
la exigencia de la realidad de la causa va pura voluntad, de modo que la inexistencia
dirigida a la unión entre voluntad y causa, de la causa no acarrea como consecuencia
y la exigencia negocia! en sus fines. la nulidad.
El Código Civil chileno, a través de las
135. Negocios abstractos. Excepcional- disposiciones que ya han sido citadas, de
mente, como se ha dicho, la ley chilena carta la posibilidad del negocio abstract
admite una separación entre voluntad y en general, aunque hipótesis de abstracción
causa, considerando solo la primera y deses- pueden darse, como ocurre por ejempl
timando la segunda. Tales son los llamados en el contrato de fianza particularmente en
"negocios abstractos". la obligación del fiador frente al acreedor
Debe advertirse que la admisión de los según la doctrina común en la materia. 34 w
negocios abstractos es en Chile excepcional, cuestión ni siquiera pudo ser considerad.i.
frente a los textos generales ya citados, que por el autor del Código, que, en materi
admiten entre nosotros una concepción de causa, recoge, según se afirmó, los pr -
causalista del negocio. No ocurre lo mismo ceden tes franceses. Es verdad que si el n -
en otros derechos, que como el de Suiza, gocio abstracto era corriente en el Derech
por ejemplo, hacen del negocio abstracto Romano primitivo, la idea misma aplica
o sin consideración a la causa, la regla ge- al derecho civil no surge sino durant
neral. Lo mismo ocurre para el derecho siglo XIX, al resucitarse por la doctr ·
alemán. 33 E históricamente, el Derecho alemana la técnica del negocio abstrae
Romano primitivo, que era esencialmente por lo cual difícilmente pudo llegar h
fonnalista, admitía también como regla el nosotros a la época de la dictación del
negocio abstracto, pues allí la existencia y digo. Con todo, ya en aquella época auto
valor del negocio dependía de la observan- que sirvieron de fuente a Andrés Bell
cia de ciertas formas o ritos, como ocurría referían a ella, especialmente a propósito
con la manci patio y la stipulatio, y no le da art. 1132 del Código francés, que contie.
consideración de su causa. la misma norma del art. 1467 chileno,
sentido de que si la causa es una exige
del negocio, no es n ecesario expres
32 Corte Suprema, 22 de octubre de 1990, Fallos

del Mes 384, sen t. 6, pág. 677. La se nten cia es curio-


sa, porque el a rt. 1467 manda que no es n ecesario 34 Así, M. Somarriva, Tratado de /,as Cau
expresar la causa en el negocio. º 109, Santiago, 1981.
33 Sobre el cual, vid. A. Rieg, ob. cit. , págs. 278 35 Vid., por ej. , Aubry y Rau, t. N , part. 34.5
y sgts. y la bibliografia por él citada. 20, 6ª edic.

EDITORIAi. JURIDICA DE CHLJ.E 160


Primera Parte. La estructura del negocio jurídico

posterioridad, otros autores, razonando no contienen tales títulos una obligación


el mismo texto francés, han visto la desprovista de causa. Por el contrario, la
·bilidad de consagración del negocio obligación a que ellos se refieren proviene
cto en forma general. 36 de un negocio jurídico, una de cuyas obli-
-en realidad, si la causa sirVe como pro- gaciones aparece en el título crediticio. Es
ión de la voluntad negocial, y desde ese la llamada relación subyacente. Por ello se
Lo de vista presenta utilidad, el negocio ha podido afirmar que el negocio abstracto
·u-acto permite una mayor estabilidad de es siempre auxiliar o de ejecución, pues
Lransacciones al no permitir el análisis presupone al acto precedente creador de
_fin del negocio y reducir la existencia la obligación que se reconoce en el acto
ridica a la manifestación de voluntad se- abstracto. El ejemplo más claro es el de
rada de su causa. una compraventa en la que se pacta el pago
Pero la idea de negocio abstracto no ha del precio a plazo y, al mismo tiempo, el
)Strac acog!da en Chile sino en forma muy comprador para facilitar el pago acepta
e esta r ticular, y justamente en casos en que el una o más letras de cambio al vendedor y
l valid rincipio de la protección de la voluntad que representan las porciones del predio
.da en dividua! debe ceder su importancia frente a pagarse más adelante. La letra de cam-
la seguridad de la transacción y la rapi- bio contiene pues la obligación de pagar
·cu en • z de los negocios. Fuera de tales casos, una suma de dinero, pero esta obligación
cobra pleno imperio la idea de negocio proviene, en el hecho, de la compraventa
!s de 1 u ado, porque el art. 1467 no elimina la y es la contrapartida de la obligación del
:las, d xigencia de la causa, sino que se refiere vendedor de entregar la cosa vendida. Así,
bstrac un problema probatorio, al no exigir la pues, si hubiese de preguntarse por la causa
tracció xpresión de la causa en el negocio jurídico de la obligación contenida en la letra de
jempl "· to como instrumento. En otros términos, cambio, habría de responderse que es el
it:nte a disposición indica que toda obligación fin perseguido por el deudor de esa letra:
:reedor. debe tener una causa, pero que se presume la adquisición de la cosa comprada, o en
ria.31 L.. que la causa existe, quedando de cargo del términos jurídicos, la obligación del ven-
iderada que sostenga la nulidad del negocio por dedor de hacer entrega de tal cosa. Del
materia falta de causa probar su alegación. mismo modo, el que suscribe un pagaré
los pr - Desde un punto de vista más general, tendrá como causa, en la práctica común,
si el ne- puede afirmarse que la utilidad del negocio un préstamo que el acreedor le habrá he-
ierecho abstracto se da principalmente en materia cho, de forma que el pagaré da cuenta de
plicada de títulos de crédito, a los que hace especial una obligación cuya causa está en aquel
ante el referencia el derecho comercial, y que aquí préstamo.
)Ctrina no serán tratados sino en relación con el Pero la utilidad del título de crédito reside
>tracto, punto que nos ocupa . en que, como procedimiento técnico, se
.r hasta Por título de crédito se entiende un do- .desligajustamente el referido documento
del Có- cumento en el que consta, por escrito, el y su obligación del negocio que le ha dado 8~
:i.utores derecho a una determinada prestación. 37 origen y, por lo tanto, de su causa. Tal cosa no z
iello se En otros términos, se trata de documentos sucede, desde luego, en términos generales, ~
1
sito del o escritos que dejan constancia de la obliga- entre las partes del negocio, comprador y g
•ntiene ción que existe para con su dueño, de pagar vendedor en nuestro ejemplo, porque aquel ~
), en el una suma de dinero u obligación semejante. podría excusarse de pagar la letra a este, si 3
gencia En sí mismos, desde un punto de vista real, no se ha cumplido la obligación recíproca. ~
sarla. 35 Pero como la utilidad económica del título ~
de crédito reside en su rápida circulación, 0
36 Así, Capitant, ob. cit., Nº' 165 y 170. la técnica jurídica, desliga frente a terceros ~
iuciones, 37
Sobre este punto vid . especialmente Felipe
J. Tena, TítuÚJs de Crédito, tercera edic., México, 1956; que lleguen a poseer el título, la obligación §
45, nota L. Muñoz, TítuÚJs-vaÚJreS crediticios, Buenos Aires, 1956, de su causa. En otros términos, y volviendo ~
de quienes tomamos las explicaciones que siguen. al ejemplo anterior, si alguna utilidad tiene :s

161 EDITORIAL JURIDICA DE CHILE @


Teoría general del negocio jurídico

que el vendedor tenga en sus manos letras Desde luego, las explicaciones prece-
de cambio que representen la obligación dentes no dan cuenta de todo el complejo
de pagar el precio por el comprador, es mecanismo y funcionamiento de los títu-
para que aquel pueda transferir las letras los de crédito, pero se dirigen a mostrar
a terceros si lo desea, pueda negociarlas y la técnica de la causa abstracta aplicada a
transferirlas mediante su endoso. El tercero sus casos más frecuentes. De ahí que no
adquirente podrá exigir su pago al aceptante se entra en mayores detalles a propósito
sin que por parte de este pueda oponérsele de las relaciones entre la llamada relación
excepciones fundadas en la inexistencia de fundamental o subyacente y la obligación
la causa o en su ilicitud. documental, cuestiones propias del dere-
Es de anotarse, sin embargo, que laju- cho mercantil.
risprudencia nacional bajo el imperio de
laLeyNº 18.092, sobre Letras dé Cambio y 136. La causa debe ser real. Se ha señalado
Pagaré, tiende a reconocer en esos títulos antes que la causa tiene dos roles jurídicos,
el carácter abstracto desde la emisión de y que uno de ellos es cautelar la voluntad
tales documentos y por lo tanto, aun entre negocial.
las partes iniciales, 38 aunque recientemente Es en tal sentido que viene la exigencia
la Corte Suprema ha vuelto a entender que del art. 1467 de la existencia de una causa.
la abstracción rige solo respecto de terceros En efecto, el derecho no cautela cualquier
detentadores del título. 39 emisión de voluntad, sino a aquella desti-
Pero para que pueda cumplirse esta nada a cumplir un determinado rol. Por
función económica -que en buenas cuen- ello, el negocio celebrado sin una cau a
tas viene a ser el reemplazo de la mone- que motive la emisión de voluntad no tiene
da- es necesario dar al título de crédito existencia (entre nosotros, es nulo abso-
una seguridad que lo haga admisible para lutamente, vid Nº 160). Como tampoco la
terceros. Para ello, el derecho desliga la tiene el negocio en que hay error sobre la
obligación contenida en el título de su causa, porque en tal hipótesis desde que la
causa, de forma que el tercero que lo ha causa no es la supuesta por el que emitió l
adquirido podrá cobrar la obligación sin volun tad, esta queda sin causa verdade
que a él, en términos generales, pueda desde que la voluntad no se ha dirigido
serle opuesta ninguna excepción derivada fin que se obtiene.
de la causa, es decir, la falta de causa o de Se observara que en la explicación a -
cumplimiento de la obligación correlativa terior se mencionan dos hipótesis, en 1
primera o su ilicitud. El título de crédito, que la causa no es "real" en el sentido d
en esa situación, se habrá convertido en art. 1467. No obstante, técnicamente, au .
un documento que da constancia de una que las consecuenci<l$ entre nosotros se
obligación abstracta, en el sentido que el similares, pues en ambas la sanción e
tercero adquirente queda desligado de nulidad absoluta, hay en un caso ausen
las relaciones jurídicas existentes entre de causa y en el otro falsedad de la ca
el suscriptor del documento y quien le
transfirió dicho título. 137. Ausencia de causa. No parece posi
la existencia de una voluntad sin ca
3 Así e desprende de numerosas sentencias, por
pero desde un punto de vista del nego
ej., Corte Suprema,14 de noviembre de 1988, Rev. de jurídico son varias las situaciones en q
Der., t. 85, sec. 1", pág. 204; 14 de junio de 1988, Rev. puede producirse una falta de causa.
de Der., t. 85, sec. 1ª,pág. 104; Corte Valparaíso, 3 Desde luego, si el negocio nomina
de junio de 1991, Gaceta Jurídica 132, pág. 57; Corte carece de uno de los elementos esencia.
Santiago, 26 de en ero de 1983, Gaceta jurídica 33, previstos por el legislador, no habrá ca
pág. 48. Contra, Corte Santiago, 22 de agosto de
1990, Rev. de Der., t. 87, sec. l ', pág. 167. como si en una compraventa no exist
39 Corte Suprema, 3 de noviembre de 2010, rol precio estipulado, desde que el art. Nº 1';'
:5 civil 2266-09 , cas. forma. define la compraventa como el negoci

@ EDITORIAL JURIDlCA DE CH.U.E 162


Primera Parte. La estructura del negocio ju1idico

contiene, por una parte, la obligación que supone cumplir con las solemnidades
.JI una cosa y, por otra, la de pagarla en legales si la ley las exige .
ro. Y lo mismo sucederá si se pacta un Supuesto el cumplimiento de tales re-
:io, pero este es meramente nominal o quisitos, la validez de ese negocio no queda
erio. Faltará la causa en los negocios afectada por la simulación de la causa.
ro os si no hay verdaderamente recipro- El art. 1467 agrega que si el negocio debe
d en las prestaciones, o en los gratuitos tener causa real y lícita, no es necesario
o existe el ánimo de liberalidad. expresarla, aunque se ha fallado que ella
-debe hacerse presente que la exigen- debe de algún modo desprenderse del con-
de la causa no queda desvirtuada por trato, pues en caso contrario hay nulidad.
·rcunstancia de que el art. 1467 señale Así sucede, en una dación en pago en la
e · no es necesario expresarla", pues ya que no no aparezca la obligación que se
ha dicho que tal disposición tiene un extingue.41
anee meramente probatorio.
eñalemos también que no es posible 138. Licitud de la causa. Se dijo antes que
· ilar las hipótesis de ausencia de causa para controlar el fin del negocio el derecho
de simulación de la causa. Simular una exige la licitud de la causa (art. 1467) . Y es
aw usa implica hacer aparecer una cierta esta ilícita cuando es prohibida por Ja ley,
pti a sin ser ella verdadera. Y esta simula- o contraria a las buenas costumbres o al
:1 .- . n tanto puede ser absoluta como relativa. orden público. El Código para ilustrar la
primera supone que se ha celebrado idea señala como ejemplo "la promesa de
rn cierto negocio con una cierta causa, dar algo en recompensa de un crimen o
ando en realidad no existe causa alguna, de un hecho inmoral".
r lo cual no habrá tampoco negocio ju- No es posible aquí hacer un catálogo
co 1 rídico (hipótesis de nulidad absoluta entre de causas ilícitas, pues la ilicitud es una
r I· nosotros, vid. Nº 160). La segunda se pre- noción variable, como lo es la de las buenas
ue la enta en casos en que hay una apariencia costumbres. Y se ha resuelto que ha de en-
tió la de negocio bajo una cierta causa, aunque tenderse que la causa es lícita a menos que
<lera en realidad la causa es distinta de la que se acredite la ilicitud; 42 pero que es ilícita
:lo aJ e muestra. En este caso se ha fingido una la causa del pacto de interés penal a contar
causa ocultándose la causa real. desde la fecha de suscripción de un pagaré
i an- La sanción para esta clase de anorma- y no desde su protesto, como lo dispone la
11las lidad no es necesariamente la nulidad del ley (art. 80 Ley Nº 18.092). 43
) deJ negocio, si la causa verdadera es lícita. 40 Más El legislador y el juez deberán considerar
aun- propiamente debe decirse que lo que no la época en que se celebrara el negocio, el
sean es necesariamente nulo es el negocio "disi- medio y sus conceptos morales. Se trata de
es la mulado'', es decir, el que verdaderamente una cuestión que ha sido incluso motivo
ncia se celebró, pues en cuanto al aparente, es permanente de obras literarias, y el mostrar
.usa. decir, al simulado, hay una nulidad entre las ca.Sos de variaciones de costumbres entre
partes, pues carece de causa real. Y decimos pueblos es tema poco novedoso.
;ible "entre las partes" porque en general, para El problema reside, desde el punto de >-
~
.usa, proteger a terceros, no siempre es posible vista de la técnica del negocio jurídico, en ~
1

;:¡
ocio oponerles la nulidad de ese negocio, ya la concepción misma de la causa, pues si oz
que que ellos actúan en función de lo que han se desea asignar el rol de contralor del fin ;:¡

podido conocer y no de lo que desconocen. t:l


.ad o Pero el negocio disimulado está sujeto, en ~
iales 41
Corte Suprema, 22 de octubre de 1990, Fallos "'-'
cambio, a su validez, a la observación de o
.usa, del Mes 384, º 5, pág. 676. ~
todos los requisitos que le son propios, lo
~ un
12 Corte Concepción, 8 de noviembre de 1988,Ju- o
risprudencia alDía, Ediar, 1988, t. 2, Nº 188, pág. 867. ~
.793 10Así, Corte Santiago, 14 de octubre de 1890, 43 Corte Santiago, 21 de julio de 1994, Rev. de ;r;
) en Gaceta 1890, 2, Nº 3966, pág. 887. Der., t. 91 , ec. 2", pág. 71. :S

163 m1m1UA1. JURIDICA m ctt11.E .@.


Teoría general del negocio jurídico

del negocio a este elemento, debe adop- cuenta los motivos concretos e individuales
tarse una concepción que permita aljuez cuando se trata de la causa ilícita. 44 De esta
indagar el verdadero fin de las partes. Y es forma se produce una dualidad de teorías
claro que concepciones demasiado obje- para un mismo elemento, que no puede
tivas impiden tal control. Sobre el punto ser satisfactoria desde un punto de vista
de vista nos remitimos a lo ya manifestado lógico, pero que concluye en la necesidad
(vid. Nº 132). de dotar al juez de medios para controlar
En Chile, tal vez por la influencia de el fin del negocio. 45
la teoría clásica de la causa o de la forma
como ella ha sido acogida por la doctrina,
el control del fin del negocio por medio
de la licitud de la causa ha sido modesto. 139.
Con todo, la doctrina no ha dejado de te- _g,ue ~
44
ner presente el obstáculo que para este Vid., en este sentido, A León H., La causa, pág. a ue
rol implica esta teoría, y por ello no faltan 24, Santiago, 1961; A. Alessandri Besa, La nulidad y
rescisión en el derecho civil chileno, 0 207. ~
quienes, adoptando la doctrina objetiva 45 Vid., obre el punto, B. Gesche M., jurispru- o~
clásica, propugnan por que el juez tenga en dencia dinámica, º 44. ven
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