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1. Definición del problema: Se debe definir el problema para el cual se busca proponer un curso de
acción. ¿Es un problema relevante? ¿es posible tomar una buena decisión sin la necesidad de
resolver un modelo de optimización? ¿cuáles son sus alcances? ¿cuáles son los factores que
influyen en el desempeño del sistema?, etc. La calidad del modelo de optimización dependerá en
gran parte de asertividad en la definición del problema de decisión.
3. Solución del modelo: Una vez construido el modelo de optimización se deben identificar las
alternativas de resolución para el mismo. Para ello se puede hacer uso de programas
computacionales que utilizan algoritmos de resolución específicos dependiendo de las
características del modelo. Por ejemplo, para resolver un problema de Programación Lineal (las
variables de decisión se representan como funciones lineales tanto en la función objetivo como
restricciones) se puede utilizar el Método Simplex.
4. Validación: Se verifica que la solución alcanzada cumpla con las condiciones (restricciones)
impuestas al problema.
Científicos del Reino Unido, entre ellos Patrick Blackett (posteriormente Lord Blackett OM PRS),
Cecil Gordon, Solly Zuckerman, (posteriormente Baron Zuckerman OM, KCB, FRS), C. H.
Waddington, Owen Wansbrough-Jones, Frank Yates, Jacob Bronowski y Freeman Dyson, y de los
Estados Unidos, con George Dantzig, buscaron la manera de tomar decisiones más acertadas en
ámbitos como la logística y los calendarios de formación
Durante la Segunda Guerra Mundial, cerca de 1.000 hombres y mujeres en Gran Bretaña se
dedicaron a la investigación operativa. Alrededor de 200 científicos de investigación operativa
trabajaron para el ejército británico.
Patrick Blackett trabajó para varias organizaciones diferentes durante la guerra. A principios de la
guerra, mientras trabajaba para el Royal Aircraft Establishment (RAE), creó un equipo conocido
como el “Circus”, que ayudó a reducir el número de disparos de artillería antiaérea necesarios para
derribar un avión enemigo, de una media de más de 20.000 al comienzo de la batalla de Gran
Bretaña a 4.000 en 1941.
En 1941, Blackett se trasladó de la RAE a la Marina, después de trabajar primero con el Comando
Costero de la RAF, en 1941 y luego a principios de 1942 con el Almirantazgo. El equipo de Blackett
en la Sección de Investigación Operativa del Comando Costero (CC-ORS) incluyó a dos futuros
ganadores del Premio Nobel y a muchas otras personas que fueron preeminentes en sus campos.
Realizaron una serie de análisis cruciales que ayudaron al esfuerzo bélico. Gran Bretaña introdujo
el sistema de convoyes para reducir las pérdidas en el transporte marítimo, pero si bien el principio
de utilizar buques de guerra para acompañar a los buques mercantes era generalmente aceptado,
no estaba claro si era mejor que los convoyes fueran pequeños o grandes. Los convoyes viajan a
la velocidad del miembro más lento, por lo que los convoyes pequeños pueden viajar más rápido.
También se argumentó que a los submarinos alemanes les resultaría más difícil detectar convoyes
pequeños. Por otra parte, los convoyes grandes podrían desplegar más naves de guerra contra un
atacante. El personal de Blackett demostró que las pérdidas sufridas por los convoyes dependían
en gran medida del número de buques de escolta presentes, más que del tamaño del convoy. Su
conclusión fue que unos pocos convoyes grandes son más defendibles que muchos pequeños.
Todas las organizaciones de todo el mundo han visto un repunte económico reflejado en sus
utilidades y esto se debe a la aplicación de la investigación de operaciones en sus negocios, dado a
su eficacia en el manejo de los sistemas computacionales. Hay ahora más de 30 países que son
miembros de la International Federation of Operational Research Sicieties (IFORS), en la que cada
país cuenta con una sociedad de investigación de operaciones.