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Dirección de Personas

Alta Dirección

Lectura – Mejorando nuestras competencias


emocionales y sociales
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Tomado de: Diario El Comercio – Blog. Inés Temple - Lectura para análisis y discusión con fines estrictamente educativos en los
Cursos de Alta Dirección y Dirección de Personas - Profesor: Ing. Antonio Urteaga Trauco-MDGE - 2016
Mejorando nuestras competencias
emocionales y sociales
 Inés Temple 14.09.2016 08:17:36 PM

Imagina esta situación: luego de un largo proceso de selección, llegas


a la entrevista con quien sería tu nuevo jefe. La conversación empieza
y, de pronto, sientes que las cosas no fluyen. La conversación es tensa
y no te sientes cómodo. Y ahí te das cuenta, casi como una premonición: él no va a
seleccionarte.

¿Qué falló? La química. Cada día, nuestras relaciones con otras personas están marcadas
por nuestra disposición a mantener o no un vínculo con ellas. A casi instintivamente decidir
confiar en ellas o a no hacerlo En nuestra vida privada, esa “química” hace que decidamos
o no ser amigos de alguien… pero ¿te has puesto a pensar en cómo la química interviene
en tu vida laboral?

No se trata de qué tan competente seas, sino de la percepción que la otra persona se
forma de ti, de tu forma de trabajar, y de cómo imagina que funcionarías en su entorno.
¿Querrías trabajar con alguien que te pareciera pesado? ¿Incorporarías en tu negocio a
una persona que te parece desagradable? ¿Estarías dispuesto a pasar muchas horas del
día con una persona que no te cae bien, o con quien no tienes nada en común que te
permita desarrollar un “vinculo” por pequeño que este sea? ¡Definitivamente no!

Hoy más que nunca, desarrollar habilidades emocionales y sociales, esas capacidades
para generar empatía con tu entorno, es casi tan importante como la experiencia laboral. Y
es que para ser empleables hay que trabajar en paralelo los planos laboral y social. Este
último plano supone saber relacionarse con los demás, trabajar en equipo, ser asertivo,
maduro, agradable y tener capacidad de resolución de los conflictos interpersonales.

Cuando en LHH-DBM apoyamos los procesos de fusión de empresas, desde el primer día
intuimos qué ejecutivos van a tener conflictos en la nueva organización. Son los que
consciente o inconscientemente se oponen a todo lo relacionado con el cambio y la fusión.
Los que se ponen a la defensiva cuando se les pregunta acerca de su gestión o la de su
equipo. Los que hablan mal del trabajo de los otros, quienes se incomodan o molestan con
los que hacen buenas migas con los de la otra empresa. Son los que promueven
conflictos, aunque muchas veces lo hacen sin darse cuenta o sin una mala intención real.
Y como muchas veces no son conscientes de su propia actitud, ésta termina saboteando
no solo la integración de los equipos de las empresas sino, fundamentalmente, sus propias
carreras.
Hoy todos tenemos claro que uno de los mayores riesgos para nuestras carreras es la
rigidez, la arrogancia, la poca flexibilidad y el temor al cambio, porque las empresas
necesitan personas dispuestas a apoyar los cambios y a aprender y actuar con
sencillez, capaces de ver la oportunidad y no solo la amenaza. Pero ¿qué pasa cuando no
te das cuenta de que eres una de esas personas porque no has desarrollado tus
habilidades emocionales o sociales?

Veámoslo más claramente: el conocimiento técnico está al alcance de todos y tácitamente


se espera que, por ejemplo, el analista financiero de una empresa sepa mucho de
finanzas. Con seguridad, entre todos los candidatos son similar formación, experiencia e
intelecto, la diferencia la hará aquello que es menos tangible o competencias blandas: su
actitud, su carisma, su energía y pasión, su entusiasmo por cambios y retos, sus valores,
hábitos y costumbres, así como su capacidad para entender y manejarse bien
socialmente.

Entonces, más allá del intelecto o los conocimientos técnicos, gerenciales o


especializados, el mercado laboral valora cada vez más las competencias emocionales y
sociales, la capacidad de integrarse, trabajar en equipo, comprometerse con la empresa,
apasionarse por los proyectos, ir más allá de lo que nos piden, ser asertivos y, sobre todo,
ser muy flexibles.

Bueno, y no está más decir que esa imagen interior que queremos proyectar no será
coherente si no va acompañada de una imagen externa que refuerce lo que queremos que
otros piensen sobre nosotros y cómo representamos a quienes nos emplean: la apariencia,
la actitud, la sobria elegancia y la expresión corporal son y serán siempre fundamentales.
Son puntos que nunca debemos descuidar.

Gestionemos nuestras carreras nuestras marcas personales con una visión estratégica.
Más allá del conocimiento e intelecto, del prestigio de la universidad donde hayamos
estudiado, el mercado hoy demanda y espera esas nuevas competencias. La proactividad,
la colaboración y la empatía, la actitud de servicio o el ir más allá de las responsabilidades
puntuales, te darán más competitividad y, por ende, serás más empleable, con toda
seguridad.

Publicado el 15 de mayo 2013 en América Economía

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