0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
50 vistas1 página
El documento critica las reacciones exageradas ante la crisis del coronavirus. Según el autor, en tiempos de crisis se pierde la moderación y sobriedad en las opiniones. Algunos pretenden que la epidemia traerá una nueva era de solidaridad, cuando en realidad siempre ha habido preocupación por el prójimo. Otros buscan publicidad al ofrecer ceder su lugar en la fila médica a personas más jóvenes, en vez de actuar con humildad. El documento concluye que las cartas al editor se han llenado de opiniones imprudentes
El documento critica las reacciones exageradas ante la crisis del coronavirus. Según el autor, en tiempos de crisis se pierde la moderación y sobriedad en las opiniones. Algunos pretenden que la epidemia traerá una nueva era de solidaridad, cuando en realidad siempre ha habido preocupación por el prójimo. Otros buscan publicidad al ofrecer ceder su lugar en la fila médica a personas más jóvenes, en vez de actuar con humildad. El documento concluye que las cartas al editor se han llenado de opiniones imprudentes
El documento critica las reacciones exageradas ante la crisis del coronavirus. Según el autor, en tiempos de crisis se pierde la moderación y sobriedad en las opiniones. Algunos pretenden que la epidemia traerá una nueva era de solidaridad, cuando en realidad siempre ha habido preocupación por el prójimo. Otros buscan publicidad al ofrecer ceder su lugar en la fila médica a personas más jóvenes, en vez de actuar con humildad. El documento concluye que las cartas al editor se han llenado de opiniones imprudentes
Resumen I: Inferior a 500 palabras. Lo primero que se pierde en tiempos de crisis es la mesura, la moderación y sobriedad de las ideas y las reacciones. Resulta sorpresivo que buena parte de la opinión pública pareciera descubrir recién lo frágil y efímero de la existencia humana, ante la potencia de la enfermedad. A este aspecto, la Semana Santa y su significado, puede servir de apoyo a recordar que lo relevante no es el hecho de la muerte y finitud de la vida, sino si acaso ésta está o no provista de sentido. Pero, más sorprendente a lo anterior, son las opiniones planteando lo trascendental de la epidemia, en cuanto a sostener un nuevo paradigma de solidaridad, en contraposición al “egoísmo cotidiano” del capitalismo. Estas opiniones pueriles parecen descubrir recién que existía un prójimo, son análogas a los golpes de pecho propios de tiempos de pánico. Surgen también hechos de publicitación de la solidaridad, específicamente de gentes de edad más avanzada que instalan la moralidad de ceder el puesto –en la fila a la salvación médica- a los más jóvenes. Esto es muy noble en el hecho, pero no tanto su publicitación, como si se esperase una muerte anunciada entre vítores. Así, las cartas al director se convierten en un matinal permanente de opiniones pueriles manifestando esta moralidad del pánico.
Resumen II: Inferior a 500 caracteres.
En las crisis se pierde la mesura, moderación y sobriedad de las opiniones.
El pánico por el coronavirus ha llevado a un desfile de opiniones pueriles, por un lado, clamando por una “nueva solidaridad”, como quien recién descubre que existía un prójimo, y por otro, opiniones basadas en hechos nombres, el anuncio por parte de personas de edades avanzadas de ceder el puesto en la fila al acceso a los servicios médicos a quienes son más jóvenes, pero que incluyen un elemento pueril, la publicitación y la aparente búsqueda de vitoreo público.