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LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL
COMO UTOPÍA DE LA RAZÓN
Introducción a la fenomenología
BIBLIOTECA NUEVA
Cubierta: J. M .a Cerezo
ISBN: 978-84-9742-715-9
Depósito Legal: M-4.098-2008
c ió n f u n d a m e n t a l d e l a f e n o m e n o l o g ía ........................ 27
1. Biografía intelectual de Husserl .............................. 27
2. El contexto de la filosofía husserliana ..................... 39
3. La reacción husserliana a este contexto: la intención
profunda de la fenomenología................................ 45
II. In t r o d u c c ió n a l o s c o n c e p t o s f u n d a m e n t a l e s d e
por todos los posibles lectores; por lo que es una idea infinita,
una realidad siempre abierta. Obviamente con esa idea no
conseguimos nada, pues su realización es inviable; sólo sirve
como una idea reguladora, es decir, una idea que mantiene mi
interpretación real y efectiva como una posible, a saber, como
. la adoptada por mí durante estos años, que por supuesto es a
mi entender la que mejor se ajusta a la pretensión más insis
tente de Husserl y, por otro lado, la que, también en mi opi
nión, más puede servir a lo que yo creo que son los intereses
filosóficos3.
El trabajo consta de cuatro capítulos. En el primero, aparte
de situar la fenomenología tanto en la biografía intelectual de
Husserl como en el contexto sociopolítico, se intenta dar un
avance sobre lo que yo llamo la intención fundamental de la
fenomenología. En eí segundo se aborda el estudio de los con-
céptos fundamentales de la fenomenología, para lo que he uti
lizado fundamentalmente los resultados que expongo en mi li
bro La estructura d el m étodo fen om enológico (UNED, 1986). El
tercer capítulo, sobre la intersubjetividad, puede suponer una
aportación nueva en la fenomenología en la medida en que en
él se tienen en cuenta los textos sobre la intersubjetividad pu
blicados el año 1973 y que dan una perspectiva sobre este pro
blema a mi entender bastante más completa de lo que se tenía
hasta ahora. El último capítulo, por fin, trata del llamado úl
timo Husserl, pero desde una perspectiva muy diferente a la
usual, pues emél me esfuerzo, por un lado, por entender el sig
nificado profundo de ese Husserl, pero por otro, intentando
en las siguientes lecciones sobre Filosofía, prim era , del semestre de invierno
del año siguiente.
7 Husserl escribió cinco textos para esa serie, aunque no vieron la luz más
que los dos primeros. La serie entera se publicó en 19 8 8, en Hua XXVII, en
español salió en 2 0 0 2 : Renovación d el hombre y de la cultura. Cinco ensayos.
Introducción de Guillermo Hoyos Vásquez. Traducción de Agustín Serrano
de Haro, México, Iztapalapa, U A M y Barcelona, Anthropos, 2002.
38 J avier San M artín
2. El c o n t e x t o de l a f il o s o f ía h u sse r l ia n a
dando sus frutos en esta segunda mitad del siglo xix en la apli
cación técnica. La máquina de vapor aplicada al ferrocarril o a
la navegación, el telégrafo y el teléfono empiezan a generali
zarse también por entonces, en la segunda mitad del siglo xix.
Todo ello son muestras de lo que la razón puede dar, cuando
se aplica con rigurosidad a lo real, más allá de cualquier caduco
subjetivismo y de la consideración de los factores personales y
simbólicos, más allá de cualquier recurso al yo, al individuo, al
significado humano del mundo. La realidad es lo que es por sí
misma. Frente a la imaginación romántica de la primera mitad
del siglo, la observación científica será el imperativo decisivo;
frente al yo individual pesará la colectividad. Lo único que
cuentan son los hechos, es decir, las realidades susceptibles de
una observación colectiva y de un acuerdo universal.
René Fíuygue dice en su obra El arte y e l hom bre: «A partir
de 1850 fue el movimiento cientificista el que se apropió la li
teratura y el arte, con el realismo, reforzado pronto como na
turalismo, y el que intentó extender su influencia a las ciencias
morales, la filosofía e incluso la religión con el movimiento po
sitivista, que su fundador Augusto Comte impulsó hasta sus
ambiciones más extremadas. Puesto que la ciencia creía tomar
a su cargo en lo sucesivo el porvenir total de la humanidad y
su progreso, exigirá a su vez que el arte se someta a sus méto
dos de observación objetiva y acepte su ambición de resolver
el problema social planteado por los progresos mecánicos»
(tomo III, pág. 344). Fruto de este afán realista por los hechos
y datos objetivos será también el ensayo, en pintura, de limi
tarse a las sensaciones de las cosas, en el impresionismo —que
irónicamente contendrá la superación misma del realismo— .
La utilización del hierro en las grandes estaciones o en grandes
salas como la de lectura de la Biblioteca Nacional de París o en
monumentos como la Torre Eiffel, será una impresionante
prueba más del nuevo espíritu realista de finales del siglo xix,
que se impone con la contundencia de su extraordinaria mo-
numentalidad.
Este espíritu nuevo se estaba introduciendo cada vez más
en la vida ordinaria, a medida que los productos manufactu-
44 J avier San M artín
3. La r e a c c ió n h u s s e r l ia n a a e st e c o n t e x t o :
L A IN T E N C IÓ N P R O F U N D A D E L A F E N O M E N O L O G ÍA
1. In t r o d u c c ió n m e t o d o l ó g ic a
2. La n o c i ó n d e in t e n c io n a l id a d
dad, ya que desde él nos será más fácil acceder a los otros. No
en vano, y hasta cierto punto, es el primer concepto que surge
con claridad en la obra de Husserl.
Ya sabemos algo de este concepto. En el ámbito ordinario
lo utilizamos mucho para designar una relación especial con
algunas acciones humanas; sabemos la importancia que la «in
tención» tiene a la hora de calificar un acto humano. Un ho
micidio es un delito si hay intención de matar; el asesinato es
un homicidio con intencionalidad de destruir físicamente al
otro; si el homicidio es casual, es decir, carece de la intención
de matar, puede no implicar responsabilidad. En los actos mo
rales la intencionalidad es lo decisivo. Sin embargo, este uso
del concepto de intencionalidad es muy restringido. Por eso ya
en la filosofía medieval se utilizaba ese concepto en un sentido
más amplio, para caracterizar el conocimiento humano, pues
en el conocimiento parece darse la intención de llegar a las co
sas. Este sentido sería el recuperado por Brentano, que lo ex
tendería a toda la conciencia humana, esa característica del ser
humano que la Edad Moderna había puesto en el primer tér
mino de la reflexión filosófica. La conciencia humana es in
tencional, es decir, produce actos cuya característica es el no
quedarse en sí mismos sino ir más allá, por lo que la concien
cia intencional es en sus actos conciencia-de. La conciencia,
por ejemplo, al juzgar, produce un juicio en el cual se hace
consciente un sujeto afectado por un predicado; la conciencia
judicativa es conciencia-de la atribución o pertenencia de un
predicado a un sujeto. Según Brentano, sería necesario que la
psicología, como ciencia de la psique, como ciencia del alma,
ante todo describiera todos los actos intencionales de la con
ciencia. La «numeración» que Husserl estudiara al intentar
fundar la matemática era un acto intencional.
Sin embargo, pronto aparecería la diferencia entre la no
ción de intencionalidad de Brentano y la que empezaba a
manejar Husserl; pues mientras Brentano se fijaba en los di
versos actos de conciencia o actos intencionales como espe
cies diversas, es decir, tipos de actos separados entre sí, Hus
serl insistía más en el tránsito en tre ellos. Intencionalidad es
Introducción a los conceptos fundamentales... 57
3. «E p o jé » y r e d u c c ió n : el pro yecto
D E U N A F E N O M E N O L O G ÍA C R ÍT I C A
nóesis nóema
cogitatio cogitatum
acto
objeto internacional
internacional
objeto real
lo dable, e.d.,
Ingredientes lo dado cosa en sí
implicado en
reales realmente ni dado
lo dado
ni dable
Inmanente trascendente
Inmanente trascendente
Inmanente trascendente
4. El c o n c e p t o de «e p o jé » y l a r e d u c c ió n
t r a sc e n d e n t al : l a d e s t r u c c ió n
D E L A «R E P R E SE N T A C IÓ N »
jado abiertas las filas del nóema, del cogitatum y del objeto in
tencional. La representación del objeto es tal que implica o
fundamenta la seguridad que, por ejemplo, en la percepción,
tenemos sobre los diversos objetos del mundo. Esta seguridad
con que vivimos en el mundo es lo que Husserl llama ia tesis
de la a ctitud natural; pues bien, la epojé consiste en eliminar o
«desconectar» esa tesis que parece atravesar el nóem a o el ob
jeto intencional, haciendo que pongam os en ellos la existencia
de ese objeto trascendente. Pero ¿por qué o para qué se pro
cede a esa desconexión?, ¿para «reducirme» a la representa
ción?, ¿a la vida subjetiva? Si decimos que la vida de experien
cia implica la posición (es decir la tesis, del griego títhem i: po
ner) de los objetos de experiencia, del mundo como conjunto
de estos objetos, la epojé consiste en neutralizar ese carácter té-
tico de la experiencia, que parece arrastrar a la experiencia más
allá de sí misma, hasta los objetos reales, hasta lo trascendente
en el tercer sentido.
Estas explicaciones, que pueden parecer confusas, nos van
a servir para avanzar hacia un nuevo sentido de la palabra re
ducción, cuya trascendencia procuraremos desvelar enseguida.
La noción de epojé y reducción que heñios visto son un intento
de dirigir mi mirada a mi vida psíquica, a la experiencia que
tengo de las cosas y del mundo; el mundo, lo trascendente,
queda fuera, limitándome yo a mi representación, a lo que he
mos llamado inmanente —en el tercer sentido— . Nos reduci
mos a la vida psíquica en su doble vertiente: los actos menta
les, en la conexión temporal que tienen y lo dado en esos ac
tos mentales, también en su doble vertiente de lo realmente
dado y lo que puede ser dado, Ahora bien, en este caso la fe
nomenología no parece tratar de la realidad, sino sólo de la re
presentación de la realidad; incluso así parece ser desde el mo
mento en que la propia fenomenología exige prescindir de la
realidad, de la naturaleza, del mundo objetivo.
Pero ¿no nos estamos moviendo, aunque de una manera
sutil, en una contradicción?, pues ¿qué puede ser esa realidad
que aparece mediante fenómenos, pero de la cual yo nada sé
en sí misma, aunque hable continuamente de ella, hasta el
72 J avier San M artín
5. El co n cepto d e c o n s t it u c ió n
6. O n t o l o g ía r e g io n a l , «in t u ic ió n d e e se n c ia s»
Y E P IS T E M O L O G ÍA F E N O M E N O L Ó G IC A
7. El a n á l i s i s in t e n c io n a l
la génesis de una objetividad hay que saber qué implica tal ob
jetividad. Esta es la tarea del análisis in ten cion al estático, que se
corresponde con el primer concepto de constitución. En cuan
to al análisis de la génesis de un esquema de implicación, es de
cir, la génesis de una objetividad determinada, se realiza en el
análisis intencional genético, que obviamente se corresponde
con el segundo concepto de constitución. Dado que, según el
primer concepto de constitución, sabemos que un objeto es
una unidad de implicación de determinados modos de darse y
con unas características determinadas, el análisis estático debe
tratar de determinar esos modos así como las características y
peculiaridades de esa objetividad. Tarea principal del análisis
estático será a la vez procurar llevar esa objetividad a la expe
riencia más original que de ella se pueda tener, pues cada ob
jetividad tiene su modo propio o más adecuado de darse. El
análisis estático debe actuar fundamentalmente sobre ese
modo original, en relación con el cual todos los otros modos
serán derivados o puras modificaciones.
Supongamos que el análisis fenomenológico se aplica a un
objeto de arte, en concreto de un arte visual, a un cuadro. Un
cuadro se nos puede dar de muchos modos; yo puedo descri
bir el cuadro en el recuerdo, describir el cuadro literariamente,
reproducirlo en televisión, en fotografía, todas ellas son formas
en las que un cuadro se nos hace conocido; sin embargo, es
evidente que la experiencia estética tiene su modo propio y
original de darse en la contemplación directa del propio cua
dro. La emoción estética implicada en la experiencia estética
puede verse profundamente alterada en los modos derivados
que hemos citado. El análisis estático debe determinar la ex
periencia auténtica y originaria de una objetividad. Pongamos
otro ejemplo. La proposición «la diferencia del cuadrado de
dos números es igual al producto de su suma por su diferen
cia» es un modo de darse la igualdad a —b = (a + b) (a —b);
posiblemente ninguno de los dos modos es la forma más ge-
nuina de esta verdad matemática, que debe incluir, si es posi
ble y en este caso lo es, la evidencia de la igualdad. Tanto la
proposición como la fórmula son expresiones de unas opera-
Introducción a los conceptos fundamentales... 83
8. L O S CO N CE PTO S FU N D AM EN TALES
D E L A F E N O M E N O L O G ÍA Y S U IN T E N C IÓ N P R O F U N D A
1. La c u e s t ió n d e l a in t e r s u b je t t v id a d
EN L A O B R A DE HuSSERL
2. La i n t e n c i o n a l i d a d im p l ic a t iv a
Y L A IN T E R S U B JE T IV ID A D
3. La r e d u c c i ó n in t e r s u b je t iv a
Y L A « C O N S T IT U C IÓ N » D E L O T R O
4. La c o n s t i t u c i ó n del otro
7 «bastante mala».
104 J avier San M artín
5. El c a r á c t e r so c lal d e l se r h u m a n o
!
IV
La salida de la crisis, el testamento político de
Husserl y la necesidad de Europa
1. El p r o b l e m a d e l a in t e r p r e t a c ió n d e l ú l t im o
sólo uno, pero tan importante que todos los demás se van a
constelar a su entorno, siendo el que llevará, quizá por su pro
pia lógica, al desarrollo de las posiciones de la última obra de
Husserl, La crisis. Ahora bien, a mi entender ha solido pasar
desapercibida la razón de ese tema nuevo, lo cual ha impedido
comprender la conexión profunda de este Husserl con el ante
rior y, en última instancia, con el primero. Quizá sólo Land-
grebe, quien colaboró con Husserl precisamente durante los
años en que este enseñaba en Friburgo, haya sido de los pocos
que alude a este aspecto, precisamente por haberse dedicado al
estudio del tema de la historia en Husserl1.
Ahora bien, ¿cuál es el tema profundamente nuevo que ca
racteriza la reflexión filosófica de Husserl de después de la
Guerra de 1914? Y ¿por qué este tema tiene tanta importancia
como para definir un período en la vida de Husserl? Porque es
notorio que cualquier trabajo intelectual de un pensador suele
incorporar temas nuevos o dominios que antes no había rotu
rado, sin embargo, no suelen suponer una reorganización de la
problemática, sino que en ellos se suele tratar más bien de apli
caciones de una estructura conceptual previa a campos nuevos.
Hay también temas nuevos que pueden alterar profundamente
el conjunto del campo temático, no porque cambie la defini
ción de los conceptos, sino porque modifica el peso o el lugar
que esos conceptos tienen. Pues bien, tal me parece que es el
tema nuevo que aparece en el punto de mira de Husserl a prin
cipios de los años 1920 y que no abandonará hasta el final de
su vida: este tema nuevo es la preocupación por el com ienzo de
la fenom enología. En torno a este tema, que aparece en el hori
zonte de Husserl hacia 1920, se constelan, a mi entender, to
das las cuestiones fundamentales del Husserl de 60 años en
adelante. Pero ese tema no sólo determina el resto de los pun
tos de esa época, sino que en él toma nuevo cuerpo, desple
gándose con más precisión, la intención profunda de la feno-
2. E uro pa co m o c u l t u r a f il o s ó f ic a
4. El testam e n to p o l ít ic o de H u sse r l
crisis se trata? Pues decir que las ciencias están en crisis no sig
nifica que su contenido científico, su metodología y sus resul
tados sean erróneos; y esto lo aplica Husserl tanto a las cien
cias de la naturaleza como a las ciencias del espíritu, las que
ahora llamamos ciencias humanas y sociales. De este recuento
sólo exceptúa Husserl a la psicología. Todas las demás son ver
daderamente ciencias estrictas. Sin embargo, han perdido e l sig
nificado humano. La crisis científica afecta a lo que la ciencia
ha significado, puede significar y debe significar para la exis
tencia humana.
Desde mediado el siglo xix sabemos que la visión por parte
del hombre moderno ha estado determinada por las ciencias
positivas, para las que el mundo y el ser humano que vive en
él son un conjunto de hechos relacionados causalmente. Esta
cosmovisión significó a la vez un abandono de las preguntas
decisivas para una verdadera humanidad. Y ahora sigue Hus
serl con una frase que, a mi entender, resume el sentido de
toda su obra, el sentido de todo el análisis husserliano de la cri
sis europea, de la crisis de la humanidad en que desembocó la
cultura moderna: «Ciencias de sólo hechos hacen seres huma
nos de sólo hechos» (Hua VI, pág. 4), es decir, si los seres hu
manos consideran que en el mundo no hay más que hechos,
ellos mismos se convierten en un conjunto de hechos sin prin
cipios, sin razón, sin ninguna necesidad, porque la naturaleza
d el hecho radica en no ser necesario, en no tener en sí mismo su
razón. Una ciencia de hechos nada puede decir a los seres hu
manos sobre lo que es más importante para ellos, precisamente
porque por principio excluye tales preguntas. Y esto es válido
no sólo en lo que concierne a las ciencias de la naturaleza sino
también a las ciencias sociales y humanas, las cuales parecen
esforzarse por excluir toda pregunta por el sentido racional hu
mano inherente a la historia, excluyendo, por lo tanto, «toda
toma de postura valorativa, toda pregunta por la razón o sin
razón de la humanidad estudiada y de sus productos cultura
les» (ob. cit., pág. 4). La antropología, por ejemplo, postula
como uno de sus principios fundamentales la necesidad de
abstenerse de cualquier juicio valorativo sobre los pueblos que
La salida de la crisis , el testamento político de H usserl . .. 131
Epílogo
N o t a d e in t r o d u c c ió n
1. A p u n t e s a u t o b io g r á f ic o s y a u t o c r ít ic o s
2. R e d u c c ió n , e p o jé y r e a l id a d o r ig in a r ia
3. C uerpo e intersubjetiyidad
32 Más aún: mi soma opera como órgano para todas mis intervenciones
prácticas en la naturaleza causal externa. Los procesos de ésta me determi
nan, aun sin intervención previa, a reaccionar, a movimientos correspon
dientes a la actuación respectiva. Som a [es] punto de cambio psicofísico.
[Nota de Husserl].
S elección de textos de H usserl 179
sólo hechos del nivel inferior y que en el siglo xvni [8], lla
mado a sí mismo filosófico, llenó círculos cada vez más am
plios de entusiasmo por la filosofía y por las ciencias particu
lares como sus ramificaciones. [...]
§ 5. [9] El problema, sin embargo, de una posible metafí
sica abarcó eo ipso también la posibilidad de las ciencias de he
chos, que justamente tenían su sentido de referencia en la uni
dad inseparable de la filosofía, su sentido como verdades para
ámbitos parciales del ser. ¿Hay que separar razón y ente, cuando
es la razón cognoscente la que determ ina q u é es e l en te? [...]
[10] El comienzo lo constituye un determ inado ideal d e una
filosofía universal y del método que le corresponde, por así de
cirlo, como la fun dación originaria de la m odernidad filosófica y
de todas las líneas de desarrollo que le pertenecen. Pero en lugar
de desarrollarse efectivamente ese ideal, experimentó una diso
lución interna [...] Así el problem a d el auténtico ideal de una fi
losofía universal y de su verdadero método se convirtió efectiva
mente en el motor más íntimo de todos los movimientos filo
sóficos históricos. Pero esto significa que, en definitiva, todas las
ciencias modernas, según el sentido en que habían sido funda
das como ramas de la filosofía y que llevaban continuamente en
sí mismas, cayeron en una crisis de nuevo cufio que siempre vol
vía a sentirse como enigmática. Se trata de una crisis que no
afecta a la ciencia especializada en sus éxitos teóricos y prácticos,
pero que, sin embargo, conmueve radicalmente todo su sentido
de verdad. No se trata de coyunturas, de una forma de cultura
especial, la «ciencia» o la «filosofía», como una entre otras for
mas en la humanidad europea. Pues la fundación originaria de
la nueva filosofía es, según lo dicho antes, la fundación origina
ria del modo de ser humano europeo moderno, como un modo
de ser humano que, frente a los anteriores, el medieval y el an
tiguo, quiere renovarse radicalmente por su nueva filosofía y
sólo por ella. Según eso la crisis de la filosofía significa la crisis
de todas las ciencias modernas como miembros de la universali
dad filosófica, una crisis, primero latente, pero después cada vez
más patente, del modo de ser hombre europeo en el sentido
pleno de su vida cultural, en la totalidad de su «existencias».
S elección de textos de H usserl 19 7
zón; hasta que el problema del mundo, hecho por fin cons
ciente, el problema de la profunda conexión esencial de razón
y ente, en general, el enigm a d e todos los enigm as, se convirtió
en el verdadero tema.
Nuestro interés aquí se dirige a la modernidad filosófica.
Pero no se trata de un mero fragmento del fenómeno que aca
bamos de dibujar, el mayor fenómeno histórico: el del ser hu
mano que lucha por su autocomprensión (pues en esta expre
sión está todo incluido). Más bien en cuanto nueva fundación
de la filosofía como una tarea universal nueva y a la vez con el
sentido de un renacimiento de la vieja filosofía, es a la vez una
repetición y un cambio de sentido universal. En éste se siente
llamada a empezar un tiempo nuevo totalmente segura de su
idea de filosofía y de su verdadero método, segura también,
por su radicalismo del nuevo comienzo, de haber superado to
das las ingenuidades previas y toda Skepsis. Pero, inadvertida
mente prisionera de ciertas ingenuidades, su destino es, en el
camino de una progresiva autoclarificación motivada por nue
vas luchas, tener que buscar la idea definitiva de la filosofía, su
tema verdadero, ante todo descubrir los auténticos enigmas
del mundo y deber llevarlos a una vía de decisiones.
Nosotros, seres humanos de la actualidad, nacidos en el
curso de este desarrollo, nos encontramos en el máximo peli
gro de ahogarnos en el diluvio escéptico y, con ello, de dejar
irse nuestra propia verdad. Reflexionando en esta necesidad,
nuestra mirada se vuelve a la historia de nuestro modo actual
de ser humano. Autocomprensión y por ella apoyo sólo lo po
demos conseguir por la clarificación del sentido de unidad,
que le ha nacido a esa historia, desde su origen, con la tarea
nuevamente fundada que mueve como impulso los ensayos fi
losóficos. [...]
§ 6. [13] Las únicas luchas verdaderas de nuestro tiempo,
con pleno significado, son las luchas entre el ser humano ya de
rrumbado y el que todavía tiene un apoyo, aunque sea lu
chando por ese apoyo o eventualmente por uno nuevo. Las ver
daderas luchas espirituales del ser humano europeo en cuanto
tal, se juegan como luchas entre filosofías, a saber, entre las filo-
S elección de textos dejH usserl 19 9
5
Bibliografía
3. B r e v e s e l e c c ió n b ib l io g r á f ic a