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Éxitos y fracasos en la mediación familiar.

Factores de eficacia y análisis del procedimiento.

Juan Carlos Tamanza y María Luisa


Gennari

La creciente difusión de la práctica de la Mediación Familiar sugiere la


necesidad de proceder a una evaluación empírica de su eficacia y a un análisis
sistemático y críticamente controlado de los procedimientos y de las
instrumentaciones adoptadas.
La necesidad de dar cuenta en forma “socialmente visible” y “científicamente
controlada” de los efectos y las ventajas producidos por las intervenciones de la
Mediación Familiar resulta urgente en el momento en que, como en el caso de la
situación italiana del último decenio, ésta se vuelve objeto de una atención
generalizada, incluso bajo la perspectiva de una posible reglamentación normativa,
saliendo de esa manera de la condición –de alguna forma privilegiada- de “práctica
experimental y pionera”.
Más allá de esto, naturalmente, la reflexión crítica y la verificación empírica
sobre las intervenciones realizadas seguirán siendo de fundamental utilidad para el
desarrollo y la calificación de las competencias científico-profesionales de los
mismos mediadores y constituyen uno de los elementos que mejor pueden
garantizar la calidad de la ayuda ofrecida a las personas que acuden a la Mediación
Familiar.
Téngase en cuenta que este tipo de investigación -como está ampliamente
demostrado por la literatura específica relativa no sólo a la Mediación Familiar, sino
más en general a un análisis valorativo de todas las prácticas de intervención
clínico-social1- es particularmente compleja y comprometida y que raramente llega a
conclusiones definitivas, justamente a causa de la extrema cantidad y variabilidad de
los factores que intervienen en un proceso de Mediación Familiar y de su escaso
manejo experimental. Con todo no resulta inútil la dedicación en tal dirección, más
bien la torna aún más necesaria, justamente para evitar que su “complejidad” y su
“difícil medición” termine por justificar las siempre posibles “arbitrariedades
subjetivas” de quien se compromete en esta nueva práctica profesional.
Desde el punto de vista lógico y metodológico, la investigación evaluativa
sobre la Mediación Familiar presenta una reducida complejidad, por lo menos en
cuanto se refiere a una preliminar (pero esencial) medida de eficacia. De hecho,
cualquier intervención de Mediación Familiar, cualquiera sea el cuadro teórico y

1 Particularmente significativa e instructiva es, en este sentido, la consideración de los esfuerzos realizados
desde hace por lo menos cuarenta años en el ámbito de la valorización de las psicoterapias y, en particular, de las
terapias familiares. Cfr. Tamanza G., La valorización en terapia familiar. Compendio de estudios y problemas de
método, Vida y Pensamiento, Milano,1991; Cigoli V., Tamañas G., “¿Cómo evaluar la terapia familiar? Una propuesta
teórico metodológica, en Di Nuovo S., Lo Verso G., Di Blasi M., Giannone F., (a cargo de), Valorar las psicoterapias.
La investigación italiana, Franco Angeli, Milano,1998.
metodológico en que se inserte, se propone un objetivo mínimo circunscrito y
fácilmente objetivizable: la realización de acuerdos. Eso convierte
inmediatamente en verificable el “éxito” o el “fracaso” de la intervención realizada.
No por casualidad el panorama de las investigaciones hasta ahora llevadas a cabo
está signado por un predominante focus atencional sobre los éxitos de la
intervención, vale decir del conocimiento de la frecuencia con la que la Mediación
Familiar logra producir una solución consensuada de la separación.
Sin embargo es inmediatamente evidente que tal medida del “éxito” o del
“fracaso” de la Mediación Familiar, aunque sea de relevancia pragmática para los
mediadores y para aquellos que solicitan su intervención, es extremadamente pobre
y reducida, ya sea porque los efectos que se producen a través de un proceso de
mediación trascienden su inmediato éxito pragmático, ya sea porque es
indispensable examinar la relación entre el resultado producido por la Mediación
Familiar y sus “condiciones de ejercicio”. Esto es tan obvio que en toda la literatura
específica - aunque bastante limitada, sobretodo en referencia al contexto italianose
encuentran estudios e investigaciones que se proponen cuanto menos poner en
evidencia los éxitos de la Mediación Familiar con algunas variables estructurales y
contextuales, con el propósito de comparar los resultados a mediano o largo
término, producidos por las intervenciones de la Mediación Familiar con relación a
los producidos por la solución judicial del conflicto.
Antes de proceder a ilustrar nuestra investigación, veamos, en rápida síntesis,
los principales resultados de las investigaciones llevadas a cabo hasta aquí.

La evaluación de la eficacia y el análisis del procedimiento

El corpus de las investigaciones más profundo y articulado en lo que se


refiere a la valoración de los éxitos en mediación familiar es probablemente el
“Charlottesville Mediation Projetic” promovido por Robert Emery en la Universidad
de Virginia (USA)2. Los contenidos de este proyecto de investigación cubren un arco
de tiempo de casi 15 años y comprenden diversos estudios de seguimiento e
investigaciones experimentales destinadas a comparar los éxitos de las
intervenciones de mediación con los emanados de las regulaciones judiciales
del conflicto. En lo específico, la hipótesis del Charlottesville Mediation Project es
que las parejas que acudieron a la mediación familiar, habiendo tratado con
profundidad la organización de la vida familiar después del divorcio, deberían tener
menos contactos o pedidos de intervención del Tribunal después de haber
alcanzado los acuerdos.

2 Cfr. Emery R., Wyer M., “Chile custody mediation and ligigation: an experimental evaluation of the
experience of parents”, Journal of Consulting and Clinical Psychology, 1987, 55,pp.179-186; Emery R.,
Matthews S.G., Wyer M., “Child custody mediation and litigation: further evidence on the differing views of
mother and fathers”, Journal of Consulting and Clinical Psychology, 1991, 59, pp.410-418; Emery R.,
Matthews
En realidad, aun cuando en los primeros follow-up no se hayan registrado
confirmaciones en tal sentido (Emery et al. 1994; Dillon, Emery, 1996), en el estudio
del 2001 (Emery et al.) fue confirmado que solo el 11% de las parejas provenientes
de un proceso de Mediación han tenido actuaciones en los tribunales, contra el 72%
de las parejas que habiendo iniciado el iter legal, han terminado siguiendo el
proceso en el tribunal.
Siempre dentro de ese proyecto de investigación (Emery et al.; 1991) se ha
comprobado que los acuerdos alcanzados se diferenciaban por dos aspectos
fundamentales: por un lado las parejas que habían participado a la mediación
ejercitaban mayormente la paternidad compartida con respecto a aquellas que
habían encontrado acuerdo en los Tribunales, además los acuerdos surgidos en la
mediación resultaban más detallados y precisos. Este último aspecto está
detallado también en otras investigaciones3: es sobretodo Kelly4 quien pone en
relieve cómo los acuerdos emanados del proceso de mediación resultan más
equilibrados y permiten a los hijos transcurrir con los padres igual cantidad de
tiempo.
La investigación sobre la Mediación Familiar se preocupó además de indagar
también la satisfacción manifestada por las partes respecto al proceso de
Mediación con relación a los éxitos del mismo proceso.
Kelly (1991) hace emerger un alto nivel de satisfacción expresada por las
parejas que recurrieron a la Mediación Familiar: en particular las
necesidades/deseos de los padres parecer estar tutelados en mayor grado que en
el iter legal. Tales datos están confirmados también en Emery et al. (2001): el
estudio de hecho admite la conclusión que los padres obtienen mayores ventajas
en la mediación que no en el iter judicial y no obstante ello, las madres están
simultáneamente más satisfechas junto con los padres del procedimiento de
resolución de la controversia. Este último dato constituye una interesante
confirmación empírica de la posibilidad, ofrecida por la Mediación Familiar, de
componer la controversia en modo que ambas partes puedan salir victoriosas del
evento divorcio.
La investigación sobre los éxitos de la Mediación Familiares se propuso por
último el objetivo de valorar la intervención a la luz de su más importante objetivo:
mejorar las relaciones familiares y favorecer por lo tanto un mayor equilibrio de
padres e hijos frente al divorcio. Mientras algunas investigaciones confirman una
mayor colaboración paterna y un mejoramiento de las relaciones familiares después
del divorcio, Emery en su contribución del 2001 concluye que los padres que han
terminado una trayectoria de Mediación Familiar logran mantener un mayor relación
en la vida de los hijos, aun cuando a esto no correspondan diferencias significativas
en las problemáticas del comportamiento de los hijos. 5

3 Cfr. en particular Pearson J., Thonnes N., “Divorce mediation: reflections on a decade of research”, in
Kressel K., Pruitt D., (Eds.), Mediation research, Jossey-Bass, San Francisco, 1989, pp.9-30.

4 Kelly J. B., “Parent interaction after divorce: comparison of mediated and adversarial processes”,
Behavioral Sciences and the Law, 1991, 9, pp.387-398.
La evaluación del proceso de Mediación Familiar aparece decididamente
menos difundida que la investigación sobre los éxitos 5. Ya en 1996 Kelly ponía de
manifiesto esta falta, sosteniendo también la necesidad de una serie de estudios
coherentemente diferenciados en base a distintos modelos de mediación
familiar.
Con este propósito Irving y Benjamín6 en 1992, a través del suministro de un
cuestionario a 7 mediadores y a 72 parejas de usuarios, ponen en foco algunas
diferentes técnicas de intervención específica de la Mediación Familiar y subrayan
cómo las percepciones relativas al proceso y a los éxitos de la mediación por
parte de los mediadores y de los usuarios pueden ser extremadamente
diversas.
Algunas investigaciones fueron hechas con el fin de explicitar las
características de los mediadores: en orden a este propósito parece muy interesante
el estudio llevado a cabo por Kruk7 en el que se evidencian teorías, técnicas,
métodos e intervenciones que los mediadores consideran útiles y eficaces para su
trabajo. La investigación puso de relieve la extrema heterogeneidad de los
modelos y prácticas de intervención de los Mediadores,

5
En Italia la investigación sobre la evaluación de la Mediación Familiar es en este momento muy escasa. La
contribución más notoria es probablemente la realizada por Canevelli y Lucardi (Canevelli F., Lucardi M. La
mediación familiar, Bollati Boringhieri, 2000) que analiza la casuística tratada en el Centro para la edad
evolutiva de Roma entre 1992 y 1998. Son analizados 88 procedimientos completos de Mediación Familiar en
los cuales el éxito fue calificado como muy satisfactorio en el 41,4% de los casos y como no satisfactorio en el
9,2%.
una diferencia fundamental entre Mediadores abogados y profesionales de salud
mental, y en fin las desigualdades relativas a las variables estructurales de los
mediadores como el sexo y la edad8.

5 Entre las causas que pueden explicar la casi totalidad ausencia de investigaciones en el procedimiento
se pueden tener en cuenta el problema de los costos y de la complejidad de este tipo de investigación, pero
también las dificultades para efectuar observaciones y grabaciones de los encuentros de mediación, en cuanto
que las parejas temen que puedan ser usadas en los Tribunales en su contra. En algunos estados, como en
Ontario, de hecho, los mediadores que practican una open mediation pueden ser llamados a testimoniar y el
entero reporte del procedimiento de mediación está a disposición del Tribunal.

6 Irving H., Benjamin M., “An evaluation of process and outcome in a private family mediation service”,
Mediation Quarterly, 1992, 10 (1), pp.35-55.

7 Irving H., Benjamin M., “An evaluation of process and outcome in a private family mediation service”,
Mediation Quarterly, 1992, 10 (1), pp.35-55.
8 Un tentativo de repetición de esta investigación está representada por el trabajo de Hayes que aparece
en partes con lagunas en cuanto no contempla algunas de las más comunes e importantes intervenciones del
Una última contribución sobre las diferencias del comportamiento de los
Mediadores viene de la contribución de Kressel y colaboradores 9 a través de un
profundo análisis de 32 casos de Mediación llevados a cabo en Inglaterra, en parte
también video-registrados. Tal investigación ha permitido individualizar dos
distintos estilos de acción del mediador: el Settlement-oriented Style (SOS) y
el Problem-solving Style (PSS). En el primer caso se trata de mediadores que
mantienen una posición neutral y se orientan al logro de acuerdos, con desmedro, a
veces, de obtener informaciones importantes y de seguir direcciones estratégicas
útiles. Los mediadores PSS parecen en cambio focalizarse mayormente en las
causas del conflicto, están menos preocupados en mantener una posición de
imperfecta parcialidad y se preocupan más bien de intervenir en el conflicto en modo
más activo, vigoroso y estructurado. Estos últimos parecen alcanzar acuerdos con
mayor frecuencia y tales acuerdos se revelan más duraderos en el tiempo. De
acuerdo a las características del Mediador con relación a la eficacia de su
intervención, otras investigaciones indican que los mejores resultados se obtienen
cuando el mediador es activo en la estructuración del procedimiento, cuando
se focaliza en la resolución de problemas concretos y cuando mantiene un
control flexible10. Es además deseable una elevada competencia comunicativa y
la focalización en los intereses de ambas partes, además de la capacidad de
obviar las dificultades comunicativas presentadas por las partes 11. La importancia de
la reformulación de las afirmaciones de las partes junto a la capacidad de hacer
respetar las reglas procesales son aspectos evidenciados por Parkinson 12. Por
último la inutilidad de un acercamiento prescindente y no intervencionista y la
importancia de estimular patrones de interacción constructivos y no polarizados
o destructivos son una vez más subrayados por las contribuciones de Danohue 13.

Objetivos y metodología

La investigación que ilustramos en esta contribución se inserta en el ramo de


las investigaciones de la mediación familiar que, como está evidenciado en la
sumaria literatura reconocida, constituye un ámbito de análisis empírico hasta hoy

Mediador como la escucha activa, la capacidad de crear un clima positivo, de obtener la confianza de las partes,
de establecer prioridades, la posibilidad de ofrecer informaciones de orden legal, etc…. Cfr. Hayes S., “Family
mediators in the UK. A survey of practice”, Family Law, 20002, 1, pp. 36-44.

9 Kressel K., Frontera E., Forrenza S., Butler F., Fisch L., “The settlement-orientation versus the problem-
solving style in custody mediation”, Journal of Social Issue, 1994, 50 (1), pp.67-83.

10 Cfr. Pearson, Thoennes, 1989, op.cit.

11 . Slaiku K.A., Culler R., Pearson J., Thoennes N., “Process and outcome in divorce mediation”,
Mediation Quarterly, 1985, 10, pp.55-74.

12 Parkinson L., Family mediation, Sweet & Maxwell, Londar, 1997


13 Donahue W.A., Lyles J., Rogan R., “Issue development in divorce mediation”, Mediation Quarterly, 1989,
24, pp. 19-28.
substancialmente inexplorado, sobretodo en Italia. Se trata de una investigación
evaluativa que se propone verificar:
1. si la mediación familiar permite alcanzar los resultados que se propone obtener,
2. cuáles son los aspectos estructurales y contextuales del procedimiento de
mediación correlativos con los éxitos del mismo,
3. cuales son los factores predictivos que pueden razonablemente conducir la
mediación a un éxito positivo.

Desde el punto de vista metodológico la recopilación de las informaciones


fue realizada a través del uso de un cuestionario suministrado y compilado por
los mismos mediadores. La aplicación de tal instrumento se puede considerar sin
lugar a dudas metodológicamente “soft”, sobre todo considerando el hecho de que
los mediadores no pueden expresar una evaluación imparcial de su labor. Con todo,
se buscó de recoger indicios muy precisos de todo cuanto sucede efectivamente en
los encuentros de mediación, limitando en lo posible las evaluaciones subjetivas a
los aspectos cuya descripción no puede prescindir de una forma de juicio personal
(por ejemplo el nivel de conflictividad de la pareja al inicio de la mediación).
El instrumento utilizado fue puesto a punto por un equipo de mediadores del
Instituto de Mediación Familiar y Social de Brescia, y fue enviado a diversos centros
donde se practican la mediación familiar distribuidos en todo el territorio nacional.
Se trata de un cuestionario dividido en 5 secciones, cada una de las cuales
toma en consideración un aspecto particular del proceso de mediación familiar que
se entiende evaluar.
En la primera sección se toman en consideración los éxitos en el recorrido
de la mediación, registrando el tipo de resultado obtenido con la intervención, la fase
en la que eventualmente se verificó la interrupción del recorrido y quien tomó la
decisión de interrumpir la mediación.
En la segunda sección se toman en consideración las variables contextuales
y la metodología de trabajo , con particular referencia a la tipología y a la naturaleza
del contexto organizativo en la que se desenvuelve la mediación. En lo que se
refiere al aspecto metodológico están presentes algunos ítems con la finalidad de
comprender el tipo de conducción, el modelo teórico-metodológico utilizado y los
instrumentos y las técnicas de intervención preferentemente aplicadas.
La tercera sección está dedicada a resaltar los datos de naturaleza
socioestructural, relativos a la composición de la familia. Además de estos requisitos
están presentes preguntas acerca la historia de la crisis conyugal y el nivel de
separación de la pareja desde el punto de vista legal (mejor dicho, en qué nivel del
proceso legal la pareja decidió entrar en la Mediación).

La cuarta sección examina las fases del acceso al proceso y de la


premediación. Por lo que respecta al primer aspecto, se analiza el tipo de derivación
y la demanda explícita formulada por la pareja, la percepción del nivel de conflicto y
el conocimiento de las consecuencias de la separación. En lo que se refiere en
cambio al área de la premediación, se profundizan las modalidades con que fueron
tratados los temas y aspectos de la premediación (la evaluación del conflicto y de la
mediación, la presentación de los objetivos y del proceso de mediación, la
profundización del rol y de las responsabilidades de las partes y del mediador, la
modalidad de formulación del “contrato” relativo a los temas que se enfrentarán en la
fase sucesiva).
En la última sección, finalmente, se trata la fase de negociación y modalidad
de clausura del proceso en el caso que éste haya llegado a término.

Coherentemente con los objetivos arriba descriptos, se formulan algunas


hipótesis aptas para evidenciar el aspecto del proceso que se pretende considerar.
En lo que se refiere a las variables contextuales formulamos la hipótesis de
que la naturaleza del contexto organizador influye en el proceso para alcanzar
el acuerdo: cuál setting resulte más funcional al proceso de mediación es por lo
tanto el interrogante que se nos presenta; por otro lado se formula la hipótesis de
que la forma del contrato definido por las partes en la fase de premediación
pueda constituir un indicador predictivo del logro de la mediación. Por último, se
buscó de evaluar los estilos de conducción de los mediadores en la fase de
premediación y negociación, suponiendo que a una estructuración
particularmente cuidada del proceso pueda corresponder una mayor
probabilidad de logro de los acuerdos finales.

La muestra

La investigación se realizó sobre 103 cuestionarios preparados por 26


mediadores que trabajan en diferentes contextos organizativos con una
distribución territorial bastante homogénea14. Cada cuestionario representaba un
específico procedimiento de mediación familiar. Todas las intervenciones de
mediación fueron hechas entre enero del 2000 y junio de 2002.
El muestreo de los mediadores familiares está formada por un 65% de
profesionales psico-sociales (asistentes sociales, psicólogos, pedagogos)
mientras que los mediadores con un background de naturaleza jurídica
representan el 35%. Se trata, en mayoría, de profesionales con una experiencia
específica más bien breve (ninguno de ellos está haciendo mediación desde más de
cuatro años) y que comparten el mismo acercamiento teórico-metodológico 15.
En lo que se refiere a las características socio-estructurales de las
parejas tenidas en cuenta, los hombres tiene un promedio de 42 años (rango
comprendido entre 28 y 60), trabajan el 92.2% de los casos (40% en una actividad
independiente /profesional /empresarial /ejecutiva, 32,6% empleado o similar, 25,3%
obreros o similar) y el 44,6% posee título de estudio medio-alto. Las mujeres tienen
una edad media de 39 años (rango comprendido entre 20 y 53) resultan ocupadas
en el 62,1% de los casos (más de la mitad en un rol de empleadas, el 26,6% como
obreras o similar y el 12,5% tienen roles empresariales / profesional

14 El 55% de los casos fue realizado en los servicios del Norte de Italia; el 19% en el Centro, el 26% al
Sur, mayormente en las ciudades de Milano, Brescia, Roma y Palermo
15 Los 26 Mediadores que han participado a la investigación , de hecho ha participado de Cursos
de Formación y Masters organizados por la Universidad Católica y actúan, orientativamente, según el
encuentro relacional-simbólico. Cfr. Marzotto C., Tamañas G., “La mediación y el cuidado de los lazos
familiares” Estudios Interdisciplinarios sobre la Familia, 20, de próxima edición.
independiente /ejecutivas) y el 39,8% del muestreo posee un título de estudio
medio-alto.
Por lo tanto, la tipología de las personas que acuden a la Mediación Familiar
parecen presentar notables recursos personales, ya sea en los términos de
instrucción y cultura escolar como en el de realización profesional.
Se trata por lo general de parejas con hijos (sólo el 3,9% no tiene hijos) con
un rédito entre los 25.000 y 100.000 euro anuales. En lo que se refiere a los hijos
(154 sujetos) más de la mitad tienen una edad comprendida entre 0 y 10 años,
solamente el 10,6% es mayor de edad.

Los resultados de la investigación

Antes que nada, vamos a ilustrar algunas características dinámicas y


situacionales de las parejas entrevistadas.
Graf.1 - L'invio in Mediazione

psicoterapeuta 10.1

psicosociale 23.6

giudice 12.1

avvocato 2.9

non professionale 34.6

spontanea 16. 7

0 10 20 30 40

La duración de la crisis que ha determinado la separación es bastante


variable (de 1 a 16 años), así como las modalidades de acceder a la mediación,
como ilustra el gráf. 1.
En lo que concierne a la tipología de la derivación es interesante notar que el
12% de las situaciones llegaron a la mediación por sugerencia del juez contra el
2,9% de las enviadas por abogados. A este propósito podemos suponer que
mientras para los jueces la intervención de la mediación es hoy considerada un
instrumento útil de soporte y ayuda en las resoluciones de las controversias ligadas
a la separación, para los abogados eso es probablemente todavía visto como una
práctica poco utilizable o poco compatible con su propia intervención. Esto
constituye un elemento contradictorio y una señal evidente de cuanto necesita
todavía la mediación de una significativa legitimación social en nuestro país, en
particular dentro de los profesionales de derecho.
Es interesante observar que los procesos interrumpidos se sitúan sobre
todo en las situaciones enviadas por el juez (54,5% de interrupciones) justamente
allá donde podrían estar aquellos elementos que concurren a crear un contexto
coactivo o, de todos modos, donde no se verifican aquellas condiciones de total
libertad de elección necesarias e indispensables para la intervención de la
Mediación. Por lo tanto, el dato parece apoyar el convencimiento muy difundido de
la difícil compatibilidad entre el camino de mediación familiar y la derivación por
parte del Tribunal, confirmando empíricamente la inoportunidad de pensar en la
intervención de mediación como instrumento de facilitación de la contienda judicial 16.
El nivel de conflictividad evidenciado al inicio de la mediación parece
preferentemente elevado (73,8% de casos muy o bastante elevado) mientras la
decisión de separarse fue tomada en el 26,2% por ambos cónyuges, en el 37,9% de
los casos por la esposa y en el 35,9% por el marido. Si bien el éxito de la mediación
no resulta estar significativamente conectado con cuál de las partes tomó la decisión
de separarse, en el muestrario considerado por nosotros -como es previsible- se
registra un porcentaje mayor de éxito cuando la elección fue hecha por ambos,
confirmando como el equilibrio de las posiciones entre las partes constituye una
variable crucial en el trabajo de mediación.
Por último, en lo que se refiere a las condiciones relativas a la etapa del
procedimiento de separación (sea en el sentido material, sea en referencia al
procedimiento legal) podemos observar que se trata preferentemente de parejas
que todavía no han iniciado el iter legal ( más de la mitad de ellas, de hecho, todavía
no han depositado el recurso en el Tribunal), pero que ya han materialmente
concretado una separación de hecho (sólo en el 34% de los casos las personas
cohabitan todavía en la misma casa).

Las variables dinámicas y contextuales del procedimiento de mediación

Vamos ahora a ilustrar las principales variables dinámicas y contextuales del


procedimiento de mediación.
Ante todo es necesario precisar que el 72,8% de los recorridos transitados
han tenido propiamente una conclusión “fisiológica”, mientras que en el 27,2% de los
casos el camino se ha interrumpido: interrupciones que se distribuyen de manera
más o menos homogéneas entre la fase de pre-mediación (51%) y la fase de
mediación (49%).
La duración del camino de mediación (cfr. Graf 2) es más bien variable y
ocupa en promedio 7.8 encuentros. Si se consideran los casos en los que la
mediación ha sido completada, tenemos una duración promedio levemente más alta
(8,7 encuentros), de los cuales más o menos 3 dedicados a la pre-mediación y
alrededor de 5 dedicados a las negociaciones.

16 Con todo, sin embargo es cierto que una porcentual no irrelevante de procesos che tienen inicio a
partir de la sugerencia o de la prescripción del juez, producen acuerdos parciales o completos, sobretodo donde
interviene el Juez Tutelar.
Graf. 2 - La durata della Mediazione

12
10
8
6
%

4
2
0

10
1
2
3
4
5
6
7
8
9

11
12
13
14
15
numero di incontri

En lo que se refiere al contexto organizativo las Mediaciones se


desarrollaron sobretodo en un contexto público (62,3%); en el 46,6% de los casos
en un centro especializado de Mediación Familiar; en el 31,1% de los casos en
un consultorio familiar y en el 22,3% de los casos en un contexto no específico
dedicado a otros servicios. Tal variable, como veremos mejor seguidamente, resulta
ser discriminatoria acerca del éxito final de la mediación, en el sentido que es
posible afirmar que las intervenciones en los consultorios familiares resultan más
eficaces en cuanto aquí se registra un éxito de las intervenciones en una medida
del 90,6%, contra un 53,7% de los centros específicamente dedicados a la
Mediación familiar. Tal vez sea posible pensar que los consultores, desde hace
tiempo radicados en ese territorio, ofrecen una multiplicidad de ofertas que permiten
el contacto con una notable cantidad de parejas y por lo tanto orientan hacia la
mediación, después de un primer screening, solamente aquellas parejas que
consideran idóneas para esta intervención. Por otra parte, el nacimiento reciente de
centros de mediación familiar y la menor cultura de mediación del territorio podrían
hacer suponer que los usuarios que recurren directamente a ella, no siempre son
idóneos para una intervención de Mediación Familiar.
Por lo que se refiere a las modalidades de acceso a la mediación, en la
mayor parte de los casos está precedida por una solicitud telefónica para un
encuentro (55,3%) o por una charla de orientación preliminar por parte de un colega
del mismo servicio / profesión (15,5%), o incluso por un camino de sostén empezado
precedentemente (10,7%). Este cuadro por un lado, podría permitir la lectura como
elevado del número de éxitos en los casos de elección espontánea de la pareja, en
tanto y en cuanto la orientación hecha por otros servicio puede ser considerado un
factor facilitador del buen éxito del camino de Mediación. Aún más, la hipótesis
puede ser reforzada por el hecho de que en más del 60% de los casos se comienza
con un encuentro de pareja, lo que permite suponer que las partes llegan a la
mediación con el importante pre-requisito de la predisposición al trabajo en común.
Se registra también un dato posterior que contrasta con la hipótesis arriba expuesta:
solamente el 24,5% de la demanda explícita hecha al inicio del proceso de
mediación son consideradas adecuadas por los mediadores 17.
17 La adaptación de la solicitud indica que las parejas ya han madurado la decisión de separarse y
piden una ayuda específica con la finalidad de elaborar los acuerdos de la separación o a su revisión . La
Esto nos habla del limitado conocimiento de este tipo de intervención, por lo
menos en el territorio italiano, donde la mediación fue introducida más
recientemente que en los países norte americanos y del norte de Europa, pero sobre
todo parece significar que el éxito de la mediación familiar es consecuencia no tanto
de la adquisición de una conciencia de la finalidad de la intervención 18, sino más
bien de la disponibilidad de la pareja a comprometerse en un trabajo conjunto o
bien, del trabajo de preparación hecho por los servicios en este sentido, como surge
de los datos más arriba indicados.
Coherentemente con cuanto sostuvimos en otros textos 19, eso refuerza la
convicción acerca del valor absolutamente crucial de la fase preliminar al
procedimiento de mediación en un sentido estricto e induce a considerar la
“mediabilidad” no tanto como un “prerrequisito de idoneidad”, reconducible a las
características de la pareja, necesario para acceder a la mediación, cuanto más bien
al éxito de un apropiado trabajo de análisis y co- construcción de la demanda 20.
Un indicador predecible de notable interés es la modalidad de clausura de la
fase de premediación: en el 84% de los casos se concluye con un acuerdo sobre los
temas a afrontar durante el camino de negociación. Específicamente la
premeditación se cierra con un “contrato” escrito y suscripto por las partes en el
32,3% de los casos, el 24,7% de los casos ha escrito pero no suscripto los temas a
discutir y, finalmente, el 35,5% de los casos ha concordado los temas a afrontar
durante la fase de negociación sólo en forma oral.
Los procesos en los cuales el “contrato” de trabajo no fue formalizado
registran la frecuencia más alta de interrupciones (71,4% de los casos interrumpidos
en la fase de negociación): el dato confirma por lo tanto la necesidad de pensar en
la mediación familiar como un recorrido estructurado en fases secuenciales, donde
la falta del logro de los objetivos iniciales (y de un pasaje intermedio altamente
ritualizado, como la redacción y suscripción del contrato de trabajo) impide y
forma prevalerte de las preguntas explícitas es en cambio genérica (42,3%) y hace referencia al hecho que
las personas traen un pedido de ayuda no definido, casi siempre calificable como con la finalidad de una
“toma de decisión” acerca de la separación misma. Más problemáticas son las preguntas asimétricas
(20,5%), donde un partner busca en la mediación una ayuda para recomponer la unión de la pareja y el
otro una ayuda para separarse, o las “inconsistentes” (12,8%), donde el pedido está signado por términos
defensivos-instrumentales, no sustentado por adecuadas motivaciones y caracterizado por escasos
recursos emotivos y cognoscitivos

18 También, si entre el éxito del camino de mediación y la pregunta explícita traída por la pareja no se
releva una estadística significativa, las preguntas adecuadas comportan una interrupción en un porcentaje muy
inferior (10,5%) respecto a las preguntas asimétricas (43,7%), genéricas (36,7%) o incongruentes (38,5%).

19 Cfr. Marzotto C., Tamanza G., in press

20 Son justamente tales comportamientos y convicciones que hacen sensato y plausible el trabajo con las parejas
que llegan a la mediación por derivación /prescripción del juez.
obstaculiza el desarrollo sucesivo. Es además muy interesante reflexionar sobre el
hecho de que la definición de los acuerdos en forma oral o escrita pero no suscripta
cambia substancialmente los éxitos de todo el recorrido: en el primer caso sólo el
26,7% de los casos tuvo una interrupción, mientras los contratos escritos pero no
suscriptos tienen una interrupción del 47,8% de los casos.
Por más que la interpretación de los datos en el procedimiento resulten
parciales a la luz de la complejidad y de la multiplicidad de las relaciones entre las
distintas variables, se puede suponer que el acuerdo oral tiene una eficacia mayor
del escrito-no suscripto. Ello es así por cuanto en el primer caso hay un compromiso
personal más intenso de las partes (que se intercambian su “palabra”) inherente a la
decisión de los temas a tratar, respecto a la eventualidad de un contrato escrito y no
suscripto, que queda simbólicamente representando un trabajo de síntesis hecho
solamente por el mediador, y por lo tanto ajeno a la actividad y a la
corresponsabilidad de las partes en el proceso.
Con este propósito, no hay que olvidar que la mediación familiar se propone
el objetivo de convertir a los individuos en protagonistas de su evento de separación,
utilizando su capacidad y su activa participación para alcanzar la realización de
acuerdos verdaderamente útiles para la redefinición de las relaciones familiares. Por
lo demás, si un buen divorcio emerge necesariamente del logro de “salvar algo de
bueno” de la relación que se termina 21, este recorrido no puede ser sino el fruto de
un trabajo en el que sólo las partes pueden ser los actores principales.
El dato empírico en síntesis confirma lo dicho, en la medida en que los
acuerdos escritos y suscriptos por las partes desembocan en una salida fallida del
recorrido sólo en el 12,1% de las situaciones.
Coherentemente con el modelo teórico adoptado por los mediadores que han
participado en la investigación, en la mayor parte de los casos (60,2%) fueron
realizadas mediaciones globales, que atañen por lo tanto no sólo a cuestiones
relativas a la tenencia de los hijos y a la organización de los tiempos y de los modos
de encuentros entre hijos y padres, sino también en cuestiones relativas a la división
de bienes y a la determinación de la contribución económica para el mantenimiento.
Como indicado en el cuadro 1, en la casi totalidad de la agenda de trabajo estaban
presentes cuestiones referentes a la gestión de la relación paterna y educativa;
aparecen también, en medida de no poca importancia, temas inherentes a
cuestiones económico-patrimoniales.
Cuadro 1 – Objeto de las negociaciones

Tenencia de los menores 53,4%


Organización de tiempos de encuentros 68,0%
Mantenimiento económico de los hijos 59.2%
Cuestiones económico-patrimoniales 33.0%
Problemas educativos 83.5%
Derivaciones afectivas de la separación 22,3%

21 O como sugiere Cigoli, en una nota y sugestiva expresión, “de lograr llevar a salvo los dioses” Cigoli V.,
La psicología de la separación y del divorcio, El Molino, Bologna, 1998.
Esto confirma, al menos en parte, lo que la literatura puso en evidencia
respecto al evento divorcio: los hijos, como legitimación y confirmación de la propia
imagen y del propio valor personal que el divorcio parece poner en discusión, y los
aspectos económicos, como el valor simbólico de garantía y de confirmación de la
propia relevancia paternal, sobre todo para el padre que no tiene la tenencia, son
inevitablemente los temas a través de los cuales transitar en la tentativa de
recomponer la cooperación paterna después de la separación.

La relación entre las variables del procedimiento y los éxitos

Como ya anticipamos e ilustramos en el Gráf. 3, más de dos terceras partes


de los casos considerados tuvo una realización completa, produciendo acuerdos
completos, relativos por lo tanto a todos los temas individualizados en el “contrato de
trabajo”.
Sólo el 27,2% de los casos se interrumpió mayormente por la decisión de uno
de las dos partes (52.9%); en el 32.3%, en cambio, la interrupción fue decidida por
el mediador frente a una impracticabilidad o inoportunidad de proseguir el trabajo
emprendido. En el conjunto por lo tanto, y por lo menos en lo que se refiere a un
primer global indicador de outcome, los datos examinados señalan una notable
eficacia de las intervenciones realizadas; esto concuerda, obviamente, con la
evaluación de satisfacción hecha por los mediadores que resultó muy buena y para
la mayoría del muestreo se atestigua en un puntaje de 80 (en una escala que va de
0 a 100).

Graf. 3 - I risultati
Accordi Completi 61.2

Accordi Parziali 9.7

Riconciliazioni 1.9

interruzioni 27.2

0 10 20 30 40 50 60 70
Tales resultados constituyen una comprobación empírica interesante de la
validez del acercamiento, teórico-metodológico adoptado, desde el momento que,
como ya recordamos, la búsqueda ha interesado, comprometido a un grupo de
profesionales que resultan tener en común no sólo los recorridos de formación
homogéneos, sino también que en el 69,1% de los casos han declarado de haber
puesto en acto una intervención coherente (en todo o en parte) con un abordaje
relacional-simbólico, sea en lo que se refiere a la gestión en general del recorrido de
mediación, sea por lo que se refiere a las técnicas y a los instrumentos utilizados 22.

22 Cfr. Cigoli V., 1998; Marzotto C., Tamanza G., in press.


Vamos finalmente a considerar el tema central de toda la investigación, vale
decir, la relación entre las variables del procedimiento y los outcome de la
intervención.
Como es fácil observar (cfr. Gráf 2), cuatro son los factores dinámicos y
contextuales que inciden en medida estadísticamente significativa sobre el
éxito: la tipología del servicio en que se realizó la mediación, la modalidad con
la que se formaliza o no el contrato (al cierre de la pre-mediación), la duración
del recorrido de pre-mediación y la tipología de mediación efectuada
(global/parcial).
Otros factores que también legítimamente podrían haberse indicado en forma
discriminada, en cambio, no resultan tener una relevancia significativa en el examen
de este cuadro. En particular esto vale ya sea por el tipo de derivación , ya sea por
la modalidad de acceso al recorrido mediador y por la forma con que se expresa la
demanda explícita, si bien concurren indudablemente a delinear distintos perfiles de
intervención.
Obviamente no es fácil interpretar de forma unívoca y segura estos
resultados, debido también a la limitada potencia inferencial del algoritmo utilizado
en esta profundización estadística23; parece sin embargo razonable imaginar que un
posible motivo de todo esto pueda llevarnos a lo que manifestamos
precedentemente, con relación al valor transformativo que puede asumir la fase
de pre-mediación. Si esto fuera cierto, en otros términos, confirmaría la idea, con
amplia consideración en el abordaje relacional-simbólico en la Mediación Familiar,
que la “mediabilidad” de una pareja es verdaderamente un camino para construir
conjuntamente con la pareja misma, más allá de los diferentes puntos de la
experiencia.

Tab. 2 - La relación entre las variables del procedimiento y los éxitos


Variables de procedimiento Outcome
2
DF sign.
Tipología del servicio (Consultorio, Centro 10.55 2 .005
especializado,etc.)
Naturaleza del servicio (Público, Privado)n.s. Tipo de derivación (juez,
abogado, psicoterapeuta, etc.)n.s. Demanda explícita
(congruente, genérica, asimétrica…)n.s. Contrato (escrito,
oral…)21.896.000 Quien decidió separarsen.s.
Duración del proceso de Mediaciónn.s.
Duración del proceso de pre-mediación35.9615
Tipo de mediación (Global/Parcial)8.432 .002
Coherente con esta hipótesis interpretativa es también el .001
resultado de la influencia que ejerce la duración de la fase de pre-
mediación sobre el resultado final: la definición del “contrato de trabajo” y el

23 Una comprensión más profunda de la relación subsistente entre las diversas variables
consideradas y la influencia por ellas ejercitada sobre los éxitos finales se espera de una serie de análisis
log-lineares en vías de elaboración
comienzo precoz de las negociaciones, sin que haya espacio para un
adecuado análisis de la demanda, convierte en menos probable la conclusión
positiva de la mediación.
En parte análogo es el significado al que se arriba por la relación verificada
entre la formalización del contrato, con su valor de alta ritualización simbólica,
y el éxito final.
Menos evidentes son en cambio los significados conectados a los otros
factores individualizados en forma discriminada, es decir la tipología del servicio en
el que las personas recurrieron y el tipo de mediación realizada.
En lo que se refiere a la primer variable, el hecho que las intervenciones
realizadas en los consultorios familiares tengan una probabilidad mayor de suceso
respecto a los realizados dentro de los servicios específicamente orientados a la
Mediación Familiar pone en discusión la difundida convicción acerca del valor
“preselectivo” de los usuarios que estos últimos deberían ejercitar. El hecho, como
ya pusimos en evidencia, que la demanda explícita resulte ser sólo en pequeña
parte congruente, induce a creer que la pluralidad de recursos y de ofertas de
intervención –típica de los consultores- puede justamente corresponder mejor
a la actual demanda de mediación24.
El hecho que las “mediaciones globales” tengan una mayor probabilidad de
concluir con un acuerdo respecto a las “mediaciones parciales” constituye en línea
general una última confirmación de las premisas teóricas y metodológicas del
abordaje relacional-simbólico en la mediación familiar, o sea pone de manifiesto la
utilidad de considerar y tratar en un mismo contexto todos los objetos del
conflicto y también de explicitar los significados y los valores afectivos
relativos a las cuestiones económico-patrimonial.

En conclusión podemos, no sin satisfacción, afirmar que la investigación


realizada parece confirmar indudablemente el valor y la eficacia de la Mediación
Familiar. Los datos recogidos y examinados en las páginas precedentes indican
claramente que la Mediación Familiar, al menos en el nivel inmediatamente
pragmático, no es una veleidad, sino una práctica profesional en condiciones de
ofrecer una ayuda significativa a los padres que se separan.
Tratándose de un estudio focalizado principalmente en el procedimiento, no
tenemos una verificación de los efectos producidos a largo plazo, después de la
separación, vale decir si efectivamente los acuerdos realizados por los padres
dentro del trabajo de mediación fueron después aplicados y con cuáles resultados.
Pero tenemos algunas indicaciones interesantes sobre cuáles son los elementos
teóricos y metodológicos que, con razonable evidencia, pueden facilitar u
obstaculizar el logro de una solución cooperativa del conflicto. Y esto, aun con la
provisoriedad de todo conocimiento empírico, puede constituir un elemento útil de

24 En verdad no se puede tampoco ignorar el hecho que los centros especializados de Mediación
Familiar implicados en la investigación, así como los mediadores que en ellos operan, son realidades
innovadoras y mucho menos consolidadas que los servicios en los consultorios y a ello puede probablemente
corresponder un más intenso deseo (y necesidad) de recibir y retener también aquellas preguntas de ayuda che
tal vez podrían ser dirigidas con más utilidad a otros servicios o a otros profesionales.
reflexión para todos aquellos que están comprometidos en promover una mayor
difusión y calificación de tal forma de ayuda.

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