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FUENTESARABES
(1) Págs. 159 del texto y tomo 1, pp. 183 Y sigts. de mi trad.
(2) L4 Péninsule ibé,ique d'apres le Raw4 al-m;tii" édic. Lévi-Provenol,
p. 17 del texto y 18 de la trad.
(3) Al baiar del cerro de Alarcos hasta el Guadiana hay, a cosa de un kilé-
metro del castillo, un puente y un molino que se llama de Nuestra Señora de AIarcos.
(4) Edición Dozy, pp. 205-6 del texto y 245 de la trad. Fagnan.
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQUISTA
Cita una nueva batalla en rabí' primero del 592 -febrero del 1196-
con el sitio de Toledo y después de la expedición del 593, atribuye
a las noticias recibidas de IfrIqiya las treguas que acepta al-Mansür (1).
Ibn jallikán, basándose en un libro que vio en Damasco, escrito
a fines del 768 -1367- por Tay al-Dín 'Abd Alláh b. Hamuyih,
dice que al acabarse las treguas de cinco años, a fines del 590, pensó
al-Mansür en renovar las hostilidades, convocó a gobernadores y jeques
y concentró sus tropas en Salé, pero al caer enfermo gravemente, aban-
donó el proyecto de guerra santa. Dato falso, pues al-Mansür había
caído enfermo el 588, al volver de su expedición contra Silves, y los
preparativos hechos en 590 no se interrumpieron. Alfonso envía un
embajador, como su abuelo, a Mu'tamid, pidiendo castillos con la con-
sabida carta insultante que dice la escribió el judío islamizado Ibn al-
Fajjár, conocido visir y embajador de Alfonso. Da' también la misma
vieja respuesta con el verso de al-Mutanabbí, pero reconoce que toda
esa correspondencia y desafío proceden de al-Sayrafí, historiador de
los alrnorávides, que los había atribuido a Yüsuf b. Tásufin.
Cree con muchos nobles magribíes que el ataque lo inició Alfonso.
que el encuentro tuvo lugar en Mary al-hadíd, cerca de Calatrava,
donde-había un río, que al-Mansür cruzó hasta llegar al campo cristiano;
que-presentó batalla el jueves, 9 de.safar del 591, y que la victoria la
decidió una violenta carga almohade. El rey cristiano se salva gracias
a la llegada de la noche; afirma que los almohades no hacían prisio-
neros, y no menciona para nada a los sitiados en Alarcos. Al amanecer
del día siguiente los fugitivos evacuan Calatrava. No distingue la cam-
paña del 592, y una vez tomada Calatrava hace que el califa se vuelva
a Sevilla sin poder entrar en país enemigo por el exceso de botín. La
razzia del 593 la corta por las noticias recibidas de Ifriqiya, que le
obligan a aceptar las treguas propuestas por Alfonso (2).
Al-Nuwayrí, siglo y medio posterior a los hechos, se limita a copiar
servilrnente a Ibn al-Atír, y no merece comentario. Ellfulal al-mawJiyya
e Ibn al-jatíb apenas aluden a la batalla, -y al-Saláwí, en su Kitáb al-
istiq!ii se contenta con hilvanar en su relato sin ningún criterio
J
FUENTES CRISTIANAS
(2) Editada por G. Cirot con el título Cbronlque latine des rois de Castille
iusqu'en 1936, tirada aparte del Bulletin Hispanique, pp. 41 ss.
148 AMBROSIO HUICT MIRANDA
que la Primera Crónica general traduce así, p. 681, conservando en lo que puede
la novedadde su estilo:
DESARROLLO DE LA CAMPAÑA
(1) A quien cita el Bayán en la campaña del año 1196 por haberle destinado
aJ·Man$ür a cooducir las mujeres y los niños rendidos en Montánchez hasta país
cristiano;pág. 170 del texto y tomo 1, pág. 194 de mi trad.
(2) Pág. 142 del texto y 229 de mi trad.
(3) Pág. 685.
152 AMBRÓSIÓ aurcr MIRANDA
(1) Nieto del famoso Abü i:Iaf~'Umar Inti, 'brazo derecho de 'Abd al-Mu'min
y abuelo de los sultanes hafsíes de Túnez, que, por morir él en esta batalla,se
llamaron «los hijos del mártir ».
(2) Llevando en vanguardia al caíd Ibn Sanádíd con los andaluces; el Rawd
al-qir[as repite su observación sobre la marcha a Zalaca y hace también aquí que
en el sitio de donde descampan al amanecer las tropas del visir Abü Yal:lya,acam-
pen al atardecer las del Miramamolín, hasta dar vista al campamento cristiano.
(3) Pág. 43.
(4) Pág. 143 del texto y 229 de mi trad.
LAS GRANDES &ATALLAS OE LA ~ECONQOISTA lB
(1) Yüsuf b. Munqafiid se rebeló con los Gomara contra Yüsuf 1 y fue ven-
cidoy muerto. Este Muhammad parece su hermano y es extraño que ahora se le dé
el mandode confianza de los Gomara.
(2) Ibn Jaldün dice, en cambio, que a los voluntarios los mandaba Abü
Muhammad, hermano del visir Abü Yahyá.
(3) Nueva falsedad del Rawrf, al-qirFás, pues no sólo no cabían en el cerro
de Alareoslos innumerables soldados que atribuye a Alfonso, sino que además
constapor la Crónica latina que los castellanos se desplegaron en el llano para el
encuentro,y es absurdo que los almohades se acercasen tanto a la ladera de la
colinapara recibir en condiciones desfavorables la carga de la caballería enemiga.
154 AMBROSIO HUlCI MlRMIDÁ.
(1) AI-Maqqari, Anslectes, 11, 695, llama Abü Zakariyá' y no Abü Ya~ya
al visir baf~i, a quien al-Mansür pone bajo las banderas califales; mientras más
eodicioso se ceba Alfonso en él y en sus tropas y cuando menos lo esperaba cae
sobre él el Califa y lo derrota; parece, 'por lo tanto, indicar que hubo envolvimiento
comoen Zalaca.
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQUISTA
(1) Bayan almohade, pág. 111 del texto y 133 del t. 1 de mi uad.
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQUISTA 157
otra, tras lo cual, contra toda verdad, los musulmanes asaltan la forra
leza, pegan fuego a sus puertas, y se apoderan de todo lo que había
en ella, haciendo prisioneros a 24.000 caballeros cristianos, a los que
al-Mansür pone en libertad para hacer gala de su grandeza de ánimo
y de su generosidad.
BAJAS Y PRISIONEROS
tal que el portugués no estorbase al rev de León recuperar los castillos leoneses de
El Carpio, Alha de Liste, Hobarana y Cabrera, puestos en fidelidad y encomendados
a don Pedro .Fernández de Castro, como garantía de las cláusulas acordadas con
motivo del matrimonio de Alfonso IX con la infanta portuguesa Teresa. Es muy
probableoue el de Castro, que era primo del rey de León, no quisiese ooonerse a la
recuperaciónleonesa, tanto más cuanto que la causa de su .ouesta en fidelidad había
desaparecido,al anularse el matrimonio y ser devuelta la infanta a Portugal: oero,
en cambio, como enemigo personal número uno de Castilla y de Alfonso VIII, se
negórotundamente a aceptar la paz de Tordehumos, y en vez de seguir a Alfonso IX
se pasó a los almohades, con los que tanto él como su padre habían siempre
sostenidoestrechas relaciones y no dudó en contribuir con su mesnada a la derrota
de los castellanos.
(1) Una curiosa prueba de que la confianza de Alfonso VIII en el triunfo
era compartida de un modo general por sus súbditos, es oue al-Dabbí, desoués de
incurrir en las habituales exageraciones, asignando al eiérciro cristiano 25.000 jine-
tes y 200.000 peones, anota la interesante observación de que fueron con él muchos
comerciantesjudíos con abundancia de dinero para comorar los futuros prisioneros
y el botín y hacer grandes negocios en su reventa. B. H. A. 111, 35.
160 AMBROSIO HUIO MIRANDA
pico y por las fuerzas enemigas, se decidió, antes que retroceder sin
honra, a meterse en aquel infranqueable barranco, donde hubiera sido
irremisiblemente aniquilado si el pastor o cazador furtivo no le hubiese
señalado el sitio por donde podía pasar sin entregarse al enemigo en una
posición indefendible.
LA TOPOGRAFIA DE ALARCOS
1
I,
;
ICILOMHROS
(1) Treme sept lettres officielles almobades, núm. 35, edic. Lévi-Provencal,
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQt1IST¡. 171
EL ATAQUE ALMOHADE-LEONES
(1) El Bayafj almohaJe, pág. 170 del' texto y tomo 1, 194 de mi trad.
La Incursión almohade contra el Oeste de Castllla en 1196.
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQUISTA 173
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(1) El Bayan almobade, pág. 176 del texto y tomo 1, 200 de mi trad.
(2) Anales toledanos, 1, 351 de mi edic.
(3) Multis diebus, dice la Crónica latina, pág. 49.
(4) 'Bayan almohade, pág. 178 del texto y 201 del tomo 1 de mi trad.
(5) Anales toledanos, ibid.
LAS GRANDES BATALLAS DE LA RECONQUISTA 179
Esta vez también, como e! año pasado, los dos reyes de Castilla y
de Aragón se mantuvieron a la expectativa sin atreverse a reaccionar
seriamente contra la correría almohade. El Bayán dice vagamente que
Alfonso, abandonado por sus secuaces, .se retiró a la montaña, que no
podía ser otra que e! Guadarrama, y no podemos puntualizar si estuvo
o no en la Palomera de Avila, como e! año anterior.
Mientras al-Mansür arrasaba las tierras castellanas, e! rey de León
se limitó a recobrar e! Castro de los Judíos, pero no consta que se
atreviesea invadir Castilla ni que tuviese auxiliares musulmanes. Es que
estaba en mucho peores condiciones, no sólo para atacar, sino aun para
defender su reino. En el invierno de! 1196-7, que siguió a la primera
campaña leonesa-almohade, el papaCe!estino III, ante las denuncias
180 AMBROSIO aurcr MIRANDA
I
Al-Bayanal-mugrib de Ibn 'IgarI, según los manuscritos de Londres
delprofesorFulton, folios 32 a 36; Y de París, del profesor G. S. ea-
Un,folios87 a 94. La traducción española se encuentra en mi Colección
de Crónicasárabes de la Reconquista, vol. II, págs. 191 a 203.