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EL RENACIMIENTO

INTRODUCCIÓN.

El Renacimiento supone la recuperación de los valores espirituales y formales de


la antigüedad clásica, que habían permanecido sepultados durante la Edad Media. No es
de extrañar que sea en Italia donde renazcan estos valores, ya que el sustrato clásico
estaba presente en todo momento. Entre estos valores, destacan el estudio de las
humanidades (la gramática, retórica, historia, la poesía y la filosofía).

De los valores formales se exalta el arte grecorromano, pero no se van a acercar


al mundo clásico para copiarlos, sino que utilizarán los elementos clásicos con una gran
libertad, dando lugar a un nuevo estilo muy original, muy distinto a la copia sistemática
que realizan en el S. XVIII el Neoclasicismo.

La creación de este nuevo sentir artístico va unida a las circunstancias


socioeconómicas y políticas de Italia. Políticamente, Italia estaba fragmentada en
múltiples ciudades-estados gobernadas por príncipes y tiranos. Los más significativos
fueron Federico de Montefeltro en Urbino, Segismundo Malatesta en Rímini, Francisco
Sforza en Milán, Alfonso de Aragón en Nápoles, y las familias Del Este en Ferrara, los
Gonzaga en Mantua y los Médicis en Florencia. Serán estos los que, con su apoyo como
mecenas de los artistas, difundan el humanismo literario y el Renacimiento.

Económicamente, vemos como Italia se convierte en el centro de las relaciones


comerciales entre Europa y Oriente y el nacimiento de una incipiente banca, que
controla todo el comercio y otorga a Italia de una economía organizada.

Dónde mejor se muestra todas estas circunstancias es en la ciudad de Florencia,


que se ha recuperado demográficamente de la Peste Negra y goza de una pujante
economía , diversificada en la industria de la lana, el comercio de tejidos y las
operaciones bancarias.

Desde el punto de vista del pensamiento, el Renacimiento supone una nueva


concepción del mundo, basado en el Antropocentrismo, en la cual el hombre se erige
en el centro del mundo y de la nueva visión de las cosas, rechazándose la idea medieval
de que el hombre estaba supeditado a Dios y de la razón humana a las verdades
absolutas de la Teología.

Este hombre, centro del universo, va a exigir un arte a su medida. (retorno a la


medida humana). En el Gótico, las dimensiones del edificio poseen al hombre, el
hombre es “uno más”, y se pierde en esas obras colosales. En el Renacimiento será el
hombre quien domine al edificio gracias a sus proporciones ajustadas a las medidas
humanas, a su geometría sencilla y comprensible. La línea horizontal va a prevalecer
sobre la vertical, acusada y subrayada por las cornisas y molduras horizontales. Se
abandona el arco apuntado ojival por el arco de medio punto, y se vuelve al repertorio
elemental y básico propio del clasicismo.
También, como resultado de esta nueva visión del mundo, tenemos un nuevo
criterio de belleza: lo auténtico bello es el hombre en todas sus facetas. De aquí, que se
revise la teoría de las proporciones del cuerpo humano, creándose un arte humanista,
que otorgará prioridad absoluta a la figura humana y a sus dimensiones. El canón ideal
de proporciones volverá a tener ocho cabezas y la altura total será igual a la longitud de
los brazos extendidos. El siguiente paso será situar a los seres humanos en la naturaleza
y a los edificios en el paisaje urbano, de manera que, ópticamente, parezcan guardar una
relación correcta y armoniosa. Este efecto visual lo logrará con la PERSPECTIVA (el
gran logro del Quatroccento).

Toda esta armonía y belleza que muestran los edificios renacentistas no se debe
sólo a las proporciones, sino también al sentido unitario de la obra, más en concreto a la
visión unitaria que ofrece. Con esto queremos decir que la obra plástica debe
presentarse simultáneamente, y en su conjunto, al espectador, subrayando así su valor
espacial. En San Lorenzo de Florencia, el hombre percibe el espacio interno de una vez,
subrayando las líneas de perspectiva que conducen la mirada al fondo. Este sentido de
visión unitaria llevará también en arquitectura a reducir la nave mayor de los templos, o
al uso de la cruz griega.

Esta visión unitaria también se verá en la pintura, y así en esta manifestación


artística prevalece la perspectiva central, y la pintura poseerá una composición
centrípeta y no centrífuga.

1.- LA ARQUITECTURA ITALIANA DEL QUATROCENTO.

El Renacimiento arquitectónico se inicia con la terminación de la Catedral de


Santa María de las Flores de Florencia, de la que queda por levantar la cúpula del
crucero. También se va a actuar en las puertas del Baptisterio, aún sin terminar.

La cúpula que cubre el crucero será construida por FILIPO


BRUNELLESCHI, tras ganar un concurso que se convoca por parte del cabildo en el
año 1418, al que también concurre Ghiberti. Al igual que con la cúpula, también se
convocó un concurso en 1401 para construir la puerta del Baptisterio que estaba
pendiente de realizar, en este caso ganado por Ghiberti.

El proyecto ganador de la cúpula de Brunelleschi consistió en cubrir el crucero


con una cúpula sobre tambor octogonal, y técnicamente dispone dos cúpulas
superpuestas, encofrando una dentro de otra y dejando una cámara de separación entre
ambas estructuras. De este modo, el peso de los materiales disminuía y su altura podía
crecer hasta los 56 metros. Ideó también un sistema de contrarresto netamente medieval,
disponiendo una bóveda cuyos empujes laterales contrarresta con la carga de otra
exterior, si bien, para mayor seguridad, cincha la bóveda interior con poderosos anillos
de madera.

Brunelleschi será el creador del nuevo estilo en templos y palacios. Así, donde
mejor se nos muestra en posesión del nuevo estilo es en las dos iglesias, San Lorenzo
(1420) y Santo Espíritu (1436), y en la Capilla Pazzi, en el claustro del monasterio de
Santa Cruz.

En todas estas construcciones, los elementos constructivos y decorativos son


clásicos:
- Uso de la columna con fuste liso y las pilastras romanas con capiteles
corintios o compuestos.
- Reaparece el entablamento.
- Uso de arcos de medio punto.
- Bóvedas vaídas, decoradas con grandes casetones al gusto romano, así como
también las cubiertas adinteladas.

Aparte de estos elementos, la novedad radica en que él creará un nuevo espacio


arquitectónico, sin romper bruscamente con la tradición medieval. Adoptó sus
nuevas ideas de rigor, de orden, de claridad, al esquema general de los edificios
medievales:

- La planta. Planta de cruz latina, con una nave central, dos laterales con
capillas y una nave transversal. La cabecera será plana en la que se abre
varias capillas. Por lo tanto, el edificio mantiene la disposición típica de la
Edad Media, pero él se esfuerza en que quede claro el esquema de la planta
tanto en el exterior como en el interior del edificio.
- Crea un espacio sometido a reglas matemáticas: En la planta y en el interior
del edificio existe una proporción entre la anchura de las distintas naves. La
nave central es el doble de las laterales y estas dos veces las capillas
laterales.
- Creación de un espacio racional basado en reglas preestableciadas, aplicando
la teoría de la perspectiva. Esta teoría, formulada por él mismo en 1416, y
basada en la pirámide visual, que supone al ojo del espectador colocado en la
base de una hipotética pirámide, siendo el vértice de la misma el punto de
fuga al que convergen todas las líneas del espacio.
- Líneas longitudinales. Estas líneas están cortadas por otras transversales, con
las que se forman una serie de volúmenes geométricos (cubos) proyectados
en profundidad, es decir, que según se alejan de la vista del espectador
aparentemente disminuyen de tamaño hasta juntarse en un punto (el vértice
de la pirámide visual).
-
Brunelleschi utilizaba de esta forma, elevándolo a teoría científica, un efecto
óptico perfectamente conocido: una persona, mirando hacia el infinito tiene la impresión
de que las cosas lejanas son más pequeñas y que las líneas confluyen en un solo punto, y
cuyo punto está unido por una línea recta con el ojo del espectador y forma el eje de la
pirámide visual.
Este orden es acompañado por la aplicación rigurosa de unas medidas
proporcionales: horizontal y el vertical. En este último, el entablamento, que corona las
columnas, divide en dos partes iguales el muro (Brunelleschi introduce precisamente un
trozo de entablamento entre la columna y el arco para dar mayor altura, y que se conoce
con el nombre de dado brunelleschiano).

Capilla Pazzi (1429). Edificio de planta central coronado por una cúpula sobre
pechinas. La entrada es un pórtico que imita un arco de triunfo. Utiliza columnas con
capitel corintio y fuste liso. La techumbre está decorada con casetones. El muro
presenta pilastras adosadas con estrías.

Palacio Pitti. (1440). Con este palacio crea el modelo de palacio renacentista.
Prescinde de la torre defensiva, dándole un carácter más urbano. De la arquitectura
romana toma el almohadillado, recubriendo con él toda la fachada, y traza en la planta
baja las ventanas pequeñas y a gran altura.
Hospital de los Santos Inocentes. Proyecta una fachada porticada o logia,
relacionando el hospital con la plaza. Se expresa, por lo tanto, su ideario artístico:
elementos constructivos opuestos al gótico.
- Estética basada en la simetría, la proporción y la razón. El pórtico, a base de
arcos, refleja el sistema de proporciones, pues el ancho del vano y del pórtico
es igual al alto de la columnas, con lo cual, nos encontramos con un cubo q
se repite nueve veces.
- Empleo de la bicromía.

Sacristía vieja de San Lorenzo. De planta central

- LEÓN BAUTISTA ALBERTI (1404-1472).

Es el prototipo de artista humanista: arqueólogo, científico, filósofo. Escribió tratados


de pintura, escultura y arquitectura (De pintura, De statua, De re aedificatoria ), donde
expone los principios artísticos del nuevo arte.
Termina el templo de Santa María Novella, iglesia gótica para la que construye
la fachada-telón. En ella asume como modelo compositivo el cuadrado: dos cuadrados
idénticos componen la parte baja, y en la parte alta, un tercer cuadrado en medio de este
cuerpo superior oculta la nave central de la basílica. La relación armónica entre el
cuerpo inferior de la fachada y el superior, más estrecho, lo resuelve mediante dos
aletones.
- Iglesia de San Francisco de Rímini, para Segismundo Malatesta (templo
malatestiano) Lo proyecta como si fuera un arco de triunfo romano. Su obra
se reduce a la fachada (arco de triunfo) y al flanco (acueducto).
- San Andrés de Mantua. Da un paso más para conformar el futuro templo
cristiano. Es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón, con pequeñas
capillas laterales y cúpula sobre el crucero. Este tipo de planta culminará en
el templo de Gesú de Vignola. En esta obra también la composición es
modular (el cuadrado). La fachada se distribuye a semejanza de un arco de
triunfo, coronado por un frontón.
- Construye el Palacio Rucellai, proyectando una fachada donde recupera la
superposición de órdenes para cada piso, repitiendo un módulo (el espacio
comprendido entre dos pilastras y los respectivos entablamentos, en cuyo
interior se abre una ventana), rematada por una amplia cornisa. Este palacio
se convertiría en el prototipo de palacio renacentista.

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