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PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

1- HISTORIA
Un hombre rico que se preparaba para un viaje y manda a llamar a 3 de sus siervos para confiarles 3
cantidades de dinero y lo inviertan. A uno le da 5 talentos, a otro le da 2 talentos y a otro solamente 1
talento. Una conversión aproximada a colones en nuestro tiempo puede ser: a uno le dio 250M, a otro
100M y a otro 50M.

Leer relato en Mateo 25:14-30

2- EL AMO Y LA REPARTICIÓN
El señor no reparte talentos por igual como quien desconoce las habilidades de sus siervos. Él sabe
exactamente lo que somos capaces de lograr, y nos da talentos a cada uno según nuestra capacidad de
ponerlos a su servicio. Los talentos que nos da no son para un deleite caprichoso, sino que demanda de
nosotros fidelidad con esos talentos y es exigente con lo que hagamos con ellos.

3- TALENTOS E INTERESES
Preguntas: ¿Qué son los talentos de Dios y qué significa invertirlos?
¿Cómo sabemos si estamos obteniendo intereses de los talentos o no?

*Repartir hoja con los talentos*

Consejos sobre la mayordomía cristiana 39.4


“En el universo hay tan sólo dos lugares donde podemos colocar nuestros tesoros: en la tesorería de Dios
o en la de Satanás; y todo lo que no se dedica al servicio de Dios se pone en el lado de Satanás, y
va a fortalecer su causa. El Señor se propone que los medios confiados a nosotros se empleen en la
edificación de su reino. Sus bienes nos han sido confiados en nuestra calidad de mayordomos suyos
para que los manejemos cuidadosamente y le llevemos los intereses en términos de almas salvadas.
Estas almas a su turno se convertirán en mayordomos confiables que colaborarán con Cristo para
estimular los intereses de la causa de Dios.”

4- MALOS MAYORDOMOS
Dios sanciona al mayordomo infiel por haber actuado con miedo y negligencia. El miedo es paralizarse
por la incertidumbre de que lo puede pasar y la negligencia es saber qué es lo que hay que hacer y no
hacerlo.

El siervo malo se justifica diciendo que su señor no le dejó suficiente instrucción para hacer la labor, que
era duro y que por eso mejor lo enterró. Esto denota que el siervo no fue proactivo como los otros, que
no pensó en cómo multiplicar el talento. Y tuvo tiempo para hacerlo, ya que el pasaje dice que el amo
volvió “después de mucho tiempo” (mateo 25:19).
En la Biblia hay personas que fueron negligentes por miedo, por ejemplo:

- Miedo a perder la reputación.


o Pedro niega a conocer a Jesús cuando ve que puede meterse en problemas
- Miedo a perder la vida
o Los discípulos en la barca cuando vino una tormenta
- Miedo por pesimismo y falta de fe
o Los espías de Canaán
o Jonás y Nínive
o Sara y el hijo que iba a tener

¿Alguna vez hemos actuado nosotros por miedo o negligencia cuando Dios nos dice qué hacer?

5- EL RESULTADO Y LA REDISTRIBUCIÓN
El señor, como buen administrador pide cuentas de sus siervos y se da cuenta que uno no hizo lo que se
le pidió. En vista de ello le quita su talento, el cual enterró, y se lo da al que tenía más talentos.

¿Por qué se lo dio al que tenía más? ¿A quién se lo hubiéramos dado nosotros?

Aquí está la diferencia entre los que creen que lo que tenemos es nuestro y los que creen que lo que
tenemos es de Dios. Dios no reparte talentos para el mero disfrute y confort de sus hijos. Él quiere que
sus hijos utilicen los recursos de manera inteligente de manera que puedan ser agentes del cielo en
cuando a llevar a otros al conocimiento de Cristo.

Si Dios fuera insensato como lo somos nosotros, entonces le hubiera dado talentos por igual a cada uno,
digamos 3 a cada uno, de esta manera el siervo malo en vez de haber enterrado 1 talento, seguramente
hubiera enterrado 3. O tal vez se hubiera sentido tentado y hubiera enterrado 1 y gastado 2, o yendo a
los bancos con sus 3 talentos y pidiendo un préstamo por otros 3 talentos más, y como no sabe generar
nuevos talentos entonces los bancos le quitarían todos los talentos que tiene, perdiendo todo lo que
tenía y dejando a su amo sin nada. Haciéndole un mal a su amo y haciéndose un mal a sí mismo.

Pero como Dios es sabio, él tiene cuidado de nosotros, por lo que nos da a cada uno según nuestra
capacidad de serle fiel a él. No debe ser nuestro pensamiento: ojalá yo tenga poco, para que Dios no me
exija más, sino que debemos estar atentos a los talentos que Dios nos ha dado, para asegurarnos que
estamos haciendo un buen uso de ellos, y que éstos están siendo útiles para que los otras personas se
acerquen a Dios.

Marquemos los talentos que sabemos que tenemos y preguntémonos si los estamos poniendo al
servicio de Dios.

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