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SERIE – NEUROFILOSOFÍA DE L A S EMO CIONES Y L A MOR AL

¿Qué significa sentir?


El cerebro explica las emociones y las pasiones humanas, sostiene
la neurociencia. ¿Se nos escapa parte de la realidad si concebimos
los sentimientos solo como una activación neuronal?

GIOVANNI FR A ZZE T TO

S
iempre que en una fiesta alguien me riencias personales? Por otro lado, ¿qué enseñaza
SERIE
pregunta por mi profesión, contesto: puede aportar la neurociencia sobre las emocio­
«Neurocientífico». La respuesta suele nes? Los neurocientíficos tratan, mediante el cono­
Neurofilosofía de las
emociones y la moral
causar gran expectación. «Seguro que cimiento detallado de genes, neurotransmisores y
es un trabajo muy emocionante. ¿Qué redes neuronales, de comprender e influir de modo Parte 1: Por qué las emo-
investiga exactamente?». Explico la verdad: «Las experimental en el comportamiento humano. Sin ciones van más allá de los
hallazgos neurocientíficos
emociones». En ese momento, mi interlocutor, embargo, en mi caso, la experiencia personal del
sea quien sea, no puede contenerse en preguntar mundo —y en particular, mi vida emocional— no Parte 2: Ética experimen­
y pedir consejo: «A veces me cuesta mantener a se filtra por las lentes de mi yo científico. En otras tal, una nueva rama
raya mis emociones. ¿Tiene eso algo que ver con el palabras, si me acabo de enamorar, no pienso en de la filosofía de la moral
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modo en que esta cableado mi cerebro?»; «¿Existe los cambios bioquímicos que acontecen en ese
algún medicamento con el que se puedan borrar momento en mi cerebro. De la misma manera, Parte 3: Lo que quedó
los malos recuerdos?»; «Cuanto más viejo me cuando un actor de teatro me entusiasma sobre el de la culpa y la respon­
hago, más me preocupa todo. ¿Es normal? ¿Puedo escenario, sé que su interpretación estimula mis sabilidad
Mayo 2014
evitarlo?»; «Si conociese mi ADN, ¿podría usted neuronas, mas este conocimiento no influye en
decirme si padeceré algún día depresión?»; «Lle­ que me agrade su trabajo.
vo casado diez años. ¿Es posible amar a la pareja En general, somos muy conscientes de que la
después de tanto tiempo del mismo modo que al mayoría de los procesos mentales (sea el enamo­
comienzo de la relación?». ramiento o el placer por el arte) pasan en nuestra
Todos los humanos experimentamos emocio­ cabeza. No obstante, experimentamos los efectos
nes y debemos, de algún modo, manejarnos con sin la menor idea de los procesos neurofisiológicos
ellas: controlar los ataques de cólera, superar una en los que se basan. De hecho, quien carece de
angustia arraigada o satisfacer una pasión. Nu­ conocimientos científicos no se encuentra peor
merosas personas esperan de la ciencia que les preparado para comprender sus emociones.
proporcione un manual de instrucciones prácticas Existen al menos dos buenas razones por las
para ello, como es el caso de algunos de mis inter­ que los estudios en el laboratorio no llegan a ex­
locutores espontáneos. Si, en una de esas conver­ plicar de una manera completa los sentimien­
saciones, me es imposible proporcionar consejos o tos. En primer lugar, si bien las emociones se
soluciones concretas y contesto, encogiéndome de desarrollan como un proceso biológico, al final
hombros, «¿Cómo puedo saberlo?», la decepción se concretan en un asunto personal complejo.
resulta enorme. Existen aspectos externos y visibles, y la expe­
Me pregunto por qué hoy en día nos empecina­ riencia interna: los primeros abarcan las reacciones
mos en encontrar en el cerebro las respuestas in­ conductuales, faciales y hormonales; la segunda
cluso a las cuestiones más íntimas de nuestra vida constituye el sentimiento, es decir, una dimensión
emocional. Aunque supiésemos cómo nos dirige mental en la consciencia. Por la misma razón, solo
DEL CORAZÓN AL CEREBRO
nuestro órgano pensante a cada segundo día tras podemos percibir nuestros propios sentimientos, ¿Se ha reemplazado el ideal
día, ¿podría este conocimiento reemplazar la idea no los de otras personas, pues únicamente obser­ romántico del amor por la
de una vida basada en valores, opiniones y expe­ vamos en ellas los efectos externos. Cuando los sobriedad de la neurociencia?

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científicos estudian la actividad cerebral asociada Del mismo modo que los roedores, los humanos
EN SÍNTESIS
con la tristeza o la alegría, no comprenden con se quedan a veces petrificados. Imagine el lector
No solo neuronas ello el significado de los sentimientos en la vida por un momento que su superior le indica en tono

1 Hoy en día, las expli- de cada individuo. severo: «Venga a mi despacho, tenemos que ha­
caciones biológicas Por otro lado, las emociones se hallan esculpi­ blar». Es probable que las palabras le suenen en
de las emociones están en das en valores culturales. Se integran en ideas, sus oídos a enfado. De inmediato, empieza a sentir
boga. Numerosas personas juicios y ambientes sociales concretos. La tenden­ palpitaciones y sudor; el cortisol (hormona del es­
identifican los sentimientos cia a la indignación moral o a los sentimientos de trés) empieza a correr por su torrente sanguíneo.
con la actividad hormonal y
culpa depende en buena medida del modo y lugar Los investigadores han podido rastrear este pa­
cerebral.
en que se vive. Los investigadores analizan, dicho trón de reacción hasta los grupos de neuronas que

2 Este enfoque unilateral


oculta la visión subjetiva
de la vivencia emocional.
de modo sencillo, los componentes universales de
la ira y la culpa.
controlan el equilibrio emocional humano, entre
ellos, la amígdala. Esta área cerebral almendrada
Si bien los neurocientíficos se esmeran en ex­ y que se aloja en la base del cerebro forma parte
plicar las emociones, solo el individuo las puede del sistema límbico. Activa el tronco encefálico, el
3 Si bien las emociones
pueden describirse
desde la fisiología cerebral,
experimentar en su interior. Por ello, si buscamos
estrategias para manejar nuestras emociones, no
cual produce respuestas de angustia. Aunque en
el laboratorio pueden investigarse componentes
se hallan insertas en un podemos fiarnos exclusivamente de las teorías y universales de dicha emoción, su vivencia conti­
contexto vital personal. las observaciones experimentales. Debemos con­ núa siendo un enigma. La ciencia proporciona,
siderar la experiencia personal, así como otros por así decirlo, un andamiaje a partir de hechos
enfoques subjetivos, por ejemplo, de la literatura, objetivos reproducibles, pero la experiencia inme­
el arte o la filosofía. Se trata de fuentes de cono­ diata tiene mucho más que ver con las vivencias
cimiento importantes que contribuyen a una del edificio cubierto por esos andamios.
comprensión completa de las emociones. Solo de La angustia es parte de la conditio humana,
ese modo podemos aprender qué significa sentir. enseña la filosofía. Martin Heidegger (1889-1976)
Dos ejemplos ayudarán dilucidar el asunto. llegó a la conclusión de que los humanos requie­
ren de esta sensación para enfrentarse a la exis­
Del sentimiento de angustia tencia —de igual modo que se necesita el miedo
A diferencia del miedo, emoción relacionada siem­ para sobrevivir a un peligro amenazador—. Según
pre con un elemento específico (como arañas o Heidegger, pasamos de un estado de ánimo a otro
espacios angostos, por ejemplo), la angustia surge enredados en una trama de circunstancias y ac­
frente a un factor indeterminado. Sin embargo, tividades. Con ello, caemos en rutinas que con­
necesita de un agente desencadenante, el cual es fundimos a menudo con «el sentido de la vida».
con frecuencia del todo inofensivo: la preocupa­ Con todo, cuando nos embarga la angustia, se
ción de si se viste la ropa adecuada, el recuerdo desvanece esta sintonía armónica con el mundo.
de un flirteo fracasado o un conflicto sin resolver. De repente todo se vuelve irrelevante, nuestra po­
La neurociencia investiga el nexo entre el desen­ sición en la vida se desdibuja y reconocemos su
cadenante y la reacción de angustia a través de banalidad. Esta crisis, sin embargo, nos concede
estudios del condicionamiento de la conducta. Se la oportunidad de conseguir una mejor visión de
averigua la forma en que los organismos apren­ la vida.
den a comportarse de maneras determinadas ante La angustia puede resultar de gran utilidad
un peligro. Un experimento clásico con roedores como medio de conocimiento, ya que nos ayu­
consiste en colocar a una rata en una jaula cuyo da a ahondar en la comprensión de nuestra cir­
Quien carece de suelo de rejilla produce una ligera descarga eléc­ cunstancia vital, indica Heidegger. Si bien algunas
trica en las patas del animal cada vez que suena angustias se fundan en la carencia de una guía
conocimientos
una señal acústica. Tras algunas repeticiones, la definitiva de nuestra conducta, nos posibilitan
científicos señal acústica sola (sin la aparición de la descarga enjuiciar la propia vida. Y cambiar para mejor.
no está peor eléctrica inmediata) actúa como estímulo aver­
sivo (desagradable). En cuanto el animal la oye,
El Romanticismo, ¿cosa de ayer?
preparado para
reacciona con angustia: se pone rígido de terror Un sentimiento tan misterioso como el amor
comprender sus aunque podría escapar, a través de una abertura, ­romántico atrae también la atención de los neuro­
emociones a una jaula contigua segura. científicos. De todas las emociones, el amor es

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probablemente la más indómita y polifacética. ción provoca la descarga de endorfinas que causa
Incluye el entusiasmo, la angustia, la tristeza e placer. El neurotransmisor dopamina nos incita a
incluso la ira [véase «Entre la ira y el amor», por querer más dosis de amor.
Jasmin Andresch; Mente y cerebro n.o 56, 2012]. Los investigadores intentan penetrar en la cara
Desde hace algunos años, los investigadores adictiva de este sentimiento a través de las imá­
ponen mucho empeño en reducir la maravilla genes por resonancia magnética funcional (IRMf)
de tal experiencia a sucesos neurohormonales. del cerebro de probandos recién enamorados. La
Desean explicar las distintas fases del curso del actividad cerebral de estos sujetos mientras ob­
amor (desde el cortejo hasta la unión estable en servan la fotografía de su pareja amada resulta
pareja), detectar sus variedades de modo siste­ intensa en el área tegmental ventral (región que
mático y descubrir en qué se diferencia el deseo interviene en la recompensa), de la misma ma­
sexual del amor platónico. nera que sucede en un fumador que enciende el
En el lenguaje popular se habla de la «quími­ siguiente cigarrillo [véase «La rutina del pitillo»,
ca entre dos personas» para referirse al amor. La por Yavor Yalachkov, Jochen Kaiser y Marcus J.
concentración óptima de neurotransmisores se Naumer; Mente y cerebro n.o 58, 2013] o en un
encarga de que en los amantes «se active un in­ alcohólico que bebe su enésima copa. NÚMEROS Y MEDIDAS
terruptor interno», versión moderna de la clásica Por lo general, la pasión romántica disminuye Los estados emocionales de-
flecha de Cupido. Los niños de hoy saben que el rápido. La euforia inicial se evapora. La persona ben estandarizarse por medio
principal órgano del amor no es el corazón, sino amada e idealizada aparece, de repente, extraña: de pruebas y cuestionarios
el cerebro. Cuando nos enamoramos, el poder del se descubren aspectos y defectos que antes ha­ para poderlos medir con rigor
científico. Con ello, según los
amor penetra por los ojos hasta el tálamo, donde bían pasado inadvertidos. ¿Se debe ello al cam­
filósofos, se pierde de vista
el mensaje visual llega al centro del reconocimien­ bio continuo que caracteriza a los humanos? ¿O
una dimensión central: la
to facial y, luego, al sistema límbico, cuya excita­ a que la exaltación de los sentimientos iniciales vivencia subjetiva.
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Si eso no es cierto, ¿dónde está mi discernir


que se equivoca cuando los ojos
no se han equivocado?]
TODO DEPENDE
Ya sea pato o conejo, ninguna Algunos contemporáneos están convencidos
de las dos perspectivas que de que los neurocientíficos, tarde o temprano,
ofrece la imagen resulta más
descubrirán todo lo que hay que saber sobre la
correcta que la otra. Lo mismo
base neuronal de nuestras emociones. Sin embar­
ocurre en el estudio de las emo-
go, concebir el amor solo como una activación
ciones por parte de las ciencias
más o menos fogosa de las neuronas nos ayuda

GEHIRN UND GEIST


naturales y de las humanidades:
ambas no se excluyen, antes poco en la vida cotidiana. La posibilidad de re­
bien se complementan. forzar la atracción mutua o revitalizarla a través
de nuevas experiencias o sorpresas es conocida
engaña a los sentidos? ¿O quizá porque, por na­ sin necesidad de hacer referencia a que las neu­
turaleza, las personas sienten una sed constante ronas dopaminérgicas del cerebro nos provocan
de novedad? un anhelo de circunstancias novedosas. Además,
Desde una perspectiva neuronal, la transición las ciencias naturales no son infalibles. Hace tan
desde la locura del amor a un querer más sereno solo cien años, numerosos investigadores recono­
se encuentra marcada por cambios en el equili­ cidos creían en la frenología del médico alemán
brio hormonal. Los neurotransmisores oxitocina Franz Joseph Gall (1758-1828), según la cual las
Las emociones y vasopresina abundan en el estadio «maduro» protuberancias y surcos del cráneo revelaban los
se desarrollan del amor. Quizá serían concebibles medicamentos rasgos del carácter de una persona [véase «Gall
con los que influir en la atracción, la confianza y la frenología», por Albrecht Schöne; Mente y
como procesos
y el compromiso, como esas gotas que los elfos cerebro n.o 3, 2003].
biológicos, echan en el oído de los durmientes en Sueño de Hoy muchos medios de comunicación aceptan
pero, al final, una noche de verano, de William Shakespeare. Hoy las imágenes por IRMf como «fotografías» de es­
por hoy, numerosas personas están convencidas tados mentales. Sin embargo, estos últimos van
se concretan
de que la química cerebral puede explicar mejor más allá de los patrones de manchas que revela
en una un fracaso amoroso que si se hurga en las expe­ el escáner cerebral. Las emociones se conforman
circunstancia riencias infantiles de la persona. Pero ¿quién se según códigos biológicos, también por el contex­
vale realmente del conocimiento neurocientífico to cultural, moral y social. Poco importa que se
personal
en su vida sentimental rutinaria? privilegie uno u otro aspecto. Ninguno de los dos
compleja revela por completo el objeto en cuestión, antes
La experiencia, por delante bien, ambos se complementan.
Aunque, por mi profesión, sé de un modo bastante Para finalizar, observe el lector la imagen de
preciso dónde y cuándo actúan la dopamina u arriba a la izquierda. En esta figura reversible se
otros neurotransmisores en el cerebro, en mi vida reconoce un pato o un conejo. Algunas personas
emocional me baso más en las experiencias que ven solo el pato, otras solo el conejo, pero la ma­
Para saber más he vivido, sean dolorosas o agradables, o recurro yoría pueden cambiar de una a otra perspectiva,
Sein und Zeit. M. Heidegger. a modelos artísticos y literarios. En su soneto incluso pueden apreciar ambas figuras a la vez.
Niemeyer, Tubinga, 1927.
148, Shakespeare describe cómo el amor ciego También la historia de la ciencia se encuentra
Being human: Love: Neuros­
cience reveals all. L. Young en
deja sitio, de forma gradual, a un sentimiento sembrada de saltos de una teoría a otra. No debe­
Nature, vol. 457, pág. 148, 2009. más maduro: mos olvidar que dos interpretaciones de un mis­
A neural switch for active and mo fenómeno pueden coexistir a la perfección,
passive fear. A. Gozzi et al. en
Neuron, vol. 67, págs. 656-666,
O me, what eyes hath love put in my head, sin ser una más correcta que la otra.
2010. Which have no correspondence with true sight!
Das disziplinlose Gehirn—Was Or, if they have, where is my judgment fled,
nun, Herr Kant? Auf den
That censures falsely what they see aright?
Spuren unseres Bewusstseins
mit der Neurophilosophie.
G. Northoff, Irisiana, Múnich, [¿Qué ojos el amor me ha puesto en la cara
2012. Giovanni Frazzetto trabaja en el King’s
que falsean lo que han contemplado? College de Londres.

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