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MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

Se entiende por métodos anticonceptivos, a las distintas maneras que existen de prevenir un
embarazo. Algunos de ellos incluso sirven para prevenir enfermedades de transmisión sexual.

Los métodos anticonceptivos forman parte de la planificación familiar, estrategia mediante la cual
las parejas pueden elegir el momento más propicio de sus vidas para tener hijos, y no hacerlo de
manera desordenada e improvisada.

Los métodos anticonceptivos pueden clasificarse de acuerdo a su naturaleza en:

De barrera. Se emplea algún elemento para bloquear físicamente el contacto de los órganos
genitales y sus secreciones.

Hormonales. Consiste en fármacos o medicamentos para inhibir temporal y artificialmente la


fertilidad femenina.

Médicos. Intervenciones más o menos invasivas, reversibles o no, que reducen la fertilidad del
hombre o de la mujer.

Los métodos anticonceptivos disponibles para el hombre son:

Condón o preservativo: que consiste en una barrera de látex que se desenrolla alrededor del pene
erecto y lo recubre, aislándolo del contacto con la vagina.

Esterilización: Consiste en un procedimiento médico llamado vasectomía, en el cual se interrumpe


el paso de los espermatozoides al conducto eyaculador, generando una infertilidad artificial
permanente

Los métodos anticonceptivos femeninos son:

Anticonceptivos orales.: Las conocidas pastillas anticonceptivas, consisten en un tratamiento a lo


largo del ciclo menstrual, que reducen la fertilidad de la mujer

Implantes, inyecciones y parches anticonceptivos: Se trata de aplicaciones temporales en el


cuerpo de la mujer: implantes bajo la piel o parches sobre ella, que funcionan de manera similar a
la contracepción oral: mediante hormonas. Su confiabilidad es sumamente alta

Dispositivos Intrauterinos (DIU). La famosa “T de cobre”, consiste en un implante intrauterino que


opera en base a hormonas, impidiendo el embarazo en un 99% de los casos

Condón femenino. Una variante del preservativo, pero que se inserta en la vagina y aísla del
contacto con el pene.

Diafragma cervical. Se trata de una barrera física que se inserta en el útero e impide el paso de los
espermatozoides, haciendo imposible la fecundación.
Pastillas de emergencia. Se trata de pastillas no abortivas que se ingieren hasta 72 horas luego de
la relación sexual (mientras menos tiempo, más efectivas son), y disminuyen las probabilidades del
embarazo.

Método del ritmo. Consiste en limitar el coito a los días en que el calendario menstrual indique
baja fertilidad, antes de la ovulación.
EMBARAZOS EN ADOLESCENTES

El embarazo adolescente o embarazo precoz puede definirse como aquel que ocurre dentro de los
primeros dos años de edad ginecológica , y/o cuando la adolescente es aún dependiente de su
núcleo familiar de origen o no han alcanzado la mayoría de edad jurídica .

La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años. La mayoría de los embarazos en
adolescentes son considerados como embarazos imprevistos o no deseados, provocados por la
práctica de relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.

el embarazo en la adolescencia es considerado como un problema biomédico con elevado riesgo


de complicaciones durante el embarazo y parto, que conlleva un incremento en las tasas de
morbilidad y mortalidad materna, perinatal y neonatal.

Pero las consecuencias adversas del embarazo en la adolescencia no sólo son físicas, sino que
tiene además implicaciones socioculturales, psicológicas y económicas, con elevado coste
personal, educacional, familiar y social.

Esto es así especialmente en las chicas más jóvenes (15-16 años). Entre los problemas que se
presentan habitualmente en estas jóvenes, se encuentran:

Que siguen una dieta inadecuada a su estado

Utilizan tarde o con poca frecuencia el servicio de atención prenatal, lo que supone una dificultad
mayor para aceptar la realidad, retraso de la primera visita, desconocimiento del tiempo de
gestación

Incumplen el tratamiento

Tienen actitudes de pasividad, falta de respaldo, depresión.

En la actualidad está ampliamente reconocido que el embarazo en adolescentes y la maternidad


temprana está asociada con el fracaso escolar, deterioro de la salud física y mental, aislamiento
social, pobreza y otros factores relacionados.

Los factores de riesgo que más influyen en la probabilidad de embarazo en la adolescencia son la
mala información sobre la sexualidad y desconocimiento de los métodos anticonceptivos, junto a
un bajo nivel educacional procedente de los padres.

El desconocimiento se agrava debido a que el tema de la sexualidad todavía sigue siendo un tabú
en las relaciones paterno-filiales.

Otro factor de riesgo es el egocentrismo adolescente, que hace que piense, en una especie de
omnipotencia, que la relación entre coito y embarazo no se dará en su caso.
En el embarazo adolescente existe un aumento de los riesgos médicos, como la probabilidad de
sufrir infecciones, roturas prematuras de membranas o partos prematuros. También anemia del
embarazo, desnutrición, bajo peso al nacer, mayor muerte perinatal...

Entre los problemas psicológicos en la madre se hallan depresión post-parto, baja autoestima... en
gran medida debidos al truncamiento de sus planes vitales y al rechazo de la pareja o social.
Habitualmente el padre es un joven también adolescente que no asume su responsabilidad
paterna, provocando una situación de abandono afectivo, económico y social en la madre y el
niño.

También podemos hablar de otra serie de desventajas sociales: bajos logros educacionales,
abandono escolar, desempleo, mayor frecuencia de maltrato y abandono infantil... Muchas veces
la adolescente cuenta con un nivel de escolaridad muy bajo, por lo que le es complicado acceder a
un trabajo digno que le permita satisfacer sus necesidades básicas.

Debido a todos estos riesgos que conlleva el embarazo en la adolescencia, muchas organizaciones
de salud y de protección a los menores en el mundo tienen como objetivo que se reduzca su
incidencia, gracias a programas de formación en los que se eduque a los jóvenes y sus familias.

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