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La casa, memoria del encuentro

Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo:
«Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y,
viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa
Maestro– ¿dónde vives?». «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese
día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Jn 1, 35-39

La primera certeza sobre Cristo nació del encuentro y su prolongación en la casa ‘donde Jesús
vivía’. Lo que Jesús decía se correspondía con lo que sus corazones buscaban. Y fue una
certeza pública, manifiesta, porque cuando volvieron a sus propias casas contaron que habían
encontrado al Mesías.
El encuentro es la experiencia humana con otro que con-mueve, que atrae y que revela, que
impone por su sola presencia una evidencia de lo verdadero con tanta fuerza persuasiva, que
no necesita demostración. Decimos que el encuentro provoca una intuición inmediata de la
verdad, como en una epifanía sin necesidad de pruebas ni argumentos. Pero para que el
encuentro se dilate, se prolongue y se haga fecundo, hace falta un espacio físico y de tiempo:
un lugar y una espera.
Para que la vida misma se haga posible es necesario una casa: el seno materno. Allí la vida empieza ocultamente
protegida, tibiamente acogida en el regazo de una casa de carne. El vientre materno es como un paraíso primordial,
hendido en la dulzura del único material adecuado y dispuesto para ser santuario de la vida.

Todo hombre experimenta la necesidad de


tener una casa, donde casa significa lugar De los estatutos:
familiar, en el que uno se reconoce y Art. 7.- La experiencia de CMP vive con particular
reconoce la propia identidad, lugar que le intensidad el don que Dios nos ha hecho
permite ser él mismo y actuar aquello que regalándonos una CASA que es Cristo, que es la
está llamado a ser. Pero también lugar al Iglesia y que para nosotros se hace visiblemente
que pertenece, por el que se siente cercano en esta edificación que es CMP
defendido y protegido, como abrigo seguro
y acogedor. Que no solamente lo acoge a
él, sino también a todos aquellos que, como él, pertenecen a la casa. La casa no es
simplemente edificio, arquitectura fría, sino que significa personas que la habitan, relaciones
humanas que hacen sentirse vivos, pertenencia recíproca, posibilidad de compartir la
existencia, gracia de caminar unidos hacia un mismo ideal, casi convirtiéndose los unos en la
casa de los otros...1
La casa, lugar para habitar
Una casa es un orden; no un montón de materiales. Un orden para ser vivido continuamente.
Sólo el hombre habita, así como sólo el hombre reza. Y uno no habita simplemente en una
casa, sino que la habita2. No se trata de estar solamente…
La palabra habitar proviene del latín habitare que es un verbo
frecuentativo3 de habere, tener. Habitar es así tener de una
manera frecuente, reiterada y supone ocupar, poseer el lugar
que se habita. No se habita un hotel, que por tanto no es
habitación, o casa en sentido propio. Según el diccionario de
la RAE, es vivir o morar en algún lugar o casa. Un lugar en
general, si se trata de un ser vivo cualquiera, y más
propiamente una casa si se trata del hombre.
Morar también viene del latín morari que significa retrasarse,
entretenerse, demorarse, pararse y de ahí, permanecer,
residir. Vemos entonces que la casa, la morada, la habitación
son conceptos similares, que expresan con matices la misma idea.
También domus, otra palabra latina, designaba a las casas romanas de cierto nivel, cuyo dueño
era el dominus, el señor. El domus nombraba también a las familias de tres generaciones. La

1
P. AMEDEO CENCINI, La casa, lugar y morada. Conferencia pronunciada en la 39ª. Semana Nacional de Vida Religiosa, Madrid 6 al 10
de Abril de 2010
2
Íbidem
3
Frecuentativo quiere decir que la acción denotada se repite reiteradamente. Los verbos frecuentativos expresan una acción
frecuente o habitual, como tutear, cecear, sesear, cortejar: son ejemplos de verbos frecuentativos, porque indican que la acción se
repite con frecuencia, como hábito.
idea implícita es, otra vez, la de permanencia en el tiempo, de solidez. De domus se derivan
también otras palabras muy significativas que solemos utilizar en nuestras reflexiones:
domesticar, que es traer a la casa, al lugar de la propia intimidad, algo o alguien que nos era
ajeno. O el domicilio, que es la ubicación donde está situada la casa.
El habitar pone al hombre en relación con las cosas, y con los demás, con la realidad y con su
sentido. Porque habitar es poseer, poner el nombre a las cosas que nos conciernen. Por eso la
casa no es sólo el edificio, la choza como indica su etimología, sino el espacio vital hecho con
los otros, donde es posible el habitar. La casa es morada, donde los objetos y las personas
encuentran su significado, donde ‘lo cotidiano se vuelve mágico’ como dice la canción 4, se hace
mundo para el hombre en su experiencia, en su acontecer.
Las notas características de la casa
Vamos ahora a precisar un poco más lo que hemos visto y detenernos en los matices que la
idea de casa nos revela:
a. En primer término, como hemos visto, la casa es el lugar donde se habita, es decir donde se
vive habitualmente. Hay por lo tanto un elemento de permanencia en el tiempo, de solidez y
continuidad. Sin esa referencia estable, no hay posibilidad de madurar ni de crecer. El tiempo
no es repetición o monotonía, sino el sucederse consciente de los instantes en los que la vida,
el propio destino se despliega.
b. Precisamente por esto, la casa lugar que posee una historia, rica de tradiciones y de
tradición, con sus ritos y sus rituales, con sus particulares modos habitativos, individuales y de
grupo, a veces sumamente típicos y característicos de una cierta cultura o de un cierto
carisma, sede de una memoria que parece estar esculpida e impregnada hasta en los muros y
que se transmite también a través de la
casa5. De los estatutos:
c. Es el lugar que custodia la identidad de Art. 2.- Comunión-Misión-Paz…es un grupo de fieles
quien la habita, casi morada de esa católicos voluntarios que, en ejercicio del legítimo
identidad, espacio humanizado o tierra derecho de asociación con fines religiosos de carácter
buena donde todos tienen sitio y donde secular, y dentro de la comunión y obediencia a la
se hunden las propias raíces, espacio de Iglesia, hemos hecho un camino juntos (o historia
intimidad y de vida privada, donde cada compartida). Así, asociados formalmente queremos
uno halla la propia verdad y puede vivir la fe con el estilo propio al que entendemos que
expresarse en libertad6. Dios nos llama.

d. La casa como resguardo de la propia


intimidad7 es el lugar donde cada uno es llamado por el nombre. En otros ámbitos de la vida
civil, lo que define a la persona es su profesión u oficio; son lugares donde la formalidad del
apellido, del documento, o del legajo –o peor: una contraseña electrónica- identifican,
despersonalizando al sujeto real. En la casa mi yo es un tú cercano para los demás, por eso soy
valorado por lo que soy, no por lo que hago. No hace falta disimular ni ocultar nada, porque en
la casa todos se exponen, se muestran como son. Y cada uno -especialmente los más débiles-
son acogidos y respetados en su dignidad.
e. Todo lo que pertenece la casa es lo familiar, lo que está atado -vinculado- por los lazos 8 de lo
doméstico. Es el lugar que manifiesta también la propia pertenencia, ligada a la opción de un
4
Las manos de mi madre /parecen pájaros en el aire. /Historias de cocina entre sus alas heridas de hambre. /Las manos de mi
madre /saben que ocurre por las mañanas /cuando amasan la vida /horno de barro, pan de esperanza.
Las manos de mi madre/me representan un cielo abierto /y un recuerdo añorado/trapos calientes en los inviernos./Ellas se brindan
cálidas /nobles, sinceras, limpias de todo./Cómo serán las manos/del que las mueve gracias al odio
Las manos de mi madre/llegan al patio desde temprano/todo se vuelve fiesta/cuando ellas vuelan junto a otros pájaros. /Junto a
otros pájaros que aman la vida/y la construyen con el trabajo. /Arde la leña, harina y barro./Lo cotidiano se vuelve mágico./Se
vuelve mágico. PETECO CARABAJAL, Como pájaros en el aire, 1996.
5
P. AMEDEO CENCINI, La casa, lugar y morada. Conferencia pronunciada en la 39ª. Semana Nacional de Vida Religiosa, Madrid 6 al 10
de Abril de 2010
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Íbidem
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Cada persona tiene interioridad o intimidad, un ‘dentro de sí’ que sólo es conocido -aunque sea imperfectamente- por ella misma.
La piedra no tiene un ‘dentro’, los seres vivos sí, pero entre ellos, sólo el hombre lo posee realmente como su centro consciente.
Pero a su vez, la persona tiene capacidad para manifestarse, para expresarse desde dentro de sí hacia fuera. Mostrar, expresar lo
propio de uno, es de algún modo, darlo. La persona es capaz de dar y sin el otro -que es otra intimidad que recibe- no habría
posibilidad de diálogo
8
En el Principito, de SAINT EXUPERY, hemos leído: “¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito. -Es una cosa ya
olvidada -dijo el zorro-, significa crear lazos... "
2
estilo de vida, que se convierte, a su vez, en decisión de habitar con otros, que pertenecen
también a esa casa, haciéndola lugar de encuentro y de intercambio, de relación y
participación, de proximidad y cercanía del otro y al otro9.
f. Pero la casa no es solamente…un espacio cualquiera en el que cada uno decide estar, sin
ningún tipo de intercambio entre los dos
elementos (el habitante y el habitat), la De los estatutos:
casa no es una variable independiente, Art. 8.- LA CASA ES MEMORIA
sino una realidad que hay que habitar y
8a.- La Casa es el lugar (ámbito humano) donde
vivir, lugar cálido, que cada uno de los
recuerdo (traigo al corazón entendido en sentido bíblico)
habitantes, de alguna manera, edifica y
quién soy y a quién pertenezco.
estructura, o contribuye a hacer más o
menos habitable10. 8b.- La Casa es el lugar donde vivo el encuentro con
Cristo, donde descubro que soy elegido y llamado.
g. Por lo tanto, la casa es el lugar del
8c.- En definitiva, donde puedo vivir y madurar la
diálogo. El hombre es un ser que
experiencia de la fe.
dialoga, sin la presencia del otro, que
me recibe y que me llama por el
nombre, no sería posible la existencia
humana. Los personajes de ficción como Tarzán o Mowgli (en el Libro de la Selva) sobreviven
sólo en los cuentos y porque allí los animales hablan, están humanizados. Por ser persona el
hombre necesita el encuentro con un tú y la palabra, es el instrumento para esta apertura a los
demás.
h. La casa es el lugar donde el encuentro se renueva y se prolonga. El ser personas, tener
dignidad de personas, es una realidad anterior a la relación con otros. Pero nosotros nos damos
cuenta de lo que somos, sólo mediante encuentros con los otros. Y llamamos encuentros a
aquellos que son verdaderamente significativos, los que dejan huella, nos cambian. Por eso les
reconocemos un antes y un después.
i. La casa es el lugar del perdón. Perdonar viene del latín per que significa "con insistencia,
muchas veces" y donare, dar, regalar.
Perdonar es, entonces, dar gratuita y
De los estatutos: abundantemente, persistentemente.
Art. 20.- (…) conscientes de la primacía de la gracia Eso no es frecuente en la el ámbito
fomentamos la ORACIÓN privada y comunitaria y la social donde prevalecen las relaciones
frecuencia de los sacramentos, sobre todo, LA de justicia conmutativa: te doy en la
EUCARISTÍA (la Casa se construye sobre ella que es medida en que me das. Dijo hace muy
memorial, presencia y profecía) y LA PENITENCIA que poco el Papa Francisco: “Que…toda
nos ayuda a ir descubriendo que la Casa es el “lugar del familia cristiana pueda ser un lugar
perdón” donde como pecadores somos permanentemente privilegiado…en el que se experimenta
recibidos con alegría; penitencia entendida también como
la alegría del perdón. (…) En el seno
actitud que repara las consecuencias del pecado en
de la familia es donde se nos educa al
nuestra vida y en la de los demás.
perdón, porque se tiene la certeza de
ser comprendidos y apoyados no
obstante los errores que se puedan cometer”11.
Los ‘no-lugares’ o la concepción mundana de la casa 12
Como para comprender mejor lo que acabamos de describir, fijémonos un momento como la
cultura actual nos propone lo contrario. Los no-lugares, donde no es posible el encuentro:
Serían aquellos espacios “en los que se multiplican, con modalidades lujosas, los puntos de tránsito y las
ocupaciones provisionales, en los que se desarrolla una densa red de medios de transporte que son
también espacios habitados, en los que los grandes almacenes, distribuidores automáticos y tarjetas de
crédito reanudan los gestos de un comercio ‘mudo’, un mundo prometido a la individualidad solitaria, al
paso, a la provisionalidad y a lo efímero”.
A diferencia de los lugares “históricos” (como el pueblo natal, la iglesia, la casa paterna, la escuela...),
que traen a la memoria relaciones y ofrecen identidad, los no-lugares son lugares-sin-memoria y, por
tanto, sin historia. Son los lugares propios de una sociedad desmemoriada…: los centros de compras o

9
P. AMEDEO CENCINI, op.cit.
10
P. AMEDEO CENCINI, op.cit.
11
PAPA FRANCISCO, homilía en la misa por el Jubileo de las familias. Roma 28-12-2015
12
La palabra no-lugar está tomada, como buena parte del contenido de este apunte de la citada conferencia del P. AMEDEO CENCINI.
3
shoppings, los grandes almacenes, todos iguales, en Madrid o Buenos Aires, en Nueva York o Moscú. En
el llamado primer mundo: medios de transporte cada vez más rápidos, hasta el punto de impedir o
dificultar la lectura del nombre de la estación misma; calles que tienden cada vez más a ser
“circunvalaciones” de barrios; compras hechas de manera cada vez más anónima, con tarjetas de
crédito... En los no-lugares se es solamente cliente, pasajero, usuario, oyente. La arquitectura misma
crea un efecto como de enajenamiento, un aplastamiento del sentido del pasado, en el que historia y
memoria pierden cualquier significado y valor.
Los no-lugares…no acogen ninguna comunidad! Quien circula por los no-lugares, quien se detiene en ellos
por un periodo más o menos prolongado según las necesidades, tiene la sensación de existir, transmite
mensajes y escucha avisos, se expresa con el cuerpo y con los gestos... pero no pertenece a ellos, no
reconoce en ellos la propia identidad ni su pertenencia o su historia o sus raíces, está siempre dispuesto a
irse a otro sitio…a buscar una mercancía más útil, o más sabrosa, o menos cara, o de mejor marca.
Según algunos…la sociedad entera que se ha convertido en un no-lugar. (…) A la muerte de Dios ha
seguido, fatalmente, la muerte del prójimo, o su transformación en remoto, en cuanto nos queda lo más
lejos posible. Así el hombre “precipita en una soledad fundamental. Es un huérfano sin precedentes en la
historia”. “Ha perdido al Padre, ha perdido a los hermanos y hermanas. La orfandad normalizada y ya ni
siquiera advertida como tal, se convierte en el clima espiritual, psicológico y conductual más frecuente.
Cada individuo vive, entonces, ciertamente en contigüidad con otros individuos, pero todas las relaciones
interpersonales resultan desarticuladas y remodeladas a través de la construcción cultural de la distancia.
El otro ya no es el prójimo, sino una entidad lejana y ajena”.
Algunas consecuencias: en primer lugar la, quizás, más grave, o sea la pérdida de la relación entre la
persona y el ambiente en el que vive, que ya no es percibido como lugar de identidad y pertenencia, pero
también la desvinculación entre el yo y el otro, entre el yo y el tú, y la pérdida de un lugar común para el
crecimiento de ambos. De ello deriva una gigantesca acción des-educativa, que afecta sobre todo a las
generaciones jóvenes, un desacostumbrarse a la proximidad afectiva, una presurosa declaración de
incompatibilidad existencial con ese prójimo diverso de mí o sea con el extranjero…que hay que rechazar
en nombre de una identidad que es necesario defender, una inflación de la distancia en todos los niveles,
hasta el punto que los jóvenes, en particular, “viven como entre extraños. Solamente les ha quedado
cercano el teléfono móvil”.
Concluye con una visión oscura y siniestra el psicoanalista: “¿Qué sucede cuando hace demasiado tiempo
que se está viviendo solo? Llega la contaminación de la tristeza y luego de la desesperación. ¿En qué se
piensa cuando se vive demasiado tiempo sumergido por la tristeza y la desesperación? En el suicidio”.
Los “no-lugares” en la Iglesia13
Ciertamente, la conclusión es dramática. Pero es fundamental que comprendamos lo que sucede
alrededor de nosotros, sobre todo porque la cultura es como el aire que todos respiramos, y por tanto
podemos encontrar algo de esta situación…probablemente también en nuestras realidades eclesiales.
Sería dramático que también ellas se hubieran convertido en no-lugares y que nuestras comunidades
fuesen solamente lugares de paso, pensiones,
hoteles (bien confortables, a 3 o 4 estrellas) o
residencia oficial, o incluso fortaleza inaccesible..., De los estatutos:
y nosotros solamente inquilinos, vecinos de Art. 9.- LA CASA ES PRESENCIA
apartamento pero no de vida, o personas que
están allí como de alquiler, sin habitarlas con el 9a.- La Casa es el lugar donde cada uno vive el
corazón, sin-casa, sin ningún lazo relacional con seguimiento de Cristo (discipulado). Por
nadie, como perros callejeros... Tampoco pueden medio de una experiencia de amistad verdadera en
ser lugar puramente psicológico, espacio de El vamos conociendo el valor de la “compañía
refugio que la persona se ha escogido para sus adecuada” que remedia nuestra soledad, la del
propios fines y según sus gustos, para estar con hombre viejo (pecador) y hace posible alcanzar el
los que ella misma se ha elegido o que la han Destino para el que Dios nos ha creado (ser felices
elegido a ella. La casa debe ser un lugar teológico, ya aquí en la tierra y después plena y eternamente
el que Dios le ha preparado, con personas que en el cielo).
Dios ha colocado a su lado. 9b.- Así vivimos la experiencia de fraternidad; el
Se trata de comprender, fundamentalmente, que otro es un don para mí, es presencia de Cristo.
“es posible invertir el alejamiento del otro que ha
caracterizado el siglo XX”, que es posible salir de
la lógica de los no-lugares para encontrarnos en un lugar común, en una casa, donde entretejer una sana
proximidad. Es uno de los desafíos que tiene ante sí la vida consagrada (y la experiencia eclesial en
general). Quizás un doble desafío.
El primero sería mostrar hoy, en su modo de vivir, en el modo de vivir de nuestras comunidades, un
modelo de casa, o de personas que viven y habitan su casa-comunidad como santuario-lugar de la
presencia de Cristo, espacio doméstico de identidad y pertenencia, rico de historia y de memoria. El

13
Seguimos casi textualmente la conferencia del P. AMEDEO CENCINI, adaptándola a nuestra propia experiencia comunitaria.
4
segundo sería el reto de convertirse en la casa del mundo, o sea, ofrecer la propia morada como casa
para todos, de alguna manera, que todos puedan tener como punto de referencia, que todos puedan
habitar, en la que todos puedan respirar acogida y experimentar la belleza de vivir y crecer juntos.

La casa como lugar teológico14


Si la casa responde a un designio ulterior, más allá de la simple gratificación psicológica y está
formada por personas que no se han elegido mutuamente, sino que tienden a un fin
establecido por Dios, esta casa sería entonces un lugar teológico. Intentaremos ahora proponer
algunos puntos que podrían realizar este pequeño gran milagro: convertir toda comunidad en
casa, o hacer que una comunidad edifique “con sabiduría” su casa, una casa para vivir, para
habitar. A cada uno de ellos corresponde, (va entre paréntesis), una cualidad de la comunidad
como “casa”.
1.- Escuela de formación permanente (casa de formación)
"No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin
de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto." Romanos, 12,2.
Toca a los fieles laicos mostrar concretamente en la vida personal y familiar, en la vida social, cultural y política, que la
fe permite leer de una forma nueva y profunda la realidad y transformarla; que la esperanza cristiana ensancha el
horizonte limitado del hombre y lo proyecta hacia la verdadera altura de su ser, hacia Dios; que la caridad en la verdad
es la fuerza más eficaz capaz de cambiar el mundo (…) sin olvidar nunca que la contribución de los cristianos sólo es
decisiva si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, clave de juicio y de transformación.
BENEDICTO XVI, Discurso a la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos. 21 de mayo de 2010.
Se puede llegar a profesar una fe como un discurso, incluso apasionado y devoto, pero que no nace de una experiencia
real, encarnada en la vida, de las verdades que se enuncian. Será una fe frágil, que se dejará conducir por las corrientes
de opinión dominantes o tal vez una fe meramente defensiva, incapaz de mostrar una certeza propia y por tanto
convincente. Para que nuestra conversión sea verdadera y nuestra presencia misionera, es necesario que la fe ilumine
la razón, para recuperar el sentido de las cosas, para proponer la verdad. Para esto hace falta un trabajo de formación.
La formación permanente que no consiste en hacer grandes cursos sino, sobre todo, en la
acción del Padre que quiere plasmar en
nosotros la imagen del Hijo, y en la
De los estatutos: consiguiente disponibilidad nuestra para
Art. 18.- La formación, entendida de modo acoger esta acción del Padre. Por lo tanto la
integral, se hará a través de reuniones formación permanente es relación con Dios,
frecuentes y con el cultivo de la amistad fraterna pero no solamente con Él, porque si la cosa
(como se hace en una casa de familia). Así se está en sus manos, entonces toda situación de
procurará la maduración en el seguimiento de vida, toda circunstancia, todo acontecimiento,
Cristo, fomentando una actitud de continua todo contexto humano… se convierten en
conversión, en la búsqueda de la comunión mediación formativa de esta voluntad del
plena con Él.
Padre de plasmar en el discípulo los
Art. 19.- La formación, según lo anterior, sentimientos del Hijo, su corazón.
atenderá dos aspectos:
…Pero todo esto no sucede, ciertamente, de
19a.- Cursos, clases, etc. en los que se
manera espontánea. Es gracia que implica la
trabajará sobre temas que son necesarios
libertad humana, es gracia que forma
conocer a través del estudio.
solamente si la persona posee la libertad de
19b.- Un camino de meditación y oración dejarse formar, o ha alcanzado la disponi-
en el que juntos vamos ayudándonos a que bilidad para aprender de la vida para toda la
los criterios con los que actuamos en lo
vida, o sea de todos sus semejantes, del
cotidiano de nuestra existencia estén
simpático y del menos simpático, del docto y
continuamente confrontados con la verdad
del ignorante, de quien lo quiere y de quien
que es Cristo y que se actualiza en el hoy de
la Iglesia. Aspiramos a la unidad de vida en siente hostil, o distante.
la que la voluntad del Padre discernida Docibilis, educable, es la persona que ha
en la oración personal y en la vida descubierto el secreto de la formación y lo que
fraterna sea el alimento de nuestra la hace permanente, que consiste
existencia. exactamente en ser cotidiana, normal,
habitual,…doméstica, por tanto...organizada
con los instrumentos que la comunidad ofrece, en ese ambiente en que me encuentro, “en
casa”, que solamente entonces se convierte en “mi” casa… sin ir a buscar quién sabe dónde, ni
pretender convivencias perfectas, ambientes de trabajo perfectos, hermanos perfectos…, lo
cual sería una pretensión infantil o una tentación diabólica, y haría de la vida del cristiano… una
permanente frustración. Entonces la comunidad se convierte en casa y escuela de formación
14
Seguimos casi textualmente la conferencia del P. AMEDEO CENCINI, adaptándola a nuestra propia experiencia comunitaria
5
permanente, y la formación permanente ayuda a la comunidad a ser casa, casa en la que cada
uno aprende del otro, de cualquier otro, a crecer.
2.- De “hacer el bien” a “quererse” (casa de la fraternidad)
Venimos de una formación que nos ha inculcado sobre todo el deber de “hacer el bien” a los
otros, a los necesitados y a los lejanos, sin preocuparnos de la misma manera por el afecto de
aquellos que la vida nos ha puesto cerca, como los hermanos de comunidad. En verdad no
basta “hacer el bien”, en comunidad, es necesario “quererse”; no tendría sentido, ni sería
creíble, el bien hecho a los demás si no fuese expresión del bien querido sobre todo para “los
de casa”. Pablo VI decía a los esposos: “el gran don y el misterio del amor es donarse el uno al
otro para poderse donar juntos”; y es precisamente este entrelazado y coherencia de afectos lo
que hace bello y eficaz, desde el punto de vista apostólico, vivir juntos en esa casa que es la
comunidad.
3.- Compartir la historia y la fe (casa del pan y de la palabra)
Es un fenómeno muy extraño y una sonora contradicción: la pobreza o escasa calidad de la
comunicación en nuestras comunidades, donde se habla, y circulan las palabras, pero
frecuentemente con contenidos de una superficialidad desconcertante. Lo dice un documento
de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada de hace algunos años, pero todavía
muy actual: “se comunican temas y problemas marginales, pero raramente se comparte lo que
es vital y central en la vida consagrada”. Se derivan algunas consecuencias: “la falta y la
pobreza de comunicación genera habitualmente un debilitamiento de la fraternidad a causa del
desconocimiento de la vida del otro, que convierte en extraño al hermano y en anónima la
relación, además de crear verdaderas situaciones de aislamiento y de soledad”. Y así, mientras
“la experiencia espiritual adquiere insensiblemente connotaciones individualistas”, el sujeto irá
“buscando relaciones significativas fuera de la comunidad”. Dicho con otras palabras, deja de
existir la casa cuando falta un cierto tipo de comunicación. (…) Deberíamos comprender que es
absolutamente normal compartir la fe,
narrar entre nosotros lo que Dios ha hecho
en nuestra historia, así como practicar el
discernimiento comunitario, el perdón, la
corrección fraterna, la revisión de vida.
Son solamente instrumentos, pero cuando
se viven con el espíritu justo y se les pone
en acto regularmente, crean en la
fraternidad un espíritu de familia, en el
que cada uno se hace responsable del otro
y se siente necesitado de su presencia.
Entonces la palabra es como el pan de
cada día que nos damos unos a otros, pan
que nos alimenta, palabra que crea lazos
entre nosotros, mientras la comunidad se convierte cada vez más en una casa.
4.- Recuperar el modelo familiar (casa-familia)
…Es importante que los miembros de una comunidad recuperen las dimensiones normales de la
cotidianidad, típicas de una casa donde vive una familia (desde las faenas domésticas, tarea de
todos dentro de lo posible, hasta el cuidado de la casa para que esté linda y ordenada en su
sencillez, desde la capacidad de sobriedad y discreción hasta el uso responsable de las cosas,
sobre todo de las cosas comunes... Algunas casas de comunidades religiosas masculinas son,
desde este punto de vista, un perfecto antitestimonio, parece un bloque de pisos, habitado por
inquilinos que no se conocen, y cuyos espacios comunes ofrecen una imagen de abandono y
tristeza que no invita a nadie a acercarse y menos aún a vivir en ellos.
5.- Transparencia y testimonio (casa de los valores)
La comunidad no puede ser un espacio misterioso y secreto, cerrado en sí mismo e
incomunicado con el exterior. Al contrario, debe constituir en el territorio una realidad que poco
a poco se haga significativa para todos, casa de todos, abierta y acogedora (invitante), para
que quien entra en contacto con ella se sienta acogido como en una casa que pertenece a
todos. Pero no se trata solamente de ofrecer un espacio acogedor, sino de dar testimonio de
unos valores, para que resulten cada vez más visibles y atractivos, hasta el punto de insinuar
en quien nos ve el deseo de compartirlos, o de participar, de dejarse implicar activamente.
6
Sería interesante hacernos esta pregunta: ¿qué saben los que nos ven trabajar o que son los
destinatarios de nuestras obras apostólicas, qué saben de nuestro carisma, de nuestra
espiritualidad, de nuestra experiencia de Dios? A veces no saben absolutamente nada, y no
porque no puedan entender, sino porque nuestra casa no es suficientemente transparente y
nosotros no estamos suficientemente preocupados por transmitir lo que es esencial para
hacerlo comprensible y apetecible, vivible por tantos otros. Para “restituir” a la Iglesia y al
mundo lo que hemos recibido para la Iglesia y para el mundo, o sea, nuestro carisma.
6.- Santidad comunitaria (casa de santidad)
Todos hemos sido formados de un modo individualista, mirando a una santidad (o mejor, una
perfección) entendida como un camino absolutamente individual hacia “mi” Dios, como fruto de
fatigas y ascetismos que el individuo lleva a cabo.
Hoy la santidad comunitaria es el verdadero objetivo al que debe tender toda asociación, una
santidad vivida juntos, compartiendo todos y cada uno la historia y la fe, el camino de Dios
para venir a su encuentro, y el propio para ver el rostro de Dios, las aspiraciones y debilidades,
sobre todo compartiendo la Palabra y aprendiendo a aceptarse los unos a los otros en la
debilidad y en el pecado, a corregirse recíprocamente, y también a estimarse y animarse,
sintiéndose cada uno responsable del otro, y a la par necesitado del otro y de su presencia .
Sería verdaderamente un gran día… cuando un Papa del futuro, en la Plaza San Pedro proclame
santa a una comunidad y no solamente un santo o algunos santos religiosos. Tenemos más que
suficientes santos “individuales”; lo que todavía nos falta es mostrar al mundo una comunidad
santa, o sea, hacer ver que la vida fraterna, verdaderamente fraterna, es un camino de
santidad y de realización plena y santificante de la dimensión humana relacional, o que lleva a
vivir una fraternidad plenamente humanizadora y santificante. Que es como decir, que es casa
de santidad. Incluso sin una canonización oficial.
7.- Proyección misionera (casa en medio del mundo)
La comunidad deberá estar cada vez menos volcada y concentrada sobre sí misma, sobre las
propias cuestiones internas y egoístas, para ser cada vez más fiel a su identidad misionera,
cada vez más extrovertida, más atenta a
aquellos espacios que se podrían abrir a su De los estatutos:
testimonio. Y en particular, tender cada vez
Art. 11.- La Casa es el lugar de y para la Misión.
más hacia el anuncio del evangelio como Esta amistad fraterna nació como misionera y
buena noticia de fraternidad para todos, sobre quiere mantener este espíritu en todo lo que hace
todo para quien está más tentado de sentirse (aspiramos a ser una comunidad de discípulos
menos amable y amado. misioneros).
Es necesario desterrar de la experiencia de la Art.12.- Entender la propia vida como misión;
casa la imagen de una comunidad en la que somos testigos enviados por Cristo (misioneros)
todo acaba en un obsesivo replegarse sobre sí para cumplir una tarea en la familia, en el trabajo
misma, sobre las relaciones entre los y en toda la actividad humana en el mundo.
miembros… La casa debe ser como una pista-
de-lanzamiento, de la que se alza el vuelo
para ir a anunciar, a instruir, a sanar…; o también, como un campamento-base del que se
parte para escalar la montaña y al que se vuelve para recrearse y reposarse, y luego volver a
tomar el camino, cada vez más más arriba, más cerca de la cumbre…, o sea, fraternidad como
casa cada vez más en medio del mundo y cercana a la historia, consagrada al anuncio y lugar
de verdadera fraternidad. ¡Qué hermoso es vivir en una casa-comunidad así… (cf Sal 133)!
8.- Culto de la hospitalidad y de la acogida (casa de todos)
La hospitalidad no es solamente la material, o la que se practica con el extraño o con quien
pide un plato de sopa. Hospedar quiere decir acoger en el corazón, dar el propio tiempo y la
propia atención, ser uno la casa del otro, y todos juntos ofrecer al huésped la propia
disponibilidad, la propia “casa”, lo más hermoso que poseemos y le podemos donar.
Así, por ejemplo, si una persona llega mientras la comunidad está rezando, lo más natural será
invitarla a rezar con nosotros, porque eso es lo que somos, ese es nuestro bien y nuestro
tesoro que quisiéramos poner a disposición de todos, para que puedan experimentar qué bello
es alabar al Señor. Bello es nuestro oratorio donde la comunidad se reúne, porque por pequeño
que sea tiene los confines del mundo; cómo es bello el altar con las flores que reflejan el clima
de fiesta y de vitalidad que debe caracterizar; como es bello el salmodiar, lento y solemne,
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como corresponde a la palabra de Dios; cómo es bello rezar juntos el uno por el otro, el uno
con el otro, el uno en el otro; cómo es bello adorar el Sacramento de la Eucaristía, juntos o por
turnos, para significar la oración como una cadena que nos une uno al otro y más aún, a Dios...
¡Qué hermoso sería que nuestras comunidades fueran “casas de oración” y que nunca
rezáramos solos!
9.- Comunidad vocacional (casa fecunda de hijos)
…Toda comunidad eclesial está llamada a ser
una comunidad vocacional. Es propio del
creyente como adulto maduro ocuparse del De los estatutos:
camino vocacional de los demás, más aún, no Art. 4.- CMP está integrada por fieles católicos
existe otra manera de ser fiel a la propia “in genere” esto es, sacerdotes, consagrados y
vocación más que la de convertirse, a su vez, laicos-, hombres y mujeres de diversos estados
en llamador. Uno descubre la propia vocación de vida que viven en medio del mundo. CMP es
solamente cuando llama a otro o se coloca secular, conforme a como lo entiende la Iglesia,
como mediación de la llamada divina. de lo cual es expresión la siguiente afirmación de
Entendiendo la vida cotidiana (familia y Pablo VI: “El mundo es el lugar propio de nuestra
trabajo) como misión y tarea encomendada por responsabilidad; estar comprometidos con los
Dios, en la casa somos ayudados a descubrir y valores seculares es nuestro modo de ser Iglesia
y de hacerla presente y de anunciar la salvación”.
potenciar la modalidad concreta –vocación- en
la que cada uno es llamado por el nombre.
10.- Gozo comunitario (casa de la alegría)
La casa es como un santuario: signo de esperanza y de alegría. El test de la alegría es uno de
los más seguros y a la vez uno de los más
severos a los que nos somete quien nos ve.
Del documento: El santuario, Memoria, presencia y Nosotros creemos en un Dios que goza cuando
profecía del Dios vivo. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA un hombre se arrepiente y vuelve a Él;
PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES entonces, dice Jesús, el Padre se vuelve loco
14. Invitación a la alegría: de alegría, y organiza una fiesta en el cielo. La
La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5) llena alegría del hombre es posible solamente como
el corazón de alegría (cf. Rm 15,13). En el un reflejo de esta fiesta, es la alegría de quien
santuario, el pueblo de Dios aprende a ser la se siente perdonado, acariciado por la
"Iglesia de la alegría". Quien ha entrado en el misericordia del Eterno. Así pues, si el perdón
misterio del santuario sabe que Dios ya está de Dios es fuente del gozo de cada persona,
actuando en esta historia humana; que, a pesar así el perdón entre nosotros, fruto y reflejo del
de las tinieblas del tiempo presente, desde ahora perdón divino, es fuente del gozo comunitario.
raya el alba del tiempo que ha de venir; que el
Reino de Dios está ya presente y, por esto, La alegría de una comunidad de creyentes, no
nuestro corazón puede llenarse de alegría, de tiene otra fuente que ese perdón continuo y
confianza y de esperanza... El Salmo 122, uno de siempre renovado que cada uno y el grupo han
los que cantaban los peregrinos en camino hacia recibido y reciben del mismo Señor, grande en
el templo, dice: «¡Qué alegría cuando me el amor y rico de misericordia. Por otra parte,
dijeron: "Vamos a la casa del Señor"...» esta alegría no puede limitarse a la experiencia
En el santuario se celebra "la alegría del espiritual, sino que debe abarcar la sencillez de
perdón", que impulsa a «celebrar una fiesta y la existencia, el tejido banal de lo cotidiano, las
alegrarse» (Lc 15,32), porque «se produce pequeñas cosas de cada día.
alegría ante los ángeles de Dios por un solo Una comunidad de creyentes debería ser lugar
pecador que se convierte» (Lc 15,10). Reunidos
y casa en donde fuera visible el gozo del
en torno a la misma mesa de la Palabra y la
Espíritu de Dios, que goza con una “alegría
Eucaristía, se experimenta la misma "alegría de
la comunión" con Cristo que sintió Zaqueo secreta..., la de crear la comunión y
cuando lo acogió en su casa «con alegría» (Lc recomponer la semejanza, jugando con las
19,6). Ésta es la «alegría perfecta» (Jn 15,11), diferencias”. Partícipe de esta alegría es el
que nadie podrá quitar (cf. Jn 16,23) a un creyente que no conflictualiza las diferencias,
corazón fiel que se ha convertido en templo vivo las muchas diferencias que inevitablemente
del Eterno, santuario de carne de la adoración acompañan la vida común, porque más fuerte
divina en Espíritu y verdad. Con el Salmista, cada que cuanto pueda separar entre sí a las
peregrino está invitado a decir: «Me acercaré al criaturas, inmensamente más fuerte es el amor
altar de Dios, al Dios de mi alegría, y exultaré; te derramado en sus corazones, dentro y fuera de
alabaré al son de la cítara, Dios, Dios mío» (Sal
43,4).
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la fraternidad religiosa. Ese amor rico de sabiduría, que ha edificado su casa en nuestras
fraternidades (cf Pr 9, 1).

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