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La senda del outsider: factores que

explican la emergencia
de candidatos exógenos
al sistema de partidos
en Perú y Paraguay
Sarah Cerna Villagra*

Resumen
Este trabajo pretende explicar que factores políticos tales como el des-
gaste de los partidos políticos tradicionales junto al mal desempeño de las
élites políticas, la corrupción y la desconfianza de los ciudadanos en las ins-
tituciones políticas, inciden en la emergencia y la victoria electoral de candi-
datos outsiders. Para ello, se explican en primer lugar las características de los
sistemas de partidos peruano y paraguayo como la volatilidad electoral, el
número efectivo de partidos y la participación electoral. Posteriormente se
exponen los factores políticos que posibilitaron la emergencia de candidatos
exógenos al sistema de partidos en ambos países.

Palabras clave: Sistema de partidos políticos, outsiders, partidos po-


líticos, elites políticas, ciudadanía.

1. Introducción
En este trabajo intenta explicar cómo la emergencia y la victoria de este
tipo de liderazgos obedece a ciertos factores políticos tales como: 1) el des-
gaste de los partidos políticos tradicionales, 2) el mal desempeño de las éli-

* Licenciada en Ciencia Política por la Universidad Católica de Asunción. Realiza sus estudios de
Máster en Ciencia Política en la Universidad de Salamanca, en periodo de investigación para
la tesis final. Becaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo,
periodo 2011-2012.

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sistema de partidos en Perú y Paraguay│

tes políticas y la corrupción junto con 3) la desconfianza de los ciudadanos


en las instituciones políticas debido a la baja o mala respuesta de éstas a las
demandas ciudadanas.
Los sistemas de partidos peruano y paraguayo sufrieron distintos cam-
bios tras el triunfo electoral de candidatos outsider en 1995 con Alberto Fu-
jimori, y en 2008 con Fernando Lugo respectivamente. En el primer caso,
el sistema de partidos colapsó durante el mandato de Fujimori entre 1995 y
2000; los principales partidos desaparecieron del espectro político y aquellos
que emergieron en su lugar no se mantuvieron de un periodo electoral al
siguiente. En el caso paraguayo, el régimen de partido hegemónico colapsó
según Abente Brun (2009), además de que el sistema de partidos se “re-
acomodó” tras la victoria electoral del ex obispo católico Fernando Lugo
Méndez. Para explicar la aparición de este tipo de figuras, este trabajo sos-
tiene que factores políticos como el desgaste de los partidos políticos junto
al mal desempeño de las élites políticas y la corrupción, y la desconfianza de
los ciudadanos en las instituciones políticas debido ante la baja respuesta de
éstas a las demandas ciudadanas generan espacios y otorgan facilidades para
la emergencia y el triunfo electoral de candidatos outsider.
En la primera parte se ofrecen algunos conceptos sobre sistemas de par-
tidos y liderazgos outsiders. En el segundo epígrafe se describen las prin-
cipales características de los sistemas de partidos peruano y paraguayo. En
tercer lugar, se explican los factores que han incidido en la emergencia y la
victoria electoral de los candidatos outsiders. Finalmente, se exponen las
conclusiones del trabajo.

2. Algunas aclaraciones conceptuales de sistema de


partidos y de liderazgos outsiders
Para Mainwaring y Scully (1995:3), un sistema de partidos se define como
“el conjunto de interacciones esquematizadas en la competencia entre parti-
dos”. Esta definición lleva implícita la noción de que algunas reglas y formas
de competir entre los partidos son observadas y en gran medida aceptadas
al interior de una sociedad. Además, un sistema de partidos requiere cierta
continuidad de sus partes y por ende, la discontinuidad significa que un sis-
tema de partidos ha sido remplazado por otro.

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Con respecto al término outsider, García Montero (2001:52) sostiene que


los outsiders son figuras ajenas y contrarias a la clase política, a quienes atribu-
yen los males sufridos por la sociedad. Para relacionarse con la sociedad, los
outsiders buscan una vinculación más directa de la que ofrecen los partidos
políticos. La competencia electoral de los outsiders se establece a través de
la crítica radical a los partidos políticos y a las elites políticas. No obstante,
autores como Kenney (1998) aportan otro enfoque en la definición de este
tipo de liderazgos, a los que denomina como “antipolíticos”, utilizando di-
cho concepto para referirse a aquellos líderes que construyen un espacio
propio en la división que se da entre la “clase política” y el pueblo. Los
“antipolíticos” también pueden definirse a partir de dos dimensiones princi-
pales: 1) desde su discurso, donde por un lado se encuentran los anti-party, y
por el otro, los party-tolerant (refiriéndose a aquellos que están absolutamente
en contra de los partidos políticos y aquellos que los toleran); 2) a partir de
su origen, lo cual implica que su liderazgo se ha formado desde el interior
de los partidos políticos (insiders) o desde el exterior (outsiders). Entre los
antipolíticos de tipo anti-party, Kenney (1998) señala a Alberto Fujimori y
entre los party-tolerantse encontrarían Vargas Llosa y Fernando Lugo. Entre
los outsiders se encuentran los dos casos estudiados en este trabajo: Alberto
Fujimori y Fernando Lugo.
Para García Montero (2001:52) muchos de los outsiders se presentan como
“la encarnación de la voluntad popular” y “los salvadores de la nación”, es
por ello que se encuentran por encima de los partidos políticos, y a su vez
dirigen una crítica férrea a través de un discurso de confrontación con los
partidos con argumentos que atacan a los liderazgos políticos cuestionando
la existencia de dichas instituciones políticas.

3. Características de los sistemas de partidos peruano


y paraguayo
El sistema de partidos peruano ha sido considerado débilmente institu-
cionalizado1 por Mainwaring y Scully (1995: 16). Según estos autores, la baja

1 Mainwaring y Scully (1995: 3-4) señalan que con el término institucionalización se refieren a
un proceso en el cual una práctica o una organización se vuelven bien establecidas, conocidas
ampliamente y aceptadas por todos sus integrantes. En este sentido, sostienen que para la

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institucionalización se debe a ciertas características del sistema de partidos


peruano, tales como: 1) la inestable competencia entre partidos que se ma-
nifiesta en la prevalencia de una alta volatilidad electoral (Ver Grafico 1), 2)
la poca capacidad de los partidos peruanos para perdurar en el tiempo , 3) la
pérdida del arraigo social por parte de los partidos políticos y, 4) la debilidad
de las organizaciones partidarias que han sufrido un descredito importante
ante la ciudadanía (Mainwaring y Scully 1995:14). Otras mediciones de insti-
tucionalización ( Payne 2006) analizaron criterios como: 1) volatilidad elec-
toral, 2) estabilidad del sistema de partidos e identificación con los partidos,
3) confianza en los partidos políticos, legitimidad en el proceso electoral y
partidos como factor indispensable para el progreso. En dicha medición,
Payne (2006) también consideró al sistema de partidos peruano como débil-
mente institucionalizado.

Gráfico 1
Volatilidad electoral agregada2 en los comicios legislativos en Para-
guay desde 1980 hasta 2011

Volatilidad Electoral Agregada en


Legislativas en Perú
80,00%
60,00%
40,00% Volatilidad Electoral
Agregada en Legislativas
20,00%
en Perú
0,00%
1985 1990 1995 2000 2001 2006 2011

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012) y ONPE (2012).

institucionalización de un sistema de partidos se requieren cuatro condiciones: 1) estabilidad


de las reglas y en la naturaleza de la competencia entre los partidos políticos; 2) los principales
partidos deben tener arraigo en la sociedad; 3) los actores políticos deben conceder legitimidad
al proceso electoral y a los partidos; 4) las organizaciones partidarias no deben subordinarse a
los intereses de líderes ambiciosos, para ello, adquieren un estatus y valor propios.
2 Para medir la volatilidad electoral agregada tanto en las elecciones presidenciales como en las le-

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Por el contrario, el sistema de partidos en Paraguay ha sido uno de los


más antiguos de América Latina junto a sus pares de Colombia y Uruguay
(Abente 1995: 245). Mainwaring y Scully (1995:17) consideran al sistema de
partidos paraguayo como hegemónico en transición. Esta clasificación se
debe al hecho de que en la década del 1990, el sistema de partidos paraguayo
estaba evolucionando desde un sistema hegemónico autoritario hacia uno
institucionalizado con competencia entre partidos. Los sistemas de partidos
mexicano y paraguayo compartían semejanzas en la transición que comen-
zaron en la década de 1990. En ambos países, los partidos hegemónicos (el
Partido Revolucionario Institucional, en México, y la Asociación Nacional
Republicana [ANR], en Paraguay) se habían fusionado con el Estado y ha-
bían gobernado por décadas (el PRI por 71 años, la ANR por 61). Desde la
década de 1990, en ambos países, se produjeron elecciones libres y competi-
tivas, hecho que implicaría la construcción de un camino hacia la institucio-
nalización de sus sistemas de partidos.
Mainwaring y Scully (1995:17) sostienen que el sistema de partidos para-
guayo se había caracterizado hasta la década de 1990 porque: 1) la compe-
tencia entre partidos había sido estable con una volatilidad electoral media
(ver Gráfico 2); 2) los partidos políticos habían permanecido en el tiempo
debido a su conexión con el Estado; 3) los partidos habían mantenido fuer-
tes lazos en la sociedad, dividiendo en dos bandos al país (entre colorados y
liberales); y 4) porque las organizaciones partidarias han sido bastante fuer-
tes y se las considera entre las más institucionalizadas de América Latina
(Mainwaring y Scully 1995:13). Por su parte, Payne (2006) consideró al siste-
ma de partidos paraguayo como moderadamente institucionalizado.

gislativa, se ha utilizado el índice de Pedersen (1983): VT = ( [PiV] + [PlV] + [PkV]…+ [PnV]) / 2 . El


valor de este índice oscila entre 0 y 100, en el que en cuanto más alto sea, se dice que un sistema
es más inestable. La estabilidad perfecta sería igual a 0, lo que significa que no ha habido cambios
de una elección a otra (en cuanto al nivel de resultados de los partidos políticos).

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Gráfico 2
Volatilidad electoral agregada en los comicios legislativos en Para-
guay desde 1989 hasta 2008

Volatilidad Electoral Agregada en


Legislativas en Paraguay
40,00%
35,00%
30,00%
25,00%
Volatilidad Electoral
20,00% Agregada en
15,00% Legislativas en
10,00% Paraguay
5,00%
0,00%
1993 1998 2003 2008

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012).

El sistema de partidos peruano colapsó entre 1990 y 1995, cuando varios


partidos políticos tradicionales prácticamente “desaparecieron” del escena-
rio político (Ver Gráfico 1 y 3), y en su lugar emergieron políticos anti-
partido y liderazgos de tipo outsider (Kenney 1998). Los factores explicativos
han sido diversos. Los hay desde variables estructurales e históricas (Cotler
1994) que enfatizan la fragmentación social junto a la debilidad institucio-
nal y la incapacidad de los partidos políticos para enfrentar los principales
problemas de la sociedad peruana en lo referente a la crisis económica y
la violencia política. Otros enfoques priorizan su explicación en torno a
las instituciones políticas y el diseño institucional, los cuales otorgaron “fa-
cilidades” para la emergencia de figuras anti-políticas u outsider como lo
sostienen McClintock (1994) y Tuesta (1995). Mientras tanto, otro tipo de
enfoque otorga primacía a las decisiones adoptadas por los actores políticos
(Lynch 1996; Kenney 2004), o bien a través de la comparación de las sin-
gularidades del caso peruano y las semejanzas con otros países de la región
como explica Tanaka (1998).
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Gráfico 3
Número efectivo de partidos en las elecciones legislativas en Perú
desde 1985 hasta 2011

Número Efectivo de Partidos en el


Poder Legislativo en Perú
5

3
Número Efectivo de
2 Partidos en el Poder
Legislativo en Perú
1

0
1980 1985 1990 1995 2000 2001 2006 2011

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012) y ONPE (2012).

Por su parte, el sistema de partidos en Paraguay ha pasado de un bipar-


tidismo no competitivo en los siglos XIX y XX, a un régimen autoritario
cívico-militar de 1954 hasta 1989. A partir de 1989 se ha transformado de
un régimen de partido hegemónico (en cuanto al Poder Ejecutivo) a una
democracia competitiva (Abente Brun 2009:124) cuando en el 2008 finalizó
este periodo, con la alternancia del partido gobernante (la ANR o partido
colorado) a la coalición de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC). Tras
la alternancia política, el sistema de partidos, finalmente, se ha convertido en
un pluralismo moderado en términos de Sartori (1976 [2009]).
Se habla de un pluralismo moderado según la clasificación de Sartori
(1976 [2009]) porque el sistema de partidos abarca de tres a cinco partidos
importantes. En Paraguay, el número efectivo de partidos ha pasado de 2 en
1989, a 3.5 en 2008 (Ver Gráfico 4). Además, este autor habla del gobierno
de coalición, debido a que ningún partido alcanza la mayoría absoluta y los
partidos pequeños se alían con el partido mayor para gobernar. En el caso
paraguayo, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA o partido liberal)

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en el año 2007 se alió con diez partidos minoritarios, entre ellos, Tekojoja,
Partido País Solidario, Partido Demócrata Cristiano, Partido Revolucionario
Febrerista, Partido Movimiento al Socialismo, Partido Frente Amplio, entre
otros, formando la APC. Además, Sartori (1976 [2009]) sostiene que la lógi-
ca del pluralismo moderado se asemeja a la lógica del bipartidismo, en cuan-
to a la estructura bipolar que se mantiene, ya que en lugar de dos partidos,
se hallan alineaciones bipolares de coaliciones alternativas. Finalmente, este
destacado teórico sostiene que las principales características del pluralismo
moderado son: 1) una distancia ideológica relativamente pequeña entre los
partidos importantes, 2) una configuración bipolar y 3) una competencia
centrípeta. En cuanto a estas últimas características, las distancias ideológi-
cas entre el PLRA y la ANR son mínimas3; la configuración del sistema de
partidos es bipolar entre colorados y liberales, dejando a los demás partidos
alinearse en torno a este último para poder lograr una victoria electoral y; la
competencia es centrípeta porque los partidos pequeños están dispuestos a
aliarse para llegar al gobierno.
En cuanto al poder legislativo, a partir de 1989, se pasó de un régimen
de partido hegemónico en el que la ANR había controlado en ese año el
66% de los escaños legislativos en la Cámara Alta, a un sistema de partidos
multipartidista moderado en el que la propia ANR sólo pudo retener en el
año 2008 tan sólo el 32% de los escaños, mientras que sus más cercanos
competidores, el PLRA y la Unión Nacional de Colorados Éticos (UNA-
CE), controlan el 31% y el 20% de los escaños en la Cámara de Senadores,
respectivamente. En cuanto a la Cámara Baja el coloradismos pasó controlar
el 66% de los escaños en 1989 a retener en el año 2008 tan sólo el 38%. Esto
ha obligado a un juego en el que para lograr mayorías debe negociar con
UNACE que controla el 19%, y con ello hacer frente a la alianza gobernan-
te, que posee poco menos del 40% de los escaños (el PLRA controla el 34%,
mientras que el resto de partidos cuentan con el 5% de las curules).

3 Los indicadores de OIR (2012) señalan que la polarización ponderada en Paraguay según la iden-
tificación partidista es de 0,59. La polarización ponderada según la autoubicación es de 0,41 y la
polarización ponderada según los otros partidos es de 1.

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Gráfico 4
Número efectivo de partidos en las elecciones legislativas en Para-
guay desde 1989 hasta 2008

Número Efectivo de Partidos en el


Poder Legislativo en Paraguay
4
3,5
3
2,5
Número Efectivo de
2 Partidos en el Poder
1,5 Legislativo en
1 Paraguay
0,5
0
1989 1993 1998 2003 2008

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012).

4. Factores explicativos de la emergencia de candi-


datos outsiders
El sistema político peruano subsistió al régimen autoritario y se mantu-
vo desde 1978 hasta principios de la década de 1990. Al inicio de es déca-
da, un contexto político turbulento de desconfianza en las élites políticas y
los partidos políticos, junto a un momento de crisis económica, facilitó el
surgimiento de una figura de tipo outsider, o un “antipolítico” como Alber-
to Fujimori (en términos de García Montero, 2001), y con ello se produ-
jo el colapso del sistema de partidos. Este ingeniero agrónomo y profesor
universitario, se convirtió en una figura “antipolítica” que logró aglutinar a
diversos sectores no representados en los partidos tradicionales y a aque-
llos disconformes con las políticas gubernamentales del aprismo durante el
mandato de Alan García (1985-1989).
Por su parte, Fernando Lugo, un ex obispo de la Iglesia Católica, cuya
formación fue influida por las ideas de la Teoría de la Liberación de la déca-

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da de 1970, se desempeñaba como obispo de uno de los departamentos más


pobres del Paraguay, lo que le permitió un mayor acercamiento a los sectores
pobres y olvidados de la sociedad paraguaya. Su figura política había surgi-
do tras una serie de manifestaciones sociales y políticas en el año 2006 en
contra del presidente Nicanor Duarte (2003-2008)4 conocidas como la orga-
nización “Resistencia Ciudadana” en las que adquirió un papel protagónico
en representación de los sectores sociales. Al igual que Fujimori, Lugo logró
aglutinar a los sectores sociales que se encontraban desilusionados con los
partidos políticos tradicionales.

4.1 El desgaste de los partidos políticos tradicionales


Con el regreso de la democracia al Perú en 1980, los partidos tradiciona-
les como el APRA, el Partido Popular Cristiano (PPC), Acción Popular (AP)
y varios de izquierda habían consolidado un sistema de partidos que distri-
buía por regiones las preferencias electorales, hasta que a finales de la década
de 1980 irrumpieron en la arena política agrupaciones independientes, entre
las que sobresalieron el partido Cambio 90 de Alberto Fujimori y el Frente
Democrático (FREDEMO) de Mario Vargas Llosa.
Para explicar el colapso del sistema de partidos peruano y el fenómeno
electoral de Fujimori, Bueno León (1992) denomina a este proceso como
una fujimorización del sistema político. Un proceso que permitió confluir ten-
dencias sociales democratizadoras y de rechazo al mundo de los políticos y
los partidos por parte del mundo popular configurado en el sector urbano
informal peruano. Básicamente fue la respuesta de amplios sectores de la
sociedad peruana que sentían que el sistema electoral los excluía, y por ello
se había deslegitimado. Este autor le concede a Fujimori la capacidad de
aglutinar identidades disueltas, haber generado solidaridades y haber utiliza-
do el descrédito de sus adversarios para crear bases sociales leales que sólo
buscaban “credibilidad en los candidatos políticos” (Bueno León, 1992: 25).

4 El Presidente Nicanor Duarte había manifestado sus intenciones de presentarse como candidato
a presidente del partido ANR. Sus intenciones de ser candidato generaron una serie de protestas
sociales y políticas debido a la prohibición constitucional que recae sobre los presidentes en ejercicio
para ejercer como líderes de sus propios institutos políticos.

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Para Tuesta (1996), durante la década de 1990 en el Perú se ejerció una


fuerte campaña “antipartidos” que inició con la victoria electoral de Fuji-
mori, quien con una candidatura sin apoyo partidario triunfó en las eleccio-
nes de 1990. De acuerdo con García Montero (2001), los discursos de los
actores políticos tendieron hacia el pragmatismo y el caudillismo insertos
en un contexto político de fuerte raigambre populista y movimentista. Esta
tendencia populista puede explicarse por ciertos factores como: 1) la hete-
rogeneidad nacional; 2) la incapacidad de los partidos políticos para expresar
intereses globales; y 3) el desplazamiento de la acción social de los partidos
políticos hacia las bases sociales del mundo popular (Bueno León: 1992).
El éxito y la gobernabilidad del gobierno de Fujimori se debió al esta-
blecimiento de alianzas entre civiles (una tecno-burocracia reducida, grupos
económicos nacionales y de la banca internacional) y militares (FFAA y Ser-
vicio de Inteligencia Nacional) como lo señala García Montero (2001:67).
La misma autora sostiene que el régimen de Fujimori adoptó características
de lo que O’Donnell (1992) denominó democracia delegativa5.
Tuesta (1995) sostiene que durante la apertura democrática, se otor-
garon derechos políticos a ciudadanos junto al surgimiento de intereses
sociales y políticos que no habían sido contemplados en las décadas de
gobiernos autoritarios. Todos estos factores repercutieron en el aumento
de las ofertas partidarias entre 1978 y 1980, como lo señala el Cuadro 1.
Posteriormente el número de partidos políticos participantes disminuyó
entre 1985 y 1990 para volver a elevarse en las elecciones de 1995 a un
total de 14 y luego descender en los años 2000 y 2001 y elevarse a 22 para
las elecciones del 2006.

5
El concepto de democracia delegativa se utiliza para identificar a un tipo de democracia que cumple
con los requisitos poliárquicos identificados en el momento electoral y su consiguiente respeto a las
libertades básicas aunque mantiene severos déficits en los mecanismos de rendición de cuentas a
nivel horizontal que se requieren en una democracia representativa. Este término fue acuñado por
primera vez por Guillermo O’Donnell en 1992.

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Cuadro 1
Número de partidos políticos participantes en elecciones presi-
denciales 1980-2006
1980 1985 1990 1995 2000 2001 2006 2011
15 9 9 14 9 8 22 11
Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en la Oficina Nacional de
Procesos.

Cotler (1996) y Tanaka (1998) han señalado que el sistema de partidos


peruano se ha caracterizado por sus liderazgos partidarios de tipo persona-
lista. La política partidaria ha mostrado tendencias movimentistas cuyos rasgos
principales han sido las prácticas y los enfoques totalizadores, antagónicos
y exclusivistas6. Esta tendencia ha impedido la cristalización de pactos entre
partidos. Estas tendencias movimentistas aunadas a la desidia de los actores
políticos durante sus mandatos7 y la persistencia de las estructuras parti-

6 Cotler (1996) señala que en la década de 1970, tanto la izquierda (desde el Partido Izquierda
Unida) como la derecha (desde el Partido Popular Cristiano) tuvieron discursos radicalizados que
promovieron la confrontación política. Durante la transición democrática, tras el derrocamiento del
General Velazco en 1975, los actores políticos jugaron un papel relevante en la política peruana, a
pesar de ciertas confrontaciones, el papel de Haya de la Torre del Partido Aprista Peruano ha sido
destacado por facilitar las negociaciones políticas. Posteriormente, en la década de 1980, con la
aparición de Fernando Belaúnde y su contundente victoria electoral reaparecieron las estructuras
políticas antagónicas y exclusivistas (Cotler 1996: 274).
7 Los gobiernos de Fernando Belaúnde (1980-1985) y de Alan García (1985-1990) se carac-
terizaron por altos niveles de inflación, bajos porcentajes de variación del Producto Nacional
Bruto y Producto Per Cápita junto a numerosos atentados de grupos subversivos y muertes
por violencia política. Al respecto, Kenney (2004) con datos del Ministerio del Interior del Perú,
señala que en el gobierno de Belaúnde, los porcentajes de variación del PNB y PNC fueron
de 1,8 al inicio del periodo, descendiendo a -14,6 en 1983 para finalizar en 0 en el año 1985.
En dicho periodo la inflación se incrementó de 60,8% a 158,3%. Los números de atentados se
dispararon de 219 en el año 1980 a 2050 en 1985, así como las muertes por violencia política
aumentaron de 3 a 1359. De manera similar, durante el gobierno de García, los porcentajes de
variación del PNB y PNCdescendieron de 0% a -10,2 en 1988 y a -13,4 en 1989. La inflación se
disparó superlativamente de 62,9% a 7.649% al finalizar su mandato. Las muertes por violencia
política casi se triplicaron de 1.268 a 3.452 y los ataques subversivos oscilaron entre 2.549 y
3.149 por año.

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darias y las prácticas políticas excluyentes han traído como consecuencia


la desafección de los ciudadanos hacia la política, la desintegración de las
identidades políticas8, altos niveles de volatilidad electoral9 y el colapso del
sistema de partidos a principios de 1990.
Desde 1980 y hasta 1992, el Perú había gozado de elecciones abiertas y
competitivas con amplia participación electoral (Ver Gráfico 5). El sistema
político peruano fue más democrático que nunca. Tuesta (1995) sostenía
que el sistema de partidos peruano poseía características de un sistema plu-
ralista extremo y polarizado según la tipología de Sartori (1987), a saber: 1)
la existencia de cinco o seis partidos que compiten polarizadamente; 2) la
existencia de partidos antisistema; y 3) una sociedad altamente ideologizada.

Gráfico 5
Niveles de participación electoral en los comicios presidenciales
de Perú de 1980 a 2011

Participación Electoral en Perú


100,00%
80,00%
60,00%
Participación Electoral
40,00%
en Perú
20,00%
0,00%
1980 1990 1995 2000 2001 2006 2011

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en ONPE (2012).

8 Kenney (2004:283) señala que la desintegración del sistema de partidos se dio en las elecciones
de 1995, en las que ninguno de los cuatro partidos importantes de la década de 1980, alcanzó
más del 5% del voto presidencial y del 7% del legislativo, así como en las elecciones del año 2000,
donde dos de los partidos quedaron fuera del Jurado Nacional de Elecciones y los otros dos no
alcanzaron el 1,8% del voto presidencial ni el 7,5% del parlamentario.
9 Sobre los niveles de volatilidad electoral agregada para el periodo 1980-2011, ver Gráfico 3.

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Las distintas etapas que se sucedieron en el sistema político peruano en-


tre 1980 y el 2009 fueron señalas por Del Álamo (2010). Este autor sostiene
que dicho periodo se había caracterizado por alternancias entre regímenes
autoritarios y democráticos. Para este autor, dichas etapas se pueden identifi-
car de la siguiente manera: 1)1980-1990 transición a la democracia desde un
gobierno autoritario; 2) 1990-2000, el fujimorismo y la ruptura democrática; 3)
2000-2009, colapso del fujimorismo e inicio de una nueva etapa de transición
democrática. Una cuarta etapa abarcaría el periodo que va desde 2009 a 2011
que se ha caracterizado por el regreso de figuras conocidas en el escenario
político peruano como Alejandro Toledo y Ollanta Humala junto a nuevos
liderazgos como el de Keiko Fujimori (aunque su apellido indefectiblemente
la relacionó con el liderazgo de su padre) y la constitución de nuevos parti-
dos políticos y alianzas con miras a las elecciones de octubre de 2011.
En el caso paraguayo, la transición democrática había iniciado con ba-
jos niveles de participación electoral para posteriormente alcanzar su nivel
más alto en las elecciones de 1998 (ver Gráfico 6). Dichas elecciones fue-
ron bastante competitivas entre los dos partidos tradicionales, la ANR y el
PLRA. Tras dicha contienda electoral, los sucesos conocidos como el “Mar-
zo Paraguayo10” y la pésima gestión del gobierno de “Unidad Nacional” que
remplazó a la formula elegida (Cubas- Argaña), los niveles de participación
decrecieron en el año 2003. Aunque en el año 2008 se dio un leve aumento
de la participación electoral con respecto al 2003, debido al aumento de la
competitividad política entre la ANR y la APC, formada por el Partido Li-
beral y varios partidos de izquierda y movimientos sociales.

10 El “Marzo Paraguayo” fue la crisis política acontecida tras el asesinato del vice-presidente Luis
Maria Argaña el 23 de marzo de 1999 efectuado por un comando paramilitar. La oposición
adjudicó el magnicidio a la facción oviedista de la ANR, que incluía al presidente en ejercicio
(Raúl Cubas) y al líder máximo de dicho movimiento (el golpista Lino Oviedo). La ciudadanía
paraguaya se manifestó condenando el magnicidio y los adherentes al oviedismo también se
manifestaron defendiendo a sus líderes. Esto conllevó a que se produjeran enfrentamientos, y
tras la actuación de las fuerzas policiales se desató un disturbio que culminó con la muerte de
siete jóvenes y una centena de heridos que posteriormente se denomino “Masacre del Marzo
Paraguayo”. Tras dicha masacre, el presidente Cubas presenta su renuncia al cargo.

130 Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012


│Sarah Cerna Villagra│

Abente Brun (2009:126) sostiene que la alternancia política en Paraguay


(de la ANR, a la Alianza Patriótica para el Cambio en el 2008) se dio como
consecuencia de tres factores principales: 1) la fragmentación del partido
gobernante (la ANR); 2) la habilidad de la oposición para superar su dile-
ma de coordinación; y 3) la capacidad del Partido Liberal para desplegar un
aparato político propio a través del control político de intendencias y gober-
naciones en el país (conquista de poder territorial).

Gráfico 6
Niveles de participación electoral en Paraguay de 1989 a 2008

Participación Electoral en Paraguay


100,00%
80,00%
60,00%
40,00% Participación Electoral
20,00% en Paraguay
0,00%
1989 1993 1998 2003 2008

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en TSJE(2012).

La fragmentación de la ANR se había iniciado en la última fase del ré-


gimen autoritario de Stroessner, tras la división entre “militantes” y “tradi-
cionalistas”. Tras el derrocamiento del régimen, en las elecciones de 1989 se
mantuvo cierta unanimidad para apoyar al líder golpista Andrés Rodríguez,
pero una vez que acabó su periodo de gobierno, las divisiones internas salie-
ron a flote. Los “tradicionalistas” liderados por Luis María Argaña se opu-
sieron a apoyar al candidato oficialista, Juan Carlos Wasmosy, quien emergió
como candidato tras unas elecciones percibidas como fraudulentas en ese
momento y posteriormente, reconocidas como tal (Abente Brun 2009:127).
A pesar de las divisiones internas, la ANR mantenía una imagen de uni-
dad de cara a cada elección, no obstante, sus fuerzas fueron mermando. Su
debilitamiento se manifestó en la pérdida progresiva de escaños legislativos
(ver Gráfico 7 y 8). La siguiente división importante al interior del colora-
Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012 131
│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

dismo se dio a par tir de 1996, entre aquellos que apoyaban al gobierno de
Wasmosy y aquellos que lo rechazaban; de éste grupo surgió el Gral. Lino
Oviedo11 (que tras pasar a retiro por orden del Presidente) decidió realizar
un golpe de Estado en 1996. El intento de golpe fracasó y el Gral. Oviedo
fue condenado a diez años de prisión. No obstante, presentó su candida-
tura para las internas partidarias del año 1998, pero sus enemigos políticos
(Wasmosy y Argaña) habían solicitado la intervención de la Corte Suprema
de Justicia, quien falló a su favor y prohibió la candidatura de Oviedo vein-
te días antes de las elecciones internas. Tras las elecciones coloradas y con
miras a las presidenciales, la fórmula del Partido Colorado se conformó por
Raúl Cubas (el candidato a vicepresidente de Oviedo) y su principal opo-
nente, Luis María Argaña.
Con los acontecimientos del “Marzo Paraguayo”, en el cual los colorados
argañistas se enfrentaron abiertamente a sus pares defensores de Oviedo, la
facción oviedista se separó de la ANR para crear en el año 2002 su propio
partido, la Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE). Una vez creada,
la UNACE consiguió el 1% de los escaños en las elecciones del 2003, y a
partir de ese momento, se conviertió en la tercera fuerza política del país
(ver Gráfico 7 y 8). Este partido pronto se convirtió en un partido “bisagra”
en el Congreso que dota de los votos necesarios para la aprobación de leyes
a cualquiera de los partidos tradicionales (ANR o PLRA).

11 Al Gral. Oviedo se le había atribuido el “apoyo” necesario para que Wasmosy obtuviera las
victorias en las primarias del partido y en las elecciones generales de 1993. Una vez que
Wasmosy estuvo en el poder, intentó limitar los poderes de los militares, entre ellos Oviedo,
motivo por el cual éste comenzó a enfrentarlo abiertamente.

132 Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012


│Sarah Cerna Villagra│

Gráfico 7
Distribución del % de escaños en cámara de senadores desde 1989
hasta 2008
70,0%
60,0%
50,0%
ANR
40,0%
PLRA
30,0%
UNACE
20,0%
10,0% Otros

0,0%
1989 1993 1998 2003 2008

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012).

La última división interna de la ANR se originó en la competencia pre-


sidencial para las elecciones del 2008. El presidente en ejercicio, Nicanor
Duarte Frutos “designó” como sucesora a su Ministra de Educación, Blanca
Duarte (con la que no tiene ningún lazo de parentesco), pero otro sector
del coloradismo aglutinado en torno a la figura del vicepresidente Luis Cas-
tiglioni había decidido promover la candidatura de éste para las elecciones
internas. La candidata del sector nicanorista no contaba con el apoyo de las
bases coloradas, razón por la que el liderazgo de Castiglioni se fortaleció a lo
largo de la campaña interna del partido. Finalmente, a pesar de los escasos
cuatro mil votos de diferencia en la elección interna, se impuso la candidata
del presidente Duarte. No obstante, las fracturas internas fueron significa-
tivas, y muchos votos castiglionistas “emigraron” a la Alianza opositora y al
UNACE, lo que permitió la victoria de Lugo.
Es importante señalar que pesar de que el PLRA formó parte de la coa-
lición ganadora en las elecciones del año 2008, ello no significó que su va-
loración ante la ciudadanía haya sido satisfactoria (ver Gráfico 9). En dicha
elección, tanto la etiqueta de PLRA como la de la ANR se encontraban
igualmente desacreditadas, lo que explica que la victoria de la APC en la
elección presidencial se haya debido más a la personalidad carismática del
propio Lugo antes que a la fuerza electoral del PLRA.
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│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

Gráfico 8
Distribución del % de escaños en Cámara de Senadores desde 1989
hasta 2008

70,0%
60,0%
50,0%
ANR
40,0%
PLRA
30,0%
20,0% UNACE
10,0% Otros
0,0%
1989 1993 1998 2003 2008

Fuente: Elaboración propia con base en los datos disponibles en OIR (2012).

En efecto, en Paraguay se percibe que los partidos políticos tradicionales


(ANR y PLRA) habían sufrido un desgaste debido a su incapacidad de brin-
dar respuestas a las demandas ciudadanas y los escándalos de corrupción
ligados a líderes políticos en los sucesivos gobiernos democráticos. Al res-
pecto, los datos proveídos por la encuesta sobre “Cultura política y gober-
nabilidad democrática” del CIRD-USAID (2006) sobre la confianza en los
partidos políticos son bastante significativos (ver Gráfico 9).

134 Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012


│Sarah Cerna Villagra│

Gráfico 9
Ante la pregunta: ¿cuánta confianza tiene usted en los partidos po-
líticos? Los paraguayos respondieron de la siguiente manera

Fuente: Encuesta sobre “Cultura política y gobernabilidad democrática” del CIRD-


USAID (2006).

4.2 La desconfianza de los ciudadanos en las instituciones políticas


ante la baja respuesta de a las demandas ciudadanas
Los ciudadanos peruanos tenían las peores evaluaciones en América La-
tina en los siguientes ámbitos según el Latinobarómetro (2008): 1) la con-
fianza en la conducción del país 25%; 2) la satisfacción con la democracia
16%; 3) la evaluación al Congreso 16%; 4) la aprobación al gobierno 14%;
5) la confianza en el Congreso 12%; 6) la confianza en los partidos políticos
11%. (Del Álamo 2010:48).
Por su parte, previamente a las elecciones del 2008, los ciudadanos pa-
raguayos habían manifestado bajos niveles de confianza en las instituciones
políticas como el Poder Judicial, el Congreso Nacional, el Gobierno y los
Partidos Políticos (ver Gráfico 10), según la encuesta realizada por el CIRD-
USAID sobre Cultura política y gobernabilidad democrática (2006).

Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012 135


│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

Gráfico 10
Ante la pregunta: ¿cuánta confianza tiene usted en las siguientes
instituciones? Los paraguayos respondieron de la siguiente manera

Fuente: Encuesta sobre “Cultura política y gobernabilidad democrática” del CIRD-


USAID (2006).

Otro de los datos reveladores de dicho estudio se manifiesta ante la pre-


gunta: ¿Cuánta confianza tiene usted en el Gobierno actual? Los ciudadanos
paraguayos mostraban niveles de confianza mínimos ante el gobierno de
Nicanor Duarte Frutos, como se da cuenta en el Gráfico 11. Cabe señalar
que el gobierno de Duarte sufrió un desgaste acelerado debido a sucesivos
escándalos de corrupción, al igual que el gobierno de Alan García (1985-
1990) en Perú.

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│Sarah Cerna Villagra│

Gráfico 11
Ante la pregunta: ¿cuánta confianza tiene usted en el gobierno ac-
tual? Los paraguayos respondieron de la siguiente manera

Fuente: Encuesta sobre “Cultura política y gobernabilidad democrática” del CIRD-


USAID (2006).

Tras la revisión de encuestas de opinión en ambos países sobre temas de


confianza en las instituciones políticas se infiere que las respuestas inade-
cuadas de éstas hacia problemas puntuales como el desempleo, la seguridad,
la pobreza o la desigualdad generaron un sentimiento de insatisfacción por
parte de la población hacia las instituciones políticas como el gobierno, el
Congreso o los partidos políticos, lo que permitió la emergencia de candi-
datos outsider que se transformaron en figuras políticas viables y lograron
el triunfo electoral ante sus adversarios respaldados por partidos políticos
tradicionales.

4.3 El mal desempeño de las elites políticas para brindar respues-


tas a la ciudadanía y la corrupción gubernamental
Un aspecto que es muy importante señalar en lo que toca a la erosión en
la confianza hacia las instituciones políticas peruanas y paraguayas, tiene que
ver con que los gobiernos antecesores al encumbramiento de líderes out-
siders como Alberto Fujimori (1990-2001) y Fernando Lugo (2008-2013)
estuvieron ligados a escándalos de corrupción y a una alta percepción ciu-
dadana de haber realizado una mala administración gubernamental. Estos

Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012 137


│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

gobiernos correspondieron a Alan García (1985-1990) en Perú y Nicanor


Duarte (2003-2008) en Paraguay.
En el caso peruano, en 1985, con la victoria electoral de Alan García
con 45,7% de los votos, el APRA llegó al poder luego de varias décadas
de formar parte de la oposición. En términos de Bueno León (1992:25),
el gobierno de García se caracterizó por un “populismo cortoplacista y el
reformismo estructural”. Durante la década de 1980, periodo de transición
democrática, el sistema político peruano se caracterizó, como ya se ha he-
cho mención, por su inestabilidad, las escasas reformas institucionales, el
surgimiento de movimientos sociales con demandas violentas y crecientes,
la ineficiencia de las instituciones y su distanciamiento de la sociedad civil,
la percepción de una burocracia corrupta, un Estado débil y vulnerable ante
las presiones de la guerrilla y la implantación de políticas económicas impo-
pulares.
En el caso paraguayo, el gobierno de Nicanor Duarte comenzó con el
peor resultado electoral de un candidato de la ANR en tiempos democráti-
cos (Lachi 2003). Solo había ganado con 37,1% de los votos; sus antecesores
como Andrés Rodríguez en 1989, había ganado con 74,3%, Wasmosy en
1993 con 39,9% y Raúl Cubas con 53,8% del total de los votos emitidos.
Durante su gestión su desataron varios escándalos de corrupción relaciona-
dos con malversación de fondos estatales y enriquecimiento ilícito del man-
datario. Al respecto, la encuesta del CIRD-USAID sobre “Cultura política
y gobernabilidad democrática” del año 2006 muestra que los ciudadanos
paraguayos tenían percepciones negativas sobre la gestión del gobierno res-
pecto a la lucha contra la corrupción (Ver Gráfico 12).

138 Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012


│Sarah Cerna Villagra│

Gráfico 12
Ante la pregunta: el gobierno actual (de la ANR), ¿combate la co-
rrupción en el gobierno? Los ciudadanos brindaron las siguientes
respuestas

Fuente: Encuesta sobre “Cultura política y gobernabilidad democrática” del CIRD-US-


AID (2006).

5. Cambios en el sistema de partidos en Perú y Paraguay tras las


victorias electorales de candidatos outsiders
Durante el periodo fujimorista varios partidos políticos de larga trayectoria
desaparecieron del espectro político debido a sus magros resultados electora-
les que no alcanzaron el umbral mínimo exigido (5%) por el Jurado Nacional
de Electores (JNE). Por otra parte, se crearon nuevos movimientos y partidos
políticos cuyas características tendían a considerarlos “partidos-taxi”, cuyo
objetivo se basaba únicamente en convertirse en vehículos electorales para
facilitar el éxito de un candidato con liderazgo personalista. A modo de ejem-
plo, están agrupaciones como el FREDEMO, creado en 1990 para impulsar
la candidatura del escritor Mario Vargas Llosa; Cambio 90 que promovió la
candidatura de Fujimori; Perú 2000 que respaldó la candidatura del mismo
Fujimori; Perú Posible, creado en 1995, y que impulsó a Alejandro Toledo;
y Unión por el Perú, fundando en 1995 para patrocinar la candidatura de Javier
Pérez de Cuellar, y que posteriormente se convirtió en el partido de Ollanta
Humala (actual presidente del Perú) en las elecciones de 2006 y 2011.
Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012 139
│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

En 1995 varios de los partidos tradicionales perdieron su registro electo-


ral por no haber alcanzado el umbral permitido de 5%. Ante dicho contexto,
el sistema de partidos peruano colapsó según lo sostiene Tanaka (1998).
Entre 1990 y 1995, los índices de volatilidad electoral agregada en las elec-
ciones legislativas alcanzaron sus picos más elevados como lo señala el Grá-
fico 1, debido a la compulsiva creación de partidos políticos de tipo “taxi”
y el cambio en las ofertas partidarias. El Gráfico 2 muestra los índices de
volatilidad electoral agregada para las elecciones presidenciales que resultan
bastante ilustrativos para comprender porqué el sistema de partidos en el
Perú colapsó. Entre 1995 y 2006, tras la creación de varios “partidos-taxi”,
y las sucesivas victorias de candidatos personalistas de tipo outsider, los nive-
les alcanzaron picos altísimos de 64,4% en 1995, 96,5% en 2000, 62,2% en
2001 y 74,8% en 2006. En dicho contexto, el sistema de partidos peruanos
alternaba el auge de nuevos movimientos políticos con la desaparición de
partidos tradicionales junto al renacimiento de los mismos en periodos pos-
teriores, un fenómeno bastante peculiar que distingue al caso peruano frente
a otras democracias de la región. Al respecto, Tanaka (1998:21) señala que
lo sorprendente de las elecciones de 1995 se daba en torno a la cantidad de
votos que obtuvieron los candidatos presidenciales del “APRA, IU, AP y el
PPC –que en todas las elecciones celebradas en los años ochenta (salvo una)
concentraron más del 90% de los votos-, apenas alcanzaron el 6,3%”.
En Paraguay, tras la victoria electoral de Fernando Lugo en el 2008, el sis-
tema de partidos pasó de un régimen de partido hegemónico a un pluralis-
mo moderado. Aunque Abente Brun (2009:131) sostiene que antes que una
transformación del sistema de partidos, se dio un reacomodo del mismo.
Al comparar las elecciones del 2003, los colorados y UNACE obtuvieron
50,6% de los votos y la oposición (hasta el 2008) compuesta por el PLRA y
otros partidos alcanzaron 45,3%. Mientras tanto, en las elecciones del 2008,
los primeros obtuvieron 52,5% y los segundos 43,3%. Esto quiere decir, que
los que perdieron votos en las elecciones del 2008 fueron los colorados y
los que ganaron fueron los de UNACE12. Abente Brun (2009:132) sostiene

12 Cabe señalar que para las elecciones del 2008, en una suerte de “estrategia política”, el presi-
dente en ejercicio Nicanor Duarte consiguió que la Corte Suprema de Justicia anulara el fallo
contra Lino Oviedo y lo dejara en libertad para competir en las elecciones y de esta manera
restar puntos a la oposición. Con lo cual Lino Oviedo compitió por el partido UNACE en los
comicios del 2008, quedando en tercer lugar con 21,98% de los votos (TSJE 2012).

140 Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012


│Sarah Cerna Villagra│

que el aumento de votos de la UNACE debió provenir de colorados des-


contentos y de votantes de derecha de otros partidos políticos. La oposición
(que se convirtió en gobierno tras las elecciones del 2008) compuesta por
el PLRA, el Partido Patria Querida (PPQ) y otros partidos de izquierda mi-
noritarios mantuvo casi el mismo porcentaje de votos que en la elección de
2003 (de 45,3% pasó a 43,3%).
Con respecto a la composición del Congreso (véase Gráficos 7 y 8) se
pueden corroborar con mayor claridad los cambios acontecidos en el siste-
ma de partidos. A raíz de las elecciones del 2008, la ANR disminuyó la can-
tidad de escaños que poseía, así como también elPPQ, mientras que los par-
tidos que aumentaron su control de escaños fueron el PLRA y la UNACE.
A partir de este nuevo reparto legislativo, el número efectivo de partidos con
representación ha aumentado tras dichas elecciones y se ha ubicado en 3,5
(ver Gráfico 4) con lo que se puede hablar de un multipartidismo moderado,
en términos de Sartori.

6. Conclusiones
El trabajo ha demostrado que la emergencia y el triunfo de candidatos
outsider modifican la arena de la competencia electoral y el sistema de parti-
dos, aunque sus resultados son diversos y tienen distintas intensidades. En
el caso peruano, tras la victoria electoral de Alberto Fujimori y su posterior
relección, hubo un colapso del sistema de partidos. Aunque posteriormente
a la década fujimorista, se dio una reconfiguración del sistema de partidos,
durante diez años los partidos tradicionales desaparecieron del espectro
electoral y surgieron otros partidos de tipo “taxi” (Freidenberg 2006) que
no perduraban más de una elección. En el caso paraguayo, el triunfo de
Fernando Lugo significó el colapso del régimen de partido hegemónico y la
consolidación de un sistema de partidos de pluralismo limitado. Además, la
victoria de la APC (de la mano de Lugo) representó el “reacomodamiento”
de las fuerzas políticas tanto en el Congreso como en el sistema político
paraguayo. En las elecciones del 2008, la ANR además de perder el poder
político que mantuvo durante 61 años, también perdió fuerza electoral y
muchos escaños legislativos. El PLRA conquistó escaños legislativos y la
UNACE (con el ex General golpista Lino Oviedo a la cabeza) ganó fuerza
electoral y aumentó el número de escaños que controlaba en el Congreso.
Estudios Paraguayos - Vols. XXIX y XXX, N°s. 1 y 2, 2011-2012 141
│La senda del Outsider: Factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al
sistema de partidos en Perú y Paraguay│

Finalmente, cabe señalar que en América Latina han existido casos como
el de Néstor Kirchner (insider) en el 2003 en Argentina y Ollanta Humana
(outsider) en el 2006 en Perú, en los que factores como el desgaste de los
partidos políticos tradicionales junto al mal desempeño de las élites políti-
cas, la corrupción y la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones
se habían dado pero el resultado (la emergencia y el triunfo electoral de un
candidato outsider) no se dio. Por lo que se sostiene que los factores políti-
cos señalados en este trabajo son relevantes para explicar la emergencia y la
victoria electoral de figuras ajenas a la política.

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│Sarah Cerna Villagra│

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