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LA IMAGINACiÓN Y LA INTELIGENCIA EN EL LENGUAJE

Homenaje a Roman Jakobson

Colección Científica
La imaginación y la inteligencia
en el lenguaje
Homenaje a Roman jakobson

Susana Cuevas. Julieta Haidar


coordinadoras

Instituto Nacional de Antropología e Historia


Agradecemos a Salvat Editores, SA
(Barcelona) su autorización para
reproducir en la portada la fotografía
de Roman Jakobson que apareció
en el libro Revolución en la
lingüística, publicado en su
colección Biblioteca Salvat de
Grandes Temas.

Primera edición: 1996

© Instituto Nacional de Antropología e Historia


Córdoba 45, col. Roma, CP 06700, México, D. F.

ISBN 968-29-9479-9

Impreso y hecho en México


La secuencia de las categorías funcionales
en las predicaciones secundarias 121
Marianna Pool Westgaard

Acercamiento al nombre propio


de Roman Jakobson . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 133
María del Carmen Herrera M.

Psicolingüística

Interacciones madre-hijo en el desarrollo


del lenguaje. Los tres primeros meses de vida 143
Víctor Manuel Alcaraz, Regina Martínez Casas,
Mónica Sesma, Lourdes Gallegos, Claudia Mastache,
Sol Trejo, Esther Sánchez y Ana Belkis López

Roman Jakobson precursor


de la neuropsicología cognitiva 161
José Marcos-Ortega

Universales, marcación y cambio


en la fonología: concomitantes de la adquisición . . . . . . . . . .. 177
James L. Fidelholtz

De las funciones del lenguaje


y el habla infantil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 195
Rebeca Barriga Villanueva

El sistema de apoyo lingüístico


en el proceso de adquisición del lenguaje 207
Rosa Graciela Montes Miró

La estrategia parasítica: un modelo


psicolingüístico del aprendizaje de vocabulario 229
Christopher J. Hall

Análisis del discurso

Intencionalidad, modalización y referencia:


las funciones del lenguaje desde una teoría
de la acción comunicativa 241
Pedro Arturo Gómez
La función expresiva y la apelativa:
mecanismos de la subjetividad en el discurso ... . . . . . . . . .. 251
Lidia Rodríguez Alfano

La especificidad de la función poética


en textos descriptivos: análisis de la producción
textual de alumnos de 60. grado de primaria .. . . . . . . . . . . .. 273
Dalia Ruiz Á vila

Una aplicación de las ideas de Roman Jakobson


a la descripción de una lengua amerindia 285
José Antonio Flores Farfán

Consideraciones generales acerca


de las funciones emotiva y apelativa
en el náhuatl de Amanalco, Tezcoco,
Estado de México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 295
Valentín Peralta Ramírez

La persuasión en el discurso
de la expropiación petrolera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 305
Mercedes Montes de Oca Vega

Análisis del discurso político: el problema


de la segmentación desde la perspectiva
semiótica y las funciones jakobsonianas 317
María Esther Enríquez Ríos

Unidades, funciones y ritmo paraverbal.


La interacción en clase . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 329
Nicolás Albor, Regina Martínez,
Carlos Hugo Pérez Murphy, Pedro Reygadas
y María Esther Enríquez

Jakobson y Lévi-Strauss:
continuidades y discontinuidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 345
Julieta Haidar

Poética y análisis literario

La función poética como estructura del sentido 361


Martha E. García Sepúlveda
Teoría y praxis en el análisis de "Los gatos" 377
Sergio René Lira Coronado

El destinador en el texto mítico y literario . . . . . . . . . . . . . . . .. 387


Tieko Yamaguchi Miyazaki

Sujeción y muerte en la transgresión del universo


sagrado. Análisis de narrativa popular . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 399
Ligia Rivera Domínguez

Jakobson: una concepción poética del lenguaje 409


Luis de la Peña Martínez

La poesía concreta como problema lingüístico 421


Michael Knapp Ring

Poética de las lenguas indígenas de México 433


Roberto Escalante Hernández

Los términos enunciadores en


"Nos han dado la tierra" de Juan Rulfo : 451
Rita Dromundo Amores

José Juan Tablada: poeta y pintor 463


Esther Hernández Palacios

Lo interdisciplinario

El p'urhépecha hablado y cantado 477


Fernando Nava López

El paralelismo en la tradición oral:


análisis del Texto I del Ritual de los Bacabes 491
Rose Lema

Primeros empleos de la palabra


lingüística, en México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 501
Ignacio Guzmán Betancourt

El árbol del tiempo 511


Antonio García de León

Lingüística y discurso:
de la comunicación a la evocación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 533
Fernando del Moral López
Presentación

Afortunadamente, los congresos científicos y los congresos políticos nada


tienen en común. El éxito de una convención política depende del acuerdo
general de la mayoría o de la totalidad de sus participantes. Pero en la ciencia,
en la que las discrepancias parecen ser generalmente más provechosas que
el acuerdo común, se desconocen votos y vetos. Las discrepancias ponen al
descubierto antinomias y tensiones dentro del campo en cuestión y requieren
nuevas exploraciones. Si algo presenta analogía con los congresos científicos
no son precisamente los congresos políticos, sino las actividades exploratorias
de la Antártica. (Jakobson, Ensayos de lingüística general: 347.)

Este libro es el resultado del homenaje que se le rindió a Roman Jakobson


al cumplirse diez años de su muerte, en julio de 1992, por medio de un
coloquio que se realizó en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Roman Jakobson nace el 11 de octubre de 1896 en Moscú y muere
el 18 de julio de 1982 en Estados Unidos. Desde muy temprana edad de-
muestra su interés por la literatura y por el aprendizaje de idiomas, lo que lo
llevará a apasionarse por los estudios de los elementos sonoros del len-
guaje. Sin embargo, su genialidad intelectual le posibilitó recorrer las diver-
sas áreas de las ciencias del lenguaje, como la fonología, la poética, la
psicolingüística (en donde se destaca con los aportes magistrales al estudio
de la afasia), la adquisición del lenguaje y los estudios tipológicos, entre
otras. Es preciso destacar que la multiplicidad y la variedad de las investiga-
ciones que realizó siempre alcanzaron los mejores niveles científicos.
Estas cualidades fueron las que le permitieron viajar a varios países y
participar en los más diversos ámbitos académicos, en los cuales su pre-
sencia siempre fue destacada. Participó en la formación del Círculo Lingüístico
de Moscú en 1915, donde propuso el estudio de la obra poética desde la
perspectiva científica, con lo cual surge una nueva corriente de análisis
literario, denominada formalismo ruso, de gran proyección para los futuros
estudios de literatura, ya que se rompe con los análisis de contenido de corte
subjetivo y se construyen modelos inmanentes que procuran excluir cual-
quier explicación exterior a la obra misma.

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De igual forma participó en la formación del Círculo Lingüístico de Pra-
ga en 1926. En 1929, durante el Primer Congreso de Filólogos Eslavos
realizado en Praga, Jakobson, junto con otros lingüistas como V. Mathesius
y J. Mukarovsky, plantean las famosas Tesis de 1929, en donde exponen
las principales propuestas teóricas de la corriente del funcionalismo lin-
güístico. En estas tesis, se define la lengua como un sistema funcional-
estructural, con lo cual el Círculo de Praga hace correcciones significativas
a los planteamientos saussureanos.
En la década de los cuarenta, después de la Segunda Guerra Mundial,
al emigrar a Estados Unidos, concibe uno de los modelos de mayor alcance
para los estudios del lenguaje como comunicación, inspirándose, desde
luego, en los avances de la teoría de la información desarrollada hasta en-
tonces. Las funciones del lenguaje, como la expresiva, la apelativa, la
referencial, la metalingüística, la fáctica y la poética están integradas en un
modelo comunicativo que sirve de base para los posteriores planteamientos
sobre los procesos comunicativos y los análisis discursivos. Y aunque
existan muchos aportes críticos a esta propuesta, ésta no deja de ser de
carácter fundante, ya que es de este modelo de donde siempre se parte para
posteriores reflexiones y ampliaciones. Demos la palabra a Jakobson:

La teoríá de la comunicación es, creo yo, una buena escuela para el lingüista
actual, así como la lingüística estructural es una escuela provechosa para la
ingeniería de la comunicación. Creo que la realidad fundamental con la que un
lingüista se enfrenta es la interlocución: el intercambio de mensajes entre
emisor y receptor, entre destinador y destinatario, entre codificador y deseo-
dificador. (Ibid.: 20.)
La concepción de la lengua poética como lengua con una función poética
predominante nos ayudará a comprender la lengua prosaica de todos los días,
en la que lajerarquía de funciones es diferente, sí, pero en la que esta función
poética ( o estética) se da necesariamente, jugando un papel bien perceptible
tanto en el aspecto diacrónico como en el sincrónico del lenguaje. (Ibid.: 19.)

Posteriormente, a su llegada a Estados Unidos, conoce a Lévi-Strauss,


quien toma cursos con él entre 1943 y 1944. Este encuentro intelectual es
decisivo para la constitución de la antropología estructural, hecho que
es continuamente reconocido por el antropólogo francés. Los principales
elementos teórico-metodológicos que Lévi-Strauss retoma de Jakobson
son los conceptos de estructura, fonema, metodo fonológico y la relación
sincronía-diacronía. Es decir, la antropología estructural logra realizar, de
manera original y novedosa, las rupturas con las otras tendencias antro-
pológicas porque recurre principalmente a los aportes de Jakobson.
Con esa constitución, Roman Jakobson nuevamente aboga por una
posición interdisciplinaria, al propiciar una articulación tan orgánica entre
lengua y cultura, sobre la cual se basa Lévi-Strauss para postular que el

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objeto de la antropología debe ser el. análisis de las estructuras universa-
les, invariantes e inconscientes del espíritu humano. No está por demás
recordar que Jakobson también se preocupó por los universales de la
fonología, tanto en la dimensión vocálica como consonántica, y también se
planteó el carácter inconsciente de las reglas fonológicas. Por último, es la
lingüística estructural-funcional de Jakobson y del Círculo de Praga la que
permite una relación interdisciplinaria con la antropología y la que permite,
también, los saltos cualitativos del paso de la categoría de fonema, a las de
mitema, de gustema, de zoema, etcétera.
Su interés por la relación entre lengua y cultura no se detuvo; no po-
demos dejar de considerar los contactos que tuvo Jakobson con la famosa
y todavía poco conocida Escuela de Tartu, de Estonia. En efecto, Jakobson,
a pesar de los obstáculos de orden político, pudo mantener contactos con
los principales integrantes de esta escuela, que postula en la década de los
sesenta, de manera explícita y sistemática, la Semiótica de la cultura.
En síntesis, la interdiscursividad que se desarrolla en torno a la pro-
ducción de Roman Jakobson rompe las fronteras lingüísticas y culturales,
articulando el tiempo y el espacio, la sincronía y la diacronía, y propicia
polémicas, apoyos y convergencias. Realmente, en Jakobson, como dice
Luis de la Peña, "se conjugan admirablemente la imaginación y la inteligen-
cia, 'el encanto de los sonidos del habla' y el rigor del pensamiento". (La
Jornada, 1992.)
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de Roman Jakobson,
uno de los principales teóricos e innovadores de la lingüística contempo-
ránea, un grupo de investigadores en México tuvo la atinada idea de
organizar un coloquio en el que se reunieran estudiosos de las diferentes
disciplinas de las ciencias del lenguaje, tal y como, a sus 60 años de labor
intelectual, lo concibió Jakobson.
Este coloquio reunió especialistas de las principales instituciones
académicas de México y algunos del extranjero. La variedad de áreas
temáticas que se trataron y la cantidad de instituciones participantes hicie-
ron posible el gran éxito del coloquio, porque produjo la coyuntura para que
se dieran significativos debates sobre los temas tratados, así como las
discusiones interdisciplinarias entre los estudiosos provenientes de disci-
plinas distintas. En efecto, en este coloquio se pudo cumplir unos de los
anhelos del mismo Jakobson, ya que este evento realizado en su memoria
posibilitó reflexiones interdisciplinarias, dando margen a que los diversos
especialistas se escucharan en un diálogo académico muy fructífero.
Demos la palabra a Jakobson:

Pero ahora, al estudiar el lenguaje de consuno con los antropólogos, su ayuda


nos resulta de lo más oportuna y estimulante, porque los antropólogos nos
prueban, repitiéndolo sin cesar, que lengua y cultura se implican mutuamente,

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que la lengua debe concebirse como parte integrante de la vida de la socie-
dad y que la lingüística está en estrecha conexión con la antropología cultural.
(Ibid.: 15.)
El querer mantener la poética aislada de la lingüística sólo se justifica cuan-
do el campo de la lingüísticase restringe más de lo debido, por ejemplo, cuando
algunos lingüistas consideran la oración como la construcción analizable su-
prema o cuando el objetivo de la lingüística se confina simplemente a la
gramática, o sólo a los problemas no semánticos de forma exterior, o al in-
ventario de los recursos denotativos sin referencia alguna a las variaciones
libres. (Ibid.: 351.)

Este homenaje no podía quedarse limitado a un evento de sólo tres días,


por lo que se planteó la necesidad de dejar memoria de lo ocurrido impreso
en un libro. En él se pensó recoger las aportaciones sobre los distin-
tos temas presentados: lingüística, literatura, psicología, antropología, so-
ciología, medicina, así como de otras ciencias humanas y naturales. Tales
aportes fueron organizados en el libro en seis partes, la primera se refiere
a las semblanzas del célebre humanista, y las cinco restantes dan cuenta
de la prolífera trayectoria teórico-metodológica y analítica de Jakobson:
1. Teoría y análisis lingüísticos; 2. Psicolingüística y adquisición del len-
guaje; 3. Análisis del discurso; 4. Poética y análisis literario; 5. Lo interdis-
ciplinario.
Presentamos aquí una breve síntesis del contenido de cada una de las
partes que conforman este libro.

Planteamientos introductorios

Reunimos tres trabajos que describen y hacen una semblanza de Jakob-


son, por un lado como ser humano, y por otro como intelectual en el plan-
teamiento y desarrollo de sus teorías. En estos artículos se insiste en su
preocupación por la búsqueda de las invariantes universales en cada uno de
los niveles de la lengua y en cada tipo de texto. Como explican los autores,
en el análisis literario se debe partir del texto al contexto, y no al contrario
como solía hacerse; en este sentido se concibe al texto como un sistema
regido por leyes propias. Jakobson logra constituir una teoría integral del
lenguaje, ya que concibió la lengua como un sistema de comunicación
basado en un código. Tal concepto le permitió cuestionar el carácter arbi-
trario del signo, planteando que existen elementos icónicos en los códigos.
En otro orden de ideas, se problematiza sobre la presencia y la
ausencia de Jakobson en la lingüística mexicana, ya que ésta, durante mu-
cho, se debió a la influencia de los planteamientos de Boas, Sapir y
Swadesh. Posteriormente, estas posturas son ampliadas y en algunos
momentos desplazadas por la influencia de Jakobson, que empieza a in-

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troducirse en las investigaciones sobre psicolingüística, afasias, tipología,
poética, discurso, etcétera.

Teoría y análisis lingüísticos

En esta segunda parte, los trabajos enfatizan la importancia de la teoría de


la marcación, que tiene como soporte básico las oposiciones polares entre
los signos lingüísticos que se dan tanto en el nivel fonológico y gramatical
como en el léxico. Otro punto importante se relaciona con la distinción entre
lo fonético y lo fonológico, para aplicar los criterios de la fonología funcional-
generativa a una lengua otomangue.
A la luz de los aportes sobre tipología de Jakobson y de otros autores,
se analiza la terminología del parentesco de una variante de la lengua
mazahua, para establecer algunas conexiones paradigmáticas y caracteri-
zar la estructura familiar de este grupo étnico. En otro trabajo, se estudia el
principio de proyeccción del complemento indirecto en español, para di-
ferenciar el adjunto del complemento. En uno más se estudian algunas
problemáticas relacionadas con las predicaciones secundarias, como son
las de sujeto, las de objeto y la resultativa.
Esta parte termina con un trabajo en el cual se analizan los conceptos
que utiliza Jakobson para definir el nombre propio, para, de esta manera,
estudiar el nombre personal en algunos textos nahuas. El nombre propio
es el ejemplo de una estructura doble, en la cual el código remite al código.

Psicolingüística

En este bloque se destacan los problemas de la adquisición del lenguaje


desde varios ángulos. Se estudian las interacciones madre-hijo en los tres
primeros meses de vida y su relación con el desarrollo del lenguaje. Se
plantea que es necesario, para descubrir los mecanismos de la adquisición
del lenguaje, considerar las interacciones sociales y también, al mismo
tiempo, encontrar los componentes del comportamiento lingüístico.
De igual manera se aborda la relación entre la neuropsicología cognitiva
para observar los procesos cognitivos en los pacientes con daño cerebral
y poder inferir la estructura de los procesos cognitivos normales. Lo intere-
sante es que esta discusión es retomada desde Jakobson, por ejemplo,
en relación con las afasias, ya que los anteriores neurólogos no considera-
ban la lingüística.
La adquisición del lenguaje también es relacionada con la problemática
de los universales, de la marcación y de los cambios fonológicos. Desde otra
perspectiva, se investiga la adquisición del lenguaje como un proceso

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dinámico que pasa por el dominio de las estructuras formales básicas de la
lengua, del desarrollo de las habilidades discursivas y competencia comu-
nicativa a partir de los seis años. Además, se analizan, en el habla infantil,
las funciones expresiva y fáctica. Por otro lado, la adquisición del lenguaje
es relacionada con el sistema de apoyo lingüístico y se destaca la impor-
tancia de la interacción con los adultos en el desarrollo de la competencia
comunicativa.
También se examinan las estrategias parasíticas a laluz de un modelo
psicolingüístico del aprendizaje de vocabulario. Esto, comparando la Len-
gua I ( la materna) y la Lengua 11( la adquirida) con la hipótesis de que es-
tas estrategias se apoyan en principios generales de la cognición, como son:
a) el principio de economía tanto de los procesos mentales como de la re-
presentación; y b) principio del acomodo, de la adecuación a estructuras
ya existentes.

Análisis del discurso

En el primer artículo se tratan los problemas de la intencionalidad, la mo-


dalización y la referencia, para relacionarlos con la teoría de la acción
comunicativa. Además, se plantea revisar las funciones del lenguaje desde
una pragmática de la acción comunicativa. En otro trabajo se abordan las
funciones expresiva y apelativa como mecanismos de la subjetividad en el
discurso. El modelo operativo parte de Jakobson y llega hasta las propues-
tas de Kerbrat-Orecchioni y de Olivier Reboul. En un siguiente trabajo, se
analiza la función poética en la producción de textos descriptivos de alumnos
de 60. grado de primaria. La descripción constituye una macrooperación
discursiva que de alguna manera marca la realización de la función poética.
En esta parte, se aplican las propuestas de Jakobson al análisis del
náhuatl, considerada como una lengua multidimensional y multifuncional.
En el náhuatl se observan variaciones que dependen del juego espacio-
temporal y del estatus social de los interlocutores. En otro análisis, se
consideran las funciones emotiva y apelativa en el náhuatl de Amanalco,
llegando a algunas conclusiones como que la función apelativa se reali-
za por lo menos de cinco formas, que van de un menor a un mayor grado
honorífico.
Respecto al análisis del discurso político, destaca el realizado sobre el
discurso cardenista de la expropiación petrolera, en el que se estudian las
estrategias de persuasión, así como las estrategias argumentativas en esta
coyuntura. En otro análisis del discurso político se tratan los criterios de seg-
mentación desde la perspectiva de la semiótica narrativa, utilizando las
funciones jakobsonianas para llegar a los niveles de la enunciación.

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El objetivo nuclear de otro trabajo es analizar una interacción en clase
entre profesor y alumnos para llegar a las unidades, las funciones y el ritmo
paraverbal; uno de los aspectos interesantes del estudio es plantear cómo
se pueden realizar las funciones del lenguaje en la dimensión paraverbal.
En el último artículo se analizan las continuidades y discontinuidades entre
los discursos de Jakobson y de Lévi-Strauss. A manera de ejemplo, se pue-
de decir que el antropólogo francés no logra deslindar la diferencia entre lo
sincrónico y lo estático, y entre lo diacrónico y lo dinámico, lo que para
Jakobson siempre estuvo claro.

Poética y análisis literario

En el primer trabajo se abordan las problemáticas que se refieren a la poe-


sía concreta como problema lingüístico, en el sentido de que en esta crea-
ción artística se procura una desemiotización del signo lingüístico; en el
desarrollo se utilizan las funciones de Jakobson. En otro trabajo se enfatiza
la concepción poética del lenguaje que defiende Jakobson, lo que explica-
ría su predilección por la función poética, por la "forma sonora del lenguaje" ,
y por sus exploraciones respecto al simbolísmo sonoro.
Para estudiar la etnopoética se recurre a Jakobson en sus estudios del
folklore, en donde se pueden destacar la oralidad y la misma poética. Aquí
se procura aplicar algunos recursos literarios a la producción poética de
varias lenguas indígenas. Desde otro ángulo, se explora la función poética
como estructura del sentido, que debe interpretarse desde los presupuestos
formalistas, funcionalistas y estructuralistas. En la base de la función poética
está la producción del sentido global (literal, figurado y simbólico), con lo que
se plantea que tal función es un universal del lenguaje.
En otro estudio se comenta el análisis que Jakobson y Lévi-Strauss
hacen de un poema de Baudelaire, que presenta muchos aspectos in-
teresantes del trabajo interdisciplinario realizado por estos dos grandes
intelectuales. En otro artículo, se retoman de Jakobson los "términos enun-
ciadores", como son los designadores, los conectado res y los conmutado-
res, para aplicarlos a un texto de Juan Rulfo. Esta dimensión enunciativa
permite concluir que en el cuento de Rulfo se construyen las isotopias
carencia-existencia.
La función poética vuelve a ser la categoría central para analizar la obra
de Juan Tablada, como poeta y pintor. En el análisis se aplican categorías
concretas que permiten observar cómo se cumple la función poética: el uso
de tropos, de paralelismos, de rimas, etcétera. Para el análisis de la narrati-
va popular oral se utilizan algunos aportes de Jakobson, ya que uno de sus
grandes temas es el estudio del folklore como tradición oral. En los relatos

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se establecen oposiciones de varios tipos, como los espacios sagrados
y no-sagrados, entre otras. Y, para terminar esta parte, están los plantea-
mientos de la relación entre mito y literatura, con todas las problemáticas que
esto implica. En el mito hay una relación transitiva entre destinador y
destinatario, lo que no ocurre en la literatura. Del mismo modo, mientras que
en el mito el objeto de creencia está en el dominio de lo absoluto, en la
literatura hay una escisión.

Lo interdisciplinario

La función poética de Jakobson es aplicada a la lengua p'urhépecha, tanto


hablada como cantada. Con estas propuestas se procura establecer la
oposición de los rasgos de la lengua poética y de la lengua común en esta
lengua indígena. Un trabajo interdisciplinario entre la lingüística y la mu-
sicología. En otro artículo, se analiza el paralelismo en la tradición oral de un
texto ritual maya. El paralelismo es considerado como un universal de los
géneros orales.
En otro estudio se realiza una detallada reconstrucción del uso y de-
sarrollo del concepto de lingüística en México, ubicando su primer uso con
el padre Nájera, a partir de la década de los sesenta del siglo XIX. El proble-
ma del tiempo es tratado de manera original y se aplica a los mitos nahuas.
Se analiza el problema del tiempo tanto en la historia como en las con-
cepciones temporales míticas. Pero lo más relevante se relaciona con el
trabajo del tiempo que hace Jakobson, separando el tiempo del suceso y
el tiempo del relato. Por último, encontramos la relación entre los plantea-
mientos de Jakobson y el psicoanálisis. En este trabajo, se amplía la función
comunicativa con la evocativa que se introduce, por lo que se desliza desde
el significante al significado. Aquí se relacionan varias categorías de las dos
disciplinas, como por ejemplo la poética y lalangue.
Consideramos que este volumen es representativo de las influencias de
.Jakobson en el desarrollo de investigaciones realizadas en México.
Para terminar, queremos expresar nuestro agradecimiento a todos
aquellos que hicieron posible el homenaje a Jakobson. En primer lugar a to-
dos los intelectuales de las diferentes disciplinas e instituciones que permi-
tieron, con la presentación de sus trabajos, el establecimiento de la discusión
y el intercambio de ideas entre todos los participantes en el coloquio. El éxito
de este encuentro es resultado de una responsabilidad asumida colectiva e
individualmente, lo que no deja de ser un ejemplo gratificante en este mo-
mento histórico de tantas contradicciones. Queremos también hacer paten-
te nuestro agradecimiento a todos los organizadores y al público asistente.
Agradecemos el apoyo que nos brindaron, en todos los aspectos, la Escuela

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Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y el Instituto Nacional de An-
tropología e Historia (INAH).

Comité Organizador: Francisco Barriga, coordinador de la licenciatura en


lingüística de la ENAH; Sergio Bogard, profesor-investigador de la maes-
.tría en lingüística de la ENAH; Susana Cuevas, Directora de Lingüística del
INAH; Julieta Haidar, coordinadora de la maestría en lingüística de la ENAH;
Luis de la Peña Martínez, profesor de lingüística de la ENAH.

Comité Editorial:

Julieta Haidar Susana Cuevas

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PLANTEAMIENTOS INTRODUCTORIOS
Roman Jakobson: el hombre y su personaje

Mónica Mansour

Para iniciar esta reunión en homenaje a Roman Jakobson, considero im-


portante hablar en términos generales de lo que hace tan extraordinario
a este hombre y por qué sus enseñanzas han dejado tan amplia estela tras
de sí; tanto, que en un encuentro como éste hay escritores, críticos y ana-
listas literarios, lingüistas de muy diversas especialidades, antropólogos,
etnólogos, psicólogos, terapistas del lenguaje y tal vez profesionales de
otras ramas diversas.
Me siento muy orgullosa porque soy una de las personas que conoció a
Jakobson. Lo conocí cuando fui -tímida y temerosa- al número 8 de la
calle Scott en Cambridge, cerca de Bastan, un atardecer del año de 1978;
ese día lo escuché contar anécdotas durante varias horas mientras bebía-
mos una copita de coñac y, como quien no quiere la cosa, en cada tema que
se trataba aparecía su amor por la lengua y por el conocimiento. Esa
conversación continuó luego por carta durante unos años. Pero la amistad,
la admiración y el cariño que yo sentía por el maestro habían comenzado
mucho antes, con la lectura de sus textos, y continúan hasta el día de hoy.
Si bien Roman Jakobson es uno de los mayores espíritus científicos de
este siglo, también fue una personalidad con los rasgos humanos más
preciados. Tanto en su conversación como en sus diversos escritos se
trasluce el amor por la gente y la curiosidad por el saber, el entusiasmo por
la inteligencia y la creatividad, la tristeza por la pérdida de los seres queridos
y la indignación por la injusticia; la generosidad con cualquiera que se le
acercara, la coherencia consigo mismo y, siempre, bordeando todo, el
sentido del humor. Por otra parte, cada vez que a Jakobson se le solicitaba
que relatara su vida o algún fragmento de ella, lo hacía en función de sus
indagaciones y descubrimientos respecto de algún aspecto de sus estudios.
Poco habló de sus circunstancias personales: su vida familiar, sus padres y
hermanos, su traslado como intérprete a Praga en 1920 o su salida de esa
ciudad en 1939 por presión de los nazis hacia los países escandinavos, y
luego su partida a Estados Unidos. Los numerosos viajes que realizó
cristalizaron más bien en sus relaciones amistosas o intelectuales, que
fueron los hitos de su vida.

23
Roman Jakobson empezó a manifestar su fascinación por la lengua
desde muy joven, cuando inició su amplia recopilación de proverbios y
refranes, tan comunes en el habla cotidiana de Rusia (al igual que en las
tradiciones mexicana y española). De allí pasó a interesarse por la lírica
popular y los versos y juegos infantiles. Los refranes y proverbios tanto como
las fórmulas infantiles revelaban el hechizo y el poder que lograban producir
ciertas combinaciones de palabras, de sonidos o de construcciones grama-
ticales. No es extraño, pues, que desde adolescente Jakobson considerara
como uno de los enigmas más misteriosos y fascinantes a la poesía,
creadora de nuevas combinaciones de ese mismo tipo, pero con una
voluntad e intención específica y también con el deseo de originalidad.
Las nuevas enseñanzas de la lingüística saussureana -o sea, el
estudio autónomo de la lengua como sistema y el concepto de sincro-
nía-, junto con el estudio de la fenomenología, fueron tan importantes para
Jakobson como su facilidad para aprender idiomas y su contacto con los
poetas futuristas y los pintores, sobre todo cubistas, de su época. La
vanguardia de la primera década del siglo xx era atractiva por su capacidad
de cuestionar los valores considerados hasta entonces como absolutos.
Como dijo él en 1919: "La superación de lo estático, la expulsión de lo
absoluto: ése es el giro esencial de la nueva era, el problema ardiente de la
actualidad." El joven Jakobson había sido un gran lector de poesía, y por
ende el diálogo con los creadores de vanguardia resultó fructífero. ¿Hasta
qué punto, por ejemplo, se dejaría la lengua remodelar y moldear, sin perder
su sentido comunicativo y expresivo? Jakobson también participó activa-
mente en el movimiento futurista con unos experimentos de poesía
"supraconsciente" que le publicó Krutchenyj, junto con los propios.
Pero pesaba más en él ese espíritu científico, al ansia por encontrar los
rasgos invariantes universales, el gozo de la abstracción llevada a niveles
cada vez más elevados, hasta llegar a la coherencia esencial de todo
procedimiento y toda circunstancia, a lo que después llamaría el "sistema de
sistemas". Los primeros años de su vida y de su trabajo fueron dedicados por
completo a esa búsqueda. Cuando era presidente del Círculo Lingüístico de
Moscú y miembro de la Opoyaz (a mediados de la segunda década del si-
glo), cristalizó la idea de que un texto verbal, literario o no, es ante todo y
sobre todo una entidad lingüística; se rige, se crea y se valora por leyes
propias y, por lo tanto, su estudio debe ser autónomo. En esos grupos de jó-
venes investigadores, la actividad predominante era el cuestionamiento y no
la propuesta de hipótesis y teorías. Todo detalle mencionado suponía de
inmediato un ¿por qué? Pero rápidamente, esa pregunta se transformaba en
un ¿para qué?, y esta transformación dio lugar al llamado funcionalismo,
explicado en las Tesis del Círculo Lingüístico de Praga de 1929, ya la visión
de estructura dentro de cada texto individual, enunciado en la declaración de
Jakobson y Tynianov en 1928. Una idea fundamental desde aquella época

24
y que define todo el desarrollo de sus investigaciones y análisis es que,
dentro de un sistema, nada puede ser gratuito, ni desde el punto de vista
sincrónico ni del diacrónico.
Cuando se hace referencia al pleito entre los llamados "formalistas", que
eran ellos, y los partidarios del llamado "realismo socialista", desencadena-
do por un artículo de Sklovski al que Trotsky respondió iracundo en 1923,
Jakobson reconoce algunas formulaciones equívocas de Sklovski, pero no
ve fundamento real para la supuesta oposición ideológica excluyente. Más
bien, sostiene que el análisis de la naturaleza del objeto artístico y de la
literatura como sistema autónomo, correlativo a otros sistemas culturales,
es complementario de las consideraciones filosóficas acerca de la rela-
ción estética entre el objeto de arte y el hombre, como planteaban Trotsky,
Lunacharsky y Bujarin. La acusación de "ahistoricismo" le pareció absurda
por imposible, ya que todo está regido por el tiempo y el espacio. El caso de
Maiakovski, poeta futurista y marxista a la vez, es perfectamente coherente;
la única incoherencia respecto de este poeta, amigo tan querido de Jakobson,
resulta de la incomprensión total de su suicidio en 1930, a los 36 años de
edad, por parte de las autoridades soviéticas.
En fin, el hecho es que para Jakobson, y en general para los llamados
formalistas, la duda y el cuestionamiento de cualquier "verdad" asumida
como absoluta era el único medio para llegar al conocimiento, y este principio
lo acompañó toda su vida. Como dijo, en relación con aquellas primeras
épocas: "lo esencial no era la doctrina (no había doctrina), hasta puede
decirse que no era el método; era la lucha por encontrar un método, era la
confrontación de métodos".
Ahora bien, en el título de este trabajo he anunciado que pretendo hablar
de Jakobson, el hombre y su personaje. Lo he formulado así porque no se
puede separar a este hombre, a este ser humano, de la premisa teórica y vital
que rigió la mayor parte de sus investigaciones y enseñanzas, es decir, la
premisa que revela su actitud frente a la vida. Es cierto que sus escritos nos
indican una visión específica del lenguaje en sus múltiples manifestaciones
y niveles, pero sin duda alguna puede afirmarse que ésta es también su
manera de ver el mundo. Si no fuera así, no se habría dado la extensión de
sus enseñanzas en el desarrollo de tantos otros campos del conocimiento.
Me refiero a una afirmación fundamental de Roman Jakobson, que en este
caso alude específicamente a la literatura; dice así: "si los estudios literarios
quieren convertirse en ciencia, deben reconocer al procedimiento como su
personaje único". En el contexto, ese "procedimiento", que "organiza la obra
y necesariamente influye sobre todos sus otros aspectos", es el que crea las
estructuras internas, une un elemento con otro, es la forma de relacionarse
de los distintos componentes de una unidad. Tal vez esto parezca excesi-
vamente abstracto, pero intentaré explicarlo.

25
Como ya dije, Jakobson se preocupó, durante toda su vida de estudioso,
por buscar los elementos universales e invariantes de su materia prima
hasta que los encontró, que no es poco decir. Digamos, por ejemplo, que
delimitó los rasgos distintivos de la fonología y la morfología de distintos
sistemas lingüísticos, o bien los constituyentes mínimos de distintos siste-
mas sintácticos, léxicos o semánticos: "me he sentido constantemente
atraído hacia la búsqueda de los constituyentes mínimos de la lengua y a las
poderosas leyes estructurales de la red que conforman", afirmó en 1980. Por
otra parte, después de años de pulimiento de sus análisis, en el ensayo
llamado "Lingüística y poética" de 1958, concretó una clasificación de los
diversos tipos de mensajes lingüísticos, de acuerdo con su función co-
municativa, tema que se había enunciado desde las Tesis de Praga de 1929.
Pero Jakobson nunca consideró que 'sus análisis estuvieran terminados
al delimitar las invariantes universales en cada uno de los niveles de la
lengua y en cada tipo de texto. El problema más serio y realmente fascinante
del análisis textual se planteaba en una segunda fase indispensable, que era
determinar la selección y la combinación de aquellos elementos para formar
una entidad real y significativa dentro de un sistema de signos, o sea, en sus
propias palabras, "las invariantes en medio de la variación", o bien "la
actualización variante de invariantes universales", porque, como dijo Heráclito,
"la variabilidad es una invariante universal". Entre los mecanismos importan-
tes de relación señalados por Jakobson están el de la función dominante y
el de la marca de un elemento en cada oposición binaria. En breve, la
relación entre elementos es la que conforma, en cada instancia y hasta el
infinito, un texto diferente de cualquier otro, y es lo que determina en cada
ocasión la función de significado de cada elemento constitutivo, es decir, de
cada invariante y de cada variante.
Esto da lugar, desde luego, a una nueva visión del lenguaje, de la retórica
y de la literatura en general, puesto que ninguno de los llamados recursos
literarios -como el metro, la rima o la aliteración, entre muchos otros-,
ningún elemento de cualquier nivel, es fortuito y, por lo tanto, todos tienen
un valor semántico. Por eso, insiste Jakobson, debe tenerse precaución de
"no separar los distintos elementos constituyentes, sino verlos en sus
relaciones mutuas". Así, el personaje principal en todo análisis es necesa-
riamente el procedimiento de relación.
Cuando Jakobson empieza a hablar de estructuras -que es en Praga
alrededor de 1928-, se refiere a esto mismo, a la importancia de las
relaciones. Los elementos de un texto establecen relaciones entre sí para
crear significados; los elementos de un texto literario, de un texto, artístico,
establecen relaciones distintas de las habituales en el uso referencial de la
lengua porque utilizan un procedimiento distinto, pero sólo esas relacio-
nes le permiten dar como resultado un texto comprensible y capaz de inser-
tarse en un proceso comunicativo.

26
La aplicación de las nociones de lengua y habla de SaussUre en el
estudio de la literatura permite descifrar, en cada caso específico, las reglas
inmanentes que rigen la relación entre el enunciado individual y el conjun-
to de normas existentes, lo cual establece una jerarquía significativa. Por
ello, de este concepto de "procedimiento" no puede excluirse ni la noción de
tiempo ni la de espacio, es decir, incluye el movimiento, la dinámica. La teoría
de la relatividad de Einstein, "con su rechazo del tiempo como un absoluto
y su unión de los problemas de tiempo y espacio", tuvo un impacto muy fuerte
sobre las ideas que giraban en la cabeza de Jakobson; también en la obra
de algunos poetas futuristas, sobre todo en Maiakovski, tuvieron gran
importancia "la idea de la liberación de energía, el problema de la dimensión
temporal y la idea de que el movimiento a la velocidad de la luz en realidad
puede ser un movimiento inverso en el tiempo".
La conjunción de las nociones de la ciencia lingüística y de la teoría
de la relatividad llevó a Jakobson a concluir que: "estas dos oposiciones
efectivas, sincronía/diacronía y estático/dinámico, no coinciden realmente
entre sí. La sincronía contiene muchos elementos dinámicos, y esto debe
tomarse en cuenta al realizar un enfoque sincrónico".
A mi juicio, la noción de "sincronía dinámica", derivada de todas estas
reflexiones, es otra de las enseñanzas más destacadas de la obra de Roman
Jakobson, porque señala el camino más directo hacia el análisis, el cues-
tionamiento y, luego, la comprensión.
A partir de esta noción, se conforma el método de análisis desarrollado
por Jakobson, desde el texto hacia el contexto y no al contrario, como se
solía hacer, del contexto al texto. El razonamiento es el siguiente: el texto
artístico no puede considerarse, en primera instancia, como documento de
otra parte de la cultura o de la historia, sino que, ante todo, constituye un
sistema en sí mismo, regido por sus propias leyes inmanentes; tampoco
participa en una simple secuencia mecánica de causa y efecto en relación
con su contexto, sino que se inscribe en una "coincidencia de circunstan-
cias". Esta visión de las cosas lleva a una metodología de análisis que
implica, como primer paso, el descubrimiento de los elementos y de sus
relaciones, para comprender la jerarquía de valores -lingüísticos y semán-
ticos- instaurada por un texto verbal determinado; sólo a partir de este
primer análisis puede considerarse el texto como el centro de una serie de
círculos concéntricos que, en orden progresivo, van ampliando la visión
del contexto. Desde el punto de vista del análisis literario, por ejemplo, a
partir del estudio de un soneto de Shakespeare, y sólo después de él, se
considerarían las relaciones de ese texto individual con otros sonetos de
Shakespeare, la obra total de Shakespeare, otros sonetos de la época,
la historia del soneto y la historia de la literatura inglesa, en ese orden.
Jakobson está consciente de que "no se puede abarcar lo inabarcable", pero
tampoco debe considerarse como punto de partida el final o la mitad del

27
camino. Claramente especifica que "hay que empezar por análisis parcia-
les de ciertas unidades, por descripciones e interpretaciones [...]. Sin este
trabajo minucioso de detalle, no veo la posibilidad de dar una respuesta
realmente productiva a las cuestiones de la evolución literaria".
Es cierto que no se puede abarcar lo inabarcable, y Jakobson no intentó
hacerlo. Su búsqueda fue coherente, y en cierto sentido unitaria, a pesar de
la diversidad de temas en que incursionó: el folklore, la fonología, la métri-
ca, la gramática, la afasia y otros desórdenes lingüísticos, la adquisición y
pérdida de la lengua, los procesos de comunicación, la semiótica, los ele-
mentos biológicos y los sociales del lenguaje, el poder mágico de las pa-
labras o de ciertos sonidos, la evolución lingüística y la evolución literaria, la
relación de la lengua con otros sistemas de comunicación, la relación de
la ciencia lingüística como otras ciencias, etcétera. En todos estos asuntos
-con el espíritu científico y la admiración por la creatividad humana que lo
caracterizan- buscó las invariantes, los mecanismos de relación, los
sistemas o estructuras, las variantes contextuales y los cambios en el tiempo
y el espacio. Roland Barthes le rinde homenaje y dice:

Roman Jakobson nos ha dado un regalo maravilloso: le ha regalado la


lingüística a los artistas. Es él quien ha abierto la conexión viva y sensible entre
una de las ciencias humanas más exactas y el mundo creativo. Él representa,
tanto por su pensamiento teórico como por sus trabajos concretos, el encuentro
del pensamiento científico y el espíritu creativo.

Desde luego, podría agregarse que también le regaló la lingüística a otras


ramas de estudio de las ciencias humanas. Entre los colegas de Jakobson
en Rusia y en Praga, varios continuaron sus estudios en distintos temas, a
partir de las premisas establecidas por esta nueva visión de la ciencia y la
creatividad.
Posteriormente, Lévi-Strauss, quien estuvo en contacto con Jakobson
en Nueva York a partir de 1941, adaptó los métodos de la lingüística estruc-
tural a la antropología, lo que, a su vez, derivó en estudios fundamentales
sobre ritos, simbolismos, mitología y folklore. Émile Benveniste desarrolló
algunas nociones lingüísticas planteadas por Jakobson y llegó -entre otras
cosas- a una visión mucho más eficaz y funcional de la sintaxis y a la tan
útil teoría de la enunciación. Edward Sapir investigó la naturaleza de las
categorías gramaticales. Más adelante, y también a partir de Jakobson,
Cesare Segre se ocupó del manejo del tiempo en la literatura narrativa,
Umberto Eco de la comunicación, el Grupo M de Lieja de la retórjca, v. v.
Ivanov de la semiótica del teatro, Roland Barthes de sistemas semióticos no
verbales, Julien Greimas del análisis semántico, Tzvetan Todorov, Julia
Kristeva ... en fin, a partir de Jakobson se estimuló el desarrollo de la lingüísti-
ca y la semiótica en Estados Unidos y en Europa, sobre todo en Francia,

28
además de nuevos desarrollos en otras ramas de conocimiento, como la
neurolingüística con A. Luria y el psicoanálisis con Lacan, quien conoció a
Jakobson en 1950; la lista sería interminable.
Quiero aprovechar esta oportunidad, sin embargo, para mencionar muy
especialmente a luri Lotman quien, por circunstancias no precisamente
académicas, es menos conocido en México que los otros estudiosos que he
mencionado. Lotman, al igual que Ivanov, vive y trabaja en Rusia y su obra
se ha traducido en Francia, pero, hasta donde sé, poco se conoce en es-
pañol. En el libro La estructura del texto artístico, Lotman se ocupa de un
asunto que injustificadamente se ha criticado del estructuralismo, desde la
Revolución rusa y el pleito contra los formalistas hasta el día de hoy, que es
la relación del texto artístico con otros sistemas culturales, así como
la expresión textual de una jerarquía de valores éticos y estéticos, o sea, la
ideología de una obra artística. Los análisis y reflexiones de Lotman parten
directamente de los escritos de Jakobson y son, en ese tema, una continua-
ción y un complemento indispensable para el análisis de la literatura.
Estoy segura de que esta reunión en homenaje a Jakobson incluirá
inevitablemente un examen de la influencia de la obra de este estudioso en
otros, así como en nosotros. No obstante, me gustaría señalar un beneficio
muy particular que para mí ha tenido el estudio de la obra de Jakobson. No
me refiero únicamente al aprendizaje de una lectura mucho más profunda
y llena de detalles significativos, a la percepción bastante más inmediata de
las "entrelíneas" y las redes de relaciones dentro del texto que se lee, sea
o no un texto literario, sea o no un texto verbal. Más bien, quiero mencionar
la utilidad de esta lectura más profunda y precisa para el ejercicio de la
traducción. (Jakobson tuvo un intercambio de ideas muy interesantes al res-
pecto con Haroldo de Campos.) Como ya he dicho, todo texto instaura su
estructura y su propia jerarquía de valores y significados. Si esto no se
percibe, es muy posible que la traducción no logre comunicar ni esos valores
ni los tonos en que se expresan. Porque, desde luego, una traducción no lo
es sólo de lo que se suele llamar el "contenido" de un texto. Mucho más
patente es esto en el caso de un texto artístico en que predomina la función
poética y, muy especialmente, en el caso de la poesía. Hay poemas que
comunican más a través de lo fónico, otros de lo sintáctico, otros del léxico,
otros de los tropos en el nivel semántico. Entonces, el traductor debe poder
distinguir tanto los elementos privilegiados por el poeta como las relaciones
que instauran entre sí, para poder trasladar por lo menos los más importan-
tes al otro idioma, a un sistema lingüístico diferente. Cuando se habla de la
fidelidad de las traducciones, aunque a veces no se especifique, en mi
opinión se habla precisamente de esto, dél traslado de las estructuras
internas de un texto y de sus mecanismos de relación. Jakobson dijo que
todos los elementos de un texto, al relacionarse, adquieren un valor se-
mántico, y esto es lo que debe transmitir una traducción.

29
Terminaré estas palabras en homenaje a Roman Jakobson con un breve
comentario acerca de mi experiencia al traducir dos de sus obras, La forma
sonora de la lengua y Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, ambas
publicadas en México por el Fondo de Cultura Económica.
No relataré aquí las vergüenzas en relación con La forma sonora de la
lengua por trámites editoriales y financieros incumplidos, a pesar del con-
trato, ni el retraso que significó hacer el cambio de aquella primera editorial
al Fondo de Cultura Económica, donde porfin se publicó en 1987, siete años
después de lo que Jakobson había calculado, y sin los diversos índices
correspondientes a un libro tan técnico y minucioso.
Cuando lo visité a fines de 1978, Jakobson me enseñó papeles, cartas,
poemas manuscritos, pequeños objetos diversos, o contaba acerca de otros
que se habían perdido por circunstancias históricas y geográficas, que él
atesoraba porque cariñosamente representaban a sus amigos, Malevich,
Maiakovski, Trubetzkoy, Jlebnikov, Mukarovski, muchos más valiosos
-según se advertía en su tono, sus bromas y nostalgias- que cualquier
ciudad o logro académico. Luego me preguntó por México, país que le
interesaba mucho visitar. Durante esas pocas horas en que estuvimos
conversando, todos los sentimientos pasaron por su voz y su rostro. Uno
no está acostumbrado, por ejemplo, a reconocer de man.era palpable en un
estudioso tan experimentado, productivo y dedicado como Jakobson la
efervescencia del entusiasmo debido a la próxima publicación de su estudio
más reciente. Estaba a punto de aparecer La forma sonora de la lengua,
elaborado junto con su discípula Linda Waugh. y él estaba muy emocionado
porque se trataba de la primera vez que publicaba en un solo tomo un estu-
dio tan completo acerca de uno de los asuntos que más le habían intere-
sado desde su juventud y que había trabajado durante tantos años: los
sonidos verbales, su magia física y psíquica, su poder para hechizar, ex-
presar o convencer, su reflejo de desórdenes neurológicos y psicológicos.
Era un trabajo que cristalizaba la conjunción de muchos intereses en un solo
punto. Debo reconocer que yo misma me sentí "hechizada" cuando me pidió
que tradujera esa obra y, con una gran sonrisa, me dijo que lo solicitaría a
la editorial interesada como una condición del contrato. No sé como se ma-
nejan esos negocios, pero él así lo hizo.
Cuando inicié la traducción, me di cuenta de que me internaba en un
universo totalmente nuevo. Tuve que consultar a neurólogos y fonólogos
para confirmar terminologías especializadas. Pero el libro me fue absor-
biendo y me hizo pasar de un mundo a otro sobre el hilo aparentemente
delgado del sonido. Ya adelantada la traducción, la correspondencia con
Jakobson tuvo que ver con esa obra: aunque él no hablaba español, tratá-
bamos algunas diferencias de criterio respecto de la edición en inglés, por
las cuales él había discutido con los editores pero no había ganado.
Entonces, se alegraba de que yo me hubiera dado cuenta y solicitaba que

30
en español se incluyera el detalle correcto. Así fue durante varios meses,
pero desafortunadamente Jakobson recibió en 1980 sólo la traducción
mecanografiada y no llegó a ver la edición publicada.
La experiencia con el libro Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal que
acaba de aparecer, fue diferente. Se trata de una recopilación de artículos
representativos de Roman Jakobson, y algunas reflexiones de sus discípu-
los sobre esta gran obra, seleccionados por el mismo Jakobson, para una
edición de homenaje a sus 85 años proyectada por la revista Poetics Today;
él ya no alcanzó a ver la realización concreta del proyecto, pero Krystyna
Pomorska se ocupó de que se llevara a cabo de acuerdo con los planes
originales y con el título que él había sugerido. Para mí, el contacto con estos
ensayos tan variados del autor fue una especie de reconstrucción de los
diversos tonos y temas de aquella conversación que habíamos tenido en
1978. Traducir este libro fue una nueva conversación, en la que sin el menor
esfuerzo se pueden reconstruir la voz, las sonrisas, los ojos chispeantes así
como la indignación, la ternura y la discreción de su autor.
Los que tuvimos la suerte de tener un contacto personal con Jakobson,
por breve que haya sido, diríamos de él, sin ningún titubeo, lo que alguien
dijo refiriéndose a un gran poeta mexicano: "Es siempre así: mientras más
grande el hombre, más sencillo."
La obra revolucionaria de Jakobson, su labor infatigable de búsqueda,
inconformidad y cuestionamiento de las ''verdades'' convencionales acerca
del análisis lingüístico y literario durante unos 65 años, son una muestra
ejemplar del amor al saber. La lengua siempre fue para él una fuente infini-
ta no sólo de magia y poesía, sino de conocimiento y experiencia, tanto
científica e intelectual como afectiva. Jakobson enseño a sus colegas y a sus
discípulos a percibir en la lengua toda la información que allí se sinteti-
za acerca del ser humano, su historia, su geografía, su inteligencia y su
creatividad, nos enseñó a cobrar conciencia de que la lengua implica el
mundo y el estudio de la lengua es un punto de vista importante para el es-
tudio del mundo.
Pero más que nada, dado que no se puede abarcar lo inabarcable, diré
por lo menos que Jakobson nos enseñó a pensar de una manera nueva.

31
Roman Jakobson: una visión del lenguaje

Alejandra Capistrán Garza Bert*

Estamos reunidos para conmemorar los diez años de la muerte de uno de


los más importantes lingüistas de nuestro siglo: Roman Jakobson. La
pregunta que se presenta obligatoriamente es: ¿cuál es la importancia de
este autor en el desarrollo de la lingüística? En primera instancia, parecería
que el gran aporte de Jakobson es el haber sentado las bases para el
desarrollo de la fonología; es él quien por primera vez, siguiendo a Courtenay
y Trubetzkoy, logra dar una definición del fonema como haz de rasgos
distintivos.' que sigue siendo universalmente aceptada, y sienta los princi-
pios metodológicos para el estudio de la forma fónica del lenguaje. Estos
principios tuvieron efectos fundamentales en el desarrollo de la lingüística
estructural europea, la cual se convirtió en los finales de la primera década
de este siglo en la ciencia piloto en el área de los estudios humanos, sir-
viendo de modelo al desarrollo de otras disciplinas como la antropología
estructural. Así, Lévi-Strauss,? refiriéndose a la importancia del análisis es-
tructural, señala que la lingüística ocupa un lugar especial entre las ciencias
sociales, ya que ha alcanzado la formulación de un método empírico y la
comprensión de la naturaleza de la información a la que se refiere tal análisis.
A pesar de la innegable importancia y trascendencia de este hecho, el
aporte de Jakobson al estudio del lenguaje rebasa en mucho el estableci-
miento de un campo determinado de investigación lingüística. Es necesario
comprender cuál es la visión del lenguaje de Jakobson que sienta las bases
metodológicas de un tipo de estudio sobre el lenguaje y nos invita, al recordar
su fallecimiento, a discutir problemas tan diversos como el análisis de la
lengua tanto sincrónico como diacrónico, la adquisición del lenguaje y
la afasia, la tipología, la semiótica y la poesía.
Mi intención en este trabajo es mostrar que la manera en que Jakobson
entiende el lenguaje, le permite una teoría integral, fundada en ciertos
conceptos claves, donde todos los temas que hemos señalado se presen-

• Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.


1 R. Jakobson, "La estructura del fonema", en Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix
Barral, 1975.
2 C. Lévi-Strauss, Anthropologie structurale, París, Plan, 1963.

33
tan, muchos de ellos por primera vez, como áreas de trabajo del lingüista,
áreas que se interrelacionan y desprenden de un principio básico: la lengua
es un sistema social de comunicación."
Partir de este principio, aparentemente tan simple, es la clave para
comprender el gran aporte de Jakobson a la lingüística, las perspectivas que
abre y la manera como se estructura su teoría sobre el lenguaje.
Jakobson parte de una posición funcionalista: la función" de la lengua,
como fenómeno social, es permitir la transmisión de información, la comu-
nicación. Resolver cómo ocurre esto es el punto de arranque para explicar
el lenguaje. ¿Qué es necesario para que se dé la comunicación?
Jakobson dirá: cadenas materiales (e. g. sonidos) y que éstas cumplan
una función, es decir, que tengan sentido," que conlleven información de
algún tipo. Así, Jakobson" sostiene que-es a los sonidos, en tanto valores
lingüísticos, que el interlocutor se orienta en la comunicación, y no a los
sonidos en sí. El material lingüístico se estructura a partir de su sentido. De
aquí que el signo sea el elemento esencial de la comunicación (entendido
como relación sentido-elemento material de algún tipo) y, que toda comuni-
cación sea necesariamente semiótica?
Ahora bien, ¿cómo es posible que se establezca tal relación sonido-
sentido? El análisis de la comunicación hace patente que existe un mensaje
transmitido, pero éste sólo es posible si existe un código que permita asignar
valor de signo a los elementos del mensaje. Jakobson" introduce los
conceptos de códiqo y mensaje, tomados de la teoría de la información, por
su interés en explicar la comunicación. A partir de dichos conceptos, trata de
determinar los mecanismos y funciones de esta perspectiva lingüística.
Gracias a la consideración de la relación código-mensaje es posible
elaborar una teoría del lenguaje que dé cuenta de la comunicación y que
permita abarcar ámbitos diversos como los que se discuten en este coloquio.
Las preguntas que es necesario responder son: ¿qué es un código?,

3 Cabe señalar que el concepto de sistema. introducido por Saussure. es el primer paso para
plantear una ciencia formal. es decir. para pensar en la lingüistica como una ciencia teórica y explicativa
y no una mera descripción empírica. El análisis de las relaciones entre los elementos del sistema implica
un rechazo del atomismo y permite postular como punto central del método lingüístico el relativismo. es
decir. el determinar las entidades de la lengua a partir del estudio de las relaciones partes-todo. Sobre
esto véase Jakobson 1962a y Jakobson y Waugh 1979.
4 La palabra "función" aparece en los escritos de Jakobson con una doble significación. Por un lado.
se refiere a cierta idea finalista en relación con el lenguaje: los elementos que conforman el sistema
tienen como principal fin la comunicación. y es desde esta perspectiva que debe estudiarse toda lengua
(Jakobson y Halle. 1956. pp. 61. 66; Jákobson, 1962b. pp. 150-151). Por otro lado. "función" remite al
sentido de las unidades lingüísticas (Jakobson. 1939. p. 98). .
5 Respecto a este uso del concepto de función. Jakobson señala: "La lucha por un enfoque
funcional de la lengua se resume en un análisis en la defensa del sentido. la que a su vez conduce a
defender el elemento de valor" (Jakobson y Pomorska. 1980. p. 57).
6 R. Jakobson. "Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de transtornos atásicos", en Fúndamentos
del lenguaje. Madrid. Ayuso. 1974.
7 R. Jakobson. "Los aspectos fonémicos y gramaticales de la lengua en sus interrelaciones". en
Ensa(OS de lingüística general. op. cit .• p. 218.
R. Jakobson. "El lenguaje común de antropólogos y lingüistas". en Ensayos .... ibid .. p. 20.

34
¿qué tipo de análisis podemos aplicarle? Para Jakobson,? el código es algo
social formalmente estructurado y regido por el principio de oposición, el cual
permite asignar valor o sentido a los elementos del mensaje. La intercomu-
nicación se da gracias a la aceptación de medios comunes, de invariantes
intralingüísticas, determinadas por la estructura del códiqo.'? El código, así
pensado, implica la existencia de invariantes y la determinación de lími-
tes posibles de variación de éstas, es decir, las variables contextuales y
estilísticas, cuyo rango sólo está limitado por su no interferencia en el pro-
ceso de comunicación.
El establecimiento de estas invariantes y sus rangos de variación, logran
determinar la estructura del código, es el primer paso para explicar la comu-
nicación, en tanto este juego variantes-invariantes determina las posibilida-
des del mensaje." Esto nos remite al problema del análisis lingüístico. Como
es bien sabido, el ámbito en que Jakobson lleva estas ideas hasta sus
últimas consecuencias es la fonología; sin embargo, también hace investi-
gaciones sobre aspectos gramaticales, tanto sintácticos como morfológicos,
donde trata de identificar este juego de invariantes y variantes.
Los conceptos centrales desarrollados por Jakobson para dar cuenta de
este juego, y por tanto herramientas básicas del análisis lingüístico, son los
pares oposición-función y niveles-ejes del lenguaje.
La relación de oposición entre los elementos lingüísticos es lo que les da
sentido, determina su función, permitiendo establecer la estructura del códi-
go (invariantes relativas). Sin embargo, hay que recalcar que la determina-
ción de invariantes-variantes pone de manifiesto la sensibilidad de la lengua
al contexto y remite necesariamente a la consideración del mensaje."
Para Jakobson, la oposición, que es la forma de diferenciación de la
lengua, punto central del estructuralismo, no es equivalente a "diferencia".
La oposición, que implica términos mutuamente correlativos e insepara-
bles, 13 se basa en una pareja que presenta una base común de comparación
y una cierta diferencia." Puesto que tal base común depende de las rela-
ciones estructurales del sistema, no se trata de una comparación empírica;
lo que establece una oposición son las equivalencias relacionadas forma-
les, de donde surgen las entidades lingüísticas.

9 R. Jakobson. "Lingüística y teoría de la comunicación". en Ensayos .... ibid .• p. 82; "Parts and
wholes in language". en Selected writings 11.La Haya. París. Mouton. 1971. p. 284.
10 R. Jakobson.
lengu1~e y otras cienci?s". en Nuevos ens~yos
R. Jakobson.
=
"La estructura del tonerna", op. cit .• p. 104; "Relaciones entre las ciencias del
lingüística f!eneral. México. Siglo XXI. 1976. p. 43.
Parts and wholes .... op. cit .• pp. 82-83.
12 R. Jakobson. "Relaciones entre las ciencias .. ", op. cit .• p. 13. "La comunicación verbal". en
Nuevos ensayos .... op. cit .. pp. 88-89.
13 R. .Jakobson, "La identificación de las entidades fonérnicas", en Ensayos .... op. cit., p. 192.
14 R. Jakobson y L. Waugh. The sound shape of language. Bloomington. Universidad de Indiana.
1979. p. 19.

35
La búsqueda de la determinación de esa base común y diferencia que
determina la oposición llevó a Jakobson a desarrollar los rasgos distintivos
acústicos y caracterizar los fonemas como presencia-ausencia de dichas
cualidades." Sólo considerando los factores acústicos fue posible plantear
las relaciones opositivas fónicas como presencia-ausencia de cualidades
binarias.!"
Así, siguiendo a Trubetzkoy."? Jakobson'" define la oposición lingüísti-
ca como una relación binaria entre un término marcado y uno no marcado
-lo cual refleja el orden jerárquico subyacente al sistema lingüístico-
desarrollando estos conceptos tanto en fonología como en gramática 19
(sobre esto véase Jakobson y Waugh, 1979, capítulo 2).
Por otra parte, la oposición binaria se presenta no sólo como medio para
estudiar y clasificar la lengua, sino que se postula como el mecanismo que
opera en ellenguaje.2o
Inseparable de la pareja oposición-función es la consideración de dos
ejes del lenguaje y de niveles lingüísticos: un elemento sólo tiene sentido si,
al oponerse a otro, se integra en un nivel superior. Ya que el sentido o función
de un signo está dado por su integración en un nivel superior, es necesario

15 R. Jakobson y M. Halle, "Fonología y fonética", en Fundamentos del lenguaje, op. cit., p. 76.
16 La idea de que los estímulos acústicos conllevan la información de los mensajes y de que existe
una primacía de la percepción auditiva sobre la articulatoria, llevaron a Jakobson a iniciar el estudio
acústico, posteriormente desarrollado por Chomsky y Halle. Dicho estudio dio bases para, por primera
vez, dar cúenta de las relaciones binarias en la lengua, puesto que, como Jakobson (1951, p. 437) hace
notar, hay una limitación sustancial en la clasificación articulatoria de los fonemas. Jakobson rechaza
las definiciones articulatorias de los fonemas, usadas ampliamente por el distribucionalismo, que de-
finen las entidades fónicas de diferentes lenguas a partir de propiedades consideradas inherentes a los
sonidos, olvidando que las fórmulas binarias de cada fonema varían de lengua en lengua, ya que lo que
define a los fonemas son propiedades relacionales (Jakobson, 1962b, pp. 149-159). Sobre la inadecua-
ción de las descripciones articulatorias de los fonemas, Jakobsón señala: "Este arreglo lineal obstruye
cualquier pregunta concebible sobre las oposiciones" (Jakobson y Waugh, 1979, p. 21).
17 R. Jakobson y K. Pomorska, Lingüística, poética y tiempo. Conversaciones con Kristina
Pomorska, Barcelona, Crítica Grijalbo, 1981, pp. 100-102.
18 R. Jakobson y M. Halle, op. cit., p. 90.
19 En fonología, la determinación de oposiciones binarias permitió a Jakobson plantear la
existencia de correlaciones (oposiciones manifestadas por más de un par de fonemas) y de archifonemas
(núcleo común de un par de fonemas en oposición) que dan cuenta del funcionamiento de la estructura
fonológica (Jakobson, 1962b, pp. 144-145). Por otra parte, la aplicación del principio del binarismo en
la gramática, implicó una redefinición de los términos marcado-no marcado (Jakobson y Pomorska,
1980, p. 102). En el nivel gramatical, lo cual no ocurre en el plano fonológico, los términos opositivos
se distinguen por su significación general: el marcado -con un significado más específico y determi-
nado- da una información más precisa y complementaria en relación con el no marcado (Jakobson,
1957a, pp. 316-317; Jakobson y Waugh, 1979, p. 91). Aquí ya no se trata de presencia-ausencia de una
cualidad (A-no A) puesto que, si bien la significación general del término marcado afirma la presencia
de cierta propiedad positiva, la significación general del no marcado no afirma nada de la presencia de
A y se usa sobre todo, pero no exclusivamente, para señalar ausencia de A (enunciado Avno enuncia-
do A); e. g. en español: femenino-masculino, noche-día, pasado-presente.
20 Esto tiene consecuencias importantes para un enfoque psicolíngüístico, puesto que Jakobson
(Jakobson y Halle, 1956) sostiene que la oposición binaria es el código óptimo que' los hablantes ponen
en juego en sus operaciones de codificación y decodificación; el sistema binario debe ser el medio más
económico para procesar información lingüística y refleja la manera en que funciona el cerebro humano
(Jakobson, 1962b, p. 164; Jakobson y Waugh, 1979, pp. 23-24; Jakobson y Halle, 1956, p. 88).

36
ver cómo funciona el sentido en cada nivel y cómo estos mecanismos
aparecen en el mensaje."
El funcionamiento bidimensional del lenguaje (selección y combinación)
determina que las unidades lingüísticas se organicen en una escala de com-
plejidad creciente. Toda unidad aparece así en combinación con otras en las
cuales encuentra su contexto y, al mismo tiempo, estas unidades en relacio-
nes sintagmáticas sirven de contexto a unidades más pequeñas que las
constítuyen." Este planteamiento busca demostrar que el lenguaje consis-
te en una estructuración jerárquica, es decir, en niveles interrelacionados
que van del rasgo distintivo al enunciado." Sintagma y paradigma se pre-
sentan como las relaciones básicas que explican la manera en que opera
la lengua, en que se constituye como una estructura jerárquica y el modo
como se construyen los mensajes.
La lengua es entendida como una jerarquía de niveles estructurados,
con autonomía relativa para su estudio, cuya relación está mediada por la
integración y el funcionamiento del lenguaje en dos ejes, sintagma y para-
digma. La selección de elementos y su combinación en un nivel más alto es
el mecanismo básico de la comunicación y responde a la estructura interna
del código.
Estos conceptos explican el funcionamiento del código donde los niveles
se entienden como constituyentes entre los que hay integración e interferencia.
El caso de interferencia más discutido por Jakobson-" corresponde a la
propuesta de Trubetzkoy de un estudio morfofonémico, que como Jakobson
señala," ha sido principalmente desarrollado por Chomsky.
Por otra parte, la importancia atribuida al sentido y el reconocimiento de
interferencia de niveles, siempre bajo una visión semiótica de la comunica-
ción, llevó a Jakobson a desarrollar la idea de la existencia de elementos
icónicos en el código, los cuales ponen de manifiesto la interferencia de
niveles. En 1979 Jakobson estudia ampliamente el llamado simbolismo

21 Jakobson (1956) postula los dos ejes del lenguaje a partir de las necesidades de la comu-
nicación: para que ésta sea posible es necesario: a) una contigüidad que asegure la transmisión del
mensaje; b) que la separación emisor-receptor se salve por una relación interna de equivalencia entre
signos. De esta manera. Jakobson sostiene que los componentes de todo mensaje se ligan doblemen-
te al código por dos relaciones que pertenecen a éste: una relación interna de equivalencia (paradigmáti-
cal y una relación al contexto de contigüidad (sintagmática).
El desarrollo de la idea de dos ejes en el lenguaje no sólo sirve para dar cuenta del proceso de
comunicación -la codificación va de la selección a la combinación e integración en un contexto y la
decodificación de la combinación a la selección de constituyentes- y de trastornos que pueden ocurrir
en éste. sino que además permite establecer una diferencia entre el significado general de todo signo
determinado paradigmáticamente y los significados contaxtuales determinados sintagmáticamente
(Jakobson. 1953. 1956. 1958).
22 R. Jakobson. "Dos aspectos del lenguaje ...". op. cit. p. 109.
23 R. .Iakobson, "Parts and wholes ...", op. cit .. p. 281.
24 R. Jakobson. "Los aspectos fonémicos". op. cit.
25 R. Jakobson y L. Waugh. op. cit., pp. 55-56.

37
tónico." es decir, la asociación interna de similitud entre sonido y sentido,
el valor expresivo de los sonidos con un valor semántico no distintivo sino
gramatical. El uso de diferencias fónicas al servicio de la gramática (e. g. el
uso de consonantes palatales en vasco para señalar diminutivo o la du-
plicación de morfemas o sonidos relacionada con reiteración, aumento de
tamaño, costumbre, etcétera), encontrado en diversas lenguas, y actual-
mente tema de gran interés, fue postulado desde hace quince años por
Jakobson. Dicho simbolismo es considerado como un recurso comunicativo
esencial, que limita la idea de la arbitrariedad del signo y manifiesta tanto la
creatividad lingüística en el código mismo, como la existencia de recursos
de producción de sentido que parecen basarse en ciertas propiedades
universales de los sonidos.
La primera tarea del análisis lingüístico es determinar, a lo largo de una
jerarquía de niveles, invariantes y variantes, donde las primeras contienen
la información esencial para que se desarrolle la comunicación. En esta vi-
sión jerárquica del lenguaje cruzada por el sentido, el código es lo que permi-
te los mensajes, y a este respecto es fundamental para Jakobson establecer
no sólo las reglas fónicas, sino también las reglas sintácticas. Los significa-
dos y procesos gramaticales nos proporcionan los mecanismos que ofrece
una lengua para producir sentido, son elementos del código que garantizan
la comunicación, al tiempo que dan la posibilidad de juegos Iingüísticos que
permiten producir, siguiendo dichas reglas, efectos nuevos de sentido en el
mensaje.
De esta manera, la relación código-mensaje es fundamental. El código
requiere al mensaje para establecer las invariantes y variaciones y para
determinar ciertos elementos tipo índice como los shitters." cuyo sentido
sólo es posible de establecerse en relación con el mensaje. Por su parte, el
mensaje requiere del código para darse, es una actualización de éste; el uso
de reglas y significados gramaticales establecidos por el código permite la
producción de mensajes y la expresión de la creatividad lingüística en el
discurso. En éste, los efectos de sentido pueden rebasar las reglas del có-
digo que son su base, por lo que es necesario un estudio del mensaje en sí,
un análisis del discurso donde debe ser posible encontrar invariantes
propias del ámbito del mensaje.

26 En dicha obra (Jakobson y Waugh, ibid.), Jakobson hace aportes fundamentales al estudio
semántico y su relación con el aspecto fónico del lenguaje; se plantea la posibilidad de crear significados
nuevos por similitud fónica, así como la de modificar significados existentes por las relaciones que se
establecen entre palabras similares. Jakobson se enfoca así al estudio de la producción de significa-
ciones, tomando como base los juegos de significantes y sentido que, como efecto netamente lin-
güístico, permiten formular la existencia de una especie de "mitología lingüística" expresada plenamen-
te en las glosolalias, el tabú verbal y los juegos de palabras.
27 R: Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, op. cit., pp. 309-310.

38
Jakobson, internándose en esta empresa, estudia textos poéticos e
inicia un tipo de análisis del mensaje que busca aclarar los principios que
organizan al texto." En la poesía el principio esencial es el juego de sentido
y sonido, que se produce con base en el recurso formal del paralelismo." el
cual pone de manifiesto juegos de sentido, no reducibles a elementos aisla-
dos, con base en relaciones fónicas, morfológicas y sintácticas, que cons-
tituyen mecanismos de producción de significado en el discurso. Retomando
el funcionamiento bidimensional del lenquaje.s? la poesía es definida" como
la proyección del eje de la selección (principio de equivalencia) al eje de
combinación, de manera que la equivalencia pasa a ser un recurso consti-
tutivo de la secuencia; la ecuación es aquí empleada para construir una
secuencia." Así, Jakobsorr" se propone estudiar la "gramática de la poesía"
para dar cuenta de la organización peculiar del mensaje poético, partiendo
del principio de Pope: "la poesía implica una corriente subterránea de
significación donde el sonido es un eco del sentido"."
Jakobson reconoce que es necesario estudiar otros tipos de mensajes,
lo cual nos permitirá explicar los diversos mecanismos existentes para produ-
cir significaciones a partir de los elementos del códiqo." La vía que él pro-
pone es la siguiente: todo mensaje se apoya en significados gramaticales
que son el esqueleto del discurso; es necesario delimitar el tipo de construc-
ción característica de cierta clase de textos, su armazón estructural o grama-
tical, a la cual los mensajes de cierto género deben corresponder." Queda
pues abierta la puerta al estudio de mensaje y del discurso en general.
Lo expuesto hasta aquí no agota el estudio del código y su relación con
el mensaje. El código no sólo es sensible al contexto de enunciación, tam-
bién lo es al tiempo y al espacio, y de aqu í que deje de concebirse como algo
monolítico.

28 R. Jakobson y L. Waugh. op. cit .. p. 222.


29 Jakobson (1960b. pp. 377-31'8) define el paralelismo como la repetición. a lo largo del verso.
de una relación de elementos. desde fonológicos hasta sintácticos: es una equivalencia de elementos
que une versos contiguos (en la sucesión o contigüedad) y da así organización al texto produciendo
efectos semánticos. En poesía toda semejanza de sonidos se evalúa en relación con una semejanza
y/o desemejanza de significados (ibid .. p. 385). Es importante notar que el paralelismo no es exclusivo
del verso. Si bien en poesía el elemento estructurante es el aspecto significante que exige que los
elementos de la semántica gramatical y lexical se repartan en paralelos -superando el sonido a la
significación-o en prosa. las unidades semánticas son las que organizan las estructuras paralelas
(Jakobson y Pomorska. 1980. pp. 111-112).
30 Las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas son para Jakobson la base de las dos figuras
fundamentales de la poesía: metáfora y metonimia. es decir. relaciones internas de semejanza y
contraste y relaciones externas de contigüidad (Jakobson. 1955. p. 146).
31 R. Jakobson. "Dos aspectos del lenguaje .. ", op. cit.; p. 143. .
32 R. Jakobson, "Lingüística y poética". en Ensayos de liJ1güistica general. op. cit .. p. 360; "Poésie
de la grammaire et grammaire de la poésie", en Questiones de poétique, París. Seuil, 1973. p. 225; "El
lengu~e en relación con otros sistemas de comunicación". en Nuevos ensayos ...• op. cit., p. 105.
3 "Poésie de la grammaire .. .". op. cit.
34 "Lingüística y poética". en Ensayos .... op. cit., p. 385.
35 R. Jakobson. 'Poscnpturn", en Questiones de poétique. op. cit .. p. 490.
36 Ibid .. p. 495; Jakobson y Pomorska. op. cit .. p. 116.

39
Si lo primordial es la comunicación, para que ésta sea posible debemos
considerar el tiempo y el espacio soportes de dicha comunicación. Como fe-
nómeno social, el código sólo existe en relación con el tiempo y el espacio,
los cuales repercuten en el código mostrando las tendencias de unificación
y divergencia. Tiempo y espacio son pues elementos esenciales del código
e indispensables para la comunicación. De aquí que Jakobsorr" critique
fuertemente la equivalencia entre los conceptos código-mensaje y los
saussurianos lengua-habla y sincronía-diacronía, ya que esto implica una
visión reduccionista del lenguaje. Para Jakobson'" no hay corte lengua-
habla, sino interrelación código-mensaje; en todo mensaje hay elementos
constantes determinados por el código, y en el código hay variación debida
al uso de la lengua, por lo que toda sincronía es dinámica." No hay pues
corte sincronía-diacronía, todo estado implica cambio, todo cambio necesa-
riamente implica algo que se conserva y forma parte de un estado de
lengua.4o
La consideración del espacio en el código, el espacio como la situación
en que se da la comunicación, permite a Jakobsorr" establecer sus famo-
sas funciones del lenguaje, que ponen de manifiesto los diferentes fines que
están en juego en la comunicación y permiten determinar tipos de mensa-
jes con base en la función preponderante en juego en ésta. Estas funciones
son: la emotiva en relación con el emisor; la conativa en relación con el re-
ceptor; la referencial que remite al contexto verbal; la metalingüística que se
refiere al código; la fática que corresponde al contacto entre emisor y recep-
tory la función poética que remite al mensaje. Por otra parte, el espacio en la
lengua se refiere a las diferencias sociales, espaciales y culturales entre los
hablantes, relacionadas a diferencias de estilo y dialectales.
El tiempo también es incluido en el código en tanto valor del sistema."
las diferencias gene racionales son una intervención del tiempo en la lengua
y deben estar representadas en el código.43 De esta manera, Jakobsorr"
propone un código diversificado y convertible, formado por una serie de sub-
códigos, donde los elementos que en un subcódigo son variantes pueden en
otro funcionar como invariantes. Esto es lo que Jakobsorr" llama un código
switching adaptable a las necesidades de comunicación en el tiempo y

37 "La estructura del tonerna", op. cit .• p. 32; "Pattern in linguistics". en Selected writings 11.op. cit .•
p. 227; "Relaciones entre las ciencias ...". op. cit .• p. 44; Jakobson y Pomorska. op. cit .• p. 65.
38 R. Jakobson y Pomorska. ibid .• pp. 64-65.
39 R. Jakobson. "Principes de phonologie historique". en Selected writings l. La Haya. París.
Mouton. 1971. p. 218; "lingüística y teoría de la comunicación". en Ensayos ...• op. cit .• p. 86; "Relaciones
entre las ciencias ...", op. cit., p. 25.
40 R. Jakobson. "El concepto de rasgo distintivo". en Nuevos ensayos ...• op. cit., p. 167.
41 "lingüística y poética". en Ensayos ...• op. cit .• pp. 352-353.
42 R. Jakobson y Waugh. op. cit .• p. 75.
43 R. Jakobson. "Pattern in linguistics". op. cit .. p. 228.
44 "Principes de phonologie ...". op. cit .. pp. 219-220.
45 "Parts and wholes ...". op. cit .• p. 280.

40
espacio y a los fines del mensaje. De esta manera, lo individual se une a lo
social: todo individuo pertenece a varias comunidades lingüísticas a la vez,
pudiendo, gracias a la función metalingüística o capacidad de traducción,
pasar de un subcódigo a otro.
Esta visión de la estructuración del lenguaje permite postular que el cam-
bio está presente enel código, que pertenece a subcódigos que coexisten
con diferentes valores estilísticos, sociales y generacionales.46 Esto permite
un enfoque sincrónico de los cambios."
Lo anterior implica postular un tipo de trabajo en diacronía. Gracias al
conocimiento del código, podemos ubicar el cambio en proceso, determinar
la orientación de éste y sus posibilidades. Los subcódigos y el juego de
invariantes y variantes permiten establecer el punto de referencia de los
cambios posibles, derrumbándose el supuesto abismo entre lingüística
histórica y descriptiva." Desde la visión funcionalista de Jakobson," el fin
del cambio es restablecer el equilibrio siempre inestable del código, debido
a que éste es un conjunto de subcódigos en interrelación. Como el código
conlleva interferencia de niveles, el cambio debe estudiarse en relación con
ésta;50 los cambios lingüísticos no necesariamente operan en niveles
discretos, sino que un cambio en un nivel (e. g. fonológico) puede afectar a
otro (e. g. produce cambios gramaticales) o ser motivado (e. g. fonológico)
por necesidades de un nivel diferente (gramatical).
La lingüística diacrónica se convierte así en el estudio de una sucesión
de sincronías dinámicas, por lo cual se subordina a la sincronía, aplicando
los principios analíticos de ésta."
Ahora bien, el tiempo y el cambio en el código no se limitan al cambio
histórico, están presentes en la adquisición y deterioro del lenguaje. Al igual
que el cambio diacrónico, estos fenómenos deben explicarse a partir de las
leyes y maneras de funcionamiento del código. El principio de oposición, los
niveles del lenguaje, los dos ejes y el sentido son factores esenciales que
intervienen en estos procesos.
Los tipos de afasia establecidos por Jakobson (1964),52 tomando como
base los estudios de Luria, permiten por primera vez una comprensión de

46 R. Jakobson, "Pattern in linguistics", op. cit., p. 228; "El lenguaje común .. ", op. cit., p. 283;
Jakobson y Pomorska, op. cit., pp. 64-65.
47 R. Jakobson, "El concepto de rasgo distintivo", op. cit. pp. 166-167.
48 R. Jakobson, "Pattern ...", op. cit., p. 227; "Parts and wholes ..'', op. cit., p. 283.
49 "Principes de phonologie ...", op. cit., p. 220.
50 R. Jakobson y L. Waugh, op. cit., p. 234.
51 R. Jakobson, "Relaciones entre las ciencias ...", op. cit., p. 25.
52 Los dos ejes del lenguaje sirven de criterio a Jakobson para establecer dos tipos básicos de
afasia (véase Jakobson, 1941, 1955, 1956, 1964, 1966). El papel de la selección y combinación en los
procesos de codificación y decodificación del lenguaje permiten reconocer que en la afasia, por lo
común, el consiguiente está deteriorado y el antecedente intacto (Jakobson, 1964, p. 192), por lo cual
los dos tipos básicos de afasia son: a) afasia de decodificación o trastorno de la selección (implica una
selección deficiente y por tanto problemas para manipular el código); b) afasia de codificación o trastorno
de la contigüidad (se trata de una combinación deficiente y por ende de problemas con el contexto). En

41
este fenómeno a partir de la afectación y pérdida jerarquizada de valores y
funciones lingüísticas, es decir, permite comprender estos trastornos neuroló-
gicos en su relación con las funciones semióticas comunicativas. La afasia
se presenta por primera vez como un problema lingüístico y se abre la puerta
al desarrollo del estudio de la relación entre neurología y lingüística, lo que
Jakobson llamó la neurolingüística.
En el campo de la adquisición, Jakobson es el primer lingüista que es-
tablece principios basados en la oposición y la organización jerárquica de
ésta,53 que permiten explicar el determinante del orden de adquisición de los
fonemas en toda lengua, así como el consonantismo y vocalismo universal
mínimo. De esta manera, se presenta el área de adquisición del lenguaje
como un campo donde la lingüística tiene la capacidad de producir explica-
ciones y determinar leyes de construcción del sistema lingüístico.
Además, al considerar la lengua como fenómeno social, .Jakobson'"
propone que la adquisición del lenguaje debe entenderse como la interio-
rización del código, es decir, la constitución de una comunicación interpersonal
o habla interna que se construye a partir del habla externa de intracomu-
nicación social. Esta habla interna es para Jakobson= lo que permite el
desarrollo del pensamiento. La idea de la importancia de los fenómenos so-

el primer tipo de afasia el discurso se centra en elementos típicamente contextuales y hay dificultad para
manipular palabras independientes del contexto; en el segundo. se pierde la facultad para formar
proposiciones. el contexto se deteriora. las palabras sintácticamente más independientes son más
tenaces en el discurso y se puede llegar a un discurso telegráfico. Así. la estructura jerárquica del
lenguaje se manifiesta plenamente en los trastornos de la contigüidad. donde puede llegar a perderse
la jerarquía de niveles lingüísticos. reduciéndose la frase a la palabra y ésta al fonema (Jakobson, 1955.
P.156l 5 Jakobson (Jakobson y Halle. 1956: 88) sostiene que los estudios psicológicos han demostrado
que la oposición binaria es la primera operación lógica que realiza el niño; en la mente del niño el par
es anterior a los objetos aislados y la construcción de oposiciones permite la consolidación paulatina
del sistema fonemático adulto. donde los términos son identificados y diferenciados al oponerse (sobre
ejemplos del funcionamiento de la percepción por parejas de opuestos véase Jakobson y Waugh. 1979.
pp. 198-200). Al mismo tiempo. la relación entre término marcado y no marcado permite explicar tanto
la consolidación del sistema infantil como la deterioración de éste en la afasia: en la afasia el término
que primero pierde. que es el último manipulado por el niño. es el marcado (Jakobson. 1972: 92).
En la explicación de la adquisición. el funcionamiento de la oposición es inseparable de la con-
sideración de los dos ejes del lenguaje. (Jakobson. 1941; Jakobson y Halle. 1956.) Sostiene que la
relación de sucesión precede a la sustitución. y es necesario constituir ésta para que los elementos
lingüísticos adquieran valor de signo. El eje sintagmático. primer eje que es manejado por el niño.
proporciona el modelo de la sílaba. creándose un marco fonemático que adquiere sentido al constituirse
el eje paradigmático. Así. por medio de las relaciones de oposición paradigmáticas. los elementos
lingüísticos adquieren valor distintivo. el sonido adquiere una nueva función (un valor fonológico) y se
dan las primeras distinciones fónicas orientadas a la significación. Con el desarrollo de estas opo-
siciones. aumentan las posibilidades de combinación y se acrecientan las cualidades distintivas de los
fonemas. constituyéndose. poco a poco. los fonemas adultos.
De esta manera. la constitución del sistema lingüístico se presenta como un proceso. r.egido por
leyes. que parte de enunciados equivalentes a una sílaba o palabra y lleva al establecimiento de niveles
de lengua por medio de la selección-oposición. combinación e integración de elementos fónicos
(Jakobson. 1941; Jakobson y Halle. 1956).
54 "Relaciones entre las ciencias ..", op. cit .. p. 22; "El lenguaje en relación con otros sistemas .;.",
op. cit .. p. 105; "La comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit .. p. 94.
55 R. Jakobson y L. Waugh. op. cit .. p. 78.

42
ciales y culturales en la explicación de los procesos cognitivos formulada por
Jakobson," se desprende de los planteamientos de Fortunatov y Vyqotsky'"
y es aceptada y desarrollada ampliamente por la psicología rusa encabeza-
da por Luria.
Por otra parte, la consideración del tiempo en el código y la realización
de estudios comparativos entre lenguas, lleva a Jakobson'" a plantear
universales lingüísticos irnplicacionales'" que determinan el rango de posi-
bilidades del cambio y las líneas de constitución y deterioración del lenguaje.
Estos universales parten del concepto de oposición y los rasgos marcado-
no marcado introducidos por Jakobson.
Las leyes implicacionales son consideradas con valor pancrónico yesta-
blecen relaciones de presencia-ausencia entre elementos del código que
explican la conformación jerárquica y las posibilidades de cambio de dichos
elementos.
Ya desde los años treinta, Jakobson propone que las leyes universales
deben limitar la variedad de lenguas posibles, como las invariantes del
código permiten determinar la diversidad de mensajes posibles.
Así pues, Jakobson es el primero en plantear leyes universales irnpli-
cacionales para los sistemas fonológicos, sentando las bases de estudios
tipológicos posteriores en otras áreas del lenguaje como el de Greenberq''?
sobre universales gramaticales.
La idea de establecer invariantes universales no debe, según Jakobson,
limitarse a la fonología. Así, en 196361 postula la necesidad de establecer
invariantes semánticas en las categorías gramaticales, universales grama-
ticales, que permitan encontrar una explicación a la clasificación semántica
de las lenguas, que no puede ser arbitraria.
Para Jakobson/" hacer lingüística es comparar, y el fin último de una
ciencia del lenguaje , es dar cuenta de lo que caracteriza al lenguaje humano;
de esto se desprende que hacer lingüística es hacer tipología, es decir,
establecer las leyes por las que se rigen las lenguas en sincronía y diacronía,
adquisición y afasia; en otros términos, hacer comprensible el sistema de
reglas por los que las lenguas funcionan, se constituyen y transtorrnan.s"

56 R. Jakobson, "Linguistic glosses to Goldstein's wortbeqriff", en Selected writings 11.op. cit.; "En
torno a los aspectos lingüísticos de la traducción". en Ensayos de ltnqútstice general. op. cit .. p. 71; "La
comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit .. p. 94; R. Jakobson y L. Waugh. op. cit.
57 L. Vygotsky. Pensamiento y lenguaje. México. Alfa y Omega. 1934.
58 R. Jakobson. "Lenguaje infantil. afasia y leyes generales de la estructura tónica", en Lenguaje
infantil y afasia. Madrid. Ayuso. 1974; "Pattern in linguistics". op. cit .. p. 229.
59 Éstas son leyes lingüísticas de solidaridad según las cuales en un sistema lingüístico no puede
encontrarse un valor secundario sin el primario correspondiente (Jakobson. 1941. p. 85).
60 J.H. Greenberg. "Some universals of grammar. with particular reference to the order of
meaningful elements". en Universals of language. Cambridge, MIT. 1963.
61 "Importancia de los universales del lenguaje para la lingüística, en Ensayos ..., op. cit .. pp. 57. 63.
62 "Pattern in ..", op. cit .. p. 230.
63 "Lenguaje infantil. afasia .;.", op. cit .. p. 125.

43
•••

Jakobson sienta así las bases para un trabajo tipológico. La meta es la


determinación de invariantes, por tanto de elementos formales; y aquí,
invariante debe entenderse como isomorfismo o equivalencia funcional
-presencia de ciertas relaciones entre las mismas clases de atributos."
La búsqueda de oposiciones lingüísticas formales constantes y el estable-
cimiento de relaciones de necesidad entre éstas, deberá permitir establecer
los medios con que cuentan las lenguas para cumplir las necesidades de la
comunicación.
Si es correcto, como he tratado de demostrar aquí, que el punto medular
de la teoría de Jakobson es su visión de la comunicación y por tanto los con-
ceptos de código y mensaje, cabe para finalizar preguntarnos: ¿qué es pues
este código?, ¿a qué tipo de realidad remite la estructuración de la lengua?
Para Jakobson, los conceptos de estructura y código son recursos teóricos
para dar cuenta de un fenómeno de capital importancia: la intervención de
la cultura y la sociedad en la naturaleza. El código es un artificio social que
impone reglas en la naturaleza para permitir la comunicación.
Podemos preguntarnos ¿comunicación de qué? Estamos en el punto de
partida. Recordemos que para Jakobson toda comunicación es semiótica;
el hombre es un animal que funciona por medio de signos. El significado de
un signo no es la realidad ni el referente, el significado de un signo es para
Jakobson semiótico, es decir, lo tradúcible en un sistema de siqnos'" y por
tanto remite a un artificio cultural.
El aspecto inteligible en la transmisión de información, aquello que le da
valor al mensaje y hace posible la comunicación, es el valor semiótico de los
elementos en juego. Hablar es transmitir signos que remiten a signos, de
aquí que Jakobson'" postule la clausura del universo semiótico, es decir,
sólo podemos hablar de aquello puesto en un sistema de signos, de las co-
sas en sí no sabemos nada.
La lengua es una realidad social y semiótica, su función es transmitir
información, permitir la comunicación de la realidad hecha signo. La expli-
cación de este hecho nos remite a toda la teoría desarrollada por Jakobson,
donde el estudio del código en el espacio y en el tiempo y su relación con el
mensaje abren las puertas a un tipo de análisis lingüístico en sincronía y dia-
cronía, a la consideración de la adquisición y deterioración del lenguaje (neu-
rolingüística), a la tipología y al estudio del discurso.

64 R. Jakobson, "Pattern in ...", op. cit., p. 228; "Importancia de los universales ...", óp. cit .. p. 63.
65 R. Jakobson. "Linguistic glosses to Goldstein's wortbegriff'. op. cit .. p. 267; "La significación
gramatical según Boas". en Ensayos .... op. cit., p. 68; "Parts and wholes ...", op. cit .. p. 267; "El concep-
to de rango distintivo". op. cit .. p. 139; "Quest for the essence of language". en Selected writings 11.op.
cit .. p. 345.
66 R. Jakobson. "La comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit.; "Leuvain lectures"; véase
E. Holenstein. Jakobson ou le structuralisme phénoménologique. París. Seghers. 1975. p. 107.

44
El deslinde de problemas, la crítica a ciertos postulados comunes sobre
el lenguaje y la búsqueda de nuevos caminos para dar cuenta de la com-
plejidad que éste presenta, caracterizan la obra de este incansable autor.
A diez años de su muerte, y ubicando el momento histórico en que desarrolló
sus planteamientos, no nos queda más que sorprendemos de la agudeza
y rigor de su trabajo, reconocer los avances que permitió en el estudio del
lenguaje, la actualidad de los problemas por él planteados y la necesidad
de explorar y desarrollar las vías que dejó abiertas.
Queda el trabajo para nosotros, pero el camino no es fácil y el mismo
Jakobson lo muestra a través de su labor de investigación en que constan-
temente recalca la importancia y necesidad del trabajo teórico. Así, estemos
o no de acuerdo con su visión del lenguaje, no podemos dejar de lado, en
nuestro diario trabajo como lingüistas, la guía fundamental que inspira dicha
visión: desarrollar una teoría sobre el lenguaje, ya que corno el mismo
Jakobson señala: la falta de teoría es la más azarosa y especulativa de las
teorias.s?

Bibliografía

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67 R. Jakobson y L. Waugh, op. cit., p. 165.

45
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47
Presencia/ausencia de Jakobson
en la lingüística mexicana

Leopoldo Valiñas C. *

A todos los que, alguna vez,


tuvieron la razón.

Introducción

Con tamaño título, este trabajo es decididamente pretensioso (por hablar,


por un lado, de la lingüística mexicana -como si ésta fuera una, única e
indivisible- y, por otro, de Jakobson y su relación con esa lingüística me-
xicana -como si también esto fuera simple y sencillo. Independientemen-
te del título, con el presente' trabajo intento explicar, desde mi particular
punto de vista, las probables razones "académicas" que han causado una
evidente ausencia de las ideas jakobsonianas en el quehacer lingüístico.
Sin embargo, dadas las diferentes historias, he tenido que limitar la
presentación de este trabajo a sólo dos aspectos: en primer lugar, a la parte
de la lingüística dedicada al análisis gramatical, es decir, a lo que la tradición
se ha empeñado en llamar lingüística descriptiva o sincrónica y, en se-
gundo, a lo realizado en la ENAH. Si bien hablaré casi exclusivamente de la
ENAH, lo aquí dicho es extensible a toda la lingüística mexicana en cuanto al
análisis gramatical.
Parto, pues, de la hipótesis de que Jakobson ha estado ausente en la
lingüística mexicana. Tal vez en los últimos años, su presencia haya co-
menzado a hacerse patente.

Época del tiempo mítico: las dos lingüísticas

Había una vez dos lingüísticas, dos grandes lingüísticas: una de rancio
abolengo, de gran reconocimiento y apadrinada por eméritos hombres,
muchos de sus métodos de relativa tradición ácadémica, y su decir y hacer
muchas veces avalados, incluso, por la realeza. Uno de sus apodos era
Letras; al madurar tomaba uno o dos nombres (pero manteniendo casi

• Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

49
siempre su apellido). Así por ejemplo, era letras hispánicas y luego evolucio-
naba a ser o lingüística o filología hispánica. Su torre de marfil se localizaba
en las escuelas de Letras, muy seguramente porque sus lenguas-objetos
tenían letras y porque se podía hablar de formas cultas e incultas.
La otra lingüística, en cambio, no tenía ni prestigio ni gran tradición.
Muchos de sus iniciadores no venían de España sino de Estados Unidos.
Esta lingüística vivía entre cerros y ríos. Sus métodos eran, en aparien-
cia, antropológicos (con lo que esto quiera decir) y más que ser una ciencia
autónoma comenzó siendo, justamente, una especialización antropoló-
gica. Esta linqúlstica se reproducía en la ENAH; seguramente porque sus
lenguas-objetos no tenían ni letras ni formas cultas o incultas (de hecho todo
estaba oculto).
Dos lingüísticas: una dedicada a las lenguas nacidas en Europa y la otra
a las lenguas nacidas en América. "Esos son literatos" decían los unos; "esos
son antropólogos" decían los otros. "Los hispanistas hablan del posfuturo y
de la poshistoria" se quejaban los antropólogos; "estos señores quieren
hallar a como dé lugar influencia indígena en el español", afirmaban los
hispanistas:

su desaparición [del español] debe entenderse como inevitable en la poshis-


toria, lo que podría suceder probablemente por una evolución diversificadora."
Si en el aspecto gramatical la influencia del sustrato indígena es ínfima y
discutible, algo más evidente y profunda podría ser en el terreno fonético [...]
Mucho más insegura parece ser la hipotética influencia de la fonética indígena
en el vocalismo de la altiplanicie mexicana [debilitación extrema y aun la
pérdida de las vocales átonas]."

En fin, había dos lingüísticas. Las llamaré, por mera "comodidad", filología
a la primera y lingüística antropológica a la segunda. Me dedico a esta última.

La gesta de la lingüística antropológica

La lingüística antropológica comenzó a madurar en la ENAH por haber


caído bajo el embrujo de las escuelas americanas. En un primer momento
bajo el hechizo de la escuela de la antropología cultural y casi simultánea-
mente bajo el encanto de la escuela lingüística americana que se desarro-
llaba por la mitad de este siglo. Esta lingüística, más el carácter antropológi-
co que aparentemente tenía, embrujó a cuanto lingüista hubo.

1 Dámaso Alonso, "Para evitar la diversificación de nuestra lengua", en Presente y futuro de la


lengua española, 1964. Apud José Moreno de Alba, El español de América, México, Fondo de Cultura
Económica, 1988, p. 89.
2 Juan M. Lope Blanch, Estudtos sobre el español de México, México, UNAM, 1972, p. 23.

50
El embrujo lingüístico fue causado por el distribucionalismo y las dos
razones por las que esta escuela arraigó en la ENAH fueron, por un lado,
los "evidentes" logros descriptivos (y su no-compromiso con la lengua) que
dicha escuela manifestaba y, por otro, la presencia oel u,v en México.
McQuown y Swadesh son, me atrevería a decir, dos de los iniciadores
de esa lingüística antropológica. Ambos (tan iguales y tan diferentes), entre
otros, fueron los que lograron definir esa lingüística llamada antropológica.
Lingüística que, paradójicamente, no era propiamente antropológica (claro,
si reducimos antropológico a indígena y asumimos que todo lo que tenga que
ver con los indios es antropológico, pues esa lingü ística sí era antropológica).
Las publicaciones (en especial tesis) de esta lingüística se caracteriza-
ban por tener, a la par de la parte lingüística, una pequeña sección que se
pretendía etnográfica, deseando tal vez con esto evidenciar su carácter
antropológico. Tradición que todavía hoy en día se mantiene.
En honor a la verdad, lo antropológico de la lingüística no se daba ni en
los análisis ni en el trabajo lingüístico. Lo antropológico se materializaba
en la convivencia y discusiones entre los lingüistas y los antropólogos. Las
distintas historias de las corrientes antropológicas y la manera en que
enraizaron en México esas otrora nuevas posturas ante la realidad (cual-
quiera que ésta sea), determinaron la naturaleza de aquellos antropólogos
y lingüistas mexicanos. Dicho en otras palabras, la lingüística antropológica
era "antropológica" por la actitud de los lingüistas. Ya desde 1953 Jakobson
había insistido "que la lengua debe concebirse como parte integrante de la
vida de la sociedad y que la lingüística está en estrecha conexión con la an-
tropología cultural"." Pero Jakobson era una voz más en la tribuna.
Esta lingüística ha evolucionado a través de tres etapas o épocas que no
conforman necesariamente una secuencia.

Época del par mínimo o de cuando una golondrina sí era verano

(Primeras generaciones ... hasta 1970)

La efectividad descriptiva del distribucionalismo (característica que a la


postre se fue convirtiendo en estigma) se debió a la contundencia que obtu-
vo el dato lingüístico. La lengua (además de ser un complejo sistema
de hábitos) se volvió, más bien, un corpus (para terminar siendo una
sucesión de posiciones). Apareció el informante (una especie de ha-
blante-oyente ideal) con su idiolecto. Dicho informante (otro legado
antropológico) no podía ser cualquier hablante: debía ser adulto, tener todos

3 Roman Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Ariel. 1984 [1974j, p. 15.

51
los dientes, carecer de problemas de frenillo y, de preferencia, ser bilingüe
"coordinado"."
Los niveles lingüísticos eran independientes y cada uno de ellos era
simplemente un "repertorio de unidades y los ordenamientos en que
aparecen"." El nivel morfofonológico, aparecía como una "zona de toleran-
cia"." Era, según Hockett, el "código que vincula los sistemas gramatical y
fonolóqico",? Para realizar un buen análisis lingüístíco había que cuidar tres
tareas: la elicitación, la transcripción y los cortes. En fonología, los fonemas
siempre fueron "clases de sonidos" y sus rasgos (en caso curioso de ser
mencionados) eran simplemente etiquetas fonéticas. El abracadabra fue el
par mínimo y la estructura fonológica no era otra cosa sino el cuadro foné-
tico cuyo equilibrio se lograba al eliminar los "huecos" o "vacíos"." La mor-
fosintaxis, por su parte, fue un destazadero de palabras y de oraciones; era
un encuentro con la "linearidad" de la lengua. El concepto de categoría
gramatical pasó de ser de una especie de filtro con el que se veía la realidad
a una mera etiqueta que recibía un conjunto de morfemas. Perdón, una posi-
ción en la cadena hablada. Por cierto, esa "etiqueta" terminaba, por lo re-
gular, en -ivo o en -or.
La lingüística mexicana de esta época se caracteriza por la hegemonía
de las investigaciones gramaticales (fonología, morfología o sintaxis) y las
de lingüística histórica. No se olvide que el u.v es la guía académica de esta

4 Como se sabe, Jakobson siempre insistió en considerar a la lengua dentro de su realidad


dialógica, decía: "Creo que la realidad fundamental con la que un lingüista se enfrenta es la interlocución:
el intercambio de mensajes entre emisor y receptor, entre destinador y destinatario, entre codificador
y descodificador" (Ensayos de lingüística general, p. 20).
Esto, consecuentemente, lo llevó entre otras cosas a cuestionar la validez del concepto de
idiolecto, al que deüntó como "una ficción un tanto malévola" (ibid., p. 21). Además de las fuertes críticas
que le hizo, en general, al distribucionalismo: "No es posible confinar el análisis fonémico únicamente
a las relaciones sintagmáticas. Las tentativas de identificar una categoría fonémica sobre la base de sus
reglas de distribución desembocan inevitablemente en un callejón sin salida." (Ibid., p. 152.)
5 Para Jakobson, la lengua es, ante todo, un sistema semiótico, un sistema en el que sus
subsistemas están interrelacionados: "Si los estudiamos aparte en el proceso de análisis linguístico,
debemos con todo recordar que se trata de una separación artificial [...] De esta manera nos percatamos
aún mejor de que nuestra meta máxima consiste en la observación de la lengua en toda su complejidad."
(Ibid., pp. 14-15). "En resumen, ni la autonomía de estos dos aspectos lingüísticos significa independen-
cia, ni tampoco su interdependencia coordinada implica falta de autonomía." (Ibid., p. 229.)
6 Véase Charles Hockett, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, 1971 [1956],
p.138.
7 Idem. En cambio para Jakobson, la división entre fonología y morfología era, en todo caso,
metodológica: "Si nuestra investigación se interesa por los fonemas de una lengua dada e intentamos
establecer la red de sus combinaciones efectivas, inevitablemente tendremos que tomar en cuenta las
entidades gramaticales." (Ensayos de lingüística general, p. 222.)
Siempre insistió en el "todo" que es la lengua: "La demarcación entre la morfología propiamente
dicha y la mor(fo)fonémica es a todas luces insegura. Tan pronto como la gramática de la palabra pasa
...de la 'estructura del significado' a la 'estructura de la forma', nos encontramos en e~ terreno de la
morfofonémica, porque un análisis puramente formal de los paradigmas no significa nada más que
la dilucidación de semejanzas y distinciones de los diferentes paradigmas, sus miembros y componen-
tes ... Las estructuras fonémicas y gramaticales presentan sencillamente dos aspectos de una misma
totalidad indisoluble y están necesaria e íntimamente en coordinación." (Ibid., p. 228.)
8 Véase Dow Robinson, Workbook tor Phonological Analysis, Huntington Beach, CA., Instituto
Lingüístico de Verano, 1975, p. 254.

52
lingüística, basada, muy evidentemente, en los principios distribucionales.
Hablando de las tesis de la ENAH,de las 18 presentadas por la generación
de maestros (previa a 1971) catorce fueron de análisis gramaticales (once
esbozos gramaticales y tres fonologías) y en ellas, la ausencia de Jakobson
siempre fue más que notoria. De aparecer Jakobson, lo hacía "como un
invitado de ocasión que no pretendía figurar en el programa". Por ejemplo,
en el trabajo de Escalante (hecho en 1960), 91asección de Fonética comien-
za con una referencia a Jakobson sobre la definición de los rasgos agudo y
grave y un poco más adelante aparece el término de oposición proporcional
(p. 16-17) pero eso es todo. En el desarrollo del trabajo dominan los criterios
fonéticos.'? no se habla de rasgos fonológicos, mucho menos de unidades
relacionales, opositivas y negativas; es significativa la ausencia de concep-
tos tales como sistemas parciales, correlaciones y archifonemas. La parte
morfológica, por otra parte, es totalmente distribucional.
Esta época, en suma, refleja las políticas de investigación caracteriza-
das por priorizar el trabajo descriptivo llano, simple (y, por eso) muy sencillo
de realizar, lo que no significa, sin embargo, que estos trabajos sean o poco
serios o desdeñables. Por el contrario, son los que a la larga sentarán las
bases para las investigaciones posteriores.

Época de las maneras de cocina, o de cuando la lingüística


estaba cruda, creyéndose cocida

(Generaciones 1971 a 1977)

La lingüística antropológica no pudo sustraerse de los abaratares teóricos


que iban conformando a la antropología mexicana. A finales de los sesenta
y principios de los setenta se reorienta el quehacer antropológico. Son
tiempos de cambio: el famoso parteaguas del 68, los movimientos sindi-
calistas universitarios (la huelga de lauNAMde 72-73), la caída de Allende ...
el nuevo populismo mexicano y, con él, el nuevo indigenismo y, con él, las
nuevas direcciones en la antropología mexicana.
En el ámbito académico, el materialismo histórico se "oficializa", las
nuevas perspectivas (y las viejas entonces renovadas), en especial euro-
peas, inciden significativamente en la antropología: el estructuralismo, el
psicoanálisis, el análisis del discurso, la pragmática y la poética aparecen

9 Roberto Escalante, El cuitlateco, México, INAH, Departamento de Investigaciones Antropológi-


cas, 1962, p. 59. .
10 A lo que Jakobson argumentaría en contra: "Pero aquellos datos tienen que ser en efecto
elaborados fonológicamente, y, por así decirlo, no hay que admitir dentro de la fonología, sin más,
ninguna suerte de material fonético." (Ensayos de lingüística general, p. 99.)
Porque, recordémoslo, "Lo que distinguimos en el habla no son diferencias sonoras, sino
diferencias fonemáticas." (Ibid.; p. 124.)

53
como alternativa a una especie de quiebra que viven las ciencias sociales
en general (y, por supuesto, la lingüística en particular).
Todo esto produce una muy evidente división en la antropología me-
xicana y la convivencia, competencia y actuación de las diversas corrien-
tes y escuelas se hace más notoria. En este ámbito, parecen distinguirse
dos grandes tendencias que tuvieron, por supuesto, sus contrapropuestas:
a) por un lado, una negación a lo anterior, a lo que será etiquetado como
"viejo", como "rebasado" (lo que será calificado de caduco y obsoleto). Eso
"nuevo" se traduce en modas y quien no siga la moda simplemente está fuera
de la realidad. Y b) una estigmatización al trabajo descriptivo y taxonómico.
Una crítica relativamente certera, aunque en ocasiones exagerada, a los
modelos anteriores etiquetados de descriptivos. Esto conduce a que ciertas
corrientes y autores se satanicen y se priorice el quehacer teórico.
Como reacción a las tendencias anteriores, surge una defensa al trabajo
descriptivo, una pretendida reivindicación de las escuelas etnológicas
"clásicas". Una cerrazón (las más de las veces radical) a lo nuevo y, con ello,
una subvalorización de lo teórico. Todo lo que tenga que ver con reglas o
restricciones es esnobismo. Todo lo que tenga que ver con abstracción es
complicarse la vida. Tan evidente que es la realidad.
En cuanto a las ciencias del lenguaje estas dos tendencias se materia-
lizan de dos maneras distintas pero que coinciden en un cuestionamiento a
las viejas escuelas:

a) Por un lado, la necesidad de recuperar al sujeto hablante que la


lingüística se había empeñado en negar, en esconder. Con él, se
busca recuperar lo cultural, lo antropológico, lo sociológico.
b) Por el otro, se pretende rebasar el trabajo exclusivamente técnico-
descriptivo en que había caído la lingüística.

Ante estas dos tendencias, la lingüística antropológica se encuentra en una


compleja disyuntiva: para empezar, su objeto se ha partido en pedaci-
tos: para algunos es la lengua, para otros el discurso, para unos otros el ha-
bla, para otros, en fin, es la competencia. El informante se transforma en
sujeto hablante, en paciente, en caso e, incluso, en el otro yo del lingüista.
Tres son los nuevos enfoques (con sus respectivas contraposiciones) que
provocan tales escisiones: la sociolingüística, la llamada etnolingüística y,
muy especialmente, la gramática generativo-transformacional.
De entre todas las consecuencias habidas, quizás las dos más significa-
tivas hayan sido, por un lado, la gran expansión de temas y enfoques y, por
otro, la "construcción" (al estilo berlinesco) del gran muro-frase que fragmen-
tó al quehacer lingüístico. La lingüística se dividió en dos: de un lado quedó
aquélla que tenía por límite a la frase y del otro, la abocada al discurso.
Paradójicamente, dicha "división" dejó a Jakobson de un solo lado: del lado
del discurso, de la poética y del psicoanálisis.

54
La división fue contundente, radical y discriminante: un apartheíd lin-
güístico que de inmediato comenzó a reproducirse: de un lado había dos
"como-razas" de lingüistas: unos que describían, que iban con los indios;
cuyas prácticas de campo eran, curiosamente, en el campo; que sabían de
distribución complementaria, de pares análogos, de africadas, de su-
prasegmentos, vaya, hasta de fonemas ... Otros que más bien hablaban de
estructuras profundas, de aceptabilidad, de grados de agramaticalidad,
de restricciones, de reglas, ihasta de ideas verdes incoloras! Del otro lado
había otro tipo de lingüistas, los que hacían "metalingüística", "socio-cosa"
o "pragma-cosa" (como alguna vez se les calificó), los que veían la lengua
necesariamente en su dimensión dialógica, como un sistema semiótico, los
que sabían de funciones del lenguaje, de lengua/habla, de enunciación/
enunciado, los que hablaban de significantes y de modos de producción, los
que afirmaban la existencia de interferencias, de sociolectos, de bilingüismo,
de máximas y pretensiones, de fuerzas ilocutivas y perlocutivas.
Paralelamente, el trabajo lingüístico se tornó en un enfrentamiento de
algunas posiciones teóricas las más de las veces defendidas, no con
argumentos, no con material de campo, sino con citas, nombres propios o
por el simple y llano principio de autoridad. Así, los autores y las obras se
volvieron intocables, casi dioses. Las publicaciones existentes adquirieron
el carácter de infalibles. Lo hecho y lo escrito no sólo estuvo ya hecho o
escrito, sino que además se tornó incuestionable y los debates (cuando los
hubo) se volvieron una especie de topada, de confrontación de frases y citas
en los que el lingüista o antropólogo se volvió mero portador de voces que,
obviamente, no eran suyas. La lingüística dejó de ser un espacio de dis-
cusión académica para convertirse en un prontuario de citas hechas, de
datos justos, de anécdotas curiosas.
Por ejemplo, en una clase de GGT, al hablar sobre la aceptabilidad/
gramaticalidad de una oración hubo necesidad de acudir a un hablante-
oyente-ideal "que pasaba por ahí" porque los juicios del maestro no coin-
cidían con los del grupo.
Esta expansión/radicalización de enfoques y temas lingüísticos llevó a
actitudes extremas; por ejemplo, a mediados de los setenta, se cuestionó el
que se enseñara fonética, fonología y morfosintaxis en la ENAH, argumen-
tando que tales materias eran meras técnicas de análisis carentes de bases
teóricas sólidas, equivalentes a timbiriches o simples crucigramas. Llegando
a afirmar, incluso, que el fonema simplemente no existía porque era un mero
concepto."

11 Recordemos que Jakobson, ya en 1939, había dicho que: "Y quien conciba el concepto de valor
como una ficción que no se da en la realidad, tendrá necesariamente que valorar del mismo modo el
concepto de fonema." (Ibid., p. 101.)

55
Esas actitudes despertaron, en otro sector de la ENAH,la necesidad de
recuperar las escuelas lingüísticas europeas. En aquellos tiempos, los
espacios ganados fueron las llamadas "materias optativas". Seminarios
sobre Saussure, sobre el Círculo de Copenhague, el de Praga y materias
como Poética y Psicoanálsis, etcétera, comenzaron a aparecer. Y a pesar
de que en los resultados la ausencia de Jakobson seguía siendo evidente,
comenzaron a aparecer los primeros intentos de incorporar las ideas de
Jakobson a laENAH: además de las tesis de psicolingüística, sobresalen dos
tesis de la ENAH(sólo una referida a análisis lingüístico): la de Moctezuma
y la de Capistrán."
En cuanto a los temas tratados en las tesis de esta época es notoria, en
primer lugar, la diversidad temática: aparecen ya trabajos de semiótica y
análisis del discurso (7), de sociolingüística (7) y de psicolingüística (4) y, en
segundo lugar, la otrora dominancia de los trabajos gramaticales cedió ante
el empuje de esas nuevas perspectivas.
Así, los trabajos de lingüística sincrónica y dialectología son apenas 18
(de 38 totales). De esos 18, quince son análisis gramaticales aunque diez no
llegan a la oración (seis son de fonología y cuatro llegan a la moriología). De
los cinco restantes, dos se pueden clasificar como sintácticos y tres como
esbozos gramaticales. Es significativo el incremento de estudlostonolóqicos
y el decremento de esbozos gramaticales. E igualmente significativo, como
ya se apuntó, que de los 18 trabajos, sólo uno maneje los postulados estruc-
turalistas: el de Moctezuma. No se olvide que en este tiempo incide signi-
ficativamente la escuela generativa, al grado tal que, por ejemplo, de los seis
trabajos de fonología, tres sigan dicha corriente.
La tesis de Moctezuma, si bien es un trabajo pionero, lamentablemente
no logra ser una adecuada aproximación estructural. El estudio no consigue,
por ejemplo, arrancarse la maldición del corpus ni de la ejemplititis. No logra
vencer las ideas independentistas de los niveles lingüísticos (para nada
aparece información morfotonolóqica.P por ejemplo) y algunos postulados
jakobsonianos son ignorados y otros simplemente malinterpretados: por
ejemplo Moctezuma considera a las nasales como [- vocálicos, - conso-
nánticos] o a las llamadas ligaduras como [+ vocálicos, + consonánticos]
además de presentar una matriz no jerárquica, etcétera. Este trabajo es, sin
demeritarlo, una traducción de un estudio distribucional.

12 Alejandra Capistrán, "La teoría lingüística de Roman Jakobson", tesis de licenciatu~a, ENAH,
1988, p. 196 Y José Luis Moctezuma Z., "Fonología de la lengua kikapú de Coahuila", tesis de
licenciatura, ENAH, 1982, p. 123.
13 Jakobson había insistido en que la fonología era más que rasgos distintivos: "En resumidas
cuentas: querer limitarse a redactar un simple inventario de los rasgos distintivos y de sus configuracio-
nes simultáneas y sucesivas sin especificación gramatical alguna de su uso, equivaldría a una
proyección artificial de varios estratos sobre un mismo plano." (Ensayos de lingüística general, p. 226.)

56
Época de las reglas o de cuando el tuerto siguió siendo el rey

(Generaciones 1978 a 1984)

Cambios internos en la ENAH (desaparición de los Años Generales o Tron-


co Común; emancipación de Arqueología; creación de Etnología, al separar-
se de Social, y de Historia; nacimiento de la División de Estudios Superiores;
dejar de ser una escuelita para convertirse en una escuela; aparición del
magisterio de tiempo completo y de las coordinaciones; elecciones para la
dirección, etcétera), provocan que las directrices que se venían tomando
adquieran, ya sea un paso acelerado y que se consuman o que simplemente
queden en buenos intentos.
Lingüística reconoce su papel como ciencia social y antropológica y
mantiene sus vínculos, en especial, con Antropología Social, para luego
independizarse manteniendo en su currícula materias sociales, hasta que,
luego de dos años de discusión, se conforme un nuevo plan de estudios
(estamos ya en 1984). Después de llamados "ensayos pedagógicos", de
lecturas y relecturas de Trubetzkoy, Jakobson y Martinet, el estructuralismo
comienza a ganar un espacio en la lingüística de la ENAH y (digamos) re-
gresa a la discusión. En el nuevo plan logra, por fin, aparecer con carácter
curricular. Aunque, débese decir que las ideas chomskianas ya habían
hecho acto de presencia desde mediados de los setenta. Para estos tiem-
pos, la disciplina ya había crecido lo suficiente en temas y enfoques y las
secuelas de las discusiones de los setenta seguían tan en voga que, a partir
de los ochenta, cada vez se ha dificultado el "hacer escuela".
Dentro de aquel olvidar lo viejo, de tomar las nuevas posturas y recuperar
lacientificidad que el distribucionalismo había perdido,las ideas chomskianas
aparecieron como el ungüento ideal. Por un lado, los argumentos sólidos,
bien armados, de la teoría chomskiana prometían y aseguraban "cientificidad".
Asimismo, el empleo de los recursos formales propios de ese mo-
delo garantizaba efectividad y, finalmente, el regreso a la fonética (y su
consabida negación del fonema) pretendía confirmar la objetividad nece-
saria. El nuevo hechizo fue el de laGGT; sortilegio que dominó a la lingüística
y que la hizo crecer y tomar dimensiones insospechadas. Surgen, por
ejemplo, nuevas escuelas (UNISON) (hasta etnolicenciaturas) y los temas y
enfoques diversifican significativamente a la lingüística mexicana. Ya para
este tiempo, los trabajos de análisis gramatical han cedido ante el empuje
de los otros temas y otros aspectos del complejo fenómeno del lenguaje.
De las tesis de esta época (de un total de 2"1, hasta el momento), más
de la mitad (doce) se ha dedicado a investigar la lengua en su dimensión
semiótica: sea textual, narrativa, discursiva o semántica. Sólo seis trabajos
han sido de lingüística sincrónica o gramatical: cuatro de morfología, una
gramática y un estudio tipológico. De estos seis estudios, en tres aparece

57
Jakobson explícitamente mencionado. En tres: Zavala, Barriga y Buenros-
tro." El trabajo de Zavala sólo cita a Jakobson, no lo sigue. Esto se refleja
en el uso de cateqorías gramaticales tales como "abstractivo" (p. 38),
"nativizador" (p. 39), o al mencionar el aspecto futuro (p. 66) o el sufijo modal
"subordinador" que bien pudo haber sido nombrado "irreal", "optativo" o
"potencial" (p. 72). Por su parte, el estudio de Buenrostro, si bien reconoce
sus limitaciones al intentar precisar las categorías de tiempo y aspecto, hay
lugares en los que las ideas jakobsonianas le hubieran facilitado tanto el
análisis como la descripción, por ejemplo, en su apartado de voz (p. 84).
Ambas tesis sólo citan el artículo básico "Los conmutadores, las categorías
verbales y el verbo ruso."15 El trabajo de Barriga no lo trato por el momento
por tratarse de un estudio tipológico.
De hecho, desde la llegada de Chomsky a México la lingüística dedicada
a los análisis gramaticales toma otra perspectiva y hace crecer a la lin-
güística mexicana. Al confirmar la presencia del hablante-oyente-ideal, al
reafirmar la independencia de la lengua con respecto a lo social y lo cultu-
ral (de hecho al sacar de la jugada a la lengua como sistema), con la GGT la
lingüística se aleja de las ideas jakobsonianas. La lingüística chomskia-
na (caracterizada, entre otras cosas, por una constante renovación) elimina
de su campo a la lengua vista como un sistema (sistema estructural). A partir
de tres obras fundamentales (Current Issues in Linguistic Theory, 1964,
Aspects of the Theory of Syntax, 1965, y de The Sound pattern of English,
1968, hecho con Morris Halle) las fonologías y morfologías precedentes son,
simplemente, neqadas, aplastadas, rebasadas dirían unos. El resultado es,
al fin y al cabo, otra gran división más: lo nuevo contra lo viejo e incluso, lo
más nuevo contra lo no tan nuevo.

Comentarios finales

Una mirada atenta a la historia de la lingüística aquí bosquejada (ver anexos


para cifras y demás menesteres) nos permite apreciar las distintas direccio-
nes que ésta ha tomado. Hay datos interesantes y cifras significativas. Por
ejemplo, de las primeras 33 tesis de la ENAH, 24 fueron sobre análisis
gramaticales de lenguas indígenas; de las siguientes 44, sólo diez. Sin em-
bargo, de esas primeras 24 tesis, una (sólo una) cita a Jakobson, mientras
que de las diez de la segunda época, tres ya pretenden realizar el análisis
siguiendo las ideas de Jakobson (véanse anexos).

14 Roberto Zavala, "Los clasificadores nominales del kanjobal de San Miguel Acatán. Esbozo
gramatical y tipología de sistemas clasificatorios", tesis de licenciatura, ENAH, 1989, p. 509; 'Francisco
Barriga P., "Los sistemas de numeración indoamericanos. Un enfoque areotipológico", tesis de licen-
ciatura, ENAH, 1992, p. 377, Y Buenrostro, Cristina, "Morfología verbal del chuj", tesis de licenciatura,
ENAH, 1992, p. 120.
15 Publicado por primera vez en 1957.

58
Como se sabe, uno de los grandes aportes de Jakobson es el considerar
la lengua como un sistema semiótico. Un sistema que para nada es un
conjunto de enunciados, mucho menos una serie de datos, de elementos
congregados o de juicios. En este sentido, la existencia de estudios sobre
psicolingüística, poética, discurso, semiótica, etcétera reflejan (quiérase o
no) una concepción jakobsoniana de la lengua (y es en este tipo de estudios
en donde Jakobson, precisamente, hace acto de presencia). Pero en cuanto
a la dimensión gramatical, en cuanto a los trabajos de fonología, morfología
o sintaxis otro gallo es el que canta. Su ausencia es dominantemente abso-
luta, a pesar de que en los últimos años parezca que sus ideas comienzan
a emerger de la clandestinidad, del secreto o del falso olvido: al menos ya
aparece en las bibliografías.
Si bien me he dedicado casi exclusivamente a la lingüística de la ENAH,
es facilísimo comprobar que Jakobson está ausente en la lingüística me-
xicana, en aquélla dedicada a los análisis gramaticales. Ya sea porque la
sencillez descriptivista del distribucionalismo permite "hacer" gramáticas
o porque el dato fonético se puede "medir", o porque Chomsky retacó en lo
más profundo de sus argumentos a la fonología y morfología, o porque los
generativistas (con otro discurso, con otra cientificidad ... con otra idea de
lengua) nos hacen creer que todo lo anterior simplemente está por fuera
de la realidad, en fin sea por lo que sea, el hecho es que ni el estructuralis-
mo jakobsoniano ni su perspectiva sobre lo que es el fenómeno del lengua-
je está presente en la lingüística mexicana. Pocos (poquísimos) son los
trabajos en los que aparece, al menos, citado.
Para terminar, déjeseme decir algo lingüístico; cuatro ejemplos simples
y llanos que evidencian esa ausencia (o falsa presencia) de Jakobson:
1. La fonología mexicana se ha limitado a ser un inventario fonémico y
la diferenciación entre lo fonético y lo fonológico ha mostrado ser una ficción.
Así, por ejemplo, el sistema fonológico del español presenta "fonemas
extraños" o "fonemas huéspedes". Tal es el caso de la [s]: algunos la con-
sideran un fonema simplemente por la existencia de pares como sola-Xola,
veis-beige (el color), vos-Bosch (la marca de los amortiguadores), cruz-
Crush (el refresco) (los tres últimos son ejemplos de Suárez, en Hockett."
Otros, en cambio, la hacen aparecer como fonema argumentando razones
de "equilibrio estructural" pero "equilibrio" entendido como geométrico.
Swadesh anotaba al hablar del fonema /s/ del español: "con lo que queda
una completa simetría en las cuatro posiciones-de las obstruyentes"."

16 Charles Hockett, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, traducción y adaptación
al español por Jorge Suárez, 1971 [1956]. p. 28.
17 Mauricio Swadesh, La nueva filología, Colección obras de Mauricio Swadesh editadas por sus
alumnos, núm. 1, México, 1968 [1941]. p. 109. Véase incluso a Juan José Rendón, "Fonología del
español hablado en el Centro de México", en Anales de Antropología, vol. V, 1968, pp. 87-98.

59
Curiosamente, en la "otra" lingüística su existencia es negada, ~ero se
señala que es alófono o variante del fonema /s/: "Debe verse ... la s como
simple variante alofónica de s. La presencia de vocablos con s no causa
reestructuración grave en el sistema fonológico del español mexicano."!"
En ningún trabajo (pero en ninguno) que trate sobre la fonología del
español, se hace referencia a sistemas parciales o a una caracterización en
rasgos del sisterna." El estudio clásico de Alarcos aparece como la última
palabra, cuando el trabajo trata de \a variante madrileña y existe discusión
en cuanto al contenido fonológico de la Isl y de las ltquidas."?
2. Por otro lado, el concepto de "sistema" no ha rebasado la idea de
agrupación, de conjunto de elementos o de feliz encuentro de fonemas. No
se ha entendido la verdadera dimensión del sistema. Para nada se ha
comprendido lo que es un sistema de valores. No se han dado por enterados
que el fonema es mucho más que meros rasgos distintivos." Por ejemplo,
recordemos el trato que hace Suárez del fonema Ifl, en posición final de
palabra: "tal es el caso de la consonante final de beef y ¡paff, que en pala-
bras de uso corriente sólo aparece en gaffe, bluff, quif, puf, chef y Kiev, a las
que puede sumarse lof, del vocabulario náutico"."

18 Lope Blanch, Apud José Moreno de Alba, fl español de América, México, FCE, 1988, p. 77.
19 Sobre los sistemas parciales, tanto Trubetzkoy como Jakobson hablan de ello: "El único
contenido tonernáfico lingüístico o semiótico válido es el contraste ante todos los demás fonemas de
un sistema dado. El solo valor del fonema ... es su significado distintivo frente a los demás fonemas
en la misma posición." (Jakobson, Ensayos de lingüística general, pp. 115-116.)
Ya en las tesis de 1929 del Círculo de Praga se plantean cuatro tareas de la fonología sincrónica:
1) Cafacterización del sistema fonológico al determinar los fonemas (haces de rasgos distintivos),
sus correlaciones y trazar así su esquema estructural;
2) Descripción de las combinaciones y distribuciones de los fonemas;
3) Determinación del grado de utilización y densidad de realización de los fonemas y sus
combinaciones; y
4) Es preciso determinar, de una manera rigurosamente sincrónica, todos los morfonemas
existentes en cada lengua ... así como el lugar que puede ocupar un morfonema dado en el interior de
un morfema (Trnka et al., El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1971, pp. 36-37).
Sobre la utilidad del análisis en rasgos, Jakobson es mucho muy preciso: "La transición de la
enumeración de fonemas hacia un sostenido análisis en rasgos distintivos brinda un panorama mucho
más sintético de los procesos fonológicos. Tradicionalmente, al nivel de los fonemas solamente se
consideraban cambios condicionados, combinatorios y contextuales, aquellas alteraciones que depen-
den de los segmentos que las preceden o las siguen en la cadena verbal, mientras que la investigación
al nivel de los rasgos reduce radicalmente el número de cambios aparentemente 'espontáneos', porque
la mayoría de los cambios en el plano de los rasgos se limitan a combinaciones con rasgos específicos
concurrentes." (Ibid., p. 170.) "La interrelación entre los rasgos distintivos, configurativos (especialmen-
te los demarcativos), expresivos y redundantes exige un preciso examen comparativo. Esta investiga-
ción debe evitar en particular cualquier confusión entre estos conjuntos esencialmente heterogéneos
de rasgos y cualquier desdibujamiento de los límites reales entre sus.divergentes funciones. Igualmente
distorsiva es una exigencia, basada en el prejuicio, en el sentido de confinar la investigación fono lógica
a los rasgos distintivos y de otorgarles, de un modo totalmente arbitrario, la patente de ser los únicos
relevantes y pertinentes." (Ibid., p. 164.)
20 Emilio Alarcos Llorach, Fonología española, Madrid, Gredos, 1976, p. 281.
21 Incluso Jakobson deja entrever el carácter de tendencia que tiene el mismo sistema: "Así, del
trabajo de campo realizado en 1916 en una aldea al norte de Moscú, aprendí por primera vez que no
podemos hablar propiamente de un dialecto uniforme, sino únicamente de una cantidad de modos de
hablar individuales y de corta vida y que, en lugar de leyes fonéticas, hay que habérselas aquí las más
de las veces con simples inclinaciones y tendencias." (Ensayos de lingüística general, p. 172.)
22 Charles Hocket1, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, 1971 [1956). p. 29.

60
3. La presencia de la fonética, el predominio de la fonética es sorpren-
dente. Por ejemplo, los "hispanistas" se deleitan en un purismo fonético que
rebasa los límites mismos de la imaginación. En la descripción del espa-
ñol de Valladolid, por ejemplo, se encuentran diez tipos fonéticos de erres,
una de ellas siendo "dental sonora vibrante sírnple''." mientras que en el
español de Tabasco, las variantes ascienden a trece, siendo dos de ellas la
''vibrante apicoalveolar múltiple normal" y "una variante de la misma, cuya
duración era más breve (con menos víbracíonesy.>
4. Finalmente, en los trabajos en los que el tema es la morfología (y la
sintaxis), dado que el sentido común, la tradición, la gramática española y
la comodidad dominan, las categorías verbales son meras etiquetas a
formas fónicas. Escasísimos son los trabajos sobre morfología o sintaxis
que hacen referencia al artículo básico de "los conmutadores, las categorías
verbales y el verbo ruso" de Jakobson, mucho menos son los que lo
emplean.

Ya para terminar, acudo a dos citas, ambas del Fausto de Goethe:

Con ardiente afán [ayl, estudié a fondo la


filosofía, jurisprudencia, medicina y
también, por mi mal, la teología; y héme
aquí ahora, pobre loco, tan sabio como
antes. Me titulan maestro, me titulan hasta
doctor y cerca de diez años ha llevo de los
cabezones a mis discípulos, de acá para
allá, a diestra y siniestra ... y veo que
nada podemos saber.
[...] No me figuro saber cosa alguna
razonable, ni tampoco imagino poder enseñar
algo capaz de mejorar y convertir a los hombres.

(Fausto, primera parte)

Lo que deslumbra vive sólo un instante; lo


que es bueno de veras, permanece intacto
para la posteridad.

(Del Preludio en el Teatro)

23 Josefina García Fajardo, Fonética del español de Valladolid, Yucatán, México, UNAM, Instituto
de Investigaciones Filológicas, 1984. p. 18.
24 Rodney Williamson, El habla de Tabasco. Estudio lingüistico, México, El Colegio de México,
1986, p. 110. (Cursivas mías.)

61
Anexo 1
TEMAS DE LAS TESIS DE LINGüíSTICA DE LA ENAH
(POR PERIODOS DE AÑOS)

50-70 71-73 74-75 76-77 78-81 82-84

Gramatical 14 10 3 2 3 2 21

Geográfica 2 2 1 6

Sociedad 2 2 3 8

Semiótica 2 3 4 10 2 19

Psicología 3 2 6

Teoría 2

Total 18 15 10 13 16 5 77

Anexo 2
GENERACIONES 71-77
POR TEMAS

Gramatical 6 fon, 2 mor, 2 mof, 2 stx, 3 grm 15


Geográfica 2 dia, 1 tip 3
Sociedad 3 slx, 1 poi, 3 edc 7
Semiótica 3 dis, 3 prg, 1 sem 7
Psicológica 4 psc 4
Teoría 1 teo, 1 plb 2

Total 38

LINGüíSTICA GRAMATICAL (POR TEMAS)

FON: Cuevas (77), Muntzel (77), Vázquez (77),


Knob (79), Hernández (86), Moctezuma (82).
MOR: Radelli (75), Nansen (79), Del Moral (82),
Priego (81 ).
STX: Monzón (76), Islas (90).
GRM: Amador (76), Lara (76), Espinosa (78).

62
Anexo 3
GENERACiÓN 78-84
(POR TEMAS)

Gramatical 4 mor, grm 5


Geográfica 1 tip 1
Sociedad 1 slx
Semiótica 1 dis, prg, 1 se m, 1 etn, 3 lit, 1 lex, 1 smt 12
Psicológica 1 psc, psn 2
Teoría

Total 21

LINGüíSTICA GRAMATICAL (POR TEMAS)

MOR: Villavicencio (85), Grosser (87),


Zavala (89), Buenrostro (92).
GRM: Castillo (90).

El número entre paréntesis corresponde al año del examen profesional.

Abreviaturas:
fon - Fonología dis - Discurso
mor - Morfología smt - Semiótica
stx - Sintaxis lit - Literatura
grm - Gramática sem - Semántica
Ixh - Histórica etn - Etnolingüística
dia - Dialectología slx - Sociolingüística
tip - Tipología poi - Política del lenguaje
psc - Psicolingüística edc - Educación
mof - Morfofonología teo - Teoría
prg - Pragmática

63
Bibliografía

Alarcos Llorach, Emilio, Fonología española, Madrid, Gredos, 1976.


Alonso, Dámaso, "Para evitar la diversificación de nuestra lengua", en
Presente y futuro de la lengua española. (Actas de la Asamblea de
Filología del I Congreso de Instituciones Hispánicas), 2 vols., Ma-
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Ávila, Agustín et al., Las tesis de la ENAH. Ensayo de sistematización,
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Capistrán, Alejandra, "La teoría lingüística de Roman Jakobson", tesis de
licenciatura, ENAH, 1988.
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Jakobson, Roman y Morris Halle, Fundamentos del lenguaje, Madrid,
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Jakobson, Roman et al., Preliminaries to speech analysis the distinctive
features and their correlates, Cambridge, MIT, 1976 [1952].
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Lope Blanch, Juan M., Estudios sobre el español de México, México, UNAM,
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Moctezuma Z., José Luis, "Fonología de la lengua kikapú de Coahuila",
tesis de licenciatura, ENAH, 1982.
Moreno de Alba, José, El español de América, México, FCE (Lengua y
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64
Rendón, Juan José, "Fonología del español hablado en el Centro de
México", en Anales de Antropología, vol. V, 1968, pp. 87-98.
Robinson, Dow, Workbook for Phonological Analysis, Huntington Beach,
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Swadesh, Mauricio, La nueva filología (Obras de Mauricio Swadesh edita-
das por sus alumnos, 1), México, 1968 [1941 l.
Trnka, B. et al., El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1971.
Williamson, Rodney, El habla de Tabasco. Estudio lingüístico, México, El
Colegio de México, 1986.
Zavala, Roberto, "Los clasificadores nominales del kanjobal de San Miguel
Acatán. Esbozo gramatical y tipología de sistemas clasificatorios",
tesis de licenciatura, ENAH, 1989.

65
TeORíA y ANÁLISIS LlNGüíSTICOS
Jakobson y la teoría de la marcación
Natalia Ignatieva*

Introducción

Pocos lingüistas de este siglo fueron tan productivos, variados y de horizon-


tes tan amplios como Roman Jakobson. Las áreas de sus intereses abar-
caron la literatura, la teoría de información, el arte, el cine, la poesía, la
neurología, la afasia, la historia, la semiótica, etcétera, pero su mayor inte-
rés se concentró en el lenguaje, donde también él era un especialista de
perfil muy extenso.
En este trabajo me voy a centrar solamente en uno de sus aportes a la
lingüística moderna: el concepto de marcación, el cual ha llegado a consti-
tuirse en una teoría de mucho peso tanto en la fonología como en la
semántica, la morfosintaxis y la adquisición del lenguaje, sin olvidar otras
áreas como la semiótica, la poética y los estudios culturales.
El fenómeno de la marcación está basado en la existencia de oposicio-
nes polares entre los signos del sistema lingüístico. Estas oposiciones se
manifiestan, por ejemplo, a nivel léxico en pares como: largo-corto, rápido-
lento, joven-viejo, etcétera. A nivel de la estructura gramatical también se
pueden observar oposiciones del tipo: singular-plural, activo-pasivo,
masculino-femenino, etcétera. En cuanto al nivel fonológico, los sonidos del
habla se consideran como compuestos de oposiciones de rasgos distintivos,
tales como sordo-sonoro, nasal-oral, vocálico-consonántico, etcétera.
El principio de la marcación trata de organizar estas polaridades lin-
güísticas imponiendo cierta jerarquización a los términos polares, es de-
cir, considerando que un término de la oposición es más general y sencillo
que el otro. De esta manera la marcación se refiere a la relación entre los
dos polos de la oposición: el polo más general y sencillo es el término no
marcado de la oposición, mientras que el polo más complejo y específico
es el término marcado.

* Centro de Enseñanza en Lenguas Extranjeras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

69
Oposiciones fonológicas

La escuela de Praga, a la que perteneció Jakobson, sigue algunas líneas


del estructuralismo Saussureano y parte de la tesis de la polaridad del
signo lingüístico, el cual consta de dos partes: el significado y el significante.
Se concentra en la relación entre el sonido y significado: ¿cómo los soni-
dos del habla cumplen con la función de distinguir el significado?
Se llega a la conclusión de que esto se hace posible gracias al hecho de
que los sonidos se oponen unos a otros en la estructura del lenguaje. Estas
oposiciones, que reciben la denominación de fonemas, son característi-
cas de lenguas particulares, en las que forman un sistema.
La contribución más importante de Jakobson, quien trabajó junto con
Trubetzkoy dentro de la Escuela de Praga, es la interpretación de la oposi-
ción fonológica en términos de unidades menores que el fonema, es decir,
de rasgos distintivos. Cabe decir que en su trabajo Jakobson y Trubetzkoy
fueron influidos por la escuela rusa de lingüistas, entre ellos: Baudouin de
Courtenay, Kruszewski Fortunatov, Scherba y otros.
En su análisis Jakobson parte del sistema de vocales turcas, que consta
de ocho unidades fónicas, y descompone los fonemas en oposiciones en-
tre la presencia y ausencia de ciertas propiedades fonológicas. El sistema
de las vocales turcas puede ser reducido a las oposiciones entre la altura
versus no altura de la constricción de la lengua, el carácter posterior versus
no posterior de la constricción de la lengua y redondez versus no redondez
de los labios. Estos rasgos permiten describir el sistema vocálico turco de la
forma más económica. Por ejemplo, 101tendría los rasgos: no alta, posterior,
redonda, mientras laI se describiría como no alta, posterior y no redonda.
De esta manera el sistema de vocales turcas se puede representar como
un sistema de oposiciones: por ejemplo, 101y laI forman una oposición don-
de el rasgo que distingue estos dos sonidos sería el carácter redondo o no
de los labios. Así, la ausencia de este rasgo en laI la convierte en el miembro
no marcado de esta oposición, mientras que su presencia en 101 hace de
esta vocal el miembro marcado de la misma.' Estas oposiciones entre la
presencia y ausencia de un rasgo fueron llamadas privativas por Jakobson
y Trubetzkoy.
Sería importante precisar que los puntos de vista de Jakobson y Tru-
betzkoy en cuento al carácter de las oposiciones fonológicas era diferente.
Trubetzkoy propuso que las oposiciones podían ser clasificadas de varias
maneras al mismo tiempo: una forma sería dividirlas en aisladas ypropor-
cionales, otra, en bilaterales y multilaterales, y la tercera, en privativas,
equipolentes y graduales. Para Trubetzkoy la marcación sólo se aplicaba a
las oposiciones privativas.

1 Roman 'Jakobson, Six lectures on sound and meaning, Cambridge, Mass., MIT, 1978,
pp, 79 Y ss.

70
Jakobson, sin embargo, argumentaba que todas las oposiciones eran
binarias y privativas. En cuanto a las oposiciones graduales yequipolentes,
sostenía que éstas pueden ser analizadas como el producto de un binarismo
más fundamental y abstracto. Él ilustró dicha tesis al clasificar el sistema de
las consonantes francesas en pares de oposiciones binarias."

Oposiciones semánticas

Posteriormente Jakobson extiende este tipo de análisis a las oposiciones


semánticas donde aplica el concepto de marcación al estudio gramatical
del ruso.
En su artículo "La estructura del verbo ruso", este lingüista introduce
la marcación semántica con un ejemplo a nivel léxico. Éste se refiere a la
oposición entre las formas masculina y femenina en la palabra rusa osyo/
(asno): la palabra oslitsa (la hembra del asno) indica el sexo femenino del
animal, mientras que el significado general de la palabra osyo/ no contiene
indicaciones sobre el sexo del animal. Cuando decimos osyo/ no distingui-
mos si se trata de la hembra o el macho, pero si preguntamos "eto os/itsa?"
(¿es la hembra del asno?) y nos contestan "netosyol" (no, es un macho), en
este caso se indica el género masculino y la palabra se usa en un sentido
más restrinqido."
Las dos palabras forman una oposición semántica donde osyo/ sería el
miembro no marcado y oslitsa el marcado.
En el mismo artículo Jakobson aplica la idea de lo marcado y no marca-
do al terreno de la gramática y, en primer lugar, a la estructura morfológica.
Analiza el sistema del verbo ruso en estos términos y asigna los valores de
la marcación a las categorías verbales. Dice, por ejemplo, que el infinitivo
es la forma cero del verbo en cuanto a su valor sintáctico porque expresa un
proceso fuera de alguna relación sintagmática. Las demás formas verbales
indican la presencia de relaciones sintagmáticas y, por tanto, funcionan
como el miembro marcado de la correlación, mientras que el infinitivo sería
el miembro no marcado de la misma.
Igualmente, dentro de las formas personales del verbo, la "tercera per-
sona" se opone a las demás porque se comporta, realmente, como una
forma impersonal, ya que no indica la relación de la acción con el sujeto.
Consecuentemente, las formas personales poseen una marca, en tanto que
la impersonal no la tiene.
Desarrollando su idea, Jakobson clasifica todas las categorías verbales
en los términos de la marcación, basándose en las propiedades semánticas

2 Ibid., p. 94.
3 R. Jakobson, Russian and slavic grammar studies 1931-1981, Berlín, Mouton, 1984, pp. 1-2.

71
de estas categorías. Dentro del par de las categorías opuestas una es
caracterizada por la presencia de un rasgo y la otra, por su ausencia."
La siguiente ilustración del método jakobsoniano para determinar las
relaciones semánticas y las de la marcación puede encontrarse en su
estudio del sistema de los casos rusos. El lingüista descompone los casos
rusos en las propiedades de cuantificación, direccionalidad y marginalidad.
Argumenta que, por ejemplo, la propiedad semántica general del acusativo
ruso es la direccionalidad, es el caso que indica que una acción afecta hasta
cierto grado a una entidad que es la meta de la acción o se dirige a esta en-
tidad.? El nominativo se opone al acusativo como el término no marcado
para el rasgo de la direccionalidad. Tomando en cuenta los tres rasgos
mencionados el sistema de los casos rusos puede ser presentado de la
siguiente manera:

Nominativo Acusativo Dativo Instrumental Genitivo Locativo

Direccionalidad N M M N N N
Cuantificación N N N N M M
Marginalidad N N M M N M

Así, cada caso presenta una combinación de las tres propiedades semánti-
cas y se opone a cada otro según los valores de la marcación para cada
rasgo.
Aquí cabe mencionar que los criterios para determinar los valores de la
marcación en este caso son semánticos y están basados en las intuiciones
de Jakobson con respecto a las relaciones y los significados que constituyen
los sistemas de categorías verbales y nominales, aunque plantea sobre este
punto lo siguiente:

El hecho de concebir toda oposición binaria en cualquier nivel de la estructura


lingüística como la relación entre una marca y la ausencia de esta marca es el
resultado lógico de la idea según la cual un orden jerárquico subyace bajo el sis-
tema lingüístico en todas sus ramificaciones y manifestaciones. Los escépticos
pretenden que el investigador opera de una forma subjetiva cuando distribuye
las categorías de lo marcado y lo no marcado en oposiciones binarias, pero esta
distribución es manifiesta en el sistema lingüístico mismo, así como es perfec-
tamente objetivo abstraerlas sobre la base de un análisis lingüístico. Por su-
puesto, para ciertos pares de términos opositivos es más difícil determinar la
localización de la marca en la oposición binaria dada, pero un análisis más

4 Ibid., pp. 4-5.


5 Ibid., p. 66.

72
profundo siempre podrá lograrlo; hay diversos ejemplos que lo demuestran
con profusión."

Según Jakobson, muchas de las oposiciones binarias tienen un carácter


universal. Por ejemplo, en las lenguas donde se oponen dos tiempos
gramaticales, a saber, el pretérito y el presente, el primero es siempre mar-
cado y el segundo no marcado. El pretérito señala específicamente el tiempo
pasado, mientras que el presente no está especificado con respecto al
tiempo y puede abarcar presente, pasado y futuro, por ejemplo:

1. El muchacho no entiende la poesía.


2. Napoleón muere en 1821.
3. Mañana me voy de la ciudad.

En el primer ejemplo tenemos una enunciación que no depende del tiem-


po, en el 2, una indicación del momento pasado, en el 3 una acción futu-
ra. Se puede concluir que el pretérito marca el tiempo pasado, en tanto que
el presente no está marcado y su referencia al tiempo depende del contex-
to o propiedades semánticas del verbo,"
Sin embargo, algunas categorías no coinciden en diferentes lenguas
respecto a la distribución de la marca entre los miembros de las oposiciones.
Por ejemplo, en lo que se refiere a la categoría del aspecto, en ruso el miem-
bro no marcado de la oposición sería la forma imperfectiva, y el marcado,
la perfectiva. En español, en cambio, en la oposición ca n té/can taba, que
tiene también un carácter aspectual, la marca la tiene la forma imperfectiva,
siendo la perfectiva el miembro no marcado."
Esto permite ver la marcación, por un lado, como un marco para
establecer los universales lingüísticos y, por otro, como un principio para la
organización de las lenguas particulares. Las dos perspectivas se reflejan en
el trabajo de Jakobson.

Algunas contradicciones de la teoría

Ya hemos mencionado que uno de los puntos vulnerables de la teoría


de Jakobson es su insistencia en el carácter binario de todas las oposicio-
nes lingüísticas. Lyons, a su vez, advierte sobre la existencia de las opo-
siciones no binarias en la lengua y lo ejernpüñcacon las series:

6 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina Pomorska, Barcelona,


Crítica, 1981, p. 102.
7 Ibid., pp. 102-103.
8 N. Ignatieva S., "Un estudio contrastivo de la categoría del aspecto en español y ruso" en Estu-
dios de lingüística aplicada, núms. 15/16, México, 1992.

73
Domingo, lunes, ,' sábado
Enero, febrero, , diciembre
Primavera, verano, otoño, invierno, etcétera."

Por otra parte, en la lengua existen otros tipos de oposiciones aparte de las
privativas como lo demostró Trubetzkoy. En las oposiciones equipolen-
tes, por ejemplo, no se trata de la presencia versus la ausencia de un solo
rasgo, sino más bien de la presencia de dos rasgos contrarios. De esta
manera, tales oposiciones tienen la forma: A vs. B, y no la forma: A, vs. no
A, lo cual es característico para las oposiciones privativas.
Los ejemplos de este tipo abundan entre las oposiciones léxicas: alto-
bajo, ancho-estrecho, viejo-joven, etcétera. En este tipo de casos los
lingüistas señalan que uno de los términos es más general y menos especí-
fico que el otro y, por lo tanto, sería el miembro no marcado de la correlación.
Por ejemplo, en los pares mencionados alto o viejo serían términos no
marcados porque se pueden referir a la cualidad general, mientras que sus
parejas respectivas no lo pueden hacer. Ilustremos esto con los ejemplos de
inglés donde este fenómeno está más claramente expresado:

4. a) How old are you?


b) How young are you?
5. a) How tallare you?
b) How short are yoU?10

Las oracionesa) no implican nada especial sobre la edad o altura del oyente;
las b), en cambio, implican que el interlocutor es joven o bajo de estatura.
Esto, desde luego, puede funcionar de forma distinta en diferentes lenguas.
Del análisis de semejantes oposiciones se ha desarrollado otro valor de
la categoría de la marca: el término más general y sencillo se considera el
miembro no marcado, mientras que al término más complejo y específico
se le adscribe la característica de la marca. Como dice Jakobson: "La
significación general del término marcado. resulta de una información más
precisa, más específica y complementaria con relación a la del término no
marcado"."
De ahí surge un problema bastante difícil: el de la localización del término
marcado en las oposiciones, y varios criterios y diagnósticos han sido
propuestos por diferentes lingüistas.

9 J. Lyons, Semantics, 2 vols., Cambridge, Cambridge University Press , 1977, pp. 287-290.
10 E.L. Battistelia,Markedness: the evaluative superestructure of language, Nueva York, Univer-
sity of New York, 1990, p. 3.
11 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina Pomorska, Barcelona,
Crítica, 1981, p. 102.

74
Criterios de la marcación

Uno de esos criterios es el de la indeterminación semántica. Según este


criterio, los elementos marcados son típicamente específicos y determina-
dos en su significado; los elementos no marcados, al contrario, son carac-
terísticamente indeterminados y pueden tener tanto el significado general
como el significado opuesto al del término marcado: recordemos el ejemplo
de asno.
Este criterio es, tal vez, el más conocido y el más vinculado con la
definición de la marcación semántica en el espíritu de la Escuela de Praga.
Sin embargo, como es de esperarse, éste no siempre funciona. En la
oposición boy vs. girl en inglés ninguno de los dos términos puede usarse
para referirse a un grupo de jóvenes de ambos sexos, ya que ni el término
masculino, ni el femenino posee el rasgo de indeterminado.
Otro criterio, el de sencillez, sería de naturaleza formal y se refiere a la
idea de que los elementos no marcados son menos elaborados en la forma
que sus correlativos. Jakobson afirmaba que una categoría marcada en
relación con una no marcada tiende a interpretarse como una "categoría
compleja compuesta" opuesta a una sencilla." Por lo tanto, el criterio de
sencillez determina que el elemento más sencillo formalmente (o físicamen-
te, a nivel fonológico) es el elemento no marcado. Se puede ilustrar esto con
los siguientes ejemplos:

No marcado Marcado
día días
come está comiendo
escritor escritora
posible imposible

Como se puede apreciar, las formas marcadas tienen más material mor-
fológico.
Varios lingüistas abogan por este criterio, considerándolo más objetivo
en comparación con el criterio semántica descrito antes." Sin embargo, hay
que admitir que este criterio tampoco funciona siempre. Ejemplificamos esto
con los verbos rusos:

No marcado Marcado
pokupat' kupit'
opisyvat' opisat' .
sozdavat' sozdat', etcétera.

12 R. Jakobson, Selected writings 1, Phonological studies, La Haya, Mouton, 1962, p. 266.


13 J. Lyons, Semantics, 2 vols., Cambridge, Cambridge University Press, 1977; B. Comrie, Aspect,
Londres, Cambridge University Press, 1976.

75
En los pares aspectuales de los verbos rusos arriba, los términos no
marcados llevan más material morfológico. Como existen ejemplos de este
tipo en diferentes lenguas, se puede concluir que el criterio de sencillez no
es totalmente confiable, de modo que su grado de validez dependerá de que
se complemente con otros criterios.
Otro criterio morfológico es el de sincretización o sincretismo. Siguiendo
una observación de Brendal, Jakobson (1984:154) propone que las catego-
rías no marcadas tienden a ser más diferenciadas que las marcadas. En
ruso, por ejemplo, señala Jakobson, el tiempo presente, que es una ca-
tegoría no marcada, distingue personas, mientras que el pasado (categoría
marcada) tiene solamente una forma para todas las personas.
Comrie indica que en la categoría marcada algunas formas pueden faltar
en el paradigma en comparación con la categoría no marcada." En ruso el
aspecto imperfectivo (categoría no marcada) distingue tres tiempos: presen-
te, pasado y futuro, en tanto que en perfectivo (categoría marcada) sólo se
diferencian dos: pasado y futuro.
Al igual que el criterio anterior, el de sincretización no es un diagnósti-
co suficiente por sí solo para asignar automáticamente las relaciones de
marcación, ya que existen casos donde no se observa este fenómeno.
Otros criterios se refieren a la distribución de los elementos, entre ellos
la optimalídad y la extensión de uso. La optimalidad se observa en los he-
chos lingüísticos tipológicos, y es muy importante en la determinación de los
valores universales de la marcación. En otras palabras, este criterio significa
que un fenómeno que se encuentra en mayor número de lenguas distintas
será no marcado en comparación con otro, opuesto a él, que no tiene tanta
difusión. El criterio de optimalidad se aplica, sobre todo, a nivel tonolóqico."
El sequndo criterio distribucional concierne a la extensión de uso y,
generalmente, se entiende como la capacidad de los términos no marca-
dos para aparecer en un mayor número de contextos. Según este criterio,
los términos no marcados tienen una mayor libertad de ocurrencia y una
mayor capacidad para combinarse con otros elementos lingüísticos. Por
ejemplo, en las oposiciones del tipo tsll-short etv inglés, el miembro no mar-
cado de esta correlación (fall) se usa en contextos más amplios que su par,
porque aparte de señalar el rasgo de "alto" se refiere a la propiedad general
de altura:

6. How tall is John?


John is six foot tall,

14 B. Comrie, Aspect, Londres, Cambridge University Press , 1976, p. 115.


15 E. L. Battistella,
Markedness: The evaluative superstructure of language, Nueva York, University
01 New York, 1990, p. 26.

76
-

Mientras que el otro miembro, o sea short, solamente puede referirse al


rasgo de "bajo".
A lo anterior está ligado el fenómeno de neutralización, que a veces se
contempla dentro del criterio de la extensión de uso y, a veces, como un cri-
terio independiente." El término de la neutralización fue desarrollado dentro
de los estudios fonológicos de la escuela de Praga. Este fenómeno tiene
lugar cuando la oposición se suspende y el miembro no marcado se usa para
abarcar los dos polos de la misma. Por ejemplo, cuando se emplea la pala-
bra profesores para referirse a los profesores y las profesoras, la distin-
ción masculino/femenino se neutraliza.
Otro criterio asociado con el de extensión de uso es el de la frecuencia.
En concordancia con este criterio, los elementos no marcados deben tener
más frecuencia en el texto.'? Sin embargo, hay también ejemplos que con-
tradicen este criterio 18 y, por consiguiente, este último no está reconocido por
todos los lingüistas.
Finalmente, se ha propuesto el criterio de prototipicalidad, de origen
psicológico, según el cual las propiedades que son menos complejas desde
el punto de vista conceptual y reflejan los atributos de las categorías
prototípicas van a ser menos marcadas."
Para determinar cuáles son las categorías prototípicas se usan diferen-
tes tipos de tests psicológicos. Lakoff afirma que los prototipos son los
"mejores ejemplos" de alguna categoría o, en otras palabras, son más bá-
sicos que otros.s? Los ejemplos de las relaciones marcado/no marcado
basadas en prototipos serán los siqutentes:"

Prototípico No prototípico
concreto abstracto
positivo negativo
singular no singular, etcétera.

Se supone que en esta lista los primeros términos son más "accesibles
conceptual mente" o más importantes, por lo tanto, son no marcados.
Como se puede notar en esta breve descripción de los criterios sobre la
marcación, ninguno de ellos es perfecto y algunos deben tomarse en cuenta
en cada situación particular cuando se trata de diagnosticar cuál de los dos
miembros de una oposición se comporta como el marcado.

16 Ibid., p. 38.
17 B. Comrie, Aspect, Londres, Cambridge University Press, 1976, pp. 116 Y ss.
18 N. Ignatieva S., "Un estudio contrastivo de la categoríá del aspecto en español y ruso", en
Estudios de Lingüística aplicada, núms. 15/16, México, 1992.
19 G. Lakoff, Women, tire and dangerous things, Chicago, University 01 Chicago Press, 1987.
20 Ibid., p. 60.
21 Van Langenalonck "Markedness, prototypes and language acquisition", en Cahiers de l'lns-
titut de linguistique de Louvain, núm. 12, 1986, p. 47.

77
Conclusiones

Resumiendo, el principio de la marcación propuesto dentro de la escuela de


Praga por Jakobson y Trubetzkoy, y desarroitado después por otros lingüis-
tas, trata de organizar las oposiciones lingüísticas. En términos generales,
la marcación concierne a la asimetría en la evaluación de las oposiciones
fonológicas y conceptuales. Es la no equivalencia de la estructura impuesta
por tos factores culturales y biológicos a cada signo lingüístico, es decir,
a cada unidad y a cada contexto fonológico y semántico. Cada elemento
tiene un valor de la marcación respecto a las categorías opuestas.
En su versión clásica, la marcación fonológica es la relación entre la pre-
sencia y ausencia de una propiedad fonológica; la marcación semántica es
la relación entre los rasgos donde el rasgo marcado señala la presencia
de una propiedad y el rasgo no marcado señala su ausencia o tiene una
interpretación más general que abarca ambos términos de la oposición.
En sus desarrollos posteriores, la marcación se extiende para aplicar-
se a las oposiciones que no son privativas. En estos casos la naturaleza
más general del término no marcado se determina por diferentes criterios
heurísticos.
Se puede concluir que el principio de la marcación resultó una idea muy
fructífera que ha encontrado múltiples aplicaciones dentro de las ciencias del
lenguaje, al igual que en otros campos que no podemos abarcar en esta
ocasión.

Bibliografía

Battistella, E. L., Markedness: The evaluative superstructure of language,


Nueva York, University of New York, 1990.
Comrie, B., Aspect, Londres, Cambridge University Press, 1976.
Ignatieva S., N., "Un estudio contrastivo de la categoría del aspecto en
español y ruso", en Estudios de lingüística aplicada, núms. 15-16,
México, 1992.
Jakobson, R., Selected writings 1, Phonological studies, La Haya, París,
Mouton, 1971.
---, Six lectures on sound and meaning, Cambridge, Mass., MIT, 1978.
---, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina Po-
morska, Barcelona, Crítica, 1981.
---, Russian and Slavic grammar studies 1931-1981, Berlín, Mouton,
1984.

78
Lakoff, G., Women, tire and dangerous things, Chicago, University of
Chicago Press, 1987.
Lyons, J., Semantics, 2 vols., Cambridge, Cambridge University Press,
1987.
Van Langendonck, "Markedness, prototypes and language acquisition", en
Cahiers de t' Institut de linguistique de Louvain, núm. 12, 1986.

79
Fonología funcional-generativa
de una lengua otomangue

Susana Cuevas Suárez*

Permítanme iniciar este trabajo con una cita de Roman Jakobson

Para evitar todo equívoco, me gustaría destacar que cuanta menos timidez
sienta el fonólogo al enfrentarse con toda la riqueza de los datos fonéticos, tanto
más fructífero resultará el trabajo; cuanto mayor sea la materia fonética que la
fonología someta a prueba y elabore, tanto mejor. Pero aquellos datos tienen
que ser en efecto elaborados fonológicamente, y, por así decirlo, no hay que
admitir dentro de la fonología, sin más, ninguna suerte de material fonético en
crudo.'

Si analizamos con detenimiento esta cita, podemos ver que efectivamente


los datos fonéticos son primordiales, o mejor dicho, sin ellos no existiría el
análisis fonológico. Pero, ¿cuánto debe el fonólogo cocer esos datos
fonéticos para que resulte la fonología? Por principio de cuentas debemos
considerar qué corresponde a la fonética y qué a la fonología para no dejar
ningún dato en crudo o semicocido.
Todo hablante de una lengua utiliza las unidades de sonido de dicha
lengua al hablar y al escuchar; obviamente esas unidades de sonido le sirven
para distinguir una palabra de otra. En infinidad de ocasiones no es fácil
distinguir las diferencias que existen en la producción de las diferentes
unidades de sonido de nuestra propia lengua. Una de las formas de notar
dichas diferencias es poniendo atención en la manera en que utilizamos
nuestros órganos de habla para producir uno u otro sonido. Lo mismo
sucede si ponemos atención en los movimientos de la boca del hablante, al
escuchar esas unidades de sonido. De igual forma podemos registrar
diferentes tipos de ondas al percibir diferentes tipos de sonidos (fonética
acústica). Para distinguir cualquiera de las dos posibilidades requeriría-
mos de un entrenamiento especializado, y de cualquier forma no nos llevaría
a determinar cuáles de estas unidades de sonido son significativas en la
lengua. Esto nos indica que para cualquier hablante no resultan importantes
cuántos son-y de qué manera se distinguen los diferentes tipos de sonidos

• Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia.


1 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Ariel, 1984 [1974], p. 99.

81
que se puedan producir en su lengua, sino todas aquellas unidades de
sonido que redunden en un cambio de significado de la cadena completa. Es
decir, cuántos y cuáles son los fonemas de su lengua.
Resuíta evidente que todo hablante nativo de una lengua posee un
conocimiento intuitivo tanto de los sonidos (objetivamente diferentes) que
son para él "iguales", como de los que no lo son. Este conocimiento cons-
tituye la base de la estructura fonológica de su lengua, pero desgraciada-
mente, este conocimiento se encuentra en la cabeza del hablante y es difícil
de penetrar, por lo que se han implementado diferentes acercamientos teó-
ricos que permitan explicar dicho conocimiento y vincularlo con los datos
físicos observables.
Como se puede constatar en una larga producción de trabajos de
diversos lingüistas, por muchos años, el concepto fonológico fundamental,
el fonema, provocó largas discusiones y diferentes definiciones, dependien-
do del enfoque que cada marco teórico ha querido darle.
Por ejemplo, fonema ha sido considerado por los mentalistas y psicólo-
gos, como un sonido ideal al que apunta el hablante. Por otro lado, el enfoque
físico considera el fonema como una familia de sonidos que debe satisfacer
ciertas condiciones básicamente fonéticas. Todo lo contrario de lo que con-
sideran del fonema los funcionalistas, quienes lo describen como una unidad
mínima de sonidomediante la que pueden diferenciarse los significados y
no consideran a los fonemas como sonidos o familias de sonidos, porque
solamente un cierto número de los rasgos fonéticos de cada sonido
interviene en la diferenciación de significados, los llamados rasgos distinti-
vos del sonido, los que constituyen el fonema correspondiente al mismo.
Los glosemáticos, por otro lado, consideran el fonema totalmente inde-
pendiente de Ias propiedades fonéticas asociadas a él.
Desde el punto de vista de Saussure, el fonema es un simple recurso
distintivo y, al igual que cualquier otro valor lingüístico, forma parte de la
lengua. Por el contrario, desde la postura de Jespersen resulta ser un
concepto típicamente formal o funcional. En contraste con todos los demás
valores lingüísticos, sin embargo, el fonema no posee por sí mismo ningún
significado positivo. Si dos palabras se distinguen una de otra por varios
fonemas o por el orden de los fonemas, la función distintiva corresponde a
los distintos fonemas y se divide por así decir entre los mismos. En este
sentido, podría considerarse que el fonema también tiene una doble cara, y
que sólo puede existir una oposición entre dos fonemas si la oposición se da
entre sus significantes. .
Es importante notar que para Saussure no cuenta el contenido fónico del
fonema en sí, sino su contraposición a los demás contenidos fonemáticos,
y esto constituye el aspecto fundamental de los estudios fonológicos. En
consecuencia, para que pueda existir una oposición real y verdadera, debe
existir otro elemento contra el cual se pueda oponer el primero. Esto no

82
quiere decir que la existencia de un elemento presupone la existencia del
otro (por ejemplo, en un sistema dado, la presencia de una vocal media an-
terior [e] no presupone, necesariamente, la presencia de una alta anterior [il).
Sin embargo, es importante considerar que las distinciones de los fonemas
se reducen a simples oposiciones binarias, pero no de cualidades
articulatorias, sino de cualidades distintivas. Por lo tanto, no son los fonemas
los elementos primarios de la fonología, sino sus cualidades distintivas. Así,
el fonema se presenta como una unidad compleja, como un haz de
cualidades distintivas y cada una de ellas resulta ser una unidad mínima e
irreductible. Dichas cualidades distintivas, así como las oposiciones, son, en
número, menores al de los fonemas en el sistema de una lengua.
Por su parte Jakobson, en sus primeros estudios, obtiene la definición de
fonema que se deriva de la de oposición, siendo considerados los fonemas
como términos de oposiciones fonémicas no susceptibles de ulterior divi-
sión. Posteriormente, en 1932, define el fonema como el "conjunto de pro-
piedades acústicas concurrentes empleadas en una lengua determinada
para diferenciar palabras de significado distinto", y considera "el conjunto de
dichas propiedades como la piedra fundamental de todo sistema fonémico".
En este proceso de definir el fonema, Jakobson acuña el término de rasgos
distintivos para la unidad indivisible, mientras que la "unidad última divisible",
hasta este momento, había sido considerado el fonema.
Teniendo como punto de partida esta nueva definición del fonema y
considerando las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas en la estructura
del lenguaje (ambas relaciones fundamentales y necesarias para todo
análisis fonológico, pues no sería válido un estudio fonológico enfocado ex-
clusivamente en una de las dos relaciones), los estudios fonológicos to-
maron otro rumbo, ya que se planteaban dos problemas diferentes: por un
lado, el análisis distribucional, al quedar relegado a una simple concatenación
secuencial, después de haber sido tan fructífero en sus planteamientos de
relaciones sintagmáticas, ten ía que extender su empleo a otra dimensión del
signo lingüístico, es decir, a la superposición de sus componentes simultá-
neos. En lo referente a las relaciones paradigmáticas, el análisis fonémico
también sufrió bastantes cambios, al resultar que la presencia de un rasgo
distintivo perteneciente a una oposición binaria implica necesariamente y
provoca la existencia del otro, es decir, el rasgo distintivo opuesto.
Como se dijo en un principio, el análisis fonológico depende única y
exclusivamente de los datos fonéticos, es por eso que la impresión subjetiva
del oyente desempeña un papel decisivo para el análisis, es decir, lo que se
percibe del fenómeno del habla es lo que determina los atributos de los
sonidos, de igual forma como son percibidos, registrados y clasificados por
el oyente, ya que ellos determinarán las relaciones entre lo físico y lo
fisiológico, pues mientras los fonemas coinciden en algunos de sus rasgos
y muestran por lo tanto una relación de mutua sobreposición, los ras-

83
gos distintivos se basan en el principio de ser verdaderas oposiciones. Es
decir, un rasgo distintivo existe solamente como un término de relación.
Así, el rasgo distintivo es definible sólo por su significante, apareado con
la función distintiva del rasgo para diferenciar el sentido, o sea, su signifi-
cado. Es así como Jakobson pudo generalizar el hecho de que todos los fo-
nemas de una lengua cualquiera pueden seccionarse completamente en
rasgos distintivos ulteriormente indivisibles, y todos ellos resultan ser me-
nores en número al conjunto de fonemas de la lengua.
Tomando en cuenta el componente fonológico de una lengua, ésta tiene
un sistema de rasgos distintivos y de sus propias reglas que los rigen y
ordenan en secuencias para discriminar palabras de significación diferente.
Es evidente, y por todos conocido, que el sistema de una lengua com-
prende tres componentes: el fonológico, el sintáctico y el semántico. ¿Cómo
interfiere uno en el otro? Es claro que estos tres componentes tienen es-
tructuras discretas, pero para los fines del análisis, ¿podemos recurrir a sus
interrelaciones para obtener los resultados esperados?
Al principio de este trabajo, en la cita de Jakobson ya lo largo del mismo,
hemos visto que la fonología se fundamenta en los datos fonéticos e
inevitablemente la fonología enlaza la fonética con la gramática, por lo que
es indispensable el tratamiento de ambos componentes para un estudio más
cabal.
En los últimos años, uno de los acontecimientos más importantes en
la teoría lingüística ha sido la aparición de la gramática generativa. Aun-
que aquí} el término gramática debe entenderse en su sentido más amplio,
es decir, que incluye todos los niveles de análisis, la fonología generativa,
que surge de las anteriores descripciones generativas, estaban enfocadas
sólamente en las estructuras sintácticas. El término generativo se refiere a
cualquier conjunto de reglas o enunciados en términos del cual sea posible
describir la estructura de un conjunto ilimitado de oraciones.
Otro sentido que el término generativo sugiere es el de gramática
"formalizada" o "explícita". Así, la gramática generativa se define como un
sistema de reglas que especifica con exactitud qué combinaciones de
elementos básicos están permitidas.
Para las descripciones generativas se han utilizado como elementos
básicos los rasgos distintivos de algún tipo. Jakobson, al acuñar el término,
es el primero que presenta un sistema de rasgos distintivos que permiten
representar tanto fonética como fonológicarnente los elementos de la
lengua, logrando así la representación fonológica uniforme de todos ellos y
prescindiendo de las diferencias fonéticas que dependen del contexto.
Entre la representación fonética y la representación fonológica se
establece una conexión mediante un conjunto de reglas que se aplican en
un orden fijo, agregando, modificando o sustituyendo rasgos distintivos. Más
adelante veremos las reglas que se aolican al amuzgo.

84
Una clasificación sistemática de los rasgos distintivos en su totalidad
permite en un determinado momento, no sólo plantear, a nivel tipológico, los
universales o cuasi universales que subyacen en la estructura fonémica de
las lenguas, sino también varios rasgos comunes a todas o casi todas las
lenguas.
Veamos ahora la aplicación de esta nueva terminología en una lengua
natural del grupo otomangue: el amuzgo. De acuerdo con la clasificación que
hace Rensch en 1976, el amuzgo es una de las siete subfamilias del
otomangue, independiente y distinta del cuicateco, del mixteco y del triqui.
El amuzgo es una lengua que tiene poca distribución de hablantes, en doce
pueblos del estado de Guerrero y dos en el estado de Oaxaca. El que nos
ocupa ahora, es el amuzgo de San Pedro Amuzgos, Oaxaca.
El amuzgo consta de 26 segmentos de las formas básicas divididos en:
once consonantes / t, 1. Q s, S, ft" e, m, n, 1, k /; una semiconsonante / y /; dos
deslices/', h/; siete vocales orales/i, u, e, E, o, 0, a/y cinco vocales nasales
/1, IJ, ~, Q, ª/.
Una de las postulaciones básicas de la fonología generativa es que una
palabra está compuesta de segmentos discretos, lo que nos permitirá
apreciar cuánto la fonología tiene sus fundamentos en la fonética.
Resulta ser una gran ventaja el ver los segmentos fonológicos de una
lengua como miembros de grupos que comparten similitudes de rasgos, en
lugar de verlos como entidades indivisibles. Esto nos permitirá reconocer la
relación o relaciones existentes entre los miembros de cada grupo mostran-
do sus respectivos rasgos distintivos. Veamos esto con sonidos del amuzgo:

t k n

oclusiva oclusiva nasal


alveolar velar alveolar
sorda sorda sonora

Así podemos comparar segmentos por sus semejanzas o por sus diferen-
cias: por ejemplo t y k son ambas oclusivas, sordas que difieren en el punto
de articulación; t y n se asemejan en el punto de articulación alveolar,
mientras que difieren en los otros dos rasgos. Idealmente los rasgos deben
cubrir las siguientes funciones:

• Deben ser capaces de describir el sistema fonético (una función fonética).


• En un nivel más abstracto, deben servir para diferenciar las entradas
léxicas (tener una función fonémica).
• Definen clases naturales, es decir, todos los miembros de un grupo deben
estar sometidos por los mismos procesos fonológicos. Sin embargo, es

85
difícil encontrar grupos en los que todos los segmentos que los conforman
cumplan con estos tres requisitos.

Los tipos de rasgos que conforman un sistema pueden ser de dos tipos:
a) aquellos que son parejas y que se definen por la presencia o ausencia del
atributo; y b) los que representan valores en una escala.
En el cuadro 1 se muestran los segmentos consonánticos del amuzgo
con sus respectivos rasgos distintivos; en el cuadro 2, los vocálicos.
Siendo que los rasgos deben categorizar todos y cada uno de los ele-
mentos contrastivos de la lengua, deben contener en ellos todos los con-
trastes suficientes. De esta forma los rasgos utilizados para mostrar el
sistema del amuzgo son sólamente 16, ya que con ellos se puede ver el con-
traste de todos y cada uno de los segmentos, tanto vocálicos como
consonánticos.
La notación binaria es ideal para todos los rasgos, indicando presencia
o ausencia. El sistema binario, como ya se dijo, fue introducido por Roman
Jakobson y recalca que "la escala dicotómica es sobrepuesta por la lengua
sobre los sonidos". De acuerdo a la propuesta por Jakobson, los rasgos
distintivos pueden ser de varios tipos: articulatorios, acústicos o por relacio-
nes perceptuales. Los rasgos deben ser adecuados par? representar o
caracterizar todos y cada uno de los elementos de la lengua en cuestión,
además de caracterizar las diferencias existentes entre diferentes lenguas.
El sistema de rasgos debe proveer una clase natural apropiada para
poder dar cuenta de los cambios fonológicos. Todas estas características
del sistema deben mostrar la relación existente entre la clase natural y el
número reducido de rasgos con la máxima simplicidad posible.

Cuadro 1
MATRIZ DE CONSONANTES

k k b s s rt e m n w y h

Consonántico + + + + + + + + + + + +
Vocálico +
Sonorante + + + + + + +
Anterior + + + + + + + + + + +
Coronal + + + + + + + +
Posterior + + +
Alto + + + + + +
Bajo + +
Solt, ret. + + + + .+ +
Continuante + + + -+ + + +
Estridente + + + +
Sonora + + + + + +
Nasal + +
Lateral +
Redondeado + +

86
Cuadro 2
MATRIZ DE VOCALES

u e E o O a y f} 9 SI

Consonántico
Vocálico + + + + + + + + + + + +
Posterior + + + + + + +
Bajo + +
Alto + + + +
Nasal + + + + +
Redondeado + + + + +
Tenso + + + + + + +

Otra de las aportaciones de Roman Jakobson en este terreno, son los


conceptos marcado y no marcado que refuerzan las oposiciones binarias
lógicas, en relación a la presencia o ausencia de un rasgo. En la notación de
marcación, habitualmente, la forma no marcada tiene un sentido más ge-
neral o normal, el menos complejo, el neutro, en otras palabras, indica el
estado esperado con respecto a determinada oposición, o aparece en una
gama de contextos más amplia que la forma marcada.
El amuzgo presenta pocos segmentos marcados: contrastando los
segmentos con el rasgo consonántico, los deslices y la semiconsonante
(que presentan la ausencia de dicho rasgo) resultan ser marcados conso-
nántico en relación al resto de los segmentos.
Teniendo en cuenta que las diferencias fonéticas significativas son
aquellas que caracterizan el control nativo de la lengua, nuestro interés,
entonces, se encuentra en dichas diferencias fonéticas ya que algunas de
ellas sirven para diferenciar formas. De igual forma, debemos prestar aten-
ción en que los fonemas también pueden tener diferentes realizaciones
fonéticas (alófonos).
La diferencia que existe entre fonemas y alófonos nos permite reconocer
los niveles de representación fonológica: el nivel de pronunciación o lo que
tradicionalmente conocemos como fonética y el nivel de contraste u oposi-
ción, el fonémico.
Es importante reconocer que lo que llamamos representación fonética
no es una representación de la fonética física, ni un registro del mecanismo
articulatorio en movimiento, ni una señal acústica, sino que es una represen-
tación en la que el habla es vista como una secuencia de segmentos dis-
cretos que pueden diferir de uno a otro sólo en un número limitado de formas.
Una representación fonética de una lengua particular indica la variación que
es parte de las normas alofónicas reconocidas, por lo que el nivel fonéti-
co es en sí una abstracción significativa de la fonética física.
Si una representación fonética es más abstracta que un registro fonético
físico, una representación fonémica es aún más abstracta, y por lo tanto
indica menos detalles fonéticos. La representación fonémica está relaciona-

87
da con la fonética por medio de reglas. Veamos aquí la regla de sonorización
en el amuzgo, de la cual se desprenden los alófonos de los fonemas pre-
sentados:

[iJ n_
[V_V]

[e]

De acuerdo con los rasgos distintivos de cada segmento, la regla quedaría


de la siguiente manera:

e
- cont.]
- estro
[ - red.

c_ - cont.}
- voc. _ V
+ cont.]
+ estro --~) l+ sonora] l+ nas.] { - cont.
[
- alto

- cont.]
+ estro
[ + alto

Por otro lado, los fonólogos generativistas consideran que el nivel fonoló-
gico no es lo suficientemente abstracto y que está muy cerca del nivel foné-
tico. Veamos esto en un ejemplo del amuzgo: tomemos las palabras kié'io
"armadillo" y king'io "armadillos"; donde kié'io está formado de ki-, mar-
cador de animal + é'io raíz de armadillo. Si comparamos ambas formas,
notaremos que la consonante inicial de la raíz tiene una realización diferente
le/y IQ/. Entonces tenemos un tipo de representación abstracta como
Iki + é'iot Y Iki + n + g'iol.
Esta representación muestra expl ícitamente que tenemos la misma raíz.
Sin embargo, no podemos considerar que lel y IQI son variantes de un mismo
fonema Ixl, precisamente porque ambos son identificados, en amuzgo, de
manera diferente.

88
Este tipo de transcripciones no es verdaderamente fonémica (según el
nivel fonémico hasta ahora reconocido), sino que representa un nivel más
alto de abstracción. Tales representaciones son conocidas en fonología
generativa como fonémica sistemática, en contraste con la tradicional
fonémica, que es considerada por la fonología generativa como fonémica
autónoma o fonémica taxonómica.
Ahora veamos esto en el amuzgo con los siguientes ejemplos:

kió'io "armadillo" kinQ'io "armadillos"


tEeu' "mamey" tEnQu' "mameyes"
kici "águila" kinQi "águilas"
eu "año" nQu "años"

Regresando al ejemplo de "armadillo", podría parecer también que [Q]


sería una representación alofónica de lel en todos los casos en que se
encuentra precedida por una nasal. Sin embargo, como vimos en la regla
anterior de sonoridad, la representación alofónica de lel en un contexto
[+nasal)_, cambiaría a su correspondiente sonora, es decir, [J).
¿Qué es lo que esta sucediendo entonces aquí? Algo muy simple: que
existen otras reglas previas a la de sonorización y son las que se aplican para
la formación de plurales, que en amuzgo es a través del prefijo n-o Así
tenemos que, para poder aplicar esta regla de sonorización debemos aplicar
previamente la regla de oclusión que a continuación se presenta:

1
/ n_

Esto, traducido a una regla de rasgos distintivos será:


( ,) V

C e / C_ (C) V

+estr'1 -estr'1 [+nas.] -conS'1


-cont. -alto -cor. -voc.
[ +alto. [ +cor. [ -cont.

Con estos ejemplos vemos que en el caso del amuzgo, la aplicación de


reglas no puede ser arbitraria o libre, sino que requiere de un orden especí-
fico para obtener formas superficiales que sean realmente como en el habla
natural, en otras palabras, el estado final que reconocen todos los hablantes
del amuzgo.

89
Con los implementos de la fonología generativa podemos tener acceso
a toda esta información que se encuentra inconscientemente en la cabeza
de los hablantes exclusivamente. Las reglas que veremos a continuación
son el resultado de la aplicación del análisis generativo a los datos fonéticos
recopilados con los hablantes del amuzgo.
El amuzgo presenta doce reglas que deben aplicarse, cuando son va-
rias, en el orden establecido. Aquí sólo mostraré algunas de ellas:

Regla de desibilización

C_C

[+ nas.]

Regla de cambio de s
C_C

C
¡- estr.]
+ ant. /
¡-
+ nas.] red. ]
[ + cor. + post.
+ alta

rL ++ estro
cont.
j
l
-7

/[+ ~a~]
[~~~~t] + coro

Regla de oclusión

C ~ C / e _ (C) v

+ estr.]
- cont.
[ + alto
[- estr.j
- alto
+ cor.
[~~~:~.]
[:~~~] - cont.

90
Regla de pérdida de t

+ cor.]
[ + ant. ~/ _C

+ cor.]
[ + ant.
~/_t
Regla de asimilación de nasales

l+ nas.] n~ {~}
'l
/ =~ 1, d, Q, s, z, /:, J
_k, g

Ejemplos:

Para formar el plural de zopilotes se aplica la regla de desibílización, luego


la regla de pérdida de t; y por último la regla de sonorización:

n-es-i-'e ~ ntt'e ~ nt'e ~ nd'e

Para formar la palabra "hermanos mayores" se aplica la regla de oclusión;


luego la regla de sonorización; y por último la regla de asimilación de na-
sales:

n+ siO ~ nkiO ~ ngiO ~ ~giO.

Bibliografía

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91
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Ruwet, Nicolas, Introducción a la gramática generativa, México, Gredos,
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Schane, Sanford A., Generative phonology, Englewood Cliffs, Nueva Jer-
sey, Prentice-Hall, 1973.

92
La terminología del parentesco
en San Antonio Enchisi

Francisco Barriga Puente*

Cuando uno se ubica en la región donde se entreveran la lingüística y la


etnología, en aquel espacio donde el lenguaje y la cultura interactúan con
mayor intensidad, no se puede sino pensar que la palabra cotidiana es la
gran ordenadora de la experiencia y que toda lengua constituye una fragua
de cosmovisiones. Cuando uno observa la mar de pueblos desde la atala-
ya de la etnolingüística, es inevitable suponer que una de las mejores
maneras de acceder a los vericuetos conceptuales de las diferentes socie-
dades es, justamente, a través del estudio de los distintos campos semánti-
cos que nos ofrecen sus vocabularios. Cuando uno cae en el garlito de la
diversidad y del relativismo, entiende por qué durante siglos se han multipli-
cado los estudios de la terminología del parentesco.
Ciertamente, hombres de todas las épocas y de las más diversas con-
diciones se han aventurado en el laberinto de la consanguinidad, de la
alianza y de la filiación. La mayoría de estos exploradores se han extraviado
entre la maraña de los datos o han sido devorados por el minotauro de los
prejuicios. Sin embargo, otros se han acercado a la salida. Algunos han pro-
cedido con el mismo espíritu detectivesco de fray Guillermo de Baskerville
en la biblioteca benedictina, y se han empeñado en descifrar los criptogramas
parentales sin más herramienta que su intuición y su capacidad de deduc-
ción. Otros han considerado que desde el principio hay que ubicarse en el
corazón mismo del dédalo y analizar la cuestión con la lógica del nativo, ser
fieles al método del observador-participante. Finalmente, los más conspi-
cuos se han internado en el problema llevando consigo, cual hilo de Ariadna,
una versión adaptada del estructuralismo lingüístico, específicamente del
modelo que Jakobson concibió en Rusia, depuró en Checoslovaquia,
resumió en Escandinavia y consolidó en Estados Unidos.
Sin duda, el hito más importante de la antropología estructural guarda
una estrecha relación con las concepciones científicas del académico
moscovita. Entonces, no es casual que en 1945 Lévi-Strauss haya afirmado
que los fenómenos de parentesco son del mismo tipo que los fenómenos

* Escuela Nacional de Antropología e Historia.

93
lingüísticos, como tampoco lo es que el etnólogo en cuestión haya recono-
cido en Jakobson a su principal fuente de inspiración teórica. Así pues,
resulta ocioso a estas alturas insistir en los vínculos que atan al estructuralis-
mo antropológico con el lingüístico. En todo caso, puede ser más ilustrativo
ubicar las ideas en su contexto histórico y orientar la exposición al análisis
particular de la terminología del parentesco, sin olvidar que el tema, en
general, también se desarrolla en otros campos y en otros planos.
Bajo este plan, primero cabría señalar que en nuestro continente los
estudios de parentesco arrancaron, junto con los esfuerzos evangelizado-
res de los misioneros católicos, en el mismo siglo XVI. Esta primera etapa
se extendió a todo lo largo del periodo colonial y, prácticamente, no hubo
gramática, arte, diccionario y vocabulario de la época que no registrara en
sus páginas algunos términos de parentesco, o que incluso dedicara un
apartado especial al tema de la nomenclatura familiar. Empero, no fue sino
hasta el siglo XIX cuando se intentó superar dicha etapa de recolección de
términos sueltos -la cual necesariamente ofrecía una visión fragmentaria
del problema- para acceder a un estadio de análisis de conjunto, capaz de
proporcionar una perspectiva integral de los diferentes sistemas de paren-
tesco.
Al respecto, hay que señalar que el primer paso en firme lo dio, sin duda,
Lewis Henry Morgan, al advertir que los indios séneca del extremo noreste
de los Estados Unidos utilizaban el mismo término para designar tanto a "mi
padre", como al "hermano de mi padre", al "hijo del hermano del padre de
mi padre", y hasta al "hijo del hijo del hermano del padre de mi padre". O sea
que, aquel legendario abogado venido a etnólogo descubrió que, desde el
punto de vista de los séneca, todos los hermanos de mi padre -propios y
colaterales- son padres míos, lo cual por añadidura significa que todas las
esposas de mis diversos hermanos son tan esposas mías como de ellos.
Buscando una explicación para este hecho, Morgan se dio a la tarea de
estudiar un buen número de estructuras familiares, pertenecientes a una
gran variedad de sociedades humanas, documentadas en todos los rinco-
nes del planeta. No hace falta añadir que el enfoque teórico de esta in-
vestigación fue el del evolucionismo lineal, propio del positivismo de aquellos
años, el cual postula una correspondencia unívoca entre el supuesto nivel
de cultura y el tipo de sistema familiar existente.
Según consigna la historia, el golpeteo empirista de la antropología
cultural minó, poco a poco, las posiciones teóricas de los evolucionistas. En
esta ofensiva fue una pieza clave Alfred Kroeber, quien como buen discípulo
de Boas estaba convencido de que toda sociedad debería ser definida en
sus propios términos y de que la mejor manera para introducirse en las
culturas era mediante el conocimiento adecuado de sus lenguas. De allí que
el científico de Hoboken, Nueva Jersey, haya mostrado un interés particu-
lar en explorar la dimensión lingüística del parentesco. Al respecto, cabe

94
subrayar que Kroeber esbozó una batería de rasgos que a la postre sirvi-
eron de base para establecer el análisis componencial de los términos de
parentesco.
Sin embargo, el tiro de gracia contra Morgan y sus exégetas lo disparó
Robert R. Lowie, quien en la década de los veinte problematizó y cuestionó
la sucesión cronológica de los sistemas de parentesco atestiguados, se
manifestó de manera radical contra la idea de que las sociedades progresan
unidireccionalmente de un estado de salvajismo a uno de ilustración y, por
si fuera poco, se declaró escéptico en cuanto a la posibilidad de formular
cualquier ley histórica-social. Para ello blandió las espadas de la difusión, de
la evolución independiente y de la evolución convergente. Es decir, conside-
ró que el devenir de los fenómenos culturales, además de singular, resulta
ser una cuestión muy compleja, debido a la multiplicidad de factores que
inciden en ellos.
La debacle conceptual del evolucionismo ramplón, hizo necesario for-
mular nuevas teorías que pudieran dar cuenta de las distintas formas
utilizadas, por la constelación de pueblos, para organizar y regular su
universo cultural, en términos generales, y el parental, en lo particular. Fue
así como, entre las dos grandes guerras, surgieron en el horizonte de la
antropología un puñado de "ismos", media docena de marcos teóricos,
sustentados en otros tantos cortes epistemológicos, y que iban de lo relativo
a lo estructural, pasando por lo funcional. Aquí es obligado referirse al
cuarteto de antropólogos que durante este periodo dejó caer el peso de su
influencia sobre el campo de la parentología: Bronislaw Malinowski, quien,
dicho sea de paso, siempre vio con cierto desdén el estudio de lo que él
denominó "el álgebra del parentesco"; Alfred Radcliffe-Brown, que sostenía
la tesis de que la distribución de los términos era paralela a la distribución de
los derechos y obligaciones de los miembros de la familia; George Peter
Murdock, quien por una parte sistematizó los estudios transculturales sobre
la materia, y por la otra validó la universalidad de la familia nuclear; y Clau-
de Lévi-Strauss, que, como ya se dijo, asimiló la influencia de Jakobson,
inauguró la antropología estructural, y dejó la puerta abierta para seguir
trasladando modelos y concepciones propios de la lingüística, al campo de
la etnología.
Así la situación, resultó natural que tras tres décadas de caracoleo
intelectual, algunos investigadores del parentesco retomaran el hilo que
Kroeber había dejado suelto medio siglo atrás y volvieran a la carga es-
grimiendo, una vez más, el análisis de la terminología. Ello se debió, prin-
cipalmente, a que se revaloró el supuesto de que los vocablos con que se
designaban a los distintos medios de la familia constituían un "ábrete
sésamo" que permitía el acceso a los sistemas. Y puesto que la materia
prima del análisis eran los datos léxicos, entonces se consideró conveniente
utilizar la herramienta de la lingüística. En este sentido, es menester señalar

95
a un par de autores cuya importancia radica, precisamente, en la manera
como incorporan al análisis del parentesco algunos conceptos y recursos
formales propios de la ciencias del lenguaje y que son, específicamente, los
que de alguna manera servirán de base para examinar el sistema mazahua.
El primero de ellos es Floyd G. Lounsbury quien, de algún modo influido
por la GGT de los sesenta, plantea la existencia de un conjunto de términos
de parentesco primarios (P, M, Hno, Hna, Eo, Ea, hjo, hja), que aunados a
un par de designadores sexuales (ó S?) constituyen una base de forma-
ción sobre la cual es posible aplicar aquellas reglas de reescritura que
permiten obtener los términos secundarios, terciarios, cuaternarios, etcéte-
ra. Dicho de otro modo, en este modelo se conciben los diferentes productos
parentales como el resultado de una serie de transformaciones aplicadas
sobre los miembros del conjunto primario. Al respecto, es importante seña-
lar que el propio autor ha calificado su enfoque de murdockiano y ma-
linowskiano, a la vez. Murdockiano, porque reconoce la importancia y
universalidad de la familia nuclear. Y malinowskiano, porque extiende las
relaciones primarias de parentesco, mediante una red compleja de lazos,
hasta alcanzar a los parientes más alejados.
El segundo autor es Ward H. Goodenough, quien propone tratar a los
sistemas de parentesco como a cualquier otro campo semántico, o sea,
establecer una serie de rasgos pertinentes para la interpretación del signi-
ficado de los términos y verificar su valor para cada uno de los miembros del
conjunto, de forma tal que las distintas piezas léxicas del paradigma queden
definidas por la intersección de las variables discriminatorias planteadas.
Al colocar estos enfoques en la balanza de las consideraciones, el fiel
reconoce que no son excluyentes entre sí y que, en realidad, más bien son
complementarios, pues mientras el primero aborda el problema con un
espíritu sintético, el segundo lo hace con uno analítico. Efectivamente,
mientras Lounsbury se empeña en integrar los términos y explicitar sus
reglas de transmutación, Goodenough se esfuerza en disecarlos y descom-
ponerlos.
A continuación, con ayuda de algunos elementos del aparato descrip-
tivo esbozado, se abordará el examen de la terminología de parentesco
mazahua, particularmente la del dialecto de San Antonio Enchisi, población
ubicada al norte del Estado de México, en el municipio de Atlacomulco. Una
vez delineado el conjunto de vínculos y conexiones de los miembros del
paradigma, se intentará caracterizar la estructura familiar desde una pers-
pectiva tipológica más amplia. Para ello, cuando se considere pertinente, se
harán notar algunas precisiones del sistema que vengan bien al propósito.
Pero antes de proceder cabe participar que, conforme a lo dictado por
el sentido común, el punto de partida de este trabajo consistió en levantar el
inventario léxico del sistema en cuestión. Al respecto, hay que señalar que
con la cooperación de los informantes se lograron elicitar un total de 35

96
términos. Acto seguido y al tenor de la propuesta de Lounsbury, se pasó a
ordenar el caudal de vocablos reunidos de acuerdo con el número de
términos empleados en su formación y con el uso necesario de designado-
res sexuales. Así, de entrada, se identificaron seis términos primarios puros:

1 xio'o P
•..•• l.

2 n+ + M
3 siYa Eo
4 su'u Ea
5 ci'i hjo
6 sunti'i hja

Asimismo se reconocieron otros cuatro términos primarios, pero diferentes


a los anteriores en la medida en que su formación contemplaba la presencia
obligatoria de un designador sexual. Estos cuatro términos corresponden al
conjunto de los hermanos y cabe agregar que tres de ellos tienen además
una acepción terciaria:

7 mitru'u c5Hno
8 inyom+ S? Hno, S? hjo Hno (a) P(M)
9 khu'u c5 Hna, c5 hja Hno (a) P(M)
10 ti'fE S? Hna, S? hja Hno (a) P(M)

Del mismo modo se registraron 22 términos secundarios, de los cuales


cuatro son claros préstamos del español:

11 lande P(M) P(M)


,
12 nyaa P Eo(a)
13 kO'O M Eo
14 éo'o M Ea
15 xdnxio'o EoM
,-
16 mene Eo hja
17 xdna Ea P
18 kho'o Ea hjo
19 bE'pe Ea Hno
20 xE'tri hjo Eo(a)
21 bE'ce hjo(a) hjo(a)
22 sobrino hjo Hno(a)
23 xE'trife hja Eo(a)
24 sobrina hja Hno(a)
25 tio Hno P
26 be 'e HnoM
27 mE'E Hno Eo

97
28 cio'o Hno Ea, Eo Hna
.,.
29 XI I Hna P
30 éi'si Hna M
v.
31 mur+ Hna Eo
32 {toros.+- Hna Ea

Finalmente, la lista se completó con tres términos terciarios, de los cuales los
dos primeros constituyen los únicos ejemplos de terminología descriptiva, y
el último, a semejanza de los otros términos para hermanos y primos
referidos en 7, 8, 9 Y 10, también requiere para su formulación un designa-
dor sexual:

33 bosalande P(M) P(M) (PM)


34 bos bE'ce hjo(a) I')jo(a) hjo(a)
35 t):'.+-'.+- c5 hjo Hno(a) P(M)

El análisis componencial de este vocabulario se puede resolver, conforme


a las orientaciones de Goodenough, si excluimos los términos propios de las
familias compuestas, a saber: 15,17,20 Y 23. Una vez podada la nomen-
clatura, basta con entretejer los rasgos distintivos que se señalan a conti-
nuación: la generación a la cual pertenece el pariente en cuestión, con
respecto a ego; su ubicación en línea directa, colateral paterna o colateral
materna; la afinidad, donde hay que distinguir entre los parientes del
cónyuge y los cónyuges de los parientes; finalmente, el sexo del hablante y
el sexo del pariente referido.
La representación gráfica de este análisis ayuda, por una parte, a
obtener una visión panorámica del sistema estudiado, y por la otra, a poner
de manifiesto sus características más relevantes. En este caso particular,
amén de la impresión de conjunto, el recurso visual hace que afloren algunas
particularidades que destacamos en el diagrama 1.
En primer lugar, que los términos 8, 9 Y 10 se extienden por la fila
correspondiente a la generación de ego, desde la columna de los parientes
lineales, hasta la de los colaterales paterno y materno. Este abarque,
aunado al hecho de que 22 y 24 son préstamos del español, ha provocado
que el sistema mazahua, en algunas ocasiones, haya sido tipado como
hawaiano. Sin embargo, no hay que caer en sobresimplificaciones, ni con-
fundir la presencia de un rasgo con la estrategia ordenadora y el esquema
general del complejo parental. Para resumir los hechos en su justa dimen-
sión, es menester contar con una tipología más completa y sistemática.
Porque, efectivamente, hay un mar de diferencias entre extender hasta los
primos, tres de los cuatro términos de hermanos, como lo hace el mazahua
de Enchisi, y designar a todos los hombres y mujeres de cada generación
con términos iguales, tal y como lo hace el hawaiano.

98
Diagrama 1

Línea Colateral Colateral Pariente del Cónyuge del Cónyuge


directa paterno materno cónyuge pariente
Ó ~ Ó ~ Ó ~ Ó ~ Ó ~ Ó ~

G3 33

G2 11

Ó 14
G1 1 2 25 29 26 30 12
~ 13

Ó 7 9 35 9 35 9 28 32
GO 28 19 3 4
~ 8 10 8 10 8 10 27 31

G-1 5 6 22 24 22 24

G-2 21

G-3 34

Otra particularidad digna de ser mencionada es que en la generación de los


padres se presenta una colateralidad bifurcada, y en la cual los parientes
también son distinguidos por su sexo. Al parecer, esta cuádruple clasifica-
ción de los tíos se ha perdido ya en la mayoría de los dialectos, sin embargo
ha sido reconstruida para el proto-otopameano, tanto en el nivel léxico,"
como basado en el análisis componencial. 2
Finalmente, hay que destacar el grado de desarrollo alcanzado en la
subestructura de los cuñados. Ciertamente, el mazahua de Enchisi tiene
cinco términos, allí donde el español sólo tiene dos. Dichos términos

1 Herbert R. Harvey, Términos de parentesco en el otamangue: reconstrucción preliminar de


algunos sistemas de términos de parentesco en el grupo lingüístico otomangue, México, INAH, 1963;
William R. Merriefield, Proto-otomanguean Kinship, Dalias, International Museurn of Cultures, 1981.
2 Patricia Casasa García, "Parentesco proto-otomangue: reconstrucción con base en el análisis
componencial", en Estudios lingüísticos en lenguas otomangues, México, INAH (Científica, 68), 1979,
pp. 25-30.

99
distinguen: (19) la esposa del hermano, de (27) del hermano del esposo, de
(28) del hermano de la esposa o el esposo de la hermana, (31) la hermana
del esposo, y de (32) la hermana de la esposa. Empero, el inventario de esta
región del sistema se queda corto cuando se compara, por ejemplo, con el
del seri, lengua hokana de la costa de Sonora que cuenta con doce términos
para diferenciar a los cuñados. Y aquí, es oportuno recordar la insistencia de
Lévi-Strauss en cuanto a que la relación de los cuñados constituye la piedra
de toque alrededor de la cual se articulan las estructuras de parentesco, las
cuales en su forma mínima suponen la red de relaciones que se dan entre
un hermano, una hermana, un cuñado y un sobrino. Según este autor, la
expresión más diáfana de estas relaciones se presenta en el avunculado, el
cual comprende cuatro oposiciones ligadas entre sí: la de hermano/herma-
na, la de esposo/esposa, la de padre/hijo y la de tío materno/hijo de la
hermana. Este póker de oposiciones llega a estar de tal forma engranado
que la relación entre tío materno y sobrino es a la relación entre hermano y
hermana, como la relación entre padre e hijo es a la relación entre marido
y mujer. La conexión es tan directa que basta con caracterizar a dos de las
oposiciones para predecir las restantes.
Si Lévi-Strauss tiene razón en cuanto a la constitución del átomo de
parentesco, entonces existe un buen pretexto para emprender un estudio
translingüístico de la terminología de los cuñados, pues existe la posibilidad
de que la estructura particular del subcampo de los cuñados tenga im-
plicaciones en la configuración total del sistema.

Bibliografía

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con base en el análisis componencial", en Estudios lingüísticos en
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101
El complemento indirecto en español:
una diferencia entre adjunto y complemento

Sergio Bogard Sierra*

Introducción

La determinación del carácter léxico de un verbo en términos de transitivo,


bitransitivo o intransitivo refleja, como es bien sabido, los postulados del
Principio de Proyección. En este contexto, el verbo proyecta una estructura
sintáctica básica que viene a ser la expansión de sí mismo como núcleo,
junto con los argumentos que como pieza léxica subcategoriza. Así, por
ejemplo, el significado dellexema traer demanda tanto al actor o agente que
lleva a cabo lo denotado por ese verbo, como al tema o paciente -lo traí-
do- y, en consecuencia, proyecta una estructura sintáctica básica del tipo:

1. Juan trae los libros

en la que la expansión de la frase verbal (FV) se produce mediante la


incorporación de un argumento demandado léxicamente por su núcleo, es
decir, de un complemento, y que por ser generado dentro de la misma
proyección del núcleo se conoce como argumento interno.
En contraste, las expansiones mayores de la estructura sintáctica básica
que antes utilicé como punto de referencia, se producen incorporándole
constituyentes cuya pertinencia semántica dependerá del contexto discursivo
en que se produzcan, pero en las que no intervendrá la subcategorización
léxica del núcleo:

2. Juan trae los libros en el coche

El significado del verbo traer no implica el medio en que se realiza lo


denotado por él. Este tipo de constituyente es, en principio, opcional, y se
conoce como adjunto.
El desarrollo de este trabajo tiene como fondo la distinción entre dos tipos
de verbos: transitivos (vtr) y bitransitivos (vbitr). Como se sabe, los vtr

* Escuela Nacional de Antropología e Historia.

103
obligan la presencia de una frase nominal (FN) como complemento, en tanto
que los vbitr, por su parte, subcategorizan dos complementos. Véanse unos
ejemplos de oraciones con este segundo tipo de verbo:

3. a. Juan le dio unos juguetes al niño


b. ?Juan dio unos juguetes
c. * Juan le dio al niño
4. a. Juan puso los libros sobre la mesa
b. * Juan puso los libros
c. * Juan puso sobre la mesa
5. a. Juan trata con gentileza a sus alumnos
b. * Juan trata a sus alumnos
c. * Juan trata con gentileza

El objeto de este trabajo es analizar, aunque sea brevemente, la estructura


sintáctica que proyectan los verbos bitransitivos del tipo dar, ofrecer,
lastimar, que subcategorizan un objeto directo (OD) y un complemento
indirecto (el). La cuestión aquí es considerar qué tipo de estructura sintáctica
proyectan: si [v' V FN FP], con una ramificación ternaria, o bien [v' [v' V FN]
FP], especialmente con el fin de determinar el estatus sintáctico que,
derivado de los problemas de la subcategorización, tiene el CI. Presentaré
argumentos sintácticos, así como argumentos relacionados con la asigna-
ción composicional de papeles temáticos (papeles-e) que me permiten, en
un primer análisis, inclinarme por la segunda opción, la cual plantea el
problema de si estructural mente hablando el CI es un adjunto aun para los
vbitr, o bien, es posible pensar que un complemento no necesariamente ha
de ser hermano de su núcleo.

Argumentos sintácticos

En este apartado explicito mi perspectiva de que la frase prepositiva (FP)


correferencial con el clítico le en la tercera persona de singular ocupa en la
estructura-P la posición de hermana del nodo en que confluyen el núcleo (v)
y su complemento OD (FN), incluso en el caso de los vbitr. Consideraré la
mencionada FP en ejemplos de construcciones bltransitivas como:

6. a. Juan le dio unos juguetes al niño


b. Juan le lastimó el brazo a su contrincante
c. Juan le puso gasolina al coche

104
transitivas como:

7. a. Le apagué la televisión a mi hijo


b. Juan le trajo los libros a María
c. Aquel tipo le arrancó el espejo al carro

e intransitivas que subcategorizan dativo como:

8. a. A la señora le afectó la humedad


b. Al niño le dio el sarampión
c. A Juan le gusta el café

Como se sabe, complementos y adjuntos en lenguas como el español son


tipos de modificadores 1 que, en condiciones normales, se posponen al
elemento modificado. Los complementos son directamente subcategorizados
por su núcleo rector y por lo tanto están fuertemente relacionados con él, es
decir, le son "internos" en términos de Chornsky:" mientras que, a diferencia,
los adjuntos son modificadores del núcleo expandido." Dicho de otro modo,
la categoría nuclear X y su(s) complemento(s) integran un constituyente
expandido X-barra (X'), el cual puede ser modificado por un elemento "ex-
terno" o independiente" de X, que, a su vez, se puede expandir recursiva-
mente en un constituyente X'.
En este punto pretendo ofrecer algunos argumentos que me permitan
generalizar para la FP de el el estatus de hermana del constituyente V' del
que son hijos V y su complemento, es decir, pregunto, ¿el de adjunto? Esta
perspectiva, en principio, debe considerar la posibilidad de que esa estruc-
tura sintáctica se pueda sostener tanto para los vbitr, como dar, como para
los verbos intransitivos (vintr) de el, como gustar.
Veamos primero la estructura de verbos como dar. De este tipo de
verbos se ha dicho que subcategoriza dos complementos: una FN y una FP,
y por lo tanto su estructura sintáctica sería

9. [V" [Esp V' [V FN FP]]]

1 En la medida de que los complementos son constituyentes subcategorizados. en sentido estricto


sólo los adjuntos son modificadores. Sin embargo, a falta de un término que englobe ambos tipos de
elementos, utilizo el de "modificador" en un sentido general. .
2 Véase Noam Chomsky, Aspects ot the theory ot syntax, Cambridge, Mass, MIT, 1965, p. 105.
3 Sin perder de vista la posibilidad planteada por la teoría de X', de que la expansión del núcleo sea
el núcleo mismo, es decir, [X' [X]].
4 Elemento independiente en el sentido de que puede aparecer libremente como modificador de
cualquier categoría X'.

105
Si esto es así, la FP de CI de los vbitr tendría que mostrar un comporta-
miento sintáctico que confirme su estatus de hermano de v y FN, diferente
del que tiene cuando aparece con vtr. Un posible argumento en favor de la
distinción entre complementos y adjuntos verbales es la elipsis:

10. a. Juan [le dio unos juguetes al niño] y yo también


b. Juan [le dio unos juguetes] al niño y yo a sus primos
11. a. Juan [le lastimó el brazo a su contrincante] y yo también
b. Juan [le lastimó el brazo] a su contrincante y yo a otro
12. a. Juan [le puso gasolina al coche] y yo también
b. Juan [le puso gasolina] al coche y yo a la camioneta

Ahora los ejemplos con vtrs:

13. a. [Le apagué la televisión a mi hijo] hace un rato y Juan también,


pero hace un momento
b. [Le apagué la televisión] a mi hijo y Juan al suyo
14. a. Juan [le trajo los libros a María] y yo también
b. Juan [le trajo los libros] a María y yo a los demás
15. a. Ese tipo [le arrancó el espejo a.1 coche] y su cómplice también
b. Ese tipo [le arrancó el espejo] al coche y su cómplice a la ca-
mioneta.

De estos ejemplos se desprende que son constituyentes del nivel V'slos que
pueden elidirse." Como se ha podido observar, si en construcciones coordi-
nadas existe la opción de elidir la misma clase de constituyentes, tanto en
las que proyectan los vbitrcomo en las que proyectan los vtr, es decir, son
posibles las construcciones coordinadas

[verbo X Y ] Y [0 ...]
[verbo X Y ] Y [0 Y ...]

entonces no parece justificable proponer dos estructuras sintácticas diferen-


tes para las construcciones en que aparece la FP de CI: para los vbitr [v' V FN
FP], Y para los vtr la estructura [v' V FN] que se complementa con la
FP adjunta y por tanto opcional:

5 Jackendoff señala que son constituyentes del nivel V' los que pueden sustituirse (véase Ray
Jackendoff, X' Syntax: A studyof phrase structure, Cambridge, Mass., MIT, 1977, p. 58). En nuestro caso
la sustitución por cero o elipsis confirma esa observación.
6 Esto de alguna manera concuerda con la regla de elisión que proponen Akmajian, Steele y
Wasow, formulada en los siguientes términos: "Delete N", n ~ /1. Optional". En la que se presupone
que VD es la categoría nuclear (en términos de X' sería V) (Adrian Akmajian, Susan Steele y Thomas
Wasow, ''The category AUX in Universal Grammar", en Linguistic Inquiry, núm. 10, Cambridge, Mass.,
1970, pp. 15-16 Y 21-22.

106
16. [V' [v' V FN] FP]

si esta última permite dar cuenta del comportamiento sintáctico de la FPde


CI en los dos casos hasta aquí considerados.
Los argumentos presentados confirman, asimismo, lo que ya se sabe en
cuanto al estrecho grado de cohesión que hay entre una categoría nuclear,
en este caso el verbo, y su(s) complemento(s). En los siguientes ejemplos,
también de elipsis, se puede ver, por un lado, la naturalidad de la elisión del
constituyente [v' V FN], que permite como respuesta la FPde el tanto en los
vbitr, como en los vtr, y por otro, la dudosa aceptabilidad de la elisión que
rompe la cohesión de dicho constituyente, y que da como respuesta el
complemento subcategorizado por el verbo; con vbitr.

17. a. ¿Quién le dio unos juguetes a quién?


-Juan al niño
b. ¿Quién le dio qué al niño?
-?Juan unos juguetes
18. a. ¿Quién le lastimó el brazo a quién?
-Juan a su contrincante
b. ¿Quién le lastimó qué a su contrincante?
-?Juan el brazo
19. a. ¿Quién le puso gasolina a qué?
-Juan al coche
b. ¿Quién le puso qué al coche?
-?Juan gasolina

con vtr:

20. a. ¿Quién le apagó la televisión a quién?


-Yo a mis hijos
b. ¿Quién le apagó qué a tus hijos?
-?Yo la televisión
21. a. ¿Quién le trajo los libros a quién?
-Juan a María
b. ¿Quién le trajo qué a María?
-?Juan los libros
22. a. ¿Quién le arrancó el espejo a qué?
-Ese tipo al coche
b. ¿Quién le arrancó qué al coche?
-?Ese tipo el espejo

En estos ejemplos hemos observado nuevamente que el estatus de laFPde


CI no parece ser distinto en un tipo de verbos con respecto al otro: tanto

107
en 17-19, como en 20-22 resulta normal la respuesta a la serie a de los
ejemplos, en la que se ha elidido el constituyente [v.V FN] Y se ha dado como
respuesta la FP; en cambio en la serie b la ruptura de la cohesión de ese
constituyente da por resultado respuestas gramaticalmente dudosas para
las construcciones tanto transitivas como bitransitivas. Parece, pues, que la
configuración sintáctica en que se inserta laFP de el en ambos tipos de cons-
trucciones es la presentada en 16, en la que, al parecer, ocupa la posición
de adjunto.
Ahora bien, si efectivamente la FPde el es un adjunto -por lo pronto al
menos en las construcciones hasta aquí consideradas- hay que recordar
que mientras los complementos están sujetos a restricciones de selección,
los adjuntos deben poder modificar a cualquier tipo de núcleo," en nuestro
caso, verbal." Véanse los siguientes constrastes:

23. a. Mi tía dio un pastel para la fiesta


b. Mi tía le dio un pastel a Luis para la fiesta
24. a. María pone las flores en un florero
b. María le pone las flores en un florero a su hija
25. a. Juan escribió un ensayo
b. Juan le escribió un ensayo al profesor
26. a. Juan trabaja
b. Juan le trabaja al gobierno
27. a. Llovió en el camino
b. Le llovió a Juan en el camino
28. a. Juan habla de política
b. Juan le habla de política a su suegro
29. a. Juan es antipático
b. Juan le es antipático a María
30. a. María resultó embarazada
b. María le resultó embarazada a sus padres
31. a. Urge tu respuesta
b. Al director le urge tu respuesta

El contraste entre las series a y b de estos ejemplos, en los que la FP de


el aparece opcional mente en construcciones con distintos tipos de núcleo
verbal," sugiere que ese constituyente ocupa en la estructura sintáctica la

7 Véase Andrew Radford, Transformational grammar. A first course, Cambridge, Cambridge


University, 1988, p. 192.
B Hadlich aún no habla de adjunto, pero señala que el cl---€n su terminología objeto de interés-
"es gramaticalmente posible después de cualquier tipo de verbo" (Roger Hadlich, Gramática transformativa
del español, Madrid, Gredos, 1975, p. 70).
9 Una de las características del CI es que no es un complemento necesario de ningún verbo (véase
Manuel Sánchez Márquez, Gramática moderna del español. Teoría y norma, Buenos Aires, EDIAR, 2a.
ed., 1982, p. 130.

108
posición de adjunto. Hasta aquí la conclusión parece ser que es la estructu-
ra 16: [V' [y, V FN] FP], en la que FP ocupa la posición de hermana del nodo
V' que tiene por hijos a V y FN, la que permite reconocer el estatus configura-
cional de la FP de el en los dos tipos de verbos (vtry vbitr; que se han veni-
do considerando.
Pasemos ahora al análisis de la naturaleza estructural de la FP de el
en las construcciones cuyo núcleo es un vintr de el. Esas construcciones
están ejemplificadas en la serie 8, que por ser oportuno aquí repito:

8. a. A la señora le afectó la humedad


b. Al niño le dio el sarampión
c. A Juan le gusta el café

En el caso de estas construcciones me voy a referir no sólo al estatus


configuracional de la FP de el sino al de toda la construcción, para intentar
justificar que la estructura sintáctica en la que se inserta la FP en cuestión es
también 16. El punto que motiva la siguiente discusión es la semejanza que
intuitivamente se puede notar entre una construcción transitiva y una in-
transitiva como las ejemplificadas en 8. Contrástese el siguiente par, donde
a es transitiva y b intransitiva:

32. a. Juan quiere café


b. A Juan le gusta el café

En ambos casos parece haber una estrecha relación entre el V y la sub-


secuente FN: el orden posicional es V-FN tal vez motivado por la naturale-
za referencial del argumento nominal.'? Además, el constituyente V-FN
parece conformar no sólo algún tipo de unidad sintáctica, sino también
semántica, y la FN pospuesta al núcleo responde a la misma pregunta: ¿qué
+ (le) verbo + a FN¡?
Como se sabe, los vtr se caracterizan porque subcategorizan FN como
argumento interno, 11 es decir, el núcleo verbal genera su argumento dentro
de su misma proyección:

33. [FV [y, V FN]]

10 Nótese que el orden de constituyentes parece refléjar, en ambos ejemplos, y con respecto a la
naturaleza referencial denotada por los argumentos, un orden Animedo- V·No animado, que subyace a
las estructuras FN·V·FN en 32 a y FP-V-FN en 32 b.
11 Véase Noam Chomsky, Aspects of the theory of syntax, op. cit., p. 105, Y Joseph Emonds, A
unified theory of syntactic categories, Dordrecht, Foris, 1985, p. 254.

109
en tanto que el sujeto constituye el argumento externo del verbo en virtud de
que sintácticamente se produce fuera de la proyección máxima en la que
se encuentra el núcleo que lo selecciona."

34. [FFL [FN FL' [FL FV [v' V FN]]]]

Por su parte, los vintr de el también se caracterizan porque subcatego-


rizan una FN como argumento interno, es decir, les corresponde una es-
tructura sintáctica como 33.13 La diferencia es que mientras el argumento
interno de los vtr toma el caso acusativo, y el argumento externo recibe el
caso proveniente de la flexión verbal, i.e., el nominativo, el argumento
interno de los vintr de el recibe el nominativo, en vista de que este tipo de
verbos no proyecta un argumento externo, y el caso proveniente de la flexión
no puede quedar sin asignarse. Esto significa, dicho sea de paso, que en los
vintr de el el sujeto de estructura-S no coincide con el sujeto de estructu-
ra-P, es decir, se trata de un sujeto derivado, 14 y la posición externa queda
destematizada.
En síntesis, tanto los vtr como los vintr de el subcategorizan una FN:
[v' V FN]. Además en ambos casos la configuración de la estructura-S sirve
de apoyo. Dada la flexibilidad que en cuanto al orden de constituyentes en
la oración posee el español, e independientemente de que por razones
referentes a la asignación de caso, en una estructura sintáctica se trate de
un 00 y en la otra de un sujeto derivado, el orden posicional para ambas FN
es el mismo: pospuesto al verbo. En este sentido, para las estructuras
sintagmáticas en que se insertan ambos tipos de verbos, la configuración de
las estructuras-S (V-FNoo) y V-FNSUJETO)refleja la configuración de la
estructura-P: [v' V FN].
Queda ahora por determinar el estatus configuracional de la FP de el.
La propuesta sigue siendo que esa frase es hermana del nodo del cual son
hijos el verbo y su complemento. Dos posibles argumentos que sugieren
un distinto estatus sintáctico para la FNSUJETO y la FP de el son los cambios
en el orden de constituyentes, así como la inserción de constituyentes con
función adverbial en distintas posiciones y con distintos órdenes de los ele-
mentos oracionales. Como el orden de constituyentes en español no es nada
rígido, implícitamente me referiré a las conclusiones derivadas de dichos
argumentos como tendencias.

12 Con respecto a la noción de "argumento externo", véase a Edwin Williams, "Argument structure
and morphology", en The Linguistic Review, núm. 1, 1981, pp. 83-84. .
13 Véase Adriana Belleti y Luigi Rizzi, "Los verbos psicológicos y la teoría temática", en Sintaxis
de las lenguas románicas, Madrid, El arquero, 1987, pp. 105-106 Y Geraldine Legendre, "Inversion with
certain French experiencer verbs", en Language, núm. 65, 1989, pp. 755-756.
14 Sobre las propiedades de los sujetos derivados, puede verse a Adriana Belletti y Luigi Rizzi, "Los
verbos psicológicos y la teoría temática", pp. 65-79.

110
En cuanto a los cambios de orden utilizaré, por razones de espacio, un
solo ejemplo, el8 e., al que numero aquí como 35:

35. A Juan le gusta el café

para el cual exhibo todas sus posibilidades -seis- de ordenamiento. Sigo


un orden empezando la serie con las construcciones más naturales, y así
progresivamente hasta terminar con los de menor naturalidad:

35. a. A Juan le gusta el café


b. Le gusta el café a Juan
c. El café le gusta a Juan
d. A Juan el café le gusta
e. Le gusta a Juan el café
f. El café a Juan le gusta

Bien, del análisis de las estructuras a-f se puede sintetizar lo siguiente:

1. a y b muestran sin cambio la unidad sintáctica [v' V FN], así como el


libre movimiento de la FP. Ya es la estructura más natural posiblemente
porque sus argumentos reflejan un orden referencial al que parece
tender el español, a saber, animado-V-no animado.
2. a y e muestran la topicalización de un solo constituyente de su ora-
ción, lo cual es perfectamente posible en español. Frente a ellas, d y f
resultan estructuras marcadas puesto que topicalizan dos constituyen-
tes de su oración, lo cual no parece ser lo más normal en español. Aquí
conviene recordar que en esta lengua la posición preverbal, si bien no
impide, parece ser más bien reticente a admitir más de un constituyente,
y por ello, ante la topicalización de algún constituyente, el sujeto se
desplaza a la posición preverbal, como lo muestran los siguientes
ejemplos:

36. a. Juan compró el libro en el Centro


b. El libro lo compró Juan en el Centro
c. En el Centro Juan compró el libro / En el Centro compró Juan
el libro
37. a. Juan le dio el carrito a su hijo
b. El carrito se lo dio Juan a su hijo
c. A su hijo le dio Juan el carrito / A su hijo Juan le dio el carrito

Además, f aún resulta más marcada que d, puesto que en aquel caso se
ha hecho mayor la distancia entre los constituyentes que tienen más
cohesión entre sí: el verbo y su argumento interno.

111
3. e muestra la ruptura de la unidad sintáctica [v' V FN], Y ello se re-
fleja en la producción de una oración marcada.

Ahora bien, tomando como base que, de acuerdo con el análisis anterior, la
estructura 35 a es la que se justifica como la más natural posible, me serviré
de ella para aplicar la prueba de inserción de constituyentes. Anoto los
ejemplos de mayor a menor naturalidad:

38. a. A Juan le gusta el café después de la comida


b. Después de la comida a Juan le gusta el café
c. A Juan después de la comida le gusta el café
d. A Juan le gusta después de la comida el café

En estos ejemplos se repite la pauta mostrada en el análisis de 35. Veamos:


los órdenes más naturales en 38 son aquéllos en los que la inserción no
rompe la secuencia FP-V-FN, es decir, los representados en los ejemplos a
y b. Aquí resulta interesante observar que toda esa secuencia se compor-
ta como un solo constituyente para los fines de la inserción. Ya se sabe
que [v' V FN] integra una unidad sintáctica; falta, sin embargo, saber de qué
manera se asocia a ese constituyente la FP. Por otra parte, la mayor
naturalidad de a frente a b se justifica por el hecho de que en a la frase
insertada mantiene, como adjunto que es, la posición sintáctica que le
corresponde, a saber, FP2 en la estructura [FV [V' [V' [V FN] FP1] FP2]],
mientras que en b el elemento insertado se ha topicalizado a la izquierda
de otro elemento -como ya se vio- también topicalizado.
Los ejemplos e y d son menos naturales, y entre ellos e es menos
marcado que d. La menor naturalidad de esos casos se debe a que el
elemento insertado ha interrumpido la secuencia FP-V-FN, que, como se
observó en a y b, funciona como un constituyente para la inserción. Sin
embargo si e resulta menos marcada se debe a que el constituyente
insertado no ha roto la unidad [v' V FN], Y a que, como se había dicho para
35 a y b, la FP de el muestra mayor libertad de movimiento. En cambio el
ejemplo d es el más marcado en vista de que el elemento insertado rom-
pe el constituyente [v' V FN]. Así pues, y a la luz de la diferencia en los
ejemplos e y d, se puede observar que el grado de cohesión de la FP de el
con respecto a [v' V FN] es menor, y por lo tanto no parece comportarse como
un argumento interno de V.
La conclusión que aquí se puede extraer del análisis de los ejemplos
de oración con vintr de el es que la FP de el ocupa una posición estructu-
ral que la hace hermana del nodo cuyos hijos son V y FN. El resultado es que
la FP de el se proyecta en la estructura sintáctica 16:

16. [V' [v' V FN] FP]

112
Una vez que se ha establecido la posición estructural para la FP de el en 16,
conviene revisar los ejemplos 26-30 para verificar la pertinencia de 16, o
bien para hacerle ajustes.
En 26-27 observamos ejemplos de verbos que no subcategorizan un
argumento interno, en 28 el de un verbo que reclama como complemen-
to una FP, Y en 29-30 los de verbos copulativos con una frase adjetiva (FA)
como predicado nominal. La comparación entre las respectivas series a
y b muestra -como ya dije-la opcionalidad de la FP de el. La serie b, por
su parte, muestra que si bien la estructura sintáctica en que se proyecta esa
FP parece la misma, algunos de sus constituyentes cambian:

para 26b. Juan le trabaja al gobierno: [V' [v' V] FP]


para 27b. Le llovió a Juan en el camino: [V' [v' V] FP]
para 28b. Juan le habla de política a su suegro: [V' [v' V FP] FP]
para 29b. Juan le es antipático a María: [V' [v' V FA] FP]
para 30b. María le resultó embarazada a sus padres: [V' [v' V FA] FP]

La diferencia observable es que el núcleo del constituyente en el nivel


[v' V ...] puede o no subcategorizar un argumento interno, y éste no ne-
cesariamente tiene que ser una FN. Por lo tanto hay que ajustar la estructura
16, la cual quedará así:

39. [V' [v' V (FX)] FP]1s

en donde la frase entre paréntesis es opcional y X es la categoría nuclear N


(sustantivo) A(djetivo) o P(reposición).

Asignación composicional del papel temático al el

A continuación expongo argumentos semánticos que también permiten


llegar a la conclusión de que la FN de el ocupa la posición de hermano del
nodo cuyos hijos son v y FN. El punto crucial se centra alrededor de la idea
de que a un argumento se le puede asignar papel-O cornposicionalrnente."

15 Aoun y Sportiche, también ubican la frase de el como adjunto hermano de V', véase a J. Aoun
y D. S~ortiche, "On the formal theory of government", en The Linguistic Review, núm. 2,1983, p. 222.
1 Al hablarse de la asignación composicional de papel temático, principalmente se ha hecho
referencia al que recibe el argumento externo. Como se sabe: el verbo le asigna directamente papel
temático a su argumento interno; en los ejemplos:
i) Juan trajo unos libros a la casa
ii) Juan trajo una terrible diarrea de su viaje. El verbo le asigna en ambos casos el papel temático
de tema a su argumento interno (unos libros en (i) y una terrible diarrea en (ii). Sin embargo, el hecho
de que [V FN] se comporte como una unidad semántica se observa en el distinto papel temático que

113
Si tomamos en consideración ejemplos como:

40. a. Le dí un libro a Juan


b. Le dí ánimos al autor del trabajo
c. Le dí un curso de gramática a varios alumnos
d. Le dí su curso de gramática al director

41. a. A la señora le afectaron las palabras del orador


b. A la señora le afectó la humedad

podemos suponer que el constituyente [v' V FN] funciona como una unidad
de significado para los efectos de la asignación del papel semántico que
desempeña la FP de el. En 40 a el constituyente [dar un libro], y en 40 e
[dar un curso de gramática] motivan-en las respectivas FP de el la lectura
de meta; en 40 b [dar ánimos] motiva la lectura de paciente a su FP de el;
y en 40 d [dar su curso de gramática] la de beneficiario. Por otra parte,
en 41 a el constituyente [afectar las palabras del orador] motiva la lectura
de experimentan te a la FP de el, mientras que en 41 b [afectar la hume-
dad] la de paciente.
Podemos observar, con estos ejemplos, que en cada una de las series
el verbo se ha mantenido, y el papel-e de la FP de el ha cambiado al parejo
con el cambio de la FN que representa el argumento interno del verbo.
Contrastemos este hecho con lo que sucede en la siguiente serie:

42. a. Le traje el libro a Juan


b. Le trajeron el libro a Juan
c. Le vamos a traer el libro a Juan

Con los ejemplos considerados previamente, es decir 40 y 41, podemos


comprobar que el cambio de v o de la FN complementaria de v puede coin-
cidir con el cambio de papel-e. Mientras que -como lo muestra 42- al
mantener la unidad [v' V FN] con los mismos elementos (dar un libro),
eí papel-e también se mantiene. Hechos como los que acabamos de

adquiere el argumento externo: la unidad [trajo unos libros] le asigna al sujeto el papel temático de
agente mientras que la unidad [trajo una terrible diarrea] le asigna el de paciente. En síntesis, "the V-NP
string is assigned its meaning as a unit, and the semantic rol 01the subject is determined compositionally,
depending on the meaning 01the unitv-n=", Noam Chomsky, Knowledge of language. Its origin and use,
Nueva York, Praeger, 1986, p. 60.
Aunque lo anterior es una generalización, no hay que perder de vista que existen sujetos
destematizados, es decir, sujetos a los que el verbo con ef que concuerdan -su potencial complemen-
to- no les asigna papel temático. En español un ejemplo sería el verbo parecer. En
iii) Juan parece estar muy enojado
Juan lleva el papel temático asignado en la estructura-P por [estar (muy) enojado]:
iv) [-e parece [COMP Juan está muy enojado]].

114
observar muestran que a la FP de el le asignan su papel-a de manera
composicional el verbo y su argumento interno.
Una posibilidad de describir la asignación composicional de papel-a es
la que plantea Jayaseelan.'? Su idea general es que, en primer lugar, V
marca-s a su argumento interno, y salvo este caso, el marcado-e se hace a
través de un nodo en el nivel de frase (X' o FX). A partir de aquí, el marcado-
8 se lleva a cabo mediante el proceso de promoción de un papel-a" desde
los nadas hijos. El resultado es la asignación composicional de marco-u."
Su argumentación en principio y fundamentalmente se refiere a los llamados
predicados complejos." sin embargo concluye que, dado que la identifica-
ción de un predicado complejo no se basa en ningún tipo especial de reglas,
la promoción de un papel-O a niveles superiores de la configuración
sintáctica también se puede llevar a cabo cuando el hermano de V no es un
deverbativo." Veamos con un ejemplo:

40. b. Le dí ánimos al autor del trabajo

FFL
FN
I »> FL ------
FL' ------- FV _

I V~ FP
I ~ -------- ---- FN ~
(yo) le-dí 6
ánimos al autor del trabajo

El verbo dar puede asignar los papeles-O de agente, tema. Marca-O a áni-
mos como tema y promueve el papel de agente. Animas, por su parte, pue-
de asignar los papeles-O de (agente, paciente), pero ninguno de ellos se
asigna dentro de FN, de modo que ambos se promueven a V'. En este nivel,
el marcado-s de V' contiene las series de papeles-a promovidos: agen-
te y agente, paciente, y en este caso a la promoción se suma el empalme o
superposición del papel-e común, lo cual da por resultado agente, pa-
ciente. V' asigna el papel de paciente a al autor del trabajo y promueve el de
agente a FV, que, finalmente, le asigna el papel de agente a la FN sujeto.

17 En K. A. Jayaseelan, "Complex predicates and 8-theory", en Syntax and semantics 21: Thematic
relations, San Diego, Academic Press, 1988, pp. 91-111.
18 Jayaseelan describe la 'promoción' como el hecho de que "some (or all) arguments of the
deverbal nominal may be realized outside the NP of whic it is the head", y agrega, "the noun's argu-
ments are promoted to argument positions of higher maximal projections", véase Ibid., p. 93.
19 Ibid., p. 98-99. .
20 Los predicados complejos son expresiones integradas por un verbo de valor polisémico o
desemantizado (host verb), y su argumento interno, que es un sustantivo deverbativo. Este predicado
complejo alterna y tiene una relación de paráfrasis con el verbo del que deriva su sustantivo deverbativo:
dar permiso = permitir, véase Ibid., p. 91-92.
21 Ibid., p. 101.

115
Ejemplos de esta naturaleza, es decir, con sustantivo deverbativo, pre-
sentan un problema que ya observa Jayaseelan para la argumentación en
favor de la asignación composicional de papel-u; a saber, que parece que
sólo el sustantivo deverbativo marca-O a los argumentos promovidos. Pero
como en su perspectiva teórica ya antes ha establecido que, con excepción
de la asignación de papel-O del verbo a su argumento interno, el marcado-
8 se lleva a cabo a través de un nodo en el nivel de X' o FX, resuelve el
problema diciendo que el sustantivo deverbativo marca-O de modo indirecto
al argumento externo y a la FP hermana de V', Y que ambos son marcados-
8 de manera directa sólo por una categoría' de frase.22
A continuación desarrollo un ejemplo en el que el argumento interno del
verbo no es un sustantivo deverbativo:

40. a. Le dí un libro a Juan


[FFL [FN(yo)][FL' [FL FV [V' [[v le-d8[FN un libro]][FP a Juan]]]]]

Como antes señalé, el verbo dar puede asignar los papeles-O de agente,
tema. Marca-8 a un libro como tema y promueve a V' el papel de agente.
Tomando en cuenta que el tema se define como el objeto en movimiento o
en el acto de ser localizado o situado; existen dos papeles-O con los que se
puede correlacionar: la fuente -objeto del que procede el movimiento- y
la meta -objeto hacia el cual se dirige.23 En este ejemplo el constituyente
un libro ,asigna el papel-O de meta, pero no lo hace dentro de FN, sino que
también lo promueve a V'. El marcado-s de V' incorpora los papeles-O
promovidos: agente y meta, y con la superposición subsecuente queda
como agente, meta. V' le asigna el papel de metaa a Juan y promueve el de
agente a FV, que, en última instancia, se lo asigna a la FN sujeto.
Como se pudo advertir, la diferencia entre ambos ejemplos es que
mientras en 40 b se trata de un predicado complejo, en 40 a no. Esta
diferencia, sin embargo, no ha impedido que se produzca la asignación
composicional de papel-O." lo cual, como se ha visto en las respecti-
vas configuraciones sintácticas, apoya la estructura 39:

39. [V' [v' V (FX)] FP]

como aquélla en la que se proyecta la FP de el.

22 Ibid., p. 100.
23 Véase Ray Jackendoff, "The status 01 thematic relations in Iinguistic theory", en Linguistic
Inqui~, núm. 18, 1987, p. 387. '
4 Koopman también se reliere a la posibilidad de que lasFP no sean directamente marcadas temá-
ticamente por el verbo, sino composicionalmente, de un modo comparable a como se le asigna el papel
temático al argumento externo, lo cual, además, señala ella, muestra que las FPtienden a aparecer en
algún orden no arbitrario dentro de la estructura sintáctica, véase Hilda Koopman, The syntax of verbs.
From verb movement rules in the Kru Languages to Universal Grammar, Dordrecht, Foris, 1984, p. 117.

116
Conclusión: una diferencia entre adjunto y complemento

Los argumentos expuestos hasta este punto sugieren que la FP de el se


proyecta en una posición sintáctica a partir de la cual la FV se expande con
constituyentes no subcategorizados léxicamente, es decir, con adjuntos.
Para los vtr esto no implica problema, pues en su caso el el no está
subcategorizado por el núcleo verbal. Sin embargo para los vbitr, que sub-
categorizan dos complementos, parece haber una incongruencia: ambos
constituyentes son demandados léxicamente por el núcleo, es decir, se trata
de complementos, pero la posición estructural de la FP de el, según se ha
visto, corresponde a una posición de adjunto, lo cual no parece ir de la mano
con los postulados del Principio de Proyección. La inconsistencia parece
tener que ver con el nivel estructural en que se proyecta esa frase, y que,
para ambos casos, hasta este momento hemos exhibido como el mismo.
En una lengua como el español, el el tiene un estatus peculiar. Fun-
cionalmente se encuentra a medio camino entre elony los circunstanciales,
y tan pronto es un complemento, como en el caso de los vbitr, como un
adjunto, para los vtr y otros tipos de verbos. Incluso su naturaleza catego-
rial está muy debatida, ¿es una FN o una FP? En esta perspectiva es posible
mostrar algunos datos que sugieren que, estructuralmente, el dativo está
más cerca del acusativo como complemento, que de los circunstanciales
como adjunto. Dicho de otro modo, hay muchos rasgos de semejanza entre
los acusativos y los dativos:

- Ambos pueden expresarse mediante proformas: las formas tónicas son


las mismas, y los clíticos sólo se diferencian en la tercera persona:

43. a. [00 A ti] [Aeus te] traje en el coche


b. [el A ti] [OAT te] traje los libros

44. a. [00 A él] [Aeus lo] traje en el coche


b. [el A él] [OAT le] traje los libros

- En algunas construcciones ambos pueden alternar:

45.a. Apagalaluz
b. Apágale a la luz

- El valor referencial del acusativo humano, que se codifica [a FN], puede


"dativizar" a ese constituyente, ya sea como construcción no marcada:

46. Juan le ayuda a María (VS Juan ayuda a María)

117
o como forma de ampliar la distancia personal de respeto:

47. a. Ayer lo ví (a usted)


b. Ayer le ví (a usted)

- Como muchos acusativos, algunos dativos pueden convertirse en sujetos


de construcciones pasivas:

48. El niño fue obsequiado con un libro (por su papá)


(de: Su papá le obsequió un libro al niño)

49. Los estudiantes fueron avisados de su junta (por alguien)


(de: Alguien les avisó a los estudiantes de su junta)

Vemos, en síntesis, que hay mucha semejanza sintáctica entre los acusa-
tivos y los dativos del español, lo cual hace pensar en el dativo más como
un complemento que como un adjunto.
Las semejanzas, en cambio, entre los dativos y los circunstanciales son
mínimas:

- Con los vtr y algunos otros tipos de verbos los dativos son opciona-
les, mientras que los circunstanciales son normalmente opcionales:

50. (Anoche) (le) leí un cuento (a Carlos) (después de su merienda)

Ahora bien, el hecho de que el el esté más cerca del 00 como complemento,
que de los circunstanciales como adjunto, no le hace perder validez, como
lo mostraron los argumentos de las secciones anteriores, a la propuesta de
que la FP de el se proyecta a un nivel sintáctico distinto de aquél en que lo
hacen el verbo y su argumento interno. Pero hay que buscar adecuar la
estructura 39 para que pueda mostrar la diferencia de cuando la FP de el es
complementaria, o bien, adjunta.
La idea es que, si el verbo y su argumento interno se expanden en un
constituyente de nivel barra, entonces cuando el verbo subcategorice dos
complementos, y uno de ellos integre una unidad más cohesionada con el
verbo, como hemos venido viendo, el otro complemento debe también
expandirse recursivamente en otro constituyente de nivel barra. Es así que
los vbitr como dar, ofrecer, lastimar proyectarían la estructura 51 :

51. [V' [v. V FN] FP]

Por otro lado, las expansiones con adjuntos, en tanto que opcionales, lo que

118
expanden son potenciales proyecciones máximas, de modo que deben
proyectarse hacia un nivel de frase o doble barra que, dependiendo del
número de adjuntos, también deberá expandirse recursivamente. De este
modo, construcciones de vtr con el proyectarán la estructura 52:

52. [FV [FV [v' V FN] FP))

Vemos entonces que la estructura 39, por sí sola, no puede dar cuenta de
la diferencia que sintácticamente se establece según que laFPde crfuncione
como complemento o adjunto. En este sentido, si recordamos aquí los
ejemplos 24 a 30, en los que la FP de el es claramente opcional, las es-
tructuras 39 y 52 pueden ajustarse como 53:

53. [FV [v' V (FX)] (FP)]

mientras que cuando el el es el segundo argumento subcategorizado por un


vbitr, e incluso un vintrde dativo, la estructura en la que se proyecta es 51.
Para el caso de que el único complemento de un verbo sea dativo, y la
construcción tenga argumento externo, la estructura sintáctica será la
misma en la que se proyectan los vtry los que piden un complemento con
preposición, como

54. Juan compró [FN un libro]


55. Juan habla [FP de su proyecto]
56. Juan le ayuda [FP a María]

es decir, 53.

Bibliografía

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120
La secuencia de las categorías funcionales
en las predicaciones secundarias

Marianna Pool Westgaard*

Este trabajo está firmemente inscrito en la línea de la gramática generativa


chomskiana de los últimos años. Por lo tanto, es evidente que no sigo una
línea muy jakobsoniana, y se podría preguntar por qué me atrevo a hacerla.
Contesto esta pregunta con otra: "¿Qué, dentro del mundo del lenguaje
humano, no le interesó a don Roman?" Sus estudios sobre los rasgos
distintivos, el caso en ruso, los diferentes tipos de afasia y la "sintaxis", por
decirlo así, del sistema genético humano -entre otros muchos- demues-
tran su interés por cuestiones formales y, aun cuando las metas y los
métodos hayan sido sumamente diferentes, fue de los que abrieron las
puertas a Chomsky y sus seguidores. Por lo tanto, sospecho que contaría
con la venia del gran maestro Jakobson al alejarme tanto de los temas que
él trató, y así, sin echar más miradas atrás, me persigno y entro en materia.
El tema de la predicación secundaria ha sido enfocado en la gramática
generativa en los últimos 20 años por varios linqüistas.' Sin pasar por la
historia del desarrollo de la noción de predicación secundaria en estos años,"
sólo diré que en algunos trabajos recientes.? se ha sugerido que la estructura
interna de estas construcciones es más compleja de lo que anteriormente se
había creído. Examinaré aquí las tres estructuras de este tipo mencionadas
en Demente," ilustradas en los ejemplos 1.

• Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.


1 Los tres estudios más contundentes de los primeros años de este interés fueron Williams (1975,
1980 Y 1983).
2 Pero véase Pool (1992) para un resumen de las diferentes maneras de enfocar el asunto.
3 Violeta Demonte, "Temporal and aspectual constraints on predicative APs", ms., Madrid,
Universidad Autónoma de Madrid, 1990; Karen Zagona, "Spanish adjectival secondary predicates, time
adverbs and subevent structure", ponencia presentada en el XXII Linguistic Symposium on Romance
Languages, El Paso, Texas, University of Texas, 20-23 de febréro, 1992; Géraldine Legendre, "Adjunct
small clauses revisited", ponencia presentada en el XXII Linguistic Symposium on Romance Languages,
University of Texas at El Paso, 20-23 de febrero, 1992; Marianna Pool, "Dativos no temáticos en el
español: apuntes para un estudio comparado", en Reflexiones /ingüísticas y literarias, México, El
Colegio de México, 1992, pp. 155-169.
4 Violeta Demonte, "Temporal. .., op. cit.

121
1. a. María¡ tomó el café [de pie]¡ (predicativa de sujeto)
b. Juan comió [la carne]¡ cruda¡ (predicativa de objeto)
c. Pinté [la barda]¡ [de blanco]¡ (resultativa)

La meta de este trabajo es señalar algunos puntos que ayuden a aclarar


la estructura interna de estas predicaciones 1. Los predicados secunda-
rios aparecen en negritas. La predicativa de sujeto es un constituyente que
aparece dentro del predicado de la oración principal," pero con referencia al
sujeto de esa oración. Así, en el ejemplo 1. a. la expresión de pie se refiere
a María y no a otro sintagma como, por ejemplo, el café. La predicativa de
objeto y la resultativa de los ejemplos 1. b. Y c. tienen como antecedente
el objeto directo de la oración (/a carne' estaba cruda y la barda quedó
blanca). La diferencia entre estos dos es que la predicativa de objeto des-
cribe a su antecedente en el momento de la acción del verbo (igual que la
predicativa de sujeto), mientras la resultativa describe como queda el ob-
jeto como resultado de la acción. Esta distinción tendrá importancia para
nuestro planteamiento de la estructura interna de estas predicaciones
secundarias, como veremos adelante.
Antes de continuar, será necesario precisar un poco más en qué consiste
la predicación secundaria. Habrá que suponer que las relaciones de predica-
ción y atribución son las relaciones fundamentales en la representación lin-
güística.6 Sin embargo, la relación entre sujeto y predicado en una oración
no es la única relación predicativa que hay en el lenguaje, aunque se podría
decir que es lá realización más frecuente de esta relación, tanto así que le
podríamos llamar predicación primaria. Ahora bien, hay otro tipo de predica-
ción menos frecuente y de índole ligeramente distinta que se ha llamado la
predicación secundaria. Los dos tipos de predicado se definen en 2 y 3.

2. a. X es un predicado primario de Y sii Y marca temáticamente a X,


y X Y Y forman un constituyente en el cual interviene una FFI.

b. O
/ \
FN FFI
I / \

ESPFI FI'
/ \
FI FV¡

5 Uso el término oración principal no en el sentido tradicional, sino para distinguir una relación de
predicación secundaria de la de predicación primaria (es decir, la que existe entre el sujeto y el predicado
de una oración). No quiero dar a entender que las predicaciones sólo pueden aparecer en las oraciones
matrices, pues obviamente no es cierto: i) Juan dijo [que María tomó el café de pie]
6 Véase Derek Bickerton, Language and species, Cambridge, Mass., MIT, 1991.

122
3. a. X es un predicado secundario de Y sii X y Y son proyecciones
de diferentes núcleos léxicos, X no es argumento y X marca
temáticamente aY.

b. O
/ \
FN¡ FFI

~F~FX¡ (descriptiva de sujeto)


/.,/
ESPFI FI'
/~
FI FV
/ \
Espv V'
V! "" FX. (descriptiva de objeto)
/ \ j

V' FXk (resultativa)


/ \
V FN.j, k

No toda FX que no lleve marca temática es un predicado secundario, sin


embargo. Hay, además de todo, un requisito configuracional especial para
la predicación secundaria, que se presenta en 4.

4. a. Toda+xno marcada temáticamente [=predicadosecundariopara


nuestros propósitos] debe estar conectada con un argumento [su
sujeto], en la Estructura-P, de tal manera que esta FX esté en una
relación de autoridad tipo m (m-command) con su arqumento.?
b. En el español, la conexión se da de derecha a izquierda, es decir,
un sujeto precede a su predicado en la Estructura-P (aunque esto
depende de la fijación del parámetro de la X' en cada lengua)
c. Definición de autoridad tipo m: un constituyente x tiene autori-
dad tipo m sobre otro constituyente y sii la primera proyección
máxima que domina a y también domina a x.

Aparte de los requisitos 'confiquracionales entre los predicados (de cual-


quier tipo) y sus sujetos, existe el requisito semántico de que el predicado

7 El 4 a. no parece cumplirse para las predicaciones descriptivas de sujeto en el árbol de 3. b. Sin


embargo, sí se cumple, aunque no en la Estructura-S que se muestra en 3. b., sino en la Estructura-P.
A ese nivel el sujeto de la oración es el especificador de la FV. Posteriormente, sube a la posición de
especificador de FFI.

123
marque temáticamente a su sujeto. 5, 6 Y 7 dan ejemplos del marcado temá-
tico tanto en el caso de la predicación primaria como en diferentes tipos de
predicación secundaria y, además, muestran una pauta nueva para la rea-
lización de la predicación secundaria. Muchos lingüistas suponían que la re-
lación de predicación era directa entre un predicado y su sujeto. Se ha su-
gerido, sin embargo, que esta relación no es directa, sino que el predicado
secundario tiene un sujeto PRO, marcado temáticamente por este predica-
do. El PRO está coindexado (o sea, interpretada en la Forma Lógica como
correferencial) con su sujeto explícito. Encuentro equivalentes las propues-
tas de relación directa e indirecta para la predicación secundaria, pero en
una teoría donde el PRO juega el papel que juega en la teoría GB, es prefe-
rible la coindexación indirecta por razones teóricas más generales (entre
otras, que los predicados secundarios se vuelven un tipo más de cláusula
mínima, construcción que ya se ha mostrado necesaria en otros tipos de
oración).

I I I I
5. Juan¡ habló por teléfono [PRO¡ parado]
(descriptiva de sujeto)

I I I I
6. Tobi comió [la carne] [PRO¡ cruda]
(descriptiva de objeto)

11 1 1 11
7. Mayra pintó la barda¡ [PRO¡ [de gris]]
(resultativa)

En el ejemplo 5 el PRO está coindexado con Juan, el sujeto de la oración


matriz. Este sujeto recibe un papel temático (indicado por la flecha) de su
propio verbo hablar y al mismo tiempo hereda, precisamente por la co-
indexación entre PRO y Juan, el papel asignado por el predicado secun-
darioparado. En el6 pasa algo semejante con el objeto de comer, que recibe
a la vez un papel de este verbo e, indirectamente, uno del predicado cruda.
La situación en las resultativas, como se ve en el ejemplo 7, es un poco más
compleja. El verbo pintar asigna un papel a su objeto la barda y otro al ar-
gumento que especifica el resultado de la acción, en este caso [PRO de gris],
que a su vez es un predicado secundario. La barda es el sujeto, e~ última
instancia, de de gris por su coindexación con el PRO de esa oración mínima.
Ahora bien, habiendo establecido el funcionamiento de la predicación
secundaria, volvamos a la cuestión de las categorías funcionales. Lo primero
que habría que hacer es ver cuáles son. La definición sencilla es que son FX

124
que no terminan en un núcleo léxico y cuyo complemento no se deriva de las
propiedades de subcategorización del núcleo, sino que se determinan (casi)
automáticamente. Compárense la FN de 8. a y la FFI de 8. b.

8. a. FN b. FFI
/ \ / \
ESPN N' ESPFI FI'
/ \ / \
N (Complementos) FI FV

El núcleo N de 8.a. es un núcleo léxico (es decir, el siguiente paso ha-


cia abajo sería la inserción de un elemento del lexicón), pero el núcleo FI de
8. b. no lo es. Además, mientras que los complementos nominales de 8. a.
pueden ser de diversa índole (FN, o', FP, FA), el único complemento posi-
ble para el núcleo flexional de 8. b. es una FV. La importancia de este he-
cho será evidente en cuanto hablemos de las expansiones propuestas
para la FFI.
Las propuestas tradicionales acerca de la estructura arbórea de las
oraciones tienen un complemento sumamente corto de categorías funciona-
les: el FLEX (o INFL) y el COMP, que siempre perturbaban por su naturaleza
defectiva con respecto al sistema X'.

9. O'
/~
COM/r~
FN FLEX FV

Un primer paso," consistió en hacer que estas dos categorías se conforma-


ran al sistema de X', como se ve en el ejemplo 10.

10. FC (= O'/COMP)
/ \
Espc C'
/ \
C FFI (= O/FLEX)
/~
ESPFFI
.rFI'>:
FI FV

8 Noam Chomsky, Knowledge of language, Nueva York, Praeger Press, 1986.

125
En varias revisiones subsecuentes que tuvieron lugar entre 1987 y 1991 ,9 se
amplió el sistema de flexión, al expandir la FFI en varias categorías funcio-
nales, cada una de las cuales daba cuenta de un rasgo que se incluía sin
diferenciación en la FFI: finitud/ infinitud, concordancia, tiempo, aspecto y
hasta negación (en algunas propuestas). Un árbol sintáctico "simple" ya
tiene la configuración de 11 o algo muy parecido.

11.
FC
/ \
Espc C'
/ \
C FConcS
/ \
ESPconcS ConcS'
/ \
ConcS FT
/\
ESPT T'
/~
T FAsp

ESp/ \ASP'
Asp

/\
Asp FConcO
/ \
ESPConcO ConcO'

conc~'" FV
/1
Espv V
~------------------------------

Lo que está encerrado dentro de las líneas horizontales y verticales es la


versión expandida de la FFI. Nótese que cada núcleo de.categoría funcional
en esta nueva representación (incluyendo el núcleo de la Fe, otra categoría

9 Stephen Abney, The English no un phrase in its sentential aspects, tesis doctoral, Cambridge,
Mass., The MIT Press, 1987; Noam Chomsky, "Some notes on economy 01 derivation and representation",
en PrincipIes and parameters in comparative grammar, Cambridge, Mass.,MIT, 1991, pp. 417-454; Jean-
Yves Pollock, "Verb movement, Universal grammar, and the structure of IP", en Linguistic Inquiry, núm.
20, Cambridge, Mass., 1989, pp. 365-424.

126
funcional) no tiene la libertad de escoger su complemento. En estos casos
parece más coherente hablar de una secuencia fija de categorías funciona-
les que de que cada una a su turno subcategorice la siquiente.'?
Ahora bien, ¿qué tienen que ver la predicación secundaria y las catego-
rías funcionales? La respuesta clave es que muchas de las restricciones
sobre el rango semántico de estos predicados no se podían explicar. Los
ejemplos de 12 dan una idea del problema.

12. a. Juan¡ regresó a casa [PRO¡ deprimido]


b. *Juan¡ regresó a casa [PRO¡ deprimente]
c. María probó la sopa caliente
d. *María probó la sopa asquerosa
e. *Juan sabe el teorema válido
f. Los marineros ataron las cuerdas tensas (descriptiva; *resultativa)
g. *Pepe barrió el suelo limpio (?descriptiva; *resultativa)
h. *Alejandra comió el bistec asados
i. *Enrique llegó a casa cruda
j. ??Pedro comió la verdura no cocida
(véase ??Pedro la comió no cocida)

La pista para la solución de este problema se empieza a vislumbrar si


tomamos en cuenta que, aunque la predicación primaria y la secundaria
tienen diferentes características y ámbitos de aplicación, siguen siendo, en
algún sentido, un fenómeno unitario. De ahí no es un paso muy atrevido
suponer que posiblemente tengan más en común de lo que antes se había
supuesto, y que una de las cosas que deberían tener en común es una
estructura de categorías funcionales de algún tipo.
En las propuestas más o menos tradicionales de 9 y 10, era fácil pasar
por alto la importancia de las categorías funcionales por su pobreza y
escasez. En particular el nodo de flexión o la FFI servían principalmente
para representar la presencia o ausencia de tiempo verbal y los rasgos
de concordancia de persona y número entre el sujeto y el verbo. La pre-
sencia o ausencia de tiempo no es una preocupación en las predicacio-
nes secundarias, pues es una característica verbal únicamente, y los pre-
dicados secundarios nunca son, por definición, FFVV.
Sin embargo, como se ve en los ejemplos de 12, la concordancia entre
sujeto y predicado sí surge a veces, y hay otras ocasiones en las que un
predicado no puede aparecer por cuestiones aspectuales o temporales.

10 Esta idea sigue una sugerencia de Jane Grimshaw, "Extended projections", ms., Brandeis
University, 1991.

127
13. Propuesta de Demente."

FT
/\
FT FT (descriptiva de sujeto)
/ \
FX T'
/ \
T FAsp
/ \
Asp FV
/ \
FN FV
/\
V' FT (descriptiva de objeto)
/\
V' FAsp (resultativa)
/ \
V FN

14 Y 15 representan (en forma abreviada) las propuestas de Legen-


dre (1992) para los predicados descriptivos de sujeto y objeto, respectiva-
mente.

14. a. Pedro come la carne parado

b.
FT
/~
FN FV
I / \
Pedro¡ FV FConcS (=Cláusula mínima)
-: / <.
V' FN ConcS'
/ '<. I / \
V FN PRO¡ ConcS FA
I I I
come la parado
carne

11 Violeta Demonte, "Temporal and aspectual constraints on predicative APs", rns., Madrid,
Universidad Autónoma de Madrid, 1990.

128
15. a. Pedro come la carne cruda

b.
FT

/~
FN FV

I /~
Pedro V' FConcS (=Cláusula mínima)
/~ / ~
V FN FN Con eS'
I I I / \
come la PRO¡ ConcS FA
carne¡ I
cruda

Lo que es notorio en estos estudios es que ninguna de las dos inves-


tigadoras considera la posibilidad de más de una categoría funcional para
cada tipo de predicación, aunque cada una de ellas tiene interés en una ca-
tegoría diferente para las dos estructuras.
Francamente no tengo todavía una solución al problema de cómo se
traban las categorías funcionales en las predicaciones secundarias. Sólo
puedo ofrecer unas apreciaciones generales al respecto y una lista de
incógnitas que atender en el futuro.
Hay tres incógnitas básicas en cuanto a estas categorías funcionales:
1. ¿cuáles son las categorías necesarias?, 2. ¿cómo se traban estas cate-
gorías en una representación sintáctica?, y 3. ¿qué se puede decir respec-
to a la necesidad de postular todas las categorías posibles para cada tipo de
predicación secundaria?
Respecto a las categorías necesarias, haría falta revisar las que se
sugieren para la predicación primaria (que suponemos que representa todo
el conjunto de posibilidades) para ver si todos hacen falta en realidad."
¿Se podrá decir algo acerca del ordenamiento de estas categorías? La
hipótesis nula, a mi modo de ver, sería decir que es el mismo ordenamiento
que el que se observa en la predicación primaria. Entre los lingüistas que
estudian este problema, existe ya el consenso de que, para la predicación
primaria, existen las mismas categorías en todas las lenguas pero que su
ordenamiento podría ser una cuestión de variación paramétrica (aunque
este punto de vista podría cambiar conforme se avanza la teoría de las
categorías funcionales).

12 Véase Géraldine Legendre, "Adjunct small clauses revisited", ponencia presentada en el XXII
Linguistic Symposium on Romance Languages, El Paso, University of Texas, 20-23 de febrero, 1992,
donde demuestra que no hay FT en la predicación secundaria.

129
Una pregunta interesante es qué pasaría si decidiéramos usar para la
predicación secundaria todas las categorías funcionales de la predicación
primaria. En cuanto a la definición de la predicación secundaria, nada; igual
se puede decir, por ejemplo, que la predicación secundaria se caracteriza
por la falta de una FT como por la presencia de una FT que siempre tendría
el rasgo [-tmp]. En cuanto a los alcances de la hipótesis, en cambio, quizás
mucho o quizás poco; por el momento ninguna de las dos variantes de la
propuesta tienen consecuencias demostrables.
Es evidente que todavía hay mucho que recorrer en la investigación de
las categorías funcionales en las predicaciones secundarias. Y es más
evidente aún que está muy dentro del espíritu de Roman Jakobson el seguir
indagando hasta tener las respuestas satisfactorias a nuestras preguntas
sobre el lenguaje humano.

Bibliografía

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subevent structure", ponencia presentada en el XXII Linguistic Sym-
posium on Romance Languages, El Paso, University of Texas, 20-
23 de febrero, 1992.

131
Acercamiento al nombre propio
de Roman Jakobson

María del Carmen Herrera M.*

La evaluación que Jakobson hace de su programa de investiqación;' no


incluye en este autorretrato académico el tema del nombre propio, a pesar
de que sus reflexiones en torno a esta unidad de la lengua pueden aparecer,
repentinamente, en el análisis del poema "El cuervo", de Edgar Allan Poe, o
en la descripción de las perturbaciones lingüísticas de H6lderlin, o en la
caracterización de la función metalingüística, o bien como el prototipo del uso
circular del código.
Su tema favorito, la búsqueda de las "invariantes en medio de la va-
riación", está en el centro de su propuesta sobre el nombre propio ya que
presupone una de las preocupaciones características en Jakobson: recono-
cer la interconexión entre el significado general y el significado contextual de
una determinada categoría gramatical; problema que no es sino la proyec-
ción, en otro nivel de lengua, de su afán por distinguir los rasgos invariantes
y los contextuales de un fonema.
En este trabajo analizaremos los conceptos implicados en la defini-
ción que Jakobson nos ofrece sobre el nombre propio yexploraremos las
sugerencias analíticas que se derivan de su propuesta con algunos de los
problemas que surgen en la delimitación de lo que ha de entenderse por
nombre personal en los textos nahuas producidos durante los dos primeros
siglos de la dominación española.
Las dos formas de articulación circular del código y del mensaje descritas
en el célebre artículo "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo
ruso"," son ejemplificadas con el discurso citado en el caso de que el mensaje
remita al mensaje y el nombre propio aparece como la forma característica
del caso en que el significado general de una unidad del código implica una
referencia al código. Jakobson lo explica en los siguientes términos: "la sig-
nificación general de un nombre propio no puede definirse sin referencia al
código. En el código del inglés, Jerry significa una persona llamada Jerry.
La circularidad es patente: el nombre significa cualquier persona a la que se
haya atribuido este nombre" .

• Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia.


1 Roman Jakobson, "Mis temas favoritos", en Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE,
1992, pp. 21-26.
2 Roman Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975, pp. 326-332.

133
La originalidad de este planteamiento se debe a que se aparta de la
polémica desarrollada al interior de la filosofía anal ítica sobre el carácter del
significado que debe atribuirse al nombre propio. Al enfatizar la remisión al
código, Jakobson sostiene el carácter eminentemente sígnico del nom-
bre propio, reconociendo una particular integración de esta unidad con el
resto del sistema: el significado de un nombre propio es que nombra. Con
esta declaración deja de ser pertinente la disyuntiva de si se trata de una
forma puramente denotativa que apunta a la referencia, o una forma con-
notativa que también apunta al sentido. Al interior de la lingüística se ha
adoptado esta última posición, aunque lo ha sido a partir de la necesidad de
establecer la diferencia, la frontera que separa al nombre común del nom-
bre propio; la diferencia se encuentra en el tipo de clase que cada unidad
es capaz de expresar y en la diversidad de su ámbito de empleo. Dado que
el nombre propio "es una clase de un sólo individuo" su uso es más res-
tringido y de acuerdo con la premisa que sostiene que el contenido semántico
de un signo está en relación inversa a su aplicabilidad, el contenido del
nombre propio es infinitamente rico.
Para Jakobson tanto la significación como la aenotación son hechos
lingüísticos, o más precisamente, hechos semióticos, de forma que una vez
que una secuencia de sonidos se interpreta como signan$ (significante),
éste demanda un signatum (significado) y si éste es desconocido o irreco-
nocible suscita por lo menos la interpretación negativa: si se trata de "una
palabra con un significado desconocido se supone que debe significar algo
diferente de las palabras con significados familiares"." A partir de su
encuentro con la obra de Peirce, Jakobson no cesa de afirmar que la única
forma de lograr una semántica lingüística consiste en entender por significa-
do de un signo la traducción que puede hacerse de él con otro signo o
conjunto de signos que lo desarrolle más plenamente o bien por un signo más
elíptico del mismo sistema lingüístico, de otra lengua o incluso de otro
sistema serniótico."
Esta postura permite eludir los problemas ontológicos de la referencia y
entender que el referente se establece en el contexto donde se produce la
designación, ésta sólo es posible a través del significado general de las
unidades codificadas, ya que "el código equipara el signans con su signatum
y el signatum con su signans ...".5 Es por ello necesario distinguir un signifi-
cado general de toda categoría lingüística, de su significado contextual.

3 Roman Jakobson, "Linguistic glosses to Goldstein's 'Wortbegriff"', en Selected writings 11,


La Haya, Mouton, 1971, p. 269. .
4 Roman Jakobson, "El metalenguaje como problema lingüístico", en El marco del lenguaje, Mé-
xico, FCE, 1988, pp. 85-87; "En torno a los aspectos lingüísticos de la traducción", en Ensayos de
lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975, p. 69.
5 Rornan Jakobson, "La lingüística y la teoría de la comunicación", en Ensayos de lingüística ge-
neral, Barcelona, Seix Barral, 1975, p. 83.

134
El significado general corresponde a las invariantes semánticas, sin las
cuales sería imposible reconocer el sentido de cualquier unidad en la di-
versidad de contextos en los que aparece. La forma como Jakobson define
esta invariancia no es siempre la misma: cuando analiza las aportaciones
de la teoría de la información reconoce una convergencia entre la defini-
ción semiótica del significado de un símbolo y la propuesta de Shannon al
definir la información como" 'aquello que permanece invariable bajo una
serie de operaciones reversibles de codificación o de traducción' es decir, 'la
clase de equivalencia de todas estas traducciones' o cifra reversibles":" pero
cuando recupera la clasificación de índice, icono y símbolo hecha por Peirce?
lo invariante es la regla-marco, una ley que es una potencialidad que el có-
digo preve y que es la condición para interpretar las réplicas futuras del
símbolo. Si bien Jakobson fusionó estas dos formulaciones -véase, por
ejemplo, el artículo sobre "La significación gramatical según Boas"-, sólo al
interior de cada subcódigo es posible equiparar "lo equivalente en todas las
traducciones" y la regla, las condiciones que permiten el uso de un signo; por
ello preferimos considerar lo invariante semántico como la "referencia del
signans al signatum por vi rtud de una contigü idad 'imputada', convencional,
habitual"."
En el nombre propio, entonces, tienen que distinguirse el si'gnificado
general del contextual. Lo invariante del significado de un nombre propio
recibe una definición aparentemente tautológica: "el nombre significa cual-
quier persona a la que se le haya atribuido este nombre", por lo que aún sin
saber qué o quién está siendo nombrado, independientemente del conoci-
miento del vínculo referencial, el usuario de un código es capaz de recono-
cer las formas lingüísticas que operan como nombres propios. En su carác-
ter de símbolo, el nombre propio forma una clase, el subconjunto léxico que
el código preve como nombres y también denota una clase de cosas: ser el
nombre de una persona, o de un animal, o de un lugar o de cualquier otro ob-
jeto. De forma que al interpretar un signo como perteneciente a la clase
"nombre propio" se interpreta simultáneamente que debe ser atribuido a al-
guien o a algo aunque se desconozca el vínculo referencial, situación pare-
cida a enfrentarse a una palabra con significado desconocido.
Sin embargo, la clase de los nombres propios no es una clase cerrada,
porque siempre es posible la llamada transposición categorial: a la pregun-
ta por su nombre, El cuervo del poema de Edgar Allan Poe responde me-
cánicamente Nevermore y si incluso un adverbio de tiempo como "nunca
más" puede funcionar como nombre propio no es de extrañar que existan

6 Ibid., p. 83.
7 Roman Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975; R. Jakobson, Nuevos ensayos de lingüística general,
México, Siglo XXI, pp. 11-82, 97-110.
8 Roman Jakobson, "Ojeada al desarrollo de la semiología", en El marco del lenguaje, México,
FCE, 1988, p. 16.

135
numerosos ejemplos en que nombres comunes sean usados también para
designar a personas, como los nombres de flores (Hortensia, Rosa, Azuce-
na), o de piedras preciosas (Gema, Esmeralda, Hubf).
A lo anterior se añade que palabras pertenecientes a otros campos
semánticos como los términos de parentesco, los términos que designan la
condición u oficio, los títulos, los gentilicios, los apodos, o los epítetos tam-
bién son interpretados como el nombre de alguien. De aquí que la tarea de
inventariar los nombres de una lengua al no poder reducirse a los términos
que el código preve, aparezca como una empresa o bien imposible, o bien
como la investigación de esas regulaciones "imputadas", habituales que
provienen de otros sistemas semióticos, además de las regulaciones propia-
mente lingüísticas.
En el nahuallatolli o lenguaje mágico utilizado por los curanderos yadi-
vinos nahuas, abundan los epítetos con los que dan nombre a los seres de
los que piden su favor, y a partir del hecho de que es la apelación de su
intervención, es la individualización de las fuerzas, entendidas como seres
capaces de actuar en respuesta a la plegaria, es justo interpretar que estos
epítetos son los nombres propios de dichas fuerzas:

Tia xihualhuia, ayauhtli itzon, poctli itzon, nonan, chalchicueye, iztaccihuatl.


Tia xihualhuian, in antlazolteteo, in ticuato, in ticaxoch, in titlahui, in tixapel ...
Dignaos venir, cabellera de niebla, cabellera de humo, madre mía, la de la
falda de jade, la mujer blanca. Dignaos venir, vosotros, los dioses de la basura,
tú Cuato, tú Caxochtli, tú Tláhuitl, tú Xapelli ... 9

De acuerdo cap Jakobson, es posible postular que en este conjuro, em-


pleado para alejar "la influencia dañina de los transgresores sexuales o de
los simples deseos ilícitos de personas que habían estado próxímasr.tvto-
dos los nombres que aparecen son los nombres propios de los seres, de las
fuerzas sagradas capaces de actuar sobre el enfermo a quienes se les ha
atribuido el nombre. "Cabellera de niebla, cabellera de humo" es el nombre
del fuego; para invocar al agua se llama a "la de la falda de jade" y "la mujer
blanca" es el nombre del copal. Cierto es que este conjuro forma parte de un
subcódigo del náhuatl, de un estilo de lengua en el que estos nombres tienen
asignada una referencia, pero López Austin reconoce por lo menos catorce
formas para nombrar al fuego en los textos recogidos por Ruiz de Alarcón y,
dependiendo de la oración, Iztaccihuatl puede servir de nombre al copal, al
agua, a las hierbas medicinales, a la sementera, etcétera."

9 La traducción es de Alfredo López Austin, "Conjuros médicos de los nahuas", en Revista de la


Universidad de México, núm. 11, vol. 24, México, 1970.
10 Ibid., p. 2.
11 Alfredo López Austin, "Términos de Nahuallatolli", en Historia Mexicana, núm. 1, vol. 17, 1967.

136
La incógnita fundante y el límite de toda las teorías sobre el nombre
propio es cómo o cuándo se fija el vínculo referencial y dependiendo de
qué factores éste se modifica o permanece estable. Para Jakobson el pro-
ceso de identificación, la creación de la referencia se tiene que buscar en el
significado contextual del nombre que surge a partir del acto de atribución,
pero donde se origina esta atribución es una pregunta a la que Jakobson no
responde sino con un ejemplo que alude al acto de enunciación y a algún
otro acto, tal vez el de dar el nombre:

A pesarde las objeciones de algunos estudiantes, es claro que el "interpretante


selectivo" de un nombre propio tiene también necesariamente un carácter más
general que cualquier "interpretante circunstancial" singular. El contexto
indica si hablamos de Napoleón en su infancia, del héroe de Austerlitz, del
vencido de Waterloo, del prisionero en su lecho de muerte o de un héroe en
la tradición póstuma, mientras que su nombre en su significado general abraza
todos esos estadios de su vida y su destino.V

En este texto Jakobson revela una extraña cualidad del nombre: aunque
categorialmente está desprovisto de toda marca temporal, presupone un
tiempo que apunta al pasado, a un acontecimiento equivalente al bautismo
donde se asignó originariamente la designación, el vínculo entre esa no
importa qué persona, objeto o lugar y el nombre. También apunta al futu-
ro por el simple hecho de ser un símbolo que deja abierta la posibilidad de
su uso, de la aparición de sus réplicas.
El acto de atribución del nombre desborda entonces el contexto de su
enunciación, pero también ahí se crea y recrea el vínculo referencial a tra-
vés de los "interpretantes circunstanciales" controlados por los hábitos, las
costumbres que las márgenes culturales establecen para el uso de los nom-
bres. Ya que la densidad temporal del nombre está borrada, sólo en algunos
de sus usos se recordará o inventará ese acto primigenio de asignación.
En el libro X del Códice Florentino, donde se habla de los diversos tipos
de pueblos que habitaban estas tierras, se pueden encontrar las explicacio-
nes que los informantes de Sahagún daban a los nombres gentilicios, al de
sus líderes, o al de sus dioses, categorías que podían fusionarse a partir del
uso del mismo nombre para estas tres clases:

Injn tocaitl mexicatl: itech qujza in tocaitl Mecitli. me, q.n. Met!, citli, in tochin,
citli...

12 Roman Jakobson, "El metalenguaje como problema lingüístico", en El marco del lenguaje,
México, FCE, 1988, p. 87.

137
in iuhca nenonotzalli, in tlamacazquj, in qujnoaliacan mexica, itoca catea
Mecitli: qujl injc tlacat, qujtocaiotique Citli: auh memac in qujtecaque, in vncan
tetzaoac, ic motocaioti mecitli...
auh .in qujniacan in jtlapacholhoan, ic motocaiotique Mexica.
Este nombre mexicatl viene del nombre Mecitli; me, quiere decir maguey y
citli conejo, liebre...
De acuerdo con la tradición, el nombre del sacerdote qué guió a los mexica era
Mecitli. Se dice que cuando nació lo nombraron Citli. y lo pusieron en la penca
de un maguey, donde creció, por lo que le llamaron Mecitli ...
y como guió a sus sujetos, por eso lo nombraron Mexica.

En este breve pasaje se puede apreciar la diversidad de interpretantes


contextuales que están en juego, es decir, cada uno de los desdoblamientos
explicativos del nombre remite a distintos ámbitos contextuales. El orden
más general alude al carácter mitico'de las referencias. Todos los pueblos
que se incluyen en el libro X del Códice Floren tino, reciben un nombre para
el cual se da un fundamento, una argumentación que sustenta una génesis
cosmogónica del grupo. Pero este no es el único sentido contextual. En este
pasaje se pueden apreciar distintos tipos de traducciones: en la primera,
fundada más bien en el código lingüístico, se descomponen las partes que
forman el nombre. y la relación que establecen las distintas partes entre sí
queda explícita mediante la narración de un suceso ocurrido, en cuya cons-
titución los elementos referidos en el nombre ocupan funciones estructuran-
tes, ya sea 'como actores o como atributos en la acción narrativa. Una
segunda traducción se podría desprender del sentido mismo del acto de
imposición del nombre, del bautismo como hecho ritual que enmarca ciertas
interpretaciones y remite, precisamente al ámbito cosmogónico. La notoria
arbitrariedad de la imposición del nombre se ve mitigada por las resonancias
simbólicas del acto ritual y del contenido léxico del nombre mismo. El hecho
de que el nombre impuesto, Citll, sea traducido por Tocntli, remite al códi-
go de clasificación calendárico. Por último, este nombre sirve como un
indicador taxonómico al ser utilizado para dar a su vez nombre al pueblo,
equiparando así el nombre del pueblo con el de su guía.
Para terminar, querríamos aludir a ese diálogo creativo que entablaron
Jakobson y Lévi-Strauss y que en el caso del nombre propio también podrían
conjugarse las propuestas de ambos autores. Una línea de investigación
paralela a la propuesta por.Jakobson es pensar, junto con Lévi-Strauss, que
los marcos a partir de los cuales se interpreta la asignación referencial del
nombre propio se deriva de los sistemas clasificatorios de una determina-
da cultura. Es posible pensar, a partir de esta propuesta, que en el caso de
la cultura náhuatl se tendrían dos sistemas claramente diferenciados: uno en
el que la asignación del nombre es marcadamente imperativa y clasifica a los
individuos a partir del día de su nacimiento. Esta clasificación moldea tanto

138
el carácter como el destino de los individuos. El otro sistema, que refleja una
mucho mayor libertad para la elección del nombre y para el que no se puede
reconocer reglas unívocas de atribución, clasifica ya no al portador del
nombre, sino a quienes se lo atribuyen.

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ruso", en Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral,
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Sahagún, fray Bernardino de, Códice Florentino. Historia general de las
cosas de la Nueva España, Santa Fe, Nuevo México, Universidad de
Utah, vol. 10.

139
PSICOLlNGüíSTICA
Interacciones madre-hijo en el desarrollo
del lenguaje. Los tres primeros meses de vida
Víctor Manuel Alcaraz, Regina Martínez Casas,
Mónica Sesma, Lourdes Gallegos,
Claudia Mastache, Sol Trejo,
Esther Sánchez y Ana Belkis López*

Introducción

Se ha considerado con razón que el lenguaje sólo puede surgir, en el niño,


en un periodo crítico cuyos comienzos se fijan en la época del balbuceo.
Antes de esa etapa del desarrollo se ha supuesto que no es factible un
aprendizaje tan complejo como el que lleva al infante a apropiarse de la
lengua materna. Afirmaciones de esa naturaleza se apoyan en el hecho de
que no es sino hasta alrededor de los seis meses, que se alcanza la su-
ficiente madurez en el control del sistema motor del aparato de la fonación,
como para producir secuencias articulatorias que conduzcan a la producción
de las primeras palabras.' Por otra parte, se supone que para que se es-
tablezca la conducta designativa hace falta que la percepción infantil alcance
una estabilidad tal, que permita, tanto las llamadas constancias perceptuales,
como lo que los piagetianos llamarían la determinación de la permanencia
de los objetos."
No hay duda que en una gran medida no puede anticiparse la aparición
del habla, por más esfuerzos que para ello se realicen. Sin embargo, resulta
una suposición poco fundada la que afirma que el aprendizaje del lenguaje
no comienza hasta que maduran los sistemas motores necesarios para su
producción o hasta que se realizan las integraciones perceptivo conductuales

• Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.


1 Hay una gran variedad de estudios sobre el desarrollo de las emisiones vocales en los niños y las
características de su balbuceo. Como representantes de la metodología moderna utilizada en esa clase
de investigaciones, tenemos a R. E. Stark, "Features of infants sounds: the emergence of cooing", en
Journal of child language, núm. 5, 1978, pp. 379-390; P. Lieberman, "On the development of vowel
production in young children", en Child phonology, vol. 1, Production, Nueva York, Academic Press,
1980; J. L. Locke, en Phonologyacquisition and change, Nueva York, Academic Press, 1980; R. D.
Kent, "Articulatory-accoustic perspectives on speech development", enLanguage behavior in infancy and
early childhood, Nueva York, Elsevier, 1981. Merece referencia especial el planteamiento de Jakobson
sobre el desarrollo fonológico, ver al respecto Langage enfantin et aphasie, París, Flammarion, 1980.
2 Es el estadio seis de la adquisición de la permanencia del objeto el que los piagetianos plantean
como prerrequisito para la adquisición de la referencia, véase ejemplo: M. Folger, y P. Leonard,
"Language and sensorimotor development during the early period of referential speech", en Journalof
speech and hearing research, núm. 3, vol. 21,1978, pp. 519-527 Y R. Corrigan, "Language development
as related to stage 6 objet permanence development", en Journal of Child Language, núm. 2, vol. 5,
1978, pp. 173-190. Piaget, en La formación del símbolo en el niño, México, FCE, 1961, señala que el
desarrollo de la capacidad simbólica precede al lenguaje.

143
que van a sustentar la función referencial. Tales aseveraciones son apresu-
radas, cuentan con la supuesta prueba de los años, el que se han mantenido
por mucho tiempo y parecen plausibles, pero en realidad son bastante
endebles y no resisten un análisis crítico cuidadoso. Su inconsistencia pue-
de mostrarse mediante la prueba experimental de que ningún comporta-
miento complejo aparece sin antecedentes y sin un progresivo estructu-
rarse. Por lo tanto, habría que suponer que antes de que el niño comience
a hablar, necesita de la previa adquisición de lo que podrían ser los diversos
componentes de la conducta lingüística y que éstos se aprenden en forma
gradual en un periodo cuyos comienzos se desconocen porque los estudios
se han fijado, sobre todo, en algunos de los elementos del lenguaje: el control
articulatorio y la referencia.
A la base de la hipótesis de que el aprendizaje del lenguaje no principia
sino hasta que ha surgido el balbuceo, se encuentra una presuposición
también de raigambre muy antigua que afirma que el lenguaje es una
capacidad sui generis, sin relación con otra clase de comportamientos de
índole motora o sensorial presentes en el ser humano." Por lo tanto, el
lenguaje debe surgir de nava, gracias a la simple maduración de las es-
tructuras cerebrales que permiten, por un lado, el control motriz del apa-
rato articulador y, por otra parte, la asimilación de la experiencia lingüística
proporcionada por el habla." De acuerdo con otra corriente de la psicología,
que se centra en las funciones cognoscitivas que cumple el lenguaje, el
principal prerrequisito para su adquisición es la capacidad para hacer
abstracciones, generalizaciones y estructuraciones jerárquicas." Por eso
los sereshumanos tienen lenguaje y los animales se ven limitados en su
comportamiento a la aprehensión de los fenómenos concretos que constitu-
yen su ambiente inmediato.
Una de las limitantes de la hipótesis anterior, que se nos presenta como
aparentemente sólida, tan sólo por su persistencia y porque apela a la
singularidad del hombre, es que es producto, no de la investigación expe-
rimental, sino de la pura especulación teórica dirigida a encontrarle al

3 s. Pinker y P. Bloom, "Naturallanguage and natural selection", en Behavioral and brain science,
núm. 13, 1990, pp. 707-784, insisten en el carácter completamente nuevo que tiene el lenguaje, sin
antecedente alguno en otro tipo de conductas adaptativas.
4 N. Chomsky propone la existencia en el cerebro humano de un "Mecanismo para la adquisición
del lenguaje" (LAD, por Language aoquisition device). Una formulación sintética de su postura nativista
y de su hipótesis de que lo único que necesita el niño es verse expuesto a su habla natal para que el
LAD comience a funcionar, podemos encontrarla en una conferencia que dio en la Universidad de Sofia,
en Tokio, "On the nature, use and acquisition of language", en Mind and cognition, Cambridge, Mass.,
Blackwell, 1991, pp. 627-646. Otro trabajo que expone planteamientos de una naturaleza semejante, se
debe a D. Lighfoot, "Modeling language developmenf, ibid., pp. 646-659.
5 Muchos autores buscan para el aprendizaje humano, principios distintos a los que rigen el
aprendizaje de los animales, el cual puede explicarse, sin muchos trabajos, con base en procesos de
condicionamiento. M. E. Seligman, "On the generality of the laws of learning", en Psychological Review,
núm. 77, 1970, pp. 406-418, expone una de las primeras puestas en duda de la generalidad de los
principios del condicionamiento.

144
comportamiento lingüístico un lugar único. Otra de sus restricciones es la de
que concibe el lenguaje únicamente como medio para organizar y transmitir
el conocimiento que tenemos de nuestra realidad.
Si vemos con detalle las suposiciones de que la mera maduración
cerebral de los sistemas de control del aparato articulatorio y de organiza-
ción abstracta de los estímulos que afectan a los receptores sensoriales, es
suficiente para iniciar el proceso de aprendizaje del lenguaje, nos encontra-
mos con que incurre en un error al hacer suya una versión elaborada de una
teoría del conocimiento cuyo antecedente se encuentra en los realistas
ingenuos, quienes plantean que el mundo en el que vivimos impresiona
nuestros sentidos y deja en nuestra mente una especie de copia, adecuada
para guiar, posteriormente, nuestros actos." El lenguaje es concebido
entonces, como el vehículo para dar a conocer a los otros nuestra represen-
tación del medio y por lo tanto, para su adquisición sólo se necesita poder
producir los soniC:os que lo constituyen y ser capaz de establecer relaciones
entre esos sonidos y la representación interna que tenemos de nuestro
mundo. Dicha teoría, a pesar de que en la actualidad propone un modelo muy
sofisticado de los contenidos de la mente, en términos de proposiciones y de
invariantes? que conducen a la formulación de reglas y a una conducta
generalizadora, base del pensamiento abstracto, tiende a descuidar los
mecanismos de adquisición del comportamiento complejo, acepta sin más
que un aprendizaje ocurre mediante una súbita aprehensión de ciertas
relaciones de carácter perceptivo, que se captan en sus aspectos esenciales
mediante una exclusión, que no se explica, de las particularidades que por
accidente tienen los objetos." Suprime, por lo tanto, esa teoría, la parte ac-
tiva de las percepciones, comprobada reiteradamente en los laboratorios
experimentales," y aun cuando agrega la aseveración de que se llega a
reelaborar la estructura cognoscitiva formada a través de la aprehensión
sensorial, no logra sobreponerse a las insuficiencias de la teoría de la copia.
Contra ese modelo teórico que recurre al puro sentido común y a la
creencia de que en el espacio de la mente se encuentra nuestro conocimien-
to de la realidad, como copia sensorial o esquematización de invariantes que
deben conformarse primero antes de que podamos hacer uso del lenguaje,
debemos señalar que cualquier conducta constituida por múltiples elemen-

6 Para una crítica de la teoría de la copia véase G. Ryle, en El concepto de lo mental, Buenos Aires,
Paidós, 1967.
7 Las teorías proposicionales pueden revisarse en C. J. Fillmore, "The case lar case", en Universals
of linguistic theory, Nueva York, Holt Rinehart and Winston, 1968; J. Anderson, y G. Bower, "Human
associative memory", Washington, Winston and Sons, 1973 y Z; Pylyshyn, "What the mind's eye tells the
mind brain. A critique 01 mental imagery", en Psychological bulletin, núm. 1, vol. 80, 1973, pp. 1-23.
8 Los gestaltistas propusieron la aprehensión inmediata de relaciones para explicar el aprendizaje.
Véase G. Humphrey, Thinking, Londres, Methuen and CO., 1951, para una presentación sintética.
9 R. Held, yA. Hein, "A movement-produced stimulation in the development 01 visual guided
behavior", en Journal of comparative and physiological Psychology, núm. 5, vol. 56, Washington, D. C.
1963, pp. 872-876.

145
tos, sean secuencias o alternaciones motoras, o bien discriminaciones
sensoriales de estímulos con varias dimensiones, se adquiere me-
diante una integración sucesiva de sus componentes,"? de ahí que en el
desarrollo del niño se descubran etapas ordenadas de conformación de
sus capacidades para operar con su medio. Cada etapa, por otro lado,
representa coordinaciones cada vez mayores de los componentes de la
conducta compleja."
Tenemos que decir, además, que no existe la sensorialidad pura, ni la
motricidad aislada, todo el comportamiento viene a ser una unidad indisoluble
de integraciones sensoriornotrices." Por lo tanto, no copiamos la realidad
para adquirir el conocimiento de nuestro medio, sino que operamos sobre
nuestro mundo para construir esquemas de respuesta que nos sirvan para
adaptarnos mejor al entorno, lo que a veces implica, incluso su modificación.
Algunos de esos esquemas de respuesta se convierten en representativos
para nosotros y para los demás, y por ello vienen a conformar lo que sería
nuestro conocimiento. Entre esos esquemas representativos se halla, de
modo principal, el lenguaje, compuesto de una suma integrada de respues-
tas de toda índole: motoras, perceptivas, o de tipo afectivo, cada una de ellas
con un aporte importante a la constitución de lo que se conoce como sig-
nificado, compleja construcción social para cuyo aprendizaje se requiere de
un gran número de interacciones entre los individuos de nuestra cultura." La
adquisición del lenguaje exige entonces, algo más que los esfuerzos y los
logros de un individuo. El grupo social de origen interviene para ayudar a que
los primeros' balbuceos se conviertan en palabras y para que estas últimas
se carguen, por así decirlo, de asociaciones múltiples, a fin de que en los
procesos de comunicación, no sólo sean especies de gestos indicativos del
tipo de los apuntamientos que se hacen con la mano hacia los objetos, sino
que su pronunciación despierte buena parte de lo que la sociedad sabe del
objeto o le atribuye. De esta manera, nosotros, en este trabajo.!" plantea-
mos que el lenguaje es un medio de relación entre los individuos, un artilu-
gio para construir el conocimiento abstracto, una gu ía para el saber práctico,
un mecanismo para la generación en los oyentes, de emociones seme-
jantes a las que el objeto produce en el hablante. Una consideración del
lenguaje como la anterior, que lo visual iza en sus múltiples funciones, hace
evidente que resulta equivocado tomarlo como puras articulaciones voca-

10 E. N. Sokolov.en Perception and the conditioned reflex, Londres, Pergamon, 1963.


11 Las formulaciones más claras de ese punto de vista se encuentran en J. Piaget, op. cit., y J.
Piaget, en Psicología de la inteligencia, Buenos Aires, Psique, 1955. .
12 V. M. Alcaraz, La función de síntesis del lenguaje, México, Trillas, 1980.
13 Véase L. S. Vygotsky, en Mind in society, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1978.
14 Véase una exposición más detallada de algunos de los aspectos complejos del lenguaje y el
pensamiento en V. M. Alcaraz, y R. Martínez Casas, "Pensamiento", en Enciclopedia Iberoamericana
de Psiquiatría, Buenos Aires, Fundación Acta, en prensa.

146
tos, sean secuencias o alternaciones motoras, o bien discriminaciones
sensoriales de estímulos con varias dimensiones, se adquiere me-
diante una integración sucesiva de sus componentes,"? de ahí que en el
desarrollo del niño se descubran etapas ordenadas de conformación de
sus capacidades para operar con su medio. Cada etapa, por otro lado,
representa coordinaciones cada vez mayores de los componentes de la
conducta compleja."
Tenemos que decir, además, que no existe la sensorialidad pura, ni la
motricidad aislada, todo el comportamiento viene a ser una unidad indisoluble
de integraciones sensoriornotrices." Por lo tanto, no copiamos la realidad
para adquirir el conocimiento de nuestro medio, sino que operamos sobre
nuestro mundo para construir esquemas de respuesta que nos sirvan para
adaptarnos mejor al entorno, lo que a veces implica, incluso su modificación.
Algunos de esos esquemas de respuesta se convierten en representativos
para nosotros y para los demás, y por ello vienen a conformar lo que sería
nuestro conocimiento. Entre esos esquemas representativos se halla, de
modo principal, el lenguaje, compuesto de una suma integrada de respues-
tas de toda índole: motoras, perceptivas, o de tipo afectivo, cada una de ellas
con un aporte importante a la constitución de lo que se conoce como sig-
nificado, compleja construcción social para cuyo aprendizaje se requiere de
un gran número de interacciones entre los individuos de nuestra cultura." La
adquisición del lenguaje exige entonces, algo más que los esfuerzos y los
logros de un individuo. El grupo social de origen interviene para ayudar a que
los primeros' balbuceos se conviertan en palabras y para que estas últimas
se carguen, por así decirlo, de asociaciones múltiples, a fin de que en los
procesos de comunicación, no sólo sean especies de gestos indicativos del
tipo de los apuntamientos que se hacen con la mano hacia los objetos, sino
que su pronunciación despierte buena parte de lo que la sociedad sabe del
objeto o le atribuye. De esta manera, nosotros, en este trabajo." plantea-
mos que el lenguaje es un medio de relación entre los individuos, un artilu-
gio para construir el conocimiento abstracto, una guía para el saber práctico,
un mecanismo para la generación en los oyentes, de emociones seme-
jantes a las que el objeto produce en el hablante. Una consideración del
lenguaje como la anterior, que lo visual iza en sus múltiples funciones, hace
evidente que resulta equivocado tomarlo como puras articulaciones voca-

10 E. N. Sokolov, en Perception and the conditioned reflex, Londres, Pergamon, 1963.


11 Las formulaciones más claras de ese punto de vista se encuentran en J. Piaget, op. cit., y J.
Piaget, en Psicología de la inteligencia, Buenos Aires, Psique, 1955.
12 V. M. Alcaraz, La función de síntesis del lenguaje, México, Trillas, 1980.
13 Véase L. S. Vygotsky, en Mind in society, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1978.
14 Véase una exposición más detallada de algunos de los aspectos complejos del lenguaje y el
pensamiento en V. M. Alcaraz, y R. Martínez Casas, "Pensamiento", en Enciclopedia Iberoamericana
de Psiquiatría, Buenos Aires, Fundación Acta, en prensa.

146
les que se concretan a hacer referencias y que por lo tanto, su estudio
sólo puede comenzar con la aparición del balbuceo. También una POSI-
ción como la nuestra, subraya lo erróneo de la hipótesis que toma al len-
guaje como simple vehículo para dar a conocer a los otros nuestras ideas y
que plantea estudiar primero, la formación de estas últimas, lo que en tér-
minos modernos sería la construcción del conocimiento y luego, el estable-
cimiento de relaciones entre nuestro saber y las pronunciaciones vocales,
con el resultado de que, igualmente, es necesario esperar a que surja la ca-
pacidad para la articulación vocal para investigar el proceso.de-aprendizaje
del lenguaje. Para descubrir, entonces, los mecanismos de la adquisición del
lenguaje, es necesario no sólo el estudio de las interacciones sociales que
permiten el surgimiento del habla, sino también encontrar los componentes
del comportamiento lingüístico. Para ello, hace falta una cuidadosa acti-
vidad analítica que rompa con el prejuicio de que el lenguaje aparece de
nova como un comportamiento sin antecedentes. Asimismo, es necesa-
rio hacer a un lado la presuposición de que en el aprendizaje del habla basta
encontrarse inmerso en el conjunto de estimulaciones del lenguaje propor-
cionadas por los hablantes de la lengua natal, para que por mera aprehen-
sión sensorial y reestructuración cognoscitiva, se alcance el dominio de la
conducta cornunicativa."
De esta manera, podríamos afirmar que lo aparentemente incomprensi-
ble de la rápida adquisición del lenguaje por el niño, radica en que se han
descuidado sus antecedentes, los cuales, hasta el momento, han perma-
necido en la sombra, encontrándose pendiente su descubrimiento. Algunos
de esos antecedentes, como el seguimiento de la mirada, la conducta de
alcance de los objetos lejanos, para mencionar sólo algunos, han sido
investigados durante los últimos años." pero todavía no se ha realiza-
do una investigación que rastree todos los que vendrían a ser los precursores
del lenguaje a lo largo del desarrollo ontogenético. Por ese motivo, nos
planteamos analizar la matriz del lenguaje desde los verdaderos inicios de
su formación en las primeras interacciones que tienen lugar entre las madres
y sus hijos. Decidimos comenzar nuestros análisis a una edad muy tempra-
na, dado que carecemos de información sobre lo que pudieran ser las
conductas prelingüísticas fundamentales para el desarrollo del lenguaje,
ésto a pesar de que se han hecho estudios que comienzan desde los
primeros días después del nacimiento, pero al limitarse dichos estudios a
investigar las características de las emisiones vocales infantiles o las

15 Se sabe que niños con audición normal, hijos de padres mudos, no aprenden el lenguaje habla-
do si simplemente se les expone a emisiones televisivas que les proporcionan estimulación lingüística.
S. Ervin-Trupp, "Some strategies for the first two years", en Cognitive deve/opment and the acquisition
oflanguage, Nueva York, Academic Press, 1973.
16 J. Brunner, Child ta/k, Nueva York, Norton, 1983.

147
capacidades del niño para la percepción del lenguaje, 17 no nos proporcionan
información sobre lo que a nosotros nos interesa, en tanto que permanecen
limitados por el supuesto implícito, al cual ya nos habíamos referido, de que
lo importante en el aprendizaje del lenguaje es el control vocal, las capaci-
dades perceptivas en el dominio de la audición y el establecimiento de las
referencias a partir de las palabras pronunciadas u oídas.
Fijamos entonces el inicio de nuestra investigación a los diez días
después del nacimiento, cuando la reactividad del niño, al conjunto de es-
tímulos que componen su entorno, es muy escasa.
Para tener una guía en la tarea analítica, decidimos adoptar un esque-
ma que descompusiera el lenguaje en sus diferentes funciones. Encontra-
mos que uno de los más completos era el desarrollado por .Jakobson," y
decidimos adoptarlo, aunque le hicimos algunas modificaciones para adap-
tarlo a nuestros propósitos. Cada una de las funciones esquematizadas por
Jakobson la hicimos pasar por la criba del análisis psicológico, es decir, tra-
tamos de determinar las operaciones que un individuo realizaría para llevar
a cabo cada función. Cuando en una de esas funciones no se representaban
adecuadamente las operaciones del sujeto, procedimos a efectuar las mo-
dificaciones pertinentes que consistieron sobre todo en detallar las formas
como cada función podría aparecer -en las interacciones hablante-oyente.

Método y sujetos

Nuestro estudio lo realizamos con ocho diadas madre-hijo y una cuadrupleta


compuesta por unos gemelos y sus respectivos padres. Todos de clase
media baja.
La investigación se planteó con un carácter longitudinal, de ahí que
su fin esté marcado para la fecha en que los niños cumplan tres años de
edad. Cada semana hemos realizado videograbaciones de la interacción
madre-hijo con muestras de diez minutos, en los que en cada ocasión se le
pidió simplemente a la madre que atendiera a su hijo, sin darle mayores
explicaciones. Se buscó que la videograbación semanal se llevara a cabo en
tres condiciones: de juego, de alimentación y de cambio de los pañales. No
establecimos una secuencia rígida de estas condiciones, pero procuramos
que aparecieran a lo largo de las distintas grabaciones.

17 Véase las referencias citadas en la nota núm. 1 y D. K. Oller, ''The emergence of the sounds of
speech in infancy", en Chi/d pnonotoqy, op. cit., Y Star., S: Rose, y M. McLagan, "Features of infants
sounds: the first eight weeks of life", en Journa/ ofchild /anguage, núm. 2, 1975, pp:205-221. En relación
con las capacidades discriminativas del niño para los sonidos del lenguaje, véase P. Eimas et a/.,
"Speech perception in infants", en Science, núm. 171, 1971, pp. 303-318.
18 R. Jakobson, "Linguistique et poetique", en Essais de linguistique genera/e, París, Editions de
Minuit, 1963, pp. 209-248.

148
Los resultados que aquí se informan son de carácter preliminar, abarcan
los tres primeros meses de vida y forman parte de una muestra inicial
que después completaremos, pues otro de nuestros propósitos es estudiar
el desarrollo de la actividad eléctrica cerebral a fin de establecer correlacio-
nes con las distintas etapas de desarrollo del lenguaje y con la progresiva
adquisición de las funciones que estudiamos. Esa parte de nuestro proyecto
de investigación buscará establecer el papel de ciertas estructuras cerebra-
les en la adquisición del lenguaje. Aun cuando hemos procedido a hacer un
análisis detallado de los distintos componentes de las pronunciaciones
lingüísticas de la madre, e igualmente sujetamos a escrutinio las emisio-
nes vocales del niño, así como algunas de las conductas que presenta, sólo
informaremos aquí de las categorizaciones funcionales que hicimos del
lenguaje de la madre dirigidas a su hijo y de las emisiones vocales del niño.
El procedimiento utilizado para el análisis, fue observar y transcribir las
grabaciones, categorizar el discurso de la madre dirigido hacia el niño,
clasificar la conducta del niño así como sus emisiones vocales y cuantificar
las categorías encontradas.
Las categorías que aparecieron, durante el periodo en el que hicimos
nuestra investigación, las pudimos englobar en las siguientes funciones del
lenguaje:
Emotivo-expresiva que caracterizamos como cualquier respuesta
vocal o de tipo motor, determinada por un estímulo que refleje además, el
estado emocional del emisor. Por otro lado exigimos, para calificarla de esa
manera, que presentara como rasgo definitorio el que en el contexto de la
interacción diádica adquiriera sentido comunicativo, es decir, que llevara
como consecuencia una modificación del comportamiento del obser-
vador o del escucha. De esta manera, si el niño lloraba por algo que le
afectaba y la madre le atendía, el llanto del niño se tomaba como una
respuesta emotivo-expresiva. De ese modo, excluimos reacciones motoras
de la madre o el hijo que no quedaban integradas en un contexto comunicativo.
Encontramos dos tipos de reacciones emotivo-expresivas, aquellas que
conducían a mantener el estímulo que había provocado la reacción, las
cuales denominamos aductivas y las que eran originadas por estímu-
los nociceptivos que daban lugar a evitaciones o rechazos, a las que
llamamos abductivas. Un ejemplo de reacción abductiva es el llanto. Ciertas
gesticulaciones del niño, tomadas por la madre como sonrisas o la pro-
pia sonrisa de la madre, se tomaron como emotivo-expresivas-aductivas,
al mismo tiempo que como fáticas, pues consideramos que no sólo repre-
sentaban estados con tonos afectivos de carácter positivo, sino igualmente
servían de instrumento para abrir la interacción diádica.
En el lenguaje, la interjección sería emotivo-expresiva, así como los
componentes prosódicos que a fin de cuentas, indican estados del hablante:
su emotividad, su seguridad o inseguridad, etcétera. Otra función fue la

149
fática, que por lo que antes dijimos la tomamos como aquella respuesta
dirigida a iniciar, mantener o terminar una interacción.
Serían fáticas: búsquedas de contacto físico, búsquedas faciales o de la
mirada, expresiones verbales introductorias a una conversación como el
saludo, igualmente las destinadas a evitar que se interrumpa una relación,
así como las que le dan término o indican al oyente que le toca su turno como
hablante. Dividimos la función fática en orientadora de la atención, de
contacto físico, contacto visual, de apego, de apego duradero, ritual izada y
especificativa de turno.
Diferenciamos entre apego y afección duradera porque las verbaliza-
ciones relacionadas con el apego se dirigen únicamente a mantener la
atención del oyente, mientras las de afección duradera están destinadas a
sostener la relación incluso en ausencia del interlocutor.
La función conativa o apelativa de Jakobson la subdividimos en impe-
rativa y dialógica, según la predominancia que pretendiera imponer el ha-
blante de sus propias demandas o la búsqueda de un equilibrio entre la
satisfacción de sus necesidades y la consideración que tuviera hacia el
oyente. Dado que encontramos que en muchas ocasiones el propio hablante
se da directivas a sí mismo para la realización de su propia conducta,
establecimos, para referirnos a ese tipo de autoinstrucciones, la categoría
conativa-dialógica-internalizada.
Por último, en la descripción de estas primeras interacciones madre-hijo,
utilizamos el término referencial, para dar cuenta de la función designati-
va del lenguaje.
Hallamos cuatro tipos de designaciones o referencias: a los estímulos del
entorno, a la persona del oyente, a terceras personas y al propio lenguaje.
La referencia al entorno, descubrimos que se podía hacer de manera
directa, el referente entonces se determinaba en forma ostensiva, sin
embargo, encontramos también designaciones indirectas en las que se
recurre a metáforas. Algunas de esas metáforas son convencionales, como
la designación del niño diciéndole, en lugar del nombre propio: "mi amor",
otras, son relaciones entre ademanes motores icónicos y la palabra que va
a designar lo representado con el ademán. La madre, por ejemplo, mueve
su mano vuelta hacia abajo y dice "una arañita". Otras más son presentacio-
nes de objetos que reciben un referente distinto al habitual. Así, una de las
madres le presentaba a su hija una sonaja al mismo tiempo que le decía "mira
un monstruo".
Las referencias al interlocutor decidimos englobarlas en una categoría
llamada fática-referencial pues nos percatamos que las descripciones que
el hablante hace del oyente, no sólo van a dar cuenta de alguna característica
de este último, sino también están dirigidas a mantener la interacción.

150
Finalmente, tendríamos las referencias al propio lenguaje, como serían
expresiones del tipo: "di papá", que además de su carácter conativo, fijan la
atención en una emisión lingüística particular. A esta categoría le llamamos
referencial-metalingüística.

Resultados

Descubrimos que las madres se comprometían en una extensa variedad de


expresiones de muy distinta naturaleza. Todas ellas, en una gran medida,
asumieron el papel de hablantes ante un interlocutor real, a pesar de que los
niños, al principio, eran poco reactivos. Empero, en las madres parecía darse
la creencia implícita de que era posible suscitar en sus hijos respuestas al
lenguaje. No fueron escasas las preguntas en las que se le pedía al niño que
contestara algo. Asimismo, se dieron órdenes y directivas destinadas a
demandarle al niño cambios en su comportamiento. En otras palabras, todas
las madres establecieron con sus hijos interacciones de carácter verbal, que
si bien en un principio fueron completamente unidireccionales, poco a poco
empezaron a tener respuestas más evidentes en los niños. Encontramos
como constantes la aparición del llamado maternés o habla intantil'" en
las madres, es decir un habla caracterizada por un registro especial con
tonos más elevados y sin todas las modulaciones prosódicas que apare-
cen en el lenguaje del adulto. Los cambios en el registro se hicieron muy
notables cuando en alguna ocasión las madres hacían alguna pregunta a la
persona que llevaba a cabo las grabaciones, momento en el cual adoptaban
la prosodia del adulto. La cuadrupleta formada por los gemelos y sus padres,
también fue muy ilustrativa al respecto, pues su prosodia era la del maternés
cuando les hablaban a sus hijos y la de los adultos cuando se comunicaban
entre sí.
Igualmente, en una grabación en la que además de la diada madre-hijo
intervino una hermana pequeña, vimos cómo esta última usaba la prosodia
del maternés al dirigirse a su hermana y la prosodia del adulto cuando
hablaba con su madre. En el maternés no encontramos, por cierto, entre las
madres, tendencias claras a disminuir la longitud promedio de sus pronun-
ciaciones, pues hubo muchas diferencias. Había madres cuyas oraciones
eran bastante largas, mientras que otras formulaban oraciones cortas.
Las distintas funciones del lenguaje las encontramos entremezcladas en
todas las madres, pero hubo algunas que mostraron predominancia por una
función en particular. Fue por otra parte notable que la función referencial
dirigida hacia el entorno físico o a otras personas, apareciera en muy bajas

19 c. A. Ferguson, "Talking to Children: A search for universals", en Universals of Human Langua-


ge, California, Universidad de Stanford, 1978.

151
proporciones en la mayor parte de las madres, con porcentajes que oscila-
ban entre 2.4 y 13.5 por ciento. 3ólo una madre excedió esa cifra y alcanzó
20.8 por ciento de expresiones con carácter referencial, pero todas ellas
fueron asimilables a la categoría de fático-referencia/, pues se trataban de
calificaciones del niño, del tipo "que bonito mi bebé", o metáforas convencio-
nales para dirigirse a su hijo como "mi amor", "mi vida", etcétera. Las
principales referencias de las madres fueron hacia sus hijos, para describir
su conducta o para calificar su apariencia. Los porcentajes mayores de la
función fático-referencial alcanzaron 34.5 por ciento y los menores se dieron
en la cuadrupleta de los gemelos y sus padres, quienes presentaron esa
función en porcentajes de 8.0 el padre y 1.6 por ciento la madre.

Cuadro 1
EJEMPLOS DE EXPRESIONES DE LAS DISTINTAS FUNCIONES
DEL LENGUAJE ENCONTRADAS EN LAS DIADAS

(RAab) Emotivo-expresiva-abductiva: iAy! (Cuando la madre cambia los pañales y en-


cuentra el niño muy sucio)
Llanto en el niño
(RAad) Emotivo-expresiva-aductiva: iAy que lindo!
Sonrisas
(Ci) Conativa-imperativa: No. No te duermas (en tono airado)
(Cd) Conativa-dialógica: Mm. ¿No va a comer el bebé? Come, come (con voz de
súplica)
(Cdi) Conativa-dialógica-internalizada: Ahora vamos a voltearte
(CF) Conativa con elementos fáticos: A ver una sonrisita
(CRV) Referencial metalingüística: Di papá (con el conativo "di")
(CPRV) Protorreferencial-metalingüística: albu/bu/bu
(FPRV) Fática-protorreferencial-metalingüística: La madre copia las emisiones vocales
del niño
(Foa) Fática orientadora de la atención: La madre llama al niño por su nombre.
(Fv) Fática de contacto visual: El niño empieza a buscar a la madre con la mirada.
(Fcf) Fática de contacto físico: El niño busca el contacto físico con la madre.
(Fr) Fática-convencional: Hola
(Fet) Fática-especificativa de turno: ¿Qué te pasa?
(FR2) Fática-referencial al interlocutor: [Oué bonito bebé!
Eres un enojón. Ya tienes sueño.
(Re) Referencial al entorno: Mira conejito (Con el conativo "mira")
(R2) Referencial al interlocutor: Está dormido (al darse cuenta la madre de que el niño
se acaba de dormir)
(R3) Referencial a la tercera persona: Dile a Andrés: Ponte a trabajar. (Con los
conativos "Dile" y "Ponte a trabajar")
(Ria) Referencial in absentia (referencias a objetos o personas no presentes). Hoy no
va a ver a su papá (dirigiéndose al niño)
(RRV) Referencial-metalingüística: Di papá (con el conativo "di")
(Rm) Referencial-metafórit::a: Mi amor, mi cielo
(RD) Referencial-deictica: Mira arriba (con el conativo "mira")
(Rc) Referencial-cualificativa: Que bonito el conejito (con la referencial al entorno
"conejito" y en la prosodia la expresión de la función emotivo-expresiva).

152
Cuadro 2

PORCENTAJES EN QUE EXPRESAN LAS DISTINTAS FUNCIONES


DEL LENGUAJE OCHO MADRES DURANTE DIVERSAS INTERACCIONES
CON SUS HIJOS

S-1 S-2 S-3 S-4 S-5 S-6 S-7 S-8

RAab 1.2 0.4 0.6


RAad 1.2 0.6 0.4 1.2 2.1
Ci 1.9 11.6 3.5 4.1 2.5
Cd 35.7 22.9 35.5 38.5 15 15.6 27.4 39.1

Cdi 7.7 0.4 1.2 1.7 4.1 3.2


CF 0.6 1.3 3.1 2.1
CRV 1.3
CPRV 0.6
FPRV 1.3
Foa 7.7 8.7 9.6 6.1 18.4 15.6 8.8 10.8
Fr 2.0 3.5 2.7 1.9 1.8
Fet 15.5 37 23.4 7.8 10.2 17.6 14.4 6.5
FR2 25.3 13.7 24.4 24.5 16.4 23.5 34.5 13.4
Re 0.6 0.8 1.2 5.2 0.6 3.2 3.1
0.6 0.6
0.6 1.2

RRV 1.2
Rm 1.9 0.8 0.6 0.8 10.2 9.8 4.3
RD 0.6
Re 0.8 0.6 7.8

RAab: Función emotivo-expresiva-adbuctiva, RAad: Emotivo-expresiva-


aductiva, Ci: Conativa-imperativa, Cd: Conativa-dialógica, Cdi: Conativa-
dialógica-internalizada, CF: Conativa con elementos fáticos, CRV: Re-
ferencial-metalingüística, CPRV: Protorreferencial-metalingüística, FPRV:
Fática-protorreferencial-metalingüística, Foa: Fática-orientadora de la
atención, Fr: Fática-convencional, Fet: Fática especificativa de turno,
FR2: Fática-referencial al interlocutor, Re: Referencial al entorno, R2:
Referencial al interlocutor, R3: Referencial a la tercera persona, Ria:
Referencial inabsentia, RRV: Referencial-metalingüística, Rm: Referencial-
metafórica, RD: Referencial-deíctica, Rc: Referencial cualificativa.

153
Cuadro 3
CUADRUPLETA
PORCENTAJES EN QUE EXPRESAN LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
LOS PADRES DE UNOS GEMELOS

Padre Madre

RAab 1.1 1.6

Raad O 1.6

Ci 5.7 18

Cd 48.2 27.8

Foa 16.0 18

Fet 10.3 13.1

FR2 6.8 9.8

Re 8.0 1.6

R2 1.1

R3 1.6

Rm 4.9

Re 1.1

RAab: Función emotivo-expresiva-adbuctiva, RAad: Emotivo-expresiva-


aductiva, Ci: Conativa-imperativa, Cd: Conativa-dialógica, Cdi: Conativa-
dialógica-internalizada, CF: Conativa con elementos fáticos, CRV:
Referencial-metalingüística, CPRV: Protorreferencial-metalingüística, FPRV:
Fática-protorreferencial-metalingüística, Foa: Fática-orientadora de la aten-
ción, Fr: Fática-convencional, Fet: Fática especificativa de turno, FR2:
Fática-referencial al interlocutor, Re: Referencial al entorno, R2: Referencial
al' interlocutor, R3: Referencial a la tercera persona, Ria: Referencial in
absentia, RRV: Referencial-metalingüística, Rm: Referencial-metafórica,
RD: Referencial-deíctica, Rc: Referencial cualificativa.

154
El porcentaje promedio de la función fática referencia/, consistente en
designaciones al comportamiento o a la apariencia del interlocutor, que
en este caso era el niño, fue, excluyendo a los padres de los gemelos, de
25.02 por ciento. La función fática compuesta de orientaciones de la aten-
ción, de especificaciones de turno o de convencionalismos del tipo de
"hola", alcanzó porcentajes un tanto similares a la función conativa. Una y
otra función se distribuyeron entre las madres con ciertas tendencias que
favorecían, sea ligeramente o en una forma por completo predominante, a
una de esas funciones. De esa manera, encontramos madres que podían ti-
pificarse como fáticas o como conativas.

e
34.9

F
·"".7

Figura 1. Porcentajes de expresión de las distintas fun-


ciones del lenguaje en una madre conativa (E. Función
emotivo-expresiva, R. Función referencial, FR. Función
fática referencial, F.Función Fática, C. Función conativa).

lI
e
005.3
I
I
E I
2.4

<L
U

FR
2113

l ~

Figura 2. Porcentajes de expresión de las


distintas funciones del lenguaje de una
madre fática (símbolos como en la figura
anterior).

155
Las madres fáticas interactuaban verbalmente con sus hijos mediante
expresiones en las que de manera repetida les llamaban la atención o les
hacían preguntas. Las conativas daban órdenes, indicaciones y prohibicio-
nes.
Cinco madres tuvieron porcentajes superiores de expresionesconativas,
en tres de ellas esta función estaba en franca superioridad sobre la función
fática en porcentajes que representaban más del doble de estas últimas.
Tres madres eran con toda claridad fáticas.
En la cuadrupleta, los dos eran conativos, de manera más evidente el
padre, quien además era más referencia! que la madre. Es interesante
señalar que el padre es de todos los sujetos estudiados, el que hace más
referencias al entorno. La conducta referencial al entorno en todas las
madres fue a objetos presentados en el radio cercano al niño. Sólo hubo una
referencia in absentia constituida por una mención al padre de uno de los
niños.
La aparición de expresiones metafóricas se dio de cuando en cuando en
la forma de presentaciones de objetos que recibieron designaciones distin-
tas a las que les correspondían. En la función fática-referencia! hubo mu-
chas de estas expresiones metafóricas para referirse al niño.
La función emotivo-expresiva estuvo presente en proporciones míni-
mas en las madres. No calificamos la prosodia, si lo hubiéramos hecho es
posible que encontráramos un número mayor de estas expresiones. En los
niños fue al principio la única función presente, después aparecieron
conductas de tipo fático como contacto visual y búsqueda de contactos
físicos.
Las emisiones vocales del niño se modificaron en el curso de las distin-
tas sesiones de registro y tendieron a diferenciarse. De este modo se
hicieron cada vez más representativas de los diferentes estados del niño,
como fue claro por el hecho de que la conducta de la madre comenzó a
indicar que discriminaba mejor los estímulos que provocaban el llanto,
conforme el niño crecía.
Muestras de imitaciones por parte del niño de la prosodia de la madre,
empezaron a verse en los últimos registros. Cada madre tenía su patrón
propio de uso del lenguaje en el que una función era la predominante. Dicho
patrón no cambió a lo largo del tiempo en que se realizó el estudio.

Discusión

Nuestros resultados nos hablan de que para las madres, el niño es un


interlocutor en potencia al cual se le pueden dirigir expresiones verbales que
cumplen, sobre todo, tres de la funciones del lenguaje:

156
1. La conativa, independientemente de que el niño modifique o no su
comportamiento a la escucha de las pronunciaciones verbales maternas.
2. La fática que asegura la interacción madre-hijo. Esta función esta-
blece lazos de apego debido a que el niño comienza a seguir las pronuncia-
ciones maternas con mayor interés que sus apariciones sin habla. La madre
al dirigirse verbalmente a su hijo, lo mantiene despierto, a la vez que induce
ciertas fijaciones de la atención del niño en los objetos que le son presenta-
dos. La pronunciación del nombre con el que se designa a dichos objetos,
sirve además a que se aprenda la conducta de referencia. Muestras es-
porádicas de esto último encontramos en las escasísimas referencias al
entorno que nosotros hallamos. Tales referencias siempre se limitaron a
objetos presentados directamente al niño.
En esta etapa del desarrollo lo que está presente con mayor fuerza para
la madre, es la propia conducta del niño. Necesita estar pendiente de la
misma para mejor atenderlo, de ahí que no sea extraño que la conducta
fática-referencia! predomine. Quizá lo importante de dicha función en el
primer periodo de vida, es que en forma progresiva permite que el niño se
fije en su propio comportamiento gracias a las descripciones que de él
hace la madre. El niño debe percatarse sobre todo de sus emisiones vocales
y ver que le sirven para indicarle a la madre ciertos estados.
3. La función emotivo-expresiva del lenguaje viene a ser para el niño
la matriz de la función conativa y de la referencia!. En el niño, la función
emotivo-expresiva está compuesta de llantos provocados por las
estimulaciones que le afectan. La madre no toma esos llantos como puros
sonidos, sino como sonidos que se relacionan con algo. La conducta de
cuidado infantil de la madre se guía en una importante proporción por esas
relaciones llanto-estímulo antecedente.
El llanto genera comportamientos particulares de la madre. Creemos así
que en el niño se establece la función conativa cuando empieza a manejar
su llanto para inducir conductas en la madre. Pero al mismo tiempo esta
función emotivo-expresiva le permite al niño que aprenda la relación com-
pleja que establece entre su conducta y el ambiente. Dicha relación está
integrada por un estímulo provocador de estados emotivo-expresivos, la
manifestación abierta de dichos estados en la forma, principalmente, de
llanto, y por último en la secuencia, la conducta de la madre para suprimir o
mantener los estímulos que originan los estados. No cuesta mucho trabajo
darse cuenta que ese aprendizaje forja la función conativa y la referencia!.
En nuestros estudios, lo que hemos visto son los inicios de esa transición,
al observar la aparición del llanto diferenciado. Las funciones emotivo-ex-
presiva y fática comienzan a aparecer en forma asociada porque los niños
encuentran que sus madres satisfacen sus necesidades tan luego como
presentan reacciones de tipo emotivo-expresivo, es decir, establecen un
canal de comunicación para lograr la satisfacción de sus necesidades.

157
La función fática-referencia! cumple un papel auxiliar al proceso que
acabamos de describir al asociar a toda clase de expresiones vocales o
motoras del niño, sus correspondientes designaciones.
La función referencia! no aparece en la madre de manera clara en esta
época, porque en realidad la conducta discriminativa visual del niño no se
le hace evidente. El niño no muestra signos de reconocimiento cuando
aparecen distintos objetos, entonces, le resulta sin sentido a la madre mos-
trarle objetos diferentes a su hijo.
A pesar de eso, la función referencia! al entorno no queda excluida.
Lo aparentemente paradójico es que a veces aparezca en la forma de
referencias metafóricas. Resulta difícil explicarlas. Si especulamos, aunque
hay que reconocer que con poco fundamento, diríamos que sirven de base
también a la conducta referencia!, pues permiten hacer notar que cual-
quier objeto puede tomarse como representante de otro y por lo tanto, el
hecho de que las emisiones del habla puedan llegar a representar otra cosa,
es decir, se transformen en referenciales, tiene sus antecedentes en esas
expresiones metafóricas.
Las diferencias entre madres fáticas y conativas no parecen basarse
en las características de la situación diádica madre-hijo que nosotros
estudiamos, pues si así fuera es posible que cada madre presentara patro-
nes cambiantes en las distintas sesiones, en la medida que se enfrenta a
respuestas del niño que no son siempre las mismas, o a elementos del
entorno que se modifican porque la diada se encuentra comprometida en
situaciones que tampoco son similares: de limpieza, de alimentación o de
juego.
Eso quiere decir que el patrón es propio de cada madre. No sabemos si
el patrón se transforma conforme el niño adquiere mayores capacidades
perceptivas y motoras. Creemos que esto es lo más probable, pues la
función referencia! debe aparecer en algún momento para iniciar el apren-
dizaje de las primeras palabras. Esperamos que la prosecución de este
estudio longitudinal conteste la pregunta anterior.
En favor de la recomposición del patrón está el hecho de que hablante
y oyente se influyen recíprocamente en el curso de una interacción lingüística
entre los adultos, en dependencia de las circunstancias prevaíentes.i? por lo
tanto, habrá que esperar que esa influencia del oyente sobre el hablante sea
más fuerte en las diadas madre-hijo, porque quien escucha, el niño, se haya
en la fase inicial del aprendizaje del lenguaje y obliga a la madre a que

20 Modificaciones sintácticas en la conducta del hablante se han demostrado experimentalmente


mediante manipulaciones en la interacción oyente-hablante. Véase K. Loewenthal, "The eftects of
'understanding' from the audience on language behavior", en E3ritish Journal of Social and Clinical
Psycology, núm. 4, vol. 7, 1968, pp. 247-252. En el habla hacia los niños se han visto también esa clase
de ajustes. Véase M. Papousek et al., "Didactic adjustments in father's and mother's speech to their 6
months-old infants", en Journal of psycholinguistic research, núm. 5, vol. 16, 1987, pp. 491-516.

158
acomode su forma de hablar a las exigencias cambiantes de una relación en
la que él, como oyente y al mismo tiempo como aprendiz, adquiere de
manera progresiva nuevas capacidades.

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160
Roman Jakobson precursor
de la neuropsicología cognitiva

José Marcos-Ortega*

Introducción

La neuropsicología cognitiva tiene como objeto de estudio el comportamien-


to de los pacientes con daño cerebral, con el propósito de inferir la estructura
de los procesos cognoscitivos normales. Aunque su antecedente puede
ubicarse en el siglo XIX, con la investigación neurológica de la organización
funcional del cerebro, no es sino hace una década cuando comienza a
discutirse el estatuto epistemológico de esta disciplina.
Para algunos autores 1 no es posible deducir la normalidad a partir de la
patología. Para otros, la observación de las manifestaciones patológicas es
un procedimiento válido para elaborar teorías sobre los procesos cognoscitivos
normales, inclusive los lingüísticos, o, al menos, para restringir y reformular
estas teorías."
La cientificidad de esta disciplina es ahora un tema polémico y novedoso.
Pero hace ya más de cincuenta años, Jakobson hizo explícito el plantea-
miento de que la investigación sobre el lenguaje debe considerar dos
aspectos fundamentales de éste: su adquisición (ontogenia) y su pérdida
(patoloqía)." La propuesta no fue hecha como respuesta a una preocupación
por describir fenómenos cognoscitivos, sino con el fin de proporcionar a la
lingüística un recurso para la verificación de sus propias teorías."
Con esta perspectiva, Jakobson señaló para la lingüística una orienta-
ción empírica que, por diferentes motivos, no tuvo la buena acogida de otras
de sus propuestas, pero a la que él se mantuvo fiel y sobre la que escribió

• Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México. Hospital General de México.


Servicio de Neurología y Neuroeirugía: Sección de Neurolingüística.
1 Véase, por ejemplo, Stephen M. Kosslyn y James M. Intriligator, "ls epgnitive neuropsyehology
plausible? The perils of sitting on a one-Iegged stool", en Journal
1992, pp. 96-106.
o, Cognitive Neuroscience, núm. 4,

2 Véase Alfonso Caramazza,


Neuroscience, núm. 4, 1992, pp. 80-95.
"ls eognitive neuropsyehology possible?", en Journalo, Cognitive

3 Roman Jakobson, "The sound laws of ehild language and their place in general phonology", en
Studies on child language and aphasia, La Haya, París, Mouton, , 1971, pp. 7-20.
4 Roman Jakobson, "Aphasia as a linguistic topic", op. cit., pp. 37-48; "Two aspects of language e'
two types of aphasie disturbanees", op. cit., pp. 49-74; "Toward a linguistic typology of apr
impairments", op. cit., pp. 75-94.
en repetidas ocasiones. Esta consiste, simplemente, en partir de la base de
que el objeto de estudio de la lingüística es, por supuesto, el lenguaje, pero
reconocer que éste, antes de que la disciplina lo convierta en un objeto
formal, e'n un constructo teórico, es la manifestación de una capacidad bio-
lógica cuya localización precisa está en el cerebro.
En esta línea de pensamiento, las ideas de Jakobson iban también en el
sentido inverso, haciendo un llamado para que las afasias se analizaran con
el aparato teórico-metodológico que la lingüística proporciona. También
aquí Jakobson fue un pionero: las descripciones de las afasias hechas por
los neurólogos ignoraban completamente la lingüística. De ahí la pertinen-
cia, en su momento, de trabajos como "Hacia una tipología lingüística de las
afasias" o "La afasia como un tópico lingüístico", donde lo que él pretendía
era mostrar la utilidad de la lingüística en la investigación de las afasias.
Cincuenta años después esto parece algo que debiera obviarse, pero las in-
vestigaciones actuales en que la lingüística es ignorada no son escasas.
Así, la propuesta de Jakobson, además de ser muy anterior a las que
ahora hace la neuropsicología cognitiva, era esencialmente más rica, pues
proporcionaba un recurso para la descripción de la conducta, a partir de la
cual podrían reformularse las propias teorías lingüísticas.
Volviendo al título de este trabajo, si Jakobson no habla de investigación
neuropsicolóqica.y si sus propósitos se refieren exclusivamente al lenguaje,
¿cómo puede sugerirse que sea un pionero de la neuropsicología cognitiva?
La respuesta puede no ser grata. Porque ahora, y ante la pasividad de
lingüistas y ríeurolingüistas, súbitamente, la neuropsicología acapara como
uno de sus dominios el lenguaje. Con la paradoja de que muchos de sus
principios y argumentos se apoyan en los resultados proporcionados por la
investigación lingüística de las afasias.
De modo que no tengo reparo alguno en considerar a Jakobson como un
pionero extrañamente ignorado por la neuropsicología cognitiva.
Ahora bien, desde una perspectiva lingüística, ante un llamado al
empirismo como el hecho por Jakobson, parece que no tiene demasiado
sentido una elaboración teórica compleja que no se apoye de alguna manera
en los hechos.
En lo que sigue voy a tratar de ilustrar la aplicación de estos principios
de Jakobson.
Analizaré las implicaciones que para una teoría de la marcación tienen
los errores fonológicos cometidos por pacientes afásicos hispanohablantes,
interpretando los resultados en el contexto del sistema de rasgos acústicos
propuesto por Alarcos para el español."

5 Emilio Alarcos Llorach, Fonologia española, Madrid, Gredas, 1976, p. 85.

162
Metodología

Se analiza el comportamiento de 70 pacientes afásicos en una prueba de


repetición de fonemas consonánticos.
Se trata de un estudio retrospectivo en el que se seleccionaron al azar
los expedientes de 100 pacientes afásicos atendidos en la Sección de
Neurolingüística del Hospital General de México. Los pacientes son de am-
bos sexos y con diferentes edades, etiologías y tipos de afasia, variables que
no se analizan en este trabajo.
De los 100 pacientes, se excluyeron aquellos que, o bien no cometieron
error alguno, o bien fracasaron en todos los ítems, por lo que la muestra final
consistió de 70 pacientes.
La prueba, que constituye uno de los apartados del "Cuestionario para
el estudio lingüístico de las atasias"," consiste en solicitar al paciente que
repita los 17 fonemas consonánticos del español de México en el contexto
silábico vcv ("apa", "aba", etcétera).

Resultados

1. Los errores cometidos por los pacientes se clasificaron, de acuerdo


con un sistema convencional, en dos grupos: a) sustitución; b) elisión.
El cuadro 1 muestra las respuestas al total de 1190 ítems (70 pacientes
por 17 fonemas consonánticos). En este trabajo se analiza únicamente
lo relativo a las sustituciones.
2. Para el análisis de las sustituciones, se siguió la propuesta de Lecours
que consiste en evaluar la distancia paradigmática que media entre los dos
fonemas que intervienen en una sustitución, en términos del número de
rasgos distintivos no compartidos por ellos.? Para tal efecto, se siguió el
sistema de rasgos que propone Alarcos" basándose en los trabajos de
Jakobson (cuadro 2), y se tomó en consideración sólo aquellos rasgos para
los cuales los fonemas en cuestión están marcados positiva o negativamen-
te (cuadro 3). En lo que resta del trabajo, el análisis se concentra en los casos
de sustitución con distancia paradigmática de un rasgo.
3. La dirección del cambio, según la marcación de los fonemas que in-
tervienen en la sustitución se muestra en el cuadro 4.
4. En el cuadro 5 aparece la frecuencia asociada con la pérdida de cada
rasgo.

6 Raúl Ávila "Sobre un cuestionario para el estudio lingüístico de las alasias", en Acta Audiológica
y Foniátrica Hispanoamericana, vol. VIII, 1971, pp. 61-72.
7 André Roch Lecours, "Methods lor the description 01 aphasic translormations 01 language", en
Foundations of language development, vol. 2, Nueva York, Academic Press, 1975, pp. 75-94.
8 E. Alarcos, op. cit., p. 75.

163
5. El cuadro 6 muestra la frecuencia con que los pacientes cometieron
errores en cada fonema.
6. La utilización errónea de cada fonema en los casos de sustitu-
ción, independientemente de la distancia paradigmática, es mostrada en el
cuadro 7. Se demostró que existe una relación inversa significativa entre
la frecuencia de empleo y la frecuencia de errores, en el sentido de que los
fonemas más empleados son los que presentan menor incidencia de
=
errores, ya la inversa (r 0.672; t[15] =
31; P 0.0030). =
7. Los fonemas por los que fue sustituido cada uno de los fonemas de la
prueba aparecen en detalle en el cuadro 8.

Comentarios

Los resultados anteriores ponen de manifiesto, en primer lugar, la naturaleza


lingüística de los trastornos del lenguaje. Este hecho se deduce de que el
comportamiento patológico es sistemático y de que en él se verifican ciertas
hipótesis, tales como las de que existe regularidad en el orden en que se
pierden los fonemas, que habrá mayor tendencia a que las sustituciones
involucren el cambio de no más de un rasgo, y que hay una relación inversa
entre las frecuencias de empleo y de errores para el total de fonemas.
Esta naturaleza lingüística de las manifestaciones patológicas, que
opone la sistematicidad al azar, y que ahora resulta obvia, es un hallazgo
relativamente reciente. Para los neurólogos pioneros en el estudio de la
afasia, el lenguaje de los pacientes era simplemente caótico. Es Jakobson,
en 1939, quien comienza a llamar la atención sobre la regularidad de los
trastornos y su relación con los procesos de adquisición del lenguaje. Según
él mismo," no es sino hasta las investigaciones de Lurla'? y Goldstein!'
cuando los neurólogos comienzan a servirse de la lingüística para el análisis
de los desórdenes afásicos.
La verificación de las hipótesis mencionadas constituye ahora el apo-
yo para uno de los dos supuestos sobre los que se desarrolla la moder-
na neuropsicología cognitiva, el principio de transparencia, según el cual la
actuación patológica refleja de manera relativamente directa el funciona-
miento de los componentes del procesamiento cognoscitivo no patolóqico."
En este sentido, es típico someter a verificación la hipótesis de Jakobson 13

9 Roman Jakobson, "Linguistic types 01 aphasia", op. cit., pp. 95-126.


10 A. R. Luria, Traumatic Aphasia, La Haya, París, Mouton, 1970.
11 Kurt Goldstein, Language and language disturbance, Nueva York, Harper, 1948.
12 A. Caramazza, "The logic 01 neuropsychological research and the problem ot patient classilication
in aphasia", en Brain and Language, núm. 21, 1984, pp. 9-20; "ls cognitive neuropsychology pos-
sible?", en Journal of Cognitive Neuroscience, núm. 4, 1992, pp. 80-95.
13 Roman Jakobson, "The sound laws 01 child language and their place in general phonology",
op. cit.

164
de que el orden en que se pierden los fonemas es inverso al orden en que
se adquieren durante la niñez. A este respecto, los resultados que hemos
presentado parecen ser congruentes, por lo menos en lo relativo a los fo-
nemas que más se pierden y más se conservan. En relación con las
oposiciones fonológicas, cuyas secuencias de adquisición y pérdida son,
según Jakobson 14 también universales, mi investigación no es lo suficiente-
mente exhaustiva para comprobar la hipótesis. En el cuadro 9 se muestra
el orden jerárquico en que las oposiciones se adquieren y se pierden en
ínqlés," y en el que se pierden en español, según mi estudio. La diferencia
más obvia se ubica en el contraste sonoro/sordo, que en mis resultados tuvo
la mayor incidencia de errores, superior aun a las oposiciones continuo/
interrupto y líquido/no líquido.
Sin embargo, el resultado más notable es el que se refiere a la dirección
de los cambios en los errores de sustitución, donde los hallazgos de esta
investigación no cumplen las predicciones de un modelo en el que la
dirección de la disolución del contraste, inversa a la del orden de adquisición,
debiera consistir en mayor pérdida del rasgo marcado, o sea, marcado-no
marcado (cuadro 4).
Si se está de acuerdo con la propuesta de la neuropsicología cognitiva
de que el estudio de la patología puede contribuir a la reformulación de las
teorías, o con la idea de Jakobson de que la patología constituye algo
semejante a un experimento para verificar las hipótesis de la lingüística,
antes de rechazar hipótesis alguna, conviene analizar con detenimiento el
fenómeno.
En el contexto de la teoría de la marcación, los criterios para decidir cuál
de los dos miembros de una oposición es el marcado deben ser explícitos.
En general, se considera que el miembro no marcado es el que posee mayor
funcionalidad en el sistema. El criterio que con mayor frecuencia se emplea
es de fundamento estadístico en estudios de tipología linqüística." Con él,
a partir del análisis de los sistemas fonológicos de múltiples lenguas, se
extraen ciertos universales, llamados de implicación, útiles para establecer
la marcación. Por ejemplo, las consonantes posteriores presuponen la
existencia de consonantes anteriores (no marcadas); las vocales nasales,
la existencia de vocales orales (no marcadas), etcétera. Estos universales
suelen coincidir con el curso del desarrollo del lenguaje infantil y predicen un
orden inverso en la afasia.
Sobre la base de estos estudios, se hace cada vez más evidente que
los valores {+/-} no necesariamente reflejan-relaciones jerárquicas entre

14 Roman Jakobson y Morris Halle, Fundamentals 01 language, La Haya, París, Mouton, 1956.
15 Sheila Blumstein, A phonological investigation of aphasic speech, La Haya, Mouton, 1973.
16 R. Jakobson, "The sound laws 01 child language and their place in general phonology", op. cit.;
J. H. Greenberg, Language universals, La Haya, París, Mouton, 1966.

165
los fonemas definidos por ellos, i.e., el valor {+} puede estarse aplicando al
fonema no marcado, dependiendo del sistema fonológico en cuestión.
Independientemente de los estudios sobre la distribución de los fone-
mas en la lengua, el análisis de los errores cometidos por los pacientes
afásicos sugiere que para el inglés, en la oposición grave/agudo, el tér-
mino marcado es el sequndo." Este fenómeno se replica en nuestros re-
sultados.
En el sistema propuesto por Alarcos, / p b m / son marcados (+ grave)
con respecto a / t d n/. Según esto, cabría suponer que durante la adquisi-
ción del lenguaje los primeros fonemas en aparecer fueran los no marcados
/t d n/, lo que, evidentemente, no ocurre en español.
Con relación al contraste grave/agudo, los resultados de nuestro estudio
aparecen en los cuadros 10 Y 11. En ellos se aprecia la mayor funcionali-
dad de los fonemas graves, de modo que en español quizá convenga
reconsiderar la marcación en esta oposición y explorar la posibilidad de que
el rasgo agudo sea el marcado, como se ha propuesto para el inglés. De los
25 casos en que en nuestro estudio hubo disolución de este contraste, en
19 ocasiones la dirección del cambio fue no marcado-marcado; si se invierte
la marcación en las series de fonemas antes mencionadas, la dirección del
cambio marcado-no marcado ocurre en 21 casos de 25.
Con respecto a la oposición sonoro/sordo, que fue la que en más
ocasiones se perdió en nuestro estudio, llama igualmente la atención
el hecho de que la dirección del cambio en 61 de 78 casos fue no marcado-
marcado, o sea, sordo-sonoro.
Conviene explorar el comportamiento de este contraste en español.
Aunque no hay suficiente evidencia proveniente de estudios sobre adquisi-
ción del lenguaje, Hernández Pina!" comenta que el primer sonido
consonántico adquirido por su hijo fue [B]; lo mismo ocurrió con el mío, yen
ambos casos para la palabra [aBa] = "agua". De acuerdo con esto, por lo
menos en lo que a las bilabiales se refiere, parece que el sonido sonoro es
el no marcado. Este hecho está bien documentado en los estudios de
tipología lingüística. Los sistemas fonológicos con una casilla vacía en la
posición de oclusiva bilabial sorda son frecuentes, mientras que la ausen-
cia de oclusiva bilabial sonora constituye un caso excepcional, como el
lifu19 (cuadro 12).
Con base en estos resultados, se ha propuesto que, en el par /p b/, el
fonema marcado es el sordo /p/. El comportamiento de estos fonemas en mi

17 S. Blumstein, op. cit.


18 Fuensanta Hernández Pina, Teorías psicosociolingüísticas y su aplicación a la adquisición del
español como lengua materna, Madrid, Siglo XXI, 1984.
19 T. V. Gamkrelidze, "On the correlation of stops and fricatives in a phonological system",
91 Uruversels- of human language, vol. 2, Phonology, Stanford, California, Stanford University
Press, 1978, pp. 9-46.

166
estudio y su frecuencia en la lengua20 se muestran en el cuadro 13. Tal
parece que, en un sistema jerárquico de marcación, hay suficiente eviden-
cia para considerar que en este par el fonema marcado es el sordo.
Con respecto al resto de los fonemas oclusivos y su comportamiento
histórico, la tendencia ha consistido en la transformación de oclusivas sordas
en oclusivas sonoras, tanto en contexto intervocálico como en final de
palabra (cuadro 14). Como ambas series han existido desde el latín, no
puede hablarse de un proceso de fonologización con adquisición de un
fonema sonoro marcado; tampoco se trata de desfonologización, ya que
ambas series han permanecido. Parece ser un proceso condicionado
fonéticamente que actualmente hace que la oposición se neutralice en final
de sflaba." Esta tendencia se traduce en una mayor funcionalidad de los
sonidos sonoros que sugiere considerarlos, por lo tanto, no marcados.
En el cuadro 15 se muestra el comportamiento de estos fonemas en
nuestra investigación. Los resultados apuntan casi contundentemente a
señalar que la serie marcada es la de los fonemas sordos.
Por otra parte, según Alarcos / r / y / rr / se distinguen por el contraste
flojo/tenso, pero al asimilar esta oposición al contraste sonoro/sordo, el
resultado es que It! es marcado frente a /rr/, lo que constituye una propues-
ta contraintuitiva tanto en lo que se refiere a la adquisición del lenguaje
y a la funcionalidad de estos fonemas en la lengua, como en lo relativo al
comportamiento de los pacientes afásicos, donde en todos los casos los
hechos apuntan a señalar que el fonema marcado debe ser /rr/. En esta
investigación /r/ sustituyó a /rr/ en catorce ocasiones, mientras que la
situación inversa ocurrió sólo dos veces.
Así, de acuerdo con nuestros resultados, y siendo consecuentes con el
principio de que la patología constituye evidencia para la reformulación
teórica, los hechos anteriores sugieren como 'primera opción invertir la
marcación para los rasgos sonoro/sordo y flojo/tenso.
Hay, sin embargo, una solución alternativa que. consiste en reconsi-
derar el sistema de rasgos del español, en el cual, según Alarcos existe la
oposición sonoro/sordo y flojo/tenso, Además de que esto es poco eco-
nómico, ya que el segundo contraste distingue sólo un par de fonemas, /r/ y
/rr, se ha señalado ya que la distinción entre ambos contrastes no es en
modo alguno sencilla.:" Nuestros resultados y los fenómenos históricos
reseñados pueden reinterpretarse mejor si se considera que en ambos
casos el contraste es tenso/flojo, marcando el primer miembro, yexplican-
do los cambios como el resultado de un oroceso de relajación fonética.

20 E. Alareos, op. cit., p. 41.


211dem.
22 R. Jakobson y L. R. Waugh, The sound shape of language, Bloomington, Indiana University
Press, 1979.

167
La propuesta de reinterpretar la oposición sonoro/sordo en términos
del contraste tenso/flojo choca con una tradición bien arraigada; sin em-
bargo, además de que vuelve más económico el sistema paradigmático,
ha sido sugerida con argumentos diferentes con anterioridad. Martínez-
Celdrán'" señala que hay razones fonéticas para considerar que en español
el contraste sonoro/sordo es, en realidad, tenso/flojo.
Si se invierte la marcación tanto para los contrastes grave/agudo como
tenso/flojo, los resultados de esta investigación son coherentes con la
hipótesis de que la dirección natural del cambio es marcado-no marcado
(cuadro 16).

Conclusión

Un tema sobre el que Jakobson escribió en repetidas ocasiones fue el


relativo al sustrato neurofisiológico de los rasgos distintivos. Para él, los
rasgos se representan en el cerebro, tienen una realidad neurológica; por
eso mostró interés tanto en el comportamiento de los pacientes afásicos
como en los resultados de experimentos de audición dicótica en que se
estimula en forma selectiva uno de los hemisferios cerebrales." El corola-
rio de su postura teórica es obvio: la manera en que se organizan las
oposiciones en un sistema fonológico no debe ser resultado de la búsque-
da de un paradigma con economía formal, sino fundarse en la evidencia
que la propia lengua proporciona.
La propuesta concreta de este trabajo es que en la oposición sonoro/
sordo del español el rasgo no marcado es el de sonoridad. Se sugiere,
además, que este hallazgo constituye un argumento a favor de las hipóte-
sis adelantadas por otros autores en el sentido de reconsiderar esta oposi-
ción en términos del contraste tenso/flojo.

23 E. Martínez Celdrán, Fonética, Barcelona, Teide, 1984.


24 R. Jakobson L R. Waugh, op. cit., R. Jakobson, Brain and language, Cerebral hemispheres and
linguistic structure in mutuallight, Columbus, Ohio, Slavica Publishers, 1980.

168
Cuadro 1
CLASIFICACiÓN DE LAS RESPUESTAS DE 70 PACIENTES AFÁSICOS
EN UNA PRUEBA DE REPETICiÓN DE 17 FONEMAS CONSONÁNTICOS

Núm. %

Aciertos 784 65.88


Errores
Sustituciones 371 31.18
Elisiones 35 2.94

Total 1190 100.00

Cuadro 2
SISTEMA DE RASGOS DIFERENCIALES PARA LOS FONEMAS
CONSONÁNTICOS DEL ESPAÑOL DE MÉXICO

r rr 9 x k ñ Y s ch m b f P n d t

Vocal/No vocal + + + -
Consonante/No consonante + + + + + + + + + + + + + + + + +
Denso/Difuso + + + + + + +
Grave/Agudo + + + - + + + + -
Nasal/Oral - - + - - + - - - + -
Continuo/I nterrupto + - - + - + - + -
Sonoro (flojo)/Sordo (tenso) + - + + - + - - + -

Cuadro 3
DISTANCIA PARADIGMÁTICA ENTRE LOS FONEMAS QUE INTERVIENEN
EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN

Distancia Núm. %

Un rasgo 258 69.54


Dos rasgos 96 25.88
Tres rasgos 17 4.58

Total 371 100.00

169
Cuadro 4
DIRECCiÓN DEL CAMBIO EN LOS CASOS DE SUSTITUCiÓN CON DISTANCIA
PARADIGMÁTICA DE UN RASGO

Dirección de cambio Núm. %

No marcado Marcado 136 52.71


Marcado No marcado 122 47.29

Total 258 100.00

Cuadro 5
DISOLUCiÓN DE RASGOS DISTINTIVOS EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN

Oposición Núm. %

Sonoro/Sordo 78 30.23
Continuo/Interrupto 49 18.99

Líquido/No líquido 45 17.44

Denso/Difuso 31 12.02

Nasal/Oral 30 11.63

Grave/Agudo 25 9.69

Total 258 100.00

Cuadro 6
FRECUENCIA DE ERRORES ASOCIADA CON CADA FONEMA

Fomema Núm. %

34 13.18
2b 10.85
rr 26 10.08
ñ 19 7.36
x 19 7.36
y 17 6.59
d 17 6.59
ch 14 5.43
P 14 5.43
t 14 5.43
I 13 5.04
9 11 4.26
k 11 4.26
n 10 3.88
m 5 1.94
b 4 1.55
s 2 0.78

Total 258 100.00

170
Cuadro 7
FRECUENCIA DE EMPLEO ASOCIADA CON CADA FONEMA
EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
(UTILIZACiÓN PARA SUSTITUIR OTROS FONEMAS)

Fonema Núm. %

b 53 14.29
d 53 14.29
I 38 10.24
P 29 7.82
9 26 7.01
t 26 7.01
n 22 5.93
k 22 5.93
Y 21 5.66
r 19 5.12
s 14 3.77
rr 13 3.50
m 12 3.23
ch 8 2.16
x 8 2.16
ñ 6 1.62
f 1 0.27

Total 371 100.00

Cuadro 8
SUSTITUCIONES FONÉMICAS
(EL NÚMERO INDICA LA FRECUENCIA ABSOLUTA EN EL TOTAL DE 70 PACIENTES)

Sustituciones
Fonema
Distancia paradigmática = 1 Distancia paradigmática > 1

r 1:16 d:9 9:3 n:2 rr:2 b:2 t:2 k:1 s:1


rr r:14 1:7 ch:1 k:1 p:1 t:1 d:4 9:1 s:1 y:1
ñ y:8 n:7 ch:3 s:1 1:4 t:3 d:2 b:1 k:1 m:1
f p:15 b:10 x:2 m:1 k:1 s:1
x 9:10 k:7 s:2 b:2 1:2 r: 1 d:1 n:1 rr: 1 y:1
d b:9 n:3 t:3 1:2 m:4 p:3 ñ:1 9:1 k:1
y d:8 ñ:2 9:2 r:2 s:2 ch:1 rr:2 b:1 1:1 n:1 t:1 x:1
t d:8 p:5 rr: 1 b:4 k:2 s:2 r: 1 y:1
k 9:6 rr:3 ch:1 x:1 y:4 t:3 b:2 d:2 1:1 m:1
9 k:4 x:4 y:2 b:1 d:8 ch.t rr: 1 1:1
ch t:8 y:2 ñ:1 rr: 1 k:1 s:1 d:2 b:1 9:1 n:1
s y:1 ñ:1 b:4 t:3 d:2 n:2 p:2 f: 1
p b:10 k:3 m:1 g:1
I d:5 n:4 b:2 r: 1 rr: 1 s:1 t:1
n 1:3 d:2 m:2 ñ:1 rr: 1 t:1 b:2 s:2 y:1
m b:2 p:2 n:1
b m:2 p:1 9:1 s:1

171
Cuadro 9
ORGANIZACIÓN JERÁRQUICA DE LOS RASGOS EN LA ADQUISICIÓN
Y LA PÉRDIDA DEL LENGUAJE

Inglés Español

Adquisición Afasia Afasia

Nasal Nasal Nasal


Grave Estridente Grave
Compacto Grave Compacto
Sonoro Sonoro Continuo
Continuo Compacto Líquido
Estridente Continuo Sonoro

Cuadro 10
FRECUENCIA DE ERRORES EN LOS FONEMAS QUE SE OPONEN
EN EL RASGO GRAVE/AGUDO
Grave Agudo
Errores
Ipbml It d ni

Dist. = 1 23 41
Dist. > 1 2 25

Total 25 66

Cuadro 11
DIRECCIÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCIÓN
CON DISOLUCIÓN DEL RASGO GRAVE/AGUDO

Grave ---? Agudo Agudo ---? Grave


Núm. Núm.

---? O ---? 5
p P
b ---? d O d ---? b 9
m ---? n 1 n ---? m 2

Total Total 16

172
Cuadro 12
CASILLAS VAcíAS EN LAS SERIES DE OCLUSIVAS SORDAS y SONORAS

Múltiples Casos
lenguas excepcionales
(Iitu)

b P
d t d t
9 k 9 k

Cuadro 13
FRECUENCIA DE EMPLEO Y DE ERRORES DE Ipl Y Ibl

Ipl Ibl
(Sordo) (Sonoro)

Errores
15 5
(Afasia)

Empleo
29 53
(Afasia)

Empleo
4.06% 4.86%
(Español)

Cuadro 14
DIRECCiÓN DEL CAMBIO LINGüíSTICO EN LA SERIE
DE LAS CONSONANTES OCLUSIVAS

Oclusiva Oc/usiva
-----7

Sorda Sonora

-----7 lupu
p b > lobo
Intervocálica t -----7 d vita > vida
k -----7 securu
9 > seguro

Final -----7 caritate


d > caridad

Final de sílaba
tendencia t -----7 d atmósfera> admósfera
actual

173
Cuadro 15
DIRECC:ÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
CON DISOLUCiÓN DEL RASGO SONORO/SORDO EN LA SERIE
DE LAS CONSONANTES OCLUSIVAS

Sordo ~ Sonoro Sonoro ~ Sordo

Núm. Núm.

p ~ b 10 b ~ P

~ d 8 d ~ t 3

k ~ 9 6 9 ~ k 4

Total 24 Total 8

Cuadro 16
DIRECCiÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
CON DISTANCIA PARADIGMÁTICA DE UN RASGO, CUANDO SE INVIERTE LA
MARCACiÓN PARA LOS RASGOS GRAVE/AGUDO /p b m t d n/, SONORO/SORDO
/p t k ch b d 9 x t/ Y FLOJO/TENSO /r rr/

Dirección del cambio Núm. %

Nomarcado ~ Marcado 78 30.23

Marcado ~ No marcado 180 69.77

Total 258 100.00

Bibliografía

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175
Universales, marcación y cambio en la fonología:
concomitantes de la adquisición
James L. Fidelholtz*

Lo que no han reconocido muchos de los investigadores del cambio lin-


güístico es el hecho de que la fuerza principal detrás del cambio lingüístico
es la adquisición de la lengua materna por los niños. Los adultos normalmen-
te no cambiamos después de la pubertad en nada más que uno que otro
elemento de vocabulario. Los niños, bajo la presión de adquirir la lengua de
sus padres, sus amigos y otros vecinos, a veces provenientes de distintas
regiones, hacen el papel del lingüista comparativo, como lo destaca C.-J.
Bailey en su obra, y construyen las formas que usarán a través de la vida. El
intento aquí es detallar algunos de los pasos que toma el niño respecto a la fo-
nología y sugerir algunas implicaciones que se pueden desprender de la for-
ma en la que el niño lleva a cabo esta gran empresa de adquirir y construir
una lengua para sí mismo. Los datos provienen principalmente de la adqui-
sición hecha por una sola niña, pero este estudio es congruente con otros
hechos con otros niños, en otras lenguas, y aun en otras edades.
Los investigadores de la adquisición del lenguaje ten ían en el pasado va-
rias preconcepciones erróneas, que impedían no sólo sus propias investiga-
ciones, sino también la misma discusión respecto de las teorías propuestas.
Una de estas concepciones erróneas es la de que el bebé no trae ninguna
posibilidad perceptiva consigo al nacer, o que trae pocas. Incluso, trataron
al infante como un sordo y ciego, que sólo reconoce su propio estómago y
necesidades colaterales, y esto [aun por parte de los psicólogos y médicos!
Recientemente, se reconoce cada vez más que el niño no sólo ve y escucha,
sino que desde un principio está dispuesto a la interacción y comunicación
humana, sobre todo con sus padres (véase Bullowa et el,' y note la discu-
sión de lnqrarn.s- 3 " ... el infante nace con habilidades mayores de las que se
pensaron aun hace pocos años ... estas percepciones son categóricas ... [y]
la percepción del infante [es] mucho más similar a la del adulto de lo que se
anticipaba." Otra confusión que ha existido es respecto a las nociones de

• Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla.


1 Margaret Bullowa et et., "Infant vocalization: communication before speech", en Socialization
and communication in primary groups, La Haya, Holanda, Mouton, 1975, pp. 253-281.
2 David Ingram, First language acquisition: metbod, description, and explanation, Cambridge,
Universidad de Cambridge, 1989, p. 96.
3 Las citas de todas las referencias son traducidas por el autor.

177
universales, innato (o innatismo) e instinto. Estos conceptos relacionados
no implican, si están bien planteados, ni que el niño entra al mundo con la
conducta ya en pleno florecimiento, ni siquiera que está predestinado a
adquirir él instinto (la conducta innata) en absolutamente todas las circuns-
tancias. En particular, el desarrollo gradual de habilidades perceptivas" de
ninguna manera contraviene contundentemente la hipótesis total o parcial
del innatismo. Conviene conocer mínimamente la literatura de los etóloqos"
antes de criticar a quien mantiene que el niño tiene el lenguaje (o aspectos
del lenguaje) como una conducta innata. En otro momento hablaré más de
este tema.
Otra dificultad en la investigación de este tema ha sido el poco respaldo
que en muchos casos se ha buscado en la teoría lingüística en su relación
con la adquisición del lenguaje. Vale recoger datos, pero sólo basándose en
cuestiones suscitadas por la teoría. (Véase lnqrarn" "... la importancia de la
teoría de Jakobson reside en su intento de proveer una teoría motivada de
la adquisición"). Sin la teoría detrás, caemos en lo que se ha visto mucho a
través de los años: investigaciones, experimentos, etcétera, que al final no
logran explicar ni aclarar nada, sino confundir las cuestiones básicas. Por
ejemplo, a cincuenta años de la propuesta mencionada por Jakobson? de
que el infante tiene la habilidad en el balbuceo de producir todos los sonidos
de habla posibles', sólo tenemos algunos cuantos estudios que indican que
posiblemente no es así, pero aún falta comprobar lo contrario."
Las investigaciones sobre la adquisición del lenguaje en otras lenguas
distintas del inglés han ido en aumento en los últimos años, pero López
Ornat? y Slobin 10 indican que tales estudios son todavía pocos para el
español. Ingram 11 dice: "A pesar de numerosos estudios sobre lenguas que
no son el inglés, sabemos relativamente poco sobre el desarrollo fonológico
en otras lenguas. Algunas investigaciones recientes, sin embargo, ... indican
apoyo acerca de diferencias translingüísticas, y para un nivel lingüístico de
representación." En otro momento, 12 advierte que no "debemos ...sacar con-
clusiones universales con base únicamente en trabajo sobre el inglés".

4 Ingram, op. cit., pp. 342·360, especialmente p. 354ft; Y p. 363ft.


5 Véase por ejemplo, Robert C. Birney y Richard C. Teevan, Instinct: an enduring problem in
psychology. Selected readings (Insight book 2). Princeton, Nueva Jersey, D. Van Nostrand Company
Inc., 1961.
6 Ingram, op. cit., p. 197.
7 Roman Jakobson, Child language aphasia and phonological universals, La Haya, Mouton & Co.,
1968, f' 2.1. Edición original en alemán: Uppsala, 1941.
Vease Ingram, op. cit., pp. 98·106.
9 Susana López Ornat, "On data sources on the acquisition 01 Spanish as a lirst language", en
Journal of child language, núm. 3, vol. 15, Cambridge, 1988, pp. 679·686.
10 Dan Slobin, "Crosslinguistic evidence lor the language-making capacity", en The crosslinguis-
tic study of language acquisition, vols. 1, The data y 2, Theoretical issues, Hillsdale Nueva Jersey,
Lawrence Erlbaum Associates, Publishers, 1985a.
11 Ingram, op. cit., p. 214.
12 Ibid., p. 197.

178
Fidelholtz y Montes!" presentan un estudio sobre la adquisición del español
en una niña, con datos de los meses 18, 19,21,23 Y 25 de vida y basado en
transcripciones de grabaciones de interacciones con la madre. Muestran
que la niña va cambiando su fonología a través del tiempo basada en la ma-
nipulación activa de lo que hasta el momento en cuestión había interiorizado.
Parece que usa los medios que controla para producir una salida tan marca-
da como puede manipular en ese momento. Por motivos de limitaciones en
su desarrollo, tanto cerebral como articulatorio, hay varias habilidades que
el niño todavía no maneja, y aplica varias reglas a las formas subyacentes
que ha interiorizado para poderlas utilizar. De tal manera, el niño reduce la
marcación de las formas. Según Starnpe.t? estos procesos mentales se
basan en limitantes del aparato fonador y en el menor grado de dificultad en
la producción, y mayor grado de distinción perceptiva, de las clases menos
marcadas.
Al mismo tiempo que el niño simplifica con el recurso de bajar la marca-
ción, está, no obstante, constantemente expuesto al lenguaje de los adultos,
y esto le afecta en su producción en la misma forma en la que lo haría otra
lengua, aunque en este caso es meramente otra representación para la
"misma" lengua. Es decir, la lengua adulta puede causar algunos procesos
"abnaturales" en el sentido dado al término por Bailey;" debido a veces al
énfasis por parte del adulto en la repetición de formas, el niño produce salidas
no naturales que traen consigo la supresión no sistemática de reglas o proce-
sos que normalmente se aplicarían. Dicho de otra forma, usa la inversión de
la marcación (markedness reversa/). En un ejemplo citado por Fidelholtz
y Montes, 161apalabra cuaderno normalmente sufre simplificación del grupo
consonántico inicial y eliminación de la que resulta, sustitución de la in- o
tervocálica por y, y eliminación de la primera consonante del grupo final
para dar ayeno; cuando la madre repite la palabra enfáticamente, sin
embargo, la niña produce ayeyno, suprimiendo así el proceso de elimina-
ción, pero aún bajando la marcación de la r a y). Parece poco probable
que muchos productos tales como ayeyno entrarían al sistema del niño,
pero la producción de tales formas en situaciones socialmente marcadas es
común.
Interpretaré las producciones de los niños en general como resultados
de reglas aplicadas a la forma adulta. Esto sigue en la tradición de Jakobson."

13 James L. Fidelholtz y Rosa Graciela Montes, "Variation and markedness in the phonology 01 a
child acquiring Spanish", en Develapment and diversity; language variatian across time and space: a
festschrift tor Charles-James N. Bailey, Instituto Lingüístico deNerano/Universidad de Arlington, Texas,
pp. 507-528.
14 Véase Ingram, op. cit, pp. 386ft.
15 C.-J. N. Bailey,"Markedness-reversal and the pragmatic principie 01 'reading between the lines in
the presence 01marked usages' ", en Papiere zurlinguistik, núm. 2, vol. 31, Alemania, 1984, pp. 43-100.
16 Fidelholtz y Montes, op. cit., p. 519.
17 Véase Ingram, op. cit., pp. 191 ft Y 384.

179
Ahora bien, algunos investigadores han dudado si el niño ha interiorizado la
forma adulta en algún sentido, o simplemente está haciendo "lo mejor que
puede" en un intento de reproducir las formas adultas que escucha alrede-
dor; y en efecto adopta temporalmente la forma que produce, la que va cam-
biando según su habilidad cada vez mayor de producción en la lengua. Pero
la evidencia de Fidelholtz y Montes 18 indica que el niño realmente interioriza
una forma muy cercana fonológicamente a la forma adulta en la mayoría de
los casos. Específicamente, palabras más raras se desarrollan casi igual
que las más comunes (aunque a veces en tempo más lento). Si no fuera
como suponemos, se esperaría un desarrollo distinto y más tardado para las
palabras menos comunes.'? Se aceptan entonces los arqurnentos'" para
una forma subyacente adulta en la representación del niño para su lenguaje.
Podemos comparar lo que dice Menn:21 "Las reglas de la fonología de los
niños ... no representan abstracciones de las pautas que muestran los datos
en la superficie, sino que representan las maneras que el niño ha inventado
para producir aproximaciones de lo que él/ella ha percibido como la palabra
modelo del adulto."
Las producciones de los niños casi siempre son significativas, es decir,
al final interpretables en un sentido bastante obvio. Por ejemplo, en Fidelholtz
y Montes,22sólo se encontraron trece ejemplos de un total de 1327 ocurrencias
(menos de 1 por ciento) que nos fueron imposibles de interpretar. Había otros
20 de los que no estábamos del todo seguros de su significado, con los que
suman un poco más del 2 por ciento de todas las ocurrencias, una cantidad
muy por abajo de lo que se podría suponer. La cantidad de emisiones ininter-
pretables es tan baja por varias razones: porque fueran repeticiones de pa-
labras emitidas por el interlocutor en el contexto inmediatamente anterior; o
porque el contexto, notas o análisis posterior hace claro lo que quiere decir
el niño. Esto no es para negar que hay malentendidos a veces entre el niño
y algún adulto, sino para negar que fueran inevitables en la mayoría de los
casos, sobre todo tomados en cuenta los resultados de un análisis de ros da-
tos y las reglas que muestran.
En nuestro estuoio.P la niña, que tenía entre un año y medio y dos años
de edad, en efecto producía en ocasiones todos los sonidos del español en
una forma aceptable para los adultos. Sin embargo, también hace diferentes

18 Fidelholtz y Montes, op. cit., ver la nota 40.


19 Compare aquí los comentarios de Fuensanta Hernández Pina, Teorías psicosociolingüísticas y
su aplicación a la adquisición del español como lengua materna, Madrid, Siglo XXI, 1984, p. 101 Y de
Neilson V. Smith, The acquisition of phonology. A case study, Cambridge, Universidad de Cambridge,
1972, gp. 132-137. .
2 V. Smith, op. cit., pp. 133-148 Y véase también la nota 40.
21 Lise Menn, Pattern, control, and contrast in beginning speech: a case study in the development
of word form and word function, Bloomington, IN, Indiana University Linguistics Club, 1978, p. 15.
22 Fidelholtz y Montes, op. cit., pp. 507-528.
23lbid.

180
cambios a la forma adulta, desde errores (un lebio»:» un to-) e inicios falsos
(papita => pepi- papita), hasta remplazos regulares o semirregulares de un
sonido por otro. También en momentos regulariza el niño la morfología
(véase la forma sabo por se a los dos años). La persistencia léxica de
algunas variantes cambiadas, al mismo tiempo que otras formas similares ya
están siendo producidas de una manera más adulta." probablemente es el
origen de la mayoría de las llamadas baby words (las palabras usadas
únicamente con los bebés), quizás a su vez debidas a la aceptación por parte
de los padres de estas formas, lo que se ha llamado el "factor de simpatía".

Los fenómenos

Los tipos de cambios que hacen los niños son los siguientes: 1. simplifican
grupos consonánticos, y con frecuencia eliminan consonantes iniciales o
finales de la palabra, y eventualmente aun consonantes mediales; 2. entre
las consonantes, con frecuencia hay cambios a y (especialmente de las
sonorantes y las fricativas sonoras), y algunos cambios a n; 3. diversos
cambios comunes involucran la s; 4. hay cambios de k a t (y con menor
frecuencia de otras oclusivas a t), y con menor frecuencia a y entre las
labiales y las laringeales; 5. en palabras más largas se puede perder toda
una sílaba, sobre todo la primera u otra no acentuada; con menor frecuencia,
se añade una sílaba (reduplicada u otra); 6. hay armonía vocálica y otros
cambios vocálicos; 7. hay cambios esporádicos, tales como cambio de
acento, anticipación, reduplicación y otros; y 8. la metátesis ocurre con una
frecuencia mediana. De estos cambios típicos, podemos inferir una marca-
ción disminuida en las formas cambiadas." sobre todo en los casos de
cambios frecuentes.

Simplificación de grupos consonánticos

Uno de los fenómenos más comunes que encontramos es la simplificación


de grupos consonánticos, tanto en posición inicial de la palabra como en
posición interior, e incluyendo algunos casos que atraviesan fronteras
silábicas. La simplificación de grupos funciona en forma distinta, según el
grupo involucre o no consonantes sordas, como se puede notar de los
ejemplos siguientes (en algunos ejemplos se trata también de otros proce-
sos que se discutirán posteriormente). .

24 Véase Smith, op. cit., capítulo 4, en donde analiza tales "restructuraciones".


25 Véase Bailey, op. cit., p. 88.

181
Cuando un grupo consonántico tiene una obstruyente (una no sonorante)
(p/tlk/b/d/g/f/s/j/ch) seguida por una sonorante (r/I/w/y), la sonorante con
frecuencia es eliminada. Asimismo, cuando una nasal ([m, n, ~]) es seguida
por una consonante obstruyente sonora (b/d/g), la obstruyente puede ser
eliminada. Ejemplos son: (obstruyente+sonorante) precioso => poshosho;
explotó => sepotó; puede => peye; pieza => pesa; adentro => adento;
betlemitas => atemitas; [no hay ejemplos de tw (i.e., no hay ejemplos en
nuestros datos que muestran la simplificación del grupo)); tiene => tene;
(mi)crófono => poóheno; [no hay ejemplos de kl]; cuantas => panta; quiere
=> teye; abre => abe; diablitos => Bayitosh; abuelita => abeyita; viene =>
Bene; [no hay ejemplos de dr o di]; duele(??)=> teye; adiós=> ayós; negritos
=> negitos; globito(??) => mobito; [gw tiende a quedarse o cambiarse a g,
excepto agua, awa (ver más adelante)]; [no hay ejemplos de gy]/ frijol(?), fi
=> 01; florcitas => forcitas; [no hay ejemplos de fw o fy]/ [no hay ejem-
plos de sr, si o sw]; cierra => serra/ [no hay ejemplos de grupos con j o ch]
// tneset-coneonente sonora) también => pamén; adonde => anone;
ponqo => pono. En este último ejemplo, parece claro que el niño tiene la
representación abstracta con la nasal dental (la no marcada) mas no la velar
en su forma subyacente, ya que, al eliminar la g, se le queda una n y no la
nasal velar. Similarmente, te~go => tenno muestra asimilación de la g, pero
a n, no a una supuesta nasal velar, simplemente porque la última no parece
estar presente en la representación subyacente. Por otra parte, sin embargo,
existe una tendencia para que una consonante nasal se vuelva dental.
Si una nasal es seguida por una consonante sorda (p/tlk/f/s/j/ch), la na-
sal se puede eliminar. Asimismo, cuando una sonorante o s precede otra
consonante, la primera es eliminada. Ejemplos: (nasaf.tconsonante sorda)
sentadita-e- setayita; [no hay ejemplos de mp, nk o nj]; enfermó(?)=> epemó;
cansada => tasada; chanchito => tatito// (sonorante+consonante y s+C)
agujeritos ([awjeritos]) => ajeritos; buscarla => butaya; chaschás => tatás;
cuaderno => peyeno; esta => eta; está => etá; por favor => pohabor;
guardarlos => rwadalos: peino => peno; sacarse => tatate; tortita => totita;
verdad => bedá.
De vez en cuando, consonantes simples al inicio o al final de la palabra
son eliminadas. En adición a los ejemplos ya citados, encontramos: cerrado
=> eyayo; cuanto=> ato; de=> ee; la=> a; luz ec- us; me=> e; que=> e; qué
es eso ([keseso]) => eseso; rotito => otito; vez => es; a ver => abé; el => en,
es => e; las => a; los => o; mis => mi; sucios => nusyo; vamos => ma:mu/
ma:mo; vienen => mene (en nuestros datos, encontramos mucho menos la
tendencia a modificar una 1 inicial que a una r inicial. Nótese que también
Smith26 reporta muchos cambios de una 'r inicial a 1, pero ninguno de una 1
inicial). Vale mencionar que sería interesante investigar la relación de esto

26 Smith, op. cit., cap. 4.

182
y el cambio en progreso en la lengua adulta en la mayoría de variantes del
español, que elimina consonantes sonoras al final de la palabra o entre
vocales.
En algunos pocos casos, consonantes intervocálicas, normalmente
sonorantes, son eliminadas. Así cepillito => pi'ito; nariz => yaís (véase
yanís); paraguas => a'agwas; vamos => 60S. En el caso de perrita blan-
ca, peyita anta, probablemente el grupo BI se simplifica a B, que entonces
es cambiada a y (ver más adelante), la que al final se cae. El único caso
de una obstruyente que parece eliminarse es frijol(?) => fi'ol.

Cambios que involucran y

Una de las consonantes menos marcadas en general es lay: hay un gran nú-
mero de cambios a ella, especialmente de entre las líquidas r, rr, y l. Entre las
demás consonantes, un número importante de <d> intervocálica, 0[6 ]cam-
bian a y, y algunas 't y aun algunas B. La ñ y ocasionalmente n también
cambian ay. Dejando aliado fenómenos sintácticos, que parecen estar invo-
lucrados en la eventual adición des y 1, la consonante insertada predominan-
te es y, lo que otra vez es congruente con su baja marcación. Ejemplos son:
(cambios ay) abuelitae» abeyita; cerrarloe» eyayo; dameló.c- ameyó; hola
=> oya; la=> ya; mlralo ec- míyayo; pelelitita ec- peyeyitita; tápelo ee- tápeyo/
araña => ayana; cerrar=> seyar; quiero => kyeyo; señora => heyoya/ perrita
blanca-e- peyita anta; perrüo-e- peyito; acostadita-c- atayita; adiós-e- ayós;
medias => meyyas; puede, peye/pede; todos => toyos; vestidita => betiyita/
gato => yato; pega => peya; Cuba => puya; muñequito => muyekito/
moyekito; bañando-e- bayano// (inserción dey) ahora-e- ayoya; caí=> cayí;
ayuda => yayuda. El ejemplo único pollito => pozhito es uno de los pocos
que hemos encontrado de una influencia posible del español argentino de la
madre en la producción de la niña, y aun aqu í no quedacompletamente claro.
(La mayoría de los demás casos son elementos léxicos como tacho y chan-
cho, y a veces acento enfático final en formas como dámelo). Como reflejo
de un cambio común en el español conversacional, encontramos ahí (está)
=> ay (está). El cambio voy a, bía parece ser reflejo del ocasional cambio
idéntico (aunque también-e- bwa) en el español adulto, para esta colocación
frecuente.

Cambios que involucran n

Algunas consonantes de vez en cuando cambian an, normalmente dentales


(d, s, 1)u otras nasales (ñ, m, ~), y especialmente en grupos con n. Otras
consonantes que lo hacen (b, g) u ocurren en grupos con una nasal (tengo

183
=> ten no) o aparentemente muestran una reduplicación o anticipación de
otra n (banana => nanana; bañando => nanano). Ejemplos de estos
fenómenos (aquí también se encuentran ejemplos de asimilación en gru-
pos nasales, anticipación y reduplicación): adonde => anone; mirando =>
miyanno; durmiendo=> nomeno; qrande-e- manne; linda-e- yinna; haciendo
=> neno; sucio => nushyo; la => na; luz => nush; araña => arana; bañando
=> banano; niña => nina; niñita/nenita => nnita/ mucho => nu-chol
tengo => ten no. En el último ejemplo, así como en el caso de perrita blanca,
piyita anta, vemos evidencia fuerte de que la forma subyacente de la nasal
es la dental, aun antes de una velar, ya que de otra forma los cambios serían
inexplicables. Quizás las formas tenno « tengo) y miyanno « mirando),
etcétera, indican un resultado intermedio en la pérdida de la oclusiva sonora.

Cambios que involucran s

Hay muchas dificultades obvias por parte de la niña al pronunciar la [s], ya


que no sólo es una fricativa, que requiere de un control más preciso en su
producción que el de las oclusivas (compare en este contexto enfermó
[efemó] => epemó), sino que también es una laminal, que aumenta aún más
la dificultad de su producción. Estas dificultades son manifestadas de distin-
tas maneras, de las que todas tienden a simplificar la producción articulatoria
de la consonante, así reduciendo su marcación. El cambio más común es de
una palatalización parcial o ablandamiento de la [s] (eso es, falta de poner
la lengua firme y correctamente en su posición). Esto lo hemos simbolizado
a través de [sh], pero se realiza el mismo fenómeno a veces como una
fricativa bilateral estridente o de otras maneras. En otros casos, la s se
debilita a [h]. Es evidente que la niña no ha recibido este fenómeno del
español argentino de la madre directamente, ya que se encuentra donde la
madre nunca lo hace, y, en segundo lugar, esto está en general congruen-
te con los otros cambios que la niña produce en la Is/. La niña sin embargo,
seguramente es influida por la s rioplatense de la madre y sus debilita-
mientos, y por la aspiración centromexicana entre vocales de la s. Otro
tipo de cambio, y mucho menos frecuente, es sonorización (N. B.: un tipo
de debilitamiento), especialmente en posición intervocálica. Por supuesto,
el mayor grado de debilitamiento -la eliminación- también ocurre. Ejem-
plos de estos cambios: (s => sh) bichitos-e- bititosh/bichitosh; casa=> tasha;
ese => eshe; eso => esho; gracias => yashas; lapicito => lapishito; luz =>
nush; rnariposita-c- mioshita; mas=> mash; pedacito-e- pishito; precioso=>
poshosho; se=> she; suelo-e- nusho; süsto=> shuhto; vacas-e- batash; vez
=> beshl (s => h) augeritos => ajeritoh; azúcar-e- ahúca?; ese => ehe; esta
=> ehta; está => ehtá; esto => ehto; patas => patah; saqué => Ha?ké (H
fuerte); señora => heyoya; sí => hí; vacas => bacahl (s => z) así => azí;

184
haciendo => azendo; [V] sí => zíl (s, 0) acá está => acá tá; esto => eto; las
=> a/ah; mosca => mohta/mo:ta (nótese aquí el alargamiento compensa-
torio en la vocal). Como veremos a continuación, la s a veces se cambia a
una t: así => atí; saca(rse) => tata(te).

Cambios a las oclusivas sordas

Entre las oclusivas sordas (menos marcadas que las sonoras, en general),
las menos marcadas parecen ser t (por lo menos en posición inicial de la
sílaba), sobre todo cuando la fuente es k, y en menor grado ch; mediana de
marcación es la p, que a veces resulta de la k, y en posición inicial de la
sílaba a veces aun de t. Nótese que estos resultados están completa-
mente congruentes con lo que indica Bailey'? como la marcación relativa
de las consonantes en posición inicial de la sílaba. En todos los datos,
hay un solo caso de un cambio a k (de t), en el caso de (chi)quititos =>
kikitosh, que se puede analizar creíblemente como un caso de reduplica-
ción; en el mismo sentido, sólo hay un caso en el que p cambia a t(papelito
=> peteyito/pateyito), que posiblemente puede ser una anticipación de
la t del sufijo. Mencionamos aquí que otras consonantes a veces cam-
bian a t: hay un número de casos en las primeras transcripciones analizadas
en los que s cambia al; también hay dos casos en los que d cambia a 1. pero
los dos ocurren bajo condiciones especiales (las dos => ah tos; cuchara-
dita => tachita). Ejemplos de los fenómenos comunes: (k, => t) acá => atá;
aquí=> atí; boca-e- bota; cabeza => +abesa; carnita-c- tamita; casa-e- tasa;
flaquito => hatito; Koki => Toti; perrita blanca => peyita anta; Pinky => Pinti;
Puki => Puti; quiere => teye; vacas => batas/ (ch => t) bichitos => bititosh;
chanchito => tatito; chaschás => tatás; Chocho => Toto; noche => note/
(s => t) así => atí; sacarse => tatate; // (k=> p) cama => pama; cuantas =>
pantas/ (mi)crófono => poóheno/ (t => p) teléfono => peéfono/poóheno.

Cambios a las labiales

Hay algunos cambios que involucran las labiales, la mayoría esporádicos y


en general de una labial a otra. Ejemplos: (b => p) bicho => pito; burro =>
puyo; vestidita => petiyita/ (f => p) frío => phío; enfermé => e(s)pemé/
(b => m) baña => maña; bobito => mobito; levantar => amantar; vamos =>
ma:mo; viene(n) => mene/ (f=> m) enfermé =>.mm- emé/ (n => m) un [B] =>

27 Bailey, op. cit., p. 89 Y Variation and linguistic theory, Arlington, VA, Centerfor Applied Linguistics,
1973.

185
um/ (f=> B) feo=> Beo; frío=> Bío/ (f3=> w) vaquita-e- wakita/ (m=> w) mamá
=> wawá/ (f3 => lb]) se sube => sesu[b]e// (r => m) globito(??) => mobito;
grande => manne/ (r => (3) juguetitos => jubetitosh/ (rr => (3) se rompe =>
seBompe/ (y => (3) se llamó => seBamó.

Cambios a las laringeales

Respecto a las laringeales, la mayoría de los cambios involucran la h y


relativamente menos la oclusiva glotal. De los anteriores, casi todos parecen
ser debilitamientos de otras fricativas (f, s, j, 1), con un caso de ñ (muñe-
quitos => muhequitos). Hay una cantidad de inserciones de h, especialmen-
te en posición inicial antes de una vocal y en posición final de la sílaba,
aunque a veces se muestra como aspiración de una consonante, o aun
preaspiración. La oclusiva glotal geooralmente es insertada en posición final
de la palabra después de una vocal o semivocal; pero en por lo menos un
caso (saqué => Ha?ké) se encuentra en posición final de la sílaba antes
de una consonante. Los cambios consonantales esporádicos a la ? son al
final de la palabra (el, en => e?) o, en un caso, al principio de la palabra
(ventana => ?entana). Ejemplos: por favor => pohabor; flaquito => hakito/
hatito; micrófono' => poóheno; teléfono => péhono [véase los ejemplos
de s => h en la sección anterior]; dibujé => buhé; dibujar => buhar; México
=> mehiko; "hague" => ahe; a (ver) => ha(ber); haciendo => [h]azendo(?);
mamá => mahmáh/ ratón => ahtón; se me caí(?) => mesek''afp': tápelo =>
tóhpeyo; ten => htey; ah => a?; íay! => ay?; azúcar => ahúca?; eh => e?

Cambios en sílabas enteras

Muchas veces se pierden sílabas enteras, especialmente la primera sílaba,


o a veces dos en palabras más largas (ejemplos: tayita; ahora
acostaditae»

=> oya; banana-e- nana; cepillito piyito; chupete-e- pete;


ec- buhé; dibujé ec-

díbujitos => ujitos; estrellitas => teyitas; lapicito => pisito; remedio => meyo;
sentadita => tayita; sentado => tado; tapadita => payita; zapato => pato), o
en palabras cortas rnuy trecuentes." Ejemplo: acá está-e- atátá; ahí está-e-
aytá; está(n) => tá(n); no está => notá; sí está => sitá. Rara vez, la sílaba
perdida tiene algún grado de acento (qué(?) es => es; rompe => mpe; una
=> na). En los casos mucho menos comunes en los que una sílaba inte-
rior es eliminada, invariablemente es sin acento: acostadita => atayita;
cucharadita => tachita [ra => 0]; maclíuqué => maché; mariposita =>

28 Véase James L. Fidelholtz, "Word frequency and vowel reduction in English", en Chicaga linguistic
society, Papers from the regional meeting, núm. 11, 1975, pp. 200·213.

186
mioshita; parece => pese; pedacito => psito/pishito; pelelita => peyita;
vestidito => beyito; más las expresiones compuestas recién menciona-
das. Sólo muy rara vez se parece añadir material silábico, y aun entonces
parece haber explicaciones creíbles de ello.

Armonía vocálica y otros cambios vocálicos

Las vocales generalmente se quedan sin cambiar en la producción del niño


(en efecto, este hecho frecuentemente nos da más confianza cuando detec-
tamos casos de metátesis, como se verá en la siguiente sección). No obs-
tante, hay ciertos cambios que ocurren. Uno interesante es el cambio de una
vocal (típicamente la primera) de una palabra para ser idéntica a otra (nor-
malmente con acento) que le sigue en la sílaba inmediata, proceso que he
llamado "armonía vocálica". Otro cambio eventual es la eliminación de una
vocal, con frecuencia aliado de otra vocal o semivocal, y únicamente en pa-
labras frecuentes. En dos de estos casos (abuelito => abuyito; voy a =>
bía), la semivocal que se queda resulta vocalizada. En dos casos encontra-
mos vocales (jacentuadasl) que se vuelven sordas entre consonantes
sordas (florcitas => torcltas: Koki => K~ki), Y la interjección ?e => ?~; estos
quizás son casos de susurro momentáneo. Los otros cambios infre-
cuentes a vocales en muchos casos pueden explicarse como anticipaciones
de otras vocales. Ejemplos de estos fenómenos: (armonía) adentro =>
denento; betlemitas => a- a- atimitas/atamitas; cuaderno => peyeno; lechita
=> ichita; levantar => abantar; micrófono => poóheno; papelito => peteyito;
pedacito => pishito; pelito => piyito; perrita => piyita; precioso => poshosho/
/ (eliminación de vocales) se abre => sabe; y acá => iká; acá está => atá tá;
está => stá/htá/tá: están => stán/tán; nenita => nnita; no está => no(s)tá;
tiene => ten// (cambio de vocales) durmiendo => nomeno; hacen => hacin;
lastimé => espumé; llorar => year; oscuro => aturo; perritos => pJ\yitJ\s;
tápelo => tóhpeyo; vamos => ma:mu; verdad => bidá.

Cambios esporádicos: cambios de acento, reduplicación, etcétera

Hay diversos cambios esporádicos, los que no nos deben sorprender,


aunque son raros en nuestros datos. Cambios de acento del tipo marcado
(con acento agudo)29 al tipo no marcado (grave) en pipí => pipi Y popó =>
popo. Ocurre reduplicación en algunos caso~ (media => meme; (?)sacarse
=> tatate; chiquititos => tititosh/kikitosh; hago => yaya). Hay un número de

29 Véase James L. Fidelholtz, "[reseña delEI sistema de acentuación gráfica de la lengua española",
Morphé, núms. 3-4, vol. 2, Puebla, 1988, pp. 185-199.

187
casos de generalización semántica; uno, sin embargo, tiene un interés
especial, porque en un primer momento podría parecer fonológico. En-
contramos nana por banana, manzana o naranja. La forma podría creí-
blemente provenir de simplificación en cualquiera de los casos, pero resulta
que es posible la eliminación de una sílaba sólo en el caso de banana
(de la que se supone origina nan.a), porque ns o nj se simplificarían a
s y j, respectivamente, y no a n (véase cansada => tasada). Hay otros
cambios esporádicos, tales como rr =>1en arregla =>alelá (anticipation?), B
=> ó en Cuba =>puda (dos ocurrencias a la edad 1:9), y quizás en
micrófono(?) => óéfono (possiblemente de teléfono?), y ó => r en todo
=>toro. Algunos otros fenómenos esporádicos parecen involucrar marca-
dores sintácticos o morfológicos que no se entienden bien todavía. Estos
incluyen marcadores tales como e, a, el sufijo nominal s(h), quizás la I en
de =>del, algunas interjecciones, etcétera.

Metátesis

La metátesis se encuentra en varias formas, y en una variedad de palabras.


Los pasos que se suponen en las derivaciones de estas formas se indican
en los ejemplos, con las formas atestiguadas subrayadas. Las formas no
atestiguadas después de una flecha son derivadas a través de una de las
reglas muy comunes discutidas anteriormente. Un tipo de metátesis sim-
plemente sirve para romper sílabas que terminan en una consonante,
invirtiendo de lugar la vocal y la consonante en cuestión: el =>ey =>ye;
explotó (= [esplotóD =>seplotó =>sepotó; estrellitas =>esteyitas =>
seteyitas. Posiblemente el mismo fenómeno se ve en lápiz =>yapis =>
apish => pashi (nótense las formas existentes pashis/pashish, donde la
sh final se supone es ese marcador nominal no bien entendido que men-
cionamos anteriormente), compare palabras compuestas como abatelen-
guas[N. B.: para abatir una sola lengua] y mexicanismos como Yolis [< Yoli],
Kokis [<Koki], etcétera) y en hago => ayo => ? yayo (véase yaya < haga),
yao; pero nótese el caso de llora/llorar => year (ver anteriormente). Simi-
larmente, un tipo raro de metátesis se ve en levantar => abantar =>
abatén. Un segundo tipo invierte sílabas, así dando evidencias de la
marcación para tipos de sílabas, o simplemente hace metátesis de conso-
nantes: diablitos, oabitos => yabitos => Bayitos; labio => yabyo => yabo =>
? eyabo => ebayo; librito => yibito => Biyito; nariz => nayís => yanís => yayís
=> yaís; pañal => panay => payán. Un tercer tipo tiene que ver con me-
tátesis de un solo rasgo: qué bien => kébén => perén => peyén; Cuba =>
puga => puya => ?? puda (¿quizás otro ejemplo de la hipercorrección?);
micrófono (¿analizado como micrófono?) => kófono => póxono => póheno
[la e parece venir de uno de los pocos casos de disimilación]; pollito =>

188
pozhito => boshito. El resto es difícil de categorizar: cucharadita => ? cha-
dita => ? chatita => tachita; también => tambén => tamén => pamén (este
caso parece más uno de anticipación que metátesis). Ver los comenta-
rios sobre la metátesis por Menn30 y los ejemplos en Smith." que se
asemejan a nuestros casos.
Uno de los pocos casos encontrados de metátesis de segmentos adya-
centes ocurre en gracias => rasvas => yasyas => asyas => aysas, caso
que concuerda bien con la propuesta de Bailey32 de que en grupos con-
sonánticos, las dentales tienden a venir hasta al último." Más específica-
mente, expresaría la regularidad en una forma ligeramente distinta: en
grupos consonánticos, si ocurre una consonante dental primero, el grupo
está más marcado, y así tiende a evitarse. En este ejemplo, el grupo que
ofende también es evitado de una manera distinta: después del segundo
paso (yasyas), la continuación es => yasya => yási a. El último paso tam-
bién puede resultar en yashas. En ambos casos de estos últimos, el grupo
marcado es eliminado, pero por procesos muy distintos. Véase la discusión
en Menn34 del caso en inglés snow => [nos], y los ejemplos en Smith35 film
=> flim; self => shelf => slef; milk => mlik.
Respecto a lo mantenido por Bailey, es interesante notar que algo parece
pasar aquí muy similar a la metátesis de sílabas que mencioné antes.
Muchos ejemplos muestran que, por lo menos cuando la segunda de las sí-
labas en cuestión lleva acento, tiende a empezar preferentemente con una
nasal dental, luego con una y, y con el mínimo de preferencia, con una f3 o
más generalmente cualquier labial (ejemplo: yanís; Biyito, Bayitos, eBayo,
payán). En todos estos casos es difícil de sacar conclusiones firmes, ya que
los datos son limitados. Sin embargo, Smith36 da muchos datos que apoyan
un análisis similar. Note que aun las metátesis que violan la "izquierda-a-
derecha" interpretación de Bailey ocurren con dentales al principio de sí-
labas acentuadas (Copydex => dopi:gek, violet => lee.wit). Otros ejemplos
pueden interpretarse, de indicar una preferencia, en las mismas circunstan-
cias de velares por encima de labiales (peyén: <iqué bien!, puya: <Cuba,
póheno: «mi)crófono), de una consonante sorda por encima de una sonora
(boshito < pollito), y, el único ejemplo posible de interpretar como evidencia
en contra de la hipótesis de preferencia por dentales (tachita < cucharadita),
de palatales por encima de dentales.

30 Menn, op. cit., p. 8.


31 Smith, op. cit, pp. 98-99.
32 C. J. N. Bailey, "Toward specifying constraints on phonólogical metathesis", en Linguistic Inquiry,
núm. 3, vol. 1, Cambridge, 1970, p. 347.
33 Véase los datos en Smith, loc. cit., para más ejemplos.
34 Menn, op. cit.
35 Smirh. op. cit.
36 Smith, op. cit., pp. 98-101.

189
Al respecto, presento aquí evidencia de hasta un año después del
periodo considerado en Fidelholtz y Montes." ya que el número total de
ejemplos es relativamente pequeño (como siempre, las fechas se dan entre
paréntesis después del ejemplo). Murciélago => murciégalo (2:7.4, tam-
bién común en la lengua adulta); biscocho => bischoco (2:7.4); pueblo =>
kwelbo (2:7.6); tuercas => kwertas (2:7.6, este ejemplo indica que el entor-
no, en este caso una semivocal velar, puede cambiar la marcación); dobla-
dos·=> lobados (2:7.6); principal => pisimpal (2:7.8); peligroso => [M: pe-]
6i§osol [M: ¿Qué?] piliqoso ... pi§iloso ... (2:7.8); palabras => parabas ...
pa/abas (2:7.8); apaga => acaba ... apaga; fideos => fideos (2:7.14); desa-
pareció => separeció (2:7.14); aprieto => apierto (2:7.14, véase inmediata-
mente después "aprietando"=> apietando); librito=> libitro (2:7.20); triste-e-
tistre (2:7.20); mono Pedrito => mono predito (2:7.24); leyendo => yelendo
yelen- yeyendo (2:7.24); tarnales-e- matales (2:9.30); camarón-e- caramón
(3:0.6).

La interacción de las reglas

He supuesto tácitamente formas intermedias que podrían parecer cuestio-


nadas, y ahora las apoyaré. Hay un gran número de formas tales como adiós
[a6yós] => ayós que parecen dar evidencia que indica que es la d la que se
cae, dejando la y. Con excepción de las formas bueno-e- weno; aqua-e- awa
y arreglar => arreláJ alelá, sin embargo, todas las formas que contienen
grupos de obstruyente-ssonorante y que sufren modificaciones, pierden la
sonorante, y el caso de agua puede tener que ver con el hecho que la forma
subyacente es /awa/, y así difiere de la "etimológica". Así, nótense los casos
de abre => abe; diablitos => Bayitosh; abuelita => abeyita; y viene => Bene.
Así que, si algo pasa con el grupo 6yen adiós, esperaríamos que la y
se caería, dejándonos con adós. Esta forma, sin embargo, no sorprenden-
temente se juntaría con el gran número de palabras en las que6 => y, como
se detalló anteriormente, dándonos la forma correcta ayós. Hay formas
similares tales como gracias => yashas; viene => yene; y diario(?) => yayo.
Ya que el cambio de la g a yen gracias, por ejemplo, produciría la for-
ma *yrasyas si la r todavía estuviera ahí, la que no es muy posible de
pronunciar, mucho menos que sea no marcada, es obvio que la eliminación
de la sonorante debe preceder el cambio a y. En el caso del grupo dy,
encontramos apoyo indirecto para nuestra suposición en el ejem-
plo medias => meyyas, donde un grupo similar muestra un desarrollo
distinto, 6 => Y sin que se caiga la otra y.

37 Fidelholtz y Montes, op. cit.

190
Otras interacciones ocurren. Debido a la necesidad que la asimilación de
vocales que discutimos ocurra en sílabas adyacentes, formas como pedacito
=> pishito muestran que la eliminación de sílabas debe tener lugar antes que
la asimilación. Igualmente, las distintas formas de metátesis deben ocurrir
después de las otras reglas que producen la salida de la que la metátesis
reduce la marcación. En el caso de donde está => óyetá, vemos que VN =>
vocal nasalizada, debe tener lugar antes que los procesos d => => y, ya o
que de otra forma el proceso de nasalización sufriría un sangrado.

Conclusiones

Hemos encontrado evidencia pertinente a la marcación relativa de los


segmentos y los tipos de sílabas en una variedad de entornas fonológicos en
los datos sobre la adquisición del lenguaje de una niña en el proceso de
aprender el español entre las edades de 1:6 y 2:2. En general, los cambios
tienen lugar en las sílabas acentuadas.
La evidencia más clara es que la sílaba no marcada es de CVencontra-
mos que se simplifican grupos consonánticos, según el tipo de grupo, a
consonantes simples. De los grupos más pesados (sp, st), puede resultar la
simplificación a través de la metátesis. Los datos de metátesis también
indican que en las sílabas CVno marcadas y con acento, encontramos una
jerarquía (dental [nasal], palatal [semivocal], labial) similar a la que se
encuentra " en la metátesis de segmentos adyacentes.
En posición inicial de la sílaba, vimos evidencia que cualquier sonorante
y las fricativas sonoras tienden a perder marcación al volverse y, mientras
que la obstruyente no marcada parece ser t. Dentales y nasales tienden a
perder marcación al cambiar a n. El tipo de palabra no marcada parece ser
de CVCV, y palabras más largas pueden perder de sílabas o segmentos para
ajustarse a esta pauta. También hemos encontrado una tendencia a perse-
verar con la misma vocal ("armonía de vocales"), sobre todo en la sílaba
inicial de palabras más largas. Muchas de estas tendencias a veces son
realizadas a través de la metátesis.
Hay una cantidad sorprendente de similitudes generales con lo aquí
explicado en muchos de los cambios reportados por Smith.39 La mayoría de
sus reglas también se aplican en nuestro caso, y sólo dos tienen efectos
opuestos en parte a lo que pasa en nuestro caso. Este acuerdo general
aproximado sugiere que muchos de los procesos de los que se trata son
universales."?

38 Bailey, op. cit., p. 347.


39 Smith, op. cit., pl 98-101.
40 Hay una evidencia encontrada con otra niña de tres años respecto a la representación mental de
las palabras, que muestra que generalmente son las formas de producción adulta. Esta niña entiende

191
Aunque no se encontró tanta evidencia sobre cambios a través del
tiempo en los procesos fonológicos de la niña como lo que se pensaba,
alguna evidencia de tendencias fue observada. Discutiré fenómenos selec-
cionados en términos de porcentajes muy aproximados (N. B.: de los tipos),
que se deberían considerar únicamente como indicaciones de las tenden-
cias de los datos. La simplificación de grupos consonánticos parece quedar-
se generalmente constante, aproximadamente a tres cuartos de los grupos
posibles', a través de los primeros cuatro periodos (1:6, 1:7, 1:9 y 1:11),
mientras que en el último periodo (2: 1) casi la mitad de los grupos se reali-
zaron (especialmente s+C). De los grupos al final de la palabra, se realiza-
ron entre 70 por ciento y 100 por ciento en todos los periodos de observación;
esto sin duda se debe al hecho que uno de los hitos del desarrollo histórico
del español ha sido la eliminación de las consonantes más marcadas al final
de palabras y sílabas, dejando ahí sólo s y algunas sonorantes dentales
(n, /, r, y). En los primeros dos periodos, encontramos únicamente s, n
y las semivocales w y y al final de las palabras. Ya en 1:9 r y / empie-
zan a aparecer en ese entorno, y en cantidades considerables ya en 2:1.
Con bastante más frecuencia que cualquier otra consonante, encontramos
s en esta posición, otra vez probablemente debido a la morfología del
español. La s, aun cuando normalmente no se elimina, es muy frecuente-
mente modificada. No obstante, la pronunciación es sucesivamente más
adulta, aumentándose de menos de un tercio similares a las de los adultos
en 1:6 y 1:7, a casi dos tercios "correctas" en 2:1. La k, no extremada-
mente frecuente, normalmente es modificada a t, con una excepción en
cada uno de 1:6, 1:7 y 1:9 (caca, kikitash < chiquitos y quiero [véase teye
< quiere]), dos en 1:11 (aquí y Pinky [también Pintl]) , y en 2:1 encontra-
mos más de 60 por ciento correctamente producidas. Dos tipos frecuen-
tes son especialmente indicativos aquí: de 25 ocurrencias de aquí, cuatro
son atí y 21 correctas; de 47 ocurrencias de Kaki, cuatro son Tati
y 43 correctas; esto es, las palabras más comúnmente usadas tienden a
quitarse de la marcación más ágil y fácilmente que las palabras usadas con
menor frecuencia. La G ocurre únicamente en una palabra a 1:6 (todo =>
toóo/toro): a 1:7 hay doce tipos, ningún producido correctamente (uno

inglés, pero sólo habla español, salvo pocas veces. En su clase de kinder, hay una niña de nombre
Octavia. Durante casi un año (de 2:1, al conocerla, a aproximadamente 2:1 O) le llamaba "Cotavia". Desde
aproximadamente 3:0 empezó a lIamarle "Otavia", y apareciendo a veces con esta última se nota
"Octavia" (la última sólo cuando está pronunciando con mucho cuidado, o para "corregir" a un adulto).
Tomando en cuenta la discusión anterior, vemos lo que está pasando aquí: hasta los tres años le es difícil
pronunciar este grupo consonántico, así que lo cambia. Pero primero lo cambia a través de la metátesis,
lo que salvaguarda todos los segmentos, pero en otro arden. Posteriormente, empieza a simplificar el
grupo consonántico, pero esporádicamente deja de simplificarlo. Lo claro aquí es que en todo momento
está operando sobre la misma forma subyacente: la forma adulta. Suponer de otra forma sería
imposibilitar la explicación del desarrollo de la niña, es decir, la conexión entre las varias etapas en su
pronunciación de esta palabra, así como imposibilitar una explicación de que la niña sabe que no es
correcto cuando el adulto repite la propia producción de la niña.

192
eliminado; los otros, como más comúnmente, cambiados a y); de 1:9 en
adelante, un poco menos que la mitad son producidas correctamente.
Un ch potencial aparece muy rara vez de 1:6 a 1:11, cambiándose en t
cuatro de las seis veces que sí ocurre (nota, por ejemplo, 1:7 bichitos =>
bichitosh/bititosh). Ya en 2:1, de repente encontramos diez ch's correcta-
mente pronunciadas y sólo una cambiada. Aunque los números no son los
suficientes como para sacar conclusiones firmes, sí indican la posibilidad
de que la niña evita las palabras que contienen una ch antes de 2: 1, un área
que necesita de más investigaciones. Los datos tempraneros (antes de 1 :9)
para la d y quizás para la k hasta 1:11 pueden apoyar esta conclusión.
Además, de las palabras inventadas o no identificadas en la lista en
Fidelholtz y Montes." ninguna contiene ningún segmento (de los más
altamente marcados) de los que estamos sugiriendo que la niña los evita.
También hay indicaciones de evitar el uso de la ñ, y las líquidas r, I
y rr. Como es de esperarse, dada la dificultad de su articulación, existe
en todos nuestros datos sólo una ocurrencia de una rrsimilar a la producida
por los adultos.
Sería interesante comparar estos resultados con lo que ocurre en la
adquisición de segundas lenguas. La impresión que se da por el estudio de
estos datos es que el desarrollo es más gradual de lo que algunos han pen-
sado, y sería importante examinar la etapa de "pre-Ienguaje" con cuidado
para ver si el llamado "principio del lenguaje" también es gradual o no. De
todos modos, queda claro que se necesitan más estudios de este tipo, sobre
todo en etapas anteriores."

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41 Fidelholtzy Montes, op. cit.


42 Agradezco al doctor Enrique Pérez Carrillo y a la licenciada María Noemí de Luna Martínez su
ayuda para detectar errores de estilo. Los que quedan, y los otros errores, son de la responsabilidad del
autor.

193
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194
De las funciones del lenguaje
y el habla infantil'
Rebeca Barriga Villanueva*

Las funciones del lenguaje y su desarrollo

Jakobson establece en Lingüística y poétice? que a partir de los factores


que constituyen el discurso se desprenden seis diferentes funciones del
lenguaje: emotiva o expresiva, conativa, referencial, fática, metalingüística
y poética. Todas estas funciones irán integrando el discurso infantil a lo largo
del desarrollo del niño."
En este trabajo me centraré en dos de estas funciones: la emotiva y la
fática y en la descripción de algunos elementos donde se manifiestan en el
habla de niños de seis años. Considero que estas funciones son funda-
mentales en esta edad, pues están directamente relacionadas con la in-
tercornunicación." El niño ha dejado su aquí y ahora, y es capaz de usar el
lenguaje para hablar de experiencias en el tiempo y en el espacio y com-
partirlas con su interlocutor, así el habla se convierte en un vínculo social y
afectivo.
Dentro del proceso dinámico que representa la adquisición del lenguaje,
una vez que el niño ha dominado las estructuras formales básicas de su
lenqua," el rasgo más significativo en las llamadas etapas tardías -a partir

• Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.


1 Una versión más amplia de este trabajo aparece en Rebeca Barriga Villanueva y Josefina García
Fajardo (eds.), "De las interjecciones, muletillas y repeticiones: su función en el habla infantil", en
Reflexiones lingüísticas y literarias, vol. I Lingüística; Rafael Olea Franco y James Valender (eds.), vol.ll
Literatura, México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, México, El Colegio de México (Serie
Estudios de Lingüística y Literatura xxv y XXVI), 1992.
2 Roman Jakobson, Ensayos de lingüística general, Josep M. Pujol y Jem Cabanes (trads.),
Barcelona, Planeta-De Agostini (Biblioteca breve. Ciencias humanas, 381), 1985, pp. 347-395.
3 Entre los modelos en que la función del lenguaje se privilegia frente a la estructura sobresale el
modelo de M.A.K. Halliday, "Aprendiendo a conferir significado", en Fundamentos del desarrollo del
lenguaje, Eric Lenneberg y Elizabeth Lenneberg (comps.), P. Soto y M.E. Sebastián (trad.), Madrid,
Alianza (Alianza Universidad. Textos, 41), 1985, pp. 239-267. Véase también Els Oksaar, Language
acquisition in the early years, an introduction to paedolinguistics, Katherine Turfler (trad.), New York,
Batsford Academic and Educational Ud., SI. Martin's Press Inc., 1983.
4 Véase Jill de Villiers y Peter A. de Villiers, Language aequisition, Cambridge, Londres, Harvard
University Press, 1978, p. 151; Suzanne Romaine, The language of children and adolescents. The
acquisition of communicative competence, Nueva York, Basil Blackwell (Language in Society, 7), 1984;
Y Ste~hen C. Levinson, Pragmatics, Cambridge, Londres, Universidad de Cambridge, 1987, p. 47.
Véase Ronald W. Langacker, Language and its structure. Some fundamentallinguistic concepts,
2a. ed., Nueva York-Chicago-San Francisco, Hartcourt Brace, 1973, p. 239; Suzanne Romaine, op.cit.,

195
de los seis años aproximadamente- es el desarrollo de las habilidades
discursivas que van hacia la consolidación de su competencia cornunicativa,"
el cómo, el cuándo y el dónde adquieren supremacía frente al qué, vital en
las primeras etapas.
En efecto, el inicio de los años escolares hacia los seis años, supone la
entrada en nuevos contextos comunicativos y de socialización que motivan
formas diferentes de interacción y que ponen en juego continuo el conoci-
miento lingüístico y el conocimiento del mundo. El niño empieza a concebir
el lenguaje como un hecho multifacético con varios niveles de acción y como
una herramienta que usa para expresar y manejar su entorno y establecer
su papel dentro de éste.
Las funciones emotiva y fática son pues un factor importante dentro de
este complejo proceso. Revitalizan la interacción, por un lado, al posibilitar
la manifestación de la actitud emotiva del niño, y por el otro lado, afianzan los
objetivos de la comunicación al haber una verificación continua de ésta.

La función emotiva o expresiva y la función fática

Partamos de las propias definiciones de Jakobson de lo expresivo y lo fático


para tener una visión más exacta de su significado. "La llamada función
emotiva o "expresiva" centrada en el destinador, apunta a una expre-
sión directa de la actitud del hablante ante aquello de lo que está hablan-
do. Tiende a producir una impresión de una cierta emoción sea verdadera
o fingida ..."?
En cuanto a la función fática Jakobson afirma que:

hay mensajes que sirven sobre todo para establecer, prolongar o interrumpir
la comunicación, para cerciorarse de que el canal de comunicación funciona,
para llamar la atención del interlocutor o confirmar si su atención se mantiene.
Esta orientación hacia el contacto, o en términos de Malinovski, la función
fática, puede patentizarse a través de un intercambio profuso de fórmulas
ritualizadas, en diálogos enteros, con el simple objeto de prolongar la comu-
nicación."

p. 11; Annette Karmiloff-Smith, "Some fundamental aspects of language development alter age 5", en
Language acquisition. Studies in first language development, Paul Fletcher y Michael Garman (eds.),
2a. ed., Cambridge, Universidad de Cambridge, 1986, p. 474. Todos estos autores destacan cómo hacia
los seis años el niño domina ya las estructuras básicas del sistema de la lengua en términos de
competencia lingüística. Lo que habrá de desarrollarse en adelante será la habilidad de tipo discursivo,
enmarcados en contextos sociales específicos.
6 Para la definición de "competencia comunicativa", véase Dell Hymes, Foundations in sociolinguis-
tics, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1974, p. 277. Véase también John Dore, "Children's
conversations", en Handbook of discourse analysis, t. 3, Discourse and dialogue, Teun A. Van Dijk (ed.),
Londres, Academic Press, 1985.
7 Roman Jakobson, op.cit., p. 353.
8 Ibid., p. 356.

196
Hay dos aspectos importantes en estas funciones; por un lado, su aparición
temprana en el habla infantil, las hace rasgos distintivos de la comunicación.
De hecho Jakobson afirma que la función fática es "la primera función verbal
que adquieren los niños, éstos gustan comunicarse ya antes de que puedan
emitir o captar una comunicación lntormativa'c''!o interesante es que si bien
estas funciones son de aparición temprana, con certeza al pasar el tiempo
con el uso del lenguaje, han enriquecido sus propios valores y potenciado
nuevas formas de manifestación. Su aparición incipiente se irá transforman-
do en una funcionalidad más variada, definida y plena con respecto al habla.
Por el otro lado, son importantes también por la interrelación continua que se
establece entre ambas en el proceso comunicativo. Como veremos, entre lo
emotivo y lo fático, no hay una frontera nítida, el uso de algunos elementos
pone de manifiesto, a un tiempo, la emoción del hablante y su necesidad de
mantener un contacto de calidad y de interés con su interlocutor. Lo fático se
cumple así en lo emotivo, y lo emotivo se manifiesta a través de lo fático.

El desarrollo de las funciones

¿Qué sucede entonces con estas funciones de aparición temprana en las


etapas tardías?, ¿cómo se manifiestan?, ¿en qué contextos?, ¿cómo refle-
jan el desarrollo del lenguaje? . El uso de interjecciones, muletillas y repeti-
ciones en diversas situaciones de habla son lugares excelentes de anclaje
para describir lo emotivo y lo fático.
Para esto daré varios ejemplos de habla de niños de seis años, de tres
distintos corpore'? cuyas características básicas son semejantes: de niños
entre seis y siete años, que inician la primaria, de lenguaje oral en donde a
partir de conversaciones con adultos surgían las mismas situaciones dis-
cursivas: diálogos, narraciones, descripciones, habilidades que precisa-
mente están en plena efervescencia en esta edad.
Se puede decir que ni la función emotiva ni la fática tienen monopolio
frente a las otras funciones, pero sí establecen una prioridad jerárquica en
la conversación, especialmente en el momento en que el niño entra en una
nueva fase de interacción.

9 Ibid., p. 357.
10 Los datos de este trabajo son básicamente de mi tesis doctoral (Rebeca Barriga Villanueva, En-
tre lo sin táctico y lo discursivo. Un análisis comparativo de habla infantil, México, El Colegio de México,
1990), en donde analizo y comparo el habla de niños de seis y doce años con el objeto de establecer
diferencias relevantes en el proceso del desarrollo lingüístico. Doy, además, ejemplos de otros corpora:
"Plática libre" que formaba parte del proyecto "Estudio sociolinqúlstico de lenguaje infantil" desarrollado
en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios con el fin de describir la gramática oracional de niños
de seis años; "Narración" de la Batería de Evaluación de la Lengua Española para niños de dos a seis
años, de un proyecto de la Secretaría de Educación Pública (1983) que buscaba evaluar la lengua
española en niños mexicanos, y finalmente, un corpus libre que he venido formando con anotaciones del
habla de niños de seis años en diversas situaciones de diálogo esencialmente espontáneas.

197
Las interjeciones y la emotividad

En las conversaciones analizadas, los ¡uy, ay, ah, uf!, aparecen aquí y allá,
"sazonando" como dice Jakobson, la comunicación, pero lejos de represen-
tar el estrato "puramente ernotivo''!' que él señala, cumplen con diversas
funciones que aportan una rica información en torno al manejo de las
habilidades discursivas.
Partamos del valor más conocido de las interjecciones: la emotividad y
la expresividad que atraviesan toda la gama de sentimientos: tristeza, enojo,
sorpresa, temor:

y los monstros se van apareciendo y ay!


iUf! las matemáticas me chocan.
iUy! es bien mala conmigo.
iOh! que bonito pelito tiene la muñequita.

El niño acompaña su descripción con todo tipo de interjecciones que la hacen


más vigorosa y dinámica, contribuyendo a mantener vivo el interés del
interlocutor:

... le abro la lleve (al muñeco), le tapo con algo, luego le hago fuera
abajo y ¡shk!, le hago y le pongo así como si estuviera nadando .
... y luego cuando ya va así (en la montaña rusa) ¡funn!te bajas, hay
también unos columpios que te dan vueltas y ¡rum!

En el diálogo es frecuente encontrar interjecciones que abren de manera


expresiva la comunicación:

- ¿Y de los niños, quién es tu amigo?


- ¡Ay, ay, ay!, esto no se lo voy a decir. Estoy enamorada.
- ¿Desde cuándo no vas al cine?
- ¡Uh!, desde cuando, desde cuando nació mi hermanita.

Además de enfatizar toda la emotividad, el niño logra con la reiteración de


las interjecciones una "comunión" tática " con su interlocutor.
Al narrar tanto experiencias personales como relatos ajenos a su propia
vivencia, el niño se sirve de una serie de interjecciones que hacen que fluya
la historia:

11 Roman Jakobson, op. cit. , p. 353.


12 Véase BronislawMalinovski, "The problem of meaning in primitive languages", en The meaning
of meaning, C. K. Ogden y 1. A. Richards (eds.), Nueva York y Londres, 1953, pp. 478-479.

198
Me llevaron a una alberca chica, chica y tchiní, que me sumo, me
sumo así me caí.
Pero luego ya se casaban (Cenicienta y el príncipe) y estaban muy
pero muy felices tdubl, dubi!, baila y baila.
Estaba lloviendo (...) habían unos truenos pero bien horribles iUY!,
hasta daba miedo.
En la mano pachona, se ve una mano ¡ay!, bien pero bien fea.

Es importante resaltar que la interjección en los ejemplos antes menciona-


dos, no aparece aislada como único marcador de emotividad, sino que
aparece acompañada de repeticiones o enfatizadores, que amén de la
entonación, agudizan la expresión del sentimiento y acentúan la proximidad
con el interlocutor. Como se ve, será difícil establecer la jerarquía entre lo
fático y lo emotivo. La verdad es que en estos casos hay una conjunción que
evidencia una conciencia clara en el niño de hacer relevante su información.
Además de esta función esencial Deborah Schiffrin añade la de orienta-
ción de la intorrnación.P En este sentido son un recurso ágil para recuperar
elementos o para reorganizar el discurso:

- ¿Y qué hace Tom Sawyer?


- ¿Qué hace?, ¿qué hace? ... ¡ah!, de veras, le puso una rana
a su tía.

- ¿Y qué hicieron?
- y después ya nos fuimos a la casa y ya ... iah!, hicimos la tarea.
- ¿Has ido a Reino Aventura?
- No, nunca me ha llevado, ¡ah!, cuando fui a Chapultepec me subí
a la Rueda de la Fortuna.

En ocasiones, el hilo de la narración se rompe y el niño organiza un nuevo


discurso a partir de una interjección:

... y luego que lo dejamos chillando y que se va pa su casa, y luego


después que este,este, que ... ¡Ah!, también le iba a platicar del bote
patiado ¿verdad?
Saludé a mi mamá y a mi abuelita y luego soñé que este ... que ¡ah!,
que dice mi mamá que si ahora van a ir (las maestras) este domingo.

13 Véase Deborah Schiffrin, Discourse markers, Cambridge, Universidad de Cambridge (Studies


in interactional sociolinguistics, 5), 1988. Véase también Paul E. Jose, "Sequentially of speech acts in
conversational structure", en Journal of psycholinguistic research, núm. 1, vol. 17, 1988, pp. 65-88.

199
De este recorrido a través del uso de las interjecciones, se rescata su
contribución a la fiuidez14 y dinamismo deí discurso. Queda mucho aún por
investigar, pero tal parece que su presencia marca una estrategia que busca
aumentar la credibilidad de io que el niño dice frente a su interlocutor y por
tanto la eficacia en su comunicación.

Lo fático, ínscrtto en las muletillas y las repeticiones

Al igual que las interjecciones, las muletillas y las repeticiones ocupan un


lugar significativo en la organización del discurso infantil.
Las muletillas y las repeticiones son como caleidoscopios que ofrecen
diversas imágenes del habla del niño. La primera imagen que surge de la
muletilla es la del titubeo, una pausa llenada'" con un mmm un este y un
eee, cuya aparente falta de significado, encuentra su valor en el habla
misma. Entre sonidos, titubeos y pausas, el niño narra, describe y dialoga.
Las muletillas pueden ser sintomáticas de varios aspectos: duda,
reorganizacion del discurso, demanda de atención, 16 y surgen en todos los
contextos como parte integrante.
Aparentemente la muletilla pasa desapercibida por el oyente, es una
forma eficaz de atraer su atención. manteniéndolo en expectativa mientras
el discurso logra encontrar de nuevo su cauce. La muletilla, con su peculiar
naturaleza, paradójicamente favorece la comunicación y por ende, cumple
con su función fática.
Veamos algunos ejemplos de muietillas encontrados en el habla de seis
años:

- ¿Qué son los ziguis?


- Son unos ... eh. .. son unos ... eh. .. unos muñecos.
- ¿Dónde está Londres?
- Mmm, mmm, mucho muy lejos, donde le hablan inglés.

Claramente aquí los eh y los mmm son indicadores del tiempo que transcu-
rre mientras el niño encuentra la respuesta a la información solicitada, que

14 Véase el excelente artículo de Charles J. FiJlmore, "On fluency", en Individual differencRs in


language abilily and language behavior, Charles J. Fillmore, Daniel Kempler y William S-y Wana (eds.),
Nueva York-Londres. Academic Press, 1979, p. 92.
15Véase Gillian Brown y George Yule, Discourse analysis, Cambridge, Cambridge University Press,
1988, p. 163. Véase también Daniel Duez. "Silent and non-silent pauses in three speech styles", en
Speech, parte 1. vol, 25. 1982, pp. 11-28; Levínson, op.elt., p. 47; Urí Hadar, "Two types of gesture and
their role in speech production", en Joumal ollanguage and social psychology, núm. 8, 1989. pp, 221-
228; Norman Markel, "Speaking style and expression of soiidarity: words per pausa", en Language in
society, núm. 19. ;1990. pp. 81-118; Nicholas Christenfield et al., "Filled pauses ano gestures: ifs no!
coíncioence", en Journal 01 psycholinguistic research, núm. 1, vol. 20, 1991. pp. 1-10.
16 Un Hadar. op.cit., p 221.

200
sin duda requiere de cierta reflexión relacionada con el conocimiento del
tema del diálogo. A los seis años el niño ha ampliado considerablemente su
conocimiento linqüfstico '? y del mundo, pero es indudable que aún hay ca-
rencias que en la interacción se superan con recursos que le permitan la
comunicación.
Así, en un momento dado de la narración, el discurso se interrumpe y
pierde fluidez, quizá por el olvido de la trama, por la confusión con otro
argumento o por la lejanía con éste, sin embargo el niño llena los vacíos con
elementos conocidos hasta dar con una salida:

... luego este y luego, este ... ¿cómo se llama? y luego a ella, este ...
mmm
... luego esta Caperucita fue lobito, lobito que mete ahí y se mete ahí,
luego ahí se mete Caperucita.

Nótese la reiteración de y y de luego, que normalmente son marcado-


res intrínsecos de la sucesión temporal en una narración. En este sentido es
frecuente también encontrarse en los relatos infantiles con el continuo uso
de y después o de y entonces que hablan de una familiaridad del niño con
la forma prototípica de la narración.
A veces la muletilla cumple además con la función de expresividad y
énfasis al repetirse un elemento una y otra vez:

...y que llega el pastelero, y que le da este, y que le da con una desa
para mosca y que la espanta.
que es una Caperucita, que es un lobo, que se la quiere comer,
que viene la abuelita, y se esconde en el cajón, y que viene Ca-
perucita y que se asusta con el lobo.

Hay muletillas que marcan una clara necesidad de contacto y verificación


constante de que se está dando la comunicación:

Había una vez una Cenicienta ¿no?, que tenía dos hermanastras
muy malas ¿no?, y que le hacían llorar todo el tiempo ¿no?, porque
le tenían mucha envidia ¿no?

Lo mismo sucede con el ¿ verdad?, o el uhum que finalizan partes de la


narración.
Finalmente, la repetición es un mecanismo versátil en el que se manifies-
tan con amplitud tanto la función fática como la función emotiva. Poniendo

17Véase Jill de Villiers y Peter A. de Villiers,op.cit., p. 151. Véase Suzanne Romaine,op.cit.; Annette
Karmiloff-Smith, op.cit., Paul E. Jose, op.cit.

201
en juego su conocimiento de las reglas de la comunicación, el niño recurre
a diversos tipos de repetición - ya de distintas categorías gramaticales, ya
de estru<?turas verbales- que aseguran el contacto con su interlocutor" y
la calidad de su información.
Deborah Tannen, afirma que la repetición es una estrategia de compro-
miso conversacional que establece un enlace emotivo y estéttco " entre el
hablante y el oyente. Efectivamente, al repetir un elemento, el niño no sólo
capta la atención de su interlocutor, sino que lo involucra en la expresión de
su propia emotividad.
Doy algunos ejemplos de las diferentes formas de repetición encon-
tradas.
La repetición puede reflejar un mecanismo de búsqueda de una palabra
que solapa un olvido o un desconocimiento:

- ¿Qué le trajeron los reyes a tus hermanos?


- A mi hermano chiquito le trajeron dos pantalones y y ... una, un,
un, un, un carro de ambulancia.

Es frecuente encontrar construcciones donde se inicia la estructura y en su


repetición se completa:

En la casa de mi abuelita estaba juntando, estaba juntando yerba,


entonces que sale iPSS! que sale una víbora.
-Ahí tenía que era ... que era una ...este ... una y se encontró a un,
...y se encontró a un señor, barba azul.

En el diálogo es común que el niño responda con un eco de cortesía'" que


confirma que ha escuchado correctamente lo dicho por su interlocutor:

- ¿Dónde juegas futbol?


- ¿Dónde juego futbol?, pues en cu.
- ¿Y qué más hay en la feria?
- ¿ y que más hay?, hay juegos mecánicos.

El eco de un elemento del habla del interlocutor destaca, dice Levinson, el


acuerdo emocional entre los dialogantes:

18 Véase Elinor O. Keenan, "Conversational competence in children", en Journal of child language,


núm. 2, 1974, p. 169. Véase Penelope Brown y Stephen Levinson, Politeness. Some universals in
language usage, Cambridge, Universidad de Cambridge, 1987; Deborah Tannen, Talking voices:
repetition dialogue and imagery in conversational discourse, Cambridge, Universidad de Cambridge,
1989.
19 Véase Tannen, op. cit., p. 35.
20 Véase Penelope Brown y Stephen Levinson, op.cit., p. 113.

202
- Voy a ir a Acapulco de vacaciones, ¿y tú?
- Acapulco, que padre, yo no sé a donde voy a ir.

Además de repetir un elemento del habla de su interlocutor, el niño también


repite sus propios elementos para ser ahora, con su martilleo verbal, el
portador de la emotividad y el guía de la información. En sus descripciones
son frecuentes:

- ¿y cómo son los delfines?


- Todavía no los conozcomucho, mucho, mucho, tienen un picoasí,
una boca así, unos ojos, está lisito, lisito, lisito, de aquí blanco, de
aquí gris.

- ¿Qué es un nido?
- Nidoes una cosa donde viven los pajaritos chiquitos, ahí tambien
se viven los pajaritos chiquitos para luego volar, y para que ahí se
hagan más pajaritos chiquitos.

Podría seguir dando ejemplos de las funciones emotiva y fática en el habla


de los niños de seis años, pero el tiempo se agota. Espero haber podido
retratar con fidelidad un momento del habla del niño. Sólo me resta añadir
que habría que profundizar más en la investigación de estas funciones para
encontrar una explicación dentro del complejo proceso de adquisición de la
competencia comunicativa.

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205
El sistema de apoyo lingüístico
en el proceso de adquisición del lenguaje

Rosa Graciela Montes Miró*

Introducción

Los trabajos de Jakobson han sido seminales en el estudio de la adquisición


del lenguaje. Si bien Kindersprache abrió las puertas para la visión unifica-
da del desarrollo lingüístico del niño a través de la búsqueda de universales,
sus estudios sobre los contextos de comunicación y las funciones del len-
guaje permitieron enfocar el proceso de desarrollo desde el punto de vista
de su situación contextual en la interacción. Bruner, en el libro que dedica a
Jakobson, resume esta perspectiva:

En este enfoque, entrar en el lenguaje es entrar en la conversación, que


requiere ambos miembros de un diálogo dispuestos a interpretar una comu-
nicación y su propósito. Aprender un lenguaje, entonces, consiste en aprender
no sólo la gramática de una lengua particular, sino en aprender también a
lograr los propios propósitos con el uso apropiado de esa qrarnática.'

Estudios" que se han realizado a partir de los primeros días de vida del recién
nacido muestran que el niño interactúa con la madre a través de secuencias
pautadas de comportamientos que podrían considerarse como el inicio de
intercambios "comunicativos" en los cuales patrones. de reciprocidad entre
la madre y el niño podrían marcar la iniciación de un sistema de intercambio
de turnos. Otros estudios han indicado que el recién nacido parece tener
ciertas habilidades innatas de percepción que a su vez conllevan a que sea
especialmente receptivo a ciertos de los comportamientos que va a en-
contrar en sus primeros contactos con adultos, en particular la madre
(por ejemplo se encuentra responsividad a la cara humana, a un objeto
que ejecuta movimientos rítmicos colocado a cierta distancia, a sonidos de
frecuencias particulares, etcétera). Asu vez, los adultos que interactúan con

• Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla.


1 Jerome S. Bruner, El habla del niño, Barcelona, Paidós, 1986, p. 40.
2 Por ejemplo M. Bullowa et al., "Infant vocalization: communication before speech", en Socializa-
tion and communication in primary groups, T. R. Williams (ed.), La Haya, Mouton, 1975, pp. 253-281.

207
el niño, desde los primeros momentos se sitúan y actúan de manera tal que
tienden a maximizar la atención y responsividad del niño. Adicionalmente, a
través del uso del lenguaje organizan al tiempo real. Es decir, la interacción
se empieza a segmentar en momentos durante los cuales el adulto se dirige
al niño y luego otros en los cuales el adulto pausa como para permitir la
intervención del bebé. En poco tiempo el niño comienza a intervenir a través
de vocalizaciones que ocurren durante estas pausas. En el estudio realizado
por Builowa, la investigadora y sus colaboradores muestran ejemplos de
este "proto-sistema" de turnos en la interacciones que ocurren entre madres
y bebés de diez días.
La determinación de cuáles de los comportamientos relacionados con
este complejo de acciones son innnatos y qué o cuánto se adquiere a raíz
de la acción de las predisposiciones receptivas del niño y la facilitación por
parte del adulto va más allá de los límites de la actual investigación. Lo que
sí queremos indicar a través de lo anterior es que desde el principio la madre
y el niño llevan a cabo intercambios comunicativos y proponemos que en y
a través de estos intercambios la madre facilita a el niño conocimientos
acerca de normas de interacción.
El punto clave de las interacciones tempranas de la madre con el niño
parece ser el hecho de que en éstas la madre actúa como si la interacción
fuera una interacción comunicativa regular en la cual el niño comunica
significados a través de sus acciones y vocalizaciones y la madre responde
apropiadamente aún cuando no crea realmente que el niño tenga intencio-
nes comunicativas. Ya que la madre es un adulto comunicativamente
competente, al definir cierta situación como evento comunicativo entra a
utilizar pautas interactivas regulares apropiadas a eventos comunicativos
las cuales estructuran y organizan la interacción.
Al mismo tiempo, la madre asigna interpretaciones como si el bebé fuera
un interlocutor consciente (aunque no completamente competente). De esta
manera, la madre no solo asigna significados a las acciones y vocalizaciones
del niño sino que también estas acciones son interpretadas como apropia-
das de acuerdo a las convenciones comunicativas culturales, por ejemplo,
en cuanto a estar relacionadas con aspectos sobresalientes del contexto
y/o de aquellos objetos que parecen haber llamado la atención del bebé.
Quizás una de las características más importantes de las acciones de la
madre es el establecimiento y puesta en acción de lo que Snow ha llamado
respuestas consecuentes (contingency respondinq)." Snow propone la
hipótesis que el niño aprende a comunicar dependiendo de su experiencia
con las respuestas consecuentes maternas, las cuales le permiten estable-

3 C. Snow, "Social interaction and language acquisiton", en Child language: an international


perspective, P. S. Dale y D. Ingram (eds.) Baltimore, MD, University Park Press, 1978.

208
cer relaciones de causa-efecto entre acciones y objetos aún antes de que el
bebé pueda moverse para realizar cambios en su entorno. A través de este
tipo de respuestas la madre indica no sólo el potencial comunicativo de las
acciones y vocalizaciones del niño, sino también las relaciones de causalidad
entre las palabras y los objetos del entorno o entre las palabras y los eventos
que transcurren.
La madre, entonces, estructura la interacción con el niño como si se es-
tuviera llevando a cabo una interacción comunicativa regular en la que
ambos participantes comparten las mismas convenciones de interacción. Se
atienden las vocalizaciones del niño como si fueran instancias de comunica-
ción intencional. La madre aplica interpretaciones a estas vocalizaciones de
acuerdo a los principios conversacionales y estrategias comunicativas e
interpretativas que se aplican a las conversaciones adultas. Por lo tanto, si
el niño al vocalizar fija su vista o atención sobre un objeto, la vocalización del
niño va a ser interpretada como si consistiera de una referencia o comentario
acerca de ese objeto. Si el llanto o gestos del niño responden a cierta
emoción o sensación, por ejemplo frustración o dolor o malestar, la madre
responde como si el niño hubiera tenido la intención de dar a conocer este
malestar o frustración. Las intervenciones propias de la madre siguen las
pautas y convenciones que prevalecen en su medio para participar en
interacciones, para tomar turnos, para permitir la reciprocidad de acciones,
etcétera. De esta manera modela para el niño la manera en que se participa
en interacciones comunicativas.
Bruner en el trabajo citado anteriormente indica lo siguiente: "...Ia
adquisición del lenguaje "comienza" antes de que el niño exprese su primer
habla léxico-gramatical. Comienza cuando la madre y el niño crean una
estructura predecible de acción recíproca que puede servir como un
microcosmos para comunicarse y para constituir una realidad compartida"."
Si bien el niño no lograría la adquisición del lenguaje si no tuviera una
"única y predispuesta capacidad" para ello, semejante a lo que Chomsky ha
denominado Mecanismo de Adquisición del Lenguaje (LAD), por sus siglas
en inglés, esta capacidad necesita ser activada a través de la interacción con
el adulto en contextos comunicativos concretos en los que se pone en
práctica un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje (SAAL). El
presente trabajo ilustra el funcionamiento de este sistema de apoyo en la
adquisición del español como lengua materna."

4 J. S. Bruner, op. cit., p. 21.


5 Los datos sobre los cuales se basa el presente trabajo son transcripciones de conversaciones
entre una niña y su madre. El periodo de registro se inició cuando la niña tenía un año, siete meses y 21
días y concluyó a los dos años, once meses y quince días. Las grabaciones de las cuales se han tomado
los datos son grabaciones mensuales, numeradas K01 (1.7:21) a K13 (2.11 :15).

209
el niño, desde los primeros momentos se sitúan y actúan de manera tal que
tienden a maximizar la atención y responsividad del niño. Adicionalmente, a
través del uso del lenguaje organizan al tiempo real. Es decir, la interacción
se empieza a segmentar en momentos durante los cuales el adulto se dirige
al niño y luego otros en los cuales el adulto pausa como para permitir la
intervención del bebé. En poco tiempo el niño comienza a intervenir a través
de vocalizaciones que ocurren durante estas pausas. En el estudio realizado
por Builowa, la investigadora y sus colaboradores muestran ejemplos de
este "proto-sistema" de turnos en la interacciones que ocurren entre madres
y bebés de diez días.
La determinación de cuáles de los comportamientos relacionados con
este complejo de acciones son innnatos y qué o cuánto se adquiere a raíz
de la acción de las predisposiciones receptivas del niño y la facilitación por
parte del adulto va más allá de los límites de la actual investigación. Lo que
sí queremos indicar a través de lo anterior es que desde el principio la madre
y el niño llevan a cabo intercambios comunicativos y proponemos que en y
a través de estos intercambios la madre facilita a el niño conocimientos
acerca de normas de interacción.
El punto clave de las interacciones tempranas de la madre con el niño
parece ser el hecho de que en éstas la madre actúa como si la interacción
fuera una interacción comunicativa regular en la cual el niño comunica
significados a través de sus acciones y vocalizaciones y la madre responde
apropiadamente aún cuando no crea realmente que el niño tenga intencio-
nes comunicativas. Ya que la madre es un adulto comunicativamente
competente, al definir cierta situación como evento comunicativo entra a
utilizar pautas interactivas regulares apropiadas a eventos comunicativos
las cuales estructuran y organizan la interacción.
Al mismo tiempo, la madre asigna interpretaciones como si el bebé fuera
un interlocutor consciente (aunque no completamente competente). De esta
manera, la madre no solo asigna significados a las acciones y vocalizaciones
del niño sino que también estas acciones son interpretadas como apropia-
das de acuerdo a las convenciones comunicativas culturales, por ejemplo,
en cuanto a estar relacionadas con aspectos sobresalientes del contexto
y/o de aquellos objetos que parecen haber llamado la atención del bebé.
Quizás una de las características más importantes de las acciones de la
madre es el establecimiento y puesta en acción de lo que Snow ha llamado
respuestas consecuentes (contingency respondinq)." Snow propone la
hipótesis que el niño aprende a comunicar dependiendo de su experiencia
con las respuestas consecuentes maternas, las cuales le permiten estable-

3 c. Snow, "Social interaction and language acquisiton", en Child language: an international


perspective, P. S. Dale y D. Ingram (eds.) Baltimore, MD, University Park Press, 1978.

208
cer relaciones de causa-efecto entre acciones y objetos aún antes de que el
bebé pueda moverse para realizar cambios en su entorno. A través de este
tipo de respuestas la madre indica no sólo el potencial comunicativo de las
acciones y vocalizaciones del niño, sino también las relaciones de causalidad
entre las palabras y los objetos del entorno o entre las palabras y los eventos
que transcurren.
La madre, entonces, estructura la interacción con el niño como si se es-
tuviera llevando a cabo una interacción comunicativa regular en la que
ambos participantes comparten las mismas convenciones de interacción. Se
atienden las vocalizaciones del niño como si fueran instancias de comunica-
ción intencional. La madre aplica interpretaciones a estas vocalizaciones de
acuerdo a los principios conversacionales y estrategias comunicativas e
interpretativas que se aplican a las conversaciones adultas. Por lo tanto, si
el niño al vocalizarfija su vista o atención sobre un objeto, la vocalización del
niño va a ser interpretada como si consistiera de una referencia o comentario
acerca de ese objeto. Si el llanto o gestos del niño responden a cierta
emoción o sensación, por ejemplo frustración o dolor o malestar, la madre
responde como si el niño hubiera tenido la intención de dar a conocer este
malestar o frustración. Las intervenciones propias de la madre siguen las
pautas y convenciones que prevalecen en su medio para participar en
interacciones, para tomar turnos, para permitir la reciprocidad de acciones,
etcétera. De esta manera modela para el niño la manera en que se participa
en interacciones comunicativas.
Bruner en el trabajo citado anteriormente indica lo siguiente: "...Ia
adquisición del lenguaje "comienza" antes de que el niño exprese su primer
habla léxico-gramatical. Comienza cuando la madre y el niño crean una
estructura predecible de acción recíproca que puede servir como un
microcosmos para comunicarse y para constituir una realidad compartida"."
Si bien el niño no lograría la adquisición del lenguaje si no tuviera una
"única y predispuesta capacidad" para ello, semejante a lo que Chomsky ha
denominado Mecanismo de Adquisición del Lenguaje (LAD), por sus siglas
en inglés, esta capacidad necesita ser activada a través de la interacción con
el adulto en contextos comunicativos concretos en los que se pone en
práctica un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje (SAAL). El
presente trabajo ilustra el funcionamiento de este sistema de apoyo en la
adquisición del español como lengua materna."

4 J. S. Bruner, op. cit., p. 21.


5 Los datos sobre los cuales se basa el presente trabajo son transcripciones de conversaciones
entre una niña y su madre. El periodo de registro se inició cuando la niña tenía un año, siete meses y 21
días y concluyó a los dos años, once meses y quince días. Las grabaciones de las cuales se han tomado
los datos son grabaciones mensuales, numeradas K01 (1.7:21) a K13 (2.11 :15).

209
Aprendiendo a conversar

En esta sección examinaremos como la madre "practica" con el runo


diferentes pautas de conversación en lo que Bruner ha llamado "formatos"
para el desarrollo del lenguaje.
En numerosos estudios" Bruner ha indicado la importancia de los juegos,
las rutinas que se repiten o lo que llama "marcos de acción estandarizados"
(standard action trames) que conforman formatos que juegan un papel
importante en la adquisición del lenguaje. Un formato es un mecanismo para
enmarcar la comunicación y situarla en un contexto espacio-temporal,
gobernado por "un conjunto de convenciones compartidas para establecer
la intención del hablante [...] una base compartida para explotar las posibi-
lidades deícticas del contexto [...] en el sentido clásico de Jakobson (1971-
1979), Y ... medios convencionales para establecer y recuperar presupues-
tos".? Aunque no se especifican restricciones de contenido con respecto a los
formatos, cada formato es altamente restringido en cuanto a los tipos y
modos de participación. Al principio, la madre controla la organización y rea-
lización del formato. Una vez que se ha establecido el formato éste se repite
en ocasiones sucesivas y se introducen variaciones solamente cuando el
niño manifiesta haber entendido el formato tal y como se estableció. A
medida que el niño aumenta su competencia, el niño asume una mayor
participación en el formato y la madre gradualmente transfiere al niño la
responsabilidad de completar la interacción. Los formatos estructurados
más sobresalientes son rutinas de juego como juegos de esconderse, de
palmadas y otros, de los cuales se encuentran variantes en diversas
culturas. Estos juegos siguen libretos relativamente invariantes que guían la
participación de cada uno y generalmente son acompañados de rimas o
canciones estandarizadas. Pero aparte de estos juegos, ocurren otras
pequeñas rutinas que aparecen repetidamente y repetitivamente. Lo que
Bruner ha encontrado es que hay una progresión ordenada en cuanto a
cómo se desarrollan estas secuencias conversacionales. Al principio son
dirigidas por la madre, quien establece el patrón del formato y generalmente
se ocupa o realiza todos los papeles establecidos en el "libreto" aun cuando
generalmente indica cuáles son los espacios donde se espera la interven-
ción del niño y qué tipo de participación sería lo esperado. Con respecto a
rutinas de juego, por ejemplo, encontramos que la madre físicamente
manipula al niño haciéndole realizar las acciones apropiadas en los momen-
tos en que se requieren (por ejemplo golpear las manos, taparse la cara y
otras similares). Gradualmente, el niño comienza a asumir su papel, respon-

6 Véase por ejemplo los estudios incluidos en la compilación de José Luis Linaza: J. S. Bruner,
Acción, pensamiento y lenguaje, Madrid, Alianza Psicología, 1984.
7 J. S. Bruner, "Los formatos de la adquisición del lenguaje", en J. L. Linaza, op. cit., p. 178.

210
diendo apropiadamente en los espacios que le corresponden. Es en este
momento cuando la madre puede introducir pequeñas variaciones en forma
o contenido. Eventualmente, el niño asume el papel de la madre como
iniciador y director del juego o rutina, introduce por su parte variaciones o
extiende partes de la rutina establecida a situaciones nuevas.
A través de estos formatos interactivos, el adulto que interactúa con el
niño le facilita diversos aspectos de comportamientos interactivos con la
intención de maximizar la participación del niño en las interacciones. El
aprendizaje del lenguaje (por ejemplo la adquisición sintáctica) parece
ser un tal/-out de la interacción, aun cuando no sea la meta principal de la
intervención del adulto. El niño aprende muchos de los rasgos organizativos
de las conversaciones: la toma o intercambio de turnos, reciprocidad o
complementariedad en los mismos, organización de intercambios o secuen-
cias, maneras apropiadas de introducir nuevos tópicos, como acknow!edge
o evaluar los turnos del interlocutor, o por ejemplo, como cerrar una
secuencia, entre otros.

Adquisición del lenguaje a través de la conversación

Wells reporta que el análisis de los datos obtenidos en el proyecto Bristol


(Bristo! Language Study), sobre las interacciones de niños de quince a 60
meses con adultos en la familia y en la escuela, lo ha llevado a ver el
desarrollo del lenguaje como un proceso "realmente interactivo".

At each stage the child endeavours to communicate using the resources


currently available to him. The adult with whom he is interacting interprets
his behaviour in terms of her own cultural and linguistic framework and
responds in a way that both reflects to the child the perceived significance of
his behaviour and, in the form and content ofthat response, provides information
about the communication system and its relation to the world that enables the
child to supplement and modify his communicative resources."

Cada vez son más los estudios que recalcan la importancia de examinar las
interacciones niño-adulto como un todo, al tratar de describir el desarrollo
de la competencia comunicativa y las condiciones o requisitos para que se
lleve a cabo tal desarrollo. Sin embargo, algunos autores como Snow, por
ejemplo, sostienen que decir que la interacción es necesaria para el
desarrollo del lenguaje es quizás algo demasiado obvio o demasiado amplio
como para considerarse interesante. Insiste que los lingüistas se deben

8 G. Wells, Language development in the pre-school years, Cambridge, Universidad de Cambrid-


ge, 1985, p. 397.

211
esforzar para definir precisamente de qué maneras la interacción contribuye
a la adquisición o desarrollo de cuáles aspectos lingüísticos.
Podemos aproximarnos a este tema diciendo que a través de la interac-
ción encontramos que: a) ciertos aspectos del lenguaje se enseñan activa
y explícitamente al niño; b) ciertos aspectos son modelados repetidamen-
te, y e) el uso de estrategias interactivas particulares le permiten al niño
formar y constatar hipótesis acerca del sistema lingüístico como también
acerca de modos apropiados de interacción.

Enseñanza explícita

Con respecto a lo que se enseña explícitamente, lo que los investigadores


han notado es que los padres rara vez parecen preocuparse por los erro-
res gramaticales de sus niños pero lo que sí enseñan o corrigen son mo-
dos apropiados de interactuar o las llamadas formas de cortesía."
Cuando hay enseñanza activa de elementos estrictamente lingüísticos,
por lo general ésta se limita a la enseñanza de vocabulario (palabras nuevas
o nombres adecuados para las cosas). Cuando se le ha preguntado explíci-
tamente a las madres qué es lo que esperan enseñarle al niño a través de
sus interacciones, ellas por lo general mencionan que esperan ayudar a sus
hijos para que entiendan lo que se les dice y que puedan desarrollar sus ha-
bilidades comunicativas, pero no se menciona la enseñanza o aprendizaje
dellengaaje como tal.!?
Los datos con los cuales yo he trabajado corroboran lo ya establecido.
Encontramos casos en los que se enseñan o practican nuevos elementos
léxicos como en los ejemplos 1 y 2:11

1. K. miya e(l) ten


M. ese no es el tren
M. eso es un cuaderno
K. #2.0 <a-> [>] +/
M. <cuaderno> [<]
K.eh, ayeyno
M. cuaderno
K. ati

9 Véase por ejemplo la discusión al respecto en R. Brown y e. Hanlon, "Derivational complexity and
arder 01acquisition in child speech", en Cognition and the developmetof language, R. Hayes (ed.), Nueva
York, Wiley & Sons, 1970, o la "Introducción" de R. Brown al libro Talking to children: language input and
acquisition, e.E. Snow y e. W. Ferguson (eds.), Nueva York, Academic Press. 1977, como también la
discusión en el artículo de Jean Berko-Beason, en Talking to children: language mput and acquisition.
10 o. Garnica. "Some prosodic and paralinguistic leatures 01 speed to young children", en
e. E. Snow y e. W. Ferguson (eds.), op. cit.
11 Los participantes en los diálogos son los siquientes: K = niña. M = madre, P = padre.

212
K. e(l) ayeyno
M. cuaderno
M. si
M. es un librito
M. un librito de la mamá (K01) 12

2. K. #4.7 ¿qué son?


P. son esnaps
K. naps
[en voz muy baja]
K. que // dici que el papa son en- / enaps
M. ¿snaps?
P.esnaps
M. snaps (K12)

El ejemplo 1, tomado de la primera grabación, muestra diversos tipos de


estrategias utilizadas por la madre al enseñar un nuevo elemento léxico.
La madre provee el nombre correcto del objeto que la niña examina, repi-
te la palabra con una entonación especial, con pronunciación cuidadosa y
recalcando sílabas. La vuelve a modelar, repitiéndola después de que la niña
intenta producir la palabra. Evalúa los intentos de la niña especialmente
cuando produce la palabra de manera aceptable y finalmente provee una
paráfrasis descriptiva utilizando palabras que la niña ya conoce: "el cuader-
no, el librito de la mamá". En el ejemplo 2 hay menos trabajo de enseñanza
pero otra vez la palabra es modelada repetidas veces en respuesta a un pe-
dido de la niña. En los ejemplos que siguen a continuación, encontramos
otras instancias de explicaciones o paráfrasis al introducir términos o pala-
bras que la niña aún no maneja como también el uso de señalamientos a
través de deícticos (así, acá, esto, ahí, etcétera):

3. K. eshe e- / es he e # peyeno
M. el cuaderno
M. el librito de la mamá (K01)

12 Las transcripciones se han realizado de acuerdo a los principios del sistema de transcripción chet
desarrollado por el grupo ehildes y descrito en B. MacWhinney, The ehi/des proyeet: toots lar ana/yzing
la/k, Hillsdale N. J., Lawrence Erlbaum Associates, 1991. Para la transcripción se ha utilizado la ortografía
convencional del español y para palabras no-estándar (formas de niñera, pronunciaciones idiosincráticas
de la niña) se ha dado una aproximación a su pronunciación siguiendo también los principios ortográficos
convencionales. Limitaciones de espacio no permiten indicar la utilización de cada símbolo para lo cual
el lector es remitido a MacWhinney, op. cit., pero los más importantes serían: [?] que indica que lo anterior
es de transcripción dudosa, [ /] o [// ] que indica que lo anterior se repite o modifica respectivamente, #
se usa para indicar una pausa y cuando va seguido por números (#2,5) indica la duración de la pausa
en segundos y décimas, un guión después de un fragmento indica que la palabra ha sido interrumpida
/en- / enaps), • se usa para marcar errores y la utilización de paréntesis ( ) indica que el elemento en
cuestión es omitido.

213
4. M. son pedacitos de pellejito de la mamá

M. la piel de la espalda de la mamá (K08)

5. M. #2.0 no: se meta el // ese pepelito [*] en la boca


M. es plástico

K. # que es este <meta> [?] de pástico?


M. es esto
M. plástico
M. de naílon
M. no se puede comer (K1 O)

6. M. póngalos todos en orden.

K. ¿en cuál ornen?


M. así, todos en una línea
M. acá
M. todos // uno a (e)llado de (e)1 otro
M. ahí: (K11)

Un punto importante para notar es que cada caso en el cual la madre


"enseña" un elemento léxico ocurre después de que la niña ha manifestado
interés por conocer el nombre de un objeto o por saber qué significa una
palabra. Es decir, cuando la niña ha dado indicios de receptividad al
elemento en cuestión. La niña puede demostrar interés al intentar repetir una
palabra que oye, como es el caso en los ejemplos 1 y 3 cuando intenta repetir
la palabra "cuaderno", ante lo cual la madre responde modelando la palabra
repetidas veces y dando definiciones. Pero también, como suele ocurrir más
a menudo en grabaciones posteriores, la niña explícitamente solicita que se
le proporcione el nombre de algún objeto o puede cuestionar el uso de alguna
palabra introducida por la madre, indicando que ésta no ha sido completa-
mente entendida (véase ejemplos 5 y 6). La estrategia más frecuentemente
empleada por la niña es la de solicitar el nombre del objeto preguntando
"¿Qué es eso?" o "¿Cómo se llama?".

7. K. #13.9 ¿es esho?


M. <eso> [?] es un micrófono (K03)

8. K. ¿ qué es esas cos#ses [?]1


K. ¿ qué es esas cosas?
. M. ¿qué son esas cosas?
M. todos esos son hilos (K05)

214
9. [Refiriéndose a un cerillo]
K. hizo y / Y / yo // y / Y / Y lo sopé
K. y / Y +...
K. ¿ cómo se llama?
M. ¿lo prendió?
K. si
K. y lo pendí
K. e me quemé (K08)

10. K. ¿<cómo> [?J se llaman?


M. ¿cuál?
K.esos
K. esos bonitos
M. ¿cortinas?
K. si
K. <esas cortinas ## o> // -cendonde le> [?] //
¿esas bonitas cortinas nonde los comparon? (K09)

La madre "enseña" vocabulario al dar nombres, designaciones o rótulos para


objetos o acciones, como también dando definiciones, paráfrasis o explica-
ciones acerca de palabras, pero solamente a partir de que la niña demuestra
interés por alguna palabra nueva. En las primeras etapas esa demostración
de interés puede consistir simplemente en indicar que se está prestando
atención a cierto objeto del entorno. A medida que la niña adquiere mayores
recursos lingüísticos, las demostraciones de interés lingüístico que se
proveen, o que son aceptados por la madre como tal, ya son más explícitas.
La niña, como se puede ver en estos ejemplos, le indica a la madre de
diversas maneras qué es lo que sabe, qué es lo que puede hacer y con qué
está teniendo problemas.
Como ya se ha mencionado, investigadores como Brown, Berko-
Gleason, Ferguson y otros han notado que los adultos que interactúan con
los niños no parecen preocuparse por enseñar "gramática" como tal pero que
sí se preocupan porque los niños actúen de manera apropiada y que cum-
plan con las normas de cortesía en la interacción. En nuestras grabacio-
nes, encontramos numerosas instancias en las cuales los padres le solicitan
a la niña las fórmulas apropiadas de cortesía, mínimamente el uso de "por
favor" y "gracias" en secuencias directivas. Estas muestras de cortesía se
exigen por los padres en términos regulatorios: "¿Cómo se dice?", "¿Cómo
hay que pedir?".

11. K. a:
[demandando en tono insistente]

215
M. ¿cómo se dice?
K. po havor
M. por favor
M. ¿y cuando la mamá le da se dice?
M. #1.5 gra: +...
K. yashias
M. gracias mamita (K03)

Hay momentos en los que las relaciones causa-efecto entre actuar apropia-
damente y obtener lo que se quiere se hacen explícitas:

12. K. #4.5 quiero más


K. quiero más
K. #2.9 quieyo más
P. #9.6 ¿sabe cuándo <voy e:» / voy a darle más?
P. ¿ sabe cuándo?
K. ¿si?
P. ¿cuándo?
K. ¿cuándo?
P. #5.7 cuándo me pide #3.7 en una manera: educada eh (K05)

En este último ejemplo vemos también que el padre provee un rótulo cultural
para el comportamiento apropiado "pedir de una manera educada".
Encontramos en las grabaciones numerosos ejemplos de correcciones
de otros comportamientos considerados socialmente inapropiados y gene-
ralmente estos se caracterizan con pronunciamientos prescriptivos o
proscriptivos generalizantes: "no se dibuja en los libritos", "los libritos no se
rayan", "no se lee mordiendo el papel", "las mamás se enojan si los niños
gritan", "no se meta ese papelito en la boca. Es plástico. No se puede comer".
Al mismo tiempo los diferentes comportamientos son caracterizados con
rótulos evaluativos: decir 'no quiero, no quiero' cuando la mamá le propone
. algo es caracterizado como "pícaro" y "de pelea"; acceder a una sugerencia
de la mamá diciendo "sí mamita" es "ser buena"; pintarse las piernitas con
plumón es "hacer cosas locas", y así sucesivamente. Es decir, encontramos
a través de las trece grabaciones mensuales que examinamos, numerosas
instancias de corrección de comportamientos "sociales". Sin embargo, en
éstas sólo ocurre un caso de una corrección o intento de modificar la
gramática de la niña. Este es el siguiente:

13. K. <dejo a e> // deja esto ahí <para que> /


para que no se rompe
M: para que no se rorn- ...
K. i pe?

216
M. pa
K. d- // la que?
M. para que no se rompa
K. ¿la que?
M. el: grabador (K08)

El "error" de la niña reside en la terminación del subjuntivo. La madre inicia


una secuencia de' corrección dando a entender que esto necesita ser
modificado e indicando la parte precisa que se requiere: "para que no se
rom ...". La niña inicialmente intenta completar esta frase repitiendo la ter-
minación inicial incorrecta. La madre completa la secuencia de corrección
pero abandona el intento cuando la niña demuestra que no ha entendido la
función de esta repetición.
Hemos estado examinando aquellas instancias en las que hay casos de
enseñanza explícita por parte del adulto. Los datos de este estudio corrobo-
ran lo que se ha visto en otros, en el sentido de que hay muy poca enseñanza
explícita de elementos lingüísticos aparte de la enseñanza de ítemes de
vocabulario. Sin embargo, sí hay enseñanza de comportamientos de in-
teracción apropiados como también corrección explícita en aquellos casos
en los que los comportamientos no son considerados apropiados.

Modelación

A través de la interacción, el lenguaje utilizado por el adulto le provee al niño


de un modelo constante de palabras y estructuras gramaticales. A diferen-
cia de lo que se vio en la sección anterior, encontramos que el adulto sí toma
en cuenta la estructura sintáctica de las emisiones del niño reformulándo-
las de acuerdo a la sintaxis "adulta". En algunos casos la secuencia de
modelación de estructuras termina con esta reformulación por parte del
adulto. Sin embargo, a menudo encontramos que el niño retoma la re-
formulación e intenta a su vez repetir la forma presentada por el adulto. Este
tipo de interés que el niño demuestra, muchas veces parece motivar a la
madre para continuar la secuencia volviendo a repetir otra vez la palabra o
frase o continuando con una expansión. A continuación se presentan al-
gunos ejemplos:

14. K. #2.5 eshe e(s) a titín


[se refiere a tubo de crema Desitín = tintín]
M. ¿ése es el tintín?
K. es he esh el titín
M. aha
K. es he (e)s al titín

217
15. M. no lo toque
M. no lo tire
K. no (1)0 tote
M. no lo toque

16. K. wauwau titito # baíto


M. ¿diablito?
M. no
M. está el chanchito
M. ¿dónde está el diablito?
K. #2.5 tatitosh
M. chanchitos
M. sí

En estos ejemplos, tomados de la grabación K01 , se puede ver cómo la niña


repite una palabra o frase previamente presentada por la madre y cómo ésta
a su vez vuelve a repetir o modelar la frase luego del intento por parte de
la niña. Ejemplos de este tipo son extremadamente frecuentes en las
interacciones tempranas, pero disminuyen en frecuencia en grabaciones
posteriores, aunque sí volvemos a encontrar modelaje por parte de la madre,
especialmente si el enunciado del niño presenta algún problema.
Aparte de la reformulación de enunciados del niño en forma "adulta" o
más estándar, también encontramos modelado adicional en secuencias que
se utilizan repetidas veces con pequeñas variaciones. El tipo de interacción
que se desarrolla a veces entre madre e hija es evocativo de los ejercicios
de práctica de patrones lingüísticos que se realizan en clases de idiomas
en las cuales se mantiene constante cierta estructura, pero se realizan
pequeñas modificaciones de contenido, por ejemplo. Se puede observar
que muchas veces estos patrones repetidos ocurren dentro de secuen-
cias de manera tal que la niña tiene varias oportunidades de "practicar" el
patrón con variaciones de contenidos específicos. Esto le permite al niño
obtener diferentes tipos de confirmación de hipótesis sobre organización
estructural, relaciones de equivalencia, posibilidades de segmentación de
estructuras y otras.
Tomaremos como ejemplo enunciados estructurados alrededor de la
forma "mira X", utilizada para llamar la atención del interlocutor hacia un
objeto o evento específico. Ya que esta forma se utiliza cuando se introduce
un objeto nuevo a la conversación, muchas veces parece ser utilizada para
iniciar habla acerca de algo nuevo o de algo que el niño aún desconoce, y
por lo tanto se convierte en un entorno propicio para secuencias en las cua-
les se debe enseñar una nueva palabra o modelar una palabra aún no
"adquirida".

218
17. M. mire, acá están los petes
[colocando cada objeto sobre la mesa]
M. acá está la papita
M. acá está el mono
M. y acá está el niñito
K. aha (K01)

18. K. #1.7 miya


M. mira el mono
K. miya payita
M. está todo tapadito (K01)

19. M. imire los zapatitos!


M. #3.0 mire acá tiene zapatitos
M. y mire acá tiene botas
M. ¡oh!
M. #2.7 ¡oh!
M. #3.2 iqué zapatitos más raros!
M. ¡como los de Koki!

K. ama miya esos zapatitos


M. iqué zapatitos bonitos! (K02)

En el ejemplo 17 la madre introduce y produce por su cuenta el formato de


"mira X" utilizándolo para llamar la atención del niño sobre ciertos objetos
que la madre coloca sobre una mesa a medida que los va nombrando. En
los ejemplos 18 y 19 vemos que la madre y la niña colaboran en la realiza-
ción de la secuencia originada por "mira X". La niña toma un papel más acti-
vo en la producción de la interacción y la madre le agrega a la secuencia un
turno adicional en el cual se comenta o describe el objeto nombrado:

M. mire acá tiene zapatitos

M. ¡qué zapatitos más raros!


K. ama miya esos zapatitos
M. ¡qué zapatitos bonitos!

A diferencia de los ejemplos anteriores, en los ejemplos que siguen vemos


que la niña inicia el formato "mira X" y la madre participa nombrando o ro-
tulando los objetos señalados.

20. K. miya e(l) seyor


M. ¿un señor?

219
K. miya e(l) seyor
M. otro señor
K. miya e(l) seyor
M. mmhmm
K. #7.2 O [=! tose]
K. miya e(l) seyor
M. mira señor
M. [que tos!
K. #3.6 miya
M. la muñequita
K. miya
M. un policía
K. #3.0 miya
M. un auto
K. miya
M. #4.0 otro auto
K. ¿dos monitos?
M. dos monitos, sí
K. ¿utos [?] monitos?
M. muchos monitos (K02)

Aquí empezamos a ver una progresión en el desarrollo de un formato


extremadamente simple como es el de "mira X". En un primer momento la
madre iríicia y completa la interacción por su cuenta:

Mire, acá está el pete.


Mire, acá está la papita.

Luego vemos que madre y niña colaboran en la iniciación y compleción de la


secuencia, pero utilizándola para nombrar objetos. Es decir, se interpreta la uti-
lización de "mira" como si se tratara de la pregunta "¿qué es?":

Mira, el señor.
Mira. Un policía.
Mira. Un auto.

El ejemplo que sigue, al igual que el ejemplo 20, ocurre dentro de una situa-
ción en la cual la madre y la niña están mirando estampas en un libro. En el
ejemplo que vamos a examinar observamos cómo se introduce una nueva
modificación al formato ya establecido. Al utilizar el formato "mira X", la niña
ya no solamente nombra al objeto señalado sino que también indica
la actividad que se está desarrollando. Ante este indicio de interés por parte
de la niña, la madre utiliza el resto de instancias de "mira X", no para nombrar

220
un objeto, sino para indicar qué actividad se desarrolla. Aquí los participan-
tes parecen responder a una pregunta tal como "¿qué hace?" o "¿qué
pasa?", a diferencia de instancias anteriores cuando la pregunta subya-
cente parecía ser "¿qué es?".

21. M. ¿el niño se está bañando?


K. mmhmm
K. miya <a ni> / a nino etá nanano
M. #1.8 ¿el niñito ese se está bañando?
K. #2.1 miya a -enínas [?]
K. miya e(l) pat / patito
M. #2.1 un patito tiene
K. # miya, una nena
M. y hay una nena y un niño
K. mmhmm
K. #1.5 miya
[señala un dibujo]
M. ¿y ahí qué pasa?
K. -chasin # non-> / ha / hacen noni
M. ¿hace noni el niñito? (K03)

A través de estos ejemplos podemos ver cómo se establece un patrón y


luego éste es gradualmente modificado, de manera tal que a la niña se le
facilitaría adquirir, a partir de lo que se mantiene constante, información
acerca de posibilidades de segmentación, composición de constituyentes, y
otro tipo de información estructural. Se manifiesta una progresión gradual en
la cual se van introduciendo pequeñas modificaciones sobre lo ya estable-
cido. Las modificaciones parecen introducirse, sin embargo, sólo cuando la
niña da indicaciones de manejar adecuadamente el patrón y demuestra
interés por extenderlo.
En los ejemplos que siguen vemos cómo la "transformación" de estruc-
turas o patrones establecidos no es algo que sólo el adulto realiza, sino que
la niña también utiliza mecanismos de transformación de acuerdo con sus
posibilidades lingüísticas:

22. K. [oh, miya e(l) piyito!


K. [oyl
M. ioh, mira el pelito!
K. miya ese piyito
M. mira ese pelito
M. [qué cosa!
K. [oh tosa ese piyito!
M. i<qué cosa> [>] esa Kokita! (K01)

221
23. K. #9.5 miya piyitosh.
M. mira el pelito.
K. ¿piyitosh?
K. ¿mamita?
K. ¿piyitosh?
K. ¿mamita?
M. ¿pelitos de la mamá?
M. #3.0 ¿pelitos de la mamá? (K01)

24. M. ¡y mire pato!


M. ¡mire el pato allá!
K. pato allá.
K. #2.1 ¡pato allá!
K. mira pato ahí
K. ¿no a pato?
K. ¿allá?
K. -erniya» [>] +/.
[ruido]
M. <el pato> I<l
K. ¿el pato allá? (K01)

25. [Indicando dos figuras de barro en la pared]:


M. mire la luna
K. #4.8 el sol
M. el sol (K02)

En estos ejemplos podemos ver que la niña participa activamente realizando


acciones lingüísticas que generalmente son consideradas como de adulto,
es decir tomando un patrón estructural y variándolo, modificándolo gradual-
mente de diversas maneras, demostrando en esta actividad las hipótesis
que ha utilizado acerca de organización estructural o de segmentación. La
madre complementa la acción de la niña compartiendo la actividad de
modificación o transformación de un patrón, como se puede ver en el
siguiente segmento tomado del ejemplo 22 ya mencionado:

22. K. miya ese piyito


M. mira ese pelito
M. ¡qué cosa!
K. ¡oh tosa ese piyitol
M. ¡<qué cosa> [>] esa Kokital (K01)

Podemos ver entonces que la madre provee modelos para la niña, y tam-
bién interactúa con ella para modificar o transformar patrones adquiridos.

222
Adicionalmente, ayuda a confirmar las hipótesis formuladas por la niña repi-
tiendo los enunciados de ésta, o reformulándolos de acuerdo con las reglas
del español adulto. Finalmente los evalúa explícitamente ya sea positiva o
negativamente.
La evaluación positiva incluye diversas maneras de indicar aceptación o
acuerdo con lo que la niña dice ("sr' o "muy bien").
Aquí se debe notar, como lo han indicado otras investigaciones, que la
madre otorga aceptación positiva muchas veces cuando el contenido es
apropiado aun cuando la sintaxis no corresponda a la del adulto.

26. K. bitos e mamita


M. bichos en la mamita
M. sí. (K01)

27. K. payita me ye fío


M. tapadita para que no tenga frío
M. sí. (K01)

28. K. un a ya yaíz a tatitosh


M. un chanchito de la nariz, sí (K02)

Las evaluaciones negativas incluyen el rechazo de lo que la niña ha dicho,


a través de "no", o cuestionando el enunciado de la niña antes de proce-
der a modificarlo. Otra vez, la mayoría de estos rechazos parecen limitarse
a desacuerdos con los contenidos expresados:

K. miya e(l) ten


M. ese no es el tren
M. eso es un cuaderno (K01)
K. wauwau titito # baíto
M. ¿diablito?
M. no
M. está el chanchito
M. ¿dónde está el diablito? (K01)

Algunas conclusiones: aprendiendo el lenguaje


a través de la interacción

En las secciones anteriores hemos recalcado maneras en que la estructu-


ración de la interacción coadyuva a la adquisición de la sintaxis o de aspectos
estructurales. Lo que he tratado de demostrar a través de la presentación de
los ejemplos citados es que mucho del trabajo de interacción que se realiza

223
quizás no tenga para los participantes la meta primaria de enseñar aspectos
estructurales del lenguaje pero sin embargo tiene ese resultado de todas
maneras. El tipo de actividad que se desarrolla es similar a lo que se en-
cuentra en programas para la enseñanza de una lengua. La madre colabora
sistemáticamente con la niña, prestando atención a sus enunciados y modi-
ficando diversos aspectos de la interacción, pero hace esto después de
haber recibido algún indicio por parte de la niña acerca de lo que es de su
interés'. Los tópicos que la niña introduce, los comentarios que realiza sobre
esos tópicos, las preguntas de la niña o repeticiones de alguna parte del
enunciado materno, todos estos son tomados como gu ías que indican lo que
la niña está dispuesta a asimilar.
Algunos investigadores, como por ejemplo Shatz!" y Newport, Gleitman
y Gleitrnan." ponen en tela de juicio que el lenguaje materno facilite la
adquisición de rasgos gramaticales, ya que no se encuentran correlaciones
positivas entre el desarrollo sintáctico del niño y las formas utilizadas por la
madre. El problema básico que encuentro en este tipo de estudios es que
todos presuponen que el lenguaje adulto es de alguna manera estable e
invariante y que sus rasgos pueden ser examinados y descritos indepen-
dientemente del contexto situacional. Esto se puede notar en la siguiente cita
de Shatz:

However, when accounting for the nature of speech to children, one must not
forget that speech production is a highly automatic process. Parents talking to
theirchildren do make adjustments, but they do so within the framework of their
overall linguistic competence. It would be surprising to find that their patterns
of child-directed speech were entirely different from those directed to other
listeners.t>

Es decir, se supone que la madre utiliza un sistema invariante, relativamente


estable, cuando se dirige a otros adultos y que éste se puede modificar
dentro de ciertos límites restringidos al dirigirse al niño. La sociolingüística
moderna nos señala, sin embargo, que los hablantes varían su manera de
hablar de acuerdo a diversos factores del contexto situacional, que pueden
incluir elementos tales como las características del interlocutor, propiedades
físicas del entorno, definiciones sociales, culturales o psicológicas de la
situación y otras. Adicionalmente, el análisis del discurso y la conversación
indican que las contribuciones a la conversación están altamente determina-

13 M. Shatz, "Contributions 01 mother and mind to the development 01communicative competence:


a status re por!" , en Perent-cnüd interaction and perent-cnltd relations in child development, M. Perlmutter
(ed.). Hillsdale, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, 1984.
14 E. L. Newport, H. Gleitman y L. R. Gleitman, "Mother l'd rather do it mysell: some effects and non-
effects 01 maternal speech style", en C. E. Snow and C. W. Ferguson, op. cit.
15 M. Shatz, 1984, op. cit., p. 43.

224
das por lo que se ha dicho y por las formas que se han utilizado en turnos
anteriores. La iniciación, mantenimiento y eventual conclusión de interacciones
conversacionales se realizan conjuntamente por los participantes. Dentro
de cada conversación en sí, se asignan definiciones lingüísticas y sociales
como resultado de negociaciones interactivas. Pero adicionalmente, se en-
cuentra que frecuentemente las construcciones sintácticas o textuales que
emergen son el resultado de una colaboración activa entre los interactuantes."
Por lo tanto, no obtendremos una visión completa de lo que cada participan-
te está llevando a cabo si observamos las contribuciones de cada partici-
pante de manera aislada o por separado, independientemente de lo que está
sucediendo en la conversación. La conversación emergente es una cons-
trucción colaborativa en la cual cada contribución se entiende en el contexto
del discurso anterior y de diversos aspectos de la situación, entre los cuales
se deben incluir los conocimientos demostrados por el interlocutor, incluyen-
do conocimientos lingüísticos.
Para recapitular diríamos que la interacción con un adulto juega un papel
importante en el desarrollo de la competencia comunicativa del niño. El
adulto lleva a cabo, aunque de manera limitada, la enseñanza explícita de
elementos lingüísticos, principalmente en cuanto a la enseñanza de vocabu-
lario o rutinas de cortesía. Adicionalmente, el adulto "modela" el uso lingüís-
tico estandar y coloca las formas modeladas en aquellos lugares o puntos de
la conversación en los cuales tienen mayor posibilidad de recibir atención por
parte del niño. Como dijimos, la guía inicial con respecto a qué y cuándo
modelar surge del niño que demuestra interés y receptividad a través de sus
enunciados. Los lineamientos generales de la conversación hacen de ésta
un lugar óptimo para formar hipótesis acerca del lenguaje, ya que hay un
grado tan alto de relación entre lo que puede suceder en un turno dado y lo
que se ha dicho o hecho en turnos precedentes, especialmente los inmedia-
tamente anteriores. Cada nueva contribución debe ser relevante al texto
precedente y debe mantener relación semántica y ser funcional mente apro-
piada con respecto a lo que se ha dicho anteriormente. Las expectativas que
un turno desata sobre lo que puede ocurriren el próximo turno, crean un buen
marco para la formulación y comprobación de hipótesis lingüísticas. La na-
turaleza cara-a-cara de la interacción permite una respuesta inmediata
acerca de la validez o necesidad de modificación de esas hipótesis.
La actividad que se realiza contribuye muy específicamente a la adqui-
sición de estructuras sintácticas. A través de las modificaciones o transfor-
maciones de oraciones realizadas por el adulto, el niño puede formar hipó-

16 Véase por ejemplo E. Ochs et al., "Propositions across utterances and speakers", en Deve-
lopmental pragmatics, E. Ochs y B. Schieffelin (eds.), Nueva York, Academic Press, 1979, y E. Schegloff,
"The relevance 01repair to syntax-Ior-conversation", en Discourseand syntaxT. Givon (ed.), Nueva York,
Academic Press, 1979.

225
tesis acerca de qué tipos de estructuras pueden ser consideradas unidades
de algún tipo, qué elementos son segmentables y cómo se puede llevar a
cabo la segmentación. Se establecen relaciones de equivalencia entre
elementos al verse que ambos pueden ocupar un mismo espacio dentro de
un marco lingüístico y a la vez se pueden notar las diferencias entre ele-
mentos equivalentes. El niño se encuentra en un medio rico en posibilidades
para la formación de hipótesis. A medida que su papel en la interacción se
hace más activo, puede recibir confirmación de estas predicciones, puede
obtener modelos que le permitan resolver elementos problemáticos o que le
permitan la formación de construcciones más complejas a partirde construc-
ciones más simples."? Como indica Wells 18 el control sobre el ritmo y manera
de aprender reside en el niño que puede demostrar lo que sabe, lo que le
interesa, lo que le causa problemas y su disponibilidad de aprender. Los
lineamientos de la organización de la conversación aseguran que estas
indicaciones por uno de los participantes van a ser tomados en cuenta por
el otro en el próximo turno. El examen de las interacciones del niño con el
adulto nos permiten ver con diversos grados de explicitación la manera en
que un texto situado en la conversación, su significado y eventualmente la
competencia comunicativa misma son construidos colaborativamente.

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acquisition of communicative competence R. L. Schiefelbusch y Joanne Pickar (eds.), Baltimore,
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18 Wells, op. cit., p. 397.

226
MacWhinney, B., The childesproyect: tools for analyzing talk, Hillsdale N. J.,
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Newport, E. L. et al., "Mother I'd rather do it myself: some effects and non-
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Schiefelbusch y Joanne Pickar (eds.), Baltimore, University Park
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Wells, G., Language development in the pre-school years, Cambridge,
Universidad de Cambridge, 1985.

227
La estrategia parasítica: un modelo
psicolingüístico del aprendizaje de vocabulario'

Christopher J. Hall*

Introducción

Yo soy psicolingüista y, en la mejor tradición de esta especie de esquizofrenia,


nunca he sabido si soy más psicólogo o más lingüista. He incursionado tanto
en el terreno de la psicología cognoscitiva como en la lingüística generativista.
¿Soy psicólogo cognoscitivo o lingüista generativo? Y ahora me encuentro
en un departamento de lenguas, dando clases para maestros de inglés y es-
pañol como segundo idioma. Me pregunto entonces ¿soy psicólogo cognos-
citivo aplicado o psicólogo cognoscitivo teórico?, ¿o tal vez soy psicolingüista
generativo cognoscitivo aplicado teórico?
Siguiendo el ejemplo de Jakobson, he decidido que puedo ser precisa-
mente eso último; y al serio, puedo luchar contra la "modularidad" del desem-
peño posjakobsoniano de la profesión de lingüista, y explorar la manera en
que las ramas diferentes de la lingüística y otras disciplinas pueden apoyarse
mutuamente para así llegar a un entendimiento más amplio de la facultad
humana para el lenguaje.
En estas páginas pretendo contribuir al logro de esa meta, por medio de
la exploración del proceso de aprendizaje del vocabulario en un segundo
idioma (L2). Siguiendo el espíritu de casi todos los trabajos acerca de pro-
cesos de un segundo idioma hechos por lingüistas, comenzaré con lo que
sabemos del primer idioma (L1), en este caso el Léxico Mental en el L1 (LM1),
con el fin de desarrollar un modelo del Léxico Mental en el L2 (LM2). Para
lograrlo, vaya basarme en el modelo de representación léxica de mi libro
Morphology and mind? el cual expondré a medida en que avancemos en el
análisis .

• Departamento de Lenguas del Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de las Américas,


Puebla.
1 Quisiera agradecer los comentarios, sugerencias y apoyo de las siguientes personas: Roberta
Friedman, Juan Galindo, Roberto Herrera, Tom Hunsberger, Patrick Smith y Elena Tanner.
2 Christopher J. Hall, Morphology and mind: a unified approach to explanation in linguistics, Londres
y Nueva York, Routledge, 1992.

229
El Léxico mental en L1

El Léxico Mental es una parte constituyente, o módulo, del sistema lingüístico


humano. Este sistema es la gramática mental junto con sus mecanismos de
procesamiento. Para el módulo léxico, las partes correspondientes son las
entradas conectadas del Léxico Mental y el Procesador Léxico que se dedica
al reconocimiento y la selección de las palabras. En esta primera parte
justificó el modelo del LM1; en la segunda parte, lo aplico al LM2.
Para entender la naturaleza del LM1, es preciso hacer tres distinciones
fundamentales, a saber,

1) (i) proceso vs representación


(ii) forma vs contenido
(iii) representación lingüística vs no-lingüística

Proceso vs representación

Desde la perspectiva de procesos, podemos pensar en el Léxico Men-


tal como parte de un "sistema de input", en el sentido de las propuestas de
Fodor." Como todos los sentidos (vista, oído, etcétera), el. proceso de re-
conocimiento de las palabras se destaca por su rapidez y su automaticidad.
En un sentido, entendemos las palabras en la misma forma en que procesa-
mos la información sensorial necesaria para caminar por la calle; es decir,
sin estar conscientes de las computaciones mentales complejas involucradas.
No entraremos en las teorías complejas del procesamiento léxico aquí.
Baste decir que son procesos computacionales, todavía no plenamente
entendidos, que aun con los avances de la inteligencia artificial, hasta ahora
no se han prestado a la modelación computacional, por su naturaleza tan
intrincada.
Ahora, ¿qué son exactamente las entradas léxicas que están accesa-
das por el Procesador Léxico? Ellas incluyen más o menos los siguientes
aspectos.
2) La información en una entrada léxica
a) Forma(s) fonológica(s) y ortográfica(s)
b) categorías sintácticas
c) subcategorías
d) restricciones seleccionales
e) estructura temática
f) concepto(s) expresado(s) (es decir, significado(s))
g) asociaciones con formas inflexionales o derivadas.
h) asociaciones con entradas relacionadas

3 Jerry A. Fodor, The modularity of mind, Cambridge, Mass., Mil Press, 1983.

230
Los aspectos del punto (a) al (e) y el (g) no necesitan explicación aquí."
El aspecto de los significados (f) lo retomaremos más adelante. El aspecto
(h) incorpora todo tipo de relación léxica, incluyendo las asociaciones
tradicionales y también aquellas del tipo de las redes conexionistas, por
ejemplo, formas semejantes como elefante < - > relevante, o significados
semejantes como elefante < - > hipopótamo.

Formas vs contenido

Ahora la segunda distinción, en forma y contenido. En la representación de


la información dentro de la entrada léxica (es decir (a)-(f)), debemos dis-
tinguir entre la forma física de la palabra (a), y el contenido sin táctico-
semántica (b)-(f), como vemos en (3).

3)

__ fo_r_m_a __ ------8
En el modelo "Cohort' del reconocimiento de palabras habladas de Marslen-
Wilson y sus coleqas.s la rapidez del proceso se obtiene por medio del uso
de dos tipos de información contextual: (i) el input sensorial que se use
para activar, desde el primer momento, el conjunto de formas que correspon-
den, es decir, los candidatos que se activan a base de la forma física del ini-
cio de la palabra; (ii) luego, la información sintáctica-semántica, utilizada
junto con el input sensorial acumulado, para remover candidatos que no
corresponden. La evidencia de muchos experimentos apoya un modelo así
de dos fases, y por ende se puede concluir que las representaciones de
forma y contenido deben ser independientes.
Se ve este efecto también en la selección de palabras en el proceso de
producción, por ejemplo en los errores del habla que se han llamado
"malapropismos" en vez de la palabra meta, se selecciona una palabra con
forma semejante, pero sin relación semántica, por ejemplo destacar en vez
de descartar o mensaje para masaje. La ocurrencia de este fenómeno
sugiere que el Léxico Mental debe organizarse en dos formas: (i) según la
forma de la palabra, y (ii) según el significado de la palabra.
Esta última fuente de evidencia nos presenta, sin embargo, un gran
problema, porque otra característica de los "malapropismos" es que casi
siempre son de la misma categoría sintáctica y hasta tienen la misma red de

4 Para más información, véase a Andrew Radford, Transformational grammar. A first course, cap.
7, Cambridge, G. B., Cambridge University Press, 1988.
5 Véase por ejemplo William D. Marslen-Wilson, "Funtional parallelism in spoken word-recognition",
en Spoken word recognition U. Frauenfelder y L. K. Tyler (ed.), Cambridge, Mass., Mil Press, 1987.

231
subcategorías y papeles temáticos. Este punto nos lleva a la tercera y última
distinción, entre la información lingüística y la no-lingüística.

Representación lingüística y no-lingüística

Tradicionalmente, se ha pensado que el significado (2f) está representado


como parte del contenido lingü ístico de la entrada léxica, posición que hemos
adoptado hasta ahora en este trabajo. Pero existe mucha evidencia que nos su-
giere que este supuesto es erróneo.
El problema no se nos hace más fácil por el hecho de que estamos
conscientes de una gran parte de lo que sabemos por medio del lenguaje:
solemos confundir las representaciones lingüísticas con los conceptos que
éstas expresan. Aunque mucha gente piensa, sin pensar, que los ingleses
pensamos en inglés, los mexicanos en español, y los chinos en chino, es de-
cir, que el "lenguaje lingüístico" es el lenguaje del pensamiento, la contra-
evidencia es aplastante. Por ejemplo, véanse los siguientes fenómenos:
1) El fenómeno "en la punta de la lengua", cuando sabemos lo que quere-
mos decir (es decir, el concepto), pero no encontramos la palabra. Si los con-
ceptos están representados lingüísticamente, ¿cómo podría ocurrir esto?
2) La composición musical: Mozart compuso su Eine Kleine Nachtmu-
sik sin usar su facultad lingüística. ¿Queríamos, entonces, afirmar que lo
compuso sin pensar?
3) Cuando vemos, tocamos y olemos una rosa, sabemos que es una
rosa, sin necesidad de leer una etiqueta o de que alguien nos diga la palabra.
Es decir, hay otros sistemas de input que nos sirven para activar conceptos.
¿Por qué quisiéramos pretender que el sistema de input lingüística tiene
el privilegio de proveer también la representación conceptual?
(4) Un niñode un año todavía no tiene lenguaje: ¿implica ello que no tiene
conceptos para las cosas que no puede expresar?, y ¿qué pasa con los
monos?, ¿tampoco tienen conceptos?
La conclusión obvia es que el significado léxico no es lingüístico. El
significado de una palabra está dado por una conexión con una representa-
ción conceptual que se encuentra en una parte de la mente independiente
del sistema de input que se está usando para lograr su acceso. En las
palabras de Jackendoff: "Deben existir niveles de representación mental en
los cuales la información transmitida por el lenguaje se hace compatible
con la información proveniente de otros sistemas periféricos (es decir,
sistemas de input) como la visión, la audición no-verbal, el olor.la sinestesia,
etcétera."

6 Ray Jackendoff, Semantics and cognition, Cambridge, Mass,MIT Press, 1983, p. 16. La traducción
es mía.

232
Jackendoff llama a este nivel la "estructura conceptual", y nos explica que
es por medio de ella que podemos hablar de lo que vemos, evitar chocar con
obstáculos, ejecutar órdenes, saber que el sonido y la visión ocurren
simultáneamente en el mismo lugar, etcétera.
La implicación para el Léxico Mental es que la representación del
contenido debe ser dividida en dos: (i) el contenido puramente lingüístico y
(ii) los conceptos no-lingüísticos. Podemos ya extender el modelo de la
manera en (4):

4) 1__ fo_rm_a__ ¡----{8~--~0


Por su división de la palabra en una cadena de tres elementos, podemos
llamar a este modelo el "modelo triada" de representación léxica.

El Léxico Mental en L2

Veamos ahora las implicaciones de este modelo para el aprendizaje de vo-


cabulario de un L2. La pregunta central gira en torno a si se trata de dos lé-
xicos, uno para L 1 Y uno para L2, o de un solo léxico con dos tipos de entrada
(correspondientes a L1 Y L2). Toda la evidencia señala hacia la segunda op-
ción. En lo que resta de este trabajo, quisiera analizar la:naturaleza del LM2
y derivar un modelo de aprendizaje basado en una estrategiaparasítica, que
el aprendiz aplica automáticamente, por lo menos en las primeras etapas.

Evidencia para la naturaleza parasítica del LM2

Hay dos fuentes de evidencia que me llevan a la conclusión de que el LM2


es de naturaleza parasítica: (i) del área de interferencia del L 1 Y (ii) de princi-
pios cognoscitivos generales. Sin embargo, primero tenemos que ver cómo
se veía el caso no-marcado de aprendizaje en el modelo triada: el caso de
un par de equivalentes de traducción (ET), que comparten su contenido lin-
güístico y su concepto, pero no su forma, por ejemplo perro y dogo

5)
~_pe_rr_o ~~~ __ ~~~

/
/

233
Se trata sencillamente de una nueva representación de forma y una conexión
al contenido lingüístico en el LM1. En el caso de que no hay una ET, por
ejemplo con la palabra inglesaposh, se trata, además, de la construcción de
una nueva representación de contenido, pero no de una nueva representa-
ción conceptual. Todo hispanoparlante mexicano, aunque no tiene acceso
a una palabra que expresa el concepto, sabe bien quién en el mercado de
Polanco es posh y quién no. Veáse la representación en (6).

6)
-- - .•.
1--1 .- ,
.
I posh
L __ -.J
r - - - -..,
I

.•.
POSH

- - ---"
.;
,-
I
--

Cada ser humano tiene una estructura conceptual muy rica, vinculada con
un sistema lingüístico de representación muy rico, pero el segundo siem-
pre es un subconjunto de la primera. Er:I contra de los supuestos de mu-
chos trabajadores en el área de L2, y de los antiguos ultrawhorfianos, yo
argumentaría que la estructura conceptual es en gran parte equivalente para
cada individuo, independientemente de su lengua nativa. Por eso somos
seres humános: contamos con el mismo conjunto de sistemas de input y
contamos con las mismas capacidades para resolver problemas, hacer
inferencias, aprender nuevos comportamientos y conocimientos, etcéte-
ra. Eso no implica la negación de diferencias de Weltanschauung, sino tan
sólo las pone en su lugar apropiado.
Ya nos fijamos en la interferencia de L 1, viendo primero el caso de los
cognados, de los cuales existen tres tipos: (i) cognados verdaderos, (ii) cog-
nados falsos, (iii) cognados indirectos. Los cognados verdaderos gene-
ralmente facilitan el aprendizaje, proveyendo un vínculo en el nivel de repre-
sentaciones de forma, así:

7)

I
9 a to
L.....-_ _ _
r----
_---'f-----I8J------'G
,
I ""
""
/
/

I cat 1- - -
I
L ~I

234
Por otro lado, los cognados falsos e indirectos llevan al aprendiz a errores, por-
que suele tratarlos como ET. Un ejemplo de un cognado falso es actual (es-
pañol) por actual (inglés), así:

8)
EJ " - --

EJ
(M
r

lE
, I
1--1 )
./

1 actual 1-- - E= error


L __ -.J M=: meta

Un ejemplo de un cognado indirecto sería library por librería, entre los


cuales hay empalme en el nivel de estructura conceptual; véase (9).

biblioteca
9)

M '"
/
I
I
libraría

I
is 1
1- -·-1 )
/
1 library r-"
L -.J
Otro tipo de error causado por interferencia del L 1 es presumir que se puede
usar la nueva forma en las mismas configuraciones estructura-
les como su ET (la frecuencia con lo que esto ,?curre es prueba de que los
aprendices síbuscan inmediatamente un ET). Un ejemplo es poner y puto
Se escuchan oraciones como en (10).

10) *He put some music

235
El error se encuentra en el supuesto de que put y poner tienen la idén-
tica estructura temática; pero en la entrada de put se especifica un papel te-
mático de locativo, que no se necesita en el español, así:

---, .•..
/ ,
(11) I
poner
, PONER
I
'"
'r--¡--
I
/ I
E "" I
I --- I I
-.. ,
I
1 put 1- -- -,, +cloc»
\

M /
L .J .•..
~ /
---

Ahora, ¿cómo podemos explicar estos errores sin aceptar que en el


aprendizaje se hacen vínculos automáticamente entre la entrada de L2 y
las representaciones de forma y contenido de L 1? Es decir, que se aplica
una estrategia parasítica.
Principios generales de cognición apoyan también la hipótesis parasíti-
ca, por ejemplo, el principio de economía, que se aplica tanto en los procesos
mentales como en la representación. Se le ha llamado también el "princi-
pio de flojera", aunque es más que eso porque básicamente es lo que nos
da la rapidez en los sistema de input. Desde el punto de vista de la evolu-
ción, la rapidez en el procesamiento de estímulos ambientales significa
mejores probabilidades de sobrevivir. Es muy evidente que una estrategia
parasítica es una estrategia económica.
Otro principio relacionado es el de acomodo: es más fácil aprender algo
si se le puede acomodar en estructuras ya existentes. Ésta es la base de
teorías conexionistas de la mente? El conexionismo presume que la mente
es una red enorme de unidades procesadores simples, y que los estados y
comportamientos mentales complejos resultan de configuraciones distintas
de la red. Desde esta perspectiva, el aprendizaje es un proceso de acomodar
nuevas unidades (o nuevos agrupamientos de unidades viejas) en la red
existente. Esto es precisamente lo que pasa con una estrategia parasítica de
aprendizaje de vocabulario: en el modelo presentado aquí, el aprendizaje de
vocabulario implica básicamente el establecimiento de nuevas representa-
ciones de forma (nuevas unidades) y su conexión con representaciones
existentes (es decir, acomodándolas en la red existente).

7 O.E. Rumelhart y J. L. McClelland (eds.), ParalJel distributed processing: Explorations in the


microstructure ot cognition, Cambridge, Mass., MIT Press, 1986.

236
La estrategia parasítica

En conclusión, presento la estrategia parasítica que se aplica automática-


mente en las primeras etapas del aprendizaje de vocabulario:

12) Estrategia parasítica

En el aislamiento de una nueva palabra de L2:


a) Construir una representación de forma,
b) suponer que tiene un ET y localizarlo en el LM1;
k) (i) conectar la representación de forma con la represen-
tación de forma del ET si hay empalme; si no,
(ii) conectar la representación de forma con la represen-
tación del contenido del ET;
d) si no se localiza un ET, construir una nueva representación
de contenido y conectarlo con la representación relevante
en la estructura conceptual.
e) de haber mayor input de L2 que no corresponde con la
configuración producida por las etapas (a)-(d), revisar
las conexiones y representaciones, cambiando el mínimo,
para acomodar el input nuevo.
f) una vez dada la retención fuerte de la forma, cambiar c(i)
para c(ii).

Brevemente, según la estrategia parasítica, la clave de aprender la palabra


es: primero, establecer la representación de forma (a), y segundo, hacer las
conexiones apropiadas (b)-(f). La etapa (b) afirma que se busca inmediata-
mente un ET. En la etapa c(i), los cognados se usan inicialmente para el
establecimiento y retención económicos de las formas, sin prestar demasia-
da atención al nivel conceptual (por ende surgen. los errores de cognados
falsos e indirectos); en la etapa c(ii), se conectan los no-cognados al nivel de
contenido lingüístico, aunque esto no garantiza la identidad de este conte-
nido, como vemos en los errores de tipo poner/put. La etapa (d) se incluye
para palabras como posh o handout (que son muy restringidas según mi
hipótesis). Una crítica más dura señalaría que con las etapas (a)-(c) estoy
sobresimplificando al extremo. Pero con las etapas (e) y (f), introduzco un
elemento dinámico: como en la adquisición de vocabulario en L 1, el aprendiz
va revisando y amplificando su entendimiento, es decir, la red de conexiones,
de las palabras que usa. De aquí, incorporamos la probabilidad de cometer
errores, en (c). En (e) se pueden corregir esos errores (si no, se le llaman ''fosi-
lizados"). Finalmente, la etapa (f) se incluye para incrementar la eficacia de
procesamiento, una vez establecida la palabra, al omitir la representación
de forma del LM1 en la triada forma-contenido-concepto.

237
Bibliografía

Fodor, Jerry A., Themodularityofmind, Cambridge, MaSS.,MIT Press, 1983.


Hall, Christopher J., Morphology and mind: a unified approach to explanation
in linguistics, Londres y Nueva York, Routledge, 1992.
Jackendoff, Ray S., Semantics and cognition, Cambridge, Mass, MIT Press,
1983.
Marslen-Wilson, William D., "Funtional parallelism in spoken word-recognition",
en Spoken word recognition, U. Frauenfeldery L. K. Tyler (ed.), Cam-
bridge, Mass., MIT Press, 1987.
Radford, Andrew, Transformational grammar. A first course, Cambridge,
Cambridge, G.B., Universidad de Cambridge, 1988.
Rumelhart, D.E. y J.L. McClelland (eds), Parallel distributed processing:
Explorations in the microstructure of cognition, Cambridge, Mass.,
MIT Press, 1986.
ANÁLISIS DEL DISCURSO
Intencionalidad, modalización y referencia:
las funciones del lenguaje desde una teoría
de la acción comunicativa
Pedro Arturo Gómez*

No hay duda de que ahora quiero jugar al


ajedrez ...
L. Wittgenstein
Investigaciones filosóficas

Intencionalidad como modalización

Resulta de algún modo alentador que el lugar central que para Jakobson
tenía la comunicación en el diseño de una teoría del lenguaje, haya sido la
fuente del relieve que dio a otro factor no menos central: el de la intencionali-
dad. Éstas serían las bases de la crítica de Jakobson al ideal saussureano
de un estudio inmanentista de la lengua. En cuanto existe una intencionali-
dad, la lengua no puede estudiarse sólo en sí misma, sino por el uso que
los hablantes hacen de ella, sus objetivos e intenciones.'
Para Jakobson -cuyo modelo de comunicación se inspiraba en la
Teoría de la Información-, el punto de partida del proceso comunicativo es
una intención que determina el mensaje. Por intención Jakobson entiende la
orientación a un fin, esto es, la transmisión de una información. Pero esta
información no se limita al aspecto cognoscitivo-referencial del lenguaje,
sino que integra datos que provienen de la intencionalidad.
Las intenciones o fines definen las célebres seis funciones del lenguaje
del modelo jakobsoniano, cuyo reconocimiento le permite establecer las
relaciones entre la organización del mensaje y el código. Según sea el fin
perseguido por el hablante mediante la emisión del mensaje, la información
se orientará jerárquicamente hacia uno de los seis factores que conforman
todo hecho discursivo o acto de comunicación verbal. Como es sabido, a
cada uno de esos factores le corresponde una función .

• Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.


1 R. Jakobson, "Relaciones entre la ciencia del lenguaje y las otras ciencias", en Nuevos ensayos
de lingüística general, México, Siglo XXI, 1976, pp. 11-82.

241
Si bien el modelo de Jakobson parte del triángulo semiótica de Bühler,
la preocupación por las llamadas "funciones del lenguaje" tiene una larga
tradiciónen los estudios lingüísticos, cuyo desarrollo ha puesto de manifies-
to que de lo que se trata en verdad es de que tales funciones no lo son tanto
de la lengua, sino adjudicadas por los hablantes a los actos verbales en las
situaciones concretas de uso, De aquí que surja el interés por revisar la
noción de "funciones del lenguaje" desde una pragmática de la acción co-
municativa, es decir, una teoría del lenguaje verbal en uso en situaciones de
interacción cornunicativa.
Es fundamental para la pragmática la concepción kantiana a partir de la
cual la acción se define como racional en cuanto motivada por propósitos
humanos fundamentales, Esta idea se aplica al estudio de la actividad
lingüística desde una teoría de la acción, preservando la dimensión de
subjetividad e intersubjetividad y, por lo tanto, el factor de intencionalidad.
La noción de intencionalidad puede entenderse en dos sentidos diferen-
tes pero complementarios. Uno de esos sentidos es el de intención como
dirección hacia el mundo, externalizada como propiedades de "actitudes"
epistémicas (conocimiento, creencia, deseo) o comportamentales (accio-
nes). Así entendida, esta noción de intencionalidad es explícitamente an-
tipsicologista, puesto que los estados mentales intencionales carecen de
contenido exceptb su dirección hacia un fragmento del mundo natural o
sociocultural. El otro sentido es, precisamente, el de intencionalidad como
contenido osicotoctco. definible en términos de facultades psicológicas
específicas, Es este último sentido el que ha provocado el rechazo de la no-
ción de intencionalidad en la semiótica en general, tanto como en la prag-
mática y el análisis del discurso en particular, debido al antipsicologismo de
estas disciplinas lingüísticas.
Sin embargo, es posible rescatar la noción de intencionalidad, abstra-
yéndola de sus interpretaciones ontologista y psicologista, en términos de
sus dos aspectos fundamentales: la motivación y la finalidad. Este recurso
es en sí un procedimiento heurística para el estudio de la acción como trans-
formación de un estado de cosas en otro, de modo tal que el acto intencional
pueda interpretarse como una tensión entre dos modos de existencia."
En el marco de su "Pragmática universal", Habermas hacía notar, en un
conocido artículo de 1976, que el análisis de la intencionalidad poseía
entonces "un escaso grado de madurez teórica"." Para él, una teoría de la
expresión intencional debía investigar el contenido intencional (referido al
hablante) desde el punto de vista de la relación entre subjetividad e inter-
subjetividad lingüística, .

2 H. Parret, Semioticsand pragmatics, Amsterdam·Philadelphia, J. Benjamin, 1983.


3 J. Habermas, "¿Qué significa 'Pragmática universal'?", en Teoria de la acción comunicativa:
complementos y estudios previos, Madrid, Cátedra, 1987, pp. 229-368.

242
La obra de Searle tntentionelity" parece marcar ese principio de ma-
duración teórica que reclamaba Habermas. A partir de una concepción de la
filosofía del lenguaje como parte de la filosofía de la mente, Searle describe
la intencionalidad en términos de una doble naturaleza, biológica y social:

La capacidad de los actos de habla para representar objetos y es-


tados de cosas en el mundo es una extensión de capacidades bio-
lógicas fundamentales de la mente (o cerebro) para relacionar al
organismo con el mundo mediante estados mentales tales como
creencias y deseos, y especialmente a través de la acción y de la
percepción.
El lenguaje es esencialmente un fenómeno social, de modo que las
formas de intencionalidad que subyacen a la lengua son formas
sociales.

De esta manera, el significado y la comunicación son establecidos en térmi-


nos de estados intencionales. Los estados intencionales son estados men-
tales acerca de o dirigidos hacia objetos o estados de cosas en el mundo.
En cuanto a la relación entre los estados intencionales y los actos de
habla, resultan análogos en cuatro aspectos:

a) Los actos de habla (a.H) pueden dividirse en fuerza (F) y conteni-


do proposicional (p); los estados intencionales (E.I) pueden divi-
dirse en modo psicológico (s) y contenido representacional (r).
b) Ambos (a.H) y (E.I) tienen direcciones de logro.
c) En la producción de los actos de habla con cierto contenido pro-
posicional, se expresa un cierto estado intencional con el mismo
contenido proposicional.
d) Para todo a.H con una dirección de logro, el a.H se satisfará si el
estado psicológico expresado es satisfecho y las condiciones de sa-
tisfacción del a.H y del estado psicológico expresado son idénticos.

Los E.I son intrínsecamente intencionales, mientras que los items lin-
güísticos no. La intencionalídad les es impuesta mediante la asignación de
ciertas condiciones de satisfacción que lo son de ciertos estados psicológi-
cos. Todos los E.I contienen una creencia o un deseo, o ambos.
Los actos de habla son tomados como un tipo de acción humana (formas
intencionales aplicadas), y vistos como una extensión y como una forma
derivada (no intrínseca, no pura) de intencionalidad. Su capacidad para
representar objetos y estados de cosas se basa fundamentalmente en las
capacidades representacionales intrínsecas, no derivadas de la mente.

4 J. R. Searle. Intentionality. An essay in the philosophy of mind, Cambridge. Universidad de


Cambridge.1983.

243
Los aspectos de la intencionalidad, tal como aparecen expuestos en el
libro de Searle, son:
Dirección: la intencionalidad es la propiedad de muchos estados menta-
les y eventos por la cual éstos están dirigidos / tienden hacia o son acerca
de objetos y/o estados de cosas en el mundo.
Representación: los estados intencionales son representaciones en
cuanto poseen un contenido proposicional inseparable de sus condiciones
de satisfacción. Este contenido determina las respectivas condiciones de
satisfacción.
Significado, creencias y deseos: éstos no son formas primarias, sino
derivadas mediante experiencias más primarias (biológicas) como la per-
cepción y el hacer. Los significados no son propiamente estados intencionales.
Se aplican sólo a las oraciones y a los actos de habla, esto es, existen en
tanto se hace una diferencia entre el contenido y la forma de la externaliza-
ción. El significado es un contenido intencional en forma de emisión. Las
creencias y deseos, por su parte, son analizados en grados de convicción /
cognición y grados de deseo / volición. Searle distingue: 1. creencias y
deseos con proposiciones completas como contenidos, 2. creencias
y deseos que comportan estados intencionales con contenidos no formula-
dos proposicionalmente, y 3. estados intencionales sin contenido proposi-
cional ni dirección de logro (no son representaciones, no tienen otro objeto
intencional que sí mismos).
Hay que hacer notar que existe además toda una importante línea teóri-
ca en tomo al tema de in tencionalida d anterior a la obra de Searle, y que él
apenas menciona. Las principales contribuciones en esta línea provienen
de la obra de F. Brentano y E. Husserl, además de los apuntes que sobre
este tópico hace Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas (1954),
y las reflexiones de su discípula y editora G. E. M. Ascombe en su libro
Intención (1957).
En el marco de estos aportes de la filosofía analítica y la pragmática
fundada sobre las bases de la teoría semiótica de Peirce y Morris, se pre-
senta aquí un modelo de intencionalidad que a su vez forma parte del es-
bozo de un modelo integrado de acción comunicativa, elaborado como al-
ternativa al presentado por Habermas. Mi crítica a Habermas se concentra
en la oposición que hace éste entre acción teleológica y acción comuni-
cativa, puesto que no parece plausible concebir los procesos comunicativos
como acciones complejas desprovistas de orientaciones hacia el logro de
propósitos, es decir, acciones desmotivadas en cuanto al éxito o logro de los
fines previstos, mediante estrategias que buscan resolver-la tensión surgida
de la confrontación de los sujetos interactantes.
Es necesario conservar estas nociones básicas de motivación y fina-
lidad, como aspectos característicos definitorios de la acción, reelaborándo-
los para su incorporación en un modelo integrado de inter acción comunica-

244
tiva. En tal modelo la intencionalidad es el componente fundamental de la
acción verbal desplegada en situaciones de comunicación.
Acaso sea necesario aclarar en este punto que la terminología y las
conceptualizaciones aquí empleadas son de índole tentativa, y no deben
interpretarse sino como dispositivos de discernimiento, que en grado alguno
adoptan como suyo el valor que podría asignarles el sentido con que fueron
utilizados en otros marcos teóricos. Hago salvedad explícita del término
componente, que podría remitir sin más a teorías de tipo modular, para
prevenir cualquier "ontologización" de éste o de otros constructos teórico-
metodológicos.
La intencionalidadse describe en este modelo como representación de
la direccionalidad volitivamente asignada al acto de habla con arreglo a mo-
tivaciones y finalidades, es decir, a propósitos humanos. Esta asignación de
direccionalidad consiste en la orientación de la fuerza ilocutiva -aquella
que posee inherentemente el acto de habla y que lo define como tal, como
promesa, orden, declaración, etcétera-, operación que denomino de mo-
dalización.
La direccionalidad asignada al acto de habla en cuanto a su función de
intervención en el mundo, esto es, como intención de causar una modifica-
ción en un estado de cosas o evento determinados, es una direccionali-
dad de tipo perlocutivo. Los fines perlocutivos están dirigidos por lo tanto
hacia el mundo en el cual buscan introducir modificaciones. En este sentido,
la perlocutividad se concibe como efectos en tanto buscados, como repre-
sentación mental (estado mental/intencional) del estado de cosas o evento
resultado de la intervención que implica el acto de habla. De ninguna manera
se acepta la interpretación de "perlocución" como efectos logrados, dimen-
sión exterior al acto de habla, incapaz de definirlo. Los fines perlocutivos
pueden ser explícitos (transparentes) o implícitos (opacos), en los usos de
habla no literal y/o indirecta, por ejemplo. En estos casos, la relación entre
el contenido proposicional del acto de habla y el contenido representa-
cional (representación del estado intencional/mental del hablante) es
sólo de coincidencia parcial o de divergencia. En caso de fines perlocutivos
explícitos, se espera una adecuación de coincidencia entre el contenido
proposicional y el representacional.
A la orientación de la fuerza ilocutiva concentrada en el acto de habla
corresponde la definición de éste, en la configuración del plan global de
acción comunicativa, en cuanto a:

Su emplazamiento en una fase de interacción de tipo oposicional /


antagónico o en una fase de cooperaéión y elaboración de acuerdos
que organizan y coordinan la dialéctica intersubjetiva.
Su manifestación de una intención informativa o de una intención
comunicativa.

245
Su validación (intersubjetiva) en tres dimensiones: rectitud, ver-
dad y veracidad.

En este plano de la direccionalidad, los fines son de tipo ilocutivo. La defi-


nición del acto de habla en cuanto a su emplazamiento y su manifestación
se orienta hacia el logro de fines ilocutivos de entendimiento/comprensión;
la definición en cuanto a su validación tiene la finalidad ilocutiva de recono-
cimiento de validez.

Intencionalidad como referenciación

Una segunda dimensión de la intencionalidad está constituida por las


operaciones de referenciación o "señalamiento" (point operations). La no-
ción de "referencia" -a partir de los términos en que Frege elaboró su
concepto de bedeutung, es decir, con atención al valor de la raíz deuten
(señalar, apuntar), no con el valor de "significado" que la palabra tiene en el
alemán actual- denomina en la tradición de estudios semánticos la relación
establecida entre una magnitud semiótica y otra no semiótica. Aquí se en-
tiende por referenciación la operación mediante la cual el hablante orienta
jerárquicamente el enunciado hacia la realización de una de tres macrofun-
ciones referenciales del habla: representacional (referencia/señalamien-
to al mundo), textual (referencia/señalamiento al proceso de producción
del texto) y subjetiva / intersubjetiva (referencia/señalamiento a los ha-
blantes participantes de la actividad verbal comunicativa).
Estas tres macrofunciones, inspiradas en las propuestas por M. A. K.
Halliday, se superponen parcialmente en su realización, actualizando en
cada situación específica el significado apropiado a partir del repertorio de
significados potenciales, expresables por parte de los hablantes.
La noción de referenciación difiere de la concepción tradicional de
referencia no sólo en el matiz dinámico que introduce el nuevo término, sino
también en lo que respecta a la configuración de la referencia con arreglo al
contenido proposicional de los enunciados. Las operaciones de referenciación
se despliegan a través de la actividad verbal, pero sus relaciones con el acto
proposicional son más bien de naturaleza oblicua.
En la relación de referencia/señalamiento con respecto al mundo, el
enunciado representa entidades, eventos y estados de cosas en el mundo,
en cuanto captaciones elaboradas por la percepción cognoscitiva. Es en
este vínculo de referenciación entre lenguaje y mundo como representación
donde se presentan los problemas de la distinción tradicional entre "signifi-
cado" y "referencia", las dimensiones de "intencionalidad" y "extensionalidad",
y el deslinde de operaciones tales como la "designación", la "denotación" y
la "connotación", etcétera.

246
Por su parte, la (macro) función textual consiste en la referenciación que
el hablante hace, mediante el enunciado, del proceso de creación/produc-
ción del texto, en cuanto a las relaciones que éste establece con otros textos,
matrices discursivas (e. g.: géneros) y/o códigos, i. e., los fenómenos de
in tertextualidad; con el código (referenciación de descripción) y con frag-
mentos y/o la totalidad de sí mismo (referenciación de mención), i. e., las
operaciones de metarreferencia en su conjunto conocidas comúnmente co-
mo "operaciones metalingüísticas".
La macrofunción de referenciación textual incluye también los aspec-
tos concernientes a la deixis y a los llamados deícticos. La deixis u opera-
ción de señalamiento interna al texto, esto es, entre partes del texto como factor
de cohesión textual, suele denominarse deixis en dofórica , y es principal-
mente de dos tipos: catafórica y anafórica. Sin embargo, hay quienes dis-
tinguen entre "deixis" y "deícticos" propiamente dichos, reservando la
denominación "deixis" estrictamente para los fenómenos endofóricos como
la anáfora y la catáfora. En cuanto a los "deícticos", éstos conformarían la
deixis exofórica, la referencia que hacen determinados elementos lingüísticos
(pronombres de primera y segunda persona, adverbios de lugar y tiempo,
demostrativos, etcétera) a la enunciación desde el enunciado, i. e., al
contexto en el que se inscribe la producción de la actividad verbal. La deixis
exofórica articula la relación entre enunciación y enunciado mediante la
puesta en práctica de las operaciones de embrague (ingreso al enunciado
desde la enunciación) y desembrague (ingreso a la enunciación desde el
enunciado), conocidas también como shifters o "conmutadores".
El plano de la macrofunción textual resulta de particular complejidad
en virtud de los múltiples vínculos de referenciación que se establecen en
él. Sin embargo, en cuanto recurso heurístico, la noción de macrofunción de
referenciación textual aparece como un constructo teórico dinámico que
permitiría dar cuenta de fenómenos como los considerados por Jakobson en
términos de la relación entre mensaje y códiqo.? sin el lastre de la sujeción
a un modelo reduccionista de la comunicación basado en la teoría de la infor-
mación. En este sentido, procedimientos discursivos como los de la cita, la
autorreferencia, la enunciación referida, las operaciones metalingüísticas,
etcétera, podrían analizarse como manifestaciones de referenciación tex-
tual en el marco de un modelo de comunicación de tipo mterencial." Cabe
señalar, la función poética de Jakobson, en cuanto "orientación hacia el
mensaje" (texto) cuya finalidad es "poner de relieve el mensaje (texto)
mismo'? podría interpretarse desde esta perspectiva, como una forma de
referenciación textual.

5 R. Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de


lingülstica general, Barcelona, Seix Barral, 1975, pp. 307-332.
6 Véase D. Sperber y D. Wilson, Re/evance, Cambridge, Universidad de Cambridge, 1983.
7 R. Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingülstica general, Barcelona, Seix Barral,
1975, pp. 347-395.

247
El tercer tipo de macrofunción, la referenciación subjetiva / intersub-
jetiva, integra la expresión de los estados interiores de los actores ver-
bales (expresión de la subjetividad que se correspondería con las no-
ciones tradicionales de "función expresiva" o "función emotiva", elaboradas
por Bühler y Jakobson), la apelación al oyente por parte del hablante
-cuya forma por excelencia es el imperativo- (i. e. la llamada "función
conativa") y la operación descripta por Jakobson para la ''función fática",
en la medida en que ésta consiste también en una apelación al oyente
que hace el hablante para confirmar su atención o el mantenimiento del
tránsito de información.

En nombre de la intencionalidad (a manera de conclusión)

El modelo de intencionalidad presentado en este trabajo, en forma de un


avance de investigación, pretende ser una propuesta-todavía en una eta-
pa primaria de elaboración- que permita integrar y coordinar diferentes
aspectos de la (inter)acción comunicativa verbal, preservando la dimensión
de subjetividad / intersubjetividad para un estudio del lenguaje en uso como
fenomenología del "ego" y de la "alteridad" lingüísticamente constituidos.
Es necesaria una revisión pormenorizada de las conceptualizaciones
que se manejan como constructos teóricos en este modelo, a fin de definir
con precisión su pertinencia en términos de la operatividad que fundamente
la solidez de la teoría. De la misma manera, hace falta revisar las relaciones
entre los conceptos en cuanto a su coherencia dentro del modelo, no sólo en
vista de eventuales categorizaciones, tipologías y/o jerarquizaciones, sino
también atendiendo al desarrollo de un enfoque dinámico de la actividad
verbal que tenga en cuenta los procesos de producción, circulación y
recepción de significado lingüístico.
En este sentido, las funciones del lenguaje -que lo son, precisamen-
te, del lenguaje en uso- están lejos de circunscribirse a las restricciones
de una representación abstracta (y en un alto grado "estática") como la aquí
presentada. No obstante, la idea que ha guiado este trabajo ha sido más bien
llamar la atención sobre la riqueza de la noción de intencionalidad como
elemento de un enfoque heurístico alternativo, desde el cual sea posible
reformular algunos de los problemas de mayor relieve para una lingüística
concentrada en los procesos de comunicación.
Haber escogido, en esta oportunidad, como punto de partida ciertos
tópicos de la obra de Roman Jakobson, no responde a un ejercicio acrítico
de filiación legitimadora, sino a la voluntad de exponer los antecedentes de
determinados núcleos de interés a simple vista exclusivos de la perspectiva
pragmática, fal como se presentan en ámbitos aparentemente tan ajenos
como la teoría lingüística de un estructuralista de la talla de Jakobson.

248
Intencionalidad como modalización y referenciación
IOposición
~ Fuerza Emplazamiento LCooperación
O Entendimiento
M e
u
o T Fines
ivid d~
Acto
de -Manifestación
~
lnt, informativa
1 11
habla lnt, comunicativa
o V
ocutlvi a
1

A D
N A Contenido
verdad

E
L

Z
D proposicional
Validación

L
-Rectitud
Veracidad l Heconocirnienf
de validez

A
N e P Fines
E Contenido
explícitos
e R
L
Representacional
O
Ó e Modificacione
Fines
Mundo Efectos
u (estados
N T (efectos logra
Perlocut. ~
de buscados
o V
1
cosas)
1 Modo Fines
D
N A psicológico implícitos
D -

A
R [ Mundo
L E
F
Intertextualidad
E
R
Metalingüística IDescripción
o E
N Texto
L Mención

(Poética) (?)
A e
I IExofórica (Enunciación-Enunciado)
Deixis
A
o e L Endofóriéa
Anáfora
[ Catáfora
I
o ¡Expresiva
N

lSubjetividad/
Intersubjetividad
I Conativa
I
L(FátiCa) (?)

249
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Wittgenstein, L., Investigaciones filosóficas, México, Instituto de Investiga-
ciones Filosóficas uNAM/Crítica, 1988.

250
La función expresiva y la apelativa:
mecanismos de la subjetividad en el discurso

Lidia Rodríguez Alfano*

El modelo de la comunicación propuesto por Jakobson (1958) ha sido


revisado por diferentes autores, entre ellos el mismo Jakobson (1963),
Benveniste (1966), Pécheux (1969), Maingueneau (1976), Reboul (1980) y
Kerbrat-Orecchioni (1980).
En este estudio, aplicamos algunos conceptos de esos autores con obje-
to de investigar cómo se inscribe el sujeto de enunciación en su discurso al
cumplir la función expresiva y la apelativa. Con ese propósito, analizamos
fragmentos de ocho de las 600 entrevistas realizadas en 1985 para una
investigación sobre el uso del lenguaje en el área metropolitana de Monterrey.
Los fragmentos seleccionados son los que se refieren a la crisis vivida en ese
momento histórico.
Los sujetos cuyo discurso analizamos son todos varones, mayores de
36 años, pero con diferente nivel educativo y clase social. De acuerdo con
esos criterios, los clasificamos, para fines de este estudio, en grupo Ay grupo
B. Los del grupo A son analfabetas de la clase subordinada y los del gru-
po B son cuatro miembros de la clase dominante, con preparación universi-
taria, integrantes de la burquesía.' Esta muestra ilustrativa aproxima la

• Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León.


1 Hay variantes internas: dentro del grupo A, dos son pequeñoburgueses, comerciantes en muy
pequeña escala (uno, vendedor de petróleo para combustible, y el otro, propietario de un estanquillo en
su casa), y los otros dos, del subproletariado urbano, o de la subclase de los desempleados o parados,
pues no cuentan con un empleo regular; y de los del grupo 8, dos son propietarios de negocios (una
zapatería y un taller de reparación de autos) y los otros dos, profesionales que trabajan por su cuenta (un
abogado que tiene su propia oficina y un médico oncólogo que ejerce en un hospital privado). La
caracterización sociológica de cada uno de los sujetos es como sigue:

Edad Trabajo Educación Origen Colonia Salario familiar

Grupo A
Al: 50 mil usos analfabeta rural N. L. Gasca mínimo
A2:48 estanquillo analfabeta rural Dgo. Fom. 23 mínimo
A3: 55 desempleado analfabeta rural 1a. S. Rafael mínimo
A4:56 vendedor analfabeta rural Coh. Playa 2 veces
Grupo B
81: 43 médico posgrado Orig. S. Jerónimo 90 veces
82:40 comerciante Lic. Orig. V. Las Fuentes 45 veces
83:54 abogado Lic. Orig. Vista Hermosa 40 veces
84:36 taller meco Ing. Orig. Del Valle 70 veces

251
demostración de hipótesis planteadas en el trabajo de tesis, cuyo universo
de análisis está constituido por 28 sujetos (14 del grupo A y 14 del B) con
variantes internas en cuanto a tipo de trabajo, edad y sexo.
En su modelo, Jakobson (1958) retoma el concepto de función expresiva
ya considerada por Bühler como aquella en la que el emisor manifiesta su
actitud psicológica o moral, sea mediante entonaciones o por determina-
das modalidades emotivas. Esas entonaciones y modalizaciones se convier-
ten, según Jakobson, en una forma especial de significar, de tal modo que
la función emotiva "sazona, hasta cierto punto, todas nuestras locuciones a
nivel fónico, gramatical y léxico"." Al respecto, Reboul y Mangueneau inclu-
yen en la función expresiva todo tipo de información sobre el emisor, y no sólo
la introducción de elementos emotivos en el mensaje. En este estudio, adop-
tamos esta concepción amplia y entendemos la función expresiva como
presente en todo enunciado que se refiera al emisor.
Si bien, como ya lo señalaba Jakobson, las funciones del lenguaje no se
dan aisladas, sí puede hallarse el predominio de una sobre las demás. La
función expresiva predomina en el mensaje cuando la intención primordial
del emisor es la de expresar sus puntos de vista, sus creencias, la imagen
que tiene de sí mismo o de su objeto de discurso, y la función apelativa-
conativa es predominante cuando el. emisor centra su mensaje en su
interlocutor, con la intención de modificar en alguna forma su pensar o su
actuar.
Para analizar cómo se inscribe el sujeto en su discurso, consideramos
elementos de la enunciación, la cual, señala Dubois, "se presenta ya como
la aparición del sujeto en el enunciado, ya como la relación que el hablante
mantiene a través del texto con el interlocutor o como la actitud del sujeto
hablante con respecto a su enunciado"." Kerbrat-Orecchioni, al profundizar
en el concepto de enunciación, amplía el esquema de Jakobson. En lugar de
la concepción unívoca de la competencia lingüística, y las supuestas ho-
mogeneidad y exterioridad del código, ella propone un modelo doble, el de la
producción / interpretación, en el cual entiende el código como una parte de
la competencia del sujeto de la enunciación constituida por la suma total
de sus posibilidades lingüísticas, de todo aquello que es capaz de producir
y de interpretar." Esto es, que el emisor no puede concebirse como el
individuo que está codificando el mensaje mediante una selección de las
posibilidades del código, sino como emisor/receptor. Al tiempo que codifica

2 Roman Jakobson, Essais de linguistique générale, versión en español: Ensayos de ;ingüística


general, Josep M. Pujol y Jem Cabanes (trad.), 2a. ed., Madrid, Seix Barral, 1981, p. 33.
3 Jean Dubois, citado por D. Maingueneau, Introducción a los métodos de análisis del discurso,
Buenos Aires, Hachette, 1976, p. 112.
4 Véase Catherine Kerbrat-Orecchioni, Catherine, L'énonciation de la subjetivité dans le langage,
París, Armand Colin, 1980, pp. 16-17.

252
mensajes verbales y no verbales, decodifica los mensajes no verbales que
recibe de su interlocutor, y al hacerlo ejecuta su competencia de producción
y su competencia de interpretación, además de otras competencias
comunicativas, como son la consideración de los datos situacionales y de
elementos ideológico-culturales (competencia ideotoqico-cuñureñ.
En nuestra aplicación de este modelo, entendemos la entrevista como
una forma de interrelación entre un sujeto A, el entrevistador, y un sujeto B,
el entrevistado, que están ejecutando simultáneamente sus respectivas
competencias al producir e interpretar mensajes verbales y no verbales. Esa
interrelación comprende dos momentos:

1. Cuando A (el entrevistador) habla, y B (el entrevistado) escucha, la


participación activa de ambos se representa como sigue:

A, emisor -srnensajes verbales y no verbales dirigidos a -> lB, receptor I <-mensajes verbales y no verbales de <- A

y, al mismo tiempo,
A, receptor <-mensajes no verbales de <·1 B, emisor I->mensajes no verbales a .> A

2. Cuando B (el entrevistado) habla y A (el entrevistador) escucha, la


participación activa se representa en forma inversa a la anterior. De
esas instancias enunciativas, en este estudio solamente conside-
ramos las que corresponden a B (entrevistado) en su papel de su-
jeto enunciador.

Al considerar los datos situacionales e ideológico-culturales, el sujeto


enunciador se somete a ciertas restricciones que constituyen lo que Kerbrat-
Orecchioni llama universo del discurso. De ellas, hemos tomado en cuen-
ta las que derivan de las condiciones concretas de la comunicación dadas
en la entrevista (subtipo de discurso oral, semiformal y seminformal) y de la
competencia cultural de los distintos sujetos enunciadores:

1. Constricciones provenientes de los datos situacionales cuyos cam-


bios determinan la referencia de los enunciados, ya sea al sujeto
enunciador (índice de la función expresiva) o a su interlocutor (índice
de la función apelativa).
2. Constricciones de la competencia cultural, que corresponden a las
formaciones imaginarias descritas por Pécheux: esto es, las imáge-
nes (1) que un emisor (A) y un receptor (B) construyen acerca de sí
• mismos y de su discurso, de las que sólo consideramos las que se
hace el sujeto enunciador, tanto sobre su propio discurso como sobre
su(s) interlocutor(es).

253
3. Constricciones temático-retóricas relacionadas con el estilo y el
manejo particular del tema por parte del sujeto enunciador, cuyo
mensaje está siendo dirigido a un tipo específico de receptor."

En el análisis hemos considerado los pronombres personales, de los cuales


Benveniste aclara su naturaleza deíctica y los cataloga como "el primer punto
de apoyo" para la manifestación de la subjetividad, pues de ellos dependen
los otros indicadores de la deixis "que organizan las relaciones espaciales
y temporales en torno al 'sujeto' tomado como punto de referencia". 6 Analiza-
mos los deícticos personales de la primera persona (yo, nosotros) y de la
segunda persona (tú, usted, ustedes), y el impersonal uno, con sus po-
sesivos y morfemas verbales correspondientes.
El concepto de deícticos de Kerbrat-Orecchioni se remite al mecanismo
de referencia;" ella insiste en distinguir las dos direcciones en que se conec-
tan, por un lado, los significantes y los significados, elementos del lenguaje,
y por el otro, los referentes, elementos de la realidad denotados. Señala
cómo, sea en la codificación o en la interpretación del mensaje, el sujeto uti-
liza conjuntamente dos tipos de mecanismos de referencia: la referencia
absoluta, dada en el sistema de la lengua, y la referencia relativa, que com-
prende la del contexto y la deíctica, dependiente de la situación. Tomando
en cuenta esas dos formas de referencia, observamos que el sujeto
enunciador puede o no incluir a su interlocutor en sus referencias, de modo
que, en ciertos enunciados, los pronombres aquí estudiados (yo, noso-
tros, tú y uno) se refieren:

a) Sólo al sujeto enunciador, referencia que se presenta en el yo, el


nosotros exclusivo (yo + otros - tú), el tú introducido en las citas en
discurso directo (que, en el discurso citan te representa al yo); el
tú genérico exclusivo y el uno exclusivo (que remiten a: yol
otros, excepto tú).
b) Sólo al interlocutor (entrevistador), en caso del tú eminentemente
apelativo.
c) Tanto al sujeto enunciador como a su interlocutor, el nosotros in-
clusivo (yo + tú + otros como nosotros), el tú ambiguo (yo/tú, en

5 Catherine Kerbrat-Orecchioni retoma la simbolización de esas imágenes, dada por Michael


Pécheux, Analyse automatique du discours, París, Dunod, 1969. Véase, además, Michel Pécheux,
Hacia el análisis automático del discurso, Manuel Alvar Ezquerra (trad.), Madrid, Grados, 1978, p. 217.
6 Émile Benveniste, Problémes de linguistique générale, versión en español: Problemas de
lingüística general, Juan Almela (trad.), 6a. ed., México, Siglo XXI, 1976, p. 183.
7 En su ampliación del modelo de Jakobson, Kerbrat-Orecchioni integra, además de elementos de
naturaleza lingüística o paralingüísticos, gestos, ademanes, expresiones faciales, dirección de la mira-
da (que no hemos incluido aquí por no contar con datos suficientes), los de naturaleza semiótica presen-
tes en el intercambio comunicativo, entre los cuales están los determinantes psicológicos y psicoanalíticos
(llamados por ella factor psy) que llegan a restringir la selección lingüística más allá de las reglas del
sistema de la lengua, y dentro de los cuales se hallan los deícticos, indicadores de la subjetividad en el
discurso.

254
una situación semejante) yel uno inclusivo (yo/tú como prototipos
de la clase de individuos a la que ambos pertenecemos).

Esos pronombres han sido vistos como indicadores de la función expresiva


siempre que su referencia remite al sujeto enunciador, primera persona del
discurso analizado, y como indicadores de la función apelativa, cuando su
referencia remite al (a los) sujeto(s) entrevistador(es), segunda persona de
la enunciación. Las funciones pueden estar explícitas o darse en forma
impl ícita. Las funciones explícitas se presentan cuando el sujeto enunciador
emplea, para cada función, los indicadores correspondientes: para la fun-
ción expresiva, pronombres de primera persona; y para la apelativa, pro-
nombres de segunda persona.
Las funciones implícitas se dan cuando los indicadores de una función
enmascaran el cumplimiento de la otra: pronombres de primera persona,
que indican la función expresiva, sirven de máscara a la apelación; y
pronombres de segunda persona, que indican la función apelativa, cumplen
de alguna manera la expresiva. Reboul observa que este cumplimiento
implícito de funciones es característico del funcionamiento ideológico,
donde se da: "el cruzamiento de cuando menos dos funciones, una de las
cuales es aparente; es decir que corresponde a lo que puede comprobar la
lingüística, y la otra real"."
En nuestro análisis, hay funciones implícitas en: el nosotros inclusivo,
pronombre de primera persona y, por tanto, indicador de la función expresi-
va, que incluye en su referencia al tú del interlocutor, cumpliendo así la
función apelativa; y los casos en que el tú, marca por excelencia de la ape-
lación, involucra en su referencia al yoy, por consiguiente, cumple la función
expresiva. Además, en algunos casos, los pronombres son ambiguos, no
remiten con claridad a su referencia respectiva y, así, queda indefinida su
función. En seguida presentamos los resultados del análisis.

Pronombres de primera persona

El yo, función expresiva explícita

En toda enunciación, el yo trasciende al tú, aunque ambos se complemen-


ten en una relación reversible, como dice Benveniste: "ego tiene siempre

8 Olivier Reboul, Langue et idéologie, versión en español- Lenguaje e ideología, Milton Schinca
Prósper (trad.), México, FCE, 1986, p. 223. El empleo de palabras tabú o de palabras choque es cata-
logado por Reboul como una estrategia para marcar el discurso con la apariencia de la función expresiva,
pero que conduce en verdad al cumplimiento de la función apelativa (o incitativa); y, por otro lado, el uso
de argumentos de autoridad, según Reboul, marca en apariencia la función apelativa, pero lleva al
cumplimiento de la expresiva. Véase Ibid., p. 224. En este estudio, aplicamos a los pronombres esta
concepción de cruzamiento de funciones.

255
una situación semejante) yel uno inclusivo (yo/tú como prototipos
de la clase de individuos a la que ambos pertenecemos).

Esos pronombres han sido vistos como indicadores de la función expresiva


siempre que su referencia remite al sujeto enunciador, primera persona del
discurso analizado, y como indicadores de la función apelativa, cuando su
referencia remite al (a los) sujeto(s) entrevistador(es), segunda persona de
la enunciación. Las funciones pueden estar explícitas o darse en forma
impl ícita. Las funciones explícitas se presentan cuando el sujeto enunciador
emplea, para cada función, los indicadores correspondientes: para la fun-
ción expresiva, pronombres de primera persona; y para la apelativa, pro-
nombres de segunda persona.
Las funciones implícitas se dan cuando los indicadores de una función
enmascaran el cumplimiento de la otra: pronombres de primera persona,
que indican la función expresiva, sirven de máscara a la apelación; y
pronombres de segunda persona, que indican la función apelativa, cumplen
de alguna manera la expresiva. Reboul observa que este cumplimiento
implícito de funciones es característico del funcionamiento ideológico,
donde se da: "el cruzamiento de cuando menos dos funciones, una de las
cuales es aparente; es decir que corresponde a lo que puede comprobar la
lingüística, y la otra real"."
En nuestro análisis, hay funciones implícitas en: el nosotros inclusivo,
pronombre de primera persona y, por tanto, indicador de la función expresi-
va, que incluye en su referencia al tú del interlocutor, cumpliendo así la
función apelativa; y los casos en que el tú, marca por excelencia de la ape-
lación, involucra en su referencia al yo y, por consiguiente, cumple la función
expresiva. Además, en algunos casos, los pronombres son ambiguos, no
remiten con claridad a su referencia respectiva y, así, queda indefinida su
función. En seguida presentamos los resultados del análisis.

Pronombres de primera persona

El yo, función expresiva explícita

En toda enunciación, el yo trasciende al tú, aunque ambos se complemen-


ten en una relación reversible, como dice Benveniste: "ego tiene siempre

8 Olivier Reboul, Langue et idéologie, versión en español: L.enguaje e ideología, Milton Schinca
Prósper (trad.), México, FCE, 1986, p. 223. El empleo de palabras tabú o de palabras choque es cata-
logado por Reboul como una estrategia para marcar el discurso con la apariencia de la función expresiva,
pero que conduce en verdad al cumplimiento de la función apelativa (o incitativa); y, por otro lado, el uso
de argumentos de autoridad, según Reboul, marca en apariencia la función apelativa, pero lleva al
cumplimiento de la expresiva. Véase Ibid., p. 224. En este estudio, aplicamos a los pronombres esta
concepción de cruzamiento de funciones.

255
una posición de trascendencia con respecto a tú; no obstante, ninguno de
los dos términos es concebible sin el otro; son complementarios, pero se-
gún una relación interior/exterior y al mismo tiempo son reversibles".?
y esa trascendencia marca el discurso con empleo de pronombres de la
primera persona del singular (yo, mí, me), su posesivo (mí) y su morfema
verbal correspondiente (compro, opino), indicadores por excelencia de la
función expresiva.
Errnuestro universo de análisis, el sujeto enunciador introduce, desde la
perspectiva del yo, información sobre sí mismo, que puede aparecer en
cuatro tipos de mensaje: exposición de vivencias; expresión de opiniones;
la formación imaginaria que se hace de sí mismo; y citas en discurso directo
de lo dicho por él mismo en una situación comunicativa anterior.

Exposición de vivencias de la crisis. En este tipo de mensajes, el yo aparece


en igual proporción en el discurso del grupo A y del grupo B:

A2: ella sale a vender poquito y yo también


A4: porque también la crisis me ha llegado muy duro ¿vedá? / (...)
B2: yo/yo lo veo ¿verdá? En / en mi caso / (...) yo siento que / que /
que'stoy trabajando / sí un poquito más ¿por qué? / Porque yo an-
tes no trabajaba los sábados antes / este / tenía yo un mucha-
cho que me ayudara / ahora yo surto / y cobro / y vendo y entrego
/ y todo
B4: (el pueblo es) el que sufre yo no sufro /

Expresión de opiniones sobre la crisis. En este segundo tipo de mensajes,


el yo aparece en menor proporción en el discurso del grupo A que en el
del B; A2 admite su dificultad para opinar, y A4 muestra preferencia por
las modalidades de creencia:"?

A2: yo no no / yo no sé / un poquito de letra ¿vedá? Pero / pos yo


nunca estuve en la escuela / no no sé no sabría contestarle muy
bien a sus palabras /
A4: yo creo que sí va a subir mucho los precios / (...) a mí se me
hace que se va'hacer / va'estar piar /

Mientras en el discurso del grupo B, sólo B1 usa modalidades de creencia


y de desconcierto (yo creo que ..., yo siento que ... , es mi impresión que ....,
me desconcierta que ...), en todos los sujetos de este grupo, la apreciación
de la crisis adopta modalidades de mayor seguridad: .

9 Benveniste, op. cit., p. 181.


10 Aunque sí introduce algunas de sus apreciaciones en modalidades de certeza, A4: la crisis nunca
se va'acabar al contrario / (...) para mí nunca se va'acabar la crisis.

256
B1: entonces yo pienso que no está mal el país /
B2: a mí me consta porque yo fui / e .... / al DIF / ( ... ) entonces /yo pienso
(...) yo te aseguro que
B3: pues yo pienso que sí /
A2: yo salgo y nadie sale a pelearme / me dejan solo /
B4: yo busco quitarle a papá todo / para dejar a papá sin nada / y que
papá se muera solo / en el desamparo/en la tristeza / y yo vivir
muy bien en otro país / enriquecer'otro país / que no fue / ni siquiera
el que me vio / que no / que ni siquiera me vio nacer /

La introducción del yo en situaciones hipotéticas es un recurso retórico


efectivo y aparece en igual proporción en el grupo A y en el grupo B.

Cuadro 1
USOS DEL YO
Exposición de vivencias Expresión de opiniones Formación imaginaria Discurso directo

Funciones Expresiva Expresiva Expresiva Expresiva

Preferencia Grupo A=Grupo B Grupo B Grupo A=Grupo B Grupo A

La igual preferencia del grupo A y del B por el uso del yo se observa tanto en
la exposición de vivencias como en la proyección de la formación imagina-
ria que el sujeto se hace de sí mismo; esta igualdad quizá se relacione con el
formato de nuestras entrevistas, donde el propósito principal de obtener el ha-
bla espontánea condujo a planear el manejo del tema en términos de: "¿có-
mo ve la situación que estamos viviendo?".
En cuanto a los datos cuantitativos, llama la atención que ni sumando
todas las referencias explícitas del yo emitidas por sujetos del grupo A se al-
canza la cifra de las emitidas por un solo sujeto del grupo B (véase gráfica 1).

Los diferentes usos del nosotros

Benveniste observa acerca de este pronombre:

En la mayoría de las lenguas, el plural pronominal no coincide con el plural


nominal, cuando menos tal como es representado de ordinario. Es claro en

11 Maingueneau, op. cit., p. 139.

257
efecto que la unicidad y la subjetividad inherentes a "yo" contradicen la
posibilidad de una pluralización. Si no puede haber varios "yo" concebidos por
el "yo" mismo que habla, es que "nosotros" es, no ya una multiplicación de
objetos idénticos, sino una yunción entre "yo" y "no-yo": Esta yunción forma
una totalidad nueva y de un tipo particularísimo, donde los componentes no
equivalen uno a otro: en "nosotros" es siempre "yo" quien predomina puesto
que no hay "nosotros" sino a partir de "yo", y este "yo" somete el elemento "no-
yo" en virtud de su cualidad trascendente."

El no-yo constitutivo del nosotros puede o no incluir en su referencia al


interlocutor, de ahí que distingamos el nosotros exclusivo del nosotros
inclusivo.

El nosotros exclusivo, función expresiva explícita

En el nosotros exclusivo, predomina la función expresiva, pues remite sólo


al sujeto enunciador cuando éste se cataloga dentro de un tipo de indivi-
duos al cual no pertenece su interlocutor; esto es, que su referencia puede
representarse como: yo + otros - tú. Es usado preferentemente por los
sujetos del grupo A (véase gráfica 2). Los del grupo B lo emplean sólo para
referirse al yo + aquellos con quienes comparten su ideología política o su
amistad (yo + otros buenos patriotas, yo + otros priistas, y yo + mis ami-
gos), mientras los del grupo A tienen una gama más amplia de referencias,
dentro de las cuales mencionamos tres:

1a. yo + mi familia, nosotros institucional:


A 1: no nos vemos muy oprimidos porque como los dos nos ayuda-
mos y pos con eso nos mantenemos (...) nosotros veces no
salemos en toda la semana
A2: no'otros / pos le buscamos y / traimos poquito /pero sí Dios nos
ha ayudado /
A4: pa'l rato ya ni frijoles vamos a comer / porque / porque no nos
alcanza /

2a. yo + otros de mi clase social:


A 1: por las ayudas que no han / que nos han prometido y no cumplen /
no nos cumple no sabemos / porque nosotros /pos quiere decir
que lo'stamos alivian ando ¿vedá? / porque si no le pagáramos
pos qué nos importaría/ que nos tenga/ nos tenga ps aquí aban-
donados / pero como nos tá cobrando ¿verdad?

12 Benveniste, op. cit., p. 169.

258
A3: dicen muchos / y semos a veces varios / que el gobierno
nos tiene así / no sabemos levantarnos por motivo de / de de /
de tanto niño que hay / (...) pos tenemos que decir pos / pos
ayúdanos un poco ¿verdad? / pos ne'sitaría el gobierno ayu-
darnos y /
A4: si hubiera un gobierno que nos ayudara / que nos apoyara / pero
pues si vamos y nos quejamos con ellos ...

3a. yo + otros de mi ocupación (yo + otros comerciantes y yo + otros


desempleados, yo + otros padres de familia).

El nosotros inclusivo, apelación implícita

El indicador más claro de apelación implícita es el nosotros inclusivo, deíc-


tico de primera persona que enmascara la apelación. El predominio de la
función conativa en este uso del nosotros es ya señalado por Benveniste:
"en 'nosotros' inclusivo que se opone a 'el' 'ellos', es 'tú' quien sobresale,
en tanto que, en 'nosotros' exclusivo que se opone a 'tú' 'vosotros' (uste-
des en nuestro uso) es 'yo' el subrayado"."
Con base en lo expuesto por Reboul, en el nosotros inclusivo, cuya refe-
rencia es: yo + tú, o yo + tú + otros, se da un cruzamiento de las funciones
expresiva y apelativa. El sujeto enunciador marca su discurso con un indica-
dor de la función expresiva (pronombre de primera persona), pero apela
implícitamente a su interlocutor al incluirlo en su referencia. El empleo de
este indicador es una estrategia eficiente en el funcionamiento ideológico,
pues el interlocutor, la mayor parte de las veces, no tiene conciencia total de
la complicidad que el sujeto enunciador le adjudica en su discurso.
En el discurso del grupo A, sólo uno de los sujetos lo emplea con relativa
frecuencia, y otro más no lo introduce en su discurso (véase gráfica 2). Ade-
más, lo predicado de este nosotros que incluye al interlocutor tiene, en el
discurso de este grupo, implicaciones poco comprometedoras: uno de ellos
utiliza una expresión con función fática (vamos a suponer), y las referencias
de otros dos son a nosotros los que vivimos en Monterrey y a nosotros
quienes compartimos la experiencia de la crisis. Mientras que en el discurso
del grupo B, es de uso preferencial: todos los sujetos lo incluyen en su argu-
mentación. Hay una referencia de B1 a su nivel socioconómico y otra a los
ignorantes de la polítlca, donde cataloga también al interlocutor, sin que en
las respuestas de éste, simplemente asertivas, se manifieste su compren-
sión de lo predicado en el discurso. Del misma modo, los otros tres sujetos

13 tbio., p. 170.

259
se refieren a yo + tú + los demás mexicanos introduciendo, además,
estrategias de naturalización ideolóqica.!"

82: lo que yo pienso / lo que la generalidad / bueno / estoy hablando /


suponiendo ¿ vedá? / Que todos pensamos / es de que pos no pos /
pago la infracción / pero pos / me da un recibo y ese recibo a lo
mejor no viene foliado / a lo mejor esto a lo mejor / el/el que'stá
más arriba y el otro y el otro y el otro y / pos Y los dos tres mil o cinco
mil pesos / pos se desaparecen / eso es lo malo (...)/ pos / el
gobierno ha hecho / que la gente desconfíe / hombre / eso es lo que
pasa / si más bien / lo hiciéramos nosotros / este / a / a ser un
poquito más honestos con nosotros mismos / o / a un poquito
más rectos / saldrían mejor las cosas / (presupuesto: tú, yo y los
demás mexicanos somos deshonestos)
83: a todos los mexicanos nos ha gustado siempre / el circo / y el pan /
que es en lo que se basa la política de cualquier estado del mundo /
porque / pues nos tiene distraídos / y dejamos de pensar en lo que
verdaderamente / nos tiene entristecidos / bastante / y empobre-
cidos al máximo como es la crisis / (presupuesto: los mexicanos
somos fácilmente manipulab)es por los gobernantes)
84: si nosotros le tuviéramos confianza a nuestro gobierno / fuera
diferente / este / nuestro país fuera otro / (...) la cosa es que / el
dinero que nos / que los gringos nos prestaron / o que los bancos
·nos prestaron / los bancos extranjeros nos prestaron / ya se los
regresamos nosotros / con ... / nuestro problema es qu'el dinero
que nos prestaron / ya se los regresamos / por vía políticos o por
vía empresarios ¿ verdá? / (presupuesto: todos los mexicanos res-
ponsabilizamos de la crisis al gobierno cuando los únicos respon-
sables directos son los sacadólares}."

Cuadro 2
USOS DEL NOSOTROS

Nosotros exclusivo Nosotros inclusivo

Referencia yo + otros - tú yo + tú + otros

Funciones expresiva explícita apelativa implícita

Preferencia grupo A grupo B

14 Véase Reboul, op. cit., pp. 93-96.


151ntertexto en que el sujeto reproduce un fragmento del último informe de José López Portillo, que
justifica la nacionalización de la banca.

260
Es notable la preferencia que los sujetos del grupo A muestran por el uso
del nosotros exclusivo (véase gráfica 2), donde podríamos ver una ten-
dencia de los sujetos a percibirse más como miembros del grupo (familiar,
de trabajo o de clase social), que como individuos.

Usos del tú

Benveniste afirma que sólo en el uso más ordinario el tú se refiere al inter-


locutor. Situando este deíctico en una relación de interioridad VS. exteriori-
dad del enunciado, define el tú: "como la persona no-subjetiva frente a la
persona subjetiva que 'yo' representa", y añade: "es preciso, y basta,
representarse una persona distinta del 'yo' para que se le afecte el índice 'tú'.
Así, toda persona que uno se represente es de la forma 'tú', muy particular-
mente -pero no necesariamente-Ia persona interpelada"."
Con base en esta consideración, distinguimos: el tú de la apelación
explícita, un tú en función expresiva implícita, y el tú ambiguo.

El tú de la apelación explícita

Cuando el sujeto enunciador se dirige directamente a su interlocutor, emplea


el tratamiento de confianza, tú, o el de respeto, usted, indicadores por exce-
lencia de la función apelativa. Con excepción de un sujeto del grupo B (abo-
gado), todos los de este universo de análisis introducen en su discurso la
apelación explícita (véase gráfica 3) que, en muchos casos, forma parte de
un enunciado cuya función es fática y/o metalingüística:

B2: pues no fíjate / que /( ...) ándale / más o menos es m ... / la / la


comparación ¿ verdá?
B4: te voy a contestar con unas preguntas

La relación de exterioridad dada en el tú es situada por Kerbrat-Orecchioni


(siguiendo a Perret, 1968) en un eje gradual (distancia/no distancia) de un
tú íntimo hacia un usted de distanciamiento jerárquico-social:

A4: le dice el chofer "[bálesel / si (usted) no completa ibájese!" i ¿vedá? /


y (usted) siente feo / que le digan delante de la gente "[abájese!" /
( ) ora si a usted le faltan pues cincopesos / "pos no te lo puedo
dar "

16 Benveniste, op. cit., p. 168.

261
Ese eje marca la diferencia de trato simétrico o asimétrico dado en lenguaje
solidario o en lenguaje de poder, pues cuando el tú se sustituye por el usted,
se manifiestan las constricciones de estilo dependientes de la relación social
y afectiva entre el emisor y su interlocutor:

A2: Pos fíjese que le voy a decir una cosa/( ...) yy poreso's como le digo
póngale que
A4: ¿me entiende? /

Las restricciones retóricas no sólo explican la formación imaginaria que


el sujeto se hace de su interlocutor, sino también la diferencia en el mane-
jo del tema, pues a pesar de la corta edad de los entrevistadores, en los
sujetos del grupo A no es tan marcado el tono didáctico con el que los del
grupo B se dirigen a ellos:

B2: cuando vuelva a suceder / fíjate tú para que tomes una base / o sea
que tomes / te formes un criterio tú / en lo personal / (...) nomás
ponte a pensar en eso / que cada quien / se acomoda como mejor
le convenga / pero / ponte a pensar / ¿vedá? (...)

El tú en función expresiva implícita

El tú llega a convertirse en indicador de la función expresiva, siempre que su


referencia remite sólo al sujeto enunciador, lo cual se presenta en dos tipos
de empleo del tú:

10. Cuando el enunciador se representa como receptor de una situación


comunicativa anterior o hipotética. En este caso, el tú cumple la fun-
ción expresiva al ser introducido en citas (en discurso directo) de
lo que otro le ha dicho en una situación comunicativa anterior. Este
tú, que en el enunciado referido servía para la apelación, es introdu-
cido en el discurso citante con el fin de ofrecer información sobre el
sujeto enunciador y, por tanto, su función ya no es apelativa, sino
expresiva. Sólo un sujeto del grupo B lo emplea, 17 mientras su uso es
mucho más frecuente en tres sujetos del grupo A (véase gráfica 3).
Uno de ellos (A 1) hace variar el tratamiento, en las citas introducidas,
de tú a usted, según cambia la identidad del otro cuyo discurso está

17 En nuestra hipótesis esperábamos un uso preferencial del tú en función expresiva, por parte de
los sujetos de clase burguesa; pero en el análisis resultó que éstos sólo emplean el tú inclusivo, que
veremos más adelante; tal vez estos resultados cambien cuando correlacionemos la variante "clase
social" con el 'factor "edad", pues la hipótesis también predice un uso preferencial a los jóvenes de esa
clase.

262
lenguaje citando, y la resultante formación imaginaria acerca de sí mismo; y
elusted, otro (A4) construye un caso hipotético e introduce lo que le diría un
lón social encargado del control de precios (cuyo nombramiento propone): tú
tienes que obedecer debido al gobierno.
20. En el segundo caso, se trata de un tú que, a falta de un nombre
ole digo más apropiado, llamamos tú genérico exclusivo, en tanto que el
sujeto se representa como prototipo de una clase de individuos a la
cual no pertenece su interlocutor, y cuya referencia es: yo represen-
tante de quienes son como yo, excluido tú. De este modo, el tu no
inaria que remite a la segunda persona de la enunciación, sino al yo del
el mane- enunciador. Se da entonces un cruzamiento de funciones: se indica
eS,en los la función apelativa con el deíctico tú, pero se cumple, en su uso, la
ue los del función expresiva. Este tú genérico exclusivo aparece solamen-
te en el discurso de un sujeto del grupo A (véase gráfica 3), quien
así se refiere a sí mismo como representante de: quienes como yo
ase/osea son comerciantes y quienes ganan como yo:
(...) nomás
omomejor A4: te dejan cinco mil al mes /

El tú ambiguo

En nuestro universo de análisis, encontramos ciertos usos del tú cuya re-


preque su ferencia podría remitir tanto al yo del enunciador como al tú del interlocutor,
endostipos como participantes posibles de la situación hipotética que el sujeto enunciador
construye en su discurso:

nasituación A1: si vas a una tienda (...) sales ...


mplela fun-
directo) de En ocasiones, este tú ambiguo enmascara la función expresiva, pues el
nterior.Este sujeto marca la apelación introduciendo el tú y, al mismo tiempo, se involu-
n, es introdu- cra en su referencia. Pero en otras, sirve como máscara para encubrir la
ciónsobre el apelación. Esto es cuando, tras una aparente intención de informar sobre sus
elativa, sino puntos de vista, el enunciador hace cómplice a su interlocutor de lo predica-
rassuuso es do en el mensaje, como en este ejemplo que empieza desde la perspec-
se gráfica 3). tiva de yo y termina involucrando al tú:
introducidas,
discursoestá 82: vamos a poner un ejemplo conmigo mismo ¿vedá? / Aunque tengo
negocio propio / yo soy un trabajado! tengo dos hijos / yo trabajaba
esiva, por parte de en Fundidora por decir algo / me desocupan / sí me indemnizan mis
I tú inclusivo, que
tres meses / veintitantos días por año y / lo que tú quieras gustes o
la variante "clase
los jóvenes de esa mandes / y no encuentro trabajo en seis meses / y qu'el niño / este /
pos está enfermo / pos ¿cómo le haces? / Pos le / le buscas ¿vedá? /

263
y si se te cierran / todas las puertas ¿qué's lo que haces? / Vas
a robar / quieras o no quieras / tú / tú venías de familias muy
decentes / y que güiri güiri y que / la costumbre / la educación todo
lo que te guste y mandes / ¿a qué te forzaron? / A robar

Si bien el mismo número de sujetos (dos) de cada grupo emplea el tú


ambiguo (véase gráfica 3), los del grupo B lo usan con mayor frecuencia.
Además, el tipo de complicidad en que involucran al otro difiere. En el
discurso del grupo A, esa complicidad es menos comprometedora (situación
de tomar el camión, de comprar artículos en tiempo de crisis). En tanto que
en el grupo B, el cruzamiento de funciones permite a los sujetos una gran
variedad de recursos argumentativos. Ejemplo:

B2: porque / si te pones a pensar / mientras que no te afecte a ti /


directamente un problema / al vecino / lo dejas que / que se rasque
con sus uñas
B4: en algunas casillas ves que favorecen al PAN / al hacer / (...) La
sumatoria total/te das cuenta que / con la mano puedes sumar
todos los votos / Y lo ves en el periódico / y lees perfectamente ...

Formación imaginaria. Este tercer uso delyosirve al sujeto enunciador para


introducir la imagen que se hace de sí mismo. De las consideradas por
Pécheux, es la que responde a "¿quién soy yo para hablar así?", yapare-
ce en la misma proporción en el discurso de ambos grupos. La diferencia es
que en el discurso del grupo A, la formación imaginaria se reduce al círculo
de la familia, mientras en el del grupo B, comprende la participación en el
sistema económico y en la política, diferencia que parece relacionarse con
el nivel educativo de los sujetos:

A3: pos a mí no / yo no me quejo del cobro de luz ni del agua / porque /


estoy normal orita / (...) porque también economizo lo mío / (forma-
ción imaginaria: actúo mejor que quienes no ahorran)
A4: gracias a Dios que yo no soy de ésos / (...) yo prefiero mejor que-
darme sin comer por darles estudio (formación imaginaria: actúo
mejor que quienes no pagan la educación de sus hijos)
B2: no me afecta que / que la crisis / que'l dólar yo a la frontera no voy /
para mí que / esté pensando / a ver si puedo llevar a mi fa- / a mis
hijos a / Disneylandia o al/no / no me in- / n... / ni me llama la atención
¿vedá? / (formación imaginaria: actúo mejor que quienes compran
fuera del país)
B4: ojalá y que mucha gente lo quisiera / como yo quiero al pueblo de
México (...) mira / yo / yo soy priista / yo creo en la Revolución / yo
creo en la Revolución como / como norma / como institución / como

264
forma de vida / para nosotros los mexicanos (formación imaginaria:
actúo mejor que quienes apoyan otros partidos).

Citas en discurso directo. Maingueneau habla de esta forma de introducir un


discurso dentro de otro, cuando aclara el carácter no unitario del discurso e
introduce el concepto de enunciados referidos, formas de intertexto que apa-
recen cuando el sujeto cita lo dicho en una situación comunicativa anterior.
De las tres formas en que se presentan los enunciados referidos (el discurso
directo, el indirecto y el indirecto libre), el discurso directo inserta una forma
de comunicación en otra, manteniéndole su independencia [...], reproduce
palabras, las repite pura y simplemente" .18 En nuestro caso, el sujeto intro-
duce narraciones dentro de la argumentación, y cita lo dicho por él mismo en
esa situación que puede anteceder a la presente o ser hipotética. Este tipo
de citas es de uso preferencial en el discurso de los sujetos del grupo A:

A 1: y yo le dije "bueno pos ¿qué?" /


A2: mi vieja me dice "no me pagaron esto" ¿verdá? "Ps dáselos / al cabo
Dios me ayuda / si el gobierno no me ayuda Dios me ayuda" /

La función expresiva aquí cumplida refuerza la formación imaginaria que el


sujeto enunciador proyecta de sí mismo:

A2: mucha gente pasa y me pide a mí / no ¿veá? "ándale cómo no /


mañana me los pagas" / y así / así / así / trabajo yo /
A4: "llévese los y después me los da en otra vuelta que venga" no porque
ya le falten diez yo le voy a dar tres cuartos de litro, ¿vedá?

Aparecen también relatos de ficción, como el introducido por A2 referente a


la posible situación de inicio de lucha armada, o el de 84 que remite a lo que
dirían quienes sacan el dinero del país; en ambos casos, la función expresi-
va refuerza la imagen del sujeto en un ejemplo negativo, remitiendo a lo que
reprueba en la conducta descrita:

Cuadro 3
USOS DEL TÚ

tú de la apelación discurso tú genérico tú ambiguo


directo exclusivo

Referencias tú yo yo yo/tú
Funciones apelativa expresiva expresiva cruzamiento
Preferencias grupo A grupo A grupo A grupo B

16 Maingueneau, op. cit.

265
Es notoria la preferencia del grupo B por el tú ambiguo, cuyo uso es
característico del manejo ideológico, a diferencia del tú de la apelación di-
recta que, al no implicar cruzamiento de funciones, es menos propio de ese
y
manejo aparece preferentemente en el discurso del grupo A.

Usos del impersonal uno

El pronombre uno concuerda con la tercera persona del verbo, lo cual pu-
diera conducirnos a una comparación de esta forma impersonal con el
pronombre él, al que Benveniste adjudica la categoría de no-persona:

no hay que representarse la "3a. persona" como una persona apta para des-
personalizarse. No hay aféresis de la persona, sino exactamente la no-per-
sona, poseedora,como marca, de laausencia de loque califica específicamente
al "yo" y el "tú". Por no implicar persona alguna, puede adoptar no importa qué
sujeto, o no tener ninguno, y este sujeto, expresado o no, no es jamás plan-
teado como "persona"."?

Sin embargo, a Kerbrat-Orecchioni le parece inexacta la designación de él


como "no persona", salvo en los giros impersonales (como llueve) y seña-
la la única diferencia de este pronombre con yo y tú: "para recibir un conte-
nido referencial preciso (él), necesita determinaciones contextuales de las
cuales pueden prescindir el 'yo' y el 'tú' ".20 Y, por otra parte, uno recibe la
designación de impersonal por la indefinición de su referencia, pues no
permite que el emisor se especifique como sujeto de la enunciación. No
se trata, por tanto, de los giros impersonales mencionados por Kerbrat-
Orecchioni.
Nuestra propuesta es que el uno remite a una persona no subjetiva
(designación dada por Benveniste a ciertos usos pronominales), en cuanto
su referencia no necesariamente corresponde a yo. Al representarse en
esta forma no subjetiva, con o sin conciencia de ello, el sujeto proyecta
una imagen de sí mismo como integrado en el ser de otros, según puede
observarse en este enunciado que su emisor inicia despegándose de su
discurso, pero después decide incluirse en el uno:

B1: se forman / e uno a veces conceptos / diferentes al a los realmen-


te que está sucediendo.

Distinguimos el uno exclusivo y el uno inclusivo.

19 Benveniste, op. cit., p. 166.


20 Kerbrat-Orecchioni, op. cit., p. 54.

266
El uno exclusivo, función expresiva

Cuando el uno se refiere al sujeto enunciador como prototipo de una clase de


individuos a la que no pertenece el interlocutor, corresponde al que hemos
denominado uno exclusivo Este pronombre se remite a una persona no
subjetiva (según nuestra propuesta), y dado que se incluye en los mensajes
que ofrecen información sobre el sujeto que lo enuncia, cumple la función
expresiva.
Su uso es preferencial en el discurso del grupo A, mientras sólo el 50 por
ciento de los del B lo introduce en su argumentación (véase gráfica 4). Como
diferencias, observamos que sólo los sujetos del grupo A se representan
como prototipos de su ocupación (A 1: le sirve a uno mejor el seguro de plan-
ta), y únicamente los del grupo B, como representantes de quienes compar-
ten su ideología:

B4: son otros valores los que uno busca ¿ vedá?

El uno inclusivo, función expresiva yapelativa

En ciertos casos, el uno remite al prototipo de una clase de individuos a


la cual pertenece tanto el sujeto enunciador como su interlocutor. Se trata,
entonces, de un uno inclusivo cuya referencia se representa como yo o tú
como prototipos de nuestra clase (yo / tu). De este modo, el sujeto no sólo
ofrece información acerca de sí mismo, cumpliendo la función expresiva,
sino que apela al interlocutor, al involucrarlo en su referencia.
El uno inclusivo aparece sólo en el discurso de un individuo de cada uno
de los grupos estudiados (véase gráfica 4):

A 1: y uno / uno mismo tá viendo ... / la escasez / uno ve la cosa y


siente / que va entre más más /
B1: lo único es que sí tiene uno que ... e ... / disminuir los gastos / (... )
piensa uno que sigue la corrupción / igual siempre / ve uno de-
claraciones y dice uno no pos sí van a / cambiar las cosas / pero
al día siguiente uno ve los abusos /

En ambos casos, el sujeto enunciador se equipara a su interlocutor como


prototipos de quienes comparten la vivencia de la crisis.

267
Cuadro 4
USOS DEL IMPERSONAL UNO

uno exclusivo uno inclusivo

Referencia yo yo/tú

Funciones expresiva expresiva + apelativa

Preferencia grupo A grupo A = grupo B

Observaciones finales

Al ampliar el universo de análisis, las siguientes observaciones servirán para


replantear nuestras hipótesis de trabajo: La desproporción en el uso del yo
para expresar opiniones (donde la frecuencia es mucho mayor en el grupo
B y sólo los sujetos de este grupo muestran seguridad sobre lo expresado)
y para introducir citas en discurso directo (donde el sujeto introduce tanto
lo dicho por él mismo, como lo que otros le han dicho en una situación
comunicativa anterior o hipotética), de uso preferencial en el grupo A, parece
estar relacionada con el nivel educativo de los sujetos: pese a que los
analfabetas tienen acceso a la televisión y, algunos de ellos recurren a ella
en argumentos de autoridad, en su discurso se evidencia la dificultad para
expresar opiniones. La integración discursiva de puntos de vista implica la
realización de un análisis de la crisis que sostenga su evaluación, operación
discursiva que requiere una preparación educativa formal, a la que han
tenido acceso los sujetos del grupo B; mientras que la narración con citas en
discurso directo no requiere de esa preparación.
Por otra parte, la introducción de lo dicho por otros en el discurso directo
parece mostrar la intención del sujeto de desdoblarse en dos: el yo del
discurso citante y el tú del discurso citado (sea de una situación anterior o
hipotética), ambos deícticos, tienen como referente al enunciador.
Cuando el sujeto enunciador, en lugar de marcar su producción con la
huella de su subjetividad más clara (yo/nosotros), lo hace con el uno ex-
clusivo, muestra una actitud distinta respecto de su discurso. Su referencia
no difiere de la del tú genérico exclusivo: ambos pronombres remiten al
sujeto enunciador como prototipo de una clase de individuos a la cual no
pertenece su interlocutor, esto es, a yo representante de quienes son como
yo, excluido tú. Sin embargo, en el tú genérico exclusivo, el enunciador no
renuncia a su subjetividad, sólo a representarse con el deíctico que le
corresponde (yo): se sitúa desde una perspectiva genérica, pero con un
pronombre personal; mientras en el uno exclusivo se representa como una
persona no subjetiva, quizá en un intento por alejarse de su subjetividad y

268
disolverla en la colectividad. Además, en el tú genérico exclusivo se da un
cruzamiento de funciones donde un pronombre de segunda persona encu-
bre el cumplimiento de la función expresiva; mientras del uno exclusivo no
podemos decir lo mismo, pues el impersonal une no indica apelación ni
función expresiva en forma explícita.
Del mismo modo, la referencia del tú ambiguo y del uno inclusivo es se-
mejante, ambos remiten a yo/tú; pero el primero sitúa a los dos interlocu-
tores como posibles participantes en una situación dada, mientras el se-
gundo se refiere a ellos como prototipos de la clase de individuos a la que
ambos pertenecen.
En el discurso del grupo A, se presenta una preferencia por el empleo de
pronombres cuyas referencias remiten exclusivamente al sujeto enunciador:
el yo, el nosotros exclusivo, el tú en discurso directo y el uno exclusivo.
Mientras en el grupo B, la preferencia se inclina al empleo del yo, el no-
sotros inclusivo y del tú ambiguo.
Con base en lo expuesto por Reboul, podemos señalar que cuando el
sujeto muestra una actitud de aceptación de lo expresado sin involucrar a su
interlocutor, no tiende a disimular su manejo ideológico, mientras que el
empleo del cruzamiento de funciones (evidentes en el nosotros inclusivo y
el tú ambiguo) el manejo ideológico es más efectivo, en cuanto mejor se
disimula la subjetividad del discurso y/o la función apelativa.
También habrá que considerar que ciertas huellas de ideología
individualista subyacen a algunas emisiones centradas en el yo, de uso
preferencial en el grupo B, vs. el nosotros yel uno exclusivos, de uso más
frecuente en el grupo A, donde hay mayor identificación del sujeto con
su clase.

87

100

eo

60

40

20

Gráfica 1. Uso del yo.

269
Grupo A GNpOB

80
60
40
20

~ Nosotros exclusivo •• Nosotros exclusivo ~ Nosotros Inclusivo

Gráfica 2. Usos del nosotros.

Grupo A Grupo 8

22

18
2S 70
60
20 SO
lS 40
10 30
20
10
O

_ Apelad6n directa E::J DIscurso directo _ Apelación directa o DISCurso directo

O Túamg;buo O Tuamblguo

Gráfica 3. Usos del tú.

Grupo A Grupo B

20 16

~~~~====~~
14
lS 12
10
10

•• Uno exclusivo ~ Uno InclUSIVO •• Uno excíusrvc ~ Uno Inclusivo

Gráfica 4. Usos del uno.

270
Bibliografía

Benveniste, Émile, Probiémes de linguistique générale, versión en español:


Problemas de lingüística general, Juan Almela (trad.), 6a. ed., Mé-
xico, Siglo XXI, 1976.
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271
La especificidad de la función poética
en textos descriptivos: análisis de la producción
textual de alumnos de 60. grado de primaria

Dalia Ruiz Ávila*

Introducción

En este trabajo pretendemos analizar el funcionamiento poético en textos


descriptivos que, sin ser poesía y sin ubicarse dentro de las producciones del
lenguaje literario, constituyen mensajes poéticos cuyas propiedades enun-
ciativas discursivas se materializan en los textos que conforman el corpus de
esta investigación. Para ello desarrollamos tres partes: en la primera, pre-
sentamos algunos lineamientos generales del trabajo, en la segunda nos
referimos al concepto de descripción y lo ejemplificamos con textos produ-
cidos por alumnos de sexto grado, y en la tercera y última parte identificamos
la función poética en dichos textos.
Consideramos la descripción como una operación discursiva con estatus
propio que permite diferenciarla de otras macro-operaciones como: la ar-
gumentación, la narración y la demostración; esta posición no es compartida
por todos los estudiosos del lenguaje que se acercan a este campo, ya que
generalmente se considera la descripción como una operación subordinada
de la narración.
A nuestro juicio, el funcionamiento descriptivo se presenta en la práctica
discursiva muy relacionado estructural mente con la narración, de ahí la difi-
cultad metodológica de separarlos y diferenciarlos. La narración y la descrip-
ción no se oponen tajantemente, pueden coexistir y de hecho coexisten en
los discursos narrativos y descriptivos; por ello, en este trabajo considera-
mos textos descriptivos aquellos en los que predomina el funcionamiento
descriptivo.
La caracterización de la descripción es mucho más compleja de lo que se
supone normalmente, y los autores que se han acercado a este campo de
estudio se han basado en textos prototípicos;' por ahora no intentamos esta

• Universidad Pedagógica Nacional.


1 Philippe Hamon, Introducción al análisis de lo descriptivo, París, 1981 (versión en español,
Buenos Aires, Edicial, 1991); Sal Mieke, Teoría de la narrativa (una introducción a la narratología),
Madrid, Catedra, 1987

273
caracterización de manera general, sino en relación con las propiedades enun-
ciativas discursivas que se materializan en los textos de esta investigación.
Para la obtención de datos de este estudio se tuvieron en cuenta criterios
cualitativos más que cuantitativos, lo que permitió un análisis significativo y
pertinente de los textos descriptivos sin tener que recurrir prioritariamente al
uso de números, cuentas o gráficas. Se seleccionaron once escuelas, de las
cuales dos son particulares y las otras nueve oficiales; esta selección se
debió a que nuestro interés de estudio se centra en las escuelas públicas,
a las cuales asisten mayoritariamente los niños de este país.
La producción textual se logró mediante el diseño de dos actividades
que se realizaron en cada uno de los grupos escolares participantes, las
cuales denominamos actividad 1 y actividad 2, respectivamente. Éstas se
desarrollaron en el aula correspondiente a cada grupo, en fecha y tiempo
previamente acordados con el maestro y dentro del horario de clases.
Para la primera actividad se presentó un cartel que es una pintura de
Jaramar; éste es evocativo, imaginario y posibilita diferentes interpretacio-
nes acerca de su significado, es decir, es por sí mismo connotativo, remi-
tiendo más al efecto de lo imaginario. Para la segunda actividad se presentó
una fotografía que representa una escena de compra y venta de alimentos
típicos de México, y que es posible encontrar en diversos puntos de este
país. Esta foto seubica más en la dimensión denotativa, permite considerar
la existencia de diálogos, acciones, etcétera, que crean el efecto de lo real
y por consiguiente permiten un acercamiento mayor a lo literal.
Selecciónamos alumnos de sexto grado que tienen como edad promedio
de once a trece años, por considerar que este periodo escolar reviste gran
importancia, ya que constituye la finalización del ciclo de educación primaria
y que de acuerdo con lo señalado por la Secretaría de Educación Publica es
de "profundización y culminación de contenidos que se han tratado en
grados anteriores para que el niño concrete sus conocimientos"."
El producto de la realización de las dos actividades es de 664 textos, de
los cuales elegimos 84 como corpus de este trabajo, por ser éstos en los que
la operación descriptiva es la dominante.
En cuanto a la problemática referente a la función poética, en principio,
aceptamos el origen del concepto "poética" tal como ha sido transmitido
tradicionalmente y que lo ubica, entre otras acepciones, como perteneciente
a "toda teoría interna de la literatura"."
En este sentido, la poética se propone elaborar categorías que posibili-
ten a la vez la comprensión de la unidad y la variedad de las obras literarias.

2 Libro para el maestro 60. año, Mexico, Secretaría de Educación Pública, 1982, p.19.
3 O. Ducrot y Tzvetan Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Mé-
xico, Siglo XXI, 1978, p. 98.

274
"La obra individual será la ilustración de esas categorías, su condición será
la de ejemplo y no de término último."
Si bien la poética en épocas recientes se ha constituido como disciplina,
su historia es muy larga; recuérdese el Arte poética de Aristóteles, del si-
glo IV, a. C., texto en el que el autor aspira a la constitución de una teoría
general de la literatura, basándose en dos géneros: la tragedia y la epopeya.
Para los fines de este trabajo hacemos abstracción de la historia y nos
acercamos a los formalistas rusos, quienes se atienen a lo que la obra tiene
de específicamente literario, a la literalidad. Es desde esta escuela donde R.
Jakobson formula en 1919 el punto de partida de toda poética: "Si los
estudios literarios quieren llegar a ser una ciencia, deben reconocer en el
procedimiento su personaje único."
En la última parte de este trabajo analizamos el funcionamiento poético
en textos descriptivos que, sin ser poesía y sin ubicarse dentro de las
producciones del lenguaje literario, constituyen mensajes poéticos en los
que la dimensión denotativa y la connotativa se apoyan compartiendo el
efecto de lo literal y de lo imaginario.
Para concluir la introducción resta destacar que en este trabajo preten-
demos evidenciar la importancia y vigencia del pensamiento y la obra de
Jakobson, así como la necesidad de llevar a cabo estudios interdisciplinarios
que nos permitan incidir cada vez más en la relación lingüística y pedagogía.

La descripción

Es conocida la clasificación que distingue a la narración de la descripción;


esta distinción tiene una historia que se inscribe en las condiciones en que
esas diferencias se hicieron necesarias y tenían una función. Dentro de la
tradición realista la descripción se ha considerado siempre problemática.

En La República, Platón pretendió rescribir fragmentos de Homero para


que fuesen verdaderamente narrativas. Los primeros elementos que dese-
chó fueron las descripciones. Incluso el propio Homero intentó evitar, o al
menos disfrazar, las descripciones haciéndolas narrativas. El escudo de
Aquiles se describe en su proceso de fabricación, la armadura de Agamenón
al tiempo que se la pone ... 6

Consideramos que este tratamiento secundario y en ocasiones hasta


degradante de la operación descriptiva puede ser consecuencia de la im-

4 /bid., p. 98.
S/bid., p. 101.
6 Bal Mieke, op.cit., p. 135.

275
portancia que los griegos conferían a la narración de las acciones, de la
historia, de las gestas heróicas, ya que el carácter de la descripción apelaba
menos a la razón, ya que implícitamente se le concebía como algo estático,
sin una dinámica que obligara a una reflexión analítica sobre la causalidad
y la temporalidad, entre otras.
Estas diferencias entre narración y descripción que hemos abordado en
el punto anterior, continúan curiosamente siendo acentuadas en la escuela.
En diversos libros de educación básica (primaria y secundaria), e incluso de
preparatorias o bachillerato, se diferencian cuidadosamente estos dos tipos
de organización textual; sin embargo, es necesario desarrollar algunos
elementos teóricos que sustenten estas diferencias.
Es en el interior del dominio de la representación que es preciso dar lugar
a esas divergencias. "Todo relato comporta un efecto, y en proporciones muy
variables, de una parte las representaciones de acciones y de acontecimien-
tos que constituyen la narración propiamente dicha, y de la otra parte las
representaciones de objetos o de personajes que son el hecho de lo que se
llama hoy descripción."?
A nuestro juicio, para caracterizar el funcionamiento discursivo de lo
descriptivo es necesario explorar algunas de sus características. La descrip-
ción es de naturaleza contemplativa .y no participativa: ella anuncia; en
cambio la narración reconstruye en la sucesión temporal del discurso la
sucesión temporal de los acontecimientos. La descripción debe modelar
la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio.
Ella sirve" para romper la relación naturalizada con el tiempo e instaura un
orden espacial. 8
Estas características podemos observarlas en los siguientes ejemplos:

Ejemplo 1

La descripción del niño de suéter de rayas


Yo empezando voy a describir a esto que no sé qué es pero así lo voy a des-
cribir y empezando tiene suéter de rayitas y tiene ojos cafés y tiene plantas en
la cabeza más atrás tiene piedras y más arriba de la cabeza tiene hojas
grandes y nada más se le ve una oreja y su cara grande nariz chata y está
cruzado de brazos. (1Q-ACG-1)

7 Genette Gerard, 1966, en Eni Pulcinelli Orlandi et al., Vozes e contrastes, discurso na cidade e no
campo, Sao Paulo, Cortez, 1989, p. 111.
8 Orlandi et al., op. cit.

276
Ejemplo 2

Yo veo a una señora que está en la obscuridad que va caminando y que le


pregunta ¿qué está haciendo? Estoy preparando las quesadillas para maña-
na y las estoy preparando con su queso y con su chile, ah y también la fruta.
y ya que le pregunta, se va a su casa. Su casa está hecha de tabiques y tiene
vidrios y su casa parece que se ve en la obscuridad porque tiene los tabiques
como negros.
La señora que se queda haciendo las quesadillas, también hace agua
porque tiene una olla chica llena de agua y se queda haciendo las quesadillas
y el agua, y a mí me parece un sueño en la obscuridad. (1-MVAP-2)

En los ejemplos anteriores podemos observar que la modulación en la


descripción tiene importantes efectos en relación con el papel enunciativo-
discursivo, que se manifiestan en la forma en la que ella instala la relación
del sujeto-autor con el lenguaje y con su lector. Esto expresa, en nuestro
trabajo, el hecho de que el proceso de enunciación en la descripción es una
actualización temporal y espacial del sujeto en su discurso, es decir, evi-
dencia la actitud del autor ante su propio enunciado, su lector y la situación.
Coincidimos con Hamon,? en la distinción que hace del concepto expli-
cación descriptiva, en su sentido semiológico y pedagógico, para despren-
der las dos tendencias fundamentales del proyecto descriptivo:
1. Una tendencia horizontal que tiende a lo exhaustivo.

Se considera el referente por describir como una superficie, como un espacio


racionalizado-racionalizable, articulado, recortado, segmentado, cuadricula-
do por un lado por los 'campos' léxicos del vocabulario y por otra parte por los
diversos saberes oficiales que introdujeron en él lo discontinuo de su nomen-
clatura y de sus especialidades socioprofesionales reconocidas."? En esta
tendencia convergen lo lingüístico y lo retórico, de los cuales tomará el des-
criptor el vocabulario para describir al referente extradiscursivo de manera
"exhaustiva" .

Para ilustrar esta convergencia de lo lingüístico y lo retórico y la tendencia


a la exhaustividad presentamos los siguientes ejemplos.

Ejemplo 3

El niño que piensa.

El cuadro que nos mostró el maestro se me figura a .un niño que está pensando
en cascadas y paisajes, sus labios son gruesos como si fueran de piedra, sus

9 Hamon, op. cit.


10 Ibid., p. 69.

277
ojos son grandes y atentos, su suéter es grueso y pálido y sus manos toscas
y gruesas. Su único anhelo es estar entre paisajes y cascadas. (18-MAGG-1)

Ejemplo 4

A mí se me parece una aldea de personas, algunas pobres, ese hoyo profundo


que no tiene fin, ese camal como una silla sin respaldo, junto a ella hay una
choza y esa especie de subida parece venir de un mercado y un puesto y pasa
una señora sola. Se detiene un momento a ver que pasa hambre y pobreza
y hambre. (33-HMTM-2)

En los ejemplos anteriores podemos notar amplia preocupación del autor por
dar cuenta de todos o casi todos los elementos que componen el referente
extradiscursivo, lo que explicaría la exhaustividad y la tendencia cuantitativa
más que cualitativa de los textos.
2. Una tendencia vertical. En ésta, "el referente descrito no está articu-
lado como un mosaico de territorios, de campos y de discursos para reco-
rrer, sino que está considerado como un compuesto de dos (o de varios)
niveles superpuestos que hay que atravesar yendo del más explícito al
menos explícito"." Esta tendencia es más cualitativa que cuantitativa, de
comprensión más que de extensión del referente extradiscursivo.
Para entender mejor el carácter cualitativo y comprensivo de este tipo de
funcionamiento descriptivo, presentamos los ejemplos siguientes:

EjemploS

Yo siento en ella tristeza, su mirada es peligrosa, para mí es una madre


naturaleza. Sus rayos solares de su cabeza reflejan dos perdón cuatro días
de angustia.
El cerro se destruye auxilio siento que grita, su collar es una víbora de
cascabel que la está ahorcando. Igualmente en sus brazos aquella víbora que
se le ha atado no le deja correr y correr sus ríos de sangre.
De su mirada para arriba es el día. De su mirada para abajo es la noche. Pero
en cambio siento que se ve contenta de que va a morir, en paz para ya no tener
la gran cargada y pesada responsabilidad que le ha brindado el cerro y así
morir contenta. (22-JATR-1)

Ejemplo 6

Un pueblito.

En un pequeño pueblito del estado de Michoacán se ve a las personas


tranquilas. A lo lejos se ve a una señora preparando una muy deliciosa comida
y cien por ciento mexicana.

11 Ibid., p. 71.

278
En ese pueblo se hacen muy buenas comidas. Además se ve la gente
honesta y muy cariñosa con los visitantes. Es un bello pueblo en verdad. (35-
DRS-2)

Nótese en los textos anteriores cómo los sujetos centran su preocupación en


comprender, e incluso emiten con más frecuencia puntos de vista cualita-
tivos, en los cuales hay un acercamiento a la emotividad.
En relación con los dos casos expuestos, descripción horizontal y
descripción vertical, en principio podemos establecer que en los textos que
analizamos, estos dos tipos de funcionamiento son contrastivos pero no ex-
cluyentes, es decir, se presentan con mayor o menor intensidad, coexistien-
do y hasta complementándose, lo cual significa que es pertinente aceptar
estos dos proyectos descriptivos y reconocer su existencia y su coexistencia
en esta operación discursiva.
En síntesis, al aplicar las modalizaciones greimasianas expuestas por
Hamon llegamos a las siguientes conclusiones:

1. que en la descripción horizontal y vertical existen el hacer-saber peda-


gógico más relacionado con el docente, que implica que el alumno
aprende en la escuela los contenidos específicos y permisibles en el área
de la enseñanza de la lengua materna escrita,
2. que con estos dos funcionamientos se asocia un "saber-hacer literario"
más relacionado con la producción textual del alumno y que se manifies-
ta a través del naturalismo y lo verosímil. En otras palabras, es necesario
hacer notar el paso de la modalización hacer-saber (docente) a saber-
hacer (alumno)."

La función poética

Uno de los grandes aportes que marcaron los estudios lingüísticos fue el
esquema comunicativo de las funciones del lenguaje de Roman Jakobson,
que en el mismo grado en que fue difundido y conocido también propició
diversos debates, polémicas y ampliaciones. Sin embargo, hay que reco-
nocer que a pesar de todas esas reconstrucciones teórico-analíticas, la
estructura profunda de la propuesta jakobsoniana subsiste.
En su esquema se plantea que existen seis factores a cada uno de los
cuales corresponde una función diferente, que se realizan en los discursos
orales o escritos y que establecen diferentes siqnificados y funcionamientos
de acuerdo con cada factor.

12 tbki ; p. 73.

279
Las funciones son: la emotiva o expresiva (emisor); la conativa o
apelativa (mensaje hacia el destinatario); la metalingüística (glosante, códi-
go); la poética o estética (mensaje); la referencial o denotativa (referente);
y la fática (canal).

I Referencial I
r
Contexto

IEmotiva 1--- __ P_o_é_tic_a


__ ----1 Conativa I
r i i
Destinador Mensaje Destinatario

Fática
r
Contacto

I Metalingüística I
r
Código

En su ensayo "Lingüística y poética", Jakobson definió la función poética de


la lengua como aquella "que proyecta el principio de equivalencia del eje de la
selección sobre el eje de la combinación", es decir, que "la sobreposición de
la semejanza a la contiqüidad=". permite construir un tipo de mensajes
doblemente configurados, o ambiguos, no por inciertos o confusos, sino
porque pueden aplicarse, sin contradicción, a diferentes sentidos. El mismo
maestro ruso afirma:

Cualquier tentativa de reducir la esfera de la función poética a la poesía o de


confinar la poesía a la función poética sería una tremenda simplificación
engañosa ....
Esta función, al promocionar la patentización de los signos, profundiza la
dicotomía fundamental de signos y objetos. De ahí que, al estudiar la función
poética, la lingüística no puede limitarse al campo de la poesía.!"

En esta formulación, la función poética (FP) "comprende la concentración


dentro del mensaje verbal del mensaje verbal en sí rnisrno":" y junto con las
otras funciones de la lengua, está presente en el dis~urso de todos los

13 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, México, Planeta, 1986, p. 368.


14Ibid., p. 358.
15 L. R. Wau'gh, "La función poética y la naturaleza de la lengua", en R. Jakobson, Arte verbal, signo
verbal, tiempo verbal, México, FCE, 1992, p. 196.

280
sujetos de forma diferente, ya sea que se trate de un discurso cotidiano o de
un discurso artístico.
De esta manera, en la función poética el mensaje se centra sobre sí
mismo. El significante importa tanto o más que el significado; se busca la
sonoridad, el énfasis, salirse de la manera corriente de decir las cosas. Su
realización más perfecta se halla en la poesía porque es fundamentalmente
en el trabajo de elección y combinación de los signos como ocurre en esta
producción, donde se puede ejercer con mayor libertad la creatividad.
La FP "no responde a la pregunta: ¿verdadero o falso?, ni tampoco ¿sin-
cero o mentiroso?, sino a la pregunta ¿bello o feo? Fuera de la poesía
también se usa aplicando (a veces sin saberlo) las reglas y figuras de la
retórica, como metáforas, sinécdoques, hipérboles y cualquier otra figura del
lenguaje" .16
Todas las funciones pueden estar presentes en un mismo enunciado,
pero siempre hay alguna predominante, aquella que el emisor ha querido
consciente o inconscientemente destacar. "La estructura verbal de un
mensaje depende en primer lugar de la función preoorninante."!? En nuestro
caso, el tenerlas en cuenta e identificarlas nos proporciona un instrumento
de análisis que nos permite detectar la función dominante en los textos des-
criptivos que estamos analizando, ya que en ellos se evidencia la presencia
significativa de la FP compartiendo el espacio con las otras funciones, lo que
comúnmente no se ha estudiado y mucho menos en textos descriptivos
producidos por alumnos.
Hemos aceptado la FP del lenguaje como el funcionamiento por el cual
los significantes tienen un valor por sí mismos. La retórica no es más que la
puesta en práctica de la FP a través de procedimientos como las figuras,
concepto con el cual se considera a "toda expresión que se aparta por
poco que sea de una expresión literal. .. La noción de figura implica, pues,
su contrario: el sentido literal, con relación al cual la figura constituye un
desplazamiento" .18
A propósito de lo literal, "el único criterio que permite distinguir lo literal
de lo figurado es el siguiente: en la expresión figurada el sentido literal está
siempre en la conciencia, mientras que a la inversa no es verdad, puesto que
muy bien se puede emplear una expresión en sentido literal sin pensar en
figuras posibles".'?
A pesar de la importancia de las investigaciones sobre la retórica, las
figuras del lenguaje han sido relegadas a un segundo plano en muchos
ámbitos. Por ejemplo, en los libros didácticos y en particular en los libros de
texto gratuito ni siquiera se aborda este tema comó tal, y cuando lo hacen

16 O. Reboul, Lenguaje e ideología, México, FCE, 1986, p. 47.


17 R. Jakobson, 1986, op. cit. p. 353.
18 O. Reboul, op. cit. p. 125.
19ldem.

281
tienden a tratar a las figuras como ocurrencias marginales de la lengua, como
desviaciones.
Frecuentemente se reducen a una lista de nombres, acompañados de
definiciones muy abstractas y de ejemplos obtenidos de la literatura, la
mayoría de las veces alejados en el tiempo y en el espacio de la realidad del
lector. Existe la impresión de que las figuras del lenguaje son propiedad
exclusiva de los grandes escritores y la utilización de estos recursos por un
hablante cualquiera corre el riesgo de ser clasificado como un error o una
extravagancia; por lo tanto, su uso parece ser algo inaccesible e ilegítimo.
Sin embargo, son inherentes a la lengua, y por lo tanto están presentes
cotidianamente, en todo momento, en todos los lugares; las creamos, las
expresamos y las actualizamos. Las figuras del lenguaje son materia viva,
como se evidencia en los textos motivo de este trabajo.
A continuación presentamos algunos ejemplos en los que se plasma la
realización que hacen los alumnos de sexto grado de la FP en su producción
textual.

Ejemplo 7

Descripción de un cuadro

Arriba en la cabeza me imagino unos pétalos, también me imagino un cerro


en donde hay plantas secas y en las manos me imagino que se le van llenando
las manos de gusanos y de los ojos me imagino cristales muy delicados o muy
frágiles también me imagino un volcán en donde está haciendo erupción. Su
nariz es como una resbaladilla. (39-JQC-1)

Ejemplo 8

Yo me imagino obscuridad, dos señoras son sombras donde las sombras


están cómodas tranquilas en paz y en este mundo de guerras todo es tan feo
y ahí en ese sitio tranquilidad la comida se me imagina como flores saliendo
de las macetas el suelo un campo verde floreciendo la barda es una montaña
grande y bonita. (42-MAG-2)

En los ejemplos anteriores podemos observar la relación entre la denotación


y la connotación frente a lo real y a lo imaginario en el funcionamiento
descriptivo. "La denotación es una expresión que se establece primaria o
básicamente entre expresiones y entidades físicas de la realidad";20 en este
sentido, la denotación relaciona expresiones con la realidad. "La connota-
ción no existe más que en relación con la denotación, como la presencia de

20 J. Lyons, Lenguaje, significado y contexto, Barcelona, Paidós. 1981, p. 66.

282
un segundo sentido ... que se obtiene ya sea por un significante específico,
ya por un desplazamiento del significado, o por una disimulación de la
función del mensaje"." lo cual, como el mismo autor apunta, no quiere decir
que la connotación sea secundaria. Lo imaginario en el siguiente esquema
está en relación con un referente discursivo literal y al que (en el caso de
nuestros textos en muchas ocasiones) se le imprime una atmósfera de
arcaísmo y de poesía y/o de realización metafórica.

Denotación Connotación
Literal Imaginario

En este diagrama realmente las fronteras no son rígidas ni limitadas, ya


que en primer lugar hay un continuum de la denotación a la connotación
(grados) y en segundo lugar queda como una problemática interesante
reconocer el posible tránsito de la denotación a lo imaginario y de lo literal a
lo connotativo, tema que desarrollaremos en investigaciones futuras.
De los textos anteriores es importante destacar la repetición reitera-
tiva del verbo imaginar, que puede estar relacionada con la formación ima-
ginaria del sujeto (Pécheux, 1969) pero que a la vez ilustra el esquema
presentado al propiciar un desplazamiento del significado "Arriba en la
cabeza me imagino unos pétalos", "y en las manos me imagino que se le van
llenando las manos de gusanos", "la comida se me imagina como flores
saliendo de las macetas". Nótese cómo a partir de los elementos que com-
ponen la fotografía o el cartel, el autor trasciende a lo imaginario, a lo que no
se encuentra en el referente extradiscursivo que motivó su discurso.

Conclusiones

Desde el análisis que hemos realizado en los textos que conforman el corpus
de este trabajo podemos concluir que:

Por todo lo expuesto hemos ejemplificado la FP en los textos des-


criptivos; restaría como una problemática muy importante y compleja
establecer las peculiaridades de su funcionamiento en relación con
la operación descriptiva.
No encontramos ni rima ni ritmo, sino más bien una cadena de ele-
mentos simultáneos --equivalentes, repetitivos- ...que se mueven
en el espacio pero no en el tiempo con las. siguientes preguntas:

21 Reboul, op. cit., pp. 142-143.

283
¿qué ves?, ¿qué imaginas?, ¿qué piensas? .., que abarcan unida-
des semánticas amplias y cuya organización no es estricta.
No existen personajes definidos ni estructurados, lo cual sería una
característica más propia de la operación narrativa.
Entre los elementos perceptibles por el sujeto-alumno para la des-
cripción, se establecen similaridades con una gran diversidad que se
extiende a lo largo de todo el texto, lo que nos trae a la memoria el
principio básico de laFP: la proyección del eje de la similaridad sobre
el eje de la contigüidad.
Los textos no construyen acontecimientos, no presentan saltos ni
suspenso, ni brechas en el tiempo, ni cambios diversificados; la vida
se mantiene en un equilibrio estable, por lo cual el final, la mayoría
de las veces, no se presenta marcado discursivamente como un
desenlace y muchas veces se interrumpe. Cuando esto ocurre se
puede reconocer una limitación en la competencia textual del sujeto-
alumno, que al dejar de escribir/describir sólo descubre el silencio.
Las figuras del lenguaje, realizaciones de la FP, sirven para expre-
sar aquello que el lenguaje común, oral o escrito y aceptado por todos,
no consigue expresar satisfactoriamente. Constituyen una forma de
asimilar y expresar experiencias diferentes, desconocidas, nuevas.
Es por esto que revelan mucho la sensibilidad de quien las produce,
la forma en que cada individuo encara y transmite sus experiencias
en el mundo.

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284
Una aplicación de las ideas de Roman Jakobson
a la descripción de una lengua amerindia

José Antonio Flores Farfán*

...Ia fuerza esencial de la lengua y, por consi-


guiente, el privilegio del sujeto hablante consiste
en el hecho de que la lengua es susceptible de
transportamos en el tiempo y en el espacio.
(1981, 75). Por lo tanto: Todos los intentos pasa-
dos y presentes de extirpar del estudio del siste-
ma lingüístico las cuestiones del tiempo y del
espacio empobrecen y anulan el principio vital del
sistema mismo, que reúne efectivamente la vasta
temática del tiempo y del espacio.
Jakobson, 1981, p.94.

Introducción

Se advierte de entrada que no se trata de abarcar todos y cada uno de los


diversos aspectos desarrollados en la obra de Jakobson, ni de aplicarlos me-
cánicamente a la descripción del náhuatl; mucho menos de presentar una
descripción exhaustiva de esta lengua. Más bien, me limitaré a retomar lo
más fielmente posible el inspirador espíritu de Jakobson, mostrando su in-
terés para la descripción lingüística. En este sentido, partiré de ciertas ideas
que considero centrales, recurrentes de manera significativa en su obra, y
presentaré algunos ejemplos representativos del interés y alcance de la teo-
ría jakobsoniana, dando cuenta al mismo tiempo de fenómenos del náhuatl
actual.' Para este propósito, la idea rectora será que a menos de resultar
"aislacionista"," se requiere desarrollar una visión integral apegada a la
realidad de los fenómenos lingüísticos; esto incluye considerar, como parte

* Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social.


1 Hay que aclarar que los ejemplos del náhuatl a los que me referiré provienen principalmente del
Alto Balsas, Guerrero; de Hueyapan, Morelos, y del material recopilado por los Hill (1986) en las
comunidades del volcán de La Malinche, en los estados de Puebla y Tlaxcala. Reitero que no se trata
de repetir los hechos más consabidos de la descripción del náhuatl ni tampoco de la teoría de Jakobson,
sino de presentar ciertos ejemplos del náhuatl poco trabajados a la luz de ciertos aspectos teórico-
metodológicosque, por ejemplo, coinciden con algunos conceptos actuales de la llamada "sociolingüística
descriptiva" (véase por ejemplo, Labov et al., 1991).
2 Por ejemplo, al referirse al nivel fonológico, Jakobson nos recuerda que "El desarrollo actual de
la lingüística [...] muestra con elocuencia que no debe haber lugar para vanos intentos de aislacionis-
mo en la interpretación de los sonidos del lenguaje y sus funciones." (1981, p. 59) (las cursivas son mías).

285
de la propia descripción lingüística, la concepción del tiempo y del espacio
en términos de su estructuración jerárquica.
Semejante enfoque considera a la lengua como un complejo hecho mul-
tidimensional y multifuncional que desarrolla la idea de que los distintos
niveles del análisis lingüístico no pueden entenderse de manera cabal sin
atender a la estructuración jerárquica de la lengua en función del nivel del
discurso." La búsqueda, cara a Jakobson, por desarrollar un enfoque "rea-
lista" de la lengua, se pone de manifiesto en la necesidad de integrary consi-
derar el sentido "por ejemplo" en el análisis tonolóqico." Las consecuencias
de esta postura no se limitan a la sola postulación de una fonoestilística
-que no es precisamente el interés predominante en el quehacer de la
fonología actual. En el desarrollo de una visión de conjunto de los fenóme-
nos lingüísticos estructurada jerárquicamente, donde el sentido constitu-
ye la unidad superior del análisis, para Jakobson se tienen que integrar
las consideraciones en torno a la simultánea presencia del factor tiempo y
espacio en la descripción del propio sistema llnqüístico."
Es así como, a diferencia de una concepción estática, monolítica, y por
lo tanto reduccionista, el enfoque jakobsoniano requiere concebir al sistema
lingüístico como un complejo fenómeno dinámico y heterogéneo, asumien-
do el mayor reto explicativo que semejante conceptualización supone." En

3 Por ejemplo. para Jakobson no existe "...una separación tajante entre el estudio de los sonidos
del lenguaje y el análisis de las significaciones". (1981, p. 29) Es decir, que "La lucha por un enfoque
funcional de la lengua se resume en último análisis en la defensa del sentido ..." (1981, p. 57).
4 "La piedra angular de nuestra comprensión y estructuración de la fonología fue la relación entre
el sonido y el sentido." Op. cit., 1981, p. 51.
5 En palabras del propio Jakobson: "El tiempo y el espacio, generalmente considerados factores
extrínsecos en relación con el código verbal, resultan ser verdaderos constituyentes de éste. En el código
del hablante y el del oyente, cualquier cambio está presente simultaneamente en sus formas inicial y final
como variantes estilísticas, una más arcaica y la otra más novedosa, pero mutuamente intercambiables
en la comunidad de hablantes y aun en el uso individual [...] he alegado la eliminación de la supuesta
antinomia sincronía/diacronía y he propugnado en su lugar la idea de la sincronía permanentemente
dinámica, subestimando a la vez la presencia de invariantes estáticas en el corte diacrónico de la len-
gua ..." (1992, p. 24).
6 Para entender las explicaciones de Jakobson en torno a su concepción de la lengua, me permito
citarlo in extenso. Para él la lengua "...comprende toda una serie de subcódigos [...] Si se deja de otorgar
valor al mito de un sistema inmóvil tratando los cambios en la lengua y se hace intervenir el tiempo, en
consecuencia, corno un factor interno en el análisis de los sistemas lingüísticos, será preciso aún, al llevar
a cabo dicho análisis, incluir el espacio en el conjunto de factores internos de la lengua". (1981, p. 85)
En un texto más reciente Jakobson formula esto sosteniendo que: "...Ia imagen de la lengua como un
sistema uniforme y rnonolítico está sobresimplificada. La lengua es un sistema de sistemas, un código
general que incluye diversos subcódigos". (1992, p. 52) Formulado de otra manera esto implica que: "Hay
que ser un doctrinario para separar artificial mente los cánones estilísticos del código. En realidad, éstos
son una parte inalienable del mismo." (1981, p. 86) Jakobson desarrolla así una crítica de un tenor similar
a la que realiza la "sociolingüística" a la propia "lingüística". Por ejemplo, al hablar de las antinomias
saussureanas, sostiene que constituyen "...veleidades que empobrecen el objeto sometido a un estudio
lingüístico". (1981, p. 65) Más aun, "...Ia oposición de la noción de sistema a la de evolución pierde
importancia de principio puesto que nosotros reconocemos que cada sistema aparece obligatoriamente
como una evolución y que, por otra parte, la evolución posee inevitablemente un carácter sistemático".
(1981, pp. 69-70) De esta manera, "La sincronía estática es una abstracción, que puede resultar útil para
la investigación de la lengua con fines específicos; sin embargo, una descripción sincrónica exhaustiva
de la lengua, fiel a los hechos, debe considerar constantemente la dinámica de la lengua. Ambos

286
este sentido, me parece que para Jakobson la variación se produce sobre
todo en función de lo que entiende por tiempo y espacio. Es así como estos
factores no constituyen elementos aislados del sistema lingüístico, mucho
menos periféricos o caóticos, asistemáticos; por el contrario, están pletóricos
de siqnificación.? Un aspecto, entre muchos otros que para Jakobson tendría
que desarrollar un enfoque realista, es el problema, al que volveremos más
adelante, de las diferencias lingüísticas derivadas de las metodologías del
criptoanalista en contraste con la postura del (seudo)participante.

Aspectos de una descripción jakobsoniana del náhuatl

No se trata de repetir inventarios de fonemas, alófonos, morfemas y


alomorfos de una manera descontextualizada (ejercicio bastante bien cono-
cido en la literatura sobre el náhuatl), sino sobre todo de mostrar algunos
efectos de la simultánea presencia de los factores tiempo y espacio en la
lengua, llamando la atención sobre ciertos aspectos del náhuatl, poco o
nulamente trabajados, que permitan ilustrar la utilidad del enfoque
jakobsoniano.? En este sentido, siguiendo a Jakobson, parto de la necesidad
de desarrollar un enfoque realista de los fenómenos lingüísticos que comba-
ta las falacias descriptivas."
Para mostrar la simultánea presencia del tiempo y el espacio en la
lengua, me valdré de ejemplos ilustrativos del náhuatl actual, refiriéndome
tanto a algunas de sus variaciones internas características, como a las
variaciones o efectos producto del bilingüismo, denominadas por Jakobson,
siguiendo a Trubetzkoy, "alianzas (inter)lingüísticas".
En lo que sigue se tratará el primer nivel, ilustrando con el náhuatl dos
"hablas" o "subcódigos" y se les relacionará con dos posiciones discursivas
que remiten a espacios distintos; en este sentido, podría decirse que existe

elementos -el punto de origen y la fase final de cualquier cambio- durante algún tiempo existen
simultáneamente dentro de una comunidad lingüística. Coexisten como variantes estilísticas." (1992,
p. 52) En este sentido, Jakobson considera que las oposiciones saussureanas de" ...sincronía-diacronía
y estática-dinámica, no coinciden en la realidad. La sincronía contiene muchos elementos dinámicos y
es necesario tomarlo en cuenta a la hora de un enfoque sincrónico". (1981, p. 63) Es básicamente
ésta la conceptualización que retomo de Jakobson para presentar el material que me ocupa.
7 En otras palabras, digamos que el nivel de lo que Jakobson llamaba ••...Ias invariantes en medio
de la variación ..." (1992, p. 21). en el caso del náhuatl son bastante bien conocidas.
8 Para Jakobson (1992, p. 52) "...hoy en día nuestra tarea principal es ser realistas, construir un
estudio realista de la lengua y combatir toda ficción en lingüística". En este punto, un poco más adelante
Jakobson recuerda al físico Bohr, cuya premisa metodológica establece que "...cuando se hace una
observación es forzoso determinar exactamente la relación entre er observador y la cosa observada". De
ahí que "Nuestra tarea es aclarar las distintas posiciones de los estudiosos ante la lengua. La llamada
posición criptoanalítica es el punto de vista de un observador que no conoce el código de la lengua ...".
Jakobson nos recuerda que es ésta "...apenas la primera etapa de la investigación y de ninguna manera
la única, sino más bien una de tantas metodologías, una primera aproximación. Luego el observador
intenta alcanzar la segunda etapa, más avanzada, la etapa de un seudoparticipante ..." (1992, p. 54).

287
una especie de "diglosia", que se materializa en diferencias características
de distintos subcódigos del habla náhuatl. 9
Más apegados a la conceptualización binaria de Jakobson se diría que
en el caso de la interpretación del material que nos ocupa existe por lo menos
una oposición significativa entre la presencia o ausencia de ciertas marcas
(e. g. del agente o paciente de la acción) que permiten distinguir distintos
tipos de "subcódigos" correspondientes a distintos "espacios" discursivos.
De esta manera, se puede postular un continuo de subcódigos que oscilan
desde un habla más formal hasta una más informal, pasando por diversas
combinaciones posibles.
El cuadro 1 ilustra el material lingüístico derivado del interrogatorio del
criptoanalista (por ejemplo a través de un cuestionario) en contraposición al
material obtenido en la actitud de un participante en interacciones verbales
más cotidianas. Está claro que tales posiciones metodológicas conllevan
efectos en el propio corpus para el análisis lingüístico (véase cuadro 1).
Desde luego que entre estos dos polos no existe una separación ab-
soluta ni tajante; lo que más bien se observa son distintos efectos producto
de las diferencias jerárquicas entre las posiciones del observador (el
criptoanalista) y el observado (el hablante). Es importante destacar que para
Jakobson esta oposición remite a metodologías distintas que sin embargo
conforman fases de un mismo proceso en la investigación de la lengua. Al
constatar las diferencias derivadas, se puede plantear que desde la posición
del criptoanalista más o menos se llega a conocer la gramática de la lengua,
mientras que en la del (seudo)participante, lo que se busca es captar el uso,
con lo que necesariamente se ingresa en un vasto campo de variabilidad y
se reconoce la naturaleza compleja del propio sistema. Más aún, es sobre
todo a partir del material derivado de situaciones espontáneas, desde donde
se puede captar la problemática del cambio lingüístico, como recientemente
han insistido varios autores.'?
Una ilustración adicional a la que se puede aludir para diferenciar lo que
Jakobson llama "subcódigos" es el de los usos idiomáticos o el de las reglas
lingüísticas de cortesía.
Entre otros usos idiomáticos tenemos, por ejemplo, en el náhuatl de la
región de Xalitla, el uso de timits -en vez de nimits- "yo a ti" (o de tatech
-por nantech-), lo cual es por supuesto muy difícil captar desde la posi-
ción del criptoanalista.

9 Por referirse a un nivel de organización interna de la lengua, ésta sería una diglosia más a la
manera de la concepción de Ferguson (1959).
10 Así por ejemplo Labov (1983, cap. VII), Milroy (1987, passim).

288
Cuadro 1

Posición criptoanalítica Posición participante


o habla más formal o habla más informal
Presencia marcas sujeto-objeto Ausencia de tales marcas

maske mas tikwalantos pero tikpipitsos maske mas tikwalantos pero tipitsos
por más que estés enojado lo vas a tener que besar

¿xtikkneki motlaxcal? ¿xneki motlaxcal?


¿no quieres tu tortilla?

newa nikneki tlaxcalli (n)neki notlaxcal


(yo) quiero tortilla

tewa otiknek tewa otnek


tú quisiste

otkak, otmat, otkaw otikkak, otikmat, otikkaw


oíste, supiste, dejaste

onikkalakti itlampa siyeta onkalakti itlampa siyeta


lo metí debajo de la silleta

otikkalakti otkalakti
lo metiste
yokitlali yotlali
ya lo puso
¿xotiktlatolti? ¿xotlatolti?
¿le preguntaste?
xikwala moxok kwala moxok
[trae tu jarro!
ximotlasiwiti xsiwi, motlasiwiti, tlasiwiti
ihija apúrate!

xkkaki xaki
iescucha!
ma nikkixti ma nkixti
[que yo lo meta!

ma tinechonkwili ma nechonkwili
[que tú me lo traigas!
newa ma nikteki newa ma nteki
[que yo lo corte!

¿tikmati mexicano? ¿mati mexicano?


¿sabes mexicano?

nitotia toti
él baila

¿tlinon tiktetemowa? ¿tlino tetemowa?


¿qué buscas?

289
Existen desde luego otros subcódigos igualmente operativos en el náhuatl.
Ejemplo de ello es que el habla obtenida en la posición del criptoanalis-
ta tiene algunas características lingüísticas parecidas a un subcódigo
reconocido por la propia comunidad: el yektli tlatolli o yektlatolli, del cual
forma parte el habla ritual propia de los ancianos (que desde luego pocos
individuos controlan, quizá inclusive cada vez menos, sobre todo en comu-
nidades como Xalitla): 11

kwaltsin tlatowa de iksan ... para yoltlalia ita' de ichpokawa kwak se


telpoch(tli) nonamiktisneki (wewetlatolli)
[Oué hermoso se hablaba antes!, como para ofrendar el corazón del
padre de la novia cuando el novio ya se quiere casar (es el habla de los
ancianos)

El enfoque jakobsoniano nos permite así integrar un concepto dinámico de


la lengua que considera al tiempo y al espacio como elementos constitutivos
del sistema lingüístico. Hemos visto ya algunos rasgos de los subcódigos
que se producen a partir de ciertas condiciones espaciales específicas,
dentro de las cuales se incluyen el estatus social de los participantes y su
relación jerárquica." En este sentido, en la diferenciación social por el habla
en el caso del náhuatl también encontramos, aparte de los elementos
morfológicos más conocidos que marcan distintos grados de respeto o
distancia social con respecto al oyente (honoríficos, reverenciales o en
general afeétivos), distintos subcódigos o cánones estilísticos que corres-
ponden a distintos tipos de situaciones sociales. Por lo tanto, en términos
binarios esquemáticamente se puede hablar de una oscilación entre un
habla (más entre desiguales) que tiende a ser más formal y cuidada (efecto
del trabajo del criptoanalista), para llegar a un habla (más entre iguales)
proclive a formas más coloquiales y espontáneas (más vinculadas, por
ejemplo, al ámbito familiar).
En suma, el enfoque realista por el que abogaría Jakobson nos obliga a
reconocer la existencia de un número de subcódigos, manifiestos, entre
otras, en diferencias fono y morfoestilísticas, sintácticas y pragmáticas.
Por otra parte, el hecho de que estemos frente a una situación bilingüe
implica la existencia de muchos otros subcódigos o cánones estilísticos,
nutridos por la variabilidad bilingüe, con lo que el panorama se complica
considerablemente. Es así como la compleja naturaleza del sistema lingü ísti-
co (manifiesto, por ejemplo, en el problema del cambio o de la sustitución

11 Para una descripción de una serie de usos idiomáticos vinculados a distintos subcódigos del
náhuatl de Tezcoco, véase Peralta Ramírez (en este volumen pp. 295-304).
12 Para Jakobson, el espacio se concibe básicamente como parte de una relación social: "El código
verbal es convertible también respecto del factor espacio. Contiene un conjunto de variantes que sirven
para distintos grados de adaptación a interlocutores con una distancia social y dialectal variada:

290
lingüística) también se materializa en los fenómenos efecto del bilingüis-
mo, característicos de las situaciones de lenguas en contacto. En este
caso Jakobson, siguiendo a Trubetzkoy, habla del estudio de las "alian-
zas Iingüísticas".13 Pasemos ahora a presentar algunas ilustraciones de
este tipo.

Ejemplos de alianzas lingüísticas entre el náhuatl y el español

Para el estudio de los efectos interlingüísticos partiré por considerar en


términos binarios la potencialidad de las diferencias más significativas
derivadas de la organización de los sistemas en contacto, para después
constatar su materialización empírica. Por ejemplo, si comparamos los
sistemas fonológicos del náhuatl y el español, encontramos que existen
ciertas oposiciones básicas: entre otras, se constata la presencia o ausencia
de ciertas correlaciones: es el caso de la correlación de sonoridad, de la cual
el náhuatl carece. Históricamente, el prolongado contacto parece que ha
producido, o está produciendo, la aparición de esta distinción:

1. kimaka
"le da"
kimaga
"le pega"

Este posible paulatino surgimiento de la oposición sordo-sonoro se manifies-


ta típicamente en formas como de ke "si (condicional)". Esta forma se con-
vierte en de gue con hablantes menos castellanizados en la región de Xa-
litla. Otros contextos en los que la consonante sorda aparece en posición
intervocálica, es el caso de hablantes adultos más o menos castellanizados

13 Para Jakobson, "En el siglo xx la ciencia del lenguaje ha tomado conciencia por primera vez de
que hechos característicos de un sistema lingüístico podían difundirse más allá de los límites de la lengua
en cuestión ...". (1981,p. 89)Más aún, el bilingüismo conforma una "...relación de valor mutuo e interno
entre dos lenguas que coinciden en el pensamiento de un individuo ...". en el que se presenta "una
diversidad bastante grande en el empleo alternado de dos lenguas, en su soldadura y su delimitación
relativas [...) Como si hicieran alarde de su conocimiento profundo de la lengua del país vecino, transfieren
a su lengua materna [...) rasgos fónicos o gramaticales de la lengua extranjera. Estos préstamos, que son
en un primer momento estilísticos, se convierten en algo así como el emblema de la amplitud del horizonte
lingüístico de estos bilingües y son fácilmente imitados por sus compatriotas monolingües. La imitación,
que al principio sólo afecta a elementos aislados, se transforma poco a poco en moda, recibe pleno
derecho de ciudadanía y se convierte en parte integrante del sistema de la lengua materna. Así se
engendra una alianza lingüística. Sería erróneo suponer que las lenguas de países que vencen en
cultura, en autoridad sociopolítica o en potencia económica prevalecen 'necesariamente, contra las
lenguas de naciones más débiles y más dependientes en uno de esos aspectos (Iingüísticos)" (1981,
p. 93)Me permito citar in exlensoaJakobson en este punto porque me parece que es una buena manera
de mostrar la complejidad de la cuestión, con lo que se alude a una serie de dificultades de gran
envergadura, como la cuestión de la conmensurabilidad del bilingüismo y sus efectos no sólo en el nivel
lingüístico strictu sensu, sino vistos en sus contextos de uso.

291
(e. g. migrantes femeninos de Hueyapan en la ciudad de México), en el que
tenemos tlágatl por tlákatl, "hombre".
Por sólo mencionar otra oposición relacionada con ésta, piénsese en la
oposición entre subdiferenciación (e. g. de la distinción 101 : lul del español)
y sobrediferenciación fonémica (e. g. en el caso de la imposición de la
correlación de cantidad).
Una ilustración a la que podríamos aludir a nivel morfológico es el caso
de la simplificación de los procesos de pluralización. En el náhuatl precolom-
bino, existían sufijos totalmente distintos para las formas absolutivas y las
posesivas; actualmente, en el tratamiento de ciertos préstamos, los plurales
del náhuatl que otrora no podían llegar a confundirse convergen de tal
manera que es posible usar el pluralizador castellano -s con sustantivos
poseídos en náhuatl:

2. ti-to-vale-s
NOS. POS. AMIGO PLUR
"Son nuestros amigos"

La tendencia a la simplificación no termina ahí. También incluye a las formas


del plural correlativas del verbo náhuatl. Más aún, en el náhuatl de Xalitla,
encontramos que probablemente el pluralizadorde, por lo menos, el presen-
te y el copretérito ya es el mismo que el del español:

3. ·kochi
"duerme"
kochi-n
"duermen"
nemia
"vivía"
nemia-n
"vivían"

La simplificación de los plurales tiende también a extenderse al modo im-


perativo:

4. newa hnekia xie-n nochan ixie-n!


"yo quería que ustedes fueran a mi casa, [vayan!"

Por otro lado, un interesante ejemplo de convergencia o de lo que, siguiendo


a Jakobson, llamaríamos "conformismo lingüístico", lo constituye, en el caso
del léxico, la consideración del elemento maske, que en su origen es ná-
huatl. Presente en todos los dialectos conocidos, se ha sugerido que esta
palabra se origina en una interferencia del español. Me parece que en

292
realidad el origen de maske (o cualquiera de sus variantes regionales) es
prehispánico, derivado de meziunoui," Más que una interferencia uní-
direccional, lo que se ha producido es un interesante caso de alianza in-
terlingüística en la que la forma náhuatl se identificó con la construcción "más
que" del español:

5. maske mas tikwalantok


pero tikpipitsos
por más que estés enojado
lo besarás."

En la región del Alto Balsas maske te constituye una frase hecha que
funciona como regla de cortesía en el momento de despedirse:

6. newa ye niaw
"yo ya me voy"
maske te
"aunque pues"

En el caso del náhuatl de La Malinche trabajado por Hill & Hill (1986) se su-
giere que, efectivamente, la partícula "más" del español ha sido identificada
con la forma maske del náhuatl (o con alguna de sus variantes). De hecho,
en esa región mas se usa como la forma más o menos equivalente a la forma
maske del Alto Balsas. Incluso tal vez podría hablarse de maske como un
caso en que el náhuatl produjo un efecto de sustrato o adstrato en el español
rural mexicano:

7. no le aunque que le aunque

Un caso muy distinto es el de los dobletes como de ke y tIa, "si ..." en Xa-
litla, utilizados en el condicional. En él se trata de una manifestación típica
de lo que Jakobson describe en términos de alianzas lingüísticas. Como
muestra fehaciente de la presencia del tiempo y del espacio en el propio
sistema de la lengua, a partir de oposiciones fundamentales localizamos por
lo menos dos variantes estilisticas que, en un momento dado, conviven en
el desarrollo del contacto -y del conflicto-, cuestión que ulteriormente

14 Véase el vocabulario de Molina (1977).


15 Se trata de una adivinanza (la respuesta es el atecómatlo la botella) cuyo origen no parece
prehispánico al menos ateniéndose a la evidencia que provee el Códice Florentino. Esto podría
considerarse un argumento para su interpretación como una interferencia del español. En efecto, es
probable que en este caso particular se trate de la expresión castellana "(por) más que ...". Sin embargo,
esto no se contrapone a la forma y función, al uso que tiene en náhualt.

293
conduce a plantear el problema de la sustitución lingüística. Aquí se trataría
de desarrollar todo un trabajo por separado que desde luego no es posible
en este lugar. Sin embargo, es interesante notar que la interpretación ja-
kobsoniana puede visualizarse de distintas maneras, por lo menos incluyen-
do dos posiciones casi extremas, prácticamente divergentes o, si se quiere,
un dilema binario. Por un lado, podría emerger la objeción de que se trataría
de conceptualizar un fenómeno muy complejo en términos más o menos
excluyentes o definitivos, aun cuando en la práctica esta crítica reprodujera
más o menos el mismo esquema. De cualquier manera, lo que enfrentamos
aquí es un problema de interpretación del esquema binario. En resumidas
cuentas, una de las principales problemáticas de esta cuestión radica en
algo de lo que el propio Jakobson fue consciente: el no poder reducir algo tan
complejo y dinámico como la lengua a una fórmula esquemática.

Bibliografía

Argente, Joan A. y Lluís Payrató, "Towards a pragmatic approach to the


study of languages in contact: evidence from language contact cases
in Spain", en Pragmatics, núm. 4, vol. 1, 1991, pp. 465-480.
Hill, Jane, "Today there is no 'respect': 'Respect' and oppositional discourse
in Mexicano (Nahuatl) language ideology", ms., 1991.
---y Kenneth Hi 11, Speaking Mexicano. Dynamics of a syncretic language
in Central Mexico, Tucson, Universidad de Arizona, 1986.
Jakobson, Roman, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina
Pomorska, Madrid, Crítica, 1981.
---, Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE, 1992.
Labov, William, Modelos sociolingüísticos, Madrid, Cátedra, 1983.
--- et al., "Near-mergers and the suspension of phonemic contrast", en
Language variation and change, 1991, pp. 33-74.
Milroy, Leslie, Observing and analysing naturallanguage, Londres, Basil
Blackwell, 1987.
Peralta, Ramírez, Valentín, "Consideraciones generales acerca de las
funciones emotiva y apelativa en el náhuatl de Amanalco, Tezcoco,
Estado de México", en este volumen, pp. 295-304.

294
Consideraciones generales acerca
de las funciones emotiva y apelativa
en el náhuatl de Amanalco, Tezcoco,
Estado de México
Valentín Peralta Ramírez*

Introducción

¿Por qué el lenguaje es como es? Ésta es una de las preguntas que cons-
tantemente aparecen en el pensamiento de numerosos antropólogos, lin-
güistas y filósofos del lenguaje 1 interesados en el análisis de la estructura
lingüística desde un punto de vista funcional.
La estructura de la lengua esta íntimamente relacionada con las exi-
gencias que todas las sociedades le hacemos, con las funciones que ésta
debe cumplir. Es decir, estas funciones son características particulares de
cada cultura: el uso del lenguaje para organizar las expediciones de pesca
descritas por Malinowski en las islas Trobiand, o el lenguaje que se utiliza
para pedir una bebida en Subanun descrito por Frake no tienen paralelo en
nuestra sociedad.
Independientemente de tales instancias específicas del uso del lengua-
je, existen funciones más generales, comunes a todas las culturas, por
ejemplo, todos usamos el lenguaje para organizar a las personas y dirigir su
comportamiento. Por lo tanto, un análisis puramente extrínseco de las fun-
ciones lingüísticas, que no se base en un análisis de la estructura lingüística,
no responderá a nuestra pregunta inicial." Tampoco podemos explicar el
lenguaje enumerando simplemente sus usos. De la misma manera, una ex-
plicación lingüística que no tome en cuenta las exigencias que le hacemos
al lenguaje carecería de soporte, puesto que no ofrece ningún principio para
explicar por qué la estructura del lenguaje está organizada de una mane-
ra en vez de otra.
Por algún tiempo, las preocupaciones "estructurales" han dominado en
lingüística; sin embargo, las reflexiones acerca de los enfoques estructural
y funcional aportan valiosas contribuciones que no son necesariamente
excluyentes, sino complementarias. Por ejemplo, la forma particular que

• Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 Véase Bühler 1950, Hymes 1964, Halliday 1970, Malinoswki 1975, Austin 1982, Jakobson 1986,
entre otros.
2 Véase Frake, 1964.

295
toma el sistema gramatical del lenguaje está íntimamente relacionada con
las necesidades personales y sociales que el lenguaje tiene que satisfacer;
pero para poner esto en evidencia, es necesario considerar simultáneamen-
te el sistema del lenguaje y sus funciones. En este sentido, estaremos en una
mejor posición para hacer generalizaciones y tener una visión más completa
acerca de cómo se usa el lenguaje. En este trabajo consideraré al lenguaje
en función de sus usos.
Para empezar, utilizaré la noción de acto de habla considerándolo
como una selección simultánea de entre un gran número de opciones de
acción interrelacionadas condicionadas socioculturalmente, "las cuales
representan el 'potencial del significado' del lenquaje"." Al hablar, optamos
por una pregunta, una aserción, una orden, etcétera. No nos remitimos a
actos predeterminados de elección, sino de conducta simbólica, donde las
opciones pueden expresar los significados muy indirectamente, en función
de ciertas reglas de comportamiento definidas culturalmente. El sistema de
opciones está en la "gramática" de la lengua, y el hablante hace sus
elecciones dentro del contexto de situaciones del habla. De esta manera, los
actos de habla conllevan el ejercicio recreativo de opciones en situaciones
y medios sociales y personales."
Así, podemos decir que el lenguaje sirve para establecer y mantener
relaciones sociales; para la expresión de los roles sociales, que incluyen los
roles comunicativos creados por el lenguaje mismo, es decir, para la deli-
mitación de grupos, la identidad y el desarrollo del individuo, ya que al per-
mitirle la interacción con otros, el lenguaje sirve también para la expresión de
la personalidad."
Ahora bien, considerando los puntos antes expuestos, analizaré en
términos de Jakobson dos funciones: la emotiva o expresiva y la apelativa
en el náhuatl de Amanalco, tomando siempre en cuenta el uso de la lengua
en contextos sociales específicos.
Entiendo la función emotiva como la "que apunta a una expresión directa
de la actitud del hablante ante lo que está hablando"," es decir, centrada en
el destinador que tiende a producir una cierta impresión de una cierta sub-
jetividad. Generalmente, los rasgos expresivos se manifiestan en la prosodia,
en la morfología y en el nivel sintáctico, lo cual permite destacar enfáticamen-
te la parte emocional del locutor.
Por otra parte, la función conativa o apelativa, que se orienta hacia el
destinatario, halla su más pura expresión gramatical en el imperativo. La

3 Halliday, M. A. K., "Estructura y función del lenguaje", en John Lyons (introd. y selec.), Nuevos
horizontes de la lingüística, Madrid, Alianza, 1970, p. 147.
4 Véase Firth , 1968.
5 Véase Bernstein, 1970.
6 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Planeta, 1986, p. 353.

296
comunicación directa sirve para interpelar al interlocutor, en el sentido de
dirigirlo a determinado curso de acción, con lo que implícitamente el hablante
también indica las relaciones sociales que establece con él. Los rasgos
apelativos pueden incluir desde nombres propios hasta términos de paren-
tesco, pasando por nombres específicos.
El material que presento consiste de dos aspectos particulares de la
lengua: los saludos y las órdenes en náhuatl. Desde luego que ambas
funciones aparecen estrechamente relacionadas y su delimitación no es tan
evidente.

Características generales de la estructura social de Amanalco

La comunidad de San Jerónimo Amanalco se localiza en el extremo este


de la cadena montañosa de la sierra de Tezcoco, en el Estado de México.
El poblado colinda con las siguientes comunidades: al norte con Santo
Tomás Apipiloasco, al noreste con San Juan Totolapa (ambas pertenecen
al municipio de Tepetlaoxtoc), al sur con Santa María Tecuanulco, que
pertenece, como San Jerónimo, al municipio de Tezcoco (véase mapa de
localización). Para tener un panorama introductorio de las características
de la variante del náhuatl de Amanalco, véanse los trabajos de Lastra de
Suárez y Peralta Harnfrez.?
Las familias de la comunidad de Amanalco están organizadas en dos
núcleos familiares: la familia nuclear que se compone por los padres, los hi-
jos, y en algunos casos las esposas de los hijos y el padre o la madre de los
padres. Este núcleo se sustenta en una integración económica, donde to-
dos los miembros aportan, ya sea en especie, con trabajo o dinero, para el
sustento del núcleo familiar.
Por otra parte, se encuentra la familia extensa, que se integra por varias
familias nucleares, todas regidas por la estructura patrilocal. Este núcleo fa-
miliar se une para poder cumplir con los cargos religiosos y compadrazgos
rituales, por ejemplo, las mayordomías, los bautizos, los casamientos, las
bendiciones, entre otros eventos rituales.
En toda esta organización se manifiesta una serie de relaciones alta-
mente jerarquizadas, en las que intervienen criterios como la edad, el sexo
y el estatus social que a cada individuo le es asignado por el resto de la
sociedad.

7 Existen muchos trabajos en torno a la gramática del náhuatl, pero la mayoría de éstos se refieren
al "náhuatl clásico"; respecto de la variante de Amanalco, existen dos trabajos, aunque de carácter
introductorio, que nos permiten tener un panorama general de esta variante. El primero es el
de Lastra de Suárez, El náhuatl de Tezcoco en la actualidad, México, UNAM, 1980; y Peralta Ramírez, "La
reduplicación en el náhuatl de San Jerónirno Amanalco, Tezcoco, Estado de México", en Amerindia.
Revue d'ethnolinguistique amérindienne, núm. 16, París, 1991, pp. 63-77.

297
I\J
co
ce

El Valle
La Sierra

A la ciudad
de México

A Calpulalpan
Tlaxcala

Santa María Tecuanulco


+
N
Santa Gatanna del Monte

H. Molino de Flo~res San ~icolás

Tfarrunca •

. \~ J
Tezcoclngo $!'
~ San Pablo Ixayoc

SIMBOLOGiA

El Valle
,~,,~ el t Pueblo

Carretera

A la ciudad de México
I La Sierra
,\4 ~,\~,,++t+ Ferrocarril

Mapa de localización de San Jerónimo Amanalco.


Toda esta red de relaciones está estrechamente ligada a la estructura
de la lengua, que permite la manifestación de estas relaciones. Por lo tan-
to, veremos cómo la estructura y las funciones de los saludos en ná-
huatl muestran, en el nivel comunicativo, el establecimiento de relaciones
jerárquicas, donde podemos ver quién y a quién se saluda, y de qué manera
se ordena en náhuatl.

Las órdenes en el náhuatl

La estructura del imperativo en el náhuatl de Amanalco se realiza principal-


mente con el morfema ix-... -(jJ para la segunda persona singular,
e ix- ...-kan para la segunda persona plural. Por ejemplo:

ixtlakwa ¡come!
ix-tla-kwa-(jJ
imper.-algo-comer-sing.
Ixtlakuakan ¡coman (uds.)!
ix-tla-kwa-kan
imper.-algo-comer-pl.

Sin embargo, en una sociedad con relaciones altamente jerarquizadas, ade-


más de esta forma lingüística empleada para ordenar (en sus distintas for-
mas, no marcadas y honoríficos) existen determinados giros lingüísticos o
actos verbales indirectos que cumplen la misma función directiva. Con esto
vemos que el imperativo es más complejo de lo que a primera vista parece.
Por lo tanto, es necesario saber a quién se ordena o manda, en qué contexto
social se realiza y, sobre todo, cómo se ubica socialmente el que ordena
respecto de su interlocutor.
En el náhuatl de Amanalco existen por lo menos cinco formas distin-
tas de ordenar en el imperativo directo, sin tomar en cuenta los posibles gi-
ros lingüísticos: una que pertenece al habla común, dos al habla familiar
de respeto ascendente y recíproco, y las otras dos pertenecen al habla
religiosa. Por ejemplo:

1. ixtlakwa ¡come!
2. ixmotlakwalti ¡coma ud. H!8
3. ixmotlakwalti'kono ¡coma ud. H!
4. ma tlakwalo ¡coma ud HH!
5. ma moma'sewi'kono icorna ud. HHH!

8 La H representa los niveles de honoríficos en el náhuatl. Por ejemplo: H nivel 1 de honorífico,


HH nivel 2 de honorífico, y HHH nivel 3 de honorífico.

299
Un recurso muy claro del náhuatl para marcar las diferencias de las rela-
ciones sociales es por medio de las marcas morfológicas honoríficas:

1. mo- ... /tia

2. mo- ... Iti'kono

3. ma- ... -lo

más el cambio del verbo:

4. tlakwa come ma'sewia come o merece

Por lo tanto, ordenar en náhuatl implica el conocimiento de la posición social


del interlocutor para interpelarlo en una o en otra forma. Asimismo, la orden
conlleva una carga emotiva del locutor, que va desde el enojo hasta la peti-
ción y súplica.
Las diferencias rnortolóqicas van acompañadas por un cambio de ento-
nación, sobre todo en el habla religiosa que implica un cuidado especial en
el hablar, por lo que la curva entonacional de cada emisión de habla de estos
subregistros tiende a descender.
La estrecha relación que existe entre la estructura lingüística y la
estructura social, materializada a través de marcas rnortolóqicas específicas
(honoríficas), permite el establecimiento de una red de relaciones altamente
jerarquizadas. Asimismo, hay que insistir en que, si bien la orden cumple
primero la función apelativa, también implica una función emotiva.

Los saludos: una forma de interpelación en náhuatl

El saludo constituye uno de los elementos fundamentales para el estableci-


miento de relaciones sociales, donde intervienen marcas que identifican y
sitúan a los individuos de acuerdo con el tipo de evento y de relaciones que
los individuos establecen. Así, adicional mente a su función fática, el saludo
va más allá de una simple expresión de cortesía.
Con esto, quiero decir que la realización del saludo conlleva marcas
morfológicas y prosódicas que permiten identificar el tipo de evento a reali-
zar, de acuerdo con el estatus de los participantes, manteniendo, por su-
puesto, la variabilidad lingüística que vive la comunidad; es decir, la habi-
lidad de hablar depende de una variedad de factores, incluyendo el cono-
cimiento de las reglas socioculturales relevantes que rigen el habla. A estas
reglas las llamaré normas, ya que definen el comportamiento normativo de
la sociedad, sin estar asociadas a una sanción específica contra aquellos

300
que no la cumplan." Por lo tanto, el saludo es un factor determinante en las
relaciones discursivas altamente ritualizadas como el matrimonio, pero
también en los ámbitos familiares o en situaciones donde el encuentro es
casual.
De acuerdo con lo anterior, podemos caracterizar básicamente dos tipos
de saludos en la comunidad de Amanalco. Por un lado, los saludos como
reglas socioculturales de cortesía que producen una imagen de pertenencia
a determinada posición social y, por el otro, los saludos temáticos, es decir,
los que introducen un diálogo, en el que el manejo de los saludos depende
del contexto de situación.

Saludos como simples expresiones de cortesía

Ejemplo 1. Saludos para personas jóvenes.


H1: Buenos días
H2: Buenos días

Ejemplo 2. Saludos para personas casadas y de edad madura.


H1: La mano'
H2: La mano'

Ejemplo 3. Saludo para parientes cercanos (hombre y mujer).


H1: Mano' Tiachkaw Buenos días o tardes (cuñado,
primo, pariente político)
H2: Mano' Weltiw Buenos días o tardes (cuñada,
prima, pariente político femenino)

Estos saludos se realizan a partir de encuentros casuales, donde no hay una


variación específica en la entonación y, en casos en que la entonación va-
ríe, es decir, que la entonación descienda, refleja una actitud de enojo y
molestia del locutor hacia el sujeto interpelado. En términos de la "teoría
nativa", esta variación en la entonación es considerada como san kwitla-
tena, "saludo con quejido", lo cual de nuevo nos indica la simultánea pre-
sencia de las funciones apelativa y emotiva.

Saludos temáticos (contexto: la casa)

Ejemplo 1. Saludo para personas jóvenes.


HI: Buenos día:s... Buenos día:s ...
H2: Buenos día:s ...

9 Véase Brown y Levinson, 1979.

301
Ejemplo 2. Saludo para los niños.
H1: Ya vine: ... Ya vine: ... 1O
H2: kema, ixka/aki ... ¿ t/en tihneki? Sí, entra ... ¿qué quieres?

Ejemplo 3. Saludo para personas casadas.


H1: Yo:niwa/a... Ya vine ...
H2: kema'kankon, ixwa:/mika... SíH, venga ud.H
H1: La mano' tiachkaw/tokniw Buenos días / tardes (cuñado,
pariente, hermano)
H2: La mano' we/tiw / tokniw Buenos días / tardes (cuñada,
pariente, hermano)
El saludo se realiza estrechando la mano.

Ejemplo 4. Saludo que da inicio a un evento ritual con expresiones de


reverencia: inclinación y beso de la mano de ambos participantes. El evento
se denomina t/ateochiwi/ist/i (la bendición), e incluye varias fases donde
intervienen personas de diferentes estatus, edad y sexo. En la fase 1 parti-
cipan los representantes de distintas familias:

Fase 1
H1: Ve:mari (de Ave María).
Saludo ritual
H2: Kema'kakon ixmopano/ti'konokan ...
Sí, pasen uds. HHH
H1: /knikanik kinye towa:/topacho'tiwitse'
Por aquí apenas "venimos llegando"
H2: kema'kakon ixwa:/mikakonokan
Sí, pasen uds. HHH
H1: Mano' pa:n [hombre]
Saludo con inclinación y beso de la mano del H2
H2: Mano' ma:n ... [mujer]
Saludo con inclinación y beso de la mano del H 1

Fase 2
Saludo a los acompañantes: de estatus diferente y de menor edad, que
incluye cambio de código y de subregistro de habla.

H1: La mano' .
H2: La mano' .

10 Como se podrá observar, Ya vine: ... es una traducción literal del ejemplo 3: Yo:niwala ...
Hasta hace unos ocho años, aproximadamente, los niños utilizaban el saludo en náhuatl; hoy en día, sólo
es empleado por las personas casadas. Esto nos permite ver parte de los procesos de aculturación que
vive la comunidad, sobre todo en la población escolar.

302
H1: Buenos días .
H2: Buenos días .

El saludo se realiza estrechando la mano.

A diferencia de la fase 1, en la fase 2 los saludos incluyen no sólo a los re-


presentantes sino también a los acompañantes.
El ejemplo 4 es un saludo que marca el inicio de una de las etapas del
evento ritual del matrimonio, la bendición (t/ateochiwi/istli). Ésta se desarro-
lla con un nivel alto de honorífico en el saludo, que proviene de una expresión
religiosa Ave María utilizada por los portavoces de los personajes principa-
les. Sin embargo, dadas las características del evento, en él intervienen un
variado número de personas con distintos niveles sociales y filiaciones étni-
cas, por lo que se manifiestan cambios de código, es decir, de náhuatl a es-
pañol y de español a náhuatl, así como cambios de subregistros de habla
náhuatl, por ejemplo, distintos niveles de honoríficos.

Ejemplo 5. Saludo de compadrazgo:

H1: ¿Kenin Tlasemi/wi'witiwak?


¿Cómo amanecieron?
H2: San kwali t/aso'kamati, ¿kenin t/asemi/wi'witiwak?
Bien, gracias, ¿ustedes cómo amanecieron?
H1: San kwa/i tlaso'kamati, kwa' te:pinawti kwak
Bien gracias, nos da pena que [sólo] cuando
t/a'ton tihneki' yota'siko', tlaka'mo, kwa'
queremos algo los visitamos, si no, parece
a'mo tite:i/mamiki' ...
que no nos acordamos de uds.
H2: Non yeyohki, kwak a'mo itle tihneki' ¿t/en kwa'
Eso ya es así, cuando no queremos nada
tihchiwatiwe '?
¿qué iremos hacer?

Este saludo lo utilizan personas cuya relación ha sido establecida en


situaciones rituales, ya sea por compadrazgo en segundo o primer grado.

Como se habrá podido observar en los distintos ejemplos, los saludos y las
órdenes en el náhuatl de Amanalco incluyen rasqos morfológicos, prosódicos,
y léxico-gramaticales que sirven para caracterizar al hablante y su actitud
para con lo que dice, así como para con el oyente. Muchas veces, cada uno
de estos elementos opera de manera separada, pero por lo general éstos se
desarrollan a partir de un haz de relaciones.

303
Conclusiones generales

En este trabajo he mostrado que las funciones emotiva y apelativa en las


órdenes y los saludos en náhuatl manifiestan, a través de marcas honoríficas
y rasgos prosódicos, entre otros, las actitudes del locutor respecto de su
interlocutor, manifestando con toda claridad el nivel jerárquico de las rela-
ciones sociales. Es decir, las órdenes y los saludos en náhuatl nos permiten
entender cómo se produce la diferenciación social a través de la diferencia-
ción lingüística.

Bibliografía

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Peralta Ramírez, V., "La reduplicación en el náhuatl de San Jerónimo
Amanalco, Tezcoco, Estado de México", en Amerindia. Revue
d'ethnolinguistique amérindienne, núm. 16, París, 1991, pp. 63-77.

304
La persuasión en el discurso
de la expropiación petrolera

Mercedes Montes de Oca Vega*

Más vale un verosímil imposible que un posible


inverosímil.
Aristóteles

El presente trabajo es un intento por seguir el rastro a los mecanismos


persuasivos en el discurso del presidente Lázaro Cárdenas, con motivo del
día del soldado, pronunciado el 27 de abril de 1938, uno de los cuatro dis-
cursos que integran el acto discursivo de la expropiación petrolera.'
El trabajo de Jakobson acerca de las funciones de la comunicación
permite establecer una clasificación de estrategias que están presentes en
el discurso y que son esenciales para la dimensión persuasiva del discurso
político.
En este espacio de la persuasión es indispensable tener en cuenta tanto
la lógica como la argumentación, pero también es necesario incluir la retórica.

Retórica

No se puede hablar de persuasión sin hacer mención de la retórica, uno de


los tres componentes del trivium? que, junto con la gramática y la lógica,
dominaron la escena científica de los siglos v al XVI. Desde esos tiempos
todos los caminos de la persuasión han llevado a la retórica, aunque ac-
tualmente no es reconocida y en general permanece identificada con la
estilística. Reducida a un mero ornamento, ha quedado en el olvido su fin
último, el cual cruza todas las definiciones de la retórica desde sus inicios,
y que es la persuasión del interlocutor .

• Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 El acto discursivo de la expropiación comprende cuatro dlscursos emitidos en ocasiones diferentes
pero que se agrupan como un solo acontecimiento en función de la coyuntura y con objetivos
esencialmente metodológicos.
2 Trivium es una taxonomía de la palabra; atestigua el esfuerzo de la Edad Media por determinar
el lugar de la palabra en el hombre, en la naturaleza, en la creación. Roland, Barthes, La aventura
semiológica, España, Paidós, 1990, pp.105.

305
Los mecanismos esencialmente discursivos de la persuasión no han
sido lo suficientemente estudiados. Se ha dejado de lado la manera en la que
un discurso reúne las condiciones de credibilidad suficientes para ser
verosímil, lograr ser aceptado y finalmente convertirse en convincente. Estas
fases del razonamiento persuasivo, que son fundamentales en las técnicas
de propaganda, en el nivel discursivo todavía no han sido descifradas con
la suficiente exhaustividad.
En el ars oratoria, uno de los objetivos era emocionar para conmover al
auditorio. Ahora bien, al privilegiar su dimensión retórica, el discurso político
busca conmover para persuadir.
La persuasión como finalidad per se del discurso político incide sobre
el destinatario con el fin de hacerlo aceptar la propuesta enunciativa
del emisor, para lo cual es necesario apelar a los anhelos y motivaciones del
receptor, abolir las distancias que puedan perjudicar la realización de una
comunicación efectiva y, de esta manera, establecer una especie de co-
munión teatral entre ambos. Es decir, existe una puesta en escena del
discurso en la cual se destaca el aspecto emotivo para lograr así la
aceptación del discurso emitido. Con ello el emisor busca crear una actitud
favorable por parte del destinatario, al transmitir emociones codificadas en
el mensaje para que éste sea recibido con benevolencia y se le conside-
re verosímil. De modo que, al seleccionar los elementos del código que
construirán el mensaje discursivo, el emisor se representa una imagen del
receptor de I~ situación discursiva y de sí mismo como receptor.P
Esta selección permite que el emisor tenga el mayor control posible
sobre el mensaje y sobre la reacción del destinatario. En la medida en que
se controle la interpretación del mensaje y su transmisión se efectúe según
lo planeado por el emisor, se podrá suponer que por lo menos la mayor parte
de los receptores+ -que constituyen lo que puede llamarse un receptor
colectivo- recibirá el mensaje en la forma prevista y recurrirá a su compe-
tencia para seleccionar subcódigos connotativos que le permitan decodificar
los aspectos sígnicos del mensaje.
Respecto del código común entre emisor y receptor, subyacente al
intercambio de mensajes, el emisor, al elaborar el mensaje y trabajar en el
nivel del código para presentarlo en un nivel de inteligibilidad adecuado para
el receptor, descubre, como dice Jakobson, este vocabulario común "ya sea
para agradar, para hacerse comprender o para desembarazarse del recep-
tor"." A estos propósitos podría agregarse uno más: el de convencer al re-

3 J. B. Grize, De la logique a /'argumentation, Ginebra, Droz, 1982.


4 Catherine Kerbrat Orecchioni distingue diversos tipos de receptores: directos, no previstos por
el emisor, adicionales, al que intenta dirigirse, a quien se dirige. Kerbrat-Orecchioni, Catherine,
L'énonciation. De la subjectivité dans le langage, París, Colin, 1980.
5 Rornan Jakobson, Essais de linguistique générale, París, Les editions de Minuit, 1963, p. 56.

306
ceptor. Es indudable que la existencia de cierto acuerdo respecto de las
significaciones acordadas a las palabras es indispensable, pero, más que un
código común, lo que deben compartir emisor y receptor es el universo dé
preconstruidos culturales, ya que la idea de un código común puede ser
ilusoria si se piensa que el receptor decodificará el mensaje exactamente
en el mismo sentido en que fue codificado. Por eso en el discurso se recurre
a tácticas como la redundancia, con la cual se procura que por lo menos la
parte fundamental del mensaje se interpretará de la manera prevista.
Por lo tanto, es primordial plantear imágenes y representaciones que se
adecuen a la visión del mundo del receptor para hacer compatibles los dos
universos, tanto el del emisor como el del receptor. Esta dimensión es
tangible en el discurso analizado, el cual construye un campo de batalla entre
progresistas, que luchan por todos los valores positivos, y los egoístas y
antagónicos, que se oponen al progreso. Al estar dirigido fundamentalmen-
te al ejército -un sector de la población muy familiarizado con el esquema
de la guerra- éste es un discurso que tiene muy bien estructurados y de-
finidos a los integrantes de este combate. Al reconocer que los elementos
léxicos seleccionados por el emisor remiten de manera recurrente al tema de
la guerra, es indiscutible, entonces, la necesidad de hacer compatible el
discurso y el universo del ejército. De tal suerte que encontramos los
siguientes lexemas: fuerzas antagónicas, oponer, triunfo, sacrificio, eman-
cipación, elementos antipatriotas, defender, arma eficaz, instrumentos de
perturbación, patriotismo, perturbación del orden, aniquilar, brote antipa-
triótico, enemigos, mano criminal traidora, armas, salvaguardar, campo de
la lucha, cañones, fusiles, segarles la vida, su propia sangre, altar de la pa-
tria, ejército traidor, honor, traidores. Todos estos lexemas que integran el
campo semántico del ejército están unidos por el rasgo contienda o enfrenta-
miento militar. Así, la presuposición de que el interlocutor reconoce este uni-
verso de combatientes es una constante en la construcción de este discurso.
Pero finalmente, el código es una abstracción que nos remite a algo más
objetivo, al mensaje, el cual se ve revestido con la fuerza ilocutoria que le
otorga el discurso político y con la cual persigue el hacer persuasivo como
finalidad inminente. En la búsqueda de este fin, el emisor emplea una lo-
gística propia para cuya obtención pone en juego estrategias diferenciales.

Funciones de la comunicación

Es precisamente en este punto acerca del recurso a las estrategias en donde


se integra el análisis con el esquema propuesto por Jakobson respecto de
las seis funciones que puede cumplir un mensaje.
En el discurso del día del soldado es posible ubicar estas funciones,
aunque es preciso aclarar que sus contornos no están claros ni delimita-

307
dos con precisión, puesto que no todas tienen la misma dimensión e impor-
tancia; existe entre ellas una imbricación. En consecuencia, las funciones del
lenguaje deberán ser ubicadas dentro de una jerarquía que reconozca la
importancia de los polos de la comunicación que le sirven de soporte, así
como desde el punto de vista de la persuasión.
En el discurso de la expropiación petrolera las estrategias utilizadas ha-
cen surgir esta confluencia de funciones, de las cuales Olivier Heboul" hace
una propuesta para detectar su presencia en el discurso. En algunos aspec-
tos sus resultados son limitados, pero es un esfuerzo valioso, ya que todo el
mundo admite que existen las seis funciones derivadas del famoso esquema
de la comunicación verbal, aunque la dificultad estribe en saber cómo operan
en el nivel discursivo. El presente análisis recupera algunas de las propues-
tas de Reboul para la identificación de los mecanismos bajo los cuales se
producen dichas funciones.
La función referencial remite al objeto del cual se habla, y para señalar
esta presencia se observan las siguientes estrategias: 7 la apelación ob-
jetivadora, la amalgama, la presuposición, la falsa causalidad y el desli-
zamiento de sentido.
Apelar a la objetividad es buscar la legitimidad en los hechos, cediendo-
les la palabra para dar la impresión de que los sucesos existen por sí mismos
y son ellos los que relatan los acontecimientos. Así, en el discurso del día del
soldado la función referencial se hace presente cuando se crea el objeto con
el solo hecho de nombrarlo. En el discurso, los enunciados: "versiones
alarrnistas", "elementos antipatriotas", "tales elementos mexicanos", "cierta
filosofía", le dan vida a un objeto que no existe, pero que al ser predicado se
convierte en la denominación del enemigo nativo y, por lo tanto, se vuelve
indispensable que este enunciado tenga un soporte real y verdadero, que
convenza al ejército de que existe un enemigo verídico que representa un
peligro potencial.
Por otra parte, al identificar al ejército con los protagonistas de la revo-
lución, a través de un procedimiento de amalgama, se busca identificar
realidades diferentes, gracias a lo cual se legitima la figura del soldado al
equipararlo con su símil revolucionario, quien ya ha sido recuperado y
dignificado por la historia. El fin que se persigue es incitarlo a actuar de
manera semejante a sus homólogos revolucionarios.
La presuposición, otra de las estrategias, consiste en construir de una
manera indirecta el referente; esto puede resultar mucho más persuasivo
que la mención explícita, ya que el receptor la toma por una deducción propia
e individual y por lo tanto correcta y verdadera.

Véase Olivier Reboul, Lenguaje e ideología, México, FCE, 1980.


6
7Reboul no las concibe como estrategias sino como elementos para caracterizar el discurso
ideológico. Véase Reboul, ibid.

308
Al plantear así en el discurso: "Estamos en la tercera fase de nuestra
emancipación política, escribiendo la página de nuestra emancipación
económica", se da por supuesto que existieron las dos fases previas, y la
tercera fase se presenta como una realidad inminente y necesaria para
cumplir un ciclo que no estaba completo sin esta etapa, que obviamente es
la expropiación, la cual se presenta como algo necesario e ineludible gracias
al mismo desarrollo histórico-político del país.
Otra estrategia más que apela a la función referencial es el estableci-
miento de falsas causalidades, es decir, tratar de explicar los acontecimien-
tos en razón de la búsqueda de culpables; en este caso, las compañías petro-
leras y aquellos mexicanos que se han negado a apoyar la expropiación son
los culpables de una situación de inestabilidad a la cual el gobierno ha res-
pondido de la mejor manera. Así, se personaliza el conflicto y se crea a los
culpables para explicar y justificar la expropiación con un recurso que es más
mágico que racional.
Los desplazamientos de sentido también aluden a la función referencial,
y entre éstos se encuentran: las dicotomías, el eufemismo y el falso perfor-
mativo. De todos éstos, al que más se recurre en el discurso del día del sol-
dado es al eufemismo que sirve fundamentalmente para otorgar al referente
otro sentido; con él se evita el peligro de que un término provoque un enfren-
tamiento polémico y desvíe la atención del objetivo que se pretende al emitir
el discurso. El término expropiación es el que se elude al máximo debido a
que, en su acepción propia, remite a la idea de robo y despojo, lo cual podría
crear controversia. Por ello se reemplaza la palabra expropiación por perí-
frasis sencillas que evitan el conflicto:

uno de los problemas más importantes de nuestra historia


acto de emancipación definitiva
reivindicación indispensable para su independencia
un asunto de carácter doméstico
ideal de nuestra redención económica
acto trascendentalísimo

E incluso por perífrasis más elaboradas: "hoy sólo tendremos necesidad de


sacrificios económicos para poder entregar a nuestros descendientes una
riqueza que siendo de la nación originariamente, había pasado a manos
extrañas por imprevisión de nuestra política interna".
Este último párrafo tan laborioso es absolutamente indispensable para
ayudar a la eficacia de este discurso. En este proceso basado en el eufe-
mismo, se aprecian de manera significativa otras funciones como la me-
talingüística y la fática, ya que se le da un nombre diferente a una misma
realidad y, además, se censura la aparición de la expresión literal.

309
La emotividad en el discurso

La función expresiva marca la aparición del emisor en el discurso y se


expresa primordialmente a través de los deícticos, pero también recurre a
las siguientes estrategias para manifestar esta presencia: unión, natura-
lización, descalificación, argumento de autoridad.
El discurso del día del soldado es polémico y, por lo tanto, lleva fuerte-
mente la marca de su emisor. En el nivel enunciativo, el uso del nosotros"
inclusivo se prefiere al yo, debido a que este deíctico opera para eliminar la
distancia entre emisor y receptor, y con ello refuerza el aspecto coloquial
del discurso con la intención de buscar un acercamiento y provocar la
creación de solidaridad.
Recurrir a la unión implica transformar al receptor en un participante
directo de la enunciación, incorporándolo a una causa. En este sentido, la
incorporación del ejército a la defensa de la expropiación tiene una función
expresiva bajo la forma de una incitación. Así, se llama al ejército a defender
a la patria y "al triunfo de la soberanía nacional".
La netureñzecion" busca presentar el discurso bajo el aspecto de lo
universalmente aceptado para establecer la autoridad indiscutible de las
premisas argumentativas: "Los pueblos libres y trabajadores de todo el
mundo saben que el día en que los magnates hablan de denegación de
justicia, es porque ha cesado de imperar su influencia y el imperio de la ley
se abre paso para defender a los inermes y a los desheredados de toda
garantía."
En realidad aquí se pueden apreciar tanto la naturalización como la
descalificación, e incluso, el recurso al argumento de autoridad; todas
ellas forman parte de la función expresiva. En la descalificación también se
entrecruza la función fática, ya que se limita y censura el discurso del ad-
versario. En este caso, el argumento de autoridad del beneficio colectivo,
gracias a su valor universal, descalifica el enunciado: denegación de justicia,
principal argumento con el cual las compañías petroleras llegarán incluso a
pedir la intervención de tribunales extranjeros.
Es en la función conetive'? donde se cristaliza con mayor espectacula-
ridad el aspecto persuasivo del discurso político, ya que aquí se ubica la
influencia directa sobre el auditorio y el aspecto performativo del discurso
político se hace evidente. Es la función más trabajada por ser la prueba de
fuego para el discurso político.
En el discurso del día del soldado, el efecto perlocutivo que se busca es
el apoyo expreso a la expropiación, y se persigue qu~ ésta sea recibida como

8En este caso la inclusión comprende a: Yo( el emisor)+ Ustedes (el auditorio) + Todos (la nación).
9 Por naturalización se entiende la estrategia que borra las marcas de enunciación y se presenta
como universal y natural. Véase Reboul. op. cit.
10 También conocida como función incitativa.

310
una consecuencia natural y lógica de una serie de acontecimientos negati-
vos, perjudiciales para los intereses del pueblo de México. Por eso se recurre
al exordio y a incitaciones directas sobre el receptor. "El pueblo de México
comprendió inmediatamente los efectos saludables de la resolución del
gobierno y externó su opinión en forma plebiscitaria y entusiasta que no tiene
precedentes en México."
En el fragmento anterior vemos cómo el fin que se pretende se hace
explícito, considerando la expropiación como "el efecto saludable": la
expropiación era necesaria para combatir "una enfermedad" constituida
por "el régimen de privilegio y de orgullosa oposición con que las compañías
petroleras operaron durante años".
En esta función es notorio el uso de las oraciones constativas, donde
lo primordial es la transmisión de información. Emplear este tipo de enuncia-
dos hace que la función referencial aparezca para que la función conativa
tenga más fuerza, así la justificación a través de leyes, valores y aconteci-
mientos adquiere solidez de una manera más natural.

las clases más pobres y laborantes de toda actividad productora fueron las
que dieron las más altas notas de emotividad.
El gobierno de Estados Unidos ha aceptado los derechos que tiene el poder
público mexicano para aplicar las leyes.
Sólo las compañías interesadas se han desentendido en lo absoluto de
toda obligación moral.

De modo que el uso de los enunciados performativos tendrá un soporte


mayor para ser aceptados, mientras más explícitos y abundantes sean los
enunciados constativos en este tipo de discurso.

estoy seguro y lo afirmo de una manera solemne que el pueblo y el ejército


están ansiosos de aniquilar cualquier brote antipatriótico que se alzare para
favorecer intereses imperialistas.
No quiero pasar por alto en esta solemne ocasión en que celebramos la
fiesta del ejército nacional, leyendo esta interesante página de nuestra historia
contemporánea analizar el pesimismo de cierta filosofía que de modo vergon-
zante empieza a circular.

En el primer párrafo, el performativo es una mezcla de información, promesa


y una orden velada. Se proyecta hacia el futuro, cumpliéndose este acto de
amenaza sólo en caso de que las circunstancias lo ameriten. En el segundo
párrafo, se trata de un performativo que realiza el acto de descalificar y
denunciar a la oposición, a la cual en la secúencia anterior se le lanzó una
advertencia y una conminación para no elegir el camino contrario a la patria.
Este desenmascaramiento del enemigo tiene como objetivo presentar ante
el receptor al adversario que tendría que combatir una vez llegado el momento.

311
La ambigüedad dentro de esta función es utilizada para legitimar el
poder, pero en el presente discurso sólo se emplea en los momentos en los
que se alude a la expropiación; constituye, así, una estrategia propicia para
evitar algún tópico que pudiera ser polémico, ya que el discurso político no
puede permitir que la ambigüedad se integre en su sistema, porque corre el
riesgo de producir un mensaje fragmentario sin la coherencia necesaria para
lograr la persuasión.
Por ello, cuando es necesario referirse al acto de expropiación se hace
uso de eufemismos y de la eliminación del sujeto de la enunciación.

Planteando al gobierno y a la nación uno de los problemas más importantes


de nuestra historia.
Sentimos entonces la obligación que tiene el poder público de acatar las
leyes nacionales dictadas conforme a una Constitución protectora de los in-
tereses populares y tutelar del progreso y soberanía de la nación mexicana y
fue con este fundamento que se dictó el decreto de expropiación del petróleo
expedido el 18 de Marzo.
[...] complementó el gobierno la solución del conflicto.

Aquí, de nuevo, la imbricación de funciones es manifiesta, ya que la ape-


lación objetivadora hace existir a un gobierno como referente real, que es el
que decreta la expropiación petrolera. Así, la ambigüedad sirve para legiti-
mar el poder, evitando que la responsabilidad del hecho sea de una sola
persona, en este caso, el presidente de México, o bien para que recaiga
sobre todos, como se puede apreciar en el primer párrafo. De esta manera,
el gobierno es la parte legal que ejerce o toma las decisiones políticas,
mientras que la nación, integrada portadas los habitantes del país, comparte
la responsabilidad de la expropiación. El gobierno aparece enunciado como
el aspecto legal que se convierte en un factor de legitimación jurídico-
política, y la nación legitima el hecho en el nivel social. Así, en este caso la
ambigüedad ayuda a presentar el acontecimiento como algo colectivo:
¿quién expropió? Expropiamos todos.
Finalmente, dentro de esta función es necesario hacer referencia a las
palabras de choque que son utilizadas precisamente para crear en el recep-
tor una valoración negativa de aquello que designan. Particularmente, en este
discurso, es muy importante que se maneje al adversario ya no sólo en tér-
minos de compañías petroleras o enemigos externos del país, como en otros
discursos, sino que es necesario reconocer que al enemigo también se le
tiene en casa y por esto su designación presenta problemas: primero porque
pertenece a un mismo conjunto compuesto por el pueblo de México y la na-
ción a la que han servido para legitimar la expropiación y, segundo, porque,
al no querer .desintegrar este bloque legitimador cuya fuerza radica en la
diversidad de sectores que lo integran, es necesario no descalificar por

312
clases o grupos sociales, sino buscar una manera en que sólo aquellos que
se oponen sean identificados como adversarios. Con este fin, el uso de
palabras de choque 11 es inmejorable porque presta precisamente este
servicio al discurso, de modo que se interpela a los opositores nacionales
mediante este tipo de palabras que sólo los designan a ellos sin riesgo de que
quede incluido algún sector en su totalidad.

fuerzas antagónicas privilegiadamente establecidas


especulación egoísta
versiones alarmistas
Por lo que respecta a los factores que han negado su colaboración y a los
elementos propicios de que se habla para hacer una perturbación del orden
en México y atentar contra las instituciones del país debo manifestar que el
gobierno deja a la responsabilidad de tales elementos mexicanos [...]
[...] pesimismo de cierta filosofía que de modo vergonzante empieza a
circular haciendo temer a los convencidos y vacilar a los débiles

Es importante señalar que, en la designación del adversario, de nuevo


presenciamos la aparición de varias funciones: la referencial, cuando se le
designa como objeto real; la función metalingüística, dado que esta desig-
nación es a través de eufemismos, y la conativa, porque se busca la reacción
del receptor a través de una palabra de choque.
La función poética no sólo se puede percibir en la poesía, sino que una
vez aplicada al discurso, el espacio se amplía para incluir la dimensión
persuasiva de la retórica. La función poética contribuye a darle al mensaje
una mayor permanencia y lo hace más perdurable y consistente gracias al
empleo de la metáfora, la metonimia y demás figuras retóricas; así el dis-
curso logra transmitir un mensaje memorable. Las principales estrategias
que le dan soporte a esta función son las figuras retóricas, de las cuales
existe una diversidad dependiendo del tipo de desplazamiento de sentido:
figuras de dicción (nivel fónico-fonológico), figuras de construcción (nivel
sintáctico), figuras de palabras (nivel léxico-semántico) y figuras de pen-
samiento (nivel díscursívo)." De toda esta variedad, Jakobson sólo traba-
ja la metonimia y, más exhaustivamente, la metáfora, que estarían situadas
en la tercera clasificación. De la metonimia dice que la relación es sintagmá-
tica, y lo que se ve afectado es la relación externa de contigüidad entre el
semema y el referente; en cambio, la metáfora se desarrolla con respecto
a relaciones de similaridad establecidas entre la organización interna de
los sememas.

11En el discurso analizado se localizan sintagmas que por su complejidad no pueden ser reducidos
a palabras-choque en el sentido que las maneja O. Reboul. Sin embargo, es importante inclulrlos
recuperando la conceptualización del término.
12Véase Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1985.

313
El discurso político es un discurso altamente referencial cuyo recurso a
la metáfora puede ser estilístico, para redundar en alguna argumentación o
para hacerlo menos árido y más agradable al oído, aunque también se le
encuentra bajo la forma del eufemismo. La metáfora también permite evadir
ciertos tópicos conflictivos que tienen que ser disfrazados con otro matiz de
conocimiento para poder ser transmitidos sin temor de que sean recibidos
con desagrado o malestar entre los receptores del mensaje. Al desplazar el
significado de un elemento a otro que contiene al primero, la metonimia
puede ser más aceptable o más agradable para el receptor. En el discurso
político este mecanismo establece una identidad entre los significados a
través de una relación de familiaridad, con el objeto de lograr una mayor
permanencia del mensaje.
La función fática tiene como objetivo el mantenimiento de la comunica-
ción entre emisor y receptor. En el nivel discursivo existen varios mecanis-
mos para que esta función se presente: entre éstos, la redundancia, que
ayuda a que el receptor escuche varias veces lo esencial del discurso. Ésta
es una manera de incidir sobre el canal, asegurando que el mensaje será
recibido y tendrá más probabilidad de ser aceptado. En cierta medida, en
el discurso político el receptor está obligado a recibir el mensaje, debido
a la alta investidura del emisor; por esta razón, podría considerarse que la
función fática no es importante. Pero la autoridad institucional del orador no
siempre garantiza la recepción; por lo tanto, existe una tensión o un esfuer-
zo por parte gel emisor para poder comunicarse con el interlocutor y mante-
ner abierto el canal, de tal suerte que el lazo que permite sostener este in-
tercambio de significantes se produce a través de la inclusión del receptor
como sujeto de la enunciación: al utilizar la primera persona del plural, el
emisor asegura que el receptor, partícipe directo en la emisión del discurso,
mantendrá el contacto abierto. A su vez, el exordio, aunque es representativo
de la función expresiva, también se entrelaza con la función fática, al hacer
un llamado a la atención del receptor y asegurar la disponibilidad del circuito
para el intercambio discursivo.

Honorables miembros del ejército nacional.


Nos ha tocado vivir.
Sentimos entonces la obligación que tiene el poder público de acatar las
leyes
afortunadamente también para nuestro propósito [...]
nos llevará a una crisis de serias consecuencias.

De esta manera, el uso del nosotros, aparte de la función conativ.a, cumple


también una función fática al integrar al receptor en la enunciación. En este
discurso, el receptor primario al que se intenta llegar es el ejército, aunque
no se excluye la existencia de receptores virtuales. Aunado a esto, existen

314
en el discurso fórmulas que, además de renovar la atención, buscan que el
mensaje sea recibido con benevolencia. En el discurso del día del soldado
los mecanismos para que la expropiación sea vista con buenos ojos
consisten en plantear una situación de total aceptación por parte del pueblo
de México a la nacionalización del petróleo; esta aceptación incluye a los
soldados del ejército nacional. El discurso se convierte, así, en un recurso
para establecer al adversario, para definirlo y para que el ejército tenga
presente, de una manera más descriptiva, los peligros que acechan al país.
La función metalingüística incide directamente sobre el código y bus-
ca transformar el código de los receptores para convencerlos de que la
expropiación es benéfica y que es imprescindible defenderla. Esta función
metalingüística se vuelve evidente al designar a la expropiación con eufe-
mismos obtenidos mediante metáforas que pretenden valorar la expropia-
ción petrolera bajo otra luz más positiva. La metáfora tiene aquí una función
persuasiva esencial al desplazar de múltiples maneras el sentido de expro-
piación:

Uno de los problemas más importantes de nuestra historia


la solución del conflicto
efectos saludables de la resolución
obra de redención nacional
acto de emancipación definitiva
reivindicación indispensable para su independencia y soberanía
única salida para el decoro nacional
un asunto de carácter doméstico
legítimo anhelo de la nación
anhelo de prosperidad del pueblo
definitivo triunfo de nuestra soberanía nacional
ideal de nuestra redención económica
acto trascendentalísimo
la tercera fase de nuestra redención política
página de nuestra emancipación económica

Para otorgar a la expropiación todo este cúmulo de significados, se recorre


un camino que va de lo más objetivo, de lo que es más fácilmente explicable
y por lo tanto más comprensible, como podría ser su catalogación como
problema, hasta lo más subjetivo y que tiene un menor grado de verosimi-
litud, como es la liberación de una dependencia económica, ya que éste era
precisamente el principal obstáculo que se esgrimía para mostrar la viabili-
dad de la expropiación. Esta liberación se eleva a rango histórico debido a
la introducción de la palabra página, ya que solo se escribe lo que ha hecho
historia. Haciendo una paráfrasis de los sentidos diversos de la palabra
expropiación, vemos cómo ésta pasa de ser un problema que lleva el germen
de su propia solución al momento más violento del combate, para convertirse

315
después en algo decidido, resuelto, que tendrá como consecuencia la trans-
formación de la expropiación en una obra de redención, es decir, en una libe-
ración perdurable e indispensable para la soberanía e independencia del
país, al tiempo que se presenta como la única vía para mantener la dignidad
del gobierno. La expropiación también se muestra como un deseo justo de
mejorar la calidad de vida del pueblo y la etapa final para derrotar al enemi-
go, logrando con esto la liberación político-económica del país y su paso a
la historia.
En conclusión, el discurso dedicado al ejército es de vital importancia
para el éxito de la expropiación petrolera, ya que era necesario cerrar filas
en un momento en que algunos grupos de presión luchaban por mandar
tropas a la frontera. De tal suerte, era fundamental presentar la expropiación
como algo digno para convencer al ejército de llegar, incluso, al sacrificio.
Cárdenas logra construir un discurso eficaz donde las estrategias emplea-
das son la piedra de toque para el despliegue de la persuasión.
La dificultad para detectar las funciones del lenguaje, en un estado puro,
nos lleva a pensar que si bien metodológicamente es prudente separarlas,
es necesario pensar las funciones como un entrelazamiento que es preci-
so detectar y analizar para poder descubrir los mecanismos discursivos a
través de los cuales se presentan. La pe~suasión como eje alrededor del cual
se genera el presente trabajo llevaría a considerar como fundamental la fun-
ción conativa, dada su proyección hacia la figura del receptor; pero dicha
elección no está confirmada con el análisis, ya que en éste se muestra que
también en las demás funciones es posible identificar estrategias destinadas
a la persuasión. Por lo tanto, al reconocer la imbricación que adoptan las
funciones en la lengua natural, tanto la función poética y la metalingüística,
como la referencial, la fática y la expresiva contribuyen para que el receptor
acepte el discurso como verosímil.

Bibliografía

Barthes, Roland, La aventura semiológica, España, Paidós, 1990.


Beristain, Helena, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1985.
Cárdenas, Lázaro, "Discurso en el día del soldado", en Palabras y docu-
mentos públicos de Lázaro Cárdenas 1928/1949, México, Siglo XXI,
1978.
Grize, J. B, De la logique a /'argumentation, Ginebra, Droz, 1982.
Jakobson, Roman, Essais de linguistique générale, París, Les editions de
Minuit, 1963. .
Kerbrat-Orecchioni, Catherine, L'énonciation. De la subjectJvité dans le
langage, París, Colin, 1980.
Reboul, Olivier, Lenguaje e ideología, México, FCE, 1980.

316
Análisis del discurso político: el problema
de la segmentación desde la perspectiva
semiótica y las funciones jakobsonianas

María Esther Enríquez Ríos*

Introducción

El objetivo de este trabajo es dar cuenta de los criterios fundamentales de


segmentación de los discursos desde la perspectiva de la semiótica narra-
tiva y discursiva. Estos criterios fueron aplicados al análisis de un debate
televisivo que con motivo de las elecciones presidenciales de 1988 se pro-
dujo entre Francois Mitterrand y Jacques Chirac, en torno al problema de la
inmigración en Francia.
Al segmentar este debate para obtener las unidades que serán someti-
das posteriormente a un análisis narrativo, se integran en esta primera fase
del análisis las funciones jakobsonianas de la comunicación.
Partimos de la hipótesis de que estas funciones representan tres sin-
tagmas constitutivos de las estructuras de manipulación y sanción que ca-
racterizan al debate analizado. En primer lugar mostraremos los criterios
empleados tradicionalmente para recortar el corpus en secuencias y esta-
blecer una jerarquización entre éstas. En segundo lugar mostraremos el
corte interno que se puede realizar para cada una de las secuencias a partir
de las funciones jakobsonianas. Esto nos permitirá distribuir el corpus en tres
niveles de enunciación y reconocer en ellos los embragues y desembragues
(shifters) que caracterizan las interacciones de cada uno de los contrincan-
tes -Mitterrand y Chirac-, así como a los dos periodistas moderadores del
debate. En el debate, al tomar su turno de palabra los contrincantes se des-
plazan consecutivamente de un nivel a otro, con el fin de darle fuerza a su
discurso. Cada uno de los contrincantes sigue una estrategia de manejo de
los tres niveles que le es propia.
Finalmente mostraremos cómo estos tres niveles están insertos a todo
lo largo del debate en cuatro ísotopías.' Al respecto, sería necesario de-
tenernos en la noción de segmentación tal y como es entendida por la se-

'Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 Isotopía. De ¡50S, igual, y topos, lugar. Aquí es entendida como un lugar donde el sentido adquie-
re su coherencia, donde hay un nlvel de sentido homogéneo. Diferentes elementos pueden mantener-
se juntos porque tienen un elemento mínimo común.

317
miótica narrativa, ya que constituye una de las primeras dificultades a las
que se enfrenta el analista del discurso para la definición del objeto es-
tudiado.
De esta forma, es necesario tener presente que se debe definir no sólo
el tipo de discurso sino las partes o segmentos por analizar. Así, en primera
instancia, es imprescindible reconocer fronteras externas o internas del
corpus y especificar cómo se marca el principio o fin de un texto o de una
secuencia. La segmentación es el acto mismo de semiosis, es el arte de
constituir totalidades de sentido a partir del contenido del habla. Sin embar-
go, consideramos que los criterios de segmentación, desde la semiótica
narrativa, aún no están completos, por lo cual resulta interesante reflexionar
sobre la utilidad de las funciones jakobsonianas para la segmentación, sobre
todo en el tipo de discurso como es el debate televisado, que como discurso
político tiene la particularidad de ser oral, el tiempo de habla de cada con-
trincante es medido, y el tema prestablecido.
Como ya quedó asentado, el corpus analizado es el debate televisivo de
1988 que se produjo entre Mitterrand, presidente de Francia, y Chirac, pri-
mer ministro, cuando ambos contendieron por la presidencia de la Repúbli-
ca francesa.
El resultado de encuestas realizadas en Francia en este periodo de cam-
paña muestra la repercusión que tuvo este debate en la redefinición de la
imagen que los franceses tenían de cada uno de los contrincantes. La im-
portancia que reviste este debate es que justamente a partir de la diser-
tación los contrincantes reafirman, ganan o pierden adeptos y, en conse-
cuencia, votos.
Los analistas políticos franceses reconocen que el debate televisivo en
Francia constituye en la actualidad un espacio político de gran importancia;
es la instancia donde los candidatos a la presidencia de la República y la
opinión pública se encuentran, en cada periodo previo a las elecciones. Este
tipo de debates televisivos entre dos candidatos de diferentes partidos no es
característico del sistema poi ítico mexicano. Ahora bien, el análisis semiótico
que nos ocupa no nos lleva hacia el acto político como tal, sino hacia la
estructura del debate como acto discursivo particular, como hecho semiótica
en el que cada uno de los contrincantes presenta estrategias discursivas
precisas.
Presentaremos ahora la estructura temática y la organización interna
del debate. El debate inicia con un prólogo donde Elie Vannier y Michele
Cotta -renombrados periodistas franceses que se desempeñan como mo-
deradores- hacen la presentación y dictan las reglas del juego. A ellos co-
rresponde cronometrar el tiempo de habla de cada uno de los contrincantes,
la asignación del turno de habla y el cambio de tema en el debate, de acuerdo
con una estructura temática prestablecida. El tiempo del debate, así como
el de cualquier otro tipo de emisión televisiva, obedece a normas legales.

318
La estructura temática prestablecida del debate es la siguiente:

La cohabitación
El Frente Nacional
La imparcialidad del Estado
La mayoría
La Nueva Caledonia
Europa
El empleo
La educación
La inmigración (Ésta es la sección del debate que analizaremos)
La política extranjera
Los rehenes
Finalmente, los dos protagonistas elaboran una conclusión.

En este trabajo se hará el análisis de la sección del debate referida al


problema de la inmigración. Elegimos este tema por la importancia que re-
viste en el nivel discursivo, ya que desde hace mucho tiempo ha sido un
punto a partir del cual los diversos partidos poi íticos en Francia han intentado
obtener votos.
En Francia, los problemas que ha traído consigo la inmigración -pri-
mordialmente árabe, china, portuguesa, española y latinoamericana- han
sido objeto de un vivo debate en la opinión pública. Existe una tendencia a
globalizar el problema y a plantearlo primordialmente en términos cuantita-
tivos, sin considerar que las situaciones son diversas y vienen a constituir el
resultado de numerosos factores, entre los que podemos mencionar: proble-
mas de empleo, habitación, racismo y conflictos interétnicos y religiosos.
Para este trabajo se seleccionó la primera parte de las intervenciones
referentes a la inmigración, en la cual cada uno de los contrincantes justifi-
ca su opinión acerca de la necesidad o no de detener la inmigración. En par-
ticular, es de notar que Chirac pide a Mitterrand que justifique el tipo de po-
lítica que seguiría en caso de ser reelegido, y esto lo hace con el fin de
presionar a Mitterrand para que explícitamente afirme que pretende detener
la inmigración.

Segmentación

El texto se presenta al lector como un bloque impenetrable de significación,


el cual es necesario fragmentar en unidades textuales más manejables, es
decir, en secuencias para que el trabajo analítico propiamente dicho pueda
realizarse. Los criterios de segmentación se fundan en el reconocimiento
de disjunciones de cualquier tipo, las cuales permiten reconocer las secuen-

319
cias que se oponen entre sí. Haciendo un recuento de los criterios de seg-
mentación propuestos por Greimas, reconocemos, entre otros, los demar-
cadores siguientes:

Cambio de tiempo
Cambio de espacio
Cambio de actores
El 'uso de disjuntores lógicos como son las conjunciones
El cambio de tema (Greimas lo llama disjunción tópica)
La recurrencia frástica o lexemática
Los criterios gráficos

Estos criterios pueden ser agrupados en tres clases, tomando como criterio de
clasificación la naturaleza de los demarcadores de secuencia, ya sea depen-
dientes de las estructuras narrativas, de la manifestación lingüística o de las
convenciones gráficas.2

Unidades reconocidas

Fundamental Narrativo Discursivo Textual

Semiótica de las Tiempo Disjunciones Gráficas


pasiones, Lógicas
presemantizada en Espacio Tópicas
proceso de Recurrencias
semantización Actor
(adquo-adovo)
Naturaleza discursivo lingüístico materialidad
del demarcador del texto

Greimas considera que los criterios narrativas son los más importantes, por-
que se apegan más a la articulación narrativa de los textos y relatos, mientras
que los otros responden más a las coerciones inherentes a la sintaxis, o inclu-
so a la textualización. Sin embargo, también menciona que en algunas cir-
cunstancias estos tres criterios pueden pasar a un segundo plano, mientras
que los otros criterios servirán como demarcadores de secuencia."

2 Roberto Flores, "Segmentación y clausura del discurso, ensayo de exégesis semiótica",


en Morphe S, Puebla, México, 1991.
3 A. J. Greimas, Semiótica del texto. Ejercicios prácticos, Barcelona, Paidós, 1983.

320
Al respecto, es importante señalar que el análisis tiene que hacerse
sobre un discurso global mente homogéneo y no sobre una colección hete-
róclita de fragmentos discursivos. Así, en el momento de designar su objeto
de estudio, el analista se ve obligado no a tomar un texto como si éste fuera
una unidad objetiva, sino a tomar un fragmento del continuo del habla y a
postular hipotéticamente que ese fragmento constituye una unidad o totali-
dad de significación.
El analista se dedica entonces a "hacer texto", es decir, a iniciar el pro-
ceso de su construcción. En este proceso, la primera operación del análisis
es la construcción de la unidad discursiva como hipótesis, y no el reconoci-
miento de hechos como evidencias existentes por sí mismas: esto constituye
lo que ha sido denominado clausura metodológica del discurso. Se trata de
una clausura hipotética y por ello provisional que el análisis mismo tendrá
que confirmar o modificar.
Al ser postulado inicial, esta primera clausura permite pasar a una se-
gunda fase, que es el reconocimiento concreto de las fronteras, tanto ex-
ternas como internas, del texto. Esta segunda fase es la que normalmente
ha sido llamada segmentación, y consiste en reconocer las secuencias
constitutivas del texto a partir de los distintos tipos de marcas mencionadas
anteriormente.
Al elegir un texto o un fragmento de texto y segmentarlo en secuencias,
el analista elige un corpus representativo de un universo discursivo. Por lo
tanto, tres son los grados de abstracción puestos en juego en esta selección:
el universo discursivo, el texto y el corpus. Como afirma Flores, "no todo
discurso ni todo en un discurso es analizado. Previo al análisis se impone
la necesidad de extraer y seleccionar los datos. Este proceso ha sido lla-
mado clausura del discurso, considerado como una fase de descripción"."
Greimas en 1987 sostuvo que en la primera fase del análisis se pueden
reconocer secuencias en un texto a partir de marcas lingüísticas, pero estas
secuencias no corresponderán forzosamente a las unidades narrativas que
detecte el análisis; por lo tanto, se debe distinguir entre una segmentación
anterior al análisis que opera sobre los niveles más superficiales del texto,
y de una segmentación posterior que opera sobre los niveles profundos o
menos superficiales." Así, la segmentación deja de ser un mero procedi-
miento previo al análisis para pasar a ser un verdadero proceso coextensivo
a todo el recorrido analítico.
Flores propone cuatro momentos constitutivos en este proceso:"

4 R. Flores, op. cit.


5 A. J. Greimas, "Postulats, méthodes, enjeux: Algirdas J. Greimas mis a la question", en M. Arrivé
y Cl. Coquet, Semiotique en jeu. A propros et autour de /'ouvre de A. J. Greimas, París, Amsterdam,
Hades-Benjamins, 1987.
6 R. Flores, op. cit.

321
Clausuras

Metolológicas Descriptivas

Unidad discursiva hipotética Segmentación inicial


Anterior
en secuencias

Discurso como Segmentación


Posterior
totalidad articulada en unidades

Flores afirma que los cuatro momentos se ordenan secuencialmente en un


recorrido. Con estas cuatro fases del recorrido analítico se puede dar cuenta
del proceso de construcción del discurso visto desde la perspectiva de la
clausura y la segmentación.
En este análisis concreto, se dará cuenta primeramente de la clausura
anterior, como unidad discursiva hipotética a partir de la cual se realiza en
un segundo momento la segmentación en secuencias, para posteriormente,
en un tercer momento, hacer el reconocimiento de isotopías que caracteri-
zan a este tipo de debate político. Estas isotopías, al tiempo que cierran el dis-
curso haciéndolo uno, lo abren para permitir el examen de su complejidad. Las
isotopías características de este debate político son: tiempo, tema, turno.

Tiempo

A cada sección o tema del debate le corresponde un tiempo específico que


ha sido prestablecido para conseguir el debate sobre los once temas en dos
horas. Para lograr lo anterior, el tiempo de turno de habla de cada contrin-
cante es medido y controlado por los periodistas moderadores del debate.
Al finalizar cada sección del debate se enuncia el tiempo de habla de cada
uno de los adversarios.

Tema

Ha sido prestablecido por los organizadores del debate. Los contrincan-


tes consultan y citan frecuentemente documentos que respaldan sus afirma-
ciones.

Turno de habla

Los periodistas, moderadores del debate, inician cada sección haciendo una
breve presentación del nuevo tema a debatir y formulan una pregunta inicial

322
dirigida a los dos contrincantes. La toma de turno por alguno de los contrin-
cantes es espontánea. Es importante señalar que la formulación de pregun-
tas no es exclusiva de los moderadores; frecuentemente uno y/u otro ad-
versario formulan preguntas de acuerdo con su estrategia discursiva.
Si representamos gráficamente los momentos de este análisis concreto,
tenemos:

I 11 111

Un debate Secuencias Isotopías

Análisis

La primera parte del debate sobre la inmigración, que hemos considerado


como corpus para este trabajo, está constituida de la forma siguiente:

E. Vannier F. Mitterrand J. Chirac

· Cambio de tema
· Asignación de tema
· Descripción de la
situación actual
del tema
· Pregunta específica
· Asignación de turno
de habla · Toma de turno
· Respuesta:
· Definición: Inmigrantes:
Actor 1
Actor 2
Actor 3
3.1
3.2
Actor 4
· Acción temporal
de los actores
· Toma de posición
· Toma de turno
· Sanción a M.
· Pide una explicación
· Sanción a M.
por interrumpir
· Se disculpa
Respuesta
· Pregunta a M.
M<->CH
(manipulación/sanción)

Respuesta

323
Tenemos tres actores que interactúan alternadamente: E. Vannier, F. Mitte-
rrand y J. Chirac.
E. Vannier, como moderador en el debate, hace una breve referencia al
tema inmediato anterior, la educación, y asigna el nuevo tema, la inmigra-
ción, haciendo una presentación somera del problema; formula una pregun-
ta específica y asigna el turno de habla.
F. Mitterrand toma el turno de habla y enuncia su respuesta haciendo una
clasificación de los tipos de inmigrantes que hay en Francia. Posteriormente
ubica temporalmente las acciones de los inmigrante"s; menciona las medi-
das tomadas durante el periodo de gobierno Mauroy, y finalmente afirma,
modalizando, que es necesario reducirel número de inmigrantes respetando
el derecho y las personas. J. Chirac toma el turno de habla y cuestiona lo
afirmado por Mitterrand, acusándolo de no ser constante en sus posiciones.
En ese momento Mitterrand interrumpe y pide que se le explique en qué mo-
mento ha cambiado de posición. Chirac se queja de haber sido interrumpido,
por lo que Mitterrand se disculpa. Reconocemos ahí el fin de una secuencia
y el inicio de otra.
Al tomar nuevamente la palabra Chirac, responde a la pregunta formu-
lada al inicio por E. Vannier, y en seguida pregunta a Mitterrand qué tipo de
medidas adoptará, en caso de ser elegido, contra la inmigración clandestina
y qué condiciones impondrá para la entrada y estancia de los extranjeros en
Francia.
Aquí tenemos un nuevo cambio de secuencia en el que Mitterrand y
Chirac cuestionan lo que ha dicho el otro anteriormente y vuelven al tema de
la constancia en las posiciones sobre la inmigración, en una rápida sucesión
de interacciones a modo de preguntas y respuestas.
Se abre otra secuencia cuando finalmente Mitterrand responde a la pre-
gunta de Chirac: critica a las empresas francesas por haber abierto, en forma
poco previsora, las puertas del país a los trabajadores inmigrantes, y afirma
que la ley ha favorecido la permanencia de algunos inmigrantes en el país.
Concluye que no va a participar en una caza de inmigrantes, a pesar de
los sucesos electorales, aunque está de acuerdo con Chirac en la exclusión
de los inmigrantes clandestinos.
Hemos definido el contenido fundamental de esta primera parte del cor-
pus; ahora describiremos las etapas de análisis que hemos seguido para la
constitución de las isotopías: tiempo, tema, turno y sanción.
En primer lugar, considerando los criterios de segmentación propuestos
en la semiótica narrativa, hemos obtenido catorce secuencias. Los criterios
más recurrentes fueron: tiempo, actor, pregunta-respuesta, cambio de turno
y cambio de enunciador.
En segundo lugar hicimos el recorte al interior de cada secuencia, recorte
interno que fue posible al analizar cada secuencia desde las funciones jakob-
sonianas. Las funciones ayudaron a constituir tres niveles de enunciación:

324
Niveles de enunciación

NIVEL 1 Debate televisivo Embrague total emotiva-fática

NIVEL 2 Debate televisivo en el Desembrague parcial conativa


debate político general

NIVEL 3 Sin debate Desembrague total + referencial


televisivo

Nivel 1: Es el "aquí y ahora", la instancia de enunciación. Cada participante


en el debate se dirige al otro como individuo, como persona. El enun-
ciador es un individuo.
Nivel 2: Es el debate televisivo inscrito en el interior de los otros debates
políticos, con motivo de las elecciones presidenciales, o en el debate político
general. Los contrincantes en este nivel son vistos como personajes poi íticos
que representan diversas fuerzas políticas.
Nivel3: Es el nivel de la deixis, es el allá, la referencia a la problemática
actual de la inmigración en la sociedad francesa, que comprende tanto a los
franceses como a los no franceses, a los inmigrantes y a los no inmigrantes.
Los niveles 1 y 2 contrastan. El nivel 3 se opone a los niveles 1 y 2.
Es importante señalar que no hay una función jakobsoniana que le
corresponda siempre en forma sistemática a un nivel específico. Simple-
mente hemos anotado a la derecha del cuadro la función que en ocasiones
ha sido la más característica.
Estos niveles en el interior de cada secuencia dan cuenta de los embra-
gues y desembragues que caracterizan a las interacciones de los participan-
tes en el debate. El desplazamiento que cada contrincante realiza de un nivel
a otro en cada secuencia nos permite determinar la(s) isotopía(s) domi-
nante(s): tiempo, tema, turno, sanción.
Ahora bien, con el fin de que lo expuesto hasta el momento sea más claro,
presentaremos algunos ejemplos:"
En la secuencia 1 observamos el cambio de niveles de enunciación en
el recorrido que sigue E. Vannier al introducir el tema sobre el que debatirán
los contrincantes y al asignar el turno: pasa por el nivel de embrague total,

7 A continuación presentamos la transcripción de la primera parte del debate sobre la inmigracion,


que ha sido segmentada en macro y microsecuencias. Los cuadr.os anexos presentan en detalle algunos
aspectos considerados en este análisis para cada secuencia:
a) Actor
b) Criterios de segmentación
e) Pie de la transcripción del texto
d) Funciones jakobsonianas
e) Niveles de enunciación
f) Isotopías

325
nivel 1, donde refiere el tema anterior del debate; posteriormente se man-
tiene en ese mismo nivel al afirmar que es necesario hablar de la inmigración.
Inmediatamente después se refiere a la situación actual de la inmigración en
Francia, y se ubica en el nivel 3 para regresar nuevamente al nivel 1 al
asignar el turno de habla.
1 1
L2J
Es necesario hacer notar que la asignación de turno se realiza generalmente
en el nivel 1.
Cuando Mitterrand toma la palabra para responder a la pregunta de E.
Vannier, lo cual abarca desde la secuencia 2 hasta la secuencia 7, observa-
mos que es recurrente el paso del desembrague total al embrague total, es
decir, el paso del nivel 3 al nivel 1:
1
§ niveles donde generalmente se ubican la función referencial y la
función conativa, respectivamente.

En términos generales, podemos afirmar que el recorrido característico de


las intervenciones de Mitterrand consiste en un paso gradual a partir de un
desembrague total para llegar al embrague total, recorrido gradual que pasa
por los niveles:
1

E
En cambio, Chirac presenta un recorrido característico de lasanción,8 donde
el embrague y desembrague se produce drásticamente pasando inmediata-
mente del nivel 1 al nivel 3.
1
~ Este tipo de recorrido también es característico de la formulación y
reiteración de las preguntas.

Es importante señalar que en la secuencia 12, así como a partir de las


secuencias 13.2 hasta la 13.5, se permanece primeramente en el nivel 1 de
embrague total, lo que marca los momentos más drásticos de la sanción que
ejerce Mitterrand sobre Chirac. La estrategia empleada por Chirac consistió
entonces en pasar abruptamente al nivel 3 de desembrague total para
referirse a la comunidad y respaldar sus posiciones en [a opinión generali-
zada de los franceses.

8 Sanción. Término con el que nos referimos a la serie de acusaciones, críticas y cuestionamientos
que los candidatos dirigen a su contrincante.

326
En esta serie de intervenciones consecutivas de los contrincantes,
caracterizado por un intercambio aqresivo de preguntas (cuestionamientos),
no se logra realmente hacer el desembrague, hasta el momento en que
Mitterrand responde a un cuestionamiento de Chirac en torno al tipo de
política que seguiría Mitterrand en caso de ser electo.
Finalmente, en las últimas secuencias (14.1 y 14.2) Mitterrand no logra
mantener el recorrido gradual que lo había caracterizado, sino que sigue el
recorrido que había sido empleado por Chirac, el paso drástico de un nivel
a otro y lograr con ello dar fin a este momento crítico de la discusión.

1 1

F J
Nosotros nos preguntamos ahora si es a partir de este cambio de estrategia
discursiva como Mitterrand logra obtener el control del debate en su primera
fase, pregunta, a modo de hipótesis, de la que partiremos para la caracteri-
zación de la manipulación y la sanción en este análisis semiótico que nos
ocupa.

Conclusiones

En este trabajo hemos querido mostrar el proceso de segmentación y


clausura del discurso únicamente de la primera parte del corpus. Ésta se
inscribe dentro de una investigación más amplia que incluye la totalidad del
debate sobre la inmigración en Francia, e implica el análisis de los niveles
narrativos y discursivos desde la perspectiva de la llamada semiótica
estructu ral.
En este análisis hemos dado cuenta de las particularidades que presenta
el debate en la segmentación que parte de criterios de la semiótica narrativa.
Creemos que los criterios de segmentación propuestos por Greimas están
completos y han sido útiles en la detección inicial de las macrosecuencias
en nuestro corpus. A partir de la segmentación realizada aquí, coincidimos
con la afirmación de Greimas de que la segmentación anterior opera sobre
los niveles más superficiales del texto, y que se modificará cuando opere
sobre los niveles profu~dos o menos superficiales, y se integren las unidades
narrativas.
Para la segmentación en microsecuencias, en este análisis fueron fun-
damentales las funciones de la comunicación propuestas por Jakobson.
Esta segmentación privilegió el cambio de los niveles de enunciación. Tales
niveles se correlacionaron en niveles con el predominio de funciones jakob-

327
sonianas. Esta correlación permitió seguir los altibajos del debate, descu-
briendo las estrategias discursivas de cada uno de los contrincantes, donde
es llamativa y notoria la adopción que hace Mitterrand del recorrido o es-
trategia que había caracterizado a Chirac.
¿Sería posible considerar a Mitterrand como vencedor en esta primera
parte del debate, debido a la adopción de la estrategia discursiva empleada
hasta ese momento por Chirac?
Para responder a esta pregunta es necesario analizar las cuatro isotopías
mencionadas en este trabajo, que forman parte de la caracterización de la
manipulación y la sanción, problema que nos ocupa actualmente y del cual
daremos cuenta en trabajos posteriores.

Bibliografía

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París, Hachette, 1979.
Landowski, E., La société réflechie, París, Seuil, 1989.

328
Unidades, funciones y ritmo paraverbal.
La interacción en clase:

Nicolás Albor, Regina Martínez,


Carlos Hugo Pérez Murphy, Pedro Reygadas
y María Esther Enríquez*

Largo tiempo llevó a la lingüística estructural el conquistar su autonomía, el


conformar su objeto. Sin embargo, desde los años cincuenta Jakobson ha-
blaba de la necesidad de conocer los avances en otros campos." En 1970,3
al hablar de las relaciones entre la ciencia del lenguaje y otras ciencias,
Jakobson enfatizaba: "Hoy, sin embargo, se siente sobre todo la necesidad
de un trabajo interdisciplinario." Nosotros coincidimos con esta observación
y la necesidad de considerar, en este trabajo en particular, las relaciones de
la lingüística con la antropología, la neurofisiología y la psicología.
Desde Saussure, Morris, Peirce o Hjelmslev se ha remarcado, en pala-
bras del propio Jakobson en el mismo texto de 1970, que "la lengua es uno de
los sistemas de signos, y la lingüística, ciencia de los signos verbales, no es
sino una parte de la semiótica, ciencia general de los signos".
Sin embargo, ocurre que en la comunidad científica de los lingüistas, fre-
cuentemente se encuentra resistencia al tratamiento de los terrenos afines.
Pareciera que lo que fue una constitución teórica del objeto se transformara
en la dimensión "real" del funcionamiento del lenguaje, constituyéndose en
freno del saber. Así, sucede que se aísla la lengua haciendo caso omiso de
la conducta no-verbal, si bien en la práctica ésta no es algo casual sino
concomitante a la verbalización. Lo no-verbal tiene un indudable valor en los
estudios filogenéticos; de otra parte, está probada la correlación que existe
entre ciertas habilidades motoras y las primeras adquisiciones lingüís-
ticas a lo largo de la ontogenia. En este mismo Coloquio Jakobson, se ha de-
mostrado la temprana "socialización" del movimiento corporal en interacciones

• Escuela Nacional de Antropología e Historia ,


1 El artículo fue elaborado en el Taller de Lenguaje Paraverbal de la Escuela Nacional de An-
tropología e Historia, bajo la dirección de la maestraJulieta Haidar. Los autores agradecen la cooperación
de los maestros Sergio Bogard y Francisco Barriga, así como <;le los alumnos de la licenciatura en
lingüística (generación 1991) Y del curso propedéutico de la maestría en lingüística (1991), que nos
permitieron el registro de sus clases.
2 Roman Jakobson, y M. Halle, Fundamentals of language, La Haya, 1956, edición en español,
Fundamentos del lenguaje, Madrid, Ayuso,1967.
3 R. Jakobson, Tendances principales de la recherche dans les sciences sociales et humaines,
París-La Haya, Mouton/onssco, 1970, edición en español, "Relaciones entre las ciencias del lenguaje y
las otras lenguas", en Nuevos ensayos de lingüística general, México, Siglo XXI, 1976.

329
comunicativas mucho antes de que el niño pueda hacer uso de los rudimen-
tos de la lengua. El reconocimiento de hechos de esta naturaleza, lejos de
menoscabar la especificidad y relativa autonomía de la lingüística, ayudan
a precisar su lugar específico y potencian su desarrollo.
Si el lector reflexiona en los movimientos, la distribución y los desplaza-
mientos de los sujetos que tienen lugar en cualquier reunión, empezará a
reconocer una serie de gestos que materializan códigos culturales: la mano
sobre la barbilla -actitud que compartimos con el simio-, la afirmación con
la cabeza que sustituye claramente a la palabra, el rascarse la ceja o morder
un objeto -que son, según Knapp," autorreguladores no-verbales del com-
portamiento-. Igualmente pueden descubrirse en actitudes cotidianas evi-
dencias del vínculo neurofisiológico del gesto y la palabra. Según evidencias
de Kendon," la mirada hacia arriba se relaciona con la búsqueda de una
imagen, mientras que la mirada fija al frente se relaciona con la búsqueda de
una palabra.
En el artículo citado, Jakobson daba cuenta de este tipo de relaciones,
de la concomitancia entre gesticulación y enunciado, a la vez que del no
recubrimiento total entre ambos. Proponía, entre otros puntos, distinguir los
gestos en el discurso y aquéllos separados de él; considerar la relación sig-
nificante-significado, la producción de signos con el cuerpo y con ayuda de
instrumentos, así'corno la diversidad de las relaciones entre el emisor y el
destinatario, en especial la comunicación intraindividual, interindividual y
plurindividual; es decir, la comunicación consigo mismo, entre dos personas
y entre varias personas.
El gran científico ruso, que abarcó un gran número de temas lingüísticos,
nos proporcionó, además de sus orientaciones fundamentales, su clásico
modelo de comunicación: emisor, receptor, contacto, código, mensaje y con-
texto, con las respectivas funciones asociadas: expresiva o emotiva, apelativa
o conativa, fática, metalingüística, poética y referencia!.

Contexto
(referencial)

Mensaje
(poética)
EMISOR ~(-------------------"" RECEPTOR
(emotiva) (conativa)
Contacto
(fática)

Código
(metalingüística)

4 Mark L. KI' pp, La comunicación no verbal, el cuerpo y el entorno, Barcelona, Paidós, 1988.
5 A. Kendon, "Some lunctions 01gaze-direction in social interaction", en Acta psicológica, vol. XXVI,
1967, pp.22-63.

330
De este esquema retomamos lo esencial, modificando algunos conceptos
que han sido precisados por Bajtin.s la pragmática y el análisis del discurso:
distinguimos, pues, el papel en ocasiones simultáneo del hablante-oyente,
la no coincidencia total entre los códigos de emisor y receptor, y sustituimos
la noción de mensaje por la de discurso?
En este trabajo en concreto, en busca de ser breves, estudiamos única-
mente tres funciones: la referencial (relacionada con el contexto y, en el
caso analizado, muy vinculada a lo emotivo); la fática (relacionada con
el contacto y el canal de comunicación) y la apelativa o conativa (relaciona-
da con el receptor).
De los diferentes autores que tratan específicamente el tema de lo no-
verbal, revisamos principalmente a Mark L. Knapp -quien pese a no plan-
tear una propuesta teórica, realiza la descripción y síntesis más extensas
de lo no-verbal- y sobre todo a Jacques Cosnier," quien también sigue y
amplía la propuesta funcional de Jakobson.
A lo largo de nuestra revisión teórica, decidimos tomar de la cinésica
general únicamente la paraverbalidad, que expresa en sí la relación indisoluble
entre el habla y la gestualidad que nos interesaba estudiar. Definimos la
paraverbalidad como los movimientos, posiciones" y gestos corporales, en
suma, todas las condiciones del cuerpo que establecen una relación fun-
cional con el discurso hablado.

Metodología y técnicas de estudio de la paraverbalidad

En nuestro estudio, nos propusimos sondear la paraverbalidad en una


situación ritualizada: la interacción en el salón de clase, basada principal-
mente en el esquema: "explicación, pregunta del maestro, respuesta del
alumno". El espacio y la distribución de los interactantes se describe en la
figura 1.
Sin soslayar el marco (trame) que comprende la pragmática, nuestro
interés fue centrarnos en las relaciones entre la verbalidad y la paraverbali-
dad. Seleccionamos la gestualidad de las manos y el rostro de alumnos y

6 M. Bajtin, "El problema de los géneros discursivos", en Estética,dela creación verbal, México, Siglo
XXI, 3a. ed., 1989.
7 Por discurso, operativamente, estamos considerando un funcionamiento intraindividual,
interindividual y plurindividual derivado de los enunciados verbales y paraverbales, tomando en cuenta
someramente las circunstancias de producción y de interpretación.
8 Jacques Cosnier, "Gestes et situation conversacionnelle", en Strategies discursives, Actes du
Colloque du Centre de Recherches Lingüistiques el Semiologiques de Lyon, Universidad de Lyon, 1977.
9 La postura y el fin de un movimiento se relacionan con lo que podría llamarse una condición inercial,
es decir, la propiedad del cuerpo de no cambiar o cesar su estado de movimiento (velocidad) en magnitud
y dirección sin la aplicación de una fuerza física.

331
maestro, por considerar que en ellos se presenta la mayor producción para-
verbal.
De cinco sesiones registradas en video, que dieron un total de ocho horas
de grabación, editamos 45 minutos, a modo de poder observar al conjunto
del grupo (maestro y alumnos) y seleccionar los segmentos de mayor
producción paraverbal. Con este criterio, escogimos un fragmento de seis
minutos, pertinente para el análisis. De él, transcribimos la verbalidad y
paraverbalidad en 97 turnos de habla, al modo que se muestra en la ftgu-
ra 2, correspondiente a 40 segundos. 10
La ficha de transcripción nos permitió considerar de un golpe de vista la
totalidad de la interacción de alumnos y maestro tanto verbal como paraverbal.
Asimismo, este esquema nos posibilitó dar cuenta de correlaciones, traslapes,
secuencias y sincronía. Consideramos en los traslapes tanto la simultaneidad
verbal como la paraverbal.
Diseñado el esquema, nos enfrentamos al problema de la descripción de
la paraverbalidad en sí. Porque si bien hay estudios previos que proponen
una detallada notación corporal (notación Laban), 11 para manejar tal grado

INTERACCIONES

E3 Unlvoca

E3 Biunlvoca
E3 Mirada
~ Desolazemiento

I
Escritorio I
Acceso

Figura 1. Interacciones.

10 El esquema se realizó a partir de nuestras necesidades analíticas y se complementó con la


descripción de turnos propuesta por el análisis conversacional. .
11 Rudolf Laban, coreógrafo checoslovaco, creó el sistema de escritura de movimiento al que
aludimos. Su contexto de origen es el coreográfico, pero su alcance escritural, por su capacidad
descriptiva, rebasa este estrecho ámbito. Para Laban, "una literatura de la danza y el mimo en símbolos
de movimiento es tan necesaria y deseable como lo son los registros históricos escritos de poesía y los
musicales en notación musical". Su escritura tendría por objetivo principal "desarrollar la precisión de la
observación y el análisis de las acciones corporales". Ella habría de lograr "una manera de descripción
que probablemente ayude a pensar en términos de movimiento". Rudol! Laban, El dominio del
movimiento, Mosteles, España, Fundamentos, 1987.

332
F Maestro F A3 F A2 F Al F A4 F A5 F Comentaríos
T A Texto interacción verbal y pa ra verbal

35 M Adjetiva (fuerte) A sentado, codo Sentada pier- Sentado toca A Sentada mira su Sentado con las

Inclina el tronco hacia adelante, camina hacia atrás. A derecho sobre nas juntas, bra- su boca con cuaderno y piernas estira- El movimiento
Entonces no se les olvide. Eso eso es importante C la paleta, mano la izquierdo mano izq. mueve la pluma das. brazos enfático prece-
baja y sube índice mano derecha, mira pizarrón C ovillada sobre A sobre el regazo Acomoda sus sin escribir cruzados al de al "entonces"
cuando ustedes ... tienen ... una construcción que está A la boca, mira M F apuntes pecho, mira a F
EFAV. adelanta el tronco, extiende índice derecho A piernas cruza- inclina su tron- F M cuando tiene
moaicenoo a una fase nominal uno tiene que pensar en A das, cuerpo índice izq. a la A co hacia adel. el turno. No mi-

bate el aire cuatro veces con el índice der. extendido C sesgado der. boca ra a sus com-
dos alternativas: o es adjetiva o es susteriuve adnommal A mira a Al apun- F Mira a Af F pañeros.

GFCl GFC2 GFCl GFC2 A tándole con el A

36 Ac aha A mira al techo in dice derecho

Asiente con movimientos cortos de cabeza A Realiza un

37 M Entonces. como ya les he dicho. les vamos a otorgar slem· C círculo imaginario

vista al pizarrón bate el aire con índrce derecho. C Hablando a Aj F Habla a Af, re- F

pre primero el beneficio de la duda a las adletlVas A la mira y rnue- laja los brazos Aecarga la ca· A Escribe sin le-

voltea a ver a los alumnos, camina F ve la mano der. Mira al cuader- beza contra la vantar la vista

y entonces para ver si son edietives o no ¿ qué tenemos A no de Ac mano izq. que

alterna la mirada del pizarrón a los alumnos F Con el lápiz en A apoya en su

que determmer? la boca mira F rodilla

EFAV mirando hacia arriba F a M fijamente

38 Ac Caso de la tuncior. adjetiva o de la función de relativo A

Mira a M sube antebrazo a la altura del hombro F Con mano suel- A

39 M Ah, ver si ese "que" es relativo A ta toma su bol- Levanta ambas F

mira al pizarrón, se~alandocon indice y medio der. A sa y busca algo manos a la al- Traslape verbal

40 Ac o es conjunción (bajo) A Mira a la cáma- tura del ante-

mueve la cabeza y las manos marcando la oisyon- A ra y luego a M F brazo y abre la F

ción mirando a M F boca sin emitir

41 M ¿eh? ¿cómo? F sonido

Mira a Ac tuamenta. proyecta cabeza hacra adelan- F

EFAV levantando marcadamente las cejas


42 Ac Es reteuvo o es conjunción A

Agita los brazos y mira fijamente a M. F

Figura 2. Simbología: T Turno. A Autorregulador. F Funciones. R Referencial. C Conativa. F Fática. GFC Gestos. FUNC. Complejos.
de detalle se requeriría una competencia escritural del movimiento que por
ahora no poseemos.
Tratamos de describir y especificar lo más posible las relaciones que nos
interesaban en nuestro microanálisis para dar cuenta de los gestos, sus
ocurrencias y correlaciones. Igualmente, buscamos ir anotando las intuicio-
nes acerca del significado y las funciones comunicativas "macronalíticas" de
los gestos en cada caso. Para ello, recurrimos a la proyección del video con
y sin audio, así como a otras manipulaciones que nos posibilitaran efectuar
un análisis más preciso: la cámara rápida, que nos permitió visual izar fá-
cilmente las repeticiones de gestos; la cámara lenta, que hizo posible la
descomposición del movimiento para corroborar su inicio y fin, lo mismo que
la simultaneidad de distintos gestos.
Algunas de las observaciones llevan a conclusiones obvias o a corrobo-
raciones de lo planteado por Knapp o Cosnier, pero no por ello, nos parece,
dejan de ser interesantes.
En primer lugar, comprobamos lo que es supuestamente obvio y natural:
a) que el significado lingüístico queda comprendido dentro de una pragmá-
tica situacional. Así, el sentido paraverbal se conjuga con el lingüístico para
enfatizar, complementar, sustituir o incluso contradecir el discurso hablado;
b) el incremento de la gestualidad en la totalidad o en la mayoría del grupo
se presenta ante la apelación del profesor (aunque en otros contextos, ésta
se incrementa también ante la dificultad de verbalizar, en la polémica, ante
necesidades de énfasis o en otras circunstancias, según el discurso en
cuestión). Creemos que es así tanto por el necesario correlato motor de la
atención como -y esto ya no es tan obvio- porque hay casi siempre un
correlato motor de un monólogo in erior (lo cual se aprecia claramente en uno
de los alumnos cuya gestualidad es casi permanente, o en otro que sigue con
el índice apuntando en el pizarrón lo que el maestro enuncia verbalmente).
En fin, con las premisas operativas expuestas inicialmente y con las acla-
raciones técnicas y metodológicas, podemos exponer nuestros adelantos en
su aplicación analítica concreta en tres secciones: a) las unidades, b) las
funciones y e) las relaciones tiempo-ritmo entre lo verbal y lo paraverbal.

a) Las unidades para verbales

Para estudiar la paraverbalidad, hemos querido definir su carácter de códiqo,"


el modo en que se expresa en ella un significado y los niveles en que opera.

12 Aunque algunos podrían quizá calificar el código paraverbal como débil, connotativo o continuo,
hemos preferido ahorrarnos calificativos porque no dan cuenta de la complejidad de los rasgos y
variantes paraverbales, la relativa independencia de los emblemas y las posibilidades de segmentación
en el continuum.

334
El principio metodológico inicial del que parten nuestras observaciones
es que el discurso paraverbal es inseparable del verbal.
En la paraverbalidad y en los gestos autocentrados -o reguladores,
como los llama Knapp- nos enfrentamos, según dice ya Cosnier, con una
gran variedad según las culturas, las situaciones y los individuos. La para-
verbalidad es un código desde el momento mismo en que podemos interpre-
tar. Sin embargo, su variación, lo mismo que su relación con lo verbal, hacen
que deba comprenderse en su especificidad.

El código

• Con la paraverbalidad es posible acertar, mentir, así como contradecir


la verbalidad -sea voluntaria, involuntariamente o por error.

• Aunque hay expresiones paraverbales condicionadas decisivamente


por la situación comunicativa, hay otras que sustituyen sistemáti-
camente, mediante el cuerpo y su movimiento, otra entidad ausente.
La paraverbalidad es un código que las más de las veces es depen-
diente de la verbalidad, pero muestra sin embargo posibilidades de
independencia relativa. El que se presente cierta independencia es
significativo. Reconocemos en ella la capacidad, señalada por Mounin
y otros, como definitoria de la verbalidad, 13 "de adaptar a las circuns-
tancias la cantidad de indicación significativa que se proporciona por
medio de la señal" -en este caso gestual.

• La existencia de una sintaxis paraverbal se echa de ver en la pun-


tuación de los gestos y los "silencios paraverbales", en la existencia de
posiciones marcadas y no marcadas, en la variación del significado
con el cambio de orden entre los gestos, en los modos de articulación
y variación del significado de acuerdo con el ritmo y la velocidad. La
gestualidad se construye, y se constituye de acuerdo con reglas, a
márgenes insoslayables.

La sintaxis se manifiesta en la articulación entre gestos sucesivos y si-


multáneos, al igual que en sus limitantes (por ejemplo, en situaciones
comunes, uno no puede afirmar con la cabeza y, al propio tiempo, negar
con el índice).

13 George Mounin, Introducción a la semiología, Barcelona, Anagrama, 1972. p. 96.

335
El significado

El modo de expresar un significado dentro del código paraverbal tiene


también características particulares:

• Un gesto en un mismo individuo puede referirse a dos o más signifi-


cados, según la situación, siempre y cuando sean comprensibles
ambos significados dentro de la cultura.

• Un mismo significado puede expresarse con diferentes gestos. Dicho


de otro modo, un significado es actualizable en muchas formas
distintas. Las variantes paraverbales de un significado son frecuentes.
Así por ejemplo, el significado "deja de hablar, terminó tu turno", pue-
de ser expresado con una actitud corporal global, con un ademán de
mostrar las dos palmas abiertas al frente o con una sola de ellas.

• A pesar de las variaciones, la paraverbalidad opera con algunas


formas prototípicas de un significado, tales como la negación median-
te un movimiento lateral de cabeza en nuestra cultura.

• Habiendo diversidad de actualizaciones, hay algún rasgo compartido


entre las variantes, así como relaciones y oposiciones constantes en-
tre los rasgos; así sucede por ejemplo con la horizontalidad del movi-
miento de la negación frente a la verticalidad de aquél de la afirmación.

Pero vayamos a lo concreto presentando los niveles de la paraverbalidad,


que muestran una analogía con los niveles lingüísticos.

Los niveles paraverbales

La paraverbalidad se manifiesta al menos en tres niveles: los gestos fun-


cionales complejos (que también se pueden llamar "enunciados paraver-
bales"), las partes integrantes de esos gestos funcionales complejos y
categorías en una dimensión aún menor, que pudieran equipararse a ras-
gos distintivos.
Veamos algunos de los gestos más recurrentes en nuestro análisis y las
funciones con las cuales se presentaron. Empezaremos por estas macroes-
tructuras del discurso paraverbal que estudiamos en el caso del profesor y
que decidimos llamar gestos funcionales complejos (GFC). Éstos son, dicho
llanamente, una variedad de gestos que se dan en forma simultánea en cada
sujeto cuando expresa corporal mente un significado dado.

336
GFC1) En contextos de apelación, se presentaron ligados en numerosas
ocasiones tanto el movimiento de las cejas como el movimiento corto de la
cabeza hacia atrás, la mirada hacia arriba (acompañando quizá los movi-
mientos de la cabeza) y la palma abierta (figura 3).
GFC2) Un segundo GFC, en contextos fático o apelativo, fue el movimien-
to corto y rápido de la cabeza hacia adelante y hacia abajo, un fruncimiento
s del ceño (de un tipo tal que, en nuestra cultura, asumimos que significa
atención) y una mirada frontal hacia el interpelado (figura 4 a y b).

o
s
s.

as
n-

Figura 3. GFc1

tun-
ver-
s y
ras-

ylas
roes-
sory
dicho
cada Figura 4a. GFc2. Figura 4b. GFc2.

337
GFC1) En contextos de apelación, se presentaron ligados en numerosas
ocasiones tanto el movimiento de las cejas como el movimiento corto de la
cabeza hacia atrás, la mirada hacia arriba (acompañando quizá los movi-
mientos de la cabeza) y la palma abierta (figura 3).
GFC2) Un segundo GFC, en contextos fático o apelativo, fue el movimien-
to corto y rápido de la cabeza hacia adelante y hacia abajo, un fruncimiento
del ceño (de un tipo tal que, en nuestra cultura, asumimos que significa
atención) y una mirada frontal hacia el interpelado (figura 4 a y b).

Figura 3. GFc1

Figura 4a. GFc2. Figura 4b. GFc2.

337
GFC3) Un tercer GFC muy repetido, también en contexto fático, fue el
movimiento corto y rápido de la cabeza hacia adelante con la mirada al fren-
te, con la intención de verificar el mantenimiento o la apertura del canal de
comunicación (figura 5).
Los gestos descritos se complementan con otros simultáneos que se
presentan en un continuo y que ahora pasaremos a aislar para fines des-
criptivos. Los gestos adelante seleccionados cumplen la condición de expre-
sar por sí mismos un significado y ser los más recurrentes. Esto, aclaramos,
no quiere decir que en determinado momento no pueda ser otro el elemento
más notorio o con mayor carga significativa dentro de un GFC.
1. La palma abierta (figura 6). Se presentó con palabras como 'diciendo',
'decir', 'presenta', 'fíjense', 'esto', 'eso'. Todas estas palabras tienen una
carga deíctica que hace irrumpir el discurso en la lengua y están relaciona-
das con los universales pragmáticos de Habermas (entendemos por deíxis
la utilización de expresiones cuyo referente no puede determinarse sino con
relación a los interlocutores, siendo los deícticos clásicos: 'yo', 'tú', 'aquí',
'ahora') .14
La palma abierta tiene pues carga deíctica (de embrague, conmutador
o shifter, diría Jakobson), y se presenta por tanto con una función referencia!
La referencia puede ser hacia algo concreto como una frase en el pizarrón
o hacia algo abstracto como 'el adjetivo'. Este gesto se encuentra también,
aunque en menor medida, con una función fática, presentando las palmas
en el momento de realizar una pregunta con la intención de pedir una
respuesta, otorgando el cambio de turno. En total, este gesto lo registramos
42 veces. Curiosamente, quizá por la actuación paraverbal del profesor y la
situación, es un deíctico que aparece casi el cuádruple que el gesto de
mostrar el índice, tomado comúnmente como el deíctico paraverbal por
excelencia.

Figura 5. GFc3.

14 Emile Benveniste, Problemas de lingüistica general, México, Siglo XXI, 13a. ed., 1986, pp. 172·178.

338
2. Mostrar el índice (o índice y medio, en el caso particular del profesor,
figura 7). Se hace colocándolo al frente, arriba o aliado. Cumple su conocida
función referencial, de deíctico, pero con carácter más restringido, empezan-
do porque, aunque aparece en contexto apelativo, nunca se presentó en
pregunta.
3. Movimiento abajo-arriba de la cabeza. Es lo que Knapp llama un
emblema, es decir, su significado admite una trasposición oral directa. Todos
sabemos que en este caso corresponde a la afirmación. Aquí lo interesante
estriba en otros detalles. Primeramente, no registramos un solo caso en que
se hiciera una afirmación sin que estuviese acompañada de la respectiva
paraverbalidad. En tres ocasiones, la paraverbalidad sustituyó a la
verbalización. En un caso la afirmación paraverbal no fue el movimiento de
cabeza sino el desplazamiento arriba-abajo del índice.
4. Movimiento lateral. Es la negación, significado que fue expresado
mediante dos formas: siete veces con movimiento de índice y seis con
movimiento de cabeza.
5. Movimiento de cejas (acompañado por lo general de leve movimiento
de cabeza atrás o arriba). Se presentó con una función fática para abrir el
canal y sobre todo con una función referencial, también con carga deíctica.
Como puede verse según la descripción anterior, resulta que hay ciertos
movimientos que son los más significativos o usuales, pero en determinados
contextos, o al haber un impedimento motor, el mismo significado es expre-
sado por otro gesto. Este hecho nos revela la existencia de un nivel primordial
de la paraverbalidad, el de los rasgos. Veamos, por ejemplo, el caso del mo-
vimiento abajo-arriba de la cabeza, el más usual en la afirmación: si la situa-
ción o un obstáculo motor impiden realizarlo, es sustituido por el movimiento
abajo-arriba del índice. Ambos gestos, el de la cabeza y el del índice, com-
parten sin embargo: 1. El movimiento y 2. La dirección, abajo-arriba como
distintivos de la afirmación.
No es posible en este trabajo abordar en detalle el complejo nivel de los
rasgos, pero es claro su reconocimiento e importancia significativa en; por
ejemplo, este señalamiento con el índice, gesto en el cual operan, según

Ffigura 6. Figura 7.

339
Eco, longitud, apicalidad (referido a la punta del dedo), movimiento direccional
(derecha, izquierda, arriba, abajo) y fuerza dinámica (lento, rápido);" La dis-
tinción de estos rasgos haría posible una escritura paraverbal suficiente y
completa, tal como lo atestiguamos en las escrituras del movimiento ya
existentes y empleadas en otros sistemas semióticos como la etnografía o
la coreografía.

b) Las funciones para verbales

La paraverbalidad es precisada y codificada de acuerdo con el discurso en


su conjunto, y por ello, como adelantamos ya en la introducción y en la des-
cripción de las unidades, está asociada a funciones específicas, las cuales
era nuestro objetivo estudiar.
La observación de los gestos complejos nos dio la pista de una importan-
te presencia de la función fática. Para continuar analizando las funciones,
pasamos luego al siguiente nivel de manifestación de lo paraverbal: los
componentes de los GFC. Aquí hicimos un muestreo representativo más
reducido de alumnos y maestro, del cual resultó que por 26 funciones pre-
dominantes de las emisiones verbales, se presentaron 50 funciones
paraverbales claramente diferenciadas, de acuerdo con el siguiente cuadro:

Funciones Verbalidad Paraverbalidad Relación entre ambas

Referencial 24 24 Igualdad
Apelativa 2 5 +3 F. paraverbales
Fática O 21 +21 F. paraverbales

Resalta de inmediato que es muy frecuente la función fática, como ya lo


había hecho notar Cosnier. De hecho, esta función comunicativa es primor-
dialmente paraverbal, ya que sería difícil verificar verbalmente cómo se man-
tiene el canal sin interrumpir el discurso. Lo fático verbal aparece sobre todo
en situaciones en las cuales no existe contacto visual -como al hablar por
teléfono, situación en que el hablante requiere revisar verbalmente la aten-
ción del otro-, pero en la mayoría de los contextos, como en la interacción
analizada, se mantiene el control sobre el canal de comunicación por la vía
paraverbal. El mantenimiento de éste se presentó en 16 ocasiones mediante
el contacto visual, en dos mediante la orientación del oído y en tres más
mediante la realización de gestos para la especificación del turno.'

15 Umberto Eco, Trmedo de semiótica general, México, Nueva Imagen Lumen, 2a. ed., 1980.

340
El predominio de lo paraverbal que se presenta también en la función
apelativa, se debe a razones similares a las expuestas en relación con la
función fática.
En cuanto a la función referencial, si bien es cierto, como afirma Cosnier,
que descansa mucho en la palabra, no es menos cierto que es expresada
también de manera importante por la vía paraverbal. La función referencial
es de tres tipos: simbólica, referencial propiamente dicha y deíctica. En la
interacción analizada, la función referencial paraverbal más común estuvo
vinculada a la deixis, que se carga de sentido en su uso, se llena en la situa-
ción. La deixis paraverbal permite tanto la continuidad del discurso con la
simultánea especificación del referente como la topicalización (énfasis en un
constituyente del enunciado).

e) La correlación tiempo-ritmo entre lo verbal y lo para verbal

Hemos visto que una función paraverbal puede abarcar varias palabras.
Superficialmente, el curso temporal paraverbal no es plenamente coinciden-
te con el tiempo verbal. Pero al observar más de cerca, se aprecia una
estrecha correlación rítmica entre lo verbal y lo paraverbal, existiendo rela-
ciones de precedencia, de coincidencia rítmica o de consecutividad. Pero
antes de ver los ejemplos concretos al respecto, es pertinente hacer un pa-
réntesis teórico.
Cuando Lenneberg escribía acerca de las bases biológicas del lenguaje,
hacía ver que existe una preprogramación del habla en la cual los aconteci-
mientos fisiológicos comandados desde la corteza cerebral preceden a los
acontecimientos acústicos relacionados con la programación por
retroalimentación auditiva. Lenneberg apuntaba también en sus escritos
sistematizadores y pioneros, que existe un ritmo neural que es, por así
decirlo, motor de otros movimientos rítmicos:

La mecánica motora (y probablemente incluso la sintaxis) no constituye una


excepción a este respecto, pues el habla (y otras conductas humanas) no es
diferente de muchos otros tipos de conductas animales complejas. En el
hombre, sin embargo, ese motor rítmico favorece una actividad altamente
especializada, a saber, el habla."

Este autor formula además la hipótesis de que los patrones temporales sobre
los que se basan los automatismos neuromusculares tienen en lo. raíz un
ritmo fisiológico consistente en cambios periódicos de "estados" a una velo-

16 Eric Lenneb&rg, Fundamentos biológicos del lenguaje, Madrid, Alianza Universidad, 1985, pp.
134·135.

341
cidad de 6 ± 1 ciclos por segundo, y su evidencia es la de cierta actividad de
la corteza cerebral durante el habla, la movilidad muscular, el ritmo respira-
torio y la capacidad para articular sílabas durante la pronunciación discursiva,
fenómenos todos que coinciden en la frecuencia de 6 ± 1 ciclos por se-
gundoY
Al analizar, pues, un corpus paraverbal, uno se encuentra con esta rele-
vancia del ritmo en la relación verbal-paraverbal, y no sólo en lo intraindivi-
dual sino también en lo interindividual.
Podemos observar en ejemplos concretos cinco aspectos diversos de la
relación rítmica en lo intraindividual yendo desde el discurso hasta la sílaba:
1. En numerosos casos, lo paraverbal es catafórico, es decir, se adelanta,
anuncia lo verbal. El sujeto tiene en ocasiones una noción del discurso que
va a emitir verbalmente, como cuando el maestro niega varias veces con el
índice antes de empezar a negar con la palabra. Es este un hecho interesan-
te para la cognición, la interacción y la preprogramación, lo mismo que las
anáforas y catáforas lingüísticas. 2. En lo que se refiere a la sincronización
en el plano sintáctico, cabe citar que una muestra de ello es que la paraver-
balidad coincide -según nuestro corpus- con el verbo principal de las perí-
frasis verbales. 3. Las correlaciones entre prosodia y paraverbalidad se dan
de varias maneras: a) Existe una relación del inicio de palabra con el inicio
de un movimiento. Así, por ejemplo, en el citado caso de la negación, no se
emite el 'no' verbal en cualquier momento, sino precisamente cuando co-
mienza un desplazamiento lateral del índice de adentro hacia afuera. b) Otros
varios casos de coincidencia rítmica tienen que ver con gestos cuyo inicio
y énfasis está claramente relacionado con una sílaba (aquélla enfatizada).
e) La relación entre el aumento de la paraverbalidad y los cambios prosódi-
cos (aumento o disminución de volumen), especialmente cuando el hablan-
te busca enfatizar un segmento del discurso.
Citemos, para afianzar este punto, un caso interesante de sincronización
espontánea intraindividual: un alumno, al plantear una disyunción, expuso
verbalmente los dos términos, uno tras otro, mientras la disyunción casi inau-
dible la daba claramente con el desplazamiento de las manos en paralelo de
un punto al otro opuesto. Todavía, inmediatamente después, para dar cuen-
ta de la conjunción, unió las manos, enfatizando lo dicho.
Ya en cuanto a la sincronización verbal y gestual interindividual, en-
contramos, entre otros ejemplos, el de un alumno que enumera marcando
con un dedo de la mano derecha cada dedo de la mano izquierda mientras
el maestro sigue dicha enumeración tanto verbalmente -completando el

17 Condon es otro autor que propone, desde otro terreno, que el ritmo es una condición sine qua non
de la comunicación. Véase: W. S. Condon, "Linguistic kinesic research and dance therapy", en Actas de
la 3a. Conferencia Anual de la American Dance Therapy Association, 1968. Lo mismo podrían revisarse
con provecho-los más recientes modelos psicolingüísticos acerca de la codificación del lenguaje oral y
escrito.

342
discurso iniciado por el alumno- como paraverbalmente -inclinando la
cabeza con cada descenso del dedo del alumno para marcar la enumera-
ción-. En otro plano, en determinado momento, pudimos observar que en
la interacción comunicativa existe un diálogo de gestualidades. El que en un
primer momento es oyente, al tomar el turno retama aspectos de la gestua-
lidad de quien lo antecedió en la palabra, a la manera de un eco paraverbal
como el empleado por los niños para retomar el discurso verbal adulto. Una
ilustración de esto la pudimos apreciar con el empleo de la cámara lenta
cuando un alumno, al hacer referencia a un cuadro sinóptico en su cuaderno,
lo "dibuja" primeramente encima de sus apuntes y en un segundo momento
lo lleva frente a sí y a partir de ese punto el maestro, por así decirlo, retama
el gesto, lo transporta al pizarrón y lo manipula a su propia manera.
En el nivel plurindividual, un ejemplo significativo del diálogo de ges-
tualidades se presenta en lo que podríamos llamar un traslape paraverbal
en la interacción maestro, alumno 1 y alumno 2. Cuando el alumno 1 tiene
el turno, el maestro interrumpe momentáneamente. Entonces, el alum-
no 1 pide conservar el turno diciendo: "iPará!, para aclararme yo ...", levan-
ta luego ligeramente el brazo y, traslapándose, el alumno 2 se dirige al
alumno 1 levantando también el brazo como si le pidiera el turno o lo
estuviera llamando.

A modo de conclusión

Estos acercamientos analíticos a la ciencia lingüística constituyen en reali-


dad una muestra de nuestra fascinación por el fenómeno de la comunica-
ción humana. El trabajo es una ilustración de nuestro avance por compro-
bar en estudios sucesivos y relacionados con muchos de los enfoques que
por ahora nos vimos obligados a excluir: 1. El énfasis paraverbal (la iteración
de un gesto). 2. La diferenciación de la postura y el movimiento paraverbal.
3. El silencio, la pausa paraverbal (consistente en el mantenimiento pro-
longado de una actitud). 4. La manifestación de la lateralización cerebral
(por ejemplo, alumnos y profesor gesticulan con la mano izquierda, pero al
enumerar o hacer el emblema de un número, cambian a la mano derecha,
controlada por el hemisferio izquierdo)."
Este acercamiento nos hace creer que la paraverbalidad, tan relegada,
puede ser un elemento importante para comprender muchos de los fenóme-
nos lingüísticos y cognitivos. Los elementos de nuestra reflexión que fuimos

18 Ordinariamente, el hemisferio izquierdo se halla más directamente involucrado que el derecho


en las funciones del lenguaje. E.",idencia de esto son las lesiones focales izquierdas, que provocan
alteraciones afásicas, mientras que las lesiones en el lado derecho sólo las producen en un 3 por ciento
de los pacientes adultos.

343
desprendiendo en el curso de la descripción y análisis nos parecieron
suficientemente provocadores e interesantes, para atrevernos a exponer-
los en este coloquio como un homenaje a la imaginación e inteligencia de
Jakobson.

Bibliografía

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creación verbal, México, Siglo XXI, 3a. ed., 1989.
Benveniste, Emile, Problemas de lingüística general, México, Siglo XXI,
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Condon, W. S., "Linguistic Kinesic research and dance therapy", en Actas
de la 3a. Conferencia Anual de la American Dance Therapy
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Cosnier, Jacques, "Gestes et situation conversacionnelle", en Strategies
discursives, Actes du Colloque du Centre de Recherches Lingüistiques
et Semiologiques de Lyon, Universidad de Lyon, 1977.
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en español, "Relaciones entre las ciencias del lenguaje y las otras
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Laban, Rudolf, El dominio del movimiento, Mosteles, Fundamentos, 1987.
Lenneberg, Eric, Fundamentos biológicos del lenguaje, Madrid, Alianza
Universidad, 1985.
Mounin, George, Introducción a la semiología, Barcelona, Anagrama, 1972.

344
Jakobson y Lévi-Strauss: continuidades
y discontinuidades
Julieta Haidar*

Para abordar la temática propuesta, desarrollamos este trabajo en dos par-


tes que se complementan mutuamente. En la primera, planteamos la im-
portancia de Jakobson para la constitución de la antropología estructural
(punto que, a pesar de estar ya bastante difundido, presenta todavía muchos
aspectos productivos y discutibles) tanto en términos epistemológicos, como
teóricos y metodológicos. En este sentido, es relevante considerar la rela-
ción interdisciplinaria que se concreta tan brillantemente en el objeto de
estudio de la antropología estructural, así como señalar algunas discusiones
respecto de la pertinencia de la aplicación de los modelos lingüísticos para
el análisis cultural.'
En la segunda parte, nos proponemos establecer las continuidades y las
discontinuidades entre Lévi-Strauss y Jakobson, evidenciando las caracte-
rísticas de su lectura que producen, al mismo tiempo, posibilidades analíti-
cas brillantes y adecuaciones peligrosas. De la prolífera interdiscursividad
explícita e implícita de la teoría jakobsoniana presente en la obra de Lévi-
Strauss, destacamos más lo que Lévi-Strauss no retomó de Jakobson y
menos lo que consideró, con lo cual podemos explicar muchas de las ten-
siones teóricas de la antropología estructural. Establecer las continuida-
des y discontinuidades entre estas dos producciones teóricas tan importan-
tes, constituye un soporte significativo para reflexionar sobre las relaciones
entre antropología y la lingüística .

• Maestría en Lingüística de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 Ésta constituye una discusión permanente, continua, latente, que adquiere mayor o menorfuerza
dependiendo de la época. Replantear la relación del lenguaje con las ciencias sociales es un tema que
surge en la historia como práctica discursiva a inicios de la década de 1970; posteriormente, esta reflexión
se extiende a otras ciencias sociales, y a finales de la década de 1980 aparecen los aportes referentes
a la concepción de las etnografías como prácticas discursivas. Concebir la historia, la antropología, la
sociología y otras ciencias en su dimensión de prácticas discursivas, produce un trastocamiento en
la reflexión cognoscitiva y el lenguaje adquiere un estatuto heurístico fundamental.

345
La interdisciplinariedad lingüística/antropología.
La pertinencia de los modelos lingüísticos para el análisis cultural

La interáisciplinariedad entre la lingüística y la antropología es prácticamen-


te inelucible.!o que se puede corroborar en la diferentes tendencias teóricas
del campo científico antropológico. Además de otras explicaciones, esta
interdisciplinariedad clásica, histórica, se basa en una relación fundante,
primigenia, entre la lengua y la cultura (quizás sea obvio, pero es necesario
aclarar que consideramos el funcionamiento lingüístico como un tipo pecu-
liar del funcionamiento cultural, con lo cual la separación tiene como objeti-
vo fines analíticos). En efecto, y sin ningún afán de hipostasiar el lenguaje,
ningún investigador de la cultura puede olvidar la dimensión lingüística,
aunque sea desde ángulos y alcances distintos: como un acceso a la cultura,
como una dimensión constitutiva de la cultura, como un funcionamiento
metalingüístico presente en los discursos de las teorías antropológicas, yen
las mismas etnografías.
La lingüística estructural, al construir su objeto de estudio desde una
dimensión sistémica, se sintoniza perfectamente con la antropología estruc-
tural, que se ubica en el análisis de los sistemas culturales y no de las
prácticas culturales. Esta elección explica.las principales problemáticas que
la antropología estructural se propone resolver:

a) Establecer el funcionamiento lógico y las estructuras lógicas del


espíritu humano.
b) Determinar y analizar las universales formales de la cultura, enten-
didos como estructuras invariantes universales.

Jakobson constituye uno de los soportes fundamentales para que l.évi-


Strauss pudiera construir dentro de estos parámetros la teoría y el análisis
estructurales: una continuidad, una convergencia posible porque Jakobson,
en innumerables trabajos, se preocupa por la búsqueda de los universales
del lenguaje, en la dimensión fonológica principalmente, con la propuesta de
la universalidad del triángulo vocálico y consonántico."
La interdisciplinariedad expuesta adquiere nuevos alcances cuando
Lévi-Strauss concibe a la antropología como una semiología, en 1968, en
Antropología estructural. Esta homologación, novedosa por la época en que
aparece, permite al autor establecer dos premisas: a) los fenómenos antro-
pológicos, al ser semiológicos, conducen necesariamente a una interdiciplina-
riedad entre las ciencias sociales, y b) todos los fenómenos que interesan

2 Julieta Haidar, El estructuralismo (o Lévi-Strauss y la fascinación de la razón), México, Juan


Pablos, 1990, p. 19; Roman Jakobson, Fonema e fonología, Río de Janeiro, Livraria Académica, 1972,
pp. 134·135.

346
a la antropología constituyen siqnos." De una interdiciplinariedad entre
lingüística y antropología, pasamos a una entre semiología y antropología,
proceso en el cual la última abarca la primera estableciendo algunas ten-
siones. En efecto, las investigaciones de Lévi-Strauss abarcan las dimensio-
nes verbales y las no-verbales, como podemos ejemplificar con el análisis
mítico, de los sistemas de parentesco, de los ritos, de las máscaras, entre
otros; sin embargo, su semiología se relaciona más fundamentalmente con
lo verbal, ya que sus investigaciones más amplias y acabadas se refieren a
los mitos.
Este privilegio de la dimensión propiamente lingüística frente a la semió-
tica se puede observar en los siguientes planteamientos del mismo Lévi-
Strauss: a) sólo el conocimiento de la lengua permite acceder al sistema de
categorías lógicas y valores morales, diferente al sistema del investigador,
y b) la lingü ística, mejor que cualquier otra ciencia, logró un método para pa-
sar de elementos carentes de significación en sí mismos, a la consideración
de un sistema semántico, mostrando cómo el segundo puede edificarse
mediante el primero; éste es un funcionamiento peculiar del lenguaje y de la
cultura en su conjunto."
En este momento, podemos ya pensar la interdiciplinariedad en térmi-
nos de las continuidades y discontinuidades. Las continuidades entre las
dos disciplinas se observan en los siguientes puntos: a) el privilegio de lo
sistemático sobre el uso (aunque Jakobson no asume esta oposición de
modo tan estático); b) la búsqueda de universales lingüísticos y cultura-
les, y c) el carácter semiótico del lenguaje y de la cultura.
Las discontinuidades aparecen en concordancia con las tensiones teó-
ricas del discurso lévistraussiano. La primera se establece porque no hay
una diferencia explícita entre una semiología verbal y una no-verbal que
presentan problemáticas y complejidades distintas, como desarrollan clara-
mente muchos semióticos. La segunda emerge porque Lévi-Strauss consi-
dera, en este momento de su exposición, la dimensión fonológica y la se-
mántica articuladas, lo que después intenta borrar en la construcción de su
modelo analítico. En otras palabras, lo fundamental para poder sostener los
universales formales de la cultura es partir del funcionamiento fonológico
estructural, y no recurrir a lo semántico, lo que en muchos momentos de su
producción Lévi-Strauss no logra sostener.
La primera tensión se debilita cuando Jakobson asevera que Lévi-
Strauss propone el más productivo intento de interpretar la sociedad en
general en términos de una teoría de la comunicación. Los tres tipos de
comunicación, la de los bienes y servicios, la de las mujeres y la de los

3 Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, La Habana, Instituto del Libro, 1970, pp. XXXIII-
XXXIV.
4 Ibid., p. 332.

347
mensajes, presuponen la asignación de un papel fundamental del lenguaje:
a) los tres implican genéticamente la prexistencia del lenguaje; b) las tres
formas de comunicación vienen acompañadas de algunos desempeños
verbales y/o de otros desempeños semióticos, y e) si no son verbalizadas,
todas son traducibles en mensajes verbales."
Con lo expuesto, Jakobson explicita el funcionamiento complejo entre lo
verbal y lo no verbal, que en Lévi-Strauss no estaba tan claro. Interesante
esta interdiscursividad, esta estructura dialógica, esta polifonía entre dos
grandes pensadores.
La segunda tensión se conserva porque es fruto de una confusión
analítica de Lévi-Strauss, al aceptar el cambio epistemológico del estruc-
turalismo lingüístico clásico. Desde esta perspectiva, el privilegio del análisis
de la forma sobre la sustancia, no implica de ninguna manera que el análi-
sis estructural sólo quedaría en la dimensión material del significante, sino
que en toda semiótica la dimensión del significante está orgánicamente
relacionada con la del significado.
Ésta constituye una de las grandes tensiones teóricas de Lévi-Strauss,
al confundir lo material con lo formal. La forma corresponde a lo sistémi-
co, funcionamiento que no se reduce sólo al nivel fonológico, sino que atra-
viesa también los otros niveles. Esta confusión es la responsable de que se
utilicen las oposiciones binarias tonolóqlcas como formas vacías de senti-
do para analizar los sistemas míticos, lo que obliga a un salto analítico del
fonema al mitema, en el cual es difícil sostener la separación entre las uni-
dades distintivas y las significativas de la lingüística estructural.
Las tensiones observadas constituyen un puente para introducir la dis-
cusión sobre la pertinencia o no de la aplicación del modelo lingüístico a las
otras ciencias, que produce una diversidad de posiciones. Desde la lingüística
funcional-estructural, Martinet considera que tal pertinencia debe ser discuti-
da en relación con los diferentes modelos postsaussureanos que se desarro-
llan, como son: a) el modelo descriptivo americano, con su primer exponen-
te Bloomfield; b) el modelo pragmático, desarrollado a partir de Peirce por
Morris; e) el modelo de Hjemslev, la glosemática, que es muy dinámico y ex-
plicativo, al considerar el plano de la expresión y del contenido, y ambos la
dimensión de la sustancia (lo no sistémico) y de la forma (lo sistémico);
d) el modelo de la doble articulación del lenguaje, planteado por el mismo
Martinet; e) el modelo binario de Jakobson, fundado en un apriorismo teleo-
lógico, y f) el modelo generativo-transformacional de Chomsky, también de
corte apriorístico y universalista." Entre tantas posibilidades analíticas, la
aplicación del modelo de Jakobson a otras áreas científicas, como la an-

5 Roman Jakobson, Lingüística, poética, cinema, Sao Paulo, Perspectiva, 1970, p. 22.
6 André Martinet, "Ponencia", en Labrousse (ed.), Las estructuras y los hombres, Barcelona, Ariel,
1969, pp. 12-14.

348
tropología, presenta las siguientes características de corte más bien nega-
tivo: a) un uso metafórico, como se evidencia en la homología que estable-
ce Lévi-Strauss entre el intercambio de palabras y el de las mujeres, y b) un
análisis estructural antihistoricista, derivado del modelo de .Jakobson.?
Estamos de acuerdo con Martinet respecto de que la elección del modelo
lingüístico produce resultados y alcances distintos, pero es necesario mati-
zar sus afirmaciones. En primer lugar, nos parece que el antihistoricismo de
la antropología estructural se debe a una lectura parcial de la propuesta ja-
kobsoniana, ya que Lévi-Strauss privilegia enfáticamente lo estructural y
excluye casi totalmente lo funcional, que son dimensiones constitutivas en
la teoría praguense; esta exclusión, de alguna manera, transforma la apli-
cación del modelo lingüístico de Jakobson realizada por Lévi-Strauss. En
segundo lugar, es necesario actualizar la posición de Martinet respecto del
funcionamiento metafórico, ya que en las tendencias actuales no sólo se
postula que este funcionamiento está presente en los discursos científi-
cos y en cualquier discurso, sino que las metáforas se relacionan con la
coqnición."
La polémica es amplia, diversa, continua, pero no pretendemos en este
trabajo extendernos en ella, sino establecer nuestra posición respecto de la
pertinencia o no de la aplicación del modelo lingüístico a otras ciencias, fun-
damentalmente las sociales: a) la pertinencia depende, en primer lugar, del
modelo lingüístico seleccionado en relación con la construcción de los
diferentes objetos de estudio en el campo de la antropología, específicamente;
b) en segundo lugar, ésta depende del estatuto del lenguaje en relación con
las ciencias sociales que anteriormente no lo consideraban una dimensión
constitutiva, y excluían su misma materialidad, y e) en síntesis somos más
proclives a aceptar la pertinencia, ya que en las posiciones más contempo-
ráneas las prácticas culturales son concebidas como prácticas semiótico-
dicursivas.?
Desde nuestro punto de vista, siempre es necesaria una vigilancia con-
tinua y rigurosa para enfrentar las modificaciones que suelen ocurrir cuando
se desprenden las categorías construidas de determinados cuerpos teóri-
cos, para evitar el eclecticismo y realizar con seriedad las adecuaciones
necesarias. En consecuencia, a pesar de las dificultades, propugnamos por
una postura epistemológica, tanto en el campo de las ciencias del lenguaje
como en otros campos científicos de convergencia crítica, en la cual lo mul-
tidisciplinario y lo interdisciplinario están en constante construcción y recons-
trucción. Estos movimientos responden a complejas necesidades, tanto de
orden teórico-metodológico como histórico. .

7 Ibid., p. 15.
8 G. Lakoff y M. Johnson, Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra, 1986, p. 47.
9 Julieta Hairlar, "Las prácticas culturales como prácticas semiótico-discursivas", en Metodología y
Cultura, México, CONACULTA, 1994, pp. 119-160.

349
las continuidades y discontinuidades
entre lévi-Strauss y Jakobson

En esta segunda parte del trabajo, nos dedicamos fundamentalmente a


señalar las continuidades y discontinuidades entre Lévi-Strauss y Jakobson
(que de alguna manera ya adelantamos en la primera parte), considerando
las propuestas del Círculo Lingüístico de Praga, y en particular las de Ja-
kobson.
El Círculo Lingüístico de Praga presenta características muy específicas
y fundantes, lo que explica su impacto teórico e histórico en las diferentes
corrientes lingüísticas; para los fines de esta exposición sólo destacamos los
elementos analíticos que permitan comprender la compleja relación entre
estos dos pensadores.
E I carácter teleológico del método praguense ubica las problemáticas no
desde una relación de causa-efecto, sino de medio-fin, toda vez que el na-
cimiento de las normas exige una interpretación teleológica que considere
los fines y su jerarquía. Según Jakobson, pasar de la causalidad a la teleo-
logía permite a la ciencia lingüística develar la diversidad de las funciones
de la lengua y la influencia que éstas ejercen sobre la forma lingüística, so-
bre lo sistémico;'? es interesante evidenciar el privilegio que establece
Jakobson en la relación función-forma, que no siempre se considera. Esta
característica importante del modelo analítico praguense es retomada sólo
parcialmente por Lévi-Strauss, que privilegia la forma y excluye la función
que constituiría una seria dificultad para la construcción de su objeto de
estudio. En efecto, en su ruptura teórico-metodológica con la antropología
funcional deMalinowski.Radcliffe-Brownyotros.critica con vehemencia
las explicaciones teleológicas que realizan estos antropólogos. Continuidad
y discontinuidad con el pensamiento praguense, que con Trnka insiste: "En
el análisis lingüístico debe uno situarse en el punto de vista de la función.
Desde este punto de vista la lengua es un sistema de medios de expresión
apropiados para un fin."!'
El modelo de análisis del Círculo de Praga es funcional y estructural
al mismo tiempo, porque considera que la lengua desempeña funciones en
las comunidades lingüísticas que se realizan gracias a un funcionamiento
sistémico. Pero, al contrario de Saussure, el sistema está constituido por
diferentes subsistemas abiertos y mutuamente interdependientes; en un
primer momento, los subsistemas se relacionan con los diferentes niveles
del análisis lingüístico, que se modifican dinámicamente; sin embargo,

10 Roman Ossipovitch Jakobson, "A escola linguistica de Praga", en Círculo Lingüístico de Praga:
estructuralismo e semiologia, Porto Alegre, Dionisio Toledo, Globo, 1978.
11 Trnka ét al., "Las tesis de 1929", en El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1930, pp. 31-32;
Julieta Haidar, El estructuralismo, op. cit., p. 37.

350
posteriormente Jakobson, al proponer las funciones del lenguaje, plan-
tea que cada una desarrolla subcódigos especiñcos." A nuestro juicio, estas
dos concepciones de los subsistemas, que después aparecen como sub-
códigos, no se contradicen, sino que dan cuenta de la riqueza analítica de
la propuesta jakobsoniana, en donde cabe tanto el funcionamiento sistémico
como las prácticas discursivas, que en ningún momento están pensados
como dimensiones excluyentes.
Jakobson insistió siempre en el carácter abierto y dinámico del sistema
lingüístico, en sus cambios continuos, en oposición a la estabilidad, ya lo es-
tático; además, propone la variación en relación con los subcódigos articu-
lados a las funciones del lenguaje. Lévi-Strauss, al privilegiar lo sistémico-
estructural, no puede dar cuenta en sus análisis de estos tipos de cambios
más ligados a las prácticas, sino que los cambios son de estructuras a es-
tructuras a partir de diferentes reglas de transformación.
El modelo praguense, por otro lado, es fundamentalmente sincrónico,
y no diacrónico; sin embargo, la opción por lo sincrónico no excluye lo
diacrónico, como ocurre en la posición saussureana. Existe una diferencia
fundamental que no homologa la sincron ía con lo estático; la elección se fun-
damenta en los siguientes planteamientos: a) el análisis sincrónico de la
lengua permite conocer la esencia y el carácter de la misma, porque en cual-
quier estado actual de lengua seleccionada, los datos que ofrece son com-
pletos; b) entre el análisis sincrónico y el diacrónico no existen barreras
definitivas; del mismo modo como los estudios diacrónicos no pueden excluir
las categorías de sistema y función, los estudios sincrónicos no pueden
excluir los fenómenos de evolución, ya que en una lingüística sincrónica hay
que reconocer tanto los arcaísmos como los neoloqisrnos;" los primeros
remiten a un movimiento hacia el pasado, y los segundos a un movimiento
hacia el futuro.
Jakobson y la escuela praguense realizan aportes muy importantes al
distinguir lo estático de lo sincrónico en los siguientes términos: lo estático
constituye un procedimiento científico instrumental, y lo sincrónico es un
corte metodológico que no elimina el movimiento. Para Jakobson, constitu-
yen graves errores teórico-metodológicos oponer como dos dimensiones
separadas la sincronía, lo estático, lo teleológico por un lado, y la diacronía,
lo dinámico, la causalidad, por el otro."
En la posición metodológica de Lévi-Strauss no encontramos esta rique-
za consecuente de la articulación de lo sincrónico con lo diacrónico, sino que

12 Joseph Vachek, "A teoría linguística da Escola de Praga", en Circulo Lingüistico de Praga:
estructuralismo e semiologia, op. cit., pp. 31-35; Roman Jakobson, Ensayos de lingüfstica general,
Barcelona, Seix Barral, 1974.
13 Vachek, op. cit., p. 32; Tmka et. al. op. cit., pp. 31-32.
14 Roman Jakobson, "Principios de fonología histórica", en El Circulo de Praga, op. cit., pp. 126-129.

351
más bien se realizan recortes y adecuaciones que no sólo asumen la opo-
sición entre sincronía y diacronía, sino que se homologa la sincronía con
lo estático, con lo cual se aleja de los planteamientos jakobsonianos. A
nuestro juicio, estas adecuaciones no son producto de un descuido analítico
o de una incomprensión de la propuesta jakobsoniana en su cabalidad, sino
de la necesidad de elegir lo pertinente para la construcción de su objeto de
estudio; y así lo hizo, estableciendo para la antropología estructural un mé-
todo sincrónico, estático, desvinculado de la historia, de la cultura concreta.
Las categorías de sincronía y diacronía se aplican al totemismo, a los
mitos, a la culinaria, que tomamos para ejemplificar. Lévi-Strauss plantea
que la cocina francesa está concebida diacrónicamente y la cocina china
sincrónicamente: en la primera no aparecen las mismas oposiciones en
distintos momentos, mientras que en la segunda, las mismas oposiciones
pueden servir para construir todas las partes de la comida, la cual es servida
al mismo tiempo."
La homologación de lo sincrónico con lo estático adquiere total per-
tinencia para el análisis de las estructuras universales del espíritu humano
que se pueden observar en toda producción cultural, punto nodal de las
investigaciones de Lévi-Strauss para quien no tendría mucho sentido con-
siderar o privilegiar el carácter dinámico de las estructuras, sino resaltar lo
invariante. En Antropología estructural, el método estructural se concibe
con base en las siguientes premisas:

a) Es sincrónico lo que incide en la determinación del tipo y del tamaño


del corpus que se constituyen en cada investigación.
b) Es estructural lo que determina la unidad básica, la estructura, y
conduce a la aplicación de reglas de transformación del tipo lógico-
matemático (más evidente en el análisis de los sistemas de parentes-
co) y de reglas de transformación por oposición, correlación y per-
mutación, provenientes del análisis fonológico.
c) Necesidad metodológica de construir un modelo, único instrumen-
to de acceso para conocer las estructuras universales e invariantes
que están inmanentes en la diversidad empírica cultural."

El análisis fonológico funcional-estructural del Círculo de Praga se rea-


liza con base en las oposiciones binarias distintivas que se pueden estable-
cer entre los fonemas; con esta propuesta se opone al método atomizante
de los neogramáticos y se puede articular el análisis fonológico con los otros
niveles del sistema lingüístico, lo que permite desarrollar una teoría del cam-
bio convincente. De este modo, un cambio fónico puede 'considerarse el

15 Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, op. cit., p. 79.


16 Julieta Haidar, El estructuralismo, op. cit., p. 131.

352
detonador de una mutación fonológica o de un haz de mutaciones que, si se
han producido al mismo tiempo, deben analizarse como un todo."
Para Lévi-Strauss, los resultados científicos del análisis lingüístico fue-
ron posibles gracias a la fonología estructural (nótese que el autor siempre
enfatiza lo estructural sobre lo funcional, al contrario de la posición de Praga),
con-la cual se logra superar las manifestaciones conscientes e históricas de
la lengua y alcanzar las realidades objetivas: los sistemas de relaciones que
son producto de la actividad inconsciente del espíritu." En estos plantea-
mientos fonológicos, Lévi-Strauss encuentra dos vetas fecundas para sus
investigaciones de las estructuras invariantes: las oposiciones binarias dis-
tintivas y la dimensión inconsciente de las reglas fonológicas.
Lo anterior constituye una continuidad, que conduce muy rápidamente
a una discontinuidad. De todos los niveles lingüísticos, Lévi-Strauss privile-
gia el fonológico, el de las unidades distintivas y no significativas; tal elección
implica varios riesgos que el mismo Lévi-Strauss considera: a) el método
fonológico no se puede aplicar sin determinados ajustes a los sistemas de
parentesco y a otros sistemas culturales (lo que él realiza), y b) existe una
profunda diferencia entre el cuadro de los fonemas de una lengua y el cuadro
de los términos de parentesco de una cultura. Sin embargo, tales conside-
raciones no inhiben al autor para la aplicación del método fonológico, al cual
realiza adecuaciones muy contradictorias, y más bien siempre que pue-
de reverencia enfáticamente a la fonología: "La fonología no puede dejar de
cumplir, respecto de las ciencias sociales, el mismo papel que la física
nuclear, por ejemplo, ha desempeñado para el conjunto de las ciencias
exactas.":"
Respecto del binarismo, rasgo básico del modelo estructural clásico, exis-
ten algunas polémicas sobre su carácter ontológico o metodológico. Para
Umberto Eco, la postura de Lévi-Strauss es establecer un estructuralismo
ontológico desde los fundamentos de un estructuralismo metodológico, lo
que implicaría el paso de una concepción operativa del modelo a una con-
cepción sustancialista. En el planteamiento de un orden de los órdenes, de
una estructura de las estructuras, también se observa una ontologización,
ya que se propone un metacódigo entendido como un principio combinato-
rio fundamental que se sitúa en la mente humana y que rige todos los
códigos. En consecuencia, se propone que las leyes biológico-naturales
están rigiendo las leyes culturales: se establece un isomorfismo entre las
leyes del pensamiento y las del mundo, de la cultura y de la sociedad. En
otras palabras, las estructuras opositivas binarias que regulan la vida mental
están presentes en todas las estructuras de comunicación, en todos siste-

17 Roman Jakobson, "Principios de fonología histórica", en Trnka y otros, op. cit., pp. 105,108,122.
18 Claude, Lévi-Strauss, op. cit., p. 54.
19 Ibid., pp. 31, 33-35. .

353
mas sociales, en la organización misma de toda sociedad.P Es necesario
señalar que en las propuestas de Jakobson no existen tales pretensiones,
por lo menos explícitamente, aunque podemos encontrar algunas aproxima-
ciones a estas problemáticas cuando trata de los universales lingüísticos
fonológicos.
Otra problemática en la que podemos observar las continuidades y
discontinuidades es la referente a los universales lingüísticos y culturales; la
continuidad sólo se puede sostener, nos parece, en tanto los dos científicos
se preocupan por la dimensión universal de los fenómenos lingüísticos y
culturales respectivamente, y no va más allá de este punto de encuentro.
Jakobson plantea, en colaboración con Morris Halle, dos patrones autóno-
mos triangulares: el triángulo consonántico y el triángulo vocálicor"

P K-- __ --"- ~ t

Con lo expuesto, se están proponiendo universales lingüísticos fonológi-


cos en la dimensión vocálica y consonántica, lo que ha producido algunas
polémicas, pero más bien gozan todavía de buena aceptación. Estos univer-
sales constituyen la base para la construcción de los modelos estructurales
de Lévi-Strauss a partir de rasgos distintivos binarios y no de rasgos semán-
ticos de oposición, lo que conduce al análisis antropológico estructural a mu-
chas tensiones teóricas. En efecto, la aplicación del modelo fonológico para
el análisis de los fenómenos socioculturales presenta grandes complejida-
des, más todavía si aceptamos que no existe una correspondencia automáti-
ca entre las oposiciones lingüísticas y las que se expresan de otras maneras
en las creencias religiosas, en los ritos, en los mitos, etcétera.
Lévi-Strauss parte de estos triángulos m ínimos y universales, y los aplica
al sistema culinario argumentando que en éste se proyecta una actividad

20 Umberto Eco, La estructura ausente, Barcelona, Lumen, 1976, pp. 402-451; Michele Jalley-
Crampe, "La noción de estructuras mentales en los trabajos de Claude Lévi-Strauss", en Revista
Revolución y Cultura, núm. 13, La Habana, p. 65.
21 Roman Jakobson, Fonema e fonología, Río de Janeiro, Livraria Académica, 1972, pp. 134-135.

354
humana tan universal como la lengua. En consecuencia, las nociones de
crudo, cocido y podrido constituyen formas vacías, ya que sus sentidos
van configurándose de manera distinta en cada cultura."
En la misma línea, en una inusitada posición respecto del modelo binario
estructural, Lévi-Strauss plantea que éste no es suficiente y propone "un
modelo analógico donde las posiciones iniciales y finales de cada mito se
inscribirían en un espacio de varias dimensiones, cada una de las cuales
proporcionaría un parámetro a lo largo del cual se ordenarían, de la mane-
ra más convincente, las variaciones de una misma función semántica". Los
parámetros son: a) la distancia; b) el sexo; e) los géneros definidos con
otros criterios clasificatorios, como son: objetos materiales, los animales,
los humanos, las estrellas, etcétera; d) los nexos familiares; e) expresión
de la homogeneidad o de la heterogeneidad relativas, cuando no es
constante el mismo género, y f) las variaciones en sentido inverso de la sin-
cronía y de la diacronía, según cada término conserve hasta el fin su
naturaleza primera o cambie en el curso del relato."
Esta propuesta tan compleja merece algunos comentarios. Es importan-
te destacar que en ella aparece tanto la categoría de función semántica,
como la de distancia semántica, con lo cual se evidencia la oscilación que
hemos mencionado anteriormente, cuando en sus análisis Lévi-Strauss no
logra eliminar lo semántico, so pena de no poder explicar los cambios entre
los mitos. Por otro lado, esta propuesta de cambio metodológico no prospe-
ra, fundamentalmente por su complejidad, y en todos los análisis mitológicos
siguen estableciéndose las oposiciones binarias y las reglas de transforma-
ción para pasar de un mito a otro, para encontrar las estructuras lógicas del
espíritu humano que son, en última instancia, binarias.
Es interesante observar que tanto en Jakobson como en Lévi-Strauss
surge una tensión teórica, al concebir oposiciones binarias en las relaciones
triangulares que traerían como consecuencia oposiciones entre tres elemen-
tos y no entre dos, base del binarismo. A pesar de estas posibles contradic-
ciones, la propuesta canónica de la fonología funcional-estructural, como el
análisis antropológico estructural clásico, privilegia definitivamente las opo-
siciones binarias como universales y como el funcionamiento básico del
espíritu humano. En consecuencia, toda posible relación ternaria siempre se
puede construir en oposiciones binarias, con lo cual, a pesar de tantos deba-
tes y polémicas, en el estructuralismo antropológico triunfa el binarismo, y
además en su dimensión ontológica y no metodológica.
Desde otra perspectiva, también significativa, tanto en la lingüística
como en la antropolog ía, se discute sobre el carácter de los universales, esto

22 Claude l.évi-Strauss, "El triángulo culinario", en Pingaud et al., Lévi-Streuss: estructuralismo y


dialéctica, Buenos Aires, Paidos, 1968, pp. 40·41.
23 Claude l.évi-Strauss. Antropología estructural 1/,México, Siglo XXI, 1981, pp. 210·211. En este
texto, es interesante observar un ejemplo de aplicación del modelo.

355
es, si son forma/es o de contenido. En Jakobson, los universales fonológi-
cos son del orden distintivo y no significativo. Al pasar esta reflexión a la
antropología estructural, Lévi-Strauss procura establecer los universales
formáles de la cultura, es decir, las estructuras inconscientes del espíritu
humano. En este sentido, se opone a los universales del contenido que
preocupan generalmente a los otros antropólogos, que se refieren a que to-
dos los pueblos tienen religión, sistemas de parentesco, reglas matrimonia-
les, rituales de la muerte, ritos de iniciación, calendarios, danzas, fiestas,
arte, etcétera. Los universales formales de la cultura se homologan con
los universales formales de la lingüística, ya que a pesar de la diversidad
tanto lingüística como cultural existen restricciones que son universales y
formales."
Los universales formales de la cultura, como los concibe Lévi-Strauss,
son muchas veces difíciles de sostener porque los análisis antropológicos no
logran limitarse a las oposiciones binarias, a los rasgos distintivos, sino que
casi siempre recurren a la dimensión semántica, para explicar sistemas cul-
turales tan complejos como los míticos. Sin embargo, es necesario recono-
cer que en Lévi-Strauss los universales de la cultura oscilan entre la dimen-
sión formal y la del contenido. Esta oscilación se explica por la confusión
entre lo formal y lo fonológico, más bien por su homologación, lo que la lin-
güística estruotural no permite, ya que, como mencionamos, loformal, losis-
témico, la forma, está presente en todos los niveles lingüísticos, incluso en
el semántico, que es el más complejo. A nuestro juicio, Lévi-Strauss hubiera
logrado évitar muchas tensiones teóricas si hubiese considerado, además
de la fonología estructural, la semántica estructural que presenta muchas
propuestas analíticas.
En síntesis, en toda la producción de Lévi-Strauss está presente de ma-
nera explícita e implícita no sólo la propuesta teórico-metodológica de Ja-
kobson, sino su influencia como gran investigador del lenguaje en diversas
dimensiones; esta presencia se extiende hasta sus obras de la década de los
ochenta, como Paro/es donées, Le regard e/oigné, La potiére ja/ouse. Es
una polifonía asumida, una interdiscursividad constitutiva del discurso lé-
vistraussiano, en la cual encontramos continuidades y discontinuidades,
expansiones y reducciones, oscilaciones y tensiones, pero en donde siem-
pre emerge la fascinación mutua de estos dos grandes pensadores desde
que se encontraron y pudieron construir caminos convergentes en la in-
vestigación social. La teoría lingüística de Jakobson y la teoría antropológica
de Lévi-Strauss ya son parte de la historia del conocimiento, de las ciencias
sociales, que ningún poder o ideología puede borrar: dos trayectorias tan
fructíferas que logran vencer tanto la muerte física cómo la simbólica.

24 Claude Lévi-Strauss, Le regard e/oigné, París, Plan, 1983, pp. 51-62.

356
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es en la in-
tropológica
las ciencias
ctorias tan
bólica.

357
POÉTICA y ANÁLISIS LITERARIO
La función poética como estructura del sentido

Martha E. García Sepúlveda*

La poesía fue mi primera pasión escolar, durante los


años que pasé en el Instituto Lazarev de lenguas
orientales. Desde el principio, el hecho de escribir
versos y el estudio del arte poética corrieron parejos
para mí. Recuerdo no sin extrañeza que a la edad de
nueve o diez años trataba yo de representar los
versos que leía, pero también mis propios y vanos
esfuerzos de poeta, mediante esquemas métricos
que inventaba a tal efecto.

R. Jakobson, "El camino de la poética",


en Lingüística, poética, tiempo.

Problemas de la poética

La poética tradicional estuvo regida por la noción platónica y aristotélica de


mímesis, especificadora de los géneros dramáticos y subsidiariamente de los
narrativas. Al fundirse la poética con la retórica (siglo XV), pasa a ser un arte
preceptivo.
El reconocimiento metodológico de la poética actual, tanto teórica como
práctica, no puede dejar de lado las investigaciones del OPOJAZ (Sociedad
para el estudio del lenguaje poético, 1917) y del formalismo ruso. Con éste,
la poética se erige en modelo científico de los estudios literarios; su objeto
es la literaturidad (litera turnos r), comprendida por Jakobson como los proce-
sos que hacen que una obra sea literaria.
En el campo de la poética, la esencia literaria empieza por indagarse en
la lírica, al mismo tiempo que se desarrolla la teoría de la versificación, la cual
alcanza más auge que otras especulaciones sobre eltenquaje.' El hecho de

• Universidad Autónoma de Nuevo León.


1 "El campo en el que los conceptos formalistas se emplearon con mejores resultados fue, sin duda
alguna, en la teoría de la versificación. Sea que el lenguaje poético fue el 'primer amor' de los teóricos
del OPOJAZ, sea que los formalistas que, ante todo, se ocuparon de problemas de versificación, por
ejemplo Jakobson, Tomasevskij y Tynianov, se especializaron en estructuralismo en una época más
bien temprana, es en esta esfera donde el formalismo aportó sus contribuciones más resonantes",
V. Erlich, El formalismo ruso, Barcelona, Seix Barral, 1974, p. 303.

361
que la literaturidad tome como dato inicial la poesía, permite inferir en
semiótica poética un sintomático reduccionismo y apriorismo.
C0t! el fin de situar los objetivos y problemas de la poética de Jakobson
dentro de un marco más amplio, esbozaremos antes algunos axiomas de la
poética actual en cuanto a su objeto, es decir, lo poético:

a) Lo poético no es extensivo sólo al concepto de literatura.


b) Se manifiesta en cualquier lenguaje.
e) Su aprehensión intuitiva depende de efectos característicos de la
disposición estructural del tipo de discurso y de la connotación social
de objetos poéticos, de acuerdo con la tradición.
d) Su naturaleza motivada, es decir, la correlación de los dos planos del
lenguaje es significativa.

El problema genérico de la poética de Jakobson es revelar cómo el valor


artístico o literario encarna en el lenguaje: "El primer problema de que la
poética se ocupa es: ¿qué es lo que hace que un mensaje verbal sea una
obra de arte??
La concepción poética de Jakobson ha de interpretarse a la luz de los
presupuestos formalistas, funcionalistas, estructuralistas y del Círculo de
Praga, así como' del acontecer de la ciencia, del arte y del folklore. Sólo así
se comprende la "concreción y especificación de la ciencia", principio
orqanizador del método formal; la reminiscencia gestaltista de forma; el
inmanentismo; el enfoque fenomenológico; el interés en el verso a partir de
la revolución futurista del verso ruso; la perspectiva teleológica del lenguaje,
etcétera. Para Jakobson, la poética es una parte de la lingüística.
"La poética, en el sentido lato del término, se ocupa de la función poética
no sólo en poesía, en donde la función se sobrepone a las demás funciones
de la lengua, sino también fuera de la poesía, cuando una que otra función
se sobrepone a la función poética.'?
Con base en estos planteamientos, lo poético se manifiesta de las
siguientes maneras:

a) Como función del lenguaje, dominante en el arte verbal, particular-


mente en la poesía en verso, mientras que en otras actividades ver-
bales es un constituyente subsidiario. En sentido amplio, lo poético
se extiende a otras manifestaciones lingüísticas, como la lengua pu-
blicitaria.

2 Roman Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975, p. 348.
3 Ibid., p. 363.

362
b) Lo poético puede presentarse en lenguajes no verbales: visuales,
musicales, etcétera; éstos son explorados por la semiótica.
e) En cuanto a la disposición estructural del objeto poético, Jakobson
observa que el verso, al participar de la reiteración regular de unida-
des equivalentes, experimenta el tiempo del ritmo lingüístico, como
sucede con el tiempo musical. Asimismo, señala que lo diferencial en
poesía es la orientación hacia el signo, más que hacia el referente.
"El rasgo distintivo de la poesía consiste en que una palabra se perci-
be como palabra y no simplemente como representante (proxy) del
objeto denotado o como un estallido de emoción, en que las palabras
y su composición, su significado, adquieren peso y valor por sí mis-
mas."
d) La correlación sonido-sentido es una de las más conocidas eviden-
cias de Jakobson y "corolario" de la superposición de la similaridad
sobre la contiqüidad."

La concepción de la función poética como estructura del sentido se apoya


justamente en la confrontación sonido-sentido, que es retomada en semiótica
poética. Para el análisis del sentido en esta función, pierde pertinencia el
referente. En general, todas las funciones transmiten una estructura de sen-
tido, pero lo que aqu í se quiere evidenciar es el inmanentismo del sentido en
el juego relacional que supone la función poética. Esta estructura del sentido
implica la motivación en poesía, concepto latente en Jakobson, aunque ya
los formalistas consideraban la motivación en arte como la "justificación de
un factor por medio de todos los otros (Sklovski, Eichenbaum). Cada factor
está motivado por su trabazón con todos los otros"."
La función poética trasluce no sólo un plan estructural 'sublimal', sino
también la red de la producción del sentido, a través de jerarquías relacio-
nales y correlacionales, base de las isotopías.
Jakobson considera que la poética, como la lingüística, debe solucionar
dos conjuntos de problemas: por un lado, la relación sincronía/diacronía, y
por otro, la fundación de dos tipos de poéticas, la sincrónica y la diacrónica.
En ambas sincronía y diacronía se fusionan: la poética sincrónica no puede
prescindir de los factores de cambio, ni la poética diacrónica de los factores
estáticos. Reconocidos sumariamente al campo de la poética, se expone
enseguida cómo se llega a caracterizar su eje central: la Iiteraturidad.

4 R. Jakobson, Co je poesie?, p. 180, en V. Erlich, op. cit., p. 262.


5 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, p. 385.
61. Tinianov, El problema de la lengua poética, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975, p. 15.

363
Caracterización de lo literario

El grito de moda del futurismo ruso, la primacía de la forma sobre el con-


tenidó, dio pie a una rebelión contra el significado, a la aparición del lema
"lenguaje abstraído de sentido"," constante en la perspectiva de investiga-
ción. La obra literaria es comprendida como una estructura multidimensio-
nal, compleja, cuya unidad reside en su fin estético. En la caracterización de
lo literario encontramos conceptos decisivos como' autonomía, función
poética, dominante, desvío, desautorización, perceptibilidad, extrañamiento,
ambigüedad, etcétera.
Para Jakobson, el objeto de la ciencia literaria es la literaturidad, resul-
tado de una reducción "eidética". 8
Explicar la literaturidad significa evidenciar los rasgos distintivos e in-
variables de los procedimientos lingüísticos en literatura: la Gesteitquetitét,
que en poesía la constituye el ritmo. De las conceptualizaciones sobre la
esencia literaria podemos señalar dos categorías ordenadoras: el funciona-
miento contextual pragmático y el lingüístico estructural, mediante los cuales
explicitamos la concepción jakobsoniana.

Funcionamiento contextual pragmático

Shklovski y Jakobson habían protestado contra la equiparación del lengua-


je poéticó con la imaginería. Los formalistas eliminaron de su investiga-
ción poética todo indicio de intuición, imaginación, genio, subjetividad, ya
que lo literario debía buscarse en la obra misma, propio de la concepción
inmanentista.
Por otro lado, el discurso figurativo dejó de identificarse con la poesía; el
mensaje publicitario, el eslogan político, son ejemplos que Jakobson ofrece
para demostrar que la figura es un recurso poético que rebasa los límites de
la poesía en verso. Posteriormente, Todorov, a la luz de las investigaciones
retóricas de Francia, observa también la ubicuidad de las figuras y distingue
el lenguaje figurado del lenguaje poético: "el lenguaje figurado se opone al
lenguaje transparente para imponer la presencia de las palabras; el lenguaje
literario se opone al lenguaje común para imponer la presencia de las
cosas"."
Shklovski empleó el concepto de extrañamiento (ostrananie) para en-
fatizar la función del arte poético, pero a Jakobson le interesó más el pro-

7 V. Erlich, op. cit., p. 62.


8 De eidos, designa la "idea" en Platón y la "forma" en Aristóteles. Para Husserl indica la esencia
evidenciada en la reducción fenomenológica.
9 T. Todorov. Literatura y significación, Barcelona, Planeta, 1971, p. 235.

364
blema de la relación entre signo y referente que el de la interacción entre el
sujeto perceptor y el objeto percibido. La función del signo poético era la de
señalar la falta de identidad con el referente; aunque no lo eliminaba, lo ha-
cía ambiguo.
Las cuestiones anteriores reflejan el choque entre la heterogeneidad del
arte y la homogeneidad supuesta en lo literario.
La comparación entre el signo literario y el signo lingüístico, así como la
comunicabilidad del arte, serán problemas que conduzcan a la revisión de
las especulaciones literarias a partir de la lingüística, o bien, que lleven a bus-
car simplemente la articulación de concepciones funcionalistas y estructu-
ralistas, como lo intentan Wellek y Warren, y Northrop Frye."?
Las nuevas reflexiones sobre lo literario consideran la intención estética
del emisor, la experiencia literaria del receptor, la tradición y convención
literarias, la naturaleza semiótica del lenguaje, los actos de habla, etcétera.
Sin embargo, la lingüística sigue siendo una herramienta o modelo para la
descripción del lenguaje literario. Lotman, por ejemplo, concibe el lenguaje
literario como sistema modelizante secundario, construido a partir del mo-
delo de la lengua natural.
De la reflexión sobre la literaturidad se pasa a la concepción de lenguaje,
código poético, tipo de discurso y texto literario.
La institucionalización social de la literatura, la servidumbre o ancilaridad
de lo literario, la polifonía misma del lenguaje, etcétera, plantean problemas
extralingüísticos y extraliterarios que redundan en el análisis de factores
pragmáticos y semióticos.

Funcionamiento lingüístico-estructural

Los formalistas heredaron del romanticismo la correlación a priori entre la


lingüística y los estudios literarios. Según refiere Jakobson en sus conver-
saciones con Pomorska, era desde el siglo XVIII una "verdadera tradición"
y fue además uno de los proyectos de la Escuela de Moscú.
En este contexto, podemos distinguir tres postulados que sirven para
caracterizar la literatura, específicamente, poesía en verso.
a) La transferencia de dos modos básicos de conformación en la con-
ducta verbal: selección y combinación. La selección, producida desde una
perspectiva paradigmática, de equivalencia, semejanza y desemejanza; y
la combinación, basada en la contigüidad, operasintagmáticamente. Tales
mecanismos son básicos para especificar la función.poética.

10 Véase R. Wellek y A. Warren, Teoría literaria, Madrid, Gredos, 1970; N. Frye, Anatomia de la
critica, Caracas, Monte Ávila, 1977.

365
Como fuente teórica de Jakobson tenemos que reconocer las investiga-
ciones de Mikolaj Kruszewski, cuyo trabajo sobre la teoría de las asocia-
ciones por similitud y por contigüidad en la lengua, llega a Jakobson a la
muerte de Fortunatov, su maestro en la Escuela Lingüística de Moscú.
En 1920, al demandar Brik el estudio de procedimientos del arte realista,
orientado hacia una realidad fuera del arte y no sólo del arte que se orienta
claramente hacia la forma, Jakobson estudió las figuras de la literatura
realista y notó en ésta la importancia de las imágenes por contigüidad.

Comencé a comprender por qué otorgan los investigadores tanta atención al


aspecto metafórico que procede de la asociación por similitud, y mucho me-
nos al desarrollo metonímico de la narración, que sigue la asociación por conti-
güidad.
La primera correspondía claramente a una intervención del autor, mientras
que la segunda parecía más pasiva, dependiendo de las circunstancias
descritas antes que de la voluntad creadora del autor. La construcción por
metonimia, sin embargo, no exige menos tensión y refinamiento artístico que
el enhebrado de las imágenes por similitud.!'

En consecuencia, pasa a comparar los procesos de similitud y de contigüi-


dad en la metáfora y en la metonimia; hacia 1950 analiza estos procesos en
los síndromes de los afásicos, así como "el papel intrínseco máximo" de
similitudes y contigüidades en el arte literario.
En 1958, Jakobson da a conocer su principio: "La función poética pro-
yecta el principio de equivalencia del eje de selección al eje de la combina-
ción."12
Ésta es una "tautología dilatada" de la misma definición de verso, señala
Jakobson, consciente de las críticas, como la de interpretar esa tesis como
artículo de fe de una escuela poética y de ser extraña a otras corrientes en
poesía."
La teoría del célebre fonólogo Baudouin de Courtenay había guiado los
estudios de Jakobson sobre los procedimientos fónicos en la lengua poética;
la indisolubilidad entre el sonido y el sentido también se postuló en poesía:

La equivalencia del sonido, proyectado en la secuencia como su principio


constitutivo, envuelve inevitablemente una equivalencia semántica, y en todo
nivel lingüístico cualquier constituyente de esta secuencia produce uno de
los dos sentimientos correlativos que Hopkins define como "comparación en
razón de igualdad" y "comparación en razón de desiqualdad.!"

11 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina Pomorska, Barcelona,


Crítica, 1980, p. 132.
12 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, op. cit., p. 360.
13 Véase R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo, op. cit., p. 163.
14 Ibid., p. 379.

366
b) Formulación gramatical de la invarianza en poesía. El lenguaje literario
es caracterizado en la lírica por su estructura gramatical, no por una sim-
ple homologación de niveles gramaticales a la literatura, sino por el hecho de
que en poesía el significado se modifica por el sonido. La prioridad fonosintác-
tica del factor constructivo lleva a promover una gramática de la poesía, pero
también una poesía de la gramática, pues todo elemento verbal se puede
convertir en figura del discurso poético: las formas gramaticales son recur-
sos poéticos eficaces, con el mismo derecho que los tropos léxicos.
Discutida la ornamentación retórica como índice de poeticidad, se ma-
nifiesta la tendencia a la revaloración total del discurso o de cualquiera de
sus componentes; es entonces la organización de paralelismos y contras-
tes gramaticales lo que constituye la armazón del procedimiento poético.
Así, Jakobson introduce en la investigación las "figuras de gramática",
término acuñado por Gerard Manley Hopkins. En esta función particular de
la gramática en poesía radica la contribución innovadora de Jakobson a la
poética.
Para Jakobson, la interpretación de los efectos del poema debe proceder
del descubrimiento del perfil gramatical del texto. La existencia de un plan
gramatical es avalado con los testimonios escritos y orales de los poetas, así
como con borradores que muestran los datos de invención del material
verbal y sobre todo de orden gramatical, aunque otros elementos son in-
conscientes. Jakobson expresa:

La red de categorías gramaticales determina todo el carácter intelectual de


nuestra lengua, y los rasgos característicos de esta red que permanecen
latentes en nuestro lenguaje habitual se hacen más expresivos y más impor-
tantes en poesía, como lo demuestra por otro lado el paralelismo qramaticat."

Por otro lado, Jakobson refuta la crítica sobre la posibilidad de que el analista
reduzca la poesía a una gramática o señale arbitrariamente tantas catego-
rías simétricas cuantas quiera. Las experiencias concretas del análisis y de
la perspectiva de investigación y de producción poética evidencian estruc-
turas poderosas en el nivel subliminal, las cuales "pueden funcionar sin la
ayuda del juicio lógico o el conocimiento patente tanto en el trabajo creativo
del poeta como en la percepción del lector sensible"."
La elaboración de una técnica suficientemente precisa, objetiva y fecun-
da para esclarecer el plan gramatical fue una de sus preocupaciones ca-
pitales.
Para la prosa literaria, donde el sentido se sobrepone al sonido, no se
ofreció igual ventaja, por la irregularidad paralelística y diversidad de estilos.

15Ibid .. p. 127.
16 R. Jakobson. Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal. México. FCE. 1992. p. 98.

367
En cambio, en la prosa folklórica Jakobson logró describir algunas constan-
tes gramaticales.
c) La lengua poética como desvío. El concepto de desvío ha sido adop-
tado por algunas corrientes estilísticas y su interpretación, lo mismo que la
del concepto de norma, es diversa.
La ineficacia del rasgo desviacional en la caracterización de la lengua del
poeta es demostrada por Coseriu: la lengua de los grandes poetas coincide
con la lengua histórica y ésta, a su vez, se identifica al lenguaje poético."
El problema de sistematización se plantea en el marco estructural dellen-
guaje, donde la propuesta de Jakobson es el punto de partida: la organización
de las desviaciones procede de un estatuto paradigmático, y la proyec-
ción de las regularidades paradigmáticas en el plano sintagmático, define la
especificidad de la lengua poética. En conclusión, no se trata de desviacio-
nes o transgresiones, sino de gramáticas distintas que operan en diferentes
tipos de discurso.
Asimismo, la lectura paradigmática de los mitos por Lévi-Strauss reveló
que la desviación no era específica de la poesía. De ahí el cambio de pers-
pectiva: la atención en procedimientos semióticos que condicionan la pro-
ducción y articulación de textos poéticos, a través de la construcción de una
gramática poética que dé cuenta de todos los discursos, en lugar de registrar
las regularidades del texto poético. Esta gramática opera en la forma de
contenido.

La función poética

Para valorar cuál ha sido la significación de la función poética en los estu-


dios literarios es necesario explicitar este principio especificador enuncia-
do antes: "La función poética proyecta el principio de equivalencia del eje de
selección al eje de combinación." Pero éste no podrá interpretarse correcta-
mente si se desvincula del método y del objeto de estudio.
En el contexto formalista reconocemos que la indisolubilidad sonido-
sentido procede de los estudios fonológicos y guía el estudio de Jakobson
sobre los procedimientos fónicos en la lengua poética. El análisis se sitúa en
el plano de la manifestación sintagmática, desde donde estudia las relacio-
nes recíprocas de los fonemas.
El sonido constituye el aspecto formal, significante en la descripción de
la poesía, y es en el verso donde encuentra particular relevancia. Tanto para
Jakobson como para Lévi-Strauss, el sentido es siempre reducible y se rein-
tegra a la forma:

17 E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, Madrid, Gredas, 1977, p. 205.

368
"La estructura prosódica del verso en su conjunto, la unidad melódica y
la repetición del verso y de las partes métricas que lo componen exigen que
los elementos de la semántica gramatical y lexical se repartan en paralelos;
e, inevitablemente, el sonido supera la significación."18
Ya en 1865, Hopkins había observado que el artificio de la poesía, yaun
de todo arte, radicaba en el paralelismo, el cual es reconocido por Jakobson
en la poesía popular rusa, casi un lustro después, y coincidía en que el pa-
ralelismo no era patrimonio del lenguaje poético en verso.
La distinción de estructuras paralelísticas en verso y en prosa permite a
Jakobson ampliar la tesis de Tinianov, quien sostenía la modificación del
significado de las palabras por el sonido, en la poesía en verso, y la mo-
dificación del sonido por la significación, en la prosa. Posteriormente,
Jakobson observa que en la prosa son las unidades semánticas de distinta
capacidad las que organizan en primer lugar estructuras paralelas, no así en
el verso.
El siguiente paso en la evidenciación del principio poético es el análisis
de los mecanismos lingüísticos en poesía.
En verso, la matriz paralelística descansa en la asociación por similari-
dad, pues la afinidad rítmica de cada línea es imprescindible para la
percepción del verso. Este paralelismo rítmico es reforzado si se acompaña
de similaridad de figuras.
De esta manera, el procedimiento metafórico llegó a ser el índice del
principio poético, en tanto que en la prosa narrativa la fuerza motriz se
identificó con la asociación por contigüidad, es decir, con el procedimiento
metonímico.
En conclusión, la función poética describe principalmente los procedi-
mientos lingüísticos de la poesía en verso; es, como afirma Jakobson, su
"tautología". Sin embargo, la última conceptualización sobre la función
poética evidencia que ésta "es copresente a la palabra de todo ser humano
desde su primera infancia y tiene un papel capital en la estructuración del
discurso" .19
La observación de paralelismo fónico gramatical resulta comprensible en
el análisis, pero qué sucede con el sentido. La pareja sonido-sentido puede
compararse a forma-función, o bien, a la dicotomía saussureana significante-
significado; pero en literatura, el sistema significativo es de segundo grado,
las dos nociones están fundidas, la relación no es arbitraria sino motivada.
Es necesario hacer dos distinciones rnetodolóqicas: la del sentido como
producción en poesía y la neutralización del sentido en el análisis.

18 R. Jakobson,Lingüística, poética, tiempo, op. cit., p. 111.


19 R. Jakobson,"Profesión de fe", en Posibilidades y límites del análisis estructural, José Vidal
Beneyto (comp.), Madrid, Editora Nacional, 1981, p. 505.

369
El sentido como producción es efecto de las funciones (relaciones) ejelos
elementos formales: toda repetición de formas irradia repeticiones de unida-
des de significado.
El problema del sentido se suscita en el análisis o, más concretamente,
en la evaluación de las estructuras gramaticales. En esto encontramos una
aporía: evidenciar cómo está articulado un texto revela el andamiaje del
sentido, su plan retórico, pero no sus relaciones de valor ni sus efectos. Yes
que el sentido es puesto entre paréntesis. La descripción se sobrepone a la
interpretación. No obstante, Jakobson expresa:
"Hoy en día, el lingüista sabe que no hay que separar las cuestiones
de forma y de significación. Sería faltar asimismo a la equidad decidir la sig-
nificación de la totalidad poética sin tomar en consideración desde un punto
de vista científico los elementos que la constituyen.'?"
El código estético excede a la interpretación del plan gramatical. El hu-
manista no puede omitir la función natural de la creación y el principio fun-
cional del análisis: la comprensión del sentido.
La especulación sobre la forma lleva al encuentro ineludible del sentido,
cuyo espacio es determinado divergentemente. Por ejemplo, Coseriu asocia
el significado al lenguaje y el sentido a los textos, en cuanto se convierten en
"expresión para contenidos de otro nível"."
Pasamos ahora a describir cómo inciden los elementos de los distintos nive-
les textuales, mediante el juego de relaciones y de correlaciones, para construir
el sentido, con lo cual es posible evaluar la operatividad de la función poética.

Proyección del paradigma sobre el sintagma

En la función poética el principio de similaridad se sobrepone al de contigüi-


dad. El funcionamiento de un texto en verso consiste en la elección sucesiva
de elementos de las mismas clases de equivalencias verticales, según la
hipótesis de Jakobson, mientras que en prosa domina la combinación.
En la siguiente estrofa de un soneto de Sor Juana (En que da moral
censura a una rosa) podemos ejemplificar parcialmente cómo las seleccio-
nes que realiza la autora son reproducidas con nuevos significantes:

Rosa divina que en gentil cultura


eres, con tu fragante sutileza
magisterio purpúreo en la belleza
enseñanza nevada a la hermosura.

20 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo, op. cit., p. 124.


21 E. Coseriu, op. cit., p. 207.

370
Por supuesto que las repeticiones más obvias son las de rima, metro y ritmo.
"Rosa divina" es metaforizada en "magisterio purpúreo" y en "enseñanza
nevada", cuyos adjetivos contrastan; a nivel léxico, "belleza" y "hermosura"
pertenecen al mismo campo semántico. El contraste con el resto del poema,
en los diferentes niveles, es lo que confirma la matriz paradigmática.
Los conceptos de "paralelismo", "repetición" o "equivalencia", canónicos
en los sistemas de creación oral, son fecundos para el análisis; según el nivel
en que operen se emplean términos como "simetría", "correspondencia", "re-
lación", "identidad", "igualdad", "semejanza", "sinonimia", etcétera. Pero el
principio de selección no sólo se produce sobre la base de la semejanza; así
se emplean conceptos como "oposición", "antonomia", "antinomia", "con-
traste", etcétera. El análisis estructural practicado por Jakobson y Lévi-
Strauss no es un análisis empírico, ya que no inicia con las unidades más
pequeñas. El primer paso es localizar la articulación más significativa del
texto en conjunto; parten de relaciones horizontales de equivalencia que
abarcan el texto entero y que tienen como elementos de relación los seg-
mentos mayores. En éstos se rastrean las clases de equivalencias pertinen-
tes desde el nivel prosódico, al que se superpone verticalmente el análisis
de los demás niveles: léxico, sintáctico y semántico.
Los niveles pueden interpretarse como las versiones respecto del mito:
cada nivel es la variación de la estructura invariante del poema.
Sólo al examinar la relación de los segmentos en los distintos niveles, y
al correlacionar clases de equivalencias implicadas, puede evidenciarse la
estructura del poema.
La segmentación determina la contrastación de niveles y rige la articu-
lación de la estructura. Así, Roland Posner, al hacer el examen formal y
lógico del ensayo sobre "Les chats" observa la sobrevaloración del eje ho-
rizontal del poema:
"La estructura del poema, dada a través de una distribución de las clases
de equivalencias, y el valor de las partes del texto, dado a través de inter-
secciones de clases de equivalencias significativas son, por tanto, concep-
tos intercambiables."22
El reconocimiento de la función poética en el análisis depende entonces
de la participación en clases de equivalencias verticales y horizontales. Pero
¿en qué contribuye la simetría al placer estético?
La respuesta se encuentra en la réplica conjunta a los trabajos críticos
sobre el ensayo de "Les chats", Jakobson comparte la concepción de Bau-
delaire:

La regularidad y la simetría es una de las necesidades primordiales del espí-


ritu humano [...] las curvas ligeramente deformes que destacan sobre el fondo

22 R. Posner, "Estructuralismo en la interpretación poética", en Posibilidades y límites ... , p. 469.

371
de esta regularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa, el asombro, que cons-
tituye a su vez una parte esencial del proceso artístico o, en otros términos, el
indispensable condimento de toda belleza.P

La arquitectura de las palabras, la armonía en conjunto, son los indicadores


de la "plástica de la lengua", de la "belleza pitagórica" que según Baudelaire
subyace en la poesía.

De la poética jakobsoniana a la semiótica poética

En la concepción de la función poética encontramos al menos tres eviden-


cias que apoyan su funcionamiento como estructura del sentido:

a) El hecho de que aun cuando la función poética es la dominante en el


discurso poético, "aparece copresente a la palabra en todo ser
humano" y "juega un papel capital en la estructuración del discurso".
b) El criterio empírico de la función poética invoca "los dos modos
básicos de conformación empleados en la conducta verbal".
e) El principio de paralelismo, vertical y horizontal, actúa como factor de
redundancia.

A nivel práctico es claro que el problema del analista es encontrar la ar-


ticulación' más convincente de todo el texto; cuantas más clases de relacio-
nes y correlaciones encuentra entre los diferentes niveles, mayor motivación
y percepción de la estructura.
La función poética que se capta a través de los análisis no deja de revivir
la noción de forma, de la cual se harán algunas aclaraciones antes de
describir retoños teóricos de la poética de Jakobson, pues tal concepto
difiere en el formalismo, en el estructuralismo y en la semiótica poética.
Jakobson recuerda a Baudelaire en su réplica: "la belleza pitagórica" se
explica "porque la forma es vinculante". En términos generales, se ha dicho,
para el formalista la sensación de la forma es resultado del artificio; la forma
refleja el sentido.
Lévi-Strauss, en su reflexión sobre Morphology of Folktale, de V. Propp,
diferenció el método formalista del estructuralista y reconsideró la noción de
forma. Esquemáticamente: 24

23 R. Jakobson, "Profesión de fe', op. cit., p. 510.


24 Véase C. Lévi-Strauss, Antropología estructural, México, Siglo XXI, 1971, pp. 128-132.

372
de esta regularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa, el asombro, que cons-
tituye a su vez una parte esencial del proceso artístico o, en otros términos, el
indispensable condimento de toda belleza.P

La arquitectura de las palabras, la armonía en conjunto, son los indicadores


de la "plástica de la lengua", de la "belleza pitagórica" que según Baudelaire
subyace en la poesía.

De la poética jakobsoniana a la semiótica poética

En la concepción de la función poética encontramos al menos tres eviden-


cias que apoyan su funcionamiento como estructura del sentido:

a) El hecho de que aun cuando la función poética es la dominante en el


discurso poético, "aparece copresente a la palabra en todo ser
humano" y "juega un papel capital en la estructuración del discurso".
b) El criterio empírico de la función poética invoca "los dos modos
básicos de conformación empleados en la conducta verbal".
e) El principio de paralelismo, vertical y horizontal, actúa como factor de
redundancia.

A nivel práctico es claro que el problema del analista es encontrar la ar-


ticulación' más convincente de todo el texto; cuantas más clases de relacio-
nes y correlaciones encuentra entre los diferentes niveles, mayor motivación
y percepción de la estructura.
La función poética que se capta a través de los análisis no deja de revivir
la noción de forma, de la cual se harán algunas aclaraciones antes de
describir retoños teóricos de la poética de Jakobson, pues tal concepto
difiere en el formalismo, en el estructuralismo y en la semiótica poética.
Jakobson recuerda a Baudelaire en su réplica: "la belleza pitagórica" se
explica "porque la forma es vinculante". En términos generales, se ha dicho,
para el formalista la sensación de la forma es resultado del artificio; la forma
refleja el sentido.
Lévi-Strauss, en su reflexión sobre Morphology of Folktale, de V. Propp,
diferenció el método formalista del estructuralista y reconsideró la noción de
forma. Esquemáticamente: 24

23 R. Jakobson, "Profesión de fe", op. cit., p. 510.


24 Véase C. Lévi-Strauss, Antropología estructural, México, Siglo XXI, 1971, pp. 128-132.

372
Formalismo Estructuralismo

a) Desconocen la complementarie- a) Forma y contenido son de igual


dad entre significante y significa- naturaleza y pertinentes para el
do. Se consideró la forma como mismo análisis. La realidad del
aspecto esencial para el análisis contenido proviene de su estruc-
científico porque se presentaba tura, y la forma es la "constitu-
al estudio morfológico, en tanto ción en estructura" de las estructu-
que el contenido se consideró ras en que consiste el contenido.
"arbitrario" y accesorio para el
análisis. La forma se consideró
inteligible y el contenido, un resi-
duo desprovisto de valor signi-
ficante.
b) La forma se define por oposición b) La estructura es el contenido mis-
a una materia que le es ajena. mo, aprehendido en una organi-
zación lógica como propiedad de
lo real.
e) Emplean procedimientos morfo- e) Análisis profundo mediante la
lógicos en el análisis de la pre- permutación del contenido para
tendida constancia. encontrar la constancia tras de la
Incapacidad para restituir el con- diversidad. Procedimientos fo-
tenido empírico del que se partió. nológicos.

A partir de la concepción hjelmsleviana de signo, la forma no se opone a con-


tenido, sino a sustancia (relación extralingüística). La semiótica poética
reconstruye la forma del contenido en correlación con la forma de la ex-
presión.
Al parecer, el problema estructuralista de la especificación de lo poético
depende de la motivación (véase p. 364, inciso d). Ésta sólo puede ser par-
cial, pues la homologación plena de expresión y contenido sería, como ex-
presa Greimas, "un grito del corazón". De ah íque la descripción estructuralista
no puede ser total ni precisa, aunque es clara la búsqueda de invariantes.
El proyecto en semiótica poética consiste en crear una gramática que dé
cuenta de la producción de objetos poéticos en número indefinido. Esta
gramática, de acuerdo con Greimas, se ocupa sólo de la estructuración y
funcionamiento de las formas canónicas, y ha de ser completada con una
tipología de la connotación social de los objetos poéticos. Propone:

Lo que se considera o no como poético es variable: la puesta en correlación


de dos tipologías -la primera, estructural, basada en los tipos y grados de
motivación de los objetos poéticos; la segunda, connotativa, apoyada en la

373
articulación taxinómica de la clase de variables que suponen remitentes y/o
destinatarios sociales- aportaría una contribución a la historia de las formas
poéticas."

Aunque esta segunda tipología no ha sido elaborada, los esfuerzos de


sistematización no dejan de ser desarrollos de una tipología estructural, en
deuda con Jakobson y Lévi-Strauss. En semiótica poética, antes de deter-
minar la especificidad de un tipo literario concreto, hay que exponer el fondo
común de propiedades, de articulaciones y de formación del discurso. Es
decir, la literaturidad o poeticidad no pueden plantearse a priori.
El discurso poético es considerado como un signo complejo. La función
fondo-forma se postula aquí a través de la correlación e isomorfismo entre
expresión y contenido, carácter específico y constante en la semiótica
poética. La expresión se caracteriza por el nivel prosódico, y el contenido,
por el nivel sintáctico.
Las divergencias de las investigaciones poéticas son notorias; sin
embargo, es posible reconocer presupuestos básicos sobre el objeto poéti-
co: éste es un discurso doble cuyas unidades poéticas desdoblan unidades
lingüísticas; las unidades poéticas son reconocidas por redundancia sin-
tagmática o paradigmática, sea que actúen en el texto cerrado o en un con-
junto de textos comparados por superposición; las unidades poéticas
no corresponden ni a las articulaciones sintácticas ni a las articulaciones
prosódicas del discurso natural, y son unidades estructurales, pues relacio-
nan al menos dos térmlnos."
El principal impulso jakobsoniano en la semiótica poética se muestra en
que su definición poética implica la transformación de las relaciones jerárqui-
cas e hipotáxicas en que consiste toda manifestación discursiva, en relacio-
nes de equivalencia, de conjunción y disyunción.
Al sobrepasar las relaciones taxinómicas enfatizadas, ha sido posible
prever unidades e isotopías poéticas en ambos planos del lenguaje; de ahí
el efecto de sentido. El principio de equivalencia es completado con el de
transformación.
Francois Rastier señala el campo de la investigación isotópica como
fundamental para el análisis del discurso. Distingue tanto isotopías de
contenido (horizontales o semémicas), como de la expresión (verticales o
rnetatóricas).'?

25 A. J. Greimas, Ensayos de semiótica poética, Barcelona, Planeta, 1975, p. 33.


26 A. J. Greimas, En torno al sentido, Madrid, Fragua, 1973, p. 319.
27 Rastier define isotopia como "toda iteración de una unidad lingüística",es de dimensión variable
y puede apareoer en cualquier nivel; "Sistemática de las isotopías", en Ensayos de semiótica poética,
p.112.

374
Describrir clases de isotopías significa esclarecer maneras de leer el
texto. Rastier distingue en un soneto de Mallarmé tres lecturas isotópicas
posibles: la historia del "banquete", de la "navegación" y de la "escritura". En
su análisis hace patente la hipótesis de Jakobson sobre la injerencia de lo
metafórico en lo metonímico, y viceversa:

Cuando en un mismo texto se entrecruzan diversas isotopías semémicas,


éstas pueden articularse entre sí mediante las isotopías metafóricas permiti-
das por las codificaciones parcialmente isomorfas de los campos semémicos.
Si conociéndolos hemos podido descubrir sus relaciones metafóricas, debe-
ríamos poder identificar las isotopías semémicas al conocer todas las
metafóricas posibles, cuyo inventario podemos hacer constituyendo las
clases del sistema paradigmático descrito.i"

Rastier propone una estilística de las isotopías, basada en la descripción


retórica de las isotopías de contenido y en las correlaciones entre isotopías
que proceden de niveles distintos.
La teoría de las isotopías permite definir, en todos los niveles lingüísticos,
el sistema de redundancias que manifiestan coherencias o incoherencias en
un texto.
La densidad, es decir, la cantidad de relaciones estructurales que re-
quiere la construcción del objeto, hace posible conferir a las isotopías un
papel determinante en la aprehensión del sentido o sentidos, y aunque esto
no explica enteramente la cualidad poética, revela niveles de abstracción y
el análisis cumple su destino final: comprender el texto.
Rastier asegura que "sólo un empirismo ingenuo o artificioso puede
hacer pasar por objeto científico un dominio definido por una ideología".29
Sin embargo, reconoce la posibilidad de una tipología del discurso en la
que inscribe su investigación sobre las isotopías, lo cual había sido propues-
to por Greimas.
Así, de la búsqueda de la literaturidad se llega a proyectar una tipolo-
gía de los discursos y la veta sigue explorándose, pero es indudable que
desde cualquier enfoque con que conceptual ice el arte del lenguaje, la
confluencia en el lugar donde se teje el sentido, hace necesaria la defensa
del "elemento de valor"."
El análisis radical de la función poética en un corpus supondría entonces
la semantización de los elementos estructurales, con la cual se construye el
sentido global del texto en sus propios niveles (literal, figurado, simbólico).
y en un análisis menos radical de acuerdo con la última postura de Jakobson,

28 tbid., p. 124.
29 lbid., p. 208.
30 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo, p. 57.

375
en la que la función poética llega a ser un universal del lenguaje, el trabajo
concreto sobre el texto no puede abandonar la comprensión individual.
Este replanteamiento hace emerger la empresa codificada ya en el
campo de los estudios filológicos, donde los demás métodos (retóricas,
gramaticales, hermenéuticos, lingüísticos, estilísticos, etcétera) inciden en
la misma función.

Bibliografía

AA.VV., Teoría de la literatura de los formalistas rusos, México, Siglo XXI,


1978.
Vidal Beneyto, José (comp.), Posibilidades y límites del análisis estructu-
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376
Teoría y praxis en el análisis de "Los gatos"

Sergio René Lira Coronado*

Revisar el largo y exhaustivo análisis que emprendieron al alimón Roman


Jakobson y Claude Lévi-Strauss en 1962 sobre el poema "Les chats" de Bau-
delaire es el principal interés de la presente comunicación. Hablamos de un
análisis largo y exhaustivo, si se considera que se trata de un poema muy
corto, de un soneto, con sus características formales típicas, al menos en
apariencia, de catorce versos, agrupados en dos cuartetos y dos tercetos, y
con las rimas dispuestas tradicionalmente. Por tal razón, el poema pareció
más bien insignificante ante el resto de la obra de este autor francés durante
mucho tiempo, pues se le consideraba, a más de juvenil, un poétne anima-
Iier, de tipo esteticista y carácter decorativo en la línea del parnasianismo, o,
mejor dicho, del preparnasianisrno.' Poco se veía en él para tratar de
encontrarle otro sentido más allá del externo y de objeto de ornato. Todo lo
más, una identificación demasiado fácil con los motivos y símbolos que apa-
recen en otras composiciones del autor hacían suponer que su interpreta-
ción no rr.ostraba nada nuevo o particularmente interesante." Precisamente,
el detenido examen de Jakobson y Lévi-Strauss abrió brecha para mostrar
que este poema, en apariencia tan insulso y lleno de lugares comunes y
frases hechas, según la retórica de la época (como se ve en el hecho de ser
ampliamente citado por el diccionario Larousse del siglo XIX para la ejemplifi-
cación de algunas voces), tiene, en realidad, un amplio abanico de interro-
gantes y enigmas. Independientemente de que los resultados de los autores
sean definitivos o no en cuanto al análisis del poema, sin lugar a dudas la
representación que tenemos ahora de éste es muy diferente, pues lo en-
contramos como una pieza llena de ambigüedades, alusiones y huecos de
significación aún no resueltos. A pesar del intento parcialmente equívoco o

• Centro de Ciencias del Lenguaje del Instituto Cultural, Universidad Autónoma de Puebla.
1 Michael Rifaterre, "La descripción de las estructuras poéticas: dos aproximaciones al poema de
Baudelaire 'Les chats' ", en Posibilidades y límites del análisis estructural, José Vidal Beneyto (comp.),
Madrid, Editora Nacional, 1981, pp. 163-201.
2 Esto es, se le creía en el sentido una variante de "Le chal" o de "Les houbes", poemas en los que
también aparecen los gatos en la integración metafórica de su discurso. (Ibid., p. 193) Y Carlos Blanco
Aguinaga, "Sobre 'Les chats', Jakobson/Lévi-Strauss y la historicidad del poema", en Posibilidades y
límites del análisis estructural, op. cit., p. 360.

377
insuficiente de Jakobson y Lévi-Strauss por descubrir las interioridades del
poema, con todos sus vericuetos verbales y de sentido, no se puede dejar
de aceptar que un logro suyo, aceptable de todos modos, fue el de dar la
vuelta a 'la recepción de este poema, y mostrarnos otra posibilidad de su
lectura, tal como lo muestra el alud de comentarios, críticas y reinterpretaciones
que se ha desencadenado sobre él a lo largo de los años." Toda esta
discusión que se ha despertado en torno de la teoría que subyace o parece
subyacer al análisis que estos autores emprendieron en su momento, así
como el método (o falta de él) con que lo efectuaron, justifica y enriquece la
tarea de volver a revisar el ensayo. Con todo, dadas las limitaciones de
espacio y tiempo, no se extenderá aquí la discusión para incluir, en un marco
de referencia más amplio, todas las propuestas teóricas y metodológicas
que hicieron otros autores como Rifaterre o Hendricks, posteriormente y con
base en el trabajo de Jakobson y Lévi-Strauss; o en su caso, después, como
en el caso de Cohen, Posner, Kristeva, entre otros, partiendo de su propia
formación, perspectiva y entorno teórico, para el análisis de este poema de
Baudelaire en particular o de la poesía en qeneral." Más moderadamente,
nos restringiremos a examinar el análisis de Jakobson y Lévi-Strauss, y a
comentario con la ayuda de algunos autores. Con eso, creemos, ya se
lograría un primer paso para continuar reflexionando sobre la propiedad de
la teoría y del método científico (o presuntamente científico) empleado.
El enorme prestigio de los autores es una de las razones por las cuales
el ensayo ~ue nos ocupa resulta interesante. Cuando se publica, ambos
escritores son ya no solamente apreciados en los círculos de sus respectivas
especialidades, sino que también han trascendido al público en general, y se
han convertido en, por así decirlo, objeto de culto en el momento de gran
auge del estructuralismo francés. Como se sabe, la trayectoria de Jakobson
ha sido muy larga. Comienza desde sus años juveniles en el formalismo
ruso, con sus actividades en el Círculo de Moscú y en la Sociedad para el
estudio del lenguaje poético (OPOJAZ) en la segunda década del siglo, donde
discute mucho la nueva poesía vanguardista (futurista) en compañía de
Mayakovski y otros poetas jóvenes después de la Revolución de Octubre y
en la efervescencia de los primeros años de la posguerra, cuando también

3 Como lo muestra la recolección de artículos Posibilidades y limites ... emprendida por José
Vidal Beneyto en 1981, a la cual-como diría Borges- fatigamos especialmente para la preparación de
este trabajo.
4 Lo cual queda para un trabajo posterior de carácter más comparativo en cuanto a los paradigmas
y posiciones personales de los autores. Tal trabajo rebasa para el presente momento nuestras
limitaciones de tiempo y espacio (véase dentro de las diferentes propuestas del examen del lenguaje
poético, entre otros, a Jean Cohen, La estructura del lenguaje poético, Madrid, Gredos, 1970; Jean
Dubois et al., Rhétorique générale, París, Larousse, 1970; Algirdas J. Greimas (ed.), 5ssais de sémio-
tique poétique, París, Larousse, 1972; Jurij M. Lotman, Vorlesungen zu einerstrukturalen poetik, Munich,
Wilhelm Fink Vg., 1972; Julia Kristeva, La révolution du langage poétique, París, Seuil, 1974; así como
los artículos recogidos en la compilación de Beneyto -además del ya mencionado de Rifaterre- de
Hendricks y de Roland Posner).

378
entre ellos comenzaban a conocerse las ideas de Saussure de una lingüística
sincrónica y sistémica o estructural. Estas ideas hallaron terreno fértil, pues
también Jakobson y sus compañeros comenzaron a investigar las caracte-
rísticas del discurso artístico tomando como base la lingüística frente al his-
toricismo de la crítica literaria rusa de fines de siglo (Potebnia). Poco des-
pués, Jakobson continuaría con el llamado Circulo língüístico de Praga, el
movimiento estructuralista de los años treinta, donde también su presencia
será decisiva para el desarrollo de la fonética y la fonología estructural con
Trubetzkoi y la continuación de los estudios simultáneos de lingüística y li-
teratura eslava. Con la invasión nazi en puerta, se ve obligado a huir, primero
a Dinamarca, luego a Noruega y, finalmente, a Estados Unidos, donde, con
los años, su influencia también se irá haciendo más grande. De este modo,
en el momento de la escritura de su ensayo con Lévi-Strauss sobre "Les
chats" de Baudelaire, su prestigio es ya enorme tanto en Europa como en
América."
Por su parte, también Lévi-Strauss, a partir de 1945, se había dado a
conocer en el terreno de la antropología y, específicamente, de la etnología.
En los momentos en que escribió el artículo con Jakobson, ya se habían
publicado trabajos suyos importantes como "Las estructuras elementales
del parentesco" (1949), Tristes trópicos (1955) y Antropología estructural
(1958), entre otros, aunque todavía faltarían, en 1962, el mismo año del
artículo, El pensamiento salvaje y, posteriormente, Lo crudo y lo cocido
(1964), De la miel y las cenizas (1966), etcétera." A pesar de las diferencia
en edad, trayectoria personal y profesional, el punto de contacto se produce,
porque habiendo conocido Lévi-Strauss los trabajos de Jakobson y de la
Escuela de Praga, llega a pensar que la fonología puede desempeñar el
mismo papel para las humanidades que la física atómica para las ciencias
naturales." Así, partiendo de lo considerado como básico de la lingüística
estructural, especialmente del binarismo de la Escuela fonológica de Praga
y de sus fundamentales triángulos de oposición, el vocálico (a-i-u) y el
consonántico (p-t-k), posteriormente establecerá un sistema paralelo, por
ejemplo, para la actividad culinaria del hombre, donde los vértices de opo-
sición serán "lo crudo", "lo cocido" Y"lo podrido". 8 En general, sus investigacio-
nes sucesivas procurarán mostrar cómo los principios estructurales pueden
aplicarse al análisis de diversos fenómenos antropológicos como el de las
estructuras del parentesco (y donde la lengua y la mujer se pueden ver como

5 V. Elmar Holenstein, Roman Jakobson phaenomenologischer Strukturalismus, UlIstein, Frankfurt


a. M., 1975, pp. 18 Ypass., Y Roman Jakobson, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Kristina
Pomorska, Barcelona, Crítica, 1981, pp. 9 Y pass. .
6 Para la trayectoria de Lévi-Strauss, véase Günther Schiwy, Der franz6sische Strukturalismus,
Hamburgo, Rowohlt, 1973, pp. 56 Y pass., pp. 115 Y pass.
7 Ibid., pp. 45·46.
8 Ibid., p. 55.

379
objetos de intercambio), el totemismo (para negarlo) y el pensamiento
salvaje (frente al supuestamente civilizado). Únicamente nos interesa plan-
tear aquí cómo, a partir de observaciones que parecen muy técnicas y
concretas respecto de los sonidos de la lengua, Lévi-Strauss levanta el vuelo
a interpretaciones muy generales y abstractas que pretenden aclarar los
modelos culturales de pueblos muy ajenos al pensamiento europeo. Inde-
pendientemente del valor que tengan para la antropología las especulacio-
nes de Lévi-Strauss, tomando en cuenta sus líneas de pensamiento y sus
preocupaciones centrales, se puede entender la razón de su cruce con
Jakobson.? Puede verse que, de algún modo, se puede complementar la
visión pormenorizada y apegada al detalle gramatical y a los aspectos
lingüísticos, quizás por ello más estrecha, de Jakobson, con la perspectiva
amplia, global y totalizadora, que busca hasta el límite el plano de una
interpretación simbólica, mítica y universal, de Lévi-Strauss.
No debe pensarse que la actitud que hemos llamado antes "estrecha"
de Jakobson es obra del azar o la casualidad, pues claramente se puede
entender que obedece a su propia posición teórica de que la obra literaria
debe ser ante todo examinada y descrita con todo cuidado, y su interpreta-
ción y valoración es posterior (o incluso no debe hacerse). Esto, en favor de
la objetividad metodológica y de una actitud verdaderamente científica por
parte del lingüista que examine la obra literaria. La última frase requiere que
recordemos otro principio fundamental de Jakobson, sostenido a lo largo de
su prolongada carrera, de que la lingüística y los estudios literarios han
de apoyarse mutuamente, o, como él lo dijo de manera más tajante alguna
vez, que un lingüista sordo al lenguaje de la poesía es tan inconcebible como
un literato que no sepa lingüística. Esta idea queda una vez más confirmada
en su discurso de clausura del congreso sobre el estilo celebrado del 17 al
19 de abril de 1958 en la Universidad de Indiana (Bloomington): "Poetics
deals with problems of verbal structure, just as the analysis of painting is con-
cerned with pictorial structure. Since linguistics is the global science of verbal
structure, poetics may be regarded as an integral part of linguistics."10
Y, posteriormente, en el Postscriptum a una colección de ensayos de
1973: "Toda investigación en materia de poética presupone una iniciación en
la ciencia del lenguaje, porque la poesía es un arte verbal y, por lo tanto, es
el empleo particular de la lengua lo que ella implica en primer término."!'

9 Entre las críticas a Lévi-Strauss, véase Edmund Leach, Cultura y comunicación. La lógica de la
conexión de los símbolos. Una introducción al uso del análisis estructuralista en la antropología social,
México, Siglo XXI, 1978, 142 pp.: Y Héctor Vázquez, El estructuralismo, el pensamiento salvaje y la
muerte. Hacia una teoría antropológica del conocimiento, México, FCE, 1982.
10Roman Jakobson, "Closing statement: linguistics and poetics", en Style in tenqueqe, Thomas A.
Sebeok (ed.), Cambridge, MIT, 1966, p. 350.
11R. Jakobson, Questions de poétique, París, Seuil, 1973, p. 485. Aquí prefiero citar la traducción
de José Pascual Buxó, Introducción a la poética de Roman Jakobson, México, UNAM, 1978, p. 15.

380
Por todo lo anterior, no debe extrañar que el ensayo de Jakobson y Lévi-
Strauss tenga hacia el final un desarrollo que se antoja doble: con una parte
que está muy ceñida al análisis gramatical y fónico-fonológico de detalle, y
otra parte que se inclina a mostrar cómo, con los gatos (en principio caseros,
friolentos, comodinos como los sabios y los enamorados), 12 sucede una me-
taforización, y luego, al final del soneto, una mitificación que los liga, según
los autores, al universo y a la mujer, al pasar de lo pasivo y cerrado a lo di-
námico y abierto.
Antes de pronunciarnos sobre la validez de tal interpretación, es nece-
sario hacer un recorrido, aunque sea sumario, de los pasos que han seguido
en su análisis. Desde luego, aquí no podemos repetir todas sus observacio-
nes y comentarios, hechos a saltos y en diversos niveles, sin necesariamen-
te seguir una lectura horizontal del poema. Por un lado, este ensayo para
examinar un solo soneto puede parecer demasiado largo y pesado, pero, por
otro lado, a lo largo de su lectura, se nota una gran acumulación de ideas y
anotaciones que nos orillan a sorprendernos por la acumulación tan den-
sa y escueta del material que proporcionan." Resumiendo en lo esencial,
pero no demasiado, de modo que se puedan comprender las observaciones
críticas que se harán enseguida, se nota que los autores tratan de poner en
relación la estructura del soneto con las estructuras gramaticales. Así,
encuentran que los sustantivos situados en rimas son gramatical mente
femeninos; que las rimas graves o femeninas están en plural y las agudas
o masculinas en singular; luego, fijándose más, que en los cuartetos, las
rimas masculinas son sustantivos y las rimas femeninas son adjetivos (con
la única excepción de ténebres -con lo cual ya anuncia su carácter de
palabra clave); en cambio, en el primer terceto, las tres rimas son sustantivos
y en el segundo adjetivos. Con lo anotado arriba, según los autores, queda
mostrada la "estrecha relación entre la clasificación de las rimas y la elección
de las categorías gramaticales", y el relieve particular que toma el número
gramatical para Baudelaire en el poema."
Otro bloque de anotaciones se refiere a las estructuras sintácticas en
relación con la estructura del soneto. Así, por ejemplo, subraya que éste

12 Esta palabra, amoureux, del principio del soneto (Les amoureux fervents ...) ha sido traducida por
"amantes" ("Los amantes fervientes ..."). Una traducción más literalmente correcta sería "enamorados".
Esta diferencia vale la pena anotarla, puesto que en francés también existe la palabra específica para
"amantes", la cual obviamente es amants; el que el poeta haya decidido usar precisamente amoureux
no parece gratuito, pues su significado resulta, como en español, menos fuerte o menos comprometedor,
incluso sexualmente, y expresa más bien el deseo. De hecho, "el enamorado" puede no ser correspon-
dido, mientras que el amante sí, ya que éste es, según el diccionario: 1. "Personne qui aime d'amour et
qui est aimée, 2. "Homme qui a des relations sexuelles a une femme á laquelle il n'est pas marié"
(Microrobert, Dictionnarie du trenceis primordial, París, Dictionnaire Le Robert, 1983).
13 No está de más recordar que un análisis posterior, de Jean-Michel Adam, se limita a analizar
únicamente el primer verso del soneto (en Posibilidades y limites ... , op. cit., pp. 273-287).
14 Véase Roman Jakobson y Claude Lévi-Strauss, "'Los gatos' de Charles Baudelaire", en
Estructuralismo y literatura, Buenos Aires, Nueva Visión, 1973, pp. 11-34.

381
consta de tres oraciones (una en el primer cuarteto, otra en el segundo y la
última en los tercetos). Luego, se percibe que hay un aumento progresivo del
número de verbos en estas oraciones: uno en la primera, dos en la segunda
y tres en la tercera (mientras que las tres frases subordinadas -una en cada
oración principal- sólo tienen, cada una de ellas, un verbo). Esto lleva a
establecer una antinomia entre la estructura ternaria del soneto (dos cuar-
tetos y un sexteto) y una dicotomía (los dos cuartetos se oponen a los dos
tercetos). La organización gramatical del texto -dicen los autores- permite
esta última opción, pues se tiene una sección de cuatro rimas (los cuartetos)
contra una de tres (los tercetos). En fin, la composición del soneto todo se
basa en la tensión entre estos dos modos de disposición (sintáctica contra
estrófica) y el juego de sus elementos simétricos y, como dicen ellos,
"disi métricos".
Los ejemplos más notorios de disimetrías que se proponen son los
siguientes: primero, un paralelismo sintáctico entre el primer cuarteto y el
primer terceto, por un lado, y entre el segundo cuarteto y el segundo terceto,
por otro lado; luego, en el primer cuarteto y primer terceto, los nombres
designan seres animados, mientras que en el conjunto del segundo cuarteto
y segundo terceto los nombres designan a seres inanimados (salvo una
excepción, ils, en el verso 6. Por lo demás, en la primera dicotomía (la de los
cuartetos contra los tercetos) también se presentan paralelismos como el de
que todos los objetos directos de los tercetos representan a seres inanima-
dos (en los cuartetos hay tres seres inanimados y dos animados: les y chats
-pero les=chats).
Otra división dicotómica del soneto que proponen los autores consiste en
oponer las estrofas exteriores (primer cuarteto y segundo terceto) a las
interiores (segundo cuarteto y primer terceto), ya que en su opinión las es-
trotas exteriores ofrecen también correspondencias gramaticales sor-
prendentes (como las de que son las únicas en las que los predicados van
acompañados de adverbios: également, vaguement).
Una cuarta división del texto, la más importante en su opinión, ahora una
tricotomía, opone los seis primeros versos del soneto a los seis últimos,
mientras que los versos centrales 7 y 8 constituyen una ruptura, pues sus
características difieren de los otros (sus verbos no están en presente; son los
únicos con nombre propio: Erebe, etcétera).
Tampoco los autores olvidan hacer un análisis de las estructuras fónicas.
De hecho, Jakobson y Lévi-Strauss creen encontrar ciertos paralelismos
fónicos que reforzarían el análisis gramatical anterior. Por ejemplo, los
versos centrales 7 y 8 se destacan porque aliteran en sus respectivas pa-
labras finales. En otro caso, no se deja de observar que la [s] de chats apa-
rece solamente en el título, en el verso 3 y en cherchent ("primera acción
de los felinos"), siendo "cuidadosamente evitada en lo sucesivo". En fin, las
rimas interiores en [a] nasalizada sostienen las estructuras gramaticales

382
de los cuartetos. Por su lado, las vocales nasales cobran un papel importante
en las cuatro estrofas del soneto (9, 3,13 Y 9). Aunque el segundo cuarteto
casi no las tiene, en cambio es fuerte en líquidas (23).
En lo que respecta a estructuras propiamente estilfsticas, los autores
observan, entre otras cosas, que en los primeros versos aparece un quiasmo
de orden gramatical: al binarismo de los determinados (amoureux-savants),
seguidos cada uno por su determinante, sucede un doble binarismo de los
determinantes (puissants y doux, frileux y sédentaires), referidos por pares
a un solo determinado, pero luego la estructura se invierte. Así que, a un bi-
narismo de determinantes (science y voluptéreferidas a un solo determina-
do), sigue un binarismo de determinados, seguidos de un solo determinante.
A lo anterior, Jakobson insiste en repeticiones semánticas que "prueban" la
unión de los dos tercetos en un sexteto (idea que le viene de la vieja retórica
de Grammont) y a ciertos oxímoros "alusivos" que unirían sus respectivas
estroías." Como ya se dijo, éstos y otros rasgos que se presentan en el ar-
tículo, luego sirven para mostrar que hay una evolución a lo largo del poema:
los gatos pasan de ser objetos directos a sujetos implícitos en las oraciones
posteriores; en general, su actitud se vuelve de pasiva en activa, pasan del
aburrido encierro del hogar (la maison), al abierto del desierto, lo cual se
marca por las soledades (solitudes) y la misma actitud hierática yarrobada
de sabios y enamorados que tiene la esfinge, y, después, con más fuerza,
por la arena fina (la sable fin), hasta que en el último terceto los gatos ter-
minan por disolverse en átomos y destellos (étincelles magiques, parcelles
d'or, étoilent), sufriendo, con ello, una transformación que va de lo real a lo
irreal, y de lo cotidiano a lo mítico o mágico, como quiere señalarlo con otros
nombres un cuadro de los autores que acompaña al ensayo." Finalmente,
la mujer aparece tras la imagen del gato como una significación de las pul-
siones, deseos y obsesiones del amante-enamorado. Esto sería una de las
últimas interpretaciones -ya en el nivel semántico- del poema.
Desde luego, el anterior resumen no cubre todos los pormenores y
detalles de un trabajo que es todavía mucho más denso de lo que se ha
podido decir aquí. Sin embargo, quizás con lo dicho se podrán entender
algunas de las críticas que se le han hecho. Para terminar, pasemos revista
al menos a las que parece que saltan más a la vista, que son más generales
e importan más desde el punto de vista de la práctica y la teoría del análisis
del discurso literario.
En primer lugar, llama la atención en el lector la poca importancia puesta
en un marco teórico en el que se desplegara el examen del soneto. Algunas
noticias se dan de entrada sobre las circunstancias que se presentaron para

15 Véase Georges Mounin, "Baudelaire ante una crítica estructural", en Posibilidades y limites ... ,
op. cit., pp. 233-239.
16 Roman Jakobson y Claude Lévi-Strauss, op. cit., pp. 27 Y pass.

383
-

el encuentro entre un lingüista y un antropólogo en un trabajo de carácter


literario. Arriba hemos indicado cómo se produjo un acercamiento a lo lar-
go de los años en el trabajo profesional de ambos autores, así que la posi-
bilidad de una complementariedad para un texto, cuya misma naturaleza
poética presupone la unión de aspectos lingüísticos y míticos, es aceptable.
Sin embargo, el artículo no enlaza con otros conceptos importantes del pen-
samiento de Jakobson. Hubiera sido mucho más elegante en el aspecto
formal de las demostraciones que se quieren lograr a lo largo del análisis
de "Les chats", si se hubiera hecho más explícito y ejemplificado el modo de
relación que hay en este análisis con el modelo de comunicación (y desple-
gando sus niveles de narradores y personajes), los modos en que la función
poética domina o no a lo largo del poema, así como el conflicto de las
apariciones y transformaciones de los gatos a lo largo del eje entre el polo
metonímico o el metafórico. En general, aunque a veces hay breves apun-
tes respecto de lo anterior, la masa de datos y el vaivén al pasar de un nivel
a otro (del fónico al semántico, del sintáctico al fónico, etcétera), sin previo
aviso, abruma al lector. Tal vez también por estas dificultades, Rifaterre
insiste en que hubiera sido mejor una lectura horizontal (o "diacrónica", como
él la llama) que le hubiera permitido al lector ir transitando calmadamente por
la lectura, descubriendo paso a paso las sorpresas del texto escondidas en
rimas, paralelismos, aliteraciones y demás juegos retóricos que el poema
esconde."?
Otro problema importante tiene que ver con la insuficiente mise en scene
del contexto histórico-literario en el que Baudelaire escribió su poema. La
tradición del soneto en Francia para la época de Baudelaire y sus coetáneos
(Gautier, Rimbaud, etcétera); los rompimientos de esta forma poética que
Baudelaire quiere plasmar, así como las convenciones que respeta, las
frases cliché, las palabras clave del lenguaje retórico de su momento (al-
gunas de las cuales nos suenan ahora cursis como algunas del modernismo),
etcétera, así como otros aspectos de carácter filológico (como el de la fija-
ción y datación del texto base para el análisis), son necesarios para que el
análisis de Jakobson y Lévi-Strauss no solamente hubiera sido más comple-
to, sino también más preciso y cientifico."
Otras críticas, algunas graves, otras de detalle, se le han hecho al trabajo
de estos autores: que sus caracterizaciones fonéticas son erróneas (por
ejemplo la [r] francesa es uvular posterior, no lateral, etcétera); que sus des-
cripciones no justifican el paso de un nivel de análisis a otro; que sus obser-
vaciones gramaticales no justifican las conclusiones; que sobreinterpretan
y tergiversan el material para llegar a sus propios fines (para demostrar
paralelismos y ambigüedades a todo lo largo y ancho del texto); que no se

17 Véase Rifaterre, op. cit., pp. 176-177 (acá pite en letra cursiva).
18 Véase Carlos Blanco Aguinaga, op. cit., pp. 348 Y pass.; Y Rifaterre, op. cit., pp. 166-167.

384
justifica por ningún lado la igualación del gato a la mujer, ya que ésta -a
diferencia de otros poemas- no se menciona para nada en el texto, así que
la interpretación final del poema debe hacerse por otros derroteros, etcétera.
Éstas son algunas opiniones más que se han vertido en torno del escrito de
estos autores. Ante la imposibilidad de examinarlas con todo detalle y
cuidado, solamente se mencionan para tenerlas en cuenta en alguna refle-
xión posterior.
Únicamente nos resta agregar que, habiendo mencionado una larga se-
rie de objeciones y reparos al final con relación al ensayo sobre el soneto de
Baudelaire, parecería que la figura de Jakobson se disminuye y queda muy
desvanecida. Sin embargo, las personas que lo conocieron, conservan una
imagen imborrable de él: corpulento, de cabeza grande y abundante cabelle-
ra rubia, con el rostro de un dios romano antiguo, su figura imponente se hu-
manizaba por la baja estatura y el agudo estrabismo que sufría en un ojo y, sobre
todo, por el entusiasmo que desbordaba al hablar y gesticular con pasión
sobre los temas que le interesaban de lingüística, cultura popular y poesía."
Por mi lado, habiendo tenido la oportunidad de escuchar entre otros
cientos de jóvenes en un gran auditorio, hace tiempo, a Jakobson (ya con ca-
bellera blanquísima), me permito decir que, en otra lectura de su ensayo con
Lévi-Strauss, ojalá pudiéramos recuperar su intensa presencia, las modu-
laciones melodiosas de su voz y su entusiasmo por la poesía.

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386
El destinador en el texto mítico y literario

Tieko Yamaguchi Miyazaki*

Como introducción a mis reflexiones --o como un epígrafe un poco largo-


me permito transcribir un fragmento de Da decadencia dos oráculos, de
Plutarco, utilizado por Ernesto Grassi en su libro Arte e mito. Dice la cita:

Epitherses, padre del orador Aemilianus, cuenta que un día hizo un viaje en
barco hacia Italia ... Por la noche, cuando arribó a las islas del Egeo, el viento
cesó y el barco fue al garete hacia la isla de Pascoi; la mayoría de los pasajeros
estaban despiertos todavía, muchos bebían después de la cena, cuando
súbitamente se oyó una voz proveniente de esa isla que era como si alguien
llamase a Thamus (ese era el nombre del timonel). Fue general el espanto; el
timonel no contestó sino a la tercera vez en que lo llamaron, cuando la voz le
replicó con esfuerzo: "Cuando llegues al lugar de Palodes anuncia que ha
muerto el Gran Pan." Quedaron todos sorprendidos (según cuenta Epitherses)
y ponderaron unos con otros si se aconsejaba cumplir la injunción o si de-
berían no importarse con ella y olvidarla; Thamus, empero, dijo que, si el viento
estuviese favorable, seguiría la ruta, pero que, si en ese lugar hubiese calma,
gritaría, entonces, hacia la tierra lo que había oído. Cuando llegaron al lugar
de Palodes, estando el viento y el mar completamente calmados, Thamus gritó
a la tierra las palabras que había oído: "El Gran Pan ha muerto." Apenas había
pronunciado estas palabras cuando se oyó un violento sollozo mezclado de
asombro que parecía provenir no de uno sino de muchos hombres."

Eso es lo que cuenta Plutarco.

El pavor -comenta Grassi- que resuena en esta narrativa de Plutarco se


repite siempre que las fuentes sagradas se secan, siempre que somos
incapaces de aprehender el significado mítico de la realidad, siempre que el
sembrar sea un momento de acción empírica o técnica, pero no sagrado, y
el hombre no alcanza a recomponer los fragmentos de un mundo en astutas."

* Universidad del Estado de Sao Paulo, Brasil.


1 Traducción al español de la cita original en portugués por Tieko Yamaguchi.
2 Ernesto Grassi, Arte e mito, Lisboa, Livros do Brasil, s/f, p. 78 (traducción nuestra).

387
Es bastante conocida la problemática que envuelve el mito en su compleji-
dad, principalmente en sociedades primitivas, contexto donde él nos parece
más claramente aprehensible en su estructura, componentes y funciones, al
menos según algunas perspectivas que, conjuntamente con todo un aparato
teórico la antropología nos ofrece. Antes de ese momento de escisión,
representado en el texto de Plutarco por la muerte de Pan, la percepción del
mundo es, por lo tanto, la que incluye a todos en un todo, dentro de un orden
cerrado y pleno.
Ahora voy a intentar enfocar la relación entre el mito y la literatura en una
sociedad que no se clasifica como primitiva, orientándola hacia el punto
donde el mito, considerado en su forma de manifestación en comunida-
des arcaicas, da lugar a la literatura. Tal relación se establece con base en
la instalación de una ausencia que, por eso mismo, se constituye en causa
y objeto de la literatura. Voy a intentar, pues, desde esa perspectiva, pene-
trar en algunas formas de manifestación mítica en la literatura brasileña,
para dibujar una característica hoy determinante en la literatura de nuestro
tiempo: la negación del mito como objeto realizable en el sentido greima-
siano, y su afirmación, en contrapartida, como simple deseo, un deseo que
está en la raíz misma de la literatura, creando el impulso original de
desembrague enunciativo.
A pesar de .trabajar igualmente el nivel del enunciado, voy a privilegiar la
instancia de la enunciación como lugar donde, por excelencia, se denuncia
esa ausencia, al mismo tiempo en que se instaura el deseo de anularla,
engendrando toda una actividad de construcción de un discurso que se
mueve en un juego intenso de simulación y disimulación de un decir
verdadero. La enunciación también se considera como el lugar de realiza-
ción de un proceso de comunicación o de un hacer transitivo, cuyo objeto es
un mensaje vehiculador de valores y verdades. Se infiere de ahí que, en la
enunciación se instala una escena donde actúan los actantes: donador y
receptor del objeto en cuestión. En otras palabras, la relación entre el
destinador (del mensaje y de los valores), y su destinatario, gana fisionomía
específica según se trate de un texto mítico o de un texto literario. La
distribución de los papeles actanciales de destinador-donador y destinador-
sancionador se realiza de forma distinta tratándose de uno o de otro caso.
Al interior de la plenitud del orden mítico, interesa destacar en ese
momento un componente que las narrativas míticas exhiben: la realización
de un proceso de comunicación, cuyo objeto puesto en circulación es un
saber, un mensaje o un objeto-bien, atesorable. En general, las narrativas
míticas hablan o de una donación o de una apropiación; en éstas, aun
cuando la función de sujeto está desempeñada por un humano, el destina-
dor (que se manifiesta en una instancia narrativa), pertenece a un universo
del cual la colectividad destinataria de la acción está excluida. Por otro lado,
la narrativa misma es un objeto donado a la colectividad, donación a través

388
de la cual un saber relativo al origen y sentido de las cosas se pone en
movimiento. Cuando ocurre la ruptura referida, la relevancia de tal hecho se
hace evidente, pues éste apunta hacia una oposición básica que demarca
las fronteras entre el dominio del mito y el dominio de la literatura. En ésta,
al contrario del mito, el destinador y el destinatario se equiparan en cuanto
a la condición de miembros de un mismo grupo. Una relación, por lo tanto,
de iguales.
Esta característica es la que permite construir una frase como la
siguiente: "X hace literatura", donde se presupone la distinción entre los
individuos que se juzgan y los que no se juzgan competentes para tal
práctica. Esta condición de relación entre iguales, entre enunciador y
enunciatario (en la medida en que las reglas que la posibilitan son estable-
cidas por los sujetos implicados en contratos veridictorios) legitima la
naturaleza del mensaje-objeto, o sea, la naturaleza del texto literario.
En el mito esta característica del objeto literario se hace más clara
cuando nos desplazamos del territorio específico literario hacia el dominio
más amplio de la cultura entendida como: "El conjunto y la integración de los
modos de hacer, de integrar y simbolizar, desarrollados y adaptados por una
sociedad como solución para las necesidades de vida humana asocíatíva.'?
La cuestión se ubica en la pertinencia de aplicar la misma frase, con-
mutando simplemente literatura por cultura en la posición del objeto del
hacer. En este caso surge la pregunta sobre la pertinencia de decir "X hace
cultura" con la misma lógica en que se puede decir "X hace literatura": en la
medida en que se encuentran implicadas cuestiones como la forma y el
grado de la sanción positiva por una colectividad, seguida de un proceso
entero alquímico de naturalización, donde el espacio natural es recubierto
por un espacio simbólico que pasa a funcionar y a valer como si fuera el otro.
Además de la relación metonímica de todo/parte, si la literatura hace
parte de la cultura, nos preguntamos en qué punto ellas se confunden y en
qué punto se distinguen, ya que la cultura se hace sentir como presupuesta
a la literatura. Se trata, por lo tanto, de distinciones y semejanzas detecta-
bles por la capacidad de figurar como objeto de un hacer individual.
Si en una sociedad milenaria es relativamente fácil aprehender con
actitudes y conductas rutinarias, la cultura como componente interiorizado,
de manera que su manifestación ocurra en buena parte sin el control
programado y consciente del sujeto, en las sociedades en que la literatura
aborda de manera intencional los problemas de la nacionalidad, y de la
construcción de la identidad, ¿en qué momento la literatura, realizada con
base en el modelo de "X -individuo o grupo- hace literatura", es incorpo-

3 Darcy Ribeiro, o processo civilizatório: etapas de evotucéo sociocultural, 2a. ed., Río de Janeiro,
Civilizacáo Brasileira, 1972, pp. 29-30 (traducción nuestra).

389
rada como cultura por una colectividad? En otras palabras, ¿en qué
momento el objeto deja de ser objeto de querer-creer, resultante de un
querer-hacer-creer, para ser un creer simplemente, aproximándose, de esta
forma, a la fe del mito?
Me arriesgo a decir que uno de los pasos de tal procedimiento se
caracteriza por la neutralización del sujeto real de la enunciación, o incluso,
de la instancia misma de la enunciación. Mientras en las narrativas míticas,
la relación transitiva entre destinador y destinatario parece estar marcada
como garantía de su verdad, en la literatura la creencia necesita hacer olvi-
dar su origen, pues éste es de la misma naturaleza -efímera y relativa-
que su producto. La verdad en que se quiere creer no puede traer señales
de su origen.
Si la hipótesis es correcta, decir "X hace cultura" carece de propiedad,
al tiempo que se confirma como marca de la literatura la dimensión enuncia-
tiva. Mientras el objeto de creencia (en el mito y en la cultura) se encierra en
el dominio circunscrito de lo absoluto, en la literatura, se fragmenta en ese
mismo absoluto.
En la cultura, la enunciación y el enunciado se unen, mientras que en la
literatura las dos instancias se alejan, propiciando la instalación de un juego
de espejos donde se reflejan y se desenmascaran mutuamente. La distan-
cia que va de la enunciación al enunciado es, pues, la que separa la de-
claración del deseo de la declaración de lo deseado. Es, por eso, que en la
grieta abierta entre las dos instancias, inexistente en el mito y olvidada en
la cultura, se instala la libertad del hombre y, consecuentemente, se confir-
ma lo que dice Riobaldo (Grande Sertao: Veredas): lo que hay es lo humano.
Para ejemplificar mejor lo expuesto hasta aquí, transcribo un poema de
Carlos Drummond de Andrade, el cual me sirve como paradigma:

Aplicación a la poesía

Amar

Que pode uma criatura senáo.


Entre criaturas, amar?
amar e esquecer,
amar e malamar,
amar, desamar e amar?
sempre, até de olhos vidrados, amar?
Que pode, pergunto, o ser amoroso,
sozinho, em rotacáo universal, senáo
rodar tambem, e amar?
Amar o que o mar traz El praia,

390
o que ele sepulta, e o que, na brisa marinha,
é sal, ou precisáo de amor, ou simples ansia?
Amar solenemente as palmas do deserto,
o que éentrega ou adoracáo expectante,
e amar o inóspito, o áspero,
um vaso sem flor, um chao vazio,
e o peito inerte, e a rua vista em sonho, e uma ave de rapina
Este é o nosso destino: amor sem conta,
distribuido pelas coisas pérfidas ou nulas,
doacáo ilimitada a uma completa inqratidáo
e na concha vazia do amor a procura medrosa,
paciente, de mais e mais amor.
Amar a nossa falta mesma de amor, e na secura nossa
amar a água implícita, e o beijo tácito e a sede infinita.

(11- Noticias Amorosas. Claro enigma)

Roto el cordón umbilical, la relación vertical entre creador y criatura, lo que


queda es la relación horizontal entre criaturas. De ahí un poema donde la
acción de amar (leído siempre eufóricamente como expresión de algo
específicamente humano, como rasgo distintivo mayor) se transforma en
definición de un destino tantálico. Llevando a su máximo grado la práctica de
tal condenación, centrada en la contradicción entre deber-amar o no poder
no-amar y la ausencia del objeto mismo del amor, el poema se vuelve hacia
sí mismo como un alacrán para llegar al lenguaje, no en su función de referir
el mundo sino en su función "genésica".
En la última estrofa, el sintagma a nossa falta mesma de amor (nuestra
falta misma de amor), que recoge metalingüísticamente todo lo dicho hasta
entonces, es metafóricamente reiterado en secura nossa (sequedad nues-
tra) que se despliega, por una relación de implicación mínima, en agua im-
plícita; esta agua, aunque de existencia puramente lingüística, adquiere de
manera absurda la condición de objeto referencial del amor. El procedimien-
to metalingüístico que posibilita tal circularidad fundamenta ese volver las
espaldas compulsivo a la realidad fuera del lenguaje, obligando al hombre
a salvarse al interior del lenguaje mismo. Estamos, pues, en el dominio de
la enunciación: es el sujeto enunciador quien, como resultado de su vana
lucha con el enunciado, es devuelto al centro mismo de la enunciación.
Esta contradicción señalada entre la falta de libertad, de no poder no
amar, y la negación de realización de su objeto, constituye, me parece, el
núcleo del poema de Jorge de Lima:

Este é o marinho primitivo galo


de penas reais em concha e tartaruga.

391
Com seu concerto afónico me embalo,
turva-se o vento, o Pélago se enruga.
Silencioso clarim, mudo badalo,
dos ruidos e ecos rápidos se enxuga.
Jorra o canto sem voz de seu gargalo
e se encrespa no oceano em onda e ruga.
Galo sem Pedro, em pedra vivo galo,
de córneas espor6es de caramujo,
tubas dos estandartes e cacóes.
Odia sem mistério, seu vassalo
esvai-se no seu bico imenso, em cujo
som as brasas da crista sáo carv6es.

(Livro de sonetos)

El poema está básicamente estructurado sobre la contradicción entre un


movimiento de expansión y un movimiento de negación de esa misma
expansión. Llama la atención ese gallo cósmico que trae señales de un
universo primigenio "pelágico", pero que, al mismo tiempo, no vale como
prenuncio, siquiera como promesa de un mito posible, al contrario, es él la
expresión de un deseo desesperado cuyo sujeto es el sujeto de la enuncia-
ción. El deseo de algo que tomaría forma en el canto del gallo, es un concierto
real en el sonido del badajo, en ondas desplegadas y en brasas vivas. En el
enunciado, empero, sólo hay concierto afónico, badajo mudo, encresparse
en arrugas y brasas ya hechas carbón.

Aplicación en la narrativa

Si traslado estas consideraciones al terreno de la narrativa, creo poder decir


que el mismo efecto se obtiene gracias al empleo de recursos narrativos
antitéticos: de una parte, por la neutralización de la enunciación y, de otra,
por la iconización acentuada de esa misma enunciación.
La modalidad de la neutralización se encuentra principalmente en la
estructura y realización de las máximas, que se definen como verdades
supuestamente incontestables. En este sentido, la máxima tiene como meta
hacer pasar al enunciatario una verdad absoluta, cuya univer~alidad esta-
ría homologada exactamente por el hecho de ser tal verdad expresable en
un lenguaje fundamentado en la circularidad: de ahí la evidencia de los
recursos estilísticos y retóricos que la distinguen.
La máxima, sin embargo, trabaja sobre una contradicción: la verdad que
ella quiere crear y hacer valer como tal es una verdad fruto de la palabra.
Hacer creer en la independencia entre enunciación y enunciado, gracias a

392
la referencialidad del objeto y hacer creer en la validez autónoma del
enunciado en la existencia autónoma de la verdad pregonada, son las
estrategias de las que se vale la máxima. Pero son esos mismos recursos
los que desenmascaran el hecho de que tal verdad es fundamentalmente un
efecto de lenguaje.
En cambio, curiosamente, para obtener el mismo resultado, la novela
utiliza los dos procedimientos básicos: por un lado, la neutralización de la
instancia de la enunciación, a través de la focalización en tercera persona;
por otro, marca enfáticamente la enunciación gracias a la enunciación
enunciada que se iconiza en las figuras de diferentes modalidades de
narradores.
En el primer caso, la validez del efecto estético de un universo autónomo
que la novela tradicional produce, marca enfáticamente las fronteras entre
la ficción y la realidad, pero exacta y contradictoriamente valiéndose de esa
referencialidad ilusoria.
Por otro lado, la verdad que se narra le cuesta al narrador la posición de
destinador, misma que es transferida ya a la competencia del lector,
experimentado y vivido, ya a la objetividad de un manuscrito o a la autenticidad
de una carta de autor comprobado.
Esos mismos recursos evidencian la competencia de que se enviste el
narrador como sujeto enunciador enunciado, dueño del espectáculo, de los
actores y sus destinos, haciendo creer que en ellos cree, pues pretende
hacer creer que su verdad no depende del narrador. El efecto de neutraliza-
ción de la enunciación de las máximas se obtiene al revés, por una figu-
rativización acentuada del enunciador.
En síntesis, tanto en un caso como en el otro, lo que está en juego es la
necesidad de crear la creencia. Y esa necesidad está presupuesta en el
punto de partida de la narrativa profana.

El mito en la literatura

Muchas veces, es en el intento de afirmar el mito en la literatura, cuando


emerge el carácter tantálico de ese deseo, y donde se instala la historia. A
pesar de eso, en el núcleo mismo de la literatura está el mito como deseo.
En la huella dejada por su desaparición, en el ejercicio de la libertad que el
mito no tolera, se hace literatura. Una metáfora de esa relación mito-historico
puede leerse en la novela Festa de Msnuelzéo (Umeestorie de emon, de
Guimaráes Rosa, que se refiere al recuerdo del riachuelo seco, que siempre
presente en la memoria de Manuelzáo y lo lleva hacia una conciencia crítica
de su contexto histórico. Otros ejemplos más de cómo se realiza esa relación
en la narrativa brasileña pueden encontrarse en el libro de Regina Zilberman.
Do mito ao romance (topologia da ticcéo brasileira contemporfinea).

393
Analizando O Continente, de Erico Veríssimo, desde la óptica de Lévi-
Strauss, Zilberman muestra cómo, bajo el desarrollo del relato, se construye
una estructuración basada en la reiteración de dos parejas de funciones:
orden/cumplimiento (obediencia al código) y prohibición/violación (desobe-
diencia al código). La autora muestra que la historia de las generaciones que
se suceden en la narrativa retoma las dos parejas que se concretan en
categorías como: naturaleza/cultura, masculino/femenino, propietario/gau-
cho, intentando, de esta manera, la mitificación de la fundación de una familia
o de una colectividad, "para superarla dialécticamente y proveer las condi-
ciones del real mundo profano. E instalar ahí su escritura, fundada no más
en el decir mágico y recitativo. sino en la palabra plena, compleja, implanta-
da en la secularidad"."
Igualmente, su análisis de Grande Settéo: Veredas, de Guirnaráes
Rosa, descubre la presencia del principio estructural de la triplificación
propia del mito. Como jefe de los [aquncos de Joca Ramiro, Riobaldo repite
las tareas malogradas de los jefes Madeiro Vaz y Zé Bebelo. El suceso
decreta la muerte del relato, pues con él se disuelve el grupo de los jaquncos,
razón del universo mítico. Sin él, se pierde la sacralidad lingüística y la es-
tabilidad de los sentidos de las cosas, para dar lugar a la ambigüedad de la
literatura. Así, el relato puede ser mítico, mientras la narración, empero, es
profana, pues se funda !a literatura sobre el deseo del mito y de la im-
posibilidad. La condición de cangaceiro de Urutu Branco o de Tatarana,
apodos de Riobaldo según los grados conquistados en la jerarquía de los
jaquncos, és sustituida por la condición de rico propietario de Riobaldo.
Como ejemplo de la imposibilidad de realizar el mito y de su condición de
origen de la narrativa, en la literatura brasileña de hoy, destaco la novela de
Sérgio Sant'Anna Conñssoes de Ralfo (Uma autobiografia imaginaria).
En contraposición a la narrativa tradicional, se intenta ahí anular los
límites del mundo real y el mundo ficticio a partir del montaje del libro en que
el prólogo, el epílogo y la nota final del escritor, hacen parte de la novela. En
ésta, el escritor, el ciudadano, se hace personaje; Sérgio se hace Ralfo, el
cual a su vez transformado en escritor, escribe la autobiografía de Ralfo-
Sérgio. Compuesta de nove pequeños libros, la novela es una carnaval iza-
ción de los más variados y heterogéneos procedimientos narrativos. En esta
obra surge la parodia tradicional de la salida del héroe hacia el mundo, como
en el diario de bordo de Serafim Ponte Grande, el delirio de Brás Cubas,
carta, diario de loco, guerrillero, informe médico, guía turística, juicio, escena
teatral, personajes como Alice y Sancho Panza. La obra culmina con una
parodia de un juicio, cuyo reo es la autobiografía de R91fo Sérgio y el jurado

4 Regina Zilberman, Do mito ao romance (topología da ttccéo brasileira contemporénees, Caxias do


Sul, Universidad de Caxias do Sul, Porto Alegre: Escola Superior de Teologia de Sáo l.ourenco, 1977,
p. 89 (traducción nuestra).

394
está compuesto de figuras alegó ricas como el ministro de los Monólogos
Exteriores, de los Monólogos Interiores, de la Concisión, de la Síntesis, del
Lirismo, de la Vanguardia ... Se configura de esta manera una circularidad,
gracias a un procedimiento metalingüístico que nos remite al cierre del
poema de Drummond arriba citado. Ahí podría encerrarse el libro de
Sant'Anna, pero no, él trae todavía un epílogo y una nota.
Llama la atención en estos apéndices que el epílogo tenga como sujeto
enunciador un nosotros que dice: "nosotros acabamos de escribir eso,
retiramos la hoja de la máquina y la metemos en una carpeta, junto a las
demás mecanografiadas", páginas que hablan de 'yo', Ralfo súbitamente
libre, no más obligado a cumplir ritos, discurso y representaciones." Por otro
lado, una nueva circularidad se abre gracias a una enunciación reflexiva,
de una enunciación enunciada en abTme. O sea, enunciaciones de enun-
ciaciones enunciadas -"acabamos de escribir que acabamos de escri-
bir .." -amenazan seguir ad infinitum si no fuera un expediente temporal en
que la escritura, en lugar de narrar lo ya ocurrido, anticipa el evento: "que
nosotros vamos a retirar de la máquina también estas hojas .." 6• Parece ser
que la determinación de ese punto es lo que se persigue en la muerte triple
con que se encierra la novela: todavía a nivel de relato, la destrucción del libro
cuyo autor es Ralfo y cuyas páginas lanzadas al aire, combinándose alea-
toriamente, remiten a las posibilidades de La rayuela O 24 modelos para
armar, de Julio Cortázar.
A continuación, la muerte de Ralfo: "a seguir, sin cualquier duda, Ralfo
imprimirá un fuerte impulso a su cuerpo, de tal manera que, saltando calcu-
ladamente, él irá a caer sobre la avenida, en un momento en que no estará
pasando ningún coche"? Después, la muerte de Ralfo, personaje de ficción,
en la memoria del escritor, del lector, del mundo: "Y en ese instante mismo
yo dudaré de la existencia de Ralfo, que empezará a diluirse en mí como una
pesadilla [...]." Ralfo será, entonces, "una pequeña poza oscura (tal vez un
poco de sangre mezclada con aceite) pero que, antes que yo pueda
examinarla, será lamida displicentemente por un perro vago y distraído, que
después seguirá su camino, meneando la cola"."
De esta manera, resulta ambigua la declaración del escritor, autor de
Ralfo, de que, a partir de la experiencia vivida como personaje de Ralfo
-autor toda una metamorfosis deberá ocurrir en él. El tiempo verbal-futuro
se limita a la función de registrar el deseo que nada garantiza que se
realizará: "...divisaré en las personas hasta la médula más recóndita de sus

5 Sérgio sanr Anna, Contissoes de Ralfo (Uma autobiografía imaginaria), Río de Janeiro, Bertrand
Brasil, 1975, p. 254 (traducción nuestra).
6 lbid., p. 235.
7 lbki., p. 236.
8 lbid., p. 237.

395
ademanes y miradas; [...] los coches se asemejan a insectos ridículos y
monstruosos, como se los viese por primera vez".9
Tal ambigüedad parece confirmarse en la nota final, firmada por Sér-
gio Sant'Anna y con fecha de julio de 1974, en la cual, aliado de la decla-
ración de que la escritura del libro y su destrucción tienen la fuerza de una
purificación, el escritor se dice indiferente a su supervivencia: que lo
destruyan lectores y críticos "apoyados, incluso, en la tranquila convicción
de que Ralfo aprobaría con gran entusiasmo tal acto".'?
Todas estas declaraciones del escritor-personaje Sérgio Sant'Anna
no deben tomarse en serio. Al contrario, deben leerse dentro de un espíritu
de juego y de una conciencia irónica. Dentro de tal contexto se comprende
que el libro se encierre en una amplia enunciación enunciada que no se
restringe a la enunciación lógicamente presupuesta en el enunciado, sino
de la construcción misma de la novela, en que el escritor se transforma en
sujeto de enunciado. Igual que Drummond, el enredo metalingüístico del
epílogo apunta hacia el hecho de que la salvación posible está en la
dimensión misma del lenguaje. Tal vez ésa incluso sea ilusoria. Cualquier
salida implica una muerte certera. Como Ralfo, "no quedará siquiera la
presencia irreal de aquella ausencia de cadáver".
Además de la presencia de lo mimético de la estética de representa-
ción, principalmente en los últimos capítulos de la novela, en que la autobio-
grafía es sometida a juicio, se observa un plegarse de la novela sobre sí
misma. No se trata, empero, propiamente de una autorreflexión puramente
estética de los procedimientos y medios de creación. Una estética de la
representación explicaría la transformación del escritor Sant'Anna en su
personaje Ralfo, al que asignaría una secuencia variada de aventuras. Pero
no es esto lo que se observa. Además de las aventuras es necesario que el
personaje sea todavía escritor, o sea, autor de un texto. Éste, además de la
relación testimonial entre referente/discurso que la biografía presupone,
igual que un informe médico, impone una reflexión sobre el discurso como
creador de sentido al propio referente. Toda biografía real implica la
antecedencia del hecho al texto.
En el caso presente, el texto antecede a la existencia, pues el sentido
de ésta está previamente creado y dado por el texto. De ahí que la hetero-
geneidad y variedad de vidas y experiencias vividas por Ralfo-Sérgio va-
len no por sí mismas sino porque posibilitan la apropiación de diferentes
universos simbólicos equivalentes a las diferentes modalidades discursi-
vas, literarias o pertenecientes a otros campos del saber y prácticas socia-
les. Estos discursos son considerados como repositorio de experiencias

9 Ibid., p. 236.
10 Ibid., p. 237.

396
heredadas trabajando con enunciados y narradores variables. La biografía
de Ralfo-Sérgio constituye, pues, un discurso sobre discurso.
Paralelamente u orgánicamente dependiente de tal heterogeneidad,
se verifica una heterogeneidad fragmentaria de tiempos y espacios, predo-
minando siempre el tiempo y el espacio colectivo sobre el privado, como si
la búsqueda de sentido no fuera posible sino en el primero, defraudado todo
intento en el tiempo y espacio individual y privado.
A pesar del esfuerzo de establecer un punto de partida en el primer
capítulo de Sant'Anna, en comparación con el Quijote, a la manera de la
salida de Quijote, la impresión es la de un vacío exterior que se alarga hasta
perderse en el horizonte. Lo mismo ocurre con la ausencia de un punto de
llegada previsible. Éste finalmente se identifica con la consecución de un
texto -totalizador del sentido de los fragmentos constituidos por los diferen-
tes discursos-, la biografía que no logra la sanción positiva final.
El resultado del libro de Ralfo y del libro de Sant'Anna es que no se cree,
a pesar de todo esfuerzo, en el arte, en las funciones tradicionales a ella
asignadas. De ahí pues, que el escritor es devuelto al centro mismo de la
enunciación que, de un lado, posibilita el paso de la competencia a la eje-
cución asegurando la colocación en enunciado-discurso de las virtualidades
de los sistemas convocados a componer el texto; de otro, la enunciación
como mediadora entre el texto y lo que está más allá de él.
De todas maneras, defraudado el intento del escritor de vivir dentro del
texto, transformado de ciudadano en personaje, al contrario del mito cuya
verdad tiene la garantía de un destinador alienígena, queda la evidencia de
que la literatura, desprovista de tal instancia de sanción, gira alrededor de sí
misma, con la esperanza vana de poder olvidar la instancia que trae la marca
de su origen: la enunciación.

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397
Sujeción y muerte en la transgresión del universo
sagrado. Análisis de narrativa popular
Ligia Rivera Domínguez*

La narrativa popular oral refleja en su estructura significante una gran di-


versidad de fenómenos antropológicos de corte mágico-religioso. Éste es el
caso de los relatos que hallamos en la población de San Andrés, Cholula, en
el estado de Puebla. En este trabajo abordaré el análisis de la forma peculiar
como se interrelacionan las ideologías del cristianismo y la religión náhuatl.
La fusión entre ambas cosmovisiones se mostrará por el análisis de dos
relatos: "El cacique profanador del templo" y "La Virgen de los Remedios".
En el primero encontramos una muestra del tipo de sanción divina con que
se castiga al hombre por atreverse a transgredir los símbolos y dogmas del
cristianismo, así como la ubicación del universo sagrado y no-sagrado en
que se coloca a las dos religiones en relación con el ámbito geográfico de la
pirámide de Cholula; en el segundo relato vemos cómo se enfrentan dos
personajes por obtener posiciones de poder, así como la primacía del ámbito
de la sacralidad: tenemos a la Virgen de los Remedios por una parte, y una
serpiente, por otra, la cual simboliza no sólo la perversión en la religión
cristiana, sino también, y esto es muy interesante desde la perspectiva
antropológica, a Quetzalcóatl, uno de los dioses más importantes del mundo
prehispánico.
La literatura étnica,' como producto significante de una sociedad, per-
mite configurar una parte de la ideología del grupo que la crea, pues proyecta
tanto el contexto cultural como los códigos sociales. En el caso de los dis-
cursos etnoliterarios a que aludimos, reflejan la posición que ocupan los dos
mundos en contacto. Esta posición, nos parece, está en continuo movimien-
to; ninguna de ellas se ha impuesto definitivamente a la otra, el dominio
permanece en el cristianismo efímeramente, y queda abierta la posibilidad
del intercambio.
Esta literatura expresa una valiosa información sobre las condiciones de
existencia y grados de conducta religiosa de sus productores. En el nivel
pragmático, se puede afirmar que cumple una función ritual en tanto su

• Centro de Ciencias del Lenguaje, Instituto Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla.


1 La literatura étnica presenta como organizaciones discursivas a los relatos folclóricos y a los mitos.

399
estructura significativa evidencia una cierta experiencia del mundo, plasma-
da en ciertos modelos ideológicos que, además, son históricos."
Los textos cuentan una historia. Poseen un narrador colectivo pues es
un grupo amplio el que crea permanentemente la historia; en ellos predomina
la representación figurativa. Poseen, de igual forma, elementos narrativos
como los personajes, quienes actúan, y hechos o acciones que realizan.
Asimismo, esas acciones tienden a desplegarse en un lapso.t lo que permite
afirmar que hay consecutividad entre los sucesos.
En cuanto a la estructura sintáctica, aparecen con peculiaridades que la
distinguen de la literatura institucionalizada: en principio, los elementos de
la oración no se apegan a la lógica sintáctica; el vocabulario es repetitivo, se
emplea con frecuencia el mismo léxico; el uso de muletillas, tan frecuentes
en la lengua oral, es permanente; los silencios -interrupciones en el discur-
so- también aparecen en diversas ocasiones en el relato. La organización
semántica es de una gran riqueza porque los relatos plasman acontecimien-
tos de la historia y las tradiciones de la comunidad; asimismo, constituyen un
tesoro semántico en permanente construcción, pues cada informante, al re-
actualizar el relato, aporta una enorme diversidad de elementos novedosos.
La literatura étnica normalmente es transmitida por tradición oral; se cuenta de
generación en generación e integra la memoria colectiva de una comunidad.
La conformación del corpus de nuestro trabajo incluye dos tipos de na-
rraciones; los relatos que consideraba el proyecto original: historias en torno
al Diablo, tales como apariciones, pactos o convenios, narraciones sobre las
distintas imágenes del Diablo, etcétera, y un segundo tipo que constituye un
entramado semántico de relatos que gira siempre en torno del espacio
geográfico donde se ubica la pirámide de Cholula y la zona arqueológica. Las
narraciones relacionadas con la pirámide son, hasta el momento, cuatro:
"El infrarnundo"," "El tesoro de la pirámide"," "La Virgen de los Remedios"
y "El cacique profanador del templo".

2 Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1988, pp. 301-302.
3 A. J. Greimas, J. Cortés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría dellenguaje, Madrid, Gredos,
1982, p. 340.
3 En "El inframundo" se explica la experiencia de una persona al introducirse por una caverna
formada en la ladera del cerrito de Cholula, sitio que alberga la pirámide. Esa caverna se va internando
hacia las profundidades de la tierra y, conforme avanza en esa vía, el personaje del relato va encontrando
en la cavidad a hornbres y mujeres que purgan sus culpas, sufriendo diversos castigos, en una ernulación
del infierno dantesco. A mayor profundidad en la caverna van siendo peores castigos de los condenados
ahí recluidos. Un detalle curioso radica en el hecho de que los informantes identifican algunos de los
condenados, como si hubieran sido testigos presenciales de la inrnersión a la caverna: aparecen vecinos
recientemente fallecidos, enemigos y, especialmente, autoridades políticas. Lo curioso, decíamos, es
encontrar purgando un castigo ejernplar a un médico, exgobernador y senador por el estado de Puebla,
originario de Cholula, que aún vive. .
5 En "El tesoro de la pirámide" se cuentan las peripecias de un personaje de la localidad, quien
vivió en Cholula en tiernpos ya remotos. Este hombre se introduce misteriosamente al interior de la
pirámide por un.conducto o camino que hasta la fecha no ha sido identificado; llega al centro de la edi-
ficación más grande del conjunto, la pirámide mayor. Según se cuenta en esta historia, el protagonista
se encontró una fuente de oro macizo, bañada de agua prodigiosa, que al ser ingerida proporcionaría

400
estructura significativa evidencia una cierta experiencia del mundo, plasma-
da en ciertos modelos ideológicos que, además, son históricos."
Los textos cuentan una historia. Poseen un narrador colectivo pues es
un grupo amplio el que crea permanentemente la historia; en ellos predomina
la representación figurativa. Poseen, de igual forma, elementos narrativas
como los personajes, quienes actúan, y hechos o acciones que realizan.
Asimismo, esas acciones tienden a desplegarse en un lapso.P lo que permite
afirmar que hay consecutividad entre los sucesos.
En cuanto a la estructura sintáctica, aparecen con peculiaridades que la
distinguen de la literatura institucionalizada: en principio, los elementos de
la oración no se apegan a la lógica sintáctica; el vocabulario es repetitivo, se
emplea con frecuencia el mismo léxico; el uso de muletillas, tan frecuentes
en la lengua oral, es permanente; los silencios -interrupciones en el discur-
so- también aparecen en diversas ocasiones en el relato. La organización
semántica es de una gran riqueza porque los relatos plasman acontecimien-
tos de la historia y las tradiciones de la comunidad; asimismo, constituyen un
tesoro semántico en permanente construcción, pues cada informante, al re-
actualizar el relato, aporta una enorme diversidad de elementos novedosos.
La literatura étnica normalmente es transmitida por tradición oral; se cuenta de
generación en generación e integra la memoria colectiva de una comunidad.
La conformación del corpus de nuestro trabajo incluye dos tipos de na-
rraciones; los relatos que consideraba el proyecto original: historias en torno
al Diablo, tales como apariciones, pactos o convenios, narraciones sobre las
distintas imágenes del Diablo, etcétera, y un segundo tipo que constituye un
entramado semántico de relatos que gira siempre en torno del espacio
geográfico donde se ubica la pirámide de Cholula y la zona arqueológica. Las
narraciones relacionadas con la pirámide son, hasta el momento, cuatro:
"El infrarnundo"," "El tesoro de la pirámide"," "La Virgen de los Remedios"
y "El cacique profanador del templo".

2 Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1988, pp. 301-302.
3 A. J. Greimas, J. Cortés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría dellenguaje, Madrid, Gredos,
1982, p. 340.
3 En "El inframundo" se explica la experiencia de una persona al introducirse por una caverna
formada en la ladera del cerrito de Cholula, sitio que alberga la pirámide. Esa caverna se va internando
hacia las profundidades de la tierra y, conforme avanza en esa vía, el personaje del relato va encontrando
en la cavidad a hombres y mujeres que purgan sus culpas, sufriendo diversos castigos, en una emulación
del infierno dantesco. A mayor profundidad en la caverna van siendo peores castigos de los condenados
ahí recluidos. Un detalle curioso radica en el hecho de que los informantes identifican algunos de los
condenados, como si hubieran sido testigos presenciales de la inmersión a la caverna: aparecen vecinos
recientemente fallecidos, enemigos y, especialmente, autoridades políticas. Lo curioso, decíamos, es
encontrar purgando un castigo ejemplar a un médico, exgobernador y senador por el estado de Puebla,
originario de Cholula, que aún vive. .
5 En "El tesoro de la pirámide" se cuentan las peripecias de un personaje de la localidad, quien
vivió en Cholula en tiempos ya remotos. Este hombre se introduce misteriosamente al interior de la
pirámide por un .conducto o camino que hasta la fecha no ha sido identificado; llega al centro de la edi-
ficación más grande del conjunto, la pirámide mayor. Según se cuenta en esta historia, el protagonista
se encontró una fuente de oro macizo, bañada de agua prodigiosa, que al ser ingerida proporcionaría

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La selección de Cholula como zona de trabajo obedece a diversas ra-
zones: constituye, aún desde tiempos anteriores a la Conquista, una me-
trópoli sagrada; la sacralidad data incluso de tiempos anteriores al estable-
cimiento de los grupos indígenas nahuas. Actualmente es posible apreciar
la conformación de espacios perfectamente delimitados en los cuales convi-
ven, de manera peculiar, expresiones del mundo no-sagrado y profano con
manifestaciones de sacralidad. Además, se aprecia una profusión de tem-
plos cristianos, construidos sobre los antiguos teocalli.
La narrativa refleja una gran diversidad de fenómenos antropológicos en
los que se pueden localizar elementos sobrenaturales. Y dado que aparece
clara la fusión del cristianismo y la religión náhuatl, pero como cosmovisio-
nes enfrentadas, veremos las posiciones que cada una ocupa. En tanto la
síntesis de ambas culturas se llevó a cabo violentamente y no obedece a un
encuentro pacífico, la posición de la cultura indígena está devaluada y en si-
tuación de inferioridad con respecto a la visión occidental dominante. Los
relatos recopilados reflejan precisamente, en su estructura significativa, ese
conflicto que ambas teologías enfrentan.
En "El cacique profanador del templo", primer relato de nuestro análisis,
tenemos un episodio revelador ocurrido a un cacique que habitó la comuni-
dad, quien transgrede algunas normas del culto cristiano. Resulta que este
individuo entra en el templo que se encuentra sobre la pirámide, el santuario
a la Virgen de los Remedios, montado en su caballo. Corre por toda la iglesia,
se burla de los símbolos y las imágenes de la religión cristiana, que él obvia-
mente no practica; recorre ruidosamente el interior, montado siempre en el
caballo. Al salir del recinto baja por las escaleras empinadas que conducen
a las faldas del cerro y, en el trayecto, el caballo resbala, después de que una
serpiente se cruza en su camino, y el cacique cae y fallece inmediatamente
a consecuencia del golpe.
En la narración "La Virgen de los Remedios" presentamos la lucha en-
tre dos seres pertenecientes, aparentemente, al mundo de personajes sa-
grados del cristianismo: una serpiente -Satanás- y la Virgen de los Reme-
dios. Ambos combaten encarnizadamente por ocupar el sitio de arriba o de
la sacralidad, en un duelo que aún no se define. Pero, dado que la serpiente
simboliza no sólo al Diablo sino también a Quetzalcóatl, se puede aventurar
que entre ambos se da una fusión y que juntos lidian con la Virgen por la
conquista del territorio dominante.
En "El cacique profanador del templo", cabe resaltar la importancia de la
localización de la iglesia en la cual se efectúan los sucesos de la historia. Se
trata del templo dedicado a la Virgen de los Remedios; éste se ubica sobre

juventud y vida eternas. Asimismo, en esa cavidad hay gran cantidad de joyas y piedras preciosas, todo
lo cual constituye el tesoro de la pirámide.

401
los vestigios arqueológicos de Cholula. El templo se construye ahí con el
propósito de aprovechar la sacralidad ancestral del lugar, con el objetivo,
creemos, de reubicar los espacios que cada cultura ocupará. En este caso,
se reorgánizan las posiciones: la cúspide representa el rango de zona
sagrada, dominante, de creencia vigente, y el sitio de abajo se destina al
espacio no-sagrado, dominado, de creencia sometida, lugar que ocupan
dogmas y divinidades de la religión relegada. Arriba se encuentra la iglesia,
abajo está la pirámide. Esta localización de los sitios sagrados refleja la
posición que las culturas occidental e indígena ocupan. La idea se confirma
con el propio relato, pues, como mencionamos, los acontecimientos suce-
den en el templo; ahí el cacique llega en su caballo a introducirse en la igle-
sia y a transgredir creencias, imágenes y símbolos cristianos, mientras abajo
se sanciona el hecho: "me platican, que este señor precisamente llegó hasta
la i... hasta la parte alta con su caballo. Sin respetar la imagen ...".
Es arriba donde se burla el protagonista de una religión ajena a su
cosmovisión, el cristianismo, lo cual confirma que la zona sagrada se localiza
en la dimensión superior: "y que incluso él se metió dentro de lo que viene
siendo el santuario, haciendo alevosía de su fuerza [...] ahora sí que de su
prepotencia que, que él tenía en sf",
Por otra parte, en el mismo relato se prevé que a una transgresión sigue
una condena. La sanción por contravenir las normas establecidas se efec-
túa en la zona de abajo, en el terreno ocupado por la pirámide, el sitio no-
sagrado, perteneciente al ámbito de la religión indígena dominada: "al llegar
a las escaleras de la parte media, entonces se menciona que él cayó de un
momento a otro de su caballo ...".
En seguida vemos que el protagonista de la historia no es un personaje
común de la localidad, sino un cacique.
Es revelador que se aluda al personaje designándolo como cacique. En
principio, el término no tiene un referente en la jerarquía social occidental ni
en la organización sociopolítica de los aztecas. No era el nombre con el cual
se designaba entre los mexicanos ni al noble, pilli o teuctli, ni al señor
mexicano, tlatoani; de hecho, no remite a ninguna de las clases sociales
existentes; la palabra se tomó de la lengua haitiana que se hablaba en la isla,"
y con ella se designaba equivocadamente al señor o principal, el tlatoani,
según consta en la Historia antigua de México, de Francisco Javier Clavi-
jero y en otras obras."
El cacique o, mejor, tlatoani era un personaje relevante en la organiza-
ción social azteca junto con el pilli o pipiltin y el teuctli; de hecho, para
convertirse en señor se requería ser noble.

6 Francisco
Javier Clavijero, Historia antigua de México, México, Porrúa, 1964, p. 19.
y de la conquista de México, op. cit., México, Porrúa,
7 Idem; Manuel Orozco y Berra; Historia antigua
1960; Salvador Toscano; "La organización social de los aztecas", en México prehispánico, México,
Hurtado, 1946.

402
En el Códice Florentino se consigna que el tlatoani era elegido por los
más importantes jueces; seleccionaban "a los pipiltin o nobles respetados,
a los hijos de los tlatoque o señores [...]". Eran designados sólo los nobles
distinguidos entre la comunidad por sus cualidades y respeto; en el Códice
Matritense se abunda sobre sus atributos: "Está lleno de valentía, lleno de
autoridad, afamando, lleno de honor, renombrado, lleno de fama." En cuan-
to a sus funciones, se puede apreciar que tienen gran injerencia en la vida
de la comunidad: ordenador de los campos, representante de la divinidad,
máximo juez y responsable de las cosas divinas y humanas. Dispone el
inicio de las guerras y la promulgación de leyes.
El tlatoani o cacique era, pues, un señor supremo y "Estos señores te-
nían la jurisdicción civil y criminal y toda la gobernación y mando de todas
sus provincias y pueblos", dice Alonso de Zurita," y "gobernaban según sus
leyes y fueros [...]", su nobleza era hereditaria y poseían las tierras, razón por
la cual el pueblo les pagaba tributo." La aristocracia del tlatoani es "here-
dable por sangre y transmitida por mayorazgo, o bien por hazañas en la
guerra [...]";10 se sabe que el primer señor azteca fue Acamapichtli.
Resulta entonces coherente que el protagonista del relato sea un ca-
cique "representante de la divinidad", "responsable de las cosas divinas y
humanas", quien lleve a cabo el sacrilegio; el tlatoani, al tener a su cargo
lo relativo a la propiciación de los dioses, deberá impedir al pueblo el rendir
culto a los dioses impuestos; tampoco deberá mostrar reverencia a símbolos
y dogmas de la creencia ajena. Por otra parte, al designarle con el término
antillano, se evidencia que la historia no fue creada por el indígena, sino por
el conquistador. Hasta la sanción, la muerte, no considera el rango noble del
tlatoani, quien presume nobleza y orgullo de clase, que en la narración se
califica como soberbia: "haciendo alevosía de su fuerza [...] de [...] de ahora
sí que de su prepotencia que, que él tenía en st'.
El castigo señalado al protagonista tiene varios antecedentes: irrupción
irreverente al espacio sagrado, falta de respeto hacia los símbolos del
cristianismo (imágenes, espacio, tesoros del altar), probablemente hasta la
reverencia a las viejas deidades que se veneraban con anterioridad en ese
espacio sobrenatural. El acto con que el cristianismo castiga al cacique
consiste en la muerte: "al llegar a las escaleras de la parte media, entonces
se menciona que él cayó de un momento a otro de su caballo y a él lo [...] lo
fueron a [...] a observar o a ver que ya estaba muerta esa persona".
En cuanto a la narración "La Virgen de los Remedios" se mezclan dos
personajes que pertenecen a panteones diferentes: el Diablo, representan-

8 Alonso de Zurita, Breve y sumaria relación de los señores de la Nueva España, Chávez Hay-
hoe, s.f.
9 Manuel Orozco y Berra, op. cit., pp. 299·307.
10 Salvador Toscano, op. cit.

403
te del mal en el cristianismo, y Quetzalcóatl, creador de la humanidad, la
agricultura y la industria entre los aztecas.
Revisemos algunos principios teológicos de ambas religiones. El cris-
tianismo, por ser una religión dualista, 11 enfrenta los principios del bien yel
mal, atribuyéndoselos a dos personajes distintos: Dios -entidad abstracta,
omnipotente y ubicua- encarna el bien, y el Diablo -ángel caído, señor del
cosmos, la muerte y la naturaleza, antagonista de Dios y gobernador del sub-
mundo-asume el mal. Uno representa la luz y el espíritu; otro, la oscuridad,
las tinieblas y la carne.
La figura del Diablo refiere el lado oscuro de la religión, pero también el
más interesante. El Diablo aparece acompañado por huestes de seguidores,
los ángeles de tinieblas o caídos. En el Nuevo Testamento es concebido
como el príncipe de este mundo, amo de la naturaleza, domina el espacio y
el tiempo, es una especie de señor de la materia y la carne; se encuentra en
duelo permanente con la divinidad para conseguir la supremacía sobre el
espíritu. Es una esencia incorpórea y simple, no pertenece a ninguna espe-
cie ni reviste forma precisa. No obstante, la imaginación del pueblo y la élite
eclesiástica'<lo dotaron de una imagen y de la capacidad de transformarse
a voluntad. Tal y como llega a nosotros el Diablo es ya el resultado de la
fusión de dioses de distintas creencias con las que el cristianismo ha entrado
en contacto; aparece como un hombre investido con la piel de un animal,
astado; una señal distintiva que porta invariablemente la constituyen los
cuernos, símbolo de su rango de divinidad de la naturaleza; el color de su piel
y de sus atavíos tiende hacia las tonalidades oscuras, con predominio del
negro, el azul oscuro o el verde; sus ojos son profundos y lIameantes, la
barba crecida y en forma alargada, pies y manos de animal. Incluso, es
diferente la descripción que de él hacen hombres y mujeres. El hombre se
lo representa asumiendo formas desagradables; pero la mujer lo ve como un
individuo especialmente atractivo y elegante, audaz, varonil, decidido siem-
pre a actuar; vestido con ropas oscuras, las seduce con el fin de hacerlas
disfrutar los placeres de la carne. Además de estas manifestaciones antro-
pomorfas puede encarnar la forma de diversos animales: suele aparecer
como gato, generalmente negro; como pollo o perro; dragón, cuervo, mono,
caballo, liebre, asno, mosca y especialmente la figurativización clásica: la
serpiente."
La iconización del Diablo como serpiente aparece ya en documentos de
los primeros tiempos del cristianismo. Eva fue inducida al pecado en el
paraíso por una serpiente; la serpiente era el Diablo. Así simboliza el mal
radical, la infracción primigenia, el primer pecado de la carne contra el

11 Jeffrey Surton Russell,


Satanás. La primitiva tradición cristiana, México, FCE, 1986, pp. 15-33.
12 Los primeros teólogosdel cristianismo ya debatían sobre la asignación del bien y del mal a Dios
yal Diablo; tenemos a Clemente, Tertuliano, Filón de Alejandría, Orígenes, San Agustín.
13 Francisco Flores Arroyuelo, El diablo en España, Madrid, Alianza, 1985.

404
espíritu. Tanto la serpiente como el Demonio vienen a ser la misma esencia,
pero con una corporalidad distinta.
Por otra parte, en la tradición religiosa náhuatl encontramos un panteón
conformado por varias divinidades que tienen, como una de sus cualidades,
el poder disfrazarse como si fueran animales, invistiéndose con su piel. Cada
dios tiene su nahual: Tezcatlipoca, el jaguar; Huehuetéotl, la serpiente de
fuego; Quetzalcóatl, la serpiente ernplumada."
Cada una de las divinidades posee peculiaridades y ocupa un sitio en la
jerarquía divina. Quetzalcóatl sobresale del conjunto por varias razones: es
el dios de la vida, creador del hombre y descubridor de la agricultura y la
industria; es el sacerdote por excelencia, el inventor del autosacrificio, dios
de los gemelos y los monstruos, patrono del Calmecac, dios de la mañana;
es el Sol de noche o Sol muerto, el planeta Venus, serpiente de plumas,
Gemelo Precioso, dios benéfico." Nos interesa revisar esta divinidad en
tanto su nahual es la serpiente con plumas, imagen que lo relaciona con el
Diablo, en su figurativización zoomórfica de serpiente. Qué mejor divinidad
a estigmatizar por el hombre occidental que el Dios creador de la humanidad
-semejante en esto con el Dios del cristianismo-, al fundador del Quinto
Solo nueva edad, al patrón de las observaciones astronómicas, la vegeta-
ción, la sequía, el agua y el rayo."
En nuestra narración "La Virgen de los Remedios" encontramos que se
funden, integrando una sola entidad, el Diablo y Quetzalcóatl; entre ellos se
lleva a efecto una fusión ontológica. La unión entre ambos se ve favorecida
porque tienen una iconografía original semejante. Otras afinidades apoyan
la idea de la unión entre ambos personajes; los dos tienen poderes especí-
ficos sobre la naturaleza; el Diablo habita en los infiernos y es el señor de la
muerte, en tanto Quetzalcóatl se liga al cielo, pero también al inframundo,
especie de infierno donde habitan los espíritus de los muertos. En la narración
encontramos que el escenario de los acontecimientos es la iglesia dedicada
a la Virgen de los Remedios encima del lugar dedicado a Quetzalcóatl. En
el relato aparece la Virgen y una serpiente negra que se enrosca a sus pies,
dando una vuelta completa; queda con la cabeza hacia el frente de la ima-
gen de la Virgen. Ella aparece inmutable, hierática, prácticamente en actitud
contemplativa. "Usted puede ver la ... la serpiente ... la serpiente que está
enroscada alrededor ...".
La serpiente es pisada y mantenida en un estado de inactividad por la
Virgen cuyo hacer impide, a su vez, el libre hacer del animal. Esto es, la Vir-
gen Conquistadora o de los Remedios somete a la inmovilidad a la serpiente,

14 Alfonso Caso, El pueblo del sol, México, FCElSEP, 1983.


15ldem.
16 Roman Piña Chán, Quetzalcóatl. Serpiente emplumada, México, FCElSEP, 1985, pp. 33-36.

405
la que se halla, literalmente, subordinada por un poder mayor y más fuerte,
el del vencedor: "según me han contado que es una leyenda ... que, así, que
la Virgen está pisando la víbora ...".
Esta serpiente, a la que nosotros identificamos como Diablo-Ouetzalcóatl,
se encuentra en posición de sujeción; la virgen la mantiene en estado
inactivo, le impide ascender de posición y ocupar un sitio relevante en las
creencias del pueblo: lo mismo que se hace con los dioses de las religiones
de los pueblos sometidos: "el demonio, representado por la víbora quiere,
quiere manchar a la Virgen y es por eso que la Virgen tiene que dominarla
pisándola, pisándola en la cabeza".
La víbora no puede situarse nunca en la posición de la divinidad, la su-
perior, la del espacio sagrado o de arriba; le corresponde el sitio de abajo,
el ámbito de los espíritus del malo del universo no-sagrado. Se reduce toda
eventualidad del cambio o transformación del estado dominado, con la fina-
lidad de impedir el acceso a la posición privilegiada, dominante, sagrada, de
deidad que mandata. La serpiente no puede ejercer el poder; ello corres-
ponde sólo a los vencedores: "no tiene que dominar. .. la víbora a la Virgen,
sino que la Virgen tiene que pisar a la víbora para que ese misterio que tiene
no sea descubierto".
En "La Virgen de los Remedios" la vigencia del misterio a que se alu-
de depende ya no de la Virgen, sino de los fieles que asisten al templo. De-
ben practicar los dogmas de la fe cristiana, creer ciegamente en los dioses
para que ambos personajes, la Virgen y el Diablo-Ouetzalcóatl, conserven
sus posiciones; deben honrar a la Virgen y no a Ouetzalcóatl; caso contrario,
la pobre Virgen perdería su "condición biológica inmaculada" o virginidad-
poder, al morderla la serpiente: "porque si la víbora llegara a pisar a ... llegara
a morder a la Virgen, entonces cómo le diré ... se descubriría ese misterio que
tiene la Virgen".
La Virgen, según la narración, al perder la virginidad-poder degradaría
uno de los valores supremos de la moral cristiana, la castidad; se veneraría
a la carne, y se le daría primacía sobre el espíritu; esto provocaría que el
Diablo-Ouetzalcóatl ocupara el espacio sagrado y malograra la Virgen su
situación de privilegio: "nosotros nada más creemos que, que la Virgen es ...
fue Virgen en verdad, que no fue tocada por nadie ...".
Asimismo, el fiel sufrirá un castigo por su conducta irreverente al no rendir
culto respetuoso a los símbolos cristianos. La sanción consiste en presenciar
el duelo entre los poderes del bien y del mal, observar tanto la lucha por la
obtención del poder, como la violación, hechos que se proyectan, curiosa-
mente, fuera del templo: "dicen que cuando uno no va con devoción es
cuando ve uno la ... serpiente que está enroscada y que dicen ... bueno,
según que a medio día, cómo a las doce, la una. Se puede ver como está
enroscada alrededor ...".

406
Pero no es la pureza o castidad, tan cuidadosamente guardada, lo que
la divinidad pierde, más bien se encubre la verdadera lucha por el poder y el
desafío ideológico entre ambas culturas.
Ya para terminar, la serpiente se puede encontrar en condiciones de
efectuar el intercambio deseado, esto es, ocupar el sitio destinado a la Virgen
y ubicarse en una posición dominante, de gobierno del espacio sagrado, si
el feligrés no asiste con devoción al templo sino a adorar a un dios indígena.
O sea, si el creyente en vez de rendir culto a los dioses de las nuevas reli-
giones, venera a sus viejas deidades. Si en vez de adorar a la Virgen se
reverencia a la serpiente, se podrán intercambiar los roles, y entonces el
Diablo-Quetzalcóatl pisará, sujetará y dominará a la Virgen e, indudable-
mente, se llevará a cabo la violación tan temida.
Para concluir diremos que en ambos relatos se delimitan con precisión
los espacios sagrados y no-sagrados. La parte superior detenta el dominio,
la inferior lucha por obtenerlo.
La sacralidad en poder del cristianismo le pertenece temporalmente,
pues las creencias indígenas y sus personajes sagrados pretenden obtener-
lo. Se trata de un duelo no concluido entre creencias antagónicas.
Asimismo, en los relatos se prevén sanciones sobrenaturales para quien
desobedece las prohibiciones de la religión dominante. Dichos correctivos
mantienen replegados los brotes de culto indígena y consisten en sujeción
y muerte en la transgresión del universo sagrado.

Relato "El cacique profanador del templo"

1:[...] A mí me platicaron hace tiempo, no sé [...] es decir hace muchos años,


que se mencionaba que había un [...] como cacique que siempre andaba en
un caballo; así una persona muy fuerte y que además él osaba siempre [...]
pues no respetar los templos, y en una ocasión, me platican, que este señor
precisamente llegó hasta la i... hasta la parte alta con su caballo, sin respetar
la imagen, y que incluso él se metió dentro de lo que viene siendo el
santuario, haciendo alevosía de su fuerza [...] de [...] de ahora sí que de su
prepotencia que, que él tenía en sí. Entonces esto [...] esto lo menciona
mucha gente que lo hizo; sin embargo, lo que llamó mucha la atención fue
que al ir bajando ya, después de haber hecho eso, que [...] al llegar, al llegar
a las escaleras de la parte media, entonces se menciona que él cayó de un
momento a otro de su caballo y a él lo [...] lo fueron a [...] a observar o a ver
que ya estaba muerta esta persona. .
E: ¿Y tuvo que ver algo la serpiente ahí?
1:[...] pues se dice que tiene que, lo relacionan que [...] que la serpiente
se le debe haber aparecido y que en ese caso el caballo relinchó grandemen-

407
te al ver a la serpiente y que eso fue lo que propició que [...] que ese señor
haya caído y haya muerto.
E: Y ahora, por ejemplo, ¿cómo influiría eso en la gente que va sin
devoción?
1:[...] la verdad, pues [...] eh [...] no creo que haya gente que [...] que no
vaya con devoción, por lo mismo ¿no? Usted puede tener una devoción
por muy mínima que ésta sea [...] y si llegamos al [...] al [...] por mucho que
una persona sea relajienta, sea de esa manera o que no crea en [...] en la
imagen pues es el respeto más que nada que existe. Podemos hacer no-
sotros relajo, por decir, a las personas [...] afuera del templo, pero estando
ya dentro del templo sabemos que debe haber un respeto por la educación
que de cierto modo mucha o poca hemos recibido de nuestros padres y sobre
el respeto o lo que debe dar a la iglesia.

Bibliografía

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Zurita, Alonso de, Breve y sumaria relación de los señores de la Nueva
España, Chávez Hayhoe, s/f.

408
Jakobson: una concepción poética del lenguaje

Luis de la Peña Martínez*

Cuando se piensa en la imagen de Roman Jakobson como lingüista, pa-


reciera que su interés en los asuntos relacionados con la poesía y la poéti-
ca fuera sólo un aspecto secundario de su labor teórica. Sin embargo, si se
revisan algunos de sus datos biográficos y el conjunto de sus trabajos
dedicados a estos temas, pronto esta imagen (presentada sobre todo en los
manuales introductorios a la lingüística) habrá de desaparecer y se verá, por
el contrario, que un gran número de problemáticas abordadas por Jakobson,
así como su propia concepción del lenguaje, tienen su punto de arranque en
su pasión, demostrada a lo largo de su vida, por el estudio de la literatura
en general y de la obra poética en particular, y subrayo la palabra pasión
porque creo que sólo alguien realmente apasionado como Jakobson pudo
hacer del fenómeno poético (normalmente tachado de precientífico o de
anticientífico) un objeto de ciencia, definiéndolo como un fenómeno comple-
jo y riguroso que en sí mismo nos puede revelar de modo ejemplar el fun-
cionamiento del lenguaje.
De este modo, Jakobson habrá de continuar una tradición romántica
de pensamiento acerca del lenguaje, en la que se destaca la importancia de
la creatividad y la invención poética y que se remonta a un filósofo como
Rousseau, quien en su Ensayo sobre el origen de las lenguas, habrá de
señalar la primacía temporal del lenguaje poético: "El lenguaje figurado fue
el primero en nacer y el sentido propio fue hallado posteriormente. Se llamó
a las cosas por su verdadera forma. Primero se habló poéticamente y sólo
mucho tiempo después se trató de razonar",' o al poeta filósofo Novalis,
quien en sus Fragmentos proponía: "...el idioma es una invención poéti-
ca ...".2 De igual manera habría que mencionar dentro de esta línea a otros
pensadores como Herder, Schlegel (para Schlegel el lenguaje es "la crea-
ción más maravillosa de la capacidad poética humana", "una poesía en
constante estado de desarrollo, cambiante, jamás acabada, de toda la
humanidad")," o Humboldt. Ya partir de ellos, ya en este siglo, otros más,

• Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 J. J. Rousseau, Ensayo sobre el origen de las lenguas, Buenos Aires, Calden, 1970, p. 49.
2 Varios autores, El lugar de la literatura, Puebla, Universidad Autónoma de Puebla, 1980, p. 122.
3 Citado en N. Chomsky, Lingüística cartesiana, Madrid, Gredos, 1969.

409
como Vossler, quien anotará lo siguiente: "El pensamiento lingüístico es
esencialmente poético; la verdad lingüística es verdad artística, es belleza
siqnificativa":" y Heiddeger, quien habrá de referirse a la inversión que
tenemos que practicar para entender la esencia del lenguaje: "...Ia poesía
no toma el lenguaje como un material existente, sino que la poesía misma
hace posible el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo
histórico. Al contrario, entonces es preciso entender la esencia del lenguaje
por la esencia de la poesía''."
Esto mismo lo expresará aseverando que

Lo que es hablado en el poema es la pureza de la invocación del hablar hu-


mano. Poesía, propiamente dicho, no es nunca meramente un modo (melos)
más elevado del habla cotidiana. Al contrario, es más bien el hablar cotidiano
un poema olvidado y agotado por el desgaste y del cual apenas ya se deja oír
invocación alquna."

Quizá al insistir sobre el parentesco existente entre la concepción jakobso-


niana del lenguaje y las ideas anteriormente citadas, pueda parecer que se
esté "inclinando la balanza más hacia uno de los lados", y que se pretenda
hacer resaltar solamente una de las funciones propuestas por Jakobson en
su modelo de comunicación verbal, en este caso la función poética, dejando
de lado las otras. Pero incluso si se examina la génesis de dicho modelo
se verá que el resto de las funciones ya habían sido tratadas anteriormen-
te por otros pensadores (emotiva, apelativa y referencial, por Buhler: fática,
por Malinowski; metalingüística por Tarski y los filósofos analíticos) y que
es la función poética el verdadero aporte de Jakobson a la teoría del
lenguaje; además, claro está, del hecho de haber retomado, e integrado a la
lingüística -con base en el modelo de la comunicación-, las propuestas
acerca del estudio del lenguaje hechas por los autores mencionados desde
diferentes disciplinas y a propósito de problemáticas pertenecientes a
dominios muy distintos tanto metodológica como conceptual mente.
Esto mismo puede ser comprobado si se hace un seguimiento de la
trayectoria personal y profesional de Jakobson: según se desprende de una
entrevista que le fue hecha en 1972 para la televisión francesa (y cuyo cues-
tionario fuera en gran parte formulado por T. Todorov), desde sus prime-
ros años, la literatura, tanto oral como escrita, estuvo ligada a sus primeras
preocupaciones por el estudio de las lenguas y de sus elementos constitu-
yentes. Prueba de ello fue su interés por la literatura folclórica rusa:

4 Citado en V. N. Voloshinov, El signo ideológico y la filosofía marxista del lenguaje, Buenos Aires,
Nueva Visión, 1976.
5 M. Heidegger, Arte y poesía, México, FCE (Breviarios, 29), 1982, p. 140.
6 M. Heidegger, De camino al habla, Barcelona, Odós, 1987, p. 28.

410
Dans ces textes du folklore russe, certaines questiones de forme, grammati-
cales ou métriques, ne pouvaient pas ne pas arréter mon attention. Ces formes
étaint trés différentes de la tradition de la littérature écrite. 11y avait aussi
certains eléments qui attiraient I'attention sur le repport entre la langue, le vers
et le sujet poétique.?

Asimismo, habría que decir que serán precisamente este tipo de problemas
los que le permitirán posteriormente un acercamiento a los textos poéticos
de los escritores de vanguardia, pues algunos de los recursos manejados por
éstos en sus experimentos verbales (neologismos, palabras sin significación
neta, palabras compuestas, palabras conformadas con sufijos existentes en
el ruso pero combinados con nuevas raíces) habrían de coincidir con, por
ejemplo, los de los textos del folklore infantil empleados en los juegos
tradicionales y que Jakobson se dedicó a transcribir y recopilar siendo sólo
un adolescente.
En este sentido puede entenderse el hecho de que el contacto de
Jakobson con, por citar sólo un caso, la rica sonoridad de este tipo de poesía
oral, lo llevará a cuestionarse sobre el funcionamiento de la "forma sonora"
de la lengua. También su relación con los poetas de vanguardia como
Jlebnikov y Maiakovski y sus propuestas estéticas, son un ejemplo de la
constante atención por parte de Jakobson hacia el examen de la expresión
poética como un medio para el descubrimiento del comportamiento de los
sistemas lingüísticos. Así, se podría hablar de una doble fundación en el
interior de la entonces naciente lingüística: por un lado, la necesidad de
plantear un estudio objetivo (entiéndase "científico") de la obra poética,
sirviéndose de una metodología inspirada en los principios saussureanos
expuestos en el Curso de lingüística general, y por el otro, la necesidad de
llevar hasta sus últimas consecuencias estos mismos principios, para llegar
a caracterizar los constituyentes mínimos del lenguaje. Estas dos bús-
quedas habrán de concretarse en la creación de dos disciplinas lingüísti-
cas en las que Jakobson desempeñó un papel determinante: la poética y la
fonología, habiendo entre estas dos, creo yo, una estrecha relación, al grado
de no poder señalar la subordinación de la una a la otra, al menos en lo que
respecta a su formación.
La historia de esta doble fundación (empleo aquí el término fundación
con el sentido aproximado al que le otorga Eliseo Verón cuando examina el
surgimiento del Curso de lingüística general dentro de una teoría de la
discursividad)" deberá contemplarse tomando en cuenta el rico contexto
social y cultural en el que ésta sucedió: los movimientos artísticos de las

7 Poétique 57, París, Seuil, febrero de 1984, p. 7.


8 Véase E. Verán, La semiosis social. Fragmentos de una teoría de /a discursividad, Buenos Aires,
Gedisa, 1987.

411
primeras décadas del siglo (futurismo, cubismo, etcétera); la revolución que
dio como origen la creación del primer Estado socialista y las consecuencias
políticas e ideológicas de este acontecimiento, así como las dos grandes
guerras que transformaron Europa; la investigación en otros campos de la
ciencia, en particular los hallazgos lingüísticos llevados a cabo en disciplinas
tales como la filosofía, lógica, antropología, psicología, teoría de la comuni-
cación, etcétera, e incluso los desarrollos de la física, como la teoría de la
relatividad de Einstein. Esta circunstancia histórica ha sido en cierto modo
descrita por F. Gadet y M. Pécheux en su libro La lengua de nunca acabar,
en especial en sus trabajos "Octubre del 17 y las fuerzas de las palabras",
y "Los protagonistas del Octubre lingüístico y literario"; en el primero de ellos
los autores anotarán que "Octubre de117, es [...] el encuentro entre la política,
la lengua y la ciencia"," encuentro que por supuesto no fue fácil, pues se rea-
lizó a partir de profundas rupturas y conflictos que habrían de dar como re-
sultado, a final de cuentas, la represión física o intelectual, la muerte o el
exilio de muchos de sus mejores exponentes, terminando así abruptamente
quizá con el último de los grandes proyectos de la modernidad cultural y
social de Occidente.
Entre estos "protagonistas", Gadet y Pécheux se referi rán a los marxistas
del Proletkult, formados por la escuela de Bogdanov y Lunacharsky; los
poetas futuristas (Kroutchenik, Jlebnikov, Maiakovski), así como a los de-
nominados "formalistas", congregados en el Círculo Lingüístico de Moscú y
en la OPOJAZ (siglas de la Sociedad para el Estudio del Lenguaje Poético),
grupos de los que, como se sabe, Jakobson formó parte, y quienes, a decir
de Gadet y Pécheux, al emprender el estudio científico de la lengua y de las
leyes de la producción poética, " ...aportan de esta forma su contribución a la
revolución proletaria al des mistificar la opacidad místico-literaria del 'lengua-
je de los dioses' y al analizar las formas del cuento, del relato, del poema
popular ...".1o No obstante, este punto de vista no fue compartido por un
teórico marxista de la literatura como L. Trotsky, quien en un anexo a 'su
capítulo "El futurismo y Maiakovski", contenido en el libro Literatura y
revolución, habrá de arremeter contra la escuela poética "formalista",
tildándola de idealista y reaccionaria (dos de los adjetivos que en el lenguaje
"del Partido" significaban una acusación abierta a quienes estaban en contra
de los intereses de la "clase obrera", es decir, del propio "Partido"), aunque
a la vez aceptara que una parte de su trabajo de investigación era útil. Así,
si en un principio se referirá a esta escuela definiéndola de manera simplista,

Declarada la forma, esencia de la poesía, esta escuela reduce sus tareas a un


análisis sintáctico (esencialmente descriptivo y semiestadístico del poema, a

9 F. Gadet y M. Pécheux, La lengua de nunca acabar, México, FCE, 1984, p. 71.


10 Ibid., p. 74.

412
un recuento de las vocales y consonantes que se repiten, de las sílabas y de
los epítetos). Este análisis que los formalistas consideran la esencia del
poema, o poética, es indudablemente necesario y útil, pero se le debe enten-
der como parcial, fragmentario, subsidiario y preparatorio."

finalmente, la descalificará con un argumento cuyas resonancias ideológi-


cas no dejan de ser, curiosamente, del mismo tipo que las empleadas por
Stalin para justificar el asesinato de muchos de sus enemigos políticos,
incluido el propio Trotsky; según éste,

La escuela formalista representa un idealismo frustrado, aplicado a las cues-


tiones del arte. Los formalistas revelan una religiosidad que madura rápida-
mente; son discípulos de San Juan: creen que "en el principio fue el Verbo".
Nosotros, en cambio, creemos que en el principio fue la acción, y la palabra
siguió como su sombra tcnética.F

Indudablemente que en esta caracterización -la palabra como simple "som-


bra fonética"-, se olvidaba (o mejor, se ignoraba) la materialidad y la efi-
cacia del lenguaje mismo, manifestadas a través de diferentes prácticas
discursivas, en especial la práctica poética, relegando al lenguaje a ser sólo
una cuestión de "simples palabras", el "reflejo" pasivo de una realidad que
no necesitaba ningún tipo de mediación lingüística. Esta actitud proto-
típica de los autores marxistas de la época (con brillantes y valientes ex-
cepciones: Voloshinov/Bajtin, Vygotsky, etcétera), nos puede ayudar a
entender las dificultades a las que se tuvo que enfrentar la investigación
lingüística en un país en donde el problema del lenguaje, como muchas otras
de las cuestiones y actividades fundamentales de la sociedad, se convirtió
en un asunto exclusivo del Estado.
Por ello es que podemos entender, también, que Jakobson haya conti-
nuado su actividad como investigador y académico fuera de la entonces
Unión Soviética. Así, al trasladarse a Praga, ciudad en la que en 1926, por
iniciativa de Vilem Mathesius, habrá de formarse el llamado Círculo Lingüís-
tico de Praga, y que en 1929 fuera sede del Primer Congreso de Filólogos
Eslavos, Jakobson participará en las actividades del grupo ayudando en la
elaboración de las, así conocidas, Tesis de 1929, en donde se exponen los
principios de la escuela funcionalista. En las Tesis se propone una serie de
problemas que habrán de determinar el desarrollo de la teoría lingüística,
debido a que se parte del presupuesto de que en el análisis del lenguaje, sea
como expresión o comunicación, "...Ia intención del sujeto hablante es la

11 L. Trotsky, Literatura y revolución, Buenos Aires, Jorge Álvarez Editor, 1964, p. 116.
12 Ibid., p. 133.

413
explicación que se presenta con mayor facilidad y naturalidad", por lo que
habrá que " ...situarse desde el punto de vista de la función". De esta ma-
nera, la lengua es concebida (a diferencia de la definición planteada por
Saussure en el Curso ...) "...como un sistema de medios de expresión
apropiados para un fin" .13 Será, pues, este carácter teleológico de la lengua,
propio de toda actividad humana, lo que lleve a los autores de las Tesis
a proponer el estudio de las diversas "funciones" de la lengua. En este
sentido es que se habrá de distinguir entre el lenguaje interno y el manifiesto,
así como entre la intelectualidad y la efectividad de las manifestaciones
lingüísticas. En cuanto a las funciones, en las Tesis se señalará que en la
''función social" del lenguaje: "[ ...] es preciso distinguir el lenguaje según
la relación entre él mismo y la realidad extralingüística. Tiene o bien una
función de comunicación, es decir, está dirigido hacia el significado, o bien
una función poética, es decir, está dirigido hacia el signo en sí mismo."!"
De esta manera, aparecerán planteadas aquí algunas de las principales
ideas que Jakobson habrá de exponer en su célebre ensayo titulado
"Lingüística y poética", pues el apartado dedicado a la función poética fue
ideado por Jakobson junto con otro teórico del arte y la literatura, el checo
J. Mukarovsky. Así, en este apartado se dará la que considero una de las
mejores pruebas de que el estudio del lenguaje poético es indispensable
para el conocimiento a fondo de la naturaleza misma del lenguaje:

De lateoría que afirma que el lenguaje poético tiende a poner de relieve el valor
autónomo del signo, resulta que todos los planos de un sistema lingüístico,
que en el lenguaje de comunicación no tienen más que un papel servicial,
adquieren, en el lenguaje poético valores autónomos más o menos conside-
rables. Los medios de expresión agrupados en estos planos, así como las
relaciones mutuas existentes entre éstos y tendentes a convertirse en auto-
máticos en el lenguaje de comunicación, tienden, por el contrario, a actualizar-
se en el lenguaje poético."

Sin embargo, el que se destaque esta actualización de los medios de


expresión agrupados en los distintos planos lingüísticos como una de las
características principales del lenguaje poético, no significa que se rebaje el
papel desempeñado por el lenguaje en su función comunicativa, sino que,
por el contrario, en el mismo apartado también habrá de afirmarse respecto
de los valores fónicos del lenguaje poético lo siguiente: "[ ...] es innegable
que los valores fónicos del lenguaje poético están en relación con la
fonología del lenguaje de comunicación, y el punto de vista fonológico es el

13 Varios autores, El círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1980, pp. 30-31.


14 Varios' autores, op. cit., p. 42.
15 Ibid., p. 47.

414
único que está en condiciones de descubrir los principios de las estructu-
ras fónicas poéticas"."
Pero no cabe la menor duda de que, al incluir. como uno de los objetivos
de la investigación lingüística el estudio de "la lengua poética en sí misma",
se estaba desechando con ello tanto el prejuicio de que la única función
poética del lenguaje era la de comunicar algún tipo de información, con al-
guna finalidad práctica o de conocimiento, como el de que la función poética
del lenguaje fuera sólo una desviación de una forma "normal" del hablar. Esta
vinculación entre los estudios literarios y lingüísticos se ve reflejada asi-
mismo en el trabajo que Jakobson escribiera junto con 1.Tynianov, durante
la visita de este último a Praga en 1928, titulado, precisamente, "Problemas
en el estudio de la lengua y la literatura". En él se revisan algunos de los
principios de su etapa "formalista" y se insistirá en adoptar un punto de vis-
ta diacrónico en lo tocante al examen de los problemas de la lengua y
la literatura:

El sincronismo puro ahora resulta una ilusión: cada sistema sincrónico tiene
su pasado y su futuro como elementos estructurales inseparables del sistema:
a) el arcaísmo como un hecho de estilo; los antecedentes lingüísticos y
literarios conocidos como el estilo anticuado y rechazado; b) la tendencia
hacia la innovación en la lengua y la literatura reconocida como la renovación
del sistema.'?

Sin embargo, será en el ya mencionado ensayo, "Lingüística y poética",


donde Jakobson habrá de precisar la definición de la función poética. Ahí,
Jakobson comenzará exponiendo su modelo de comunicación verbal, al que
anteriormente hacíamos referencia, distinguiendo los factores necesarios
para que se realice un hecho discursivo o acto de comunicación verbal, a
saber: destinador, destinatario, mensaje, contexto, código y contacto, proce-
so que Jakobson describirá del siguiente modo:

El destinador manda el mensaje al destinatario. Para que sea operante, el


mensaje requiere de un contexto de referencia (un referente, según otra
terminología, un tanto ambigua), que el destinatario puede captar, ya verbal,
ya susceptible de verbalización, un código del todo, o en parte cuando menos,
común a destinador ya destinatario (o, en otras palabras, el codificador o de-
codificador del mensaje), y porfin, un contacto, un canal físico y una conexión
psicológica entre el destinador y el destínatario. que permite tanto al uno como
al otro establecer y mantener una cornunicación.!"

16 Ibid., p. 48.
17 R. Jakobson, Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE, 1992, p. 47.
18 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1981, p. 352.

415
A cada uno de estos factores, Jakobson asignará una función del lenguaje
enriqueciendo así el enfoque funcionalista del lenguaje: la función emotiva
centrada en el destinador, la conativa orientada al destinatario, la referencial
(o cognitiva o denotativa) hacia el contexto, la fática hacia el contacto y la
metalingüística, que ocurre cuando el discurso se centra en el código. En
esta perspectiva, Jakobson definirá la función poética como "La orientación
[...] hacia el mensaje como tal, el mensaje por el mensaje ... ".19
Pero aún más, Jakobson habrá de anotar lo siguiente:

Cualquier tentativa de reducir la esfera de la función poética a la poesía o de


confinar la poesía a la función poética sería una tremenda simplificación
engañosa. La función poética no es la única función del arte verbal, sino sólo
su función dominante, mientras que en todas las demás actividades verbales
actúa como constitutivo secundario, accesorio.s?

y creo que en esta propuesta reside la originalidad de la poética jakobso-


niana. Por un lado, el reconocer la presencia de otras funciones dentro de la
obra poética (la función referencial en la poesía épica; la función emotiva en
la poesía lírica; la función conativa en la poesía dramática, por ejemplo); y
por el otro lado, reconocer que el concepto de función poética se pue-
de aplicar no sólo a las obras definidas, en sentido estricto, como poéticas
-esto es, los "poemas"-, sino a un conjunto de formas de expresión
empleadas en el lenguaje cotidiano y relacionadas con diversas prácticas
sociales y culturales.
Esto último se puede constatar en la ejemplificación que hace Jakobson
para aplicar la función poética: el de la elección de una determinada pauta
estilística para la construcción de expresiones empleadas en el lenguaje de
la vida diaria ("Ana y María" en vez de María y Ana", porque "suena mejor")
y el eslogan político (el celebérrimo "1 like Ike" utilizado en la campaña
electoral de Eisenhower). De este modo, al extender la función poética fue-
ra de la poesía, Jakobson habrá de "poner en jaque" la percepción tradicio-
nal de los fenómenos lingüísticos. Ocurre entonces que, como lo afirmaba
Schelegel, según lo anota Chomsky en su Lingüística cartesiana: "No
hubiera sido muy difícil [...] demostrar al Jourdain de Moliere que su habla
natural tenía tanto de poesía como de prosa.v" Igualmente, en este trabajo
Jakobson se referirá a algunos casos de "verso aplicado", como él lo deno-
mina, tales como en la actualidad lo son los anuncios comerciales y cierto tipo
de propagandas (tema que para una sociedad de consumo como la nuestra

19 R. Jakobson, op. cit., p. 358.


20ldem.
21 N. Chomsky, op. cit., p. 136.

416
adquiere gran importancia) o, en la antigüedad, leyes o tratados científicos
que estaban versificados.
Por todo lo anterior es que Jakobson habrá de afirmar tajante que "...Ia
poeticidad no consiste en añadir una ornamentación retórica al discur-
so, sino en una revaloración total del discurso y de cualesquiera de sus
componentes"."
Ello queaa Igualmente demostrado en el espléndido libro que Jakobson
escribiera al alimón con su colaborada Linda Vaugh, La forma sonora de la
lengua. Ahí habrán de examinarse algunas problemáticas en las que los ele-
mentos sonoros de la lengua son el asunto central, combinándose aspectos
psicológicos, neurológicos, literarios y lingüísticos. Por lo tanto, no resulta
extraño que el libro inicie con una reflexión acerca de los "spoonerismos"
-inversiones de sonidos que reciben ese nombre de un "chiste sustitu-
to" atribuido al reverendo William Spooner (1984-930) como ahí se nos
informa- y de los juegos de palabras (puns) en los que, sirviéndose de la
metátesis, se funden "palabras no relacionadas etimológicamente pero
cercanas en su sonido y significado".23 Estos recursos estilísticos nos
permiten comprender la riqueza de sentido que se puede generar a partir del
manejo de la estructura fónica de los mensajes y que son la base de un sinfín
de actividades verbales que continuamente utilizamos y que desde el punto
de vista cultural conforman lo que Wittgenstein denominaría una "forma de
vida"; así, por ejemplo, los chistes, los refranes, los trabalenguas, los albu-
res, adivinanzas, conjuros, insultos, rezos, etcétera, los que por su diversi-
dad representan un campo de investigación inquietante.
En relación con esto, en el cuarto capítulo, titulado atinadamente "El
encanto de los sonidos del habla", los autores abordarán una problemática
que, debido a su complejidad, había sido, paradójicamente, desdeñada o
francamente olvidada por los lingüistas. Me refiero a la problemática del
"simbolismo sonoro", término "...que designa una asociación natural e
interna por semejanza entre sonido y significado (signans y signatum)".24
Esto, que evidentemente no tendría su lugar dentro de los límites de una
lingüística que tenía su apoyo teórico en el Cours ... de Saussure, no será
sino una diferente concepción de la estructura yfuncionamiento del signo lin-
güístico, que rechazando la noción de la "arbitrariedad del signo" se em-
parenta con las propuestas semióticas de otro de los fundadores de la teoría
del lenguaje contemporánea, el norteamericano Charles Pierce. Y al respec-
to, cabe señalar que normalmente se trata de buscar en la obra de Jakobson
la influencia ejercida por la lingüística saussureana, y que muy poco o casi

22 R. Jakobson, op. cit, p. 394.


23 R. Jakobson y Linda R. Waugh, La forma sonora de la lengua, México, FCE, 1987, p. 13.
24 Ibid., p. 173.

417
nada se menciona la gran admiración que Jakobson sintió por Pierce y que
aparece reflejada en los ensayos que escribiera dedicados a revisar el de-
sarrollo de la semiología y la obra de este autor, así como en las constantes
citas y referencias que aparecen en muchos de los trabajos del "periodo
americano" de Jakobson.
En este sentido, la noción de icono propuesta por Pierce, y que Jakob-
son ya definía en un ensayo titulado "En busca de la esencia del lenguaje",
señalando que éste "...opera ante todo por la similitud de hecho entre su sig-
nificante y su significado ...",25 será uno de los antecedentes en el plantea-
miento de dicha problemática. Lo que se busca entonces es determinar si
existe en el lenguaje una afinidad entre el sonido y el significado, cuestión
que revela curiosamente (o no tan curiosamente) el hecho de que en mu-
chas lenguas se asocie a algún tipo de sonido una determinada caracterís-
tica que se concibe con base en oposiciones, como por ejemplo: claro vs.
oscuro; débil VS. fuerte; anterior VS. posterior; pequeño VS. grande. Todos
estos análisis resultan, pues, muy atractivos, porque nos ofrecen la posibi-
lidad de descubrir lo que se me ocurre denominar "la configuración estética
del lenguaje", y que ya sea consciente o inconscientemente, tanto los
hablantes comunes y corrientes como los poetas, aprovechan en la elabo-
ración de sus respectivos mensajes. Pero igualmente los autores de este
libro se centrarán en revisar algunos ejemplos de lo que ya Mauricio
Swadesh llamaba "magia verbal".
En especial cabe destacar el apartado "Los sonidos del habla en el uso
mitopéyico"; donde se plantea el estudio de los juegos sonoros empleados
para hablar de o con personajes míticos, o asociados con la mitología, como
lo pueden ser ciertos animales o personas anormales o fuera de lo común,
todo ello a propósito de un trabajo de E. Sapir en el que se estudia

...Ia costumbre nutka de implicar en el habla alguna característica física de la


persona a quien se di rige o de quien se habla, en parte mediante "el juego con-
sonántico" [...] [que] consiste ya sea en alterar algunas consonantes en algu-
nas palabras [...] o bien en insertar consonantes o grupos consonánticos no
significativos en el cuerpo de la patabra"

También interesantes son otros trabajos, como "Tabú verbal" en el que se


analiza este fenómeno de alteración léxica -por modificación o truncamiento
de la forma de la palabra- y en el que ciertos nombres (o sonidos como en
el caso del "habla femenina y la masculina") no pueden ser pronunciados
debido a la existencia de una sanción por parte de la comunidad; el de la
"glosolalia, definida como el "uso de los sonidos del habla totalmente privado

25 Oiógenes, núm. 51, Buenos Aires, Sudamericana, julio-septiembre de 1965.


26 R. Jakobson y Linda R. Waugh, op. cit., p. 197.

418
de la discriminación de sentido"? propia de ciertas manifestaciones religio-
sas como los trances místicos o las prácticas de encantamiento o hechicería;
y por último, el del "Arte verbal infantil", en el que se muestra la variedad de
formas expresivas de esta "glosolalia lúdica" (rimas para elegir los partici-
pantes del juego o para asignarles un papel dentro de éste, rimas para saltar
la cuerda, etcétera), con lo que se viene a corroborar la importante presencia
de la función poética en las primeras etapas y actividades del ser humano.
Antes de concluir quisiera mencionar que en este mismo libro Jakobson
y Vaugh se referirán a los trabajos de Saussure conocidos genéricamente
como los Anagramas, donde, como se sabe, el lingüista ginebrino se dedicó
a investigar los "paratextos de la poesía latina griega y védica", y acerca de
los que habrán de señalar lo siguiente: "Si los manuscritos de Saussure
sobre este trabajo masivo no se hubieran menospreciado durante tantas
décadas supuestamente como digresiones fútiles, la lucha internacional por
una ciencia de la poética habría recibido estímulos provechosos.'?"
Que sea entonces este repaso general de la obra y la vida de uno de los
principales personajes de la escena intelectual de este siglo, que ya acaba,
la ocasión para reflexionar sobre la situación actual de los estudios lingüísticos
y para proponer la necesidad de un nuevo paradigma de investigación en el
que el estudio del lenguaje poético esté integrado, como el propio Jakobson
lo quería cuando escribía: "La ubicuidad y la implicación mutua de verbo y
arte verbal imprimen una unidad fundamental a la ciencia venidera de los dos
universales, lengua y poeste"?"

Bibliografía

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27 Ibid., p. 203.
28 Ibid., p. 213.
29 Ibid., p. 222.

419
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Voloshinov, V. N., El signo ideológico y la filosofía marxista del lenguaje,
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420
La poesía concreta como problema lingüístico
Michael Knapp Ring*

El mundo interior del mundo exterior del mundo


interior.
Peter Handke

Introducción

Para situar el fenómeno de la poesía concreta en su contexto histórico, se


esbozarán a modo de una breve introducción al tema algunos ángulos po-
sibles de reflexión que se encuentran constituidos en discursos sólidos de
las ciencias sociales y cuyo origen nos remite a la misma época que marca
el surgimiento y auge de ese movimiento. Este trasfondo nos permitirá recu-
perar, por una parte, algunas características del momento histórico de su
aparición, tal como se ven articuladas en la producción teórica que le es
contemporánea y, por otra, señalar a partir de ésta posibles acercamientos
a él. Estos enfoques, diferentes del nuestro, podrían arrojar luz sobre la
compleja relación entre una corriente artística y su entorno sociocultural, en
relación con las distintas maneras como las prácticas teóricas y artísticas
responden a las nuevas experiencias y preocupaciones de la realidad social,
y respecto de la posibilidad de establecer un diálogo entre ambas prácticas.
El primer acorde de este preludio es La qelexie de Gutenberg de Mar-
shall McLuhan, donde se analiza la era de la civilización occidental dominada
por la imprenta, a la luz del advenimiento de la era electrónica.' Desde esta
perspectiva, toda la preocupación de los poetas concretistas por la teoría de
la información, la cibernética y la comunicación masiva los hace aparecer
como los "últimos mohicanos" del hombre tipográfico, quienes intentan la
reconciliación imposible entre la escritura y los nuevos medios electrónicos
que se despliegan a pasos agigantados desde la segunda posguerra. La
incorporación plena de éstos al arte sólo se dará un cuarto de siglo después
de la irrupción en escena de la poesía concreta a principios de los años cin-
cuenta, y se manifestará en nuevas formas de expresión artística, como son

* Escuela Nacional de Antropología e Historia.


1 Marshall McLuhan, La galaxia de Gutenberg, México, Origen/Planeta, 1985.

421
el video arte y el arte fax. De la misma manera, la concepción concretista
del poema como objeto de uso, ya estético, ya publicitario, que permitiría
su "reintegración en la vida cotidiana" y "la comunicación en su grado más
rápido'? deja entrever una cierta ingenuidad en la adopción del viejo ideal
dadaísta, de reconciliar arte y vida, sobre todo si pensamos en el pop art
y el op art que aparecerán en los años sesenta.
El fin de la "galaxia Gutenberg" nos lleva asimismo al segundo interlocu-
tor posible, Jacques Derrida, para quien "pese a las aparencias, esta muerte
del libro no anuncia sin duda (y, en cierto modo, desde siempre) más que una
muerte del habla (de un habla pretendidamente plena) y una nueva mutación
en la historia de la escritura, en la historia como escritura)"."
Sin pretender penetrar al universo de su gramatolog ía -ciencia general
de la escritura y pieza clave en la deconstrucción de la metafísica occiden-
tal- queremos sólo apuntar dos eventuales (des- )encuentros con la poesía
concreta; por una parte, ésta, al igual que la gramatología, reivindica la escri-
tura como sistema semiótico independiente frente al habla oral que es con-
cebida tradicionalmente como la unión natural entre el pensamiento y la voz,
entre el sentido y el sonido, mientras que la escritura sólo se considera
representación del habla, mera técnica auxiliar, sustitutiva e incluso parasi-
taria. Por otra parte, el concretismo desafía la gramatología en donde se
afirma, radical izando el pensamiento de Saussure, que

el juego de las diferencias supone, en efecto, unas síntesis y unos reenvíos


que impiden que, en ningún momento, en ningún sentido, un elemento simple
esté presente en sí mismo y no remita más que a sí mismo. Ya sea en el orden
del discurso hablado o del discurso escrito, ningún elemento puede funcionar
como signo sin remitir a otro elemento que, a su vez, no está simplemente pre-
sente.4

En este sentido, la poesía concreta podría entenderse como culminación de


la "metafísica de la presencia", si bien ya no como sentido en la conciencia
del que habla, sino construida a partir de la materialidad del signo mismo,
fuera del sujeto, como más adelante se verá.
Esta problemática alude ya al tercer enfoque cuya referencia se volvió un
lugar común desde fines de los años setenta; sin embargo su acuñamiento
se deja rastrear hasta la década de 1950, cuando es introducido por la crítica
literaria en Estados Unidos: el de la posmodernidad. Desde este punto de
vista, el concretismo se presenta como una de las últimas vanguardias, como

2 Haroldo de Campos, citado por Jorge Santiago Perednik (ed.), Poesía concreta A. Artaud, M.
Bense, D. Pignatari y otros, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982, p. VII
3 Jacques Derrida, citado por Cristina de Peretti, Jacques Derrida, texto y deconstrucción,
Barcelona, Anthropos, 1989, p. 33.
4 tbid., p. 112.

422
modernismo tardío que estaría en el umbral de la posmodernidad, antici-
pándola con un juego de lenguaje que todavía descansa sobre la plena
confianza en el lenguaje mismo, aunque tenga que ser adaptado a la nue-
va era.
Ahora bien, la gestación de la poesía concreta se lleva a cabo de forma
simultánea e independiente, al parecer, por lo menos en sus inicios, en Brasil
y los países de habla alemana a principios de los años cincuenta. Alrededor
de los hermanos Augusto y Haroldo de Campos, y de Decio Pignatari, se for-
ma el grupo brasileño Noigandres, mientras que la poesía concreta alema-
na se organiza con Eugen Gomringer a la cabeza, teniendo entre sus expo-
nentes a Claus Bremer, Helmut Heissenbüttel, Ernst Jandl y otros más. Una
prolífica producción tanto práctica como teórica, junto con la común acepta-
ción de la denominación "concreta" para el nuevo tipo de poesía, propiciaron
su difusión y, poco después, su lanzamiento internacional que dieron lugar
a una multiplicidad de nuevas propuestas y a una diversidad de géneros que
hacen muy difícil cualquier intento de dar una definición abarcadora del mo-
vimiento y de elaborar una tipologización del mismo. Así que proponemos
retomar para nuestros fines una de las primeras definiciones que apareció
en el Plan piloto para la poesía concreta del grupo Noigandres: "El poema
concreto es un objeto en y por sí mismo, no un intérprete de objetos exterio-
res y/o sensaciones más o menos subjetivas. Su material: la palabra (sonido,
forma visual, carga semántica), su problema: un problema de funciones-
relaciones de ese material."
Esta definición pone de manifiesto que el concretismo postula la primacía
absoluta de la función poética, la puesta en juego del valor de la palabra en
sí misma, ampliándola sin embargo por una dimensión relegada por Jakobson:
la de la materia gráfica.

Cuando las palabras quieren ser sólo cosas ...

Desde el punto de vista semiótico, la poesía concreta plantea una contradic-


ción de términos: una palabra es, por definición, un signo antes que una cosa,
a no ser en el sentido de que en su realización también es, en última instan-
cia, una cosa (física). Y de la misma manera, una cosa no es un signo, a no
ser en el sentido de que cualquier cosa puede llegar a ser signo en virtud del
acuerdo entre los usuarios. Piénsese por ejemplo en las islas maravillosas
de Viajes de Gulliver, donde los sabios han de~idido abolir las palabras y ex-
presarse por medio de las cosas mismas. Esta tensión teórica domina en el
fondo toda práctica artística del concretismo que se propone, estrictamente

5 Perednik, op cit., pp. 125-129.

423
hablando, su imposible resolución. Por tanto, tampoco existe el poema con-
creto "perfecto" que responda plenamente a esas pretensiones teóricas, ya
que dejaría de ser poema para volverse un objeto más del mundo cuya per-
cepción dependería de un descubrimiento individual, desvinculado de cual-
quier práctica semiósico-estética. No obstante, con esto no queremos dar a
entender que por ello se disminuya su calidad artística. Partiendo de estas
premisas, desarrollaremos las implicaciones teóricas que acarrea un pro-
yecto de desemiotización del signo lingüístico, teniendo en cuenta el mode-
lo jakobsoniano de las funciones del lenguaje, sin que éstas tengan que
cumplirse necesariamente para cada uno de los poemas.
En el concretismo, el rechazo de la subjetividad y de la representativi-
dad del arte -ya presente en los modernos clásicos que son sus precurso-
res- es llevado hasta sus últimas consecuencias. En este lugar conviene
tal vez hacer un pequeño paréntesis que atañe a la compleja pregunta de si
el arte es comunicación o no y en qué sentido, la cual no exploraremos en
este trabajo. Sólo queremos señalar que habría que distinguir los distintos
niveles en los que se plantea esta problemática para la poesía. Sin duda, la
"galaxia Gutenberg" ha motivado profundos cambios en la relación poeta-
público a lo largo de su implantación en la civilización occidental; este pro-
ceso ha culminado finalmente en su respectivo aislamiento que ha roto el
contacto directo e inmediato entre ambos y que los ha instalado como in-
dividuos que crean y reciben la poesía a solas. Este desprendimiento de la
situación comunicativa ha llevado al texto autocontenido, aunque no clau-
surado en cuanto prevé múltiples lecturas. La relativa autonom ía del poema
tampoco cancela la naturaleza deíctica y dialógica del lenguaje (que tiene su
origen en la interacción entre un "yo" y un "tú"), únicamente la transfiere al
mundo creado por el texto, que constituye un sistema de referencias cons-
truido discursivamente.
Ahora bien, la intención concretista de llegar a la "cosidad" del signo, al
querer eliminar la frontera entre mundo y texto, y al reificar el signo poético,
implica teóricamente la erradicación de las huellas mismas de la comunica-
ción en el lenguaje. Las consecuencias de tal operación en el plano
lingüístico son:

1. La supresión de la primera y segunda persona como categorías gra-


maticales, con lo cual la subjetividad, en cuanto naturaleza deíctica
y dialógica del lenguaje, tal como ha sido analizada por Benveniste,"
queda diezmada virtualmente. Si entendemos la "tercera" como la
no-persona, siguiendo a Benveniste, la categoría de perso~a está,

6 Emile Benveniste, "De la subjetividad en el lenguaje", en Problemas de la lingüística general, t. 1,


México, Siglo XXI, 1979.

424
en principio, ausente en la poesía concreta, lo cual resulta revelador
para su carácter opositivo, ya que él mismo nos dice que "una lengua
sin expresión de la persona no se concibe".' En relación con el
modelo jakobsoniano, prescindir de la primera y segunda persona
implica la imposibilidad de construir un sujeto lírico, íntimamente vin-
culado con la función emotiva, o un alter, relacionado estrechamen-
te con la función conativa.
2. La supresión de todos los elementos de la estructura gramatical que
pudieran anclar las frases nominales y/o verbales en el contexto, ya
situacional, ya discursivo, lo cual afecta en el caso de los nombres,
sobre todo las marcas de (in)definición y cuantificación, y en cuanto
a los verbos,las marcas de tiempo y aspecto. Así se evade la oración,
con sujeto gramatical y frase verbal finita, que podría referirse a algo
exterior al texto, y ligada a ella, la función referencial.

De esta manera, el poema autorreferencial, como "objeto en y por sí mismo",


absorbe el triángulo deíctico yo-aquí-ahora, reclamándolo para sí solo; así
que las categorías descritas en 1 y 2 bien pueden aparecer expresamen-
te, siempre y cuando se refieren a la propia sustancia material del poema:

Iauf ich liel Ich r•• 1ieA t.o i,~


IUido,/I.IJ Ith r.1I kh fi.1 ith
S.II~ ralt ich fiel Ich lI.r ich
"U 1el. laul ich l.et Id I.ul ich
r.u1.h •••• ¡••
h 1••• , Ich l.uJ I~

¿••• I.cb r.1la í •• 1 oeh 1;./ icb


loar I .J. r.I1.,h 1.11 kh lid kh
fiel ¡eh •.,1 ;"h li,1 .c::h I-Ihh
•• 11 kh I..d Ich Ij~f ich (aul idl

h •• 1 id. lIe/ ,cla la", reh ¡.U leh

1..••J lchti,./ic..;' iaubch ferl Ich

&out ich 'Id Id, Ieul ich ti. IC~


J../ich (,,1111'"bul L~ I,.t ich

¡¿&Ir Ich faul ilh f,ut 11 h ,.u~-ch


lLo¡ Lh 0.1 i~h lall lel f'i~1 iC:h
vai e vem lrel ich ¡.•.
U,rh bJl i~b liel.ch

e e I¡.' ich fayl.ch fall ¡(i ¡lUl".


1t_1 IcI~l.u./I' h ralll~h b",1 k:h
vem e vai
fwl ich faU " ••,." idlllef L.It
~;..Jic:b f..Jul icJI I1t!IJdl ¡auf ich

Figura 1. Figura 2.8

7 Ibid., p. 182.
8 Traducción: ich "yo", lauf "corro", lief "corría", fall "caigo", fiel "caía", faul ''flojo'' (también es posi-
ble traducirlo como "me pudro"); obsérvese cómo la permutación I-f recalca el valor semántico de los
elementos (la oposición entre "correr" y "caer", ''flojo"). Este fenómeno recibe el nombre de parono-
masia. Véase Roman Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, México,
Origen/Planeta, 1986,pp. 382-385.

425
En vaí e vem ("va y viene"), los verbos finitos hacen referencia a su sujeto
implícito que es el poema mismo, produciendo una repetición infinita donde
convergen las tres dimensiones de la palabra (la semántica, la acústica, la
gráfica) que forman el material del poema, llamado por ello verbívocovísual.
Igualmente, en lauf ích. .., el "yo" más predicado se refiere al texto mismo
que es circular (el ích del final nos lleva de nuevo al principio, indicando
así que la carrera no tiene inicio y que con el primer lauf ya estamos en ple-
na acción) y cuya "corrida" irregular está acentuada además por los distintos
valores tipográficos. Sin embargo, la materia fónica presenta una serie de
dificultades: el sonido, efímero por naturaleza, impide que el poema sea un
objeto autónomo y estable, y lo hace depender de su reproducción por la voz,
ligada inherentemente a la enunciación de un sujeto presente (a menos que
tuviéramos una grabación que reproduzca el poema por tiempo infinito). De
ahí que la poesía concreta sea predominantemente visual y que la dimensión
acústica sólo aparezca en los poemas verbivocovisuales.
Así como el concepto de subjetividad en Benveniste, definida como
la "capacidad del locutor de plantearse como 'sujeto' ", y de "apropiarse la
lengua entera designándose como yo",? nos ayudó a entender el tipo de
subjetividad que rechazaron los concretistas, queremos introducir ahora el
concepto de subjetividad elaborado por l.anqacker en el marco de la gra-
mática cognoscitiva, 1 o para explicar cómo se da la relación entre objetivación
e inmanencia en la poesía concreta. Si bien para el primero la categoría de
persona está ligada inherentemente a la subjetividad en el lenguaje, para el
segundo puede ser objetivada conforme el yo "se escenifica" y se vuelve
objeto de la conceptualización. Sólo cuando la asimetría observador/obser-
vado es máxima, el conceptualizador y la entidad conceptual izada son
máximamente subjetivo y objetiva, respectivamente. En este caso, el yo
dirige toda su atención a un otro, perdiendo en gran medida conciencia
de sí. Las expresiones lingüísticas máximamente objetivas son entonces
aquellas que no son deícticas, en el sentido de que no hacen referencia
alguna al conceptualizador o al contexto situacional, como sucede en la poe-
sía concreta. De esta manera, podemos decir, con las palabras de Mahai
Nadin, que "la poesía concreta [...] sitúa el sujeto humano más allá del
lenguaje, al nivel del mundo", produciéndose una "consustancialidad entre
el sujeto receptor y la inmanencia de la poesía concreta"."
Lo que hemos dicho hasta ahora puede visualizarse en el modelo
jakobsoniano, adaptado a nuestra problemática:

9 Benveniste, op. cit. pp. 180-183.


10 Ronald Langacker, "Observationsand speculations on subjetivity", en Iconicity in syntax, John
Haiman (ed.), Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins, 1985.
11 Nadin, Mahai, "Sur le sens de la poésie concréte", en Poétique, núm. 42, Mouton, 1980,
pp. 251-264.

426
contexto
referencial

código
metalingüística
producció n recepción
estética mensaje estética
poética

emisor
emotiva
D canal

fática
significado
significante
O
receptor
conativa

Hubiera sido posible, en principio, otra aplicación del esquema, sugerida por
la naturaleza misma de la poesía concreta; interpretar la autorreferenciali-
dad del poema como caso especial de la función referencial, al identificar
texto y contexto. Sin embargo, esto significaría, en efecto, asimilar la función
metalingüística a la función referencial, como lo propone Coseriu." Si se
admite, en cambio, que el uso de la palabra, o en este caso del signo poético,
como su propia designación no tiene que ser necesariamente explícita, del
tipo de una oración ecuacional A=A, entonces es válido analizar la poesía
concreta recurriendo a la función metalingüística. Además, tomando "la
orientación hacia el código" en un sentido amplio, nos permite dar cuenta del
carácter provocativo de la poesía concreta, en cuanto reflexión y cues-
tionamiento acerca de la condición misma del lenguaje. Cabe destacar
asimismo que el canal físico, como campo de acción de la poesía concreta,
ha perdido todo valor de contacto. De hecho, la exclusión de la función fática
se sigue directamente del carácter no-comunicativo de esta poesía.
El canal en su aspecto físico es, pues, donde se concreta la reificación
del signo poético que refiere a su propia sustancia material como el objeto del
proceso de significación. Por tanto, el signo deja de ser arbitrario y la aso-
ciación entre significado y significante se vuelve motivada. Mientras que en
la lengua referencial - nos dice Jakobson - la conexión entre signans y
signatum se basa en su contigüidad codificada (llamada "arbitrariedad"), en
poesía, la similaridad se sobrepone a la contigüidad, 13 desplegándose ple-
namente el potencial icónico del lenguaje. AunqueJakobson aplica el con-
cepto de iconicidad sólo a la relación entre sonido y significante, en la poesía
concreta se ofrece su ampliación a la dimensión gráfica. De hecho, en mu-

12 Eugenio Coseriu, Textlinguistik, Eine Ein(ührung, Tübingen, Gunter Narr Verlag, 1981, pp. 56-65.
13 Roman Jakobson, "Lingüística y poética", op. cit., pp. 382-385.

427
chos poemas se exploran espacial mente las relaciones diagramáticas in-
herentes a la sintaxis y la morfología, especificadas por Jakobson, quien se
sirve de la conocida clasificación de los signos (en íconos, índices y sím-
bolosj.hecha por Peirce.14 Un diagrama es un tipo de ícono que refleja, en
su propia constitución, la estructura relacional del significado (Jakobson da
como ejemplos el orden sujeto-predicado y raíz-afijo). Veamos dos poe-
mas donde pueden observarse la sintaxis y la morfología "topográficas":

ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
hombre hombre hombre ordnung ordnung
hambre hembra ordnung ordnung
hambre ordnung unordn 9
hembra hembra hambre ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung

Figura 3. Figura 4.15

Con respecto a la aplicación de la semiótica de Peirce (que no pretendemos


exponer en este trabajo), queremos agregar que estos poemas podrían
clasificarse como sinsignos icónicos (que siempre son remáticos), para
los cuales Peirce nos da el ejemplo del diagrama individual." No son índices
que establecen una relación entre el signo y el mundo real (aunque la in-
dexicalidad puede incluir la iconicidad). En este sentido, el poema concreto
no es una imitación de algún objeto del mundo (como vimos, el concretismo
rechaza el arte mimético) y la iconicidad sólo se da entre significado y
significante.
La poesía concreta visual (aunque no toda poesía visual es concreta en
sentido estricto) ha logrado además romper la linealidad del texto cuya
lectura ya no está predeterminada por el orden espacial fijo "de izquierda a
derecha y de arriba abajo", como podemos ver también en el siguiente
ejemplo:

14 R. Jakobson, "Quest tor the Essence ot Language", en Selected Writings, vol. 11',La Haya, París,
Mouton, 1971, pp. 345-359,
15 Traducción: ordnung "orden", unordnung "desorden",
16 Charles Sanders, Peirce, La ciencia de la semiótica, Buenos Aires, Nueva Visión, 1986, p. 34,

428
w w
d i
n n n
d d
w w

Figura 5.17

Con esto, ha acercado el poema al dibujo, donde la concepción de un arte


concreto parece más viable ya que éste no presupone un sistema de signos
como es la lengua. Igualmente, ha cuestionado otra diferencia fundamental
entre arte espacial y temporal, elaborada por Jakobson:

Cuando el observador llega a la síntesis simultánea de una pintura contempla-


da, ésta permanece ante sus ojos como un todo, sigue estando presente; pero
cuando el oyente llega a una síntesis de lo que escuchó, los fonemas, de
hecho, ya se han desvanecido. Se mantienen sólo como afterimages, como
reminiscencia algo abreviada.l''

Partiendo de este criterio, la poesía concreta bien puede ser captada por una
síntesis simultánea; de hecho, puede ser "indecible", siendo puramente vi-
sual, como lo es una pintura.
Sin embargo, la escritura alfabética no puede anular la secuencia
temporal del habla oral, tal como se manifiesta en la linealidad de la palabra
en cuanto sucesión de letras, unidades mínimas no significativas como los
fonemas, las cuales son, en tanto representaciones gráficas de sonidos,
arbitrarias. De ahí que los concretistas hayan tomado por modelo los
ideogramas chinos y las señales de tránsito, donde la relación de exclusión
entre ver y leer se anula realmente y ambos se confunden en un mismo
acto." Esas restricciones inherentes a la escritura alfabética, "residuo" de la
doble articulación del lenguaje, constituyen sin duda un obstáculo insupera-
ble para la realización de un arte que quiere aproximarse lo más posible a lo
concreto. Consecuentemente, muchos concretistas abandonaron el nivel de
la palabra y recurrieron a las letras mismas como materia prima para sus
composiciones o renunciaron totalmente al empleo de unidades lingüísticas.

17 Traducción: wind, "viento".


18 R. Jakobson, "On the Relation between Visual an Auditory Signs", en Selected writings, op. cit.,
p.344.
19 Fenollosa, autor conocido para los concretistas, ya mencionaba en 1908 que los caracteres de
la escritura china son poesía concreta; véase Ernest Fenollosa y Ezra Pound, El carácter de la escritura
china como medio poético, Madrid, Visor, 1977.

429
Sin embargo, esto implica que la poesía deje de ser arte verbal y se convierta
en diseño o gráfica (figura 6).
Muchos de esos trabajos requieren un titulo (una leyenda, figuras 6 y 7) para
su comprensión, con la cual se aproximan de alguna forma a la esfera del
arte conceptual. En efecto, la existencia paradójica de la poesía concreta,
que nace de su planteamiento teórico mismo, se refleja en el abandono de
esta práctica artística, tal como fue concebida en sus primeras manifiestos,
a principios de los años setenta.

1-

b¡ !d
!q p¡
d¡ !b
!p q!
p¡ ¡q
!d b!
q¡ ¡q
!b d!

Figura 6. Figura 7.

430
Bibliografía

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lingüística general, t.1, México, Siglo XXI, 1979.
Coseriu, Eugenio, Textlinguistik, Eine Einführung, Tübingen, Gunter Narr
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Pignatari y otros, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
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Peretti, Cristina de, Jacques Oerrida, texto y deconstrucción, Barcelona,
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Shaw, Mary Lewis, "Concrete & abstract poetry: the world as text and the text
as world", en Visible language, núm. 1, vol. 23, 1989, pp. 29-43.
Solt, Mary Ellen, "Charles Sanders Peirce and Eugen Gomringer. The
concrete poem as a sign", en Politics Today, núm. 3, vol. 3,1982, pp.
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Steiner, Wendy, "Res poetica: the problematics of the concrete program", en
New Literary History, núm. 3, vol. 12, 1981, pp. 259-245.

431
Poética de las lenguas indígenas de México

Roberto Escalante Hernández*

En un artículo anterior definimos la etnopoética como "el estudio de la poesía


oral",' Y también como la poética de las "formas folclóricas". De acuerdo con
Jakobson, "La poética se interesa por los problemas de la estructura verbal,
del mismo modo que el análisis de la pintura se interesa por la estructura pie-
tórica." Más adelante define la poética como: "Aquella parte de la lingüística
que trata de la función poética en sus relaciones con las demás funciones del
lenguaje."3"La tipología de las formas folfclóricas debe constituirse indepen-
dientemente de la de las formas literarias [... ]."4
El análisis del style ora! rythmique, término acuñado por Marcel Jousse,
emplea el "esquema rítmico" y el "estilo oral'" en lugar de términos como
verso (unidad métrica, con un número fijo de sílabas) y poema (conjunto
de versos con rima consonante o asonante. Jakobson ha justificado así el
análisis estructural lingüístico de la poesía oral:

El folklore nos ofrece las formas de poesía más netas y estereotipadas, nota-
blemente adecuadas a un análisis estructural [...] Aquellas tradiciones orales
que emplean el paralelismo gramatical para poner en conexión los versos
consecutivos, por ejemplo, los sistemas finoúgricos y en un alto grado también
la poesía popular rusa, pueden analizarse provechosamente a todos los
niveles lingüísticos: fonológico, sintáctico y léxico."

Corresponde al padre Garibay iniciar la etnopoética en México con su im-


presionante recopilación de la poesía del náhuatl clásico en tres tornos," re-
gistrada por los cronistas. Acerca del análisis del esquema rítmico nos dice:

* Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e-Historia.


1 Roberto Escalante, "Perspectiva de la etnopoética", en Antropología, México, INAH, 1992.
2 Roman Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, México, Origenl
Planeta, 1985, p. 348.
3 Ibid., p. 363. '
4 R. Jakobson, "El folklore como forma específica de creación", en Ensayos de poética, México,
FCE, 1986, p. 20.
5 Ibid., p. 19.
6 R. Jakobson, "Lingüística y poética", op. cit., p. 379.
7 A. Garibay, Poesía náhuatl, México, UNAM, Instituto de Historia, Seminario de Cultura Náhuatl,
1964; Llave del náhuatl, México, Porrúa, 1970.

433
"Los acentos repiten el golpe del teponaxtli o del huéhuetl, cuando no
alcanza se complementa con las palabras ohuaya, ohuay, a ohuaya, yyao
ohuili yya ayyo, aya, ahouiya, que no tienen traducción."
(De la misma manera, el hei-ku de la poesía clásica japonesa usa las
palabras llamadas kireji, como kana y otras, que tienen la función de com-
pletar la métrica).
En las Consideraciones sobre la literatura oral de los mayas modernos,
Ligorred hace notar que: "En este estudio literario, con un enfoque lingüístico
en su marco cultural apropiado, los textos mayas orales son analizados en
los tres niveles de la lengua: a) nivel fónico-fonológico; b) nivel morfosintácti-
co; e) nivel léxico-sernántico."
Para el presente estudio se han analizado nueve formas poéticas de
ocho lenguas de México, agrupadas de la siguiente manera:

Lenguas otomangues:
Matlatzinca, proverbio paradójico.
Zapoteco del Istmo, canción de la tortuga.

Lenguas mixe-zoques:
Zoque, oración a San Cayetano.
Zoque-popoluca, poesía del tapacholero.

Lenguas mayances:
Tzotzil, éanción del Bolomchon.
Maya yucateco, proverbio y canción del armadillo.
Lacandón, canción del tigre.

Otras lenguas:
Cuitlateco, canción del macho.

Se ha tratado de seguir una ortografía lo más cercana posible del español,


y aquellos símbolos que son ajenos se explican de la siguiente manera: [á]
y'[t] representan dos vocales centrales, media la primera (schwa) y alta la
segunda; la vocal alargada se representa por vocal doble; [x] es la fricati-
va acanalada alveopalatal sorda y [dx] su correspondiente sonora; [ , ] es la
oclusiva glotal (saltillo) y [j] la fricativa glotal (aspirada); [v] represen-
ta la fricativa labiodental sonora, [w] la semiconsonante labiovelar sonora y
[~] la lateral dental sorda; la secuencia [ng] es la nasal velar sonora.

8 A. Garibay, Llave del náhuatl, op. cit., p. XXVIII.

434
Recursos literarios

Se distinguen tres tipos de recursos literarios: 1.aquellos que afectan a la for-


ma fonética, como la métrica y la rima (casi ausente en las literaturas
indoamericanas) y la aliteración (definida ésta como "la figura que emplea
en una cláusula voces en que suelen repetirse una o unas mismas letras","
2. los que se refieren al léxico: uso figurado de los vocablos (metáfora y meto-
nimia), y 3. los que tienen efecto en las construcciones morfosintácticas.
Beristain (citada por Ligorred) agrupa todos estos recursos bajo el signo
global del paralelismo, según su definición: "el fenómeno de recurrencia o
repetición simétrica de sonidos, fonemas, palabras, construcciones grama-
ticales o significado", como lo hace notar l.iqorred:"? "Las literaturas mesoa-
mericanas se caracterizan precisamente por el recurso del difrasismo. Ya
Ángel María Garibay trató este procedimiento estilístico en la literatura
náhuatl y para este autor "consiste en aparear dos metáforas que juntas dan
el simbólico medio de expresar un solo pensamiento."!'
En un estudio comparado de dos textos mayas coloniales, uno del Popal
Vuh y otro del Chilam 8alam de Tizimin, Edmonson nos dice que: "los
pueblos mesoamericanos tienen en común un mismo sistema de estilo for-
mal, o sea el difrasismo: la formación de coplas semánticas, un género
comúnmente llamado paratelísrno"."

Métrica

No se puede hablar de métrica en el sentido estricto de la palabra, no hay una


uniformidad de silabificación en las formas poéticas, más bien se trata de
versos libres, como los de la poesía occidental actual, donde se presta más
atención a la uniformidad de la acentuación que al número de sílabas.
Hay una tendencia general a marcar dos acentos primarios en cada línea
como en las rimas infantiles de todo el mundo o a combinar líneas de dos
golpes acentuales con líneas de un acento, para cerrar el patrón rímico; Rob-
bins Burling, citado por Farb, 13 dice que: "si estos patrones prueban ser uni-
versales, no veo otra explicación que nuestra humanidad común. Nosotros
seríamos simplemente la clase de animal que está predestinada no sólo a
hablar, sino, en ciertas ocasiones, a forzar nuestra lengua a ciertos patrones
repetitivos de acentos y líneas".

9 Y. Guillon, Versificación española, Compañía General de Ediciones, México, 1976, p. 163.


10 F. Ligorred, Consideraciones sobre la literatura oral de los mayas modernos, México, INAH
(Científica, 196), 1990, pp. 140-141.
11 Garibay, Llave del náhuatl, op. cit., 1970, p. 19.
12 Edmonson, 1978, p. 249.
13 P. Farb, Word play, Nueva York, Bantam, 1978.

435
Zoque-popoluca, poesía del tapacholero

En este texto, creado por Pedro González Sabalza, recogido y publicado por
mí, un pájaro, el tapacholero, canta en el acahual: el campesino, cuando lo
oye, se da cuenta de que es tiempo de sembrar la milpa de invierno. Cuando
el ave canta parece decir:

[Campesinol, ya llegó el tiempo de sembrar el tapachol.


[Chaporreal, [turnbal, porque si no lo haces, no recogerás el elote del
tapachol.

Se observan los siguientes recursos:

1. Hay derivación, en las líneas 01 y 02, en los nombres tying-púk-on,


tapacholero, e i-póok-ti-koom, en su acahual, ya que ambos térmi-
nos tienen el mismo radicalpook, "caña de maíz". Hay aliteración en
las líneas 05 y 06,05: ikumatóngpa 2//, 06. jóbity 3/ ikutyiyiypa
3//, ya que ambas terminan con el sufijo -pa, incompletivo. La aná-
fora se observa en la línea 14. kuting nasóyim, kuting nasóyem,
ichaporrea, tumba!, donde se repiten dos imperativos para dar mayor
énfasis a la arenga.
2. Hay paralelismo, a nivel morfosintáctico, en la línea 08: ixúmpan
ikaáma, ya necesita su milpa, con el sufijo i-, que en el primer caso
es .sujeto de tercera persona singular y en el segundo caso es po-
sesivo de tercera persona singular; hay cambio de sentido, en la lí-
nea 06: jóbity 3/ ikutyiyiypa 3//, entiende >se da cuenta; 08. ixúm-
pam 2 ikaáma2//, quierec-necesita: 13: núkom je'm kujámmok
2 i'ámtyiy 2//,.año>tiempo.
En las líneas 07 y 08, se observa la personificación de algo
inanimado, como es el tapachol, kujámmok, como sujeto del ver-
bo ixúmpan, "quiere". La línea 11 tiene el sujeto personificado,
tyingpúkon, "el tapacholero", cuyo predicado es la frase verbal
nimpe ixi. parece estar diciendo.
3. Se observa desviación (hipérbaton) del orden preferido SVO, en
las líneas 01, 10 Y 13, que tienen el orden VS:

01. waánpa je'm tyingpú'kon 2//,


10. waánpa ie'm tyingpú'kon 2//,
13. núkom je'm kujámmok 2 i'ámtyiy 2//,

436
Zapoteco, son de la tortuga

En este son istmeño tradicional (publicado en disco y texto por el INAH);14


se describen las actividades de los "mareños" o huaves, como la recolec-
ción de huevos de tortuga (a los que se atribuye poder afrodisiaco, como
todos los alimentos del mar). Cuando bailan el son de la tortuga, se esce-
nifica la recolecta de huevos, pero también, ya que esta danza la ejecutan
un hombre y una mujer, tiene el sentido de un rito de fertilidad.

Recursos literarios

1. La presencia de la rima, elemento atípico en las literaturas mesoamerica-


nas (donde se prefiere la aliteración), puede indicar, de alguna manera, una
interpolación de la canción española. Este fenómeno se nota en las líneas
02, 03, 04 con rima en éu.

02. zéu Cuando yo llegué ya te habías ido.


03. néu Ahora regresas tú que traes contigo
04. Máteu Una tortuga chica de San Mateo

En las líneas 09, 10, 11 Y 12 en rima aguda, sobre [o] larga y acentuada:

09. róo Una tortuga chica una tortuga grande


10. luróo Para donde viste el (animal) señor
11. nisadóo Yo vi el (animal) orilla mar
12. siadóo Cuando regresa el dentro alba

y también en las líneas 13, 14 Y 16:

13. róo Un huave chico un huave grande


14. nisadóo Fueron a cazar tortugas orilla mar
16. gutóo Ellos van a recoger huevos para vender

Aliteración

Hay un claro ejemplo de aliteración en las líneas 06, 07 Y 08: ñacame, ha-
cer el animal: ñúme, meter el animal, y ñenue, comiera:

14 V. Torres Medina, Canciones de vida y muerte en el Istmo oaxaqueño, México, INAH, 1980.

437
06. jma pa ñacame guiñadóo Mejor hacer el (animal) amarillo mole;
jma, mejor; pa, aun; ñacame, hacer el (animal); guiñadóo ama-
rillo mole.
07. jma pa ñúme ndani suquí Mejor meter el (animal) dentro horno;
jma, mejor; pa, aún; ñúme, meter el (animal); ndani, dentro; suquí,
horno.
08. nanixe ñahua láme nadxi Qué rico comiera el (animal) hoy
nanixe, que rico; ñahua, comiera; láme el (animal); nadxi, hoy.

2. En las líneas 09 y 13 se observa el paralelismo entre las tortugas y los


huaves:

09. ti bigu huini' ti bigu róo Una tortuga chica una tortuga grande
13. ti huavi huini' ti huavi róo Un huevo chico un huevo grande

Las líneas 06 y 07 nos dan un paralelismo entre las maneras en que pue-
de prepararse la tortuga:

06. jma pa ñacame guiñadóo Mejor hacer el (animal) amarillo mole


07. jma pa ñúme ndani suquí Mejor meter el (animal) dentro horno

Cuitlateco

Esta canción inédita y recopilada por mí en 1961, con doña Juana Can
Evangelista, se refiere a un baile efectuado en las mayordomías de la Cruz
o de San Miguel (patrono del pueblo de Totolapan, último reducto de los
cuitlatecos), este baile lo hacían las mujeres, encargadas también de hacer
el pinole y las cadenas con que se "cuelga" a los caballeros que van a lazar
el "macho".

Recursos literarios

1. Hay derivación en las líneas 01 y 02, en las formas: e'witú, vamos,


y e'wit], se fue, ambas del verbo e'wi, ir.

01. a'w¡' -Iu uxka -'le Vamos veremos


02. i- macho e'wi ! ¡. El macho se fue

2. Existe paralelismo entre la línea 03 y la 04, ambas referidas al mayordo-


mo, meyonomi.

438
03. yo'ga -'! me'yonomi Lo trae el mayordomo
04. me'yonomidl kupagali El mayordomo nuevo

Así como entre línea 05 y la 06:

05. chilutmi -g¡' i- kaporal Lo recibe el caporal


06. bakero i-keporel Vaquero el caporal

Matlatzinca, proverbio paradójico

A la semejanza del koan del budismo zen, donde se establecen relacio-


nes paradójicas, en este pequeño proverbio matlazinca (inédito, recopilado
por mí, con mi comadre, la señora Regina Hernández Salazar) se habla
del ciego que ve, el manco que toca música y el cojo que baila. Este prover-
bio repetido hasta el cansancio, se usaba para pasar el tiempo, esperan-
do que estuvieran ardiendo las brasas del temazcal.

Recursos literarios

1. Existe aliteración en las tres líneas, ya que todas comienzan con una
forma verbal que lleva el prefijo ku-, que indica presente habitual y 3a.
persona singular.

01. kunúta 02. kupápi 03. kunabi


está viendo, está tocando, está bailando

2. Este texto está formulado con un paralelismo absoluto, ya que las tres
líneas presentan la misma estructura morfológica y sintáctica:

01. in- xa' - ta ku- nú- ta El ciego está viendo


ART-NEG-N TA-V -o
S p
02. in- tos- ye ku- pápi El manco está tocando
ART-V -N TA -v
S p
03. in- tos- mo ku- nébi El cojo está bailando
ART-V -N TA- V
S p

439
Lacandón, canción del tigre

Este cántico del tigre (o del jaguar, más técnicamente hablando) es una
especie de conjuro para atraer al jaguar y darle caza. La primera vez que
escuché este cántico fue en Na Bolom, la inolvidable casa-biblioteca-museo
de los Blom, en Jobel (San Cristóbal de las Casas), por Kayum, hijo de Kin
Bor; el joven músico accedió a cantarla, pero en voz muy baja, para no
invocar el felino. La versión en la que basé mi análisis es la de los Baer
(1948), más simplificada que la versión de Bruce (1976).

Recursos literarios

1. Aliteración:
Se observa la repetición de las aspiradas: en la línea 01: jujuntsit in
jitik in wok, cada vez que levanto mi pie.
En la línea 06, la secuencia consonante alveopalatal y oclusiva
dental: tin kashtaj u pachtakih che, busqué un árbol caído.
En la línea 07, formas verbales semejantes por su terminación:
oken tin wenen yokor jenen che, voy a dormir en el árbol caído.

2. Paralelismo:
Hay paralelismo gramatical en las dos primeras líneas, que son dos
oraciones transitivas con la siguiente estructura: tiempo + sujeto +
predicado + objeto (frase nominal: posesivo + nombre), donde so-
lamente cambia el objeto de la primera oración: wok, pie, a k'ab,
mano, en la segunda:

01. jujuntsit in jitik in wok Cada vez que levanto mi pie


jujuntsit<ju-jun-ts'iit, uno-uno-clas.
in,1 a.s. sujeto
jitik<jit-ik, v. levantar-pres.
in, 1a.s. posesivo
wok-cw-ok, 1a.s., n.pie, pata

02. jujuntsit in jitik in k'ab Cada vez que levanto mi mano


jujuntsit<ju-jun-ts'iit, uno-uno-clas.
in, 1a.s. sujeto
jitik<jit-ik, v. levantar-pres.
in, 1a.s. posesivo
k'ab, mano

440
También hay paralelismo en las tres líneas, que son tres oraciones
copulativas, con la siguente estructra: durativo-sujeto de 3a. singular
+ predicado nominal + sujeto (frase nominal: posesivo de 1a. singular +
nombre).

08. tu yek'er in nok' Está rayada mi piel


tueteeruu, durativo, 3a.s. sujeto
yek'erey-ek'er, 3a. s. moteado
in, 1a.s. posesivo
nok', vestido, ropa-pelambre

09. tu yek'er in k'ab Está rayada mi mano


tu-asen-u. durativo, 1a. s. sujeto
yek'ercy-ek'er, 3a. s. moteado
in, 1a.s. posesivo
k'ab, n. mano

10. tu yek'er in xikin Está rayada mi oreja


tue-aeeri-u. durativo, 1a. a. sujeto
yek'erey-ek'er, 3a. s. moteado
in, 1a. s. posesivo
xikin, n. oreja

Maya yucateco, proverbio

Este proverbio recopilado por Moisés Romero Castillo es equivalente al


nuestro, "las paredes oyen", aunque en este caso existe la figura llamada
personificación, ya que las piedras y los árboles oyen.

Recursos literarios

1. Aliteración:
Existe aliteración, ya que hay repetción de sonidos alveopalatales
Ix, ch I en ambas líneas.

01. xiikin tunich


oreja piedra

02. xiikin che'


oreja árbol

441
01. yan u xikin tunich Hay orejas en las piedras

02. yan u xikin cbe' Hay orejas en los árboles

Canción del armadillo

Fidencio Briceño Ch'el es el recopilador de la pieza teatral de donde se


extrajo esta canción. Se trata de una serie de adivinanzas en que se equipara
al armadillo (lo natural, el "natural", el indio) con el extranjero (lo cultural). Lo
natural se desarrolla en el código de la anatomía (A) y las excreciones (E);
lo cultural se sitúa en los códigos de la comida (C) y el vestido (V), y en este
caso todas las palabras son préstamos del español.
La pregunta sobre el armadillo la hace el hombre y la respuesta la da la
mujer. Existe también una connotación erótica, ya que el fuerte olor del
armadillo ("marisco") se identifica con el olor de la mujer.

2. Paralelismo:
Hay paralelismo absoluto entre las preguntas que tienen la siguiente
estructura:

kux tun u- __ -e chan j- weech-a


conj. adv. pos. N dem. adj. gen. N -dem.
y entonées su ese chico masculino armadillo ese

donde sólo cambia el nombre por el que se pregunta. También existe pa-
ralelismo en las respuestas, conforme a la siguiente estructura:

u- ts'uul
pos. N N
su extranjero

donde solamente cambia el nombre con el que se responde.

Las partes del armadillo Las cosas del extranjero

u jool u ni' A nariz =u bokado C


u yaak' A lengua =u korbata V
u xiikin A oreja =u kuchara C
u yiich'ak A garra =u trinchante C
u sool A carapacho =u chaleko V
u cnoo'ch'el A tripas =u rosario V
u ta' E excremento =u pastel C

442
u nej A cola =u bastón v
u jool u ta' A ano =u sortija V
u wiix E orina =u bino C
tu'ux wiixnaj A pene =u tabako C

Tzotzil, canción del Bolomchon

El Bolomchon, literalmente "el animal" (tigre-culebra), es una canción y una


danza del carnaval de los toztziles, donde los hombres se disfrazan de
ladinos, de mujeres y animales, y además llevan animales disecados.

1. Aliteración:
En las líneas 01 y 02 se observa secuencia de tres vocales 101 mien-
tras que en las líneas 03 y 04 es secuencia de dos vocales laI:

bolom chon, yajvalil

2. Paralelismo:
Hay paralelismo entre la primera y segunda línea, donde cambia
solamente el locativo:

bolom chon ta vinajel Animal en el cielo


bolom chon ta banumil Animal en la tierra

También existe paralelismo entre la tercera y cuarta línea donde sólo


cambia el locativo:

yajvalil ta vinajel Dueño del cielo


yajvalil ta banumil Dueño de la tierra

y estas dos últimas son paralelas a las dos primeras.

Zoque, oración del pitero a San Cayetano

Es la primera plegaria dirigida a San Cayetano, patrono de los piteros, para


adquirir el largo soplo, que permita tocar en las procesiones religiosas. Esta
plegaria fue proporcionada por Alberto Estrada, de Chapultenango, Chiapas.

1. Aliteración:
En los verbos 01 y 10 el adjetivo largo, /pi ylbi/, tiene dos sonidos
labiales Ipl y lb!

443
2. Paralelismo:
En los versos 01 y 10 se presenta paralelismo entre el viento (sawa)
y el aliento (je'a), ambos calificados por el adjetivo piyib! (largo):

01. nitsi'! piyibi sawa piyibi je'e Me-está-dando-Iargo-v-


largo-soplo

10. piylb! sawa piylt» je'e Largo-viento-Iargo-soplo

Metonimias:
Existe metonimia en la línea 11, donde se refiere a la flauta de carrizo, men-
cionando solamente el carrizo, /'ngabel.

11. wi'ki niwiri nika'ni ij ngabe Para-andar-caminando-mi-


carrizo

Metáforas:
En la línea 12 se refiere a la flauta como la flor de carrizo: njiyi 'kabe:

12. t! njiyi 'kabe Mi-flor-de-carrizo

y en la línea 14 solamente como mi flor, /l] njiyi/.

14. ijtsl maka niwit! ij njiy¡' Andaré-mi-flor-gran-pers


mi jebip! 'noma

En la línea 13 la forma verbal reflexiva /n! oiis! 'ni! me estoy brillando, tie-
ne el sentido connotativo de "estoy sobresaliendo":

13. ninijsi'ni Me-estoy-brillando.

Bibliografía

Baer, Ph., Y M., "The lacandon song of the jaguar", en Tlalocan, núm. 4,
vol. 11, 1948, p. 376.
Bruce, R., Textos y dibujos lacandones, México, INAH (Científica, Lingüísti-
ca, 45), 1976.
Cabrera, L., Diccionario de aztequismos, México, Oasis, 1974:
Escalante, R., "Perspectiva de la etnopoética", en Antropología, núm. 33,
México, INAH, 1992, pp. 70-77.
Farb, P., World Play, Nueva York, Bantam, 1978.

444
Garibay, K. Á., Poesía náhuatl, t. l., México, UNAM, Instituto de Historia;
Seminario de Cultura Náhuatl, 1964.
___ , Llave del náhuatl, México, Porrúa, 1970.
Guillón B. Y., Versificación española, Compañía General de Ediciones,
México, 1976.
Jakobson, R; "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, Mé-
xico, Origen/Planeta, Obras Maestras del Pensamiento Contempo-
ráneo, núm. 36, 1985, pp. 347-395, publicado en 1960: "Linguistics
and poetics", en T. A. Sebeok (ed.), Style in Language (Cambridge,
MIT,1985.
___ , "El folclore como forma específica de creación", en Ensayos de
poética, México, FCE, 1986, pp. 7-22, publicado originalmente en
1929: "Die Floklore als eine besondere Forms des Schaffens",
Donum Nataliciom Schrijn (Nimega-Ultrecht), pp. 900-913.
Ligorred, F., Consideraciones sobre la literatura oral de los mayas moder-
nos, México, INAH(Científica, 196),1990.
Torres Medina, V., Canciones de vida y muerte en el Istmo Oaxaqueño,
México, INAH, 1980.

Textos

Matlatzinca

01. inxáta kunúta El ciego está viendo


02. intósye kupápi El manco está tocando
03. intósmo kunébi El cojo está bailando

Maya yucateco. Proverbio

01. yan u xikin tunich Hay orejas en las piedras


02. yan u xikin che' Hay orejas en los árboles

El armadillo

01. kux tun u jool u ni'e chan jweecha'? ¿ Y la nariz de este armadillo?
02. u bokado ts'uul (BIS) Es el bocado del extranjero
CORO: taran tan tan, taran tan
tan, taran tan tan.
03. kux tun u yaak'e chan jweecha'? ¿ Y la lengua de este armadillito?
04. u korbata ts'uul (BIS) Es la corbata del extranjero.
CORO

445
05. kux tun u xiikine chan jweecha '? ¿y la oreja de este armadillito?
06. u kuchara ts'uul (BIS) Es la cuchara del extranjero.
CORO
07. kux tun u yiich'ake chan jweecha'? ¿Yla garra del armadillito?
08. u trinchante ts'uul (BIS) Es el tenedor del extranjero.
CORO
09. kux tun u soole chan jweecha'? ¿Y el carapacho de este
armadillito?
10. u chaleko ts'uul (BIS) Es el chaleco del extranjero.
CORO
11. kux tun u choochele chan jweecha'? ¿Y las tripas de este
armadillito?
12. u rosario ts'uul (BIS) Es el rosario del
extranjero.CORO
13. kux tun u ta 'e chan jweecha '? ¿y el excremento de este
armadillito?
14. u pastel ts'uul (BIS) Es el pastel del extranjero.
CORO
15. kux tun u nej echan jweecha'? ¿Y la cola de este armadillito?
16. u baston ts'uul (BIS) Es el bastón del extranjero.
CORO
17. kux tun u jool u ta'e chan jweecha'? ¿Y el hoyo donde defeca este
armadillito?
18. u sortija ts'uul (BIS) Es la sortija del extranjero.
CORO
19. kux tun tu'ux kuwiixe chan jweecha'? ¿Y por donde orina el
armadillito?
20. u chaamal ts'UUI.(BIS) Es el cigarro del extranjero.
CORO
21. kux tun u wiixe chan jweecha'? ¿Y la orina de este armadillito?
22. u bino ts'uul (BIS) Es el vino del extranjero. CORO
23. kux tu'uxe wiixnaje chan jweecha'? ¿Y por donde orinó el
armadillito?
24. u tabako ts'uul (BIS) Es el tabaco del extranjero.
CORO.

Lacandón, canto del tigre (baer)

01. jujuntsit in jitik in wok Cada vez que levanto mi pie


02. jujuntsit in jitik in k'eb Cada vez que levanto mi mano
03. tan u pek in nej Muevo la cola
04. tin wu'uyaj u tar a k'ay ch'iknach Escucho tu voz venir de muy
lejos

446
05. netak in wenen Casi estoy dormido
06. tin kashtaj u pachtakin che Busco un árbol caído
07. oken tin wenen yokor jenen che Voy a dormir en el árbol caído
08. tu yek'er in nok' Está rayada mi piel
09. tu yek'er in k'ab Está rayada mi mano
10. tu yek'er in xikin Está rayada mi oreja

Cuitlateco, son del macho

01. a'wi 'tu uxka 'le Vamos veremos (BIS)


02. imachó a' wii¡ El macho se fue (BIS)
03. yo'ga 'ime'yonomi Los trae el mayordomo (BIS)
04. me'yonomi di kupagá/i El mayordomo nuevo (BIS)
05. cnüumti a! ikaporá/ Lo recibe el caporal
06. bakéro ikaporá/ El vaquero y el caporal

Zoque-popoluca, el tapacholero

01. waánpa je'm tyiriqpu'kon Canta el tapacholero


02. je'm ipoóktikoom en su acahual.
03. je'm kamteéro El campesino,
04. dénde je'm ie'tébet, desde su pueblo,
05. ikumatóngpa, lo escucha
06. jóbity ikutyi yi ypa, pronto se da cuenta
07. iga je'm kutámmok, que el tapachol
08. ixúmpam ikaáma ya necesita su milpa
09. chawk chawk chawk ichawk chawk chawk!
10. waánpa je'm tyingpú'kon, Canta el tapacholero,
11. je'm neimpe ixi', parece estar diciendo
12. kamteéro ¡"campesino"!
13. núkom je'm kujámmok t'émty! y, ya llegó el tiempo del tapachol
14. kutinq nesoyim kuting nesoyi m, chaporrea, tumba, chaporrea,
[tumba!
15. si' iga dyá inwátpa, porque si no lo haces,
16. inkujámmok kaáma, en tu milpa de tapachol
17. dya si' inchikpa, no pizcarás
18. kujámmok meñimok; el elote del tapachol
19. chawk chawk chawk chawk [chawk chawk chawk chawk!

447
Zapoteco, son de la tortuga
(Análisis de A. López Cruz)

01. nase wadxi guya nezáyóo Anteayer tarde pasé camino por
02. dxi na yendaya ma peka zeu Cuando yo llegué ya te habías ido
03. ma bedandalu xi beda neu Ahora regresas tú que traes
contigo
04. ti bigu wini' de San Mateu Una tortuga chica de San Mateo
05. ay ay bigu xipe si karú Ay ay tortuga linda sí es
06. jma pa ñáakame giñadóo Mejor hacerlo en mole amarillo
07. jma pa ñúme ndani suki Mejor meter el (animal) dentro
del horno
08. nanixe ñawa láme nadxi Qué rico comiera el (animal) hoy
09. ti bigu wini' ti bigu róo Una tortuga chica una tortuga
grande
10. para nga biyalu láme luróo Para dónde viste el (animal)
señor
11. ye guya lame guriá nisadóo Yo vi el (animal) orilla mar
12. ora bireme lumba siadóo Cuando regresa él dentro alba
13. ti wávi wini' ti wávi róo Un huave chico, un huave
grande
14. zendé ka bigu guriá nisadóo Fueron a cazar tortugas orilla
mar
15. zeda ka mamma ne dxumi zúu Viene señora con canasta
carrizo
16. zeka ka dxita para gutóo Ellos van a recoger huevos para
vender

Zoque, oración del pitero a San Cayetano

01. ni tsi'ipiyibi- sawa piylt» je'a Me-está-dando-Iargo-v-Iargo-


soplo
02. wt'k! muis! mboyangijya Para-poder-alcanzar
03. mij nyoxkuy oyubi ndzi ki T u-trabajo-q ue-Ilegaste-a -hacer
04. sentubi nasakobajkijsi En-Ia-santa-tierra
05. jiksekpi ijtku'yomo Desde-ese-tiempo
06. yajkyojsu mij uneki ujsi Lo-trabajaste-en-tu-hijo
07. jingi tuizijku mbi-najkuy De-all í-hiciste-tu-nacimiento
08. mijtzi yajkyojsu kornetero'ajkuy Tú-Io-hiciste-trab-como-
cornetero
09. mij maká di yajki tajkyere T ú-vas-a-pasar
10. piyib! sawa piyib! je'a Largo-viento-Iargo-soplo

448
11. wi 'ki ni wiri ni ka 'ni ij ngabe Para-andar-caminando-mi-
carrizo
12. ijnjiyi kabe M i-tior-de-carrizo
13. ni nijsi 'ni Me-estoy-brillando
14. ijtsi maka niwir! ij njiyi Andaré-mi-tlor-gran-pers
mijeb! pi 'noma
15. ka ijtibi jini jur! makami Si-hay-donde harán ruido
sondzikn'rnl
16. a/abadziknimi te'se y -alabar-así-para-que-me-ayud
wi 'kftzi gotzowa

Canción tzotzil del bolomchon

01. bolom 'chon ta vine'jel Animal en el cielo


02. botom 'chon ta banu'mil Animal en la tierra
03. yajva'liI ta vine'je! Dueño en el cielo
04. yajva'liI ta banu'mi/ Dueño en la tierra
05. tin tin avi'sim botom 'chon Delgado barba animal
06. koxkox ava'kan bolom 'chon Cojea tu pie animal

449
Los términos enunciadores en
"Nos han dado la tierra" de Juan Rulfo

Rita Dromundo Amores*

Las aportaciones de Roman Jakobson al campo de la lingüística, así como


su contribución para la conformación de la teoría literaria vigente y el análisis
del texto literario han sido fundamentales.
En esta ocasión haremos referencia al estudio que llevó a cabo sobre los
términos enunciadores, los cuales forman parte de las estrategias emplea-
das por el narrador para la presentación del discurso literario.
Partimos del principio planteado por Jakobson 1 de que todo mensaje
debe ser codificado por el destinador y decodificado por el destinatario, y que
en la medida en que el segundo capte el mensaje obtendrá mayor o menor
información. Nuestro propósito es entonces mostrar la aportación que brinda
el análisis de los términos enunciadores, para la construcción del sentido de
un texto literario, en este caso, "Nos han dado la tierra", de Juan Rulfo.
Consideramos, de acuerdo con Jakobson, tres tipos de términos enun-
ciadores:
Designadores. Los cuales caracterizan uno solo de los elementos rela-
tados.
Conectadores. Caracterizan un elemento relatado con respecto a otro
elemento relatado.
Conmutadores o embragues (shifters). Son enunciadores de la clase de
los designadores o de la clase de los conectadores. Su significado varía con
la situación.
Recordemos, en principio, la fábula en "Nos han dado la tierra". En ella
un grupo de campesinos lucha durante la Revolución para obtener tierras
cultivables. Sin embargo, al término de la lucha sólo les quitan sus caballos
y carabinas y mediante una farsa burocrática les asignan una tierra que
resulta ser un páramo donde nunca llueve y no hay posibilidad de que sub-
sista algún tipo de vida. Lo anterior lo conocemos a partir de retrospecciones .

• Universidad Pedagógica Nacional y Universidad Nacional Autónoma de México.


1 Roman Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, México, Origen/Planeta (Obras maestras del pensamiento contemporáneo), 1986,
p.307.

451
Lo que se cuenta en el presente de la enunciación es el penoso recorrido de
los protagonistas por el llano que les dieron, el cual se entrelaza con la
comparación entre la "tierra buena", que está más allá del río y no les
pertenece, y ese "camal acalorado" que les dieron. El relato termina con la
llegada de los campesinos a la tierra fértil, que no es de ellos.

Los designadores

Empecemos por considerar dentro de los términos enunciadores a los de-


signadores, los cuales, como se mencionó, caracterizan a uno sólo de los
elementos relatados. Dentro de los que no hacen referencia al hecho
discursivo y son calificadores está el género.
En el cuento de Rulfo el género cobra significación porque los elementos
femeninos en el relato representan lo deseado, a lo que se aspira, pero que
en este caso es inalcanzable. Así, las alusiones a la tierra buena y la gallina,
elementos susceptibles de ser fertilizados, así como la lluvia, sólo cumplen
la función de mostrar lo alejados que están los protagonistas de poseer estos
bienes.
En cambio, el género masculino se. aplica a los campesinos, incapaces
de fertilizar una tierra muerta, así como a la gallina que no podrá producir,
porque no existe un gallo. Se aplica también el género masculino al llano,
para diferenciarlo de la tierra buena, que sí puede dar frutos.
En los que no hacen referencia al hecho discursivo y son cuantificado-
res se ubica el número. Resulta muy significativo el hecho de que en el
llano, cuando aparece algún elemento esperanzador, es solamente uno, lo
que en el contexto del cuento, en lugar de significar existencia, por haber uno,
expresa carencia por exclusión, ya que no hay más que uno. Así encon-
tramos:

una nube un gabán


una gota una gallina

aun el narrador personaje queda incluido en este grupo al decir: "Uno ha


creído ...".
Entre los designadores que caracterizan el hecho relatado sin implicar a
sus participantes, sin hacer referencia al hecho discursivo, y que son
cuantificadores, encontramos el aspecto.
Aparecen en el cuento expresiones donde se emplean'indicaciones apa-
rentemente temporales, pero que más que precisar el tiempo lo difurninan.
Están formadas por palabras con sentido indefinido, las cuales remiten a la
situación que viven los personajes, ubicados en un lugar donde no existen

452
puntos de orientación y el presente parece prolongarse y abarcar otros
tiempos:

Hace rato, como a eso... Desde que yo era muchacho ...


Hace tiempo... Antes ...
Hemos caminado más de lo que llevamos andando

En general podemos decir que en las referencias al pasado hay un predo-


minio del aspecto perfectivo, porque son acciones ya concluidas, lo mismo
cuando los protagonistas salen del llano, porque entonces el tiempo vuelve
a cobrar sentido para ellos. En cambio, en su recorrido por ese "camino sin
orillas" predomina un sentido imperfectivo, que contribuye a prolongar la es-
tancia en el llano.

Los conectadores

Entre los que implican al participante del hecho relatado, sin referirse al
proceso de la enunciación ni a sus protagonistas, está la voz.
"La voz o persona del narrador, del sujeto de la enunciación que, cuando
se aparta de la mirada -o focalización-, ofrece un distinto grado de
conocimiento de la situación"." En el cuento encontramos a un narrador-
personaje, quien emplea la primera persona, pero además de relatar los
hechos de la historia, por momentos, separa la mirada para hacer comenta-
rios, con los que trata de influir al lector para comunicarle la visión negativa
que tiene de la Revolución mexicana y de la realidad de México.
En los conectado res que no implican al participante del hecho relatado,
ni hacen referencia al hecho discursivo ni a sus participantes, está la taxis
u orden, considerada como "la elección y ordenación adecuada de las
construcciones lingüísticas y las figuras de que el orador dispone"." En la re-
tórica clásica, el orden que debía seguirse era: proemio, narración, argumen-
tación y epílogo.
En "Nos han dado la tierra", el orden de la narración se altera, ya que el
relato comienza in medias res, es decir, cuando se encuentra ya avanzado
el desarrollo de la historia, y por medio de retrospecciones o analepsis, el
narrador nos da a conocer los antecedentes. Todo ello con el propósito de
insertarnos como lectores en el momento de mayor tensión, incorporando
las retrospecciones de manera intercalada para no. disminuir por mucho
tiempo el ritmo del relato. Por otra parte, no hay una conclusión claramente
definida al final del cuento, porque la elaboración de ella se deja al lector.

2 H. Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1985, p. 359.


3 Ibid., p. 156.

453
Conmutadores o embragues (shifters)

"Todo código lingüístico contiene una clase especial de unidades gramatica-


les a las que Jespersen bautizó con el nombre de conmutadores (shifters):
la significación general de un conmutador no puede definirse sin hacer
referencia o remitir al mensaje ... pertenecen a la clase de los símbolos
mdice."
Como habíamos mencionado al referirnos a los tres tipos de términos
enunciadores, los conmutadores son, al mismo tiempo, designadores o co-
nectadores, por lo que nos referiremos a ellos a partir de esta característica.

Conmutadores que son a la vez designadores

Entre los que implican a los participantes del hecho relatado encontramos los
deícticos, "clase de palabras a cuya forma no corresponde una denotación
concreta, pues su referente varía conforme a cada situación del hablante, de
tal modo que si se desconoce la situación, se desconoce el referente y se
ignora también el significado del deíctico ... de modo que el referente de los
deícticos sólo puede determinarse en relación con los interlocutores"."
"Son deícticos los pronombres personales y nombres propios, los
demostrativos y algunos adverbios de lugar y de tiempo cuyo referente no
puede ser establecido sino relacionándolo con las circunstancias de la
. ., " 6
enunclaclon ....
En el cuento encontramos. varios pronombres indefinidos, que tienen
como propósito contribuir a la falta de ubicación que se da en el llano, tanto
por falta de signos de vida, como de puntos de orientación. Con relación a
los personajes, el narrador se refiere a ellos como:
Alguien. Pronombre indefinido con sentido vago. Daría lo mismo que lo
dijera uno u otro.
Nadie. Pronombre indefinido que tiene un sentido general. Es empleado
por el narrador para enfatizar el casi anonimato en el que están inmersos los
personajes, tanto por la situación en que se encuentran, como para hacerlo
extensivo a cualquier grupo de campesinos:

...no veo a nadie (p. 9) .


...a nadie le da por platicar (p. 10).

4 R. Jakobson, op. cit., p. 310.


5 H. Bejistain, op. cit., p. 133.
6/dem.

454
El mismo pronombre es empleado por el representante del gobierno para
delegar su responsabilidad, y la del gobierno que representa, en un ente
abstracto, con lo que da un sentido irónico a su discurso:

Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de riego. (p. 12)

El pronombre algo es empleado por el narrador como parte de la ironía pre-


sente en todo el cuento, para referirse a sucesos que resultan imposibles:

...quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña


y se levanta. (p. 13)

los campesinos están conscientes de que esto es muy remoto, que la


solicitud es solo la alimentación de una esperanza vana. Por ello resulta
todavía más irónico, e incluso cruel, cuando el narrador pone en boca de
Melitón:

Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas. (p. 14)

cuando sabe que ellos no tienen ninguna. El único algo que se convierte en
real es la gallina de Esteban:

...saca la cabeza algo así como una gallina. (p. 14)

En el enunciado "Se oye ladrar a los perros", el pronombre cuasirreflejo


representa a una persona indefinida. No refleja la acción del verbo, a pesar
de tener un verbo transitivo. Se emplea siempre con la tercera persona, por
lo que al ser usado por un narrador que está hablando en primera persona,
produce el efecto de que le sucede a alguien distinto, lo que vuelve el
acontecimiento algo irreal, producto de la ilusión.
En cuanto a los pronombres personales, el narrador emplea las formas
yo y nosotros para expresar sus pensamientos. Con el uso del plural, logra
disminuir la distancia entre él y el lector, e involucrar más a éste en el paso
por el llano.
Otros deícticos muy importantes en este cuento son los nombres
propios, los cuales agregan un significado adicional para la interpretación.
Así es posible observar cómo:
Faustino, cuyo nombre significa feliz, próspero, de buen agüero, es sólo
una ironía más del narrador-autor, porque es infeliz y pobre, y lo único que
pronostica es la lluvia, y ésta no llega.
Melitón, significa dulce como la miel, y el personaje, de acuerdo con esa
definición, trata de encontrar el lado bueno de las cosas, aunque él sabe que
no existe.

455
En cuanto a Esteban, el santo que lleva su nombre fue el primer mártir,
y murió lapidado. El personaje, además de estar acorde con la idea de már-
tir, porque es una víctima del abuso, de igual manera recibe piedras, sólo
que en el llano.
También son deícticos algunos adverbios y frases adverbiales: existen
pocos relacionados con el lugar, para dejar abierta la posibilidad de que la
historia pueda llevarse a cabo en cualquier sitio, y cumplen dos propósitos:

-Mantener al lector en lo inhóspito del llano:

en medio de este camino sin orillas


aquí cuesta trabajo
aquí así son las cosas

-Establecer un contraste entre las dos isotopías (carencia-existencia),


a partir de la comparación entre lo que no hay en el llano y sí existe lejos,
"muy allá".
Con relación al tiempo podemos reducir a cuatro las expresiones con
función adverbial:

Desde el amanecer. Hace una recapitulación del proceso.


Ahorita. Recorrido por el llano.
Después. Indica el fin de la caminata.
Nunca. Traslada la carencia del pasado hacia el pre-
sente y la prolonga hacia el futuro.

Designadores que implican a/ hecho re/atado

Tiempo. La mayoría de los verbos corresponden al presente de indicativo,


con algunas variantes a copretérito, antepresente y presente de subjunti-
vo. La intención es mantener al lector en el llano el mayor tiempo posible.
Solamente existen cinco verbos en futuro, dos en el terreno de lo inve-
rosímil: "servirá", "se levantará el maíz"; otro, a manera de pregunta: "¿qué
haremos?"; y dos más, que confirman la carencia: "nada se levantará", "ni
maíz ni nada nacerá".
En realidad el narrador nos lleva a recorrer el llano inmersos en la atem-
poralidad y nos deja al menos la posibilidad de una esperanza de mejora.
El modo o estatus lógico de las oraciones revela en cierta forma el punto
de vista del hablante. El narrador emplea los cuatró tipos de la siguiente
forma:
Predominan las oraciones afirmativas, aunque gran parte de ellas
resultan negativas por su significado, ya que lo que afirman es la carencia

456
que predomina en el llano, al cual contrastan con lo fértil y lleno de vida que
es el pueblo, para enfatizar la pobreza de los protagonistas.
Las interrogativas reflejan los cuestionamientos que hace el narrador-
personaje sobre la falsa donación que recibieron y el sombrío futuro que les
espera.
Las oraciones supositivas nos remiten al terreno de la ilusión, de la
apariencia: al punto más subjetivo de los personajes, el de los deseos y las
sensaciones:

Puede que llueva


De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua
...hemos caminado más de lo que llevamos andado

También son utilizadas para acentuar el sarcasmo del delegado que les da
el llano:

En cuanto allí llueva ...

Respecto al grupo de los modalizadores encontramos un número muy gran-


de de palabras que significan negación:

33 no 12 ni 12 nada 6 no hay 3 nadie 1 nunca

Esta gran cantidad de expresiones (67 en total) se disimulan a lo largo de


este breve cuento y nos introducen como lectores en medio de un lugar
yermo y desolado, en el que sólo aparecen signos de carencia. Llama la
atención el hecho de que aparezca 33 veces la palabra no, y solamente dos
veces la palabra sí, con la particularidad de que estas dos únicas veces que
menciona el narrador este adverbio, es para contradecirlo poco después:

pero sí hay algo. Hay un pueblo.


Pero el pueblo está todavía muy allá. (p. 9)

de modo que la cercanía fue sólo una ilusión, como cuando dice:

Puede que sí. (llueva)


No llueve.
No llovió. (p. 10)

con lo que se confirma la isotopía de carencia, y con ello la ironía.


También dentro de los modalizadores encontramos las gradaciones que
tienen como propósito aumentar la tensión durante la permanencia en el
llano y hacerla más penosa:

457
...ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de
nada ... (p. 9)

Además de negar la posibilidad de futuro, contenida en una semilla, el


narrador nos va haciendo penetrar en el llano, pues la gradación se inicia en
la superficie y termina dentro de la tierra.

No hay conejos ni pájaros. No hay nada. (p. 11)

Aquí se alude a un elemento más inalcanzable, que al final se vuelve etéreo,


como los sueños de los protagonistas de tener una tierra propia y fértil.

Conmutadores que son a la vez conectadores

En los que implican a los participantes del hecho relatado está el modo
verbal.
Como ya hemos mencionado, la mayor parte del relato está narrada en
presente indicativo, forma que da lugar a una temporalidad imprecisa para
no permitir posibilidades de cambio y man.tener la agonía de los personajes
yellector.
También se utiliza el subjuntivo, para expresar posibilidades muy remo-
tas como "Puede que llueva", "...y es precisamente este carácter de irreali-
dad, deseo, 'duda, etcétera, el que impide la precisión temporal de que por
lo menos relativamente gozan las formas de indicativo ...".7

Puede que sí. (p. 10)


... ni aun así es positivo que nazca nada ... (p. 13)

"...Por medio del subjuntivo se señalan mucho más oscuramente las relacio-
nes temporales ... su denotación temporal imprecisa y vaga está dada nece-
sariamente por un elemento contextual."

...ya hubiéramos probado el agua verde del río ... (p. 11)
Ya lo hubiéramos hecho ... (p. 11)
...cuando tengamos que trabajar aquí ... (p. 12)

7 José G. Moreno de Alba, Valores de las formas verbales en el español de México, México,
UNAM,1978.
8 Idem.

458
Otro tiempo importante en el texto analizado es el futuro de indicativo, que
aparece escasamente y como algo sumamente improbable:

...cuando tengamos que trabajar aquí ¿ qué haremos para enfriamos


del sol, eh?, porque a nosotros nos dieron esta costra de tepetate
para que la sembráramos. (p. 12)
... ni maíz ninede nacerá. (p. 13)
Pero nada se levantará de aquí. (p. 13)

Es un futuro que no es tal, ya que las expectativas de los protagonistas se


sostienen únicamente por la esperanza de que suceda un milagro, lo cual no
deja de ser remoto.
Un tiempo que merece especial atención, por ser el empleado en el título
del cuento, "Nos han dado la tierra", es el antepresente de indicativo, tiem-
po que pertenece al grupo de los perfectivos, pero tiene en México un uso
generalizado como imperfectivo, por lo que no es extraño que el narrador lo
emplee con este sentido:

Hemos vuelto a caminar .


Yo siempre he pensado .

lo que resulta más interesante es la forma en que el autor-narrador juega, a


partir del título del cuento, con este valor perfectivo-imperfectivo del an-
tepresente:

Nos han dado la tierra


Ésta es la tierra que nos han dado
¿ Cuál tierra nos' han dado ?
La tierra que nos han dado .

Estas expresiones, distribuidas a lo largo del cuento, conforman un juego


que a manera de leitmotiv contribuye a mantener presente la ironía.
Por otra parte, el imperativo sólo aparece en boca del delegado, quien
como representante de la autoridad puede dar órdenes a los campesinos, a
manera de mandato, para que se vayan; y también es usado por éstos, pero
en forma de súplica inútil.
Entre los conectado res que implican al hecho relatado y sus participan-
tes, está el testificante, el cual incluye al estilo directo e indirecto.
En este cuento el narrador usa el estilo indirecto, a manera de monólogo
interior, pero intercala en él varios diálogos, representándolos como si fuera
estilo directo, seguramente para acercar más' al lector a lo narrado.

459
Conclusiones

Los términos enunciadores contribuyen de diversas maneras a la conforma-


ción del sentido en el cuento "Nos han dado la tierra", de Juan Rulfo.
El género determina a lo femenino como el bien deseado, pero inal-
canzable, en tanto que el llano, incapaz de dar frutos, es masculino. Ello con
el propósito de contrastar los deseos y la realidad.
El número caracteriza a los elementos esperanzado res, los cuales se pre-
sentan sólo uno a la vez para acentuar la carencia porque no hay más de uno.
El aspecto contribuye a fomentar la falta de orientación en un tiempo y
un espacio que parecen prolongarse indefinidamente.
La voz trata de influir al lector, para comunicarle la visión negativa que
tiene el narrador-autor sobre la Revolución mexicana y la realidad de México.
Con relación al orden, el relato se inicia in medias res para insertarnos
como lectores en el momento de mayor tensión. La narración sólo es
interrumpida por breves retrospecciones para no disminuir por mucho tiem-
po el ritmo del relato.
Los pronombres indefinidos que pertenecen al grupo de los deícticos
enfatizan la falta de ubicación que se da en el llano y la forma impersonal en
la que se diluyen los personajes y se esconde el representante del gobierno.
Los nombres propios de los personajes también agregan elementos al
sentido del texto, al ser irónicos.
Los adverbios de lugar dejan abierta la posibilidad de ubicar lo narrado
en cualquier sitio, en tanto que las referencias temporales hacen más largo
y penoso el recorrido por el llano.
En lo que respecta al modo de las oraciones, predominan las afirmati-
vas, que en realidad son negativas por su significado, porque confirman la
carencia. Las interrogativas son reflexiones pesimistas del narrador-perso-
naje, y las supositivas nos remiten al terreno de la ilusión, de los deseos y
del sarcasmo del delegado.
Los modalizadores son fundamentalmente expresiones de negación
(67 en total) que nos ubican en un lugar yermo y desolado. Sólo hay dos
afirmaciones que se contradicen en la siguiente línea, para confirmar la ca-
rencia y la ironía.
Las gradaciones son decrecientes y con ello niegan la posibilidad de un
mejor futuro.
En cuanto al modo verbal, el narrador emplea el presente de indicativo
para prolongar el paso por el llano, el subjuntivo para plantear posibilidades
remotas, que son más lejanas aún en las expresiones en futuro de indicativo.
El imperativo sólo es empleado por el representante del gobiérno para dar
órdenes, y por los campesinos para hacer una súplica inútil.

460
El juego verbal más interesante lo hace el narrador en antepresente, a
partir del título del cuento, a manera de hilo conductor para mantener la
ironía.
Podemos concluir que "Nos han dado la tierra" es una ironía prolonga-
da, conformada por las isotopías carencia-existencia, las cuales se integran,
en gran medida, por los términos enunciadores.
En el cuento analizado encontramos una visión fatalista de México,
país que no ha aprendido de los errores cometidos: "hemos caminado más de
lo que llevamos andado". Por ello la desigualdad social continúa, y los des-
validos obtienen, como recompensa a sus esfuerzos, discursos políticos y
comentarios irónicos.

Bibliografía

Berinstain, Helena, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1985.


---, Análisis estructural del relato literario. Teoría y práctica, México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1982,
Jakobson, Roman, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística gene-
ral, México, Origen/Planeta (Obras Maestras del Pensamiento Con-
temporáneo), 1985, pp. 347-395.
---, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en
Ensayos de lingüística general, México, Origen/Planeta (Obras
Maestras del Pensamiento Contemporáneo), 1986, pp. 307-332.
Moreno de Alba, José G., Valores de las formas verbales en el español de
México, México, UNAM, 1978.

461
José Juan Tablada: poeta y pintor

Esther Hernández Palacios"

Aunque José Juan Tablada no pasó a la historia de la cultura mexicana como


un artista plástico, es innegable su relevancia para la historia del arte en
México. Atraído desde muy joven por la pintura, a lo largo de toda su vida
compartió la pasión por ella con el ejercicio literario. Su interés plástico no
sólo se evidencia en sus libros, ediciones cuidadas con esmero obsesivo, en
los que la composición gráfica y las ilustraciones son importantísimas para
la comprensión y recepción de los textos poéticos, sino que encuentra su
camino en una de las actividades que Tablada ejerció durante toda su vida,
compitiendo en importancia con su poesía: la crítica de las artes plásticas y
la historia de esta misma y riquísima rama de la cultura.
En el primer volumen de sus memorias, narra con deleite su iniciación
pictórica:

Atribuyo también al tío Pancho el principio del amor a la pintura y a las artes
plásticas en general que ha dominado en mi vida. Por el tío supe de las
principales escuelas de pintura del mundo y de tanto mirar en el espectroscopio
las fotografías que mi mentor había traído de Roma y París, me fue dado desde
muy niño conocer las obras maestras pictóricas y escultóricas conservadas en
templos y pinacotecas.
La técnica, aquella manipulación que los franceses llaman cuisine de la
pintura, óleo, acuarela, gouache y pastel, me fue también familiar desde muy
temprano cuando observaba al buen pintor de pájaros oprimir los tubos de los
misteriosos pigmentos, mezclarlos con la espátula sobre la paleta o lograr
veladuras y transparencias sobre el papel whatman con los colores de agua,
o fijar un pastel con el atomizador que exhalaba ráfagas de resinoso aroma.
Ningún adepto de la alquimia siguió en la Edad Media las operaciones de
la Grande Obra en crisoles y retortas, para transmutar los bajos metales en oro
puro, con más interés del que yo consagraba a los manejos del tío.
Así una tarde vi nacer un quetzal bajo sus dedos taumaturgos, desde el
primer trazo en la pulida tabla de cedro, hasta el toque final que hizo destellar
luz alojo brillante como parva gema. Si en ese momento el ave libérrima

• Centro de Investigaciones Literarias de la Universidad Veracruzana.

463
hubiera echado a volar, la sensación del milagro no hubiera sido mayor en mi
ánimo fascinado y suspenso ante el prodigio de la creación artística que me
había tocado en suerte presenciar [...] Yo era como el iniciado de un portentoso
misterio y el familiar tío Pancho asumía a mis ojos las proporciones
extrahumanas de un demiurgo ... 1

La pintura además fue cultivada por el poeta durante toda su vida como una
actividad paralela que ocupaba sus ratos de ocio y completaba sus necesi-
dades de expresión.
De este ejercicio plástico, que continuó en diversas formas y con distintas
técnicas, se conservan varios ejemplos en el Archivo Tablada que guarda el
Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de
la UNAM. En el libro de memorias que escribió su esposa- aparecen un retra-
to de ella y un óleo neive que representa al Periquillo Sarniento llegando
a Manila, y en el volumen Hongos mexicanos comestibles de Tablada, edi-
tado de manera póstuma por el FCE, tenemos muchas muestras más de la
obra plástica del poeta.
Si bien su obra pictórica no trascendió como tal, por propia decisión del
poeta, sí dejó honda huella en su obra poética. La poesía de José Juan Ta-
blada revela su incursión en los lienzos. Desde sus primeros poemas,
Tablada refleja su manejo del color, del espacio, de la perspectiva y sobre
todo advertimos que compone sus poemas de acuerdo con un orden
geométrico.
En su trabajo "Poésie de la grammaire et grammaire de la poésie", Ro-
man Jakobson afirma que el carácter constrictivo de los procedimientos y los
conceptos gramaticales coloca al poeta en la necesidad de contar con es-
tos presupuestos; ya sea que tienda hacia la simetría y se limite a modelos
simples, susceptibles de repetición, perfectamente claros, que estén funda-
dos en un principio binario, o que prefiera lo contrario y busque un "bello
desorden". Existe, para Jakobson, una notable analogía entre el papel que
juega la gramática en la poesía y las reglas de composición que sigue el
pintor, fundadas en un orden geométrico, latente o manifiesto, o bien en una
rebelión contra toda disposición geométrica.3
Los poemas de la época modernista de José Juan Tablada, en particular
los publicados en El florilegio (1904), obedecen a un orden simétrico, fun-
dado en un principio repetitivo, geométrico. Su poema "Ónix" que, pese a su
prematura composición, representa para sus contemporáneos el momento
climático de su producción modernista, refleja claramente este hecho.

1 José Juan Tablada, La feria de la vida, México, Botas, 1937, pp. 73-74.
2 Nina Cabrera de Tablada, José Juan Tablada en la intimidad, México, UNAM (Serie Letras, 15),
1954.
3 Roman Jakobson, "Poésie de la grammaire et grammaire de la poésie", en Questions de poétique,
París, Seuil, 1973, pp. 227-228.

464
Ónix"

Torvo fraile del templo solitario


que al fulgor de nocturno lampadario
o a la pálida luz de las auroras
desgranas de tus culpas el rosario ...
- iVO quisiera llorar como tú lloras!

Porque la fe en mi pecho solitario


se extinguió, como el turbio lampadario
entre la roja luz de las auroras,
y mi vida es un fúnebre rosario
más triste que las lágrimas que lloras.

Casto amador de pálida hermosura


o enamorado de sensual impura
que vas -novio feliz o amante ciego-
llena el alma de amor o de amargura ...
- iVO quisiera abrasarme con tu fuego!

Porque no me seduce la hermosura,


ni el casto amor, ni la pasión impura;
porque en mi corazón dormido y ciego
ha caído un gran soplo de amargura
que también pudo ser lluvia de fuego.

[Oh guerrero de lírica memoria


que al asir el laurel de la victoria
caíste herido con el pecho abierto ...
para vivir la vida de la gloria!
- iVO quisiera morir como tú has muerto!

Porque al templo sin luz de mi memoria,


sus escudos triunfales la victoria
no ha llegado a colgar; porque no ha abierto
el relámpago de oro de la gloria
mi corazón obscurecido y muerto.

[Fraile, amante, guerrero, yo quisiera


saber qué obscuro advenimiento espera
el anhelo infinito de mi alma,
si de mi vida en la tediosa calma
no hay un Dios, ni un amor, ni una bandera!

4 Utilizo para los poemas citados en este trabajo, la versión corregida de Los mejores poemas
de José Juan TabJada. Prólogo de José María González de Mendoza, presentación, edición y notas
de Héctor Valdés, México, UNAM, 1971, pp. 24-25.

465
Desde la primera lectura salta a la vista el paralelismo geométrico, la simetría
que existe en la composición de "Ónix". Se trata de siete estrofas, equivalen-
tes, todas ellas quintetas endecasílabas, con rima consonante. Atendiendo
al esquema rítmico podríamos dividir cada una de ellas en un dístico AA que
posee igual rima y un terceto con rima abrazada BAB; la rima central del ter-
ceto repite la del pareado. Sólo la quinteta final rompe el esquema en el terce-
to GG-HH-G, recomponiéndose esta estrofa en dos pareados y un verso
suelto que repite la rima del primer dístico. Esta estructura nos remite a otra
posible distribución de los quintetos, la que toma en cuenta la sintaxis de los
versos reunidos en una sola construcción nominal y un verso suelto que
constituye una proposición exclamativa.
La composición simétrica resulta aún más evidente porque las rimas se
repiten en cada par de estrofas: 1-2, 3-4 Y 5-6. Y no sólo se trata de la
repetición de los fonemas terminales, sino de la palabra toda. Este hecho se
ve subrayado además por la coincidencia gramatical. Los dísticos iniciales
de las seis estrofas son sustantivos que forman tres pares distintos: solitario-
lampadario, hermosura-impura y memoria-victoria. Los tercetos de la prime-
ra y segunda estrofas contienen dos sustantivos y un verbo: auroras, rosario
y lloras. Los de la tercera y cuarta se inician con un adjetivo y continúan con
dos sustantivos: ciego, amargura yfuego. Los de la quinta y sexta están com-
puestos de verbo (que es un participio con valor adjetivo en la quinta y con
valor verbal en la sexta), sustantivo y verbo (participio con valor verbal en la
quinta y con valor adjetivo en la sexta).
Las rimas de la última estrofa impar, con una significación distinta y que
funciona como la conclusión que reúne y ata los cabos de las estrofas
restantes, presentan -por el contrario- dos verbos: quisiera y espera en el
dístico y tres sustantivos en el terceto: alma, calma y bandera.
La distribución de las rimas que no posee valor sustantivo refuerza y
enriquece su composición ya de por sí simétrica:

1 sustantivo iI 1 sustantivo
2 sustantivo 2 sustantivo
3 sustantivo 3 sustantivo
4 sustantivo 4 sustantivo
5 verbo 5 verbo

111 1 sustantivo IV 1 sustantivo


2 sustantivo 2 sustantivo
3 adjetivo 3 adjetivo
4 sustantivo 4 sustantivo
5 sustantivo 5 sustantivo

466
V 1 sustantivo VI 1 sustantivo
2 sustantivo 2 sustantivo
3 verbo/adjetivo 3 verbo/verbo
4 sustantivo 4 sustantivo
5 verbo/verbo 5 verbo/adjetivo

VII 1 verbo
2 verbo

3 sustantivo
4 sustantivo
5 sustantivo

La clasificación semántica de los sustantivos rímicos en animados e inani-


mados subraya todavía más el paralelismo y la red de correspondencias.

1 animado 11 1 animado
2 inanimado 2 inanimado
3 inanimado 3 inanimado
4 inanimado 4 inanimado

111 1 inanimado IV 1 inanimado


2 animado 2 animado
4 animado 4 animado
5 inanimado 5 inanimado

V 1 animado VI 1 animado
2 inanimado 2 animado
4 inanimado 4 inanimado

VII 3 inanimado
4 inanimado
5 inanimado

La división de los sustantivos y adjetivos finales de acuerdo con el género,


responde también al mismo esquema simétrico.

1 masculino 11 1 masculino
2 masculino 2 masculino
3 femenino . 3 femenino
4 masculino 4 masculino
5- 5-

467
III 1 femenino IV 1 femenino
2 femenino 2 femenino
3 masculino 3 masculino
4 femenino 4 femenino
5 masculino 5 masculino

V 1 femenino VI 1 femenino
2 femenino 2 femenino
3 masculino 3-
4 femenino 4 femenino
5- 5 masculino

V111-
2-
3 femenino
4 femenino
5 femenino

Si tomamos en cuenta la estructura sintáctica del poema, encontramos que


las estrofas impares 1, III Y V son paralelas. Los cuatro primeros versos de
cada una de ellas componen una construcción nominal que funciona como
vocativo, en tanto que el quinto verso es una proposición exclamativa. Las
estrofas pares: 11, IV Y VI están compuestas por dos proposiciones coordina-
das que a su vez se coordinan con el último verso de la estrofa anterior.
De esta manera los tres pares estróficos podrían también leerse, de acuerdo
con la sintaxis, como tres cuartetos vocativos y tres sextetos, cada uno de
las cuales incluye dos proposiciones coordinadas, y la segunda de las cuales
contiene, a su vez, otras dos proposiciones coordinadas.

1 { 5

¡
Vocativo
2
Construcción 6
nominal 3 Posiciones 7
4 coordinadas 8

{ 1~

De tal manera que los cuartetos contienen la descripción y los sextetos la


acción.

468
La séptima estrofa subraya su carácter resolutivo al presentar en sí
misma las dos construcciones: el primer verso comprende tres vocativos e
inicia la primera de dos proposiciones coordinadas.
La disposición pronominal refuerza la simetría. La primera estrofa
presenta tres pronombres: tus (posesivo, segunda persona) y yo-tú (perso-
najes, primera y segunda personas); la segunda y la sexta, dos: mi (posesi-
vo, primera persona) y mi (personal, primera persona); la tercera y la quinta,
dos: yo (personal, primera persona) y tú (personal, segunda persona); la
cuarta también dos en primera persona, aunque el primero es reflexivo y el
segundo posesivo. La séptima estrofa vuelve a contener tres, aunque todos
de primera persona: yo (personal), mi (posesivo) y otra vez mi (posesivo).
Esta distribución pronominal nos da pie para situar los sujetos (persona-
jes) que presenta el poema: cada una de las estrofas impares describe a
un sujeto interlocutor del yo poético, el primero a un fraile, el segundo a un
amante y el tercero a un guerrero, en tanto que las estrofas pares se refieren
solamente al yo lírico. La estrofa séptima reúne a los cuatro personajes.
En "Ónix" como en la mayor parte de sus poemas, Tablada inserta el
campo semántico del color y la luz, lo que lo remite de una manera directa
al arte plástico. El color está en ocasiones denotado por uno o más lexemas
o connotado por otros que metafóricamente lo evocan. Más que remitirnos
a un solo cuadro, "Ónix" nos remite a tres composiciones plásticas.
La simetría del poema responde a un modelo susceptible de repetición
pero no en exceso simple, ya que, como hemos visto, descansa a la vez en
principios binarios y ternarios que se resuelven en la unidad.
Las seis primeras estrofas se dividen en tres pares que se resumen en
la séptima final. El número impar de versos por estrofa presenta dos tipos de
subdivisión de acuerdo con las rimas o con la sintaxis: 2-3 o 2-2-1. Las
estrofas podrían también, según hemos observado, transformarse en cua-
tro, las tres primeras de diez versos y la última de cinco.
Al atender a la división rímica y cromática nos encontramos frente a un
tríptico figurativo. En el primer cuadro Tablada nos presenta un fraile y es-
pecialmente lo sitúa en un solitario templo que se encuentra en penumbra,
ya sea porque la oscuridad total (el negro) se rompa por la luz nocturna (casi
negra) de una lámpara o por la pálida (blanca) luz de la aurora. Yuxtapuesta
al fraile aparece, apenas esbozada, la figura del yo poético, connotada me-
tonímicamente por su pecho, que se encuentra tan solitario como el templo
del fraile, ya que la fe (metafóricamente luz) se extinguió igual que turbia (os-
cura) lámpara, pero la luz que ilumina al yo lírico es roja. De entre las piezas
de luz y sombra en las que predomina un ambiente oscuro (marcado por los
lexemas nocturno, turbio, fúnebre), destaca el 'rojo de la luz de la aurora.
El segundo cuadro aparece, en contraste, como un espacio luminoso. La
pálida (blanca) hermosura del amante se realiza con la presencia contigua
del rojo, connotado por el fuego del amor del pálido amante, por el corazón

469
que -nuevamente mediante un juego metonímico- connota al yo poético
y por la lluvia de fuego ausente.
El tercer cuadro es un avance más en lo que respecta a la luz y al juego
cromático. El guerrero lleva en la mano un laurel (verde) y tiene el pecho
abierto, por lo que se insinúa el rojo de su corazón. Se opone a él laoscu-
ridad que enmarca al yo lírico, cuya memoria es un templo sin luz, y en cuyo
corazón oscurecido (de un rojo que tiende al negro) no puede penetrar el
contrastante dorado del relámpago de la gloria.
El corazón oscurecido de la sexta estrofa anuncia el negro total -la
ausencia de luz y de color- que cerrará el tríptico: el oscuro advenimiento
que espera el alma de yo poético.
Tablada publicó por primera vez "Ónix" en El Siglo XIX el 23 de sep-
tiembre de 1893, cuando sólo contaba con 22 años y se declaraba deses-
peranzado y nihilista poeta decadente, seguidor de Baudelaire y de su
spleen. El poema, dedicado a Luis. G. Urbina, consagró al joven poeta como
miembro del círculo de los escritores modernistas. Aunque ya había
incursionado en el mundo del arte plástico, sus referencias y su práctica eran
todavía limitadas. Lejos estaba de imaginar el riquísimo mundo pictórico
en el que habría de penetrar: su pasión por la pintura oriental, en especial por
la estampa japonesa y por dos pintores nipones: Utamaro e Hiroshiqué;"
su interés y profundo conocimiento por el arte prehispánico mexicano y
sobre todo su labor como crítico y promotor de los pintores mexicanos
modernos.
Amigo íntimo de Covarrubias y García Cabral, amigo e impulsor de
Rivera, Orozco e Hidalgo, para sólo citar a los más importantes, Tablada
dedicó gran parte de su vida a analizar y difundir su obra, tarea para la que
hubo de sumergirse en las novísimas tendencias del arte universal.
Todo lo anterior se ve reflejado en su arte verbal, desde las composicio-
nes escritas a la manera de las utas japonesas, hasta sus ideogramas,
pasando, por supuesto, por sus "poemas sintéticos" y sus "disociaciones lí-
ricas" como él prefirió llamar a sus hai-kais.
Todos estos elementos se sintetizan en sus poemas de La feria, libro
posterior a la vanguardia y a la época japonista, escrito como homenaje a
López Velarde. Pese a que los poemas de La feria no han sido considera-
dos importantes por la crítica y la historia literaria de México, resulta indis-
pensable retomarlos para conseguir una valoración real y completa de la
poesía de Tablada. Con relación a la plástica, las composiciones poéticas de
este libro de madurez concretan su nueva concepción pictórica. Si en sus
composiciones modernistas -como creo haber ejemplificado con el análisis
de "Ónix"- Tablada se mueve en el terreno de lo figurativó y concibe como

5 A esté último dedicó todo un libro: Hiroshigué, el pintor de la nieve y de la lluvia, de la noche y de
la luna, México, 1914.

470
su amigo Bragdon y su admirador Emerson los principios de la geometría
como una "bella necesidad", en sus poemas de La feria se sitúa en el ex-
tremo opuesto que según Jakobson representa la otra opción del poeta y el
pintor; la rebelión contra toda disposición qeornétrica."
Para ejemplificar este hecho he escogido analizar el poema titulado "El
figón", y en este caso el motivo de la selección no es tanto el valor represen-
tativo y la amplia difusión del poema, como en el caso de "Ónix", sin el hecho
innegable de que el autor lo concibió como una obra de arte verbal direc-
tamente relacionada con un género del arte plástico: el bodegón.

El figón

iAlegría, alegría
del jarro de horchata y el vaso de chía!
iAlegría de las pechugas
de los pollos, dorados
entre verdes lechugas!
Alegría de los pulques curados
verdes como la savia y almendrados
y teñidos con tuna solferina ...
Quien apura esos vinos
con perfumes de flores
su patriotismo magnifica y siente
que ha bebido banderas tricolores
y el águila, el nopal y aun la serpiente ...
[Aleqría de las enchiladas
en el platón, azul y blanco, de la China!

iJúbilo del pescado en escabeche!


[Delicia de los moles
que guisan las mestizas de Campeche
y en Puebla de los Ángeles, las Chales!
Alegría de los moles suculentos
verdes y prietos y el colorado
en cuyo adobo brilla reflejado
todo feliz advenimiento
y el áureo aljófar del ajonjolí
nebulosa del hondo firmamento ...

iComo en un marco del color


auribermejo del carey,

6 R. Jakobson, op. cit., p. 228.

471
aún reflejas rendidos a tu ley,
oh guiso superior,
al Indio Emperador
y al hispano Virrey!
iJúbilo de chiles en nogada
donde brillantes granos de rubí
y granate desgrana la granada!

Los dulces de alfeñique,


regalo del convento del Virrey-
do la gragea rizó en Agnus Dei
como un dedo meñique ...
Dulces de coral y marfil
yemas y mostachones y el alfajor aquél
como la cera blanco y amasado con miel
del colmenar monjil. ..

Cajetas de Celaya
que hasta lo último se raspan
y saben a resina y a niñez.
iAlegría de las cocadas
llenas de cabujones
de pasas, almendras y piñones
ya fuego doradas!

Se trata de un poema asimétrico compuesto de ocho estrofas disímiles. La


primera consta de ocho versos, la segunda de cinco, la tercera de dos, la
cuarta de diez, la quinta de seis versos, la sexta de tres, la séptima de ocho
y la octava de siete versos. Los versos son además imparisilábicos: hepta-
sllabos, octosllabos, eneasflabos, decasílabos, endecasflabos. dodecasfla-
bos y alejandrinos; aunque es cierto que predominan el heptasílabo y el
endecasflabo, su ubicación no responde a un esquema regular.
La existencia de la rima consonante a lo largo de todo el poema nos im-
pide calificarto de "verso libre". Sin embargo, tampoco percibimos una es-
tructura simétrica de las rimas que alternan abrazadas con cruzadas, tercias
y pareadas.
La disparidad de las rimas se acentúa ya que existen versos que -dando
la impresión de sueltos o libres- riman con un verso de otra estrofa, estan-
do ambos separados por varias rimas.
Las figuras de dicción y pensamiento tampoco conf.orman un esquema
geométrico. En el poema predomina la descripción -las construcciones
nominales-sobre la acción -proposiciones con sujeto y predicado-, pero
la localización de unas y otras tampoco obedece a geometría alguna.

472
El poema descansa en una traslación semántica o hipálage, mediante la
cual la alegría pasa del observador de la mesa o pintor del bodegón, a los
platillos que la componen. Este cambio de perspectiva nos da pie para leer
el poema o admirar el bodegón desde una perspectiva también trastocada,
lo que lo acerca a la pintura cubista. Las estrofas 11,V Y VII están más san-
gradas que las demás, mareándose con este elemento gráfico una diferencia
respecto de las demás: plantean una reflexión que corta el tono descriptivo
e introduce en el bodegón elementos de otro universo de significación;
rompen así con la lógica descriptiva en forma asimétrica e intempestiva. El
cuadro dentro del cuadro, en el caso de la estrofa VI, que -aunque com-
puesta como el terceto castellano- contiene el sentido del hai-kai, es un
elemento más de modernidad en la composición.
"El figón" es la descripción plástica de una mesa de fiesta mexicana, en
la que destacan los juegos cromáticos. Dentro de éstos, los colores nacio-
nales verde, blanco y rojo aparecen, ya mencionados literalmente, ya en
juegos metafóricos y metonímicos, de manera dispersa y desordenada a lo
largo de todo el poema: el blanco en el agua de horchata, los pulques almen-
drados, el platón de la China, la nogada, el marfil, el alfajor y la cera; el verde
en el agua de chía, la verde lechuga, los pulques verdes, los chiles, el nopal
y el mole verde; y el rojo, en la tuna solferina, el vino, el mole colorado, el color
bermejo, el rubí y el granate. Aparece además el dorado del escudo nacional
en las pechugas de los pollos, en las cocadas, el ajonjolí, el carey, las yemas,
la miel y la resina. Los demás colores que se mencionan, el azul en el platón,
el negro del negro, el café en la cajeta y el rosa de los piñones, apenas
insinuados, suaves, añaden a los chillantes colores patrios los tonos de la
pintura japonesa.
Como en el resto de los poemas de La feria, en éste, el autor busca
rescatar y resaltar los elementos básicos de la historia de su pueblo y abordar
sus símbolos y emblemas; para lograrlo echa mano de sus riquísimos
recursos verbales y de su modernísima concepción plástica.
Si como poeta Tablada recorrió el camino que va del modernismo a la
vanguardia, como poeta-pintor fue desde la más tradicional concepción del
cuadro figurativo hasta la búsqueda y la experimentación que lo acercaron
a la ruptura de la forma, a la rebelión contra la geometría.

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474
Lo INTERDISCIPLlNARIO
El p'urhépecha hablado y cantado
Fernando Nava López*

La lengua poética fue caracterizada por Roman Jakobson como la única


actividad verbal marcada omnipresente junto al habla espontánea o lengua
común, que se produce como no marcada por ningún rasgo adicional. El
verso y la prosa común coexisten universalmente, pues, como los dos extre-
mos de las formas de enunciación de la lengua. Dicha lengua poética, es
decir, la forma versificada de la lengua, da cuenta de una "cierta organización
específica ad hoc de la materia sonora verbal" y "presenta su propia y
particular forma sonora y estructuración gramatical". Así, en varios puntos de
su obra, Jakobson estudia las características de ambas formas de lengua,
señalando que existe para la versificación la intención de seleccionar ciertos
rasgos prosódicos. Entonces, la sílaba y la acentuación adquieren valores
especiales; esto, entre otros de los respectivos aspectos formales que
contrastan entre los tipos de habla aquí considerados.'
Por nuestra parte, intentamos ahora describir algunos de los rasgos de
la lengua poética en oposición a los de la lengua común, propios del idioma
p'urhépecha de Michoacán. En particular, el área verbal a la que hacemos
referencia es la musicalizada. Nos ocupamos en estas páginas, pues, de
caracterizar una de las formas poéticas posibles: la lengua de las canciones.
Llevamos a cabo nuestra empresa distinguiendo dos planos, a los que lla-
mamos aquí simplemente semántica y formal. En el primero de ellos,
transcribimos algunos de los términos del propio idioma p'urhépecha con los
cuales es posible referir ciertas diferencias conceptuales reconocidas entre
el habla libre y el habla cautiva en la canción. En el segundo plano, abor-
damos distintos niveles formales, como son: las estructuras sintácticas y
poético-musicales y la fonología en los dos tipos de habla, entre otros; sus
descripciones no son exhaustivas pero, nos parece, son el inicio de un tra-
bajo interdisciplinario (de los que agradaban a nuestro homenajeado), en el
que confluyen la lingüística y la musicología. En sí, lo anterior lleva la fi-
nalidad de documentar y sugerir líneas de investigación sobre el punto

• Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.


1 Roman Jakobson y Linda R. Waugh, La forma sonora de la lengua, México, FCE, 1987, pp. 207-
208 Y 213.

477
de intersección y los elementos de contraste entre varios tipos de estructuras
sonoras: el habla de la comunicación ordinaria, la lengua de la poesía oral
y la melodía de la canción tradicional. Por encontrarnos en los inicios de esta
investigación, nos reservamos las conclusiones para un futuro próximo, y
proporcionamos por ahora sólo nuestras primeras observaciones sobre
el particular.

El plano semántico de la oposición entre habla y canción

Canónicamente, la palabra verbal p'urhépecha," categoría gramatical que


por ahora privilegiamos, comprende tres componentes: 1. base; 2. formativo
temático; y 3. juego de flectivos (tiempo, modo, aspecto y persona). En lo que
concierne a los formativos temáticos, el p'urhépecha es altamente produc-
tivo. Una mínima parte de este comportamiento morfológico es tratado aquí.
Así, para nuestros fines, tomamos en consideración las siguientes tres
bases: uandá, base para el verbo 'hablar', el sustantivo '(el) habla', etcétera;
pité, base para el verbo 'cantar', el sustantivo 'canción', etcétera; y arhí,
base para el verbo "decir", etcétera. En apariencia, sólo las dos primeras
parecen convenir a este trabajo. Sin embargo, en ciertos contextos, la
tercera base -'decir'- pasa por sinónimo aproximado de las otras dos.
Además, puestas las tres en combinación con determinados tipos de for-
mativos temáticos, muestran unos resultados semánticos de gran interés;
esto incide precisamente en una de las dimensiones que más nos atrae: la
de la concepción del mundo proyectada a través del idioma. Por su parte,
sólo algunos formativos temáticos fueron considerados, en virtud de que se
encuentra en vías de desarrollo el trabajo a fondo con un número mayor de
éstos; no obstante, los pocos formativos temáticos aquí seleccionados son
suficientes para evidenciar el tópico que nos ocupa: la existencia de léxico
que permite referir a la población p'urhépecha diferentes maneras de hablar.
Antes de entrar en detalle con las palabras verbales, conviene ver
someramente el comportamiento de dichas bases como constituyentes de
sustantivos. El p'urhépecha tiene el sufijo -ri, marcador de agente. Éste,
combinándose con las tres bases, produce vocablos enteramente gramati-
cales: uandári, 'hablante', piréri, 'cantante', y arhíri, 'orador'. Sin embargo,
en cualquier lengua, no todos los derivacionales son productivos; en el
mismo p'urhépecha tenemos el formativo -tsikpi-, que pospuesto a las bases

2 Para la transcripción del idioma se ha empleado la propuesta de ortografía práctica seguida por
los propios p'urhépecha. Merecen aclaración las siguientes grafías: se usan u y i para las glides w y y,
respectivamente; la monovibrante retrofleja se representa rh; se escribe nh la nasal velar; x y j van en
cada caso por las fricativas palatal y velar; la africada dental es ts y la palatal ch; a las obstruyentes
aspiradas se añade un apóstrofe: p' , t', ts', cti, k' y k'u (los alófonos de éstas en que la aspiración se
produce antes del segmento, se consignan jC); la vocal alta central se transcribe como t.

478
=

ofrece el siguiente resultado: uandátsíkpírí, 'rezador'; pírétsíkpírí, sentido


agramatical(*), y arhítsíkpírí, también agramatical(*). De modo semejante,
estas mismas bases no ofrecen resultados paralelos al sufijarse cada una
con iguales formativos temáticos en el contexto de la palabra verbal, asunto
sobre el que detallamos un poco en el espacio que viene.
Por principio de cuentas, nos es posible encontrar en el habla espontá-
nea nuestras tres bases sin ninguna marca, esto es, como imperativos:
¡uandáf '¡habla!', ¡píréf, '¡canta!', y ¡arhíf, '¡di!'. También podemos en-
contrarios -con muchísima frecuencia, por cierto- sin formativo temático
y en combinación únicamente con el flectivo verbal del modo infinitivo (-ní):
uandání, 'hablar'; píréní, 'cantar, y arhíní 'decir'.
Para proseguir y ver lo que ocurre con las bases en combinación con
ciertos formativos, acordemos el modo de citar: una vez que se anota el
formativo en cuestión, se consignan las formas compuestas, siempre
flexionadas en modo infinitivo. Esquemáticamente tenemos: base + formativo
+ -ní. La única excepción es el número 10, que tiene el formativo seguido de
un par de clíticos: -ti, segunda persona y -ni, primera persona (homófono.
ciertamente, con el sufijo del modo infinitivo). Para determinados casos
productivos, agregamos algún comentario. Ciertas formas producen algo
que los hablantes reconocen como acontecimientos poco comunes, aun-
que, eso sí, se trata de construcciones totalmente aceptables gramatical mente.
Otro resultado puede ser la agramaticalidad, como ya lo advertimos."

1. -pe, direccional en sentido centrífugo:

uandápaní 'ir hablando'


arhípaní 'ir diciendo'
pírépaní 'ir cantando'

2. -ku, marca de transitividad:

uendekuni 'hablarlo'
erbikuni 'decirlo'
pirékuni 'cantarlo'

3. -ndikpera, recíprocamente en el oído:

uandándikperani 'hablarse mutuamente a] oído' (-)


arhíndikperani 'decirse mutuamente al oído'
píréndíkperaní 'cantarse mutuamente al oído' (-)

3 En lo sucesivo. la marca del signo menos (-) se añaue a las formas poco usuales, y el asteris-
co (*) indica la agramaticalidad.

479
••••

4. -mi, marca de reiteración:

uandámini 'hablar mucho'


arhímini (*)
pirémini 'cantar mucho'

5. -sku, direccional de arriba a abajo:

uandáskuni 'estando en un plano superior, hablar en dirección


hacia un plano inferior'
arhískuni 'estando en un plano superior, decir algo en direc-
ción hacia un plano inferior'
piréskuni (*)

6. -mskurhi, "hacer algo a solas o dormido":

uandámskurhini 'hablar dormido'


arhímskurhini 'decir dormido' (-)
pirémskurhini (*)

7. -jpama, "yendo de paso":

uandájpamani 'hablar al ir de paso'


arhíjpamani (*)
piréjpamani (*)

8. -a, marca de objeto plural:

uandáani (*)
arhíani 'decirles'; el objeto pluralizado es el indirecto; una glosa
más explícita podría ser 'decirles -una sola cosa- a
ellos'
piréani 'cantárselos'; el objeto pluralizado es el directo; una glosa
más explícita podría ser 'cantárselos -los alabados-a la
señora'

9. -ra, marca de causatividad:

uandárani 'hacer hablar'


arhírani 'tocar -algún instrumento musical-'; un sentido que
parece subyacente en esto es el de tener ante sí algo
susceptible de "decir' -un objeto con las característi-

480
cas de instrumento musical- y luego causarle la pro-
ducción de un "enunciado"; una posible glosa sería
'hacer que el instrumento díga'

píréraní 'hacer cantar'

10. -cbirini, benefactivo "a m f":

uandáchíríní 'hablar otro (segunda persona) por uno' Esta forma


tiene el sentido de "ayuda"; una posible glosa sería
'ayudándome, toma tú la palabra por mí para hablar'.
arhíchíríní 'dímelo'; en esta construcción, hay un claro sentido de
"orden" para la segunda persona; la glosa posible sería
'te ordeno que, por no poder hacerlo yo, tú le digas a X
tal cosa'
píréchíríní 'cántame'; en sentido lato, la primera persona mani-
fiesta a la segunda una petición de que le cante (a la
misma primera persona)

11. -tspi (formativo de sentido no muy bien precisado; implica cierta pre-
sencia de objeto):

uandátspíní 'murmurar'
arhítspíní 'regañar'
pírétspíní 'cantarle a otro'

12. -nte, marca de reiteración:

uandántaní 'narrar'
arhíntaní 'leer'
píréntaní "cantar"; el sentido expreso es el de envalentonarse
ante alguien y hablarle llanamente (por eso el entre-
comillado doble en la glosa)

13. -kueke. marca de cierto sentido desiderativo:

uandákuekaní 'tartamudear'; refiere más a la deficiencia adquirida por


un viejo trauma, digamos, que a una ofuscación mo-
mentánea
arhíkuekaní 'querer y no poder decir'; refiere a una incapacidad
momentánea -por ejemplo por nerviosismo- y no
al hecho de ser alguien impedido ad aeternum para
decir algo

481
pirékuekani 'querer y no poder cantar'; mismo sentido de imposi-
bilidad pasajera

14. -ncbe (formativo de sentido incierto):

uandánchani 'querer y no poder hablar'


arhínchani 'admirarse'
pirénchani 'admirarse'; una glosa más explícita podría ser 'can-
tar en un estado de admiración'

15. -jpi (formativo de sentido incierto):

uandájpini 'saludar' .
arhíjpini 'invitar'.
piréjpini (*).

16. -nie (formativo de sentido incierto):

uandániani 'estar apurado'


arhíniani (*)
piréniani e)

17. -tsikurh! (formativo de sentido incierto; incluye la marca de reflexividad


que también en composición aparece en 6):

uandátsíkurhíní 'rezar'
arhítsíkurhíní (*)
pírétsíkurhíní (*)

18. -jtaspí (formativo de sentido incierto):

uandájtaspíní (*)
arhíjtaspíní 'enseñarle'
piréjtaspíní (*)

19. -jtakunta (formativo de sentido incierto; incluye la reiteración antes


vista en 12):

uandájtakuntani (*)
arhíjtakuntani 'repetirle'
píréjtakuntaní (*)

482
Después de ver la lista y meditar sobre los problemas que presenta el
proceso de la derivación (en especial, el área del significado impredecible
a partir del significado de sus elementos en juego), concluimos con este
breve comentario: la base uandá es la que más sentidos gramaticales
produce a partir de la combinación con los sufijos aquí seleccionados. Le
sigue en productividad la base arhí, y la que menos sentidos gramaticales
proporciona es la base piré, aunque no queda muy por debajo de la ante-
rior. A partir de la noción de marca lingüística, la base relativa al habla,
uandá, parece ser la menos marcada, situación que coincide con lo que a
ese respecto muestran otras culturas. Lo anterior reafirma la distinción prag-
mática y lexicalizada que entre los dos tipos de habla en cuestión tienen los
p'urhépecha contemporáneos.

El plano formal de contraste entre habla y canto

Para hacer esta comparación, transcribimos algunos fragmentos musicales


de tradición p'urhépecha. He aquí un par de fragmentos de pirékuecha,
'canciones' cantadas en el idioma nativo.

"Tatsúnharhikua Xunhápiti"
('El delantal verde', fragmento de canción en forma de son),
José Concepción Corona.
+....
~. ., J..
J1t +

J 1J iI 1 J: iI IJ
+

1 J. IJ
Ié-
:rl

Jurhás"ikakini juánguchini ia, mále


tatsúnharhikua xunhápitini ménhari jimbóka xáni uandákua axájka
ka nóchkakini ís"ijupírinha juánguchini ia, mále
méntku jimbóri t'u xáni uandákua axájka.

Traducción libre:
Ya te vine a traer
el delantal verde, por todo lo que mandaste decir
y ya así podría venir a traértelo
por lo que tanto mandaste decir.

483
Los cambios más notorios son: línea 1. jurhásikakini se hace júrhaskakin;
pasa su acento de la segunda a la primera sílaba por ser inicio de compás
-todos estos inicios de compás están marcados en el pentagrama con un
signo de adición (+) y motivan un acento fuerte en el texto, aunque ca-
nónicamente el acento literario ocurra en otra sílaba-; elide totalmente la
vocal central de la tercera sílaba si"-vocal que, ciertamente, llega a ate-
nuarse en el habla común-, así como la última vocal-rasgo característi-
co del habla ordinaria- acortando la extensión de la palabra de seis a cuatro
sílabas; juánguchini ia en el habla común se emite totalmente fusionada
como juánguchiniá, siendo a veces más fuerte el último acento que el
primero; en el ejemplo cantado, el último acento se desvanece y, en cambio,
ocurre otro fuerte sobre la sílaba chi que está a principio de compás. La
palabra mále, por aparecer en la canción distribuida en dos compases, lleva
dos acentos fuertes y notable alargamiento de su última vocal, la que se
canta cabalmente vocalizada y no tendiendo a ensordecerse como en el
discurso habitual. Línea 2. Las dos primeras palabras cambian su acento de
la segunda a la primera sílaba y, tal como en el habla común, eliminan sus
respectivas terminaciones vocálicas. Dicha elisión también se da en el resto
de las palabras de esta línea; además, jimbóka tiene un ligero movimien-
to de acento hacia la primera sílaba y axájka, después de alargar notable-
mente su vocal acentuada, termina con una sílaba kA apenas perceptible.
Línea 3. Cambia de acento la segunda palabra; segunda, tercera y cuarta
eliminan su última vocal y las tres últimas se comportan de manera parecida
a como lo hicieron en la parte inicial, destacándose ahora el doble alarga-
miento en mále. Línea 4. Ninguna palabra cambia de acento y mantiene el
rasgo del habla ordinaria de ensordecer o eliminar en cada caso el último
segmento vocálico.

"Elvirita" (fragmento de canción en forma de abajeño),


Agapito Secundino Faustino.

484
Tsltsrki sapíchu xánchkari sési jáxika ¿nári arhíkuarhíski?
¿Nanína úpirini pára p'ikúkuarhini? Nótaru módu jarhásti.
Nirásmqa kétsimani, juchíiti amígu, axú káncharhu ísl
juchíiti amígu, niráslnqa kétsimani Elvirítani exéni.

Traducción libre:
Florecita, qué hermosa eres, ¿cómo te llamas?
¿Cómo haría yo para cortarla? Ya no hay modo.
Voy hacia abajo, mi amigo, aquí por la cancha,
mi amigo, voy para abajo a ver a Elvirita.

La estructura musical de este abajeño es, digámoslo así, el doble de la


medida del ejemplo del son. En consecuencia, en cada uno de sus compa-
ses encontramos dos acentos musicales marcados: primario (+) y secunda-
rio (-). En concordancia con el texto, los 16 acentos musicales primarios
coinciden con diez acentos lingüísticos (compases por línea: 1.- 2 Y 3; 2.- 1,
2, 3y4; 3.-2, 3y4; 4.-4), provocan anticipación de acento en cinco ocasiones
(primeros compases de las líneas 1 y 3; Y los tres primeros de la parte final),
y en el último compás de la primera línea el acento musical primario inside
en la cuarta sílaba -rhi-, que lleva claramente acento secundario al enunciarse
la palabra arhíkuarhiski en el habla común. El comportamiento de las
vocales a final de palabra y a final de línea, con elisión y alargamiento,
respectivamente, es similar al del primer ejemplo, como puede advertirse.
Un último rasgo que es digno de destacarse es la palabra Elvirítani. Se trata
del nombre propio más la marca de caso objeto -ni. Sucede que en este
ejemplo, no sólo se debilita la vocal final sino que se elimina toda la marca
de caso, de manera que ya sin ese segmento, se hace posible la formación
de la sinalefa entre la vocal final del nombre propio y la vocal inicial de la
siguiente palabra: Elviríta-exéni. De no haber recurrido a esto, la estructura
literario-musical debería estar necesariamente distinta, al menos con una
sílaba y una nota de más. Por su parte, en el habla cotidiana lo más común
es producir dicha secuencia de palabras como Elvirítan exénl, manteniendo
la nasal de la sílaba marca de caso, pero jamás se permite la completa elisión
del morfema.
Es de notar que el habla de las canciones, que es memorizada, se so-
mete a un esquema musical que no es tipológicamente idéntico. Es decir,
sobre el hecho obvio de que a cada canción diferente le corresponde un texto
y una melodía distintos también, se pueden hacer agrupaciones de ejemplos
específicos de canciones por géneros, subgéneros,·etcétera. En la tradición
p'urhépecha los criterios de agrupación están algo desentendidos de lo que
podríamos llamar "el esqueleto melódico", esto es, que puede haber melo-
días de diferente tipo dentro de un mismo género. Si observamos los dos
fragmentos de canción anteriores, notaremos que el fragmento del abajeño

485
es muy simétrico (las cuatro líneas que lo constituyen tienen básicamente el
mismo número de compases, de cuatro a cinco), a diferencia del fragmento
del son, cuyas líneas son todas de diferente medida (seis, siete, nueve y
cuatro compases, respectivamente). Se podría pensar que precisamente en
la división por géneros musicales, todos los ejemplos de abajeño tende-
rían a presentar igual número de compases en sus líneas (o frases musica-
les, según el sitio en que se haga la división) y que, complementariamente,
todos los casos de son mostrarán la tendencia de estar estructurados en
líneas asimétricas. Pero nada más falso que ello; hay sobrados ejemplos de
simetría y asimetría en ambos géneros musicales. Sin faltarle razón, alguien
podría suponer que es el texto el que hace asimétrica una estructura musical,
ya que, como en muchas culturas sucede, la música instrumental es más
"cuadrada" que aquella que va sustentando un elemento literario. Pero en la
tradición p'urhépecha existen casos de música no cantada carentes de la
simetría por unos esperada; obsérvese este ejemplo.

'Tsftstki Zamora anápu" ('Flor de Zamora', son),


Juan Crisóstomo Valadez.

,~ r- ,rftl,alf ~2iiJ, 1"'I't'~


,.., r' l' t, Irte l' % Ir' 11¡Jr Irr r IFffIE' r '"
¡¡¡ r 1,','1
E E E E ~
J~ 1 1 1 112JJ,1'" 1'" arer'l" 1"
prrtt lE' t-r' r 1" r 1,','ller' Irr, Ir';I;J, I
Existen otros aspectos contrastivos entre el habla común y la de las can-
ciones, por decir, la repetición de sintagmas u oraciones, presente en el
canto y ausente en el habla; o, de estar presente la repetición en esta última,
se tacha cultural mente como una tara. Por último, entre otros rasgos,
podemos citar el recurso de entrecortar palabras, exclusivo del contexto
musical: la palabra ekuétst, 'veinte', se enuncia e - kuátsl en el siguiente
trozo melódico. -----

"K'uínchikua Tirípitire" (motivo musical de la canción


'La Fiesta del oro' en forma de son), Salvador Próspero Román.

486
Entre la población p'urhépecha, hablando ahora de contrastes en otro nivel,
se mantiene la idea de que el habla menos corrupta es la de la Sierra
(Angahuan y Cocucho, por ejemplo), mientras que la del Lago (Puácuaro e
Ihuatzio) ya está muy mezclada con el castellano. Algo similar ocurre con las
canciones; desde el punto de vista lingüístico y literario sigue asociándose
a las canciones de la Sierra una supremacía sobre las del resto de las
regiones. Pero en el plano musical las evaluaciones sobre forma, estilo y
otros rasgos, están relativamente equilibradas. Por su parte, se ha mencio-
nado ya que algunas de las diferencias dialectales más evidentes están en
el nivel de la entonación de cláusulas y oraciones. En el plano musical,
Chamorro ha investigado las diferencias de estilos pero una corresponden-
cia entre ambas dimensiones aún no se ha realizado cabalmente.
Ambas formas de habla mantienen las diferencias léxicas respectivas a
cada dialecto, es decir, tanto en la comunicación cotidiana como en las
canciones, se emplean los vocabularios locales para la ropa y la comida, que
son dos de los campos semánticos léxicamente más diferentes de una zona
a otra. Las dos maneras de habla conservan el léxico masculino y el fe-
menino, salvo que únicamente en el contexto de las canciones está cul-
o turalmente permitido que un hombre utilice los términos femeninos y que una
mujer haga lo respectivo con las palabras masculinas. En relación con los
préstamos del español, el habla común está plagada de tecnicismos y
nombres de objetos modernos, mientras que en las canciones se encuentra
una constelación de términos amorosos y palabras de otros matices afectivos.
Totalmente ausentes en el canto están el habla de niñera y los recursos de
los llamados a los animales domésticos para atraerlos a comer, a descansar,
etcétera, que son un repertorio sonoro frecuente junto al habla común.
Finalmente, el tipo de habla que más parecido tiene con el habla de las
cancio~ es el propio a los rezanderos: tiene ciertas palabras del castella-
no, así como elementos raros y arcaicos del propio p'urhépecha. En buena
medida, los discursos de los rezanderos son textos memorizados y transmi-
tidos por personas específicas; también, como a muchos de los cantantes,
el servicio de estos especialistas les es pagado. De igual modo, algunas
narraciones o, específicamente, ciertos chistes, también se asemejan al
habla de las canciones por sus juegos fonéticos y rimas."
A partir del material anterior podemos destacar los siguientes contrastes
entre los dos tipos de habla aquí estudiados:

4 Varias de las caracterizaciones del habla p'urhépecha han sido señaladas por Friedrich en sus
trabajos; para mayores detalles, consúltense éstos.

487
Habla común Habla cantada

Se improvisa Se memoriza para cantarse

No siempre conserva los acentos ca-


Mantiene los acentos canónicos nónicos; el acento musical se impone
sobre el lingüístico

No siempre conserva la cantidad


Mantiene la cantidad vocálica vocálica canónica; lo más frecuente
canónica son los notables alargamientos

No conserva las curvas de entonación;


Mantiene las curvas se impone el contorno melódico sobre
de entonación cualquier tipo de entonación prosódica
(afirmación, interrogación, etcétera).

Préstamos de un tipo Préstamos de otro tipo (léxico afectivo)


(léxico técnico)

Ensordece vocales átonas Sonoriza algunas vocales átonas a


a final de palabra final de palabra debido a la necesidad
de hacer presentes las notas de la
estructura musical

Con relación a este último contraste, pobremente ejemplificado aquí con la


palabra mále-, se observaen la tradición del canto p'urhépecha que si la
sílaba final átona cae en principio de compás, ésta mantiene sus rasgos
sonoros y, si se trata de final de frase o semiperiodo musical, también llega
a alargarse. En ese contexto es muy agradable escuchar las realizacio-
nes de la vocal alta central ("1)-que llegan a ser variables de una región a
otra-, la que en el habla común es a veces de difícil percepción."

5 Es un lugar común la sensación de deuda que hacia Roman Jakobson siente el gremio completo
de investigadores de los distintos tipos de signos. Por nuestra parte, además de lo anterior, ofrecemos
a nuestro homenajeado una disculpa por no haber llevado hasta sus últimos grados de análisis él corpus
aquí trabajado; por decir, proponer un triángulo de oposiciones entre las tres bases del contraste se-
mántico, o describir más rigurosamente la fonética de lo hablado y lo cantado. Salga lo que salgare, aun
sin alcanzar lo que apenas insinuamos, nos queda el honor y la satisfacción de haber participado en el
homenaje, haciendo un humilde aporte conforme el lema del evento: "La imaginación y la inteligencia en
el lenguaje." No nos referimos, por supuesto, a nuestro discurso, sino al genio p'urhépecha, mismo que
intentamos mostrar a través de las transcripciones del material sonoro que justifica estas páginas.

488
Bibliografía

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audience responses as audible symbols of rivalry and emotion in
Northern Michoacán, México", Austin, Universidad de Texas, 1991,
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Chamorro, Arturo, y María del Carmen Díaz de Chamorro, Abajeños y sones
de la fiesta purépecha, México, INAH, 1982, un disco de larga dura-
ción y folleto con notas explicativas.
Friedrich, Paul, "Dialectal variation in Tarascan phonology", en International
Journal of American Linguistics, núm. 3, vol. 37, Chicago, Universi-
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choacán", en México Indígena, nueva época, núm. 4, México, INI,
1985, pp. 15-17.
Velázquez Gallardo, Pablo, Diccionario de la lengua phorhépecha, México,
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Yurchenko, Henrietta, "Estilos de ejecución en la música indígena mexicana
con énfasis particular en la pirecua tarasca", en Sabiduría popular,
(ed. A. Chamorro), Morelia, El Colegio de Michoacán/coPsIFE, 1983,
pp. 248-260.

489
El paralelismo en la tradición oral:
análisis del Texto I del Ritual de los Bacabes1

Rase Lema"

Introducción

En 1966, Roman Jakobson publica en Language el artículo "Grammatical


parallelism and its Russian tacet"," en donde expone varios estudios euro-
peos en torno al paralelismo formal que aparece en canciones folklóricas
rusas, finlandesas y chinas, principalmente.
En este minucioso análisis, enriquecido por una profunda y detallada
documentación bibliográfica crítica, Jakobson estudia un texto musical
escrito en el oeste de Siberia en el siglo XVIII. El punto de vista adoptado es
el filológico propiamente dicho, es decir, que el autor observa cómo está
constituido el lenguaje del canto. Insiste particularmente, desde el ángulo de
la lingüística estructural y formal, en los rasgos semánticos y culturales que
encierra esta poesía con la cual se siente tan ligado emocional mente.
El elemento más notable en la configuración de la canción resulta ser el
que Jakobson denomina paralelismo, que implica tanto las formas como
los contenidos semejantes o repetidos. Jakobson resalta, en tanto que pro-
piciadoras o transportadoras del concepto de paralelismo, varias figuras
retóricas importantes como la paranomasia entre un hemistiquio y otro, es
decir, cuando un sonido cambia entre un elemento y otro de un par míni-
mo (un ejemplo rápido en la lengua española: lago, lego). También analiza
las antítesis y sinonimias entre dísticos; y la diplosis, en tanto que repetición
conllevan dos estructuras con función sintáctica semejante (como puede
apreciarse en español cuando la conjunción ni responde a su forma corr=
lativa ni).
Como la relación de paralelismo en estas figuras retóricas y en otras
estudiadas por Jakobson con el mismo enfoque se presenta en textos de
tradición oral de distintas culturas, se puede deducir que el paralelismo
vendría a ser un fenómeno universal independiente de una lengua y de una

• Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.


1 Ramón Arzápalo, El ritual de los Bacabes, México, UNAM, 1987, pp. 267-269.
2 Roman Jakobson, "Grammatical parallelism and its Russian facef', en Language, núm. 2, vol. 42,
1966, pp. 399- 429.

491
cultura dadas; y que se podría aplicar al estudio de discursos muy lejanos en
el tiempo y en el espacio, por ejemplo en el Nuevo Continente.
Ahora bien, el efecto interno al discurso, provocado por el paralelismo
entre las formas lingüísticas, sería poner en relieve las formas no paralelas
del texto. A primera vista, los elementos formales destacados parecen
sueltos, débiles, abandonados, "huérfanos", en la terminología de Jakobson.
A este respecto, hacia el final del artículo, el célebre filólogo declara que
"desde el interior del sistema paralelístico, la supuesta orfandad, como cual-
quier otro estado componencial, se convierte en una red de múltiples obliga-
toriedades"." Así, se entreteje y revela el lazo de composición y significación
integral de cada verso cuya "estructura y funciones están indisolublemente
entrelazadas con el entorno verbal cercano y lejano"."
Actualmente, se dispone de un sugerente estudio sobre algunas formas
retóricas" del Ritual de los Bacabes. Aunque Arzápalo no haya tenido entre
sus propósitos analizar, además, el paralelismo, éste resulta profuso en el
léxico, la sintaxis, la fonología y otros niveles lingüísticos a lo largo de todo
el manuscrito maya colonial. .. Simultáneamente, entre líneas paralelas, se
van desprendiendo, en tanto que unidades huérfanas, no paralelas, estruc-
turas gramaticales y semánticas, como en la canción rusa, así como di-
ferentes actividades sociolingüísticas, no paralelas entre sí, llevadas a cabo
por el chamán mientras pronuncia el conjuro terapéutico.
Una de las funciones sustanciales no paralela, que destaca los elemen-
tos paralelos, sería hipnotizar al paciente mediante la monótona repetición
de sonidos, con el fin de lograr que coopere física y mentalmente durante la
curación.
Una segunda función básica, generada en el transcurso de las formas
paralelas, consistiría en conformar la secuencia de las actividades propia-
mente clínicas constitutivas de la consulta. Las distintas etapas de la
curación resultan ser asimismo, por su modo progresivo de actividades
necesariamente secuenciales en un determinado orden, no paralelas.
El presente procedimiento de lectura y comprensión del texto, a diferen-
cia del artículo de Roman Jakobson, se dirige claramente hacia resultados
de orden sociolingüístico, esclarecedores sobre la cultura maya, lo cual se
ve propiciado por la especificidad característica de este códice médico
y religioso.
El análisis siguiente se aplica al Texto 1 del mencionado manuscrito,
y lleva por título Para curar las fiebres

3 tbki., pp. 428-429.


+taem.
5 Ramón Arzápalo, op. cit., pp. 9-23.

492
Análisis

Los efectos hipnóticos

En una primera lectura, resuenan las trece emisiones paralelas, tu menel


'debido a' (versos 15, 17, 19,21,23,26,30,33,36,39,42,53 Y 61). Estas
repeticiones insisten, con su tono persuasivo y su monótona cadencia
rítmica, en las causas de los síntomas de aletargamiento experimenta-
dos por el paciente y contribuyen, por la retoma de sonidos, a sumergir al
enfermo en estado hipnótico. La hipnosis es aún entre los mayas yucatecos
un elemento básico para obtener la colaboración de los pacientes o de los
consultantes cotidianos que requieren los poderes y saberes del mert' para
curarse o alejar de sus hogares y milpas a las deidades malignas que
hubiesen provocado padecimientos y desgracias.
Es interesante presenciar en las poblaciones mayas este tipo de discur-
so conjurativo y exorcizante a la vez. Suele el men ser conocido por todos
los miembros de la comunidad, y aun más allá goza de una buena o mala
reputación según su desenvolvimiento como profesional. Tiene a la vez una
fuerte influencia en la vida cotidiana y las costumbres populares, en las de-
cisiones acerca de festejos y en la supervisión de la correcta ejecución de
los actos rituales. La mayor parte de su poder radica en su habilidad para
conjurar y discurrir, siempre en tono monótono e hipnotizante, así como en
el manejo adecuado de la entonación y el tempo del rezo. De ello depende
si parecerá convincente ante el enfermo y los posibles asistentes al rito, y si
su reputación de buen curador y solicitado men se consolidará. Como suele
pagársele por la consulta, ya sea en moneda o, más usualmente, con maíz,
gallinas, elaborados platillos, pavos u otro valioso bien, el chamán se esmera
en llevar a cabo la escena conjurativa con alta profesionalidad. Cuentan su
entonación, su ritmo, su memoria y su saber ancestral sobre el tipo de ple-
garia que debe emitir. Van éstos estrechamente ligados a la ocasión para la
que se emite el conjuro; y su reputación, así como la de su padre, se ven
afectadas por cada experiencia, ya que esta profesión se hereda de padre
a hijo desde tiempos precolombinos," resguardando los hábitos ancestrales
y la tradición cultural de una etnia.
La fuerza y el calor del discurso ritual son curativos. Dependen de una
adecuada selección y de una correcta administración de pociones alu-

6 El men es el chamán amerindio, en la cultura maya yucateca.


7 Las presentes características generales aparecen todas ellas en varios informantes chamanes
grabados en la Península de Yucatán. Para el presente trabajo se utilizaron, en particular, las plegarias
pronunciadas por el men Don Ponso, perteneciente a la población de Telchaquillo, y que goza de un
excelente prestigio más allá de la comunidad. Dichos rezos tuvieron lugar en dos ocasiones: la primera
consistió en conjurar a los santos para que se llevasen los malos sinos de un hogar. El segundo canto
tenía por fin acabar de curar de todos sus males a don Juan Vargues, telchaquillense también, quien
acababa de pasar por una operación de cirugía mayor en la ciudad de Mérida.

493
cinógenas e hipnotizantes. El discurso chamánico se caracteriza por ser
emitido en condiciones sicofisiológicas precisas y especiales.
La hipnosis, dentro de la más conocida literatura médica y sicoanalítica
occidental, es en efecto elemento de aletargamiento, amodorramiento y
ausencia de voluntad por parte del enfermo. Se vuelve más maleable, su-
gestionable y, por tanto, cooperativo y dispuesto para someterse al trata-
miento.
Se insiste sobre este punto porque se ha constatado su valor esencial a
lo largo de varios estudios en torno al poder de la sugestión en psicoterapia
durante varias consultas médicas occidentales y durante diversos conjuros
chamánicos. Cabe mencionar que la medicina hipnótico-terapéutica fue
practicada, con mayores logros que los que Freud reconoció en sus propios
escritos, durante la primera etapa de las sesiones psicoanalíticas practica-
das por él y Breuer en Viena," y sigue siendo factor empleado por distintas
corrientes de la psicoterapia moderna. Si actualmente existe una teoría de
la catarsis, que siempre menciona a Aristóteles como uno de sus grandes
promotores," el texto maya de don Juan Canul es un claro espacio de prác-
ticas terapéuticas y de prácticas con resultados catárticos.
Volviendo al Texto 1, la secuencia tu mene/, en el transcurso de su
paralelismo, con una primera función apelativohipnotizante y catártica,
estaría reforzando la fase, repetida paralelamente, nunhííx bín, que signi-
fica 'crecer', 'aumentar' o cualquier otro sinónimo de éstos (versos 13, 16, 18,
20,22,28,31,34,37,40,52 Y 59).
La repetición de nunhiíx bín se debe a que el chamán sabe que las hier-
bas medicinales suministradas al enfermo tienen la propiedad de aumentar,
en la percepción delirante del paciente, el tamaño de los objetos visuales.
Insiste entonces emitiendo nunhiíx bín, para reconfortar al paciente; le
explica con ello que sabe cuáles son las sensaciones que se están produ-
ciendo en su mente; y le da prueba de su solidaridad precisando que lo
acompaña, por mimesis y empatía, al resentir las mismas experiencias. Al
emitir este acto de comprensión, el men está reforzando el lazo de relación
con el enfermo. Se trata aquí de la misma actitud explicativa y tranquilizadora
que suele ser empleada por el buen médico y el buen chamán durante una
consulta.
La secuencia nunhiíx bín, en cada una de sus enunciaciones paralelas,
presenta un distinto elemento que ha aumentado de tamaño bajo el fuerte
influjo de las plantas alucinógenas. Se trata de las unidades no paralelas íx,
'mar' (verso 14); ehuete, 'mangle' (16); puk, 'sapo de mar' (pez sapo) (18);
eay, 'peces' (20); yoe haa, 'río' (22); ehahuíl, 'fiebre' (33);'kutz, 'tabaco' (35);

B T. J. Scheff, "Los 'estudios sobre la histeria' de Freud y Breuer, una revaluación", en La catarsis
en la curación, el rito y el drama, México, FCE, 1986, pp. 46-51.
9 Ibid., "Una nueva teoría de la catarsis", op. cit., pp. 52-79.

494
kek tal, 'mojarras' (41); cuy, 'calcañal' (50); y pop, 'estera' (59). Todos estos
objetos engrandecidos evocan a la naturaleza, designan plantas yanimales
comunes en la península o apuntan objetos presentes en el recinto donde
se lleva a cabo la curación. Parece como si, para efectuar la cura, fuera
necesario verificar verbalmente junto con el enfermo que todos los objetos
propicios para el conjunto pueden visualizarse prácticamente o con la
imaginación, y que han crecido desproporcionadamente.
Así, el sobrecargado paralelismo de tu menel nunhiix bin hipnotiza en
primera instancia, pero, a la vez, llama la atención del paciente sobre imá-
genes comunes para él, para el men y para los espectadores del drama;
en las menciones se repuntúa todo un ambiente ecológico y situacional.
La voz ininterrumpida del men impide, para propósitos clínicos, que el
paciente caiga en un estado letárgico absoluto, lo cual sería contraproducen-
te para la curación. La hipnosis sólo entumece el pensamiento mediante sus
paralelas monológicas. Cobra la hipnosis una clara función apelativa,
moderada y suavizante, que excita los sentidos del paciente con mesurada
justeza.
Igualmente destacados por el paralelismo de yol, menos repetido que el
anterior, que significa 'corazón', aparecen los símbolos cielos, caan en
maya (6 y 10), mar, ix en maya (12) y ocho, en maya uaxac (27), que se
desgranan durante la fase hipnótica en espacios contiguos. En particular,
dentro de las líneas paralelas (6, 10, 12, 14) se dibuja una cruz léxica
conformada por caan e ix, a derecha e izquierda, respectivamente, del
elemento paralelo yol, 'corazón'. Así, tan yol caan (6 y 10) forma una cruz
en el ordenamiento con ix tan yola (12 y 14). La forma paralela resulta
más sofisticada que la anterior y esto tiene la función de modificar a la vez
el tempo hipnótico.
En los versos 50 y 51, el chamán redobla la función distractiva de su
discurso al llamar la atención del paciente sobre su calcañal, en maya
u cuy.lO Se reproduce aquí la figura de léxico en cruz; u cuy nacat; Sac u
cuy. El paralelo marca fuertemente los elementos necet. 'hinchado', y sac,
'blanco', ambos percibidos también en aumento.
El conjunto esotérico centrado sobre yol, en la primera cruz con parale-
lismo interno, se opone al cuadro situacional creado sobre nacat. Los oídos
del paciente y del men pasan al unísono de lo no visible a lo percibido
actualmente.
Este paralelismo, elaborado sobre calcañal, posee. en el presente texto
un valor esencial desde el punto de vista clínico. En efecto, en las consultas
contemporáneas se puede notar que el médico distrae, mental o físicamen-
te, al paciente por medio de su conversación para llevar a cabo algún pa-

10 La mención del calcañal reaparece, en lugares sistemáticos del texto, en otros conjuros del Ritual,
cumpliendo la misma función médica.

495
so del tratamiento sin que se percate el enfermo, porque podría ofrecer
resistencia a su ejecución. A veces, el pediatra, por ejemplo, hace volverse
al niño hacia un juguete, una imagen o un sonido, para aplicarle una inyec-
ción sin que tenga conciencia anterior de la agresión a la que tiene que ser
sometido para ser curado. Aquí, el chamán distrae al enfermo mencionando
paralelamente el término calcañal, es decir, sin romper la cadencia hipnoti-
zadora de su discurso.
Son varias las figuras paralelas de este texto y de los demás conjuros
del Ritual; parece ser una forma lingüística caracterizadora del tipo de dis-
curso chamánico, incluso en la actualidad. Su función primordial sería la hip-
notizadora, en cuanto al paciente. En cuanto a los demás asistentes a la
intervención, es relajadora al igual que un rezo e invita al silencio, el des-
canso y la concentración.

El desarrollo del tratamiento clínico

La hipnosis es un mecanismo óptimo para lograr la colaboración de todos y


establecer el ambiente atento requerido y la debida participación, pero la
consulta no se queda evidentemente allí sino que se va desenvolviendo
paso a paso sistemáticamente, cumpliéndose en cada ocasión un rito y
reforzándose una tradición tecnicomédica. El men sana un padecimiento
con la ayuda de la hipnosis y la buena predisposición del enfermo. Maneja
lo psicosomático y lo fisiológico; es además sabio en religión, en astrología
y cultura cosmológica; ha vivido profundamente los aconteceres históricos
de la comunidad que gobierna y cura."
Así, sobre el dibujo geométrico de construcciones lingüísticas paralelas
va presentándose claramente el progreso de la consulta en sus distintos
pasos constitutivos, no paralelos.
El punto de partida del conjuro y de la consulta fue enunciar las plantas
relacionadas con el bacab, deidad que infligió el mal; es decir, conocerlas
implica tener datos sobre su omen, mut, en maya, y su fecha de nacimien-
to, por lo tanto el chamán cobra mediante este conocimiento un control sobre
el bacab y la enfermedad, que deberá éste llevarse consigo nuevamente.
Para significar este logro, el chamán habla al principio del discurso de che
y yaban, 'árbol' y 'hierba', respectivamente. Ahora el chamán tiene un ele-
mento sólido para proceder a la curación.
En segundo término tuvo lugar la fase inicial anestesiadora, preparativa
al tratamiento mismo: la hipnosis con el consecuente delirio constituido por
el aumento de los objetos y símbolos citados anteriormente.

11 A este respecto, cabe mencionar que el autor del Rituales don Juan Canul, cacique de Nunkiní,
chamán y poeta, de prestigio altamente reconocido en la época en que escribió el manuscrito más o
menos en 1568, tanto por mayas como por españoles.

496
Ordenadamente, el chamán puede ya proceder a formular un diagnós-
tico, versos 29 y 32, mediante la secuencia sonora cacauil chahuil, que alu-
de a las fiebres padecidas por el enfermo.
Como se explica en la nota a pie de página de la edición, cacaui! y cha-
hui! juegan con los fonemas paralelos para destacar la invocación del dios
Chac, quien pudo haber provocado la enfermedad. Cabe volver a indicar que
en la mitología médica maya, los dioses son los que infligen el padecimiento
al enfermo y el chamán debe conjurarlos debidamente para remediar el mal.
Por último, para curar las fiebres, el chamán recurre a tratamientos ade-
cuados. Uno de ellos es la aplicación cutánea del tabaco, en maya, kutz,
planta amerindia curativa (35, 38, 44 Y 45). El chamán retoma la palabra
kutz cinco veces. Actividad médica y emisión son simultáneas: mientras
quema y aplica las olorosas hojas de tabaco al paciente, está explicándole
los procedimientos clínicos tradicionales que constituyen el tratamiento. Al
señalar al enfermo lo que le va haciendo, está tranquilizando su ansiedad
debida al padecimiento de la fiebre y a su propia impotencia durante la cu-
ración. El valor psicoterapéutico que conllevan las explicaciones del men
realizadas durante el acto curativo mismo confirman nuevamente sus
creencias en el valor apaciguador de lo verbal.
El trazo paralelo que resulta de las cuatro repeticiones de la palabra kutz
delinea con toda nitidez los elementos específicos relacionados con la cura
mediante el tabaco. De este modo, la palabra mucbil explica que el tabaco
ha sido 'asado en las cenizas' según la receta maya antigua (35). Sigue el
conjuro can uayil, que precisa que dicha planta es propia 'para las iniciacio-
nes de brujerías' (38). Al añadir la unidad polchac (44), el chamán alude
al aumento de tamaño del tabaco, pues las hojas han ido cobrando un
aspecto enorme ante los ojos del chamán y del paciente que están bajo el
influjo de drogas alucinógenas. Cabe afirmar que la administración de éstas
entra dentro del plan de trabajo del chamán y de su conocimiento médico, y
constituye una de las partes importantes de la terapia amerindia, incluso
hoy en día. En fin, sacdesigna su color blanco (45). Obviamente dicho color
es de interpretación geográfica, cosmológica, ritual y religiosa. El blanco
representa principalmente el norte, el algodón, el lugar de donde provienen
los vientos fuertes que acarrean consigo enfermedades y padecimientos."
y las hojas del tabaco lo estarían indicando al volverse blancas por la ceniza.
El siguiente paso terapéutico que aplica el chamán es enfrascar al pa-
ciente en mantas (68 y 69). Este procedimiento es común para curar las al-
tas temperaturas y suele acompañarse de inmediatas aplicaciones de
cuerpos muy fríos, para perturbar el ritmo de los cambios de temperatura del
enfermo, provocándole escalofríos aceleradamente. Aquí es importante

12 En cuanto a los cuatro colores cosmogónicos relacionados con las enfermedades de la población,
se recomienda el completo estudio de María Montolíu que aparece en la bibliografía.

497
recalcar que el tratamiento clínico consiste en reactivar los síntomas de la
fiebre, produciéndolos en intermitencias más seguidas y más cortas que las
naturales al padecimiento. Se trata de un procedimiento que mimetiza la
enfermedad misma intensificándola (mismo procedimiento que el que tiene
lugar en la conocida mitriditización, en las vacunaciones y en la medicina
homeopática; es decir, simular el padecimiento en cantidades y ritmos
calculados para que el paciente se inmunice contra él, por así decirlo). El
paralelismo es mínimo, de orden fonológico y de fácil cadencia rítmica, sólo
se da en los sonidos u y a, los cuales se emiten en la bin u mac, traducible
por 'todas le taparán' y u pach, que significa 'el trasero'. En 71 y 72 se oye
que el chamán sumerge al enfermo en granizo, con lo cual deberá bajar
bruscamente la fiebre. Pronuncia las palabras in chacal batil, 'granizo rojo'
y in sacal batil, 'granizo blanco', donde resaltan, dentro del paralelismo
sintáctico, los colores rojo y blanco. Al rojo le corresponde el oriente por
donde apunta el sol; al blanco, el norte.
Explica el chamán al paciente que el helado contacto del granizo en-
tumecerá sus brazos y sus piernas. De este modo, las palabras kab
'mano' y uoc 'pie' se producen dentro de las paralelas trazadas por la
repetición de u sisal, 'enfriar' (74 y 75). Es de destacar que el uso pronomi-
nal en el conjuro maya es, por así decirlo, de referencia móvil, en el sentido
de que men y paciente van resintiendo los mismos síntomas y van ali-
viándose del mismo padecimiento al mismo tiempo.
Como todo tratamiento médico, éste incluye también las debidas reco-
mendaciones a seguir durante un tiempo determinado para curar al paciente.
Para ello, recurre el chamán, a lo largo del texto, cuatro veces al número
esotérico can, 'cuatro', mediante el cual resalta la cantidad de mojarras que
deberán conseguirse:xcan tal, 'las cuatro mojarras que siguen' (41); el lapso
durante el cual deberá aplicarse el mismo tratamiento para que surta el
efecto deseado y se acabe de curar el mal: can kin bin, 'y que son cuatro los
días' (43); insiste sobre el número de veces que se cubrirá al paciente, u mac
(79), durante esos cuatro días, ante la visión de las cuatro mojarras puestas
en algún lugar especial del recinto donde se efectúa la curación; y conju-
ra al dios creador (79), Hu Can Ahau, 'el único Cuatro Ahau', hacedor del
universo, deidad intangible, irrepresentable, máxima, de la cultura maya,
que volverá a traer la pauta del equilibrio psíquico, somático y astral una
vez que el maligno bacab se marche junto con la enfermedad. Van espar-
cidos metódicamente por el texto los elementos paralelos can con un fin
discursivo y mnemotécnico dentro de su función persuasiva.
En resumen, el chamán ha mantenido al paciente el) estado hipnótico
durante la curación mediante hierbas psicodélicas y fórmulas lingüísticas
paralelas, de las que se han ido desprendiendo referencias a distintos
objetos rituales.

498
A la vez, el terapeuta ha ido ejecutando progresiva y médicamente las
actividades médicas requeridas para tratar la enfermedad, y para referirse
a las diversas fases del tratamiento, ha partido de formulaciones lingüísticas
paralelas que ponen de relieve las actividades clínicas no paralelas, porta-
doras de una rica información sobre la importancia de procedimientos
médicos practicados aún a inicios de la Colonia.
No es privativo del discurso chamánico el paralelismo formal, tampoco
lo es de la canción folclórica rusa; se encuentra en varios géneros discursivos
como, por ejemplo, la poesía surrealista, llena de constantes bloques de
puntos suspensivos, espacios en blanco también geometrizados y repeticio-
nes significativas de símbolos, pero los trazos paralelos parecen construir un
elemento sustancial en la tradición oral. El excelente estudio de Roman
Jakobson al que nos hemos referido propone sin duda un sinfín de aplicacio-
nes del concepto de paralelismo a enunciados de toda época y de diversas
culturas.

Bibliografía

Arzápalo, Ramón, El ritual de los Bacabes, ed. facsimilar con transcripción


rítmica, traducción, notas, índice, glosario y cómputos estadísticos,
México, UNAM, 1987, 109 pp.
Jakobson, Roman, "Grammatical parallelism and its Russian facet", Len-
guage, núm. 2, vol. 42, 1966, pp. 399-429.
Montolíu, María, "Los dioses de los cuatro sectores cósmicos y su vínculo
con la salud y la enfermedad en Yucatán", en Anales de Antropo-
logía, vol. 17, núm. 2, 1980, pp. 47-65.
Scheff, T. J., "Los 'estudios sobre la histeria' de Freud y Breuer, una
revaluación", en La catarsis en la curación, el rito y el drama, Juan
José Utrilla (trad.), México, FCE, 1986, pp. 46-51.
--- , "Una nueva teoría de la catarsis", en La catarsis en la curación, el
rito y el drama, México, FCE, 1986, pp. 52-79.

499
Primeros empleos de la palabra
lingüística, en México

Ignacio Guzmán Betancourt*

Ha transcurrido ya un cuarto de siglo desde la aparición del controversial


"Panorama de la lingüística iberoamericana, 1940-1965", que mi ilustre
maestro Eugenio Coseriu escribiera para el volumen IV de Current trends
in linqúistics.'
En tan sólo cinco lustras el "desolado panorama" -como lo llamó
2
posteriormente Claudia Parodi- que presentaba Coseriu en ese lugar
acerca de la investigación lingüística no indigenista en Iberoamérica entre
1940-1965, se ha transformado, me parece, de manera bastante radical,
sobre todo en lo que respecta al desarrollo que ha conocido nuestra ciencia
en ciertos países iberoamericanos.
Así, por ejemplo, la investigación filológica y lingüística en México, que
apenas logra figurar con escasa representatividad en el artículo menciona-
do, atraviesa actualmente por uno de sus momentos de mayor auge.
Poco menos de tres décadas han sido suficientes, en efecto, para que
el páramo de 1940-1965 se convirtiera en lo que, sin incurrir en exagera-
ción, podríamos calificar de fértil vergel. Diversas instituciones tanto en la
capital como en la provincia han creado en los últimos años centros de
investigación lingüística y filológica. Por otra parte, los centros ya existen-
tes en la época reseñada por Coseriu, lejos de desaparecer o de decrecer
en importancia, se han visto sustancial mente robustecidos, como es el caso
del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, y
el Centro de Lingüística Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de
la UNAM.
Este ímpetu ha alcanzado incluso a instituciones que, en cierto modo
injusta e injustificadamente, no figuraban en el extenso artículo de Coseriu.
Me refiero en concreto a la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
plantel que, si bien orientado hacia un objeto de investigación que el autor

• Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia.


1 "General Perspectives", CurrentTrends in Linguistics, Thomas A. Sebeok (ed.), vol. IV,/beroamerican
and Caribean Linguistics, The Hague-Paris, 1968, pp. 5-62. En traducción española, se incluye en
Coseriu, Eugenio, Tradición y novedad en la ciencia del lenguaje, Madrid, Gredos, 1977, pp. 264-372.
2 Claudia Parodi, La investigación lingüística en México (1970-1980), México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Filológicas, 1981, p. 11.

501
deliberadamente elude en su estudio, debe -y debía- reconocérsele, por
una parte, el mérito de haber sido el primero y por mucho tiempo el único
establecimiento que en México abriera las puertas a la lingüística como
disciplina universitaria; y, por otra, el haber contemplado en los programas
de estudio de la carrera de lingüística la impartición de materias de orienta-
ción no indigenista como lo son -o lo fueron durante mucho tiempo- los
cursos de lingüística general, lingüística indoeuropea, lingüistica hispánica,
sánscrito, griego y latín.
Pero lo más importante en todo esto no consiste sólo en el fortalecimiento
o refortalecimiento que se comprueba actualmente en los centros tradicio-
nales de investigación lingüística en México, ni en la proliferación de nuevos,
o en la constitución de agrupaciones de especialistas (como la Asociación
Mexicana de Lingüística Aplicada), sino más bien en un factor íntimamente
relacionado con lo anterior; a saber, el notable incremento en el número de
individuos interesados en el cultivo de una disciplina que hasta hace algunos
años poco atraía a las personas que debían elegir carrera universitaria para
su desempeño profesional. Este hecho, pues, es el que permite la celebra-
ción cada vez más frecuente de simposia, congresos, coloquios, mesas
redondas y encuentros en los que son abordados los más diversos aspectos
de la lingüística actual. El notable incremento que se ha producido última-
mente en México en el número de vocaciones lingüísticas es, en efecto, el
factor que más contribuye en la planeación y organización de reuniones
como la presente, entera y nutridamente dedicada a honrar la memoria de
Roman Jakobson, uno de los más sólidos pilares de la ciencia lingüística de
nuestro siglo, en ocasión del décimo aniversario de su muerte.
De igual manera, en breve tendrá lugar aquí en la ciudad de México una
reunión destinada a conmemorar el quinto centenario de la publicación de la
Gramática castellana de Antonio de Nebrija, obra capital en la historia de las
ideas lingüísticas universales.
La realización de este par de actos ilustra claramente hasta qué punto se
ha desarrollado la investigación lingüística en México, cuando se está ya en
posibilidades de asegurar la participación de especialistas en actos cuya
orientación es tan diferente.
Naturalmente, en esta situación saludable de la lingüística actual en
México desempeñan un papel decisivo las condiciones materiales que ahora
existen precisamente para asegurar la continuidad y desarrollo de dicha
investigación, condiciones que, como sabemos, son muy distintas a las que
prevalecían en el país hasta hace algunos años.
Ahora bien, el raudo y, por lo mismo, superficial "panorama" que acabo
de trazar, pudiera dar la impresión de que el auge que actualmente se obser-
va en la investigación lingüística mexicana es un fenómeno totalmente nue-
vo en la historia de esta clase de estudios en México, idea que, por cierto,
iría en contra precisamente de lo que pretendo demostrar en este trabajo.

502
Es verdad que esa situación puede -y acaso debe- explicarse como
resultado de la repercusión del desarrollo y popularización que han tenido
estos estudios en otros países -principalmente en los llamados "desarro-
lIados"-, sobre todo a partir de las tres últimas décadas, cuando la lin-
güística, debido a la ejemplaridad y lo promisorio de sus métodos, es elevada
a la categoría de ciencia "piloto". El "despegue" que experimenta la lingüísti-
ca a partir de los años sesenta, primero con el apogeo del estructuralismo
y en seguida con la aparición de las teorías y técnicas chomskianas, debía
forzosamente influir en nuestro ambiente académico, del mismo modo que
repercutió en muchos otros lugares.
Lo nuevo, pues, en nuestros estudios lingüísticos, indigenistas o de otra
índole, no reside en su novedad misma, sino precisamente en los aspectos
que acabo de señalar, los cuales no son privativos de nuestra lingüística,
sino más bien reflejo de la situación general que impera actualmente en esa
ciencia.
Los estudios lingüísticos y filológicos en México, contrariamente a lo que
algunos podrían pensar e incluso afirmar, tienen una antigua y sólida tra-
dición, la cual, además, se caracteriza por su continuidad, mantenida ésta
aun en momentos reportados -y reputados- como álgidos o "desolados".
Uno de estos periodos pudiera ser el inmediatamente posterior al
surgimiento de la lingüística como ciencia, hecho que, como sabemos, se
está de acuerdo en situar en el primer cuarto del siglo pasado.
Así, para comprobar que la lingüística ha estado representada aquí aun
en momentos política, social y académicamente difíciles, he elegido un
testimonio en apariencia intrascendente: los primeros empleos del término
"lingüística" (y palabras afines) en México.
El estudio de ese asunto, además de servir para lo ya dicho, representa
también una importante contribución a la lexicografía española, como
adelante se comprobará.
Comenzaré por referirme brevemente al origen mismo del término "lin-
güística" y palabras afines.
Georges Mounin, en su exitoso libro Historia de la lingüística,3 nos
informa que: "La lingüística general es una ciencia más reciente aún que la
lingüística en sentido estricto, que surgió a principios del siglo XIX. La pa-
labra misma aparece por primera vez en 1833; pero lingüista se encuentra
ya en Raynouard en 1816 ..." Estos datos, si bien no son del todo falsos, son
inexactos. En efecto, el conocido lingüista e historiador de la lingüística obró
descuidadamente cuando apuntó esas fechas, pues ya desde mucho antes
de la publicación de su Historia se conocían en francés y otras lenguas
europeas documentaciones más tempranas de ésas y otras palabras afines.

3 Georges Mounin, Histoire de la linguistique dés origines au XXe. siécle, Paris, Universi-
dad de Francia, 1967. Cito la traducción española, Madrid, Gredas, 1968, p. 7.

503
Por ejemplo, en 1957 el alemán argentino Gerardo (Gerhard) Mol-
delhauer publicó en el tomo VI de los Anales del Instituto de Lingüística de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Men-
doza, Argentina), un amplio y bien documentado artículo al respecto,
intitulado precisamente "Notas sobre el origen y la propagación de la palabra
'linguistique' (lingüística) y términos equivalentes."
En ese artículo el autor rastrea, tanto en los diferentes diccionarios
etimológicos de lenguas europeas cuanto en diversos documentos y traba-
jos lingüísticos antiguos, las primeras apariciones de los términos señala-
dos. De esa manera nos enteramos, con base en pruebas fidedignas, que
el sustantivo linguistik, era ya empleado en alemán por lo menos desde el
último cuarto del siglo XVIII, como se comprueba en el prólogo de una obra
escrita por un exjesuita, Michael Denis, Enleitung in die Bücherkunde, Erster
Theil, Bibliographie, publicada en Viena en 1778, pero cuyo prólogo está
fechado en 1777. A decir de Moldenhauer, el padre Denis era "un sacerdote
de formación clásica y famoso poeta lírico en latín, en alemán y en su dialecto
natal", por lo que "fue capaz de crear nuevas palabras y derivaciones". Como
sea, el empleo que hace el padre Denis del término en esa obra, implica que
éste era ya familiar en el ambiente intelectual de la época." Es de esperarse
que, conforme transcurrían los años, el neologismo linguistik así como su
derivado linguistich, "lingüístico", fueran arraigando cada vez más en la
lengua alemana, y de ésta se propagara a las vecinas como, según se afirma,
sucedió en francés.
Por lo que respecta al sustantivo "lingüista", las documentaciones has-
ta ahora conocidas se remontan mucho más atrás que las del anterior, y
provienen de por lo menos tres países europeos: Inglaterra, Alemania
y Francia. No viene al caso detenernos por ahora en detallar esas do-
cumentaciones, pues obviamente se refieren al "poligloto o individuo exper-
to en idiomas", y no al "practicamente de la ciencia lingüística", que como
tal no existía antes del siglo XIX.
Volviendo al sustantivo "lingüística", después del alemán linguistik,
documentado a partir de 1777, el más antiguo registro de la palabra en otro
idioma ocurre en francés, siete años antes de la fecha que asegura Mounin.
La palabra linguistique aparece por primera vez en la obra de Adrien
Balbi, Atlas Ethnographique du Globe, ou classification des peuples anciens
et modernes d'eprés leurs langues ..., publicada en París en 1826. Cabe
mencionar que para este autor los términos linguistique y ethnographie
eran equivalentes. Por su parte, el citado Moldenhauer logró localizar, tam-

4 Agradezco al profesor Kurt Baldinger el envío de éste y otros artículos sobre el tema.
s He aquí el párrafo de la obra en donde emplea el término: "Die Sprachenkunde oder linguistik
enhii.lt folgende Bücher: 1. die glossologischen oder Abhandlungen von den Sprachen, 11.die qra-
phischen oder Abhandlungen von der Schreibekunst und den Buchstaben, 111.die Spachlehren oder
Grammatiken, IV. die Woerterbücher oder Dictionarien."
bién en francés, otras cuatro documentaciones de la palabra, la primera de
ellas fechada el mismo año de la aparición de la obra de Balbi, las demás
posteriores, pero de todos modos anteriores a 1833. De éstas interesan para
mis objetivos principalmente dos, ambas encontradas en textos firmados por
el célebre orientalista Abel Rémusat. El primero de ellos es una reseña
publicada en 1826 en el Journal des Savans sobre el libro de Euqene
Burnouf y Christian Lassen, Essai sur le Pali, aparecido ese mismo año. En
ese lugar, Rémusat expresaba los siguientes razonamientos:

El estudio comparativo de las lenguas, desde que se ha sujetado a un método


riguroso y que ha podido extenderse a un mayor número de objetos, lleva cada
vez con mayor frecuencia a resultados de igual interés tanto para las letras
como para la historia [...] Es una aplicación particular de la ciencia etimológica,
y casi una rama nueva de la filología; en algunos lugares se ha adoptado el
nombre de lingüística para designarla [...].

El segundo de los textos de Rémusat es la reseña de una gramática de la


lengua de los indios de Delaware, escrita en alemán por el misionero David
Zeisberger, traducida al inglés y prologada por Pierre-Etienne Duponceau.
Dicha reseña se publicó en 1828, también en el Journal des Savans. Allí
Rémusat decía lo siguiente, refiréndose al prólogo de Duponceau:

El estudioso [Duponceau] traza en pocas palabras la historia de este nuevo


estudio que consiste en una comparación razonada de los idiomas empleados
por las diversas familias del género humano, y que tiene por objeto definir su
descendencia, sus relaciones y sus diferencias. Este estudio [...] no posee aún
un nombre bien preciso: se le considera una rama de la filología o de la
etnografía. Algunos han propuesto, para designarlo, las denominaciones de
linguistique, de synglosse y de idiomographie. Pero lo que importa más que
el empleo de un término en lugar de otro, es el ponerse de acuerdo en los
principios que deben observarse y sobre los objetos que se van a examinar.

Este par de fragmentos de las reseñas de Rémusat muestran con clari-


dad el carácter novedoso de la orientación que desde unos años antes habían
adquirido los estudios del lenguaje. Y su novedad era tal, que se imponía la
necesidad de lIamarlos con otro nombre distinto del tradicional "filología".
Por lo que respecta a Francia, la palabra linguistique, calcada del ale-
mán linguistik, según afirma el propio Balbi," poco a poco fue ganando
terreno sobre otras denominaciones hasta lograr una aceptación cada vez

6 "Mas como el estudio general de las lenguas, sobre todo en la parte que trata de su clasificación,
no tiene aún una denominación generalmente recibida; como la palabra lingüística, tomada al alemán
por algunos sabios muy distinguidos, parece desagradar a otros no menos célebres ...", citado por Ma-
nuel Orozco y Berra, Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México, México, Imprenta de J. M.
Andrade y F. Escalante, 1864, p. xiii.

505
más generalizada. Así lo confirma, por ejemplo, Max Müller en sus Lec-
tures on the science of language, publicado en Londres en 1862, cuando al
respecto, informa:

La ciencia del lenguaje es de fecha muy reciente [...) Su nombre mismo es aún
indeterminado, y las diversas denominaciones que ha recibido en Inglaterra,
en Francia y en Alemania, son tan vagas y tan móviles que dan margen, en el
público, a las ideas más confusas sobre las materias reales de esta nueva
ciencia [...) En Francia se le conoce bajo el nombre cómodo, pero un poco
bárbaro, de Linqüística."?

Ese país fue, pues, a partir de la publicación de la obra de Balbi y de las


reseñas de Rémusat, el principal difusor del término "lingüística", el cual
pronto sería adoptado por otras lenguas.
Por lo que se refiere a su introducción al español, en el Breve dicciona-
rio etimológico de la lengua castellana, de Joan Corominas, publicado en
Madrid en 1967, aparecen, bajo la entrada "lengua", los derivados lingüístico,
situando vagamente su primera documentación en el "segundo cuarto del
siglo XIX"; lingüística, sólo señalando el año 1869 y, por último, lingüista,
indicando sólo "fin del siglo XIX". Más tarde, en la versión ampliada de esta
obra, el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (Madrid,
Gredas, 1980-1983, hasta la letra X), elaborado con la participación de José
Antonio Pascual, se agregan algunos datos, casi tan vagos e inexactos como
los anteriores. Al adjetivo lingüístico se le añade la precisión <Donoso
Cortés, muerto en 1853>, dato tomado del diccionario de Pagés; a lingüís-
tica se le remite a la edición de 1869 del Diccionario de la Academia, bajo la
entrada "afijo"; se añade además el dato de que esta palabra se documen-
ta en 1874 en la obra del colombiano Rufino José Cuervo, Disquisicio-
nes filológicas; por último a lingüista se le continúa ubicando a fines del
siglo XIX, en alguna de las obras de Menéndez Pelayo.
Las fechas propuestas por estos autores como primeras documen-
taciones, en español, de esas palabras, demuestran que su investigación
sobre el asunto se realizó de manera bastante superficial. De haber invertido
un poco de esfuerzo y adoptado un criterio menos localista y, quizá, pre-
juicioso, sus datos habrían resultado más exactos y acordes con la reali-
dad. Una ojeada a la literatura especializada producida en el siglo XIX en
países de habla española distintos de España y Colombia, hubiera bastado
para ampliar y concretar esa información.
En efecto, en 1845 apareció en México una obra de múltiples méritos: la
Disertación de la lengua othomí, compuesta por el religioso carmelita Ma-

7 Cito la traducción española, La ciencia del lenguaje, Buenos Aires, Albatros, 1944, pp. 21-22.

506
nuel de San Juan Crisóstomo Nájera (1803-1853). Entre sus muchas
virtudes tiene esta obra la de restablecer en este país la elaboración y
publicación de trabajos lingüísticos, suspendida temporalmente a raíz de los
acontecimientos que estallaron en 1810; pero también la de inaugurar la
nueva era de los estudios lingüísticos en México.
En efecto, si la publicación, precisamente en ese año de 1810, del Arte
de la lengua mexicana por el padre Rafael Sandoval, viene simbólica-
mente a cerrar el fecundo periodo que con muchas reservas podríamos
llamar "prelingüístico", la Disertación del padre Nájera da inicio a la investi-
gación lingüística sujeta ya a los principios teóricos y metodológicos de la
novísima ciencia lingüística de aquel entonces.
No es ésta la ocasión para referirme con mayor amplitud a la figura y la
obra lingüística del padre Nájera, tarea que ya emprendí hace algún tiempo
y cuyos resultados fueron publicados." Me referiré brevemente sólo a
algunas de las circunstancias que dieron origen al primer trabajo propiamen-
te lingüístico publicado en México.
Factores de índole política (que ahora no viene al caso precisar)
determinaron en el año de 1832 la expatriación del padre Nájera hacia Es-
tados Unidos. Ya en ese país se traslada a la ciudad de Filadelfia en don-
de, lejos de recluirse a lamentar su suerte o a limitarse al ejercicio de sus
actividades sacerdotales, logra introducirse al selecto círculo de la Sociedad
Filosófica Americana. Dentro de esa agrupación se relaciona específicamente
con los miembros de la Escuela Filológica Americana, cuyo jefe era en esos
momentos Pierre-Etienne Duponceau, ya aludido antes. Su adscripción a
dicha Sociedad y Escuela seguramente no fue casual, ya que desde siem-
pre había manifestado un marcado interés por el estudio de las lenguas y,
en general, de cuestiones lingüísticas y filológicas. Ciertamente es en Fila-
delfia donde encuentra el ambiente favorable que faltaba en México para
encauzar debidamente sus inclinaciones y facultades. Descubre, pues, en
aquel lugar, la existencia de una ciencia novísima pero que ya contaba
con numerosos adeptos, a los cuales él pronto se suma. Y lo hace principal-
mente por tres razones; en primer lugar, porque comprueba que los sabios
filólogos y lingüistas de la Escuela Americana manifestaban sin excepción
un total desconocimiento tanto de las lenguas cuanto de la antigua tradición
lingüístico filológica de Hispanoamérica, situación que él tratará de corregir;
en segundo, porque lo entusiasma una convocatoria lanzada a principios de
1834 por el Instituto Real de Francia para concursar por el premio Volney en
lingüística, el cual sería otorgado al estudioso que mejor determinase el
carácter gramatical de alguna de las lenguas indígenas de América del Norte

8 "Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera", en La antropologia en México: panorama histórico,


México, INAH, Biblioteca, 1988, tomo 11, "Los protagonistas", pp. 19-34; reimpreso en Estudios de
cultura náhuatl, vol. 20, pp. 245-259.

507
y, por último, para demostrar su propia capacidad como investigador de
arduas cuestiones histórico-lingüísticas y, al mismo tiempo, demostrar que
era capaz de contribuir al desarrollo de la incipiente pero prometedora
ciencia del lenguaje. Para lograr sus propósitos, decide ocuparse de un
asunto bastante complejo, a saber, la demostración de que no todas las
lenguas de América eran, como lo postulaba el mismo jefe de la Escuela
Americana, "polisintéticas" o "incorporantes", sino que entre ellas había
también del tipo "monosilábico", poniendo como ejemplo de éstas al otomí.
Pero he aquí que sus ambiciones iban más lejos, pues también pretendía
demostrar el parentesco racial y lingüístico entre chinos y otomíes, así como
ratificar la vieja idea del origen monogenético del lenguaje humano.
Ahora bien, el padre Nájera, además de ser dueño de una vasta y nada
superficial erudición (amén de otros atributos), era un hombre sumamente
avisado. Gracias a ello, se procuró el asesoramiento ni más ni menos que de
aquel cuyas ideas pretendía rectificar: el respetable Duponceau.
Por otra parte, puesto que sus conocimientos acerca del chino no eran
muy profundos, se amparó de los Eléments de grammaire chinoise que el
entonces muy venerado Abe! Rémusat había publicado en París en 1822.
Armado, pues, de sus propios conocimientos y talento, así como de la
orientación de tan ilustres guías, Nájera llevó a feliz término su proyecto. Fue
así, en apretado resumen, que tuvo su origen De Othomitorum Lingua
Disertatio, un extenso ensayo que, redactado originalmente en latín, debía
leer el autor ante los miembros de la mencionada Sociedad, requisito que no
pudo cumplir pues, habiéndosele levantado la pena del exilio, regresó a Mé-
xico en mayo de 1834. Como quiera que sea, su trabajo fue leído en sesión
por alguien más e, incluso, publicado íntegramente en las Memorias de la
Sociedad, en 1837. Nájera no obtuvo el premio Volney al que sin duda
aspiraba, pero sí ganó un respetable sitio en el ambiente intelectual de su
tiempo. Ocho años después de su publicación en latín en las dichas Me-
morias, aparece en México, en edición biblingüe español-latín, la Diser-
tación sobre la lengua othomí, cuya publicación, según informa el autor, se
hizo "de orden del presidente de la República", José Joaquín de Herrera.
He hecho referencia a todo lo anterior porque me intersa enmarcar
debidamente la documentación más antigua del término lingüística que
hasta ahora he encontrado en México, la cual, con suerte, pudiera ser incluso
la primera y más antigua en nuestra lengua española. Por otra parte, ese
resumen me ha servido también para resolver de antemano la cuestión
relacionada con el origen del término en la obra del padre Nájera. Éste, sin
duda, lo conoció en Estados Unidos, ya oyéndolo en boca de los socios de
la Escuela Filológica Americana, ya leyéndolo en las novedades bibliográ-
ficas europeas del momento que llegaban a Filadelfia, como los trabajos de
Adelung-Vater, Balbi, Rémusat, entre otros. Una sola vez emplea Nájera la
palabra, bajo la forma, perfectamente correcta en español -pero sin

508
diéresis- de "Ienguistica"; ello ocurre en la página V del prólogo que re-
dacta para la edición mexicana. He aquí el fragmento del párrafo en donde
aparece: "Si México ha hecho algo, ó no, á favor de la lenguistica, es una
cuestion que facilmente se resuelve, dando una rápida ojeada, a la historia
literaria de los tres siglos, poco mas, que lleva de estar en comunicacion con
la Europa, centro y astro de la civilización moderna."
Esto es por cuanto toca a la más antigua documentación que hasta ahora
he encontrado del término "lingüística", 24 años anterior a la fecha que dan
Corominas y Pascual como primera en español, y sólo 19 años posterior a
la primera documentación de la palabra en francés. Procedo en seguida a
dar cuenta rápidamente de otras documentaciones de esa y otras palabras
afines, que he encontrado también en textos especializados. Con excepción
del adjetivo "lingüístico", todos estos empleos aventajan en varios años a los
apuntados en el diccionario etimológico de los mencionados autores.
Si al padre Nájera puede considerársele el fundador de la moderna
lingüística en México, a Francisco Pimentel correspondió hacer, unos años
más tarde, la presentación "oficial" de esa ciencia en el ambiente académico
mexicano de la segunda mitad del siglo XIX. En efecto, este ilustre sabio
aristócrata eligió precisamente el tema de la lingüística para elaborar su
alocución de ingreso en la benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, el 22 de agosto de 1861. El documento fue reproducido ínte-
gramente en el tomo 8 del Boletín de la Sociedad, correspondiente al año
1860 (como puede verse, estas publicaciones operaban ya desde enton-
ces con retraso), bajo el encabezado "Discurso sobre la importancia de
la lengüística ...". En esa breve disertación, Pimentel emplea seis veces la
palabra "lingüística", contra tres la palabra ''filología''; una vez la palabra
"lingüista" y otra la de "filólogo". Por otra parte, en ese mismo número del
Boletín se reimprime el Vocabulario de las lenguas castellana y cara, re-
dactado por el jesuita Joseph de Ortega, cuya primera edición se hizo en
1732, y all í, en una nota al pie oe la página (561) los editores informan al lector
lo siguiente:

Habiéndose hecho muy raros los ejemplares de la gramática y diccionario de


la lengua Cora que se habla en la provincia de Nayarit, la comisión redactora
de este Boletín, cree que será muy estimado por los lengüísticas [sic] el
vocabulario de dicha lengua, que insertamos con las notas que dan a conocer
mejor el genio del idioma.

En 1862 el citado Pimentel publica el primer tomo de su monumental Cua-


dro descriptivo y comparativo de las lenguas indígenas de México; en la
"introducción" a esa obra emplea trece veces el término "lingüística" y,
coincidentemente, igual número el de "filología"; cinco veces el sustantivo

509
"lingüista", frente a once el de "filólogo"; una vez el adjetivo "lingüístico" y ni
una sola el correspondiente "filológico".
Dos años más tarde, en 1864, aparece otra obra no menos importante
para la lingüística mexicana, la Geografía de las lenguas y carta etnográfi-
ca de México, de Manuel Orozco y Berra. En este libro sólo dos veces
aparece la palabra "lingüística", aunque no empleada espontáneamente
por el autor, sino en el contexto de una cita que reproduce de la mencionada
obra de Balbi. En cambio, el adjetivo correspondiente sí lo emplea de su
propia cuenta, aunque una sola vez, en la página 128. Conviene señalar que
este autor, siguiendo a Balbi, emplea los términos "etnográfico" y "etnografía"
como equivalentes de "lingüístico" y "lingüística".
Es, pues, a partir de la década de los sesenta del siglo XIX, que los
términos "lingüística", "lingüista" y "lingüístico" se emplean cada vez con
mayor frecuencia en los trabajos, precisamente, de carácter lingüístico. Sin
embargo, el hecho de que los diferentes autores recurran a estos términos
no implica de ningún modo el abandono de los tradicionales, como se vio
en Pimentel, e incluso que se sirvan de otros como "etnografía" y "glotolo-
gía", para referirse a asuntos de la ciencia o a cuestiones del lenguaje.
Gerardo Moldenhauer afirmaba en su trabajo mencionado que "Los
cultismos existentes en diversas lenguas reflejan el grado de su evolución
espiritual, intelectual o material." Trasladando esa reflexión a nuestro caso,
podemos decir que las documentaciones de esos cultismos-neologismos
arriba detalladas, demuestran el grado de desarrollo que tenía en México el
pensamiento y la práctica lingüísticos, en una época que ahora nos parece
ya tan remota y de la cual tendemos a no esperar gran cosa.

Bibliografía

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Gredos, 1977.
Guzmán Betancourt, Ignacio, "Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera", en
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Orozco y Berra, Manuel, Geografía de las lenguas y carta etnográfica de
México, México, Imprenta de J. M. Andrade y F. Escalante, 1864.
Parodi, Olaudia, La investigación lingüística en México (1970-1980), México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1981.

510
El árbol del tiempo
Antonio García de León*

y Dios lo hizo morir durante cien años, y luego lo


animó y le dijo:
-¿ Cuánto tiempo has estado aquí?
-Un día o parte de un día, respondió

Al Corán, 1/,261

...para Pedro

Las esferas temporales

La primera noción de la relatividad del tiempo la puede uno percibir en el


monte, perdido por el cansancio, en el límite de esas esferas que encierran
tiempos distintos aunque paralelos mundos comunicantes que aparecen
recurrentes en el terreno de las creencias populares.
Los campesinos del sur de Veracruz han definido y localizado este
fenómeno de expansión y contracción del tiempo en la creencia en los en-
cantos o lugares encantados, sitios de caza vedada en donde persisten las
fuerzas de anteriores creaciones y en donde los acontecimientos se suce-
den a un ritmo más lento. Y aunque estos sitios suelen tener localizaciones
espaciales muy precisas, bajo ciertas circunstancias pueden moverse o
expandirse y llegar hasta los límites de los caseríos. La historia repetida en
muchos relatos y lugares nos habla casi siempre de esos cazadores o explo-
radores perdidos, que viven cautivos de los seres del bosque, en un hori-
zonte mítico y preagrícola, y que, cuando logran regresar a sus hogares y al
universo "normal", han pasado aquí meses o años. La presencia de esos
tiempos-espacios paralelos es a veces tan cercana y amenazante, que los
chamanes y curanderos sueles referirse a ellos, a habitantes y a sus "cos-
tumbres" con circunloquios y paráfrasis, heredados de seguro de antiquísi-
mos tabús lingüísticos. Para los nahuas-pipiles de esa región, que también
son depositarios de tradiciones similares venidas de 'Andalucía y de África,
el fenómeno forma parte de algo llamado semaanawak (cuya traducción
grosera sería "universo" o "lugar único rodeado de cielo yagua") y sus seres

• Universidad Nacional Autónoma de México.

511
más característicos son los llamados "habitantes" (chanehkeh), fuerzas de
la tierra y el agua que se intercomunican a lo largo de dos o más universos
contiguos.
La metáfora del tiempo, un tiempo que va quedándose atrás y que llega
hacia nosotros (kawit, "lo que se queda" ...), suele a veces desplegarse al
infinito; y cuando los hombres penetran, por error u osadía, al mundo pa-
ralelo (que todavía es allí morada del dios Taalok, o Taalogan), pueden
muchas veces quedar para siempre "encantados". Lo más curioso, en las
oraciones repetidas en un náhuatl arcaico por los chamanes -"los que
juegan con el tiempo"-, es la eterna referencia a las inmensas posibilida-
des lúdicas de quienes han logrado dominar los secretos para trasponer las
"puertas" que intercomunican los mundos: penetrar las raíces de la ceiba,
escapar por la parte posterior de las cascadas, el rajar cierto bejuco a lo largo
y filtrarse de nuevo a la "realidad", el ponerse la ropa al revés, el ejecutar
cierta danza o proferir cierta fórmula. El uso correcto de la magia verbal es
la clave. La actitud, el asombro que sustituye al miedo, es la condición.
En una noción del universo que recrea las sucesiones cíclicas, en una
"teoría propia de la historia" que difícilmente sería aceptada por los historia-
dores, ese mundo tiene todavía coherencia. Al recorrer en cierta ocasión
la selva del cerro Bastonal hacia el lago de Catemaco, perdido en pleno
día junto con tres peregrinos de Pajapan, pude sentir a mis espaldas el
extraño jadeo del encanto, las voces, campanas y cantos de gallo de un
mundo distinto -antiguo y contemporáneo a la vez. Horas después,
al encontrar al resto de la expedición, el tiempo vivido en el miedo común
nos parecía cosa de minutos, yeso que no habíamos sino rozado "una de
las esquinas del Taalogarl'.

Clío y Cronos: la historización del Gran Tiempo

La ciencia moderna nos ha familiarizado de nuevo con el concepto del tiempo


relativo, del tiempo vivido de manera diferente por cada observador, depen-
diendo de su posición o de la velocidad con la que se mueva. Para las
ciencias naturales, la teoría de la relatividad del tiempo, desarrollada por
Einstein, es ya algo no sólo aceptado sino, incluso, superado en cierta me-
dida por los vertiginosos hallazgos de la física cuántica. El tiempo es la cuar-
ta dimensión de un mundo que vemos de manera tridimensional. El tiempo
es, sin embargo, una dimensión que difícilmente asociamos a las demás y
que solemos concebir de manera aislada, lineal, única e irrepetible.
La historia como ciencia social, por su parte, difícilmente ha trabajado
sobre la materia del tiempo; se ha limitado a los lugares comunes de la física
clásica, y se ha aferrado a concebircronológicamente la historia como una suce-
sión de puntos, o de acontecimientos puntuales, en una línea recta que avan-

512
za en un solo sentido. Para colmo, la historia, como heredera de la mira-
da cartesiana, creyó ver en esa línea única -sobre todo a lo largo del si-
glo XIX- el avance necesario hacia el progreso. La historia se concibió, en
el mejor de los casos, como una sucesión de momentos múltiples que
eran importantes per se o que de alguna manera indicaban un "sentido",
un avance unilineal hacia un fin predeterminado y que se podía predecir con
certeza: sólo bastaba relacionar los acontecimientos entre sí y sacar las
conclusiones pertinentes. En todo esto, dicho de manera simple, se enlaza-
ban las visiones evolucionistas, deterministas, positivistas y marxistas, re-
lacionadas entre sí por un racionalismo a ultranza. Y en esto, la historia se
parecía mucho a la física clásica, buscando leyes generales bajo la égida
de un determinismo social, en donde los individuos se pierden y en donde
las categorías señalan su destino. La historia se apoyaba, pues, en la cer-
tidumbre de esa línea única como distancia mínima entre dos puntos. Las
otras visiones, las que venían de antiguo en "Oriente" y "Occidente", tan ricas
y variadas, sólo eran el reducto de un mundo que se negaba a desapare-
cer y que ignoraba la marcha ascendente de la humanidad, un mundo
ingenuo al que el cerco de la ciencia tendía a ponerle fin.
La narración histórica oficializó un discurso en donde el tiempo era
sólo el referente externo, un torrente que permitía unir entre sí las fechas
puntuales y las coyunturas. La historia podía ser también independiente del
tiempo, elemento a menudo incomprensible y disruptor que solía jugar a
veces en sentido opuesto. La historia, como manifestación del espíritu
universal, en su visión judeocristiana se transmitirá a Hegel ya cierta visión
estrecha del marxismo. La historia que lleva a un fin preciso: la eliminación
final del "terror a la historia". A fin de cuentas, el gran salto adelante logrado
por la transición universal al capitalismo había despegado hacia el fin (o la
repetición "científica") de las viejas escatologías de salvación. Los mitos del
eterno retorno quedaban en la periferia como muestras de lo arcaico o lo
salvaje, lo que no tenía sentido en tanto no admitía el avance hacia un tiempo
final y finito, supuestamente demostrado por la certidumbre de los avances,
por la implacabilidad de las "leyes".
Sólo visiones más recientes y complejas, apoyadas en la evidente multi-
plicidad e incertidumbre de los datos económicos y sociales -y pienso en
los Annales y en particular en Fernand Braudel-, nos hablan de los ritmos
diversos y de las diferentes escalas en las que parece desarrollarse la curva
humana de la historia. Sólo la inmensa incertidumbre creada por la crisis de
las entreguerras, las secuelas ocultas de la Gran Depresión de 1928-1934,
pudieron generar visiones paralelas aunque escasamente intercomunicadas
entre sí: la escuela de los Annales. La teoría de la relatividad, el principio
matemático de incertidumbre que da pie a la física moderna, la lingüística
estructural ... El fin de las certidumbres del capitalismo que permite enormes
avances paralelos y cuyas consecuencias todavía no acabamos de vivir.

513
"No hace mucho", acota Braudel, "que la lingüística creía poderlo deducir
todo de las palabras. En cuanto a la historia, se forjó la ilusión, de que todo
podía ser deducido de los acontecimientos".' Y en esto se refería sobre
todo a una labor de la historia que buscara también, como en la ciencia del
lenguaje, la "lengua" y las estructuras profundas que los historiadores solían
sólo ver en las palabras superficiales del puro acontecimiento. La doble
determinación, la complementariedad y la oposición, que dieron el impulso
definitivo a la lingüística y a las ciencias naturales de las entreguerras,
se filtrarían así a la historia en la labor de la escuela francesa de los Annales,
contemporánea en su nacimiento a la física moderna, el teorema de Gódel
y el Círculo Lingüístico de Praga.
Contra la fuerte limitación original de la historia "sucesiva" se planteó el
problema de la larga duración histórica, que llega a Braudel a través de
Marx. Y el genio de este último, dice el primero, la esencia última que tras-
ciende incluso las vulgarizaciones de sus seguidores ...

el secreto de su prolongado poder, proviene de que fue el primero en fabricar


verdaderos modelos sociales y a partir de la larga duración histórica. Pero
estos modelos han sido inmovilizados en su sencillez, concediéndoseles un
valor de ley, de explicación previa, automática, aplicable a todos los lugares,
a todas las sociedades; mientras que si fueran devueltos a las aguas cam-
biantes del tiempo, su entramado se pondría de manifiesto, porque es sólido
y está bien tejido."

y es precisamente Braudel quien distingue de nuevo los ritmos y velocida-


des diversas y contemporáneas del devenir histórico, del tiempo social
enmarcado en última instancia por las grandes escalas del tiempo natural:
el medio geográfico, lo biológico. El tiempo social llenado por los grandes
proceso económicos y el múltiple estallido de una miríada de pequeños
acontecimientos. O las "cárceles de larga duración" en las que se mueven
las mentalidades, las inercias ideológicas que suelen atravesar y perdu-
rar sobre los cambios en los modos y las formas de producción. Pero la labor
del historiador en este territorio es una tarea difícil en un contexto de em-
pobrecimiento creciente de visiones sucesivas, o bajo el cerco de teorías,
que se convierten, o tienden a convertirse, en verdades absolutas.
A fin de cuentas, la historia narrada por lo menos desde el siglo XVII
opera sobre un proceso apenas perceptible; desacralizando el Gran Tiempo
de las mitologías antiguas, es el tiempo profano que avanza sobre el tiempo
sagrado; y es con el surgimiento del capitalismo cuando por primera vez se

1 Fernand Braudel, "Historie et science sociales: la longue durée", en Anna/es esc., núm. 4 octubre-
diciembre, 1958, p. 732.
2/dem.

514
universaliza una visión del pasado lineal y finita, absolutamente opuesta a
las destrucciones periódicas del universo y a los mitos del eterno retorno, que
aparecen en todas las sociedades arcaicas, incluyendo por supuesto a las
sociedades destruidas por el capitalismo en su avance hacia el "Nuevo
Mundo". A partir de entonces, como dirían los yogis de la India ante la
ir-rupción inglesa, "se vive devorado por el tiempo, no porque se vive en el
tiempo, sino porque se cree en la realidad del tiempo y, por tanto, se olvida
o se menosprecia la eternidad". O como lo diría Mircea Eliade al referirse a
"nuestros contemporáneos primitivos" y su extraña visión del mundo:

El hombre de las culturas arcaicas soporta difícilmente la "historia" y se


esfuerza por anularla en forma periódica [...] al estudiar esas sociedades
tradicionales, un rasgo nos ha llamado principalmente la atención: su rebelión
contra el tiempo concreto, histórico; su nostalgia de un retorno periódico al
tiempo mítico de los orígenes, al Tiempo Maqno."

Así, la "flecha del Progreso" en la noción universal del capitalismo era su-
mamente simple pero poderosa: avanzó "historizando" al mundo; y no es
tampoco un azar el que desde el siglo XVII se hayan desarrollado concep-
ciones paralelas en las ciencias naturales y sociales, en tanto que las
nociones "arcaicas" eran destruidas, marginadas o confinadas a los rincones
ocultos de las mentalidades de las clases subalternas (por ejemplo, la
Cábala, o todos los sistemas orientales, africanos y americanos de ideas
perseguidos por la Santa Inquisición). A partir de ese momento también,
situado en el fin de las quimeras arcaicas de Don Quijote narradas por
Cervantes, el mundo penetró en una realidad única y unívoca y esto se reflejó
en el discurso autorizado y dominante de la historia y de las ciencias sociales,
hasta sus desarrollos "clásicos" de los siglos XVIII Y XIX.
El tiempo se historizó tanto que pudo volverse continuo y fructífero,
tangible y fértil; pudo convertirse en tiempo de trabajo, en escala fija de
movimientos en la producción, hasta llegar a los desarrollos modernos como
el taylorismo, el fordismo, el stajanovismo y la producción en masa. Un
tiempo absoluto puesto al servicio de la producción en serie. Pero, al his-
torizarse, el tiempo jugaba en sentido contrario, deshumanizando al hom-
bre y cobrando su cuota implacable de destrucción. Ni qué decir que la
eternidad quedó totalmente olvidada, mientras que la ciencia avanzaba y
avanzaba intentando poner ya un límite definitivo a lo "real": por medio de la
física, la lógica, la matemática y las ciencias sociales (particularmente
la lingüística y la economía). Fue el momento, -a principios del siglo xx,
cuando las ciencias buscaron sus límites definitivos, sus "universales":

3 Mircea Eliade. El mito del eterno retorno. Madrid. Alianza Ernecé, 1984. p. 42 Y ss.

515
paradójicamente, al encontrar estos límites, solo abrieron la puerta a un
amplísimo universo de paradojas, incertidumbres y hallazgos que contrade-
cían el orden lógico buscado. Por ejemplo, cuando en 1931 Gódel publicó su
artículo poniendo en entredicho la coherencia de Hilbert y los agujeros de
los Principia Mathematica de Rusell y Whitehead,4 abría la puerta al princi-
pio general de incertidumbre: en suma, absolutamente ningún sistema
axiomático podía producir todas las verdades relativas a la teoría de los
números, salvo que se tratara de un sistema no coherente.
Fue entonces, y precisamente en las entreguerras, cuando la "nueva
realidad" golpeó a las ciencias, principalmente naturales, mostrando todas
las faceta s de un comportamiento ilógico e impredecible, hasta llegar al
momento en que aspectos fundamentales de algunas ciencias, por ejemplo
la física, se expresan mejor a través de las mitologías "arcaicas" que de todo
el lenguaje y el discurso elaborado en siglos por el racionalismo. Al encon-
trarse la ciencia con fenómenos absolutamente nuevos, los propios lengua-
jes naturales (en especial las lenguas europeas en las que se expresaba este
avance) resultaban sumamente limitados. "Aquf", diría Heisenberg, "los
problemas de lenguaje son realmente serios. Deseamos hablar de alguna
manera sobre la estructura de los átomos ... pero no podemos hablar de los
átomos en lenguaje corriente"," Y en los años en que Gódel plantearía su
teorema, un lingüista norteamericano, Benjamín Lee Whorf, intentaba con-
vencernos de que para expresar mejor la teoría de las vibraciones debía la
ciencia moderna recurrir al hopi o a la lengua de los navajo.
Las frases afirmativas del racionalismo y de los principios de Newton
resultaron inútiles ante estas puertas abiertas a la incertidumbre; y la ciencia,
para mejor expresar lo nuevo, tuvo que recurrir a las paradojas. Algo irn-
portantísimo, aunque poco conscientes hemos sido de ello, estaba pasando:
la ciencia se parecía cada vez más a los viejos sistemas de pensamiento
-milenarios en "Oriente" y "Occidente"-que el racionalismo y la expansión
capitalista habían aparentemente sepultado. Como en las viejas filosofías
del "Oriente", la verdad estaba oculta dentro de paradojas, que no podían
ser resueltas. con el razonamiento lógico. Como diría el físico Fritjot Capra,
"Aquí el Maestro era, desde luego, la naturaleza, quien, como los maestros
Zen, no proporciona ninguna clase de afirmación; simplemente proporciona
las adivinanzas o acertiios"."
y es este nuevo avance de fantasía sobre la Nada, este "reencantamien-
to del mundo", el que desgraciadamente aún no alcanza a llegar con toda su
fuerza al discurso de las ciencias sociales; en especial al de la historia y de

4 Citado por Douglas R. Holstadter, Gódel, Escher, Bach: una eterna trenza dorada, México,
Conacyt, 1982, p. 21.
5 Ibid., p. 26.
6 Fritjot Capra, El tao de la tisice: una exploración de los paralelos entre la tisice moderna y el
misticismo oriental, Madrid, Luis Cárcamo, 1984, p. 81.

516
la economía, discurso que se mueve lentamente -con sus largas frases
afirmativas- por los cauces de un racionalismo determinista y añejo.

Los dados de Dios

Pero así como habría que distinguir las escalas del tiempo social y natural,
también habría que hacerlo con los niveles físicos de la "realidad". Porque
a fin de cuentas, la física clásica y newtoniana del siglo XVII sigue siendo
válida para la escala macroscópica en que nos movemos. Estos conceptos
todavía son útiles en la región del espacio-tiempo que ha sido denominada
"la zona de dimensiones medias", es decir, en el reino de nuestra experiencia
diaria, y uno de los problemas es que estamos en un mundo "real", el
observado a nuestra escala, que aparece como absolutamente regulado:
una costra predecible colocada sobre varios universos y escalas más
pequeñas en donde reina la incertidumbre y el caos; un mundo cubierto
además por un orden mucho más amplio, astronómico, que también se rige
-hasta ahora- por la expansión, la relatividad y la entropía (es decir, la
todavía vigente tendencia al desorden).
Los defensores del determinismo alegarían que el principio fijo de causa
y efecto sigue siendo válido para proponer el continuar con la historia serial,
positivista y del puro acontecer; la economía que presupone la tendencia al
orden y la estabilidad, las gramáticas normativas en los lenguajes naturales,
la autorregulación en la escala biológica en que nos movemos, etcétera.
Porque, como bien lo ilustra March en su Física para poetas, en las esca-
las subatómicas, atómica, bioquímica y microscópica no hay continuidad,
predominan los espacios "vacíos" (o llenos de otro universo u otra materia),
un universo de diminutas gotas separadas por enormes distancias y en
donde la física clásica es inservible: puede haber, por ejemplo, fotones de
larga vida -que se desplazan a la velocidad de la luz-, para los que no
existe el tiempo desde los hace aproximadamente 15 000 millones de años
del estallido inicial que dio origen a nuestro universo. Mientras, para la escala
macroscópica (un chícharo en el ejemplo de March), se vive la edad
del universo y se puede ignorar casi por completo la incertidumbre: "en
la escala de un chícharo" -dice March-7 "podríamos esperar 300 veces la
edad del universo antes de poder encontrar una desviación de más de
0.001 cm (algo más fino que un cabello humano) respecto de las leyes
del movimiento de Newton".
y todo esto sería válido si no percibiéramos también que hay aspectos
en nuestra realidad de dimensiones medias, en·el desarrollo económico y

7 Robert H. March, Física para poetas, México, Siglo XXI, 1988, p. 263.

517
social a gran escala, en donde la "interferencia" de los otros órdenes resulta
fundamental para entender la dinámica de procesos que parecen también
moverse con varias trayectorias a la vez. Y en todo esto, el concepto de
tiempo aparece constantemente moviéndonos el piso, y son nuevamente los
avances de la física los que cuestionan la manera tradicional en que las
ciencias sociales han estado mirando al mundo. Algunas consecuencias
filosóficas del comportamiento de las partículas atómicas y subatómicas
parecen, por ejemplo, golpear los fundamentos de seriación y sucesión en
el tiempo concebido por la "historia macroscópica". Las nuevas necesidades
explicativas, enlazadas en un momento como éste -un hálito de fin de siglo
marcado por la incertidumbre-, nos obligan más al uso de las metáforas que
al viejo discurso racionalista; o como bien lo dice Borges en La esfera
de Paseal, "Quizá la historia universal es la historia de la diversa entona-
ción de algunas rnetátoras''."
Una parte de esa nueva entonación está presente en los hallazgos
recientes de la ciencia. Por ejemplo, el elemento básico actual de la teoría
cuántica surge de aquel famoso experimento de la doble rendija, en donde
la luz se comporta como compuesta de partículas o de ondas al mismo
tiempo (dependiendo de qué es lo que se quiera ver), pasando un fotón por
las dos rendijas simultáneamente: un fenómeno que resulta imposible
explicarlo clásicamente y que contiene en sí la esencia y el misterio de la
mecánica cuántica. Al desarrollar el experimento con electrones, aspecto
avalado por otras pruebas, resulta importante la posición y la necesaria
interferencia del observador, al grado de que se haya planteado, por una
parte, que los fenómenos sólo existen en cuanto son observados, y de que
en el experimento de las dos rendijas, por ejemplo, los electrones no sólo
"saben" si las dos rendijas están abiertas o no (para pasar al mismo tiempo
por las dos), sino también si están siendo observados o no, ajustando su
comportamiento en consonancia. Hasta entonces, el determinismo riguroso
creía que el mundo podía describirse objetivamente, es decir, sin considerar
al observador humano. Pero la realidad fue sustituida por las probabilida-
des y la división cartesiana entre el yo y el mundo, entre el observador y lo
observado, no pudo hacerse más cuando los físicos se toparon con la ma-
teria atómica.
El intento original de descomponer sucesivamente al mundo en unida-
des cada vez más pequeñas, a las cuales la visión clásica concebía
independientemente, se estrelló con esta nueva originalidad; pues a medida
en que penetramos en la materia ésta es cada vez menos materia tridi-
mensional y no se nos muestra ningún "bloque básico de cónstrucción"

8 Jorge Luis Borges, Ficcionario. Una antología de sus textos, México Tierra Firme/sea, 1985,
p.307.

518
aislado, sino que aparece todo como una complicada telaraña de relaciones
entre las varias partes del conjunto (un sistema parecido al lenguaje: en
donde nada tiene valoren sí, si es aislado del conjunto)." Podemos dividir la
materia una y otra vez, pero nunca obtendremos trozos más pequeños, pues
solo creamos nuevas partículas de la energía contenida en el proceso.
La propia teoría de la relatividad aparece ahora incluso como una con-
cepción clásica, si la comparamos con los nuevos desarrollos, que apuntan
hacia la concepción de un universo complejamente interconectado y com-
puesto básicamente de información, en un intento todavía no logrado por la
física de integrar en un solo modelo la relatividad y la cuántica: "el universo
como holograma multidimensional". El concepto clásico y aún el de la relati-
vidad difícilmente aceptarán "el que todo el universo", como diría Gribbin, "en
su pasado, presente y futuro esta interconectado a través de una malla de
radiación electromagnética que ve todo a la vez"." Experimentos con
fotones han mostrado incluso la posibilidad de ir hacia atrás en el tiempo
(fotones y antifotones), y que en la observación de los fenómenos es la
percepción la que cambia y no la realidad subyacente. Wigner y Wheeler han
llegado incluso a considerar la posibilidad de que, debido a la regresión
infinita de causa y efecto, el universo entero pueda deber su existencia real
únicamente al hecho de ser observado por seres inteligentes. En sus
sugerentes lecciones sobre las "fronteras del tiempo", John A. Wheeler
escribe "El universo es un circuito autoexcitado. Según se expande, enfría
y desarrolla, da lugar a la participación del observador. La participación del
observador, a su vez, da lugar a lo que llamamos 'realidad tangible', al
universo" .11 Bajo esta óptica, la historia no tiene sentido y el pasado no tiene
existencia, salvo en la forma sucesiva en que aparece registrado en el
presente. Fue ante afirmaciones de este tipo, y en especial ante el principio
de incertidumbre (que afirmaba la imposibilidad de predecir el movimiento de
las partículas), que el propio Einstein resumió su duda en aquella famosa
frase acerca de que "Dios no juega a los dados": metáfora que ha sido
desmentida por los desarrollos ulteriores. "El dios de Berkeley", diría Borges,
"es un ubicuo espectador cuyo fin es dar coherencia al mundo" .12
y para los efectos del propio método histórico, aparece en primer plano
una de las principales paradojas de la cuántica; la que ha convertido a
nuestro "viejo topo de la historia" en un simple gato, el de los universos
paralelos. Y este es el famoso gato de Schródínger, surgido del experimen-

9 Fritjot Capra, op. cit.


10John Gribbin, En busca del gato de Schródinger, Barcelona, Biblioteca Científica Salvat, 1986,
p.139.
11John Archibald Wheeler, Frontiers oftime, Amsterdam, Enrico Fermi (ed.), North Holland para la
Societá Italiana di Fisica, 1979.
12Jorge Luis Borges, "Nueva refutación del tiempo", en Ficcionario. Una antología ... ,op. cit., p. 240.

519
to imaginario del físico austriaco Erwin Schródinger, si alguien encierra un
gato vivo en una caja en donde hay un frasco de gas venenoso preparado
para destaparse (si un contador Geiger detecta la desintegración radiactiva
de un átomo que tiene exactamente un 50 por ciento de probabilidades de
desintegrarse), nadie tiene manera de saber si el gato sobrevivió, a menos
que abra la caja y observe el resultado. De aquí se deriva para unos que la
realidad potencial (por ejemplo que el gato hubiera muerto, sabiendo
después que sobrevivió) era sólo estadística y no real. Para otro, en cambió,
opera la hipótesis de los muchos mundos, que confiere existencia real a la
otra posibilidad, que no se desvanece en si misma, sino que se bifurca hacia
un universo paralelo que nunca estará al alcance de nuestras percepciones.
Para algunos, la bifurcación de estos mundos paralelos es arborescen-
te. Pero la metáfora del árbol es falsa (sobre todo dibujada bidimensionalmente
en una hoja de papel), pues habría que imaginar un árbol de cuatro dimen-
siones cuyas ramificaciones no fueran paralelas sino perpendiculares. Si
esto fuera cierto, sólo debería existir un número finito de ramificaciones, y la
realidad se estaría desdoblando en miríadas de copias de sí misma.'?
Curiosamente, este proceso continuo de opción y arborescencia ya ha
sido usado metodológicamente, aunque de manera burda, por algunos his-
toriadores; y pienso más concretamente en el método contra factual usa-
do por la New Economic History, principalmente en Estados Unidos. Ignoro
si el gato de Schródinger ha tenido que ver en este asunto. Preguntas hechas
por estos historiadores para justificar sus proyecciones económicas (a veces.
tan lineales que un gran historiador imaginativo como Pierre Vi lar los ha til-
dado de "econometristas retrospectivos" van un poco en ese sentido ... ¿que
hubiese pasado, por ejemplo, con la economía norteamericana si la escla-
vitud no se hubiera abolido y los sureños hubieran ganado la Guerra
de secesión?, ¿cómo hubiera sido el camino económico de Estados Unidos
si en lugar de desarrollarse el ferrocarril se hubiera generalizado otro me-
dio de transporte de las mercancías?, etcétera. Morris Cohen, citado por
R. W. Fogel, lo dice de la siguiente manera: "¿Es legítimo para el historia-
dor considerar posibilidades alternativas para hechos que han ocurrido? ..
Decir que una cosa ocurrió como ocurrió no es nada iluminador. Sólo
podemos entender la importancia de lo que sí ocurrió si lo contrastamos con
lo que podría haber ocurrido."!"
Sin embargo, el método resulta simple al referirse sólo a un aspecto de
la realidad, sin ver la complejidad de miles de pequeños procesos que
generarían muchas otras preguntas. Creo que un camino más abierto, y

13Esto se puede encontrar en Borges, en Gribbin y en Michael Talbot, Más allá de la teoria cuántica,
Barcelona, Gedisa, 1986.
14P. T emin (cornp.), La nueva historia económica. Lecturas seleccionadas, Madrid, Alianza, 1984,
p.177.

520
menos parcial -más histórico- radicaría en la importancia de ver lo
pequeño y sus ramificaciones, la compleja multiplicación de las realidades;
y no sólo centrarse en la "nostalgia" de lo que no sucedió en lo que se cree
único y representativo.
O como lo dice Gribbin, "no es el azar el que ha seleccionado las con-
diciones especiales apropiadas para la vida entre las posibilidades cuánti-
cas, sino la elección. Todos los mundos son igualmente reales, pero sólo
aquellos mundos apropiados contienen observadores" .15 Y lIevándolo al
viejo experimento de las rendijas, la conclusión -en esta hipótesis de los
muchos mundos (más desarrollada por Everett)- sería el que en un mundo
la partícula pasa a través de un agujero A y en el otro a través de B. En cada
mundo hay un observador que ve a la partícula pasar a través de un único
agujero. y ya para siempre los dos mundos quedarán completamente
separados y desconectados; por eso no hay ya interferencia en la pantalla
del experimento. Se cuenta de Niels Bohr -un físico danés que terminó
poniendo el emblema del Tao en su propio escudo de armas al ser nombrado
caballero- que cuando alguien acudía a él con una idea absurda que
pretendía resolver alguno de los problemas de la mecánica cuántica en los
años veinte, él respondía: "-Su teoría es disparatada, pero no lo suficien-
temente disparatada como para ser verdad".
Frente a estas paradojas y sus derivaciones, muchos físicos se han
refugiado en el subjetivismo y la metafísica, haciendo de la ciencia una
especie de "culto de crisis". Otros han llegado a la conclusión de que la
metáfora de Sch6dinger no era completa y que habría que añadir otros
términos que tuvieran en cuenta la irreversibilidad de la ecuación. Aquí,
los múltiples mundos de Everett aparecen como una solución fantástica
para tratar esa dificultad. Las paradojas de la mecánica cuántica (el gato, el
amigo de Wigner, los gemelos en el espacio de Einstein, etcétera), que son
algo así como las "pesadillas de la mente clásica" están siempre en el bor-
de de resucitar la idea fénix de tener otra vez una "teoría objetiva cerrada".
Para la lingüística, el terreno es aún mucho más fértil, debido a que entre
los lingüistas ha prevalecido un espíritu mucho más crítico y abierto que en-
tre los historiadores. Adquiere aquí valor, sobre todo, en las ya viejas dis-
cusiones sobre la relatividad del lenguaje -también desarrolladas en los
treinta-las limitaciones de las lenguas naturales, el problema del origen del
habla, el problema de las ideas innatas, la autorganización de los sistemas,
el discurso autorreferente, los metalenguajes, el extenso mundo de la in-
formática y el acercamiento con las otras ciencias que tuvo siempre un
enorme peso en las preocupaciones de Jakobson.

15 John Gribbin, op. cit., p. 224.

521
La relatividad lingüística

y aunque el tema es muy amplio, creo que consta de algunos referentes


interesantes, que son los únicos que se interconectan con todo este
reagrupamiento de la ciencia que coincide tan sorprendentemente con la
crisis de las entreguerras.
"Aquellos de nosotros que se ocupaban del lenguaje", dice Jakobson
refiriéndose a aquellos caminos comunes en la década de los veinte,

aprendieron a aplicar el principio de la relatividad a las operaciones lingüísticas;


nos sentíamos normalmente atraídos en esa dirección por el desarrollo
espectacular de la física moderna y por la teoría de la práctica del cubismo en
pintura, donde todo está fundado en la relación y la interacción entre las partes
y las totalidades, entre el color y la forma, entre la representación y lo
representado. Braque declaraba: "No creo en las cosas, no creo más que en
sus relaciones"."

y si la cuántica proviene en lo fundamental de un universo compuesto de


quanta o "paquetes conceptuales", una de las definiciones de fonema más
sintéticas logradas por Jakobson, no puede sino remitirnos a este "espíritu
de época" en la ciencia: "los fonemas como una especie de acorde fónico,
es decir, paquetes de rasgos distintivos concurrentes" Y
Muchos de estos principios no sólo fueron aplicados al interior de los
sistemas naturales del lenguaje -al gran desarrollo de la fonología y la
lingüística estructural-, sino también a la incierta frontera con el universo
de lo social y lo cultural en un sentido mucho más amplio. La oposición y
la complementariedad rebasaban el campo estrecho de la lengua y llevaban
a la constatación de la relatividad lingüística tal y como fuera concebida
por Whorf, es decir, la tesis según la cual la estructura global de toda len-
gua ejerce un influjo diferencial sobre el pensamiento de quien la habla,
sobre el modo en que concibe la realidad y sobre la manera como se com-
porta frente a ella.
Esta determinación se halla, por r upuesto, referida a la múltiple aprecia-
ción cultural de la naturaleza circundante, y se expresará por ejemplo, en el
tratamiento del tiempo verbal. Al expresarse la temporalidad, el dominio de
la subjetividad se agranda, aun cuando el concepto de tiempo suele aparecer
como sumamente organizado en todos los lenguajes naturales. Ya sea que

16 Roman Jakobson, "El concepto lingüístico de rasgos distintivos: reminiscencia y meditaciones",


en Nuevos ensayos de lingüfstica general, México, Siglo XXI, 1976, p. 142,
17 Roman Jakobson, Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE (Lengua y Estudios
Literarios), 1992, p. 40, "Diálogo sobre el tiempo en la lengua y la literatura", entrevista de Krystyna
Pomorska).

522
esta noción aparezca en la flexión de un verbo o en palabras de otras clases,
de una u otra manera se distinguen siempre tiempos, "sea un pasado y un
futuro, separados por un presente, como en francés o en español; sea
un presente-pasado opuesto a un futuro, o un presente-futuro distinguido
de un pasado, como en diversas lenguas amerindias [... l". Pero siempre, lo
asegura Benveniste, "la línea divisoria es una referencia al presente. Ahora,
este 'presente' a su vez no tiene como referencia temporal más que un dato
lingüístico: la coincidencia del acontecimiento descrito con la instancia de
discurso que lo describe; el asidero temporal del presente no puede menos
de ser interior al discurso"."

Surgen aquí también, y como lo apuntaría Jakobson,

diversos conflictos entre dos aspectos del tiempo. Está, por una parte, el
tiempo del suceso de habla y, por la otra, el tiempo del suceso narrado [...] El
tiempo en una narración puede invertirse. La historia puede recurrir a reminis-
cencias retrospectivas o simplemente puede comenzar con el desenlace y
luego ir hacia atrás en el tiempo. Más aún, el narrador puede atribuir direc-
tamente un orden invertido de los acontecimientos a la misma realidad ficticia,
como lo hizo el gran poeta ruso de nuestro siglo, Velimir Jlebnikov;

o como lo hizo, diríamos nosotros, Alejo Carpentier en su Viaje a la se-


milla. A lo que Jakobson agrega: "Considero que sería difícil encontrar otro
campo, salvo la música quizá, en que el tiempo se experimente con tal
agudeza [...] es difícil imaginar una sensación del flujo temporal que fuese
más sencilla y a la vez más compleja, más concreta y aun más abstracta"."
Las nociones arcaicas vuelven a ser visibles también en la investiga-
ción de Whorf, en especial en su ensayo An American Indian Model of the
Universe, que data de 1936 y que se refiere a su investigación entre los hopi.
Este grupo indio, cuya lengua pertenece a la extensa y profunda familia yuto-
azteca, no posee en su lengua la idea de tiempo como flujo uniforme en el
cual todo objeto del universo avanzaría paso a paso desde el futuro,
atravesando el presente para adentrarse en el pasado; o sea (invirtiendo el
punto de vista), un curso en el cual el observador sería constantemente
arrastrado, viniendo del pasado hacia el futuro, por la corriente de la
duración. En esto, los hopi coincidirían más bien con la parábola zen del
tiempo móvil e inmóvil a la vez. Pues esta lengua, nos dice Whorf, "no
contiene en efecto palabras, formas gramaticales, construcciones o expre-
siones que se refieran directamente a lo que nosotros llamamos tiempo,
o al pasado, presente y futuro, o a lo que continúa y dura, o al movimiento

18 Emile Benveniste, Problemas de lingüística general, México, Siglo XXI, 1976, p. 183.
19 Roman Jakobson, Arte verbal ..., op. cit., 1992, p. 41.

523
concebido cinéticamente más bien que dinárnicarnente't-vy mucho menos
alude jamás al espacio de modo tal que excluya de él algo que nosotros
pudiéramos individualizar como tácita dimensión temporal. La lengua hopi
está en sí misma perfectamente dotada para describir, de manera correcta
y completa, y desde un punto de vista operativo, todos los fenómenos
observables del universo. En ella no existe la oposición, familiar entre
nosotros, de espacio y tiempo. Así, el fundamento de la relatividad física,
descrito matemáticamente desde 1905, era ya familiar a la concepción hopi
del universo.
En otro momento, Whorf -quien originalmente se interesó por la quí-
mica- influyó también en el análisis del navajo emprendido por Kluckhohn
y Leighton unos diez años después." y relacionado -por supuesto- con el
concepto de relatividad cultural que la antropología norteamericana venía
trabajando desde principios de siglo. Aquí, los verbos navajos "expresan
significados muy bien definidos combinando elementos que, en si mismos,
son generalizados e incoloros. Se la podría llamar una lengua química: el
procedimiento fundamental consiste en utilizar los diversos efectos de
pequeños elementos organizados en distintas estructuras". El navajo es rico
en clasificadores de objetos (como las lenguas mayas) y se requieren
extensos circunloquios en inglés para expresar la totalidad del campo
semántico de un verbo navajo. En todo caso, la temática de estos estudios
aborda la comparación con las lenguas europeas, que tendrían según esto
una visión más "cartesiana" del mundo, y a las que Whorf clasifica como
"lenguas ·SAE" (standard average european o "lengua europea normal
media"). Las lenguas amerindias, en todo caso, captarían mejor una serie
de fenómenos de movimiento y tiempo, que resulta difícil expresar en las
llamadas lenguas SAE. El hopi, por ejemplo, posee una enorme riqueza
para expresar muchísimos tipos de fenómenos vibratorios referidos a ca-
sos elementales de procesos de deformación. La terminología hopi es tan
rica, precisa y susceptible de extensiones sistemáticas que,

si se quisiera, se la podría utilizar para describir innumerables fenómenos de


nuestro mundo técnico, como los movimientos de las máquinas y de los
procesos ondulatorios, de los cuales los hopi no han sabido nada y que, en
cambio carecen de una nomenclatura definida en las lenguas europeas. Esta
perfecta funcionalidad del hopi se debe a que esa lengua distingue entre dos
clases de experiencia una oposición general correspondiente a la que existe
entre partícula y campo, considerada por la física contemporánea ~omo más

20 Benjamín Lee Whorf, "An american indian model of the universe", en Language thought & reality.
Selected writings of Benjamín Lee Whorf, Instituto Tecnológico de Massachussets , 1964, pp. 57·64;
Ferruccio Rosi-Landi, Ideologías de la relatividad lingüística, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión,
1974.
21 Clyde Kluckhohn y Dorothea Leighton, The Navaho, Nueva York, Doubleday, 1946.

524
fundamental que aquélla planteada entre espacio y tiempo o entre pasado-
presente-futuro que nos imponen nuestras lenguas SAE.

La oposición observada, concluye Whorf, "siendo obligatoria para sus


formas verbales, prácticamente obliga a los hopi a notar y observar los
fenómenos vibratorios y, más aún, los impulsa a ponerles nombre y clasifi-
carlos".22
Un fenómeno similar lo hemos encontrado en una lengua maya hablada
en el norte de Chiapas, el chol, en donde detectamos un sistema complejo
de 67 clasificadores numerales (en chol, como en otras lenguas del grupo no
se cuenta a secas, se cuentan cosas planas, largas, inanimadas, personas
cuadrúpedos, etcétera). También el sistema chol de agrupación y percep-
ción de los colores es bastante fecundo, pues a partir de cinco colores
básicos -y utilizando algunos recursos expresivos a nivel de palabra- es
posible expresar una amplísima gama de matices y situaciones dinámicas
del color; pues no sólo se clasifican con base en matices fijos, sino, sobre
todo, con base en matices que se dan en situaciones cambiantes y especí-
ficas: por ejemplo, "rojo que se levanta al golpear la lumbre", "negro en cosas
redondas", "negro como espiar de noche", "blanco de claridad tenua en
expansión"; expresados en una sola palabra compuesta de la raíz de color
básico, un formativo verbal y un sufijo de matiz. Las situaciones verbales,
referentes a tiempo y desplazamiento, son también riquísimas en el nivel de
palabra: por ejemplo, "corriendo un animal velozmente sobre el agua",
"vibrando al caer una moneda antes de inmovilizarse en el piso", "desajus-
tándose dos piezas que vayan encima de algo que se mueve", etcétera,
utilizando la reduplicación y un sufijo, de manera similar a lo que ocurre en
hopi.23
En todo caso, el tratamiento de estos temas coincide también sor-
prendentemente -y en esto habría un estrecho parangón con las ciencias
naturales y exactas- con el rompimiento del tabú acerca de investigar el
origen del lenguaje, el problema de las ideas innatas y de la "innatez" del
lenguaje humano (que sería luego desarrollado por la lingüística transformativa
de Chomsky, con base incluso en una recuperación de la lingüística anterior
y posterior al sigloxvlI),2410s procesos de autorganización de las estructuras
y el discurso autoreferente sobre estos dos últimos aspectos habría que
abundar, en tanto involucran también conexiones de la lingüística con la
matemática, la literatura y el arte en general.

22 B. L. Whorf, op. cit., pp. 57-64.


23 Antonio García de León, "El trabajo educativo y su relación con algunos aspectos de
sociolingüística", en Anales dellNAH (1974-1975) México, INAH, 1976, pp. 155-170.
24 Véase en especial: Noam Chomsky, Lingüística cartesiana. Un capítulo de la historia del pen-
samiento racionalista, Madrid, Gredos, 1978.

525
Por ejemplo, se ha descubierto que lejos de ser una ilusión, la irreversi-
bilidad juega un papel esencial en la naturaleza, en el flujo mismo del
acto de habla, y se encuentra en el origen de muchos procesos de orga-
nización espontánea. Sabemos hoy día que estos procesos son presu-
miblemente el fundamento de la autorganización en los sistemas biológicos
(en donde, como en la estructura helicoidal del ADN, funciona todo un len-
guaje genético); y nos encontramos "en un mundo azaroso, un mun-
do en el cual la reversibilidad y el determinismo son solamente aplicables
a situaciones límite y casos simples, siendo al contrario la regla la irre-
versibilidad y la indeterminación". Este juego entre orden y desorden, entre
azar y necesidad, llevó sin embargo y durante mucho tiempo hacia la idea
más cómoda de equilibrio: en la dinámica y la termodinámica y más tarde en
el pensamiento sociológico y económico. "Tenía", dicen Prigogine y Stengers,
"un atractivo emocional como resultado de su asociación con las ideas de
orden y armonía":" y a pesar de que el estructuralismo, por ejemplo, se
piensa a menudo como estático, habría que recordar el capítulo final del
Cours de linguistique générale (que ha inspirado en gran medida a los
estructuralistas) en el cual Saussure describe la propagación de "ondas
lingüísticas" sujetas a dos tipos de fuerzas: la "interrelación" que crea la
comunicación y el "espíritu de aldea" que mantiene las peculiaridades
locales.
También, y desde que hacia 1885 George Cantor formulara una teoría
de diferentes clases de infinitos conocida como "teoría de conjuntos",
surgieron las paradojas que hacían incongruente el modelo matemático,
basadas en un aspecto que también involucra a la lingüística: el discurso
autorreferente. El problema aquí fue hacer -al igual que en la teoría de
los números y en la geometría- que la intuición se emparejara perfecta-
mente con los sistemas formalizados, o axiomáticos, de razonamiento. En
este discurso, que Hofstadter llama "bucles extraños" se basarían gentes
tan diferentes en el tiempo y en el espacio como Gódel, el pintor Escher y
Johann Sebastian Bach.
"Una variante vistosa de la paradoja de Rusell", nos dice Hofstadter
mencionando la paradoja según la cual los conjuntos no son miembros de
sí mismos (por ejemplo: "el conjunto de todas las moscas no es una mosca"),
"es la llamada paradoja de Grelling, en la cual se utilizan adjetivos en vez de
conjuntos. Dividamos los adjetivos que se usan en español en dos cate-
gorías: la de los que se describen a sí mismos, como "esdrújulo" o "he-
xasilábico", y la de los que no se describen a si mismos, como. "potable"
o "incompleto". Ahora bien, si a los de la primera categoría los llamamos

25 lIya Prigogine e Isabelle Stangers, La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia, Madrid, Alianza
Editorial, 1983, p. 19.

526
autológicos y a los de la segunda heterológicos ... ¿a qué categoría perte-
nece el adjetivo "heterológico"?, ¿nos arriesgaremos a decir que el adjetivo
"heterológico" es heterológico, que no se describe a sí mismo? ..
"El único culpable de estas paradojas", agrega Hofstadter, "parece ser
el fenómeno de la autorreferencia, que es como decir el Bucle Extraño.
Entonces, si lo deseable es eliminar todas las paradojas, ¿porque no pro-
curar eliminar la autorreferencia y todo cuanto pueda servirle de raíz? La
empresa no es tan simple como se creería, porque puede ser difícil saber
donde está ocurriendo una autorreferencia. Puede estar diseminada en todo
un Bucle Extraño de varios pasos, como en esta versión ampliada de la
paradoja de Epiménides, que hace pensar en Manos dibujando (un céle-
bre dibujo de Escher):

La afirmación que sigue es falsa.


La afirmación que antecede es verdadera.

Si las tomamos juntas, estas dos afirmaciones tienen el mismo efecto que la
paradoja original de Epiménides; pero si las tomamos por separado son
afirmaciones inocuas y hasta potencialmente útiles. La "culpa" de este
Bucle Extraño no se puede achacar a ninguna de las dos afirmaciones, sino
exclusivamente a la manera como "apuntan" la una a la otra ...".26
y es este tipo de recursos lo que hace muchas veces el efecto original
en la obra de arte: en los cánones de Bach construidos como repeticiones
simétricas, las litografías de Escher, las pinturas de René Magritte, en el
diálogo entre Aquiles y la tortuga de El juego de la lógica de Lewis Carroll,
en los cuentos de Borges (El Otro ...), en Continuidad de los parques de Ju-
lio Cortázar (en donde un personaje de una novela asesina al lector de esa
misma novela), en El Quijote mencionado por Cervantes en el ñoveno
capítulo de El Quijote, o en el breve relato del filósofo chino Chuang Tzu,
El sueño de la mariposa, escrito 300 años antes de nuestra era: "Chuan
Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que ha-
bía soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando
que era TZU".27
En todo caso, lo que vemos aquí son algunas ventanas abiertas al poder
esencial del lenguaje, pues el privilegio del hablante se encuentra en el
hecho de que la lengua es tal vez el único medio capaz de transportarnos a
través del tiempo y el espacio.

26 Douglas R. Holstadter, op. cit., p. 23.


27 Citado por Borges, op. cit., p. 248.

527
Nostalgia de la eternidad

y para regresar a la historia (y concluirla), habría que recordar que la materia


básica de la que está compuesto el sueño de Clío es algo así como una
extraña combinación de tiempo y discurso. En la historia podemos jugar
con el tiempo, a la manera del discurso narrativo, del mito o del cine; pero,
en todo caso, nos estamos refiriendo siempre a una "flecha del tiempo", a
una sucesión en gran medida irreversible. Y aquí, el historiador buscaría
el objetivo supremo de los antiguos alquimistas chinos, que no era la sim-
ple búsqueda de la piedra filosofal, sino el actuar sobre el tiempo, el alcanzar
la inmortalidad por medio de un retardo radical de los procesos naturales
de decadencia. En esto, el uno y los otros se compararían con los chama-
nes de todas las culturas arcaicas, en "los que trabajan con el tiempo".
La posibilidad de detener el tiempo o de invertirlo contrastaría precisa-
mente con la irreversibilidad, algo que sólo encontramos de manera clara en
el discurso literario, religioso o mitológico. En el segundo que dura un año,
en El milagro secreto de Borges, en los encantamientos medievales, en el
Mahoma arrebatado por una yegua al séptimo cielo, en donde el tiempo se
revierte, "pues piensa haber estado allí largo tiempo y cuando regresa al
mundo recoge, antes de que se derrame el agua, lajarra que volcó la yegua
celeste"," en la entrada de Don Quijote a la cueva de Montesinos, en los
caminos perdidos del cazador Rip Van Winkle, en El jardín del Montarto
del narrador catalán Noel Clarasó, en el Nirvana hindú o en el mito de Sri
Ramakrishna narrado por Mircea Eliade,29 en el Manuscrito encontrado
en Zaragoza del conde Potocki; en los Encantos de todas partes ... 30
Sin embargo, este "giro del tiempo" ha sido de nuevo posible en el mundo de
la física moderna gracias a que, si bien la irreversibilidad pare-
ce ser la base del universo "participativo", su inversión puede ser analizada
más cuidadosamente: "por lo menos", dirían Prigogine y Stengers refiriéndo-
se a los experimentos con partículas subatómicas,

localmente ya podemos suprimir la flecha del tiempo por un período limitado,


pero hemos de pagar un precio; hemos de suministrar información experimen-
tal a través de la inversión de la velocidad [...] Los procesos temporales
"invertidos" son transitorios y pueden ser creados pagando el "precio de la
entropía"."

28 Ana María Barrenechea, "La desintegración del tiempo", en Samuel Gordon (cornp.), El tiempo
en el cuento hispanoamericano. Antología de ficción y crítica, México, UNAM, 1989, p. 206-207.
29 Mircea Eliade, Imágenes y símbolos, Madrid, Taurus, 1979 (en especial, cap. 11,"Simbolismos
indios del tiempo y de la eternidad", p. 63 Y ss.).
30 El tema, en su oposición natural/social ha sido re tomado por Norbert Ellias, Sobre el tiempo,
Madrid, FCE, 1989.
31 Prigogine y Stengers, op. cit., p. 249.

528
Necesitamos pues una explicación que relacione lo diverso y lo cambiante
con lo idéntico y lo permanente, y que desde ese momento, de lograrlo,
elimine el tiempo.
Después de todos los milenios de mentalidad "arcaica" y de unos cuantos
siglos de racionalismo, es Einstein el primero que en nuestra época encarna
con' más fuerza la vieja ambición chamánica de eliminar el tiempo. "Para
nosotros", decía Einstein, ''físicos convencidos, la diferencia entre presente,
pasado y futuro, no es más que una ilusión, aunque sea tenaz" ... Einstein
llevó esta corriente de pensamiento hasta sus últimos límites, al demos-
trar que inclusive el espacio y el tiempo son formas de intuición que no
pueden divorciarse de nuestra conciencia, al igual que los conceptos de
color, forma o tamaño, El espacio no tiene realidad objetiva, excepto como
un ordenamiento o disposición de los objetos que percibimos en él, y el
tiempo -como en las visiones del mundo amerindias, africanas y orienta-
les- no tiene existencia independiente del orden de los acontecimientos
mediante los cuales lo medimos."
y la historia, sea la de un ser vivo o la de una sociedad -coloca-
da necesariamente en un tiempo/espacio finito y sin fronteras-, no po-
drá jamás ser reducida a la sencillez monótona de un tiempo único. La
historia se desarrolla precisamente en un universo en expansión, que al
aplicarle la flecha del tiempo va lentamente formando una esfera, desde el
Gran Estallido inicial (que sería como su polo norte en esta metáfora usada
por Hawking33), hasta su posible y futura contracción (su polo sur final). En
esta esfera hipotética, aún tendemos al desorden y no alcanzamos el
ecuador que iniciaría los procesos a la inversa. La esfera resulta aquí una
buena comparación de un universo que, como el cuerpo esférico, es a la vez
finito y sin fronteras. O como lo diría alguna vez Giordano Bruno, "podemos
afirmar con certidumbre que el Universo es todo centro, o que el centro del
Universo está en todas partes y la circunferencia en ninguna" .34 Lo curioso,
y en un proceso maravilloso que supera incluso al de la más elaborada
de las mitologías, es que, estando el universo en este proceso de entropía,
se puede engendrar momentáneamente la singularidad de las estructu-
ras disipativas nacidas de una desviación del equilibrio; engendrarse, en
suma, la historia: un camino evolutivo singular y múltiple que aparece
siempre como un caos en cascada, como una sucesión de bifurcaciones del
árbol del tiempo.
Isabelle Stengers lo resume así:

32 L. Barnett, El universo y el doctor Einstein, México, FCE, Breviarios, 1967, p. 16.


33 Stephen W. Hawking, Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros, México, Crítica!
Grijalbo, 1988, pp. 180·197.
34 Citado por Borges, op. cit.

529
la primera cuestión es la relación entre lo ordenado y lo desordenado, entre
el orden y el desorden. La famosa ley de crecimiento de la entropía, del
segundo principio de la termodinámica, describe un mundo en evolución hacia
el desorden, hacia la muerte térmica. Sin embargo, la evolución biológica y la
evolución social nos aparecen como la emergencia de organizaciones com-
plejas a partir de formas más sencillas. ¿Cómo es ello posible? ¿Cómo ocurre
que tales estructuras, ordenadas, surjan del desorden? Bastante hemos pro-
gresado en la respuesta a tales preguntas. Hoy sabemos bien que el aleja-
miento del equilibrio, el desequilibrio termodinámico con flujos de materia y
energía, puede traer el ordenamiento en un sistema abierto a su entorno."

y en este nuevo reencuentro de las ciencias, que debe mucho a Jakobson,


nuestro diálogo con la naturaleza puede únicamente tener lugar como
observadores participantes, desde dentro de la naturaleza. El mundo
reencantado pasa pues por todos los procesos que creíamos ingenuos de
las mentalidades arcaicas, las "mentalidades de larga duración" de los
tiempos breves y los tiempos largos de Le GOff.36Como dirían Prigogine y
Stengers en su propuesta de "nueva alianza" de las ciencias,

El hombre debe escoger entre la tentación, tranquilizante pero irracional, de


buscar en la naturaleza la garantía de los valores humanos, la manifestación
de una pertenencia esencial, y la fidelidad a una irracionalidad que lo deja solo
en un mundo mudo y estúpido. Otro tema mezcla sus ecos con los del desen-
canto; ,es el de la dominación: el mundo desencantado es al mismo tiempo
manejable. Si la ciencia concibe el mundo como sometido a un esquema
universal que reduce su diversidad a las tristes explicaciones de las leyes
generales, se ofrece a través de ello como un sistema de control y de dominación.
El hombre, extraño al mundo, se coloca así como dueño de este mundo.'?

Porque como lo ha asegurado Needham, el pensamiento occidental,


ha oscilado siempre entre el mundo como autómata y una teología en la
cual Dios gobierna al Universo: en un juego de espejos ideológicos que
Needham ha llamado "la esquizofrenia característica europea" (expresada,
por supuesto, en las lenguas SAE del salvaje europeo de Whorf).38
La historia tiene que regresar así a lo pequeño y lo inmediato, a la
búsqueda de las particularidades que la hacen diversa y multifacética; a los
grandes procesos contruidos de un sinfín de pequeñas circunstancias, y
retomar el discurso de lo metafórico, lo contrafactual y lo maravilloso. Reen-
contrar esa capacidad de admirarnos que subyace en la poética del tiem-

35 Isabelle Stengers, prefacio a la edición española de Prigogine y Stengers, op ..cit. p. iii.


36 Jacques Le Goft, "Tiempos breves, tiempos largos", en Lo maravilloso y lo cotidiano en el
Occidente medieval, Barcelona, Gedisa, 1991, pp. 148-162.
37 Prigogine y Stengers, op. cit. p. 35.
38 Sobre el "salvaje europeo", véase Roger Bartra, El salvaje en el espejo, México, EraJuNAM, 1991.

530
po; pues como diría Quevedo, "solamente lo fugitivo permanece y dura".
Buscar los espacios del pequeño gran tiempo ahí donde el Tiempo Magno
parece a menudo detenerse y en donde posiblemente estén los quanta
de la historia: en la poesía y la música, en la iluminación mística y en el amor.
Allí donde la dominación de unos sobre otros y el propio flujo temporal
parecen desaparecer: en el arrobo, en el éxtasis, en el tiempo mitológico, en
el encantamiento del arte y en el orgasmo ...

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532
Lingüística y discurso:
de la comunicación a la evocación
Fernando del Moral l.ópez"

Abordaremos aquí las funciones del lenguaje frente a sus límites y lo que
del discurso se remonta a las entidades extralingüísticas para guiar la de-
finición de una ampliación del campo de las funciones del lenguaje y de la
palabra en relación con el psicoanálisis.
Entre la función emotiva del emisor y la conotativa notativa del receptor,
cabe inscribir las funciones que Jakobson definió para el lenguaje; en ese
campo podemos incluir también las funciones propias del discurso y las
modalidades que adopta según el esquema de un estudioso de Jakobson,
Jacques Lacan, para consignar algunos efectos que ex-sisten al lenguaje,
a saber, las formaciones del inconsciente y la función lenguajera: se trata del
desplazamiento que enfila desde la lingüística a la lingüistería. Con esto
ampliamos la definición comunicativa del lenguaje con la evocativa, que se
promueve por lo que se desliza desde el significante al significado y más
allá, hacia el real del que la palabra resurge evocando el saber insabido,
inconsciente, en referencia con el goce. En todo ello los hechos de estruc-
tura ponen en escena a los hablantes como deseantes, y al sujeto como
efecto del inconsciente.
Nos referimos al papel que guarda el sujeto en la cadena significante
a partir de las reflexiones de Saussure, Jakobson y Freud en torno al sím-
bolo y a la significancia, al enunciado y a la enunciación o aun al papel que
guarda el resto de la operación, el objeto a, evocante de lo real de la es-
tructura que J. Lacan vino a identificar. Evocación sobre quién habla y hacia
dónde habla en la vía de la metáfora y de la metonimia a través de las op-
ciones discursivas, lo que indica las vías de conducción del objeto como
resto de la operación significante donde el discurso advierte de su intención
confesada o inconfesada más allá de la supuesta objetividad del enunciado.
En el Seminario Encore' Lacan en su homenaje a Jakobson subraya
la relación entre la lengua y el goce, lo que la excede como un eco enri-
quecedor, en forma de lalangue suplernentoa la función puramente ex-
presiva del lenguaje. Inspira con eso un anudamiento, el de la estructura

• Centro de Investigación y Estudios de Psicoanálisis.


1 J. Lacan, Encare, Barcelona, Paidós, 1981.

533
del psiquismo correspondiente al imaginario (el lenguaje), el simbólico (la
lengua) y el real (Ialangue).
Para introducir sus reflexiones sobre la función poética del lengua-
je, Jakobson en Ensayos de lingüística general, no hace sino referir los
problemas de la estructura verbal de la poética a la lingüística, a la que define
como la ciencia global de la estructura verbal, pero advierte que muchos
rasgos poéticos no pertenecen únicamente a la ciencia del lenguaje, sino
a los signos, a la semiótica. El problema de las relaciones entre las pala-
bras y el mundo interesa no sólo al arte verbal sino a todo tipo de discurso.
Jakobson recomienda explorar los problemas de la relación entre el discurso
y el universo del discurso, pero insiste en que los valores de verdad hay que
considerarlos para los lógicos como entidades extralingüísticas que rebasa-
rían los límites de la poética o la lingüística misma. Así pues, si se delimita-
ra el campo, lo que se establece es desconsiderar la parte compleja del
lenguaje, precisamente su nivel de ambigüedad, la definición del objeto que
calificaría a la ciencia, pero si nos instalamos en el dominio del sujeto,
tendremos que pasar del objeto de la comunicación, la expresión y el sentido,
al sujeto, a la evocación.
En las entidades extralingüísticas, en el continuo que establecen con
el lenguaje mismo, en el papel que guarda la estructura se percibe la re-
ferencia exterior que por su exclusión posibilita el efecto, el sujeto del in-
consciente, el hablante. El Otro de lo simbólico, desde su misma exclusión
respecto del sujeto, insta a ese sujeto (que en la cadena significante queda
él mismo también excluido) a desear. En efecto, por la discontinuidad del
psiquismo, efecto de la estructura dividida, el sujeto es ese real naturalizado
por el símbolo anhelante de una articulación estatuida por lo imaginario,
perlétre, ser de lenguaje, deseante que evoca la armonía, lo insabido sobre
el goce imposible.
Sujeto que evoca la falta aun en lo más anodino, en eso que caracteri-
za las funciones del lenguaje, lo que entre emisor (destinador) y receptor
(destinatario) es el contexto (función referencial-denotativa), el código
(metalingüística), la atención (fática), el mensaje (poética).
Entre un polo y otro del lenguaje se juegan las modalidades del discurso
que caracterizan la discontinuidad producida entre intención y efecto, o en-
tre enunciado y enunciación, funciones que incluyen lo que el hablante
desliza, sugiere, alude como respuesta que es de lo real, sujeto que al quedar
representado por el significante en la cadena discursiva no tarda en advertir
que es hablado y que algo sabe por él, lo que evoca por la vía del síntoma
de su decir -y síntoma que transciende la intimidad, la subjetividad, el
análisis, síntoma que en lo social no cesa de aludir a lo que falla.
Si el universo del discurso engloba aquello desde lo cual se organiza, la
estructura verbal, sustrato de la lingüística, pone de manifiesto el corte
significante con el que el sujeto resignifica la enunciación, su misma ex-

534
sistencia como discontinuidad en lo real que le corresponde encarnar, pero
además lo informulado desde donde se organiza, la barra que separa como
represión organizadora de la heterogeneidad producida entre el orden
significante y el significado. Real que por la determinación simbólica deter-
mina al sujeto a su inscripción en la cultura bajo el peso de la ley simbólica
que instaura el significante del Nombre-del-Padre. El drama de los hablantes
es que están sujetos a evocar cada vez que hablan lo que no dan por sabido;
desde el significante unario (81), la represión se vectoriza sucesivamente en
el significante sucesivo (82), en cuyo hiato la evocación evoca la exclusión
del goce que revolotea en su parcial anulación por la instauración del
símbolo, y que se sustituye en la metáfora fálica, la cual organiza al sujeto
como deseante al precio de su división, al precio de no saber cómo la falta
de ese Otro simbólico ocasiona tales efectos. La estructura supedita por
consiguiente al sujeto a los efectos del lenguaje, al extremo de hacerle
responder por lo que con sus palabras no llega a elaborar.
Volvamos de nuevo a la observación de Jakobson sobre la función poética
para incluir en ella a la función "Ienguajera", la menos advertida de la lengua
y que se vincula a lo que Lacan define como lalangue, lo real del lenguaje,
núcleo que va de lo Mismo, lo que vuelve al mismo lugar, a la heterogeneidad
absoluta. Función que incomoda a las mejores intenciones por introducir la
incompletud y la equivocidad por más preciso que sea el esfuerzo de
consignar un esquema definitivo y sólido, función que por la evocación no se
sabría dar del todo por dicha ni entendida y porque la simbolización yerra.
Jakobson enfatiza que la función del lenguaje supone el intercambio de
mensajes y plantea a la comunicación como connatural al hombre; hay
que decir que al extender la definición del lenguaje de la comunicación a la
evocación supone de suyo incluir el continuo topológico entre la comunica-
ción y el reverso de ella, entre el sujeto pensante y el pensamiento sin sujeto,
el del saber epres-coup, puesto que la exclusión del sujeto de su operación
le lleva a decir más de lo que intenta o sabe; en esto se reconoce el reverso
del discurso, es decir, no la manifestación pura del agente del discurso y del
otro al que se dirige, sino además la verdad ignorada o no por ese agente y
ese receptor del discurso, o el producto de ese discurso del cual se hace caso
omiso por lo general. La cara oculta del discurso, la que le da su consistencia
no es sino su verdad, y aunque ésta se diga a medias, habla por su parte. El
reverso del discurso revela que el sujeto, además de hablar, es evocado, por
lo que no sabe que anuda entre lo que se hace escuchar. En otras palabras,
es el lenguaje el que adquiere o utiliza a los hablantes y no viceversa, siendo
el sujeto siempre el elemento faltante a la cadena, simboliza que reemer-
ge para volver a desvanecerse, y que otorga a la cadena significante su
coherencia a partir de una paradójica operación; el lenguaje determina al
sujeto, y el sujeto, por vía sustitutiva, fálica, da coherencia al lenguaje. El
discurso, como dice Benveniste, se opone a la lengua como un conjunto

535
de signos formales que conforman sistemas y estructuras, en él se da la
participación viva del sujeto.
Entre el significante primario y el binario, "el amo del saber sobre tu
ignorancia eres tú mismo", decía Sócrates, entre un significante y otro, el
campo del deseo, según el objeto en el fantasma lo alude. Aunque se trate
de algo más complicado, son cuatro elementos del discurso: dos significantes,
el objeto a y un sujeto anulado, todo lo cual puede configurarse para que el
semblante o agente del discurso influya sobre el otro como amo o maestro,
como universitario, histérico o analista, es decir según opere en ese lugar de
agente respectivamente el significante S1' el significante S2' $, o el objeto a.
Si consideramos la cultura como un conjunto de sistemas simbólicos,
reconocemos al lenguaje como definitorio de la ley de la cultura; en ella la
significancia, lalangue o la verdad del discurso no pueden ser ajenos a la
lingüística, en tanto son índices de lo que el orden simbólico no llega del todo
a recubrir, ese resto del goce o del saber insabido. El significante unario S1'
significante amo, que instaura el Nombre-del-Padre, posibilita el acceso a
través de la metáfora fálica a la relación entre los hablantes, inaugurando el
lazo social, si bien resurge siempre lo heterogéneo a lo simbólico como real
sintomático. La lingüística moderna considera la lengua no como una evo-
lución genealógica sino en tanto estructura sometida a reglas y leyes fun-
damentales, red de diferencias, y donde lo simbólico, que sostiene la insis-
tencia deseante, es próximo a su real y al imaginario con los que se anuda.
Con la función evocativa del lenguaje, aquello contingente que excede
a la palabra y al lenguaje nos acercamos a lo real del hablante, donde brilla
por su ausencia el objeto de la falta, el resto de la operación significante no
comprendido en su articulación, objeto causa de deseo, que de síntoma a
fantasma reitera el anudamiento del psiquismo. De cuatro elementos, entre
un agente y un destinatario, evocamos lo imposible, aspiramos a colmar esa
falta organizadora del sujeto, razón del deseo.
Lo que escapa al discurso es aquello que subyace a la intención
supuesta como consciente, bajo el agente y el otro, escapa la verdad de
agente y lo que resulta de ese discurso la producción indicada del lado del
otro:
agente ~ otro

verdad producción

Dinámicamente, en esos dos polos del discurso, entre el semblante emisor


con su verdad inadvertida, y lo que se produce como efecto disimulado, el
discurso se organiza bajo cuatro modalidades éticas de relación frente a la
verdad, que son también cuatro posibilidades de identificación para el suje-
to, como amo, identificado a su saber o poder; como universitario identifi-
cado al significante del saber; como histérica en el punto de partida del suje-

536
to desvanecido, aspirando a inducir el saber en el otro, y como analista,
donde el puesto del agente es el más difícil de asumir, identificado con el res-
to de la operación del discurso, con lo imposible del goce evocado por el
objeto a, se trata de la partida jugada desde la falta.
Vemos en la ampliación planteada sobre la función del discurso en el
lenguaje cuatro formas de configurar el lazo social en donde naturalmente
siguen jugando importancia el contexto, el código, el contacto y el mensaje,
pero ahora las relaciones implícitas o inconscientes son capitales, apuntan
a revelar lo que rodea el significante y lo que escapa como saber insabido.

81 ~ 82
Amo Universitario
$ a

$ ~ 81
Histérica Analista
a 82

Puntualizamos así una ampliación que legítima el campo del psicoanálisis a


través de evidencias prácticas y clínicas. En lo sucesivo, la lingüística no
puede ya desconocer la relación implícita por los efectos del inconsciente,
lo que existe al lenguaje.
El lenguaje no sería del todo esa relación biunívoca entre emisor y
receptor; sería más bien, una verdad y una producción inadvertida suscita-
da entre enunciado y enunciación, en donde se daría la atribución del propio
saber al otro y, por supuesto, la división entre el nivel de significación pro-
ducido por retroacción del mensaje en el sujeto y el significante que emer-
ge siempre previo al significado; el resto de la operación promovido por el
objeto suscitaría el síntoma.
Podemos insistir en que el sujeto puede decir más de lo que sabe, o bien
no saber lo que dice; ¿no es acaso esto el ejemplo más evidente del efecto
de la evocación sobre la comunicación? Es el caso obligado de decir otra
cosa que lo que se desea expresar, o bien hablar para no decir nada. Para
no cerrar el camino a la precisión, Lacan ofrece las fórmulas de los cuatro
discursos en el seminario Encare, demostrando con ello que si al lengua-
je falla lo real por no inscribirse, al menos es posible detentar su curso
midiendo los lugares asumidos por el sujeto en el discurso.
Lo real del lenguaje que la evocación rodea como una verdad que re-
volotea lo aproximamos con lalangue, que nos advierte de operaciones
más oblicuas e íntimas evidenciadas en el sujeto dividido entre el dicho y el
decir. 8i el motor de lalangue (Ialengua) es, como se dice, la homofonía, la
ambigüedad que depierta el sonido en el significante, su evidencia y efecto

537
r

se miden en el alcance del malentendido y en la verdad del discurso que en


cada función discursiva determina en la producción el efecto del decir.
En el mundo convencional del lazo social, todos aspiran a decodificar el
sentidoque se establece desde el significante al significado; la transferencia
es inevitable como resultado de la exclusión del sujeto, inevitable transferir
un saber que le pertenece, cuyas consecuencias en la cultura van del
malentendido al malestar,
Puntualicemos que de la exclusión del sujeto se genera una pérdida de
saber o de sentido que es preciso suplir, compensar, llenar con nuevos
sentidos faltando siempre como significante algo, lo que indicará el objeto a
como resto de real insirnbolizable.
Jakobson, al comentar sobre las consecuencias del acto de hablar,
sostenía que: "no hay duda de que existe una retroalimentación entre el acto
de hablar y el de escuchar, si bien la jerarquía de los dos procesos es
contraria para el codificador y el descodificador [...] ambos por igual esen-
ciales y complementarios en el sentido de N. 8hor".
Podríamos insistir en que si el que habla dice siempre otra cosa, o bien
algo más de lo que pretende, el que escucha decodifica con sus significantes
particulares tanto lo dicho como el decir implícito del emisor; el vínculo es-
tablecido por la retroalimentación del mensaje tiene menos que ver con el
sentido comprometido que con la verdad, menos con el signficado que con
el efecto promovido implícitamente; bajo ciertas condiciones, la equivoci-
dad, el enigma o la evocación devuelven el intercambio establecido a la
referencia 'del significante, al Otro desde donde se organiza el discurso
desde lo cual hablante y receptor habrán de recibir, bajo condiciones es-
peciales, sus propios significantes o significados en forma invertida, se den
cuenta o no. El emisor, por poco advertido que esté, recibirá una sorpresa
o una constatación, su saber bajo el recibo del partenaire, o bien nada. A
la retroalimentación del lenguaje, a su equivocidad fundamental, algunos
filósofos, filólogos y teóricos del lenguaje le dedican muchos estudios; otros
emprenden cruzadas por la salvación del idioma común, otros estudian el
saber transmitido según la causa formal de algunos postulados, otros más
juegan con las palabras y aun muchos articulan con ellas monumentos, he-
ráldicas y vestimentas, pero para todos lo real, el residuo del Otro de lo
simbólico, emerge como el síntoma insoluble que es, denunciando lo im-
posible; el recubrimiento de lo real y de la realidad por el símbolo, el síntoma,
trocan la falta y lo imposible por los sucedáneos del goce, lo que en psico-
análisis se designa como goce fálico.
Cuando Jakobson se refiere a la prevención contra la confusión existen-
te en el intercambio de mensaje y a la extracción de información a partir del
mundo físico, inquiere por lo connotación antropomórfica de la palabra
comunicación. Concluye que los intentos de construir un modelo lingüísti-
co sin ninguna relación con el hablante ni con el oyente contribuyen a atri-

538
buir a un código la existencia desligada de la comunicación lo que convier-
te al lenguaje en una ficción escolástica; los modelos científicos, por cierto
organizan sus propias exclusiones. El tenor de la ciencia, como advierte
Lacan, es excluir toda subjetividad, como resultado lo real emerge con mayor
fuerza como retroacción del propio discurso bajo la forma de una verdad
aterradora o como un síntoma inadvertido.
F. de Saussure y R. Jakobson indicaron el desarrollo conceptual que el
símbolo aporta a la cultura, lo que S. Freud después subrayó al establecer
la separación de los mecanismos descritos como proceso primario y secun-
dario, es decir, entre el inconsciente y el consciente-preconsciente; con ello
iluminó la vertiente más radical para examinar los efectos del lenguaje,
.concretamente la metáfora y metonimia, efectos de sustitución y combina-
ción del significante, los cuales en las dimensiones sincrónicas ydiacrónicas
establecen lo que emerge en el discurso. El problema es dar cuenta de cómo
el sujeto queda a definirse en esas dimensiones y la excepción del ser del
sujeto, en lo que se divide y reconstituye.
Si el Yo es definido como un significante, dice Lacan, es el indicativo
(shiftel) de lo que en el-sujeto del enunciado designa al sujeto en cuan-
to habla; también es la designación del sujeto de la enunciación, sin signi-
ficarlo, y es así como se puede sostenerse que el sujeto "falta" al enunciado.
Los expertos en morfosintaxis palidecen al clasificar gramatical mente los
enunciados con arreglo a criterios rígidos convencionales; a veces el suje-
to es tácito, semblante o ausente, siempre punto de ambigüedad, y el verbo
y complemento demuestran el drama de la incompletud. "¿A dónde quie-
ro llegar sino a conveceros de que lo que el inconsciente trae a nuestro exa-
men es la ley por la cual la enunciación nunca se reducirá al enunciado de
discurso alquno?"."
Es interesante señalar que el sujeto se constituye, en la definición del
binarismo jakobsoniano, como lo resultante de la oposición significante entre
un significante (Sl) y otro (S2)' o bien en la oposición lenguaje y palabra, que
se asocia en la disimetría entre emisor y receptor donde la palabra designa
en el discurso lo que se produce entre la incompletud del Otro simbólico, el
nombre estatuido para el lenguaje y la incompletud del sujeto; y lo que se
produce a partir de ese binarismo es un semblante, semblante de dominar
por los significantes la falta, obturándola a través de la palabra y lo imaginario
del fantasma.
La diferencia entre Lacan y Jakobson es la concepción general del
mundo como un envolvimiento infinito de totalidades para el segundo, mien-
tras que para Lacan el matema S(IÁ), significante de la incompletud de lo
simbólico, implica que nada es todo. .

2 J. Lacan, Escritos 11,México, 1984, p. 870.

539
¿Quién habla cuando nos referimos al sujeto del inconsciente? Quizá
proviene de un lugar inter-dicto, intradicho de dos sujetos, interrupción que
hacer surgir al sujeto como discontinuidad de lo real de la estructura. Y en-
tre lenguaje y palabra, el resto impuro, lalangue, subraya la heterogenei-
dad de los registros del psiquismo. La estructura es lo real que se abre paso
en el lenguaje, inconsciente que se denuncia como un real último.
Si en lingüística interesa el significante en la determinación del signifi-
cado, en psicoanálisis interesa la verdad que emana del discurso, al preci-
sar en los huecos de sentidos sus determinantes. Es en los discursos más
consistentes donde se deduce lo que se hace llamativo en torno de la sub-
jetividad y de lo inconsciente. Del síntoma al fantasma se pone en evidencia
un sujeto desvaneciéndose o reapareciendo en relación con el objeto como
trozo de real contingente indispensable, sin el cual el sujeto se perdería entre
significante, parte del cuerpo perdida, ese objeto a encarnado en la voz o en
la mirada encubre siempre la ilusión de un goce y un complemento, suscita
la atención, el deseo por su mismo sinsentido. En las prácticas cotidianas,
donde el hablante aspira a sostener el interés del otro, el objeto a juega su
papel con o son evidencia produciendo efectos según la posición que ocupe
en cada tipo de discurso: suscitar la falta, negarla, depositaria en el otro,
etcétera. En la ficción, lo que circunscribe el interés en la trama es el
advenimiento de una verdad, el núcleo del misterio gestado por lo común
alrededor del imposible de goce. En La figura en el tapiz, de H. James, el
enigma se gesta alrededor de la escritura de una célebre figura de las letras;
todo gira -en torno de ese misterio, verdadera agalma centrada alrededor
de lo que se imagina como exquisitez, siempre produciendo anamórfica-
mente en los personajes la ilusión de un goce innominado. La ilusión rea-
liza a través de la producción del objeto ausente (a) el engaño de un plus de
goce y la revelación inminente nunca se consuma, tal vez porque no existe;
es allí donde advertimos el poder de la evocación que corre en paralelo con
los significantes.
El discurso, como cualquier producción de sentido, aspira a sustituir la
falta organizadora de lo real por la ilusión del encuentro o por la posibilidad
de gozaren algún momento en el intento, siempre entre un significante y otro,
en la falta de evidencia que se substiende, en esa remitencia a un objeto que
pudiera otorgar la solidez imaginaria anhelada por el sujeto.
No es otra cosa lo que plantea Gerard Miller en su libro El diván de los
pouticos.' donde al analizar gestos, signos, frases, síntomas en el discurso
adoptado, se advierten efectos metonímicos, donde los detalles, los sem-
blantes del objeto a, distribuyen la economía de los signos o de las sos-
pechas, la atribución del goce al otro, merced a lo cual "las cosás tienen

3 Gerard Miller, El diván de los políticos, París, Seuil, 1989.

540
sentido", en los elusivos puntos de interés entre un emisor que quizá no
se tome por tal y un receptor que podría más bien ser el Otro, se vincula el
modo de discurso a la figura del maitre, del amo del sentido, el que cita o se
hace citar, el responsable del estado de las cosas; se trata de nuevo de
oposiciones: lo nuestro y lo ajeno, lo inconciliable. La exclusión, el odio
contra el sector extraño, no tarda en aparecer entre los grupos, es un
inevitable impuesto por el orden simbólico y porque el goce "lo tiene siempre
el otro" o ninguno; el goce imposible atribuido al sector heterogéneo, ajeno
al conjunto, da consistencia "al nuestro" y después de todo no hay sino "el
Amo que el otro quiere ser cuando yo lo dejo de ser"; el goce imposible es
la razón de la cultura y es la garantía de la consistencia idealizada del grupo
que apuesta siempre en el Nombre-del-Padre, por el significante de domi-
nio. Pero ¿acaso el dominio no existe en toda producción? Barthes señalaba
que la jerarquización de frases, la subordinación, evocan la puesta en es-
cena clásica; la diferencia de papeles de planos al socializarse obliga al
mensaje a reencontrar la estructura de orden; las ideas, entidades apenas
distinguibles en la interlocución, son desbordadas por el cuerpo. En lo es-
crito aparece un nuevo imaginario, el del pensamiento: es quizá discurso
de maitre, de amo; el Otro está allí siempre bajo la figura anónima del lec-
tor, pensamiento en escena, en donde cada sujeto se ve llevado a situarse,
a marcarse, a colocarse intelectualmente, lo que quiere también decir
poi íticamente. 4
En la relación que situaba Jakobson como problemática entre poética
y lingüística, parecía como si la poética, que ocupa un lugar preeminente
en la literatura, fuera aquello que establece un dominio separado en su al-
ternativa autorreferencial, casi excluyente del lenguaje formal, para vincu-
larse al código, al tesoro de significantes o a la significancia. Si como he-
mos visto lalangue sería el conjunto plenamente definido como excluyente,
que existe al lenguaje y que define el aspecto menos reconocido de la
lengua, la poética no les es ajena, puesto que una función y otra lindan con
la insistencia del significante, con el síntoma del habla y del discurso, siem-
pre en referencia a la dimensión sintomática del sujeto hablante, tal parte
establece un nexo entre la sincronía y la diacronía, entre el lenguaje yel
habla.
Jakobson confesaba que los conceptos de código y mensaje pertene-
cientes a la teoría de la comunicación le parecían menos ambiguos que los
que sustenta la dicotomía en la teoría del lenguaje (lengua-habla, lenguaje-
discurso); ello era en razón de concebirlos respectivamente como meta-
lenguaje (el código) y función poética (el mensaje). Para Lacan, el lugar del
Otro es el lugar del tesoro del significante, pero allí no habría "el código", más

4 Barthes, El grano de la voz, México, Siglo XXI, 1983.

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bien "es ciertamente de otra cosa de lo que se trata en el mensaje, puesto
que es por él como el sujeto se constituye, por lo cual es del Otro de quien
el sujeto recibe incluso el mensaje que emite"."
Como decíamos, en el seminario Encare Lacan rinde homenaje a Ja-
kobson para advertir de ese conjunto excluido de la lingüística, correspon-
diente al habla y al inconsciente, lingüistería, lalangue, todo aquello que
en el sujeto opera como represión original y que no cesa de evocar el goce
imposible o bien el goce que gesta de ese imposible.
El significante circunscribe el enigma, la evocación; pese a que vivi-
mos con él hacemos como si no existiera, no es gracias a Saussure que
sabemos de él, pues, como dice Lacan, se remonta hasta los estoicos, San
Agustín lo subraya. Como señaló Jakobson, no es tampoco tan sólo la pa-
labra lo que lo fundamenta, quizá sea un cierto empleo de la frase, el que in-
dica el proverbio por ejemplo, la significancia menos cerca del sujeto que del
Otro es quien lo enlaza. El significante, al hacer un alto en el goce, reverbe-
ra y retorna por la significancia en su verticalidad aludiendo a su poder. Qué
trabajo cuesta a la cultura precisar su peso, sólo se toman de él sus efectos
aparentes, su utilización en referencia al supuesto saber.
El mundo surge de equivocidad, de homonimia, y porque hay real,
simbólico e imaginario, cada uno imponiendo un cristal diferente a la
realidad, imaginario el individuo, real el sujeto, simbólico el significante. En
los semblantes del discurso impera la consistencia, la precisión, la definición
obligada que nunca ata los cabos; en cambio, el síntoma anuda lo heterogéneo,
ya lo sabemos, las cosas se anudan, sí, pero en lo imaginario.
J. C. Milner" advierte del gusto que priva en la cultura por los semblan-
tes de los diferentes discursos. En la política se obliga a conferir a algún
significante uno de los rasgos figurables de una realidad, como si hiciera
imagen de lo que representa. En el discurso de la ciencia se toman los sig-
nificantes del conocimiento por el saber o por el conocimiento mismo. No
habría además el universo de lo político como un todo único, sino lo políti-
co heterogéneo planeado en los registros simbólicos, real e imaginario. No
conviene tomar el uno por el todo, ni una cosa por otra; paradójicamente, es
en el conocimiento científico donde se demuestra con mayor tesón el amor
delusivo por el significante.
El significado, dice Lacan, no guarda relación con los oídos sino más bien
con la escucha del significante, es su efecto, puede incluso advertirse en el
Grafila de Platón. Al faltar el significante definitivo, conclusivo, el sujeto
queda sin definición al verse representado por tan ríspido representante; le

5 J. Lacán, op. cit., p. 786.


6 J. C. Milner, Les noms indistincts, París, Seuil, 1983.

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queda la evocación, la alusión a lo imposible en el muro de lenguaje, por la
letra o por el signo donde el significante puede acaso localizarse. Nuestro
discurso dirá a medias su verdad, ya que el significante engendra después
de todo una significación cualquiera, se cambia por otra. El que establece
una verdad a través de un discurso se atiene al lugar que asume como
agente o semblante, tiene que adoptar forzosamente la división producida
entre lenguaje y palabra y se hará cargo de lo que no cesa de no escribirse.
Con todo ello estará cerca de la consistencia, del sentido por su imagi-
nario, de la metáfora que suple la falta por su simbólico y del goce por los
trozos de real que surjan. Hay más cosas en el mundo, es verdad, que la
comunicación.

Bibliografía

Barthes, El grano de la voz, México, Siglo XXI, 1983.


Lacan, J., Encare, Barcelona, Paidós, 1981.
Miller, Gerard, El diván de los políticos, París, Seuil, 1989.
Milner, J. C., Les noms indistincts, París, Seuil, 1983.

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Esta obra
se terminó de imprimir en
el mes de diciembre de 1996,
en los talleres gráficos del Instituto
Nacional de Antropología e Historia,
ubicados en Av. Tláhuac 3428, colonia
Los Reyes Culhuacán, México, D.F. En
la impresión, a cargo de Antonio Rosales
Huidobro, se utilizó papel Bond blanco
de 36 kg. para los interiores y papel
Couché mate de 139.5 kg. para
la portada. La edición consta de
500 ejemplares.

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