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Colección Científica
La imaginación y la inteligencia
en el lenguaje
Homenaje a Roman jakobson
ISBN 968-29-9479-9
Psicolingüística
La persuasión en el discurso
de la expropiación petrolera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 305
Mercedes Montes de Oca Vega
Jakobson y Lévi-Strauss:
continuidades y discontinuidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 345
Julieta Haidar
Lo interdisciplinario
Lingüística y discurso:
de la comunicación a la evocación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 533
Fernando del Moral López
Presentación
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De igual forma participó en la formación del Círculo Lingüístico de Pra-
ga en 1926. En 1929, durante el Primer Congreso de Filólogos Eslavos
realizado en Praga, Jakobson, junto con otros lingüistas como V. Mathesius
y J. Mukarovsky, plantean las famosas Tesis de 1929, en donde exponen
las principales propuestas teóricas de la corriente del funcionalismo lin-
güístico. En estas tesis, se define la lengua como un sistema funcional-
estructural, con lo cual el Círculo de Praga hace correcciones significativas
a los planteamientos saussureanos.
En la década de los cuarenta, después de la Segunda Guerra Mundial,
al emigrar a Estados Unidos, concibe uno de los modelos de mayor alcance
para los estudios del lenguaje como comunicación, inspirándose, desde
luego, en los avances de la teoría de la información desarrollada hasta en-
tonces. Las funciones del lenguaje, como la expresiva, la apelativa, la
referencial, la metalingüística, la fáctica y la poética están integradas en un
modelo comunicativo que sirve de base para los posteriores planteamientos
sobre los procesos comunicativos y los análisis discursivos. Y aunque
existan muchos aportes críticos a esta propuesta, ésta no deja de ser de
carácter fundante, ya que es de este modelo de donde siempre se parte para
posteriores reflexiones y ampliaciones. Demos la palabra a Jakobson:
La teoríá de la comunicación es, creo yo, una buena escuela para el lingüista
actual, así como la lingüística estructural es una escuela provechosa para la
ingeniería de la comunicación. Creo que la realidad fundamental con la que un
lingüista se enfrenta es la interlocución: el intercambio de mensajes entre
emisor y receptor, entre destinador y destinatario, entre codificador y deseo-
dificador. (Ibid.: 20.)
La concepción de la lengua poética como lengua con una función poética
predominante nos ayudará a comprender la lengua prosaica de todos los días,
en la que lajerarquía de funciones es diferente, sí, pero en la que esta función
poética ( o estética) se da necesariamente, jugando un papel bien perceptible
tanto en el aspecto diacrónico como en el sincrónico del lenguaje. (Ibid.: 19.)
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objeto de la antropología debe ser el. análisis de las estructuras universa-
les, invariantes e inconscientes del espíritu humano. No está por demás
recordar que Jakobson también se preocupó por los universales de la
fonología, tanto en la dimensión vocálica como consonántica, y también se
planteó el carácter inconsciente de las reglas fonológicas. Por último, es la
lingüística estructural-funcional de Jakobson y del Círculo de Praga la que
permite una relación interdisciplinaria con la antropología y la que permite,
también, los saltos cualitativos del paso de la categoría de fonema, a las de
mitema, de gustema, de zoema, etcétera.
Su interés por la relación entre lengua y cultura no se detuvo; no po-
demos dejar de considerar los contactos que tuvo Jakobson con la famosa
y todavía poco conocida Escuela de Tartu, de Estonia. En efecto, Jakobson,
a pesar de los obstáculos de orden político, pudo mantener contactos con
los principales integrantes de esta escuela, que postula en la década de los
sesenta, de manera explícita y sistemática, la Semiótica de la cultura.
En síntesis, la interdiscursividad que se desarrolla en torno a la pro-
ducción de Roman Jakobson rompe las fronteras lingüísticas y culturales,
articulando el tiempo y el espacio, la sincronía y la diacronía, y propicia
polémicas, apoyos y convergencias. Realmente, en Jakobson, como dice
Luis de la Peña, "se conjugan admirablemente la imaginación y la inteligen-
cia, 'el encanto de los sonidos del habla' y el rigor del pensamiento". (La
Jornada, 1992.)
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de Roman Jakobson,
uno de los principales teóricos e innovadores de la lingüística contempo-
ránea, un grupo de investigadores en México tuvo la atinada idea de
organizar un coloquio en el que se reunieran estudiosos de las diferentes
disciplinas de las ciencias del lenguaje, tal y como, a sus 60 años de labor
intelectual, lo concibió Jakobson.
Este coloquio reunió especialistas de las principales instituciones
académicas de México y algunos del extranjero. La variedad de áreas
temáticas que se trataron y la cantidad de instituciones participantes hicie-
ron posible el gran éxito del coloquio, porque produjo la coyuntura para que
se dieran significativos debates sobre los temas tratados, así como las
discusiones interdisciplinarias entre los estudiosos provenientes de disci-
plinas distintas. En efecto, en este coloquio se pudo cumplir unos de los
anhelos del mismo Jakobson, ya que este evento realizado en su memoria
posibilitó reflexiones interdisciplinarias, dando margen a que los diversos
especialistas se escucharan en un diálogo académico muy fructífero.
Demos la palabra a Jakobson:
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que la lengua debe concebirse como parte integrante de la vida de la socie-
dad y que la lingüística está en estrecha conexión con la antropología cultural.
(Ibid.: 15.)
El querer mantener la poética aislada de la lingüística sólo se justifica cuan-
do el campo de la lingüísticase restringe más de lo debido, por ejemplo, cuando
algunos lingüistas consideran la oración como la construcción analizable su-
prema o cuando el objetivo de la lingüística se confina simplemente a la
gramática, o sólo a los problemas no semánticos de forma exterior, o al in-
ventario de los recursos denotativos sin referencia alguna a las variaciones
libres. (Ibid.: 351.)
Planteamientos introductorios
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troducirse en las investigaciones sobre psicolingüística, afasias, tipología,
poética, discurso, etcétera.
Psicolingüística
15
dinámico que pasa por el dominio de las estructuras formales básicas de la
lengua, del desarrollo de las habilidades discursivas y competencia comu-
nicativa a partir de los seis años. Además, se analizan, en el habla infantil,
las funciones expresiva y fáctica. Por otro lado, la adquisición del lenguaje
es relacionada con el sistema de apoyo lingüístico y se destaca la impor-
tancia de la interacción con los adultos en el desarrollo de la competencia
comunicativa.
También se examinan las estrategias parasíticas a laluz de un modelo
psicolingüístico del aprendizaje de vocabulario. Esto, comparando la Len-
gua I ( la materna) y la Lengua 11( la adquirida) con la hipótesis de que es-
tas estrategias se apoyan en principios generales de la cognición, como son:
a) el principio de economía tanto de los procesos mentales como de la re-
presentación; y b) principio del acomodo, de la adecuación a estructuras
ya existentes.
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El objetivo nuclear de otro trabajo es analizar una interacción en clase
entre profesor y alumnos para llegar a las unidades, las funciones y el ritmo
paraverbal; uno de los aspectos interesantes del estudio es plantear cómo
se pueden realizar las funciones del lenguaje en la dimensión paraverbal.
En el último artículo se analizan las continuidades y discontinuidades entre
los discursos de Jakobson y de Lévi-Strauss. A manera de ejemplo, se pue-
de decir que el antropólogo francés no logra deslindar la diferencia entre lo
sincrónico y lo estático, y entre lo diacrónico y lo dinámico, lo que para
Jakobson siempre estuvo claro.
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se establecen oposiciones de varios tipos, como los espacios sagrados
y no-sagrados, entre otras. Y, para terminar esta parte, están los plantea-
mientos de la relación entre mito y literatura, con todas las problemáticas que
esto implica. En el mito hay una relación transitiva entre destinador y
destinatario, lo que no ocurre en la literatura. Del mismo modo, mientras que
en el mito el objeto de creencia está en el dominio de lo absoluto, en la
literatura hay una escisión.
Lo interdisciplinario
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Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y el Instituto Nacional de An-
tropología e Historia (INAH).
Comité Editorial:
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PLANTEAMIENTOS INTRODUCTORIOS
Roman Jakobson: el hombre y su personaje
Mónica Mansour
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Roman Jakobson empezó a manifestar su fascinación por la lengua
desde muy joven, cuando inició su amplia recopilación de proverbios y
refranes, tan comunes en el habla cotidiana de Rusia (al igual que en las
tradiciones mexicana y española). De allí pasó a interesarse por la lírica
popular y los versos y juegos infantiles. Los refranes y proverbios tanto como
las fórmulas infantiles revelaban el hechizo y el poder que lograban producir
ciertas combinaciones de palabras, de sonidos o de construcciones grama-
ticales. No es extraño, pues, que desde adolescente Jakobson considerara
como uno de los enigmas más misteriosos y fascinantes a la poesía,
creadora de nuevas combinaciones de ese mismo tipo, pero con una
voluntad e intención específica y también con el deseo de originalidad.
Las nuevas enseñanzas de la lingüística saussureana -o sea, el
estudio autónomo de la lengua como sistema y el concepto de sincro-
nía-, junto con el estudio de la fenomenología, fueron tan importantes para
Jakobson como su facilidad para aprender idiomas y su contacto con los
poetas futuristas y los pintores, sobre todo cubistas, de su época. La
vanguardia de la primera década del siglo xx era atractiva por su capacidad
de cuestionar los valores considerados hasta entonces como absolutos.
Como dijo él en 1919: "La superación de lo estático, la expulsión de lo
absoluto: ése es el giro esencial de la nueva era, el problema ardiente de la
actualidad." El joven Jakobson había sido un gran lector de poesía, y por
ende el diálogo con los creadores de vanguardia resultó fructífero. ¿Hasta
qué punto, por ejemplo, se dejaría la lengua remodelar y moldear, sin perder
su sentido comunicativo y expresivo? Jakobson también participó activa-
mente en el movimiento futurista con unos experimentos de poesía
"supraconsciente" que le publicó Krutchenyj, junto con los propios.
Pero pesaba más en él ese espíritu científico, al ansia por encontrar los
rasgos invariantes universales, el gozo de la abstracción llevada a niveles
cada vez más elevados, hasta llegar a la coherencia esencial de todo
procedimiento y toda circunstancia, a lo que después llamaría el "sistema de
sistemas". Los primeros años de su vida y de su trabajo fueron dedicados por
completo a esa búsqueda. Cuando era presidente del Círculo Lingüístico de
Moscú y miembro de la Opoyaz (a mediados de la segunda década del si-
glo), cristalizó la idea de que un texto verbal, literario o no, es ante todo y
sobre todo una entidad lingüística; se rige, se crea y se valora por leyes
propias y, por lo tanto, su estudio debe ser autónomo. En esos grupos de jó-
venes investigadores, la actividad predominante era el cuestionamiento y no
la propuesta de hipótesis y teorías. Todo detalle mencionado suponía de
inmediato un ¿por qué? Pero rápidamente, esa pregunta se transformaba en
un ¿para qué?, y esta transformación dio lugar al llamado funcionalismo,
explicado en las Tesis del Círculo Lingüístico de Praga de 1929, ya la visión
de estructura dentro de cada texto individual, enunciado en la declaración de
Jakobson y Tynianov en 1928. Una idea fundamental desde aquella época
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y que define todo el desarrollo de sus investigaciones y análisis es que,
dentro de un sistema, nada puede ser gratuito, ni desde el punto de vista
sincrónico ni del diacrónico.
Cuando se hace referencia al pleito entre los llamados "formalistas", que
eran ellos, y los partidarios del llamado "realismo socialista", desencadena-
do por un artículo de Sklovski al que Trotsky respondió iracundo en 1923,
Jakobson reconoce algunas formulaciones equívocas de Sklovski, pero no
ve fundamento real para la supuesta oposición ideológica excluyente. Más
bien, sostiene que el análisis de la naturaleza del objeto artístico y de la
literatura como sistema autónomo, correlativo a otros sistemas culturales,
es complementario de las consideraciones filosóficas acerca de la rela-
ción estética entre el objeto de arte y el hombre, como planteaban Trotsky,
Lunacharsky y Bujarin. La acusación de "ahistoricismo" le pareció absurda
por imposible, ya que todo está regido por el tiempo y el espacio. El caso de
Maiakovski, poeta futurista y marxista a la vez, es perfectamente coherente;
la única incoherencia respecto de este poeta, amigo tan querido de Jakobson,
resulta de la incomprensión total de su suicidio en 1930, a los 36 años de
edad, por parte de las autoridades soviéticas.
En fin, el hecho es que para Jakobson, y en general para los llamados
formalistas, la duda y el cuestionamiento de cualquier "verdad" asumida
como absoluta era el único medio para llegar al conocimiento, y este principio
lo acompañó toda su vida. Como dijo, en relación con aquellas primeras
épocas: "lo esencial no era la doctrina (no había doctrina), hasta puede
decirse que no era el método; era la lucha por encontrar un método, era la
confrontación de métodos".
Ahora bien, en el título de este trabajo he anunciado que pretendo hablar
de Jakobson, el hombre y su personaje. Lo he formulado así porque no se
puede separar a este hombre, a este ser humano, de la premisa teórica y vital
que rigió la mayor parte de sus investigaciones y enseñanzas, es decir, la
premisa que revela su actitud frente a la vida. Es cierto que sus escritos nos
indican una visión específica del lenguaje en sus múltiples manifestaciones
y niveles, pero sin duda alguna puede afirmarse que ésta es también su
manera de ver el mundo. Si no fuera así, no se habría dado la extensión de
sus enseñanzas en el desarrollo de tantos otros campos del conocimiento.
Me refiero a una afirmación fundamental de Roman Jakobson, que en este
caso alude específicamente a la literatura; dice así: "si los estudios literarios
quieren convertirse en ciencia, deben reconocer al procedimiento como su
personaje único". En el contexto, ese "procedimiento", que "organiza la obra
y necesariamente influye sobre todos sus otros aspectos", es el que crea las
estructuras internas, une un elemento con otro, es la forma de relacionarse
de los distintos componentes de una unidad. Tal vez esto parezca excesi-
vamente abstracto, pero intentaré explicarlo.
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Como ya dije, Jakobson se preocupó, durante toda su vida de estudioso,
por buscar los elementos universales e invariantes de su materia prima
hasta que los encontró, que no es poco decir. Digamos, por ejemplo, que
delimitó los rasgos distintivos de la fonología y la morfología de distintos
sistemas lingüísticos, o bien los constituyentes mínimos de distintos siste-
mas sintácticos, léxicos o semánticos: "me he sentido constantemente
atraído hacia la búsqueda de los constituyentes mínimos de la lengua y a las
poderosas leyes estructurales de la red que conforman", afirmó en 1980. Por
otra parte, después de años de pulimiento de sus análisis, en el ensayo
llamado "Lingüística y poética" de 1958, concretó una clasificación de los
diversos tipos de mensajes lingüísticos, de acuerdo con su función co-
municativa, tema que se había enunciado desde las Tesis de Praga de 1929.
Pero Jakobson nunca consideró que 'sus análisis estuvieran terminados
al delimitar las invariantes universales en cada uno de los niveles de la
lengua y en cada tipo de texto. El problema más serio y realmente fascinante
del análisis textual se planteaba en una segunda fase indispensable, que era
determinar la selección y la combinación de aquellos elementos para formar
una entidad real y significativa dentro de un sistema de signos, o sea, en sus
propias palabras, "las invariantes en medio de la variación", o bien "la
actualización variante de invariantes universales", porque, como dijo Heráclito,
"la variabilidad es una invariante universal". Entre los mecanismos importan-
tes de relación señalados por Jakobson están el de la función dominante y
el de la marca de un elemento en cada oposición binaria. En breve, la
relación entre elementos es la que conforma, en cada instancia y hasta el
infinito, un texto diferente de cualquier otro, y es lo que determina en cada
ocasión la función de significado de cada elemento constitutivo, es decir, de
cada invariante y de cada variante.
Esto da lugar, desde luego, a una nueva visión del lenguaje, de la retórica
y de la literatura en general, puesto que ninguno de los llamados recursos
literarios -como el metro, la rima o la aliteración, entre muchos otros-,
ningún elemento de cualquier nivel, es fortuito y, por lo tanto, todos tienen
un valor semántico. Por eso, insiste Jakobson, debe tenerse precaución de
"no separar los distintos elementos constituyentes, sino verlos en sus
relaciones mutuas". Así, el personaje principal en todo análisis es necesa-
riamente el procedimiento de relación.
Cuando Jakobson empieza a hablar de estructuras -que es en Praga
alrededor de 1928-, se refiere a esto mismo, a la importancia de las
relaciones. Los elementos de un texto establecen relaciones entre sí para
crear significados; los elementos de un texto literario, de un texto, artístico,
establecen relaciones distintas de las habituales en el uso referencial de la
lengua porque utilizan un procedimiento distinto, pero sólo esas relacio-
nes le permiten dar como resultado un texto comprensible y capaz de inser-
tarse en un proceso comunicativo.
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La aplicación de las nociones de lengua y habla de SaussUre en el
estudio de la literatura permite descifrar, en cada caso específico, las reglas
inmanentes que rigen la relación entre el enunciado individual y el conjun-
to de normas existentes, lo cual establece una jerarquía significativa. Por
ello, de este concepto de "procedimiento" no puede excluirse ni la noción de
tiempo ni la de espacio, es decir, incluye el movimiento, la dinámica. La teoría
de la relatividad de Einstein, "con su rechazo del tiempo como un absoluto
y su unión de los problemas de tiempo y espacio", tuvo un impacto muy fuerte
sobre las ideas que giraban en la cabeza de Jakobson; también en la obra
de algunos poetas futuristas, sobre todo en Maiakovski, tuvieron gran
importancia "la idea de la liberación de energía, el problema de la dimensión
temporal y la idea de que el movimiento a la velocidad de la luz en realidad
puede ser un movimiento inverso en el tiempo".
La conjunción de las nociones de la ciencia lingüística y de la teoría
de la relatividad llevó a Jakobson a concluir que: "estas dos oposiciones
efectivas, sincronía/diacronía y estático/dinámico, no coinciden realmente
entre sí. La sincronía contiene muchos elementos dinámicos, y esto debe
tomarse en cuenta al realizar un enfoque sincrónico".
A mi juicio, la noción de "sincronía dinámica", derivada de todas estas
reflexiones, es otra de las enseñanzas más destacadas de la obra de Roman
Jakobson, porque señala el camino más directo hacia el análisis, el cues-
tionamiento y, luego, la comprensión.
A partir de esta noción, se conforma el método de análisis desarrollado
por Jakobson, desde el texto hacia el contexto y no al contrario, como se
solía hacer, del contexto al texto. El razonamiento es el siguiente: el texto
artístico no puede considerarse, en primera instancia, como documento de
otra parte de la cultura o de la historia, sino que, ante todo, constituye un
sistema en sí mismo, regido por sus propias leyes inmanentes; tampoco
participa en una simple secuencia mecánica de causa y efecto en relación
con su contexto, sino que se inscribe en una "coincidencia de circunstan-
cias". Esta visión de las cosas lleva a una metodología de análisis que
implica, como primer paso, el descubrimiento de los elementos y de sus
relaciones, para comprender la jerarquía de valores -lingüísticos y semán-
ticos- instaurada por un texto verbal determinado; sólo a partir de este
primer análisis puede considerarse el texto como el centro de una serie de
círculos concéntricos que, en orden progresivo, van ampliando la visión
del contexto. Desde el punto de vista del análisis literario, por ejemplo, a
partir del estudio de un soneto de Shakespeare, y sólo después de él, se
considerarían las relaciones de ese texto individual con otros sonetos de
Shakespeare, la obra total de Shakespeare, otros sonetos de la época,
la historia del soneto y la historia de la literatura inglesa, en ese orden.
Jakobson está consciente de que "no se puede abarcar lo inabarcable", pero
tampoco debe considerarse como punto de partida el final o la mitad del
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camino. Claramente especifica que "hay que empezar por análisis parcia-
les de ciertas unidades, por descripciones e interpretaciones [...]. Sin este
trabajo minucioso de detalle, no veo la posibilidad de dar una respuesta
realmente productiva a las cuestiones de la evolución literaria".
Es cierto que no se puede abarcar lo inabarcable, y Jakobson no intentó
hacerlo. Su búsqueda fue coherente, y en cierto sentido unitaria, a pesar de
la diversidad de temas en que incursionó: el folklore, la fonología, la métri-
ca, la gramática, la afasia y otros desórdenes lingüísticos, la adquisición y
pérdida de la lengua, los procesos de comunicación, la semiótica, los ele-
mentos biológicos y los sociales del lenguaje, el poder mágico de las pa-
labras o de ciertos sonidos, la evolución lingüística y la evolución literaria, la
relación de la lengua con otros sistemas de comunicación, la relación de
la ciencia lingüística como otras ciencias, etcétera. En todos estos asuntos
-con el espíritu científico y la admiración por la creatividad humana que lo
caracterizan- buscó las invariantes, los mecanismos de relación, los
sistemas o estructuras, las variantes contextuales y los cambios en el tiempo
y el espacio. Roland Barthes le rinde homenaje y dice:
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además de nuevos desarrollos en otras ramas de conocimiento, como la
neurolingüística con A. Luria y el psicoanálisis con Lacan, quien conoció a
Jakobson en 1950; la lista sería interminable.
Quiero aprovechar esta oportunidad, sin embargo, para mencionar muy
especialmente a luri Lotman quien, por circunstancias no precisamente
académicas, es menos conocido en México que los otros estudiosos que he
mencionado. Lotman, al igual que Ivanov, vive y trabaja en Rusia y su obra
se ha traducido en Francia, pero, hasta donde sé, poco se conoce en es-
pañol. En el libro La estructura del texto artístico, Lotman se ocupa de un
asunto que injustificadamente se ha criticado del estructuralismo, desde la
Revolución rusa y el pleito contra los formalistas hasta el día de hoy, que es
la relación del texto artístico con otros sistemas culturales, así como
la expresión textual de una jerarquía de valores éticos y estéticos, o sea, la
ideología de una obra artística. Los análisis y reflexiones de Lotman parten
directamente de los escritos de Jakobson y son, en ese tema, una continua-
ción y un complemento indispensable para el análisis de la literatura.
Estoy segura de que esta reunión en homenaje a Jakobson incluirá
inevitablemente un examen de la influencia de la obra de este estudioso en
otros, así como en nosotros. No obstante, me gustaría señalar un beneficio
muy particular que para mí ha tenido el estudio de la obra de Jakobson. No
me refiero únicamente al aprendizaje de una lectura mucho más profunda
y llena de detalles significativos, a la percepción bastante más inmediata de
las "entrelíneas" y las redes de relaciones dentro del texto que se lee, sea
o no un texto literario, sea o no un texto verbal. Más bien, quiero mencionar
la utilidad de esta lectura más profunda y precisa para el ejercicio de la
traducción. (Jakobson tuvo un intercambio de ideas muy interesantes al res-
pecto con Haroldo de Campos.) Como ya he dicho, todo texto instaura su
estructura y su propia jerarquía de valores y significados. Si esto no se
percibe, es muy posible que la traducción no logre comunicar ni esos valores
ni los tonos en que se expresan. Porque, desde luego, una traducción no lo
es sólo de lo que se suele llamar el "contenido" de un texto. Mucho más
patente es esto en el caso de un texto artístico en que predomina la función
poética y, muy especialmente, en el caso de la poesía. Hay poemas que
comunican más a través de lo fónico, otros de lo sintáctico, otros del léxico,
otros de los tropos en el nivel semántico. Entonces, el traductor debe poder
distinguir tanto los elementos privilegiados por el poeta como las relaciones
que instauran entre sí, para poder trasladar por lo menos los más importan-
tes al otro idioma, a un sistema lingüístico diferente. Cuando se habla de la
fidelidad de las traducciones, aunque a veces no se especifique, en mi
opinión se habla precisamente de esto, dél traslado de las estructuras
internas de un texto y de sus mecanismos de relación. Jakobson dijo que
todos los elementos de un texto, al relacionarse, adquieren un valor se-
mántico, y esto es lo que debe transmitir una traducción.
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Terminaré estas palabras en homenaje a Roman Jakobson con un breve
comentario acerca de mi experiencia al traducir dos de sus obras, La forma
sonora de la lengua y Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, ambas
publicadas en México por el Fondo de Cultura Económica.
No relataré aquí las vergüenzas en relación con La forma sonora de la
lengua por trámites editoriales y financieros incumplidos, a pesar del con-
trato, ni el retraso que significó hacer el cambio de aquella primera editorial
al Fondo de Cultura Económica, donde porfin se publicó en 1987, siete años
después de lo que Jakobson había calculado, y sin los diversos índices
correspondientes a un libro tan técnico y minucioso.
Cuando lo visité a fines de 1978, Jakobson me enseñó papeles, cartas,
poemas manuscritos, pequeños objetos diversos, o contaba acerca de otros
que se habían perdido por circunstancias históricas y geográficas, que él
atesoraba porque cariñosamente representaban a sus amigos, Malevich,
Maiakovski, Trubetzkoy, Jlebnikov, Mukarovski, muchos más valiosos
-según se advertía en su tono, sus bromas y nostalgias- que cualquier
ciudad o logro académico. Luego me preguntó por México, país que le
interesaba mucho visitar. Durante esas pocas horas en que estuvimos
conversando, todos los sentimientos pasaron por su voz y su rostro. Uno
no está acostumbrado, por ejemplo, a reconocer de man.era palpable en un
estudioso tan experimentado, productivo y dedicado como Jakobson la
efervescencia del entusiasmo debido a la próxima publicación de su estudio
más reciente. Estaba a punto de aparecer La forma sonora de la lengua,
elaborado junto con su discípula Linda Waugh. y él estaba muy emocionado
porque se trataba de la primera vez que publicaba en un solo tomo un estu-
dio tan completo acerca de uno de los asuntos que más le habían intere-
sado desde su juventud y que había trabajado durante tantos años: los
sonidos verbales, su magia física y psíquica, su poder para hechizar, ex-
presar o convencer, su reflejo de desórdenes neurológicos y psicológicos.
Era un trabajo que cristalizaba la conjunción de muchos intereses en un solo
punto. Debo reconocer que yo misma me sentí "hechizada" cuando me pidió
que tradujera esa obra y, con una gran sonrisa, me dijo que lo solicitaría a
la editorial interesada como una condición del contrato. No sé como se ma-
nejan esos negocios, pero él así lo hizo.
Cuando inicié la traducción, me di cuenta de que me internaba en un
universo totalmente nuevo. Tuve que consultar a neurólogos y fonólogos
para confirmar terminologías especializadas. Pero el libro me fue absor-
biendo y me hizo pasar de un mundo a otro sobre el hilo aparentemente
delgado del sonido. Ya adelantada la traducción, la correspondencia con
Jakobson tuvo que ver con esa obra: aunque él no hablaba español, tratá-
bamos algunas diferencias de criterio respecto de la edición en inglés, por
las cuales él había discutido con los editores pero no había ganado.
Entonces, se alegraba de que yo me hubiera dado cuenta y solicitaba que
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en español se incluyera el detalle correcto. Así fue durante varios meses,
pero desafortunadamente Jakobson recibió en 1980 sólo la traducción
mecanografiada y no llegó a ver la edición publicada.
La experiencia con el libro Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal que
acaba de aparecer, fue diferente. Se trata de una recopilación de artículos
representativos de Roman Jakobson, y algunas reflexiones de sus discípu-
los sobre esta gran obra, seleccionados por el mismo Jakobson, para una
edición de homenaje a sus 85 años proyectada por la revista Poetics Today;
él ya no alcanzó a ver la realización concreta del proyecto, pero Krystyna
Pomorska se ocupó de que se llevara a cabo de acuerdo con los planes
originales y con el título que él había sugerido. Para mí, el contacto con estos
ensayos tan variados del autor fue una especie de reconstrucción de los
diversos tonos y temas de aquella conversación que habíamos tenido en
1978. Traducir este libro fue una nueva conversación, en la que sin el menor
esfuerzo se pueden reconstruir la voz, las sonrisas, los ojos chispeantes así
como la indignación, la ternura y la discreción de su autor.
Los que tuvimos la suerte de tener un contacto personal con Jakobson,
por breve que haya sido, diríamos de él, sin ningún titubeo, lo que alguien
dijo refiriéndose a un gran poeta mexicano: "Es siempre así: mientras más
grande el hombre, más sencillo."
La obra revolucionaria de Jakobson, su labor infatigable de búsqueda,
inconformidad y cuestionamiento de las ''verdades'' convencionales acerca
del análisis lingüístico y literario durante unos 65 años, son una muestra
ejemplar del amor al saber. La lengua siempre fue para él una fuente infini-
ta no sólo de magia y poesía, sino de conocimiento y experiencia, tanto
científica e intelectual como afectiva. Jakobson enseño a sus colegas y a sus
discípulos a percibir en la lengua toda la información que allí se sinteti-
za acerca del ser humano, su historia, su geografía, su inteligencia y su
creatividad, nos enseñó a cobrar conciencia de que la lengua implica el
mundo y el estudio de la lengua es un punto de vista importante para el es-
tudio del mundo.
Pero más que nada, dado que no se puede abarcar lo inabarcable, diré
por lo menos que Jakobson nos enseñó a pensar de una manera nueva.
31
Roman Jakobson: una visión del lenguaje
33
tan, muchos de ellos por primera vez, como áreas de trabajo del lingüista,
áreas que se interrelacionan y desprenden de un principio básico: la lengua
es un sistema social de comunicación."
Partir de este principio, aparentemente tan simple, es la clave para
comprender el gran aporte de Jakobson a la lingüística, las perspectivas que
abre y la manera como se estructura su teoría sobre el lenguaje.
Jakobson parte de una posición funcionalista: la función" de la lengua,
como fenómeno social, es permitir la transmisión de información, la comu-
nicación. Resolver cómo ocurre esto es el punto de arranque para explicar
el lenguaje. ¿Qué es necesario para que se dé la comunicación?
Jakobson dirá: cadenas materiales (e. g. sonidos) y que éstas cumplan
una función, es decir, que tengan sentido," que conlleven información de
algún tipo. Así, Jakobson" sostiene que-es a los sonidos, en tanto valores
lingüísticos, que el interlocutor se orienta en la comunicación, y no a los
sonidos en sí. El material lingüístico se estructura a partir de su sentido. De
aquí que el signo sea el elemento esencial de la comunicación (entendido
como relación sentido-elemento material de algún tipo) y, que toda comuni-
cación sea necesariamente semiótica?
Ahora bien, ¿cómo es posible que se establezca tal relación sonido-
sentido? El análisis de la comunicación hace patente que existe un mensaje
transmitido, pero éste sólo es posible si existe un código que permita asignar
valor de signo a los elementos del mensaje. Jakobson" introduce los
conceptos de códiqo y mensaje, tomados de la teoría de la información, por
su interés en explicar la comunicación. A partir de dichos conceptos, trata de
determinar los mecanismos y funciones de esta perspectiva lingüística.
Gracias a la consideración de la relación código-mensaje es posible
elaborar una teoría del lenguaje que dé cuenta de la comunicación y que
permita abarcar ámbitos diversos como los que se discuten en este coloquio.
Las preguntas que es necesario responder son: ¿qué es un código?,
3 Cabe señalar que el concepto de sistema. introducido por Saussure. es el primer paso para
plantear una ciencia formal. es decir. para pensar en la lingüistica como una ciencia teórica y explicativa
y no una mera descripción empírica. El análisis de las relaciones entre los elementos del sistema implica
un rechazo del atomismo y permite postular como punto central del método lingüístico el relativismo. es
decir. el determinar las entidades de la lengua a partir del estudio de las relaciones partes-todo. Sobre
esto véase Jakobson 1962a y Jakobson y Waugh 1979.
4 La palabra "función" aparece en los escritos de Jakobson con una doble significación. Por un lado.
se refiere a cierta idea finalista en relación con el lenguaje: los elementos que conforman el sistema
tienen como principal fin la comunicación. y es desde esta perspectiva que debe estudiarse toda lengua
(Jakobson y Halle. 1956. pp. 61. 66; Jákobson, 1962b. pp. 150-151). Por otro lado. "función" remite al
sentido de las unidades lingüísticas (Jakobson. 1939. p. 98). .
5 Respecto a este uso del concepto de función. Jakobson señala: "La lucha por un enfoque
funcional de la lengua se resume en un análisis en la defensa del sentido. la que a su vez conduce a
defender el elemento de valor" (Jakobson y Pomorska. 1980. p. 57).
6 R. Jakobson. "Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de transtornos atásicos", en Fúndamentos
del lenguaje. Madrid. Ayuso. 1974.
7 R. Jakobson. "Los aspectos fonémicos y gramaticales de la lengua en sus interrelaciones". en
Ensa(OS de lingüística general. op. cit .• p. 218.
R. Jakobson. "El lenguaje común de antropólogos y lingüistas". en Ensayos .... ibid .. p. 20.
34
¿qué tipo de análisis podemos aplicarle? Para Jakobson,? el código es algo
social formalmente estructurado y regido por el principio de oposición, el cual
permite asignar valor o sentido a los elementos del mensaje. La intercomu-
nicación se da gracias a la aceptación de medios comunes, de invariantes
intralingüísticas, determinadas por la estructura del códiqo.'? El código, así
pensado, implica la existencia de invariantes y la determinación de lími-
tes posibles de variación de éstas, es decir, las variables contextuales y
estilísticas, cuyo rango sólo está limitado por su no interferencia en el pro-
ceso de comunicación.
El establecimiento de estas invariantes y sus rangos de variación, logran
determinar la estructura del código, es el primer paso para explicar la comu-
nicación, en tanto este juego variantes-invariantes determina las posibilida-
des del mensaje." Esto nos remite al problema del análisis lingüístico. Como
es bien sabido, el ámbito en que Jakobson lleva estas ideas hasta sus
últimas consecuencias es la fonología; sin embargo, también hace investi-
gaciones sobre aspectos gramaticales, tanto sintácticos como morfológicos,
donde trata de identificar este juego de invariantes y variantes.
Los conceptos centrales desarrollados por Jakobson para dar cuenta de
este juego, y por tanto herramientas básicas del análisis lingüístico, son los
pares oposición-función y niveles-ejes del lenguaje.
La relación de oposición entre los elementos lingüísticos es lo que les da
sentido, determina su función, permitiendo establecer la estructura del códi-
go (invariantes relativas). Sin embargo, hay que recalcar que la determina-
ción de invariantes-variantes pone de manifiesto la sensibilidad de la lengua
al contexto y remite necesariamente a la consideración del mensaje."
Para Jakobson, la oposición, que es la forma de diferenciación de la
lengua, punto central del estructuralismo, no es equivalente a "diferencia".
La oposición, que implica términos mutuamente correlativos e insepara-
bles, 13 se basa en una pareja que presenta una base común de comparación
y una cierta diferencia." Puesto que tal base común depende de las rela-
ciones estructurales del sistema, no se trata de una comparación empírica;
lo que establece una oposición son las equivalencias relacionadas forma-
les, de donde surgen las entidades lingüísticas.
9 R. Jakobson. "Lingüística y teoría de la comunicación". en Ensayos .... ibid .• p. 82; "Parts and
wholes in language". en Selected writings 11.La Haya. París. Mouton. 1971. p. 284.
10 R. Jakobson.
lengu1~e y otras cienci?s". en Nuevos ens~yos
R. Jakobson.
=
"La estructura del tonerna", op. cit .• p. 104; "Relaciones entre las ciencias del
lingüística f!eneral. México. Siglo XXI. 1976. p. 43.
Parts and wholes .... op. cit .• pp. 82-83.
12 R. Jakobson. "Relaciones entre las ciencias .. ", op. cit .• p. 13. "La comunicación verbal". en
Nuevos ensayos .... op. cit .. pp. 88-89.
13 R. .Jakobson, "La identificación de las entidades fonérnicas", en Ensayos .... op. cit., p. 192.
14 R. Jakobson y L. Waugh. The sound shape of language. Bloomington. Universidad de Indiana.
1979. p. 19.
35
La búsqueda de la determinación de esa base común y diferencia que
determina la oposición llevó a Jakobson a desarrollar los rasgos distintivos
acústicos y caracterizar los fonemas como presencia-ausencia de dichas
cualidades." Sólo considerando los factores acústicos fue posible plantear
las relaciones opositivas fónicas como presencia-ausencia de cualidades
binarias.!"
Así, siguiendo a Trubetzkoy."? Jakobson'" define la oposición lingüísti-
ca como una relación binaria entre un término marcado y uno no marcado
-lo cual refleja el orden jerárquico subyacente al sistema lingüístico-
desarrollando estos conceptos tanto en fonología como en gramática 19
(sobre esto véase Jakobson y Waugh, 1979, capítulo 2).
Por otra parte, la oposición binaria se presenta no sólo como medio para
estudiar y clasificar la lengua, sino que se postula como el mecanismo que
opera en ellenguaje.2o
Inseparable de la pareja oposición-función es la consideración de dos
ejes del lenguaje y de niveles lingüísticos: un elemento sólo tiene sentido si,
al oponerse a otro, se integra en un nivel superior. Ya que el sentido o función
de un signo está dado por su integración en un nivel superior, es necesario
15 R. Jakobson y M. Halle, "Fonología y fonética", en Fundamentos del lenguaje, op. cit., p. 76.
16 La idea de que los estímulos acústicos conllevan la información de los mensajes y de que existe
una primacía de la percepción auditiva sobre la articulatoria, llevaron a Jakobson a iniciar el estudio
acústico, posteriormente desarrollado por Chomsky y Halle. Dicho estudio dio bases para, por primera
vez, dar cúenta de las relaciones binarias en la lengua, puesto que, como Jakobson (1951, p. 437) hace
notar, hay una limitación sustancial en la clasificación articulatoria de los fonemas. Jakobson rechaza
las definiciones articulatorias de los fonemas, usadas ampliamente por el distribucionalismo, que de-
finen las entidades fónicas de diferentes lenguas a partir de propiedades consideradas inherentes a los
sonidos, olvidando que las fórmulas binarias de cada fonema varían de lengua en lengua, ya que lo que
define a los fonemas son propiedades relacionales (Jakobson, 1962b, pp. 149-159). Sobre la inadecua-
ción de las descripciones articulatorias de los fonemas, Jakobsón señala: "Este arreglo lineal obstruye
cualquier pregunta concebible sobre las oposiciones" (Jakobson y Waugh, 1979, p. 21).
17 R. Jakobson y K. Pomorska, Lingüística, poética y tiempo. Conversaciones con Kristina
Pomorska, Barcelona, Crítica Grijalbo, 1981, pp. 100-102.
18 R. Jakobson y M. Halle, op. cit., p. 90.
19 En fonología, la determinación de oposiciones binarias permitió a Jakobson plantear la
existencia de correlaciones (oposiciones manifestadas por más de un par de fonemas) y de archifonemas
(núcleo común de un par de fonemas en oposición) que dan cuenta del funcionamiento de la estructura
fonológica (Jakobson, 1962b, pp. 144-145). Por otra parte, la aplicación del principio del binarismo en
la gramática, implicó una redefinición de los términos marcado-no marcado (Jakobson y Pomorska,
1980, p. 102). En el nivel gramatical, lo cual no ocurre en el plano fonológico, los términos opositivos
se distinguen por su significación general: el marcado -con un significado más específico y determi-
nado- da una información más precisa y complementaria en relación con el no marcado (Jakobson,
1957a, pp. 316-317; Jakobson y Waugh, 1979, p. 91). Aquí ya no se trata de presencia-ausencia de una
cualidad (A-no A) puesto que, si bien la significación general del término marcado afirma la presencia
de cierta propiedad positiva, la significación general del no marcado no afirma nada de la presencia de
A y se usa sobre todo, pero no exclusivamente, para señalar ausencia de A (enunciado Avno enuncia-
do A); e. g. en español: femenino-masculino, noche-día, pasado-presente.
20 Esto tiene consecuencias importantes para un enfoque psicolíngüístico, puesto que Jakobson
(Jakobson y Halle, 1956) sostiene que la oposición binaria es el código óptimo que' los hablantes ponen
en juego en sus operaciones de codificación y decodificación; el sistema binario debe ser el medio más
económico para procesar información lingüística y refleja la manera en que funciona el cerebro humano
(Jakobson, 1962b, p. 164; Jakobson y Waugh, 1979, pp. 23-24; Jakobson y Halle, 1956, p. 88).
36
ver cómo funciona el sentido en cada nivel y cómo estos mecanismos
aparecen en el mensaje."
El funcionamiento bidimensional del lenguaje (selección y combinación)
determina que las unidades lingüísticas se organicen en una escala de com-
plejidad creciente. Toda unidad aparece así en combinación con otras en las
cuales encuentra su contexto y, al mismo tiempo, estas unidades en relacio-
nes sintagmáticas sirven de contexto a unidades más pequeñas que las
constítuyen." Este planteamiento busca demostrar que el lenguaje consis-
te en una estructuración jerárquica, es decir, en niveles interrelacionados
que van del rasgo distintivo al enunciado." Sintagma y paradigma se pre-
sentan como las relaciones básicas que explican la manera en que opera
la lengua, en que se constituye como una estructura jerárquica y el modo
como se construyen los mensajes.
La lengua es entendida como una jerarquía de niveles estructurados,
con autonomía relativa para su estudio, cuya relación está mediada por la
integración y el funcionamiento del lenguaje en dos ejes, sintagma y para-
digma. La selección de elementos y su combinación en un nivel más alto es
el mecanismo básico de la comunicación y responde a la estructura interna
del código.
Estos conceptos explican el funcionamiento del código donde los niveles
se entienden como constituyentes entre los que hay integración e interferencia.
El caso de interferencia más discutido por Jakobson-" corresponde a la
propuesta de Trubetzkoy de un estudio morfofonémico, que como Jakobson
señala," ha sido principalmente desarrollado por Chomsky.
Por otra parte, la importancia atribuida al sentido y el reconocimiento de
interferencia de niveles, siempre bajo una visión semiótica de la comunica-
ción, llevó a Jakobson a desarrollar la idea de la existencia de elementos
icónicos en el código, los cuales ponen de manifiesto la interferencia de
niveles. En 1979 Jakobson estudia ampliamente el llamado simbolismo
21 Jakobson (1956) postula los dos ejes del lenguaje a partir de las necesidades de la comu-
nicación: para que ésta sea posible es necesario: a) una contigüidad que asegure la transmisión del
mensaje; b) que la separación emisor-receptor se salve por una relación interna de equivalencia entre
signos. De esta manera. Jakobson sostiene que los componentes de todo mensaje se ligan doblemen-
te al código por dos relaciones que pertenecen a éste: una relación interna de equivalencia (paradigmáti-
cal y una relación al contexto de contigüidad (sintagmática).
El desarrollo de la idea de dos ejes en el lenguaje no sólo sirve para dar cuenta del proceso de
comunicación -la codificación va de la selección a la combinación e integración en un contexto y la
decodificación de la combinación a la selección de constituyentes- y de trastornos que pueden ocurrir
en éste. sino que además permite establecer una diferencia entre el significado general de todo signo
determinado paradigmáticamente y los significados contaxtuales determinados sintagmáticamente
(Jakobson. 1953. 1956. 1958).
22 R. Jakobson. "Dos aspectos del lenguaje ...". op. cit. p. 109.
23 R. .Iakobson, "Parts and wholes ...", op. cit .. p. 281.
24 R. Jakobson. "Los aspectos fonémicos". op. cit.
25 R. Jakobson y L. Waugh. op. cit., pp. 55-56.
37
tónico." es decir, la asociación interna de similitud entre sonido y sentido,
el valor expresivo de los sonidos con un valor semántico no distintivo sino
gramatical. El uso de diferencias fónicas al servicio de la gramática (e. g. el
uso de consonantes palatales en vasco para señalar diminutivo o la du-
plicación de morfemas o sonidos relacionada con reiteración, aumento de
tamaño, costumbre, etcétera), encontrado en diversas lenguas, y actual-
mente tema de gran interés, fue postulado desde hace quince años por
Jakobson. Dicho simbolismo es considerado como un recurso comunicativo
esencial, que limita la idea de la arbitrariedad del signo y manifiesta tanto la
creatividad lingüística en el código mismo, como la existencia de recursos
de producción de sentido que parecen basarse en ciertas propiedades
universales de los sonidos.
La primera tarea del análisis lingüístico es determinar, a lo largo de una
jerarquía de niveles, invariantes y variantes, donde las primeras contienen
la información esencial para que se desarrolle la comunicación. En esta vi-
sión jerárquica del lenguaje cruzada por el sentido, el código es lo que permi-
te los mensajes, y a este respecto es fundamental para Jakobson establecer
no sólo las reglas fónicas, sino también las reglas sintácticas. Los significa-
dos y procesos gramaticales nos proporcionan los mecanismos que ofrece
una lengua para producir sentido, son elementos del código que garantizan
la comunicación, al tiempo que dan la posibilidad de juegos Iingüísticos que
permiten producir, siguiendo dichas reglas, efectos nuevos de sentido en el
mensaje.
De esta manera, la relación código-mensaje es fundamental. El código
requiere al mensaje para establecer las invariantes y variaciones y para
determinar ciertos elementos tipo índice como los shitters." cuyo sentido
sólo es posible de establecerse en relación con el mensaje. Por su parte, el
mensaje requiere del código para darse, es una actualización de éste; el uso
de reglas y significados gramaticales establecidos por el código permite la
producción de mensajes y la expresión de la creatividad lingüística en el
discurso. En éste, los efectos de sentido pueden rebasar las reglas del có-
digo que son su base, por lo que es necesario un estudio del mensaje en sí,
un análisis del discurso donde debe ser posible encontrar invariantes
propias del ámbito del mensaje.
26 En dicha obra (Jakobson y Waugh, ibid.), Jakobson hace aportes fundamentales al estudio
semántico y su relación con el aspecto fónico del lenguaje; se plantea la posibilidad de crear significados
nuevos por similitud fónica, así como la de modificar significados existentes por las relaciones que se
establecen entre palabras similares. Jakobson se enfoca así al estudio de la producción de significa-
ciones, tomando como base los juegos de significantes y sentido que, como efecto netamente lin-
güístico, permiten formular la existencia de una especie de "mitología lingüística" expresada plenamen-
te en las glosolalias, el tabú verbal y los juegos de palabras.
27 R: Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, op. cit., pp. 309-310.
38
Jakobson, internándose en esta empresa, estudia textos poéticos e
inicia un tipo de análisis del mensaje que busca aclarar los principios que
organizan al texto." En la poesía el principio esencial es el juego de sentido
y sonido, que se produce con base en el recurso formal del paralelismo." el
cual pone de manifiesto juegos de sentido, no reducibles a elementos aisla-
dos, con base en relaciones fónicas, morfológicas y sintácticas, que cons-
tituyen mecanismos de producción de significado en el discurso. Retomando
el funcionamiento bidimensional del lenquaje.s? la poesía es definida" como
la proyección del eje de la selección (principio de equivalencia) al eje de
combinación, de manera que la equivalencia pasa a ser un recurso consti-
tutivo de la secuencia; la ecuación es aquí empleada para construir una
secuencia." Así, Jakobsorr" se propone estudiar la "gramática de la poesía"
para dar cuenta de la organización peculiar del mensaje poético, partiendo
del principio de Pope: "la poesía implica una corriente subterránea de
significación donde el sonido es un eco del sentido"."
Jakobson reconoce que es necesario estudiar otros tipos de mensajes,
lo cual nos permitirá explicar los diversos mecanismos existentes para produ-
cir significaciones a partir de los elementos del códiqo." La vía que él pro-
pone es la siguiente: todo mensaje se apoya en significados gramaticales
que son el esqueleto del discurso; es necesario delimitar el tipo de construc-
ción característica de cierta clase de textos, su armazón estructural o grama-
tical, a la cual los mensajes de cierto género deben corresponder." Queda
pues abierta la puerta al estudio de mensaje y del discurso en general.
Lo expuesto hasta aquí no agota el estudio del código y su relación con
el mensaje. El código no sólo es sensible al contexto de enunciación, tam-
bién lo es al tiempo y al espacio, y de aqu í que deje de concebirse como algo
monolítico.
39
Si lo primordial es la comunicación, para que ésta sea posible debemos
considerar el tiempo y el espacio soportes de dicha comunicación. Como fe-
nómeno social, el código sólo existe en relación con el tiempo y el espacio,
los cuales repercuten en el código mostrando las tendencias de unificación
y divergencia. Tiempo y espacio son pues elementos esenciales del código
e indispensables para la comunicación. De aquí que Jakobsorr" critique
fuertemente la equivalencia entre los conceptos código-mensaje y los
saussurianos lengua-habla y sincronía-diacronía, ya que esto implica una
visión reduccionista del lenguaje. Para Jakobson'" no hay corte lengua-
habla, sino interrelación código-mensaje; en todo mensaje hay elementos
constantes determinados por el código, y en el código hay variación debida
al uso de la lengua, por lo que toda sincronía es dinámica." No hay pues
corte sincronía-diacronía, todo estado implica cambio, todo cambio necesa-
riamente implica algo que se conserva y forma parte de un estado de
lengua.4o
La consideración del espacio en el código, el espacio como la situación
en que se da la comunicación, permite a Jakobsorr" establecer sus famo-
sas funciones del lenguaje, que ponen de manifiesto los diferentes fines que
están en juego en la comunicación y permiten determinar tipos de mensa-
jes con base en la función preponderante en juego en ésta. Estas funciones
son: la emotiva en relación con el emisor; la conativa en relación con el re-
ceptor; la referencial que remite al contexto verbal; la metalingüística que se
refiere al código; la fática que corresponde al contacto entre emisor y recep-
tory la función poética que remite al mensaje. Por otra parte, el espacio en la
lengua se refiere a las diferencias sociales, espaciales y culturales entre los
hablantes, relacionadas a diferencias de estilo y dialectales.
El tiempo también es incluido en el código en tanto valor del sistema."
las diferencias gene racionales son una intervención del tiempo en la lengua
y deben estar representadas en el código.43 De esta manera, Jakobsorr"
propone un código diversificado y convertible, formado por una serie de sub-
códigos, donde los elementos que en un subcódigo son variantes pueden en
otro funcionar como invariantes. Esto es lo que Jakobsorr" llama un código
switching adaptable a las necesidades de comunicación en el tiempo y
37 "La estructura del tonerna", op. cit .• p. 32; "Pattern in linguistics". en Selected writings 11.op. cit .•
p. 227; "Relaciones entre las ciencias ...". op. cit .• p. 44; Jakobson y Pomorska. op. cit .• p. 65.
38 R. Jakobson y Pomorska. ibid .• pp. 64-65.
39 R. Jakobson. "Principes de phonologie historique". en Selected writings l. La Haya. París.
Mouton. 1971. p. 218; "lingüística y teoría de la comunicación". en Ensayos ...• op. cit .• p. 86; "Relaciones
entre las ciencias ...", op. cit., p. 25.
40 R. Jakobson. "El concepto de rasgo distintivo". en Nuevos ensayos ...• op. cit., p. 167.
41 "lingüística y poética". en Ensayos ...• op. cit .• pp. 352-353.
42 R. Jakobson y Waugh. op. cit .• p. 75.
43 R. Jakobson. "Pattern in linguistics". op. cit .. p. 228.
44 "Principes de phonologie ...". op. cit .. pp. 219-220.
45 "Parts and wholes ...". op. cit .• p. 280.
40
espacio y a los fines del mensaje. De esta manera, lo individual se une a lo
social: todo individuo pertenece a varias comunidades lingüísticas a la vez,
pudiendo, gracias a la función metalingüística o capacidad de traducción,
pasar de un subcódigo a otro.
Esta visión de la estructuración del lenguaje permite postular que el cam-
bio está presente enel código, que pertenece a subcódigos que coexisten
con diferentes valores estilísticos, sociales y generacionales.46 Esto permite
un enfoque sincrónico de los cambios."
Lo anterior implica postular un tipo de trabajo en diacronía. Gracias al
conocimiento del código, podemos ubicar el cambio en proceso, determinar
la orientación de éste y sus posibilidades. Los subcódigos y el juego de
invariantes y variantes permiten establecer el punto de referencia de los
cambios posibles, derrumbándose el supuesto abismo entre lingüística
histórica y descriptiva." Desde la visión funcionalista de Jakobson," el fin
del cambio es restablecer el equilibrio siempre inestable del código, debido
a que éste es un conjunto de subcódigos en interrelación. Como el código
conlleva interferencia de niveles, el cambio debe estudiarse en relación con
ésta;50 los cambios lingüísticos no necesariamente operan en niveles
discretos, sino que un cambio en un nivel (e. g. fonológico) puede afectar a
otro (e. g. produce cambios gramaticales) o ser motivado (e. g. fonológico)
por necesidades de un nivel diferente (gramatical).
La lingüística diacrónica se convierte así en el estudio de una sucesión
de sincronías dinámicas, por lo cual se subordina a la sincronía, aplicando
los principios analíticos de ésta."
Ahora bien, el tiempo y el cambio en el código no se limitan al cambio
histórico, están presentes en la adquisición y deterioro del lenguaje. Al igual
que el cambio diacrónico, estos fenómenos deben explicarse a partir de las
leyes y maneras de funcionamiento del código. El principio de oposición, los
niveles del lenguaje, los dos ejes y el sentido son factores esenciales que
intervienen en estos procesos.
Los tipos de afasia establecidos por Jakobson (1964),52 tomando como
base los estudios de Luria, permiten por primera vez una comprensión de
46 R. Jakobson, "Pattern in linguistics", op. cit., p. 228; "El lenguaje común .. ", op. cit., p. 283;
Jakobson y Pomorska, op. cit., pp. 64-65.
47 R. Jakobson, "El concepto de rasgo distintivo", op. cit. pp. 166-167.
48 R. Jakobson, "Pattern ...", op. cit., p. 227; "Parts and wholes ..'', op. cit., p. 283.
49 "Principes de phonologie ...", op. cit., p. 220.
50 R. Jakobson y L. Waugh, op. cit., p. 234.
51 R. Jakobson, "Relaciones entre las ciencias ...", op. cit., p. 25.
52 Los dos ejes del lenguaje sirven de criterio a Jakobson para establecer dos tipos básicos de
afasia (véase Jakobson, 1941, 1955, 1956, 1964, 1966). El papel de la selección y combinación en los
procesos de codificación y decodificación del lenguaje permiten reconocer que en la afasia, por lo
común, el consiguiente está deteriorado y el antecedente intacto (Jakobson, 1964, p. 192), por lo cual
los dos tipos básicos de afasia son: a) afasia de decodificación o trastorno de la selección (implica una
selección deficiente y por tanto problemas para manipular el código); b) afasia de codificación o trastorno
de la contigüidad (se trata de una combinación deficiente y por ende de problemas con el contexto). En
41
este fenómeno a partir de la afectación y pérdida jerarquizada de valores y
funciones lingüísticas, es decir, permite comprender estos trastornos neuroló-
gicos en su relación con las funciones semióticas comunicativas. La afasia
se presenta por primera vez como un problema lingüístico y se abre la puerta
al desarrollo del estudio de la relación entre neurología y lingüística, lo que
Jakobson llamó la neurolingüística.
En el campo de la adquisición, Jakobson es el primer lingüista que es-
tablece principios basados en la oposición y la organización jerárquica de
ésta,53 que permiten explicar el determinante del orden de adquisición de los
fonemas en toda lengua, así como el consonantismo y vocalismo universal
mínimo. De esta manera, se presenta el área de adquisición del lenguaje
como un campo donde la lingüística tiene la capacidad de producir explica-
ciones y determinar leyes de construcción del sistema lingüístico.
Además, al considerar la lengua como fenómeno social, .Jakobson'"
propone que la adquisición del lenguaje debe entenderse como la interio-
rización del código, es decir, la constitución de una comunicación interpersonal
o habla interna que se construye a partir del habla externa de intracomu-
nicación social. Esta habla interna es para Jakobson= lo que permite el
desarrollo del pensamiento. La idea de la importancia de los fenómenos so-
el primer tipo de afasia el discurso se centra en elementos típicamente contextuales y hay dificultad para
manipular palabras independientes del contexto; en el segundo. se pierde la facultad para formar
proposiciones. el contexto se deteriora. las palabras sintácticamente más independientes son más
tenaces en el discurso y se puede llegar a un discurso telegráfico. Así. la estructura jerárquica del
lenguaje se manifiesta plenamente en los trastornos de la contigüidad. donde puede llegar a perderse
la jerarquía de niveles lingüísticos. reduciéndose la frase a la palabra y ésta al fonema (Jakobson, 1955.
P.156l 5 Jakobson (Jakobson y Halle. 1956: 88) sostiene que los estudios psicológicos han demostrado
que la oposición binaria es la primera operación lógica que realiza el niño; en la mente del niño el par
es anterior a los objetos aislados y la construcción de oposiciones permite la consolidación paulatina
del sistema fonemático adulto. donde los términos son identificados y diferenciados al oponerse (sobre
ejemplos del funcionamiento de la percepción por parejas de opuestos véase Jakobson y Waugh. 1979.
pp. 198-200). Al mismo tiempo. la relación entre término marcado y no marcado permite explicar tanto
la consolidación del sistema infantil como la deterioración de éste en la afasia: en la afasia el término
que primero pierde. que es el último manipulado por el niño. es el marcado (Jakobson. 1972: 92).
En la explicación de la adquisición. el funcionamiento de la oposición es inseparable de la con-
sideración de los dos ejes del lenguaje. (Jakobson. 1941; Jakobson y Halle. 1956.) Sostiene que la
relación de sucesión precede a la sustitución. y es necesario constituir ésta para que los elementos
lingüísticos adquieran valor de signo. El eje sintagmático. primer eje que es manejado por el niño.
proporciona el modelo de la sílaba. creándose un marco fonemático que adquiere sentido al constituirse
el eje paradigmático. Así. por medio de las relaciones de oposición paradigmáticas. los elementos
lingüísticos adquieren valor distintivo. el sonido adquiere una nueva función (un valor fonológico) y se
dan las primeras distinciones fónicas orientadas a la significación. Con el desarrollo de estas opo-
siciones. aumentan las posibilidades de combinación y se acrecientan las cualidades distintivas de los
fonemas. constituyéndose. poco a poco. los fonemas adultos.
De esta manera. la constitución del sistema lingüístico se presenta como un proceso. r.egido por
leyes. que parte de enunciados equivalentes a una sílaba o palabra y lleva al establecimiento de niveles
de lengua por medio de la selección-oposición. combinación e integración de elementos fónicos
(Jakobson. 1941; Jakobson y Halle. 1956).
54 "Relaciones entre las ciencias ..", op. cit .. p. 22; "El lenguaje en relación con otros sistemas .;.",
op. cit .. p. 105; "La comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit .. p. 94.
55 R. Jakobson y L. Waugh. op. cit .. p. 78.
42
ciales y culturales en la explicación de los procesos cognitivos formulada por
Jakobson," se desprende de los planteamientos de Fortunatov y Vyqotsky'"
y es aceptada y desarrollada ampliamente por la psicología rusa encabeza-
da por Luria.
Por otra parte, la consideración del tiempo en el código y la realización
de estudios comparativos entre lenguas, lleva a Jakobson'" a plantear
universales lingüísticos irnplicacionales'" que determinan el rango de posi-
bilidades del cambio y las líneas de constitución y deterioración del lenguaje.
Estos universales parten del concepto de oposición y los rasgos marcado-
no marcado introducidos por Jakobson.
Las leyes implicacionales son consideradas con valor pancrónico yesta-
blecen relaciones de presencia-ausencia entre elementos del código que
explican la conformación jerárquica y las posibilidades de cambio de dichos
elementos.
Ya desde los años treinta, Jakobson propone que las leyes universales
deben limitar la variedad de lenguas posibles, como las invariantes del
código permiten determinar la diversidad de mensajes posibles.
Así pues, Jakobson es el primero en plantear leyes universales irnpli-
cacionales para los sistemas fonológicos, sentando las bases de estudios
tipológicos posteriores en otras áreas del lenguaje como el de Greenberq''?
sobre universales gramaticales.
La idea de establecer invariantes universales no debe, según Jakobson,
limitarse a la fonología. Así, en 196361 postula la necesidad de establecer
invariantes semánticas en las categorías gramaticales, universales grama-
ticales, que permitan encontrar una explicación a la clasificación semántica
de las lenguas, que no puede ser arbitraria.
Para Jakobson/" hacer lingüística es comparar, y el fin último de una
ciencia del lenguaje , es dar cuenta de lo que caracteriza al lenguaje humano;
de esto se desprende que hacer lingüística es hacer tipología, es decir,
establecer las leyes por las que se rigen las lenguas en sincronía y diacronía,
adquisición y afasia; en otros términos, hacer comprensible el sistema de
reglas por los que las lenguas funcionan, se constituyen y transtorrnan.s"
56 R. Jakobson, "Linguistic glosses to Goldstein's wortbeqriff", en Selected writings 11.op. cit.; "En
torno a los aspectos lingüísticos de la traducción". en Ensayos de ltnqútstice general. op. cit .. p. 71; "La
comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit .. p. 94; R. Jakobson y L. Waugh. op. cit.
57 L. Vygotsky. Pensamiento y lenguaje. México. Alfa y Omega. 1934.
58 R. Jakobson. "Lenguaje infantil. afasia y leyes generales de la estructura tónica", en Lenguaje
infantil y afasia. Madrid. Ayuso. 1974; "Pattern in linguistics". op. cit .. p. 229.
59 Éstas son leyes lingüísticas de solidaridad según las cuales en un sistema lingüístico no puede
encontrarse un valor secundario sin el primario correspondiente (Jakobson. 1941. p. 85).
60 J.H. Greenberg. "Some universals of grammar. with particular reference to the order of
meaningful elements". en Universals of language. Cambridge, MIT. 1963.
61 "Importancia de los universales del lenguaje para la lingüística, en Ensayos ..., op. cit .. pp. 57. 63.
62 "Pattern in ..", op. cit .. p. 230.
63 "Lenguaje infantil. afasia .;.", op. cit .. p. 125.
43
•••
64 R. Jakobson, "Pattern in ...", op. cit., p. 228; "Importancia de los universales ...", óp. cit .. p. 63.
65 R. Jakobson. "Linguistic glosses to Goldstein's wortbegriff'. op. cit .. p. 267; "La significación
gramatical según Boas". en Ensayos .... op. cit., p. 68; "Parts and wholes ...", op. cit .. p. 267; "El concep-
to de rango distintivo". op. cit .. p. 139; "Quest for the essence of language". en Selected writings 11.op.
cit .. p. 345.
66 R. Jakobson. "La comunicación verbal". en Nuevos ensayos .... op. cit.; "Leuvain lectures"; véase
E. Holenstein. Jakobson ou le structuralisme phénoménologique. París. Seghers. 1975. p. 107.
44
El deslinde de problemas, la crítica a ciertos postulados comunes sobre
el lenguaje y la búsqueda de nuevos caminos para dar cuenta de la com-
plejidad que éste presenta, caracterizan la obra de este incansable autor.
A diez años de su muerte, y ubicando el momento histórico en que desarrolló
sus planteamientos, no nos queda más que sorprendemos de la agudeza
y rigor de su trabajo, reconocer los avances que permitió en el estudio del
lenguaje, la actualidad de los problemas por él planteados y la necesidad
de explorar y desarrollar las vías que dejó abiertas.
Queda el trabajo para nosotros, pero el camino no es fácil y el mismo
Jakobson lo muestra a través de su labor de investigación en que constan-
temente recalca la importancia y necesidad del trabajo teórico. Así, estemos
o no de acuerdo con su visión del lenguaje, no podemos dejar de lado, en
nuestro diario trabajo como lingüistas, la guía fundamental que inspira dicha
visión: desarrollar una teoría sobre el lenguaje, ya que corno el mismo
Jakobson señala: la falta de teoría es la más azarosa y especulativa de las
teorias.s?
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47
Presencia/ausencia de Jakobson
en la lingüística mexicana
Leopoldo Valiñas C. *
Introducción
Había una vez dos lingüísticas, dos grandes lingüísticas: una de rancio
abolengo, de gran reconocimiento y apadrinada por eméritos hombres,
muchos de sus métodos de relativa tradición ácadémica, y su decir y hacer
muchas veces avalados, incluso, por la realeza. Uno de sus apodos era
Letras; al madurar tomaba uno o dos nombres (pero manteniendo casi
49
siempre su apellido). Así por ejemplo, era letras hispánicas y luego evolucio-
naba a ser o lingüística o filología hispánica. Su torre de marfil se localizaba
en las escuelas de Letras, muy seguramente porque sus lenguas-objetos
tenían letras y porque se podía hablar de formas cultas e incultas.
La otra lingüística, en cambio, no tenía ni prestigio ni gran tradición.
Muchos de sus iniciadores no venían de España sino de Estados Unidos.
Esta lingüística vivía entre cerros y ríos. Sus métodos eran, en aparien-
cia, antropológicos (con lo que esto quiera decir) y más que ser una ciencia
autónoma comenzó siendo, justamente, una especialización antropoló-
gica. Esta linqúlstica se reproducía en la ENAH; seguramente porque sus
lenguas-objetos no tenían ni letras ni formas cultas o incultas (de hecho todo
estaba oculto).
Dos lingüísticas: una dedicada a las lenguas nacidas en Europa y la otra
a las lenguas nacidas en América. "Esos son literatos" decían los unos; "esos
son antropólogos" decían los otros. "Los hispanistas hablan del posfuturo y
de la poshistoria" se quejaban los antropólogos; "estos señores quieren
hallar a como dé lugar influencia indígena en el español", afirmaban los
hispanistas:
En fin, había dos lingüísticas. Las llamaré, por mera "comodidad", filología
a la primera y lingüística antropológica a la segunda. Me dedico a esta última.
50
El embrujo lingüístico fue causado por el distribucionalismo y las dos
razones por las que esta escuela arraigó en la ENAH fueron, por un lado,
los "evidentes" logros descriptivos (y su no-compromiso con la lengua) que
dicha escuela manifestaba y, por otro, la presencia oel u,v en México.
McQuown y Swadesh son, me atrevería a decir, dos de los iniciadores
de esa lingüística antropológica. Ambos (tan iguales y tan diferentes), entre
otros, fueron los que lograron definir esa lingüística llamada antropológica.
Lingüística que, paradójicamente, no era propiamente antropológica (claro,
si reducimos antropológico a indígena y asumimos que todo lo que tenga que
ver con los indios es antropológico, pues esa lingü ística sí era antropológica).
Las publicaciones (en especial tesis) de esta lingüística se caracteriza-
ban por tener, a la par de la parte lingüística, una pequeña sección que se
pretendía etnográfica, deseando tal vez con esto evidenciar su carácter
antropológico. Tradición que todavía hoy en día se mantiene.
En honor a la verdad, lo antropológico de la lingüística no se daba ni en
los análisis ni en el trabajo lingüístico. Lo antropológico se materializaba
en la convivencia y discusiones entre los lingüistas y los antropólogos. Las
distintas historias de las corrientes antropológicas y la manera en que
enraizaron en México esas otrora nuevas posturas ante la realidad (cual-
quiera que ésta sea), determinaron la naturaleza de aquellos antropólogos
y lingüistas mexicanos. Dicho en otras palabras, la lingüística antropológica
era "antropológica" por la actitud de los lingüistas. Ya desde 1953 Jakobson
había insistido "que la lengua debe concebirse como parte integrante de la
vida de la sociedad y que la lingüística está en estrecha conexión con la an-
tropología cultural"." Pero Jakobson era una voz más en la tribuna.
Esta lingüística ha evolucionado a través de tres etapas o épocas que no
conforman necesariamente una secuencia.
3 Roman Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Ariel. 1984 [1974j, p. 15.
51
los dientes, carecer de problemas de frenillo y, de preferencia, ser bilingüe
"coordinado"."
Los niveles lingüísticos eran independientes y cada uno de ellos era
simplemente un "repertorio de unidades y los ordenamientos en que
aparecen"." El nivel morfofonológico, aparecía como una "zona de toleran-
cia"." Era, según Hockett, el "código que vincula los sistemas gramatical y
fonolóqico",? Para realizar un buen análisis lingüístíco había que cuidar tres
tareas: la elicitación, la transcripción y los cortes. En fonología, los fonemas
siempre fueron "clases de sonidos" y sus rasgos (en caso curioso de ser
mencionados) eran simplemente etiquetas fonéticas. El abracadabra fue el
par mínimo y la estructura fonológica no era otra cosa sino el cuadro foné-
tico cuyo equilibrio se lograba al eliminar los "huecos" o "vacíos"." La mor-
fosintaxis, por su parte, fue un destazadero de palabras y de oraciones; era
un encuentro con la "linearidad" de la lengua. El concepto de categoría
gramatical pasó de ser de una especie de filtro con el que se veía la realidad
a una mera etiqueta que recibía un conjunto de morfemas. Perdón, una posi-
ción en la cadena hablada. Por cierto, esa "etiqueta" terminaba, por lo re-
gular, en -ivo o en -or.
La lingüística mexicana de esta época se caracteriza por la hegemonía
de las investigaciones gramaticales (fonología, morfología o sintaxis) y las
de lingüística histórica. No se olvide que el u.v es la guía académica de esta
52
lingüística, basada, muy evidentemente, en los principios distribucionales.
Hablando de las tesis de la ENAH,de las 18 presentadas por la generación
de maestros (previa a 1971) catorce fueron de análisis gramaticales (once
esbozos gramaticales y tres fonologías) y en ellas, la ausencia de Jakobson
siempre fue más que notoria. De aparecer Jakobson, lo hacía "como un
invitado de ocasión que no pretendía figurar en el programa". Por ejemplo,
en el trabajo de Escalante (hecho en 1960), 91asección de Fonética comien-
za con una referencia a Jakobson sobre la definición de los rasgos agudo y
grave y un poco más adelante aparece el término de oposición proporcional
(p. 16-17) pero eso es todo. En el desarrollo del trabajo dominan los criterios
fonéticos.'? no se habla de rasgos fonológicos, mucho menos de unidades
relacionales, opositivas y negativas; es significativa la ausencia de concep-
tos tales como sistemas parciales, correlaciones y archifonemas. La parte
morfológica, por otra parte, es totalmente distribucional.
Esta época, en suma, refleja las políticas de investigación caracteriza-
das por priorizar el trabajo descriptivo llano, simple (y, por eso) muy sencillo
de realizar, lo que no significa, sin embargo, que estos trabajos sean o poco
serios o desdeñables. Por el contrario, son los que a la larga sentarán las
bases para las investigaciones posteriores.
53
como alternativa a una especie de quiebra que viven las ciencias sociales
en general (y, por supuesto, la lingüística en particular).
Todo esto produce una muy evidente división en la antropología me-
xicana y la convivencia, competencia y actuación de las diversas corrien-
tes y escuelas se hace más notoria. En este ámbito, parecen distinguirse
dos grandes tendencias que tuvieron, por supuesto, sus contrapropuestas:
a) por un lado, una negación a lo anterior, a lo que será etiquetado como
"viejo", como "rebasado" (lo que será calificado de caduco y obsoleto). Eso
"nuevo" se traduce en modas y quien no siga la moda simplemente está fuera
de la realidad. Y b) una estigmatización al trabajo descriptivo y taxonómico.
Una crítica relativamente certera, aunque en ocasiones exagerada, a los
modelos anteriores etiquetados de descriptivos. Esto conduce a que ciertas
corrientes y autores se satanicen y se priorice el quehacer teórico.
Como reacción a las tendencias anteriores, surge una defensa al trabajo
descriptivo, una pretendida reivindicación de las escuelas etnológicas
"clásicas". Una cerrazón (las más de las veces radical) a lo nuevo y, con ello,
una subvalorización de lo teórico. Todo lo que tenga que ver con reglas o
restricciones es esnobismo. Todo lo que tenga que ver con abstracción es
complicarse la vida. Tan evidente que es la realidad.
En cuanto a las ciencias del lenguaje estas dos tendencias se materia-
lizan de dos maneras distintas pero que coinciden en un cuestionamiento a
las viejas escuelas:
54
La división fue contundente, radical y discriminante: un apartheíd lin-
güístico que de inmediato comenzó a reproducirse: de un lado había dos
"como-razas" de lingüistas: unos que describían, que iban con los indios;
cuyas prácticas de campo eran, curiosamente, en el campo; que sabían de
distribución complementaria, de pares análogos, de africadas, de su-
prasegmentos, vaya, hasta de fonemas ... Otros que más bien hablaban de
estructuras profundas, de aceptabilidad, de grados de agramaticalidad,
de restricciones, de reglas, ihasta de ideas verdes incoloras! Del otro lado
había otro tipo de lingüistas, los que hacían "metalingüística", "socio-cosa"
o "pragma-cosa" (como alguna vez se les calificó), los que veían la lengua
necesariamente en su dimensión dialógica, como un sistema semiótico, los
que sabían de funciones del lenguaje, de lengua/habla, de enunciación/
enunciado, los que hablaban de significantes y de modos de producción, los
que afirmaban la existencia de interferencias, de sociolectos, de bilingüismo,
de máximas y pretensiones, de fuerzas ilocutivas y perlocutivas.
Paralelamente, el trabajo lingüístico se tornó en un enfrentamiento de
algunas posiciones teóricas las más de las veces defendidas, no con
argumentos, no con material de campo, sino con citas, nombres propios o
por el simple y llano principio de autoridad. Así, los autores y las obras se
volvieron intocables, casi dioses. Las publicaciones existentes adquirieron
el carácter de infalibles. Lo hecho y lo escrito no sólo estuvo ya hecho o
escrito, sino que además se tornó incuestionable y los debates (cuando los
hubo) se volvieron una especie de topada, de confrontación de frases y citas
en los que el lingüista o antropólogo se volvió mero portador de voces que,
obviamente, no eran suyas. La lingüística dejó de ser un espacio de dis-
cusión académica para convertirse en un prontuario de citas hechas, de
datos justos, de anécdotas curiosas.
Por ejemplo, en una clase de GGT, al hablar sobre la aceptabilidad/
gramaticalidad de una oración hubo necesidad de acudir a un hablante-
oyente-ideal "que pasaba por ahí" porque los juicios del maestro no coin-
cidían con los del grupo.
Esta expansión/radicalización de enfoques y temas lingüísticos llevó a
actitudes extremas; por ejemplo, a mediados de los setenta, se cuestionó el
que se enseñara fonética, fonología y morfosintaxis en la ENAH, argumen-
tando que tales materias eran meras técnicas de análisis carentes de bases
teóricas sólidas, equivalentes a timbiriches o simples crucigramas. Llegando
a afirmar, incluso, que el fonema simplemente no existía porque era un mero
concepto."
11 Recordemos que Jakobson, ya en 1939, había dicho que: "Y quien conciba el concepto de valor
como una ficción que no se da en la realidad, tendrá necesariamente que valorar del mismo modo el
concepto de fonema." (Ibid., p. 101.)
55
Esas actitudes despertaron, en otro sector de la ENAH,la necesidad de
recuperar las escuelas lingüísticas europeas. En aquellos tiempos, los
espacios ganados fueron las llamadas "materias optativas". Seminarios
sobre Saussure, sobre el Círculo de Copenhague, el de Praga y materias
como Poética y Psicoanálsis, etcétera, comenzaron a aparecer. Y a pesar
de que en los resultados la ausencia de Jakobson seguía siendo evidente,
comenzaron a aparecer los primeros intentos de incorporar las ideas de
Jakobson a laENAH: además de las tesis de psicolingüística, sobresalen dos
tesis de la ENAH(sólo una referida a análisis lingüístico): la de Moctezuma
y la de Capistrán."
En cuanto a los temas tratados en las tesis de esta época es notoria, en
primer lugar, la diversidad temática: aparecen ya trabajos de semiótica y
análisis del discurso (7), de sociolingüística (7) y de psicolingüística (4) y, en
segundo lugar, la otrora dominancia de los trabajos gramaticales cedió ante
el empuje de esas nuevas perspectivas.
Así, los trabajos de lingüística sincrónica y dialectología son apenas 18
(de 38 totales). De esos 18, quince son análisis gramaticales aunque diez no
llegan a la oración (seis son de fonología y cuatro llegan a la moriología). De
los cinco restantes, dos se pueden clasificar como sintácticos y tres como
esbozos gramaticales. Es significativo el incremento de estudlostonolóqicos
y el decremento de esbozos gramaticales. E igualmente significativo, como
ya se apuntó, que de los 18 trabajos, sólo uno maneje los postulados estruc-
turalistas: el de Moctezuma. No se olvide que en este tiempo incide signi-
ficativamente la escuela generativa, al grado tal que, por ejemplo, de los seis
trabajos de fonología, tres sigan dicha corriente.
La tesis de Moctezuma, si bien es un trabajo pionero, lamentablemente
no logra ser una adecuada aproximación estructural. El estudio no consigue,
por ejemplo, arrancarse la maldición del corpus ni de la ejemplititis. No logra
vencer las ideas independentistas de los niveles lingüísticos (para nada
aparece información morfotonolóqica.P por ejemplo) y algunos postulados
jakobsonianos son ignorados y otros simplemente malinterpretados: por
ejemplo Moctezuma considera a las nasales como [- vocálicos, - conso-
nánticos] o a las llamadas ligaduras como [+ vocálicos, + consonánticos]
además de presentar una matriz no jerárquica, etcétera. Este trabajo es, sin
demeritarlo, una traducción de un estudio distribucional.
12 Alejandra Capistrán, "La teoría lingüística de Roman Jakobson", tesis de licenciatu~a, ENAH,
1988, p. 196 Y José Luis Moctezuma Z., "Fonología de la lengua kikapú de Coahuila", tesis de
licenciatura, ENAH, 1982, p. 123.
13 Jakobson había insistido en que la fonología era más que rasgos distintivos: "En resumidas
cuentas: querer limitarse a redactar un simple inventario de los rasgos distintivos y de sus configuracio-
nes simultáneas y sucesivas sin especificación gramatical alguna de su uso, equivaldría a una
proyección artificial de varios estratos sobre un mismo plano." (Ensayos de lingüística general, p. 226.)
56
Época de las reglas o de cuando el tuerto siguió siendo el rey
57
Jakobson explícitamente mencionado. En tres: Zavala, Barriga y Buenros-
tro." El trabajo de Zavala sólo cita a Jakobson, no lo sigue. Esto se refleja
en el uso de cateqorías gramaticales tales como "abstractivo" (p. 38),
"nativizador" (p. 39), o al mencionar el aspecto futuro (p. 66) o el sufijo modal
"subordinador" que bien pudo haber sido nombrado "irreal", "optativo" o
"potencial" (p. 72). Por su parte, el estudio de Buenrostro, si bien reconoce
sus limitaciones al intentar precisar las categorías de tiempo y aspecto, hay
lugares en los que las ideas jakobsonianas le hubieran facilitado tanto el
análisis como la descripción, por ejemplo, en su apartado de voz (p. 84).
Ambas tesis sólo citan el artículo básico "Los conmutadores, las categorías
verbales y el verbo ruso."15 El trabajo de Barriga no lo trato por el momento
por tratarse de un estudio tipológico.
De hecho, desde la llegada de Chomsky a México la lingüística dedicada
a los análisis gramaticales toma otra perspectiva y hace crecer a la lin-
güística mexicana. Al confirmar la presencia del hablante-oyente-ideal, al
reafirmar la independencia de la lengua con respecto a lo social y lo cultu-
ral (de hecho al sacar de la jugada a la lengua como sistema), con la GGT la
lingüística se aleja de las ideas jakobsonianas. La lingüística chomskia-
na (caracterizada, entre otras cosas, por una constante renovación) elimina
de su campo a la lengua vista como un sistema (sistema estructural). A partir
de tres obras fundamentales (Current Issues in Linguistic Theory, 1964,
Aspects of the Theory of Syntax, 1965, y de The Sound pattern of English,
1968, hecho con Morris Halle) las fonologías y morfologías precedentes son,
simplemente, neqadas, aplastadas, rebasadas dirían unos. El resultado es,
al fin y al cabo, otra gran división más: lo nuevo contra lo viejo e incluso, lo
más nuevo contra lo no tan nuevo.
Comentarios finales
14 Roberto Zavala, "Los clasificadores nominales del kanjobal de San Miguel Acatán. Esbozo
gramatical y tipología de sistemas clasificatorios", tesis de licenciatura, ENAH, 1989, p. 509; 'Francisco
Barriga P., "Los sistemas de numeración indoamericanos. Un enfoque areotipológico", tesis de licen-
ciatura, ENAH, 1992, p. 377, Y Buenrostro, Cristina, "Morfología verbal del chuj", tesis de licenciatura,
ENAH, 1992, p. 120.
15 Publicado por primera vez en 1957.
58
Como se sabe, uno de los grandes aportes de Jakobson es el considerar
la lengua como un sistema semiótico. Un sistema que para nada es un
conjunto de enunciados, mucho menos una serie de datos, de elementos
congregados o de juicios. En este sentido, la existencia de estudios sobre
psicolingüística, poética, discurso, semiótica, etcétera reflejan (quiérase o
no) una concepción jakobsoniana de la lengua (y es en este tipo de estudios
en donde Jakobson, precisamente, hace acto de presencia). Pero en cuanto
a la dimensión gramatical, en cuanto a los trabajos de fonología, morfología
o sintaxis otro gallo es el que canta. Su ausencia es dominantemente abso-
luta, a pesar de que en los últimos años parezca que sus ideas comienzan
a emerger de la clandestinidad, del secreto o del falso olvido: al menos ya
aparece en las bibliografías.
Si bien me he dedicado casi exclusivamente a la lingüística de la ENAH,
es facilísimo comprobar que Jakobson está ausente en la lingüística me-
xicana, en aquélla dedicada a los análisis gramaticales. Ya sea porque la
sencillez descriptivista del distribucionalismo permite "hacer" gramáticas
o porque el dato fonético se puede "medir", o porque Chomsky retacó en lo
más profundo de sus argumentos a la fonología y morfología, o porque los
generativistas (con otro discurso, con otra cientificidad ... con otra idea de
lengua) nos hacen creer que todo lo anterior simplemente está por fuera
de la realidad, en fin sea por lo que sea, el hecho es que ni el estructuralis-
mo jakobsoniano ni su perspectiva sobre lo que es el fenómeno del lengua-
je está presente en la lingüística mexicana. Pocos (poquísimos) son los
trabajos en los que aparece, al menos, citado.
Para terminar, déjeseme decir algo lingüístico; cuatro ejemplos simples
y llanos que evidencian esa ausencia (o falsa presencia) de Jakobson:
1. La fonología mexicana se ha limitado a ser un inventario fonémico y
la diferenciación entre lo fonético y lo fonológico ha mostrado ser una ficción.
Así, por ejemplo, el sistema fonológico del español presenta "fonemas
extraños" o "fonemas huéspedes". Tal es el caso de la [s]: algunos la con-
sideran un fonema simplemente por la existencia de pares como sola-Xola,
veis-beige (el color), vos-Bosch (la marca de los amortiguadores), cruz-
Crush (el refresco) (los tres últimos son ejemplos de Suárez, en Hockett."
Otros, en cambio, la hacen aparecer como fonema argumentando razones
de "equilibrio estructural" pero "equilibrio" entendido como geométrico.
Swadesh anotaba al hablar del fonema /s/ del español: "con lo que queda
una completa simetría en las cuatro posiciones-de las obstruyentes"."
16 Charles Hockett, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, traducción y adaptación
al español por Jorge Suárez, 1971 [1956]. p. 28.
17 Mauricio Swadesh, La nueva filología, Colección obras de Mauricio Swadesh editadas por sus
alumnos, núm. 1, México, 1968 [1941]. p. 109. Véase incluso a Juan José Rendón, "Fonología del
español hablado en el Centro de México", en Anales de Antropología, vol. V, 1968, pp. 87-98.
59
Curiosamente, en la "otra" lingüística su existencia es negada, ~ero se
señala que es alófono o variante del fonema /s/: "Debe verse ... la s como
simple variante alofónica de s. La presencia de vocablos con s no causa
reestructuración grave en el sistema fonológico del español mexicano."!"
En ningún trabajo (pero en ninguno) que trate sobre la fonología del
español, se hace referencia a sistemas parciales o a una caracterización en
rasgos del sisterna." El estudio clásico de Alarcos aparece como la última
palabra, cuando el trabajo trata de \a variante madrileña y existe discusión
en cuanto al contenido fonológico de la Isl y de las ltquidas."?
2. Por otro lado, el concepto de "sistema" no ha rebasado la idea de
agrupación, de conjunto de elementos o de feliz encuentro de fonemas. No
se ha entendido la verdadera dimensión del sistema. Para nada se ha
comprendido lo que es un sistema de valores. No se han dado por enterados
que el fonema es mucho más que meros rasgos distintivos." Por ejemplo,
recordemos el trato que hace Suárez del fonema Ifl, en posición final de
palabra: "tal es el caso de la consonante final de beef y ¡paff, que en pala-
bras de uso corriente sólo aparece en gaffe, bluff, quif, puf, chef y Kiev, a las
que puede sumarse lof, del vocabulario náutico"."
18 Lope Blanch, Apud José Moreno de Alba, fl español de América, México, FCE, 1988, p. 77.
19 Sobre los sistemas parciales, tanto Trubetzkoy como Jakobson hablan de ello: "El único
contenido tonernáfico lingüístico o semiótico válido es el contraste ante todos los demás fonemas de
un sistema dado. El solo valor del fonema ... es su significado distintivo frente a los demás fonemas
en la misma posición." (Jakobson, Ensayos de lingüística general, pp. 115-116.)
Ya en las tesis de 1929 del Círculo de Praga se plantean cuatro tareas de la fonología sincrónica:
1) Cafacterización del sistema fonológico al determinar los fonemas (haces de rasgos distintivos),
sus correlaciones y trazar así su esquema estructural;
2) Descripción de las combinaciones y distribuciones de los fonemas;
3) Determinación del grado de utilización y densidad de realización de los fonemas y sus
combinaciones; y
4) Es preciso determinar, de una manera rigurosamente sincrónica, todos los morfonemas
existentes en cada lengua ... así como el lugar que puede ocupar un morfonema dado en el interior de
un morfema (Trnka et al., El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1971, pp. 36-37).
Sobre la utilidad del análisis en rasgos, Jakobson es mucho muy preciso: "La transición de la
enumeración de fonemas hacia un sostenido análisis en rasgos distintivos brinda un panorama mucho
más sintético de los procesos fonológicos. Tradicionalmente, al nivel de los fonemas solamente se
consideraban cambios condicionados, combinatorios y contextuales, aquellas alteraciones que depen-
den de los segmentos que las preceden o las siguen en la cadena verbal, mientras que la investigación
al nivel de los rasgos reduce radicalmente el número de cambios aparentemente 'espontáneos', porque
la mayoría de los cambios en el plano de los rasgos se limitan a combinaciones con rasgos específicos
concurrentes." (Ibid., p. 170.) "La interrelación entre los rasgos distintivos, configurativos (especialmen-
te los demarcativos), expresivos y redundantes exige un preciso examen comparativo. Esta investiga-
ción debe evitar en particular cualquier confusión entre estos conjuntos esencialmente heterogéneos
de rasgos y cualquier desdibujamiento de los límites reales entre sus.divergentes funciones. Igualmente
distorsiva es una exigencia, basada en el prejuicio, en el sentido de confinar la investigación fono lógica
a los rasgos distintivos y de otorgarles, de un modo totalmente arbitrario, la patente de ser los únicos
relevantes y pertinentes." (Ibid., p. 164.)
20 Emilio Alarcos Llorach, Fonología española, Madrid, Gredos, 1976, p. 281.
21 Incluso Jakobson deja entrever el carácter de tendencia que tiene el mismo sistema: "Así, del
trabajo de campo realizado en 1916 en una aldea al norte de Moscú, aprendí por primera vez que no
podemos hablar propiamente de un dialecto uniforme, sino únicamente de una cantidad de modos de
hablar individuales y de corta vida y que, en lugar de leyes fonéticas, hay que habérselas aquí las más
de las veces con simples inclinaciones y tendencias." (Ensayos de lingüística general, p. 172.)
22 Charles Hocket1, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, 1971 [1956). p. 29.
60
3. La presencia de la fonética, el predominio de la fonética es sorpren-
dente. Por ejemplo, los "hispanistas" se deleitan en un purismo fonético que
rebasa los límites mismos de la imaginación. En la descripción del espa-
ñol de Valladolid, por ejemplo, se encuentran diez tipos fonéticos de erres,
una de ellas siendo "dental sonora vibrante sírnple''." mientras que en el
español de Tabasco, las variantes ascienden a trece, siendo dos de ellas la
''vibrante apicoalveolar múltiple normal" y "una variante de la misma, cuya
duración era más breve (con menos víbracíonesy.>
4. Finalmente, en los trabajos en los que el tema es la morfología (y la
sintaxis), dado que el sentido común, la tradición, la gramática española y
la comodidad dominan, las categorías verbales son meras etiquetas a
formas fónicas. Escasísimos son los trabajos sobre morfología o sintaxis
que hacen referencia al artículo básico de "los conmutadores, las categorías
verbales y el verbo ruso" de Jakobson, mucho menos son los que lo
emplean.
23 Josefina García Fajardo, Fonética del español de Valladolid, Yucatán, México, UNAM, Instituto
de Investigaciones Filológicas, 1984. p. 18.
24 Rodney Williamson, El habla de Tabasco. Estudio lingüistico, México, El Colegio de México,
1986, p. 110. (Cursivas mías.)
61
Anexo 1
TEMAS DE LAS TESIS DE LINGüíSTICA DE LA ENAH
(POR PERIODOS DE AÑOS)
Gramatical 14 10 3 2 3 2 21
Geográfica 2 2 1 6
Sociedad 2 2 3 8
Semiótica 2 3 4 10 2 19
Psicología 3 2 6
Teoría 2
Total 18 15 10 13 16 5 77
Anexo 2
GENERACIONES 71-77
POR TEMAS
Total 38
62
Anexo 3
GENERACiÓN 78-84
(POR TEMAS)
Total 21
Abreviaturas:
fon - Fonología dis - Discurso
mor - Morfología smt - Semiótica
stx - Sintaxis lit - Literatura
grm - Gramática sem - Semántica
Ixh - Histórica etn - Etnolingüística
dia - Dialectología slx - Sociolingüística
tip - Tipología poi - Política del lenguaje
psc - Psicolingüística edc - Educación
mof - Morfofonología teo - Teoría
prg - Pragmática
63
Bibliografía
64
Rendón, Juan José, "Fonología del español hablado en el Centro de
México", en Anales de Antropología, vol. V, 1968, pp. 87-98.
Robinson, Dow, Workbook for Phonological Analysis, Huntington Beach,
CA., Instituto Lingüístico de Verano, 1975.
Swadesh, Mauricio, La nueva filología (Obras de Mauricio Swadesh edita-
das por sus alumnos, 1), México, 1968 [1941 l.
Trnka, B. et al., El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1971.
Williamson, Rodney, El habla de Tabasco. Estudio lingüístico, México, El
Colegio de México, 1986.
Zavala, Roberto, "Los clasificadores nominales del kanjobal de San Miguel
Acatán. Esbozo gramatical y tipología de sistemas clasificatorios",
tesis de licenciatura, ENAH, 1989.
65
TeORíA y ANÁLISIS LlNGüíSTICOS
Jakobson y la teoría de la marcación
Natalia Ignatieva*
Introducción
69
Oposiciones fonológicas
1 Roman 'Jakobson, Six lectures on sound and meaning, Cambridge, Mass., MIT, 1978,
pp, 79 Y ss.
70
Jakobson, sin embargo, argumentaba que todas las oposiciones eran
binarias y privativas. En cuanto a las oposiciones graduales yequipolentes,
sostenía que éstas pueden ser analizadas como el producto de un binarismo
más fundamental y abstracto. Él ilustró dicha tesis al clasificar el sistema de
las consonantes francesas en pares de oposiciones binarias."
Oposiciones semánticas
2 Ibid., p. 94.
3 R. Jakobson, Russian and slavic grammar studies 1931-1981, Berlín, Mouton, 1984, pp. 1-2.
71
de estas categorías. Dentro del par de las categorías opuestas una es
caracterizada por la presencia de un rasgo y la otra, por su ausencia."
La siguiente ilustración del método jakobsoniano para determinar las
relaciones semánticas y las de la marcación puede encontrarse en su
estudio del sistema de los casos rusos. El lingüista descompone los casos
rusos en las propiedades de cuantificación, direccionalidad y marginalidad.
Argumenta que, por ejemplo, la propiedad semántica general del acusativo
ruso es la direccionalidad, es el caso que indica que una acción afecta hasta
cierto grado a una entidad que es la meta de la acción o se dirige a esta en-
tidad.? El nominativo se opone al acusativo como el término no marcado
para el rasgo de la direccionalidad. Tomando en cuenta los tres rasgos
mencionados el sistema de los casos rusos puede ser presentado de la
siguiente manera:
Direccionalidad N M M N N N
Cuantificación N N N N M M
Marginalidad N N M M N M
Así, cada caso presenta una combinación de las tres propiedades semánti-
cas y se opone a cada otro según los valores de la marcación para cada
rasgo.
Aquí cabe mencionar que los criterios para determinar los valores de la
marcación en este caso son semánticos y están basados en las intuiciones
de Jakobson con respecto a las relaciones y los significados que constituyen
los sistemas de categorías verbales y nominales, aunque plantea sobre este
punto lo siguiente:
72
profundo siempre podrá lograrlo; hay diversos ejemplos que lo demuestran
con profusión."
73
Domingo, lunes, ,' sábado
Enero, febrero, , diciembre
Primavera, verano, otoño, invierno, etcétera."
Por otra parte, en la lengua existen otros tipos de oposiciones aparte de las
privativas como lo demostró Trubetzkoy. En las oposiciones equipolen-
tes, por ejemplo, no se trata de la presencia versus la ausencia de un solo
rasgo, sino más bien de la presencia de dos rasgos contrarios. De esta
manera, tales oposiciones tienen la forma: A vs. B, y no la forma: A, vs. no
A, lo cual es característico para las oposiciones privativas.
Los ejemplos de este tipo abundan entre las oposiciones léxicas: alto-
bajo, ancho-estrecho, viejo-joven, etcétera. En este tipo de casos los
lingüistas señalan que uno de los términos es más general y menos especí-
fico que el otro y, por lo tanto, sería el miembro no marcado de la correlación.
Por ejemplo, en los pares mencionados alto o viejo serían términos no
marcados porque se pueden referir a la cualidad general, mientras que sus
parejas respectivas no lo pueden hacer. Ilustremos esto con los ejemplos de
inglés donde este fenómeno está más claramente expresado:
Las oracionesa) no implican nada especial sobre la edad o altura del oyente;
las b), en cambio, implican que el interlocutor es joven o bajo de estatura.
Esto, desde luego, puede funcionar de forma distinta en diferentes lenguas.
Del análisis de semejantes oposiciones se ha desarrollado otro valor de
la categoría de la marca: el término más general y sencillo se considera el
miembro no marcado, mientras que al término más complejo y específico
se le adscribe la característica de la marca. Como dice Jakobson: "La
significación general del término marcado. resulta de una información más
precisa, más específica y complementaria con relación a la del término no
marcado"."
De ahí surge un problema bastante difícil: el de la localización del término
marcado en las oposiciones, y varios criterios y diagnósticos han sido
propuestos por diferentes lingüistas.
9 J. Lyons, Semantics, 2 vols., Cambridge, Cambridge University Press , 1977, pp. 287-290.
10 E.L. Battistelia,Markedness: the evaluative superestructure of language, Nueva York, Univer-
sity of New York, 1990, p. 3.
11 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina Pomorska, Barcelona,
Crítica, 1981, p. 102.
74
Criterios de la marcación
No marcado Marcado
día días
come está comiendo
escritor escritora
posible imposible
Como se puede apreciar, las formas marcadas tienen más material mor-
fológico.
Varios lingüistas abogan por este criterio, considerándolo más objetivo
en comparación con el criterio semántica descrito antes." Sin embargo, hay
que admitir que este criterio tampoco funciona siempre. Ejemplificamos esto
con los verbos rusos:
No marcado Marcado
pokupat' kupit'
opisyvat' opisat' .
sozdavat' sozdat', etcétera.
75
En los pares aspectuales de los verbos rusos arriba, los términos no
marcados llevan más material morfológico. Como existen ejemplos de este
tipo en diferentes lenguas, se puede concluir que el criterio de sencillez no
es totalmente confiable, de modo que su grado de validez dependerá de que
se complemente con otros criterios.
Otro criterio morfológico es el de sincretización o sincretismo. Siguiendo
una observación de Brendal, Jakobson (1984:154) propone que las catego-
rías no marcadas tienden a ser más diferenciadas que las marcadas. En
ruso, por ejemplo, señala Jakobson, el tiempo presente, que es una ca-
tegoría no marcada, distingue personas, mientras que el pasado (categoría
marcada) tiene solamente una forma para todas las personas.
Comrie indica que en la categoría marcada algunas formas pueden faltar
en el paradigma en comparación con la categoría no marcada." En ruso el
aspecto imperfectivo (categoría no marcada) distingue tres tiempos: presen-
te, pasado y futuro, en tanto que en perfectivo (categoría marcada) sólo se
diferencian dos: pasado y futuro.
Al igual que el criterio anterior, el de sincretización no es un diagnósti-
co suficiente por sí solo para asignar automáticamente las relaciones de
marcación, ya que existen casos donde no se observa este fenómeno.
Otros criterios se refieren a la distribución de los elementos, entre ellos
la optimalídad y la extensión de uso. La optimalidad se observa en los he-
chos lingüísticos tipológicos, y es muy importante en la determinación de los
valores universales de la marcación. En otras palabras, este criterio significa
que un fenómeno que se encuentra en mayor número de lenguas distintas
será no marcado en comparación con otro, opuesto a él, que no tiene tanta
difusión. El criterio de optimalidad se aplica, sobre todo, a nivel tonolóqico."
El sequndo criterio distribucional concierne a la extensión de uso y,
generalmente, se entiende como la capacidad de los términos no marca-
dos para aparecer en un mayor número de contextos. Según este criterio,
los términos no marcados tienen una mayor libertad de ocurrencia y una
mayor capacidad para combinarse con otros elementos lingüísticos. Por
ejemplo, en las oposiciones del tipo tsll-short etv inglés, el miembro no mar-
cado de esta correlación (fall) se usa en contextos más amplios que su par,
porque aparte de señalar el rasgo de "alto" se refiere a la propiedad general
de altura:
76
-
Prototípico No prototípico
concreto abstracto
positivo negativo
singular no singular, etcétera.
Se supone que en esta lista los primeros términos son más "accesibles
conceptual mente" o más importantes, por lo tanto, son no marcados.
Como se puede notar en esta breve descripción de los criterios sobre la
marcación, ninguno de ellos es perfecto y algunos deben tomarse en cuenta
en cada situación particular cuando se trata de diagnosticar cuál de los dos
miembros de una oposición se comporta como el marcado.
16 Ibid., p. 38.
17 B. Comrie, Aspect, Londres, Cambridge University Press, 1976, pp. 116 Y ss.
18 N. Ignatieva S., "Un estudio contrastivo de la categoríá del aspecto en español y ruso", en
Estudios de Lingüística aplicada, núms. 15/16, México, 1992.
19 G. Lakoff, Women, tire and dangerous things, Chicago, University 01 Chicago Press, 1987.
20 Ibid., p. 60.
21 Van Langenalonck "Markedness, prototypes and language acquisition", en Cahiers de l'lns-
titut de linguistique de Louvain, núm. 12, 1986, p. 47.
77
Conclusiones
Bibliografía
78
Lakoff, G., Women, tire and dangerous things, Chicago, University of
Chicago Press, 1987.
Lyons, J., Semantics, 2 vols., Cambridge, Cambridge University Press,
1987.
Van Langendonck, "Markedness, prototypes and language acquisition", en
Cahiers de t' Institut de linguistique de Louvain, núm. 12, 1986.
79
Fonología funcional-generativa
de una lengua otomangue
Para evitar todo equívoco, me gustaría destacar que cuanta menos timidez
sienta el fonólogo al enfrentarse con toda la riqueza de los datos fonéticos, tanto
más fructífero resultará el trabajo; cuanto mayor sea la materia fonética que la
fonología someta a prueba y elabore, tanto mejor. Pero aquellos datos tienen
que ser en efecto elaborados fonológicamente, y, por así decirlo, no hay que
admitir dentro de la fonología, sin más, ninguna suerte de material fonético en
crudo.'
81
que se puedan producir en su lengua, sino todas aquellas unidades de
sonido que redunden en un cambio de significado de la cadena completa. Es
decir, cuántos y cuáles son los fonemas de su lengua.
Resuíta evidente que todo hablante nativo de una lengua posee un
conocimiento intuitivo tanto de los sonidos (objetivamente diferentes) que
son para él "iguales", como de los que no lo son. Este conocimiento cons-
tituye la base de la estructura fonológica de su lengua, pero desgraciada-
mente, este conocimiento se encuentra en la cabeza del hablante y es difícil
de penetrar, por lo que se han implementado diferentes acercamientos teó-
ricos que permitan explicar dicho conocimiento y vincularlo con los datos
físicos observables.
Como se puede constatar en una larga producción de trabajos de
diversos lingüistas, por muchos años, el concepto fonológico fundamental,
el fonema, provocó largas discusiones y diferentes definiciones, dependien-
do del enfoque que cada marco teórico ha querido darle.
Por ejemplo, fonema ha sido considerado por los mentalistas y psicólo-
gos, como un sonido ideal al que apunta el hablante. Por otro lado, el enfoque
físico considera el fonema como una familia de sonidos que debe satisfacer
ciertas condiciones básicamente fonéticas. Todo lo contrario de lo que con-
sideran del fonema los funcionalistas, quienes lo describen como una unidad
mínima de sonidomediante la que pueden diferenciarse los significados y
no consideran a los fonemas como sonidos o familias de sonidos, porque
solamente un cierto número de los rasgos fonéticos de cada sonido
interviene en la diferenciación de significados, los llamados rasgos distinti-
vos del sonido, los que constituyen el fonema correspondiente al mismo.
Los glosemáticos, por otro lado, consideran el fonema totalmente inde-
pendiente de Ias propiedades fonéticas asociadas a él.
Desde el punto de vista de Saussure, el fonema es un simple recurso
distintivo y, al igual que cualquier otro valor lingüístico, forma parte de la
lengua. Por el contrario, desde la postura de Jespersen resulta ser un
concepto típicamente formal o funcional. En contraste con todos los demás
valores lingüísticos, sin embargo, el fonema no posee por sí mismo ningún
significado positivo. Si dos palabras se distinguen una de otra por varios
fonemas o por el orden de los fonemas, la función distintiva corresponde a
los distintos fonemas y se divide por así decir entre los mismos. En este
sentido, podría considerarse que el fonema también tiene una doble cara, y
que sólo puede existir una oposición entre dos fonemas si la oposición se da
entre sus significantes. .
Es importante notar que para Saussure no cuenta el contenido fónico del
fonema en sí, sino su contraposición a los demás contenidos fonemáticos,
y esto constituye el aspecto fundamental de los estudios fonológicos. En
consecuencia, para que pueda existir una oposición real y verdadera, debe
existir otro elemento contra el cual se pueda oponer el primero. Esto no
82
quiere decir que la existencia de un elemento presupone la existencia del
otro (por ejemplo, en un sistema dado, la presencia de una vocal media an-
terior [e] no presupone, necesariamente, la presencia de una alta anterior [il).
Sin embargo, es importante considerar que las distinciones de los fonemas
se reducen a simples oposiciones binarias, pero no de cualidades
articulatorias, sino de cualidades distintivas. Por lo tanto, no son los fonemas
los elementos primarios de la fonología, sino sus cualidades distintivas. Así,
el fonema se presenta como una unidad compleja, como un haz de
cualidades distintivas y cada una de ellas resulta ser una unidad mínima e
irreductible. Dichas cualidades distintivas, así como las oposiciones, son, en
número, menores al de los fonemas en el sistema de una lengua.
Por su parte Jakobson, en sus primeros estudios, obtiene la definición de
fonema que se deriva de la de oposición, siendo considerados los fonemas
como términos de oposiciones fonémicas no susceptibles de ulterior divi-
sión. Posteriormente, en 1932, define el fonema como el "conjunto de pro-
piedades acústicas concurrentes empleadas en una lengua determinada
para diferenciar palabras de significado distinto", y considera "el conjunto de
dichas propiedades como la piedra fundamental de todo sistema fonémico".
En este proceso de definir el fonema, Jakobson acuña el término de rasgos
distintivos para la unidad indivisible, mientras que la "unidad última divisible",
hasta este momento, había sido considerado el fonema.
Teniendo como punto de partida esta nueva definición del fonema y
considerando las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas en la estructura
del lenguaje (ambas relaciones fundamentales y necesarias para todo
análisis fonológico, pues no sería válido un estudio fonológico enfocado ex-
clusivamente en una de las dos relaciones), los estudios fonológicos to-
maron otro rumbo, ya que se planteaban dos problemas diferentes: por un
lado, el análisis distribucional, al quedar relegado a una simple concatenación
secuencial, después de haber sido tan fructífero en sus planteamientos de
relaciones sintagmáticas, ten ía que extender su empleo a otra dimensión del
signo lingüístico, es decir, a la superposición de sus componentes simultá-
neos. En lo referente a las relaciones paradigmáticas, el análisis fonémico
también sufrió bastantes cambios, al resultar que la presencia de un rasgo
distintivo perteneciente a una oposición binaria implica necesariamente y
provoca la existencia del otro, es decir, el rasgo distintivo opuesto.
Como se dijo en un principio, el análisis fonológico depende única y
exclusivamente de los datos fonéticos, es por eso que la impresión subjetiva
del oyente desempeña un papel decisivo para el análisis, es decir, lo que se
percibe del fenómeno del habla es lo que determina los atributos de los
sonidos, de igual forma como son percibidos, registrados y clasificados por
el oyente, ya que ellos determinarán las relaciones entre lo físico y lo
fisiológico, pues mientras los fonemas coinciden en algunos de sus rasgos
y muestran por lo tanto una relación de mutua sobreposición, los ras-
83
gos distintivos se basan en el principio de ser verdaderas oposiciones. Es
decir, un rasgo distintivo existe solamente como un término de relación.
Así, el rasgo distintivo es definible sólo por su significante, apareado con
la función distintiva del rasgo para diferenciar el sentido, o sea, su signifi-
cado. Es así como Jakobson pudo generalizar el hecho de que todos los fo-
nemas de una lengua cualquiera pueden seccionarse completamente en
rasgos distintivos ulteriormente indivisibles, y todos ellos resultan ser me-
nores en número al conjunto de fonemas de la lengua.
Tomando en cuenta el componente fonológico de una lengua, ésta tiene
un sistema de rasgos distintivos y de sus propias reglas que los rigen y
ordenan en secuencias para discriminar palabras de significación diferente.
Es evidente, y por todos conocido, que el sistema de una lengua com-
prende tres componentes: el fonológico, el sintáctico y el semántico. ¿Cómo
interfiere uno en el otro? Es claro que estos tres componentes tienen es-
tructuras discretas, pero para los fines del análisis, ¿podemos recurrir a sus
interrelaciones para obtener los resultados esperados?
Al principio de este trabajo, en la cita de Jakobson ya lo largo del mismo,
hemos visto que la fonología se fundamenta en los datos fonéticos e
inevitablemente la fonología enlaza la fonética con la gramática, por lo que
es indispensable el tratamiento de ambos componentes para un estudio más
cabal.
En los últimos años, uno de los acontecimientos más importantes en
la teoría lingüística ha sido la aparición de la gramática generativa. Aun-
que aquí} el término gramática debe entenderse en su sentido más amplio,
es decir, que incluye todos los niveles de análisis, la fonología generativa,
que surge de las anteriores descripciones generativas, estaban enfocadas
sólamente en las estructuras sintácticas. El término generativo se refiere a
cualquier conjunto de reglas o enunciados en términos del cual sea posible
describir la estructura de un conjunto ilimitado de oraciones.
Otro sentido que el término generativo sugiere es el de gramática
"formalizada" o "explícita". Así, la gramática generativa se define como un
sistema de reglas que especifica con exactitud qué combinaciones de
elementos básicos están permitidas.
Para las descripciones generativas se han utilizado como elementos
básicos los rasgos distintivos de algún tipo. Jakobson, al acuñar el término,
es el primero que presenta un sistema de rasgos distintivos que permiten
representar tanto fonética como fonológicarnente los elementos de la
lengua, logrando así la representación fonológica uniforme de todos ellos y
prescindiendo de las diferencias fonéticas que dependen del contexto.
Entre la representación fonética y la representación fonológica se
establece una conexión mediante un conjunto de reglas que se aplican en
un orden fijo, agregando, modificando o sustituyendo rasgos distintivos. Más
adelante veremos las reglas que se aolican al amuzgo.
84
Una clasificación sistemática de los rasgos distintivos en su totalidad
permite en un determinado momento, no sólo plantear, a nivel tipológico, los
universales o cuasi universales que subyacen en la estructura fonémica de
las lenguas, sino también varios rasgos comunes a todas o casi todas las
lenguas.
Veamos ahora la aplicación de esta nueva terminología en una lengua
natural del grupo otomangue: el amuzgo. De acuerdo con la clasificación que
hace Rensch en 1976, el amuzgo es una de las siete subfamilias del
otomangue, independiente y distinta del cuicateco, del mixteco y del triqui.
El amuzgo es una lengua que tiene poca distribución de hablantes, en doce
pueblos del estado de Guerrero y dos en el estado de Oaxaca. El que nos
ocupa ahora, es el amuzgo de San Pedro Amuzgos, Oaxaca.
El amuzgo consta de 26 segmentos de las formas básicas divididos en:
once consonantes / t, 1. Q s, S, ft" e, m, n, 1, k /; una semiconsonante / y /; dos
deslices/', h/; siete vocales orales/i, u, e, E, o, 0, a/y cinco vocales nasales
/1, IJ, ~, Q, ª/.
Una de las postulaciones básicas de la fonología generativa es que una
palabra está compuesta de segmentos discretos, lo que nos permitirá
apreciar cuánto la fonología tiene sus fundamentos en la fonética.
Resulta ser una gran ventaja el ver los segmentos fonológicos de una
lengua como miembros de grupos que comparten similitudes de rasgos, en
lugar de verlos como entidades indivisibles. Esto nos permitirá reconocer la
relación o relaciones existentes entre los miembros de cada grupo mostran-
do sus respectivos rasgos distintivos. Veamos esto con sonidos del amuzgo:
t k n
Así podemos comparar segmentos por sus semejanzas o por sus diferen-
cias: por ejemplo t y k son ambas oclusivas, sordas que difieren en el punto
de articulación; t y n se asemejan en el punto de articulación alveolar,
mientras que difieren en los otros dos rasgos. Idealmente los rasgos deben
cubrir las siguientes funciones:
85
difícil encontrar grupos en los que todos los segmentos que los conforman
cumplan con estos tres requisitos.
Los tipos de rasgos que conforman un sistema pueden ser de dos tipos:
a) aquellos que son parejas y que se definen por la presencia o ausencia del
atributo; y b) los que representan valores en una escala.
En el cuadro 1 se muestran los segmentos consonánticos del amuzgo
con sus respectivos rasgos distintivos; en el cuadro 2, los vocálicos.
Siendo que los rasgos deben categorizar todos y cada uno de los ele-
mentos contrastivos de la lengua, deben contener en ellos todos los con-
trastes suficientes. De esta forma los rasgos utilizados para mostrar el
sistema del amuzgo son sólamente 16, ya que con ellos se puede ver el con-
traste de todos y cada uno de los segmentos, tanto vocálicos como
consonánticos.
La notación binaria es ideal para todos los rasgos, indicando presencia
o ausencia. El sistema binario, como ya se dijo, fue introducido por Roman
Jakobson y recalca que "la escala dicotómica es sobrepuesta por la lengua
sobre los sonidos". De acuerdo a la propuesta por Jakobson, los rasgos
distintivos pueden ser de varios tipos: articulatorios, acústicos o por relacio-
nes perceptuales. Los rasgos deben ser adecuados par? representar o
caracterizar todos y cada uno de los elementos de la lengua en cuestión,
además de caracterizar las diferencias existentes entre diferentes lenguas.
El sistema de rasgos debe proveer una clase natural apropiada para
poder dar cuenta de los cambios fonológicos. Todas estas características
del sistema deben mostrar la relación existente entre la clase natural y el
número reducido de rasgos con la máxima simplicidad posible.
Cuadro 1
MATRIZ DE CONSONANTES
k k b s s rt e m n w y h
Consonántico + + + + + + + + + + + +
Vocálico +
Sonorante + + + + + + +
Anterior + + + + + + + + + + +
Coronal + + + + + + + +
Posterior + + +
Alto + + + + + +
Bajo + +
Solt, ret. + + + + .+ +
Continuante + + + -+ + + +
Estridente + + + +
Sonora + + + + + +
Nasal + +
Lateral +
Redondeado + +
86
Cuadro 2
MATRIZ DE VOCALES
u e E o O a y f} 9 SI
Consonántico
Vocálico + + + + + + + + + + + +
Posterior + + + + + + +
Bajo + +
Alto + + + +
Nasal + + + + +
Redondeado + + + + +
Tenso + + + + + + +
87
da con la fonética por medio de reglas. Veamos aquí la regla de sonorización
en el amuzgo, de la cual se desprenden los alófonos de los fonemas pre-
sentados:
[iJ n_
[V_V]
[e]
e
- cont.]
- estro
[ - red.
c_ - cont.}
- voc. _ V
+ cont.]
+ estro --~) l+ sonora] l+ nas.] { - cont.
[
- alto
- cont.]
+ estro
[ + alto
Por otro lado, los fonólogos generativistas consideran que el nivel fonoló-
gico no es lo suficientemente abstracto y que está muy cerca del nivel foné-
tico. Veamos esto en un ejemplo del amuzgo: tomemos las palabras kié'io
"armadillo" y king'io "armadillos"; donde kié'io está formado de ki-, mar-
cador de animal + é'io raíz de armadillo. Si comparamos ambas formas,
notaremos que la consonante inicial de la raíz tiene una realización diferente
le/y IQ/. Entonces tenemos un tipo de representación abstracta como
Iki + é'iot Y Iki + n + g'iol.
Esta representación muestra expl ícitamente que tenemos la misma raíz.
Sin embargo, no podemos considerar que lel y IQI son variantes de un mismo
fonema Ixl, precisamente porque ambos son identificados, en amuzgo, de
manera diferente.
88
Este tipo de transcripciones no es verdaderamente fonémica (según el
nivel fonémico hasta ahora reconocido), sino que representa un nivel más
alto de abstracción. Tales representaciones son conocidas en fonología
generativa como fonémica sistemática, en contraste con la tradicional
fonémica, que es considerada por la fonología generativa como fonémica
autónoma o fonémica taxonómica.
Ahora veamos esto en el amuzgo con los siguientes ejemplos:
1
/ n_
C e / C_ (C) V
89
Con los implementos de la fonología generativa podemos tener acceso
a toda esta información que se encuentra inconscientemente en la cabeza
de los hablantes exclusivamente. Las reglas que veremos a continuación
son el resultado de la aplicación del análisis generativo a los datos fonéticos
recopilados con los hablantes del amuzgo.
El amuzgo presenta doce reglas que deben aplicarse, cuando son va-
rias, en el orden establecido. Aquí sólo mostraré algunas de ellas:
Regla de desibilización
C_C
[+ nas.]
Regla de cambio de s
C_C
C
¡- estr.]
+ ant. /
¡-
+ nas.] red. ]
[ + cor. + post.
+ alta
rL ++ estro
cont.
j
l
-7
/[+ ~a~]
[~~~~t] + coro
Regla de oclusión
C ~ C / e _ (C) v
+ estr.]
- cont.
[ + alto
[- estr.j
- alto
+ cor.
[~~~:~.]
[:~~~] - cont.
90
Regla de pérdida de t
+ cor.]
[ + ant. ~/ _C
+ cor.]
[ + ant.
~/_t
Regla de asimilación de nasales
l+ nas.] n~ {~}
'l
/ =~ 1, d, Q, s, z, /:, J
_k, g
Ejemplos:
Bibliografía
91
Halle, Morris, "Phonology in generative grammar", en Jerry A. Fodory Jerrold
A. Katz, The structure of language, readings in the philosophy of lan-
guage, Englewood, Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1962.
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ternational Journal of American Linguistics, Indiana, núm. 3, vol. 23,
1957, pp. 141-164.
Jakobson, Roman, Selected writings 1: pnonotcaicet studies, La Haya,
Mouton, 1962.
---, Nuevos ensayos de lingüística general, México, Siglo XXI, 1976.
---, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Ariel, 1975.
---, Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE (Lengua y
estudios literarios), 1992.
Jakobson, Roman y Linda R. Waugh, La forma sonora de la lengua, México,
FCE,1987.
Longacre, Robert E. y Rene Millon, "Proto-Mixtecan and Proto-Amuzgo
vocabularies: a Preliminary cultural analysis", en Anthropological
linguistics, Indiana, núm. 4,vol. 3, 1961, pp. 1-44.
Ruwet, Nicolas, Introducción a la gramática generativa, México, Gredos,
1967.
Schane, Sanford A., Generative phonology, Englewood Cliffs, Nueva Jer-
sey, Prentice-Hall, 1973.
92
La terminología del parentesco
en San Antonio Enchisi
93
lingüísticos, como tampoco lo es que el etnólogo en cuestión haya recono-
cido en Jakobson a su principal fuente de inspiración teórica. Así pues,
resulta ocioso a estas alturas insistir en los vínculos que atan al estructuralis-
mo antropológico con el lingüístico. En todo caso, puede ser más ilustrativo
ubicar las ideas en su contexto histórico y orientar la exposición al análisis
particular de la terminología del parentesco, sin olvidar que el tema, en
general, también se desarrolla en otros campos y en otros planos.
Bajo este plan, primero cabría señalar que en nuestro continente los
estudios de parentesco arrancaron, junto con los esfuerzos evangelizado-
res de los misioneros católicos, en el mismo siglo XVI. Esta primera etapa
se extendió a todo lo largo del periodo colonial y, prácticamente, no hubo
gramática, arte, diccionario y vocabulario de la época que no registrara en
sus páginas algunos términos de parentesco, o que incluso dedicara un
apartado especial al tema de la nomenclatura familiar. Empero, no fue sino
hasta el siglo XIX cuando se intentó superar dicha etapa de recolección de
términos sueltos -la cual necesariamente ofrecía una visión fragmentaria
del problema- para acceder a un estadio de análisis de conjunto, capaz de
proporcionar una perspectiva integral de los diferentes sistemas de paren-
tesco.
Al respecto, hay que señalar que el primer paso en firme lo dio, sin duda,
Lewis Henry Morgan, al advertir que los indios séneca del extremo noreste
de los Estados Unidos utilizaban el mismo término para designar tanto a "mi
padre", como al "hermano de mi padre", al "hijo del hermano del padre de
mi padre", y hasta al "hijo del hijo del hermano del padre de mi padre". O sea
que, aquel legendario abogado venido a etnólogo descubrió que, desde el
punto de vista de los séneca, todos los hermanos de mi padre -propios y
colaterales- son padres míos, lo cual por añadidura significa que todas las
esposas de mis diversos hermanos son tan esposas mías como de ellos.
Buscando una explicación para este hecho, Morgan se dio a la tarea de
estudiar un buen número de estructuras familiares, pertenecientes a una
gran variedad de sociedades humanas, documentadas en todos los rinco-
nes del planeta. No hace falta añadir que el enfoque teórico de esta in-
vestigación fue el del evolucionismo lineal, propio del positivismo de aquellos
años, el cual postula una correspondencia unívoca entre el supuesto nivel
de cultura y el tipo de sistema familiar existente.
Según consigna la historia, el golpeteo empirista de la antropología
cultural minó, poco a poco, las posiciones teóricas de los evolucionistas. En
esta ofensiva fue una pieza clave Alfred Kroeber, quien como buen discípulo
de Boas estaba convencido de que toda sociedad debería ser definida en
sus propios términos y de que la mejor manera para introducirse en las
culturas era mediante el conocimiento adecuado de sus lenguas. De allí que
el científico de Hoboken, Nueva Jersey, haya mostrado un interés particu-
lar en explorar la dimensión lingüística del parentesco. Al respecto, cabe
94
subrayar que Kroeber esbozó una batería de rasgos que a la postre sirvi-
eron de base para establecer el análisis componencial de los términos de
parentesco.
Sin embargo, el tiro de gracia contra Morgan y sus exégetas lo disparó
Robert R. Lowie, quien en la década de los veinte problematizó y cuestionó
la sucesión cronológica de los sistemas de parentesco atestiguados, se
manifestó de manera radical contra la idea de que las sociedades progresan
unidireccionalmente de un estado de salvajismo a uno de ilustración y, por
si fuera poco, se declaró escéptico en cuanto a la posibilidad de formular
cualquier ley histórica-social. Para ello blandió las espadas de la difusión, de
la evolución independiente y de la evolución convergente. Es decir, conside-
ró que el devenir de los fenómenos culturales, además de singular, resulta
ser una cuestión muy compleja, debido a la multiplicidad de factores que
inciden en ellos.
La debacle conceptual del evolucionismo ramplón, hizo necesario for-
mular nuevas teorías que pudieran dar cuenta de las distintas formas
utilizadas, por la constelación de pueblos, para organizar y regular su
universo cultural, en términos generales, y el parental, en lo particular. Fue
así como, entre las dos grandes guerras, surgieron en el horizonte de la
antropología un puñado de "ismos", media docena de marcos teóricos,
sustentados en otros tantos cortes epistemológicos, y que iban de lo relativo
a lo estructural, pasando por lo funcional. Aquí es obligado referirse al
cuarteto de antropólogos que durante este periodo dejó caer el peso de su
influencia sobre el campo de la parentología: Bronislaw Malinowski, quien,
dicho sea de paso, siempre vio con cierto desdén el estudio de lo que él
denominó "el álgebra del parentesco"; Alfred Radcliffe-Brown, que sostenía
la tesis de que la distribución de los términos era paralela a la distribución de
los derechos y obligaciones de los miembros de la familia; George Peter
Murdock, quien por una parte sistematizó los estudios transculturales sobre
la materia, y por la otra validó la universalidad de la familia nuclear; y Clau-
de Lévi-Strauss, que, como ya se dijo, asimiló la influencia de Jakobson,
inauguró la antropología estructural, y dejó la puerta abierta para seguir
trasladando modelos y concepciones propios de la lingüística, al campo de
la etnología.
Así la situación, resultó natural que tras tres décadas de caracoleo
intelectual, algunos investigadores del parentesco retomaran el hilo que
Kroeber había dejado suelto medio siglo atrás y volvieran a la carga es-
grimiendo, una vez más, el análisis de la terminología. Ello se debió, prin-
cipalmente, a que se revaloró el supuesto de que los vocablos con que se
designaban a los distintos medios de la familia constituían un "ábrete
sésamo" que permitía el acceso a los sistemas. Y puesto que la materia
prima del análisis eran los datos léxicos, entonces se consideró conveniente
utilizar la herramienta de la lingüística. En este sentido, es menester señalar
95
a un par de autores cuya importancia radica, precisamente, en la manera
como incorporan al análisis del parentesco algunos conceptos y recursos
formales propios de la ciencias del lenguaje y que son, específicamente, los
que de alguna manera servirán de base para examinar el sistema mazahua.
El primero de ellos es Floyd G. Lounsbury quien, de algún modo influido
por la GGT de los sesenta, plantea la existencia de un conjunto de términos
de parentesco primarios (P, M, Hno, Hna, Eo, Ea, hjo, hja), que aunados a
un par de designadores sexuales (ó S?) constituyen una base de forma-
ción sobre la cual es posible aplicar aquellas reglas de reescritura que
permiten obtener los términos secundarios, terciarios, cuaternarios, etcéte-
ra. Dicho de otro modo, en este modelo se conciben los diferentes productos
parentales como el resultado de una serie de transformaciones aplicadas
sobre los miembros del conjunto primario. Al respecto, es importante seña-
lar que el propio autor ha calificado su enfoque de murdockiano y ma-
linowskiano, a la vez. Murdockiano, porque reconoce la importancia y
universalidad de la familia nuclear. Y malinowskiano, porque extiende las
relaciones primarias de parentesco, mediante una red compleja de lazos,
hasta alcanzar a los parientes más alejados.
El segundo autor es Ward H. Goodenough, quien propone tratar a los
sistemas de parentesco como a cualquier otro campo semántico, o sea,
establecer una serie de rasgos pertinentes para la interpretación del signi-
ficado de los términos y verificar su valor para cada uno de los miembros del
conjunto, de forma tal que las distintas piezas léxicas del paradigma queden
definidas por la intersección de las variables discriminatorias planteadas.
Al colocar estos enfoques en la balanza de las consideraciones, el fiel
reconoce que no son excluyentes entre sí y que, en realidad, más bien son
complementarios, pues mientras el primero aborda el problema con un
espíritu sintético, el segundo lo hace con uno analítico. Efectivamente,
mientras Lounsbury se empeña en integrar los términos y explicitar sus
reglas de transmutación, Goodenough se esfuerza en disecarlos y descom-
ponerlos.
A continuación, con ayuda de algunos elementos del aparato descrip-
tivo esbozado, se abordará el examen de la terminología de parentesco
mazahua, particularmente la del dialecto de San Antonio Enchisi, población
ubicada al norte del Estado de México, en el municipio de Atlacomulco. Una
vez delineado el conjunto de vínculos y conexiones de los miembros del
paradigma, se intentará caracterizar la estructura familiar desde una pers-
pectiva tipológica más amplia. Para ello, cuando se considere pertinente, se
harán notar algunas precisiones del sistema que vengan bien al propósito.
Pero antes de proceder cabe participar que, conforme a lo dictado por
el sentido común, el punto de partida de este trabajo consistió en levantar el
inventario léxico del sistema en cuestión. Al respecto, hay que señalar que
con la cooperación de los informantes se lograron elicitar un total de 35
96
términos. Acto seguido y al tenor de la propuesta de Lounsbury, se pasó a
ordenar el caudal de vocablos reunidos de acuerdo con el número de
términos empleados en su formación y con el uso necesario de designado-
res sexuales. Así, de entrada, se identificaron seis términos primarios puros:
1 xio'o P
•..•• l.
2 n+ + M
3 siYa Eo
4 su'u Ea
5 ci'i hjo
6 sunti'i hja
7 mitru'u c5Hno
8 inyom+ S? Hno, S? hjo Hno (a) P(M)
9 khu'u c5 Hna, c5 hja Hno (a) P(M)
10 ti'fE S? Hna, S? hja Hno (a) P(M)
97
28 cio'o Hno Ea, Eo Hna
.,.
29 XI I Hna P
30 éi'si Hna M
v.
31 mur+ Hna Eo
32 {toros.+- Hna Ea
Finalmente, la lista se completó con tres términos terciarios, de los cuales los
dos primeros constituyen los únicos ejemplos de terminología descriptiva, y
el último, a semejanza de los otros términos para hermanos y primos
referidos en 7, 8, 9 Y 10, también requiere para su formulación un designa-
dor sexual:
98
Diagrama 1
G3 33
G2 11
Ó 14
G1 1 2 25 29 26 30 12
~ 13
Ó 7 9 35 9 35 9 28 32
GO 28 19 3 4
~ 8 10 8 10 8 10 27 31
G-1 5 6 22 24 22 24
G-2 21
G-3 34
99
distinguen: (19) la esposa del hermano, de (27) del hermano del esposo, de
(28) del hermano de la esposa o el esposo de la hermana, (31) la hermana
del esposo, y de (32) la hermana de la esposa. Empero, el inventario de esta
región del sistema se queda corto cuando se compara, por ejemplo, con el
del seri, lengua hokana de la costa de Sonora que cuenta con doce términos
para diferenciar a los cuñados. Y aquí, es oportuno recordar la insistencia de
Lévi-Strauss en cuanto a que la relación de los cuñados constituye la piedra
de toque alrededor de la cual se articulan las estructuras de parentesco, las
cuales en su forma mínima suponen la red de relaciones que se dan entre
un hermano, una hermana, un cuñado y un sobrino. Según este autor, la
expresión más diáfana de estas relaciones se presenta en el avunculado, el
cual comprende cuatro oposiciones ligadas entre sí: la de hermano/herma-
na, la de esposo/esposa, la de padre/hijo y la de tío materno/hijo de la
hermana. Este póker de oposiciones llega a estar de tal forma engranado
que la relación entre tío materno y sobrino es a la relación entre hermano y
hermana, como la relación entre padre e hijo es a la relación entre marido
y mujer. La conexión es tan directa que basta con caracterizar a dos de las
oposiciones para predecir las restantes.
Si Lévi-Strauss tiene razón en cuanto a la constitución del átomo de
parentesco, entonces existe un buen pretexto para emprender un estudio
translingüístico de la terminología de los cuñados, pues existe la posibilidad
de que la estructura particular del subcampo de los cuñados tenga im-
plicaciones en la configuración total del sistema.
Bibliografía
100
Merriefield, William R., Proto-otomanguean Kinship, Dalias, International
Museum of Cultures, 1981.
Mbrgan, Lewis H., La sociedad primitiva, México, Quinto Sol (1879), 1986.
Murdock, George Peter, Social Structure, Nueva York, The Free Press
(1949), 1965.
Radcliffe-Brown, A. R., "Introducción", en Sistemas africanos de parentes-
co y matrimonio, Barcelona, Anagrama (1950), 1982.
101
El complemento indirecto en español:
una diferencia entre adjunto y complemento
Introducción
103
obligan la presencia de una frase nominal (FN) como complemento, en tanto
que los vbitr, por su parte, subcategorizan dos complementos. Véanse unos
ejemplos de oraciones con este segundo tipo de verbo:
Argumentos sintácticos
104
transitivas como:
105
Si esto es así, la FP de CI de los vbitr tendría que mostrar un comporta-
miento sintáctico que confirme su estatus de hermano de v y FN, diferente
del que tiene cuando aparece con vtr. Un posible argumento en favor de la
distinción entre complementos y adjuntos verbales es la elipsis:
De estos ejemplos se desprende que son constituyentes del nivel V'slos que
pueden elidirse." Como se ha podido observar, si en construcciones coordi-
nadas existe la opción de elidir la misma clase de constituyentes, tanto en
las que proyectan los vbitrcomo en las que proyectan los vtr, es decir, son
posibles las construcciones coordinadas
[verbo X Y ] Y [0 ...]
[verbo X Y ] Y [0 Y ...]
5 Jackendoff señala que son constituyentes del nivel V' los que pueden sustituirse (véase Ray
Jackendoff, X' Syntax: A studyof phrase structure, Cambridge, Mass., MIT, 1977, p. 58). En nuestro caso
la sustitución por cero o elipsis confirma esa observación.
6 Esto de alguna manera concuerda con la regla de elisión que proponen Akmajian, Steele y
Wasow, formulada en los siguientes términos: "Delete N", n ~ /1. Optional". En la que se presupone
que VD es la categoría nuclear (en términos de X' sería V) (Adrian Akmajian, Susan Steele y Thomas
Wasow, ''The category AUX in Universal Grammar", en Linguistic Inquiry, núm. 10, Cambridge, Mass.,
1970, pp. 15-16 Y 21-22.
106
16. [V' [v' V FN] FP]
con vtr:
107
en 17-19, como en 20-22 resulta normal la respuesta a la serie a de los
ejemplos, en la que se ha elidido el constituyente [v.V FN] Y se ha dado como
respuesta la FP; en cambio en la serie b la ruptura de la cohesión de ese
constituyente da por resultado respuestas gramaticalmente dudosas para
las construcciones tanto transitivas como bitransitivas. Parece, pues, que la
configuración sintáctica en que se inserta laFP de el en ambos tipos de cons-
trucciones es la presentada en 16, en la que, al parecer, ocupa la posición
de adjunto.
Ahora bien, si efectivamente la FPde el es un adjunto -por lo pronto al
menos en las construcciones hasta aquí consideradas- hay que recordar
que mientras los complementos están sujetos a restricciones de selección,
los adjuntos deben poder modificar a cualquier tipo de núcleo," en nuestro
caso, verbal." Véanse los siguientes constrastes:
108
posición de adjunto. Hasta aquí la conclusión parece ser que es la estructu-
ra 16: [V' [y, V FN] FP], en la que FP ocupa la posición de hermana del nodo
V' que tiene por hijos a V y FN, la que permite reconocer el estatus configura-
cional de la FP de el en los dos tipos de verbos (vtry vbitr; que se han veni-
do considerando.
Pasemos ahora al análisis de la naturaleza estructural de la FP de el
en las construcciones cuyo núcleo es un vintr de el. Esas construcciones
están ejemplificadas en la serie 8, que por ser oportuno aquí repito:
10 Nótese que el orden de constituyentes parece refléjar, en ambos ejemplos, y con respecto a la
naturaleza referencial denotada por los argumentos, un orden Animedo- V·No animado, que subyace a
las estructuras FN·V·FN en 32 a y FP-V-FN en 32 b.
11 Véase Noam Chomsky, Aspects of the theory of syntax, op. cit., p. 105, Y Joseph Emonds, A
unified theory of syntactic categories, Dordrecht, Foris, 1985, p. 254.
109
en tanto que el sujeto constituye el argumento externo del verbo en virtud de
que sintácticamente se produce fuera de la proyección máxima en la que
se encuentra el núcleo que lo selecciona."
12 Con respecto a la noción de "argumento externo", véase a Edwin Williams, "Argument structure
and morphology", en The Linguistic Review, núm. 1, 1981, pp. 83-84. .
13 Véase Adriana Belleti y Luigi Rizzi, "Los verbos psicológicos y la teoría temática", en Sintaxis
de las lenguas románicas, Madrid, El arquero, 1987, pp. 105-106 Y Geraldine Legendre, "Inversion with
certain French experiencer verbs", en Language, núm. 65, 1989, pp. 755-756.
14 Sobre las propiedades de los sujetos derivados, puede verse a Adriana Belletti y Luigi Rizzi, "Los
verbos psicológicos y la teoría temática", pp. 65-79.
110
En cuanto a los cambios de orden utilizaré, por razones de espacio, un
solo ejemplo, el8 e., al que numero aquí como 35:
Además, f aún resulta más marcada que d, puesto que en aquel caso se
ha hecho mayor la distancia entre los constituyentes que tienen más
cohesión entre sí: el verbo y su argumento interno.
111
3. e muestra la ruptura de la unidad sintáctica [v' V FN], Y ello se re-
fleja en la producción de una oración marcada.
Ahora bien, tomando como base que, de acuerdo con el análisis anterior, la
estructura 35 a es la que se justifica como la más natural posible, me serviré
de ella para aplicar la prueba de inserción de constituyentes. Anoto los
ejemplos de mayor a menor naturalidad:
112
Una vez que se ha establecido la posición estructural para la FP de el en 16,
conviene revisar los ejemplos 26-30 para verificar la pertinencia de 16, o
bien para hacerle ajustes.
En 26-27 observamos ejemplos de verbos que no subcategorizan un
argumento interno, en 28 el de un verbo que reclama como complemen-
to una FP, Y en 29-30 los de verbos copulativos con una frase adjetiva (FA)
como predicado nominal. La comparación entre las respectivas series a
y b muestra -como ya dije-la opcionalidad de la FP de el. La serie b, por
su parte, muestra que si bien la estructura sintáctica en que se proyecta esa
FP parece la misma, algunos de sus constituyentes cambian:
15 Aoun y Sportiche, también ubican la frase de el como adjunto hermano de V', véase a J. Aoun
y D. S~ortiche, "On the formal theory of government", en The Linguistic Review, núm. 2,1983, p. 222.
1 Al hablarse de la asignación composicional de papel temático, principalmente se ha hecho
referencia al que recibe el argumento externo. Como se sabe: el verbo le asigna directamente papel
temático a su argumento interno; en los ejemplos:
i) Juan trajo unos libros a la casa
ii) Juan trajo una terrible diarrea de su viaje. El verbo le asigna en ambos casos el papel temático
de tema a su argumento interno (unos libros en (i) y una terrible diarrea en (ii). Sin embargo, el hecho
de que [V FN] se comporte como una unidad semántica se observa en el distinto papel temático que
113
Si tomamos en consideración ejemplos como:
podemos suponer que el constituyente [v' V FN] funciona como una unidad
de significado para los efectos de la asignación del papel semántico que
desempeña la FP de el. En 40 a el constituyente [dar un libro], y en 40 e
[dar un curso de gramática] motivan-en las respectivas FP de el la lectura
de meta; en 40 b [dar ánimos] motiva la lectura de paciente a su FP de el;
y en 40 d [dar su curso de gramática] la de beneficiario. Por otra parte,
en 41 a el constituyente [afectar las palabras del orador] motiva la lectura
de experimentan te a la FP de el, mientras que en 41 b [afectar la hume-
dad] la de paciente.
Podemos observar, con estos ejemplos, que en cada una de las series
el verbo se ha mantenido, y el papel-e de la FP de el ha cambiado al parejo
con el cambio de la FN que representa el argumento interno del verbo.
Contrastemos este hecho con lo que sucede en la siguiente serie:
adquiere el argumento externo: la unidad [trajo unos libros] le asigna al sujeto el papel temático de
agente mientras que la unidad [trajo una terrible diarrea] le asigna el de paciente. En síntesis, "the V-NP
string is assigned its meaning as a unit, and the semantic rol 01the subject is determined compositionally,
depending on the meaning 01the unitv-n=", Noam Chomsky, Knowledge of language. Its origin and use,
Nueva York, Praeger, 1986, p. 60.
Aunque lo anterior es una generalización, no hay que perder de vista que existen sujetos
destematizados, es decir, sujetos a los que el verbo con ef que concuerdan -su potencial complemen-
to- no les asigna papel temático. En español un ejemplo sería el verbo parecer. En
iii) Juan parece estar muy enojado
Juan lleva el papel temático asignado en la estructura-P por [estar (muy) enojado]:
iv) [-e parece [COMP Juan está muy enojado]].
114
observar muestran que a la FP de el le asignan su papel-a de manera
composicional el verbo y su argumento interno.
Una posibilidad de describir la asignación composicional de papel-a es
la que plantea Jayaseelan.'? Su idea general es que, en primer lugar, V
marca-s a su argumento interno, y salvo este caso, el marcado-e se hace a
través de un nodo en el nivel de frase (X' o FX). A partir de aquí, el marcado-
8 se lleva a cabo mediante el proceso de promoción de un papel-a" desde
los nadas hijos. El resultado es la asignación composicional de marco-u."
Su argumentación en principio y fundamentalmente se refiere a los llamados
predicados complejos." sin embargo concluye que, dado que la identifica-
ción de un predicado complejo no se basa en ningún tipo especial de reglas,
la promoción de un papel-O a niveles superiores de la configuración
sintáctica también se puede llevar a cabo cuando el hermano de V no es un
deverbativo." Veamos con un ejemplo:
FFL
FN
I »> FL ------
FL' ------- FV _
I V~ FP
I ~ -------- ---- FN ~
(yo) le-dí 6
ánimos al autor del trabajo
El verbo dar puede asignar los papeles-O de agente, tema. Marca-O a áni-
mos como tema y promueve el papel de agente. Animas, por su parte, pue-
de asignar los papeles-O de (agente, paciente), pero ninguno de ellos se
asigna dentro de FN, de modo que ambos se promueven a V'. En este nivel,
el marcado-s de V' contiene las series de papeles-a promovidos: agen-
te y agente, paciente, y en este caso a la promoción se suma el empalme o
superposición del papel-e común, lo cual da por resultado agente, pa-
ciente. V' asigna el papel de paciente a al autor del trabajo y promueve el de
agente a FV, que, finalmente, le asigna el papel de agente a la FN sujeto.
17 En K. A. Jayaseelan, "Complex predicates and 8-theory", en Syntax and semantics 21: Thematic
relations, San Diego, Academic Press, 1988, pp. 91-111.
18 Jayaseelan describe la 'promoción' como el hecho de que "some (or all) arguments of the
deverbal nominal may be realized outside the NP of whic it is the head", y agrega, "the noun's argu-
ments are promoted to argument positions of higher maximal projections", véase Ibid., p. 93.
19 Ibid., p. 98-99. .
20 Los predicados complejos son expresiones integradas por un verbo de valor polisémico o
desemantizado (host verb), y su argumento interno, que es un sustantivo deverbativo. Este predicado
complejo alterna y tiene una relación de paráfrasis con el verbo del que deriva su sustantivo deverbativo:
dar permiso = permitir, véase Ibid., p. 91-92.
21 Ibid., p. 101.
115
Ejemplos de esta naturaleza, es decir, con sustantivo deverbativo, pre-
sentan un problema que ya observa Jayaseelan para la argumentación en
favor de la asignación composicional de papel-u; a saber, que parece que
sólo el sustantivo deverbativo marca-O a los argumentos promovidos. Pero
como en su perspectiva teórica ya antes ha establecido que, con excepción
de la asignación de papel-O del verbo a su argumento interno, el marcado-
8 se lleva a cabo a través de un nodo en el nivel de X' o FX, resuelve el
problema diciendo que el sustantivo deverbativo marca-O de modo indirecto
al argumento externo y a la FP hermana de V', Y que ambos son marcados-
8 de manera directa sólo por una categoría' de frase.22
A continuación desarrollo un ejemplo en el que el argumento interno del
verbo no es un sustantivo deverbativo:
Como antes señalé, el verbo dar puede asignar los papeles-O de agente,
tema. Marca-8 a un libro como tema y promueve a V' el papel de agente.
Tomando en cuenta que el tema se define como el objeto en movimiento o
en el acto de ser localizado o situado; existen dos papeles-O con los que se
puede correlacionar: la fuente -objeto del que procede el movimiento- y
la meta -objeto hacia el cual se dirige.23 En este ejemplo el constituyente
un libro ,asigna el papel-O de meta, pero no lo hace dentro de FN, sino que
también lo promueve a V'. El marcado-s de V' incorpora los papeles-O
promovidos: agente y meta, y con la superposición subsecuente queda
como agente, meta. V' le asigna el papel de metaa a Juan y promueve el de
agente a FV, que, en última instancia, se lo asigna a la FN sujeto.
Como se pudo advertir, la diferencia entre ambos ejemplos es que
mientras en 40 b se trata de un predicado complejo, en 40 a no. Esta
diferencia, sin embargo, no ha impedido que se produzca la asignación
composicional de papel-O." lo cual, como se ha visto en las respecti-
vas configuraciones sintácticas, apoya la estructura 39:
22 Ibid., p. 100.
23 Véase Ray Jackendoff, "The status 01 thematic relations in Iinguistic theory", en Linguistic
Inqui~, núm. 18, 1987, p. 387. '
4 Koopman también se reliere a la posibilidad de que lasFP no sean directamente marcadas temá-
ticamente por el verbo, sino composicionalmente, de un modo comparable a como se le asigna el papel
temático al argumento externo, lo cual, además, señala ella, muestra que las FPtienden a aparecer en
algún orden no arbitrario dentro de la estructura sintáctica, véase Hilda Koopman, The syntax of verbs.
From verb movement rules in the Kru Languages to Universal Grammar, Dordrecht, Foris, 1984, p. 117.
116
Conclusión: una diferencia entre adjunto y complemento
45.a. Apagalaluz
b. Apágale a la luz
117
o como forma de ampliar la distancia personal de respeto:
Vemos, en síntesis, que hay mucha semejanza sintáctica entre los acusa-
tivos y los dativos del español, lo cual hace pensar en el dativo más como
un complemento que como un adjunto.
Las semejanzas, en cambio, entre los dativos y los circunstanciales son
mínimas:
- Con los vtr y algunos otros tipos de verbos los dativos son opciona-
les, mientras que los circunstanciales son normalmente opcionales:
Ahora bien, el hecho de que el el esté más cerca del 00 como complemento,
que de los circunstanciales como adjunto, no le hace perder validez, como
lo mostraron los argumentos de las secciones anteriores, a la propuesta de
que la FP de el se proyecta a un nivel sintáctico distinto de aquél en que lo
hacen el verbo y su argumento interno. Pero hay que buscar adecuar la
estructura 39 para que pueda mostrar la diferencia de cuando la FP de el es
complementaria, o bien, adjunta.
La idea es que, si el verbo y su argumento interno se expanden en un
constituyente de nivel barra, entonces cuando el verbo subcategorice dos
complementos, y uno de ellos integre una unidad más cohesionada con el
verbo, como hemos venido viendo, el otro complemento debe también
expandirse recursivamente en otro constituyente de nivel barra. Es así que
los vbitr como dar, ofrecer, lastimar proyectarían la estructura 51 :
Por otro lado, las expansiones con adjuntos, en tanto que opcionales, lo que
118
expanden son potenciales proyecciones máximas, de modo que deben
proyectarse hacia un nivel de frase o doble barra que, dependiendo del
número de adjuntos, también deberá expandirse recursivamente. De este
modo, construcciones de vtr con el proyectarán la estructura 52:
Vemos entonces que la estructura 39, por sí sola, no puede dar cuenta de
la diferencia que sintácticamente se establece según que laFPde crfuncione
como complemento o adjunto. En este sentido, si recordamos aquí los
ejemplos 24 a 30, en los que la FP de el es claramente opcional, las es-
tructuras 39 y 52 pueden ajustarse como 53:
es decir, 53.
Bibliografía
119
Emonds, Joseph, A unified theory of syntactic categories, Dordrecht, Foris,
1985.
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120
La secuencia de las categorías funcionales
en las predicaciones secundarias
121
1. a. María¡ tomó el café [de pie]¡ (predicativa de sujeto)
b. Juan comió [la carne]¡ cruda¡ (predicativa de objeto)
c. Pinté [la barda]¡ [de blanco]¡ (resultativa)
b. O
/ \
FN FFI
I / \
ESPFI FI'
/ \
FI FV¡
5 Uso el término oración principal no en el sentido tradicional, sino para distinguir una relación de
predicación secundaria de la de predicación primaria (es decir, la que existe entre el sujeto y el predicado
de una oración). No quiero dar a entender que las predicaciones sólo pueden aparecer en las oraciones
matrices, pues obviamente no es cierto: i) Juan dijo [que María tomó el café de pie]
6 Véase Derek Bickerton, Language and species, Cambridge, Mass., MIT, 1991.
122
3. a. X es un predicado secundario de Y sii X y Y son proyecciones
de diferentes núcleos léxicos, X no es argumento y X marca
temáticamente aY.
b. O
/ \
FN¡ FFI
123
marque temáticamente a su sujeto. 5, 6 Y 7 dan ejemplos del marcado temá-
tico tanto en el caso de la predicación primaria como en diferentes tipos de
predicación secundaria y, además, muestran una pauta nueva para la rea-
lización de la predicación secundaria. Muchos lingüistas suponían que la re-
lación de predicación era directa entre un predicado y su sujeto. Se ha su-
gerido, sin embargo, que esta relación no es directa, sino que el predicado
secundario tiene un sujeto PRO, marcado temáticamente por este predica-
do. El PRO está coindexado (o sea, interpretada en la Forma Lógica como
correferencial) con su sujeto explícito. Encuentro equivalentes las propues-
tas de relación directa e indirecta para la predicación secundaria, pero en
una teoría donde el PRO juega el papel que juega en la teoría GB, es prefe-
rible la coindexación indirecta por razones teóricas más generales (entre
otras, que los predicados secundarios se vuelven un tipo más de cláusula
mínima, construcción que ya se ha mostrado necesaria en otros tipos de
oración).
I I I I
5. Juan¡ habló por teléfono [PRO¡ parado]
(descriptiva de sujeto)
I I I I
6. Tobi comió [la carne] [PRO¡ cruda]
(descriptiva de objeto)
11 1 1 11
7. Mayra pintó la barda¡ [PRO¡ [de gris]]
(resultativa)
124
que no terminan en un núcleo léxico y cuyo complemento no se deriva de las
propiedades de subcategorización del núcleo, sino que se determinan (casi)
automáticamente. Compárense la FN de 8. a y la FFI de 8. b.
8. a. FN b. FFI
/ \ / \
ESPN N' ESPFI FI'
/ \ / \
N (Complementos) FI FV
9. O'
/~
COM/r~
FN FLEX FV
10. FC (= O'/COMP)
/ \
Espc C'
/ \
C FFI (= O/FLEX)
/~
ESPFFI
.rFI'>:
FI FV
125
En varias revisiones subsecuentes que tuvieron lugar entre 1987 y 1991 ,9 se
amplió el sistema de flexión, al expandir la FFI en varias categorías funcio-
nales, cada una de las cuales daba cuenta de un rasgo que se incluía sin
diferenciación en la FFI: finitud/ infinitud, concordancia, tiempo, aspecto y
hasta negación (en algunas propuestas). Un árbol sintáctico "simple" ya
tiene la configuración de 11 o algo muy parecido.
11.
FC
/ \
Espc C'
/ \
C FConcS
/ \
ESPconcS ConcS'
/ \
ConcS FT
/\
ESPT T'
/~
T FAsp
ESp/ \ASP'
Asp
/\
Asp FConcO
/ \
ESPConcO ConcO'
conc~'" FV
/1
Espv V
~------------------------------
9 Stephen Abney, The English no un phrase in its sentential aspects, tesis doctoral, Cambridge,
Mass., The MIT Press, 1987; Noam Chomsky, "Some notes on economy 01 derivation and representation",
en PrincipIes and parameters in comparative grammar, Cambridge, Mass.,MIT, 1991, pp. 417-454; Jean-
Yves Pollock, "Verb movement, Universal grammar, and the structure of IP", en Linguistic Inquiry, núm.
20, Cambridge, Mass., 1989, pp. 365-424.
126
funcional) no tiene la libertad de escoger su complemento. En estos casos
parece más coherente hablar de una secuencia fija de categorías funciona-
les que de que cada una a su turno subcategorice la siquiente.'?
Ahora bien, ¿qué tienen que ver la predicación secundaria y las catego-
rías funcionales? La respuesta clave es que muchas de las restricciones
sobre el rango semántico de estos predicados no se podían explicar. Los
ejemplos de 12 dan una idea del problema.
10 Esta idea sigue una sugerencia de Jane Grimshaw, "Extended projections", ms., Brandeis
University, 1991.
127
13. Propuesta de Demente."
FT
/\
FT FT (descriptiva de sujeto)
/ \
FX T'
/ \
T FAsp
/ \
Asp FV
/ \
FN FV
/\
V' FT (descriptiva de objeto)
/\
V' FAsp (resultativa)
/ \
V FN
b.
FT
/~
FN FV
I / \
Pedro¡ FV FConcS (=Cláusula mínima)
-: / <.
V' FN ConcS'
/ '<. I / \
V FN PRO¡ ConcS FA
I I I
come la parado
carne
11 Violeta Demonte, "Temporal and aspectual constraints on predicative APs", rns., Madrid,
Universidad Autónoma de Madrid, 1990.
128
15. a. Pedro come la carne cruda
b.
FT
/~
FN FV
I /~
Pedro V' FConcS (=Cláusula mínima)
/~ / ~
V FN FN Con eS'
I I I / \
come la PRO¡ ConcS FA
carne¡ I
cruda
12 Véase Géraldine Legendre, "Adjunct small clauses revisited", ponencia presentada en el XXII
Linguistic Symposium on Romance Languages, El Paso, University of Texas, 20-23 de febrero, 1992,
donde demuestra que no hay FT en la predicación secundaria.
129
Una pregunta interesante es qué pasaría si decidiéramos usar para la
predicación secundaria todas las categorías funcionales de la predicación
primaria. En cuanto a la definición de la predicación secundaria, nada; igual
se puede decir, por ejemplo, que la predicación secundaria se caracteriza
por la falta de una FT como por la presencia de una FT que siempre tendría
el rasgo [-tmp]. En cuanto a los alcances de la hipótesis, en cambio, quizás
mucho o quizás poco; por el momento ninguna de las dos variantes de la
propuesta tienen consecuencias demostrables.
Es evidente que todavía hay mucho que recorrer en la investigación de
las categorías funcionales en las predicaciones secundarias. Y es más
evidente aún que está muy dentro del espíritu de Roman Jakobson el seguir
indagando hasta tener las respuestas satisfactorias a nuestras preguntas
sobre el lenguaje humano.
Bibliografía
Abney, Stephen, The Englísh noun phrase in its sentential aspects, tesis
doctoral, Cambridge, Mass., MIT, 1987.
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(Mecanuscrito.)
Legendre, Géraldine, "Adjunct small clauses revisited", ponencia presenta-
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versidade Estadual de Campinas, 6-10 de agosto de 1990, (elabo-
rado por Nascimento y el grupo de alumnos de posgrado de la Uni-
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Pollock, Jean -Yves, "Verb movement, Universal grammar, andthe struc-
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130
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Zagona, Karen, "Spanish adjectival secondary predicates, time adverbs and
subevent structure", ponencia presentada en el XXII Linguistic Sym-
posium on Romance Languages, El Paso, University of Texas, 20-
23 de febrero, 1992.
131
Acercamiento al nombre propio
de Roman Jakobson
133
La originalidad de este planteamiento se debe a que se aparta de la
polémica desarrollada al interior de la filosofía anal ítica sobre el carácter del
significado que debe atribuirse al nombre propio. Al enfatizar la remisión al
código, Jakobson sostiene el carácter eminentemente sígnico del nom-
bre propio, reconociendo una particular integración de esta unidad con el
resto del sistema: el significado de un nombre propio es que nombra. Con
esta declaración deja de ser pertinente la disyuntiva de si se trata de una
forma puramente denotativa que apunta a la referencia, o una forma con-
notativa que también apunta al sentido. Al interior de la lingüística se ha
adoptado esta última posición, aunque lo ha sido a partir de la necesidad de
establecer la diferencia, la frontera que separa al nombre común del nom-
bre propio; la diferencia se encuentra en el tipo de clase que cada unidad
es capaz de expresar y en la diversidad de su ámbito de empleo. Dado que
el nombre propio "es una clase de un sólo individuo" su uso es más res-
tringido y de acuerdo con la premisa que sostiene que el contenido semántico
de un signo está en relación inversa a su aplicabilidad, el contenido del
nombre propio es infinitamente rico.
Para Jakobson tanto la significación como la aenotación son hechos
lingüísticos, o más precisamente, hechos semióticos, de forma que una vez
que una secuencia de sonidos se interpreta como signan$ (significante),
éste demanda un signatum (significado) y si éste es desconocido o irreco-
nocible suscita por lo menos la interpretación negativa: si se trata de "una
palabra con un significado desconocido se supone que debe significar algo
diferente de las palabras con significados familiares"." A partir de su
encuentro con la obra de Peirce, Jakobson no cesa de afirmar que la única
forma de lograr una semántica lingüística consiste en entender por significa-
do de un signo la traducción que puede hacerse de él con otro signo o
conjunto de signos que lo desarrolle más plenamente o bien por un signo más
elíptico del mismo sistema lingüístico, de otra lengua o incluso de otro
sistema serniótico."
Esta postura permite eludir los problemas ontológicos de la referencia y
entender que el referente se establece en el contexto donde se produce la
designación, ésta sólo es posible a través del significado general de las
unidades codificadas, ya que "el código equipara el signans con su signatum
y el signatum con su signans ...".5 Es por ello necesario distinguir un signifi-
cado general de toda categoría lingüística, de su significado contextual.
134
El significado general corresponde a las invariantes semánticas, sin las
cuales sería imposible reconocer el sentido de cualquier unidad en la di-
versidad de contextos en los que aparece. La forma como Jakobson define
esta invariancia no es siempre la misma: cuando analiza las aportaciones
de la teoría de la información reconoce una convergencia entre la defini-
ción semiótica del significado de un símbolo y la propuesta de Shannon al
definir la información como" 'aquello que permanece invariable bajo una
serie de operaciones reversibles de codificación o de traducción' es decir, 'la
clase de equivalencia de todas estas traducciones' o cifra reversibles":" pero
cuando recupera la clasificación de índice, icono y símbolo hecha por Peirce?
lo invariante es la regla-marco, una ley que es una potencialidad que el có-
digo preve y que es la condición para interpretar las réplicas futuras del
símbolo. Si bien Jakobson fusionó estas dos formulaciones -véase, por
ejemplo, el artículo sobre "La significación gramatical según Boas"-, sólo al
interior de cada subcódigo es posible equiparar "lo equivalente en todas las
traducciones" y la regla, las condiciones que permiten el uso de un signo; por
ello preferimos considerar lo invariante semántico como la "referencia del
signans al signatum por vi rtud de una contigü idad 'imputada', convencional,
habitual"."
En el nombre propio, entonces, tienen que distinguirse el si'gnificado
general del contextual. Lo invariante del significado de un nombre propio
recibe una definición aparentemente tautológica: "el nombre significa cual-
quier persona a la que se le haya atribuido este nombre", por lo que aún sin
saber qué o quién está siendo nombrado, independientemente del conoci-
miento del vínculo referencial, el usuario de un código es capaz de recono-
cer las formas lingüísticas que operan como nombres propios. En su carác-
ter de símbolo, el nombre propio forma una clase, el subconjunto léxico que
el código preve como nombres y también denota una clase de cosas: ser el
nombre de una persona, o de un animal, o de un lugar o de cualquier otro ob-
jeto. De forma que al interpretar un signo como perteneciente a la clase
"nombre propio" se interpreta simultáneamente que debe ser atribuido a al-
guien o a algo aunque se desconozca el vínculo referencial, situación pare-
cida a enfrentarse a una palabra con significado desconocido.
Sin embargo, la clase de los nombres propios no es una clase cerrada,
porque siempre es posible la llamada transposición categorial: a la pregun-
ta por su nombre, El cuervo del poema de Edgar Allan Poe responde me-
cánicamente Nevermore y si incluso un adverbio de tiempo como "nunca
más" puede funcionar como nombre propio no es de extrañar que existan
6 Ibid., p. 83.
7 Roman Jakobson, "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso", en Ensayos de
lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975; R. Jakobson, Nuevos ensayos de lingüística general,
México, Siglo XXI, pp. 11-82, 97-110.
8 Roman Jakobson, "Ojeada al desarrollo de la semiología", en El marco del lenguaje, México,
FCE, 1988, p. 16.
135
numerosos ejemplos en que nombres comunes sean usados también para
designar a personas, como los nombres de flores (Hortensia, Rosa, Azuce-
na), o de piedras preciosas (Gema, Esmeralda, Hubf).
A lo anterior se añade que palabras pertenecientes a otros campos
semánticos como los términos de parentesco, los términos que designan la
condición u oficio, los títulos, los gentilicios, los apodos, o los epítetos tam-
bién son interpretados como el nombre de alguien. De aquí que la tarea de
inventariar los nombres de una lengua al no poder reducirse a los términos
que el código preve, aparezca como una empresa o bien imposible, o bien
como la investigación de esas regulaciones "imputadas", habituales que
provienen de otros sistemas semióticos, además de las regulaciones propia-
mente lingüísticas.
En el nahuallatolli o lenguaje mágico utilizado por los curanderos yadi-
vinos nahuas, abundan los epítetos con los que dan nombre a los seres de
los que piden su favor, y a partir del hecho de que es la apelación de su
intervención, es la individualización de las fuerzas, entendidas como seres
capaces de actuar en respuesta a la plegaria, es justo interpretar que estos
epítetos son los nombres propios de dichas fuerzas:
136
La incógnita fundante y el límite de toda las teorías sobre el nombre
propio es cómo o cuándo se fija el vínculo referencial y dependiendo de
qué factores éste se modifica o permanece estable. Para Jakobson el pro-
ceso de identificación, la creación de la referencia se tiene que buscar en el
significado contextual del nombre que surge a partir del acto de atribución,
pero donde se origina esta atribución es una pregunta a la que Jakobson no
responde sino con un ejemplo que alude al acto de enunciación y a algún
otro acto, tal vez el de dar el nombre:
En este texto Jakobson revela una extraña cualidad del nombre: aunque
categorialmente está desprovisto de toda marca temporal, presupone un
tiempo que apunta al pasado, a un acontecimiento equivalente al bautismo
donde se asignó originariamente la designación, el vínculo entre esa no
importa qué persona, objeto o lugar y el nombre. También apunta al futu-
ro por el simple hecho de ser un símbolo que deja abierta la posibilidad de
su uso, de la aparición de sus réplicas.
El acto de atribución del nombre desborda entonces el contexto de su
enunciación, pero también ahí se crea y recrea el vínculo referencial a tra-
vés de los "interpretantes circunstanciales" controlados por los hábitos, las
costumbres que las márgenes culturales establecen para el uso de los nom-
bres. Ya que la densidad temporal del nombre está borrada, sólo en algunos
de sus usos se recordará o inventará ese acto primigenio de asignación.
En el libro X del Códice Florentino, donde se habla de los diversos tipos
de pueblos que habitaban estas tierras, se pueden encontrar las explicacio-
nes que los informantes de Sahagún daban a los nombres gentilicios, al de
sus líderes, o al de sus dioses, categorías que podían fusionarse a partir del
uso del mismo nombre para estas tres clases:
Injn tocaitl mexicatl: itech qujza in tocaitl Mecitli. me, q.n. Met!, citli, in tochin,
citli...
12 Roman Jakobson, "El metalenguaje como problema lingüístico", en El marco del lenguaje,
México, FCE, 1988, p. 87.
137
in iuhca nenonotzalli, in tlamacazquj, in qujnoaliacan mexica, itoca catea
Mecitli: qujl injc tlacat, qujtocaiotique Citli: auh memac in qujtecaque, in vncan
tetzaoac, ic motocaioti mecitli...
auh .in qujniacan in jtlapacholhoan, ic motocaiotique Mexica.
Este nombre mexicatl viene del nombre Mecitli; me, quiere decir maguey y
citli conejo, liebre...
De acuerdo con la tradición, el nombre del sacerdote qué guió a los mexica era
Mecitli. Se dice que cuando nació lo nombraron Citli. y lo pusieron en la penca
de un maguey, donde creció, por lo que le llamaron Mecitli ...
y como guió a sus sujetos, por eso lo nombraron Mexica.
138
el carácter como el destino de los individuos. El otro sistema, que refleja una
mucho mayor libertad para la elección del nombre y para el que no se puede
reconocer reglas unívocas de atribución, clasifica ya no al portador del
nombre, sino a quienes se lo atribuyen.
Bibliografía
139
PSICOLlNGüíSTICA
Interacciones madre-hijo en el desarrollo
del lenguaje. Los tres primeros meses de vida
Víctor Manuel Alcaraz, Regina Martínez Casas,
Mónica Sesma, Lourdes Gallegos,
Claudia Mastache, Sol Trejo,
Esther Sánchez y Ana Belkis López*
Introducción
143
que van a sustentar la función referencial. Tales aseveraciones son apresu-
radas, cuentan con la supuesta prueba de los años, el que se han mantenido
por mucho tiempo y parecen plausibles, pero en realidad son bastante
endebles y no resisten un análisis crítico cuidadoso. Su inconsistencia pue-
de mostrarse mediante la prueba experimental de que ningún comporta-
miento complejo aparece sin antecedentes y sin un progresivo estructu-
rarse. Por lo tanto, habría que suponer que antes de que el niño comience
a hablar, necesita de la previa adquisición de lo que podrían ser los diversos
componentes de la conducta lingüística y que éstos se aprenden en forma
gradual en un periodo cuyos comienzos se desconocen porque los estudios
se han fijado, sobre todo, en algunos de los elementos del lenguaje: el control
articulatorio y la referencia.
A la base de la hipótesis de que el aprendizaje del lenguaje no principia
sino hasta que ha surgido el balbuceo, se encuentra una presuposición
también de raigambre muy antigua que afirma que el lenguaje es una
capacidad sui generis, sin relación con otra clase de comportamientos de
índole motora o sensorial presentes en el ser humano." Por lo tanto, el
lenguaje debe surgir de nava, gracias a la simple maduración de las es-
tructuras cerebrales que permiten, por un lado, el control motriz del apa-
rato articulador y, por otra parte, la asimilación de la experiencia lingüística
proporcionada por el habla." De acuerdo con otra corriente de la psicología,
que se centra en las funciones cognoscitivas que cumple el lenguaje, el
principal prerrequisito para su adquisición es la capacidad para hacer
abstracciones, generalizaciones y estructuraciones jerárquicas." Por eso
los sereshumanos tienen lenguaje y los animales se ven limitados en su
comportamiento a la aprehensión de los fenómenos concretos que constitu-
yen su ambiente inmediato.
Una de las limitantes de la hipótesis anterior, que se nos presenta como
aparentemente sólida, tan sólo por su persistencia y porque apela a la
singularidad del hombre, es que es producto, no de la investigación expe-
rimental, sino de la pura especulación teórica dirigida a encontrarle al
3 s. Pinker y P. Bloom, "Naturallanguage and natural selection", en Behavioral and brain science,
núm. 13, 1990, pp. 707-784, insisten en el carácter completamente nuevo que tiene el lenguaje, sin
antecedente alguno en otro tipo de conductas adaptativas.
4 N. Chomsky propone la existencia en el cerebro humano de un "Mecanismo para la adquisición
del lenguaje" (LAD, por Language aoquisition device). Una formulación sintética de su postura nativista
y de su hipótesis de que lo único que necesita el niño es verse expuesto a su habla natal para que el
LAD comience a funcionar, podemos encontrarla en una conferencia que dio en la Universidad de Sofia,
en Tokio, "On the nature, use and acquisition of language", en Mind and cognition, Cambridge, Mass.,
Blackwell, 1991, pp. 627-646. Otro trabajo que expone planteamientos de una naturaleza semejante, se
debe a D. Lighfoot, "Modeling language developmenf, ibid., pp. 646-659.
5 Muchos autores buscan para el aprendizaje humano, principios distintos a los que rigen el
aprendizaje de los animales, el cual puede explicarse, sin muchos trabajos, con base en procesos de
condicionamiento. M. E. Seligman, "On the generality of the laws of learning", en Psychological Review,
núm. 77, 1970, pp. 406-418, expone una de las primeras puestas en duda de la generalidad de los
principios del condicionamiento.
144
comportamiento lingüístico un lugar único. Otra de sus restricciones es la de
que concibe el lenguaje únicamente como medio para organizar y transmitir
el conocimiento que tenemos de nuestra realidad.
Si vemos con detalle las suposiciones de que la mera maduración
cerebral de los sistemas de control del aparato articulatorio y de organiza-
ción abstracta de los estímulos que afectan a los receptores sensoriales, es
suficiente para iniciar el proceso de aprendizaje del lenguaje, nos encontra-
mos con que incurre en un error al hacer suya una versión elaborada de una
teoría del conocimiento cuyo antecedente se encuentra en los realistas
ingenuos, quienes plantean que el mundo en el que vivimos impresiona
nuestros sentidos y deja en nuestra mente una especie de copia, adecuada
para guiar, posteriormente, nuestros actos." El lenguaje es concebido
entonces, como el vehículo para dar a conocer a los otros nuestra represen-
tación del medio y por lo tanto, para su adquisición sólo se necesita poder
producir los soniC:os que lo constituyen y ser capaz de establecer relaciones
entre esos sonidos y la representación interna que tenemos de nuestro
mundo. Dicha teoría, a pesar de que en la actualidad propone un modelo muy
sofisticado de los contenidos de la mente, en términos de proposiciones y de
invariantes? que conducen a la formulación de reglas y a una conducta
generalizadora, base del pensamiento abstracto, tiende a descuidar los
mecanismos de adquisición del comportamiento complejo, acepta sin más
que un aprendizaje ocurre mediante una súbita aprehensión de ciertas
relaciones de carácter perceptivo, que se captan en sus aspectos esenciales
mediante una exclusión, que no se explica, de las particularidades que por
accidente tienen los objetos." Suprime, por lo tanto, esa teoría, la parte ac-
tiva de las percepciones, comprobada reiteradamente en los laboratorios
experimentales," y aun cuando agrega la aseveración de que se llega a
reelaborar la estructura cognoscitiva formada a través de la aprehensión
sensorial, no logra sobreponerse a las insuficiencias de la teoría de la copia.
Contra ese modelo teórico que recurre al puro sentido común y a la
creencia de que en el espacio de la mente se encuentra nuestro conocimien-
to de la realidad, como copia sensorial o esquematización de invariantes que
deben conformarse primero antes de que podamos hacer uso del lenguaje,
debemos señalar que cualquier conducta constituida por múltiples elemen-
6 Para una crítica de la teoría de la copia véase G. Ryle, en El concepto de lo mental, Buenos Aires,
Paidós, 1967.
7 Las teorías proposicionales pueden revisarse en C. J. Fillmore, "The case lar case", en Universals
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associative memory", Washington, Winston and Sons, 1973 y Z; Pylyshyn, "What the mind's eye tells the
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8 Los gestaltistas propusieron la aprehensión inmediata de relaciones para explicar el aprendizaje.
Véase G. Humphrey, Thinking, Londres, Methuen and CO., 1951, para una presentación sintética.
9 R. Held, yA. Hein, "A movement-produced stimulation in the development 01 visual guided
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1963, pp. 872-876.
145
tos, sean secuencias o alternaciones motoras, o bien discriminaciones
sensoriales de estímulos con varias dimensiones, se adquiere me-
diante una integración sucesiva de sus componentes,"? de ahí que en el
desarrollo del niño se descubran etapas ordenadas de conformación de
sus capacidades para operar con su medio. Cada etapa, por otro lado,
representa coordinaciones cada vez mayores de los componentes de la
conducta compleja."
Tenemos que decir, además, que no existe la sensorialidad pura, ni la
motricidad aislada, todo el comportamiento viene a ser una unidad indisoluble
de integraciones sensoriornotrices." Por lo tanto, no copiamos la realidad
para adquirir el conocimiento de nuestro medio, sino que operamos sobre
nuestro mundo para construir esquemas de respuesta que nos sirvan para
adaptarnos mejor al entorno, lo que a veces implica, incluso su modificación.
Algunos de esos esquemas de respuesta se convierten en representativos
para nosotros y para los demás, y por ello vienen a conformar lo que sería
nuestro conocimiento. Entre esos esquemas representativos se halla, de
modo principal, el lenguaje, compuesto de una suma integrada de respues-
tas de toda índole: motoras, perceptivas, o de tipo afectivo, cada una de ellas
con un aporte importante a la constitución de lo que se conoce como sig-
nificado, compleja construcción social para cuyo aprendizaje se requiere de
un gran número de interacciones entre los individuos de nuestra cultura." La
adquisición del lenguaje exige entonces, algo más que los esfuerzos y los
logros de un individuo. El grupo social de origen interviene para ayudar a que
los primeros' balbuceos se conviertan en palabras y para que estas últimas
se carguen, por así decirlo, de asociaciones múltiples, a fin de que en los
procesos de comunicación, no sólo sean especies de gestos indicativos del
tipo de los apuntamientos que se hacen con la mano hacia los objetos, sino
que su pronunciación despierte buena parte de lo que la sociedad sabe del
objeto o le atribuye. De esta manera, nosotros, en este trabajo.!" plantea-
mos que el lenguaje es un medio de relación entre los individuos, un artilu-
gio para construir el conocimiento abstracto, una gu ía para el saber práctico,
un mecanismo para la generación en los oyentes, de emociones seme-
jantes a las que el objeto produce en el hablante. Una consideración del
lenguaje como la anterior, que lo visual iza en sus múltiples funciones, hace
evidente que resulta equivocado tomarlo como puras articulaciones voca-
146
tos, sean secuencias o alternaciones motoras, o bien discriminaciones
sensoriales de estímulos con varias dimensiones, se adquiere me-
diante una integración sucesiva de sus componentes,"? de ahí que en el
desarrollo del niño se descubran etapas ordenadas de conformación de
sus capacidades para operar con su medio. Cada etapa, por otro lado,
representa coordinaciones cada vez mayores de los componentes de la
conducta compleja."
Tenemos que decir, además, que no existe la sensorialidad pura, ni la
motricidad aislada, todo el comportamiento viene a ser una unidad indisoluble
de integraciones sensoriornotrices." Por lo tanto, no copiamos la realidad
para adquirir el conocimiento de nuestro medio, sino que operamos sobre
nuestro mundo para construir esquemas de respuesta que nos sirvan para
adaptarnos mejor al entorno, lo que a veces implica, incluso su modificación.
Algunos de esos esquemas de respuesta se convierten en representativos
para nosotros y para los demás, y por ello vienen a conformar lo que sería
nuestro conocimiento. Entre esos esquemas representativos se halla, de
modo principal, el lenguaje, compuesto de una suma integrada de respues-
tas de toda índole: motoras, perceptivas, o de tipo afectivo, cada una de ellas
con un aporte importante a la constitución de lo que se conoce como sig-
nificado, compleja construcción social para cuyo aprendizaje se requiere de
un gran número de interacciones entre los individuos de nuestra cultura." La
adquisición del lenguaje exige entonces, algo más que los esfuerzos y los
logros de un individuo. El grupo social de origen interviene para ayudar a que
los primeros' balbuceos se conviertan en palabras y para que estas últimas
se carguen, por así decirlo, de asociaciones múltiples, a fin de que en los
procesos de comunicación, no sólo sean especies de gestos indicativos del
tipo de los apuntamientos que se hacen con la mano hacia los objetos, sino
que su pronunciación despierte buena parte de lo que la sociedad sabe del
objeto o le atribuye. De esta manera, nosotros, en este trabajo." plantea-
mos que el lenguaje es un medio de relación entre los individuos, un artilu-
gio para construir el conocimiento abstracto, una guía para el saber práctico,
un mecanismo para la generación en los oyentes, de emociones seme-
jantes a las que el objeto produce en el hablante. Una consideración del
lenguaje como la anterior, que lo visual iza en sus múltiples funciones, hace
evidente que resulta equivocado tomarlo como puras articulaciones voca-
146
les que se concretan a hacer referencias y que por lo tanto, su estudio
sólo puede comenzar con la aparición del balbuceo. También una POSI-
ción como la nuestra, subraya lo erróneo de la hipótesis que toma al len-
guaje como simple vehículo para dar a conocer a los otros nuestras ideas y
que plantea estudiar primero, la formación de estas últimas, lo que en tér-
minos modernos sería la construcción del conocimiento y luego, el estable-
cimiento de relaciones entre nuestro saber y las pronunciaciones vocales,
con el resultado de que, igualmente, es necesario esperar a que surja la ca-
pacidad para la articulación vocal para investigar el proceso.de-aprendizaje
del lenguaje. Para descubrir, entonces, los mecanismos de la adquisición del
lenguaje, es necesario no sólo el estudio de las interacciones sociales que
permiten el surgimiento del habla, sino también encontrar los componentes
del comportamiento lingüístico. Para ello, hace falta una cuidadosa acti-
vidad analítica que rompa con el prejuicio de que el lenguaje aparece de
nova como un comportamiento sin antecedentes. Asimismo, es necesa-
rio hacer a un lado la presuposición de que en el aprendizaje del habla basta
encontrarse inmerso en el conjunto de estimulaciones del lenguaje propor-
cionadas por los hablantes de la lengua natal, para que por mera aprehen-
sión sensorial y reestructuración cognoscitiva, se alcance el dominio de la
conducta cornunicativa."
De esta manera, podríamos afirmar que lo aparentemente incomprensi-
ble de la rápida adquisición del lenguaje por el niño, radica en que se han
descuidado sus antecedentes, los cuales, hasta el momento, han perma-
necido en la sombra, encontrándose pendiente su descubrimiento. Algunos
de esos antecedentes, como el seguimiento de la mirada, la conducta de
alcance de los objetos lejanos, para mencionar sólo algunos, han sido
investigados durante los últimos años." pero todavía no se ha realiza-
do una investigación que rastree todos los que vendrían a ser los precursores
del lenguaje a lo largo del desarrollo ontogenético. Por ese motivo, nos
planteamos analizar la matriz del lenguaje desde los verdaderos inicios de
su formación en las primeras interacciones que tienen lugar entre las madres
y sus hijos. Decidimos comenzar nuestros análisis a una edad muy tempra-
na, dado que carecemos de información sobre lo que pudieran ser las
conductas prelingüísticas fundamentales para el desarrollo del lenguaje,
ésto a pesar de que se han hecho estudios que comienzan desde los
primeros días después del nacimiento, pero al limitarse dichos estudios a
investigar las características de las emisiones vocales infantiles o las
15 Se sabe que niños con audición normal, hijos de padres mudos, no aprenden el lenguaje habla-
do si simplemente se les expone a emisiones televisivas que les proporcionan estimulación lingüística.
S. Ervin-Trupp, "Some strategies for the first two years", en Cognitive deve/opment and the acquisition
oflanguage, Nueva York, Academic Press, 1973.
16 J. Brunner, Child ta/k, Nueva York, Norton, 1983.
147
capacidades del niño para la percepción del lenguaje, 17 no nos proporcionan
información sobre lo que a nosotros nos interesa, en tanto que permanecen
limitados por el supuesto implícito, al cual ya nos habíamos referido, de que
lo importante en el aprendizaje del lenguaje es el control vocal, las capaci-
dades perceptivas en el dominio de la audición y el establecimiento de las
referencias a partir de las palabras pronunciadas u oídas.
Fijamos entonces el inicio de nuestra investigación a los diez días
después del nacimiento, cuando la reactividad del niño, al conjunto de es-
tímulos que componen su entorno, es muy escasa.
Para tener una guía en la tarea analítica, decidimos adoptar un esque-
ma que descompusiera el lenguaje en sus diferentes funciones. Encontra-
mos que uno de los más completos era el desarrollado por .Jakobson," y
decidimos adoptarlo, aunque le hicimos algunas modificaciones para adap-
tarlo a nuestros propósitos. Cada una de las funciones esquematizadas por
Jakobson la hicimos pasar por la criba del análisis psicológico, es decir, tra-
tamos de determinar las operaciones que un individuo realizaría para llevar
a cabo cada función. Cuando en una de esas funciones no se representaban
adecuadamente las operaciones del sujeto, procedimos a efectuar las mo-
dificaciones pertinentes que consistieron sobre todo en detallar las formas
como cada función podría aparecer -en las interacciones hablante-oyente.
Método y sujetos
17 Véase las referencias citadas en la nota núm. 1 y D. K. Oller, ''The emergence of the sounds of
speech in infancy", en Chi/d pnonotoqy, op. cit., Y Star., S: Rose, y M. McLagan, "Features of infants
sounds: the first eight weeks of life", en Journa/ ofchild /anguage, núm. 2, 1975, pp:205-221. En relación
con las capacidades discriminativas del niño para los sonidos del lenguaje, véase P. Eimas et a/.,
"Speech perception in infants", en Science, núm. 171, 1971, pp. 303-318.
18 R. Jakobson, "Linguistique et poetique", en Essais de linguistique genera/e, París, Editions de
Minuit, 1963, pp. 209-248.
148
Los resultados que aquí se informan son de carácter preliminar, abarcan
los tres primeros meses de vida y forman parte de una muestra inicial
que después completaremos, pues otro de nuestros propósitos es estudiar
el desarrollo de la actividad eléctrica cerebral a fin de establecer correlacio-
nes con las distintas etapas de desarrollo del lenguaje y con la progresiva
adquisición de las funciones que estudiamos. Esa parte de nuestro proyecto
de investigación buscará establecer el papel de ciertas estructuras cerebra-
les en la adquisición del lenguaje. Aun cuando hemos procedido a hacer un
análisis detallado de los distintos componentes de las pronunciaciones
lingüísticas de la madre, e igualmente sujetamos a escrutinio las emisio-
nes vocales del niño, así como algunas de las conductas que presenta, sólo
informaremos aquí de las categorizaciones funcionales que hicimos del
lenguaje de la madre dirigidas a su hijo y de las emisiones vocales del niño.
El procedimiento utilizado para el análisis, fue observar y transcribir las
grabaciones, categorizar el discurso de la madre dirigido hacia el niño,
clasificar la conducta del niño así como sus emisiones vocales y cuantificar
las categorías encontradas.
Las categorías que aparecieron, durante el periodo en el que hicimos
nuestra investigación, las pudimos englobar en las siguientes funciones del
lenguaje:
Emotivo-expresiva que caracterizamos como cualquier respuesta
vocal o de tipo motor, determinada por un estímulo que refleje además, el
estado emocional del emisor. Por otro lado exigimos, para calificarla de esa
manera, que presentara como rasgo definitorio el que en el contexto de la
interacción diádica adquiriera sentido comunicativo, es decir, que llevara
como consecuencia una modificación del comportamiento del obser-
vador o del escucha. De esta manera, si el niño lloraba por algo que le
afectaba y la madre le atendía, el llanto del niño se tomaba como una
respuesta emotivo-expresiva. De ese modo, excluimos reacciones motoras
de la madre o el hijo que no quedaban integradas en un contexto comunicativo.
Encontramos dos tipos de reacciones emotivo-expresivas, aquellas que
conducían a mantener el estímulo que había provocado la reacción, las
cuales denominamos aductivas y las que eran originadas por estímu-
los nociceptivos que daban lugar a evitaciones o rechazos, a las que
llamamos abductivas. Un ejemplo de reacción abductiva es el llanto. Ciertas
gesticulaciones del niño, tomadas por la madre como sonrisas o la pro-
pia sonrisa de la madre, se tomaron como emotivo-expresivas-aductivas,
al mismo tiempo que como fáticas, pues consideramos que no sólo repre-
sentaban estados con tonos afectivos de carácter positivo, sino igualmente
servían de instrumento para abrir la interacción diádica.
En el lenguaje, la interjección sería emotivo-expresiva, así como los
componentes prosódicos que a fin de cuentas, indican estados del hablante:
su emotividad, su seguridad o inseguridad, etcétera. Otra función fue la
149
fática, que por lo que antes dijimos la tomamos como aquella respuesta
dirigida a iniciar, mantener o terminar una interacción.
Serían fáticas: búsquedas de contacto físico, búsquedas faciales o de la
mirada, expresiones verbales introductorias a una conversación como el
saludo, igualmente las destinadas a evitar que se interrumpa una relación,
así como las que le dan término o indican al oyente que le toca su turno como
hablante. Dividimos la función fática en orientadora de la atención, de
contacto físico, contacto visual, de apego, de apego duradero, ritual izada y
especificativa de turno.
Diferenciamos entre apego y afección duradera porque las verbaliza-
ciones relacionadas con el apego se dirigen únicamente a mantener la
atención del oyente, mientras las de afección duradera están destinadas a
sostener la relación incluso en ausencia del interlocutor.
La función conativa o apelativa de Jakobson la subdividimos en impe-
rativa y dialógica, según la predominancia que pretendiera imponer el ha-
blante de sus propias demandas o la búsqueda de un equilibrio entre la
satisfacción de sus necesidades y la consideración que tuviera hacia el
oyente. Dado que encontramos que en muchas ocasiones el propio hablante
se da directivas a sí mismo para la realización de su propia conducta,
establecimos, para referirnos a ese tipo de autoinstrucciones, la categoría
conativa-dialógica-internalizada.
Por último, en la descripción de estas primeras interacciones madre-hijo,
utilizamos el término referencial, para dar cuenta de la función designati-
va del lenguaje.
Hallamos cuatro tipos de designaciones o referencias: a los estímulos del
entorno, a la persona del oyente, a terceras personas y al propio lenguaje.
La referencia al entorno, descubrimos que se podía hacer de manera
directa, el referente entonces se determinaba en forma ostensiva, sin
embargo, encontramos también designaciones indirectas en las que se
recurre a metáforas. Algunas de esas metáforas son convencionales, como
la designación del niño diciéndole, en lugar del nombre propio: "mi amor",
otras, son relaciones entre ademanes motores icónicos y la palabra que va
a designar lo representado con el ademán. La madre, por ejemplo, mueve
su mano vuelta hacia abajo y dice "una arañita". Otras más son presentacio-
nes de objetos que reciben un referente distinto al habitual. Así, una de las
madres le presentaba a su hija una sonaja al mismo tiempo que le decía "mira
un monstruo".
Las referencias al interlocutor decidimos englobarlas en una categoría
llamada fática-referencial pues nos percatamos que las descripciones que
el hablante hace del oyente, no sólo van a dar cuenta de alguna característica
de este último, sino también están dirigidas a mantener la interacción.
150
Finalmente, tendríamos las referencias al propio lenguaje, como serían
expresiones del tipo: "di papá", que además de su carácter conativo, fijan la
atención en una emisión lingüística particular. A esta categoría le llamamos
referencial-metalingüística.
Resultados
151
proporciones en la mayor parte de las madres, con porcentajes que oscila-
ban entre 2.4 y 13.5 por ciento. 3ólo una madre excedió esa cifra y alcanzó
20.8 por ciento de expresiones con carácter referencial, pero todas ellas
fueron asimilables a la categoría de fático-referencia/, pues se trataban de
calificaciones del niño, del tipo "que bonito mi bebé", o metáforas convencio-
nales para dirigirse a su hijo como "mi amor", "mi vida", etcétera. Las
principales referencias de las madres fueron hacia sus hijos, para describir
su conducta o para calificar su apariencia. Los porcentajes mayores de la
función fático-referencial alcanzaron 34.5 por ciento y los menores se dieron
en la cuadrupleta de los gemelos y sus padres, quienes presentaron esa
función en porcentajes de 8.0 el padre y 1.6 por ciento la madre.
Cuadro 1
EJEMPLOS DE EXPRESIONES DE LAS DISTINTAS FUNCIONES
DEL LENGUAJE ENCONTRADAS EN LAS DIADAS
152
Cuadro 2
RRV 1.2
Rm 1.9 0.8 0.6 0.8 10.2 9.8 4.3
RD 0.6
Re 0.8 0.6 7.8
153
Cuadro 3
CUADRUPLETA
PORCENTAJES EN QUE EXPRESAN LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
LOS PADRES DE UNOS GEMELOS
Padre Madre
Raad O 1.6
Ci 5.7 18
Cd 48.2 27.8
Foa 16.0 18
Re 8.0 1.6
R2 1.1
R3 1.6
Rm 4.9
Re 1.1
154
El porcentaje promedio de la función fática referencia/, consistente en
designaciones al comportamiento o a la apariencia del interlocutor, que
en este caso era el niño, fue, excluyendo a los padres de los gemelos, de
25.02 por ciento. La función fática compuesta de orientaciones de la aten-
ción, de especificaciones de turno o de convencionalismos del tipo de
"hola", alcanzó porcentajes un tanto similares a la función conativa. Una y
otra función se distribuyeron entre las madres con ciertas tendencias que
favorecían, sea ligeramente o en una forma por completo predominante, a
una de esas funciones. De esa manera, encontramos madres que podían ti-
pificarse como fáticas o como conativas.
e
34.9
F
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lI
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005.3
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2.4
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FR
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l ~
155
Las madres fáticas interactuaban verbalmente con sus hijos mediante
expresiones en las que de manera repetida les llamaban la atención o les
hacían preguntas. Las conativas daban órdenes, indicaciones y prohibicio-
nes.
Cinco madres tuvieron porcentajes superiores de expresionesconativas,
en tres de ellas esta función estaba en franca superioridad sobre la función
fática en porcentajes que representaban más del doble de estas últimas.
Tres madres eran con toda claridad fáticas.
En la cuadrupleta, los dos eran conativos, de manera más evidente el
padre, quien además era más referencia! que la madre. Es interesante
señalar que el padre es de todos los sujetos estudiados, el que hace más
referencias al entorno. La conducta referencial al entorno en todas las
madres fue a objetos presentados en el radio cercano al niño. Sólo hubo una
referencia in absentia constituida por una mención al padre de uno de los
niños.
La aparición de expresiones metafóricas se dio de cuando en cuando en
la forma de presentaciones de objetos que recibieron designaciones distin-
tas a las que les correspondían. En la función fática-referencia! hubo mu-
chas de estas expresiones metafóricas para referirse al niño.
La función emotivo-expresiva estuvo presente en proporciones míni-
mas en las madres. No calificamos la prosodia, si lo hubiéramos hecho es
posible que encontráramos un número mayor de estas expresiones. En los
niños fue al principio la única función presente, después aparecieron
conductas de tipo fático como contacto visual y búsqueda de contactos
físicos.
Las emisiones vocales del niño se modificaron en el curso de las distin-
tas sesiones de registro y tendieron a diferenciarse. De este modo se
hicieron cada vez más representativas de los diferentes estados del niño,
como fue claro por el hecho de que la conducta de la madre comenzó a
indicar que discriminaba mejor los estímulos que provocaban el llanto,
conforme el niño crecía.
Muestras de imitaciones por parte del niño de la prosodia de la madre,
empezaron a verse en los últimos registros. Cada madre tenía su patrón
propio de uso del lenguaje en el que una función era la predominante. Dicho
patrón no cambió a lo largo del tiempo en que se realizó el estudio.
Discusión
156
1. La conativa, independientemente de que el niño modifique o no su
comportamiento a la escucha de las pronunciaciones verbales maternas.
2. La fática que asegura la interacción madre-hijo. Esta función esta-
blece lazos de apego debido a que el niño comienza a seguir las pronuncia-
ciones maternas con mayor interés que sus apariciones sin habla. La madre
al dirigirse verbalmente a su hijo, lo mantiene despierto, a la vez que induce
ciertas fijaciones de la atención del niño en los objetos que le son presenta-
dos. La pronunciación del nombre con el que se designa a dichos objetos,
sirve además a que se aprenda la conducta de referencia. Muestras es-
porádicas de esto último encontramos en las escasísimas referencias al
entorno que nosotros hallamos. Tales referencias siempre se limitaron a
objetos presentados directamente al niño.
En esta etapa del desarrollo lo que está presente con mayor fuerza para
la madre, es la propia conducta del niño. Necesita estar pendiente de la
misma para mejor atenderlo, de ahí que no sea extraño que la conducta
fática-referencia! predomine. Quizá lo importante de dicha función en el
primer periodo de vida, es que en forma progresiva permite que el niño se
fije en su propio comportamiento gracias a las descripciones que de él
hace la madre. El niño debe percatarse sobre todo de sus emisiones vocales
y ver que le sirven para indicarle a la madre ciertos estados.
3. La función emotivo-expresiva del lenguaje viene a ser para el niño
la matriz de la función conativa y de la referencia!. En el niño, la función
emotivo-expresiva está compuesta de llantos provocados por las
estimulaciones que le afectan. La madre no toma esos llantos como puros
sonidos, sino como sonidos que se relacionan con algo. La conducta de
cuidado infantil de la madre se guía en una importante proporción por esas
relaciones llanto-estímulo antecedente.
El llanto genera comportamientos particulares de la madre. Creemos así
que en el niño se establece la función conativa cuando empieza a manejar
su llanto para inducir conductas en la madre. Pero al mismo tiempo esta
función emotivo-expresiva le permite al niño que aprenda la relación com-
pleja que establece entre su conducta y el ambiente. Dicha relación está
integrada por un estímulo provocador de estados emotivo-expresivos, la
manifestación abierta de dichos estados en la forma, principalmente, de
llanto, y por último en la secuencia, la conducta de la madre para suprimir o
mantener los estímulos que originan los estados. No cuesta mucho trabajo
darse cuenta que ese aprendizaje forja la función conativa y la referencia!.
En nuestros estudios, lo que hemos visto son los inicios de esa transición,
al observar la aparición del llanto diferenciado. Las funciones emotivo-ex-
presiva y fática comienzan a aparecer en forma asociada porque los niños
encuentran que sus madres satisfacen sus necesidades tan luego como
presentan reacciones de tipo emotivo-expresivo, es decir, establecen un
canal de comunicación para lograr la satisfacción de sus necesidades.
157
La función fática-referencia! cumple un papel auxiliar al proceso que
acabamos de describir al asociar a toda clase de expresiones vocales o
motoras del niño, sus correspondientes designaciones.
La función referencia! no aparece en la madre de manera clara en esta
época, porque en realidad la conducta discriminativa visual del niño no se
le hace evidente. El niño no muestra signos de reconocimiento cuando
aparecen distintos objetos, entonces, le resulta sin sentido a la madre mos-
trarle objetos diferentes a su hijo.
A pesar de eso, la función referencia! al entorno no queda excluida.
Lo aparentemente paradójico es que a veces aparezca en la forma de
referencias metafóricas. Resulta difícil explicarlas. Si especulamos, aunque
hay que reconocer que con poco fundamento, diríamos que sirven de base
también a la conducta referencia!, pues permiten hacer notar que cual-
quier objeto puede tomarse como representante de otro y por lo tanto, el
hecho de que las emisiones del habla puedan llegar a representar otra cosa,
es decir, se transformen en referenciales, tiene sus antecedentes en esas
expresiones metafóricas.
Las diferencias entre madres fáticas y conativas no parecen basarse
en las características de la situación diádica madre-hijo que nosotros
estudiamos, pues si así fuera es posible que cada madre presentara patro-
nes cambiantes en las distintas sesiones, en la medida que se enfrenta a
respuestas del niño que no son siempre las mismas, o a elementos del
entorno que se modifican porque la diada se encuentra comprometida en
situaciones que tampoco son similares: de limpieza, de alimentación o de
juego.
Eso quiere decir que el patrón es propio de cada madre. No sabemos si
el patrón se transforma conforme el niño adquiere mayores capacidades
perceptivas y motoras. Creemos que esto es lo más probable, pues la
función referencia! debe aparecer en algún momento para iniciar el apren-
dizaje de las primeras palabras. Esperamos que la prosecución de este
estudio longitudinal conteste la pregunta anterior.
En favor de la recomposición del patrón está el hecho de que hablante
y oyente se influyen recíprocamente en el curso de una interacción lingüística
entre los adultos, en dependencia de las circunstancias prevaíentes.i? por lo
tanto, habrá que esperar que esa influencia del oyente sobre el hablante sea
más fuerte en las diadas madre-hijo, porque quien escucha, el niño, se haya
en la fase inicial del aprendizaje del lenguaje y obliga a la madre a que
158
acomode su forma de hablar a las exigencias cambiantes de una relación en
la que él, como oyente y al mismo tiempo como aprendiz, adquiere de
manera progresiva nuevas capacidades.
Bibliografía
159
=
160
Roman Jakobson precursor
de la neuropsicología cognitiva
José Marcos-Ortega*
Introducción
3 Roman Jakobson, "The sound laws of ehild language and their place in general phonology", en
Studies on child language and aphasia, La Haya, París, Mouton, , 1971, pp. 7-20.
4 Roman Jakobson, "Aphasia as a linguistic topic", op. cit., pp. 37-48; "Two aspects of language e'
two types of aphasie disturbanees", op. cit., pp. 49-74; "Toward a linguistic typology of apr
impairments", op. cit., pp. 75-94.
en repetidas ocasiones. Esta consiste, simplemente, en partir de la base de
que el objeto de estudio de la lingüística es, por supuesto, el lenguaje, pero
reconocer que éste, antes de que la disciplina lo convierta en un objeto
formal, e'n un constructo teórico, es la manifestación de una capacidad bio-
lógica cuya localización precisa está en el cerebro.
En esta línea de pensamiento, las ideas de Jakobson iban también en el
sentido inverso, haciendo un llamado para que las afasias se analizaran con
el aparato teórico-metodológico que la lingüística proporciona. También
aquí Jakobson fue un pionero: las descripciones de las afasias hechas por
los neurólogos ignoraban completamente la lingüística. De ahí la pertinen-
cia, en su momento, de trabajos como "Hacia una tipología lingüística de las
afasias" o "La afasia como un tópico lingüístico", donde lo que él pretendía
era mostrar la utilidad de la lingüística en la investigación de las afasias.
Cincuenta años después esto parece algo que debiera obviarse, pero las in-
vestigaciones actuales en que la lingüística es ignorada no son escasas.
Así, la propuesta de Jakobson, además de ser muy anterior a las que
ahora hace la neuropsicología cognitiva, era esencialmente más rica, pues
proporcionaba un recurso para la descripción de la conducta, a partir de la
cual podrían reformularse las propias teorías lingüísticas.
Volviendo al título de este trabajo, si Jakobson no habla de investigación
neuropsicolóqica.y si sus propósitos se refieren exclusivamente al lenguaje,
¿cómo puede sugerirse que sea un pionero de la neuropsicología cognitiva?
La respuesta puede no ser grata. Porque ahora, y ante la pasividad de
lingüistas y ríeurolingüistas, súbitamente, la neuropsicología acapara como
uno de sus dominios el lenguaje. Con la paradoja de que muchos de sus
principios y argumentos se apoyan en los resultados proporcionados por la
investigación lingüística de las afasias.
De modo que no tengo reparo alguno en considerar a Jakobson como un
pionero extrañamente ignorado por la neuropsicología cognitiva.
Ahora bien, desde una perspectiva lingüística, ante un llamado al
empirismo como el hecho por Jakobson, parece que no tiene demasiado
sentido una elaboración teórica compleja que no se apoye de alguna manera
en los hechos.
En lo que sigue voy a tratar de ilustrar la aplicación de estos principios
de Jakobson.
Analizaré las implicaciones que para una teoría de la marcación tienen
los errores fonológicos cometidos por pacientes afásicos hispanohablantes,
interpretando los resultados en el contexto del sistema de rasgos acústicos
propuesto por Alarcos para el español."
162
Metodología
Resultados
6 Raúl Ávila "Sobre un cuestionario para el estudio lingüístico de las alasias", en Acta Audiológica
y Foniátrica Hispanoamericana, vol. VIII, 1971, pp. 61-72.
7 André Roch Lecours, "Methods lor the description 01 aphasic translormations 01 language", en
Foundations of language development, vol. 2, Nueva York, Academic Press, 1975, pp. 75-94.
8 E. Alarcos, op. cit., p. 75.
163
5. El cuadro 6 muestra la frecuencia con que los pacientes cometieron
errores en cada fonema.
6. La utilización errónea de cada fonema en los casos de sustitu-
ción, independientemente de la distancia paradigmática, es mostrada en el
cuadro 7. Se demostró que existe una relación inversa significativa entre
la frecuencia de empleo y la frecuencia de errores, en el sentido de que los
fonemas más empleados son los que presentan menor incidencia de
=
errores, ya la inversa (r 0.672; t[15] =
31; P 0.0030). =
7. Los fonemas por los que fue sustituido cada uno de los fonemas de la
prueba aparecen en detalle en el cuadro 8.
Comentarios
164
de que el orden en que se pierden los fonemas es inverso al orden en que
se adquieren durante la niñez. A este respecto, los resultados que hemos
presentado parecen ser congruentes, por lo menos en lo relativo a los fo-
nemas que más se pierden y más se conservan. En relación con las
oposiciones fonológicas, cuyas secuencias de adquisición y pérdida son,
según Jakobson 14 también universales, mi investigación no es lo suficiente-
mente exhaustiva para comprobar la hipótesis. En el cuadro 9 se muestra
el orden jerárquico en que las oposiciones se adquieren y se pierden en
ínqlés," y en el que se pierden en español, según mi estudio. La diferencia
más obvia se ubica en el contraste sonoro/sordo, que en mis resultados tuvo
la mayor incidencia de errores, superior aun a las oposiciones continuo/
interrupto y líquido/no líquido.
Sin embargo, el resultado más notable es el que se refiere a la dirección
de los cambios en los errores de sustitución, donde los hallazgos de esta
investigación no cumplen las predicciones de un modelo en el que la
dirección de la disolución del contraste, inversa a la del orden de adquisición,
debiera consistir en mayor pérdida del rasgo marcado, o sea, marcado-no
marcado (cuadro 4).
Si se está de acuerdo con la propuesta de la neuropsicología cognitiva
de que el estudio de la patología puede contribuir a la reformulación de las
teorías, o con la idea de Jakobson de que la patología constituye algo
semejante a un experimento para verificar las hipótesis de la lingüística,
antes de rechazar hipótesis alguna, conviene analizar con detenimiento el
fenómeno.
En el contexto de la teoría de la marcación, los criterios para decidir cuál
de los dos miembros de una oposición es el marcado deben ser explícitos.
En general, se considera que el miembro no marcado es el que posee mayor
funcionalidad en el sistema. El criterio que con mayor frecuencia se emplea
es de fundamento estadístico en estudios de tipología linqüística." Con él,
a partir del análisis de los sistemas fonológicos de múltiples lenguas, se
extraen ciertos universales, llamados de implicación, útiles para establecer
la marcación. Por ejemplo, las consonantes posteriores presuponen la
existencia de consonantes anteriores (no marcadas); las vocales nasales,
la existencia de vocales orales (no marcadas), etcétera. Estos universales
suelen coincidir con el curso del desarrollo del lenguaje infantil y predicen un
orden inverso en la afasia.
Sobre la base de estos estudios, se hace cada vez más evidente que
los valores {+/-} no necesariamente reflejan-relaciones jerárquicas entre
14 Roman Jakobson y Morris Halle, Fundamentals 01 language, La Haya, París, Mouton, 1956.
15 Sheila Blumstein, A phonological investigation of aphasic speech, La Haya, Mouton, 1973.
16 R. Jakobson, "The sound laws 01 child language and their place in general phonology", op. cit.;
J. H. Greenberg, Language universals, La Haya, París, Mouton, 1966.
165
los fonemas definidos por ellos, i.e., el valor {+} puede estarse aplicando al
fonema no marcado, dependiendo del sistema fonológico en cuestión.
Independientemente de los estudios sobre la distribución de los fone-
mas en la lengua, el análisis de los errores cometidos por los pacientes
afásicos sugiere que para el inglés, en la oposición grave/agudo, el tér-
mino marcado es el sequndo." Este fenómeno se replica en nuestros re-
sultados.
En el sistema propuesto por Alarcos, / p b m / son marcados (+ grave)
con respecto a / t d n/. Según esto, cabría suponer que durante la adquisi-
ción del lenguaje los primeros fonemas en aparecer fueran los no marcados
/t d n/, lo que, evidentemente, no ocurre en español.
Con relación al contraste grave/agudo, los resultados de nuestro estudio
aparecen en los cuadros 10 Y 11. En ellos se aprecia la mayor funcionali-
dad de los fonemas graves, de modo que en español quizá convenga
reconsiderar la marcación en esta oposición y explorar la posibilidad de que
el rasgo agudo sea el marcado, como se ha propuesto para el inglés. De los
25 casos en que en nuestro estudio hubo disolución de este contraste, en
19 ocasiones la dirección del cambio fue no marcado-marcado; si se invierte
la marcación en las series de fonemas antes mencionadas, la dirección del
cambio marcado-no marcado ocurre en 21 casos de 25.
Con respecto a la oposición sonoro/sordo, que fue la que en más
ocasiones se perdió en nuestro estudio, llama igualmente la atención
el hecho de que la dirección del cambio en 61 de 78 casos fue no marcado-
marcado, o sea, sordo-sonoro.
Conviene explorar el comportamiento de este contraste en español.
Aunque no hay suficiente evidencia proveniente de estudios sobre adquisi-
ción del lenguaje, Hernández Pina!" comenta que el primer sonido
consonántico adquirido por su hijo fue [B]; lo mismo ocurrió con el mío, yen
ambos casos para la palabra [aBa] = "agua". De acuerdo con esto, por lo
menos en lo que a las bilabiales se refiere, parece que el sonido sonoro es
el no marcado. Este hecho está bien documentado en los estudios de
tipología lingüística. Los sistemas fonológicos con una casilla vacía en la
posición de oclusiva bilabial sorda son frecuentes, mientras que la ausen-
cia de oclusiva bilabial sonora constituye un caso excepcional, como el
lifu19 (cuadro 12).
Con base en estos resultados, se ha propuesto que, en el par /p b/, el
fonema marcado es el sordo /p/. El comportamiento de estos fonemas en mi
166
estudio y su frecuencia en la lengua20 se muestran en el cuadro 13. Tal
parece que, en un sistema jerárquico de marcación, hay suficiente eviden-
cia para considerar que en este par el fonema marcado es el sordo.
Con respecto al resto de los fonemas oclusivos y su comportamiento
histórico, la tendencia ha consistido en la transformación de oclusivas sordas
en oclusivas sonoras, tanto en contexto intervocálico como en final de
palabra (cuadro 14). Como ambas series han existido desde el latín, no
puede hablarse de un proceso de fonologización con adquisición de un
fonema sonoro marcado; tampoco se trata de desfonologización, ya que
ambas series han permanecido. Parece ser un proceso condicionado
fonéticamente que actualmente hace que la oposición se neutralice en final
de sflaba." Esta tendencia se traduce en una mayor funcionalidad de los
sonidos sonoros que sugiere considerarlos, por lo tanto, no marcados.
En el cuadro 15 se muestra el comportamiento de estos fonemas en
nuestra investigación. Los resultados apuntan casi contundentemente a
señalar que la serie marcada es la de los fonemas sordos.
Por otra parte, según Alarcos / r / y / rr / se distinguen por el contraste
flojo/tenso, pero al asimilar esta oposición al contraste sonoro/sordo, el
resultado es que It! es marcado frente a /rr/, lo que constituye una propues-
ta contraintuitiva tanto en lo que se refiere a la adquisición del lenguaje
y a la funcionalidad de estos fonemas en la lengua, como en lo relativo al
comportamiento de los pacientes afásicos, donde en todos los casos los
hechos apuntan a señalar que el fonema marcado debe ser /rr/. En esta
investigación /r/ sustituyó a /rr/ en catorce ocasiones, mientras que la
situación inversa ocurrió sólo dos veces.
Así, de acuerdo con nuestros resultados, y siendo consecuentes con el
principio de que la patología constituye evidencia para la reformulación
teórica, los hechos anteriores sugieren como 'primera opción invertir la
marcación para los rasgos sonoro/sordo y flojo/tenso.
Hay, sin embargo, una solución alternativa que. consiste en reconsi-
derar el sistema de rasgos del español, en el cual, según Alarcos existe la
oposición sonoro/sordo y flojo/tenso, Además de que esto es poco eco-
nómico, ya que el segundo contraste distingue sólo un par de fonemas, /r/ y
/rr, se ha señalado ya que la distinción entre ambos contrastes no es en
modo alguno sencilla.:" Nuestros resultados y los fenómenos históricos
reseñados pueden reinterpretarse mejor si se considera que en ambos
casos el contraste es tenso/flojo, marcando el primer miembro, yexplican-
do los cambios como el resultado de un oroceso de relajación fonética.
167
La propuesta de reinterpretar la oposición sonoro/sordo en términos
del contraste tenso/flojo choca con una tradición bien arraigada; sin em-
bargo, además de que vuelve más económico el sistema paradigmático,
ha sido sugerida con argumentos diferentes con anterioridad. Martínez-
Celdrán'" señala que hay razones fonéticas para considerar que en español
el contraste sonoro/sordo es, en realidad, tenso/flojo.
Si se invierte la marcación tanto para los contrastes grave/agudo como
tenso/flojo, los resultados de esta investigación son coherentes con la
hipótesis de que la dirección natural del cambio es marcado-no marcado
(cuadro 16).
Conclusión
168
Cuadro 1
CLASIFICACiÓN DE LAS RESPUESTAS DE 70 PACIENTES AFÁSICOS
EN UNA PRUEBA DE REPETICiÓN DE 17 FONEMAS CONSONÁNTICOS
Núm. %
Cuadro 2
SISTEMA DE RASGOS DIFERENCIALES PARA LOS FONEMAS
CONSONÁNTICOS DEL ESPAÑOL DE MÉXICO
r rr 9 x k ñ Y s ch m b f P n d t
Vocal/No vocal + + + -
Consonante/No consonante + + + + + + + + + + + + + + + + +
Denso/Difuso + + + + + + +
Grave/Agudo + + + - + + + + -
Nasal/Oral - - + - - + - - - + -
Continuo/I nterrupto + - - + - + - + -
Sonoro (flojo)/Sordo (tenso) + - + + - + - - + -
Cuadro 3
DISTANCIA PARADIGMÁTICA ENTRE LOS FONEMAS QUE INTERVIENEN
EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
Distancia Núm. %
169
Cuadro 4
DIRECCiÓN DEL CAMBIO EN LOS CASOS DE SUSTITUCiÓN CON DISTANCIA
PARADIGMÁTICA DE UN RASGO
Cuadro 5
DISOLUCiÓN DE RASGOS DISTINTIVOS EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
Oposición Núm. %
Sonoro/Sordo 78 30.23
Continuo/Interrupto 49 18.99
Denso/Difuso 31 12.02
Nasal/Oral 30 11.63
Grave/Agudo 25 9.69
Cuadro 6
FRECUENCIA DE ERRORES ASOCIADA CON CADA FONEMA
Fomema Núm. %
34 13.18
2b 10.85
rr 26 10.08
ñ 19 7.36
x 19 7.36
y 17 6.59
d 17 6.59
ch 14 5.43
P 14 5.43
t 14 5.43
I 13 5.04
9 11 4.26
k 11 4.26
n 10 3.88
m 5 1.94
b 4 1.55
s 2 0.78
170
Cuadro 7
FRECUENCIA DE EMPLEO ASOCIADA CON CADA FONEMA
EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
(UTILIZACiÓN PARA SUSTITUIR OTROS FONEMAS)
Fonema Núm. %
b 53 14.29
d 53 14.29
I 38 10.24
P 29 7.82
9 26 7.01
t 26 7.01
n 22 5.93
k 22 5.93
Y 21 5.66
r 19 5.12
s 14 3.77
rr 13 3.50
m 12 3.23
ch 8 2.16
x 8 2.16
ñ 6 1.62
f 1 0.27
Cuadro 8
SUSTITUCIONES FONÉMICAS
(EL NÚMERO INDICA LA FRECUENCIA ABSOLUTA EN EL TOTAL DE 70 PACIENTES)
Sustituciones
Fonema
Distancia paradigmática = 1 Distancia paradigmática > 1
171
Cuadro 9
ORGANIZACIÓN JERÁRQUICA DE LOS RASGOS EN LA ADQUISICIÓN
Y LA PÉRDIDA DEL LENGUAJE
Inglés Español
Cuadro 10
FRECUENCIA DE ERRORES EN LOS FONEMAS QUE SE OPONEN
EN EL RASGO GRAVE/AGUDO
Grave Agudo
Errores
Ipbml It d ni
Dist. = 1 23 41
Dist. > 1 2 25
Total 25 66
Cuadro 11
DIRECCIÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCIÓN
CON DISOLUCIÓN DEL RASGO GRAVE/AGUDO
---? O ---? 5
p P
b ---? d O d ---? b 9
m ---? n 1 n ---? m 2
Total Total 16
172
Cuadro 12
CASILLAS VAcíAS EN LAS SERIES DE OCLUSIVAS SORDAS y SONORAS
Múltiples Casos
lenguas excepcionales
(Iitu)
b P
d t d t
9 k 9 k
Cuadro 13
FRECUENCIA DE EMPLEO Y DE ERRORES DE Ipl Y Ibl
Ipl Ibl
(Sordo) (Sonoro)
Errores
15 5
(Afasia)
Empleo
29 53
(Afasia)
Empleo
4.06% 4.86%
(Español)
Cuadro 14
DIRECCiÓN DEL CAMBIO LINGüíSTICO EN LA SERIE
DE LAS CONSONANTES OCLUSIVAS
Oclusiva Oc/usiva
-----7
Sorda Sonora
-----7 lupu
p b > lobo
Intervocálica t -----7 d vita > vida
k -----7 securu
9 > seguro
Final de sílaba
tendencia t -----7 d atmósfera> admósfera
actual
173
Cuadro 15
DIRECC:ÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
CON DISOLUCiÓN DEL RASGO SONORO/SORDO EN LA SERIE
DE LAS CONSONANTES OCLUSIVAS
Núm. Núm.
p ~ b 10 b ~ P
~ d 8 d ~ t 3
k ~ 9 6 9 ~ k 4
Total 24 Total 8
Cuadro 16
DIRECCiÓN DEL CAMBIO EN LOS ERRORES DE SUSTITUCiÓN
CON DISTANCIA PARADIGMÁTICA DE UN RASGO, CUANDO SE INVIERTE LA
MARCACiÓN PARA LOS RASGOS GRAVE/AGUDO /p b m t d n/, SONORO/SORDO
/p t k ch b d 9 x t/ Y FLOJO/TENSO /r rr/
Bibliografía
174
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175
Universales, marcación y cambio en la fonología:
concomitantes de la adquisición
James L. Fidelholtz*
177
universales, innato (o innatismo) e instinto. Estos conceptos relacionados
no implican, si están bien planteados, ni que el niño entra al mundo con la
conducta ya en pleno florecimiento, ni siquiera que está predestinado a
adquirir él instinto (la conducta innata) en absolutamente todas las circuns-
tancias. En particular, el desarrollo gradual de habilidades perceptivas" de
ninguna manera contraviene contundentemente la hipótesis total o parcial
del innatismo. Conviene conocer mínimamente la literatura de los etóloqos"
antes de criticar a quien mantiene que el niño tiene el lenguaje (o aspectos
del lenguaje) como una conducta innata. En otro momento hablaré más de
este tema.
Otra dificultad en la investigación de este tema ha sido el poco respaldo
que en muchos casos se ha buscado en la teoría lingüística en su relación
con la adquisición del lenguaje. Vale recoger datos, pero sólo basándose en
cuestiones suscitadas por la teoría. (Véase lnqrarn" "... la importancia de la
teoría de Jakobson reside en su intento de proveer una teoría motivada de
la adquisición"). Sin la teoría detrás, caemos en lo que se ha visto mucho a
través de los años: investigaciones, experimentos, etcétera, que al final no
logran explicar ni aclarar nada, sino confundir las cuestiones básicas. Por
ejemplo, a cincuenta años de la propuesta mencionada por Jakobson? de
que el infante tiene la habilidad en el balbuceo de producir todos los sonidos
de habla posibles', sólo tenemos algunos cuantos estudios que indican que
posiblemente no es así, pero aún falta comprobar lo contrario."
Las investigaciones sobre la adquisición del lenguaje en otras lenguas
distintas del inglés han ido en aumento en los últimos años, pero López
Ornat? y Slobin 10 indican que tales estudios son todavía pocos para el
español. Ingram 11 dice: "A pesar de numerosos estudios sobre lenguas que
no son el inglés, sabemos relativamente poco sobre el desarrollo fonológico
en otras lenguas. Algunas investigaciones recientes, sin embargo, ... indican
apoyo acerca de diferencias translingüísticas, y para un nivel lingüístico de
representación." En otro momento, 12 advierte que no "debemos ...sacar con-
clusiones universales con base únicamente en trabajo sobre el inglés".
178
Fidelholtz y Montes!" presentan un estudio sobre la adquisición del español
en una niña, con datos de los meses 18, 19,21,23 Y 25 de vida y basado en
transcripciones de grabaciones de interacciones con la madre. Muestran
que la niña va cambiando su fonología a través del tiempo basada en la ma-
nipulación activa de lo que hasta el momento en cuestión había interiorizado.
Parece que usa los medios que controla para producir una salida tan marca-
da como puede manipular en ese momento. Por motivos de limitaciones en
su desarrollo, tanto cerebral como articulatorio, hay varias habilidades que
el niño todavía no maneja, y aplica varias reglas a las formas subyacentes
que ha interiorizado para poderlas utilizar. De tal manera, el niño reduce la
marcación de las formas. Según Starnpe.t? estos procesos mentales se
basan en limitantes del aparato fonador y en el menor grado de dificultad en
la producción, y mayor grado de distinción perceptiva, de las clases menos
marcadas.
Al mismo tiempo que el niño simplifica con el recurso de bajar la marca-
ción, está, no obstante, constantemente expuesto al lenguaje de los adultos,
y esto le afecta en su producción en la misma forma en la que lo haría otra
lengua, aunque en este caso es meramente otra representación para la
"misma" lengua. Es decir, la lengua adulta puede causar algunos procesos
"abnaturales" en el sentido dado al término por Bailey;" debido a veces al
énfasis por parte del adulto en la repetición de formas, el niño produce salidas
no naturales que traen consigo la supresión no sistemática de reglas o proce-
sos que normalmente se aplicarían. Dicho de otra forma, usa la inversión de
la marcación (markedness reversa/). En un ejemplo citado por Fidelholtz
y Montes, 161apalabra cuaderno normalmente sufre simplificación del grupo
consonántico inicial y eliminación de la que resulta, sustitución de la in- o
tervocálica por y, y eliminación de la primera consonante del grupo final
para dar ayeno; cuando la madre repite la palabra enfáticamente, sin
embargo, la niña produce ayeyno, suprimiendo así el proceso de elimina-
ción, pero aún bajando la marcación de la r a y). Parece poco probable
que muchos productos tales como ayeyno entrarían al sistema del niño,
pero la producción de tales formas en situaciones socialmente marcadas es
común.
Interpretaré las producciones de los niños en general como resultados
de reglas aplicadas a la forma adulta. Esto sigue en la tradición de Jakobson."
13 James L. Fidelholtz y Rosa Graciela Montes, "Variation and markedness in the phonology 01 a
child acquiring Spanish", en Develapment and diversity; language variatian across time and space: a
festschrift tor Charles-James N. Bailey, Instituto Lingüístico deNerano/Universidad de Arlington, Texas,
pp. 507-528.
14 Véase Ingram, op. cit, pp. 386ft.
15 C.-J. N. Bailey,"Markedness-reversal and the pragmatic principie 01 'reading between the lines in
the presence 01marked usages' ", en Papiere zurlinguistik, núm. 2, vol. 31, Alemania, 1984, pp. 43-100.
16 Fidelholtz y Montes, op. cit., p. 519.
17 Véase Ingram, op. cit., pp. 191 ft Y 384.
179
Ahora bien, algunos investigadores han dudado si el niño ha interiorizado la
forma adulta en algún sentido, o simplemente está haciendo "lo mejor que
puede" en un intento de reproducir las formas adultas que escucha alrede-
dor; y en efecto adopta temporalmente la forma que produce, la que va cam-
biando según su habilidad cada vez mayor de producción en la lengua. Pero
la evidencia de Fidelholtz y Montes 18 indica que el niño realmente interioriza
una forma muy cercana fonológicamente a la forma adulta en la mayoría de
los casos. Específicamente, palabras más raras se desarrollan casi igual
que las más comunes (aunque a veces en tempo más lento). Si no fuera
como suponemos, se esperaría un desarrollo distinto y más tardado para las
palabras menos comunes.'? Se aceptan entonces los arqurnentos'" para
una forma subyacente adulta en la representación del niño para su lenguaje.
Podemos comparar lo que dice Menn:21 "Las reglas de la fonología de los
niños ... no representan abstracciones de las pautas que muestran los datos
en la superficie, sino que representan las maneras que el niño ha inventado
para producir aproximaciones de lo que él/ella ha percibido como la palabra
modelo del adulto."
Las producciones de los niños casi siempre son significativas, es decir,
al final interpretables en un sentido bastante obvio. Por ejemplo, en Fidelholtz
y Montes,22sólo se encontraron trece ejemplos de un total de 1327 ocurrencias
(menos de 1 por ciento) que nos fueron imposibles de interpretar. Había otros
20 de los que no estábamos del todo seguros de su significado, con los que
suman un poco más del 2 por ciento de todas las ocurrencias, una cantidad
muy por abajo de lo que se podría suponer. La cantidad de emisiones ininter-
pretables es tan baja por varias razones: porque fueran repeticiones de pa-
labras emitidas por el interlocutor en el contexto inmediatamente anterior; o
porque el contexto, notas o análisis posterior hace claro lo que quiere decir
el niño. Esto no es para negar que hay malentendidos a veces entre el niño
y algún adulto, sino para negar que fueran inevitables en la mayoría de los
casos, sobre todo tomados en cuenta los resultados de un análisis de ros da-
tos y las reglas que muestran.
En nuestro estuoio.P la niña, que tenía entre un año y medio y dos años
de edad, en efecto producía en ocasiones todos los sonidos del español en
una forma aceptable para los adultos. Sin embargo, también hace diferentes
180
cambios a la forma adulta, desde errores (un lebio»:» un to-) e inicios falsos
(papita => pepi- papita), hasta remplazos regulares o semirregulares de un
sonido por otro. También en momentos regulariza el niño la morfología
(véase la forma sabo por se a los dos años). La persistencia léxica de
algunas variantes cambiadas, al mismo tiempo que otras formas similares ya
están siendo producidas de una manera más adulta." probablemente es el
origen de la mayoría de las llamadas baby words (las palabras usadas
únicamente con los bebés), quizás a su vez debidas a la aceptación por parte
de los padres de estas formas, lo que se ha llamado el "factor de simpatía".
Los fenómenos
Los tipos de cambios que hacen los niños son los siguientes: 1. simplifican
grupos consonánticos, y con frecuencia eliminan consonantes iniciales o
finales de la palabra, y eventualmente aun consonantes mediales; 2. entre
las consonantes, con frecuencia hay cambios a y (especialmente de las
sonorantes y las fricativas sonoras), y algunos cambios a n; 3. diversos
cambios comunes involucran la s; 4. hay cambios de k a t (y con menor
frecuencia de otras oclusivas a t), y con menor frecuencia a y entre las
labiales y las laringeales; 5. en palabras más largas se puede perder toda
una sílaba, sobre todo la primera u otra no acentuada; con menor frecuencia,
se añade una sílaba (reduplicada u otra); 6. hay armonía vocálica y otros
cambios vocálicos; 7. hay cambios esporádicos, tales como cambio de
acento, anticipación, reduplicación y otros; y 8. la metátesis ocurre con una
frecuencia mediana. De estos cambios típicos, podemos inferir una marca-
ción disminuida en las formas cambiadas." sobre todo en los casos de
cambios frecuentes.
181
Cuando un grupo consonántico tiene una obstruyente (una no sonorante)
(p/tlk/b/d/g/f/s/j/ch) seguida por una sonorante (r/I/w/y), la sonorante con
frecuencia es eliminada. Asimismo, cuando una nasal ([m, n, ~]) es seguida
por una consonante obstruyente sonora (b/d/g), la obstruyente puede ser
eliminada. Ejemplos son: (obstruyente+sonorante) precioso => poshosho;
explotó => sepotó; puede => peye; pieza => pesa; adentro => adento;
betlemitas => atemitas; [no hay ejemplos de tw (i.e., no hay ejemplos en
nuestros datos que muestran la simplificación del grupo)); tiene => tene;
(mi)crófono => poóheno; [no hay ejemplos de kl]; cuantas => panta; quiere
=> teye; abre => abe; diablitos => Bayitosh; abuelita => abeyita; viene =>
Bene; [no hay ejemplos de dr o di]; duele(??)=> teye; adiós=> ayós; negritos
=> negitos; globito(??) => mobito; [gw tiende a quedarse o cambiarse a g,
excepto agua, awa (ver más adelante)]; [no hay ejemplos de gy]/ frijol(?), fi
=> 01; florcitas => forcitas; [no hay ejemplos de fw o fy]/ [no hay ejem-
plos de sr, si o sw]; cierra => serra/ [no hay ejemplos de grupos con j o ch]
// tneset-coneonente sonora) también => pamén; adonde => anone;
ponqo => pono. En este último ejemplo, parece claro que el niño tiene la
representación abstracta con la nasal dental (la no marcada) mas no la velar
en su forma subyacente, ya que, al eliminar la g, se le queda una n y no la
nasal velar. Similarmente, te~go => tenno muestra asimilación de la g, pero
a n, no a una supuesta nasal velar, simplemente porque la última no parece
estar presente en la representación subyacente. Por otra parte, sin embargo,
existe una tendencia para que una consonante nasal se vuelva dental.
Si una nasal es seguida por una consonante sorda (p/tlk/f/s/j/ch), la na-
sal se puede eliminar. Asimismo, cuando una sonorante o s precede otra
consonante, la primera es eliminada. Ejemplos: (nasaf.tconsonante sorda)
sentadita-e- setayita; [no hay ejemplos de mp, nk o nj]; enfermó(?)=> epemó;
cansada => tasada; chanchito => tatito// (sonorante+consonante y s+C)
agujeritos ([awjeritos]) => ajeritos; buscarla => butaya; chaschás => tatás;
cuaderno => peyeno; esta => eta; está => etá; por favor => pohabor;
guardarlos => rwadalos: peino => peno; sacarse => tatate; tortita => totita;
verdad => bedá.
De vez en cuando, consonantes simples al inicio o al final de la palabra
son eliminadas. En adición a los ejemplos ya citados, encontramos: cerrado
=> eyayo; cuanto=> ato; de=> ee; la=> a; luz ec- us; me=> e; que=> e; qué
es eso ([keseso]) => eseso; rotito => otito; vez => es; a ver => abé; el => en,
es => e; las => a; los => o; mis => mi; sucios => nusyo; vamos => ma:mu/
ma:mo; vienen => mene (en nuestros datos, encontramos mucho menos la
tendencia a modificar una 1 inicial que a una r inicial. Nótese que también
Smith26 reporta muchos cambios de una 'r inicial a 1, pero ninguno de una 1
inicial). Vale mencionar que sería interesante investigar la relación de esto
182
y el cambio en progreso en la lengua adulta en la mayoría de variantes del
español, que elimina consonantes sonoras al final de la palabra o entre
vocales.
En algunos pocos casos, consonantes intervocálicas, normalmente
sonorantes, son eliminadas. Así cepillito => pi'ito; nariz => yaís (véase
yanís); paraguas => a'agwas; vamos => 60S. En el caso de perrita blan-
ca, peyita anta, probablemente el grupo BI se simplifica a B, que entonces
es cambiada a y (ver más adelante), la que al final se cae. El único caso
de una obstruyente que parece eliminarse es frijol(?) => fi'ol.
Una de las consonantes menos marcadas en general es lay: hay un gran nú-
mero de cambios a ella, especialmente de entre las líquidas r, rr, y l. Entre las
demás consonantes, un número importante de <d> intervocálica, 0[6 ]cam-
bian a y, y algunas 't y aun algunas B. La ñ y ocasionalmente n también
cambian ay. Dejando aliado fenómenos sintácticos, que parecen estar invo-
lucrados en la eventual adición des y 1, la consonante insertada predominan-
te es y, lo que otra vez es congruente con su baja marcación. Ejemplos son:
(cambios ay) abuelitae» abeyita; cerrarloe» eyayo; dameló.c- ameyó; hola
=> oya; la=> ya; mlralo ec- míyayo; pelelitita ec- peyeyitita; tápelo ee- tápeyo/
araña => ayana; cerrar=> seyar; quiero => kyeyo; señora => heyoya/ perrita
blanca-e- peyita anta; perrüo-e- peyito; acostadita-c- atayita; adiós-e- ayós;
medias => meyyas; puede, peye/pede; todos => toyos; vestidita => betiyita/
gato => yato; pega => peya; Cuba => puya; muñequito => muyekito/
moyekito; bañando-e- bayano// (inserción dey) ahora-e- ayoya; caí=> cayí;
ayuda => yayuda. El ejemplo único pollito => pozhito es uno de los pocos
que hemos encontrado de una influencia posible del español argentino de la
madre en la producción de la niña, y aun aqu í no quedacompletamente claro.
(La mayoría de los demás casos son elementos léxicos como tacho y chan-
cho, y a veces acento enfático final en formas como dámelo). Como reflejo
de un cambio común en el español conversacional, encontramos ahí (está)
=> ay (está). El cambio voy a, bía parece ser reflejo del ocasional cambio
idéntico (aunque también-e- bwa) en el español adulto, para esta colocación
frecuente.
183
=> ten no) o aparentemente muestran una reduplicación o anticipación de
otra n (banana => nanana; bañando => nanano). Ejemplos de estos
fenómenos (aquí también se encuentran ejemplos de asimilación en gru-
pos nasales, anticipación y reduplicación): adonde => anone; mirando =>
miyanno; durmiendo=> nomeno; qrande-e- manne; linda-e- yinna; haciendo
=> neno; sucio => nushyo; la => na; luz => nush; araña => arana; bañando
=> banano; niña => nina; niñita/nenita => nnita/ mucho => nu-chol
tengo => ten no. En el último ejemplo, así como en el caso de perrita blanca,
piyita anta, vemos evidencia fuerte de que la forma subyacente de la nasal
es la dental, aun antes de una velar, ya que de otra forma los cambios serían
inexplicables. Quizás las formas tenno « tengo) y miyanno « mirando),
etcétera, indican un resultado intermedio en la pérdida de la oclusiva sonora.
184
haciendo => azendo; [V] sí => zíl (s, 0) acá está => acá tá; esto => eto; las
=> a/ah; mosca => mohta/mo:ta (nótese aquí el alargamiento compensa-
torio en la vocal). Como veremos a continuación, la s a veces se cambia a
una t: así => atí; saca(rse) => tata(te).
Entre las oclusivas sordas (menos marcadas que las sonoras, en general),
las menos marcadas parecen ser t (por lo menos en posición inicial de la
sílaba), sobre todo cuando la fuente es k, y en menor grado ch; mediana de
marcación es la p, que a veces resulta de la k, y en posición inicial de la
sílaba a veces aun de t. Nótese que estos resultados están completa-
mente congruentes con lo que indica Bailey'? como la marcación relativa
de las consonantes en posición inicial de la sílaba. En todos los datos,
hay un solo caso de un cambio a k (de t), en el caso de (chi)quititos =>
kikitosh, que se puede analizar creíblemente como un caso de reduplica-
ción; en el mismo sentido, sólo hay un caso en el que p cambia a t(papelito
=> peteyito/pateyito), que posiblemente puede ser una anticipación de
la t del sufijo. Mencionamos aquí que otras consonantes a veces cam-
bian a t: hay un número de casos en las primeras transcripciones analizadas
en los que s cambia al; también hay dos casos en los que d cambia a 1. pero
los dos ocurren bajo condiciones especiales (las dos => ah tos; cuchara-
dita => tachita). Ejemplos de los fenómenos comunes: (k, => t) acá => atá;
aquí=> atí; boca-e- bota; cabeza => +abesa; carnita-c- tamita; casa-e- tasa;
flaquito => hatito; Koki => Toti; perrita blanca => peyita anta; Pinky => Pinti;
Puki => Puti; quiere => teye; vacas => batas/ (ch => t) bichitos => bititosh;
chanchito => tatito; chaschás => tatás; Chocho => Toto; noche => note/
(s => t) así => atí; sacarse => tatate; // (k=> p) cama => pama; cuantas =>
pantas/ (mi)crófono => poóheno/ (t => p) teléfono => peéfono/poóheno.
27 Bailey, op. cit., p. 89 Y Variation and linguistic theory, Arlington, VA, Centerfor Applied Linguistics,
1973.
185
um/ (f=> B) feo=> Beo; frío=> Bío/ (f3=> w) vaquita-e- wakita/ (m=> w) mamá
=> wawá/ (f3 => lb]) se sube => sesu[b]e// (r => m) globito(??) => mobito;
grande => manne/ (r => (3) juguetitos => jubetitosh/ (rr => (3) se rompe =>
seBompe/ (y => (3) se llamó => seBamó.
díbujitos => ujitos; estrellitas => teyitas; lapicito => pisito; remedio => meyo;
sentadita => tayita; sentado => tado; tapadita => payita; zapato => pato), o
en palabras cortas rnuy trecuentes." Ejemplo: acá está-e- atátá; ahí está-e-
aytá; está(n) => tá(n); no está => notá; sí está => sitá. Rara vez, la sílaba
perdida tiene algún grado de acento (qué(?) es => es; rompe => mpe; una
=> na). En los casos mucho menos comunes en los que una sílaba inte-
rior es eliminada, invariablemente es sin acento: acostadita => atayita;
cucharadita => tachita [ra => 0]; maclíuqué => maché; mariposita =>
28 Véase James L. Fidelholtz, "Word frequency and vowel reduction in English", en Chicaga linguistic
society, Papers from the regional meeting, núm. 11, 1975, pp. 200·213.
186
mioshita; parece => pese; pedacito => psito/pishito; pelelita => peyita;
vestidito => beyito; más las expresiones compuestas recién menciona-
das. Sólo muy rara vez se parece añadir material silábico, y aun entonces
parece haber explicaciones creíbles de ello.
29 Véase James L. Fidelholtz, "[reseña delEI sistema de acentuación gráfica de la lengua española",
Morphé, núms. 3-4, vol. 2, Puebla, 1988, pp. 185-199.
187
casos de generalización semántica; uno, sin embargo, tiene un interés
especial, porque en un primer momento podría parecer fonológico. En-
contramos nana por banana, manzana o naranja. La forma podría creí-
blemente provenir de simplificación en cualquiera de los casos, pero resulta
que es posible la eliminación de una sílaba sólo en el caso de banana
(de la que se supone origina nan.a), porque ns o nj se simplificarían a
s y j, respectivamente, y no a n (véase cansada => tasada). Hay otros
cambios esporádicos, tales como rr =>1en arregla =>alelá (anticipation?), B
=> ó en Cuba =>puda (dos ocurrencias a la edad 1:9), y quizás en
micrófono(?) => óéfono (possiblemente de teléfono?), y ó => r en todo
=>toro. Algunos otros fenómenos esporádicos parecen involucrar marca-
dores sintácticos o morfológicos que no se entienden bien todavía. Estos
incluyen marcadores tales como e, a, el sufijo nominal s(h), quizás la I en
de =>del, algunas interjecciones, etcétera.
Metátesis
188
pozhito => boshito. El resto es difícil de categorizar: cucharadita => ? cha-
dita => ? chatita => tachita; también => tambén => tamén => pamén (este
caso parece más uno de anticipación que metátesis). Ver los comenta-
rios sobre la metátesis por Menn30 y los ejemplos en Smith." que se
asemejan a nuestros casos.
Uno de los pocos casos encontrados de metátesis de segmentos adya-
centes ocurre en gracias => rasvas => yasyas => asyas => aysas, caso
que concuerda bien con la propuesta de Bailey32 de que en grupos con-
sonánticos, las dentales tienden a venir hasta al último." Más específica-
mente, expresaría la regularidad en una forma ligeramente distinta: en
grupos consonánticos, si ocurre una consonante dental primero, el grupo
está más marcado, y así tiende a evitarse. En este ejemplo, el grupo que
ofende también es evitado de una manera distinta: después del segundo
paso (yasyas), la continuación es => yasya => yási a. El último paso tam-
bién puede resultar en yashas. En ambos casos de estos últimos, el grupo
marcado es eliminado, pero por procesos muy distintos. Véase la discusión
en Menn34 del caso en inglés snow => [nos], y los ejemplos en Smith35 film
=> flim; self => shelf => slef; milk => mlik.
Respecto a lo mantenido por Bailey, es interesante notar que algo parece
pasar aquí muy similar a la metátesis de sílabas que mencioné antes.
Muchos ejemplos muestran que, por lo menos cuando la segunda de las sí-
labas en cuestión lleva acento, tiende a empezar preferentemente con una
nasal dental, luego con una y, y con el mínimo de preferencia, con una f3 o
más generalmente cualquier labial (ejemplo: yanís; Biyito, Bayitos, eBayo,
payán). En todos estos casos es difícil de sacar conclusiones firmes, ya que
los datos son limitados. Sin embargo, Smith36 da muchos datos que apoyan
un análisis similar. Note que aun las metátesis que violan la "izquierda-a-
derecha" interpretación de Bailey ocurren con dentales al principio de sí-
labas acentuadas (Copydex => dopi:gek, violet => lee.wit). Otros ejemplos
pueden interpretarse, de indicar una preferencia, en las mismas circunstan-
cias de velares por encima de labiales (peyén: <iqué bien!, puya: <Cuba,
póheno: «mi)crófono), de una consonante sorda por encima de una sonora
(boshito < pollito), y, el único ejemplo posible de interpretar como evidencia
en contra de la hipótesis de preferencia por dentales (tachita < cucharadita),
de palatales por encima de dentales.
189
Al respecto, presento aquí evidencia de hasta un año después del
periodo considerado en Fidelholtz y Montes." ya que el número total de
ejemplos es relativamente pequeño (como siempre, las fechas se dan entre
paréntesis después del ejemplo). Murciélago => murciégalo (2:7.4, tam-
bién común en la lengua adulta); biscocho => bischoco (2:7.4); pueblo =>
kwelbo (2:7.6); tuercas => kwertas (2:7.6, este ejemplo indica que el entor-
no, en este caso una semivocal velar, puede cambiar la marcación); dobla-
dos·=> lobados (2:7.6); principal => pisimpal (2:7.8); peligroso => [M: pe-]
6i§osol [M: ¿Qué?] piliqoso ... pi§iloso ... (2:7.8); palabras => parabas ...
pa/abas (2:7.8); apaga => acaba ... apaga; fideos => fideos (2:7.14); desa-
pareció => separeció (2:7.14); aprieto => apierto (2:7.14, véase inmediata-
mente después "aprietando"=> apietando); librito=> libitro (2:7.20); triste-e-
tistre (2:7.20); mono Pedrito => mono predito (2:7.24); leyendo => yelendo
yelen- yeyendo (2:7.24); tarnales-e- matales (2:9.30); camarón-e- caramón
(3:0.6).
190
Otras interacciones ocurren. Debido a la necesidad que la asimilación de
vocales que discutimos ocurra en sílabas adyacentes, formas como pedacito
=> pishito muestran que la eliminación de sílabas debe tener lugar antes que
la asimilación. Igualmente, las distintas formas de metátesis deben ocurrir
después de las otras reglas que producen la salida de la que la metátesis
reduce la marcación. En el caso de donde está => óyetá, vemos que VN =>
vocal nasalizada, debe tener lugar antes que los procesos d => => y, ya o
que de otra forma el proceso de nasalización sufriría un sangrado.
Conclusiones
191
Aunque no se encontró tanta evidencia sobre cambios a través del
tiempo en los procesos fonológicos de la niña como lo que se pensaba,
alguna evidencia de tendencias fue observada. Discutiré fenómenos selec-
cionados en términos de porcentajes muy aproximados (N. B.: de los tipos),
que se deberían considerar únicamente como indicaciones de las tenden-
cias de los datos. La simplificación de grupos consonánticos parece quedar-
se generalmente constante, aproximadamente a tres cuartos de los grupos
posibles', a través de los primeros cuatro periodos (1:6, 1:7, 1:9 y 1:11),
mientras que en el último periodo (2: 1) casi la mitad de los grupos se reali-
zaron (especialmente s+C). De los grupos al final de la palabra, se realiza-
ron entre 70 por ciento y 100 por ciento en todos los periodos de observación;
esto sin duda se debe al hecho que uno de los hitos del desarrollo histórico
del español ha sido la eliminación de las consonantes más marcadas al final
de palabras y sílabas, dejando ahí sólo s y algunas sonorantes dentales
(n, /, r, y). En los primeros dos periodos, encontramos únicamente s, n
y las semivocales w y y al final de las palabras. Ya en 1:9 r y / empie-
zan a aparecer en ese entorno, y en cantidades considerables ya en 2:1.
Con bastante más frecuencia que cualquier otra consonante, encontramos
s en esta posición, otra vez probablemente debido a la morfología del
español. La s, aun cuando normalmente no se elimina, es muy frecuente-
mente modificada. No obstante, la pronunciación es sucesivamente más
adulta, aumentándose de menos de un tercio similares a las de los adultos
en 1:6 y 1:7, a casi dos tercios "correctas" en 2:1. La k, no extremada-
mente frecuente, normalmente es modificada a t, con una excepción en
cada uno de 1:6, 1:7 y 1:9 (caca, kikitash < chiquitos y quiero [véase teye
< quiere]), dos en 1:11 (aquí y Pinky [también Pintl]) , y en 2:1 encontra-
mos más de 60 por ciento correctamente producidas. Dos tipos frecuen-
tes son especialmente indicativos aquí: de 25 ocurrencias de aquí, cuatro
son atí y 21 correctas; de 47 ocurrencias de Kaki, cuatro son Tati
y 43 correctas; esto es, las palabras más comúnmente usadas tienden a
quitarse de la marcación más ágil y fácilmente que las palabras usadas con
menor frecuencia. La G ocurre únicamente en una palabra a 1:6 (todo =>
toóo/toro): a 1:7 hay doce tipos, ningún producido correctamente (uno
inglés, pero sólo habla español, salvo pocas veces. En su clase de kinder, hay una niña de nombre
Octavia. Durante casi un año (de 2:1, al conocerla, a aproximadamente 2:1 O) le llamaba "Cotavia". Desde
aproximadamente 3:0 empezó a lIamarle "Otavia", y apareciendo a veces con esta última se nota
"Octavia" (la última sólo cuando está pronunciando con mucho cuidado, o para "corregir" a un adulto).
Tomando en cuenta la discusión anterior, vemos lo que está pasando aquí: hasta los tres años le es difícil
pronunciar este grupo consonántico, así que lo cambia. Pero primero lo cambia a través de la metátesis,
lo que salvaguarda todos los segmentos, pero en otro arden. Posteriormente, empieza a simplificar el
grupo consonántico, pero esporádicamente deja de simplificarlo. Lo claro aquí es que en todo momento
está operando sobre la misma forma subyacente: la forma adulta. Suponer de otra forma sería
imposibilitar la explicación del desarrollo de la niña, es decir, la conexión entre las varias etapas en su
pronunciación de esta palabra, así como imposibilitar una explicación de que la niña sabe que no es
correcto cuando el adulto repite la propia producción de la niña.
192
eliminado; los otros, como más comúnmente, cambiados a y); de 1:9 en
adelante, un poco menos que la mitad son producidas correctamente.
Un ch potencial aparece muy rara vez de 1:6 a 1:11, cambiándose en t
cuatro de las seis veces que sí ocurre (nota, por ejemplo, 1:7 bichitos =>
bichitosh/bititosh). Ya en 2:1, de repente encontramos diez ch's correcta-
mente pronunciadas y sólo una cambiada. Aunque los números no son los
suficientes como para sacar conclusiones firmes, sí indican la posibilidad
de que la niña evita las palabras que contienen una ch antes de 2: 1, un área
que necesita de más investigaciones. Los datos tempraneros (antes de 1 :9)
para la d y quizás para la k hasta 1:11 pueden apoyar esta conclusión.
Además, de las palabras inventadas o no identificadas en la lista en
Fidelholtz y Montes." ninguna contiene ningún segmento (de los más
altamente marcados) de los que estamos sugiriendo que la niña los evita.
También hay indicaciones de evitar el uso de la ñ, y las líquidas r, I
y rr. Como es de esperarse, dada la dificultad de su articulación, existe
en todos nuestros datos sólo una ocurrencia de una rrsimilar a la producida
por los adultos.
Sería interesante comparar estos resultados con lo que ocurre en la
adquisición de segundas lenguas. La impresión que se da por el estudio de
estos datos es que el desarrollo es más gradual de lo que algunos han pen-
sado, y sería importante examinar la etapa de "pre-Ienguaje" con cuidado
para ver si el llamado "principio del lenguaje" también es gradual o no. De
todos modos, queda claro que se necesitan más estudios de este tipo, sobre
todo en etapas anteriores."
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194
De las funciones del lenguaje
y el habla infantil'
Rebeca Barriga Villanueva*
195
de los seis años aproximadamente- es el desarrollo de las habilidades
discursivas que van hacia la consolidación de su competencia cornunicativa,"
el cómo, el cuándo y el dónde adquieren supremacía frente al qué, vital en
las primeras etapas.
En efecto, el inicio de los años escolares hacia los seis años, supone la
entrada en nuevos contextos comunicativos y de socialización que motivan
formas diferentes de interacción y que ponen en juego continuo el conoci-
miento lingüístico y el conocimiento del mundo. El niño empieza a concebir
el lenguaje como un hecho multifacético con varios niveles de acción y como
una herramienta que usa para expresar y manejar su entorno y establecer
su papel dentro de éste.
Las funciones emotiva y fática son pues un factor importante dentro de
este complejo proceso. Revitalizan la interacción, por un lado, al posibilitar
la manifestación de la actitud emotiva del niño, y por el otro lado, afianzan los
objetivos de la comunicación al haber una verificación continua de ésta.
hay mensajes que sirven sobre todo para establecer, prolongar o interrumpir
la comunicación, para cerciorarse de que el canal de comunicación funciona,
para llamar la atención del interlocutor o confirmar si su atención se mantiene.
Esta orientación hacia el contacto, o en términos de Malinovski, la función
fática, puede patentizarse a través de un intercambio profuso de fórmulas
ritualizadas, en diálogos enteros, con el simple objeto de prolongar la comu-
nicación."
p. 11; Annette Karmiloff-Smith, "Some fundamental aspects of language development alter age 5", en
Language acquisition. Studies in first language development, Paul Fletcher y Michael Garman (eds.),
2a. ed., Cambridge, Universidad de Cambridge, 1986, p. 474. Todos estos autores destacan cómo hacia
los seis años el niño domina ya las estructuras básicas del sistema de la lengua en términos de
competencia lingüística. Lo que habrá de desarrollarse en adelante será la habilidad de tipo discursivo,
enmarcados en contextos sociales específicos.
6 Para la definición de "competencia comunicativa", véase Dell Hymes, Foundations in sociolinguis-
tics, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1974, p. 277. Véase también John Dore, "Children's
conversations", en Handbook of discourse analysis, t. 3, Discourse and dialogue, Teun A. Van Dijk (ed.),
Londres, Academic Press, 1985.
7 Roman Jakobson, op.cit., p. 353.
8 Ibid., p. 356.
196
Hay dos aspectos importantes en estas funciones; por un lado, su aparición
temprana en el habla infantil, las hace rasgos distintivos de la comunicación.
De hecho Jakobson afirma que la función fática es "la primera función verbal
que adquieren los niños, éstos gustan comunicarse ya antes de que puedan
emitir o captar una comunicación lntormativa'c''!o interesante es que si bien
estas funciones son de aparición temprana, con certeza al pasar el tiempo
con el uso del lenguaje, han enriquecido sus propios valores y potenciado
nuevas formas de manifestación. Su aparición incipiente se irá transforman-
do en una funcionalidad más variada, definida y plena con respecto al habla.
Por el otro lado, son importantes también por la interrelación continua que se
establece entre ambas en el proceso comunicativo. Como veremos, entre lo
emotivo y lo fático, no hay una frontera nítida, el uso de algunos elementos
pone de manifiesto, a un tiempo, la emoción del hablante y su necesidad de
mantener un contacto de calidad y de interés con su interlocutor. Lo fático se
cumple así en lo emotivo, y lo emotivo se manifiesta a través de lo fático.
9 Ibid., p. 357.
10 Los datos de este trabajo son básicamente de mi tesis doctoral (Rebeca Barriga Villanueva, En-
tre lo sin táctico y lo discursivo. Un análisis comparativo de habla infantil, México, El Colegio de México,
1990), en donde analizo y comparo el habla de niños de seis y doce años con el objeto de establecer
diferencias relevantes en el proceso del desarrollo lingüístico. Doy, además, ejemplos de otros corpora:
"Plática libre" que formaba parte del proyecto "Estudio sociolinqúlstico de lenguaje infantil" desarrollado
en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios con el fin de describir la gramática oracional de niños
de seis años; "Narración" de la Batería de Evaluación de la Lengua Española para niños de dos a seis
años, de un proyecto de la Secretaría de Educación Pública (1983) que buscaba evaluar la lengua
española en niños mexicanos, y finalmente, un corpus libre que he venido formando con anotaciones del
habla de niños de seis años en diversas situaciones de diálogo esencialmente espontáneas.
197
Las interjeciones y la emotividad
En las conversaciones analizadas, los ¡uy, ay, ah, uf!, aparecen aquí y allá,
"sazonando" como dice Jakobson, la comunicación, pero lejos de represen-
tar el estrato "puramente ernotivo''!' que él señala, cumplen con diversas
funciones que aportan una rica información en torno al manejo de las
habilidades discursivas.
Partamos del valor más conocido de las interjecciones: la emotividad y
la expresividad que atraviesan toda la gama de sentimientos: tristeza, enojo,
sorpresa, temor:
... le abro la lleve (al muñeco), le tapo con algo, luego le hago fuera
abajo y ¡shk!, le hago y le pongo así como si estuviera nadando .
... y luego cuando ya va así (en la montaña rusa) ¡funn!te bajas, hay
también unos columpios que te dan vueltas y ¡rum!
198
Me llevaron a una alberca chica, chica y tchiní, que me sumo, me
sumo así me caí.
Pero luego ya se casaban (Cenicienta y el príncipe) y estaban muy
pero muy felices tdubl, dubi!, baila y baila.
Estaba lloviendo (...) habían unos truenos pero bien horribles iUY!,
hasta daba miedo.
En la mano pachona, se ve una mano ¡ay!, bien pero bien fea.
- ¿Y qué hicieron?
- y después ya nos fuimos a la casa y ya ... iah!, hicimos la tarea.
- ¿Has ido a Reino Aventura?
- No, nunca me ha llevado, ¡ah!, cuando fui a Chapultepec me subí
a la Rueda de la Fortuna.
199
De este recorrido a través del uso de las interjecciones, se rescata su
contribución a la fiuidez14 y dinamismo deí discurso. Queda mucho aún por
investigar, pero tal parece que su presencia marca una estrategia que busca
aumentar la credibilidad de io que el niño dice frente a su interlocutor y por
tanto la eficacia en su comunicación.
Claramente aquí los eh y los mmm son indicadores del tiempo que transcu-
rre mientras el niño encuentra la respuesta a la información solicitada, que
200
sin duda requiere de cierta reflexión relacionada con el conocimiento del
tema del diálogo. A los seis años el niño ha ampliado considerablemente su
conocimiento linqüfstico '? y del mundo, pero es indudable que aún hay ca-
rencias que en la interacción se superan con recursos que le permitan la
comunicación.
Así, en un momento dado de la narración, el discurso se interrumpe y
pierde fluidez, quizá por el olvido de la trama, por la confusión con otro
argumento o por la lejanía con éste, sin embargo el niño llena los vacíos con
elementos conocidos hasta dar con una salida:
... luego este y luego, este ... ¿cómo se llama? y luego a ella, este ...
mmm
... luego esta Caperucita fue lobito, lobito que mete ahí y se mete ahí,
luego ahí se mete Caperucita.
...y que llega el pastelero, y que le da este, y que le da con una desa
para mosca y que la espanta.
que es una Caperucita, que es un lobo, que se la quiere comer,
que viene la abuelita, y se esconde en el cajón, y que viene Ca-
perucita y que se asusta con el lobo.
Había una vez una Cenicienta ¿no?, que tenía dos hermanastras
muy malas ¿no?, y que le hacían llorar todo el tiempo ¿no?, porque
le tenían mucha envidia ¿no?
17Véase Jill de Villiers y Peter A. de Villiers,op.cit., p. 151. Véase Suzanne Romaine,op.cit.; Annette
Karmiloff-Smith, op.cit., Paul E. Jose, op.cit.
201
en juego su conocimiento de las reglas de la comunicación, el niño recurre
a diversos tipos de repetición - ya de distintas categorías gramaticales, ya
de estru<?turas verbales- que aseguran el contacto con su interlocutor" y
la calidad de su información.
Deborah Tannen, afirma que la repetición es una estrategia de compro-
miso conversacional que establece un enlace emotivo y estéttco " entre el
hablante y el oyente. Efectivamente, al repetir un elemento, el niño no sólo
capta la atención de su interlocutor, sino que lo involucra en la expresión de
su propia emotividad.
Doy algunos ejemplos de las diferentes formas de repetición encon-
tradas.
La repetición puede reflejar un mecanismo de búsqueda de una palabra
que solapa un olvido o un desconocimiento:
202
- Voy a ir a Acapulco de vacaciones, ¿y tú?
- Acapulco, que padre, yo no sé a donde voy a ir.
- ¿Qué es un nido?
- Nidoes una cosa donde viven los pajaritos chiquitos, ahí tambien
se viven los pajaritos chiquitos para luego volar, y para que ahí se
hagan más pajaritos chiquitos.
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205
El sistema de apoyo lingüístico
en el proceso de adquisición del lenguaje
Introducción
Estudios" que se han realizado a partir de los primeros días de vida del recién
nacido muestran que el niño interactúa con la madre a través de secuencias
pautadas de comportamientos que podrían considerarse como el inicio de
intercambios "comunicativos" en los cuales patrones. de reciprocidad entre
la madre y el niño podrían marcar la iniciación de un sistema de intercambio
de turnos. Otros estudios han indicado que el recién nacido parece tener
ciertas habilidades innatas de percepción que a su vez conllevan a que sea
especialmente receptivo a ciertos de los comportamientos que va a en-
contrar en sus primeros contactos con adultos, en particular la madre
(por ejemplo se encuentra responsividad a la cara humana, a un objeto
que ejecuta movimientos rítmicos colocado a cierta distancia, a sonidos de
frecuencias particulares, etcétera). Asu vez, los adultos que interactúan con
207
el niño, desde los primeros momentos se sitúan y actúan de manera tal que
tienden a maximizar la atención y responsividad del niño. Adicionalmente, a
través del uso del lenguaje organizan al tiempo real. Es decir, la interacción
se empieza a segmentar en momentos durante los cuales el adulto se dirige
al niño y luego otros en los cuales el adulto pausa como para permitir la
intervención del bebé. En poco tiempo el niño comienza a intervenir a través
de vocalizaciones que ocurren durante estas pausas. En el estudio realizado
por Builowa, la investigadora y sus colaboradores muestran ejemplos de
este "proto-sistema" de turnos en la interacciones que ocurren entre madres
y bebés de diez días.
La determinación de cuáles de los comportamientos relacionados con
este complejo de acciones son innnatos y qué o cuánto se adquiere a raíz
de la acción de las predisposiciones receptivas del niño y la facilitación por
parte del adulto va más allá de los límites de la actual investigación. Lo que
sí queremos indicar a través de lo anterior es que desde el principio la madre
y el niño llevan a cabo intercambios comunicativos y proponemos que en y
a través de estos intercambios la madre facilita a el niño conocimientos
acerca de normas de interacción.
El punto clave de las interacciones tempranas de la madre con el niño
parece ser el hecho de que en éstas la madre actúa como si la interacción
fuera una interacción comunicativa regular en la cual el niño comunica
significados a través de sus acciones y vocalizaciones y la madre responde
apropiadamente aún cuando no crea realmente que el niño tenga intencio-
nes comunicativas. Ya que la madre es un adulto comunicativamente
competente, al definir cierta situación como evento comunicativo entra a
utilizar pautas interactivas regulares apropiadas a eventos comunicativos
las cuales estructuran y organizan la interacción.
Al mismo tiempo, la madre asigna interpretaciones como si el bebé fuera
un interlocutor consciente (aunque no completamente competente). De esta
manera, la madre no solo asigna significados a las acciones y vocalizaciones
del niño sino que también estas acciones son interpretadas como apropia-
das de acuerdo a las convenciones comunicativas culturales, por ejemplo,
en cuanto a estar relacionadas con aspectos sobresalientes del contexto
y/o de aquellos objetos que parecen haber llamado la atención del bebé.
Quizás una de las características más importantes de las acciones de la
madre es el establecimiento y puesta en acción de lo que Snow ha llamado
respuestas consecuentes (contingency respondinq)." Snow propone la
hipótesis que el niño aprende a comunicar dependiendo de su experiencia
con las respuestas consecuentes maternas, las cuales le permiten estable-
208
cer relaciones de causa-efecto entre acciones y objetos aún antes de que el
bebé pueda moverse para realizar cambios en su entorno. A través de este
tipo de respuestas la madre indica no sólo el potencial comunicativo de las
acciones y vocalizaciones del niño, sino también las relaciones de causalidad
entre las palabras y los objetos del entorno o entre las palabras y los eventos
que transcurren.
La madre, entonces, estructura la interacción con el niño como si se es-
tuviera llevando a cabo una interacción comunicativa regular en la que
ambos participantes comparten las mismas convenciones de interacción. Se
atienden las vocalizaciones del niño como si fueran instancias de comunica-
ción intencional. La madre aplica interpretaciones a estas vocalizaciones de
acuerdo a los principios conversacionales y estrategias comunicativas e
interpretativas que se aplican a las conversaciones adultas. Por lo tanto, si
el niño al vocalizar fija su vista o atención sobre un objeto, la vocalización del
niño va a ser interpretada como si consistiera de una referencia o comentario
acerca de ese objeto. Si el llanto o gestos del niño responden a cierta
emoción o sensación, por ejemplo frustración o dolor o malestar, la madre
responde como si el niño hubiera tenido la intención de dar a conocer este
malestar o frustración. Las intervenciones propias de la madre siguen las
pautas y convenciones que prevalecen en su medio para participar en
interacciones, para tomar turnos, para permitir la reciprocidad de acciones,
etcétera. De esta manera modela para el niño la manera en que se participa
en interacciones comunicativas.
Bruner en el trabajo citado anteriormente indica lo siguiente: "...Ia
adquisición del lenguaje "comienza" antes de que el niño exprese su primer
habla léxico-gramatical. Comienza cuando la madre y el niño crean una
estructura predecible de acción recíproca que puede servir como un
microcosmos para comunicarse y para constituir una realidad compartida"."
Si bien el niño no lograría la adquisición del lenguaje si no tuviera una
"única y predispuesta capacidad" para ello, semejante a lo que Chomsky ha
denominado Mecanismo de Adquisición del Lenguaje (LAD), por sus siglas
en inglés, esta capacidad necesita ser activada a través de la interacción con
el adulto en contextos comunicativos concretos en los que se pone en
práctica un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje (SAAL). El
presente trabajo ilustra el funcionamiento de este sistema de apoyo en la
adquisición del español como lengua materna."
209
el niño, desde los primeros momentos se sitúan y actúan de manera tal que
tienden a maximizar la atención y responsividad del niño. Adicionalmente, a
través del uso del lenguaje organizan al tiempo real. Es decir, la interacción
se empieza a segmentar en momentos durante los cuales el adulto se dirige
al niño y luego otros en los cuales el adulto pausa como para permitir la
intervención del bebé. En poco tiempo el niño comienza a intervenir a través
de vocalizaciones que ocurren durante estas pausas. En el estudio realizado
por Builowa, la investigadora y sus colaboradores muestran ejemplos de
este "proto-sistema" de turnos en la interacciones que ocurren entre madres
y bebés de diez días.
La determinación de cuáles de los comportamientos relacionados con
este complejo de acciones son innnatos y qué o cuánto se adquiere a raíz
de la acción de las predisposiciones receptivas del niño y la facilitación por
parte del adulto va más allá de los límites de la actual investigación. Lo que
sí queremos indicar a través de lo anterior es que desde el principio la madre
y el niño llevan a cabo intercambios comunicativos y proponemos que en y
a través de estos intercambios la madre facilita a el niño conocimientos
acerca de normas de interacción.
El punto clave de las interacciones tempranas de la madre con el niño
parece ser el hecho de que en éstas la madre actúa como si la interacción
fuera una interacción comunicativa regular en la cual el niño comunica
significados a través de sus acciones y vocalizaciones y la madre responde
apropiadamente aún cuando no crea realmente que el niño tenga intencio-
nes comunicativas. Ya que la madre es un adulto comunicativamente
competente, al definir cierta situación como evento comunicativo entra a
utilizar pautas interactivas regulares apropiadas a eventos comunicativos
las cuales estructuran y organizan la interacción.
Al mismo tiempo, la madre asigna interpretaciones como si el bebé fuera
un interlocutor consciente (aunque no completamente competente). De esta
manera, la madre no solo asigna significados a las acciones y vocalizaciones
del niño sino que también estas acciones son interpretadas como apropia-
das de acuerdo a las convenciones comunicativas culturales, por ejemplo,
en cuanto a estar relacionadas con aspectos sobresalientes del contexto
y/o de aquellos objetos que parecen haber llamado la atención del bebé.
Quizás una de las características más importantes de las acciones de la
madre es el establecimiento y puesta en acción de lo que Snow ha llamado
respuestas consecuentes (contingency respondinq)." Snow propone la
hipótesis que el niño aprende a comunicar dependiendo de su experiencia
con las respuestas consecuentes maternas, las cuales le permiten estable-
208
cer relaciones de causa-efecto entre acciones y objetos aún antes de que el
bebé pueda moverse para realizar cambios en su entorno. A través de este
tipo de respuestas la madre indica no sólo el potencial comunicativo de las
acciones y vocalizaciones del niño, sino también las relaciones de causalidad
entre las palabras y los objetos del entorno o entre las palabras y los eventos
que transcurren.
La madre, entonces, estructura la interacción con el niño como si se es-
tuviera llevando a cabo una interacción comunicativa regular en la que
ambos participantes comparten las mismas convenciones de interacción. Se
atienden las vocalizaciones del niño como si fueran instancias de comunica-
ción intencional. La madre aplica interpretaciones a estas vocalizaciones de
acuerdo a los principios conversacionales y estrategias comunicativas e
interpretativas que se aplican a las conversaciones adultas. Por lo tanto, si
el niño al vocalizarfija su vista o atención sobre un objeto, la vocalización del
niño va a ser interpretada como si consistiera de una referencia o comentario
acerca de ese objeto. Si el llanto o gestos del niño responden a cierta
emoción o sensación, por ejemplo frustración o dolor o malestar, la madre
responde como si el niño hubiera tenido la intención de dar a conocer este
malestar o frustración. Las intervenciones propias de la madre siguen las
pautas y convenciones que prevalecen en su medio para participar en
interacciones, para tomar turnos, para permitir la reciprocidad de acciones,
etcétera. De esta manera modela para el niño la manera en que se participa
en interacciones comunicativas.
Bruner en el trabajo citado anteriormente indica lo siguiente: "...Ia
adquisición del lenguaje "comienza" antes de que el niño exprese su primer
habla léxico-gramatical. Comienza cuando la madre y el niño crean una
estructura predecible de acción recíproca que puede servir como un
microcosmos para comunicarse y para constituir una realidad compartida"."
Si bien el niño no lograría la adquisición del lenguaje si no tuviera una
"única y predispuesta capacidad" para ello, semejante a lo que Chomsky ha
denominado Mecanismo de Adquisición del Lenguaje (LAD), por sus siglas
en inglés, esta capacidad necesita ser activada a través de la interacción con
el adulto en contextos comunicativos concretos en los que se pone en
práctica un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje (SAAL). El
presente trabajo ilustra el funcionamiento de este sistema de apoyo en la
adquisición del español como lengua materna."
209
Aprendiendo a conversar
6 Véase por ejemplo los estudios incluidos en la compilación de José Luis Linaza: J. S. Bruner,
Acción, pensamiento y lenguaje, Madrid, Alianza Psicología, 1984.
7 J. S. Bruner, "Los formatos de la adquisición del lenguaje", en J. L. Linaza, op. cit., p. 178.
210
diendo apropiadamente en los espacios que le corresponden. Es en este
momento cuando la madre puede introducir pequeñas variaciones en forma
o contenido. Eventualmente, el niño asume el papel de la madre como
iniciador y director del juego o rutina, introduce por su parte variaciones o
extiende partes de la rutina establecida a situaciones nuevas.
A través de estos formatos interactivos, el adulto que interactúa con el
niño le facilita diversos aspectos de comportamientos interactivos con la
intención de maximizar la participación del niño en las interacciones. El
aprendizaje del lenguaje (por ejemplo la adquisición sintáctica) parece
ser un tal/-out de la interacción, aun cuando no sea la meta principal de la
intervención del adulto. El niño aprende muchos de los rasgos organizativos
de las conversaciones: la toma o intercambio de turnos, reciprocidad o
complementariedad en los mismos, organización de intercambios o secuen-
cias, maneras apropiadas de introducir nuevos tópicos, como acknow!edge
o evaluar los turnos del interlocutor, o por ejemplo, como cerrar una
secuencia, entre otros.
Cada vez son más los estudios que recalcan la importancia de examinar las
interacciones niño-adulto como un todo, al tratar de describir el desarrollo
de la competencia comunicativa y las condiciones o requisitos para que se
lleve a cabo tal desarrollo. Sin embargo, algunos autores como Snow, por
ejemplo, sostienen que decir que la interacción es necesaria para el
desarrollo del lenguaje es quizás algo demasiado obvio o demasiado amplio
como para considerarse interesante. Insiste que los lingüistas se deben
211
esforzar para definir precisamente de qué maneras la interacción contribuye
a la adquisición o desarrollo de cuáles aspectos lingüísticos.
Podemos aproximarnos a este tema diciendo que a través de la interac-
ción encontramos que: a) ciertos aspectos del lenguaje se enseñan activa
y explícitamente al niño; b) ciertos aspectos son modelados repetidamen-
te, y e) el uso de estrategias interactivas particulares le permiten al niño
formar y constatar hipótesis acerca del sistema lingüístico como también
acerca de modos apropiados de interacción.
Enseñanza explícita
9 Véase por ejemplo la discusión al respecto en R. Brown y e. Hanlon, "Derivational complexity and
arder 01acquisition in child speech", en Cognition and the developmetof language, R. Hayes (ed.), Nueva
York, Wiley & Sons, 1970, o la "Introducción" de R. Brown al libro Talking to children: language input and
acquisition, e.E. Snow y e. W. Ferguson (eds.), Nueva York, Academic Press. 1977, como también la
discusión en el artículo de Jean Berko-Beason, en Talking to children: language mput and acquisition.
10 o. Garnica. "Some prosodic and paralinguistic leatures 01 speed to young children", en
e. E. Snow y e. W. Ferguson (eds.), op. cit.
11 Los participantes en los diálogos son los siquientes: K = niña. M = madre, P = padre.
212
K. e(l) ayeyno
M. cuaderno
M. si
M. es un librito
M. un librito de la mamá (K01) 12
3. K. eshe e- / es he e # peyeno
M. el cuaderno
M. el librito de la mamá (K01)
12 Las transcripciones se han realizado de acuerdo a los principios del sistema de transcripción chet
desarrollado por el grupo ehildes y descrito en B. MacWhinney, The ehi/des proyeet: toots lar ana/yzing
la/k, Hillsdale N. J., Lawrence Erlbaum Associates, 1991. Para la transcripción se ha utilizado la ortografía
convencional del español y para palabras no-estándar (formas de niñera, pronunciaciones idiosincráticas
de la niña) se ha dado una aproximación a su pronunciación siguiendo también los principios ortográficos
convencionales. Limitaciones de espacio no permiten indicar la utilización de cada símbolo para lo cual
el lector es remitido a MacWhinney, op. cit., pero los más importantes serían: [?] que indica que lo anterior
es de transcripción dudosa, [ /] o [// ] que indica que lo anterior se repite o modifica respectivamente, #
se usa para indicar una pausa y cuando va seguido por números (#2,5) indica la duración de la pausa
en segundos y décimas, un guión después de un fragmento indica que la palabra ha sido interrumpida
/en- / enaps), • se usa para marcar errores y la utilización de paréntesis ( ) indica que el elemento en
cuestión es omitido.
213
4. M. son pedacitos de pellejito de la mamá
214
9. [Refiriéndose a un cerillo]
K. hizo y / Y / yo // y / Y / Y lo sopé
K. y / Y +...
K. ¿ cómo se llama?
M. ¿lo prendió?
K. si
K. y lo pendí
K. e me quemé (K08)
11. K. a:
[demandando en tono insistente]
215
M. ¿cómo se dice?
K. po havor
M. por favor
M. ¿y cuando la mamá le da se dice?
M. #1.5 gra: +...
K. yashias
M. gracias mamita (K03)
Hay momentos en los que las relaciones causa-efecto entre actuar apropia-
damente y obtener lo que se quiere se hacen explícitas:
En este último ejemplo vemos también que el padre provee un rótulo cultural
para el comportamiento apropiado "pedir de una manera educada".
Encontramos en las grabaciones numerosos ejemplos de correcciones
de otros comportamientos considerados socialmente inapropiados y gene-
ralmente estos se caracterizan con pronunciamientos prescriptivos o
proscriptivos generalizantes: "no se dibuja en los libritos", "los libritos no se
rayan", "no se lee mordiendo el papel", "las mamás se enojan si los niños
gritan", "no se meta ese papelito en la boca. Es plástico. No se puede comer".
Al mismo tiempo los diferentes comportamientos son caracterizados con
rótulos evaluativos: decir 'no quiero, no quiero' cuando la mamá le propone
. algo es caracterizado como "pícaro" y "de pelea"; acceder a una sugerencia
de la mamá diciendo "sí mamita" es "ser buena"; pintarse las piernitas con
plumón es "hacer cosas locas", y así sucesivamente. Es decir, encontramos
a través de las trece grabaciones mensuales que examinamos, numerosas
instancias de corrección de comportamientos "sociales". Sin embargo, en
éstas sólo ocurre un caso de una corrección o intento de modificar la
gramática de la niña. Este es el siguiente:
216
M. pa
K. d- // la que?
M. para que no se rompa
K. ¿la que?
M. el: grabador (K08)
Modelación
217
15. M. no lo toque
M. no lo tire
K. no (1)0 tote
M. no lo toque
218
17. M. mire, acá están los petes
[colocando cada objeto sobre la mesa]
M. acá está la papita
M. acá está el mono
M. y acá está el niñito
K. aha (K01)
219
K. miya e(l) seyor
M. otro señor
K. miya e(l) seyor
M. mmhmm
K. #7.2 O [=! tose]
K. miya e(l) seyor
M. mira señor
M. [que tos!
K. #3.6 miya
M. la muñequita
K. miya
M. un policía
K. #3.0 miya
M. un auto
K. miya
M. #4.0 otro auto
K. ¿dos monitos?
M. dos monitos, sí
K. ¿utos [?] monitos?
M. muchos monitos (K02)
Mira, el señor.
Mira. Un policía.
Mira. Un auto.
El ejemplo que sigue, al igual que el ejemplo 20, ocurre dentro de una situa-
ción en la cual la madre y la niña están mirando estampas en un libro. En el
ejemplo que vamos a examinar observamos cómo se introduce una nueva
modificación al formato ya establecido. Al utilizar el formato "mira X", la niña
ya no solamente nombra al objeto señalado sino que también indica
la actividad que se está desarrollando. Ante este indicio de interés por parte
de la niña, la madre utiliza el resto de instancias de "mira X", no para nombrar
220
un objeto, sino para indicar qué actividad se desarrolla. Aquí los participan-
tes parecen responder a una pregunta tal como "¿qué hace?" o "¿qué
pasa?", a diferencia de instancias anteriores cuando la pregunta subya-
cente parecía ser "¿qué es?".
221
23. K. #9.5 miya piyitosh.
M. mira el pelito.
K. ¿piyitosh?
K. ¿mamita?
K. ¿piyitosh?
K. ¿mamita?
M. ¿pelitos de la mamá?
M. #3.0 ¿pelitos de la mamá? (K01)
Podemos ver entonces que la madre provee modelos para la niña, y tam-
bién interactúa con ella para modificar o transformar patrones adquiridos.
222
Adicionalmente, ayuda a confirmar las hipótesis formuladas por la niña repi-
tiendo los enunciados de ésta, o reformulándolos de acuerdo con las reglas
del español adulto. Finalmente los evalúa explícitamente ya sea positiva o
negativamente.
La evaluación positiva incluye diversas maneras de indicar aceptación o
acuerdo con lo que la niña dice ("sr' o "muy bien").
Aquí se debe notar, como lo han indicado otras investigaciones, que la
madre otorga aceptación positiva muchas veces cuando el contenido es
apropiado aun cuando la sintaxis no corresponda a la del adulto.
223
quizás no tenga para los participantes la meta primaria de enseñar aspectos
estructurales del lenguaje pero sin embargo tiene ese resultado de todas
maneras. El tipo de actividad que se desarrolla es similar a lo que se en-
cuentra en programas para la enseñanza de una lengua. La madre colabora
sistemáticamente con la niña, prestando atención a sus enunciados y modi-
ficando diversos aspectos de la interacción, pero hace esto después de
haber recibido algún indicio por parte de la niña acerca de lo que es de su
interés'. Los tópicos que la niña introduce, los comentarios que realiza sobre
esos tópicos, las preguntas de la niña o repeticiones de alguna parte del
enunciado materno, todos estos son tomados como gu ías que indican lo que
la niña está dispuesta a asimilar.
Algunos investigadores, como por ejemplo Shatz!" y Newport, Gleitman
y Gleitrnan." ponen en tela de juicio que el lenguaje materno facilite la
adquisición de rasgos gramaticales, ya que no se encuentran correlaciones
positivas entre el desarrollo sintáctico del niño y las formas utilizadas por la
madre. El problema básico que encuentro en este tipo de estudios es que
todos presuponen que el lenguaje adulto es de alguna manera estable e
invariante y que sus rasgos pueden ser examinados y descritos indepen-
dientemente del contexto situacional. Esto se puede notar en la siguiente cita
de Shatz:
However, when accounting for the nature of speech to children, one must not
forget that speech production is a highly automatic process. Parents talking to
theirchildren do make adjustments, but they do so within the framework of their
overall linguistic competence. It would be surprising to find that their patterns
of child-directed speech were entirely different from those directed to other
listeners.t>
224
das por lo que se ha dicho y por las formas que se han utilizado en turnos
anteriores. La iniciación, mantenimiento y eventual conclusión de interacciones
conversacionales se realizan conjuntamente por los participantes. Dentro
de cada conversación en sí, se asignan definiciones lingüísticas y sociales
como resultado de negociaciones interactivas. Pero adicionalmente, se en-
cuentra que frecuentemente las construcciones sintácticas o textuales que
emergen son el resultado de una colaboración activa entre los interactuantes."
Por lo tanto, no obtendremos una visión completa de lo que cada participan-
te está llevando a cabo si observamos las contribuciones de cada partici-
pante de manera aislada o por separado, independientemente de lo que está
sucediendo en la conversación. La conversación emergente es una cons-
trucción colaborativa en la cual cada contribución se entiende en el contexto
del discurso anterior y de diversos aspectos de la situación, entre los cuales
se deben incluir los conocimientos demostrados por el interlocutor, incluyen-
do conocimientos lingüísticos.
Para recapitular diríamos que la interacción con un adulto juega un papel
importante en el desarrollo de la competencia comunicativa del niño. El
adulto lleva a cabo, aunque de manera limitada, la enseñanza explícita de
elementos lingüísticos, principalmente en cuanto a la enseñanza de vocabu-
lario o rutinas de cortesía. Adicionalmente, el adulto "modela" el uso lingüís-
tico estandar y coloca las formas modeladas en aquellos lugares o puntos de
la conversación en los cuales tienen mayor posibilidad de recibir atención por
parte del niño. Como dijimos, la guía inicial con respecto a qué y cuándo
modelar surge del niño que demuestra interés y receptividad a través de sus
enunciados. Los lineamientos generales de la conversación hacen de ésta
un lugar óptimo para formar hipótesis acerca del lenguaje, ya que hay un
grado tan alto de relación entre lo que puede suceder en un turno dado y lo
que se ha dicho o hecho en turnos precedentes, especialmente los inmedia-
tamente anteriores. Cada nueva contribución debe ser relevante al texto
precedente y debe mantener relación semántica y ser funcional mente apro-
piada con respecto a lo que se ha dicho anteriormente. Las expectativas que
un turno desata sobre lo que puede ocurriren el próximo turno, crean un buen
marco para la formulación y comprobación de hipótesis lingüísticas. La na-
turaleza cara-a-cara de la interacción permite una respuesta inmediata
acerca de la validez o necesidad de modificación de esas hipótesis.
La actividad que se realiza contribuye muy específicamente a la adqui-
sición de estructuras sintácticas. A través de las modificaciones o transfor-
maciones de oraciones realizadas por el adulto, el niño puede formar hipó-
16 Véase por ejemplo E. Ochs et al., "Propositions across utterances and speakers", en Deve-
lopmental pragmatics, E. Ochs y B. Schieffelin (eds.), Nueva York, Academic Press, 1979, y E. Schegloff,
"The relevance 01repair to syntax-Ior-conversation", en Discourseand syntaxT. Givon (ed.), Nueva York,
Academic Press, 1979.
225
tesis acerca de qué tipos de estructuras pueden ser consideradas unidades
de algún tipo, qué elementos son segmentables y cómo se puede llevar a
cabo la segmentación. Se establecen relaciones de equivalencia entre
elementos al verse que ambos pueden ocupar un mismo espacio dentro de
un marco lingüístico y a la vez se pueden notar las diferencias entre ele-
mentos equivalentes. El niño se encuentra en un medio rico en posibilidades
para la formación de hipótesis. A medida que su papel en la interacción se
hace más activo, puede recibir confirmación de estas predicciones, puede
obtener modelos que le permitan resolver elementos problemáticos o que le
permitan la formación de construcciones más complejas a partirde construc-
ciones más simples."? Como indica Wells 18 el control sobre el ritmo y manera
de aprender reside en el niño que puede demostrar lo que sabe, lo que le
interesa, lo que le causa problemas y su disponibilidad de aprender. Los
lineamientos de la organización de la conversación aseguran que estas
indicaciones por uno de los participantes van a ser tomados en cuenta por
el otro en el próximo turno. El examen de las interacciones del niño con el
adulto nos permiten ver con diversos grados de explicitación la manera en
que un texto situado en la conversación, su significado y eventualmente la
competencia comunicativa misma son construidos colaborativamente.
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3 Jerry A. Fodor, The modularity of mind, Cambridge, Mass., Mil Press, 1983.
230
Los aspectos del punto (a) al (e) y el (g) no necesitan explicación aquí."
El aspecto de los significados (f) lo retomaremos más adelante. El aspecto
(h) incorpora todo tipo de relación léxica, incluyendo las asociaciones
tradicionales y también aquellas del tipo de las redes conexionistas, por
ejemplo, formas semejantes como elefante < - > relevante, o significados
semejantes como elefante < - > hipopótamo.
Formas vs contenido
3)
__ fo_r_m_a __ ------8
En el modelo "Cohort' del reconocimiento de palabras habladas de Marslen-
Wilson y sus coleqas.s la rapidez del proceso se obtiene por medio del uso
de dos tipos de información contextual: (i) el input sensorial que se use
para activar, desde el primer momento, el conjunto de formas que correspon-
den, es decir, los candidatos que se activan a base de la forma física del ini-
cio de la palabra; (ii) luego, la información sintáctica-semántica, utilizada
junto con el input sensorial acumulado, para remover candidatos que no
corresponden. La evidencia de muchos experimentos apoya un modelo así
de dos fases, y por ende se puede concluir que las representaciones de
forma y contenido deben ser independientes.
Se ve este efecto también en la selección de palabras en el proceso de
producción, por ejemplo en los errores del habla que se han llamado
"malapropismos" en vez de la palabra meta, se selecciona una palabra con
forma semejante, pero sin relación semántica, por ejemplo destacar en vez
de descartar o mensaje para masaje. La ocurrencia de este fenómeno
sugiere que el Léxico Mental debe organizarse en dos formas: (i) según la
forma de la palabra, y (ii) según el significado de la palabra.
Esta última fuente de evidencia nos presenta, sin embargo, un gran
problema, porque otra característica de los "malapropismos" es que casi
siempre son de la misma categoría sintáctica y hasta tienen la misma red de
4 Para más información, véase a Andrew Radford, Transformational grammar. A first course, cap.
7, Cambridge, G. B., Cambridge University Press, 1988.
5 Véase por ejemplo William D. Marslen-Wilson, "Funtional parallelism in spoken word-recognition",
en Spoken word recognition U. Frauenfelder y L. K. Tyler (ed.), Cambridge, Mass., Mil Press, 1987.
231
subcategorías y papeles temáticos. Este punto nos lleva a la tercera y última
distinción, entre la información lingüística y la no-lingüística.
6 Ray Jackendoff, Semantics and cognition, Cambridge, Mass,MIT Press, 1983, p. 16. La traducción
es mía.
232
Jackendoff llama a este nivel la "estructura conceptual", y nos explica que
es por medio de ella que podemos hablar de lo que vemos, evitar chocar con
obstáculos, ejecutar órdenes, saber que el sonido y la visión ocurren
simultáneamente en el mismo lugar, etcétera.
La implicación para el Léxico Mental es que la representación del
contenido debe ser dividida en dos: (i) el contenido puramente lingüístico y
(ii) los conceptos no-lingüísticos. Podemos ya extender el modelo de la
manera en (4):
El Léxico Mental en L2
5)
~_pe_rr_o ~~~ __ ~~~
/
/
233
Se trata sencillamente de una nueva representación de forma y una conexión
al contenido lingüístico en el LM1. En el caso de que no hay una ET, por
ejemplo con la palabra inglesaposh, se trata, además, de la construcción de
una nueva representación de contenido, pero no de una nueva representa-
ción conceptual. Todo hispanoparlante mexicano, aunque no tiene acceso
a una palabra que expresa el concepto, sabe bien quién en el mercado de
Polanco es posh y quién no. Veáse la representación en (6).
6)
-- - .•.
1--1 .- ,
.
I posh
L __ -.J
r - - - -..,
I
.•.
POSH
- - ---"
.;
,-
I
--
Cada ser humano tiene una estructura conceptual muy rica, vinculada con
un sistema lingüístico de representación muy rico, pero el segundo siem-
pre es un subconjunto de la primera. Er:I contra de los supuestos de mu-
chos trabajadores en el área de L2, y de los antiguos ultrawhorfianos, yo
argumentaría que la estructura conceptual es en gran parte equivalente para
cada individuo, independientemente de su lengua nativa. Por eso somos
seres humános: contamos con el mismo conjunto de sistemas de input y
contamos con las mismas capacidades para resolver problemas, hacer
inferencias, aprender nuevos comportamientos y conocimientos, etcéte-
ra. Eso no implica la negación de diferencias de Weltanschauung, sino tan
sólo las pone en su lugar apropiado.
Ya nos fijamos en la interferencia de L 1, viendo primero el caso de los
cognados, de los cuales existen tres tipos: (i) cognados verdaderos, (ii) cog-
nados falsos, (iii) cognados indirectos. Los cognados verdaderos gene-
ralmente facilitan el aprendizaje, proveyendo un vínculo en el nivel de repre-
sentaciones de forma, así:
7)
I
9 a to
L.....-_ _ _
r----
_---'f-----I8J------'G
,
I ""
""
/
/
I cat 1- - -
I
L ~I
234
Por otro lado, los cognados falsos e indirectos llevan al aprendiz a errores, por-
que suele tratarlos como ET. Un ejemplo de un cognado falso es actual (es-
pañol) por actual (inglés), así:
8)
EJ " - --
EJ
(M
r
lE
, I
1--1 )
./
biblioteca
9)
M '"
/
I
I
libraría
I
is 1
1- -·-1 )
/
1 library r-"
L -.J
Otro tipo de error causado por interferencia del L 1 es presumir que se puede
usar la nueva forma en las mismas configuraciones estructura-
les como su ET (la frecuencia con lo que esto ,?curre es prueba de que los
aprendices síbuscan inmediatamente un ET). Un ejemplo es poner y puto
Se escuchan oraciones como en (10).
235
El error se encuentra en el supuesto de que put y poner tienen la idén-
tica estructura temática; pero en la entrada de put se especifica un papel te-
mático de locativo, que no se necesita en el español, así:
---, .•..
/ ,
(11) I
poner
, PONER
I
'"
'r--¡--
I
/ I
E "" I
I --- I I
-.. ,
I
1 put 1- -- -,, +cloc»
\
M /
L .J .•..
~ /
---
236
La estrategia parasítica
237
Bibliografía
Resulta de algún modo alentador que el lugar central que para Jakobson
tenía la comunicación en el diseño de una teoría del lenguaje, haya sido la
fuente del relieve que dio a otro factor no menos central: el de la intencionali-
dad. Éstas serían las bases de la crítica de Jakobson al ideal saussureano
de un estudio inmanentista de la lengua. En cuanto existe una intencionali-
dad, la lengua no puede estudiarse sólo en sí misma, sino por el uso que
los hablantes hacen de ella, sus objetivos e intenciones.'
Para Jakobson -cuyo modelo de comunicación se inspiraba en la
Teoría de la Información-, el punto de partida del proceso comunicativo es
una intención que determina el mensaje. Por intención Jakobson entiende la
orientación a un fin, esto es, la transmisión de una información. Pero esta
información no se limita al aspecto cognoscitivo-referencial del lenguaje,
sino que integra datos que provienen de la intencionalidad.
Las intenciones o fines definen las célebres seis funciones del lenguaje
del modelo jakobsoniano, cuyo reconocimiento le permite establecer las
relaciones entre la organización del mensaje y el código. Según sea el fin
perseguido por el hablante mediante la emisión del mensaje, la información
se orientará jerárquicamente hacia uno de los seis factores que conforman
todo hecho discursivo o acto de comunicación verbal. Como es sabido, a
cada uno de esos factores le corresponde una función .
241
Si bien el modelo de Jakobson parte del triángulo semiótica de Bühler,
la preocupación por las llamadas "funciones del lenguaje" tiene una larga
tradiciónen los estudios lingüísticos, cuyo desarrollo ha puesto de manifies-
to que de lo que se trata en verdad es de que tales funciones no lo son tanto
de la lengua, sino adjudicadas por los hablantes a los actos verbales en las
situaciones concretas de uso, De aquí que surja el interés por revisar la
noción de "funciones del lenguaje" desde una pragmática de la acción co-
municativa, es decir, una teoría del lenguaje verbal en uso en situaciones de
interacción cornunicativa.
Es fundamental para la pragmática la concepción kantiana a partir de la
cual la acción se define como racional en cuanto motivada por propósitos
humanos fundamentales, Esta idea se aplica al estudio de la actividad
lingüística desde una teoría de la acción, preservando la dimensión de
subjetividad e intersubjetividad y, por lo tanto, el factor de intencionalidad.
La noción de intencionalidad puede entenderse en dos sentidos diferen-
tes pero complementarios. Uno de esos sentidos es el de intención como
dirección hacia el mundo, externalizada como propiedades de "actitudes"
epistémicas (conocimiento, creencia, deseo) o comportamentales (accio-
nes). Así entendida, esta noción de intencionalidad es explícitamente an-
tipsicologista, puesto que los estados mentales intencionales carecen de
contenido exceptb su dirección hacia un fragmento del mundo natural o
sociocultural. El otro sentido es, precisamente, el de intencionalidad como
contenido osicotoctco. definible en términos de facultades psicológicas
específicas, Es este último sentido el que ha provocado el rechazo de la no-
ción de intencionalidad en la semiótica en general, tanto como en la prag-
mática y el análisis del discurso en particular, debido al antipsicologismo de
estas disciplinas lingüísticas.
Sin embargo, es posible rescatar la noción de intencionalidad, abstra-
yéndola de sus interpretaciones ontologista y psicologista, en términos de
sus dos aspectos fundamentales: la motivación y la finalidad. Este recurso
es en sí un procedimiento heurística para el estudio de la acción como trans-
formación de un estado de cosas en otro, de modo tal que el acto intencional
pueda interpretarse como una tensión entre dos modos de existencia."
En el marco de su "Pragmática universal", Habermas hacía notar, en un
conocido artículo de 1976, que el análisis de la intencionalidad poseía
entonces "un escaso grado de madurez teórica"." Para él, una teoría de la
expresión intencional debía investigar el contenido intencional (referido al
hablante) desde el punto de vista de la relación entre subjetividad e inter-
subjetividad lingüística, .
242
La obra de Searle tntentionelity" parece marcar ese principio de ma-
duración teórica que reclamaba Habermas. A partir de una concepción de la
filosofía del lenguaje como parte de la filosofía de la mente, Searle describe
la intencionalidad en términos de una doble naturaleza, biológica y social:
Los E.I son intrínsecamente intencionales, mientras que los items lin-
güísticos no. La intencionalídad les es impuesta mediante la asignación de
ciertas condiciones de satisfacción que lo son de ciertos estados psicológi-
cos. Todos los E.I contienen una creencia o un deseo, o ambos.
Los actos de habla son tomados como un tipo de acción humana (formas
intencionales aplicadas), y vistos como una extensión y como una forma
derivada (no intrínseca, no pura) de intencionalidad. Su capacidad para
representar objetos y estados de cosas se basa fundamentalmente en las
capacidades representacionales intrínsecas, no derivadas de la mente.
243
Los aspectos de la intencionalidad, tal como aparecen expuestos en el
libro de Searle, son:
Dirección: la intencionalidad es la propiedad de muchos estados menta-
les y eventos por la cual éstos están dirigidos / tienden hacia o son acerca
de objetos y/o estados de cosas en el mundo.
Representación: los estados intencionales son representaciones en
cuanto poseen un contenido proposicional inseparable de sus condiciones
de satisfacción. Este contenido determina las respectivas condiciones de
satisfacción.
Significado, creencias y deseos: éstos no son formas primarias, sino
derivadas mediante experiencias más primarias (biológicas) como la per-
cepción y el hacer. Los significados no son propiamente estados intencionales.
Se aplican sólo a las oraciones y a los actos de habla, esto es, existen en
tanto se hace una diferencia entre el contenido y la forma de la externaliza-
ción. El significado es un contenido intencional en forma de emisión. Las
creencias y deseos, por su parte, son analizados en grados de convicción /
cognición y grados de deseo / volición. Searle distingue: 1. creencias y
deseos con proposiciones completas como contenidos, 2. creencias
y deseos que comportan estados intencionales con contenidos no formula-
dos proposicionalmente, y 3. estados intencionales sin contenido proposi-
cional ni dirección de logro (no son representaciones, no tienen otro objeto
intencional que sí mismos).
Hay que hacer notar que existe además toda una importante línea teóri-
ca en tomo al tema de in tencionalida d anterior a la obra de Searle, y que él
apenas menciona. Las principales contribuciones en esta línea provienen
de la obra de F. Brentano y E. Husserl, además de los apuntes que sobre
este tópico hace Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas (1954),
y las reflexiones de su discípula y editora G. E. M. Ascombe en su libro
Intención (1957).
En el marco de estos aportes de la filosofía analítica y la pragmática
fundada sobre las bases de la teoría semiótica de Peirce y Morris, se pre-
senta aquí un modelo de intencionalidad que a su vez forma parte del es-
bozo de un modelo integrado de acción comunicativa, elaborado como al-
ternativa al presentado por Habermas. Mi crítica a Habermas se concentra
en la oposición que hace éste entre acción teleológica y acción comuni-
cativa, puesto que no parece plausible concebir los procesos comunicativos
como acciones complejas desprovistas de orientaciones hacia el logro de
propósitos, es decir, acciones desmotivadas en cuanto al éxito o logro de los
fines previstos, mediante estrategias que buscan resolver-la tensión surgida
de la confrontación de los sujetos interactantes.
Es necesario conservar estas nociones básicas de motivación y fina-
lidad, como aspectos característicos definitorios de la acción, reelaborándo-
los para su incorporación en un modelo integrado de inter acción comunica-
244
tiva. En tal modelo la intencionalidad es el componente fundamental de la
acción verbal desplegada en situaciones de comunicación.
Acaso sea necesario aclarar en este punto que la terminología y las
conceptualizaciones aquí empleadas son de índole tentativa, y no deben
interpretarse sino como dispositivos de discernimiento, que en grado alguno
adoptan como suyo el valor que podría asignarles el sentido con que fueron
utilizados en otros marcos teóricos. Hago salvedad explícita del término
componente, que podría remitir sin más a teorías de tipo modular, para
prevenir cualquier "ontologización" de éste o de otros constructos teórico-
metodológicos.
La intencionalidadse describe en este modelo como representación de
la direccionalidad volitivamente asignada al acto de habla con arreglo a mo-
tivaciones y finalidades, es decir, a propósitos humanos. Esta asignación de
direccionalidad consiste en la orientación de la fuerza ilocutiva -aquella
que posee inherentemente el acto de habla y que lo define como tal, como
promesa, orden, declaración, etcétera-, operación que denomino de mo-
dalización.
La direccionalidad asignada al acto de habla en cuanto a su función de
intervención en el mundo, esto es, como intención de causar una modifica-
ción en un estado de cosas o evento determinados, es una direccionali-
dad de tipo perlocutivo. Los fines perlocutivos están dirigidos por lo tanto
hacia el mundo en el cual buscan introducir modificaciones. En este sentido,
la perlocutividad se concibe como efectos en tanto buscados, como repre-
sentación mental (estado mental/intencional) del estado de cosas o evento
resultado de la intervención que implica el acto de habla. De ninguna manera
se acepta la interpretación de "perlocución" como efectos logrados, dimen-
sión exterior al acto de habla, incapaz de definirlo. Los fines perlocutivos
pueden ser explícitos (transparentes) o implícitos (opacos), en los usos de
habla no literal y/o indirecta, por ejemplo. En estos casos, la relación entre
el contenido proposicional del acto de habla y el contenido representa-
cional (representación del estado intencional/mental del hablante) es
sólo de coincidencia parcial o de divergencia. En caso de fines perlocutivos
explícitos, se espera una adecuación de coincidencia entre el contenido
proposicional y el representacional.
A la orientación de la fuerza ilocutiva concentrada en el acto de habla
corresponde la definición de éste, en la configuración del plan global de
acción comunicativa, en cuanto a:
245
Su validación (intersubjetiva) en tres dimensiones: rectitud, ver-
dad y veracidad.
246
Por su parte, la (macro) función textual consiste en la referenciación que
el hablante hace, mediante el enunciado, del proceso de creación/produc-
ción del texto, en cuanto a las relaciones que éste establece con otros textos,
matrices discursivas (e. g.: géneros) y/o códigos, i. e., los fenómenos de
in tertextualidad; con el código (referenciación de descripción) y con frag-
mentos y/o la totalidad de sí mismo (referenciación de mención), i. e., las
operaciones de metarreferencia en su conjunto conocidas comúnmente co-
mo "operaciones metalingüísticas".
La macrofunción de referenciación textual incluye también los aspec-
tos concernientes a la deixis y a los llamados deícticos. La deixis u opera-
ción de señalamiento interna al texto, esto es, entre partes del texto como factor
de cohesión textual, suele denominarse deixis en dofórica , y es principal-
mente de dos tipos: catafórica y anafórica. Sin embargo, hay quienes dis-
tinguen entre "deixis" y "deícticos" propiamente dichos, reservando la
denominación "deixis" estrictamente para los fenómenos endofóricos como
la anáfora y la catáfora. En cuanto a los "deícticos", éstos conformarían la
deixis exofórica, la referencia que hacen determinados elementos lingüísticos
(pronombres de primera y segunda persona, adverbios de lugar y tiempo,
demostrativos, etcétera) a la enunciación desde el enunciado, i. e., al
contexto en el que se inscribe la producción de la actividad verbal. La deixis
exofórica articula la relación entre enunciación y enunciado mediante la
puesta en práctica de las operaciones de embrague (ingreso al enunciado
desde la enunciación) y desembrague (ingreso a la enunciación desde el
enunciado), conocidas también como shifters o "conmutadores".
El plano de la macrofunción textual resulta de particular complejidad
en virtud de los múltiples vínculos de referenciación que se establecen en
él. Sin embargo, en cuanto recurso heurístico, la noción de macrofunción de
referenciación textual aparece como un constructo teórico dinámico que
permitiría dar cuenta de fenómenos como los considerados por Jakobson en
términos de la relación entre mensaje y códiqo.? sin el lastre de la sujeción
a un modelo reduccionista de la comunicación basado en la teoría de la infor-
mación. En este sentido, procedimientos discursivos como los de la cita, la
autorreferencia, la enunciación referida, las operaciones metalingüísticas,
etcétera, podrían analizarse como manifestaciones de referenciación tex-
tual en el marco de un modelo de comunicación de tipo mterencial." Cabe
señalar, la función poética de Jakobson, en cuanto "orientación hacia el
mensaje" (texto) cuya finalidad es "poner de relieve el mensaje (texto)
mismo'? podría interpretarse desde esta perspectiva, como una forma de
referenciación textual.
247
El tercer tipo de macrofunción, la referenciación subjetiva / intersub-
jetiva, integra la expresión de los estados interiores de los actores ver-
bales (expresión de la subjetividad que se correspondería con las no-
ciones tradicionales de "función expresiva" o "función emotiva", elaboradas
por Bühler y Jakobson), la apelación al oyente por parte del hablante
-cuya forma por excelencia es el imperativo- (i. e. la llamada "función
conativa") y la operación descripta por Jakobson para la ''función fática",
en la medida en que ésta consiste también en una apelación al oyente
que hace el hablante para confirmar su atención o el mantenimiento del
tránsito de información.
248
Intencionalidad como modalización y referenciación
IOposición
~ Fuerza Emplazamiento LCooperación
O Entendimiento
M e
u
o T Fines
ivid d~
Acto
de -Manifestación
~
lnt, informativa
1 11
habla lnt, comunicativa
o V
ocutlvi a
1
A D
N A Contenido
verdad
E
L
Z
D proposicional
Validación
L
-Rectitud
Veracidad l Heconocirnienf
de validez
A
N e P Fines
E Contenido
explícitos
e R
L
Representacional
O
Ó e Modificacione
Fines
Mundo Efectos
u (estados
N T (efectos logra
Perlocut. ~
de buscados
o V
1
cosas)
1 Modo Fines
D
N A psicológico implícitos
D -
A
R [ Mundo
L E
F
Intertextualidad
E
R
Metalingüística IDescripción
o E
N Texto
L Mención
(Poética) (?)
A e
I IExofórica (Enunciación-Enunciado)
Deixis
A
o e L Endofóriéa
Anáfora
[ Catáfora
I
o ¡Expresiva
N
lSubjetividad/
Intersubjetividad
I Conativa
I
L(FátiCa) (?)
249
Bibliografía
250
La función expresiva y la apelativa:
mecanismos de la subjetividad en el discurso
Grupo A
Al: 50 mil usos analfabeta rural N. L. Gasca mínimo
A2:48 estanquillo analfabeta rural Dgo. Fom. 23 mínimo
A3: 55 desempleado analfabeta rural 1a. S. Rafael mínimo
A4:56 vendedor analfabeta rural Coh. Playa 2 veces
Grupo B
81: 43 médico posgrado Orig. S. Jerónimo 90 veces
82:40 comerciante Lic. Orig. V. Las Fuentes 45 veces
83:54 abogado Lic. Orig. Vista Hermosa 40 veces
84:36 taller meco Ing. Orig. Del Valle 70 veces
251
demostración de hipótesis planteadas en el trabajo de tesis, cuyo universo
de análisis está constituido por 28 sujetos (14 del grupo A y 14 del B) con
variantes internas en cuanto a tipo de trabajo, edad y sexo.
En su modelo, Jakobson (1958) retoma el concepto de función expresiva
ya considerada por Bühler como aquella en la que el emisor manifiesta su
actitud psicológica o moral, sea mediante entonaciones o por determina-
das modalidades emotivas. Esas entonaciones y modalizaciones se convier-
ten, según Jakobson, en una forma especial de significar, de tal modo que
la función emotiva "sazona, hasta cierto punto, todas nuestras locuciones a
nivel fónico, gramatical y léxico"." Al respecto, Reboul y Mangueneau inclu-
yen en la función expresiva todo tipo de información sobre el emisor, y no sólo
la introducción de elementos emotivos en el mensaje. En este estudio, adop-
tamos esta concepción amplia y entendemos la función expresiva como
presente en todo enunciado que se refiera al emisor.
Si bien, como ya lo señalaba Jakobson, las funciones del lenguaje no se
dan aisladas, sí puede hallarse el predominio de una sobre las demás. La
función expresiva predomina en el mensaje cuando la intención primordial
del emisor es la de expresar sus puntos de vista, sus creencias, la imagen
que tiene de sí mismo o de su objeto de discurso, y la función apelativa-
conativa es predominante cuando el. emisor centra su mensaje en su
interlocutor, con la intención de modificar en alguna forma su pensar o su
actuar.
Para analizar cómo se inscribe el sujeto en su discurso, consideramos
elementos de la enunciación, la cual, señala Dubois, "se presenta ya como
la aparición del sujeto en el enunciado, ya como la relación que el hablante
mantiene a través del texto con el interlocutor o como la actitud del sujeto
hablante con respecto a su enunciado"." Kerbrat-Orecchioni, al profundizar
en el concepto de enunciación, amplía el esquema de Jakobson. En lugar de
la concepción unívoca de la competencia lingüística, y las supuestas ho-
mogeneidad y exterioridad del código, ella propone un modelo doble, el de la
producción / interpretación, en el cual entiende el código como una parte de
la competencia del sujeto de la enunciación constituida por la suma total
de sus posibilidades lingüísticas, de todo aquello que es capaz de producir
y de interpretar." Esto es, que el emisor no puede concebirse como el
individuo que está codificando el mensaje mediante una selección de las
posibilidades del código, sino como emisor/receptor. Al tiempo que codifica
252
mensajes verbales y no verbales, decodifica los mensajes no verbales que
recibe de su interlocutor, y al hacerlo ejecuta su competencia de producción
y su competencia de interpretación, además de otras competencias
comunicativas, como son la consideración de los datos situacionales y de
elementos ideológico-culturales (competencia ideotoqico-cuñureñ.
En nuestra aplicación de este modelo, entendemos la entrevista como
una forma de interrelación entre un sujeto A, el entrevistador, y un sujeto B,
el entrevistado, que están ejecutando simultáneamente sus respectivas
competencias al producir e interpretar mensajes verbales y no verbales. Esa
interrelación comprende dos momentos:
A, emisor -srnensajes verbales y no verbales dirigidos a -> lB, receptor I <-mensajes verbales y no verbales de <- A
y, al mismo tiempo,
A, receptor <-mensajes no verbales de <·1 B, emisor I->mensajes no verbales a .> A
253
3. Constricciones temático-retóricas relacionadas con el estilo y el
manejo particular del tema por parte del sujeto enunciador, cuyo
mensaje está siendo dirigido a un tipo específico de receptor."
254
una situación semejante) yel uno inclusivo (yo/tú como prototipos
de la clase de individuos a la que ambos pertenecemos).
8 Olivier Reboul, Langue et idéologie, versión en español- Lenguaje e ideología, Milton Schinca
Prósper (trad.), México, FCE, 1986, p. 223. El empleo de palabras tabú o de palabras choque es cata-
logado por Reboul como una estrategia para marcar el discurso con la apariencia de la función expresiva,
pero que conduce en verdad al cumplimiento de la función apelativa (o incitativa); y, por otro lado, el uso
de argumentos de autoridad, según Reboul, marca en apariencia la función apelativa, pero lleva al
cumplimiento de la expresiva. Véase Ibid., p. 224. En este estudio, aplicamos a los pronombres esta
concepción de cruzamiento de funciones.
255
una situación semejante) yel uno inclusivo (yo/tú como prototipos
de la clase de individuos a la que ambos pertenecemos).
8 Olivier Reboul, Langue et idéologie, versión en español: L.enguaje e ideología, Milton Schinca
Prósper (trad.), México, FCE, 1986, p. 223. El empleo de palabras tabú o de palabras choque es cata-
logado por Reboul como una estrategia para marcar el discurso con la apariencia de la función expresiva,
pero que conduce en verdad al cumplimiento de la función apelativa (o incitativa); y, por otro lado, el uso
de argumentos de autoridad, según Reboul, marca en apariencia la función apelativa, pero lleva al
cumplimiento de la expresiva. Véase Ibid., p. 224. En este estudio, aplicamos a los pronombres esta
concepción de cruzamiento de funciones.
255
una posición de trascendencia con respecto a tú; no obstante, ninguno de
los dos términos es concebible sin el otro; son complementarios, pero se-
gún una relación interior/exterior y al mismo tiempo son reversibles".?
y esa trascendencia marca el discurso con empleo de pronombres de la
primera persona del singular (yo, mí, me), su posesivo (mí) y su morfema
verbal correspondiente (compro, opino), indicadores por excelencia de la
función expresiva.
Errnuestro universo de análisis, el sujeto enunciador introduce, desde la
perspectiva del yo, información sobre sí mismo, que puede aparecer en
cuatro tipos de mensaje: exposición de vivencias; expresión de opiniones;
la formación imaginaria que se hace de sí mismo; y citas en discurso directo
de lo dicho por él mismo en una situación comunicativa anterior.
256
B1: entonces yo pienso que no está mal el país /
B2: a mí me consta porque yo fui / e .... / al DIF / ( ... ) entonces /yo pienso
(...) yo te aseguro que
B3: pues yo pienso que sí /
A2: yo salgo y nadie sale a pelearme / me dejan solo /
B4: yo busco quitarle a papá todo / para dejar a papá sin nada / y que
papá se muera solo / en el desamparo/en la tristeza / y yo vivir
muy bien en otro país / enriquecer'otro país / que no fue / ni siquiera
el que me vio / que no / que ni siquiera me vio nacer /
Cuadro 1
USOS DEL YO
Exposición de vivencias Expresión de opiniones Formación imaginaria Discurso directo
La igual preferencia del grupo A y del B por el uso del yo se observa tanto en
la exposición de vivencias como en la proyección de la formación imagina-
ria que el sujeto se hace de sí mismo; esta igualdad quizá se relacione con el
formato de nuestras entrevistas, donde el propósito principal de obtener el ha-
bla espontánea condujo a planear el manejo del tema en términos de: "¿có-
mo ve la situación que estamos viviendo?".
En cuanto a los datos cuantitativos, llama la atención que ni sumando
todas las referencias explícitas del yo emitidas por sujetos del grupo A se al-
canza la cifra de las emitidas por un solo sujeto del grupo B (véase gráfica 1).
257
efecto que la unicidad y la subjetividad inherentes a "yo" contradicen la
posibilidad de una pluralización. Si no puede haber varios "yo" concebidos por
el "yo" mismo que habla, es que "nosotros" es, no ya una multiplicación de
objetos idénticos, sino una yunción entre "yo" y "no-yo": Esta yunción forma
una totalidad nueva y de un tipo particularísimo, donde los componentes no
equivalen uno a otro: en "nosotros" es siempre "yo" quien predomina puesto
que no hay "nosotros" sino a partir de "yo", y este "yo" somete el elemento "no-
yo" en virtud de su cualidad trascendente."
258
A3: dicen muchos / y semos a veces varios / que el gobierno
nos tiene así / no sabemos levantarnos por motivo de / de de /
de tanto niño que hay / (...) pos tenemos que decir pos / pos
ayúdanos un poco ¿verdad? / pos ne'sitaría el gobierno ayu-
darnos y /
A4: si hubiera un gobierno que nos ayudara / que nos apoyara / pero
pues si vamos y nos quejamos con ellos ...
13 tbio., p. 170.
259
se refieren a yo + tú + los demás mexicanos introduciendo, además,
estrategias de naturalización ideolóqica.!"
Cuadro 2
USOS DEL NOSOTROS
260
Es notable la preferencia que los sujetos del grupo A muestran por el uso
del nosotros exclusivo (véase gráfica 2), donde podríamos ver una ten-
dencia de los sujetos a percibirse más como miembros del grupo (familiar,
de trabajo o de clase social), que como individuos.
Usos del tú
El tú de la apelación explícita
261
Ese eje marca la diferencia de trato simétrico o asimétrico dado en lenguaje
solidario o en lenguaje de poder, pues cuando el tú se sustituye por el usted,
se manifiestan las constricciones de estilo dependientes de la relación social
y afectiva entre el emisor y su interlocutor:
A2: Pos fíjese que le voy a decir una cosa/( ...) yy poreso's como le digo
póngale que
A4: ¿me entiende? /
B2: cuando vuelva a suceder / fíjate tú para que tomes una base / o sea
que tomes / te formes un criterio tú / en lo personal / (...) nomás
ponte a pensar en eso / que cada quien / se acomoda como mejor
le convenga / pero / ponte a pensar / ¿vedá? (...)
17 En nuestra hipótesis esperábamos un uso preferencial del tú en función expresiva, por parte de
los sujetos de clase burguesa; pero en el análisis resultó que éstos sólo emplean el tú inclusivo, que
veremos más adelante; tal vez estos resultados cambien cuando correlacionemos la variante "clase
social" con el 'factor "edad", pues la hipótesis también predice un uso preferencial a los jóvenes de esa
clase.
262
lenguaje citando, y la resultante formación imaginaria acerca de sí mismo; y
elusted, otro (A4) construye un caso hipotético e introduce lo que le diría un
lón social encargado del control de precios (cuyo nombramiento propone): tú
tienes que obedecer debido al gobierno.
20. En el segundo caso, se trata de un tú que, a falta de un nombre
ole digo más apropiado, llamamos tú genérico exclusivo, en tanto que el
sujeto se representa como prototipo de una clase de individuos a la
cual no pertenece su interlocutor, y cuya referencia es: yo represen-
tante de quienes son como yo, excluido tú. De este modo, el tu no
inaria que remite a la segunda persona de la enunciación, sino al yo del
el mane- enunciador. Se da entonces un cruzamiento de funciones: se indica
eS,en los la función apelativa con el deíctico tú, pero se cumple, en su uso, la
ue los del función expresiva. Este tú genérico exclusivo aparece solamen-
te en el discurso de un sujeto del grupo A (véase gráfica 3), quien
así se refiere a sí mismo como representante de: quienes como yo
ase/osea son comerciantes y quienes ganan como yo:
(...) nomás
omomejor A4: te dejan cinco mil al mes /
El tú ambiguo
263
y si se te cierran / todas las puertas ¿qué's lo que haces? / Vas
a robar / quieras o no quieras / tú / tú venías de familias muy
decentes / y que güiri güiri y que / la costumbre / la educación todo
lo que te guste y mandes / ¿a qué te forzaron? / A robar
264
forma de vida / para nosotros los mexicanos (formación imaginaria:
actúo mejor que quienes apoyan otros partidos).
Cuadro 3
USOS DEL TÚ
Referencias tú yo yo yo/tú
Funciones apelativa expresiva expresiva cruzamiento
Preferencias grupo A grupo A grupo A grupo B
265
Es notoria la preferencia del grupo B por el tú ambiguo, cuyo uso es
característico del manejo ideológico, a diferencia del tú de la apelación di-
recta que, al no implicar cruzamiento de funciones, es menos propio de ese
y
manejo aparece preferentemente en el discurso del grupo A.
El pronombre uno concuerda con la tercera persona del verbo, lo cual pu-
diera conducirnos a una comparación de esta forma impersonal con el
pronombre él, al que Benveniste adjudica la categoría de no-persona:
no hay que representarse la "3a. persona" como una persona apta para des-
personalizarse. No hay aféresis de la persona, sino exactamente la no-per-
sona, poseedora,como marca, de laausencia de loque califica específicamente
al "yo" y el "tú". Por no implicar persona alguna, puede adoptar no importa qué
sujeto, o no tener ninguno, y este sujeto, expresado o no, no es jamás plan-
teado como "persona"."?
266
El uno exclusivo, función expresiva
267
Cuadro 4
USOS DEL IMPERSONAL UNO
Referencia yo yo/tú
Observaciones finales
268
disolverla en la colectividad. Además, en el tú genérico exclusivo se da un
cruzamiento de funciones donde un pronombre de segunda persona encu-
bre el cumplimiento de la función expresiva; mientras del uno exclusivo no
podemos decir lo mismo, pues el impersonal une no indica apelación ni
función expresiva en forma explícita.
Del mismo modo, la referencia del tú ambiguo y del uno inclusivo es se-
mejante, ambos remiten a yo/tú; pero el primero sitúa a los dos interlocu-
tores como posibles participantes en una situación dada, mientras el se-
gundo se refiere a ellos como prototipos de la clase de individuos a la que
ambos pertenecen.
En el discurso del grupo A, se presenta una preferencia por el empleo de
pronombres cuyas referencias remiten exclusivamente al sujeto enunciador:
el yo, el nosotros exclusivo, el tú en discurso directo y el uno exclusivo.
Mientras en el grupo B, la preferencia se inclina al empleo del yo, el no-
sotros inclusivo y del tú ambiguo.
Con base en lo expuesto por Reboul, podemos señalar que cuando el
sujeto muestra una actitud de aceptación de lo expresado sin involucrar a su
interlocutor, no tiende a disimular su manejo ideológico, mientras que el
empleo del cruzamiento de funciones (evidentes en el nosotros inclusivo y
el tú ambiguo) el manejo ideológico es más efectivo, en cuanto mejor se
disimula la subjetividad del discurso y/o la función apelativa.
También habrá que considerar que ciertas huellas de ideología
individualista subyacen a algunas emisiones centradas en el yo, de uso
preferencial en el grupo B, vs. el nosotros yel uno exclusivos, de uso más
frecuente en el grupo A, donde hay mayor identificación del sujeto con
su clase.
87
100
eo
60
40
20
269
Grupo A GNpOB
80
60
40
20
Grupo A Grupo 8
22
18
2S 70
60
20 SO
lS 40
10 30
20
10
O
O Túamg;buo O Tuamblguo
Grupo A Grupo B
20 16
~~~~====~~
14
lS 12
10
10
270
Bibliografía
271
La especificidad de la función poética
en textos descriptivos: análisis de la producción
textual de alumnos de 60. grado de primaria
Introducción
273
caracterización de manera general, sino en relación con las propiedades enun-
ciativas discursivas que se materializan en los textos de esta investigación.
Para la obtención de datos de este estudio se tuvieron en cuenta criterios
cualitativos más que cuantitativos, lo que permitió un análisis significativo y
pertinente de los textos descriptivos sin tener que recurrir prioritariamente al
uso de números, cuentas o gráficas. Se seleccionaron once escuelas, de las
cuales dos son particulares y las otras nueve oficiales; esta selección se
debió a que nuestro interés de estudio se centra en las escuelas públicas,
a las cuales asisten mayoritariamente los niños de este país.
La producción textual se logró mediante el diseño de dos actividades
que se realizaron en cada uno de los grupos escolares participantes, las
cuales denominamos actividad 1 y actividad 2, respectivamente. Éstas se
desarrollaron en el aula correspondiente a cada grupo, en fecha y tiempo
previamente acordados con el maestro y dentro del horario de clases.
Para la primera actividad se presentó un cartel que es una pintura de
Jaramar; éste es evocativo, imaginario y posibilita diferentes interpretacio-
nes acerca de su significado, es decir, es por sí mismo connotativo, remi-
tiendo más al efecto de lo imaginario. Para la segunda actividad se presentó
una fotografía que representa una escena de compra y venta de alimentos
típicos de México, y que es posible encontrar en diversos puntos de este
país. Esta foto seubica más en la dimensión denotativa, permite considerar
la existencia de diálogos, acciones, etcétera, que crean el efecto de lo real
y por consiguiente permiten un acercamiento mayor a lo literal.
Selecciónamos alumnos de sexto grado que tienen como edad promedio
de once a trece años, por considerar que este periodo escolar reviste gran
importancia, ya que constituye la finalización del ciclo de educación primaria
y que de acuerdo con lo señalado por la Secretaría de Educación Publica es
de "profundización y culminación de contenidos que se han tratado en
grados anteriores para que el niño concrete sus conocimientos"."
El producto de la realización de las dos actividades es de 664 textos, de
los cuales elegimos 84 como corpus de este trabajo, por ser éstos en los que
la operación descriptiva es la dominante.
En cuanto a la problemática referente a la función poética, en principio,
aceptamos el origen del concepto "poética" tal como ha sido transmitido
tradicionalmente y que lo ubica, entre otras acepciones, como perteneciente
a "toda teoría interna de la literatura"."
En este sentido, la poética se propone elaborar categorías que posibili-
ten a la vez la comprensión de la unidad y la variedad de las obras literarias.
2 Libro para el maestro 60. año, Mexico, Secretaría de Educación Pública, 1982, p.19.
3 O. Ducrot y Tzvetan Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Mé-
xico, Siglo XXI, 1978, p. 98.
274
"La obra individual será la ilustración de esas categorías, su condición será
la de ejemplo y no de término último."
Si bien la poética en épocas recientes se ha constituido como disciplina,
su historia es muy larga; recuérdese el Arte poética de Aristóteles, del si-
glo IV, a. C., texto en el que el autor aspira a la constitución de una teoría
general de la literatura, basándose en dos géneros: la tragedia y la epopeya.
Para los fines de este trabajo hacemos abstracción de la historia y nos
acercamos a los formalistas rusos, quienes se atienen a lo que la obra tiene
de específicamente literario, a la literalidad. Es desde esta escuela donde R.
Jakobson formula en 1919 el punto de partida de toda poética: "Si los
estudios literarios quieren llegar a ser una ciencia, deben reconocer en el
procedimiento su personaje único."
En la última parte de este trabajo analizamos el funcionamiento poético
en textos descriptivos que, sin ser poesía y sin ubicarse dentro de las
producciones del lenguaje literario, constituyen mensajes poéticos en los
que la dimensión denotativa y la connotativa se apoyan compartiendo el
efecto de lo literal y de lo imaginario.
Para concluir la introducción resta destacar que en este trabajo preten-
demos evidenciar la importancia y vigencia del pensamiento y la obra de
Jakobson, así como la necesidad de llevar a cabo estudios interdisciplinarios
que nos permitan incidir cada vez más en la relación lingüística y pedagogía.
La descripción
4 /bid., p. 98.
S/bid., p. 101.
6 Bal Mieke, op.cit., p. 135.
275
portancia que los griegos conferían a la narración de las acciones, de la
historia, de las gestas heróicas, ya que el carácter de la descripción apelaba
menos a la razón, ya que implícitamente se le concebía como algo estático,
sin una dinámica que obligara a una reflexión analítica sobre la causalidad
y la temporalidad, entre otras.
Estas diferencias entre narración y descripción que hemos abordado en
el punto anterior, continúan curiosamente siendo acentuadas en la escuela.
En diversos libros de educación básica (primaria y secundaria), e incluso de
preparatorias o bachillerato, se diferencian cuidadosamente estos dos tipos
de organización textual; sin embargo, es necesario desarrollar algunos
elementos teóricos que sustenten estas diferencias.
Es en el interior del dominio de la representación que es preciso dar lugar
a esas divergencias. "Todo relato comporta un efecto, y en proporciones muy
variables, de una parte las representaciones de acciones y de acontecimien-
tos que constituyen la narración propiamente dicha, y de la otra parte las
representaciones de objetos o de personajes que son el hecho de lo que se
llama hoy descripción."?
A nuestro juicio, para caracterizar el funcionamiento discursivo de lo
descriptivo es necesario explorar algunas de sus características. La descrip-
ción es de naturaleza contemplativa .y no participativa: ella anuncia; en
cambio la narración reconstruye en la sucesión temporal del discurso la
sucesión temporal de los acontecimientos. La descripción debe modelar
la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio.
Ella sirve" para romper la relación naturalizada con el tiempo e instaura un
orden espacial. 8
Estas características podemos observarlas en los siguientes ejemplos:
Ejemplo 1
7 Genette Gerard, 1966, en Eni Pulcinelli Orlandi et al., Vozes e contrastes, discurso na cidade e no
campo, Sao Paulo, Cortez, 1989, p. 111.
8 Orlandi et al., op. cit.
276
Ejemplo 2
Ejemplo 3
El cuadro que nos mostró el maestro se me figura a .un niño que está pensando
en cascadas y paisajes, sus labios son gruesos como si fueran de piedra, sus
277
ojos son grandes y atentos, su suéter es grueso y pálido y sus manos toscas
y gruesas. Su único anhelo es estar entre paisajes y cascadas. (18-MAGG-1)
Ejemplo 4
En los ejemplos anteriores podemos notar amplia preocupación del autor por
dar cuenta de todos o casi todos los elementos que componen el referente
extradiscursivo, lo que explicaría la exhaustividad y la tendencia cuantitativa
más que cualitativa de los textos.
2. Una tendencia vertical. En ésta, "el referente descrito no está articu-
lado como un mosaico de territorios, de campos y de discursos para reco-
rrer, sino que está considerado como un compuesto de dos (o de varios)
niveles superpuestos que hay que atravesar yendo del más explícito al
menos explícito"." Esta tendencia es más cualitativa que cuantitativa, de
comprensión más que de extensión del referente extradiscursivo.
Para entender mejor el carácter cualitativo y comprensivo de este tipo de
funcionamiento descriptivo, presentamos los ejemplos siguientes:
EjemploS
Ejemplo 6
Un pueblito.
11 Ibid., p. 71.
278
En ese pueblo se hacen muy buenas comidas. Además se ve la gente
honesta y muy cariñosa con los visitantes. Es un bello pueblo en verdad. (35-
DRS-2)
La función poética
Uno de los grandes aportes que marcaron los estudios lingüísticos fue el
esquema comunicativo de las funciones del lenguaje de Roman Jakobson,
que en el mismo grado en que fue difundido y conocido también propició
diversos debates, polémicas y ampliaciones. Sin embargo, hay que reco-
nocer que a pesar de todas esas reconstrucciones teórico-analíticas, la
estructura profunda de la propuesta jakobsoniana subsiste.
En su esquema se plantea que existen seis factores a cada uno de los
cuales corresponde una función diferente, que se realizan en los discursos
orales o escritos y que establecen diferentes siqnificados y funcionamientos
de acuerdo con cada factor.
12 tbki ; p. 73.
279
Las funciones son: la emotiva o expresiva (emisor); la conativa o
apelativa (mensaje hacia el destinatario); la metalingüística (glosante, códi-
go); la poética o estética (mensaje); la referencial o denotativa (referente);
y la fática (canal).
I Referencial I
r
Contexto
Fática
r
Contacto
I Metalingüística I
r
Código
280
sujetos de forma diferente, ya sea que se trate de un discurso cotidiano o de
un discurso artístico.
De esta manera, en la función poética el mensaje se centra sobre sí
mismo. El significante importa tanto o más que el significado; se busca la
sonoridad, el énfasis, salirse de la manera corriente de decir las cosas. Su
realización más perfecta se halla en la poesía porque es fundamentalmente
en el trabajo de elección y combinación de los signos como ocurre en esta
producción, donde se puede ejercer con mayor libertad la creatividad.
La FP "no responde a la pregunta: ¿verdadero o falso?, ni tampoco ¿sin-
cero o mentiroso?, sino a la pregunta ¿bello o feo? Fuera de la poesía
también se usa aplicando (a veces sin saberlo) las reglas y figuras de la
retórica, como metáforas, sinécdoques, hipérboles y cualquier otra figura del
lenguaje" .16
Todas las funciones pueden estar presentes en un mismo enunciado,
pero siempre hay alguna predominante, aquella que el emisor ha querido
consciente o inconscientemente destacar. "La estructura verbal de un
mensaje depende en primer lugar de la función preoorninante."!? En nuestro
caso, el tenerlas en cuenta e identificarlas nos proporciona un instrumento
de análisis que nos permite detectar la función dominante en los textos des-
criptivos que estamos analizando, ya que en ellos se evidencia la presencia
significativa de la FP compartiendo el espacio con las otras funciones, lo que
comúnmente no se ha estudiado y mucho menos en textos descriptivos
producidos por alumnos.
Hemos aceptado la FP del lenguaje como el funcionamiento por el cual
los significantes tienen un valor por sí mismos. La retórica no es más que la
puesta en práctica de la FP a través de procedimientos como las figuras,
concepto con el cual se considera a "toda expresión que se aparta por
poco que sea de una expresión literal. .. La noción de figura implica, pues,
su contrario: el sentido literal, con relación al cual la figura constituye un
desplazamiento" .18
A propósito de lo literal, "el único criterio que permite distinguir lo literal
de lo figurado es el siguiente: en la expresión figurada el sentido literal está
siempre en la conciencia, mientras que a la inversa no es verdad, puesto que
muy bien se puede emplear una expresión en sentido literal sin pensar en
figuras posibles".'?
A pesar de la importancia de las investigaciones sobre la retórica, las
figuras del lenguaje han sido relegadas a un segundo plano en muchos
ámbitos. Por ejemplo, en los libros didácticos y en particular en los libros de
texto gratuito ni siquiera se aborda este tema comó tal, y cuando lo hacen
281
tienden a tratar a las figuras como ocurrencias marginales de la lengua, como
desviaciones.
Frecuentemente se reducen a una lista de nombres, acompañados de
definiciones muy abstractas y de ejemplos obtenidos de la literatura, la
mayoría de las veces alejados en el tiempo y en el espacio de la realidad del
lector. Existe la impresión de que las figuras del lenguaje son propiedad
exclusiva de los grandes escritores y la utilización de estos recursos por un
hablante cualquiera corre el riesgo de ser clasificado como un error o una
extravagancia; por lo tanto, su uso parece ser algo inaccesible e ilegítimo.
Sin embargo, son inherentes a la lengua, y por lo tanto están presentes
cotidianamente, en todo momento, en todos los lugares; las creamos, las
expresamos y las actualizamos. Las figuras del lenguaje son materia viva,
como se evidencia en los textos motivo de este trabajo.
A continuación presentamos algunos ejemplos en los que se plasma la
realización que hacen los alumnos de sexto grado de la FP en su producción
textual.
Ejemplo 7
Descripción de un cuadro
Ejemplo 8
282
un segundo sentido ... que se obtiene ya sea por un significante específico,
ya por un desplazamiento del significado, o por una disimulación de la
función del mensaje"." lo cual, como el mismo autor apunta, no quiere decir
que la connotación sea secundaria. Lo imaginario en el siguiente esquema
está en relación con un referente discursivo literal y al que (en el caso de
nuestros textos en muchas ocasiones) se le imprime una atmósfera de
arcaísmo y de poesía y/o de realización metafórica.
Denotación Connotación
Literal Imaginario
Conclusiones
Desde el análisis que hemos realizado en los textos que conforman el corpus
de este trabajo podemos concluir que:
283
¿qué ves?, ¿qué imaginas?, ¿qué piensas? .., que abarcan unida-
des semánticas amplias y cuya organización no es estricta.
No existen personajes definidos ni estructurados, lo cual sería una
característica más propia de la operación narrativa.
Entre los elementos perceptibles por el sujeto-alumno para la des-
cripción, se establecen similaridades con una gran diversidad que se
extiende a lo largo de todo el texto, lo que nos trae a la memoria el
principio básico de laFP: la proyección del eje de la similaridad sobre
el eje de la contigüidad.
Los textos no construyen acontecimientos, no presentan saltos ni
suspenso, ni brechas en el tiempo, ni cambios diversificados; la vida
se mantiene en un equilibrio estable, por lo cual el final, la mayoría
de las veces, no se presenta marcado discursivamente como un
desenlace y muchas veces se interrumpe. Cuando esto ocurre se
puede reconocer una limitación en la competencia textual del sujeto-
alumno, que al dejar de escribir/describir sólo descubre el silencio.
Las figuras del lenguaje, realizaciones de la FP, sirven para expre-
sar aquello que el lenguaje común, oral o escrito y aceptado por todos,
no consigue expresar satisfactoriamente. Constituyen una forma de
asimilar y expresar experiencias diferentes, desconocidas, nuevas.
Es por esto que revelan mucho la sensibilidad de quien las produce,
la forma en que cada individuo encara y transmite sus experiencias
en el mundo.
Bibliografía
284
Una aplicación de las ideas de Roman Jakobson
a la descripción de una lengua amerindia
Introducción
285
de la propia descripción lingüística, la concepción del tiempo y del espacio
en términos de su estructuración jerárquica.
Semejante enfoque considera a la lengua como un complejo hecho mul-
tidimensional y multifuncional que desarrolla la idea de que los distintos
niveles del análisis lingüístico no pueden entenderse de manera cabal sin
atender a la estructuración jerárquica de la lengua en función del nivel del
discurso." La búsqueda, cara a Jakobson, por desarrollar un enfoque "rea-
lista" de la lengua, se pone de manifiesto en la necesidad de integrary consi-
derar el sentido "por ejemplo" en el análisis tonolóqico." Las consecuencias
de esta postura no se limitan a la sola postulación de una fonoestilística
-que no es precisamente el interés predominante en el quehacer de la
fonología actual. En el desarrollo de una visión de conjunto de los fenóme-
nos lingüísticos estructurada jerárquicamente, donde el sentido constitu-
ye la unidad superior del análisis, para Jakobson se tienen que integrar
las consideraciones en torno a la simultánea presencia del factor tiempo y
espacio en la descripción del propio sistema llnqüístico."
Es así como, a diferencia de una concepción estática, monolítica, y por
lo tanto reduccionista, el enfoque jakobsoniano requiere concebir al sistema
lingüístico como un complejo fenómeno dinámico y heterogéneo, asumien-
do el mayor reto explicativo que semejante conceptualización supone." En
3 Por ejemplo. para Jakobson no existe "...una separación tajante entre el estudio de los sonidos
del lenguaje y el análisis de las significaciones". (1981, p. 29) Es decir, que "La lucha por un enfoque
funcional de la lengua se resume en último análisis en la defensa del sentido ..." (1981, p. 57).
4 "La piedra angular de nuestra comprensión y estructuración de la fonología fue la relación entre
el sonido y el sentido." Op. cit., 1981, p. 51.
5 En palabras del propio Jakobson: "El tiempo y el espacio, generalmente considerados factores
extrínsecos en relación con el código verbal, resultan ser verdaderos constituyentes de éste. En el código
del hablante y el del oyente, cualquier cambio está presente simultaneamente en sus formas inicial y final
como variantes estilísticas, una más arcaica y la otra más novedosa, pero mutuamente intercambiables
en la comunidad de hablantes y aun en el uso individual [...] he alegado la eliminación de la supuesta
antinomia sincronía/diacronía y he propugnado en su lugar la idea de la sincronía permanentemente
dinámica, subestimando a la vez la presencia de invariantes estáticas en el corte diacrónico de la len-
gua ..." (1992, p. 24).
6 Para entender las explicaciones de Jakobson en torno a su concepción de la lengua, me permito
citarlo in extenso. Para él la lengua "...comprende toda una serie de subcódigos [...] Si se deja de otorgar
valor al mito de un sistema inmóvil tratando los cambios en la lengua y se hace intervenir el tiempo, en
consecuencia, corno un factor interno en el análisis de los sistemas lingüísticos, será preciso aún, al llevar
a cabo dicho análisis, incluir el espacio en el conjunto de factores internos de la lengua". (1981, p. 85)
En un texto más reciente Jakobson formula esto sosteniendo que: "...Ia imagen de la lengua como un
sistema uniforme y rnonolítico está sobresimplificada. La lengua es un sistema de sistemas, un código
general que incluye diversos subcódigos". (1992, p. 52) Formulado de otra manera esto implica que: "Hay
que ser un doctrinario para separar artificial mente los cánones estilísticos del código. En realidad, éstos
son una parte inalienable del mismo." (1981, p. 86) Jakobson desarrolla así una crítica de un tenor similar
a la que realiza la "sociolingüística" a la propia "lingüística". Por ejemplo, al hablar de las antinomias
saussureanas, sostiene que constituyen "...veleidades que empobrecen el objeto sometido a un estudio
lingüístico". (1981, p. 65) Más aun, "...Ia oposición de la noción de sistema a la de evolución pierde
importancia de principio puesto que nosotros reconocemos que cada sistema aparece obligatoriamente
como una evolución y que, por otra parte, la evolución posee inevitablemente un carácter sistemático".
(1981, pp. 69-70) De esta manera, "La sincronía estática es una abstracción, que puede resultar útil para
la investigación de la lengua con fines específicos; sin embargo, una descripción sincrónica exhaustiva
de la lengua, fiel a los hechos, debe considerar constantemente la dinámica de la lengua. Ambos
286
este sentido, me parece que para Jakobson la variación se produce sobre
todo en función de lo que entiende por tiempo y espacio. Es así como estos
factores no constituyen elementos aislados del sistema lingüístico, mucho
menos periféricos o caóticos, asistemáticos; por el contrario, están pletóricos
de siqnificación.? Un aspecto, entre muchos otros que para Jakobson tendría
que desarrollar un enfoque realista, es el problema, al que volveremos más
adelante, de las diferencias lingüísticas derivadas de las metodologías del
criptoanalista en contraste con la postura del (seudo)participante.
elementos -el punto de origen y la fase final de cualquier cambio- durante algún tiempo existen
simultáneamente dentro de una comunidad lingüística. Coexisten como variantes estilísticas." (1992,
p. 52) En este sentido, Jakobson considera que las oposiciones saussureanas de" ...sincronía-diacronía
y estática-dinámica, no coinciden en la realidad. La sincronía contiene muchos elementos dinámicos y
es necesario tomarlo en cuenta a la hora de un enfoque sincrónico". (1981, p. 63) Es básicamente
ésta la conceptualización que retomo de Jakobson para presentar el material que me ocupa.
7 En otras palabras, digamos que el nivel de lo que Jakobson llamaba ••...Ias invariantes en medio
de la variación ..." (1992, p. 21). en el caso del náhuatl son bastante bien conocidas.
8 Para Jakobson (1992, p. 52) "...hoy en día nuestra tarea principal es ser realistas, construir un
estudio realista de la lengua y combatir toda ficción en lingüística". En este punto, un poco más adelante
Jakobson recuerda al físico Bohr, cuya premisa metodológica establece que "...cuando se hace una
observación es forzoso determinar exactamente la relación entre er observador y la cosa observada". De
ahí que "Nuestra tarea es aclarar las distintas posiciones de los estudiosos ante la lengua. La llamada
posición criptoanalítica es el punto de vista de un observador que no conoce el código de la lengua ...".
Jakobson nos recuerda que es ésta "...apenas la primera etapa de la investigación y de ninguna manera
la única, sino más bien una de tantas metodologías, una primera aproximación. Luego el observador
intenta alcanzar la segunda etapa, más avanzada, la etapa de un seudoparticipante ..." (1992, p. 54).
287
una especie de "diglosia", que se materializa en diferencias características
de distintos subcódigos del habla náhuatl. 9
Más apegados a la conceptualización binaria de Jakobson se diría que
en el caso de la interpretación del material que nos ocupa existe por lo menos
una oposición significativa entre la presencia o ausencia de ciertas marcas
(e. g. del agente o paciente de la acción) que permiten distinguir distintos
tipos de "subcódigos" correspondientes a distintos "espacios" discursivos.
De esta manera, se puede postular un continuo de subcódigos que oscilan
desde un habla más formal hasta una más informal, pasando por diversas
combinaciones posibles.
El cuadro 1 ilustra el material lingüístico derivado del interrogatorio del
criptoanalista (por ejemplo a través de un cuestionario) en contraposición al
material obtenido en la actitud de un participante en interacciones verbales
más cotidianas. Está claro que tales posiciones metodológicas conllevan
efectos en el propio corpus para el análisis lingüístico (véase cuadro 1).
Desde luego que entre estos dos polos no existe una separación ab-
soluta ni tajante; lo que más bien se observa son distintos efectos producto
de las diferencias jerárquicas entre las posiciones del observador (el
criptoanalista) y el observado (el hablante). Es importante destacar que para
Jakobson esta oposición remite a metodologías distintas que sin embargo
conforman fases de un mismo proceso en la investigación de la lengua. Al
constatar las diferencias derivadas, se puede plantear que desde la posición
del criptoanalista más o menos se llega a conocer la gramática de la lengua,
mientras que en la del (seudo)participante, lo que se busca es captar el uso,
con lo que necesariamente se ingresa en un vasto campo de variabilidad y
se reconoce la naturaleza compleja del propio sistema. Más aún, es sobre
todo a partir del material derivado de situaciones espontáneas, desde donde
se puede captar la problemática del cambio lingüístico, como recientemente
han insistido varios autores.'?
Una ilustración adicional a la que se puede aludir para diferenciar lo que
Jakobson llama "subcódigos" es el de los usos idiomáticos o el de las reglas
lingüísticas de cortesía.
Entre otros usos idiomáticos tenemos, por ejemplo, en el náhuatl de la
región de Xalitla, el uso de timits -en vez de nimits- "yo a ti" (o de tatech
-por nantech-), lo cual es por supuesto muy difícil captar desde la posi-
ción del criptoanalista.
9 Por referirse a un nivel de organización interna de la lengua, ésta sería una diglosia más a la
manera de la concepción de Ferguson (1959).
10 Así por ejemplo Labov (1983, cap. VII), Milroy (1987, passim).
288
Cuadro 1
maske mas tikwalantos pero tikpipitsos maske mas tikwalantos pero tipitsos
por más que estés enojado lo vas a tener que besar
otikkalakti otkalakti
lo metiste
yokitlali yotlali
ya lo puso
¿xotiktlatolti? ¿xotlatolti?
¿le preguntaste?
xikwala moxok kwala moxok
[trae tu jarro!
ximotlasiwiti xsiwi, motlasiwiti, tlasiwiti
ihija apúrate!
xkkaki xaki
iescucha!
ma nikkixti ma nkixti
[que yo lo meta!
ma tinechonkwili ma nechonkwili
[que tú me lo traigas!
newa ma nikteki newa ma nteki
[que yo lo corte!
nitotia toti
él baila
289
Existen desde luego otros subcódigos igualmente operativos en el náhuatl.
Ejemplo de ello es que el habla obtenida en la posición del criptoanalis-
ta tiene algunas características lingüísticas parecidas a un subcódigo
reconocido por la propia comunidad: el yektli tlatolli o yektlatolli, del cual
forma parte el habla ritual propia de los ancianos (que desde luego pocos
individuos controlan, quizá inclusive cada vez menos, sobre todo en comu-
nidades como Xalitla): 11
11 Para una descripción de una serie de usos idiomáticos vinculados a distintos subcódigos del
náhuatl de Tezcoco, véase Peralta Ramírez (en este volumen pp. 295-304).
12 Para Jakobson, el espacio se concibe básicamente como parte de una relación social: "El código
verbal es convertible también respecto del factor espacio. Contiene un conjunto de variantes que sirven
para distintos grados de adaptación a interlocutores con una distancia social y dialectal variada:
290
lingüística) también se materializa en los fenómenos efecto del bilingüis-
mo, característicos de las situaciones de lenguas en contacto. En este
caso Jakobson, siguiendo a Trubetzkoy, habla del estudio de las "alian-
zas Iingüísticas".13 Pasemos ahora a presentar algunas ilustraciones de
este tipo.
1. kimaka
"le da"
kimaga
"le pega"
13 Para Jakobson, "En el siglo xx la ciencia del lenguaje ha tomado conciencia por primera vez de
que hechos característicos de un sistema lingüístico podían difundirse más allá de los límites de la lengua
en cuestión ...". (1981,p. 89)Más aún, el bilingüismo conforma una "...relación de valor mutuo e interno
entre dos lenguas que coinciden en el pensamiento de un individuo ...". en el que se presenta "una
diversidad bastante grande en el empleo alternado de dos lenguas, en su soldadura y su delimitación
relativas [...) Como si hicieran alarde de su conocimiento profundo de la lengua del país vecino, transfieren
a su lengua materna [...) rasgos fónicos o gramaticales de la lengua extranjera. Estos préstamos, que son
en un primer momento estilísticos, se convierten en algo así como el emblema de la amplitud del horizonte
lingüístico de estos bilingües y son fácilmente imitados por sus compatriotas monolingües. La imitación,
que al principio sólo afecta a elementos aislados, se transforma poco a poco en moda, recibe pleno
derecho de ciudadanía y se convierte en parte integrante del sistema de la lengua materna. Así se
engendra una alianza lingüística. Sería erróneo suponer que las lenguas de países que vencen en
cultura, en autoridad sociopolítica o en potencia económica prevalecen 'necesariamente, contra las
lenguas de naciones más débiles y más dependientes en uno de esos aspectos (Iingüísticos)" (1981,
p. 93)Me permito citar in exlensoaJakobson en este punto porque me parece que es una buena manera
de mostrar la complejidad de la cuestión, con lo que se alude a una serie de dificultades de gran
envergadura, como la cuestión de la conmensurabilidad del bilingüismo y sus efectos no sólo en el nivel
lingüístico strictu sensu, sino vistos en sus contextos de uso.
291
(e. g. migrantes femeninos de Hueyapan en la ciudad de México), en el que
tenemos tlágatl por tlákatl, "hombre".
Por sólo mencionar otra oposición relacionada con ésta, piénsese en la
oposición entre subdiferenciación (e. g. de la distinción 101 : lul del español)
y sobrediferenciación fonémica (e. g. en el caso de la imposición de la
correlación de cantidad).
Una ilustración a la que podríamos aludir a nivel morfológico es el caso
de la simplificación de los procesos de pluralización. En el náhuatl precolom-
bino, existían sufijos totalmente distintos para las formas absolutivas y las
posesivas; actualmente, en el tratamiento de ciertos préstamos, los plurales
del náhuatl que otrora no podían llegar a confundirse convergen de tal
manera que es posible usar el pluralizador castellano -s con sustantivos
poseídos en náhuatl:
2. ti-to-vale-s
NOS. POS. AMIGO PLUR
"Son nuestros amigos"
3. ·kochi
"duerme"
kochi-n
"duermen"
nemia
"vivía"
nemia-n
"vivían"
292
realidad el origen de maske (o cualquiera de sus variantes regionales) es
prehispánico, derivado de meziunoui," Más que una interferencia uní-
direccional, lo que se ha producido es un interesante caso de alianza in-
terlingüística en la que la forma náhuatl se identificó con la construcción "más
que" del español:
En la región del Alto Balsas maske te constituye una frase hecha que
funciona como regla de cortesía en el momento de despedirse:
6. newa ye niaw
"yo ya me voy"
maske te
"aunque pues"
En el caso del náhuatl de La Malinche trabajado por Hill & Hill (1986) se su-
giere que, efectivamente, la partícula "más" del español ha sido identificada
con la forma maske del náhuatl (o con alguna de sus variantes). De hecho,
en esa región mas se usa como la forma más o menos equivalente a la forma
maske del Alto Balsas. Incluso tal vez podría hablarse de maske como un
caso en que el náhuatl produjo un efecto de sustrato o adstrato en el español
rural mexicano:
Un caso muy distinto es el de los dobletes como de ke y tIa, "si ..." en Xa-
litla, utilizados en el condicional. En él se trata de una manifestación típica
de lo que Jakobson describe en términos de alianzas lingüísticas. Como
muestra fehaciente de la presencia del tiempo y del espacio en el propio
sistema de la lengua, a partir de oposiciones fundamentales localizamos por
lo menos dos variantes estilisticas que, en un momento dado, conviven en
el desarrollo del contacto -y del conflicto-, cuestión que ulteriormente
293
conduce a plantear el problema de la sustitución lingüística. Aquí se trataría
de desarrollar todo un trabajo por separado que desde luego no es posible
en este lugar. Sin embargo, es interesante notar que la interpretación ja-
kobsoniana puede visualizarse de distintas maneras, por lo menos incluyen-
do dos posiciones casi extremas, prácticamente divergentes o, si se quiere,
un dilema binario. Por un lado, podría emerger la objeción de que se trataría
de conceptualizar un fenómeno muy complejo en términos más o menos
excluyentes o definitivos, aun cuando en la práctica esta crítica reprodujera
más o menos el mismo esquema. De cualquier manera, lo que enfrentamos
aquí es un problema de interpretación del esquema binario. En resumidas
cuentas, una de las principales problemáticas de esta cuestión radica en
algo de lo que el propio Jakobson fue consciente: el no poder reducir algo tan
complejo y dinámico como la lengua a una fórmula esquemática.
Bibliografía
294
Consideraciones generales acerca
de las funciones emotiva y apelativa
en el náhuatl de Amanalco, Tezcoco,
Estado de México
Valentín Peralta Ramírez*
Introducción
¿Por qué el lenguaje es como es? Ésta es una de las preguntas que cons-
tantemente aparecen en el pensamiento de numerosos antropólogos, lin-
güistas y filósofos del lenguaje 1 interesados en el análisis de la estructura
lingüística desde un punto de vista funcional.
La estructura de la lengua esta íntimamente relacionada con las exi-
gencias que todas las sociedades le hacemos, con las funciones que ésta
debe cumplir. Es decir, estas funciones son características particulares de
cada cultura: el uso del lenguaje para organizar las expediciones de pesca
descritas por Malinowski en las islas Trobiand, o el lenguaje que se utiliza
para pedir una bebida en Subanun descrito por Frake no tienen paralelo en
nuestra sociedad.
Independientemente de tales instancias específicas del uso del lengua-
je, existen funciones más generales, comunes a todas las culturas, por
ejemplo, todos usamos el lenguaje para organizar a las personas y dirigir su
comportamiento. Por lo tanto, un análisis puramente extrínseco de las fun-
ciones lingüísticas, que no se base en un análisis de la estructura lingüística,
no responderá a nuestra pregunta inicial." Tampoco podemos explicar el
lenguaje enumerando simplemente sus usos. De la misma manera, una ex-
plicación lingüística que no tome en cuenta las exigencias que le hacemos
al lenguaje carecería de soporte, puesto que no ofrece ningún principio para
explicar por qué la estructura del lenguaje está organizada de una mane-
ra en vez de otra.
Por algún tiempo, las preocupaciones "estructurales" han dominado en
lingüística; sin embargo, las reflexiones acerca de los enfoques estructural
y funcional aportan valiosas contribuciones que no son necesariamente
excluyentes, sino complementarias. Por ejemplo, la forma particular que
295
toma el sistema gramatical del lenguaje está íntimamente relacionada con
las necesidades personales y sociales que el lenguaje tiene que satisfacer;
pero para poner esto en evidencia, es necesario considerar simultáneamen-
te el sistema del lenguaje y sus funciones. En este sentido, estaremos en una
mejor posición para hacer generalizaciones y tener una visión más completa
acerca de cómo se usa el lenguaje. En este trabajo consideraré al lenguaje
en función de sus usos.
Para empezar, utilizaré la noción de acto de habla considerándolo
como una selección simultánea de entre un gran número de opciones de
acción interrelacionadas condicionadas socioculturalmente, "las cuales
representan el 'potencial del significado' del lenquaje"." Al hablar, optamos
por una pregunta, una aserción, una orden, etcétera. No nos remitimos a
actos predeterminados de elección, sino de conducta simbólica, donde las
opciones pueden expresar los significados muy indirectamente, en función
de ciertas reglas de comportamiento definidas culturalmente. El sistema de
opciones está en la "gramática" de la lengua, y el hablante hace sus
elecciones dentro del contexto de situaciones del habla. De esta manera, los
actos de habla conllevan el ejercicio recreativo de opciones en situaciones
y medios sociales y personales."
Así, podemos decir que el lenguaje sirve para establecer y mantener
relaciones sociales; para la expresión de los roles sociales, que incluyen los
roles comunicativos creados por el lenguaje mismo, es decir, para la deli-
mitación de grupos, la identidad y el desarrollo del individuo, ya que al per-
mitirle la interacción con otros, el lenguaje sirve también para la expresión de
la personalidad."
Ahora bien, considerando los puntos antes expuestos, analizaré en
términos de Jakobson dos funciones: la emotiva o expresiva y la apelativa
en el náhuatl de Amanalco, tomando siempre en cuenta el uso de la lengua
en contextos sociales específicos.
Entiendo la función emotiva como la "que apunta a una expresión directa
de la actitud del hablante ante lo que está hablando"," es decir, centrada en
el destinador que tiende a producir una cierta impresión de una cierta sub-
jetividad. Generalmente, los rasgos expresivos se manifiestan en la prosodia,
en la morfología y en el nivel sintáctico, lo cual permite destacar enfáticamen-
te la parte emocional del locutor.
Por otra parte, la función conativa o apelativa, que se orienta hacia el
destinatario, halla su más pura expresión gramatical en el imperativo. La
3 Halliday, M. A. K., "Estructura y función del lenguaje", en John Lyons (introd. y selec.), Nuevos
horizontes de la lingüística, Madrid, Alianza, 1970, p. 147.
4 Véase Firth , 1968.
5 Véase Bernstein, 1970.
6 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Planeta, 1986, p. 353.
296
comunicación directa sirve para interpelar al interlocutor, en el sentido de
dirigirlo a determinado curso de acción, con lo que implícitamente el hablante
también indica las relaciones sociales que establece con él. Los rasgos
apelativos pueden incluir desde nombres propios hasta términos de paren-
tesco, pasando por nombres específicos.
El material que presento consiste de dos aspectos particulares de la
lengua: los saludos y las órdenes en náhuatl. Desde luego que ambas
funciones aparecen estrechamente relacionadas y su delimitación no es tan
evidente.
7 Existen muchos trabajos en torno a la gramática del náhuatl, pero la mayoría de éstos se refieren
al "náhuatl clásico"; respecto de la variante de Amanalco, existen dos trabajos, aunque de carácter
introductorio, que nos permiten tener un panorama general de esta variante. El primero es el
de Lastra de Suárez, El náhuatl de Tezcoco en la actualidad, México, UNAM, 1980; y Peralta Ramírez, "La
reduplicación en el náhuatl de San Jerónirno Amanalco, Tezcoco, Estado de México", en Amerindia.
Revue d'ethnolinguistique amérindienne, núm. 16, París, 1991, pp. 63-77.
297
I\J
co
ce
El Valle
La Sierra
A la ciudad
de México
A Calpulalpan
Tlaxcala
Tfarrunca •
. \~ J
Tezcoclngo $!'
~ San Pablo Ixayoc
SIMBOLOGiA
El Valle
,~,,~ el t Pueblo
Carretera
A la ciudad de México
I La Sierra
,\4 ~,\~,,++t+ Ferrocarril
ixtlakwa ¡come!
ix-tla-kwa-(jJ
imper.-algo-comer-sing.
Ixtlakuakan ¡coman (uds.)!
ix-tla-kwa-kan
imper.-algo-comer-pl.
1. ixtlakwa ¡come!
2. ixmotlakwalti ¡coma ud. H!8
3. ixmotlakwalti'kono ¡coma ud. H!
4. ma tlakwalo ¡coma ud HH!
5. ma moma'sewi'kono icorna ud. HHH!
299
Un recurso muy claro del náhuatl para marcar las diferencias de las rela-
ciones sociales es por medio de las marcas morfológicas honoríficas:
300
que no la cumplan." Por lo tanto, el saludo es un factor determinante en las
relaciones discursivas altamente ritualizadas como el matrimonio, pero
también en los ámbitos familiares o en situaciones donde el encuentro es
casual.
De acuerdo con lo anterior, podemos caracterizar básicamente dos tipos
de saludos en la comunidad de Amanalco. Por un lado, los saludos como
reglas socioculturales de cortesía que producen una imagen de pertenencia
a determinada posición social y, por el otro, los saludos temáticos, es decir,
los que introducen un diálogo, en el que el manejo de los saludos depende
del contexto de situación.
301
Ejemplo 2. Saludo para los niños.
H1: Ya vine: ... Ya vine: ... 1O
H2: kema, ixka/aki ... ¿ t/en tihneki? Sí, entra ... ¿qué quieres?
Fase 1
H1: Ve:mari (de Ave María).
Saludo ritual
H2: Kema'kakon ixmopano/ti'konokan ...
Sí, pasen uds. HHH
H1: /knikanik kinye towa:/topacho'tiwitse'
Por aquí apenas "venimos llegando"
H2: kema'kakon ixwa:/mikakonokan
Sí, pasen uds. HHH
H1: Mano' pa:n [hombre]
Saludo con inclinación y beso de la mano del H2
H2: Mano' ma:n ... [mujer]
Saludo con inclinación y beso de la mano del H 1
Fase 2
Saludo a los acompañantes: de estatus diferente y de menor edad, que
incluye cambio de código y de subregistro de habla.
H1: La mano' .
H2: La mano' .
10 Como se podrá observar, Ya vine: ... es una traducción literal del ejemplo 3: Yo:niwala ...
Hasta hace unos ocho años, aproximadamente, los niños utilizaban el saludo en náhuatl; hoy en día, sólo
es empleado por las personas casadas. Esto nos permite ver parte de los procesos de aculturación que
vive la comunidad, sobre todo en la población escolar.
302
H1: Buenos días .
H2: Buenos días .
Como se habrá podido observar en los distintos ejemplos, los saludos y las
órdenes en el náhuatl de Amanalco incluyen rasqos morfológicos, prosódicos,
y léxico-gramaticales que sirven para caracterizar al hablante y su actitud
para con lo que dice, así como para con el oyente. Muchas veces, cada uno
de estos elementos opera de manera separada, pero por lo general éstos se
desarrollan a partir de un haz de relaciones.
303
Conclusiones generales
Bibliografía
304
La persuasión en el discurso
de la expropiación petrolera
Retórica
305
Los mecanismos esencialmente discursivos de la persuasión no han
sido lo suficientemente estudiados. Se ha dejado de lado la manera en la que
un discurso reúne las condiciones de credibilidad suficientes para ser
verosímil, lograr ser aceptado y finalmente convertirse en convincente. Estas
fases del razonamiento persuasivo, que son fundamentales en las técnicas
de propaganda, en el nivel discursivo todavía no han sido descifradas con
la suficiente exhaustividad.
En el ars oratoria, uno de los objetivos era emocionar para conmover al
auditorio. Ahora bien, al privilegiar su dimensión retórica, el discurso político
busca conmover para persuadir.
La persuasión como finalidad per se del discurso político incide sobre
el destinatario con el fin de hacerlo aceptar la propuesta enunciativa
del emisor, para lo cual es necesario apelar a los anhelos y motivaciones del
receptor, abolir las distancias que puedan perjudicar la realización de una
comunicación efectiva y, de esta manera, establecer una especie de co-
munión teatral entre ambos. Es decir, existe una puesta en escena del
discurso en la cual se destaca el aspecto emotivo para lograr así la
aceptación del discurso emitido. Con ello el emisor busca crear una actitud
favorable por parte del destinatario, al transmitir emociones codificadas en
el mensaje para que éste sea recibido con benevolencia y se le conside-
re verosímil. De modo que, al seleccionar los elementos del código que
construirán el mensaje discursivo, el emisor se representa una imagen del
receptor de I~ situación discursiva y de sí mismo como receptor.P
Esta selección permite que el emisor tenga el mayor control posible
sobre el mensaje y sobre la reacción del destinatario. En la medida en que
se controle la interpretación del mensaje y su transmisión se efectúe según
lo planeado por el emisor, se podrá suponer que por lo menos la mayor parte
de los receptores+ -que constituyen lo que puede llamarse un receptor
colectivo- recibirá el mensaje en la forma prevista y recurrirá a su compe-
tencia para seleccionar subcódigos connotativos que le permitan decodificar
los aspectos sígnicos del mensaje.
Respecto del código común entre emisor y receptor, subyacente al
intercambio de mensajes, el emisor, al elaborar el mensaje y trabajar en el
nivel del código para presentarlo en un nivel de inteligibilidad adecuado para
el receptor, descubre, como dice Jakobson, este vocabulario común "ya sea
para agradar, para hacerse comprender o para desembarazarse del recep-
tor"." A estos propósitos podría agregarse uno más: el de convencer al re-
306
ceptor. Es indudable que la existencia de cierto acuerdo respecto de las
significaciones acordadas a las palabras es indispensable, pero, más que un
código común, lo que deben compartir emisor y receptor es el universo dé
preconstruidos culturales, ya que la idea de un código común puede ser
ilusoria si se piensa que el receptor decodificará el mensaje exactamente
en el mismo sentido en que fue codificado. Por eso en el discurso se recurre
a tácticas como la redundancia, con la cual se procura que por lo menos la
parte fundamental del mensaje se interpretará de la manera prevista.
Por lo tanto, es primordial plantear imágenes y representaciones que se
adecuen a la visión del mundo del receptor para hacer compatibles los dos
universos, tanto el del emisor como el del receptor. Esta dimensión es
tangible en el discurso analizado, el cual construye un campo de batalla entre
progresistas, que luchan por todos los valores positivos, y los egoístas y
antagónicos, que se oponen al progreso. Al estar dirigido fundamentalmen-
te al ejército -un sector de la población muy familiarizado con el esquema
de la guerra- éste es un discurso que tiene muy bien estructurados y de-
finidos a los integrantes de este combate. Al reconocer que los elementos
léxicos seleccionados por el emisor remiten de manera recurrente al tema de
la guerra, es indiscutible, entonces, la necesidad de hacer compatible el
discurso y el universo del ejército. De tal suerte que encontramos los
siguientes lexemas: fuerzas antagónicas, oponer, triunfo, sacrificio, eman-
cipación, elementos antipatriotas, defender, arma eficaz, instrumentos de
perturbación, patriotismo, perturbación del orden, aniquilar, brote antipa-
triótico, enemigos, mano criminal traidora, armas, salvaguardar, campo de
la lucha, cañones, fusiles, segarles la vida, su propia sangre, altar de la pa-
tria, ejército traidor, honor, traidores. Todos estos lexemas que integran el
campo semántico del ejército están unidos por el rasgo contienda o enfrenta-
miento militar. Así, la presuposición de que el interlocutor reconoce este uni-
verso de combatientes es una constante en la construcción de este discurso.
Pero finalmente, el código es una abstracción que nos remite a algo más
objetivo, al mensaje, el cual se ve revestido con la fuerza ilocutoria que le
otorga el discurso político y con la cual persigue el hacer persuasivo como
finalidad inminente. En la búsqueda de este fin, el emisor emplea una lo-
gística propia para cuya obtención pone en juego estrategias diferenciales.
Funciones de la comunicación
307
dos con precisión, puesto que no todas tienen la misma dimensión e impor-
tancia; existe entre ellas una imbricación. En consecuencia, las funciones del
lenguaje deberán ser ubicadas dentro de una jerarquía que reconozca la
importancia de los polos de la comunicación que le sirven de soporte, así
como desde el punto de vista de la persuasión.
En el discurso de la expropiación petrolera las estrategias utilizadas ha-
cen surgir esta confluencia de funciones, de las cuales Olivier Heboul" hace
una propuesta para detectar su presencia en el discurso. En algunos aspec-
tos sus resultados son limitados, pero es un esfuerzo valioso, ya que todo el
mundo admite que existen las seis funciones derivadas del famoso esquema
de la comunicación verbal, aunque la dificultad estribe en saber cómo operan
en el nivel discursivo. El presente análisis recupera algunas de las propues-
tas de Reboul para la identificación de los mecanismos bajo los cuales se
producen dichas funciones.
La función referencial remite al objeto del cual se habla, y para señalar
esta presencia se observan las siguientes estrategias: 7 la apelación ob-
jetivadora, la amalgama, la presuposición, la falsa causalidad y el desli-
zamiento de sentido.
Apelar a la objetividad es buscar la legitimidad en los hechos, cediendo-
les la palabra para dar la impresión de que los sucesos existen por sí mismos
y son ellos los que relatan los acontecimientos. Así, en el discurso del día del
soldado la función referencial se hace presente cuando se crea el objeto con
el solo hecho de nombrarlo. En el discurso, los enunciados: "versiones
alarrnistas", "elementos antipatriotas", "tales elementos mexicanos", "cierta
filosofía", le dan vida a un objeto que no existe, pero que al ser predicado se
convierte en la denominación del enemigo nativo y, por lo tanto, se vuelve
indispensable que este enunciado tenga un soporte real y verdadero, que
convenza al ejército de que existe un enemigo verídico que representa un
peligro potencial.
Por otra parte, al identificar al ejército con los protagonistas de la revo-
lución, a través de un procedimiento de amalgama, se busca identificar
realidades diferentes, gracias a lo cual se legitima la figura del soldado al
equipararlo con su símil revolucionario, quien ya ha sido recuperado y
dignificado por la historia. El fin que se persigue es incitarlo a actuar de
manera semejante a sus homólogos revolucionarios.
La presuposición, otra de las estrategias, consiste en construir de una
manera indirecta el referente; esto puede resultar mucho más persuasivo
que la mención explícita, ya que el receptor la toma por una deducción propia
e individual y por lo tanto correcta y verdadera.
308
Al plantear así en el discurso: "Estamos en la tercera fase de nuestra
emancipación política, escribiendo la página de nuestra emancipación
económica", se da por supuesto que existieron las dos fases previas, y la
tercera fase se presenta como una realidad inminente y necesaria para
cumplir un ciclo que no estaba completo sin esta etapa, que obviamente es
la expropiación, la cual se presenta como algo necesario e ineludible gracias
al mismo desarrollo histórico-político del país.
Otra estrategia más que apela a la función referencial es el estableci-
miento de falsas causalidades, es decir, tratar de explicar los acontecimien-
tos en razón de la búsqueda de culpables; en este caso, las compañías petro-
leras y aquellos mexicanos que se han negado a apoyar la expropiación son
los culpables de una situación de inestabilidad a la cual el gobierno ha res-
pondido de la mejor manera. Así, se personaliza el conflicto y se crea a los
culpables para explicar y justificar la expropiación con un recurso que es más
mágico que racional.
Los desplazamientos de sentido también aluden a la función referencial,
y entre éstos se encuentran: las dicotomías, el eufemismo y el falso perfor-
mativo. De todos éstos, al que más se recurre en el discurso del día del sol-
dado es al eufemismo que sirve fundamentalmente para otorgar al referente
otro sentido; con él se evita el peligro de que un término provoque un enfren-
tamiento polémico y desvíe la atención del objetivo que se pretende al emitir
el discurso. El término expropiación es el que se elude al máximo debido a
que, en su acepción propia, remite a la idea de robo y despojo, lo cual podría
crear controversia. Por ello se reemplaza la palabra expropiación por perí-
frasis sencillas que evitan el conflicto:
309
La emotividad en el discurso
8En este caso la inclusión comprende a: Yo( el emisor)+ Ustedes (el auditorio) + Todos (la nación).
9 Por naturalización se entiende la estrategia que borra las marcas de enunciación y se presenta
como universal y natural. Véase Reboul. op. cit.
10 También conocida como función incitativa.
310
una consecuencia natural y lógica de una serie de acontecimientos negati-
vos, perjudiciales para los intereses del pueblo de México. Por eso se recurre
al exordio y a incitaciones directas sobre el receptor. "El pueblo de México
comprendió inmediatamente los efectos saludables de la resolución del
gobierno y externó su opinión en forma plebiscitaria y entusiasta que no tiene
precedentes en México."
En el fragmento anterior vemos cómo el fin que se pretende se hace
explícito, considerando la expropiación como "el efecto saludable": la
expropiación era necesaria para combatir "una enfermedad" constituida
por "el régimen de privilegio y de orgullosa oposición con que las compañías
petroleras operaron durante años".
En esta función es notorio el uso de las oraciones constativas, donde
lo primordial es la transmisión de información. Emplear este tipo de enuncia-
dos hace que la función referencial aparezca para que la función conativa
tenga más fuerza, así la justificación a través de leyes, valores y aconteci-
mientos adquiere solidez de una manera más natural.
las clases más pobres y laborantes de toda actividad productora fueron las
que dieron las más altas notas de emotividad.
El gobierno de Estados Unidos ha aceptado los derechos que tiene el poder
público mexicano para aplicar las leyes.
Sólo las compañías interesadas se han desentendido en lo absoluto de
toda obligación moral.
311
La ambigüedad dentro de esta función es utilizada para legitimar el
poder, pero en el presente discurso sólo se emplea en los momentos en los
que se alude a la expropiación; constituye, así, una estrategia propicia para
evitar algún tópico que pudiera ser polémico, ya que el discurso político no
puede permitir que la ambigüedad se integre en su sistema, porque corre el
riesgo de producir un mensaje fragmentario sin la coherencia necesaria para
lograr la persuasión.
Por ello, cuando es necesario referirse al acto de expropiación se hace
uso de eufemismos y de la eliminación del sujeto de la enunciación.
312
clases o grupos sociales, sino buscar una manera en que sólo aquellos que
se oponen sean identificados como adversarios. Con este fin, el uso de
palabras de choque 11 es inmejorable porque presta precisamente este
servicio al discurso, de modo que se interpela a los opositores nacionales
mediante este tipo de palabras que sólo los designan a ellos sin riesgo de que
quede incluido algún sector en su totalidad.
11En el discurso analizado se localizan sintagmas que por su complejidad no pueden ser reducidos
a palabras-choque en el sentido que las maneja O. Reboul. Sin embargo, es importante inclulrlos
recuperando la conceptualización del término.
12Véase Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1985.
313
El discurso político es un discurso altamente referencial cuyo recurso a
la metáfora puede ser estilístico, para redundar en alguna argumentación o
para hacerlo menos árido y más agradable al oído, aunque también se le
encuentra bajo la forma del eufemismo. La metáfora también permite evadir
ciertos tópicos conflictivos que tienen que ser disfrazados con otro matiz de
conocimiento para poder ser transmitidos sin temor de que sean recibidos
con desagrado o malestar entre los receptores del mensaje. Al desplazar el
significado de un elemento a otro que contiene al primero, la metonimia
puede ser más aceptable o más agradable para el receptor. En el discurso
político este mecanismo establece una identidad entre los significados a
través de una relación de familiaridad, con el objeto de lograr una mayor
permanencia del mensaje.
La función fática tiene como objetivo el mantenimiento de la comunica-
ción entre emisor y receptor. En el nivel discursivo existen varios mecanis-
mos para que esta función se presente: entre éstos, la redundancia, que
ayuda a que el receptor escuche varias veces lo esencial del discurso. Ésta
es una manera de incidir sobre el canal, asegurando que el mensaje será
recibido y tendrá más probabilidad de ser aceptado. En cierta medida, en
el discurso político el receptor está obligado a recibir el mensaje, debido
a la alta investidura del emisor; por esta razón, podría considerarse que la
función fática no es importante. Pero la autoridad institucional del orador no
siempre garantiza la recepción; por lo tanto, existe una tensión o un esfuer-
zo por parte gel emisor para poder comunicarse con el interlocutor y mante-
ner abierto el canal, de tal suerte que el lazo que permite sostener este in-
tercambio de significantes se produce a través de la inclusión del receptor
como sujeto de la enunciación: al utilizar la primera persona del plural, el
emisor asegura que el receptor, partícipe directo en la emisión del discurso,
mantendrá el contacto abierto. A su vez, el exordio, aunque es representativo
de la función expresiva, también se entrelaza con la función fática, al hacer
un llamado a la atención del receptor y asegurar la disponibilidad del circuito
para el intercambio discursivo.
314
en el discurso fórmulas que, además de renovar la atención, buscan que el
mensaje sea recibido con benevolencia. En el discurso del día del soldado
los mecanismos para que la expropiación sea vista con buenos ojos
consisten en plantear una situación de total aceptación por parte del pueblo
de México a la nacionalización del petróleo; esta aceptación incluye a los
soldados del ejército nacional. El discurso se convierte, así, en un recurso
para establecer al adversario, para definirlo y para que el ejército tenga
presente, de una manera más descriptiva, los peligros que acechan al país.
La función metalingüística incide directamente sobre el código y bus-
ca transformar el código de los receptores para convencerlos de que la
expropiación es benéfica y que es imprescindible defenderla. Esta función
metalingüística se vuelve evidente al designar a la expropiación con eufe-
mismos obtenidos mediante metáforas que pretenden valorar la expropia-
ción petrolera bajo otra luz más positiva. La metáfora tiene aquí una función
persuasiva esencial al desplazar de múltiples maneras el sentido de expro-
piación:
315
después en algo decidido, resuelto, que tendrá como consecuencia la trans-
formación de la expropiación en una obra de redención, es decir, en una libe-
ración perdurable e indispensable para la soberanía e independencia del
país, al tiempo que se presenta como la única vía para mantener la dignidad
del gobierno. La expropiación también se muestra como un deseo justo de
mejorar la calidad de vida del pueblo y la etapa final para derrotar al enemi-
go, logrando con esto la liberación político-económica del país y su paso a
la historia.
En conclusión, el discurso dedicado al ejército es de vital importancia
para el éxito de la expropiación petrolera, ya que era necesario cerrar filas
en un momento en que algunos grupos de presión luchaban por mandar
tropas a la frontera. De tal suerte, era fundamental presentar la expropiación
como algo digno para convencer al ejército de llegar, incluso, al sacrificio.
Cárdenas logra construir un discurso eficaz donde las estrategias emplea-
das son la piedra de toque para el despliegue de la persuasión.
La dificultad para detectar las funciones del lenguaje, en un estado puro,
nos lleva a pensar que si bien metodológicamente es prudente separarlas,
es necesario pensar las funciones como un entrelazamiento que es preci-
so detectar y analizar para poder descubrir los mecanismos discursivos a
través de los cuales se presentan. La pe~suasión como eje alrededor del cual
se genera el presente trabajo llevaría a considerar como fundamental la fun-
ción conativa, dada su proyección hacia la figura del receptor; pero dicha
elección no está confirmada con el análisis, ya que en éste se muestra que
también en las demás funciones es posible identificar estrategias destinadas
a la persuasión. Por lo tanto, al reconocer la imbricación que adoptan las
funciones en la lengua natural, tanto la función poética y la metalingüística,
como la referencial, la fática y la expresiva contribuyen para que el receptor
acepte el discurso como verosímil.
Bibliografía
316
Análisis del discurso político: el problema
de la segmentación desde la perspectiva
semiótica y las funciones jakobsonianas
Introducción
317
miótica narrativa, ya que constituye una de las primeras dificultades a las
que se enfrenta el analista del discurso para la definición del objeto es-
tudiado.
De esta forma, es necesario tener presente que se debe definir no sólo
el tipo de discurso sino las partes o segmentos por analizar. Así, en primera
instancia, es imprescindible reconocer fronteras externas o internas del
corpus y especificar cómo se marca el principio o fin de un texto o de una
secuencia. La segmentación es el acto mismo de semiosis, es el arte de
constituir totalidades de sentido a partir del contenido del habla. Sin embar-
go, consideramos que los criterios de segmentación, desde la semiótica
narrativa, aún no están completos, por lo cual resulta interesante reflexionar
sobre la utilidad de las funciones jakobsonianas para la segmentación, sobre
todo en el tipo de discurso como es el debate televisado, que como discurso
político tiene la particularidad de ser oral, el tiempo de habla de cada con-
trincante es medido, y el tema prestablecido.
Como ya quedó asentado, el corpus analizado es el debate televisivo de
1988 que se produjo entre Mitterrand, presidente de Francia, y Chirac, pri-
mer ministro, cuando ambos contendieron por la presidencia de la Repúbli-
ca francesa.
El resultado de encuestas realizadas en Francia en este periodo de cam-
paña muestra la repercusión que tuvo este debate en la redefinición de la
imagen que los franceses tenían de cada uno de los contrincantes. La im-
portancia que reviste este debate es que justamente a partir de la diser-
tación los contrincantes reafirman, ganan o pierden adeptos y, en conse-
cuencia, votos.
Los analistas políticos franceses reconocen que el debate televisivo en
Francia constituye en la actualidad un espacio político de gran importancia;
es la instancia donde los candidatos a la presidencia de la República y la
opinión pública se encuentran, en cada periodo previo a las elecciones. Este
tipo de debates televisivos entre dos candidatos de diferentes partidos no es
característico del sistema poi ítico mexicano. Ahora bien, el análisis semiótico
que nos ocupa no nos lleva hacia el acto político como tal, sino hacia la
estructura del debate como acto discursivo particular, como hecho semiótica
en el que cada uno de los contrincantes presenta estrategias discursivas
precisas.
Presentaremos ahora la estructura temática y la organización interna
del debate. El debate inicia con un prólogo donde Elie Vannier y Michele
Cotta -renombrados periodistas franceses que se desempeñan como mo-
deradores- hacen la presentación y dictan las reglas del juego. A ellos co-
rresponde cronometrar el tiempo de habla de cada uno de los contrincantes,
la asignación del turno de habla y el cambio de tema en el debate, de acuerdo
con una estructura temática prestablecida. El tiempo del debate, así como
el de cualquier otro tipo de emisión televisiva, obedece a normas legales.
318
La estructura temática prestablecida del debate es la siguiente:
La cohabitación
El Frente Nacional
La imparcialidad del Estado
La mayoría
La Nueva Caledonia
Europa
El empleo
La educación
La inmigración (Ésta es la sección del debate que analizaremos)
La política extranjera
Los rehenes
Finalmente, los dos protagonistas elaboran una conclusión.
Segmentación
319
cias que se oponen entre sí. Haciendo un recuento de los criterios de seg-
mentación propuestos por Greimas, reconocemos, entre otros, los demar-
cadores siguientes:
Cambio de tiempo
Cambio de espacio
Cambio de actores
El 'uso de disjuntores lógicos como son las conjunciones
El cambio de tema (Greimas lo llama disjunción tópica)
La recurrencia frástica o lexemática
Los criterios gráficos
Estos criterios pueden ser agrupados en tres clases, tomando como criterio de
clasificación la naturaleza de los demarcadores de secuencia, ya sea depen-
dientes de las estructuras narrativas, de la manifestación lingüística o de las
convenciones gráficas.2
Unidades reconocidas
Greimas considera que los criterios narrativas son los más importantes, por-
que se apegan más a la articulación narrativa de los textos y relatos, mientras
que los otros responden más a las coerciones inherentes a la sintaxis, o inclu-
so a la textualización. Sin embargo, también menciona que en algunas cir-
cunstancias estos tres criterios pueden pasar a un segundo plano, mientras
que los otros criterios servirán como demarcadores de secuencia."
320
Al respecto, es importante señalar que el análisis tiene que hacerse
sobre un discurso global mente homogéneo y no sobre una colección hete-
róclita de fragmentos discursivos. Así, en el momento de designar su objeto
de estudio, el analista se ve obligado no a tomar un texto como si éste fuera
una unidad objetiva, sino a tomar un fragmento del continuo del habla y a
postular hipotéticamente que ese fragmento constituye una unidad o totali-
dad de significación.
El analista se dedica entonces a "hacer texto", es decir, a iniciar el pro-
ceso de su construcción. En este proceso, la primera operación del análisis
es la construcción de la unidad discursiva como hipótesis, y no el reconoci-
miento de hechos como evidencias existentes por sí mismas: esto constituye
lo que ha sido denominado clausura metodológica del discurso. Se trata de
una clausura hipotética y por ello provisional que el análisis mismo tendrá
que confirmar o modificar.
Al ser postulado inicial, esta primera clausura permite pasar a una se-
gunda fase, que es el reconocimiento concreto de las fronteras, tanto ex-
ternas como internas, del texto. Esta segunda fase es la que normalmente
ha sido llamada segmentación, y consiste en reconocer las secuencias
constitutivas del texto a partir de los distintos tipos de marcas mencionadas
anteriormente.
Al elegir un texto o un fragmento de texto y segmentarlo en secuencias,
el analista elige un corpus representativo de un universo discursivo. Por lo
tanto, tres son los grados de abstracción puestos en juego en esta selección:
el universo discursivo, el texto y el corpus. Como afirma Flores, "no todo
discurso ni todo en un discurso es analizado. Previo al análisis se impone
la necesidad de extraer y seleccionar los datos. Este proceso ha sido lla-
mado clausura del discurso, considerado como una fase de descripción"."
Greimas en 1987 sostuvo que en la primera fase del análisis se pueden
reconocer secuencias en un texto a partir de marcas lingüísticas, pero estas
secuencias no corresponderán forzosamente a las unidades narrativas que
detecte el análisis; por lo tanto, se debe distinguir entre una segmentación
anterior al análisis que opera sobre los niveles más superficiales del texto,
y de una segmentación posterior que opera sobre los niveles profundos o
menos superficiales." Así, la segmentación deja de ser un mero procedi-
miento previo al análisis para pasar a ser un verdadero proceso coextensivo
a todo el recorrido analítico.
Flores propone cuatro momentos constitutivos en este proceso:"
321
Clausuras
Metolológicas Descriptivas
Tiempo
Tema
Turno de habla
Los periodistas, moderadores del debate, inician cada sección haciendo una
breve presentación del nuevo tema a debatir y formulan una pregunta inicial
322
dirigida a los dos contrincantes. La toma de turno por alguno de los contrin-
cantes es espontánea. Es importante señalar que la formulación de pregun-
tas no es exclusiva de los moderadores; frecuentemente uno y/u otro ad-
versario formulan preguntas de acuerdo con su estrategia discursiva.
Si representamos gráficamente los momentos de este análisis concreto,
tenemos:
I 11 111
Análisis
· Cambio de tema
· Asignación de tema
· Descripción de la
situación actual
del tema
· Pregunta específica
· Asignación de turno
de habla · Toma de turno
· Respuesta:
· Definición: Inmigrantes:
Actor 1
Actor 2
Actor 3
3.1
3.2
Actor 4
· Acción temporal
de los actores
· Toma de posición
· Toma de turno
· Sanción a M.
· Pide una explicación
· Sanción a M.
por interrumpir
· Se disculpa
Respuesta
· Pregunta a M.
M<->CH
(manipulación/sanción)
Respuesta
323
Tenemos tres actores que interactúan alternadamente: E. Vannier, F. Mitte-
rrand y J. Chirac.
E. Vannier, como moderador en el debate, hace una breve referencia al
tema inmediato anterior, la educación, y asigna el nuevo tema, la inmigra-
ción, haciendo una presentación somera del problema; formula una pregun-
ta específica y asigna el turno de habla.
F. Mitterrand toma el turno de habla y enuncia su respuesta haciendo una
clasificación de los tipos de inmigrantes que hay en Francia. Posteriormente
ubica temporalmente las acciones de los inmigrante"s; menciona las medi-
das tomadas durante el periodo de gobierno Mauroy, y finalmente afirma,
modalizando, que es necesario reducirel número de inmigrantes respetando
el derecho y las personas. J. Chirac toma el turno de habla y cuestiona lo
afirmado por Mitterrand, acusándolo de no ser constante en sus posiciones.
En ese momento Mitterrand interrumpe y pide que se le explique en qué mo-
mento ha cambiado de posición. Chirac se queja de haber sido interrumpido,
por lo que Mitterrand se disculpa. Reconocemos ahí el fin de una secuencia
y el inicio de otra.
Al tomar nuevamente la palabra Chirac, responde a la pregunta formu-
lada al inicio por E. Vannier, y en seguida pregunta a Mitterrand qué tipo de
medidas adoptará, en caso de ser elegido, contra la inmigración clandestina
y qué condiciones impondrá para la entrada y estancia de los extranjeros en
Francia.
Aquí tenemos un nuevo cambio de secuencia en el que Mitterrand y
Chirac cuestionan lo que ha dicho el otro anteriormente y vuelven al tema de
la constancia en las posiciones sobre la inmigración, en una rápida sucesión
de interacciones a modo de preguntas y respuestas.
Se abre otra secuencia cuando finalmente Mitterrand responde a la pre-
gunta de Chirac: critica a las empresas francesas por haber abierto, en forma
poco previsora, las puertas del país a los trabajadores inmigrantes, y afirma
que la ley ha favorecido la permanencia de algunos inmigrantes en el país.
Concluye que no va a participar en una caza de inmigrantes, a pesar de
los sucesos electorales, aunque está de acuerdo con Chirac en la exclusión
de los inmigrantes clandestinos.
Hemos definido el contenido fundamental de esta primera parte del cor-
pus; ahora describiremos las etapas de análisis que hemos seguido para la
constitución de las isotopías: tiempo, tema, turno y sanción.
En primer lugar, considerando los criterios de segmentación propuestos
en la semiótica narrativa, hemos obtenido catorce secuencias. Los criterios
más recurrentes fueron: tiempo, actor, pregunta-respuesta, cambio de turno
y cambio de enunciador.
En segundo lugar hicimos el recorte al interior de cada secuencia, recorte
interno que fue posible al analizar cada secuencia desde las funciones jakob-
sonianas. Las funciones ayudaron a constituir tres niveles de enunciación:
324
Niveles de enunciación
325
nivel 1, donde refiere el tema anterior del debate; posteriormente se man-
tiene en ese mismo nivel al afirmar que es necesario hablar de la inmigración.
Inmediatamente después se refiere a la situación actual de la inmigración en
Francia, y se ubica en el nivel 3 para regresar nuevamente al nivel 1 al
asignar el turno de habla.
1 1
L2J
Es necesario hacer notar que la asignación de turno se realiza generalmente
en el nivel 1.
Cuando Mitterrand toma la palabra para responder a la pregunta de E.
Vannier, lo cual abarca desde la secuencia 2 hasta la secuencia 7, observa-
mos que es recurrente el paso del desembrague total al embrague total, es
decir, el paso del nivel 3 al nivel 1:
1
§ niveles donde generalmente se ubican la función referencial y la
función conativa, respectivamente.
E
En cambio, Chirac presenta un recorrido característico de lasanción,8 donde
el embrague y desembrague se produce drásticamente pasando inmediata-
mente del nivel 1 al nivel 3.
1
~ Este tipo de recorrido también es característico de la formulación y
reiteración de las preguntas.
8 Sanción. Término con el que nos referimos a la serie de acusaciones, críticas y cuestionamientos
que los candidatos dirigen a su contrincante.
326
En esta serie de intervenciones consecutivas de los contrincantes,
caracterizado por un intercambio aqresivo de preguntas (cuestionamientos),
no se logra realmente hacer el desembrague, hasta el momento en que
Mitterrand responde a un cuestionamiento de Chirac en torno al tipo de
política que seguiría Mitterrand en caso de ser electo.
Finalmente, en las últimas secuencias (14.1 y 14.2) Mitterrand no logra
mantener el recorrido gradual que lo había caracterizado, sino que sigue el
recorrido que había sido empleado por Chirac, el paso drástico de un nivel
a otro y lograr con ello dar fin a este momento crítico de la discusión.
1 1
F J
Nosotros nos preguntamos ahora si es a partir de este cambio de estrategia
discursiva como Mitterrand logra obtener el control del debate en su primera
fase, pregunta, a modo de hipótesis, de la que partiremos para la caracteri-
zación de la manipulación y la sanción en este análisis semiótico que nos
ocupa.
Conclusiones
327
sonianas. Esta correlación permitió seguir los altibajos del debate, descu-
briendo las estrategias discursivas de cada uno de los contrincantes, donde
es llamativa y notoria la adopción que hace Mitterrand del recorrido o es-
trategia que había caracterizado a Chirac.
¿Sería posible considerar a Mitterrand como vencedor en esta primera
parte del debate, debido a la adopción de la estrategia discursiva empleada
hasta ese momento por Chirac?
Para responder a esta pregunta es necesario analizar las cuatro isotopías
mencionadas en este trabajo, que forman parte de la caracterización de la
manipulación y la sanción, problema que nos ocupa actualmente y del cual
daremos cuenta en trabajos posteriores.
Bibliografía
328
Unidades, funciones y ritmo paraverbal.
La interacción en clase:
329
comunicativas mucho antes de que el niño pueda hacer uso de los rudimen-
tos de la lengua. El reconocimiento de hechos de esta naturaleza, lejos de
menoscabar la especificidad y relativa autonomía de la lingüística, ayudan
a precisar su lugar específico y potencian su desarrollo.
Si el lector reflexiona en los movimientos, la distribución y los desplaza-
mientos de los sujetos que tienen lugar en cualquier reunión, empezará a
reconocer una serie de gestos que materializan códigos culturales: la mano
sobre la barbilla -actitud que compartimos con el simio-, la afirmación con
la cabeza que sustituye claramente a la palabra, el rascarse la ceja o morder
un objeto -que son, según Knapp," autorreguladores no-verbales del com-
portamiento-. Igualmente pueden descubrirse en actitudes cotidianas evi-
dencias del vínculo neurofisiológico del gesto y la palabra. Según evidencias
de Kendon," la mirada hacia arriba se relaciona con la búsqueda de una
imagen, mientras que la mirada fija al frente se relaciona con la búsqueda de
una palabra.
En el artículo citado, Jakobson daba cuenta de este tipo de relaciones,
de la concomitancia entre gesticulación y enunciado, a la vez que del no
recubrimiento total entre ambos. Proponía, entre otros puntos, distinguir los
gestos en el discurso y aquéllos separados de él; considerar la relación sig-
nificante-significado, la producción de signos con el cuerpo y con ayuda de
instrumentos, así'corno la diversidad de las relaciones entre el emisor y el
destinatario, en especial la comunicación intraindividual, interindividual y
plurindividual; es decir, la comunicación consigo mismo, entre dos personas
y entre varias personas.
El gran científico ruso, que abarcó un gran número de temas lingüísticos,
nos proporcionó, además de sus orientaciones fundamentales, su clásico
modelo de comunicación: emisor, receptor, contacto, código, mensaje y con-
texto, con las respectivas funciones asociadas: expresiva o emotiva, apelativa
o conativa, fática, metalingüística, poética y referencia!.
Contexto
(referencial)
Mensaje
(poética)
EMISOR ~(-------------------"" RECEPTOR
(emotiva) (conativa)
Contacto
(fática)
Código
(metalingüística)
4 Mark L. KI' pp, La comunicación no verbal, el cuerpo y el entorno, Barcelona, Paidós, 1988.
5 A. Kendon, "Some lunctions 01gaze-direction in social interaction", en Acta psicológica, vol. XXVI,
1967, pp.22-63.
330
De este esquema retomamos lo esencial, modificando algunos conceptos
que han sido precisados por Bajtin.s la pragmática y el análisis del discurso:
distinguimos, pues, el papel en ocasiones simultáneo del hablante-oyente,
la no coincidencia total entre los códigos de emisor y receptor, y sustituimos
la noción de mensaje por la de discurso?
En este trabajo en concreto, en busca de ser breves, estudiamos única-
mente tres funciones: la referencial (relacionada con el contexto y, en el
caso analizado, muy vinculada a lo emotivo); la fática (relacionada con
el contacto y el canal de comunicación) y la apelativa o conativa (relaciona-
da con el receptor).
De los diferentes autores que tratan específicamente el tema de lo no-
verbal, revisamos principalmente a Mark L. Knapp -quien pese a no plan-
tear una propuesta teórica, realiza la descripción y síntesis más extensas
de lo no-verbal- y sobre todo a Jacques Cosnier," quien también sigue y
amplía la propuesta funcional de Jakobson.
A lo largo de nuestra revisión teórica, decidimos tomar de la cinésica
general únicamente la paraverbalidad, que expresa en sí la relación indisoluble
entre el habla y la gestualidad que nos interesaba estudiar. Definimos la
paraverbalidad como los movimientos, posiciones" y gestos corporales, en
suma, todas las condiciones del cuerpo que establecen una relación fun-
cional con el discurso hablado.
6 M. Bajtin, "El problema de los géneros discursivos", en Estética,dela creación verbal, México, Siglo
XXI, 3a. ed., 1989.
7 Por discurso, operativamente, estamos considerando un funcionamiento intraindividual,
interindividual y plurindividual derivado de los enunciados verbales y paraverbales, tomando en cuenta
someramente las circunstancias de producción y de interpretación.
8 Jacques Cosnier, "Gestes et situation conversacionnelle", en Strategies discursives, Actes du
Colloque du Centre de Recherches Lingüistiques el Semiologiques de Lyon, Universidad de Lyon, 1977.
9 La postura y el fin de un movimiento se relacionan con lo que podría llamarse una condición inercial,
es decir, la propiedad del cuerpo de no cambiar o cesar su estado de movimiento (velocidad) en magnitud
y dirección sin la aplicación de una fuerza física.
331
maestro, por considerar que en ellos se presenta la mayor producción para-
verbal.
De cinco sesiones registradas en video, que dieron un total de ocho horas
de grabación, editamos 45 minutos, a modo de poder observar al conjunto
del grupo (maestro y alumnos) y seleccionar los segmentos de mayor
producción paraverbal. Con este criterio, escogimos un fragmento de seis
minutos, pertinente para el análisis. De él, transcribimos la verbalidad y
paraverbalidad en 97 turnos de habla, al modo que se muestra en la ftgu-
ra 2, correspondiente a 40 segundos. 10
La ficha de transcripción nos permitió considerar de un golpe de vista la
totalidad de la interacción de alumnos y maestro tanto verbal como paraverbal.
Asimismo, este esquema nos posibilitó dar cuenta de correlaciones, traslapes,
secuencias y sincronía. Consideramos en los traslapes tanto la simultaneidad
verbal como la paraverbal.
Diseñado el esquema, nos enfrentamos al problema de la descripción de
la paraverbalidad en sí. Porque si bien hay estudios previos que proponen
una detallada notación corporal (notación Laban), 11 para manejar tal grado
INTERACCIONES
E3 Unlvoca
E3 Biunlvoca
E3 Mirada
~ Desolazemiento
I
Escritorio I
Acceso
Figura 1. Interacciones.
332
F Maestro F A3 F A2 F Al F A4 F A5 F Comentaríos
T A Texto interacción verbal y pa ra verbal
35 M Adjetiva (fuerte) A sentado, codo Sentada pier- Sentado toca A Sentada mira su Sentado con las
Inclina el tronco hacia adelante, camina hacia atrás. A derecho sobre nas juntas, bra- su boca con cuaderno y piernas estira- El movimiento
Entonces no se les olvide. Eso eso es importante C la paleta, mano la izquierdo mano izq. mueve la pluma das. brazos enfático prece-
baja y sube índice mano derecha, mira pizarrón C ovillada sobre A sobre el regazo Acomoda sus sin escribir cruzados al de al "entonces"
cuando ustedes ... tienen ... una construcción que está A la boca, mira M F apuntes pecho, mira a F
EFAV. adelanta el tronco, extiende índice derecho A piernas cruza- inclina su tron- F M cuando tiene
moaicenoo a una fase nominal uno tiene que pensar en A das, cuerpo índice izq. a la A co hacia adel. el turno. No mi-
bate el aire cuatro veces con el índice der. extendido C sesgado der. boca ra a sus com-
dos alternativas: o es adjetiva o es susteriuve adnommal A mira a Al apun- F Mira a Af F pañeros.
37 M Entonces. como ya les he dicho. les vamos a otorgar slem· C círculo imaginario
vista al pizarrón bate el aire con índrce derecho. C Hablando a Aj F Habla a Af, re- F
pre primero el beneficio de la duda a las adletlVas A la mira y rnue- laja los brazos Aecarga la ca· A Escribe sin le-
voltea a ver a los alumnos, camina F ve la mano der. Mira al cuader- beza contra la vantar la vista
y entonces para ver si son edietives o no ¿ qué tenemos A no de Ac mano izq. que
mira al pizarrón, se~alandocon indice y medio der. A sa y busca algo manos a la al- Traslape verbal
Figura 2. Simbología: T Turno. A Autorregulador. F Funciones. R Referencial. C Conativa. F Fática. GFC Gestos. FUNC. Complejos.
de detalle se requeriría una competencia escritural del movimiento que por
ahora no poseemos.
Tratamos de describir y especificar lo más posible las relaciones que nos
interesaban en nuestro microanálisis para dar cuenta de los gestos, sus
ocurrencias y correlaciones. Igualmente, buscamos ir anotando las intuicio-
nes acerca del significado y las funciones comunicativas "macronalíticas" de
los gestos en cada caso. Para ello, recurrimos a la proyección del video con
y sin audio, así como a otras manipulaciones que nos posibilitaran efectuar
un análisis más preciso: la cámara rápida, que nos permitió visual izar fá-
cilmente las repeticiones de gestos; la cámara lenta, que hizo posible la
descomposición del movimiento para corroborar su inicio y fin, lo mismo que
la simultaneidad de distintos gestos.
Algunas de las observaciones llevan a conclusiones obvias o a corrobo-
raciones de lo planteado por Knapp o Cosnier, pero no por ello, nos parece,
dejan de ser interesantes.
En primer lugar, comprobamos lo que es supuestamente obvio y natural:
a) que el significado lingüístico queda comprendido dentro de una pragmá-
tica situacional. Así, el sentido paraverbal se conjuga con el lingüístico para
enfatizar, complementar, sustituir o incluso contradecir el discurso hablado;
b) el incremento de la gestualidad en la totalidad o en la mayoría del grupo
se presenta ante la apelación del profesor (aunque en otros contextos, ésta
se incrementa también ante la dificultad de verbalizar, en la polémica, ante
necesidades de énfasis o en otras circunstancias, según el discurso en
cuestión). Creemos que es así tanto por el necesario correlato motor de la
atención como -y esto ya no es tan obvio- porque hay casi siempre un
correlato motor de un monólogo in erior (lo cual se aprecia claramente en uno
de los alumnos cuya gestualidad es casi permanente, o en otro que sigue con
el índice apuntando en el pizarrón lo que el maestro enuncia verbalmente).
En fin, con las premisas operativas expuestas inicialmente y con las acla-
raciones técnicas y metodológicas, podemos exponer nuestros adelantos en
su aplicación analítica concreta en tres secciones: a) las unidades, b) las
funciones y e) las relaciones tiempo-ritmo entre lo verbal y lo paraverbal.
12 Aunque algunos podrían quizá calificar el código paraverbal como débil, connotativo o continuo,
hemos preferido ahorrarnos calificativos porque no dan cuenta de la complejidad de los rasgos y
variantes paraverbales, la relativa independencia de los emblemas y las posibilidades de segmentación
en el continuum.
334
El principio metodológico inicial del que parten nuestras observaciones
es que el discurso paraverbal es inseparable del verbal.
En la paraverbalidad y en los gestos autocentrados -o reguladores,
como los llama Knapp- nos enfrentamos, según dice ya Cosnier, con una
gran variedad según las culturas, las situaciones y los individuos. La para-
verbalidad es un código desde el momento mismo en que podemos interpre-
tar. Sin embargo, su variación, lo mismo que su relación con lo verbal, hacen
que deba comprenderse en su especificidad.
El código
335
El significado
336
GFC1) En contextos de apelación, se presentaron ligados en numerosas
ocasiones tanto el movimiento de las cejas como el movimiento corto de la
cabeza hacia atrás, la mirada hacia arriba (acompañando quizá los movi-
mientos de la cabeza) y la palma abierta (figura 3).
GFC2) Un segundo GFC, en contextos fático o apelativo, fue el movimien-
to corto y rápido de la cabeza hacia adelante y hacia abajo, un fruncimiento
s del ceño (de un tipo tal que, en nuestra cultura, asumimos que significa
atención) y una mirada frontal hacia el interpelado (figura 4 a y b).
o
s
s.
as
n-
Figura 3. GFc1
tun-
ver-
s y
ras-
ylas
roes-
sory
dicho
cada Figura 4a. GFc2. Figura 4b. GFc2.
337
GFC1) En contextos de apelación, se presentaron ligados en numerosas
ocasiones tanto el movimiento de las cejas como el movimiento corto de la
cabeza hacia atrás, la mirada hacia arriba (acompañando quizá los movi-
mientos de la cabeza) y la palma abierta (figura 3).
GFC2) Un segundo GFC, en contextos fático o apelativo, fue el movimien-
to corto y rápido de la cabeza hacia adelante y hacia abajo, un fruncimiento
del ceño (de un tipo tal que, en nuestra cultura, asumimos que significa
atención) y una mirada frontal hacia el interpelado (figura 4 a y b).
Figura 3. GFc1
337
GFC3) Un tercer GFC muy repetido, también en contexto fático, fue el
movimiento corto y rápido de la cabeza hacia adelante con la mirada al fren-
te, con la intención de verificar el mantenimiento o la apertura del canal de
comunicación (figura 5).
Los gestos descritos se complementan con otros simultáneos que se
presentan en un continuo y que ahora pasaremos a aislar para fines des-
criptivos. Los gestos adelante seleccionados cumplen la condición de expre-
sar por sí mismos un significado y ser los más recurrentes. Esto, aclaramos,
no quiere decir que en determinado momento no pueda ser otro el elemento
más notorio o con mayor carga significativa dentro de un GFC.
1. La palma abierta (figura 6). Se presentó con palabras como 'diciendo',
'decir', 'presenta', 'fíjense', 'esto', 'eso'. Todas estas palabras tienen una
carga deíctica que hace irrumpir el discurso en la lengua y están relaciona-
das con los universales pragmáticos de Habermas (entendemos por deíxis
la utilización de expresiones cuyo referente no puede determinarse sino con
relación a los interlocutores, siendo los deícticos clásicos: 'yo', 'tú', 'aquí',
'ahora') .14
La palma abierta tiene pues carga deíctica (de embrague, conmutador
o shifter, diría Jakobson), y se presenta por tanto con una función referencia!
La referencia puede ser hacia algo concreto como una frase en el pizarrón
o hacia algo abstracto como 'el adjetivo'. Este gesto se encuentra también,
aunque en menor medida, con una función fática, presentando las palmas
en el momento de realizar una pregunta con la intención de pedir una
respuesta, otorgando el cambio de turno. En total, este gesto lo registramos
42 veces. Curiosamente, quizá por la actuación paraverbal del profesor y la
situación, es un deíctico que aparece casi el cuádruple que el gesto de
mostrar el índice, tomado comúnmente como el deíctico paraverbal por
excelencia.
Figura 5. GFc3.
14 Emile Benveniste, Problemas de lingüistica general, México, Siglo XXI, 13a. ed., 1986, pp. 172·178.
338
2. Mostrar el índice (o índice y medio, en el caso particular del profesor,
figura 7). Se hace colocándolo al frente, arriba o aliado. Cumple su conocida
función referencial, de deíctico, pero con carácter más restringido, empezan-
do porque, aunque aparece en contexto apelativo, nunca se presentó en
pregunta.
3. Movimiento abajo-arriba de la cabeza. Es lo que Knapp llama un
emblema, es decir, su significado admite una trasposición oral directa. Todos
sabemos que en este caso corresponde a la afirmación. Aquí lo interesante
estriba en otros detalles. Primeramente, no registramos un solo caso en que
se hiciera una afirmación sin que estuviese acompañada de la respectiva
paraverbalidad. En tres ocasiones, la paraverbalidad sustituyó a la
verbalización. En un caso la afirmación paraverbal no fue el movimiento de
cabeza sino el desplazamiento arriba-abajo del índice.
4. Movimiento lateral. Es la negación, significado que fue expresado
mediante dos formas: siete veces con movimiento de índice y seis con
movimiento de cabeza.
5. Movimiento de cejas (acompañado por lo general de leve movimiento
de cabeza atrás o arriba). Se presentó con una función fática para abrir el
canal y sobre todo con una función referencial, también con carga deíctica.
Como puede verse según la descripción anterior, resulta que hay ciertos
movimientos que son los más significativos o usuales, pero en determinados
contextos, o al haber un impedimento motor, el mismo significado es expre-
sado por otro gesto. Este hecho nos revela la existencia de un nivel primordial
de la paraverbalidad, el de los rasgos. Veamos, por ejemplo, el caso del mo-
vimiento abajo-arriba de la cabeza, el más usual en la afirmación: si la situa-
ción o un obstáculo motor impiden realizarlo, es sustituido por el movimiento
abajo-arriba del índice. Ambos gestos, el de la cabeza y el del índice, com-
parten sin embargo: 1. El movimiento y 2. La dirección, abajo-arriba como
distintivos de la afirmación.
No es posible en este trabajo abordar en detalle el complejo nivel de los
rasgos, pero es claro su reconocimiento e importancia significativa en; por
ejemplo, este señalamiento con el índice, gesto en el cual operan, según
Ffigura 6. Figura 7.
339
Eco, longitud, apicalidad (referido a la punta del dedo), movimiento direccional
(derecha, izquierda, arriba, abajo) y fuerza dinámica (lento, rápido);" La dis-
tinción de estos rasgos haría posible una escritura paraverbal suficiente y
completa, tal como lo atestiguamos en las escrituras del movimiento ya
existentes y empleadas en otros sistemas semióticos como la etnografía o
la coreografía.
Referencial 24 24 Igualdad
Apelativa 2 5 +3 F. paraverbales
Fática O 21 +21 F. paraverbales
15 Umberto Eco, Trmedo de semiótica general, México, Nueva Imagen Lumen, 2a. ed., 1980.
340
El predominio de lo paraverbal que se presenta también en la función
apelativa, se debe a razones similares a las expuestas en relación con la
función fática.
En cuanto a la función referencial, si bien es cierto, como afirma Cosnier,
que descansa mucho en la palabra, no es menos cierto que es expresada
también de manera importante por la vía paraverbal. La función referencial
es de tres tipos: simbólica, referencial propiamente dicha y deíctica. En la
interacción analizada, la función referencial paraverbal más común estuvo
vinculada a la deixis, que se carga de sentido en su uso, se llena en la situa-
ción. La deixis paraverbal permite tanto la continuidad del discurso con la
simultánea especificación del referente como la topicalización (énfasis en un
constituyente del enunciado).
Hemos visto que una función paraverbal puede abarcar varias palabras.
Superficialmente, el curso temporal paraverbal no es plenamente coinciden-
te con el tiempo verbal. Pero al observar más de cerca, se aprecia una
estrecha correlación rítmica entre lo verbal y lo paraverbal, existiendo rela-
ciones de precedencia, de coincidencia rítmica o de consecutividad. Pero
antes de ver los ejemplos concretos al respecto, es pertinente hacer un pa-
réntesis teórico.
Cuando Lenneberg escribía acerca de las bases biológicas del lenguaje,
hacía ver que existe una preprogramación del habla en la cual los aconteci-
mientos fisiológicos comandados desde la corteza cerebral preceden a los
acontecimientos acústicos relacionados con la programación por
retroalimentación auditiva. Lenneberg apuntaba también en sus escritos
sistematizadores y pioneros, que existe un ritmo neural que es, por así
decirlo, motor de otros movimientos rítmicos:
Este autor formula además la hipótesis de que los patrones temporales sobre
los que se basan los automatismos neuromusculares tienen en lo. raíz un
ritmo fisiológico consistente en cambios periódicos de "estados" a una velo-
16 Eric Lenneb&rg, Fundamentos biológicos del lenguaje, Madrid, Alianza Universidad, 1985, pp.
134·135.
341
cidad de 6 ± 1 ciclos por segundo, y su evidencia es la de cierta actividad de
la corteza cerebral durante el habla, la movilidad muscular, el ritmo respira-
torio y la capacidad para articular sílabas durante la pronunciación discursiva,
fenómenos todos que coinciden en la frecuencia de 6 ± 1 ciclos por se-
gundoY
Al analizar, pues, un corpus paraverbal, uno se encuentra con esta rele-
vancia del ritmo en la relación verbal-paraverbal, y no sólo en lo intraindivi-
dual sino también en lo interindividual.
Podemos observar en ejemplos concretos cinco aspectos diversos de la
relación rítmica en lo intraindividual yendo desde el discurso hasta la sílaba:
1. En numerosos casos, lo paraverbal es catafórico, es decir, se adelanta,
anuncia lo verbal. El sujeto tiene en ocasiones una noción del discurso que
va a emitir verbalmente, como cuando el maestro niega varias veces con el
índice antes de empezar a negar con la palabra. Es este un hecho interesan-
te para la cognición, la interacción y la preprogramación, lo mismo que las
anáforas y catáforas lingüísticas. 2. En lo que se refiere a la sincronización
en el plano sintáctico, cabe citar que una muestra de ello es que la paraver-
balidad coincide -según nuestro corpus- con el verbo principal de las perí-
frasis verbales. 3. Las correlaciones entre prosodia y paraverbalidad se dan
de varias maneras: a) Existe una relación del inicio de palabra con el inicio
de un movimiento. Así, por ejemplo, en el citado caso de la negación, no se
emite el 'no' verbal en cualquier momento, sino precisamente cuando co-
mienza un desplazamiento lateral del índice de adentro hacia afuera. b) Otros
varios casos de coincidencia rítmica tienen que ver con gestos cuyo inicio
y énfasis está claramente relacionado con una sílaba (aquélla enfatizada).
e) La relación entre el aumento de la paraverbalidad y los cambios prosódi-
cos (aumento o disminución de volumen), especialmente cuando el hablan-
te busca enfatizar un segmento del discurso.
Citemos, para afianzar este punto, un caso interesante de sincronización
espontánea intraindividual: un alumno, al plantear una disyunción, expuso
verbalmente los dos términos, uno tras otro, mientras la disyunción casi inau-
dible la daba claramente con el desplazamiento de las manos en paralelo de
un punto al otro opuesto. Todavía, inmediatamente después, para dar cuen-
ta de la conjunción, unió las manos, enfatizando lo dicho.
Ya en cuanto a la sincronización verbal y gestual interindividual, en-
contramos, entre otros ejemplos, el de un alumno que enumera marcando
con un dedo de la mano derecha cada dedo de la mano izquierda mientras
el maestro sigue dicha enumeración tanto verbalmente -completando el
17 Condon es otro autor que propone, desde otro terreno, que el ritmo es una condición sine qua non
de la comunicación. Véase: W. S. Condon, "Linguistic kinesic research and dance therapy", en Actas de
la 3a. Conferencia Anual de la American Dance Therapy Association, 1968. Lo mismo podrían revisarse
con provecho-los más recientes modelos psicolingüísticos acerca de la codificación del lenguaje oral y
escrito.
342
discurso iniciado por el alumno- como paraverbalmente -inclinando la
cabeza con cada descenso del dedo del alumno para marcar la enumera-
ción-. En otro plano, en determinado momento, pudimos observar que en
la interacción comunicativa existe un diálogo de gestualidades. El que en un
primer momento es oyente, al tomar el turno retama aspectos de la gestua-
lidad de quien lo antecedió en la palabra, a la manera de un eco paraverbal
como el empleado por los niños para retomar el discurso verbal adulto. Una
ilustración de esto la pudimos apreciar con el empleo de la cámara lenta
cuando un alumno, al hacer referencia a un cuadro sinóptico en su cuaderno,
lo "dibuja" primeramente encima de sus apuntes y en un segundo momento
lo lleva frente a sí y a partir de ese punto el maestro, por así decirlo, retama
el gesto, lo transporta al pizarrón y lo manipula a su propia manera.
En el nivel plurindividual, un ejemplo significativo del diálogo de ges-
tualidades se presenta en lo que podríamos llamar un traslape paraverbal
en la interacción maestro, alumno 1 y alumno 2. Cuando el alumno 1 tiene
el turno, el maestro interrumpe momentáneamente. Entonces, el alum-
no 1 pide conservar el turno diciendo: "iPará!, para aclararme yo ...", levan-
ta luego ligeramente el brazo y, traslapándose, el alumno 2 se dirige al
alumno 1 levantando también el brazo como si le pidiera el turno o lo
estuviera llamando.
A modo de conclusión
343
desprendiendo en el curso de la descripción y análisis nos parecieron
suficientemente provocadores e interesantes, para atrevernos a exponer-
los en este coloquio como un homenaje a la imaginación e inteligencia de
Jakobson.
Bibliografía
344
Jakobson y Lévi-Strauss: continuidades
y discontinuidades
Julieta Haidar*
345
La interdisciplinariedad lingüística/antropología.
La pertinencia de los modelos lingüísticos para el análisis cultural
346
a la antropología constituyen siqnos." De una interdiciplinariedad entre
lingüística y antropología, pasamos a una entre semiología y antropología,
proceso en el cual la última abarca la primera estableciendo algunas ten-
siones. En efecto, las investigaciones de Lévi-Strauss abarcan las dimensio-
nes verbales y las no-verbales, como podemos ejemplificar con el análisis
mítico, de los sistemas de parentesco, de los ritos, de las máscaras, entre
otros; sin embargo, su semiología se relaciona más fundamentalmente con
lo verbal, ya que sus investigaciones más amplias y acabadas se refieren a
los mitos.
Este privilegio de la dimensión propiamente lingüística frente a la semió-
tica se puede observar en los siguientes planteamientos del mismo Lévi-
Strauss: a) sólo el conocimiento de la lengua permite acceder al sistema de
categorías lógicas y valores morales, diferente al sistema del investigador,
y b) la lingü ística, mejor que cualquier otra ciencia, logró un método para pa-
sar de elementos carentes de significación en sí mismos, a la consideración
de un sistema semántico, mostrando cómo el segundo puede edificarse
mediante el primero; éste es un funcionamiento peculiar del lenguaje y de la
cultura en su conjunto."
En este momento, podemos ya pensar la interdiciplinariedad en térmi-
nos de las continuidades y discontinuidades. Las continuidades entre las
dos disciplinas se observan en los siguientes puntos: a) el privilegio de lo
sistemático sobre el uso (aunque Jakobson no asume esta oposición de
modo tan estático); b) la búsqueda de universales lingüísticos y cultura-
les, y c) el carácter semiótico del lenguaje y de la cultura.
Las discontinuidades aparecen en concordancia con las tensiones teó-
ricas del discurso lévistraussiano. La primera se establece porque no hay
una diferencia explícita entre una semiología verbal y una no-verbal que
presentan problemáticas y complejidades distintas, como desarrollan clara-
mente muchos semióticos. La segunda emerge porque Lévi-Strauss consi-
dera, en este momento de su exposición, la dimensión fonológica y la se-
mántica articuladas, lo que después intenta borrar en la construcción de su
modelo analítico. En otras palabras, lo fundamental para poder sostener los
universales formales de la cultura es partir del funcionamiento fonológico
estructural, y no recurrir a lo semántico, lo que en muchos momentos de su
producción Lévi-Strauss no logra sostener.
La primera tensión se debilita cuando Jakobson asevera que Lévi-
Strauss propone el más productivo intento de interpretar la sociedad en
general en términos de una teoría de la comunicación. Los tres tipos de
comunicación, la de los bienes y servicios, la de las mujeres y la de los
3 Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, La Habana, Instituto del Libro, 1970, pp. XXXIII-
XXXIV.
4 Ibid., p. 332.
347
mensajes, presuponen la asignación de un papel fundamental del lenguaje:
a) los tres implican genéticamente la prexistencia del lenguaje; b) las tres
formas de comunicación vienen acompañadas de algunos desempeños
verbales y/o de otros desempeños semióticos, y e) si no son verbalizadas,
todas son traducibles en mensajes verbales."
Con lo expuesto, Jakobson explicita el funcionamiento complejo entre lo
verbal y lo no verbal, que en Lévi-Strauss no estaba tan claro. Interesante
esta interdiscursividad, esta estructura dialógica, esta polifonía entre dos
grandes pensadores.
La segunda tensión se conserva porque es fruto de una confusión
analítica de Lévi-Strauss, al aceptar el cambio epistemológico del estruc-
turalismo lingüístico clásico. Desde esta perspectiva, el privilegio del análisis
de la forma sobre la sustancia, no implica de ninguna manera que el análi-
sis estructural sólo quedaría en la dimensión material del significante, sino
que en toda semiótica la dimensión del significante está orgánicamente
relacionada con la del significado.
Ésta constituye una de las grandes tensiones teóricas de Lévi-Strauss,
al confundir lo material con lo formal. La forma corresponde a lo sistémi-
co, funcionamiento que no se reduce sólo al nivel fonológico, sino que atra-
viesa también los otros niveles. Esta confusión es la responsable de que se
utilicen las oposiciones binarias tonolóqlcas como formas vacías de senti-
do para analizar los sistemas míticos, lo que obliga a un salto analítico del
fonema al mitema, en el cual es difícil sostener la separación entre las uni-
dades distintivas y las significativas de la lingüística estructural.
Las tensiones observadas constituyen un puente para introducir la dis-
cusión sobre la pertinencia o no de la aplicación del modelo lingüístico a las
otras ciencias, que produce una diversidad de posiciones. Desde la lingüística
funcional-estructural, Martinet considera que tal pertinencia debe ser discuti-
da en relación con los diferentes modelos postsaussureanos que se desarro-
llan, como son: a) el modelo descriptivo americano, con su primer exponen-
te Bloomfield; b) el modelo pragmático, desarrollado a partir de Peirce por
Morris; e) el modelo de Hjemslev, la glosemática, que es muy dinámico y ex-
plicativo, al considerar el plano de la expresión y del contenido, y ambos la
dimensión de la sustancia (lo no sistémico) y de la forma (lo sistémico);
d) el modelo de la doble articulación del lenguaje, planteado por el mismo
Martinet; e) el modelo binario de Jakobson, fundado en un apriorismo teleo-
lógico, y f) el modelo generativo-transformacional de Chomsky, también de
corte apriorístico y universalista." Entre tantas posibilidades analíticas, la
aplicación del modelo de Jakobson a otras áreas científicas, como la an-
5 Roman Jakobson, Lingüística, poética, cinema, Sao Paulo, Perspectiva, 1970, p. 22.
6 André Martinet, "Ponencia", en Labrousse (ed.), Las estructuras y los hombres, Barcelona, Ariel,
1969, pp. 12-14.
348
tropología, presenta las siguientes características de corte más bien nega-
tivo: a) un uso metafórico, como se evidencia en la homología que estable-
ce Lévi-Strauss entre el intercambio de palabras y el de las mujeres, y b) un
análisis estructural antihistoricista, derivado del modelo de .Jakobson.?
Estamos de acuerdo con Martinet respecto de que la elección del modelo
lingüístico produce resultados y alcances distintos, pero es necesario mati-
zar sus afirmaciones. En primer lugar, nos parece que el antihistoricismo de
la antropología estructural se debe a una lectura parcial de la propuesta ja-
kobsoniana, ya que Lévi-Strauss privilegia enfáticamente lo estructural y
excluye casi totalmente lo funcional, que son dimensiones constitutivas en
la teoría praguense; esta exclusión, de alguna manera, transforma la apli-
cación del modelo lingüístico de Jakobson realizada por Lévi-Strauss. En
segundo lugar, es necesario actualizar la posición de Martinet respecto del
funcionamiento metafórico, ya que en las tendencias actuales no sólo se
postula que este funcionamiento está presente en los discursos científi-
cos y en cualquier discurso, sino que las metáforas se relacionan con la
coqnición."
La polémica es amplia, diversa, continua, pero no pretendemos en este
trabajo extendernos en ella, sino establecer nuestra posición respecto de la
pertinencia o no de la aplicación del modelo lingüístico a otras ciencias, fun-
damentalmente las sociales: a) la pertinencia depende, en primer lugar, del
modelo lingüístico seleccionado en relación con la construcción de los
diferentes objetos de estudio en el campo de la antropología, específicamente;
b) en segundo lugar, ésta depende del estatuto del lenguaje en relación con
las ciencias sociales que anteriormente no lo consideraban una dimensión
constitutiva, y excluían su misma materialidad, y e) en síntesis somos más
proclives a aceptar la pertinencia, ya que en las posiciones más contempo-
ráneas las prácticas culturales son concebidas como prácticas semiótico-
dicursivas.?
Desde nuestro punto de vista, siempre es necesaria una vigilancia con-
tinua y rigurosa para enfrentar las modificaciones que suelen ocurrir cuando
se desprenden las categorías construidas de determinados cuerpos teóri-
cos, para evitar el eclecticismo y realizar con seriedad las adecuaciones
necesarias. En consecuencia, a pesar de las dificultades, propugnamos por
una postura epistemológica, tanto en el campo de las ciencias del lenguaje
como en otros campos científicos de convergencia crítica, en la cual lo mul-
tidisciplinario y lo interdisciplinario están en constante construcción y recons-
trucción. Estos movimientos responden a complejas necesidades, tanto de
orden teórico-metodológico como histórico. .
7 Ibid., p. 15.
8 G. Lakoff y M. Johnson, Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra, 1986, p. 47.
9 Julieta Hairlar, "Las prácticas culturales como prácticas semiótico-discursivas", en Metodología y
Cultura, México, CONACULTA, 1994, pp. 119-160.
349
las continuidades y discontinuidades
entre lévi-Strauss y Jakobson
10 Roman Ossipovitch Jakobson, "A escola linguistica de Praga", en Círculo Lingüístico de Praga:
estructuralismo e semiologia, Porto Alegre, Dionisio Toledo, Globo, 1978.
11 Trnka ét al., "Las tesis de 1929", en El Círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1930, pp. 31-32;
Julieta Haidar, El estructuralismo, op. cit., p. 37.
350
posteriormente Jakobson, al proponer las funciones del lenguaje, plan-
tea que cada una desarrolla subcódigos especiñcos." A nuestro juicio, estas
dos concepciones de los subsistemas, que después aparecen como sub-
códigos, no se contradicen, sino que dan cuenta de la riqueza analítica de
la propuesta jakobsoniana, en donde cabe tanto el funcionamiento sistémico
como las prácticas discursivas, que en ningún momento están pensados
como dimensiones excluyentes.
Jakobson insistió siempre en el carácter abierto y dinámico del sistema
lingüístico, en sus cambios continuos, en oposición a la estabilidad, ya lo es-
tático; además, propone la variación en relación con los subcódigos articu-
lados a las funciones del lenguaje. Lévi-Strauss, al privilegiar lo sistémico-
estructural, no puede dar cuenta en sus análisis de estos tipos de cambios
más ligados a las prácticas, sino que los cambios son de estructuras a es-
tructuras a partir de diferentes reglas de transformación.
El modelo praguense, por otro lado, es fundamentalmente sincrónico,
y no diacrónico; sin embargo, la opción por lo sincrónico no excluye lo
diacrónico, como ocurre en la posición saussureana. Existe una diferencia
fundamental que no homologa la sincron ía con lo estático; la elección se fun-
damenta en los siguientes planteamientos: a) el análisis sincrónico de la
lengua permite conocer la esencia y el carácter de la misma, porque en cual-
quier estado actual de lengua seleccionada, los datos que ofrece son com-
pletos; b) entre el análisis sincrónico y el diacrónico no existen barreras
definitivas; del mismo modo como los estudios diacrónicos no pueden excluir
las categorías de sistema y función, los estudios sincrónicos no pueden
excluir los fenómenos de evolución, ya que en una lingüística sincrónica hay
que reconocer tanto los arcaísmos como los neoloqisrnos;" los primeros
remiten a un movimiento hacia el pasado, y los segundos a un movimiento
hacia el futuro.
Jakobson y la escuela praguense realizan aportes muy importantes al
distinguir lo estático de lo sincrónico en los siguientes términos: lo estático
constituye un procedimiento científico instrumental, y lo sincrónico es un
corte metodológico que no elimina el movimiento. Para Jakobson, constitu-
yen graves errores teórico-metodológicos oponer como dos dimensiones
separadas la sincronía, lo estático, lo teleológico por un lado, y la diacronía,
lo dinámico, la causalidad, por el otro."
En la posición metodológica de Lévi-Strauss no encontramos esta rique-
za consecuente de la articulación de lo sincrónico con lo diacrónico, sino que
12 Joseph Vachek, "A teoría linguística da Escola de Praga", en Circulo Lingüistico de Praga:
estructuralismo e semiologia, op. cit., pp. 31-35; Roman Jakobson, Ensayos de lingüfstica general,
Barcelona, Seix Barral, 1974.
13 Vachek, op. cit., p. 32; Tmka et. al. op. cit., pp. 31-32.
14 Roman Jakobson, "Principios de fonología histórica", en El Circulo de Praga, op. cit., pp. 126-129.
351
más bien se realizan recortes y adecuaciones que no sólo asumen la opo-
sición entre sincronía y diacronía, sino que se homologa la sincronía con
lo estático, con lo cual se aleja de los planteamientos jakobsonianos. A
nuestro juicio, estas adecuaciones no son producto de un descuido analítico
o de una incomprensión de la propuesta jakobsoniana en su cabalidad, sino
de la necesidad de elegir lo pertinente para la construcción de su objeto de
estudio; y así lo hizo, estableciendo para la antropología estructural un mé-
todo sincrónico, estático, desvinculado de la historia, de la cultura concreta.
Las categorías de sincronía y diacronía se aplican al totemismo, a los
mitos, a la culinaria, que tomamos para ejemplificar. Lévi-Strauss plantea
que la cocina francesa está concebida diacrónicamente y la cocina china
sincrónicamente: en la primera no aparecen las mismas oposiciones en
distintos momentos, mientras que en la segunda, las mismas oposiciones
pueden servir para construir todas las partes de la comida, la cual es servida
al mismo tiempo."
La homologación de lo sincrónico con lo estático adquiere total per-
tinencia para el análisis de las estructuras universales del espíritu humano
que se pueden observar en toda producción cultural, punto nodal de las
investigaciones de Lévi-Strauss para quien no tendría mucho sentido con-
siderar o privilegiar el carácter dinámico de las estructuras, sino resaltar lo
invariante. En Antropología estructural, el método estructural se concibe
con base en las siguientes premisas:
352
detonador de una mutación fonológica o de un haz de mutaciones que, si se
han producido al mismo tiempo, deben analizarse como un todo."
Para Lévi-Strauss, los resultados científicos del análisis lingüístico fue-
ron posibles gracias a la fonología estructural (nótese que el autor siempre
enfatiza lo estructural sobre lo funcional, al contrario de la posición de Praga),
con-la cual se logra superar las manifestaciones conscientes e históricas de
la lengua y alcanzar las realidades objetivas: los sistemas de relaciones que
son producto de la actividad inconsciente del espíritu." En estos plantea-
mientos fonológicos, Lévi-Strauss encuentra dos vetas fecundas para sus
investigaciones de las estructuras invariantes: las oposiciones binarias dis-
tintivas y la dimensión inconsciente de las reglas fonológicas.
Lo anterior constituye una continuidad, que conduce muy rápidamente
a una discontinuidad. De todos los niveles lingüísticos, Lévi-Strauss privile-
gia el fonológico, el de las unidades distintivas y no significativas; tal elección
implica varios riesgos que el mismo Lévi-Strauss considera: a) el método
fonológico no se puede aplicar sin determinados ajustes a los sistemas de
parentesco y a otros sistemas culturales (lo que él realiza), y b) existe una
profunda diferencia entre el cuadro de los fonemas de una lengua y el cuadro
de los términos de parentesco de una cultura. Sin embargo, tales conside-
raciones no inhiben al autor para la aplicación del método fonológico, al cual
realiza adecuaciones muy contradictorias, y más bien siempre que pue-
de reverencia enfáticamente a la fonología: "La fonología no puede dejar de
cumplir, respecto de las ciencias sociales, el mismo papel que la física
nuclear, por ejemplo, ha desempeñado para el conjunto de las ciencias
exactas.":"
Respecto del binarismo, rasgo básico del modelo estructural clásico, exis-
ten algunas polémicas sobre su carácter ontológico o metodológico. Para
Umberto Eco, la postura de Lévi-Strauss es establecer un estructuralismo
ontológico desde los fundamentos de un estructuralismo metodológico, lo
que implicaría el paso de una concepción operativa del modelo a una con-
cepción sustancialista. En el planteamiento de un orden de los órdenes, de
una estructura de las estructuras, también se observa una ontologización,
ya que se propone un metacódigo entendido como un principio combinato-
rio fundamental que se sitúa en la mente humana y que rige todos los
códigos. En consecuencia, se propone que las leyes biológico-naturales
están rigiendo las leyes culturales: se establece un isomorfismo entre las
leyes del pensamiento y las del mundo, de la cultura y de la sociedad. En
otras palabras, las estructuras opositivas binarias que regulan la vida mental
están presentes en todas las estructuras de comunicación, en todos siste-
17 Roman Jakobson, "Principios de fonología histórica", en Trnka y otros, op. cit., pp. 105,108,122.
18 Claude, Lévi-Strauss, op. cit., p. 54.
19 Ibid., pp. 31, 33-35. .
353
mas sociales, en la organización misma de toda sociedad.P Es necesario
señalar que en las propuestas de Jakobson no existen tales pretensiones,
por lo menos explícitamente, aunque podemos encontrar algunas aproxima-
ciones a estas problemáticas cuando trata de los universales lingüísticos
fonológicos.
Otra problemática en la que podemos observar las continuidades y
discontinuidades es la referente a los universales lingüísticos y culturales; la
continuidad sólo se puede sostener, nos parece, en tanto los dos científicos
se preocupan por la dimensión universal de los fenómenos lingüísticos y
culturales respectivamente, y no va más allá de este punto de encuentro.
Jakobson plantea, en colaboración con Morris Halle, dos patrones autóno-
mos triangulares: el triángulo consonántico y el triángulo vocálicor"
P K-- __ --"- ~ t
20 Umberto Eco, La estructura ausente, Barcelona, Lumen, 1976, pp. 402-451; Michele Jalley-
Crampe, "La noción de estructuras mentales en los trabajos de Claude Lévi-Strauss", en Revista
Revolución y Cultura, núm. 13, La Habana, p. 65.
21 Roman Jakobson, Fonema e fonología, Río de Janeiro, Livraria Académica, 1972, pp. 134-135.
354
humana tan universal como la lengua. En consecuencia, las nociones de
crudo, cocido y podrido constituyen formas vacías, ya que sus sentidos
van configurándose de manera distinta en cada cultura."
En la misma línea, en una inusitada posición respecto del modelo binario
estructural, Lévi-Strauss plantea que éste no es suficiente y propone "un
modelo analógico donde las posiciones iniciales y finales de cada mito se
inscribirían en un espacio de varias dimensiones, cada una de las cuales
proporcionaría un parámetro a lo largo del cual se ordenarían, de la mane-
ra más convincente, las variaciones de una misma función semántica". Los
parámetros son: a) la distancia; b) el sexo; e) los géneros definidos con
otros criterios clasificatorios, como son: objetos materiales, los animales,
los humanos, las estrellas, etcétera; d) los nexos familiares; e) expresión
de la homogeneidad o de la heterogeneidad relativas, cuando no es
constante el mismo género, y f) las variaciones en sentido inverso de la sin-
cronía y de la diacronía, según cada término conserve hasta el fin su
naturaleza primera o cambie en el curso del relato."
Esta propuesta tan compleja merece algunos comentarios. Es importan-
te destacar que en ella aparece tanto la categoría de función semántica,
como la de distancia semántica, con lo cual se evidencia la oscilación que
hemos mencionado anteriormente, cuando en sus análisis Lévi-Strauss no
logra eliminar lo semántico, so pena de no poder explicar los cambios entre
los mitos. Por otro lado, esta propuesta de cambio metodológico no prospe-
ra, fundamentalmente por su complejidad, y en todos los análisis mitológicos
siguen estableciéndose las oposiciones binarias y las reglas de transforma-
ción para pasar de un mito a otro, para encontrar las estructuras lógicas del
espíritu humano que son, en última instancia, binarias.
Es interesante observar que tanto en Jakobson como en Lévi-Strauss
surge una tensión teórica, al concebir oposiciones binarias en las relaciones
triangulares que traerían como consecuencia oposiciones entre tres elemen-
tos y no entre dos, base del binarismo. A pesar de estas posibles contradic-
ciones, la propuesta canónica de la fonología funcional-estructural, como el
análisis antropológico estructural clásico, privilegia definitivamente las opo-
siciones binarias como universales y como el funcionamiento básico del
espíritu humano. En consecuencia, toda posible relación ternaria siempre se
puede construir en oposiciones binarias, con lo cual, a pesar de tantos deba-
tes y polémicas, en el estructuralismo antropológico triunfa el binarismo, y
además en su dimensión ontológica y no metodológica.
Desde otra perspectiva, también significativa, tanto en la lingüística
como en la antropolog ía, se discute sobre el carácter de los universales, esto
355
es, si son forma/es o de contenido. En Jakobson, los universales fonológi-
cos son del orden distintivo y no significativo. Al pasar esta reflexión a la
antropología estructural, Lévi-Strauss procura establecer los universales
formáles de la cultura, es decir, las estructuras inconscientes del espíritu
humano. En este sentido, se opone a los universales del contenido que
preocupan generalmente a los otros antropólogos, que se refieren a que to-
dos los pueblos tienen religión, sistemas de parentesco, reglas matrimonia-
les, rituales de la muerte, ritos de iniciación, calendarios, danzas, fiestas,
arte, etcétera. Los universales formales de la cultura se homologan con
los universales formales de la lingüística, ya que a pesar de la diversidad
tanto lingüística como cultural existen restricciones que son universales y
formales."
Los universales formales de la cultura, como los concibe Lévi-Strauss,
son muchas veces difíciles de sostener porque los análisis antropológicos no
logran limitarse a las oposiciones binarias, a los rasgos distintivos, sino que
casi siempre recurren a la dimensión semántica, para explicar sistemas cul-
turales tan complejos como los míticos. Sin embargo, es necesario recono-
cer que en Lévi-Strauss los universales de la cultura oscilan entre la dimen-
sión formal y la del contenido. Esta oscilación se explica por la confusión
entre lo formal y lo fonológico, más bien por su homologación, lo que la lin-
güística estruotural no permite, ya que, como mencionamos, loformal, losis-
témico, la forma, está presente en todos los niveles lingüísticos, incluso en
el semántico, que es el más complejo. A nuestro juicio, Lévi-Strauss hubiera
logrado évitar muchas tensiones teóricas si hubiese considerado, además
de la fonología estructural, la semántica estructural que presenta muchas
propuestas analíticas.
En síntesis, en toda la producción de Lévi-Strauss está presente de ma-
nera explícita e implícita no sólo la propuesta teórico-metodológica de Ja-
kobson, sino su influencia como gran investigador del lenguaje en diversas
dimensiones; esta presencia se extiende hasta sus obras de la década de los
ochenta, como Paro/es donées, Le regard e/oigné, La potiére ja/ouse. Es
una polifonía asumida, una interdiscursividad constitutiva del discurso lé-
vistraussiano, en la cual encontramos continuidades y discontinuidades,
expansiones y reducciones, oscilaciones y tensiones, pero en donde siem-
pre emerge la fascinación mutua de estos dos grandes pensadores desde
que se encontraron y pudieron construir caminos convergentes en la in-
vestigación social. La teoría lingüística de Jakobson y la teoría antropológica
de Lévi-Strauss ya son parte de la historia del conocimiento, de las ciencias
sociales, que ningún poder o ideología puede borrar: dos trayectorias tan
fructíferas que logran vencer tanto la muerte física cómo la simbólica.
356
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es en la in-
tropológica
las ciencias
ctorias tan
bólica.
357
POÉTICA y ANÁLISIS LITERARIO
La función poética como estructura del sentido
Problemas de la poética
361
que la literaturidad tome como dato inicial la poesía, permite inferir en
semiótica poética un sintomático reduccionismo y apriorismo.
C0t! el fin de situar los objetivos y problemas de la poética de Jakobson
dentro de un marco más amplio, esbozaremos antes algunos axiomas de la
poética actual en cuanto a su objeto, es decir, lo poético:
2 Roman Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975, p. 348.
3 Ibid., p. 363.
362
b) Lo poético puede presentarse en lenguajes no verbales: visuales,
musicales, etcétera; éstos son explorados por la semiótica.
e) En cuanto a la disposición estructural del objeto poético, Jakobson
observa que el verso, al participar de la reiteración regular de unida-
des equivalentes, experimenta el tiempo del ritmo lingüístico, como
sucede con el tiempo musical. Asimismo, señala que lo diferencial en
poesía es la orientación hacia el signo, más que hacia el referente.
"El rasgo distintivo de la poesía consiste en que una palabra se perci-
be como palabra y no simplemente como representante (proxy) del
objeto denotado o como un estallido de emoción, en que las palabras
y su composición, su significado, adquieren peso y valor por sí mis-
mas."
d) La correlación sonido-sentido es una de las más conocidas eviden-
cias de Jakobson y "corolario" de la superposición de la similaridad
sobre la contiqüidad."
363
Caracterización de lo literario
364
blema de la relación entre signo y referente que el de la interacción entre el
sujeto perceptor y el objeto percibido. La función del signo poético era la de
señalar la falta de identidad con el referente; aunque no lo eliminaba, lo ha-
cía ambiguo.
Las cuestiones anteriores reflejan el choque entre la heterogeneidad del
arte y la homogeneidad supuesta en lo literario.
La comparación entre el signo literario y el signo lingüístico, así como la
comunicabilidad del arte, serán problemas que conduzcan a la revisión de
las especulaciones literarias a partir de la lingüística, o bien, que lleven a bus-
car simplemente la articulación de concepciones funcionalistas y estructu-
ralistas, como lo intentan Wellek y Warren, y Northrop Frye."?
Las nuevas reflexiones sobre lo literario consideran la intención estética
del emisor, la experiencia literaria del receptor, la tradición y convención
literarias, la naturaleza semiótica del lenguaje, los actos de habla, etcétera.
Sin embargo, la lingüística sigue siendo una herramienta o modelo para la
descripción del lenguaje literario. Lotman, por ejemplo, concibe el lenguaje
literario como sistema modelizante secundario, construido a partir del mo-
delo de la lengua natural.
De la reflexión sobre la literaturidad se pasa a la concepción de lenguaje,
código poético, tipo de discurso y texto literario.
La institucionalización social de la literatura, la servidumbre o ancilaridad
de lo literario, la polifonía misma del lenguaje, etcétera, plantean problemas
extralingüísticos y extraliterarios que redundan en el análisis de factores
pragmáticos y semióticos.
Funcionamiento lingüístico-estructural
10 Véase R. Wellek y A. Warren, Teoría literaria, Madrid, Gredos, 1970; N. Frye, Anatomia de la
critica, Caracas, Monte Ávila, 1977.
365
Como fuente teórica de Jakobson tenemos que reconocer las investiga-
ciones de Mikolaj Kruszewski, cuyo trabajo sobre la teoría de las asocia-
ciones por similitud y por contigüidad en la lengua, llega a Jakobson a la
muerte de Fortunatov, su maestro en la Escuela Lingüística de Moscú.
En 1920, al demandar Brik el estudio de procedimientos del arte realista,
orientado hacia una realidad fuera del arte y no sólo del arte que se orienta
claramente hacia la forma, Jakobson estudió las figuras de la literatura
realista y notó en ésta la importancia de las imágenes por contigüidad.
366
b) Formulación gramatical de la invarianza en poesía. El lenguaje literario
es caracterizado en la lírica por su estructura gramatical, no por una sim-
ple homologación de niveles gramaticales a la literatura, sino por el hecho de
que en poesía el significado se modifica por el sonido. La prioridad fonosintác-
tica del factor constructivo lleva a promover una gramática de la poesía, pero
también una poesía de la gramática, pues todo elemento verbal se puede
convertir en figura del discurso poético: las formas gramaticales son recur-
sos poéticos eficaces, con el mismo derecho que los tropos léxicos.
Discutida la ornamentación retórica como índice de poeticidad, se ma-
nifiesta la tendencia a la revaloración total del discurso o de cualquiera de
sus componentes; es entonces la organización de paralelismos y contras-
tes gramaticales lo que constituye la armazón del procedimiento poético.
Así, Jakobson introduce en la investigación las "figuras de gramática",
término acuñado por Gerard Manley Hopkins. En esta función particular de
la gramática en poesía radica la contribución innovadora de Jakobson a la
poética.
Para Jakobson, la interpretación de los efectos del poema debe proceder
del descubrimiento del perfil gramatical del texto. La existencia de un plan
gramatical es avalado con los testimonios escritos y orales de los poetas, así
como con borradores que muestran los datos de invención del material
verbal y sobre todo de orden gramatical, aunque otros elementos son in-
conscientes. Jakobson expresa:
Por otro lado, Jakobson refuta la crítica sobre la posibilidad de que el analista
reduzca la poesía a una gramática o señale arbitrariamente tantas catego-
rías simétricas cuantas quiera. Las experiencias concretas del análisis y de
la perspectiva de investigación y de producción poética evidencian estruc-
turas poderosas en el nivel subliminal, las cuales "pueden funcionar sin la
ayuda del juicio lógico o el conocimiento patente tanto en el trabajo creativo
del poeta como en la percepción del lector sensible"."
La elaboración de una técnica suficientemente precisa, objetiva y fecun-
da para esclarecer el plan gramatical fue una de sus preocupaciones ca-
pitales.
Para la prosa literaria, donde el sentido se sobrepone al sonido, no se
ofreció igual ventaja, por la irregularidad paralelística y diversidad de estilos.
15Ibid .. p. 127.
16 R. Jakobson. Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal. México. FCE. 1992. p. 98.
367
En cambio, en la prosa folklórica Jakobson logró describir algunas constan-
tes gramaticales.
c) La lengua poética como desvío. El concepto de desvío ha sido adop-
tado por algunas corrientes estilísticas y su interpretación, lo mismo que la
del concepto de norma, es diversa.
La ineficacia del rasgo desviacional en la caracterización de la lengua del
poeta es demostrada por Coseriu: la lengua de los grandes poetas coincide
con la lengua histórica y ésta, a su vez, se identifica al lenguaje poético."
El problema de sistematización se plantea en el marco estructural dellen-
guaje, donde la propuesta de Jakobson es el punto de partida: la organización
de las desviaciones procede de un estatuto paradigmático, y la proyec-
ción de las regularidades paradigmáticas en el plano sintagmático, define la
especificidad de la lengua poética. En conclusión, no se trata de desviacio-
nes o transgresiones, sino de gramáticas distintas que operan en diferentes
tipos de discurso.
Asimismo, la lectura paradigmática de los mitos por Lévi-Strauss reveló
que la desviación no era específica de la poesía. De ahí el cambio de pers-
pectiva: la atención en procedimientos semióticos que condicionan la pro-
ducción y articulación de textos poéticos, a través de la construcción de una
gramática poética que dé cuenta de todos los discursos, en lugar de registrar
las regularidades del texto poético. Esta gramática opera en la forma de
contenido.
La función poética
368
"La estructura prosódica del verso en su conjunto, la unidad melódica y
la repetición del verso y de las partes métricas que lo componen exigen que
los elementos de la semántica gramatical y lexical se repartan en paralelos;
e, inevitablemente, el sonido supera la significación."18
Ya en 1865, Hopkins había observado que el artificio de la poesía, yaun
de todo arte, radicaba en el paralelismo, el cual es reconocido por Jakobson
en la poesía popular rusa, casi un lustro después, y coincidía en que el pa-
ralelismo no era patrimonio del lenguaje poético en verso.
La distinción de estructuras paralelísticas en verso y en prosa permite a
Jakobson ampliar la tesis de Tinianov, quien sostenía la modificación del
significado de las palabras por el sonido, en la poesía en verso, y la mo-
dificación del sonido por la significación, en la prosa. Posteriormente,
Jakobson observa que en la prosa son las unidades semánticas de distinta
capacidad las que organizan en primer lugar estructuras paralelas, no así en
el verso.
El siguiente paso en la evidenciación del principio poético es el análisis
de los mecanismos lingüísticos en poesía.
En verso, la matriz paralelística descansa en la asociación por similari-
dad, pues la afinidad rítmica de cada línea es imprescindible para la
percepción del verso. Este paralelismo rítmico es reforzado si se acompaña
de similaridad de figuras.
De esta manera, el procedimiento metafórico llegó a ser el índice del
principio poético, en tanto que en la prosa narrativa la fuerza motriz se
identificó con la asociación por contigüidad, es decir, con el procedimiento
metonímico.
En conclusión, la función poética describe principalmente los procedi-
mientos lingüísticos de la poesía en verso; es, como afirma Jakobson, su
"tautología". Sin embargo, la última conceptualización sobre la función
poética evidencia que ésta "es copresente a la palabra de todo ser humano
desde su primera infancia y tiene un papel capital en la estructuración del
discurso" .19
La observación de paralelismo fónico gramatical resulta comprensible en
el análisis, pero qué sucede con el sentido. La pareja sonido-sentido puede
compararse a forma-función, o bien, a la dicotomía saussureana significante-
significado; pero en literatura, el sistema significativo es de segundo grado,
las dos nociones están fundidas, la relación no es arbitraria sino motivada.
Es necesario hacer dos distinciones rnetodolóqicas: la del sentido como
producción en poesía y la neutralización del sentido en el análisis.
369
El sentido como producción es efecto de las funciones (relaciones) ejelos
elementos formales: toda repetición de formas irradia repeticiones de unida-
des de significado.
El problema del sentido se suscita en el análisis o, más concretamente,
en la evaluación de las estructuras gramaticales. En esto encontramos una
aporía: evidenciar cómo está articulado un texto revela el andamiaje del
sentido, su plan retórico, pero no sus relaciones de valor ni sus efectos. Yes
que el sentido es puesto entre paréntesis. La descripción se sobrepone a la
interpretación. No obstante, Jakobson expresa:
"Hoy en día, el lingüista sabe que no hay que separar las cuestiones
de forma y de significación. Sería faltar asimismo a la equidad decidir la sig-
nificación de la totalidad poética sin tomar en consideración desde un punto
de vista científico los elementos que la constituyen.'?"
El código estético excede a la interpretación del plan gramatical. El hu-
manista no puede omitir la función natural de la creación y el principio fun-
cional del análisis: la comprensión del sentido.
La especulación sobre la forma lleva al encuentro ineludible del sentido,
cuyo espacio es determinado divergentemente. Por ejemplo, Coseriu asocia
el significado al lenguaje y el sentido a los textos, en cuanto se convierten en
"expresión para contenidos de otro nível"."
Pasamos ahora a describir cómo inciden los elementos de los distintos nive-
les textuales, mediante el juego de relaciones y de correlaciones, para construir
el sentido, con lo cual es posible evaluar la operatividad de la función poética.
370
Por supuesto que las repeticiones más obvias son las de rima, metro y ritmo.
"Rosa divina" es metaforizada en "magisterio purpúreo" y en "enseñanza
nevada", cuyos adjetivos contrastan; a nivel léxico, "belleza" y "hermosura"
pertenecen al mismo campo semántico. El contraste con el resto del poema,
en los diferentes niveles, es lo que confirma la matriz paradigmática.
Los conceptos de "paralelismo", "repetición" o "equivalencia", canónicos
en los sistemas de creación oral, son fecundos para el análisis; según el nivel
en que operen se emplean términos como "simetría", "correspondencia", "re-
lación", "identidad", "igualdad", "semejanza", "sinonimia", etcétera. Pero el
principio de selección no sólo se produce sobre la base de la semejanza; así
se emplean conceptos como "oposición", "antonomia", "antinomia", "con-
traste", etcétera. El análisis estructural practicado por Jakobson y Lévi-
Strauss no es un análisis empírico, ya que no inicia con las unidades más
pequeñas. El primer paso es localizar la articulación más significativa del
texto en conjunto; parten de relaciones horizontales de equivalencia que
abarcan el texto entero y que tienen como elementos de relación los seg-
mentos mayores. En éstos se rastrean las clases de equivalencias pertinen-
tes desde el nivel prosódico, al que se superpone verticalmente el análisis
de los demás niveles: léxico, sintáctico y semántico.
Los niveles pueden interpretarse como las versiones respecto del mito:
cada nivel es la variación de la estructura invariante del poema.
Sólo al examinar la relación de los segmentos en los distintos niveles, y
al correlacionar clases de equivalencias implicadas, puede evidenciarse la
estructura del poema.
La segmentación determina la contrastación de niveles y rige la articu-
lación de la estructura. Así, Roland Posner, al hacer el examen formal y
lógico del ensayo sobre "Les chats" observa la sobrevaloración del eje ho-
rizontal del poema:
"La estructura del poema, dada a través de una distribución de las clases
de equivalencias, y el valor de las partes del texto, dado a través de inter-
secciones de clases de equivalencias significativas son, por tanto, concep-
tos intercambiables."22
El reconocimiento de la función poética en el análisis depende entonces
de la participación en clases de equivalencias verticales y horizontales. Pero
¿en qué contribuye la simetría al placer estético?
La respuesta se encuentra en la réplica conjunta a los trabajos críticos
sobre el ensayo de "Les chats", Jakobson comparte la concepción de Bau-
delaire:
371
de esta regularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa, el asombro, que cons-
tituye a su vez una parte esencial del proceso artístico o, en otros términos, el
indispensable condimento de toda belleza.P
372
de esta regularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa, el asombro, que cons-
tituye a su vez una parte esencial del proceso artístico o, en otros términos, el
indispensable condimento de toda belleza.P
372
Formalismo Estructuralismo
373
articulación taxinómica de la clase de variables que suponen remitentes y/o
destinatarios sociales- aportaría una contribución a la historia de las formas
poéticas."
374
Describrir clases de isotopías significa esclarecer maneras de leer el
texto. Rastier distingue en un soneto de Mallarmé tres lecturas isotópicas
posibles: la historia del "banquete", de la "navegación" y de la "escritura". En
su análisis hace patente la hipótesis de Jakobson sobre la injerencia de lo
metafórico en lo metonímico, y viceversa:
28 tbid., p. 124.
29 lbid., p. 208.
30 R. Jakobson, Lingüística, poética, tiempo, p. 57.
375
en la que la función poética llega a ser un universal del lenguaje, el trabajo
concreto sobre el texto no puede abandonar la comprensión individual.
Este replanteamiento hace emerger la empresa codificada ya en el
campo de los estudios filológicos, donde los demás métodos (retóricas,
gramaticales, hermenéuticos, lingüísticos, estilísticos, etcétera) inciden en
la misma función.
Bibliografía
376
Teoría y praxis en el análisis de "Los gatos"
• Centro de Ciencias del Lenguaje del Instituto Cultural, Universidad Autónoma de Puebla.
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Baudelaire 'Les chats' ", en Posibilidades y límites del análisis estructural, José Vidal Beneyto (comp.),
Madrid, Editora Nacional, 1981, pp. 163-201.
2 Esto es, se le creía en el sentido una variante de "Le chal" o de "Les houbes", poemas en los que
también aparecen los gatos en la integración metafórica de su discurso. (Ibid., p. 193) Y Carlos Blanco
Aguinaga, "Sobre 'Les chats', Jakobson/Lévi-Strauss y la historicidad del poema", en Posibilidades y
límites del análisis estructural, op. cit., p. 360.
377
insuficiente de Jakobson y Lévi-Strauss por descubrir las interioridades del
poema, con todos sus vericuetos verbales y de sentido, no se puede dejar
de aceptar que un logro suyo, aceptable de todos modos, fue el de dar la
vuelta a 'la recepción de este poema, y mostrarnos otra posibilidad de su
lectura, tal como lo muestra el alud de comentarios, críticas y reinterpretaciones
que se ha desencadenado sobre él a lo largo de los años." Toda esta
discusión que se ha despertado en torno de la teoría que subyace o parece
subyacer al análisis que estos autores emprendieron en su momento, así
como el método (o falta de él) con que lo efectuaron, justifica y enriquece la
tarea de volver a revisar el ensayo. Con todo, dadas las limitaciones de
espacio y tiempo, no se extenderá aquí la discusión para incluir, en un marco
de referencia más amplio, todas las propuestas teóricas y metodológicas
que hicieron otros autores como Rifaterre o Hendricks, posteriormente y con
base en el trabajo de Jakobson y Lévi-Strauss; o en su caso, después, como
en el caso de Cohen, Posner, Kristeva, entre otros, partiendo de su propia
formación, perspectiva y entorno teórico, para el análisis de este poema de
Baudelaire en particular o de la poesía en qeneral." Más moderadamente,
nos restringiremos a examinar el análisis de Jakobson y Lévi-Strauss, y a
comentario con la ayuda de algunos autores. Con eso, creemos, ya se
lograría un primer paso para continuar reflexionando sobre la propiedad de
la teoría y del método científico (o presuntamente científico) empleado.
El enorme prestigio de los autores es una de las razones por las cuales
el ensayo ~ue nos ocupa resulta interesante. Cuando se publica, ambos
escritores son ya no solamente apreciados en los círculos de sus respectivas
especialidades, sino que también han trascendido al público en general, y se
han convertido en, por así decirlo, objeto de culto en el momento de gran
auge del estructuralismo francés. Como se sabe, la trayectoria de Jakobson
ha sido muy larga. Comienza desde sus años juveniles en el formalismo
ruso, con sus actividades en el Círculo de Moscú y en la Sociedad para el
estudio del lenguaje poético (OPOJAZ) en la segunda década del siglo, donde
discute mucho la nueva poesía vanguardista (futurista) en compañía de
Mayakovski y otros poetas jóvenes después de la Revolución de Octubre y
en la efervescencia de los primeros años de la posguerra, cuando también
3 Como lo muestra la recolección de artículos Posibilidades y limites ... emprendida por José
Vidal Beneyto en 1981, a la cual-como diría Borges- fatigamos especialmente para la preparación de
este trabajo.
4 Lo cual queda para un trabajo posterior de carácter más comparativo en cuanto a los paradigmas
y posiciones personales de los autores. Tal trabajo rebasa para el presente momento nuestras
limitaciones de tiempo y espacio (véase dentro de las diferentes propuestas del examen del lenguaje
poético, entre otros, a Jean Cohen, La estructura del lenguaje poético, Madrid, Gredos, 1970; Jean
Dubois et al., Rhétorique générale, París, Larousse, 1970; Algirdas J. Greimas (ed.), 5ssais de sémio-
tique poétique, París, Larousse, 1972; Jurij M. Lotman, Vorlesungen zu einerstrukturalen poetik, Munich,
Wilhelm Fink Vg., 1972; Julia Kristeva, La révolution du langage poétique, París, Seuil, 1974; así como
los artículos recogidos en la compilación de Beneyto -además del ya mencionado de Rifaterre- de
Hendricks y de Roland Posner).
378
entre ellos comenzaban a conocerse las ideas de Saussure de una lingüística
sincrónica y sistémica o estructural. Estas ideas hallaron terreno fértil, pues
también Jakobson y sus compañeros comenzaron a investigar las caracte-
rísticas del discurso artístico tomando como base la lingüística frente al his-
toricismo de la crítica literaria rusa de fines de siglo (Potebnia). Poco des-
pués, Jakobson continuaría con el llamado Circulo língüístico de Praga, el
movimiento estructuralista de los años treinta, donde también su presencia
será decisiva para el desarrollo de la fonética y la fonología estructural con
Trubetzkoi y la continuación de los estudios simultáneos de lingüística y li-
teratura eslava. Con la invasión nazi en puerta, se ve obligado a huir, primero
a Dinamarca, luego a Noruega y, finalmente, a Estados Unidos, donde, con
los años, su influencia también se irá haciendo más grande. De este modo,
en el momento de la escritura de su ensayo con Lévi-Strauss sobre "Les
chats" de Baudelaire, su prestigio es ya enorme tanto en Europa como en
América."
Por su parte, también Lévi-Strauss, a partir de 1945, se había dado a
conocer en el terreno de la antropología y, específicamente, de la etnología.
En los momentos en que escribió el artículo con Jakobson, ya se habían
publicado trabajos suyos importantes como "Las estructuras elementales
del parentesco" (1949), Tristes trópicos (1955) y Antropología estructural
(1958), entre otros, aunque todavía faltarían, en 1962, el mismo año del
artículo, El pensamiento salvaje y, posteriormente, Lo crudo y lo cocido
(1964), De la miel y las cenizas (1966), etcétera." A pesar de las diferencia
en edad, trayectoria personal y profesional, el punto de contacto se produce,
porque habiendo conocido Lévi-Strauss los trabajos de Jakobson y de la
Escuela de Praga, llega a pensar que la fonología puede desempeñar el
mismo papel para las humanidades que la física atómica para las ciencias
naturales." Así, partiendo de lo considerado como básico de la lingüística
estructural, especialmente del binarismo de la Escuela fonológica de Praga
y de sus fundamentales triángulos de oposición, el vocálico (a-i-u) y el
consonántico (p-t-k), posteriormente establecerá un sistema paralelo, por
ejemplo, para la actividad culinaria del hombre, donde los vértices de opo-
sición serán "lo crudo", "lo cocido" Y"lo podrido". 8 En general, sus investigacio-
nes sucesivas procurarán mostrar cómo los principios estructurales pueden
aplicarse al análisis de diversos fenómenos antropológicos como el de las
estructuras del parentesco (y donde la lengua y la mujer se pueden ver como
379
objetos de intercambio), el totemismo (para negarlo) y el pensamiento
salvaje (frente al supuestamente civilizado). Únicamente nos interesa plan-
tear aquí cómo, a partir de observaciones que parecen muy técnicas y
concretas respecto de los sonidos de la lengua, Lévi-Strauss levanta el vuelo
a interpretaciones muy generales y abstractas que pretenden aclarar los
modelos culturales de pueblos muy ajenos al pensamiento europeo. Inde-
pendientemente del valor que tengan para la antropología las especulacio-
nes de Lévi-Strauss, tomando en cuenta sus líneas de pensamiento y sus
preocupaciones centrales, se puede entender la razón de su cruce con
Jakobson.? Puede verse que, de algún modo, se puede complementar la
visión pormenorizada y apegada al detalle gramatical y a los aspectos
lingüísticos, quizás por ello más estrecha, de Jakobson, con la perspectiva
amplia, global y totalizadora, que busca hasta el límite el plano de una
interpretación simbólica, mítica y universal, de Lévi-Strauss.
No debe pensarse que la actitud que hemos llamado antes "estrecha"
de Jakobson es obra del azar o la casualidad, pues claramente se puede
entender que obedece a su propia posición teórica de que la obra literaria
debe ser ante todo examinada y descrita con todo cuidado, y su interpreta-
ción y valoración es posterior (o incluso no debe hacerse). Esto, en favor de
la objetividad metodológica y de una actitud verdaderamente científica por
parte del lingüista que examine la obra literaria. La última frase requiere que
recordemos otro principio fundamental de Jakobson, sostenido a lo largo de
su prolongada carrera, de que la lingüística y los estudios literarios han
de apoyarse mutuamente, o, como él lo dijo de manera más tajante alguna
vez, que un lingüista sordo al lenguaje de la poesía es tan inconcebible como
un literato que no sepa lingüística. Esta idea queda una vez más confirmada
en su discurso de clausura del congreso sobre el estilo celebrado del 17 al
19 de abril de 1958 en la Universidad de Indiana (Bloomington): "Poetics
deals with problems of verbal structure, just as the analysis of painting is con-
cerned with pictorial structure. Since linguistics is the global science of verbal
structure, poetics may be regarded as an integral part of linguistics."10
Y, posteriormente, en el Postscriptum a una colección de ensayos de
1973: "Toda investigación en materia de poética presupone una iniciación en
la ciencia del lenguaje, porque la poesía es un arte verbal y, por lo tanto, es
el empleo particular de la lengua lo que ella implica en primer término."!'
9 Entre las críticas a Lévi-Strauss, véase Edmund Leach, Cultura y comunicación. La lógica de la
conexión de los símbolos. Una introducción al uso del análisis estructuralista en la antropología social,
México, Siglo XXI, 1978, 142 pp.: Y Héctor Vázquez, El estructuralismo, el pensamiento salvaje y la
muerte. Hacia una teoría antropológica del conocimiento, México, FCE, 1982.
10Roman Jakobson, "Closing statement: linguistics and poetics", en Style in tenqueqe, Thomas A.
Sebeok (ed.), Cambridge, MIT, 1966, p. 350.
11R. Jakobson, Questions de poétique, París, Seuil, 1973, p. 485. Aquí prefiero citar la traducción
de José Pascual Buxó, Introducción a la poética de Roman Jakobson, México, UNAM, 1978, p. 15.
380
Por todo lo anterior, no debe extrañar que el ensayo de Jakobson y Lévi-
Strauss tenga hacia el final un desarrollo que se antoja doble: con una parte
que está muy ceñida al análisis gramatical y fónico-fonológico de detalle, y
otra parte que se inclina a mostrar cómo, con los gatos (en principio caseros,
friolentos, comodinos como los sabios y los enamorados), 12 sucede una me-
taforización, y luego, al final del soneto, una mitificación que los liga, según
los autores, al universo y a la mujer, al pasar de lo pasivo y cerrado a lo di-
námico y abierto.
Antes de pronunciarnos sobre la validez de tal interpretación, es nece-
sario hacer un recorrido, aunque sea sumario, de los pasos que han seguido
en su análisis. Desde luego, aquí no podemos repetir todas sus observacio-
nes y comentarios, hechos a saltos y en diversos niveles, sin necesariamen-
te seguir una lectura horizontal del poema. Por un lado, este ensayo para
examinar un solo soneto puede parecer demasiado largo y pesado, pero, por
otro lado, a lo largo de su lectura, se nota una gran acumulación de ideas y
anotaciones que nos orillan a sorprendernos por la acumulación tan den-
sa y escueta del material que proporcionan." Resumiendo en lo esencial,
pero no demasiado, de modo que se puedan comprender las observaciones
críticas que se harán enseguida, se nota que los autores tratan de poner en
relación la estructura del soneto con las estructuras gramaticales. Así,
encuentran que los sustantivos situados en rimas son gramatical mente
femeninos; que las rimas graves o femeninas están en plural y las agudas
o masculinas en singular; luego, fijándose más, que en los cuartetos, las
rimas masculinas son sustantivos y las rimas femeninas son adjetivos (con
la única excepción de ténebres -con lo cual ya anuncia su carácter de
palabra clave); en cambio, en el primer terceto, las tres rimas son sustantivos
y en el segundo adjetivos. Con lo anotado arriba, según los autores, queda
mostrada la "estrecha relación entre la clasificación de las rimas y la elección
de las categorías gramaticales", y el relieve particular que toma el número
gramatical para Baudelaire en el poema."
Otro bloque de anotaciones se refiere a las estructuras sintácticas en
relación con la estructura del soneto. Así, por ejemplo, subraya que éste
12 Esta palabra, amoureux, del principio del soneto (Les amoureux fervents ...) ha sido traducida por
"amantes" ("Los amantes fervientes ..."). Una traducción más literalmente correcta sería "enamorados".
Esta diferencia vale la pena anotarla, puesto que en francés también existe la palabra específica para
"amantes", la cual obviamente es amants; el que el poeta haya decidido usar precisamente amoureux
no parece gratuito, pues su significado resulta, como en español, menos fuerte o menos comprometedor,
incluso sexualmente, y expresa más bien el deseo. De hecho, "el enamorado" puede no ser correspon-
dido, mientras que el amante sí, ya que éste es, según el diccionario: 1. "Personne qui aime d'amour et
qui est aimée, 2. "Homme qui a des relations sexuelles a une femme á laquelle il n'est pas marié"
(Microrobert, Dictionnarie du trenceis primordial, París, Dictionnaire Le Robert, 1983).
13 No está de más recordar que un análisis posterior, de Jean-Michel Adam, se limita a analizar
únicamente el primer verso del soneto (en Posibilidades y limites ... , op. cit., pp. 273-287).
14 Véase Roman Jakobson y Claude Lévi-Strauss, "'Los gatos' de Charles Baudelaire", en
Estructuralismo y literatura, Buenos Aires, Nueva Visión, 1973, pp. 11-34.
381
consta de tres oraciones (una en el primer cuarteto, otra en el segundo y la
última en los tercetos). Luego, se percibe que hay un aumento progresivo del
número de verbos en estas oraciones: uno en la primera, dos en la segunda
y tres en la tercera (mientras que las tres frases subordinadas -una en cada
oración principal- sólo tienen, cada una de ellas, un verbo). Esto lleva a
establecer una antinomia entre la estructura ternaria del soneto (dos cuar-
tetos y un sexteto) y una dicotomía (los dos cuartetos se oponen a los dos
tercetos). La organización gramatical del texto -dicen los autores- permite
esta última opción, pues se tiene una sección de cuatro rimas (los cuartetos)
contra una de tres (los tercetos). En fin, la composición del soneto todo se
basa en la tensión entre estos dos modos de disposición (sintáctica contra
estrófica) y el juego de sus elementos simétricos y, como dicen ellos,
"disi métricos".
Los ejemplos más notorios de disimetrías que se proponen son los
siguientes: primero, un paralelismo sintáctico entre el primer cuarteto y el
primer terceto, por un lado, y entre el segundo cuarteto y el segundo terceto,
por otro lado; luego, en el primer cuarteto y primer terceto, los nombres
designan seres animados, mientras que en el conjunto del segundo cuarteto
y segundo terceto los nombres designan a seres inanimados (salvo una
excepción, ils, en el verso 6. Por lo demás, en la primera dicotomía (la de los
cuartetos contra los tercetos) también se presentan paralelismos como el de
que todos los objetos directos de los tercetos representan a seres inanima-
dos (en los cuartetos hay tres seres inanimados y dos animados: les y chats
-pero les=chats).
Otra división dicotómica del soneto que proponen los autores consiste en
oponer las estrofas exteriores (primer cuarteto y segundo terceto) a las
interiores (segundo cuarteto y primer terceto), ya que en su opinión las es-
trotas exteriores ofrecen también correspondencias gramaticales sor-
prendentes (como las de que son las únicas en las que los predicados van
acompañados de adverbios: également, vaguement).
Una cuarta división del texto, la más importante en su opinión, ahora una
tricotomía, opone los seis primeros versos del soneto a los seis últimos,
mientras que los versos centrales 7 y 8 constituyen una ruptura, pues sus
características difieren de los otros (sus verbos no están en presente; son los
únicos con nombre propio: Erebe, etcétera).
Tampoco los autores olvidan hacer un análisis de las estructuras fónicas.
De hecho, Jakobson y Lévi-Strauss creen encontrar ciertos paralelismos
fónicos que reforzarían el análisis gramatical anterior. Por ejemplo, los
versos centrales 7 y 8 se destacan porque aliteran en sus respectivas pa-
labras finales. En otro caso, no se deja de observar que la [s] de chats apa-
rece solamente en el título, en el verso 3 y en cherchent ("primera acción
de los felinos"), siendo "cuidadosamente evitada en lo sucesivo". En fin, las
rimas interiores en [a] nasalizada sostienen las estructuras gramaticales
382
de los cuartetos. Por su lado, las vocales nasales cobran un papel importante
en las cuatro estrofas del soneto (9, 3,13 Y 9). Aunque el segundo cuarteto
casi no las tiene, en cambio es fuerte en líquidas (23).
En lo que respecta a estructuras propiamente estilfsticas, los autores
observan, entre otras cosas, que en los primeros versos aparece un quiasmo
de orden gramatical: al binarismo de los determinados (amoureux-savants),
seguidos cada uno por su determinante, sucede un doble binarismo de los
determinantes (puissants y doux, frileux y sédentaires), referidos por pares
a un solo determinado, pero luego la estructura se invierte. Así que, a un bi-
narismo de determinantes (science y voluptéreferidas a un solo determina-
do), sigue un binarismo de determinados, seguidos de un solo determinante.
A lo anterior, Jakobson insiste en repeticiones semánticas que "prueban" la
unión de los dos tercetos en un sexteto (idea que le viene de la vieja retórica
de Grammont) y a ciertos oxímoros "alusivos" que unirían sus respectivas
estroías." Como ya se dijo, éstos y otros rasgos que se presentan en el ar-
tículo, luego sirven para mostrar que hay una evolución a lo largo del poema:
los gatos pasan de ser objetos directos a sujetos implícitos en las oraciones
posteriores; en general, su actitud se vuelve de pasiva en activa, pasan del
aburrido encierro del hogar (la maison), al abierto del desierto, lo cual se
marca por las soledades (solitudes) y la misma actitud hierática yarrobada
de sabios y enamorados que tiene la esfinge, y, después, con más fuerza,
por la arena fina (la sable fin), hasta que en el último terceto los gatos ter-
minan por disolverse en átomos y destellos (étincelles magiques, parcelles
d'or, étoilent), sufriendo, con ello, una transformación que va de lo real a lo
irreal, y de lo cotidiano a lo mítico o mágico, como quiere señalarlo con otros
nombres un cuadro de los autores que acompaña al ensayo." Finalmente,
la mujer aparece tras la imagen del gato como una significación de las pul-
siones, deseos y obsesiones del amante-enamorado. Esto sería una de las
últimas interpretaciones -ya en el nivel semántico- del poema.
Desde luego, el anterior resumen no cubre todos los pormenores y
detalles de un trabajo que es todavía mucho más denso de lo que se ha
podido decir aquí. Sin embargo, quizás con lo dicho se podrán entender
algunas de las críticas que se le han hecho. Para terminar, pasemos revista
al menos a las que parece que saltan más a la vista, que son más generales
e importan más desde el punto de vista de la práctica y la teoría del análisis
del discurso literario.
En primer lugar, llama la atención en el lector la poca importancia puesta
en un marco teórico en el que se desplegara el examen del soneto. Algunas
noticias se dan de entrada sobre las circunstancias que se presentaron para
15 Véase Georges Mounin, "Baudelaire ante una crítica estructural", en Posibilidades y limites ... ,
op. cit., pp. 233-239.
16 Roman Jakobson y Claude Lévi-Strauss, op. cit., pp. 27 Y pass.
383
-
17 Véase Rifaterre, op. cit., pp. 176-177 (acá pite en letra cursiva).
18 Véase Carlos Blanco Aguinaga, op. cit., pp. 348 Y pass.; Y Rifaterre, op. cit., pp. 166-167.
384
justifica por ningún lado la igualación del gato a la mujer, ya que ésta -a
diferencia de otros poemas- no se menciona para nada en el texto, así que
la interpretación final del poema debe hacerse por otros derroteros, etcétera.
Éstas son algunas opiniones más que se han vertido en torno del escrito de
estos autores. Ante la imposibilidad de examinarlas con todo detalle y
cuidado, solamente se mencionan para tenerlas en cuenta en alguna refle-
xión posterior.
Únicamente nos resta agregar que, habiendo mencionado una larga se-
rie de objeciones y reparos al final con relación al ensayo sobre el soneto de
Baudelaire, parecería que la figura de Jakobson se disminuye y queda muy
desvanecida. Sin embargo, las personas que lo conocieron, conservan una
imagen imborrable de él: corpulento, de cabeza grande y abundante cabelle-
ra rubia, con el rostro de un dios romano antiguo, su figura imponente se hu-
manizaba por la baja estatura y el agudo estrabismo que sufría en un ojo y, sobre
todo, por el entusiasmo que desbordaba al hablar y gesticular con pasión
sobre los temas que le interesaban de lingüística, cultura popular y poesía."
Por mi lado, habiendo tenido la oportunidad de escuchar entre otros
cientos de jóvenes en un gran auditorio, hace tiempo, a Jakobson (ya con ca-
bellera blanquísima), me permito decir que, en otra lectura de su ensayo con
Lévi-Strauss, ojalá pudiéramos recuperar su intensa presencia, las modu-
laciones melodiosas de su voz y su entusiasmo por la poesía.
Bibliografía
385
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386
El destinador en el texto mítico y literario
Epitherses, padre del orador Aemilianus, cuenta que un día hizo un viaje en
barco hacia Italia ... Por la noche, cuando arribó a las islas del Egeo, el viento
cesó y el barco fue al garete hacia la isla de Pascoi; la mayoría de los pasajeros
estaban despiertos todavía, muchos bebían después de la cena, cuando
súbitamente se oyó una voz proveniente de esa isla que era como si alguien
llamase a Thamus (ese era el nombre del timonel). Fue general el espanto; el
timonel no contestó sino a la tercera vez en que lo llamaron, cuando la voz le
replicó con esfuerzo: "Cuando llegues al lugar de Palodes anuncia que ha
muerto el Gran Pan." Quedaron todos sorprendidos (según cuenta Epitherses)
y ponderaron unos con otros si se aconsejaba cumplir la injunción o si de-
berían no importarse con ella y olvidarla; Thamus, empero, dijo que, si el viento
estuviese favorable, seguiría la ruta, pero que, si en ese lugar hubiese calma,
gritaría, entonces, hacia la tierra lo que había oído. Cuando llegaron al lugar
de Palodes, estando el viento y el mar completamente calmados, Thamus gritó
a la tierra las palabras que había oído: "El Gran Pan ha muerto." Apenas había
pronunciado estas palabras cuando se oyó un violento sollozo mezclado de
asombro que parecía provenir no de uno sino de muchos hombres."
387
Es bastante conocida la problemática que envuelve el mito en su compleji-
dad, principalmente en sociedades primitivas, contexto donde él nos parece
más claramente aprehensible en su estructura, componentes y funciones, al
menos según algunas perspectivas que, conjuntamente con todo un aparato
teórico la antropología nos ofrece. Antes de ese momento de escisión,
representado en el texto de Plutarco por la muerte de Pan, la percepción del
mundo es, por lo tanto, la que incluye a todos en un todo, dentro de un orden
cerrado y pleno.
Ahora voy a intentar enfocar la relación entre el mito y la literatura en una
sociedad que no se clasifica como primitiva, orientándola hacia el punto
donde el mito, considerado en su forma de manifestación en comunida-
des arcaicas, da lugar a la literatura. Tal relación se establece con base en
la instalación de una ausencia que, por eso mismo, se constituye en causa
y objeto de la literatura. Voy a intentar, pues, desde esa perspectiva, pene-
trar en algunas formas de manifestación mítica en la literatura brasileña,
para dibujar una característica hoy determinante en la literatura de nuestro
tiempo: la negación del mito como objeto realizable en el sentido greima-
siano, y su afirmación, en contrapartida, como simple deseo, un deseo que
está en la raíz misma de la literatura, creando el impulso original de
desembrague enunciativo.
A pesar de .trabajar igualmente el nivel del enunciado, voy a privilegiar la
instancia de la enunciación como lugar donde, por excelencia, se denuncia
esa ausencia, al mismo tiempo en que se instaura el deseo de anularla,
engendrando toda una actividad de construcción de un discurso que se
mueve en un juego intenso de simulación y disimulación de un decir
verdadero. La enunciación también se considera como el lugar de realiza-
ción de un proceso de comunicación o de un hacer transitivo, cuyo objeto es
un mensaje vehiculador de valores y verdades. Se infiere de ahí que, en la
enunciación se instala una escena donde actúan los actantes: donador y
receptor del objeto en cuestión. En otras palabras, la relación entre el
destinador (del mensaje y de los valores), y su destinatario, gana fisionomía
específica según se trate de un texto mítico o de un texto literario. La
distribución de los papeles actanciales de destinador-donador y destinador-
sancionador se realiza de forma distinta tratándose de uno o de otro caso.
Al interior de la plenitud del orden mítico, interesa destacar en ese
momento un componente que las narrativas míticas exhiben: la realización
de un proceso de comunicación, cuyo objeto puesto en circulación es un
saber, un mensaje o un objeto-bien, atesorable. En general, las narrativas
míticas hablan o de una donación o de una apropiación; en éstas, aun
cuando la función de sujeto está desempeñada por un humano, el destina-
dor (que se manifiesta en una instancia narrativa), pertenece a un universo
del cual la colectividad destinataria de la acción está excluida. Por otro lado,
la narrativa misma es un objeto donado a la colectividad, donación a través
388
de la cual un saber relativo al origen y sentido de las cosas se pone en
movimiento. Cuando ocurre la ruptura referida, la relevancia de tal hecho se
hace evidente, pues éste apunta hacia una oposición básica que demarca
las fronteras entre el dominio del mito y el dominio de la literatura. En ésta,
al contrario del mito, el destinador y el destinatario se equiparan en cuanto
a la condición de miembros de un mismo grupo. Una relación, por lo tanto,
de iguales.
Esta característica es la que permite construir una frase como la
siguiente: "X hace literatura", donde se presupone la distinción entre los
individuos que se juzgan y los que no se juzgan competentes para tal
práctica. Esta condición de relación entre iguales, entre enunciador y
enunciatario (en la medida en que las reglas que la posibilitan son estable-
cidas por los sujetos implicados en contratos veridictorios) legitima la
naturaleza del mensaje-objeto, o sea, la naturaleza del texto literario.
En el mito esta característica del objeto literario se hace más clara
cuando nos desplazamos del territorio específico literario hacia el dominio
más amplio de la cultura entendida como: "El conjunto y la integración de los
modos de hacer, de integrar y simbolizar, desarrollados y adaptados por una
sociedad como solución para las necesidades de vida humana asocíatíva.'?
La cuestión se ubica en la pertinencia de aplicar la misma frase, con-
mutando simplemente literatura por cultura en la posición del objeto del
hacer. En este caso surge la pregunta sobre la pertinencia de decir "X hace
cultura" con la misma lógica en que se puede decir "X hace literatura": en la
medida en que se encuentran implicadas cuestiones como la forma y el
grado de la sanción positiva por una colectividad, seguida de un proceso
entero alquímico de naturalización, donde el espacio natural es recubierto
por un espacio simbólico que pasa a funcionar y a valer como si fuera el otro.
Además de la relación metonímica de todo/parte, si la literatura hace
parte de la cultura, nos preguntamos en qué punto ellas se confunden y en
qué punto se distinguen, ya que la cultura se hace sentir como presupuesta
a la literatura. Se trata, por lo tanto, de distinciones y semejanzas detecta-
bles por la capacidad de figurar como objeto de un hacer individual.
Si en una sociedad milenaria es relativamente fácil aprehender con
actitudes y conductas rutinarias, la cultura como componente interiorizado,
de manera que su manifestación ocurra en buena parte sin el control
programado y consciente del sujeto, en las sociedades en que la literatura
aborda de manera intencional los problemas de la nacionalidad, y de la
construcción de la identidad, ¿en qué momento la literatura, realizada con
base en el modelo de "X -individuo o grupo- hace literatura", es incorpo-
3 Darcy Ribeiro, o processo civilizatório: etapas de evotucéo sociocultural, 2a. ed., Río de Janeiro,
Civilizacáo Brasileira, 1972, pp. 29-30 (traducción nuestra).
389
rada como cultura por una colectividad? En otras palabras, ¿en qué
momento el objeto deja de ser objeto de querer-creer, resultante de un
querer-hacer-creer, para ser un creer simplemente, aproximándose, de esta
forma, a la fe del mito?
Me arriesgo a decir que uno de los pasos de tal procedimiento se
caracteriza por la neutralización del sujeto real de la enunciación, o incluso,
de la instancia misma de la enunciación. Mientras en las narrativas míticas,
la relación transitiva entre destinador y destinatario parece estar marcada
como garantía de su verdad, en la literatura la creencia necesita hacer olvi-
dar su origen, pues éste es de la misma naturaleza -efímera y relativa-
que su producto. La verdad en que se quiere creer no puede traer señales
de su origen.
Si la hipótesis es correcta, decir "X hace cultura" carece de propiedad,
al tiempo que se confirma como marca de la literatura la dimensión enuncia-
tiva. Mientras el objeto de creencia (en el mito y en la cultura) se encierra en
el dominio circunscrito de lo absoluto, en la literatura, se fragmenta en ese
mismo absoluto.
En la cultura, la enunciación y el enunciado se unen, mientras que en la
literatura las dos instancias se alejan, propiciando la instalación de un juego
de espejos donde se reflejan y se desenmascaran mutuamente. La distan-
cia que va de la enunciación al enunciado es, pues, la que separa la de-
claración del deseo de la declaración de lo deseado. Es, por eso, que en la
grieta abierta entre las dos instancias, inexistente en el mito y olvidada en
la cultura, se instala la libertad del hombre y, consecuentemente, se confir-
ma lo que dice Riobaldo (Grande Sertao: Veredas): lo que hay es lo humano.
Para ejemplificar mejor lo expuesto hasta aquí, transcribo un poema de
Carlos Drummond de Andrade, el cual me sirve como paradigma:
Aplicación a la poesía
Amar
390
o que ele sepulta, e o que, na brisa marinha,
é sal, ou precisáo de amor, ou simples ansia?
Amar solenemente as palmas do deserto,
o que éentrega ou adoracáo expectante,
e amar o inóspito, o áspero,
um vaso sem flor, um chao vazio,
e o peito inerte, e a rua vista em sonho, e uma ave de rapina
Este é o nosso destino: amor sem conta,
distribuido pelas coisas pérfidas ou nulas,
doacáo ilimitada a uma completa inqratidáo
e na concha vazia do amor a procura medrosa,
paciente, de mais e mais amor.
Amar a nossa falta mesma de amor, e na secura nossa
amar a água implícita, e o beijo tácito e a sede infinita.
391
Com seu concerto afónico me embalo,
turva-se o vento, o Pélago se enruga.
Silencioso clarim, mudo badalo,
dos ruidos e ecos rápidos se enxuga.
Jorra o canto sem voz de seu gargalo
e se encrespa no oceano em onda e ruga.
Galo sem Pedro, em pedra vivo galo,
de córneas espor6es de caramujo,
tubas dos estandartes e cacóes.
Odia sem mistério, seu vassalo
esvai-se no seu bico imenso, em cujo
som as brasas da crista sáo carv6es.
(Livro de sonetos)
Aplicación en la narrativa
392
la referencialidad del objeto y hacer creer en la validez autónoma del
enunciado en la existencia autónoma de la verdad pregonada, son las
estrategias de las que se vale la máxima. Pero son esos mismos recursos
los que desenmascaran el hecho de que tal verdad es fundamentalmente un
efecto de lenguaje.
En cambio, curiosamente, para obtener el mismo resultado, la novela
utiliza los dos procedimientos básicos: por un lado, la neutralización de la
instancia de la enunciación, a través de la focalización en tercera persona;
por otro, marca enfáticamente la enunciación gracias a la enunciación
enunciada que se iconiza en las figuras de diferentes modalidades de
narradores.
En el primer caso, la validez del efecto estético de un universo autónomo
que la novela tradicional produce, marca enfáticamente las fronteras entre
la ficción y la realidad, pero exacta y contradictoriamente valiéndose de esa
referencialidad ilusoria.
Por otro lado, la verdad que se narra le cuesta al narrador la posición de
destinador, misma que es transferida ya a la competencia del lector,
experimentado y vivido, ya a la objetividad de un manuscrito o a la autenticidad
de una carta de autor comprobado.
Esos mismos recursos evidencian la competencia de que se enviste el
narrador como sujeto enunciador enunciado, dueño del espectáculo, de los
actores y sus destinos, haciendo creer que en ellos cree, pues pretende
hacer creer que su verdad no depende del narrador. El efecto de neutraliza-
ción de la enunciación de las máximas se obtiene al revés, por una figu-
rativización acentuada del enunciador.
En síntesis, tanto en un caso como en el otro, lo que está en juego es la
necesidad de crear la creencia. Y esa necesidad está presupuesta en el
punto de partida de la narrativa profana.
El mito en la literatura
393
Analizando O Continente, de Erico Veríssimo, desde la óptica de Lévi-
Strauss, Zilberman muestra cómo, bajo el desarrollo del relato, se construye
una estructuración basada en la reiteración de dos parejas de funciones:
orden/cumplimiento (obediencia al código) y prohibición/violación (desobe-
diencia al código). La autora muestra que la historia de las generaciones que
se suceden en la narrativa retoma las dos parejas que se concretan en
categorías como: naturaleza/cultura, masculino/femenino, propietario/gau-
cho, intentando, de esta manera, la mitificación de la fundación de una familia
o de una colectividad, "para superarla dialécticamente y proveer las condi-
ciones del real mundo profano. E instalar ahí su escritura, fundada no más
en el decir mágico y recitativo. sino en la palabra plena, compleja, implanta-
da en la secularidad"."
Igualmente, su análisis de Grande Settéo: Veredas, de Guirnaráes
Rosa, descubre la presencia del principio estructural de la triplificación
propia del mito. Como jefe de los [aquncos de Joca Ramiro, Riobaldo repite
las tareas malogradas de los jefes Madeiro Vaz y Zé Bebelo. El suceso
decreta la muerte del relato, pues con él se disuelve el grupo de los jaquncos,
razón del universo mítico. Sin él, se pierde la sacralidad lingüística y la es-
tabilidad de los sentidos de las cosas, para dar lugar a la ambigüedad de la
literatura. Así, el relato puede ser mítico, mientras la narración, empero, es
profana, pues se funda !a literatura sobre el deseo del mito y de la im-
posibilidad. La condición de cangaceiro de Urutu Branco o de Tatarana,
apodos de Riobaldo según los grados conquistados en la jerarquía de los
jaquncos, és sustituida por la condición de rico propietario de Riobaldo.
Como ejemplo de la imposibilidad de realizar el mito y de su condición de
origen de la narrativa, en la literatura brasileña de hoy, destaco la novela de
Sérgio Sant'Anna Conñssoes de Ralfo (Uma autobiografia imaginaria).
En contraposición a la narrativa tradicional, se intenta ahí anular los
límites del mundo real y el mundo ficticio a partir del montaje del libro en que
el prólogo, el epílogo y la nota final del escritor, hacen parte de la novela. En
ésta, el escritor, el ciudadano, se hace personaje; Sérgio se hace Ralfo, el
cual a su vez transformado en escritor, escribe la autobiografía de Ralfo-
Sérgio. Compuesta de nove pequeños libros, la novela es una carnaval iza-
ción de los más variados y heterogéneos procedimientos narrativos. En esta
obra surge la parodia tradicional de la salida del héroe hacia el mundo, como
en el diario de bordo de Serafim Ponte Grande, el delirio de Brás Cubas,
carta, diario de loco, guerrillero, informe médico, guía turística, juicio, escena
teatral, personajes como Alice y Sancho Panza. La obra culmina con una
parodia de un juicio, cuyo reo es la autobiografía de R91fo Sérgio y el jurado
394
está compuesto de figuras alegó ricas como el ministro de los Monólogos
Exteriores, de los Monólogos Interiores, de la Concisión, de la Síntesis, del
Lirismo, de la Vanguardia ... Se configura de esta manera una circularidad,
gracias a un procedimiento metalingüístico que nos remite al cierre del
poema de Drummond arriba citado. Ahí podría encerrarse el libro de
Sant'Anna, pero no, él trae todavía un epílogo y una nota.
Llama la atención en estos apéndices que el epílogo tenga como sujeto
enunciador un nosotros que dice: "nosotros acabamos de escribir eso,
retiramos la hoja de la máquina y la metemos en una carpeta, junto a las
demás mecanografiadas", páginas que hablan de 'yo', Ralfo súbitamente
libre, no más obligado a cumplir ritos, discurso y representaciones." Por otro
lado, una nueva circularidad se abre gracias a una enunciación reflexiva,
de una enunciación enunciada en abTme. O sea, enunciaciones de enun-
ciaciones enunciadas -"acabamos de escribir que acabamos de escri-
bir .." -amenazan seguir ad infinitum si no fuera un expediente temporal en
que la escritura, en lugar de narrar lo ya ocurrido, anticipa el evento: "que
nosotros vamos a retirar de la máquina también estas hojas .." 6• Parece ser
que la determinación de ese punto es lo que se persigue en la muerte triple
con que se encierra la novela: todavía a nivel de relato, la destrucción del libro
cuyo autor es Ralfo y cuyas páginas lanzadas al aire, combinándose alea-
toriamente, remiten a las posibilidades de La rayuela O 24 modelos para
armar, de Julio Cortázar.
A continuación, la muerte de Ralfo: "a seguir, sin cualquier duda, Ralfo
imprimirá un fuerte impulso a su cuerpo, de tal manera que, saltando calcu-
ladamente, él irá a caer sobre la avenida, en un momento en que no estará
pasando ningún coche"? Después, la muerte de Ralfo, personaje de ficción,
en la memoria del escritor, del lector, del mundo: "Y en ese instante mismo
yo dudaré de la existencia de Ralfo, que empezará a diluirse en mí como una
pesadilla [...]." Ralfo será, entonces, "una pequeña poza oscura (tal vez un
poco de sangre mezclada con aceite) pero que, antes que yo pueda
examinarla, será lamida displicentemente por un perro vago y distraído, que
después seguirá su camino, meneando la cola"."
De esta manera, resulta ambigua la declaración del escritor, autor de
Ralfo, de que, a partir de la experiencia vivida como personaje de Ralfo
-autor toda una metamorfosis deberá ocurrir en él. El tiempo verbal-futuro
se limita a la función de registrar el deseo que nada garantiza que se
realizará: "...divisaré en las personas hasta la médula más recóndita de sus
5 Sérgio sanr Anna, Contissoes de Ralfo (Uma autobiografía imaginaria), Río de Janeiro, Bertrand
Brasil, 1975, p. 254 (traducción nuestra).
6 lbid., p. 235.
7 lbki., p. 236.
8 lbid., p. 237.
395
ademanes y miradas; [...] los coches se asemejan a insectos ridículos y
monstruosos, como se los viese por primera vez".9
Tal ambigüedad parece confirmarse en la nota final, firmada por Sér-
gio Sant'Anna y con fecha de julio de 1974, en la cual, aliado de la decla-
ración de que la escritura del libro y su destrucción tienen la fuerza de una
purificación, el escritor se dice indiferente a su supervivencia: que lo
destruyan lectores y críticos "apoyados, incluso, en la tranquila convicción
de que Ralfo aprobaría con gran entusiasmo tal acto".'?
Todas estas declaraciones del escritor-personaje Sérgio Sant'Anna
no deben tomarse en serio. Al contrario, deben leerse dentro de un espíritu
de juego y de una conciencia irónica. Dentro de tal contexto se comprende
que el libro se encierre en una amplia enunciación enunciada que no se
restringe a la enunciación lógicamente presupuesta en el enunciado, sino
de la construcción misma de la novela, en que el escritor se transforma en
sujeto de enunciado. Igual que Drummond, el enredo metalingüístico del
epílogo apunta hacia el hecho de que la salvación posible está en la
dimensión misma del lenguaje. Tal vez ésa incluso sea ilusoria. Cualquier
salida implica una muerte certera. Como Ralfo, "no quedará siquiera la
presencia irreal de aquella ausencia de cadáver".
Además de la presencia de lo mimético de la estética de representa-
ción, principalmente en los últimos capítulos de la novela, en que la autobio-
grafía es sometida a juicio, se observa un plegarse de la novela sobre sí
misma. No se trata, empero, propiamente de una autorreflexión puramente
estética de los procedimientos y medios de creación. Una estética de la
representación explicaría la transformación del escritor Sant'Anna en su
personaje Ralfo, al que asignaría una secuencia variada de aventuras. Pero
no es esto lo que se observa. Además de las aventuras es necesario que el
personaje sea todavía escritor, o sea, autor de un texto. Éste, además de la
relación testimonial entre referente/discurso que la biografía presupone,
igual que un informe médico, impone una reflexión sobre el discurso como
creador de sentido al propio referente. Toda biografía real implica la
antecedencia del hecho al texto.
En el caso presente, el texto antecede a la existencia, pues el sentido
de ésta está previamente creado y dado por el texto. De ahí que la hetero-
geneidad y variedad de vidas y experiencias vividas por Ralfo-Sérgio va-
len no por sí mismas sino porque posibilitan la apropiación de diferentes
universos simbólicos equivalentes a las diferentes modalidades discursi-
vas, literarias o pertenecientes a otros campos del saber y prácticas socia-
les. Estos discursos son considerados como repositorio de experiencias
9 Ibid., p. 236.
10 Ibid., p. 237.
396
heredadas trabajando con enunciados y narradores variables. La biografía
de Ralfo-Sérgio constituye, pues, un discurso sobre discurso.
Paralelamente u orgánicamente dependiente de tal heterogeneidad,
se verifica una heterogeneidad fragmentaria de tiempos y espacios, predo-
minando siempre el tiempo y el espacio colectivo sobre el privado, como si
la búsqueda de sentido no fuera posible sino en el primero, defraudado todo
intento en el tiempo y espacio individual y privado.
A pesar del esfuerzo de establecer un punto de partida en el primer
capítulo de Sant'Anna, en comparación con el Quijote, a la manera de la
salida de Quijote, la impresión es la de un vacío exterior que se alarga hasta
perderse en el horizonte. Lo mismo ocurre con la ausencia de un punto de
llegada previsible. Éste finalmente se identifica con la consecución de un
texto -totalizador del sentido de los fragmentos constituidos por los diferen-
tes discursos-, la biografía que no logra la sanción positiva final.
El resultado del libro de Ralfo y del libro de Sant'Anna es que no se cree,
a pesar de todo esfuerzo, en el arte, en las funciones tradicionales a ella
asignadas. De ahí pues, que el escritor es devuelto al centro mismo de la
enunciación que, de un lado, posibilita el paso de la competencia a la eje-
cución asegurando la colocación en enunciado-discurso de las virtualidades
de los sistemas convocados a componer el texto; de otro, la enunciación
como mediadora entre el texto y lo que está más allá de él.
De todas maneras, defraudado el intento del escritor de vivir dentro del
texto, transformado de ciudadano en personaje, al contrario del mito cuya
verdad tiene la garantía de un destinador alienígena, queda la evidencia de
que la literatura, desprovista de tal instancia de sanción, gira alrededor de sí
misma, con la esperanza vana de poder olvidar la instancia que trae la marca
de su origen: la enunciación.
Bibliografía
397
Sujeción y muerte en la transgresión del universo
sagrado. Análisis de narrativa popular
Ligia Rivera Domínguez*
399
estructura significativa evidencia una cierta experiencia del mundo, plasma-
da en ciertos modelos ideológicos que, además, son históricos."
Los textos cuentan una historia. Poseen un narrador colectivo pues es
un grupo amplio el que crea permanentemente la historia; en ellos predomina
la representación figurativa. Poseen, de igual forma, elementos narrativos
como los personajes, quienes actúan, y hechos o acciones que realizan.
Asimismo, esas acciones tienden a desplegarse en un lapso.t lo que permite
afirmar que hay consecutividad entre los sucesos.
En cuanto a la estructura sintáctica, aparecen con peculiaridades que la
distinguen de la literatura institucionalizada: en principio, los elementos de
la oración no se apegan a la lógica sintáctica; el vocabulario es repetitivo, se
emplea con frecuencia el mismo léxico; el uso de muletillas, tan frecuentes
en la lengua oral, es permanente; los silencios -interrupciones en el discur-
so- también aparecen en diversas ocasiones en el relato. La organización
semántica es de una gran riqueza porque los relatos plasman acontecimien-
tos de la historia y las tradiciones de la comunidad; asimismo, constituyen un
tesoro semántico en permanente construcción, pues cada informante, al re-
actualizar el relato, aporta una enorme diversidad de elementos novedosos.
La literatura étnica normalmente es transmitida por tradición oral; se cuenta de
generación en generación e integra la memoria colectiva de una comunidad.
La conformación del corpus de nuestro trabajo incluye dos tipos de na-
rraciones; los relatos que consideraba el proyecto original: historias en torno
al Diablo, tales como apariciones, pactos o convenios, narraciones sobre las
distintas imágenes del Diablo, etcétera, y un segundo tipo que constituye un
entramado semántico de relatos que gira siempre en torno del espacio
geográfico donde se ubica la pirámide de Cholula y la zona arqueológica. Las
narraciones relacionadas con la pirámide son, hasta el momento, cuatro:
"El infrarnundo"," "El tesoro de la pirámide"," "La Virgen de los Remedios"
y "El cacique profanador del templo".
2 Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1988, pp. 301-302.
3 A. J. Greimas, J. Cortés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría dellenguaje, Madrid, Gredos,
1982, p. 340.
3 En "El inframundo" se explica la experiencia de una persona al introducirse por una caverna
formada en la ladera del cerrito de Cholula, sitio que alberga la pirámide. Esa caverna se va internando
hacia las profundidades de la tierra y, conforme avanza en esa vía, el personaje del relato va encontrando
en la cavidad a hornbres y mujeres que purgan sus culpas, sufriendo diversos castigos, en una ernulación
del infierno dantesco. A mayor profundidad en la caverna van siendo peores castigos de los condenados
ahí recluidos. Un detalle curioso radica en el hecho de que los informantes identifican algunos de los
condenados, como si hubieran sido testigos presenciales de la inrnersión a la caverna: aparecen vecinos
recientemente fallecidos, enemigos y, especialmente, autoridades políticas. Lo curioso, decíamos, es
encontrar purgando un castigo ejernplar a un médico, exgobernador y senador por el estado de Puebla,
originario de Cholula, que aún vive. .
5 En "El tesoro de la pirámide" se cuentan las peripecias de un personaje de la localidad, quien
vivió en Cholula en tiernpos ya remotos. Este hombre se introduce misteriosamente al interior de la
pirámide por un.conducto o camino que hasta la fecha no ha sido identificado; llega al centro de la edi-
ficación más grande del conjunto, la pirámide mayor. Según se cuenta en esta historia, el protagonista
se encontró una fuente de oro macizo, bañada de agua prodigiosa, que al ser ingerida proporcionaría
400
estructura significativa evidencia una cierta experiencia del mundo, plasma-
da en ciertos modelos ideológicos que, además, son históricos."
Los textos cuentan una historia. Poseen un narrador colectivo pues es
un grupo amplio el que crea permanentemente la historia; en ellos predomina
la representación figurativa. Poseen, de igual forma, elementos narrativas
como los personajes, quienes actúan, y hechos o acciones que realizan.
Asimismo, esas acciones tienden a desplegarse en un lapso.P lo que permite
afirmar que hay consecutividad entre los sucesos.
En cuanto a la estructura sintáctica, aparecen con peculiaridades que la
distinguen de la literatura institucionalizada: en principio, los elementos de
la oración no se apegan a la lógica sintáctica; el vocabulario es repetitivo, se
emplea con frecuencia el mismo léxico; el uso de muletillas, tan frecuentes
en la lengua oral, es permanente; los silencios -interrupciones en el discur-
so- también aparecen en diversas ocasiones en el relato. La organización
semántica es de una gran riqueza porque los relatos plasman acontecimien-
tos de la historia y las tradiciones de la comunidad; asimismo, constituyen un
tesoro semántico en permanente construcción, pues cada informante, al re-
actualizar el relato, aporta una enorme diversidad de elementos novedosos.
La literatura étnica normalmente es transmitida por tradición oral; se cuenta de
generación en generación e integra la memoria colectiva de una comunidad.
La conformación del corpus de nuestro trabajo incluye dos tipos de na-
rraciones; los relatos que consideraba el proyecto original: historias en torno
al Diablo, tales como apariciones, pactos o convenios, narraciones sobre las
distintas imágenes del Diablo, etcétera, y un segundo tipo que constituye un
entramado semántico de relatos que gira siempre en torno del espacio
geográfico donde se ubica la pirámide de Cholula y la zona arqueológica. Las
narraciones relacionadas con la pirámide son, hasta el momento, cuatro:
"El infrarnundo"," "El tesoro de la pirámide"," "La Virgen de los Remedios"
y "El cacique profanador del templo".
2 Helena Beristain, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1988, pp. 301-302.
3 A. J. Greimas, J. Cortés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría dellenguaje, Madrid, Gredos,
1982, p. 340.
3 En "El inframundo" se explica la experiencia de una persona al introducirse por una caverna
formada en la ladera del cerrito de Cholula, sitio que alberga la pirámide. Esa caverna se va internando
hacia las profundidades de la tierra y, conforme avanza en esa vía, el personaje del relato va encontrando
en la cavidad a hombres y mujeres que purgan sus culpas, sufriendo diversos castigos, en una emulación
del infierno dantesco. A mayor profundidad en la caverna van siendo peores castigos de los condenados
ahí recluidos. Un detalle curioso radica en el hecho de que los informantes identifican algunos de los
condenados, como si hubieran sido testigos presenciales de la inmersión a la caverna: aparecen vecinos
recientemente fallecidos, enemigos y, especialmente, autoridades políticas. Lo curioso, decíamos, es
encontrar purgando un castigo ejemplar a un médico, exgobernador y senador por el estado de Puebla,
originario de Cholula, que aún vive. .
5 En "El tesoro de la pirámide" se cuentan las peripecias de un personaje de la localidad, quien
vivió en Cholula en tiempos ya remotos. Este hombre se introduce misteriosamente al interior de la
pirámide por un .conducto o camino que hasta la fecha no ha sido identificado; llega al centro de la edi-
ficación más grande del conjunto, la pirámide mayor. Según se cuenta en esta historia, el protagonista
se encontró una fuente de oro macizo, bañada de agua prodigiosa, que al ser ingerida proporcionaría
400
La selección de Cholula como zona de trabajo obedece a diversas ra-
zones: constituye, aún desde tiempos anteriores a la Conquista, una me-
trópoli sagrada; la sacralidad data incluso de tiempos anteriores al estable-
cimiento de los grupos indígenas nahuas. Actualmente es posible apreciar
la conformación de espacios perfectamente delimitados en los cuales convi-
ven, de manera peculiar, expresiones del mundo no-sagrado y profano con
manifestaciones de sacralidad. Además, se aprecia una profusión de tem-
plos cristianos, construidos sobre los antiguos teocalli.
La narrativa refleja una gran diversidad de fenómenos antropológicos en
los que se pueden localizar elementos sobrenaturales. Y dado que aparece
clara la fusión del cristianismo y la religión náhuatl, pero como cosmovisio-
nes enfrentadas, veremos las posiciones que cada una ocupa. En tanto la
síntesis de ambas culturas se llevó a cabo violentamente y no obedece a un
encuentro pacífico, la posición de la cultura indígena está devaluada y en si-
tuación de inferioridad con respecto a la visión occidental dominante. Los
relatos recopilados reflejan precisamente, en su estructura significativa, ese
conflicto que ambas teologías enfrentan.
En "El cacique profanador del templo", primer relato de nuestro análisis,
tenemos un episodio revelador ocurrido a un cacique que habitó la comuni-
dad, quien transgrede algunas normas del culto cristiano. Resulta que este
individuo entra en el templo que se encuentra sobre la pirámide, el santuario
a la Virgen de los Remedios, montado en su caballo. Corre por toda la iglesia,
se burla de los símbolos y las imágenes de la religión cristiana, que él obvia-
mente no practica; recorre ruidosamente el interior, montado siempre en el
caballo. Al salir del recinto baja por las escaleras empinadas que conducen
a las faldas del cerro y, en el trayecto, el caballo resbala, después de que una
serpiente se cruza en su camino, y el cacique cae y fallece inmediatamente
a consecuencia del golpe.
En la narración "La Virgen de los Remedios" presentamos la lucha en-
tre dos seres pertenecientes, aparentemente, al mundo de personajes sa-
grados del cristianismo: una serpiente -Satanás- y la Virgen de los Reme-
dios. Ambos combaten encarnizadamente por ocupar el sitio de arriba o de
la sacralidad, en un duelo que aún no se define. Pero, dado que la serpiente
simboliza no sólo al Diablo sino también a Quetzalcóatl, se puede aventurar
que entre ambos se da una fusión y que juntos lidian con la Virgen por la
conquista del territorio dominante.
En "El cacique profanador del templo", cabe resaltar la importancia de la
localización de la iglesia en la cual se efectúan los sucesos de la historia. Se
trata del templo dedicado a la Virgen de los Remedios; éste se ubica sobre
juventud y vida eternas. Asimismo, en esa cavidad hay gran cantidad de joyas y piedras preciosas, todo
lo cual constituye el tesoro de la pirámide.
401
los vestigios arqueológicos de Cholula. El templo se construye ahí con el
propósito de aprovechar la sacralidad ancestral del lugar, con el objetivo,
creemos, de reubicar los espacios que cada cultura ocupará. En este caso,
se reorgánizan las posiciones: la cúspide representa el rango de zona
sagrada, dominante, de creencia vigente, y el sitio de abajo se destina al
espacio no-sagrado, dominado, de creencia sometida, lugar que ocupan
dogmas y divinidades de la religión relegada. Arriba se encuentra la iglesia,
abajo está la pirámide. Esta localización de los sitios sagrados refleja la
posición que las culturas occidental e indígena ocupan. La idea se confirma
con el propio relato, pues, como mencionamos, los acontecimientos suce-
den en el templo; ahí el cacique llega en su caballo a introducirse en la igle-
sia y a transgredir creencias, imágenes y símbolos cristianos, mientras abajo
se sanciona el hecho: "me platican, que este señor precisamente llegó hasta
la i... hasta la parte alta con su caballo. Sin respetar la imagen ...".
Es arriba donde se burla el protagonista de una religión ajena a su
cosmovisión, el cristianismo, lo cual confirma que la zona sagrada se localiza
en la dimensión superior: "y que incluso él se metió dentro de lo que viene
siendo el santuario, haciendo alevosía de su fuerza [...] ahora sí que de su
prepotencia que, que él tenía en sf",
Por otra parte, en el mismo relato se prevé que a una transgresión sigue
una condena. La sanción por contravenir las normas establecidas se efec-
túa en la zona de abajo, en el terreno ocupado por la pirámide, el sitio no-
sagrado, perteneciente al ámbito de la religión indígena dominada: "al llegar
a las escaleras de la parte media, entonces se menciona que él cayó de un
momento a otro de su caballo ...".
En seguida vemos que el protagonista de la historia no es un personaje
común de la localidad, sino un cacique.
Es revelador que se aluda al personaje designándolo como cacique. En
principio, el término no tiene un referente en la jerarquía social occidental ni
en la organización sociopolítica de los aztecas. No era el nombre con el cual
se designaba entre los mexicanos ni al noble, pilli o teuctli, ni al señor
mexicano, tlatoani; de hecho, no remite a ninguna de las clases sociales
existentes; la palabra se tomó de la lengua haitiana que se hablaba en la isla,"
y con ella se designaba equivocadamente al señor o principal, el tlatoani,
según consta en la Historia antigua de México, de Francisco Javier Clavi-
jero y en otras obras."
El cacique o, mejor, tlatoani era un personaje relevante en la organiza-
ción social azteca junto con el pilli o pipiltin y el teuctli; de hecho, para
convertirse en señor se requería ser noble.
6 Francisco
Javier Clavijero, Historia antigua de México, México, Porrúa, 1964, p. 19.
y de la conquista de México, op. cit., México, Porrúa,
7 Idem; Manuel Orozco y Berra; Historia antigua
1960; Salvador Toscano; "La organización social de los aztecas", en México prehispánico, México,
Hurtado, 1946.
402
En el Códice Florentino se consigna que el tlatoani era elegido por los
más importantes jueces; seleccionaban "a los pipiltin o nobles respetados,
a los hijos de los tlatoque o señores [...]". Eran designados sólo los nobles
distinguidos entre la comunidad por sus cualidades y respeto; en el Códice
Matritense se abunda sobre sus atributos: "Está lleno de valentía, lleno de
autoridad, afamando, lleno de honor, renombrado, lleno de fama." En cuan-
to a sus funciones, se puede apreciar que tienen gran injerencia en la vida
de la comunidad: ordenador de los campos, representante de la divinidad,
máximo juez y responsable de las cosas divinas y humanas. Dispone el
inicio de las guerras y la promulgación de leyes.
El tlatoani o cacique era, pues, un señor supremo y "Estos señores te-
nían la jurisdicción civil y criminal y toda la gobernación y mando de todas
sus provincias y pueblos", dice Alonso de Zurita," y "gobernaban según sus
leyes y fueros [...]", su nobleza era hereditaria y poseían las tierras, razón por
la cual el pueblo les pagaba tributo." La aristocracia del tlatoani es "here-
dable por sangre y transmitida por mayorazgo, o bien por hazañas en la
guerra [...]";10 se sabe que el primer señor azteca fue Acamapichtli.
Resulta entonces coherente que el protagonista del relato sea un ca-
cique "representante de la divinidad", "responsable de las cosas divinas y
humanas", quien lleve a cabo el sacrilegio; el tlatoani, al tener a su cargo
lo relativo a la propiciación de los dioses, deberá impedir al pueblo el rendir
culto a los dioses impuestos; tampoco deberá mostrar reverencia a símbolos
y dogmas de la creencia ajena. Por otra parte, al designarle con el término
antillano, se evidencia que la historia no fue creada por el indígena, sino por
el conquistador. Hasta la sanción, la muerte, no considera el rango noble del
tlatoani, quien presume nobleza y orgullo de clase, que en la narración se
califica como soberbia: "haciendo alevosía de su fuerza [...] de [...] de ahora
sí que de su prepotencia que, que él tenía en st'.
El castigo señalado al protagonista tiene varios antecedentes: irrupción
irreverente al espacio sagrado, falta de respeto hacia los símbolos del
cristianismo (imágenes, espacio, tesoros del altar), probablemente hasta la
reverencia a las viejas deidades que se veneraban con anterioridad en ese
espacio sobrenatural. El acto con que el cristianismo castiga al cacique
consiste en la muerte: "al llegar a las escaleras de la parte media, entonces
se menciona que él cayó de un momento a otro de su caballo y a él lo [...] lo
fueron a [...] a observar o a ver que ya estaba muerta esa persona".
En cuanto a la narración "La Virgen de los Remedios" se mezclan dos
personajes que pertenecen a panteones diferentes: el Diablo, representan-
8 Alonso de Zurita, Breve y sumaria relación de los señores de la Nueva España, Chávez Hay-
hoe, s.f.
9 Manuel Orozco y Berra, op. cit., pp. 299·307.
10 Salvador Toscano, op. cit.
403
te del mal en el cristianismo, y Quetzalcóatl, creador de la humanidad, la
agricultura y la industria entre los aztecas.
Revisemos algunos principios teológicos de ambas religiones. El cris-
tianismo, por ser una religión dualista, 11 enfrenta los principios del bien yel
mal, atribuyéndoselos a dos personajes distintos: Dios -entidad abstracta,
omnipotente y ubicua- encarna el bien, y el Diablo -ángel caído, señor del
cosmos, la muerte y la naturaleza, antagonista de Dios y gobernador del sub-
mundo-asume el mal. Uno representa la luz y el espíritu; otro, la oscuridad,
las tinieblas y la carne.
La figura del Diablo refiere el lado oscuro de la religión, pero también el
más interesante. El Diablo aparece acompañado por huestes de seguidores,
los ángeles de tinieblas o caídos. En el Nuevo Testamento es concebido
como el príncipe de este mundo, amo de la naturaleza, domina el espacio y
el tiempo, es una especie de señor de la materia y la carne; se encuentra en
duelo permanente con la divinidad para conseguir la supremacía sobre el
espíritu. Es una esencia incorpórea y simple, no pertenece a ninguna espe-
cie ni reviste forma precisa. No obstante, la imaginación del pueblo y la élite
eclesiástica'<lo dotaron de una imagen y de la capacidad de transformarse
a voluntad. Tal y como llega a nosotros el Diablo es ya el resultado de la
fusión de dioses de distintas creencias con las que el cristianismo ha entrado
en contacto; aparece como un hombre investido con la piel de un animal,
astado; una señal distintiva que porta invariablemente la constituyen los
cuernos, símbolo de su rango de divinidad de la naturaleza; el color de su piel
y de sus atavíos tiende hacia las tonalidades oscuras, con predominio del
negro, el azul oscuro o el verde; sus ojos son profundos y lIameantes, la
barba crecida y en forma alargada, pies y manos de animal. Incluso, es
diferente la descripción que de él hacen hombres y mujeres. El hombre se
lo representa asumiendo formas desagradables; pero la mujer lo ve como un
individuo especialmente atractivo y elegante, audaz, varonil, decidido siem-
pre a actuar; vestido con ropas oscuras, las seduce con el fin de hacerlas
disfrutar los placeres de la carne. Además de estas manifestaciones antro-
pomorfas puede encarnar la forma de diversos animales: suele aparecer
como gato, generalmente negro; como pollo o perro; dragón, cuervo, mono,
caballo, liebre, asno, mosca y especialmente la figurativización clásica: la
serpiente."
La iconización del Diablo como serpiente aparece ya en documentos de
los primeros tiempos del cristianismo. Eva fue inducida al pecado en el
paraíso por una serpiente; la serpiente era el Diablo. Así simboliza el mal
radical, la infracción primigenia, el primer pecado de la carne contra el
404
espíritu. Tanto la serpiente como el Demonio vienen a ser la misma esencia,
pero con una corporalidad distinta.
Por otra parte, en la tradición religiosa náhuatl encontramos un panteón
conformado por varias divinidades que tienen, como una de sus cualidades,
el poder disfrazarse como si fueran animales, invistiéndose con su piel. Cada
dios tiene su nahual: Tezcatlipoca, el jaguar; Huehuetéotl, la serpiente de
fuego; Quetzalcóatl, la serpiente ernplumada."
Cada una de las divinidades posee peculiaridades y ocupa un sitio en la
jerarquía divina. Quetzalcóatl sobresale del conjunto por varias razones: es
el dios de la vida, creador del hombre y descubridor de la agricultura y la
industria; es el sacerdote por excelencia, el inventor del autosacrificio, dios
de los gemelos y los monstruos, patrono del Calmecac, dios de la mañana;
es el Sol de noche o Sol muerto, el planeta Venus, serpiente de plumas,
Gemelo Precioso, dios benéfico." Nos interesa revisar esta divinidad en
tanto su nahual es la serpiente con plumas, imagen que lo relaciona con el
Diablo, en su figurativización zoomórfica de serpiente. Qué mejor divinidad
a estigmatizar por el hombre occidental que el Dios creador de la humanidad
-semejante en esto con el Dios del cristianismo-, al fundador del Quinto
Solo nueva edad, al patrón de las observaciones astronómicas, la vegeta-
ción, la sequía, el agua y el rayo."
En nuestra narración "La Virgen de los Remedios" encontramos que se
funden, integrando una sola entidad, el Diablo y Quetzalcóatl; entre ellos se
lleva a efecto una fusión ontológica. La unión entre ambos se ve favorecida
porque tienen una iconografía original semejante. Otras afinidades apoyan
la idea de la unión entre ambos personajes; los dos tienen poderes especí-
ficos sobre la naturaleza; el Diablo habita en los infiernos y es el señor de la
muerte, en tanto Quetzalcóatl se liga al cielo, pero también al inframundo,
especie de infierno donde habitan los espíritus de los muertos. En la narración
encontramos que el escenario de los acontecimientos es la iglesia dedicada
a la Virgen de los Remedios encima del lugar dedicado a Quetzalcóatl. En
el relato aparece la Virgen y una serpiente negra que se enrosca a sus pies,
dando una vuelta completa; queda con la cabeza hacia el frente de la ima-
gen de la Virgen. Ella aparece inmutable, hierática, prácticamente en actitud
contemplativa. "Usted puede ver la ... la serpiente ... la serpiente que está
enroscada alrededor ...".
La serpiente es pisada y mantenida en un estado de inactividad por la
Virgen cuyo hacer impide, a su vez, el libre hacer del animal. Esto es, la Vir-
gen Conquistadora o de los Remedios somete a la inmovilidad a la serpiente,
405
la que se halla, literalmente, subordinada por un poder mayor y más fuerte,
el del vencedor: "según me han contado que es una leyenda ... que, así, que
la Virgen está pisando la víbora ...".
Esta serpiente, a la que nosotros identificamos como Diablo-Ouetzalcóatl,
se encuentra en posición de sujeción; la virgen la mantiene en estado
inactivo, le impide ascender de posición y ocupar un sitio relevante en las
creencias del pueblo: lo mismo que se hace con los dioses de las religiones
de los pueblos sometidos: "el demonio, representado por la víbora quiere,
quiere manchar a la Virgen y es por eso que la Virgen tiene que dominarla
pisándola, pisándola en la cabeza".
La víbora no puede situarse nunca en la posición de la divinidad, la su-
perior, la del espacio sagrado o de arriba; le corresponde el sitio de abajo,
el ámbito de los espíritus del malo del universo no-sagrado. Se reduce toda
eventualidad del cambio o transformación del estado dominado, con la fina-
lidad de impedir el acceso a la posición privilegiada, dominante, sagrada, de
deidad que mandata. La serpiente no puede ejercer el poder; ello corres-
ponde sólo a los vencedores: "no tiene que dominar. .. la víbora a la Virgen,
sino que la Virgen tiene que pisar a la víbora para que ese misterio que tiene
no sea descubierto".
En "La Virgen de los Remedios" la vigencia del misterio a que se alu-
de depende ya no de la Virgen, sino de los fieles que asisten al templo. De-
ben practicar los dogmas de la fe cristiana, creer ciegamente en los dioses
para que ambos personajes, la Virgen y el Diablo-Ouetzalcóatl, conserven
sus posiciones; deben honrar a la Virgen y no a Ouetzalcóatl; caso contrario,
la pobre Virgen perdería su "condición biológica inmaculada" o virginidad-
poder, al morderla la serpiente: "porque si la víbora llegara a pisar a ... llegara
a morder a la Virgen, entonces cómo le diré ... se descubriría ese misterio que
tiene la Virgen".
La Virgen, según la narración, al perder la virginidad-poder degradaría
uno de los valores supremos de la moral cristiana, la castidad; se veneraría
a la carne, y se le daría primacía sobre el espíritu; esto provocaría que el
Diablo-Ouetzalcóatl ocupara el espacio sagrado y malograra la Virgen su
situación de privilegio: "nosotros nada más creemos que, que la Virgen es ...
fue Virgen en verdad, que no fue tocada por nadie ...".
Asimismo, el fiel sufrirá un castigo por su conducta irreverente al no rendir
culto respetuoso a los símbolos cristianos. La sanción consiste en presenciar
el duelo entre los poderes del bien y del mal, observar tanto la lucha por la
obtención del poder, como la violación, hechos que se proyectan, curiosa-
mente, fuera del templo: "dicen que cuando uno no va con devoción es
cuando ve uno la ... serpiente que está enroscada y que dicen ... bueno,
según que a medio día, cómo a las doce, la una. Se puede ver como está
enroscada alrededor ...".
406
Pero no es la pureza o castidad, tan cuidadosamente guardada, lo que
la divinidad pierde, más bien se encubre la verdadera lucha por el poder y el
desafío ideológico entre ambas culturas.
Ya para terminar, la serpiente se puede encontrar en condiciones de
efectuar el intercambio deseado, esto es, ocupar el sitio destinado a la Virgen
y ubicarse en una posición dominante, de gobierno del espacio sagrado, si
el feligrés no asiste con devoción al templo sino a adorar a un dios indígena.
O sea, si el creyente en vez de rendir culto a los dioses de las nuevas reli-
giones, venera a sus viejas deidades. Si en vez de adorar a la Virgen se
reverencia a la serpiente, se podrán intercambiar los roles, y entonces el
Diablo-Quetzalcóatl pisará, sujetará y dominará a la Virgen e, indudable-
mente, se llevará a cabo la violación tan temida.
Para concluir diremos que en ambos relatos se delimitan con precisión
los espacios sagrados y no-sagrados. La parte superior detenta el dominio,
la inferior lucha por obtenerlo.
La sacralidad en poder del cristianismo le pertenece temporalmente,
pues las creencias indígenas y sus personajes sagrados pretenden obtener-
lo. Se trata de un duelo no concluido entre creencias antagónicas.
Asimismo, en los relatos se prevén sanciones sobrenaturales para quien
desobedece las prohibiciones de la religión dominante. Dichos correctivos
mantienen replegados los brotes de culto indígena y consisten en sujeción
y muerte en la transgresión del universo sagrado.
407
te al ver a la serpiente y que eso fue lo que propició que [...] que ese señor
haya caído y haya muerto.
E: Y ahora, por ejemplo, ¿cómo influiría eso en la gente que va sin
devoción?
1:[...] la verdad, pues [...] eh [...] no creo que haya gente que [...] que no
vaya con devoción, por lo mismo ¿no? Usted puede tener una devoción
por muy mínima que ésta sea [...] y si llegamos al [...] al [...] por mucho que
una persona sea relajienta, sea de esa manera o que no crea en [...] en la
imagen pues es el respeto más que nada que existe. Podemos hacer no-
sotros relajo, por decir, a las personas [...] afuera del templo, pero estando
ya dentro del templo sabemos que debe haber un respeto por la educación
que de cierto modo mucha o poca hemos recibido de nuestros padres y sobre
el respeto o lo que debe dar a la iglesia.
Bibliografía
408
Jakobson: una concepción poética del lenguaje
409
como Vossler, quien anotará lo siguiente: "El pensamiento lingüístico es
esencialmente poético; la verdad lingüística es verdad artística, es belleza
siqnificativa":" y Heiddeger, quien habrá de referirse a la inversión que
tenemos que practicar para entender la esencia del lenguaje: "...Ia poesía
no toma el lenguaje como un material existente, sino que la poesía misma
hace posible el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo
histórico. Al contrario, entonces es preciso entender la esencia del lenguaje
por la esencia de la poesía''."
Esto mismo lo expresará aseverando que
4 Citado en V. N. Voloshinov, El signo ideológico y la filosofía marxista del lenguaje, Buenos Aires,
Nueva Visión, 1976.
5 M. Heidegger, Arte y poesía, México, FCE (Breviarios, 29), 1982, p. 140.
6 M. Heidegger, De camino al habla, Barcelona, Odós, 1987, p. 28.
410
Dans ces textes du folklore russe, certaines questiones de forme, grammati-
cales ou métriques, ne pouvaient pas ne pas arréter mon attention. Ces formes
étaint trés différentes de la tradition de la littérature écrite. 11y avait aussi
certains eléments qui attiraient I'attention sur le repport entre la langue, le vers
et le sujet poétique.?
Asimismo, habría que decir que serán precisamente este tipo de problemas
los que le permitirán posteriormente un acercamiento a los textos poéticos
de los escritores de vanguardia, pues algunos de los recursos manejados por
éstos en sus experimentos verbales (neologismos, palabras sin significación
neta, palabras compuestas, palabras conformadas con sufijos existentes en
el ruso pero combinados con nuevas raíces) habrían de coincidir con, por
ejemplo, los de los textos del folklore infantil empleados en los juegos
tradicionales y que Jakobson se dedicó a transcribir y recopilar siendo sólo
un adolescente.
En este sentido puede entenderse el hecho de que el contacto de
Jakobson con, por citar sólo un caso, la rica sonoridad de este tipo de poesía
oral, lo llevará a cuestionarse sobre el funcionamiento de la "forma sonora"
de la lengua. También su relación con los poetas de vanguardia como
Jlebnikov y Maiakovski y sus propuestas estéticas, son un ejemplo de la
constante atención por parte de Jakobson hacia el examen de la expresión
poética como un medio para el descubrimiento del comportamiento de los
sistemas lingüísticos. Así, se podría hablar de una doble fundación en el
interior de la entonces naciente lingüística: por un lado, la necesidad de
plantear un estudio objetivo (entiéndase "científico") de la obra poética,
sirviéndose de una metodología inspirada en los principios saussureanos
expuestos en el Curso de lingüística general, y por el otro, la necesidad de
llevar hasta sus últimas consecuencias estos mismos principios, para llegar
a caracterizar los constituyentes mínimos del lenguaje. Estas dos bús-
quedas habrán de concretarse en la creación de dos disciplinas lingüísti-
cas en las que Jakobson desempeñó un papel determinante: la poética y la
fonología, habiendo entre estas dos, creo yo, una estrecha relación, al grado
de no poder señalar la subordinación de la una a la otra, al menos en lo que
respecta a su formación.
La historia de esta doble fundación (empleo aquí el término fundación
con el sentido aproximado al que le otorga Eliseo Verón cuando examina el
surgimiento del Curso de lingüística general dentro de una teoría de la
discursividad)" deberá contemplarse tomando en cuenta el rico contexto
social y cultural en el que ésta sucedió: los movimientos artísticos de las
411
primeras décadas del siglo (futurismo, cubismo, etcétera); la revolución que
dio como origen la creación del primer Estado socialista y las consecuencias
políticas e ideológicas de este acontecimiento, así como las dos grandes
guerras que transformaron Europa; la investigación en otros campos de la
ciencia, en particular los hallazgos lingüísticos llevados a cabo en disciplinas
tales como la filosofía, lógica, antropología, psicología, teoría de la comuni-
cación, etcétera, e incluso los desarrollos de la física, como la teoría de la
relatividad de Einstein. Esta circunstancia histórica ha sido en cierto modo
descrita por F. Gadet y M. Pécheux en su libro La lengua de nunca acabar,
en especial en sus trabajos "Octubre del 17 y las fuerzas de las palabras",
y "Los protagonistas del Octubre lingüístico y literario"; en el primero de ellos
los autores anotarán que "Octubre de117, es [...] el encuentro entre la política,
la lengua y la ciencia"," encuentro que por supuesto no fue fácil, pues se rea-
lizó a partir de profundas rupturas y conflictos que habrían de dar como re-
sultado, a final de cuentas, la represión física o intelectual, la muerte o el
exilio de muchos de sus mejores exponentes, terminando así abruptamente
quizá con el último de los grandes proyectos de la modernidad cultural y
social de Occidente.
Entre estos "protagonistas", Gadet y Pécheux se referi rán a los marxistas
del Proletkult, formados por la escuela de Bogdanov y Lunacharsky; los
poetas futuristas (Kroutchenik, Jlebnikov, Maiakovski), así como a los de-
nominados "formalistas", congregados en el Círculo Lingüístico de Moscú y
en la OPOJAZ (siglas de la Sociedad para el Estudio del Lenguaje Poético),
grupos de los que, como se sabe, Jakobson formó parte, y quienes, a decir
de Gadet y Pécheux, al emprender el estudio científico de la lengua y de las
leyes de la producción poética, " ...aportan de esta forma su contribución a la
revolución proletaria al des mistificar la opacidad místico-literaria del 'lengua-
je de los dioses' y al analizar las formas del cuento, del relato, del poema
popular ...".1o No obstante, este punto de vista no fue compartido por un
teórico marxista de la literatura como L. Trotsky, quien en un anexo a 'su
capítulo "El futurismo y Maiakovski", contenido en el libro Literatura y
revolución, habrá de arremeter contra la escuela poética "formalista",
tildándola de idealista y reaccionaria (dos de los adjetivos que en el lenguaje
"del Partido" significaban una acusación abierta a quienes estaban en contra
de los intereses de la "clase obrera", es decir, del propio "Partido"), aunque
a la vez aceptara que una parte de su trabajo de investigación era útil. Así,
si en un principio se referirá a esta escuela definiéndola de manera simplista,
412
un recuento de las vocales y consonantes que se repiten, de las sílabas y de
los epítetos). Este análisis que los formalistas consideran la esencia del
poema, o poética, es indudablemente necesario y útil, pero se le debe enten-
der como parcial, fragmentario, subsidiario y preparatorio."
11 L. Trotsky, Literatura y revolución, Buenos Aires, Jorge Álvarez Editor, 1964, p. 116.
12 Ibid., p. 133.
413
explicación que se presenta con mayor facilidad y naturalidad", por lo que
habrá que " ...situarse desde el punto de vista de la función". De esta ma-
nera, la lengua es concebida (a diferencia de la definición planteada por
Saussure en el Curso ...) "...como un sistema de medios de expresión
apropiados para un fin" .13 Será, pues, este carácter teleológico de la lengua,
propio de toda actividad humana, lo que lleve a los autores de las Tesis
a proponer el estudio de las diversas "funciones" de la lengua. En este
sentido es que se habrá de distinguir entre el lenguaje interno y el manifiesto,
así como entre la intelectualidad y la efectividad de las manifestaciones
lingüísticas. En cuanto a las funciones, en las Tesis se señalará que en la
''función social" del lenguaje: "[ ...] es preciso distinguir el lenguaje según
la relación entre él mismo y la realidad extralingüística. Tiene o bien una
función de comunicación, es decir, está dirigido hacia el significado, o bien
una función poética, es decir, está dirigido hacia el signo en sí mismo."!"
De esta manera, aparecerán planteadas aquí algunas de las principales
ideas que Jakobson habrá de exponer en su célebre ensayo titulado
"Lingüística y poética", pues el apartado dedicado a la función poética fue
ideado por Jakobson junto con otro teórico del arte y la literatura, el checo
J. Mukarovsky. Así, en este apartado se dará la que considero una de las
mejores pruebas de que el estudio del lenguaje poético es indispensable
para el conocimiento a fondo de la naturaleza misma del lenguaje:
De lateoría que afirma que el lenguaje poético tiende a poner de relieve el valor
autónomo del signo, resulta que todos los planos de un sistema lingüístico,
que en el lenguaje de comunicación no tienen más que un papel servicial,
adquieren, en el lenguaje poético valores autónomos más o menos conside-
rables. Los medios de expresión agrupados en estos planos, así como las
relaciones mutuas existentes entre éstos y tendentes a convertirse en auto-
máticos en el lenguaje de comunicación, tienden, por el contrario, a actualizar-
se en el lenguaje poético."
414
único que está en condiciones de descubrir los principios de las estructu-
ras fónicas poéticas"."
Pero no cabe la menor duda de que, al incluir. como uno de los objetivos
de la investigación lingüística el estudio de "la lengua poética en sí misma",
se estaba desechando con ello tanto el prejuicio de que la única función
poética del lenguaje era la de comunicar algún tipo de información, con al-
guna finalidad práctica o de conocimiento, como el de que la función poética
del lenguaje fuera sólo una desviación de una forma "normal" del hablar. Esta
vinculación entre los estudios literarios y lingüísticos se ve reflejada asi-
mismo en el trabajo que Jakobson escribiera junto con 1.Tynianov, durante
la visita de este último a Praga en 1928, titulado, precisamente, "Problemas
en el estudio de la lengua y la literatura". En él se revisan algunos de los
principios de su etapa "formalista" y se insistirá en adoptar un punto de vis-
ta diacrónico en lo tocante al examen de los problemas de la lengua y
la literatura:
El sincronismo puro ahora resulta una ilusión: cada sistema sincrónico tiene
su pasado y su futuro como elementos estructurales inseparables del sistema:
a) el arcaísmo como un hecho de estilo; los antecedentes lingüísticos y
literarios conocidos como el estilo anticuado y rechazado; b) la tendencia
hacia la innovación en la lengua y la literatura reconocida como la renovación
del sistema.'?
16 Ibid., p. 48.
17 R. Jakobson, Arte verbal, signo verbal, tiempo verbal, México, FCE, 1992, p. 47.
18 R. Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1981, p. 352.
415
A cada uno de estos factores, Jakobson asignará una función del lenguaje
enriqueciendo así el enfoque funcionalista del lenguaje: la función emotiva
centrada en el destinador, la conativa orientada al destinatario, la referencial
(o cognitiva o denotativa) hacia el contexto, la fática hacia el contacto y la
metalingüística, que ocurre cuando el discurso se centra en el código. En
esta perspectiva, Jakobson definirá la función poética como "La orientación
[...] hacia el mensaje como tal, el mensaje por el mensaje ... ".19
Pero aún más, Jakobson habrá de anotar lo siguiente:
416
adquiere gran importancia) o, en la antigüedad, leyes o tratados científicos
que estaban versificados.
Por todo lo anterior es que Jakobson habrá de afirmar tajante que "...Ia
poeticidad no consiste en añadir una ornamentación retórica al discur-
so, sino en una revaloración total del discurso y de cualesquiera de sus
componentes"."
Ello queaa Igualmente demostrado en el espléndido libro que Jakobson
escribiera al alimón con su colaborada Linda Vaugh, La forma sonora de la
lengua. Ahí habrán de examinarse algunas problemáticas en las que los ele-
mentos sonoros de la lengua son el asunto central, combinándose aspectos
psicológicos, neurológicos, literarios y lingüísticos. Por lo tanto, no resulta
extraño que el libro inicie con una reflexión acerca de los "spoonerismos"
-inversiones de sonidos que reciben ese nombre de un "chiste sustitu-
to" atribuido al reverendo William Spooner (1984-930) como ahí se nos
informa- y de los juegos de palabras (puns) en los que, sirviéndose de la
metátesis, se funden "palabras no relacionadas etimológicamente pero
cercanas en su sonido y significado".23 Estos recursos estilísticos nos
permiten comprender la riqueza de sentido que se puede generar a partir del
manejo de la estructura fónica de los mensajes y que son la base de un sinfín
de actividades verbales que continuamente utilizamos y que desde el punto
de vista cultural conforman lo que Wittgenstein denominaría una "forma de
vida"; así, por ejemplo, los chistes, los refranes, los trabalenguas, los albu-
res, adivinanzas, conjuros, insultos, rezos, etcétera, los que por su diversi-
dad representan un campo de investigación inquietante.
En relación con esto, en el cuarto capítulo, titulado atinadamente "El
encanto de los sonidos del habla", los autores abordarán una problemática
que, debido a su complejidad, había sido, paradójicamente, desdeñada o
francamente olvidada por los lingüistas. Me refiero a la problemática del
"simbolismo sonoro", término "...que designa una asociación natural e
interna por semejanza entre sonido y significado (signans y signatum)".24
Esto, que evidentemente no tendría su lugar dentro de los límites de una
lingüística que tenía su apoyo teórico en el Cours ... de Saussure, no será
sino una diferente concepción de la estructura yfuncionamiento del signo lin-
güístico, que rechazando la noción de la "arbitrariedad del signo" se em-
parenta con las propuestas semióticas de otro de los fundadores de la teoría
del lenguaje contemporánea, el norteamericano Charles Pierce. Y al respec-
to, cabe señalar que normalmente se trata de buscar en la obra de Jakobson
la influencia ejercida por la lingüística saussureana, y que muy poco o casi
417
nada se menciona la gran admiración que Jakobson sintió por Pierce y que
aparece reflejada en los ensayos que escribiera dedicados a revisar el de-
sarrollo de la semiología y la obra de este autor, así como en las constantes
citas y referencias que aparecen en muchos de los trabajos del "periodo
americano" de Jakobson.
En este sentido, la noción de icono propuesta por Pierce, y que Jakob-
son ya definía en un ensayo titulado "En busca de la esencia del lenguaje",
señalando que éste "...opera ante todo por la similitud de hecho entre su sig-
nificante y su significado ...",25 será uno de los antecedentes en el plantea-
miento de dicha problemática. Lo que se busca entonces es determinar si
existe en el lenguaje una afinidad entre el sonido y el significado, cuestión
que revela curiosamente (o no tan curiosamente) el hecho de que en mu-
chas lenguas se asocie a algún tipo de sonido una determinada caracterís-
tica que se concibe con base en oposiciones, como por ejemplo: claro vs.
oscuro; débil VS. fuerte; anterior VS. posterior; pequeño VS. grande. Todos
estos análisis resultan, pues, muy atractivos, porque nos ofrecen la posibi-
lidad de descubrir lo que se me ocurre denominar "la configuración estética
del lenguaje", y que ya sea consciente o inconscientemente, tanto los
hablantes comunes y corrientes como los poetas, aprovechan en la elabo-
ración de sus respectivos mensajes. Pero igualmente los autores de este
libro se centrarán en revisar algunos ejemplos de lo que ya Mauricio
Swadesh llamaba "magia verbal".
En especial cabe destacar el apartado "Los sonidos del habla en el uso
mitopéyico"; donde se plantea el estudio de los juegos sonoros empleados
para hablar de o con personajes míticos, o asociados con la mitología, como
lo pueden ser ciertos animales o personas anormales o fuera de lo común,
todo ello a propósito de un trabajo de E. Sapir en el que se estudia
418
de la discriminación de sentido"? propia de ciertas manifestaciones religio-
sas como los trances místicos o las prácticas de encantamiento o hechicería;
y por último, el del "Arte verbal infantil", en el que se muestra la variedad de
formas expresivas de esta "glosolalia lúdica" (rimas para elegir los partici-
pantes del juego o para asignarles un papel dentro de éste, rimas para saltar
la cuerda, etcétera), con lo que se viene a corroborar la importante presencia
de la función poética en las primeras etapas y actividades del ser humano.
Antes de concluir quisiera mencionar que en este mismo libro Jakobson
y Vaugh se referirán a los trabajos de Saussure conocidos genéricamente
como los Anagramas, donde, como se sabe, el lingüista ginebrino se dedicó
a investigar los "paratextos de la poesía latina griega y védica", y acerca de
los que habrán de señalar lo siguiente: "Si los manuscritos de Saussure
sobre este trabajo masivo no se hubieran menospreciado durante tantas
décadas supuestamente como digresiones fútiles, la lucha internacional por
una ciencia de la poética habría recibido estímulos provechosos.'?"
Que sea entonces este repaso general de la obra y la vida de uno de los
principales personajes de la escena intelectual de este siglo, que ya acaba,
la ocasión para reflexionar sobre la situación actual de los estudios lingüísticos
y para proponer la necesidad de un nuevo paradigma de investigación en el
que el estudio del lenguaje poético esté integrado, como el propio Jakobson
lo quería cuando escribía: "La ubicuidad y la implicación mutua de verbo y
arte verbal imprimen una unidad fundamental a la ciencia venidera de los dos
universales, lengua y poeste"?"
Bibliografía
27 Ibid., p. 203.
28 Ibid., p. 213.
29 Ibid., p. 222.
419
Poétique 57, París, Sevil, febrero de 1984.
Rousseau, J.J., Ensayo sobre el origen de las lenguas, Buenos Aires,
Calden, 1970.
Trotsky, L., Literatura y revolución, Buenos Aires, Jorge Álvarez (ed.), 1964.
Varios autores, El círculo de Praga, Barcelona, Anagrama, 1980.
Varios autores, El lugar de la literatura, Puebla, Universidad Autónoma de
Puebla, 1980.
Verón, E., La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad,
Buenos Aires, Gedisa, 1987.
Voloshinov, V. N., El signo ideológico y la filosofía marxista del lenguaje,
Buenos Aires, Nueva Visión, 1976.
420
La poesía concreta como problema lingüístico
Michael Knapp Ring*
Introducción
421
el video arte y el arte fax. De la misma manera, la concepción concretista
del poema como objeto de uso, ya estético, ya publicitario, que permitiría
su "reintegración en la vida cotidiana" y "la comunicación en su grado más
rápido'? deja entrever una cierta ingenuidad en la adopción del viejo ideal
dadaísta, de reconciliar arte y vida, sobre todo si pensamos en el pop art
y el op art que aparecerán en los años sesenta.
El fin de la "galaxia Gutenberg" nos lleva asimismo al segundo interlocu-
tor posible, Jacques Derrida, para quien "pese a las aparencias, esta muerte
del libro no anuncia sin duda (y, en cierto modo, desde siempre) más que una
muerte del habla (de un habla pretendidamente plena) y una nueva mutación
en la historia de la escritura, en la historia como escritura)"."
Sin pretender penetrar al universo de su gramatolog ía -ciencia general
de la escritura y pieza clave en la deconstrucción de la metafísica occiden-
tal- queremos sólo apuntar dos eventuales (des- )encuentros con la poesía
concreta; por una parte, ésta, al igual que la gramatología, reivindica la escri-
tura como sistema semiótico independiente frente al habla oral que es con-
cebida tradicionalmente como la unión natural entre el pensamiento y la voz,
entre el sentido y el sonido, mientras que la escritura sólo se considera
representación del habla, mera técnica auxiliar, sustitutiva e incluso parasi-
taria. Por otra parte, el concretismo desafía la gramatología en donde se
afirma, radical izando el pensamiento de Saussure, que
2 Haroldo de Campos, citado por Jorge Santiago Perednik (ed.), Poesía concreta A. Artaud, M.
Bense, D. Pignatari y otros, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982, p. VII
3 Jacques Derrida, citado por Cristina de Peretti, Jacques Derrida, texto y deconstrucción,
Barcelona, Anthropos, 1989, p. 33.
4 tbid., p. 112.
422
modernismo tardío que estaría en el umbral de la posmodernidad, antici-
pándola con un juego de lenguaje que todavía descansa sobre la plena
confianza en el lenguaje mismo, aunque tenga que ser adaptado a la nue-
va era.
Ahora bien, la gestación de la poesía concreta se lleva a cabo de forma
simultánea e independiente, al parecer, por lo menos en sus inicios, en Brasil
y los países de habla alemana a principios de los años cincuenta. Alrededor
de los hermanos Augusto y Haroldo de Campos, y de Decio Pignatari, se for-
ma el grupo brasileño Noigandres, mientras que la poesía concreta alema-
na se organiza con Eugen Gomringer a la cabeza, teniendo entre sus expo-
nentes a Claus Bremer, Helmut Heissenbüttel, Ernst Jandl y otros más. Una
prolífica producción tanto práctica como teórica, junto con la común acepta-
ción de la denominación "concreta" para el nuevo tipo de poesía, propiciaron
su difusión y, poco después, su lanzamiento internacional que dieron lugar
a una multiplicidad de nuevas propuestas y a una diversidad de géneros que
hacen muy difícil cualquier intento de dar una definición abarcadora del mo-
vimiento y de elaborar una tipologización del mismo. Así que proponemos
retomar para nuestros fines una de las primeras definiciones que apareció
en el Plan piloto para la poesía concreta del grupo Noigandres: "El poema
concreto es un objeto en y por sí mismo, no un intérprete de objetos exterio-
res y/o sensaciones más o menos subjetivas. Su material: la palabra (sonido,
forma visual, carga semántica), su problema: un problema de funciones-
relaciones de ese material."
Esta definición pone de manifiesto que el concretismo postula la primacía
absoluta de la función poética, la puesta en juego del valor de la palabra en
sí misma, ampliándola sin embargo por una dimensión relegada por Jakobson:
la de la materia gráfica.
423
hablando, su imposible resolución. Por tanto, tampoco existe el poema con-
creto "perfecto" que responda plenamente a esas pretensiones teóricas, ya
que dejaría de ser poema para volverse un objeto más del mundo cuya per-
cepción dependería de un descubrimiento individual, desvinculado de cual-
quier práctica semiósico-estética. No obstante, con esto no queremos dar a
entender que por ello se disminuya su calidad artística. Partiendo de estas
premisas, desarrollaremos las implicaciones teóricas que acarrea un pro-
yecto de desemiotización del signo lingüístico, teniendo en cuenta el mode-
lo jakobsoniano de las funciones del lenguaje, sin que éstas tengan que
cumplirse necesariamente para cada uno de los poemas.
En el concretismo, el rechazo de la subjetividad y de la representativi-
dad del arte -ya presente en los modernos clásicos que son sus precurso-
res- es llevado hasta sus últimas consecuencias. En este lugar conviene
tal vez hacer un pequeño paréntesis que atañe a la compleja pregunta de si
el arte es comunicación o no y en qué sentido, la cual no exploraremos en
este trabajo. Sólo queremos señalar que habría que distinguir los distintos
niveles en los que se plantea esta problemática para la poesía. Sin duda, la
"galaxia Gutenberg" ha motivado profundos cambios en la relación poeta-
público a lo largo de su implantación en la civilización occidental; este pro-
ceso ha culminado finalmente en su respectivo aislamiento que ha roto el
contacto directo e inmediato entre ambos y que los ha instalado como in-
dividuos que crean y reciben la poesía a solas. Este desprendimiento de la
situación comunicativa ha llevado al texto autocontenido, aunque no clau-
surado en cuanto prevé múltiples lecturas. La relativa autonom ía del poema
tampoco cancela la naturaleza deíctica y dialógica del lenguaje (que tiene su
origen en la interacción entre un "yo" y un "tú"), únicamente la transfiere al
mundo creado por el texto, que constituye un sistema de referencias cons-
truido discursivamente.
Ahora bien, la intención concretista de llegar a la "cosidad" del signo, al
querer eliminar la frontera entre mundo y texto, y al reificar el signo poético,
implica teóricamente la erradicación de las huellas mismas de la comunica-
ción en el lenguaje. Las consecuencias de tal operación en el plano
lingüístico son:
424
en principio, ausente en la poesía concreta, lo cual resulta revelador
para su carácter opositivo, ya que él mismo nos dice que "una lengua
sin expresión de la persona no se concibe".' En relación con el
modelo jakobsoniano, prescindir de la primera y segunda persona
implica la imposibilidad de construir un sujeto lírico, íntimamente vin-
culado con la función emotiva, o un alter, relacionado estrechamen-
te con la función conativa.
2. La supresión de todos los elementos de la estructura gramatical que
pudieran anclar las frases nominales y/o verbales en el contexto, ya
situacional, ya discursivo, lo cual afecta en el caso de los nombres,
sobre todo las marcas de (in)definición y cuantificación, y en cuanto
a los verbos,las marcas de tiempo y aspecto. Así se evade la oración,
con sujeto gramatical y frase verbal finita, que podría referirse a algo
exterior al texto, y ligada a ella, la función referencial.
7 Ibid., p. 182.
8 Traducción: ich "yo", lauf "corro", lief "corría", fall "caigo", fiel "caía", faul ''flojo'' (también es posi-
ble traducirlo como "me pudro"); obsérvese cómo la permutación I-f recalca el valor semántico de los
elementos (la oposición entre "correr" y "caer", ''flojo"). Este fenómeno recibe el nombre de parono-
masia. Véase Roman Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, México,
Origen/Planeta, 1986,pp. 382-385.
425
En vaí e vem ("va y viene"), los verbos finitos hacen referencia a su sujeto
implícito que es el poema mismo, produciendo una repetición infinita donde
convergen las tres dimensiones de la palabra (la semántica, la acústica, la
gráfica) que forman el material del poema, llamado por ello verbívocovísual.
Igualmente, en lauf ích. .., el "yo" más predicado se refiere al texto mismo
que es circular (el ích del final nos lleva de nuevo al principio, indicando
así que la carrera no tiene inicio y que con el primer lauf ya estamos en ple-
na acción) y cuya "corrida" irregular está acentuada además por los distintos
valores tipográficos. Sin embargo, la materia fónica presenta una serie de
dificultades: el sonido, efímero por naturaleza, impide que el poema sea un
objeto autónomo y estable, y lo hace depender de su reproducción por la voz,
ligada inherentemente a la enunciación de un sujeto presente (a menos que
tuviéramos una grabación que reproduzca el poema por tiempo infinito). De
ahí que la poesía concreta sea predominantemente visual y que la dimensión
acústica sólo aparezca en los poemas verbivocovisuales.
Así como el concepto de subjetividad en Benveniste, definida como
la "capacidad del locutor de plantearse como 'sujeto' ", y de "apropiarse la
lengua entera designándose como yo",? nos ayudó a entender el tipo de
subjetividad que rechazaron los concretistas, queremos introducir ahora el
concepto de subjetividad elaborado por l.anqacker en el marco de la gra-
mática cognoscitiva, 1 o para explicar cómo se da la relación entre objetivación
e inmanencia en la poesía concreta. Si bien para el primero la categoría de
persona está ligada inherentemente a la subjetividad en el lenguaje, para el
segundo puede ser objetivada conforme el yo "se escenifica" y se vuelve
objeto de la conceptualización. Sólo cuando la asimetría observador/obser-
vado es máxima, el conceptualizador y la entidad conceptual izada son
máximamente subjetivo y objetiva, respectivamente. En este caso, el yo
dirige toda su atención a un otro, perdiendo en gran medida conciencia
de sí. Las expresiones lingüísticas máximamente objetivas son entonces
aquellas que no son deícticas, en el sentido de que no hacen referencia
alguna al conceptualizador o al contexto situacional, como sucede en la poe-
sía concreta. De esta manera, podemos decir, con las palabras de Mahai
Nadin, que "la poesía concreta [...] sitúa el sujeto humano más allá del
lenguaje, al nivel del mundo", produciéndose una "consustancialidad entre
el sujeto receptor y la inmanencia de la poesía concreta"."
Lo que hemos dicho hasta ahora puede visualizarse en el modelo
jakobsoniano, adaptado a nuestra problemática:
426
contexto
referencial
código
metalingüística
producció n recepción
estética mensaje estética
poética
emisor
emotiva
D canal
fática
significado
significante
O
receptor
conativa
Hubiera sido posible, en principio, otra aplicación del esquema, sugerida por
la naturaleza misma de la poesía concreta; interpretar la autorreferenciali-
dad del poema como caso especial de la función referencial, al identificar
texto y contexto. Sin embargo, esto significaría, en efecto, asimilar la función
metalingüística a la función referencial, como lo propone Coseriu." Si se
admite, en cambio, que el uso de la palabra, o en este caso del signo poético,
como su propia designación no tiene que ser necesariamente explícita, del
tipo de una oración ecuacional A=A, entonces es válido analizar la poesía
concreta recurriendo a la función metalingüística. Además, tomando "la
orientación hacia el código" en un sentido amplio, nos permite dar cuenta del
carácter provocativo de la poesía concreta, en cuanto reflexión y cues-
tionamiento acerca de la condición misma del lenguaje. Cabe destacar
asimismo que el canal físico, como campo de acción de la poesía concreta,
ha perdido todo valor de contacto. De hecho, la exclusión de la función fática
se sigue directamente del carácter no-comunicativo de esta poesía.
El canal en su aspecto físico es, pues, donde se concreta la reificación
del signo poético que refiere a su propia sustancia material como el objeto del
proceso de significación. Por tanto, el signo deja de ser arbitrario y la aso-
ciación entre significado y significante se vuelve motivada. Mientras que en
la lengua referencial - nos dice Jakobson - la conexión entre signans y
signatum se basa en su contigüidad codificada (llamada "arbitrariedad"), en
poesía, la similaridad se sobrepone a la contigüidad, 13 desplegándose ple-
namente el potencial icónico del lenguaje. AunqueJakobson aplica el con-
cepto de iconicidad sólo a la relación entre sonido y significante, en la poesía
concreta se ofrece su ampliación a la dimensión gráfica. De hecho, en mu-
12 Eugenio Coseriu, Textlinguistik, Eine Ein(ührung, Tübingen, Gunter Narr Verlag, 1981, pp. 56-65.
13 Roman Jakobson, "Lingüística y poética", op. cit., pp. 382-385.
427
chos poemas se exploran espacial mente las relaciones diagramáticas in-
herentes a la sintaxis y la morfología, especificadas por Jakobson, quien se
sirve de la conocida clasificación de los signos (en íconos, índices y sím-
bolosj.hecha por Peirce.14 Un diagrama es un tipo de ícono que refleja, en
su propia constitución, la estructura relacional del significado (Jakobson da
como ejemplos el orden sujeto-predicado y raíz-afijo). Veamos dos poe-
mas donde pueden observarse la sintaxis y la morfología "topográficas":
ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
hombre hombre hombre ordnung ordnung
hambre hembra ordnung ordnung
hambre ordnung unordn 9
hembra hembra hambre ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
ordnung ordnung
14 R. Jakobson, "Quest tor the Essence ot Language", en Selected Writings, vol. 11',La Haya, París,
Mouton, 1971, pp. 345-359,
15 Traducción: ordnung "orden", unordnung "desorden",
16 Charles Sanders, Peirce, La ciencia de la semiótica, Buenos Aires, Nueva Visión, 1986, p. 34,
428
w w
d i
n n n
d d
w w
Figura 5.17
Partiendo de este criterio, la poesía concreta bien puede ser captada por una
síntesis simultánea; de hecho, puede ser "indecible", siendo puramente vi-
sual, como lo es una pintura.
Sin embargo, la escritura alfabética no puede anular la secuencia
temporal del habla oral, tal como se manifiesta en la linealidad de la palabra
en cuanto sucesión de letras, unidades mínimas no significativas como los
fonemas, las cuales son, en tanto representaciones gráficas de sonidos,
arbitrarias. De ahí que los concretistas hayan tomado por modelo los
ideogramas chinos y las señales de tránsito, donde la relación de exclusión
entre ver y leer se anula realmente y ambos se confunden en un mismo
acto." Esas restricciones inherentes a la escritura alfabética, "residuo" de la
doble articulación del lenguaje, constituyen sin duda un obstáculo insupera-
ble para la realización de un arte que quiere aproximarse lo más posible a lo
concreto. Consecuentemente, muchos concretistas abandonaron el nivel de
la palabra y recurrieron a las letras mismas como materia prima para sus
composiciones o renunciaron totalmente al empleo de unidades lingüísticas.
429
Sin embargo, esto implica que la poesía deje de ser arte verbal y se convierta
en diseño o gráfica (figura 6).
Muchos de esos trabajos requieren un titulo (una leyenda, figuras 6 y 7) para
su comprensión, con la cual se aproximan de alguna forma a la esfera del
arte conceptual. En efecto, la existencia paradójica de la poesía concreta,
que nace de su planteamiento teórico mismo, se refleja en el abandono de
esta práctica artística, tal como fue concebida en sus primeras manifiestos,
a principios de los años setenta.
1-
b¡ !d
!q p¡
d¡ !b
!p q!
p¡ ¡q
!d b!
q¡ ¡q
!b d!
Figura 6. Figura 7.
430
Bibliografía
431
Poética de las lenguas indígenas de México
El folklore nos ofrece las formas de poesía más netas y estereotipadas, nota-
blemente adecuadas a un análisis estructural [...] Aquellas tradiciones orales
que emplean el paralelismo gramatical para poner en conexión los versos
consecutivos, por ejemplo, los sistemas finoúgricos y en un alto grado también
la poesía popular rusa, pueden analizarse provechosamente a todos los
niveles lingüísticos: fonológico, sintáctico y léxico."
433
"Los acentos repiten el golpe del teponaxtli o del huéhuetl, cuando no
alcanza se complementa con las palabras ohuaya, ohuay, a ohuaya, yyao
ohuili yya ayyo, aya, ahouiya, que no tienen traducción."
(De la misma manera, el hei-ku de la poesía clásica japonesa usa las
palabras llamadas kireji, como kana y otras, que tienen la función de com-
pletar la métrica).
En las Consideraciones sobre la literatura oral de los mayas modernos,
Ligorred hace notar que: "En este estudio literario, con un enfoque lingüístico
en su marco cultural apropiado, los textos mayas orales son analizados en
los tres niveles de la lengua: a) nivel fónico-fonológico; b) nivel morfosintácti-
co; e) nivel léxico-sernántico."
Para el presente estudio se han analizado nueve formas poéticas de
ocho lenguas de México, agrupadas de la siguiente manera:
Lenguas otomangues:
Matlatzinca, proverbio paradójico.
Zapoteco del Istmo, canción de la tortuga.
Lenguas mixe-zoques:
Zoque, oración a San Cayetano.
Zoque-popoluca, poesía del tapacholero.
Lenguas mayances:
Tzotzil, éanción del Bolomchon.
Maya yucateco, proverbio y canción del armadillo.
Lacandón, canción del tigre.
Otras lenguas:
Cuitlateco, canción del macho.
434
Recursos literarios
Métrica
435
Zoque-popoluca, poesía del tapacholero
En este texto, creado por Pedro González Sabalza, recogido y publicado por
mí, un pájaro, el tapacholero, canta en el acahual: el campesino, cuando lo
oye, se da cuenta de que es tiempo de sembrar la milpa de invierno. Cuando
el ave canta parece decir:
436
Zapoteco, son de la tortuga
Recursos literarios
En las líneas 09, 10, 11 Y 12 en rima aguda, sobre [o] larga y acentuada:
Aliteración
Hay un claro ejemplo de aliteración en las líneas 06, 07 Y 08: ñacame, ha-
cer el animal: ñúme, meter el animal, y ñenue, comiera:
14 V. Torres Medina, Canciones de vida y muerte en el Istmo oaxaqueño, México, INAH, 1980.
437
06. jma pa ñacame guiñadóo Mejor hacer el (animal) amarillo mole;
jma, mejor; pa, aun; ñacame, hacer el (animal); guiñadóo ama-
rillo mole.
07. jma pa ñúme ndani suquí Mejor meter el (animal) dentro horno;
jma, mejor; pa, aún; ñúme, meter el (animal); ndani, dentro; suquí,
horno.
08. nanixe ñahua láme nadxi Qué rico comiera el (animal) hoy
nanixe, que rico; ñahua, comiera; láme el (animal); nadxi, hoy.
09. ti bigu huini' ti bigu róo Una tortuga chica una tortuga grande
13. ti huavi huini' ti huavi róo Un huevo chico un huevo grande
Las líneas 06 y 07 nos dan un paralelismo entre las maneras en que pue-
de prepararse la tortuga:
Cuitlateco
Esta canción inédita y recopilada por mí en 1961, con doña Juana Can
Evangelista, se refiere a un baile efectuado en las mayordomías de la Cruz
o de San Miguel (patrono del pueblo de Totolapan, último reducto de los
cuitlatecos), este baile lo hacían las mujeres, encargadas también de hacer
el pinole y las cadenas con que se "cuelga" a los caballeros que van a lazar
el "macho".
Recursos literarios
438
03. yo'ga -'! me'yonomi Lo trae el mayordomo
04. me'yonomidl kupagali El mayordomo nuevo
Recursos literarios
1. Existe aliteración en las tres líneas, ya que todas comienzan con una
forma verbal que lleva el prefijo ku-, que indica presente habitual y 3a.
persona singular.
2. Este texto está formulado con un paralelismo absoluto, ya que las tres
líneas presentan la misma estructura morfológica y sintáctica:
439
Lacandón, canción del tigre
Este cántico del tigre (o del jaguar, más técnicamente hablando) es una
especie de conjuro para atraer al jaguar y darle caza. La primera vez que
escuché este cántico fue en Na Bolom, la inolvidable casa-biblioteca-museo
de los Blom, en Jobel (San Cristóbal de las Casas), por Kayum, hijo de Kin
Bor; el joven músico accedió a cantarla, pero en voz muy baja, para no
invocar el felino. La versión en la que basé mi análisis es la de los Baer
(1948), más simplificada que la versión de Bruce (1976).
Recursos literarios
1. Aliteración:
Se observa la repetición de las aspiradas: en la línea 01: jujuntsit in
jitik in wok, cada vez que levanto mi pie.
En la línea 06, la secuencia consonante alveopalatal y oclusiva
dental: tin kashtaj u pachtakih che, busqué un árbol caído.
En la línea 07, formas verbales semejantes por su terminación:
oken tin wenen yokor jenen che, voy a dormir en el árbol caído.
2. Paralelismo:
Hay paralelismo gramatical en las dos primeras líneas, que son dos
oraciones transitivas con la siguiente estructura: tiempo + sujeto +
predicado + objeto (frase nominal: posesivo + nombre), donde so-
lamente cambia el objeto de la primera oración: wok, pie, a k'ab,
mano, en la segunda:
440
También hay paralelismo en las tres líneas, que son tres oraciones
copulativas, con la siguente estructra: durativo-sujeto de 3a. singular
+ predicado nominal + sujeto (frase nominal: posesivo de 1a. singular +
nombre).
Recursos literarios
1. Aliteración:
Existe aliteración, ya que hay repetción de sonidos alveopalatales
Ix, ch I en ambas líneas.
441
01. yan u xikin tunich Hay orejas en las piedras
2. Paralelismo:
Hay paralelismo absoluto entre las preguntas que tienen la siguiente
estructura:
donde sólo cambia el nombre por el que se pregunta. También existe pa-
ralelismo en las respuestas, conforme a la siguiente estructura:
u- ts'uul
pos. N N
su extranjero
442
u nej A cola =u bastón v
u jool u ta' A ano =u sortija V
u wiix E orina =u bino C
tu'ux wiixnaj A pene =u tabako C
1. Aliteración:
En las líneas 01 y 02 se observa secuencia de tres vocales 101 mien-
tras que en las líneas 03 y 04 es secuencia de dos vocales laI:
2. Paralelismo:
Hay paralelismo entre la primera y segunda línea, donde cambia
solamente el locativo:
1. Aliteración:
En los verbos 01 y 10 el adjetivo largo, /pi ylbi/, tiene dos sonidos
labiales Ipl y lb!
443
2. Paralelismo:
En los versos 01 y 10 se presenta paralelismo entre el viento (sawa)
y el aliento (je'a), ambos calificados por el adjetivo piyib! (largo):
Metonimias:
Existe metonimia en la línea 11, donde se refiere a la flauta de carrizo, men-
cionando solamente el carrizo, /'ngabel.
Metáforas:
En la línea 12 se refiere a la flauta como la flor de carrizo: njiyi 'kabe:
En la línea 13 la forma verbal reflexiva /n! oiis! 'ni! me estoy brillando, tie-
ne el sentido connotativo de "estoy sobresaliendo":
Bibliografía
Baer, Ph., Y M., "The lacandon song of the jaguar", en Tlalocan, núm. 4,
vol. 11, 1948, p. 376.
Bruce, R., Textos y dibujos lacandones, México, INAH (Científica, Lingüísti-
ca, 45), 1976.
Cabrera, L., Diccionario de aztequismos, México, Oasis, 1974:
Escalante, R., "Perspectiva de la etnopoética", en Antropología, núm. 33,
México, INAH, 1992, pp. 70-77.
Farb, P., World Play, Nueva York, Bantam, 1978.
444
Garibay, K. Á., Poesía náhuatl, t. l., México, UNAM, Instituto de Historia;
Seminario de Cultura Náhuatl, 1964.
___ , Llave del náhuatl, México, Porrúa, 1970.
Guillón B. Y., Versificación española, Compañía General de Ediciones,
México, 1976.
Jakobson, R; "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, Mé-
xico, Origen/Planeta, Obras Maestras del Pensamiento Contempo-
ráneo, núm. 36, 1985, pp. 347-395, publicado en 1960: "Linguistics
and poetics", en T. A. Sebeok (ed.), Style in Language (Cambridge,
MIT,1985.
___ , "El folclore como forma específica de creación", en Ensayos de
poética, México, FCE, 1986, pp. 7-22, publicado originalmente en
1929: "Die Floklore als eine besondere Forms des Schaffens",
Donum Nataliciom Schrijn (Nimega-Ultrecht), pp. 900-913.
Ligorred, F., Consideraciones sobre la literatura oral de los mayas moder-
nos, México, INAH(Científica, 196),1990.
Torres Medina, V., Canciones de vida y muerte en el Istmo Oaxaqueño,
México, INAH, 1980.
Textos
Matlatzinca
El armadillo
01. kux tun u jool u ni'e chan jweecha'? ¿ Y la nariz de este armadillo?
02. u bokado ts'uul (BIS) Es el bocado del extranjero
CORO: taran tan tan, taran tan
tan, taran tan tan.
03. kux tun u yaak'e chan jweecha'? ¿ Y la lengua de este armadillito?
04. u korbata ts'uul (BIS) Es la corbata del extranjero.
CORO
445
05. kux tun u xiikine chan jweecha '? ¿y la oreja de este armadillito?
06. u kuchara ts'uul (BIS) Es la cuchara del extranjero.
CORO
07. kux tun u yiich'ake chan jweecha'? ¿Yla garra del armadillito?
08. u trinchante ts'uul (BIS) Es el tenedor del extranjero.
CORO
09. kux tun u soole chan jweecha'? ¿Y el carapacho de este
armadillito?
10. u chaleko ts'uul (BIS) Es el chaleco del extranjero.
CORO
11. kux tun u choochele chan jweecha'? ¿Y las tripas de este
armadillito?
12. u rosario ts'uul (BIS) Es el rosario del
extranjero.CORO
13. kux tun u ta 'e chan jweecha '? ¿y el excremento de este
armadillito?
14. u pastel ts'uul (BIS) Es el pastel del extranjero.
CORO
15. kux tun u nej echan jweecha'? ¿Y la cola de este armadillito?
16. u baston ts'uul (BIS) Es el bastón del extranjero.
CORO
17. kux tun u jool u ta'e chan jweecha'? ¿Y el hoyo donde defeca este
armadillito?
18. u sortija ts'uul (BIS) Es la sortija del extranjero.
CORO
19. kux tun tu'ux kuwiixe chan jweecha'? ¿Y por donde orina el
armadillito?
20. u chaamal ts'UUI.(BIS) Es el cigarro del extranjero.
CORO
21. kux tun u wiixe chan jweecha'? ¿Y la orina de este armadillito?
22. u bino ts'uul (BIS) Es el vino del extranjero. CORO
23. kux tu'uxe wiixnaje chan jweecha'? ¿Y por donde orinó el
armadillito?
24. u tabako ts'uul (BIS) Es el tabaco del extranjero.
CORO.
446
05. netak in wenen Casi estoy dormido
06. tin kashtaj u pachtakin che Busco un árbol caído
07. oken tin wenen yokor jenen che Voy a dormir en el árbol caído
08. tu yek'er in nok' Está rayada mi piel
09. tu yek'er in k'ab Está rayada mi mano
10. tu yek'er in xikin Está rayada mi oreja
Zoque-popoluca, el tapacholero
447
Zapoteco, son de la tortuga
(Análisis de A. López Cruz)
01. nase wadxi guya nezáyóo Anteayer tarde pasé camino por
02. dxi na yendaya ma peka zeu Cuando yo llegué ya te habías ido
03. ma bedandalu xi beda neu Ahora regresas tú que traes
contigo
04. ti bigu wini' de San Mateu Una tortuga chica de San Mateo
05. ay ay bigu xipe si karú Ay ay tortuga linda sí es
06. jma pa ñáakame giñadóo Mejor hacerlo en mole amarillo
07. jma pa ñúme ndani suki Mejor meter el (animal) dentro
del horno
08. nanixe ñawa láme nadxi Qué rico comiera el (animal) hoy
09. ti bigu wini' ti bigu róo Una tortuga chica una tortuga
grande
10. para nga biyalu láme luróo Para dónde viste el (animal)
señor
11. ye guya lame guriá nisadóo Yo vi el (animal) orilla mar
12. ora bireme lumba siadóo Cuando regresa él dentro alba
13. ti wávi wini' ti wávi róo Un huave chico, un huave
grande
14. zendé ka bigu guriá nisadóo Fueron a cazar tortugas orilla
mar
15. zeda ka mamma ne dxumi zúu Viene señora con canasta
carrizo
16. zeka ka dxita para gutóo Ellos van a recoger huevos para
vender
448
11. wi 'ki ni wiri ni ka 'ni ij ngabe Para-andar-caminando-mi-
carrizo
12. ijnjiyi kabe M i-tior-de-carrizo
13. ni nijsi 'ni Me-estoy-brillando
14. ijtsi maka niwir! ij njiyi Andaré-mi-tlor-gran-pers
mijeb! pi 'noma
15. ka ijtibi jini jur! makami Si-hay-donde harán ruido
sondzikn'rnl
16. a/abadziknimi te'se y -alabar-así-para-que-me-ayud
wi 'kftzi gotzowa
449
Los términos enunciadores en
"Nos han dado la tierra" de Juan Rulfo
451
Lo que se cuenta en el presente de la enunciación es el penoso recorrido de
los protagonistas por el llano que les dieron, el cual se entrelaza con la
comparación entre la "tierra buena", que está más allá del río y no les
pertenece, y ese "camal acalorado" que les dieron. El relato termina con la
llegada de los campesinos a la tierra fértil, que no es de ellos.
Los designadores
452
puntos de orientación y el presente parece prolongarse y abarcar otros
tiempos:
Los conectadores
Entre los que implican al participante del hecho relatado, sin referirse al
proceso de la enunciación ni a sus protagonistas, está la voz.
"La voz o persona del narrador, del sujeto de la enunciación que, cuando
se aparta de la mirada -o focalización-, ofrece un distinto grado de
conocimiento de la situación"." En el cuento encontramos a un narrador-
personaje, quien emplea la primera persona, pero además de relatar los
hechos de la historia, por momentos, separa la mirada para hacer comenta-
rios, con los que trata de influir al lector para comunicarle la visión negativa
que tiene de la Revolución mexicana y de la realidad de México.
En los conectado res que no implican al participante del hecho relatado,
ni hacen referencia al hecho discursivo ni a sus participantes, está la taxis
u orden, considerada como "la elección y ordenación adecuada de las
construcciones lingüísticas y las figuras de que el orador dispone"." En la re-
tórica clásica, el orden que debía seguirse era: proemio, narración, argumen-
tación y epílogo.
En "Nos han dado la tierra", el orden de la narración se altera, ya que el
relato comienza in medias res, es decir, cuando se encuentra ya avanzado
el desarrollo de la historia, y por medio de retrospecciones o analepsis, el
narrador nos da a conocer los antecedentes. Todo ello con el propósito de
insertarnos como lectores en el momento de mayor tensión, incorporando
las retrospecciones de manera intercalada para no. disminuir por mucho
tiempo el ritmo del relato. Por otra parte, no hay una conclusión claramente
definida al final del cuento, porque la elaboración de ella se deja al lector.
453
Conmutadores o embragues (shifters)
Entre los que implican a los participantes del hecho relatado encontramos los
deícticos, "clase de palabras a cuya forma no corresponde una denotación
concreta, pues su referente varía conforme a cada situación del hablante, de
tal modo que si se desconoce la situación, se desconoce el referente y se
ignora también el significado del deíctico ... de modo que el referente de los
deícticos sólo puede determinarse en relación con los interlocutores"."
"Son deícticos los pronombres personales y nombres propios, los
demostrativos y algunos adverbios de lugar y de tiempo cuyo referente no
puede ser establecido sino relacionándolo con las circunstancias de la
. ., " 6
enunclaclon ....
En el cuento encontramos. varios pronombres indefinidos, que tienen
como propósito contribuir a la falta de ubicación que se da en el llano, tanto
por falta de signos de vida, como de puntos de orientación. Con relación a
los personajes, el narrador se refiere a ellos como:
Alguien. Pronombre indefinido con sentido vago. Daría lo mismo que lo
dijera uno u otro.
Nadie. Pronombre indefinido que tiene un sentido general. Es empleado
por el narrador para enfatizar el casi anonimato en el que están inmersos los
personajes, tanto por la situación en que se encuentran, como para hacerlo
extensivo a cualquier grupo de campesinos:
454
El mismo pronombre es empleado por el representante del gobierno para
delegar su responsabilidad, y la del gobierno que representa, en un ente
abstracto, con lo que da un sentido irónico a su discurso:
Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de riego. (p. 12)
Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas. (p. 14)
cuando sabe que ellos no tienen ninguna. El único algo que se convierte en
real es la gallina de Esteban:
455
En cuanto a Esteban, el santo que lleva su nombre fue el primer mártir,
y murió lapidado. El personaje, además de estar acorde con la idea de már-
tir, porque es una víctima del abuso, de igual manera recibe piedras, sólo
que en el llano.
También son deícticos algunos adverbios y frases adverbiales: existen
pocos relacionados con el lugar, para dejar abierta la posibilidad de que la
historia pueda llevarse a cabo en cualquier sitio, y cumplen dos propósitos:
456
que predomina en el llano, al cual contrastan con lo fértil y lleno de vida que
es el pueblo, para enfatizar la pobreza de los protagonistas.
Las interrogativas reflejan los cuestionamientos que hace el narrador-
personaje sobre la falsa donación que recibieron y el sombrío futuro que les
espera.
Las oraciones supositivas nos remiten al terreno de la ilusión, de la
apariencia: al punto más subjetivo de los personajes, el de los deseos y las
sensaciones:
También son utilizadas para acentuar el sarcasmo del delegado que les da
el llano:
de modo que la cercanía fue sólo una ilusión, como cuando dice:
457
...ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de
nada ... (p. 9)
En los que implican a los participantes del hecho relatado está el modo
verbal.
Como ya hemos mencionado, la mayor parte del relato está narrada en
presente indicativo, forma que da lugar a una temporalidad imprecisa para
no permitir posibilidades de cambio y man.tener la agonía de los personajes
yellector.
También se utiliza el subjuntivo, para expresar posibilidades muy remo-
tas como "Puede que llueva", "...y es precisamente este carácter de irreali-
dad, deseo, 'duda, etcétera, el que impide la precisión temporal de que por
lo menos relativamente gozan las formas de indicativo ...".7
"...Por medio del subjuntivo se señalan mucho más oscuramente las relacio-
nes temporales ... su denotación temporal imprecisa y vaga está dada nece-
sariamente por un elemento contextual."
...ya hubiéramos probado el agua verde del río ... (p. 11)
Ya lo hubiéramos hecho ... (p. 11)
...cuando tengamos que trabajar aquí ... (p. 12)
7 José G. Moreno de Alba, Valores de las formas verbales en el español de México, México,
UNAM,1978.
8 Idem.
458
Otro tiempo importante en el texto analizado es el futuro de indicativo, que
aparece escasamente y como algo sumamente improbable:
459
Conclusiones
460
El juego verbal más interesante lo hace el narrador en antepresente, a
partir del título del cuento, a manera de hilo conductor para mantener la
ironía.
Podemos concluir que "Nos han dado la tierra" es una ironía prolonga-
da, conformada por las isotopías carencia-existencia, las cuales se integran,
en gran medida, por los términos enunciadores.
En el cuento analizado encontramos una visión fatalista de México,
país que no ha aprendido de los errores cometidos: "hemos caminado más de
lo que llevamos andado". Por ello la desigualdad social continúa, y los des-
validos obtienen, como recompensa a sus esfuerzos, discursos políticos y
comentarios irónicos.
Bibliografía
461
José Juan Tablada: poeta y pintor
Atribuyo también al tío Pancho el principio del amor a la pintura y a las artes
plásticas en general que ha dominado en mi vida. Por el tío supe de las
principales escuelas de pintura del mundo y de tanto mirar en el espectroscopio
las fotografías que mi mentor había traído de Roma y París, me fue dado desde
muy niño conocer las obras maestras pictóricas y escultóricas conservadas en
templos y pinacotecas.
La técnica, aquella manipulación que los franceses llaman cuisine de la
pintura, óleo, acuarela, gouache y pastel, me fue también familiar desde muy
temprano cuando observaba al buen pintor de pájaros oprimir los tubos de los
misteriosos pigmentos, mezclarlos con la espátula sobre la paleta o lograr
veladuras y transparencias sobre el papel whatman con los colores de agua,
o fijar un pastel con el atomizador que exhalaba ráfagas de resinoso aroma.
Ningún adepto de la alquimia siguió en la Edad Media las operaciones de
la Grande Obra en crisoles y retortas, para transmutar los bajos metales en oro
puro, con más interés del que yo consagraba a los manejos del tío.
Así una tarde vi nacer un quetzal bajo sus dedos taumaturgos, desde el
primer trazo en la pulida tabla de cedro, hasta el toque final que hizo destellar
luz alojo brillante como parva gema. Si en ese momento el ave libérrima
463
hubiera echado a volar, la sensación del milagro no hubiera sido mayor en mi
ánimo fascinado y suspenso ante el prodigio de la creación artística que me
había tocado en suerte presenciar [...] Yo era como el iniciado de un portentoso
misterio y el familiar tío Pancho asumía a mis ojos las proporciones
extrahumanas de un demiurgo ... 1
La pintura además fue cultivada por el poeta durante toda su vida como una
actividad paralela que ocupaba sus ratos de ocio y completaba sus necesi-
dades de expresión.
De este ejercicio plástico, que continuó en diversas formas y con distintas
técnicas, se conservan varios ejemplos en el Archivo Tablada que guarda el
Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de
la UNAM. En el libro de memorias que escribió su esposa- aparecen un retra-
to de ella y un óleo neive que representa al Periquillo Sarniento llegando
a Manila, y en el volumen Hongos mexicanos comestibles de Tablada, edi-
tado de manera póstuma por el FCE, tenemos muchas muestras más de la
obra plástica del poeta.
Si bien su obra pictórica no trascendió como tal, por propia decisión del
poeta, sí dejó honda huella en su obra poética. La poesía de José Juan Ta-
blada revela su incursión en los lienzos. Desde sus primeros poemas,
Tablada refleja su manejo del color, del espacio, de la perspectiva y sobre
todo advertimos que compone sus poemas de acuerdo con un orden
geométrico.
En su trabajo "Poésie de la grammaire et grammaire de la poésie", Ro-
man Jakobson afirma que el carácter constrictivo de los procedimientos y los
conceptos gramaticales coloca al poeta en la necesidad de contar con es-
tos presupuestos; ya sea que tienda hacia la simetría y se limite a modelos
simples, susceptibles de repetición, perfectamente claros, que estén funda-
dos en un principio binario, o que prefiera lo contrario y busque un "bello
desorden". Existe, para Jakobson, una notable analogía entre el papel que
juega la gramática en la poesía y las reglas de composición que sigue el
pintor, fundadas en un orden geométrico, latente o manifiesto, o bien en una
rebelión contra toda disposición geométrica.3
Los poemas de la época modernista de José Juan Tablada, en particular
los publicados en El florilegio (1904), obedecen a un orden simétrico, fun-
dado en un principio repetitivo, geométrico. Su poema "Ónix" que, pese a su
prematura composición, representa para sus contemporáneos el momento
climático de su producción modernista, refleja claramente este hecho.
1 José Juan Tablada, La feria de la vida, México, Botas, 1937, pp. 73-74.
2 Nina Cabrera de Tablada, José Juan Tablada en la intimidad, México, UNAM (Serie Letras, 15),
1954.
3 Roman Jakobson, "Poésie de la grammaire et grammaire de la poésie", en Questions de poétique,
París, Seuil, 1973, pp. 227-228.
464
Ónix"
4 Utilizo para los poemas citados en este trabajo, la versión corregida de Los mejores poemas
de José Juan TabJada. Prólogo de José María González de Mendoza, presentación, edición y notas
de Héctor Valdés, México, UNAM, 1971, pp. 24-25.
465
Desde la primera lectura salta a la vista el paralelismo geométrico, la simetría
que existe en la composición de "Ónix". Se trata de siete estrofas, equivalen-
tes, todas ellas quintetas endecasílabas, con rima consonante. Atendiendo
al esquema rítmico podríamos dividir cada una de ellas en un dístico AA que
posee igual rima y un terceto con rima abrazada BAB; la rima central del ter-
ceto repite la del pareado. Sólo la quinteta final rompe el esquema en el terce-
to GG-HH-G, recomponiéndose esta estrofa en dos pareados y un verso
suelto que repite la rima del primer dístico. Esta estructura nos remite a otra
posible distribución de los quintetos, la que toma en cuenta la sintaxis de los
versos reunidos en una sola construcción nominal y un verso suelto que
constituye una proposición exclamativa.
La composición simétrica resulta aún más evidente porque las rimas se
repiten en cada par de estrofas: 1-2, 3-4 Y 5-6. Y no sólo se trata de la
repetición de los fonemas terminales, sino de la palabra toda. Este hecho se
ve subrayado además por la coincidencia gramatical. Los dísticos iniciales
de las seis estrofas son sustantivos que forman tres pares distintos: solitario-
lampadario, hermosura-impura y memoria-victoria. Los tercetos de la prime-
ra y segunda estrofas contienen dos sustantivos y un verbo: auroras, rosario
y lloras. Los de la tercera y cuarta se inician con un adjetivo y continúan con
dos sustantivos: ciego, amargura yfuego. Los de la quinta y sexta están com-
puestos de verbo (que es un participio con valor adjetivo en la quinta y con
valor verbal en la sexta), sustantivo y verbo (participio con valor verbal en la
quinta y con valor adjetivo en la sexta).
Las rimas de la última estrofa impar, con una significación distinta y que
funciona como la conclusión que reúne y ata los cabos de las estrofas
restantes, presentan -por el contrario- dos verbos: quisiera y espera en el
dístico y tres sustantivos en el terceto: alma, calma y bandera.
La distribución de las rimas que no posee valor sustantivo refuerza y
enriquece su composición ya de por sí simétrica:
1 sustantivo iI 1 sustantivo
2 sustantivo 2 sustantivo
3 sustantivo 3 sustantivo
4 sustantivo 4 sustantivo
5 verbo 5 verbo
466
V 1 sustantivo VI 1 sustantivo
2 sustantivo 2 sustantivo
3 verbo/adjetivo 3 verbo/verbo
4 sustantivo 4 sustantivo
5 verbo/verbo 5 verbo/adjetivo
VII 1 verbo
2 verbo
3 sustantivo
4 sustantivo
5 sustantivo
1 animado 11 1 animado
2 inanimado 2 inanimado
3 inanimado 3 inanimado
4 inanimado 4 inanimado
V 1 animado VI 1 animado
2 inanimado 2 animado
4 inanimado 4 inanimado
VII 3 inanimado
4 inanimado
5 inanimado
1 masculino 11 1 masculino
2 masculino 2 masculino
3 femenino . 3 femenino
4 masculino 4 masculino
5- 5-
467
III 1 femenino IV 1 femenino
2 femenino 2 femenino
3 masculino 3 masculino
4 femenino 4 femenino
5 masculino 5 masculino
V 1 femenino VI 1 femenino
2 femenino 2 femenino
3 masculino 3-
4 femenino 4 femenino
5- 5 masculino
V111-
2-
3 femenino
4 femenino
5 femenino
1 { 5
¡
Vocativo
2
Construcción 6
nominal 3 Posiciones 7
4 coordinadas 8
{ 1~
468
La séptima estrofa subraya su carácter resolutivo al presentar en sí
misma las dos construcciones: el primer verso comprende tres vocativos e
inicia la primera de dos proposiciones coordinadas.
La disposición pronominal refuerza la simetría. La primera estrofa
presenta tres pronombres: tus (posesivo, segunda persona) y yo-tú (perso-
najes, primera y segunda personas); la segunda y la sexta, dos: mi (posesi-
vo, primera persona) y mi (personal, primera persona); la tercera y la quinta,
dos: yo (personal, primera persona) y tú (personal, segunda persona); la
cuarta también dos en primera persona, aunque el primero es reflexivo y el
segundo posesivo. La séptima estrofa vuelve a contener tres, aunque todos
de primera persona: yo (personal), mi (posesivo) y otra vez mi (posesivo).
Esta distribución pronominal nos da pie para situar los sujetos (persona-
jes) que presenta el poema: cada una de las estrofas impares describe a
un sujeto interlocutor del yo poético, el primero a un fraile, el segundo a un
amante y el tercero a un guerrero, en tanto que las estrofas pares se refieren
solamente al yo lírico. La estrofa séptima reúne a los cuatro personajes.
En "Ónix" como en la mayor parte de sus poemas, Tablada inserta el
campo semántico del color y la luz, lo que lo remite de una manera directa
al arte plástico. El color está en ocasiones denotado por uno o más lexemas
o connotado por otros que metafóricamente lo evocan. Más que remitirnos
a un solo cuadro, "Ónix" nos remite a tres composiciones plásticas.
La simetría del poema responde a un modelo susceptible de repetición
pero no en exceso simple, ya que, como hemos visto, descansa a la vez en
principios binarios y ternarios que se resuelven en la unidad.
Las seis primeras estrofas se dividen en tres pares que se resumen en
la séptima final. El número impar de versos por estrofa presenta dos tipos de
subdivisión de acuerdo con las rimas o con la sintaxis: 2-3 o 2-2-1. Las
estrofas podrían también, según hemos observado, transformarse en cua-
tro, las tres primeras de diez versos y la última de cinco.
Al atender a la división rímica y cromática nos encontramos frente a un
tríptico figurativo. En el primer cuadro Tablada nos presenta un fraile y es-
pecialmente lo sitúa en un solitario templo que se encuentra en penumbra,
ya sea porque la oscuridad total (el negro) se rompa por la luz nocturna (casi
negra) de una lámpara o por la pálida (blanca) luz de la aurora. Yuxtapuesta
al fraile aparece, apenas esbozada, la figura del yo poético, connotada me-
tonímicamente por su pecho, que se encuentra tan solitario como el templo
del fraile, ya que la fe (metafóricamente luz) se extinguió igual que turbia (os-
cura) lámpara, pero la luz que ilumina al yo lírico es roja. De entre las piezas
de luz y sombra en las que predomina un ambiente oscuro (marcado por los
lexemas nocturno, turbio, fúnebre), destaca el 'rojo de la luz de la aurora.
El segundo cuadro aparece, en contraste, como un espacio luminoso. La
pálida (blanca) hermosura del amante se realiza con la presencia contigua
del rojo, connotado por el fuego del amor del pálido amante, por el corazón
469
que -nuevamente mediante un juego metonímico- connota al yo poético
y por la lluvia de fuego ausente.
El tercer cuadro es un avance más en lo que respecta a la luz y al juego
cromático. El guerrero lleva en la mano un laurel (verde) y tiene el pecho
abierto, por lo que se insinúa el rojo de su corazón. Se opone a él laoscu-
ridad que enmarca al yo lírico, cuya memoria es un templo sin luz, y en cuyo
corazón oscurecido (de un rojo que tiende al negro) no puede penetrar el
contrastante dorado del relámpago de la gloria.
El corazón oscurecido de la sexta estrofa anuncia el negro total -la
ausencia de luz y de color- que cerrará el tríptico: el oscuro advenimiento
que espera el alma de yo poético.
Tablada publicó por primera vez "Ónix" en El Siglo XIX el 23 de sep-
tiembre de 1893, cuando sólo contaba con 22 años y se declaraba deses-
peranzado y nihilista poeta decadente, seguidor de Baudelaire y de su
spleen. El poema, dedicado a Luis. G. Urbina, consagró al joven poeta como
miembro del círculo de los escritores modernistas. Aunque ya había
incursionado en el mundo del arte plástico, sus referencias y su práctica eran
todavía limitadas. Lejos estaba de imaginar el riquísimo mundo pictórico
en el que habría de penetrar: su pasión por la pintura oriental, en especial por
la estampa japonesa y por dos pintores nipones: Utamaro e Hiroshiqué;"
su interés y profundo conocimiento por el arte prehispánico mexicano y
sobre todo su labor como crítico y promotor de los pintores mexicanos
modernos.
Amigo íntimo de Covarrubias y García Cabral, amigo e impulsor de
Rivera, Orozco e Hidalgo, para sólo citar a los más importantes, Tablada
dedicó gran parte de su vida a analizar y difundir su obra, tarea para la que
hubo de sumergirse en las novísimas tendencias del arte universal.
Todo lo anterior se ve reflejado en su arte verbal, desde las composicio-
nes escritas a la manera de las utas japonesas, hasta sus ideogramas,
pasando, por supuesto, por sus "poemas sintéticos" y sus "disociaciones lí-
ricas" como él prefirió llamar a sus hai-kais.
Todos estos elementos se sintetizan en sus poemas de La feria, libro
posterior a la vanguardia y a la época japonista, escrito como homenaje a
López Velarde. Pese a que los poemas de La feria no han sido considera-
dos importantes por la crítica y la historia literaria de México, resulta indis-
pensable retomarlos para conseguir una valoración real y completa de la
poesía de Tablada. Con relación a la plástica, las composiciones poéticas de
este libro de madurez concretan su nueva concepción pictórica. Si en sus
composiciones modernistas -como creo haber ejemplificado con el análisis
de "Ónix"- Tablada se mueve en el terreno de lo figurativó y concibe como
5 A esté último dedicó todo un libro: Hiroshigué, el pintor de la nieve y de la lluvia, de la noche y de
la luna, México, 1914.
470
su amigo Bragdon y su admirador Emerson los principios de la geometría
como una "bella necesidad", en sus poemas de La feria se sitúa en el ex-
tremo opuesto que según Jakobson representa la otra opción del poeta y el
pintor; la rebelión contra toda disposición qeornétrica."
Para ejemplificar este hecho he escogido analizar el poema titulado "El
figón", y en este caso el motivo de la selección no es tanto el valor represen-
tativo y la amplia difusión del poema, como en el caso de "Ónix", sin el hecho
innegable de que el autor lo concibió como una obra de arte verbal direc-
tamente relacionada con un género del arte plástico: el bodegón.
El figón
iAlegría, alegría
del jarro de horchata y el vaso de chía!
iAlegría de las pechugas
de los pollos, dorados
entre verdes lechugas!
Alegría de los pulques curados
verdes como la savia y almendrados
y teñidos con tuna solferina ...
Quien apura esos vinos
con perfumes de flores
su patriotismo magnifica y siente
que ha bebido banderas tricolores
y el águila, el nopal y aun la serpiente ...
[Aleqría de las enchiladas
en el platón, azul y blanco, de la China!
471
aún reflejas rendidos a tu ley,
oh guiso superior,
al Indio Emperador
y al hispano Virrey!
iJúbilo de chiles en nogada
donde brillantes granos de rubí
y granate desgrana la granada!
Cajetas de Celaya
que hasta lo último se raspan
y saben a resina y a niñez.
iAlegría de las cocadas
llenas de cabujones
de pasas, almendras y piñones
ya fuego doradas!
472
El poema descansa en una traslación semántica o hipálage, mediante la
cual la alegría pasa del observador de la mesa o pintor del bodegón, a los
platillos que la componen. Este cambio de perspectiva nos da pie para leer
el poema o admirar el bodegón desde una perspectiva también trastocada,
lo que lo acerca a la pintura cubista. Las estrofas 11,V Y VII están más san-
gradas que las demás, mareándose con este elemento gráfico una diferencia
respecto de las demás: plantean una reflexión que corta el tono descriptivo
e introduce en el bodegón elementos de otro universo de significación;
rompen así con la lógica descriptiva en forma asimétrica e intempestiva. El
cuadro dentro del cuadro, en el caso de la estrofa VI, que -aunque com-
puesta como el terceto castellano- contiene el sentido del hai-kai, es un
elemento más de modernidad en la composición.
"El figón" es la descripción plástica de una mesa de fiesta mexicana, en
la que destacan los juegos cromáticos. Dentro de éstos, los colores nacio-
nales verde, blanco y rojo aparecen, ya mencionados literalmente, ya en
juegos metafóricos y metonímicos, de manera dispersa y desordenada a lo
largo de todo el poema: el blanco en el agua de horchata, los pulques almen-
drados, el platón de la China, la nogada, el marfil, el alfajor y la cera; el verde
en el agua de chía, la verde lechuga, los pulques verdes, los chiles, el nopal
y el mole verde; y el rojo, en la tuna solferina, el vino, el mole colorado, el color
bermejo, el rubí y el granate. Aparece además el dorado del escudo nacional
en las pechugas de los pollos, en las cocadas, el ajonjolí, el carey, las yemas,
la miel y la resina. Los demás colores que se mencionan, el azul en el platón,
el negro del negro, el café en la cajeta y el rosa de los piñones, apenas
insinuados, suaves, añaden a los chillantes colores patrios los tonos de la
pintura japonesa.
Como en el resto de los poemas de La feria, en éste, el autor busca
rescatar y resaltar los elementos básicos de la historia de su pueblo y abordar
sus símbolos y emblemas; para lograrlo echa mano de sus riquísimos
recursos verbales y de su modernísima concepción plástica.
Si como poeta Tablada recorrió el camino que va del modernismo a la
vanguardia, como poeta-pintor fue desde la más tradicional concepción del
cuadro figurativo hasta la búsqueda y la experimentación que lo acercaron
a la ruptura de la forma, a la rebelión contra la geometría.
Bibliografía
473
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474
Lo INTERDISCIPLlNARIO
El p'urhépecha hablado y cantado
Fernando Nava López*
477
de intersección y los elementos de contraste entre varios tipos de estructuras
sonoras: el habla de la comunicación ordinaria, la lengua de la poesía oral
y la melodía de la canción tradicional. Por encontrarnos en los inicios de esta
investigación, nos reservamos las conclusiones para un futuro próximo, y
proporcionamos por ahora sólo nuestras primeras observaciones sobre
el particular.
2 Para la transcripción del idioma se ha empleado la propuesta de ortografía práctica seguida por
los propios p'urhépecha. Merecen aclaración las siguientes grafías: se usan u y i para las glides w y y,
respectivamente; la monovibrante retrofleja se representa rh; se escribe nh la nasal velar; x y j van en
cada caso por las fricativas palatal y velar; la africada dental es ts y la palatal ch; a las obstruyentes
aspiradas se añade un apóstrofe: p' , t', ts', cti, k' y k'u (los alófonos de éstas en que la aspiración se
produce antes del segmento, se consignan jC); la vocal alta central se transcribe como t.
478
=
uendekuni 'hablarlo'
erbikuni 'decirlo'
pirékuni 'cantarlo'
3 En lo sucesivo. la marca del signo menos (-) se añaue a las formas poco usuales, y el asteris-
co (*) indica la agramaticalidad.
479
••••
uandáani (*)
arhíani 'decirles'; el objeto pluralizado es el indirecto; una glosa
más explícita podría ser 'decirles -una sola cosa- a
ellos'
piréani 'cantárselos'; el objeto pluralizado es el directo; una glosa
más explícita podría ser 'cantárselos -los alabados-a la
señora'
480
cas de instrumento musical- y luego causarle la pro-
ducción de un "enunciado"; una posible glosa sería
'hacer que el instrumento díga'
11. -tspi (formativo de sentido no muy bien precisado; implica cierta pre-
sencia de objeto):
uandátspíní 'murmurar'
arhítspíní 'regañar'
pírétspíní 'cantarle a otro'
uandántaní 'narrar'
arhíntaní 'leer'
píréntaní "cantar"; el sentido expreso es el de envalentonarse
ante alguien y hablarle llanamente (por eso el entre-
comillado doble en la glosa)
481
pirékuekani 'querer y no poder cantar'; mismo sentido de imposi-
bilidad pasajera
uandájpini 'saludar' .
arhíjpini 'invitar'.
piréjpini (*).
uandátsíkurhíní 'rezar'
arhítsíkurhíní (*)
pírétsíkurhíní (*)
uandájtaspíní (*)
arhíjtaspíní 'enseñarle'
piréjtaspíní (*)
uandájtakuntani (*)
arhíjtakuntani 'repetirle'
píréjtakuntaní (*)
482
Después de ver la lista y meditar sobre los problemas que presenta el
proceso de la derivación (en especial, el área del significado impredecible
a partir del significado de sus elementos en juego), concluimos con este
breve comentario: la base uandá es la que más sentidos gramaticales
produce a partir de la combinación con los sufijos aquí seleccionados. Le
sigue en productividad la base arhí, y la que menos sentidos gramaticales
proporciona es la base piré, aunque no queda muy por debajo de la ante-
rior. A partir de la noción de marca lingüística, la base relativa al habla,
uandá, parece ser la menos marcada, situación que coincide con lo que a
ese respecto muestran otras culturas. Lo anterior reafirma la distinción prag-
mática y lexicalizada que entre los dos tipos de habla en cuestión tienen los
p'urhépecha contemporáneos.
"Tatsúnharhikua Xunhápiti"
('El delantal verde', fragmento de canción en forma de son),
José Concepción Corona.
+....
~. ., J..
J1t +
J 1J iI 1 J: iI IJ
+
1 J. IJ
Ié-
:rl
Traducción libre:
Ya te vine a traer
el delantal verde, por todo lo que mandaste decir
y ya así podría venir a traértelo
por lo que tanto mandaste decir.
483
Los cambios más notorios son: línea 1. jurhásikakini se hace júrhaskakin;
pasa su acento de la segunda a la primera sílaba por ser inicio de compás
-todos estos inicios de compás están marcados en el pentagrama con un
signo de adición (+) y motivan un acento fuerte en el texto, aunque ca-
nónicamente el acento literario ocurra en otra sílaba-; elide totalmente la
vocal central de la tercera sílaba si"-vocal que, ciertamente, llega a ate-
nuarse en el habla común-, así como la última vocal-rasgo característi-
co del habla ordinaria- acortando la extensión de la palabra de seis a cuatro
sílabas; juánguchini ia en el habla común se emite totalmente fusionada
como juánguchiniá, siendo a veces más fuerte el último acento que el
primero; en el ejemplo cantado, el último acento se desvanece y, en cambio,
ocurre otro fuerte sobre la sílaba chi que está a principio de compás. La
palabra mále, por aparecer en la canción distribuida en dos compases, lleva
dos acentos fuertes y notable alargamiento de su última vocal, la que se
canta cabalmente vocalizada y no tendiendo a ensordecerse como en el
discurso habitual. Línea 2. Las dos primeras palabras cambian su acento de
la segunda a la primera sílaba y, tal como en el habla común, eliminan sus
respectivas terminaciones vocálicas. Dicha elisión también se da en el resto
de las palabras de esta línea; además, jimbóka tiene un ligero movimien-
to de acento hacia la primera sílaba y axájka, después de alargar notable-
mente su vocal acentuada, termina con una sílaba kA apenas perceptible.
Línea 3. Cambia de acento la segunda palabra; segunda, tercera y cuarta
eliminan su última vocal y las tres últimas se comportan de manera parecida
a como lo hicieron en la parte inicial, destacándose ahora el doble alarga-
miento en mále. Línea 4. Ninguna palabra cambia de acento y mantiene el
rasgo del habla ordinaria de ensordecer o eliminar en cada caso el último
segmento vocálico.
484
Tsltsrki sapíchu xánchkari sési jáxika ¿nári arhíkuarhíski?
¿Nanína úpirini pára p'ikúkuarhini? Nótaru módu jarhásti.
Nirásmqa kétsimani, juchíiti amígu, axú káncharhu ísl
juchíiti amígu, niráslnqa kétsimani Elvirítani exéni.
Traducción libre:
Florecita, qué hermosa eres, ¿cómo te llamas?
¿Cómo haría yo para cortarla? Ya no hay modo.
Voy hacia abajo, mi amigo, aquí por la cancha,
mi amigo, voy para abajo a ver a Elvirita.
485
es muy simétrico (las cuatro líneas que lo constituyen tienen básicamente el
mismo número de compases, de cuatro a cinco), a diferencia del fragmento
del son, cuyas líneas son todas de diferente medida (seis, siete, nueve y
cuatro compases, respectivamente). Se podría pensar que precisamente en
la división por géneros musicales, todos los ejemplos de abajeño tende-
rían a presentar igual número de compases en sus líneas (o frases musica-
les, según el sitio en que se haga la división) y que, complementariamente,
todos los casos de son mostrarán la tendencia de estar estructurados en
líneas asimétricas. Pero nada más falso que ello; hay sobrados ejemplos de
simetría y asimetría en ambos géneros musicales. Sin faltarle razón, alguien
podría suponer que es el texto el que hace asimétrica una estructura musical,
ya que, como en muchas culturas sucede, la música instrumental es más
"cuadrada" que aquella que va sustentando un elemento literario. Pero en la
tradición p'urhépecha existen casos de música no cantada carentes de la
simetría por unos esperada; obsérvese este ejemplo.
486
Entre la población p'urhépecha, hablando ahora de contrastes en otro nivel,
se mantiene la idea de que el habla menos corrupta es la de la Sierra
(Angahuan y Cocucho, por ejemplo), mientras que la del Lago (Puácuaro e
Ihuatzio) ya está muy mezclada con el castellano. Algo similar ocurre con las
canciones; desde el punto de vista lingüístico y literario sigue asociándose
a las canciones de la Sierra una supremacía sobre las del resto de las
regiones. Pero en el plano musical las evaluaciones sobre forma, estilo y
otros rasgos, están relativamente equilibradas. Por su parte, se ha mencio-
nado ya que algunas de las diferencias dialectales más evidentes están en
el nivel de la entonación de cláusulas y oraciones. En el plano musical,
Chamorro ha investigado las diferencias de estilos pero una corresponden-
cia entre ambas dimensiones aún no se ha realizado cabalmente.
Ambas formas de habla mantienen las diferencias léxicas respectivas a
cada dialecto, es decir, tanto en la comunicación cotidiana como en las
canciones, se emplean los vocabularios locales para la ropa y la comida, que
son dos de los campos semánticos léxicamente más diferentes de una zona
a otra. Las dos maneras de habla conservan el léxico masculino y el fe-
menino, salvo que únicamente en el contexto de las canciones está cul-
o turalmente permitido que un hombre utilice los términos femeninos y que una
mujer haga lo respectivo con las palabras masculinas. En relación con los
préstamos del español, el habla común está plagada de tecnicismos y
nombres de objetos modernos, mientras que en las canciones se encuentra
una constelación de términos amorosos y palabras de otros matices afectivos.
Totalmente ausentes en el canto están el habla de niñera y los recursos de
los llamados a los animales domésticos para atraerlos a comer, a descansar,
etcétera, que son un repertorio sonoro frecuente junto al habla común.
Finalmente, el tipo de habla que más parecido tiene con el habla de las
cancio~ es el propio a los rezanderos: tiene ciertas palabras del castella-
no, así como elementos raros y arcaicos del propio p'urhépecha. En buena
medida, los discursos de los rezanderos son textos memorizados y transmi-
tidos por personas específicas; también, como a muchos de los cantantes,
el servicio de estos especialistas les es pagado. De igual modo, algunas
narraciones o, específicamente, ciertos chistes, también se asemejan al
habla de las canciones por sus juegos fonéticos y rimas."
A partir del material anterior podemos destacar los siguientes contrastes
entre los dos tipos de habla aquí estudiados:
4 Varias de las caracterizaciones del habla p'urhépecha han sido señaladas por Friedrich en sus
trabajos; para mayores detalles, consúltense éstos.
487
Habla común Habla cantada
5 Es un lugar común la sensación de deuda que hacia Roman Jakobson siente el gremio completo
de investigadores de los distintos tipos de signos. Por nuestra parte, además de lo anterior, ofrecemos
a nuestro homenajeado una disculpa por no haber llevado hasta sus últimos grados de análisis él corpus
aquí trabajado; por decir, proponer un triángulo de oposiciones entre las tres bases del contraste se-
mántico, o describir más rigurosamente la fonética de lo hablado y lo cantado. Salga lo que salgare, aun
sin alcanzar lo que apenas insinuamos, nos queda el honor y la satisfacción de haber participado en el
homenaje, haciendo un humilde aporte conforme el lema del evento: "La imaginación y la inteligencia en
el lenguaje." No nos referimos, por supuesto, a nuestro discurso, sino al genio p'urhépecha, mismo que
intentamos mostrar a través de las transcripciones del material sonoro que justifica estas páginas.
488
Bibliografía
489
El paralelismo en la tradición oral:
análisis del Texto I del Ritual de los Bacabes1
Rase Lema"
Introducción
491
cultura dadas; y que se podría aplicar al estudio de discursos muy lejanos en
el tiempo y en el espacio, por ejemplo en el Nuevo Continente.
Ahora bien, el efecto interno al discurso, provocado por el paralelismo
entre las formas lingüísticas, sería poner en relieve las formas no paralelas
del texto. A primera vista, los elementos formales destacados parecen
sueltos, débiles, abandonados, "huérfanos", en la terminología de Jakobson.
A este respecto, hacia el final del artículo, el célebre filólogo declara que
"desde el interior del sistema paralelístico, la supuesta orfandad, como cual-
quier otro estado componencial, se convierte en una red de múltiples obliga-
toriedades"." Así, se entreteje y revela el lazo de composición y significación
integral de cada verso cuya "estructura y funciones están indisolublemente
entrelazadas con el entorno verbal cercano y lejano"."
Actualmente, se dispone de un sugerente estudio sobre algunas formas
retóricas" del Ritual de los Bacabes. Aunque Arzápalo no haya tenido entre
sus propósitos analizar, además, el paralelismo, éste resulta profuso en el
léxico, la sintaxis, la fonología y otros niveles lingüísticos a lo largo de todo
el manuscrito maya colonial. .. Simultáneamente, entre líneas paralelas, se
van desprendiendo, en tanto que unidades huérfanas, no paralelas, estruc-
turas gramaticales y semánticas, como en la canción rusa, así como di-
ferentes actividades sociolingüísticas, no paralelas entre sí, llevadas a cabo
por el chamán mientras pronuncia el conjuro terapéutico.
Una de las funciones sustanciales no paralela, que destaca los elemen-
tos paralelos, sería hipnotizar al paciente mediante la monótona repetición
de sonidos, con el fin de lograr que coopere física y mentalmente durante la
curación.
Una segunda función básica, generada en el transcurso de las formas
paralelas, consistiría en conformar la secuencia de las actividades propia-
mente clínicas constitutivas de la consulta. Las distintas etapas de la
curación resultan ser asimismo, por su modo progresivo de actividades
necesariamente secuenciales en un determinado orden, no paralelas.
El presente procedimiento de lectura y comprensión del texto, a diferen-
cia del artículo de Roman Jakobson, se dirige claramente hacia resultados
de orden sociolingüístico, esclarecedores sobre la cultura maya, lo cual se
ve propiciado por la especificidad característica de este códice médico
y religioso.
El análisis siguiente se aplica al Texto 1 del mencionado manuscrito,
y lleva por título Para curar las fiebres
492
Análisis
493
cinógenas e hipnotizantes. El discurso chamánico se caracteriza por ser
emitido en condiciones sicofisiológicas precisas y especiales.
La hipnosis, dentro de la más conocida literatura médica y sicoanalítica
occidental, es en efecto elemento de aletargamiento, amodorramiento y
ausencia de voluntad por parte del enfermo. Se vuelve más maleable, su-
gestionable y, por tanto, cooperativo y dispuesto para someterse al trata-
miento.
Se insiste sobre este punto porque se ha constatado su valor esencial a
lo largo de varios estudios en torno al poder de la sugestión en psicoterapia
durante varias consultas médicas occidentales y durante diversos conjuros
chamánicos. Cabe mencionar que la medicina hipnótico-terapéutica fue
practicada, con mayores logros que los que Freud reconoció en sus propios
escritos, durante la primera etapa de las sesiones psicoanalíticas practica-
das por él y Breuer en Viena," y sigue siendo factor empleado por distintas
corrientes de la psicoterapia moderna. Si actualmente existe una teoría de
la catarsis, que siempre menciona a Aristóteles como uno de sus grandes
promotores," el texto maya de don Juan Canul es un claro espacio de prác-
ticas terapéuticas y de prácticas con resultados catárticos.
Volviendo al Texto 1, la secuencia tu mene/, en el transcurso de su
paralelismo, con una primera función apelativohipnotizante y catártica,
estaría reforzando la fase, repetida paralelamente, nunhííx bín, que signi-
fica 'crecer', 'aumentar' o cualquier otro sinónimo de éstos (versos 13, 16, 18,
20,22,28,31,34,37,40,52 Y 59).
La repetición de nunhiíx bín se debe a que el chamán sabe que las hier-
bas medicinales suministradas al enfermo tienen la propiedad de aumentar,
en la percepción delirante del paciente, el tamaño de los objetos visuales.
Insiste entonces emitiendo nunhiíx bín, para reconfortar al paciente; le
explica con ello que sabe cuáles son las sensaciones que se están produ-
ciendo en su mente; y le da prueba de su solidaridad precisando que lo
acompaña, por mimesis y empatía, al resentir las mismas experiencias. Al
emitir este acto de comprensión, el men está reforzando el lazo de relación
con el enfermo. Se trata aquí de la misma actitud explicativa y tranquilizadora
que suele ser empleada por el buen médico y el buen chamán durante una
consulta.
La secuencia nunhiíx bín, en cada una de sus enunciaciones paralelas,
presenta un distinto elemento que ha aumentado de tamaño bajo el fuerte
influjo de las plantas alucinógenas. Se trata de las unidades no paralelas íx,
'mar' (verso 14); ehuete, 'mangle' (16); puk, 'sapo de mar' (pez sapo) (18);
eay, 'peces' (20); yoe haa, 'río' (22); ehahuíl, 'fiebre' (33);'kutz, 'tabaco' (35);
B T. J. Scheff, "Los 'estudios sobre la histeria' de Freud y Breuer, una revaluación", en La catarsis
en la curación, el rito y el drama, México, FCE, 1986, pp. 46-51.
9 Ibid., "Una nueva teoría de la catarsis", op. cit., pp. 52-79.
494
kek tal, 'mojarras' (41); cuy, 'calcañal' (50); y pop, 'estera' (59). Todos estos
objetos engrandecidos evocan a la naturaleza, designan plantas yanimales
comunes en la península o apuntan objetos presentes en el recinto donde
se lleva a cabo la curación. Parece como si, para efectuar la cura, fuera
necesario verificar verbalmente junto con el enfermo que todos los objetos
propicios para el conjunto pueden visualizarse prácticamente o con la
imaginación, y que han crecido desproporcionadamente.
Así, el sobrecargado paralelismo de tu menel nunhiix bin hipnotiza en
primera instancia, pero, a la vez, llama la atención del paciente sobre imá-
genes comunes para él, para el men y para los espectadores del drama;
en las menciones se repuntúa todo un ambiente ecológico y situacional.
La voz ininterrumpida del men impide, para propósitos clínicos, que el
paciente caiga en un estado letárgico absoluto, lo cual sería contraproducen-
te para la curación. La hipnosis sólo entumece el pensamiento mediante sus
paralelas monológicas. Cobra la hipnosis una clara función apelativa,
moderada y suavizante, que excita los sentidos del paciente con mesurada
justeza.
Igualmente destacados por el paralelismo de yol, menos repetido que el
anterior, que significa 'corazón', aparecen los símbolos cielos, caan en
maya (6 y 10), mar, ix en maya (12) y ocho, en maya uaxac (27), que se
desgranan durante la fase hipnótica en espacios contiguos. En particular,
dentro de las líneas paralelas (6, 10, 12, 14) se dibuja una cruz léxica
conformada por caan e ix, a derecha e izquierda, respectivamente, del
elemento paralelo yol, 'corazón'. Así, tan yol caan (6 y 10) forma una cruz
en el ordenamiento con ix tan yola (12 y 14). La forma paralela resulta
más sofisticada que la anterior y esto tiene la función de modificar a la vez
el tempo hipnótico.
En los versos 50 y 51, el chamán redobla la función distractiva de su
discurso al llamar la atención del paciente sobre su calcañal, en maya
u cuy.lO Se reproduce aquí la figura de léxico en cruz; u cuy nacat; Sac u
cuy. El paralelo marca fuertemente los elementos necet. 'hinchado', y sac,
'blanco', ambos percibidos también en aumento.
El conjunto esotérico centrado sobre yol, en la primera cruz con parale-
lismo interno, se opone al cuadro situacional creado sobre nacat. Los oídos
del paciente y del men pasan al unísono de lo no visible a lo percibido
actualmente.
Este paralelismo, elaborado sobre calcañal, posee. en el presente texto
un valor esencial desde el punto de vista clínico. En efecto, en las consultas
contemporáneas se puede notar que el médico distrae, mental o físicamen-
te, al paciente por medio de su conversación para llevar a cabo algún pa-
10 La mención del calcañal reaparece, en lugares sistemáticos del texto, en otros conjuros del Ritual,
cumpliendo la misma función médica.
495
so del tratamiento sin que se percate el enfermo, porque podría ofrecer
resistencia a su ejecución. A veces, el pediatra, por ejemplo, hace volverse
al niño hacia un juguete, una imagen o un sonido, para aplicarle una inyec-
ción sin que tenga conciencia anterior de la agresión a la que tiene que ser
sometido para ser curado. Aquí, el chamán distrae al enfermo mencionando
paralelamente el término calcañal, es decir, sin romper la cadencia hipnoti-
zadora de su discurso.
Son varias las figuras paralelas de este texto y de los demás conjuros
del Ritual; parece ser una forma lingüística caracterizadora del tipo de dis-
curso chamánico, incluso en la actualidad. Su función primordial sería la hip-
notizadora, en cuanto al paciente. En cuanto a los demás asistentes a la
intervención, es relajadora al igual que un rezo e invita al silencio, el des-
canso y la concentración.
11 A este respecto, cabe mencionar que el autor del Rituales don Juan Canul, cacique de Nunkiní,
chamán y poeta, de prestigio altamente reconocido en la época en que escribió el manuscrito más o
menos en 1568, tanto por mayas como por españoles.
496
Ordenadamente, el chamán puede ya proceder a formular un diagnós-
tico, versos 29 y 32, mediante la secuencia sonora cacauil chahuil, que alu-
de a las fiebres padecidas por el enfermo.
Como se explica en la nota a pie de página de la edición, cacaui! y cha-
hui! juegan con los fonemas paralelos para destacar la invocación del dios
Chac, quien pudo haber provocado la enfermedad. Cabe volver a indicar que
en la mitología médica maya, los dioses son los que infligen el padecimiento
al enfermo y el chamán debe conjurarlos debidamente para remediar el mal.
Por último, para curar las fiebres, el chamán recurre a tratamientos ade-
cuados. Uno de ellos es la aplicación cutánea del tabaco, en maya, kutz,
planta amerindia curativa (35, 38, 44 Y 45). El chamán retoma la palabra
kutz cinco veces. Actividad médica y emisión son simultáneas: mientras
quema y aplica las olorosas hojas de tabaco al paciente, está explicándole
los procedimientos clínicos tradicionales que constituyen el tratamiento. Al
señalar al enfermo lo que le va haciendo, está tranquilizando su ansiedad
debida al padecimiento de la fiebre y a su propia impotencia durante la cu-
ración. El valor psicoterapéutico que conllevan las explicaciones del men
realizadas durante el acto curativo mismo confirman nuevamente sus
creencias en el valor apaciguador de lo verbal.
El trazo paralelo que resulta de las cuatro repeticiones de la palabra kutz
delinea con toda nitidez los elementos específicos relacionados con la cura
mediante el tabaco. De este modo, la palabra mucbil explica que el tabaco
ha sido 'asado en las cenizas' según la receta maya antigua (35). Sigue el
conjuro can uayil, que precisa que dicha planta es propia 'para las iniciacio-
nes de brujerías' (38). Al añadir la unidad polchac (44), el chamán alude
al aumento de tamaño del tabaco, pues las hojas han ido cobrando un
aspecto enorme ante los ojos del chamán y del paciente que están bajo el
influjo de drogas alucinógenas. Cabe afirmar que la administración de éstas
entra dentro del plan de trabajo del chamán y de su conocimiento médico, y
constituye una de las partes importantes de la terapia amerindia, incluso
hoy en día. En fin, sacdesigna su color blanco (45). Obviamente dicho color
es de interpretación geográfica, cosmológica, ritual y religiosa. El blanco
representa principalmente el norte, el algodón, el lugar de donde provienen
los vientos fuertes que acarrean consigo enfermedades y padecimientos."
y las hojas del tabaco lo estarían indicando al volverse blancas por la ceniza.
El siguiente paso terapéutico que aplica el chamán es enfrascar al pa-
ciente en mantas (68 y 69). Este procedimiento es común para curar las al-
tas temperaturas y suele acompañarse de inmediatas aplicaciones de
cuerpos muy fríos, para perturbar el ritmo de los cambios de temperatura del
enfermo, provocándole escalofríos aceleradamente. Aquí es importante
12 En cuanto a los cuatro colores cosmogónicos relacionados con las enfermedades de la población,
se recomienda el completo estudio de María Montolíu que aparece en la bibliografía.
497
recalcar que el tratamiento clínico consiste en reactivar los síntomas de la
fiebre, produciéndolos en intermitencias más seguidas y más cortas que las
naturales al padecimiento. Se trata de un procedimiento que mimetiza la
enfermedad misma intensificándola (mismo procedimiento que el que tiene
lugar en la conocida mitriditización, en las vacunaciones y en la medicina
homeopática; es decir, simular el padecimiento en cantidades y ritmos
calculados para que el paciente se inmunice contra él, por así decirlo). El
paralelismo es mínimo, de orden fonológico y de fácil cadencia rítmica, sólo
se da en los sonidos u y a, los cuales se emiten en la bin u mac, traducible
por 'todas le taparán' y u pach, que significa 'el trasero'. En 71 y 72 se oye
que el chamán sumerge al enfermo en granizo, con lo cual deberá bajar
bruscamente la fiebre. Pronuncia las palabras in chacal batil, 'granizo rojo'
y in sacal batil, 'granizo blanco', donde resaltan, dentro del paralelismo
sintáctico, los colores rojo y blanco. Al rojo le corresponde el oriente por
donde apunta el sol; al blanco, el norte.
Explica el chamán al paciente que el helado contacto del granizo en-
tumecerá sus brazos y sus piernas. De este modo, las palabras kab
'mano' y uoc 'pie' se producen dentro de las paralelas trazadas por la
repetición de u sisal, 'enfriar' (74 y 75). Es de destacar que el uso pronomi-
nal en el conjuro maya es, por así decirlo, de referencia móvil, en el sentido
de que men y paciente van resintiendo los mismos síntomas y van ali-
viándose del mismo padecimiento al mismo tiempo.
Como todo tratamiento médico, éste incluye también las debidas reco-
mendaciones a seguir durante un tiempo determinado para curar al paciente.
Para ello, recurre el chamán, a lo largo del texto, cuatro veces al número
esotérico can, 'cuatro', mediante el cual resalta la cantidad de mojarras que
deberán conseguirse:xcan tal, 'las cuatro mojarras que siguen' (41); el lapso
durante el cual deberá aplicarse el mismo tratamiento para que surta el
efecto deseado y se acabe de curar el mal: can kin bin, 'y que son cuatro los
días' (43); insiste sobre el número de veces que se cubrirá al paciente, u mac
(79), durante esos cuatro días, ante la visión de las cuatro mojarras puestas
en algún lugar especial del recinto donde se efectúa la curación; y conju-
ra al dios creador (79), Hu Can Ahau, 'el único Cuatro Ahau', hacedor del
universo, deidad intangible, irrepresentable, máxima, de la cultura maya,
que volverá a traer la pauta del equilibrio psíquico, somático y astral una
vez que el maligno bacab se marche junto con la enfermedad. Van espar-
cidos metódicamente por el texto los elementos paralelos can con un fin
discursivo y mnemotécnico dentro de su función persuasiva.
En resumen, el chamán ha mantenido al paciente el) estado hipnótico
durante la curación mediante hierbas psicodélicas y fórmulas lingüísticas
paralelas, de las que se han ido desprendiendo referencias a distintos
objetos rituales.
498
A la vez, el terapeuta ha ido ejecutando progresiva y médicamente las
actividades médicas requeridas para tratar la enfermedad, y para referirse
a las diversas fases del tratamiento, ha partido de formulaciones lingüísticas
paralelas que ponen de relieve las actividades clínicas no paralelas, porta-
doras de una rica información sobre la importancia de procedimientos
médicos practicados aún a inicios de la Colonia.
No es privativo del discurso chamánico el paralelismo formal, tampoco
lo es de la canción folclórica rusa; se encuentra en varios géneros discursivos
como, por ejemplo, la poesía surrealista, llena de constantes bloques de
puntos suspensivos, espacios en blanco también geometrizados y repeticio-
nes significativas de símbolos, pero los trazos paralelos parecen construir un
elemento sustancial en la tradición oral. El excelente estudio de Roman
Jakobson al que nos hemos referido propone sin duda un sinfín de aplicacio-
nes del concepto de paralelismo a enunciados de toda época y de diversas
culturas.
Bibliografía
499
Primeros empleos de la palabra
lingüística, en México
501
deliberadamente elude en su estudio, debe -y debía- reconocérsele, por
una parte, el mérito de haber sido el primero y por mucho tiempo el único
establecimiento que en México abriera las puertas a la lingüística como
disciplina universitaria; y, por otra, el haber contemplado en los programas
de estudio de la carrera de lingüística la impartición de materias de orienta-
ción no indigenista como lo son -o lo fueron durante mucho tiempo- los
cursos de lingüística general, lingüística indoeuropea, lingüistica hispánica,
sánscrito, griego y latín.
Pero lo más importante en todo esto no consiste sólo en el fortalecimiento
o refortalecimiento que se comprueba actualmente en los centros tradicio-
nales de investigación lingüística en México, ni en la proliferación de nuevos,
o en la constitución de agrupaciones de especialistas (como la Asociación
Mexicana de Lingüística Aplicada), sino más bien en un factor íntimamente
relacionado con lo anterior; a saber, el notable incremento en el número de
individuos interesados en el cultivo de una disciplina que hasta hace algunos
años poco atraía a las personas que debían elegir carrera universitaria para
su desempeño profesional. Este hecho, pues, es el que permite la celebra-
ción cada vez más frecuente de simposia, congresos, coloquios, mesas
redondas y encuentros en los que son abordados los más diversos aspectos
de la lingüística actual. El notable incremento que se ha producido última-
mente en México en el número de vocaciones lingüísticas es, en efecto, el
factor que más contribuye en la planeación y organización de reuniones
como la presente, entera y nutridamente dedicada a honrar la memoria de
Roman Jakobson, uno de los más sólidos pilares de la ciencia lingüística de
nuestro siglo, en ocasión del décimo aniversario de su muerte.
De igual manera, en breve tendrá lugar aquí en la ciudad de México una
reunión destinada a conmemorar el quinto centenario de la publicación de la
Gramática castellana de Antonio de Nebrija, obra capital en la historia de las
ideas lingüísticas universales.
La realización de este par de actos ilustra claramente hasta qué punto se
ha desarrollado la investigación lingüística en México, cuando se está ya en
posibilidades de asegurar la participación de especialistas en actos cuya
orientación es tan diferente.
Naturalmente, en esta situación saludable de la lingüística actual en
México desempeñan un papel decisivo las condiciones materiales que ahora
existen precisamente para asegurar la continuidad y desarrollo de dicha
investigación, condiciones que, como sabemos, son muy distintas a las que
prevalecían en el país hasta hace algunos años.
Ahora bien, el raudo y, por lo mismo, superficial "panorama" que acabo
de trazar, pudiera dar la impresión de que el auge que actualmente se obser-
va en la investigación lingüística mexicana es un fenómeno totalmente nue-
vo en la historia de esta clase de estudios en México, idea que, por cierto,
iría en contra precisamente de lo que pretendo demostrar en este trabajo.
502
Es verdad que esa situación puede -y acaso debe- explicarse como
resultado de la repercusión del desarrollo y popularización que han tenido
estos estudios en otros países -principalmente en los llamados "desarro-
lIados"-, sobre todo a partir de las tres últimas décadas, cuando la lin-
güística, debido a la ejemplaridad y lo promisorio de sus métodos, es elevada
a la categoría de ciencia "piloto". El "despegue" que experimenta la lingüísti-
ca a partir de los años sesenta, primero con el apogeo del estructuralismo
y en seguida con la aparición de las teorías y técnicas chomskianas, debía
forzosamente influir en nuestro ambiente académico, del mismo modo que
repercutió en muchos otros lugares.
Lo nuevo, pues, en nuestros estudios lingüísticos, indigenistas o de otra
índole, no reside en su novedad misma, sino precisamente en los aspectos
que acabo de señalar, los cuales no son privativos de nuestra lingüística,
sino más bien reflejo de la situación general que impera actualmente en esa
ciencia.
Los estudios lingüísticos y filológicos en México, contrariamente a lo que
algunos podrían pensar e incluso afirmar, tienen una antigua y sólida tra-
dición, la cual, además, se caracteriza por su continuidad, mantenida ésta
aun en momentos reportados -y reputados- como álgidos o "desolados".
Uno de estos periodos pudiera ser el inmediatamente posterior al
surgimiento de la lingüística como ciencia, hecho que, como sabemos, se
está de acuerdo en situar en el primer cuarto del siglo pasado.
Así, para comprobar que la lingüística ha estado representada aquí aun
en momentos política, social y académicamente difíciles, he elegido un
testimonio en apariencia intrascendente: los primeros empleos del término
"lingüística" (y palabras afines) en México.
El estudio de ese asunto, además de servir para lo ya dicho, representa
también una importante contribución a la lexicografía española, como
adelante se comprobará.
Comenzaré por referirme brevemente al origen mismo del término "lin-
güística" y palabras afines.
Georges Mounin, en su exitoso libro Historia de la lingüística,3 nos
informa que: "La lingüística general es una ciencia más reciente aún que la
lingüística en sentido estricto, que surgió a principios del siglo XIX. La pa-
labra misma aparece por primera vez en 1833; pero lingüista se encuentra
ya en Raynouard en 1816 ..." Estos datos, si bien no son del todo falsos, son
inexactos. En efecto, el conocido lingüista e historiador de la lingüística obró
descuidadamente cuando apuntó esas fechas, pues ya desde mucho antes
de la publicación de su Historia se conocían en francés y otras lenguas
europeas documentaciones más tempranas de ésas y otras palabras afines.
3 Georges Mounin, Histoire de la linguistique dés origines au XXe. siécle, Paris, Universi-
dad de Francia, 1967. Cito la traducción española, Madrid, Gredas, 1968, p. 7.
503
Por ejemplo, en 1957 el alemán argentino Gerardo (Gerhard) Mol-
delhauer publicó en el tomo VI de los Anales del Instituto de Lingüística de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Men-
doza, Argentina), un amplio y bien documentado artículo al respecto,
intitulado precisamente "Notas sobre el origen y la propagación de la palabra
'linguistique' (lingüística) y términos equivalentes."
En ese artículo el autor rastrea, tanto en los diferentes diccionarios
etimológicos de lenguas europeas cuanto en diversos documentos y traba-
jos lingüísticos antiguos, las primeras apariciones de los términos señala-
dos. De esa manera nos enteramos, con base en pruebas fidedignas, que
el sustantivo linguistik, era ya empleado en alemán por lo menos desde el
último cuarto del siglo XVIII, como se comprueba en el prólogo de una obra
escrita por un exjesuita, Michael Denis, Enleitung in die Bücherkunde, Erster
Theil, Bibliographie, publicada en Viena en 1778, pero cuyo prólogo está
fechado en 1777. A decir de Moldenhauer, el padre Denis era "un sacerdote
de formación clásica y famoso poeta lírico en latín, en alemán y en su dialecto
natal", por lo que "fue capaz de crear nuevas palabras y derivaciones". Como
sea, el empleo que hace el padre Denis del término en esa obra, implica que
éste era ya familiar en el ambiente intelectual de la época." Es de esperarse
que, conforme transcurrían los años, el neologismo linguistik así como su
derivado linguistich, "lingüístico", fueran arraigando cada vez más en la
lengua alemana, y de ésta se propagara a las vecinas como, según se afirma,
sucedió en francés.
Por lo que respecta al sustantivo "lingüista", las documentaciones has-
ta ahora conocidas se remontan mucho más atrás que las del anterior, y
provienen de por lo menos tres países europeos: Inglaterra, Alemania
y Francia. No viene al caso detenernos por ahora en detallar esas do-
cumentaciones, pues obviamente se refieren al "poligloto o individuo exper-
to en idiomas", y no al "practicamente de la ciencia lingüística", que como
tal no existía antes del siglo XIX.
Volviendo al sustantivo "lingüística", después del alemán linguistik,
documentado a partir de 1777, el más antiguo registro de la palabra en otro
idioma ocurre en francés, siete años antes de la fecha que asegura Mounin.
La palabra linguistique aparece por primera vez en la obra de Adrien
Balbi, Atlas Ethnographique du Globe, ou classification des peuples anciens
et modernes d'eprés leurs langues ..., publicada en París en 1826. Cabe
mencionar que para este autor los términos linguistique y ethnographie
eran equivalentes. Por su parte, el citado Moldenhauer logró localizar, tam-
4 Agradezco al profesor Kurt Baldinger el envío de éste y otros artículos sobre el tema.
s He aquí el párrafo de la obra en donde emplea el término: "Die Sprachenkunde oder linguistik
enhii.lt folgende Bücher: 1. die glossologischen oder Abhandlungen von den Sprachen, 11.die qra-
phischen oder Abhandlungen von der Schreibekunst und den Buchstaben, 111.die Spachlehren oder
Grammatiken, IV. die Woerterbücher oder Dictionarien."
bién en francés, otras cuatro documentaciones de la palabra, la primera de
ellas fechada el mismo año de la aparición de la obra de Balbi, las demás
posteriores, pero de todos modos anteriores a 1833. De éstas interesan para
mis objetivos principalmente dos, ambas encontradas en textos firmados por
el célebre orientalista Abel Rémusat. El primero de ellos es una reseña
publicada en 1826 en el Journal des Savans sobre el libro de Euqene
Burnouf y Christian Lassen, Essai sur le Pali, aparecido ese mismo año. En
ese lugar, Rémusat expresaba los siguientes razonamientos:
6 "Mas como el estudio general de las lenguas, sobre todo en la parte que trata de su clasificación,
no tiene aún una denominación generalmente recibida; como la palabra lingüística, tomada al alemán
por algunos sabios muy distinguidos, parece desagradar a otros no menos célebres ...", citado por Ma-
nuel Orozco y Berra, Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México, México, Imprenta de J. M.
Andrade y F. Escalante, 1864, p. xiii.
505
más generalizada. Así lo confirma, por ejemplo, Max Müller en sus Lec-
tures on the science of language, publicado en Londres en 1862, cuando al
respecto, informa:
La ciencia del lenguaje es de fecha muy reciente [...) Su nombre mismo es aún
indeterminado, y las diversas denominaciones que ha recibido en Inglaterra,
en Francia y en Alemania, son tan vagas y tan móviles que dan margen, en el
público, a las ideas más confusas sobre las materias reales de esta nueva
ciencia [...) En Francia se le conoce bajo el nombre cómodo, pero un poco
bárbaro, de Linqüística."?
7 Cito la traducción española, La ciencia del lenguaje, Buenos Aires, Albatros, 1944, pp. 21-22.
506
nuel de San Juan Crisóstomo Nájera (1803-1853). Entre sus muchas
virtudes tiene esta obra la de restablecer en este país la elaboración y
publicación de trabajos lingüísticos, suspendida temporalmente a raíz de los
acontecimientos que estallaron en 1810; pero también la de inaugurar la
nueva era de los estudios lingüísticos en México.
En efecto, si la publicación, precisamente en ese año de 1810, del Arte
de la lengua mexicana por el padre Rafael Sandoval, viene simbólica-
mente a cerrar el fecundo periodo que con muchas reservas podríamos
llamar "prelingüístico", la Disertación del padre Nájera da inicio a la investi-
gación lingüística sujeta ya a los principios teóricos y metodológicos de la
novísima ciencia lingüística de aquel entonces.
No es ésta la ocasión para referirme con mayor amplitud a la figura y la
obra lingüística del padre Nájera, tarea que ya emprendí hace algún tiempo
y cuyos resultados fueron publicados." Me referiré brevemente sólo a
algunas de las circunstancias que dieron origen al primer trabajo propiamen-
te lingüístico publicado en México.
Factores de índole política (que ahora no viene al caso precisar)
determinaron en el año de 1832 la expatriación del padre Nájera hacia Es-
tados Unidos. Ya en ese país se traslada a la ciudad de Filadelfia en don-
de, lejos de recluirse a lamentar su suerte o a limitarse al ejercicio de sus
actividades sacerdotales, logra introducirse al selecto círculo de la Sociedad
Filosófica Americana. Dentro de esa agrupación se relaciona específicamente
con los miembros de la Escuela Filológica Americana, cuyo jefe era en esos
momentos Pierre-Etienne Duponceau, ya aludido antes. Su adscripción a
dicha Sociedad y Escuela seguramente no fue casual, ya que desde siem-
pre había manifestado un marcado interés por el estudio de las lenguas y,
en general, de cuestiones lingüísticas y filológicas. Ciertamente es en Fila-
delfia donde encuentra el ambiente favorable que faltaba en México para
encauzar debidamente sus inclinaciones y facultades. Descubre, pues, en
aquel lugar, la existencia de una ciencia novísima pero que ya contaba
con numerosos adeptos, a los cuales él pronto se suma. Y lo hace principal-
mente por tres razones; en primer lugar, porque comprueba que los sabios
filólogos y lingüistas de la Escuela Americana manifestaban sin excepción
un total desconocimiento tanto de las lenguas cuanto de la antigua tradición
lingüístico filológica de Hispanoamérica, situación que él tratará de corregir;
en segundo, porque lo entusiasma una convocatoria lanzada a principios de
1834 por el Instituto Real de Francia para concursar por el premio Volney en
lingüística, el cual sería otorgado al estudioso que mejor determinase el
carácter gramatical de alguna de las lenguas indígenas de América del Norte
507
y, por último, para demostrar su propia capacidad como investigador de
arduas cuestiones histórico-lingüísticas y, al mismo tiempo, demostrar que
era capaz de contribuir al desarrollo de la incipiente pero prometedora
ciencia del lenguaje. Para lograr sus propósitos, decide ocuparse de un
asunto bastante complejo, a saber, la demostración de que no todas las
lenguas de América eran, como lo postulaba el mismo jefe de la Escuela
Americana, "polisintéticas" o "incorporantes", sino que entre ellas había
también del tipo "monosilábico", poniendo como ejemplo de éstas al otomí.
Pero he aquí que sus ambiciones iban más lejos, pues también pretendía
demostrar el parentesco racial y lingüístico entre chinos y otomíes, así como
ratificar la vieja idea del origen monogenético del lenguaje humano.
Ahora bien, el padre Nájera, además de ser dueño de una vasta y nada
superficial erudición (amén de otros atributos), era un hombre sumamente
avisado. Gracias a ello, se procuró el asesoramiento ni más ni menos que de
aquel cuyas ideas pretendía rectificar: el respetable Duponceau.
Por otra parte, puesto que sus conocimientos acerca del chino no eran
muy profundos, se amparó de los Eléments de grammaire chinoise que el
entonces muy venerado Abe! Rémusat había publicado en París en 1822.
Armado, pues, de sus propios conocimientos y talento, así como de la
orientación de tan ilustres guías, Nájera llevó a feliz término su proyecto. Fue
así, en apretado resumen, que tuvo su origen De Othomitorum Lingua
Disertatio, un extenso ensayo que, redactado originalmente en latín, debía
leer el autor ante los miembros de la mencionada Sociedad, requisito que no
pudo cumplir pues, habiéndosele levantado la pena del exilio, regresó a Mé-
xico en mayo de 1834. Como quiera que sea, su trabajo fue leído en sesión
por alguien más e, incluso, publicado íntegramente en las Memorias de la
Sociedad, en 1837. Nájera no obtuvo el premio Volney al que sin duda
aspiraba, pero sí ganó un respetable sitio en el ambiente intelectual de su
tiempo. Ocho años después de su publicación en latín en las dichas Me-
morias, aparece en México, en edición biblingüe español-latín, la Diser-
tación sobre la lengua othomí, cuya publicación, según informa el autor, se
hizo "de orden del presidente de la República", José Joaquín de Herrera.
He hecho referencia a todo lo anterior porque me intersa enmarcar
debidamente la documentación más antigua del término lingüística que
hasta ahora he encontrado en México, la cual, con suerte, pudiera ser incluso
la primera y más antigua en nuestra lengua española. Por otra parte, ese
resumen me ha servido también para resolver de antemano la cuestión
relacionada con el origen del término en la obra del padre Nájera. Éste, sin
duda, lo conoció en Estados Unidos, ya oyéndolo en boca de los socios de
la Escuela Filológica Americana, ya leyéndolo en las novedades bibliográ-
ficas europeas del momento que llegaban a Filadelfia, como los trabajos de
Adelung-Vater, Balbi, Rémusat, entre otros. Una sola vez emplea Nájera la
palabra, bajo la forma, perfectamente correcta en español -pero sin
508
diéresis- de "Ienguistica"; ello ocurre en la página V del prólogo que re-
dacta para la edición mexicana. He aquí el fragmento del párrafo en donde
aparece: "Si México ha hecho algo, ó no, á favor de la lenguistica, es una
cuestion que facilmente se resuelve, dando una rápida ojeada, a la historia
literaria de los tres siglos, poco mas, que lleva de estar en comunicacion con
la Europa, centro y astro de la civilización moderna."
Esto es por cuanto toca a la más antigua documentación que hasta ahora
he encontrado del término "lingüística", 24 años anterior a la fecha que dan
Corominas y Pascual como primera en español, y sólo 19 años posterior a
la primera documentación de la palabra en francés. Procedo en seguida a
dar cuenta rápidamente de otras documentaciones de esa y otras palabras
afines, que he encontrado también en textos especializados. Con excepción
del adjetivo "lingüístico", todos estos empleos aventajan en varios años a los
apuntados en el diccionario etimológico de los mencionados autores.
Si al padre Nájera puede considerársele el fundador de la moderna
lingüística en México, a Francisco Pimentel correspondió hacer, unos años
más tarde, la presentación "oficial" de esa ciencia en el ambiente académico
mexicano de la segunda mitad del siglo XIX. En efecto, este ilustre sabio
aristócrata eligió precisamente el tema de la lingüística para elaborar su
alocución de ingreso en la benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, el 22 de agosto de 1861. El documento fue reproducido ínte-
gramente en el tomo 8 del Boletín de la Sociedad, correspondiente al año
1860 (como puede verse, estas publicaciones operaban ya desde enton-
ces con retraso), bajo el encabezado "Discurso sobre la importancia de
la lengüística ...". En esa breve disertación, Pimentel emplea seis veces la
palabra "lingüística", contra tres la palabra ''filología''; una vez la palabra
"lingüista" y otra la de "filólogo". Por otra parte, en ese mismo número del
Boletín se reimprime el Vocabulario de las lenguas castellana y cara, re-
dactado por el jesuita Joseph de Ortega, cuya primera edición se hizo en
1732, y all í, en una nota al pie oe la página (561) los editores informan al lector
lo siguiente:
509
"lingüista", frente a once el de "filólogo"; una vez el adjetivo "lingüístico" y ni
una sola el correspondiente "filológico".
Dos años más tarde, en 1864, aparece otra obra no menos importante
para la lingüística mexicana, la Geografía de las lenguas y carta etnográfi-
ca de México, de Manuel Orozco y Berra. En este libro sólo dos veces
aparece la palabra "lingüística", aunque no empleada espontáneamente
por el autor, sino en el contexto de una cita que reproduce de la mencionada
obra de Balbi. En cambio, el adjetivo correspondiente sí lo emplea de su
propia cuenta, aunque una sola vez, en la página 128. Conviene señalar que
este autor, siguiendo a Balbi, emplea los términos "etnográfico" y "etnografía"
como equivalentes de "lingüístico" y "lingüística".
Es, pues, a partir de la década de los sesenta del siglo XIX, que los
términos "lingüística", "lingüista" y "lingüístico" se emplean cada vez con
mayor frecuencia en los trabajos, precisamente, de carácter lingüístico. Sin
embargo, el hecho de que los diferentes autores recurran a estos términos
no implica de ningún modo el abandono de los tradicionales, como se vio
en Pimentel, e incluso que se sirvan de otros como "etnografía" y "glotolo-
gía", para referirse a asuntos de la ciencia o a cuestiones del lenguaje.
Gerardo Moldenhauer afirmaba en su trabajo mencionado que "Los
cultismos existentes en diversas lenguas reflejan el grado de su evolución
espiritual, intelectual o material." Trasladando esa reflexión a nuestro caso,
podemos decir que las documentaciones de esos cultismos-neologismos
arriba detalladas, demuestran el grado de desarrollo que tenía en México el
pensamiento y la práctica lingüísticos, en una época que ahora nos parece
ya tan remota y de la cual tendemos a no esperar gran cosa.
Bibliografía
510
El árbol del tiempo
Antonio García de León*
Al Corán, 1/,261
...para Pedro
511
más característicos son los llamados "habitantes" (chanehkeh), fuerzas de
la tierra y el agua que se intercomunican a lo largo de dos o más universos
contiguos.
La metáfora del tiempo, un tiempo que va quedándose atrás y que llega
hacia nosotros (kawit, "lo que se queda" ...), suele a veces desplegarse al
infinito; y cuando los hombres penetran, por error u osadía, al mundo pa-
ralelo (que todavía es allí morada del dios Taalok, o Taalogan), pueden
muchas veces quedar para siempre "encantados". Lo más curioso, en las
oraciones repetidas en un náhuatl arcaico por los chamanes -"los que
juegan con el tiempo"-, es la eterna referencia a las inmensas posibilida-
des lúdicas de quienes han logrado dominar los secretos para trasponer las
"puertas" que intercomunican los mundos: penetrar las raíces de la ceiba,
escapar por la parte posterior de las cascadas, el rajar cierto bejuco a lo largo
y filtrarse de nuevo a la "realidad", el ponerse la ropa al revés, el ejecutar
cierta danza o proferir cierta fórmula. El uso correcto de la magia verbal es
la clave. La actitud, el asombro que sustituye al miedo, es la condición.
En una noción del universo que recrea las sucesiones cíclicas, en una
"teoría propia de la historia" que difícilmente sería aceptada por los historia-
dores, ese mundo tiene todavía coherencia. Al recorrer en cierta ocasión
la selva del cerro Bastonal hacia el lago de Catemaco, perdido en pleno
día junto con tres peregrinos de Pajapan, pude sentir a mis espaldas el
extraño jadeo del encanto, las voces, campanas y cantos de gallo de un
mundo distinto -antiguo y contemporáneo a la vez. Horas después,
al encontrar al resto de la expedición, el tiempo vivido en el miedo común
nos parecía cosa de minutos, yeso que no habíamos sino rozado "una de
las esquinas del Taalogarl'.
512
za en un solo sentido. Para colmo, la historia, como heredera de la mira-
da cartesiana, creyó ver en esa línea única -sobre todo a lo largo del si-
glo XIX- el avance necesario hacia el progreso. La historia se concibió, en
el mejor de los casos, como una sucesión de momentos múltiples que
eran importantes per se o que de alguna manera indicaban un "sentido",
un avance unilineal hacia un fin predeterminado y que se podía predecir con
certeza: sólo bastaba relacionar los acontecimientos entre sí y sacar las
conclusiones pertinentes. En todo esto, dicho de manera simple, se enlaza-
ban las visiones evolucionistas, deterministas, positivistas y marxistas, re-
lacionadas entre sí por un racionalismo a ultranza. Y en esto, la historia se
parecía mucho a la física clásica, buscando leyes generales bajo la égida
de un determinismo social, en donde los individuos se pierden y en donde
las categorías señalan su destino. La historia se apoyaba, pues, en la cer-
tidumbre de esa línea única como distancia mínima entre dos puntos. Las
otras visiones, las que venían de antiguo en "Oriente" y "Occidente", tan ricas
y variadas, sólo eran el reducto de un mundo que se negaba a desapare-
cer y que ignoraba la marcha ascendente de la humanidad, un mundo
ingenuo al que el cerco de la ciencia tendía a ponerle fin.
La narración histórica oficializó un discurso en donde el tiempo era
sólo el referente externo, un torrente que permitía unir entre sí las fechas
puntuales y las coyunturas. La historia podía ser también independiente del
tiempo, elemento a menudo incomprensible y disruptor que solía jugar a
veces en sentido opuesto. La historia, como manifestación del espíritu
universal, en su visión judeocristiana se transmitirá a Hegel ya cierta visión
estrecha del marxismo. La historia que lleva a un fin preciso: la eliminación
final del "terror a la historia". A fin de cuentas, el gran salto adelante logrado
por la transición universal al capitalismo había despegado hacia el fin (o la
repetición "científica") de las viejas escatologías de salvación. Los mitos del
eterno retorno quedaban en la periferia como muestras de lo arcaico o lo
salvaje, lo que no tenía sentido en tanto no admitía el avance hacia un tiempo
final y finito, supuestamente demostrado por la certidumbre de los avances,
por la implacabilidad de las "leyes".
Sólo visiones más recientes y complejas, apoyadas en la evidente multi-
plicidad e incertidumbre de los datos económicos y sociales -y pienso en
los Annales y en particular en Fernand Braudel-, nos hablan de los ritmos
diversos y de las diferentes escalas en las que parece desarrollarse la curva
humana de la historia. Sólo la inmensa incertidumbre creada por la crisis de
las entreguerras, las secuelas ocultas de la Gran Depresión de 1928-1934,
pudieron generar visiones paralelas aunque escasamente intercomunicadas
entre sí: la escuela de los Annales. La teoría de la relatividad, el principio
matemático de incertidumbre que da pie a la física moderna, la lingüística
estructural ... El fin de las certidumbres del capitalismo que permite enormes
avances paralelos y cuyas consecuencias todavía no acabamos de vivir.
513
"No hace mucho", acota Braudel, "que la lingüística creía poderlo deducir
todo de las palabras. En cuanto a la historia, se forjó la ilusión, de que todo
podía ser deducido de los acontecimientos".' Y en esto se refería sobre
todo a una labor de la historia que buscara también, como en la ciencia del
lenguaje, la "lengua" y las estructuras profundas que los historiadores solían
sólo ver en las palabras superficiales del puro acontecimiento. La doble
determinación, la complementariedad y la oposición, que dieron el impulso
definitivo a la lingüística y a las ciencias naturales de las entreguerras,
se filtrarían así a la historia en la labor de la escuela francesa de los Annales,
contemporánea en su nacimiento a la física moderna, el teorema de Gódel
y el Círculo Lingüístico de Praga.
Contra la fuerte limitación original de la historia "sucesiva" se planteó el
problema de la larga duración histórica, que llega a Braudel a través de
Marx. Y el genio de este último, dice el primero, la esencia última que tras-
ciende incluso las vulgarizaciones de sus seguidores ...
1 Fernand Braudel, "Historie et science sociales: la longue durée", en Anna/es esc., núm. 4 octubre-
diciembre, 1958, p. 732.
2/dem.
514
universaliza una visión del pasado lineal y finita, absolutamente opuesta a
las destrucciones periódicas del universo y a los mitos del eterno retorno, que
aparecen en todas las sociedades arcaicas, incluyendo por supuesto a las
sociedades destruidas por el capitalismo en su avance hacia el "Nuevo
Mundo". A partir de entonces, como dirían los yogis de la India ante la
ir-rupción inglesa, "se vive devorado por el tiempo, no porque se vive en el
tiempo, sino porque se cree en la realidad del tiempo y, por tanto, se olvida
o se menosprecia la eternidad". O como lo diría Mircea Eliade al referirse a
"nuestros contemporáneos primitivos" y su extraña visión del mundo:
Así, la "flecha del Progreso" en la noción universal del capitalismo era su-
mamente simple pero poderosa: avanzó "historizando" al mundo; y no es
tampoco un azar el que desde el siglo XVII se hayan desarrollado concep-
ciones paralelas en las ciencias naturales y sociales, en tanto que las
nociones "arcaicas" eran destruidas, marginadas o confinadas a los rincones
ocultos de las mentalidades de las clases subalternas (por ejemplo, la
Cábala, o todos los sistemas orientales, africanos y americanos de ideas
perseguidos por la Santa Inquisición). A partir de ese momento también,
situado en el fin de las quimeras arcaicas de Don Quijote narradas por
Cervantes, el mundo penetró en una realidad única y unívoca y esto se reflejó
en el discurso autorizado y dominante de la historia y de las ciencias sociales,
hasta sus desarrollos "clásicos" de los siglos XVIII Y XIX.
El tiempo se historizó tanto que pudo volverse continuo y fructífero,
tangible y fértil; pudo convertirse en tiempo de trabajo, en escala fija de
movimientos en la producción, hasta llegar a los desarrollos modernos como
el taylorismo, el fordismo, el stajanovismo y la producción en masa. Un
tiempo absoluto puesto al servicio de la producción en serie. Pero, al his-
torizarse, el tiempo jugaba en sentido contrario, deshumanizando al hom-
bre y cobrando su cuota implacable de destrucción. Ni qué decir que la
eternidad quedó totalmente olvidada, mientras que la ciencia avanzaba y
avanzaba intentando poner ya un límite definitivo a lo "real": por medio de la
física, la lógica, la matemática y las ciencias sociales (particularmente
la lingüística y la economía). Fue el momento, -a principios del siglo xx,
cuando las ciencias buscaron sus límites definitivos, sus "universales":
3 Mircea Eliade. El mito del eterno retorno. Madrid. Alianza Ernecé, 1984. p. 42 Y ss.
515
paradójicamente, al encontrar estos límites, solo abrieron la puerta a un
amplísimo universo de paradojas, incertidumbres y hallazgos que contrade-
cían el orden lógico buscado. Por ejemplo, cuando en 1931 Gódel publicó su
artículo poniendo en entredicho la coherencia de Hilbert y los agujeros de
los Principia Mathematica de Rusell y Whitehead,4 abría la puerta al princi-
pio general de incertidumbre: en suma, absolutamente ningún sistema
axiomático podía producir todas las verdades relativas a la teoría de los
números, salvo que se tratara de un sistema no coherente.
Fue entonces, y precisamente en las entreguerras, cuando la "nueva
realidad" golpeó a las ciencias, principalmente naturales, mostrando todas
las faceta s de un comportamiento ilógico e impredecible, hasta llegar al
momento en que aspectos fundamentales de algunas ciencias, por ejemplo
la física, se expresan mejor a través de las mitologías "arcaicas" que de todo
el lenguaje y el discurso elaborado en siglos por el racionalismo. Al encon-
trarse la ciencia con fenómenos absolutamente nuevos, los propios lengua-
jes naturales (en especial las lenguas europeas en las que se expresaba este
avance) resultaban sumamente limitados. "Aquf", diría Heisenberg, "los
problemas de lenguaje son realmente serios. Deseamos hablar de alguna
manera sobre la estructura de los átomos ... pero no podemos hablar de los
átomos en lenguaje corriente"," Y en los años en que Gódel plantearía su
teorema, un lingüista norteamericano, Benjamín Lee Whorf, intentaba con-
vencernos de que para expresar mejor la teoría de las vibraciones debía la
ciencia moderna recurrir al hopi o a la lengua de los navajo.
Las frases afirmativas del racionalismo y de los principios de Newton
resultaron inútiles ante estas puertas abiertas a la incertidumbre; y la ciencia,
para mejor expresar lo nuevo, tuvo que recurrir a las paradojas. Algo irn-
portantísimo, aunque poco conscientes hemos sido de ello, estaba pasando:
la ciencia se parecía cada vez más a los viejos sistemas de pensamiento
-milenarios en "Oriente" y "Occidente"-que el racionalismo y la expansión
capitalista habían aparentemente sepultado. Como en las viejas filosofías
del "Oriente", la verdad estaba oculta dentro de paradojas, que no podían
ser resueltas. con el razonamiento lógico. Como diría el físico Fritjot Capra,
"Aquí el Maestro era, desde luego, la naturaleza, quien, como los maestros
Zen, no proporciona ninguna clase de afirmación; simplemente proporciona
las adivinanzas o acertiios"."
y es este nuevo avance de fantasía sobre la Nada, este "reencantamien-
to del mundo", el que desgraciadamente aún no alcanza a llegar con toda su
fuerza al discurso de las ciencias sociales; en especial al de la historia y de
4 Citado por Douglas R. Holstadter, Gódel, Escher, Bach: una eterna trenza dorada, México,
Conacyt, 1982, p. 21.
5 Ibid., p. 26.
6 Fritjot Capra, El tao de la tisice: una exploración de los paralelos entre la tisice moderna y el
misticismo oriental, Madrid, Luis Cárcamo, 1984, p. 81.
516
la economía, discurso que se mueve lentamente -con sus largas frases
afirmativas- por los cauces de un racionalismo determinista y añejo.
Pero así como habría que distinguir las escalas del tiempo social y natural,
también habría que hacerlo con los niveles físicos de la "realidad". Porque
a fin de cuentas, la física clásica y newtoniana del siglo XVII sigue siendo
válida para la escala macroscópica en que nos movemos. Estos conceptos
todavía son útiles en la región del espacio-tiempo que ha sido denominada
"la zona de dimensiones medias", es decir, en el reino de nuestra experiencia
diaria, y uno de los problemas es que estamos en un mundo "real", el
observado a nuestra escala, que aparece como absolutamente regulado:
una costra predecible colocada sobre varios universos y escalas más
pequeñas en donde reina la incertidumbre y el caos; un mundo cubierto
además por un orden mucho más amplio, astronómico, que también se rige
-hasta ahora- por la expansión, la relatividad y la entropía (es decir, la
todavía vigente tendencia al desorden).
Los defensores del determinismo alegarían que el principio fijo de causa
y efecto sigue siendo válido para proponer el continuar con la historia serial,
positivista y del puro acontecer; la economía que presupone la tendencia al
orden y la estabilidad, las gramáticas normativas en los lenguajes naturales,
la autorregulación en la escala biológica en que nos movemos, etcétera.
Porque, como bien lo ilustra March en su Física para poetas, en las esca-
las subatómicas, atómica, bioquímica y microscópica no hay continuidad,
predominan los espacios "vacíos" (o llenos de otro universo u otra materia),
un universo de diminutas gotas separadas por enormes distancias y en
donde la física clásica es inservible: puede haber, por ejemplo, fotones de
larga vida -que se desplazan a la velocidad de la luz-, para los que no
existe el tiempo desde los hace aproximadamente 15 000 millones de años
del estallido inicial que dio origen a nuestro universo. Mientras, para la escala
macroscópica (un chícharo en el ejemplo de March), se vive la edad
del universo y se puede ignorar casi por completo la incertidumbre: "en
la escala de un chícharo" -dice March-7 "podríamos esperar 300 veces la
edad del universo antes de poder encontrar una desviación de más de
0.001 cm (algo más fino que un cabello humano) respecto de las leyes
del movimiento de Newton".
y todo esto sería válido si no percibiéramos también que hay aspectos
en nuestra realidad de dimensiones medias, en·el desarrollo económico y
7 Robert H. March, Física para poetas, México, Siglo XXI, 1988, p. 263.
517
social a gran escala, en donde la "interferencia" de los otros órdenes resulta
fundamental para entender la dinámica de procesos que parecen también
moverse con varias trayectorias a la vez. Y en todo esto, el concepto de
tiempo aparece constantemente moviéndonos el piso, y son nuevamente los
avances de la física los que cuestionan la manera tradicional en que las
ciencias sociales han estado mirando al mundo. Algunas consecuencias
filosóficas del comportamiento de las partículas atómicas y subatómicas
parecen, por ejemplo, golpear los fundamentos de seriación y sucesión en
el tiempo concebido por la "historia macroscópica". Las nuevas necesidades
explicativas, enlazadas en un momento como éste -un hálito de fin de siglo
marcado por la incertidumbre-, nos obligan más al uso de las metáforas que
al viejo discurso racionalista; o como bien lo dice Borges en La esfera
de Paseal, "Quizá la historia universal es la historia de la diversa entona-
ción de algunas rnetátoras''."
Una parte de esa nueva entonación está presente en los hallazgos
recientes de la ciencia. Por ejemplo, el elemento básico actual de la teoría
cuántica surge de aquel famoso experimento de la doble rendija, en donde
la luz se comporta como compuesta de partículas o de ondas al mismo
tiempo (dependiendo de qué es lo que se quiera ver), pasando un fotón por
las dos rendijas simultáneamente: un fenómeno que resulta imposible
explicarlo clásicamente y que contiene en sí la esencia y el misterio de la
mecánica cuántica. Al desarrollar el experimento con electrones, aspecto
avalado por otras pruebas, resulta importante la posición y la necesaria
interferencia del observador, al grado de que se haya planteado, por una
parte, que los fenómenos sólo existen en cuanto son observados, y de que
en el experimento de las dos rendijas, por ejemplo, los electrones no sólo
"saben" si las dos rendijas están abiertas o no (para pasar al mismo tiempo
por las dos), sino también si están siendo observados o no, ajustando su
comportamiento en consonancia. Hasta entonces, el determinismo riguroso
creía que el mundo podía describirse objetivamente, es decir, sin considerar
al observador humano. Pero la realidad fue sustituida por las probabilida-
des y la división cartesiana entre el yo y el mundo, entre el observador y lo
observado, no pudo hacerse más cuando los físicos se toparon con la ma-
teria atómica.
El intento original de descomponer sucesivamente al mundo en unida-
des cada vez más pequeñas, a las cuales la visión clásica concebía
independientemente, se estrelló con esta nueva originalidad; pues a medida
en que penetramos en la materia ésta es cada vez menos materia tridi-
mensional y no se nos muestra ningún "bloque básico de cónstrucción"
8 Jorge Luis Borges, Ficcionario. Una antología de sus textos, México Tierra Firme/sea, 1985,
p.307.
518
aislado, sino que aparece todo como una complicada telaraña de relaciones
entre las varias partes del conjunto (un sistema parecido al lenguaje: en
donde nada tiene valoren sí, si es aislado del conjunto)." Podemos dividir la
materia una y otra vez, pero nunca obtendremos trozos más pequeños, pues
solo creamos nuevas partículas de la energía contenida en el proceso.
La propia teoría de la relatividad aparece ahora incluso como una con-
cepción clásica, si la comparamos con los nuevos desarrollos, que apuntan
hacia la concepción de un universo complejamente interconectado y com-
puesto básicamente de información, en un intento todavía no logrado por la
física de integrar en un solo modelo la relatividad y la cuántica: "el universo
como holograma multidimensional". El concepto clásico y aún el de la relati-
vidad difícilmente aceptarán "el que todo el universo", como diría Gribbin, "en
su pasado, presente y futuro esta interconectado a través de una malla de
radiación electromagnética que ve todo a la vez"." Experimentos con
fotones han mostrado incluso la posibilidad de ir hacia atrás en el tiempo
(fotones y antifotones), y que en la observación de los fenómenos es la
percepción la que cambia y no la realidad subyacente. Wigner y Wheeler han
llegado incluso a considerar la posibilidad de que, debido a la regresión
infinita de causa y efecto, el universo entero pueda deber su existencia real
únicamente al hecho de ser observado por seres inteligentes. En sus
sugerentes lecciones sobre las "fronteras del tiempo", John A. Wheeler
escribe "El universo es un circuito autoexcitado. Según se expande, enfría
y desarrolla, da lugar a la participación del observador. La participación del
observador, a su vez, da lugar a lo que llamamos 'realidad tangible', al
universo" .11 Bajo esta óptica, la historia no tiene sentido y el pasado no tiene
existencia, salvo en la forma sucesiva en que aparece registrado en el
presente. Fue ante afirmaciones de este tipo, y en especial ante el principio
de incertidumbre (que afirmaba la imposibilidad de predecir el movimiento de
las partículas), que el propio Einstein resumió su duda en aquella famosa
frase acerca de que "Dios no juega a los dados": metáfora que ha sido
desmentida por los desarrollos ulteriores. "El dios de Berkeley", diría Borges,
"es un ubicuo espectador cuyo fin es dar coherencia al mundo" .12
y para los efectos del propio método histórico, aparece en primer plano
una de las principales paradojas de la cuántica; la que ha convertido a
nuestro "viejo topo de la historia" en un simple gato, el de los universos
paralelos. Y este es el famoso gato de Schródínger, surgido del experimen-
519
to imaginario del físico austriaco Erwin Schródinger, si alguien encierra un
gato vivo en una caja en donde hay un frasco de gas venenoso preparado
para destaparse (si un contador Geiger detecta la desintegración radiactiva
de un átomo que tiene exactamente un 50 por ciento de probabilidades de
desintegrarse), nadie tiene manera de saber si el gato sobrevivió, a menos
que abra la caja y observe el resultado. De aquí se deriva para unos que la
realidad potencial (por ejemplo que el gato hubiera muerto, sabiendo
después que sobrevivió) era sólo estadística y no real. Para otro, en cambió,
opera la hipótesis de los muchos mundos, que confiere existencia real a la
otra posibilidad, que no se desvanece en si misma, sino que se bifurca hacia
un universo paralelo que nunca estará al alcance de nuestras percepciones.
Para algunos, la bifurcación de estos mundos paralelos es arborescen-
te. Pero la metáfora del árbol es falsa (sobre todo dibujada bidimensionalmente
en una hoja de papel), pues habría que imaginar un árbol de cuatro dimen-
siones cuyas ramificaciones no fueran paralelas sino perpendiculares. Si
esto fuera cierto, sólo debería existir un número finito de ramificaciones, y la
realidad se estaría desdoblando en miríadas de copias de sí misma.'?
Curiosamente, este proceso continuo de opción y arborescencia ya ha
sido usado metodológicamente, aunque de manera burda, por algunos his-
toriadores; y pienso más concretamente en el método contra factual usa-
do por la New Economic History, principalmente en Estados Unidos. Ignoro
si el gato de Schródinger ha tenido que ver en este asunto. Preguntas hechas
por estos historiadores para justificar sus proyecciones económicas (a veces.
tan lineales que un gran historiador imaginativo como Pierre Vi lar los ha til-
dado de "econometristas retrospectivos" van un poco en ese sentido ... ¿que
hubiese pasado, por ejemplo, con la economía norteamericana si la escla-
vitud no se hubiera abolido y los sureños hubieran ganado la Guerra
de secesión?, ¿cómo hubiera sido el camino económico de Estados Unidos
si en lugar de desarrollarse el ferrocarril se hubiera generalizado otro me-
dio de transporte de las mercancías?, etcétera. Morris Cohen, citado por
R. W. Fogel, lo dice de la siguiente manera: "¿Es legítimo para el historia-
dor considerar posibilidades alternativas para hechos que han ocurrido? ..
Decir que una cosa ocurrió como ocurrió no es nada iluminador. Sólo
podemos entender la importancia de lo que sí ocurrió si lo contrastamos con
lo que podría haber ocurrido."!"
Sin embargo, el método resulta simple al referirse sólo a un aspecto de
la realidad, sin ver la complejidad de miles de pequeños procesos que
generarían muchas otras preguntas. Creo que un camino más abierto, y
13Esto se puede encontrar en Borges, en Gribbin y en Michael Talbot, Más allá de la teoria cuántica,
Barcelona, Gedisa, 1986.
14P. T emin (cornp.), La nueva historia económica. Lecturas seleccionadas, Madrid, Alianza, 1984,
p.177.
520
menos parcial -más histórico- radicaría en la importancia de ver lo
pequeño y sus ramificaciones, la compleja multiplicación de las realidades;
y no sólo centrarse en la "nostalgia" de lo que no sucedió en lo que se cree
único y representativo.
O como lo dice Gribbin, "no es el azar el que ha seleccionado las con-
diciones especiales apropiadas para la vida entre las posibilidades cuánti-
cas, sino la elección. Todos los mundos son igualmente reales, pero sólo
aquellos mundos apropiados contienen observadores" .15 Y lIevándolo al
viejo experimento de las rendijas, la conclusión -en esta hipótesis de los
muchos mundos (más desarrollada por Everett)- sería el que en un mundo
la partícula pasa a través de un agujero A y en el otro a través de B. En cada
mundo hay un observador que ve a la partícula pasar a través de un único
agujero. y ya para siempre los dos mundos quedarán completamente
separados y desconectados; por eso no hay ya interferencia en la pantalla
del experimento. Se cuenta de Niels Bohr -un físico danés que terminó
poniendo el emblema del Tao en su propio escudo de armas al ser nombrado
caballero- que cuando alguien acudía a él con una idea absurda que
pretendía resolver alguno de los problemas de la mecánica cuántica en los
años veinte, él respondía: "-Su teoría es disparatada, pero no lo suficien-
temente disparatada como para ser verdad".
Frente a estas paradojas y sus derivaciones, muchos físicos se han
refugiado en el subjetivismo y la metafísica, haciendo de la ciencia una
especie de "culto de crisis". Otros han llegado a la conclusión de que la
metáfora de Sch6dinger no era completa y que habría que añadir otros
términos que tuvieran en cuenta la irreversibilidad de la ecuación. Aquí,
los múltiples mundos de Everett aparecen como una solución fantástica
para tratar esa dificultad. Las paradojas de la mecánica cuántica (el gato, el
amigo de Wigner, los gemelos en el espacio de Einstein, etcétera), que son
algo así como las "pesadillas de la mente clásica" están siempre en el bor-
de de resucitar la idea fénix de tener otra vez una "teoría objetiva cerrada".
Para la lingüística, el terreno es aún mucho más fértil, debido a que entre
los lingüistas ha prevalecido un espíritu mucho más crítico y abierto que en-
tre los historiadores. Adquiere aquí valor, sobre todo, en las ya viejas dis-
cusiones sobre la relatividad del lenguaje -también desarrolladas en los
treinta-las limitaciones de las lenguas naturales, el problema del origen del
habla, el problema de las ideas innatas, la autorganización de los sistemas,
el discurso autorreferente, los metalenguajes, el extenso mundo de la in-
formática y el acercamiento con las otras ciencias que tuvo siempre un
enorme peso en las preocupaciones de Jakobson.
521
La relatividad lingüística
522
esta noción aparezca en la flexión de un verbo o en palabras de otras clases,
de una u otra manera se distinguen siempre tiempos, "sea un pasado y un
futuro, separados por un presente, como en francés o en español; sea
un presente-pasado opuesto a un futuro, o un presente-futuro distinguido
de un pasado, como en diversas lenguas amerindias [... l". Pero siempre, lo
asegura Benveniste, "la línea divisoria es una referencia al presente. Ahora,
este 'presente' a su vez no tiene como referencia temporal más que un dato
lingüístico: la coincidencia del acontecimiento descrito con la instancia de
discurso que lo describe; el asidero temporal del presente no puede menos
de ser interior al discurso"."
diversos conflictos entre dos aspectos del tiempo. Está, por una parte, el
tiempo del suceso de habla y, por la otra, el tiempo del suceso narrado [...] El
tiempo en una narración puede invertirse. La historia puede recurrir a reminis-
cencias retrospectivas o simplemente puede comenzar con el desenlace y
luego ir hacia atrás en el tiempo. Más aún, el narrador puede atribuir direc-
tamente un orden invertido de los acontecimientos a la misma realidad ficticia,
como lo hizo el gran poeta ruso de nuestro siglo, Velimir Jlebnikov;
18 Emile Benveniste, Problemas de lingüística general, México, Siglo XXI, 1976, p. 183.
19 Roman Jakobson, Arte verbal ..., op. cit., 1992, p. 41.
523
concebido cinéticamente más bien que dinárnicarnente't-vy mucho menos
alude jamás al espacio de modo tal que excluya de él algo que nosotros
pudiéramos individualizar como tácita dimensión temporal. La lengua hopi
está en sí misma perfectamente dotada para describir, de manera correcta
y completa, y desde un punto de vista operativo, todos los fenómenos
observables del universo. En ella no existe la oposición, familiar entre
nosotros, de espacio y tiempo. Así, el fundamento de la relatividad física,
descrito matemáticamente desde 1905, era ya familiar a la concepción hopi
del universo.
En otro momento, Whorf -quien originalmente se interesó por la quí-
mica- influyó también en el análisis del navajo emprendido por Kluckhohn
y Leighton unos diez años después." y relacionado -por supuesto- con el
concepto de relatividad cultural que la antropología norteamericana venía
trabajando desde principios de siglo. Aquí, los verbos navajos "expresan
significados muy bien definidos combinando elementos que, en si mismos,
son generalizados e incoloros. Se la podría llamar una lengua química: el
procedimiento fundamental consiste en utilizar los diversos efectos de
pequeños elementos organizados en distintas estructuras". El navajo es rico
en clasificadores de objetos (como las lenguas mayas) y se requieren
extensos circunloquios en inglés para expresar la totalidad del campo
semántico de un verbo navajo. En todo caso, la temática de estos estudios
aborda la comparación con las lenguas europeas, que tendrían según esto
una visión más "cartesiana" del mundo, y a las que Whorf clasifica como
"lenguas ·SAE" (standard average european o "lengua europea normal
media"). Las lenguas amerindias, en todo caso, captarían mejor una serie
de fenómenos de movimiento y tiempo, que resulta difícil expresar en las
llamadas lenguas SAE. El hopi, por ejemplo, posee una enorme riqueza
para expresar muchísimos tipos de fenómenos vibratorios referidos a ca-
sos elementales de procesos de deformación. La terminología hopi es tan
rica, precisa y susceptible de extensiones sistemáticas que,
20 Benjamín Lee Whorf, "An american indian model of the universe", en Language thought & reality.
Selected writings of Benjamín Lee Whorf, Instituto Tecnológico de Massachussets , 1964, pp. 57·64;
Ferruccio Rosi-Landi, Ideologías de la relatividad lingüística, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión,
1974.
21 Clyde Kluckhohn y Dorothea Leighton, The Navaho, Nueva York, Doubleday, 1946.
524
fundamental que aquélla planteada entre espacio y tiempo o entre pasado-
presente-futuro que nos imponen nuestras lenguas SAE.
525
Por ejemplo, se ha descubierto que lejos de ser una ilusión, la irreversi-
bilidad juega un papel esencial en la naturaleza, en el flujo mismo del
acto de habla, y se encuentra en el origen de muchos procesos de orga-
nización espontánea. Sabemos hoy día que estos procesos son presu-
miblemente el fundamento de la autorganización en los sistemas biológicos
(en donde, como en la estructura helicoidal del ADN, funciona todo un len-
guaje genético); y nos encontramos "en un mundo azaroso, un mun-
do en el cual la reversibilidad y el determinismo son solamente aplicables
a situaciones límite y casos simples, siendo al contrario la regla la irre-
versibilidad y la indeterminación". Este juego entre orden y desorden, entre
azar y necesidad, llevó sin embargo y durante mucho tiempo hacia la idea
más cómoda de equilibrio: en la dinámica y la termodinámica y más tarde en
el pensamiento sociológico y económico. "Tenía", dicen Prigogine y Stengers,
"un atractivo emocional como resultado de su asociación con las ideas de
orden y armonía":" y a pesar de que el estructuralismo, por ejemplo, se
piensa a menudo como estático, habría que recordar el capítulo final del
Cours de linguistique générale (que ha inspirado en gran medida a los
estructuralistas) en el cual Saussure describe la propagación de "ondas
lingüísticas" sujetas a dos tipos de fuerzas: la "interrelación" que crea la
comunicación y el "espíritu de aldea" que mantiene las peculiaridades
locales.
También, y desde que hacia 1885 George Cantor formulara una teoría
de diferentes clases de infinitos conocida como "teoría de conjuntos",
surgieron las paradojas que hacían incongruente el modelo matemático,
basadas en un aspecto que también involucra a la lingüística: el discurso
autorreferente. El problema aquí fue hacer -al igual que en la teoría de
los números y en la geometría- que la intuición se emparejara perfecta-
mente con los sistemas formalizados, o axiomáticos, de razonamiento. En
este discurso, que Hofstadter llama "bucles extraños" se basarían gentes
tan diferentes en el tiempo y en el espacio como Gódel, el pintor Escher y
Johann Sebastian Bach.
"Una variante vistosa de la paradoja de Rusell", nos dice Hofstadter
mencionando la paradoja según la cual los conjuntos no son miembros de
sí mismos (por ejemplo: "el conjunto de todas las moscas no es una mosca"),
"es la llamada paradoja de Grelling, en la cual se utilizan adjetivos en vez de
conjuntos. Dividamos los adjetivos que se usan en español en dos cate-
gorías: la de los que se describen a sí mismos, como "esdrújulo" o "he-
xasilábico", y la de los que no se describen a si mismos, como. "potable"
o "incompleto". Ahora bien, si a los de la primera categoría los llamamos
25 lIya Prigogine e Isabelle Stangers, La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia, Madrid, Alianza
Editorial, 1983, p. 19.
526
autológicos y a los de la segunda heterológicos ... ¿a qué categoría perte-
nece el adjetivo "heterológico"?, ¿nos arriesgaremos a decir que el adjetivo
"heterológico" es heterológico, que no se describe a sí mismo? ..
"El único culpable de estas paradojas", agrega Hofstadter, "parece ser
el fenómeno de la autorreferencia, que es como decir el Bucle Extraño.
Entonces, si lo deseable es eliminar todas las paradojas, ¿porque no pro-
curar eliminar la autorreferencia y todo cuanto pueda servirle de raíz? La
empresa no es tan simple como se creería, porque puede ser difícil saber
donde está ocurriendo una autorreferencia. Puede estar diseminada en todo
un Bucle Extraño de varios pasos, como en esta versión ampliada de la
paradoja de Epiménides, que hace pensar en Manos dibujando (un céle-
bre dibujo de Escher):
Si las tomamos juntas, estas dos afirmaciones tienen el mismo efecto que la
paradoja original de Epiménides; pero si las tomamos por separado son
afirmaciones inocuas y hasta potencialmente útiles. La "culpa" de este
Bucle Extraño no se puede achacar a ninguna de las dos afirmaciones, sino
exclusivamente a la manera como "apuntan" la una a la otra ...".26
y es este tipo de recursos lo que hace muchas veces el efecto original
en la obra de arte: en los cánones de Bach construidos como repeticiones
simétricas, las litografías de Escher, las pinturas de René Magritte, en el
diálogo entre Aquiles y la tortuga de El juego de la lógica de Lewis Carroll,
en los cuentos de Borges (El Otro ...), en Continuidad de los parques de Ju-
lio Cortázar (en donde un personaje de una novela asesina al lector de esa
misma novela), en El Quijote mencionado por Cervantes en el ñoveno
capítulo de El Quijote, o en el breve relato del filósofo chino Chuang Tzu,
El sueño de la mariposa, escrito 300 años antes de nuestra era: "Chuan
Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que ha-
bía soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando
que era TZU".27
En todo caso, lo que vemos aquí son algunas ventanas abiertas al poder
esencial del lenguaje, pues el privilegio del hablante se encuentra en el
hecho de que la lengua es tal vez el único medio capaz de transportarnos a
través del tiempo y el espacio.
527
Nostalgia de la eternidad
28 Ana María Barrenechea, "La desintegración del tiempo", en Samuel Gordon (cornp.), El tiempo
en el cuento hispanoamericano. Antología de ficción y crítica, México, UNAM, 1989, p. 206-207.
29 Mircea Eliade, Imágenes y símbolos, Madrid, Taurus, 1979 (en especial, cap. 11,"Simbolismos
indios del tiempo y de la eternidad", p. 63 Y ss.).
30 El tema, en su oposición natural/social ha sido re tomado por Norbert Ellias, Sobre el tiempo,
Madrid, FCE, 1989.
31 Prigogine y Stengers, op. cit., p. 249.
528
Necesitamos pues una explicación que relacione lo diverso y lo cambiante
con lo idéntico y lo permanente, y que desde ese momento, de lograrlo,
elimine el tiempo.
Después de todos los milenios de mentalidad "arcaica" y de unos cuantos
siglos de racionalismo, es Einstein el primero que en nuestra época encarna
con' más fuerza la vieja ambición chamánica de eliminar el tiempo. "Para
nosotros", decía Einstein, ''físicos convencidos, la diferencia entre presente,
pasado y futuro, no es más que una ilusión, aunque sea tenaz" ... Einstein
llevó esta corriente de pensamiento hasta sus últimos límites, al demos-
trar que inclusive el espacio y el tiempo son formas de intuición que no
pueden divorciarse de nuestra conciencia, al igual que los conceptos de
color, forma o tamaño, El espacio no tiene realidad objetiva, excepto como
un ordenamiento o disposición de los objetos que percibimos en él, y el
tiempo -como en las visiones del mundo amerindias, africanas y orienta-
les- no tiene existencia independiente del orden de los acontecimientos
mediante los cuales lo medimos."
y la historia, sea la de un ser vivo o la de una sociedad -coloca-
da necesariamente en un tiempo/espacio finito y sin fronteras-, no po-
drá jamás ser reducida a la sencillez monótona de un tiempo único. La
historia se desarrolla precisamente en un universo en expansión, que al
aplicarle la flecha del tiempo va lentamente formando una esfera, desde el
Gran Estallido inicial (que sería como su polo norte en esta metáfora usada
por Hawking33), hasta su posible y futura contracción (su polo sur final). En
esta esfera hipotética, aún tendemos al desorden y no alcanzamos el
ecuador que iniciaría los procesos a la inversa. La esfera resulta aquí una
buena comparación de un universo que, como el cuerpo esférico, es a la vez
finito y sin fronteras. O como lo diría alguna vez Giordano Bruno, "podemos
afirmar con certidumbre que el Universo es todo centro, o que el centro del
Universo está en todas partes y la circunferencia en ninguna" .34 Lo curioso,
y en un proceso maravilloso que supera incluso al de la más elaborada
de las mitologías, es que, estando el universo en este proceso de entropía,
se puede engendrar momentáneamente la singularidad de las estructu-
ras disipativas nacidas de una desviación del equilibrio; engendrarse, en
suma, la historia: un camino evolutivo singular y múltiple que aparece
siempre como un caos en cascada, como una sucesión de bifurcaciones del
árbol del tiempo.
Isabelle Stengers lo resume así:
529
la primera cuestión es la relación entre lo ordenado y lo desordenado, entre
el orden y el desorden. La famosa ley de crecimiento de la entropía, del
segundo principio de la termodinámica, describe un mundo en evolución hacia
el desorden, hacia la muerte térmica. Sin embargo, la evolución biológica y la
evolución social nos aparecen como la emergencia de organizaciones com-
plejas a partir de formas más sencillas. ¿Cómo es ello posible? ¿Cómo ocurre
que tales estructuras, ordenadas, surjan del desorden? Bastante hemos pro-
gresado en la respuesta a tales preguntas. Hoy sabemos bien que el aleja-
miento del equilibrio, el desequilibrio termodinámico con flujos de materia y
energía, puede traer el ordenamiento en un sistema abierto a su entorno."
530
po; pues como diría Quevedo, "solamente lo fugitivo permanece y dura".
Buscar los espacios del pequeño gran tiempo ahí donde el Tiempo Magno
parece a menudo detenerse y en donde posiblemente estén los quanta
de la historia: en la poesía y la música, en la iluminación mística y en el amor.
Allí donde la dominación de unos sobre otros y el propio flujo temporal
parecen desaparecer: en el arrobo, en el éxtasis, en el tiempo mitológico, en
el encantamiento del arte y en el orgasmo ...
Bibliografía
531
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cencia y meditaciones", en Nuevos ensayos de lingüística general,
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532
Lingüística y discurso:
de la comunicación a la evocación
Fernando del Moral l.ópez"
Abordaremos aquí las funciones del lenguaje frente a sus límites y lo que
del discurso se remonta a las entidades extralingüísticas para guiar la de-
finición de una ampliación del campo de las funciones del lenguaje y de la
palabra en relación con el psicoanálisis.
Entre la función emotiva del emisor y la conotativa notativa del receptor,
cabe inscribir las funciones que Jakobson definió para el lenguaje; en ese
campo podemos incluir también las funciones propias del discurso y las
modalidades que adopta según el esquema de un estudioso de Jakobson,
Jacques Lacan, para consignar algunos efectos que ex-sisten al lenguaje,
a saber, las formaciones del inconsciente y la función lenguajera: se trata del
desplazamiento que enfila desde la lingüística a la lingüistería. Con esto
ampliamos la definición comunicativa del lenguaje con la evocativa, que se
promueve por lo que se desliza desde el significante al significado y más
allá, hacia el real del que la palabra resurge evocando el saber insabido,
inconsciente, en referencia con el goce. En todo ello los hechos de estruc-
tura ponen en escena a los hablantes como deseantes, y al sujeto como
efecto del inconsciente.
Nos referimos al papel que guarda el sujeto en la cadena significante
a partir de las reflexiones de Saussure, Jakobson y Freud en torno al sím-
bolo y a la significancia, al enunciado y a la enunciación o aun al papel que
guarda el resto de la operación, el objeto a, evocante de lo real de la es-
tructura que J. Lacan vino a identificar. Evocación sobre quién habla y hacia
dónde habla en la vía de la metáfora y de la metonimia a través de las op-
ciones discursivas, lo que indica las vías de conducción del objeto como
resto de la operación significante donde el discurso advierte de su intención
confesada o inconfesada más allá de la supuesta objetividad del enunciado.
En el Seminario Encore' Lacan en su homenaje a Jakobson subraya
la relación entre la lengua y el goce, lo que la excede como un eco enri-
quecedor, en forma de lalangue suplernentoa la función puramente ex-
presiva del lenguaje. Inspira con eso un anudamiento, el de la estructura
533
del psiquismo correspondiente al imaginario (el lenguaje), el simbólico (la
lengua) y el real (Ialangue).
Para introducir sus reflexiones sobre la función poética del lengua-
je, Jakobson en Ensayos de lingüística general, no hace sino referir los
problemas de la estructura verbal de la poética a la lingüística, a la que define
como la ciencia global de la estructura verbal, pero advierte que muchos
rasgos poéticos no pertenecen únicamente a la ciencia del lenguaje, sino
a los signos, a la semiótica. El problema de las relaciones entre las pala-
bras y el mundo interesa no sólo al arte verbal sino a todo tipo de discurso.
Jakobson recomienda explorar los problemas de la relación entre el discurso
y el universo del discurso, pero insiste en que los valores de verdad hay que
considerarlos para los lógicos como entidades extralingüísticas que rebasa-
rían los límites de la poética o la lingüística misma. Así pues, si se delimita-
ra el campo, lo que se establece es desconsiderar la parte compleja del
lenguaje, precisamente su nivel de ambigüedad, la definición del objeto que
calificaría a la ciencia, pero si nos instalamos en el dominio del sujeto,
tendremos que pasar del objeto de la comunicación, la expresión y el sentido,
al sujeto, a la evocación.
En las entidades extralingüísticas, en el continuo que establecen con
el lenguaje mismo, en el papel que guarda la estructura se percibe la re-
ferencia exterior que por su exclusión posibilita el efecto, el sujeto del in-
consciente, el hablante. El Otro de lo simbólico, desde su misma exclusión
respecto del sujeto, insta a ese sujeto (que en la cadena significante queda
él mismo también excluido) a desear. En efecto, por la discontinuidad del
psiquismo, efecto de la estructura dividida, el sujeto es ese real naturalizado
por el símbolo anhelante de una articulación estatuida por lo imaginario,
perlétre, ser de lenguaje, deseante que evoca la armonía, lo insabido sobre
el goce imposible.
Sujeto que evoca la falta aun en lo más anodino, en eso que caracteri-
za las funciones del lenguaje, lo que entre emisor (destinador) y receptor
(destinatario) es el contexto (función referencial-denotativa), el código
(metalingüística), la atención (fática), el mensaje (poética).
Entre un polo y otro del lenguaje se juegan las modalidades del discurso
que caracterizan la discontinuidad producida entre intención y efecto, o en-
tre enunciado y enunciación, funciones que incluyen lo que el hablante
desliza, sugiere, alude como respuesta que es de lo real, sujeto que al quedar
representado por el significante en la cadena discursiva no tarda en advertir
que es hablado y que algo sabe por él, lo que evoca por la vía del síntoma
de su decir -y síntoma que transciende la intimidad, la subjetividad, el
análisis, síntoma que en lo social no cesa de aludir a lo que falla.
Si el universo del discurso engloba aquello desde lo cual se organiza, la
estructura verbal, sustrato de la lingüística, pone de manifiesto el corte
significante con el que el sujeto resignifica la enunciación, su misma ex-
534
sistencia como discontinuidad en lo real que le corresponde encarnar, pero
además lo informulado desde donde se organiza, la barra que separa como
represión organizadora de la heterogeneidad producida entre el orden
significante y el significado. Real que por la determinación simbólica deter-
mina al sujeto a su inscripción en la cultura bajo el peso de la ley simbólica
que instaura el significante del Nombre-del-Padre. El drama de los hablantes
es que están sujetos a evocar cada vez que hablan lo que no dan por sabido;
desde el significante unario (81), la represión se vectoriza sucesivamente en
el significante sucesivo (82), en cuyo hiato la evocación evoca la exclusión
del goce que revolotea en su parcial anulación por la instauración del
símbolo, y que se sustituye en la metáfora fálica, la cual organiza al sujeto
como deseante al precio de su división, al precio de no saber cómo la falta
de ese Otro simbólico ocasiona tales efectos. La estructura supedita por
consiguiente al sujeto a los efectos del lenguaje, al extremo de hacerle
responder por lo que con sus palabras no llega a elaborar.
Volvamos de nuevo a la observación de Jakobson sobre la función poética
para incluir en ella a la función "Ienguajera", la menos advertida de la lengua
y que se vincula a lo que Lacan define como lalangue, lo real del lenguaje,
núcleo que va de lo Mismo, lo que vuelve al mismo lugar, a la heterogeneidad
absoluta. Función que incomoda a las mejores intenciones por introducir la
incompletud y la equivocidad por más preciso que sea el esfuerzo de
consignar un esquema definitivo y sólido, función que por la evocación no se
sabría dar del todo por dicha ni entendida y porque la simbolización yerra.
Jakobson enfatiza que la función del lenguaje supone el intercambio de
mensajes y plantea a la comunicación como connatural al hombre; hay
que decir que al extender la definición del lenguaje de la comunicación a la
evocación supone de suyo incluir el continuo topológico entre la comunica-
ción y el reverso de ella, entre el sujeto pensante y el pensamiento sin sujeto,
el del saber epres-coup, puesto que la exclusión del sujeto de su operación
le lleva a decir más de lo que intenta o sabe; en esto se reconoce el reverso
del discurso, es decir, no la manifestación pura del agente del discurso y del
otro al que se dirige, sino además la verdad ignorada o no por ese agente y
ese receptor del discurso, o el producto de ese discurso del cual se hace caso
omiso por lo general. La cara oculta del discurso, la que le da su consistencia
no es sino su verdad, y aunque ésta se diga a medias, habla por su parte. El
reverso del discurso revela que el sujeto, además de hablar, es evocado, por
lo que no sabe que anuda entre lo que se hace escuchar. En otras palabras,
es el lenguaje el que adquiere o utiliza a los hablantes y no viceversa, siendo
el sujeto siempre el elemento faltante a la cadena, simboliza que reemer-
ge para volver a desvanecerse, y que otorga a la cadena significante su
coherencia a partir de una paradójica operación; el lenguaje determina al
sujeto, y el sujeto, por vía sustitutiva, fálica, da coherencia al lenguaje. El
discurso, como dice Benveniste, se opone a la lengua como un conjunto
535
de signos formales que conforman sistemas y estructuras, en él se da la
participación viva del sujeto.
Entre el significante primario y el binario, "el amo del saber sobre tu
ignorancia eres tú mismo", decía Sócrates, entre un significante y otro, el
campo del deseo, según el objeto en el fantasma lo alude. Aunque se trate
de algo más complicado, son cuatro elementos del discurso: dos significantes,
el objeto a y un sujeto anulado, todo lo cual puede configurarse para que el
semblante o agente del discurso influya sobre el otro como amo o maestro,
como universitario, histérico o analista, es decir según opere en ese lugar de
agente respectivamente el significante S1' el significante S2' $, o el objeto a.
Si consideramos la cultura como un conjunto de sistemas simbólicos,
reconocemos al lenguaje como definitorio de la ley de la cultura; en ella la
significancia, lalangue o la verdad del discurso no pueden ser ajenos a la
lingüística, en tanto son índices de lo que el orden simbólico no llega del todo
a recubrir, ese resto del goce o del saber insabido. El significante unario S1'
significante amo, que instaura el Nombre-del-Padre, posibilita el acceso a
través de la metáfora fálica a la relación entre los hablantes, inaugurando el
lazo social, si bien resurge siempre lo heterogéneo a lo simbólico como real
sintomático. La lingüística moderna considera la lengua no como una evo-
lución genealógica sino en tanto estructura sometida a reglas y leyes fun-
damentales, red de diferencias, y donde lo simbólico, que sostiene la insis-
tencia deseante, es próximo a su real y al imaginario con los que se anuda.
Con la función evocativa del lenguaje, aquello contingente que excede
a la palabra y al lenguaje nos acercamos a lo real del hablante, donde brilla
por su ausencia el objeto de la falta, el resto de la operación significante no
comprendido en su articulación, objeto causa de deseo, que de síntoma a
fantasma reitera el anudamiento del psiquismo. De cuatro elementos, entre
un agente y un destinatario, evocamos lo imposible, aspiramos a colmar esa
falta organizadora del sujeto, razón del deseo.
Lo que escapa al discurso es aquello que subyace a la intención
supuesta como consciente, bajo el agente y el otro, escapa la verdad de
agente y lo que resulta de ese discurso la producción indicada del lado del
otro:
agente ~ otro
verdad producción
536
to desvanecido, aspirando a inducir el saber en el otro, y como analista,
donde el puesto del agente es el más difícil de asumir, identificado con el res-
to de la operación del discurso, con lo imposible del goce evocado por el
objeto a, se trata de la partida jugada desde la falta.
Vemos en la ampliación planteada sobre la función del discurso en el
lenguaje cuatro formas de configurar el lazo social en donde naturalmente
siguen jugando importancia el contexto, el código, el contacto y el mensaje,
pero ahora las relaciones implícitas o inconscientes son capitales, apuntan
a revelar lo que rodea el significante y lo que escapa como saber insabido.
81 ~ 82
Amo Universitario
$ a
$ ~ 81
Histérica Analista
a 82
537
r
538
buir a un código la existencia desligada de la comunicación lo que convier-
te al lenguaje en una ficción escolástica; los modelos científicos, por cierto
organizan sus propias exclusiones. El tenor de la ciencia, como advierte
Lacan, es excluir toda subjetividad, como resultado lo real emerge con mayor
fuerza como retroacción del propio discurso bajo la forma de una verdad
aterradora o como un síntoma inadvertido.
F. de Saussure y R. Jakobson indicaron el desarrollo conceptual que el
símbolo aporta a la cultura, lo que S. Freud después subrayó al establecer
la separación de los mecanismos descritos como proceso primario y secun-
dario, es decir, entre el inconsciente y el consciente-preconsciente; con ello
iluminó la vertiente más radical para examinar los efectos del lenguaje,
.concretamente la metáfora y metonimia, efectos de sustitución y combina-
ción del significante, los cuales en las dimensiones sincrónicas ydiacrónicas
establecen lo que emerge en el discurso. El problema es dar cuenta de cómo
el sujeto queda a definirse en esas dimensiones y la excepción del ser del
sujeto, en lo que se divide y reconstituye.
Si el Yo es definido como un significante, dice Lacan, es el indicativo
(shiftel) de lo que en el-sujeto del enunciado designa al sujeto en cuan-
to habla; también es la designación del sujeto de la enunciación, sin signi-
ficarlo, y es así como se puede sostenerse que el sujeto "falta" al enunciado.
Los expertos en morfosintaxis palidecen al clasificar gramatical mente los
enunciados con arreglo a criterios rígidos convencionales; a veces el suje-
to es tácito, semblante o ausente, siempre punto de ambigüedad, y el verbo
y complemento demuestran el drama de la incompletud. "¿A dónde quie-
ro llegar sino a conveceros de que lo que el inconsciente trae a nuestro exa-
men es la ley por la cual la enunciación nunca se reducirá al enunciado de
discurso alquno?"."
Es interesante señalar que el sujeto se constituye, en la definición del
binarismo jakobsoniano, como lo resultante de la oposición significante entre
un significante (Sl) y otro (S2)' o bien en la oposición lenguaje y palabra, que
se asocia en la disimetría entre emisor y receptor donde la palabra designa
en el discurso lo que se produce entre la incompletud del Otro simbólico, el
nombre estatuido para el lenguaje y la incompletud del sujeto; y lo que se
produce a partir de ese binarismo es un semblante, semblante de dominar
por los significantes la falta, obturándola a través de la palabra y lo imaginario
del fantasma.
La diferencia entre Lacan y Jakobson es la concepción general del
mundo como un envolvimiento infinito de totalidades para el segundo, mien-
tras que para Lacan el matema S(IÁ), significante de la incompletud de lo
simbólico, implica que nada es todo. .
539
¿Quién habla cuando nos referimos al sujeto del inconsciente? Quizá
proviene de un lugar inter-dicto, intradicho de dos sujetos, interrupción que
hacer surgir al sujeto como discontinuidad de lo real de la estructura. Y en-
tre lenguaje y palabra, el resto impuro, lalangue, subraya la heterogenei-
dad de los registros del psiquismo. La estructura es lo real que se abre paso
en el lenguaje, inconsciente que se denuncia como un real último.
Si en lingüística interesa el significante en la determinación del signifi-
cado, en psicoanálisis interesa la verdad que emana del discurso, al preci-
sar en los huecos de sentidos sus determinantes. Es en los discursos más
consistentes donde se deduce lo que se hace llamativo en torno de la sub-
jetividad y de lo inconsciente. Del síntoma al fantasma se pone en evidencia
un sujeto desvaneciéndose o reapareciendo en relación con el objeto como
trozo de real contingente indispensable, sin el cual el sujeto se perdería entre
significante, parte del cuerpo perdida, ese objeto a encarnado en la voz o en
la mirada encubre siempre la ilusión de un goce y un complemento, suscita
la atención, el deseo por su mismo sinsentido. En las prácticas cotidianas,
donde el hablante aspira a sostener el interés del otro, el objeto a juega su
papel con o son evidencia produciendo efectos según la posición que ocupe
en cada tipo de discurso: suscitar la falta, negarla, depositaria en el otro,
etcétera. En la ficción, lo que circunscribe el interés en la trama es el
advenimiento de una verdad, el núcleo del misterio gestado por lo común
alrededor del imposible de goce. En La figura en el tapiz, de H. James, el
enigma se gesta alrededor de la escritura de una célebre figura de las letras;
todo gira -en torno de ese misterio, verdadera agalma centrada alrededor
de lo que se imagina como exquisitez, siempre produciendo anamórfica-
mente en los personajes la ilusión de un goce innominado. La ilusión rea-
liza a través de la producción del objeto ausente (a) el engaño de un plus de
goce y la revelación inminente nunca se consuma, tal vez porque no existe;
es allí donde advertimos el poder de la evocación que corre en paralelo con
los significantes.
El discurso, como cualquier producción de sentido, aspira a sustituir la
falta organizadora de lo real por la ilusión del encuentro o por la posibilidad
de gozaren algún momento en el intento, siempre entre un significante y otro,
en la falta de evidencia que se substiende, en esa remitencia a un objeto que
pudiera otorgar la solidez imaginaria anhelada por el sujeto.
No es otra cosa lo que plantea Gerard Miller en su libro El diván de los
pouticos.' donde al analizar gestos, signos, frases, síntomas en el discurso
adoptado, se advierten efectos metonímicos, donde los detalles, los sem-
blantes del objeto a, distribuyen la economía de los signos o de las sos-
pechas, la atribución del goce al otro, merced a lo cual "las cosás tienen
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sentido", en los elusivos puntos de interés entre un emisor que quizá no
se tome por tal y un receptor que podría más bien ser el Otro, se vincula el
modo de discurso a la figura del maitre, del amo del sentido, el que cita o se
hace citar, el responsable del estado de las cosas; se trata de nuevo de
oposiciones: lo nuestro y lo ajeno, lo inconciliable. La exclusión, el odio
contra el sector extraño, no tarda en aparecer entre los grupos, es un
inevitable impuesto por el orden simbólico y porque el goce "lo tiene siempre
el otro" o ninguno; el goce imposible atribuido al sector heterogéneo, ajeno
al conjunto, da consistencia "al nuestro" y después de todo no hay sino "el
Amo que el otro quiere ser cuando yo lo dejo de ser"; el goce imposible es
la razón de la cultura y es la garantía de la consistencia idealizada del grupo
que apuesta siempre en el Nombre-del-Padre, por el significante de domi-
nio. Pero ¿acaso el dominio no existe en toda producción? Barthes señalaba
que la jerarquización de frases, la subordinación, evocan la puesta en es-
cena clásica; la diferencia de papeles de planos al socializarse obliga al
mensaje a reencontrar la estructura de orden; las ideas, entidades apenas
distinguibles en la interlocución, son desbordadas por el cuerpo. En lo es-
crito aparece un nuevo imaginario, el del pensamiento: es quizá discurso
de maitre, de amo; el Otro está allí siempre bajo la figura anónima del lec-
tor, pensamiento en escena, en donde cada sujeto se ve llevado a situarse,
a marcarse, a colocarse intelectualmente, lo que quiere también decir
poi íticamente. 4
En la relación que situaba Jakobson como problemática entre poética
y lingüística, parecía como si la poética, que ocupa un lugar preeminente
en la literatura, fuera aquello que establece un dominio separado en su al-
ternativa autorreferencial, casi excluyente del lenguaje formal, para vincu-
larse al código, al tesoro de significantes o a la significancia. Si como he-
mos visto lalangue sería el conjunto plenamente definido como excluyente,
que existe al lenguaje y que define el aspecto menos reconocido de la
lengua, la poética no les es ajena, puesto que una función y otra lindan con
la insistencia del significante, con el síntoma del habla y del discurso, siem-
pre en referencia a la dimensión sintomática del sujeto hablante, tal parte
establece un nexo entre la sincronía y la diacronía, entre el lenguaje yel
habla.
Jakobson confesaba que los conceptos de código y mensaje pertene-
cientes a la teoría de la comunicación le parecían menos ambiguos que los
que sustenta la dicotomía en la teoría del lenguaje (lengua-habla, lenguaje-
discurso); ello era en razón de concebirlos respectivamente como meta-
lenguaje (el código) y función poética (el mensaje). Para Lacan, el lugar del
Otro es el lugar del tesoro del significante, pero allí no habría "el código", más
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bien "es ciertamente de otra cosa de lo que se trata en el mensaje, puesto
que es por él como el sujeto se constituye, por lo cual es del Otro de quien
el sujeto recibe incluso el mensaje que emite"."
Como decíamos, en el seminario Encare Lacan rinde homenaje a Ja-
kobson para advertir de ese conjunto excluido de la lingüística, correspon-
diente al habla y al inconsciente, lingüistería, lalangue, todo aquello que
en el sujeto opera como represión original y que no cesa de evocar el goce
imposible o bien el goce que gesta de ese imposible.
El significante circunscribe el enigma, la evocación; pese a que vivi-
mos con él hacemos como si no existiera, no es gracias a Saussure que
sabemos de él, pues, como dice Lacan, se remonta hasta los estoicos, San
Agustín lo subraya. Como señaló Jakobson, no es tampoco tan sólo la pa-
labra lo que lo fundamenta, quizá sea un cierto empleo de la frase, el que in-
dica el proverbio por ejemplo, la significancia menos cerca del sujeto que del
Otro es quien lo enlaza. El significante, al hacer un alto en el goce, reverbe-
ra y retorna por la significancia en su verticalidad aludiendo a su poder. Qué
trabajo cuesta a la cultura precisar su peso, sólo se toman de él sus efectos
aparentes, su utilización en referencia al supuesto saber.
El mundo surge de equivocidad, de homonimia, y porque hay real,
simbólico e imaginario, cada uno imponiendo un cristal diferente a la
realidad, imaginario el individuo, real el sujeto, simbólico el significante. En
los semblantes del discurso impera la consistencia, la precisión, la definición
obligada que nunca ata los cabos; en cambio, el síntoma anuda lo heterogéneo,
ya lo sabemos, las cosas se anudan, sí, pero en lo imaginario.
J. C. Milner" advierte del gusto que priva en la cultura por los semblan-
tes de los diferentes discursos. En la política se obliga a conferir a algún
significante uno de los rasgos figurables de una realidad, como si hiciera
imagen de lo que representa. En el discurso de la ciencia se toman los sig-
nificantes del conocimiento por el saber o por el conocimiento mismo. No
habría además el universo de lo político como un todo único, sino lo políti-
co heterogéneo planeado en los registros simbólicos, real e imaginario. No
conviene tomar el uno por el todo, ni una cosa por otra; paradójicamente, es
en el conocimiento científico donde se demuestra con mayor tesón el amor
delusivo por el significante.
El significado, dice Lacan, no guarda relación con los oídos sino más bien
con la escucha del significante, es su efecto, puede incluso advertirse en el
Grafila de Platón. Al faltar el significante definitivo, conclusivo, el sujeto
queda sin definición al verse representado por tan ríspido representante; le
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queda la evocación, la alusión a lo imposible en el muro de lenguaje, por la
letra o por el signo donde el significante puede acaso localizarse. Nuestro
discurso dirá a medias su verdad, ya que el significante engendra después
de todo una significación cualquiera, se cambia por otra. El que establece
una verdad a través de un discurso se atiene al lugar que asume como
agente o semblante, tiene que adoptar forzosamente la división producida
entre lenguaje y palabra y se hará cargo de lo que no cesa de no escribirse.
Con todo ello estará cerca de la consistencia, del sentido por su imagi-
nario, de la metáfora que suple la falta por su simbólico y del goce por los
trozos de real que surjan. Hay más cosas en el mundo, es verdad, que la
comunicación.
Bibliografía
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Esta obra
se terminó de imprimir en
el mes de diciembre de 1996,
en los talleres gráficos del Instituto
Nacional de Antropología e Historia,
ubicados en Av. Tláhuac 3428, colonia
Los Reyes Culhuacán, México, D.F. En
la impresión, a cargo de Antonio Rosales
Huidobro, se utilizó papel Bond blanco
de 36 kg. para los interiores y papel
Couché mate de 139.5 kg. para
la portada. La edición consta de
500 ejemplares.