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Conflicto

Existen varias definiciones de conflicto, pero en nuestro ámbito de estudio


queremos evitar la carga negativa que se le atribuye habitualmente y que
pase a ser un elemento proactivo o positivo, que permite asumir los
problemas resolviéndolos con criterios cooperativos, redistributivos,
democráticos y equitativos para evitar el enfrentamiento violento o el uso de
la coerción física o psicológica
1. Los polemólogos difieren más en la forma que en el contenido de la
definición y establecen que existe conflicto en los siguientes supuestos:

➢ Cuando personas, grupos u organizaciones económicas, políticas,


sociales o culturales persiguen objetivos opuestos, de manera
competitiva en un mismo espacio, tiempo o lugar, defendiendo sus
valores o queriendo imponer sus opiniones sobre el resto.
➢ Cuando dos o más partes perciben que, parcial o totalmente, tienen
intereses divergentes o metas mutuamente incompatibles,
produciéndose así una discordancia entre sus conductas, percepciones,
objetivos y/u o afectos
2 . 1 Isabel Tamarit, Conflictos armados y pobreza: el desarrollo como la
vía hacia la paz, Barcelona, Intermon, 2001. 2 Dora Sehnitman, Nuevos
paradigmas de la resolución de conflictos, Bogotá, Garnica, 2000.

➢ Cuando dos o más instancias (personas, etnias, partidos políticos, grupos


o países) perciben como incompatibles sus intereses, valores o conductas.
Estas situaciones de desavenencia producidas en los ámbitos familiar,
educativo, laboral, intergubernamental, interregional, etc., pueden percibirse
como un asunto indeseable o como una oportunidad de cambio 3 .

➢ Cuando existe una confrontación de intereses, percepciones o actitudes


entre dos o más pares 4 .
Así pues, cabe afirmar que el conflicto puede surgir cuando se manifiesta un
constante deseo de poseer y de adquirir, o bien de realizar tareas o de
superar obstáculos; o bien cuando se tienen objetivos predeterminados,
tales como el de ejercer el poder para imponer por la fuerza las ideas o los
programas; o bien cuando las ideologías exigen de sus adeptos el logro de
objetivos a corto, medio y largo plazo de forma que, para conseguirlo, se
sirvan de todos los medios a su alcance. Es obligación de los Gobiernos y,
en especial, de los centros educativos, enseñar cómo resolver las
contradicciones que pueden convertirse en fuente de conflicto. Lo
importante es no sólo saber que existen diferencias, intereses encontrados
o no, sino cómo se solventan; es básico tratar de resolver los conflictos
creando alianzas y evitando el aislamiento o la marginalidad. Tipología y
niveles de conocimiento en los conflictos Los conflictos deben ser
analizados desde la multidisciplinariedad, teniendo en cuenta los factores
históricos, sociológicos, jurídicos (Derecho internacional), políticos y éticos
de los mismos, dado que los aspectos psicosociales son parte intrínseca de
la educación integral en el seno de una sociedad. Atendiendo a aspectos
como las partes enfrentadas en los conflictos o bien la motivación de los
mismos, puede establecerse la siguiente clasificación:
1. • De acuerdo con las partes enfrentadas:

• Conflictos intrapersonales: Confrontación entre dos o más


personas entre las cuales las hostilidades encubiertas y la
desconfianza mutua han dado lugar a dificultades en las
relaciones, problemas de percepción y disputas por imponer su
voluntad. En el caso de tratarse de familias o grupos, la existencia
de reglas establecidas por una autoridad «paterna o un líder», o
bien la existencia de códigos propios impuestos por la tradición,
sustentan, por lo general, las confrontaciones. La existencia de
una fuerte carga emocional hace difícil determinar cuál es la
causa objetiva de la disputa.

• Conflictos intergrupales: Confrontación entre individuos o


grupos dentro de un vecindario, institución u organización
empresarial, deportiva, etc. En la medida en que los centros
urbanos han ido aumentando, los conflictos comunitarios lo han
hecho en esa misma proporción. El ruido, la utilización del espacio
público, el aumento de la delincuencia, la prestación de servicios
públicos, la inmigración, la construcción de centros religiosos no
tradicionales, etc., son, entre otras, las razones de las disputas
que surgen en el seno de la sociedad.

• Conflictos organizacionales: Confrontación entre


multinacionales, tratados comerciales entre países, etc.
Tradicionalmente los empresarios, incapaces de establecer
acuerdos con la competencia, realizan prácticas desleales e
ilegales, que van desde el espionaje industrial hasta el plagio de
marcas, para obtener beneficios económicos.

• Conflictos internacionales: Confrontación entre países que


afecta a la comunidad internacional. La delimitación de fronteras,
el incumplimiento de pactos o de normas internacionales, la
utilización de recursos naturales, la ayuda a terroristas, etc.,
marcan los conflictos internacionales en el siglo XXI . Ejemplos de
ello son los conflictos entre Israel y Palestina, Estados Unidos y
Afganistán, India y Pakistán e Irak y Estados Unidos 5 .

2. • • De acuerdo con la motivación, Rupensigle establece la existencia


de: Conflictos ideológicos: Tienen lugar entre el Estado y los
movimientos insurgentes, y su causa principal es la falta de igualdad y
de oportunidades entre los sectores sociales de un país.

• Conflictos de gobernabilidad y autoridad: Están relacionados con el


reparto del poder y la autoridad en la sociedad. La oposición demanda
cambios en la política del Gobierno y en el control de los recursos.

• Conflictos raciales: Se producen normalmente cuando existen


diferencias o privilegios de unas razas o etnias frente a otras que
conviven en un mismo Estado.

• Conflictos medioambientales: Están motivados por el control y el uso


de los recursos naturales del país.
Conflictos de identidad: Se deben a diferencias étnicas, religiosas,
tribales o lingüísticas. El principal objetivo de los contendientes es
obtener el poder y con él la seguridad.
El desarrollo de nuevas tecnologías informáticas y de comunicación nos
permite estar permanentemente informados sobre los conflictos que surgen
en el mundo y, a su vez, podemos expresar nuestro acuerdo o desacuerdo
respecto a la forma de resolverlos; la televisión, en especial, es un medio
que acerca los conflictos a nuestras vidas. Nos estamos acostumbrando a
recibir información sin digerirla, a tomar la opinión de los periodistas como la
verdad, a que se oigan nuestros puntos de vista pero no a oír el del otro. En
este diálogo de sordos, las respuestas pueden llegar a ser inadecuadas, y
en vez de ayudar a resolver un conflicto pueden agravarlo. En los conflictos
que trascienden de la esfera privada a la pública hay un elemento
circunscrito a las comunicaciones que hay que tener en cuenta a la hora de
analizarlos: lo que sucede en un continente es conocido en pocos minutos
en el resto del mundo, por lo cual lo que se denomina opinión pública —y
que ayuda a los gobernantes a tomar decisiones— debe ser manejado de
forma tal que permita determinar el nivel de conocimiento del conflicto,
evitando planteamientos parciales o reduccionistas.
1. 2. Existen tres niveles de conocimiento de un conflicto: 3. Nivel
superficial: Constituye el nivel de las opiniones y es el objetivo de las
preguntas que se hacen en las encuestas. Nivel intermedio: Es el nivel de
las actitudes, el marco de las conexiones morales y cognitivas en que se
basan las opiniones. Nivel profundo: Se trata del nivel de los valores, sobre
el que reposan las actitudes, que, a su vez, influyen sobre las opiniones. El
sociólogo Worcester compara estos tres niveles de conocimiento con los
fenómenos que se producen en el mar, afirmando que las opiniones son
como las olas, superficiales, fáciles de cambiar de dirección; las actitudes,
como las mareas; y los valores, como las corrientes, muy profundas y que
cambian muy poco. Así pues, se deben ponderar con objetividad los pros y
los contras de una decisión o acción, haciendo consideraciones de coste,
beneficio, riesgo y de consecuencias internas o externas.
.

Etapas del conflicto


La evolución del ser humano ha permitido dejar atrás las reacciones
instintivas de lucha o huida como mecanismos para afrontar las
adversidades o los obstáculos en la consecución de sus objetivos. Las
contribuciones de la biología, la antropología, la sociología, el Derecho y la
psicología en la resolución de los conflictos es lo que permite llegar a
acuerdos cuando surgen las diferencias o las discrepancias. Un conflicto
bien gestionado puede facilitar la consecución de acuerdos que permitan
realizar tareas comunes, fortalecer las relaciones y motivar el trabajo en
equipo. Durante el proceso de desarrollo de un conflicto podemos distinguir
las siguientes etapas: • • • • • Conocimiento: Toma de conciencia por las
partes de la confrontación.
Diagnóstico: Evaluación por los actores de la naturaleza del conflicto:
intereses en juego, valores estratégicos, necesidades inmediatas, etc.
Reducción: Disminución de las cargas emocionales y comprensión de las
diferencias para poder gestionar el conflicto.
Negociación, mediación o arbitraje: Utilización de los procesos de
resolución del conflicto.
Elaboración de acuerdos: Establecimiento de pactos y cumplimiento de
acuerdos. La adecuada gestión de las fases de un conflicto requiere de
actuaciones específicas que comprenden un amplio lapso de tiempo: • •
Prevención (antes): Evitar que un conflicto se transforme en un conflicto
violento. Intervención y Resolución (durante): Adoptar una resolución
política del conflicto..
• Rehabilitación (después): Impedir que retorne la situación de conflicto
violento, generar la paz con desarrollo (caso de El Salvador). En el caso de
los conflictos armados, Isabel Tamarit establece: • • • Prevención (antes):
Evitar que un conflicto se transforme en un conflicto violento. Intervención
(durante): Analizar los factores que han influido en el estallido del conflicto
(actitudes, contexto, poderes, cultura, estructura de dominio, intereses, etc.)
y dar paso a la negociación o mediación. Rehabilitación (después):
Involucrar a los protagonistas del conflicto en una solución, en el que la
sociedad civil desempeñe un papel fundamental en la reinserción. Para
Jesús Antonio Bejarano, un enfoque apropiado para la solución política de
un conflicto requiere de los siguientes elementos:
a) formación del conflicto, b) análisis de las incompatibilidades, c) conducta
de los contendientes y d) elementos de la formación de la paz.
La intolerancia y la violencia: una puerta abierta al conflicto A pesar de los
avances que suponen las nuevas tecnologías de la comunicación, se
observa con frecuencia la existencia de sociedades y de grupos que no
aceptan a los otros. Se produce intolerancia en los siguientes supuestos:

➢ Cuando existe recelo y hostilidad hacia los sistemas de creencias y las


costumbres de otros pueblos.

➢ Cuando, sin reflexionar, se asume que el color de la piel, los rasgos


faciales y el cabello constituyen elementos diferenciales entre los seres
humanos, frente al hecho de que, en realidad, estas características no
tienen nada que ver con las capacidades físicas, intelectuales, morales o
emocionales de la humanidad, como especie única.
➢ Cuando se considera que la supremacía económica y científica de
Occidente durante los últimos tres siglos conlleva una superioridad racial.

➢ Cuando se ejerce el poder por el poder, al margen de quienes los


eligieron y del respeto a las minorías. Cuando existe la creencia, por parte
de las sectas fundamentalistas, tanto en el mundo cristiano como en el
islámico, de considerarse representantes de la única religión verdadera.
Para estos grupos la tolerancia real supondría el rechazo de sus propias
creencias. ➢Cuando no se está capacitado para asimilar ideas, costumbres,
religiones o culturas distintas a las que nos han formado se produce sin
duda un conflicto. Los intolerantes son incapaces de enfrentar el debate
abierto y democrático. No tienen más argumento que la violencia y con la
violencia no se puede hablar de pluralismo ni tampoco de sociedad civil. La
tarea fundamental, desde el punto de vista de la formación educativa, debe
partir del reconocimiento del otro, de sus habilidades, de sus defectos y de
sus ideas. Si no existe una tolerancia de ese otro se genera violencia, que a
su vez engendra más violencia. Kaplan afirma que la agresión física forma
parte de la condición humana. Sólo cuando las personas alcanzan un cierto
nivel económico, educativo y cultural esta característica se relaja.

La tolerancia es una condición previa para el ejercicio de la libertad


individual y colectiva, en cuyo seno el individuo puede mostrar sus aficiones,
exponer sus ideas y expresar sus opiniones críticas. Por su parte, las
instituciones religiosas deben evitar el fanatismo, el pensar que sólo existe
un Dios y una única creencia, y que la nuestra es la verdadera. El fanatismo
es patrimonio exclusivo de las dictaduras. Es necesario educar bajo la
libertad de conciencia porque el fundamentalismo es la expresión patológica
de un desequilibrio y de una quiebra del universo. La educación «en y para»
el conflicto Los conflictos deben ser analizados desde una perspectiva
abierta, que permita penetrar en su complejidad para evitar el análisis
simplista que conduce a respuestas cerradas y, en no pocas ocasiones, a
tomar decisiones equivocadas. Aceptar el conflicto es el principio para
encontrar soluciones. Así, la educación en y para el conflicto se asienta
sobre las siguientes bases: ➢ ➢ ➢ Aprender a analizar los conflictos y a
descubrir su complejidad. Encontrar soluciones que nos permitan afrontar
los conflictos sin violencia.
➢ Descubrir la perspectiva positiva del conflicto, entendiéndolo como un
instrumento de transformación de la sociedad y de las relaciones humanas
hacia mayores cotas de justicia. En suma, una palanca para la
transformación social. Entender la diversidad y la diferencia como un valor
en el mundo plural.
El conflicto debe ser entendido como parte integral del desarrollo de la
civilización, de la coexistencia y la convivencia pacíficas en el seno de la
sociedad, y sitúa a los miembros de una sociedad ante el reto de evitar
enfrentamientos violentos o manifestaciones de fuerza, a través de la
madurez social, económica y política. Los mecanismos sociales que deben
ponerse en marcha para la resolución de conflictos son la promoción de la
justicia, la paz, el desarrollo sostenible, la democracia y el respeto a los
derechos humanos.

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