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En el capitalismo, los individuos y las empresas usualmente representadas por los mismos, llevan a
cabo la producción de bienes y servicios de forma privada e interdependiente, dependiendo así de
un mercado de consumo para la obtención de recursos.[2] El intercambio de los mismos se realiza
básicamente mediante comercio libre y, por tanto, la división del trabajo se desarrolla de forma
mercantil y los agentes económicos dependen de la búsqueda de beneficio.[3] La distribución se
organiza, y las unidades de producción se fusionan o separan, de acuerdo a una dinámica basada
en un sistema de precios para los bienes y servicios.[4] A su vez, los precios se forman
mayoritariamente en un mercado que depende de la interacción entre una oferta y una demanda
dadas por las elecciones de productores y consumidores,[5] y estos, son necesarios para la
coordinación ex-post de una economía basada en el intercambio de mercancías.[6]
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella sociedad política y jurídica originada basada en
una organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción,
caracteres propios de aquel sistema económico.[15] En el orden capitalista, la sociedad está
formada por clases socioeconómicas en vez de estamentos como son propios del feudalismo y
otros órdenes pre-modernos.[16] Se distingue de aquel y de otras formas sociales por la
posibilidad de movilidad social de los individuos, por una estratificación social de tipo económica,
[17] y por una distribución de la renta que depende casi enteramente de la funcionalidad de las
diferentes posiciones sociales adquiridas en la estructura de producción.[18]
El keynesianismo es una teoría económica propuesta por John Maynard Keynes, plasmada en su
obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en 1936 como respuesta
hipotética a la Gran Depresión de 1929.
La economía propuesta por Keynes se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las
variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos.[1] El
interés final de Keynes fue intentar dotar a las instituciones nacionales o internacionales de poder
para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el
gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica
para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto multiplicador que, según Keynes, se
produce ante un incremento en la demanda.
El neoliberalismo –también llamado nuevo liberalismo o liberalismo tecnocrático– es la corriente
económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al
liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980.[1][2]
Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre
comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en
la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias
tradicionalmente asumidas por el Estado.[3][4][5] Más concretamente, ese sector privado,
conformado principalmente por consumidores y empresarios serían, en el caso de estos últimos,
quienes podrían pasar a desempeñar roles que en determinados países asume y financia el Estado
con impuestos del contribuyente.[6][4][7][8] Sin embargo, el uso y definición del término ha ido
evolucionando en las últimas décadas[9] y no hay un criterio unificado para determinar qué es
«neoliberalismo».
Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica acuñada por el economista alemán
Alexander Rüstow en 1938 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino entre
medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación
económica.[10] El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de evitar nuevos
fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros
años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico. En las décadas
siguientes la teoría neoliberal tendió a estar en contra de la doctrina laissez-faire del liberalismo,
promoviendo una economía de mercado tutelada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser
conocido como la economía social de mercado.
En la década de 1960, el uso del término disminuyó en gran medida. El término se introdujo de
nuevo en la década de 1980, debido a las reformas económicas realizadas en Chile durante la
dictadura de Augusto Pinochet y que fueron impulsadas y supervisadas por economistas de la
llamada Escuela de Chicago, los Chicago Boys. A partir de aquí, el término empezó a adoptar
connotaciones peyorativas y a ser empleado por los críticos de estas reformas, al tiempo que el
neoliberalismo pasó de defender una postura liberal moderada a una más radical que incluía la
defensa a ultranza del laissez-faire y el capitalismo en general. El término es a menudo asociado a
los trabajos de los economistas liberales Friedrich Hayek y Milton Friedman.[9] También
representa y se asocia al conjunto de políticas económicas introducidas por Margaret Thatcher en
el Reino Unido y Ronald Reagan en los Estados Unidos.[1] Una vez que se estableció el nuevo
significado del término entre los estudiosos de habla hispana, pronto empezó a ser habitual en los
estudios económicos de autores anglosajones.[9]