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LA EDUCACIÓN

DE LOS NIÑOS
REFUGIADOS:
UNA VENTANA
AL FUTURO
Cerca de 16 millones
de menores, un
tercio de la población
española, sufren las
consecuencias de
abandonar su lugar de
residencia por culpa de
la guerra.
Foto: ACNUR/A. McConnell

ÍNDICE
1. Los niños y las crisis de refugiados 3

2. La importancia de educar a los niños refugiados 4


2.1. El futuro de los niños refugiados 4

3. ¿Qué beneficios supone educar a los niños refugiados? 4

4. Ejes transversales de la educación para niños refugiados 6

5. Los principales riesgos de los niños no escolarizados 7


5.1. Las niñas, doblemente vulnerables 8

6. Las dificultades de los programas educativos 8

7. Proyectos de ACNUR para la educación de niños 10


refugiados
1. Los niños y las crisis de refugiados
Más de 50 millones de
personas en todo el
mundo han tenido que
abandonar sus lugares
de residencia.

En el último medio siglo, más de 50 millones de personas en todo el mundo han


tenido que abandonar sus lugares de residencia debido a las guerras. Esta cifra supera
el número de refugiados ocasionados por la Segunda Guerra Mundial.

Aunque en 1948 se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y un año


más tarde se instituyó el Derecho Internacional Humanitario, los conflictos armados
no han cesado y la población civil sigue sufriendo sus consecuencias y desplazándose
a zonas más seguras. El mapamundi contemporáneo está lleno de puntos críticos en
este sentido.

Los niños representan un porcentaje significativo de la población refugiada o de aquella Los niños representan
que se desplaza internamente. Aunque es difícil saber con exactitud cuántos de ellos
se ven afectados por esta situación, algunas organizaciones señalan que la cifra se un porcentaje
acerca a los 16 millones, es decir, un tercio de la población española.
significativo de la
Por su indefensión y su dependencia de las personas adultas, los niños refugiados son población refugiada
un sector especialmente vulnerable y que, por tanto, debe recibir una consideración
especial por parte de los organismos de atención y acogida.
o de aquella que se
desplaza internamente.
De hecho, no todos tienen la suerte de llegar junto a sus familias a los campos de
refugiados. Muchos de ellos pierden a sus padres en medio de las acciones bélicas
o a lo largo de las travesías hacia zonas más seguras, lo cual les hace doblemente
vulnerables en contextos de crisis migratorias como la que vivimos ahora.

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2. La importancia de educar a los niños
refugiados
El pensador norteamericano Karl A. Menninger acuñó hace años una frase que vale la
pena recordar cuando hablamos de la importancia de educar a los niños refugiados:
«Lo que se les dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad».

Los refugiados pasan un promedio de 17 años en los campos de acogida, lo cual


supone que muchos niños permanecen en ellos durante buena parte de su niñez y
adolescencia. Es su medio natural, el espacio donde crecen y se desenvuelven, y como
tal tiene una influencia directa en su formación.

Aunque en estos campos los niños tienen garantizada la atención básica, el medio no
es el más adecuado para su crecimiento y desarrollo personal. Las condiciones siguen
siendo precarias y los organismos de atención deben redoblar esfuerzos para que los
efectos del destierro no tengan una incidencia negativa en su futuro.

2.1. El futuro de los niños refugiados


El porvenir de estos niños es incierto. Es posible que algunos logren volver a casa La educación es
y contribuyan al proceso de reconstrucción de sus países, tal como sucede ahora
mismo con aquella generación que, tras pasar varios años en el exilio, ha emprendido una herramienta
la vuelta a Tombuctú y a otras ciudades de Mali.
fundamental para el
Otros, por el contrario, serán reasentados en los lugares de acogida o en terceros desarrollo de los niños
países. En ese caso, deberán enfrentarse a procesos de integración que incluyen el
aprendizaje de idiomas y la adaptación a una cultura y unas costumbres distintas.
refugiados.

Por tanto, la educación es una herramienta fundamental para el desarrollo de los


niños refugiados, independientemente de cuál llegue a ser su lugar de residencia a
largo plazo. Es el recurso más valioso con el que se les puede dotar para la vida, así
como una vía directa para construir mejores sociedades.

3. ¿Qué beneficios supone educar a los


niños refugiados?
La educación de los niños refugiados está contemplada en la Convención de Ginebra
de 1951, un texto avalado por la Organización de las Naciones Unidas en el que se
recogen los derechos fundamentales de los refugiados en el mundo.

Un reciente informe de la Unesco señala que cerca de 170 millones de personas en el


mundo podrían salir de la pobreza si los niños de los países empobrecidos salieran
de la escuela con habilidades de lectura y escritura básicas, es decir, superados los
primeros niveles de la educación primaria.
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Teniendo en cuenta las condiciones adversas de muchos campos de refugiados, educar
a los niños adquiere una importancia todavía mayor y supone enormes beneficios para
el día a día de las familias que viven allí. Veamos cuáles son esos beneficios:

• La educación es un valioso aporte para el desarrollo de la personalidad y


el talento de los niños. La huida forzosa de sus lugares de origen no tiene por qué
ser un impedimento para que descubran sus capacidades, habilidades y virtudes
personales, que en el futuro puedan determinar su profesión u oficio. Ayudar a que
las descubran es una forma de abrirles nuevas puertas y opciones para combatir la
pobreza y la desigualdad.

• Ir a la escuela les permite retornar a su infancia. La experiencia del


desplazamiento forzoso supone el fin de la niñez para muchos pequeños. Es una
ruptura significativa en su experiencia de vida; nada vuelve a ser como antes. Sin
embargo, también es cierto que los niños tienen una mayor capacidad de adaptación
y reinvención que los adultos. Las escuelas de los campos pretenden mitigar los
efectos negativos del desplazamiento y rehacer la historia de vida de cada niño. Asistir
diariamente a las clases y compartir vivencias con amiguitos de su edad les hace
saber que, pese a todo, siguen siendo niños.

Las escuelas de los


campos pretenden
mitigar los efectos
negativos del
desplazamiento y
rehacer la historia de
vida de cada niño.
Foto: ACNUR/P. Behan

• La rutina escolar los aleja de los peligros cotidianos. Pese a los esfuerzos
de los organismos de atención, muchos campos de refugiados son inseguros y
no ofrecen protección suficiente. El clima que impera en ellos es el de personas
que deben superar traumas y experiencias complejas derivadas de la guerra y del
desplazamiento, además de la permanente lucha por la supervivencia diaria. En ese
sentido, las escuelas de los campos de refugiados se convierten en espacios que
evitan que los niños se expongan a nuevos peligros.

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• Las madres cabeza de familia son más autónomas y pueden dedicarse a otras
tareas que garanticen la supervivencia de sus familias en el campo de refugiados
como, por ejemplo, desarrollar actividades económicas complementarias, cultivar
hortalizas en los huertos aledaños e incluso formarse y capacitarse en los propios
campos.

• Los hermanos mayores, a los que se les suele encargar el cuidado de los más
pequeños, también se benefician si estos van a la escuela o a la guardería,
pues eso los libera de la responsabilidad de velar por su seguridad, lo que permite
a su vez que ellos mismos asistan a un colegio. Tanto los padres como los hijos son
mucho más autónomos e independientes.

4. Ejes transversales de la educación


para niños refugiados
Una de las funciones de la educación es el fomento de los valores. La escuela es una La escuela es una
de las primeras comunidades a la que pertenecen los niños y, como tal, debe sentar
las bases para la convivencia en sociedad. de las primeras
comunidades a la
Aunque en un campo de refugiados esto es aún más complejo, pues el continuo
tránsito de familias impide la conformación de grupos o comunidades sólidas. La que pertenecen los
educación en valores no deja de ser una prioridad para los maestros y voluntarios de
la enseñanza que ejercen sus labores en estos lugares.
niños y, como tal,
debe sentar las bases
El aprendizaje de valores es uno de los ejes transversales de la educación de los
niños refugiados. Veamos cuáles son dichos valores:
para la convivencia en
sociedad.
• Autosuficiencia. Los niños deben aprender a desarrollar habilidades que les
permitan valerse por sí mismos. Ser autosuficiente es la condición necesaria para
la formación de personas libres. Esto implica ser creativo, curioso y estar en
permanente búsqueda de nuevas formas de expresión. Los niños autosuficientes
tienen más posibilidades de salir de la pobreza.

• Igualdad. En los campos de refugiados suelen convivir familias que comparten


diferentes lazos, bien de tipo étnico, geográfico o religioso. Sin embargo, como
en todas las comunidades, en ocasiones coexisten diversos grupos donde las
diferencias son evidentes. La educación es una excelente herramienta para subrayar
la igualdad y fomentar otros valores como el respeto, la tolerancia y la convivencia
pacífica.

• Solidaridad. Los niños deben entender la importancia de la solidaridad, no solo en


el contexto de crisis humanitaria en el que están inmersos, sino también en otros
terrenos. Inculcándoles este valor desde edades tempranas, lo más probable es
que cuando sean adultos retribuyan algo de lo que en su momento se les brindó. Un
ejemplo de ello lo vemos en la historia de Lana Mayer, croata de 35 años, quien en
1991 tuvo que huir con su familia debido a la guerra de los Balcanes. Llegaron a un
centro de acogida en Alemania, donde les prestaron apoyo y permanecieron durante
seis años. Gracias a ello Lana aprendió alemán, idioma que ahora enseña a los niños

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refugiados que día a día llegan a las costas de su país, mayoritariamente de origen
sirio. “Mucha gente aún recuerda la guerra que hubo aquí y por eso sienten más
empatía hacia los refugiados. Yo les enseño idiomas para hacerles sentir mejor”,
afirma.

• Integración. Aunque el futuro de los niños refugiados es incierto, las escuelas


deben promover en ellos la necesidad de integrarse en los países que les acogen
y a convivir pacíficamente en ellos. Además, deben servir como escenarios para
fomentar actitudes como el compañerismo y la amistad.

5. Los principales riesgos de los niños


no escolarizados
Los niños refugiados que no asisten a las escuelas son más propensos a sufrir nuevas
formas de violencia. En cierta forma, la rutina escolar sirve para protegerlos de abusos
que pueden sufrir tanto dentro como fuera de sus familias.

Por ejemplo, dedicar horas a una rutina escolar los aleja de responsabilidades como el
cuidado de sus hermanos pequeños o incluso del trabajo infantil, una práctica que es
bastante frecuente cuando las familias de refugiados permanecen durante años en los
campos y que suele estar ligada a otros problemas como la explotación.

Además, los menores no escolarizados son presa fácil para los grupos armados que
operan en países como la República Centroafricana o el Congo, donde son reclutados
forzosamente para realizar trabajos de mensajería, cocina o, incluso, para participar
en los combates. En la actualidad, se calcula que existen unos 10.000 menores
víctimas de esta situación en el mundo.

Foto: ACNUR/C. Fohien

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5.1. Las niñas, doblemente vulnerables
Las niñas son un colectivo especialmente vulnerable en este contexto. Por su condición
Las niñas son un
de mujeres, están más expuestas que los niños a sufrir abusos sexuales o violaciones,
tal como sucede con muchas de ellas durante las travesías que emprenden antes de colectivo especialmente
llegar a los campos de refugiados.
vulnerable en este
Tanto dentro como fuera de los campos, son más vulnerables a matrimonios forzosos. contexto. Por su
Sus familias las sacan de las escuelas para que contraigan matrimonio y sean sus
maridos quienes las mantengan. Eso sucede especialmente cuando la situación condición de mujeres,
económica familiar no es buena y las niñas son vistas como una “carga”. están más expuestas
Muzon, refugiada siria de 17 años, conoce bien este problema y por ello dedica varias que los niños a sufrir
horas al día a enseñar a las niñas del campamento de Azraq, en Jordania. Huyó hace
abusos sexuales o
tres años dejando inacabados sus estudios de secundaria, algo que ahora es una
motivación para compartir sus conocimientos. violaciones.
“He tratado de convertir esta experiencia en algo positivo. Ser refugiada no tiene por
qué arruinar tu vida”, afirma Muzon, que además trata de desmontar la idea, tan
extendida en el campo de Azraq, de que un matrimonio precoz es la mejor forma de
garantizar el futuro de las niñas refugiadas.

Muzon se enfrenta a tradiciones muy arraigadas que se oponen a su poder de


convocatoria. Por ejemplo, las niñas dejan de asistir al colegio porque deben a ayudar
en las labores de casa y otras porque son obligadas a casarse durante la adolescencia.
Los organismos de atención también trabajan en la instalación de letrinas separadas en
los colegios, pues muchas niñas se ausentan varios días de clase por la menstruación.
Esta labor se complementa con la dotación de material de higiene.

6. Las dificultades de los programas


educativos
Sin embargo, aun cuando los aportes de voluntarios como Muzon son fundamentales,
los recursos para garantizar la sostenibilidad de programas educativos en los campos
de refugiados y en las zonas de conflicto siguen siendo insuficientes. El número de
familias refugiadas aumenta día a día.

Las principales dificultades a las que se enfrentan los organismos de atención en el


área educativa son las siguientes:

• Aulas insuficientes y mal acondicionadas. Día tras día se suman nuevos niños
a las clases, lo cual obliga a construir más aulas dentro de los campos y a dotarlas
con elementos como pupitres, pizarras, letrinas y espacios aptos para la limpieza, la
higiene y otras necesidades.

• Pocos maestros. En muchos casos, ni siquiera con el apoyo de profesores


voluntarios se logra satisfacer la demanda en los campamentos.

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Foto: ACNUR/C. Fohien

• Escasez de recursos para alimentar a los alumnos. Las escuelas para niños
refugiados no siempre cuentan con el presupuesto necesario para suministrarles al
menos una comida diaria o una merienda.

• Ausencia de libros de texto y útiles escolares. Las donaciones y los útiles


reciclados que llegan a los campamentos siguen siendo insuficientes. Muchos niños
echan en falta cuadernos, libros, lápices, pinturas de colores y otros artículos de uso
habitual en la escuela. También carecen de uniformes y calzado.

• Falta de actividades extraescolares. Los escasos recursos también impiden


realizar un programa de actividades posteriores a las jornadas escolares, algo que
podría incidir positivamente en el tiempo libre de los niños.

• Discriminación. Algunas familias impiden que sus hijos asistan a las escuelas de los
campos de refugiados para evitar que compartan el mismo espacio con personas de
creencias o ideologías distintas.

• Percepciones culturales negativas en torno a la educación. De hecho, algunos


padres ignoran el llamamiento de los organismos de atención para que sus hijos
asistan a las escuelas de los campos de refugiados, especialmente cuando se trata
de las niñas. Los maestros deben luchar contra muchos prejuicios que aún perviven en
torno a la educación y los métodos de enseñanza.

• Matrimonios precoces y embarazos. Los embarazos precoces también son


un obstáculo para que los adolescentes se sumen a los programas educativos
para refugiados. Otra causa de ello son los matrimonios de niñas o adolescentes
patrocinados por sus familiares. Al convertirse en madres o esposas, reducen
notablemente sus opciones educativas.

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7. Proyectos de ACNUR para la
educación de niños refugiados
ACNUR es uno de los organismos más comprometidos con la educación infantil en el
mundo, especialmente en contextos de guerra o en crisis humanitarias como la que
presenciamos en la actualidad.

Está presente en los cinco continentes, ya sea con actividades de intervención directa
o con otras de incidencia indirecta como voluntariado, donaciones y formación. Los
ejes principales de su labor en el terreno educativo son:

• Construcción y rehabilitación de aulas.

• Dotación de casas-escuela.

• Contratación, formación, alojamiento e incentivos para maestros.

• Equipamiento escolar.

• Compra de uniformes para los niños.

• Incentivos familiares para el envío de los niños a las escuelas.

• Gestión de escuelas propias.

• Apoyo a centros escolares comunitarios.

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www.eacnur.org

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