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| 21/09/2017

Sobre el liderazgo cruceño


Recientemente este diario publicó un editorial al respecto, aunque quizás con alguna contradicción y
algún bache. Decía que “no es porque los cruceños seamos menos políticos por la falta de liderazgo en
ese campo, sino porque todas las decisiones importantes se deciden en la sede de Gobierno desde
siempre”. Entonces, ¿de qué adolecemos, si no de falta de capacidad de liderazgo político? Igualmente,
se hace una alegoría entre el yunque -Santa Cruz- y el martillo- La Paz-, indicando sin embargo que ello
no es señal de debilidad en tanto el yunque debe ser fuerte para saber soportar los golpes, para luego
denunciar que cada vez “somos vapuleados por leyes absurdas”. Entonces, ¿sirve ser yunque?
Si la intención fue llevarnos a una reflexión, hoy ya no es suficiente. Definitivamente, debemos
provocarnos, desafiarnos para despertar, en los que deben, el animal político necesario para que surjan
líderes. Un camino debería ser una severa autocrítica, sincera y que tome finalmente iniciativas
concretas, aun sean duras para quienes solo fungieron como élites económicas o de clase, hoy en
silencio o silenciadas.
Recientemente, la Gobernación condecoró a un prestigioso profesional y ciudadano cruceño por su
aporte a la región, por ejemplo. Evidentemente, la justificación apuntará a que desde la sede de
Gobierno y con este Gobierno es difícil que se reconozca el valor de algunos cruceños. Pero, ¿realmente,
objetivamente, tenemos personalidades con aportes tan valiosos que no solo signifiquen beneplácitos
para que el civismo cruceño tenga un reposo, y sí trasciendan y tengan real contundencia a escala
nacional? Al menos en esos términos, no.
La causa para que el liderazgo económico cruceño no tenga ni cercana paridad con el liderazgo que
genera no solo La Paz, sino virtualmente todas las regiones occidentales, es lo que debemos resolver. A
los que estén llamados, sin necesidad de pertenencias, debemos dejar que emerjan con el brillo de sus
capacidades. La resignación obligada (más que noble) de quienes hasta aquí nos han tratado de dirigir
para dar paso al que sea que valga, vale hoy más que nunca. No verlo así sería errar. Abandonemos al
menos el autoelogio, solo para comenzar. La comparación puede resultar odiosa y los métodos
empleados muy cuestionados: pero en Achacachi hoy mismo, desde bases y ‘pueblo’ del mismo MAS,
hay gente que se ha organizado con poco y con eso está haciendo mucho.
| 24/09/201
Región de oportunidades
Cuando Santa Cruz se acerque al año 2040 tendrá alrededor de 4,6 millones de habitantes de los 15
millones que alcanzará Bolivia. Implica que la región más poblada del país concentrará al 30 por ciento
de la nacional y, por lo tanto, será también su mayor mercado. Hace 67 años, el departamento estaba
poblado por 244.658 personas, equivalentes al 9% del total nacional. ¿Qué explica semejante
crecimiento demográfico en un tiempo tan relativamente corto? Un factor fundamental ha sido la llegada
masiva de migrantes del interior y del exterior, conformando una región multicultural y marcadamente
diversa. ¿Por qué vienen y siguen arribando tantas personas a vivir en Santa Cruz? Indudablemente que
por las oportunidades que ofrece.
El encanto de los recursos naturales siempre atrae. Santa Cruz los tiene y los ofrece generosamente
desde el inicio de su historia, muchas veces sin encontrar reciprocidad en quienes los aprovechan y los
siguen disfrutando. Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que los recursos naturales se agotan cuando
hay tanta generosidad y poca planificación y control. Estamos, por lo tanto, obligados a reafirmar en este
nuevo 24 de septiembre nuestro compromiso con un modelo de desarrollo que incorpore
necesariamente el equilibrio y la sostenibilidad en la explotación de los recursos naturales.
Como la mayoría de las ciudades y de las regiones del mundo que crecen mucho, Santa Cruz vive
tiempos de transformaciones, que a veces generan una sensación colectiva de crisis y de incertidumbre.
Más que angustia, los cambios tendrían que estimular retos y probar nuestra capacidad adaptativa, en un
mundo en el que sobrevive no el más grande sino el que mejor se adapta. La dinámica de la revolución
tecnológica obliga por ejemplo ahora a Santa Cruz a pensar más en la realidad digital. Su economía está
también desafiada a encarar la necesidad imperiosa de la diversificación y el incremento de la
productividad, para no depender tanto de un solo ingreso o de los vaivenes de los precios de las materias
primas.
La educación debe renovarse y adaptarse a los grandes cambios en un mundo de constantes
innovaciones tecnológicas. El tema ambiental es también de enorme importancia para el futuro
inmediato. Nadie puede mostrarse ajeno a los efectos peligrosos del cambio climático. Finalmente, Santa
Cruz debe también convencerse de que su impresionante progreso económico debe estar acompañada de
políticos identificados auténticamente con los valores de la democracia y con los derechos humanos
| 10/09/2017
Catástrofes naturales
Países del Caribe, México y Estados Unidos sufren a estas horas por los embates de grandes fenómenos
climáticos y telúricos que han causado dolor y muerte para cientos de personas en las últimas semanas.
El huracán Harvey asoló los estados de Texas y Luisiana entre el 17 de agosto y el 2 de septiembre, lo
que causó la muerte de más de 50 personas, cientos de heridos y miles de desplazados por las
inundaciones. Ciudades y pueblos enteros quedaron a merced de las aguas, mientras el mundo observó
azorado por las tormentas y los vientos de más de 290 kilómetros por hora que destrozaron todo lo que
encontraron a su paso.
Luego llegó el ciclón Irma, que ya causó un desastre en las islas del Caribe y, ahora, golpea a República
Dominicana, Cuba y Florida, donde se han puesto en marcha operativos de emergencia para socorrer a
las víctimas. Aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre el impacto que tendría el cambio
climático en la violencia y la magnitud que están registrando estos ciclones, está claro que estos
huracanes están batiendo récords históricos con graves consecuencias para millones de personas.
Pero frente a todo este cuadro de desastre natural, el sur de México sufrió en las últimas horas un feroz
terremoto de 8,2 grados en la escala de Richter, afectando principalmente los estados de Chiapas,
Oaxaca y Tabasco.
Más de 40 muertos es el saldo preliminar de este fenómeno telúrico, diferente en sus causas respecto de
los ciclones tropicales, pero igualmente destructivo y devastador para cientos de miles de personas.
Las reacciones y capacidades de los Estados frente a estos desastres naturales han sido dispares. Si bien
ante estos fenómenos climáticos es muy difícil evitar sus graves consecuencias, está claro que los
Estados tienen diferentes capacidades para encarar estos desastres. Estados Unidos, en su calidad de
potencia económica y militar mundial, enfrentó las inundaciones del Harvey con un gran despliegue de
recursos. Pero, en la contracara, República Dominicana y otras islas del Caribe tuvieron prácticamente
que padecerlas sin mayor reacción por su falta de recursos. México puso en marcha un inmenso
operativo para socorrer a las víctimas del terremoto en Chiapas, pero igualmente muestra debilidades
importantes para semejantes desastres.
Aunque Bolivia está lejos de estos ciclones tropicales y no forma parte del ‘cinturón de fuego’ de los
terremotos, el Estado en su conjunto debe adoptar las medidas necesarias para prever las consecuencias
de grandes desastres. Comenzando por las labores educativas para que la población sepa cómo actuar
frente a estos fenómenos climáticos.

03/09/2017
Una lección no aprendida
Ya hemos comentado antes las elecciones judiciales, proceso que ha demostrado su rotundo fracaso,
acompañado además de un rechazo mayoritario del pueblo. Este experimento ha causado asombro en el
exterior, pero no por lo bueno ni por sus resultados (malos) sino por lo insólito. En los países civilizados
del mundo al Poder Judicial se ingresa -y luego se asciende- por méritos, no por elecciones ni
influencias políticas, como sucede en Bolivia.
Las propias autoridades del MAS -comenzando por el presidente Evo Morales- se quejan de la justicia
boliviana, a lo que debe agregarse el reclamo generalizado de la gente ante tanta ineficacia, retardación,
corrupción y favoritismos. Y sin embargo, he aquí que se persiste con la dañina práctica, pese a obvios
resultados adversos.
Finalmente concluyó en la Asamblea Legislativa el proceso de selección de un conjunto de ciudadanos
de dudosos méritos profesionales, pero sí de comprobada adhesión al régimen vigente, cuyos
parlamentarios votaron masivamente para aprobar la lista final de ‘candidatos’. Nuevamente tendremos
una justicia amañada, deficiente e inerme, ante la influencia de un Órgano Ejecutivo que prácticamente
controlará sus actos o, peor, los podrá digitar. Esta lamentable subordinación de la justicia boliviana ya
es conocida en el exterior y ha motivado comentarios adversos de la comunidad internacional.
La lección de los comicios anteriores no fue aprendida. En esa oportunidad el MAS tuvo su primera
derrota electoral, aunque esta hubiera sido en forma indirecta por la sumatoria de votos blancos, nulos y
abstenciones. La mayoría del pueblo rechazó la propuesta de elegir a la cúpula judicial a través de
elecciones de ‘candidatos’ previamente manipulados y que luego se formalizaron como ‘legítimos’ con
el voto popular. De nada ha servido la experiencia anterior. Ahora se repiten las cosas, en una suerte de
“corsi ricorsi” que nuevamente nos llevará a tener un sistema judicial mediocre y dependiente de las
autoridades ejecutivas, violando así principios básicos de equilibrio de poderes que definen a la propia
institucionalidad democrática.
Se dice que el pueblo dará su ‘veredicto’, pero bien sabemos que aún si hubiera ‘victoria’, tal triunfo
deberá tomarse con pinzas; la legitimidad de los ‘electos’ seguirá en duda. Es una pena, las lecciones del
pasado no fueron tomadas en cuenta y la historia se repetirá otra vez.

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