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1º Bachillerato Adultos
IES “SÉNECA”
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Departamento de Filosofía
Filosofía
Bachillerato Adultos
ÍNDICE
2. Naturaleza y cultura
3. Características de la cultura
5. La evolución cultural
6. El proceso de socialización
10. La globalización:
11. Actividades
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La cultura consiste en el conjunto de información y de patrones de comportamiento
transmitidos mediante el aprendizaje de generación en generación, dentro de la especie
humana.
2. Naturaleza y cultura
A través de la contraposición tradicional naturaleza-cultura se ha pretendido afirmar que los
seres vivos se desarrollan siguiendo leyes deterministas naturales, mientras que el ser
humano lo hace siguiendo leyes indeterministas culturales.
Conviene, pues, aclarar este contraste. El término “naturaleza” tiene su etimología en la
palabra latina “natura”, del verbo nascere, que significa “nacer”. Por tanto, el significado del
término “naturaleza” se identifica con todo aquello que se posee por nacimiento, lo que cada
individuo es de por sí una vez que ha sido programado genéticamente en su ser biológico.
El término “cultura” tiene su etimología en la palabra latina “cultura”, que proviene de la
forma cultus, que significa “ cultivar”. Por tanto, el significado del término “ cultura” se
identifica con cuidar algo, con el conjunto de técnicas productivas, con todo aquello que cada
individuo adquiere como ser social que es.
Por tanto, naturaleza equivale a herencia biológica, mientras que cultura equivale a herencia
social. El ser humano es un ser natural que tiene por nacimiento unas características que le
pertenecen como propias, es un organismo que cuenta con unas disposiciones concretas que
posibilitan su desarrollo. Y, paralelamente, el ser humano es un ser cultural que requiere una
crianza o cuidado de sus capacidades, de acuerdo con el marco social en el que está inscrito.
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En el ser humano, en apariencia la biología se ha detenido; por contra, la cultura le permite
continuar progresando, inventando y creando.
Al mundo cerrado propio del animal se
contrapone el mundo abierto del ser humano. El
hombre no tiene instintos que resuelvan
espontáneamente situaciones propias de su
hábitat, pero tampoco le condicionan. Prueba
de ello es que el ser humano se ha esparcido
por los cinco continentes y ha colonizado todo
tipo de ecosistemas naturales, además de
inventar nuevos modos de vida.
La pequeña parte instintiva que conservamos y
podría ayudarnos se pierde para siempre en los nuevos modos de vida que el ser humano
inventa. La aversión que siente hacia los reptiles alguien que vive en una gran ciudad y no ha
visto una serpiente en su vida es, posiblemente, una respuesta instintiva a un peligro. No
obstante, el peligro más probable para esa misma persona quizás sea ser víctima de un atraco,
aunque no podemos detectar por instinto a un atracador antes de ser agredidos.
Si ya no tenemos respuestas instintivas adecuadas para nuestro mundo actual, eso significa
que debemos inventar estrategias para superar nuestros problemas. Si no lo hiciéramos así,
moriríamos desvalidos. De hecho, esto es lo que le ocurre a un recién nacido si nadie lo cuida.
Sin apenas instintos, tampoco tenemos cultura ni capacidad para adquirirla. Es como si
naciésemos prematuramente, y así es.
Sabemos que el motor de la evolución de la vida viene constituido por los cambios
medioambientales y la subsiguiente necesidad de adaptación a los mismos que experimentan
los seres vivos. La aparición, adaptación y reproducción del ser humano no constituye ninguna
excepción a esta regla universal. No obstante, una vez aparecido el ser humano, el ritmo de los
cambios y de la evolución en el ámbito sociocultural se ha acelerado progresivamente.
Entre la evolución genética y la evolución cultural ciertamente existen diferencias, pero
también ciertas semejanzas y, por tanto, es posible analizar el cambio cultural de forma
análoga a como analizábamos el cambio genético en la unidad anterior.
Gracias a la evolución cultural, la capacidad para percibir el medio ambiente y para reaccionar
adecuadamente ante lo que se percibe ha alcanzado en el ser humano el grado máximo de
desarrollo hasta ahora conocido. La cultura humana permite controlar los cambios
medioambientales sin necesidad de mutar sus genes: si la evolución genética requería el
concurso de numerosas generaciones y largos períodos de tiempo, la evolución cultural
solamente requiere el concurso de pocas generaciones y cortos períodos de tiempo.
La evolución cultural está guiada por propósitos conscientes, siendo el propio ser humano
quien decide introducir cambios en ella, mientras que la evolución biológica es independiente
de nuestra voluntad y el ser humano, como el resto de seres vivos, no hace sino acusar sus
cambios.
(Actividad nº 1)
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3. Características de la cultura
La cultura, como producto específico del ser humano que expresa su modo propio de vida,
presenta las siguientes características:
La cultura humana es social
La cultura humana es un proceso que se hereda socialmente. Cultura y sociedad son dos
conceptos distintos, pero conectados. Una sociedad viene configurada como un sistema de
relaciones que conecta a una serie de individuos entre sí. La cultura se identifica con los modos
de vida de los miembros de una sociedad y viene configurada por los valores que comparten,
las normas que acatan y los bienes materiales que producen. En consecuencia, la cultura
representa la vida social, hasta el punto que no puede haber una sociedad carente de cultura
ni, correlativamente, puede darse una cultura sin sociedad.
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La cultura humana evoluciona
La cultura humana evoluciona de generación en generación, y no por mutaciones (como
afirma el neodarwinismo que evolucionan las especies) sino de modo similar a como
Lamarck lo explicó con su adaptación al medio.
(Actividades nº 2-3)
En cada cultura concreta se puede hablar de subbcultura, que está formada por un grupo
social que posee y transmite una serie de patrones culturales que difieren de los de la
cultura dominante; por ejemplo, un grupo cultural minoritario subsiste dentro de otro
grupo cultural más extendido. Y es que dentro de cada cultura existen diferencias que
vienen dadas por la edad, el nivel socioeconómico, la clase social, el origen étnico, etc. Así,
aunque todas las personas viven en esa misma cultura, el grado en que participan y
aprovechan sus posibilidades es diferente de unas a otras. Por ejemplo, existe una gran
diferencia entre la “cultura urbana” y la “cultura rural”.
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Estas formas contraculturales no siempre persiguen la creación de una cultura alternativa,
sino que a veces constituyen un vehículo de huida o una expresión de rechazo y malestar
ante los valores de la cultura dominante.
(Actividad nº 4)
5. La evolución cultural
La evolución cultural ofrece al ser humano una posibilidad mucho mayor de realizaciones
que la evolución biológica. El ser humano, creador de cultura, es en la actualidad la
inteligencia dominante en el planeta Tierra. Su creatividad le permite superar las
limitaciones medioambientales colonizando todas las regiones del planeta e, incluso,
proyectando su acción fuera del mismo. Las perspectivas de futuro son muy alentadoras.
Sin embargo, sería una pretensión infundada por su parte considerarse como el producto
final del cambio universal, porque el cambio continúa. Cambiar o morir es el código para la
continuada viabilidad de la vida: aunque el ser humano con sus conocimientos pueda,
incluso, seleccionar su propio destino evolutivo, sin embargo, lo que no puede hacer
es que la evolución como tal se detenga.
Hoy en día, la ciencia y la tecnología nos aportan unos conocimientos que, bien aplicados,
pueden ayudar en gran medida al ser humano: pensemos en los avances en medicina, en
los medios de transporte y comunicación, etc.
Es por ello que, cada vez más, los seres humanos hemos de reflexionar acerca del uso que
tenemos que dar a los conocimientos que la ciencia nos proporciona. Se trata, en
definitiva, de prevenir para que la tecnología, ese bien tan preciado fruto de la evolución
cultural, se vueIva en contra de sus creadores.
6. El proceso de socialización
Con la posibilidad de desarrollar conductas complejas que van más allá de los meros instintos, el
ser humano no se ha quedado en un mero nivel de supervivencia sino que tiene la posibilidad de
definir su propio modo de vida.
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¿Cuál es el origen de las distintas formas de vida que han ido desarrollándose en las distintas
culturas?
Por lo general se distingue la socialización primaria —aquella en la que el niño adquiere las
primeras capacidades intelectuales y sociales, y que juega el papel más crucial en la constitución
de su identidad— de los procesos de socialización secundaria, en los que instituciones específicas
—como la escuela o el ejército— proporcionan competencias específicas, más abstractas y
definibles. Sin embargo, esto no implica que los efectos de la socialización secundaria sean menos
duraderos o influyentes; a través de los mecanismos de control social, estos pueden resultar
internalizados tan efectivamente como los adquiridos en la infancia. Veámoslas con un poco más
de detenimiento:
Socialización primaria: esta socialización es la primera por la que el individuo atraviesa en su niñez
y por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. Esta se da en los primeros años de
vida y se remite al núcleo familiar, se caracteriza por una fuerte carga afectiva. Por ello, la
incidencia de la socialización es más intensa en la infancia. ¿Por qué? Porque es cuando somos más
influenciables y disponemos de menos información para poder ser críticos: van a impregnarnos de
tal modo estas ideas que de mayores las concebimos como si fueran naturales, nuestras o de
sentido común. La socialización primaria termina cuando el concepto del otro generalizado se ha
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establecido en la conciencia del individuo.
El proceso es promovido por los “agentes de socialización”, que son aquellas instituciones e
individuos representativos con capacidad para transmitir e imponer los elementos culturales
apropiados. Constituyen, pues, los elementos activos que intervienen en ese proceso de
interiorización de un determinado modo de vida dominante en una sociedad. Se clasifican de la
siguiente manera:
Primarios: la familia y la escuela. Se denominan así porque son los primeros en actuar y tienen
un papel fundamental en la infancia.
Secundarios: el Estado y el trabajo. Se denominan así porque empiezan actuar más tarde así
como el individuo tiene ya una cierta autonomía en la sociedad por su edad.
Impersonales: los “mass media” o medios de comunicación de masas tales como la televisión,
la radio, el cine, la prensa, la música, la publicidad, … Se denominan así porque no aparecen
personificados en ninguna institución, lo que los hace más sutiles o más impermeables a la
crítica.
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7. Actitudes ante la diversidad cultural
De todo lo expuesto hasta ahora sobresale un hecho
sobre el resto: la cultura humana se despliega en una
gran multiplicidad de formas. No hay una, sino
múltiples manifestaciones distintas de la misma. Este
fenómeno se conoce como diversidad cultural.
Los antropólogos culturales explican la pluralidad de
formas culturales atendiendo, fundamentalmente, a
tres tipos de razones:
- ecológicas: cada grupo humano constituido
como tal se adapta a su nicho ecológico.
- históricas: cada grupo humano evoluciona desde su
pasado y va transformándose gradualmente mediante la acumulación de innovaciones
sucesivas
- geográficas, la evolución del grupo depende del mayor o menor aislamiento-contacto con
otros grupos humanos que facilita el entorno geográfico.
Desde esta perspectiva, todas las culturas, como formas de vida concreta de un grupo humano
organizado a través de un sistema de relaciones comunitarias y medioambientales, se
presentan como sistemas completos aunque, también, abiertos a ciertas transformaciones
desde circunstancias históricas determinadas.
Sin embargo, con demasiada frecuencia se tiende a obviar este hecho y a considerar que hay
culturas mejores y peores, más evolucionadas y más primitivas, etc.
• El etnocentrismo
Esta actitud, muy extendida a lo largo y ancho de la geografía e historia humanas, consiste en
el error de tomar la propia cultura como punto de referencia desde el cual son juzgadas las
demás culturas.
Según el prejuicio etnocentrista, las formas de vida propias son consideradas "normales",
mientras que las costumbres y tradiciones ajenas tienden a ser vistas como "extrañas",
"anormales", e incluso "irracionales" y "salvajes". De este modo, se llega a inferir la
superioridad de la propia cultura que, por un lado debe mantenerse "pura", sin contaminación
externa, y por otro, debe hacer lo posible para extender sus formas de vida a los otros pueblos,
considerados "primitivos" o "bárbaros".
Cabe señalar que, si bien esta actitud negativa hacia la pluralidad cultural se da en la mayor
parte de sociedades, está muy arraigada en la sociedad occidental, cuyo alto índice de
desarrollo científico-técnico es identificado erróneamente con un mayor nivel de desarrollo
cultural y de civilización.
En definitiva, el rechazo hacia los más débiles y desamparados, que no tienen recursos o voz
para defender la dignidad de su cultura, es una manifestación de este fenómeno. Por el mismo
motivo, los inmigrantes o refugiados tienen que sufrir su condición, las acusaciones de ser una
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amenaza para la seguridad y la cultura del Estado, además de ser vistos como causa del paro o
la precariedad laboral en el país que les acoge. En realidad, el problema no es sólo cultural:
bajo él se esconde actualmente un problema económico.
Indica el significado de cada una de las palabras del cuadro superior que no conozcas:
• El relativismo cultural
El desarrollo durante el siglo XX de la antropología cultural, que ha permitido un mejor estudio
y conocimiento de la diversidad de formas que ofrece la cultura humana, ha supuesto un duro
golpe contra el etnocentrismo, a la vez que ha alumbrado una nueva forma de enfocar este
hecho: el relativismo cultural.
El relativismo cultural entiende que si cada cultura encuentra su razón de ser dentro de su
propio contexto medioambiental e histórico, todas las culturas se justifican por sí mismas,
son incomparables entre sí y todas son igualmente válidas. No es posible, por tanto,
establecer ningún tipo de crítica intercultural puesto que solamente prejuicios, establecidos
desde una cultura propia, podrían llevar a preferir una variedad cultural sobre cualquier otra.
Esta actitud relativista ciertamente vino a cuestionar y a revisar otras actitudes de carácter
imperialista, nacionalista, xenófobo, etc., difícilmente justificables. Sin embargo, tampoco
venía a resolver plenamente el problema, puesto que hacía imposible una comparación
evaluativa crítica capaz de dar paso a una valoración objetiva. Si sostenemos que cualquier
costumbre o tradición, por el hecho de ser parte de una cultura, es respetable, entonces
justificamos comportamientos que van contra la dignidad humana. El machismo, por
ejemplo, puede existir en una determinada cultura durante siglos, pero no por ello debemos
aceptarlo.
Existen muchas costumbres en la alimentación que nos resultan estrafalarias: los esquimales
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comen gusanos o nosotros casquería, caracoles o ranas. También presentamos distintas
actitudes frente a la muerte: de nuevo los esquimales permiten que los ancianos se suiciden
para no ser una carga, los japoneses practican el harakiri y en el mundo occidental existe hoy el
debate sobre la eutanasia. Pero ¿todos los rasgos culturales que deben respetarse? Hoy parece
que se practica la ablación de clítoris a alrededor de 2 millones de niñas al año (en el África
negra, Oriente medio, Pakistán, Malasia, Indonesia…). Una no-mutilada puede ser rechazada
por el marido. ¿Es una tradición que debemos respetar? ¿Es comparable esto a la rito religioso
de la circuncisión judía?
(Actividades nº 7-8)
• El universalismo cultural
La diversidad de formas que adopta la cultura humana es tal que resulta imposible encontrar
dos culturas exactamente iguales. En principio, todas las culturas son respetables por igual
desde su identidad propia.
Sin embargo, cabe constatar que por debajo de las diferencias laten ciertas semejanzas en los
mecanismos establecidos para satisfacer las necesidades básicas comunes a todos los seres hu-
manos. Los antropólogos culturales hablan de universales culturales para referirse a esos
rasgos comunes a todas las culturas. Consideran que son reflejo de la dignidad de la persona
humana como valor universal.
Actualmente, nos encontramos ante un mundo que, mediante el desarrollo de las nuevas
tecnologías de la comunicación y de la información, se está haciendo cada vez más
interdependiente y policéntrico. Paralelamente, en nuestras sociedades, como consecuencia
de los nuevos fenómenos migratorios de población y del desarrollo de las relaciones
internacionales, convivimos grupos humanos de diversas nacionalidades y culturas, que hace
más multiculturales a las sociedades.
En todas las épocas, el contacto y la intercomunicación cultural han enriquecido y hecho crecer
a las culturas. El gran reto del presente es una civilización universal. Se impone un modelo
cultural global y homologable universalmente. Si toda cultura posee un conjunto de valores
propios, será esencial el papel de todos y cada uno en la edificación de un humanismo más
pleno al reunir en su totalidad las aportaciones de todas las culturas en un verdadero
encuentro porque, el futuro es el mestizaje.
(Actividad nº 9)
Tu Cristo es judío.
Tu coche, japonés.
Tu pizza, italiana.
Tu democracia, griega.
Tu café, brasileño.
Tus vacaciones, turcas.
Tus números, árabes. Tu
alfabeto, latino.
Y tu vecino
¿sólo es un extranjero?
(cartel alemán, 1993)
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8. Un debate actual: el multiculturalismo
En los últimos tiempos la diversidad cultural ha dado lugar a un conjunto de reflexiones que se
congregan bajo la denominación de “multiculturalismo”. El multiculturalismo es, en principio, un
hecho: el hecho de que en un determinado espacio social han de convivir personas identificadas
con diversas culturas. Éste es el ejemplo claro de ciudades como Nueva York, Londres, París, pero
también de países enteros, como Estados Unidos o Alemania. En todos ellos hay una cultura
central, o mayoritaria, y otras que conviven con ella y se sienten desplazadas o marginadas.
Sin embargo, en los últimos años, (debido sobre todo a los flujos migratorios, la mejora en los
medios de transporte y la gran difusión de los medios de comunicación) el problema se ha
agudizado, poniendo de relieve la aparente incompatibilidad de los rasgos culturales de personas
que comparten el mismo espacio físico. De hecho, los inmigrantes, los defensores de
nacionalidades situadas en el contexto más amplio de un Estado-nación y también algunos
grupos marginados exigen, entre otras cosas, el respeto a su cultura. La novedad en este
problema es, entonces, que no desean asimilarse a la cultura central o mayoritaria del país en
que viven, sino que exigen que se respete su propia identidad cultural. Desde esta nueva
perspectiva, “multiculturalismo” significa que una cultura determinada no puede seguir
constituyendo el núcleo al que las demás aspiran a asimilarse, sino que contamos con diversos
núcleos culturales más o menos relacionados entre sí.
(Actividad nº 10)
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9. Conclusiones: la riqueza de la diversidad cultural
Podemos sintetizar y valorar lo que nos aporta la diversidad cultural en dos aspectos básicos:
a) Relativiza nuestro modo de vida: nos hace reflexionar y relativizar nuestras ideas acerca de
nuestras costumbres, relaciones familiares, estructuras políticas, económicas y sociales, y en
general sobre nuestros valores. Nos hace ver que nuestro modo de vida no es el único y que
existen otras posibilidades o alternativas.
b) Rompe el aislamiento cultural: todos los sistemas totalitarios intentan aislar culturalmente a
las personas e imbuirlos en el etnocentrismo. Tienen la pretensión de que no se difunda más
verdad que la suya y no se conozcan realidades distintas a las que ellos imponen.
Una persona aislada (como ocurre también en las sectas) puede dar como buenas e inevitables
cosas que a nosotros nos parecen inaceptables, puede llegar a creer que no puede haber otra
realidad diferente de la que ella vive. Por eso el conocimiento de otras culturas rompe ese
aislamiento y hace entrar aire fresco que muestra otras posibilidades (ha sido así siempre en la
historia, el contacto entre culturas siempre ha enriquecido a ambas).
De ahí que los sistemas políticos que buscan la sumisión de las personas a un modo de vida
uniforme utilicen al efecto dos estrategias:
• Ocultar las otras culturas: para que la gente no reflexione sobre sus propias condiciones de
vida. Si esto no es posible:
10. La globalización
Se trata de un proceso basado en la facilidad de comunicación e interdependencia entre los
distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una
serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global.
Empezó siendo un movimiento fundamentalmente cultural (marcas de productos como Coca-
cola, Marlboro, Nike, Mc Donalds, el cine americano, internet… hacían que se perdieran las
diferencias entre culturas), pero pronto lo fue económico. Las economías nacionales se
integran en un mercado global y existe un movimiento libre de capital por todo el mundo. El
90% del capital que circula es capital que dura menos de una semana en el mismo lugar y no se
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trata de mercancías ni servicios sino de simples movimientos bursátiles. Hoy puede ser
hundido un país no militarmente (hay organismos de coalición que lo impedirían) sino
económicamente. Casi 3 billones de dólares en divisas se mueven cada día y grupos como el
FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial, las reuniones de Ministros de
Economía de los países, etc., dirigen a 7.000 millones de personas. El avance es tan rápido que
las cifras de hoy pronto están desfasadas.
Aparecen movimientos antiglobalización cada vez que se reúne uno de los grupos
mencionados para boicotearlo. Entre otras reivindicaciones (casi todas ellas contra el
liberalismo económico imperante) lo fue la de la llamada “Tasa Tobin” (implantar una tasa
impositiva entre el 0,1 y el 0,05% sobre las transacciones financieras especulativas) y también
la de la “Renta básica de la ciudadanía” (que todos los ciudadanos sin excepción recibieran
una suma suficiente para sus gastos esenciales). Ambas medidas también tienen muchos
detractores.
Después de los recientes movimientos reivindicativos en Europa y Oriente medio, muchos de
los gestos antiglobalización son considerados hoy guiados por grupos antisistema.
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10.1. Occidentalización del mundo
Si el mundo se occidentaliza, es decir, sigue el modelo económico, político y cultural que
predomina en los países occidentales, no sólo es porque por su mayor poder económico y
político éstos se imponen a los otros sino porque también poseen un poder mediático que
difunde y promociona ese modelo, ese modo de vida idealizado. Aquí describimos los
instrumentos de difusión del modelo occidental:
• Medios de comunicación: los países occidentales poseen los medios de comunicación más
poderosos e influyentes, capaces de crear y generar corrientes de opinión, destacar unos
problemas y ocultar otros, casi siempre desde la óptica y los intereses de los países
desarrollados. Son ejemplos la CNN americana y los principales servidores y buscadores de
Internet. El dominio y capacidad de influencia se agiganta con las nuevas tecnologías digitales
y vía satélite, que pueden llegar a cualquier rincón del planeta y saltar todo tipo de censuras
de los países no occidentales.
a) Aspectos positivos:
Rompe el aislamiento de las culturas dando a conocer la diversidad cultural. Esto relativiza
las ideas propias acerca de las cosas (y el modo de vida) y las enriquece pues abre nuevas
posibilidades antes desconocidas.
Se produce el mestizaje. Aparece la fusión cultural y racial que genera nueva diversidad y
enriquece los modelos que une y fusiona.
b) Aspectos negativos:
Se desarticulan otras culturas. De igual forma que ocurría con la economía, la influencia de
los medios de comunicación hace que los sistemas de referencia culturales de otros pueblos
se trastoquen y desorganicen. En este caso, en vez de fusión hay desarticulación: no se unen
dos modos que se mezclan con cierta armonía, sino que parte de un sistema desaparece y los
huecos son rellenados por esquemas que no los complementan o generan nuevos problemas.
La desarticulación de otras culturas se realiza imponiéndoles criterios y valoraciones externas
a ellas mismas.
(Actividades nº 11-15)
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11. Actividades
4. ¿Es lo mismo subcultura que contracultura? Explica las diferencias e indica cómo
calificarías a los siguientes grupos, de subcultura, de contracultura o de ninguna de
las dos cosas:
- grupo de inmigrantes que viven en un centro de acogida.
- grupo de skin heads.
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- comunidad judía de Madrid.
- grupo de acción ecologista.
- poblado de gitanos a las afueras de una gran ciudad.
- casa regional de Andalucía en Barcelona.
- grupo de Ultra Sur.
- peña taurina “Finito de Córdoba”
- grupo de oKupas.
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- porque se la relaciona con la delincuencia;
- porque representa algún peligro potencial para nosotros;
- porque nos muestra el rostro desagradable de la sociedad;
- porque tememos contaminarnos con ella;
- porque no sabemos cómo solucionarla
“La ciencia social moderna está empeñada en la ardua faena de eliminar las reliquias
de la arrogancia del europeo, quien solía contemplar las <<curiosas>> costumbres de
los <<salvajes>> o de los pueblos <<exóticos>>. Es menester entender que cada
pueblo posee una imagen del mundo y una constelación de valores, que puede diferir
profundamente de los de otros grupos… La aceptación de este hecho elemental, que
es causa principal de tantos terribles conflictos entre las diversas sociedades del
pasado y del presente, implica la admisión de un grado considerable de relativismo
cultural. Esto quiere decir que nos percatamos, en virtud de los hallazgos de las
ciencias sociales, de que los principios morales, las ideologías, las creencias religiosas,
las leyes, dependen del lugar, la historia, la población, la tradición heredada, y otros
muchos factores externos a la naturaleza humana básica del hombre”.
Salvador Giner, Sociología, página 93.
12. Menciona algunos rasgos de nuestra cultura que sería deseable poder
universalizar, es decir, que estuvieran presentes en todo el mundo. Explica por qué.
Por el contrario, señala también algunos rasgos de nuestra cultura que no merezcan
ser conservados ni extendidos a otras culturas. Explica por qué.
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13. Analiza el contenido de las siguientes afirmaciones y explica qué actitud ante la
diversidad cultural muestra cada una de ellas:
- Yo te tolero, admito que entiendas las cosas así, pero tú en tu casa y yo en la mía.
- Los inmigrantes que viven en nuestro país deben aceptar todas nuestras costumbres
y formas de vida.
- Es normal que surjan barrios aislados de gitanos, porque son gente con una forma
de vida propia, no veo nada negativo en ello.
- ¡Cómo van a tener trabajo los inmigrantes si no lo tenemos nosotros!
- Si en su país no están bien, es culpa suya. ¿Qué podemos hacer nosotros?
- Yo no soy racista, pero es que todos los delincuentes son extranjeros.
- Las tribus africanas están todo el día bailando y sin hacer nada, ¿cómo quieren
entonces prosperar?
- ¡Te casarás con alguien de tu raza; no permito que pierdas tus costumbres por vivir
en España!
- Ayer fui a un concierto de música étnica y me sorprendieron las similitudes entre el
flamenco y algunos ritmos africanos.
15. Busca información sobre los llamados “grupos antiglobalización” y expón cuáles
son sus principales objetivos y actividades. ¿Pueden estos grupos frenar la
globalización? ¿Crees que es efectiva su labor? ¿Son la nueva “conciencia moral” de
un mundo globalizado?
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