Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pizano Gomez Mariana Estefania PDF
Pizano Gomez Mariana Estefania PDF
Elaborado por:
16460096 | Pizano Gómez Mariana Estefanía
Para dar con más exactitud los porcentajes presentamos la siguiente composición
en porcentaje de volumen de los gases en el aire:
En la tabla podemos ver los elementos principales del aire, como lo es el
nitrógeno, el argón y el oxígeno. Se hallan además, en concentraciones variadas,
el ozono (O3) y algunos óxidos de nitrógeno formados por descargas eléctricas.
Algunos compuestos sulfurados o de azufre y vapor de agua, los cuales suman
para completar el porcentaje total. Esto explica la variación (aunque sea pequeña)
de la composición gaseosa del aire. Por ejemplo, en zonas o ciudades más
contaminadas, habrá mayor concentración de algunos compuestos gaseosos.
Las unidades con las que se miden las partículas son microgramos de
contaminante por metro cúbico. En el caso de los gases, las unidades son las
partes por millón. Dentro de los compuestos de azufre, los óxidos se originan en
las combustiones de combustible fósiles que contienen azufre, como es el caso
del carbón, el petróleo y algunos derivados. Las principales fuentes son las
centrales térmicas, diversos procesos industriales, el tránsito automovilístico y
ciertas calefacciones.
Los óxidos de carbono son una familia de contaminantes. Los principales son
el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono (CO2). El monóxido de
carbono se produce por la combustión incompleta de combustibles orgánicos, es
decir, en una situación de falta de oxígeno que imposibilita la oxidación completa a
CO2. Los máximos productores son los automóviles y los procesos en los que
intervienen las combustiones. El monóxido de carbono es una sustancia altamente
tóxica porque se combina con la hemoglobina de la sangre e impide el transporte
de oxígeno a los tejidos, y por tanto la respiración. El dióxido de carbono es un gas
que se encuentra normalmente en la atmósfera en una concentración media del
0,03%. Se produce de forma natural en la respiración de los seres vivos y en las
combustiones. Se consume por la fotosíntesis de las plantas. Además, el dióxido
de carbono tiene una participación determinante en el calentamiento del planeta,
ya que absorbe la radiación infrarroja proveniente del sol y de los océanos. Este
fenómeno se conoce con el nombre de efecto invernadero.
Dado que las personas compartimos nuestro tiempo en estancias interiores (la
mayor parte del tiempo) y en el exterior, conviene distinguir entre la calidad del
aire interior y exterior. Mientras que reducir la contaminación del aire exterior es un
problema social, que nos atañe a todos, reducir la contaminación del aire interior
en viviendas y locales es un problema de responsabilidad individual, nos
corresponde individualmente a nosotros tener un aire interior de buena calidad
utilizando los modernos sistemas de renovación y filtrado del aire.
En los animales no existen muchos estudios sobre este tema, pero lo lógico es
pensar que, si los seres humanos sometidos a contaminantes durante tiempo
prolongado o a altas concentraciones sufren una serie de problemas, los animales
también los sufran. El contaminante más estudiado en este aspecto es el flúor, la
forma más común de contaminarse un animal es por ingestión. Este problema se
denomina fluorosis y se ha detectado en animales que toman su alimento en
lugares cercanos a ciudades o a cierto tipo de industrias.
3.2.1 Efectos tóxicos de los contaminantes primarios sobre los seres vivos
Al haber una sobrecarga de CO y CO2 en el ambiente estos inhabilitan el
transporte de oxígeno hacia las células al secuestrar la hemoglobina presente en
los glóbulos rojos, una exposición prolongada puede provocar mareo, dolor de
cabeza, inconsciencia e incluso una intoxicación mayor que puede llevar a la
muerte. En las plantas y algas marinas puede llegar a un punto de quiebre donde
las plantas ya no son capaces de procesar más CO2 e incluso llegan a liberar el
que tienen atrapado. Las altas concentraciones de SO2 y NO2 en el aire irritan las
vías respiratorias provocando a largo plazo bronquitis, traqueítis e incluso
neumonía. La capa de ozono de la tierra está disminuyendo por la presencia del
cloro fluoro carbonos y los hidro fluoro carbonos en la atmósfera. A medida que la
capa de ozono se vuelve más delgada, deja pasar más radiación dañina al
planeta. Esta radiación está directamente vinculada con serios problemas en la
piel y con el calentamiento global. Las partículas de PM10 y PM2.5 agravan
enfermedades respiratorias cardiovasculares, el asma, reducen la función
pulmonar e incluso desarrollar diabetes.
El ozono (O3) es, desde el punto de vista toxicológico, el más importante de estos
contaminantes. Dado que los contaminantes primarios procedentes de las
emisiones de los automóviles reaccionan con él, puede encontrarse a
concentraciones considerables incluso en zonas alejadas de las fuentes de
emisión, y son, a menudo, más altos los niveles en los alrededores de las grandes
ciudades que en el interior de las mismas.
Estudios confirman que los grupos de personas que viven cerca de zonas
urbanas, con mucho tráfico, presentan más síntomas de enfermedades
respiratorias y altas posibilidades de sufrir infartos. Los casos de niños con
bronquitis y lento crecimiento pulmonar se han encontrado entre los que habitan
en grandes ciudades. Estos estudios han descubierto que algunas mujeres
embarazadas, que viven en zonas contaminadas, tuvieron bebés con menos peso
de lo esperado.
Efectos a corto plazo: irritación de ojos, nariz y garganta, infecciones
respiratorias, ataques de asma, cambios en el bombeo del corazón.
Efectos a largo plazo: desarrollo pulmonar en niños muy lento,
enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades del corazón, cáncer de
pulmón.
Las zonas del planeta más vulnerables al cambio climático son las latitudes más
septentrionales, a causa de la circulación general atmosférica y las condiciones
físicas del globo. Si bien es cierto que la temperatura media del planeta durante el
siglo XX ha variado 0.6° C, no se han producido las mismas variaciones en todas
partes. Según el IV Informe del GIECC (Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático), en Alaska, entre 1970 y 2004, se ha registrado un
incremento de 2-3.5 °C.
A partir de los años ochenta, por efecto del uso de clorofluorocarbonos (CFC)
como propulsores de aerosoles, refrigerantes en aparatos de aire acondicionado,
disolventes y plásticos expandidos, se detectó que el ozono en la estratosfera
estaba disminuyendo de forma evidente sobre la Antártida y, en menor medida,
sobre el Ártico, lo que provocaba un aumento de las alteraciones de la piel sobre
el ganado y los habitantes de las regiones más cercanas.
A pesar de los avances, hoy sabemos que los CFC no son las únicas sustancias
responsables de la destrucción de la capa de ozono. Otros compuestos que
contienen cloro, los óxidos de nitrógeno o el bromuro de metilo (un plaguicida
agrícola) también destruyen el ozono.
Lluvia ácida
El uso de combustibles fósiles, sobre todo carbón de mala calidad, emite una gran
cantidad de SO2 y NOxa la atmósfera. La reacción de estos compuestos con el
vapor de agua presente en la atmósfera forma los ácidos nítrico (H2NO3) y
sulfúrico (H2SO4) que, al precipitar, provocan la acidificación del suelo y las aguas.
La lluvia ácida obstruye los poros de las hojas que capturan el CO 2, altera los
componentes del suelo (lo que hace que los árboles crezcan debilitados) y
destruye la biodiversidad de los medios acuáticos. Dado el carácter corrosivo de
los ácidos, el patrimonio arquitectónico también puede quedar afectado y, en
concentraciones muy altas, se pueden producir afecciones respiratorias en las
personas.
Constitución
Por un lado, el párrafo quinto del Artículo 4 establece el derecho de toda persona
a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar; y por su parte el Artículo
27 establece las bases de la regulación de los recursos naturales, de los
elementos naturales y de los asentamientos humanos.
Son competencia de los Estados las fuentes fijas que funcionen como
establecimientos industriales y las fuentes móviles que no sean de jurisdicción
federal (Artículo 7, fracción III, de la LGEEPA); y competencia de los municipios
las fuentes fijas que funcionen como establecimientos mercantiles y de servicios
(Artículo 8, fracción III, de la LGEEPA).
Protocolo de Kioto.