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Cordones Industriales
Cordones Industriales
La historiografía marxista, que tuvo un fuerte auge entre los años 1950 y 1973 en Chile, se
dedicó a la investigación, el estudio y la vinculación con el movimiento obrero; sin
embargo, producto del golpe de Estado y la represión política, sus integrantes se
dispersaron en el exilio o fueron asesinados. Dentro de la historiografía marxista chilena
encontramos una gran variedad de exponentes, vinculadas siempre a la práctica política y
militante, como fue el caso de Julio César Jobet, militante del Partido Socialista, Hernán
Ramírez Necochea y Fernando Ortiz Letelier, vinculados al Partido Comunista, y Luis
Vitale, del ala trostkista y fundador, entre otros, del MIR.
Cordones Industriales
En octubre de 1972 surgieron los Cordones Industriales, como respuesta de los trabajadores
al paro patronal que organizó la oposición al gobierno de Salvador Allende y la Unidad
Popular. Esta experiencia de organización se extendió por Santiago y en diferentes
regiones, buscando agrupar territorialmente a los trabajadores de distintas fábricas y lugares
de trabajo, intentando coordinarse también con otros actores sociales (pobladores,
estudiantes) para resolver los problemas de producción, abastecimiento y distribución que
estaban planteados producto del paro patronal.
Los Cordones Industriales se propusieron como tarea de coordinar y solidarizar con las
distintas luchas, como también la unidad de la clase obrera, para ello utilizaron formas de
organización de democracia directa lo que se expresaba en el funcionamiento de asambleas,
la elección de delegados y coordinadores y, reuniones abiertas a otras organizaciones, como
las Juntas de Vecinos o las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP). A lo largo de esta
experiencia, que duró hasta el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular, los
trabajadores se propusieron como tarea profundizar las medidas del gobierno, exigiendo
mayor participación, control obrero de la producción y la socialización de los medios de
producción, es decir, un gobierno propio de los trabajadores, conformando una clara
identidad clasista de los trabajadores y sus organizaciones políticas y sindicales. Pero más
importante aún, el propio desarrollo de los Cordones Industriales implicó el distanciamiento
y la crítica al gobierno de Allende y la Unidad Popular, planteando incluso la posibilidad de
superarlo. Se trataba, en germen, de organismos de auto organización y poder obrero.
El triunfo de la Unidad Popular se explica como parte del proceso de ascenso de la lucha de
clases que venía produciéndose desde inicios de los años sesenta en nuestro país, y tiene
como antecedente el gobierno de Eduardo Frei y la política de la “Revolución en Libertad”.
Políticas que buscaban ciertas reformas que impidieran un mayor desarrollo del conflicto
entre las clases. También a nivel internacional se estaban viviendo importantes procesos de
cuestionamiento al orden capitalista, como lo demuestra el Mayo Francés, como uno de sus
puntos álgidos en el corazón del capitalismo europeo, o la guerra de Vietnam, cuestionando
el poder de Estados Unidos y el imperialismo. El horizonte de la revolución aparecía en la
práctica y en el imaginario de las generaciones de la época.
Los trabajadores sentían una fuerte identificación con el gobierno de Salvador Allende y
éste los reconocía como un actor fundamental de la política y el desarrollo nacional, sin
embargo, su propio programa y estrategia planteaba la política de vía chilena y pacífica al
socialismo, desarmando de esta manera a los trabajadores para enfrentar la reacción política
y social de la derecha, los empresarios y el imperialismo. La Unidad Popular encarnaba así
un gobierno de frente popular, de reformas profundas, sin significar una ruptura con el
orden capitalista. Los convulsivos meses finales del gobierno de la UP acrecentaron la
polarización política y social en el país, radicalizando las posturas de la oposición y sus
intentos de desestabilizar y derribar al gobierno de Salvador Allende (Drake, 2003). La
oposición veía con alarma este proceso y trataba de paralizar la acción del gobierno y
enfrentar su base social. Estas acciones fueron escalando hasta terminar con la imposición
violenta de un nuevo régimen de dominación, mediante la instalación de los militares y sus
aliados tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 (Guillaudat y Mouterde,
1993).
3
Punto Final, Año VII, N° 170, 7 de Octubre de 1972. “Vigorosa respuesta de la clase obrera”, pág. 4-5
Los Cordones Industriales surgieron como una respuesta de organización de los propios
trabajadores ante el proceso que se estaba viviendo en el país. Debieron enfrentar la
oposición del gobierno y la CUT para su constitución y extensión, que los acusaban, entre
otras cosas, de paralelismo y sustitucionismo. Para Samaniego los Cordones representaban
un desafío para el PC que hegemonizaba la CUT y otros sindicatos (Samaniego, 1998).
Sin embargo la inevitabilidad de un enfrentamiento entre las clases era cada vez más clara
para la derecha, los militares, los trabajadores y el gobierno. En una carta enviada por la
Coordinadora de Cordones Industriales a Salvador Allende el 5 de septiembre, se
planteaba:
“Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba
transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democrático
4
Según datos de los propios Cordones, el Cordón O’Higgins agrupaba a unas 15 empresas, entre ellas Yarur,
Gasco, etc., alcanzando a unos 6.000 trabajadores; en el cordón San Joaquín participan 9 de las 25 empresas
del sector, en el cordón Santa Rosa - Gran Avenida participaban 84 de las 120 empresas del área, y; el
cordón Vicuña Mackenna agrupaba a unas 350 empresas, movilizando entre 5.000 y 7.000 trabajadores.
5
Últimas Noticias. Año LXXI, N° 22553, Lunes 18 de Junio de 1973, “¿Crisis en el sindicalismo en Chile”, pág.
2-3
burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones
insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación. Pero ahora,
analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése, ahora
tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará
inevitablemente al fascismo6”.
El proyecto que llevamos adelante busca la reconstrucción histórica de este proceso, desde
las voces de los propios protagonistas, para rescatar también la memoria histórica de los
actores de aquella época. Por otro lado, nos propusimos la elaboración de una obra de teatro
“Cordones Industriales” que pudiera representar esta historia, la de hombres y mujeres que
buscaban con su lucha y organización, cuestionar el capitalismo y construir la posibilidad
de una sociedad sin clases ni explotación.
Gaudichaud, Franck. La Central Única de Trabajadores, las luchas obreras y los Cordones
Industriales en el periodo de la Unidad Popular en Chile (1970-1973). Análisis histórico
crítico y Perspectiva. Santiago, 2003. http://www.rebelion.org/docs/13779.pdf
Guillaudat, Patrick y Mouterde, Pierre. Los movimientos sociales en Chile. LOM, Santiago,
1998
Jelin, Elizabeth. Los trabajos de la memoria, Ed. Siglo XXI, Madrid, España, 2002
Levy-Daniel, Héctor. "Teatro. Sentido y política". La revista del CCC [en línea].
Septiembre / Diciembre 2009, n° 7
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Carta de los cordones Industriales a Salvador Allende, 5 de septiembre de 1973. En: www.archivochile.com.
7
Existen muchos aspectos sobre los Cordones en los que es importante detenernos, como por ejemplo su
tratamiento sobre la temática de la mujer trabajadora, su relación con la CUT, las discusiones políticas de las
diferentes organizaciones en su interior, etc.
Leiva Sebastián. El MIR y su inserción en el mundo obrero: el frente de trabajadores
revolucionarios (FTR) y su relación con los cordones industriales. Caber Humanitis N° 28,
primavera 2003. En: http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/
texto_simple2/0,1255,SCID%253D6783%2526ISID%253D374,00.html
Salazar, Gabriel y Julio, Pinto. Historia Contemporánea de Chile. LOM, Santiago, 1999.
Silva, Miguel. Los Cordones Industriales y el Socialismo desde abajo. Lizor, Santiago,
1998