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La ni�a en la acera

Una pareja vuelve a casa en medio de la noche, despu�s de pasear a su perro.


Caminan entre calles y callejones pobremente iluminados, y al dar vuelta en una
esquina, ven frente a ellos un par de bultos tirados. Se acercan para dar un
vistazo y encuentran una mujer muerta, con la garganta cortada y en sus brazos una
peque�a ensangrentada.

La ni�a estaba muy p�lida, pero no se apreciaba en ella alguna herida, pensaban que
probablemente sufr�a hipotermia, pues era una noche fr�a. En una decisi�n
apresurada el hombre la envuelve en su chaqueta y la toma entre sus brazos,
mientras su esposa intenta contactar al servicio de emergencias.

Pero, la bater�a del celular estaba muriendo y no pudieron completar la llamada,


as� que corren hasta su casa, para pedir ayuda desde ah� o tomar el auto para
llevarla al hospital.

En su fren�tica carrera de pronto el hombre se detiene, al parecer cansado, porque


cae de rodillas al suelo, un charco de sangre rodea su cuerpo, su cara palidece, y
en un momento suelta a la peque�a dejando al descubierto una terrible herida en su
abdomen.

Lo que acurrucaba en sus brazos no era simplemente una ni�a, sino un engendro
maligno, que intent� com�rselo vivo, mordi�ndole las entra�as. La peque�a se quita
la chaqueta de encima, sus ojos son m�s oscuros que la noche, y sonr�e t�trica
mente mostrando sus m�ltiples hileras de afilados colmillos, y agitando sus sucias
garras las clava en el pecho de la mujer.

M�s de 10 muertos en la misma semana, en condiciones similares, la polic�a no dijo


nada convincente, pero la gente en las calles rumoreaba que se trataba del esp�ritu
de una peque�a que arrojaron al basurero, y andaba buscando venganza, por aquel
hecho.

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