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Módulo 4.
Emergencias Obstétricas
2019
Curso Virtual para Avanzar la Competencia de Recursos Humanos para la Salud Materna en América Latina –
Módulo 4: Emergencias Obstétricas
1. INTRODUCCIÓN
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día mueren 830
mujeres producto de complicaciones derivadas del embarazo, parto o puerperio registrándose
un total de 30.300 muertes en el año 2015. En su mayoría, las causas de mortalidad están
dadas por hemorragias postparto, infecciones postparto, hipertensión, complicaciones del
parto y abortos (1). El 99% de las muertes maternas que se producen en el mundo, ocurren en
países en desarrollo. Lo anterior se evidencia al observar que la Razón de Mortalidad
Materna en países en desarrollo es de 450 por 100.000 nacidos vivos y de 9 por 100.000
nacidos vivos en países desarrollados (2). En la Región de las Américas, específicamente en
el año 2015 fue de 52 por 100.000 nacidos vivos (2).
Las urgencias obstétricas se caracterizan por ser situaciones que ponen en riesgo la
vida de la embarazada y el feto, y cuya resolución requiere una rápida intervención del
equipo de salud. Por lo tanto, para atender urgencias obstétricas se necesitan conocimientos
científicos, habilidad técnica, capacidad de comunicación y de organizar el trabajo en equipo.
el embarazo, parto, postparto o como consecuencia de ellos. Con ese fin, hay intervenciones
de fundamental importancia, como la prevención de los embarazos no deseados, el
seguimiento prenatal accesible y adecuado, la atención humanizada del parto y el puerperio, y
la asistencia adecuada para urgencias obstétricas, que incluye el diagnóstico oportuno, el
manejo adecuado de las complicaciones y la educación para la salud (5).
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del embarazo por: Desprendimiento Prematuro de Placenta Normo Inserta (DPPNI), Placenta
Previa (PP), rotura uterina; o en el postparto por: atonía uterina, laceraciones del canal del
parto, retención de la placenta y coagulopatías (9).
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>3 segundos
Fuente: Vélez-Álvarez, Gladis Adriana, Agudelo-Jaramillo, Bernardo, Gómez-Dávila, Joaquín Guillermo, & Zuleta-Tobón,
John Jairo. (2009). Código rojo: guía para el manejo de la hemorragia obstétrica. Revista Colombiana de Obstetricia y
Ginecología, 60(1), 34-48.
Otro elemento importante para los técnicos que asisten en el primer nivel es tener
inicialmente una idea de la gravedad y de la necesidad de traslado. Para lo anterior, el índice
de shock es un instrumento sencillo con buena capacidad de prevención (12). Este índice se
obtiene dividiendo la frecuencia cardiaca por la presión arterial sistólica materna. Un índice
mayor de 0,9 indica traslado, si es mayor a 1.4 el traslado debe ser a un centro terciario. Si es
mayor a 1,7 hay altas probabilidades de un resultado adverso (13).
Dependiendo del número de integrantes del equipo se asignarán las funciones para la
reanimación de la paciente.
El primer paquete de medidas que se deben ejecutar, según el Código Rojo, de manera
simultánea incluyen (7):
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Por otra parte, la OMS, en la tercera edición de las guías: “Pregnancy, Childbirth,
Postpartum and Newborn Care: A guide for essential practice” (WHO, UNFPA, UNICEF)
del año 2015, hace recomendaciones para el control rápido, evaluación rápida y manejo de
mujeres y recién nacidos, en situaciones de potencial emergencias (15).
(NOTA: Las siguientes tres figuras, están traducidas de la versión original en inglés,
por los responsables de este módulo).
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Es muy probable que una mujer en edad reproductiva, en shock, sin traumatismos ni
sangrado externo que lo justifique, esté cursando un embarazo ectópico complicado por la
ruptura de la tuba uterina.
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radiológicos torácicos ya que los sitios de metástasis más frecuentes son los pulmones. Se
recomienda evitar el embarazo por lo menos durante un año, y, para ello debe iniciarse la
anticoncepción quince días después del vaciamiento uterino (25, 27).
del útero y observar las características del cérvix y si hay productos de la concepción visibles
en el cuello uterino o vagina (39). La ecografía es útil para el diagnóstico en mujeres en que
hay sospecha clínica de aborto espontáneo (40), también puede ser un hallazgo accidental al
observar ausencia de latidos cardíacos fetales. El hallazgo más importante en la ecografía es
la presencia de actividad cardíaca fetal, la que se puede detectar desde las 5- 6 semanas de
amenorrea (39).
Existen ciertos hallazgos ecográficos que podrían predecir la pérdida posterior del embarazo,
y la presencia de alguno de ellos determina que la ecografía sea repetida en una semana: saco
gestacional anormalmente pequeño o grande en relación al embrión; un saco vitelino grande
para la edad gestacional, que sea irregular, que se encuentre flotante en el saco gestacional o
se encuentre calcificado, frecuencia cardíaca fetal por debajo de los 100 latidos por minuto
entre las 6-7 semanas (41). El cuadro puede tener varias presentaciones clínicas: síntomas de
aborto, aborto incompleto, aborto completo, aborto inevitable, aborto en evolución, aborto
retenido (28). El Cuadro 3 presenta los tipos y las características en la presentación clínica del
aborto.
Tipo Características
Síntomas o Sangrado vaginal variable, dolor cólico hipogástrico, ausencia de modificaciones
amenaza de cervicales, sin eliminación de tejidos ovulares y volumen uterino compatible con la
aborto edad gestacional. En la ecografía los latidos cardio fetales (LCF) están presentes.
Aborto Sangrado vaginal abundante con dilatación cervical, cólicos fuertes, volumen uterino
inevitable compatible con la edad gestacional, los tejidos embrionarios o fetales no han sido
expulsados. Dentro de esta categoría se considera la ruptura ovular.
Aborto Eliminación incompleta de los productos de la concepción. Pueden ser retenidos
incompleto feto, membranas ovulares o placenta. Se presenta con dolor hipogástrico intenso,
metrorragia abundante, dilatación del cuello del útero y volumen uterino menor que
el esperado para la edad gestacional. Generalmente se produce en gestaciones
mayores a 10 semanas.
Aborto Eliminación de la totalidad de los productos de la concepción sin intervención
completo externa. Se presenta con metrorragia abundante, dolor hipogástrico intenso y
expulsión de tejido, pero en el momento de la consulta éstos han disminuido, así
como el cuello uterino se encuentra cerrado o con pocas modificaciones. El tamaño
del útero es compatible con el tamaño sin embarazo. Generalmente se produce antes
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Tipo Características
de las ocho semanas de gestación. La ecografía no muestra restos intrauterinos.
Aborto Muerte del embrión o feto, que permanece en la cavidad uterina. Es asintomático. En
retenido ocasiones es posible encontrar un tamaño uterino levemente menor que el esperado
para la edad gestacional. El diagnóstico es realizado por ecografía y existen dos
posibilidades: huevo anembrionado, cuando el saco gestacional no presenta embrión
y mide más de 30 mm; embrión sin LCF, el diagnóstico es seguro en embriones de 5
mm o más. Si es de menor tamaño se repite la ecografía después de dos semanas.
Aborto Aborto provocado por presencia microbiana del saco gestacional, la que puede
infectado derivar de infecciones del sistema reproductor, técnica de aborto voluntario
inadecuada o infecciones sistémicas. Las manifestaciones clínicas más frecuentes
son fiebre, sangrado genital de mal olor, dolor abdominal, eliminación de pus por el
cuello del útero.
Aborto Pérdida espontánea y sucesiva de tres o más embarazos antes de las 20 semanas de
recurrente o gestación. No se consideran los embarazos molares. Es importante hacer una
habitual anamnesis detallada a fin de detectar las posibles causas, como malformaciones
uterinas (útero bicorne, septado o didelfo), miomatosis uterina, insuficiencia
cervicouterina, insuficiencia del cuerpo lúteo, factores inmunitarios, factores
infecciosos, síndrome antifosfolipídico y factores genéticos.
Manejo: frente a una mujer que sangra en la primera mitad de la gestación, en primer
lugar se debe realizar diagnóstico diferencial con embarazo ectópico y enfermedad
trofoblástica gestacional; luego de establecer el diagnóstico de aborto y determinar su
presentación clínica (28). El manejo específico dependerá de la presentación clínica del
aborto, del estado de la mujer y de la edad gestacional. En algunos lugares el tratamiento en
los abortos retenidos e incompletos es el legrado uterino. Si bien, la mayoría de los abortos
evolucionan hacia un aborto completo, el manejo expectante puede exponer a la aparición de
complicaciones como el shock o la infección por lo que se debe adoptar solo en situaciones
especiales.
El Cuadro 4 presenta las recomendaciones para el manejo clínico del aborto según la
presentación clínica.
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tumores uterinos, tabaquismo, consumo de alcohol y cocaína (47), trauma abdominal (48),
trombofilias (50), cordón umbilical corto (51).
Diagnóstico: anamnesis para identificar los factores de riesgo y así evitar resultados
adversos maternos y neonatales (49). Este diagnóstico es fundamentalmente clínico, se basa
en la presencia de una metrorragia que en general es menor a lo esperable por la repercusión
hemodinámica que provoca en la mujer, o sea el grado de repercusión hemodinámica
(taquicardia, hipotensión arterial, mala perfusión periférica) es mayor que la que se podría
esperar por el sangrado que se visualiza en el examen físico. La utilidad de la ecografía se
basa en su utilidad para descartar una placenta previa, pero no para descartar o confirmar un
DPPNI (45).
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que según el grado de desprendimiento suele presentar patrones alterados que comprometen
la viabilidad del feto. En los establecimientos de baja complejidad se debe proporcionar
cuidado de emergencia considerando una eventual reanimación de la madre y del feto,
coordinando el traslado de urgencia a un nivel de mayor complejidad.
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Si se sospecha placenta previa, hay que verificar los signos vitales, hacer una
palpación abdominal, medir la altura uterina, auscultar la frecuencia cardíaca fetal y efectuar
un examen con espéculo de manera cuidadosa. No se debe hacer tacto vaginal hasta que se
tenga certeza de la ubicación exacta de la placenta (45, 58).
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Cuadro clínico: es posible observar bradicardia fetal, dolor abdominal el que puede o
no ser intenso, ya que, podría estar enmascarado por la analgesia; se puede observar ascenso
de la presentación fetal, diminución o cese de las contracciones uterinas, metrorragia, con
alteración hemodinámica materna y shock. En caso que la rotura sea incompleta los síntomas
son menos intensos, normalmente sin alteración hemodinámica materna ni compromiso fetal
(45, 59).
- rotura uterina completa: aquella en la que hay compromiso del peritoneo, miometrio y
membranas ovulares por lo que partes fetales pueden salir hacia la cavidad abdominal
- rotura uterina incompleta aquella en la que el peritoneo parietal permanece intacto.
En estos casos, el pronóstico es desfavorable para el feto y es una causa importante de muerte
perinatal. Dependiendo de la extensión de la lesión, del estado hemodinámico de la mujer, de
la intensidad de la hemorragia y el deseo de mantener la fertilidad materna, se realizará una
histerectomía (45, 58, 60).
Diagnóstico: la historia clínica y los factores de riesgo, junto con el examen físico,
son fundamentales para reconocer la situación. Además del sangrado activo, es posible la
palpación del útero por sobre el nivel del ombligo, con consistencia blanda, y el tacto vaginal
puede revelar una gran cantidad de coágulos (60).
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Manejo: se inicia el manejo del Shock Hipovolémico como se explicó más arriba (ver
págs.4 a la 6).
Se coloca sonda vesical para favorecer la involución uterina, y medir el gasto urinario,
que debe ser de más de 30 ml por hora. Se realizará masaje uterino con objeto de estimular
las contracciones uterinas y comprimir los vasos miometriales. Al mismo tiempo se
administran agentes oxitócicos para estimular las contracciones uterinas: por orden de
preferencia, oxitocina (10 a 40 UI por litro de suero fisiológico a 60 gotas por minuto);
Metilergonovina o Ergometrina (0,2 a 0,5 mg intramuscular, repetir 0,2 mg cada dos o cuatro
horas máximo cinco dosis; no se debe superar un mg por riesgo de hipertensión); Misoprostol
(1.000 mcg rectal o 400 mcg sublingual). En caso de que las medidas uterotónicas no tengan
el éxito esperado, es necesario utilizar técnicas invasivas y/o quirúrgicas en el siguiente
orden, si es posible: taponamiento mediante compresión bimanual o con compresas,
taponamiento con balón inflable (balón de Bakri o preservativo adaptado para tal fin).
Está demostrado que la utilización de ácido tranexámico en la primera hora mejora los
resultados (65).
Definición: son laceraciones del cuello del útero, la vagina, la vulva o el perineo que
pueden deberse al proceso natural de parto o a los instrumentos utilizados en éste. Son causa
del 20% de los sangrados postparto (62).
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Manejo: es importante la correcta inspección del canal blando con valvas, valorar la
existencia de desgarros de cuello o vaginales y suturarlos adecuadamente. Muchas veces es
necesario la anestesia general para el tratamiento correcto. En el caso de laceraciones grandes
o múltiples se puede hacer un taponamiento vaginal con compresas. En los casos con
hematomas estables de pequeño volumen, el manejo es expectante. Frente a signos
persistentes de pérdida sanguínea o con hematomas en expansión, el enfoque debe ser
quirúrgico (5).
Manejo: la prevención es el manejo activo del alumbramiento. Una vez que salió el
hombro del recién nacido, se debe administrar 10 UI intramusculares de oxitocina y realizar
la tracción controlada del cordón umbilical. Es posible tener que realizar la extracción manual
de la placenta y/o legrado, por la persistencia de restos que pueden mantener el sangrado. En
este caso se indican antibióticos profilácticos (Ampicilina o Cefalosporina de 3ra generación)
(61).
2.3.4. Coagulopatías
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Cuadro cínico: sangrado profuso sin alteraciones clínicas que evidencien otra causa de
sangrado; lesiones que no forman coágulos y que presentan sangrado en los sitios de punción
e incisiones.
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- Hipertensión crónica: hipertensión que existe antes del embarazo o que se desarrolla
antes de las 20 semanas de gestación.
- Hipertensión gestacional: es elevación de la presión arterial mayor o igual a 140/90
mmHg sin proteinuria, detectada después de las 20 semanas de gestación, la cual
desaparece y regresa a la normalidad 12 semanas post parto. Es un diagnóstico
retrospectivo y se debe estar atento a la aparición de elementos de preeclampsia.
- Hipertensión crónica con preeclampsia sobreagregada: se define por la presencia de
hipertensión resistente, la aparición o aumento de proteinuria, efectos adversos o
complicaciones severas.
- Preeclampsia: se caracteriza por presentarse después de las 20 semanas de gestación,
con presión arterial mayor o igual a 140/90 mmHg en dos tomas diferentes y
presencia de proteinuria mayor a 300 mg en orina de 24 horas. También se puede usar
como diagnostico un Índice de proteinuria /creatininuria mayor a 0.3 mg/mmol. De no
disponer de estos elementos se acepta como proteinuria significativa en muestra
aislada de 0.3 mg/mmol o +1 en tirilla reactiva. En caso de hipertensión sin
albuminuria se acepta como diagnóstico de preeclampsia la presencia de
trombocitopenia, alteración de la función renal, las enzimas hepáticas, el edema
pulmonar así como alteraciones visuales o cerebrales (72).
- Eclampsia: aparición de convulsiones en una mujer con preeclampsia diagnosticada
previamente o no.
- Síndrome de HELLP: cuadro clínico caracterizado por hemólisis, elevación de
enzimas hepáticas y trombocitopenia; es decir, es una microangiopatía trombótica,
variante de la preeclampsia severa asociada con hemólisis (H = “hemolysis”),
trombocitopenia (LP = “low platelets count”) y disfunción hepática (EL = “elevated
liver functions tests”).
Entre las complicaciones perinatales que se presentan en relación con los trastornos
hipertensivos, se destacan:
Definición
Se define como la presencia de hipertensión inducida por el embarazo con tensión arterial diastólica
(TAD) mayor o igual de 90 mmHg y/o tensión arterial sistólica (TAS) mayor o igual a 140 mmHg (5).
La Preeclampsia se diagnostica por la presencia de los siguientes criterios, después de las 20 semanas
de gestación:
Hipertensión
Proteinuria
El edema no es un signo diagnóstico a pesar de que se presenta con mucha frecuencia en las pacientes
con preeclampsia.
Signos y síntomas
Entre los elementos clínicos que indican severidad, se pueden identificar (5):
- Disminución de la cantidad de orina (oliguria menor de 0,3 cc/kg/hora en seis horas (menos
de 500 cc/día)).
- Síntomas de inminencia de eclampsia: fosfenos/fotopsia (fenómeno caracterizado por la
sensación de ver manchas luminosas), cefalea (dolor de cabeza), epigastralgia (dolor agudo en
la zona del abdomen que empieza en la parte inicial del esternón), visión borrosa u otras
alteraciones cerebrales o visuales.
- Edema pulmonar (se puede expresar con una dificultad para respirar, con énfasis al acostarse,
sonidos roncos al respirar, cianosis, tos, ansiedad, inquietud) (coloración azulada de la piel).
Hay otros elementos que indican severidad; sin embargo, pueden ser identificados a través de
exámenes de laboratorio: creatinina elevada, trombocitopenia (disminución de las plaquetas),
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Clasificación (5)
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prenatal, aconsejan a las mujeres y sus familias, monitorean pacientes para detectar la PE y pueden
iniciar el tratamiento (primera dosis intramuscular (IM) de sulfato de magnesio y la primera dosis de
medicamentos antihipertensivos), antes de derivar a la paciente a un establecimiento de servicios
integrales de emergencia obstétrica y neonatal y con capacidad para realizar cirugía obstétrica y el
manejo de complicaciones.
Prevención secundaria: Detectar la enfermedad en sus etapas iniciales, antes de que aparezcan
síntomas clínicos (76)
Prevención terciaria: Tratar la enfermedad en sus etapas iniciales para poder prevenir la progresión
y complicaciones (76).
Una vez que se diagnostica la preeclampsia grave/eclampsia, el manejo se hace básicamente a través
de cuatro principales intervenciones basadas en la evidencia: terapia anticonvulsiva; tratamiento
antihipertensivo; monitoreo cuidadoso de la paciente y selección del momento oportuno para la
interrupción de la gestación.
El tratamiento definitivo de la preeclampsia consiste en la interrupción del embarazo y la extracción
de la placenta. Sin embargo, este procedimiento puede no ser favorable para el feto en vista de las
complicaciones vinculadas a la prematuridad, si la gestación está lejos del término. Por consiguiente,
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Durante la hospitalización, la mujer con preeclampsia moderada se controla muy e cerca para detectar
signos y síntomas de condiciones adversas o complicaciones severas. Las mediciones de la presión
arterial se registran frecuentemente junto con los pesos diarios para detectar el aumento excesivo de
peso como resultado del edema. La vigilancia fetal incluye la evaluación de movimientos fetales,
registro basal no estresante y ultrasonidos en serie para evaluar el crecimiento fetal y el volumen de
líquido amniótico para confirmar el bienestar fetal, además de un estudio doppler materno fetal para
valorar la circulación placentaria y la hemodinamia fetal.
El manejo expectante (espera vigilada) por lo general continúa hasta que el embarazo llega al término;
mientras tanto se documenta la madurez pulmonar del feto o si se desarrollan complicaciones que
justifican el nacimiento inmediato (78).
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Foley) y el reflejo patelar. El descenso de cualquiera de ellos puede ser elemento de toxicidad por Mg.
Los exámenes para detectar el nivel sérico de sulfato de magnesio pueden utilizarse en situaciones
especiales para diagnosticar la toxicidad, además del examen clínico (15).
Los niveles de sulfato de magnesio se relacionan con la clínica (79):
- Dosis terapéutica 4-8 mEq/L
- Dosis abolición de ROT 10 mEq/L
- Paro respiratorio 15 mEq/L
- Paro cardíaco 20-25 mEq/L
En la preeclampsia debe tenerse especial cuidado en el aporte de líquidos para prevenir el edema
pulmonar. El aporte no debe superar los 80 ml/h.
Interrupción de la gestación
El tratamiento etiológico de la preeclampsia es la finalización de la gestación.
En las formas no severas puede adoptarse una conducta expectante, con un control estricto, hasta el
término. Si el embarazo es menor de 35 semanas debe realizarse maduración pulmonar con
betametasona a las dosis habituales.
En los casos severos la finalización de la gestación está indicada en lo posible por vía vaginal salvo
que las condiciones obstétricas indiquen la cesárea. Cuando se trata de una preeclampsia severa lejos
del término y que con las medidas aplicadas se haya controlado podrá plantearse en un 3er nivel de
asistencia el manejo expectante que permita realizar la maduración pulmonar. Debe tenerse presente
que este manejo requiere un cuidado intensivo y la posibilidad de finalizar el embarazo de emergencia
si aparecen complicaciones.
Es recomendable seis semanas posteriores a la resolución del embarazo verificar las cifras tensionales
en la consulta y la presencia de proteínas en orina.
Definición
Es la presencia de convulsiones y/o coma en una mujer que sufre de preeclampsia (71, 72).
El inicio de los síntomas se puede presentar en el anteparto, intraparto o postparto durante las
primeras 4 semanas del puerperio. Su prevalencia es de alrededor de 1 en 2.000 a 3.000 embarazos,
presentándose generalmente como una complicación de la preeclampsia severa, sobre todo en
mujeres con embarazos no controlados.
Signos y Síntomas
Síntomas que le hacen sospechar de que se está desarrollando una eclampsia son la cefalea occipital o
frontal (dolor de cabeza), visión borrosa, fotofobia, dolor epigástrico o en la zona superior derecho
abdominal y alteración del estado de conciencia (5).
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Manejo
Se basa en las medidas de reanimación, manejo de las convulsiones, manejo antihipertensivo y
finalización del embarazo (5).
1. Derivación a un centro de atención de alta complejidad, que les permita una
vigilancia continua de presión arterial, saturación de oxígeno, diuresis y balance
horario de líquidos.
2. Proteger a la embarazada de lesiones durante la convulsión.
3. La prioridad es el soporte cardiorrespiratorio.
4. Colocar cánula de Mayo o similar, para evitar mordedura de lengua y mantener vía
aérea libre y asegurar la ventilación.
5. Oxigenoterapia (5 Litros/minuto) para mantener saturación mayor del 95%, aún
estabilizada la paciente.
6. Monitorización fetal continua.
7. Se administra sulfato de magnesio por vía endovenosa en las dosis y con las
precauciones expresadas anteriormente. En caso de repetir la convulsión bajo el
goteo de Mg, se administrarán 2 g. de MgSo4 en forma lenta i/v para yugular la
convulsión.
8. La hipertensión se controla con medicamentos antihipertensivos según establecido
previamente en preeclampsia.
9. Después de controlar las convulsiones y estabilizar a la paciente se finalizará el
embarazo por parto o cesárea de acuerdo con la situación obstétrica. El manejo debe
hacerse en un centro que cuente con cuidado intensivo obstétrico y neonatal (72, 78).
10. Después del parto, las pacientes deben ser monitorizadas durante un periodo no
menor a 48 horas; la redistribución de líquidos durante el puerperio aumenta el riesgo
de edema pulmonar e hipertensión arterial (HTA).
11. Se debe continuar con el sulfato de magnesio durante 24 horas después de la última
convulsión o del inicio del tratamiento en la inminencia de eclampsia.
Definición
Se define como la hipertensión que precede al embarazo o aparece antes de las 20 semanas de
gestación (presión arterial sistólica superior o igual a 140 mmHg o presión arterial diastólica superior
o igual a 90 mmHg). Las mujeres con hipertensión crónica durante el embarazo deben ser controladas
para detectar un empeoramiento de la hipertensión y / o el desarrollo de preeclampsia superpuesta. Al
inicio del embarazo deben realizarse exámenes para comparar en la evolución (orina, creatininemia,
ionograma, glicemia) (80).
Manejo
Las embarazadas con hipertensión crónica leve a menudo no requieren terapia antihipertensiva
durante la mayor parte del embarazo. El tratamiento farmacológico de la hipertensión leve no reduce
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Definición
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Definición
Se define como la hipertensión que se desarrolla después de las 20 semanas de gestación, sin
proteinuria y sin compromiso de los órganos blancos Ocurre más frecuentemente cerca del parto o en
el puerperio inmediato y se normaliza en las primeras 12 semanas del puerperio. Por lo tanto, se le
considera “transitoria”, pero reaparece en 80% de los embarazos posteriores y existe un mayor riesgo
de presentar hipertensión arterial esencial en el futuro (72).
Las mujeres con hipertensión gestacional tienen riesgos maternos y perinatales que son altamente
dependientes de la edad gestacional y de la progresión a preeclampsia. Cuando la hipertensión
gestacional aparece antes de las 34 semanas, aproximadamente el 35% de las mujeres desarrollan
preeclampsia con los riesgos asociados de complicaciones maternas y perinatales. El tiempo de
desarrollo de la preeclampsia es variable (71).
Definición
Signos y Síntomas
La paciente puede presentar decaimiento y malestar general, seguido de náuseas, vómitos, cefalea,
dolor abdominal en epigastrio o hipocondrio derecho, puede existir edema importante y alza discreta
de la presión arterial. Puede presentarse hemorragia materna por coagulación intravascular
diseminada, generalmente cuando se produce desprendimiento placentario (70). Muchos de estos
signos y síntomas se confunden con los de la preeclampsia severa.
El dolor epigástrico o en el cuadrante superior es el síntoma más pertinente para sugerir la existencia
del síndrome, que frecuentemente está acompañado de náuseas y vómitos. Los criterios de laboratorio
utilizados para el diagnóstico del síndrome de HELLP son lactato deshidrogenasa (LDH) superior a
600 U/l, aumento de la bilirrubina a 1,2 mg/dl o más e indicios en muestra de sangre periférica,
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Manejo
La embarazada con preeclampsia cuando presenta náuseas, vómitos o dolor epigástrico tiene un factor
de riesgo muy grande de morbilidad materna. Por lo tanto, es importante evaluar el estado de la
madre y hacer exámenes de laboratorio (hemograma completo con plaquetas, análisis de orina,
creatinina sérica, Deshidrogenasa Láctica (LDH) ácido úrico, bilirrubinas y transaminasas; tiempo de
protrombina, tiempo de tromboplastina parcial y fibrinógeno. Según la clínica se realizará gasometría,
oximetría de pulso, radiografía de tórax, cultivo de orina y pruebas para la hepatitis. El recuento de
plaquetas, LDH y enzimas hepáticas debe hacerse cada 12 a 24 horas o con mayor frecuencia si es
necesario. Debe evaluarse el estado fetal por cardiotocografía basal o perfil biofísico y
preferiblemente por flujometría Doppler.
A las embarazadas de 34 semanas o más hay que prepararlas para un parto vaginal o abdominal
dentro de las 24 horas siguientes; a aquellas con embarazos de 24 a 34 semanas hay que
administrarles dexametasona o betametasona para maduración fetal, incluso si el parto no puede
aplazarse el tiempo ideal de 24 a 48 horas. La prevención de las convulsiones se hará con sulfato de
magnesio a la dosis habitual mencionada anteriormente.
La transfusión de plaquetas está indicada cuando el recuento de plaquetas es de 50.000/µl o menos en
el caso de una cesárea y hay que administrar seis unidades de plaquetas justo antes de la incisión.
Todas las embarazadas con síndrome de HELLP deben ser tratadas en una unidad de terapia intensiva
o de terapia intermedia hasta que el recuento de plaquetas muestre una tendencia a un aumento, la
LDH muestre una tendencia a una disminución y la embarazada presente una diuresis normal durante
dos horas consecutivas sin infusión adicional rápida de líquidos o sin diuréticos. La hipertensión debe
estar bien controlada, con mejora de los parámetros clínicos, para que no haya mayores
complicaciones. Es discutible la utilización de dexametasona en el anteparto, en dosis endovenosas de
10 mg cada 12 horas para el tratamiento del HELLP. Las mujeres con empeoramiento de los
parámetros del síndrome de HELLP presentan un riesgo elevado de morbilidad y mortalidad. Las
complicaciones que pueden surgir son rotura de hematoma hepático, insuficiencia renal aguda, lesión
pulmonar aguda y síndrome de sufrimiento respiratorio. La intubación y ventilación asistida pueden
ser necesarias en algunas embarazadas. La orientación sobre embarazos futuros es importante porque
el riesgo de recurrencia del síndrome de HELLP puede variar de 19 a 27% (72, 82).
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4. PARTO PREMATURO
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Según la edad gestacional, los recién nacidos prematuros se clasifican en: extremos,
menores a 28 semanas; severos, entre las 28 y 32 semanas; moderados a tardío, entre las 32 y
37 semanas de gestación. Según la causa del parto se clasifican en: idiopático, con inicio de
trabajo de parto espontáneo, derivado de la ruptura prematura de membranas; e iatrogénico,
producto de la indicación médica derivada de alguna patología materna o fetal. Es esta
sección se hará referencia al parto prematuro idiopático (83, 84).
Son múltiples los factores de riesgo que se han asociado al parto de pretérmino, entre
otros: antecedente de parto prematuro previo menor a las 35 semanas de embarazo, edad
materna extrema (<20 años >40 años), tabaquismo, consumo de drogas (cocaína, heroína),
control prenatal poco frecuente, metrorragia posterior a las 20 semanas, infección genital o
sistémica, estrés, embarazo múltiple, DPPNI, PP oclusiva, polihidroamnios, cuerpo extraño
(DIU), incompetencia cervical, malformaciones uterinas y cono cervical previo (84).
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Manejo: el examen obstétrico de la mujer debe incluir valoración por palpación de las
contracciones uterinas y el tacto vaginal para la evaluación de las modificaciones cervicales.
En caso de que la mujer presente contracciones uterinas persistentes en ausencia de
modificaciones cervicales, se debe realizar cervicometría en el caso que la longitud del cuello
sea mayor a 30 mm; se descarta el trabajo de parto prematuro; si está entre los 16 y 29 mm y
se aplican medidas generales como hidratación y sedación; y, si es de 15mm o menos se
deben administrar tocolíticos y corticoides. En el caso de presencia de contracciones más
cambios cervicales se indica hospitalización más la administración de tocolíticos y
corticoides. Como medidas generales se debe indicar la hospitalización. El reposo absoluto y
la hidratación y la utilización de antibióticos profilácticos no han demostrado utilidad en el
manejo (53). Las medidas que se han demostrado útiles son la utilización de corticoides
desde las 24 a las 35 semanas para inducir la madurez fetal. La utilización de útero
inhibidores debe ser por periodos cortos para permitir las de los de corticoides. No está
justificado el tratamiento de mantenimiento con útero inhibidores. En los embarazos menores
de 32 semanas, en trabajo de parto está indicado el uso de sulfato de magnesio para
neuroprotección fetal (15).
En cuanto al uso de tocolítico, la elección de éste debe ser evaluado por los posibles
efectos adversos o contraindicaciones maternas. También es posible el uso de Nifedipino por
vía oral, cuya dosis de carga es de 20 mg cada 20 minutos por tres dosis y dosis de
mantención de 10 mg cada 6 horas por 48 horas. Otra alternativa es el uso de Fenoterol por
vía endovenosa, en infusión continua a 2 mcg/min pudiendo aumentar en 0,5 mcg/min cada
30 minutos hasta la dosis máxima de 3 a 4 mcg /min. Se debe mantener la dosis para el cese
de contracciones durante 12 horas y disminuir progresivamente hasta 0,5 mcg/min en las
siguientes 48 horas. Su uso es de segunda línea dado los efectos adversos (taquicardia
materna y fetal, hipotensión, alteraciones de la glicemia, edema pulmonar). En general, su
uso se reserva para el traslado a otro centro asistencial. Antes de las 32 semanas se puede usar
antinflamatorios no esteroideos (indometacina en supositorios 50 mg/día).
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Concepto Fundamental:
El parto pretérmino debe ocurrir en el lugar donde se le pueda dar la asistencia que se
requiere. Por tanto, es mandatorio trasladar a la madre en riesgo de parto de pretérmino al
nivel de asistencia adecuado para el recién nacido. La mejor incubadora de traslado es el
vientre de la madre y los resultados son notoriamente peores si es necesario trasladar al recién
nacido a otro centro (91).
5. INFECCIONES OBSTÉTRICAS
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Estas infecciones deben ser tratadas en forma precoz y adecuada, ya que pueden ser
causa de Sepsis y por ende de mayor morbimortalidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió las sepsis materna como una
condición que pone en riesgo la vida caracterizada por una disfunción orgánica vinculada a
una infección en el periodo del embarazo, parto, posaborto o posparto (93).
Se han definido múltiples puntajes para hacer diagnóstico precoz de los pacientes que
van a desarrollar una Sepsis, pero no están validados para el embarazo. Actualmente se
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Si los pacientes son positivos en dos de esos criterios usando el qSOFA, entonces se
continua con una evaluación más profunda usando un SOFA completo (full SOFA Score).
Este método consiste en una evaluación de parámetros de seis sistemas: sistema respiratorio
(a través de presión arterial de oxígeno y necesidad de soporte ventilatorio), coagulación (a
través del recuento de plaquetas), hepático (a través de niveles de bilirrubinemia),
cardiovascular (a través de presión arterial media y necesidad de uso de drogas vasoactivas),
nervioso (a través de escala de Glasgow) y renal (a través de creatininemia y diuresis). A
cada parámetro se le asigna un puntaje de cero a cinco, el cual es ascendente a mayor
gravedad.
El Shock Séptico se define en una paciente que cursa una sepsis por: hipotensión
persistente que exige el uso de vasopresores y/o nivel de lactato sérico de 2 mmol por litro
(18 mg/dl), a pesar de una redistribución adecuada de fluidos (92).
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muestra para los cultivos del presunto foco y hemocultivos. Pero más importante aún, es
haber iniciado los antibióticos de amplio espectro para el foco planteado. Se debe iniciar la
reposición con cristaloides. En pacientes con sepsis e hipotensión o hipoperfusión se
recomienda la infusión de soluciones tibias (4mL/kg en bolo cada 15 min con máximo de 30
ml/kg en primeras tres horas de tratamiento) para optimizar el gasto cardiaco, la precarga y
poscarga y la contractilidad (97). El manejo de la reposición debe ser enérgico pero
controlado y cuidadoso para evitar la sobrecarga de volumen.
El descenso del lactato a menos de 2mmol/L y/o el descenso del lactato en un 10% a
las 6 horas, son objetivos útiles en pacientes con shock séptico definido por Sepsis-3 (99).
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Factores de riesgo para la infección: son variados los factores de riesgo, pero es
importante tener presente que muchos dependen de la acción de los profesionales y que
pueden ser minimizados. Algunos de estos factores de riesgo son: técnica aséptica
inadecuada, manipulación excesiva del canal del parto, retención de fragmentos de la
placenta o membranas, anemia, parto prolongado, rotura prolongada de las membranas,
exámenes vaginales frecuentes, cesárea u otras operaciones obstétricas, laceraciones del
cuello del útero no reparadas y laceraciones vaginales grandes, infecciones de transmisión
sexual preexistentes, hemorragia del puerperio, inmunización con toxoide tetánico
inadecuada o inexistente y diabetes mellitus (90).
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Módulo 4: Emergencias Obstétricas
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