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De la autobiografía oral a la biografía escrita.

Borges señala, sobre el Martín Fierro, en su artículo “La poesía gauchesca” que
“Desde el verso decidido que lo inaugura, casi todo él está en primera persona: hecho
que juzgo capital.” (Borges, 2009:374) Esta afirmación le sirve para asegurar, unos
párrafos después, que el Martín Fierro no es un poema épico, sino que es una novela.
Para nosotros, esta afirmación nos sirve para poder entrar a una reescritura que hace el
propio Borges del poema nacional: “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. Planteamos a
continuación a partir de dos procedimientos que podemos leer, como son: la escritura de
una biografía y el sistema de citas que contiene el cuento, que lo que Borges reelabora no
solo es la historia de Cruz y Fierro, sino que realza lo textual y lo que tiene de escrito el
poema de José Hernández, en contraposición a su oralidad.
Por esto señalamos que las primeras modificaciones que realiza es el pasaje de una
autobiografía oral a una biografía escrita, el corrimiento juega con la perspectiva de este
señalamiento que citábamos anteriormente, “casi todo él [el poema]” está en primera
persona. Hay un narrador final, que cierra La Ida, y ese narrador en tercera persona se
reivindica, al contar una biografía.
El sistema de cita es clave en el funcionamiento del cuento, ya que está en el centro
del enigma. La mayor cita no está nombrada hasta al final, pero si aludida. Para crear
todo ese mundo, contamos en la apertura del texto, con un epígrafe de Yeats y en el
segundo párrafo con una, engañosa, alusión a la Biblia. La utilización de la cita da cuenta
de la materia textual del Martín Fierro, porque, tal como señalamos antes, el narrador en
tercera persona que aparece al final, cita las palabras de Fierro e, incluso, la narración de
Cruz.
Autobiografía/biografía.
La dicotomía planteada entre autobiografía y biografía ha sido abordada por Josefina
Ludmer en El género gauchesco. Cuando ella analiza el Martín Fierro hay un breve
apartado que se dedica a ver las reescrituras de Borges sobre el mismo. Su abordaje está
signado por la ley y la lengua, pero a nosotros nos interesa ver como delimita ambos
conceptos:
“La escritura de esa vida se dividió entre su uso como biografía por parte de
Sarmiento y su uso como autobiografía por parte de Mansilla y Hernández. El uso
biográfico sirvió para atacar al sujeto y ponerlo como ejemplo de barbarie criminal...el
uso autobiográfico para defenderlo y a la vez atacar a los enemigos políticos”
(Ludmer, 2000: 195)
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Vemos que señala la diferencia entre la biografía y la autobiografía, una se instaura
como acusación y la otra como defensa. Esta última, siempre necesita de una primera
persona que narre su historia y cuente como fueron las cosas. Esto es lo que aparece en el
Martín Fierro, lo que aparentemente leemos es una autobiografía oral, o que al menos
imita esa oralidad. Por eso el primer recurso que Borges establece para el desvió es
convertir la autobiografía en una biografía. El segundo recurso, es cambiar el sujeto
principal de esa vida, pasamos de Fierro a Cruz. Lo que Ludmer señala más adelante en
su texto, es que en el cuento se borra la lengua de Cruz y todo es relatado por un narrador
en tercera persona: “con el código y la escritura de Sarmiento, Borges enfrento la
autobiografía de Hernández...La biografía de Cruz de Borges es biografía como las de
Sarmiento por su sistema narrativo...” (Ludmer, 2000: 197)
Como vemos, aquí, la dicotomía autobiografía-biografía se convierte en la dualidad
Hernández-Sarmiento y un uso de Borges de uno contra otro. Pero lo que nos gustaría
marcar, es que las opciones en el cuento se rigen por un estricto seguimiento del texto de
Hernández. Al fin y al cabo, lo que nosotros leemos en La Ida, podemos decir que es una
cita oral, que hace un narrador en tercera persona para contar una vida. Lo que Ludmer
lee de Sarmiento en Borges, es más probable que ya se encuentre en Hernández. Es decir,
utiliza un procedimiento de Sarmiento que es el de usar una cita de la tradición oral,
como rumores o historias, para dar bagaje empírico a su relato y Hernández lo gira,
convirtiendo el relato en casi toda la cita oral. Por ejemplo, cuando Sarmiento en el
capítulo cinco presenta la figura de Facundo, a partir de la anécdota del tigre cebado, la
cierra dándole voz a Facundo: “”entonces supe lo que era tener miedo”, decía el general
Don Juan Facundo Quiroga” (Sarmiento, 1947: 95) Podemos ver como aparece la voz del
gaucho mínimamente, luego de varios párrafos de historia. En Hernández, el mecanismo
es el opuesto, lo que se reduce a su mínima expresión es el narrador que queda oculto en
las últimas estrofas. Pero queda muy en claro que la voz del gaucho es una cita, ya que
luego del cambio de narrador, lo que vemos es el ingreso de la voz de Fierro entre
comillas: “”Ruempo -dijo- la guitarra” (Hernández, 1991: 86)
Lo que nosotros leemos en Borges es la perspicacia de ver que de Sarmiento hay en
Hernández. En el mínimo lugar que le queda a ese narrador que hay en el Martín Fierro,
Borges va a ensancharlo y darle letra, construyendo todo lo que queda en los bordes del
poema. Nunca pisa el texto. Para hablar de Martín Fierro, tal como hace Sarmiento para
hablar de Rosas, utiliza un personaje que sea su doble: Cruz. Borges recrea un momento
apócrifo en que le sirve para volverlo el doble de Martín Fierro, en que tiene un

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encuentro con la justicia como gaucho matrero, previo a tener mujer que es donde
empieza en el poema la narración de Cruz. El grito del Chajá, al igual que una cita, sirve
para mostrar la duplicidad de la escena cuando se encuentre con Fierro.
Del mismo modo que no cuenta lo que ya está en el poema, hay un paralelo que es el
momento en que se conocen. Tanto el Cruz del Martín Fierro, como el narrador de
Borges no cuentan el enfrentamiento. En este último caso, es más paradójico, siendo que
su propósito “no es repetir su historia….solo me interesa una noche” (Borges, 2008: 67).
Pero, cuando llega a ese momento, dice que por “un motivo notorio” no puede referir la
pelea. Lo que funciona aquí es el mecanismo de la cita, no cuento lo que ya está dicho en
otro lado y a lo que estoy haciendo alusión
El sistema de cita
Lo que de alguna manera se revela en este entramado de biografías orales o escritas,
es que hay un sistema de citas que se arma y va resaltando la textualidad del poema. Ese
mismo sistema muestra las conexiones textuales y los modos en que se conectan, es
decir, su transtextualidad.
Para pensar este sistema deberíamos establecer la importancia de la cita y el
corrimiento entre oral y escrito que se produce en ella. Ambas se encuentran presente en
el Martín Fierro y es en la importancia de la segunda en la que hace pie Borges para
remarcar su textualidad.
Siguiendo a Julio Schvartzman, que establece a Maziel como el primero que abre la
tradición de la gauchesca, al colocar una cita de la tradición oral en un texto, una cita tan
relevante e importante como: “Aquí me pongo a cantar” señala sobre las citas que:
“...la funcionalidad de la cita es múltiple (validar lo que se sostiene, autorizar un
discurso, connotarse con un prestigio letrado, incluso jugar con las atribuciones hasta
la parodia o la falsificación), pero el medio del campo citado es de la misma
naturaleza que el del campo citante. Las marcas formales del procedimiento son
claras….y pertenecen al mismo código del discurso en el que se incrustan. Claro que
la cita literaria asume múltiples formas, y podría ser oculta, integrarse solapadamente
a la sintaxis mayor del texto que la incorpora y omitir autoría; formar
centones...plagiar, tergiversar, pastichar...” (Schvartzman, 2013: 29-30)
Continuamos su señalamiento, cuando pensamos en que el uso de la cita corresponde
un mismo campo, por eso todo el juego de citas que se presenta en Borges apunta a
recalcar ese mismo juego en Hernández, a la vez que se vuelve parte del texto borgeano.
Hay una biografía que en todo momento nos está refiriendo elementos para mostrar con

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que está vinculada, pero esa cita central se nos esconde hasta el final 1. En igual sentido,
podemos leer ese pasaje del narrador autobiográfico, que hay en José Hernández,
convertido en una gran cita oral.
Más allá de este mecanismo, encontramos en Borges cinco citas que arman el texto y
en todo momento nos remiten al Martín Fierro. En primer lugar el título del cuento, la
cita más obvia en este sentido es el apellido Cruz, primer elemento que se nos entrega
para vincularlo con, la que será la última de las citas, Martín Fierro. Las otras tres son:
primero el epígrafe de Yeats que abre la dinámica de juego intertextual, desde lo que dice
y desde lo que implica. Lo traducimos a continuación, como: “Estoy buscando la cara
que tuve, antes que el mundo fuera hecho”, aludiendo de este modo a la historia previa,
que se desarrolla en el cuento, de la vida de Cruz antes del mundo narrativo de Martín
Fierro. Abre de esta forma una primera conexión e intencionalidad en lo narrado. Se
relaciona con un mundo narrativo ya creado, ya escrito, y tiene un claro afán de parodia o
continuidad. Por otro lado, el uso de una cita en inglés y de un autor fuera de la tradición
argentina abre el símil con el Facundo de Sarmiento, que, remarcábamos antes, también
se encuentra presente en el tono y la forma en que se narra una vida. Instaurándolo, con
ese mismo gesto, en el horizonte de citas del texto. La tercer cita que nos falta, es la que
aparece en el segundo párrafo: “La aventura consta en un libro insigne; es decir, en un
libro cuya materia puede ser todo para todos (I Corintios 9:22)” (Borges, 2008: 67). Lo
que podemos observar, es que hay una alusión textual y clara a la biblia, pero que
esconde un señalamiento al poema nacional, el cual es el verdadero referente del “libro
insigne”. A la vez que la referencia bíblica2 se pone en relación con la cita de Yeats, en la
idea creacionista del mundo, lo que nos da pie a pensar que en todo momento el mundo
creado, al que hace referencia, es un mundo narrativo y de relaciones textuales. Nada hay
por fuera del mundo textual.
En el centro de todo el sistema de citas se encuentra el Martín Fierro, que no por
nada son las palabras finales del cuento. Y, como señalamos antes, leemos en este trabajo
como un gran texto citado. Si nos fijamos en él vamos a encontrar que sucede lo mismo
que en Borges. Por un lado si pensamos la autobiografía oral como una cita de un
narrador en tercera persona. Por otro en el personaje de Cruz, cuando toma la palabra en

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Otro juego posible de leer en el cuento de Borges, y en la cadena de intertextualidad expuesta, es el de
volver una biografía en un género policial, donde la vida que realmente se nos cuenta es la del
personaje que aparece al final.
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Es interesante señalar que el versículo anterior al citado, se centra sobre la Ley de Dios y quienes están
adentro y afuera. Cuya idea es central en Martín Fierro y en la lectura sobre el carácter autobiográfico
o biográfico que hace Ludmer.
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el texto es la primera vez que tenemos una marca escrita y textual que nos aleja de la idea
de imitación oral, al tener una marca con el nombre del personaje que le da la palabra.
Pero, también, observamos que Cruz tampoco cuenta el momento del enfrentamiento
entre la partida y Fierro, al igual que Borges cuando llega a lo ya contado se acerca y
calla. En este punto, entre el verso 2064 y 2065 nos encontramos con una línea de puntos.
La narración oral hace una elipsis sobre lo contado y deja una marca, que podemos tomar
como una referencia, una forma de citar lo ya dicho en la voz del otro. La línea de puntos
es el enfrentamiento y el encuentro entre Fierro y Cruz, a la vez que es la marca de
presente en el que se encuentran hablando. Oralmente no hay forma de reproducirlo, es
una clara marca escrita del texto que alude a una especie de cita, igual que las comillas
que coloca el narrador final a las últimas palabras de Fierro, las cuales tampoco tienen
correlato oral.
Alrededor de estas citas escritas es que se arma todo el universo narrativo de Borges
en su cuento, que marca la textualidad del Martín Fierro.
Conclusión
A modo de conclusión podemos pensar que a partir de los corrimientos que hace
Borges sobre el texto de Hernández remarca su universo textual y aporta una abordaje
diferente a como, canónicamente, podemos pensarlo. El pasaje de la autobiografía a la
biografía hace un claro hincapié en el pasaje de lo oral a lo escrito, que se puede ver
reafirmado en la utilización de las citas. A partir de ese pasaje y el sistema de citas,
encontramos los paralelismos y recursos que estando en Hernández, Borges exacerba.
Bibliografía
 Borges, Jorge Luis, “La poesía gauchesca”, Obras Completas I (1923-1955).
Edición Crítica, Buenos Aires, Emecé, 2009
 Borges, Jorge Luis, “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)”, El Aleph,
Buenos Aires, Emecé, 2008
 Hernández, José, Martín Fierro, Buenos Aires, Losada, 1991
 Ludmer, Josefina, El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, Buenos
Aires, Perfil, 2000
 Sarmiento, Domingo Faustino, Facundo, Buenos Aires, Circulo literario de
Buenos Aires, 1947
 Schvartzman, Julio, Letras gauchas, Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2013

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