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APOYO Y ESTRATEGIAS POSITIVAS DE ENSEÑANZA:

Aunque se han hecho progresos significativos hacia la inclusión de grupos minoritarios en los
proyectos curriculares de la escuela pública, incluyendo a alumnos con profundas discapacidades
psíquicas y físicas, los educadores tienen una larga historia de despidos y exclusiones de
estudiantes a causa de su conducta incómoda, peligrosa o problemática.

COMPRENDER Y AFRONTAR LA CONDUCTA PROBLEMÁTICA.

Uso de apoyos y de estrategias docentes positivas.

Una forma radicalmente diferente de contemplar la conducta problemática consiste en ver el


comportamiento molesto y, a veces, peligroso del alumno como una fuente de información sobre
sus necesidades y deseos o sobre la calidad o suficiencia de las estrategias de enseñanza, al
menos, tal como las percibe el alumno.

Para comprender mejor la causa o causas de la conducta del alumno es necesario, por regla
general, hacer un análisis funcional que se traduzca en una descripción global del clima escolar.
Debe prestarse especial atención a los ambientes, acontecimientos y acciones que están presentes
o preceden a los casos de conductas molestas y a sus consecuencias, sobre todo las reacciones de
los compañeros y de los profesores. este análisis puede llevar a comprender que los actos
molestos y peligrosos del alumno no son meras conductas que eliminar, permitiendo encuadrar el
problema de manera que se reconozca el papel funcional y adaptado de la conducta y el que
desempeña el profesorado contribuyendo a su desarrollo.

El comportamiento puede tener una función comunicativa, el objetivo principal de cualquier


intervención o plan de intervención conductual debe centrarse en ayudarle a aprender a
comunicarse de un modo que sea igualmente eficaz y adaptado, pero no molesto o peligroso. No
obstante, conviene señalar que puede haber objetivos fundamentales o básicos de los que haya
que ocuparse antes, sobre todo en relación con aquellos alumnos que tengan un amplio historial
de conductas peligrosas y molestas.

Los maestros tratan de conseguir cambios significativos de la conducta de un alumno antes de


lograr una relación de trabajo razonable, estableciendo un ambiente de seguridad, confianza y
cooperación.

La adopción de este enfoque para fijar los objetivos no supone una falta de compromiso para
ayudar al alumno a efectuar cambios importantes en su comportamiento. En realidad, para
muchos alumnos con largas historias de conductas problemáticas, será el único modo eficaz de
empezar a efectuar cambios fundamentales en su conducta.

Hay orientaciones para establecer un ambiente de seguridad, confianza y cooperación que


desarrollan estrategias formales de enseñanza y que ayudan al alumno a descubrir que el aula es
un lugar seguro y que puede confiar en el maestro. La maestra debe considerar una oportunidad
para dirigir sus esfuerzos a procurar que el alumno participe en algo que le resulte interesante y
entretenido y que les permita a ambos pasar un tiempo juntos sin imposiciones por ninguna de las
dos partes.
Tras establecer una historia de interés y éxito en clase, es posible negociar poco a poco con el
alumno y pasar gradualmente a actividades más centradas en el establecimiento de competencias
y el refuerzo de los aspectos deficitarios.

Procedimientos de intervención.

El reconocimiento de la conducta molesta o peligrosa del alumno como una forma de


comunicación influye también de manera significativa en la selección de las estrategias de
intervención que se desarrollen para mejorar la situación. Hay cuatro alternativas que pueden
seleccionarse una a una o combinadas.

Implantación de estrategias de apoyo: En concordancia con la jerarquía de objetivos, habría que


centrarse en los aspectos positivos ya que influye de manera significativa en la reducción de
conductas molestas. Diseñar un currículo que respalde y facilite más el aprendizaje de alumno
acerca de que la cooperación en clase puede ser divertida, interesante o de alguna manera
“provechosa”.

Enseñanza de formas alternativas de comunicación: Enseñar al alumno una forma de


comunicación menos destructiva, aunque igualmente eficaz, se traduzca en una reducción
significativa de la conducta problemática (Carr y Durand, 1.985; Carr y cols., 1.980; Eason, ¨White y
Newsom, 1.982).

Ayudar al alumno a aprender a tolerar las condiciones de la escuela: Ayudar a que un alumno
aprenda a tolerar determinadas condiciones de la escuela es una estrategia que sólo debe
utilizarse para favorecerle cuando sea absolutamente imposible o inconveniente modificar esas
condiciones. Estas estrategias van desde los procedimientos formales de desensibilización
sistemática o relajación, para ayudar al alumno a superar sus fobias y temores (Morris Y
Kratochwill, 1.983; Workman y Williams, 1.980), hasta la mera empatía con él.

Enseñar al alumno a estar callado y a dejar de comunicarse: Es posible que el maestro tenga que
poner en práctica procedimientos de manejo de la conducta para reducir directamente el
comportamiento problemático del alumno, sobre todo si es disruptivo o peligroso. Si no hay más
remedio que acudir a este tipo de solución, es importante utilizar los procedimientos menos
intensivos y menos agresivo posible.

Definición del éxito.-

La mayor parte de la conducta disruptiva y peligrosa del alumno proporciona una valiosa
información sobre lo que piensa y siente, ante todo acerca de la calidad de nuestras estrategias
educativas. Esa información pone de manifiesto que los educadores no deben zanjar las cuestiones
enseñando a los alumnos a dejar de comunicarse o a “callarse”. Es importante considerar el
“éxito” del plan de conducta desde el punto de vista de todos los implicados. Un plan de conducta
debe ser satisfactorio para hacer que mejore la conducta, pero no contribuye a solucionar los
motivos de fondo de su problema.

CONCLUSIÓN.

Hay alumnos que, en sentido figurado, “se van por las ramas” en vez de participar y cooperar en su
programa escolar. “Cortan” la clase, se mecen en las sillas o corren por el aula porque esta
conducta les resulta más remuneradora que la de cooperar y realizar su trabajo escolar. Queda
claro quien tiene la responsabilidad de atender la información crítica proporcionada por los
alumnos y adaptar la práctica docente para satisfacer las necesidades de los alumnos corresponde
a los maestros.

9.- Cómo poner en práctica las decisiones curriculares:

En este tema nos ocupamos, en primer lugar, de los aspectos de la enseñanza o de la


“implantación del currículo” que son iguales para todos los alumnos, incluso para los muy
capacitados y los muy discapacitados. A continuación, mostramos que, para garantizar un
resultado común a todos, la enseñanza debe ser diferente, según su capacidad. Por último,
presentamos algunas “reglas y trucos” para desarrollar una enseñanza adecuada a grupos
heterogéneos. Responde al hecho de que las reformas educativas, incluyendo la integración, o la
inclusión integral, el aprendizaje cooperativo y la enseñanza a grupos de alumnos de distintas
edades, imponen que los maestros tengan a su cargo grupos heterogéneos (Giangreco y Putnam,
1.991).

CÓMO PUEDE SER REALMENTE LA MISMA ENSEÑANZA.

Señalamos dos aspectos: los resultados de la enseñanza y el proceso mismo de enseñar. En los
resultados, con independencia de los detalles de la escolarización y la enseñanza que hay que
tener en cuenta, el resultado real de la escolarización para todos los alumnos es muy sencillo: todo
lo que aprendan debe servirles para ser miembros activos de sus comunidades respectivas, de
manera que unos se preocupen lo bastante de lo que les ocurre a los otros para éstos atiendan a
los demás. Las escuelas deben contribuir a que todos los alumnos se impliquen socialmente, a que
participen activamente en la vida de la comunidad. Las opciones para implementar el currículo
pueden ser:

MATERIALES: que se utilizan para enseñar como los textos estándar, libros de bibliotecas,
publicaciones impresas, vídeos y “film” educativos, televisión-cine-vídeos, otros medios visuales,
elementos impresos y visuales familiares, objetos destinados a actividades de aprendizaje y
objetos de la vida cotidiana.

DISEÑO DE LA CLASE: cómo organizar lo que se enseñe como explicar, poner ejemplos y practicar,
simulaciones, actividades reales, actividades reales ampliadas y enseñanza temática.

LUGAR: dónde se lleva a cabo la enseñaza como aula del grupo de clase, aulas de la escuela,
dentro de la escuela, lugares extraescolares visitados con frecuencia, o visitados con menor
frecuencia y lugares de tránsito.

INTERACCIONES EN EL APRENDIZAJE: qué sucede durante la enseñanza como la enseñanza


individual, enseñanza en pequeño o gran grupo homogéneo, enseñanza en pequeño o gran grupo
heterogéneo, enseñanza en grupo de compañeros, enseñanza a compañeros de distintas edades,
ejercicios y prácticas en ordenador y ampliación del aprendizaje por ordenador.

Es evidente que cada alumno logrará este resultado de modo diferente, contribuye a recordarnos
que todo lo que hacen los alumnos en la escuela debe ser aplicable a su vida cotidiana. En segundo
lugar, el aprendizaje de los alumnos debe producirse de manera que refuerce sus respectivas
imágenes sociales.

En los procesos de enseñanza, con independencia de lo que estén aprendiendo los alumnos, el
proceso de enseñanza y aprendizaje es el mismo. Aprender supone determinar el significado de lo
que se aprende y cómo se relaciona con sus conocimientos y experiencias anteriores. Para
aprender de modo que sean capaces de utilizar lo que han aprendido sin la ayuda del maestro, los
alumnos deben poder dar sentido a lo que se les enseña.

Los requisitos para enseñar a todos los alumnos pueden ser las claves naturales, establecer el
ambiente de aprendizaje, ayuda individual, motivación del alumno, mantener un ambiente de
aprendizaje positivo y evaluación individual y ajuste sobre la marcha.

EN QUÉ DEBE DIFERIR LA ENSEÑANZA.

Aunque el proceso fundamental de enseñanza sea igual para todos los alumnos, debe
estructurarse de forma diferente para cada uno de ellos. No se trata sólo de descubrir el estilo de
aprendizaje individual de cada alumno. Sus necesidades cambian con el tiempo y según la tarea,
deben adaptar la interpretación de los contenidos en diferentes momentos y a diversos alumnos.
El segundo aspecto importante en el que la enseñanza debe ser diferenciada es el proyecto
curricular para cada alumno. Creemos que cualquier estudiante puede dominar el proyecto
curricular del centro de una de estas tres maneras: Muchos alumnos adquirirán casi toda la
información y las destrezas contenidas en este currículo. Éstos perdonan con facilidad las
debilidades de los maestros. También pueden estimular sus aspectos positivos.

REGLAS Y ESTRATEGIAS PARA LA ENSEÑANZA EN GRUPO HETEROGÉNEO.

Se describen tres “reglas” que pueden contribuir a la puesta en práctica del currículo utilizando
una forma de enseñanza en grupo más heterogéneo.

Regla 1: Maximizar la variedad de os alumnos.-

Los dos factores cruciales que determinan el éxito o el fracaso de la enseñanza en grupo
heterogéneo son la forma de organizar los grupos de alumnos y la planificación de sus
experiencias de aprendizaje.

Decidir a qué alumnos se puede agrupar. Los maestros deben procurar mezclar a alumnos con
todo tipo de características. Algunos “trucos” que ayuden a determinar a qué alumnos se pueden
reunir:

Agrupar a alumnos cuyas habilidades de comunicación difieran.

Agrupar a alumnos cuya capacidad para responder a las exigencias de la tarea sea diferente.

No aislar a ningún alumno.

Empezar con grupos pequeños.

Hacer que cada alumno trabaje con todos sus compañeros en distintos momentos, durante un
semestre o todo el curso.
Regla 2: Maximizar la interdependencia positiva.-

Esta regla estimula a los maestros a que organicen las experiencias de aprendizaje del grupo de
manera que, de todas las formas posibles, los alumnos aprendan a depender unos de otros, a
conseguir objetivos comunes y a ayudarse mutuamente. Se pueden emplear situaciones como:

Organizar el ambiente de aprendizaje de manera que los alumnos que pertenezcan a cada grupo
se vean unos a otros, compartan los materiales y se ayuden mutuamente.

Organizar los materiales y la información de manera que animen a los alumnos a depender unos
de otros y a trabajar para conseguir objetivos comunes.

Diseñar la enseñanza de manera que el trabajo de todos y cada uno de los miembros del grupo
resulte necesario.

Maximizar las interacciones entre los alumnos por medio de la actividad.

Equilibrar las interacciones.

Equilibrar la enseñanza a lo largo de la hornada y de la semana, sin limitarse a la lección.

Recompensar al grupo por desarrollar estrategias de ayuda mutua, implicar a todos en el grupo y
resolver cualquier dificultad de relaciones interpersonales.

Establecer para cada grupo un comienzo y un final claros.

Recoger información sobre las conductas interpersonales y cooperativas de los alumnos e


informar y adaptar las estrategias docentes.

Regla 3: Maximizar los logros individuales.-

El fin supremo de la enseñanza en grupo heterogéneo consiste en utilizar las diferencias entre los
alumnos para reforzar el aprendizaje de cada uno dentro del grupo. Aunque la implicación social
es un objetivo importante de la escolarización, las escuelas también deben ayudar a los alumnos a
aprender cosas que les permitan participar activamente en la vida extraescolar. Para ser
participantes activos, tienen que adquirir competencias en numerosas dimensiones. He aquí
algunos posibles sucesos:

Minimizar las diferencias entre las características de las tareas.

Variar la cantidad de contenidos que se espera qe domine cada alumno.

Centrarse más en la cooperación que en la competición.

Apreciar y recompensar el rendimiento académico individual.

Recompensar el rendimiento individual y del grupo.

Facilitar ayuda para asegurar el éxito individual, sobre todo con respecto al error.

Evaluar y supervisar sistemáticamente la actuación de cada alumno.

Enseñar a los alumnos a evaluar su aprendizaje.


CONCLUSIÓN.

Presentamos dos formas de pensar sobre la escolarización y la enseñanza que respaldan la


inclusión de todos los alumnos, con independencia de sus diferencias. La primera supone
comprender que el objetivo de la escolarización es idéntico para todos los alumnos. Las escuelas
tienen que conseguir que todos ellos se introduzcan en la sociedad, participen activamente en sus
comunidades, tanto dentro como fuera de la escuela. La segunda implica contemplar el proceso
docente como algo equivalente para todos los alumnos. Los contenidos críticos de la enseñanza
son los mismos para todos los alumnos, aunque puedan utilizarse de distintas maneras para
acomodarlos a las diferentes necesidades y estilos de aprendizaje. Las decisiones que tomen los
maestros sobre los materiales de enseñanza, el diseño de las lecciones, el lugar en el que se lleve a
cabo la enseñanza y lo que suceda realmente en las interacciones de aprendizaje deben ayudar al
alumno a “hacerse una idea” de lo que se le enseña y de la forma de aplicarlo una vida
extraescolar.

También hemos descrito tres aspectos de diferencia de alumnos entre sí, como ayuda a los
maestros a estructurar la escolarización de modo que incluya a todos los alumnos y todos se
beneficien de ella.

Se presentan también “reglas y trucos” para la enseñanza en grupo heterogéneo, no sólo es


posible utilizar las diferencias en sentido positivo, sino que estas diferencias son necesarias para
las escuelas y los maestros que tratan de influir de forma positiva en la vida de sus alumnos. La
cuestión no estriba en que las escuelas puedan incluir a todos los alumnos a pesar de sus
diferentes capacidades o discapacidades, sino en que pueden reforzar el aprendizaje de cada
alumno a causa de sus diferencias.

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