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Aunque se han hecho progresos significativos hacia la inclusión de grupos minoritarios en los
proyectos curriculares de la escuela pública, incluyendo a alumnos con profundas discapacidades
psíquicas y físicas, los educadores tienen una larga historia de despidos y exclusiones de
estudiantes a causa de su conducta incómoda, peligrosa o problemática.
Para comprender mejor la causa o causas de la conducta del alumno es necesario, por regla
general, hacer un análisis funcional que se traduzca en una descripción global del clima escolar.
Debe prestarse especial atención a los ambientes, acontecimientos y acciones que están presentes
o preceden a los casos de conductas molestas y a sus consecuencias, sobre todo las reacciones de
los compañeros y de los profesores. este análisis puede llevar a comprender que los actos
molestos y peligrosos del alumno no son meras conductas que eliminar, permitiendo encuadrar el
problema de manera que se reconozca el papel funcional y adaptado de la conducta y el que
desempeña el profesorado contribuyendo a su desarrollo.
La adopción de este enfoque para fijar los objetivos no supone una falta de compromiso para
ayudar al alumno a efectuar cambios importantes en su comportamiento. En realidad, para
muchos alumnos con largas historias de conductas problemáticas, será el único modo eficaz de
empezar a efectuar cambios fundamentales en su conducta.
Procedimientos de intervención.
Ayudar al alumno a aprender a tolerar las condiciones de la escuela: Ayudar a que un alumno
aprenda a tolerar determinadas condiciones de la escuela es una estrategia que sólo debe
utilizarse para favorecerle cuando sea absolutamente imposible o inconveniente modificar esas
condiciones. Estas estrategias van desde los procedimientos formales de desensibilización
sistemática o relajación, para ayudar al alumno a superar sus fobias y temores (Morris Y
Kratochwill, 1.983; Workman y Williams, 1.980), hasta la mera empatía con él.
Enseñar al alumno a estar callado y a dejar de comunicarse: Es posible que el maestro tenga que
poner en práctica procedimientos de manejo de la conducta para reducir directamente el
comportamiento problemático del alumno, sobre todo si es disruptivo o peligroso. Si no hay más
remedio que acudir a este tipo de solución, es importante utilizar los procedimientos menos
intensivos y menos agresivo posible.
La mayor parte de la conducta disruptiva y peligrosa del alumno proporciona una valiosa
información sobre lo que piensa y siente, ante todo acerca de la calidad de nuestras estrategias
educativas. Esa información pone de manifiesto que los educadores no deben zanjar las cuestiones
enseñando a los alumnos a dejar de comunicarse o a “callarse”. Es importante considerar el
“éxito” del plan de conducta desde el punto de vista de todos los implicados. Un plan de conducta
debe ser satisfactorio para hacer que mejore la conducta, pero no contribuye a solucionar los
motivos de fondo de su problema.
CONCLUSIÓN.
Hay alumnos que, en sentido figurado, “se van por las ramas” en vez de participar y cooperar en su
programa escolar. “Cortan” la clase, se mecen en las sillas o corren por el aula porque esta
conducta les resulta más remuneradora que la de cooperar y realizar su trabajo escolar. Queda
claro quien tiene la responsabilidad de atender la información crítica proporcionada por los
alumnos y adaptar la práctica docente para satisfacer las necesidades de los alumnos corresponde
a los maestros.
Señalamos dos aspectos: los resultados de la enseñanza y el proceso mismo de enseñar. En los
resultados, con independencia de los detalles de la escolarización y la enseñanza que hay que
tener en cuenta, el resultado real de la escolarización para todos los alumnos es muy sencillo: todo
lo que aprendan debe servirles para ser miembros activos de sus comunidades respectivas, de
manera que unos se preocupen lo bastante de lo que les ocurre a los otros para éstos atiendan a
los demás. Las escuelas deben contribuir a que todos los alumnos se impliquen socialmente, a que
participen activamente en la vida de la comunidad. Las opciones para implementar el currículo
pueden ser:
MATERIALES: que se utilizan para enseñar como los textos estándar, libros de bibliotecas,
publicaciones impresas, vídeos y “film” educativos, televisión-cine-vídeos, otros medios visuales,
elementos impresos y visuales familiares, objetos destinados a actividades de aprendizaje y
objetos de la vida cotidiana.
DISEÑO DE LA CLASE: cómo organizar lo que se enseñe como explicar, poner ejemplos y practicar,
simulaciones, actividades reales, actividades reales ampliadas y enseñanza temática.
LUGAR: dónde se lleva a cabo la enseñaza como aula del grupo de clase, aulas de la escuela,
dentro de la escuela, lugares extraescolares visitados con frecuencia, o visitados con menor
frecuencia y lugares de tránsito.
Es evidente que cada alumno logrará este resultado de modo diferente, contribuye a recordarnos
que todo lo que hacen los alumnos en la escuela debe ser aplicable a su vida cotidiana. En segundo
lugar, el aprendizaje de los alumnos debe producirse de manera que refuerce sus respectivas
imágenes sociales.
En los procesos de enseñanza, con independencia de lo que estén aprendiendo los alumnos, el
proceso de enseñanza y aprendizaje es el mismo. Aprender supone determinar el significado de lo
que se aprende y cómo se relaciona con sus conocimientos y experiencias anteriores. Para
aprender de modo que sean capaces de utilizar lo que han aprendido sin la ayuda del maestro, los
alumnos deben poder dar sentido a lo que se les enseña.
Los requisitos para enseñar a todos los alumnos pueden ser las claves naturales, establecer el
ambiente de aprendizaje, ayuda individual, motivación del alumno, mantener un ambiente de
aprendizaje positivo y evaluación individual y ajuste sobre la marcha.
Aunque el proceso fundamental de enseñanza sea igual para todos los alumnos, debe
estructurarse de forma diferente para cada uno de ellos. No se trata sólo de descubrir el estilo de
aprendizaje individual de cada alumno. Sus necesidades cambian con el tiempo y según la tarea,
deben adaptar la interpretación de los contenidos en diferentes momentos y a diversos alumnos.
El segundo aspecto importante en el que la enseñanza debe ser diferenciada es el proyecto
curricular para cada alumno. Creemos que cualquier estudiante puede dominar el proyecto
curricular del centro de una de estas tres maneras: Muchos alumnos adquirirán casi toda la
información y las destrezas contenidas en este currículo. Éstos perdonan con facilidad las
debilidades de los maestros. También pueden estimular sus aspectos positivos.
Se describen tres “reglas” que pueden contribuir a la puesta en práctica del currículo utilizando
una forma de enseñanza en grupo más heterogéneo.
Los dos factores cruciales que determinan el éxito o el fracaso de la enseñanza en grupo
heterogéneo son la forma de organizar los grupos de alumnos y la planificación de sus
experiencias de aprendizaje.
Decidir a qué alumnos se puede agrupar. Los maestros deben procurar mezclar a alumnos con
todo tipo de características. Algunos “trucos” que ayuden a determinar a qué alumnos se pueden
reunir:
Agrupar a alumnos cuya capacidad para responder a las exigencias de la tarea sea diferente.
Hacer que cada alumno trabaje con todos sus compañeros en distintos momentos, durante un
semestre o todo el curso.
Regla 2: Maximizar la interdependencia positiva.-
Esta regla estimula a los maestros a que organicen las experiencias de aprendizaje del grupo de
manera que, de todas las formas posibles, los alumnos aprendan a depender unos de otros, a
conseguir objetivos comunes y a ayudarse mutuamente. Se pueden emplear situaciones como:
Organizar el ambiente de aprendizaje de manera que los alumnos que pertenezcan a cada grupo
se vean unos a otros, compartan los materiales y se ayuden mutuamente.
Organizar los materiales y la información de manera que animen a los alumnos a depender unos
de otros y a trabajar para conseguir objetivos comunes.
Diseñar la enseñanza de manera que el trabajo de todos y cada uno de los miembros del grupo
resulte necesario.
Recompensar al grupo por desarrollar estrategias de ayuda mutua, implicar a todos en el grupo y
resolver cualquier dificultad de relaciones interpersonales.
El fin supremo de la enseñanza en grupo heterogéneo consiste en utilizar las diferencias entre los
alumnos para reforzar el aprendizaje de cada uno dentro del grupo. Aunque la implicación social
es un objetivo importante de la escolarización, las escuelas también deben ayudar a los alumnos a
aprender cosas que les permitan participar activamente en la vida extraescolar. Para ser
participantes activos, tienen que adquirir competencias en numerosas dimensiones. He aquí
algunos posibles sucesos:
Facilitar ayuda para asegurar el éxito individual, sobre todo con respecto al error.
También hemos descrito tres aspectos de diferencia de alumnos entre sí, como ayuda a los
maestros a estructurar la escolarización de modo que incluya a todos los alumnos y todos se
beneficien de ella.