Está en la página 1de 1

Hay muchos miedos pero, básicamente, son vástagos de tu propio miedo, son ramas del mismo

árbol. El nombre de este árbol es muerte. Quizá no te des cuenta de que el miedo está
relacionado con la muerte, pero todos los miedos están relacionados con la muerte.
Pero si nos limitamos a lo esencial, el único miedo que hay es el miedo a la muerte.
La vida comienza al morir en tu vida pasada.
La persona agonizante tiene que organizarlo todo antes de seguir, simplemente para poderlo
recordar porque el cuerpo se está yendo: esta mente ya no va a estar con él, este cerebro no va a
estar con él. Pero el deseo que se ha desprendido de su mente seguirá aferrado a su espíritu y este
deseo decidirá su vida futura. Tendrá como objetivo dirigirse a todo lo que no ha podido cumplir.
Tu vida comienza mucho antes de tu nacimiento, antes del embarazo de tu madre, mucho antes,
al final de tu vida pasada. Ése es el principio de esta vida. Se cierra un capítulo y se abre otro. El
noventa y nueve por ciento de esa nueva vida estará determinado por el último momento de tu
muerte. Lo que has reunido, lo que traes contigo en forma de semilla... esa semilla se convertirá
en un árbol, dará frutos, dará flores, o lo que le suceda. No puedes leer dentro de la semilla, pero
esa semilla esconde el anteproyecto.
Lo que haces en el momento de tu muerte determina cómo será tu nacimiento. La mayoría de la
gente muere aferrándose. No quieren morirse, y es comprensible que no quieran morir. Cuando
llega el momento de la muerte se dan cuenta que no han vivido. Se les ha pasado la vida como si
fuese un sueño, y ha llegado la muerte. Ahora ya no queda tiempo para vivir, la muerte está
llamando a la puerta. Cuando quedaba tiempo para vivir, estabas haciendo mil y una tonterías,
perdiendo el tiempo en lugar de vivir la vida.
__La gente me pregunta: —Incluso cuando eras un niño eras sagaz, valiente, inteligente; yo no
soy tan valiente ni siquiera ahora... —El motivo es que yo he muerto en mi vida pasada de una
forma diferente a la vuestra. Eso marca la diferencia, porque naces del mismo modo que mueres.
Tu muerte es una cara de la moneda, tu nacimiento es la otra cara.
Si en la otra cara había confusión, miseria, preocupación, apego, deseo; en esta cara no podrás
esperar agudeza, inteligencia, coraje, claridad, conciencia. Todo eso no estará garantizado en
absoluto; no puedes esperarlo.
__Cuando empecé a crecer, empecé a recordar mi vida pasada y mi muerte, y recordé lo

Estaba más
fácilmente que había muerto; no sólo fácilmente, sino con entusiasmo.

interesado en conocer lo desconocido que tenia por


delante, que en lo conocido que ya había visto. Nunca he
echado la vista atrás. Mi vida siempre ha sido así: no mirar atrás. No tiene sentido. No puedes
volver, luego, ¿para qué perder el tiempo? Siempre miro hacia delante. Miraba hacia delante
incluso cuando me estaba muriendo, y eso me dejó claro que yo no tenía los frenos que les
impide a los demás hacer cosas.
Esos frenos provienen del miedo a lo desconocido. Te aferras al pasado y tienes miedo de
adentrarte en lo desconocido. Estás aferrándote a lo conocido, a lo familiar. Puede ser doloroso,
puede ser horrible pero, por lo menos, lo conoces. Has llegado a entablar cierta amistad con ello.

También podría gustarte