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¿Qué políticas públicas en todos y cada uno de los niveles educativos deberían

llevar a cabo los Gobiernos latinoamericanos para disminuir las brechas en


recursos educativos, logros educativos, preparación docente, atención al
abandono escolar, entre otras cuestiones, para garantizar que la educación sea un
verdadero motor de desarrollo humano y social?

A lo largo de la historia latinoamericana, especialmente en la historia colombiana,


la educación se ha visto como un medio más no como un fin, es decir ha servido
para buscar objetivos gubernamentales, políticos y religiosos, más no pensando
en la persona como ser integro, dotado de capacidades y con necesidades
específicas para su edad. Es así como en los inicios al ceder esta labor a la
Iglesia, la educación se utilizó para borrar la identidad de los pueblos nativos, ya
que la concepción de la época era que únicamente los de occidente tenían la
verdad plena. Buscando la redención en la fe de los indígenas se mutiló su ser,
sus conocimientos y no se tuvo en cuenta aquello que ellos sabían, sus orígenes y
saberes. El objetivo en sí no era del todo malo, se buscaba: educar, lograr la
“salvación”, civilizar a los indígenas, los métodos no fueron los mejores, fueron
invasivos, a la fuerza, destruyendo de una aquello que habían construido durante
miles de años, su esencia misma.

Más adelante con los diferentes procesos independentista, y movimientos no sólo


latinoamericanos sino mundiales, se logra la separación estado-religión, dando
inicio a una nueva etapa de la educación. A partir de ese momento se van
gestando grandes cambios, lastimosamente muchos de ellos se quedaron en el
papel, porque en la realidad se siguen utilizando modelos educativos que no
responden a la realidad.

Creo que una de las soluciones para poder hacer que la educación logre su
objetivo de equidad, inclusión y calidad lo gobiernos deben hacer mejor y mayor
seguimiento en un primer momento a los fondos que entregan para la construcción
o mejoramiento de las locaciones educativas, para nadie es un secreto que estos
dineros se disminuyen considerablemente antes de ser ejecutados, ya sea porque
al momento de publicar una licitación ya tienen elegido quien la ejecutará y
también la parte de dinero que le corresponde al funcionario, desde allí va
dismuyendo en una cadena muy larga, cuando llegan al lugar de la obra está
queda a medio hacer, ¿Por qué? Se acabaron los recursos. Es así como vemos
en el papel grandes inversiones, pero en la realidad en el sitio, no vemos más que
una o dos aulas con muchas deficiencias, que antes de parecer diseñada y
construida por profesionales parecen hechas con legos por niños de preescolar.
Ahí otro problema. Al momento de entregar la obra, las autoridades locales se
dejan “untar la mano” cómo se dice popularmente, para legalizar la entrega de una
obra que supuestamente está en perfecto estado, con todos los acabados y con
miles de cosas, cuando en realidad la diferencia entre los planos, fotos y la
realidad es abismal. La corrupción y falta de pertenencia por nuestras Instituciones
son el cáncer de las obras escolares. Y ni qué decir de los sitios más alejados, en
donde no hay veedurías, ni controles, no hay nada, de ahí que muchos niños se
vean afectados como lo vemos en noticias que no tienen aulas y por amor a su
estudio, se someten a asistir en condiciones que no favorecen su concentración y
aprendizaje.
Para este gran problema, considero que el gobierno debería tener mayores
controles con las personas o empresas a quienes adjudica estas licitaciones,
además ser más severos con los que incumplan para que no se vuelvan a postular
y así quedé una reseña en sus hojas de vida y paguen por deshonestos. A los
colombianos tener sentido de pertenencia, entender que no las aulas no son para
los que tienen hijos en etapa escolar, sino que es un bien común porque todos
conformamos el estado.

Respecto a los logros educativos, por parte de los estudiantes, siento que es
necesario un cambio de mentalidad, para tener mentalidad de cambio. Debido a
algunas legislaciones con las que se pretendía mejorar la calidad educativa se dio
pie a qué el docente quedé inhabilitado frente a aspectos como la disciplina y la
exigencia con los estudiantes. Ahora los padres tienen toda la potestad para
juzgarnos por la cantidad de trabajos que se dejan, si se dejan tareas para casa,
ya la profesora es una cansona, se la está montando a mi hijo y otra serie de
cosas, bajo la frase “no tengo tiempo” argumentan, su falta de compromiso, ya que
están convencidos que “van y dejan, su hijo/a al colegio, y ya están cumpliendo”.
Ahora todo es delito, muchas veces se pasan tantas situaciones por no meternos
en algunos problemas legales y esto genera que los docentes en muchos casos
nos veamos amedrentados por padre y estudiantes, en vez de construir una
relación se llega a evitarla.
No quiero con esto decir que regresemos al antiguo método de la letra con sangre
entra, pero sí que como docente tengamos más apoyo de las leyes
gubernamentales, para sentirnos libres de poder guiar y educar.

Para que un docente pueda seguirse formando debe hacer una inversión
demasiada alta y el salario que recibe no compensa esa inversión. Es por ello que
muchos se conforman con su educación básica. Además, con las nuevas formas
de contratación hace que la inestabilidad poco atractiva para muchos que tenemos
una familia que sostener y no podemos darnos el lujo de estar cesantes, hace que
busquen otro tipoi de trabajo, más estable y en realidad más equitativo porque con
menor exigencia en formación se gana casi lo mismo que con doctorados o
magister. Las normas frente al escalafón y el concurso que dio paso a que muchos
accedan a esta labor si contar con la vocación que se necesita para ejercerla, ha
hecho que la motivación disminuya y por el contrario nazca el inconformismo que
se refleja en constantes protestas y sin duda en el tema diario de los docentes
sobre la vulnerabilidad de sus derechos.

Frente a la deserción escolar, más que un tema educativo es un tema social, ya


que convergen múltiples situaciones: la falta de oportunidades laborales para los
padres, la violencia que obliga al desplazamiento del campo a la ciudad, la falta de
seguridad en las instituciones educativas, el hambre, el dinero fácil y sin duda la
deficiente atención de algunos docentes que cansados de su profesión se vuelven
monótonos y rutinarios logrando que se cansen y no deseen regresar. Considero
que frente a esto la violencia que estamos viviendo es un factor que afecta
considerablemente a que este problema esté en crecimiento cada día. Muchos
estudiantes deben retirarse para trabajar y ayudar en casa. El gobierno debería
promulgar un decreto frente a la deserción por la violencia de grupos armados,
bandas criminales y grupos de micro tráfico muy populares en las ciudades.

No basta con que el gobierno legisle y emita leyes, decretos o resoluciones,


necesitamos ser conscientes que este trabajo es de todos, padres, estudiantes y
docentes. Todos debemos se veedores de los recursos, comprometernos en la
formación, descubrir lo que en verdad necesitan nuestras comunidades y en
especial nuestros estudiantes, ser flexibles al cambio, aceptar nuevas propuestas
y antes todo nunca dejar de ser humanos y tener claro que tenemos en nuestras
manos un diamante en bruto y que tanto de nosotros como docentes, cómo de las
políticas del gobierno y del compromiso de los padres podremos pulir o dañar este
diamante.

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