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Tema 9.
ADOLESCENCIA. CONCEPTO.
CLASIFICACIÓN.
EVALUACIÓN NUTRICIONAL.
Se basa en la anamnesis y la exploración física, con el fin de evaluar el estado de
nutrición normal y/o detectar los signos y síntomas asociados con desnutrición,
tanto por defecto como por exceso. Los datos que aporta la valoración clínica
deben interpretarse junto con los obtenidos de la historia dietética, la
antropometría y el laboratorio. Gil (2010)
Anamnesis
Debe incluir datos específicos sobre las enfermedades anteriores del adolescente
y de su familia. Conviene hacer preguntas específicas en relación con la
desnutrición presente o pasada. Además, especialmente a esta edad, se debe
obtener información sobre la descripción de los factores ambientales y sociales en
los que se desenvuelve, hábitos individuales y de su grupo, la percepción que
tiene de su propia imagen corporal, el grado de satisfacción personal y en
referencia a sus logros, si le gustaría cambiar algo sobre su figura, si realiza algún
tipo de dieta, deporte o ejercicio físico habitual, etc.
Encuestas dietéticas para conocer ingesta de alimentos.
La valoración nutricional clínica por signos físicos se basa en la observación de
aquellos cambios clínicos relacionados con una ingesta dietética inadecuada,
mantenida en el tiempo, y que pueden detectarse en tejidos epiteliales
superficiales, en especial en la piel, pelo y uñas; en la boca, en la mucosa, lengua
y dientes; o en órganos y sistemas fácilmente asequibles a la exploración física
tales como el tiroides o el esqueleto.
La exploración antropométrica o mediciones corporales (peso, talla, perímetro del
brazo, perímetro de la cintura y pliegues cutáneos bicipital, tricipital, subescapular
y suprailíaco), así como los índices calculados a partir de estos [ejemplo: índice de
La ingesta de fibra de los jóvenes es baja, debido a que comen pocos cereales
integrales, frutas y verduras. Se considera que los valores adecuados de ingesta
de fibra en la adolescencia son de 31 g/día para chicos entre 9 y 13 años, 38 g/
día para chicos de 14 a 18 años, y 26 g/día para chicas de 9 a 18 años. Estos
valores derivan de cálculos que sugieren que una ingesta de 14 g/1.000 cal
proporciona una protección óptima frente a la enfermedad cardiovascular (ECV) y
el cáncer. Mahan, L. Escott-Stump, S., (2013)
Vitaminas
Como consecuencia de las necesidades aumentadas de energía, los
requerimientos de tiamina, riboflavina y niacina experimentan también un incre-
mento, puesto que intervienen en el metabolismo intermediario de los hidratos de
carbono. También son más altas las demandas de vitamina B12, ácido fólico y
vitamina B6, necesarias para la síntesis normal de ácidos nucleicos y para el
metabolismo proteico.
Bibliografía