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COBRO EJECUTIVO
En cuanto a la primera, explica que el Estado tiene capacidad para exigir el cumplimiento de
las obligaciones tributarias y dispone de los medios para hacerlo. En este sentido, hablamos de la
ejecución del cobro de una obligación tributaria cuando el contribuyente no lo haya hecho
voluntariamente o, haciéndolo, no haya cumplido con la totalidad del pago, cuando esto sucede
el Estado coactivamente a través del fisco y los tribunales contencioso tributario, obra para exigir
el cobro, es decir, da lugar a una juicio ejecutivo que conoceremos como cobro ejecutivo
tributario que sería, en términos generales, un recurso judicial encargado de disponer la
administración para el cobro de los contribuyentes morosos y renuentes incluso a los que deben
pagar sus impuestos en el exterior.
El juicio ejecutivo en el derecho procesal una especie de variante del proceso de ejecución, el
cual tiende a obtener una actividad física, material por parte del organismo jurisdiccional. En el
proceso de ejecución se le va a pedir al Juez que lleve a cabo una conducta física, un obrar, que
haga actuar la declaración judicial, la cual por haber quedado ejecutoriada y dictada en el
ejercicio de una acción de condena.
En el Juicio Ejecutivo se supone que esa declaración judicial de la cual se pide cumplimiento,
o ejecución (razón por la cual este juicio tiene la denominación de ejecutivo), está contenido en
el título ejecutivo. Está considerado por la ley como que él encierra una presunción vehemente
de certeza, de verdad, es decir, la declaración contenida en el título ejecutivo se presume que es
cierta, que es indiscutible.
El Auto Solvendo
El auto de solvendo es el auto en que despacha la ejecución, es el primer auto que se dicta en
el juicio ejecutivo.
Requisitos de forma y de fondo del juicio ejecutivo
Los requisitos de fondo y forma están contenidos en la definición de Manresa y Navarro: “ el
juicio ejecutivo es el procedimiento que se emplea a instancia de un acreedor para exigirle a su
deudor moroso breve y sumariamente el pago de una cantidad líquida de plazo vencido y que
conste en documento indubitado". Manresa define el juicio ejecutivo de dar y en esta definición
se encuentran los requisitos del juicio ejecutivo conforme la jurisprudencia antigua. Esos
requisitos son, la existencia de un:
a) acreedor cierto
b) un deudor también cierto
c) una deuda liquida
d) plazo vencido o mora como dice nuestro Código
e) finalmente el título ejecutivo;
Lo que quiere decir que en caso de que el contribuyente no cumpla con un pago con el cual se
comprometió, el fisco podrá realizar una intimación y esta será considerada como un título
ejecutivo que obligaran al contribuyente a pagar dicha deuda contraída.
El juicio ejecutivo se considera como una variante del proceso de ejecución. El proceso de
Ejecución tiende a obtener una actividad física, material por parte del organismo jurisdiccional.
En el proceso de ejecución se le pide al Juez una conducta física, un obrar, que haga actuar la
declaración judicial que por haber quedado ejecutoriada y dictada en el ejercicio de una acción
de condena, es susceptible de ejecución. En el Juicio Ejecutivo se supone que esa declaración
judicial de la que se pide cumplimiento, de la que se pide su ejecución.
Procedimiento Judicial
Marco legal:
Cobro Ejecutivo Tributario establece el art.1 del código orgánico tributario: Para los tributos y
sus accesorios determinados por administraciones tributarias extranjeras, cuya recaudación sea
solicitada a la República Bolivariana de Venezuela de conformidad con los respectivos tratados
internacionales.
Juicio ejecutivo por impago del contribuyente: con respecto al impago por los contribuyentes
y la apertura de un juicio ejecutivo el Código Orgánico Tributario señala en su artículo 213 lo
siguiente: Si el contribuyente no demostrare el pago en el plazo a que se refiere el artículo
anterior, la intimación realizada, servirá de constancia del cobro extrajudicial efectuado por la
Administración Tributaria y se anexará a la demanda que se presente en el juicio ejecutivo.
Parágrafo Único: En el caso de autoliquidaciones con pago incompleto, la intimación efectuada
constituirá título ejecutivo. Esto se ve afirmado por lo contenido en el artículo 170 del C.O.T. y
289 ejusdem los cuales establecen: "Artículo 170. En el caso que el contribuyente o responsable
no pague la cantidad exigida, la Administración Tributaria quedará facultada a iniciar de
inmediato las acciones de cobro ejecutivo, sin perjuicio del ejercicio de los recursos previstos en
este Código." Artículo 289. Los actos administrativos contentivos de obligaciones líquidas y
exigibles a favor del fisco por concepto de tributos, multas e intereses, así como las intimaciones
efectuadas conforme al parágrafo único del artículo 213 de este Código Orgánico Tributario,
constituirán título ejecutivo, y su cobro judicial se aparejará embargo de bienes siguiendo el
procedimiento previsto en este Capítulo.
El embargo se encuentra establecido en el artículo 296 del Código Orgánico Tributario el cual
establece: Cuando exista riesgo para la percepción de los créditos por tributos, accesorios y
multas, aun cuando se encuentren en proceso de determinación, o no sean exigibles por causa de
plazo pendiente, la Administración Tributaria podrá pedir al Tribunal competente para conocer
del Recurso Contencioso Tributario que decrete medidas cautelares suficientes, las cuales podrán
ser:
El Remate Con respecto al remate de los bienes el Código Orgánico Tributario señala en su
artículo 295. Vencido el lapso establecido en el encabezamiento del artículo anterior, o resuelta la
incidencia de oposición por la alzada si que el deudor hubiere acreditado el pago, se aplicará lo
previsto en los artículos 284 y siguientes de este código, pero el remate de los bienes se
suspenderá si el acto no estuviere definitivamente firme. A estos efectos, no se aplicará lo
dispuesto en el artículo 547 del Código de Procedimiento Civil".
La facultad de cobro ejecutivo a empresas declaradas en quiebra, nos permitirá acceder a sus
bienes, si no pudiera cancelar la deuda, ya no tenemos que ir a un tribunal sino que el
administración tributaria, mediante un perito, evalúa ese activo y el mismo pasará a manos del
fisco el cual será subastado o destinado a los intereses del Estado”
Competencia
Sobre las Medidas Cautelares previstas en los Artículos 303 y siguientes, la Administración
Tributaria podrá adoptar medidas cautelares. Dentro de la nueva normativa, se incluyen: la
retención de bienes (numeral 3), suspensión de las devoluciones tributarias o de pagos de otra
naturaleza que deban realizar entes u órganos públicos a favor de los obligados tributarios
(numeral 4) y, suspensión del disfrute de incentivos fiscales otorgados (numeral 5).
Anteriormente, la Administración Tributaria, debía solicitarlas ante Tribunal competente para
conocer del Recurso Contencioso Tributario.
c) Afirme que son suyos los bienes embargados, Podrá oponerse al embargo al día siguiente
de la publicación del Único cartel de remate.
Artículo 290. "El cobro ejecutivo de las cantidades líquidas y exigibles, así como la ejecución
de las garantías constituidas a favor del sujeto activo, se efectuará conforme al procedimiento
establecido en este Capítulo.
Con la reforma del Código Orgánico Tributario de 2001 se eliminó en sede judicial la
medida de suspensión automática de efectos del acto administrativo de contenido
tributario. Esta quedó circunscrita al recurso jerárquico. El propósito confesado de la
reforma fue evitar la práctica abusiva de algunos contribuyentes que dilataban el cobro del
crédito tributario y sus accesorios amparados en el efecto suspensivo ex lege o automático.
En realidad la situación de abuso comentada fue conjurada en el Código Orgánico
Tributario de 2001, con la regulación sustantiva de que los intereses de mora corren desde
que la obligación se hace líquida y exigible independientemente de la suspensión de
efectos del acto de liquidación recurrido en sede administrativa o judicial, superando la
equivocada convicción de que los intereses moratorios no se causan en caso de reparo si no
hasta que la determinación de oficio quede definitivamente firme]. Recuérdese también
que el interés de mora tributario es la tasa activa incrementada en un 20%.
Ahora, la suspensión de efectos deberá solicitarse ante el juez y este podrá acordarla, según
la literalidad del artículo 263 ejusdem si (i) la ejecución del acto pudiera causar graves
perjuicios al interesado o si (ii) la impugnación se fundamentare en la presunción de buen
derecho. Pero en ningún caso, la eventual suspensión pone en riesgo la indemnidad del
poder adquisitivo del crédito fiscal objeto de revisión judicial, pues la indemnización por
el retraso de cumplimiento se extiende desde el momento de su exigibilidad legal hasta su
definitivo pago, excluyendo los periodos en que el proceso estuviere suspendido. Esta
situación se conocerá con certeza solo cuando el acto liquidatorio quede firme.
La lectura judicial de este enunciado ha sido alterada (manipulada) para exigir no solo la
demostración de la presunción del buen derecho (fumus bonis iuris), sino también,
conjuntamente, el riesgo manifiesto de que se haga ilusoria la ejecución del fallo
(periculum in mora).
Mediante una interpretación que la Sala Político Administrativa denomina “correctiva”, en
su sentencia de fecha 3 de junio de 2004 (caso Deportes El Marquéz), ha sostenido un
criterio que se ha hecho pacífico según el cual, independientemente de la disyunción literal
de los requisitos para decretar la suspensión de efectos, esta decide que deben darse de
forma copulativa o conjunta siguiendo mecánicamente la racionalidad de los artículos 585
y 588 del Código de Procedimiento Civil, e invocando para ello una peculiar (i)
interpretación del privilegio de la presunción de legalidad de los actos administrativos,
añadiendo en su caso que (ii) los eventuales daños de una ejecución prematura podrían ser
resueltos posteriormente mediante las acciones que tutelan la responsabilidad patrimonial
de la administración. De esta forma la Sala entiende que la presunción del buen derecho o
la presunción de daño no bastan por sí solas para demostrar que se causa un daño ilegitimo
al recurrente, sino que deben examinarse en forma conjunta, porque la existencia de una
sola de ellas no es capaz de lograr la suspensión de los efectos del acto impugnado, en
tanto que en línea con su criterio, no deben enervarse los efectos de un acto revestido de
una presunción de legalidad, si no supone para el solicitante un perjuicio real de difícil o
imposible reparación con la sentencia definitiva, o si el contribuyente no ostenta respecto
del acto en cuestión "una situación jurídica positiva susceptible de protección en sede
cautelar".Lamentablemente la Sala tergiversa la razón de la presunción de legitimidad del
acto administrativo tributario, que solo implica una carga de impugnación para el sujeto
pasivo y nuncala prueba de su derecho, el cual en todo caso debe establecerse en un
proceso de cognición, donde la carga de la prueba del acto impugnado no es exclusiva del
contribuyente. En este sentido, basta citar el criterio jurisprudencial sostenido por la
antigua Corte Suprema de Justicia, cuando señala que en el contencioso tributario la carga
de la prueba corresponde en inicio al recurrente, en razón de la presunción de legitimidad
del acto administrativo, razón al valor presuntivo que tiene el acto administrativo
tributario. Sin embargo, reconoce que esta presunción legal no es absoluta, pues admite
excepciones que atenderán al vicio de nulidad que afecte la actuación de la administración,
o a un nuevo alegato hecho en el transcurso del proceso.
En definitiva, para la Sala Político Administrativa hay una superioridad de intereses a favor
del Fisco, por su sola condición de tal, en una peculiar interpretación de la presunción de
legalidad del acto administrativo que no se corresponde con su auténtica finalidad jurídica
e institucional.
El juicio ejecutivo puede intentarse aun no estando firme el acto liquidatario objeto del
mismo, comenzando con el embargo ejecutivo de bienes del deudor, pero quedando
suspendido el remate hasta que sea definitivamente resuelto el juicio de
nulidad.Expresamente se prevé que el juicio ejecutivo no será admisible si en la causa
principal están suspendidos los efectos del acto impugnado. De modo tal que, en caso
contrario, se abre la puerta franca a la compulsión de la ejecución forzosa del acto de
liquidación, incluido el embargo ejecutivo, sin que haya certeza sobre la existencia del
crédito fiscal o lo que es igual, sin que se haya permitido el derecho de defensa o en su
caso atendido a la presunción de inocencia del contribuyente sobre la sanción pecuniaria
reclamada.
La Sala Político Administrativa considera que en tal caso no hay peligro por la mora del
fallo definitivo(caso Exterran)porque no hay riesgo inminente de daño en el entendido que
el eventual embargo puede ser impedido o levantado previa acreditación de fianza o
garantía correspondiente, omitiendo entender que el daño mismo lo constituye la iniciación
del juicio ejecutivo y la amenaza cierta que apareja sin mas requisito el embargo ejecutivo
hasta por el doble de la cantidad reclamada mas las costas.
En esa misma línea de subestimación del interés del particular, la Sala Político
Administrativa considera que no hay peligro por la mora del fallo definitivo (caso Colgate
Palmolive.)siempre que sea posible solicitar el reintegro y la devolución de los montos
indebidamente pagados. Contrariamente, se ha dicho con corrección que la amenaza del
daño debe ser ponderado en el marco del propio proceso en el que se analiza y no en otro a
expensas de un daño mayor que se necesitaría para resarcirlo. Se incumple así con la
exigencia constitucional de una justicia efectiva y oportuna y se con jura el deseo maligno
según el cual no hay mayor injusticia que una justicia tardía.
Finalmente, en todo caso, como hemos dicho la suspensión de efectos del acto de
liquidación de tributos, desde un punto de vista financiero, no enerva la indemnidad del
crédito fiscal, pues por un lado los intereses de mora se causarían desde el vencimiento de
la obligación hasta su definitivo pago, incluso las multas se ajustan por inflación y de otro
lado, si hubiere riesgo de insolvencia del deudor la Administración esta facultada para
solicitar judicialmente medidas cautelares para asegurar la efectividad de su derecho de
crédito.
En efecto, como hemos dicho el artículo 289 del COT crea una ficción legal cuando
asimila a un “título ejecutivo” los actos administrativos contentivos de obligaciones
liquidas y exigibles a favor del Fisco por concepto de tributos, multas e intereses y su
cobro judicial apareja embargo de bienes. Pero se añade que, el remate de los bienes del
deudor se suspenderá si el acto no estuviere definitivamente firme, advirtiéndose que en
aquellos casos en que se hubiere iniciado el proceso contencioso tributario y no se hubieren
suspendido los efectos del acto, la solicitud de ejecución deberá realizarse ante el mismo
Tribunal que este conociendo de aquel.
Esto es, la acción de cobro ejecutivo puede instaurarse contra el contribuyente aunque el
acto de determinación todavía este pendiente del control judicial de su conformidad o no al
derecho y por lo tanto no se haya establecido la firmeza de dicho título. Esta dualidad de
que frente a un mismo acto administrativo de contenido tributario “cabalguen
paralelamente”un recurso contencioso tributario y un juicio ejecutivo se ha considerado un
total “exabrupto”.El dislate jurídico procesal consiste en facultar la ejecución de una
obligación cuya existencia, cuantía y exigibilidad no ha sido establecida con certeza
jurídica, esto es, de un acto que no es ejecutable. La ficción legal que asimila a un titulo
ejecutivo el acto pendiente del recurso, no solo (i) iguala arbitrariamente y encubre una
lesión frontal al derecho al debido proceso, en infracción de la máxima procesal según la
cual no puede haber ejecución sin cognición previa, sino que (ii) desnaturaliza la
institución del juicio ejecutivo.
La situación descrita abre el cauce a una recaudación inmediata del crédito pendiente de
revisión cuyos efectos no estén suspendidos, con la posibilidad real de incidir sobre el
patrimonio particular sin que haya certeza de la existencia del crédito. Una jurisprudencia
tímida de la Sala Constitucional y de la Sala Político Administrativa, admiten la posibilidad
jurídica de que el afectado pueda solicitar la sustitución de la medida de embargo
decretada, mediante garantías suficientes a juicio del Tribunal competente, bien sea
conforme a lo previsto en el articulo 657 del Código de Procedimiento Civil o con
fundamento en el artículo 299 eiusdem. En todo caso el mal estaría consumado, pues se
estaría coaccionando la satisfacción de un crédito tributario cuya existencia y exigibilidad
no ha sido establecida judicialmente con carácter definitivo. Un crédito documentado en un
titulo que no es ejecutable, porque no es definitivo.
El efecto práctico de esta patológica situación constituye una puesta en práctica velada del
principio solve et repete, esto es, del proscrito privilegio procesal que ostentaba el Fisco
para exigir el ingreso inmediato de sus liquidaciones como condición de impugnación de
las mismas. Ese odioso privilegio procesal fue declarado inconstitucional tanto por la
extinguida Corte Suprema de Justicia como por la propia Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia. De igual forma por las Cortes Constitucionales de varias
jurisdicciones del derecho comparado por lo que respecta a regulaciones del mismo tenor y
efecto, todas bajo el consabido argumento de la lesión del derecho a la defensa y una lesión
al patrimonio particular por el ingreso de sumas cuya existencia no está establecida de
forma definitiva.
En nuestro caso, es obvio que el embargo ejecutivo de bienes del deudor por el doble de lo
demandado, en función de una liquidación no definitiva cuya impugnación está pendiente,
entorpece las posibilidades de defensa del afectado quien no solo tiene derecho a ser oído
en el juicio principal, sino de ejercer la defensa de sus derechos de forma plena y efectiva,
sin restricciones ni cortapisas.
Esta posición fue rápidamente abandonada por la propia Sala Constitucional (caso Jorge
Neher), señalando que la exención a favor de la República no constituía un privilegio
discriminatorio contra los particulares vencedores. La Sala entiende que el privilegio se
justifica razonablemente en atención a los intereses superiores del Estado, asociados a la no
afectación de sus bienes e intereses y la gestión de los servicios públicos.
Esta posición ha sido acatada por la Sala Político Administrativa (caso Importadora
Mundo) para decidir la procedencia de la consulta obligatoria, incluso para enervar los
desistimientos tácitos por falta de formalización de la apelación por la representación del
Fisco.
Es un procedimiento breve y tiene una serie de requisitos de forma y fondo, para poder
exigir a sus deudores el pago de una cantidad de plazo a su vencido, todo esto consta de
deudas líquidas, el poseedor de la deuda, un acreedor abierto, el plazo vencido y el título
ejecutivo.