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Martín Hernández - El Veredicto de La Historia PDF
Martín Hernández - El Veredicto de La Historia PDF
El Veredicto de la Historia
De la revolución socialista
a la restauración capitalista
Martín Hernández
San Pablo
2009
©2009, Editora Sundermann
La editoral autoriza la reproducción de partes de este libro
para fines académicos y/o de divulgación electrónica.
ISBN: 978-85-99156-44-5
1. Capitalismo - restauración. 2. Estados obreros - burocratización. 3. Revolución Rusa – restauración del capitalismo.
4. China – revolución. Cuba - revolución. I. Título. II. Autor
CDD-320
7 PRESENTACIÓN
21 PREFACIO
35 Introducción
39 La larga marcha rumbo a la restauración
49 La restauración en Rusia
59 Clases y sectores sociales en la nueva Rusia
65 Los efectos económicos y sociales de la restauración
71 Los otros estados en general, y el caso de China, en particular
83 Cuba, el caso más polémico
101 La restauración del capitalismo en los ex Estados obreros es un hecho
111 El carácter “pacífico” de la restauración
115 ¿Victoria o derrota?
117 Apéndice 1
123 Apéndice 2
El libro que el lector o lectora tiene en sus manos es una recopilación de algu-
nos trabajos en Conferencias, Seminarios o Foros Sociales, como el de Porto Ale-
gre, que Martín Hernández ha venido publicando en los últimos años en la revista
Marxismo Vivo.
Han transcurrido ya veinte años desde el fin de la Unión Soviética y algunos
más desde que el capitalismo fue restaurado en el “bloque socialista”. Durante estos
años, la ofensiva ideológica del capitalismo se convirtió en un griterío ensordece-
dor. Anunciaron la “muerte del socialismo”, la “superioridad del capitalismo”, y de-
clararon obsoletos el marxismo y las ideas revolucionarias. Pronosticaron una
nueva era de distensión, paz y progreso.
Pero la vida no dejó margen para estos vendedores de crecepelo. Las guerras,
las revoluciones y la descomunal crisis económica que hoy sacude los cimientos del
sistema ponen las cosas en su sitio… y el debate para millones de trabajadores y jó-
venes en el mundo vuelve a ser el mismo: ¿qué salida tiene esto?
El capitalismo, en su decadencia, hace asomar cada vez más los síntomas ine-
quívocos de la barbarie. La disyuntiva histórica socialismo o barbarie recobra nue-
vos bríos y exige poner al día el socialismo como salida a la crisis en que está
inmersa la humanidad. Hasta los más ardorosos defensores del sistema se ven for-
zados a hablar de que hay que refundar el capitalismo.
Entonces, el trabajo de Martín Hernández cobra especial relevancia, porque
no se puede hablar de salida socialista sin un balance riguroso de la experiencia
“socialista” de casi siete décadas.
Creo imprescindible resaltar el rigor y el criterio marxista con que el autor
aborda el problema. Precisamente porque no es éste, por desgracia, el criterio de
uso de muchos llamados marxistas.
Las épocas de grandes crisis sociales, cuando se dan en medio de una crisis de
dirección revolucionaria, de ausencia de referentes políticos que canalicen las in-
quietudes y el descontento, generan una sensación de fatalismo e impotencia que
lleva a millones de personas a buscar salidas fuera del alcance del ser humano. La
mística se apodera de las conciencias, y la religión o la fe, en cualquiera de sus ma-
nifestaciones, llenan el hueco que deja la ausencia de una salida colectiva y revo-
lucionaria.
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Martín Hernández
Muchos de los llamados marxistas no sólo abrazaron la mística, sino que pu-
sieron sus conocimientos al servicio de propagar entre los trabajadores y la juven-
tud la fe en nuevos salvadores. Sólo esto explica su empeño en convencernos de que
un Teniente Coronel de las Fuerzas Armadas de un ejército burgués, respetando y
apoyándose en esa misma institución –columna vertebral del estado burgués–, nos
conducirá al socialismo del Siglo XXI. Sólo esa ola mística explica que los testaru-
dos hechos de la realidad ni [siquiera] conmuevan a muchos doctos marxistas.
Para quien aborde la lucha por el socialismo desde el prisma de la fe, el presente
libro no tiene interés alguno. Sólo le reafirmará en que tan sacrílego autor no me-
rece mejor suerte que el tránsito por el desierto, donde llueve fuego reservado a los
traidores en el infierno del Dante.
Pero para quien pretenda retomar la batalla desde el socialismo científico, par-
tiendo del primer principio de un marxista, el de la realidad, y sin desconocer dé-
cadas de experiencia “socialista”, el libro le será sin duda de interés, más allá de los
acuerdos o desacuerdos con los análisis y conclusiones del libro.
El autor, refiriéndose a los acontecimientos del Este europeo, afirma: Muchos
entendieron que las movilizaciones de las masas y la restauración eran parte de un
mismo proceso, cosa que no fue así. Y explica cómo, por el contrario, la oleada de
movilizaciones, que sacudió la ex URSS y los países del Este a finales de los 80, se
enfrentó precisamente a las consecuencias de una restauración capitalista que venía
de lejos. No fueron los trabajadores los que tiraron el agua sucia con el niño den-
tro. La clase obrera del Este europeo intentó en sucesivas ocasiones sacudirse el
yugo de la burocracia estalinista y retomar el camino socialista, pero su lucha fue
ahogada en sangre en Berlín, Hungría, Polonia y Checoslovaquia.
La historia dictó, cincuenta años más tarde, su veredicto sobre el pronóstico
hecho por el viejo Trotsky: Cuanto más tiempo esté la URSS cercada de capitalismo,
tanto mas profunda será la degeneración de los tejidos sociales. Un aislamiento in-
definido debería traer inevitablemente, no un comunismo nacional, sino la restau-
ración del capitalismo.
Pero el autor no se detiene aquí, porque el debate no se limita a un estudio re-
trospectivo, sino que debe servir para entender el presente y preparar el futuro. Y
ahí viene la parte sin duda más polémica del trabajo de Martín Hernández: sus
conclusiones actuales sobre China y Cuba.
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dominante, lejos de estar ante el surgimiento de una nueva gran potencia, la res-
tauración condenaba a este gigante asiático a convertirse en una colonia o semi-
colonia del imperialismo.
Todos los propagandistas de China han hecho en estos años loas a su creci-
miento económico y asociado “reformas” a éxito. Pero basta ver los datos del go-
bierno chino para observar cómo el proceso, desde 1978 hasta hoy, ha generado
tal desigualdad social que para compararla hay que remitirse a la época colonial an-
terior a la revolución de 1949.
Millones de trabajadores en el mundo saben que el crecimiento del que se va-
naglorian sus gobiernos es para ellos precariedad, pérdida de derechos, desigual-
dad y miseria. China ha llevado esta norma a los extremos más brutales. Estos años
de “reformas” han sido para los trabajadores y campesinos chinos un azote sal-
vaje. Ya en 2006, antes del estallido de la actual crisis económica, el desempleo ur-
bano chino rondaba los 24 millones de trabajadores. Entre 1998 y 2006, 28
millones de trabajadores de empresas estatales perdieron su empleo; 100.000 de
esas empresas fueron eliminadas por quiebra, fusión, o reestructuración. En un
sistema como el chino, donde las empresas estatales estaban obligadas a garanti-
zar vivienda, servicios públicos y prestaciones sociales desde la cuna a la tumba,
los despidos y cierres significaron para millones de trabajadores quedarse de golpe
sin empleo, sin vivienda, sin sanidad y sin escuela.
En 1960, la red sanitaria china estaba considerada como una de las más avan-
zadas del mundo, pese a ser un país gigantesco: el 80% de los campesinos tenía ac-
ceso a la red sanitaria financiada a escala local. Según estadísticas oficiales de 2006,
únicamente el 22,5% de los habitantes rurales tiene servicio médico y más de la
mitad de la población no tiene acceso a asistencia médica en caso de enfermedad.
La vivienda, como en otros países capitalistas con boom inmobiliario, se ha
convertido en un drama social. Las empresas constructoras, de la mano de las au-
toridades, saquearon el suelo. Burócratas locales, secretarios del Partido, y la lla-
mada “pujante clase empresarial” saquearon el suelo, recalificando los terrenos y
expropiando a los campesinos y habitantes de los barrios populares. En un país
donde los derechos democráticos más básicos no son respetados, se documenta-
ron entre 2000 y 2006 más de un millón de casos de expolio ilegal del suelo.
Alrededor de 160 millones de personas, huyendo de la miseria del campo, se
hacinan alrededor de las grandes ciudades de la costa Este, en busca de trabajo en
la construcción, la industria ligera o la textil. Las autoridades los tratan como in-
migrantes, a los que se les exige un permiso de residencia (hukou), que se les niega
en muchísimos casos, impidiéndoles acceder a los servicios sociales y a la educa-
ción de sus hijos. En marzo de 2006, el gobierno tuvo que adoptar medidas de ur-
gencia porque en las grandes ciudades costeras se habían quedado sin acceso
escolar 6,4 millones de niños de entre 6 y 14 años.
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Pero, como la mayor parte de los “defensores de Cuba”, pintaba una realidad
que poco tiene que ver con los datos que las propias autoridades cubanas ofrecen.
Por citar algunos ejemplos, según el autor del texto, el problema de la vivienda
en Cuba es un tema resuelto ya por la revolución: Toda familia tiene su vivienda.
Sin embargo, a finales de junio de 2005 se celebró en La Habana El Encuentro Mun-
dial de los Programas de Ciudades Sostenibles. En él, el gobierno cubano presentó
un extenso informe donde afirma que casi la mitad de las viviendas en Cuba se
encuentran en regular o mal estado, a lo que se añade un déficit de más de medio
millón de casas. Otros informes elevan ese déficit habitacional a 1,5 millones. Para
más desgracia, los huracanes han agravado el problema, dejando un reguero de-
solador.
El 87% de los cubanos son propietarios de sus casas, si bien la ley no permite
vender ni comprar casas, tan sólo permutar, y es el Estado quien conserva el mo-
nopolio de la compra-venta de viviendas. La falta de inversión en construcción ge-
nera una situación muy complicada para miles de cubanos. Las familias crecen o
se divorcian y eso genera un auténtico hacinamiento en las viviendas y una bús-
queda desesperada de permuta. Esa escasez y las limitaciones legales han hecho
aflorar un próspero mercado negro de corredores inmobiliarios que ganan miles
de dólares en cada negocio. Así pues, la realidad no sólo parece muy lejos del “toda
familia tiene su vivienda”, sino que, además, éste es uno de los problemas que más
descontento genera entre la población.
Toda familia tiene su vale de racionamiento, recibe mensualmente una caja que
contiene lo necesario en alimentos (...). Este es otro de los argumentos de José Cas-
tillo. Pero las cartillas o vales de racionamiento nunca fueron un modelo de con-
quista social. Su aplicación corresponde a períodos excepcionales de guerra o crisis
profundas. Además, ni el gobierno cubano se anima a decir que el vale “contiene
lo necesario en alimentos”. Los productos del vale de racionamiento apenas al-
canzan para 10 días, por eso se calcula que los cubanos dedican el 70% de sus in-
gresos a la alimentación. El problema se agrava porque los productos no racionados
llevan un impuesto del gobierno de un 240%.
Eso hace muy complicada la existencia cotidiana, pues el salario medio en
Cuba varía entre 10 y 20 dólares mensuales. A finales de 2005, Fidel Castro repro-
chó a quien daba estas cifras del salario [por] engañar sobre la realidad cubana,
pues ese dato desconoce las otras percepciones sociales no salariales. Sin duda que
en parte esto es cierto. Tan cierto como que los cubanos, para comprar buena parte
de sus alimentos, ropa y calzado sólo disponen de esos 10 ó 20 dólares que men-
sualmente les pagan las empresas estatales.
Con una dosis de realismo más grande que los “defensores de Cuba”, en el dis-
curso del 26 de julio de 2007, Raúl Castro, entonces Presidente interino, recono-
ció que: el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades.
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Y añadió que esa insuficiencia de los salarios empuja a muchos ciudadanos a co-
meter indisciplinas, un eufemismo para designar el robo de productos, el mercado
negro o el estraperlo generalizado para subsistir.
Y es que el poder adquisitivo de los salarios en Cuba era en 2005 veinte veces
menor que el que recibían hasta 1989. Las cosas se agravan ante la presente crisis
y, según Raúl Castro: hay que ir eliminando las gratuidades indebidas y los subsi-
dios excesivos (27/12/08).
Así, pocas personas pueden vivir de su salario y de ahí la importancia de las re-
mesas de dólares que desde afuera envían los familiares. Los últimos 20 años han
marcado una creciente emigración económica en Cuba. Y como ocurre en cual-
quier país semicolonial, las remesas de los emigrantes se convierten en fuente de
sustento de muchísimas familias, y en una entrada nada despreciable de divisas al
país. Entre el 55 y el 60% de las familias cubanas dependen en una u otra medida
de las remesas de sus familiares. Diversas fuentes señalan que el ingreso anual de
estas remesas supera los 1.000 millones de dólares, lo que representaría un 25% del
total de las divisas que entran. La opacidad de las autoridades y el hecho de que la
mayor parte de las remesas entran vía las llamadas “mulas” (gente que entrega el
dinero en mano por fuera de los cauces oficiales) hace que seguramente esa can-
tidad sea claramente superior.
El problema de la alimentación es una de las mejores muestras de la penetra-
ción imperialista y de la dependencia creada. La mayoría de los alimentos, incluido
el 70% de la libreta de racionamiento, son importados. Cuba gasta un promedio
anual de 1.500 millones dólares en importar alimentos y productos agrícolas. En
2008 esa cifra subió a cerca de 2.000 millones de dólares.
Desde que en el año 2000 el Congreso norteamericano autorizó la venta de
alimentos y productos agrícolas a Cuba, EE.UU. se ha convertido en el principal
abastecedor alimentario. Las relaciones con la Isla son excelentes, declaró C.L. Buth
Otter, gobernador de Idaho, uno de los más de treinta estados norteamericanos
que venden productos a Cuba.
De ahí que desde 1999 se repitan los viajes a Cuba de gobernadores, senado-
res, representantes de Estados y cientos y cientos de ejecutivos norteamericanos que
han venido aquí, como declaraba en 2007 Kirby Jones, fundador de la Asociación
Comercial Estados Unidos-Cuba.
A finales de 2003 se celebró en Cuba la 21ª Feria Internacional de La Habana, con
la participación de empresarios de los cinco continentes y principalmente de EE.UU.,
desde donde se inscribieron 110 empresarios de 19 Estados. No es de extrañar que
el corresponsal de la BBC en La Habana afirmara en su crónica: ni Bush en Was-
hington ni el gobierno cubano en La Habana, hablaron del creciente comercio entre
los dos países (...) Es como si ambas partes se hubieran puesto de acuerdo para evitar
hablar en los discursos de los pasos de avance que se han dado.
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Las relaciones comerciales con EE.UU. es uno de los muchos datos que mues-
tran que pretender explicar los grandes problemas de Cuba por el bloqueo es un
argumento cada vez menos creíble. El propio canciller cubano, Felipe Pérez Roque
decía: la revolución ha logrado derrotar el plan de aislamiento internacional de Cuba
(...). El país tiene hoy relaciones diplomáticas con 178 de los 191 países miembros de
la ONU (...) Cuba es uno de los países, sino el que más, en toda América Latina y el
Caribe, que tiene una mayor representación diplomática exterior (23/12/2005).
Finalmente, el texto antes citado apela a la salud y la educación como ejemplo
de la continuidad del “estado obrero” en Cuba. La realidad muestra, sin embargo,
que es justamente en estos campos donde mejor se muestra el retroceso de las con-
quistas sociales que ha impuesto la restauración.
Miles de maestros y maestras cubanas han dejado las aulas ante la miseria de
los salarios que cobran. La deserción de maestros es tal que la escasez obligó al go-
bierno a utilizar estudiantes universitarios y hasta de enseñanza media para dar
clases en primaria y secundaria. Como relata el propio Raúl Castro: (...) el pasado
mes de junio hicimos un llamado a la reincorporación a las aulas de maestros y pro-
fesores jubilados o que habían dejado de impartir clases por diversas razones. De la
situación da cuenta que hasta se les ha retrasado la edad de retiro y nueve mil que
han rebasado la edad de jubilación continúan en sus puestos (Raúl Castro).
En la salud, el deterioro muestra otras formas. En 2005 el gobierno tuvo que
poner en marcha la llamada “Operación Dignidad”, ante el pujante mercado negro
de medicamentos. Entre las personas que venden lo medicamentos están los traba-
jadores de los laboratorios, farmacéuticos, médicos e incluso el personal de limpieza
de los hospitales (...) para ellos es una forma de completar su salarios que van desde
los 8 hasta los casi 20 dólares que ganan los médicos (...). ‘Es verdad que los pacien-
tes nos traen cosas, desde los artículos de higiene personal y ropa hasta un puerco. Si
no es así, de qué otra forma podemos sobrevivir’, expresó una doctora que tampoco
quiso dar su nombre (citado en El rompecabezas cubano F.R.).
La otra forma de sobrevivir para más de 25.000 médicos y personal sanitario
cubano son las misiones en el extranjero, que reciben un salario mínimo pero en
dólares, lo que les permite traer electrodomésticos, comprar automóviles y hasta una
casa, todos sueños inalcanzables para quienes trabajan en la Salud Pública dentro de
la Isla (ídem).
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pagar no menos de cuatro veces lo que cuestan los 600.000 estudiantes universita-
rios y sus profesores. Vamos a poner fin a muchos vicios de este tipo, mucho robo,
muchos desvíos y muchas fuentes de suministro de dinero de los nuevos ricos. Con-
firmando este diagnóstico, el corresponsal de la BBC, Fernando Ravsberg, afir-
maba que: la corrupción ha hecho metástasis en todo el aparato productivo del país.
La corrupción y el robo, no son otra cosa que un mecanismo primario de acumu-
lación capitalista. La restauración capitalista en Cuba generó efectivamente nue-
vos ricos, aunque el discurso de Fidel Castro no explica quiénes son esos nuevos
ricos y más pareciera dedicado a lo que él mismo llama irónicamente bandiditos.
Se conformó un sector social calculado en unos 150.000 pequeños empresarios
que se fueron colando por las grietas del desmantelamiento de la planificación
económica, lo que los cubanos llaman el “descojonamiento económico”. Algunos
detallan más: Los nuevos ricos (directivos de las empresas estatales o extranjeras,
dueños de restaurantes, funcionarios del gobierno, etc...). Se puede añadir en esa
lista a los cultivadores del tabaco, un sector que supone uno de los más [impor-
tantes] ingresos para Cuba y que está enteramente en manos privadas.
Pero la institución clave en Cuba, desde la revolución misma han sido los mi-
litares. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) dirigen la Seguridad, con-
trolan el PCC y ordenan la economía. Conviene recordar que la revolución cubana
no fue dirigida por el PCC. Por el contrario, los insurgentes formaron el ejército
regular que más tarde organizó el Partido. Desde la crisis de 1989, con la desapa-
rición de la URSS, las FAR cubanas redujeron sus efectivos de 300.000 a los ac-
tuales 50.000 militares.
Las FAR concentran bajo su control el llamado Grupo de Administración Em-
presarial (GAESA), dirigida por un general y que agrupa a los principales secto-
res estratégicos de la economía cubana, como el turismo, la recaudación de
remesas, las nuevas tecnologías, el azúcar... Son los militares los que han desarro-
llado el llamado Sistema de Perfeccionamiento Empresarial y quienes controlaban
en 2007 las 322 empresas más grandes del país, responsables del 89% de las ex-
portaciones.
En Cuba no sólo fue restaurado el capitalismo, sino que los agentes directos de
la restauración y nuevos capitalistas tienen nombre y apellido.
El argumento más esgrimido por los defensores de que Cuba sigue siendo un
“estado obrero” es que la mayoría de los medios de producción están en manos del
Estado. Pero si el carácter de clase del estado se determinara por la cantidad de
empresas estatalizadas, habría que concluir que la Italia de Mussolini y la España
de Franco, o países como Austria y/o Francia tras las Segunda Guerra Mundial,
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Lejos del academicismo, el debate sobre Cuba que introduce el trabajo de Mar-
tín Hernández tiene importantes consecuencias prácticas. Cuanto menos quiero
señalar tres.
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2º.- A los que sostienen que Cuba sigue siendo un “estado obrero fuertemente
burocratizado” y que hay que levantar un programa de revolución política, es decir,
una revolución para acabar con el régimen político pero preservando las actuales
relaciones sociales de producción, cabe preguntarles: ¿creen que hoy en Cuba se
puede plantear un programa revolucionario que no incorpore en primera línea
las demandas anticapitalistas y antiimperialistas; un programa que, como en toda
América Latina, combine las tareas de liberación nacional y social?
¿Debe plantearse el no pago de la deuda externa? ¿Hay que exigir la renacio-
nalización bajo control obrero, del petróleo, níquel, tabaco y la llamada industria
blanca, el turismo? ¿Hay que echar fuera las multinacionales y expropiar sus bienes?
¿Hay que levantar, en nombre de la planificación económica y la democracia
obrera, el ¡fuera los militares y los nuevos ricos de las empresas!? ¿Hay que unir
todas esas demandas económicas y sociales a las demandas democráticas? No estoy
diciendo que sean consignas de agitación para mañana. Se trata del programa, de
la compresión común de las tareas. ¿Son ésas, entre otras, o no?
Este debate no sólo es apremiante sino que, para nuestra desgracia, otros van lle-
nando ese vacío. Con motivo del 9º Congreso del PCC, que se celebrará este año, hay
un debate intenso en Cuba, [incluso en] el propio PCC. Y en su seno aparecen co-
rrientes que gozan de simpatías por enfrentarse a los sectores más anquilosados del
aparato y que se presentan como opositores desde adentro. Y aquí conviene recordar
que frente a Stalin se levantó una oposición de izquierda, pero también otra de de-
recha, la que encabezaba Bujarin. Una oposición de derecha que pretendió infruc-
tuosamente una alianza con la que dirigía Trotsky y a la que el viejo revolucionario
se negó porque la oposición de Bujarin, amparándose en hechos de la realidad, sos-
tenía de fondo un programa de restauración del capitalismo.
Hoy leemos a opositores cubanos de dentro del PCC defender medidas para
“salvar el socialismo”: fomento del cooperativismo, de la autogestión empresarial
y social organizada en cada entidad productiva, la cogestión con privatización, los
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Prefacio
Si la Revolución Rusa dio origen al famoso libro de John Reed, Diez días que
conmovieron al mundo, la restauración del capitalismo y las revoluciones del Este,
podrían haber dado origen a un nuevo libro: Un debate que conmueve al mundo.
A finales de la década del 80, y en los primeros años de la década del 90, el
mundo fue convulsionado por los acontecimientos en la ex URSS, el Este europeo
y China.
Términos y personajes hasta ese momento desconocidos por el gran público,
como Perestroika, Glasnot, restauración, Gorbachov, Plaza de la Paz Celestial, fue-
ron profusamente difundidos por todos los órganos de prensa a nivel mundial.
Seguramente, en pocas oportunidades en la historia de la humanidad un mismo
hecho provocó tantas interpretaciones diferentes y tantas polémicas.
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Por otro lado estaban los que opinaban que se había dado la restauración del ca-
pitalismo, como mínimo en la ex URSS, y a partir de allí cuestionaban las elabo-
raciones centrales de Trotsky y de la IV Internacional. La falta de violencia para
restaurar el capitalismo era, para estos sectores, la demostración de que Trotsky se
había equivocado: esos estados no eran obreros. Esta conclusión y otras que de ella
se desprendieron llevaron a este sector a considerar que el programa trotskista, el
programa de la IV Internacional, al no pasar por la prueba de los hechos, estaba ob-
soleto.
Sin embargo, en este debate en el interior de la LIT-CI, hubo un tercer sector
del cual yo formé parte, y de alguna forma encabecé, que hizo un balance diferente
y llegó a la conclusión de que se había restaurado el capitalismo, no sólo en la ex
URSS sino en todos los ex Estados obreros y, junto con eso, señaló que Trotsky
había hecho, en la década del 30, aportes geniales para entender y responder a estos
acontecimientos ocurridos sesenta años después.
El texto que inicia este libro, Rusia, China, Cuba... De la revolución socialista a
la restauración capitalista, elaborado a partir del año 1994, fue publicado por pri-
mera vez en el año 1997 como parte de esos debates. Ese trabajo, en su primer
apartado, tenía como objetivo mostrar que el capitalismo ya había sido restaurado
en todos los ex estados obreros.
Hoy, visto ese texto a la distancia, tal vez su lectura resulte un poco pesada por
la cantidad de números y estadísticas. Sin embargo, es necesario ver que en esos
años había una enorme resistencia, no sólo en la LIT-CI sino en el conjunto de la
izquierda revolucionaria, por reconocer que el capitalismo había sido restaurado
en los ex Estados obreros. En ese sentido, esos números y estadísticas tenían como
objetivo presentar pruebas y más pruebas sobre algo que no se quería reconocer:
el fin de los Estados obreros.
Hoy en día, la amplia mayoría de la izquierda revolucionaria –no toda– acepta
que el capitalismo fue restaurado en varios de los ex Estados obreros. Ya en lo que
se refiere a China, y especialmente a Cuba, la mayoría opina que en esos Estados
no se restauró el capitalismo. En ese sentido, si hoy a una buena parte de nuestros
lectores la cantidad de datos que presentábamos en el año 1997 les puede resultar
exagerada, en contrapartida, a otros, tal vez, esos datos los ayuden a reflexionar
sobre un hecho que intentamos mostrar y demostrar desde hace bastante tiempo:
el capitalismo fue restaurado en el conjunto de los ex Estados obreros y no sólo en
la ex URSS.
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En su primera parte, el texto de 1997 tenía, además, como otro de sus objetivos,
desmitificar el debate en torno a China (y también sobre Cuba). Ésta era una po-
lémica muy grande que existía en esos años, y que se mantiene hasta hoy, a nivel
de toda la izquierda mundial.
¿Por qué hablamos de desmitificar? Porque, por ejemplo, en el caso de China
se dice que, además de ser socialista, se está transformando en la nueva potencia
mundial que disputará, a mediano plazo, el poder sobre el mundo con los EE.UU.
El texto justamente tenía como objetivo demostrar que, a pesar del discurso de sus
gobernantes, no sólo se restauró el capitalismo sino que China (y también Cuba)
camina, en forma bastante acelerada, en dirección a transformarse en una colonia
del imperialismo.
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Como trotskista, durante muchos años escribí y hablé de que las conquistas de
la Revolución de Octubre se mantenían a pesar del estalinismo. En ese sentido,
esas conquistas no me podían sorprender. Sin embargo, entrar en contacto directo
con ellas o, para ser más preciso, con la sombra de ellas, fue un choque.
Cuando llegué a Moscú, en el año 1995, el estado obrero burocratizado era algo
del pasado. La planificación económica central y el monopolio del comercio exte-
rior ya no existían, a la vez que las empresas estatales estaban siendo privatizadas
a ritmo vertiginoso. De cualquier manera, las conquistas del Estado obrero aún
estaban de alguna forma presentes en el cotidiano de la gente. En algunos casos
porque aún se mantenían y en otros porque habían sido eliminadas hacía muy
poco tiempo. Fue justamente ese tipo de contradicciones, entre el estado capitalista
y las conquistas del Estado anterior que aún se mantenían, lo que me llevó a decir
que estábamos frente a un “capitalismo atípico”.
***
En ese viaje tuve oportunidad de conocer a una obrera de la fábrica Zill, uno de
los mayores conglomerados industriales de la ex URSS, que en su mejor momento
llegó a tener 80.000 obreros. Su fábrica había sido privatizada hacía poco tiempo.
Ella tenía mucha claridad sobre el significado de la restauración, pero sufría por-
que sus compañeros de trabajo estaban muy confundidos. Tratando de que en-
tendiera su situación me decía: Mis compañeros están confusos sobre la restauración.
Yo les digo que el capitalismo va a significar desempleo y ellos no me creen. No entra
en la cabeza de un obrero ruso la posibilidad de ser un desempleado.
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En Moscú tuve la oportunidad de asistir a una función en el famoso teatro Bol-
shoi. La comparación con el teatro Colón de Buenos Aires, con el teatro Munici-
pal de São Paulo o el de Río de Janeiro me pareció inevitable. Estos últimos
funcionan durante algunas temporadas y normalmente están reservados para las
elites. En el teatro Bolshoi vi un público compuesto de gente que salía corriendo
del trabajo para ir a deleitarse con el ballet (los rusos son amantes del ballet). Des-
pués supe que en Moscú existían, en ese momento, diez teatros de esa misma na-
turaleza, la mayoría de ellos con tres funciones por día (mañana, tarde y noche),
durante todos los días del año.
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En Rusia, en esa época aún era normal encontrar en esos teatros a obreros de
la construcción, que asistían con sus familias a las presentaciones de ballet.
En Brasil acaba de ser publicada una encuesta que indica que en el 90% de las
ciudades del país no existe un solo cine, teatro o museo, y que el 78% de las per-
sonas nunca asistieron a un espectáculo de danza en toda su vida.
***
En Moscú, durante toda mi estadía viajé gratis en ómnibus, no porque a esa al-
tura no se cobrase el pasaje, sino porque casi nadie lo pagaba. Las personas no con-
seguían entender por qué debían pagar el ómnibus. En Ucrania pude ver que los
teléfonos públicos aún eran gratis.
***
Después de varios años volví a Moscú. Ahí vi que el desempleo era tan grande
que las encuestas indicaban que era una de las principales preocupaciones del pue-
blo ruso. La obrera de la fabrica Zill se había visto obligada a interrumpir su curso
de abogacía, y las personas pagaban “religiosamente” el pasaje en ómnibus. De
esta forma llegué a la conclusión de que lo que vi en 1995 eran los estertores de las
últimas conquistas que quedaban del Estado obrero.
***
***
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Martín Hernández
El sector que decía que el programa trotskista no había pasado la prueba de los
hechos, se presentaba como algo nuevo pero en realidad no lo era.
Lo nuevo eran las circunstancias, pero esas posiciones surgieron en el interior
de la IV Internacional ya desde su fundación.
A finales de la década del 30, en el interior del SWP americano y, después, en
toda la IV Internacional, surgió una posición que fue denominada “antidefensista”,
pues argumentaban que la URSS, con el estalinismo, había dejado de ser un Estado
obrero, y por eso se negaban a defender a dicho Estado frente al ataque del capita-
lismo.
Justamente, la segunda parte del texto del año 1997, titulada La discusión sobre
el carácter social de la URSS, enmarca a los nuevos críticos del trotskismo en aque-
lla polémica, destacando las elaboraciones de Bruno Rizzi dado que, a pesar de
que este autor es desconocido por las nuevas generaciones, fue el mentor intelec-
tual de esa corriente de opinión.
***
El lector podrá observar que en dos textos que están incluidos en este libro
(uno del año 1997, y el otro de 2005) repito una misma frase: No es un hecho no-
vedoso que los marxistas le den tanta importancia a la cuestión del estado. De hecho
el marxismo, desde su nacimiento, con la crítica de Marx y Engels a la concepción de
Hegel del estado, ha incluido esta cuestión entre sus preocupaciones centrales. De esta
forma, al citar una nueva vez esta frase, ella es repetida tres veces en este libro y esto
no es gratuito, porque si bien es verdad que la importancia de la cuestión del es-
tado para el marxismo no es “... un hecho novedoso”, la realidad es que este hecho
28
El Veredicto de la Historia
29
Martín Hernández
sobre la restauración, que es que la que dice que ésta habría sido el resultado de la
movilización de las masas. La precisión en las fechas nos permite ver que esas mo-
vilizaciones se dieron a posteriori de la restauración del capitalismo y no antes.
Por otra parte, este trabajo busca superar una contradicción entre algunas de
nuestras elaboraciones anteriores y la realidad. Nuestro maestro, Nahuel Moreno,
en su libro Actualización del Programa de Transición, hablaba de treinta años de
victorias revolucionarias. ¿Pero cómo entender la restauración del capitalismo
como culminación de una etapa de esa característica? El propio subtítulo que trata
sobre este tema da la respuesta en forma de balance: Medio siglo de victorias tácti-
cas y derrotas estratégicas.
Este balance, sobre la segunda mitad del siglo XX, lejos de llevarme a tener una
visión pesimista sobre el futuro de la clase obrera y el pueblo, y por ende sobre el
de toda la humanidad, me llevó, por el contrario, a ser profundamente optimista.
¿Por qué?
Porque esas victorias tácticas conseguidas en la segunda mitad del siglo XX son
enormes victorias revolucionarias que las masas consiguieron a pesar de sus di-
recciones. Es la victoria de las masas rusas contra el fascismo, que fue conseguida
a pesar de Stalin (que había pactado con Hitler), o es la victoria de la Revolución
China, que fue conseguida a pesar de que Mao no quería tomar el poder. ¿Y qué
son las derrotas estratégicas? Son las derrotas que las direcciones traidoras, espe-
cialmente el estalinismo, les impusieron a las masas y éstas, por falta de una di-
rección revolucionaria, no las pudieron impedir. Es la disolución de la III
Internacional, el partido mundial de la revolución; es la renuncia a tomar el poder
en Francia a finales de la Segunda Guerra Mundial; son las derrotas de las revolu-
ciones de Hungría, Polonia y Checoslovaquia contra la burocracia.
La restauración del capitalismo es la continuidad lógica de lo ocurrido en gran
parte del siglo XX. En este siglo, la realidad nos mostró que las más grandes vic-
torias tácticas, si son llevadas adelante por direcciones contrarrevolucionarias,
como es el caso del estalinismo, se transforman inevitablemente en derrotas es-
tratégicas. ¿Y por qué decimos que debemos ser optimistas? Porque el estalinismo
pagó caro esta última y gran traición, ya que ese monstruoso aparato contrarre-
volucionario, después de la restauración, acabó siendo herido de muerte por la ac-
ción de las masas.
De esta forma, las nuevas rebeliones contra el capitalismo, que ocurren y se-
guirán ocurriendo, enfrentan a muchos enemigos y muchas direcciones traidoras
pero ya no enfrentan ni tendrán que enfrentar al aparato estalinista, el más grande
aparato contrarrevolucionario surgido del seno de la clase obrera. Así, está abierta
la posibilidad de que el signo de la etapa anterior se invierta y de que lo que pre-
domine no sea más lo que predominó en gran parte del siglo XX: victorias tácticas
y derrotas estratégicas, sino todo lo contrario.
30
El Veredicto de la Historia
Cuba
Toda la teoría marxista del estado fue enriquecida con la experiencia de la Re-
volución Rusa, por eso no es casual que a la hora de constatar la restauración del
capitalismo en los ex estados obreros, el grueso de las elaboraciones y polémicas
se hayan centrado en la ex URSS. Sin embargo, nosotros, como marxistas latino-
americanos, no podemos dejar de estudiar lo ocurrido en Cuba, en donde se re-
alizó el primer ensayo de una revolución socialista triunfante en nuestro
continente.
Por esta razón y porque Cuba sigue siendo el tema más polémico en lo que se
refiere a la restauración del capitalismo, consideré útil incluir en este libro lo úl-
timo que escribí respecto de la Isla, y la desgrabación de un debate realizado con
una delegación del gobierno cubano en el año 2001.
***
***
Por último, en este anexo se publica la desgrabación del debate del año 2001.
En ese año se realizó en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, el Primer Foro Social
Mundial y, en ese marco, fui invitado a dar una conferencia sobre la restauración
del capitalismo en Cuba.
Un día antes de la conferencia, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Na-
cional de Cuba y uno de los tres indicados para suceder a Fidel Castro, hizo una
declaración al diario Zero Hora, el principal de la ciudad de Porto Alegre, en donde
señaló que Cuba continuaría siendo socialista y agregó: No privatizamos nada.
31
Martín Hernández
Un periodista de ese mismo diario pidió mi opinión sobre esa declaración y yo se-
ñalé: El gobierno de Castro tiene dos discursos; hace declaraciones en favor del so-
cialismo pero toma medidas para restaurar el capitalismo. Eso que declaré a la
prensa es la tesis que desarrollo en este libro (discurso socialista para ocultar la
restauración del capitalismo) y que, hasta ese momento, sólo había sido confron-
tada con los defensores del gobierno cubano pero no con los representantes del
propio gobierno. La conferencia / debate me brindó esta oportunidad y por eso
consideré útil agregar su desgrabación como anexo a este libro.
De la conferencia participaron seis miembros de la delegación oficial de Cuba
al Foro Social Mundial. Cuando comenzó la conferencia me surgió la curiosidad
sobre cómo responderían a mis argumentos. ¿Negarían el hecho de que ya no existe
más una economía centralmente planificada en Cuba y que tampoco existe más el
monopolio estatal del comercio exterior? ¿Negarían que prácticamente todas las
ramas de la producción están abiertas a las inversiones del capital internacional?
¿Qué pruebas podrían presentar?
Como el lector podrá constatar, el debate fue muy polémico; sin embargo, es ne-
cesario observar que los argumentos utilizados para sustentar lo insustentable (que
Cuba continúa rumbo al socialismo) fueron de carácter histórico (citando a la vieja
Cuba revolucionaria) o directamente morales. Ningún argumento, y mucho menos
alguna prueba, fue presentado para negar nuestra tesis de que el capitalismo fue
restaurado en la Isla. Una conclusión sobre la cual muchos deberían reflexionar.
Martín Hernández
São Paulo, 30 de octubre de 2007
32
PARTE 1
35
Martín Hernández
El área de estudio de este trabajo son los países que hemos caracterizado tradi-
cionalmente como “estados obreros burocráticamente degenerados” (la ex URSS)
o “estados obreros burocráticamente deformados” (Polonia, Hungría, Alemania
Oriental, China, Cuba, Vietnam, etc.). Entre estos países destacamos en especial a
Rusia, China y Cuba.
Pero para estudiar estos países tenemos que responder a un interrogante. ¿Cuál
es el objetivo de ese estudio?
El debate que se da en las diferentes corrientes marxistas incluye los temas más
variados. Lo mismo ocurre con el que se da en la LIT-CI, el cual ha tendido a cen-
trarse en el carácter de clase de la ex URSS a partir de la década del treinta.
Esa discusión es de fundamental importancia, por eso en este texto, se la aborda
con bastante detenimiento; pero no es esa cuestión el objetivo central de nuestro
estudio.
Como militantes revolucionarios no pretendemos comentar la realidad sino
transformarla, y por eso este trabajo busca una utilidad programática. Pero no hay
programa para los ex estados obreros, para la ex URSS ni para Rusia que no arran-
que de la realidad actual. Por eso, el objetivo de este estudio es la realidad actual
de esa importante región del mundo. Es en este marco y al servicio de este ob-
jetivo que abordaremos las cuestiones históricas y las polémicas del pasado, ha-
ciendo nuestras las palabras de Trotsky cuando decía en su célebre libro La
revolución traicionada: (...) El objeto del presente estudio es dar una justa aprecia-
ción de la realidad para comprenderla mejor. No nos detendremos ante los días ya
transcurridos más que en la medida en que esto nos ayude a comprender el día
de mañana. [1]
[1] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 29.
36
El Veredicto de la Historia
Consideramos que el conjunto de los estados que estamos mencionando son es-
tados capitalistas. Por otra parte, opinamos que Trotsky tenía razón cuando defi-
nía a la URSS, en la década del 30, como un estado obrero degenerado. Pero antes
de abordar estas cuestiones y para evitar un debate restringido a la cuestión de los
nombres, es necesario hacer algunas aclaraciones sobre el particular.
Cuando Trotsky afirmaba, en la década del 30, que la URSS seguía siendo un
estado obrero, muchos militantes le decían indignados: ¿Cómo se puede llamar
obrero a un estado que hace un pacto con Hitler para invadir Polonia? ¿No es evidente
que la dictadura del proletariado excluye la dictadura sobre el proletariado?
Dudas similares, aunque de otro tipo, surgen cuando definimos el actual es-
tado ruso como capitalista. Varias personas plantean: ¿Cómo dicen que es un es-
tado capitalista si en Rusia casi no hay capitalistas y la mayoría de las grandes
empresas no fue privatizada?
Pero estos problemas de definiciones no surgen solamente en torno a la cues-
tión de los estados. Cuántas veces un marxista no fue cuestionado por la definición
de “democracia burguesa” o directamente de “democracia” por un honesto obrero
que, frente a los crímenes del capital, le preguntaba: ¿Es a eso que ustedes llaman
democracia?
Cuando un marxista se ve ante esta situación, no tiene otra alternativa que tra-
tar de explicar, con muchas palabras, qué es lo que está queriendo decir con esa de-
finición. Eso demuestra una vez más que la definición es la parte más pobre del
análisis, ya que trata de resumir, en unas pocas palabras, una gran cantidad de
conceptos.
Hacemos estas observaciones porque en varias partes el texto se refiere a la co-
rrección o no de determinadas definiciones, y para ello es necesario tener claro los
límites de una “definición” y la necesidad de ir al contenido de la misma.
Este trabajo toma como referencia principal las elaboraciones de León Trotsky,
ya que estamos convencidos de que los acontecimientos que se vienen desarro-
llando en los ex estados obreros y particularmente en la ex URSS, están mostrando
el valor y la actualidad de sus elaboraciones. Por eso a lo largo del texto se repro-
ducen citas de ese autor. Al hacerlo, no pretendemos iniciar una “guerra de citas”.
Simplemente estamos haciendo un esfuerzo por partir de las verdaderas posi-
ciones de Trotsky, ya que vemos que en el actual debate no siempre es utilizado
este criterio.
37
Martín Hernández
A lo largo del trabajo nos veremos obligados a dar respuestas que son polémi-
cas. El debate sobre esas cuestiones tal vez nos lleve, a posteriori, a sacar la con-
clusión de que muchas de ellas estaban equivocadas. Consideramos que eso es
inevitable y completamente normal. Para elaborar sobre asuntos tan delicados es
necesario tener una actitud abierta. Es bueno recordar al respecto una intervención
de Nahuel Moreno sobre la cuestión de la revolución política en los estados obre-
ros, en una escuela de cuadros en Venezuela:
[2] Moreno, Nahuel, Escuela de Cuadros-Venezuela, 1982, Crux Ediciones, Buenos Aires, pág. 62.
38
La larga marcha rumbo a la restauración
Entre las muchas cuestiones que se discuten sobre los estados en donde el capi-
talismo fue expropiado, hay una que genera enormes polémicas y que se destaca por
ser, en gran medida, el punto de partida de todas las otras. Nos referimos al carác-
ter de clase de esos estados.
No es un hecho novedoso que los marxistas le den tanta importancia a la cues-
tión del estado. De hecho el marxismo, desde su nacimiento, con la crítica de Marx
y Engels a la concepción de Hegel del estado, ha incluido esta cuestión entre sus pre-
ocupaciones centrales.
En ese marco, a partir del triunfo de la revolución socialista en la ex URSS, en
1917, y, más claramente, a partir de la degeneración de ese estado, esa cuestión se ha
venido debatiendo permanentemente.
Hoy la realidad no es diferente, y así como durante décadas los marxistas revo-
lucionarios discutieron, muchas veces duramente, sobre si la URSS seguía siendo o
no un estado obrero (discusión que de hecho nunca se cerró), surge otro gran debate,
ahora sobre si Rusia y los otros estados ya son o no capitalistas.
Hoy en Rusia, por ejemplo, es evidente que el régimen del “partido único” acabó
o, mejor dicho, fue derrumbado por el movimiento de masas. ¿Pero también acabó
el estado anterior? ¿Ha surgido un estado de carácter diferente? ¿El capitalismo fue
restaurado en Rusia ? ¿Y qué ocurre en países como China, Vietnam, Cuba o incluso
en la mayoría de las repúblicas de la ex URSS en donde los regímenes de partido
único continúan existiendo?
El debate en torno a lo que son esos estados tiene una importancia tanto o más
grande que la que tenía en las décadas del 30 y el 40.
Hoy, como ayer, no estamos simplemente frente a la necesidad de precisar mejor
una determinada caracterización. Más que eso, al abordar esta cuestión estamos dis-
cutiendo el carácter mismo de la revolución en esas regiones del mundo.
En la década del 30, Trotsky, junto con definir a la burocracia estalinista como
contrarrevolucionaria y llamar a su derrocamiento revolucionario, planteó que el ca-
rácter de esta revolución no sería esencialmente social, sino político, en la me-
dida en que, a pesar de la burocracia, las bases económicas conquistadas con la
Revolución de Octubre (la economía estatizada, la planificación económica y el mo-
nopolio estatal del comercio exterior) continuaban en pie. ¿Continúa siendo válido,
en su esencia, el programa de la revolución política para Rusia y los otros estados?
39
Martín Hernández
Creemos que no porque las condiciones objetivas en las que se basaba cam-
biaron cualitativamente.
Sólo para tomar el caso de Rusia, creemos que es evidente que las bases eco-
nómicas conquistadas con la Revolución de Octubre no existen más. En ese
país, aún con particularidades, el capitalismo fue restaurado y por eso el pro-
grama planteado no es más, esencialmente, el de la revolución política, sino el de
la revolución social.
Seguir defendiendo que en Rusia el centro del programa es la revolución política (lo
que presupone mantener en lo esencial la actual estructura económica), como lo
hacen hoy una buena parte de los marxistas revolucionarios, no es sólo un error. Es,
objetivamente, una grave capitulación al capitalismo ruso y al imperialismo mundial.
Sin embargo, es un hecho que a pesar de las evidencias, al interior de la mayoría
de las corrientes marxistas revolucionarias y de la propia LIT-CI, existen bastantes
dudas, diferencias y, en algunos casos, una manifiesta resistencia para llegar a estas
conclusiones.
Las dudas o diferencias muchas veces surgen por la falta de estudio sobre la rea-
lidad actual, pero otras veces son el resultado de absolutizar algunos elementos de esa
realidad, como son la debilidad de la burguesía rusa, las grandes empresas que aún
son propiedad del estado, el peso de la burocracia y, fundamentalmente, el hecho de
que la clase obrera no fue derrotada.
Algunos antecedentes
40
El Veredicto de la Historia
[1] Broué, Pierre, El Partido Bolchevique, Editorial Ayuso, Barcelona, pág. 659.
41
Martín Hernández
Los primeros pasos los dieron las autoridades de la RDA (Alemania Oriental)
con el plan conocido como Nuevo Mecanismo Económico. En cinco años esa ex-
periencia se extendió hacia todo el Este europeo.
Los puntos básicos de este plan apuntaban a mejorar el método de gestión de
las empresas (lo que incluía mecanismos de relación entre éstas y los consumido-
res), y también se orientaba a un mayor intercambio con los países capitalistas,
para beneficiarse de la tecnología más avanzada de éstos.
Esta reforma, que se aplicó entre los años 1963 y 1968, acabó con un rotundo fra-
caso para las economías del Este. Por un lado, los diferentes cambios a nivel de la
gestión de las empresas acabaron siendo cuestionados y boicoteados por los buró-
cratas responsables de las mismas, ya que a través de ellos veían perder parte de su
poder. Por el contrario, la otra parte del plan, referente a la intensificación de las re-
laciones comerciales con los países capitalistas, se desarrolló a tal punto que ese pe-
ríodo fue conocido como la Edad de Oro del Comercio Este-Oeste.
Sin embargo, esas relaciones, lejos de permitir a las economías del Este recupe-
rar los antiguos índices de crecimiento, iniciaron el camino en dirección a la crisis.
Por la vía de los hechos, la burocracia sintió en carne propia que, los estados que
dirigía eran parte de la economía mundial, dirigida por el imperialismo: La im-
portación de tecnología occidental acabó desequilibrando completamente la ba-
lanza comercial de esos países.
El intercambio desfavorable, por un lado, y la dificultad de colocar los produc-
tos de los países del Este en el Occidente, por otro, llevaron a que este desequilibrio
de las balanzas comerciales no se pudiese corregir en ese momento. Como telón de
fondo de esta situación estaba la propia crisis de los países capitalistas desarro-
llados, que disminuyó su capacidad de demanda y ejerció un efecto depresivo
sobre el conjunto del comercio a nivel mundial.
A finales de la década del 60, esta crisis en la balanza comercial llevó a una si-
tuación crítica a las economías del Este. La URSS fue la menos perjudicada, ya que
como gran productora de petróleo se benefició con los altos precios de este pro-
ducto en el mercado internacional.
42
El Veredicto de la Historia
La difícil situación de las economías ya no tenía que ver, como en los años an-
teriores, sólo con la disminución de las tasas de crecimiento. Sumado a ello, otros
graves problemas se agregaron: La desaceleración de las inversiones (con el con-
siguiente envejecimiento del aparato productivo), la disminución de la producti-
vidad, y el surgimiento de dos problemas inéditos en las economías planificadas:
inflación y desempleo. Como corolario de todo eso, crecía el descontento social.
Recordemos, sólo a título de ejemplo, que durante ese período se produjeron gran-
des acontecimientos revolucionarios como “La primavera de Praga”, en 1968, y
las grandes huelgas de Polonia que, en 1970, provocaron la caída de Gomulka.
Para salir de este atolladero, las economías del Este apelaron nuevamente a los pa-
íses capitalistas en busca de capital. Al principio esta opción les trajo buenos re-
sultados, dado que les fue muy fácil conseguir préstamos a bajo costo. Sin embargo,
esta política tuvo resultados desastrosos, ya que a comienzos de los años 80 se ele-
varon espectacularmente los tipos de interés, cosa que repercutió en un aumento
considerable de la deuda.[3] En esa situación, las burocracias gobernantes, ante la
necesidad de reequilibrar sus balanzas comerciales, se lanzaron a una drástica po-
lítica de incremento de las exportaciones y de reducción de las importaciones. Ya
en 1981, el cambio les permitió eliminar el déficit de la balanza comercial. Pero ese
éxito parcial no fue suficiente para disminuir sensiblemente la deuda externa ni
mucho menos para aumentar las inversiones en la producción. En los años 80, se
agravaría la situación del conjunto de las economías, con un considerable aumento
de la deuda externa; situación ésta de la cual ni siquiera la poderosa URSS, en ese
momento, pudo escapar.
La crisis en números
43
Martín Hernández
La Perestroika
44
El Veredicto de la Historia
El objetivo primitivo de las reformas era propiciar una aceleración (uskorénie) que
permitiese doblar el potencial económico en el año 2000, con un crecimiento de 2,3-
2,5 veces en la productividad social del trabajo y un tránsito progresivo a un modelo
de crecimiento intensivo (...) El nuevo mecanismo económico debía entrar en vigor
con el XIII plan quinquenal (1991-1995). El proceso de implantación comprendería
tres fases: extensión del experimento económico en gran escala, responsabilidad eco-
nómica plena, y cambios radicales en la línea del ‘socialismo de mercado’. Una
vez alcanzada la última fase se habría accedido a un nuevo orden económico en el
que se haría notar una coordinación horizontal entre las empresas y se habría
suprimido la planificación imperativa (...). Hasta 1991, la economía se encontra-
ría en un estadio de prerreforma (…).[7] (Subrayados nuestros).
45
Martín Hernández
Estas orientaciones del PC, a cuyo frente estaba Gorbachov, se fueron trans-
formando en leyes. Así, en junio de 1987 fue aprobada la Ley de Empresas del Es-
tado con la cual desaparecían las subvenciones estatales. Esta ley establecía, aún
con ciertas restricciones, que era competencia de las empresas fijar sus propios
planes anuales y quinquenales a partir de contratos libres con clientes y provee-
dores de adentro y afuera de la URSS. En ningún momento Gorbachov se alejó,
de palabra, del socialismo. Todo lo contrario. A la vez que votaba y aplicaba leyes
restauracionistas, continuaba diciendo cosas como éstas:
(...) De hecho, la prensa publicó algunas propuestas que extrapolaban nuestro sis-
tema. Hubo una opinión, por ejemplo, de que deberíamos desistir de la econo-
mía planificada y sancionar el desempleo. Pero, no podemos permitir eso, dado
que nuestro objetivo es fortalecer el socialismo y no sustituirlo por un sistema
diferente. Lo que nos ofrece Occidente, en términos de economía, es inacepta-
ble para nosotros (...).[9] (Subrayados nuestros).
Sin embargo, las leyes votadas buscaban acabar con la economía planificada y
con el monopolio del comercio exterior por parte del estado. Esto último quedó
claro cuando, al poco tiempo, el Ministerio de Comercio Exterior fue disuelto y en
su lugar se creó una Comisión de Relaciones Económicas Internacionales que sólo
tenía la función de coordinar y orientar.
Trotsky decía que el estado soviético, a pesar de la burocracia, seguía siendo un
estado obrero (aunque burocratizado) porque la propiedad de los medios de pro-
ducción continuaba estatizada y planificada, y porque el comercio exterior era mo-
nopolio del estado.
La Perestroika, a través de la Ley de Empresas del Estado, dio un golpe mortal a
dos de esos pilares: El monopolio del comercio exterior y la planificación central.
Faltaba atacar con fuerza el tercer pilar: la economía nacionalizada.
Ya en noviembre del año 1986; es decir, antes de la ley mencionada, fue apro-
bada la Ley sobre las Actividades Individuales, y a posteriori, en mayo de 1988, la
Ley sobre Cooperativas. Ambas leyes facilitaron el surgimiento de un gran número
de empresas privadas.
La ley sobre Cooperativas permitía, por un lado, la formación de empresas pri-
vadas, de tres o más socios, bajo la forma de cooperativas de producción y, por
otro, autorizaba a estas empresas a establecer relaciones con otras de dentro y
fuera de la URSS.
Respaldadas por esta ley, la expansión de las cooperativas fue muy grande en
el comercio minorista, de artesanía y los servicios de reparaciones, de tal forma que
ya en 1989 existían más de 200.000 cooperativas con 4,8 millones de afiliados,
la mayoría de los cuales eran, de hecho, asalariados de empresas particulares.
[9] Ídem, págs. 96 y 97.
46
El Veredicto de la Historia
Después de la Perestroika
47
Martín Hernández
Este plan ponía algunos límites al proceso de privatización. Pero esos límites no
eran cualitativamente diferentes a los que pone cualquier estado capitalista. Así, el
70% de las empresas podían ser privatizadas, y el 17% de estas privatizaciones po-
dían ser hechas por las autoridades locales sin autorización del gobierno central.
Podían ser privatizados, sin ningún obstáculo, todo el comercio mayorista y
minorista, las empresas de abastecimiento público, de servicios de consumo,
las empresas constructoras, de materiales de construcción, agroindustrias, in-
dustria alimenticia, industrias leves, empresas que operaran en rojo y fábricas
en proceso de construcción.
48
La restauración en Rusia
Ernest Mandel decía en uno de sus últimos trabajos: (...) El gobierno quiere res-
tablecer el capitalismo, pero no podemos confundir deseos con realidad (...).[11]
Esta tesis de Mandel, que intentaba mostrar la contradicción que habría entre
los deseos (planes de restauración) y la realidad (la supuesta continuidad del estado
obrero burocratizado) es la misma que defiende actualmente un número bastante
amplio de militantes trotskistas.
Por lo que decimos anteriormente, no coincidimos con esa tesis que defendía
Mandel; sin embargo, no podemos menos que coincidir con su recomendación
metodológica (“no confundir deseos con realidad”). Por eso, este texto no puede
limitarse a estudiar los planes de restauración, sino que también debe estudiar el
resultado de la aplicación de esos planes.
Por razones puramente didácticas, hasta aquí hemos presentado en forma casi
lineal las sucesivas medidas y planes económicos restauracionistas, pero es nece-
sario decir que la aplicación de esos planes y medidas no ha sido, ni está siendo, una
tarea fácil para los nuevos gobiernos restauracionistas.
El plan de restauración ha sufrido marchas y contramarchas que muchas veces
han dificultado el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Estas dificultades para cumplir con las metas previstas, así como las sucesivas
crisis políticas y sociales, han hecho que muchos vean el proceso de restauración
como algo completamente caótico, en donde nada está definido. El propio autor
de este texto tuvo esa visión equivocada durante bastante tiempo. Así por ejem-
plo, en el año 1994, hemos afirmado con bastante insistencia que el proceso de res-
tauración estaba “empantanado”. [12]
Al afirmar esto estábamos haciendo una identificación equivocada entre res-
tauración y privatización, ya que lo que atravesaba por serias dificultades era,
esencialmente, el proceso de privatización. Sin embargo, la restauración ya estaba
muy avanzada, dado que no existía más el monopolio del comercio exterior, no
existía más la planificación central de la economía, y en lo que se refiere a las pri-
vatizaciones, si bien no se habían conseguido los objetivos esperados, una buena
parte de la economía ya no era estatal y existía, a nivel jurídico (lo que no es nada
[11] Mandel, Ernest, El poder y el dinero, Siglo XXI Editores, México, pág. 20.
[12] Este concepto era utilizado en los documentos de la TR (Tendencia por la Reconstrucción de la IV Interna-
cional), agrupamiento interno de la LIT que se formó en ocasión de la realización de su V Congreso Mundial. El
autor de este libro formó parte de esa corriente.
49
Martín Hernández
secundario) una serie de dispositivos para acabar con la propiedad estatizada de los
medios de producción.
Como decíamos anteriormente, existían y existen dificultades para avanzar en
el proceso de privatización. Sin embargo, era completamente exagerado, inclusive
en el año 1994, decir que las privatizaciones estaban empantanadas, o algo por
el estilo. Los números no muestran eso ni tampoco lo mostraban en ese tiempo.
De cualquier manera, si de lo que se trata es de precisar hasta qué grado avanzó
la restauración del capitalismo, y si, más concretamente, se trata de precisar si el ca-
pitalismo se restauró o no, se hace necesario estudiar no sólo el proceso de priva-
tización, sino un conjunto de aspectos de los cuales las privatizaciones son una
parte.
(...) Las ventas a personas ajenas a las empresas se correspondieron en gran me-
dida con las esperanzas depositadas en mejorar el rendimiento de las mismas.
Pero terminó siendo un método caro y lento, mucho más difícil de concretar que
lo que había sido previsto...Sólo Hungría y Estonia privatizaron una proporción
significativa de empresas mediante ventas directas. Ningún otro país se aproximó
siquiera a esos resultados (...).[13]
50
El Veredicto de la Historia
[14] Aslund, Anders, How Russia Became a Market Economy (Cómo Rusia se convirtió en una economía de mer-
cado), The Brookings Institution, Washington.
51
Martín Hernández
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El Veredicto de la Historia
El sistema bancario
53
Martín Hernández
(...) la participación de los bancos nuevos en los activos totales del sistema
bancario aumentó rápidamente y llegó a más de dos tercios a comienzos de 1996.
El resto correspondía a los tres bancos estatales que aún funcionaban. Algunos de los
bancos nuevos no tardaron en transformarse en los principales bancos comerciales
del país, con balances de mil a tres mil millones de dólares. Rápidamente los bancos
nuevos abrieron líneas de servicios y productos financieros renovados. Varios de
ellos están ahora en el centro de los nuevos conglomerados financieros e industria-
les (...)[19](Subrayados nuestros).
(...) Un tercio de los bancos rusos acusaron déficit en 1995, casi inmediatamente
después que los intereses se tornaron positivos. Aunque Rusia comenzó a tratar el
problema de los bancos insolventes derogando sus cartas y restringiendo sus ope-
raciones, muchos bancos se encuentran todavía en una situación difícil. Las au-
toridades tendrán que resolver sin demora la situación de esos bancos,
liquidándolos, en muchos casos, para reestablecer la confianza, evitar una crisis
de grandes proporciones, y permitir que los recursos puedan ser destinados a los
bancos mejores (...) Para atacar ese problema, el gobierno ruso, con la asistencia del
Banco Mundial y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) in-
trodujo un proyecto internacional de padrones bancarios. Algunos de los mejores
bancos fueron seleccionados para recibir fondos del Banco Mundial y del BERD,
[19] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 110.
54
El Veredicto de la Historia
destinados al sector privado. Por su parte, los bancos tienen que presentar audito-
rías anuales realizadas por firmas internacionales y adherir, entre otras cosas, a
prudentes normas de adecuación de capital, diversificación de cartera y admi-
nistración de activos y pasivos. Según las estimaciones, entre 20 y 40 bancos de-
berán participar de esa reforma bancaria a partir de la base (...)[20]
La privatización de la tierra
[20] Ídem.
[21] Taibo, Carlos, La Rusia de Yeltsin, Editorial Síntesis, Madrid, España, pág. 148.
55
Martín Hernández
56
El Veredicto de la Historia
Esta nueva ley permitía a las personas, si así lo deseaban, adquirir los departa-
mentos estatales en donde vivían y por los que pagaban un precio simbólico. Eso
implicaba plenos derechos de propiedad, incluyendo el derecho de vender, alqui-
lar o dejar sus departamentos como testamento.
Al principio, la gente tuvo dudas de adquirir los títulos de sus departamentos.
No era fácil entender la ventaja de comprar un departamento, aunque fuera a pre-
cio muy bajo, cuando por él se pagaban alquileres simbólicos. Por eso, en princi-
pio, la mayoría de los que privatizaron sus departamentos eran ancianos que
querían así garantizar la herencia, o inmigrantes que querían vender esas propie-
dades.
Sin embargo, el avance del proceso de restauración, hizo que un gran número
de personas se sintiesen inseguras y optasen por comprar los departamentos en
donde vivían. Así creció vertiginosamente la privatización de las viviendas.
En 1989 fueron privatizados 10.000 departamentos, y en 1992 ese número saltó
a 2.800.000, para llegar a finales de 1994 a la importante cifra de 10.975.000 de-
partamentos privatizados.[23]
57
Martín Hernández
Tal vez el argumento de más peso usado por los que opinan que en Rusia con-
tinúa existiendo un estado obrero, o como mínimo una economía no capitalista,
es el que tiene que ver con los precios. Según estos analistas, en Rusia existirían pre-
cios que no tienen nada que ver con el mercado mundial (extremadamente bajos),
lo que demostraría que no habría una economía capitalista.
Los que así razonan cometen el grave error de detener sus análisis en el año
1991. Porque, efectivamente, hasta ese año se puede hablar de precios internos
completamente desfasados del mercado mundial. Pero esa realidad cambió en
forma radical. El 2 de enero de 1992 fueron liberados la mayoría de los precios. Sólo
permanecieron controlados algunos bienes básicos, como la gasolina, el pan y la
leche. De esta forma se llegó al año 1995 con el 80% de los precios liberados,
mientras que los que continuaban teniendo una reglamentación estatal (no con-
gelados) eran fundamentalmente los referentes a energía y comunicaciones. A nivel
de los alimentos, sólo un 30% de ellos permaneció con precios reglamentados.
La liberalización de los precios provocó, en poco tiempo, una subida especta-
cular de éstos, al punto que hoy en día Rusia es uno de los países más caros del
planeta (Moscú es la novena ciudad más cara del mundo). Justamente uno de los
aspectos centrales del drama social que hoy viven las masas rusas está dado por ese
crecimiento espectacular de los precios, que no son acompañados por un creci-
miento proporcional de los salarios nominales. Como muestra de ello se pueden
observar los siguientes datos. En 1992, los precios al por mayor crecieron 2.525,2%
respecto del año anterior, y en el año 1993 el crecimiento fue de 979%. En ese
mismo período los salarios crecieron 1.987% y 771%, respectivamente, lo que sig-
nifica que sólo entre 1992 y 1993, la liberalización de precios provocó una pérdida
de más del 50% del poder adquisitivo de los salarios.[24]
Es cierto que en el caso de Rusia, como en el de todos los ex estados obreros,
no se puede tener en cuenta sólo el salario nominal, ya que en esos países tiene
una importancia decisiva el salario social. A este aspecto nos vamos a referir en de-
talle más adelante. De cualquier manera, es conveniente dejar aclarado que, con la
restauración, la pérdida del salario social es tan grande que es claramente supe-
rior a la de los salarios nominales.
58
Clases y sectores sociales en la nueva Rusia
Las nuevas formas de propiedad que se dan en Rusia están dando origen a nue-
vas clases y sectores sociales.
En la mayoría de los países capitalistas es relativamente fácil hacer un estudio
sobre la estructura social. Es que en esos estados, las clases y sectores sociales se han
ido conformando a lo largo de décadas y siglos, y por eso tienen una relativa esta-
bilidad. No ocurre lo mismo con los nuevos estados capitalistas que han surgido a
partir de los ex estados obreros, y en especial en Rusia, una federación de 22 re-
públicas, de dimensiones continentales.
En los ex estados obreros, el pasaje de una economía planificada a una econo-
mía de mercado está provocando profundas transformaciones sociales. Existe una
movilidad social muy grande y también un entrecruzamiento social en un nivel
que no se da en el resto de los países capitalistas. Por otra parte, la restauración del
capitalismo se da en el marco de la crisis de este sistema, lo que hace que la con-
formación de nuevas clases sociales, de movilidad y de interrelación entre ellas,
adquiera las características de un proceso que, ante la falta de una definición más
precisa, lo denominaremos de “descomposición social”.
Este hecho es reconocido por el conjunto de los analistas. Así, por ejemplo, un
trabajo hecho por el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São
Paulo, se refiere al mismo en los siguientes términos:
(...) En el escenario social surgen nuevos grupos. Camadas de masas son margi-
nalizadas y se amplía el abismo social. Las relaciones económicas se criminali-
zan cada vez más (...) la destrucción de las relaciones sociales antiguas es más
rápida que la formación de las nuevas.[25]
59
Martín Hernández
Según estos informes, sólo en 1993 hubo 40.000 inversiones del crimen, el cri-
men organizado controlaría (...) el 40% del PIB y el 70% de los bancos rusos serían
de la mafia.[26]
Por otra parte, en el marco de la restauración, surgen diferentes sectores bur-
gueses (financieros, comerciales, industriales, exportadores, etc.).
La vieja burocracia, encaramada durante décadas en los órganos de gobierno y
de las empresas, se mantiene aunque sufre una transformación muy grande. Hoy,
un sector forma parte de la nueva burguesía. Otros continúan en sus funciones al
frente de las empresas que han sido privatizadas, y son, normalmente, fuertes ac-
cionistas de ellas. De este modo, cumplen una doble función social. Mientras que
otro importante sector continúa al frente de las empresas estatales, sólo que ahora
con una relación diferente con el Estado, en la medida en que no existe más la pla-
nificación central.
A nivel de los asalariados, las transformaciones no son menos profundas. El
reestablecimiento de la economía de mercado ha transformado al salario en una
mercancía, lo que ha provocado una mayor diferenciación salarial, una mayor mo-
vilidad y desempleo.
Ha surgido un nuevo sector, los asalariados de los diferentes tipos de empresas
no estatales que, a su vez, presentan profundas diferencias entre sí. Este sector es
el que más se desarrolla. Así, por ejemplo, en 1990, sobre un total de 75,3 millones
de trabajadores, 62,2 millones de ellos trabajaban en empresas estatales o munici-
pales y 9,4 millones lo hacían en el sector privado. Pasados sólo tres años, en 1993,
esos números se habían alterado profundamente. Los 62,2 millones de trabajado-
res de las empresas del estado se habían reducido a 41,5 millones. Por el contrario,
los 9,4 millones de trabajadores del sector privado habían aumentado a 16,6 mi-
llones.[27]
El desempleo, que era desconocido en la URSS, está siendo la segunda causa de
preocupación de las masas, después del problema de la delincuencia. El aumento
[26] Datos extraídos de Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial,1996, pág. 105 y del diario O Es-
tado de São Paulo, 30/4/95.
En relación con la cantidad de grupos mafiosos, otros autores dan cifras aún mayores. Así, por ejemplo, Penny
Morvant en su trabajo War on organized crime and corruption habla de la existencia de 5.700 grupos.
60
El Veredicto de la Historia
[29] Vasin forma parte del POI (Partido Obrero Internacionalista) y el texto mencionado fue publicado en el
BII (Boletín Interno de Informaciones) de la LIT-CI, Nº 83, de octubre de 1996.
61
Martín Hernández
62
El Veredicto de la Historia
Hasta ahora nos hemos referido, esencialmente, a los fenómenos que ocurren
en la estructura de la sociedad rusa. Ahora es necesario que abordemos el pro-
blema de la superestructura política, en especial del gobierno, dado que, como es
sabido, existe una permanente interacción entre la estructura y la superestructura.
Con respecto a esa interacción, es evidente el papel que ha jugado la política de
Gorbachov (que fue profundizada por Yeltsin) en el proceso de transformaciones
económicas. Pero también es evidente el papel que han jugado esas transforma-
ciones en los cambios ocurridos en la superestructura política, particularmente en
el gobierno central.
Estos últimos cambios se perciben entre un gobierno y otro de Yeltsin y se ob-
servan claramente al comparar el gobierno de Gorbachov, en la ex URSS, con el ac-
tual gobierno de Rusia.
Ambos gobiernos son, políticamente, restauracionistas. Sin embargo, son dife-
rentes desde el punto de vista social. El gobierno de Gorbachov era el gobierno de
la burocracia. El actual, de Yeltsin, no es sólo el gobierno de la burocracia. Y esa di-
ferencia es remarcada en el texto de Vasin que hemos citado anteriormente. El
autor, después de referirse a cómo se fue conformando la burguesía financiera-in-
dustrial, concluye con la siguiente frase:
63
Martín Hernández
[30] Gaspron es la empresa sucesora del Ministerio Soviético de la Industria del Gas. Es la mayor empresa de
Rusia y una de las mayores del mundo. Sus activos (contando las reservas de gas) son calculados en 550 billo-
nes de dólares.
64
Los efectos económicos y sociales de la restauración
La ex URSS fue el país que más sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra
Mundial. Bastaría para esto dar un dato comparativo. Inglaterra, los EE.UU. y Fran-
cia juntos tuvieron alrededor de un 1.200.000 muertos, mientras que la ex URSS tuvo
20.000.000. Estos números tuvieron también su correlato a nivel de la economía.
En los años de la Segunda Guerra se calcula que el Producto Nacional Bruto de
Rusia se redujo en un 17%. Sin embargo, este dato económico, provocado por la más
sangrienta de las guerras, es insignificante frente a los estragos producidos en la eco-
nomía rusa por la restauración del capitalismo.
Entre los años 1991 y 1994 la producción global de Rusia cayó en más de un 40%.
Por su parte, el PIB ha venido reduciéndose año tras año. 9% en 1991; 18,9% en
1992; 12% en 1993; 16% en 1994, y un 4% en los seis primeros meses de 1995.[31]
En lo que hace a las inversiones, también se experimenta una permanente caída:
15,5% en 1991; 45% en 1992; 16% en 1993, 28% en los primeros diez meses de 1994,
y 4% en la primera mitad de 1995.[32]
Números similares ofrece la producción industrial. En este terreno, se ha mani-
festado una caída del 8% en 1991; 18,7% en 1992; 16,2% en 1993, y un 12,4% en los
nueve primeros meses de 1994.
En los últimos tiempos, los analistas han destacado la existencia de un creci-
miento de la producción industrial en Rusia. Éste es real pero ínfimo (3% en los seis
primeros meses de 1995), y por eso está muy lejos de compensar la brutal caída (más
de un 50% desde 1990).
También a nivel de la agricultura ha habido un descenso permanente de la pro-
ducción: 4,5% en 1991, 8% en 1992, 4% en 1993 y 7% en los diez primeros meses de
1994.
La diferenciación social
[31] Datos de Bernard Feron, en La Russie. Espoirs et dangers, Le Monde, París, citados por Carlos Taibo en La
Rusia de Yeltsin, pág. 153.
[32] Ídem.
65
Martín Hernández
El desempleo
Hace un tiempo atrás, conversando con una obrera de una de las mayores fá-
bricas de Moscú, ella nos expresaba en los siguientes términos una de las mayores
dificultades que encontraba para combatir los planes de restauración del capita-
lismo: Mis compañeros no me creen cuando les digo que si se restaura el capitalismo
va a ver desempleo. En la cabeza de un trabajador ruso no entra ni siquiera la posi-
bilidad de no tener trabajo. Esta idea de los trabajadores rusos se apoyaba en algo
material. Durante decenas de años no sólo hubo empleo, sino que él era obligato-
rio, de tal forma que quien no trabajaba iba preso.
Esta realidad, que mostraba que en Rusia existía una economía opuesta a la del
capitalismo, cambió cualitativamente, y también, lógicamente, cambió la opinión
de la población. Hoy las encuestas de opinión indican que el desempleo es ya la
segunda preocupación, después de la delincuencia.
El 1 de enero de 1994, las cifras oficiales situaban el desempleo en 835.500 tra-
bajadores (un 1,1% de la población económicamente activa). Un año después, el 1
de enero de 1995, la cifra oficial de desempleados se había elevado a 1.600.000
(2,1% de la población económicamente activa). Sin embargo, existe entre los ana-
listas la opinión generalizada de que estas cifras oficiales son poco realistas. Tanto
es así que el propio Fiódor Prokópov, que es el responsable del Servicio de Empleo
Federal, estimó que a principios de 1995 había 5.300.000 desempleados (un 7%
de la población activa).
[33] Datos de A. Kenaway, en The Russian economy, citados por Carlos Taibo en La Rusia de Yeltsin, pág. 177.
[34] Datos de A. Kenaway, en The Russian economy, citados por Carlos Taibo en La Rusia de Yeltsin, pág. 177.
66
El Veredicto de la Historia
La salud
[35] Datos extraídos del libro de Carlos Taibo, La Rusia de Yeltsin, págs. 182 y 183.
67
Martín Hernández
La mortalidad de los adultos en Rusia es ahora 10% más alta que en la India (...).
Dos factores pueden haber contribuido para esa situación. El primero es el con-
sumo de alcohol y drogas ilícitas (...) El segundo factor, menos documentado pero
sustentado por una extensa observación, es la reducción de la cualidad de los
servicios médicos en los últimos cinco años, que aumentó la mortalidad entre
las víctimas de lesiones graves y de emergencias cardiovasculares.[36] (Subrayados
nuestros).
Algunas conclusiones
sobre la restauración del capitalismo en Rusia
[36] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 141.
68
El Veredicto de la Historia
(...) Ya no hay necesidad de discutir con los señores economistas burgueses: el so-
cialismo ha demostrado su derecho a la victoria, no en las páginas de El Capi-
tal, sino en una arena económica que constituye la sexta parte de la superficie del
globo; no en el lenguaje de la dialéctica, sino en la del hierro, del cemento y de la
electricidad. Aún en el caso de que la URSS, por culpa de sus dirigentes, su-
cumbiera a los golpes del exterior –cosa que esperamos firmemente no ver– que-
daría, como prenda del porvenir, el hecho indestructible de que la revolución
proletaria fue lo único que permitió a un país atrasado obtener en menos de
veinte años resultados sin precedentes en la historia.[37] (Subrayados nuestros).
¿Exageraba Trotsky al hacer esta afirmación? Los hechos demostraron que no,
y estos hechos no pueden dejar de ser reconocidos, a su manera, por el propio im-
perialismo.
Los resultados “sin precedentes en la historia” a los que se refiere Trotsky, son
tan grandes que los redactores del Informe del Banco Mundial no puede menos que
declarar:
Pero Trotsky no sólo se refirió a los éxitos del estado obrero, también señaló
cuál sería el futuro de ese Estado si en él se restauraba el capitalismo:
69
Martín Hernández
[39] Trotsky, León, La revolución traicionada, Ediciones Antídoto, Portugal, pág. 249.
70
Los otros Estados en general,
y el caso de China, en particular
Si bien hasta ahora nos hemos detenido centralmente en Rusia, no creemos que
el proceso que se da en ese país sea excepcional. Por el contrario, opinamos que es
parte de un proceso que se da en el conjunto de los estados en donde la burgue-
sía había sido expropiada. Si nos detuvimos más en Rusia, es porque considera-
mos ese país como la parte más importante de este proceso y, en gran medida, su
epicentro.
Hemos visto anteriormente cómo lo que ocurría en esos estados estaba interre-
lacionado con las tendencias más generales de la economía mundial, pero también
es necesario ver la profunda interrelación que existía, y existe, entre esos procesos.
Esta interrelación salta a la vista particularmente en el caso de Cuba. El fin de la
URSS y de su economía planificada, significó el fin de las exportaciones subsidiadas
para la Isla, lo que a su vez aceleró la crisis económica de Cuba y fue un factor de-
terminante para la adopción, por parte de la dirección castrista, de una clara polí-
tica restauracionista.
Sin embargo, esta interrelación entre la economía de la ex URSS y Cuba no es la
única y está muy lejos de ser la más importante. Para ver esto basta señalar que el co-
mercio entre los países que formaban parte de la ex URSS absorbía las 4/5 partes de
sus exportaciones. A su vez, con el fin de la URSS, el comercio entre estos países y
los que integraban el CAEM,[40] cayó en un 70%, lo que provocó un colapso de esas
economías.
Por otra parte, los subsidios de Rusia a las exportaciones no eran sólo para Cuba.
Por ejemplo, sólo en el año 1990 esos subsidios dados por Rusia a otros países lle-
garon a ser de 58.000 millones de dólares, de los cuales 40.000 millones eran desti-
nados a otras repúblicas de la ex URSS y 18.000 millones a otros países que formaban
parte del CAEM, entre ellos, Cuba. En este sentido, la unidad que mostró el pro-
ceso revolucionario en el Este (el llamado efecto “dominó”) no tiene sólo bases po-
líticas, sino fundamentalmente económicas.
Es cierto que China, que no formaba parte del CAEM, no se vio afectada por la
caída brusca del comercio. Pero este hecho no colocó a China fuera del proceso de
restauración. Todo lo contrario. La independencia que ese país tenía en relación con
el resto del bloque que lideraba la ex URSS explica, en gran medida, por qué la bu-
[40] CAEM (Consejo de Asistencia Económica Mutua). En 1989 formaban parte de él Alemania Oriental, Bul-
garia, Cuba, Hungría, Mongolia, Polonia, Rumania, Checoslovaquia, la Unión Soviética y Vietnam.
71
Martín Hernández
rocracia china inició las reformas procapitalistas bastante tiempo antes que la rusa.
Desde ya que decir que existe un proceso de restauración del capitalismo no sig-
nifica decir que éste es homogéneo. Hay enormes desigualdades, y no sólo de ritmos
y de resultados. Existen varios planes de restauración del capitalismo. Se habla en ge-
neral del modelo chino y del modelo de los países del Este europeo. Sin embargo, la
variedad es mayor aún. En realidad, podríamos decir que existen casi tantos planes
de restauración capitalista como países en donde se los está aplicando.
[41] Estas cantidades corresponden al flujo acumulado de inversiones externas directas, en el período 1989-l995.
Fuente: Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996.
72
El Veredicto de la Historia
73
Martín Hernández
Uno de los argumentos más usados por los que opinan que China sigue siendo
un estado obrero es que no sólo continúan existiendo grandes empresas estatales,
sino que ellas están creciendo. Este argumento entraría en contradicción con el pro-
ceso de restauración que mencionábamos anteriormente. Sin embargo, esa contra-
dicción es sólo aparente.
Efectivamente, es cierto que hubo un crecimiento de la industria estatal china. A
tal punto que el Informe del Banco Mundial dice que entre los años 1978 y 1994,
veinte millones de nuevos trabajadores fueron contratados por esas empresas. ¿Pero
cuál es el papel que se les ha destinado a esas empresas y cuál es la dinámica que
ellas tienen? Veamos la respuesta que a estas preguntas da un folleto editado en la
propia China:
74
El Veredicto de la Historia
Con tantos incentivos para las empresas no estatales, comenzando por el res-
paldo dado por las propias estatales, el resultado no podía ser otro:
(Las estatales), (...) siendo el pilar del fisco han tenido que sacrificarse para pagar
los costos de la reforma y la apertura, creando condiciones financieras, materia-
les y humanas para el desarrollo de la economía no estatal (…) Pero, a pesar de
eso (...) en el proceso de establecimiento de la economía de mercado, los diversos sec-
tores económicos se entregan a una competencia equitativa según la ley del valor, y las
reglas de mercado funcionan independientemente de cualquier forma de propie-
dad (...) El gobierno se inhibe de interferir en forma directa en la producción y ad-
ministración de las empresas. Las mejores empresas sobrevivirán y las que no sean
eficientes serán eliminadas mediante la competencia en el mercado.[43]
[43] Reformas de empresas estatales, Editorial Nueva Estrella, Beijing, China, págs. 1, 5, 7, 9, 10 y 16.
75
Martín Hernández
(...) El fenómeno de las EMR tiene aspectos que son específicos de China, pero su ex-
periencia representa una lección que puede ser muy útil para otras economías en
transición: la importancia del libre acceso, de la competencia, de las restricciones de
presupuesto y de los incentivos fiscales para los gobiernos locales.[45]
Esta recomendación tiene coherencia, ya que esas empresas, que podríamos de-
nominar mixtas, según lo indica ese mismo informe, fueron incentivadas para (...)
funcionar de acuerdo con los principios del mercado, y hoy son una parte muy im-
portante del mismo.
Respecto de este concepto sobre la existencia en China de una economía de mer-
cado, es interesante ver cómo los voceros del imperialismo analizan la cuestión de
los precios.
(...) China comenzó a liberar los precios en 1978, con el establecimiento de un sis-
tema de precios paralelos (...) a fines de 1994 ese doble sistema había llevado a la
liberación del 90% de los precios minoristas y entre el 80 y 90% de los productos
agrícolas e intermediarios, todos ellos hoy determinados por el mercado.[46] (Su-
brayados nuestros).
En relación con Rusia, los voceros del imperialismo no tienen cómo ocultar la ca-
lamidad que está significando la restauración del capitalismo. Pero sobre China no
dicen lo mismo. Destacan que China, a 16 años de haber iniciado las reformas pro-
capitalistas, es la economía que más crece en el mundo.
[44] Spitzcovsky, Jaime, enviado especial del diario A Folha de São Paulo a Pekín, 27/10/96.
[45] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 55.
[46] Ídem, pág. 26.
76
El Veredicto de la Historia
El atraso de China
77
Martín Hernández
cauteloso con los pronósticos que se hacen sobre China, ya que la economía de su
país crece mucho, pero partiendo de un nivel muy bajo.
Este alerta es correcto. El crecimiento de la economía es un elemento impor-
tante, pero relativo. Es necesario ver de qué niveles parte y la forma en que se da ese
crecimiento. Para que se entienda esto, es bueno precisar que la economía que más
crece en el mundo no es la china sino la de Botswana, un pequeño país del continente
africano que tiene un crecimiento espectacular a partir de la producción de dia-
mantes. Sin embargo, sería equivocado pensar que, por eso, este país tiene posibili-
dades de transformarse en una potencia imperialista.Pero no sólo porque tiene una
reducida población (1.300.000 hab.). No se puede transformar en una gran poten-
cia, como EE.UU. o Alemania, y tampoco en una potencia menor, como Suiza.
China es un país sumamente atrasado, con muy poco desarrollo industrial.
Esta afirmación no surge solamente de una comparación de la economía china con
la de las grandes potencias imperialistas. También surge al comparar la economía de
este país con la de Rusia. Por ejemplo, comparando el PBI per cápita de Rusia y
China cuando se iniciaron las reformas en ambos países, se puede ver que el de
Rusia era ocho veces superior al de China y esto, en la actualidad, no ha cambiado
cualitativamente, a pesar de la brutal caída de la economía rusa. El PBI per cápita
de Rusia es actualmente cinco veces mayor que el de China.[48]
Como muestra del atraso del estado chino, vale destacar que el 73% de su po-
blación vive en el campo. Éste es un índice similar al de países como la India (73%),
Pakistán (66%) o Nigeria (62%) y está muy lejos de las grandes potencias imperia-
listas, que tienen una importante producción agrícola, como EE.UU. (24%), Fran-
cia (27%) o Alemania (14%), y también lejos de los países más avanzados del llamado
“tercer mundo”, como Brasil (23%). Es en ese marco de atraso que se da el creci-
miento de la economía china.
El crecimiento de la economía china debería ser una amenaza para las potencias
imperialistas y, en especial, para los llamados “tigres asiáticos”, sin embargo, no es así.
Porque lo que está ocurriendo es que, por un lado, son las grandes multinaciona-
les imperialistas las que están ocupando el fabuloso mercado interno chino y,
por otro, en muchos casos, son capitales extranjeros los que están por detrás de los
productos “made in China” que invaden el mercado mundial.
De la mano del proceso de privatización de la economía china (en 1978 existían
300.000 empresas privadas y hoy existen 22 millones) se está dando una verdadera
invasión o, para ser más preciso, una verdadera colonización de este país, y al frente
de este proceso están las grandes multinacionales.
[48] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 21.
78
El Veredicto de la Historia
En este sentido, el folleto chino que citábamos anteriormente destaca que las in-
versiones proceden de más de 150 países y regiones.
Entre más de 200 multinacionales con inversiones en China, las principales pro-
vienen de países desarrollados de Europa y América, y del Japón. Estas inversiones
se esparcen en diversas ramas industriales: fabricación de automotores, sistema de
control programado, fibras y cables ópticos, extracción de petróleo, ascensores, pro-
ductos electrónicos, químicos. etc.
La Hewlett Packard, la segunda compañía de computadores de EE.UU., ha esta-
blecido en China cinco empresas mixtas. La compañía de entrega inmediata DHL,
que ya tenía diez oficinas funcionando en territorio chino, se proponía llegar a 26 de
ellas en 1996. La japonesa Sanyo montó 17 empresas en China, de capital exclusi-
vamente japonés. La Pepsi Cola, instalada en China desde hace varios años, se pro-
pone construir diez nuevas plantas en los próximos diez años.
En la zona de desarrollo económico y tecnológico de Tianjin, uno de los puntos
más dinámicos de crecimiento económico en el norte de China, 55 famosas multi-
nacionales han establecido empresas u oficinas, como Motorola, AST Computer,
Karf General Electric de EE.UU.; Bayer y Volkswagen de Alemania; Nestle Suiza;
Novo Nordisk Biotechnology de Dinamarca; BOC de Inglaterra; Itochu y Yamaha de
Japón; Sansung y Hyundai, surcoreanas; Universal de Singapur y Chia Tai, de Tai-
landia.
De las cien primeras multinacionales del mundo, 53 han establecido oficinas
en Beijing.
De las 50 primeras multinacionales norteamericanas, 28 tienen oficinas en esa
misma ciudad.[49]
Dentro de este proceso, una mención especial merece la relación de China con
los principales países del área, los llamados “tigres asiáticos”. Según el Informe del
Banco Mundial:
79
Martín Hernández
actúan con subcontratos para empresas de Hong-Kong. Mientras tanto, los tigres
avanzaron a escala del desarrollo, al pasar a fabricar productos con mayor coe-
ficiente de capital y especialización.[50] (Subrayados nuestros).
En relación con las inversiones es necesario analizar otro hecho. Existe una po-
derosa burguesía china en el exterior del país. El peso de esta burguesía es enorme.
Se calcula que controla alrededor de 2,5 trillones de dólares (casi la mitad del PIB
de los EE.UU.).[51] En Indonesia, por ejemplo, se estima que es dueña de 17 de los 24
grupos empresariales más importantes del país. En Filipinas, se calcula que contro-
lan el 75% del mundo de los negocios. Esta poderosa burguesía es la que ha hecho
el grueso de las inversiones en China, principalmente a partir de Hong Kong
(67,3 billones de dólares) y Taiwán (9,8 billones).[52]
En el marco de estos datos es necesario darle importancia especial, a un hecho
político-económico trascendental, como es la reincorporación de Hong Kong al Es-
tado chino. Desde el punto de vista geográfico y político existirá realmente una in-
corporación pero no podemos decir lo mismo desde el punto de vista económico,
y esto es lo que explica la insignificante fuga de capitales.
80
El Veredicto de la Historia
81
Martín Hernández
82
Cuba, el caso más polémico
Los hechos indican que en Cuba, aunque con diferentes formas, se está dando un
proceso similar al de China, Rusia y todo el Este europeo. Pero éste también es un
tema sumamente polémico.
Nadie duda de que Fidel Castro está haciendo concesiones al capitalismo pero,
a partir de allí, comienzan las diferencias. Están los que opinan que son concesiones
necesarias para continuar la marcha “rumbo al socialismo”, algo así como una NEP
(Nueva Política Económica) de la época de Lenin y Trotsky. Por otra parte están los
que cuestionan esa política y, más aún, opinan que ella tiene como objetivo la res-
tauración del capitalismo, pero, junto con esto, dicen que a pesar de las intenciones
de Castro, Cuba sigue siendo un estado obrero. En esta última posición se localiza
una buena parte de la militancia de la LIT, tal vez su mayoría.
En el caso de China, mostrábamos la incoherencia que significaba decir que la
burocracia gobernante, a diferencia de la rusa, no conseguía concretar sus planes
restauracionistas. Si esto era válido para China, por qué no podría serlo para Cuba.
¿Qué es lo que podría explicar que en Cuba, a diferencia de Rusia y a pesar de las
intenciones de Fidel, el capitalismo no pueda ser restaurado?
Las diferencias entre la economía rusa y la cubana son tan grandes que ni si-
quiera pueden ser comparadas. Desde el punto de vista objetivo, la restauración del
capitalismo en Cuba, es mil o dos mil veces más fácil de hacer que en Rusia. Por
otra parte, no ha habido en Cuba ningún ascenso significativo de las masas que cues-
tione, consciente o inconscientemente, ese proceso.
Para sustentar sus posiciones, los defensores de la idea de que Cuba continúa
siendo un estado obrero mencionan que ese país, a diferencia de los del Este euro-
peo e incluso de China, continúa siendo gobernado por los hombres que dirigieron
la revolución. Esto es un hecho cierto, pero este factor, lejos de actuar en contra de
la restauración, actúa a favor.
Ya hemos visto cómo la restauración en Rusia avanzó en el medio de discursos
en favor del socialismo. Esto, que hacía Gorbachov, es lo mismo que hace Fidel, sólo
que éste lleva adelante el engaño con mucho más eficiencia. Gorbachov era un bu-
rócrata que rara vez salía de su escritorio. Por el contrario, Fidel Castro es el hom-
bre que comandó la guerrilla que derrotó a Batista y esto, obviamente, le da mucha
más credibilidad a sus palabras.
Fidel Castro lleva adelante, con su reconocida habilidad, un doble discurso. Y
este hecho es detectado incluso por la prensa burguesa. Por ejemplo, hace ya más de
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Martín Hernández
Este mismo discurso es llevado adelante por toda la cúpula castrista. Así, por
ejemplo, en septiembre de 1995 era aprobada la Ley de Inversiones Extranjeras, con
la cual la industria cubana se ponía a venta en el mercado mundial. Sin embargo, eso
no le impidió a Raúl Castro, poco tiempo después, decir en el V Pleno del CC del
PCC: (...) Tenemos y tendremos socialismo.
La restauración capitalista en Cuba tiene las mismas causas que la del resto de los
ex estados obreros. Por un lado, el fracaso de la utopía reaccionaria de construir el
“socialismo en un solo país” y, como consecuencia, la crisis económica. Por el otro,
una conducción burocrática que sólo ve una alternativa para salir de la crisis: ape-
lar al capitalismo.
La crisis en que entró la economía del estado obrero cubano es parte de la crisis
del conjunto de los estados obreros burocratizados. En este sentido, si hay algo que
las diferencia, es que la crisis de la economía cubana tiene bases más estructura-
les, y eso es lo que explica no sólo el acelerado proceso de restauración del capita-
lismo, sino el hecho de que Cuba esté a la vanguardia en lo que se refiere a la entrega
del país al imperialismo (en este caso, el europeo).
La crisis estructural de la economía cubana tiene que ver con que este país tiene
una economía basada en el monocultivo. La economía cubana gira en torno al cul-
tivo del azúcar, y eso la torna extremadamente vulnerable. Esta realidad, que viene
de mucho antes del triunfo de la revolución, no fue superada por la misma.
Los intentos de industrialización encabezados por el Che Guevara fracasaron, y
la entrada en el CAME, en 1972, reforzó la tendencia al monocultivo. De esta forma,
la economía cubana quedó subordinada a los avatares del mercado internacional
del azúcar. Así, por ejemplo, en los inicios de la década del 70, Cuba tuvo un im-
portante crecimiento debido al aumento del precio de este producto.
84
El Veredicto de la Historia
Sin embargo, ya en el año 1975, se habría de dar una situación inversa, por la
caída brusca de esos mismos precios.
Esta debilidad estructural de la economía cubana fue emparchada por la ayuda
económica de la ex URSS, pero ésta no hizo más que reforzar esa debilidad cosa que
se expresó en forma dramática cuando la URSS terminó con los subsidios: entre
1989 y 1994 el PIB cubano cayó 34,3% y las exportaciones, que eran de 5,3 billones
de dólares, descendieron a 1,53 billones.
Existe la falsa idea de que en Cuba, a diferencia de China y de Rusia, recién ahora
se están iniciando las reformas procapitalistas. La realidad es que ellas vienen de
larga data.
Sobre este tema, Nahuel Moreno decía ya en 1982:
(...) El castrismo enfrenta, al igual que todos los estados obreros burocratizados y to-
talitarios del Este de Europa y Asia, una impresionante crisis económica, aparente-
mente sin salida. Castro negocia con el imperialismo yanqui un acuerdo económico
que le permita superar esa crisis.[54]
Pero este tema (las concesiones de larga data al capitalismo) también es polé-
mico. Y esta polémica se ve alimentada por el hecho de que la dirección castrista, a
diferencia de la rusa, china o incluso vietnamita, no avanzó en dirección a la res-
tauración en línea recta, sino a través de zigzagues.
A partir del año 1977, se hacen en Cuba varias concesiones al capitalismo. En el
campo, entre 1977 y 1983, el número de cooperativas aumentó de 44 a 1.472 y el
área de tierras cultivadas por éstas, de 6.000 a 938.000 hectáreas, a la vez que el nú-
mero de agricultores cooperativistas aumentó de unos pocos cientos a 82.611.[55]
Pero sin duda, la mayor concesión procapitalista fue la introducción, en 1980,
de los mercados libres campesinos, en los cuales los pequeños agricultores, después
de cumplir con el acopio del estado, podían vender sus excedentes agrícolas a pre-
cios fijados libremente por la oferta y la demanda
Por otra parte, en las ciudades, en 1981, el gobierno legalizó y fomentó, en de-
terminados sectores, el trabajo autónomo. De esta forma se legalizó la actividad par-
ticular de peluqueros, sastres, jardineros, taxistas, fotógrafos, electricistas,
carpinteros, mecánicos, etc., y también de profesionales liberales, como arquitectos,
ingenieros, médicos y dentistas.
También en los inicios de la década del 80 el estado relajó las anteriores restric-
ciones a la construcción de viviendas privadas, cosa que llevó a que, entre los años
1980 y 1985, dos tercios de las viviendas construidas fuesen privadas.
[54] Moreno, Nahuel, ¿Por qué Fidel negocia en secreto con Reagan?, Estrategia, Nº3, 1982.
[55] Mesa Lago, Carmelo, Breve historia económica de Cuba socialista, Alianza Editorial, Madrid,1994, págs. 84
y 85.
85
Martín Hernández
En esos años, a nivel de las empresas estatales y del conjunto del plan económico,
también se hicieron algunos cambios de cierta importancia.
El nuevo modelo económico estaba representado por el SDPE (Sistema de Di-
rección y Planificación de la Economía), que empezó a ser aplicado gradualmente
a partir de 1976.
El SDPE era una versión moderada del modelo de reformas económicas intro-
ducido en la URSS en 1965. Algunas de las medidas que este plan contemplaba eran
las siguientes: descentralización de las empresas del estado y subdivisión en unida-
des menores (se pasó de 300 a 3.000 estatales); transferencia a los gerentes de mu-
chas de las decisiones del centro; sustitución de la financiación presupuestaria por
la autofinanciación; utilización de los beneficios como principal indicador de los
resultados de la gestión; mayores impuestos y reducción de las subvenciones; re-
fuerzo de las normas de trabajo y reintroducción de los incentivos materiales.
En esos años hubo una orientación del gobierno de rebajar la demanda de con-
sumo y aumentar la oferta de artículos. De esta forma, se dejaron de lado las pro-
mesas, hechas a fines de los años 60, de que serían abolidos los pagos del alquiler;
se fijaron tarifas para servicios públicos que anteriormente eran gratuitos, como los
teléfonos públicos y las guarderías; se elevaron los precios de muchos artículos, como
los cigarrillos, la cerveza, el ron, la electricidad, el agua, las comidas de las cantinas
obreras, el transporte de larga distancia y los restaurantes.
Sin embargo, este conjunto de medidas, que eran claras concesiones al capita-
lismo, no abrieron un curso desenfrenado en dirección a la restauración. Es que en
esos años, el gobierno hacía concesiones al capitalismo, pero dentro de ciertos már-
genes. Por ejemplo, los campesinos, que fueron autorizados a vender sus productos
en los mercados libres, sólo lo podían hacer en las zonas en donde residían, y, a la
vez, se persiguió a los intermediarios.
En 1982, la policía arrestó a numerosos vendedores de los mercados libres y con-
fiscó sus productos. Castro personalmente tomó cartas en el asunto, acusando a los
agricultores de cobrar precios muy altos y amenazándolos con pesados impuestos.
También Fidel Castro, en ese mismo año, lanzó un fuerte ataque contra los trabaja-
dores autónomos que se estaban haciendo ricos. Doscientos cincuenta de ellos fue-
ron arrestados.
Estas restricciones que el gobierno imponía al desarrollo de la actividad privada
pegaron un salto cualitativo en 1986, con el lanzamiento de lo que se denominó PR
(Proceso de Rectificación).
Uno de los objetivos que se dio la dirección castrista con el PR fue limitar la pro-
piedad privada y el mercado. Para ello abolió los mercados libres campesinos, las
pequeñas fabricas privadas, redujo el número de trabajadores autónomos y restrin-
gió la construcción, venta y alquiler de viviendas particulares.
Estas medidas hicieron que, en 1988, el sector agrícola no privado ocupara el
92% de toda la tierra cultivable y que entre 1985 y 1989 la proporción de autónomos
descendiera de 1,2% del total de la fuerza de trabajo al 0,7%
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El Veredicto de la Historia
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La restauración
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Martín Hernández
De este modo, la orientación del sistema impositivo parece coincidir con la ten-
dencia a una política económica cada vez más orientada hacia la diversifica-
ción de la economía y el funcionamiento de los mercados.[58] (Subrayados
nuestros).
Las reformas económicas, reseñadas por los tres estudiosos cubanos, tuvieron
su “broche de oro” con la Ley de Inversiones Extranjeras, aprobada por la Asamblea
Nacional en el mes de septiembre de 1995.
Respecto de los antecedentes de esta Ley, el jurista cubano Juan Vega Vega es-
cribió los siguientes comentarios:
Artículo 1.1. Esta ley tiene por objetivo promover e incentivar la inversión extran-
jera en el territorio de la República de Cuba, para llevar a cabo actividades lucra-
tivas (...)
Artículo 3. Las inversiones extranjeras dentro del territorio nacional gozan de
plena protección y seguridad, y no pueden ser expropiadas, salvo que esa acción
se ejecute por motivos de utilidad pública o interés social (...) previa indemniza-
ción en moneda libremente convertible por su valor comercial establecido de mutuo
acuerdo.
De no llegarse a acuerdo, la fijación del precio se efectúa por una organización de re-
conocido prestigio internacional en la valoración de negocios (...)
[58] Carranza, Julio; Gutiérrez, Luis; Monreal, Pedro; Cuba: la reestructuración de la economía, Iepala Editorial,
Madrid, 1995, págs. 38 a 45.
[59] Vega Vega, Juan, Cuba: inversiones extranjeras a partir de 1995, Ediciones Endymión, Madrid, 1996, págs.
11 y 12.
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El Veredicto de la Historia
Cualquier observador objetivo, después de leer esta Ley, no debería tener dudas
sobre su carácter claramente capitalista y, más aún, entreguista de la economía na-
cional. En ese sentido, una ley de este tipo debería poner un punto final a la polémica
sobre la orientación de Fidel Castro hacia la restauración del capitalismo, e incluso
sobre el carácter del estado cubano. Sin embargo, no es así. De cualquier manera, los
capitalistas no parecen tener dudas sobre lo que ocurre en Cuba. La primera ley fue
recibida con entusiasmo por el capital internacional. La segunda con euforia.
Los capitalistas se dieron cuenta de que en Cuba no sólo no existían más res-
tricciones para el capital, sino que la Isla estaba en venta, y se lanzaron a comprarla.
Desde hace algunos meses circula en muchas oficinas empresariales una guía de
inversiones, editada en español e inglés, titulada Cuba. Oportunidades de inversión.
En esta guía, junto con una reivindicación apasionada de la historia, naturaleza y
gobierno cubanos, se mencionan algunas de las ventajas para los inversores. Entre
ellas se destaca que:
Cuba es casi un paraíso fiscal (...) El impuesto sobre los ingresos brutos que está
vigente en Cuba no se aplica a los inversores extranjeros. Se trata de un duro im-
puesto, ya que es exigido cualquiera que fuese el resultado económico de la empresa
privada, pero las empresas mixtas y los socios en otras formas de asociación eco-
nómica internacional, están exentos del pago de ese impuesto.
El impuesto sobre ingresos personales (lo que en otros países se llama “income tax”)
afecta a las personas naturales de Cuba, pero de él están exentos los socios, dirigen-
tes y funcionarios de las empresas mixtas.[60]
[60] New World Times Financial & Business Yearly Executive Reports, Cuba: Oportunidades de inversión, GPO
Editorial, Caracas, 1996, pág. 143.
93
Martín Hernández
(...) el costo de la mano de obra en Cuba se sitúa en rangos muy competitivos en tér-
minos internacionales (...) La fuerza de trabajo es el principal recurso del país. La or-
ganización estatal cubana le asegura gratuitamente los servicios de educación y de
salud, y casi gratuitamente la vivienda porque la inmensa mayoría es propietaria de
los inmuebles que habita.
La experiencia de empresas mixtas y otras formas de asociación económica interna-
cional en Cuba muestra que los socios extranjeros se encuentran satisfechos por la ca-
pacidad y actitud ante el trabajo de la fuerza laboral cubana.[61]
Con un paraíso fiscal como este y, encima de eso, con una abundante mano de
obra barata (sustentada en gran parte por el Estado en base a la acumulación ante-
rior), Cuba se ha convertido en un “negocio redondo”, y no es de extrañar que, por
eso, tantas empresas se hayan abalanzado sobre la Isla en tan poco tiempo.
En relación con este tema, la guía mencionada da las siguientes informaciones:
94
El Veredicto de la Historia
(...) el primer país inversionista extranjero en Cuba, además de Canadá, por canti-
dad de empresas y presencia en el sector turístico, es España, seguido de cerca por
Francia, México, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Italia, Japón y Suecia (...)
Los empresarios americanos aceleran los preparativos para invertir fuertemente en
Cuba ante un eventual cese del embargo a mediano plazo. El tema de la crisis provo-
cada por extremistas americanos-cubanos, cuya consecuencia fue la crisis de los avio-
nes derribados y la subsecuente emisión de la 100% política ley Helms es un caso
puntual y a todas luces coyuntural, emitida con el objeto de atemorizar la inversión
de terceros países (...)
Prueba de que los empresarios norteamericanos no creen en esas actitudes políticas
en plena campaña electoral norteamericana, son los viajes que importantes hombres
de negocios de los Estados Unidos continúan haciendo recientemente a la isla, a
pesar de las restricciones en vigor contra el desplazamiento de ciudadanos nortea-
mericanos a Cuba.
Varias petroleras de EE.UU., incluida la Texaco, ya han elaborado planes detallados
para entrar en el mercado cubano una vez que se levante el embargo vigente desde
hace 32 años.
Hoy Cuba mantiene vínculos comerciales con unas 4.000 empresas de más de 100
países[62] . En la isla hay más de 600 oficinas de representación de empresas extranje-
ras (...)
Unilever, el gigante británico-holandés, elabora artículos de tocador y detergentes
para el mercado interno cubano. Benetton, de Italia, tiene ahora cinco tiendas mino-
ristas en la isla y prevé abrir tres más. Los automóviles japoneses Mitsubishi, Nissan
y los Suzuki Vitara fabricados en Canadá, duplican de año en año sus ventas en La
Habana (...)
Recientes inversiones en varios renglones de la economía cubana incluyen al sector
bancario, entre ellos Argentaria, que financia el proyecto de La Lonja del Comercio;
también Banamex, el mayor grupo financiero de México, tiene un “joint venture” con
empresas cubanas. En Cuba operan los bancos Financiero Internacional, Nacional e
Internacional de Comercio, y el Banco Popular de Ahorro. El holandés ING Bank está
asociado al 50% con Acemex, una compañía registrada en Liechtenstein bajo el nom-
bre de Netherlands Caribbean. Beta Funds International, con base en Londres, anun-
ció un fondo de inversión de 50 millones de dólares. El Banco Exterior de España, del
grupo Argentaría, tiene oficinas en La Habana.
Ya obtuvieron autorización para abrir oficinas el Banque Nationale de Canadá,
Fransa Bank of Lebanon y Banco Bilbao Viscaya.
La compañía mexicana Grupo Domos compró 49% de la empresa cubana de teleco-
municaciones con una inversión que, hasta la fecha, alcanza 750 millones de dólares,
compartida con un grupo italiano de comunicaciones, con una concesión por 55 años.
El monto de la inversión ascenderá a 2.000 millones de dólares, y los beneficios para
ambas partes son espectaculares.
[62] Ver Apéndice 1, en el final de la Parte 1.
95
Martín Hernández
Para alentar nuevas inversiones, esta guía informa a los empresarios internacio-
nales los importantes cambios que se han dado a nivel de la estructura económica
del Estado, los cuales garantizan esas inversiones. Veamos:
El país está enfrentando ahora su reto más difícil: reducir algunas industrias es-
tatales que se han vuelto ineficaces ante el cambio de mercados y la excesiva li-
bertad laboral y planillas sobrecargadas, que son la espina dorsal del, hasta
ahora, pleno empleo.
De un estado que garantizaba el pleno empleo con excesiva libertad laboral se
pasa a otro basado en la eficiencia, con la consiguiente aparición del desempleo;
mientras 160.000 personas (de una población total de 11 millones) son ya auto-
empleadas, sobrarán unas 400.000 personas en edad laboral en los próximos años,
que deberán encontrar trabajo en la actividad privada o bien reciclarse (...)
La antigua Junta Central de Planificación, que conducía la economía dirigida
por el estado, ha sido abolida. En el año 1994, el gobierno ha recortado el défi-
cit presupuestario en un 72%, reduciendo su abultada plantilla, eliminando de-
cenas de subvenciones e imponiendo aumentos de precio en productos y servicios
como el tabaco, alcohol y la electricidad (...)
Los cambios estructurales, tanto en las exportaciones como en las importaciones,
abren un amplio espectro de posibilidades de negocios.
De acuerdo con las modificaciones constitucionales, el estado no ejerce ya el mo-
nopolio del comercio exterior. Las asociaciones entre empresas cubanas y ex-
tranjeras, así como las sociedades mercantiles privadas, están facultadas por la ley
para ejercer directamente sus operaciones de comercio exterior.[64] (Subrayados
nuestros).
La Ley Helms-Burton
96
El Veredicto de la Historia
Sin embargo, todo lo que hemos señalado anteriormente indica que Cuba está a
la vanguardia en lo que se refiere a entregar el país al capitalismo internacional, y este
hecho nos obliga a estudiar la Ley Helms-Burton desde otro ángulo.
La existencia de la ley Helms-Burton no es la muestra de que en Cuba no se
ha restaurado el capitalismo. En realidad es todo lo contrario. Esta ley intenta res-
ponder a un problema que estuvo y está planteado en todos los procesos de restau-
ración en el Este europeo. Nos referimos a la cuestión de las restituciones.
La restauración en el Este dejó feliz al capitalismo a nivel mundial. Pero no con-
formó a los antiguos propietarios que habían sido expropiados por la revolución o
por el Ejército Rojo. Para ellos no era suficiente que se reestableciera la economía de
mercado. Ellos querían que les devolvieran sus antiguas propiedades.
En la mayoría de los países del Este se adoptó el criterio de pagar indemnizacio-
nes e incluso devolver las propiedades a los antiguos dueños. En donde más se
avanzó con las restituciones fue en Alemania Oriental, Bulgaria y la antigua Che-
coslovaquia. Pero esto se ha dado casi en el conjunto de esos países. En Rumania, por
ejemplo, se restituyeron las tierras de tal forma que se crearon casi dos millones y
medio de nuevas propiedades.
De cualquier manera, este proceso no ha sido nada fácil. Han surgido innume-
rables conflictos. En Rumania, por ejemplo, muchas de las tierras no fueron de-
vueltas a sus antiguos propietarios porque las mismas ya no estaban destinadas a la
explotación agrícola. La solución encontrada para superar esta situación fue entre-
gar otras tierras, pero esto ocasionó todo tipo de reclamos, a tal punto que fueron
presentadas más de 300.000 quejas en los tribunales.
Todos estos problemas han llevado a los centros imperialistas a ser bastante cui-
dadosos respecto de las restituciones. Así, por ejemplo, el Informe del Banco Mun-
dial, analizando los “Pro y contra de la restitución”, señala que hay que tener cuidado
porque las mismas: (...) pueden ser complicadas o a veces arbitrarias y crean incerti-
dumbre que puede perjudicar otros métodos de privatización[65] (...)
Este mismo tipo de problema está planteado en Cuba y la Ley Helms-Burton está
directamente relacionada con esta cuestión.
En la medida en que con la restauración las propiedades estatizadas por la revo-
lución están siendo reprivatizadas, sus antiguos propietarios exigen la restitución.
Para la poderosa burguesía cubana, exilada en los Estados Unidos, no basta con que
se restaure el capitalismo en Cuba. Ellos quieren que, al igual que en el Este, se les
devuelvan sus antiguas propiedades. Esta exigencia ha colocado al gobierno cubano
frente a una encrucijada, ya que se calcula que tendría que pagar alrededor de 100
mil millones de dólares en indemnizaciones. Por otra parte, si el gobierno, en lugar
de indemnizar a los exilados, les devolviese sus fábricas, tierras y edificios estaría, en
la práctica, entregándoles el poder, y la burocracia castrista, obviamente, no está dis-
puesta a suicidarse.
[65] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 65.
97
Martín Hernández
Tal vez uno de los mejores termómetros para medir los avances de la restaura-
ción del capitalismo en Cuba sea el nivel que han alcanzado las relaciones entre el
gobierno y la cúpula de la Iglesia.
98
El Veredicto de la Historia
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Martín Hernández
funerales religiosos. Según una encuesta del Instituto Gallup, el 60% de los cubanos
había asistido, como mínimo una vez a misa, en los tres meses anteriores a dicha
encuesta.[66]
Como contrapartida, tanto Ortega, como el Papa y la Iglesia norteamericana se
oponen, públicamente, al embargo de los EE.UU.. Esta última viene juntando ali-
mentos y enviándolos a Cuba a través de canales de la propia iglesia.
Por otra parte, la entrevista entre el Papa y Fidel, así como la visita del Papa a
Cuba, programada para este año, significan la “bendición” del régimen castrista por
parte de la Iglesia católica.
100
La restauración del capitalismo
en los ex Estados obreros es un hecho
Trotsky decía:
Mientras que el monopolio del comercio exterior no sea abolido, mientras que el de-
recho del capital no sea reestablecido, la URSS, a pesar de todos los “méritos” de sus
gobernantes, seguirá siendo para la burguesía del mundo entero un enemigo irre-
conciliable (...)[67]
Hoy en día, ni los países de la ex URSS ni ninguno de los otros estados en donde
en el pasado se expropió a la burguesía, son tratados por ésta como “enemigos irre-
conciliables”. Todo lo contrario. Y, frente a esto, la pregunta que nos debemos hacer
es ¿a que se debe este cambio cualitativo de actitud? Y cuando hablamos de “cam-
bio de actitud”, no nos estamos refiriendo sólo a su manifestación diplomática, como
sería la presencia de toda la plana mayor del imperialismo en la Plaza Roja en 1995,
o la entrevista del Papa con Fidel Castro. Nos referimos a problemas más concretos,
por ejemplo, las donaciones hechas por los países imperialistas a los ex estados obre-
ros. Esas donaciones, que en 1990 fueron de 641 millones de dólares, en 1995 al-
canzaron la cifra de 4.700 millones.[68] También nos referimos a la política de la
OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico), que resolvió eli-
minar las restricciones que antes usaba respecto de aquellos países por ellos deno-
minados de “comercio estatal”, a tal punto que ya seis de ellos forman parte de ese
organismo internacional.
El porqué de este cambio de actitud es explicado por los propios órganos del im-
perialismo cuando analizan los “progresos” en esos estados. Veamos: (...) Al evaluar
el progreso, observamos cuatro dimensiones amplias: liberalización, derechos de pro-
piedad y propiedad privada, instituciones, y políticas sociales.
Con este criterio analizan los países y llegan a la siguiente conclusión: “En 1995,
muchos de los países de la ECO[69] y de los NEI[70] eran esencialmente economías de
[67] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, 1977, pág. 192.
[68] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 151.
[69] Se denomina ECO (Europa Central y Oriental) a los siguientes países: Albania, Bulgaria, Croacia,
Eslovenia, Hungría, Macedonia, Polonia, República Eslovaca, República Checa y Rumania. Bosnia y Servia
también forman parte de este grupo, pero no son analizadas en este informe.
[70] Los NEI (Nuevos Estados Independientes) son Armenia, Azerbaiján, Bielorrusia, Kazakistán, Estonia,
Georgia, Letonia, Lituania, Moldavia, Kirguízia, Rusia, Tadjikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.
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[71] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág 13.
[72] Ver Apéndice 2, al final del capítulo 1.
[73] Trotsky, León, En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, pág. 28.
102
El Veredicto de la Historia
Pero Trotsky, sobre esta cuestión, también opinaba algo completamente dife-
rente. En su libro La revolución traicionada, después de analizar lo que ocurriría con
la URSS en las dos variantes extremas (que el partido revolucionario tome el poder
o que lo haga un partido burgués) analizaba una tercera variante:
La amplia mayoría de los que opinan que esos estados continúan siendo obreros
(o como mínimo que son economías no capitalistas) no tienen dudas de la existen-
cia de planes de restauración.
[74] Mandel, Ernesto, ¿Hacia adónde va la URSS de Gorbachov?, Distribuciones Fontamara, México, 1991, pág. 19.
[75] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, 1977, pág. 239.
103
Martín Hernández
Tampoco de algunos logros importantes de esos planes, como serían el fin del
monopolio del estado sobre el comercio exterior o el crecimiento de las privatiza-
ciones, pero... habría un factor por el cual estos estados continuarían siendo obre-
ros: las importantes empresas que aún continúan en manos de esos estados.
Este tipo de razonamiento se apoya en un hecho cierto: existe en todos esos pa-
íses un importante porcentaje de empresas estatales. Sin embargo, es necesario hacer
una primera aclaración al respecto: si hay algo que caracteriza a esos estados no es
la existencia de grandes empresas que continúan siendo estatales, aunque éstas,
como decíamos anteriormente, continúan existiendo. Lo más característico del
proceso que se está dando es la privatización creciente de esas empresas. Ya
hemos dado algunos números con referencia a los tres países que hemos estudiado
más en detalle, pero también es necesario ver este proceso de conjunto.
Entre los años 1980 y 1991 (años en que el neoliberalismo, con su política de pri-
vatizaciones, tomó el control de la economía mundial) fueron privatizadas, en los pa-
íses capitalistas, siete mil empresas (entre grandes y medianas). En los estados obreros,
en menos de la mitad de ese tiempo (cinco años), ese número llegó a treinta mil.[76]
Hemos destacado el número anterior porque es uno de los elementos impor-
tantes para tener en cuenta cuando se trata de determinar el carácter de clase de
esos estados. La privatización de los principales medios de producción es uno de
los objetivos centrales de la restauración, de la misma manera que, anteriormente,
el control del estado sobre esos medios fue uno los aspectos centrales de la cons-
trucción de los estados obreros. Sin embargo, es necesario precisar que la cantidad
de empresas estatales y privadas no determinan, ni nunca determinó, el carácter
de clase de un estado.
En los estados obreros (tanto en su fase revolucionaria como en la burocrática) y
en los estados capitalistas han convivido y conviven (en el caso de estos últimos) di-
ferentes formas de propiedad.
En la URSS, en la época de la NEP (Nueva Política Económica), junto con la pro-
piedad estatal de los medios de producción existió un considerable número de em-
presas privadas. En Polonia, a pesar de haberse expropiado a la burguesía, la tierra
nunca llegó a ser de propiedad estatal. Por el contrario, en la Italia de Mussolini, la ma-
yoría de las empresas fueron expropiadas y pasaron a ser estatales. Sin ir tan lejos en
el tiempo, actualmente en Venezuela, un típico país capitalista, más del 60% del PBI
surge de las empresas estatales.
Esta realidad (de alto número de empresas estatales en estados capitalistas y de
empresas particulares en estados obreros) ha generado muchísimas confusiones a la
hora de analizar el carácter social de esos estados. Así, sectores importantes de la so-
cialdemocracia (Kautsky y Otto Bauer, entre ellos) saludaron la NEP en la ex URSS
(idealizada por Trotsky y dirigida por Lenin), porque entendían que con ella se es-
taba restaurando el capitalismo.
[76] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 4.
104
El Veredicto de la Historia
Por otra parte, a nivel del marxismo revolucionario no fueron pocos los que, a
partir de las expropiaciones de Mussolini, colocaron un signo igual entre el fascismo
y el estalinismo. Sin embargo, la realidad mostró que la URSS, en el período de la
NEP, no era ni iba en dirección al capitalismo, y la Italia de Mussolini no era un es-
tado obrero, de la misma forma que tampoco lo es Venezuela. Estas realidades de-
muestran, en forma categórica, que el carácter de clase de un estado no puede ser
determinado por la simple contabilidad de las empresas estatales.
La coexistencia de diferentes formas de propiedad es algo que se ha dado en todos
los estados obreros y es algo típico de los estados capitalistas. Por eso, no es el por-
centaje de la forma de propiedad de los medios de producción lo que determina el
carácter de clase de un estado, sino las (...) formas de propiedad y de las relaciones de
producción que el estado en cuestión protege y defiende.[77]
Por ejemplo, en la Rusia actual conviven diferentes formas de propiedad. Pero, en
este terreno, no hay diferencia cualitativa con lo que ocurría en la época de Lenin
y Trotsky. La diferencia cualitativa está en lo que se refiere a “las formas de propie-
dad y las relaciones de producción” que el estado de Lenin y Trotsky defendía, y las
que el actual estado ruso defiende.
En la época de la NEP, dado el atraso y la crisis de la economía, para aumentar
la producción, fue necesario hacer concesiones al capitalismo. Como parte de esta
política, en ese período, el 38% del conjunto de los medios de producción estaba en
manos particulares y, en lo que se refiere a los medios de producción agrícolas, ese
número llegaba al 96%.[78] Como se podrá ver, el porcentaje de propiedad privada en
la época de la NEP era superior a la que se da en varios de los ex estados obreros y,
en lo que se refiere al campo, era cualitativamente superior a la que se da actual-
mente en Rusia. Justamente es sobre la base de esta realidad que el proceso de res-
tauración en Rusia, China y Cuba fue hecho, con el argumento de estar repitiendo
lo que ya Lenin había hecho en su momento. Sin embargo, basta observar (y com-
parar) con un poco de atención el proceso de la NEP con los actuales, para descu-
brir rápidamente la falsedad de los argumentos de la burocracia.
En la época de la NEP, para aumentar la producción, se alentó el desarrollo de la
propiedad privada, pero ese aumento de la producción fue colocado al servicio
del desarrollo de la propiedad estatal. Tanto es así que, en el período de la NEP, las
empresas estatales aumentaron su participación en el total de la producción.
[77] Trotsky, León, En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, pág. 227.
[78] Datos de León Trotsky, en ¿Adónde va Rusia?, págs. 47 y 49.
[79] Trotsky, León, en ¿Adónde va Rusia?, pág. 51.
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El Veredicto de la Historia
Un capitalismo atípico
Quien visita Polonia, Hungría, Rusia o Cuba queda sorprendido por los avances
en el proceso de restauración, pero a partir de allí, se sorprende [aún más] por las
múltiples diferencias que existen con el resto de los estados capitalistas. Este hecho
lleva a que muchos saquen la conclusión de que esos estados no son capitalistas.
Pero lo que sucede no es que esos estados no sean capitalistas, sino que estamos
presenciando un nuevo tipo de estado capitalista, que nosotros, ante la falta de
una denominación mejor, hemos denominado “capitalismo atípico”.
Y esos estados son atípicos, porque es atípica su formación. No estamos frente
a estados que han surgido como superación de la sociedad feudal, sino a estados
que, en un proceso de regresión, han surgido a partir de la degeneración de los es-
tados obreros, y eso hace que tengan particularidades que los diferencian del resto
de los estados capitalistas.
Algunas de esas particularidades son evidentes. Por ejemplo, Rusia, como he-
rencia de su pasado, es aún una de las grandes potencias militares (es uno de los dos
países que podría destruir el mundo), pero no es actualmente una de las grandes
potencias económicas. Rusia es, en relación con las potencias imperialistas, un país
atrasado (desde el punto de vista económico y tecnológico), pero tiene una pobla-
ción con un nivel cultural sólo comparable a los más avanzados del “primer mundo”.
Tanto en Rusia como en Cuba o en la mayoría de los países del Este, los obreros son
explotados llegándose al caso extremo de que una buena parte de ellos tienen sus sa-
larios atrasados por varios meses. Pero, en lo que hace al empleo, la vivienda, la edu-
cación y la salud, a pesar del enorme deterioro de los últimos años, los índices son
similares, o superiores, a los de los países más desarrollados. Y en lo que se refiere
a los ritmos de producción, aún están muy lejos de alcanzar las jornadas infernales
de los países avanzados, y ni qué hablar de los atrasados.
Esta realidad le da a esos estados muchas particularidades que es necesario es-
tudiar y desentrañar, como condición indispensable para elaborar un programa para
su transformación revolucionaria.
[81] Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, Washington, pág. 53.
107
Martín Hernández
La segunda diferencia entre Cuba y la mayoría de los estados del Este europeo es
que en la Isla no hubo un proceso revolucionario que acabase con el régimen de par-
tido único. En este sentido, el proceso de restauración en Cuba tiene muchos puntos
de contacto con el que se da en China, cosa que es asumida por la dirección castrista.
Estas diferencias afectan directamente el proceso de restauración en Cuba, dife-
renciándolo bastante del que se da en el Este europeo, especialmente en Rusia.
Restauración y colonización
El objetivo del imperialismo con la restauración en los estados obreros no es, ob-
viamente, crear nuevas potencias que le disputen el mercado mundial. El objetivo es
crear nuevas colonias o semicolonias.
[82] Carranza, Julio; Gutiérrez, Luis; Monreal, Pedro; Cuba: la reestructuración de la economía, Iepala Editorial,
Madrid, 1995, pág. 33.
108
El Veredicto de la Historia
109
Martín Hernández
Esta otra limitación, que obstaculiza el surgimiento de una burguesía cubana, con-
trasta con las concesiones hechas al capital extranjero. Estas concesiones han trans-
formado a Cuba en una especie de “paraíso fiscal”. En esto se parece a lo que se da en
China, sólo que mientras que en aquel país los “paraísos fiscales” se dan sólo en de-
terminadas regiones, en Cuba se dan en todo el territorio nacional.
Las personas de izquierda que visitan Cuba, inclusive las más críticas hacia el ré-
gimen de Fidel, comentan que en la Isla se han encontrado con dos situaciones que no
esperaban: el racismo y la discriminación para con los propios cubanos por parte
de las autoridades. Esta situación, que provoca tanta indignación, tiene una explica-
ción que no es esencialmente ideológica, sino fundamentalmente económica. Esto
ocurre justamente porque Cuba no sólo ha dejado de ser un estado obrero. Está de-
jando de ser un país independiente del imperialismo.
Entonces, cuando se habla de “las particularidades” de Cuba, o de “las diferencias”,
es preciso decir de qué se está hablando.
Porque no hay diferencias con Rusia en el sentido de la restauración. En Rusia, el
capitalismo fue restaurado pero también esto ha ocurrido en Cuba y, si no es así, ¿cómo
se explica que en un país basado en el monocultivo del azúcar, el 100% de las planta-
ciones de caña esté en manos privadas? La diferencia real que existe entre Cuba y Rusia
no está ahí. La diferencia real está en que en Cuba, a diferencia de Rusia, el proceso de
colonización avanza prácticamente junto con el proceso de restauración.
110
El carácter “pacífico” de la restauración
111
Martín Hernández
112
El Veredicto de la Historia
113
Martín Hernández
¿Y, si esto se da, independientemente de los resultados que tengan esas luchas, po-
dremos hablar de una restauración pacífica? Descartar esta hipótesis, para nosotros
la más probable, significaría abandonar el campo del marxismo para incorporarnos
al campo del derrotismo.
114
¿Victoria o derrota?
Otro de los grandes debates que se han dado, a partir de los acontecimientos del
Este europeo, es sobre si estamos ante un triunfo o una derrota.
Es lógico que surja esta discusión porque hay dos hechos contradictorios en la
realidad. Por un lado, ha habido una derrota muy grande del aparato estalinista, y,
por otro, se ha restaurado el capitalismo. En este sentido, si bien estos dos procesos
son de carácter mundial, y afectan por eso el conjunto de los países, es necesario
hacer una primera diferencia.
Una cosa es China, en donde la movilización contra la burocracia acabó en un
baño de sangre, y otra es Rusia, en donde la movilización acabó con el régimen del
PC. Tomando como referencia este último país, en primer lugar nos parece necesa-
rio hacer una consideración general: la pérdida del estado obrero, aunque burocra-
tizado, significa la pérdida de una conquista histórica de los trabajadores a nivel
mundial, pero es completamente equivocado decir que, por eso, los trabajadores
sufrieron una derrota histórica o, incluso, sacar la conclusión de que la derrota es el
elemento preponderante del proceso que se dio en la ex URSS.
Es un error asociar triunfos o derrotas de la clase pura y exclusivamente con
la pérdida o a la obtención de conquistas. Para el marxismo, en este terreno como
en todos los otros, no hay nada superior a la lucha de clases, y es a partir de un aná-
lisis de la lucha de clases en la ex URSS que opinamos que no hay derrota de los tra-
bajadores rusos, a pesar de que ellos terminaron de perder un estado que, aunque
completamente degenerado y cada vez más irreconocible como tal, continuaba
siendo un estado obrero.
Un análisis de la lucha de clases nos indica que los obreros rusos sufrieron una
derrota de carácter histórico, en la década del 20 (que se consolidó en la década del
30), y de la cual aún no se recuperaron. Esa derrota fue la burocratización del estado
obrero y del Partido Bolchevique.
Fue a partir de esa derrota que se abrió el camino para la restauración del capi-
talismo, que culminó en los últimos años.
La clase obrera de la ex URSS no paró de luchar o de reclamar, a veces en forma
activa, otras veces a través de una resistencia más pasiva, pero esas luchas no con-
siguieron cambiar el acelerado proceso de degeneración y, como parte de él, el
curso objetivamente cada vez más restauracionista de esos estados.
En los últimos años, esas luchas pegaron un salto cualitativo. El poderoso movi-
miento obrero ruso se comenzó a poner en movimiento.
115
Martín Hernández
Fueron luchas por cuestiones económicas, que se combinaron con las reivindi-
caciones democráticas y de las nacionalidades, y que acabaron derrumbando el apa-
rato del PC. El régimen del partido único acabó.
La clase obrera rusa se puso en movimiento, lo que fue por sí mismo un hecho
de dimensión histórica y, más que eso, derrotó al aparato del estalinismo. Pero esa
heroica movilización no consiguió poner un freno a los planes restauracionistas
del Partido Comunista.
Aún así, lo más importante de este proceso, volvemos a repetir, es que la clase
obrera se puso en movimiento, y es eso lo que le ha permitido avanzar, aunque sea
muy lentamente. Un análisis de la lucha de clases nos muestra, contradictoriamente,
que por un lado, la clase obrera vive (a pesar de ir perdiendo sus conquistas) un pro-
ceso de acumulación de fuerzas tanto en el terreno de su movilización como en el
su conciencia y, en menor medida, en el de su organización sindical y política.
Los trabajadores de la ex URSS, particularmente [los] de Rusia, y de la mayoría
de los países del Este, no sólo no fueron derrotados, sino que vienen de una victo-
ria espectacular: haber derrotado al que fue, junto con el nazismo, el más sangui-
nario de los regímenes dictatoriales del siglo XX, y el principal obstáculo que existía
al interior del movimiento obrero para construir la dirección revolucionaria y llevar
adelante la revolución social a nivel mundial.
Esta discusión sobre la victoria o derrota de la clase obrera es decisiva, no ya para
entender el pasado, sino para prever el futuro. Si la clase obrera sufrió una derrota
histórica, no hay posibilidad de grandes enfrentamientos en el próximo período. Si,
por el contrario, la clase obrera viene de una lucha esencialmente victoriosa, existen
muchas posibilidades de que, a corto o mediano plazo, se produzcan grandes en-
frentamientos, y eso no es sólo lo que está por venir. Eso es lo que ya se está dando,
como lo muestran la victoria militar del pueblo chechenio y la reciente insurrección
de Albania, hechos impensables hace algunos años.
116
Apéndice 1
(Ver nota 62, pág. 95)
117
Martín Hernández
118
El Veredicto de la Historia
119
Martín Hernández
Grysusa (sanitarios); Guimart S.L. (envases plásticos); H.P.C. S.L. (deporte); Ibercub
S.A. (refrigeración); Industrias Cárnicas de Muñas S.A. (conservas); Industrias Ega
S.A. (impermeabilización); Jabones Pardo S.A.; Jear Técnica S.A. (mobiliario de ofi-
cina); Jumarpe S.A. (electrónica), Laboratorios Ovejero S.A. (farmacia); Lleprot
Welsh (higiene); Lotum S.A. (revestimientos); Lubricantes Nervión S.A.; Mac-
kina.Westfalia S.A. (ingeniería); Marcafix S.A. (diseño); Mestre Infantil S.A. (con-
fección infantil); Miguei Torres S.A. (vinos); Música Viva S.A. (espectáculos); Pasek
España S.A. (hormigones); Pemba S.C.L. (material eléctrico); Pinturas Hempel S.A.
(pinturas); Promociones Cubanas S.L. (metacrilato); Rodabilsa (rodamientos); Saiex
S.A. (equipos hidráulicos); Sihi M.I.B.S.A. (bombas de vacío); Sistemas Internacio-
nales de Comercio S.A. (adhesivos); Solac Electrodomésticos S.A.; Subkontrade
(productos siderúrgicos); Tapizados Fernández Granda S.L.; Thyssen Eletec (as-
censores); Torpanel S.A. (tornillería); Transmisiones de Potencia (órganos de trans-
misión); Tubos Reunidos S.A.; United Inventors S.A.; Pontón (editorial).
* Finlandia: Omoktopu.
* Francia: Accord, OM, Tour Mont Royal (turismo); Bourgoin, Compaginie Euro-
peiénne de Petroles, OFD, Total (petróleo); Alcatel (telecomunicaciones); Babcock,
Devexport, Fives Lille, Pompes Guinard (maquinarias); Societé Nationales des Ta-
bacs, Maxims (cigarros para Pierre Cardin); Permod Ricard Group (bebidas y tu-
rismo); Sucres et Donress (azúcar); Thompson (transporte aéreo); Chicago Editions
(editorial); Comptoir des Parfums Paris Elysees (perfumes); Lafarge (semillas);
SBCM-Fradeci (equipamiento para industria azucarera).
* Grecia : Lola Fruits (cítricos).
* Guatemala: Fermigua S.A. (eq. de oficina); Productos Alimenticios Imperial S.A.
* Holanda: Curacao Drydock (despacho de embarques); Lola Freuit, ING Bank;
Golden Tulip (turismo); Niref (minería); Bavaria (cerveza); Castrol (lubricantes);
Cubacao Drydock (reparaciones navales); De Ster B.V. (plásticos); DM Titan, Figee
(grúas); Philips Lighting B.V. (iluminación); Royal Tales B. V. (artes plásticas); Uni-
ted Dairymen (productos lácteos).
* Honduras: Faccus Food.
* Hong Kong: Pacific cigar; Dei Rincon-UI.; Pristine International Traders (neumáticos).
* Hungría: Brick and Tjile Services Ltd. (máquinas para fábricas de ladrillos); La
Cámara Artesanal de la Provincia Pest (cerámicas); Tatra, Start BT (comestibles).
* Islas Vírgenes: Cubamex (comestibles); Invermex Business S.A. (refrescos); Splea-
tex Company Inc. (repuestos para autos).
* Israel : GBM (cítricos); Tropical (manufacturas); World Textiles Corp.
* Italia: Benetton, Fratelli Cosulich, Going, Italturis y Viaggio di Ventaglio; Italca-
bles (telecomunicaciones); Alice Club S.A.S. (máquinas de café); Campari; Conce-
sionaria Fiat; Italsav S.R.L.; Nuova Moda Italia S.R.L. (calzado), R.E.S. Mobili
(muebles); San Marco Impex Corp. (máquinas envasadoras); Socomet S.R.L. (im-
portación-exportación).
120
El Veredicto de la Historia
121
Martín Hernández
* República Eslovaca: Babetta (motos 49 cc.); Chirana Export Import S.A. (equipos
médicos); Slovenské Energetické Strojárne S.A. (instalaciones eléctricas).
* Rusia: Mercom Aozt (maquinarias); Ru. Ar Ltd. (soldadura).
* Sudáfrica: Anglo American, Amsa, De Beers Centenary, Minorco y Meridiano
(turismo); Intermondiale Financiere S.A. (alimentación); Sanachem PTY (plagui-
cidas).
* Suecia: Foress (papel); Taurus (petróleo); Svetruck AB (camiones y montacargas);
Volvo Penta (autos y motores Volvo).
* Suiza: Bank Assoc., A&AT (consultorías); Agostini S.A. (maquinaria gráfica); Nes-
tlé, Maggi (alimentación); Beta Fund (fondo de inversión especializado en Cuba).
* Trinidad y Tobago: Bermúdez Biscuit Co. Ltd. (galletas); National Flour Mills Li-
mited (alimentación).
* Turks and Caicos Islands: A.C.C. Corporation (artículos de oficina).
* Ucrania: Científica Industrial “Spectr” (equipos electrónicos); Korshun-Ltd. (ali-
mentación).
* Venezuela: Cervecera Nacional; Covencaucho; Fiveca (papel); Gibraltar Trading
(acero); GPO y GPO (editorial); Corimon; Grupo Químico; Ibrabal Traiding; In-
terlin; Intesica; Maploca; Mamusa; Metalmez; MM International; Pequiven; Polí-
meros dei Lago; Sidor; United Inventors; Venepal; Veneco; Coinpa Export C.A.
(productos de impermeabilidad); Interlink-18 C.A. (productos siderúrgicos); Ma-
raven S.A. (lubricantes); Ven Was International (alimentación).
Fuente: New World Times Financial & Business Yearly Executive Reports, Cuba: oportunidades de inversión, GPO
Editorial, Caracas, 1996, págs 196, 197, 198 y 199.
122
Apéndice 2
(Ver nota 72)
Liberalización económica por país
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
GRUPO 1
Nota: Las barras indican el grado en
que las políticas de liberalización de
R.Eslovaca
los mercados y el incentivo a la en-
trada de nuevas empresas prevale-
cían en 1995, así como su grado
Croacia*
medio en el período 1989-1995. Los
asteriscos indican economías gra-
R.Checa vemente afectadas por tensiones re-
gionales entre 1989 y 1995. El
índice es una media [promedio] de
los estimativos de liberalización de
GRUPO 2
las transacciones internas (liberali-
zación de los precios y abolición de
Lituania los monopolios estatales del comer-
cio), transacciones externas (elimi-
nación de los controles y impuestos
Letonia sobre la exportación, sustitución de
cuotas de importación y tarifas altas
por impuestos bajos a moderados,
Rumania y convertibilidad de la moneda), y
entrada de nuevas empresas (priva-
tización y desarrollo del sector pri-
GRUPO 3 vado). Los pesos son 0,3, 0,3 y 0,4,
respectivamente. Los estimativos
iniciales están basados en informa-
Rusia ciones comparativas encontradas
en informes del Banco Mundial y
otros. Ellos fueron revistos con una
Armenia* perspectiva comparada entre diver-
ECO,NEI y sos países, después de consultas con
Mongolia especialistas. Con referencia a los
Kazakistán 15 países de la ECO y los NEI, los
indicadores de transición, entre-
tanto, constituyen estimativos nece-
Uzbekistán sariamente aproximados. Ver
también el documento básico de De
Melo, Denizer y Gelb.
Bielorrusia
Grado medio de liberalización 1989-1995
Tadjikistán*
Grado de liberalización en 1995
ESTE DE ASIA
123
Martín Hernández
GRUPO 1
Polonia
Eslovenia
Hungría
Croacia
Macedonia
R. Checa
R. Eslovaca
GRUPO 2
Estonia
Lituania
Bulgaria
Letonia
Albania
Rumania
Mongolia
GRUPO 3
Kirguizia
Rusia
Moldavia
Armenia ECO,NEI y
Mongolia
Georgia
Kazakistán
GRUPO 4
Uzbekistán
Ucrania
Bielorrusia
Azerbaiján 1990
Tadjikistán
1995
Turkmenistán
Vietnam no-estatal
China
China no-estatal
Nota: Las empresas son consideradas privadas si menos de 50% pertenece al Estado. En el caso de Vietnam, el sec-
tor no estatal excluye emprendimientos conjuntos de los sectores público y privado. El sector no estatal chino
abarca empresas colectivas y empresas municipales rurales, así como empresas privadas; la agricultura es consi-
derada privada desde 1995, aunque la tierra sea arrendada a largo plazo. Algunas economías se vieron grave-
mente afectadas por las tensiones regionales entre 1989 y 1995.
Fuente: Banco Mundial, Del plan al mercado, Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1996, pág. 15.
Datos del BERD, FMI y Banco Mundial; datos oficiales.
124
PARTE 2
Sin embargo, si bien lo anterior es cierto, también lo es el hecho de que esta re-
alidad provocó nuevas contradicciones, en gran medida imprevistas por el mar-
xismo, y que acabó poniendo nuevos obstáculos para avanzar en dirección al
socialismo, fundamentalmente cuando la derrota de la revolución alemana y euro-
pea dejó aislado al joven estado obrero ruso.
En la teoría, esto dificultó lo que, aparentemente, debería haber sido fácil: defi-
nir el carácter social del estado surgido a partir de la Revolución de Octubre.
Lenin fue el primero en constatar esto, cuando definió a ese estado con fórmu-
las bien diferentes: “estado obrero”; “estado obrero de mayoría campesina con de-
formaciones burocráticas” y “estado burgués sin burguesía”.
Estas formulaciones, aparentemente contradictorias entre sí (especialmente las
dos primeras con la tercera), no indican, sin embargo, que Lenin fue cambiando de
posición.
Muestran lo contradictorio que era ese nuevo estado, al punto tal que depndiendo
del ángulo desde el cual lo analizaba, lo definía de diferente manera.
[1] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 31.
127
Martín Hernández
La clase obrera rusa tomó el poder a través de los Soviets dirigidos por el partido
bolchevique y, a posteriori, expropió a los capitalistas. Tal como recordaba Lenin: (…)
para Marx, el estado es un órgano de dominación de clase[2] y en Rusia, después de la
toma del poder, y después de la expropiación de la burguesía por la clase obrera, resul-
taba evidente que no había más un estado capitalista y sí un estado obrero. Ésta fue la
definición de Lenin y los bolcheviques. Sin embargo, ya en los primeros años de la re-
volución, se dieron importantes discusiones sobre el carácter de clase del estado sovié-
tico.
En 1920 se desarrolló una dura polémica al interior del Partido Bolchevique en
torno a un tema íntimamente ligado con esa cuestión: la relación de los sindicatos y la
clase obrera con el estado obrero. Lenin, en una de sus intervenciones sobre ello, señaló:
(...) El camarada Trotsky habla de estado obrero. Permítanme, esto es una abstracción.
Nuestro estado no es en realidad un estado obrero, sino un estado obrero y campesino
(...) Nuestro estado actual es tal que, inclusive el proletariado organizado debe de-
fenderse a sí mismo y nosotros debemos utilizar estas organizaciones obreras para
la defensa de los obreros contra su estado y para la defensa de nuestro estado por
los obreros. (Subrayados nuestros).
Pocos días después corrigió, parcialmente, su intervención señalando:
Como se puede ver, Lenin quería dejar claro que Rusia era un estado obrero pero
que junto con esto mostraba sus contradicciones, al punto de decir que los obreros se
tenían que organizar para defender su estado obrero pero, también, para defenderse
de “su” estado.
128
El Veredicto de la Historia
Muchos autores entienden que Lenin, al trabajar con esta definición, se estaba re-
firiendo al caso particular de la atrasada Rusia. En realidad no es así. Su concepto es
más amplio. Para Lenin, todo estado obrero y no sólo el ruso es, en su primera fase,
un “estado burgués sin burguesía”.
Respecto de este concepto, Trotsky citaba las palabras de Lenin cuando éste decía:
Ese estado al cual Lenin se refiere, surge de una contradicción que la revolución
socialista no logra superar por más avanzado que sea el país en el cual ésta triunfe
y por más revolucionaria que sea la dirección que dirija ese proceso. Esa contra-
dicción es que el nuevo estado no puede, en una primera etapa, darle a todas las
personas todo lo que ellas necesitan. O dicho en términos de Marx, no puede darle
a todos “según sus necesidades”, lo que significa, en otros términos, que las necesi-
dades son satisfechas sólo parcialmente, lo que presupone que se mantienen la des-
igualdad y los privilegios. Esto equivale a decir que el estado obrero, por más
revolucionario que sea, no deja de ser el guardián de esa desigualdad. Sobre este
tema, Trotsky señala:
En sus comienzos, el estado obrero aún no puede permitir a cada uno “trabajar según
sus capacidades” o, en otras palabras lo que pueda y quiera; ni recompensar a cada uno
“según sus necesidades”, independientemente del trabajo realizado. El interés del cre-
cimiento de las fuerzas productivas obliga a recurrir a las normas habituales del
salario (...)
El estado socialista, aún en América, sobre la base del capitalismo más avanzado, no
podría dar a cada uno lo necesario, y se vería obligado, por lo tanto, a incitar a todo el
mundo a que se produjera lo más posible.
[4] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 72.
[5] Ídem.
129
Martín Hernández
Aunque en este tema nos vamos a detener en la última parte de este trabajo, es
necesario desde ya recordar que el gran debate que se ha dado, históricamente, entre
marxistas y anarquistas, tiene que ver, en última instancia, con el carácter contra-
dictorio que necesariamente adquiere el estado después del triunfo de la revolución
socialista.
Los anarquistas, actuando como el nadador que quiere cruzar el río sin mojarse,
“superan”, en su cabeza y en sus textos, la contradicción que no es superada en la re-
alidad: Para ellos, la contradicción que existe entre el carácter obrero y [el] burgués
del estado se transforma en identidad, por lo cual, a partir de allí, se oponen a cual-
quier tipo de estado, inclusive el obrero.
Los marxistas revolucionarios, por el contrario, enfrentan esta contradicción acep-
tando el difícil desafío de construir un estado que tiene un doble carácter: Socialista
en la medida en que defiende la propiedad colectiva de los medios de producción; bur-
gués, en la medida en que el reparto de los bienes se lleva a cabo por medio de medidas
capitalistas de valor, con todas las consecuencias que se derivan de este hecho.[7]
Actuar en esta contradicción no significa ser prisioneros de la misma. Por el con-
trario, los marxistas revolucionarios entienden que la fisonomía definitiva del estado
obrero debe definirse por la relación cambiante entre sus tendencias burguesas y so-
cialistas[8] y, en ese sentido, intervienen en favor del desarrollo de la segunda de esas
tendencias, en detrimento de la primera.
[6] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, págs. 66 y 72.
[7] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 72.
[8] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, págs. 72 y 73.
130
La degeneración del Partido Bolchevique
y del Estado obrero
131
Martín Hernández
(...) en lugar del bienestar esperado, el país vio que la miseria se instalaba en él por
mucho tiempo. Los representantes más notables de la clase obrera habían perecido du-
rante la guerra civil o, al elevarse unos grados, se habían separado de las masas. Así
sobrevino, después de una tensión prodigiosa de fuerzas, de las esperanzas , de las ilu-
siones, un largo período de fatiga, de depresión y de desilusión. El reflujo del “orgullo
plebeyo” tuvo por consecuencia un aflujo del arrivismo y [la] pusilanimidad. Estas
mareas llevaron al poder a una nueva capa de dirigentes...Las masas fueron eli-
minadas, poco a poco, de la participación efectiva en el poder.[12]
La joven burocracia, formada primitivamente con el fin de servir al proletariado, se sin-
tió el árbitro entre las clases, adquirió una autonomía creciente.
La situación internacional obraba poderosamente en el mismo sentido. La burocracia
soviética adquirió más seguridad a medida que las derrotas de la clase obrera inter-
nacional eran más terribles (...) la dirección burocrática del movimiento contribuía a
las derrotas; las derrotas afianzaban a la burocracia.[13] (Subrayados nuestros).
Naturalmente que los factores individuales han tenido alguna influencia en esta su-
cesión de capítulos históricos. Es cierto que la enfermedad y la muerte de Lenin pre-
cipitaron el desenlace. Si Lenin hubiese vivido más tiempo, el avance de la potencia
burocrática habría sido más lento, al menos en los primeros años. Pero desde 1926,
Krupskaia decía a los opositores de izquierda: “Si Lenin estuviese vivo, estaría segu-
ramente en la prisión”.[14]
El curso general que adoptó la batalla que se continuó dando después de la muerte
de Lenin, confirma el análisis de Trotsky. En ese sentido, basta recordar que en 1926
se formó lo que se conoció como la Oposición Unificada, que agrupaba a todos los
líderes bolcheviques con excepción de Stalin y Bujarin. Sin embargo, fueron de-
rrotados y con casi todos ocurrió lo que la Krupskaia preveía que ocurriría con su
compañero Lenin: fueron presos (y la mayoría, posteriormente, ejecutados).
[12] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 104.
[13] Ídem.
[14] Ídem, pág. 107.
132
El Veredicto de la Historia
133
La victoria del estalinismo da origen
a un nuevo tipo de estado obrero
Si la tarea de definir el estado ruso en los primeros años de la revolución fue di-
fícil, mucho más lo fue a partir de que la burocracia estalinista tomó el control del
partido y del estado.
Trotsky, que coincidía con Lenin en las definiciones que éste hacía del estado so-
viético, a partir de que la burocracia estalinista se consolidó en el poder, llegó a la
conclusión de que aun manteniendo su carácter de clase, la URSS era un nuevo tipo
de estado: ya no era más un estado obrero con mayoría campesina y con “defor-
maciones burocráticas”. Era un “estado obrero degenerado”.
Se podrá discutir (y de hecho mucho se ha discutido ya) si la definición de
Trotsky, desde el punto de vista terminológico, era la más adecuada, o no, para abar-
car con unas pocas palabras toda la complejidad del estado dirigido por el estali-
nismo. Sin embargo, es necesario precisar que el aspecto terminológico es de una
importancia secundaria frente al contenido de tal formulación: observar las conse-
cuencias prácticas, es decir, políticas, de la degeneración.
Trotsky se preguntaba: ¿Qué significa “estado obrero degenerado” para nuestro
programa? Desde la propia pregunta se ve cómo encaraba este debate teórico. Él se
negaba a hacer esta discusión desde una óptica académica. Como marxista revolu-
cionario, como militante político, encaraba el debate sobre el carácter de la URSS
desde el punto de vista del programa revolucionario y, con esa óptica, él mismo res-
pondía a su pregunta:
135
Martín Hernández
(...) la naturaleza de clase del estado se define, no por sus formas políticas, sino por
su contenido social, o sea, por el carácter de las formas de propiedad y de las re-
laciones de producción que el estado en cuestión protege y defiende.[20]
[16] Trotsky, León, “De un arañón al peligro de gangrena”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São
Paulo, pág. 146.
[17] Al respecto de este tema Trotsky dice: (...) los marxistas nunca creyeron que un estado obrero aislado se pudiese
mantener indefinidamente. Esperábamos, es cierto, la destrucción del estado soviético en vez de su degeneración (...).
“La URSS en guerra”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, págs. 27 y 28.
[18] Marx aborda en profundidad la cuestión del estado en la Critica de la filosofía del derecho, de Hegel (1843);
La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850 (1850); El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852) y La guerra civil en
Francia (1871). Por su parte, Engels hace lo mismo en El Anti-Dühring (1878) y en El origen de la familia, de la
propiedad privada y del estado (1884).
[19] Algunas de estas diferencias entre Marx y Engels son desarrolladas por el marxista francés Henri Lefèbvre,
en su libro La teoría marxista del estado, de Hegel a Mao.
[20] Trotsky, León, En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, pág. 227.
136
El Veredicto de la Historia
[21] Moreno, Nahuel, La dictadura revolucionaria del proletariado, Publicación del PST Colombiano, pág. 236.
137
La polémica sobre la URSS
en vida de Trotsky
Trotsky, como ya hemos señalado, opinaba que la URSS, a pesar de que la buro-
cracia se había apoderado del poder, continuaba siendo un estado obrero. Un “es-
tado obrero degenerado” por la burocracia.
Expuso sus razones centenares de veces:
139
Martín Hernández
[24] Trotsky utiliza esta denominación en varios de sus trabajos. Esto se puede ver, por ejemplo, en su libro La
revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, págs. 69 y 229.
[25] Los firmantes de este texto de la Oposición habían sido importantes dirigentes del Partido Bolchevique y del
gobierno soviético. Christian Rakovsky, nacido en Bulgaria, fue presidente del Consejo de Comisarios del Pue-
blo de Ucrania desde 1919 hasta 1923 y miembro del Comité Central bolchevique del 1919 hasta 1925. En 1927
se integró a la Oposición Conjunta. Vladimir Kossior era militante bolchevique desde 1908 y se había destacado
como organizador sindical después del triunfo de la revolución. Nicolai Muralov era militante bolchevique desde
1903. Fue jefe de los guardias rojos que ocuparon el Kremlin en la Revolución de Octubre de 1917. Durante la gue-
rra civil, fue miembro del Estado Mayor del Ejército Rojo.
140
El Veredicto de la Historia
141
Martín Hernández
Bruno Rizzi (en los textos de Trotsky aparece como Bruno R.) era un marxista
italiano ligado a la IV Internacional, que en el año 1939 publicó un libro titulado La
burocratización del mundo.
En este libro, Rizzi polemiza con León Trotsky y con sus seguidores, especial-
mente con el francés Pierre Naville, acerca del carácter de la URSS, de la burocracia
y sobre las tareas de los revolucionarios.
Rizzi opinaba que la URSS había dejado de ser un estado obrero. Para él, había
surgido en ese país una nueva formación social, a cuyo frente estaba una nueva clase
social:
(...) la URSS representa para nosotros un nuevo tipo de sociedad dirigida por una
nueva clase. La propiedad está colectivizada y pertenece a esta clase que ha organi-
zado un nuevo sistema de producción.[32]
La URSS no responde a las normas del estado obrero que hemos desarrollado en nues-
tro programa. “La historia nos muestra un proceso de degeneración del estado obrero”,
dice Trotsky. Pero, después de esa degeneración, ¿qué nos queda de ese estado obrero
y de la dictadura del proletariado? Trotsky contesta: “La nacionalización de la pro-
piedad y la planificación de la economía”. Muy cierto, pero, ¿con qué finalidad? ¿Acaso
para la realización del socialismo? No, evidentemente; el propio Trotsky lo niega. ¿En-
tonces? Entonces, si perdura la propiedad nacionalizada y la economía planificada es
porque ambas son adecuadas al régimen que tiene en sus manos el poder.[33]
Como parte de este razonamiento, Bruno Rizzi opinaba que el fenómeno que se
daba en la URSS, con otras formas, se extendía por todo el planeta, y que formaban
parte del mismo el New Deal americano, el fascismo italiano y el nazismo alemán.
En relación con esta cuestión, Rizzi señalaba:
[32] Rizzi, Bruno, La burocratización del mundo, Ediciones Península, España, pág. 61.
[33] Ídem, pág. 67.
[34] Ídem, pág. 37.
142
El Veredicto de la Historia
143
Martín Hernández
Por otra parte, entre la burocracia fascista y la estalinista había muchos puntos
en común, cosa que le hacía decir a Trotsky: (...) la burocracia soviética se parece a
cualquier otra burocracia, y sobre todo, a la del fascismo.[38]
Las posiciones de Bruno Rizzi eran sin duda coherentes. Así lo reconocía Trotsky
cuando dijo que había dos alternativas:
144
El Veredicto de la Historia
sólo por el hecho de que la clase obrera [hubo] efectuado el mayor cambio en las re-
laciones de propiedad de toda la historia. Esa diferencia no puede ser dejada de
lado.[43]
Las tentativas de presentar a la burocracia soviética como una clase “capitalista de es-
tado”, no resiste a la crítica. La burocracia no tiene títulos ni acciones. Se recluta,
se completa y se renueva gracias a una jerarquía administrativa, sin derechos parti-
culares en materia de propiedad. El funcionario no puede transmitir a sus herederos
su derecho de explotación del estado. Los privilegios de la burocracia son abusos.
Oculta sus privilegios y finge no existir como grupo social. Su apropiación de una in-
mensa parte de la renta nacional es un hecho de parasitismo social.[44] (Subraya-
dos nuestros).
Por otra parte, señalaba una cuestión básica para cualquier marxista:
[43] Trotsky, León, “La URSS en guerra”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo.pág. 25.
[44] Trotsky, León, La revolución traicionada. Editorial Fontamara, España. pág. 236.
[45] Trotsky, León, “La URSS en guerra”, de En defensa del marxismo. Proposta Editorial, São Paulo. pág. 21.
[46] Trotsky, León, “La URSS en guerra”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo. pág. 19.
145
Martín Hernández
El mensaje era claro y tenía una importancia muy grande en aquella época, ya que
una fuerte discusión sobre este tema en el SWP amenazaba la unidad del partido
norteamericano y de la IV Internacional.[47]
Trotsky, en este debate, como en todos los que establecía, colocaba la política en
el puesto de mando y, con ese criterio, desafiaba a los que tenían una opinión dife-
rente de la suya:
Quien diga que la URSS ya no es más un estado obrero degenerado, sino una
nueva formación social, debe decir claramente qué es lo que agrega de nuevo a
nuestras conclusiones políticas.[48] (Subrayados nuestros).
Y, para llevar hasta las últimas consecuencias este criterio, afirmaba:
Admitamos, por un momento, que la burocracia es una nueva “clase”, y que el actual
régimen de la URSS es un sistema especial de explotación de clase. ¿Qué nuevas con-
clusiones políticas podríamos sacar a partir de estas definiciones? Hace mucho
tiempo que la Cuarta Internacional reconoce la necesidad de derrotar a la burocra-
cia a través de una insurrección revolucionaria de los trabajadores. Ninguna otra
cosa podría ni puede ser propuesta por aquellos que proclaman que la burocracia es
una “clase” explotadora (...) en la medida en que el problema de la derrota de la oli-
garquía parasitaria continúe unido a la manutención de la propiedad nacionalizada
(del estado), definimos la próxima revolución como una revolución política. Por el
contrario, algunos de nuestros críticos (Ciliga, Bruno y otros) quieren definirla como
una revolución social. Aceptemos esa definición. ¿En esencia, que será modificado?
Las tareas de la revolución que estamos discutiendo no serán alteradas en
nada...Nuestros críticos se niegan a llamar al estado obrero degenerado como estado
obrero. Exigen que la burocracia totalitaria sea llamada de “clase dirigente”. Se pro-
ponen considerar la revolución contra la burocracia como una revolución social y no
política. Si les hiciésemos estas concesiones terminológicas, colocaríamos a nuestros
críticos en una situación muy difícil, pues no sabrían qué hacer con su victoria pu-
ramente verbal.[49] (Subrayados nuestros).
146
El Veredicto de la Historia
La conclusión política que Bruno Rizzi sacó de esta caracterización no podía ser
otra: Defender a la URSS quiere decir, por consiguiente, defender un nuevo sistema de ex-
plotación y a la clase que se beneficia con él.[53] Aparentemente, Rizzi en esta oportu-
nidad, era incoherente, ya que Trotsky siempre fue muy claro cuando decía que
defender la URSS no significaba defender a la burocracia, sino defender las dos gran-
des conquistas de la revolución: la economía nacionalizada y planificada. Sin em-
bargo, Rizzi, una vez más, era coherente hasta el fin. Se oponía a defender a la URSS
porque se oponía a defender esas dos conquistas de la revolución que para él,
obviamente, no eran tales. Eso quedó demostrado cuando, años más tarde, decía:
Nadie puede descartar que se pueda hallar la manera de eliminar la explotación del
hombre por el hombre, y por lo tanto, las clases y el estado. Sólo que hay que bus-
car y encontrar otro camino económico, porque el de las estatizaciones y plani-
ficaciones se ha mostrado experimentalmente, no sólo equivocado, sino
contraproducente y contrarrevolucionario.[54] (Subrayados nuestros).
[51] Trotsky, León, En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, pág. 19.
[52] Rizzi, Bruno, La burocratización del mundo, Ediciones Península, España, págs. 47 y 48.
[53] Ídem, pág. 117.
[54] ídem, pág. 175.
147
Martín Hernández
A nivel de los EE.UU., posiciones de la minoría del SWP siguieron un curso si-
milar al del pensamiento de Rizzi. Comenzaron abandonando la caracterización de
la URSS como un estado obrero y acabaron, lógicamente, abandonando su defensa
incondicional frente al imperialismo.
Al principio, el único dirigente de la minoría que estaba en contra de que la URSS
era un estado obrero era Burnham, pero todos, inclusive él, tenían acuerdo en su
“defensa incondicional” frente a un ataque del imperialismo. Sin embargo, no pasó
mucho tiempo para que la minoría en su conjunto, defendiese que esta consigna era
“vaga, abstracta y fuera de moda” y este problema, esencialmente político, fue el que
se colocó en el centro del debate. Es por eso que, con justeza, esta dura polémica
que llevó a la ruptura del SWP americano, es conocida como la lucha entre “defen-
sistas” y “antidefensistas”.
148
La polémica después de la muerte de Trotsky
Poco tiempo después de finalizada la Segunda Guerra Mundial se abrió una im-
portantísima discusión en el interior de la IV Internacional, en relación con el ca-
rácter de los estados. No ya sobre la URSS, sino sobre los nuevos que habían surgido
a partir de la ocupación del Ejército Rojo (Alemania Oriental, Hungría, Polonia, etc.).
También en el interior de la IV se discutió durante varios años sobre los estados sur-
gidos a partir de revoluciones dirigidas por direcciones estalinistas o pequeño-bur-
guesas (Yugoslavia, China y, más tarde, Cuba).
Las elaboraciones de Trotsky y la IV Internacional no preveían como lo más pro-
bable que se diesen fenómenos de este tipo, lo que desorientó bastante a la nueva ge-
neración de militantes y dirigentes de la Internacional. De cualquier manera, las
elaboraciones de Trotsky sobre la URSS fueron de gran utilidad para poder entender
el carácter de estos nuevos procesos tan contradictorios.
Trotsky, en base al análisis que hacía del carácter social de la URSS, había anali-
zado de la siguiente forma la invasión de Stalin a Polonia:
Y sobre lo que debería ser la política de los revolucionarios decía en forma cate-
górica:
[55] Trotsky, León, “La URSS en guerra”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo, pág. 33.
[56] Ídem, págs. 33 y 34.
149
Martín Hernández
En el año 1949, Cornelius Castoriadis [58] publica un artículo (Las relaciones de pro-
ducción en Rusia) en la revista Socialismo o Barbarie, en el cual presenta un análisis
[57] Entre otros, a nivel de la IV Internacional, adhirieron a las posiciones de los antidefensistas el español Gran-
nizo Munis y el brasileño Mario Pedroza. También la esposa de Trotsky, Natalia Sedova, asumió en los últimos
años de su vida posiciones antidefensistas.
[58] Cornelius Castoriadis nació en Grecia, en 1922. Fue militante del Partido Comunista de ese país, rompió con
él en 1942 y comenzó a militar en la organización trotskista de Spiros Stinas. A partir de 1945, ya viviendo en Fran-
cia, se integró a la sección de la IV Internacional en aquel país, el PCI, y junto con Claude Lefort, formó una ten-
dencia que rompió con el trotskismo en el año 1948. En 1949 comenzó a publicar la revista Socialismo o Barbarie
y fue autor de sus principales artículos hasta la desaparición del grupo que la editaba, en 1966.
150
El Veredicto de la Historia
(...) hay que oponerse urgentemente a la línea actual de la Internacional que, con su
consigna de “defensa incondicional de la URSS” y su teoría de las bases “socialistas de
la economía soviética” hace todo lo que puede por arrastrar a las masas del lado ruso
y constituye de hecho una coartada “de izquierda” del estalinismo (...).[62]
151
Martín Hernández
(...) cuando Trotsky –por no hablar de sus epígonos– habla del carácter “burgués” de
la distribución del producto social en Rusia, oponiéndolo al carácter “socialista” de las
relaciones productivas o de la propiedad estatal (!), ni siquiera es posible tomarlo en
serio: el modo de distribución del producto social es inseparable del modo de produc-
ción (...)[64]
En tercer lugar, dice que:
152
El Veredicto de la Historia
[66] Harman, Chris, Introducción al libro de Tony Cliff, El capitalismo de estado en Rusia, marzo de 1988, pág. II.
[67] Cliff, Tony, Prefacio de julio de 1992, del libro El capitalismo de estado en Rusia, pág. I.
153
Martín Hernández
(...) Ante fenómenos nuevos, los hombres suelen buscar refugio en las palabras viejas. Se
ha tratado de disfrazar el enigma soviético con el término: “capitalismo de estado” (...)[68]
Tony Cliff, al igual que Rizzi y Castoriadis, parte de la base de que Trotsky se
equivocó completamente al afirmar que la URSS, bajo el estalinismo, continuaba
siendo un estado obrero. Sólo difiere con este último en la fecha en que se habría
producido ese cambio. Para Castoriadis fue en 1927, para Cliff fue en 1928. A par-
tir de allí va a sacar la conclusión de que la burocracia era una nueva clase social, que
no estaba planteada una revolución política, que no era una economía superior al ca-
pitalismo y que no estaba planteada, por lo tanto, su defensa.
Cliff, a lo largo de todo su trabajo, va a tratar de justificar estas posiciones repi-
tiendo, en general, una serie de verdades sobre el papel de la burocracia, ya analiza-
das hasta el cansancio por Trotsky, pero sacando de ellas conclusiones opuestas a
las de éste.
Así, por ejemplo, Cliff, para mostrar el carácter no obrero de la URSS, destaca
que, junto con triplicarse la productividad del trabajo, los salarios reales, entre los
años 1928 y 1936, se redujeron en más de un 50%. Al hacer esto, Cliff oculta un
hecho: el salario social. Y no saca la conclusión del otro hecho: las conquistas eco-
nómicas de la Revolución de Octubre se mantienen, pero bajo el control de la bu-
rocracia. Por eso, la economía del estado crece en forma desproporcionada con las
economías de los hogares obreros.
Pero para Cliff, al contrario de Trotsky, el crecimiento de la economía del es-
tado obrero pareciera ser un hecho de menor importancia.
Resulta curioso, o más bien vergonzoso, ver las comparaciones que Cliff hace
para disminuir los logros de la economía soviética, que era motivo de orgullo para
todos los marxistas, en primer lugar para los trotskistas.
El joven Cliff del año 1948, recién llegado de Palestina a Londres, no consigue di-
simular el impacto que le ha provocado la gran metrópoli, y así, en todo momento,
compara los logros de la URSS con los de... Inglaterra, ocultando para eso los “lo-
gros” de Inglaterra en sus colonias.
En su texto, Cliff no puede destacar los avances de la economía estatizada y pla-
nificada, porque, si lo hiciera, quedaría cuestionada su afirmación de que la econo-
mía soviética no era superior a la economía capitalista. De cualquier manera, hay
hechos que no puede ocultar, aunque sólo sea para intentar transfórmalos en su con-
trario. Así sucede, por ejemplo, con la producción de papel.
Todo el mundo sabe que el índice de consumo de papel es uno de los parámetros
usados internacionalmente para medir el nivel cultural de un determinado país. En
la URSS, el crecimiento del consumo de papel fue espectacular, cosa que es fácil-
mente comprensible, aún hoy, para cualquiera que [viaje] en un “metro” de Moscú
y sienta la extraña sensación de haber entrado en la sala de una biblioteca.
[68] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 232.
154
El Veredicto de la Historia
Trotsky decía que todos los avances que se conseguían eran producto de la exis-
tencia del estado obrero, y se conseguían a pesar de la burocracia.
Para Cliff, como para todos los antidefensistas, el análisis de Trotsky era com-
pletamente equivocado.
De cualquier manera, los hechos son los hechos, y Cliff, al no poder ocultar esos
avances, y al no poder atribuirle ese mérito al estado obrero (que para él no existía),
se los acabó atribuyendo a… la burocracia, a quien le otorga, además, un papel enor-
memente progresivo.
Refiriéndose a la URSS, Cliff dice:
Salió del retraso para volverse un país industrial moderno, poderoso y avanzado.
La burocracia se ha ganado el mismo elogio que mereció la burguesía en los es-
critos de Marx y Engels: “Ha sido la primera en demostrar lo que puede hacer la
actividad humana. Ha logrado maravillas mucho más impresionantes que las pi-
rámides de Egipto, los acueductos romanos y las catedrales góticas (...) La burgue-
sía, durante su reino de apenas 100 años ha creado más y más tremendas fuerzas
productivas que todas las generaciones anteriores en su conjunto”.
El precio pagado por tantos éxitos, como es sabido, ha sido la miseria humana en
una escala imposible de calcular.[70]
Por fin, en lo que hace a la famosa teoría del “capitalismo de estado”, que
Cliff asume como suya, no podemos menos que coincidir con una observación muy
inteligente, hecha por Ernest Mandel:
155
Una polémica que se actualiza
Por un lado, las revoluciones que en el Este acabaron con los regímenes de los
PCs y, por otro, la restauración del capitalismo, han reavivado, en otro plano, las po-
lémicas que hemos mencionado anteriormente.
A nivel de la LIT-CI, este debate ha provocado no sólo intensas discusiones, sino
incluso importantes rupturas. En su interior y en su área de influencia han aparecido
dos posiciones (en nuestra opinión dos desviaciones) opuestas. Por un lado, existe
un sector que defiende integralmente las elaboraciones históricas de Trotsky y el
trotskismo ortodoxo (ése es su mérito), pero, a partir de allí, deja de lado la realidad
actual y, en base a análisis de una realidad que ya no existe, define a esos estados
como obreros.
Por otro lado, desde hace ya tiempo, han aparecido otros sectores que, siguiendo
con la línea de pensamiento de Rizzi, Castoriadis y Tony Cliff, llegan a la conclusión
de que los acontecimientos actuales demuestran que Trotsky, la IV Internacional y
la corriente histórica que hoy se expresa en la LIT, tuvieron una interpretación equi-
vocada sobre lo que era la URSS, sobre el programa y sobre la política que había que
tener frente a ella. Entre estas corrientes se encuentra la ex mayoría del PST español;
el SR de Italia y la actual dirección del MAS argentino. Estas posiciones están resu-
midas –en el caso de los españoles– en un folleto elaborado por varios dirigentes
del ex PST titulado ¿Qué fueron y qué son los estados de la ex URSS y los países del
Este de Europa? En el caso de los italianos, esas posiciones están contenidas en su
programa; y en lo que respecta a los argentinos, en el libro Después del estalinismo,
de Andrés Romero.
Obviamente, que digamos que todos ellos constituyen una “corriente de pensa-
miento” no significa decir que sus posiciones son idénticas. De la misma forma que
no lo son las posiciones de Cliff o las de Rizzi ni las de Castoriades a las de ambos.
Pero decimos que forman parte de una misma corriente de pensamiento porque, en
líneas generales, frente a las cuestiones centrales que se discuten sobre los estados,
parten de las mismas premisas y, en general, llegan a las mismas conclusiones.
Los dirigentes de SR de Italia no han asumido en forma explícita una identidad
con esta corriente, aunque sí han asumido su ruptura con el movimiento trotskista,
del cual ya no se consideran.
Por su parte, los españoles no sólo han roto con el trotskismo, sino que han asu-
mido, explícitamente, una identidad con esta otra corriente que durante décadas ha
venido combatiendo las posiciones de nuestro movimiento.
157
Martín Hernández
Así, uno de los dirigentes de este grupo, en un texto crítico al trabajo de Andrés
Romero, dirigido a la dirección del MAS, señala:
(...) Se ignora a Bruno Rizzi, simpatizante de la IV, quien en 1938 ya planteaba una
concepción similar a la nuestra (...)
Aunque la polémica sea nueva en la LIT, no lo fue en la IV, de la que en Francia salió,
por ejemplo, el grupo Socialismo o Barbarie, también con una opinión similar a la
nuestra, o en Inglaterra el SWP, conocido por su posición de “Capitalismo de estado”
(...)[72]
En relación con Andrés Romero y la dirección del MAS, leyendo sus textos se
puede observar que han adoptado las posiciones centrales de esta “corriente de pen-
samiento”. Sin embargo, sorprendentemente, ignoran a sus máximos exponentes.
Bruno Rizzi, Castoriadis y Tony Cliff ni siquiera son citados en el libro Después del
estalinismo.
Nuestros críticos aceptan los hechos tal cual como nosotros los establecimos hace
mucho tiempo atrás. No agregan nada de esencial a la apreciación, sea sobre la si-
tuación de la burocracia y de los trabajadores, sea sobre el papel del Kremlin en el
campo internacional (...) La única acusación que dirigen contra nosotros es que no sa-
camos las “conclusiones” necesarias.[74] (Subrayado nuestro).
158
El Veredicto de la Historia
Andrés Romero, al igual que Rizzi, Castoriadis y Cliff, opina que la URSS esta-
linista no era más un estado obrero. Las razones argumentadas son, en líneas gene-
rales, coincidentes con las de los tres autores citados.
Ya en lo que se refiere a la definición de ese estado, Romero habla (al igual que
Rizzi y Castoriadis) de un estado que no habría sido ni capitalista ni obrero, sino un
“estado burocrático”.
Al igual que ellos tres, opina que esa nueva formación que habría surgido no
sería superior al capitalismo y que lo que estaba planteado no era una revolución po-
lítica.
Por fin, Romero en ninguna parte de su texto plantea que era necesario defen-
der incondicionalmente a la URSS frente a un posible ataque del capitalismo; sea
este fascista o “democrático”. Como es difícil pensar que en su voluminoso trabajo
se haya olvidado de referirse a este tema central, llegamos a la conclusión de que
también frente a esta cuestión Romero estaría defendiendo una posición similar a
la de los autores antes señalados. Por otro parte, de no ser así, estaría siendo inco-
herente con su opinión de que esos estados no representaban una conquista del mo-
vimiento obrero y el marxismo.[75]
En realidad, la única conclusión de importancia, en la cual Romero tiene dife-
rencias con ellos, es cuando reivindica, aunque sin mucha fuerza, la posición de
Trotsky en el sentido de que la burocracia no sería una nueva clase social. Sin em-
bargo, esta diferencia, en contra de lo que puede parecer a primera vista, no mues-
tra una aproximación de Romero a las posiciones de Trotsky, sino todo lo contrario.
Al respecto, es necesario recordar que Trotsky opinaba que si la URSS se llegaba a
transformar en un nuevo régimen social (que es lo que opina Romero que ocurrió)
(...) la burocracia, lógicamente, se convertiría en una nueva clase explotadora.[76]
Una vez hecha la localización política del texto de Andrés Romero, se hace ne-
cesario abordar otro problema muy importante: la metodología que el autor utiliza
para exponer sus ideas y para polemizar.
Ya hemos señalado que en el texto de Romero se ignora a los inspiradores del
mismo, sin embargo, éste no es el problema más grave. Al fin y al cabo, es el mismo
procedimiento que utiliza Castoriadis sin que por ello sus elaboraciones dejen de
ser serias, aunque equivocadas.
El problema metodológico se torna realmente grave cuando Romero, en lugar de
establecer una polémica clara con las posiciones de Trotsky y sus continuadores, lo
que sería completamente legítimo, intenta demostrar lo indemostrable: que sus ela-
boraciones son continuidad de las de Trotsky y la LIT.
[75] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994, pág. 9.
[76] Trotsky, León.
159
Martín Hernández
Veamos los mecanismos que Andrés Romero utiliza para conseguir semejante al-
quimia.
En primer lugar, sus posiciones, opuestas a las de Trotsky y a las de la LIT (la
URSS no era un estado obrero degenerado, el régimen social no era superior al ca-
pitalismo, la economía estatizada no era progresiva en sí misma, no había que hacer
una revolución política, no había que defender incondicionalmente a ese estado
frente a los ataques externos) son presentadas en el marco de frases como éstas: No
nos cansaremos de reivindicar el valor teórico, metodológico y político de la labor de
Trotsky.[77] O, (...) acá presento como una elaboración hecha desde la tradición y ba-
gaje ganados en nuestra corriente internacional, la LIT-CI.[78]
En segundo lugar, Andrés Romero, para poder enfrentar las elaboraciones de
Trotsky, sin asumir que lo está haciendo, trata de hacer aparecer que en realidad éste
no tenía una posición definitiva sobre el carácter de clase de la URSS. Así, su tradi-
cional y conocida posición sobre el carácter obrero de la URSS es presentado de la
siguiente forma:
La validez científica del pensamiento de Trotsky en ese trabajo (La revolución trai-
cionada) se resume con la siguiente frase dirigida a los que rezan sus libros como ver-
dades absolutas: “El problema del carácter social de la URSS aún no está resuelto por
la historia”.[79]
Romero, en forma por cierto muy sutil, intenta hacer aparecer que Trotsky, en re-
lación con el carácter social de la URSS, tenía, más que una posición, un gran inte-
rrogante y, para pasar esta idea, oculta toda la batalla de éste contra los
antidefensistas y hace una interpretación de los textos de Trotsky de la cual, lo
menos que podemos decir, es que es abusiva.
Trotsky decía que el estado obrero degenerado no duraría mucho tiempo (ése
fue su error) y más aún, opinaba que ese estado, durante o a posteriori de la Segunda
Guerra Mundial, sería derrotado por la contrarrevolución o por la revolución. Por
eso afirmaba que el carácter social de la URSS no estaba resuelto por la historia.
Pero nunca dijo que esos nuevos acontecimientos de la historia podrían llegar a
demostrar que en realidad anteriormente no había un estado obrero. Todo lo
contrario. En una frase citada por el propio Romero decía:
[77] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994, pág. 25.
[78] Ídem.
[79] Ídem.
[80] Ídem.
[81] Ídem, pág. 63.
160
El Veredicto de la Historia
Lo curioso del caso es que, como decíamos anteriormente, por más que se lo
busque, en el estudio hecho por Romero sobre la década del 30 no se consiguen en-
contrar la (...) “acumulación de evidencias” que hoy tendríamos, ni los “nuevos in-
dicadores políticos, sociales y económicos”, que justificarían sacar una conclusión
opuesta a la de Trotsky.
En cuarto lugar, Romero, en lugar de polemizar directamente con las posiciones
de Trotsky, polemiza con los defensores de estas posiciones.
Trotsky, como es sabido, defendía que las estatizaciones, así fuesen hechas por la
burocracia, eran progresivas en sí mismas. Así, por ejemplo, en una frase que ya
hemos citado, señalaba:
En este caso, es bueno que aclaremos que Trotsky se está refiriendo, nada más ni
nada menos, que a la invasión del Ejército Rojo sobre Polonia, como producto
del pacto contrarrevolucionario con Hitler.
Andrés Romero está completamente en contra de esta posición de Trotsky pero,
en lugar de polemizar con él, polemiza con... Gabriel Maza, un militante de su par-
tido, el MAS argentino diciendo:
[82] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994.
[83] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994, pág. 60.
[84] Trotsky, León.
161
Martín Hernández
Sugiere (Maza) que yo estoy violando el sagrado “principio” de que la propiedad na-
cionalizada debe ser caracterizada y defendida como una conquista en sí misma,
un progreso histórico, lo que teóricamente es un disparate y políticamente representa
una adaptación al estatismo sembrados por el estalinismo y el nacionalismo burgués
(...).[85] (Subrayados nuestros).
Este mismo procedimiento utiliza Romero en relación con el análisis de las re-
laciones de producción.
Castoriadis criticaba duramente a Trotsky porque éste no colocaba en el centro
de su análisis las relaciones de producción:
(...) Trotsky salía siempre airoso de la discusión. No era sin embargo, difícil expulsar
a Trotsky de esa posición, aparentemente inexpugnable, preguntándole: Y las rela-
ciones de producción, ¿Qué son en general y qué son en Rusia? Porque es [evidente],
para los que conocen la obra de Trotsky, que éste se ha contentado siempre con blan-
dir el arma mágica de las relaciones de producción, pero nunca ha ido más allá. Marx
no hablaba de las relaciones de producción capitalistas: las analiza a lo largo de
3.000 páginas de El Capital. En vano se buscaría en la obra de Trotsky el inicio
siquiera de semejante análisis. Su obra más prolija desde ese punto de vista, La re-
volución traicionada, sólo contiene, a modo de análisis económico, una descripción
del volumen material de la producción rusa, de la desigualdad de los ingresos y de la
lucha por el rendimiento. Lo demás es literatura sociológica y política, generalmente
buena, pero viciada por la ausencia de fundamentos económicos; por la ausencia,
precisamente de un análisis de las relaciones de producción en Rusia.[86] (Subra-
yados nuestros).
(...) Para volver con rigor marxista sobre la controvertida cuestión de la naturaleza
y la definición del estado soviético, es necesario considerar seriamente las relacio-
nes de producción y el tipo de economía desarrolladas en la URSS de los años treinta
(así como su posterior evolución). Esta cuestión clave es evitada en la mayoría de
las polémicas escritas que llevamos adelante actualmente las corrientes del mo-
vimiento trotskista.[87] (Subrayados nuestros).
Esta forma confusionista que tiene Andrés Romero de presentar sus diferencias
con las posiciones de Trotsky, crea una enorme dificultad para hacer un debate serio
en torno al tema que más le preocupa: (...) lo que ocurrió en la sociedad soviética (y
[85] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994, pág. 130.
[86] Castoriadis, Cornelius, La sociedad burocrática, Ediciones Daleduro, España, pág. 36.
[87] Romero, Andrés, Después del estalinismo, Editorial Antídoto, Buenos Aires, 1994, pág. 25 y 26.
162
El Veredicto de la Historia
las otras de su tipo) antes 1989-1991 y (...) el proceso de cristalización del sistema es-
talinista en la década del treinta. Decimos esto porque esta discusión, para ser seria,
sólo se puede desarrollar en la forma de una dura y clara polémica entre las posi-
ciones de Trotsky y Andrés Romero. Pero ¿cómo entrar en ese debate cuando An-
drés Romero disfraza sus posiciones y las presenta como continuidad de las de
Trotsky?
Este método tan poco serio de Andrés Romero, alejado de las mejores tradicio-
nes marxistas, resulta tan irritante que ya mereció las críticas no sólo de aquellos
que no concuerdan con sus conclusiones, sino también de algunos dirigentes que tie-
nen importantes acuerdos con él, al punto tal de haber sido acusado, públicamente,
de realizar una “falsificación intencionada de la historia”.[88]
Comparando el texto de Bruno Rizzi con el de Andrés Romero es fácil compro-
bar dos métodos opuestos. En su trabajo, Bruno Rizzi se refería a Trotsky con un
enorme respeto:
Sin embargo, ese respeto nunca llevó a Rizzi a ocultar o disimular sus diferencias
o a valerse de maniobras confusionistas para polemizar con él. Todo lo contrario. El
libro de Rizzi es, desde el principio al fin, una polémica directa, clara y honesta con
las posiciones de Trotsky. Un verdadero ejemplo.
[88] En el texto, “Comentarios a Después del estalinismo”, de Tate (dirigente de la ex Contracorriente-PST), en-
viado a la dirección del MAS, se señala lo siguiente: (...) Quizás lo más decepcionante del libro es la tónica táctica,
del momento, que parece imprimirse en todas las consideraciones, como si lo que dijera dependiese la situación del
autor en la LIT. Esto se ve claramente comparando el texto fotocopiado que antes conocimos, con el libro, de lo que
se percibe un sensible retroceso cuanto a lo que pudieran suponer críticas a Trotsky, a Moreno, o a nuestra tradicio-
nal visión de la historia de la corriente trotskista (...)
Consecuencia de este criterio general es la falsificación intencionada de la historia, pareciendo que los problemas co-
mienzan en la década del treinta, que la Oposición de Izquierda tuvo siempre una posición correcta, que las posi-
ciones de Trotsky y Rakovsky eran complementarias, y que nuestra corriente fue la más coherente del trotskismo
contemporáneo (...)
Seguir con consideraciones tácticas para una discusión de este calibre no ayudará a nadie ni siquiera a Andrés Ro-
mero, quien difícilmente podrá dar respuestas positivas en el plano estratégico con posiciones no claras, mediadas por
la conveniencia del momento. Me gustaría conocer las opiniones reales de éste, algunas de las cuales han desapare-
cido en la versión final.
(Las partes centrales de este texto fueron publicados en la contratapa de la revista Contracorriente). Hasta ahora
no conocemos ninguna respuesta pública de la dirección del MAS, o de Andrés Romero, a la grave acusación
que se hace en el mismo: (...) falsificación intencionada de la historia.
[89] Rizzi, Bruno, La burocratización del mundo, Ediciones Península, España, pág. 43.
[90 Ídem, pág. 46.
[91] Ídem, pág. 125.
163
La polémica Trotsky-Rizzi
y la prueba de los hechos
(...) Bruno R. tiene el mérito de sacar el problema del círculo vicioso de los ejercicios
terminológicos en cuadernos escolares y pasarlo al plano de las generalizaciones his-
tóricas más importantes.[92]
165
Martín Hernández
Reconocer en la URSS un estado obrero –no el modelo de este estado, sino una
deformación del modelo– no significa de forma alguna que sea concedida a la
burocracia soviética una amnistía teórica y política; por el contrario, su carácter
reaccionario aparece plenamente a la luz de la contradicción entre su política anti-
proletaria y las exigencias del estado obrero.[93] (Subrayados nuestros).
[93] Trotsky, León, “¿Un estado ni obrero ni burgués?, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo,
pág. 236.
166
El Veredicto de la Historia
La burguesía, sea fascista o democrática, no puede satisfacerse con las aisladas pro-
ezas contrarrevolucionarias de Stalin; tiene necesidad de la contrarrevolución com-
pleta en las relaciones de propiedad y en la abertura del mercado ruso. Mientras no
consiga eso, considera al estado soviético como un enemigo. Y tiene razón.[95]
Los datos que nos da la realidad demuestran que también en esto Trotsky, y no
Rizzi, estaba en lo cierto. La burguesía fascista y “democrática” intentó, por todas
las formas, reestablecer las relaciones de propiedad capitalista y abrir el mercado so-
viético. La Alemania nazi lo intentó con la invasión. Las masas soviéticas se lo im-
pidieron. Las potencias imperialistas que salieron victoriosas de la Segunda Guerra
[Mundial], pensaron en cumplir la tarea que Hitler no había conseguido. El temor
a las masas del mundo entero los hizo desistir de esa idea.
Stalin no se detuvo en sus proezas contrarrevolucionarias. En 1943 fue la disolu-
ción de la III Internacional. Terminada la guerra, fueron los pactos de Yalta y Pots-
dam. El imperialismo, sonreía, pero seguía tratando al estado soviético como a su
enemigo. Fue la llamada “guerra fría”, las sanciones, los boicots, las presiones.
Recién en los últimos años el imperialismo cambió. Inclusive hubo una fecha en
que manifestó, públicamente, ese cambio. Fue a mediados de 1995, cuando la con-
memoración de los 50 años de la victoria aliada sobre Hitler. La máxima ceremonia
se realizó en Moscú, con la presencia de los jefes de todas las grandes potencias im-
perialistas. Rusia comenzaba a ser una “nación amiga”. No era que el imperialismo
se había acordado, un poco tarde, de que veinte millones de soviéticos habían muerto
en los campos de batallas. Sucedía que el mercado ruso estaba abierto y las rela-
ciones de propiedad capitalista habían sido reestablecidas. En este terreno, el im-
perialismo había vencido.
[94]Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, pág. 237.
[95] Trotsky, León, “¿Un estado ni obrero ni burgués?, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial, São Paulo,
pág. 235.
167
Martín Hernández
El estado obrero debe ser tomado tal como salió del implacable laboratorio de la his-
toria, no como lo imagina un profesor “socialista” reflexionando mientras se limpia
la nariz con el dedo. El deber de los revolucionarios es defender toda conquista de la
clase trabajadora, aunque haya sido desfigurada por la presión de las fuerzas hosti-
les. Aquellos que son incapaces de defender las posiciones tomadas, nunca conquis-
tarán otras nuevas.[96]
[96] Trotsky, León, “Balance de los acontecimientos finlandeses”, de En defensa del marxismo, Proposta Editorial,
São Paulo, pág. 204.
[97] Del programa de SR de Itália.
168
PARTE 3
Cuba:
De la expropiación a la restauración
En los últimos años crecieron las especulaciones sobre cómo será Cuba sin Fidel.
Esas especulaciones dieron un salto y se transformaron en importantes enfrenta-
mientos políticos, a partir del momento en que Castro fue sometido a una inter-
vención quirúrgica que lo obligó a pasar el mando a su hermano Raúl.
En el momento que escribimos este artículo no se sabe si Fidel se va a reintegrar
a sus funciones al frente del gobierno cubano o si, por el contrario, su alejamiento
será definitivo. Las autoridades cubanas guardan sigilo sobre el tema, mientras que
representantes de otros gobiernos dan informaciones contradictorias. Hugo Chá-
vez, el presidente de Venezuela, que visitó a Castro en el hospital, dice que se está re-
cuperando y dentro de poco tiempo retornará a sus antiguas funciones. Por el
contrario, algunos representantes del PT brasileño, estrechamente ligados al go-
bierno cubano, informaron que el alejamiento de Castro es definitivo.
Es lógico que esta situación provoque tantas especulaciones y debates. Fidel fue
el máximo dirigente de la revolución y ha estado al frente del gobierno de su país por
casi 50 años. Por otra parte, es necesario tomar en consideración que, a partir de los
“procesos del Este europeo” (restauración y revolución) es difícil pensar que en Cuba
la sucesión de Fidel Castro se dará sin enfrentamientos y crisis.
¿Vuelta al capitalismo?
171
Martín Hernández
Nunca hubo acuerdo, a nivel de la izquierda, sobre el carácter del Estado cubano
después de la revolución que llevó a Fidel Castro al poder. Unos hablaban de un es-
tado “socialista”, otros de una “economía popular”, y no faltaron los que caracteriza-
ron a Cuba como un “capitalismo de estado”. Por nuestra parte consideramos que, a
partir de la expropiación del capitalismo, Cuba se transformó en un “estado obrero
burocratizado”.
No es el objetivo de este trabajo tratar de demostrar cuál de las definiciones es la
más correcta pero sí queremos señalar un hecho sobre el cual hay bastante acuerdo:
a partir de la ruptura con el imperialismo y la expropiación de la burguesía, el Es-
tado cubano sufrió un cambio cualitativo. Dejó de existir una economía capitalista.
Surgió un estado de un nuevo tipo en donde no reinaba la anarquía del capital sino
una economía planificada. De esta forma, el Estado cubano formaba parte de la eco-
nomía mundial pero era, al igual que China y el conjunto de los estados del Este eu-
ropeo, una parte contradictoria de esa economía.
Esta somera descripción del Estado cubano post revolución posiblemente sea
respaldada por la amplia mayoría de la izquierda. Pues bien, nosotros opinamos que
un estado de este tipo, independientemente del nombre que reciba, ya no existe más.
Por eso decimos que el imperialismo no tiene como objetivo restaurar el capita-
lismo, porque el mismo ya fue restaurado. Entonces, el verdadero debate que hay
en Cuba, y que involucra a la dirección castrista, los “gusanos”, el gobierno nortea-
mericano y el imperialismo europeo, no es sobre si con el posible alejamiento de
Fidel habrá o no restauración. El debate es sobre cómo continuar la restauración, y
es ahí donde surgen diferentes posiciones políticas, en función de los diferentes in-
tereses económicos en juego.
La restauración
172
El Veredicto de la Historia
173
Martín Hernández
el capital extranjero, por un volumen total de 100 millones de dólares, y esos acuer-
dos estaban restrictos al área de turismo. Cinco años después, en 1995, existían 212
acuerdos de asociación económica con el capital extranjero, con una inversión de
2.100 millones de dólares, que abarcaba 34 ramas de la economía.
Cuba, durante muchos años, tuvo que soportar una permanente agresión polí-
tica, económica e incluso militar del imperialismo norteamericano y de sus aliados.
La revolución, que derribó al dictador Batista, triunfó el 1 de enero de 1959 y ya
en el mes de octubre de ese mismo año el presidente de los EE.UU., Dwight Eisen-
hower, aprobó un plan de la CIA para realizar acciones terroristas en la Isla, y a co-
mienzos de 1960 las refinerías de petróleo norteamericanas, instaladas en Cuba,
comenzaron a boicotear la producción. En los meses y años siguientes estas agre-
siones se multiplicaron. En diciembre de 1960, los EE.UU. dejaron de comprar azú-
car cubano. En enero de 1961 rompió relaciones. En abril de ese mismo año, cerca
de 1.400 exiliados cubanos, entrenados y armados por la CIA, desembarcaron en
Playa Girón (Bahía de los Cochinos) con la intención de derribar al gobierno. En
enero de 1962, Cuba fue excluida de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En febrero, el presidente Kennedy ordenó el bloqueo económico total de Cuba.
En todos estos años, la CIA preparó tantos atentados para matar a Fidel Castro
que lo obligó a vivir prácticamente en la clandestinidad. Sólo en el año 1960 fueron
descubiertos ocho complots para asesinarlo.
Habiendo existido tantas agresiones contra Cuba y contra Fidel, hoy en día mu-
chos temen que la crisis provocada por la posible muerte de Castro, pueda llegar a
ser aprovechada por los EE.UU. para invadir la Isla. Sin embargo, las declaraciones
del gobierno de los EE.UU. no parecen confirmar estos temores. A pesar de toda la
política guerrerista del gobierno Bush, Condoleza Rice fue muy categórica en de-
clarar que bajo ningún punto de vista pretenden invadir Cuba. La política es otra. Es
presionar para que se legalicen los partidos políticos y que el proceso sucesorio de
Fidel sea decidido en las urnas. En este marco, Caleb McCarry, el hombre de Bush
para garantizar la “transición en Cuba” llegó a declarar que si la mayoría de los cu-
banos votan al Partido Comunista, los EE.UU. respetarán el resultado.
Si observamos la actual política de los EE.UU. y la comparamos con la anterior
(atentados contra Fidel, desembarco de Playa Girón, bloqueo, etc.) resulta evidente
que hay un cambio. Respecto de la URSS y del gobierno de Stalin, Trotsky decía:
Mientras que el monopolio del comercio exterior no sea abolido, mientras que el de-
recho del capital no sea restablecido, la URSS, a pesar de todos los “méritos” de sus go-
bernantes, seguirá siendo para la burguesía del mundo entero un enemigo
irreconciliable (...)[2]
[2] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, España, 1977, pág. 192.
174
El Veredicto de la Historia
Lo mismo que decía Trotsky para la ex URSS podemos decir nosotros para Cuba.
Mientras el monopolio del comercio exterior era del Estado y los derechos del capi-
tal no estaban restablecidos, la burguesía de todo el mundo consideraba a Cuba como
un enemigo irreconciliable.
El gobierno castrista, a partir de la década del 70, abandonó la idea de los prime-
ros años, de intentar repetir en otros países la experiencia cubana. De esta forma,
cuando los sandinistas tomaron el poder en Nicaragua, Fidel Castro les aconsejó que
no expropiaran a la burguesía (“no hagan una nueva Cuba”). Pero de nada le sirvió
este cambio. La mayoría de la burguesía siguió considerando a Cuba un enemigo
irreconciliable.
La burguesía mundial sólo cambió de actitud cuando los “derechos del capital” co-
menzaron a ser restablecidos en la Isla. A partir de allí el respaldo fue tan grande,
que la mayoría de los gobiernos, no sólo de Europa sino del mundo, pasaron a cues-
tionar el boqueo americano. Por ejemplo, en noviembre de 2005 la ONU condenó,
por [decimocuarta] vez consecutiva, el bloqueo a Cuba por parte de los EE.UU. Esta
posición contó con el respaldo de 182 países.
Esta nueva relación con una buena parte de la burguesía mundial fue “bendecida”
por el Papa Juan Pablo II, quien en 1998 visitó la Isla, y por el patriarca Bartolomé I,
líder espiritual de 140 millones de cristianos ortodoxos, que lo hizo en 2004.
La política de la burguesía norteamericana ha sido diferente, [aunque] no tan di-
ferente, a la de la burguesía europea. Hay importantes sectores que reivindican el fin
del bloqueo y el restablecimiento de plenas relaciones con Cuba que es, por otra parte,
lo mismo que reivindica el gobierno cubano. Si aún eso no se ha conseguido es de-
bido a la presión que ejerce la poderosa burguesía cubana exiliada en los EE.UU. Po-
siblemente, la mayoría de ese sector sólo acepta relacionarse con Cuba en base a la
recuperación del poder y de sus antiguas propiedades. Sin embargo, éstos no han lo-
grado impedir que crezcan los sectores que están a favor de restablecer relaciones
con el actual régimen cubano.
Por lo pronto, es un hecho que el número de estadounidenses que visitan Cuba no
para de crecer. Sólo en el año 2002 fueron 230.000 personas (40.000 en forma ilegal).
Pero no son sólo turistas los que visitan la Isla. En mayo de ese mismo año, Jimmy
Carter, el ex presidente de los EE.UU, visitó Cuba, y en diciembre del año 2004, más
de 300 empresarios norteamericanos viajaron a La Habana para reunirse con Fidel
Castro. Hay otros hechos que también muestran la nueva relación que se está esta-
bleciendo entre los EE.UU. y Cuba.
En el año 1988, el FBI desmontó una conspiración de exiliados cubanos para ase-
sinar a Fidel Castro, mientras que el juez norteamericano, James L. King, condenó a
seis exiliados a más de 20 años de prisión por haber participado del secuestro de un
avión en la Isla.
Por otra parte, a partir del propio gobierno, el bloqueo económico comenzó a
ser cuestionado. Hoy los EE.UU. ocupan el cuarto lugar a nivel mundial en lo que
175
Martín Hernández
Para cualquier analista resulta evidente que si Fidel Castro muere, o se ve impo-
sibilitado de continuar en el gobierno, el régimen cubano va a quedar sumamente
frágil. Sería ésta una oportunidad excepcional para que el imperialismo se adueñara
del poder por medio de los “gusanos”. Sin embargo, no hay nada que indique que la
política de los norteamericanos, y mucho menos la del imperialismo europeo, sea
desestabilizar el régimen. Por ahora, más adelante puede cambiar, la política parece
ser la de “presionar sin desestabilizar”.
¿Por qué no quieren desestabilizar al régimen cubano? Porque es con ese régimen
que se está restaurando el capitalismo. ¿Y por qué entonces presionan por una sa-
lida “democrática”? Porque los diferentes sectores de la burguesía mundial buscan,
mediante la legalización de los partidos políticos, y a través de las elecciones, ganar
terreno en el interior del proceso de restauración, tanto en relación con los otros
sectores burgueses como frente al propio gobierno, que hoy en día tiene el control
del proceso, lo que está dando origen a la conformación de una nueva burguesía li-
gada al Estado. Es en esto que se resume, a nivel de la burguesía y del gobierno cu-
bano, el debate sobre la sucesión de Fidel.
La prensa mundial se hizo eco de las movilizaciones de los exiliados cubanos en
Miami, y esto dio fuerza a la idea de que los EE.UU. estarían preparando una inva-
sión o, como mínimo, una ofensiva brutal para derribar el actual régimen. Sin em-
bargo no es eso lo que opinan los analistas más informados. Así por ejemplo, el
periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer[3], un conocedor de Cuba y
con muchos años de trabajo en los EE.UU., escribió: Observando los últimos acon-
tecimientos de Cuba desde esta parte del mundo, uno tiene la impresión de que la co-
munidad internacional –incluyendo a los Estados Unidos– no tendrá mucho apuro en
buscar una transición rápida hacia la democracia en la isla.[4]
Por otra parte, el mismo Oppenheimer cita una declaración de Emilio Cárde-
nas, un ex embajador argentino ante las Naciones Unidas: Nadie está apurado por ver
grandes cambios en Cuba. En un primer momento, esto podría significar apoyar la di-
rección de Raúl Castro.[5]
[3] Oppenheimer, Andrés, periodista y escritor argentino, trabajó para la Associated Press y The Miami Herald.
Es autor del libro La hora final de Castro. En el año 1987 ganó el premio Pulitzer.
[4] Oppenheimer, Andrés, La sucesión cubana en el mundo, Nuevo Herald, 10 de agosto de 2006.
[5] Ídem.
176
El Veredicto de la Historia
177
Martín Hernández
Sin embargo, las cosas no fueron ni son vistas de esta manera por la burguesía, y
eso es lo que explica que en todos estos años haya sido China (a pesar de las trabas
idiomáticas y culturales) y no el Este europeo, el destino de las principales inversio-
nes imperialistas.
Un dato de reciente aparición ejemplifica el porqué de la postura del imperia-
lismo. El costo de la mano de obra para producir un coche en China es de 170 dó-
lares por vehículo mientras que en los Estados Unidos supera los 2.000. Éste es el
“milagro chino”, que sólo se puede conseguir en base a una dictadura sanguinaria en
la que los trabajadores no tienen garantizados lo más mínimos derecho laborales.
Eso es lo que explica por qué la GM, a nivel mundial, logró salir de su crisis en
el año 2005, a partir de sus plantas en China, y ésa es la razón de por qué el 50% de
todos los productos exportados por las 500 multinacionales más importantes del
planeta son fabricados en China.
Desde el punto de vista de los intereses de las potencias imperialistas no tendría
sentido una política para derribar el régimen del PC chino. De igual manera, no
tendría sentido una política para derribar el régimen controlado por el PC cubano.
El gobierno cubano le da a las empresas imperialistas todas las garantías para ex-
plotar los recursos de la Isla. Les ofrece la posibilidad de contratar una mano de obra
altamente calificada, pagando los sueldos más bajos del continente y, junto con eso,
el estado le garantiza a las empresas que esos trabajadores no harán huelgas ni re-
clamos. Esto genera una enorme plusvalía, la cual puede ser enviada, casi sin res-
tricciones, al exterior ¿A qué más puede aspirar el capital internacional?
Sin embargo, la existencia de un proceso de restauración dirigido por una dic-
tadura del Partido Comunista, les crea contradicciones no sólo al imperialismo nor-
teamericano, sino también al europeo. Ambos quisieran tener el control total de este
proceso y hoy en día no lo tienen, y este hecho hace que a partir del Estado vaya
surgiendo una nueva burguesía nacional que ningún sector imperialista tiene inte-
rés en desarrollar; de allí las presiones para “democratizar” el Estado.
Ya señalamos anteriormente la contradicción que tiene la burguesía norteame-
ricana con la burguesía cubana, hecho éste que le impide disputar la recolonización
de Cuba, de igual a igual con el imperialismo europeo. Pero también la contradic-
ción señalada anteriormente afecta al imperialismo europeo y por eso, al igual que
los norteamericanos, si bien no trabajan para derrocar el régimen cubano, no paran
de presionarlo por salidas “democráticas”. Por ejemplo, en noviembre de 2004, el
Parlamento Europeo exigió de Cuba la liberación de los presos políticos y el presi-
dente de España, José Luis Zapatero, exigió “pasos rápidos en la democratización”.
En octubre de 2005 el Parlamento Europeo le entregó el Premio Sakharov de los De-
rechos Humanos a las “Damas de Blanco”, un grupo de esposas de disidentes cuba-
nos presos en 2003.
En este marco, el gobierno cubano no ha sido inmune a las presiones y los nor-
teamericanos están empezando a reconocer este hecho.
178
El Veredicto de la Historia
Por un lado, el gobierno cubano ha venido dejando en libertad a una serie de di-
sidentes y, por otro, en el mes de mayo de 2005 permitió que se realizara en La Ha-
bana un encuentro de 150 representantes de grupos opositores, que se reunieron
para discutir un plan para la transición política en la Isla. Frente a estos hechos, el
jefe de la Sección de Intereses de los EE.UU. en La Habana (Sina), Michael Parmly,
declaró: (...) algún día el pueblo cubano hará posible las transformaciones, ya inicia-
das, que conducirán a la democracia, y, a su vez, Caleb McCarry declaró que la cues-
tión de la restitución de las propiedades a sus antiguos propietarios (los “gusanos”)
o la indemnización por las mismas, que siempre fue la bandera central de los cuba-
nos exiliados, es un tema que debe ser “discutido”, es decir, negociado.
(...) en el auge del “período especial”, después de los choques entre las autoridades y
los que pretendían emigrar, centenas de hombres y jóvenes salieron en manifestación
por el Malecón.
Castro se dirigió al lugar con sus guardaespaldas nerviosos y penetró en la multitud.
Los manifestantes tenían en sus manos piedras y ladrillos pero, cuando vieron a Cas-
tro, las dejaron caer al suelo y comenzaron a aplaudir. El tumulto, que se estaba ex-
pandiendo peligrosamente, se comenzó a disipar.
[6] Anderson, Jon Lee es autor del libro Che Guevara. Una biografía.
[7] “Balseros” fue el nombre dado a un movimiento de varios miles de personas que, en función de las penurias
económicas, se lanzaban al mar en embarcaciones improvisadas, para llegar a los Estados Unidos.
179
Martín Hernández
180
El Veredicto de la Historia
Raúl Castro es parte de esa misma generación pero nunca tuvo el carisma y la in-
fluencia de aquéllos. El gobierno cubano sabe de este grave problema y eso es lo que
explica que el diario oficial del PC y del gobierno, el Granma, haya comenzado a
hacer una apología de Raúl Castro. En una de sus últimas ediciones se vuelve a pu-
blicar una noticia del periódico Oriente, del 30 de julio de 1953, en donde se in-
forma de la prisión de Raúl por haber participado, junto con Fidel, del asalto al fuerte
de La Moncada en La Habana. La intención es clara: recordar la participación de
Raúl en el proceso revolucionario que derrocó al dictador Batista. Por otra parte,
esta apología viene a mostrar que la dirección cubana, más que temer al imperia-
lismo teme a su propia población, porque es a ella a quien está dirigida este tipo de
noticias que muestran el pasado revolucionario de Raúl Castro.
Como decíamos anteriormente, el imperialismo no desea desestabilizar el régi-
men cubano pero no puede garantizar que las masas no lo hagan. Si esto ocurre, un
nuevo escenario estará creado y con seguridad el imperialismo va a tratar de inter-
venir, dado que una rebelión de masas, en su dinámica, no sólo va a cuestionar el ré-
gimen sino el propio proceso de restauración capitalista.
Si este nuevo escenario se crea en Cuba, la izquierda mundial estará frente a una
nueva disyuntiva. ¿De qué lado estar?
Hasta ahora, la mayoría de la izquierda (reformista y revolucionaria) en función
de su apoyo a la supuesta “Cuba socialista”, se ha hecho cómplice de una dictadura
capitalista y se ha hecho también cómplice de los planes de recolonización del im-
perialismo europeo. Cuando surjan las movilizaciones contra el gobierno cubano,
¿seguirá con esta misma política o estará del lado de los trabajadores y el pueblo, lu-
chando contra el régimen dictatorial del Partido Comunista y contra los nuevos
conquistadores europeos y norteamericanos?
El futuro de la izquierda, en especial de la izquierda revolucionaria, va a depen-
der de cómo, en la práctica, responda este interrogante.
181
La dirección cubana
[9] Fidel Castro. Biografia a dos voces, entrevista de Ignacio Ramonet, Editorial Boitempo, São Paulo, Brasil, pág.
272.
183
Martín Hernández
(...) después del asesinato de John Kennedy, mantuvieron contacto con nosotros y
desarrollamos relaciones e intercambios realmente amistosos. Son pruebas de que
no nos dejamos llevar por el odio.[10]
(...) Carter era un hombre de ética. Su política fue constructiva en relación a Cuba y
fue uno de los presidentes más honrados. Tenía una ética, una moral (...) Carter no
era capaz de decir una mentira (...) era un hombre bueno, decente (…) podríamos
haber discutido la Ley de Ajustes pero no lo hicimos porque no queríamos perder
tiempo y perjudicar a Carter (...) Resolvimos hasta los secuestros de los aviones (…)
venían con aviones secuestrados en los EE.UU.[12] (…) Nosotros se los devolvimos a
Carter (...) Tengo la impresión que fueron condenados a cuarenta años de prisión
(…) tomamos la decisión de entregarlos a las autoridades norteamericanas.[13]
Los hechos, e incluso muchas declaraciones de Fidel, son categóricos. ¿Por qué
entonces es tan difícil aceptar que en Cuba se restauró el capitalismo y que su di-
rección, actualmente, no tiene nada de anticapitalista y es muy poco antiimperia-
lista? Porque por un lado Cuba fue, a nivel del continente americano, lo mismo que
Rusia a nivel mundial: la más grande victoria de la historia del proletariado y, por el
otro, porque al frente de Cuba está Fidel Castro, el hombre que dirigió la lucha con-
tra el dictador Batista, la ruptura con el imperialismo, la expropiación de la bur-
guesía y, justamente por haber hecho todo esto, se convirtió en la dirección de
millones de trabajadores, campesinos y jóvenes no sólo de Cuba sino de América La-
tina y el mundo. Justamente por eso, para millones de sus seguidores es inaceptable
siquiera pensar que el hombre que dirigió la revolución y que expropió a los capita-
listas ahora podría ser el jefe de la restauración.
Los argumentos para justificar lo injustificable son de los más variados. La ma-
yoría opina que no hay restauración porque Fidel y el pueblo cubano están en con-
tra. Muchos, posiblemente la mayoría, consideran que Fidel, dado el aislamiento, se
vio obligado a hacer concesiones al capitalismo, pero consideran esas concesiones
inevitables para mantener el carácter socialista de la revolución. También están los
más críticos, que opinan que las medidas restauracionistas están creciendo, pero
que el responsable no es Fidel sino quienes lo rodean.
[10] Ídem.
[11] Jimmy Carter, invitado por Fidel Castro, visitó Cuba entre el 12 y el 17 de mayo de 2002. Realizó una confe-
rencia en la Universidad de La Habana, transmitida en vivo y en directo para toda la Isla, en donde dirigió un duro
ataque contra la Revolución Cubana. A posteriori, Fidel hizo un homenaje a Jimmy Carter en un estadio de béis-
bol ante varios miles de personas.
[12] Después del triunfo de la revolución hubo muchos casos en que activistas antiimperialistas secuestraban avio-
nes en los EE.UU., los llevaban a Cuba y pedían asilo político.
[13] Fidel Castro. Biografía a dos voces, págs. 370 y 371.
184
El Veredicto de la Historia
Por fin, hay una importante minoría que opina que realmente el capitalismo está
siendo restaurado y que Fidel es el principal responsable, pero llegan a la conclusión,
en forma nostálgica, de que todo sería diferente si el Che Guevara estuviese vivo.
Para el sentido común resulta muy difícil creer que la misma persona que diri-
gió una revolución que expropió a la burguesía puede llegar a dirigir la restauración
del capitalismo. Es verdad que esto es una contradicción, pero también es verdad que
ésta es una contradicción muy frecuente. Stalin, nadie lo puede negar, fue un abne-
gado militante revolucionario, constructor del Partido Bolchevique y como tal, en
más de una oportunidad, colocó en riesgo su vida. Al respecto, bastaría recordar
que de todos los dirigentes bolcheviques fue él quien más tiempo pasó en las pri-
siones del zarismo. Sin embargo, fue ese mismo Stalin quien se habría de transfor-
mar en el verdugo de la Revolución y del Partido Bolchevique.
Tampoco nadie puede negar que en Nicaragua, Daniel Ortega y sus compañeros
del Frente Sandinista de Liberación Nacional fueron heroicos militantes en la lucha
contra la dictadura de Anastasio Somoza. Sin embargo, hoy el mismo Daniel Ortega
disputa las elecciones presidenciales de su país como candidato de una alianza entre
FSLN y el PLN (Partido Liberal Nacionalista) fundado por Anastasio Somoza
(padre), el asesino del general Augusto César Sandino.
La historia está llena de este tipo de situaciones. Por eso es imposible entender
lo que está pasando en Cuba en función del pasado revolucionario de Fidel Castro.
Para el sentido común, la historia es la resultante de hombres buenos y malos
que se enfrentan entre sí. Para los marxistas, la historia, desde que existe la sociedad
dividida en clases, es la resultante del enfrentamiento entre las clases sociales (La
historia de la sociedad es la historia de la lucha de clases).[14]
El marxismo no niega la importancia de los individuos en la historia, como Hi-
tler, Lenin, Perón, Lula, Fidel Castro, Francisco Franco o el Che Guevara. Pero para
el marxismo, esos individuos más o menos talentosos, más o menos valientes, nunca
tuvieron una existencia por fuera de la lucha de clases. Por eso, para entender el
comportamiento de esas personalidades, como en este caso la de Fidel Castro, es
necesario hacer no sólo un análisis político de esos individuos y de esas direcciones,
sino un análisis de clase. ¿Cuál es su origen social? ¿A qué clase representaron o re-
presentan? ¿En qué clase se apoyaban o se apoyan?
185
Martín Hernández
Pero si analizamos esa misma dirección desde el punto de vista social, tal con-
tradicción desaparece.
El Movimiento 26 de Julio, que llevó adelante la lucha contra el dictador Batista,
era un movimiento de origen y de carácter pequeño-burgués, que se apoyó funda-
mentalmente en los campesinos pobres, en el movimiento estudiantil y en las capas
medias de las ciudades. Como tal, fue un movimiento extremadamente progresivo
y jugó un papel revolucionario, a punto tal que avanzó mucho más allá de sus in-
tenciones originales, llegando a expropiar al imperialismo y a la burguesía y dio ori-
gen, así, a un Estado con un nuevo carácter, un estado obrero, ya que estaba basado
en una economía estatizada y planificada.
Sin embargo, ese estado obrero tuvo una grave contradicción desde su naci-
miento: a su frente no estaba la clase obrera con sus organismos y menos aún [tenía
algún] vestigio de democracia obrera. Por eso, desde el punto de vista científico, era
equivocado definir al Estado cubano simplemente como “obrero”. Lo correcto era de-
finirlo, desde su nacimiento, como un estado obrero burocratizado.
El carácter del nuevo Estado cubano es una continuidad del carácter del Movi-
miento 26 de Julio, un “partido-ejército”, lleno de valientes luchadores pero en el
cual no había la más mínima democracia obrera ni de ningún tipo.
El carácter de clase de la dirección castrista ha dado origen a muchas controver-
sias en el interior del movimiento trotskista.
Hay muchos sectores que dicen que es verdad que el Movimiento 26 de Julio y
su dirección tenían un carácter pequeño-burgués, pero que al cumplir una acción re-
volucionaria (expropiar a la burguesía y al imperialismo, y construir un estado
obrero) cambió su carácter social, convirtiéndose en una dirección obrera revolu-
cionaria. Este tipo de razonamiento niega el marxismo, porque un individuo puede
llegar a cambiar de clase pero esto mismo no puede hacerlo un movimiento social,
como en este caso el castrismo, porque, tal como señala Nahuel Moreno: Ningún
sector social privilegiado acepta perder sus privilegios y transformarse en otro sector so-
cial inferior, diferente. Por el contrario, todo sector social con privilegios tiende a au-
mentarlos.[15] La dirección de un sector privilegiado, burgués o pequeño-burgués,
puede: (…) obligada por las circunstancias objetivas, ir más allá de lo que pretendía
en el terreno político para defender sus privilegios y aumentarlos cuando se ve ame-
nazada de perderlos, pero nunca combatirá sus propios privilegios uniéndose a los sec-
tores más explotados que luchan contra ellos.[16]
Es justamente este análisis de Moreno lo que explica por qué el Movimiento 26
de Julio, contradiciendo sus planes políticos originales, llegó a expropiar a la bur-
guesía y al imperialismo. Pero es también este análisis el que explica por qué esa di-
rección fue incapaz de llevar hasta el fin el proceso revolucionario, y a partir de allí
comenzó a retroceder hasta llegar a la restauración del capitalismo.
[15] Moreno, Nahuel, Tesis para la Actualización del Programa de Transición, CS Editora, São Paulo, pág. 61.
[16] Ídem, págs. 61 y 62.
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En otras palabras, les dijo a los sandinistas: no avancen más allá del derrocamiento
de la dictadura, no expropien al imperialismo y a la burguesía, no construyan un es-
tado obrero. Con ese consejo el destino de Nicaragua estaba sellado, y el de Cuba
también.
Como decíamos anteriormente, hay mucha gente, incluso en la propia Cuba, que
dice que todo sería diferente si el Che estuviese vivo. También en cierta forma es ló-
gico que surjan este tipo de planteos, porque el Che Guevara murió cuando aún pri-
maba la línea de exportar la revolución cubana a través de la guerrilla. Por otra parte,
la imagen del Che está asociada a su valentía, a su desprendimiento de los bienes ma-
teriales y a su lucha contra cualquier privilegio personal.
Evidentemente, no se trata de hacer ficción política, pero es bastante difícil ima-
ginar que si el Che viviera no se habría restaurado el capitalismo en Cuba, como es
difícil imaginar que si viviera, estaría encabezando la lucha contra la restauración,
en contra de Fidel.
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Martín Hernández
¿Por qué decimos esto? Porque la dirección cubana siguió el curso que siguió por
sus profundas limitaciones, que no eran esencialmente políticas o teóricas sino de
clase, y el Che no era diferente del resto. Antes bien, por el contrario, era quien más
expresaba esas limitaciones. El Che formaba parte de una generación de jóvenes ar-
gentinos de izquierda de la década del 50, que fue lo más reaccionario que existió en
ese país. La juventud universitaria de “izquierda”, en función de su antiperonismo,
odiaba al movimiento obrero. La juventud universitaria, dirigida por el radicalismo
y por el PC, desfilaba en las calles con la consigna de “¡Libros sí, alpargatas no!”
Respecto del Che y su falta de relación con el movimiento obrero, hay un hecho
muy significativo: El Che, que era un joven muy sensible, se impactó con la lucha por
derrocar al dictador Batista; sin embargo, no se sintió tan impactado por la revolu-
ción boliviana de 1952 a pesar de haber pasado por ese país algunos meses después
de iniciado este proceso. Al Che no le provocó un gran impacto la más grande re-
volución obrera del continente, la derrota del ejército en manos de los mineros, la
fundación de la COB, las milicias obreras y campesinas que impusieron un doble
poder en Bolivia. Nunca estudió ese proceso y mucho menos sacó cualquier con-
clusión del mismo, a punto tal que, cuando en el año 1966 vuelve a Bolivia para or-
ganizar el foco guerrillero, en ningún momento intentó tomar contacto con los
mineros, quienes fueron por décadas la vanguardia indiscutida de la revolución bo-
liviana y latinoamericana.
Guevara, como toda la dirección castrista, nunca buscó que la clase obrera jugase
un rol protagónico en la revolución ni en la transición al socialismo, y mucho menos
luchó por la construcción del partido revolucionario de la clase obrera a nivel na-
cional y mundial. O, para ser más preciso, la dirección castrista y el Che, en parti-
cular, con su teoría del “foco guerrillero”, tenían una posición contraria a la
tradicional del marxismo en ese terreno.
Por otra parte, a menudo se lo muestra al Che como un luchador contra la bu-
rocratización del estado obrero cubano. Eso es equivocado. El Che fue el ejemplo
vivo de una lucha en contra de los privilegios materiales para los dirigentes de la re-
volución y el Estado, pero él nunca luchó contra la burocratización del Estado.
Nunca defendió la democracia obrera, que es la única manera de luchar con posi-
bilidades de éxito contra la burocratización.
El estado obrero cubano no se degeneró unos años después de la toma del poder.
El estado obrero cubano nació burocratizado, y Ernesto Guevara fue, desde sus ini-
cios, uno de los principales dirigentes de ese Estado.
A lo largo de este texto hemos mostrado la diferencia cualitativa que hubo entre
la dirección bolchevique de Lenin y Trotsky y la dirección cubana de Fidel Castro y
el Che Guevara. Sin embargo, una lectura superficial nos podría llevar a poner un
signo igual en el comportamiento de ambas direcciones frente a la restauración.
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El Veredicto de la Historia
En ambos procesos hubo una dirección que encabezó la expropiación del impe-
rialismo y la burguesía, y ambos procesos terminaron con la restauración del capi-
talismo. Sin embargo, la diferencia es cualitativa ya que en la ex URSS sólo se pudo
llegar a la restauración con la destrucción previa del Partido Bolchevique a manos
del estalinismo. Por el contrario, en Cuba no fue necesario destruir la antigua di-
rección para restaurar el capitalismo. La misma dirección que dirigió la expropiación
de la burguesía fue la que, sin crisis, encabezó la restauración. Este hecho demues-
tra que siempre hubo una profunda unidad de clase entre la dirección rusa y la cu-
bana, pero no entre la dirección de Lenin y Trotsky y la de Fidel, sino entre la
dirección estalinista y la de Fidel, unidad que existió aún en los momentos en que
la dirección castrista tenía a una posición política diferente de la estalinista.
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PARTE 4
El Veredicto de la Historia
(textos escritos en 2005)
Restauración y revolución:
años de confusión
La burocracia y la restauración
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Más claro, imposible. Para Trotsky, la burocracia precisaba no sólo mantener sus
privilegios sino perpetuarlos y por eso termina esta frase diciendo “no basta ser di-
rector” (no basta ser burócrata) “es necesario ser accionista” (es necesario ser burgués).
[5] Mandel, Ernest, ¿Hacia dónde va la URSS de Gorbachov?, Editorial Fontamara, México, 1991, pág 19.
[6] Trotsky, León, El Programa de Transición para la revolución socialista, Editora Crux, Buenos Aires, pág. 70.
[7] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, Barcelona, 1977, pág. 239.
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El Veredicto de la Historia
De las citas mencionadas se podría concluir, como muchos lo hicieron, que una
cosa era Trotsky y otra cosa son los trotskistas. Esta conclusión es equivocada por-
que ignora que en el interior del movimiento trotskista no sólo existieron y existen
corrientes revisionistas, sino también corrientes principistas. Esto dio origen a un
amplio debate sobre la cuestión de la ex URSS y sobre muchos temas más. Así, por
ejemplo, Nahuel Moreno[8], siguiendo el pensamiento de Trotsky, en más de una
oportunidad combatió las posiciones de Mandel y sus seguidores. En su libro La
dictadura revolucionaria del proletariado, polemizando con la resolución del SU:
Democracia socialista y dictadura del proletariado, decía, en el año 1978: ¿Y ma-
ñana, en diez o en veinte años, hay peligro de restauración? Y a partir de allí cues-
tionaba al Secretariado Unificado: Para el SU las futuras y actuales dictaduras
obreras no tendrán que enfrentar ningún enemigo importante, ni al imperialismo ni
a la restauración capitalista.[9] Y agregaba: (...) el Plan Carter es la política del impe-
rialismo al servicio de la restauración. Su plan económico, político y militar se asienta
en la demagógica campaña por los derechos humanos (...). Esa propaganda demo-
cratista del imperialismo se asienta en el justo movimiento democrático que se está
dando en los estados obreros, como consecuencia del carácter totalitario y reacciona-
rio de sus actuales gobiernos (...) el trotskismo tiene la obligación de llevar claridad a
las masas (...), de denunciar la nueva estrategia contrarrevolucionaria del imperia-
lismo y alertar sobre su consecuente peligro de restauración capitalista en los es-
tados obreros.[10] Y sobre la burocracia decía: (...) la burguesía restauracionista no
será la vieja burguesía, sino la amplia mayoría de los tecnócratas, la burocracia, la
aristocracia obrera y koljoziana.[11] (Subrayados nuestros).
En ese largo debate entre las corrientes principistas y revisionistas del trotskismo,
la historia acabó por darle la razón a las primeras. La burocracia no fue derribada y
ésta llevó a los ex estados obreros a la restauración del capitalismo. Sin embargo, es
necesario decir, nobleza obliga, que las corrientes principistas que supimos prever
la restauración del capitalismo no fuimos capaces de identificarla cuando ésta co-
menzó a ser instrumentada, tanto en China (a partir del año 1978) como en la ex
URSS (a partir del año 1986). Esto también nos obliga a dar una explicación.
El marxismo se nutre de experiencias anteriores. Por ejemplo, cualquier grupo
que se disponga a construir un partido revolucionario tiene las enseñanzas de Lenin
y la actividad del partido bolchevique como referencia histórica de la cual aprender.
Pero no siempre esto (el aprender de las referencias históricas) es posible. Hay
casos en que esas referencias no existen. La dirección bolchevique, y todos los mar-
xistas de la época, se vieron obligados a dar respuesta a un hecho inédito: la cons-
trucción del primer estado obrero, para lo cual no tenían ninguna experiencia
histórica en la cual apoyarse.
[8] Moreno, Nahuel, fundador y principal dirigente de la LIT-CI (Liga Internacional de los Trabajadores - Cuarta
Internacional), fallecido en 1987.
[9] Moreno, Nahuel, La dictadura revolucionaria del proletariado, Editora del PST(C), Bogotá, 1979, págs. 84 y 85.
[10] Ídem, págs. 88 y 89.
[11] Ídem, pág. 85.
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El Veredicto de la Historia
Si se dejaba que persistieran los métodos conforme a los que funcionaba entonces la
economía soviética... nuestro país se encontraría relegado a ser una potencia econó-
mica de segundo orden y al fin de siglo, quizá incluso, caería al nivel de los países po-
bres del Tercer Mundo. Aunque en esa memoria no avanzáramos demasiado,
indicábamos, sin embargo, algunas líneas directrices que exigían un cambio drástico
del sistema económico. Proponíamos un modelo de desarrollo que daría a las em-
presas autonomía financiera y libertad de iniciativa a fin de romper el cerco centra-
lizador o reducirlo al mínimo posible... Por otra parte, contemplábamos la
organización de empresas mixtas, y no sólo en colaboración con los países socialistas
y con los países del Tercer Mundo sino también con los países occidentales. Para nos-
otros era la única posibilidad de que la Unión Soviética participara en la división in-
ternacional del trabajo, en los intercambios de capital, de inversiones, etc. (...) La
libertad económica es inseparable de la libertad política (...) Era necesario abolir el
monopolio de la propiedad estatal... Era necesario introducir la economía de mer-
cado lo antes posible.[13] (Subrayados nuestros).
La subida del “renovador” Gorbachov (así era conocido en esos años), que llegó
al cargo de Secretario General del PCUS respaldado por Gromyko[14] y con el apoyo
de la siniestra KGB,[15] fue la demostración de que la mayoría de la burocracia, frente
a los reiterados fracasos económicos, era sensible a la propuesta de hacer “cambios
radicales” a nivel de la economía, que no era otra cosa que restaurar el capitalismo.
[12] Yákovlev, Alexandre, un viejo dirigente comunista (entró al PCUS en 1941) fue definido por Lilly Marcou,
quien lo entrevistó en varias oportunidades, como el (...) artesano, el promotor, el teórico de la Perestroika. De
hecho, el texto de la Perestroika fue elaborado por él y su equipo desde la presidencia del IMEMO (Instituto de
la Economía Mundial y de las Relaciones Internacionales) de la Academia de Ciencias de la URSS.
[13] Yákovlev, Alexandre, Lo que queremos hacer con la Unión Soviética, Alianza Editorial, Madrid, 1991, págs.
28, 29, 70 y 71.
[14] Gromyko era en 1985 el miembro más antiguo del politburó del CC del PCUS.
[15] Como retribución a los servicios prestados por la KGB durante el gobierno de Gorbachov, los hombres del
servicio secreto llegaron al politburó de todas las repúblicas que formaban parte de la ex URSS. Hasta ese mo-
mento sólo estaban en 7 de las 15 repúblicas.
199
Martín Hernández
Como no podía ser de otra forma, en esos años Gorbachov comenzó a ser visto
como la “niña bonita” por todas las grandes potencias imperialistas, especialmente
por el gobierno Reagan de los EE.UU. Es que estos dos proyectos (la Perestroika y
la Glasnost) eran la resultante casi pura, a nivel de la URSS, de la ofensiva económica
con formas democráticas lanzada por el imperialismo norteamericano, que hemos
denominado “reacción democrática”.
Durante todo el año 1985, Gorbachov, actuando como el representante de la ma-
yoría de la burocracia y del capitalismo internacional, se limitó a hacer propaganda
de su proyecto. Pero esta situación habría de cambiar drásticamente a partir de 1986.
En febrero-marzo de ese año se realizó el XXVII Congreso del Partido Comu-
nista de la Unión Soviética y al final del mismo se votó un nuevo Comité Central.
Nunca, en los últimos 25 años, se había dado un cambio tan profundo. Fueron ele-
gidos 97 nuevos cuadros y se les otorgó voto a 22 suplentes. Es decir, en la práctica
entraron 119 nuevos dirigentes (del equipo del “renovador”) en un CC de 307 miem-
bros, en el cual Gorbachov ya, anteriormente, tenía un importante peso.
A partir de ese momento, Gorbachov se sintió lo suficientemente fuerte para
pasar de la propaganda a la acción. En pocos meses el Parlamento, siguiendo las ór-
denes del CC del PCUS, votó una serie de leyes que tenían como objetivo desmon-
tar lo que quedaba del estado obrero y restaurar el capitalismo. En otras palabras, a
partir de febrero de 1986, por intermedio de Gorbachov y su gente, la burguesía re-
cuperó el poder en la URSS.
Ya en agosto de 1986, es decir a sólo cinco meses del XXVII Congreso del PCUS,
el gobierno autorizó la constitución de empresas conjuntas con capital extranjero; en
septiembre, se comenzó a liberalizar el trabajo privado mediante la Ley sobre activi-
dades individuales.
En junio de 1987 se aprobó la Ley de empresas del Estado con la cual se acabó con
las subvenciones del Estado para las empresas, a la vez que se las autorizó a comer-
cializar libremente con el exterior. De esta forma se dio el golpe mortal a la planifi-
cación económica central y al monopolio del comercio exterior.
En mayo de 1988 se aprobó la Ley sobre cooperativas, que facilitó el surgimiento
de un gran número de empresas privadas. En diciembre de 1988 se aprobó un de-
creto que legalizaba la venta de casas. En ese mismo año se aprueba una ley que li-
beró la actividad bancaria. En ese período se disolvió el Ministerio de Comercio
Exterior (que era el responsable del monopolio del comercio exterior). En 1990, a
nivel de la Federación Rusa se votó la Ley sobre actividades empresariales, con la cual
se liberó totalmente la actuación de todo tipo de empresas capitalistas.
Como resultado de todas estas medidas, ya en el año 1989 había 200.000 coope-
rativas y casi cinco millones de asociados. En el año 1994, el 50% de las empresas ya
estaban privatizadas y de esta forma la producción no estatal llegaba ya en ese año
a casi el 60% del PIB.[16]
[16] Actualmente, el 84 % de la industria y el 85% del comercio son privados.
200
El Veredicto de la Historia
201
Martín Hernández
ron las armas y las barricadas, se pusieron traje y corbata y hoy gobiernan o cogo-
biernan sus países, junto con la burguesía y de la mano del FMI.
Está claro que los sectores que se mostraron más sensibles a la ofensiva ideoló-
gica del imperialismo fueron todos lo de la izquierda reformista, pero la izquierda
revolucionaria tampoco escapó a esta situación.
La crisis y confusión de la izquierda, bajo diversas formas, llegó a todos sus sec-
tores. Inclusive a aquel sector minoritario que se mantuvo fiel a las ideas de Trotsky
sobre la cuestión de la ex URSS, y que combatió la adaptación de la izquierda a la de-
mocracia burguesa. Nos referimos ahora específicamente a la corriente internacio-
nal que construyó y encabezó hasta su muerte, en 1987, Nahuel Moreno (nuestro
maestro hasta el día de hoy), que era el sector más dinámico del trotskismo cuando
se inició la restauración del capitalismo en la ex URSS.
Los hechos muestran que no fuimos capaces de entender el significado del XXVII
Congreso del PCUS. Un editorial de la revista Correo Internacional, de abril de
1986,[17] comentando ese Congreso finalizaba con la siguiente frase: (...) los nuevos
dirigentes soviéticos quieren lograr la modernización y tecnificación de la vetusta y
lerda economía. A diferencia de Deng Xiao Ping y los burócratas chinos –que han
dado significativos pasos hacia la economía de mercado– Gorbachov eligió “mejorar
la maquinaria de planificación en lugar de remover a los planificadores y escu-
char al mercado” (The Economist, 15/3/86). (Subrayados nuestros).
Al no comprender que la burguesía mundial, a partir de febrero-marzo de 1986,
había recuperado el poder en la ex URSS, no entendimos que a partir de allí se ini-
ciaba la restauración del capitalismo, y mucho menos entendimos que sin una re-
volución socialista triunfante, que en ese momento no estaba planteada en la
realidad, la restauración era inevitable.
Esta afirmación parece contradictoria con la comparación que hicimos ante-
riormente: La restauración del capitalismo (...) es una revolución al contrario, ya que
es sabido que en muchas oportunidades la clase obrera y el pueblo protagonizan re-
voluciones e incluso toman el poder y no necesariamente construyen un estado
obrero. Cabría preguntarse por qué una cosa similar no podría ocurrir con la bur-
guesía. Es decir, tomar el poder en un estado obrero y no restaurar el capitalismo.
Para entender esto es necesario ver que existe una diferencia muy grande entre el
comportamiento de la burguesía y el proletariado en lo que se refiere a la cuestión del
Estado, y esto tiene que ver con el diferente papel de las direcciones de ambas clases.
Por intereses de clase, confirmados en la reciente experiencia histórica, debemos
llegar a la conclusión de que siempre que la burguesía retoma el poder en un estado
obrero, sea quien sea su dirección, ésta, más tarde o más temprano, restaura el capita-
lismo.
[17] Correo Internacional es el órgano de la LIT-CI (Liga Internacional de los Trabajadores- IV Internacional).
202
El Veredicto de la Historia
Por el contrario, la clase obrera, aunque tome el poder, muchas veces no cons-
truye un estado obrero, porque tiene a su frente direcciones reformistas que se dan
como objetivo reconstruir el estado capitalista.
Este comportamiento político de las direcciones tiene bases materiales. Se trata
de sectores privilegiados, que en la mayoría de los casos tienen mucho que perder y
poco que ganar con el fin del estado capitalista.
En cambio la burguesía, inclusive sus sectores llamados “progresistas”, no puede
actuar de esta forma a nivel de los estados obreros. No defender la restauración del
capitalismo, es decir “los derechos del capital”, sería equivalente a un suicidio, y es
muy sabido que las clases sociales no se suicidan. Por eso no existe un reformismo
al contrario.
Claro que existía la posibilidad de que el proceso de restauración fuese inte-
rrumpido, pero esto sólo hubiese sido posible por medio de una nueva revolución
social triunfante, que tendría que comenzar por recuperar el poder perdido para la
clase obrera. Pero no es a esto a lo que nos estamos refiriendo, ya que esa situación
no estaba planteada en la realidad porque no existía ninguna alternativa de dirección
revolucionaria y tampoco algún ala de la burocracia que fuese políticamente anti-
rrestauracionista.
Sin esta comprensión, durante varios años estudiábamos las estadísticas para ver
si la restauración avanzaba o no. Analizábamos el número de empresas estatizadas
o el surgimiento de una nueva burguesía, y teníamos expectativas de que la restau-
ración no se consumase, lo que era evidentemente imposible.
A partir de los procesos del Este se desarrolló una intensa polémica en torno al
carácter de clase de la ex URSS. No podía ser de otra forma.
No es un hecho novedoso que los marxistas le den tanta importancia a la cues-
tión del Estado. De hecho, el marxismo, desde su nacimiento, con la crítica de Marx
y Engels a la concepción de Hegel del estado, ha incluido esta cuestión entre sus pre-
ocupaciones centrales.
En nuestra opinión, a partir de febrero-marzo de 1986 la ex URSS (y Rusia, a
partir de la disolución de aquélla) no es más un estado obrero burocratizado sino un
estado burgués.
Sin embargo, especialmente en sus diez primeros años, sería más preciso definir
a Rusia como un “estado burgués atípico” ya que ese nuevo estado, en esos prime-
ros años, era muy diferente a los otros estados burgueses. Tenía un gran peso la pro-
piedad estatal, la burguesía estaba surgiendo en una lucha desenfrenada por
acumular capital, las instituciones de la democracia burguesa eran incipientes, todo
el andamiaje jurídico estaba siendo construido, y la relación de las personas con el
estado conservaba muchos elementos del estado anterior.
203
Martín Hernández
Más aún, en los dos primeros años (o como mínimo en el primer año) podría-
mos decir que estábamos frente a un estado burgués sin burguesía. Esta definición
puede prestarse a confusión, dado que Lenin usó esta misma formulación para mos-
trar las limitaciones del estado obrero. De cualquier manera, expresa muy bien el ca-
rácter atípico de ese nuevo estado burgués en su fase inicial y por eso nos parece
lícito usarla.
Esta definición de la ex URSS (y luego de Rusia) a partir de 1986, como un es-
tado burgués, no parte de la estructura económica del país sino de la superestruc-
tura política. Para hacer esto, estamos tomando el mismo criterio que Lenin y
Trotsky usaron para definir a la URSS como un estado obrero a partir de 1917, a
pesar de que la burguesía no había sido expropiada en ese momento.
Está claro que sería equivocado usar ese mismo criterio para definir todas las si-
tuaciones en que la clase obrera toma el poder ya que, como la historia lo ha de-
mostrado, este hecho no necesariamente conduce a la expropiación de la burguesía
pero, como ya señalamos, este tipo de situación no se plantea en los casos en que la
burguesía retoma el poder. No hay reformismo al contrario y, por eso, cuando la
burguesía retoma el poder de un estado obrero nos parece científicamente correcto
definir ese estado como burgués desde su inicio.
Se nos podrá cuestionar que en febrero-marzo de 1986 la burguesía no se hizo
cargo del estado sino simplemente del Comité Central del PCUS. Eso es así, pero los
países en donde imperaban, e imperan los regímenes dictatoriales de partido único,
el Comité Central de dicho partido centraliza el conjunto de las instituciones del es-
tado (las Fuerzas Armadas, el Parlamento, la Justicia, etc.). Este es un aspecto que no
se termina de entender en Occidente y que Trotsky se encargó de destacar en La re-
volución traicionada.
Inmediatamente después de la toma del poder por parte de la burguesía, apa-
rentemente, estábamos frente a un estado obrero burocratizado, ya que en ese mo-
mento la economía continuaba siendo centralmente planificada, las empresas eran
estatales y el comercio exterior continuaba siendo monopolio del estado y, por todo
eso, las relaciones de propiedad y de producción no eran preponderantemente ca-
pitalistas, a la vez que no existía la burguesía como una clase nacional. Sin embargo,
es necesario entender que el conjunto de las instituciones de ese estado estaban al
servicio de la restauración del capitalismo, es decir, del restablecimiento de las rela-
ciones de propiedad y de producción capitalista, y eso es lo que determinaba, ya a
partir de febrero-marzo de 1986, el carácter de ese estado.
204
Restauración y revolución:
su localización en el tiempo
En torno a los acontecimientos del Este se creó una enorme confusión sobre los
hechos y su ubicación en el tiempo.
Muchos entendieron que las movilizaciones de las masas y la restauración eran
parte de un mismo proceso, pero no fue así.
Los hechos indican que existieron cuatro grandes acontecimientos separados en
el tiempo. En primer lugar, la burguesía, por medio de sus agentes burocráticos,
tomó el poder; en segundo lugar, desde el poder, inició el desmonte de los restos del
estado obrero; en tercer lugar, las masas iniciaron sus grandes movilizaciones con-
tra esos nuevos estados burgueses y sus gobiernos, y en cuarto lugar, en la mayoría
de los más importantes países fueron derribados los regímenes estalinistas y se ir-
guieron [allí] nuevos regímenes democrático-burgueses.
La falta de claridad sobre los diferentes momentos de los llamados “procesos del
Este” ha sido, y sigue siendo, fuente de enormes confusiones.
Normalmente se organizan interminables debates sobre el signo de los aconte-
cimientos. Y surge inevitablemente la pregunta y el debate: desde el punto de vista
de los intereses de los trabajadores, ¿lo que ocurrió en el Este europeo fue positivo
o negativo?
Este tipo de pregunta generalmente lleva implícita la confusión de creer que fue-
ron las movilizaciones las que, en su lucha contra la burocracia, acabaron derri-
bando lo que restaba de los estados obreros. Algo así como tiraron al niño junto con
el agua sucia. Pero eso no fue así. Podía haber sido así, esa posibilidad estuvo plan-
teada en Polonia a principios de los años 80, pero en este último proceso no fue así.
Si observamos los acontecimientos desde el punto de vista histórico, podemos ver
que a lo largo de varias décadas hubo varios intentos de tirar abajo la burocracia.
Estos intentos fueron derrotados, la burocracia no fue expulsada del poder y ésta
llevó a la restauración del capitalismo.
Este hecho, sin ninguna duda, fue sumamente negativo. Es, en sí mismo, la má-
xima expresión de la crisis de dirección revolucionaria. Si la historia hubiese parado
allí, hoy estaríamos posiblemente ante una de las más grandes derrotas de la histo-
ria del proletariado mundial. Pero la historia no se detuvo allí. Después de que la bur-
guesía retomó el poder, las masas fueron a las calles y derribaron a sus agentes y,
con ellos, a los regímenes dictatoriales, estalinistas, de partido único. Y esto es cla-
ramente positivo.
205
Martín Hernández
206
El Veredicto de la Historia
NEP y restauración
Los medios de difusión mostraron una y otra vez las imágenes del pueblo ruso
en las calles tumbando las estatuas de Lenin. Así trataban de decirle al mundo: ¡el
socialismo fracasó! ¡los trabajadores del Este exigen la vuelta al capitalismo!
Esta idea recorrió el mundo y golpeó pesadamente a la izquierda, no sólo a la re-
formista sino también a la revolucionaria. Dentro del trotskismo, muchas organi-
zaciones llegaron a la conclusión de que Trotsky había estado completamente
equivocado. Que desde hacía muchos años lo que había en la URSS no era un estado
obrero burocratizado. Que los obreros no tenían nada que defender de ese estado y
por eso salía a las calles para exigir la vuelta al capitalismo.
Es verdad que hubo mucha confusión y, más aún, hubo sectores importantes de
la población que querían volver al capitalismo, pero no es verdad que la mayoría de
los trabajadores lo quería y esto se demuestra con un ejemplo simple.
Si fuese verdad que las masas querían la vuelta de la economía de mercado, la bu-
rocracia, que encabezó la restauración, hubiese dicho una y otra vez que no había
mejor cosa que el capitalismo. Pero no fue ese el discurso de la burocracia. Fue todo
lo contrario. La burocracia restauró el capitalismo con discurso anticapitalista, a
favor de los trabajadores y del socialismo. Gorbachov decía: Nuestro objetivo es for-
talecer el socialismo y no sustituirlo por un sistema diferente. Lo que nos ofrece Occi-
dente, en términos de economía, es inaceptable para nosotros (...).[18]
La gran mentira del imperialismo, de que la mayoría de los trabajadores quería la
vuelta del capitalismo, queda al descubierto observando simples encuestas de opinión.
En 1990, un diario ruso[19] formuló a la población la siguiente pregunta: ¿Qué
piensa usted de la economía de transición hacia la economía de mercado propuesta por
el gobierno? Y la respuesta fue: a favor: 14%, en contra: 51% y sin opinión: 35%. Y
con respecto a las famosas estatuas de Lenin, que habrían sido tumbadas por la po-
blación, no se necesitan encuestas para demostrar que fue una burda mentira. Basta
visitar Rusia para encontrarse con innumerables estatuas de Lenin por todas partes.
Es cierto que varias fueron retiradas, casi todas durante la noche, pero no por la po-
blación sino por la burocracia. Por otra parte, todas las encuestas de opinión siguen
indicando, hasta hoy, que Lenin sigue siendo reivindicado con veneración por la
mayoría de la población.
Pero si bien la población no quería la vuelta del capitalismo tampoco quería la
continuidad del régimen dictatorial del PCUS, y hay otra encuesta que demuestra
esto con mucha claridad. En el año 1990 se le preguntó a la población:
¿Qué intereses representa la política del PCUS? Y el 85% respondió: Al aparato del
partido; el 11%, A los miembros del mismo PCUS; y sólo el 2% respondió: A la clase
obrera.[20]
[18] Ídem, pág. 96 y 97.
[19] Novedades de Moscú, 8 de julio de 1990.
[20] Novedades de Moscú, 18 de junio de 1990.
207
Martín Hernández
Y fue exactamente así como ocurrió. Por ejemplo en Polonia, durante varios años,
la privatización de las empresas estatales se hizo prácticamente con las mismas pala-
bras que Moreno había previsto. La consigna fue: Las fábricas para los trabajadores.
Pero las mentiras de la burocracia no se limitaron a eso. Los discursos y textos
de Gorbachov, permanentemente hacían referencia a Lenin. Así, por ejemplo, Gor-
bachov decía que el líder de la Revolución de Octubre era la (...) fuente ideológica de
la Perestroika.
En una oportunidad se le preguntó al cerebro de la Perestroika, Alexandre Yáko-
vlev, por qué ellos citaban tanto a Lenin y éste no tuvo vergüenza en responder: Si hoy
en día seguimos citando a Lenin es para tener una cierta credibilidad ante la opinión
pública.[21]
Siguiendo con este mismo tipo de maniobras, cuando la burocracia restauracio-
nista no pudo ocultar más sus íntimas relaciones con el capitalismo, su nuevo argu-
mento fue que no estaban marchando en dirección a la restauración, sino que sólo
estaban haciendo algunas concesiones al capitalismo, similares a las que Lenin había
hecho a partir de 1921 con la NEP (Nueva Política Económica).
En realidad la burocracia soviética no estaba inventando nada. A partir de 1978,
con ese mismo discurso la burocracia china había iniciado la restauración del capi-
talismo en su país.
Este argumento (que actualmente también es usado Fidel Castro) sirvió de dis-
culpa a la izquierda reformista para justificar todas las medidas tomadas por las bu-
rocracias restauracionistas.
A nivel del trotskismo ese argumento provocó una enorme confusión. Así, mien-
tras Gorbachov decía que estaba haciendo las mismas concesiones que había hecho
[Lenin] en 1921, Mandel quiso ser “más papista que el Papa” y señaló que las medi-
das tomadas por Gorbachov (...) tendrán menos importancia que la Nueva Política
Económica (NEP) bajo el gobierno de Lenin y no conducirán a la restauración del ca-
pitalismo (...).[22]
[21] Yákovlev, Alexandre, Lo que queremos hacer con la Unión Soviética, Alianza Editorial, Madrid, 1991, pág. 97.
[22] Mandel, Ernest, ¿Hacia dónde va la URSS de Gorbachov?, Distribuciones Fontamara, México, 1991, pág. 105.
208
El Veredicto de la Historia
Este hábil argumento del cual se valió la burocracia para restaurar el capitalismo
llegó a confundir no sólo a los sectores revisionistas del trotskismo, sino también a
los principistas. En 1986 se le preguntó a Nahuel Moreno: ¿Podría asimilar el actual
giro chino a la NEP? Y él respondió: Sí, pero una NEP con concesiones mucho más gra-
ves y sin el control democrático del movimiento obrero que existía en la Unión Sovié-
tica bajo Lenin y Trotsky (...) En el caso de China, es una NEP dirigida por Bujarin, es
decir por el ala derecha del Partido Bolchevique.[23]
El carácter social del Estado chino es una cuestión sumamente polémica, pero
para nosotros, que consideramos que en China desde hace mucho tiempo no existe
más un estado obrero burocratizado, resulta evidente que Moreno cometió un error.
Lo que ocurría en China en 1986 no tenía nada que ver con la NEP, ni de iz-
quierda ni de derecha. Para entender esto es necesario ver que fue en China, y no en
la URSS, donde se inició la restauración del capitalismo. El salto cualitativo que se
dio en la URSS a partir del Congreso del PCUS de febrero-marzo de 1986, en China
se dio en diciembre de 1978, en el Tercer Plenario del 11º Comité Central del Par-
tido Comunista Chino. Es a partir de esa reunión que va a llevar a la práctica las
Cuatro Modernizaciones, que fue algo así como una Perestroika anticipada.
A partir de 1978, en China no se estaban haciendo concesiones al capitalismo, por
el contrario, se lo estaba restaurando, que es una categoría completamente diferente.
La NEP de Lenin y Trotsky significó una enorme concesión al capitalismo. Para
dar una idea, ya en el primer período de la NEP, el 38% de todos los medios de pro-
ducción quedaron en manos privadas y en el campo ese porcentaje llegó al 96%,
pero estas concesiones al capitalismo, si bien traían aparejados muchos peligros, te-
nían como objetivo aumentar la producción y fortalecer el estado obrero.
Tanto Lenin como Trotsky eran conscientes de estos peligros: Sabíamos de ante-
mano, y nunca lo habíamos ocultado, que los procesos económicos que se desarrollan
en nuestro país encierran estas contradicciones porque significan la lucha entre dos
sistemas –socialismo y capitalismo– que se excluyen entre sí.[24]
Respecto de este tema Lenin se preguntaba: ¿Quién vencerá a quién? Pero el Es-
tado obrero, que hacía estas concesiones al capitalismo, no era neutral en esa lucha
que se desarrollaba en su interior, y mucho menos se colocaba del lado del capita-
lismo. De allí que esas concesiones tuvieran límites claros. Por ejemplo, nunca afec-
taron el monopolio del comercio exterior y el control de la banca por parte del
Estado. El comercio exterior está completamente socializado y su monopolio por el Es-
tado es un principio inmutable de nuestra economía política (...) Los bancos y, en ge-
neral, todo el sistema de crédito está socializado al 100%.[25]
Las “concesiones” llevadas a cabo por los estados que tienen al frente una buro-
cracia restauracionista, no tienen nada que ver con esto.
[23] Moreno, Nahuel, Conversaciones con Nahuel Moreno, Ediciones Antídoto, Buenos Aires, 1986, pág. 88.
[24] Trotsky, León, ¿Adónde va Rusia?, pág. 33.
[25] Ídem, pág. 69.
209
Martín Hernández
210
¿La restauración fue pacífica?
Trotsky afirmaba que la restauración del capitalismo sólo podría darse en forma
sangrienta y, más aún, decía que pensar en una vía pacífica para la restauración sería
una especie de “reformismo al contrario”.
Sin embargo, en la ex URSS la burguesía retomó el poder e inició la restauración
del capitalismo sin derramar una sola gota de sangre. Este hecho, denominado de
“restauración pacífica del capitalismo”, ha sido sin dudas un gran factor de confusión
en el interior del movimiento trotskista. Así surgieron los que se aferraron en forma
casi religiosa a los pronósticos de Trotsky y dicen, hasta hoy, que no hubo violencia
contrarrevolucionaria y por eso no se ha restaurado el capitalismo en la ex URSS. Por
otro lado están los que dicen que sí hubo restauración y eso muestra el fracaso del
programa trotskista.
Una discusión particular sobre este tema deberemos hacer respecto del conjunto
de los ex estados obreros en donde se restauró el capitalismo. ¿Pero es verdad que la
restauración del capitalismo en la ex URSS se hizo sin violencia contrarrevolucio-
naria? No, no es verdad.
La restauración del capitalismo en Rusia no puede ser vista como un aconteci-
miento coyuntural. Ésta fue parte de un proceso histórico.
La lucha del capitalismo mundial, en pos de la restauración, comenzó al día si-
guiente que la clase obrera tomó el poder, en 1917. Primero fue por medios políti-
cos y después por la vía militar. La burguesía rusa desplazada del poder desató una
guerra civil que contó con el apoyo político y militar de la mayoría de las grandes po-
tencias del mundo.
La burguesía no consiguió restaurar el capitalismo con la guerra civil, pero dejó
la economía y a la clase obrera semidestruidas, igual que al partido bolchevique, ya
que la mayoría de sus cuadros murió en los campos de batalla. Esto, junto con el re-
troceso de la revolución mundial, abrió camino al surgimiento del estalinismo, que
se apoderó del poder y, con su política de colaboración con la burguesía, llevó ade-
lante una masacre mayor que la que se produjo durante la guerra civil.
Stalin le prestó enormes favores a la burguesía, pero ésta no los consideró sufi-
ciente. Hasta que los derechos del capital no fueron reestablecidos en la URSS, ella
siguió considerando ese estado como un enemigo irreconciliable. Por eso Hitler in-
vadió la URSS y por eso, después de la Segunda Guerra Mundial, los aliados pensa-
ron hacer lo mismo.
Es cierto que Hitler fue derrotado y que los aliados no consiguieron invadir la URSS
por el temor a la reacción que eso provocaría, en primer lugar, entre sus propios sol-
211
Martín Hernández
dados, pero también es cierto que el prestigio ganado por los trabajadores y el pueblo
ruso, en su lucha victoriosa contra el nazismo, fue capitalizado por Stalin, quien usó
ese prestigio contra los propios trabajadores. Así se fueron creando las condiciones
para una restauración “pacífica”, que costó la vida de más de 50 millones de personas.
El peligro de retorno (al capitalismo) existe, pero sólo se puede realizar a través de un
proceso político: una contrarrevolución que devuelva el poder a la burguesía y al im-
perialismo (...). El ejemplo reciente del Cono Sur latinoamericano es muy ilustrativo
(...) En 1976, para poder imponer el plan Martínez de Hoz, la burguesía argentina
tuvo que recurrir a un golpe de Estado y una dictadura que masacrase a la vanguar-
dia del movimiento de masas. (…) El paso del poder de una clase a otra requiere con-
mociones de este tipo, pero en escala incomparablemente mayor. La introducción
de elementos capitalistas en China genera una dinámica contrarrevolucionaria, pero
la burguesía sólo podrá volver al poder mediante una contrarrevolución armada que
aplaste al movimiento de masas.[26] (Subrayados nuestros).
Posiblemente fue este tipo de razonamiento el que más contribuyó para impe-
dirnos ver que la burguesía había retomado el poder en China, a partir del año 1978,
y que había iniciado la restauración del capitalismo en ese país, y fue también este
tipo de razonamiento el que nos impidió ver que, a partir de febrero marzo de 1986,
también la burguesía había retomado el poder en la ex URSS e iniciado la restaura-
ción del capitalismo. Como en China, ni antes ni después de diciembre de 1978, o
en Rusia, ni antes ni después de febrero-marzo de 1986 existió una represión gene-
ralizada, llegamos a la conclusión de que no se estaba produciendo ningún cambio
cualitativo. De esta forma, los cambios políticos y económicos que sí identificamos,
fueron vistos por nosotros como intentos modernizadores de la burocracia o como
una nueva NEP.
Moreno decía en 1986 algo que en ese momento parecía incuestionable para
todos los que seguíamos las ideas de Trotsky: Si para retroceder a nivel del régimen
(de una democracia burguesa a una dictadura) fue necesaria una gran represión, para
retroceder a nivel del Estado (de un estado obrero burocratizado a un estado bur-
gués) esa represión tenía que ser cualitativamente mayor. Sin embargo, es necesario
sacar todas las conclusiones de lo que hemos dicho anteriormente: la restauración
[26] Moreno, Nahuel, Conversaciones con Nahuel Moreno, Ediciones Antídoto, Buenos Aires, 1986, págs. 86 y 87.
212
El Veredicto de la Historia
213
Martín Hernández
estalinistas, siendo diferentes desde el punto de vista de clase, tenían regímenes simi-
lares. Trotsky le dio mucha importancia a esta comparación. Polemizando con los que
opinaban que la URSS no era más un estado obrero decía que éstos no entendían que
la URSS, desprovista de su carácter de clase, no era otra cosa que un estado fascista.
¿Exageró Trotsky al hacer esta comparación? Creemos que no, ya que si hay algo que
caracteriza al fascismo es que desarrolla métodos de guerra civil contra los trabajado-
res y el pueblo (especialmente contra su vanguardia más esclarecida). En este sentido,
los números indican que el estalinismo no sólo fue igual al fascismo sino que posi-
blemente, en este terreno, fue peor; como mínimo esto vale cuando se lo compara con
el fascismo italiano. En torno a esta cuestión hay un segundo problema que en esta dis-
cusión cobra gran importancia. ¿Cuánto tiempo duró el régimen estalinista (es decir,
fascista) en la ex URSS?
Sobre esta cuestión hay una diferencia entre los marxistas occidentales y los mar-
xistas de la ex URSS. En Occidente hablamos de “estalinismo” para referirnos al régi-
men que se inaugura con Stalin y culmina con la caída del PCUS en los inicios de la
década del 90. Y en la ex URSS se refieren al estalinismo como el período que va desde
la subida de Stalin al poder hasta su muerte, o hasta el XX Congreso del PCUS.[32]
En esta cuestión creemos que es más correcto el criterio usado por los marxistas
occidentales, ya que el “estalinismo” no es sólo un tipo de gobierno sino también de
régimen. Visto así, es correcto decir que el estalinismo, como tipo de gobierno, acaba
en el XX Congreso del PCUS pero, como régimen (de partido único) se mantiene
hasta inicios de los años 90. Este debate es importante para determinar el carácter
del régimen que existía en la ex URSS cuando se restauró el capitalismo.
Sobre la base de esta elaboración de Trotsky resulta más fácil entender por qué
se hace la restauración en forma “pacífica” en la ex URSS. La burocracia, para hacer
la restauración, no necesitó dar un golpe como el de Videla en la Argentina, porque
tenía en sus manos algo mucho mejor: un régimen similar al fascista que aplastó a
la clase obrera por décadas. Confirmando el paralelo que hacía Trotsky entre el fas-
cismo y el estalinismo es necesario ver que el fascismo sólo pudo ser derrotado por
medio de una movilización y una guerra a nivel mundial. A su vez el estalinismo, que
logró aplastar todas las revoluciones que lo enfrentaron (Alemania Oriental, Hun-
gría, Checoslovaquia y Polonia) sólo pudo ser derrotado por medio de una expe-
riencia inédita en la lucha de clases a nivel mundial: una revolución, de carácter
internacional, que abarcó los principales países de Europa del Este y que contó con
la simpatía de la mayoría de las masas a nivel mundial.
Decíamos al principio que la restauración era un hecho inédito, y como tal lo te-
nemos que estudiar. Ésta nos ha planteado nuevos problemas teóricos y programá-
ticos. Uno de ellos es el que acabamos de desarrollar. La realidad nos ha mostrado,
contra de todas nuestras previsiones, que fue más fácil cambiar el carácter de un es-
tado (de obrero a capitalista) que un régimen (de fascista o semifascista a democrá-
tico-burgués).
[32] Stalin murió en 1953. En 1956 se realizó el XX Congreso del PCUS, y en él Nikita Kruschev, su secretario
general, presentó su Informe Secreto, en el cual denunciaba los crímenes de Stalin.
214
Medio siglo de victorias tácticas
y derrotas estratégicas
¿Cómo explicar que cuando en los años 1993, 1994 o 1995 todos los datos de la
realidad indicaban que la restauración se había consumado, en las filas del movi-
miento trotskista se seguía afirmando que el capitalismo no había sido restaurado?
Y más aún, ¿cómo explicar que en el interior del movimiento trotskista, hasta hoy,
sigan existiendo corrientes que dicen que la ex URSS continúa siendo un estado
obrero?
Sería en vano tratar de encontrar una respuesta objetiva. Es necesario entender
que el más objetivo de los análisis siempre va a tener una carga de subjetividad, y es
evidente que a los trotskistas nos ha resultado difícil ser objetivos para analizar los
ex estados obreros, y en especial la ex URSS.
El estalinismo siempre se presentó como el gran defensor de la URSS y presentó
a los trotskistas como contrarrevolucionarios, enemigos del estado obrero, agentes
de la CIA, etc. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. Mientras los estali-
nistas destruían los estados obreros, los trotskistas dieron sus vidas en defensa de la
URSS y colocaron todas sus esperanzas en su regeneración revolucionaria, y, por
eso, no nos resultó fácil aceptar que ya nada quedaba de las conquistas de la Revo-
lución de Octubre.
Pero este aspecto emocional, por decirlo de alguna forma, también fue alimen-
tado por una comprensión parcialmente equivocada de los acontecimientos de la
lucha de clases en la segunda mitad del siglo XX.
Junto con Nahuel Moreno hemos dicho, en múltiples oportunidades, que vivimos
Treinta años de grandes victorias revolucionarias,[33] ya que a partir de 1943, con la
derrota del nazismo en Stalingrado (...) nos encontramos con el mayor ascenso revo-
lucionario conocido,[34] y que (...) en líneas generales, lo único que sobrevive son gran-
des triunfos revolucionarios.[35] Junto con eso dijimos que los estados obreros que
existían en ese momento, aunque burocratizados, eran (...) colosales victorias del mo-
vimiento obrero y de masas a nivel mundial.[36] ¿Cómo explicar entonces, que en una
etapa en donde lo único que sobrevive son los grandes triunfos revolucionarios, se
pierdan estas colosales victorias del movimiento obrero y de masas a nivel mundial?
[33] Moreno, Nahuel, Actualización del Programa de Transición, CS Editora, São Paulo, pág. 26.
[34] Ídem, pág. 11.
[35] Intervención de Nahuel Moreno en el Congreso Mundial de la LIT del año 1985 - Correo Internacional Nº 53,
marzo de 1991.
[36] Moreno, Nahuel, Actualización del Programa de Transición, CS Editora, São Paulo, pág. 29.
215
Martín Hernández
Esto era una contradicción, e hizo que en forma inconsciente hayamos inten-
tado superarla tratando de acomodar la realidad a nuestros esquemas de análisis.
De esta forma hemos afirmado, durante varios años, que no había restauración, que
se trataba de una nueva NEP, o que la restauración estaba empantanada.
¿Pero hubo realmente una grave contradicción entre lo que ocurrió en la segunda
mitad del siglo XX y la restauración del capitalismo? No, no la hubo. La contradic-
ción no estaba en la realidad sino en nuestros análisis.
Hemos acertado al decir que en la etapa abierta en 1943 se daba el mayor as-
censo revolucionario de la historia. Sólo este colosal ascenso puede explicar que un
tercio de la humanidad haya expropiado a la burguesía. También hemos acertado al
afirmar que esos estados burocratizados eran una victoria colosal de la clase obrera
a nivel mundial. Pero nos equivocamos al decir que prácticamente lo único que
triunfaba y que sobrevivía eran los triunfos revolucionarios. La realidad nos ha mos-
trado lo contrario. Visto el mundo en la perspectiva de la revolución socialista in-
ternacional (que es como todo marxista la tiene que ver), a partir de 1943 es verdad
que se consiguen grandes victorias revolucionarias, pero éstas tuvieron un carácter
táctico, mientras las derrotas, que fueron muchas, tuvieron un carácter estratégico.
Visto el mundo de esta manera no hay nada de contradictorio que dentro de esta
etapa de gran ascenso se dé la restauración del capitalismo en la ex URSS y en los
otros estados obreros.
Esta etapa de la lucha de clases se abrió con una gran victoria, la derrota del na-
zismo en Stalingrado en el año 1943, pero también nació con una gran derrota, ésta
de carácter estratégico: la disolución, en ese mismo año, de la III Internacional, con
la cual se dio un golpe mortal al internacionalismo proletario que, a pesar de la bu-
rocratización de la III, aún sobrevivía en la conciencia de la clase obrera mundial.
Después de la Segunda Guerra Mundial se dieron importantes triunfos revolu-
cionarios. Entre ellos la expropiación del capitalismo en el Este europeo, en Viet-
nam, en Corea y en China, el país más poblado del planeta. Sin embargo, por el
papel de sus direcciones, estos triunfos, a diferencia de la Revolución Rusa, no se
transformaron en palancas de la revolución mundial. Por eso fueron, tal como lo
señaló Nahuel Moreno, victorias de carácter táctico: (...) la expropiación de la bur-
guesía y de los latifundistas nacionales es una cuestión táctica para la dictadura revo-
lucionaria del proletariado.[37]
Pero también en este período se dio una importante derrota. Stalin pactó una di-
visión del mundo con el imperialismo y a partir de allí le entregó a la burguesía el
poder en dos países centrales: Italia, Grecia y Francia. En este último país (en donde
Marx había previsto que comenzaría la revolución socialista) los obreros, dirigidos
por el Partido Comunista, habían encabezado la resistencia a la ocupación nazi, y
después que el nazismo fue derrotado, Stalin los obligó entregar sus armas a la bur-
guesía y así se perdió la oportunidad de que la revolución socialista llegase al centro
[37] Ídem, pág. 6.
216
El Veredicto de la Historia
[38] Moreno, Nahuel, Actualización del Programa de Transición, CS Editora, São Paulo, págs. 11, 12 y 13.
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La verdad del lado de Trotsky
219
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necesidad ni pueden trabajar de acuerdo con su capacidad, pero que era superior en
todos los terrenos al capitalismo.
El gobierno de Stalin decía: No nos encontramos aún, naturalmente, en el comu-
nismo completo, pero ya realizamos el socialismo, es decir el estadio inferior del co-
munismo.[39]
Coherente con su idea de que el socialismo sería una fase superior al capitalismo,
Marx no esperaba que la primera revolución triunfase en la atrasada Rusia sino en
la avanzada Francia, pero la historia nos jugó una mala pasada. El desarrollo desigual
de la economía mundial hizo que los países atrasados no se pudiesen desarrollar
más sobre bases capitalistas. Uno de esos países era Rusia, en donde triunfó la pri-
mera revolución socialista, y este hecho no previsto por Marx estableció una enorme
distancia entre el triunfo de la revolución socialista y el socialismo.
Para que Rusia llegara al socialismo necesitaba alcanzar y pasar a las mayores
potencias imperialistas, y para Trotsky esto era imposible por la simple razón de que
el mundo continuaba siendo dominado por el imperialismo. De esta forma, la ba-
talla por el socialismo en la URSS se dirimía no sólo en la arena nacional, sino fun-
damentalmente en la internacional. De allí que este considerase la teoría de Stalin,
de “socialismo en un solo país”, como una utopía reaccionaria.
Pero lo importante a señalar, para entender la genialidad de Trotsky, es que La re-
volución traicionada fue escrita en 1936, es decir, en momentos en que todos los
datos de la realidad parecían darle la razón a Stalin y no a él.
En esos años, el desarrollo de la Unión Soviética dirigida por Stalin era impre-
sionante. Trotsky habla de este tema en La revolución traicionada:
220
El Veredicto de la Historia
Pero para Trotsky, esta enorme desigualdad entre las grandes potencias capita-
listas y la URSS, que obligaba a ésta a apoderarse de los avances de las primeras,
obligaría al estado obrero a pagar un alto precio: [Cuanto] más tiempo esté la URSS
cercada de capitalismo, tanto más profunda será la degeneración de los tejidos socia-
les. Un aislamiento indefinido debería traer inevitablemente, no el establecimiento de
un comunismo nacional, sino la restauración del capitalismo.[47]
[41] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, Barcelona, págs. 33 y 34.
[42] Ídem, pág. 38.
[43] Ídem, pág. 35.
[44] Ídem, pág. 34.
[45] Ídem, pág. 42.
[46] Trotsky, León, La revolución traicionada, Editorial Fontamara, Barcelona, pág. 44.
221
Martín Hernández
Por este tipo de declaraciones Trotsky fue violentamente atacado porque, según
sus críticos, no estaría confiando en el socialismo. Esos ataques no eran más que ca-
lumnias. Trotsky en quien no confiaba era en la burocracia. Por eso colocaba una
condición para la victoria: La clase obrera tendrá, en su lucha por el socialismo, que
expropiar a la burocracia, y sobre su sepultura podrá colocar este epitafio: “Aquí yace
la teoría del socialismo en un solo país”.[48] La clase obrera de la URSS no logró ex-
propiar a la burocracia y por eso lo que Trotsky en 1936 anunciaba que era inevita-
ble, en la década del 80 se transformó en una realidad. El capitalismo fue restaurado.
Trotsky, el enemigo mortal de la burocracia, supo diferenciar entre el estado
obrero burocratizado y su dirección. Por eso llamó a hacer una Revolución Política,
que mantuviera las conquistas de Octubre (la propiedad nacionalizada, la planifi-
cación económica central y el monopolio del comercio exterior) pero que expulsara
a la burocracia del poder y, más aún, señaló que si se restauraba el capitalismo esto
provocaría: (...) una baja catastrófica de la economía y de la cultura.[49] Este pronós-
tico de Trotsky se confirmó totalmente y, de esa forma, desmintió a no pocos “trots-
kistas” que después de la restauración llegaron a la conclusión de que los trabajadores
no tenían nada que defender del estado obrero burocratizado.
Por responsabilidad directa de la burocracia, la clase obrera mundial perdió las
últimas conquistas que quedaban de la Revolución de Octubre de 1917.
Sin embargo, es necesario ver que la burocracia soviética pagó un alto precio por
su traición. El aparato estalinista fue herido de muerte. De esta forma la clase obrera,
a nivel mundial, se libró del mayor obstáculo que tenía para avanzar en dirección a
su liberación.
Hoy en día vivimos una nueva etapa de gran ascenso: Irak, Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Palestina y muchos más países son las pruebas de lo que decimos y ese nuevo
ascenso no está más ante la necesidad de enfrentar al poderoso aparato estalinista.
Sin embargo, no estamos frente a un “camino de rosas”. En la cabeza de los nuevos
luchadores reina una enorme confusión y todo tipo de prejuicios que vienen de los
procesos del Este, y eso dificulta la tarea de construir la dirección revolucionaria.
Más aún, existen nuevas organizaciones, con nuevas direcciones que encarnan esas
posiciones y se transforman así en importantes obstáculos para que las acciones re-
volucionarias de las masas continúen avanzando. ¿Podrán las masas vencer esos
nuevos obstáculos? No lo podemos saber. La historia no está escrita de antemano.
Hay una batalla en curso y el tema es: ¿cuáles son las condiciones en que daremos
esa batalla? Y esta pregunta precisa ser respondida sin ambigüedades. Las condi-
ciones, sin el aparato estalinista de por medio, son enormemente más favorables a
la clase obrera y a las masas. Entonces, sin duda, podemos decir: tenemos derecho
a ser optimistas.
222
PARTE 5
223
Debate con la delegación cubana en el
Foro Social Mundial - Porto Alegre, 2001
Este tema que vamos a tratar en este taller es muy importante y por eso pienso que fue
un error de los organizadores de este Foro que la cuestión de Cuba no haya sido abordada,
en toda su profundidad, en las conferencias centrales.
Digo esto por varias razones. En primer lugar porque tenemos el privilegio de contar
con la presencia, en este Foro, de varios dirigentes del Estado cubano, como es el caso de
Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, y también de otros com-
pañeros. Entonces era una oportunidad impar, para los miles de compañeros que están
participando de este evento, de hacer un profundo debate sobre Cuba. Lo estamos ha-
ciendo en este taller, pero eso no es suficiente.
¿Pero por qué era tan importante que este Foro discutiera Cuba? Porque este Foro So-
cial Mundial tiene la preocupación de responder a una serie de temas que preocupan a los
militantes sociales, políticos y sindicales. Son temas como el hambre, la violencia, la cues-
tión de la vivienda, el desempleo, la explotación. Son temas dramáticos porque todos es-
tamos viendo cómo poblaciones enteras son destruidas. Y el Foro justamente se reúne
para dar, o intentar dar una respuesta a estos problemas que enfrenta la humanidad y, en
este sentido, el ejemplo de Cuba no podía dejar de ser analizado.
Cuba era uno de los países más pobres, más miserables de América Latina. Sin em-
bargo, la revolución cubana mostró que esos problemas, que no pudieron ser soluciona-
dos por los países de la región, e incluso varios de ellos ni siquiera pudieron ser
solucionados por las grandes potencias, como es el caso del desempleo, comenzaron a
ser solucionados con la revolución.
¡En Cuba, con la revolución, se acabó con el desempleo! ¡En Cuba, con la revolución,
se acabó con los problemas de la salud! En Cuba se conquistó la atención médica que
todos queremos, que es la atención médica para toda la población y no sólo para los pri-
vilegiados y, más aún, se hicieron avances impresionantes en el terreno de la investigación
médica y de la farmacología. Pero las conquistas no fueron sólo en el terreno de [la] me-
dicina. Sino en otros terrenos como la vivienda y la educación. Y esos avances tuvieron
sus reflejos en otras cuestiones, como es el caso del deporte.
Cuba, a posteriori de la revolución, se convirtió en una potencia mundial a nivel del
deporte. Muchos dicen que esto se debe a que el Estado cubano selecciona a los atletas,
les da una preparación intensiva, les aplican todo tipo de drogas y así consiguen compe-
225
Martín Hernández
tir de igual a igual con los EE.UU. Bueno, si fuese tan fácil, ¿por qué Brasil no hace lo
mismo? Ganaría montones de medallas olímpicas. ¿Por qué Francia no hace lo mismo?
¿Por qué Cuba es una potencia deportiva mucho más fuerte que Francia, España o In-
glaterra?
También podríamos hablar del analfabetismo. Hemos visto en los últimos cincuenta
años el crecimiento de la ignorancia. Del analfabetismo generalizado. Países que casi no
tenían analfabetismo, como la Argentina, hoy están con centenas de miles de analfabetos.
Por el contrario en Cuba, que era uno de los países con índices más altos de analfabe-
tismo, éste prácticamente ya no existe.
Entonces, Cuba merecía ser uno de los grandes puntos de este Foro. Porque Cuba
consiguió todo eso, no como producto de un milagro sino como consecuencia de una re-
volución. De una revolución que no se conformó con derrotar a la dictadura de Batista.
Que avanzó mucho más. Rompió con el imperialismo, rompió con el capitalismo. Los
expropió y de esa forma colocó el conjunto de la economía al servicio del país. Se hizo una
economía estatal y planificada, y eso es lo que explica ese aparente “milagro”.
Lo interesante es que la mayoría de los que dirigen este Foro nos dicen: “Hoy en día,
pretender hacer lo que hizo Cuba en la década del 60 es una utopía”. Bueno, discutamos.
Yo creo que intentar hacer en cualquier país, lo que se hizo en Cuba a partir de 1959, es
una tarea difícil. Nadie puede pensar que acabar con el hambre y con el desempleo es una
tarea fácil. Hacer la revolución socialista no es una tarea fácil. Es sin duda una tarea difí-
cil. ¿Pero por qué utópica? Si la realidad demostró que se puede hacer.
Lo que es utópico es pensar que democratizando las Naciones Unidas, una organiza-
ción mundial controlada por el imperialismo, será posible llegar a la solución de esos pro-
blemas. Por ejemplo se dice que democratizando las Naciones Unidas todas las naciones
tendrían igualdad de condiciones. Es una idea fantástica. ¿Por qué? Porque los países opri-
midos del mundo son la gran mayoría, mientras que los países opresores son una mino-
ría. ¿Cuántas son las potencias imperialistas? Son unos siete u ocho, mientras que los
países oprimidos son más de cien. Entonces, pensar en una ONU democrática es pensar
que la mayoría de los países oprimidos impondría sus condiciones a las naciones opre-
soras. Sería fantástico. ¡Pero eso es imposible! Ninguna potencia imperialista renunciará
a sus intereses y, en ese marco, por más que se vote “democráticamente” lo que se quiera,
el imperialismo no va a aceptar ninguna condición. Esas Naciones Unidas “democráticas”
pueden votar la disolución del FMI. ¿Pero será que se va a disolver el FMI? Pueden votar
que los EE.UU. no explotan ni atacan a ningún pueblo. Pueden votar. ¿Pero será que los
EE.UU. van a aceptar esa votación? Yo pienso que eso es imposible. Por eso es completa-
mente utópico. Nunca se dio y no hay nada que indique que se va a dar. Y si no, mués-
trenme que algún país imperialista dejó de serlo a partir de una votación.
Por el contrario, dar la perspectiva de Cuba no tiene nada de utópico. Es una tarea di-
fícil, muy difícil. ¿Pero hay otro camino para acabar con el hambre y el desempleo? ¿Qué
país capitalista, o más aún, cuáles de las grandes potencias, con los EE.UU. a la cabeza, fue
capaz de acabar con el desempleo? Ninguno. Porque el desempleo es inherente al capita-
lismo. Mientras haya capitalismo habrá desempleo. Entonces yo digo, si defender la re-
226
El Veredicto de la Historia
volución cubana y la actualidad de esa experiencia es ser utópico, entonces, yo soy utó-
pico. Sin embargo, creo que no es así. Que defender la revolución cubana es ser realista.
Muy realista.
Sin embargo, y ése es el tema de este debate, lo que nosotros vemos es que hoy en día
hay un cambio muy grande en Cuba.
Esas conquistas tremendas de las que hablábamos, que se explican por la revolución,
por la expropiación del imperialismo y del capitalismo, hoy en día se están perdiendo en
Cuba. Muchas ya se han perdido. Otras se están perdiendo. Por ejemplo, el pleno empleo
que existía en Cuba hoy no existe más. Datos del año 1994 indicaban que ya había 160.000
desempleados, y que más de 400.000 trabajadores deberían ser relocalizados. Hay un de-
terioro creciente tanto de la salud como de la educación, dos áreas que eran orgullo de los
cubanos y de todos los revolucionarios que defendíamos y defendemos la revolución cu-
bana. Hay situaciones dramáticas que hoy existen en Cuba y que entristecen a los revo-
lucionarios que visitan la Isla, como es la vuelta, en gran escala, de la prostitución. ¿Por
qué digo que nos entristece? Porque esa lacra del capitalismo y de todas las sociedades de
clase, que es la prostitución, ese drama de las mujeres y hombres que se ven obligados a
vender su cuerpo frente a la necesidad de sobrevivir, era uno de los rasgos típicos de Cuba,
antes de la revolución. Yo creo que todos aquí saben que Cuba era conocida, en la época
de Batista, como el prostíbulo de los EE.UU. Los grandes magnates de los EE.UU. prac-
ticaban en Cuba algo que ahora se está desarrollando mucho en el Brasil, que el turismo
sexual. Y la revolución cubana acabó con eso. No porque fusilaron a las prostitutas, sino
porque las miles de mujeres que se prostituían no precisaron hacerlo más. Pues bien, ese
problema que había desaparecido con la revolución hoy está reapareciendo en Cuba con
mucha fuerza, a tal punto que el propio gobierno cubano, repetidamente habla de las
prostitutas, a las que se las conoce como “jineteras”.
¿Pero qué es lo que explica esta nueva situación en Cuba? Sobre estas cuestiones que
he informado no hay muchas discusiones. Estos datos no son polémicos. Por otra parte,
en relación con esto, les quiero hacer una aclaración. Todos los datos que presento en este
informe, sin excepción, fueron extraídos de los informes del gobierno cubano o de orga-
nismos cubanos que respaldan al gobierno. Entonces, no hay polémica sobre estos datos.
La polémica surge cuando se intenta dar una explicación al porqué de los mismos.
De parte del gobierno cubano y de sus defensores existen dos argumentos para expli-
car esta nueva situación que se está viviendo en Cuba.
El primer argumento es el bloqueo de los EE.UU. y las nuevas leyes para reforzar el blo-
queo como son la Ley Torricelli y Helms Burton. Es decir que, por este argumento, el ac-
tual deterioro estaría explicado por el bloqueo de los EE.UU. y las leyes complementarias.
227
Martín Hernández
228
El Veredicto de la Historia
En el artículo 10 de esa ley se establece lo siguiente: (...) pueden ser autorizadas inver-
siones extranjeras en todos los sectores, con excepción de los servicios de salud y educación
de la población y las instituciones armadas (...). Vuelvo a repetir, hay una ley que permite
las inversiones extranjeras en todos los sectores. ¿En qué condiciones se dan esas inver-
siones? En el artículo 3 de esa ley se establece: Las inversiones extranjeras, dentro del te-
rritorio nacional gozan de plena protección y seguridad y no pueden ser expropiadas, salvo
que esa acción se ejecute por motivos de utilidad pública o interés social (...). En ese caso, es
decir, si fuese necesario expropiarlas, la ley establece que a las empresas se le pagará una
indemnización en moneda libremente convertible por su valor comercial establecido de
mutuo acuerdo. Y ahora vean un tercer problema, que me parece más grave. En el artículo
8 de esa misma ley se establece que: El estado garantiza al inversionista extranjero la libre
transferencia al exterior, en moneda libremente convertible, sin pago de impuestos o nin-
guna otra exacción (...) de las utilidades netas o dividendos que obtengan por la explotación
de la inversión. Es decir, esta ley garantiza que todas las ganancias que obtengan las em-
presas extranjeras pueden ser enviadas al exterior sin pagar cualquier tipo de impuestos
y sin ninguna obligación de reinvertir esa ganancia en el país. Pero peor aún, en el artí-
culo 29 se establece que los inversionistas extranjeros (...) tienen derecho, de acuerdo con
las disposiciones establecidas a tales efectos, a exportar su producción directamente y a im-
portar, también directamente, lo necesario para sus fines.
¿Qué quiere decir esto? Antiguamente existía, por parte del estado cubano, el mono-
polio del comercio exterior. Era el estado quien exportaba e importaba y, por esa vía, se
hacía el control de las divisas. Por esta nueva ley, eso se acabó. Por esta ley cualquier em-
presa tiene derecho a importar y a exportar independientemente del Estado.
¿Pero por qué leí esos artículos? Porque si esta ley se está aplicando, está ahí la expli-
cación de por qué el crecimiento de la economía no redunda en un crecimiento de la eco-
nomía popular.
Con respecto a este quiero hacer una reflexión más. Se dice que este tipo de medidas,
para incentivar las inversiones extranjeras, estarían justificadas a partir de la disolución
de la ex URSS. Hasta ahí todo sería coherente; sin embargo, hay un problema. Estas me-
didas comenzaron a ser tomadas diez años antes de la disolución de la URSS. La disolu-
ción de la URSS se da a partir del año 1992 y en Cuba, la primera Ley de Inversiones
Extranjeras es del año 1982, y esta ley que estoy leyendo, del año 1995, es sólo un perfec-
cionamiento del Decreto 50 de 1982, que apuntaba en el mismo sentido. Esa ley de 1982,
vuelvo a repetir, se aprobó diez años antes de la disolución de la URSS e incluso cinco
años antes de la Perestroika. Ese Decreto 50 del año 1982, tuvo como objetivo las inver-
siones extranjeras en un sector estratégico para Cuba, que es el sector del turismo. A par-
tir de 1992 se amplió para otras áreas, entre ellas la farmacéutica. Y aquí quiero plantear
otra cuestión. El presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón, que ayer
expuso en el plenario, dijo que en Cuba no había ninguna privatización; sin embargo, los
hechos demuestran otra cosa. Pero más aún, la Asamblea Nacional que él dirige, en el
año 1992, aprobó la reforma en la Constitución. Y esa reforma tenía un objetivo central,
que fue incluir el derecho a la propiedad privada de los medios de producción de tal forma
229
Martín Hernández
que en el año 1993 se abre la posibilidad de entrada de bancos extranjeros. En el año 1994
se establece que ningún sector productivo, con excepción de la salud y la educación, que-
daban fuera de la posibilidad de recibir inversiones extranjeras. En ese mismo año 1994
se determina el fin del monopolio del comercio exterior. Volviendo al año 1993. En ese
año comienza a existir un nuevo tipo de economía en el campo cubano, que son las fa-
mosas UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativas). ¿Cuál es el cambio? An-
tiguamente, el Estado era dueño de la tierra, de tal forma que los campesinos entregaban
su producción al Estado, el cual, sobre la base de la planificación, pasaba a distribuir lo
producido. Pues bien, la existencia de estas unidades básicas de producción significa que
el estado continúa siendo dueño de las tierras pero las entrega, en concesión, a produc-
tores particulares, los cuales son los dueños de la producción. Como ustedes saben, Cuba
es un país basado en el monocultivo de la caña de azúcar. Pues bien, ya en el año 1994, el
80% de las tierras destinadas a la producción de caña de azúcar formaban parte de las
UBPC. Es decir, el 80% de las tierras eran explotadas con criterios capitalistas ya que no
sólo la producción es propiedad de particulares, sino que una parte importante de ésta va
para los nuevos Mercados Agropecuarios, los cuales determinan el precio de los produc-
tos en base a la ley de la oferta y la demanda.
Anteriormente, nosotros polemizábamos entre las diferentes corrientes marxistas
sobre el carácter de Estado cubano. Por ejemplo, yo formo parte de una corriente que
opina que el Estado cubano era un estado obrero; otros hablaban de una economía po-
pular. Otros hablaban de un estado socialista. Eran opiniones diferentes; sin embargo,
todas tenían en común la idea de que ese estado era completamente diferente de los es-
tados capitalistas. ¿Por qué existía esa “unidad” en la izquierda, en el sentido de afirmar
que Cuba no era un estado capitalista? Porque todos coincidíamos en que los medios de
producción, las fábricas, la tierra, etc. no eran propiedad de una clase social, la burgue-
sía; eran propiedad del Estado. Pero, además de eso había un instrumento, que también
existía en todos los estados que expropiaron a la burguesía, que era la planificación eco-
nómica central. Más aún, en Cuba existía un organismo de planificación que era la Junta
Central de Planificación, responsable por planificar lo que producía, cómo se producía y
cómo se distribuía. Y la tercera cuestión que existía era lo que hablé anteriormente, el
monopolio del comercio exterior.
Pues bien compañeros, yo estoy presentando estos números dados por el gobierno,
por economistas que trabajan con el gobierno, y esos informes dicen que esas tres cosas
no existen más. No existe más la economía planificada. No existe más el monopolio del
comercio exterior. Y no existe más la economía estatizada, existe sólo en parte, cada vez
menor. Entonces, en mi opinión, lo que se está dando en Cuba, a diferencia de lo que
habló ayer Alarcón, es la restauración del capitalismo. Una restauración que no está siendo
hecha a partir de la invasión de los “gusanos”, sino a partir del propio gobierno cubano.
Claro, hay una contradicción. Toda la dirección cubana dice exactamente lo contrario.
230
El Veredicto de la Historia
Otra gran polémica. En conferencias anteriores, varios me han hecho el siguiente cues-
tionamiento: ¿Si fuese cierto que en Cuba se está restaurando el capitalismo, ¿por qué
continúa el bloqueo y, más aún, por qué se aprueba la ley Helms Burton?
Sobre esta cuestión hay dos cosas que tenemos que discutir. ¿Es cierto que el impe-
rialismo continúa atacando y continúa queriendo acabar con el Estado cubano? Eso tam-
bién es una media verdad. Es cierto que el bloqueo americano continúa. Eso es una
verdad. Pero los Estados Unidos no son la única potencia imperialista. El imperialismo
europeo no está atacando al Estado cubano. España, por ejemplo, es el primer inversio-
nista en Cuba. ¿Se puede decir que España está atacando al Estado cubano? ¿Se puede
decir que la Unión Europea está atacando al Estado cubano? ¿Se puede decir que los go-
biernos capitalistas de América Latina están atacando al Estado cubano? ¿Se puede decir
que las burguesías venezolana y mexicana lo están haciendo?
Claro, en torno a esto surge necesariamente otra discusión, que ya me la han plante-
ado en otras oportunidades. Hay compañeros que me han dicho: “una cosa es el impe-
rialismo americano y otra cosa son los gobiernos europeos”. Para mí, no.
231
Martín Hernández
¿El imperialismo europeo, España, Francia, Inglaterra, Alemania, pueden traer algún
beneficio para Cuba? ¿La entrada del capitalismo europeo puede ser más progresiva para
Cuba que la entrada del capitalismo americano? Para mí, no. El imperialismo europeo está
queriendo recolonizar Cuba y para ver el futuro que le espera a Cuba, si esto se concreta,
basta ver cómo ellos trataron a sus colonias. Preguntémosle a los compañeros de la India
cómo vivían cuando eran una colonia de los ingleses. Preguntémosle a los compañeros del
norte de África o, para no ir tan lejos, a nuestros hermanos latinoamericanos cuál fue el
papel de España. Preguntémosle a las ex colonias portuguesas, Brasil incluido, cuál fue su
experiencia.
Segundo problema. ¿Es cierto que los EE.UU. continúan con su misma política como
si nada hubiese cambiado? Tampoco es cierto. Existe una poderosa burguesía americana
que está batallando para acabar con el bloqueo y poder hacer, de esta forma, buenos ne-
gocios con Cuba. Se ha formado incluso un Consejo Comercial EE.UU.-Cuba, controlado
por sectores de la burguesía americana, que lucha contra el bloqueo. ¿Y por qué no se
acaba con el bloqueo? Porque hay una contradicción en los EE.UU., con la vieja burgue-
sía gusana, la burguesía contrarrevolucionaria que huyo a partir de la revolución, que está
en contra de que se acabe con el bloqueo. ¿Por qué? Porque a este sector no le interesa sólo
la restauración del capitalismo, lo que le interesa es recuperar sus propiedades y por eso
consiguieron hacer aprobar la Ley Helms Burton. A la burguesía cubana residente en el
Estado de la Florida, que es parte de la burguesía americana, no le basta con que se res-
taure el capitalismo en Cuba, quiere recuperar sus antiguas propiedades y por eso entra
en contradicción con otros sectores de la burguesía americana que quieren hacer nego-
cios en Cuba, como es el caso de la poderosa industria farmacéutica, que recientemente,
con la autorización de Clinton, llevó adelante una feria en Cuba, preparándose para el fin
del bloqueo.
Por fin, compañeros, me quiero referir a otro tema, que es la cuestión de la democra-
cia. Cuando hablo de la democracia no estoy hablando de los calendarios electorales.
Estoy hablando de otra cosa. Estoy hablando de la democracia en el interior de los que de-
fiende la revolución. De los que luchan contra la burguesía y el imperialismo.
En este Foro , yo participé de una conferencia en donde un representante de Izquierda
Unida de España, Manuel Monereo, dio la siguiente posición sobre Cuba: Yo no voy a
hacer ninguna crítica a Cuba mientras Cuba continúe siendo atacada por el imperialismo.
Yo no puedo coincidir con el criterio de que cuando un determinado país es atacado,
nadie pude criticar a la dirección del mismo. Ese tipo de razonamiento es terrible. Por
que Cuba, y no sólo Cuba, también podemos hablar de Polonia o Rusia, desde el mo-
mento que expropió a la burguesía, comenzó a ser atacada. Cuba ha sido atacada en los
últimos cuarenta años. La ex URSS ha sido atacada desde 1917. Si se establece el criterio
de que cuando un país es atacado no se puede cuestionar a la dirección, ese país está con-
denado a la derrota. No es un problema mío si puedo o no hacer críticas. Es un problema
232
El Veredicto de la Historia
en el interior de ese país. Digo esto porque lo que está ocurriendo en Cuba se tendría que
estar discutiendo, no sólo en el Foro sino, en primer lugar, en Cuba. Yo quiero saber si es
posible en Cuba hacer una discusión de este tipo en cualquier lugar del país. ¿Es posible
eso? No estoy hablando de los “gusanos”, estoy hablando de los que defienden la revolu-
ción, ciertos o equivocados.
Siguiendo con la cuestión de la democracia. Hoy se dice, con razón, que Cuba quedó
aislada. El problema es por qué quedó aislada siendo que a su alrededor se desarrolló la
revolución centroamericana. Y frente a esto hay que decir las cosas como son. El gobierno
cubano batalló, junto con la dirección sandinista, para que Nicaragua no sea una nueva
Cuba. Claro que el gobierno tenía sus argumentos para defender su posición. ¿Pero exis-
tió un debate democrático al respecto? ¿Se discutió la vieja posición del Che Guevara al
respecto? Porque el Che Guevara tenía la posición opuesta. Él siempre decía que para de-
fender la revolución cubana había que hacer la revolución latinoamericana. De allí su
consigna célebre: Por dos, por tres, por muchos más Vietnam. No fue por casualidad que
el Che Guevara murió en Bolivia.
Entonces, repito la pregunta ¿Los obreros y luchadores cubanos, frente a estos acon-
tecimientos, tuvieron oportunidad de discutir dos o tres alternativas? Y la misma pre-
gunta cabe que nos hagamos frente al momento actual. Hoy en día, entre los que
defienden la revolución cubana dentro de Cuba, hay quienes dicen exactamente lo mismo
que yo, pero yo vuelvo a preguntar: ¿Existe en Cuba la posibilidad de hacer un Foro para
discutir, con toda libertad, los caminos de Cuba?
233
Martín Hernández
Hubo una crisis muy grande, una movilización muy grande en el año 1994, que fue la
crisis de los balseros, en donde el pueblo cubano se movilizó a la plaza e hizo un lío im-
presionante, y el gobierno cubano “antidemocrático” no reprimió. No sacó al ejército. No
metió balas, que es [a] lo que nosotros estamos acostumbrados. Ese gobierno “autorita-
rio” no reventó a garrotazos a toda la población cubana. Eso está documentado en toda
la prensa, eso lo sabe todo el mundo. Por otro lado, el que dice que Gorbachov y Fidel Cas-
tro son la misma cosa es una persona que está faltando a la verdad. Todos sabemos que
Gorbachov anda dando conferencias por todos lados y Fidel Castro sigue defendiendo las
conquistas de la revolución en Cuba.
Me parece muy importante tener en claro las características de la economía cubana.
Qué es lo que cuenta la economía cubana para poder alimentar a toda esa población. (sic)
Todos sabemos y tenemos mucha claridad sobre el poder que tienen las masas cuando no
quieren a un gobierno, y así como se movilizaron en el año 94, después decidieron que
querían seguir luchando y que querían seguir defendiendo a ese Comité Central y a Fidel
Castro. Aquí hablaron del Che Guevara también, y eso me indignó porque soy argentina.
Pobre Che Guevara; murió y no puede hablar, mientras que Fidel Castro está vivo. Yo
considero que es una actitud muy fácil hoy ser guevarista, porque el Che Guevara está
muerto. Pero es muy difícil ser castrista, porque Fidel Castro está vivo y es el único refe-
rente revolucionario que existe en América Latina.
Quería recordar que en 1991 yo fui a Cuba dos veces, en octubre y después en di-
ciembre. Yo ya había ido a Cuba en 1979, estaba en esa época en la Universidad de Har-
vard haciendo un curso de salud pública y pasé casi un mes junto con un grupo
conociendo el sistema de salud cubano. Después yo volví para participar en el Congreso
de Pediatría en el año 1984, después nuevamente en 1987, dos veces en 1991, en 1993,
1997 y en 2000, y yo tuve oportunidad de acompañar durante todo ese tiempo [a] la so-
ciedad cubana. Lo que ocurrió en 1991 ningún país en el mundo lo soportaría. Ninguna
otra sociedad. Porque el PIB (Producto Bruto Interno) de la noche a la mañana cayó 35%.
Aquí en el Brasil cae un 1% y es un caos. Varias fábricas tuvieron que cerrar porque no
tenían cómo funcionar. Lo mismo con la energía eléctrica. Ellos dependen del petróleo.
¿Entonces, cómo iban a funcionar las fábricas si no podían importar materia prima? Ellos
no podían fabricar ni jabón, ni dentífrico. Fue una situación dramática y, a pesar de eso,
el pueblo cubano continuó sustentando a la revolución cubana y a su dirección.
EE.UU, en el año 1993, hizo una campaña [fortísima] para que en las elecciones las
personas no votaran, o votaran en blanco. En toda Cuba sólo hubo 7% de votos anulados
y blanco, en La Habana fueron 14%. En 1997, nuevamente, cuando hubo elecciones casi
desaparecieron los votos nulos y blancos. ¿Y qué es lo que puede justificar todo eso? Es el
proceso democrático y el debate que se hace en Cuba en torno de sus destinos. Yo vi, in-
clusive por la televisión, innumerables congresos que se realizaron en Cuba y [a] Fidel
presente en todos ellos, inclusive con los pioneros, para debatir la dramática situación
234
El Veredicto de la Historia
que existía y cuáles eran las propuestas para el “período especial”. Esas propuestas eran de-
batidas en todos los rincones, fueron debatidas en los sindicatos, en los barrios, hasta que
finalmente se transformó en ley; después de haber sido discutida en toda la base es que
se adoptaron las medidas que se deberían tomar para enfrentar el “período especial”.
Yo quería recordar aquí dos cosas interesantes, eso que ocurrió en 1994, que ya habló
la compañera, cuando por fuerza de una provocación hecha por la gusanada comenzó a
haber un tremendo tumulto en una plaza y Fidel se dirigió, con apenas nueve personas y
no permitió que nadie usase armas en ninguna hipótesis, y bastó la presencia de Fidel en
la plaza para que el pueblo se juntase a él e incluso saliera en manifestación en defensa de
la revolución cubana. Para terminar, quería dar otro dato que ocurrió [en] estos días. La
semana pasada el gobierno cubano metió preso a un bando de checos, entre los que es-
taba un diputado y un ministro con dinero de la contrarrevolución de los EE.UU. para fo-
mentar, dentro de Cuba, la contrarrevolución. A partir de allí comenzó a haber protestas
en todo el mundo, principalmente en la embajada checa. Pues ahora, antes de ayer, des-
filó más de un millón de cubanos, con Fidel al frente. La marcha pasó frente a la emba-
jada y fueron horas de marcha frente a la embajada checa para mostrar el apoyo del pueblo
cubano a las medidas de su gobierno.
Cuando nosotros discutimos la revolución cubana, lo primero que tenemos que en-
tender es que ella jamás se va a suicidar, y si tomó esas medidas (términos de inversiones
extranjeras), eso era absolutamente fundamental en la búsqueda de capital, de tecnología
y de mercado. (sic)
Sin lugar a dudas es importante que el Foro Social Mundial discuta los problemas de
la agenda y es bueno que se analice la situación de Cuba, pero de Cuba en su lucha con-
tra el neoliberalismo, en su lucha por un orden justo y superior. No para analizar imper-
fecciones de determinados aspectos de la economía cubana, imperfecciones de
determinado aspecto de nuestra vida política. Realmente no puedo dar datos porque no
es lo más interesante. Simplemente voy a desmitificar un poco algunas ideas que planteó
el compañero Hernández. Y pienso que es importante porque hay mala interpretación, o
mal conocimiento.
En nuestro país, la Ley de Inversiones Extranjeras, aprobada en el año 1982, no se
puso en funcionamiento hasta 1996 porque no hizo falta, pero ya nuestro parlamento
constituido en el año 76, el parlamento actual, valoró la conveniencia económica y polí-
tica de que Cuba se abriera potencialmente a la inversión extranjera, pero en ese mo-
mento nos apoyaba la Unión Soviética, existía el Consejo de Ayuda Mutua Económica,
existía una ayuda concreta de la República Popular China, pero además existía ayuda ale-
mana, de la RDA, que nos aportaba toda la leche en polvo para nuestra población . Exis-
tía ayuda de Polonia que nos daba todos los productos químicos para la agricultura,
aviones para fumigación. Todo el parque automotor de ómnibus era húngaro porque era
el acuerdo que teníamos con el Consejo de Ayuda Mutua Económica.
235
Martín Hernández
Entregarles azúcar, entregarles cítricos y que de Hungría viniesen ómnibus, pero Hun-
gría desapareció y la República Democrática Alemana desapareció también. Desapareció,
con sus imperfecciones, porque cuando invadieron Checoslovaquia en el año 1968 nues-
tro comandante en jefe, el mismo de hoy, le preguntó a los soviéticos: ¿Y que harían con
Vietnam? ¿Harían lo mismo? Quiero decir con esto que Cuba jamás fue un satélite de la
Unión Soviética. A veces me preocupa porque hay que levantar de la tumba a Stalin. La
revolución cubana no tiene nada que ver con ese compañero; nació y atacó al Moncada
cuando él moría.
Respetamos todos los planteamientos teóricos y el aporte importante que hizo el ca-
marada Trotsky a la revolución rusa. Lo respetamos, como revolucionario, como funda-
dor del Ejército Rojo, como miembro del Partido Comunista en aquella etapa tan compleja
sobre si guerra, o revolución permanente, o socialismo en un solo país. Estuvo con Lenin
y éste lo consideró el hombre más capaz de todo el Comité Central. Uno de los hombres
más inteligentes del Comité Central. Por lo tanto no estamos debatiendo nada de eso.
Como mínimo yo, que provengo de las ciencias sociales y fui profesor de la Universidad
de La Habana. Estudié sus ideas y no tengo nada en contra.
Ahora, nosotros tuvimos una caída del 34,5% del PBI, y no en 1992 sino a partir de
1989, que es cuando comenzó la caída. Cuando los soviéticos a mediados de año, el mismo
señor Gorbachov, que se trató aquí de igualar a Fidel, nos dijo que no venía más petró-
leo, cuando Hungría dejó de darnos los ómnibus, cuando los alemanes no nos compra-
ron más naranjas ni ningún cítrico. Cuando no llegaron más aviones de fumigación de
Polonia. Cuando comenzó a caer la Unión Soviética, que nos daba petróleo con créditos.
Entonces, la Ley de Inversiones Extranjeras hubo que actualizarla buscando capital, tec-
nología y mercado. Porque nuestra tecnología era soviética, era búlgara. Y las centrales
azucareras tenían tecnología soviética y nuestros aviones eran rusos, del año 1962, por-
que no teníamos dinero para comprar DC 10. Pero nosotros no entregamos al capital ex-
tranjero nuestras propiedades. En Cuba, la empresa telefónica es estatal. Con el 51% de
capital cubano, con trabajadores todos cubanos. Sin empresarios extranjeros. Y lo mismo
ocurre en la región donde se extrae el petróleo, que posibilitó que hoy no haya cortes de
luz en La Habana. Porque la compañía canadiense aportó capital, tecnología, y nuestros
ingenieros, que son tan capaces como ellos, formados en Cuba y no en Harvard, están pre-
parados para enfrentar eso.
Cuba es un país en donde no hay secuestros, no hay bombas, no hay explosivos, no
hay drogas. Hay algunas prostitutas, es cierto, pero no desamparadas. Prostitutas con
niños y con círculos infantiles, con muy buena salud, que van a durar 76 años de edad por-
que ese es el promedio de vida en nuestro país. Prostitutas con escuela. Prostitutas que si
se enferman del corazón las operamos gratis. Por lo tanto son prostitutas por shampoo y
jeans, y no son como dice el compañero, un caso “dramático.”
Nosotros no hemos entregado ninguna tierra, en Cuba; el sistema bancario es cubano.
De dónde se habla de bancos extranjeros. ¿Qué ocurre? Ahí puede ser la confusión del
compañero Hernández. Creo que el compañero Hernández tiene sus criterios. Creo que
los ha analizado y los ha expuesto de forma decente aquí. Creo que es correcto debatir así.
236
El Veredicto de la Historia
Ahora qué pasa. Hay un error, los bancos que tenemos en Cuba existen, entre otras
cosas, para darnos capital para poder nosotros implantar tecnología y buscar mercado.
¿Qué ocurre? Cuba no puede hacer transacciones en dólares. Cuba las tiene que hacer en
liras, en yens, en pesetas y entonces hay que traer bancos que nos apoyen, bancos ex-
tranjeros. En Cuba no hay hoteles extranjeros. La cadena Sol Meliá es española y aporta
capital. Nosotros ponemos el personal cubano. Tres directivos españoles administran eso
por diez años. Se llevan todas sus ganancias y nos dejan tecnología, cultura gastronómica,
cultura en la atención al turismo y, además, un hotel cinco estrellas, pero ese terreno es
nuestro. ¿Quién dice que lo hemos perdido?
Nuestra revolución no es idílica. Nuestra revolución tiene muchas imperfecciones.
Nuestro proceso político tiene muchas imperfecciones. Pero nuestro mayor enemigo son
los Estados Unidos. Y hace nueve días tomó posesión un presidente que posiblemente
sea agresivo con Cuba. No podemos estar debatiendo en la sociedad cubana algo que no
sea la soberanía. Cómo educar a nuestros hijos. Cómo llevar la cultura a todos. Mante-
ner una tasa de mortalidad infantil pequeña. Cómo evitar las prostitutas. Cómo contro-
lar [a] ese turista sexual que puede llegar. Para terminar, les quiero asegurar tres cosas.
Primero, y lo sabe el compañero marxista, leninista, y trotskista y revolucionario que
habló aquí. En Cuba se tiene el poder sobre los medios de producción. Ningún medio de
producción está en manos de extranjeros. Tenemos el poder político, que es el que entregó
la Perestroika y la Glasnost. Por lo tanto no hay ninguna comparación con eso, y lo sabe
él también. Tercero, no se preocupen por la edad de Fidel. Primero porque está muy sano.
Segundo, es cierto que está llegando a una edad peligrosa y todo el mundo muere, pero
en Cuba la revolución tendrá continuidad. Como las tuvieron otras revoluciones, y las
que no la tuvieron es porque empezaron a debatir cuestiones esotéricas, utópicas y abs-
tractas de una realidad.
El presidente de nuestro parlamento, Ricardo Alarcón, tenía 21 años cuando triunfó
la revolución. Hoy tiene 63 y es de los viejos dirigentes que quedan en el país. Nuestro pri-
mer ministro tiene 49. Todos los gobernadores de provincias son hombres de 50 años.
Nuestros ministros nacieron con la revolución. La revolución tendrá continuidad. Agra-
decemos esto y les decimos que no queremos revoluciones abstractas. Las revoluciones
son en la tierra y contra los yanquis. Muchas gracias.
Martín Hernández.-
Les quería manifestar una opinión y manifestarles algunos problemas, en especial a los
compañeros que han criticado mi intervención. Yo entiendo y respeto la opinión de va-
rios compañeros que frente a mis críticas han respondido con un apoyo incondicional a
Fidel y a la conducción del estado cubano. ¿Por qué lo entiendo? Porque la historia mues-
tra que cuando una revolución es tan profunda, provocó tantas transformaciones (como
es el caso de la Revolución Cubana) e impactó tanto a todo el planeta, muchas veces la res-
puesta natural frente a las críticas es salir en defensa incondicional de ese proceso, inde-
pendientemente de lo que esté ocurriendo. Pero creo que aquí se comete un error.
237
Martín Hernández
Se confunde defensa de la revolución cubana, que aquí no está en discusión, con de-
fensa de la dirección, que sí está en discusión.
Ahora quiero que retomemos dos o tres cuestiones que planteé anteriormente. En pri-
mer lugar me dicen que lo que estoy hablando no es verdadero y que, en lo esencial, nada
cambió en Cuba. Continúa la revolución. Ahora les pregunto. ¿El monopolio del comer-
cio exterior, continúa? Los compañeros me dicen que no estamos frente a una revolución
idílica, y tienen razón. Quien piensa que puede haber una revolución en donde no haya
contradicciones de todo tipo se engaña completamente.
Son tantas las contradicciones que en Rusia, en los primeros años de la revolución,
existió la NEP, la Nueva Política Económica, que significó hacerle enormes concesiones
al capitalismo. No hay revoluciones color de rosas, pero camaradas, yo no estoy hablando
de revoluciones rosas. Estoy a favor de que en un determinado momento, y tal vez ése era
el momento de la revolución cubana, se considere necesario pedir ayuda al exterior, pedir
préstamos, inversiones, etc. Esto es así en la vida. Cualquier obrero que esté frente a una
necesidad va al banco y trata de conseguir un préstamo, no porque esté a favor del banco
sino porque precisa de ese dinero. Pero no es eso lo que estoy discutiendo en relación con
Cuba.
Yo no estoy cuestionando que Cuba, frente a la necesidad, haya pedido ayuda al exte-
rior. Lo que estoy discutiendo es que la Ley de Inversiones Extranjeras es una ley de en-
trega del país al capital extranjero. La máxima expresión de eso es el hecho de que el
Estado no tiene más el monopolio del comercio exterior, y eso lo dice la ley, no es inven-
ción mía; entonces, les pregunto: eso que estoy diciendo, ¿es cierto o es una calumnia? Por-
que yo estoy leyendo la ley que compramos en La Habana, y no una interpretación de la
ley. Entonces de nada vale, compañeros, en un debate de este tipo, querer ganar la discu-
sión a los gritos, y eso se los digo para los dos sectores de compañeros aquí presentes.
Y entonces vuelvo a la pregunta anterior: ¿el monopolio del comercio exterior, no la
cuestión de comerciar con el exterior, está en manos del Estado o en manos de las em-
presas? ¿Qué dice la ley, y más que eso, que existe en la realidad hoy?
Sobre la intervención de la compañera Paola, de Argentina. Ella hizo una descripción
de Cuba que no se corresponde con la realidad. Cuba es un país que vivió siempre una si-
tuación muy difícil, desde el momento de la revolución. Justamente por eso, los avances
de ese país son extraordinarios, justamente porque se hicieron en ese país. Ahora, no sé
de dónde sacó la compañera esos informes que presentó. Lo que ella dijo, que no tiene tie-
rras para cultivar, que no tiene agua, que no tiene petróleo. No es así. Tiene tantas tierras
para cultivar que es uno de los grandes productores de caña de azúcar. No es que Cuba
no tiene petróleo. Tiene petróleo. Justamente lo que yo estoy discutiendo es que el petró-
leo está siendo entregado a compañías canadienses. Es un país que tiene reservas ex-
traordinarias, como por ejemplo, las reservas de níquel. Cuba es un país cuya economía
hasta hoy se basa en el monocultivo del azúcar, pero no porque no tuviese otros recursos,
sino por el aspecto negativo de la ayuda soviética, que apoyaba a Cuba pero mantuvo el
país en el monocultivo. No se desarrolló el proyecto original del Che Guevara sobre la
industrialización. Entonces, no es que no tiene recursos.
238
El Veredicto de la Historia
Por otra parte, la compañera decía que no hay restauración del capitalismo porque
las empresas no contratan los empleados, sino que es el Estado quien lo hace. Eso es así,
pero eso no dice nada en lo que respecta a la restauración o no. Tampoco dice nada, en
relación con la restauración del capitalismo, si hay mayor o menor número de empresas
estatales. Por ejemplo, en Venezuela, que es un típico país capitalista de esta área, el 58%
de la producción proviene de empresas estatales. Eso no define el carácter de clase del es-
tado. Lo que para mí define el carácter de clase de un estado es el tipo de propiedad y las
relaciones de producción que ese estado protege y defiende. Por eso coloqué el ejemplo
de la NEP en la Unión Soviética. La NEP significó enormes concesiones al capitalismo, a
punto tal que casi el 80% de las tierras quedaron en manos particulares. ¿Y por qué con-
tinuaba siendo un estado obrero? Porque ese Estado tenía como estrategia desarrollar la
propiedad estatal y las relaciones de producción no capitalistas, y por eso, durante el pe-
ríodo de la NEP, fueron estas empresas las que más se desarrollaron.
Ahora ustedes, los que me critican, tienen que dejar de lado los gritos y la indignación,
que no ayudan al debate, y me tienen que decir a quién favorece esa Ley de Inversiones Ex-
tranjeras que cité y, en ese marco, me tienen que decir cuál es la política para Cuba de la
burguesía española, de la canadiense, de la Unión Europea en su conjunto, y cuál debe ser
la respuesta de los que defendemos la revolución cubana, en relación con esa política. Les
hago esta pregunta porque en mi opinión, el imperialismo europeo, con España a la cabeza,
muchas veces como testaferro de capitales alemanes y americanos, está queriendo recolo-
nizar Cuba. Esto no lo digo sólo yo. En un cuaderno para empresarios, que circula en toda
Europa, se hace un llamado para ir a Cuba, porque dicen que Cuba es un paraíso fiscal y
agregan, en relación con la mano de obra, algo similar a lo que dijo la compañera argen-
tina, sólo que lo dicen desde el punto de vista de los empresarios. Dicen que el estado cu-
bano es extraordinario porque garantiza educación de alto nivel, salud y vivienda, y
entonces ellos dicen que la mano de obra cubana es extremadamente competitiva, es decir,
es muy barata. Eso es lo que dicen los imperialistas, no yo, y por eso van a Cuba.
Entonces, lo que estoy discutiendo no es si se debían o no buscar préstamos o inver-
siones en el exterior. Lo que yo estoy diciendo es que la abertura en Cuba significó aca-
bar con la planificación central de la economía y con el monopolio del comercio exterior.
La compañera argentina dice que no se está volviendo a la propiedad privada de los
medios de producción; entonces, yo pregunto ¿por qué en 1992 se reformó la Constitu-
ción para introducir justamente ese tema, el de la propiedad privada de los medios de
producción?
Está un poco violento el ambiente y yo quiero ayudar a calmarlo. Nosotros, los cuba-
nos, estamos acostumbrados a preservar la calma en los momentos más difíciles, enton-
ces... tranquilos.
239
Martín Hernández
240
El Veredicto de la Historia
241
Martín Hernández
Nosotros pensamos que Cuba, sin aplicar modelos neoliberales y recetas impuestas
desde el exterior, reactiva algunas de las principales ramas productivas, y aquí quiero dar
algunas cifras que no se mencionaron [en] este plenario. No se han detenido las inver-
siones más importantes para nuestro desarrollo y eso muestra, además, cómo un país pe-
queño y bloqueado puede salir adelante sin renunciar a los beneficios sociales alcanzados
en más de cuatro décadas de revolución.
La tendencia positiva de la economía cubana se ha comenzado a manifestar a partir
de 1995, en donde la economía comienza a crecer en 2,5 del Producto Interno Bruto.
Puede afirmarse que a partir de 1996 se consolidan los factores que impulsan la dinámica
del desarrollo, las transformaciones económicas muestran la orientación gradual de la
economía cubana hacia las condiciones de eficiencia y competitividad de la economía in-
ternacional. Eso es un elemento importante. Los indicadores sociales básicos han logrado
mantenerse a pesar de las enormes carencias sufridas en estos años. La tasa de mortali-
dad infantil alcanza 7,1 por mil nacidos vivos, la más baja de toda la historia de la revo-
lución. No se ha cerrado una escuela y los pensionados reciben sus prestaciones, durante
todo el “período especial” y en la actualidad.
A pesar de la continuidad del bloqueo, el Informe sobre el Desarrollo Humano reco-
noce que Cuba ocupa el segundo lugar, entre los países de más bajo nivel de pobreza hu-
mana en la categoría de los subdesarrollados. Es un logro innegable. A pesar de todas las
limitaciones y todas las restricciones. Quiero, para culminar, decir que nosotros, los cu-
banos, realmente nos sentimos muy optimistas por nuestro modelo de desarrollo econó-
mico. Nuestro modelo no se lo recomendamos a nadie. Pero nos sentimos muy satisfechos
con la labor que estamos desarrollando. Por tres razones. Primero porque lo más impor-
tante es el pueblo, lo más importante es el hombre. Segundo porque el papel del Estado
está encaminado a preservar las conquistas fundamentales del obrero, del pueblo, de nues-
tros intelectuales, y, tercero porque se ha demostrado que cuando el pueblo está unido
jamás puede ser vencido. Nosotros tenemos el ejemplo del niño Elián González, que el
pueblo de Cuba estuvo durante seis meses, y con toda la unidad demostramos, defen-
diendo que tenía que regresar a Cuba. Eso muestra lo que somos nosotros, los cubanos,
cuando queremos enfrentar la batalla ante cualquier adversidad.
Nosotros queremos agradecer y demostrarles que nosotros estamos convencidos que
el neoliberalismo, la vía fundamental que persigue es la de incrementar la desigualdad de
los pueblos y de oprimir a los pueblos. Nosotros estamos seguros que el socialismo es la
palabra fundamental que defiende las bases sociales y la justicia social de los pueblos.
Muchas gracias.
David.- Brasil.
El carácter de la discusión que está siendo [hecha] aquí, que ya fue bien expuesta y dis-
cutida por el compañero Hernández, es el papel del carácter del Estado. Eso es lo pri-
mordial que nosotros debemos discutir aquí. La compañera economista argentina colocó
una serie de situaciones, una serie de elementos en relación con Cuba sólo que, como
242
El Veredicto de la Historia
economista, ella se olvidó simplemente de definir que la plusvalía, que no deja de existir
en un Estado aunque ese Estado sea socialista, ella continúa existiendo. (sic) ¿Adónde es
que se [están] realizando esos 49% de las empresas mixtas que están en poder del capital
extranjero? ¿Adónde es que esa plusvalía se está realizando? ¿Van para la clase trabajadora
cubana o para sectores del imperialismo? ¿Están realizándose en función de traer mejo-
ría y avances a la sociedad cubana, o están yendo a engordar los lucros del imperialismo
que se está estableciendo en la sociedad cubana? (sic)
Hay un libro y una película, que creo que la mayoría de los presentes conoce, que se
llama La revolución en la granja, en donde los cerdos que realizaron la revolución socia-
lista, de a poco iban alterando los mandamientos socialistas, en la medida [en] que iban
realizando acuerdos con el imperialismo, y así se llegó la derrota del sistema socialista, por
las concesiones realizadas al imperialismo.
Es obvio que, como el compañero Hernández [dijo] aquí, defendemos la revolución
cubana, defendemos la revolución socialista en la Unión Soviética, de la misma manera
que defendemos todas las revoluciones socialistas, las cuales fueron derrumbadas, como
fue [dicho] aquí por los compañeros, por direcciones que estaban establecidas y que los
pueblos creían ciegamente que estaban orientadas al desarrollo, al fin del estado y a la
globalización del socialismo. Sin embargo, ¿qué es lo que nosotros vimos? ¿Qué es lo que
ocurrió con las revoluciones del Este europeo? ¿Será que las masas, liberadas de sus ca-
denas, fueron a las calles a gritar por la revolución política que nosotros defendíamos?,
¿que era el fin del estado burocrático, que era el fin de aquellos que estaban allá usur-
pando la riqueza producida en una sociedad socialista, o corrieron a los brazos del im-
perialismo pensando que en el imperialismo estaría la salvación y la solución?
Compañeros, esas direcciones atrasaron el proceso revolucionario mundial. (sic)
En relación a lo que dijo el compañero, de que fue a Cuba, de que fue allá y vio cómo
el pueblo discutía. Yo le pregunto: ¿cuántos cubanos fueron a las urnas a defender que la
plusvalía producida en Cuba fuera retirada del pueblo cubano y entregada al imperia-
lismo? ¿Será que esa consulta fue hecha democráticamente a los compañeros cubanos?
¿Será que el pueblo cubano está siendo consciente de esto? (sic)
Yo soy militante del movimiento homosexual y resolví entrar al PSTU y [a] la LIT
porque vi en el PSTU y [en] la LIT eso que tenemos en nuestra bandera: diversidad, res-
peto a las críticas, y yo vi eso dentro del partido. Hay espacio dentro del partido.
Ahora quería decir una cosa. Aquí yo tuve el derecho a decir lo que dije pero si yo es-
tuviese en Cuba no hubiese tenido ese derecho. En Cuba se considera a la homosexuali-
dad una degeneración del capitalismo y yo no me considero eso. Y yo pienso que ustedes
[tampoco] piensan eso. Yo opino que ustedes respetan a los hermanos, a las hermanas, a
los amigos que son gay o lesbianas, y piensan que ellos tienen derecho a la vida y no [a]
ir para la cárcel. Porque en Cuba, cuando fue hecha la revolución, los homosexuales fue-
ron enviados [a] la cárcel y en Rusia no.
243
Martín Hernández
Cuando triunfó la Revolución Rusa, la primera cosa que hicieron fue abolir todas las
leyes contra la homosexualidad, que después el estalinismo destruyó; por eso yo digo, o
la revolución es una revolución completa o no es una verdadera revolución. (sic)
Mario Moreira.- Cuba – Subdirector de la ONG Asociación para la Unidad de Nuestra América
–Integrante de la delegación oficial de Cuba al Foro.
244
El Veredicto de la Historia
245
Martín Hernández
Miren esta barriga porque esta barriga, para tenerla gorda, para alimentarla, hay que
darle comida al pueblo, y si Cuba en el año 1989 o en el año 1992 no se hubiese visto en
la necesidad de abrirse y hacer esa apertura económica, hoy nosotros, los estudiantes uni-
versitarios, no estaríamos aquí y mucho menos estaríamos allá.
Mi generación, con 28 años que tengo, es la generación de la bicicleta porque cuando
se acabó el petróleo, los buses no pudieron ir más a los centros universitarios. Pero mi ge-
neración también es como la de usted, que vio profesores como usted, politólogos como
usted, teóricos como usted, como todos los que estamos aquí. Mi generación es la que
vio a esos profesores universitarios quitarse el cuello, quitarse el saco y agarrar una bici-
cleta y estar todas las mañanas a las siete en punto en nuestras universidades cubanas,
para seguir impartiendo clases, para seguir enseñándonos a pensar. Porque es verdad que
en Cuba hay inversión de capitales extranjeros; en Cuba, es verdad, hay ciertos niveles de
prostitución. Eso no es mentira, pero en Cuba tenemos una juventud y un pueblo ins-
truido, en Cuba tenemos educación. Fíjense ustedes. Un país bloqueado, un país asediado
por los Estados Unidos, pero un país que abre un canal de televisión para que todo el
pueblo, obrero, campesino, mujeres, negros, todos, puedan tener la posibilidad de acce-
der libremente al conocimiento.
En Cuba, claro que hay homosexuales. En Cuba, claro que hay lesbianas. Cuba como
nación tiene sus defectos, tiene sus virtudes, tiene sus grandes glorias pero, más que eso,
lo que caracteriza al cubano, lo que caracteriza a la revolución y lo que no perdonan esos
cubanólogos, es esa rebeldía intrínseca en la sangre latinoamericana.
Aquí tampoco se ha hablado, en este plenario, de la solidaridad de Cuba con el resto
de América Latina en medio del “período especial”. Aquí no se ha hablado de los médi-
cos cubanos que están hoy en Centroamérica.
Aquí no se ha hablado que Cuba perdonó la deuda externa [a] los países de Centroa-
mérica [por] donde pasó el huracán Mish. Aquí tampoco se ha hablado de los “tanques
pensantes”. ¿Ustedes saben quiénes son los tanques pensantes? Son los teóricos nortea-
mericanos, los de ese único partido norteamericano. Porque dicen que en Cuba hay un
solo partido. Estados Unidos, ese país elite de la democracia, es [el] que tiene un solo par-
tido. Los tanques pensantes son los que ahora se están rompiendo la cabeza para saber qué
va a pasar en Cuba cuando deje de existir Fidel Castro. Miren, la preocupación de mi ge-
neración no es lo que va a pasar en Cuba posterior a la era de Castro. Porque en Cuba
nunca va a haber era pos Castro. En Cuba nos estamos preparando para la era pos impe-
rio, pos imperialismo. Y este Foro Social se tiene que proyectar, y ésa era la alternativa, ése
era el optimismo, y ésa es todavía la fe y la confianza que tenemos. Este Foro tiene que ser
esa alternativa para que todos, absolutamente todos [nos preparemos para luchar], no
para la era pos Castro, no para la era pos revolucionaria. Y en eso Cuba es referente mun-
dial, porque con nuestros defectos y nuestras virtudes nadie pude negar que Cuba es el
faro que ilumina a América, el faro que ilumina la izquierda mundial. (sic)
¿Qué revolución, qué gobierno ha hecho tanto por su pueblo en un período de 42
años? Y usted que es historiador sabe que 42 años, en un período histórico, no es nada.
Absolutamente nada.
246
El Veredicto de la Historia
¿Qué pueblo, qué país ha hecho tanto por su nación, por su gente, como lo ha hecho
Cuba con el compañero Fidel? Aquí se mencionaba lo de Elián. Qué estúpidos fueron, fue-
ron muy estúpidos los de Miami. Retener [a] ese niño, jugar con esa conciencia. Nos unie-
ron más. Salimos fortalecidos. Estamos fortalecidos desde el punto de vista ideológico, y
aquí no importa la economía, aquí lo que importa es la ideología, lo que importa son los
valores, aquí lo que importa es la cultura. Nuestra cultura.
Por eso, como cubanos, diversos, amplios, plurales respetamos mucho a los que nos
respetan. A los que analizan Cuba desde Cuba. A los cubanos desde Cuba. A lo cubano
desde lo cubano. No desde los satélites a lo cubano. Porque nosotros somos un pueblo
muy respetuoso. Nuestra revolución, como aquí se dijo, no es copia de nadie, no fue sa-
télite de nadie, porque si hubiese sido copia ya el papel carbónico estaría viejo. Si hubiese
sido satélite, ya las antenas se hubiesen caído, porque no hay recursos para las antenas.
Sencillamente somos un proyecto propio, y como proyecto propio se nos tiene que en-
tender; y también recordar aquí, desde una visión revolucionaria, lo que recomendó a
toda la comunidad mundial el Sumo Pontífice Juan Pablo II cuando estuvo en La Habana
y dijo que Cuba se tenía que abrir al mundo, pero era necesario que el mundo se abra a
Cuba; y como cubanos no tenemos ningún miedo de abrirnos a ese mundo. (sic)
Los estudiantes, en el mes de abril, tuvimos la posibilidad inmensa, que no tiene nadie,
[de] que un gobernante, como el compañero Fidel, recibiera a 6.014 estudiantes prove-
nientes de 38 países en un Congreso Latinoamericano, para discutir el recorte presu-
puestario, ya que los gobiernos no dan el 6% para la educación. Esos temas mi universidad
no los discute. Los estudiantes cubanos no tenemos que estar enfrentados a esa discusión
de presupuesto. Nuestra discusión es en el campo de la cultura, en el campo de las ideas,
en el campo del perfeccionamiento de esa obra hecha por humanos, y como humanos
estamos también condicionados a los errores.
Decía Martí que los desagradecidos ven más las manchas del sol. Yo soy agradecido y
observo más los rayos, como aquí en Porto Alegre. ¿Por qué? Porque agradezco a Porto
Alegre haberme recibido y a ese sol que me está alumbrando. (sic)
Yo coincido con el compañero Hernández cuando dice que un debate como este se
tendría que estar haciendo en un auditorio en donde existiese la posibilidad de partici-
pación de mucha más gente, porque yo opino que ese debate, además de delimitar una dis-
cusión decisiva para este Foro Social Mundial, él es una lección. Es una lección para
nosotros en la actual etapa de la lucha de clases.
Yo soy miembro del Comité Central del Partido Comunista do Brasil e hice cuestión
de intervenir para traer aquí, con toda la calma revolucionaria que nosotros tenemos, al-
gunas contribuciones para este debate. Es una lección para nosotros, compañeros, porque
a depender de como se enfocan y como se interpretan cuestiones decisivas, no apenas
para Cuba revolucionaria, sino para la lucha y el aprendizaje revolucionario de la huma-
nidad, podemos patrocinar actitudes revolucionarias o contrarrevolucionarias.
247
Martín Hernández
Una de las cuestiones que se discute aquí es la cuestión de la democracia. Yo opino que
nosotros tenemos la obligación, como brasileros, como latinoamericanos, si tenemos una
visión internacionalista, de profundizar esta cuestión de la democracia. Porque demo-
cracia para mí, y para mi partido, es democracia sobre óptica de clase, y democracia sobre
óptica de clase presupone vigilancia revolucionaria contra actitudes contrarrevoluciona-
rias cuando se quiere construir una nueva estructura de sociedad que garantiese la ver-
dadera emancipación política, económica, social y espiritual de los pueblos, porque la
contrarrevolución trata en todo momento que nosotros no consigamos nuestra emanci-
pación y yo opino que, desde el punto de vista de la vigilancia revolucionaria, el pueblo
cubano con sus dirigentes, dirigidos hoy por Fidel y dirigidos en el futuro por aquellos que
se formaron en el proceso revolucionario, nos están enseñando el significado de la vigi-
lancia revolucionaria.
Yo fui a Cuba al 7º Seminario Internacional de atención primaria de la salud y al se-
minario sobre plantas medicinales. Pero antes de continuar con la experiencia que tuve
allá quería explicar lo que yo quiero decir cuando hablo sobre cómo se pueden generar
actitudes contrarrevolucionarias o revolucionarias. Yo opino que una cosa es llamar a una
discusión para discutir problemas de Cuba, desde el punto de vista del internacionalismo
proletario, de la solidaridad internacional, para discutir los problemas con una visión crí-
tica. Pero otra cosa es transformar una oficina como ésta en una discusión sobre la res-
tauración del capitalismo en Cuba. Esa es una actitud contrarrevolucionaria.
Nosotros tenemos que tener calma, fundamentalmente cuando se está dando una dis-
puta de hegemonía sobre la óptica ideológica, sobre lo que nosotros queremos para clase
obrera en el mundo entero.
Yo quiero decir que allá, en Cuba, yo vi a una nación aprendiendo y sintiendo el es-
píritu de la solidaridad. Una cosa nueva, que está inacabada, que es realizada por huma-
nos, porque las experiencias y los pueblos tienen su dinámica relacionada por múltiples
factores subjetivos y objetivos, y quien no entiende eso, y no entiende eso a partir de lo
que Cuba está haciendo, con todo sentimiento de mi militancia política y de los com-
promisos de mi partido, gesta actitudes antirrevolucionarias. (sic)
Con la caída del bloque soviético, y como todo partido que enarbola un proyecto so-
cialista, nosotros nos preocupamos por ver qué errores se cometieron en la Unión Sovié-
tica. Qué es lo que no debemos de hacer cuando nosotros construyamos el socialismo.
Con esta preocupación participamos como sede en un seminario para hacer un balance
de la construcción del socialismo, para analizar que es lo que pasó en la Unión Soviética,
y por qué Cuba, Corea del Norte, Vietnam, China seguían con un proyecto socialista.
Creo que tenemos que tener la humildad, antes de sacar conclusiones apuradas, te-
nemos que tener la humildad de primero aprender y ser alumnos de las enseñanzas de
estos pueblos que han logrado avanzar en el proyecto socialista y que han tenido impor-
tantes victorias. Yo creo que algo que tenemos que dejar de lado es el dogmatismo.
248
El Veredicto de la Historia
Modelos socialistas pueden haber varios, no sólo uno. Cuando se habla del monopo-
lio del comercio exterior como una condición básica para la construcción del socialismo,
a lo mejor no es así. A lo mejor se puede construir un socialismo sin necesidad de mo-
nopolios, con más sociedad, tal vez, no [tanto] estatismo. Yo creo que tenemos mucho por
aprender. Apenas se están dando los primeros ensayos de construcción del socialismo y
creo que tenemos que estar abiertos a aprender de esas enseñanzas que nos da el pueblo
cubano, que nos da el pueblo coreano, que nos da el pueblo vietnamita, que nos da el pue-
blo chino, que nos da el pueblo libio, que también se autodenomina socialista. Hay mucho
que aprender y creo que este tipo de seminarios, quitándole un poco lo acalorado, pue-
den servir para eso.
Lo que nosotros les podemos decir es que las memorias de los seminarios que nos-
otros hemos realizado en México están a disposición de los interesados para que las co-
nozcan. Ahí se sintetizan algunas experiencias. Han asistido los compañeros de Cuba.
Han asistido los compañeros vietnamitas, los compañeros coreanos, y allí ha habido opi-
niones divergentes, que son naturales. Había, por ejemplo, compañeros académicos cu-
banos que decían que en Cuba no se podía decir que estaban en el socialismo, estaban en
la construcción del socialismo, pero no en el socialismo. Compañeros que decían que sí,
que ya estaban en el socialismo. Pero yo creo que sí ha habido un debate importante, en
torno a esto. Yo creo que el principal objetivo es ver que errores se han cometido, para no
cometerlos y apoyarnos mutuamente todos, porque yo creo que lo que no podemos per-
mitir es que el buscar errores nos divida. Yo creo que lo que debemos mantener [son] las
discusiones ideológicas, pero también mantener siempre la unidad contra el imperia-
lismo y en favor de nuestros pueblos. Entonces, yo creo que este debate, aunque no lo ter-
minemos ni lleguemos a muchas conclusiones [no] impida que, al menos en la política
sigamos unidos, aunque en lo ideológico mantengamos un debate que debe ser produc-
tivo y no apasionado, ya que la pasión la debemos llevar a la política. En lo ideológico, en
lo científico y en lo académico debemos ser fríos para poder entender a nuestro contrin-
cante y para poder aprender más, con una mente abierta, que nos permita cometer la
menor cantidad de errores posibles en el futuro. (sic)
Antes que nada yo quería saludar a los compañeros cubanos por la enorme paciencia
que tienen en tratar los temas que aquí fueron expuestos. Una paciencia que confieso yo
no tengo y no tengo esa paciencia por un elemento importante que está en el propio tema
de este debate, que explica un poco la reacción de varios compañeros. Si nosotros extra-
jésemos todas las conclusiones de ese análisis de que hubo en Cuba la restauración del ca-
pitalismo, los lazos de solidaridad con el Estado, oriundo de la revolución cubana y con
aquella dirección política, ya se deshicieron, ya que nosotros no podemos tener ninguna
solidaridad con un estado capitalista y mucho menos con una dirección que desempeñó
un papel, que según este análisis, desempeñó una tarea contrarrevolucionaria, aún más
tratándose de la misma dirección que hizo la revolución.
249
Martín Hernández
La conclusión política, por lo tanto, que se extrae de este análisis, de que hubo res-
tauración capitalista en Cuba, es que la dirección del Partido Comunista Cubano, enca-
bezado por Fidel Castro, es una dirección contrarrevolucionaria, que no merece ninguna
solidaridad. Si recordamos que la izquierda en América Latina se construyó, en buena
parte, en base a los valores y la experiencia de la revolución cubana, eso significa desde el
punto de vista del imaginario de la izquierda y de su estómago, una trompada en la cara.
Por eso es normal que las personas respondan con indignación.
Esa exposición que hizo el compañero Hernández es la vieja historia de aquella per-
sona que en vez de comprar un zapato del tamaño del pie, trata de hacer que el pie sea del
tamaño del zapato. Se esclaviza una cierta matriz de raciocinio y precisan encontrar los
conceptos de tal forma de intentar preservar aquella antigua matriz. Una conclusión ex-
tremadamente importante que precisa ser discutida, después de 70 años de experiencia
socialista y de colapso del mundo socialista, es la vieja idea, que funcionó como una ban-
dera del raciocinio de Trotsky, [de] que no era posible el socialismo en un solo país. Como
no era posible el socialismo en un solo país, muchas veces se [abordaron] las experien-
cias socialistas en curso con conceptos que intentaban comprobar esa tesis.
Una de ellas es ésta. Decir que en Cuba, como no es posible el socialismo en un solo
país, Cuba no podía ser socialista; entonces, lo que hubo en Cuba fue la restauración ca-
pitalista. Una restauración capitalista sin los ingredientes esenciales de esa restauración ca-
pitalista. Porque allí no hubo la formación de una nueva burguesía, allí no hubo la
reapropiación de la propiedad en manos capitalistas; Cuba vive una situación de un drama
histórico que [le] tocó vivir al movimiento revolucionario y socialista que fue que la re-
volución triunfó en los países pobres. Cuando Rusia hizo su revolución en 1917, ella se en-
frentó con ese problema. Ella no tenía la acumulación primitiva de capital y riquezas para
avanzar en dirección al socialismo y se vio en una situación de aislamiento extremo. En
esa situación recurrió a la NEP (La Nueva Política Económica) cuyo lema, durante un
buen tiempo fue “campesinos enriquecéos” porque había la necesidad de alimentar al
pueblo ruso después de la Primera Guerra Mundial y de la guerra civil. El elemento esen-
cial de la NEP, desde el punto de vista estadístico, fue la enorme progresión de la pro-
ducción campesina privada al punto tal que al final de los años 20 generó la crisis de las
tijeras, porque los campesinos retenían los alimentos y amenazaban de esta forma a la
clase obrera. Cuba vivió una situación en la cual perdió un tercio de su producto bruto in-
terno y tuvo que [recurrir] a una situación llamada de “período especial”, que fue abier-
tamente asumida por la dirección cubana. La frase de Fidel, en un discurso de 1989, fue:
“Nosotros tenemos que defender las conquistas de la revolución aunque eso signifique va-
rios pasos atrás en la construcción del socialismo”, y la adopción de políticas que le per-
mitiesen a Cuba volver a acumular las condiciones de riqueza para retomar la lucha por
el nuevo sistema, fue, abiertamente dicha de esa manera.
Para concluir sobre lo que dijo otro compañero. Yo creo que debemos tratar de evitar
de imponer nuestros modelos a los otros países. De la misma forma que era equivocado
querer importar los modelos de otros países. El hecho que aquí en el Brasil funcionan las
asambleas obreras con varias tendencias, con varios partidos, eso no es una cuestión de
250
El Veredicto de la Historia
principios de la democracia obrera. El hecho de que haya un sólo partido no hiere, por si
sólo, el principio de la democracia obrera. Yo creo que los compañeros cubanos tienen ese
derecho a elegir, por su propia experiencia, el modelo de construcción de su régimen po-
lítico. (sic)
251
Martín Hernández
Lo que pasa es que el pueblo cubano tiene una historia y costó mucha sangre hacer la
revolución. A mí a veces me duele que haya incluso amigos que sin mala intención, desde
cualquier lugar del mundo, le hacen una gran crítica a la revolución cubana, y no digo que
sea éste el caso, y frente a eso yo digo: ¿cuál país en el mundo lleva cuarenta años como
nosotros? Primero es una revolución a noventa millas de los Estados Unidos, ninguno la
ha hecho. La hicimos nosotros. Pero después la sostiene por más de cuarenta años, en
medio de un tenaz bloqueo.
Porque aquí se habla de que si el bloqueo era una media verdad. Pues no, el bloqueo
es una verdad absoluta. Una verdad absoluta, porque en medio de la desaparición del
campo socialista surgen en primer lugar la Ley Torricelli y la Ley Helms Burton, que son
expresiones de recrudecimiento y de reafirmación de la voluntad del gobierno nortea-
mericano de ahogar la revolución cubana. No es casual. No es una coincidencia pura-
mente de calendario este problema. Entonces yo digo, bueno, nadie ha hecho eso. La ha
sostenido por cuarenta años. Pero en última instancia lo que sucede en Cuba hoy tiene que
ver con la voluntad de los cubanos. Somos así porque nos ha dado la gana de ser así. Y de-
fendemos nuestros deseos de ser así. Alguien decía, y yo lo comparto: no pretendamos que
lo hagan igual que nosotros. Y se los digo con absoluta claridad. Les va a salir mal. Nos-
otros no copiamos a nadie por eso nos sale bien, porque esta es una revolución auténti-
camente cubana, por eso no nos fuimos detrás, como decimos en el béisbol, de las bolas
malas. De esta manera compañeros, en nombre del movimiento sindical cubano, lo que
me restaría es agradecerles la voluntad de que nuestra revolución continúe siendo una
revolución socialista. Los cubanos estamos seguros, conocemos, de cuál es la responsa-
bilidad con la historia que asumimos desde el punto de vista de ser una referencia revo-
lucionaria que hoy, desgraciadamente, quedan pocas, pero tengan la confianza de que el
pueblo cubano no va a traicionarse ni a sí mismo ni a la humanidad en estos tiempos. Mu-
chas gracias.
Martín Hernández
Cuando yo hablé, varios de los presentes me criticaron duramente porque yo tenía “un
desconocimiento completo de lo que sucedía en Cuba”. Entonces, les pido a los compa-
ñeros que se olviden de todos los datos que yo di sobre Cuba y tomen en cuenta sólo los
que dio el compañero Valentín, de Cuba. Porque lo que hizo el compañero Valentín es
hacer una descripción objetiva de lo que está aconteciendo en Cuba. Yo dije exactamente
lo mismo que el compañero. Todos los datos que yo di coinciden con los de Valentín por-
que, como decía anteriormente, fueron extraídos de la misma fuente. Son todos datos del
gobierno cubano y los que no son del gobierno cubano son del CEA (Centro de Estudios
sobre América) de La Habana, que seguramente el compañero Valentín conoce. Yo intenté
ser extremadamente cuidadoso en tomar las informaciones oficiales como verdaderas.
Entonces, repito, sólo tomen en consideración la intervención de Valentín.
Esta es una discusión profunda, todos los revolucionarios estamos frente a un desafío,
que tiene que ver con los destinos de Cuba, que es también el destino de América Latina
252
El Veredicto de la Historia
y de la revolución mundial. Entonces, esos desafíos que tenemos no se resuelven con gri-
tos, prepotencia o con falta de “paciencia”. Van, hay que tener mucha paciencia. Todos
nosotros vamos a tener que tener mucha paciencia.
¿Cuál es la discusión sobre Cuba? La discusión es: ¿precisamos hacer concesiones al
capitalismo? La discusión es ¿precisamos abrir una ventana porque nos estamos aho-
gando? No, ésa no es la discusión. Vuelvo a repetir, si es necesario pedir préstamos, se
piden préstamos. Si es necesario traer capitales, a veces es necesario hacer concesiones. Si
no tenemos condiciones de desarrollar una determinada tecnología, imprescindible, y el
imperialismo sí la tiene, hay que ver cómo se trae esa tecnología aún a riesgo de hacer con-
cesiones al capitalismo. Siendo conscientes, en primer lugar, de que se están haciendo
concesiones al capitalismo.
La discusión en la Unión Soviética, en el inicio de los años 20 fue ésa, pero fue una dis-
cusión democrática que duró un año y medio para decidir si se hacían o no concesiones
al capitalismo, y Lenin estaba completamente en contra de hacer ese tipo de concesiones.
Era Trotsky quien defendía hacer concesiones al capitalismo. Trotsky defendía hacer la
NEP (Nueva Política Económica), es decir, concesiones al capitalismo, “abrir las ventanas”
para recuperar una economía que estaba mucho más destruida que la cubana, cualitati-
vamente más destruida que la cubana, porque Rusia pasó no sólo por la Primera Guerra
Mundial sino por la guerra civil contrarrevolucionaria. Una guerra civil que destruyó no
sólo las fábricas sino a la clase obrera. El grueso de los militantes obreros del partido bol-
chevique murieron en la guerra civil y frente a ese cuadro Trotsky dijo: para recuperar la
economía tenemos que hacer concesiones al capitalismo, y por eso dio una batalla en el
Comité Central. Quedó aislado durante más de un año. Casi nadie lo apoyaba. Lenin es-
taba completamente en contra. Lenin temía que las concesiones pudiesen llevar a la res-
tauración del capitalismo. Ahora, el compañero Breno dice que la línea de la NEP era
“campesinos enriquecéos”. Ésa era la línea de los restauracionistas. Era la línea de Buja-
rin. Era la línea de abrir todas las ventanas. Ésa era la línea de Bujarin, que era la derecha
del CC del Partido Bolchevique.
Durante mas de un año se discutieron estos temas y nadie dijo: “me está cansando
esta discusión”, “no tengo paciencia”, porque eran las épocas de la democracia obrera. Pero
no era sólo el Partido Bolchevique que discutía. La III Internacional discutía.
Entonces, volviendo a la NEP. Todo el Comité Central, con Lenin a la cabeza, acabó
adoptando la política de la NEP y fue discutida en los Soviet, y se hicieron las concesio-
nes al capitalismo. Pero aquí vino la discusión. ¿Qué concesiones? ¿Hasta cuándo? Y esto
tiene que ver con lo que decía el compañero Miguel, de la CTC de Cuba. Él dice: “abra-
mos las ventanas, aunque entre bichos”. El problema no es si entran bichos sino el tamaño
de los bichos, porque al abrir una ventana pueden entrar mosquitos, pero también pue-
den entrar, leones y tigres. Y el problema es hasta cuándo se abren las ventanas. Esa es toda
la discusión. ¿Qué se discutió en la NEP? El partido bolchevique discutió que las conce-
siones al capitalismo no podrían afectar la planificación económica ni el monopolio del
comercio exterior por parte del estado. Más aún, discutieron que si hacía esto sería equi-
valente a decretar el fin de la revolución. Esa fue la postura de los bolcheviques.
253
Martín Hernández
Los compañeros cubanos dicen otra cosa. Ellos dicen que lo intentan mantener no es
el monopolio del comercio exterior ni la planificación económica, sino mantener las “con-
quistas sociales”. Pero eso no define nada sobre lo que estamos discutiendo.
Por otra parte es necesario hacer una reflexión. Con todas esas concesiones al impe-
rialismo europeo, al cual nadie, en esta reunión, se refiere ¿los compañeros creen que van
a recuperar la economía y seguir siendo independientes del imperialismo? Yo pienso que
eso es imposible. Yo me quedo alegre con el entusiasmo revolucionario, pero eso no basta.
Hay que ver lo que pasa en la realidad. Hay que ver, dentro de esto, el papel del gobierno.
Antes de terminar quería reivindicar a los compañeros cubanos que participaron. Pri-
mero porque para nosotros es un motivo de orgullo que ellos, por lo que representan,
hayan venido a participar de este debate. Segundo, por lo que Breno no comparte. Por la
enorme paciencia que han demostrado para discutir diferentes opiniones.
Valentín Sosa
Yo quería hacerle una pregunta. ¿Qué elementos tiene Ud. para decir que en Cuba no
existe más la planificación económica? Porque usted ha mezclado la existencia de la pla-
nificación con el monopolio del comercio exterior. Y quiero expresarle que el año pasado
en Cuba se cumplió el cuarenta aniversario de la planificación económica y el eslabón
fundamental del socialismo es la planificación. Lo que pasa que en Cuba, en los prime-
ros años, se planificaba en base a balances materiales. Nosotros recibíamos la mayoría de
las materias primas del campo socialista; al derrumbarse el campo socialista y la Unión
Soviética, la planificación juega un elemento diferente porque entran los elementos fi-
nancieros que no estaban presentes en la planificación anterior. Eso quiere decir que el so-
cialismo sin planificación no es socialismo, y en Cuba siempre existió la planificación.
Hubo que reorientar el comercio exterior porque, si no lo hacíamos perecíamos. Hay otra
cosa sobre la cual usted no habló, como es la despenalización del dólar. Eso lo hicimos in-
voluntariamente. Contra nuestra posición. Conociendo los riesgos que traía desde el
punto de vista social. Planificamos las principales restricciones del Estado. Esto hay que
hablarlo porque en Cuba se planificó para sobrevivir en condiciones totalmente diferen-
tes. Se planificó en dos direcciones. Para sobrevivir ante un bloqueo económico, ante un
ataque militar, y [se planificó] para sobrevivir en el “período especial” en tiempos de paz.
Sin esa planificación no hubiésemos podido subsistir. Eso es importante porque puede
quedar alguna confusión. Nosotros estamos a favor de todo lo que expresó Lenin, lo que
pasa es que son momentos históricos diferentes. Todo lo que se hizo en Cuba se hizo por-
que la vida lo impuso. Por eso hablamos de conquistas sociales. Al principio, el mundo es-
taba preocupado porque decía que Cuba no se abría al mundo. Cuba empieza a abrirse al
mundo porque la vida lo impuso y porque las condiciones han cambiado, por eso todo el
mundo comienza a preocuparse con la apertura cubana.
La asociación de economistas a la cual yo pertenezco tiene 35.000 asociados en todo el
país, y la tarea fundamental es participar activamente de todo el proceso de transformación
de la economía cubana. Yo creo que el socialismo sin planificación no puede existir.
254
El Veredicto de la Historia
Lo que pasa es que las condiciones han cambiado totalmente y yo pienso que el ejem-
plo de Cuba es vivo.
En la medida [en] que la economía cubana se vaya recuperando, se van a ir elimi-
nando muchas de estas transformaciones. Primero estamos encaminados a recuperar el
peso cubano. Es una tarea fundamental; y, lo otro es que, en la medida en que el comer-
cio exterior se vaya reorientando tendremos que ir cambiando la cobertura ésta del co-
mercio exterior porque lógicamente antes no había Banco Mundial. Antes no había Fondo
Monetario Internacional. El intercambio comercial era a precios ventajosos dentro del
campo socialista. Por eso yo creo que es importante y siempre hay tener que presente que
existirá la planificación, y todas las transformaciones y todas las aperturas han sido por
problemas coyunturales, porque las condiciones históricas concretas son totalmente di-
ferentes. El Che vio muchas cosas. Previó muchas cosas, pero la vida es mucho más rica
y las condiciones han cambiado.
Nosotros nos sentimos muy orgullosos de la revolución. El día que Fidel muera, Fidel
no va a morir para nosotros. Lo vamos a sentir como cubanos, como seres humanos, pero
se van a multiplicar sus ideas, como se multiplican las ideas del Che, las ideas de Martí,
las ideas de Bolívar en América Latina. Por eso quiero decir que cometimos algunos erro-
res. Nos dimos cuenta a tiempo de esos errores, pero jamás dejamos de [acordarnos] de
la planificación, porque la planificación es la base fundamental del socialismo.
Martín Hernández
Te respondo, porque yo digo que en Cuba no hay más economía planificada aunque,
por falta de tiempo, no voy a poder profundizar este tema.
En Cuba, como en cualquier país existen planes económicos, pero ahora, a diferen-
cia del pasado reciente, no existe más una economía planificada. Si no fuese así tú me tie-
nes que explicar por qué, en el último período, se disolvió la Junta Central de
Planificación.
Existe una íntima relación entre el monopolio del comercio exterior por parte del es-
tado y la planificación económica. Nadie discute que en Cuba se acabó con el monopo-
lio del comercio exterior por parte del Estado, tú mismo lo has planteado. Actualmente
en Cuba todas las empresas, sean estatales, mixtas, extranjeras o nacionales pueden ex-
portar e importar lo que quieran, por lo tanto, estas empresas no producen en función de
un plan central sino en función de sus propios intereses y necesidades. Entonces, ¿de qué
economía planificada estamos hablando?
Antes de terminar quería agradecer, una vez más, la presencia de tantos compañeros
en este debate. En especial quería agradecer a los que manifestaron diferencias con mis
opiniones, y que vinieron a este debate justamente porque tenían diferencias.
Muchas gracias.
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Impreso en Gráfica Bartira
São Bernardo do Campo, Brasil