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Articulo Modelo Psicologico Analisis Org PDF
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Tommy Wittke 1
Resumen
Los cambios operados en las Organizaciones, tanto en la introducción de tecnologías tangibles e intangibles en
el proceso de producción, así como en la relación con los diferentes actores con la que éstas se vinculan, señala
la necesidad analizar su papel no sólo en la producción material, sino sustancialmente en la producción de
órdenes simbólicos.
En consecuencia, el presente artículo señala a los procesos de producción de subjetividad como centrales en el
capitalismo contemporáneo. Se plantea que estos procesos se efectúan, por una parte, a través de la
implementación de dispositivos que convierten al individuo en un elemento de estructuras de sujeción. Por otra
parte, a través de las técnicas de subjetivación que el individuo aplica sobre sí mismo.
En función de ello, se define que la Organización opera como tecnología en los procesos de producción de
subjetividad. En consecuencia, se señala que la Organización produce modos de sujeción correlativos con
modos de subjetivación que los sujetos utilizan.
Producto de este análisis, se presenta un Modelo Psicológico de Análisis Organizacional que aborda las
Organizaciones en su materialidad subjetiva. Este Modelo se integra por tres elementos, la sustancia (Afectos),
modos de sujeción (Disciplinamiento / Autogestión Compulsiva) y modos de subjetivación (Identidad-Continuidad
Laboral / Autoestima-Éxito).
Asimismo, se presenta una articulación de éste, con el Modelo de Identidad de las Organizaciones, elaborado
por Etkin y Schvarstein (1989).
1
Lic. en Psicología, egresado de la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Consultor en Organización y Capital
Humano. Profesor Agregado del Área de Psicología del Trabajo y sus Organizaciones de la Facultad de Psicología y Profesor
Adjunto, Encargado del Curso de Psicología Laboral de la Carrera de Relaciones Laborales de la Facultad de Derecho de la
Universidad de la República Oriental del Uruguay.
E-mail: tommyw@psico.edu.uy.
1
analizar el proceso social histórico que propició la división entre un adentro y un afuera, un
mundo interno y otro externo, así como las variaciones en sus límites y territorios.
En este sentido, la subjetividad tiene un carácter colectivo y naturalizado resultado de un
proceso de producción social e histórica determinado. Por ello, esta noción es solidaria con la
aseveración de Karl Marx (1888) de que "la esencia humana no es algo abstracto e inmanente
a cada individuo. Es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales." 2
O como lo señala De Brasi (1990), “…lo social-histórico no es un afuera ni una extensión o
posterioridad temporal de una sustancia subjetiva, sino aquello con qué está tramado el mismo
inconciente.” 3
Para Deleuze y Guattari (1985), las categorías que permiten analizar efectivamente los
procesos sociales históricos, son el campo social y el deseo, que al conectarse, ‘coagulan’ o
producen subjetividad.
Señalan estos autores que "en verdad, la producción social es tan sólo la propia producción
deseante en condiciones determinadas. Nosotros decimos que el campo social está
inmediatamente recorrido por el deseo, que es su producto históricamente determinado, y que
la libido no necesita ninguna mediación ni sublimación, ninguna operación psíquica, ninguna
transformación, para cargar las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Sólo hay el
deseo y lo social y nada más." 4
Concordantemente, De Brasi ha señalado que “el deseo rasga a la producción en sus núcleos
más ascéticos, libidiniza el afán de lucro, carga las ofertas bursátiles, erotiza la circulación y
posesión de los objetos, los consume sin cesar, agota los stocks, hace bambolear la libra de
carne.” 5
En otras palabras, el deseo proporciona en forma directa la energía (libido) que al conectarse
con el campo social, permite producir lo real y en ese mismo movimiento, produce subjetividad
o algo del orden de un sujeto.
En este sentido, Deleuze (1987) plantea que “la subjetivación se hace por plegamiento.” 6 Es
decir, que la conexión del campo social con el deseo propicia que aparezca el afecto por sí
mismo, el plegamiento sobre sí, o la aparición de la separación entre un adentro y un afuera,
entre un mundo interno y otro exterior.
En consecuencia, pueden comprenderse los planteos de Deleuze y Guattari (1985), cuando
señalan que el deseo no carece de nada, no carece de objeto, es más bien el sujeto quien
carece de deseo, o el deseo quien carece de sujeto fijo, ya que el sujeto es un resto
posterior, producido en la conexión entre el deseo y lo social.
2
Marx, K. (1888): Tesis sobre Fuerbach. En Marx, K. y Engels, F. Obras Escogidas. Moscú, Progreso, 1955.
3
De Brasi, J.C. (1990): Subjetividad, Grupalidad, Identificaciones. Apuntes Meta Grupales. Buenos Aires, Búsqueda-Grupo
Cero.
4
Deleuze, G. y Guattari, F (1985): El Anti-Edipo - Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona, Paidós Studio.
5
Iidem, 3.
6
Deleuze, G. (1987): Foucault. Barcelona, Paidós Studio.
2
Diagrama, Dispositivo y Sujeción
Según lo señala Foucault (1989), las relaciones de fuerzas que constituyen el poder en toda
sociedad, componen diagramas que actúan como causas inmanentes de agenciamientos
concretos donde se efectúan estas relaciones. Estos agenciamientos concretos,
materializaciones del diagrama, constituyen dispositivos, que pueden ser definidos como
una manera de hacer funcionar las relaciones de poder.
Como lo describe Abraham (2000), Foucault estudió, de manera más específica, la
constitución de la subjetividad en un doble aspecto.
Por un parte, la implementación de dispositivos que convierten al individuo en un elemento
de estructuras de sujeción. En este sentido, de acuerdo a Sobrado (1976), el término
sujeción, o ‘sujetación’ como la llama, se aplica en una doble acepción, referido a la
construcción o producción de un sujeto y también en cuanto a la necesidad social de
dominar a los sujetos, es decir de ’sujetarlos’ a la demanda social.
Por otra parte, analiza las técnicas de subjetivación que el individuo aplica sobre sí mismo,
las que serán descriptas más adelante.
El desarrollo de la organización científica del trabajo, introducida por Taylor (1911), convirtió el
trabajo en la repetición de movimientos en forma mecánica y rutinizada, quitándole el valor de
ser una forma creativa de la actividad humana. La fragmentación de las tareas realizadas en el
trabajo, la medición de los movimientos, gestos y posturas del trabajador, implicaron la
exclusión de las capacidades cognitivo-afectivas de los sujetos. Este modelo, articulado y
potenciado con la de la línea de montaje ‘fordista’ (Ford 1929), es el característico de la
organización fabril de la sociedad industrial.
Los estudios de Foucault (1989) de las sociedades modernas o industriales, ponen de
relieve el papel que el disciplinamiento ocupa en su constitución. En estas sociedades, el
diagrama disciplinario, según lo describió, opera como causa inmanente del dispositivo
panóptico y del fenómeno del panoptismo. Es decir, se actualiza, se integra y se diferencia
en su efecto. Concordantemente, Deleuze (1991) señala que el proyecto ideal, en estas
sociedades, consistía en la organización de grandes lugares de encierro. Esto es
especialmente visible en la fábrica, que tenía como finalidad concentrar, repartir en el
espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo
efecto debe ser superior a la suma de las fuerzas elementales.
3
En este sentido, tanto el diagrama disciplinario como el dispositivo panóptico, son correlativos
y se materializan en el modelo de organización ‘taylorista-fordista’. En consecuencia, este
modelo privilegia el disciplinamiento como modo de sujeción, es decir, el disciplinamiento de la
fuerza de trabajo, a través de la internalización del control por parte del sujeto.
En el período de auge del ‘taylorismo-fordismo’, se operaba con el supuesto base de un
hombre racional-económico (Homo economicus). Esto suponía que los trabajadores se
comportaban racionalmente y que para aumentar la eficiencia de la producción sólo bastaban
estímulos económicos, condiciones de trabajo objetivas adecuadas (iluminación, temperatura,
etc.) y factores objetivos del propio trabajador adecuados (salud, energía física, presión arterial,
etc.). Sólo luego de las investigaciones de Mayo (1933) en la Western Electric Company, pudo
constatarse que los trabajadores en el taller conforman un grupo con códigos propios, los que
determinan su actitud hacia el trabajo. En consecuencia, su rendimiento dependía más de la
interrelación afectiva, que producía una ‘moral de grupo’, que de la mejora en las condiciones
objetivas de trabajo.
Aunque este descubrimiento puso de relieve la importancia de las capacidades cognitivo-
afectivas de los trabajadores, así como los valores compartidos, base de la Cultura
Organizacional, éstos fueron realmente incorporados a los modelos organizativos, sólo luego
de la aparición del llamado ‘toyotismo’.
4
Como señala Abraham (2000) lo económico no es una disciplina, si no que se constituye por la
dispersión de la economía en el espacio cultural, generando efectos que se irradian sobre la
vastedad del campo simbólico.
En este sentido, lo económico constituye el diagrama privilegiado en el capitalismo
contemporáneo. Por ello, se ha señalado (Wittke 2005) que el capitalismo bajo este
diagrama, ha introducido el dispositivo empresa como forma de gestionar estas capacidades
cognitivo-afectivas, reintroducidas en el proceso de producción por el modelo ‘toyotista’ y
extendidas por el modelo de producción flexible, basado en la gestión del conocimiento.
Según Aubert y Gaulejac (1993) la sociedad managerial se compone de una estructura
organizativa, prácticas específicas de dirección, un sistema de representaciones y valores y
un modelo de personalidad basado en el deseo del éxito.
La empresa es una lógica de organización y un dispositivo de modulación de los afectos, por
ello, Abraham (2000) señala que la empresa es puro verbo, emprender. De esta manera la
materialidad de la empresa se constituye en un orden simbólico, un proyecto, un conjunto de
valores y una determinada ética.
En este marco, la empresa como dispositivo introduce dos cambios sustanciales en los modos
de organización. Por un parte, como señala Deleuze (1991) el sistema de primas en el salario
ya era utilizado en la fábrica como estímulo a la producción. Sin embargo, esta modulación
salarial introducida por el sistema de primas de extiende y profundiza mediante la venta de
acciones a los propios empleados o remunerando parte del salario por medio de acciones.
Por otra parte, conjuntamente se produce una transferencia de la responsabilidad de la
organización y gestión del proceso de trabajo tanto, al colectivo de trabajo como al
trabajador individual.
Estos mecanismos, generan, en su extremo, la equivalencia entre sujeto y empresa. Es
decir, el propio sujeto es transformado en una organización del trabajo, que ya no sólo es
“libre” de vender su fuerza de trabajo, sino que es responsable de sí mismo y está librado a
su propia iniciativa.
En consecuencia, las diferentes formas que adquieren la modulación salarial y la transferencia
de la responsabilidad de la organización y gestión del proceso de producción -efectos
principales del dispositivo empresa-, converge en la autogestión compulsiva del proceso de
trabajo como modalidad de sujeción.
En síntesis, el diagrama disciplinario y el dispositivo panóptico son correlativos y se
materializan en el modelo de organización ‘taylorista-fordista’, de la misma manera que el
diagrama económico y el dispositivo empresa son a los modelos de organización ‘toyotista’
(Wittke 2005) y de producción flexible.
Como referencia de los cambios ocurridos en las formas de Organización y sus
características centrales se presenta la figura 1, en ésta se muestra una clasificación
5
elaborada por Chiavenato (2002) donde se identifican la Estructura, Cultura y Ambiente
Organizacional predominantes, así como los modos de tratar y administrar a las personas,
de acuerdo al período que se considere. En ésta se visualizan con claridad las
características centrales de los modelos ‘taylorista-fordista’, ‘toyotista’ y producción flexible,
anteriormente descriptos.
Figura 1:
7
Las tres etapas de las organizaciones durante el siglo XX
Estructura Burocrática, funcional, piramidal, Mixta, matricial, con énfasis en la Fluida, ágil y flexible; totalmente
organizacional centralista, rígida e inflexible. departamentalización por descentralizada. Énfasis en las
predominante Énfasis en los órganos productos o servicios o unidades redes de equipos multifuncionales
estratégicas de negocios
Cultura Teoría X. Enfoque en el pasado, Transición: enfoque en el presente Teoría Y. Enfoque en el futuro y
organizacional en las tradiciones y en los valores y en lo real. Énfasis en la en el destino. Énfasis en el cambio
predominante conservadores adaptación al ambiente. y en la innovación. Valoración del
Valoración de la renovación y la conocimiento y la creatividad
revitalización
Ambiente Estático, previsible, pocos Intensificación y aceleración de los Variable, imprevisible, turbulento,
organizacional cambios y graduales. Pocos cambios ambientales con grandes e intensos cambios
desafíos ambientales
Las personas elaboran productos Las personas son recursos Las personas son seres humanos
Modos de tratar a inertes y estáticos. Énfasis en las organizacionales que deben ser proactivos e inteligentes que
las personas normas y en los controles rígidos administrados. Énfasis en los deben ser impulsados. Énfasis en
objetivos organizacionales la libertad
(Chiavenato 2002)
7
Chiavenato, I. (2002): Gestión del Talento Humano. Bogotá, Mc Graw Hill.
6
que va desde un polo de disciplinamiento hasta otro de autogestión compulsiva, como se
muestra en la Figura 2.
Figura 2:
Modelos de Organización del Trabajo y Modalidades de Sujeción
Modalidad de Sujeción
8
La noción de Capital Humano refiere a “El conocimiento, las capacidades y las competencias contenidas en los individuos que
son relevantes para la actividad económica”, entendidas como un activo intangible estratégico para las Organizaciones, parte
integrante del Capital Intelectual. OCDE. Cuadernos de Trabajo Nº 30. Valorizar el Capital Humano. Reto clave parea la
Sociedad del Conocimiento. CIDEC, Fondo Social Europeo, Gobierno Vasco.
9
La noción de Talento Humano puede ser referida al resultado de aplicar Tecnologías de Gestión al Capital Humano o a las
capacidades y competencias que los sujetos aportan en el proceso de trabajo.
7
Dispositivo, Modelo de Organización y Modalidad de Subjetivación
Figura 3:
Momento Histórico, Sustancia y Teleología
Momento Histórico Sustancia Teleología
Subjetivación
Finalidad: Ciudadano Libre de la
Griegos Placeres República Ateniense
(afrodisia)
Ideal: Filósofo-rey
Finalidad: Patricio Romano
Estoicos Representaciones (phantasma)
Ideal: Sabio
Finalidad: Cristiano
Cristianos Deseo concupisciente – Estigma de la
carne Ideal: Santo
Modernos Sentimientos
10
Abraham, T. (2000): La Empresa de Vivir. Buenos Aires, Sudamericana.
11
Ibídem 10.
8
Inscriptos en una modalidad de sujeción, los sujetos aplican técnicas sobre sí, que ‘trabajan’
una sustancia con una teleología o finalidad, es decir, una ‘interioridad en espera’, o dicho
de otro modo, lo que el sujeto espera de muy diversos modos, la inmortalidad, la eternidad,
la salud, etc.
En la actualidad, la excelencia ocupa el lugar de valor supremo, que sirve de referencia para
medir tanto a personas o cosas (Aubert y Gaulejac 1993). Para estos autores la excelencia,
que deriva etimológicamente del latín excellentia y que significa destacar, no existe sólo en
plano empresarial, sino que es también un fenómeno social. En consecuencia, en la
actualidad, la finalidad, la teleología, resultante de la modalidad de subjetivación, esta
señalada por la autoestima y el éxito (Wittke 2005), fin último de la excelencia.
En función de los modelos de Organización del Trabajo, ‘taylorista-fordista’, ‘toyotista’ y
producción flexible, se pueden establecer, entonces, las modalidades de subjetivación que
les son correspondientes, en un continuo desde un polo de Identidad-Continuidad Laboral
hasta otro de Autoestima-Éxito, como se muestra en la Figura 4.
Figura 4:
Modelos de Organización del Trabajo, Modalidades de Sujeción y Subjetivación
Modalidad de Sujeción
Modalidad de Subjetivación
9
Organización: Tecnología de Producción de Subjetividad
En este marco, las organizaciones pueden ser consideradas conjuntamente como formas
productoras de riquezas, así como de órdenes simbólicos. Abraham (2000) definiendo como
objeto teórico de investigación a lo económico, realiza un análisis del management,
señalando a la empresa como institución y posicionándola no sólo en la producción de
riquezas, sino en la creación de valores morales.
Las Organizaciones al articular las dimensiones social y técnica, producen modalidades de
sujeción o sujetación que propician y modulan los afectos, generando en el mismo proceso,
formas subjetivas específicas y de dominación de los sujetos.
No obstante, simultáneamente, los individuos, animados por el deseo y sus necesidades,
producen modalidades de subjetivación -inscriptas en las modalidades de sujeción
generadas por la Organización-, que tienen una teleología o finalidad determinada.
Dicho de otro modo, la Organización “trabaja” sobre los afectos, modulándolos en función de
sus propósitos, así como los sujetos también “trabajan” sobre los afectos, es decir, sobre sí
mismos, en función del deseo y de sus propias necesidades.
En este enfoque, las Organizaciones constituyen las formaciones donde se opera el
plegamiento que constituye la subjetividad, es decir, las Organizaciones son las encargadas de
coagular y catalizar el proceso de conexión de lo social y el deseo, produciendo subjetividad
como efecto. Por ello, las Organizaciones pueden ser entendidas como tecnologías
resultantes de la materialización de un determinado Dispositivo -correlativo con un Modelo
de Organización del Trabajo-, que opera generando modalidades de sujeción que le son
específicas, que se correlacionan con formas de subjetivación que utilizan los sujetos.
En síntesis, las Organizaciones analizadas desde su materialidad subjetiva, constituyen
tecnologías o artefactos que trabajan sobre una sustancia -en la época contemporánea, los
afectos o los sentimientos según lo señala Foucault-, propiciando modalidades de sujeción
correlativas con modalidades de subjetivación.
En consecuencia, desde esta perspectiva, las Organizaciones constituyen tecnologías o
artefactos que componen y hacen funcionar, regímenes de afectación recursivos y
recurrentes que producen sentido.
Para el análisis e intervención Psicológica de las Organizaciones, resulta relevante describir
y transformar los circuitos que producen y mantienen estos regímenes de afectación, así
como la producción de subjetividad específica que generan.
10
Modelo Psicológico de Análisis Organizacional 12
Figura 5:
Modelo Psicológico de Análisis Organizacional
12
Debido a limitaciones en la extensión del presente artículo, no se detallan todos los componentes y procesos del Modelo
propuesto.
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Articulando Modelos:
Identidad de las Organizaciones y Psicológico de Análisis Organizacional
Figura 6:
Modelo de Identidad de las Organizaciones
13
Etkin, J. y Schvarstein, L. (1989): Identidad de las Organizaciones. Invariancia y Cambio. Buenos Aires, Paidós.
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Este modelo permite un análisis completo de la Identidad y Estructura de las
Organizaciones.
No obstante, como de forma de potenciar en su especificidad ambos modelos, se propone
articular el Modelo de Identidad de las Organizaciones y el Modelo Psicológico de Análisis
Organizacional.
Esta articulación se efectúa a través de la superposición de ambos Modelos. Gráficamente
se presenta en la figura 7.
Figura 7:
Articulación Modelos
Identidad de las Organizaciones y Psicológico de Análisis Organizacional
Aunque ambos modelos han sido elaborados con diferentes conceptualizaciones y abordan
diferentes campos de análisis, su articulación permite potenciar la especificidad de cada
uno. En el caso del Modelo de Identidad de las Organizaciones, su focalización en el análisis
de la Identidad y la Estructura de la Organización. Para el Modelo Psicológico de Análisis
Organizacional propuesto, su focalización en los procesos de producción subjetiva en la
Organización.
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Como se señaló, asistimos en la actualidad, en el proceso de reconversión planetaria del
capitalismo, a una evolución de los sistemas de producción, en su expresión económica y a
una extensa reconversión subjetiva, en su expresión social. En consecuencia, esta era se
caracteriza por acentuar el rol de las Organizaciones en la producción de subjetividad, las
que requieren necesariamente ajustar los procesos de sujeción y subjetivación operantes en
éstas, reforzando así su papel en la producción de órdenes simbólicos. De allí la necesidad
de profundizar en Modelos que nos permitan el análisis de estos cambios.
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