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Nicolas Salvoni
National University of Quilmes
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Del inglés “Clash of Civilizations”
1. Características y desarrollo teórico
A lo largo de esta sección brindaremos una serie de puntos que, creemos, serán
cruciales para comprender la visión de Huntington sobre la futura dinámica de
conflictos global. Recurriendo a varios niveles de análisis que van desde la
configuración de poderes dentro del sistema internacional, hasta las características
propias de los países que conforman dicho sistema, Huntington brindará una
herramienta que pretenderá ser útil para predecir los nuevos escenarios de conflicto,
y ofrecerá una serie de recomendaciones para evitarlos.
2
El autor utiliza este término en sentido figurado para referirse a la ampliación del comercio internacional,
el avance de las tecnologías de la comunicación y la información y el crecimiento demográfico, que dieron
como resultado una mayor interacción entre miembros de diferentes civilizaciones.
Países indecisos o en transición: Son países cuya civilización madre es rechazada
por sus líderes e intenta reformularse como miembros de otra civilización. Como
ejemplo de estos, el autor propone el caso de México.
Para que esta “conversión civilizacional” tenga lugar deberán cumplirse tres
condiciones: En primer lugar, las elites económicas deben estar de acuerdo con
este cambio. En segundo lugar, el público general debe aceptar esta decisión. Y en
tercer lugar, la civilización madre a la que este país intenta migrar, debe aceptarlo
como nuevo miembro.
Respecto a estos últimos, Huntington (1996) sostendrá que son difícilmente
realizables ya que la búsqueda de crear una sociedad de características
occidentales dentro de una población con raíces civilizacionales suele encontrarse
con rigideces y resistencias que rara vez suelen ser superadas.
3
Traducción propia en base a Huntington (1996): “Fron transition Wars to Fault Line Wars” (p: 246).
4
“La primera Guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 - 28 de febrero de 1991), o simplemente Guerra
del Golfo, fue una invasión librada por una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas, compuesta
por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak en respuesta a
la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait” (Ramos, 2014; p: 4-5).
conformación de alianzas inter-civilizacionales en pos de la destrucción de un
enemigo en común.
Para resumir esta idea, Huntington (1996) sostendrá:
“Intereses o enemigos comunes con otra civilización podrían dar lugar a
cooperación entre países de diferentes civilizaciones5 (p: 245).”
Lo que quiere dejar claro Huntington (1996) con esta idea es que la posibilidad de
que surjan alianzas estratégicas entre civilizaciones que nada tienen en común,
como las conformadas por países islámicos y las del este de Asia, podrían volverse
una realidad. Ante este panorama, el autor sostendrá, como se dijo anteriormente,
que una combinación de poderío militar y cooperación en mutuo beneficio de las
partes serán necesarias para evitar la escalada de los conflictos.
5
Traducción propia.
2. La respuesta académica a la “Teoría del Choque de Civilizaciones”
Introducción
Desde que Hutington propuso por primera vez el concepto de “Choque entre
civilizaciones”, su trabajo fue presa de un gran número de críticas y revisiones en
las que su tesis fue desestimada desde diferentes niveles y enfoques de análisis.
Es sobre esas críticas que basaremos la siguiente sección de nuestro trabajo con
el fin de comprender de qué manera este fue valorado por la literatura especializada
y sobre todo, para poder discutir en nuestra última sección sobre el valor de su
aporte.
Supuestos y conceptos
Creemos apropiado comenzar nuestra enumeración de puntos criticados por la
academia partiendo del nivel más básico de la teoría propuesta por Huntington. Con
esto nos referimos a los conceptos teóricos sobre los que se sustenta su tesis.
De acuerdo con Matlock (1999), un error sobre los que se sustenta el trabajo de
Huntington (1996) reside en la propia definición de civilizaciones, y como este lo
utiliza para generalizar y ordenar la realidad. De acuerdo con Matlock (1999), el
error reside en la afirmación de que existe un acuerdo general sobre la naturaleza,
dinámica e identidad de las civilizaciones. Huntington (1996) propone una serie de
proposiciones como condiciones para definir a una civilización 6. De acuerdo con
Matlock (1999) existe un relativo consenso respecto al primer punto enumerado por
Huntington (1996), pero que no lo hay respecto a los restantes puntos de su lista, lo
que constituye el primer problema a la hora de validar su tesis.
En una segunda instancia de análisis, Matlock (1999) lleva adelante una serie de
cuestionamientos respecto a afirmaciones que tienen lugar en “The Clash of
Civilizations”.
6
Permítasenos citar in extenso a Matlock (1999) quién enumera las condiciones propuestas por Huntington
de la siguiente manera:
“1. That there is “a distinction between civilization in the singular and civilizations in the plural,” the first being
the result of a qualitative judgment based on criteria presumed to be universal, while the second allows for
multiple civilizations defined in a non-judgmental way.
2. That “a civilization is a cultural entity,” “a culture writ large.”
3. That “civilizations are comprehensive; . . . none of their constituent units can be fully understood without
reference to the encompassing civilization.” They “have no clear-cut boundaries” and “cultures interact and
overlap,” yet they are “meaningful entities” and “while the lines between them are seldom sharp, they are
real.”
4. That “civilizations are mortal but also very long lived; they evolve, adapt and are the most enduring of human
associations.”
5. That “civilizations are cultural, not political entities,” that do not do the sort of things that governments do.
6. That scholars “generally agree” on the identification of major civilizations (Huntington, 1997; p: 40-44)” (p:
429).
Respecto a la presunción llevada adelante por Huntington (1996) respecto al
comportamiento de las civilizaciones, Matlock (1999) sostiene que no se observa en
la realidad que estas interactúen entre sí de manera ordenada y autónoma como
pareciera esperar Huntington.
En segundo lugar, Matlock (1999) sostiene que no existen evidencias de que se
observe ningún tipo de lealtad entre miembros de diversos estados pertenecientes
a una misma civilización. De haberlos, estos podrían responder a factores tanto
económicos y políticos como culturales por lo que no podemos imputar causalidad
directa al simple hecho de compartir una herencia civilizacional común.
En tercer lugar, el autor sostendrá que Huntington (1996) no brinda ningún tipo de
evidencia convincente de que las diferencias culturales se están expandiendo hoy
en el mundo. Además, Matlock (1999) refuta la idea de que son las diferencias
culturales las que motivan el conflicto. El argumento que hace el autor al respecto
sostiene que si se diera que en una zona convivieran dos civilizaciones propensas
a resolver los conflictos de manera violenta, será esa característica común a ambas
la que sea responsable del conflicto, y no sus diferencias.
Matlock (1999) agregará por último que Huntington tiende a exagerar las diferencias
entre civilizaciones, en detrimento de las similitudes, lo que le quita particularmente
potencia a la herramienta brindada por a la hora de predecir futuros conflictos.
Por los puntos expuestos, la tesis de Huntington (1996) no solo es ineficiente, de
acuerdo con Matlock (1999) a la hora de predecir las fuentes más probables de
conflicto sino que además, el agrupar a varias culturas dentro de una célula mayor
(la civilización) nos impide comprender las implicancias de las diferencias culturales
de menor escala, que podrían enriquecer el análisis.
A similares conclusiones a las propuestas por Matlock (1999) llegará Fox (2005). El
autor, por medio de un riguroso estudio en el que cuantifica y analiza las causas de
los principales conflictos entre la finalización de la segunda guerra mundial y los
primeros años de la década de 2000, sostendrá que no se observan evidencias
suficientes para sostener que la tesis de Huntington (1996) tendría algún tipo de
validez. Creemos pertinente destacar que si bien Fox (2005) y Matlock (1999)
coinciden en sus conclusiones, el primero realiza la aclaración de que la falta de
evidencias respecto a que las predicciones de Huntington (1996) se fueran a cumplir
no significa de manera alguna que estas no pudieran cumplirse en un plazo de
tiempo mayor. Fox (2005) sostendrá que solo podemos afirmar que hasta el
momento de la presentación de su trabajo, la teoría de Huntngton (1996) no se
cumplió, pero que de ninguna manera podemos sostener tras solo 10 años desde
la finalización de la Guerra Fría, que la hipótesis de Huntington (1999) no se
cumplirá.
Simplificación a la hora de tipificar a las civilizaciones
Si bien no es una crítica directa a la tesis de Huntington (1996), en su artículo
“Occidente puede resquebrajarse” Francis Fukuyama expone una visión diferente a
la de Huntington a la hora de caracterizar a cada región. Fukuyama (2002) sostiene
que el concepto “Occidente” podría ya no tener sentido. De acuerdo con el autor,
con la finalización de la Guerra Fría, no era descabellado pensar que la democracia
liberal y la economía de mercado constituían las únicas opciones viables en este
nuevo contexto internacional. Si bien el conflicto entre súper potencias se desarrolló
por medio de alianzas entre países con valores comunes, con su finalización quedo
un vacío que se fue incrementando conforme pasaron los años entre las
concepciones de “occidentalización” entre Europa y los Estados Unidos
Para comprender estas diferencias, permítasenos citar in extenso a Fukuyama
(2002):
“Los estadounidenses están inclinados a considerar que no hay legitimidad
democrática más allá del estado nación constitucional y democrático. Si las
organizaciones internacionales tienen legitimidad es porque unas mayorías
democráticas debidamente constituidas se las han conferido mediante un
proceso contractual negociado. […]Los europeos, por el contrario, están
inclinados a creer que la legitimidad democrática está relacionada con la
voluntad de una comunidad mucho más amplia que un estado nación
individual” (p: 34)
Fukuyama (2002) agrega además que mientras que los estadounidenses ven al 11
de Septiembre como un evento que permite entrever que el mundo es hoy un lugar
más peligroso, para muchos europeos este constituía un evento aislado y que
difícilmente podría ser reproducido.
Agregando a lo expuesto hasta aquí por Fukuyama (2002) respecto a la
conceptualización de Occidente como una entidad única, Cabezas (2006) sostendrá
que existen otras falencias teóricas por parte de Huntington (2006).
Por un lado, el autor sostiene que Huntington (2006) comete un error al atribuir a lo
que llama Occidente la paternidad de las instituciones virtuosas del mundo que
pretenden ser exportadas junto a la occidentalización del mundo en desarrollo,
agregando además que junto con las características virtuosas, llegan también
cuestiones propias de Occidente como el colonialismo, el imperialismo, la carrera
armamentista, la militarización y el capitalismo salvaje.
Otro punto destacado por Cabezas (2006) es que existen más diferencias que
similitudes en las herencias culturales de países considerados occidentales, y
fundamentalmente, agrega Junhui (1996), son las relaciones de asociación entre
estados y el poder relativo de estas asociaciones las que deberían ser tenidas en
cuenta a la hora de predecir escenarios futuros de conflicto, y no su herencia
cultural. Sobre esto, el autor sostendrá que siendo la Unión Europea, Estados
Unidos, Japón, Rusia y China los principales centros de poder mundial y las
complejas relaciones comerciales entre estos, resulta impensado algún tipo de
conflicto que los enfrente directamente. Si esto se cumpliera, la mitad de las
civilizaciones tipificadas mencionadas por Huntington (y las más ricas) quedarían
excluidas de los escenarios de conflicto futuros. Si lo afirmado por Junhui (1996) se
cumpliera, los conflictos inter-civilizacionales podrían estar motivados no por
cuestiones asociadas a las costumbres y diferencias culturales per se sino más bien
por cuestiones distributivas y de riqueza, entre civilizaciones ricas y pobres.
Agregando a la crítica sobre la simplificación de occidente, Cabezas (2006)
sostendrá que Huntington (1996) comete errores y simplificaciones también a la
hora de tipificar al resto de las civilizaciones existentes. Sobre esto, destaca que la
tipificación terminará primando características económicas existentes dentro de
cada civilización en detrimento de lo que en realidad importaría en este caso, la
herencia cultural. Este error lleva a que las minorías presentes en las diferentes
culturas resulten prescindibles dentro de esta concepción, mientras que en muchos
casos son estos partícipes necesarios del proceso de toma de decisiones.
Por último, Cabezas (2006) criticará la simplificación llevada adelante por
Huntington (1996) para referirse al mundo islámico. Sobre esto brinda al menos 10
sub grupos en los que se podría dividir a las naciones islámicas, todas tipificadas
por Huntington (1996) como una misma cosa. A la última crítica esbozada por
Cabezas (2006), Junhui (2006) agregará que el mismo error es cometido a la hora
de abordar a la tipificación de los países de herencia confuciana sosteniendo que
“El profesor Huntington no solo tiene una gran incomprensión sino también
profundos prejuicios en contra del Confucianismo, de la civilización confuciana y de
las políticas interna y exterior de la República Popular China”(p: 4).
Las críticas llevadas adelante por la literatura académica respecto a la metodología
y las conclusiones propuestas por Huntington pueden ser resumidas por Merkel
(2015) cuando afirma: “Huntington mezcla criterios de clasificación religiosa,
regionales, étnicos y nacionales en una única tipología. Al mismo tiempo, descuida
la diferenciación interna dentro de las distintas civilizaciones” (p: 3).
En línea con la afirmación de Merkel (2015), Quintanas (2002) agregará que la tesis
de Huntington se encuentra sesgada por un profundo etnocentrismo y por prejuicios
respecto a las culturas no occidentales, y específicamente para con la civilización
islámica.
Por su parte, Alí (2010) agrega que una evidencia respecto al cumplimiento de lo
anticipado por Huntington es, por un lado, la declinación de occidente en términos
de poder relativo frente al resto del mundo, pero por el otro, la explosión demográfica
en el mundo islámico. Si además tenemos en cuenta el ascenso, en términos
económicos y de cooperación entre las civilizaciones asiáticas, se estarían
cumpliendo varias de las predicciones propuestas por Huntington.
Desde una óptica crítica respecto a la política exterior estadounidense en medio
oriente, pero también en línea con lo afirmado por Alí (2010) y por Merkel (2015),
Ayoob (2012) sostiene que se está frente a un modelo de doble moral en el que las
diferencias civilizacionales conforman la fuente primordial de los conflictos. Ayoob
(2012) sostendrá que el parentesco cultural entre Israel y los Estados Unidos ha
permitido que las acciones frente conflictos como el Palestino-Israelí sean dictadas
directamente por una de las partes (Israel). El autor sostiene que esta aceptación
por parte de los Estados Unidos se debe a la afinidad cultural entre ambos países.
De acuerdo con la mirada de Ayoob (2012), sería en este caso también Occidente
quien estaría condicionando su política exterior en base a diferencias culturales. En
línea con lo expuesto por Ayoob, Alonso (2012) sostendrá que las fricciones y la
incomprensión Oriente-Occidente, serían entonces una realidad cada vez más difícil
de negar, por lo que la propuesta de Huntington, contrario a lo que el mundo
académico argumentó en un primer momento, no estaría errada después de todo.
4. Conclusiones
A lo largo de este trabajo hemos explorado, por un lado los puntos principales
brindados por Huntington respecto a los escenarios de conflicto que se sucederían
producto de los cambios en el balance de poderes global posterior a la caída de la
Guerra Fría. Y por el otro, las críticas y debates que se suscitaron respecto de esta
teoría.
Desde el punto de vista teórico y metodológico creemos que, como afirmaron
Cabezas (2006), Junhui (1996), Merkel (2015) y Matlock (1999) (entre otros) la
propuesta de Huntington carece de rigurosidad suficiente y cae reiteradamente en
simplificaciones, generalizaciones y en algunas cuestiones, prejuicios que rozan lo
malicioso. No obstante, creemos pertinente destacar que estaremos de acuerdo con
Merkel (2015) cuando afirma que pese a las deficiencias metodológicas
ampliamente criticadas, Huntington (1996) logra predecir con certeza lo que hoy es
el principal escenario de conflicto global. Nos referimos con esto a los conflictos
surgidos entre coaliciones islámicas de diversas índoles y el conjunto de naciones
occidentales, además del creciente aumento de la actividad terrorista en occidente.
Debemos por otra parte mencionar que si bien existen evidencias de la existencia
de choques intercivilizacionales, creemos que no puede imputársele a la cuestión
cultural causalidad directa y excluyente como fuente de conflicto. Creemos que para
comprender la dinámica global de poderes, y las relaciones inter civilizacionales,
será vital realizar un estudio en varios niveles de análisis, en el que se contemplen
cuestiones como por ejemplo la historia económica común entre regiones y las
consecuencias directas e indirectas de la occidentalización en diferentes partes del
mundo, haciendo especial foco en las consecuencias que las políticas aplicadas por
occidente en diversas zonas del mundo tuvieron sobre las sociedades de los países
receptores.
Creemos además que debemos ser muy cuidadosos a la hora de realizar tipologías
basadas en cuestiones culturales no cuantificables, con el objetivo de evitar caer en
errores comunes como la generalización y el prejuicio.
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