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A los fines de satisfacer el interés colectivo, el Estado requiere de la colaboración de

otras personas que proporcionen servicios, actividades personales o bienes patrimoniales.


Dichas actividades, el Estado las realiza a través de los órganos de la Administración
Pública en ejercicio de la función administrativa. Tales prestaciones se obtienen de forma
voluntaria, para lo cual la Administración podrá utilizar la figura de los contratos públicos,
también llamados contratos del Estado.

Estos contratos son todos aquellos en los cuales el Estado –sea que se trate de una
persona jurídica político territorial (República, Estados, Municipios), o personas de derecho
público (los institutos autónomos) o de personas de derecho privado (las sociedades
anónimas del Estado o empresas del Estado) estatales- adopta el papel de parte contratante,
y los sujetos privados y aun otros entes públicos –entiéndase contratos inter-
administrativos-, conforman la parte contratista de dicha relación contractual.

Estas relaciones contractuales pueden llevarse a cabo por medio de acuerdos regidos
por el derecho común o a través de pactos voluntarios, donde en búsqueda de la satisfacción
del interés colectivo, se imponga colocar a la parte contratista en una situación desigual con
respecto a la parte contratante, excediendo las regulaciones de derecho privado y
sujetándose a normas de derecho público. Son los llamados por la doctrina “contratos
administrativos”, en los que la actividad que realiza el contratista se encuentra orientada al
servicio público. Es por ello que esta categoría contractual supone el sometimiento a
normas de derecho público.

Acercándonos de un modo más preciso al caso objeto de la presente investigación,


los contratos que realiza la empresa estatal Petróleos de Venezuela, S.A (PDVSA) con los
sujetos de derecho privado o particulares, son calificados como contratos administrativos o
de interés público, como los denomina nuestra Carta Magna1.

La jurisprudencia venezolana2 se ha dedicado a establecer los elementos que


caracterizan a los contratos administrativos, a saber:

I. Una de las partes es una persona jurídica estatal.

1
Artículos 150 y 151 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
2
Sentencia de la Sala Político Administrativa de fecha 16 de marzo de 2000, caso Constructora Pedeca, C.A.
vs. Gobernación del Estado Anzoátegui.
II. Su objeto versa sobre la gestión de un servicio público.
III. Presencia en el contrato de cláusulas que le otorguen potestades al
contratante que rebasen el régimen propio de los contratos regidos por el
derecho privado –entiéndase cláusulas exorbitantes-.

Sobre los dos primeros elementos característicos de los contratos administrativos


hemos hecho referencia anteriormente. Sin embargo, las cláusulas exorbitantes a que se
refiere la jurisprudencia permiten diferenciar los contratos administrativos y los contratos
de derecho privado.

Las clausulas exorbitantes son definidas por la jurisprudencia nacional como


“aquellas que constituyen expresiones de potestades o prerrogativas que le corresponden a
la Administración en cuanto ella ejercita su capacidad para actuar en el campo del Derecho
Público”; se trata de cláusulas que “insertas en un contrato de derecho común, resultarían
inusuales o ilícitas por contrariar la libertad contractual”3.

Siguiendo la premisa de que las cláusulas exorbitantes crean privilegios o


ventajas a favor de la Administración, la doctrina y la jurisprudencia han considerado las
siguientes prerrogativas concedidas a la parte pública contratante como cláusulas
exorbitantes típicas de los contratos administrativos:

I. Poder de revocar unilateralmente el contrato por motivos de orden público.


II. Potestad de rescindir unilateralmente el contrato sin intervención de un
órgano judicial.
III. Derecho de la Administración a modificar unilateralmente el contrato o ius
variandi.
IV. Poder de interpretar unilateralmente las cláusulas del contrato.

Otro factor relevante en la contratación administrativa es el concerniente a la


ejecución del contrato y a las potestades administrativas que ostenta la Administración
Pública, las cuales constituyen un derivado de las supra expuestas cláusulas exorbitantes.

3
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia en Sala Político Administrativa de fecha 19 de noviembre de
1992, caso Hotel Isla de Coche.
I. Dirección, suspensión y control

La Administración Pública dispone de una potestad de dirección, suspensión y


control sobre la ejecución del contrato administrativo. Esto se traduce en la competencia
para dar órdenes e instrucciones de servicio al contratista en cuanto a la modalidad de
ejecución de la prestación, de suspender su ejecución, y la realización de inspecciones y
fiscalizaciones por parte de la Administración4.

II. Modificación del contrato

La Administración Pública puede modificar unilateralmente, dentro de ciertos


límites, y siempre en función del interés general, las obligaciones del contratista, de
acuerdo con la jurisprudencia y legislación venezolana5.

Esta potestad contiene ciertas limitaciones debido a que su ejecución procede


solamente frente a las cláusulas referidas a la organización y al funcionamiento del servicio
público, en ningún caso frente a las cláusulas referentes a los beneficios económicos del
contratista.

III. Interpretación del contrato

A la Administración Pública se le otorga, igualmente, facultad de interpretar,


mediante actos administrativos, los contratos por ella celebrados. Esta potestad constituye
uno de los efectos “más genuinos y característicos de dichos contratos” 6, encontrando su
justificación en el principio de continuidad de la prestación del servicio público.

IV. Extinción unilateral

La Administración Pública puede unilateralmente decidir resolver el contrato


administrativo anticipadamente o en todo momento, en interés del servicio o por un motivo
de interés general, o de orden público.

4
Artículo 136 de la Ley de Contrataciones Públicas, publicada en Gaceta Oficial No. 6.154 de fecha 19 de
noviembre de 2014.
5
Artículo 130 de la LCP.
6
Sentencia de la Corte Federal de fecha 12 de noviembre de 1954, caso Machado Machado.
Terminación de un contrato administrativo

Además de la última potestad administrativa tratada en el presente trabajo, la Ley


De Contrataciones Públicas (“LCP”) establece los supuestos y los mecanismos de
terminación normal de un contrato administrativo. A los efectos de la supra mencionada
Ley7, el contrato podrá terminar por:

I. Cumplimiento del objeto del contrato

Una vez ejecutado el contrato a cabal satisfacción del contratante, deberá


certificar el cumplimiento de las prestaciones a que se obligaron las partes, así como
realizar el finiquito y liberar las garantías que correspondan8.

II. Rescisión unilateral por causa no imputable al contratista.

El contratante tiene la potestad de rescindir unilateralmente el contrato, aun


cuando no haya incumplimiento alguno del contratista. Dicha decisión deberá ser amparada
en un acto motivado y debidamente notificada al contratista.

En caso de que los trabajos se hubiesen iniciado por parte del contratista, deberá
paralizarlos y no iniciar ningún otro desde el momento en que se efectuó la notificación, a
menos que reciba autorización del contratante para continuar la obra iniciada9.

En los supuestos de rescisión unilateral por causa no imputable al contratista, el


órgano o ente contratante pagará una indemnización 10 correspondiente al precio de la obra
iniciada, calculada de acuerdo con el presupuesto vigente del contrato, estimando la
indemnización de la siguiente manera:

a. Un diez por ciento (10%) del valor de la obra no ejecutada, si la rescisión ocurriere
cuando no se hubieren comenzado los trabajos o los que se hubieren ejecutado
tengan un valor inferior al treinta por ciento (30%) del monto original del contrato.

7
Artículo 145 de la LCP.
8
Artículo 146 de la LCP.
9
Artículo 152 de la LCP.
10
Artículo 153 de la LCP.
b. Un ocho por ciento (8%) del valor de la obra no ejecutada, si la rescisión ocurriere
cuando se hubiesen ejecutado trabajos por un valor superior al treinta por ciento
(30%) del monto del contrato, pero inferior al cincuenta por ciento (50%) del mismo
c. Un siete por ciento (7%) del valor de la obra no ejecutada, si la rescisión ocurriere
cuando se hubiesen ejecutado trabajos por un valor superior al cincuenta por ciento
(50%) del monto del contrato, pero inferior al setenta por ciento (70%) del mismo.
d. Un seis por ciento (6%) del valor de la obra no ejecutada, si la rescisión ocurriere
cuando se hubiesen ejecutado trabajos por un valor superior al setenta por ciento
(70%) del monto del contrato, pero inferior al noventa por ciento (90%) del monto
del mismo.
e. Un cinco por ciento (5%) del valor de la obra no ejecutada, si la rescisión ocurriere
cuando se hubiesen ejecutado trabajos por un valor superior al noventa por ciento
(90%) del monto del contrato11.

III. Resolución por mutuo acuerdo.

El contratante y el contratista podrán resolver el contrato de común acuerdo


cuando las circunstancias lo hagan aconsejable. En este caso no procederá indemnización
alguna12.

IV. Rescisión por causa imputable al contratista.

El contratante previa sustanciación del respectivo procedimiento administrativo,


respetando el debido proceso y garantizando el derecho a la defensa, podrá rescindir
unilateralmente el contrato en cualquier momento, cuando el contratista:

a. Ejecute los trabajos en desacuerdo con el contrato, o los efectúe en tal forma que no
le sea posible cumplir con su ejecución en el término señalado.
b. Acuerde la disolución o liquidación de su empresa, solicite se le declare
judicialmente en estado de atraso o de quiebra, o cuando alguna de esas
circunstancias haya sido declarada judicialmente.

11
Artículo 191 del Reglamento de la Ley de Contrataciones Públicas, publicado en Gaceta Oficial No. 39.181
de fecha 19 de mayo de 2009.
12
Artículo 154 de la LCP.
c. Ceda o traspase el contrato, sin la previa autorización del contratante, dada por
escrito.
d. Incumpla con el inicio de la ejecución de la obra de acuerdo con el plazo
establecido en el contrato o en su prórroga, si la hubiere.
e. Cometa errores u omisiones sustanciales durante la ejecución del contrato.
f. Cuando el contratista incumpla con sus obligaciones laborales durante la ejecución
del contrato.
g. Haya obtenido el contrato mediante tráfico de influencias, sobornos, suministro de
información o documentos falsos, concusión, comisiones o regalos, o haber
empleado tales medios para obtener beneficios con ocasión del contrato, siempre
que esto se compruebe mediante la averiguación administrativa o judicial que al
efecto se practique.
h. Incurra en cualquier otra falta o incumplimiento de las obligaciones establecidas en
el contrato, a juicio del contratante.
i. No mantenga al frente de la obra a un ingeniero o ingeniera residente.13

Cuando el contratante decida rescindir unilateralmente el contrato por haber


incurrido el contratista en alguna de las causales supra indicadas, lo notificará al
contratista, y tan pronto el contratista reciba la notificación de la apertura del procedimiento
de rescisión del contrato, deberá paralizar los trabajos y no iniciará ningún otro, a menos
que el contratante le autorice por escrito a concluir alguna parte ya iniciada de la obra14.

13
Artículo 155 de la LCP.
14
Artículo 156 de la LCP.

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