Está en la página 1de 3

La imaginación en tiempos de cuarentena

80grados.net/la-imaginacion-en-tiempos-de-cuarentena/

ruby aitken

Dentro de los síntomas del Coronavirus, nueva cepa de un virus como aquellos que
afectaron en el pasado la humanidad, brota también algo añadido, apenas reconocido.
Encerrados entre cuatro o más paredes, pero encerrados, con esa ventana que puede
ser el televisor, radio o las redes, los días empiezan a convertirse en noche, y las noches
parecen eternas. Pero de la oscuridad de esas mismas noches surge quizá el recuerdo de
una imagen o una lectura del pasado sepultada en las nieblas del tiempo.
De aquellos viejos textos de historia antigua, leídos en los cursos de historia antigua,
comenzaba ahora a recordar imágenes de barcos con su tripulación apiñada sobre
mástiles, torciéndose tras las claraboyas, mientras casi imperceptiblemente se
observaba el lomo de un roedor hurgando entre los maderos. Así comenzaban aquellos
1/3
viajes a Oriente, tras las Cruzadas, surcando la ruta de la seda, en busca de telas y
especies para mercadear. Pero ahí también, en aquellos mismos barcos, infestados con
pulgas de aquellas ratas comenzaba aquella infame peste bubónica. Al inflamarse los
ganglios de los miles de contagiados aparecían tumores o bubas, y de ahí el nombre; la
piel se tornaba morada, y de ahí también ese otro nombre, peste negra, conocida hoy
como Yarsinia pestis.

Tras el regreso y desembarco se extendía aquel virus por ciudades y campos. Ante el
desconocimiento de las causas o el riesgo de contagio, poblaciones enteras, como en
Florencia o Venecia, verían diezmar su población con más de un millón de víctimas. A
falta de remedios, los sobrevivientes se encerraban en templos y conventos,
propagando sin saberlo, aún más la epidemia, exterminándose así más de un tercio de la
población europea (Infobae.com). Aunque fuese una plaga del pasado, se nos recuerda
que el bacilo, perteneciente a la familia de los enterobacteriaceae, mutó y se extendió
hasta llegar a la época moderna.

Pero también entre las sombras mortuorias de ese pasado, surgía la luz de la creatividad
como rayo de esperanza para nuestros días. Fue precisamente en aquellos encierros por
la peste, donde en 1348 diez sobrevivientes en una villa florentina se entretuvieron
relatando cada uno un cuento por diez noches: de ahí el nombre Decamerón, dado por
su autor Boccaccio. Así la epidemia de aquellos días se convertiría en un clásico de todos
los tiempos.

Aquella peste no pararía allí, y siglos más tarde otro virus volvió a afectar a Europa. A
fines del siglo 16 otra plaga asoló a Londres. Se suspendieron las actividades teatrales y
reuniones. Según el historiador James Shapiro (citado en el portal pijamasurf) el cierre
del circuito teatral permitió a Shakespeare completar durante la cuarentena tres obras,
entre ellas, Macbeth y Antonio y Cleopatra. “Mientras la peste se expandía, Shakespeare
tejía sus tramas de celos …e intrigas…enmarcados en hermosa poesía” (ibid.)

Pero no sólo la plaga dio lugar a la literatura. Encerrado dentro de aquella misma
cuarentena, Isaac Newton tuvo el tiempo necesario para desarrollar sus fórmulas
matemáticas del cálculo, y su teoría de la gravedad, «dos cuerpos se atraen entre sí con
una fuerza proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la
distancia que separa sus centros de gravedad».(referencia de Bloghemia.com; obtenida a
través de un enlace en la página del profesor Oscar G. Dávila)

Y más cercano a nosotros, García Márquez narraría aquella otra plaga en El amor en los
tiempos del cólera. Pues el arte, la poesía o las matemáticas pueden surgir en los
momentos más insospechados.

Esperemos que en estos días de encierro pueda germinar también la imaginación y


nuestros artistas o escritores produzcan obras que se enmarquen entre los anales de
esas historias en los tiempos del virus.

2/3
80grados.net está disponible bajo una licencia Creative Commons

Reconocimiento-No comercial 3.0 Puerto Rico. El reconocimiento debe ser a


80grados.net y a cada autor en particular.

3/3

También podría gustarte