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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
POLITECNICA DELA FUERZA ARMADA

LA EDUCACIÓN
COMO TAREA PEDAGOGICA

INTEGRANTE
BETZABETH HERRERA
CI: 22.627.643
FINALIDAD DE LA EDUCACIÓN

 Incentivar el proceso de estructuración del pensamiento, de la imaginación


creadora, las formas de expresión personal y de comunicación verbal y
gráfica.
 Favorecer el proceso de maduración de los niños en lo sensorio-motor, la
manifestación lúdica y estética, la iniciación deportiva y artística, el
crecimiento socio afectivo, y los valores éticos.
 Estimular hábitos de integración social, de convivencia grupal, de
solidaridad y cooperación y de conservación del medio ambiente.
 Desarrollar la creatividad del individuo.
 Fortalecer la vinculación entre la institución educativa y la familia.
 Prevenir y atender las desigualdades físicas, psíquicas y sociales
originadas en diferencias de orden biológico, nutricional, familiar y
ambiental mediante programas especiales y acciones articuladas con otras
instituciones comunitarias.

PERSONALIZACIÓN Y SOCIALIZACIÓN

PERSONALIZACIÓN

Es un proceso dinámico, mediante el cual el individuo madura plenamente y


se realiza encontrándose a sí mismo y desarrollando sus potencialidades de
manera perfecta. La personalización, en contraste con la socialización, denota
todo aquello que la persona es y tiene, independientemente de sus vinculaciones y
papeles sociales. En la realidad no hay distinción entre personalización y
socialización, pero sí en el plano teórico y analítico, para sopesar en qué
proporción y de qué modo se interactúan ambas dimensiones humanas. La
personalización es un proceso de individuación, de realización del sujeto, como si
hipotéticamente pudiéramos aislarlo de la sociedad en que vive, lo que en la
práctica sería un absurdo. La personalización es un proceso de interiorización, de
identificación consigo mismo, seguimiento del yo ideal y enriquecimiento de
aquellas facetas del ser humanó actuantes aun en medio de su soledad y
aislamiento. La personalización, según las teorías psicoanalíticas, supone
diferenciación e individuación.
SOCIALIZACIÓN

Proliferan las definiciones descriptivas de socialización. La socialización es


considerada como una adaptación a las instituciones o como una apertura a los
demás. Según sea el concepto que se tiene de la sociedad, variará el de
socialización, entendida como adaptación a las instituciones. En la mente
determinista y súper orgánica de E. Durkheim la sociedad se hace temer y
respetar mediante un conjunto de prohibiciones y coerciones; la socialización
consiste en someter los estados generales, las predisposiciones vagas y plásticas
del individuo a una determinación originada de estructuras sociales. En la teoría
funcionalista, la socialización es la manera de asegurar la inviolabilidad de la
persona por el grupo. En la teoría de la comunicación, no se produce la
socialización ni por un sometimiento a las presiones sociales, ni por una
adaptación al grupo que la protege, sino por los intercambios complejos del ser
humano con los demás componentes del grupo. Cuando la socialización se
concibe como una apertura a los demás, resulta una interacción entre la
capacidad de apertura a los demás y la elaboración de funciones psicológicas.
Podemos concluir diciendo que la socialización es un proceso de
interacción entre la sociedad y el individuo, mediante el cual éste asimila las
pautas, normas y costumbres compartidas por los miembros de la sociedad y
aprende a conducirse en la forma más común a ella, adaptándose y abriéndose a
los demás. Cabe destacar la interacción, la asimilación, la adaptación, la apertura
a los demás la conducta aprendida y los dinamismos del proceso.

EDUCAR EN LIBERTAD Y PARA LA LIBERTAD

Educar en libertad y para la libertad es una tarea comprometedora, difícil,


exigente y complicada. Los grandes pedagogos han señalado que éste debe ser
un objetivo principal de la educación. Pero la práctica educativa está lejos de
alcanzarlo. ¿Por qué? Porque tenemos miedo a la libertad; porque vivir en libertad
supone asumir la autenticidad como valor humano fundamental; supone también
aceptar la autodeterminación, la disensión, la diversidad, la pluralidad, la
independencia y ello no resulta siempre agradable. Los educadores tenemos la
tendencia de imponer a nuestros educandos no sólo conductas determinadas que
consideramos adecuadas, de acuerdo al modelo de ser humano que pretendemos
inculcar, sino que impedimos que el educando reflexione y decida sobre su modo
personal de ver y entender la realidad que le rodea. Seguimos anclados en el
conductismo pedagógico y/o adoctrinamiento pedagógico que no forma, sino que
instruye a los seres humanos.
La sociedad, de múltiples maneras, condiciona a las personas. La
actuación, las ideas y los pensamientos de unos son constantemente tamizados
por la crítica de los otros. Muchas personas viven con una fe ciega, sin saber el
por qué de las cosas y sometidos a una sumisión constante. Se enseña a
obedecer sin espíritu crítico, sin libertad y mucho menos sin compromiso
voluntario. El ser humano debe poder ejercer su capacidad de razonar y de elegir,
sin otro límite que su propia conciencia, respetando, eso sí, las decisiones de los
demás y teniendo siempre en cuenta el bien común de la sociedad.

La libertad y su ejercicio perfeccionan al ser humano, porque es en ella y en


su ejercicio donde el hombre verifica aquello que más puede engrandecerle:
comprometerse y arriesgarse. En el acto libre el ser humano fabrica su propio ser,
al auto decidir respuestas y conductas. En este sentido se afirma que el hombre
es una suma de potencialidades y de realizaciones. El ser humano se transforma
en el ejercicio de su libertad, porque ésta presupone la racionalidad. El tema de la
libertad del ser humano, por tanto, es fundamental para pronunciarse sobre el
quehacer educativo.
Cada persona debe saber escoger, entre múltiples posibilidades, libre de
cualquier coacción o imposición de otros. Quienes educan, enseña Domínguez
(1998), deben facilitar los datos, los hechos, pero dejando que cada individuo los
interprete a su modo. Imponer las ideas de un modo imperativo es la peor forma
de manipular a los seres humanos. Es necesario enseñar a vivir con libertad real y
no como un simple enunciado demagógico. Resulta imperioso plantear la cuestión
de que la libertad bien entendida, supone que cada individuo debe encontrar, él
mismo, las razones para actuar de una manera u otra.

CONTENIDO DE LA EDUCACIÓN

Son los materiales multimedia digitalizados que invitan al alumno a explorar


y manipular la información en forma creativa, atractiva y colaborativa.

Los contenidos educativos digitales deben ser capaces de funcionar de


manera auto instructiva (como un curso de repaso) y reconfigurables o adaptables
por el profesor para sus propósitos

Los contenidos educativos multimedia interactivos re combinan tanto


elementos verbales, orales y escritos; como icónicos, visuales, auditivos y
audiovisuales; estáticos y dinámicos; figurativos y abstractos; iconos, índices y
símbolos; expresados en dos y tres dimensiones; analógicos y digitales también
deben ser útiles en ambientes de aprendizaje tanto presenciales como virtuales,
además deben facilitar y apoyar la labor docente, al tiempo que deben generar
curiosidad por el auto aprendizaje en los alumnos, y por último, presentarse en
distintos formatos digitales: audio, texto e imagen y la combinación de estos.

INTEGRIDAD DE LA EDUCACIÓN

Educar a un niño es ayudarlo a comprender la libertad y la integración. Para


tener libertad tiene que haber orden, que sólo la virtud puede dar; y la integración
sólo se produce en medio de una gran sencillez. Partiendo de innumerables
complejidades debemos llegar a la sencillez. Debemos ser sencillos en nuestra
vida interna y en nuestras necesidades externas.

EDUCACIÓN E INTEGRIDAD.

Educar a un niño es ayudarlo a comprender la libertad y la integración. Para


tener libertad tiene que haber orden, que sólo la virtud puede dar; y la integración
sólo se produce en medio de una gran sencillez. Partiendo de innumerables
complejidades debemos llegar a la sencillez. Debemos ser sencillos en nuestra
vida interna y en nuestras necesidades externas.

La educación de hoy se ocupa tan sólo de la eficiencia externa; desatiende


totalmente o pervierte deliberadamente la naturaleza interna del ser humano;
desarrolla sólo una parte de él y abandona el resto para que se desenvuelva
lentamente lo mejor que pueda. Nuestra confusión, nuestro antagonismo y
nuestros temores internos, siempre dominan la estructura externa de la sociedad,
no importa lo hábilmente construida que esté. Cuando no hay verdadera
educación nos destruimos mutuamente, y es imposible la seguridad física de cada
uno. Educar bien al alumno es ayudarlo a entender el proceso total de su ser;
porque sólo cuando hay integración de la mente y el corazón en cada acción
cotidiana, es que puede haber inteligencia y transformación interna.

Al ofrecer información y entrenamiento técnico la educación, sobre todo,


estimular una visión integral de la vida; debe ayudar al alumno a reconocer y a
destruir en sí mismo, todas las distinciones y todos los perjuicios sociales y
disuadirlo de la persecución codiciosa del poder y de la autoridad. Debe
estimularle a la verdadera observación de sí mismo y a vivir la vida en su totalidad,
lo cual no es dar significación sólo a una parte, al mí, y a lo mío, sino ayudar a la
mente a ir por encima y más allá de sí mismo para descubrir lo real.

LA EDUCACIÓN Y LAS VIRTUDES

La labor en la educación en las virtudes debe llevar a formar en los niños y


jóvenes una conciencia recta y una madurez humana que les conducirán a ser
justos, responsables, trabajadores, exigentes consigo mismos, fieles a sus
compromisos con Dios y con los hombres, etc. Podrán tener, como creaturas
débiles por naturaleza, caídas momentáneas de debilidad en la vivencia de la
virtud, pero su misma conciencia les ayudará a rectificar y a retomar el camino del
bien.

En la educación en las virtudes, la formación de una conciencia recta


adquiere vital importancia, ya que es la que va a presentar el bien como bueno y
deseable, y llevará a elegir hacer el bien y evitar el mal de una manera habitual, es
decir, a vivir la virtud, ordenando el momento oportuno para practicar el bien y
evitar el mal, juzgando las opciones concretas y aprobando las que son buenas,
atestiguando la autoridad de la verdad con referencia al bien supremo.

La labor de educación en las virtudes debe llevar a la persona a aprender a


escuchar y a seguir la voz de la conciencia, fomentando la interioridad.

En la educación en las virtudes la recta conciencia debe iluminar la


inteligencia y mover la voluntad para elegir el bien y vivirlo de manera habitual y
firme.

EDUCAR EN VALORES

Es importante y necesario que eduquemos a nuestros hijos a través de los


valores. Educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a algunas
conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse
bien en el ambiente en que se encuentren.

Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la


solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños.

Un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable,
sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será
más fácilmente respetado, y así con todo.
Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos
comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Al
nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres,
educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que
está mal decir, hacer, actuar, vivir.

EDUCAR LA LIBERTA SIGNIFICA ENTRE OTRAS COSAS

 ayudar a preguntarse a uno mismo qué significa ser libre, y a adquirir


conciencia de que la respuesta no es ni evidente ni inalcanzable.
 entender que no hay una vida sensata si uno no tiene mínimamente
presente esa pregunta y reflexiona sobre las alternativas que se le
presentan; y
 saber que muchas de esas alternativas serán contrarias a las propias
inclinaciones o apetencias, o a las de la época en que uno vive.

Para educar la libertad es preciso atender a la totalidad de la persona: la


inteligencia, la voluntad, la afectividad y el sentido transcendente. En primer lugar,
enseñar a pensar o, lo que es lo mismo, enseñar a buscar la verdad; después,
ayudar a fortalecer la voluntad, para estar en condiciones de adherirse libremente
y de comprometerse con la verdad; enseñar también a superar las dificultades y a
poner sentimientos y afectos al servicio de las decisiones libres; por último, el
hombre es un ser sociable, abierto a la relación personal con Dios y con los
demás, y ha de aprender a dar, a darse y a amar.

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