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funciones elípticas
Abel
RBA
© 2016, José María Almira y José Ángel Cid por el texto
© 2017, RBA Coleccionables, S.AAI
Realización: EDITEC
Diseño cubierta: Lloren^ Martí
Diseño interior: Luz de la Mora
Infografías: Alberto íYegenal
Fotografías: Alamy: 29ad, 113ai; Archivo RBA: 29ai, 40,60,72,
75ai, 7sad, 76bi, 75bd, 83, L!3bi, H3bd, 117, 131,135a; Emilio
Segré Visual Archives: 76; Getty Itnages: 113ad, 143,146,147;
Soren Fuglede Joigensen: 137; Lutz Leiunann: 85i, 85d;
Bjdm Erlk Federsen: 29b; Shutterstock: 135b.
8 INTRODUCCIÓN
n o c e r un ta le n to su p erior en uno d e sus alumnos y, en lugar de
sen tirse intim idado p o r él, lo orientó y estimuló. Por este motivo,
el m in istro de E ducación noruego entrega anualmente, en vincu
la ción c o n el p re m io Abel, el prem io en memoria de Bemt Michael
H o lm b o e a la ex c e le n c ia en la enseñanza matemática. La cerem o
nia d e p rem ia ció n tien e lugar el mism o día que se realiza la ofren
da ante e l m onu m ento a AbeL
En 1820, cu an do el padre de A bel murió, después de haber
ca ído en desgracia política, el jo v en noruego se v io en serios apu
ros econ óm icos; n o disponía d e dinero para completar su educa
c ió n y a d e m á s d e b ía co n vertirse en e l sostén económ ico de su
fam ilia. P o r fortuna, H o lm b o e acudió en su ayuda y consiguió que
va rio s c o le g a s fin anciasen los estudios del joven, quien en 1821
in g res ó en la U n iversid a d de C ristianía Pronto empezaron a ve r
la luz sus p rim eros artículos y quedó claro que Noruega se le había
quedado pequ eñ a y que necesitaba entrar en contacto con los gran
des m a tem á tic os continentales para seguir progresando.
C on sigu ió una pequ eña b eca de viqje para visitar a Cari Fer-
dinand D egen y o tro s m atem áticos daneses en Copenhague y que
tam bién le p e rm itió c o n o c e r a quien pronto se convertiría en su
prom etid a, Christine Kemp, a la que cariñosamente llamaba Creily.
Sin em bargo, él tenía un ob jetivo más ambicioso; viajar a Alemania
y F ran cia p a ra tra tar a la élite mundial de las matemáticas. Mien
tras se p re p a ra b a para ello, A b el produjo su primer gran resultado;
la im p o s ib ilid a d de res o lv e r la ecuación general de quinto grado
m ed ian te rad icales. É l m ism o corrió con los gastos de la publica
ció n d e este trabajo en un panfleto que vio la luz en 1824, y al año
siguiente in ic ió un viq je p o r el continente que se prolongaría hasta
m ed iad os d e 1827. En B erlín tuvo lugar para Abel el encuentro más
fr u c tífe ro de to d o su viaje. A llí co n oció al que sería, junto con
H olm b o e, su m ás lea l am igo y su más fume apoyo: August Leopold
C relie. E ste in g en iero y aficionado a las matemáticas fundó la re
vista Jou rm ü fü r (lie reine und migewandte Mvlhemalik, también
c o n o c id a c o m o Crelie, en la que A b e l publicaría muchos de sus
tra b a jo s y que s ir v ió pa ra dar difusión a sus resultados entre los
m atem á ticos eu ropeos. Cuando A b el llegó a París, después de dar
un r o d e o p a ra atravesar lo s A lp es junto a unos amigos, era el ve-
INTRODUCCtÓN 9
rano de 1826 y e l recibim iento de los m atem áticos franceses fue
correcto pero distante. Conoció a Augustin-Louis Cauchy y Atlrien-
M arie Legendre, p ero en un prim er m om ento no consiguió que se
interesasen p o r sus descubrim ientos. Aun así, trabajó m uy duro
durante varios m eses para co m p letar uno d e sus estu dios más
importantes, la llamada «M em oria de P a rís», que contenía e l teo
rem a de adición para integrales abelianas, uno d e sus resultados
m ás profundos. La m em oria fu e presentada p o r Jean-Baptiste Jo-
seph Fourier ante la A cadem ia de Ciencias. A b e l confiaba en que
una opinión favorable de la misma le abriría las puertas en el mun
do académico. Sin embargo, esperó en vano una respuesta- Cauchy
perdió el manuscrito, que no aparecería hasta después de la muer
te d e Abel. Adem ás, su situación en París se v o lv ió desesperada
p o r la a lt a de dinero. A finales de 1826 gastó sus últim os recursos
para pagar e l via jo d e vu elta a Berlín. A llí pu do su bsistir con la
ayuda de H olm boe y Crelle, p e ro su salud ya estaba d eteriorad a
Perm aneció en dicha ciudad hasta m ediados de 1827, trabajando
en la teoría de las funciones elípticas, una am plia generalización
de las funciones trigonom étricas con importantísimas aplicaciones
físicas, tales com o el cálculo del p e ríod o del péndulo sim ple o la
rectificación de un arco de elipse.
A l finalizar su beca d e vlty'e regresó a Cristianía, donde sobre
vivió gracias a una pequeña ayuda de la universidad y dando clases
particulares. Continuó trabajando en su teoría d e funciones elíp
ticas en el aislamiento d el invierno n oru ego y no fue hasta princi
pios do 1828 cuando descubrió los avances del m atem ático alemán
Cari Gustav Jacob Jacobi en dicha teoría. E m p ezó entonces una
fren ética com p etición en tre ambos. A b o l d e jó de lado tod os sus
otros trabajos, inclu id os sus n u evos resu ltad os en la te o r ía de
ecuaciones, para centrarse en las fu nciones elípticas, consciente
com o era de la im portancia del tem a y tem eroso d e que Jacobi se
le adelantara.
En las Navidades d e 1828 d ecid ió viajar a Froland, donde se
encontraba Crelly, a pesar de que visitarla su ponía via ja r varios
días bajo un intenso frío. L le g ó con fieb re y, después d e las cele
braciones navideñas, la tuberculosis lo ob ligó a reposar en cama.
E l 6 de abril de L829, A b e l m urió sin haber cum plido los veintisie-
10 INTRODUCCIÓN
te años y s o lo dos días antes de que Crelle le remitiera una carta
para in form a rle de que p o r fin le había conseguido un puesto de
p ro fes o r en Berlín.
A dem ás de sus contribuciones fundamentales a las ya mencio
nadas teoría d e ecuaciones algebraicas y teoría de funciones elíp
ticas, hiperelípticas y abelianas, Abel participó de forma destacada
en el esta b lecim ien to firm e del rigor en el análisis matemático,
especialm ente en lo referen te al estudio d e la convergencia de las
series de funciones. En particular, se le considera autor de la pri
m era dem ostración rigurosa y completa del teorem a del binomio
de N ew lon , así o< uno de algunas de las críticas al trabajo de Cauchy
— a quien sin em bargo admiraba— y Euler, que dieron lugar a una
nueva co rrien te d e pensam iento en el análisis cuyo testigo recoge
rían p o s te r io r m e n te m uchos otros m atem áticos de renombre,
c o m o K a rl W eierstrass. O tro aspecto en e l que destacó fue en el
estudio y el uso de diversas ecuaciones funcionales, rama del aná
lisis d e la que tam bién se le considera uno de los fundadores.
L os elo gi os y reconocim ientos postumos al genio noruego se
sucedieron. En 1830 la A cadem ia Francesa de Ciencias concedió
a A b e l y J a cob i su G rand P rix p o r sus descubrimientos en el cam
p o d é la s fu nciones elípticas. Sus obras completas vieron la luz en
dos ed icion es antes de finalizar e l siglo xa. A principios del siglo xx
se levan tó la im pon ente estatua en los jardines del Palacio Rea!, a
cuyos pies s e rea liza el hom enqje anual del premio Abel. Y quizá
no m enos im portan te es e l sencillo reconocimiento que los mate
m áticos le rindieron, asociando su nom bre con multitud de térmi
nos y c o n ce p to s fundam entales de la disciplina: grupo abeliano,
integrales abelianas, fu nciones abeüanas, variedades abelianas,
ecuación fu ncional de A b e l y transformada de Abel, entre otros.
En las páginas que siguen se presentan, utilizando un mínimo
d e fo rm a lism o m atem ático, algunos de los resultados más signifi
cativos dem ostrad os p o r Abel, así com o algunas de las derivacio
nes y consecu encias de los mismos, que han ayudado a la creación
de varias rautas d e la m atem ática en las que el nombre del mate
m á tic o n o ru eg o destaca c o m o uno de sus fundadores. Resulta
sorprendente que alguien tan joven com o Abel, condicionado por
la situación d e aislam iento y depresión económ ica que le tocó vi-
i m t r o o u c o Om s
vir, llegara, en solitario, tan lejos. P ero esa es, probablem ente, una
de las m arcas típicas del g en io en m atem áticas: la p recocida d.
Después d e su muerte, el m atem ático francés C harles H erm ite
afirmó: «A b e l ha dejado suficiente a los m atem áticos para mante
nerlos ocupados durante quinientos años». Hasta ahora, esta afir
m ación se ha m antenido cierta.
12 INTRODUCCIÓN
1802 El 5 de agosto, N iels Henrik Abel nace entre ellos uno que contiene la
en Firuwy. demostración de la imposibilidad de
resolver ecuaciones algebraicas a partir
1815 A b el se desplaza a O istianfa (actual
del grado cinco. El 10 de julio, Abel
O slo ) para ser escolarizado de forma
llega a París. Redacta su «Memoria de
tardía — hasta entonces había recibido
París». Jean-Baptiste Joseph Fourier lee
clases de su padre— en la Escuela
el prefacio de esta ante la Academia
C atedral
de Ciencias y el manuscrito queda
sometido a publicación. Abel deja París
1818 B e m l M ichael H olm boe es
en diciembre y vuelve a Berlín.
contratado co m o p rofesor de la
Escuela Catedral y se convierte en
1827 Vuelta a Cristianía, en mayo, finalizado
m aestro d e Abel.
su vi^je por Europa. Aparecen
publicados los primeros artículos de
1820 Muere el padre de Abel.
Abel y Cari Gustav Jacob Jacobi sobre
1821 Demostración (fallida) de la funciones elípticas.
solubilidad de la química. Se gradúa
1828 Abel descubre los trabajos de Jacobi.
en la Escuela Catedral y se matricula
como alumno de la Universidad de Inicio de la competición entre ambos.
Cristianía, tras aprobar el examen de
1829 Aparecen publicados varios artículos
ingreso. Augustin-Louis Cauchy
de Abel. Uno de ellos es sobre ciertas
publica su Curso de análisis, que tanto
ecuaciones que pueden ser resueltas
influiría en Abel.
en radicales (las ecuaciones abelianas),
otros son sobre funciones elípticas.
1823 A b el visita a Degen en Copenhague.
Publicación de los «Nuevos
Conoce a su futura novia, Christine,
fundante ritos para una teoría de
Crelly, Kemp (1804-1862). Primeros
funciones elípticas» de Jacobi. El 6 de
artículo» de Abel, publicados en
Cristian ía abril Abel muere de tuberculosis en
Froland, tras pasar varios meses
1825 El 7 de septiem bre Abel inicia su viaje enfermo. Dos días después, Crelle le
p o r Europa co n una prim era parada en escribe desde Alemania confirmándole
Berlín, donde con oce a August Leopold su nombramiento como profesor.
C relle y em pieza su colaboración con é l
1850 Abel y Jacobi ganan ex aequo el gran
1826 Aparecen publicados varios artículos de prem io de matemáticas de la Academia
Abel en e l primer número de Crelle, de Ciencias de París.
INTRODUCCIÓN 13
C A P ÍT U L O !
Considérese una curva y - y O <) suave, que vive en un plano vertical y sobre la cual
reposa una partícula material que se desliza sin fricción por el solo efecto de la gra
vedad. La partícula está situada en un punto (x; y ) y cae hasta el origen de coorde
nadas, que es otro punto de la curva en cuestión. En esta situación se pueden consi
derar dos preguntas importantes. Por un lado, si se conoce la forma y - y M de la
curva, ¿es posible calcular el tiempo r<y) que la partícula tarda en llegar al origen’
Por otro, si se sabe el tiempo total de descenso i"(y), ¿es factible recuperar la forma
de la curva? SI se aplica el principio de conservación de la energía mecánica, se verá
que ambos problemas están gobernados por la misma ecuación,
O
representa la longitud de la curva, desde el punto de altura cero al punto de altura ir,
medida desde el origen de coordenadas, y g representa la atracción gravitatoria. En
el primero délos problemas propuestos, el tiempo se calcula directamente a partir de
la forma de la curva, lo que garantiza conocer su longitud s(y). 5¡n embargo, la cosa
se pone interesante al intentar resolver el segundo problema. En este caso, la función
j ( y ) es un dato, y el objetivo es calcular la función ¿O) =s' (v) lo que convierte el
problema en la búsqueda de una solución para la llamada ecuación Integral de Abel,
A
A 2,0
/ \ 1,5
/ N. i.o / N.
0,5
-4 -2 2 4
Partícula material deslizándose por una cicloide. Se puede probar que, de menere Independiente del punto
de partida que se tome, esta emplea el mismo tiempo en iieger el orlflen de coordenedes.
Dos conceptos m uy im p o rta n te s relacionados con estos cálculos, que más ade
lante han sid o a m pliam ente explotados, son la transformada integral de Abel
(que se a plica, p o r ejem plo, en estudios de radiología) y el cálculo diferencial
fraccionario.
(a + i6 )(c + i d ) - a (c + i d ) + ib( c + id )
-a e + iad + ibc + i 2bd
- ( a c -b d )+ i(a d +be)
SERIES
*■
se observa en el dibujo de la derecha.
Evidentemente, el ejemplo mostrado es muy sencillo. El estudio de las series
numéricas es. en realidad, bastante delicado. Las cosas se complican, además,
cuando en ve 2 de sumar números, los términos introducidos son fundones. En
tal caso, merecen especial mención, por su importancia histórica y sus numero
sas aplicaciones, las series de potencias, que son series funcionales de la forma
y ak**>
y las series trigonométricas, (que se corresponden consumas del tipo 2 c*e T ■
FOTO SUPERIOR
DERECHA August
Ueopoid C ralle
(1780 - 1855 ),
fun dador d *l
Ja u rn tt (\¡r d f*
f*Jne t/nti
éngewandté
M athcm atík,
conocido como
Revista da
Crelte, o
sim plemente
CreVf*, que
difundió la obra
de Abel, Fue su
mefor contacto
en Alemania.
IMAGEN INFERIOR:
£1 antiguo
edificio de la
Universidad de
Oslo, que, en la
actualidad, aloja
le Facultad de
Derecho,
29
EL GENIO QUE SUfiStó O B . FRlQ
para los que, en cualquier caso, se le concedió un pequeño estipendio,
Aun así, A bel logró al menos pasar el verano d e 1823 en Copenhague,
donde tuvo trato personal con Degen. A su vuelta, s o lic itó de nuevo
una beca para viajar a Europa y, esta vez, sí la obtuvo.
Su destino inicial fu e Berlín, adonde lle g ó en octu bre de 1825.
U na de las prim eras cosas que lú zo fu e v is ita r a A u gu st Leopold
Crelle (1780-1855), quien ya entonces era uno de lo s person ajes más
influyentes en el panoram a m atem ático alemán. Aunque estabade-
dicado en gran m edida a proyectos d e ingeniería, co m o la construc
ción de carreteras y líneas de fe r ro c a rr il (fu e re s p o n s a b le de la
construcción de la lútea que une B erlín y P o ts d a m ), supo usar su
capacidad para influir en las autoridades p o lític a s d e Frusta, co n el
fln de beneficiar el avance de las m atem áticas en Alem ania. Cuando
A b el lo visitó en su despacho en el Instituto de Industria, estaba
ocupado con unos do cu m en tos y, sin le v a n ta r la vis ta d e ellos,
pensando que el jo v e n noruego era un estudiante que solicitab a ser
exam inado para ingresar en e l instituto, c o m e n z ó sus preguntas.
Abel, que apenas sabía alemán, log ró articular las palabras: «¡N ada
de exám enes! ¡Solo m atem áticas!». En ton ces C relle levan tó la ca
beza y com enzó con su in terlocu tor una discu sión m ucho m ás re
lajada, parte en francés parte en alemán, so b re m atem áticas. Abel
había leído algunos trabajos de C relle, y este co m p ren d ió en po co
tiem po que tenía ante sí un diam ante en bruto. Durante esta con
versación, el jo v e n n oru ego se m ostró a som bra do d e que en A le
mania no existiera una revista de in vestigación d ed icad a en exclu
siva a las matemáticas, lo cual era ju sto uno de los d e s e o s íntimos
d e Crelle, quien terna previsto satisfacerlo en breve. En efecto, en
1826 C relle fundaría el Journal f ü r di-e reine und angewandte
Mathematík (c o n o c id o m ás a delan te c o m o Revista de Crelle o,
simplemente, Crelle). que fue la prim era p u blicación p eriód ica de
investigación m atem ática en A lem an ia no co n trola d a p o r ninguna
academia. A b e l publicó num erosos trabajos en ella y, d e hecho, se
considera que gracias a ellos fue rec o n o c id o en el panoram a m ate
m ático internacional. N o resulta extraño que C relle y él se hicieran
amigos con rapidez y que am bos sintieran a d m iración mutua.
Crelle no se lim itó a fom entar la difusión de los trabajos de Abel
en su revista De hecho, lo s prim eros a rtícu los que el jo v e n mate-
B
EL GENIO QUE SURGIO DEL «RIO
En efecto, la tradición im puesta durante lo s siglos xvu y xvm en
e l estudio de las series numéricas y las series d e fu n d on es se basaba
en una inquietante m escolanza d e m étodos puram ente form ales y, en
algunos casos, cálculos num éricos ex p lícitos. E sta situación queda
descrita con exactitud en la m onografía de Giovanni Ferraro (n. 1957);
El surgimiento y el desarrollo de la teoría de series hasta princi
pios de 1820, de reciente publicación, d o n d e s e afirm a lo siguiente:
y x l - l + x + - - + x n + ■■■*------ >
á 1-as
cuando b l < 1, e s to es, cu ando e l v a lo r absoluto de a; es menor que
uno (e l v a lo r a b so lu to d e un núm ero es su valor numérico sin tener
en cu en ta si es p o s it iv o o n e g a tiv o ). D icha serie, llamada «serie
g e o m é tr ic a » p o rq u e s e co rre sp o n d e con sumar lo s miembros de
una p ro g re s ió n g e o m é tr ic a d e razón x, es de vital importancia en
análisis y a q u e a p a r tir d e l estu d io d e sus propiedades se pueden
deducir n u m eroso s resu ltad os sobre los llamados «desarrollos en
series de p o t e n c ia s » (c o m o , p o r ejem plo, los desarrollos de Ta-
ylor). Para E u ler, la id en tid a d entre el miem bro de la izquierda y
el de la d e r e c h a en la fó rm u la anterior era completa, hasta el pun
to de h a cerlo s in d istin gu ib les y, en particular, se producía incluso
si la serie era d iv erg en te. D e m a re ra que sustituyendo x = - l, ob
tenía la fó rm u la (p a r a n o sotro s absurda):
A sí, d e fe n d ía que:
1 + 2 + 3 + ...= -1 / 1 2
£(1- s ) = 2 ( 2 « r c o s ía s / 2) T ( s ) ? ( s ) ,
donde
r ( s ) = / e - I a-'-‘ tfc
0
k-l tC
w*)-n i - p - '
0=l*-2*+3n-4*+..„
Existen varias formas de asociar un valor numérico a una serie divergente. Para ello,
basta introducir un criterio de sumación lineal que, cuando se aplique a una serie
convergente del tipo
recupere su valor en el sentido usual del término, que es el limite de las sumas pardales
donde S,=a 0+a,+...+ail. En cambio, la misma serle es sumable en sentido Abel si exis
te el límite
AC{a„»-Nm 2 a***-
*-0
Es fácil comprobar que C({C-l/’» = A (« - 1 )',»=l/2, por lo que cualquiera de los dos
métodos afirma la «igualdad»
Los métodos de sumación se han utilizado en contextos muy diversos. Por ejemplo,
el de Césaro garantiza la convergencia uniforme (de las medias de Césaro) de la
*«r"
/ ( a + ñ ) - / ( a ) + / ' ( a ) A + ^ ^ ñ 3+ - - f £ ^ l i ’ + -
2! n\
<1
El GENO QUE SURGIÓ OO. FRÍO
donde S4 representa un punto — cu yo va lor n o se co n o ce de ante
mano, p ero cuya existencia está garantizada— que perten ece al
intervalo abierto (a, a + h ) y al im poner ciertas condiciones sobre la
función y hacer que el grado del polinom io crezca de manera inde
finida, se obtiene el resultado deseado. Sin em bargo, cuando el teo
rema de Taylor se dedujo por primera vez, no se conocía el leorema
del va lor m edio (introducido por Cauchy en la década de 1820) y,
por tanto, este se demostraba de un m odo com pletam ente distinto.
Un casoparticu lar del teorem a de T a ylor que residí a muy im
portante es el llam ado «teo re m a del bin om io»,
in (in - 1 )( m - 2 ) -••(/ »- k+ í ) *
( l + tr)*1 *l+m .-t+ •¿r+— +
2!
/ ( 2 ,/ (a r , 2/ )) - / ( « , / ( í/,r) ) - f (x ,f { y ,z ))
- f í x , f ( z , y ) ) = f [ y , f { x , z ) ) = f {y ,f(z ,x )),
Z o ( x o y ) - z o {y o X ) = X o [y o ) 2
- x o ( z o y ) - y o (x O2 ) - y o ( z o x),
<9
EL GENIO SUE SUBGKl D & FSlO
LA DEMOSTRACIÓN DE ABEL: UNA EXHIBICIÓN DE VIRTUOSISMO
La demostración del teorema del binomio revela el dominio de Abel para manipular
cantidades complejas, y la sutileza con la que supo abordar un problema que llevaba
años dando quebraderos de cabeza a las mentes más brillantes de la época. Aquí se
muestra, por primera ve 2( el genio que fue Abel. El noruego deseaba demostrar el
teorema en su máxima generalidad, por lo que asumió que tanto x como m son nú
meros complejos y, a continuación, tras diversas manipulaciones algebraicas, des
compuso ta serie binomial en sus partes real y compleja, que se denotan aquí por
p(x) y q(x), respectivamente,
. x A rrKm-T)•■■(m-fc + 1) * . . . . .
<V<rn)*2s~----- -pCjO + rqíx),
le-O *■
para ciertos números positivos y ciertos números reales 0^, que dependen de los
valores de k y de m. A continuación com probó que
\ .,i * r
X \Jf
converge a |x| cuando k tiende a infinito, por lo que el criterio del cociente le permi
tía asegurar que si el módulo de x es mayor que 1, la serie binomial diverge, y si es
inferior a 1, converge (independientemente del valor de m ). El caso |x|= l lo estudió
aparte, y probó que si lx| = l. y x » - \ la serie converge. Además, lo mismo
sucede si y m>0, Para el resto de casos, demostró que la serie diverge.
a / (x ,y )
<r'(y) 9 'O ) ,
dx ay
t'Cn+m) = f(n K (m )
f(n + m )a F (rr)rF (m ),
en la que la función F e s tá definida para todos los puntos del plano complejo, es con
tinua, y toma valores en la recta real. En estas condiciones, las únicas soluciones de la
ecuación son de la form a F (m )=affe(m )+fi/m (m ), con a, b números reales. De manera
análoga, la ecuación funcional satisfecha por la función 4 arroja soluciones del tipo
j<m)=a/?e(m) * 2kn (aquí Re(.a*if)-a y /m(a+/fi)=p denotan, respectivamente,
las partes real e Imaginarla del número complejo a+ip).Tras ajustar todos los cálculos,
Abel desenmascaró ios valo res de a, b. a. p para concluirque si h-x=pe?' y M <1 entaices
51
0 - GENIO OUE SÚBG1Ó OÍLFW O
prop u so d e m anera ex p líc ita en una n o ta al quinto enunciado de
su fam osa lista d e prob lem as a biertos en el C ongreso Internacional
d e M atem áticos d e 1900:
= !/ W + Á 0 y f ( 0 ) ~ m = I f a - i O - m
ELGEN10QUESURGIOD& rMO 5!
A + A , que c o n tie n e un in t e r v a lo a b ie r to , es tá a co ta d a por 2M,
pu esto que si .r, y&A en ton ces
' - 4 ge •Jb1- 4 ac
4a¿ 2a
- & ± v V ~4ac
x ---------------------.
2a
E sta e x p r e s ió n p re s e n ta una p e c u lia rid a d : si la cantidad
&-4ac, llam ada «d iscrim in a n te», es cero, en ton ces la única solu
ción de la ecuación es
y * + p y + q = ( u + v j 3+ p ( u i v ) + q = u 3+ í P + (3 u v -t-p '/ u + u) +g
Se creé que esta aproximación tan buena fue obtenida mediante el proceso iterativo
de «división y valor medio».
La sucesión audloactlva
La siguiente sucesión fue propuesta por el matemático británico John Horton Conway
(n. 1937) en 1985: se empieza por cualquier número natural, por ejemplo 11, y a con
tinuación se cuentan en voz alta los grupos de dígitos que contiene el número ante
rior, «dos unos», 21, «un dos un uno», 1211, «un uno un dos dos unos». 111221,... gene
rando así la llamada sucesión «audioactiva» U 21. 1211, 111221,...
Conway se preguntó cuál seria Ja longitud L(n) del térm ino que ocupa la posición
/j-ésima en la sucesión (en el ejemplo anterior, L O ) - 2, L(2 ) - 2 , L (3 )-4 , ¿(4)=6,.„>
La sorprendente respuesta es que, salvo para la sucesión que empieza por 22 y que
es constante, la longitud L(n) para valores grandes de n es proporcional a Xn, donde
i í 3 + u3 = -q , u V
Sin Jugar a dudas, esta es una de las ecuaciones algebraicas con significado matemá
tico más extraordinarias que se conocen, Con respecto a la constante de Conway se
s3bequek= 1,303577...
Representación «n al
plano com plejo do las
solucionas de la ecuación
algebraica anterior. El
punto señ alad o a la
derecha se corresponde
e<m la co n sta n te d e
Conway.
U6 +qui - ~ - 0 ,
que se p u ed e r e e s c ñ b ir c o m o
0 3) W " § r = °-
V
-Q +
27
2
Sustituyendo en la fó rm u la p ara c 3
3 [¿ ~ + ¿
ns = - q - u i -
2 V4 27'
y~u+v= +
4. 27
b
3 / -X + -
4
se con vierte en una ecu ación red u cid a y'+pif+iin+r-Q, sin término
en y 3o equ iva len tem en te
(2 v 'f p‘
r z ) ~ ~ 9V~ r * 4
E l in gen ioso tru co d e F errari co n sistió en observar que si n»0
es solución de la sigu iente ecu a ció n cú bica auxiliar, llamada «ecua
ció n re s o lv e n te »,
(y2+b u] ~ ( ^ - z k ) ’
y, p o r tanto,
y2+f +“ -
(2+¿)3 - 8 + 12¿ + 6 i2 + i 3 - 8 + 1 2 i - 6 - f -
- 2 + l l i - 2 + l l V ^ I » 2 + V -Í2 I
Gauss probó que todo polinomio de grado n a l se anula en aJgún punto, resultado
que recibió el nombre de «teorema fundamental del álgebra». La siguiente demos
tración está basada en una idea topotóg'rca sencilla pero muy poderosa, el «número
de vueltas»: s¡ y (0). 0 £ { 0 ,2 * ] (es decir, si la función y depende de un ángulo 0 tal que
puede tomar un valor com prendido entre 0 y 2ji) es una curva cerrada en eí plano
que no pasa por el origen y $ es una elección continua del argumento (esto es, el
ángulo) de y, entonces el número de vueltas que da y alrededor del origen es
wW.ÍS ¡0 !S L .
t ¡8 EN B U S C A DE L A SO LUCIÓ N PERDIDA
«< Y J = o m /<Y)=-1 w (y > 3
U demostración del te o re m a
A partir de un polinom io con coeficientes complejos p(z) de grado n * 1y sin ninguna
0
raíz e s posible deform ar continuam ente una curva constante - ¡ j e ) en la curva Y,( ) = e "
y llegar asi a la co ntradicción 0 = rv(yo) = iv ( Y i) ” n * t - Esto prueba que todo polinomio
complejop(z) de grado n x 1 debe tener alguna raíz, que es precisamente el enuncia
do del teorema fundam ental del álgebra.
« o K - 1) * » . « 2 - • « » .
a^ = a í ai + a , a3+ - + ° n - l a, ’
a ^ i = - ( a l + “ 2+ " • + « „ ) •
2kn . 2kn . , „
= co s — -u sen — , k = 1,2 n
n n
70 E N B U S C A DE L A S O LU C IÓ N PER D ID A
En cu a n to a la r e s o lu c ió n d e la ec u a ció n general d e grado
mayor o ig u a l a c in c o , e l m a tem á tic o su izo Leonhard Euier había
publicado en 1738 su s p r o p ia s so lu c io n es a las ecuaciones d e gra
do in ferior en la s q u e d e m o s tr a b a que la solución d e la ecuación
de grado d o s p o d ía e s c r ib ir s e c o m o V r i , la d e grado tres como
tA + V 5 y la d e g r a d o c u a tro c o m o i Í A r i f B t t f c , siendo A, B, C
soluciones d e u n a «e c u a c ió n r e s o lv e n te » d e grado inferior. Con
jeturó que ta m b ié n e x is t ía u n a ecu a ción resolvente para las ecua
ciones d e g r a d o c in c o y s u p e r io r y que, p o r ejem plo, la quíntica
p o d ría r e s o l v e r s e m e d i a n t e u n a e x p r e s ió n d e la fo rm a
tfA + ÜB + y¡C + %/D, p e r o n o p u d o p rob ar este resultado.
A lexa n d re T . V a n d e rm o n d e (1735-1796), matemático, musicó
logo y p o lític o fra n c é s , in te n tó en 1770 un enfoque alternativo tra
tando de co n stru ir fó rm u la s que prod u jesen las raíces a partir de
las fu n cion es s im é t r ic a s e le m e n ta le s , lo cual funcionó para los
casos c o n o c id o s , p e r o al lle g a r a la ecu ación d e grado cinco se vio
llevado a una e c u a c ió n r e s o lv e n te d e g ra d o seis, lo que le impidió
seguir avan zan d o e n e l p r o b le m a .
El orden de un grupo
Si G es un grupo finito, se llama or
den de G a su número de elementos,
El teorema de Lagrange afirma que
en todo grupo finito el orden de cual
quiera de sus subgrupos es siempre
un divisor del orden del grupo. En
particular, si el orden de G es un nú
mero primo entonces los únicos sub
grupos de G 5 0 n los triviales. J o s e a h - L o e ií L e g ra rm e
LA DEMOSTRACIÓN DE ABEL
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retratado por o)
pintor nomego
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1826, durantí ni
«UlKll «nParts.
EN BUSCA D E L » SOLUCION'* * * *
i
r
EL DILEMA DE ULAM
El Journal tur dié reine una angewa ndte Mathematik, en cu yo prim er número,
en 1826, aparecieron hasta seis artículos de Abel, fue la la primera revista de
matemáticas de Alemania no controlada p o r ninguna academia. Poco a poco
fueron apareciendo en Europa unas cuantas publicaciones especializadas simi
lares a esta, en las que los matemáticos presentaban sus principales hallazgos.
Por tanto, para estar al corriente de las novedades en la disciplina bastaba
con acudir a la biblioteca y leer este puñado de revistas. En la actualidad la
situación es mucho más complicada. Se conoce co m o «dilema de Ulam» al
problema planteado por el matemático polaco Stanislaw Ulam (1909-7984) en
su autobiografía Aventures de un matemático:
Stanislaw Uam
(derecha) con
Richard
Feynman
(centro) y John
voti Neumann,
cerca de Los
Álamos hada
1949.
x - g a+ ^ ¡R + g s Í J ? + g 3 4 ^ * ..A g m.ii ¥ r\
-b + 'J b 2- 4 c - b - J b 2- i c
x ¡ ---------- --------- y x ¿ ------------ --------- ,
i ( x , + a 4x ¡ + . . . + a x J - % j \ + h lJ S ,
u
SI
EN BUSCA DE Í.A SOLUCIÓN « * 0®*
UNA SOLUCIÓN A LO IRRESOLUBLE
A p e s a r d e su e s p e c ta c u la r id a d , e l r e s u lta d o de A b e l de 1824, y
su v e rsió n a m p lia d a d e 1825, p r o b a b a n s o la m e n te q u e no existía
una fórm u la pa ra r e s o lv e r m e d ia n te r a d ic a le s la ecuación general
d e q u in to g r a d o 3x ^ + a ^ + a lx + a l)=0. S in embargo, eso
n o im p lic a b a q u e u na e c u a c ió n p a r tic u la r c o m o re5- 3=0 no
p u d ie s e s e r r e s u e lta c o n e s te m é t o d o . D e h e c h o , se sabía que
cie rta s ec u a cio n es c o m o x " - 1=0 s í e ra n re s o lu b les p o r radicales
p a ra cu a lqu ier n ú m ero n a tu ra l n . P e o r aún, e l h a lla z g o d e Abel
ni siq u iera im p lic a b a que e x is t ie s e a lg u n a e c u a c ió n «particular»
que n o p u diese s e r res u e lta p o r r a d ic a le s . T a l v e z siem pre hubie
se una fó rm u la v á lid a , p e ro d is tin ta p a r a c a d a ec u a ció n particu
lar, d e m an era q u e n o e x is t ie s e u n a m is m a e x p r e s ió n para resol
ve rla s todas.
A b e l estaba fascinarlo p o r la t e o r ía de la s ec u a cion es y, cons
c ie n te de las lim ita cio n es d e su te o r e m a d e im posibilidad, comen
zó a estudiar c o n d ic io n es q u e gara n tiza sen q u e una ecuación par
ticular fu ese res o lu b le p o r rad ica les. E ste tra b a jo cristalizó en su
«M e m o r ia s o b re u n a c la s e d e e c u a c io n e s re s o lu b le s algebraica
m en te», escrita en 1828 y p u b lic a d a en Crelle en 1829, p o c o antes
d e su m uerte. E l p rin cip a l resu ltad o d e A b e l e n esta memoria ga
rantizaba que una e c u a ció n d e g r a d o n c o n ra íc es <*,, a ¡ , ..., a , era
resolu b le p o r rad ica les si to d a s la s ra íc e s eran expresab les como
fu n c io n e s r a c io n a le s a p a r t ir d e u n a s o la d e e lla s, es decir,
a =12.(0,) sien do R. una fu n c ió n racion a l, y adem ás para cada par
i y j se cu m plía que
R t R / a ^ R / R 'í n j ) .
A c o n te cim ie n to s tu rb u le n to s
En julio de 1830 estalló una revolución en París y el rey CarlosXhuyóde Fran
cia. Galois fue expulsado d e la Escuela Normal después de escribir una certa
al d ire cto r quejándose de que impedía a sus estudiantes sumarse a la revolu
ción. Se u nió entonces a la Artillería de la Guardia Nacional, una milicia repu
blicana, que p ro n to seria abolida p o r el nuevo rey. Luis Felipe Durante este
periodo Galois in g re só dos veces en prisión. A finales de meyo de 1832 lúe
herido de m uerte en un duelo cuyas causas nunca han sido adaradas, pero que
se su pone relacionado con una mujer de la que se había enamorado. Lanoche
antes del due lo, consciente de que su final era inminente, escribió frenética
mente to d o lo que sabia sobre la resolución de ecuaciones por radicales. En
1846, Joseph L iouville publicó en su revista la solución completa de Galois.
*
" f\xS
puede aplicarse en el plano complejo para aproximarlas raíces de un polino
mio. Com o el teorema fundamental de! álgebra garantiza que un polinomio
cié grado n tie ne n raíces complejas, es natural preguntarse a qué rafeconver
gerá el m étodo empezando en un punto arbitrario x0del plano complejo, Si
se pintan del m ismo color todos los puntos que convergen a ía misma raízse
obtiene la «cuenca de atracción» de dicha raíz, Podría pensarse, desde un
punto de vista geom étrico, que cada punto converge a la raíz máspróxima,
pero la situación se complica en el borde de estas regiones, dando lugar a
complicadas y bellas figuras fractales. Los fractales, de acuerde con el térmi
no acuñado por el matemático francopolaco Benoít Mandelbrot 0924*2010)
en 1978, son objetos geométricos Irregulares y autosemejantes, que repiten
su estructura a distintas escalas.
1=0
Cutncas de atracción de **-
85
EN BUSCA 0 € L * SOLUCIÓN PEWJOA
creada p o r G alois p e rm itió en c o n tra r p o r v e z prim era ecuación^
particulares que n o eran reso lu bles p o r rad ica les, una tarea en la
que A b e l n o había log rad o el éx ito .
* - 2 c o s g ),
— at„ / (* .)
n *.?
que co n ve rg e a gTan v e lo c id a d a la solución siempre que el valor
inicial i 0se e lija s u fic ie n te m e n te cerca, En la película^/ Blackjwk
se dice q u e N e w t o n le r o b ó e l m éto d o a Joseph Raphson (1668-
1715) p orqu e e s te ú ltim o lo p u b lic ó cincuenta años antes. Aunque
es cierto, se s a b e q u e N e w t o n había descubierto elraétodo para el
caso p o lin o m ia l a n te s q u e R a p h son y que este lo extendió al caso
general, p o r lo q u e e s c o r r e c t o y ju sto denominarlo cea el nombre
de ambos.
DOS HOMBRES Y U N G R A N D PRIX: AB EL, JAC OB! Y LA TEO RIA DE LAS FUNCIONES 6¡JPT!CAS 93
OBTENCIÓN DE LAS FUNCIONES TRIGONOMÉTRICAS INVERSAS
Sí se tiene en cuenta que la longitud de una curva plana o (f) - (x (f).y ( 0 ) entre los
puntos o ( y y a(f,) viene dada por la expresión
donde Y (f) e / ( O son las derivadas de las com ponentes de la curva a(f). y sé para-
metriza la circunferencia de radio unidad entre los puntos de ordenadas y=Oey=sene
mediante la curva K y ) « ( , / l - y J,y ), la longitud L d e dicho segmento de circunferen
cia viene dada por
El mismo cálculo, realizado esta vez con la param etrizacidn <p(f)=(cost, sení) entre
los puntos t= 0 y t =9, proporciona el valor
T = J r /( ^ e ñ t7 + ( c ó s í7 d ¡= /( /t = B
O O
d o n d e fc2 - -
b‘
Si se d e fin e u n a n u e v a v a r ia b le z c o m o 2 = sen í, por lo que
dz*costdt~ dt, de donde se despeja dt
dos HOMBRES Y UN GRAND PR1X: ABEL, JACOBI Y LA TEORÍA OE LAS FUNCIONES BJPTCAS
RECTIFICACIÓN DE CURVAS
g fr ) .
%/í
DOS HOMBRES V U N G R AND PR1X: ABEL, JACO BI V L A TEO R IA OE LAS PUNCIONES ELIPTICAS
Las in tegrales de este tip o aparecen también en la rectificación
de otras cu rva s a lgeb ra ica s. P o r ejemplo, Fagnano estudió la lan-
niscata (fig u r a 3 ), una c u rva que matemáticamente se expresará
diferente según s i s e u tilizan coordenadas cartesianas
o coordenadas p o la r e s
r*= cos(20).
(x 2+ y 2) 2 “ x2- y 2
r / r 3= a 2 (2 a 2 = 1 )
LA APORTACIÓN DE LEGENDRE
pQ )
/ dx,
sO )
P (x ) r jx )
= c (x ) +
? (* ) q {x Y
Al Bux x C u
------ - — r y d e la fo rm a
( x - r ty ( x 2+ aux - b h)'
r di *, fd - f Q di
»v a - i 2) y l ( i x i a 2) j a - ñ t i - k V )
$ n ffl ♦ y— ■ ■ .
m ,k )
o V l - * s e n 20 o
‘ da
o (1 + n s err 0)-/l - á 2s e n V
EL PÉNDULO SIMPLE
i»
OOS HOMBRES Y U N G R A N D PRIX: A B E N JAC O B! Y L A TEORIA DE LAS FUNCIONE OM ICAS
H M W
r - —
y sus corolarios, las fórmulas del ángulo doble y del ángulo m itad (poreiem-
plo, cos20= cos’ 0 - sen'o). Una form a elegante de d ed u cir estas fórmulas
consiste en observar que la m atriz (un c o njunto de números agrupados en
filas y columnas dispuestas sobre una tabla rectangular) asociada a/?,, don
de R representa la rotación del plano (en sentido antihorario) de un ángulo
0, viene dada por
cose -sene
sene cose.
Al componer dos rotaciones, los ángulos se suman (prim ero se rota un ángu
lo y a continuación el siguiente) y, como consecuencia, el producto de las
matrices asociadas a dos rotaciones coincide con la m atriz asociada a la ro
tación de la suma de sus ángulos, por lo que
coste+<p) -sen(0+p)
servís - c ) coste+g>) I
102 DOS HOMBRES Y UN G R AN O PRIK: ABEL, JACO B! Y LA TEO R IA OE LAS FUNCIONES ELIPTICAS
el que la v a r illa s e e n c u e n tr a alin eada " ------------
con la fu e r z a d e la g r a v e d a d d e b e resti- *
tuirse en e n e r g ía p o te n c ia l y, p o r tanto, .... i .
la varilla su b irá h a s ta o c u p a r la m ism a l
altura d e sd e la q u e se d e jó ca er e l peso B \
inidalm ente, y e l m o v im ie n to se repro- ■\ \
ducirá d e n u evo, p e r o en se n tid o inverso \ \
hasta que e l p e s o v u e lv a a o cu p ar su po- \ Y
sición in icial ( v é a s e la fig u ra 4). \ \
S is e c o n o c e e l á n g u lo d e sd e el cual \ \
se suelta e l p e s o , u n a p r e g u n ta intere- T'-.. . \\
sante es, p u es , c u á l v a a s e r e l p e río d o ....
^resultante, e s t o e s , e l tie m p o m ín im o .............. \
entre dos in s ta n te s e n lo s q u e e l péndu- ■ a
lo se en cu en tra e n la m is m a p o sició n y tí
con la m ism a v e lo c id a d . P a r a responder, ■ \í
es necesario r e a liz a r a lg u n o s cá lcu los • \
sencillos. M u lt ip lic a n d o la e c u a c ió n ■
del m o v im ie n to p o r 9 '( í ) e integran do,
se obtiene q u e
DUflMnüd»
péndulo(impla.
donde c es u na c o n s ta n te d e s c o n o c id a Ahora bien, si 0(0)=a es
el ángulo m á x im o d e l p é n d u lo , entonces
Se sigue que
2 I
----------- p a i — —
3 sen — sen2-
2 Z)
104 DOS HOMBRES V UN GRANBPHIX; ABEL. JACOBI V LA TEORIA DE LAS FUNCIONES ELÍPTICAS
que, d e b id o a su s s im e tr ía s , con sid erab a más interesante que
]a fo rm a c a n ó n ic a p r o p u e s t a p o r Legendre para estas fun
ciones. E n to n c e s s e p la n t e ó in v e s tig a r la función ó ® tal que
t}(n(x)y~x. En o t r a s p a la b ra s , s e ocupó del problema de la inver
sión de la fu n c ió n a f i r ) , b u sc a n d o la función <pfir) que resolvía
la ecuación
Ui,
o \j(Í-ch*Xl+eH2)
— = ’f dt
2 ” o yj(l-c‘t‘XUelt2) ’
, , _ t (a )/ (P )/ - íP )«# P )/ (« )f(Q )
* W " 1+ c W ( « ) 4 2(P )
a {x ) - ¡ ~ r - - dt :
J»V(l-e¥ )(l+e¥ )
toe O OS HOMBRES Y 'JN G R AND PRIX: ABEL, JAC O BI Y L A TEORIA CE LAS FUNCIONES ELIPTICAS
LIOUVILLE Y LAS FUNCIONES ELIPTICAS
. 0, pare A-U....*
' 2* 2n
e o s ----, sen —
( m m )■
Se trataba de un p r o b le m a q u e s e h a b ía p la n tea d o en la Grecia
clásica, p e rm a n ecien d o a b ie r to h asta la lle g a d a de Gauss, quien,
en sus LHsqvisüiones arithmeticae, h a bía estu dia do el problema
de clasificar lo s p o líg o n o s reg u la res que se podían construir con
r e g la y compás. Gauss d e m o stró que s i » i = 2 tp ]p ,...p ( para ciertos
fc > 0 y íaO , donde to d o s lo s n ú m ero s pi eran prim os de la forma
p; = 2 8' + l para algún v a lo r e n te ro n > 0 (p rim o s de Fermat), en
tonces el p o lígo n o regu lar d e rn la d os se p u ed e construir con regla
y compás. El m atem á tico alem án a firm ó que su condición es tam
bién necesaria, p e ro n o lle g ó a p ro b a rlo . L a dem ostración de este
hecho llegaría de m anos d e l fra n cés F ierre W antzel (1814-1848) en
1837. A b e l se o b ses io n ó c o n r e s o lv e r e l p ro b lem a correspondien
te pa ra la lem n iscata, y e s o le lle v ó a e s tu d ia r ( y solucionar) el
prob lem a de la d ivisión para las fu n c ion es $ que acababa de intro
ducir y a aplicar sus resultados a l c a s o e= c= 1, que es e l que apare
ce en la rectifica ción de la lem niscata. En su artículo, Abel com
prob ó que los puntos q u e d ividen la lem niscata en n partes iguales
se pueden construir co n reg la y com p ás si n se descompone como
producto de una potencia entera de 2 y un núm ero finito de primos
de Ferm at distintos d o s a dos. Es d ecir, n = 2lp lp2...pl conloO ,
t iO y p ¡,...,pl prim os d e F erm at distintos. D e nuevo, la necesidad
de esta condición tu vo que esp era r bastante tiem p o para ser com
p rob ad a Fu e e l estadounidense M ich a el R o sen (n. 1938) quien, en
1981, lo res o lvió usando la t e o r ía de cu erp o s d e clase, una rama
avanzada de la teoría de nú m eros algebraicos. U na prueba elemen
tal del resultado, basada en la d em ostración d e que ciertos polino
m ios son irreducibles, fu e pu blicada p o r lo s m atem áticos estadou
nidenses David A C o x (n. 1948) y T r e v o r H y d e (n. 1990) en 2014,
en e l Journal o f Number Theory, una de las revistas más presti
giosas de teoría de núm eros en la actualidad. Es curioso el proti-
toe DOS HOMBRES V UN GRANO PRPX: ABEL. JACOBI ¥ LA TEO RÍA OE LAS FUNCIONES ELÍPTICAS
gonismo que t ie n e n lo s p r im o s de Ferm at en estos resultados.
Recuérdese, a d em á s, q u e ex isten numerosos problemas abiertos
relacionados c o n es ta s u ce sió n de números. Por ejemplo, no se
sabe si h a y in fin ito s p r im o s de Ferm at y, de hecho, también se
desconoce si la s u c e s ió n d e núm eros d e la forma 22’ t l contiene
infinitos n ú m eros co m p u e sto s.
Cuando A b e l r e s o lv ió e l p rob lem a de la división para lalein-
niseata, e s c r ib ió en tu sia sm a d o a Holm boe: «Ahora trae he resuel
to el m isterio q u e r e p o s a b a s o b re la teoría de Gauss para el pro
blema de la d iv is ió n e n la circunferencia, veo con la claridad de
la luz del d ía c ó m o ll e g ó a llí» , y lu ego añadía: «Todo lo que he
escrito so b re la le m n is c a ta es e l fru to de mis esfuerzos en lateo-
ría de ec u a cio n es ». E n e fe c to , la teoría que había desarrollado era
una m e z c la d o la t e o r ía d e fu n c ion es elípticas y su teoría de ecua
ciones.
Las « In v e s t ig a c io n e s s o b r e las funciones elípticas» de Abel
contenían, a d e m á s d e lo s res u lta d o s que se acaban de exponer,
una serie d e t e o r e m a s b a sta n te técn icos dedicados a desarrollar
las funciones e líp tic a s c o m o se ries infinitas y productos infinitos,
que eran té cn ica s d e r e p re s e n ta c ió n d e funciones a Jas que los
matemáticos d e la é p o c a estaban acostumbrados. Aestas técnicas
añadió el uso s is te m á tic o d e la s ecuaciones fundonaies. Y, poste
riormente, en su «R e s u m e n de una teoría de fundones elípticas»,
de 1829, in c o rp o ró a su lista d e m étodos de describir las funciones
elípticas la d e d e s a r r o lla r la s c o m o un cociente de dos series de
potencias. T o d o s e s to s m é to d o s tenían elobjetivode exponer di
ferentes form a s d e r e p re s e n ta r la misma función, lo cual servía sin
duda alguna p a ra su a n á lis is d e sd e distintas perspectivas, según
el gusto y lo s c o n o c im ie n to s de quien las fuera a estudiar. En este
punto hay que d e c ir q u e, a d iferen cia de lo que había sucedido con
su trabajo so b re el te o r e m a d e l binom io, Abel no fue especialmen
te preciso ni m o s tró e x c e s iv o cuidado en los aspectos relacionados
con la co n ve rg e n cia d e lo s p r o c e s o s infinitos que utilizó para es
tudiar las fu n c io n e s e líp tic a s . Se d e jó llevar en este caso por la
tradición h ereda da d e lo s tiem p o s de Euler, ya que su interés por
obtener n u evos re s u lta d o s so b rep asó a su celo a la hora de cuidar
el rigor y los d etalles.
/ R (t.y)d t,
no DOS HOMBRES Y UN GRANO PRIX: ABEL. JACO B! Y LA TEO RÍA DE LAS FUNCIONES ELIPTICAS
Estas in tegrales, llam adas «abelianas» en honor a Abel, gene
ralizan las e líp tic a s e hiperelíp ticas, que sontos que se correspon
den can una e c u a c ió n d e l t ip o / (í, y)=yl-P(t), donde P(t) es un
polinomio d e g ra d o 3 o 4 (e n el caso elíptico) o de grado mayor que
4 (en el caso h ip e r e líp tic o ). O bsérvese que la ecuación/(o-, y)=ü
define una cu rva a lg e b r a ic a plana que generaliza la lemniscata
(cuya ecuación v ie n e da da p o r ú ~ - y*)1= xz~y‘ o, equivalente
mente, y1+Í2X2 + 1 ) y*+ x*-xP= 0).
5(^ R { Xfy - ) d y , - + S ^ H {x ,y )d y ,
donde los lím ites in ferio res se consideran fijos (pero arbitrarios) y
las integrales se ca lcu la n s o b r e la curva C, se expresa como una
función elem ental en térm in os de las variables x ..... .. y¡ r yt más
una suma del tipo
f (* '* ) R ( x , y ) d y + - + f w R{x,y)dy,
til
DOS HOMBRES Y UN G R ANO PRIX ; ABEL. JACQB1 Y LA TEORÍA DE LAS FUNCIONES ELÍPTICAS
donde zp son va lores que v e rifica n una ecuación algebraica
en la va ria b le z cu y os c o e fic ie n te s son fu n c ion es racionales de
x v ,..,x k, y y k, y lo s v a lo res s,,..., sv se ob tienen a partir de los
va lores z ,,..., z f y de la ex ige n cia d e que e l pu nto (z., s,) pertenez
ca a la cu rva C. Las rela cion es a sí esta b lecid as en tre las coorde
nadas y la s c o o r d e n a d a s z ,,..., zp, sv...,sf deter
minan, además, lo s lím ites in feriores d e la s p integrales ultimase»
térm inos d e los lím ites in feriores d e la s k integrales iniciales.
112 DOS HOMBRES V U N GRANE» PR1X'. A B E L JACOB! 'í LA TEORÍA DE LAS FUNCIONES ELÍPTICAS
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S Y UN G R AN O PRIX: ABEL, J ACOBf V LA TEORÍA DE LAS FUNDONES E
¿QUÉ ES ÉL GÉNERO DE U N A CURVA?
No hay duda de que posee un gran talento, pero desde que llegó aqui
ha logrado que casi todo el mundo se considere su enemigo, porque
a todos y cada uno les ha dicho algo desagradable, y lo ha hecho de
tal modo que ninguno podrá olvidarlo. Aun así, confío que con el
tiempo se olviden todas estas estupideces y no se mencionen más.
Conmigo se ha comportado siempre de manera correcta...
Hay que d e cir que, en efecto, con el paso de los años, Jacobí
abandonaría de form a gradual sus actitudes arrogantes y que, en
el caso que aquí nos ocupa — la relación de competencia que man
tu vo co n A b el en to m o a las fu n c ion es elípticas— , siempre se
expresó correctam ente e, incluso, m ostró adm iración por el tra
bajo d e A b el (y lo m ism o sucedió p o r parte del jo v en noruego).
Tanto Jacob! co m o A b e l habían estudiado la obradeLegendre.
Aunque a Jacobí la lectura no le resultó inspiradora y, de hecho,
estuvo tentado de abandonar el tema. Sin embargo, poco antes de
d e vo lv er el libro de Legendre a la b ib lioteca porque le resultaba
pesado, tuvo un m om ento d e inspiración que le perm itió redactar
dos pequeños artículos para la revista del astrónom o danés y ale
mán Heinrich Christian Schumacher, Astmnomische Nachrichten.
Schum acher tu vo dudas sobre el tra ba jo de Jacobi ya que
anunciaban varios resultados, p e ro no contenía las pruebas. No
era, pues, el tipo de estudio que a él le hubiera gustado publicar.
C om o no era ex p erto en el tema, p e ro sabía de buena tinta que
Gauss se había dedicado a trabajar en este ám bito y que erareacio
a publicar, tuvo la idea de preguntarle su opinión. Gauss reaccionó
diciéndole que, en efecto, los resultados d e Jacobi eran ciertas, y
que lo sabía porque constituían parte de otros que él había logrado
demostrar pero que aún no había som etido a publicación. Además,
le ro g ó que, p o r favor, no le rem itiera más artículos de este tipoen
el futuro. Schumacher, contrariado por la agria respuesta de Gauss,
116 DOS HOMBRES Y UN GRANO PRIX: ABEE, JACOB! Y LA 7EORÍA DE LAS PUNCIONES ELÍPTICAS
CARL GUSTAV JACOB JACOBI
**4 hombres V UN GRAND PfilX: ABEL JACOBI Y LA TEORÍA DC LAS PUNCIONES ELIPTICAS 117
vida, energía y paz. Por tanto, no puedo ser indiferente a que alguien
pueda acusarme de que algunas partes de dicho trabajo las haya
conocido mediante comunicaciones privadas.
120 DOS HOMBBES V UN GRAMO PRIX: ASEL. M C O B I Y LA TEORÍA DE LAS FUNCIONES ELIPTICAS
en 1904 una b io g r a fía d e Jacob i, llegaría a afirmar; «E s un hedió
peculiar que lo s tra b a jo s d e A b e l, que estaban claramente conce
bidos, bien e s c r it o s y o r d e n a d o s co n lucidez, resultaran menos
^cesibles que lo s d e J a c o b i p a ra el mundo matemático». Hay que
decir, de todas fo rm a s, que a finales de la década de 1820 Legendre
ya era con scien te d e l v a lo r d e las contribuciones de Abe), y se lo
hizo saber, e x p r e s á n d o le su a dm iración no solo por carta sino
también de fo rm a pú b lica, en la A cadem ia de Ciencias (como había
hecho antes co n J a c o b i). P o r su parte, Schumacher expresó rede-
jadas veces a G au ss su d e s e o d e que hiciera públicas sus contri
buciones, pu es e s ta b a c o n v e n c id o de la superioridad de las mis
mas, aun sin h a b e rla s v is to . E n u na carta a Gauss, le comentaba
que sabía, p o r b o c a d e H ansteen, q u e A b el había empalidecido tras
leer el tercer tra b a jo d e J a co b i, y había necesitado beber un licor
amargo para re p o n e r s e . Y , a continuación, pedía a Gauss que pu
blicara sus ideas, a lo q u e añadía, en ton o sarcástico: «Abel nece
sitará más lic o r c u a n d o le a tus tra ba jos». Probablemente este co
mentario d e S c h u m a c h e r s e b a sa b a en la afirmación previa de
Gauss de que A b e l h a b ía d e s a rro lla d o solo un tercio de lo que él
ya había lo g ra d o en 1798. S in em bargo, aquí es Gauss quien sub
estimaba a A b e l ( o se s o b r e v a lo r a b a a sí mismo).
Hay que d e c ir q u e J a c o b i tu v o una actitud ambivalente con
la obra de A b el. S i bien es c ie r to que en sus comunicaciones pri
vadas— fu n d a m e n ta lm e n te a tra v é s de cartas— lo alababa, por
olía parte, s o b re to d o en su s p rim era s contribuciones al tema, se
mostraba m u y r e t ic e n t e a c it a r le en sus artículos. También es
indiscutible que fu e é l q u ien , tras c o n o ce r la existencia de la «Me
moria de P a r ís » d e A b e l, e s c r ib ió a Legendre pidiéndole explica
ciones de p o r qué d ic h o m a n u s crito no había tenido ya una res
puesta. Y, d e h e c h o , fu e r o n sus p alabras las que movieron de
nuevo la m aqu inaria d e la A c a d e m ia de Ciencias para tomar una
decisión so b re ella . A d e m á s , cu an do Crelie, que era consciente
de la grave s itu a c ió n d e p r e c a rie d a d económ ica en la que se en
contraba A bel, d e c id ió d e s a r ro lla r una campaña en su favor con
la idea de en con trar u na p o s ic ió n para él en Berlín, Jacobi no dudó
en contribuir c o n su o p in ió n fa v o ra b le , redactando para Crelie
una carta d e r e c o m e n d a c ió n en la que afirmaba:
“ 05 HOMBRES Y UN GRAND PRIX: ABEL. JACOBI Y LA TEORIA OEIAS FUNCIONES ELIPTICAS 121
Abel, de manera muy diferente a com o lo he hecho yo, ha llegado a
mi teoría de la transformación, en la cual y o le anticipé, del mismo
modo en que él se ha anticipado a mí e n machos otros temas. En tu
revista apare ció un artículo de Abel donde se demuestra qne nuestra
teoríade la transformación es exhaustiva y conclusiva Considero su
demostración una de las obras maestras más hermosas del análisis
E s a s m is m a s N a v id a d e s A b e l h a b ía v ia ja d o d e s d e Oslo, ciudad
e n la q u e s e e n c o n t r a b a s o l o , h a s ta F r o l a n d , d o n d e a d e m á s e
e s t a r c e r c a d e v a r io s d e su s a m ig o s , p o d ía p a s a r la s fies ta s con
n o v i a A n t e s d e p a r t ir y a s e e n c o n t r a b a e n f e r m o y e l m é d ico e
724
O O S HOMBRES Y U N G ftAND PRIX: A BEL. JACOBS Y L A TEORÍA DE LAS FUNCIONES £
r
E l legado de Abel
a LEGADO D£AB&
traria sea expresable en form a fin ita, su maravilloso descubrí,
miento de una propiedad general com partida por todas las fin.
ciones que son integrales de funciones algebraicas, etc.— son
cuestiones de una naturaleza que era peculiar suya, nadie antesni*
él se había atrevido a plantearlas. Él se ha ido, pero ha dejado mu
gran inspiración
B . LEGADO DE ABEL U1
representa a A b e l c o m o una fig u ra rom án tica, con e l pelo ondean,
d o a l Mentó, y que se m an tien e d e p ie so b re d o s figuras tumbadas
que s im b o liza n los g e n io s d e l e s p ír itu y d e l pensamiento. Abel,
ju n to co n GaJois, es e l p r o to tip o d e g e n io m atem ático romántico,
y e s ta v is ió n id e a liz a d a es la que r e a lz a la escultura de Vigeland,
aunque no to d o s e s tu v ie r a n d e a cu erd o. E n particular, el inflo-
y en te m a tem á tic o a lem á n F é lix K le in c r itic ó la obra de Vigeland,
en c o m p a ra ció n c o n la e s ta tu a d e M o z a r t en Viena, en estos tér
m inos:
132 EL LEG AD O DE A S E L
tenario de su n a c im ie n to — « [ . ..] tan gran modestia quizá no enca
ja en e s t e m u n d o , t a m b ié n p u e d e ser vista com o una
debilidad»— p o d r ía n s e r aplica d a s al propio Sylow, La mayor
parte de su v id a o c u p ó c a rg o s inferiores a su categoría como ma
temático, y h a s ta lo s s e s e n ta y cin co años no obtuvo un puesto
permanente en la u n iversid a d . Sus resultados más conocidos son
los fumados te o r e m a s d e S y lo w en teoría de grupos. Cauchy había
piobado un r e c íp r o c o p a rc ia l del teorem a de Lagrange, en concre
to, si G es un g ru p o fin ito c u y o orden es divisible por un número
primoP, en to n ces O tie n e un elem ento de orden p. Sylow genera
lizó este resu ltad o d e m o stra n d o que si p ” es la mayor potencia del
primo? que d iv id e al o r d e n d e l grupo G, entonces G tiene subgro-
posde orden p". E n tre 1871 y 1881, S ylow y Sophus Lie realtearon
una nueva e d ic ió n d e la s o b ra s completas de Abel en la que indu-
yeron material q u e n o h a b ía s id o utilizado por Holmboe enlaedi-
ción de 1839.
Sophus L ie (18 42 -189 9). Posiblem ente sea el matemático no-
mego de m a y o r r e n o m b r e desp u és de Abel. Lie estudió en la Uni
versidad d e C r is tia n ía , d o n d e re c ib ió clases de Sylow sobre la
teoría de e c u a c io n e s a lg e b ra ic a s desarrollada por Abel y Galois,
Se graduó sin d e m o s tr a r e s p e c ia l interés ni talento por ¡as mate
máticas, hasta q u e en 1867 fu e deslumbrado por una idea y decidió
convertirse en m a te m á tic o . A l igual que Abel, consiguió una ayu
da estatal para v is ita r lo s p rin c ip a les centros matemáticos míen
nacionales: B e r lín , d o n d e c o n g e n ió con Emst Kummer(1810-
1893) y F é lix K le in , y P a r ís , ciu d a d en la que conoció a Gastón
Darboux (1842-1917), M ic h e l C hasles (1793-1880) yCamiUe Jor
dán (1838-1922). L ie e s ta b a en Pa rís cuando estalló la guerra
tranco-prusiana d e 1870. E n su huida de Francia a través de Italia
fuedetenido a cu sa d o d e s e r un espía alem án— para los franceses,
sus notas m a tem á tic a s era n la pru eb a irrefutable de que transmi
tía mensajes s e c r e to s c o d ific a d o s — y solo la intervención de Dar-
botix lo libró d e la cá rce l. E l m a y o r interés de U e fueron las ecua
ciones diferen ciales, p a ra las que aspiraba crear una teoría similar
alaque Galois h a b ía c o n s tr u id o pa ra las ecuaciones algebraicas.
Estudió en p r o fu n d id a d lo s g ru p o s de transformaciones conti
nuas, dando o r ig e n a lo s lla m a d o s «grupos de Lie». Editó, junto
EL LEGADO DE A ® .
con Sylow, las Obras Completas de A b e l de 1881, aunque Lie siem
pre afirm ó que la m ayor parte del trabajo había sid o llevado acabo
p o r Sylow.
Magnus G esta M ittag-Leffler (1846-1927). N a c ió en Estocolmo
y fue profundam ente in flu en ciado p o r su m ad re y fam ilia materna,
hasta el punto d e que a lo s v e in te años d e c id ió añadir a sunombre
e l a pellid o d e so lte ra de su m ad re: M ittag. D espu és de presentar
su tesis d o c to ra l, r e a liz ó u na e s ta n c ia de tre s años en París y
B erlín , d o n d e c o n o c ió a C h a rle s fle r m it e y K a rl Weierstrass
(1815-1897) y p e r c ib ió la im p o rta n cia d e la colaboración interna
cional en m atem áticas. En 1882 fu n d ó la revista Acta Mathern-
tica, que sigu e sie n d o en la a ctu a lid a d una de las revistas mate
m á tica s m ás p r e s t ig io s a s e in flu y e n te s d e l m undo. En 1916,
M ittag-Leffler y su m u jer leg a ro n su casa y su m agnífica biblioteca
en Djursholm , en la s a fu eras d e E s to c o lm o , a la Academ ia Sueca
de Ciencias, d o n d e h o y se lev a n ta el In stitu to Mittag-Leffler, uno
de los centros pu nteros en in v estig a c ión m atem ática. En palabras
del m a tem á tic o b r itá n ic o G o d fr e y H, H ardy, «M ittag-Leffler fue
un h om b re n o ta b le en m u ch os se n tid os. F u e un matemático de
prim era fila, cu yas c o n trib u c io n e s al análisis se han vuelto clási
cas, y d esem p eñ ó un p a p e l im p orta n te en la inspiración de la in
vestigación p o sterior; fu e un h o m b re de fu erte personalidad con
una intensa d e v o c ió n p o r su o b je t o d e estu dio; y terna la persis
tencia, la p o s ic ió n y lo s m e d io s p a ra h a ce r v a le r su entusiasmo».
EL PREMIO ABEL
2“ " * • * > „
1908porit
•scultor Gurt,*
Vl9*!and (T86j-
mj).
'
13S
EL LEGADO DE A # 1-
donación d e l B an co N a c io n a l d e S u e c ia a la Fundación Nobelej
Matemáticas.
L a ausencia d e un p re m io N o b e l en M atem áticas siempre
sido un asunto p o lém ico . S e ha apu ntado, c o m o posible causa, |j
m ala relación ex is te n te e n tre A lfr e d N o b e l y Mittag-Lefflei,
habría llev a d o a l p rim e ro a no q u e re r e s ta b le c e r un premio
podría haber sid o ganado p o r e l segu n d o, aunque lo más probable
es que ai pragm ático h om b re que era A lfr e d N o b e l ¡as matemáticas
le pareciesen d em asiad o te ó r ic a s y ca re n te s de aplicación en e|
mundo real.
B . VAGADO 0ÉA9R «7
La m em oria d e A b e l sig u ió v iv a en N oruega. P o r ejemplo, su
rostro fu e im p res o en u n s e llo c o n m o t iv o d e l centenario de su
muerte en 1929 — un p riv ile g io que s o lo habían disfrutado hasta la
fecha la fam ilia real y e l d ra m a tu rg o H en rik Ibsen (1828-1906)—,
y en 19-18 su retrato a p a re c ió e n e l b ille te d e 500 coronas. También
se han escrito distintas b io g ra fía s s o b re la v id a de Abel, siéndolas
más com pletas la d e 0 y s te in O re (1899-1968), Hids Henrik Abti,
Maihematician Extraordinary (19 57 ), y A r ild Stubhaug (n 1948),
Niels Henrik Abel and, kis Times (2000).
En 2000, en v ís p e r a s d e l b ic e n t e n a r io d e l nacimiento del
m atem ático, to m ó fu e r z a d e n u e v o la id e a de cre a r un premio
A b el en M atem áticas, E s ta v e z la id e a fru c tific ó , y al año siguien
te el g ob iern o n o r u e g o a n u n c ió la c r e a c ió n de un fondo de 200
m illo n e s d e c o r o n a s (a p r o x im a d a m e n te 22 m illones de euros)
a d m in is tra d o p o r e l M in is t e r io d e E d u c a c ió n y cuyo retomo
anual s e ría c o n c e d id o a la A c a d e m ia N o ru e g a d e Ciencias y Le
tra s pa ra o to rg a r e l p re m io A b e l a una o m ás personalidades por
sus c o n trib u c io n es e x c e p c io n a le s a la s m atem áticas. La crea
ció n d e l p r e m io a lc a n z ó u n a m p lio c o n s e n s o político, tal vez
porqu e u no de 6us o b je t iv o s e x p líc it o s era e le v a r la considera
c ió n s o c ia l d e e s ta d is c ip lin a y a t r a e r h a c ia e lla el interés de
niños y jó v e n e s .
138 EL LEGADO OE AB EL
EL TEOREM A DEL NUM ERO PRIMO
EL LEGADO 06 ABR. 09
sus principales con trib u cion es fu eron en la teoría de números: el
estudio de lo s ceros de la fu n ción z e ta d e Riemann, métodos de
criba, la dem ostración elem en tal del teorem a del número primoy
la fórmula de la traza, entre otros. S elberg obtuvo la medalla Fields
en 1950, y gozaba de gran p re stigio y autoridad dentro de la comu
nidad matemática.
En el prim er a ñ o d e su co n c e s ió n regular, 2003, se premióal
francés Jean-Pierre Serre (n . 1926), un gigante d e las matemáticas
del siglo xx que h a bía s id o el m iem b ro m ás jo v en del mítico co
lectivo de m atem áticos fra n ceses Bourbaki. En 1954 se había con
ve rtid o tam bién en e l m a tem á tic o m ás jo v e n hasta entonces en
recibir la m edalla Fields. Las con trib u cion es de Serre a la topolo
gía, la geom etría a lgebraica y la teo ría d e núm eros son numerosas
y profundas. En particular su trabajo en teo ría de números exten
d ió la s ideas in trodu cid as p o r A b e l en su dem ostración de la im
posibilidad de res o lv e r la ec u a ció n d e quinto grado por radicales.
Serre tam bién había s id o n om b ra d o d o c to r honoris causa porte
Universidad de O slo en 2002, en co n ex ió n con el bicentenariodel
nacim iento de A bel.
En 2004 el p re m io A b e l fu e c o n c e d id o conjuntamente al ma
tem ático b ritán ico M ich a el F. A tiy a h (n . 1929) y al matemático
estadounidense Isa d ore M. S in g e r (n. 1924) p o r su teorema del
índice, Según este teorem a , que rela cion a propiedades analíticas,
geom étricas y top oló gicas, ei ín d ice de un sistem a de ecuaciones
diferenciales — un indicador del núm ero d e soluciones del sistema
en una cierta región — d epen de s o lo de la topología, es decir, de
la form a, de dicha región. Sorp rendentem ente, este teorema de
m atem ática pura fue m uy bien a c o g id o p o r la comunidad de íísi-
cos teóricos, quienes lo usaron, p o r ejem plo, en el desanollo de
la teoría de cuerdas. A tiy a h había sid o galardonado también con
la m edalla F ield s en 1966.
Peter D. La x (n. 1926), rec o n o c id o ex p erto en ecuaciones»
derivadas parciales y uno de los m atem á ticos aplicados de mayor
prestigio, rec ib ió el p re m io en 2005. H ú ngaro de nacimiento, de
sarrolló prácticam ente to d a su carrera en el Instituto Courant de
N ueva York, creado p o r e l m atem á tico alem án Richard Courant
(1888-1972) a im agen y sem ejan za d e l Instituto d e Matemáticas
a LEGADO OE M R MI
E l p re m io A b e l d e 2008 ftie c o m p a r t id o p o r el estadounidense
John G riggs T h o m p s o n (n . 1932) y e l fr a n c é s Jacques Tits ( n 1930)
p o r sus c o n trib u c io n e s fu n d a m e n ta le s a la m o d e rn a teoría de gru
pos: el santu ario q u e L a g ra n g e , C a u ch y , A b e l y G aiois empezaron
a lev a n ta r s e c o n v ir t ió d u r a n te e l s ig lo xx e n u na gran catedral,
e n tr e c u y o s a r q u ite c t o s p r in c ip a le s fig u r a n T h om p so n y Tita.
T h om p so n s e e s p e c ia liz ó e n e l e s tu d io d e lo s g ru p os finitos, como
lo s gru p os d e p e r m u ta c io n e s en lo s q u e A b e l tra b a jó en relación
c o n la im p osib ilid a d d e r e s o lv e r la q u ín t ic a p o r radicales, mientas
q u e T its c r e ó un n u ev o m a r c o t e ó r ic o pa ra el estu dio de los grupos
lontinuos, c o m o lo s in tro d u c id o s p o r L ie . L o s resultados de ambos
han s id o fu n d a m en ta les p a r a cu lm in a r u n o d e lo s h itos de las ma
te m á tic a s d e l s ig lo p a s a d o : la c la s ific a c ió n d e lo s grupos finitos
sim ples, u n a e s p e c ie d e ta b la p e r ió d ic a qu e e x p lic a la estructura
d e lo s g ru p os fin itos. T h o m p s o n ta m b ié n h a bía recibido lamedal*
F ield s en 1970.
E l m a t e m á tic o r u s o fr a n c é s M ija íl L e o n íd o v ic h Grómov (n.
1943) r e c ib ió e l p r e m io A b e l e n 2009 p o r su s «revolucionarias con
trib u c ion e s a la g e o m e tr ía ». E n p a rtic u la r, d estacan su estudio de
p ro p ied a d es g lo b a le s e n g e o m e tr ía d e R ie m a n n y sus trabaos pio
n e ro s en el c a m p o d e la g e o m e t r ía s im p lé c tic a , cu yo origen se
h a lla en e l fo rm a lis m o h a m ilto n ia n o d e la m e c á n ic a clásica y que
s e aplica, p o r e je m p lo , en t e o r ía d e cu erd as. G ró m o v también in
tro d u jo c o n c e p to s g e o m é tr ic o s en g ru p o s d is creto s que han tenido
gran re p e rc u s ió n e n e l e s tu d io d e su s p r o p ie d a d e s algebraicas. En
palabras d e u n o d e su s c o la b o r a d o r e s : « E s in c re íb le lo que Mijaíl
G r ó m o v p u e d e h a c e r s o lo c o n la d e s ig u a ld a d triangular» (se refe
r ía a la d e s ig u a ld a d a < b + c q u e c u m p le n lo s la d o s a, 6, c >0 de
cu a lqu ier triá n g u lo).
E l g a la r d o n a d o c o n e l p r e m io A b e l e n 2010 fu e e l matemá
t ic o e s ta d o u n id e n s e J o h n T o r r e n c e T a t e (n. 1925), p o r su gran
im p a c t o e n la t e o r ía d e n ú m e r o s . T a t e d e s c u b r ió su gusto por
la s m a t e m á t ic a s s ie n d o m u y j o v e n a t r a v é s d e lo s puzlesde
H e n r y D u d e n e y (1857-1930) y d e l c lá s ic o lib r o d e l escocés Eric
T e m p le B e ll (18 83 -196 0) i o s grand es m atem áticos, que tantas
v o c a c io n e s m a t e m á tic a s h a d e s p e r ta d o . Su p r in c ip a l campo de
e s tu d io h a s id o la t e o r ía d e n ú m e r o s a lg e b r a ic o s , e s decir, las
LA CLASIFICACIÓN DE LOS GRUPOS FINITOS SIMPLES
El monstruo
0 enfoque g e o m é tric o de la teoría de grupos introducido por Jacques Tits,
el otro g alardonado en 2 0 0 8 con el premio Abel, resultó a Su vez fundamen
tal en el estudio d e los grupos esporádicos, y en particular del mayor de todos,
conocido d e fo rm a p o p u la r co m o el «Monstruo» por su enorme tamaño con
tiene unos 3 0 8 Q T 0 50 elementos, un número increíblemente grande que equi
vale al núm ero de partículas elementales en el planeta Júpiter, Para hacerse
una ¡dea de la co m p le jid a d del «Monstruo» basta señalar que se corresponde
con el grup o de sim etrías de gn espacio de 196883 dimensiones.
EL LEGADO DE A flR
ra íc es de p o lin o m io s c o n c o e fic ie n t e s ra c io n a le s . A l igual que
A b el, su in flu en cia p u ed e m e d ir s e p o r la c a n tid a d de conceptos
y resu ltad os a s o c ia d o s a su n o m b re : m ó d u lo d e T a te, algoritmo
de T a te, t e o r e m a d e S e r r e -T a te , t e o r ía d e H onda-Tate, entre
otros.
En 2011 e l p rem io A b e l fu e c o n c e d id o al estadounidense John
W iilard M iln or (n. 1931), uno d e lo s m a te m á tic o s más versátiles
del sig lo xx, co n im portan tes c o n trib u c io n es en topología, geome
tría y álgebra. U n o de sus re s u lta d o s m ás asom brosos, y por el
que re c ib ió la m ed a lla F ie ld s e n 1962, fu e e l descubrimiento de
las «esferas e x ó tic a s » en d im e n s ió n s ie te . A sí, M iln or probó que
ex isten va ried a d es d ife r e n c ia b le s q u e p u ed en transformarse de
fo rm a continua en una e s fe ra h eptad im en sion ai, p ero dicha trans
form a ción nunca e s suave, sie m p re ap a recerá n arrugas o pliegues
que n o pu ed en a lisa rse. D e h e c h o , e n d im e n s ió n siete existen
ve in tioch o «e s fe r a s e x ó t ic a s » d iferen te s. M iln o r también realizó
aportaciones im portan tes en te o r ía d e n u d os — escribió su primer
artículo so b re e l tem a c o n d ie c is ie te años, un ejem plo de preco
cid ad c o m o A b e l— , t e o r ía d e gru p os, K -teoría, dinám ica comple
ja, etc.
El m atem ático h ú ngaro E n d re S z em eré d i (n. 1940) recibióel
prem io A b el en 2012 p o r sus n u m erosa s y profundas contribucio
nes a la c o m b in a toria , en te n d id a en un s e n tid o am p lio como el
estudio de las estructuras discretas. Su resultado más importante,
el teo rem a d e S zem eréd i, afirm a q u e S(k, ti) — el m ayor mimen)
d e en tero s en tre 1 y n q u e p u e d e e le g ir s e sin con ten er ninguna
p rog resión a ritm ética d e lo n g itu d k— e s un porcentaje de n tan
pequ eño c o m o se q u iera sie m p re que n s e a suficientem ente gran
de. E l te o r e m a d e S z e m e ré d i aú n a un en u n c ia d o sencillo de en
te n d e r y una p r u e b a e x tr e m a d a m e n te co m p lica d a , aunque de
naturaleza elem en tal, es d ecir, sin u sar co n c e p to s matemáticos
avanzados. L o s resu ltad os de S z e m e ré d i han ten id o importantes
aplicaciones en te o r ía de n ú m eros, c ie n c ia s d e la computación c
in telig en cia artificial.
El galardón de 2013 re c a y ó e n e l b e lg a F ierre Deligne (n. 1944).
C onsiderado c o m o uno d e lo s m e jo re s m a tem á ticos del siglo a,
fu e gan ad or tam bién d e la m ed a lla F ie ld s en 1978. El comité del
aiÉGADODEABa
JOHN F. NASH: UNA VIDA DE PELÍCULA
■ M M M im u W M M fA IN
14á EL L E G AD O DE AB EL
cisauna fo r m a m o d u la r . A m e d ia d o s d e Ja década de IQSOseJlegd
# )a co n clu sió n d e q u e la c o n je tu r a d e Taniyama-Shírmira impli
caba el ú ltim o t e o r e m a d e F erm at, pues apartir de un contiaejem-
plc a dicho t e o r e m a p o d ía con stru irse una curva elíptica sin ftama
modular a s o c ia d a F u e ju s t o un ca so particular de esta conjetura
para cu rvas s e m ie s t a b le s , p e r o aun así suficientemente poderosa
para im p licar e l ú lt im o t e o r e m a d e Fenmat, la que probó Wiles.
El p r e m io A b e l d e 2017, e l ú ltim o concedido hasta lafecha,
ha sido o t o r g a d o a l m a t e m á t ic o fra n c é s nacido en Túnez fres
Meyer ( a 1939), p o r e l d e s a r r o llo d e la teoría de (indiculas, Fue
Jean-Baptiste J o s e p h F o u r ie r e l p rim ero en defender y utilizar
H7
ELU=6AD0C*ABa
de m a n era s is te m á t ic a q u e u n a fu n c ió n p e r ió d ic a podía des
com p on erse co m o u na su m a, p o s ib le m e n te infinita, de seros y
cosenos. D esd e F o u rie r se h a n e n c o n tr a d o m uchas otras bases
orton orm ales, e s d ecir, c o n ju n to s de fu n c io n e s perpendiculares
dos a dos que c o m p a r te n e s ta im p o r ta n te propiedad de senos y
cosenos. En la te o r ía de o n d fc u la s h a y u n a «on d ícu la madre» que
genera, p o r tra sla cio n es y d ila ta c io n e s , to d o s los demás elemen
tos de la b ase o rto n o rm a l. L a s o n d íc u la s perm iten descomponer
cu a lq u ier s e ñ a l (d a to s , im á g e n e s , s o n id o s , etc.) en elementos
m ás sim ples, fá c ile s d e a lm a c e n a r y que p e rm iten recuperar con
g ra n e fic ie n c ia y fia b ilid a d la s e ñ a l o r ig in a l (p o r ejemplo, las
ondículas s o n usadas en e l fo r m a to d e co m p resió n gráfica JPEG
2000). M eyer in ic ió su c a r r e r a en la te o ría de números y comenzó
a estu d ia r las o n d íc u la s g r a c ia s a u na a fortu n ada coincidencia
en la fo to c o p ia d o ra d e su fa c u lta d , d o n d e v io el trabajo de dos
c o leg a s su yos y su p o r e la c io n a r lo c o n u n a teo ría que conocía
en profundidad.
La con cesión del p re m io A b e l d e 2017 no ha estado exenta de
una cierta p o lé m ic a p o rq u e m u ch os consideraban que debía ha
b e r sid o co m p a rtid o c o n la m a te m á tic a b e lg a Ingrid Daubechies
(n. 1954), o tra figura m uy destacad a e n el desarrollo de la teon'ade
ondículas. H ubiera sido, adem ás, la prim era m ujer en recibir dicho
premio, reivindicando d e esta fo rm a el trabqjo fem enino en un cam
po dom inado en gran m ay oría p o r ios hom bres. Aunque Daubechies
m erecía sin duda s e r r e c o n o c id a igual que M eyer, parece que en
este caso no se trató de una discrim inación, sino de un conflicto de
intereses: Ingrid Daubechies fue presidenta de !a Unión Matemática
Internacional (UMZ) de 2011 a 2014, y la U M nomina a la mayoría de
los m iem bros de la com isión que seleccion a a los ganadores del pre
mio Abel. La Academ ia N oru ega d e G en cia s y Letras se toma muy en
serio ei prob lem a de las incom patib ilidades, y en 2017 Daubechies
aun no podía ser elegida para el p re m io A bel. En 2014, la matemática
iraní Maryam Mirzajani (1977-2017) fue la prim era mitierpremiada
co n la m ed alla Field s; sin e m b a rg o , habrá que esperar a futuras
ediciones pa ra v e r a la p rim e ra m u jer g an ad ora del premio AbeL
A pesar de las en orm es d ificu lta d es a las que tuvo que enfren
tarse N iels H en rik A b e l en su c o rta vida, in cluida la pobreza y la
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enfermedad, su s lo g r o s fu e ro n enorm es y sus principales resulta,
dos —la irreso lu b ilid a d de la quíntica, el teorema del binomio ye]
teorema de a d ició n p a ra integrales abelianas, entre otros-todavía
nos deslumbran. Su g e n ia lid a d y modestia son un ejemplo valiosí-
j¡jno y la m e jo r fo r m a d e ren d irle homenaje y preservar so memo-
tía ha sido u n ir su n o m b re al galardón que premia los mayores
avances de la m a te m á tic a actual.
Lectu ras recomendadas
Bbu, E. T., Los grandes m atem át icos, Buenos Aires, Losada, 2810.
Echegmay, J., « E l N e w t o n d e l N o r te », Gaceta de la Real Sociedad
Matemática Española, volu m en 5, número I, pp. 162-173,2002
Gimtjuhsuinnbss , I. ( e d it o r ), D el cálculo a la teoría de ctmjutu-
tos, 1630-1910. Una in trod u cción histórica, Madrid, Alianza
Editorial, 1984.
Hayek, N., «U n a b io g r a fía d e A b e l», Números, volumen 62, pp.3-26,
San C r is tó b a l d e la L a g u n a , A cadem ia Canaria de Ciencias,
2002.
JCune, M., E l pensam iento m atemático de la antigüedada nues
tros días, M a d r id , A lia n z a Editorial, 2012.
Umos, 1,, Pruebas y refutaciones. La lógica del descubrimiento
matemático, M a d r id , A lia n z a Editorial, 1086.
Lmo, M., La ecu a ción ja m á s resuelta: cómo dos genios mate
máticos descubrieron el lenguaje de la simetría, Barcelona,
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Stóctffiz-ren.vANnEz, C., N o w eg a -S ánchez , T., Abel. El romántico
nórdico, M a d rid , N iv o la , 2005.
r
Indice
154 In d ic e
Szemerédi, Endre 144
delaquíntica70, 71, 74,77-81,
86,97,142,149 Tale, John Torrence 142
mecánico d e A b e l 20 tantócrona. 19,21
Tartaglia, Niccotó 59,62-65,75
(juinto problem a d e H ilb e r t 51,62 teorem a
de Abel 86,110,111,136
Kasmnssen, Soren 18,19, 22, 77 de Euler 94
[tctificación de cu rvas 26, 92,93, deT aylor 41-44
96,97 del binomio 11,41,42,44-46,
Kuffirú, Paok) 73, 74, 77, 7 8 ,80 48, 50,52,07,109,149
d el número primo 139,140
Sdiumacher, H ein rich C hrisüan del valor medio 41-43
20,116,119-121 fundamental del álgebra 68-70,
Setberg, Atle 138-140 86,100,107
serie teorem as de adición 10,89,98,195,
convergente 35,45, 4 6 ,4 7 ,5 0 106,110,125,149
divergente 35,38, 50,141 teoría de las funciones elípticas 10,
funcional 45 89,129,147
Serte, Jean-Pierre 140 Tits, Jacques 142,143
Sfflái, Yákov G. 145 transformada de Abel 11
Snger, Isadore M. 140
solución por radicales 79-81,84 último teorema de Fermat 146,147
SnnivasaVaradhan, S.R. 141
srimación de series d iv e rg e n te s 38 Vigeland, Gustav 131,132,136,136
Sylow,Ludwig 123, 131-134 Wiles, Aridrew 137,146,147
B5
HOCE