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Homo Videns: ¿Hacia una sociedad del conocimiento?

Vivimos en una sociedad del conocimiento, donde la información es tan importante como la
disponibilidad de la misma. En donde las distancias desaparecen, la relatividad del tiempo
cobra vigencia, y los individuos están conectados entre sí en todo momento. Una sociedad
donde la tecnología es omnipresente y necesaria, y en momentos nos llegamos a preguntar
como éramos capaces de sobrevivir antes sin ésta. No obstante, ¿nos hemos detenido a
pensar si realmente es hacia dónde queremos ir?

A finales de la década pasada, el investigador en ciencias políticas Giovanni Sartori en su


obra: Sociedad Teledirigida abre la polémica. Si bien la tesis de Sartori es bastante
pesimista, la misma tiene la intención de que abramos los ojos y reflexionemos sobre esta
realidad hacia la cual nos dirigimos. Este progreso tecnológico del cual somos víctimas no
debe ser tomado a la ligera, sino que debemos tomar las experiencias de revoluciones
anteriores, como la industrial, a fin de que poder enmendar y corregir el rumbo de manera
oportuna.

Esta nueva especie en la escala evolutiva que plantea Sartori, homo videns, no es más el
resultado de la masificación de los medios. Pero más que el reemplazo de la palabra escrita
por la imagen, es producto de un cambio en la cultura y comportamiento de la sociedad
influido por el advenimiento de las tecnologías. En primera instancia el televisor, y
posteriormente el internet, han condicionado una generación. Bien lo planteo Marc Prensky
en su obra “Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales”, al definir una nueva generación
determinada por el uso de las nuevas tecnologías.

Esta nueva generación ha reemplazado los libros por televisores y computadoras (sin
importar el tamaño). Niños que desde edades precoces entran en contacto con las
tecnologías, considerándola su aliada y amiga inseparable. A medida que van creciendo, la
influencia de la tecnología incrementa, entran en juego los videojuegos, las consolas, los
ipods y teléfonos inteligentes o smart phones. Es innegable que los comportamientos y
actividades de los niños ahora son distintos a los de los de hace 20 años, así como los
nuestros fueron diferentes a los de nuestros padres; pero ¿este cambio influenciado por las
tecnologías nos lleva a mejorar? ¿Es realmente un progreso cualitativo y no solo cuantitativo
lo que experimentamos?

El mayor peligro no está en el reemplazo de papel por medios digitales, sino en el cambio de
la educación. Debemos recordar que a esta edad, los niños son como esponjas, absorben
todo y carecen de una conciencia autocrítica que les ayuda a filtrar el contenido. Este
bombardeo continuo de imágenes, limita su capacidad de análisis, restringe su creatividad y
limita su imaginación. El presentar los contextos o temas como realidades ya digeridas,
“facilita” (por no utilizar otro término) el trabajo a los niños al no tener que interpretar,
imaginar o crear dicha realidad.

Estudios sugieren que el hábito de la lectura en el individuo ayuda a formar una conciencia
autocrítica y capacidad de análisis en el individuo, a la vez, ayudan a adquirir cultura al
mismo. Entendamos cultura, en el sentido restringido, como sinónimo de conocer o saber un
tema en particular. En países desarrollados, como Reino Unido, esta situación ha disparado
alertas. Estadísticas demuestran que el fenómeno de las redes sociales (Facebook, Twitter,
etc) está incidiendo directamente en el hábito de lectura de los jóvenes británicos, llegando a
cifras de menos de un libro al mes. Si bien, se asocia el éxito de las personas con el hábito o
frecuencia de lectura, estás cifras son preocupantes. En escenarios como el nuestro, en
américa latina, la realidad es menos alentadora.

Algo paradójico de esta situación es el hecho de si bien nos dirigimos a una sociedad donde
la comunicación escrita cobra mayor relevancia, debido a los distintos avances tecnológicos
que nos permiten acortar distancias, cada vez más nuestra escritura es más deficiente.
Como bien afirman algunos expertos, entre ellos Jordi Adell, el fin de la ortografía se acerca.
Ya sea por conveniencia o por practicidad, el lenguaje escrito se va degradando poco a
poco. A ello contribuyen limitantes en las tecnologías; como es el caso de los SMS y tweets
(restringidos a 140 caracteres). No basta preguntar a un oráculo el futuro que pueda deparar
si continuamos con esta tendencia.

En la actualidad el papel de los padres y docentes es fundamental. Nosotros como personas


ya formadas y con una conciencia más crítica debemos formar parte activa del proceso, y no
meros espectadores del mismo. Debemos reconocer el carácter neutral de la tecnología, y su
influencia en el rumbo que se le ha encaminado a la sociedad es más asociada a su
aplicación que a la propia tecnología en sí. El establecimiento de controles es importante, a
fin de evitar males que se puedan generar en una generación, misma que deberá guiar los
destinos de las naciones en un futuro que puede no estar muy lejano. Finalmente, se puede
concluir que si bien rumbo es correcto, es necesario aplicar algunas correcciones a esta
sociedad del conocimiento en la que vivimos, cambios que si son aplicados oportunamente
nos ayudaran a no arrepentirnos en un futuro.

Referencias

Sartori, Giovanni. Homo Videns: La Sociedad Teledirigida. Roma, Italia. 1997

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