Está en la página 1de 8

Jesús R. Álvarez Sanchís, David Hernández Martín, M. Dolores Martín Díaz. (1995).

Íber. [Versió electrònica]. Revista Íber 6


Prehistoria e Historia Antigua en la enseñanza secundaria
Tradición e innovación en los textos escolares
Jesús R. Álvarez Sanchís
David Hernández Martín
M. Dolores Martín Díaz

Los textos escolares constituyen un elemento fundamental en el proceso educativo. Una


aproximación al tratamiento de la prehistoria e historia antigua en los libros de la
Enseñanza española Secundaria, revela las reformas e intenciones pedagógicas del
sistema escolar vigente. Pero aunque los textos han mejorado sensiblemente, también es
verdad que en la presentación del pasado más remoto subyacen hoy algunos
desequilibrios en la organización de los contenidos y de los temas, siguiendo un modelo
tradicional que aún no ha sido totalmente superado.

Prehistory and ancient history in secondary education

The textbooks used in schools are a key element in the educational process. A look at
how prehistory and ancient history are treated in the textbooks used in secondary
schools in Spain reveals the educational reforms and intentions of the current system.
Although there has been a considerable improvement, it is still true to say that in the
presentation of the remote past there remain a number of imbalances in the organization
of the contents and subjects in line with a traditional model which has yet to be
completely superseded.

Desde sus inicios, la enseñanza de la Historia ha tenido siempre una función social, la
de legitimar el orden establecido, aunque se haya tendido a ocultarla presentándola
siempre con la apariencia de una narración objetiva de acontecimientos concretos (1) .
La división de la Historia en Edad Antigua, Media y Moderna se remonta al pleno
Renacimiento. En el siglo XIX se añadieron dos períodos a esta división temporal, que
son la Prehistoria y la Edad Contemporánea. La primera solía aparecer con otras
denominaciones, como la de Orígenes o Edad primitiva, pero siempre con posterioridad
a 1880 (2) . Desde finales del siglo XIX su enseñanza comenzó a jugar un importante
papel, reforzando nociones importantes de la creciente burguesía española, como la idea
de patria o nación -el primer campo de mitificación nacionalista ha sido siempre la
Historia-. Al servicio de esa visión normatizada de la prehistoria e historia antigua
estaban los dibujos y grabados que ilustraban los libros de texto, abordando
imaginativamente los acontecimientos narrados y creando modelos que serían repetidos
durante décadas. Las intencionalidades ideológicas del modelo educativo español, cuyo
máximo exponente lo representa la enseñanza franquista en el bachillerato, se
mantuvieron hasta la década de 1970, y recientemente han sido estudiadas desde
diferentes puntos de vista (3) .

La restauración democrática inaugura un nuevo modelo educativo y escolar cuya


configuración resultó decisiva en la implantación de la Ley de Ordenación General del
Sistema Educativo (LOGSE) en 1990. La mejora de la calidad de la enseñanza
determina un nuevo papel y una nueva y mejor utilización de los libros de texto. En este
marco, ofrecemos un breve análisis de los contenidos de los manuales escolares de
Historia de la Enseñanza Secundaria actual. Lo hemos abordado desde el primer
momento con una lectura atenta de un grupo de textos de 1º y 3º de BUP, seleccionando
una muestra de los más representativos y centrando nuestra atención en los temas
dedicados a la prehistoria e historia antigua, de carácter general en los manuales del
primer curso -prehistoria, Oriente en la antigüedad, civilizaciones griega y romana- y
ceñidos a la Península Ibérica en el último, en particular la España prerromana y
romana.

La presentación del pasado: estructura y


contenidos
Desde un principio advertíamos la sensibilidad de los autores de estos textos a la hora
de destacar los cambios más importantes del sistema educativo actual en su objeto de
estudiar al hombre como ser social en el pasado. Por un lado, seleccionando y
actualizando los contenidos sobre las épocas más remotas del pasado, notoriamente
enriquecidos por los avances de la arqueología y ciencias auxiliares, sobre todo a partir
de la década de 1980. Por otro, introduciendo al alumno en el método científico y
evitando en la medida de lo posible el tópico de que la Historia, a diferencia de otras
disciplinas, sólo se basa en memorismos.

En general, la disciplina viene precedida de una introducción al conocimiento de las


estructuras básicas de la vida social, económica, política y cultural, dando paso a una
sucesión completa y razonada de las diversas fases y subfases de la prehistoria e historia
antigua -origen del hombre, culturas del paleolítico y neolítico, arte rupestre,
metalurgia, las grandes culturas del Oriente y Mediterráneo, los pueblos colonizadores,
la romanización- abarcando cuestiones y conceptos que exigen una relativa abstracción:
fuentes y cronología, el problema de la hominización y la evolución de la especie
humana, sedentarización, megalitismo, etc. En ocasiones, los manuales incluyen un
vocabulario que ayuda al alumno a clarificar estos conceptos así como un material
complementario de bibliografía, aunque este último apenas ofrece las publicaciones más
recientes y globales sobre la materia, recurriéndose, por el contrario, en la mayoría de
los casos, a notas y referencias de investigadores clásicos de las décadas de 1940 o
1950, como los conocidos trabajos de Pericot o Childe.

El método de los textos clave, con el resumen de los argumentos más importantes y la
relación entre éstos y el apoyo gráfico, parecía la forma más adecuada de abordar la
aparente complejidad de los temas. La estructura de los manuales responde a unos
cánones la mayor parte de las veces análogos, siguiendo un orden que podría resumirse
en un texto general, un glosario de términos, ejemplos o textos clave, un esquema
cronológico con los acontecimientos más señalados y una documentación gráfica de
apoyo. Además, con la introducción de las técnicas informáticas se resuelven ciertos
aspectos de la maquetación del libro que contribuyen a mostrar los contenidos
debidamente estructurados, a modo de ventanillas, emulando en gran medida los nuevos
programas informáticos de última generación, que sirven para atraer la atención del
público escolar. Desde esta perspectiva, son también mayoritarios los manuales que
solicitan una participación activa por parte del alumnado incluyendo un apartado,
generalmente bajo el título genérico de actividades, que incorpora diferentes trabajos
prácticos, bien en grupos o individualmente. Sin todo ello, la ordenación de hechos
históricos, sus orígenes y consecuencias, así como su relación con el marco geográfico
en el que han tenido lugar, no pasaría de la mera acumulación de materiales
informativos.

Al tratar la prehistoria y la arqueología con restos materiales -en menor medida la


historia antigua-, se comprende la importancia de los diferentes tipos de ilustración
como complemento del texto escrito, abarcando más de la mitad del espacio del manual.
A menudo, incluso gozan de autonomía propia. Éste sería el caso de los diagramas o
gráficos, a los que se recurre sistemáticamente para explicar, por ejemplo, las diferentes
teorías sobre la evolución humana, el cuadro cronológico y cultural de la prehistoria o
las formas de organización política de griegos y romanos. Reúnen datos clave y los
transmiten de un modo eficaz. De alguna manera, la información gráfica, de la que más
del 70 % se basa en fotografías y el resto en dibujos, planos y reconstrucciones,
responde no sólo al estado actual de nuestros conocimientos, sino también a la manera
de entender y enseñar un pasado determinado. Expresado de una manera muy simple,
las ilustraciones del pasado constituyen una genealogía del presente. Se seleccionan y
ordenan de forma que conduzcan en su secuencia hasta dar cuenta de la configuración
del momento actual, casi siempre con el fin, consciente o no, de justificarlo. Además, su
finalidad pedagógica es rotunda. Como se ha dicho acertadamente, la enseñanza del
pasado interesa en la medida en que puede ser visualizado: a mayor riqueza de imágenes
mayor interés suscitará (4) .

Así, no extraña que la representación de artefactos de la cultura material (43 %),


monumentos (23 %) y mapas (16 %) sean el tipo de ilustración más abundante, de
acuerdo con los hechos que se describen y enriquecidos por una documentación
arqueológica cada vez más numerosa y mejor estudiada. Las reconstrucciones fueron,
por el contrario, protagonistas destacadas en los libros de las etapas anteriores,
prácticamente hasta el desarrollismo franquista de la década de 1960, creando a menudo
imágenes del pasado que sólo han existido en la mente de los ilustradores y reflejo, en
definitiva, del escaso desarrollo de las investigaciones prehistóricas y arqueológicas en
la época, lo que llevó a una dependencia casi exclusiva de las fuentes clásicas griegas y
romanas y a la obsesión por contar una historia de grandes hazañas y grandes hombres,
como señalan Ruiz Zapatero y Álvarez-Sanchís. En los manuales actuales, la
reconstrucción de escenas figuradas u objetos apenas llega al 6 %, pero incluso en estos
casos el intento de fidelidad arqueológica se traduce en imágenes interesantes por
cuanto suponen un buen conocimiento de la cultura material de los pueblos estudiados.

Tipo de ilustración aparecida en los capítulos de Prehistoria e Historia Antigua de los


libros de texto (Álvarez-Sanchis, Hernández y Martín La Prehistoria e Historia Antigua
en la enseñanza secundaria: tradición e innovación)

Figura 1

Importante papel en este apartado es el que desempeña la estructura de los libros


escolares, generalmente en páginas-gráfico y páginas-texto, formando una unidad que
las explica recíprocamente. La disposición no siempre es rigurosa y en ocasiones alguna
parte se modifica, pero es la tendencia mayoritaria. Dentro de las primeras, los mapas y
los esquemas cronológicos constituyen algo más que el complemento a la información
textual: proporcionan su ordenación en el espacio y en el tiempo. Pero un análisis en
profundidad de los manuales escolares revela también algunas deficiencias a nivel de
contenidos.
La enseñanza del pasado: tradición e
innovación
Los textos de la Enseñanza Secundaria que se destinan al estudio de la prehistoria e
historia antigua, a nivel mundial o peninsular, constituyen un desmedido intento de
síntesis de la Historia y cultura humana más antigua a través de su desarrollo biológico,
social y económico, entendido el primero como el proceso general de hominización, e
incluso algunos manuales ofrecen un breve capítulo introductorio con la historia
geológica de la Tierra. Llevar a buen término un intento semejante en el reducido marco
de 40 o 50 páginas representa una labor muy compleja, por lo que, en ocasiones, más
que de una síntesis cabría hablar de una ordenación sistemática de diferentes hechos
debidamente seriados.

Es muy destacable el desfase, siempre injustificado, de la importancia atribuida a las


distintas etapas, también en la Enseñanza Primaria; hasta 1970, la Edad Media y la Edad
Moderna han sido las más representadas en los manuales escolares de Historia. El
esquema varía a partir de ese momento, cuando la Historia Contemporánea ocupa la
mayor parte de los contenidos. El estudio del número de páginas que ocupan los temas
dedicados a la prehistoria e historia antigua nos parece en este sentido muy
significativo: en torno al 15 % respecto al total de cada uno de los libros que hemos
consultado. Pero el espacio de atención dedicado a cada época no sólo es directamente
proporcional al nivel de conocimientos que éstas ostentan, sino, además -y aquí
deberíamos fijar nuestra atención-, proyecta en el estudiante el grado de importancia
que cada época tiene y "debe" tener. El cálculo de la proporción que suponen estos dos
períodos respecto al total de páginas de cada uno de los manuales y su representación
gráfica son muy expresivos. Si sólo por prehistoria entendemos aquel período de la
existencia humana del que no existe ningún documento escrito y cuyo origen se remonta
a la aparición del género humano, que actualmente se calcula que tuvo lugar hace unos
tres millones de años, el espacio dedicado a esta etapa, apenas el 4 % del total, resulta
en cierta medida paradójico. Este hecho no sería difícil de explicar en el marco de la
ideología nacionalista del siglo XIX, dedicando mayor atención a las épocas medieval y
moderna que a la prehistoria e historia antigua, pues las historias nacionales tenían una
función ideológica evidente y el conocimiento de las fases más antiguas era, además,
muy escaso. Pero que estos desajustes continúen casi cien años después, resulta, sin
lugar a dudas, sorprendente. En relación a lo dicho, aflora aquí un tema muy interesante,
como es la importancia concedida, dentro de los desequilibrios que hemos señalado, a
determinados aspectos del pasado en detrimento de los estudios de síntesis; por ejemplo,
éste sería el caso del arte griego o la historia de Roma, máxima expresión de la
antigüedad clásica, a la que se le sigue rindiendo culto y una gran admiración,
manteniendo la estética neoclásica impuesta por la Ilustración que aún hoy pervive.
Incluso a nivel de contenidos se manejan muchas veces textos escritos antiguos sin
recurrir a los datos arqueológicos.

Distribución del número de páginas en los manuales de Historia por períodos.

Figura 2
Por lo general se ha prestado escasa atención a las etapas más antiguas. Pero pensamos
que aunque ciertamente los textos escolares de los últimos años han mejorado
sensiblemente a nivel de contenidos, hay una realidad innegable: la estructuración e
importancia concedida a cada época todavía se hace siguiendo el modelo educativo
tradicional. Queda claro que las diferencias son más cualitativas que cuantitativas, pero
esto último también es importante en la percepción del alumno, máxime cuando el
método memorístico aún no ha sido debidamente superado en la Enseñanza Secundaria.
Desde esta perspectiva, la atención, el espacio y la importancia que se dedica a la
prehistoria e historia antigua no es algo radicalmente diferente de la historia enseñada
hace dos o tres décadas.

Para intentar subsanar la relación número de páginas/información histórica relevante, se


comprimen los contenidos con el riesgo que ello supone desde el punto de vista de la
claridad. Buena prueba de ello serían, por ejemplo, el recurso a los mapas. El esfuerzo
que se hace para tratar de insertar toda la información disponible sobre un tema
determinado o incluso la necesidad de acoplar nuestra idea actual de una geografía
determinada a la idea que exige un período histórico o prehistórico, no siempre
proporciona la perspectiva más adecuada. A menudo compilan en un mismo espacio
demasiada información creando contradicciones cronológicas cuando no anacronismos
conceptuales, lo que nos lleva a veces a tener la falsa sensación de estudiar un pasado
plano. Una idea de esta falta de conocimiento arqueológico sería la de aquellos mapas
que tratan el origen y la difusión del Neolítico a la vez que la metalurgia, es decir,
varios milenios de Historia agrupados en un solo marco. Para complicar más las cosas,
todavía el alumno debe hacer frente al uso indiscriminado e impreciso de los numerosos
yacimientos que éstos contienen. Los textos también ofrecen algunos y notorios
desajustes entre lo que se quiere y lo que se debe explicar. Por ejemplo, el escaso
desarrollo dedicado a la Edad del Bronce y la del Hierro impide tener una perspectiva
adecuada de cómo se ha producido la evolución cultural de los grupos humanos hasta
conectar con las grandes "civilizaciones" griega y romana, sobre las que se asientan
teóricamente las bases de la Historia occidental. Por un lado, se ha asumido la
proximidad temporal de estos períodos (que abarcan unos 2000 años) proyectando
actualizaciones erróneas y minusvalorando su importancia, convirtiéndose en estados de
transición entre el pasado más remoto -Paleolítico/Neolítico- y las grandes culturas
mediterráneas. Además, la enorme cantidad de hallazgos arqueológicos junto a la
variación regional en las secuencias de cada área explican las visiones a menudo
simplistas de estas etapas, o en el extremo contrario, detallados ejemplos que están fuera
de lugar. En general, la más inmediata protohistoria europea y peninsular sigue
recibiendo un tratamiento marginal.

Ante este panorama, vista la importancia y el peso de los manuales en el proceso


educativo, creemos que merecería la pena mejorar los contenidos y la presentación del
pasado en lo referente a las etapas más antiguas, contando con el debido asesoramiento
de especialistas. La Enseñanza Secundaria no tiene por qué estar reñida con una
información actualizada y precisa. La necesidad de cuidar lo que se transmite a los
alumnos y la necesidad de ajustar esos conocimientos a la investigación más reciente es
una tarea prioritaria. Porque, como se ha señalado recientemente, y a propósito del rol
de la arqueología en los textos de la Enseñanza Secundaria, no hay textos inocentes (5) .

Por otro lado, se podría concluir también que el problema consiste en cómo traducir un
lenguaje científico a otro educativo. En los últimos años, la enseñanza del pasado ha
potenciado métodos pedagógicos en los que el aprendizaje activo ha ido adquiriendo
una jerarquía primordial. La cantidad de material didáctico producido en forma de
folletos y manuales, así como las diferentes propuestas pedagógicas que pueden
proponerse en los mismos sitios arqueológicos, son extraordinarias. La recreación de
una excavación arqueológica mediante fotogramas, maquetas o simulación por
ordenador, la visita organizada a museos de prehistoria y yacimientos importantes como
actividad complementaria de los libros de texto, la experimentación de técnicas
prehistóricas de talla en piedra y modelado de arcilla, o las reseñas filmográficas y otros
documentales en vídeo apropiados a los temas que se estudian en cada apartado,
constituyen un eslabón fundamental en ese acercamiento "activo" del alumno al pasado.
Según la importancia concedida a los temas de prehistoria e historia antigua en la
educación, algunos señalarían que el objetivo es educar para que el patrimonio
arqueológico deje de estar sometido a la ignorancia y a la destrucción. Desde luego, si
de querer mejorar la calidad de la enseñanza del pasado a nivel primario y secundario se
trata, la arqueología aparece como una herramienta muy útil desde el punto de vista
didáctico, a partir de los objetos, los procesos y las técnicas que hay más allá de las
cosas.

El problema, por lo tanto, no reside en la supuesta incapacidad del registro informativo


sino en la manera de formular, expresar y actualizar los contenidos a partir de los datos
disponibles. Éste sería uno de los rasgos más importantes en el modo de enseñar la
prehistoria e historia antigua, y no sólo en los institutos: la sustitución de la tendencia a
creer que el aumento de información ayuda a interpretar mejor los temas por el
convencimiento de la necesidad, previa a cualquier información, de establecer sólo
aquellos datos y conceptos esenciales que puedan ser asimilados por el alumno y
capaces de resistir la contrastación de toda la información existente. Hace más de una
década, una deliciosa viñeta de Perich, reproducida por Fontana, ilustraba, en la boca de
un escolar, una lúcida reflexión sobre la enseñanza de la Historia, que también podemos
hacerla nuestra: "No lo entiendo", plantea el alumno; "en la clase de Matemáticas yo me
lo creo todo... Bueno, pues me exigen la demostración. En cambio en la de Historia... lo
que me exigen es sólo que me lo crea". Podemos preguntarnos si de una u otra manera
no seguirá ocurriendo todavía eso mismo.

Hem parlat de:


Ciencias sociales
Geografía
Historia
Prehistoria
Historia antigua
ESO
Materiales didácticos

Bibliografia
ÁLVAREZ, J.A.; SABAN, A.; MARTÍN, G., SÁNCHEZ, J.A.: Historia de las
civilizaciones y del arte. 1º BUP. Madrid. Santillana, 1994.
ÁLVAREZ, J.A.; SABAN, A.; MARTÍN, G., SÁNCHEZ, J.A.: Geografía e Historia de
España y de los países hispánicos 3º BUP. Madrid. Santillana, 1994.
CISNEROS, F.; GARCÍA, E.; GOMIS, J.P.; GONZÁLEZ, J.; LATORRE, F.;
RAMÍREZ, G., SEBASTIÁN, R.: Historia de las civilizaciones y del arte. 1º BUP.
Valencia. Editorial Ecir, Grupo Edetania, 1991.
CISNEROS, F.; GARCÍA, E.; GOMIS, J.P.; LATORRE, F.; MARTÍNEZ, F.;
RAMÍREZ, G.; SALOM, J., SEBASTIÁN, R.: Geografía e Historia de España. 3º BUP.
Valencia. Editorial Ecir, Grupo Edetania, 1993.
MONTERO, S.; SUÁREZ, J.A., REVILLA, F.: Historia de las Civilizaciones. 1º BUP.
Madrid. Akal, Proyecto Ariadna, 1987.
NAVARRO, S.; RODRÍGUEZ, J.R., IGLESIAS, L.M.: Historia de las civilizaciones 1º
BUP. Zaragoza. Edelvives, Ed. Luis Vives, 1993.
Biblioteca básica de Prehistoria y Arqueología para el profesorado de la Enseñanza
Secundaria Al objeto de poder facilitar una información actualizada y precisa sobre las
etapas más antiguas, parece lógico hacer referencia a una serie de obras generales. El
profesor, a su vez, podrá encontrar en ellas abundante bibliografía sobre el tema que en
cada caso se trate. Textos básicos e introductorios de prehistoria y arqueología, por
cuanto se refiere a los contenidos, fuentes y métodos, pueden consultarse en
RENFREW, C. y BAHN, P., Arqueología. Teoría, Métodos y Práctica. Madrid, Akal,
1993; véase también MCINTOSH, J., Guía práctica de Arqueología. Madrid, Ed.
Hermann Blume, 1987. Una muy buena síntesis sobre la prehistoria europea, en
CHAMPION, T.H.; GAMBLE, C.; SHENNAN, S. y WHITTLE, A., Prehistoria de
Europa. Barcelona, Ed. Crítica, 1988. Una puesta al día sobre el Paleolítico puede verse
en MOURE, A., "El Hombre Paleolítico", Historia 16, Madrid, 1988. Han de tenerse
igualmente en cuenta los volúmenes de carácter general dedicados a la Península
Ibérica. Sirvan de pauta los trabajos recopilados en VV.AA., Desde la Prehistoria hasta
la conquista romana (siglo III a.C), Historia de España, vol. I. Barcelona, Ed. Planeta,
1990; así como TORDA, F.; PELLICER, M., ACOSTA, P. y ALMAGRO-GORBEA,
M., Prehistoria, Historia de España, vol. I. Madrid. Ed. Gredos, 1986. Finalmente, los
textos y abundantes ilustraciones recogidos en SCARRE, C.H. (ed.), Mundos del
Pasado. Atlas "The Times" de Arqueología, Madrid, 1992, y también en BURENHULT,
G. (ed.), Atlas culturales de la humanidad, Madrid, Debate-Círculo de Lectores, 10
vols., 1994, constituyen, sin duda, las mejores y más actualizadas referencias de
conjunto sobre el pasado arqueológico.

Direcció de contacte
Jesús R. Álvarez Sanchís

David Hernández Martín

M. Dolores Martín Díaz

FONTANA, J.: Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Barcelona. Crítica,
1. 1982.

2. GARCÍA PUCHOL, J.: Los textos escolares de Historia en la enseñanza española


(1808-1900). Análisis de su estructura y contenido. Universidad de Barcelona, 1993.
3. ESCOLANO, A: "El libro escolar y la memoria histórica de la educación". En: El
Libro y la escuela. Madrid. Ministerio de Educación y Ciencia. Ministerio de
Cultura, 1992, 77-90. - RUIZ ZAPATERO, G., ÁLVAREZ-SANCHÍS, J.R.:
"Prehistoria, texto e imagen: el pasado en los manuales escolares". ARX. World
Journal of Prehistoric and Ancient Studies. (En prensa.)- SOPEÑA, A: El Florido
Pensil. Memoria de la Escuela Nacionalcatólica. Barcelona. Crítica, 1994.
4. RUIZ ZAPATERO, G.: "Las imágenes soñadas del celtismo. Meditaciones sobre la
imagen de lo "celta" y sus concomitancias con la realidad arqueológica". Soria.
Abanco, 1995, 10, 6-11.
5. BARDAVIO, A: "Com s'explica la història. Vilma, ábreme la puertaaa...!" Limes,
1992, 2, 86-95.

También podría gustarte