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Lectura Veloz Modulo4 PDF
Lectura Veloz Modulo4 PDF
Carlos Gallego
Hola, te doy la bienvenida a este nuevo módulo del curso Dobla Tu Velocidad De Lectura.
En el módulo anterior dijimos que íbamos a entrenar dos tipos de lectura diferentes: la lectura
espacial y a lectura cerebral.
Seguramente ya has entrenado tu lectura espacial aplicando los ejercicios que te expliqué. Ahora
es el turno entonces de optimizar la lectura mental.
MÓDULO IV
Lectura cerebral
De ahora en adelante, el nuevo y revolucionario método que ofrece Dobla Tu Velocidad De
Lectura, te permitirá leer con el cerebro como foco central de atención, y no con los ojos.
Los ojos son marionetas con millones de posibilidades, el cerebro es el titiritero. El lector súper
rápido del futuro será aquel que combine visión periférica con percepción ciclópea.
Una forma fácil de conseguir este objetivo, es desarrollar la incipiente capacidad de lectura con la
guía, pasando a técnicas de metaguía más avanzadas.
La gran ventaja de esta técnica es que, mientras el foco central capta las dos o tres líneas en las
que nos concentramos, el cerebro recurre a la visión periférica para repasar lo ya leído y anticipar
el texto que sigue. De este modo mejorará la absorción del material ya leído y nos prepararemos
para el material que sigue, igual que un explorador de reconocimiento prepara a las tropas para un
movimiento más rápido y seguro por territorio desconocido.
Una ventaja adicional de este procedimiento es que son necesarias muchas menos fijaciones
musculares. Por lo tanto, los ojos se cansan muchísimo menos y estamos en condiciones de leer
durante períodos más largos. Son muchas las personas que descubren, usando este método, cómo
desaparecen los dolores de cabeza y las contracturas cervicales, problemas tan comunes para
muchos lectores.
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Dobla Tu Velocidad De Lectura
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Ahora es el momento de dar el salto y dejar de ser un lector normal rápido (el que se concentra
básicamente en los ojos) para pasar a ser un lector súper rápido (concentrado sobre todo en el
cerebro).
Si todavía tienes dudas de ello, piensa en todo lo que captan tus ojos de inmediato cuando vas
conduciendo y tomas de repente una curva en una carretera de montaña: muchos coches y
camiones que vienen hacia ti, otros muchos que van en la misma dirección, decenas de miles de
árboles, centenares o millares de casas, y posiblemente también de pájaros y otros animales. ¡Y
todo eso en sólo una fracción de segundo!
¡Sí! ¡Tú puedes hacerlo! Las técnicas que vas a aprender a continuación te introducirán en el uso
avanzado de la guía visual, y te permitirán experimentar movimientos acelerados de lectura que
toman en consideración la visión periférica, tanto horizontal como vertical.
A menudo es mejor comenzar aplicando estas técnicas a materiales ya leídos, una buena manera
de «matar dos pájaros de un tiro»: repasar lo leído a la vez que vamos «calentando» el sistema
ojo/cerebro para la tarea siguiente.
Una vez terminado este módulo, debes practicar todas las técnicas de metaguía con todo el
material leído hasta el momento. Al hacerlo, trata de alcanzar velocidades que rocen tu límite.
A fin de realizar este ejercicio correctamente, mueve la guía despacio y con suavidad por debajo
de dos líneas, levantándola una fracción de centímetro en el barrido «de vuelta» y volviéndola a
pasar lentamente por debajo de las dos líneas siguientes.
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El barrido de línea doble es una forma excelente de acostumbrar al cerebro a utilizar tanto la
visión vertical como la horizontal. Es mucho más fácil de lo que parece.
Barrido inverso
La lectura «hacia atrás» tiene la ventaja de que permite duplicar instantáneamente la velocidad de
lectura utilizando el barrido hacia atrás de los ojos para absorber información más que para
volvernos al comienzo de la próxima línea.
«¿Qué? —te estarás preguntando—. No sea ridículo; leyendo de atrás hacia delante sólo
conseguiría quedarme con un revoltijo de palabras sin sentido en la cabeza.»
Leer hacia atrás es más fácil de lo que crees. Después de todo, muchas culturas —la árabe y la
hebrea, por ejemplo— realizan la lectura de derecha a izquierda. Sin embargo, eso no es todo. El
secreto de leer de atrás adelante reside en que, en realidad, ¡no leemos hacia atrás!
Si captas cinco o seis palabras por fijación —algo que ahora ya deberías ser capaz de hacer sin
esfuerzo—, lo que ves en cada fijación está en el orden correcto. Por lo tanto, leer hacia atrás es
básicamente igual a la lectura normal. El único trabajo adicional que debe realizar el cerebro es
poner en orden grandes fragmentos de información, como si se tratara de un rompecabezas.
De todos modos, el cerebro siempre lo hace. Tomemos, por ejemplo, la frase siguiente: «Las
personas que creen que las velocidades de lectura normal superiores a las 1.000 ppm son posibles
están en lo cierto».
En este ejemplo el cerebro ha tenido que mantener todo «en espera» hasta recibir la última
unidad de información, que confiere sentido al resto de la frase. En la lectura hacia atrás nos
encontramos con un proceso idéntico: al final, acaba resultando muy sencilla y gratificante. El
barrido inverso requiere exactamente los mismos movimientos de la mano que el barrido doble.
La onda vertical
La onda vertical es la técnica que a veces lleva a quienes no están informados a creer que los
lectores veloces leen «por el centro de la página» hacia abajo en línea recta.
De hecho, los ojos se deslizan en ondas rítmicas, desplazándose ligeramente a izquierda y derecha,
por la sección central de la página.
La onda vertical es una técnica ideal desde este punto de vista porque combina la lectura «hacia
delante» y «hacia atrás», al tiempo que permite aprovechar al máximo las visiones periféricas
horizontal y vertical.
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La lectura panorámica y la exploración avanzadas son solamente el primer paso de este increíble
viaje.
Las técnicas avanzadas de lectura panorámica y exploración permiten combinar las técnicas de
metaguía ya consolidadas, haciendo especial hincapié en el enfoque mental, es decir, en el modo
en que el cerebro puede preseleccionar la información.
Nada más errado que esa afirmación. Es todo lo contrario. La lectura rápida exige mayor
concentración, consecuentemente aumenta la comprensión. Esto sucede porque tenemos dos
tipos de memoria:
La memoria a corto plazo se activa cuando, por ejemplo, buscamos un número en una guía de
teléfonos. Al encontrarlo lo memorizamos, hacemos la llamada y luego lo olvidamos
inmediatamente.
La memoria a largo plazo se activa cuando, por ejemplo leemos una novela. Nuestra mente
"desprecia" las palabras (la forma) y "guarda" el enredo o argumento (el fondo).
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Tararear
Para ser lector veloz deberás cambiar el punto de fijación de su mirada a otro de mayor amplitud
de campo de campo de reconocimiento y de ahí a otros equidistantes, con ritmo ágil para que no
te dé tiempo de pronunciar.
Te sugerimos hacer tu práctica de lectura veloz produciendo algún sonido gutural o labial
suavemente, por ejemplo: silbar o tararear alguna tonada sencillísima que no te represente
esfuerzo.
Al principio puedes sentir temor de distraerte, pero conforme avances y transcurran los minutos
de práctica, sentirás cómo aumenta la rapidez y la atención con tu nueva lectura veloz.
No produce el mismo efecto escuchar pasivamente música del radio, porque no se trata
solamente de escuchar algo. Lo que se trata es de ocupar simultáneamente ratos de fonación y del
oído, con ese sonido de dentro hacia fuera para evitar que pronuncie y se oiga.
De esta manera los datos así leídos tendrán vía directa ojos-mente en vez del recorrido
inoperantemente lento: ojos-pronunciar-oído-mente del sistema de alfabetización.
Detectar lo importante
Puedes ir más rápido leyendo un texto si esperas concentradamente a que aparezca lo básico.
Todos los escritos llevan al inicio un proceso sensibilizador que prepara la mente del lector hacia el
tronco central de lo que busca: tema- idea-concepto-dato, y luego comienzan a abordarlo, lo
explican lo mejor posible y luego de tratarlo, pasan a reforzarlo de diferentes maneras. Algunos
autores utilizan comparaciones, otros citan opiniones de otras personas, hay quienes usan
suplementos numéricos, estadísticos, gráficas, etcétera.
Tanto se va en esta labor en papel, letras, espacios, ideas, lápices y demás, que hay hojas y más
hojas donde, si se tratara de subrayar lo importante, no subrayaríamos nada.
Por supuesto que será más rápida la lectura de columnas angostas que la de renglones largos. Esta
táctica puede practicarse en los escritos donde el propósito de lectura lo permita según la opinión
y la necesidad del lector.
Podría decirse que el lector se limita a esperar ver aparecer ante sus ojos ideas clave. En esta
etapa de lectura ocular, la mente está lista, atenta, con todo su potencial preparado para iniciar su
lectura mental.
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Por ejemplo: Si comenzamos la construcción de un inmueble sin tener claro el propósito, podría
resultar un laberinto, y sería muy probable que se omitiera algo muy importante.
Por eso, si el lector comienza la lectura de un texto sin claridad de propósitos, esa lectura será
menos veloz y mucho menos eficaz.
El lector debe saber lo que persigue, saber qué pretende, para reconocerlo al verlo. Y de esa
manera, identificar y capturar cada idea central, mientras las otras de relleno y de estilo las deja
atrás a velocidades asombrosas.
PODRÍA DECIRSE QUE DESCUBRIR LO IMPORTANTE ES COMO SUBRAYAR CON LOS OJOS.
Propósitos de lectura
El propósito a un lector es tan importante como el volante a un camión y el timón a un barco.
Según el tipo de lectura será el doble o triple juego de propósitos con que trabaje un lector veloz.
RECREACIÓN esparcimiento
Los propósitos se combinan, pero cuando son unos no son todos, son algunos solamente. Y eso
hace que la misma lectura sea diferente hasta para los gemelos idénticos, a uno le gustará poco y
al otro mucho; uno entenderá y el otro podría no entender, etcétera.
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Los propósitos de lectura son indispensables para mantener el rapport, que es el hilo de plata del
contacto comunicador, es decir el hilo de la charla.
Tus propósitos de lectura hacen congruente tu acto de leer. El lector que no tiene propósitos de
lectura absorbe texto, como la esponja absorbe agua, pero asimila poco y retiene poco. Si el
propósito del autor no coincide con el tuyo, ni con los de tus conocidos, entonces:
• ¿Qué deseo?
• ¿Qué persigo?
• ¿Qué ganaré?
• ¿Cómo lo hago?
Las respuestas serán tus propósitos de lectura básicos para lo cual debes ganar atención. La
atención es el camino para lograr concentración. Una vez que ya sabes lo que haces, para qué lo
estás haciendo y de qué te va a servir, debes concretar tus propósitos, debes hacerlos más
dirigidos.
Y para ello, debes seguir el mismo proceso de preguntar, pero en esta segunda etapa ya con más
detalle:
• ¿Cuándo pasó?
• ¿Quiénes estaban?
• ¿Cómo?
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• ¿Qué lo produjo?
Para que verdaderamente te motiven hacia una acción triunfadora, las respuestas a estas
preguntas deben estar enganchadas a tus beneficios, recompensas, ganancias, satisfacciones,
éxitos sociales, familiares, profesionales, o económicos, etcétera.
Es importante aceptar que una misma lectura contiene demasiadas alternativas de propósitos
para una sola persona. Tomemos por ejemplo una carta del patrón dirigida a todo el personal
acerca de un problema ocurrido en una fábrica.
Se giran copias a todos los jefes de área y cada uno verifica su propio interés y así: el encargado
del dinero se enfoca a verificar cuánto va a costar; el administrador se interesa por averiguar quién
fue el responsable; al jefe de personal le interesa saber si alguien será sustituido; al jefe de la
planta cuánto bajará la producción; al jefe de almacén cuál máquina se dañó; al jefe de refacciones
si la contiene en su inventario, y así en otras áreas y en otros ejemplos podrían mencionarse mil
propósitos diferentes que en cada individuo se multiplican. Los hay históricos, artísticos,
científicos, por cientos de especialidades, etcétera.
• A utilizar y aplicar la técnica de la metaguía para alcanzar una velocidad de lectura cada
vez mayor.
• Realiza los ejercicios propuestos, y sólo cuando hayas incorporado estas técnicas estarás
listo para continuar con el Módulo V.
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